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FA C U LTA D DE E O N M IA C O UNAM UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ECONOMÍA ESPECIFICIDAD HISTÓRICA DEL CAPITALISMO CRIMINAL EN MÉXICO Y SU AGUDIZACIÓN GENERALIZADA DURANTE EL PERIODO 2006-2016 T E S I S QUE PARA OBTENER EL TITULO DE P R E S E N T A: DIRECTOR DE TESIS: LIC. JAVIER MUÑOZ CHÁVEZ CIUDAD UNIVERSITARIA, CD.MX, NOVIEMBRE DE 2018 LICENCIADO EN ECONOMÍA EDGAR EDIVALDO MUÑOZ CHÁVEZ UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos A mis padres, los seres más maravillosos. A mi madre que siempre ha estado apoyando en todo momento, sin duda admirable, la mujer más fuerte que conozco. A mi padre, que no ha dejado de trabajar y que con el ejemplo muestra disciplina, constancia y responsabilidad. Ese hombre de carácter fuerte que muestra su nobleza más grande al dar todo lo que tiene por ver realizado tus metas y sueños. A ambos mil gracias por todo. A mis hermanos, mis más grandes compañeros. A mi hermano Alex, al que siempre he visto con mucha admiración, una figura de mucha seguridad, inteligencia y sencillez, un compañero de juegos y risas. Sin duda su compañía para mí ha sido muy importante. A mi hermana Connie que ha sido para mí una segunda madre. Una mujer siempre jovial que ha sabido entender y apoyar en cada instante, que me ha direccionado con muchos consejos y cariño. A Javi, mi referencia. Un hombre inteligente que ha sabido ganarse lo que tiene con base al estudio y esfuerzo. Ese hermano que se encargo de mi formación, que me hizo ver la realidad y las posibilidades de luchar por un mundo más noble, un gran maestro y fantástico hermano. Aprovecho también para agradecer su ayuda por tomar la dirección de este proyecto. Gracias por esas horas dedicadas a esto. Este trabajo también es suyo. A Karla, mi compañera de vida. Gracias por acompañarme hasta este momento, sin duda tu presencia ha sido muy importante. Agradezco tu apoyo, tu solidaridad y compañía en cada momento y aspecto de mi vida. Mil gracias por coincidir. A mis queridos amigos de universidad, sin ellos este viaje hubiera sido superfluo. A Halim, amigo de gran inteligencia y con un alma joven, sin duda una amistad incondicional. A Héctor, un gran amigo que tenía un alma noble y un espíritu de lucha incansable. Ellos, sin duda los amigos inseparables, mis acompañantes con los más nobles sentimientos que me enseñaron que la amistad puede trascender cualquier cosa. A mi entrañable amiga Karina, esa chica que me ha enseñado lo que significa tener una amistad inquebrantable, que me ha enseñado ese espíritu sensible, ese espíritu de lucha, de no conformase con lo existente. Gracias infinitas por tener esas largas pláticas y esa amistad duradera. A mis amigos y compañeros de generación: Abdul, Andrea, David, Jessica y Mónica personas con las que compartí momentos de acción y reflexión revolucionaria. Finalmente agradezco a mis profesores, personajes que dejaron huella con son su formación académica y sus grandes enseñanzas. A todos, Muchas gracias. ÍNDICE Introducción………………………………………………………………………...…….....1 Capítulo 1. Capitalismo criminal: expresión del capitalismo neoliberal……………………5 1.1 Concepto de criminalidad………………………………………………………..5 1.2 Relación histórica entre la acumulación de capital y la criminalidad…………..8 1.3 Desarrollo neoliberal: antesala de expresiones criminales de acumulación…...12 1.4 La criminalidad como expresión de la acumulación capitalista…………….…15 1.5 La renta criminal (una renta de la muerte)……………………………………..20 1.5.1 Renta criminal-sociedad……………………………………………...24 1.5.2 Renta intercapitalista criminal………………………………………..25 1.5.2.1 Primera forma de renta intercapitalista criminal…………....25 1.5.2.2 Segunda forma de renta intercapitalista criminal…………..27 1.6 Violencia criminal: manifestación del capitalismo decadente…………………30 1.7 La función histórico-política del valor de uso criminal……………………......31 1.7.1 Tráfico de las drogas………………………………………………….33 1.7.2 Tráfico de armas……………………………………………………...34 1.7.3 Trata de personas……………………………………………………..35 1.8 Configuración criminal del proceso de reproducción social…………………...36 Capítulo 2. El carácter estratégico de América Latina en la mundialización de las expresiones criminales del capital………………………………………………………….39 2.1. Capitalismo criminal en América Latina………………………………………39 2.2 Capitalismo criminal en la región andina: el caso de Colombia……………….48 2.3 La guerra contra el narcotráfico de Estados Unidos en América Latina: militarización de la relación geopolítica centro-periferia…………………………..55 2.4 Política antidroga: política de intervencionismo en América Latina…………..61 Capítulo 3. Capitalismo criminal en México………………………………………………67 3.1. Breve historia neoliberal y estructuras criminales……………………………67 3.2 Fundamento de las estructuras criminales en México…………………………78 3.3 Actores empresariales, grandes beneficiados de la criminalidad en México..…85 3.4 Régimen político mafioso mexicano y la vinculación con diversas estructuras criminales. …………………………………………………………………………88 3.5 Plan Mérida: El preámbulo de una vinculación militarizada Estado-Sociedad..91 3.6 Violencia y corrupción estatal 2012-2016: Formas cínicas de contención y acumulación………………………………………………………………………...95 3.7 México: Espacio geoestratégico para la obtención de la renta criminal……...101 3.7.1 Trafico de drogas……………………………………………………101 3.7.2 Derecho de piso……………………………………………………..110 3.7.3 Tráfico de armas…………………………………………………….111 3.7.4 Trata de personas……………………………………………………113 3.7.5. Hipertrofia del sistema financiero mexicano……………………….115 3.8 Esbozo de los costos económicos de la criminalidad en México…………….117 Conclusiones……………………………………………………………………...135 Anexo……………………………………………………………………………..138 Referencias………………………………………………………………………..142 1 Introducción El capitalismo como modo de producción se ha logrado mantener a lo largo de la historia sobre la base de actos violentos y criminales. Estos actos forman parte de su devenir histórico pues la necesidad de la criminalidad es consustancial e inherente al capital para mantener y reproducir mecanismos de acumulación sobre todo el orbe. Desde el siglo XVI hasta nuestros días, el capital se ha manifestado de las peores formas. Así lo enseña la historia de la colonización de territorios y la subordinación de pueblos para insertarlos en un mercado mundial donde la violencia se hace necesaria para despojar tierras y riquezas mediante los primeros crímenes violentos contra comunidades. La historia nos muestra que aunque el capital tenga avances tecnológicos y productivos para producir en masa valores de uso que puedan sustentar la vida material de forma global, éste no tendrá reparo en negar cada bien y al contrario de masificar lo producido; generará condiciones globales comerciales y políticas para defender la propiedad privada; es decir, que a partir de la defensa del progreso del capital se crearán mercados globales en disputa por el control mundial generando guerras, enfermedades, hambre y situaciones límite que lleven a la muerte. El capitalismo no reparará en costos con tal de administrar de maneraadecuada y ampliada la reproducción de capital, sin importar la generación de crisis constantes que puedan desencadenar escenarios conflictivos. El capital del siglo XXI, junto con la llamada era neoliberal, cuenta con las condiciones y capacidades tecnológico-productivas para satisfacer las demandas materiales de la sociedad. Sin embargo, esto no significa que tenga que hacerlo, ya que su naturaleza histórica se basa en mantener una reproducción social escasa. Aunque se muestra con un discurso prometedor en defensa de la libertad y el libre mercado por mecanismos de paz, el capital neoliberal no hace más que mostrarnos una cara mentirosa creando dinámicas y escenarios conflictivos, generando pobreza, marginación, desempleo y, en consecuencia, lanzando un ejército industrial de reserva a un ethos criminal de sobrevivencia. En un ambiente económico como éste se exacerban los mecanismos criminales de acumulación, situación que no es menor, ya que la población no sólo será parte de tales circuitos sino también lo será la esfera legal del capital. En este sentido, es significativo analizar el papel que ocupa México en el periodo que corre entre el 2006 y el 2016, ya que en esta primera década se agudizan los problemas vinculados con el crimen organizado, gracias a la denominada guerra contra el narcotráfico, que desata el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa y que muestra a la región como un país estratégico al que hay que implantarle un escenario de guerra para poder ejercer una acumulación de capital legal o ilegal. Es decir: asegurar el despojo de los recursos estratégicos para el capital, así como para garantizar las inversiones privadas del capital extranjero ante cualquier foco de insurrección social. Este asunto se extiende hasta el sexenio de Enrique Peña Nieto, en el que surgen y se destapan todos los vínculos político-empresariales con estructuras criminales. En este trabajo se muestra cómo la criminalidad mexicana se expresa en diferentes estratos de la sociedad y conforma una expresión de acumulación y contención social interclasista ya que se expresa en diversos sectores de la población, como los grupos empobrecidos de la sociedad mexicana, donde se hace presente el problema de la economía criminal, a causa de las raquíticas condiciones económicas y políticas instauradas por el 2 neoliberalismo; o bien, se expresan en diferentes estratos políticos, policíacos, militares o del Estado en general, al ejercer un tipo de violencia informal y criminal por medio de ejércitos informales (paramilitares), aunque también –y de manera cínica– de las fuerzas formales del Estado, que cometen actos criminales como la desaparición forzada o las ejecuciones extrajudiciales; también pueden expresarse por medio de actores empresariales que necesitan facilitar la inversión privada y que para cumplir tal objetivo recurren al despojo de tierras y recursos naturales haciendo uso de la fuerza del Estado o directamente de la del crimen organizado. Es así que el objetivo de este trabajo es caracterizar la especificidad histórica del capitalismo criminal mexicano durante el periodo 2006-2016, lapso durante el cual se exacerba el fenómeno criminal, debido a la peculiar manera de acumular capital en la región a consecuencia de la conformación de ramas productivas criminales del narcotráfico, de la trata de personas o del tráfico de armas, así como también del uso criminal de los circuitos financieros o estatales para con las grandes industrias o el bien individual. La etapa neoliberal permitirá entender y explicar este fenómeno que se agudiza mostrando un tipo de violencia con un rostro sangriento y decadente. Con tal panorama se mantiene la hipótesis de que la criminalidad en México es sui géneris y que se expresa como un mecanismo de acumulación en donde existe un contubernio entre diversos sectores sociales, formando estructuras interclasistas criminales. Así, también se presentara a la criminalidad como un instrumento de terror que asegura e implementa circuitos de acumulación legal para con las grandes industrias extranjeras o nacionales. Esto no quiere decir que la criminalidad sea vista como un modelo económico o una configuración del capitalismo para llevar a cabo la reproducción ampliada del capital global. Pero sí es una expresión que se exacerba gracias al capital neoliberal y que sirve para acumular ganancias (siguiendo la misma lógica capitalista) por vías ilegales, para incorporarlas después en las estructuras legales del capital. El tema se desarrolla desde la crítica de la economía política, buscando entender diversas categorías en cuanto al significado de la criminalidad para el capital como una expresión de importancia para generar ganancias a partir del terror social en el contexto mexicano. El análisis retoma los trabajos de tres autores centrales: Jairo Alvares Estrada, Sergio Moreno y Magdalena Galindo, cuyos conceptos teóricos abordan la criminalidad como mecanismo de acumulación desde tres esferas específicas: el modelo neoliberal, los aparatos del Estado y la clandestinidad de la economía criminal. Con detalle se hace un análisis de los patrones de la interacción social y la correlación de fuerzas que existe en el contexto mexicano. Los datos estructurados permiten explicar y analizar el problema, principalmente con base en estudios periodísticos, así como de la revisión de una serie de lecturas y estudios de caso que representan la realidad mexicana junto con el fenómeno criminal de acumulación. Dada la especificidad criminal de acumulación capitalista en México durante el periodo descrito, se describe en el primer capítulo a la criminalidad como una expresión del capital neoliberal para acumular ganancias por vías ilegales e informales. Se parte entonces 3 de la descripción del concepto crimen a partir de los discursos convencionales que existen a través de la criminalística y el derecho penal haciendo énfasis en los usos y manipulaciones que adquiere la connotación criminal. Esto permite pasar a la discusión en torno a la relación histórica que existe entre la acumulación de capital y la criminalidad en cada una de sus facetas históricas, que abarca desde el origen del capital hasta la actualidad, en la que el capital neoliberal agudiza las condiciones económicas y políticas deplorables para reeditar un tipo especifico de criminalidad como acumulación de ganancias. En este capítulo se trata a la criminalidad como expresión de la acumulación capitalista y la renta criminal, temas clave para comprender cómo se desarrolla y complejiza toda una industria del crimen para obtener ganancia a través de mecanismos violentos. También se abordan temas como la configuración criminal de reproducción social, así como los valores de uso, para demostrar cómo la expresión criminal ha formado un ethos criminal dentro de los sectores sociales. Así pues, durante este capítulo se utilizarán conceptos clave para entender cómo se comporta la criminalidad en el peculiar caso mexicano. En el segundo capítulo se detalla el carácter estratégico que cumple América Latina como un modelo para implementar en las naciones periféricas las expresiones criminales de acumulación ya que al ser una región de suma importancia, sus recursos se convierten en un botín útil para asegurar el capital privado. Se describen así las especificidades propias de la criminalidad que ha intervenido en Latinoamérica por diversos mecanismos, a través de acuerdos comerciales o militares, justo por tratarse de una zona en constante lucha por la emancipación económica de los capitales centrales. La criminalidad es ejercida desde los aparatos represivos del Estado en sus connotaciones formales e informales imponiendo una violencia estatal que junto con las estructuras neoliberales desembocan en la formación de graves problemas denarcotráfico. Por tanto, también se hará un estudio de caso a partir del problema colombiano, región que sirvió para apuntalar la intervención militar en la región latinoamericana imponiendo ejércitos y acuerdos de lucha conjunta entre estadounidenses para hacer frente al problema de la economía criminal. En el tercer capítulo se presenta una breve historia del capital neoliberal mexicano haciendo énfasis en las intervenciones de los capitales extranjeros dentro de las cadenas productivas nacionales, como factor que va deteriorando de manera gradual la economía nacional al convertirla en una nación eternamente subdesarrollada. Esto ha generado un impacto en las relaciones sociales de producción; es decir, se describe al neoliberalismo como el detonante que agudiza la constante decadencia de estructuras económicas y políticas de la sociedad. De esta manera se fundamenta la relación directa entre el capital neoliberal y las expresiones criminales de acumulación en México, en donde se muestra cómo una participación activa de sectores políticos, empresariales y financieros se dedica a la explotación de la ilegalidad, conformando una estrategia para asegurar inversiones privadas a través de una violencia criminal generalizada instrumentada no solo por actores del crimen organizado sino también por sectores policiacos y militarizados, es decir, desde las fuerzas represivas del Estado formalmente establecidas para generar el miedo y la contención social. La especificidad del capital criminal mexicano se muestra aquí en su verdadera expresión: sui géneris, violenta, decadente y cínica. 4 El problema planteado es de suma importancia y de mucha preocupación, ya que se puede seguir agravando y extendiendo de tal manera que se vea como algo normalizado. Es necesario comprenderlo y proponer soluciones para una reconstrucción del tejido social e ir cambiando la forma en la que la población se relaciona con las estructuras políticas y empresariales, ya que hasta ahora las formas de relación se expresan en escenarios conflictivos. En este contexto, es necesario entender de qué formas se acumula capital en la región mexicana y más durante el periodo descrito, en el que la supuesta guerra contra el narcotráfico ha generado, además de miles de muertos, una descomposición social que genera confusión sobre la responsabilidad de varios sectores de la sociedad en la agudización de este problema criminal. 5 Capítulo 1. Capitalismo criminal: expresión del capitalismo neoliberal Cuando se habla del desarrollo del capitalismo es necesario comprender las facetas y configuraciones históricas por las cuales ha pasado este modo de producción para convertirse en un fenómeno mundial. El análisis de cada etapa permitirá entender mejor el proceso por la cual surge una expresión específica de acumulación del capitalismo: la criminal. Es indispensable conocer el contexto en el que se presentan las configuraciones de este sistema depredador de vida, ya que cada configuración tiene cierta singularidad de acumulación y de hacerse valer como un modo de producción mediante la violencia y la dominación de los procesos económico-políticos que desarrollan la existencia humana. Tomando en cuenta el desarrollo histórico del capitalismo se puede afirmar que el gran capital es inherente al crimen y a la violencia, pues le son necesarios para la acumulación. Aún más en el siglo XXI, época en la que la expresión criminal es una forma de mantener el patrón de ganancias demasiado elevadas por vías violentas y aniquiladoras y en la que diversos actores de la sociedad tiene un papel importante en el desarrollo de esta expresión del capital. 1.1 Concepto de criminalidad El concepto de criminalidad parte de una definición jurídica moderna desde una perspectiva del derecho penal muy apegada a la definición del delito. Se trata de actos delictivos que violan y amenazan las leyes y ciertas dimensiones de la vida social, política y económica de una sociedad. Este concepto convencional del marco jurídico moderno se complementa con la teoría de la criminalística en donde la definición de la criminalidad incluye ciertas acciones delictivas que giran en torno al comportamiento meramente humano; es decir, explica la criminalidad como algo patológico y como un fenómeno que siempre ha estado en la historia y en el desarrollo humano. “Desde la antigüedad a determinadas conductas se les atribuye el término delito, con ello asistimos a una evolución en el concepto de delito. Lo que sí es obvio es que la tipificación de una conducta como delito, ha servido a la sociedad para controlar dichos delitos. Así se puede delimitar, describir y reprimir formas de conducta criminal. Los destinatarios de estos tipos de conductas han sido las capas más bajas de la sociedad” (Hikal, 2009, p.1) La criminalística presenta este concepto como un problema genético del hombre y como un fenómeno del que el sujeto no puede escapar, porque ser criminal está en su naturaleza. Desde esta lógica, el derecho moderno ha de suprimir este tipo de acciones delictivas que van en contra de la ley con sanciones y actos represivos en los que la violencia consensuada sea la herramienta del estado para mantener el orden en contra de la “patología criminal humana”. A la par de la criminalística, la llamada sociología de la criminalidad expresa lo siguiente: “En el medio ambiente sociocultural se considera el acto criminal como una respuesta de ciertos individuos a los estímulos modulados por la organización social, es decir el crimen ya no es un fenómeno de patología individual, sino un resultado social; pues 6 sería la sociedad la que, a través de diversas fuentes, produciría criminalidad” (Pérez, s.f. p.2-3). En la ideología alemana, Marx y Engels tienen una mirada aguda de lo que significan los actos delictivos. Al respecto, Pegoraro (2010) afirma que “El delito es la lucha del individuo aislado contra las condiciones predominantes, responde a idénticas condiciones que aquella dominación” (p. 90). Es decir el delito es resultado y respuesta a un momento de desigualdad y escasez material de sobrevivencia. Según Pegoraro (2010), “el orden social es sostenido y defendido aún por acciones que la ley puede considerar delictivas, violatorias del orden legal, pero que no las sanciona. Esta aparente paradoja donde ciertas conductas ilegales cuando son ejercidas por fuerzas sociales poderosas se pasan por alto, ya que son ejercidas por “los poderosos que sostienen el orden social” (p. 95). Quien conceptualiza al crimen y las leyes para sancionar este acto delictivo por parte de los dominados es el Estado moderno neoliberal. 1 Desde la perspectiva de dicho Estado, la criminalidad encierra a los actos delictivos que amenazan la seguridad de la propiedad privada (un concepto que adquiere cierto significado histórico si se le adecua a una forma de proteger la propiedad individual de la clase burguesa), ya que los términos jurídicos así lo han impuesto. Sin embargo, no se aseguran las condiciones para la existencia del sujeto, es decir se deja de lado la seguridad humana; es más caracterizado por el hecho de proteger las condiciones materiales del capital y en este sentido se forma un marco legal que hace valer los derechos e intereses de la burguesía y la propiedad privada. Así, la criminalidad es una categoría formada y adaptada por el Estado moderno para con el capital y consensuada entre la sociedad burguesa, un tipo de arreglo para el establecimiento del orden en la relación existente entre el capital, el Estado y la sociedad. “Es por eso que la consideración de un conjunto de acciones como "criminales" depende de una distinción no sólo jurídica, sino también política, económica y social, en la que se cumplan varias condiciones: por un lado,desde la esfera teórica, y a partir de los mecanismos represivos con los que se busca controlarlas, que las acciones delictivas estén diferenciadas de las demás (diferenciadas de la esfera de la "normalidad"); por el otro, que el Estado tenga condiciones mínimas (legitimidad, potestad, consenso) para juzgar, o ponderar, actividades que van en contra de su esquema normativo de regulación, de forma tan autorizada que inclusive el propio delincuente acepte esa definición” (Álvarez y Moreno, 2008, p. 18). El Estado debe tener legitimidad y autoridad moral para demarcar las acciones criminales y además contar con el apoyo de la sociedad para poder instaurar un sistema de normas que haga posible regular la convivencia social. Sin embargo, es complejo hacer juicios correctos, pues la definición de lo criminal es confusa, ya que hay actos humanos que son valorados como criminales, delictivos e ilegales –como el robo, el asesinato, el despojo, etc. –, que son socialmente reprobables y para los cuales tiene que haber un castigo, pero existen otros actos ilegales que contienen cierto sentido político o social. ¿Qué pasa, por ejemplo, con la defensa legítima de territorios o espacios geográficos por parte de comunidades originarias ante el acecho de empresas o grupos criminales? Este hecho, cuando se contrapone con los deseos del capital, es criminalizado, sancionado y 1 Un Estado que ya está configurado para servir al modelo económico neoliberal desplegado por diversas naciones y que tiene por objetivo salvaguardar los intereses del capital, como es la propiedad privada que incluye por supuesto los medios de producción y territorios geoestratégicos, además de mantener las relaciones de producción de tal forma que el capital, sea quien salga beneficiado del uso del aparato jurídico represivo. 7 reprimido por el Estado cual si fuese un acto ilegal. Es decir que el circuito de la criminalidad no está bien delimitado, se puede mal entender e incluso manipular, lo cual puede terminar beneficiando a sectores corruptos o violentos de la esfera legal e ilegal del capital y, por ende, no llegar a entender los procesos verdaderamente criminales convirtiendo ciertas acciones de ciertos grupos poderosos en algo normalizado. Analizando tales cuestiones se reconoce que la criminalidad bien tiene que ver con una serie de acciones ilegales que se contraponen a la ley socialmente aceptada como el robo, el despojo, asesinatos, tráfico de mercancías ilegales, lavado de dinero, etc.; es decir, un marco de acciones que salen fuera de la convivencia y normalidad social. Pero sin limitar el acto a conceptos jurídicos y más bien desde una perspectiva crítica y fuera de lo convencional, lo que ejerce el modo de producción capitalista al crear las condiciones económico-políticas destructivas es dar premisa a la criminalidad, ya que genera condiciones de aniquilamiento social al reproducir la pobreza, el hambre, las guerras, etc. momentos donde se normalizan hechos violentos y criminales para la reproducción del capital. La criminalidad no nace y menos pertenece a un solo sector como es la sociedad; la criminalidad es parte esencial de los sectores poderosos, como es la burguesía y hoy en día del Estado, para asegurar un patrón de acumulación cuestión que hace que se desdibuje la delimitación de las acciones delictivas y no se alcance a ver la responsabilidad de actores sociales poderosos. La criminalidad se ejerce a diario, sólo que las formas y dimensiones cambian, pero son producidas por un mismo momento histórico en diversos espacios de la sociedad y principalmente de la economía, un sector estratégico para acumular poder y dinero a partir de la explotación de los ilegalismos. Al incorporar actores empresariales y estatales, la criminalidad adquiere un sentido económico y político de suma relevancia. En esta época en la que prevalece el capitalismo neoliberal, la criminalidad se ha convertido en una herramienta por medio de la cual los circuitos del capital legal e ilegal pueden crear y acceder a una vasta cantidad de dinero y poder. Es normal que los circuitos ilegales de acumulación, como grupos del crimen organizado, hagan uso de esta expresión. Sin embargo, la criminalidad adquiere mucho más relevancia y preocupación cuando la esfera legal del Estado y de la economía hacen uso de estas expresiones. El Estado, representado por instituciones, gobernantes y fuerzas represivas, y el capital, representado por las grandes empresas y corporaciones –sus agentes más comunes– se han convertido en protagonistas del crimen. La liberalización de la economía, la desregulación del sistema financiero y la flexibilización del Estado ha llevado a un sin fin de inversiones extranjeras generando un ambiente en el que el capital ha comenzado a manipular o hacer propio todo recurso para generar ganancias. Esto lo ha potenciado echando mano de la criminalidad, ya que muchas veces para acceder a tales recursos no basta con la manipulación del marco legal sino que hacen falta acciones violentas y clandestinas. Ejemplo de ello se da cuando empresas trasnacionales quieren explotar regiones sagradas para ciertas comunidades, hechos que históricamente suceden en regiones periféricas y que para poder acceder hacen uso de ejércitos privados informales o clandestinos, es decir: de una violencia criminal. Otro ejemplo es cuando las fuerzas represivas del Estado cometen desaparición forzada o ejecuciones extrajudiciales violando derechos humanos. Para el capital neoliberal la criminalidad es de mucha importancia 8 porque permite generar ganancias mediante una economía informal, 2 aunque también a través de la complicidad e introyección del capital legal en la ilegalidad. Esta situación genera un ambiente de caos y violencia en la que el cinismo es llevado a tales niveles que se crea una vinculación de la criminalidad con el circuito estatal; en ese momento, la criminalidad es pasada por alto siempre y cuando beneficie a un sector social. “Si bien la criminalidad es un tipo de violencia negada y combatida en primer lugar por la acumulación de capital, también puede representar en un determinado momento como un instrumento político útil para la acumulación, no solo por los enormes beneficios económicos sino también por el terror que esta permite generalizar” (Guerra, 2014, p. 65). El capitalismo es criminal por naturaleza. Pero en el capitalismo neoliberal la criminalidad adquiere cierta especificidad (fin y objetivo) para la acumulación, es decir se convierte en una expresión del capital para el aumento de ganancias que beneficien a las esferas capitalistas (legal e ilegal) usando y creando nuevas ramas productivas como el narcotráfico, el tráfico de armas y personas, el despojo de territorios o el lavado de activos (este último gracias a la desregulación del sistema financiero). Justamente por eso el circuito de la acumulación por vías ilegales/legales queda difuso, por ser dos caras del mismo proceso y más aun cuando la esfera legal del capital y el Estado en un intento de acrecentar ganancias y poder ejercen de manera cínica la criminalidad y la violencia para generar escenarios de crisis y terror generalizado. Según Estrada y Moreno (2008), “la demarcación del circuito legal/ilegal de los procesos de acumulación es producto de las relaciones de poder dentro y fuera del Estado, incluso en los escenarios micro políticos de enfrentamiento entre fracciones sociales” (p.18). En este sentido, la criminalidad es una herramienta poderosa para ejercer la violencia y el caos y obtener grandes beneficios de control político y económico. 1.2 Relación histórica entre la acumulación de capital y la criminalidad El capital ha venido acompañado de diversas formas de crimen y violencia para hacerse valer como un modode producción global. Sin embargo, es difícil conceptualizar el término criminal desde los momentos en que el capitalismo fue dando sus primeros pasos, ya que no había un marco jurídico que lo caracterizara o juzgara. Es un tanto innecesaria la categoría jurídica moderna, ya que el hecho criminal en el desarrollo histórico del capital como, ya se mencionó, se ha caracterizado por eliminar e imponer condiciones mínimas materiales que lleven al sujeto a su reproducción social. De esta manera se explicara la relación entre la mundialización capitalista y los actos criminales llevados a cabo por la clase dominante para repartir el mercado mundial. Cuatro etapas fundamentales del capitalismo constituyen a éste como un modo de producción mundial. Para Arizmendi (2011), la primera etapa abarca desde el origen del capitalismo –del siglo XVI a mediados del siglos XIX–, y es factible denominarla como “subsunción formal inespecífica del mundo por el capital justo porque corresponde a un tiempo histórico en el que, sin alterar la estructura de la técnica pre moderna ni subordinar 2 El explotar la ilegalidad de la economía criminal conlleva un sin fin de situaciones muy graves ya que esto significa no erradicar el problema y más bien significa potenciarlo para maximizar ganancias a través de ramas productivas criminales como el narcotráfico lo cual genera un ambiente problemático, un ambiente de guerra donde el Estado pierde toda autoridad. 9 internamente el amplio abanico de modalidades de funcionamiento del proceso de trabajo, con la mundialización del mercado internacional, el capitalismo europeo nace de la esfera circulatoria” (p.17). El capitalismo derrota diversas formas de organización económico- social. Con ello se va conformando un nuevo mercado mundial comandado por Europa, el cual se opera con las condiciones técnicas y con la fuerza de trabajo existente en aquel momento y en donde solo se configuran las relaciones entre el capital y el trabajo. Se opera conviviendo con el nuevo mercado mundial que se da a partir de intercambios desiguales. 3 Dentro de este proceso se destacan dos sucesos: 1) la llamada acumulación originaria donde, según Marx (1975), “en la historia real el gran papel lo desempeñan, como es sabido, la conquista, sojuzgamiento, el homicidio motivado por el robo; en una palabra: la violencia” (p. 892). El crimen específico que se comete en este proceso histórico es precisamente el despojo a los propietarios de sus medios de producción; el trabajador sólo se queda con su fuerza de trabajo pues se le arrebatan sus condiciones materiales de existencia. En este sentido, la acumulación originaria es caracterizada por estos procesos de incisión, ya que se despoja al campesino de sus tierras y a lo que Marx (1975) denomina “la configuración de la prehistoria del capital y del modo de producción correspondiente” (p. 893). 4 La acumulación originaria se caracteriza por nublar la visión del sujeto orillándolo a pensarse como un sujeto libre que ya no tiene que pagarle tributo a nadie, que puede adquirir su propia vivienda y trabajar por su propia comida; es decir es “libre” de elegir cómo llevar a cabo su reproducción social. Sin embargo, el proceso oculta sus intenciones, ya que la libertad queda suspendida, pues el sujeto es golpeado por una serie procesos capitalistas que en vez de la libertad ofrecen escasez, pobreza, individualismo, desigualdad…, orillando a los condenados a la formación de una sociedad burguesa y a establecer los primeros marcos normativos burgueses para la protección de la propiedad privada. Esto representa un acto criminal invisible a la percepción del “sujeto libre”. El segundo suceso es el del desarrollo del capital comercial, un proceso de suma importancia, ya que el capital expande su poder para la acumulación por medio de los procesos de colonización. Este proceso de expansión del capital se hace valer mediante la violencia, el despojo y la imposición de nuevas formas de vida. Los territorios colonizados son los territorios americanos cuyas riquezas naturales se insertan en el desarrollo del mercado mundial de manera inmediata. Con el tiempo, el capital comercial se apodero de Europa y se hizo necesaria la expansión. Las regiones con diversas riquezas naturales tuvieron un desafortunado protagonismo dentro de esta primera historia de la mundialización capitalista. El despojo y la violencia por parte de la mundialización se hicieron valer y así los primeros pasos del crimen capitalista fueron normalizados por la expansión mercantil. 3 El descubrimiento de nuevos territorios va permitiendo una gran expansión del mercado mundial, que está siendo acompañada por la violencia del desarrollo colonial, cosa que permite una severa explotación de recursos naturales para el establecimiento y la reproducción del capital. 4 Marx (1975) afirma entonces que la acumulación originaria es un proceso que se lleva a cabo a partir de la polarización del mercado de mercancías; echa a andar un proceso de incisión al cual se le arrebatan a los trabajadores las condiciones de existencia que en aquel contexto histórico les proveía la tierra, el principal medio de condicionar la vida. Este proceso va generando esta polarización. Por un lado, los dueños de dinero y de los medios de producción y, por otro, los trabajadores libres a los que les arrebataron estas condiciones materiales y que por tanto tienen que vender su fuerza de trabajo. 10 En el contexto del desarrollo capitalista, la criminalidad se da por medios violentos de despojo y colonización. La especificidad criminal en el momento de la Conquista es una criminalidad salvaje, despótica y que se realiza de manera abierta en nombre de la civilización y del descubrimiento de nuevos territorios. La segunda etapa capitalista va de mediados del siglo XIX a el fin de la Primera Guerra Mundial y “puede denominarse como subsunción formal especifica del mundo por el capital, precisamente porque concierne a un tiempo histórico en el que el capitalismo, si bien no desestructura la técnica pre moderna en múltiples latitudes, la absorbe y supedita llevando más lejos su globalización al propagar con ella sus formas productivas. Se trata de un tiempo histórico en el que la modernidad capitalista universaliza sus formas o relaciones sociales embistiendo ahora directamente el proceso de trabajo de la pre modernidad pre capitalista para reordenarlos y ponerlos al servicio de la modernidad europea” (Arizmendi, 2011, p.18). En esta etapa surge una dinámica conflictiva, pues la configuración del mercado mundial pone en jaque al antes dominante mercado comercial. La Primera Guerra Mundial fue útil para el desarrollo del capitalismo en general. Al quedar Europa devastada, Estados Unidos podía desarrollar cierta influencia sobre ciertas economías en el mundo (aunque no con el suficiente poder para gobernar todo el orbe). Esta nueva reestructuración cumplía una función importante, dado el cambio en las formas y condiciones de producción y la dinámica del capital. La industrialización venía dejando de lado al capital comercial (aunque sin eliminarlo). Para que la configuración a la subsunción formal específica del mundo por el capital se completara, se tenía que subordinar el proceso de trabajo o sea el proceso de valorización. Así lo refiere Arizmendi (1998): Expropiar los medios de producción al trabajador y así eliminar las posibilidades de que este genere los medios de subsistencia, orillando al sujeto a una situación límite cancelando su existencia. Expropiar los medios de producción obliga al sujeto a vender su fuerza de trabajo, se le orilla subsumirse al gran capital y así generar nuevas relaciones de producción. El capital permiteuna nueva forma de relación de producción sólo si ésta opera productivamente para generar de manera sistemática el plus de valor, es decir sólo permite la nueva relación mientras existe una constante explotación del trabajador. Con esta nueva etapa se desarticula el proceso del trabajo artesanal para desarrollar métodos industriales de producción. La victoria de la gran industria es evidente porque aumenta la población obrera dispuesta a vender su fuerza de trabajo por un mísero sueldo que le permita (aunque indignamente) seguir con su propio proceso de reproducción. Surge así una nueva división internacional del trabajo y con ello nuevos procesos de explotación; aumentan y se abaratan los productos creados por las grandes maquinarias; y se revolucionan los medios de comunicación para la unión de los mercados mundiales, lo cual permite a la nueva etapa del capitalismo dotarse de una fuerza planetaria. Esta etapa de mundialización traerá consigo una nueva forma de crimen y violencia un tanto más fina, ya que se expropian los medios de producción lo cual cancela una oportunidad de ejercer la reproducción social de manera positiva en términos de producción de valor de uso. Lo que se desarrolla es el hambre, la marginación y los crímenes de guerra formalizados y vueltos necesarios por el libre mercado. Hay una disminución del sistema 11 de necesidades para la vida en la era moderna. En este sentido, se orilla al sujeto a padecer nuevas formas de violencia económica instauradas por el reordenamiento global capitalista. “La tercera fase de la mundialización capitalista es cubierta por el periodo que va desde el fin de la gran guerra y la revolución rusa hasta el estallido de la crisis económica mundial de los años setenta. A esta etapa cabe denominarla como subsunción real inespecífica del mundo por el capital, ya que corresponde a un tiempo histórico en el que luego de haber desarrollado y consolidado la gran industria o el sistema de fábricas automatizadas en Europa y EE.UU, la modernidad capitalista necesariamente se propuso y consecuentemente se embarcó en la industrialización…el objetivo de esta nueva fase era el planetarizar la técnica moderna para dotar al capitalismo de una estructura productiva especifica o propia” (Arizmendi, 2011, p.17). Las políticas keynesianas y el Estado adquieren el poder sobre las estructuras económicas cuando surge un patrón de acumulación de las nuevas relaciones entre el capital y el trabajo. Esto queda demostrado con el fin de la Segunda Guerra Mundial cuando Estados Unidos adquiere el papel hegemónico sobre el orbe. Se dan entonces nuevas relaciones de poder entre el centro y la periferia. En este sentido, esta etapa de mundialización es una etapa de transición. La violencia se abre paso gracias a los diversos estallidos continuos de guerras capitalistas sin importar el número de víctimas que resulte de estos actos criminales. El tipo de violencia insaturada será ejercida desde los mercados al limitar los valores de uso para satisfacer las necesidades sociales; el crimen moderno es formalizado y ocultado en nombre de la guerra para instaurar la paz económica. La última fase de mundialización capitalista se da a partir de la crisis económica global que empezó en los setentas y en la que, según Arizmendi (2011), fue una “crisis que detonó la activación de la revolución informática como su mecanismo central de contra tendencia para reorganizar la economía entera. En la modernidad con estos sucesos se entró a una nueva etapa denominada como la era de la subsunción real especifica del mundo por el capital (p.22)”. Este periodo se estrena con el desempleo, la baja productividad y el incremento en los precios de los bienes de consumo. De acuerdo con Barros (1976), “De enero a diciembre de 1970, el desempleo aumenta de 3 a 5 millones de personas. A mediados de 1970 la producción se encontraba 6.6% por debajo del nivel alcanzo en 1968 (…).Los precios seguían subiendo en un 10% y se sucedían importantes huelgas como la de General Motors y la de los ferroviarios” (p. 21-34). Con el estallido de la crisis se hace necesaria la reconfiguración del patrón de acumulación. Así, se ignoran las políticas keynesianas y el Estado deja de ser ese personaje que contiene la opulencia y rebeldía obrera, para dejar a los ciudadanos a merced de la mano invisible y el libre mercado. Cambia las estructuras económicas y genera nuevas relaciones de producción agudizando la violencia económica y abriendo paso al atropello político destructivo. En este contexto, la instauración de guerras sucias y la imposición de gobiernos convencionales se convierten en una estrategia política para mantener el orden social mundial. La reestructuración económica mundial tiene impacto en el desarrollo de las expresiones criminales como formas de acumulación, pues en esta etapa la criminalidad adquiere ciertas especificidades. Se convierte en una expresión del capital en la cual se gestan economías ilegales, abusos de poder, corrupción en las elites políticas y financieras, 12 y se generan poderes fácticos paralelos a los de un Estado formalmente establecido, sin dejar de lado la lógica de mercado capitalista pero transformando las relaciones entre el capital y el trabajo. Dejando de lado las demarcaciones jurídicas, el capitalismo es un modo de producción criminal pues genera espacios de acumulación que a través de la historia se han formalizado y justificado en el desarrollo histórico, económico y político. Esta es y ha sido la historia negra del capital. Sin embargo, en el siglo XXI se desarrollan nuevas expresiones del crimen como forma de amasar dinero y poder. Éstas se han sustentado en las consideraciones del marco jurídico pero son formas ilegales de acumulación. Hoy en día, hay una demarcación de las actividades productivas legales e ilegales, y son formas que el capital aprovecha para llevar más allá las ya de por sí altas tasas de ganancia. Antes de centrarnos en este problema, se hará énfasis en el capital neoliberal, como el régimen que ha desarrollado y potenciado las formas criminales de acumulación a través de cuya lógica se han generado tales espacios. 1.3 Desarrollo neoliberal: antesala de expresiones criminales de acumulación. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo gozo de gran crecimiento manteniendo la reproducción ampliada del capital. Se invertía en infraestructura y en nuevas tecnologías para la producción y se incrementaban el número de exportaciones e importaciones de bienes de capital. Esto a su vez acrecentaba los gastos sociales y se reflejaba en un mantenimiento constante de los salarios directos e indirectos. Así, el Estado asumía el rol de un Estado benefactor, que tejía relaciones entre el capital y el trabajo, estabilizando la paz en los espacios económicos de producción. Todo mundo creía que la etapa keynesiana significaba el fin del progreso histórico, que se había alcanzado un sistema equilibrado en los ámbitos económicos, políticos y sociales, y que la bonanza material era perfectamente “redistribuible”. Sin embargo, ya se estaban gestado los primeros ideales de un libre mercado y, de la mano de Friedrich Hayeck, surge “Camino de servidumbre” escrito en 1944. Estamos ante las primeras ideas en contra de la intervención estatal en la producción; incluyen un discurso distorsionado de la libertad, en donde, según Hayeck, el mercado mantiene la justa redistribución de los bienes producidos. El discurso neoliberal evoca las siguientes premisas: Disminución de la intervención estatal en el mercado Incentivos para el sector privado y liberalización de la economía Sistema de competencia de mercado que funcione con autonomía y libertad Discurso neoliberal en el que el pensamiento del sujeto es llevado al individualismo Prioridad para el bien individual envez del bien común o colectivo Ya para la década de 1970 el Estado benefactor que regia la economía estaba quedando obsoleto. Nacido del capital, tenía sus propias contradicciones, pues mostraba al mundo que el capitalismo bajo la forma de keynesianismo tenía sus propios problemas de acumulación, los cuales se manifestaban a través de déficits públicos, inflación, sobreacumulación de capitales, etc. El keynesianismo ya no atendía las nuevas demandas productivas del mercado internacional y al Estado benefactor dejó de cumplir con los objetivos antes realizados, como la distribución de la riqueza (cosa que mantenía un statu quo con la masa 13 obrera), además de dejar de planificar y desarrollar los sectores estratégicos para la sociedad en cuanto a su reproducción, como los servicios de salud, educación, vivienda, programas de alimentación, seguridad y otros. Este consenso se vio agotado por diversas circunstancias, a saber: “Crisis económica y energética muy severa durante los años setenta. En 1971, la producción se encuentra por debajo de su nivel, aumentan los precios de los bienes de consumo y para 1973 hay una violenta alza en los precios del petróleo, de manera que para 1974-1975 la crisis mundial es inminentemente Según Barros (1976), “de enero a diciembre de 1970, el desempleo aumenta de 3 a 5 millones de personas. A mediados de 1970 la producción se encuentra 6.6% por debajo del nivel alcanzado en julio de 1968” (p. 11) Estrada y Moreno (2008) mencionan también que “La contención del comunismo y la guerra de Vietnam resultan mucho más caros de lo que se había estimado Estados Unidos, lo cual generó una tendencia a la crisis fiscal del Estado. Aparecieron las presiones inflacionarias a escala mundial y una explosión de capitales ficticios con pocas posibilidades de realización. La inflación se acompañó del estancamiento económico; los problemas de desocupación se acentuaron y se apreció una tendencia al decrecimiento de la tasa de ganancia” (p. 22). La crisis de sobreacumulación de los factores de producción acentúa los procesos inflacionarios, fenómeno que afecta directamente a las importaciones y exportaciones de los capitales centrales y periféricos. Un efecto dómino se refleja en la caída de la tasa de ganancia en el ámbito global. Los ideales neoliberales del libre mercado ganaron terreno y se funda un nuevo patrón de acumulación. Surge una nueva forma de Estado que le es funcional a los capitales para plantearse cambios estructurales en donde la violencia económica anónima 5 puede salvar y contrarrestar la caída de la tasa de ganancia. El mal llamado neoliberalismo6 llega para restaurar los intereses del capital. Arriba con un discurso prometeico apoyado en los avances tecnológicos de la informática y aparentando que la pobreza y la desigualdad se eliminarán para abrir paso a una era de abundancia material gracias a las diferentes reformas y a la liberalización económica. Estas condiciones económicas tuvieron un impacto importante en el costo de vida, que coincide con la brusca aparición del desempleo masivo, que trajo consigo una reducción del poder adquisitivo más que proporcional: con la liberalización económica se re articulan las condiciones productivas nacionales con las extranjeras y se acentúa la 5 La violencia económica anónima es “inmanente al funcionamiento de la ley general de la acumulación del capital, puesto que ésta hace del progreso tecnológico un proceso que, regido por el crecimiento insaciable del cúmulo del plus valor y las ganancias, cercena y mutila grandes sectores de la sociedad condenándolos al dolor y la muerte a través del desempleo y la miseria” (Arizmendi, 2009, p.31). 6 “El capitalismo mal llamado neoliberal nunca impulsó el ascenso del nivel de vida social de las naciones; en lugar de eso reprimió el salario tanto directo como indirecto. Tampoco defendió la soberanía nacional, más bien, ha renegado de ella no sólo en los Estados de las periferias (que trasladaron su soberanía al mercado mundial), sino también en los Estados centrales (que transfirieron la soberanía hacia los capitales privados)… haciendo ofensivamente a un lado al Estado como contrapeso ante su violencia económica, deja operar sin restricciones al laissez faire laissez passer para hacer del mercado la entidad que define los heridos y los muertos” (Arizmendi, 2009, p. 32). 14 dependencia en las relaciones de los capitales centrales y periféricos alentando la inversión extranjera privada, la cual generaría una precariedad material en la población mundial por el aumento de precios en los diferentes tipos de bienes. El modelo neoliberal era perfecto para instrumentar el cinismo histórico y contrarrestar los problemas generados por la crisis, para arrebatar recursos naturales que le son estratégicos a la naciones energéticamente dependientes; instrumentar medidas económicas que generarían una violencia sobre los sectores obreros, además de reconfigurar las funciones del estado al convertirlo en autoritario, represivo y al servicio de las políticas neoliberales. Así el Estado se encargaría de ejercer y administrar el autoritarismo y la violencia política destructiva 7 que llevaría a la decadencia y descomposición del tejido social dejando totalmente de lado la administración en las relaciones entre el capital y el trabajo. Según Lagunes (2012), el impulso a las políticas neoliberales por parte de Estados Unidos, a cargo de Ronald Reagan (1981-1989), eran “la forma perfeccionada de la política mundial neoliberal, que consistía esencialmente en aplicar severos recortes al gasto social, brutales incrementos a la tasa de explotación del proletariado, al tiempo que se fortalecía el sector financiero de ese país (p.92-93)”. En las naciones de América Latina se aplicaron estas políticas neoliberales. El más claro y primer ejemplo fue Chile, país en el que se impondrían estas nuevas políticas intervencionistas mediante el golpe de Estado. Por medio de las políticas de choque se instrumentaba la violencia política. El capitalismo se configuraba a través del cinismo histórico económico-político. Así lo plantea Luis Arizmendi: “El siglo XXI ha adquirido un carácter peculiar. En la era de la combinación más radical de progreso y devastación, ya no puede sin más lanzar elogios al futuro promisorio de una modernidad para realizarse, puesto que el capitalismo ya se realizó más bien ante la presencia inocultables de las catástrofes de alcances inéditos que ha desatado con el afán de obtener abrigo y residencia en un tiempo de incertidumbres, admite cada vez más abiertamente que garantizar el confort y la opulencia no puede ser para todos y que la marcha del progreso y la tasa de acumulación del capitalismo acarrea costos de mutilación y cercamiento de la sociedad y la naturaleza que tienen que ser invariablemente cubiertos” (Arizmendi, 2011, p. 9). El ascenso de la teoría neoliberal lograría detener la caída de la tasa de ganancia y no sólo eso, sino que también lograría instaurar los intereses de la clase burguesa; como dice Harvey (2007), lograr la “restauración de poder de clase” (p.38), es decir, hacer a un sector mínimo de la población mundial más rico mientras que la mayoría de la población mundial debe sufrir los golpes de la pobreza, el desempleo y la marginación: situaciones límite para la existencia humana. El mal llamado neoliberalismo va a cumplir con los objetivos de contrarrestar la caída de la tasa de ganancia exacerbando la pobreza y disminuyendo los salarios reales. Dando asimismo severos golpes al poder adquisitivo, creando acuerdos comerciales que permiten la apertura comercial y hacen contradictorio el papel del Estado. Por un lado se le 7 Un tipo de violencia que“deriva necesariamente en la degradación de esta condición [humana]. La reclusión del sujeto en este contexto intransigente, que le desvincula de su papel creador de sus propias condiciones de existencia por medio de los acuerdos políticos, tiene como consecuencia el fortalecimiento de la autoridad de capital” (Guerra, 2014, p. 22). 15 va a negar su participación en la actividad económica, pero se aceptará la intervención a fin de imponer nuevas políticas económicas a la sociedad. Estas condiciones de sobrevivencia han potenciado formas alternas de generar ganancias en diferentes estratos de la sociedad. No basta con el cinismo histórico de acumulación neoliberal sino que la criminalidad se ha instalado como una expresión del capital: ha servido como herramienta y mecanismo de acumulación de ganancias ya sea mediante la economía criminal, la manipulación del sistema financiero o el contubernio y la estafa en los sectores políticos. En este sentido, la criminalidad ha ido creciendo. Y no sólo se trata de los casos delictivos sino que este fenómeno ha generado un campo fértil para la acumulación por vías ilegales. En las ramas productivas se han creado y reubicado capitales que generan grandes tasas ganancias y que por tanto son vistos por ciertos sectores de la población como una forma de hacer frente al desempleo masivo y a los recortes sociales. El capitalismo va a favorecer a los sectores financieros o grandes consorcios del capital nacional o extranjero que sacan provecho de los privilegios a través de la ilegalidad. 1.4 La criminalidad como expresión de la acumulación capitalista En el siglo XXI, la criminalidad capitalista adquiere cierta especificidad dual en función del capitalismo existente. Por un lado, sirve como forma de desestabilización, contención y degradación social; por otro, se potencia y se vuelve más complejo ante ciertos espacios o expresiones de acumulación como el narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de armas, el despojo de territorios, el blanqueo de activos, la evasión de impuesto entre otros. La reubicación de nuevos capitales permite generar ganancias exorbitantes y por lógica son de suma importancia para la esfera legal del capital, toda vez que este dinero sucio se incorpora al sistema financiero para después reubicarlo mediante inversiones a diversas ramas productivas de la economía. Se trata de un círculo vicioso totalmente redituable. A continuación, un acercamiento generalizado de lo que significa capitalismo criminal. La criminalidad del siglo XXI se ha moldeado para acrecentar ganancias por vías ilegales a escala global, que responden a la lógica capitalista de la acumulación. El capitalismo criminal, según Galindo (2005), es “un eje de acumulación capitalista ya que hay un proceso de industrialización del crimen hasta formar nuevas ramas económicas que ha seguido etapas de concentración y centralización” (p. 45-46). Un ejemplo que pone la autora es el tráfico de drogas, que representa un mercado productivo en el que se genera desde la materia prima (como la marihuana y la pasta de opio) hasta el producto final (todas las drogas procesadas). Este fenómeno sigue los mismos pasos que cualquier sistema productivo creador de mercancías a manera de empresa, pero para cierto mercado en específico. Así, la criminalidad crea sus propios mercados, delimita sus territorios y pelea por éstos, consigue sus clientes y se convierten en industrias autónomas productivas de carácter internacional. “El capitalismo criminal no solo ha abiertos nuevos campos de acumulación de capital… Así, como en otras industrias, la rama del crimen ha buscado flexibilizar sus procesos productivos y de distribución, y en vez de las grandes plantas de la manufactura o de las grandes cadenas comerciales, ha recurrido a 16 formar pequeños grupos que se ocupan de una parte del proceso y en particular de la distribución en determinados territorios. Dicho de otra manera, también en la industria criminal han surgido redes de pequeñas y medianas empresas (pymes) que se encuentras vinculadas a las grandes mafias pero gozan de cierta autonomía para los métodos de venta y la explotación de lo que podríamos describir como nichos de mercado” (Galindo, 2005, p. 48). El narcotráfico es un problema que tiene ya sus años y solo representa una rama productiva de la denominada economía criminal. 8 Este tipo de economía clandestina ha generado y potenciado nuevos espacios de acumulación en los que se han obtenido grandes tasas de ganancias. El capitalismo del siglo XXI ha reeditado un tipo de ilegalidad y la ha potenciado y explotado con la diversificación, sofisticación y reconfiguración de diversas ramas productivas criminales en las que cada rama es un mercado arriesgado pero rentable. Estos nuevos espacios o formas de acumulación repiten el mismo ciclo de producción-circulación-consumo, una red organizada que responde a las mismas leyes del capitalismo y cuyo objetivo es generar un plus valor; es decir, una ganancia extraordinaria mediante la combinación de diversos factores productivo-tecnológicos criminales y violentos. Estas ramas productoras son expresiones criminales del capitalismo dada la especificidad en la que van generando de manera autónoma e ilegal grandes cantidades de ganancias. La denominada economía criminal es la cara más visible y violenta así como la expresión más común del capitalismo criminal (pero no la única). Justamente, por la forma de responder a la misma lógica productiva del capital formal, ha creado ramas criminales e industriales que permiten dotar a la esfera criminal de mayor poder económico y también político al generar control o consenso social o, dicho de otra manera, se convierten en poderes facticos o poderes paralelos al Estado. 9 8 Es un tipo de economía alterna a la esfera legal. Incorpora actividades económicas ilegales y subterráneas en donde se pueden consolidar grandes ganancias al traficar diversas mercancías ilegales o criminales y donde hay toda una reubicación de capitales en nuevas ramas productivas, como el trafico de piratería, el tráfico de personas, de armas y de diversas sustancias como son las drogas en donde las grandes naciones o potencias económicas son los mayores consumidores y capaces de hacer crecer este gran mercado criminal. Y es justamente la mayor expresión, ya que en el siglo XXI el carácter de la violencia con la que se actúa para la obtención de ganancia es criminal, decadente y autodestructiva. 9 El caso más mediático fue el del narcotraficante colombiano Pablo Escobar. En 1982 fue candidato y elegido después en la Cámara de Representantes de Colombia; aunque no sólo incursionó en el mundo de la política: también aportó gran capital para la construcción de infraestructura y viviendas a manera de programas sociales. Las organizaciones criminales pueden generar un poder paralelo al Estado al ofrecer seguridad, vivienda, trabajo o cualquier inversión de capital que les permita crear no sólo un poder fáctico mafioso, sino también cierto apoyo entre la sociedad. 17 Para comprender la importancia económica que tienen las expresiones criminales de acumulación se presenta las siguientes estimaciones que da a conocer el Global Financial Integrety (GFI) en marzo de 2017. Tabla 1. GANANCIAS ESTIMADAS ANUALES DE LAS INDUSTRIAS CRIMINALES 2016 (MILES DE MILLONES DE DÓLARES) RAMA CRIMINAL ESTIMACIONES ANUALES FALSIFICACIÓN $ 923 MIL MILLONES A 1.13 MIL MILLONES NARCOTRÁFICO $ 426 MIL MLLONES A 652 MIL MILLONES REGISTROS ILEGALES $ 52 MIL MILLONES A 157 MIL MILLONES TRÁFICO DE PERSONAS $ 150.2 MIL MILLONES MINERÍA ILEGAL $ 12 MIL MILLONES A 48 MIL MILLONES PESCA IUU $ 15.5 MIL MILLONES A 36.4 MIL MILLONES COMERCIO ILEGAL DE VIDA SILVESTRE$ 5 MIL MILLONES A 23 MIO MILLONES ROBO DE PETRÓLEO $ 5.2 MIL MILLONES A 11.9 MIL MILLONES TRÁFICO DE ARMAS $ 1.7 MIL MILLONES A 3.5 MIL MILLONES TRÁFICO DE ÓRGANOS $ 840 MILLONES A 1.7 MIL MILLONES TRÁFICO DE BIENES CULTURALES $ 1.2 MIL MILLONES A 1.6 MIL MILLONES TOTAL $ DE 1.6 BILLONES A 2.2 BILLONES DE DOLARES ANUALES Nota: Fuente: “Global Financial Integrity, marzo (2017). “Transnational Crime and the Developing World”. Recuperado de http://www.gfintegrity.org/wp-content/uploads/2017/03/Transnational_Crime- final.pdf Ahora bien, estas formas de acumulación son tan solo una cara de la industria del crimen. Las grandes ganancias generadas por esta industria, en el cual tienen participación varios sectores de la sociedad, necesitan pasar por ciertos procesos para poder ser absorbidas por la esfera legal del capital sin que sean criminalizadas. En opinión de Magdalena Galindo, existe una estrecha vinculación entre las ganancias generadas por las expresiones de acumulación de capital y el mercado financiero mundial. Galindo (2002) afirma que cierto porcentaje de la ganancia necesita ser blanqueada, es decir, “que el dinero sucio generado necesita pasar por procesos financieros como inversiones en inmuebles, subastas de obras de arte, falsas ganancias de juegos” , etc. (p. 47) para poder contabilizarlo dentro de la economía, ya que ésta se ha hecho adicta a las grandes ganancias criminales. Surge así la necesidad de los paraísos fiscales: 10 un lugar para la evasión fiscal pero sobre todo para que no se averigüe el origen ilícito de tales cantidades de dinero y una vez que éstas pasen después al sistema financiero se genere lo que Galindo (2005) denomina como “hipertrofia del sistema financiero” (p. 47). Un sistema financiero que reproduce el crimen y la corrupción. 10 Los paraísos fiscales son territorios que se caracterizan por el secretismo, la baja o nula tributación y por otorgar muchas facilidades para construir y administrar empresas. Como tal, el problema se resuelve si estos paraísos fiscales y el resguardo de activos se declaran ante el Estado; es decir, si se pagan los impuestos en los países donde se originan las ganancias. Sin embargo es ilegal cuando las tributaciones no se quieren pagar y, peor aún, cuando el dinero que se quiere ocultar es de origen criminal y clandestino, ya que su generación puede llegar a ser parte de alguna estructura criminal y estar manchado de sangre y corrupción. http://www.gfintegrity.org/wp-content/uploads/2017/03/Transnational_Crime-final.pdf http://www.gfintegrity.org/wp-content/uploads/2017/03/Transnational_Crime-final.pdf 18 Para Galindo, el capitalismo criminal es un eje de acumulación en el cual interceden, por un lado, la economía criminal y, por otro, el sector financiero que permite mover grandes cantidades de capitales y dinero sucio mediante el lavado de dinero por todo el mundo, capitales que pueden ser ingresados a otras ramas productivas de la economía legal o ilegal gracias a la corrupción y el crimen establecidos dentro de la llamada “esfera legal del capital”. Existen varios ejemplos del modus operandis de estos actores empresariales, banqueros o políticos. Los denominados Panamá Papers (documentos filtrados de la firma de abogados Mossack Fonseka) muestran la forma en que diversos actores de la política, del sector empresarial o del ámbito criminal utilizan los paraísos fiscales para ocultar propiedades, lavar activos, esquivar sanciones o evadir impuestos. Son muchos los personajes mediáticos vinculados a estos fraudes financieros. Por ejemplo, el ex presidente de Egipto Hosni Mubarak, el exlíder de Libia Muamar Gadafi, el actual presidente de Siria, Bashar al Assad o el antiguo capo del cártel de Guadalajara Rafael Caro Quintero. Bahamas Leaks es también una filtración de documentos entregada al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus singlas en ingles), que específicamente trata de la creación de empresas Offshore para la evasión de impuestos de grandes empresas multinacionales y criminales en las islas caribeñas. Figuran nombres como Mauricio Macri por enriquecimiento ilícito, el futbolista argentino Lionel Messi por la creación de una empresa para evadir impuestos en España, entre otros. No se ha dejado claro qué se va hacer con estos actos ilegales, ya que en apariencia no se han llevado a cabo acciones que contrarresten este tipo de acciones. Eso es preocupante, y con razón, según Fitzgibbon y Díaz-Struck (2016), “En 2016, se esperó una ganancia de $17.7 millones de dólares en cuotas de compañías offshore”. Quienes no escapan de esta barbarie financiera son los capos o jefes de los cárteles de la economía criminal. El ejemplo más claro es el del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, quien usó nueve empresas de renombre del estado de Baja California para actividades de lavado de dinero. Las empresas que destacan, según Sánchez (2017), son: “Hacienda Cien Años, un restaurante de comida mexicano localizado en zonas de mayor plusvalía en Tijuana; Coyred; Circuito Electrónico; Grupo Horta Zavala; Club Deportivo Ojos Negros; Genética Import-Export; Genética Ganadera Rancho Alejandra; Autos Mini Baja California”. Jairo Estrada 11 y Sergio Moreno (2008), 12 profesores de la Universidad Nacional de Colombia, muestran también una aproximación al entendimiento de las nuevas expresiones del capitalismo, en especial su aspecto criminal. Ambos plantean que estas nuevas expresiones se potencian a partir de ciertos momentos históricos como es “la propagación 11 Profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia; director del Grupo Interdisciplinario de Estudios Políticos y Sociales Theseus; coordinador académico del seminario internacional Marx Vive; director de la revista virtual Espacio critico. 12 Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del grupo interdisciplinario de Estudios Políticos y Sociales Theseus. 19 del mercado y del ethos neoliberal, el nuevo diagrama de regulación del poder de los Estados y los continuos desarrollos tecnológicos/productivos” (p. 17). Estas situaciones han potenciado y creado nuevas ramas o formas económicas para la generación de altas tasas de ganancias por vía ilegal y en consecuencia han creado nuevas relaciones de poder y nuevos actores clandestinos que incursionan en la esfera económica financiera de manera ilegal. A la estructura o composición de clases dentro del capitalismo formalmente establecido se asocian clases, actores o poderes facticos que asumen roles de empresarios, banqueros, hacendados, comerciantes, etc., que provienen de estructuras criminales; o bien, las estructuras legales se adhieren a las expresiones criminales para conformar una estructura económica que permite generar y resguardar grandes tasas de ganancias y poder. El problema es complejo. Con la participación de diversos actores legales o ilegales no se alcanza a percibir quién es quién dentro de estas expresiones criminales de acumulación. De manera que: “estamos frente a una parte del engranaje de un bloque transclasista en cuyo interior la función hegemónica es desarrollada por los estratos más ricos y poderosos, sean estos legales o ilegales (o combinación de ambos) que fácilmente podrían ser definidos como una autentica “burguesía mafiosa” (Álvarez y Moreno, 2008, p. 33). La participación activa, continua y sistemática de diversos actores legales e ilegales en estos circuitos criminales de acumulación hace difuso el señalamiento entre el circuito de lo legal y lo ilegal, ya que por concepto ético los grandes empresarios y gobernantes son “incapaces” de verse teñidos de crimen. Estos actoressociales, empresas, bancos y criminales ven en la criminalidad un refugio que posibilita las condiciones productivo- financieras de acrecentar ganancias, así como formas de acumulación que pueden tener apariencia legal pero que en realidad son producto de actividades ilegales, pues hay un circuito productivo-financiero del que se hace uso gracias a una desregulación financiera orientada a dar sentido a las nuevas formas de acumulación. 13 Así, Alvares y Moreno “han optado por enmarcar las nuevas formas de acumulación ilegal, en términos genéricos, como expresiones [criminales] del capitalismo. El problema no se agota en la definición de su carácter lícito o ilícito porque, finalmente, y aunque parezca una tautología, las nuevas formas de acumulación [criminal] son también formas de acumulación capitalista. La prohibición y la criminalización de esas formas de acumulación terminan por consolidar la criminalidad y por crear dispositivos de control para regular, e incluso explotar, los ilegalismos” (Álvarez y Moreno, 2008, p.19). El capital criminal es la expresión de todo un cinismo histórico, lo cual no significa que sea la forma más acabada del capitalismo en general ni una nueva forma o un nuevo modelo económico de llevar a cabo la economía nacional o global. Este capital, sin embargo, deja grandes dividendos y responde a la misma lógica. Es la auténtica expresión del capitalismo: una decadencia donde la criminalidad se ejerce a diario por diversos 13 Para Álvarez y Moreno, las situaciones criminales en el sector financiero se potencian gracias a la acumulación flexible y la financiación del capital, con la que el capital tendería que desvincularse de la esfera productiva para incursionar en el ámbito monetario y financiero, y el consecuente surgimiento de escenarios de especulación. La acumulación de capital se llevaría a cabo por procesos financieros, ya que sólo importarían las transacciones de capital para generar una rotación más rápida y de apariencia legal. 20 actores sociales. Bajo estas estructuras se tejen relaciones internacionales para acrecentar el mercado (por no hablar de los conflictos armados y la reorganización geográfica que provoca para abrir más espacios productivo-financieros criminales). Existen cinco momentos importantes en la conformación una red criminal por medio de consorcios capitalistas internacionales (Galindo, 2005): Flexibilidad, creación y asociación de empresas (pymes) División internacional del trabajo dentro de las redes criminales Desarrollo del mercado financiero internacional Lógica capitalista en una etapa de globalización Construcción de espacios privilegiados para la creación de ganancias extraordinarias y muy elevadas dentro de estructuras sociales, gubernamentales y empresarial-financieras (p. 49) Es así que el capitalismo criminal es una expresión sui géneris estructural donde el crimen ocurre dentro de estructuras productivas de la economía criminal, dentro de las estructuras de la política y principalmente de los circuitos económicos y financieros. Esta criminalidad permite una seria vinculación de diversos actores de la esfera legal (bancos, empresas, burguesía) y del gobierno, junto con grupos que participan en la industria del crimen y en donde tal vinculación permite valorizar y reubicar nuevos capitales de forma ilegal y violenta; es decir, es una expresión que va generando una asociación interclasista con escenarios conflictivos donde se conforman grandes consorcios o empresas que tejen estructuras criminales productivo-financieras internacionales convirtiendo a esta expresión en un eje de acumulación de capital en donde se aprovechan las condiciones económicas, políticas, productivas y financieras regionales para explotar los ilegalismos. 1.5 La renta criminal (una renta de la muerte) La renta ha sufrido configuraciones con las expresiones criminales del capital, así como en algún momento sufrió cambios con el desarrollo tecnológico. Estas configuraciones de la renta mantienen la misma lógica que ha perdurado durante la historia capitalista, que es la de generar un ingreso o ganancia por el uso de las condiciones de producción; sin embargo, siendo el objeto de estudio las expresiones criminales de acumulación, cabría preguntarse: ¿Bajo qué circunstancias se puede hablar de una renta criminal? La renta en términos simples y directos se refiere a una ganancia extraordinaria o a un beneficio económico derivado de la monopolización y explotación de medios de producción o de cualquier factor que de ella pueda devengar una ganancia. Ahora bien, la renta entendida como ganancia o ingreso dentro de las estructuras criminales es generada bajo la misma lógica del capital que es la de la valorización. Sin embargo, bajo los circuitos criminales, a esta valorización se le agregan ciertos rasgos distintivos: 1) Estos márgenes de ganancias ocurren dentro de estructuras ilegales principalmente de la economía criminal 14 y 14 Sin embargo, no es la única. Viendo que las estructuras legales del capital se basan en la ilegalidad, estos entes pueden hacerse de ganancias o ingresos de manera clandestina y criminal. Por ejemplo, cuando empresas o bancos generan utilidades a partir de lavado de activos o cuando las estructuras del gobierno se manchan de corrupción y violencia criminal. 21 2) Para la generación de este plus de valor hay una intermediación de la violencia criminal. Es decir, que para la obtención de tales márgenes de ganancia es necesario lucrar con situaciones límite en las que la muerte puede ser el destino seguro. Así lo plantea Luis Arizmendi: “En Michoacán, la imposición de tributo por circulación de mercancías, circulación de personas y hasta por metro cuadrado de casa habitación se volvieron fuentes múltiples de un nuevo tipo de renta: la renta criminal” (Arizmendi, 2014). La renta criminal surge de los grupos del crimen organizado y es parte de la economía criminal, ya que, como se comentó, estas estructuras criminales han industrializado el crimen formando cadenas y mercados productivos criminales como el narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de órganos, la explotación sexual, la extorción, el despojo, etc. Esas estructuras criminales han sabido aprovechar y potenciar cada cadena productiva y obtener de ella cierta tasa de ganancia mediante la violencia y la intimidación. El mercado de la droga, por ejemplo, es de los sectores más rentables, ya que deja millones de dólares anuales como ganancia. Sin embargo, es también uno de los mercados más violentos, no sólo por el hecho de la confrontación intercapitalista criminal de los cárteles de la droga sino también por la forma en que se valoriza el producto. En un primer momento, se disputan territorios naturales para trabajar la tierra y obtener el producto criminal, para lo cual se necesitan ejércitos privados, como los sicarios, para la defensa y disputa de territorios. En segundo término, se necesita una vasta fuerza de trabajo y, gracias a los métodos de los circuitos criminales, esta fuerza de trabajo es esclavizada y sobreexplotada para trabajar la tierra, procesar la droga, empaquetar, transportar, vender, etc.; es decir, la criminalidad se ahorra costos en salarios gracias a tal trabajo forzado. Se genera así una división social del trabajo criminal de la que se extrae el valor. La renta criminal entonces se agudiza a partir de la conformación, configuración y exacerbación de las estructuras criminales. La forma en que se consigue tal margen de ganancia es decadente y sangrienta pues para la renta criminal no importan la muerte ni el cercenamiento del tejido social. Cada rama criminal tiene su propia característica de generar tal renta. La explotación
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