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Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Recopilación de artículos sobre fiiosofía cuántica Alianza Editorial Título original: Speakable and unspeakable in quantum rnechanics @ Cambridge University Press, 1987 @ Ed cast.: Alianza Editorial, S. A-, Madrid, 1990 Calle Milán, 38, 28043 Madrid; teléf. 200 00 45 ISBN: 84-2062661-9 Depósito legal: M. 45.863-1990 Fotocomposición: EFCA, S. A. Dr. Federico Rubio y Gall, 16. 28039 Madrid Impreso en Lavel. Los Llanos, nave 6. Humanes (Madrid) Printed in Spain Indice ........................................................................... Introducción Lista de artículos sobre filosofía cuántica de J . S . Be11 ................. Prólogo ................................................................................... ...................................................................... Agradecimientos Sobre el problema de las variables ocultas en la mecánica . ........................................................................... cuantica Sobre la paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen ................. El aspecto moral de la mecánica cuántica ........................... Introducción a la cuestión de las variables ocultas .............. ................................................................ Sujeto y objeto Sobre la reducción del paquete de ondas en el modelo de ............................................................... Coleman-Hepp 8 Indice Teoría de los beables locales ........................................ 89 ........... La localidad en mecánica cuántica: réplica a críticas 104 ................................. Cómo enseñar la relatividad especial 109 Experimentos Einstein-Podolsky-Rosen .......................... 126 La teoría de la medida de Everett y la onda piloto de ........................................................................ de Broglie 141 Variables libres y causalidad local ..................................... 149 ........... Fotones de cascada atómica y no localidad cuántica 155 La teoría de de Broglie.Bohm. el experimento de la doble ........... rendija con elección retardada y la matriz densidad 163 .................................. Mecánica cuántica para cosmólogos 170 Los calcetines de Bertlmann y la naturaleza de la realidad .. 197 Sobre la imposible onda piloto ......................................... 221 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica .................. 234 Beables para la teoría cuántica de campos .......................... 238 .................... . 20 Seis mundos posibles de la mecánica cuántica 249 21 . Correlaciones EPR y distribuciones EPW ........................ 267 22 . ¿Hay saltos cuánticos? ..................................................... 274 A mis padres Introducción ... Y BELL DIO LA CAMPANADA Einstein decía que la mecánica cuántica no podía ser una teoría completa ya que, de serlo, nos veríamos abocados a creer en la * - existencia de una «fantasmal acción a distancia», lo cual él pensaba haber desterrado para siempre de la física gracias a su formulación del principio de relatividad general. Por otro lado, Bohr se esforzaba en explicar que la *acción a distanciar que comporta la teoría cuántica no es de naturaleza dinámica y, por lo tanto, no viola el principio de relatividad. Ahora sabemos que, en esto último, Bohr tenía razón; pero sus argumentos ante los ataques de Einstein no eran excesiva- mente claros y su idea de la realidad física fluctuaba entre un pragmatismo puramente operacionalista y un idealismo un tanto vergonzante. Pero si la mecánica cuántica no fuera completa, jcómo podría completars se^? (Desde luego, manteniendo tal cual sus aspectos estadísticos, en los que su poder predictivo y su «corrección~ son indiscutibles.) La idea que primero salta a la vista es la de introducir unas variables, «oculrás>> al nivel descriptivo de la mecánica cuántica, pero que podrían, en principio, hacerse manifiestas con el concurso de una eventual teoría más «básica». La mecánica cuántica tendría enton- ces el rango de .aproximación estadística. a una teoría de tipo determinista y objetivo. 12 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Sin embargo esa idea - e l sueño de Einstein- no parecía ser en modo alguno realizable: von Neumann, en 1932, había probado un teorema que excluía la posibilidad de variables ocultas si se mantenían todos los aspectos puramente estadísticos de la mecánica cuántica (jY quién iba a poner eso en duda!). Una vez más en la historia de la ciencia, el argumento de autoridad se impuso; en esta ocasión de una manera ciertamente comprensible, toda vez que el prestigio matemáti- co de von Neumann era grande y no lo era menos el éxito <<práctico>> de la mecánica cuántica. De modo que cuando, en 1952, David Bohm construyó de manera explícita un sencillo modelo de variables ocultas que coincidía, en su dominio de aplicación, con la mecánica cuántica en todos los aspectos estadísticos de ésta, casi nadie se puso nervioso, y el trabajo de Bohm pasó entonces bastante desapercibido. Pero sí hubo unos pocos, los eternos nadadores contracorriente, que no abandonaron el tema. Entre ellos, algunos años más tarde, se encon- traba nuestro héroe, John Bell, que en 1964-65 aclaró -si se me permite el fácil juego de palabras- .por quién doblaban las campa- nas* : en otras palabras, puso los puntos sobre las íes en lo referente al debate teorías de variables ocultas versus mecánica cuántica. En esos años Be11 publicó dos trabajos -los primeros del presente volumen- que han de considerarse ya como verdaderas obras clásicas de la física teórica de nuestra época (aunque el año de publicación del primero en 1966, en realidad se envió a la revista en 1964; las razones de tal demora en su aparición no vienen al caso). En el primero se exponían, con una claridad ciertamente asombrosa, las causas del e f d l o ~ del teorema de von Neumann; lo cual al tiempo explicaba cómo Bohm había ~ o d i d o saltárselo olímpicamente al construir su modelo. Asimismo se ponían en su justo lugar teoremas más sofistica- dos, como el de Jauch-Piron y el poderoso, desde el punto de vista matemático, de Gleason. En este trabajo se barrunta ya el papel fundamental que ha de jugar la no-se~arabilidad para que una teoría de variables ocultas sea estadísticamente análoga a la mecánica cuánti- ca. Sin embargo, el análisis preciso y detallado de esta cuestión se lleva a cabo en el segundo artículo, en el que se deducen las hoy universal- mente famosas .desigualdades de Bell*. Un conocido físico teórico, Henry P. Stapp, profesor en la universidad californiana de Berkeley, ha llegado a afirmar que las desigualdades de Be11 constituyen el hallazgo más profundo de la historia de la ciencia (supongo que debe referirse a la ciencia pura). Ciertamente, esto es bastante exagerado, pero no cabe duda de la Introducción 13 importancia de dichas desigualdades. Hasta su formulación, la cues- tión de si existe un mundo subcuántico, con las características de determinismo y objetividad ausentes en la teoría cuántica y del cual ésta de hecho proporcionaría una descripción puramente estadística, solía debatirse a niveles «peligrosamente» próximos a la metafísica. Be11 llevó el debate al terreno de la ciencia positiva: sus desigualdades son - c o n ciertos «perfeccionamientos» de tipo t é c n i c v suscepti- bles de verificación experimental y proporcionan un procedimiento para distinguir inequívocamente la mecánica cuántica de cualquier teoría de variables ocultas locales (es decir, que cumplan la propiedad tan anhelada por Einstein y sus seguidores). En el trabajo que se acaba de citar (como ya se ha dicho, el segundo de este libro), se consideraba el caso de variables ocultas perfectamente deterministas. La necesidad de determinismo estricto se elimina en el trabajocuarto del presente volumen, en donde se trata con variables ocultas que pueden poseer un carácter estocástico. Lo esencial es en definitiva la propiedad de localidad -o, mejor, separa- bilidad- de tales variables. En resumen: la característica esencial de la mecánica cuántica es la no-separabilidad, el hecho de que esta teoría contemple la existencia de *misteriosas>> correlaciones a distancia de una naturaleza absolutamente diferente de las correlaciones usuales o .clásicas>>. La peculiaridad de las correlaciones cuánticas, el ser instan- táneas y, por lo tanto, no trasmitirse de manera *dinámica>> entre los sistemas involucrados (y, no obstante, no provenir de propiedades comunes previas como es el caso en las correlaciones *clásicas>>) supone un auténtico rompecabezas para los interesados en la funda- mentación de la teoría cuántica. Si se lee con atención el artículo decimosexto de los presentados en este volumen se entenderá bien por qué. Es dicho artículo, .Los calcetines de Bertlmann y la naturaleza de la realidad., un exponente muy significativo de la agudeza de pensamiento y claridad de exposición de John Bell. Es indudable -él mismo así lo confiesa- la influencia sobre Be11 de las ideas de Einstein acerca del carácter objetivo de la realidad física. Pero no puede pasar por alto -él menos que nadie- que los experimentos parecen confirmar el carácter no-separable de dicha realidad. (Cómo formular entonces una teoría análoga a la cuántica en el aspecto estadístico, pero que no necesite en su fundamentación del subjetivismo inherente a la observación, verdadera piedra angular de ésta última? Asegura Be11 en repetidas ocasiones en este libro que la base de una teoría tal fue establecida, hace más de sesenta años, por de 14 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Broglie y posteriormente ampliada hasta cierto punto por Bohm: la llamada *interpretación de la onda-piloto>> o, también, .de la doble solución>>. Esta interpretación se describe en varios lugares del libro, sobre todo en el capítulo (artículo) decimoquinto. En otros dos artículos, Be11 expone su propia teoría de lo que él denomina ~ b e a - bles>> -en contraposición a observables-, que, aunque en un estadio aún primitivo, podría proporcionar una alternativa a la teoría cuántica de campos, con idéntico poder predictivo .estadístico* que ésta, pero con la ventaja de su formulación precisa. Sin embargo, aparte la dificultad de su desarrollo matemático, tal teoría tiene problemas muy serios en relación con la relatividad, que el propio Be11 presenta con toda crudeza (artículos 7 y 19). Querría ahora hacer un breve comentario sobre el título del libro. He preferido traducirlo literalmente -Speakable and unspeakabk in Quantum Mechanics, en inglés- aunque no sé si la palabra .decible>> es muy correcta en español (por boca de un experto me he enterado que puede usarse, sobre todo cuando se hace en contraposición a *indecible.); en cualquier caso, con ella se expresa de manera clara la idea del autor. Idea que se manifiesta a lo largo de toda la obra, pero que tal vez esté bien resumida en el siguiente párrafo del artículo que da el título al libro (el número 18) «El "Problema" entonces es éste: jcómo ha de dividirse el mundo en el aparato decible ... sobre el que podemos hablar y el sistema cuántico indecible sobre el que no podemos hacerlo? ... B. En casi todos los artículos del libro se plantea este problema de una u otra manera; de hecho, la teoría de los beables antes mencionada trata de resolverlo en el espíritu de de Broglie y Bohm. Para no hacer demasiado extensa esta introducción, añadiré sólo esto: el lector tiene en sus manos una recopilación de los trabajos esenciales de uno de los grandes filósofos cuánticos actuales - e n el sentido tradicionalmente dado a la filosofía natural-. Un físico teórico que, a la vez que profesional en su método de trabajo, parece «amateur* por su entusiasmo y por su valentía al apartarse de los senderos trillados y plantearse cuestiones que la mayoría de sus colegas creen, erróneamente, ya resueltas por las .autoridades cientí- ficas competentes* o, en términos del mismo Bell, por dos padres fundadores B. Cuando esta introducción ya se hallaba en pruebas, me llegó la noticia del inesperado fallecimiento de John Bell, en Ginebra el pasado mes de septiembre, a causa de un fulminante ataque cerebral. Introducción 15 Con ocasión de tan triste suceso, resultaría superfluo el insistir en la opinión que como científico y como persona me merecía John Bell; creo haberla expresado con suficiente claridad en las líneas preceden- tes. José L. Sánchez Gómez Catedrático de Física Teórica Universidad Autónoma de Madrid J. S. BELL: ARTICULOS SOBRE FILOSOFIA CUANTICA O n the problem of hidden variables in quantum mechanics. Reviews of Modern Physics 38 (1966) 447-52. O n the Einstein-Podolsky-Rosen paradox. Physics 1 (1964) 195- 200. The moral aspect of quantum mechanics (con M. Nauenberg) In Preludes in Theoretical Physics, editado por A. De Shalit, H. Fesh- bach y L. Van Hove. North Holland, Amsterdam (1966), pp. 279-86. Introduction to the hidden-variable question. Foundations of Quantum Mechanics. Proceedings of the International School of Physics «Enrico Fermi~, course IL, New York, Academic (1971), pp. 171-81. On the hypothesis that the Schrodinger equation is exact. TH- 1424-CERN octubre 27, 1971. Contribution to the International Colloquium on Issues in Contemporary Physics and Philosophy of Science, and their Relevance for our Society, Penn State University, September, 1971. Reproducido en Epistemological Letters, julio 1978, pp. 1-28, y aquí en forma revisada como 15. Omitido. Subject and Object. En The PhysicistJs Conception of Nature Dordrecht-Holland, D. Reidel (1973), pp. 687-90. Introducción 17 O n wave packet reduction in the Coleman-Hepp model. Helveti- ca Pbysica Acta 48 (1975), 93-8. The theory of local beables. TH-2053-CERN, 1975 July 28. Presentado en Sixth GIFT Seminar, Jaca, 2-7 junio 1975, y reproduci- do en Epistemological Letters, marzo 1976. Locality in quantum mechanics: reply to critics. Epistemological Letters, Nov. 1975, pp. 2-6. How to teach special relativity. Progress in Scientific Culture, Vol. 1, n." 2, verano 1976. Einstein-Podolsky-Rosen experiments. Proceedings of the Sympo- sium on Frontier Problems in High Energy Physics, Pisa, junio 1976, pp. 33-45. The measurement theory of Everett and de Broglie's pilot wave. In Quantum Mechanics, Determinism, Causality, and Particles, edita- do por M. Flato et al. Dordrecht-Holland, D. Reidel, (1976), pp. 11- 77. Free variables and local causality. Epistemological Letters, febrero 1977. Atomic-cascade photons and quantum-mechanical nonlocality. Comments on Atomic and Molecular Physics 9 (1980) pp. 121 -6. Charla invitada en Conference of the European Group for Atomic spectroscopy, Orsay-París, 10- 13 julio, 1979. De Broglie-Bohm, delayed-choice double-slit experiment, and density matrix. International Journal of Quantum Chemistry: Quan- tum Chemistry Symposium 14 (1980), 155-9. Quantum mechanics for cosmologists. In Quantum Grdvity 2, editores C. Isham, R. Penrose, y D. Sciama. Oxford, Clarendon Press (1981), pp. 611-37. Versión revisada de <<On the hypothesis that the Schrodinger equation is exact» (véase más arriba). Bertlmann's socks and the nature of reality. Journal de Physique, Colloque C2, suppl. al numero 3, tomo 42 (1981), pp. C2 41-61. O n the impossible pilot wave. Foundations of Physics 12 (1982)' pp. 989-99. 18 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Speakable and unspeakable in quantum mechanics. Comentarios introductorios en Naples-Ama& meeting, mayo 7, 1984. Quantum field theory without observers. Talk at Naples-Amalfi meeting, mayo 11, 1984. (Versión preliminar de aBeables for quan- tum field theory*.) Omitido. Beablesfor quantum field theory. 1984 agosto 2, CERN-TH. 4035/84. Six possible worlds of quantum mechanics. Proceedings of the Nobel Symposium 65: Possible Worlds in Arts and Sciences. Estocol- mo, agosto 11-15, 1986. EPR correlations and EPW distributions. En New Techniques and Ideas in Quantum Measurement Theory (1986). New York Academy of Sciences. Are there quantum jumps? En Schrodinger. Centenary of a poly- math (1 987). Cambridge University Press. PROLOGO Simon Capelin, de Cambridge University Press, sugirió que le enviase mis artículos sobre filosofía cuántica y le permitiese recopilar- los en un libro. Así lo he hecho. Dichos artículos, del período 1964-86, se presentan aquí en el orden en que fueron escritos, al menos en lo que puedo recordar. Pero ciertamente ése no es el orden, si hay alguno, en el que deberían ser leídos. Los artículos 18 y 20, *LO decible y lo indecible en la mecánica cuántica,, y .Seis mundos posibles de la mecánica cuántica~, son introducciones no-técnicas a la materia. Se ha intentado que sean inteligibles para los que no son físicos. Eso mismo ocurre con la mayor parte del artículo 16, xLos calcetines de Bertlmann y la naturaleza de la realidad>>, que trata del problema de la aparente acci6n a distancia. Para aquellos que conocen algo el formalismo cuántico, el artículo 3, .Los aspectos morales de la mecánica cuántica., introduce el infame .problema de la medida>>. Agradezco a Michael Nauenberg, coautor del artículo, su permiso para incluirlo aquí. Al mismo nivel aproximadamente, el artículo 17, .Sobre la imposible onda piloto*, comienza la discusión de las «variables ocultas» y de las demostra- ciones de *imposibilidad>> relacionadas. 20 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Discusiones más elaboradas del <<problema de la medidas aparecen en el artículo 6, «Sobre la reducción del paquete de ondas en el modelo de Coleman-Hepp», y en el 15, «Mecánica cuántica para cosmólogos~. Estos artículos muestran mi convicción de que, a pesar de las numerosas soluciones del problema «a todos los efectos prácti- cos>>, queda en pie un problema de principio. Este es el de colocar con ~recisión el límite entre lo aue debe describirse mediante estados 1 I ondulatorios cuánticos por un lado y en «términos clásicos» de Bohr por otro. La eliminación de este evasivo límite ha constituido siempre para mi la máxima atracción de la descripción de la <<onda-piloto*. Desde luego, a pesar de las indecibles <<pruebas de imposibilidad^, la descripción de la onda-piloto de de Broglie y Bohm existe. Más aún, en mi opinión, debería ser expuesta a todos los estudiantes, pues ello estimula la flexibilidad y precisión de pensamiento. En particular, ilustra muy explícitamente la intuición de Bohr sobre que el resultado de una amedidan no revela en general alguna propiedad preexistente del «sistema», sino que es un producto a la vez del «sistema» y del <<aparato>>. Creo que si esto se hubiera apreciado en su totalidad, la mayoría de las apruebas de imposibilidad. y la mayor parte de la <<lógica cuántica~ hubieran resultado inútiles. En los artículos 1 y 4, y también en el 17, se eliminan las <<pruebas de imposibilidad*. Exposi- ciones más constructivas de varios aspectos de la descripción de la <<onda-piloto>> se hallan en los artículos 1, 4, 11, 14, 15, 17 y 19. La mayor parte de esto es para la mecánica cuántica no relativista, pero el último artículo, el 19, <<"Beablesn para la teoría cuántica de camposB discute las extensiones relativistas. Mientras que se obtienen los resultados usuales para los tests experimentales de la teoría de la relatividad, es de lamentar que aparezca involucrado un sistema de referencia preferente por detrás de los fenómenos. En conexión con esto, se ha incluido un artículo, el 9, «Cómo enseñar la relatividad especial», aunque en él no se haga particular referencia a la mecánica cuántica. Creo que puede ser de ayuda en lo concerniente, a un nivel fundamental, al sistema de referencia preferente del artículo 19. Muchos estudiantes no caen jamás en la cuenta, así me lo parece, de que esta sencilla actitud, el admitir un sistema especial de referencia que es experimentalmente inaccesible, es consistente ... si bien poco refinada. Todo estudio de la teoría de la onda-piloto, cuando se considera más de una partícula, conduce en seguida a la cuestión de la acción a distancia, o uno-localidad>>, y a las correlaciones tipo Einstein- Podolsky-Rosen. Esto se trata brevemente en algunos de los artículos Prólogo 21 mencionados y constituye el punto principal de la mayor parte del resto. Sobre esta cuestión, sugiero que incluso los expertos en teoría cuántica deberían empezar con el 16, «Los calcetines de Bertlmann y la naturaleza de la realidad., sin saltarse el material algo más técnico del final. Al repasar lo que tengo publicado sobre el asunto de la localidad, lamento no haber puesto nunca por escrito la versión del teorema de la desigualdad de la localidad que he venido usando en conferencias recientemente. Pero el lector puede reconstruirlo con facilidad. Empieza haciendo énfasis sobre la necesidad del concepto de ~beable local>> según las líneas de la introducción del artículo 7. (Si se examina la causalidad local en una teoría dada, ha de decidirse cuáles de las muchas entidades matemáticas que aparecen se suponen reales y estando aquí y no allá). Después se formula la condición de localidad más simple adjuntada al artículo 21 (en lugar de la condición más elaborada del 7). Con un argumento construido según el presen- tado en el 7, se llega de nuevo a la factorización de la probabilidad. La desigualdad de Clauser-Holt-Horne-Shimony se obtiene entonces como en el final del 16. Mi posición ante la interpretación de alos muchos mundos. de Everett-de Witt, bastante negativa, se expone en artículo 11, <<La teoría de la medida de Everett y la onda piloto de de Broglie* y en el 15, <<Mecánica cuántica para cosmólogos~~. También hay algunas puntualizaciones en el artículo 20. Existe mucho solapamiento entre los artículos. Pero el encariiiado autor es capaz de ver algo distintivo en cada uno. Logré persuadirme de omitir tan sólo un par que fueron más tarde usados de nuevo con ligeras modificaciones. Las últimas versiones se incluyen como artícu- los 15 y 29. Para su reproducción aquí, se han corregido algunas erratas triviales y las referencias a apreprints. se han sustituido por las referencias a publicaciones en lo posible. En los artículos individuales he agradecido a muchos colegas su ayuda. Sin embargo doy aquí nuevamente mis más expresivas gracias a Mary Bell. Al hojear otra vez estos artículos, siento en todos ellos su presencia. J. S. Bell, Ginebra, marzo de 1987 AGRADECIMIENTOS 1 On the problem of hidden variables in quantum theory. Rev. Mod. Phys. 38 (1966) 447-52. Reproducido con permiso de The American Physical Society. 2 On the Einstein-Podolsky-Rosen paradox. Physics 1 (1964) 195- 200. Reproducido con permiso de The American Physical Socie- tY 3 The moral aspect of quantum mechanics (with M. Nauenberg). En Preludes in Theoretical Physics, editado por A. De Shalit, H. Feshbach y L. Van Hove, North Holland, Amsterdam (1966) 279-86. Reproducido con permiso de North-Holland Physics Publishing, Amsterdam. 4 Introduction to the hidden-variable question. Proceedtngs of the International School of Physics "Enrico Fermi", course IL: Foun- dutions of Quantum Mechanics. New York, Academic (1971) 171-81. Reproducido con permiso de Societi Italiana di Fisica. 5 Subject and Object. En The Physicist's Conception of Nature, editado por J . Mehra. D. Reidel, Dordrecht, Holland (1973) 687-90. Copyright @ 1973 por D. Reidel Publishing Company, Dordrecht, Holland. 6 O n wave packet reduction in the Coleman-Hepp model. Helve- tica Physica Acta, 48 (1975) 93-8. Reproducido con permiso de Birkhauser Verlag, Basel.The theory of local beables. TH-2053-CERN, 1975 julio 28. Presentado en el sixth GIFT seminar, Jaca, 2-7 junio 1975, y reproducido en Epistemological Letters, marzo 1976. Reprodu- cido con permiso de la Asociación Ferdinand Gonseth. Este artículo también apareció en Dialectica 39 (1985) 86. Locality in quantum mechanics: reply to critics. Epistemological Letters, Nov. 1975,2-6. Reproducido con permiso de la Asocia- ción Ferdinand Gonseth. How to teach special relativity. Progress in Scientific Culture, Vol. 1, n." 2, verano 1976. Reproducido con permiso de Ettore Majorana Centre. Einstein-Podolsky-Rosen experiments. Proceedings of the sym- posimt on Frontier Problems in High Energy Physics. Pisa, junio 1976, 33-45. Reproducido con permiso de Annali della Schola Normale Superiore di Pisa. The measurement theory of Everett and de Broglie's pilot wave. En Quantum Mechanics, Determinism, Causality, and Particles, editado por M . Flato et al. D. Reidel, Dordrecht, Holland, (1 976) 1 1-1 7. Copyright @ 1976 por D. Reidel Publishing Com- pany, Dordrecht, Holland. Free variables and local causality. Epistemological Letters, febre- ro 1977. Reproducido con permiso de Association Ferdinand Gonseth. Este artículo también apareció en Dialectica 39 (1985) 103. Atomic-cascade photons and quantum-mechanical nonlocality. Cornrnents on atomic and Moleculav Physics 9 (1980) 121-26. Charla invitada en el Congreso de European Group for Atomic spectroscopy, Orsay-París, 10-13 julio, 1979. Reproducido con permiso del autor y editores. Copyright @ Gordon and Breach Science Publishers, Inc. De Broglie-Bohm, Delayed-choice double-slit experiment, and density matrix. Znternational Journal of Quantum Chemisty: Quantum Chemistry Symposium 14 (1980) 155-59. Copyright @ 1980 John Wiley and Sons. Reproducido con permiso de John Wiley and Sons, Inc. Quantum mechanics for cosmologists. En Quantum Gravity 2, editors C. Isham, R. Penrose, and D. Sciama. Clarendon Press, Oxford (1981) 611-37. Reproducido con permiso de Oxford University Press. Bertlmann's socks and the nature of reality. lourna1 de Physiq~e, Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Colloque C2, suppl. al numero 3, tomo 42 (1981) C2 41-61. Reproducido con permiso de Les Editzons de Pbysique. 17 On the impossible pilot wave. Foundations of Physics 12 (1982) 989-99. Reproducido con permiso de Plenum Publishing Corpo- ration. 18 Beables for quantum field theory. 1984 agosto 2, CERN-TI1 4035/84. Reproducido con permiso de Routledge & Kegan Paul. 19 Six possible worlds of quantum mechanics. Proceedings of tbe Nobk Symposilrm 65: Possible Worlds in Arts and Sciences. Estocolmo, agosto 11-15, 1986, editado por Sture Allén. Repro- ducido con permiso de la Fundación Nobel. 20 EPR correlations and EPW distributions. In New Tecbniques and Ideas in Quanturn Measurement Tbeory (1986). Reproduci- do con permiso de New York Academy of Sciences. Capítulo 1 SOBRE EL PROBLEMA DE LAS VARIABLES OCULTAS EN LA MECANICA CUANTICA+ 1. Introducción El conocimiento del estado cuántico de un sistema implica, en general, sólo restricciones estadísticas sobre los resultados de las medidas. Parece interesante preguntar si este elemento estadístico debe considerarse que surge, como en la mecánica estadística clásica, debido a que los estados en cuestión son promedios sobre estados mejor definidos para los que los resultados estarían completamente determinados de modo individual. Estos hipotéticos estados <<sin dispersión>, vendrían especificados no sólo por el vector estado mecanocuántico sino además por <<variables ocultas>> adicionales; <<ocultas>> porque si pudieran prepararse estados con valores prescri- tos de estas variables, entonces la mecánica cuántica sería inadecuada a nivel observacional. Ha sido objeto de debate si esta cuestión es verdaderamente " Trabajo realizado con la ayuda de la Comisión Estadounidense de Energía Atómica, Stanford Linear Accelerator Center, Stanford University, Stanford, Califor- nia. 26 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica interesante1* 2. El presente artículo no contribuye a ese debate. Está dirigido a los que encuentran interesante dicha cuestión y más parti- cularmente a aquellos de entre ellos que piensan que3 .la cuestión concerniente a la existencia de tales variables ocultas recibió una temprana y bastante decisiva respuesta en la forma de la prueba de von Neumann de la imposibilidad matemática de tales variables en la teoría cuántica*. Se intentará clarificar lo que realmente demostraron von Neumann y sus continuadores. Esto cubrirá, además del trata- miento de von Neumann, la versión reciente del trabajo de Jauch y Piron3 y el resultado más potente que es consecuencia del trábajo de Gleason4. Se hará hincapié en que esos análisis dejan intacta la cuestión real. Se verá, de hecho, que esas demostraciones requieren de los hipotéticos estados sin dispersión no sólo que conjuntos apropia- dos de ellos han de tener todas las propiedades medibles de los estados cuánticos, sino además algunas otras propiedades. Estas exigencias adicionales parecen razonables cuando se identifican vagamente resul- tados de medidas con propiedades de sistemas aislados. Se ve que no lo son cuando se recuerda con Bohr5 .la imposibilidad de cualquier distinción neta entre el comportamiento de los objetos atómicos y la interacción con los instrumentos de medida que sirven para definir las condiciones bajo las cuales aparecen los fenómenos.. La conciencia de que la prueba de von Neumann es de relevancia limitada ha ido ganando terreno desde el trabajo de Bohm de 1952~. Sin embargo se haila lejos de ser universal. Además, quien escribe no ha encontrado en la literatura ningún análisis adecuado de qué era incorrecto en dicha prueba7. Como todos los autores de artículos de revisión no hechos por encargo, él cree poder hacer una nueva exposición del tema con una claridad y simplicidad tales que todas las discusiones previas quedarán eclipsadas. 2. Hipótesis y un ejemplo sencillo Los autores de las demostraciones que van a revisarse se preocupa- ron de hacer las mínimas suposiciones posibles acerca de la mecánica cuántica. Esto es de valor para ciertos propósitos, pero no para el nuestro. Sólo estamos interesados en la posibilidad de variables ocultas en mecánica cuántica y utilizaremos libremente todas las notaciones usuales. De este modo las demostraciones se abreviarán sustancialmente. Sobre el problema de las variables ocultas en mecánica cuántica 27 Se supone que un «sistema» mecanocuántico tiene «observables» representados por operadores hermíticos en un espacio vectorial complejo. Toda .medida>> de un observable arroja como resultado uno de los autovalores del operador correspondiente. Los observables con operadores que conmutan pueden medirse simultáneamente8. Un *estado» mecanocuántico se representa mediante un vector en el espacio lineal de los estados. Para un vector estado q el valor esperado estadístico de un observable con operador O es el producto interno (v, OV)W9 La cuestión a tratar es si los estados mecanocuánticos pueden ser considerados como conjuntos de estados que quedan ulteriormente especificados mediante variables adicionales, de modo que unos valo- res dados de esas variables junto con el vector estado determinen precisamente los resultados de medidas individuales. A estos hipotéti- cos estados bien especificados se les llama «sin dispersión*. En la discusión que sigue será útil tener en mente como un ejemplo sencillo un sistema con un espacio de estados bidimensional. Para ser específicos, considérese una partícula de espín - f sin movimiento traslacional. Un estado cuántico se representa mediante un vector estado de dos componentes, o espinor, V. Los observables están representados por matrices hermíticas 2 x 2 donde a es un número real, B un vector real y o tiene las matricesde Pauli por componentes; se entiende que a va multiplicando la matriz por unidad. La medida de un observable da uno de los autovalores con probabilidades relativas que pueden inferirse de los valores esperados Puede dotarse a este sistema de un esquema de variables ocultas como sigue: los estados sin dispersión se especifican mediante un número real A, en el intervalo - f 6 A S i, junto con el espinor v. Para describir cómo A determina cuál de los autovalores proporciona 28 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica la medida, notamos que mediante una rotación de coordenadas puede llevarse a la forma Sean &, By, & las componentes de $ en el nuevo sistema de coordenadas. Entonces la medida de a + $ a en el estado especifica- do por q~ y A tiene ciertamente por resultado el autovalor donde El estado mecanocuántico representado por q~ se obtiene mediante un promedio uniforme sobre A. Esto da el valor esperado como se requería. Ha de hacerse énfasis en que al parámetro A no se le atribuye aquí ningún significado físico y que no existe pretensión alguna de hacer una total reinterpretación de la mecánica cuántica. La única intención es mostrar que al nivel considerado por von Neumann tal reinterpre- tación no está excluida. Una teoría completa requeriría por ejemplo una descripción del comportamiento de las variables ocultas durante Sobre el problema de las variables ocultas en mecánica cuántica 29 el proceso mismo de medida. Con o sin variables ocultas, el análisis del proceso de medida presenta dificultades peculiares8 y no entramos en él más que lo estrictamente necesario para nuestro muy limitado propósito. 3. von Neumann Considérese ahora la demostración de von Neumann de que los estados sin dispersión, y así mismo las variables ocultas, son imposi- bles. Su hipótesis esenciallo es: toda combinación lineal real de dos operadores hermíticos cualesquiera representa un observable y la misma combinación lineal de valores esperados es el valor esperado de la combinación. Esto es cierto para los estados cuánticos; von Neu- mann requiere que lo sea también para los hipotéticos estados sin dispersión. En el ejemplo bidimensional de la Sección 2, el valor esperado ha de ser entonces una función lineal de a y p. Pero para un estado sin dispersión (que no tiene un carácter estadístico) el valor esperado de un observable ha de ser igual a uno de sus autovalores. Los autovalores (2) son con seguridad no-lineales en p. Por lo tanto, los estados sin dispersión son imposibles. Si el espacio tiene más dimensiones, siempre podemos considerar un subespacio bidimensio- nal; así pues la demostración es completamente general. La hipótesis esencial puede criticarse del modo siguiente: a prime- ra vista, la requerida aditividad de los valores esperados parece muy razonable y es más bien la no-aditividad de los valores permitidos (autovalores) la que necesita explicación. Por supuesto la explicación es bien conocida. No puede hacerse una medida de dos observables que no conmutan combinando trivialmente los resultados de observa- ciones separadas sobre los dos términos; requiere un experimento completamente distinto. Por ejemplo, la medida de q para una partícula magnética podría llevarse a cabo con un imán Stern-Gerlach orientado adecuadamente. La medida de a, requeriría una orientación diferente y la de (o, + o,) una tercera. Pero esta explicación de la no-aditividad de los valores permitidos establecía también la no- trivialidad de la aditividad de los valores esperados. Esta última es una propiedad muy peculiar de los estados cuánticos, que no debe espe- rarse se cumpla a priori. No hay razón alguna para demandarlo individualmente de los hipotéticos estados sin dispersión, cuya fun- 30 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica ción consiste en reproducir las peculiaridades medibles de la mecánica cuántica cuando se promedia sobre ellos. En el trivial ejemplo de la Sección 2 los estados sin dispersión (especificados por A) tienen valores esperados aditivos sólo para operadores que conmutan. No obstante, ellos proporcionan predic- ciones precisas y lógicamente consistentes de los resultados de todas las posibles medidas, que al promediarse sobre A resultan completa- mente equivalentes a las predicciones cuánticas. De hecho, para este caso trivial, la cuestión de las variables ocultas en la manera informal planteada por von Neumann tiene respuesta afirmativa. Así pues la demostración formal de von Neumann no justifica su conclusión informal12: .No es por lo tanto, como frecuentemente se supone, una cuestión de interpretación de la mecánica cuántica; el sistema actual de ésta tendría que ser objetivamente falso para que fuera posible cualquier descripción de los sistemas elementales distin- ta de la estadística.. Las variables ocultas no eran invalidadas por las predicciones objetivas y medibles de la mecánica cuántica, sino me- diante la hipótesis arbitraria de una relación particular (e imposible) entre los resultados de medidas incompatibles cualquiera de las cuales podria hacerse en una ocasión dada pero sólo una de ellas puede realmente llevarse a cabo. 4. Jauch y Piron Jauch y Piron3 han dado una nueva versión del argumento. De modo análogo a von Neumann, ellos están interesados en formas generalizadas de la mecánica cuántica y no presuponen la usual conexión de los valores esperados cuánticos con vectores estado y operadores. Nosotros sí la suponemos y abreviamos el argumento, pues aquí sólo nos conciernen las posibles interpretaciones de la mecánica cuántica ordinaria. Consideremos sólo observables representados por operadores de proyección. Los autovalores de estos operadores de proyección son O y 1. Sus valores esperados son iguales a las probabilidades de que 1 y no O sea el resultado de la medida. Para dos operadores, a y b, cualesquiera se define un tercero (a n b) como el operador de proyec- ción sobre la intersección de los subespacios correspondientes. Los axiomas esenciales de Jauch y Piron son los siguientes: Sobre el problema de las variables ocultas en mecánica cuántica 31 (A) Los valores esperados de operadores de proyección que wnmutan son aditivos. (B) Si, para algún estado y dos proyectores a y b, ( a ) = (b) = 1, entonces para dicho estado Jauch y Piron llegan a este axioma (4.O en su numeración) por analogía con el cálculo de proposiciones en la lógica ordinaria. Los proyectores son hasta cierto punto análogos a las proposiciones lógicas, con el valor permitido 1 correspondiendo a .verdad>> y el O a *falsedad>>, y la construcción (a n b) a (a ay* b). En lógica tenemos, por supuesto, que si a es cierta y b es cierta, entonces (a y b) es cierta. El axioma tiene idéntica estructura. Ahora podemos eliminar rápidamente los estados sin dispersión considerando un subespacio bidimensional. En éste los operadores de proyecciónason el cero, el operador unidad y los de la forma donde a es un esperado de un los proyectores vector unitario. En un estado sin dispersión el valor operador debe ser uno de sus autovalores, O y 1 para . Puesto que de (A) tenemos para los estados sin dispersión bien (f + + & - u ) = 1 o (+ -+&.a ) = 1. Sean a y 6 dos vectores unitarios cualesquiera y a = + & * - o , b = + + - $ . o , 32 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica con los signos escogidos de modo que ( a ) = ( b ) = 1. Entonces (B) requiere Pero con a y 8 no colineales, se ve en seguida que así que Por lo tanto no puede haber estados sin dispersión. La objeción a esto es análoga a la de antes. En (B) no estamos tratando de proposiciones lógicas, sino de medidas que involucran, por ejemplo, imanes orientados de forma diferente. El axioma se cumple para los estados cuánticos". Sin embargo esto es una propie- dad muy peculiar de aquéllos, en modo alguno una necesidad lógica. Sólo los promedios cuánticos sobre estadossin dispersión son los que necesitan manifestar esta propiedad, como en el ejemplo de la Sección 2. J. Gleason El notable trabajo matemático de Gleason no estaba explícitamen- te enfocado hacia el problema de las variables ocultas. Se dirigía a reducir la base axiomática de la mecánica cuántica. No obstante, como aparentemente permite obtener el resultado de von Neumann sin hfipótesis objetables sobre operadores no conmutativos, debemos sin duda considerarlo aquí. El corolario relevante del trabajo de Gleason es que, si la dimensionalidad del espacio de estados es mayor que dos, el requerimiento de aditividad para los valores esperados de operado- res conmutativos no puede satisfacerse por los estados sin dispersión. Primero probaremos esto y después discutiremos su significación. Debería señalarse que Gleason, mediante una argumentación más extensa, obtuvo más cosas, pero esto es todo lo que nos resulta esencial aquí. Basta considerar operadores de proyección. Sea P(@) el proyector Sobre el problema de las variables ocultas en mecánica cuántica 33 sobre el espacio de Hilbert de estados @, Le., actuando sobre cual- quier vector q Si un conjunto @i es completo y ortogonal Puesto que los P(#i) conmutan, entonces por hipótesis x ( p ( @ i ) ) = 1. 1 Como el valor esperado de un proyector es no-negativo (cada medida arroja uno de los valores permitidos 3 ó 1) y puesto que dos vectores ortogonales cualesquiera pueden considerarse como miem- bros de un conjunto completo, tenemos: (A) Si con algún vector @, (P(@)) = 1 para un estado dado, entonces para ese estado (P(q)) = O para cualquier I/J ortogonal a @. Si q1 y % son otra base ortogonal del subespacio generado por ciertos vectores @1 y G2, entonces de (4) Como I/J, puede ser cualquier combinación de @1 y cP2, tenemos: (B) Si para un estado dado para algún par de vectores ortogonales, entonces para todo a y p. Usaremos ahora (A) y (B) repetidamente para establecer el si- 34 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica guiente resultado: sean @ y v cienos vectores tales que para un estado dado En ese caso, @ y v no pueden ser arbitrariamente próximos; de hecho Para ver esto, normalicemos ~ l , y escribamos @ de la forma donde '1'' es ortogonal a V/J y normalizado y E es un número real. Sea ly' un vector normalizado ortogonal a y y>' (es aquí donde necesi- tamos al menos tres dimensiones) y entonces a @. Por (A) y (S), UwJ')) = 0, vw")) = 0. Así pues, por (B) y (6), donde y es un número real cualquiera, y, también por (B), Los vectores entre paréntesis en las dos últimas fórmulas son ortogonales; podemos pues sumarlos, usando de nuevo (B) (P(v + E(Y + Y-~)V) ) = 0. Ahora si E es menor que i, existen números reales y tales que Por lo tanto Sobre el problema de las variables ocultas en mecánica cuántica Los vectores f q!J" son ortogonales, sumándolos y usando (B) otra vez Esto contradice la hipótesis (5). Así pues como se anunciaba en (7). Considérese ahora la posibilidad de estados sin dispersión. Para tales estados cada proyector tiene valor esperado bien O ó bien 1. A partir de (4) resulta claro que deben darse ambos valores y, puesto que no existen otros posibles, deben existir pares q, # arbitrariamente cercanos con diferentes valores esperados O y 1, respectivamente. Pero acabamos de ver que tales pares no podían estar arbitrariamente cercanos. Consecuentemente los estados sin dispersión no existen. El que se deduzca tanto a partir de suposiciones aparentemente tan inocentes nos lleva a cuestionar su inocencia. ¿Los requisitos impuestos, satisfechos por los estados cuánticos, son razonables para los estados sin dispersión? Ciertamente no. Considérese la afirmación (B). El operador P(a& + BG2) conmuta con P(&) y P(G2) sólo si a ó es cero. Entonces la medida de P(a#, + /?&) requiere en general un dispositivo experimental completamente diferente. Podemos pues rechazar (B) con los argumentos previamente utilizados: relaciona de manera no trivial los resultados de experimentos que no pueden realizarse simultáneamente; los estados sin dispersión no precisan tener esta propiedad, basta con que la posean los promedios cuánticos sobre ellos. ¿Cómo es que (B) surgía como consecuencia de hipótesis en las que sólo se mencionaban explícitamente operadores conmutati- vos? EI peligro no estaba en las hipótesis explícitas sino en las implícitas. Se suponía tácitamente que la medida de un observable debe dar lo mismo independientemente de cuáles otras medidas puedan llevarse a cabo simultáneamente. Así, a la vez que por ejemplo P(@3) podría medirse ora P(+2) ó P(W*), donde @* y q2 son ortogona- les a +3, pero no lo son entre sí. Estas diferentes posibilidades requieren dispositivos experimentales diferentes; a priori no existe 36 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica ninguna razón para creer que los resultados de medir P($I~) serían los mismos. El resultado de una observación puede depender razonable- mente no sólo del estado del sistema (incluyendo las variables ocul- tas), sino también de la disposición completa del aparato; véase la cita de Bohr al final de la Sección 1 . Para ilustrar estas puntualizaciones, hagamos una descomposición de variables ocultas muy artificial pero simple. Si consideramos todos los observables como función de proyectores que conmutan, bastará con tener en cuenta las medidas de estos últimos. Sea P,, P2, ... el conjunto de proyectores medidos por un aparato determinado y sean Al, A2 - A,, A3 - A*,... sus valores esperados para un estado cuántico dado. Como variable oculta tomamos un número real O < A S 1; especificamos que la medida en un estado con un A dado arroja el valor 1 para P, si A, - < A S A, y cero si no es así. El estado cuántico se obtiene mediante un promedio uniforme sobre A. N o existe contradicción con el corolario de Gleason, porque el resultado para un dado P, depende también de cómo se elija el resto. Por supuesto sería una tontería permitir que el resultado fuera afectado por una mera permutación de los demás Ps, así que especificamos que se toma el mismo orden (como quiera se defina) siempre que los Ps estén en el mismo conjunto. Tras una reflexión aumentará la impre- sión inicial de artificialidad de esto. Sin embargo, el ejemplo basta para mostrar que la suposición implícita en la demostración de imposibilidad era esencial para la conclusión de ésta. En la Sección 6, llevaremos a cabo una descomposición en variables ocultas más seria. 6. Localidad y separabilidad Hasta ahora nos hemos resistido a formular peticiones arbitrarias sobre los hipotéticos estados sin dispersión. N o obstante, además de reproducir en promedio la mecánica cuántica, hay características que parece razonable desear en un esquema de variables ocultas. Estas seguramente deberían tener algún significado espacial y deberían evolucionar con el tiempo según leyes prescritas. Estos son prejuicios, pero es justamente esta posibilidad de introducir alguna (preferible- mente causal) imagen espacio-temporal entre la preparación de los estados y la medida sobre ellos lo que hace interesante para los no sofisticados la búsqueda de las variables ocultas2. Las ideas de espacio, tiempo y causalidad no son prominentes en el tipo de discusión que Sobre el problema de las variables ocultas en mecánica cuántica 37 hemos estado considerando anteriormente. Hasta lo que sabe quien escribe, el más fructífero intento en esa línea es el esquema de Bohm de 1952 para la mecánica ondulatoria elemental. A modo de conclu- sión, lo expondremos en resumen y haremos hincapié en una curiosa característica suya. Considérese por ejemplo un sistema de dos partículas de espín - +. El estado cuántico se representa por una función de ondas, donde i y j son índices de espín que suprimiremos. Dicha función se rige por la ecuación de Schrodinger donde V es el potencial de interacciónentre las partículas. Por simplicidad hemos tomado partículas neutras con momentos magné- ticos y hemos supuesto que un campo magnético externo H represen- ta los imanes analizadores del espín. Las variables ocultas son enton- ces los vectores X1 y X2, que dan directamente los resultados de las medidas de ~osición. Otras medidas en última instancia se reducen a 1 medidas de posición15. Por ejemplo, medir una componente del espín significa observar si la partícula emerge con una desviación hacia arriba o hacia abajo de un imán Stern-Gerlach. Las variables X1 y X2 se suponen distribuidas en el espacio de configuración con la densidad de probabilidad. apropiada para el estado cuántico. Consistentemente con esto, se supone que Xl y X2 varían con el tiempo de acuerdo con La característica curiosa es que las ecuaciones de las trayectorias (9) para las variables ocultas tienen en general un abultado carácter no 38 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica local Si la función de ondas es factorizable previamente a que los campos analizadores se tornen efectivos (estando las partículas muy separadas entre sí) esta factorización se preservará. La ecuación (9) entonces se reduce a La ecuación de Schrodinger (8) también se separa y las trayectorias de X1 y X2 quedan determinadas separadamente por ecuaciones que involucran H(Xl) y H(Xi), respectivamente. Pero, en general, la función de ondas no puede ser factorizada. La trayectoria de 1 depende entonces de forma complicada de la trayectoria y función de ondas de 2 y, por lo tanto, de los campos analizadores que actúan sobre 2, no lmporta lo remotos que estén de la partícula 1 . Así pues, en esta teoría existe un mecanismo causal explícito por el cual la disposición de una pieza del aparato influye sobre los resultados obtenidos con una pieza distante. De hecho, la paradoja de Einstein- Podolsky-Rosen se resuelve de la forma que habría agradado menos a Einstein (Ref. 2, p. 85). Con más generalidad, la descripción de un sistema dado suminis- trada por las variables ocultas se hace completamente diferente al recordar que el mismo ha interactuado indudablemente con otros muchos sistemas en el pasado y que la función de ondas total con toda seguridad no será factorizable. El mismo efecto complica la formula- ción de la teoría de la medida mediante variables ocultas, cuando se desea incluir parte del «aparato» en el sistema. Por supuesto, Bohm era muy consciente6 16-18 de estos aspectos de su esquema y les ha prestado mucha atención. Sin embargo, debe puntualizarse que, hasta lo que sabe el presente autor, no existe prueba alguna de que cualquier descripción de la mecánica cuántica mediante variables ocultas deba tener este extraordinario carácter19. Sería interesante, quizá1, el perseguir algunas apruebas de imposibili- Sobre el problema de las variables ocultas en mecánica cuántica 39 dad. ulteriores, sustituyendo los arbitrarios axiomas objetados más miba por alguna condición de localidad, o de separabilidad entre sistemas distantes. Agradecimientos Las primeras ideas de este artículo se concibieron en 1952. Agra- dezco sinceramente al Dr. F. Mandl las intensas discusiones manteni- das en esa época. Desde entonces estoy en deuda con otras muchas personas, y últimamente, y muy especialmente, con el Profesor J. M. Jauch. Notas y referencias 1 Las siguientes obras contienen discusiones y referencias sobre el problema de las variables ocultas: L. de Broglie, Physicien et Penseur. Albin Michel, París (1953); W. Heisenberg, en Niels Bohrand the Development of Physics, W . Pauli. Ed. McGraw-Hill Book Co., Inc., Nueva York, y Pergamon Press, Ltd., Londres (1955); Obseniation and Interpretation, S. Korner, Ed. Academic Press Inc., Nueva York y Butterworths Scientific Publ., Ltd., Londres (1957); N. R. Hansen. The Concept of Positron. Cambridge University Press, Cambridge, Inglaterra (1963). Véanse también los diversos trabajos de D. Bohm citados más abajo y Be11 y Nauenberg8. Sobre el punto de vista de que las variables ocultas tienen poco interés, véanse especialmente las contribuciones de Rosenfeld a la primera y tercera de estas referencias, de Pauli a la primera, el artículo de Heisenberg y muchos pasajes en la obra citada de Hansen. 2 A. Einstein, Philosopher Scientist, P. A. Schilp, Ed. Library of Living Philosop- hers, Evanston, 111. (1949). Las obras de Einstein aAutobiographica1 Notes» y «Reply to Criticsm sugieren que el problema de las variables ocultas tiene cierto interés. 3 J. M. Jauch y C. Piron, Helv. Phys. Acta 36, 827 (1963). 4 A. M. Gleason, J. Math. & Mech. 6, 885 (1957). Estoy muy agradecido al profesor Jauch por hacerme notar este trabajo. 5 N . Bohr, en la Ref. 2. 6 D. Bohm, Phys. Rev. 85, 166, 180 (1952). 7 En particular al análisis de Bohm6 parece faltarle claridad, o al menos precisión. En él se hace énfasis por completo en el papel del dispositivo experimental. Sin embargo, parece implicarse (Ref. 6, p. 187) que para «rodear» el teorema se requiere la asociación de las variables ocultas con el aparato así como con el sistema observado. El. esquema de la Sección 2 es un contraejemplo de esto. Además, se verá en la Sección 3 que si la hipótesis esencial de aditividad de von Neumann se aceptara, las variables ocultas no serían útiles independientemente Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica de dónde se localizaran. Las puntualizaciones ulteriores de Bohm en la Ref. 16 (p. 95) y 17 (p. 358) tampoco son convincentes. Albertson cita obras críticas del teorema y rebate algunas de ellas (J. Albertson, Am. J. Phys. 29, 478 (1961)). 8 Artículos recientes sobre el proceso de la medida en mecánica cuántica, con referencias adicionales, son: E. P. Wigner, Am. J. Phys. 31, 6 (1963); A. Shimony, Am. J. Phys. 31, 755 (1963); J. M. Jauch, Helv. Phys. Acta 37, 293 (1964); B. D'Espagnat, Conceptions de la Physique Contemporaine. Hermann & Cie., París (1965); J. S. Be11 y M. Nauenberg, en Preludes in Theoretical Physics, in Honor of V. Weisskopf. North-Holland Publishing Company, Amsterdam (1966). 9 J. von Neumann, Mathematische Grundlagen der Quantenmechanik, Julius Springer Verlag, Berlín (1932) (versión española: Fundamentos Matemáticos de la Mecánica Cuántica. Publicaciones del C.S.I.C., Madrid (1949)). (Traduc- ción inglesa: Princeton University Press, Princeton, N. J. (1955)). Todos los números de las páginas citadas se refieren a la edición en inglés. El problema se formula en el prefacio y en la pág. 209. La demostración formal ocupa esencial- mente las págs. 305-24 y es seguida por varias páginas de comentarios. Una exposición de la demostración en sí misma ha sido presentada por J. Albertson (véase Ref. 7). 10 Contenida en los siguientes apartados del libro de von Neumann: B' (pág. 31 l), 1 (pág. 313) y 11 (pág. 314). 11 Referencia 9, pág. 209. 12 Referencia 9, pág. 325. 13 En el caso bidimensional ( a ) = ( b ) = 1 (para algún estado cuántico), es sólo posible si los dos proyectores son idénticos (a = 6). Entonces a n b = a = b y ( a n b ) = ( a ) = ( 6 ) = 1. 14 El ejemplo más simple para ilustrar la discusión de la Sección 5 sería entonces una partícula de espín 1, postulando una variedad suficiente de interacciones con campos externos que permita que conjuntos completos arbitrarios de estados de espín estén separados espacialmente. 15 Hay claramente suficientes experimentos para que sea interesante lo que pueda realizarse así. N o entraremos en si existen experimentos de otro tipo. 16 D. Bohm, Causality and Chance in Modern Physics. D. Van Nostrand Co. Inc., Princeton N. J. (1957). 17 D. Bohm, en Quantum Theory, D. R. Bates, Ed. Academic Press Inc. Nueva York (1962). 18 D. Bohm y Y. Aharonov, Phys. Rev. 108, 1.070 (1957). 19 Después de la finalización de este trabajo se ha encontrado tal prueba (J. S. Bell, Physics 1, 195 (1965)). capítulo 2 SOBRE LA PARADOJADE EINSTEIN- PODOLSKY-ROSEN" l . Introducción La paradoja de Einstein, Podolsky y os en' se propuso como un argumento de que la mecánica cuántica no podía ser una teoria completa, sino que debía ser suplida con variables adicionales. Estas variables adicionales restaurarían la causalidad y localidad en la teoría2. En esta nota se formulará matemáticamente esa idea y se mostrará que es incompatible con las predicciones estadísticas de la mecánica cuántica. Es el requisito de localidad, o más precisamente el que el resultado de una medida sobre un sistema no se vea afectado por operaciones sobre un sistema distante con el cual haya interactua- do en el pasado, lo que crea la dificultad esencial. Ha habido intentos de probar que incluso sin tal requisito de se~arabilidad o localidad no es posible ninguna interpretación de wariables ocultas>>'. Se han examinado estos intentos en otro lugar y han sido encontrados defectuosos4. Más aún, ha sido explícitamente construida una inter- pretación de variables ocultas de la teoria cuántica elemental5. Esta * Trabajo financiado parcialmente por la Comisión de Energía Atómica de EE.UU. Departamento de Física, Universidad de Wisconsin, Madison, Wisconsin. 42 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica interpretación particular tiene ciertamente una marcada estructura no-local. De acuerdo con el resultado que se probará aquí, esto es característico de cualquier teoría de ese tipo que reproduzca con exactitud las predicciones de la teoría cuántica. 2. Formulación Con el ejemplo propugnado por Bohm y Aharonov6, la argumen- tación de EPR es como sigue. Considérese un par de partículas de espín 4 creadas de algún modo en el estado singlete de espín y que se mueven libremente según direcciones opuestas. Pueden hacerse medi- das, por ejemplo mediante imanes Stern-Gerlach, de proyecciones escogidas de los espines al y a2. Si midiendo la proyección al a, donde a es algún vector unitario, se obtiene el valor +1, entonces, según la mecánica cuántica, la medida de 0 2 a debe arrojar el valor -1 y viceversa. Ahora hacemos la hipótesis, y ésta parece al menos digna de ser considerada, que si se llevan a cabo dos medidas en lugares muy distantes entre sí la orientación de un imán no afecta el resultado obtenido con el otro. Puesto que podemos predecir el resultado de la medida de cualquier componente de q, se sigue que el resultado de tal medida ha de estar realmente predeterminado. Como la función de ondas cuántica inicial no determina el resultado de una medida individual, esta predeterminación implica la posibilidad de una especificación del estado más completa. Sean A los parámetros que efectúan la mencionada especificación. Resulta indiferente para lo que sigue que A denote una sola variable o un conjunto, o incluso un conjunto de funciones, y que las variables sean discretas o continuas. N o obstante, escribimos A como si fuera un solo parámetro continuo. El resultado A de medir al - a viene entonces determinado por a y A y el resultado B de medir q b en la misma ocasión viene determinado por b y A, y La hipótesis esencial2 es que el resultado B para la partícula 2 no depende del dispositivo a, del imán para la partícula 1, ni el A del b. Si @(A) es la distribución de probabilidad de A, entonces los valores esperados del producto de 10s componentes al a y q . b es Sobre la paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen r Esto debe ser igual al valor esperado cuántico, que para el estado singlete es (a, -saz. b) = - a o b (3) Pero demostraremos que esto no es posible. Algunos preferirían una formulación en la cual las variables ocultas se agrupen en dos conjuntos, con A dependiente de uno de ellos y B del otro; esta posibilidad está contemplada arriba, ya que A representa cualquier número de variables y la dependencia de A y B con respecto a ellas no está restringida. En una teoría física completa del tipo previsto por Einstein, las variables ocultas tendrían significa- do físico y leyes de movimiento; en ese caso nuestras A pueden imaginarse como los valores iniciales de dichas variables en algún instante apropiado. 3. Ilustración La prueba del resultado principal es muy simple. N o obstante, antes de re sentarla un conjunto de ilustraciones puede servir para ponerla en perspectiva. Primeramente, no hay ninguna dificultad en dar cuenta de las medidas del espín de una sola partícula. Supóngase una partícula de espín un medio en un estado de espín puro con una polarización dada por un vector unitario p. Sea la variable oculta (por ejemplo) un vector unitario 1 con distribución uniforme de probabilidad sobre la semiesfera 1 p > O. Es~ecifíquese que el resultado de la medida de una componente a - a es sign A a', (4) donde a' es un vector unitario que depende de a y p de un modo a especificar, y la función signo es + 1 ó -1 según sea el signo de su argumento. De hecho esto deja el resultado indeterminado cuando A a' = O, pero como la probabilidad de que se dé esto es cero no 44 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica ~rescribiremos nada especial para tal eventualidad. Promediando sobre A el valor esperado es donde 8' es el ángulo entre a' y p. Supóngase entonces que a' se obtiene a partir de a mediante una rotación hacia p hasta 28' - COS e Jt donde 8 es el ángulo entre a y p. Entonces obtenemos el resultado deseado Así pues en este caso simple no hay ninguna dificultad en conside- rar que el resultado de cualquier medida viene determinado por el valor de una variable extra y que los aspectos característicos de la mecánica cuántica surgen porque el valor de dicha variable es desco- nocido en los casos individuales. En segundo lugar, no hay dificultad en reproducir, en la forma (2), las únicas características de (3) empleadas corrientemente en discusio- nes verbales acerca de este problema: Por ejemplo, sea A ahora el vector unitario A, con distribución de probabilidad uniforme en todas las direcciones y tomemos A(a, A) = sign a h B(a, b) = - sign b A Esto da Sobre la paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen 45 donde 6 es el ángulo entre a y b y la ec. (10) tiene las propiedades de la (8). Como comparación, considérese el resultado de una teoría modi- ficada en donde el estado puro singlete cambia en el transcurso del tiempo a una mezcla isótropa de estados producto; esto proporciona la función de correlación Probablemente es menos fácil, experimentalmente, distinguir (10) de (3) que (11) de (3). Al contrario que (3), la función (10) no es estacionaria en el valor mínimo -1 (para 6 = O). Se verá que esto es característico de las funciones del tipo (2). En tercer lugar, finalmente, no hay dificultad en reproducir la correlación cuántica (3) si se permite que los resultados A y B dependan de b y a respectivamente al tiempo que de a y b. Por ejemplo, sustitúyase en (9) a por a', obtenida a partir de a por rotación hacia b hasta 2 1 - - = COS 6, n donde 6' es el ángulo entre a' y b. Sin embargo, para valores dados de las variables, los resultados de las medidas con un imán dependen de la disposición del imán distante, que es justo lo que desearíamos evitar. 4. Contradicción Probaremos ahora el resultado principal. Puesto que e es una distribución de probabilidad normalizada, y debido a las propiedades (I), P en (2) no puede ser menor que - 1. Puede llegar a -1 para a = b sólo si Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica excepto en un conjunto de puntos A de probabilidad nula. Aceptando esto, (2) puede reescribirse como P(a, b) = - dAp(A)A(a, A)A (b, A). I usando (I), que si c es otro vector unitario de donde El segundo término de la derecha es P(b, c), por lo que Salvo que P sea constante, el miembro de la derecha es en general de orden lb - cl para lb - cl pequeño. Entonces P(b, c) no puede ser estacionaria en el valor mínimo (- 1 en b = c) y no puede ser igual al valorcuántico (3). Tampoco la correlación cuántica (3) puede ser aproximada con precisión arbitraria por la forma (2). La demostración formal de esto puede desarrollarse como sigue. N o nos preocupamos de que la aproximación falle en puntos aislados, así que en lugar de (2) y (3) consideremos las funciones donde la barra denota el promediar independientemente P(af , b') y Sobre la paradoja de Einstein-Podoisky-Rosen 47 -a' b' sobre los vectores a' y b' dentro de ángulos especificados pequeños alrededor de a y b. Supóngase que para todo a y b la diferencia está acotada por E: En dicho caso, se probará que E no puede ser arbitrariamente pequeño. Supóngase que para cualquier a y b Entonces de (16) donde IA(a,A)Isi y l B ( b , A ) I s l De (18) y (19), con a = b 48 Entonces usando (20) Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Ahora de (19) y (21) IP(a, b) - P(a, c)l 1 + P(b, c) + E + 8 Finalmente, usando (1 8) l a - c - a - b l - ~ ( E + O ) S 1 - b . c + 2 ( ~ + 6 ) Tómese por ejemplo a c = O, a b = b c = 1/*. Entonces Por lo tanto, para 6 pequeño y finito, E no puede ser arbitraria- mente pequeño. En consecuencia, el valor esperado cuántico no puede ser repre- sentado, ni exactamente ni con un grado arbitrario de aproximación, en la forma de la ecuación (2). . Generalización El ejemplo discutido más arriba tiene la ventaja que requiere poca imaginación el concebir que las medidas involucradas como llevadas realmente a cabo. De un modo más formal7, suponiendo que todo operador Hermí- tic0 con un conjunto completo de estados es un nobservable~, el resultado se extiende fácilmente a otros sistemas. Si los espacios de Sobre la paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen 49 estados de los dos sistemas son de dimensión mayor que 2, podemos considerar siempre subespacios bidimensionales y, en su producto directo, definir operadores a, y a2 formalmente análogos a los gxeviamente usados y que son cero para los estados fuera del subespa- cio producto. Entonces para un estado cuántico al menos, el estado esinglete. en los subespacios combinados, las predicciones estadísti- cas de la mecánica cuántica resultan incompatibles con una predeter- minación separable. 6. Conclusión En una teoría en la que se añaden parámetros a la mecánica cuántica para determinar los resultados de medidas individuales, sin cambiar las predicciones estadísticas, debe existir un mecanismo por el que la colocación de un aparato de medida pueda influir en el resultado proporcionado por otro instrumento no importa lo remoto que se encuentre. Además, la señal involucrada ha de propagarse instantáneamente, de modo que tal teoría no podría ser invariante Lorentz. Si las predicciones de la mecánica cuántica tienen una validez limitada, la situación es por supuesto diferente. Concebiblemente, aquéllas podrían ser aplicadas sólo a experimentos en los que los dispositivos se montan con la suficiente anticipación como para permitir que establezcan una relación mutua por intercambio de señales con velocidades menores o iguales que la de la luz. En relación con esto, experimentos del tipo propuesto por Bohm y Aharonov6, en los que los montajes se cambian estando las partículas en vuelo, resultan cruciales. Agradecimiento Estoy en deuda con los Drs. M. Bander y J. L. Perring por discusiones muy útiles sobre este problema. La primera versión de este artículo se escribió durante una estancia en la Universidad Brandeis; agradezco a mis colegas allí y en la Universidad de Wiscon- sin por su interés y hospitalidad. 50 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Notas y referencias 1 A. Einstein, N. Rosen y B. Podolsky, Phys. Rev. 47, 777 (1935); véase también N. Bohr, Phys. Rev. 48,696 (1935), W. H. Furry, Phys. Rev 49,393 y 476 (1936) y D. R. IngIis, Rev. Mod. Phys. 33, 1 (1961). 2 &Pero, en mi opinión, una suposición ha de mantenerse a toda costa: la situación real de hecho del sistema S2 es independiente de lo que se haga con el sistema S,, el cual está separado espacialmente del anterior.» A. Einstein en Albert Einstein, Philosopher Scientist, editado por P. A. Schilp, p. 85, Library of Living Philoso- phers, Evanston, Illinois (1949). 3 J. von Neumann, Mathematiscbe Grundlagen der Quanten-mecbanik, Verlag Julius Springer, Berlin (1932), (Traducción al inglés: Princeton University Press, 1955; al español: Publicaciones del C.S.I.C., 1949) J. M. Jauch y C. Piron, Helv. Phys. Acta 36, 827 (1963). 4 J. S. Bell, Rev. Mod. Phys. 38, 447 (1966). 5 D. Bohm, Phys. Rev. 85, 166 y 180 (1952). 6 D. Bohm y Y. Aharonov, Phys. Rev. 108, 1.070 (1957). 7 P. A. M. Dirac, Tbe Principies of Quantum Mechanics (3." edición), p. 37. The Clarendon Press, Oxford (1947) (Edición española: Editorial Ariel, Barcelona, 1965). 102 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica Este artículo ha intentado ser bastante explícito y general en la cuestión de la localidad, siguiendo líneas sólo esbozadas en previas publicaciones (Refs. 2, 4, 10, 19). En lo que se refiere a la literatura sobre esta materia, soy particularmente consciente de haberme benefi- ciado del artículo de Clauser, Horne y Shimony3, en donde se presentó el prototipo de (16), y del de Clauser y Horne16. Junto con un análisis general de la materia, este último contiene una valiosa discusión de cuán bien puede aplicarse la desigualdad en la práctica; a él debo en particular el advertir el hecho de que en las desintegracio- nes a dos cuerpos (en comparación con las de a tres) las ineficacias geométricas básicas entran en (22) de un modo relativamente inocuo. Me he beneficiado también de muchas discusiones sobre el tema con el Prof. B. d7Espagnat. Referencias N. Bohr, en Albert Einstein, Ed. Schilpp, Tudor (1). J. S. Bell, Physics 1, 195 (1965). J. F. Clauser, R. A. Holt, M. A. Horne y A. Shimony, Phys. Rev. Letters 23,880 (1969). J . S. Bell, en Proceedings of the Int. School of Physics Enrico Fermi, Academic Press (1971). R. Friedberg (1969, no publicado) citado en M. Jammer". E. P. Wigner, Am. J. Phys. 38, 1005 (1970). B. d'Espagnat, Conceptual Foundations of Quantum Mechamis, Benjamin (1 971). K. Popper, en Perspectives in Quantum Theory, Eds. W. Yourgrau y A. van der Merwe, M.I.T. Press (1971). H. P. Stapp. Phys. Rev. D3, 1303 (1971). J. S. Bell, Science 177, 880 (1972). P. M. Pearle, Phys. Rev. D2, 1418 (1970). J. H. McGuire y E. S. Fry, Phys. Rev. D7, 555 (1972). J. Freedman y E. P. Wigner, Foundations of Physics 3, 457 (1973). J. Belinfante, A Survey of Hidden Variable Theories, Pergamon (1973). V . Capasso, D. Fortunato y F. Selleri, Int. J. Theor. Phys 7, 319 (1973). J. F. Clauser y M. A. Horne, Phys. Rev. D 10, 526 (1974). M. Jammer, The Philosophy of Quantum Mechanics, Wiley (1974). Véanse en particular las referencias a T. D. Lee (pág. 308) y R. Friedberg (págs. 244, 309, 324). D. Gutkowski y G. Masotto, Nuovo Cimento 22B, 1921 (1974). J. S. Bell, en The Physicist's Conception of Nature, Ed. J. Mehra y D. Reidel (1973). Teoría de los beables locales 1 03 20 B. dYEspagnat, Phys. Rev. D11, 1424 (1975). 21 G. Corleo, D. Gutkowski, G. Masotto y M. V. Valdés, Nuovo Cimento B25, 413 (1975). 22 H. P. Stapp, Nuovo Cimento B29, 270-6 (1975). 23 D. Bohm y B. Hiley, Foundations of Physics 5, 93-109 (1975). 24 A. Baracca, S. Bergia y M. Restignoli, en Conf. on Few Body Problems, Quebec, Agto. 1974, 68-9. Quebec. Laval Univ. Press (1975). 25 A. Baracca, D. J. Bohm, R. J. Hiley y A. E. G. Stuart, Nuovo Cimento 28B, 453-66 (1 975). 26 Para un resumen de los experimentos, véase el artículo número 10 del presente libro. Capítulo 8 LA LOCALIDAD E N MECANICA CUANTICA: REPLICA A CRITICAS El editor me ha pedido replique a un artículo, de G. Lochak', que refuta un teorema mío sobre variables ocultas. Silo entiendo correcta- mente, Lochak encuentra que de alguna manera no logré tener en cuenta el efecto del equipo de medida sobre esas variables. Intentaré explicar por qué no estoy de acuerdo. Aprovecharé también la oportunidad para comentar sobre otra refutación2, por parte de L. de la Peña, A. M. Cetto y T. A. Brody, y sobre otra más debida a L. de Broglie3. Todavía otra refutación, por J. Bub4, del mismo teorema ha sido refutada a su vez por S. Freedman y E. P. Wigner5. Recordemos un contexto típico en el cual este teorema es relevan- te. Un <<par de partículas de espín +>> se produce en una región espacio-temporal 3 y activa unos sistemas de contadores, precedidos por imanes Stern-Gerlach, en las regiones espacio-temporales 1 y 2. El sistema en 1 es tal que uno de los dos contadores (*hacia arriba» o «hacia abajo>>) registra cada vez que se hace el experimento: corres- pondientemente denotamos aquí el resultado por A (= + 1 ó - 1). Análogamente el sistema en 2 es tal que uno de los dos contadores registra cada vez que se hace el experimento, dando B (= + 1 ó - 1 ). Estamos interesados en las correlaciones entre las cuentas 1 y 2 y definimos una función de correlación La localidad en mecánica cuántica: réplica a críticas 1 05 que es el promedio sobre muchas repeticiones del experimento del producto de A y B. Cierto que sería mejor dar una descripción puramente operacional y en términos tecnológicos macroscópicos del equipo involucrado. Esto evitaría completamente el uso de palabras como «espín» y partícula^, anulando así la posibilidad de que alguien se sienta obligado a formarse una imagen microscópica de lo que sucede. Pero llevaría mucho tiempo el dar tal especificación puramente tecnológica. Así, pues, ruego se acepte que las palabras <<partícula* y <espín. se usan aquí como parte de una taquigrafía convencional, para invocar sin una larga descripción explícita la clase de equipo experimental que entra en juego, y sin compromiso de ningún tipo con descripción alguna de lo que realmente origina, si lo hay, que los contadores entren en operación. Supóngase que parte de la especificación del equipo se realiza mediante dos vectores 5 y b (e. g. las direcciones de ciertos campos magnéticos en 1 y 2). Entonces según la mecánica cuántica ordinaria existen situaciones para las que con buena precisión. Realmente es esta última afirmación la recusada por de Broglie. Aunque su artículo tiene por título .Sur la réfutation du théoreme de Bell~, no concierne de hecho ningún razonamiento mío. El es de la opinión que la función de correlación (1) sencillamente no puede darse para separaciones macroscópicas, ni en la naturaleza ni en la mecánica cuántica común: «Nous échappons complktement ii cette objection puisque, pour nous, les mesures du spin sur des électrons éloignés ne sont pas corrélées>>". En lo que se refiere a la mecánica cuántica ordinaria, de Broglie no está aquí de acuerdo con la mayoría de estudiosos de la materia, y no me siento capaz de entender sus razones para ello. Por lo que a la naturaleza se refiere, tampoco parece estar de acuerdo con el experimento6. Investigamos ahora la hipótesis de que el estado final del sistema, en particular A y B, quedarían totalmente determinados por las ecuacio- :"«Nos libramos completamente de esta objeción ya que, para nosotros, las medidas del espín sobre electrones alejados no están correlacionadas». (N. del T.) 1 06 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica nes de alguna teoría si se especificaran completamente las condiciones iniciales. Entonces, a los parámetros como a y b, sujetos a manipula- ción experimental, añadimos una lista de parámetros <<ocultos,, a. Podemos considerar que estos últimos son los valores iniciales (diga- mos justo después de la acción de la fuente) de algunas correspondien- tes variables dinámicas. No nos interesa lo que les suceda a éstas más tarde salvo en tanto que entren en los resultados experimentales A y B. Pero, en tanto en cuanto así lo hagan, tenemos completamente en cuenta el efecto del equipo de medida permitiendo que A y B depen- dan no sólo de los valores iniciak A de los parámetros ocultos sino también de los parámetros 2 y b, que especifian los dispositivos de medida: NO tenernos necesidad de inquirir la naturaleza precisa de esta dependencia en a y b, ni cómo ella surge, sea por efecto del equipo de medida sobre las variables ocultas de las que las A son los valores iniciales, o por cualquier otra causa. ¿Es posible hallar algunas funciones (2) y ciertas distribuciones de probabilidad @(A) que reproduzcan la correlación (l)? Sí, muchas, pero ahora añadimos la hipótesis de localidad, es decir, que la disposición b de un instrumento particular no tiene ningún efecto sobre el suceso A en una región remota y, de modo análogo, que ii no lo tiene sobre B: Con estas formas locales, no es posible hallar unas funciones A y B y una distribución de probabilidad que den la correlación (1). Este es el teorema. La demostración no se repetirá aquí. Lochak ilustra el modo en el que el resultado debido a un solo instrumento A depende de su disposición ii, permitido por (3), con la teoría de parámetros ocultos de de Broglie. Pienso que esto es muy instructivo. Pero para el propósito actual lo es más el caso de dos aparatos y dos partículas. Se encuentra entonces que en la teoría de de Broglie la dependencia no es del tipo local (3), sino del no-local (2). He señalado esto en varias ocasiones, en dos de los tres artículos La localidad en mecánica cuántica: réplica a críticas 1 O7 citados por Lochak y en otros sitios. Quizá Lochak tenga en mente alguna extensión de la teoría de de Broglie, a sistemas de más de una partícula, distinta a la directa generalización de 3 a 3N dimensiones que he considerado. Pero si su extensión es local no estará de acuerdo con la mecánica cuántica, y si lo está no será local. Esto es lo que dice el teorema. La objeción de de la Peña, Cetto y Brody se basa en una interpretación errónea de la demostración del teorema. En el trans- curso de ésta se hace referencia a así como a Estos autores dicen: .Claramente, puesto que A, A', B, B' se evalúan todas ellas para el mismo A, han de referirse a cuatro medidas realizadas sobre el mismo par electrón-positrón. Podemos, por ejem- plo, suponer que A' se obtiene tras A y B' tras B*. Pero esto no es así de ningún modo. No estamos absolutamente interesados en secuen- cias de medidas sobre una partícula dada, o de pares de medidas sobre un par de partículas dado. Nos conciernen los experimentos en los que para cada par el «espín» de cada partícula sólo se mide una vez. Las cantidades son simplemente las mismas funciones con diferentes argumentos. Referencias 1 G. Lochak, Fundamenta Scientiae (Université de Strasbourg, 1975), n." 38, reproducido en Epistemological Letters, pág. 4 1, septiembre 1975. 1 08 Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica 2 L. de la Peña, A. M. Cetto y T. A. Brody, Nuovo Cimento Letters 5,177 (1972). 3 L. de Broglie, C'R Acad. Sci. Paris 278, B721 (1974). 4 J. Bud, Found. Phys. 3, 29 (1973). 5 S. Freedman y E. Wigner, Found. Phys. 3, 457 (1973). 6 S. J. Freedman y J. F. Clauser, Phys. Rev. Lett. 28,938 (1972). Se da un resumen en M. Paty, Epistemological Letters, pág. 31, septiembre 1975. 7 J. S. Bell, O n the Hypothesis that the Schrodinger Equation is Exact, CERN Preprint TH. 1424 (1971). Capítulo 9 COMO ENSENAR LA RELATIVIDAD ESPECIAL Creo desde hace mucho tiempo que, si tuviera la oportunidad de enseñar esta materia, resaltaría la continuidad con las ideas anteriores. Usualmente se hace hincapié en la discontinuidad, en la radical ruptura con las nociones de espacio y tiempo más primitivas. Con frecuencia el resultado es la completa destrucción de la confianza del estudiante en conceptos perfectamente útiles y bien fundados previa- mente adquiridos1.
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