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La-cultura-y-el-sentido-del-trabajo-en-la-vida-de-jovenes-hiphoperos--un-analisis-desde-el-trabajo-social-antiopresivo

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO 
PROGRAMA DE MAESTRÍA EN TRABAJO SOCIAL 
 ESCUELA NACIONAL DE TRABAJO SOCIAL 
 
 
 
 
 
LA CULTURA Y EL SENTIDO DEL TRABAJO EN LA VIDA DE JÓVENES 
HIPHOPEROS. UN ANÁLISIS DESDE EL TRABAJO SOCIAL ANTIOPRESIVO 
 
 
 
TESIS 
 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
 
 
 
 MAESTRO EN TRABAJO SOCIAL 
 
 
 
PRESENTA: 
ACZEL FERNANDO CORNEJO PÉREZ 
 
 
 
 
TUTORA 
DRA. MARÍA ELENA FIGUEROA DÍAZ 
 
 
 
 
 
 
 
Ciudad Universitaria, Cd. Mx., enero de 2019 
Margarita
Texto escrito a máquina
PROGRAMA DE MAESTRÍA EN TRABAJO SOCIAL
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 1 
 
 2 
DEDICATORIA 
 
A la memoria de mi padre Fernando Cornejo que a 18 años de su muerte aún siguen 
vigentes, en mí, sus valiosos consejos… 
A mi pareja Rocío Hurtado, su apoyo ha resultado vertebral en el desarrollo de este 
trabajo de investigación… 
A mi madre Teresa Pérez que a pesar de no entender mí larga estancia escolar me 
apoya… 
A mi hermano Irvin Cornejo que con su recalcitrante dedicación a la cultura Hip 
Hop no permitió que esa flama se extinguiera de mí ser… 
A Bárbara Cornejo por permitirme utilizar la sala de su casa como estancia de 
reflexión y escritura durante largos lapsos en el desarrollo de esta tesis… 
A todos los militantes de la Kultura Hip Hop que siguen creyendo que una 
hegemonía alternativa es posible a través de los 9 elementos… 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 3 
AGRADECIMIENTOS 
El significado que ha tenido en mi vida el desarrollo de esta tesis de maestría ha sido muy 
significativo en el ámbito profesional y personal, ya que me permitió confluir mis tres más 
grandes pasiones: el Hip Hop, el Trabajo Social y el estudio de las juventudes, lo cual 
también representó gran complejidad desde su concepción. La falta de referentes sobre el 
enfoque teórico antiopresivo y la cultura Hip Hop en la disciplina dificultaron su 
acompañamiento. Sin embargo, el poder trabajar en el tema representó un reto gratificante 
y enriquecedor, sobre todo porque el trabajo de campo en contraste teórico alumbró temas 
inesperados e interesantes. En este sentido, quiero agradecer a mis hermanos hiphoperos: 
Pazion, MC Chente, Scrop, Rojo y al muralista Abret, quienes con sus maravillosas 
vivencias dieron vida a la teoría que permitió explicar el fenómeno del trabajo y sus 
contradicciones en México. 
A la Universidad Nacional Autónoma de México; llegué como preparatoriano y hoy me 
sostiene como maestro. 
Al programa de Maestría en Trabajo Social, por su disponibilidad, apoyo y eficacia. 
A la Doctora María Elena Figueroa Díaz, mi tutora, por su apoyo; se convirtió, más que en 
mi guía, en mi cómplice académica, ¡gracias por creer en mí! 
A la Dra. Berenice Pérez Ramírez por sus pertinentes y valiosas aportaciones a este trabajo. 
Al Mtro. Francisco Calzada Lemus y al Dr. Mario Sandoval Manríquez quienes además de 
ser parte de mi comité tutoral se han convertido en dos grandes amigos. 
Al Mtro. Marco Osorio Orozco por esas cada vez más frecuentes y álgidas pláticas sobre la 
práctica del Trabajo Social en México. 
Otra vez a mi hermano Pazion, por la maravillosa portada de esta tesis que ahora llevo en 
mi piel. A abeja por su hermosa existencia y apoyo. 
Y sobre todo a la Kultura Hip Hop que para mí se ha convertido en ¡Hiphop!, además de 
salvar mi vida, me permite regresarle un poco de lo que tanto me ha dado, a través de este 
trabajo. 
 4 
Capitulado 
 Introducción………………………………………………………………..………...7 
1. Marco teórico. Trabajo Social antiopresivo y Habitus: práctica crítica para pensar a 
los jóvenes y el trabajo desde su contexto cultural 
1.1 Dos maneras disímiles de mirar el origen del Trabajo Social……………..24 
1.2 La Intervención en Trabajo Social………………………………………….26 
1.3 Práctica crítica en Trabajo Social…………………………………….…….28 
1.4 Enfoque antiopresivo de Trabajo Social……………………………………32 
1.5 Un acercamiento desde Pierre Bourdieu...………………………….……...42 
1.6 Bourdieu y el Sentido del Trabajo………………………………………….52 
1.7 Cultura y control cultural …………………………………………..………54 
1.8 La cultura como instrumento de control social y subsidio al capital..………60 
 2. La situación del trabajo y la cultura del Hip Hop en jóvenes mexicanos 
2.1 Juventud y Trabajo…………………………………………………………64 
2.2 Breve historia sobre los jóvenes……………………………………………68 
2.3 Jóvenes y Trabajo en México………………………………………………73 
2.3.1 La desocupación en los jóvenes mexicanos………………………………..75 
2.3.2 Acceso de los jóvenes al mercado de trabajo………………………………77 
2.3.3 Precariedad e informalidad en el trabajo…………………………………...80 
2.4 Jóvenes y el sentido del trabajo…………………………………………….83 
2.5 Trabajo y consumo juvenil…………………………………………………85 
2.6 Culturas e Identidades Juveniles…………………………………………...86 
2.7 Kultura Hip Hop……………………………………………………………91 
2.8 Hip Hop en México………………………………………………………..100 
 
 
 
 
 
 5 
3. Pensando la resistencia desde las industrias culturales 
3.1 La política Cultural en la era neoliberal…………………………………...109 
3.2 El Hip Hop y la Industria cultural…………………………………………112 
3.3 Resistencia y vínculo al sistema: los jóvenes hiphoperos…………………115 
 4.- Diseño metodológico 
4.1 Una mirada desde la epistemología de los métodos cualitativos: pensando desde 
Creswell…………………………………………………………………………...122 
4.2 Haciendo etnografía desde una mirada fenomenológica……………………...123 
4.3 Métodos y técnicas de investigación……………………………………….….125 
4.3.1 De recolección de datos………………………………………………….125 
4.3.2 De análisis……………………………………………………………….126 
4.4 Informantes………………………………………………………………….…126 
4.5 Consideraciones éticas………………………………………………………....128 
 5.- Resultados 
5.1 Biografías: un acercamiento a la vida de algunos jóvenes hiphoperos………131 
5.2 Análisis de resultados…………………………………………………………157 
5.2.1 Entrada temprana al Hip Hop……………………………………………….157 
5.2.2 Sentido otorgado al Hip Hop………………………………………………..164 
5.2.3 Redes de pertenencia………………………………………………………..167 
5.2.4 El paso prematuro de la juventud a la adultez………………………………171 
5.2.5 Sentido otorgado al trabajo………………………………………………….176 
5.2.6 Postura frente a las industrias culturales…………………………………….181 
Conclusiones……………………………………………………………………....186 
Referencias…………………………………………………………………….…..198 
 
 
 
 
 6 
Hoy nace el respeto cuando se habla más fuerte 
Con insultos denigrando o mostrando ser valiente 
Antes no era fácil nadie era eme ce 
Y el sentimiento se pasaba en tu mano con un cassette 
Los códigos a piel no tenían barra 
Hablar de rap era importante y nadie se insultaba 
Hoy todo forma parte de una gran amalgama 
que te define por su género cuando antes eran ramas 
hoy ellos nos ven como un producto 
una oportunidad de retomar lo marginal y hacerlo arbusto 
pa’ apaciguar el ghetto, venderte alguna tranza 
si cuando el rap llegó la ropa no era de la marca 
así es como te llega el valor para que fomente el arte de un sector 
que se rige por lo que siente y es que sabemos lo que sigue, 
no fue casualidad lo que le hizo la industria a Tupac Shakur y Biggie 
tomo el control pa’ hacer canciones bomba 
y así marcar el suelo como lo hace Dr. Hoffman 
mi mente no sigue las normas ni nada 
conozco cara a cara del poder y se dónde disparan 
ellos quieren el arte porque
el arte es peligroso 
ellos quieren atarte a su concepto y negocio 
por eso la industria llega a cada rincón 
en donde el arte es la protesta encarnada en canción 
eso es el arte… 
 
Mira la escena hoy se mueve con el ego en un block 
tirando humo en la pantalla hablando blondie unlock 
ya se olvidaron de Bambaataa y lo que fue Planet Rock 
si para algunos moda es hablar de revolución 
hoy todo cambia al ritmo del complot y su comercio 
violencia armas, libertinaje, droga y sexo 
hablan por lo nuestros de calle y movimiento 
y la cultura que conocen fue establecida por red bull 
cuantos cabros quieren ir contra la ley 
y cuantos cabros ven su imagen reflejada en Lil Wayne 
¿qué paso con Kanye West? ¿qué paso con Jay Z? 
¿por qué la industria cambia los conceptos de cultura y MC? 
nadie sabe cuándo tu rap sale en comerciales 
logra que el mercado se imponga y prive libertades 
que detalle, vamos tu eres un gangstaa 
rapea sucio y que la calle te respeta y te aplauda 
el género te hace hablar de ti mismo 
hace del rap algo misógino mientras se vende al ritmo 
enfoca tu atención pa’ depender del fanatismo 
pero los conciertos llenos no representan nuestro Hip Hop, no les creo 
así mataron la conciencia y veo que de los yankees tu chaqueta no entiendes lo que rapeo 
ni tu video, ni tu ego forman parte 
de aquella arma que el sistema deja al margen, eso es el arte… 
INKOGNITO - Eso es el arte. 
 7 
Introduccio n 
 
La cultura Hip Hop representa una salida palpable a las problemáticas de los jóvenes, 
pues en ella se encuentran códigos de pertenencia que vislumbran un horizonte distinto 
de percibir y enfrentar la vida, a través del arte, la cultura y un posicionamiento 
político que permite cuestionar la estructura y el funcionamiento social. Esta cultura 
encuentra en sus principales postulados, los cuales se encontrarán desarrollados en el 
segundo capítulo de este trabajo, una opción alterna de los jóvenes a los discursos 
oficiales para reivindicar su identidad, una manera de resistencia al sistema, de 
conformación de comunidad y de lucha por la obtención de derechos, a través de una 
militancia política, cultural y artística de quienes la conforman. Al respecto Zubillaga y 
Llorens recogen relatos de jóvenes hiphoperos en su investigación realizada en el año 
(2018) y que lleva como título “Luchas discursivas entre varones del movimiento hip 
hop caraqueño” en donde rescatan con claridad la implicancia que para ellos tiene el 
pertenecer a esta cultura 
El movimiento hip hop, de acuerdo con los relatos que hemos recogido, se ha 
constituido en un espacio de reivindicación de humanidad frente a los discursos 
oficiales y los de sentido común que les secuestra su condición de humanos 
banalizando (justificando) así su eliminación. Conforma entonces un espacio de 
resistencia simbólica en el que se forjan identidades valorizadas que permiten 
invertir la masiva estigmatización (p. 280). 
Es por esto que el Hip Hop “salva vidas” pues muchos de sus militantes han 
encontrado en este espacio un sentido distinto al establecido por los parámetros 
estructurales hegemónicos, condensados, en el caso de México, en el sistema 
neoliberal establecido a finales de la década de los ochenta del siglo XX. Este camino 
les puede resultar más enriquecedor y los aleja de la zona marginalizada a la que 
muchos se exponen en el actual sistema económico. 
El analizar, desde el enfoque del Trabajo Social antiopresivo, las perspectivas 
de los jóvenes que se adhieren a esta cultura en torno al trabajo y la cultura, permite 
 8 
decantar un análisis mucho más enriquecedor y novedoso en términos disciplinares, 
pues se encuentran esos sentidos que permiten encumbrar las necesidades reales de los 
jóvenes, que difícilmente se recogen desde un análisis acrítico y apriorístico. Por lo 
tanto, investigar a los jóvenes hiphoperos ha sido un proceso de aprendizaje social, 
científico y espiritual. 
Como ciudadano adscrito a los valores del Hiphop y como investigador, 
suscribo un interés particular por encontrar respuestas al entramado que representa la 
condición de los jóvenes hiphoperos en el contexto nacional, pues es en ellos que se 
encuentra el desarrollo que hará que prevalezca, a través del tiempo, la maravillosa 
cultura que a mí también me salvó la vida. Este doble papel (militante hiphopero e 
investigador social sobre el tema) requiere de mi parte una constante auto-vigilancia 
para no perder el distanciamiento y el rigor que requiere el análisis y la práctica crítica. 
Esta implicancia, si bien parecería suponer una pérdida de la supuesta objetividad 
necesaria para la producción del conocimiento, en el ámbito de las ciencias sociales, y 
en la investigación cualitativa, se convierte en un elemento que no se puede dejar a un 
lado, y cuya conciencia es condición de rigor científico y de posibilidad de 
profundización en el análisis de los fenómenos a estudiar. Al estar inmerso en la 
realidad que se estudia, esa vigilancia se convierte en lo que Bourdieu llama 
“reflexividad”. 
Planteamiento del problema 
En la actualidad, la mayoría de los jóvenes encuentra dificultades para insertarse 
dentro del mercado laboral y para obtener ingresos que les permitan sobrevivir; por 
otro lado, manifiestan resistencia a entrar dentro de la determinada y rígida estructura 
del trabajo. Tampoco muestran interés en dedicar toda su vida a una sola actividad 
laboral. Parece ser que sus planes de vida se encuentran dentro de la inmediatez, el 
disfrute y la recompensa social a corto plazo. Dentro de este panorama, resulta 
interesante vislumbrar cuál es el nuevo sentido que algunos jóvenes con determinadas 
prácticas culturales, como las que se adscriben a la cultura Hip Hop, otorgan al trabajo 
y qué significado intrínseco tiene el tema de la cultura en sus vidas. Para lograr tales 
fines, este análisis se basa en el enfoque del Trabajo Social antiopresivo, que permite 
 9 
crear una perspectiva mucho más integral de ellos ante los problemas económicos y 
sociales que el actual sistema conlleva, bajo la lógica de que el trabajo, en el actual 
modelo capitalista neoliberal, es fundamental para desarrollarse de manera libre y 
plena en torno a la socialización. 
el trabajo es para los jóvenes algo más que el medio para obtener dinero. Es 
fuente de subjetividad y los sentidos que construyen sobre él se vuelven 
centrales en su constitución como sujetos. En ese marco de ideas, una de las 
problemáticas que viven los jóvenes en este campo, la desocupación -y, hasta 
cierto punto, también la precariedad laboral-, no sólo les reduce sus 
posibilidades materiales, sino también los priva de reconocimiento personal y 
social (Cornejo, 2017, p. 39). 
En ese sentido, el tema de la cultura, como política social y de las expectativas 
laborales de los jóvenes (y el sentido que le dan a ambas) en el actual sistema 
económico que agudiza la desigualdad y la fragmentación social (Saraví, 2018), es un 
campo que también concierne al Trabajo Social. Por ello, generar estrategias desde una 
postura crítica y antiopresiva que no solo mire como finalidad única la intervención 
inmediata, permitirá que se desmenucen teórica y contextualmente dichas 
problemáticas a través de un análisis que recoja la condición de los jóvenes inmersos 
en dichas problemáticas, pero a través de su propia realidad aterrizada a su contexto 
específico, es decir su situación de vivir lo juvenil. 
 Tener una mirada crítica ante los problemas estructurales que afectan, en 
específico, a este sector social permite desarrollar un Trabajo Social en México más 
incluyente y efectivo, ya que se busca una respuesta contextualizada desde lo social, en 
conjunto con los sujetos que padecen la problemática, sino que además aleja los vicios 
positivistas de crear diagnósticos apriorísticos, desde el imaginario institucional o 
político, homogeneizadores y carentes de sensibilidad para desmitificar
las 
problemáticas que atañen a la juventud; por lo tanto, partir de una postura que 
cuestione las políticas sociales y culturales encausadas a la juventud debe ser 
prioritario en el actuar de los profesionales mexicanos de esta disciplina. 
 10 
Se debe atender, desde la especificidad, las problemáticas que presentan los 
distintos grupos de jóvenes, partiendo de las diferentes situaciones y condiciones 
juveniles. Es decir, no podríamos pensar en una solución genérica y universal, sino 
particular para cada uno de ellos. En este sentido, el enfoque de Trabajo Social 
antiopresivo
1
 permite mirar los problemas sociales desde la perspectiva de los jóvenes 
que padecen estas dificultades, y con una visión emancipadora pugnar porque este 
sector social supere las condiciones de precariedad, estigmatización, y vulnerabilidad 
de las cuales son objeto. 
Justificación 
Una vez planteada la problemática de los jóvenes que se dedican al Hip Hop, es relevante 
resaltar que la presente investigación tiene como objetivo encontrar el significado que los 
jóvenes le dan al trabajo y la cultura, pues es menester del Trabajo Social ocuparse de la 
problemática social de los diversos grupos que componen una sociedad, sobre todo si este 
se encuentra en una situación de desigualdad y vulnerabilidad, y más aún si se trata de 
grupos creadores y generadores de prácticas y expresiones culturales que dotan de sentido 
su existencia y que producen bienes de carácter simbólico. 
El grupo de lo juvenil representa 25.7% del total de la población (119, 530,753 
habitantes) (INEGI, 2015), esto quiere decir que más de la cuarta parte de la población 
mexicana es joven. Se trata de un sector no siempre atendido o visible, que no cuenta con 
las garantías para que sus derechos humanos y sociales se cubran plenamente. 
Una forma novedosa y eficiente de acercarse a las problemáticas juveniles desde el 
Trabajo Social, en especial a las que atañen al tema del trabajo, lejos de segregarlos por 
grupos de edades, parece ser la de entenderlos desde una visión que responde a sus propias 
formas de agregación y pertenencia, y en lo que parece más importante, su formación de 
identidad, lo cual implica una mirada más compleja del fenómeno. El conocer sus 
sentimientos, gustos, expresiones y expectativas engendradas y vertidas en sus 
agrupaciones juveniles como los crews, en el caso de la cultura del Hip Hop, permite crear 
 
1
 Es un enfoque que emana del Trabajo Social Crítico y su concepción se desarrollara en el primer capítulo de 
este trabajo. 
 11 
desde el Trabajo Social antiopresivo un análisis que irá enriqueciendo de manera holística 
el conocimiento dentro del campo de Trabajo Social. 
Bajo la premisa de que herramientas antiguas no sirven para brindar respuestas a 
problemas actuales, se dejarán de lado las viejas teorías y métodos del Trabajo Social 
“ferretero”
2
 y se utilizará el enfoque antiopresivo, vertido de la teoría crítica, que hace un 
ajuste sustancial a la manera de teorizar en lo social (Matus, 2012). 
De esta manera, se trabajó con el enfoque antiopresivo para entender el tema de lo 
juvenil y su relación con el sentido del trabajo, desde la perspectiva cultural centrada en sus 
identidades, formas de agregación y producción cultural, en miras de una “intervención 
procedimental” rescatando la pluralidad de los jóvenes hiphoperos (Matus, 2017). Este 
enfoque fue complementado con la visión de la cultura
3
, desde su concepción simbólica 
(Giménez, 2010), como susceptible de ser propia, apropiada, enajenada o impuesta (Bonfil, 
1991), pero también como fuente de riqueza y desarrollo, de acuerdo con lo planteado por 
la Agenda 21 de la Cultura (2008) acerca de la necesidad de ver a la cultura como un 
derecho que abre posibilidades de expresión, desarrollo y emancipación. 
Solo dando cuenta del significado del trabajo en la vida de los diferentes sectores 
juveniles, podemos entender las diferencias, similitudes y perspectivas laborales que estos 
tienen. Sin perder de vista, además, que el acercamiento de los trabajadores sociales hacia 
los jóvenes con los cuales se trabajará, debe implicar un proceso que fomente el desarrollo 
de sus potencialidades, habilidades, valores, vocación artística y social. 
Objetivos y preguntas de investigación 
En este trabajo de investigación se pretende comprender el significado que le dan al 
trabajo, la cultura y sus producciones culturales en la actualidad los jóvenes que se 
adscriben a la cultura del “Hip Hop”, y cómo impactan en ellos los principales problemas 
laborales que se viven en la ciudad de México: el desempleo, el trabajo precario y el trabajo 
informal. 
 
2
 Concepto mencionado por La Dra. Teresa Matus Sepúlveda, para describir el Trabajo Social se auxilia de 
anticuadas técnicas y herramientas para atender las problemáticas sociales, carece de sentido crítico y tiene 
una base teórica escueta o nula, conservadora e inactual. 
3
 Más adelante se desarrollará este término y su conceptualización para esta investigación. 
 12 
 
 
En este sentido, el objetivo primordial de este trabajo gira en torno al siguiente 
objetivo: 
 Comprender el significado que algunos jóvenes hiphoperos otorgan a sus 
prácticas culturales y al trabajo en un contexto de desigualdad social, a partir de 
la mirada del Trabajo Social antiopresivo como factor que devela las trabas 
estructurales de la condición juvenil. 
De este objetivo general se desprenden los siguientes objetivos específicos: 
 Analizar el sentido que algunos jóvenes hiphoperos dan a la experiencia de la 
realidad laboral que viven a partir del significado dado al trabajo, así como de 
los recursos y las limitaciones con que cuentan. 
 Comprender de qué manera el Hip Hop construye subjetividades, pertenencias y 
sentidos frente a la realidad que los jóvenes enfrentan. 
 Determinar cuáles son los factores que intervienen en el posicionamiento de 
algunos jóvenes hiphoperos frente a las industrias culturales, en tanto 
consumidores y productores de cultura. 
 Reflexionar sobre la manera en que el Trabajo Social antiopresivo puede 
ayudar a develar los factores sociales para que los jóvenes hiphoperos 
abandonen, comercialicen o le den un rumbo crítico a su práctica cultural. 
 
Los objetivos dan lugar a las siguientes preguntas de investigación, que son 
respondidas a lo largo de este trabajo: 
 ¿Cómo experimentan algunos jóvenes hiphoperos la realidad laboral a partir del 
sentido que le dan al trabajo, así como los recursos y las limitaciones con que 
cuentan? 
 ¿De qué manera el Hip Hop construye subjetividades, pertenencias y sentidos 
frente a la realidad que los jóvenes enfrentan en la actualidad? 
 13 
 ¿Cuáles son los factores que intervienen en el posicionamiento de algunos 
jóvenes hiphoperos frente a las industrias culturales, en la medida en que ellos 
fungen como consumidores, pero también y sobre todo, como productores de 
cultura? 
 
 ¿De qué manera el Trabajo Social antiopresivo puede ayudar a develar los 
factores sociales que intervienen en las distintas salidas que los jóvenes 
hiphoperos encuentran frente a la realidad del trabajo (ya sea que se vean 
forzados a abandonar su práctica cultural, a ingresar al mundo de la industria 
cultural o bien a optar por el desarrollo de esta desde una postura crítica)? 
Antecedentes 
A pesar de que, actualmente, existe un gran mercado que gira alrededor de la cultura Hip 
Hop y la industria cultural generada como consecuencia del sistema capitalista que 
mercantiliza las expresiones culturales a su alcance, no existe dato de que trabajos 
anteriores, en México o en algún otro país de América Latina, hayan tocado el tema de los 
jóvenes hiphoperos en relación con el sentido que otorgan al trabajo y a sus
prácticas 
culturales, con la finalidad de rescatar la intencionalidad, más allá del sentido 
mercadológico, que implica para los productores de estas expresiones artístico-culturales 
realizarlas y colocarlas en el plano de la mediatización. 
Desde el Trabajo Social, tampoco se encontraron registros de escritos que 
conjuguen el tema del Hip Hop como práctica antiopresiva con el trabajo en los jóvenes. En 
esta disciplina, al tratar el tema del trabajo se hace, regularmente, desde un enfoque 
estructural funcionalista, que si bien enuncia los problemas estructurales a los que el actual 
sistema condena a los jóvenes, con base en cifras que describen el actual contexto 
internacional, en sus propuestas o estrategias de intervención, no va más allá de propuestas 
de capacitación laboral, preparación de curriculum vitae, especialización en algún oficio o 
manualidad y canalización en el campo institucional. Por lo general, se busca reinsertar a 
los jóvenes al campo laboral bajo los términos que el sector industrial requisita, es decir que 
se busca que los jóvenes mejoren sus capacidades bajo la perspectiva de los empleadores. 
 14 
El tema del Hip Hop en general ha sido desarrollado en diversos artículos 
académicos, libros y tesis profesionales. Entre ellos destacan los trabajos de: Silva (2017), 
Olvera (2016), Armenta (2018), Allochis (2014), Tijoux, Facuse y Urrutia (2012), Ángela 
Garcés Montoya (2011), Garcés, Tamayo y Medina (2006), Moraga y Solórzano (2005), 
Anki Toner (1998), Jeff Chang (2005), El Chojín (2010), Krs One (2009), Coy Guerrero 
(2011), Novoa Serrano, García Uricoechea, y González Rivero (2009), Rosenfeld (2005), 
Codocedo Sandoval, (2006), Carazo (2014), David Cortés (2004), Arturo Zavala (2007), 
Saúl González (2007), Manuel Torres (2009), Garibay Figueroa (2016), Edgar Sánchez 
(2016), San Pedro Hernández (2018) y Nelly Lara (2018). 
Existen diversas referencias que nos dan cuenta del desarrollo histórico y social a 
través del cual se signó la Cultura Hip Hop en algunos países de Latinoamérica. En el caso 
de México, la producción es escueta; sin embargo, sobresalen publicaciones sobre el 
fenómeno del rap con enfoque de género feminista. Un ejemplo es el trabajo de Silva 
(2017), que rescata el singular sentido que implica ser mujer joven rapera en Ciudad Juárez, 
Chihuahua, y que se ve impregnado en sus producciones culturales, las cuales buscan 
transgredir lo establecido con un sentido de reivindicación, transformando, mediante el rap, 
el orden social de violencia extrema imperante en esa zona del país; Olvera (2016), por su 
parte, traza en dos perspectivas la finalidad de las producciones culturales propias de la 
cultura Hip Hop; por un lado, busca enfatizar el significativo apoyo que representa la 
familia para el desarrollo del proyecto artístico en un joven y, por otro, intenta enfatizar las 
diferencias entre emprendedores que marcan tendencias de mercado a través del arte 
emanado del Hip Hop, es decir que lo hacen con fines lucrativos y aquellos hiphoperos 
individuales o colectivos que acentúan su actividad artística en el desarrollo de valores 
comunitarios, convirtiéndose en una estrategia de sobrevivencia ante la debacle social en la 
condición de las juventudes del país. 
En Brasil, Armenta (2018) destaca la cultura Hip Hop como medio de organización 
política y social ante la discriminación y criminalización social de los jóvenes, lo que 
resulta en el empoderamiento de sus enunciantes. En Argentina, Allochis (2014) retoma la 
imagen fotográfica como medio de transculturización y apropiación cultural, entre jóvenes 
de contextos distantes (New York y Buenos Aires). Tijoux, Facuse y Urrutia (2012) 
 15 
refieren a las prácticas culturales de los hiphoperos en Chile como la resistencia táctica a 
través de la cual los jóvenes hacen frente a la marginación y segregación social. En 
Colombia Ángela Garcés Montoya (2011) realizó un trabajo de investigación desde la 
comunicación visual que nos habla del desarrollo comunicativo que han establecido los 
hiphoperos en portales web, estudios de grabación y radio difusoras independientes, 
establecidos en espacios apropiados por estos grupos de jóvenes en el interior de Medellín. 
En esta ciudad, Garcés, Tamayo y Medina (2006) visibilizan las formas de agregación 
cultural de los jóvenes y las fuerzas de atracción identitaria, a través de la concepción de 
Culturas Juveniles. En Iquique, Chile, Moraga y Solórzano (2005) estudian nuevas formas 
contraculturales de agruparse de los jóvenes, visualizando al movimiento cultural del Hip 
Hop como liberador de conciencia social. 
Como se puede apreciar, si nos remitimos a fechas anteriores, las publicaciones en 
América Latina con la temática del Hip Hop y los jóvenes, versan sobre la agregación 
identitaria y la apropiación cultural bajo el enfoque de las Culturas Juveniles y, si llegamos 
a las últimas décadas del siglo XX encontraremos términos como Tribus Urbanas. Ambos 
enfoques fueron esenciales para la comprensión de la conformación grupal de los jóvenes 
inmersos en el proceso de la globalización, entre ellos los adeptos al Hip Hop; sin 
embargo, los temas se han complejizado y estos paradigmas no logran abarcar el embrollo 
de estas realidades. 
Uno de los libros más importantes para el mundo de habla hispana es el libro HIP 
HOP, de Anki Toner (1998), realizado en EUA y traducido al español en Madrid por la 
editorial Celeste. En ese trabajo se relata en 250 páginas de manera detallada el contexto en 
el cual se gestó la cultura Hip Hop, así como quiénes fueron sus precursores y principales 
iniciadores. También nos da un paseo por los orígenes jamaiquinos y latinos de esta cultura 
gestada en el Bronx de New York, a través de un recorrido biográfico de las agrupaciones y 
los Mc´s más representativos. Nos lleva por intervalos de épocas hasta llegar a las letras de 
las canciones traducidas al español, que representan dichas etapas hasta llegar al año de 
1998; por otro lado, en tres cuartillas se da cuenta del trabajo de grupos de rap en español y 
los cuales emergían como los más importantes: Sindicato del crimen, DNI, CPV, VKR o 7 
 16 
Notas. Este libro es uno de los primeros y más importantes textos traducidos al español que 
dan cuenta de la cultura gestada en el Bronx de New York. 
El libro titulado Generación HIP HOP de la guerra de Pandillas y el Grafiti al 
Gangsta Rap del periodista americano Jeff Chang, editado en 2005, nos ofrece un recorrido 
por el contexto social y político en el cual se gestó y se ha desarrollado la cultura Hip Hop 
durante su historia, dando cuenta del carácter contestatario de las producciones culturales 
que de ella emergen, sirviendo de voz a las protestas sociales que en estos contextos 
sociales demandaban sus ciudadanos en su mayoría víctimas de la opresión racial (negros y 
minorías étnicas) que se vivía en los Estados Unidos de Norte América. Por otro lado, da 
cuenta del desarrollo cultural que se vislumbra en la ganancia de adeptos y en el 
posicionamiento en el mercado de la industria cultural. Otro gran aporte de este libro es el 
prólogo escrito por Dj Kool Herc, considerado el padre de esta cultura. 
Otro de los libros relevantes para entender el desarrollo de la cultura Hip Hop en 
español es el libro escrito por el Chojín Francisco Reyes, editado en 2010 y titulado Rap, 
25 años de rimas. Este libro es el primer título que se escribió en español y que ahonda en 
la apropiación, re significación y el desarrollo de la cultura Hip Hop en el contexto español, 
a través de anécdotas, referencias musicales y fotografías nos lleva por los momentos más 
destacados del rap en España. 
El libro más significativo de los últimos tiempos para los militantes de esta cultura y 
los estudiosos de ella, sin duda es The Gospel Of Hip Hop o su traducción al español El 
Evangelio del Hip Hop editado en Brooklyn New York
en el año 2009, escrito por Krs One, 
uno de los Hip Hop Head´s más relevantes en la historia de la cultura Hip Hop. La escritura 
de este libro está realizada de manera muy singular, pues da la impresión de estar leyendo 
un antiguo documento, en él se presentan además de la historia de esta cultura, los 18 
preceptos más importantes para el desarrollo individual y colectivo de los adscritos a este 
movimiento cultural, basados en una perspectiva de paz, conciencia y conocimiento. 
Por otro lado, el tema del Hip Hop se ha tocado en diversos países de 
Latinoamérica, Colombia, Chile, y Argentina principalmente, en tesis de licenciatura y 
maestría desde diferentes disciplinas y con diferentes enfoques. 
 17 
En Bogotá, Coy Guerrero (2011) escribió, desde la disciplina de la enfermería, un 
trabajo sobre la perspectiva de salud y enfermedad que estos jóvenes tienen, resaltando 
como principal aporte sus hábitos de autocuidado en comparación con los que no se 
adscriben a una práctica propia de esta cultura. Novoa Serrano, García Uricoechea, y 
González Rivero (2009) desde la Psicología indagaron sobre las construcciones sociales y 
los procesos de construcción de realidades que un joven hiphopero está procesando, así 
como el papel que están jugando en la conformación de su persona esas realidades. 
En Chile, desde principios de siglo XXI (Rosenfeld, 2005; Codocedo Sandoval, 
2006) y hasta la actualidad se han desarrollado diversos trabajos de investigación desde una 
perspectiva sociológica, que giran en torno a las identidades y culturas juveniles que estos 
jóvenes construyen en el interior de esta cultura, la estigmatización que esto produce por 
parte de los adultos, también la poca participación en los programas sociales desarrollados 
para ellos y, por otro, lado apropiación de espacios públicos para desarrollar sus actividades 
culturales, intentando en todos los casos abonar al conocimiento científico sobre los 
comportamientos de estos grupos y pugnando por un posicionamiento en políticas públicas 
de estos temas. 
Caso similar ocurre en Argentina en trabajos revisados que se escribieron desde 
principios del presente siglo y hasta años recientes. Carazo (2014) versa sobre los procesos 
identitarios con que los jóvenes se reúnen en torno a los cuatro elementos artísticos de la 
cultura Hip Hop
4
, también de la cultura que se construye gracias al leguaje y comunicación 
que se desarrolla en el interior de este movimiento, la apropiación de espacios urbanos 
destinados al mundo de los adultos como el cine y el teatro y la utilización de los medios de 
comunicación y las redes sociales para establecer lazos culturales con hiphoperos de otras 
ciudades, convirtiendo el territorio de esta cultura en el espacio global. 
En México, existen solo ocho tesis en la Máxima Casa de Estudios (UNAM) que 
toman como eje central la cultura Hip Hop. La primera de ellas, escrita en 2004 por David 
Cortés en la maestría en comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas, describe el 
proceso histórico mediante el cual los jóvenes de la ciudad y sus zonas conurbadas 
 
4
 a) Djing, b) Mcing, c) B-boying y d) Graffing. Estos se desarrollarán más adelante en el texto. 
 18 
apropian, resignifican y producen esta cultura proveniente de los Estados Unidos, es decir 
intenta dar pistas sobre la génesis de esta cultura en el interior de la ciudad. 
En el año 2007, Arturo Zavala, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, 
dentro de la licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva, escribe un trabajo que 
intenta redactar los deseos y perspectivas de la población de una zona del estado de México 
que escucha un programa focalizado en la cultura Hip Hop transmitida por una 
radiodifusora pública. Saúl González (2007), por su parte, redacta también una tesis en la 
carrera de Pedagogía, en la Facultad de Filosofía y Letras que intenta crear, a través de las 
cuatro prácticas de esta cultura, un medio de propagación educativa que concientice a los 
jóvenes sobre su realidad y los encamine a la liberación y les proporcione valores para 
actuar en contra de la violencia. 
Además, Manuel Torres el año 2009, en la Escuela Nacional de Arte y Diseño 
concretamente en la Licenciatura de Diseño y Comunicación Social, realiza un trabajo de 
investigación que traza un análisis del graffiti Hip Hop desde su origen como medio de 
protesta contracultural y hasta su etapa dentro de la industria cultural, es decir cómo se da 
su apropiación por medio del mercado que lo regresa en forma de mercancía 
comunicacional. En esta misma licenciatura, pero ahora dentro de la recién nombrada 
Facultad de Arte y Diseño, surge años más tarde, un trabajo enfocado al tema de lo social a 
través del arte que se vierte a través de las cuatro elementos artísticos del Hip Hop, con la 
finalidad de que se conviertan en elementos que aporten a la concientización social y a su 
vez erradiquen la prostitución artística del movimiento cultural, entendida como la venta, 
sin sentido, más allá del lucrativo (Garibay Figueroa, 2014). 
Edgar Sánchez, en 2016, realizó en la Facultad de Estudios Superiores Aragón un 
reportaje como opción de titulación para conocer la manera en que se identifican en el 
interior de la cultura los hiphoperos, así como la forma en que se dan sus códigos 
comunicativos, para lo que realizaron entrevistas a destacados raperos del movimiento. 
En 2018, en la licenciatura de Historia de la FES Acatlán se vuelve a indagar sobre 
la conformación del movimiento Hip Hop en México, poniendo énfasis en la situación de 
los migrantes mexicanos que regresaron al país luego de una estadía en los Estados Unidos, 
 19 
caracterizándolos como los principales gestores del movimiento mexicano (San Pedro 
Hernández , 2018). En este mismo año, Nelly Lara, dentro el programa de Doctorado en 
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, desarrolla un tema que recoge la participación 
de las mujeres en el interior de la cultura mexicana del Hip Hop, el proceso divergente, en 
relación al de los hombres, su proceso de apropiación en un campo reconocido socialmente 
como masculino y sus tendencias teóricas encumbradas en la corriente feministas de sus 
producciones culturales (2018). 
Como se puede notar en los análisis de las diferentes trabajos de investigación en 
algunas universidades de América Latina y en la UNAM, las temáticas tratan 
primordialmente el tema del Hip Hop en su relación con las juventudes primordialmente 
enfatizando en su adscripción identitaria con que estas construyen comunidad, su sentido de 
pertenencia, y los códigos de comunicación que desarrollan en el interior de esta cultura. 
Por otro lado, el conocimiento de las cuatro expresiones artísticas de esta cultura, con el 
interés de convertirlos en instrumentos de concientización social, en contra de la violencia 
social, también es visible, sobre todo en los trabajos mexicanos, la necesidad de encontrar 
los orígenes del movimiento en el contexto nacional y sus principales representantes. Sin 
embargo, también existe una tendencia a retomar corrientes teóricas que se encuentran 
actualmente en boga como el feminismo e incluirlo en el análisis de la cultura Hip Hop en 
México. 
Cabe señalar que existen 40 tesis en el catálogo de la UNAM desde el año 1988 
hasta el presente 2018, que si bien hablan del graffiti, lo hacen sin contextualizarlo en su 
relación con la cultura Hip Hop, es decir que lo ven como un fenómeno aislado y lo 
analizan como un movimiento pictórico de expresión de los jóvenes marginalizados, que 
modifican el espacio social, pero no enraízan su práctica cultural a los preceptos de la 
cultura Hip Hop. 
Existe un gran vacío disciplinar, en cuanto al estudio de esta cultura y, por lo tanto, 
son muchos los enfoques desde los cuales se pueden hacer investigaciones sobre el 
fenómeno de la
cultura Hip Hop y su implicancia con los jóvenes, que abonen a un 
conocimiento científico que vaya más allá del sentido identitario y cultural que esto 
 20 
representa, que rescaten más allá de los orígenes las expectativas, deseos y objetivos de los 
jóvenes que militan en el interior de esta cultura de presencia global. 
Por lo anterior, podemos afirmar que esta tesis contribuye a la disciplina del Trabajo 
Social, y más ampliamente, a las ciencias sociales, con el desarrollo de un tema que, como 
tal, no ha sido trabajado hasta la fecha. 
Breve descripción de la aproximación teórica y metodológica utilizadas 
En el marco teórico se abordaron de manera amplia los conceptos y teorías pertinentes al 
estudio, con el fin de contar con un soporte sólido a la hora de analizar los datos recabados 
en el trabajo de campo y de analizar el papel del Trabajo Social antiopresivo en esta 
problemática. 
Se utilizó la teoría de los campos, el concepto de habitus y el concepto de práctica 
social propuestos por Pierre Bourdieu (1990), para dar un sustento teórico al proceso 
cultural mediante el cual los jóvenes se apropian de sus producciones culturales como 
mecanismo para generar identidad, postura política, sentido de la vida y en ocasiones 
recursos, lo que les permiten adaptarse y sobrevivir en la estructura, desarrollar capital y 
ponerlo en juego en el campo. 
Otra concepto fundamental fue la idea de cultura, que por un lado se abordó desde 
su concepción simbólica (desde la revisión que hace Gilberto Giménez (2006), y que 
guarda relación con los planteamientos de Pierre Bourdieu y, en otro sentido, con los 
estudios de la cultura desde el marxismo (a partir de la propuesta de Raymond Williams 
(1980) y del concepto Gerald Sider (2003) de subsidio del capital) que enfatizan su relación 
con el capital. Asimismo, se abordó la teoría del control cultural de Guillermo Bonfil 
Batalla (1991). Estas ideas nos permitieron indagar sobre la construcción de la identidad, 
las formas subjetivadas de cultura, y el sentido que los jóvenes otorgan a sus prácticas 
culturales, así como también sobre el papel que diversas prácticas culturales marginales, 
surgidas en contextos de desigualdad, sirven al capital, y forman parte de lo hegemónico, 
espacio del que difícilmente se puede salir . 
 21 
El enfoque de Trabajo Social antiopresivo fue el eje transversal de todo el trabajo, 
ya que la presente investigación optará desde el momento de su elaboración, por una 
propuesta de trabajo alterna a la establecida por el sistema actual capitalista, que vele por 
los oprimidos, por los sectores minoritarios que la estructura deja al margen, y que soslaya 
a un estado de precariedad y marginalidad laboral. 
Además, se abordó el tema de la juventud y el trabajo; el Hip Hop como cultura, y 
el tema de las industrias culturales, producto de un sistema y una época que ve nacer a la 
cultura del Hip Hop, y que en la actualidad no se puede dejar de lado a la hora de analizar 
la situación cultural y laboral del grupo estudiado. 
 En cuanto al diseño metodológico, el objeto de estudio fueron los jóvenes que 
practican alguna de las expresiones culturales de la cultura Hip Hop. Su contexto fue el 
ambiente de trabajo, la cultura en su vida cotidiana y los espacios en los cuales se recrean, 
se expresan o realizan sus producciones culturales. El problema se definió a partir de la 
relación que establecen con el trabajo, partiendo del sentido que le otorgan a esta práctica 
social. Para ello la metodología a seguir fue la que se enuncia a continuación 
Siguiendo las consideraciones éticas propuestas en el cuarto capítulo de este trabajo, 
y al tratarse de un grupo cultural con prácticas e identidades comunes, el diseño 
metodológico que se trazó partió de una aproximación metodológica cualitativa-etnográfica 
desde una perspectiva interpretativista fenomenológica. Las herramientas afines a la 
metodología etnográfica que se utilizaron para el recabo de información fueron los métodos 
de entrevista a profundidad y observación participante, así como los técnicas de entrevista 
videograbadas y audiograbadas. Por lo anterior, se trabajó con una muestra no 
representativa ni válida estadísticamente; esta muestra cualitativa intencional se conformó 
por 5 informantes, de 23 a 25 años en cuatro casos y uno de 32, inmersos en la cultura del 
Hip Hop y que practican alguna de sus expresiones artísticas, en específico Rap y Graffiti, 
los cuales por ser los elementos de mayor representatividad de la cultura Hip Hop en el 
contexto mexicano, serán las únicas que se retomaron para el análisis del trabajo de campo 
realizado de noviembre de 2017 a septiembre de 2018. 
 22 
 Los resultados de esta investigación se orientaron a conocer de qué manera se 
adscriben los jóvenes a la cultura Hip Hop y, una vez dentro, cómo la significan en su vida 
y su cultura, y la función que cumplen las redes sociales que tejen en el interior de ella, así 
como la particularidad del proceso de tránsito de la juventud a la adultez. A su vez, se 
orientaron a develar el sentido que le otorgan al trabajo y a sus prácticas culturales como 
hiphoperos. Por último determinar su postura frente a la industria cultural. Se concluye que 
los jóvenes tienen la posibilidad de afrontar el camino laboral de distintas maneras, de 
acuerdo con el capital con que cuentan, las dificultades que viven personalmente (y que son 
reflejo y consecuencia de problemáticas estructurales producto de un sistema desigual y 
excluyente), así como a partir del sentido que le dan a sus prácticas culturales. Asimismo, 
se delinean las posibilidades que el Trabajo Social antiopresivo aporta para un mejor 
abordaje de problemáticas como las que aquí se presentan. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 23 
Capí tulo 1 
Marco teórico 
Trabajo Social antiopresivo y Habitus: práctica 
crítica para pensar a los jóvenes y el trabajo desde su 
contexto cultural 
Ellos quieren mi cabeza porque saben que sueño 
ellos quieren mi intelecto me saben de adentro bello 
son ingenuos quieren que palabra traicione al pueblo 
hoy comprendo la opresión del empleo a través del cuerpo, 
me rehúso a doblar las manos y vivir autómata, 
preso en la doctrina de corbata gente hipócrita... 
(Fragmento de canción “Orgánico”, Diidxa, 2018). 
En este capítulo se plantea la estructura teórica que le da sustento al presente trabajo de 
investigación; por lo tanto, en primera instancia se describirán las dos perspectivas del 
Trabajo Social, la endogenista y la histórico-crítica, desde donde se puede situar la génesis 
del Trabajo Social, con la finalidad de hacer evidente el papel del trabajador social en el 
actual sistema capitalista. Lo anterior nos brindará una pista de la capacidad de este 
profesionista para trabajar como agente emancipador o por el contrario como legitimador 
delas actuales condiciones de opresión que viven los jóvenes frente al campo del trabajo. 
En este sentido, se abordará la línea del Trabajo Social Crítico que deriva de la 
Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt, para finalmente aterrizar en el enfoque de 
Trabajo Social antiopresivo, el cual nos permitirá explicar el posicionamiento 
epistemológico y disciplinar del presente trabajo. 
De tal manera que llegaremos a Bourdieu y su teoría de los campos, los conceptos 
de habitus, sentido práctico y el sentido que le da al trabajo, así como la expresión de la 
cultura en su forma objetivada y subjetivada. Esto último nos permitirá relacionarlo con la 
concepción simbólica de la cultura y la teoría del control cultural enunciado por Guillermo 
Bonfil Batalla (1991), para reflexionar los alcances y las limitaciones que el campo cultural 
presenta a los jóvenes militantes de la cultura Hip Hop. 
 24 
1.1 Dos maneras disímiles de mirar el origen del Trabajo Social 
Existen dos grandes corrientes que analizan el origen del Trabajo Social.
La primera es la 
visión endogenista. Algunos autores que han reflexionado sobre la temática con este 
enfoque son: Herman Kruse, Ezequiel Ander-Egg, Natalio Kisnerman, Boris Alexis Lima, 
Balbina Ottoni Vieira, en el caso particular de México Aida Valero, Elí Evangelista, entre 
otros, ubican la gestación de la disciplina en las “protoformas” de la ayuda social, la 
caridad y la filantropía; otros la sitúan en las formas de ayuda que surgieron con la llegada 
de la cuestión social propia del capitalismo a raíz del proceso revolucionario de 
industrialización, de tal manera que el desarrollo profesional estaría ligado al progreso de 
estas formas de ayuda. El análisis que se hace de esta corriente parte de una perspectiva 
teórico-metodológica basada en una crónica de carácter historiográfico que no relaciona los 
eventos profesionales con el desarrollo de la sociedad, sino que presenta los hechos sin una 
estructura lógica y sin relacionarlos, los cuales además, distan en tiempo, lugar y espacio 
(Montaño, 1998; Tello Peón y Arteaga Basurto, 2000). 
La segunda, la visión histórico-crítica a la cual se adhieren autores como Marilda 
Villela Iamamoto, José Paulo Netto, Vicente de Paula Faleiros, María Lúcia Martinelli, 
Manuel Manrique Castro, entre otros, plantea que el Trabajo Social surge para cumplir el 
papel político de legitimar el sistema capitalista, para mediar en la lucha de clases, velando 
por los intereses de la clase hegemónica, posibilitando así su dominio político y económico. 
Al respecto, Carlos Montaño (1998) nos plantea lo siguiente: 
La misma entiende el surgimiento de la profesión del asistente social como un 
subproducto de la síntesis de los proyectos político-económicos que operan en el 
desarrollo histórico, donde se reproduce material e ideológicamente la fracción de 
clase hegemónica, cuando, en el contexto del capitalismo en su edad monopolista, el 
estado toma para sí las respuestas a la “cuestión social” (p. 20). 
En este sentido, la cuestión social, por sí misma, no determina el surgimiento de la 
disciplina, sino que se da en el momento en que el Estado decide hacerse cargo de las 
necesidades sociales que demanda la población, como producto de la disparidad que trajo 
consigo el sistema capitalista, posicionándose mediante políticas sociales, sobre la iglesia y 
 25 
las damas de la buena caridad en la atención de las necesidades, por lo que el Estado se 
devela como la fuente principal de empleo para los trabajadores sociales que desde esta 
mirada se entienden “como un profesional que desempeña un papel claramente político, 
teniendo una función que no se explica por sí misma, sino por la posición que ocupa en la 
división sociotécnica del trabajo” (Montaño, 1998, p. 21), todo esto para viabilizar el 
requerido dominio político-economico. 
Ambas perspectivas dan un sentido totalmente distinto al surgimiento y objeto de 
estudio del Trabajo Social. Dichas visiones parten- la primera, la endogenista- del primer 
paradigma
5
 en que se construyó el cuerpo epistémico del Trabajo Social, el tradicional e 
incluso el que se gestó a raíz del procesos de reconceptualización, permeando en el 
desarrollo temático de todos los países hispanoamericanos y la segunda –la histórico 
crítica- se ve influenciada por los debates modernos en torno a este tema en la década de los 
ochenta en el contexto brasileño. Cabe señalar que ambas tesis fueron concebidas en 
tiempos históricos diferentes, por lo tanto no se puede hablar de un antagonismo teórico 
(Montaño, 1998). 
Teniendo sobre la mesa la perspectiva de ambas visiones, se pueden discernir de 
manera clara las grandes diferencias epistemológicas y metodológicas que implica el 
entender al Trabajo Social como producto y evolución de la caridad o como herramienta del 
Estado para la contención social que originó la “cuestión social”, es decir a favor del 
desarrollo del capitalismo. 
La primera visión implicaría la autodefinición de los trabajadores sociales como 
personas bondadosas, promotores de la buena voluntad, caritativos, promotores de los 
valores de la santa iglesia, que actúan por humanidad en sentido mesiánico y focalizan la 
acción profesional en los problemas de la población marginada, por lo que se abriría la 
posibilidad a cualquier persona que tenga este tipo de acciones por simple “doxa”
6
, a 
desarrollar prácticas como trabajadores sociales. 
 
5
 El término paradigma es retomado de Samuel Thomas Kuhn, desarrollado en su obra La estructura de las 
revoluciones científicas. Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 2013. 
6
 La doxa comprendería dos grados: eikasia (εἰκασία) y pistis (πίστις), es decir, imaginación y fe o creencia. 
Platón contrapone la doxa al conocimiento científico (episteme) (Pérez Tamayo, 2014, p. 19). 
 26 
Al situarse en la segunda perspectiva se puede vislumbrar con mayor claridad lo que 
implica profesionalmente la especificidad de Trabajo Social y decidir la características de 
su intervención, es decir, que el papel político del trabajador social permite dirigir su 
trabajo hacia cuestiones de contención entre las clases sociales; sin embargo, también le 
permite marcar una diferencia que rompa con el trabajo meramente institucionalizado y 
legitimador del sistema burgués, ubicándolo en el papel de liberador ante la opresión. 
1.2 La Intervención en Trabajo Social 
A lo largo de su historia, la disciplina en Trabajo Social ha tenido diversos enfoques 
metodológicos que determinan no solo su accionar, sino el modo en que se lleva a cabo su 
ejecución. En estos términos la intervención ha sido, desde su origen, el mecanismo en el 
cual recaen las acciones propias del trabajador social; sin embargo, no se ha podido 
consensuar gremialmente lo que en realidad significa esta acción para la profesión. 
Como se ha planteado, lo anterior es producto de una estructura mucho más 
compleja que el mero consenso gremial. Es producto de una disputa de intereses, una lucha 
de clases, la cual siempre, por fuerza, es dirigida por esos que ostentan el poder: la clase 
dominante. Esta visión, que parecería muy vaga e insulsa, es ignorada por la gran mayoría 
de los profesionistas (también los que están en formación) de esta disciplina, reduciendo la 
intervención en Trabajo Social, por más radical que esta pueda o quiera parecer, a un 
instrumento normalizador y legitimador del funcionamiento estructural. 
Es en el movimiento de reconceptualización, gestado principalmente en países del 
cono sur del continente americano, en el afán por dejar atrás al Trabajo Social técnico, que 
se optó por desarrollar una teoría específica de Trabajo Social, con la principal enmienda de 
que “se debía conocer con la finalidad de actuar”, es decir que solo sería válida la 
investigación para fines de llevarla a cabo en un contexto en particular, provocando así un 
alejamiento de la profesión de la “teoría pura”, es decir que la investigación realizada desde 
Trabajo Social tendría que recaer forzosamente en la intervención, reduciendo la teoría a 
sistematizar la práctica o a la elaboración de diagnósticos sociales, por lo que la producción 
de conocimiento se redujo a algo instrumental y situacional para la acción (Montaño, 1998; 
Montaño, 2014). 
 27 
Para Carlos Montaño (2014), la “especialización del Trabajo Social es emprendida a 
partir de una perspectiva de pulverización y segmentación de la realidad social en 
cuestiones sociales o problemáticas” (p. 21); por lo tanto, condiciona la manera de 
visualizar el contexto dentro del cual lleva a cabo su labor profesional, recae en el 
reduccionismo de tal manera que no se advierten causas estructurales, sino que se analizan 
con una visión positivista que parcializa la realidad en pequeñas problemáticas, se crean 
recetas apriorísticas que reducen el papel de los jóvenes a receptores de programas
y con un 
enfoque estructural-funcionalista se busca reinsertarlos a la sociedad o convertirlos en 
“productivos” bajo las normas laborales del estado, y las medidas que el sector empresarial 
o institucional requisita, lo cual por supuesto no termina con el problema sino que solo lo 
atenúa, ya que “el conocimiento segmentado de la realidad condiciona la segmentación de 
la respuesta y lleva a cambios parciales de la misma”(p. 22). 
Esta forma de auto-visualización y auto-posicionamiento de los trabajadores 
sociales, como el profesionista por excelencia en implementación de políticas sociales 
segmentadas, responden al modelo del “racionalismo burgués moderno” y son en última 
instancia solo ordenamientos y prescripciones a la intervención profesional (Montaño, 
2014), por lo que no permite al trabajador social situarse como parte del problema y, al 
quedar fuera, no se escucha la voz de los grupos con los cuales se trabaja en las estrategias 
o modelos de intervención; por lo tanto, la intervención resulta obsoleta y, en el mejor de 
los casos, brinda respuestas paliativas a los problemas que el tema de lo juvenil requisita. 
 Es necesario resaltar que, al revisar trabajos teóricos y de intervención realizados 
desde Trabajo Social, la gran mayoría de estos aún retoman como eje transversal las 
metodologías de intervención propias del Trabajo Social clásico (caso, grupo, comunidad) e 
inclusive el “método único” que es la fusión de estos tres, por lo que además de dejar de 
lado el dinamismo de lo social y lo juvenil, se ignoran los nuevos enfoques de la teoría 
crítica que han surgido en torno a la disciplina, como el enfoque antiopresivo, trayendo 
como consecuencia una deslegitimación de la intervención como producto científico, ya 
que las principales maneras utilizadas para injerir se rigen bajo un esquema apriorístico 
cargado de sentido empírico y con poco acercamiento a la realidad social actual y a las 
personas con las cuales se va intervenir (Barreix y Castillejos, 1997; Tello Peón, 2000; 
 28 
Montaño 2014), Aquí cabría tal vez cuestionarse sobre las implicaciones que tiene 
responder al método único en un contexto altamente cambiante como el mexicano y en 
donde las problemáticas día con día se complejizan tanto. 
 
1.3 Práctica crítica en Trabajo Social 
Hablar de Trabajo Social crítico es alejarse de la forma 
“caricaturizada” del trabajador social tradicional, ese que 
proviene del área del psicoanálisis, la medicina o el 
derecho, que viste formalmente y que se caracteriza por 
su visión mesiánica e institucionalizada. Es en cambio, a 
través de la creatividad y el activismo encontrar cambios 
radicales y progresistas (Healy, 2001). 
 
La práctica crítica de Trabajo Social, en comparación con las basadas en las provenientes 
de las protoformas que radican en el conservadurismo, está muy en desventaja ya que se ha 
escrito muy poco desde este enfoque y, por lo tanto, se vuelve desconocida para muchos 
profesionistas de esta disciplina (Healy, 2001; Matus, 2018). 
Contrario a lo que se puede pensar, el auge de los movimientos sociales y las teorías 
sociales críticas progresistas de la época de los setenta del siglo XX, no influenciaron 
directamente la propagación y diversificación de la criticidad en el interior de la disciplina; 
en cambio, lo que sí lo hizo fue la radiante y alternativa esfera pública gestada en esta 
época, por lo cual representó la principal fundamentación política e intelectual, que 
permitieron virar hacia una reorientación critica de la teoría. 
Los antecedentes intelectuales de Trabajo Social crítico contemporáneo son muy 
diversos y recogen un amplio conjunto de teorías sociales críticas: las teorías 
feministas, el marxismo, el desarrollo comunitario, la teoría radical de la educación 
(sobre todo la obra de Freire), la antipsiquiatría, la sociología radical, las teorías 
críticas sobre la raza y el carácter étnico y la Teología de la Liberación (Healy, 
2001, p. 24). 
La crítica es aquello que nos permite cuestionar el conocimiento, previo a la 
realización de un trabajo de intervención con una población, así como el valor que este 
 29 
proceso violento representa para estos grupos y para el profesional del Trabajo Social, de 
tal modo que es una herramienta que permite, mediante la reflexión constante en el 
transcurso de atención a una problemática específica, la construcción y el reacomodo 
teórico-metodológico en cualquier momento del proceso, con la finalidad de avanzar en la 
resolución de una problemática específica. 
Este enfoque cuestionador es transformador. Transforma nuestra propia 
comprensión y, a veces, nos permite a nosotros y al cliente cambiar un aspecto de la 
situación. No podemos afirmar que va a cambiar el mundo, pero la interacción 
constante entre nuestras acciones y la deconstrucción y reconstrucción que 
comprende nuestra reflexión crítica nos da acceso para avanzar en nuestra práctica 
(Adams, R., Dominelli, L, y M. Payne, 2002, p. 21). 
La crítica no es una parte integral en el Trabajo Social; sin embargo, si es integrada 
puede trazar el camino para lograr un desarrollo óptimo en miras de la excelencia 
disciplinar, pues consiente en los trabajadores sociales desarrollar el sentido reflexivo que 
permita cuestionar el conocimiento teórico y empírico, además del involucramiento e 
interacción con las personas, en palabras de Adams, Dominelli y Payne (2002) “Nos 
permite evaluar situaciones con el fin de hacer conexiones estructurales que penetren en la 
superficie de lo que encontramos y ubicar lo que es aparente dentro de contextos más 
amplios” (p. 21). 
En este sentido, cabe hacer un señalamiento en primera instancia: la crítica en 
Trabajo Social no significa dejar de lado todo lo que anteriormente se hizo en el interior de 
la profesión, negar el pasado a través del cual se gestó y desarrolló esta disciplina, sino que 
a partir del cuestionamiento de su historia, ser capaces de utilizar esta herramienta para 
poder superar dialéctica y metodológicamente las posturas tradicionales (Matusevicius, 
2014; Montaño, 2014). 
El punto de partida de la crítica (su objeto) es la realidad; su motor es la 
indignación (con las formas de desigualdad, dominación, explotación, 
subordinación) y la teoría es la herramienta (que permite pasar de la indignación al 
 30 
conocimiento veraz de los fundamentos y la esencia de los fenómenos (Montaño, 
2014, p. 25). 
Otro aspecto de gran relevancia a considerar es que se debe de dejar de pensar en la 
intervención y la investigación como una dicotomía. Pensar que la intervención está 
presente durante todo el proceso de trabajo del trabajador social y no solo como finalidad 
de su investigación o en el proceso para generar teoría. Esto permitirá crear, desde el 
enfoque crítico, una manera de entender y atender la realidad social, dejando atrás lo 
asistencial. Optar por esta postura no significa otra cosa que dotar de realidad la labor del 
trabajador social, fundamentada en una teoría que permita llegar a la esencia de los 
fenómenos en los que se trabaje y así poder generar un cambio de manera eficaz, sin que 
esto implique necesariamente un cambio radical o revolucionario en primera instancia. 
Para crear estrategias de intervención desde el Trabajo Social con carácter crítico e 
innovadoras es necesario emplear la reflexividad y dejar atrás diversos vicios positivistas, 
tal como la creación de recetas apriorísticas como pueden ser los modelos de intervención. 
Estos parcializan la realidad y se elaboran metodológicamente de manera previa al contacto 
con la población en campo, se crean a raíz de problemáticas emergentes y que requieren de 
respuestas inmediatas, a corto plazo, con la prenoción de que la realidad es cambiante y el 
modelo puede caducar. De esta manera se consigna al profesional a dejar de pensar a largo 
plazo, pues se les internaliza que su función requiere
de respuestas inmediatas propias de la 
post-modernidad. 
Aquí subyace un desdoblamiento de aquel conservadurismo: el corto-plazo, lo 
local y singular y lo inmediato, hipotecando y dejando en segundo plano cualquier 
estrategia que tenga un horizonte de largo-alcance, universal y mediato. El 
conservadurismo aquí asume el nuevo ropaje post-moderno (Montaño, 2014, p. 
35). 
Esto también es producto del “pensamiento social” que en América y Europa busca 
explicar, a través de manuales apriorísticos o estrategias de intervención, más 
detalladamente las problemáticas que las soluciones que se puedan conjeturar para su 
atención, además de que estas últimas son elaboradas bajo un enfoque ideal de 
 31 
estandarización que singulariza a la población, alejando así la comprensión de 
problemáticas reales y su complejidad (Carballeda, 2010). 
La pauta para intervenir debe emanar del trabajo directo con el grupo con el cual se 
va trabajar, entendiéndolo en su generalidad y con una visión a corto, mediano y largo 
plazo, no segmentándolo en diferentes perspectivas. Así se determinará si se deben utilizar 
herramientas como la etnografía, la estadística u otras, para mirar al objeto en su realidad 
total, la cual previamente, debe analizarse en un contexto estructural global. 
Es importante señalar que no solo tiene la capacidad de hacer intervención quien 
para llevar a cabo su práctica se dio a la tarea de consultar diversos referentes teóricos y 
construir un soporte teórico propio acorde a una problemática, también los trabajadores 
sociales que están insertos en las instituciones de una manera diferente y emergente llevan a 
cabo procesos de intervención, pero esto no demerita su acción. Si bien el trabajo 
interventor institucional no permite el desarrollo teórico, sí permite la elaboración de un 
conocimiento situacional (sistematización de prácticas anteriores, elaboración diagnóstica) 
que en cierto modo subsana esta carencia y es igualmente válido a la hora de llevar a cabo 
este proceso. 
Esta forma de intervenir, si bien no proviene de una creación teórica propia, es 
necesario que tenga como base teorías previamente desarrolladas por otros profesionistas, 
para poder vislumbrar bajo una totalidad de la realidad los fenómenos a intervenir 
(Montaño, 2014). En otras palabras, la creación de estrategias situacionales de intervención 
adquieren validez siempre y cuando tengan el soporte de un análisis teórico, que dé paso a 
una elaboración metodológica situacional, y es aquí en donde la intervención académica y 
de campo adquieren igualdad; de lo contrario, solo se reproducen los vicios positivistas. 
Desde esta perspectiva, la teoría se convierte en algo imprescindible de la 
intervención de Trabajo Social, ya que permite al profesional hacer una asimilación más 
cruda de la realidad, tener una perspectiva mucho más integral y macro de los factores 
sociales que determinan dichas problemáticas, de otra manera solo se palia la problemática, 
no se soluciona, se legitima. En palabras de Jorgelina Matusevicius (2014): 
 32 
No hay posibilidad de intervención profesional, es decir, acorde a una lectura 
rigurosa de la realidad, por lo tanto que se verifique eficaz en la resolución de 
problemáticas sociales, que desconozca estos determinantes estructurales. Mejor 
dicho, las intervenciones que prescindan de este análisis corren el riesgo de limi-
tarse a administrar el sufrimiento, hacer más tolerable la pobreza, y contribuir al 
disciplinamiento (muchas veces sin quererlo conscientemente) de la población 
trabajadora (pág. 174). 
Crear una estrategia de intervención que parta del Trabajo Social crítico que busque 
dar solución a los problemas de los jóvenes implica, por un lado, desmitificar a la juventud, 
entenderla más allá de la categoría social totalmente definitoria, como un objeto en 
constante construcción, producto de un contexto en específico y aceleradamente cambiante, 
no como un ente estático y homogéneo. Por el otro, dar cuenta de las características 
particulares de los jóvenes, de sus agrupaciones juveniles en las cuales crean su identidad y 
observar estas en su totalidad, como parte de una estructura mucho más compleja. 
1.4 Enfoque antiopresivo de Trabajo Social 
El origen metódico de los trabajadores sociales críticos, se remite a los análisis de los 
orígenes sociales de la opresión, en contraste con los trabajadores sociales ortodoxos: la 
representación profesional adquiere la figura del activista, cuya práctica se centra en los 
valores de equidad y justicia a favor de las poblaciones oprimidas 
La teoría de la práctica crítica abarca un conjunto amplio y diversificado de 
orientaciones: trabajo social antirracista y antiopresivo, trabajo radical comunitario, 
trabajo social feminista, trabajo social marxista, investigación-acción participativa, 
trabajo social radical y trabajo social estructural (Healy, 2001, p. 25). 
De tal forma que el Trabajo Social antiopresivo es una ramificación de la práctica 
crítica del Trabajo Social, que a su vez toma, como principal fundamentación, al 
paradigma de la teoría crítica de las ciencias sociales, pero también, como se mencionó en 
el apartado anterior, la gran diversidad poblacional que surgió en la década de los años 
setenta del siglo XX. Este enfoque pugna principalmente por una práctica que ayude a los 
oprimidos a liberarse de las ataduras que produce el actual sistema capitalista, de tal modo 
 33 
que crear formas alternas de adaptación y subsistencia forma parte de sus principales 
postulados, bajo la premisa de que no basta con comprender el mundo, sino se debe optar 
por cambiarlo. 
La ciencia social crítica es un intento de comprender de manera racionalmente 
responsable las características opresivas de una sociedad, de forma que esta 
comprensión estimule a sus destinatarios a transformar su sociedad y, en 
consecuencia, a liberarse a sí mismo (Fay, 1987, p. 4). 
Es así que las prácticas antiopresivas tienen su génesis de incidencia en el Trabajo 
Social a finales de los años sesenta y principios de los setenta, cuando profesionistas que 
hacían trabajo comunitario comenzaron a cuestionarse y a desafiar los privilegios de la 
clase alta y las desigualdades que provocaba el racismo. Estos temas penetraron en el 
ambiente profesional; posteriormente, este ejercicio crítico llevó a la lucha profesional por 
la inclusión social de las mujeres (movimientos feministas) y los negros (anti-racismo), 
desarrollados en los años setenta y ochenta, adoptando la lucha por la diversidad como 
estandarte. 
Las prácticas anti opresivas albergan bajo este titular una serie de enfoques 
emancipadores, como el feminismo o el anti-racismo, que se vinculan en la crítica a 
la influencia significativa que la raza, la clase, el género, la orientación sexual o la 
edad ejercen sobre las inequidades de poder y de privilegios que se albergan en el 
seno de la sociedad capitalista. No se trata, para este enfoque, de cualquier tipo de 
inequidad, ni de cualquier sociedad: hablamos del sistema de relaciones 
discriminatorias y desiguales que la sociedad capitalista estructura en desmedro de 
las categorías sociales diversas (Petautschnig, 2010). 
Cabe mencionar que existe un grupo que se opone a la incorporación de estas 
prácticas en el Trabajo Social, dándose así un choque entre críticos y conservadores. Detrás 
de este debate se encuentran las influencias de la globalización, el desarrollismo que han 
permeado en el interior de la disciplina, el auge de los monopolios privatizadores 
incluyendo el sector salud y las grandes desigualdades sociales que han polarizado la 
 34 
estructura social, en donde los ricos son cada vez más poderosos y los pobres se ven 
sumergidos en la marginación (Matus, 2018). 
Los argumentos de oposición a prácticas anti-opresivas en trabajo Social están 
basados en la idea que trabajadores sociales como
seres profesionales no tienen 
derecho a participar en la acción política que desafía el orden social actual, ni exigir 
relaciones sociales igualitarias (Dominelli, 1998, en Matus, 2018). 
De tal forma que el Trabajo Social con enfoque antiopresivo crea una enorme 
disonancia con las formas conservadoras en que se escribió la historia del Trabajo Social en 
México y, por ende, en la forma en que se lleva a cabo su práctica profesional, la cual por 
lo general se inserta en una manera liberal y progresista que debe contribuir a la estabilidad 
del Estado y sus instituciones, poniendo freno al descontento social de las clases más bajas, 
de tal manera que contribuyen a la opresión del “bajo pueblo”. En una postura alternativa, 
el enfoque antiopresivo, a través de la recuperación de la experiencia de las personas que 
padecen la opresión sistémica, pugna por la generación de maneras alternas de adaptación a 
través de la resistencia activa para lograr su propio empoderamiento (Matus, 2018). 
Para comprender el enfoque antiopresivo en discrepancia con el enfoque tradicional 
en Trabajo Social, es necesario cuestionar sobre los escritos de corte endogenista que 
sustentan la génesis del Trabajo Social, es decir ¿quiénes son los que escribieron estas 
historias basadas en el asistencialismo y la caridad? Sin duda sobresaldrán autores que se 
ubican en una posición de elite social, pues no debemos olvidar que, en el contexto en que 
surgen la cuestión social y las políticas públicas, los que hacían servicio social eran damas 
burguesas de la caridad, filántropos y curas. Por otro lado, la base teórica multidisciplinaria 
(desde la sociología, psicología, historia, filosofía, política, antropología, etcétera) que ha 
desarrollado el Trabajo Social con la finalidad de ofrecer respuesta a la complejidad de la 
realidad social, en conjunción con los principios antiopresivos sustentados en las ideas 
existencialistas, liberacionistas y de activismo contenidas en los escritos de las feministas 
negras, permiten desmenuzar el embrollo de la realidad en la experiencia de la opresión y 
permite indagar desde las perspectivas de poder, falta de poder y opresión. 
 35 
(…). El feminismo negro en Trabajo Social constituye una perspectiva dinámica, 
que no solo analiza interacciones de humanos basadas en igualdad, sino que también 
trata de la vinculación que existe entre la división social de clase, raza, género, 
discapacidad, sexualidad y edad, y cómo estos influyen en el individuo, la familia y 
la comunidad (Matus, 2018, p.102). 
La práctica antiopresivas en Trabajo Social señalan que las divisiones sociales y las 
inequidades estructurales que se dan en la sociedad, generan discriminación, 
estigmatización y opresión en contra de las personas por su raza, género y/o edad, por lo 
que adquieren el carácter de prácticas emancipadoras orientadas al cambio y a la justicia 
social (Dominelli, 1998, en Petautschnig, 2010). 
Para el desarrollo del enfoque antiopresivo dentro de la disciplina, es indispensable 
comprender que conlleva un doble propósito. Por un lado, como se ha enunciado en los 
párrafos anteriores, una crítica a las injusticias emanadas del sistema económico y social y, 
por otro, las que se reproducen en el interior de las prácticas de Trabajo Social. Este doble 
talante es lo que le da el toque de distinción. 
 Al principio, prácticas anti-opresivas destacaron divisiones sociales específicos, tal 
como raza, clase, edad, género y sexualidad, en que el sentido social viene de 
relaciones de poder desiguales, creadas de parejas oposicionales en que una parte es 
dominante sobre el otro, por ejemplo, hombres sobre mujeres (Matus, 2018, p. 92). 
Por lo tanto, el Trabajo Social antiopresivo no solo señala, en su análisis crítico, las 
injusticias sociales, sino que además apela porque, en la resolución de esta iniquidades, el 
trabajador social no contribuya, a través de los métodos empleados, a las formas de 
discriminación, estigmatización y exclusión existentes a consecuencia de las injusticias 
sistémicas, sino que, por el contrario, pugne por un real cumplimiento de la justicia social y 
que se traduzca en el mejoramiento en la calidad de vida de los sujetos, grupos y 
comunidades, como lo afirma Teresa Matus (2018, p. 92) “El objetivo entonces, de estas 
prácticas anti-opresivas es asegurar cambios sociales”. 
En este sentido, las prácticas antiopresivas buscan esencialmente reducir la 
desigualdad estructural en la vida de las personas y pugnar por un proceso que las 
 36 
empodere, esto a través de un previo análisis de la estratificación social y la creación de 
metodologías enfocadas a cumplir metas y objetivos que no estén encaminados a controlar 
a las personas a través del asistencialismo y ajustarlas a relaciones de poder. Por el 
contrario, en estas prácticas se parte de la realidad de las personas para que sea a partir de 
ellas que se generen estrategias de cambio. En este sentido, la importancia en la resolución 
de las problemáticas recaerá en la figura de las persona y no en el funcionamiento 
institucional (Dominelli, 2002, en Petautschnig, 2010; Matus, 2018). 
Así que el conocimiento empírico de la realidad en donde se trabaja tendrá un peso 
similar al conocimiento teórico y el conocimiento contextual (políticas públicas y 
programas de desarrollo social). El análisis para erradicar la injusticia social debe partir de 
analizar críticamente las relaciones oposicionales que se dan en potestad de unos sobre 
otros en “todos los aspectos de la vida sociocultural, instituciones, estructura legal, sistema 
político, estructura socio-económica y relaciones interpersonales que son constructos de la 
realidad social” (Matus, 2018, p. 92). 
De tal modo que el ejercicio profesional de un trabajador social antiopresivo busca 
erradicar la postura mesiánica en donde se observa a las personas con quienes se trabaja de 
manera inferior en escala jerárquica, es decir en una relación de poder en donde el 
profesionista tiene una posición superior. De la misma manera, esta perspectiva pugna por 
disminuir las regulaciones institucionales en donde se coloca a los profesionistas por 
encima de los usuarios. Crear investigaciones con énfasis en las prácticas antiopresivas, 
además de abonar a la perspectiva de trabajar con énfasis en las personas, genera en los 
profesionistas el desarrollo de su sentido crítico y reflexivo (Matus, 2018). Un trabajador 
social que se suscriba a los ideales de este enfoque, debe integrar a su práctica profesional 
tres niveles de conocimiento: 
1. Intelectual. Entender intelectualmente las bases y métodos con lo que se va a 
trabajar. 
2. Emocional. Confiar en este enfoque y aprender de los errores que llevan al 
incumplimiento de los objetivos trazados. 
 37 
3. Práctica. Implementar las nociones adquiridas en experiencias durante las 
prácticas profesionales previas (conocimiento empírico) (Dominelli, 1998: en 
Matus, 2018, p.96). 
 
Para que el poder de transformación de las prácticas antiopresivas sea óptimo, es 
necesario que se sustenten en la complejidad de las relaciones sociales; por lo tanto, su 
conceptualización dependerá de la investigación realizada en el ámbito académico e 
institucional, así como también en las opiniones y conocimientos de las personas con 
quienes se trabaje. En este sentido, se puede analizar la estratificación social, el racismo, el 
sexismo, adultocentrismo, el uso y abuso de poder en los diferentes niveles estructurales, 
institucionales, organizacionales e individuales (sistema laboral, sistema cultural, sistema 
de salud, medios de comunicación, educación, economía, política, servicios sociales, 
etcétera) “Estos niveles no son exclusivos sino interconectados, formando y determinando 
la realidad social” (Matus, 2018, p. 103). 
Los principios antiopresivos propuestos por Clifford (1995, citado en Matus, 2018)

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