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La Estrategia Total en Beaufre - Miguel Negrete Gonzalez

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La Estrategia Total en Beaufre 
 
En su libro Introducción a la Estrategia, Beaufre somete a crítica el antiguo concepto 
de estrategia también utilizado por Clausewitz hasta Liddell Hart y Raymond Aron. Ese 
concepto según el cual “la estrategia es el arte de emplear las fuerzas militares para 
alcanzar los resultados fijados por la política”1 adolecería de dos problemas. Por una parte, 
de estrechez, pues sólo concerniría a las fuerzas militares. Por otra parte, por abarcar al 
conjunto del arte militar, vale decir, no sólo a la estrategia sino que además a la táctica y la 
logística. Beaufre entonces replantea este concepto como “el arte de hacer que la fuerza 
concurra para alcanzar las metas de la política”2 
 Con esta definición, Beaufre intenta ubicar el concepto de estrategia en un campo 
distinto. Por una parte amplía el concepto de fuerza a un campo más amplio que el solo uso 
de las armas y por otra parte distingue la estrategia de la táctica y también de la logística en 
tanto éstas últimas comportarían sólo “a la combinación de las cosas materiales” y más 
cercanas por lo tanto al arte del ingeniero. 
De todos modos se puede afirmar como punto de partida, que la diferencia 
fundamental entonces entre el planteamiento de Beaufre con relación a Clausewitz es la 
reubicación del concepto de estrategia en un campo más amplio que el puramente militar y 
que sería atingente a la política en general. 
 Para el objetivo de este trabajo se hace indispensable realizar un análisis crítico de la 
obra de Beaufre, pero esto no significará restarle los grandes méritos que también posee. La 
obra de Beaufre abre un campo de investigación y elaboración teórica ante un problema que 
parecía agotado, pero que sin embargo como lo han probado los hechos políticos que nos 
ha tocado vivir hasta el día de hoy, encierra una gran potencialidad en la nueva perspectiva 
abierta a partir de sus elaboraciones. Su concepción de la Estrategia Total retoma en cierta 
forma la estrategia total, que como el mismo Beaufre piensa, siempre han utilizado de una u 
otra manera los Estados desde la guerra militar clásica3 (no obstante en su momento haré 
una crítica a esta idea), pero la eleva a un nivel que permite conceptualizarla, desarrollarla y 
también -y este es otro de sus méritos- criticarla desde una perspectiva teórica. 
Como he dicho sin embargo, apuntaré fundamentalmente a un juicio crítico, pues se 
trata de replantear el tema estratégico justamente a partir de los aspectos en que a mi juicio 
la obra de Beaufre decae o falla. En este camino intentaré construir una concepción 
diferente, aunque inspirada en la idea central de una Estrategia Total, con la intención de 
agregar ideas para comprender y enfrentar de una manera más adecuada el decurso político 
mundial. 
La estrategia y la política en la concepción de Beaufre 
Retomemos el hilo conductor del análisis según el cual la diferencia fundamental entre 
el antiguo concepto de estrategia y el establecido por Beaufre, residía en la ampliación de 
 
1 BEAUFRE, André, Introducción a la Estrategia, Instituto de Estudios Políticos, Madrid; 1965, Pág. 28. 
 
2 Ibid, Pág. 29. 
3 Ibid, Pp. 61, 62, 117. 
este último a un ámbito atingente a la política en general, en el que la fuerza concurre junto a 
otros factores para conseguir determinados objetivos políticos. 
Sin embargo, más adelante Beaufre se pregunta: “¿Qué es, pues (la estrategia), si no 
se sitúa ni en el plano de las cosas materiales ni en el plano de la política?”4 
Llama la atención que sin un previo análisis, una vez delimitado el campo de la 
estrategia “por abajo”, al separarla del arte del ingeniero, postule un corte tajante también 
“por arriba”, separándola de la política sin ninguna explicación. Esta falta de análisis, lo 
conducirá a una falencia en su conceptualización que tratará de suplir, a mi juicio, de una 
manera inconveniente. 
También llama la atención el que se formule una pregunta en la cual ya se trasunta 
una respuesta y que por lo tanto nos puede hacer pensar que aquélla está mal formulada. 
Esto es lo que se desprende de la pregunta que ya adelanta lo que la estrategia no sería y 
por lo tanto restringiendo desde el comienzo y sin previo análisis lo que podría ser. La 
pregunta además agrega un problema adicional. Al delimitar la estrategia “por arriba” con la 
política, no sólo está fijando los límites del concepto de estrategia, sino también está fijando 
los límites y la conceptualización de la política misma. Para nadie está vedado el conceptuar 
la política de una manera distinta, pero llama la atención que se haga una afirmación tajante 
en este terreno sin previo análisis. Veremos más adelante como su propuesta crea más 
problemas que soluciones. 
A lo largo de su obra, Beaufre no deja de aclarar que la estrategia es un 
instrumento de la política y en tanto tal su fin es lograr los objetivos fijados por 
aquélla5. Sin embargo no hay en su obra una conceptualización de lo que sería la política, 
que si bien no es el objetivo que se plantea, de todos modos y por lo mismo queda reducida 
hasta el momento a eso, fijar objetivos. A pesar de ello y sin presuponer que Beaufre 
defendería un planteamiento reducido de la política, intentaré obtener de sus propios análisis 
la consecuencia de sus ideas que nos llevan a ese juicio. 
Partiré del hecho que cuando Beaufre habla de estrategia, piensa en el 
cumplimiento de los objetivos en que la fuerza concurre junto a otros factores para 
lograrlos y por lo tanto, apelando al hecho que la estrategia sería tal, sólo en el caso 
en que participe también la fuerza6. Así, el objetivo de la estrategia se restringiría a 
diseñar los caminos para conseguir los objetivos políticos, en tanto la consecución de 
estos objetivos requirieran de una u otra manera el rol de la fuerza. 
 
Caso de un uso matizado de la fuerza 
Como el uso de la fuerza puede ofrecer las más variadas gradaciones, en 
determinado momento Beaufre introduce la idea de un “empleo matizado de la 
fuerza”7, situación que se diferencia grandemente de su uso abierto y también tiene una 
 
4 Ibid, Pág. 29. 
5 Ibid, Pp. 30, 59. 
6 Ibid, Pág. 153. 
7 Ibid, Pág. 153. 
diferencia de principio con la ausencia absoluta del uso de la fuerza en cualquiera de sus 
grados. Por lo tanto y retomando el hilo de mi razonamiento, puesto que la estrategia sólo 
sería atingente cuando confluya el uso de la fuerza, podría pensarse que sería la “política” 
quien, en la concepción de Beaufre, cubriría el ámbito donde hubiese “un uso muy matizado 
de la fuerza” o donde ésta estuviese ausente de manera absoluta. 
En este marco hipotético se podría pensar que el rol de la política sería no sólo 
determinar los objetivos sino además, diseñar caminos para llegar a ellos en tanto estos 
caminos comportaran un uso muy matizado de la fuerza o no lo comportaran en absoluto, si 
una tal situación pudiera darse. 
Sin embargo Beaufre insiste en restar a la política toda posibilidad de inmiscuirse en 
el terreno pertinente a los caminos diseñados para la consecución de cualquiera de sus 
objetivos. En el capítulo de su obra Introducción a la Estrategia donde trata de las 
estrategias directa e indirecta, Beaufre critica con razón a quienes piensan que en el 
caso de la estrategia indirecta, en que en ciertos períodos hay un uso matizado de la 
fuerza, no sería pertinente la estrategia, sino que eso debiera dirimirse en el terreno 
meramente político. Beaufre piensa que cuando tiene lugar el uso de la fuerza, por 
matizada que ésta sea, se debe considerar pertinente la estrategia8. 
Como vimos anteriormente, Beaufre cree que la política deja de existir al entrar 
en el campo de la estrategia y en este sentido es interesante constatar como sus 
críticos cometen el prejuicio contrario al pensar que la estrategia dejaría de existir al 
entrar al campo de la “política”. 
 
Caso de ausencia absoluta del uso de la fuerza y la política 
No obstante lo anterior, una vez queBeaufre critica con razón el que se quiera 
considerar fuera del campo de la estrategia la consecución de objetivos políticos en que se 
requiera sólo un uso matizado de la fuerza, podríamos pensar entonces la pertinencia de la 
“política” cuando no se requiriera el uso de la fuerza, en ningún grado. 
Pero analicemos el planteamiento de Beaufre de una manera más completa. 
Primeramente hace una gruesa división entre la política y la estrategia. La primera fija 
los objetivos políticos y la segunda es el arte de conseguirlos. Luego surgen los 
críticos quienes piensan que en el caso de un uso matizado de la fuerza o en el caso 
en que no haya empleo de la fuerza para alcanzar algún objetivo político, como 
plantean que podría ocurrir en el caso de una estrategia indirecta, ya no se estaría en 
el campo de la estrategia sino en el campo de la “política”. 
Beaufre responde con razón que la estrategia indirecta no se debe considerar 
aisladamente como un polo en contradicción con la estrategia directa. Si se analizan dos 
casos extremos, veremos que en el caso de la estrategia nuclear directa la estrategia 
indirecta es el complemento de la estrategia directa9, y en el otro extremo cuando no se tiene 
la fuerza de las armas, la estrategia indirecta es lo que sustituye la fuerza material de la que 
 
8 Ibid, Pp. 153, 154. 
9 Ibid, Pág. 150. 
se carece o se tiene en muy pequeño grado10. Por lo tanto reivindica aquí la relación 
estrecha que existiría entre la estrategia indirecta y la fuerza, la cual no deja de estar 
presente. 
Luego insiste que en el caso de la estrategia indirecta el uso matizado de la fuerza, 
“no debe llamar a engaño respecto a la importancia de su papel”11. Por ejemplo al referirse al 
equilibrio nuclear en el caso del período de la Guerra Fría, plantea que en la estrategia 
indirecta, “la fuerza es necesaria para explotar (o amenazar con explotar) (subrayado G.E.) 
las situaciones creadas por la maniobra psicológica”, luego agrega que esto “sigue siendo 
verdad incluso si la acción requiere la presencia de algunos cascos azules de la ONU, o de 
algunos gorilas de Katanga”. Para terminar agrega “…(la fuerza) puede ser muy pequeña, no 
es nunca nula. Sin ella ya no habría estrategia”12. 
La respuesta de Beaufre está muy bien y la comparto, pero pregunto, ¿y qué habría 
en ausencia de la fuerza?. Al suspender el razonamiento en este punto Beaufre abre la 
puerta a sus críticos, quienes plantean que allí comenzaría la “política”. 
En otras palabras, si bien Beaufre tiene razón al plantear que la fuerza no es nunca 
nula, no da cuenta de todas las implicancias de este hecho, en cuanto a que no sólo la 
estrategia no podría existir si no existiera la necesidad del uso de la fuerza, sino que 
desaparecería la política misma, o por lo menos la política tal como toda la historia de la 
humanidad la ha conocido hasta ahora. 
Pero Beaufre no puede llegar a esta conclusión pues no desarrolla una concepción de 
la política coherente con su planteamiento. En este sentido se puede constatar que el 
separar tajantemente la estrategia de la política, sin tener una concepción de la política, lo 
lleva a diversas incoherencias que presenta el desarrollo de su pensamiento. 
Así Beaufre plantea …“Considerar la estrategia indirecta una política, es cometer una 
grave confusión de géneros. En efecto, la política, cuyo papel es fijar los objetivos y definir el 
volumen de medios a consagrar a su logro, tendrá que decidir si el objetivo que se quiere 
alcanzar habrá de ser perseguido o no por los caminos de la estrategia indirecta. Pero la 
dirección de esta estrategia ya no pertenece a la política, sino a la estrategia; es decir, que el 
empleo de la fuerza debe estar supeditado a las combinaciones las más estudiadas”13. 
Hasta ahora el rol de la política en Beaufre, quedaba totalmente determinado y 
restringido a la fijación de objetivos y todo lo que correspondía a la forma de lograr esos 
objetivos caía en el ámbito de la estrategia. Pero luego en esta cita, hace entrar por la 
ventana lo que había echado por la puerta al afirmar que la política debe además determinar 
los medios a consagrar a sus logros y dirimir el tipo de estrategia que se debería emplear, 
cuestiones que son de índole diferente a la determinación de los objetivos políticos en el 
sentido que le da Beaufre. 
Algo análogo pero en sentido inverso ocurre también con su concepción de la 
estrategia, la cual hasta ahora estaba consagrada y confinada a cumplir los objetivos fijados 
 
10 Ibid, Pág. 152, 153. 
11 Ibid, Pág. 153. 
12 Ibid, Pág. 153. 
13 Ibid, Pág. 154. 
por la política. Beaufre nos dice que la finalidad de la estrategia sería: “alcanzar los 
objetivos fijados por la política utilizando lo mejor posible los medios de que dispone”14, pero 
no nos dice de donde saldrían los objetivos de la política. Este desconocimiento no sería un 
problema si es que realmente el medio (la estrategia) y el fin (el objetivo político) estuviesen 
perfectamente delimitados. Sin embargo es difícil pensar que los objetivos se pudiesen fijar 
fuera de toda estrategia y que esta última sólo participaría como mero medio. Es difícil 
pensar que en la elección de objetivos no haya participación de un pensamiento estratégico. 
Por ello, en el discurrir de su razonamiento y a pesar de lo que ha afirmado 
anteriormente, Beaufre se ve obligado a inmiscuir a la estrategia en el ámbito de la política. 
Nos dice que “...(la estrategia) por ser el medio de acción de la política internacional, no 
resultando imposible que sus procedimientos sean aplicables al ámbito de la Política a 
secas, e incluso en todos los ámbitos en que se enfrenten dos voluntades”15. Habría que 
agregar que en su obra posterior, Estrategia de la Acción, Beaufre desarrolla nuevamente 
las relaciones entre la estrategia y la política, e intenta incorporar el pensamiento estratégico 
en esta última, sin embargo lo hace una vez que ha construido su edificio teórico y sus 
conceptos en la obra Introducción a la Estrategia bajo el supuesto contrario y luego emplea 
estos conceptos de manera acrítica en su obra posterior. De esta manera se transforma en 
un intento fallido. Tendremos ocasión de analizar en mayor profundidad este tema más 
adelante. 
 
 Resumiendo las funciones de la política en la concepción de Beaufre en su obra 
Introducción a la Estrategia quedaría como sigue: determinar los objetivos, determinar el 
volumen de medios a consagrar a sus logros y definir el tipo de estrategia a seguir. 
 
 
 
14 Ibid, Pág. 30. 
15 Ibid, Pág. 58. 
	La Estrategia Total en Beaufre

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