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Resumen Cap 2 y 3 Estructuras y Perversiones, J Dor - D Burgos, C Giaconi

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Estructuras y perversiones 
Dor, J, 2000. Capítulos 2 y 3
Diego Burgos y Carolina Giaconi
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Síntoma y diagnóstico 
El autor comienza hablando acerca de la relación clásica que se hace del síntoma y el diagnóstico, y plantea que suelen hacerse correlaciones entre ambos, de las cuales dependería el éxito de la terapia. Además nos dice que este tipo de “dispositivo causalista” esta basado en la medicina y en nuestro campo de estudio es llamado “causalidad psíquica”, por otro lado afirma que este modelo es criticado por la clínica analítica.
La terapia médica esta basada en regularidades y en la permanencia de las causas en el cuerpo del sujeto, o sea está basada en una ley o explicación objetiva y universalizable, sin embargo en la causalidad psíquica no podríamos establecer las regularidades observadas en la medicina pues no habría un sustento objetivo para ellas, es por esta misma razón que el psicoanálisis no puede ser considerado una ciencia, si lo miramos desde esta perspectiva. En éste no observamos una interferencia fija entre las causas psíquicas y los efectos sintomáticos, sino que esta lógica debería suprimirse, pero sin olvidar el rigor para identificar los síntomas o la estructura del sujeto.
En el psicoanálisis se deja fuera ésta lógica causalista, debido a que implicaría dejar fuera toda la dinámica inconsciente, que sería el que media entre el síntoma y la etiología de la enfermedad, la correlación del síntoma y el establecimiento del diagnóstico supondría una cadena de procesos intrapsíquicos cuya dinámica no podría determinarse por la causalidad corriente, puesto que muchas veces el síntoma puede ser la expresión de distintos procesos, es así que desde ésta perspectiva un síntoma no podría llevar a una clasificación diagnostica, lo que lleva a un reenfoque en la observación de los procesos inconscientes, puesto que no serían observables directamente, se requeriría de una participación activa del paciente, que estaría dada por la “participación por la palabra”, basado en los preceptos freudianos de que el discurso directo del sueño es la mejor vía que conduciría al ICC. Pero no meramente la palabra sino que las asociaciones discursivas que se realicen. 
De esta manera el síntoma se situaría en el nivel del habla y el lenguaje, y el diagnóstico no podría prescindir de él. Desde ahora se hablará de referencias diagnosticas estructurales y que serán desprendidas de registro del habla, sin embargo aquí nos encontramos con un nuevo problema, debido a que los rasgos de la estructura son desprendidos de la misma fuente que las referencias diagnosticas estructurales, entonces se hace difícil muchas veces diferenciarlas, es así que el autor las precisa con un ejemplo de un caso clínico de la histeria. 
Síntomas y rasgos estructurales
Ejemplo de su diferenciación en un caso clínico de histeria
Para ejemplificar la diferencia entre rasgos estructurales y síntomas el autor recurre a un caso clínico de una mujer de treinta años de edad, que ha estado hospitalizada por un tiempo y es derivada por un médico, en la primera entrevista la señorita X, hace alusión a que estuvo hospitalizada, pero no profundiza en ello lo que sería un indicador de una posible estructura histérica, pues presenta un tema que ella desea hablar, pero de modo que haga desear a la otra persona preguntárselo (desear algo de modo de hacérselo desear al otro), esto hacer ver un rasgo estructural pues, a diferencia con el síntoma, el primero se presenta como una estrategia de deseo, el segundo depende de ciertos índices del primero. Además se queja de un malestar difuso, que no puede conectar a ningún hecho en especifico, ya nada le atrae ni le motiva. Las cosas y las personas le causan aburrimiento, a lo que se le llama abatimiento neurasténico, además relata un tema fantasmático, que surge en ella en las constantes obnubilaciones que sufre por su abatimiento, en el relata que un amigo viene a visitarla de improvisto y que ella esta desarreglada, ella lo acomoda mientras va a arreglarse al baño, aquí ella se complace pensado en qué pensara su amigo acerca de lo que ella hace allí, en este punto su argumento se interrumpe aunque ella quiere que siga, cuando termina el autor interviene y la confronta preguntándole en qué pensaba mientras esperaba ser atendida, en lo que es otro indicador de la posible estructura histérica de la paciente, pues demuestra una de sus funciones muy característica de éste tipo de estructura, pues realiza una represión directamente asociada a un desplazamiento, ya que dice tener calor y se saca la chaqueta dejando ver sus cicatrices, lo que de nuevo ubica el deseo en el analista, es por esto que la pregunta la desestructura pues se hace directa alusión a su propio deseo, de aquí se puede derivar otra característica de la estructura histérica la función de máscara, que se observa en el argumento fantasma en el momento que dice ir al baño para ponerse presentable, lo que hace que el histérico tome distancia de su propio deseo. Finalmente el término abrupto del argumento fantasmático reafirma su rasgo estructural pues mantiene suspendido su deseo, lo que se traduce en su falta de interés por las cosas. De este modo es como el síntoma aparece como producto de la elaboración psíquica, derivada de la estructura cuya identidad no asegura el correcto diagnóstico.
En la segunda entrevista la paciente comienza diciendo que no le dará la mano pues esta en tratamiento y no desea contaminarlo, con lo que nuevamente demuestra su rasgo de llamar la atención del otro para hacer que desee saber, lo que ella misma desea hacerle saber, luego de esto el autor hace referencia a un cuento y le pregunta a la paciente si lo conoce, a lo que la charla produce que la paciente reaccione con otra típica característica histérica y dice que muchas veces en presencia de otros se siente superflua y poco interesante, a lo que el analista propone como causa que lleva a la paciente a que hable su cuerpo por ella. Es así como ella comienza a relatar la historia detrás de sus cicatrices, cuenta que además de los brazos y las piernas se automutila en el vientre y senos y que no comprende las razones de este impulso, relata que comenzó desde los 17 años con un incidente en el liceo, ella sintió mucha angustia sin razón aparente, lo que la habría llevado a orinarse y perder el conocimiento, cuando llego a su casa se fue al baño, se desvistió y se cortó en el seno derecho, en el evento no sintió dolor, pues estaba despersonalizada, sino un placer extraño en el momento en que comenzó a sangrar hasta que se detuvo el sangrado, luego de esto se habría dormido por muchas horas, desde entonces que no puede parar de hacerlo en distintas partes de su cuerpo. A parte de esta información señala que ha estado en varias casas de reposo (hospitales psiquiátricos).
El autor en la segunda parte del capítulo da un informe sobre el tratamiento, dando a entender que la importancia del minucioso trabajo analítico de la paciente es de importancia, ya que pone en manifiesto la sinergia de los procesos que construyen el síntoma. A través de asociaciones se logra poner de manifiesto que el inconsciente de la paciente había trabajado selectivamente algunos significantes en una combinatoria de sustituciones metafóricas y metonímicas sucesivas hasta llegar a producir la cristalización patológica del síntoma de automutilación. Si bien el síntoma en su “estar allí” es, por naturaleza puramente contingente, existe siempre una cierta necesidad en la elaboración inconsciente que trabaja para producirlo, sabemos entonces que el síntoma es sobre todo una forma de cumplimiento del deseo. En este caso clínico, el cumplimiento del deseo había dado lugar a dos formaciones del inconsciente: un fantasma obsesivamente recurrente y un síntoma de automutilación.
Los dos primeros materiales significantes que se ven involucrados en la construcción del síntoma fueron retenidospor la mujer al presenciar accidentalmente un singular juego entre su instructora y varios otros instructores de esquí, el uniforme de esquí rojo utilizado por la instructora y la crema chantilly que le arrojaban los hombres, hicieron que esa escena fuera vivida como una metáfora del placer sexual, en la cual se reprimió la connotación sexual de esta escena. Reconocemos aquí dos características del funcionamiento de la estructura histérica: la neutralización del afecto sexual por medio de la represión y el desplazamiento y el proceso de inversión de los afectos sexuales. El desplazamiento que realiza la paciente permite que en adelante esta goce al hacer correr algo por su cuerpo desnudo, aquí suponemos que a operado una identificación inconsciente (con la instructora). Otro recuerdo evocado por la paciente es el de una mañana que al despertase se sorprende al ver a su compañera de habitación acariciándose los senos frente al espejo con evidente placer, es así como el seno se inscribe como un significante de goce, el que puede ser proporcionado sin un hombre. La escena de una noche de televisión y una irrefrenable risa por parte de la paciente, contenía a un cómico que en una humorada simulaba un acto religioso, echaba vino en un cáliz, se lo tomaba, fingía atragantarse y con un eructo se arrancaba un termómetro de la boca, esta escena agrega los siguientes significados, se selecciona el rojo (color del vino) y el termómetro se metaforiza por condensación con el significante del pene en erección. El rojo del vino se corresponde con el cuerpo de la mujer que goza vestida de rojo, y el ataque de risa sería la metáfora significante del deseo y de la llegada del orgasmo. El último recuerdo evocado por la paciente, el que la llevo a la precipitación del síntoma, es la escena de amor de una de sus amigas en el baño, en este se encontraba ella y un hombre que le decía no tan fuerte, mientras ella gemía. Aquí el significante “no tan fuerte” ha catalizado el material significante en una metaforización última del acto sexual con un hombre, puesto que ella permanecía como testigo auditivo de algo que no veía, esto la había dejado “sin oír nada”, lo que posteriormente había identificado inconscientemente a la paciente con la mujer que presumiblemente estaba gozando. Bajo la influencia de este significante encubridor se da un desplazamiento entre los dos terminos en donde el “sin oír nada” se transforma en su contrario “sin ser oída”, que se corresponde metonímicamente con el “sin ser vista” de las secuencias anteriores. En este acto sexual con un hombre, aunque fuese reprimido se asocia al contexto de una situación fantásmica no sólo violenta, sino también dolorosa. Así se va delimitando un cadena de significantes, que si bien constituye una pluralidad de significantes heterogéneos, su combinación recíproca siempre es efectuada según procesos homogéneos, es por esto que tales procesos pueden identificarse como rasgos notorios de la estructura histérica. 
Esta organización significante adopta una nueva forma de expresión sintética, la que es una formación del inconsciente cristalizada en la estructuración de un síntoma de automutilación. Se llega a este, en base al recuerdo de la paciente, en el cual existe un tubo de ensayo con un químico de color rojo que el experimentador vuelca dentro de un cristalizador en el que hierve un precipitado, el profesor aquí se complace en repetir varias veces, con evidente sadismo que si “vuelca la sustancia química demasiado fuerte, todo puede explotar”. La paciente vio esta experiencia como una metáfora sexual que reactivó todos los significantes sexuales antes reprimidos, en donde el significante “demasiado fuerte” desencadena la micción involuntaria, es decir, el orgasmo inconsciente y luego una pérdida de conocimiento. El elemento significante que ordena la cadena de todos los otros significantes y que lleva a la paciente a la violencia narcisista del cuerpo es un escalpelo y una hoja de afeitar, las cuales se encontraban muy cerca del cristalizador. Es así como mientras la mujer se encuentra en plena escena de amor inconsciente, un último significante hereda el afecto erótico reprimido que se desplaza a un instrumento de incisión. El amor y el goce sexual que lo acompaña, en adelante se transformarán en incisivos, en todo el sentido de la palabra. en adelante basta con que un elemento de esta combinatoria significante inconsciente se asocie bruscamente con un significante de la realidad para que se desencadene el ritual del síntoma.
Como conclusión el autor plantea que un diagnóstico no se apoya jamás, sin correr riesgos, en el solo hecho de la identificación de un síntoma. Este síntoma sería siempre el producto de una elaboración psíquica sobredeterminada, la cual estaría ligada por su parte a la actividad del proceso primario. El ejemplo clínico planteado nos muestra hasta qué punto los mecanismos de condensación metafórica y de desplazamiento metonímico de los significantes participan activamente en la estructuración del síntoma (definido como una metáfora, es decir, una sustitución significante). Los componentes significantes del síntoma resultan directamente tributarios de las fantasías inconscientes que operan su selección bajo la acción conjunta de los procesos metafóricos y metonímicos. 
El problema del diagnóstico plantea la cuestión de la constancia de los rasgos estructurales. Y si esta constancia existe, nos deja suponer una cierta estabilidad en la organización de la estructura psíquica.

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