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La Estrategia Total en Beaufre En su libro Introducción a la Estrategia, Beaufre somete a crítica el antiguo concepto de estrategia también utilizado por Clausewitz hasta Liddell Hart y Raymond Aron. Ese concepto según el cual “la estrategia es el arte de emplear las fuerzas militares para alcanzar los resultados fijados por la política”1 adolecería de dos problemas. Por una parte, de estrechez, pues sólo concerniría a las fuerzas militares. Por otra parte, por abarcar al conjunto del arte militar, vale decir, no sólo a la estrategia sino que además a la táctica y la logística. Beaufre entonces replantea este concepto como “el arte de hacer que la fuerza concurra para alcanzar las metas de la política”2 Con esta definición, Beaufre intenta ubicar el concepto de estrategia en un campo distinto. Por una parte amplía el concepto de fuerza a un campo más amplio que el solo uso de las armas y por otra parte distingue la estrategia de la táctica y también de la logística en tanto éstas últimas comportarían sólo “a la combinación de las cosas materiales” y más cercanas por lo tanto al arte del ingeniero. De todos modos se puede afirmar como punto de partida, que la diferencia fundamental entonces entre el planteamiento de Beaufre con relación a Clausewitz es la reubicación del concepto de estrategia en un campo más amplio que el puramente militar y que sería atingente a la política en general. Para el objetivo de este trabajo se hace indispensable realizar un análisis crítico de la obra de Beaufre, pero esto no significará restarle los grandes méritos que también posee. La obra de Beaufre abre un campo de investigación y elaboración teórica ante un problema que parecía agotado, pero que sin embargo como lo han probado los hechos políticos que nos ha tocado vivir hasta el día de hoy, encierra una gran potencialidad en la nueva perspectiva abierta a partir de sus elaboraciones. Su concepción de la Estrategia Total retoma en cierta forma la estrategia total, que como el mismo Beaufre piensa, siempre han utilizado de una u otra manera los Estados desde la guerra militar clásica3 (no obstante en su momento haré una crítica a esta idea), pero la eleva a un nivel que permite conceptualizarla, desarrollarla y también -y este es otro de sus méritos- criticarla desde una perspectiva teórica. Como he dicho sin embargo, apuntaré fundamentalmente a un juicio crítico, pues se trata de replantear el tema estratégico justamente a partir de los aspectos en que a mi juicio la obra de Beaufre decae o falla. En este camino intentaré construir una concepción diferente, aunque inspirada en la idea central de una Estrategia Total, con la intención de agregar ideas para comprender y enfrentar de una manera más adecuada el decurso político mundial. La estrategia y la política en la concepción de Beaufre Retomemos el hilo conductor del análisis según el cual la diferencia fundamental entre el antiguo concepto de estrategia y el establecido por Beaufre, residía en la ampliación de 1 BEAUFRE, André, Introducción a la Estrategia, Instituto de Estudios Políticos, Madrid; 1965, Pág. 28. 2 Ibid, Pág. 29. 3 Ibid, Pp. 61, 62, 117. este último a un ámbito atingente a la política en general, en el que la fuerza concurre junto a otros factores para conseguir determinados objetivos políticos. Sin embargo, más adelante Beaufre se pregunta: “¿Qué es, pues (la estrategia), si no se sitúa ni en el plano de las cosas materiales ni en el plano de la política?”4 Llama la atención que sin un previo análisis, una vez delimitado el campo de la estrategia “por abajo”, al separarla del arte del ingeniero, postule un corte tajante también “por arriba”, separándola de la política sin ninguna explicación. Esta falta de análisis, lo conducirá a una falencia en su conceptualización que tratará de suplir, a mi juicio, de una manera inconveniente. También llama la atención el que se formule una pregunta en la cual ya se trasunta una respuesta y que por lo tanto nos puede hacer pensar que aquélla está mal formulada. Esto es lo que se desprende de la pregunta que ya adelanta lo que la estrategia no sería y por lo tanto restringiendo desde el comienzo y sin previo análisis lo que podría ser. La pregunta además agrega un problema adicional. Al delimitar la estrategia “por arriba” con la política, no sólo está fijando los límites del concepto de estrategia, sino también está fijando los límites y la conceptualización de la política misma. Para nadie está vedado el conceptuar la política de una manera distinta, pero llama la atención que se haga una afirmación tajante en este terreno sin previo análisis. Veremos más adelante como su propuesta crea más problemas que soluciones. A lo largo de su obra, Beaufre no deja de aclarar que la estrategia es un instrumento de la política y en tanto tal su fin es lograr los objetivos fijados por aquélla5. Sin embargo no hay en su obra una conceptualización de lo que sería la política, que si bien no es el objetivo que se plantea, de todos modos y por lo mismo queda reducida hasta el momento a eso, fijar objetivos. A pesar de ello y sin presuponer que Beaufre defendería un planteamiento reducido de la política, intentaré obtener de sus propios análisis la consecuencia de sus ideas que nos llevan a ese juicio. Partiré del hecho que cuando Beaufre habla de estrategia, piensa en el cumplimiento de los objetivos en que la fuerza concurre junto a otros factores para lograrlos y por lo tanto, apelando al hecho que la estrategia sería tal, sólo en el caso en que participe también la fuerza6. Así, el objetivo de la estrategia se restringiría a diseñar los caminos para conseguir los objetivos políticos, en tanto la consecución de estos objetivos requirieran de una u otra manera el rol de la fuerza. Caso de un uso matizado de la fuerza Como el uso de la fuerza puede ofrecer las más variadas gradaciones, en determinado momento Beaufre introduce la idea de un “empleo matizado de la fuerza”7, situación que se diferencia grandemente de su uso abierto y también tiene una 4 Ibid, Pág. 29. 5 Ibid, Pp. 30, 59. 6 Ibid, Pág. 153. 7 Ibid, Pág. 153. diferencia de principio con la ausencia absoluta del uso de la fuerza en cualquiera de sus grados. Por lo tanto y retomando el hilo de mi razonamiento, puesto que la estrategia sólo sería atingente cuando confluya el uso de la fuerza, podría pensarse que sería la “política” quien, en la concepción de Beaufre, cubriría el ámbito donde hubiese “un uso muy matizado de la fuerza” o donde ésta estuviese ausente de manera absoluta. En este marco hipotético se podría pensar que el rol de la política sería no sólo determinar los objetivos sino además, diseñar caminos para llegar a ellos en tanto estos caminos comportaran un uso muy matizado de la fuerza o no lo comportaran en absoluto, si una tal situación pudiera darse. Sin embargo Beaufre insiste en restar a la política toda posibilidad de inmiscuirse en el terreno pertinente a los caminos diseñados para la consecución de cualquiera de sus objetivos. En el capítulo de su obra Introducción a la Estrategia donde trata de las estrategias directa e indirecta, Beaufre critica con razón a quienes piensan que en el caso de la estrategia indirecta, en que en ciertos períodos hay un uso matizado de la fuerza, no sería pertinente la estrategia, sino que eso debiera dirimirse en el terreno meramente político. Beaufre piensa que cuando tiene lugar el uso de la fuerza, por matizada que ésta sea, se debe considerar pertinente la estrategia8. Como vimos anteriormente, Beaufre cree que la política deja de existir al entrar en el campo de la estrategia y en este sentido es interesante constatar como sus críticos cometen el prejuicio contrario al pensar que la estrategia dejaría de existir al entrar al campo de la “política”. Caso de ausencia absoluta del uso de la fuerza y la política No obstante lo anterior, una vez queBeaufre critica con razón el que se quiera considerar fuera del campo de la estrategia la consecución de objetivos políticos en que se requiera sólo un uso matizado de la fuerza, podríamos pensar entonces la pertinencia de la “política” cuando no se requiriera el uso de la fuerza, en ningún grado. Pero analicemos el planteamiento de Beaufre de una manera más completa. Primeramente hace una gruesa división entre la política y la estrategia. La primera fija los objetivos políticos y la segunda es el arte de conseguirlos. Luego surgen los críticos quienes piensan que en el caso de un uso matizado de la fuerza o en el caso en que no haya empleo de la fuerza para alcanzar algún objetivo político, como plantean que podría ocurrir en el caso de una estrategia indirecta, ya no se estaría en el campo de la estrategia sino en el campo de la “política”. Beaufre responde con razón que la estrategia indirecta no se debe considerar aisladamente como un polo en contradicción con la estrategia directa. Si se analizan dos casos extremos, veremos que en el caso de la estrategia nuclear directa la estrategia indirecta es el complemento de la estrategia directa9, y en el otro extremo cuando no se tiene la fuerza de las armas, la estrategia indirecta es lo que sustituye la fuerza material de la que 8 Ibid, Pp. 153, 154. 9 Ibid, Pág. 150. se carece o se tiene en muy pequeño grado10. Por lo tanto reivindica aquí la relación estrecha que existiría entre la estrategia indirecta y la fuerza, la cual no deja de estar presente. Luego insiste que en el caso de la estrategia indirecta el uso matizado de la fuerza, “no debe llamar a engaño respecto a la importancia de su papel”11. Por ejemplo al referirse al equilibrio nuclear en el caso del período de la Guerra Fría, plantea que en la estrategia indirecta, “la fuerza es necesaria para explotar (o amenazar con explotar) (subrayado G.E.) las situaciones creadas por la maniobra psicológica”, luego agrega que esto “sigue siendo verdad incluso si la acción requiere la presencia de algunos cascos azules de la ONU, o de algunos gorilas de Katanga”. Para terminar agrega “…(la fuerza) puede ser muy pequeña, no es nunca nula. Sin ella ya no habría estrategia”12. La respuesta de Beaufre está muy bien y la comparto, pero pregunto, ¿y qué habría en ausencia de la fuerza?. Al suspender el razonamiento en este punto Beaufre abre la puerta a sus críticos, quienes plantean que allí comenzaría la “política”. En otras palabras, si bien Beaufre tiene razón al plantear que la fuerza no es nunca nula, no da cuenta de todas las implicancias de este hecho, en cuanto a que no sólo la estrategia no podría existir si no existiera la necesidad del uso de la fuerza, sino que desaparecería la política misma, o por lo menos la política tal como toda la historia de la humanidad la ha conocido hasta ahora. Pero Beaufre no puede llegar a esta conclusión pues no desarrolla una concepción de la política coherente con su planteamiento. En este sentido se puede constatar que el separar tajantemente la estrategia de la política, sin tener una concepción de la política, lo lleva a diversas incoherencias que presenta el desarrollo de su pensamiento. Así Beaufre plantea …“Considerar la estrategia indirecta una política, es cometer una grave confusión de géneros. En efecto, la política, cuyo papel es fijar los objetivos y definir el volumen de medios a consagrar a su logro, tendrá que decidir si el objetivo que se quiere alcanzar habrá de ser perseguido o no por los caminos de la estrategia indirecta. Pero la dirección de esta estrategia ya no pertenece a la política, sino a la estrategia; es decir, que el empleo de la fuerza debe estar supeditado a las combinaciones las más estudiadas”13. Hasta ahora el rol de la política en Beaufre, quedaba totalmente determinado y restringido a la fijación de objetivos y todo lo que correspondía a la forma de lograr esos objetivos caía en el ámbito de la estrategia. Pero luego en esta cita, hace entrar por la ventana lo que había echado por la puerta al afirmar que la política debe además determinar los medios a consagrar a sus logros y dirimir el tipo de estrategia que se debería emplear, cuestiones que son de índole diferente a la determinación de los objetivos políticos en el sentido que le da Beaufre. Algo análogo pero en sentido inverso ocurre también con su concepción de la estrategia, la cual hasta ahora estaba consagrada y confinada a cumplir los objetivos fijados 10 Ibid, Pág. 152, 153. 11 Ibid, Pág. 153. 12 Ibid, Pág. 153. 13 Ibid, Pág. 154. por la política. Beaufre nos dice que la finalidad de la estrategia sería: “alcanzar los objetivos fijados por la política utilizando lo mejor posible los medios de que dispone”14, pero no nos dice de donde saldrían los objetivos de la política. Este desconocimiento no sería un problema si es que realmente el medio (la estrategia) y el fin (el objetivo político) estuviesen perfectamente delimitados. Sin embargo es difícil pensar que los objetivos se pudiesen fijar fuera de toda estrategia y que esta última sólo participaría como mero medio. Es difícil pensar que en la elección de objetivos no haya participación de un pensamiento estratégico. Por ello, en el discurrir de su razonamiento y a pesar de lo que ha afirmado anteriormente, Beaufre se ve obligado a inmiscuir a la estrategia en el ámbito de la política. Nos dice que “...(la estrategia) por ser el medio de acción de la política internacional, no resultando imposible que sus procedimientos sean aplicables al ámbito de la Política a secas, e incluso en todos los ámbitos en que se enfrenten dos voluntades”15. Habría que agregar que en su obra posterior, Estrategia de la Acción, Beaufre desarrolla nuevamente las relaciones entre la estrategia y la política, e intenta incorporar el pensamiento estratégico en esta última, sin embargo lo hace una vez que ha construido su edificio teórico y sus conceptos en la obra Introducción a la Estrategia bajo el supuesto contrario y luego emplea estos conceptos de manera acrítica en su obra posterior. De esta manera se transforma en un intento fallido. Tendremos ocasión de analizar en mayor profundidad este tema más adelante. Resumiendo las funciones de la política en la concepción de Beaufre en su obra Introducción a la Estrategia quedaría como sigue: determinar los objetivos, determinar el volumen de medios a consagrar a sus logros y definir el tipo de estrategia a seguir. 14 Ibid, Pág. 30. 15 Ibid, Pág. 58. La Estrategia Total en Beaufre
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