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Woolfolk, A. (2006). Psicología educativa. 9ª ed. México: Pearson. Pp. 24-27. ¿Qué haría usted? EEXXPPEERRIIEENNCCIIAASS DDOOCCEENNTTEESS El programa del distrito exige una unidad sobre poesía que incluya una lección sobre el simbolismo. A usted le preocupa que muchos de sus estudiantes de quinto grado no estén preparados para entender este concepto abstracto, por lo que decide preguntar a algunos de ellos qué es un símbolo. “Son unos platillos grandes de metal que suenan al hacerlos chocar” —dice Estela al hacer ondear sus manos como un tambor mayor. “Sí —agrega Juan—. Mi hermana los toca en la banda de la secundaria.” Usted se percata de que están en el camino equivocado, por lo que vuelve a intentarlo. “No hablo de un címbalo sino de un símbolo, así como los anillos son el símbolo del matrimonio, o un corazón es el símbolo del amor, o...” Usted siente las miradas atónitas. Pedro aventura: “Se refiere a algo así como la antorcha olímpica.” “¿Y qué es lo que eso representa, Pedro?”, le pregunta usted. “Ya lo dije, la antorcha”, responde preguntándose como puede alguien ser tan obtuso. ¿Qué le dicen estas reacciones acerca del pensamiento de los niños? ¿Cómo abordaría esta unidad? ¿Qué otra cosa haría para “escuchar” el pensamiento de los estudiantes y adecuar lo que les enseña a su nivel de pensamiento? ¿Qué haría para que sus alumnos adquiriesen experiencia concreta con el simbolismo? ¿Cómo decidiría si el desarrollo de los estudiantes no es el suficiente para este material? Una definición del desarrollo En su sentido psicológico más general, el término desarrollo se refiere a una serie de cambios que ocurren entre la concepción y la muerte de los seres humanos (o de los Woolfolk, A. (2006). Psicología educativa. 9ª ed. México: Pearson. Pp. 24-27. animales). El término no se aplica a todos los cambios, sino a los que aparecen de manera ordenada y permanecen por un periodo razonablemente largo. Por ejemplo, no se considera parte del desarrollo un cambio temporal ocasionado por una breve enfermedad. Además, los psicólogos hacen juicios de valor para determinar qué cambios se consideran parte del desarrollo. Por lo general se supone que los cambios, al menos los que ocurren al inicio de la vida, son para mejorar y que éstos se traducen en un comportamiento más adaptativo, más organizado, eficaz y complejo (Mussen, Conger y Kagan, 1984). El desarrollo humano se divide en desarrollo físico, que como es de suponerse, tiene que ver con los cambios del cuerpo; desarrollo personal, que se refiere a las modificaciones en la personalidad del individuo; desarrollo social, que da cuenta de los cambios en la forma en que un individuo se relaciona con los demás, y desarrollo cognoscitivo, que explica los cambios en el pensamiento. Muchos de los cambios que ocurren durante el desarrollo se deben al crecimiento y la maduración. La maduración* comprende los cambios que ocurren de manera natural y espontánea y que en buena parte están programados genéticamente. Estos cambios surgen con el tiempo y en general el ambiente tiene relativamente poco impacto sobre ellos, salvo en los casos de desnutrición o enfermedad grave. Buena parte del desarrollo físico encaja en esta categoría. Otros cambios son producidos por el aprendizaje que ocurre cuando los individuos se relacionan con su ambiente y constituyen una parte importante del desarrollo social de la persona. Pero ¿qué hay respecto al desarrollo del pensamiento y la personalidad? Casi todos los psicólogos aceptan que ambas áreas son importantes, tanto la maduración como las relaciones con el ambiente (o natura y nurtura como también se las conoce), pero discrepan en el énfasis que debe atribuirse a cada una. Principios generales del desarrollo Aunque no hay acuerdos respecto a lo que está implicado en el desarrollo y la manera en que tiene lugar, casi todos los teóricos apoyan algunos principios generales. 1. La gente se desarrolla a ritmos diferentes. En su propio salón de clases tendrá una gran variedad de ejemplos de los diferentes ritmos de desarrollo. Algunos estudiantes * Maduración Cambios programados genéticamente que ocurren con el tiempo Woolfolk, A. (2006). Psicología educativa. 9ª ed. México: Pearson. Pp. 24-27. serán más grandes, de mejor coordinación o mostrarán más madurez en su pensamiento y relaciones sociales. Otros presentarán un desenvolvimiento mucho más lento en esas áreas. Tales diferencias son normales, salvo en casos muy raros de desarrollo muy rápido o muy lento, y es de esperarse que aparezcan en cualquier grupo grande de estudiantes. 2. El desarrollo es relativamente ordenado. Las personas desarrollan algunas habilidades antes que otras. En la infancia se sientan antes de caminar, balbucean antes de hablar y ven el mundo con sus propios ojos antes de que imaginen cómo lo ven los demás. En la escuela, aprenden a sumar antes que el álgebra, conocen a Bambi antes que a Shakespare, etc. Los teóricos quizá discrepen en qué se presenta exactamente antes de qué, pero todos encuentran una progresión relativamente lógica. 3. El desarrollo tiene lugar en forma gradual. Es muy raro que los cambios ocurran de la noche a la mañana. Un estudiante que no puede manejar el lápiz o responder a una pregunta hipotética puede desarrollar esta habilidad, pero el cambio necesita tiempo. El cerebro y el desarrollo cognoscitivo Si usted ha llevado algún curso de introducción a la psicología, de seguro tiene información sobre el cerebro y el sistema nervioso. Tal vez recuerde que en el cerebro está dividido en áreas y que algunas participan en funciones particulares. Por ejemplo, el en apariencia liviano cerebelo parece coordinar y dirigir los movimientos suaves y habilidosos que van de los gestos gráciles del bailarín a la acción cotidiana de comer sin picarse la nariz con el tenedor. El tálamo se ocupa de nuestra capacidad de asimilar nueva información, especialmente si es verbal. La formación reticular cumple una función importante en la atención y la activación; bloquea algunos mensajes y envía otros a los centros cerebrales superiores para su procesamiento (Wood y Wood, 1993). El área más grande del cerebro es la corteza cerebral, una cubierta exterior de aspecto rugoso de unos tres milímetros de espesor. La corteza cerebral da cuenta de alrededor del 85 por ciento del peso del cerebro y contiene la mayor cantidad de células nerviosas, las delgadas estructuras que almacenan y transmiten información; es la parte del cerebro responsable de los mayores logros humanos. Esta hoja arrugada de neuronas cumple tres funciones importantes: recibe impulsos de los órganos sensoriales como las señales visuales o auditivas, controla el movimiento voluntario y forma asociaciones. En los seres humanos es mucho más grande que en Woolfolk, A. (2006). Psicología educativa. 9ª ed. México: Pearson. Pp. 24-27. los animales inferiores. La corteza es la última parte del cerebro que se desarrolla, por lo que se cree que es más susceptible a las influencias ambientales que otras áreas (Berk, 1996, 1997). Como se aprecia en la figura 2.1, las diferentes áreas de la corteza tienen funciones distintas. Aunque las áreas de la corteza están algo especializadas, deben trabajar en conjunto, como en el procesamiento del lenguaje en el que participan diferentes partes. Para responder una pregunta primero debe escucharla, lo que implica la participación de la corteza auditiva primaria. Para dar la respuesta se requieren los movimientos controlados por la corteza motora. El área de Broca (cercana al área que controla los labios, el maxilar y la lengua) se ocupa de la construcción de una forma gramaticalmente correcta de expresar una idea y el área de Wernicke (próxima a la corteza auditiva)es necesaria para asociar el significado con ciertas palabras. Una persona cuya área de Broca funcione pero que tenga lesionada la de Wernicke dirá cosas sin sentido pero con una estructura gramatical correcta. Por otro lado, el daño limitado al área de Broca se asocia con oraciones cortas, no gramaticales, pero en las que las palabras son las adecuadas (Anderson, 1995a). Otro aspecto del funcionamiento del cerebro que tiene implicaciones para el desarrollo cognoscitivo es la lateralización o especialización de los dos hemisferios. Sabemos que cada mitad del cerebro controla el lado opuesto del cuerpo, de modo que una lesión del lado derecho del cerebro afectará el movimiento del lado izquierdo del cuerpo y viceversa. Además, ciertas áreas del cerebro afectan determinadas conductas. Para la mayoría de nosotros, el hemisferio izquierdo del cerebro es el factor principal en el procesamiento del lenguaje, mientras que el hemisferio derecho controla la mayor parte de la información espacial-visual y las emociones (información Woolfolk, A. (2006). Psicología educativa. 9ª ed. México: Pearson. Pp. 24-27. no verbal). La relación puede invertirse en algunos zurdos, pero en casi todos ellos la especialización hemisférica es también menor (Berk, 1996, 1997). A los psicólogos del desarrollo les interesa el momento en que ocurre la lateralización porque antes de que se establezca las especializaciones en áreas particulares del cerebro, éste es muy adaptable o plástico, por lo que si un área se lesiona otras se hacen cargo de sus funciones. Así, cuando los niños muy pequeños sufren daños en alguna parte del cerebro, otras partes pueden controlar hasta cierto punto las tareas que por lo común cumple el área dañada. Parece que la lateralización empieza incluso antes del nacimiento y que tarda varios años. Por ello, entre más pequeño sea el niño, más probable es que se recupere de las lesiones o las pérdidas. Dependiendo de la tarea, la lateralización no significa que uno u otro lado del cerebro tenga un control absoluto. En el caso de la gente con el cerebro intacto, ambos hemisferios participan en todas las funciones de aprendizaje, aunque la participación de alguno de los lados pueda ser mayor o menor en cualquier momento (Bjorklund, 1989). Es posible que los investigadores atribuyan ciertos problemas de aprendizaje a aspectos de la especialización hemisférica, pero las pruebas no son todavía concluyentes. De hecho, las investigaciones preliminares indican que el funcionamiento de la parte frontal a la dorsal del cerebro puede ser tan importante como el funcionamiento izquierdo/derecho para la comprensión de los problemas de aprendizaje (Jordan y Goldsmith-Phillips, 1994). En la próxima década veremos un aumento en las investigaciones del cerebro, el desarrollo, el aprendizaje y la enseñanza. Hasta hace muy poco no se reconocían las implicaciones de la investigación del cerebro para la enseñanza, pero estamos llegando a un momento en que esto puede cambiar en forma drástica. Por ejemplo, en 1992 se publicó un número especial de Educational Psychologist sobre “El cerebro y la educación” en el que se incluyen artículos que describen las investigaciones sobre variaciones en el desarrollo de diferentes funciones de sistemas cerebrales que pueden afectar el aprendizaje de la lectura y la escritura y varios modelos de aprendizaje y enseñanza basados en tales estudios. Muchos autores del volumen postulan que el cerebro es un grupo complejo de sistemas que trabajan en conjunto para construir la comprensión, detectar patrones, crear reglas y dar sentido a la experiencia. Estos sistemas cambian a lo largo de la vida, conforme el individuo madura y aprende.
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