Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Centro de Estudios Sociológicos La marginalidad social: De las relaciones económicas a la estructuración de la sociedad. TESIS Que para obtener el título de Licenciado en Sociología Presenta: Amarildo Figueroa Valencia Asesora: Ana Patricia Sosa Ferreira Ciudad Universitaria, Ciudad de México. Septiembre, 2017. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Agradezco al Sistema de Becas para Estudiantes Indígenas del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural e Interculturalidad, UNAM (Antes PUMC, UNAM) Na’ huiz ndanaa diuus lo’ Ndan tac mblio compay loona’, mbroansoba, mbroa tae, reta’ juan mblovinaa nday juan guana diblinn. A.M.D.G 3 Fruto de compromisos y solidaridades sin descanso: Dra. Ana Patricia Sosa, Dr. Boris Marañon, Dr. José Gandarilla, Dr. Danilo de Assis, Dra. Veronica Lopez y Dr. Juan Estrella, por la esperanza que crece en sus salones de clase. Tere Santillán IJ, Hernan Quezada SJ, Karl, Paty, Cynthia y Chantal, por sus brazos abiertos. Félix Figueroa, Caritina Valencia, Aniki y Viry, por tanto y por todo. 4 ÍNDICE Páginas Introducción 5 Primera parte: El ámbito de las relaciones económicas 9 Capítulo 1 Formaciones socio-económicas en América Latina 10 1.1 Introducción 10 1.2 Antecedentes 11 1.3 El enfoque de la modernización y el desarrollo 14 1.4 El enfoque del desarrollismo cepalino 21 1.5 El debate en torno a la dependencia 32 Capítulo 2 La marginalidad 46 2.1 Introducción 46 2.2 El debate en torno a la marginalidad 47 2.3 Tendencias en las relaciones del trabajo asalariado 62 Segunda parte: La estructuración de la sociedad 74 Capítulo 3 La marginalidad social 75 3.1 Introducción 75 3.2 La marginalidad social 76 3.3 La totalidad social 83 3.4 Procesos constitutivos de la sociedad 89 Conclusiones 96 Bibliografía 100 5 Introducción Guiado por mi referencia biográfica sobre la experiencia de las múltiples prácticas comunitarias de los pueblos diste’, cha’ jna’a, afrodescendiente y mestizo/criollo, que manifiestan una malla de relaciones sociales orientadas a la colectividad y según sus casos privilegian las relaciones de reciprocidad-solidaridad, estas actúan de modos específicos al ir procesando las relaciones de dominación y explotación que se presentan bajo el capitalismo, y en el mayor de los casos sus reproducciones son consideradas como fragmentarias y de poca consistencia llegando a minimizarse en las consecuencias sociales de estas. Son esas prácticas sociales de esas mallas comunitarias que actúan en tensión con las prácticas de dominación/explotación, que sostienen una propuesta de sociedad, las que centran mi interés y perfilan la motivación primordial de comprender y explicar qué sucede en esos ámbitos de configuración de la malla histórico-social, pues se presentan prácticas dominantes desde el trabajo asalariado que logran llevar a poblaciones a una desfragmentación de sus subsistencias en razón de lo que supone tener ingresos salariales. Pero en concomitancia operan prácticas comunitarias que re-organizan sus actividades de trabajo y controlan desde otros esquemas las relaciones sociales. Se despliega una variedad de prácticas sociales que muestran la prevalencia de propuestas sociales particulares que estructuran todo un conjunto social. Así pues, este trabajo de investigación tiene por objetivo realizar un análisis sociológico sobre el tipo específico de estructuración social, que sostiene relaciones sociales en el ensamblaje de múltiples asociaciones de sentido. Por sus consecuencias sociológicas, centro el análisis en los presupuestos de la marginalidad social y su conceptualización1, con el fin de comprender los grados de significación y las consecuencias analíticas que lo constituyen, que como se verá conforman una propuesta teórica-metodológica definida. 1 En el despliegue del argumento de la marginalidad/marginalidad social, es observable la condición estructural que asume, siendo primordial en todo momento la problematización de la estructuración de la sociedad. 6 La constitución del problema sociológico que se asume, acude al uso exclusivo del enfoque de Aníbal Quijano, autor que lleva a cabo una propuesta teórica-conceptual respecto de la constitución de la sociedad o como refiere, una propuesta histórico-social de la existencia social. La particularidad de la marginalidad social se basa en dos momentos metodológicos, uno en la exploración del fenómeno, y el otro en la traducción conceptual. La exploración del fenómeno consiste en dar cuenta de la relación capital-trabajo asalariado, en la que se observan la estructuración de relaciones sociales que manifiestan modos específicos de asociación respecto del capital, mientras que la traducción conceptual acude al ejercicio semántico sobre las connotaciones respecto de la existencia social. De modo de genealógico, se plantea acudir a la propuesta de la marginalidad social y desvelar las dinámicas que la constituyen y van dando forma a la operatividad conceptual y analítica de lo que después se define como totalidad social, que alberga un gran debate teórico dentro de las interpretaciones sociológicas de corte sistémico, funcionalista y estructuralista, por las consecuencias de lo que supone establecer modos específicos de articulación estructural. La tesis está estructurada en dos partes. La primera acude a la observación económica respecto de la relación capital-trabajo asalariado, sosteniendo que el capitalismo como dispositivo de estructuración mundial va teniendo implicaciones y consecuencias de modos diversos, y usa para tal efecto dos capítulos para el acometido, pues se precisa mostrar el significado de lo que ocurre a nivel de las gentes. Asimismo, quedan descritas las variaciones contemporáneas en las que actúan modos ya ubicados del capital en el trabajo asalariado y la tendencia que manifiestan las prácticas que resultan de ellas. La segunda, elabora un capítulo para referir a la constitución de la sociedad, analiza las implicaciones de los procesos de estructuración social haciendo un contrapunto entre los discursos sociológicos dominantes (sistémico, funcionalismo y estructuralismo) y su comprensión de lo que da cuenta “lo marginal” en la estructuración de la sociedad, 7 y la perspectiva de Aníbal Quijano, que elabora de las mismas limitaciones de “lo marginal”, supuestos básicos que actúan en los procesos constitutivos que van definiendo la existencia social y que define en su propuesta teórica. Luego se ensayan algunas conclusiones que dotan significado en las consecuencias teóricas-conceptuales de lo que aquí se investiga desde la totalidad social,respecto de las específicas articulaciones estructurales. En términos metodológicos este estudio se caracteriza por ser cualitativo, teórico y conceptual. Las fuentes bibliográficas consultadas refieren a la problemática de la marginalidad social y la estructuración de la sociedad, destacando los aportes de autores de la sociología latinoamericana, con énfasis en la propuesta teórica de Aníbal Quijano, se elige dicha propuesta analítica por manifestar una sólida traducción sociológica respecto del significado que llega a tener la estructuración de múltiples esquemas societales y su procesamiento de la existencia social. 8 NUESTRA HORA Es tarde pero es nuestra hora. Es tarde pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer futuro. Es tarde pero somos nosotros esta hora tardía. Es tarde pero es madrugada si insistimos un poco. Pedro Casaldáliga 9 Primera parte: El ámbito de las relaciones económicas En este apartado, la centralidad del argumento es metodológico y el tipo de análisis que lleva a cabo es económico. Desarrolla en dos capítulos cuestionamientos asociados al trabajo asalariado, buscando delimitar las condiciones que permitieron establecer los supuestos del fenómeno de la marginalidad y su connotación teórica. Asimismo, se evalúa la propuesta de la marginalidad desde los cambios y modificaciones al interior del trabajo asalariado, para advertir sus límites y alcances operativos. 10 Capítulo1 Formaciones socio-económicas en América Latina 1.1 Introducción Se trata de responder aquí sobre las características socio-económicas que permitieron establecer el estudio de la marginalidad. Se acude a su referencia socio-histórica para determinar desde el ámbito económico ¿Qué tipo de relación ocurre entre el capital y el trabajo asalariado? y ¿Cómo se estructuran las relaciones económicas en América Latina? Habrá en este capítulo el preámbulo metodológico para entender el tipo específico de relaciones en el trabajo asalariado que dieron significado al fenómeno de la marginalidad. 11 1.2 Antecedentes Analizar las relaciones económicas en América Latina, sugiere tener una base comprensiva del despliegue del capital y su formación como sistema capitalista en la región. Esto supone situarse en el momento inicial en que los procesos económicos dieron forma a un tipo específico de relación entre el capital y el trabajo asalariado y sobre todo a un debate puntual en el tema. La constitución de la malla de intercambios económicos en la región, experimentó la codificación de las relaciones de dominación a través de dos procesos históricos, que fueron convergiendo en un modo específico de participación. Establecida así, “de una parte, la codificación de las diferencias entre conquistadores y conquistados en la idea de raza, es decir, una supuesta diferente estructura biológica que ubicaba a los unos en situación natural de inferioridad respecto de los otros. Esa idea fue asumida por los conquistadores como el principal elemento constitutivo, fundante, de las relaciones de dominación que la conquista imponía. […] De otra parte, la articulación de todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos, en torno del capital”2. Ambas, “raza y división del trabajo, quedaron estructuralmente asociados y reforzándose mutuamente, a pesar de que ninguno de los dos era necesariamente dependiente el uno del otro para existir o para cambiar”3, pero que ponía en función un dispositivo racial en la división del trabajo que se reproducía desde sus orígenes como fundante. Y conformaba, en su despliegue una economía dispuesta de mano de obra e inserta en mecanismos de reproducción del trabajo asalariado, que tenía como fin la formación de un mercado externo. 2 Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas, CLACSO, Buenos Aires, Argentina, 2000, p. 202. 3 Ibid., p. 204 12 Por tales características socio-históricas, desde sus comienzos fue asociada a una economía de tipo colonial, referida por Sergio Bagú como el establecimiento de un capitalismo colonial, que utilizó como forma típica de acumulación de capital el trabajo esclavo principalmente, es decir, la “mano de obra esclava para producir mercancías en grandes cantidades con destino al mercado internacional”4, y también para los mismos fines el trabajo asalariado, cuyo significado adquirido era el de una mano de obra no esclava, establecida a partir de un salario que permitía a los trabajadores disponer de la venta de su mano de obra. Ambos sistemas de trabajo, funcionaron como sistemas de explotación de mano de obra para asegurar la acumulación del capital y definieron el capitalismo colonial, permitiendo ingresar al ciclo económico del capitalismo comercial. La economía capitalista mundial, se fortaleció a partir del eje de acumulación del capital y del comercio mundial. La participación en esta conformación económica mundial para el caso de América Latina, en un primer momento, dotada de minerales y materias primas; su incursión en el mercado internacional fue la de proveedora de insumos, caracterizada por una economía que realizaba una transferencia de excedentes hacia afuera principalmente, conocida como sistema económico de producción agro-primario exportador. La reproducción de este sistema de extracción de excedentes sobrevivió hasta ya iniciado el siglo XX, dando paso al segundo momento de la economía mundial en la región, y esto debido a las transformaciones de los procesos de industrialización que en las relaciones del control y explotación del trabajo asalariado se iban presentando, ya que sólo se hizo dominante la extracción de plusvalor a través del trabajo asalariado. Las consecuencias de las transformaciones en el trabajo asalariado a través de los procesos de industrialización, encuentran determinante la década de 1930 a 1950, pues mostró los momentos más álgidos y críticos en temas económicos y sus repercusiones sociales en el mundo. Los países 4 Sergio Bagú, Economía de la sociedad colonial. Ensayo de historia comparada de América Latina, Grijalbo, México, 1992, p. 115. 13 latinoamericanos hasta antes de la crisis de 1930, habían sostenido su intercambio económico en la “especialización del modelo primario exportador”5. Después de 1930 se experimenta la transformación de la producción primario exportadora por modificaciones en el sistema internacional de comercio e inversiones, esto llevó a optar por reorientar las “actividades económicas en América Latina a una actividad industrial”6. Este viraje hacia el relevo industrial se fortaleció con la llegada de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), pues aumentó el crecimiento de una industrialización sustitutiva de importaciones en América Latina, y trajo consigo un cambio súbito en los comportamientos demográficos, una hiperurbanización y un aumento de intervencionismo estatal. El despliegue de esta industria tuvo efectos visibles en sus economías, caracterizadas por el aumento de la deuda externa; mecanismo por el cual las naciones pudieron tecnificar sus sectores productivos, y al mismo tiempo se veían en el “agravamiento de las insuficiencias en las infraestructuras”7. La década de 1950 ofrece una situación inédita para América Latina, si bien salía menos golpeada de la Segunda Guerra Mundial, le daba cierto margen de búsqueda para posicionarse en la economía mundial, pero las condicionesdel agravamiento de su situación interna en la crisis del modelo primario exportador y la insostenibilidad de la urbanización como paradigma del modelo industrial suspendían toda posibilidad. El escenario que se presentaba, fue oportuno para plantear salidas, y entre ellas figuró la de dirigir un crecimiento económico sostenido en la región, como principal línea de trabajo. Así como enfrentar los problemas de desempleo y mejorar las condiciones de vida del mercado de trabajo asalariado. 5 Véase Tulio Halperin Donghi, “Capítula 6: La búsqueda de un nuevo equilibrio (1930-1960)” en Historia contemporánea de América Latina, Alianza Editorial, Madrid, 1993. 6 Marcos Kaplan, “Capítulo 2: Estado y sociedad en la América Latina contemporánea” en Aspectos del Estado en América Latina, UNAM, México, 1981. 7Ibidem. 14 1.3 El enfoque de la modernización y el desarrollo. El periodo de la segunda posguerra, en 1950 tuvo entre sus consecuencias, el establecimiento de un escenario político internacional definido por Estados Unidos, que al momento de re-estructurar la economía mundial admitió sus propios parámetros de resolución de problemas sociales y salida a crisis económicas. Fue así que el estructural-funcionalismo, como principal teoría social que prevalecía en las escuelas norteamericanas, adquirió mayor hegemonía y validez al momento de re-definir la esfera de lo social. El principal planteamiento a resolver fue el reajuste económico mundial en torno a un centro hegemónico, que para el caso asumía la directriz de Estado Unidos. Y, el principal reto fue el de integrar zonas que carecían de instrumentos para reproducir el esquema económico que los llevara al crecimiento, lo que suponía homogenizar criterios y orientarlos en una sola dirección, asociado a la construcción de modelos principalmente8. La principal propuesta se definió en establecer modelos económicos y sociales en torno a lo que se denominó la modernización y el desarrollo. Uno de sus principales exponentes y que mayor influencia tuvo fue Walter Rostow, que sobre la base del establecimiento de una serie de etapas de crecimiento, inmersos en un proceso definido como historia moderna, por la cual las sociedades deben avanzar y alcanzar un telos en la economía Norteamericana9. La exposición de las ideas de Rostow, se encuentran en su obra principal Las etapas del crecimiento económico. Un manifiesto no comunista, en ella analiza el proceso de industrialización en las sociedades y elabora una propuesta acerca de un tipo de sociedad. La construcción analítica que realiza Rostow, parte de la reproducción lineal de los procesos históricos, seguida de la formalización de la historia como una historia moderna, a la que todas las sociedades aspiran, y 8 El uso de esquemas en la sociología estructural-funcionalista es el principal parámetro de sistematización social. Véase en Talcott Parsons, El sistema social, Alianza, Madrid, 1999. 9 La referencia a la sociedad Norteamericana y Europea como modelos de sociedad, tiene como fundamento la correlación política y económica internacional de la posguerra, la cual situó a Estados Unidos como centro hegemónico mundial. 15 concluye en establecer “una teoría sobre el crecimiento económico como una teoría más general”10, a partir del carácter sui generis de la experiencia de cada nación. La proposición sobre un tipo de sociedad, es definida a partir de una cronología de cinco etapas de crecimiento, en las cuales se explica a cada sociedad en sus dimensiones económicas: 1) Sociedad tradicional, 2) Las condiciones previas para el impulso inicial, 3) El impulso inicial, 4) La marcha hacia la madurez y 5) La era del gran consumo en masa. Esta sucesión de etapas plasma el proyecto de una sociedad modernizada, que se ve reflejada en sociedades como Estados Unidos, es decir, es la evidencia empírica pues ofrece elementos objetivos del modelo para aplicarse. El principal criterio que se establece para pensar un tipo de sociedad, es un criterio lineal y reduccionista, que apela a la dicotomía sociedad tradicional/sociedad moderna para sostener el paradigma de desarrollo, donde toda aspiración de las sociedades no desarrolladas sería la de ser desarrollada. Rostow señala que el fundamento analítico de las etapas de desarrollo de las sociedades modernas, se encuentran en lo que él denomina como teoría dinámica de la producción, formulado con supuestos esencialmente estáticos que se congelan en las variables más adecuadas para el proceso del crecimiento económico11, es decir, atribuye selectivamente criterios de elementos que perfilan un tipo de crecimiento. Dicha teorización pone énfasis en la composición de la inversión y el desarrollo propios de sectores particulares de la economía, con el fin de lograr llegar a la última etapa de crecimiento. La construcción del modelo de sociedad modernizada y desarrollada que expone Rostow, se convirtió en el referente metodológico usado por los teóricos 10Walter Rostow, Las etapas del crecimiento económico. Un manifiesto no comunista, FCE, México, 1953, p.13. 11 Es importante señalar que, para Rostow la segunda etapa de crecimiento es crucial, ya que está caracterizada por el aumento de tecnología y el cambio de los valores sociales necesarios para el impulso inicial, y de la que depende todo el modelo de desarrollo. Es por eso que en la teoría dinámica de la producción se permite señalar la estatización de una etapa, para asegurar la continuidad adecuada. 16 de América Latina, que encontraban en este elementos objetivos para integrar y resolver los problemas sociales que se habían estado agudizando en la región, como el desempleo y el aumento de la desigualdad social. De ahí que las futuras traducciones de la problemática social tenían como fundamento de análisis la focalización de un problema, y este se remitía a que la región era atrasada e irracional. Para efectos de comparación metodológica y de constatación de la inserción del discurso de la modernización y el desarrollo en América Latina, me apoyo en dos autores que trabajaron estos planteamientos, el primero desde una enunciación sociológica weberiana y el segundo desde una traducción de la sociología parsoniana. El primero es el sociólogo José Medina Echavarría y el segundo Gino Germani, ambos permitieron reflexiones desde sus propias elaboraciones sociológicas, teniendo como referente la modernización. José Medina Echavarría se coloca como unos de los principales sociólogos que reflexionan sobre la condición del desarrollo económico en América Latina, si bien su aparato conceptual abreva en la sociología comprensiva de Max Weber, su análisis sobre el desarrollo económico lo hará con el referente de la modernización de Rostow, utilizando de éste la idea de la historia moderna y la dicotomía de lo tradicional/moderno como parámetro de las sociedades. En su trabajo académico más importante, Consideraciones sociológicas sobre el desarrollo económico en América Latina, parte de la premisa de la relación sociedad y desarrollo económico12, idea articulada que se concreta en que, “todo desarrollo económico supone un proceso de continuadas y sucesivas inversiones”13, como ha sucedido en otros países, y que ofrece la modernización como tipo de racionalidad. 12 Referencia que usa a partir de la reflexión de Max Weber y su relación entre Economía y Sociedad. 13 José Medina Echavarría, Consideraciones sociológicas sobre el desarrollo económico en América Latina, Editorial EDUCA, Centroamérica, 1976, p. 29. 17 Intentando responder a la problemática que enfrentaba AméricaLatina en 1950, Medina Echavarría intuye dos ejes para abordar la situación, que nombra como las exigencias de la praxis y las exigencias del conocimiento. Éstas son pertinentes intervenciones sobre problemas a resolver y pertinentes análisis teóricos a considerar, pues suponen, la urgencia de resolver “las insuficiencias y desajustes de su estructura: reforma social, asistencia social, política social”14 y solucionarlos desde los esfuerzos que la sociología y economía han construido sobre el tema, es decir, las recomendaciones que ofrece el conocimiento, las cuales versan en la elaboración de una teoría del desarrollo. Sobre dos cuestionamientos Medina Echavarría propone el acercamiento a la problemática: ¿Cuáles son los soportes de la nueva estructura social? Y ¿desde dónde se piensa –desde qué teoría- al nuevo orden económico?15 , preguntas que sostiene abiertas y que responde subrayando el carácter objetivo que deben tener las propuestas de solución, pues ante todo, la solución remite al cientista y a sus decisiones, ya que “los valores elegidos han de acordar entre sí, los fines armonizar con los medios y preverse las consecuencias secundarias de la acción hasta donde sea posible”16, pues el desarrollo postula en todo caso la exigencia de una programación, de una clara ordenación, en una palabra, de fines y medios, de metas e instrumentos. El discurso científico que configura, admite procurar “la integración social por la vía del desarrollo económico, a través de la incorporación de regiones que se han ido quedando atrás en el proceso, y tener en cuenta que un acento exagerado en una política de equidad regional, podría ser incompatible con la aceleración del conjunto de la economía”17, apuesta a una continua evaluación de los países para lograr consensos sobre sus cambios económicos, porque es claro que “todo desarrollo económico –quiérase o no- arrastra el peso de penosos 14Ibid., pp. 28-29 15 Cabe mencionar que los cuestionamientos de Medina Echavarría no evaden la proposición de la modernización, de ahí que lo central es presuponer elementos que per se dispongan respuestas anticipadas. 16Ibid., p. 144. 17Ibid., p. 148. 18 sacrificios”18, aunque el sereno análisis muestre que esa distribución de sacrificios puede intentarse en forma relativamente equitativa. Además de una búsqueda de una nueva clase política, compuesta por auténticos hombres de Estado, esos que toman buenas decisiones; aspiraciones del tipo ideal weberiano, y finalmente, la ideología del desarrollo económico, están fundamentadas en la formula democrática, única capaz de llevarla a cabo. En concomitancia, Gino Germani asume como tema de interés la modernización y el desarrollo, y su producción sociológica al respecto establece como objetivo la construcción de una propuesta teórico-metodológica que permita integrar la economía de los países atrasados a una economía global. La reflexión que suscita abreva en el estructural-funcionalismo de Talcott Parsons y sigue el marco interpretativo que sobre la modernización había establecido W. Rostow a través del esquema de etapas. La sociología de la modernización de Gino Germani, hace suyo el análisis estructural de la sociedad parsoniano como premisa metodológica, pues para sus fines es de importancia establecer un tipo de sociología que piensa un problema real pero con sus propios referentes metodológicos de sociedad, o como lo subraya, una sociología frente a un hecho social, al cual hay que disponer recursos analíticos y herramientas conceptuales, con el fin de responder objetivamente y desde un carácter científico19. Una de las ideas centrales en Germani, fue la de disponer una sociología que permita adecuar a las sociedades un referente de mundo moderno, caracterizado por su nivel de secularización de la sociedad, donde la secularización supone un nivel mínimo de normatividad, “en la que existe un núcleo básico común de normas compartidas por todos los miembros, adoptando una definición de normas suficientemente amplias, esto es, que el núcleo común 18Ibid., p. 150. 19 Es necesario señalar la intención sobre los parámetros objetivos y de cientificidad, ya que van acompañados de presupuestos que definen la modernización con base en intencionalidades sobre un tipo de sociedad. 19 debe incluir a la vez elementos cognitivos, valorativos y regulativos”20, en la que sólo la sociedad industrial moderna reúne esos requisitos básicos. La secularización en la sociedad moderna industrial presenta las siguientes características: a) presenta cambios en la estructura normativa predominante, b) especialización creciente de las instituciones y surgimiento de sistemas valorativos específicos y relativamente autónomos y c) presenta una institucionalización creciente del cambio, es decir, está constituido por un proceso de integración constante, que permite que otras sociedades no modernas sean integradas al proceso de secularización para llegar a constituirse en una sociedad moderna. La reflexión de una sociedad moderna y secularizada traza un examen del estado de la sociedad latinoamericana, a partir de distinguir el hecho social21 latinoamericano, conformado por tres dimensiones22: la dimensión cultural, la social y la motivacional, donde el hecho social debe ser sometido al proceso planetario. Siguiendo el esquema etapista elaborado por Rostow, expone la idea dicotómica de sociedad tradicional/sociedad industrial, en la que ésta última supone definirse como una sociedad avanzada, representada por Estados Unidos, Inglaterra y Japón. El planteamiento de solución a los problemas de América Latina está centrado en la idea de una sociedad moderna, para llevar a cabo esta aspiración propone la modelación de un periodo de transición, que permita preparar a las sociedades no modernas para el cambio, en este periodo convergen tres elementos que permiten conformar la idea de sociedad secularizada, estos son: “a) Desarrollo económico: refiere a la transformación estructural de la economía, que supone un crecimiento autosostenido. Definido como la 20Gino Germani, Política y sociedad en una época de transición. De la sociedad tradicional a la sociedad de masas, Paidós, Argentina, 1965, p. 81. 21Ibid., p.16. 22 Para Germani los tres elementos están articulados y lo que presenta la sociedad latinoamericana es una disfunción en la articulación de sus dimensiones, por eso hay que articularlos respecto a un eje que los oriente, este eje lo forma la sociedad que ya había señalado Rostow, la sociedad modernizada y desarrollada. 20 transición hacia una estructura económica empírica, próxima al tipo ideal; b) Desarrollo político: supone tres características principales, la organización racional del Estado, la capacidad para originar y absorber los cambios estructurales en las esferas económica, política y social y el tipo de participación política; c) Modernización social: se concibe como una categoría residual, ilustrada de los procesos que la componen, ya que implica mecanismos de cambio social autosostenido”23. Considerados como procesos parciales o subprocesos relacionados entre sí que constituyen el proceso de cambio estructural, Germani señala que el futuro de la modernización o el progreso hacia grados de modernización política o social y de desarrollo económico, incluidos comportamientos más elevados y estancamiento o interrupción, suceden según la estructura interna de cada sociedad y la situación externa e internacional. Las producciones sociológicas de Medina Echavarría y Germani dan muestra de los primeros ejercicios de las ciencias sociales en la región por encontrar posibles rutasde trabajo para resolver problemas sociales y económicos. En sus casos24, fieles al modo en que se iba gestando el discurso sociológico en América Latina, sus referentes inmediatos fueron los de la escuela estadounidense, si bien hicieron intervenciones y traducciones propias, de modo que respondieran a los problemas locales, la constante de criterios generales permanecieron. Resultado de ello es su admisión metodológica sobre la modernización y el desarrollo como único modo de estructuración funcional de la sociedad. 23Gino Germani,Sociología de la modernización. Estudios teóricos, metodológicos y aplicados a América Latina, Editorial Paidos, Argentina, 1969, pp. 19-20. 24 Sus participaciones como traductores de las obras clásicas en sociología, como son Talcott Parsons y Max Weber, determinaron el modo en que teorizaron, pues ante todo, la premisa fue la de una sociedad que funcional y que es racional en sus criterios selectivos para funcionar. 21 1.4 El enfoque del desarrollismo cepalino El proceso de posguerra de 1945 estableció una dinámica de reacomodo del orden mundial, que suponía cambios de políticas económicas principalmente, situadas en el seno de la Organización de las Naciones Unidas. En ese marco, se crearon organismos regionales destinados al estudio y elaboración de propuestas de solución a los problemas económicos y desigualdades que ocurrían entre los denominados países atrasados y el mundo industrializado. Estos organismos se encargaron de difundir y aplicar las denominadas teorías del desarrollo, que tenían su anclaje en la propuesta de Walter Rostow sobre desarrollo y modernización de la sociedad. En ese contexto fueron creadas en 1946 las Comisiones Económicas para Europa, Asia y el Lejano Oriente, y en junio de 1948 se celebró la reunión constitutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), subordinada al Concejo Económico y Social de las Naciones Unidas. La CEPAL asumió la organización de las recomendaciones sobre el modelo desarrollista, que suponía integrar a la región hacia la modernización y el desarrollo económico. La disposición de un modelo desarrollista que estructurara a todos los continentes fue el objetivo, la idea era seguir el método sugerido por Rostow y su esquema de etapas, donde Estados Unidos era la sociedad modelo. Los estudios de la CEPAL con perfiles definidos, fueron adquiriendo reflexiones propias y fueron intensificándose en la medida del alcance de sus debates. Para 1950 definió su marco metodológico que orientó su análisis, acotando la reflexión de la teoría del desarrollo a los problemas de América Latina, distanciándose del dictado de las demás Comisiones, como extensiones de aplicación de políticas económicas. Bajo la dirección de Raúl Prebisch y teniendo como participantes a Celso Furtado y Anibal Pinto, la CEPAL re-estructuró su discurso en lo que denominó como desarrollismo cepalino, en conjunto evidenciaron la construcción discursiva y disuasiva de las políticas económicas exportadas para América Latina. Asimismo fortalecieron su eje de análisis desarrollista, que apelaba a la condición de la productividad como elemento del bienestar social. 22 Para dar un seguimiento oportuno a las ideas del desarrollismo cepalino, se analizarán los discursos de los tres principales autores de esta corriente: Raul Prebisch, Celso Furtado y Aníbal Pinto, en ellos, se evaluarán los aportes de esta escuela cepalina, como reflexión teórica latinoamericana. Raul Prebisch La incursión de Raúl Prebisch en la CEPAL se da en 1950 como Secretario Ejecutivo. La importancia de sus aportes subyace en el uso metodológico desarrollista que hace para aplicarlo en América Latina, previo a cualquier puesta en marcha de modelos económicos, permite una breve caracterización de los problemas de la región después de la posguerra y a partir de esa referencia genera aportes del desarrollismo para establecer líneas de solución. Una evaluación generalizada sobre la región lo lleva a plantear el estado de la problemática, caracterizada por una crisis en la división internacional del trabajo presente en el sistema económico mundial, que fue agudizada en el proceso de la posguerra. Esa división internacional del trabajo estableció relaciones económicas en los países del mundo, a partir de la dicotomía centros industriales y periferia. Asignando a la periferia, “el papel especifico de producir alimentos y materias primas para los grandes centros industriales”25, en esta relación a América Latina le corresponde situarse en la periferia. Es sobre la relación centro-periferia que dirige su crítica, pues argumenta que al menos a la periferia aún no han llegado las ventajas del desarrollo de la productividad, presentes en los centros industriales, y al contrario en las zonas periféricas se establecieron acentuadas diferencias en los niveles de vida. Prebisch propone resolver las desigualdades que ha producido en América Latina la relación centro-periferia, pues los avances del progreso técnico solo han beneficiado al primero en detrimento del segundo, además que se han establecido 25 Raúl Prebisch, “El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas”, La obra de Prebisch en la CEPAL, Fondo de Cultura Económica, México, 1982, p. 99. 23 relaciones dispares que asignan funciones a ciertas regiones y no les permiten desarrollarse. La puntualización sobre destrabar el mecanismo de la relación centro-periferia que opera generando desigualdad, pasa por habilitar a la periferia de los recursos del progreso técnico, es decir, industrializar la periferia. La industrialización de los países de América Latina se convierte en el eje fundamental para poner fin al desequilibrio económico en que se encuentra la región, la industrialización de la periferia señala, “no es un fin en sí misma sino el único medio de que disponen estos para ir captando una parte del fruto del progreso técnico y elevando progresivamente el nivel de vida de las masas”26. Aprovechar el progreso técnico para lograr “aumentar la eficacia productora, por un lado, y si la industrialización y una adecuada legislación social va elevando el nivel del salario real, por otro, se podrá corregir gradualmente el desequilibrio de ingresos entre los centros y la periferia sin desmedro de la actividad económica”27. Si bien Prebisch recurre a la industrialización como elemento de desarrollo de la región, reconoce que en alto grado depende de varios elementos, que refieren a factores externos, es decir, inversiones y el patrón financiero. Pero al mismo tiempo ve oportuno aprovechar la estructura de ocupación de América Latina, para orientarla a ocupaciones que favorezcan el desarrollo. Es pertinente señalar que las premisas de análisis en Prebisch parten de reconocer al trabajo asalariado como estructurador de las relaciones sociales, y que para América Latina no se han realizado lecturas adecuadas sobre cómo establecer las relaciones en materia del trabajo asalariado, es decir, los países carecen de métodos factibles para desarrollarse, eso ha hecho que se encuentren aun no desarrollados. De ahí que en la idea del trabajo asalariado, sostiene viable el establecimiento de un esquema de productividad, muy parecido a la teoría dinámica de la producción rostowniana. Con esto quiero señalar que es sobre la idea de la acumulación a través del trabajo asalariado, que Prebisch establece su propuesta de solución para América Latina. 26Ibid., p. 100. 27Ibid., p. 105. 24 Un adecuado esquema industrial, supone en Prebisch una adecuada planeación del proceso productivo. Su esquema de productividad, forma partedel planteamiento del desarrollismo rostowniano, que supone que al “aumentar la productividad, hará subir los salarios y encarecerá relativamente el precio de los productos primarios. De este modo, al subir sus ingresos, la producción primaria irá captando en forma gradual aquella parte del fruto del progreso técnico que le hubiera correspondido por la baja de precios”28, es decir, hay que armonizar la relación conjunta de productividad e ingreso, pues una alta productividad permitiría un alto grado de ocupación, lo que favorecería el comportamiento económico de crecimiento. Para industrializar América Latina y sobre todo llevar a cabo sus procesos de aumento de productividad, señala Prebisch, es necesario recurrir al capital extranjero para contar con inversiones que permitan inyectar capitales, pues la región no cuenta con solvencia para industrializarse, es por ello que debe recurrir a préstamos internacionales. Además contar con capitales para industrializar la región exige el buen uso de estos para aprovecharlos al máximo, esto supone la búsqueda de un adecuado método de ahorro, que permitirá aumentar la productividad y a su vez reducir la necesidad del capital extranjero. Un método que se traduce en una estrategia política de fomento del ahorro, pues esto asegurará que el desarrollo a través de la industrialización logre concentrarse. Este método ponderará la formación de capitales en sectores claves, permitiendo disponer de una alta ocupación en los procesos industriales que se forman y con ello llevar la productividad adecuada a niveles altos. Finalmente, es necesario tomar en consideración los elementos y el modo armónico en que deben interactuar para permitir el adecuado desarrollo de la región: El primero es el aumento de la productividad, como elemento de disposición de capitales, pero también como elemento que no está determinado 28Ibid., p.119. 25 por la economía interna, la disposición de importaciones y exportaciones de la región depende de las relaciones económicas con Europa y Estados Unidos. El otro elemento es el aumento de los ingresos en la producción primaria, teniendo impacto principalmente en corregir la disparidad de la distribución de los ingresos entre el capital y la producción. Es por eso importante armonizar ambos elementos, pues si se aumenta la sustitución de importaciones como resultado de una alta productividad y no se considera la relación de exportación con países como EU, estos países podrían frenar su comportamiento de consumo e importación de productos, teniendo como resultado frenar el incremento del ingreso real. Por ello es necesario señalar, que “cuanto mayores sean las exportaciones de América Latina, tanto más intenso podrá ser el ritmo de su desarrollo”29, considerando que tales exportaciones dependen de las políticas proteccionistas de los países compradores-consumidores, es decir, es necesario cultivar un campo propicio de colaboración económica internacional. La disposición de un modelo de desarrollo para América Latina debe tomar en consideración un adecuado ritmo, que pondere los factores externos que le son determinantes, pero también el adecuado uso de las recomendaciones para su industrialización, para lograr así un mayor impacto en el aumento del ingreso real y el nivel de vida. Celso Furtado La participación de Celso Furtado en el desarrollismo cepalino, se realizó con la exploración de las características del comportamiento económico de América Latina. Esto con el fin de entender las causas del estancamiento y su resistencia al crecimiento. Desde un análisis estructuralista compartido con los principales integrantes de la CEPAL, centró su esfuerzo en llevar a cabo una evaluación sobre las condiciones socio-econonómicas de la región, que permitieran hacer el esbozo de un adecuado modelo de desarrollo. 29Ibid., p.142. 26 El fenómeno de crecimiento y estancamiento en América Latina fue la premisa de investigación del desarrollismo cepalino. Esta disposición de problematización suponía que el estudio de estas permitiría el despliegue de un marco más amplio en la conformación de modelos de desarrollo. Seguirle la pista a esta relación resultó fácil, pues el grupo cepalino, suscribía la prevalencia de un esquema económico dualista latinoamericano, que se había establecido hasta la conformación del sistema económico mundial, ese dualismo hace referencia a la convivencia de dos sistemas económicos: el pre-capitalista y el capitalista. Para Furtado era claro que ese dualismo de sistemas económicos, era resultado del despliegue de “nuevos procesos de producción y su orientación se organizó al margen de la estructura económica tradicional”30, esto hacía necesario tenerlo en cuenta al considerar las características de la economía pre-capitalista. El diagnóstico de Furtado indica que en América Latina los procesos de acumulación a través de la formación de capital y cambio tecnológico se dieron paulatinamente, los procesos de formación de capital se constituyeron en torno al trabajo asalariado, y a través de este se establecía un mecanismo de extracción de plusvalor. Reproducido el esquema dualista precapitalismo/capitalismo, el comportamiento económico asumido hasta antes de 1929 era de la siguiente manera: P1 (P2-P3)31, esta ecuación económica señala la disposición de una economía agro-exportadora, que encuentra su límite en la sobreproducción en los países centrales y principalmente en Estados Unidos, y en la conducta del consumo que trajo cambios en el sistema internacional del trabajo y su relación con los países periféricos. Estos límites traducidos en crisis, trajo consigo la declinación de la relación económica producto-capital y la tasa de lucro en la agricultura capitalista, es decir, el proceso de formación y acumulación del capital a través del trabajo asalariado tuvo que buscar asegurar su continuidad. 30 Celso Furtado, “Factores estructurales del estancamiento latinoamericano”, La Teoría Social Latinoamericana, UNAM, México, 1994, p. 260. 31 El significado de las variables enunciadas se definen de la siguiente manera: Considera a P1 como todo modo de producción agrícola pre-capitalista, donde P1=Agricultura precapitalista, P2 es entendido como la disposición de la economía latinoamericana a exportar, P2=actividades que producen para la exportación, y P3 indica la intención de tecnificar un parte de la producción, P3= Insumos de tecnología. 27 El relevo del mecanismo que pudiera asegurar la acumulación de capital se presentó en América Latina como “sustitución de importaciones”, que permitió fortalecer la relación producto-capital. La ecuación primera se presentaba poco funcional, debido a los cambios de la industrialización, y se adherían como resultado de esta dos nuevos elementos: P4 y P532 . Este mecanismo de reproducción de la acumulación de capital tenía como objetivo la concentración del ingreso y además establecer una relación más fuerte entre las relaciones de producción y su tecnificación a través de las nuevas tecnologías, según esto el “adelanto de la tecnología abre oportunidades a los capitalistas en permanente acumulación para reincorporarse al proceso productivo”33. El tipo de desarrollo latinoamericano que se estableció en las fases de crecimiento de exportaciones y de industrialización, generó gran estancamiento con pocas posibilidades de crecimiento. Sobre este estancamiento, Furtado puntualiza la adecuación necesaria de un tipo de desarrollo desde América Latina, que entienda su especificidad dualista y que afirme el modelo desarrollista del esquema cepalino. Según Furtado el apego a estas orientaciones garantizapolíticas que aseguran la estabilidad económica, así como prevén mantener el nivel de ingreso. Las recomendaciones del desarrollo cepalino, implican “mantener un modelo adecuado de empleo, sosteniendo un comportamiento al aumento de la participación del ingreso y compatibilidad con el logro máximo de bienestar social, los cuales cuentan con marcos regulatorios que registran tensiones estructurales”34, afín a esta postura, Furtado ve factible introducir en el marco institucional correcciones capaces de asegurar la referida compatibilidad, entre el desarrollo cepalino y las características de la región. Aunque encuentra que la aplicación de políticas institucionalizadas de desarrollo para América Latina guarda un interés particular, ya que tienen que lidiar con los conflictos de grupos 32 Como resultado de la industrialización de los procesos productivos, se agregaron dos elementos, signados de la siguiente manera: P4=Sector manufactureros y P5=Sustitución de bienes duraderos. 33 Celso Furtado, El subdesarrollo latinoamericano, Fondo de Cultura Económica, México, 1982, Pág. 148. 34Ibid., p. 286. 28 que controlan el proceso de formación de capital (parte de ahí el estancamiento) y los de la colectividad como un todo, donde los últimos aspiran al bienestar social (aunque para el desarrollismo cepalino bienestar social no es lo mismo que igualdad social). Finalmente, la “búsqueda de creación de una política capaz para detener la tendencia al estancamiento”35 y de asumir la forma de acción “consciente y deliberada tendiente a crear relaciones estructurales, y condicionar formas de comportamiento capaces de engendrar un proceso social del cual el desarrollo económico sea un componente necesario”36 será la finalidad de la propuesta que busca Furtado en el desarrollo cepalino. Aníbal Pinto Aníbal Pinto participa finalmente en la conformación del proyecto del desarrollismo cepalino, como los otros autores, se suscribe a la idea y eje principal que había sido motivo de interés en el caso de América Latina, el cual se articulaba sobre la idea de cómo salir del estancamiento e integrar la región al desarrollo, en general, se apelaba a la construcción de un modelo de desarrollo sui generis, adecuado a las causas de la problemática. Se reconoce colectivamente que una de las causas del estancamiento en la región, se debía a “la retención por parte de los países industrializados de los beneficios de la productividad creciente”37, por lo que producía una distribución desigual de los beneficios, solo posible a través de la relación de precios del intercambio. Asimismo la interpretación cepalina atribuía esta “retención de los beneficios al esquema de división internacional de trabajo”38, que se había sostenido desde la relación del sistema centro-periferia. Afirmando la postura cepalina y continuando con la interpretación estructuralista que esta asumía, Pinto establece su propia unidad de análisis, definida como heterogeneidad estructural. Desde ese marco analítico intenta 35Ibid., p. 287. 36Ibidem. 37 Oscar Soberón, Inflación: Raíces estructurales. Ensayos de Aníbal Pinto, Fondo de Cultura Económica, México, 1973, p. 38. 38Ibid., p. 291. 29 tomar distancia de las visiones dualistas que prevalecían en la escuela Cepalina, ya que establecían una relación directa entre modernización/desarrollo y el subdesarrollo; reminiscencias del desarrollismo rostowniano, que continuaban apareciendo en sus autores. Al definirse desde su propia unidad de análisis tenía la intención de reinterpretar el estancamiento latinoamericano o mejor dicho explorar las causas de la retención de los beneficios de la productividad. La heterogeneidad estructural es asumida como categoría básica de su análisis, suponía “la coexistencia de formas productivas y relaciones sociales correspondientes a diferentes fases y modalidades en el desarrollo de la región pero interdependientes en su dinámica dentro de los límites de los estados unificados”39. Sobre esta base y considerando la retención de los beneficios de la productividad, orienta su estudio sobre la dinámica que había posibilitado la reproducción de ese esquema de concentración de capital y el progreso técnico. Para la heterogeneidad estructural gran parte de las causas de la distribución desigual responde a la disposición de las zonas productivas en áreas focalizadas, es decir, hubo una concentración exclusiva de áreas. La selección de los procesos productivos tecnificados en zonas específicas, trajo como consecuencia la creación de polos de capital, que actuaron como sectores de absorción de mano de obra y posibilitaron el aumento de la productividad. Esta dinámica “partía de la base de que el nuevo polo establecido alrededor de la industria y proyectado hacia dentro iba a cumplir una misión homogeneizadora similar a la registrada en el centro”40, pero el crecimiento de los polos generó volúmenes elevados de mano de obra que no pudo absorberlas y que rápidamente se convirtieron en sobrepoblación, teniendo como consecuencia un crecimiento urbano desbordado, que acentuó la disociación entre el ritmo de la urbanización y del empleo de sectores dinámicos, el cual exigía patrones de consumo y niveles de vida. 39 Aníbal Pinto, América Latina: Una visión estructuralista, UNAM, México, 1991, pp. 564-565. 40 Oscar Soberón, op. cit., p. 108. 30 La orientación del esquema de producción tuvo desde sus inicios un modelo de desarrollo establecido en dos fases: la primario-exportadora y la de sustitución de importaciones, en ambas fases el desarrollo suponía la concentración del progreso técnico como principal elemento para el aumento de la productividad. La primera dispuso de zonas especializadas de producción y la segunda hizo aumentar su productividad a través de incrementar la inversión interna focalizando sectores industriales. Esta última debido a la constante oscilación de los precios del mercado, no pudo equilibrar el ritmo de urbanización y la productividad por sectores. La crisis de ambas fases y por lo tanto del modelo de desarrollo, la explicó Aníbal Pinto a través de la heterogeneidad estructural exponiendo su modelo latinoamericano de desarrollo, el cual toma en consideración dos problemáticas que debían equilibrarse: el ritmo de urbanización y la productividad por sectores, donde se pone énfasis en establecer una concentración sectorial del progreso técnico ya que este repercute en “otro aspecto básico, el de la asignación social de sus frutos”41, y que precisamente para el caso de América Latina, ofrece solución al desequilibrio. Finalmente, El nuevo modelo de desarrollo que Pinto ve factible presenta dos directrices: la redistribución del ingreso, que supone el “equilibrio de precios de los bienes y servicios para cada sector”42 y la diseminación del progreso técnico, que tiene como “base la gestión de la redistribución monetaria del ingreso”43, posible a través de la inversión pública productiva, pública social y la inversión privada, donde el Estado debe asignar gastos de capital en favor de sectores rezagados, pues tiene efectos en el aumento de ocupación y en el aumento de la productividad. Siguiendo el argumento de Pinto, las directrices constituyen la base del modelo latinoamericano de desarrollo, pues estas han demostrado dar impulso al sector capitalista, como foco dinámico del sistema. 41Ibid., pp. 49-50. 42Ibid., p. 96. 43Ibid., p. 99. 31 Asimismo optar por ellas permitiría “acumular energías para desatar nuevos impulsos para el desarrollo en un marco o modelo más expansivo”.44 El discurso del enfoque del desarrollismocepalino confirma la participación de diversas propuestas para resolver problemas económicos y sociales desde propuestas cercanas a la región, hay en sus autores el esfuerzo de concentrarse en elementos analíticos que permitan dar mayor comprensión a los problemas del estancamiento y el crecimiento, pero no elude el sesgo desarrollista que sobre las propuestas manifiesta, la recurrente caracterización de modelos que per se suponen ofrecer salidas sin tocar el tema del problema de la explotación del trabajo asalariado, sino sólo concentrándose en regulaciones y en las mejoras de la comunicación con el Estado , como es el caso del problema en la relación ingreso-productividad que provoca tensiones sociales. 44Ibid., p. 103. 32 1.5 El debate en torno a la dependencia. La producción teórica en América Latina sobre la construcción de modelos de desarrollo propios para la región, tuvieron sus resultados en lo que se denominó el desarrollismo cepalino en la década de 1950 y 1960. Ciertos estudios ponderaron reflexiones desde la teoría del desarrollo rowstoniana, modelos que permitían adecuar un tipo de desarrollo sui generis. Como se mencionó en el apartado anterior, las propuestas del desarrollo cepalino enunciadas en sus autores, residían en orientar un tipo de desarrollo para la región, ya que su condición de subdesarrolladas, las imposibilitaba para integrarse al sistema económico mundial. Los supuestos teóricos de desarrollo/subdesarrollo y centro-periferia usados por la escuela cepalina, para referir a la situación de América Latina, encontraron a partir de 1960 un férreo debate, que perfiló su crítica sobre la condición dependiente de la región. El debate criticó los planteamientos de la teoría desarrollista cepalina y fue más allá. Pues re-definió la noción de subdesarrollo y fijó todo su análisis sobre lo que se denominó como teoría de la dependencia o análisis de la situación dependiente, en la que estaban inscritos autores como Ruy Mauro Marini, André Gunder Frank, Theotonio Dos Santos, Vania Bambirra, Aníbal Quijano, F.H. Cardoso y Enzo Faletto, como los principales referentes. Es pertinente indicar que la diversidad de posturas en el debate en torno la dependencia refería más que nada a un marco metodológico45, pues compartían un eje analítico del que la mayoría se vio inmerso y del que participaban. El debate se abrió al cuestionar las nociones de subdesarrollo que ya había criticado la escuela cepalina46, sobre esta noción es que los denominados dependentistas orientaron su crítica. Una de ellas cobró forma en la enunciación de André Gunder Frank. Bajo un argumento de corte histórico, sitúa el despliegue 45 Sobre la diversidad metodológica del debate, revisar el esquema que presenta Theotonio Dos Santos, donde incluye en la clasificación dependentista a las siguientes posturas: Reformistas, No marxistas, marxistas y neomarxistas. Véase en Theotonio Dos Santos, La teoría de la dependencia: balance y perspectivas, Plaza & Janés, Mèxico, 2002, p. 15. 46 Véase Celso Furtado, El subdesarrollo latinoamericano, Fondo de Cultura Económica, México, 1982. 33 del sistema capitalista en los países subdesarrollados a partir de la estructura metrópoli-satélite, donde los satélites sirven “como instrumento para extraer capitales o sobrantes económicos de sus propios satélites y encaminar parte de estos sobrantes a la metrópoli extranjera de la cual todos son satélites. Cada metrópoli nacional o local sirve para imponer o mantener la estructura monopolística y las relaciones de explotación de ese sistema”47. La estructura y condición de metrópoli-satélite, lleva a los países satélites a asumir su característica de países subdesarrollados. Para Gunder Frank, el subdesarrollo “no es consecuencia de la supervivencia de instituciones arcaicas o de falta de capital en las regiones que se han mantenido aisladas del torrente de la historia del mundo. Por el contrario, el subdesarrollo ha sido y es aún generado por el mismo proceso histórico que genera también el desarrollo económico, el desarrollo propio del capitalismo”48, este argumento lo perfila a los teóricos del desarrollo que, como Rostow, afirman la naturalidad de estadios subdesarrollados, del cual América Latina forma parte y que debe esperar a fortalecer su economía para orientarla al desarrollo. La perspectiva sobre el subdesarrollo es ampliada, conforme se integran al debate más autores. Para Cardoso y Faletto es claro que la situación del subdesarrollo, fue resultado del despliegue del capitalismo industrial y su vinculación de economías, que presentaban grados diversos de su sistema productivo a un mismo mercado. El señalamiento de Cardoso y Faletto se orienta a la existencia de una estructura económica internacional de producción y distribución, pues eso supone una estructura definida de relaciones de dominación. La noción de subdesarrollo en ellos “caracteriza a un estado o grado de diferenciación del sistema productivo sin acentuar las pautas de control de las decisiones de producción y consumo, ya sea internamente o externamente”49. Es 47 André Gunder Frank, América Latina: subdesarrollo o revolución, Ediciones Era, México, 1973, p. 24. 48Ibid., p. 26. 49F.H.Cardoso y Enzo Faletto, Desarrollo y dependencia en América Latina, Siglo XXI, México, 1978, p. 25. 34 importante el señalamiento de la estructura económica internacional como relación de dominación entre el “centro y la periferia”50, ya que permite ampliar el debate entre sus participantes. Para Theotonio Dos Santos siguiendo el consenso aceptado entre los dependentistas, sostiene que el subdesarrollo no le parece un estadio atrasado y anterior al capitalismo, sino una consecuencia de él y una forma particular de su desarrollo. Respecto a lo que Frank denomina satelización; como elemento de sujeción de la reproducción del subdesarrollo, Dos Santos afirma que no se trata de “una satelización, sino de la conformación de un cierto tipo de estructuras internas que están condicionadas por la situación internacional de dependencia”51. Es decir, el subdesarrollo supone ser consecuencia del capitalismo, entendido como la reproducción de cierto tipo de estructuras internacionales que se establecen dominantes. Aníbal Quijano cercano en la caracterización de Dos Santos, argumenta que, el subdesarrollo “es una función históricamente necesaria del carácter dependiente de la estructura de dominación interna de los países, y del carácter desigual y combinado de su composición estructural”52, donde el carácter subdesarrollado expresa la sujeción de las sociedades dependientes a “las necesidades de dominación de los países hegemónicos, o mejor, de los grupos burgueses dominantes en estos países en cada momento”53. La revisión sobre la denominación de subdesarrollo, que llevan a cabo los dependentistas dadas las apreciaciones particulares, y la obtención de un eje analítico, permitió usar el argumento sobre lo subdesarrollado, para dar una configuración sobre la condición económico-social de América Latina, condición que asumirán como dependiente. 50 Para Cardoso y Faletto, las nociones de “centro” y periferia”, subrayan las funciones que cumplen las economías subdesarrolladas en el mercado mundial, sin destacar para nada los factores políticos-sociales implicados en la situación de dependencia. 51Theotonio Dos Santos, Imperialismo y dependencia, Ediciones Era, México, 1980, p. 305. 52Francisco Weffort y Aníbal Quijano, Populismo, marginalización y dependencia. Ensayos de interpretación sociológica, Editorial UniversitariaCentroamericana, Costa Rica, 1963, p. 212. 53Ibidem. 35 La diversidad de posturas metodológicas sobre la condición dependiente, se evidenció en las afirmaciones que cada integrante llevó a cabo en sus aportes, si bien algunas conceptualizaciones distan de otras, ello no significó oposición, sino al contrario ampliaron el debate. A continuación se revisarán las principales discusiones del debate en torno a la dependencia, donde se resaltan las principales formulaciones. Ruy Mauro Marini Los aportes de Ruy Mauro Marini en el debate en torno a la dependencia se presentan como uno de los principales. Su propuesta se sitúa en el uso de categorías marxistas para el análisis de la situación de América Latina, de ahí que él mismo define a esta producción intelectual como teoría marxista de la dependencia. Las reflexiones de Marini asumen la participación de América Latina en la conformación de la dinámica internacional de la colonia y señalan que a partir del siglo XX, la revolución industrial estableció un aumento de flujo de mercancías y capitales, que permitió establecer una estructura relaciones con Europa, definida en la división internacional del trabajo, que a su vez determinó el curso de la región. Ya que configuró una reproducción de relaciones de dependencia, que se establecieron como “relaciones de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia”54. Es la gran industria, que establece las bases para la división internacional de trabajo, situada a partir de la especialización productiva en las metrópolis europeas y que para ser posible, necesitaba de países con los medios de subsistencia de origen agropecuario proporcionado por los países dependientes. La situación para América latina se complejizó al establecer la relación de dependencia con las metrópolis europeas, pues su función se amplió en definirse 54 Ruy Mauro Marini, Dialéctica de la Dependencia, Ediciones Era, México, 1974, p.18 36 como oferta de alimentos, necesaria en su caso para insertarse en el mercado internacional capitalista y establecerse como mercado de materias primas industriales. Esta participación en el mercado mundial es para Marini fundamental pues contribuyó a desarrollar el modo de producción específicamente capitalista, que se basa en la plusvalía relativa55, y a través de ésta el mercado mundial alcanzó formas más desarrolladas. El resultado de las relaciones de mercado, es decir, el intercambio desigual de mercancías, fue el mecanismo para que el mercado mundial estableciera su modo de operación entre naciones industriales y no industriales, pues es ahí donde se “observan diferentes mecanismos que permiten realizar transferencias de valor, pasando por encima de las leyes del intercambio, que se expresan en la manera como se fijan los precios del mercado y los precios de producción de las mercancías”56. Se hace necesario, distinguir los mecanismos que operan en el interior de la esfera de producción y los que actúan en el marco de distintas esferas que se interrelacionan, pues es la forma en que opera la reproducción del carácter dependiente. Marini ubica dos casos que muestran esta relación, en el primer caso las transferencias corresponden a aplicaciones específicas de las leyes del intercambio, aquí se ejercen las leyes capitalistas del intercambio, pues se expresa a partir de una ganancia extraordinaria por parte de las naciones industriales, ya que establece precios de mercado definidos, aun cuando las naciones no industriales tengan precios bajos de producción como resultado de un aumento de producción, en el segundo caso adoptan el carácter de transgresión de ellas, a partir de la producción exclusiva de bienes a las naciones industriales se les permite eludir la ley del valor, es decir, venden sus productos a precios superiores a su valor, configurando así un intercambio desigual, donde las naciones desfavorecidas ceden gratuitamente parte de su valor que producen. 55 Para Ruy Mauro Marini, la plusvalía Relativa es entendida como forma de explotación del trabajo asalariado que, fundamentalmente con base en la transformación de las condiciones técnicas de producción, resulta de la desvalorización real de la fuerza de trabajo. 56Ibid., p. 33. 37 Frente a esos mecanismos de intercambio desigual, establecidos a través de las transferencias de valor y fundados en la “productividad y el monopolio de producción”57, se disponen mecanismos de compensación, que no impiden la transferencia operada por los mecanismo descritos, sino que se orientan a neutralizar el aumento del valor realizado, a través del incremento de la masa de valor producida. Esta acción de compensación sólo es posible a partir de una “mayor explotación del trabajo, a través del aumento de su intensidad. Pues le permite la creación de más valor en el mismo tiempo de trabajo”58, es decir, en el marco de ese intercambio, la apropiación del valor realizado “encubre la apropiación de una plusvalía que se genera mediante la explotación del trabajo en el interior de cada nación”59, y que sólo es posible la compensación al nivel de la producción interna de cada país. Marini señala que el fundamento de la dependencia en América Latina, parte de establecerla como un centro productor de capital, que supone una vinculación al mercado mundial y su impacto que acarrea sobre la organización interna del trabajo. Ya que el ciclo de capital en la economía dependiente latinoamericana tiene su fundamento en relación al mercado mundial. El modo de producción capitalista irá subordinando al conjunto de la economía, entonces la economía latinoamericana atiende las exigencias de la circulación capitalista, cuyo eje de articulación está constituido por los países industriales, y centrada pues sobre el mercado mundial. En los dos casos más paradigmáticos de la economía de la región: la economía exportadora y en la industrialización, Marini señala que el esquema que se reproduce es el de la dependencia, pues la segunda es posible solo a partir de las bases específicas creadas. Pues la economía industrial dependiente “reproduce, en forma específica, la acumulación de capital basada en la superexplotación del trabajador”60, ya que imposibilita al trabajador para reponer el desgaste de la fuerza de trabajo y su remuneración está por debajo de su valor. La tesis central de la propuesta es que el fundamento de la dependencia 57Ibid., p. 35. 58Ibid.,p. 36. 59Ibid., p. 37. 60Ibid., p.60. 38 es la superexplotación, pues no se trata de una disposición de estadios, sino más bien una estructuración de mecanismos del capitalismo, para asegurar la acumulación del capital. F.H. Cardoso y Enzo Faleto La participación de ambos autores se ve reflejada en su obra conjunta Desarrollo y dependencia en América Latina, como ya se había señalado acerca de su reflexión sobre la condición del subdesarrollo y sus posturas con relación a las teorías desarrollistas, al considerarlas como reduccionistas y limitadas en el análisis económico, ya que disponían de modelos desfasados de la realidad de América Latina. Respecto a la dependencia argumentan que ésta “alude directamente a las condiciones de existencia y funcionamiento del sistema económico y del sistema político, mostrando las vinculaciones entre ambos, tanto lo que se refiere al plano interno como al externo”61, es decir, la reflexión sociológica que se establece, considera el proceso sociopolítico como fundamental, pues condiciona los modos de producción propiosa establecer, pues si bien el mercado mundial condiciona la estructura de cada país, hay posibilidad para la acción política de cada país para condicionar y determinar finalmente esta reproducción dependiente. En ambos autores, se observa un análisis de la “dependencia” cercano a los participantes del debate, pero existe, a diferencia de los demás, un señalamiento en atribuir a las condiciones políticas62 propias de la región posibilidades para cambiar el esquema reproductor dependiente. Vania Bambirra Las reflexiones de Vania Bambirra sobre la teoría de la dependencia se suman al debate inaugurado por algunos autores antes mencionados. Cercana a la propuesta de Theotonio Dos Santos, por el análisis estructural usado para referir a 61 F.H. Cardoso y Enzo Faletto, op. cit., pp. 24-25. 62 La intención de subrayar el énfasis que pone Cardoso y Faletto a las condiciones políticas, subyace en reconocer en su metodología la búsqueda del tipo ideal de político que usa Max Weber. 39 dicha teorización, Bambirra admite considerar a los estudios de la dependencia como estudios con status de teoría, pues señala que se parte de considerarlos como “estudio de las formaciones económico-sociales capitalista dependiente, capaz de captar la combinación específica de los modos de producción que han coexistido en América Latina bajo la hegemonía del capital”63. De ahí que la teoría de la dependencia en Bambirra, supone el análisis de las leyes de movimiento del modo de producción capitalista en países como los latinoamericanos, cuyos procesos económicos son redefinidos en función de las posibilidades estructurales internas. La especificidad de la reproducción dependiente del sistema capitalista, según la teorización de Bambirra, se da cuando “la acumulación de capitales pasa por el exterior a través de la importanción de maquinaria; luego, cuando empieza a ser producida internamente –solo en algunos países y con muchas limitaciones pues los sectores de punta, como electrónica, energía nuclear, son monopolios de los países más desarrollados-, está controlada directamente por grupos extranjeros, y si bien ya empieza a suplir las necesidades de las maquinas del sector II (bienes de consumo manufacturado)- que por cierto pasa a ser controlado en gran parte por el capital extranjero- sigue dependiendo de la maquinaria-capital del sector I (bienes de producción) de los países capitalistas desarrollados”64. Esta evaluación de la reproducción estructural de la economía latinoamericana, muestra las determinantes y sus funciones, que para el caso habría que considerar para salir de ese esquema. 63VaniaBambirra, Teoría de la dependencia: una anticrítica, Ediciones Era, México, 1978, p. 26. 64Ibid., p. 29. El contenido en cursivas es mío, lo use para hacer más clara la idea y no referir solo a sectores. 40 Theotonio Dos Santos Theotonio Dos Santos quién participó con Bambirra en la construcción de lo que denominaron teoría de la dependencia, es otro de los autores que abonó al debate construido. De metodología estructuralista y afirmando el carácter científico de los estudios sobre la dependencia, sostiene que es la división internacional del trabajo la base sobre la cual está fundada la dependencia. Dos Santos define la dependencia como “una situación histórica que configura una cierta estructura de la economía mundial que favorece el desarrollo económico de algunos países en detrimentos de otros y que determina las posibilidades de desarrollo de las economías internas, constituyéndolas como realidades económico-sociales”65. La pista que sigue Dos Santos sobre la dependencia es, precisamente la de una situación condicionante, que se establece como límite, como configuración de ciertas realidades más complejas con las cuales forman la realidad total que son las estructuras nacionales. Esta situación de dependencia, está condicionada por tres formas históricas de dependencia: “las formas básicas de la economía mundial, que tiene sus propias leyes de desarrollo; el tipo de relaciones económicas dominantes en los centros capitalistas y los modos como se expanden hacia el exterior; los tipos de relaciones económicas existentes en el interior de los pases que se articularon en la condición dependiente, en el seno de las relaciones económicas internacionales generadas por la expansión capitalista”66. Señala Dos Santos que la estructura reproductora de dependencia, tiene efectos directos sobre la estructura del sistema productivo de los países dependientes, pues condiciona un tipo específico de desarrollo que se caracteriza por su carácter dependiente. Los efectos sobre la estructura productiva dependiente son: “a) el sistema productivo que se monta en estos países está esencialmente condicionado por las relaciones internacionales mencionadas, b) la acumulación 65Theotonio Dos Santos,op. cit., p. 308. 66Ibid., p.310. 41 de capitales, en tales circunstancias asume características muy propias y c) los límites que el sistema productivo impone al crecimiento de estos países”67. La estructura y los efectos en el sistema de producción dependiente es en Dos Santos la parte toral de su enunciación en torno al debate. Pues subraya que éstas para operar necesitan de un sistema económico mundial que controle el monopolio de capital, pues para poder realizarse, el sistema se reproduce como dependiente, “al reproducir un sistema productivo cuyo desarrollo está limitado por esas relaciones internacionales, sistema que desarrolla necesariamente solo algunos sectores económicos y que está obligado a intercambiar en condiciones desiguales”68, lo que tiene como resultado la reproducción de atraso, miseria y marginalización social al interior de las sociedades latinoamericanas dependientes. Aníbal Quijano Aníbal Quijano es otro autor que ingresa al debate en torno a la dependencia, cercano a la reflexión de Dos Santos y Bambirra, asume que la situación de las sociedades nacionales latinoamericanas pasa por un sistema de relaciones de interdependencias formado por los países capitalistas. Tal situación de relaciones es posible a partir de la prevalencia de los intereses de un sector dominante sobre los demás, intereses que en las sociedades dependientes corresponden a “los intereses de un sistema total de relaciones de dependencia y del sistema de producción y de mercado, en su conjunto”69, donde dicho sistema de relaciones de dependencia se originó desde la constitución de las sociedades nacionales latinoamericanas. 67Ibid., p. 318. 68Ibid., p. 320. 69 Aníbal Quijano, “Dependencia, cambio social y urbanización en América Latina”, Revista Mexicana de Sociología, Vol. 30, No. 3, Julio-Septiembre 1968. p. 526. 42 El análisis de Aníbal Quijano, a diferencia de los primeros participantes del debate, donde la subordinación económica es preponderante para entender las relaciones de dependencia, parte de entender el análisis económico como decisivo, pero no único para entender las relaciones de dependencia en las sociedades nacionales latinoamericanas. La propuesta de Quijano señala a esta dependencia como una dependencia histórica, “que afecta a todos los demás órdenes institucionales y al entero proceso histórico de nuestras sociedades”70, de ahí que todos los procesos históricos determinados por la estructura interna del poder estarán subordinados y se establece una relación de dominación a través del sistema internacional capitalista en su conjunto. La dependencia en Quijano es un concepto que, “da cuenta, al mismo tiempo, del cambiante sistema de relaciones entre
Compartir