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UNIVERSIDADE FEDERAL DA INTEGRAÇÃO LATINO-AMERICANA
FORMAÇÃO DOS ESTADOS E DO PODER [ECO 0005]
SEGUNDO SEMESTRE DE 2019
PROF. RODRIGO CANTU
2ª AVALIAÇÃO
Estudante: Bill Eglinton Flores Maricahua
1. Introducción
Los Estados latinoamericanos están caracterizados por una dicotomía estructural en donde el modelo europeo carece de eficiencia para la acumulación del poder estatal y el conjunto burocrático presente en los Estados latinoamericanos no están afianzados en la independencia económica, política y militar.
Por lo tanto, los Estados latinoamericanos carecen de la focalización del poder y el uso coercitivo del Estado europeo de cuño weberiano. En este sentido, se presenta como una configuración de fragilidad frente al sistema de Estados construido en el sistema internacional. De esta manera, los Estados latinoamericanos poseen características concatenadas en la figura de la “debilidad” estructural; puesto que, desde la perspectiva weberiana carecen de independencia fiscal, militar y política, debido a que están centralizadas en un monopolio de poder deficiente, donde la aristocracia solo se presenta como un aliciente negativo para la participación masiva de otras clases sociales y de poder. 
En este sentido, los Estados latinoamericanos están sujetos a un vaivén en el sistema internacional; puesto que, no ejercen ninguna influencia en el potenciamiento de la independencia financiera, política, social y jurídica. En suma, los Estados latinoamericanos se presentan como un pésimo “calco y copia” de modelos europeos que tienen procesos históricos diferenciados. Por ello, en Latinoamérica, los Estados intentan configurar una estructura, por ejemplo, económica siguiendo patrones europeos, olvidando que en algunas circunstancias, dentro de los territorios nacionales conviven economías primarias, agrícolas, junto a pequeñas industrias sin ningún valor agregado y escasa competitividad en el mercado internacional. 
Este contexto no es del todo extraño, debido a que es el resultado de una configuración política y económica con nimia representatividad de la realidad social de los pueblos latinoamericanos. En consecuencia, los Estados latinoamericanos no han logrado la masificación de sus instituciones ya sea por la incapacidad orgánica o por la desidia partidaria de sus funcionarios públicos. Además, de que las clases adyacentes a las del poder tienden a contrabalancear las fuerzas de opresión. En este sentido, sectores como el campesinado tienen una mayor participación en los conflictos internos; sin embargo, carecen de cualquier incidencia política. 
Así, el Estado latinoamericano puede poseer un cierto margen de interacción con otros Estados en el sistema internacional, pero está delineado por una dependencia estructural que lo posiciona en una desventaja de cuño histórico, político, económico, industrial y militar frente a países hegemónicos dentro del escenario internacional y; por ello, los Estados latinoamericanos responden a las exigencias y necesidades extranjeras y no nacionales.
Los Estados latinoamericanos, en este caso se alejan de la idea central de Centeno (2014, p. 23) sobre que un Estado grande, poco maleable y todopoderoso determina el futuro de los ciudadanos y estipula el rumbo de sus vidas, debido a que la mayoría de Estados latinoamericanos escasean de mecanismos de resolución de las necesidades de sus ciudadanos que van desde una base educativa hasta una construcción de relaciones sociales exentas de cualquier discriminación. Además, existe una baja inversión en programas de salud y trabajo. De esta forma, los Estados latinoamericanos omiten la preocupación por la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos, por lo que se aleja de la idea de Estado todopoderoso y autosuficiente. 
La solución a esta situación podría considerarse como fácil e inmediata al aplicarse la eliminación de una marcada dependencia y la sustracción de la incapacidad institucional. Sin embargo, el problema es más complejo porque en los Estados latinoamericanos coexisten la dejadez y la subyugación de los recursos humanos vinculados a las instituciones estatales. Además, de que las clases pertenecientes a estos organismos poseen escaso vínculo nacional o parafraseando a Mariátegui: “Las clases medias carecen de apego nacional y están afianzadas en el vínculo con los países extranjeros”. Por lo tanto, las clases medias asociadas a los grupos de poder de los Estados latinoamericanos no buscan una autonomía, sino que ejercen una suerte de autocastigo así mismos al aceptar las imposiciones extranjeras, especialmente estadounidenses e inglesas. 
Una situación que elimina cualquier posibilidad de integración de tipo económico, social o cultural entre los Estados latinoamericanos; puesto que, la mayoría está preocupada en apoyar a la hegemonía imperialista dentro del sistema capitalista. Así, la idea de Haya de la Torre de crear una división de fuerzas en América Latina se muestra inviable en un contexto donde la mayoría de países solo pretende vender a la hegemonía productos de nimio valor agregado y ser protegidos a costa de un endeudamiento impagable. 
Por lo tanto, los Estados latinoamericanos están alejados de la idea de Estado como “el núcleo institucional permanente de la autoridad política sobre la que reposan y dependen los regímenes. Es permanente en la medida en que su contorno y sus capacidades generales se mantienen constantes a pesar de los cambios de gobierno (CENTENO, 2014, p.24)”. Así los Estados latinoamericanos están en constantes cambios gubernamentales, donde los caudillos, los golpistas, y los políticos de la élite social están en constante disputa por el poder. Por ello, no existe una idea de nación e unificación sólida. 
Incluso, los conflictos internacionales suscitados entre los Estados latinoamericanos en el escenario internacional son menores en comparación con los conflictos internos: guerras civiles, golpes de Estado, sublevación, guerra de guerrillas, etc. De esta manera, se observa una clara precariedad en lo referente a la determinación de una autonomía institucional y una independencia y unificación social y política dentro de los Estados latinoamericanos. 
En suma, “el Estado latinoamericano no ha tenido la capacidad institucional requerida para llevar a cabo incluso un conjunto limitado de tareas (CENTENO, 2014, p. 25)”. Por lo tanto, se muestra frágil ante conflictos internos y externos, no solo por su escasez de recursos sino por su incapacidad de configurar un monopolio de poder eficiente. 
Con este panorama podemos considerar que los Estados latinoamericanos poseen una debilidad fiscal y administrativa, está compuesta por un elitismo y exclusión de las clases subalternas, y una dependencia económica. Elementos que los colocan en una situación de incapacidad de mejora composicional en comparación a la mayoría de los Estados europeos, aunque marcando una salvedad, es importante observar la estructura de los Estados latinoamericanos como un problema complejo que no está solo adscrita a criterios comparativos, una especie de análisis de la realidad latinoamericana confrontada con los Estados europeos; puesto que, se caería en la descripción vacua de la complejidad latinoamericana en esencia. En todo caso, no se puede analizar una realidad en colación con un agente exógeno a esta. 
Por lo tanto, a pesar de la especificidad del trabajo de Centeno (2014) sobre las características de los Estados latinoamericanos y su idea relacionada a las causas de su configuración y las consecuencias de su estructuración, es menester remarcar que el proceso de formación de los Estados latinoamericanos no necesariamente debería ser comparado con el europeo, debido a la tipificación, la historicidad diferenciada, los agentes inmiscuidos, las cargas simbólicas, y la particularidad de cada Estado latinoamericano; puesto que, las generalizaciones en algunas circunstancias están influenciadas por el prejuicio intelectual y la vaguedad epistemológica. Sin embargo, los estudios de Centeno (2014) nos brindanuna perspectiva sobre la complejidad de la formación de los Estados latinoamericanos y a pesar de su idea de la necesidad de guerra total implícita en su análisis, no carece de validez educativa y didáctica sobre la conformación de los Estados latinoamericanos. 
Por consiguiente, en este trabajo tomaremos en cuenta las características expuestas por Centeno (2014) desde una hipótesis militar y económica sobre el establecimiento del Estado en Latinoamérica, aunque se cree que Centeno (2014) omite la dinámica de la contestación, debido a que intenta generalizar las características de los diversos Estados latinoamericanos en una suerte de análisis matemático, como si la realidad latinoamericana, específicamente la formación del Estado sea tan fácil como encontrar la suma de 2+2. De esta manera, el autor olvida que en el siglo XIX a pesar de la dominación oligárquica en los países latinoamericanos existían grupos sociales andinos y amazónicos que se sublevaban en contra de la opresión y la dominación de clases sociales ajenas a sus intereses. 
Además, la intelectualidad latinoamericana no necesariamente estaba a favor de un calco y copia del modelo europeo, al punto de indicar como lo hizo Clorinda Matto de Turner que era necesario la erradicación del triángulo vicioso de opresión de los ciudadanos: la iglesia representado por el párroco, el juzgado; por el abogado, el Estado; por el gobernador. En suma, veía el modelo de Estado europeo como un elemento atroz para las características complejas de la sociedad latinoamericana, aunque tampoco lo eximia de su importancia para la reevaluación de la formación del Estado latinoamericano. 
En suma, adelantándose a Mariátegui, la autora de “Aves sin Nido” consideraba que el Estado latinoamericano era una surte de estructura nacida para la opresión y la masificación de injusticias, tan parecida a la fijación del personaje Antonio Conselheiro en la obra la Guerra del fin del mundo de Mario Vargas Llosa al llamar a la naciente República brasileña de “demonio” a vencer. 
Con esta salvedad, se considera la obra de Centeno (2014) como una perspectiva discreta y generalizada de la formación de los Estados latinoamericanos, aunque tampoco la descartamos por completo; puesto que, es importante para comprender el contraste histórico, económico, social y político que existe entre América Latina y Europa. En este sentido, se toma en cuenta las características de los Estados latinoamericanos, guerra total y limitada, mayor importancia de guerras internas que externas, economía primario-exportadora dependiente, dinámica socio-política, dependencia aduanera para la recaudación fiscal. 
Variables que desde la perspectiva de la hipótesis económica y militar nos brindan un panorama general de la formación del Estado latinoamericano que desde el inicio de su complejidad se muestra dilucidada por la repetición del modelo europeo en una suerte de plagio errado de los mecanismos institucionales oportunos para las necesidades regionales de los países latinoamericanos. Por ello, el análisis de Centeno (2014) nos proporciona algunos elementos para comprender este plagio errado desde una mirada crítica y reinterpretativa. 
2. Características de los Estados latinoamericanos
Los Estados latinoamericanos son la configuración del modelo europeo, pero sin la especificación monopolística del poder y la coerción. Por lo tanto, se aleja de la idea de propiciador de la “integración física de la sociedad” (CENTENO, 2014, p. 27), debido a que los Estados latinoamericanos fracasaron en el establecimiento de un sentimiento nacional y de una identidad territorial. Por ello, es frecuente en la actualidad encontrar apego regional más que nacional dentro de los países. Por ejemplo, un loretano se considera más amazónico que peruano por la escasa presencia estatal, una muestra del rezago institucional que sufre el Perú hasta la actualidad. 
En este sentido, los Estados latinoamericanos sufrieron de una escasa aplicación de políticas liberales en el siglo XIX que sustentó un estado de dependencia económica; puesto que, como países periféricos se concentraron en la exportación de materias primas sin valor agregado, lo que reducía el potencial competitivo en el mercado internacional de las economías domésticas. 
Por ello, como apunta Centeno (2014, p. 29) los Estados latinoamericanos han sido incapaces de lograr una autosuficiencia económica, así como se mostraron como naciones con una fragilidad fiscal extrema. Este fracaso institucional y estructural se vio acompañado de fracasos políticos latentes, debido a que la mayoría de los países latinoamericanos vivieron procesos autoritarios con uso divergente de la fuerza por lo que la “capacidad del Estado para mantener el monopolio por medio de la violencia o la territorialidad ha sido siempre sospechosa” (CENTENO, 2014, p. 30).
En esta perspectiva, los Estados latinoamericanos han sido durante décadas los responsables de la muerte de sus ciudadanos; puesto que, los servicios básicos que todo Estado (a lo europeo) debe brindar a la comunidad es minúsculo. Esta situación se debe a la centralización del aparato estatal y a la geografía misma de los países latinoamericanos. Un ejemplo claro de este aspecto es la masificación de recursos para las principales capitales latinoamericanas, que dejan de lado regiones andinas y amazónicas, ya sea por la lejanía y el desinterés estatal o la desidia colectiva y el racismo. Así, las comunidades alejadas resuelven sus problemas por sí mismos y dejan de lado el aporte del Estado, al punto de considerarlo como un opresor que actúa en detrimento del desarrollo sostenible de los pueblos de la latinoamericana profunda. 
Esta precariedad de imposición de la violencia es el resultado básico de un Estado latinoamericano con escasa historia conflictiva en términos internacionales; puesto que, la mayoría de conflictos fueron de cuño doméstico que condicionaba la integración nacional. De esta forma, el “Estado latinoamericano, por lo tanto parece haber actuado de una manera muy diferente a la de los Estados europeos. En otras palabras, no podemos construir un significado en torno a la fuerza del Estado latinoamericano sobre la base de su desempeño como un protector” (CENTENO, 2014, p. 35)
En suma, los Estados latinoamericanos poseen las siguientes características:
· Ineficiencia administrativa
· Incapacidad de integración 
· Deficiencia policial 
· Estratificación sociopolítica
· Separación de la realidad latinoamericana
· Incapacidad para responder a las necesidades comunitarias 
· Escasa capacidad para recaudar impuestos 
· Un liderazgo carente de aceptación popular 
· Uso del monopolio de la violencia mínima 
· Dependencia de las interacciones internacionales, especialmente del mercado internacional. 
En esta perspectiva, los Estados latinoamericanos se vieron sumidos en una incerteza administrativa y una dependencia política y legal, además de económica; puesto que, la mayoría de constituciones estuvieron inspiradas en el modelo estadounidense y que propició la rivalidad política entre conservadores y liberales. Una situación que tendría sus repercusiones en la dinámica política de los Estados latinoamericanos debido a que la mayoría de representantes no respondían a las necesidades de los complejos grupos sociales, étnicos y lingüísticos de las comunidades afincadas en territorio latinoamericano. 
Así, los Estados latinoamericanos sufrieron de un traumatismo craneoencefálico; puesto que, recibieron el golpe de una exigencia histórica que no pudieron guiar. Además, los rezagos de la competencia política y social provocaron un derramamiento de sangre en casi todo el siglo XIX y mitad del siglo XX tan innecesario como aterrador; puesto que, sumieron a los nacientes Estados latinoamericanos en una suerte de laberinto de la muerte del cual salieron a duras penas y que tiene en la actualidad una huella imborrable expuesta en el olvido que algunas comunidades viven debido a la escasa presencia estatal en la mayoría de países latinoamericanos.3. Guerra total y limitada
El poder de los Estados latinoamericanos en referencia a la guerra es limitada, debido a la escasa capacidad de estos para afrontar procesos de larga data y de guerras prolongadas; puesto que, las capacidades geográficas, institucionales, militares y económicas son nimias. Por ello, el poder “del Estado latinoamericano siempre ha sido superficial y controvertido” (CENTENO, 2014, p. 42) por lo que no ha significado un peligro latente para la configuración territorial. Además de que la “violencia política en Latinoamérica ha ocurrido, en gran parte, en el interior de las sociedades antes que entre naciones vecinas” (CENTENO, 2014, p. 45). 
En este sentido, en Latinoamérica se han vivido procesos de guerras limitadas que comparadas a las guerras contemporáneas se ven relegadas a la lucha entre bandos pequeños y de escasa integración nacional por lo que se deslindan completamente de las guerras suscitadas en territorio europeo que vieron su expansión en la Revolución Militar del siglo XVII tras conseguir un aumento masivo de niveles de destrucción y consecuencias catastróficas con la Revolución Francesa, las guerras Napoleónicas, posteriormente la guerra de Crimea y la Guerra Civil de Estados Unidos, que con la réplica histórica se llegaron a concretarse dos guerras mundiales con resultados de exterminio de la mayoría de la población europea de la época. 
Aquí podemos considerar características de la guerra total que es señalada por Centeno (2014, p. 51) como: 
a) El aumento de la letalidad en el campo de batalla
b) La expansión de la zona de muerte para incluir no solo a ciento de kilómetros del frente batalla, sino a objetivos civiles
c) La asociación con una forma de moral o cruzada ideológica a favor de la satanización del enemigo
d) La participación de una parte significativa de la población en combate directo o de apoyo
e) La militarización de la sociedad 
Estos aspectos de la guerra total contraria a la guerra limitada desarrollada por los Estados latinoamericanos implican que los Estados tengan la capacidad suficiente de acción que va desde la unidad nacional hasta la recaudación necesaria de dinero para mantener los períodos críticos de la guerra. En este sentido, Centeno (2014, p. 52) analizando las características de la guerra total y haciendo hincapié en la potencialidad de los Estados indica que los Estados deben ser capaces de lo siguiente:
a) Reunir y concentrar grandes cantidades de personal y material en un tiempo corto
b) Ampliar esfuerzos en cientos, si no miles de kilómetros
c) Establecer algún tipo de mensaje ideológico coherente
d) Convencer a un número significativo de la población para que acepte la autoridad militar directa sobre sus vidas
e) Transformar sus sociedades para responder a estos retos. 
En esta interpretación los Estados latinoamericanos no tendrían ningún aliciente al respecto; puesto que, carecerían de cualquiera de los elementos señalados por Centeno (2014, p. 52) para lidiar una guerra de gran escala. Por ello, están más vinculados a las características de una guerra limitada que posee las siguientes características:
a) Los conflictos son de corta duración con momentos aislados de ferocidad
b) Se limitan a pocas y pequeñas zonas geográficas
c) Se desarrollan entre los Estados que comparten perfiles ideológicos o culturales y se originan en los enfrentamientos económicos o fronterizos
d) Son libradas bien sea por ejércitos mercenarios profesionales o por aquellos conscriptos de clase baja
e) Pueden ser prácticamente ignoradas por los civiles comunes. No requieren sacrificios personales o fiscales dramáticos o de un Estado fuerte para imponerlas. 
Así tenemos ejemplos de guerras limitadas entre los Estados latinoamericanos como la Guerra del Pacífico entre Perú y Chile que solo involucró a la gran parte de la zona costera de los dos países así como la pérdida de territorios fronterizos por parte de Perú al intentar defender a Bolivia en una guerra que no pertenecía a los peruanos, pero por intereses de Reino Unido en el guano y el salitre, era importante colocar a Perú en el conflicto. En consecuencia, la guerra fue limitada debido a pequeños enfrentamientos y uso de armas de poca escala, que propiciaban la longevidad de la guerra, pero que menguaba la capacidad de la invasión chilena a territorio peruano; puesto que, el Estado chileno no podía invadir completamente Perú debido a sus escasos recursos a pesar del avance significativo tras la llegada de tropas chilenas a la capital peruana. 
La Guerra del Pacífico nos recuerda en este sentido a los conflictos de la Guerra de los Cien Años europeo, donde solamente las clases sociales en el poder se vinculaban con la guerra y la financiaban y alejaban al vulgo de la crisis bélica. Por ello, tenemos a grupos andinos campesinos con nimia preparación militar en el caso peruano, enfrentándose a una milicia chilena preparada por una potencia mundial: Reino Unido. 
¿Pero por qué ocurrió en el caso peruano la pérdida de la guerra frente al país de la estrella solitaria? La respuesta a esta pregunta está vinculada a la incapacidad estatal peruana de la época; puesto que, la mayoría de militares peruanos pertenecían a las clases acomodadas y aristocráticas de la época sin ningún apego nacional ni un plan certero de progreso nacional. Así, las clases sociales menos favorecidas que en la época estaban compuestos por indígenas y negros no hacían parte de la élite militar por lo que significó un elemento que llevó al fracaso en la guerra el Estado peruano del siglo XIX. Incluso, estas clases sociales menos favorecidas no participaban de la elección de sus líderes y tampoco formaban parte de los factores de producción, una situación que contrastaba con la participación electoral en los países europeos, tal como lo muestra la figura1. En suma, el Estado peruano carecía de apoyo popular, estaba afincado en una aristocracia badulaque y cacasena. Por ello, la guerra solo se vivió en territorio costeño con escasa reincidencia en la partida andina y amazónica peruana. Lo que demuestra que el Perú del siglo XIX era un Estado fallido y no podía sostener una guerra prolongada ni mucho menos una defensa de su territorio nacional como lo suscitado en la Guerra del Pacífico. 
Figura 1. Participación electoral (% población total)
En suma, según Centeno (2014) las guerras totales son importantes para la construcción del Estado, por lo que los Estados latinoamericanos se alejarían de esta tipificación de guerras, debido a que no cumplen con los siguientes parámetros:
a) Aumento de la capacidad del Estado para extraer recursos
b) Centralización del poder en las capitales nacionales y la gradual desaparición de las lealtades o identidades regionales 
c) Fortalecimiento de los vínculos emocionales entre la población
d) Cambio cualitativo en la relación del individuo con las instituciones estatales
Por consiguiente, el autor remarcando su interés por la necesidad de una guerra total entre los Estados latinoamericanos para situarla en el progreso de nación, indica que “las guerras totales parecen producir Estados más ricos y poderosos, con conexiones más íntimas con la mayoría de las poblaciones que viven en sus territorios” (CENTENO, 2014, p. 53-54). Una perspectiva que sitúa a los Estados latinoamericanos como pobres y carentes de estructura e institucionalidad propia. 
4. Mayor número e importancia de guerras internas que externas en América Latina
En Latinoamérica es fácil observar que los conflictos más importantes están centrados en disputas internas, regionales, donde los caudillos intentan apoderarse de la institucionalidad del Estado. Por ello, no existe una independencia política y militar; puesto que, la élite política y bélica está más interesada en ejercer influencia en la apropiación de nuevas tierras que en la formación de un Estado nacional. 
Por consiguiente, tras la independencia del yugo colonial, en Latinoamérica aún quedaban los rastros de la disputa entre grupos sociales y étnicos en laregión. Así, por ejemplo en Perú, los criollos exigían una mayor participación en las decisiones políticas y los españoles que aún habían quedado en el territorio costeño-andino-amazónico, se apoderaban de la mayor cantidad de tierras de explotación. 
Incluso, las principales órdenes religiosas tenían una fuerte influencia en la toma de decisiones políticas que condicionaba el quehacer del aparato estatal. Por ello, se tenía por ejemplo a los jesuitas con un sinnúmero de hectáreas de viviendas y tierras agrícolas. Además, estas estaban a cargo de la educación de la población, debido a la incapacidad del Estado para ejercer su poder de guiador y propiciador de cambios. De esta manera, la educación se vio condicionada al poder económico de aquellos que formaban parte de una aristocracia católica influyente, lo que provocó un empobrecimiento de las clases sociales pobres, especialmente de esclavos, andinos y amazónicos. 
Una situación que afianzó los conflictos regionales dentro de los Estados latinoamericanos, por ejemplo, en Perú los civilistas se peleaban contra los militares, los pierolistas eran rechazados por traidores de la patria, el campesinado empezaba a configurar un grupo peligroso para las clases políticas de la élite por lo que era necesaria la eliminación de sus líderes. Incluso podemos ver esta crisis político-social en el siglo XX con los constantes golpes de Estado suscitados en todos los países latinoamericanos y sus constantes explosiones sociales. 
De esta manera, son mayores los conflictos internos que los internacionales dentro de la configuración de los Estados latinoamericanos tal como lo muestran la figura 2 y figura 3. 
Figura 2. Principales Guerras civiles en América Latina
Figura 3. Principales guerras internacionales entre países latinoamericanos
Estas dos figuras muestran que los Estados latinoamericanos estaban más preocupados en la resolución de sus conflictos internos que en la búsqueda de un posicionamiento regional en Latinoamérica; puesto que, era más importante el apoderamiento de los recursos nacionales que la imposición a otros Estados. Además, dada la ubicación geográfica compleja de la mayoría de Estados latinoamericanos, era imposible una guerra total; puesto que, no existían las capacidades económicas ni militares para recurrir a una invasión territorial de gran escala que permitiese el fortalecimiento de un Estado en detrimento de otro. En este sentido, Latinoamérica se presenta como un espacio en donde es “difícil matarse”. 
5. Economía primaria-exportadora dependiente 
En el proceso de integración internacional, los Estados latinoamericanos se muestran en la zaga; puesto que, tras del desarrollo del capitalismo, formaron parte de un sistema internacional donde el comercio internacional definía el progreso de sus economías. En este sentido, en América Latina se vive una regresión comportamental de los factores de producción, debido a que actúan como una zona de reserva de recursos naturales con escaso valor agregado. 
Por lo tanto, los Estados latinoamericanos poseen una economía doméstica frágil en comparación a los Estados europeos porque recaudan pocos impuestos a sus ciudadanos y dependen exclusivamente de la exportación de productos primarios. Ejemplos podemos citar en la bonanza del guano y el salitre, el café, la caña de azúcar, etc. En este sentido, los Estados latinoamericanos colocan sus intereses en la exportación de recursos naturales, pero con capital extranjero, lo que condicionaba su independencia financiera. De esta manera, respondían a las necesidades de consumo no de sus economías internas sino a las exigencias de los mercados internacionales, especialmente británicos y estadounidenses. 
Por ende, los Estados latinoamericanos se posicionaron en la periferia del desarrollo económico dada la precariedad de su sistema económico, donde se podía observar una heterogeneidad de la dinámica de los factores de producción. Así en territorio latinoamericano convivían la extracción de minerales, el sembrío de papa, sectores considerados industriales, que podría considerarse como diversificado, pero que aumentaba las diferencias entre las clases sociales inmiscuidas en la producción. 
Así, las economías latinoamericanas poseían una estructura carente de expansión y diversificación productiva, debido al escaso interés de la burguesía latinoamericana de la época porque como apuntaba Mariátegui en sus 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, las clases oligárquicas carecían de apego nacional por lo que en la mayoría de los casos atendían a la imposición foránea, especialmente imperialista que explotaban los recursos naturales sin contribuir al desarrollo de las comunidades participantes como mano de obra. 
En este sentido, si el mercado internacional precisaba de materias primas, las arcas de los Estados latinoamericanos tenían números positivos; sin embargo, si se daban conflictos bélicos de escala global como la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, la exportación de materias disminuía considerablemente, provocando una disminución de la capacidad productiva de la economía doméstica. 
Esta situación estaba condicionada a la incapacidad estatal para construir una industria propia porque en la percepción de Centeno (2014) los Estados latinoamericanos dada las guerras limitadas que protagonizaron no tuvieron la necesidad de ampliar su espacio de influencia. Por ello, la industrialización careció de un aceleramiento debido a que no existía la necesidad de, por ejemplo, producir armas y alimentos a gran escala como lo suscitado en Europa durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. 
Además, con la falta de una industria propia que permitiese la independencia económica de los Estados latinoamericanos se agravó la situación de recaudación fiscal que eliminaba cualquier posibilidad de acumulación de riquezas con la finalidad de mejorar la institucionalidad del Estado. Así es latente la diferencia de la recaudación pública en porcentajes de PBI de un país europeo y latinoamericano, tal como lo muestra la figura 4 al comparar Reino Unido y Chile. 
Figura 4. Receita pública (% do PIB) do Reino Unido e do Chile
	
En la figura 4 se muestra que Reino Unido y Francia a lo largo de su constitución estatal pudieron establecer parámetros de recaudación sostenidos. Por el contrario, Brasil, Chile y Colombia aún mantenían índices mínimos de recaudación fiscal lo que condicionada la inversión en la mejora de los mecanismos de control estatal. 
6. Dinámica socio-política 
La dinámica socio-política, por lo tanto, de los Estados latinoamericanos estaba adscrita a una lucha de clases por el poder, además de una dependencia estructural hacia el capital directo extranjero, así como de la recaudación de impuestos aduaneros del comercio internacional. 
Por consiguiente, el Estado aún no se considera autónomo en referencia a la aceptación social debido al condicionamiento de las interacciones sociales situadas en la discriminación de las clases subalternas que no poseen representatividad estatal, lo que promueve una idea de nación carente de toda euforia colectiva. 
Los partidos políticos se disputan el poder del parlamento en una suerte de guerra de guerrillas donde cada grupo parlamentario tiene intereses basados en fortalecer su independencia financiera así como afincarse en el poder contrariando los intereses de las clases subalternas. Por ende, la dinámica socio-política de los Estados latinoamericanos está plagada de ejemplos catastróficos de luchas políticas y militares, tales como golpes de Estado y enfrentamientos de grupos subversivos contra los Estados latinoamericanos. 
En este sentido, la dinámica social-política latinoamericana se muestra polarizada en términos generales, debido a la escasa capacidad estatal de menguar los conflictos internos y la ineficiencia de los mecanismos estatales para la resolución de las necesidades internas de la población. 
Por lo tanto, el Estado latinoamericano sufre de una diseminaciónde errores institucionales configurado por una masiva centralización de los poderes en las capitales y una escasa descentralización de los recursos estatales para las regiones. En este sentido, tenemos Estados latinoamericanos situados en una estructura de poder fuera de la realidad de nacional. 
En consecuencia, la relación socio-política estaba caracterizada por los siguientes aspectos:
· Política alejada de la realidad latinoamericana
· Conflictos entre grupos de poder
· Clases subalternas disconformes 
· Clase política elitista y estratificada 
· Factores económicos disminuidos por la toma de decisiones de las clases políticas oligárquicas. 
7. Dependencia aduanera para las recaudaciones fiscales 
Finalmente, los Estados latino-americanos sufren de una dependencia aduanera debido a la exportación de materias primas y a la nimia capacidad estatal para crear nuevos sectores económicos. Esta situación los expone a una dependencia de la volatilidad del comercio internacional lo que significa que cuando el mercado precisa de materias primas, los Estados latinoamericanos tienden a mantener saldos positivos en sus balanzas comerciales; sin embargo, cuando los precios bajan se producen crisis en las economías latinoamericanas. 
De esta manera, los Estados latinoamericanos forman parte de la periferia económica; puesto que, están constituidos por sectores productivos con escasa evolución industrial, así las economías latinoamericanas distan demasiado de la independencia de la recaudación de impuestos de los países europeos, tal como lo muestra la figura 5. 
Figura 5. Arrecadação de impostos sobre o comércio exterior (% da arrecadação total)
Fuente: Dirección de Contabilidad, Buescu, Flora. 
En este sentido, como sostiene la teoría de la dependencia, las economías latinoamericanas no “pueden esperar desarrollar Estados que cumplan con todas las tareas requeridas para gobernar y dirigir un país (…) el escaso desarrollo de las élites nacionales, la abrumadora influencia de las potencias mundiales y la posición marginal de estos Estados dentro de una economía global” (KAPLAN, 1974, p. 40) provocan que los Estados latinoamericanos estén al margen de la independencia total: económica y política. Una situación que presenta sus rezagos en la dinámica de los países latinoamericanos en el sistema internacional. En síntesis, las características expuestas sobre los Estados latinoamericanos son el resultado de un proceso histórico, político y económico complejo que tiene su punto de ebullición en la contradicción estructural y la dependencia institucional.
Referencias
· CENTENO, M. Sangre y deuda. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2014. 
· KAPLAN, M. Formación del Estado nacional en América Latina. Buenos Aires: Amorrortu, 1969.
· KAPLAN, M. La concentración del poder político a escala mundial. México: Fondo de Cultura Económica, 1974. 
· MARIÁTEGUI, J. 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Venezuela: Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007. 
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