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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 
 FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ARAGÒN 
 
 
 
 
 “EL GRITO DE LA PIEDRA, CANTEROS DE CHIMALHUACÁN 
EN SU LUCHA POR EL OFICIO ANCESTRAL.” 
REPORTAJE 
 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
 LICENCIADA EN COMUNICACIÓN Y PERIODISMO 
 
 
 
 PRESENTA 
 
 TONATZIN AMÉRICA LÓPEZ REYES 
 
 
 
 
 
 ASESOR: 
 
 
 LIC. MARÍA CONCEPCIÓN MARTÍNEZ LÓPEZ 
 
 
 
 
 
 SAN JUAN DE ARAGÓN, EDO. DE MÉX., 2012 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
 
Llegar no fue fácil, pero ¡lo logramos!. Gracias por brindarme su apoyo 
incondicional, no existen palabras para agradecer a todos los que formaron parte 
de este sueño que hoy es una realidad. 
 
Gracias a Dios: 
Por permitirme llegar a este ciclo de mi vida, con el que siempre soñé desde que 
era una niña cuando las letras y los libros eran mis mejores compañeros de 
juegos, por darme la fuerza para seguir adelante y sabiduría para elegir el camino. 
 
Por levantarme y no dejarme caer en los momentos difíciles de mi vida, por poner 
en mi camino angelitos que están a mi lado, me apoyan y son mis guías, a todos 
ustedes les dedico este reportaje. 
 
A mis padres: 
Por estar a mi lado en todo momento, por exigirme dar siempre lo mejor de mí, sin 
conformarme, por mostrarme a través de ejemplos y consejos los valores que hoy 
poseo y confiar en mí al darme la libertad para elegir el camino que yo deseo 
pisar, por ser tan afortunada al tenerlos, los amo, gracias por brindarme su mano y 
nunca soltarme. 
 
A mis abuelos: 
Por enseñarme a luchar día a día sin darme por vencida, heredarme su carácter 
decidido, fuerza para enfrentar los obstáculos, viven en mi corazón y les 
agradezco todo. 
 
A mis hermanos: 
Por sus palabras, por tolerar mis travesuras y en ocasiones groserías, gracias por 
hacerme ver mis errores y tener siempre un buen consejo a flor de labios. 
 
A mis sobrinas y sobrinos: 
Por ser uno de mis grandes motivos para enfrentarme con valentía y entrega a 
todos y cada uno de los proyectos que emprendo, saben que en mí siempre 
tendrán un apoyo y una gran amiga que siempre estará con los brazos abiertos 
para brindarles su cariño y consejos. 
 
A Erick: 
Por confiar en mí, motivarme a seguir adelante sin dejarme vencer y caminar a mi 
lado, por enseñarme a ver la vida con amor y alegría, te amo, gracias por todo mi 
vida. 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y a la Facultad de 
Estudios Superiores (FES) Aragón: 
Por brindarme la oportunidad de aprender y superarme, enseñarme a ser una 
persona analítica y reflexiva, pero sobre todo por darme una educación humanista, 
con ética y valores. 
 
A la mi asesora y sinodales: 
Por brindarme su tiempo, esfuerzo y dedicación, gracias por compartirme sus 
conocimientos porque cada uno de ellos colaboró a la elaboración de un mejor 
trabajo y a la formación de una profesionista con muchos deseos de aprender y 
superarse día a día. 
 
A los canteros y escultores: 
Porque ellos han sido la fuente de mi inspiración, porque me permitieron conocer 
su oficio, vida, costumbres, sueños, ideas, escudriñando en sus secretos y 
sentimientos más profundos. 
 
Porque además de encontrar a excelentes talladores de piedra, encontré en ellos 
grandes amigos que me enseñaron a entregar día a día lo mejor de mí y ejercer mi 
profesión con gusto sin importar las limitantes y obstáculos. 
 
A mis amigas, amigos y conocidos: 
Gracias por confiar en que podía hacerlo, por no dejarme sola, por hacerme saber 
y sentir que siempre están a mi lado, este triunfo es suyo, sin ustedes no lo 
hubiera logrado. 
 
A quienes no creyeron en mí: 
Porque gracias a ellos me aferré a este sueño y luché pese al cansancio, el sueño, 
el desánimo y todas las adversidades. 
 
Quisiera nombrar a todos y cada uno de los que forman parte de este éxito; pero 
las hojas no alcanzarían, a todas las personas que estuvieron involucradas en 
este reportaje los amo y los llevo en mi corazón. 
 
 
 
 
 
 
 
“EL GRITO DE LA PIEDRA, CANTEROS DE CHIMALHUACÁN EN SU LUCHA 
POR EL OFICIO ANCESTRAL.” REPORTAJE 
 
INTRODUCCIÓN 
CAPÍTULO 1 
LOS GUERREROS DE LA PIEDRA 
 Chimalhuacán: caleidoscopio de arte y cultura . . . . . . . . . . . . 2 
 “Xochiaquita la bella” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 
 La comercialización y la escasez de materia prima . . . . . . . . . . . 9 
 El cantero ante la crisis económica y el desempleo . . . . . . . . . . 16 
 La modernidad y tecnología ¿aliado o enemigo? . . . . . . . . . . . 17 
 Las nuevas generaciones de canteros . . . . . . . . . . . . . . . 18 
 Desde el vientre materno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 
 La Escuela-Taller del Cantero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 
 
CAPÍTULO 2 
CHIMALHUACÁN CUNA DE CANTEROS 
 El hombre primitivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 
 La talla en piedra en Chimalhuacantoyac: herencia de los toltecas . . . 28 
 Los Pochotes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 
 Del molcajete a la escultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 
 ¡Oh, alemanes! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39 
 Un tesoro en el corazón del Chimalhuachi . . . . . . . . . . . . . . 40 
 Ramas y especializaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 
 Materiales, técnicas y herramientas . . . . . . . . . . . . . . . 46 
 
 
CAPÍTULO 3 
LA SINFONÍA DEL CINCEL 
 “La Feria Metropolitana Artesanal y Cultural 2009” . . . . . . . . . 53 
 La fiesta de la piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 
 Tallar la piedra, un oficio que no está de moda . . . . . . . . . . .60 
 El Guerrero maya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 
 ¿Dónde jugarán los niños?, la mujer en el concurso de 
 talla en piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .61El ángel de Crescencio y la identidad de Manuel . . . . . . . . . 63 
 Paulo Gregorio: El amor y la muerte . . . . . . . . . . . . . . . 66 
 Dándole vida a la muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 
 El éxtasis de la piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 
 Don Angelito Buendía: a golpe de martillo y cincel . . . . . . . . . 68 
 Madre piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 
 Entre la hermandad y la competencia . . . . . . . . . . . . . . 71 
 Piedras que hablan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 
 
 
 
CAPÍTULO 4 
EL GRITO DE LA PIEDRA 
 La lucha por rescatar el oficio de cantero . . . . . . . . . . . . . 78 
 Abandonados en Lynwood, California (USA) . . . . . . . . . . . 81 
 
 Se subastan artesanías, pagos en cómodas mensualidades . . . . . . 84 
 
 Convenio con Fundación Sebastián . . . . . . . . . . . . . . . 84 
 Proyectos escultóricos con “La Esmeralda” . . . . . . . . . . . . . 85 
 Importancia de preservar la talla en piedra . . . . . . . . . . . . . . 86 
 A manera de conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 
 Anexo 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 
 Anexo 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 
 
FUENTES DE CONSULTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 I 
INTRODUCCIÓN 
 
Los canteros de Chimalhuacán, habitantes de un municipio urbano con altos 
índices de pobreza y marginación, conservan este antiguo oficio que se 
desarrolló desde la época prehispánica, a pesar de sus limitaciones, con 
medios pobres y elementales pero motivados por la nobleza de su corazón. 
 
 Demostrar por qué es importante que el oficio de cantero prevalezca en 
el municipio de Chimalhuacán es el sueño que motivó la creación de este 
reportaje, el cual creció día a día alimentándose de la necesidad de exhortar a 
la juventud a continuar este oficio, que de acuerdo con la tradición oral de los 
pobladores es herencia de los Toltecas, quienes llegaron al municipio luego de 
un largo peregrinar, atraídos por el recinto negro, piedra de gran valor que 
existía en el cerro Chimalhuachi. 
 
 Mi interés en este tema surgió de una anécdota que relataré a 
continuación: Siendo reportera de la Dirección de Comunicación Social del 
Ayuntamiento de Chimalhuacán me enviaron a cubrir una exposición 
escultórica a la Casa de Cultura, era la primera vez que entraba al lugar, lo que 
más llamó mi atención fueron unos bloques de piedra de diversos tamaños y 
figuras, entre ellas cuerpos desnudos, caretas, metates doblados. A pesar de 
que las figuras parecían ser de la misma piedra, los colores variaban entre el 
café, anaranjado y rosa. 
 
 Pensé lo difícil que debía ser convertir un simple pedazo de piedra en 
una figura, en ese momento decidí investigarlo y realizar una nota informativa, 
observé con más detalles las figuras, debajo de cada una estaba escrito el 
nombre de su creador, me encontraba entretenida en eso cuando dio inicio el 
evento. Juan Pablo Buendía Arrieta, director de la Casa de Cultura 
Chimalhuacán en el trienio 2006-2009 presentó a los autores de las piezas: 
Gustavo Néquiz, Hugo César Nájera, Mario Heriberto Buendía y muchos más. 
 
 
II 
 
 Al finalizar me acerqué a los canteros, por su forma de expresarse me di 
cuenta del gran amor que sienten por el arte y la cultura, pero sobre todo por el 
oficio que ejercen; comprendí que una nota informativa no bastaría para dar a 
conocer lo grandioso de su trabajo y la importancia que tiene en la sociedad, 
entonces surgió en mí la necesidad de realizar un trabajo más minucioso, por lo 
que me decidí a realizar un reportaje, por ser el género periodístico más 
adecuado a lo que quiero transmitir. 
 
 Se dice que el reportaje es el más completo de los géneros periodísticos 
porque en él se incluye la entrevista, la crónica, las notas cortas como en la 
columna y de igual manera se interpretan los hechos como en los textos 
opinativos. 
 
 Personalmente considero que el reportaje es, un género a través del 
cual el periodista transporta al espectador a sucesos o vivencias determinadas, 
a través de las letras, las palabras y las imágenes; el periodista hace que en el 
reportaje se escuche la voz de todo aquel que está involucrado en el 
acontecimiento, investiga e indaga hasta las últimas consecuencias, se apega 
a la realidad y la veracidad de los hechos. 
 
 El reportaje que presento es demostrativo, prueba que el oficio de 
cantero podría desaparecer de no atender las problemáticas que enfrenta. Las 
técnicas utilizadas fueron la investigación documental, observación, entrevistas 
y sondeos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 III 
 
 Está dividido en capítulos, en el primero, titulado “Los guerreros de la 
piedra”, brindo un contexto general del municipio de Chimalhuacán, sus 
tradiciones y costumbres, se habla del barrio Xochiaca, conocido por sus 
talladores de piedra; profundizo en la problemática que actualmente enfrentan 
los canteros: el desempleo y la crisis económica, la escasez de materia prima, 
la falta de incentivos que motiven a los jóvenes a aprender el oficio, entre 
muchas otras que han sumido a los canteros en una profunda crisis. 
 
 En el segundo capítulo “Chimalhuacán cuna de canteros”, abordo las 
actividades que realizaba el hombre primitivo, su establecimiento en América y 
las principales culturas prehispánicas que se establecieron en el territorio 
Mesoaméricano, poniendo énfasis en la cultura Tolteca debido a que la 
tradición oral que existe en este municipio señala que esta cultura se estableció 
en territorio chimalhuacano. 
 
 Muestro el Códice Xólotl, el cual documenta la llegada de dos 
personajes al valle de México en la época prehispánica: Acolhua y Chiconcua, 
quienes se encontraron con grupos Toltecas y se mezclaron, de acuerdo con 
las versiones de los nativos de esta fusión surgieron los antepasados 
chimalhuacanos. 
 
 El tercero “La Sinfonía del Cincel”, es una crónica del concurso de talla 
en piedra que se realizó en la “Novena Feria Metropolitana Artesanal y Cultural, 
Chimalhuacán 2009”, que deja testimonio de la participación de jóvenes, 
adultos e incluso ancianos en este concurso, quienes entregan lo mejor de sí 
en cada golpe de martillo y cincel, así como de las pláticas y anécdotas que me 
compartieron los concursantes. Explico sus sueños, inquietudes, añoranzas así 
como sus habilidades y destrezas. 
 
 
 
 
IV 
 
 En el cuarto capítulo, “El Grito de la Piedra”, explico los programas y 
actividades que el gobierno municipal de Chimalhuacán y el gobierno del 
Estado de México han llevado a cabo para preservarla talla en piedra, muchas 
de ellas sin éxito alguno. Escultores de talla internacional como Tiburcio Ortiz, 
Antonio Nava Tirado, Enrique Carvajal “Sebastián” y muchos otros dan su 
punto de vista del porqué es importante que este oficio prevalezca en 
Chimalhuacán. 
 
 En los anexos incluí la convocatoria de la “Feria Metropolitana Artesanal 
y Cultural 2009”, así como la premiación del concurso de talla en piedra. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 1
CAPÍTULO 1 
 LOS GUERREROS DE LA PIEDRA 
 
 Orgullo de un cantero 
 
En años mozos, me tocó vivir 
lo más sublime de mi existir 
labrar, colocar, tallar, pulir 
 de este oficio hacerme sentir. 
 
Que nací bohemio y cantero 
de mi raza, me siento heredero 
cincel, martillo y tintero 
para decirte a mi manera, te quiero… 
 
 
 
 Alejandro Castro Jiménez 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Pieza Madre I, Mario Heriberto Buendía. (Foto: Cortesía Ayuntamiento de 
Chimalhuacán) 
 
 2
Chimalhuacán: caleidoscopio de arte y cultura 
 
A sólo 19 kilómetros en línea recta del Distrito Federal se encuentra 
Chimalhuacán, municipio en el que habitan más de 600 mil habitantes, de acuerdo 
con el Censo de Población y Vivienda 2010 del Instituto Nacional de Estadística y 
Geografía (INEGI), el lugar es conocido por sus orquestas que en los meses de 
febrero, marzo y abril interpretan las notas musicales del Carnaval Sin Fronteras: 
pasos dobles, cuadrillas y virginias. 
 
 A esta tierra de colorido y tradición se le podría comparar con un 
caleidoscopio de arte y cultura porque en este sitio nacieron los artesanos de 
trajes de carnaval que bordan sus sueños con hilos de canutillo de oro y plata. 
 
 Los habitantes de los barrios más antiguos como: San Lorenzo, San 
Agustín, San Pedro, San Juan, etc. bailan cada año con pasión y entrega en el 
carnaval que tiene más de 100 años de tradición, el cual, de acuerdo con los 
chimalhuacanos representa una mofa a los bailes que la burguesía realizaba en 
los tiempos de Carlota y el emperador Maximiliano. 
 
 Chimalhuacán es la tierra en la que se saborea el ahuautle, el pato a la 
basura y los tamales de charales, platillos típicos; la tierra de los olivos, las 
leyendas, los jugadores de frontón y andarines. 
 
 En este municipio se han forjado hombres y mujeres de talento, entrega y 
lucha como el medallista olímpico en Sydney 2000, Noé Hernández Valentín, la 
campeona mundial minimosca de boxeo, Esmeralda Moreno, el medallista de oro 
en carrera de velocidad con obstáculos Flavio Buendía, entre otros personajes. 
 
 Es la tierra en la que se escucha con fuerza el golpe del martillo al chocar 
con el cincel y los grillos al atardecer. 
 
 3
 Está situado dentro del Valle de México, limita al norte con Texcoco, al sur 
con La Paz y Nezahualcóyotl, al oriente con Chicoloapan e Ixtapaluca. Se ubica en 
una saliente de lo que fue el Gran Lago de La Luna o Lago de Texcoco; al pie de 
la única elevación orográfica que existe en el municipio, conocido popularmente 
como el Cerro del Chimalhuache o El Chimalhuachi. 
 
Pese a ser considerado el municipio urbano con mayor marginación de la 
zona, conserva como un gran tesoro el trabajo de alrededor de 300 canteros que 
luchan día a día para que el oficio no desaparezca, Crescencio Buendía es uno de 
ellos, una historia muy singular. 
 
Nació en el barrio Xochiaca hace más de 40 años y ha destacado en la talla 
en piedra, pese a enfrentar muchos obstáculos; su infancia estuvo marcada por la 
pobreza y violencia intrafamiliar, pese a ello siempre fue un niño feliz que se 
esforzaba todos los días por ser el orgullo de su familia, acarreaba agua del pozo 
para las labores que su madre doña Guillermina realizaba en el hogar y cuidaba el 
ganado. 
 
 Nunca fue a la escuela porque a su padre don Alfonso Buendía apenas le 
alcanzaba para darle de comer a sus seis hermanos y siete hermanas, además 
porque nació sordomudo igual que cuatro de sus hermanos. 
 
 A los 13 años su padre decidió enseñarle el oficio de cantero para que le 
ayudara con los gastos del hogar; sin embargo su aprendizaje fue lento debido a 
la discapacidad que padece, situación que le desesperaba mucho a don Alfonso 
quien siempre terminaba pegándole muy fuerte. 
 
 Con señas, y gracias a la traducción de su sobrino Miguel, quien le ayuda a 
Crescencio a comunicarse con las personas, sabemos que pese a todo: “aprendí a 
tallar la piedra y con el tiempo a amar su textura, olor y color.” 
 
 4
 Trabajó en diversos estados de la República Mexicana, era muy feliz 
porque hacía lo que más le gustaba, labraba la piedra con paciencia, esmero y 
dedicación, tenía una buena situación económica, parecía que la vida por fin le 
sonreía hasta que un día notó que sus manos se le comenzaban a hinchar y con 
el tiempo terminaron por deformársele. 
 
Los doctores le diagnosticaron artritis, una enfermedad degenerativa de las 
articulaciones, a partir de ese momento su vida cambió: “me dolió mucho tener 
que dejar de hacer lo que más quiero en esta vida que es tallar la piedra porque 
no podía sostener el martillo y el cincel, varias veces lo intenté pero se me caía”, 
explica con señas. 
 
Cansado de vivir de esta manera, un día Crescencio se decidió a luchar 
contra lo que fuera, improvisó un martillo, le puso un mango largo para poderlo 
atorar en el cinturón de su pantalón y así inició una nueva vida, una nueva forma 
de tallar la piedra. 
 
Realizó muchas artesanías pero desafortunadamente no las ha podido 
vender debido a que: “no hay un lugar en donde las pueda exhibir, llevo cinco 
años intentando venderlas y nada.” 
 
En varias ocasiones Crescencio ofreció sus piezas en la calle, tocando de 
casa en casa, pero no consiguió que las compraran, a las personas se les hacían 
muy caras, otras no le entendían lo que les quería decir el cantero y se alejaban… 
 
 5
 
 
 
 
 Crescencio no es el único cantero de Chimalhuacán que enfrenta esta 
problemática, como él muchos talladores de piedra de la región han padecido la 
carencia de espacios para exponer sus piezas, el desempleo, la falta de 
comercialización y otros problemas. 
 
 La mayoría de los canteros aprendieron el oficio de sus padres y estos a 
su vez de sus abuelos, gran parte del gremio vive en San Lorenzo y Xochiaca. 
 
“Xochiaquita la bella” 
 
Xochiaca, es el primer barrio que da la bienvenida a Chimalhuacán, es famoso por 
las historias y anécdotas que la tradición oral ha difundido acerca del lugar, por 
ejemplo se dice que este barrio vivió hasta hace algunos años una época de 
esplendor y era llamado “el lugar que tiene flores en el agua”, porque hace 
muchos años existió una laguna que en el otoño se revestía con el follaje que 
caían de los árboles. 
 
Pese a su discapacidad Crescencio toma el martillo y el cincel entre 
sus manos y le da forma a la piedra. (Foto: Cortesía Ayuntamiento 
de Chimalhuacán) 
 
 6
 El colorido, la naturaleza, las aves que alegraban el ambiente y 
contrastaban con el caudal de la laguna fueron los elementos que llevaron a los 
nativos a llamarle también con “Xochiaquita la bella”, nombre que aún persiste. 
 
Para muchos poetas y artistas el lugar ha sido fuente de inspiración, como 
el pintor chimalhuacano Héctor Cruz quien plasmó en lienzo los paisajes que 
observó en su natal Xochiaca durante la infancia. 
 
La reconocida periodista Cristina Pacheco publicó una entrevista al 
chimalhuacano Héctor Cruz, el pintor describe el lugar como majestuoso y de una 
hermosura sin igual: 
 
Las calles se llenaban primero con el aleteo de los patos que volabandesde los 
techos de las casas hasta la laguna, que era preciosa porque estaba rodeada de 
bosques y bejucos. Después escuchábamos las voces, las risas, las pisadas de 
las personas que se encaminaban al lago. Allí pescábamos hueva de mosco o 
charales que comíamos. (Pacheco, 1995, p.179) 
 
 
Héctor Cruz expresa que los rumores cotidianos más persistentes eran el 
ruido del agua y el de los talladores de piedra: 
 
En Xochiaca los hombres trabajaban con incomparable destreza la cantera y el 
recinto. Muchas veces, cuando voy a San Ángel o a Coyoacán y veo las grandes 
construcciones de cantera, pienso que quizá muchas de ellas fueron trabajadas 
por artistas anónimos del barrio en que nací (Pacheco, 1995, p. 180) 
 
 Estos relatos son casi leyendas porque del paraíso terrenal que cuentan los 
nativos del barrio queda muy poco o mejor dicho casi nada, ya no existe la laguna, 
ya no se escucha el trinar de los pájaros. 
 
 La melodía del cincel y martillo al chocar con la piedra sólo existe en la 
mente de algunos como el cantero Agustín Olivares, nativo de Xochiaca quien fue 
testigo de la belleza del lugar: “al amanecer lo primero que se escuchaba era el 
trinar de los pájaros y la melodía que algunos poetas llamaron el canto de los 
cinceles.” 
 7
Hoy en su lugar, desde las primeras horas de la mañana se escucha el 
claxon de los “chimecos” y las “combis” que alborotan la pasividad al pasar 
apresurados por “El Puerto”, una de las avenidas principales. 
 
La fragancia de los rosales y los huertos se convirtió en aire contaminado 
mezclado con el olor a tamal, pan, tacos y el que despiden los puestos de metal 
donde los comerciantes diariamente se ganan la vida. 
 
La gente que vive en “El Puerto” relata que debajo del frondoso árbol que 
se encuentra en la esquina del lugar se sentaban los canteros a trabajar, Héctor 
Cruz recuerda con nostalgia este acontecimiento: “debajo de la majestuosa 
sombra que proyectaba el árbol trabajaban algunos artesanos, muchos de ellos 
más que canteros eran artistas como Anastacio Néquiz.” 
 
A pesar de que aún existe este hermoso árbol nadie se percata de su 
presencia y majestuosidad porque una enorme barda impide que sea visto por las 
personas que pasan a escasos metros de él, sigue siendo el mismo de antes, aún 
proyecta una gran sombra; sin embargo ya nadie apoya su espalda en él para 
tallar la piedra. 
 
Parece que está olvidado como si ya no le importara a nadie su existencia y 
en vez de recibir a los canteros, sus mejores amigos y cobijarlos entre sus ramas, 
hoy sus fieles compañeros son la basura y algunos objetos viejos que fueron 
abandonados en sus entrañas. 
 
 
 
 
 
 
 8
El arquitecto Juan Pablo Buendía Arrieta, director de la Casa de Cultura 
Chimalhuacán durante el trienio 2006-2009, vecino del barrio San Lorenzo 
recuerda que hace aproximadamente entre sesenta y setenta años que la talla en 
piedra era una de las principales actividades económicas en el municipio, con el 
paso del tiempo los jóvenes perdieron el interés por aprender el oficio: “a partir de 
los 90 la actividad comenzó a decaer, actualmente existen en el municipio entre 
200 o 300 canteros que tallan la piedra de las 700 familias que se dedicaban a 
realizar artesanía y utensilios de cocina.” 
 
 
 
 
 
 
 
A la sombra de este frondoso árbol los canteros de Chimalhuacán 
se sentaban a tallar la piedra, hoy sólo lo acompañan la basura y el 
olvido. (Foto: Tonatzin América López) 
 
 9
Buendía Arrieta dice que la falta de interés de los jóvenes se debe en gran 
medida a diversas problemáticas como: la falta de espacios para exponer y 
comercializar sus artesanías y esculturas, los costos elevados de la materia prima 
y su transportación, e incluso la escasez de piedra. 
 
Sin contar con el dato exacto, se supone que entre Xochitenco, Xochiaca y San 
Lorenzo había 150 artesanos aproximadamente; esto significa el 1% de la 
población ocupada del municipio. Este cálculo se realizó con base en los datos del 
XI Censo de Población y Vivienda, 1990 (Alonso Jiménez, 1997, p. 62) 
 
 
La comercialización y la escasez de materia prima 
 
Por los años 30 existió en Chimalhuacán una piedra de gran belleza, el recinto 
negro, la cual se obtenía de las canteras del cerro El Chimalhuachi; sin embargo, 
éste fue explotado al grado de agotarse, ahora los canteros tienen que ir a otras 
localidades y estados en su búsqueda, a esto se suma la tecnología y las modas 
arquitectónicas que han sustituido a la piedra por el cemento y la resina, así como 
a la mano del tallador por martillos neumáticos, cortadoras, cinceles de tuxteno y 
otras máquinas. 
 
Juan Pablo Buendía Arrieta enfatiza su deseo porque prevalezca el oficio 
de cantero: “queremos que la talla en piedra no desaparezca, porque los canteros 
han hecho obras muy importantes y pese a ello están muy “acicateados” por el 
hambre, muchos de ellos viven en pésimas condiciones.” 
 
Aunado a los riesgos que en ocasiones corren en el desempeño del oficio 
como afirma el cantero Carlos Hernández, quien se ha dedicado a tallar la piedra 
desde hace más de 40 años: “en una ocasión estábamos subiendo un capitel 
corintio a una altura aproximada de 15 metros y se zafó el seguro, yo estaba 
cargando un peso aproximado de media tonelada, el andamio se ladeó y quedé 
colgando a punto de caer.” 
 
 10
 
Pese a ello los canteros se mantienen en pie; una muestra es la presencia 
que han tenido en la ornamentación de casas y residencias en Monterrey, Cancún, 
Jalisco, Cuernavaca y otros estados, al igual que en algunos hogares e iglesias de 
diversos barrios como: Xochiaca, Xochitenco y la Cabecera Municipal; en la 
Ciudad de México en colonias como: Lomas de Chapultepec, Condesa, Roma, 
Polanco, el Escudo Nacional que está en Los Pinos y en el Escudo de la entrada 
al Museo Nacional de Antropología e Historia. 
 
En 1968 el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos le encargó al 
maestro Anastacio Néquiz la talla en piedra del pebetero que recibió el fuego 
olímpico, la pieza fue realizada en la isla San Salvador en Las Bahamas con 
recinto negro de Chimalhuacán, midió 1.50 metros y pesó tres cuartos de 
tonelada. 
 
Fue elegida la isla para albergar el pebetero debido a que en el lugar 
desembarcó el navegante genovés Cristóbal Colón en 1492, en conmemoración 
se realizó la ceremonia inaugural de las justas deportivas, luego de que el fuego 
llegó desde Grecia. 
 
Recientemente el trabajo de los canteros chimalhuacanos llegó a la ciudad 
de Linwood, California en donde se exhibe una réplica del Calendario Azteca de 
3.20 metros de diámetro y un peso aproximado a cinco toneladas. 
 
En el Arco de la Identidad chimalhuacana que se encuentra en la entrada a 
este municipio por la carretera México-Texcoco, en la Plaza Tlacaélel en donde se 
exhibe la escultura del personaje y una réplica del Calendario Azteca con las 
mismas medidas del que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e 
Historia. 
 
 11
 Ninguno de los problemas antes expuestos ha derrumbado a los canteros 
de Chimalhuacán, a los guerreros de la piedra, quienes se mantienen en pie de 
lucha por conservar uno de los oficios de mayor antigüedad y tradición. 
 
Los canteros refieren que entre los años 40 y 50 vivieron una “época de 
oro”, trabajaron en importantes obras tanto del Centro Histórico, la Condesa y 
Polanco así como en diversos estados de la República Mexicana e incluso otros 
países. 
 
Desde aquellos años y hasta la actualidad los canteros obtienen sus 
trabajos de diversas formas, por un amigos, conocidos o por cuenta propia, en 
algunas ocasiones los maestros canteros son contratados para realizar obras de 
ornato o escultura, cuando las obras son muy grandes ellos mismos se encargan 
de seleccionar a sus ayudantes, convirtiéndose así en trabajadores asalariados, ala vez que patrones de otros canteros. 
 
También existen personas llamadas contratistas, que en muchas ocasiones 
tienen conocimientos de la talla en piedra pero sólo se dedican a conseguir trabajo 
para otros canteros, uno de estos casos es el de doña Anita Hernández Paéz, 
vecina del barrio Xochiaca, quien a lo largo de más de 40 años vendió las piezas 
de recinto que realizaba su esposo y se dedicó durante el mismo tiempo a buscar 
empleo para los talladores de la piedra que trabajaban en su taller. 
 
Actualmente tiene varias tiendas a lo largo del municipio, una de ellas, la 
más conocida se llama “Arte y roca”, un lugar en el que se venden y comercializan 
artesanías y esculturas; ahí se puede encontrar desde molcajetes y utilitarios 
hasta un comedor, un nacimiento y muchas esculturas talladas en piedra por 
manos chimalhuacanas. 
 
 
 12
En la memoria de doña Anita se encuentra grabada una anécdota “en cierta 
ocasión salí de mi casa y observé a lo lejos un coche, lo que se me hizo muy 
extraño porque en ese tiempo pasaban pocos carros por Xochiaca, un joven se 
asomó por la ventanilla del vehículo: 
 
—Señora ¿usted sabe quién me puede hacer un monumento? —preguntó el 
muchacho 
 
—yo —contestó doña Anita 
 
—¿usted? 
 
 —bueno mi esposo lo trabaja y yo lo vendo —dijo la señora. 
 
 Después de acordar que el costo del monumento sería de 600 pesos, doña 
Anita tomó el dinero y firmó un recibo, en ese momento fue a ver a uno de los 
canteros que le trabajaba: 
 
—Me encargaron un monumento, vete a la cantera de Tlapacoya y me avisas si 
hay, yo te pago —dijo doña Anita. 
 
 Afortunadamente ese día había mucha piedra en la cantera, el cantero 
pagó 60 pesos para que la trajeran hasta Chimalhuacán y comenzaran a elaborar 
el monumento. 
 
 Cuando doña Anita entregó la obra, el muchacho quedó satisfecho y esto 
fue lo que recomendó el trabajo tanto de la señora como de los canteros de 
Chimalhuacán, quienes después de dicha experiencia fueron solicitados en 
muchas partes, con grandes empresarios, millonarios, gente de la escultura y el 
arte: 
 
Llegamos a trabajar en lugares muy grandes de la ciudad de México, con el señor 
Manuel Púrrua en su casa de Florencia, el Indio Fernández, con Durazo en su 
casa de Tlalpan, en las iglesias de La Profesa y del Sagrado Corazón de Jesús, en 
Xochimilco, Tláhuac, Milpa alta y muchos lugares. 
 13
 En los años 50 era común que los escultores de talla internacional 
buscaran a los talladores chimalhuacanos para la realización de sus esculturas, un 
ejemplo es don Tomás Ugarte quien en sus más de 30 años como tallador de 
piedra ha hecho obras monumentales de escultores muy importantes como: 
Francisco Zúñiga, Pedro Coronel, Antonio Nava, Tiburcio Ortiz, Ignacio Asúnsulo, 
Alberto de la Vega, Víctor Gutiérrez, Alejandro Castro. 
 
 Cuando estuve trabajando en el Distrito Federal alguien me dijo que un escultor de 
nombre Víctor Gutiérrez iba a hacer una obra de tres metros, como yo sabía 
donde vivía lo fui a ver y me dio trabajo en una compañía que se llamaba 
Monumentos y arquitectura en piedra. 
 
 
Don Tomás recuerda que con esta compañía realizó trabajos 
monumentales en diversos lugares: “nunca nos faltó trabajo, levantamos cerca de 
15 esculturas de ocho metros en diferentes estados de la República Mexicana.” 
 
 
En Querétaro talló una escultura de doce metros elaborada en cantera, en 
1978 un monumento a Gustavo Díaz Ordaz de diez metros de altura, en 1981 
realizó en Puebla un Vicente Guerrero de tres metros de altura, en 1984 un Miguel 
Hidalgo de catorce metros. Una de las obras más importantes que talló para el 
maestro Víctor Gutiérrez fue “Sol y mujer, tierra y canción”, en mármol de 
Bruselas. 
 
El maestro Anastacio Néquiz es otro ejemplo, él trabajó para Rómulo Rozo 
en el Monumento a la Bandera, con Alberto de la Vega talló el Monumento a la 
Revolución en la Plaza de los Héroes en Cuernavaca; para Augusto Escobedo 
trabajó en el monumento a Lauro Aguirre de la Escuela Nacional de Maestros, etc. 
 
A partir de los años 90 a muchos canteros les ha resultado complicado 
encontrar mercados y espacios en dónde vender sus piezas, el cantero Benito 
Buendía Arrieta, hermano de Juan Pablo Buendía, platica con enorme tristeza las 
amargas experiencias que ha enfrentando en la búsqueda por vender sus obras: 
 14
 
Se han realizado muchos esfuerzos, pero no hemos tenido buenos resultados, en 
el 2008 se organizaron dos subastas de arte en las que se invitaron a políticos, 
empresarios y gente con dinero, sólo se vendieron las más baratas, tres veces 
fuimos al World Trade Center (WTC) en el 2000 y se vendieron una o dos piezas 
de 800 y 900 pesos, con sólo pagar el stand, ya perdimos porque fueron 18 mil 
pesos, esto es una verdadera desgracia para nosotros. 
 
 
 A esta situación se le suma la escasez de materia prima en el municipio, 
como ya se refirió hasta hace algunos años los canteros extraían el recinto negro, 
piedra de gran valor, del cerro El Chimalhuachi, en la parte alta del municipio. 
 
 Con el paso del tiempo las canteras se han acabado sólo existen dos o tres 
de las que se extrae la piedra, pero no todos los canteros tienen acceso a ellas, lo 
que ocasiona que vayan a otros lugares en busca de la materia prima gastando 
con ello tiempo de traslado y dinero, lo que hace que las artesanías, esculturas y 
trabajos que realizan aumenten su precio. 
 
El cantero Hugo César Nájera Buendía, habitante de San Lorenzo ha 
desarrollado su estilo propio al realizar esculturas que evocan metates y 
molcajetes, todas sus piezas han sido talladas en recinto negro, él recuerda que 
hasta hace algunos años para conseguir el recinto bastaba con subir al cerro; sin 
embargo, ahora no es tan fácil encontrarlo y su precio ya no es accesible. 
 
Me gusta trabajar con el recinto, pero en la actualidad es complicado conseguirlo, 
ahora uno tiene que ir a sacarlo al cerro, comprar el bloque de piedra y uno mismo 
forjarlo, es decir, extraer la piedra y darle las medidas, antes ibas a la cantera le 
dabas las medidas al forjador y después ibas a recogerla. 
 
 
Hugo César narra que en algunas ocasiones cuando el personal del 
Organismo Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento 
(ODAPAS) Chimalhuacán abre el drenaje para realizar alguna obra o checar la 
tubería, los han mandado llamar para que sean ellos mismos quienes saquen el 
recinto negro que encuentran. 
 15
El cantero explica que el costo de las piedras depende del tipo; por ejemplo 
la cantera tiene un precio más accesible mientras que el recinto, las piedras 
basálticas y los mármoles son más caros: 
 
Un bloque de cantera buena cuesta aproximadamente 800 pesos, se puede 
conseguir hasta de tercera calidad en 400 pesos el cubo, el recinto es más caro 
hasta tres mil pesos llega a valer, un mármol, no se diga, como en cinco mil pesos, 
el ónix sale más caro y también el granito porque son materiales de importación. 
 
Para Hugo como para el resto de sus compañeros una de las principales 
problemáticas que enfrenta el gremio es que no existe un mercado en donde 
vender las piezas: 
 
La mayoría batallamos, no hay en dónde vender, tampoco un tabulador de precios, 
cada quien vende su pieza de acuerdo a lo que piensa, cuando las personas van a 
comprar se asustan porque en un lugar se la dan en dos mil pesos, en otro a mil y 
en otro a 600. 
 
 
Otra visión del problema es la del cantero Agustín Olivares quien argumenta 
que el problema no sólo se centra en la falta de un mercado sino en que no existe 
suficiente oferta, no hay suficiente producción de artesanías y esculturas, por lo 
que el cliente al no tener opciones para escoger termina por desistir de la compra: 
 
 
Toda oferta requiere una demanda, pero también la demanda requiere oferta, si el 
comprador necesita 100 molcajetes,y el cantero no los tiene en ese momento opta 
por comprar en otro sitio, en los talleres, que es el lugar donde la mayoría de los 
canteros exponen sus objetos para la venta, no hay mucho que ofrecer. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 16
El cantero ante la crisis económica y el desempleo 
 
 
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) 
hasta el año 2008 en el Estado de México vivían 7 millones 117 mil 187 personas 
en pobreza de patrimonio, 48.6 por ciento de los más de 14 millones de habitantes 
de la entidad, de acuerdo con este organismo en el 2005 el 49.9% de los 
residentes vivían en esta situación. 
 
 Pobreza de patrimonio según el Coneval es la insuficiencia del ingreso 
disponible para adquirir los productos de la canasta básica y para realizar los 
gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación. 
 
 De 2005 a 2008 el porcentaje de pobreza alimentaria aumentó de un millón 
999 mil residentes a 2 millones 185 mil 799 personas. 
 
 El incremento de la pobreza en el Estado de México es uno de los factores 
que ha golpeado fuertemente la economía de los mexiquenses, en consecuencia 
la situación económica de los canteros de este municipio como lo indica el cantero 
Hugo César Nájera: “a veces en uno o dos meses no hay nada de trabajo, por ello 
se debe de prever, tener un “colchoncito” para soportar, en estos últimos tiempos 
hemos tenido que regalar prácticamente nuestro trabajo para poder comer.” 
 
El cantero Carlos Hernández Arrieta, habitante del barrio Xochiaca también 
se ha visto afectado por la crisis económica como lo manifiesta: 
 
En este oficio no tenemos nada seguro, de repente podemos ganar dos ó tres mil 
pesos semanales, pero en ocasiones ni siquiera hay trabajo, a esto se suma que 
no contamos con prestaciones, ni seguro de desempleo y no estamos exentos de 
sufrir algún accidente. 
 
Durante más de diez años él se dedicó al oficio de cantero y a la 
administración de empresas, carrera que estudió, al final decidió dedicarse por 
completo al oficio que le heredó su padre desde los 15 años: 
 17
 
“Económicamente mi carrera me deja más; sin embargo el arte en piedra me ha 
dado muchas satisfacciones; además es un orgullo continuar con esta tradición, 
tuve un abuelo cantero y tengo un padre cantero, soy la tercera generación de 
canteros.” 
 
 
La modernidad y tecnología ¿aliado o enemigo? 
 
De los años 50 a los 90 era imprescindible, en la construcción de la mayoría de las 
casas, la utilización de elementos fabricados con cantera; sin embargo, nuevos 
materiales y acabados los desplazaron ocasionando con ello la falta de fuentes de 
trabajo para los canteros así como la devaluación de su oficio como lo indica el 
cantero Carlos Hernández: “ahora se utilizan las pastas, el cemento, pero estos 
materiales son prácticamente desechables, los monumentos y obras que nosotros 
hemos hecho ahí siguen, nuestras obras perduran a pesar del paso del tiempo.” 
 
 Para muchos esta situación ha representado una problemática pero otros 
canteros han modernizado sus talleres para estar a la vanguardia con la 
tecnología como es el caso de don Tomás Ugarte quien en 1990 estableció un 
taller en el barrio Xochiaca en donde no sólo talla esculturas sino también 
comercializa la piedra: 
 
Después de desempeñarme en la compañía Monumentos y arquitectura en piedra 
se acabó el trabajo y vino una época difícil para los canteros de Chimalhuacán 
porque ya no fue tan fácil conseguir trabajo, entonces me decidí a levantar un 
taller con maquinaria moderna, martillos neumáticos y cortadoras, hay que estar al 
día. 
 
 
 Así como él muchos canteros a pesar de las dificultades y obstáculos que 
enfrentan, han visto en esta crisis una oportunidad para aprender e innovar en 
cuanto a diseños y tecnología como también lo refiere el arquitecto y escultor 
chimalhuacano Gustavo Néquiz Néquiz: 
 
 
 18
Pese a que el arte está en constante movimiento, siempre he defendido la talla en 
piedra porque considero que no es el material sino el artista el que da vida a la 
obra, la idea es que se hagan propuestas en piedra, tenemos por ejemplo a 
Antonio Nava y muchos artistas que trabajan así y han tenido mucho éxito. 
 
 
 
Las nuevas generaciones de canteros 
 
 
Ser heredero del oficio de cantero, hace más de setenta años, era un orgullo para 
los chimalhuacanos; a partir de los años 90 la gran mayoría de los jóvenes e hijos 
de los talladores de piedra de este municipio han preferido estudiar o dedicarse a 
otras actividades antes que ser canteros, a pesar de sentir en su sangre el 
llamado de la piedra. 
 
Cuentan los abuelos que al entrar a Xochiaca se escuchaba un sonido 
melodioso que inundaba el ambiente, eran los canteros de Chimalhuacán que con 
cincel y martillo en mano le arrancaban a la piedra una inigualable sinfonía la cual 
en ocasiones se llegaba a confundir con el canto de los grillos. 
 
El cantero Hugo González Arrieta con más de 30 años en el oficio platica la 
anécdota del martillo y el cincel: “al llegar al municipio lo primero que se 
escuchaba era el sonido de los cinceles, porque se trabajaba el recinto, esta 
piedra negra es muy dura, al chocar con el martillo produce un sonido muy 
especial." 
 
Un recuerdo similar se encuentra en la mente de Hugo César Nájera quien 
recuerda con nostalgia el taller de su abuelito a quien le llamaban “don Chono”, 
quien le enseñó el oficio: “tenía su taller en la esquina de Xochiaca y la Avenida 
Central, arriba había otro, un poquito más abajo otro, había muchos talleres; en la 
mañana lo primero que se escuchaba era el canto de los gallos y el golpe del 
martillo y el cincel”. 
 
 
 19
En el pensamiento de los canteros de este municipio también subsiste el 
recuerdo de los atuendos pintorescos y característicos que utilizaban para cubrirse 
del polvo o el sol, tener mayor movimiento y contar con sus instrumentos de 
trabajo, como lo manifiesta el cantero Hugo González Arrieta: “lo que nos definía 
era el sombrero de papel o la gorra que nos protegía del polvo, el babero de piel 
en cuyas bolsas guardábamos el metro y los lápices, ahora ya casi nos los 
usamos.” 
 
Una de las costumbres más arraigadas entre los canteros era tomar pulque 
en sus ratos libres, compraban cubetas o vasijas y al llegar a los talleres 
distribuían la bebida en pequeños jarritos de barro a los compañeros. 
 
 No era necesario que el taller contara con muchos elementos para poder 
trabajar, bastaba la disposición, el amor por su oficio y la sombra de un árbol para 
improvisar su rústico centro de trabajo comenta Juan Pablo Buendía: “sólo 
necesitábamos un espacio libre donde se pudieran colocar piedras y algunos 
bancos, principalmente debajo de un árbol para protegernos del sol. “ 
 
 Desarrollarse en ese ambiente fue lo que indujo al cantero Agustín Olivares 
como a muchos de sus compañeros a elegir como forma de vida el oficio y a 
continuar con orgullo la herencia transmitida de los abuelos y padres: “cuando 
tenía entre seis y siete años además de la luz del amanecer lo primero que 
escuchaba eran los pájaros trinando, y el canto de los cinceles, que repiqueteaban 
por todos lados.” 
 
Todas las mañanas al salir de su habitación el pequeño Agustín percibía el 
olor de los alimentos que se estaban preparando y que representaban el desayuno 
de los canteros quienes comenzaban la jornada laboral a las seis de la mañana, 
sus primeros alimentos eran a las diez. 
 
 20
Agustín comenta que el cambio que experimentaron los canteros de 
Chimalhuacán a finales de los años ochenta y principio de los noventa influyó para 
que las nuevas generaciones decidieran estudiar o dedicarse a otros oficios que 
fueran mejor remunerados: “anteriormente durante toda tu vida tenías contacto 
con las piedras, los sonidos y losambientes característicos de este oficio.” 
 
 
Desde el vientre materno… 
 
 
Para muchos canteros, como para Agustín Olivares, convivir desde temprana 
edad con los maestros talladores de piedra, desarrollarse entre esculturas, 
martillos, cinceles y piedras es lo que llevaba a los jóvenes a interesarse y amar el 
oficio: “el sonido que produce el choque del martillo y el cincel lo escuchábamos 
desde el vientre materno, en nuestro desarrollo como niños y toda la vida, ese 
entorno era el que te hacía querer ser cantero.” 
 
 Agustín creció prácticamente en el taller de talla en piedra que tenía su 
madre doña Ana Hernández, ahí aprendió a labrar y conocer a la piedra. 
 
Cuando el rocío de la mañana cae sobre la piedra se genera un aroma muy 
peculiar que produce ganas de tocarla, entonces te das cuenta que en ti existe la 
curiosidad por tallar la piedra, comienzas a visualizarla, sentirla y cuando tomas el 
cincel y el martillo para trabajar se genera una sensación de calor en tus manos, 
cuando terminas la tocas y te sientes gustoso de lo que realizaste. 
 
 
Efrén Ugarte, hijo de don Tomás es contemporáneo de Agustín y como él 
se siente orgulloso de ser heredero de este oficio ancestral. 
 
Lo traemos en la sangre, de herencia, conmigo es la tercera generación de 
canteros, mi abuelo trabajaba la cantera, lo tradicional que eran los molcajetes y 
los metates, ahora mi padre Tomás Ugarte trabaja la escultura monumental, yo 
también me dedico a la escultura tanto monumental y abstracta. 
 
 
 21
 
 
 
Los hijos de los canteros, a temprana edad, eran llevados a los talleres para 
aprender el oficio, instruidos por los abuelos, padres, tíos o hermanos mayores 
quienes les encomendaban los trabajos más sencillos, como la elaboración de 
metates y molcajetes, de esta manera aprendió Efrén: “crecí entre piedras, entre 
artistas y canteros, ellos me dejaron la escuela, con mi padre me perfeccioné en la 
escultura, de todos aprendí algo.” 
 
Aunque tallar la piedra parece sencillo el proceso de aprendizaje lleva 
tiempo, disciplina y dedicación, muchos talleres eran pequeñas escuelas en donde 
se les enseñaba a los niños el oficio, Agustín Olivares recuerda que: 
 
 
Había talleres que me llamaban mucho la atención: el de don “Chono”, abuelo de 
Hugo César Nájera; don Joaquín Ochoa, el de don Isaac Ochoa; el de un señor 
que se llamaba Aniceto y el de mi mamá doña Anita, eran los que llevaban la 
piedra al Distrito Federal, había otros talleres en los que sólo se producía, de los 
que más recuerdo es el de la familia Pacheco y el de don Toño. 
Cincelada a cincelada el cantero Gabriel da vida a la piedra. (Foto: 
América López) 
 
 
 22
El cantero narra que en este último taller se enseñaba a los niños a pegarle 
a la piedra desde los seis años, el aprendizaje comenzaba alineando un recinto de 
40 centímetros por 40 centímetros: “aprendías punzoneado, después comenzabas 
con escalones, cuando ya ibas avanzando te dejaban la cabecera, luego el lapidón 
y jarrones que no son tan sencillos de hacer.” 
 
Además de la curiosidad y la inquietud por desempeñar el oficio del padre 
algunos canteros aprendieron impulsados por la necesidad de tener un sustento 
para sí mismos o para su familia como es el caso de Hugo César Nájera: “mi inicio 
fue en el taller de mi padre, primero por necesidad y después por gusto, me quedé 
a cargo de sus trabajadores, aprendí el trabajo lineal que es la elaboración de 
pisos y escalones.” 
 
Saber qué era lo que se sentía ser cantero, el gusto por aprender el oficio 
del abuelo y el padre o la necesidad de mantenerse, eran los motivos por los que 
los hijos de los canteros se desenvolvían en el oficio. 
 
En la actualidad los jóvenes chimalhuacanos prefieren estudiar una carrera 
o dedicarse a otras actividades antes que heredar el oficio de cantero, además los 
padres ya no quieren enseñarle a tallar la piedra a los hijos por miedo a que no 
tengan suficiente trabajo como lo refiere el cantero Benito Buendía. 
 
 
Muchos jóvenes saben que hay mucho desempleo en este oficio por ello deciden 
desempeñarse en una profesión u otra actividad en la que haya trabajo y ganen 
dinero, yo no quise que mi hijo aprendiera el oficio, ahora él es ingeniero en 
robótica y me da mucho gusto que haya escogido esa carrera porque vive bien. 
 
 
Esta idea también la comparte el arquitecto y escultor Gustavo Néquiz: “la 
vida me enseñó a tener miedo que mis hijos eligieran este oficio porque en él hay 
altas y bajas, aunque seas un cantero, tallador o escultor que trabaja, por eso 
siempre les exigí un título universitario y después si querían yo les enseñaba.” 
 23
Pese a ello todavía existen algunos canteros que desde pequeños les 
enseñan a sus hijos a amar al oficio, dejándoles la libertad de que cuando sean 
mayores elijan su propio camino como lo ha hecho Efrén Ugarte: “mi hijo se llama 
Leonardo tiene ocho años de edad y de repente lo llevo al taller, a algunas 
exhibiciones o inauguraciones de obras para que tenga amor por el oficio, al final 
él decidirá si se dedica a esto o prefiere otra actividad.” 
 
Agustín Olivares opina que existió un momento en el que surgió una brecha 
generacional entre los canteros que se dedican al trabajo lineal y los jóvenes que 
enfocan sus trabajos a la escultura de la época actual. 
 
El artesano lineal, muchas veces, ya no está capacitado para realizar su trabajo 
porque lo rebasó la tecnología, aún hacen metlapiles, tejolotes, molcajetes, 
vírgenes y otras piezas, este sector aún vive, pero en condiciones extremas y casi 
infrahumanas porque tienen que ser mantenidos por familiares, pese a ello son los 
portadores de la herencia, la técnica del cincel y martillo, estos tienen el secreto de 
cómo cuadrar las piedras que es una herencia transmitida de generación en 
generación. 
 
 
El cronista de Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, Eberto Ruiz Morquecho, 
quien se ha dedicado desde hace más de 30 años a investigar y a realizar 
conferencias acerca de la historia de estos dos municipios de la zona oriente del 
Estado de México, indica que esta crisis puede ser el punto de partida que impulse 
el renacer del oficio. 
 
Podría interpretarse como una crisis, pero también podríamos decir que están 
empezando a renacer, como la crisis económica que estamos viviendo, tenemos 
que tocar fondo, impulsarnos y salir a flote, los jóvenes han roto esa tradición por 
desánimo, porque sienten que no hay reconocimiento para ellos, sus padres y 
abuelos, pero yo espero que la juventud se pueda volver a engranar, sobre todo 
los hijos de los canteros, que estén orgullosos y sepan que ellos son los nuevos 
Toltecas. 
 
 
 
 
 24
Y entonces tal vez sea el momento en que Chimalhuacán vuelva sus ojos al 
pasado para aprender de él, mejorar lo que ya se ha hecho, para que el oficio sea 
revalorado y el cantero, tallador, artesano, escultor y artista chimalhuacano tenga 
un status, se sienta orgulloso del oficio ancestral que legaron los grandes 
maestros, artistas, los Toltecas. 
 
La Escuela-Taller del Cantero 
 
Para contrarrestar los problemas antes referidos y brindarles a los canteros las 
herramientas necesarias que impulsen su trabajo, el Gobierno Municipal de 
Chimalhuacán creó la Escuela-Taller del Cantero, la cual fue inaugurada en marzo 
de 2009 y está ubicada en el barrio Saraperos de este municipio. 
 
 En la construcción de la primera etapa del inmueble y la adquisición de un 
camión con capacidad de 10 toneladas al cual le llamaron “El Canterito”, se 
invirtieron más de 2 millones de pesos. 
 
 La escuela se creó con la finalidad de que en ella se desarrolle la práctica y 
la teoría; sin embargó su desarrollo ha sido lento, en el 2009 funcionó sólo como 
taller debido a que la escuela no contaba con el aval de la Secretaría de 
Educación Pública (SEP). 
 
 En el 2011 comenzaron las gestiones ante lasecretaría para incorporar a la 
escuela; sin embargo ha resultado muy complicado el trámite, Norberto Ibarra 
Rodríguez, director administrativo de la Escuela-Taller del Cantero señala que: “es 
la primera de este tipo en toda la República Mexicana por lo que el trámite se ha 
dificultado, además nos piden un manual que estamos realizando.” 
 
 
 
 25
 Los canteros no cuentan con un documento oficial que avale sus 
conocimientos, sólo tienen diplomas y reconocimientos, pero en muchas 
ocasiones esto no es suficiente para que las personas los contraten para realizar 
trabajos de talla en piedra, por lo que se hace necesario que la institución cuente 
con la validez oficial. 
 
 Ante ello, el director de la Escuela-Taller del Cantero buscó otra alternativa, 
el apoyo de la Secretaría del Trabajo del Estado de México, quien a través del 
Instituto de Capacitación y Adiestramiento para el Trabajo Industrial (ICATI) 
avalará la escuela, Norberto Ibarra señala que obtener la validez oficial no es fácil: 
“es un proceso, hemos tenido que hacer muchas gestiones, actualmente estamos 
haciendo el manual que contendrá el plan de estudios, la forma en la que se va a 
trabajar así como los exámenes que se aplicarán.” 
 
 Mientras se consigue que la escuela sea una institución oficial, el ICATI 
autorizó la realización de un curso propedéutico denominado “Talla en cantera 
artesanal y artística”, con una duración de dos meses en el que se les impartieron 
diversas materias a los estudiantes. 
 
 El curso duró cuatro meses, al respecto Ibarra indica: “tendrán un perfil de 
capacitadores con un documento que los avale como tal y seguiremos insistiendo 
ante la SEP para que seamos una escuela incorporada.” 
 
 La Escuela-Taller del Cantero ha avanzado de manera lenta, para que 
crezca y se desarrolle es necesario la participación conjunta de los gobiernos 
federal, estatal y municipal. 
 
 
 
 
 
 26
CAPÍTULO 2 
CHIMALHUACÁN CUNA DE CANTEROS 
 
 Hacedor de milagros 
 
Una piedra, un pensamiento 
una piedra, un sentimiento 
una piedra, un monumento 
a la vida, a la muerte, al tiempo… 
 
Cantero mil veces admirado 
de tus obras, las mismas extasiado 
hacedor, de milagros contagiado 
del amor, al recinto perpetuado. 
 
 
 Alejandro Castro Jiménez 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cantero realizando los detalles de un Calendario Azteca realizado en piedra 
América Negra. (Foto: América López) 
 27
El hombre primitivo 
 
Cuando los primeros hombres se desarrollaron sobre la faz de la tierra tuvieron 
que auxiliarse de los distintos elementos que existían en la naturaleza para 
sobrevivir, la piedra fue uno de los principales el cual tuvo una importancia 
decisiva en la evolución de la humanidad. 
 
 Los primeros habitantes eran nómadas, es decir, no tenían un lugar 
definitivo donde vivir, los sitios que eligieron para establecerse fueron las cuevas y 
peñascos cercanos a los lugares donde pudieran proveerse de agua, vegetales y 
animales comestibles, ya que sus principales actividades para subsistir eran la 
recolección de frutos, la cacería y la pesca. 
 
 Los vestigios materiales que se han encontrado dan muestra de que 
utilizaron la piedra, la madera e incluso algunos huesos en la elaboración de 
espátulas, hachas, lanzas y flechas. 
 
 Bárcena Alcaraz, Zavala, y Gracida Camacho (1996) afirman: “Los 
hallazgos arqueológicos en diferentes partes del territorio nacional nos dan alguna 
información sobre la forma de vida de los primeros pobladores” (p. 126) 
 
 El hombre primitivo viajaba con armas para cacería, utensilios para la pesca 
y la recolección, materias primas como colorantes, hilos, indumentaria personal, 
pieles, vasijas o recipientes para preparar y conservar alimentos así como para el 
acarreo del agua. 
 
 “Los primeros hombres en América al parecer siguieron dos rutas, una que 
recorría la costa del Océano Pacífico y otra que se internaba por los valles de 
Alaska y Mackenzie en Canadá hasta llegar al valle del Mississippi.” (Treviño, H. y 
otros, Velázquez, R., y Treviño, M., Solís, A., 1998, p. 4) 
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 La República Mexicana estaba conformada por Mesoamérica, integrada por 
diversos pueblos que compartían elementos culturales comunes y Aridoamérica, 
territorio en el que las lluvias eran escasas, lo que impedía la práctica de la 
agricultura. 
 
Mesoamérica era la región geográfica que albergó a los numerosos pueblos 
indígenas que vivieron en un territorio limitado al norte por los ríos Sinaloa, Lerma 
y Pánuco y al sur por Honduras y Nicaragua en América Central, mientras que en 
Aridoamérica el medio era hostil y desértico, las actividades más importantes de 
los pobladores de esta región fueron la caza y la recolección. 
 
Las principales civilizaciones prehispánicas que llegaron a trascender 
culturalmente fueron las formadas por los olmecas, los mayas, los teotihuacanos, 
los zapotecas, los mixtecas, los toltecas y los mexicas. (Treviño, H. y otros, 1998, 
p. 4) 
 
 
 La cultura tolteca se desarrolló en la parte sur del ahora estado de Hidalgo 
Treviño (1998) afirma que llegaron a los valles centrales de lo que se conocía 
como altiplanicie mexicana a fines del siglo XI d. de C. y acaudillados por su jefe 
Mixcóatl fundaron la ciudad de Tula, la cual fue muy importante porque fue cabeza 
de un nuevo estado a cuya influencia se sometieron diferentes grupos. 
 
 Al paso del tiempo Tula se convirtió en una gran metrópoli que se situó 
sobre una colina artificial, con enormes columnas de piedra labradas con formas 
humanas conocidas como atlantes. 
 
La talla en piedra en Chimalhuacantoyac: herencia de los toltecas 
 
Antes de ser conocido como Chimalhuacán, a este municipio se le nombró 
Chimalhuacantoyac, Toyac quiere decir Lago Grande, se dice que éste podría ser 
el nombre original del pueblo porque está asentado a la falda del Cerro de 
Chimalhuacán y a la ribera de lo que fue el Gran Lago de la Luna o Lago de 
Texcoco. 
 
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 Es incierta la fecha en la que se le comenzó a llamar Chimalhuacán, término 
náhuatl que no sufrió ninguna alteración y que tiene diversos significados: “lugar a 
la orilla del agua, donde están los poseedores de escudos”, “lugar de escudos o 
rodelas”, o “lugar donde están los que tienen escudos o rodelas”. 
 
 
Chimalhuacán fue fundado en 1259 por tres caciques acolhuas de nombre 
Huauxomatl, Chalchiutlatonac y Tlaxcantecutli y los grupos de familias que traían; 
los jefes o tlatoani y su gente eran originarios de Tula y otra parte del pueblo de 
Culhuacan. Los fundadores gobernaron sucesivamente. 
 
Ellos y su gente hablaban las lenguas chichimeca y mexicana, por ser 
descendientes de acolhuas y mexicanos; con el tiempo prevaleció la lengua 
náhuatl o mexicana y las costumbres se unificaron. En los orígenes de la 
población fundadora de nuestro pueblo se encuentran ascendencias tolteca, 
chichimeca y acolhua. (Alonso Chombo, 1998, p. 78) 
 
 
La tradición oral que los primeros pobladores de Chimalhuacán 
transmitieron a las nuevas generaciones los ha llevado a desarrollar diversas 
teorías acerca de la talla en piedra como legado que los Toltecas dejaron en este 
municipio, los nativos cuentan que la sangre Tolteca corre por sus venas y es la 
que los ha llevado a desarrollar la talla en piedra con la misma habilidad y 
destreza que lo hacían los antiguos. 
 
Una de ellas explica que los Toltecas eran hábiles escultores de la piedra 
que al encontrar en el cerro El Chimalhuachi el llamado recinto, piedra negra de 
origen volcánico, decidieron quedarse en el sitio y poner en práctica sus 
conocimientos escultóricos de ahí que a la fecha el tallado en piedra sea una 
actividad de gran tradición en el municipio que se transmite de padres a hijos. 
 
Otra versión muy parecida cuentaque al salir de Tula esta cultura enfrentó 
la difícil tarea de encontrar un lugar idóneo en donde asentarse, al pasar por 
Chimalhuacán y encontrase con manantiales, árboles frutales y animales para la 
caza, además del recinto negro, confirmaron su establecimiento en esta tierra 
propicia para la pesca, caza, y desarrollo de la talla en piedra. 
 
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El cantero Hugo César Nájera, quien ha tallado recinto negro habla acerca 
de las características de esta piedra: “el recinto de Chimalhuacán tiene una 
consistencia muy propia no es como el del pedregal de San Ángel que es vidrioso 
y no se puede labrar, a diferencia el recinto de nuestro municipio es noble y a 
pesar de ser duro se deja tallar.” 
 
Aunque los libros de historia de México no refieren que los Toltecas se 
hayan asentado en Chimalhuacán posterior al decaimiento de Tula, y tampoco 
existe un documento histórico que lo confirme, debido a que gran parte de la 
época prehispánica de este municipio no está documentada; los chimalhuacanos 
aseguran que fue la cultura Tolteca la que les legó los conocimientos que hasta 
nuestros días poseen. 
 
Algunos investigadores han estudiado el establecimiento de culturas 
antiguas en Chimalhuacán: 
 
Según el arqueólogo Raúl García Chávez, Chimalhuacantoyac, estuvo ocupado 
desde el año 1000 A.C., por grupos con influencia olmeca, después fue dominado 
por Teotihuacan; posteriormente, en el periodo postclasico temprano (600 A.C., 
1000 D.C), lo habitaban los toltecas, y más tarde es refundado por los acolhuaque. 
(Alonso Jiménez, 1997, p. 12) 
 
La escritora e investigadora chimalhuacana Verónica Alonso Jiménez, quien 
ha dedicado más de 40 años a investigar la historia del municipio, refiere que el 
Códice Xólotl documenta un acontecimiento muy importante que podría explicar el 
parentesco de los chimalhuacanos y los toltecas: “un grupo de migrantes que 
venían del Norte acaudillados por Acolhua y Chiconcua se establecieron en el 
valle de México, ahí se encontraron con Toltecas que andaban y se mezclaron, de 
esta fusón de culturas venimos nosotros”. 
 
 
El Códice Xólotl es un manuscrito pictográfico que trata acerca de la historia del 
lago Texcoco así como las genealogías chichimecas y toltecas: Los principales 
chichimecas se casaron con los toltecas, hubo 18 matrimonios, siete entre 
toltecas, diez entre chichimecas y toltecas y el último de chichimeca y tolteca, de 
descendientes de padre chichimeca y madre tolteca (Códice Xólotl, 1996, p. 42) 
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Algunos pobladores de Chimalhuacán han encontrado vestigios que se dice 
corresponden a la época prehispánica, en una calle conocida como El Refugio en 
donde existe una pieza labrada en recinto que tiene la figura de un pez y en un 
predio llamado Rancho El Molino. 
 
Don Fermín, quien fue administrador de El Molino durante 30 años, relata 
que este sitio era muy hermoso porque había ahuehuetes, flores y vegetación, él 
es una de las personas que encontró en el sitio figuras y utensilios prehispánicos 
quien asegura: “caminaba uno y se encontraba una figurita en piedra o barro, 
utensilios, lanzas y muchas cosas más”. 
 
Lámina I del Códice Xólotl que trata la entrada de este personaje a la región 
de los lagos. A la derecha del lago de Texcoco se ven personajes toltecas 
vestidos con ropas de algodón. (Foto: América López) 
 
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Vestigios encontrados por Don Fermín en Rancho El 
Molino. (Foto: Cortesía Ayuntamiento de Chimalhuacán) 
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 Enclavada en la Cabecera Municipal subyace la zona arqueológica Los 
Pochotes cuyo nombre se debe a una árbol que crece en el lugar y alcanza una 
altura aproximada de dos metros y en los meses de septiembre y octubre se viste 
de flores color amarillo, en esta zona se encontraron vestigios arquitectónicos y 
escultóricos, dicen los pobladores que los primeros y más importantes son de 
origen Toltecas. 
 
 A pesar de que se han encontrado objetos y esculturas en piedra que datan 
de muchos años atrás, no existen documentos que puedan probar la veracidad de 
estas historias que los actuales habitantes del lugar dan por ciertos. 
 
Los Pochotes 
 
De acuerdo con la investigadora Verónica Alonso la zona arqueológica Los 
Pochotes fue fundada alrededor del año 1259 d. c. en ella se pueden encontrar 
múltiples piezas esculpidas en recinto negro, piedra basáltica extraída del 
Chimalhuachi, entre ellas se encuentra un juego de pelota, el rostro de 
Quetzalcóatl, la serpiente que representa a la Xuihcoatl, (serpiente de fuego), 
entre muchas otras que ponen en evidencian el hecho de que la talla en piedra es 
una actividad que se realizaba en este municipio desde la época prehispánica. 
 
 Por el año 1960 el señor Eugenio Alonso Martínez, político originario del 
municipio, se interesó en los pequeños hallazgos que la gente del pueblo había 
encontrado en la zona tales como: piedras de obsidiana, tepalcates y figurillas de 
barro, por lo que decidió realizar las gestiones para llevar a cabo investigaciones 
arqueológicas en el sitio. 
 
 
 
 
 
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Como resultado de los estudios realizados se supo que al centro y en la 
parte más alta se encontraba el centro ceremonial con su teocalli (actualmente 
sólo existen algunas escalinatas), el centro ceremonial era el corazón de la ciudad 
en donde se concentraba la vida religiosa, las funciones de gobierno y las más 
importantes actividades comerciales. 
 
 Para la realización de estas actividades se construyeron con materiales 
imperecederos (piedra) grandes plazas, basamentos, pirámides con adoratorios, 
templos y casa de culto para los servicios religiosos. 
 
La investigadora Verónica Alonso señala que alrededor del centro 
ceremonial estaba el llamado TECPAN que eran casas reales que funcionaban 
como residencia oficial del tlatoani, ahí también se encontraban las principales 
salas de la administración pública. 
 
En el mismo Tecpan se encontraban otros patios en los que residían funcionarios 
y nobles (piltzin). Esta ciudad, con su centro ceremonial constituyó lo que los 
españoles reconocieron como cabecera. 
Alejados en ocasiones a varios kilómetros se encontraban los calpulli (pueblos ó 
barrios), sujetos a la autoridad del Tlatoani (gobernante), en donde vivían los 
Macehualtzin, hombres del pueblo, quienes rendían tributo, servicios y otras 
obligaciones a los funcionario de la Cabecera. 
En cada Calpulli se realizaban diversos oficios como: carpinteros, comerciantes, 
labradores, talladores de piedra, etc., a Xochiaca le corresponde el honor, hasta 
nuestros días, de ser el barrio en donde tiene su origen la talla en piedra. (Alonso 
Jiménez,1997, p.13) 
 
 
La tradición oral refiere que hace más de 25 años en la zona arqueológica 
se encontró una figura en piedra bañada en oro que tenía la forma de una 
serpiente de la cintura para abajo y en la parte superior la figura de una mujer con 
cabeza de calavera, representación de la diosa Coatlicue. 
 
 
 
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Al realizar la excavación de la fosa donde se encontró la serpiente tallada, 
descubrieron que poseía en los ojos un par de piedras preciosas, mismas que se 
dice, fueron sustraídas por los arqueólogos; otras versiones señalan que un 
político municipal de la época fue quien se las adjudicó. 
 
Ricardo Marmolejo Mendoza, subdirector de la Casa de Cultura 
Chimalhuacán durante el periodo 2006-2009 señala que con la llegada de las 
órdenes religiosas de los Dominicos y los Agustinos al municipio, en la época de la 
conquista, el centro ceremonial fue destruido para evangelizar a los nativos de la 
zona, sobre sus ruinas se construyó un templo católico dedicado a San Andrés; 
que fue por mucho tiempo la primera iglesia edificada en Chimalhuacán. 
 
 Los pobladores narran que a raíz de un terremoto, del queno han podido 
precisar fecha, el templo católico se derrumbó y la campana de la iglesia rodó 
hasta lo que ahora es el rancho El Molino, posteriormente los dominicos dirigieron 
la construcción el convento y la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, cuya mano 
de obra fue realizada por los canteros de este municipio. 
 
Del molcajete a la escultura 
 
En la época de la colonia fue muy importante la construcción de iglesias y templos, 
en Chimalhuacán los frailes Dominicos eran los encargados de dirigir las 
construcciones y los canteros chimalhuacanos de realizarlas. La investigadora 
Verónica Alonso comenta al respecto que: “los canteros estaban acostumbrados al 
trabajo socialmente necesario que realizaban sin cobrar porque era para el 
beneficio de toda la comunidad.” 
 
 También se reutilizaban piezas prehispánicas en la construcción, 
decoración religiosa, en el Templo Santo Domingo de Guzmán es posible observar 
algunas de estas piezas. 
 
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Del Chimalhuacantoyac colonial se pueden apreciar todavía los remates, bases y 
columnas de recinto (únicos vestigios de lo que fue el Convento Santo Domingo 
de Guzmán), reutilizados en los arcos que dan acceso al atrio y en las columnas 
que sostienen la fachada del actual Palacio Municipal, las pilas bautismales son 
de esa época (Alonso Jiménez, 1997, p. 16) 
 
 
 
 
 
 
 
 
Como ya se dijo los canteros de este municipio aportaban la mano de obra 
para la construcción de los templos; sin embargo no recibían una remuneración. 
Para mantener a su familia se dedicaban a la venta y talla de molcajetes, como lo 
recuerda el cantero Miguel Elizalde Montes, quien se dedica a este oficio desde 
hace más de 50 años: “lo que más pedía la gente era los molcajetes, también 
tallábamos las piedras para los molinos que se utilizaban en las tortillerías y para 
otros fines industriales. “ 
 
 Don Miguel aprendió el oficio de sus padres y abuelos, la primera actividad 
en la que se formó, al igual que sus hermanos, fue en la extracción de la piedra: 
“tenemos una pequeña cantera, de donde sacamos el recinto, en aquel tiempo la 
labrábamos y luego se la entregábamos al contratista.” 
 
En algunas casas las guarniciones y los patios se revestían con 
recinto, ésta es una de las pocas construcciones realizada con 
este material y cantera que aún existen en el municipio. (Foto: 
América López) 
 
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 La experiencia en la labor ha llevado a este maestro a reconocer la mejor 
piedra para la elaboración de metates, molcajetes y rodillos: “la piedra buena es la 
que sacamos de las canteras de Chimalhuacán, a pesar de los años no se 
desgrana al momento de hacer la salsa, es dura y resistente”. 
 
 Corrían los años 50 cuando don Miguel, como muchos canteros de este 
municipio, comenzaron una nueva etapa: “tuvimos la suerte de encontrarnos con 
unos escultores, entre ellos don Anastacio Néquiz” quienes nos pidieron que 
talláramos escultura." 
 
 El año exacto en que los talladores de este municipio comenzaron a tallar 
obras monumentales no es preciso, algunos maestros refieren que ésta fue una 
gran época como relata orgulloso el arquitecto y escultor Gustavo Néquiz: 
 
Por la época de finales de los años 40 y principios de los 50 hubo un movimiento 
de artistas muy importante, fue el auge de la escultura en piedra, mi padre el 
escultor Anastacio Néquiz trabajó con grandes escultores como: Francisco 
Zúñiga, Víctor Gutiérrez, Antonio Nava, Pedro Coronel, Alfredo Sauce, Heriberto 
Juárez y muchos más. 
 
 La mancuerna que hicieron padre e hijo tuvo gran éxito, su obra fue 
vendida y expuesta en Estados Unidos, y muchos lugares del mundo: “mi padre 
Anastacio Néquiz, Tomás Ugarte, Ángel Buendía, Miguel Elizalde Montes y 
muchos otros canteros de este municipio pasaron a la historia por ser una 
generación que innovó en la escultura”. 
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 Maravillados por la habilidad e ingenio de los canteros chimalhuacanos, 
 
 Reporteros y periodistas de diversos medios de comunicación dedicaron 
algunas páginas de los diarios a las piezas que realizaron. 
 
 
 
La obra de Gustavo Néquiz y su padre Anastacio Néquiz fue reconocida en 
muchas partes del mundo. (Foto: Cortesía Gustavo Néquiz) 
 
 
 
En la casa del maestro Anastacio Néquiz, se conservan algunos 
recortes de periódicos en los que fue se publicó su obra y la de 
otros canteros de este municipio. (Foto: América López) 
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¡Oh alemanes…! 
 
El cronista Eberto Ruiz Morquecho cuenta que a los canteros nacidos en Xochiaca 
se les conoce como los alemanes debido a que durante la construcción del 
Palacio de Bellas Artes y el Hemiciclo a Juárez solamente ellos pudieron igualar el 
trabajo de los alemanes. 
 
Los proyectistas de la obra pidieron que se reuniera a los mejores escultores de la 
República Mexicana para la talla de los monumentos, los canteros de 
Chimalhuacán acudieron al llamado, al ver el trabajo que ellos habían realizado 
quedaron impactados y exclamaron —¡oh, alemanes!, desde entonces es como 
se les conoce. 
 
 
 Ruiz Morquecho señala que las hábiles manos de los chimalhuacanos 
dieron forma al Monumento al Petrolero: “el arquitecto Vicente Mendiola Quezada, 
proyectista de grandes obras, entre ellas la Diana Cazadora, me comentó en cierta 
ocasión que quienes habían tallado la obra fueron los canteros de un cerrito y 
señaló a Chimalhuacán.” 
 
 Eberto también comenta que el famoso pintor y escultor Luis Nishizawa le 
pidió al cantero Ángel Buendía tallar una pieza la cual fue colocada en el Centro 
Cultural Mexiquense en Toluca: “para reconocer su valioso trabajo el maestro 
Nishizawa le dijo —ponle tu nombre a la pieza, el tallador chimalhuacano 
respondió, —no maestro tú hiciste el modelo.” 
 
 El trabajo de los canteros chimalhuacanos está presente a lo largo y ancho 
del municipio, en el panteón y templo de Xochiaca, San Lorenzo y San Agustín, en 
el Arco Escultórico de la Identidad Chimalhuacana que se ubica en la entrada al 
municipio por la carretera México-Texcoco; los talladores de piedra realizaron dos 
réplicas del Calendario Azteca, una fue colocada en la Plaza Tlacaélel en el Bordo 
de Xochiaca y otra en la Plaza México en Linwood, California (USA), una escultura 
a Benito Juárez en la Plaza Cívica Vidrieros, una a José María Morelos y Pavón 
que se encuentra en la Cabecera Municipal y una a José Martí en la Plaza de los 
Mártires. 
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 Los canteros también han tallado piezas en municipios del Estado de 
México como Los Reyes La Paz, Nezahualcóyotl y otros; en el Distrito Federal 
participaron en la remodelación del Ángel de la Independencia, el Palacio Postal 
Mexicano, el Palacio Nacional, entre muchas otras obras; han tallado monumentos 
conmemorativos y esculturas monumentales en Mérida, Pachuca, Hidalgo, 
Querétaro y otros estados de la República Mexicana; llevaron a cabo la 
reconstrucción del Fuerte “La Soledad”; en la Isla de Guam en Filipinas cuya 
restauración se apegó a la original, siguiendo la misma técnica; el coral se pegó 
con cal como antaño, etc. 
 
 
 
 
 
 
 
Un tesoro en el corazón del Chimalhuachi 
 
En las entrañas de Chimalhuacán existe un tesoro de inigualable belleza y 
seducción, el recinto negro, piedra a la que canteros y escultores de la localidad 
así como de otros lugares rinden culto por sus características particulares; dureza, 
textura y color, dicen es la piedra que da identidad a los chimalhuacanos, los 
forjadores la extraen del cerro, de la madre tierra y labran, moldean con paciencia 
y amor. 
Los canteros chimalhuacanos han tallado esculturas en muchas 
partes del mundo, llegando con su trabajo a la Isla de Guam, 
Filipinas, Estados Unidos y otros lugares. (Foto: Cortesía Miguel 
Elizalde Montes) 
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 El cantero Efrén Ugarte comenta que el recinto de Chimalhuacán

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