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UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE APROXIMACIONES BIOLÓGICAS AL ESTUDIO DEL APRENDIZAJE Sara J. Shettleworth Animal Learning and Cognition, 1994. Editado por N.J. Mackintosh, Academic Press. Capítulo 7 I. INTRODUCCIÓN Gran parte de la investigación acerca del aprendizaje animal es una búsqueda por principios generales aplicables a especies y situaciones. La creencia de que tales leyes puedan ser encontrados es alentada por el principio darwiniano del continuo evolutivo entre especies y la evidencia de que las especies desde abejas hasta palomas hasta monos de hecho aprenden algunas cosas de la misma manera (por ejemplo, Bitterman, 1988; Macphail, 1987). Sin embargo, el estudio del aprendizaje no es solo del dominio de psicólogos en búsqueda de procesos generales de asociación y refuerzo. Biólogos también estudian el aprendizaje, pero frecuentemente por razones distintas a las de sus colegas psicólogos. El conjunto de datos y teorías acerca del aprendizaje que pueden ser aproximadamente caracterizadas como “biológicas” incluye intentos de responder varias preguntas distintas. Este capítulo está organizado en torno a tres de ellas: 1. ¿Qué y cómo aprenden los animales en un estado salvaje? Algunos fenómenos de aprendizaje “naturalistas” han sido pensados como reflejos de procesos de diferente tipo a los procesos simples de aprendizaje asociativo. Tres de los mejores ejemplos estudiados –impronta, aprendizaje de cantos y el aprendizaje observacional- son discutidos aquí en cierto detalle para ilustrar como tipos aparentemente “especiales” de aprendizaje pueden ser analizados dentro del mismo marco general del aprendizaje asociativo. 2. ¿Cómo se relacionan el refuerzo y las formaciones de asociación con el comportamiento natural? Lógicamente, la primera pregunta incluye ésta, pero es tratada en una sección separada porque ha generado por sí misma una amplia literatura. 3. ¿Por qué (en términos evolutivos y de funciones actuales) aprenden los animales como lo hacen? Algunos que han contrastado los enfoques biologisistas y psicologisistas acerca del aprendizaje (por ejemplo, Kamil, 1988; Rozin & Schull, 1988) han sugerido que la teoría de aprendizaje tradicional debiera ser asimilada a un punto de vista más biologisista del comportamiento animal. Tal enfoque sintético del aprendizaje, ha sido sugerido, abarcaría variedades de plasticidad conductual distintas del condicionamiento clásico e instrumental, reconociendo las especializaciones del aprendizaje en distintas especies y situaciones y uniendo firmemente el aprendizaje a la teoría evolutiva. Hay señales de que enfoques psicologisistas y biologisistas del aprendizaje se están integrando y algunos de ellos son mencionados en las reseñas de los cuerpos de investigación relacionados a cada una de UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE nuestras tres preguntas. En la sección final del capítulo menciono implicaciones más amplias del enfoque biológico en tópicos psicológicos. II. ¿QUÉ Y CÓMO APRENDEN LOS ANIMALES EN EL ESTADO SALVAJE? A. Revisión El sello del enfoque biológico hacia el aprendizaje es un interés en fenómenos demostrablemente importante en la vida de los animales: Aprender donde está el hogar, que canción cantar, como encontrar comida, como comportarse hacia los miembros de un grupo social. Alguno de los fenómeno que los etólogos han descubierto mientras trataban simplemente de entender por qué unas especies particulares se comportaban como lo hacían, al parecer, de manera completamente diferente del aprendizaje asociativo. Otros parecen ilustrar bastante bien los trabajos detallados de los principios del condicionamiento. Aunque los estudios biológicos del aprendizaje frecuentemente apuntan más a los datos que a las teorías, algunos modelos detallados de fenómenos específicos se han desarrollado. En primer lugar entre estos hay modelos de aprendizaje de canciones e impronta. Ya que tales modelos se han desarrollado en una tradición diferente de la de los modelos de aprendizaje asociativo, frecuentemente tienen un sabor diferente del de los modelos psicológicos. No obstante, un análisis comprensivo de cualquier fenómeno del aprendizaje debe dirigirse hacia ciertas preguntas comunes. Estas se han hecho explícitas para el condicionamiento pavloviano (Rescorla, 1988; Rescorla & Holland, 1976), pero tienen más relevancia general. Cualquier fenómeno de aprendizaje tiene al menos una definición operacional implícita: una experiencia en cierto tiempo, T1, causa un cambio en el estado del animal (aprendizaje o, equivalentemente, memoria), el cual se refleja en un testeo en un tiempo posterior, T2, en el cual los animales que tuvieron la experiencia se comportan de manera diferente de aquellos que no la tuvieron (Rescorla & Holland, 1976). Esta amplia definición brinda la base para una red dentro de la cual los candidatos para los distintos tipos de aprendizaje se pueden comparar (ver Shettleworth, 1993ª, para una discusión posterior). Esta red consiste de tres preguntas fundamentales que se pueden preguntar acerca de cualquier fenómeno de aprendizaje (Rescorla, 1988). Primero, ¿cuáles son las condiciones del aprendizaje? Lo que es decir, ¿que experiencias se necesitan en T1 para causar el cambio conductual de interés? Los estudios de las condiciones del aprendizaje incluyen experimentos acerca de los efectos del retraso, la magnitud, o la cualidad del reforzamiento, los intervalos EC-EI, la duración del estímulo, la cualidad o la intensidad, la fase de desarrollo, y sin duda, cualquier intento de especificar cuantitativa o cualitativamente las “leyes del aprendizaje”. Las otras dos preguntas de Rescorla presuponen una distinción teórica entre aprendizaje y ejecución que no ha sido siempre explícita en los estudios biológicos del aprendizaje. Éstas son “ ¿Cuáles son los contenidos del aprendizaje?” y “¿Cuáles son los efectos del Aprendizaje en la conducta?”. El análisis de los contenidos del aprendizaje significa intentar caracterizar la estructura hipotética representacional o el cambio en el estado producido por la exposición a las condiciones del aprendizaje. Los vínculos UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE asociativas excitatorias e inhibitorias, las fuerzas de las respuestas, los mapas cognitivos (ver Capítulo 8 en este volumen, por Gallistel), las planillas [Templates] (ver Sección II.C) –todas han sido descritas como contenidos del aprendizaje en un caso u otro. Estos y otras formas hipotéticas del almacenaje de los efectos de la experiencia caen en dos clases: Vínculos simples excitatorios o inhibitorios y representaciones más complejamente estructuradas en las cuales se puede basar la conducta en sentidos más flexibles. Si lo último debe consistir definitivamente de redes de vínculos asociativos simples es un tema que no necesita ser considerado aquí (ver Gallistel, 1990, y McLaren, Caye, & Mackintosh, 1989, para discusiones relativas al aprendizaje animal). Muchos estudios biológicos del aprendizaje envuelven efectos distintivos del aprendizaje en la conducta. Se cantan nuevas canciones, se escogen compañeros específicos o parejas sexuales. Estos tipos de efectos a veces han parecido configurar el fenómeno de aprendizaje estudiado por biólogos del condicionamiento clásico e instrumental, pero la evidencia revisada posteriormente en este capítulo indica que esto es probablemente una distinción artificial. En lo que queda de esta sección, reviso brevemente tres de los ejemplos mejor estudiados del “aprendizaje en el estado salvaje”. Espero comunicar parte del sabor del trabajo original, mientras uso la red recién descrita para revelar parte de los campos teóricos que tal trabajoconstruye. B. Impronta 1. Impronta filial. La impronta filial se refiere al proceso a través del cual pájaros precoces [precocial birds] recientemente empollados forman vínculos con sus padres. Precoz se refiere a las especies como los patos y los pollos que están cubiertos con pelusa, tienen ojos y oídos funcionando, y pueden correr pronto después de ser empollados. Tales pájaros necesitan un mecanismo para mantenerse con un padre durante su juventud vulnerable, durante la primera parte de la vida. Cuando Konrad Lorenz (1935) describió la forma en la cual los gansos jóvenes o los patos formaban preferencias sociales de por vida después de una breve exposición a su madre u otra compañía, pareció estar describiendo un proceso instantáneo, irreversible, que era “diferente del aprendizaje ordinario”, entendiendo este como el aprendizaje pavloviano y el operante (Lorenz, 1970, p.377). La Investigación estimulada por las observaciones de Lorenz ha sido revisada comprensivamente en varios lugares (Bateson, 1966; Bolhuis, 1991). La historia que cuenta puede ser resumida diciendo que mientras la impronta tiene características únicas, también tiene muchas características en común con otros fenómenos de aprendizaje. Por ejemplo, en vez de ocurrir inmediatamente con completa fuerza con cualquier objeto que el pequeño pájaro ve primero la impronta depende en alguna magnitud de las características del objeto a improntar y de cuan largo ha sido expuesto a este el pájaro (ver Ten Kate, 1989). De forma similar, la descripción del período en la vida cuando la impronta toma lugar como un “período crítico” ha sido reemplazado por el término “período sensible” en base a la evidencia de que la improntabilidad crece y decrece gradualmente más bien que abruptamente (Bateson, 1979). UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE En la superficie, los eventos durante la impronta parecen completamente diferentes de aquellos necesarios para el aprendizaje asociativo. El pájaro joven es expuesto a un objeto singular, la madre o un sustituto como una luz intermitente, una bola balanceándose, una gallina falsa dando vueltas. Posteriormente exhibe una preferencia por ver o aproximarse al objeto que ha visto por sobre otro objeto. Esta aproximación o conducta de elección es un síntoma de un vínculo social que puede también ser evidente en el acurrucamiento del pájaro al objeto de impronta y el gorjear, llamado estridente en su ausencia y realizando una operante para recibir breves visiones de él. En la naturaleza, la aproximación a la madre pájaro podría ser reforzada instrumentalmente, por ejemplo, por el calor bajo sus alas, pero la impronta procede bien en el laboratorio cuando no hay posibilidad de una contingencia instrumental. Es menos obvio, sin embargo, si hay algún tipo de contingencia pavloviana o no. Se ha dado discusión considerable a este asunto con el interés de decidir si la impronta es un tipo distinto de aprendizaje o no (Bateson, 1990; Bolhuis, de Vos, & Kruijt, 1990; van Kampen, 1993). El argumento de que la impronta es una forma de condicionamiento pavloviano encuentra dos problemas interrelacionados. Uno es identificar el estímulo incondicionado (EI) con el cual las presentaciones presumiblemente neutrales, de algún modo arbitrarias, del objeto de impronta se asocian. El otro es mostrar como el EC putativo y el EI se pueden disociar el uno del otro para testear si las condiciones de aprendizaje tales como la contingencia entre el EC y el EI influyen en la impronta en el mismo sentido en que la influencia el condicionamiento pavloviano. El hecho de que los objetos móviles sean más efectivos en la impronta de lo que lo son los objetos inmóviles ha llevado a sugerencias (Hoffman & Ratner, 1973) de que el movimiento funciona como el EI en la impronta. Esta noción lleva a la predicción de que si un pájaro es expuesto a un objeto inmóvil después de verlo en movimiento la impronta debiera extinguirse. Como varias predicciones relacionadas, esta no es apoyada por datos relevantes (Eiserer, 1980). También se ha dicho (Bateson, 1990) que la primera experiencia de impronta es preferente, en que una vez que el pájaro es bien improntado a un objeto, no puede ser improntado a otro. Si esto es verdad, esto haría a la impronta diferente del condicionamiento pavloviano, en el cual los animales pueden ser entrenados con una sucesión de señales diferentes para el mismo EI. Sin embargo, bajo al menos algunas condiciones, es posible que la impronta se alcance con tres objetos sucesivos, y los vínculos “secundarios” no difieren cualitativamente del primario (de Vos & van Kampen, 1993). Más fructífero que perseguir el problema de particionar la experiencia necesaria para la impronta en eventos como EC y como EI, es preguntar cómo aprende el animal a reconocer el objeto de impronta. Esta pregunta es distinta de la de por qué se desarrolla un vínculo social. Bateson (1990; Hollis, Ten Kate, & Bateson, 1991) ha propuesto un modelo conexionista de aprendizaje de reconocimiento en la impronta similar a otros modelos asociacionistas de aprendizaje perceptual (por ejemplo, McLaren et al., 1989). Algunos investigadores (por ejemplo Ryan & Lea, 1990; van Kampen, 1993) han mostrado cómo las características separables de los objetos de impronta se pueden manipular para descubrir como se combinan y si ocurre, por ejemplo, ensombrecimiento, potenciación, bloqueo, o configuración. En un modelo de impronta que encarna una distinción entre aprendizaje y ejecución, Bateson (1990; ver Figura 1) ha puntualizado que el aprendizaje de UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE reconocimiento es solo parte de la impronta, ya que los pájaros pueden aprender a reconocer muchos más objetos que el objeto de impronta. Esto es como si el análisis del estímulo y el sistema de reconocimiento pudieran formar solo un número limitado de conexiones al “sistema ejecutivo” para el comportamiento filial. El reconocimiento de objetos de identificación como subproceso distinto de la impronta (Hollis et al., 1991) es valorable en que le permite a uno preguntar qué características comparte este proceso con el aprendizaje de las características de los objetos en otras situaciones. La exposición a un objeto de impronta, por ejemplo, puede llevar a aprendizaje perceptual que influencia los resultados del entrenamiento de discriminación posterior tal como lo hace el aprendizaje perceptual en otras situaciones (Honey, Horn, & Bateson, 1993). 2. Impronta sexual Una forma en la que Lorenz (1935) argumentó que la impronta difería de otras formas de aprendizaje fue que la exposición a un individuo particular, la madre, temprano en la vida influenciaba qué especies eran escogidas posteriormente en la vida para el apareamiento. En su explicación, la impronta sexual era el resultado automático de la impronta filial. En el curso normal de los eventos en la naturaleza, esto debe ser así, incluso si están envueltos dos procesos. La impronta filial en las primeras horas o días garantiza que el pájaro joven se mantendrá en su familia. Por consiguiente, mientras el período sensible para la adquisición de preferencias sexuales ocurre antes del quiebre de la familia, el pájaro será expuesto automáticamente a otros de su especie al mismo tiempo. Y la evidencia de al menos algunas especies indica que la impronta filial y la sexual si ocurren en tiempos separados (Bateson, 1979; Vidal, 1980; revisión en Bolhuis, 1991). Una razón funcional para esta separación puede ser que mientras como un joven el pájaro necesita aprender las características de un individuo particular, su madre, como adolescente, necesita aprender las características de sus hermanos en función de escoger a una pareja óptimamente diferente de ellos (Bateson, 1979). Tal elecciónselectiva de parejas (Bateson, 1983) implica una regla de ejecución inusual: escoger una pareja algo diferente de tu representación aprendida de “hermano”. La discusión temprana de la impronta sexual incluye descripciones de las preferencias de los pájaros para aparearse con las especies con las que fueron expuestos temprano en sus vidas incluso después de muchos años de vivir con otras especies (Immelmann, 1972). Sin embargo, por razones prácticas obvias, las preferencias sexuales fueron estudiadas mucho menos que las filiales. Recientemente, sin embargo, el trabajo en esta área ha tenido un resurgimiento (ver Bolhuis, 1991). Algo de esto se ha hecho con especies altriciales de rápida madurez como los pinzones cebra [zebra finches], pájaros completamente diferentes de los gansos y los patos observados por Lorenz y otros investigadores pioneros. De esta manera, aquí, como en otros lugares (ver especialmente Sección II.C), uno debe cuidarse de generalizar mucho a través de las especies. Sin embargo, el trabajo reciente indica que las preferencias sexuales se pueden adquirir a través de un proceso diferente del de la impronta filial. En los pinzones cebra, las interacciones sociales con sus hermanos y las interacciones sociales durante el tiempo que están siendo alimentados con sus padres pueden jugar un rol importante. Las inclinaciones aparentes de estos pájaros para improntarse con sus propias especies más que con sus parientes UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE adoptivos pinzones “bengalese” se puede explicar por diferencias en la calidad y cantidad de la comida dada por las pinzones cebra versus los parientes pinzones bengalese a pinzones cebra jóvenes en el nido (Ten Kate, Los, & Schilperood, 1984). En estas especies, al menos, podría ser apropiado no referirse a una “impronta sexual” si no a una “adquisición de preferencias sociales”. Aquí uso social deliberadamente, como en la mayoría de los casos se necesita determinar si las preferencias son específicamente sexuales en la naturaleza. 3. Conclusiones La historia de la investigación en la impronta es una historia de argumentos extremos por una forma especial de todo o nada de aprendizaje en un período corto, crítico, historia temperada por los datos. Al mismo tiempo en que esta investigación se llevaba a cabo, se fue desarrollando la investigación en leyes más generales del aprendizaje, lo que ha derivado en que algunas de las características aparentemente “especiales” de la impronta filial sean más fáciles de comprender. Por ejemplo, el hecho de que influencia un sistema completo de comportamiento en vez de que influencia a un sistema singular, hace que la respuesta entrenada sea más compatible con la visión contemporánea de condicionamiento, como algo que influencia la organización de sistemas de comportamiento que con la tradicional regla de respuesta pavloviana (ver Sección III). Los animales improntados están aprendiendo las características de los objetos parentales o sexuales, y es de interés preguntar cómo las reglas por las cuales se aprenden y combinan las características separables se comparan a aquellas que operan en otras situaciones. De esta forma, el estudio de la impronta puede contribuir a un estudio más amplio de la plasticidad conductual y su base neuronal (Horn, 1990), es un ejemplo tratable y bien analizado de aprendizaje de reconocimiento social. C. Aprendizaje de Cantos 1. Revisión Si es que la impronta tiene un competidor en las aventuras de “aprender con las características más sobresalientes”, es el aprendizaje de cantos. Similar a las preferencias sociales, el aprendizaje de cantos puede ser el resultado de la experiencia durante un período sensible temprano en la vida con efectos de larga duración. Tal como la impronta, la investigación temprana presentaba una clara visión de un fenómeno sobresaliente, y la investigación posterior, algunas usando otras especies y otras examinando de forma más cercana los resultados originales, indicaron que el primer esbozo simple era muy simple. También, similar a la impronta (ver Ten Cate, Vos, & Mann, 1993, para comparaciones posteriores), el aprendizaje de cantos es una forma de aprendizaje definida en términos de su resultado, y de esta manera no refleja necesariamente los mismos procesos subyacentes en todas las especies que lo muestran. Muchas especies de pájaros- si bien ni cercanamente todas (Kroodsma, 1982)- aprenden sus cantos, pero los detalles de cómo lo hacen varían marcadamente de una especie a otra. (Para revisiones de aprendizaje de cantos, ver de Voogd, 1994; Marler, 1990; Slater, 1989). UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE 2. El Gorrión Coronado Blanco y la Plantilla Modelo Una de las especies clásicas para los estudios de aprendizaje de cantos es el gorrión coronado blanco de Norte América (Zonotrichia leucophrys). Cada gorrión coronado blanco macho tiene una canción única, más bien simple, la que comparte con sus vecinos. Los machos en diferentes áreas geográficas tienen diferentes cantos, esto es, que tienen dialectos locales. El hecho de que cada macho tenga una canción única, chillante, silbada simplifica el análisis del canto en la especie, y la existencia de los dialectos sugiere que el aprendizaje es importante en su desarrollo. Los gorriones coronados blancos criados en aislamiento desde sus primeros días de vida, en la adultez entonan cantos anormales (Marler, 1970). Sin embargo, Sus canciones igualmente experimentaban algún desarrollo. Cada macho avanza de una fase de vocalizaciones desorganizadas y variables (Subcantos) a una en la cual producen una canción singular estereotipada (canción cristalizada), la cual aún tiene algunas características típicas de la especie. Los pájaros ensordecidos también fallan en desarrollar un canto normal, pero sus vocalizaciones son mucho más anormales. El contraste entre los pájaros aislados y los ensordecidos tempranamente con otras especies indica que el avance desde el subcanto a la canción cristalizada pero atípica mostró una dependencia de los aislados a la retroalimentación auditiva de las propias vocalizaciones del pájaro. Los gorriones coronados blancos a los que se les dio una experiencia claramente normal y fueron ensordecidos después de haber desarrollado completamente el canto continúan entonando un canto típico de la especie, sin embargo, esto indica que la retroalimentación auditiva puede no jugar un rol en la mantención de la estructura del canto cristalizado (Konishi, 1965; pero ver Nordeen & Nordeen, 1992). Los gorriones coronados blancos tomados del nido a los pocos días de edad y criados en aislamiento adquieren un canto normal si escuchan una grabación del canto de gorrión coronado blanco. Adquieren la canción que escuchan sea ésta o no del mismo dialecto del área donde nacieron. Sin embargo, no adquieren cantos de otras especies con cintas grabadas, tampoco aprenden de las cintas en edades entre 10 y 50 días (Marler, 1970). Ya que los gorriones coronados blancos no comienzan a cantar hasta el comienzo de la primavera después de que salen del cascarón, los efectos de la experiencia de escuchar cantos en los primeros dos meses de vida deben ser mantenidos por muchos meses (Marler & Peters, 1981). El aprendizaje de cantos en esta especie puede ser visto, de esta manera, como consistente de dos fases, una fase sensorial, en la cual el pájaro almacena información auditiva, y una fase motora, en la cual utiliza esta información para moldear su propia canción. El contenido del aprendizaje en la primera fase es una representación de la canción; lo que se aprende en la segunda fase es un patrón motor específico. Tal como con la impronta, las condiciones del aprendizaje incluyen tanto la edad como la especie del pájaro además delmonto y tipo de estimulación al cual es expuesto (Hultsch, 1993; Ten Cate, 1989; Ten Cate et al., 1993). Por ejemplo, los gorriones coronados blancos aprenden de tutores vivos de su especia o incluso de otras especies en cierta edad cuando las cintas ya no son efectivas (Marler, 1987; Petrinovich, 1988). Las descripciones del aprendizaje de cantos en el gorrión coronado blanco inspiraron un modelo simple y convincente del desarrollo del canto (Konishi 1965; Marler, UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE 1976; ver Figura 2). El pájaro se comporta como si hubiese nacido con una plantilla auditiva simple o una representación interna de las características aproximadas del canto típico de su especie. La plantilla selecciona que canciones se aprenderán durante el periodo sensible. Este aprendizaje refina la plantilla, la cual actúa como un estándar contra el cual el pájaro compara sus propias vocalizaciones durante la fase de aprendizaje motor. La plantilla auditiva hipotética por consiguiente, sirve para tres funciones: como filtro sensorial, selecciona qué cantos serán memorizados; almacena memoria entre las fases sensorial y motora; y es el estándar contra el cual el pájaro compara sus propias vocalizaciones. El canto anormal de los pájaros dada una experiencia previa apropiada y luego ensordeciéndolos demuestra la necesidad de una retroalimentación auditiva durante la fase de aprendizaje motor. Las características inmodificadas de la plantilla aproximada se revelan por el canto de los pájaros sin experiencia con los cantos específicos de la especie y por medio de qué cantos son seleccionados por el aprendizaje. Las características de los cantos modelos aceptables pueden variar de especie a especie, como ha sido mostrado en elegantes comparaciones de cantos de gorrión (Melospiza melodía) y en gorriones de pantano (M. georgiana) hechas por Marler y Peters (1989). Ya que estas dos especies frecuentemente se alimentan dentro de lo que alcanzan a oír una de otra, cada uno necesita un mecanismo para el aprendizaje selectivo del canto de su propia especie. La responsividad selectiva al canto específico es evidente en cambios de la tasa cardiaca en crías de las aves, y las características que son importantes para el aprendizaje selectivo han sido estudiadas con un canto generado por computadora (Ver Figura 3). 3. Complicando la Historia: El aprendizaje de Cantos en Otras Especies Esta simple historia tiene excepciones en casi todos los aspectos (ver revisiones listadas en la sección II.A.1). Por ejemplo, algunas especies seleccionan qué canto aprender al menos parcialmente en base de las características sociales o visuales del cantante. Algunas especies, como los pinzones cebra (Slater, Eales, & Clayton, 1988), aprenden de canciones grabadas en cinta sólo bajo condiciones especiales (Adret, 1993). Otras especies, como los canarios, aprenden nuevos cantos a través de la vida, y de esta manera se traslapan las fases sensoria y motriz. Algunas especies memorizan más cantos de los que eventualmente cantan, sugiriendo que algún mecanismo de aprendizaje selectivo, posiblemente social, opera en la adultez (Marler & Nelson, 1993). Quizá el ejemplo más sorprendente de la variedad del aprendizaje del canto es la proveída por el garrapatero de cabeza café [cowbirds] (Molothrus ater; King & West, 1990). Los garrapateros hembra colocan sus huevos en los nidos de otros pájaros y dejan a la cría ser criado por el anfitrión. Después de que se llenan de plumas, los jóvenes garrapateros se unen a bandadas, donde se mantienen hasta reproducirse en la siguiente primavera. La exposición temprana al canto de su propia especie es poco probable de influenciar el desarrollo del canto en un pájaro criado por otra especie. Sin duda, el desarrollo de respuestas típicas de la especie en los parásitos de los nidos aparentemente debe ser un ejemplo de un “programa motor cerrado” (Mayr, 1974). En esta noción, los garrapateros adultos machos criados en aislamiento deben cantar el canto normal típico de UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE la especie. Ellos efectivamente cantan un canto específico de la especie, pero lejos de ser normal, es un gatillador supernormal de la conducta copulativa de la mujer y de la agresión en machos. Gatillada en una bandada de pájaros un macho con tal canto es el objetivo de agresión por parte de sus compañeros machos. Parece que las consecuencias negativas de cantar un canto supernormal moldean el canto del macho en una dirección socialmente aceptable. Al mismo tiempo, sin embargo, las hembras aparentemente actúan de manera que moldea el comportamiento vocal del macho hacia la forma en que lo encuentran más estimulante (West & King, 1988). En otras especies, de la misma manera, las interacciones sociales entre adultos pueden influenciar el desarrollo del canto, por ejemplo, cuando los machos en territorios vecinos emparejan cantos. Marler y Nelson (1993) distinguen las características de esta forma de aprendizaje de canto, “aprendizaje basado en la acción”, de las del “aprendizaje basado en memoria” característico de los gorriones coronados blancos. El aprendizaje basado en la acción toma lugar a través del reforzamiento social selectivo cuando ya se ha producido el aprendizaje de vocalizaciones. En los garrapateros, los efectos sociales de las vocalizaciones moldean su forma en el mismo sentido que la retroalimentación auditiva parece reforzar selectivamente las vocalizaciones típicas de la especie en los gorriones coronados blancos. 4. Percepción y Aprendizaje del Canto: Implicancias Generales Aunque el aprendizaje de canto es una forma de plasticidad peculiar a sólo unas pocas de las especies del mundo, la amplia literatura acerca de él está llena de información relevante al entendimiento general del aprendizaje y cognición animal. Como se verá en la próxima parte de este capítulo, hay pocos otros ejemplos de animales que adquieren patrones motores específicos a través de la exposición a las características de los conespecíficos. Una razón por la cual el aprendizaje de canto es aparentemente más común que otras formas de imitación (ver Sección II.D) puede ser que en el aprendizaje auditivo el aprendiz pueda percibir su propio resultado en la misma forma que en el modelo: oye ambos (cf. Heyes, 1993). Algunas especies, tal como los ruiseñores [nightingales], los pinzones cebra, y los cochín de pantano [marsh wrens], cantan muchos cantos diferentes, y no todos los individuos cantan el mismo. En tales especies, uno puede preguntar qué reglas gobiernan la selección de los elementos que se aprenden. Por ejemplo, ¿están los elementos que ocurren juntos en una canción modelo, cantados juntos (en la misma secuencia) por el pupilo? (Hultsch, 1993; ten Cate & Slater, 1991). ¿Cómo influyen la frecuencia y el orden en el aprendizaje? (Kroodsma & Pickert, 1980). ¿En qué extensión se encuentran aquí los principios iguales a los aplicados al aprendizaje de listas en personas? Los pájaros aprenden los cantos de otros no sólo para cantarlas sino también para el reconocimiento individual (Kroodsma & Byers, 1991; McGregor, 1991). Los machos territoriales reconocen sus vecinos por medio del canto, y atacan sólo a aquellos vecinos que no están cantando desde sus locaciones habituales (Falls, 1982). En las especies en que cada uno de varios vecinos pueden tener un repertorio de diferentes cantos, el reconocimiento correcto de los vecinos requiere la capacidad de memorizar muchos cantos, UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE posiblemente similares. Los métodos operantes pueden ser utilizados para preguntar si las especies difieren adaptativamente en la capacidad de memoria para el reconocimientodel canto (Stoddard, Beecher, Loesche, & Campbell, 1992). En algunas especies, los padres discriminan a los suyos de los jóvenes extraños en base a la voz. Tal discriminación es más importante para las especies coloniales que para los de nidos solitarios. Beecher y sus colegas (ver Beecher & Stoddard, 1990) han investigado cómo las señales producidas por los pájaros bebé y el reconocimiento de las habilidades de los padres, difieren en un sentido adaptativo para producir las diferencias de especies esperadas en respuesta al acercamiento de extraños en especies de golondrinas estrechamente relacionadas. Los años recientes han visto un número en incremento de estudios interdisciplinarios en los cuales los métodos psicológicos estándar se han utilizado para analizar cómo los pájaros perciben, clasifican, y recuerdan sus cantos (por ejemplo, ver Cynx, 1990; Dooling, Brown, Park. & Okanoya, 1990; Nelson & Marler, 1990). Tal trabajo promete proveer un incremento en la comprensión del asunto general (Guilford & Dawkins, 1991) de cómo la especificidad de la especie, la buena sintonía y los mecanismos preceptúales generales interactúan en los sistemas de señales animales. D. Aprendizaje Social 1. Tópicos y Perspectivas Tal como el aprendizaje del canto y la impronta, el aprendizaje social (el cual defino como aprendizaje de los conespecíficos (compañeros)) ha sido sujeto de libros enteros (Zentall & Galef, 1988) y muchas revisiones (por ejemplo, Davis, 1973; Galef, 1976, 1988; Lefebvre & Palmeta, 1988; Whiten & Ham, 1992). Como el aprendizaje de canto y la impronta, el tópico del aprendizaje social ilustra algunas diferencias clave entre el estudio definido funcionalmente y los fenómenos del aprendizaje definidos de forma mecánica y de esta manera, entre las aproximaciones biológica y psicológica. Por qué algunas especies de animales viven en grupos, por qué los grupos tienen el tamaño que tienen, y cómo los individuos se benefician de una vida grupal son preguntas importantes en la ecología conductual. Un beneficio potencial de la vida en grupo es la oportunidad de aprender de los conespecíficos qué comida comer, dónde encontrarla, y qué es peligroso. De esta forma, es de algún interés teórico saber cuáles especies aprenden socialmente, qué aprenden, y si alguna ha tenido conductas diseñadas para enseñar a los conespecíficos (Caro & Hauser, 1992; Lefebvre & Palmeta, 1988). Desde este punto de vista, importa poco cómo los animales aprenden de otros, esto es, cuál es el mecanismo del aprendizaje social. Aún cuando puede ser el punto de vista de la psicología experimental que el mecanismo de transmisión social sea de importancia crucial, el hecho es que la conducta puede ser transmitida de un individuo a otro en muchos sentidos. 2.Transmisión Social de Información acerca de la Comida Los análisis más minuciosos del aprendizaje social en cualquier especie es el de la transmisión social de las preferencias de comida en ratas hecho por Galef y sus UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE colaboradores (Galef, 1990; Galef & Beck, 1991). En la vida salvaje, las ratas noruegas (Rattus norvegicus) son omnívoros sociales. Resuelven su problema de seleccionar qué comer formando preferencias por los sabores de comidas que han sido comidos de forma segura por las otras ratas de la colonia. Este aprendizaje comienza antes del destete, cuando las ratas mamantes adquieren preferencias por los sabores presentados en la leche materna. Una vez que dejan el nido, prefieren alimentarse donde lo estén haciendo otras ratas o recientemente lo hayan hecho. Las preferencias por comida de esta forma adquiridas son robustas y de larga duración, incluso después de que las ratas se alimenten solas con una elección de comidas nutritivas. Las preferencias por comida también se pueden transmitir entre ratas adultas, permitiendo a la colonia de ratas volverse un centro de información en el cual los individuos que vuelven de las afueras informan a otros acerca de las comidas seguras a encontrar en la vecindad. El adquirir una preferencia por el sabor de comidas consumidas por otros no es un mero asunto de volver a ese sabor un asunto familiar. Para ser efectivo, el olor de la comida tiene que experimentarse en el contexto del disulfato de carbón, un químico en el aliento de las ratas. De esta forma, un sujeto rata adquirirá una preferencia por una comida recientemente consumida por una rata anestesiada con la cual puede interactuar. (ver Galef, 1990). Este aprendizaje puede parecer ser un ejemplo de condicionamiento pavloviano simultáneo, el cual dota el sabor con propiedades hedónicas positivas (Berridge & Schulkin, 1989). Sin embargo, la investigación inspirada por los análisis de los datos falló en encontrar evidencia de bloqueo, inhibición latente, o ensombrecimiento (Galef & Durlach, 1993). Un análisis de cómo el aprendizaje acerca de comidas toma lugar en un contexto social también se ha llevado a cabo utilizando bandadas de palomas cuyo hogar es el laboratorio por Lefebvre y sus colaboradores (Lefebvre & Palameta, 1988). Un foco de esta investigación ha sido cómo una técnica de alimentación novedosa puede esparcirse a través de una población. Por ejemplo, un miembro de una bandada podría ser enseñado para obtener comida picoteando un nuevo tipo de comedero. Si es que y cuán rápido esta técnica se esparce a través de la bandada es parcialmente determinado por si la comida disponible para el “productor” entrenado puede ser “limosneada” por los otros (los limosneros tienen menos probabilidades de aprender la técnica por sí mismos; Giraldeay, & Templeton, 1991; ver también Beauchamp & Kacelnik, 1991) y cuán cerrada o abierta está la población en la bandada (Lefebvre & Palameta, 1988). Cuando se estudia el aprendizaje social en su contexto funcional, los mecanismos exactos a través de los cuales toma lugar el aprendizaje son de interés principal ya que iluminan las circunstancias en las cuales se puede transmitir la información. Por ejemplo, el hecho de que las ratas adquieren preferencias por olores de comida olidos en el aliento de otras ratas asegura que ellas comerán no sólo cualquier comida que hayan olido dando vueltas sino que la comida que ha sido consumida de forma segura por otras ratas. Sin embargo, las circunstancias necesarias para el aprendizaje no han sido siempre tan cuidadosamente analizadas. Un buen ejemplo es proveído por el famoso caso de la botella de leche abierta por Pájaros Británicos (ver Sherry & Galef, 1990). Después de que los pájaros comenzaron a perforar el papel de aluminio superior de la botella de leche y comenzaron a beber la crema en un área de Gran Bretaña, el hábito se expandió a áreas UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE contiguas. Esto sugiere que en algún sentido los individuos que abrían botellas estaban proveyendo las condiciones para que otros individuos adquirieran la misma conducta, pero la condición necesaria para el aprendizaje no necesita haber sido que un individuo vea a otro alimentándose de una botella abierta. Por ejemplo, los pájaros que exploraban botellas de leche ya abiertas pueden haber aprendido a aproximarse a otras botellas, y subsecuentemente pueden haber sido reforzados por picotear a través de las botellas cerradas por sí mismos. La visión de otros pájaros en las botellas puede haber atraído a individuos ingenuos, pero no resulta necesario ver a los otros abriendolas o alimentándose de ellas. Utilizando un tipo de pájaro norteamericano de capa negra, Sherry y Galef (1990) no encontraron evidencia de que los pájaros aprendían de la visión de otros abriendo botellas de leche. En otros casos, las conductas pueden expandirse a través de una población porque un individuo en algún sentido crea circunstancias en las cualesotros individuos pueden aprender, más que porque los animales copien directamente la conducta de otro (Whiten & Ham, 1992). Se han estudiado muy pocas de estas alternativas de copia directa como procesos de aprendizaje de interés potencial por sí mismas. 3. Imitación Whiten y Ham (1992, p. 275) concluyeron su revisión de 100 años de investigación en imitación estableciendo “... debemos admitir ahora cuán poco está establecido empíricamente de manera firme el cuáles especies pueden y de hecho imitan y a través de qué mecanismos”. Ya que imitación se refiere a copiar la forma de un acto motor como resultado de ver a otro realizándolo, esto excluye casos como la apertura de la botella de leche, en el cual lo que es copiado es (a lo más) dónde dirigirse con un acto motor típico de la especie. Lo posterior claramente puede ser aprendido, como se ha demostrado, por ejemplo, por McQuoid y Galef (1992) con aves de corral de jungla aprendiendo de cuál de dos bowl alimentarse. Esta forma de aprendizaje, las condiciones para las cuales se pueda dar bien el condicionamiento pavloviano, se ha llamado aprendizaje de reconocimiento suelto- inducido por Suboski (1990). Por años desde que Thorndike (1911) buscó (y falló en encontrar) evidencia para la imitación en animales, la forma más popular de investigar la imitación en el laboratorio ha sido comparar la adquisición de una tarea por sujetos que han y no han observado a otros animales ejecutarla. Tal testeo falla en separar la copia del acto motor per se, de la copia de la locación del objeto al cual se debe dirigir la conducta. Lo que se necesita, como apuntó Dawson y Foss (1965), es una situación en la cual dos actos motores distintos puedan ser dirigidos hacia el mismo objeto. Por ejemplo, Dawson y Foss utilizaron un bowl de comida del cual los pericos podían mover una tapa utilizando su pico o una pata. Entonces, todos los animales tenían un testeo estándar (por ejemplo, la presentación del bowl tapado) y se comparaba la ejecución de los grupos previamente expuestos a las dos acciones alternativas. Los experimentos con este diseño han obtenido evidencia convincente de imitación en ratas (Heyes, Dawson, & Nokes, 1992), mientras revelaban que en los pericos el efecto reportado por Dawson y Foss no era sólido (Galef, Manzig, & Field, 1986). La “imitación de verdad” ha sido tradicionalmente de mucho interés porque los humanos parecen ser capaces de imitar cualquier acción de la cual sean físicamente UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE capaces. Por consiguiente (algo paradójicamente, como apuntaron Whiten & Ham, 1992; pero ver Heyes, 1993), la imitación es vista como evidencia de gran inteligencia. El testearla en otras especies fue por consiguiente una parte natural del programa antropocéntrico de la psicología comparativa, la cual proveyó evidencia de continuidad evolucionista entre humanos y otros animales (cf. Shettleworth, 1993b). Sin embargo, es algo sorprendente encontrar que la investigación reciente indica que los monos no imitan, incluso en casos donde se ha asumido que lo hacen (ver Capítulo 10, este volumen, por Heyes). Los grandes monos, sin embargo, como los chimpancés y los orangutanes, pueden ejecutar actos de otra forma improbables utilizando martillos o brochas de pintura de manera apropiada después de ver a gente haciéndolo (Russon & Galdikas, 1993; revisión en Whiten & Ham, 1992). De esta forma, a tal grado como es posible comparar los procedimientos y observaciones con especies tan diferentes como las ratas de laboratorio y los orangutanes libres, uno puede concluir que la imitación puede no ser ampliamente distribuida filogenéticamente. Moore (1992) ha sugerido que se originó independientemente en mamíferos y aves y que la imitación se envolvía en unas pocas familias de pájaros de mímica vocal. Otras formas de aprendizaje social tales como los procesos envueltos en copiar dónde comer o qué comer (McQuoid & Galef, 1992; Palameta & Lefebvre, 1985) pueden ser más generalizados (cf. Suboski, 1992), aunque puede haber diferencias interesantes entre las especies sociales y no sociales (Lefebvre & Palameta, 1988). 4. Conclusiones El aprendizaje de los conespecíficos es probablemente importante para las especies sociales en sus ambientes naturales. Tal aprendizaje puede tomar lugar en una variedad de sentidos. Su naturaleza apenas ha comenzado a ser explorada, y sólo en una pequeña muestra de especies. Vale la pena mantener en mente, sin embargo, que en función de tener consecuencias biológicamente importantes, el efecto del aprendizaje social solo no necesita ser de larga duración. Por ejemplo, al ver a un conespecífico alimentarse de un bowl distintivo se induce al ave de corral de la jungla a picotear sólo unas pocas veces en un bowl similar vacío 48 horas después, pero si el bowl se mantiene en el testeo de manera que los pájaros se refuercen escogiéndolo, así como pueden escoger un recurso confiable en la naturaleza, ellos muestran una preferencia de larga duración, socialmente inducida (McQuoid & Galef, 1992). Los análisis más informativos del aprendizaje social en sus varias formas son probables de ser aquellos en los cuales los tests teóricamente importantes toman en cuanta la especie y el contexto en el cual el aprendizaje se puede esperar que ocurra naturalmente. E. Otros Ejemplos de Aprendizaje en la vida Salvaje y Problemas para el Futuro Las anteriores secciones de este capítulo, de impronta, aprendizaje de canto, y de aprendizaje social, son un sondeo comprensivo de los tipos de aprendizaje que los animales muestran en la vida salvaje. El capítulo de Gallistel (8, este volumen) acerca de espacio y tiempo suma dos tópicos en los cuales la aproximación biológica ha sido central. El UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE capítulo de Heyes (10, este volumen) acerca de cognición social en primates provee ejemplos posteriores. Otros ejemplos, primariamente de conducta de forraje, se describen en la siguiente parte de este capítulo. Los tres ejemplos discutidos en detalle aquí, ilustran las características más importantes de la aproximación biológica y su relación a otras aproximaciones del aprendizaje. Quizás la más distintiva de éstas es que la información acerca del comportamiento natural de una especie en particular, no esta definida por teorías a priori acerca del aprendizaje o cognición, sino que la dictan los problemas y las especies estudiadas. Esta aproximación no es incompatible con un análisis más general y abstracto de los mecanismos de aprendizaje, pero tal análisis no es esencial para ella. Sin embargo, como he tratado de mostrar (ver también Shettleworth, 1993 a), cualquier fenómeno de aprendizaje puede ser analizado dentro de una ancha red general consistente de preguntas acerca de las condiciones y contenidos del aprendizaje y cómo el aprendizaje afecta a la conducta (Rescorla, 1988). Situado dentro de tal red y comparado a casos analizados más a fondo tales como el condicionamiento pavloviano e instrumental, la impronta, el aprendizaje del canto, el aprendizaje observacional, y otros fenómenos de aprendizaje “naturales” presentan un acervo de problemas para la investigación futura. III. ¿QUÉ TIENEN QUE VER EL REFORZAMIENTO Y LA ASOCIACIÓN CON LA CONDUCTA NATURAL? A. Los Tópicos Aunque la aproximación biológica ha contribuido con muchos ejemplos de aprendizaje que no son obviamente condicionamiento pavloviano ni instrumental, esto no significa que el aprendizaje asociativo esté confinado a situaciones fraguadas en el laboratorio. En esta sección primero reviso brevemente evidencia de que el condicionamiento pavloviano simple y el condicionamiento instrumental son importantes en las vidas naturales de los animales. Entonces discuto las consecuenciasde tomar esta aproximación y, en vez de preguntar acerca del rol del condicionamiento en la conducta natural, pregunto acerca del rol de la conducta natural en el condicionamiento. Dirigirse a este asunto ha llevado en los años recientes a nuevas formas de entendimiento de las reglas de ejecución en el condicionamiento, en la aproximación de sistemas conductuales para el aprendizaje derivado de la etología. B. El Rol del Condicionamiento en la Conducta Natural Los ejemplos mejor trabajados de cómo los mecanismos de condicionamiento simples pueden jugar un rol en la naturaleza vienen del comportamiento de forraje (para revisiones, ver Shettleworth, 1988; Shettleworth, Reid, & Plowright, 1993). Por ejemplo, las abejas aprenden dónde y cuándo las flores están disponibles y cómo extraer néctar de ellas a través de lo que parecen ser mecanismos asociativos simples. Lo que aprenden acerca de las flores ha sido estudiado manipulando las características de los almacenes de néctar artificial en el campo (por ejemplo, Gould, 1990) y entrenando a abejas salvajes a visitar almacenes de comida en el laboratorio (por ejemplo, Couvillon, Leiato, & Bitterman, UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE 1991). Bitterman y sus colaboradores han desarrollado un modelo detallado de algunos de los aprendizajes envueltos (Couvillon & Bitterman, 1991). Si las abejas tienen también algunos mecanismos asociativos especializados por ejemplo, para el aprendizaje de algunas características de las flores después de visitarlas, es un tema de debate (Couvillon et al., 1991). El aprendizaje asociativo simple es también importante para los depredadores vertebrados que aprenden acerca de los ítemes de mal sabor de las presas. La generalización de la evitación aprendida de patrones distintivos o de presas coloreadas de mal sabor a presas de similar aspecto pero sabrosas, se piensa que es responsable de la evolución de los sistemas de imitación batesianos (cf. Brower, 1988). Éstas son asociaciones de especies de buen y mal sabor (usualmente insectos) en los cuales las especies de buen sabor (mímicas) han imitado un parecido a las especies de mal sabor (modelos) y de esta forma se protegen de la depredación. Para desarrollar modelos matemáticos de las relaciones entre poblaciones de modelos y mímicas es necesario considerar las características de la población que influyen en las tasas de aprendizaje y en la extensión de la generalización, tal como en los números relativos y los buenos sabores de los modelos y las mímicas, ya sea si están dispersos o agrupados, y ya sea si los modelos y mímicas están disponibles para los depredadores a los mismos o diferentes tiempos del año. En principio, los modelos de sistemas de imitación debieran incorporar supuestos psicológicos realistas acerca del aprendizaje y la generalización, pero no siempre lo han hecho. Por ejemplo, un modelo (Huheey, 1988) asume que un encuentro único con un modelo de mal sabor confiere protección en (por ejemplo, condiciones de evitación) a un número fijo de imitaciones, ya sea si ese encuentro sea el primero o cualquiera. Hay un ámbito considerable aquí para una integración más detallada de la teoría psicológica, la ecológica y los datos. Donde los datos psicológicos y biológicos han sido más exitosamente integrados es en test de modelos de forrajeo óptimo (Shettleworth, 1988). Los modelos de forrajeo óptimo desarrollados en la década de 1970 sugirieron testeos simples de laboratorio que fueron esencialmente programas de reforzamiento. Por ejemplo, el manejo de tiempo necesario para doblegar a una víctima o para extraer una nuez de su cáscara fue igualado a una demora de reforzamiento (Fantino & Abarca, 1985); la densidad de la presa en dos pequeños trozos fue igualada a programas de razón concurrentes (Krebs, Kacelnik, & Taylor, 1978). Estos modelos de testeo de forrajeo frecuentemente necesitaron inventar programas poco convencionales para calzar los supuestos del modelo, pero la conducta de sus sujetos frecuentemente pudo ser explicada por los principios derivados de los programas más convencionales (Fantino & Abarca, 1985; Shettleworth, 1988). Al mismo tiempo, la consideración de las variables que deben afectar a las decisiones de forrajeo en la vida salvaje a veces revelaron preguntas no respondidas (incluso previamente preguntadas) acerca de la conducta operante. Por ejemplo algunos modelos de forrajeo predicen que la elección estaría influenciada por el horizonte de tiempo, esto es, por el futuro tiempo disponible para el forrajeo. Esto se remonta a decir que la dirección de las sesiones, una variable generalmente no tomada en cuenta, debiera ser importante en algunos tipos de experimentos, y en testeos experimentales de predicciones de optimidad se muestra que así es (por ejemplo, Plowright & Shettleworth, 1991). Los modelos de forrajeo e información UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE acerca del aprendizaje pueden interactuar en el sentido inverso, cuando establecen características del aprendizaje tal como la variabilidad en la estimación del tiempo son incorporados en modelos de optimidad como características operantes del forrajeo, o coacción (Brunner, Kacelnik, & Gibbon, 1992). El aprendizaje tiene un gran rol que jugar en el desarrollo de la conducta de alimentación. Muchos animales deben aprender qué comer y cómo para procesarlo más eficientemente. Por ejemplo los juncos de ojo amarillo deben aprender técnicas de alimentación durante su primer verano (Sullivan, 1988); los que aprenden menos son menos probables de sobrevivir. El rol de los procesos de aprendizaje en el desarrollo de la alimentación en palomas de anillo ha sido estudiado en el laboratorio para entender cómo los procesos de asociación simples contribuyen a la transición del pichón de la aceptación de la leche desde el buche del adulto hasta el picotear el grano (Balsam & Silver, 1994). El desarrollo del reconocimiento de la comida en las aves de corral de jungla depende del aprendizaje asociativo simple en cierto grado, pero también de algunos efectos de la experiencia que no calzan completamente en los moldes tradicionales (Hogan, 1984). El estudio del desarrollo en general provee de considerable alcance para un análisis de cómo la experiencia afecta al comportamiento modelado (aproximación desarrollada por los teóricos del aprendizaje (Balsam & Silver, 1994)). El condicionamiento también juega un rol en aprender acerca de las cosas que no son comida. El reconocimiento del enemigo en varias especies de pájaro es transmitida por un proceso de condicionamiento simple. El rol del condicionamiento en la conducta sexual y cómo el condicionamiento sexual puede diferir del condicionamiento en otros sistemas ha sido estudiado extensamente por Domjan y sus colaboradores (Crawford, Holloway, & Domjan, 1993; Domjan & Hollis, 1988). Claramente, el aprendizaje de un tipo es lo que permite a los individuos reconocer su propio nido, compañeros, huevos, hijos, o los límites del propio territorio, aunque no se ha analizado profundamente el cómo lo hacen. Una pregunta de particular interés aquí es si las especies difieren en un sentido adaptativo en su habilidad de aprendizaje de reconocimiento, con aquellos que han aprendido más, o con discriminaciones más difíciles, siendo más capaces de hacerlo. En la situación natural, sin embargo, el reconocimiento puede ser sólo parte de un sistema completo en el cual la necesidad de una conducta más discriminativa puede ser encontrada por la evolución de señales más discriminables de parte de los jóvenes, los huevos o los compañeros, o por mecanismos más certeros perceptúales, así como por la posibilidad de habilidades de aprendizaje especializadas (ver Beecher & Stoddard, 1990, para un ejemplo y la Sección V.Bpara una discusión posterior. C. El Rol de la Conducta Natural en el Condicionamiento Hace más de un cuarto de siglo, la descripción de los Breland de la mala conducta (Breland & Breland, 1961) y el descubrimiento del automoldeamiento (Brown & Jenkins, 1968) estimularon los intentos de incorporar el pensamiento etológico acerca de la organización de la conducta en explicaciones de qué hacen los animales cuando son expuestos a paradigmas de condicionamiento (por ejemplo, reglas de ejecución). Por supuesto algunos de los arreglos experimentales más populares para el testeo del UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE aprendizaje tomó la ventaja en las inclinaciones naturales de los sujetos (Timberlake, 1990). Las ratas corriendo por callejones para encontrar comida o escapar de un shock y palomas picoteando discos iluminados por comida no son exactamente exhibiciones de respuestas desrelacionadas con las condiciones motivacionales. Sin embargo, la necesidad de tomar la conducta natural de los sujetos en una explicación parece más abarcativa cuando la conducta preorganizada provoca conflictos con lo que se espera que la experiencia produzca. Por ejemplo, los Breland describieron cómo un cerdo entrenado para depositar fichas en un banco se volvía más lento y más lento en ejecutar la conducta reforzada y comenzó en vez de esto a cavarla y darse vueltas con ella. “Mala conducta” de este tipo se puede producir también en ratas en el laboratorio (ver Timberlake, 1990). Cuando un objeto señaliza confiablemente comida o agua, las conductas condicionadas clásicamente al objeto resultan en un “mal comportamiento” al extremo de que son incompatibles con la conducta que estaba siendo instrumentalmente reforzada. En términos etológicos, el sistema conductual consiste de unidades interrelacionadas perceptual, central y motora (Hogan, 1988; Figura 4). Esta organización es expresada en el sentido en el cual el estímulo externo particular y los estados internos crean predisposiciones para responder en ciertos sentidos. Un animal que está hambriento y se confronta con comida, simplemente se comporta diferentemente de uno que encuentra a un depredador o a una pareja sexual. Tan pronto como uno mira más allá de las respuestas estrechamente definidas tal como la presión de una barra o la salivación, no es difícil ver que tales predisposiciones se expresan a sí mismas en situaciones de condicionamiento. Sin embargo, ha probado dificultad para formalizar y dar poder predictivo a esta intuición. El progreso se ha hecho para especies y situaciones específicas en programas de investigación que combinan estudios etológicos de animales con comportamiento libre con observaciones de qué hacen estas mismas especies durante el condicionamiento instrumental y / o pavloviano (Fanselow & Lester, 1988; Shettleworth & Juergensen, 1980). Timberlake y sus colaboradores (ver Timberlake, 1990) han conducido estudios comparativos , en los cuales la conducta de diferentes roedores hacia señales de comida ha sido predicha desde la naturaleza de su conducta depredadora. Explicaciones teóricas más generales de cómo la conducta aprendida se relaciona con la organización conductual pre existente incluyen la aproximación de sistema conductual de Timberlake (1993), la sugerencia de Suboski (1990) de que mucho condicionamiento o aprendizaje de reconocimiento consiste en la transferencia de valores sueltos del estímulo incondicionado al condicionado, y la discusión juiciosa de Holland (1994) de los orígenes de las RCs Pavlovianas. Relativa a estas explicaciones es la de Hollis (1982), quien sugiere que la forma de las respuestas condicionadas pavlovianas puede ser explicada por la función que ha envuelto al condicionamiento para servir en situaciones particulares. Ella ha testeado hipótesis acerca de la función del condicionamiento utilizando señales para encuentros sexuales y agresivos con peces blue gourami como sujetos. Por ejemplo, el pez entrenado con una señal que precede la aparición de un rival es victorioso más frecuentemente en encuentros agresivos señalizados que el pez para el cual la señal no era un EC pavloviano (Hollis, 1990). UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE IV. ¿CÓMO APRENDEN LOS ANIMALES? A. Aproximaciones de lo Óptimo al Aprendizaje En los modelos del forraje óptimo mencionados en la sección III.B, la pregunta de interés era cómo maximizar la tasa de ingesta de energía o alguna otra ocurrencia de la adaptabilidad bajo ciertas condiciones, por ejemplo, con pequeños trozos de forraje que se acaban de ciertas maneras. Las predicciones acerca del aprendizaje están implícitamente envueltas en algunos modelos de forrajeo óptimo porque la conducta óptima puede presuponer aprendizaje. Por ejemplo, la elección óptima de las partes de la presa puede estar basado en información acerca de la distribución de las partes de la presa actualmente disponible. Sin embargo, algunos modelos de ecología conductual hacen explícitas las predicciones concernientes a qué y cuándo los animales debieran aprender. Una ilustración conceptualmente (sino matemáticamente) simple de la aproximación de lo óptimo es proveída por el trabajo de Krebs et al. (1978). Ellos consideraron lo que un animal debiera hacer cuando se confronta con dos pequeños trozos de mal sabor de presas con diferentes densidades inicialmente desconocidas para el animal. Dado que tiene cierto tiempo disponible para el forrajeo, ¿cómo se debiera comportar el animal para maximizar su ingesta de comida? Claramente, un animal ominiscente gastaría todo su tiempo en el mejor parche, esto es, el que rinde más presa por unidad de esfuerzo (análogo al más bajo de dos, programas concurrentes de arreglo de razón), pero en función de encontrar cuál es el mejor parche un animal real tiene que tomar una muestra primero de ambos. La conducta óptima (por ejemplo, la que maximiza la energía) en esta situación, de acuerdo al modelo de Krebs et al., es primero alternar entre los dos pequeños trozos (muestreo) y entonces, a un punto determinado por las densidades relativas de la presa y al mismo tiempo disponible para el forrajeo (el horizonte tiempo), cambiar abruptamente hacia el uso exclusivo de una que la experiencia haya demostrado que rinde más. Como sabrán quienes han entrenado animales, incluso una discriminación simple, el cambio para explotar todo – o – nada de la muestra (100 porciento de elección de alguna alternativa) no siempre se ve en los animales. No obstante, el modelo de Krebs et al. estimuló varios testeos de laboratorio en los cuales los pequeños trozos fueron puestos en programas de razón concurrente (por ejemplo, Plowright & Shettleworth, 1990; revisión en Shettleworth, 1988). Fue la vanguardia de un interés revivido en la adquisición de los procesos en situaciones operantes (por ejemplo, Davis, Staddon, Machado, & Palmer, 1993; Mazur, 1992; Shettleworth & Plowright, 1992), usualmente descuidado en la pregunta por las descripciones de la conducta en el estado estable (ver Capítulo 4, este volumen por Williams). También introdujo un tema perdurable para los modelos de aprendizaje de lo óptimo, la necesidad de encontrar una balance entre el muestreo del ambiente para recopilar información que pueda ser útil en el futuro y explotar los mejores recursos actuales. Distinguir el muestreo de simplemente cometer errores (por ejemplo, discriminación imperfecta) requiere de un modelo explícito del monto y patrón de muestreo bajo situaciones específicas. Uno de tales modelos es el de Stephens (1987) para un ambiente consistente de un parche de valor constante y un segundo parche que es a veces mejor y a veces peor que el parche constante. En un testeo de este modelo (Shettleworth, Krebs, UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTODE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE Stephens, & Gibbon, 1988) el monto de muestreo de parte de las palomas cambió con los valores de las alternativas más o menos como se predijo en Stephens, pero el muestro ocurrió azarosamente en vez de en intervalos regulares. Este patrón no calza con el modelo de Stephens, pero se predice por un modelo general de elección en programas de reforzamiento basados en el tiempo (Gibbon, Church, Fairhurst, & Kacelnik, 1988). Este modelo predice que los animales siempre elegirán las opciones menos recompensadas al menos una pequeña parte del tiempo. De esta forma provee un mecanismo posible para generar conducta que funcione como muestreo (para discusión del muestreo en otros contextos experimentales, ver Devenport, 1989). Un segundo asunto que ha sido central para muchos modelos de lo óptimo del aprendizaje es cómo mucho de lo pasado debe ser utilizado en evaluar el valor presente de las alternativas. El monto del pasado sobre el cual se promedia se refiere a cómo la “ventana de la memoria” (Cowie, 1977). Otra vez, el balance óptimo tiene que ser herido: la ventana de la memoria debe ser lo suficientemente larga para evitar la influencia impropia de las fluctuaciones azarosas en condiciones, pero lo suficientemente corta para la estimación del animal de la calidad ambiental para ser responsivo al cambio de verdad. Este campo se ha considerado en varios modelos generales de aprendizaje y memoria (Mangel, 1990; McNamarra & Houston, 1987; Real, 1991), así como en algunos testeos específicos de modelos basados en el modelo operador lineal. En tales modelos, un término resume la influencia del pasado y otro la influencia del ensayo actual. La relación entre ellos corresponde aproximadamente a la ventana de la memoria. En algunos experimentos los animales se han comportado como si su promedio reforzara por un poco la ventana de la memoria, incluso cuando éste no lleva a la conducta óptima (Shettleworth & Plowright, 1992; Todd & Kacelnik, 1993). Sin embargo, otra evidencia es consistente con los efectos duraderos del pasado distante, en la violación de la independencia del supuesto del parche de los modelos lineales (Davis et al., 1993). B. Cuándo Aprender Se ha sugerido frecuentemente que el aprendizaje tiene un costo comparado a la alternativa de confiarse en respuestas preprogramadas (Johnston, 1982). El costo podría ser en hardware neuronal o genético al menos mientras que la conducta óptima se esta aprendiendo (como en Sullivan, 1988). De esta forma se alza la pregunta: ¿Cuándo debieran aprender los animales? Intuitivamente parece que el aprendizaje no sería importante en un ambiente completamente azaroso, mientras que en uno completamente invariable, las conductas no aprendidas reemplazarían al aprendizaje (Johnston, 1982). Stephens (1991) ha analizado esta idea posteriormente y mostró que lo que se necesita para que el aprendizaje esté envuelto es la predictibilidad dentro de las generaciones con variabilidad entre las generaciones. Un ejemplo simple podría ser una especie en la cual los adultos se mantienen en un territorio fijo pero los jóvenes se dispersan y adquieren sus propios territorios de los cuales ellos deben aprender sus características. Así como los modelos tratan específicamente con el aprendizaje, la ecología conductual ha contribuido a varios análisis de los problemas ecológicos específicos que UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE requieren cierto tipo de habilidades de aprendizaje. Por ejemplo, el análisis de las circunstancias en las cuales los individuos ejecutarán actos que beneficien a otros con algún costo para ellos mismos (esto es, ser altruista) muestra que el altruismo recíproco se dará entre individuos no relacionados sólo cuando puedan recordar interacciones pasadas con individuos específicos (Trivers, 1971). Sin embargo, un ejemplo de simbiosis de limpieza entre peces descritos por Trivers indica que los altruistas recíprocos no necesitan mantener un balance mental sofisticado. El condicionamiento simple puede dar cuenta de los animales que dirigen sus respuestas selectivamente hacia los benefactores pasados. En algunos casos enredados los animales parecen no aprender discriminaciones de las cuales deben ser perfectamente capaces. Un número de casos ocurre en el reconocimiento (o falla en él) de los huevos y de la descendencia en pájaros que están sujetos a parasitismo en nidos. Los pájaros parasitados por cucús pueden encontrarse a ellos mismos alimentando a un gran bebé cucú y a ninguno de los suyos, siendo estos últimos lanzados fuera del nido por los cucú bebés. Ya que el joven cucú comienza a verse rápidamente diferente de los jóvenes del huésped, parece sorprendente que las especies huésped no hayan usado algún tipo de conducta discriminativa, tal como abandonar el nido parasitado y comenzar una nueva familia en otro lugar. Una razón puede ser que el costo posible del reconocimiento de la descendencia sea muy grande. Si el huésped se confía en el reconocimiento aprendido de sus propios jóvenes para discriminar conta los parásitos, correría el riesgo de que si su primera cría es sólo un cucú, aprendería a aceptar cucús y a rechazar a sus propios jóvenes. El costo del aprendizaje de reconocimiento es por consiguiente probable de ser más grande que el costo de criar al parásito ocasional en las especies que no crían al parásito y albergan a la crianza juntos (Lotem, 1993). Esto implica que la conducta discriminativa sería más probable en especies en las cuales el parásito abandona al propio hijo del huésped en el nido, y los datos comparativos sugieren que éste es, sin duda, el caso (Lotem, 1993). Aunque pueda parecer atractiva la idea de que las propiedades del aprendizaje en general pueden ser predichas desde los primeros principios de la biología por el sentido de un modelo de lo óptimo, los modelos para las situaciones específicas como la de Lotem pueden ser de utilidad. Esto es particularmente así si los modelos hacen predicciones acerca de la correlación de las habilidades cognitivas específicas con condiciones ecológicas, estructuras sociales (o parecidas), porque como se discutió ya, tales predicciones pueden ser sujetas a rigurosos testeos comparativos. V. CONCLUSIONES E IMPLICANCIAS A. Coacciones, Predisposiciones, y Especializaciones Adaptativas Hace 25 años, el material cubierto en este capítulo hubiera sido presentado bajo el título “coacciones en el aprendizaje” (Hinde & Stevenson-Hinde, 1973; Shettleworth, 1972). El término quizás infortunado coacciones (Hinde, 1970) o límites biológicos (Seligman & Hager, 1972) se refieren a la noción de que el aprendizaje asociativo es totalmente general a través de las especies y situaciones, salvo ciertas excepciones, o límites biológicos. Sin embargo, como otros apuntan, una coacción desde un punto de vista UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE es una predisposición desde otra (Timberlake, 1990). Los cerdos de los Breland estaban predispuestos a rozarse con las fichas que habían sido asociadas con comida; ellos fueron por consiguiente coaccionados a no soltar las fichas con una latencia corta, incluso cuando el soltar las fichas en la alcancía era reforzado. Una cosa es describir tal conducta preorganizada o tendencia a aprender como una predisposición o como una conducta o respuesta preparada (Seligman, 1970). Pero es completamente diferente referirse a tales predisposiciones como especializaciones adaptativas (Gallistel, 1992; Rozin & Kalat, 1971; Rozin & Schull, 1988; Sherry & Schacter, 1987), ya esto implica que se han seleccionado durante la evolución. Cuando Rozin y Kalat (1971) introdujeron el término especializaciones adaptativas en la discusión del aprendizaje,parecía referirse a diferencias en los mecanismos de aprendizaje. Por ejemplo, argumentaron que el condicionamiento de aversión al sabor era diferente en tipo de otras formas de aprendizaje (pero ver Domjan, 1983). El aprendizaje de canto y la impronta parecían obedecer a principios diferentes del condicionamiento clásico e intrumental, principios que parecían situados en el hacer un trabajo especializado. En su elaboración de la noción de especialización adaptativa, Sherry y Schacter (1987) capturaron esta idea con el término incompatibilidad funcional. Sugirieron que mecanismos distintos de aprendizaje (o sistemas de memoria o módulos cognitivos) se esperarían que estuvieran envueltos cuando los requerimientos computacionales o las tareas que requieren aprendizaje fueran incompatibles. Por ejemplo, el recordar un patrón simple de input experimentado durante un período sensitivo por muchos meses, como en el aprendizaje del canto, parece incompatible con recordar las locaciones de un inventario constantemente en cambio de ítems de comida almacenada, como los pájaros que almacenan comida lo hacen (Gallistel, 1990; ver Sherry & Schacter, 1987, y Shettleworth, 1990, para posterior discusión). De esta manera, dentro del cerebro de un pájaro que almacena comida, debiera haber módulos de aprendizaje separados para el canto y la comida almacenada, teniendo características operacionales diferentes y quizás ocupando diferentes estructuras neuronales. Ya que parece obvio que diferentes módulos estén situados para ejecutar diferentes tareas, se refieren a ello como especializaciones adaptativas. Sin embargo, la adaptación es una noción controversial en la biología, y hay más de un sentido para tratar de decidir si alguna característica está envuelta en la adaptación. Se ha seleccionado una adaptación a través del tiempo evolucionario porque incrementa la habilidad (por ejemplo, la habilidad de transmitir copias genéticas de sí mismo) de los individuos que la poseen. Esto no es necesariamente lo mismo que sirve como función en las circunstancias del presente (Sherry & Schacter, 1987). Uno de los argumentos más abarcativos para la adaptación es el argumento del propósito: la característica de interés, la estructura intrincada del ojo vertebrado, por ejemplo, parece situada exquisitamente para hacer un trabajo particular, más parecido al que un ingeniero hubiera diseñado, que si se hubiera levantado por oportunidad. Sin embargo, los programas adaptacionistas han sido criticados por el fácil uso de tales argumentos verbales (Gould & Lewontin, 1979). No es siempre fácil decidir qué son adaptaciones y qué son incidentes por producto de caracteres que se han seleccionado (Williams, 1966). UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE Una forma de argumentos verbales acerca de adaptación es acopiar información comparando especies que encaran la presión de la selección putativa a grados diferentes (Harvey & Pagel, 1991; ver también Domjan & Galef, 1983; Riley & Langley, 1993). Por ejemplo, una investigación comparativa de si el aprendizaje de aversión al sabor es una adaptación a lo omnívoro puede envolver el estudiar un gran número de especies con diferentes grados de especialización dietética y grados relativos de especialización a la ejecución de las especies en algún testeo estándar de aversión condicionada al sabor (Daly, Rauschenberger, & Behrends, 1982, proveen un ejemplo con dos especies). Como en otros ejemplos de esta aproximación comparativa (Harvey & Pagel, 1991), la evidencia más convincente consiste de diferencias entre especies cercanamente relacionadas y similitudes entre las distantemente relacionadas. Cualquier estudiante inteligente de aprendizaje apreciará inmediatamente la naturaleza desmoralizante de tal tarea (por ejemplo, ¿cómo el testeo de aprendizaje sería estandarizado para distintas especies?) y quizás comience a querer saber si debiéramos cancelar la especialización adaptativade nuestro vocabulario. Hacer eso, sin embargo, sería colocar a la psicología fuera de la biología evolucionista, donde mucho de lo que se ha presentado en este capítulo es un argumento para una integración más cercana de la psicología con el resto de la biología. Nótese que el análisis comparativo de la adaptación descrita recién puede tratar cómodamente con las variaciones cuantitativas en un carácter. Ninguno se molestaría con la noción de que la variación cuantitativa en algunas características morfológicas (tales como el largo de un pico de ave o la delgadez de éste) pueda ser adaptativa. Se da de manera similar con las posibles especializaciones adaptativas del aprendizaje. Los fenómenos del aprendizaje pueden diferir adaptativamente uno de otro en muchos sentidos y aspectos particulares del aprendizaje, tales como los tipos de eventos que se pueden aprender, acerca de los intervalos sobre los cuales pueden ser recordados (ver Shettleworth, 1993 a). De esta manera, las especializaciones adaptativas del aprendizaje incluyen la buena sintonización de parámetros particulares así como la evolución de mecanismos de aprendizaje completamente diferentes. B. Aproximaciones Biológicas y Psicología Comparativa Como aclaró la sección precedente, la noción de especialización adaptativa implica testeos comparativos en los cuales las variaciones en la adaptación se correlacionan con variables ecológicas. Ya que tales comparaciones son menos confundidas por variables filogenéticas a medida que las especies comparadas son más cercanas, esta aproximación para la psicología comparativa contrasta marcadamente con los estudios comparativos tradicionales de aprendizaje (ver Riley & Langley, 1993, y Shettleworth, 1993 b para una discusión posterior). Hasta hace poco, los estudios más comparativos de aprendizaje han comparado distantemente a las especies relacionadas (por ejemplo, pez dorado, tortugas pintadas, palomas y ratas; Bitterman, 1975, Mcphail, 1987) con el fin de descubrir cuan anchos filogenéticamente son los fenómenos de aprendizaje particulares. Si la meta es descubrir si hay alguna diferencia en el aprendizaje a través de las especies, el mejor sentido para encontrarlo es empezar comparando las especies que son tan diferentes como sea posible. La aproximación contrastante esbozada en la sección precedente provee un UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA USO EXCLUSIVO DE LA CÁTEDRA PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE fundamento para seleccionar las especies en base de su ecología (ver Kamil, 1988, para posterior discusión). Los ejemplos de cómo se ha utilizado esta aproximación incluye estudios en memoria en pájaros que almacenan comida, los cuales han testeado la hipótesis de que en la medida que una especie depende más de las locaciones recordadas de almacenamiento de comida en la vida salvaje, más capaz y durable debiera ser su memoria espacial (Kamil, Balda, & Olson, en prensa; Krebs, 1990). Otro ejemplo es el análisis del reconocimiento de la descendencia en golondrinas (Beecher & Stoddard, 1990). C. Aproximaciones Biológicas al Aprendizaje y el Resto de la Psicología Ya pasaron los días cuando los hallazgos de los laboratorios de aprendizaje animal eran esperados que explicaran todo el comportamiento humano (Jenkins, 1979; ver Capítulo 12, este volumen, por Shanks para una discusión de la relación actual entre aprendizaje humano y animal). No obstante, muchos de los temas discutidos en este capítulo (sino los hallazgos específicos) son resonantes con el trabajo actual en cognición humana. En algunos casos, el sentido en el cual los temas han sido tratados con animales podría servir como modelo para otras áreas, especialmente porque las preocupaciones evolucionistas pueden ser vistas más directamente con los animales trabajando por comida que con personas respondiendo a material verbal. La noción de que los procesos psicológicos
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