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Gunnar Myrdal - Objetividad en la Investigación Social - Nayeli Morales

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BREVIARIOS 
del 
FoNDO DE CULTURA EcoN.ÓMICA 
212 
OBJETIVIDAD EN LA 
INVESTIGACIÓN SOCIAL 
OBJETIVIDAD EN LA 
INVESTIGACIÓN SOCIAL 
por v "\Y:, "'-
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GUNNAR MYRDAL V') <t ! 
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1'I DE ABRIL 219 - T. E. 38298 - 28384 
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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA(_;) 
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Pr!rnera edición en inglés 1969 
Prunera edición en españ~I, 1970 
~mVERSIDf:.B N.~c. DE c~~OBA , 
IF'AC!.iLTAD DE CIENCIAS ECGtJ· nllCAS 
BIBLIOTECA 
;GNATUR.!i ~ OL Of~ 
TOPOGRAFlCA __ M-=-----
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~ Tít~lo ~~iginal: 
Ob¡ectw1ty in Social Research 
Copyright© 1969 by Gunnar.Myrdal. 
Traducción de 
REMIGIO JASSO 
J D. R: © 1970 FONDO DE CULTURA EcoN' • 
Avemda de la Univerciidad 975 '1' . 12 OM_ !CA , " ex1co , D. F. 
l. EL PROBLEMA 
EL RASGO fundamental de la ciencia social es la 
búsqueda de la verdad "objetiva". El estudiante 
tiene fe en su convicción de que la verdad es 
edificante y que las ilusiones son dañinas, espe-
cialmente las oportunistas; busca "realismo", un 
término que en una de sus acepciones denota 
una visión "objetiva" de la realidad. 
Los problemas metodológicos más fundamen-
tales que enfrenta el científico social son, por lo 
tanto, los que se refier~n a lo que es la objetivi-
dad y cómo puede el estudiante alcanzarla cuan-
do trata de estudiar los hechos y sus relaciones 
causales. ¿cómo evitar esta concepción prejui-
ciada? Más específicamente, cómo puede el 
estudiante de problemas sociales liberarse de: 1) 
la poderosa herencia de los escritos del pasado 
en su campo de investigación, que comúnmente 
contiene nociones normativas y teleológicas 
heredadas de generaciones pasadas y fundadas 
sobre las filosofías morales metafísicas del dere-
cho natural y el utilitarismo, de las cuales se han 
ramificado todas nu'estras teorías sociales y 
económicas; 2) las influencias de. todo el medio 
ambiente cultural, social, económico y político 
de la sociedad en la cual vive y trabaja se gana la 
vida y su status y, 3) la influencia brotada de su 
propia personalidad y moldeada no sólo por tra-
diciones y ambiente, sino también por su histo-
ria, constitución e'inclinaciones individuales. 
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8 EL PROBLEMA 
El científico social enfrenta un problema sub-
s~cuente: l~ómo puede ser en este sentido obje-
tivo y, al mismo tiempo, práctico? lCuál es la 
r~lación entre el desear entender y el desear cam-
biar la sociedad? lCómo puede combinarse la 
búsqueda del conocimiento verdadero con las 
valoraciones morales y políticas? lCómo puede 
la verdad relacionarse con los ideales? 
En nuestr~ pr<?f esión incluso ahora, hay una 
falta de conciencia de que, en la búsqueda de la 
verdad, el estudiante, como todos los seres hu-
manos independientemente de lo que tratan de 
l~grar, e.s influido por la tradición, por su me-
dio ambiente y por su personalidad. Más aún 
hay un tabú irracional contra la discusión de est~ 
falta de conciencia. Es asombroso que este tabú 
se~ comúnm:nt~ ~espetado y se deje en la inge-
nmdad al c~entifi~o so~ial respecto a lo que 
hace. De~trurr, esa mge?uidad debe ser el objeto 
de la soc10logia de la ciencia y de los científicos, 
la rama menos desarrollada de la ciencia social. 1 
Esto es importante, pues estas influencias si no 
, ' 
e~tan. contr,o~adas, son capaces de causar prejui-
c~os s!stematicos en las investigaciones y condu-
cu asi a un conocimiento deficiente y fallo. 
Incluso si las influencias condicionantes de la 
investigación se expusieron abiertamente, en tal 
1 
G.llllil:M Myrdal, Asian Drama, An Inquiry into the Poverty 
of Nat1ons (New York, Twentieth Century Fund and Pantheon 
Books) 1968. -!rólogo, Sección 1, pp. 5-8. A menos que se indi-
que en contrario, todas las referencias de las páginas subsecueii-
tes son de mis propias obras. ' 
EL PROBLEMA 9 
forma que el científico social t~viera una cm~­
ciencia más sofisticada sobre sí mismo~ s~s,acti­
tudes en la búsqueda de la ver~a~, s~bsisti~ia un 
problem~ ·de la fil?sofí~ ~e la ciencia ?ocial: el 
de si existen med10s logicos por med10 de los 
cuales pueda asegurarse más la objetividad de la 
investigación. Éste es el problema central del 
presente ensayo. , . . . 
Como veremos, los medios logicos dispombles 
para protegemos de las desorient~cioi:es son en 
general éstos: desarrollar un.a conciencia total de 
las valoraciones que determman realmente nues-
tra investigación teórica y práctica,2 obser_var 
esas valoraciones desde nuestro punto de vista 
respecto de la relevancia, significación y factibili-
dad en la sociedad estudiada, transformarlos en 
premisas específicas de valor para .1~ investiga-
ción determinar el enfoque y defmrr los con-
cept~s en términos de un conjunto de premisas 
de valor explícitamente asentadas. 
2 Estoy usando las palabras "teórico"'( "p~ctico" ~o "polí-
tico") con los significados que tienen en filosof1a; el p~er? se 
refiere al pensamiento en términos de causas y efectos, el ultimo 
al pensamiento en términos de medios y fines. 
II. UNA NOTA PERSONAL 
ESTOS pensamientos no son universalmente acep-
t~dos: Por. el contrario, la metodología de la 
ciencia s~ci~l es en su mayor parte metafísica y 
seudo objetiva. Por lo tanto, no está totalmente 
fuera de lugar el señalamiento de la ruta heurís-
tica que un estudiante individual recorre para 
alcanzarlos. Por cierto, hacerlo estaba implícito 
en la invitación dirigida a mí cuando preparé la 
conferencia de la cual el texto presente es una 
versión revisada. 
Las cuestiones formuladas al comienzo de este 
ensayo :ne pertu:ban ?' emocionan desde mis pri-
mero; i~tentos JU~emles de hacer investigación 
economica. Lo atribuyo a mi reacción, negativa 
tanto como positiva, frente al grupo verdadera-
mente excepcional de economistas suecos de la 
generación anterior y superior a la mía, inclu-
yendo a Knut Wicksell, David Davidson Gustav 
Cassel y Eli F. Heckscher quienes corr:binaron 
habilidades extraordinarias y por supuesto, 
status en la república académica del mundo con 
un grado igualmente extraordinario de ing~nui­
dad respecto a los problemas metodológicos 
fundamentales ya expuestos. 3 
3 He intentado describir el medio ambiente excepcional-
mente estimulante para los jóvenes economistas de Suecia des-
pués de la primera Guerra Mundial en el postscriptum de mi obra 
"Value and Social Theory" a Selection of Essays on Methodo-
logy, Paul Streeten, editor {New York, Harper Row, Publishers, 
10 
UNA NOTA PERSONAL 11 
Tuvieron sus raíces espirituales en la parte fi-
al de la era victoriana, y no sintieron inhibicio-
~es al llegar a conclusiones práctica~ y polític,as 
definidas en sus investigaciones. Estas, segun 
creían, expresaban la verdad objetiva: . 
Estas conclusiones alcanzadas sm premisas 
específicas y explícitas de. valor,. fueron en 
general del tipo de las de lazsse~ /aire; en par~~ 
Wicksell era en esto una excepcion, pero muno 
después. Como la mayoría .de los economistas 
de mi generación en su:~ia, tuve' p~ntos de 
vista diferentes sobre pohtica economica. Para 
comenzar, teníamos una mentalidad interven-
cionista; queríamos, por ejemplo, planear las 
actividades gubernamentales en tal forma que 
mitigaran el gran desempleo resu.ltante de la 
depresión posterior al fin de la primera Guerra 
Mundial. Teníamos, por lo tanto, que refutar a 
nuestros mayores. 
En la medida en que mi interés en la búsqueda 
de·la verdad era tan fuerte como mi interés per-
sonal en la reforma social, sentí una urgencia d: 
liberar mi pensamiento de. las cadenas de la trad,1-
ción dominante. Con el tiempo esto me llevaria 
hacia problemas metodológicos más amplios q?e 
los inmediatamenterelevantes a las controversias 
lnc. 1958; Lmdres, Routledge & Kegan Paul, .1:t~, 1956), pos_-
scriptum pp. 237-262, correspondientes a la ed1c1on norteameri-
cana. También véase mi obituario a Gustav Cassel, "Gu_stav Cas-
sel in Memoriam { I 866-1945 ), reimpreso en el Bulletin o[ the 
Oxford -University Institute of Statistics. Vol. 25, No. 1 (1963), 
pp. 1-10; originalmente en Ekonomisk Revy, Vol. 2, núm. 1 de 
febrero, 1945, pp. 3-13. 
12 UNA NOTA PERSONAL 
existentes en mi tierra natal en esa época: parti-
cular. En esos días, el austero filósofo ~eco 
Ax.el Hagerstrom ejercía una .fuerte influen~1a .de 
orientación crítica sobre la Juventud academ1ca 
en Suecia y fortalecía mi actitud crítica a todos 
los tipos de pens~iento en térm~o~ de los val~­
res objetivos. Mi segundo trabajo importante 
fue planeado originalment~ como u~ breve P:1,11-
fleto polémico demostr~tivo ?e mi decepc10n 
respecto a mis colegas mas antiguos en la P.rof e-
sión, por la forma en que llegaron a conclu~10nes 
de política económica directamente ~e sus mten-
tos de conocer los hechos y las relac10nes factua-
les. Sin embargo, en vez de ello se convirtió en 
un análisis de cierta profundidad sobre la forma 
en que la teoría económica se ramificó de las 
filosofías metafísicas antes mencionadas, y de la 
forma en que había retenido ese legado en todas 
sus diversas ramas y particularmente en sus teo-
rías del valor y del bienestar. Por cierto, todavía 
ahora mahtiene esta herencia. Como crítica de la 
teoría económica, los pensamientos expresados 
en ese libro demuestran los esfuerzos sistemáti-
cos de los economistas para resolver los proble-
. mas prácticos y políticos careciendo de un ele-
mento fun~amental y dejando así la puerta 
4 The Political Element in the Development of Economic 
Theory (Cambridge, Haivard University Press, 1965) ~mires, 
Routledge & Kegan Paul, Ltd. 1953; originalment; _P~blica?o en 
Estocolmo con el nombre de Vetenskap och politic l national-
ekonomin, 1930. 
UNA NOTA PERSONAL 13 
abierta a la arbitrariedad y a los prejuicios. Pien-
so que como crítica esos pensamientos son 
válidos todavía y también relevantes. No han 
cambiado mucho los hábitos de pensar en los 
economistas pero a través de la argumentación 
del libro asomaba la idea de que, si todos los 
elementos metafísicos fueran cortados radical-
mente y no se derivara ninguna conclusión polí-
tica, permanecería un cuerpo saludable de teoría 
económica positiva, independiente en su con-
junto de valoraciones. Sería entonces posible de 
inferir simplemente conclusiones de política eco-
nómica agregando un conjunto escogido de 
premisas de valor establecidas al conocimiento 
científico de los hechos. 
Esta creencia implícita de la existencia de un 
cuerpo de conocimientos científicos adquiridos 
independientemente de todos los valores, pronto 
me pareció ser un empirismo ingenuo. "Los he-
chos no se organizan a sí mismos en conceptos y 
teorías sólo porque se observen: en verdad, 
excepto dentro de la estructura de conceptos y 
teorías, no hay hechos científicos, sino sólo 
caos. Hay un elemento a priori ineludible en 
todo el trabajo científico. Se deben plantear las 
preguntas antes de obtener las respuestas. Todas 
las preguntas son expresión de nuestro interés en 
el mundo. En el fondo, son valoraciones. Las 
valoraciones están por lo tanto necesariamente 
involucradas en una situación cuando observa-
mos los hechos y llevamos adelante el análisis 
teórico, y no sólo en la etapa en que extraemos 
14 UNA NOTA PERSONAL 
inferencias políticas de Íos hec.hos .Y, de l~s valo-
raciones. Por tanto,5 la contribuc1on primera,ª 
la discusión del problema de valor en la teona 
económica se convirtió en sólo una piedra de 
toque en el desarrollo de n;is p~nsa;n~e?tos acer-
ca de la cuestión que considere al m1c10 de este 
ensayo. 
:Mis primeros intereses han sido en los problem~s 
económicos y estaban enfocados en la teona 
económica de un tipo establecido tal y como se 
desarrolló dentro de la tradición clásica y neoclá-
sica. Los intereses de investigación posteriores, 
me condujeron más y más allá de esa área limita-
da hasta que me acostumbré a pensar en mí 
mismo como un economista político y después, 
como un economista institucional. Esto fue en 
parte resultado del cambio en el tipo de pro~le­
mas prácticos y teóricos con los que estuve rm-
plicado durante mi actividad prácti:a. ~n un 
nivel más fundamental, estas experiencias de 
investigación realizar?n ~na . razón más . pro-
funda, que se expreso a s1 m1~T?ª en ,una rr~e~­
petuosidad creciente por las ~1g~das h~e~s ~1~1-
sorias tradicionales entre las d1stmtas d1sc1plmas 
de la ciencia social, tal y como se habían dt".~­
arrollado pragmáticamente para ajustarse a los 
propósitos de enseñanza y para enfrentar la 
necesidad de especialización. 
s The Political Element in the Development of Economic 
Theory, Prefacio a la edición en inglés, pp. IX-XVI. 
UNA NOTA PERSONAL 15 
El razonamiento causante de esta irrespetuosi-
dad fue mi creciente reconocimiento del hecho 
de que en realidad no hay problemas econó-
micos, sociológicos o psicológicos, sino sz"mple-
mente problemas y que regularmente son 
complejos. El solo y único tipo de concepto que 
es permisible mantener vago, es el sentido de los 
términos tales como economía, sociología, psi-
cología o historia, puesto que ninguna inferencia 
científica puede depender jamás de sus definicio-
nes. Esto, hasta donde sabemos no es siempre 
reconocido incluso ahora, pero era admitido 
hace aún menos de 40 años. En esos días, fre-
cuentemente se desperdiciaban esfuerzos en 
encontrar la definición precisa de una u otra de 
nuestras diversas disciplinas de la ciencia social, 
en la creencia de que esto era una actividad 
importante. 
Tendremos que dominar los complejos proble-
mas que existen en la realidad con cualquier 
herramienta disponible. Esto no se debe tomar 
como una excusa para el diletantismo, porque es 
nuestro deber desarrollar nuestras habilidades 
hasta el más alto grado posible para resolver los 
problemas científicos que se nos presenten. El 
estudiante debe tratar de mejorar y adaptar sus 
habilidades para acomodarse al estudio del 
problema parti~ular que aborde. No debe con-
tentarse a limitarlas con estrechez a una de 
las disciplinas tradicionales. En mi propia vida 
profesional, algunas veces me aventuré lejos 
de lo que es usualmente considerado como 
16 UNA NOTA PERSONAL 
teoría económica, la cual es mi campo de es-
tudio original. 
En la medida en que llevé mi preocupación 
acerca del problema de metodología y valores, se 
relacionó ampliamente con la ciencia social en 
general y no meramente con la economía en la 
que se originó. Donde quiera que comenzaba a 
trabajar, este problema levantaba cabeza, como 
es indicado por prólogos, apéndices, secciones o 
capítulos completos dedicados a él y a mi mane-
ra de abordarlo. 6 Casi podría decir como Mo-
handas Gandhi, aun cuando en un sentido muy 
diferénte que toda mi vida de trabajo ha sido 
una serie de "experimentos con la verdad". 
Cuando fui invitado a dar la Wimmer Lecture 
correspondiente a 1967 en el St. Vincent Col-
lege, se me sugirió que debería usar la ocasión 
para hacer una exposición breve y simplificada 
de las conclusiones alcanzadas por mí en el pro-
blema de tratamiento de las valoraciones en la 
investigación social. También se me pidió mos-
trar el camino por el cual alcancé esas conclu-
siones a través de diversas experiencias de inves-
6 Una colección incompleta de ellos, junto con unos cuantos 
artículos especializados, escritos después de la edición sueca ori-
ginal de The Political Element in the Development of Economic 
Theory (1930), pero antes de Rich Lands and Poor: The Road to 
World Prosperity, Ruth Nanda Anshen, editor, New York, Har-
per and Row Publishers, Inc. (1958) (Publicado en Gran Bretaña 
como Economic 1heory and Underdeveloped Regions, Londres, 
Gerald Duckworth & Co. Ltd. 1957; en México por el Fondode 
Cultura Económica con el título de Teoría económica y regiones 
subdesarrolladas) y Asian Drama (1968) está contenida en Value 
in the Social Theory. 
UNA NOTA PERSONAL 17 
tigación. Di la enhorabuena a esta oportunidad y 
a estas sugerencias. 
Esta conferencia ha sido ampliada posterior-
n;-~nte en forma consid~rable para su publica-
c1?n, per? el. ~exto esta todavía muy compri-
nudo y simplificado. :rvie dirijo a una audiencia 
de est~diantes que ?eben encontrar difícil y en 
c~alqu~er cas~ laborioso juntar las piezas de una 
filosofia consistente y comprehensiva de la cien-
cia social diseminadas en escritos de todo tipo 
sobre problemas específicos. Cuando sienta la 
necesidad 'del tratamiento más completo de un 
punto particular, indicaré dónde puede encon-
trarse. La naturaleza de la tarea de proveer una 
guía a mis propios pensamientos en el curso de 
los años explica y espero excusará el hecho 
de haber circunscrito casi exclusivamente las re-
ferencias a mis propios escritos. 
Mi ambición al escribir este pequeño libro fue 
por tanto producir un texto que puedan utilizar 
de referencia los estudiantes de ciencias sociales 
incluyendo los de historia, y quizá también lo~ 
de derec~o~ teología y filosofía, y que es tan 
breve y fac1l de entender que no toma más que 
un mínimo de su valioso tiempo. Mi esperanza, 
sin embargo, ha sido que cuando menos algunos 
de mis jóvenes lectores puedan colocarse en el 
camino de una exploración más profunda del 
problema, lleguen a poner en duda mucho de lo 
que está en los libros de texto, y ver entonces 
nuevos horizontes de investigación. 
III. VALORACIONES, CREENCIAS 
Y OPINIONES 
PUESTO QUE la ciencia social no es nada más que 
sentido común altamente sofisticado, debemos 
comenzar en la forma más útil nuestra investiga-
ción, intentando caracterizar la concepción del 
mundo de la gente común y corriente de nuestra 
.sociedad, sín excluir a los científicos sociales 
mismos cuando se forman nociones de las cosas, . 
fuera de su rama de estudio e incluso tal como 
veremos, dentro de ella. En nuestro tipo de 
civilización, la gente en general, no sólo los cien-
tíficos sociales, desean ser racionales y tener ra-
zones sobre las formas en que conciben la reali- · 
dad circundante o reaccionan ante ella. 7 
Hay dos tipos de concepciones sostenidas por 
la gente acerca de la realidad: en su forma pura 
las llamaría "creencias" y "valoraciones". En las 
"opiniones" de la gente, se mezclan las creencias 
y valoraciones en una forma que discutiré poste-
riormente. Aun cuando no hay una línea dura y 
definida en los procesos mentales de la gente 
entre estos dos tipos de concepciones, es de. 
todas maneras útil para nuestro análisis distin-
7 Lo que se dice aquí y en las siguientes tres secciones es 
desarrollado más completamente en An American Dilemma. The 
Negro Problem and lYfodern Democracy (New York, Harper and 
Row Publishers, Inc. 1944), Introducción, Secciones 1 y 2, pp. 
XLI-XLVI, y apéndices 1 y 10, pp. 1027-34 y 1136-43 (Value in 
Social Theory, capítulo 5, pp. 71-86). 
18 
VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINIONES 19 
guir entre ellos, pues su importancia lógica es di-
ferente. Uno de estos tipos de concepción es 
intelectual y cognitivo, el otro emocional y 
volitivo. 8 
Las creencias expresan nuestras ideas acerca 
de cómo es o fue en verdad la realidad, mientras 
las valoraciones expresan nuestras ideas acerca 
de cómo debiera ser o haber sido. 
Las personas pretenden que su,s cre:ncias se':n 
conocimientos válidos. En consecuencia, debena 
ser posible siempre juzgar la corrección de las 
creencias aplicando el criterio de si son verda-
deras o falsas y en el último caso calibrando la 
extensión y· dirección en que se desvían de 
la verdad. Otra dimensión es su totalidad re-
lativa. De nuevo, aquí pueden ser objetivamente 
comparadas con el conocimiento más com-
8 Para hacer hincapié en la subjetividad del proceso de valora-
ción, deliberadamente usé la palabra "Valoraciones" (Valua-
tions) y evité el término valores, que es ta~ p~~ular ~~ tod~ la 
ciencia social, excepto en el caso de combmac1on d~ prenusas 
de valor" con la que ciertas valoraciones se han ·defim~o Y hec~o 
explícitas para el uso de la investi~;ión. El. uso co~un del ter-
mino "valores" invita a la confus1on entre valoraciones en el 
sentido subjetivo, el objeto de estas valoraciones y tam~ié~ la 
ubicación social total de las valoraciones. El uso del ternuno 
"valores" especialmente en la literatura sociológica y antropoló-
gica, también contiene usualmente una pre~sa oci:lta de _v~or, 
que un "valor" Eo ips_o_ es _apreciab~e en al_gun sen?d~ ob~:uvo; 
esto implica un preju1c10 tipo ~e lazssez fazre_ •. El termmo, valo-
res" finalmente de la asociacion de algo solido, homogeneo Y 
estable mientras que en la realidad, las valoraciones son contra-
dictor~s y también inestables, particularmente en la sociedad 
moderna. Véanse también las referencias dadas en las notas de 
pie de páginas anteriores. 
20 VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINIONES 
prehensivo, y puede determinarse la ubicación 
de las deficiencias. Por otro lado, las valoracio-
nes de una persona, de que la situación social es 
o fue "justa", "co1Tecta'', '"buena", "desea-
ble" o lo opuesto, no se puede juzgar y medir con 
el mismo criterio objetivo a través de su compara-
ción con el conocimiento verdadero y completo. 
Sin embargo, cuando las valoraciones sosteni-
das por un individuo o grupo son, como las 
creencias, una parte de la realidad que puede ser 
precisada por la investigación, aun cuando no sin 
dificultades (véase más abajo, sección 5 ). Una 
dificultad básica brota del hecho de que las valo-
raciones de una persona son usualmente cam-
biantes y contradictorias. Detrás del comporta-
miento no hay un conjunto homogéneo de 
valoraciones, sino una masa confusa de inclina-
ciones, intereses e ideales en lucha. Algunos de 
éstos son sostenidos conscientemente y algunos 
suprimidos por largos intervalos, pero todos 
obran para mover el comportamiento en sus 
direcciones particulares_. 
No hay "actitudes" sólidas y el comporta-
. miento normalmente es un compromiso moral. 
Las valoraciones están por así decirlo, localiza-
das en diferentes niveles de la personalidad 
moral, correspondiendo en lo fundamental a 
diversos grados de generalidad de los juicios 
morales. 
En nuestra civilización, la gente está de acuer-
do comúnmente en que como una propos1c1on 
abstracta, las valoraciones más generales que se 
VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINIONES _21 
consideran válidas en relación a toda la nación o 
incluso a todos los seres humanos, son moral-
mente superiores a las relativas a los individuos o 
grupos particulares. Esto no es una suposición a 
priori, sino una generalización fundada en una 
observación empírica. Todos sabemos que es así. 
En el curso del vivir, actuar, pensar y hablar 
diarios, una persona se encontrará enfocando su 
atención en las valoraciones de un plano de 
su personalidad moral, dejando en la sombra al 
mismo tiempo, las valoraciones frecuentemente 
conflictivas de. otros planos. La base de este 
enfoque selectivo es de plano oportunista. 
Somos seres imperfectos, y es más frecuente 
que las valoraciones superi9res sean empujadas a 
las sombras en la vida diaria. Se preservan para 
expresarlas en ocasiones que son más ceremo-
niales por su naturaleza, o que en una forma u 
otra son aisladas de la vida diaria en la cual las 
valoraciones inferiores predominan con mayor 
frecuencia. Reduciendo nuestro enfoque, las úl-
timas valoraciones son más estrechamente egoís-
tas, están más dentro de la naturaleza de los inte-
reses o envidias económicos, sociales o sexuales 
en un lugar y un momento dados y menos uni-
versalmente benevolentes y humanos. 
Una convención sindical nacional, puede, por 
ejemplo, manifestarse fuertemente contra la dis-
cr·iminación, contra los negros en el mercado de 
trabajo, reflejando valoraciones en el nivel supe-
rior (véase infra, Sección VII).Al mismo tiempo, 
en una ubicación estrecha y local estas valorado-
22 VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINlONES 
nes superiores pueden ser opacadas por valora-
ciones del nivel inferior "prejuicios", tal y como 
frecuentemente se les llama cuando se ven desde 
el nivel superior; estas valoraciones inferiores se 
expresan en prácticas discriminatorias. 
La Democracia es "el gobierno por medio de 
la discusión", de hecho, otras formas de go-
bierno no pueden suprimir en general la discu-
sión permanentemente o por un· largo periodo. 
La discusión política efectiva, nacional o inter-
nacional, está basada en la suposición de que 
existe una amplia aceptación de valoraciones 
comunes, particularmente en el nivel superior. 
Un grupo u o.tro de personas se encontrará invo-
cando y apelando a las valoraciones en ese nivel, 
intentando así revelar y suscitar conflictos de 
valoraciones en otros grupos. , 
Una dificultad en la determinación de las va-
loraciones emana del hecho de que las personas 
frecuentemente tratan de ocultarse las qua valua-
tions, particularmente las operativas en el nivel 
inferior. Tratan de disfrazar estas valoraciones 
como creencias sobre la realidad. La gente, en 
sus opiniones, generalmente subestima las valora-
ciones asentando sus posiciones como si fueran 
simples inferencias lógicas de lo que creen cierto 
acerca de la realidad. Buscan las "buenas razo-
nes" que usualmente no pueden calificar como 
"razones verdaderas". Sus opiniones llegan a ser 
entonces lo que nosotros llamamos racio11ali-
zacw11es. 
En este proceso, las valoraciones son ''obje-
VALORACIONES, CREENCIAS Y OPLt'\fIONES 23 
tivizadas" presentándolas· como creencias, o 
simples inferencias de creencias, que implican 
esconder aquéllas, manteniendo por lo tanto su 
falta de consistencia fuera del alcance de la vista. 
A través de este proceso las creencias se distor-
sionan. La gente logra creer lo que quiere creer, 
lo que sirve a los "propósitos" del compromiso 
subyacente de valoración. Un escrutinio cien-
tífico de creencias populares, muestra no sólo 
que están frecuentemente equivocadas, sino tam-
bién que son tergiversadas en una forma sistemá-
tica. Tam.bién muestra lagunas de igriorancia 
innecesaria y, por otro lado, una sorprendente 
avidez por adquirir conocimiento cuando e!i 
oportuno para la necesidad de racionalizar. 
Toda ignorancia, como todo conocimiento, 
tiende por lo tanto a ser oportunista. Todo es-
fuerzo educacional encaminado a corregir las 
creencias distorsionadas en una sociedad, en-
cuentra una fuerte resistencia. La gente está 
interesada en ocultar sus valoraciones y los con-
flictos de éstas o quiere cuando menos intentar 
preservar una apariencia de consistencia y orden 
en esa esfera. Volveré sobre esto posteriormente. 
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• ... 
IV. EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS 
OPORTUNISTAMENTE DISTORSIONADAS 
PER.l\IÍTASEr-1E ilustrar lo dicho hasta ahora, esco-
giendo algu,nos de mis ejemplos de un estudio 
comprehensivo de la civilización norteamericana 
observada desde el punto de vista del grupo me-
nos privilegiado, los negros. El estudio fue reali-
1 
zado hace un cuarto de siglo, pero la tendencia 
general para creencias a distorsionar con el pro-
pósito de racionalizar las valoraciones y el 
comportamiento está tan presente ahora como 
lo estaba antes. Por cierto, opera en todo tipo de 
relaciones sociales, en todas las sociedades y en 
todos los tiempos. 
Para comenzar, el deseo de ocultar valoracio-
nes en el nivel inferior fue revelado por la reluc-
tancia de los blancos sureños a expresar un 
pronunciamiento claro de su adhesión personal a 
los patrones prevalecientes de segregación y dis-
criminación contra los negros. Con mucha fre-
cuencia, las proyectaban como valoraciones de 
otras personas diciendo que la "opinión pública" 
estaba contra el cambio o que "las personas de 
por aquí" no apoyarían eso. Rara vez expresa-
rían un aserto franco en primera persona de que 
ellos mismos piensan que es correcta y deseable 
la preservación de estos patrones represivos. 
Un ejemplo del uso selectivo y _por tanto 
distorsionado del conocimiento disponible es 
que los sureños blancos cuando se les hizo con-
24 
E~EMPLOS DE LAS CREENCloAS DISTORSIONADAS 25 
siderar los niveles extremadamente bajos de las 
escuelas de negros, se refirieron al monto rela-
tivamente bajo de impuestos pagado por los 
negros. De esto inferían que lo que existe de 
educación de los niños de los negros en ese 
momento estaba fuertemente subsidiado por la 
comunidad blanca. 9 
L~s negros, por su parte, estaban equipados 
comunmente con una teoría sofisticada de que 
la incidencia de los impuestos indirectos sobre la 
propiedad urbana era transferida a los inquilinos 
en la forma de altas rentas. Puesto que la clase 
pobre vivía más frecuentemente en hogares ren-
tados, los negros soportaban proporcionalmente 
una carga fiscal mayor, en tal forma que pagaban 
completamente y aún más por la educación de 
sus hijos. 
En igual forma, los blancos con cierta educa-
ción, incluso algunos doctores en medicina tal y 
como pude observar entonces, se aferraban a 
ideas poco fundadas y falsas acerca de las carac-
terísticas físicas de los negros, por ejemplo, que 
tenían un olor peculiar, cráneos más gruesos, o 
penes mayores, cosas que los negros usualmente 
no creían. 
Los negros estaban generalmente informados 
de las pruebas cada vez mayores de que las prue-
bas refinadas de inteligencia y de aptitud no con-
firmaban la existencia de grandes diferencias 
9 En la actualidad es prominente un pensamiento similar 
entre la mayoría blanca de Sudáfrica, cuando defienden su polí-
tica opresiva respecto a la mayoría no blanca. 
26 EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONAD~S 
heredadas entre los blancos y los negros como 
grupos, aun cuando se podía encontrar ~ncl:iso a 
blancos educados que se habían mantemdo igno-
rantes de ello. 
En la medida en que nos acercábamos a este 
momento, y el asunto se ampliaba en importan-
cia, se reveló dramáticamente, incluso para las 
personas de educación o~dinaria, que .1~ gran 
mayoría de los norteamericanos ,que vivia:i. en 
circunstáncias confortables, habian adqmndo 
una laguna mental respecto a la existencia en 
todo EU de grandes enclaves de personas afecta-
das por la pobreza y también por gente~ cultural-
mente empobrecidas. Tal y como lo vi, esto fue 
el comienzo de una catarsis moral e intelectual, 
significada y en parte causada por una avalancha 
de estudios estadísticos, libros y artículos, con-
ferencias y discursos. A principios de 1964, 
cond1rjo a que el presidente Lyndon B. Johnson 
declarara una "guerra incondicional a la pobre-
za'' y proclamara la meta de establecer la "Gran 
Sociedad". 
Este cambio interrelacionado, tanto de creen-
cias como de valoraciones, parece que fue 
dañado por los efectos morales, políticos y 
financieros de la guerra de Vietnam y por los 
disturbios raciales. No quiero proseguir con este 
asunto en relación al tema de este libro. Sin 
embargo, sugeriría que un estudio más profundo 
del desarrollo de las creencias en los diferentes 
grupos y campos de opinión durante este perio-
EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS 27 
do dramático revelaría que bajo la presión de 
los eventos explosivos en estos dos frentes en los 
años ~ecientes, las valoraciones cambiantes se 
asociaron con nuevas y grandes distorsiones de 
creencias sobre los hechos. 
La tradicional y confortable habilidad de los 
norteamericanos para vivir felices desligados de 
los numer?sos y grande~ bolsones de pobreza 
de su med10, se desarrollo hasta el extremo aun 
' cuando no es algo único. Entre los miembros de 
la sociedad occidental que viven mejor, existe 
una reluctancia común a conocer las condiciones 
de vida de los pobres. 
Cuando era un profesor joven hace más o 
menos 30 años, tuve que examinar a estudiantes 
de derecho a quienes exigían tener una barni-
zada de conocimientos sobre las condiciones 
económicas y sociales. En aquel entonceslos 
estudiantes procedían con más frecuencia que 
los de ahora, de los estratos de altos ingresos. En 
aquel tiempo, la mitad de las familias en las ciu-
dades suecas vivían en departamentos de sólo 
dos _cuartos.º menos: Aco~tumbraba a preguntar 
a mis estudiantes cual creian que era el tamaño 
p~·omedio de la habitación familiar. Hasta que se 
dieron cuenta de mi interés en el asunto, y com-
probaron con los hechos sus respuestas más o 
menos eran: "cuatro" o "cinco" cuartos. 
Hablando en forma más general, la necesidad 
psicológica de racionalizar las valoraciones que 
operan en el nivel inferior, dan lugar a lo que he 
llamado "estereotipos" o "teorías popu-
28 EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS 
lacheras". Son hechos sociales importantes en 
cualquier sociedad y pueden estudiarse empírica-
mente. Consisten de complejos de creencias, 
distorsionadas para ajustarse a los valores de 
nivel inferior a los cuales sirven de tapadera o 
racionalización. En ef asunto racial ya referido, 
la raza por sí misma no es socialmente impor-
tante. Son las creencias raciales, expresadas en 
teorías populares, las que son importantes.
10 
Lo 
mismo resulta cierto en diversos grados en otras 
cuestiones políticas. Las valoraciones dan una 
carga emocional a las teorías populacheras que 
están designadas a ocultarlas y justificarlas. Son 
usualmente expresadas con mucha convicción 
como si fueran asertos sobre hechos de extra-
ordinaria importancia. Escrutinizadas, estas 
teorías populacheras estereotipadas muestran 
marañas de creencias sobre la realidad de una 
falsedad muy burda y que frecuentemente son 
contradictorias. 
Escogí mis ejemplos de asuntos internos de una 
nación. Frecuentemente, las creencias y las teo-
rías populacheras referentes a la política exte-
rior, en la cual los hechos están más remotos de 
las experiencias ordinarias de la gente, por ésta y 
otras razones se desvían aún más del realismo 
racional y pueden adquirir una carga emocional 
casi histérica en calidad de apoyo. Durante la era 
Dulles-McCarthy, el pueblo norteamericano des-
1 O An American Dilemma, cap. 4, Racial Beleifs, pp. 83-112. 
EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS 29 
preocupadam~nte. pas~ po~ la ~erdadera pesadilla 
de una conspirac10n imagrnana del comunismo 
~ontra los Estados Unidos y todo el mundo""""""J 
lrbre. é=" • "-'-""-IL,,, 
~~ta pesadilla, y la idea completamente des( _ _j) 
qmcrada de que exi~tía un peligro real de que~~ 
unos cuantos comumstas derrocaran al gobiemO::::~.§= 
constitucional por, medios violentos en este gran-&::» 
de Y poderoso pais, se extendió, convirtiéndose,::._;.;;; 
por ~lgún tierr:po en casi una ideología nacional.(-') 
1 Ha .sido, por ,e~emplo, u?.ª causa principal de laf:__)l 
! acc10nes p~htrcas y _militares emprendidas po~1=Jl 
Est~dos _Dmdos en Vietnam desde l 949. Afectó 
la vida rntelectual de c~si toda la nación y dejó~:_J.l 
su huella t~nto en la literatura científica comO:::f 
I
¡ ~? la ensenan_z~ a todos los niveles. Al mismdf,__) 
iempo, y qmza con mayor amplitud era un~!? t creencia popular entre las masas. ' l' j 
l Aun cua:ido en menor grado, cubrió todo e(J 
[ mundo occidental por un periodo. Después de la -· 
( se~nda Guerra Mundial, los países europeof,_JdJ 
\ o.ccide.ntales dependían inicialmente de la ayuda?.~ 1 
! fmanc1era de Estados Unidos y sus políticos 
1 
¡; pronto aprendieron que la forma más efectiva de ( 
~ hacer gen_erosos a los EU en cuanto a la ayuda~ 1. 
f era ref_e,nrse al . peligr~ del comunismo. La:,jj t 
1 a:e~tac10n de la ideologia norteamericana cons~~'= ; 
1 tltUia por tanto un interés oportunista paraf=:J · 
[
1 
e~los._ Pod,emos v~; también que cuando la ayuda·:-=:-3. 
B dismmuyo, tamb1en se redujo la ansiedad de los:.· e~~}·· 
1 
europeos acerca de la amenaza comunista .. e:;, 
. Cualqu;ec sueco üene rnzones para r~cmdar .. ,~ J 
í~ 
-l 
30 EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS 
en la historia de su propio país cómo en los años 
anteriores a la primera Guerra 1-.Iundial, una ola 
de miedo y odio fue creada por las. fuerzas con-
servadoras contra los rusos. Todo tipo de creen-
Cias se diseminaron acerca de lo que los rusos 
hacían y perseguían en aquel tiempo, y ahora 
parece que éstas no tuvieron funda,mento real. 
Afortunadamente, la ola no afecto muy pro-
fundamente las masas populares. Hjalmar Bran-
ting y otras persoi::~s ubi~ad~s en la izqu_i~rda 
realizaron una func10n samtarra que carec10 de 
equivalente en los EU durante el perio~o poste-
rior ya mencionado, cuando la mayona de los 
liberales (confusamente y con rem?rdimie.ntos 
de conciencia) se refugió en un anticomumsmo 
ostentoso.U Pero en Suecia al comienzo de la 
primera Guerra Mundial, infl':1yó decisi~amente 
la actitud de los estratos sociales supenores en 
una orientación proalemana. 
11 Challenge to Affluence (Nueva York, Pantheon Books, 
1963), capítulo 9 particularmente pp. 122 ss. 
V. SUGER-ENCIAS 
PARA LA INVESTIGACIÓN DE OPINIONES 
ANTES DE abandonar el problema de las formas 
en que las valoraciones influyen a las creencias 
y ~~s mol~e~n en una . forma oportunista, 
hac1endolas ut1les a las racionalizaciones apun-
' , 
tare brevemente un corolario importante para 
la investigación social. 1 2 
Reaccionando frente a la primera escuela de 
p_sic~logía racionalista, hace tiempo nos impre-
s10no mucho el hecho de que la gente no actúa 
ni piensa racionalmente. Consecuentemente es-
tablecimos la tradición de no dividir las opi~io­
nes de la gente en esos compoqentes relativos a 
los aspectos cognitivos de los procesos mentales 
y en los relativos a los aspectos volitivos. En los 
cuestionarios de encuestas de opinión pública se 
puede encontrar comúnmente cuestiones con-
cerni~i;tes a creencias, a valoraciones casi puras, 
y opm10nes en las cuales las creencias y las valo-
r~ciones están casadas. Todos estos tres tipos es-
tan usualmente mezclados sin distinción. Sin 
embargo, una diferenciación más clara sería de 
mayor importancia, pues un estudio de las creen-
cias de la gente vierte foz no sólo sobre lo que 
l 2 Véase An American Dilemma, Apéndice 10, pp. 1136-43; 
y, t:unbién Value in Social Theory, cap. 5, Secciones 4 y 5, 
paginas 82-88. 
31 
1 
¡ 
l 
~ 
~I 
32 INVESTIGACIÓN DE OPINIONES 
conocen y lo que ignoran sino también sobre la 
estructura de sus valoraciones. 
Las creencias de la gente, a diferencia de sus 
valoraciones, pueden ser directamente juzgadas 
por el criterio objetivo que consiste en observar 
si son correctas y completas. Este hecho nos 
ofrece la clave con la cual analizar científica-
mente los patrones de valoraciones internamente 
inconsistentes y frecuentemente ocultas que 
existen en las mentes de la gente. La dirección y 
el grado de desviación de sus creencias del cono-
cimiento objetivo y comprehensivo, nos dirá 
cómo la gente está tratando de escapar· a una 
confrontación entre las valoraciones sostenidas 
en el nivel inferior, implícitas en su comporta-
miento diario y las valoraciones más generales · 
que se reconocen como moralmente superiores 
en nuestra sociedad. 
Desde este punto de vista, adquiere importan-
cia la cuantificación del conocimiento y de la 
ignorancia de la gente en temas de controversia .. 
Para este propósito ciertas cuestiones en los estu-
dios científicos de la opinión pública debieran 
purgarse en la medida de lo posible de todas las 
valoraciones explícitas examinando sólo la con-
cepción del entrevistado sobre una parte espe-
cial de la realidad. Debiera ser bastante fácil 
preparar normas estándar y lúcidas acerca de lo 
que representa el conocimiento objetivo. En los 
muchos problemas en los cuales somos ignoran-
tes o tenemos dudas, la conciencia de nuestras 
limitaciones constituye conocimiento verdadero. 
INVESTIGACIÓN DE OPINIONES 33 
Para examinar las creencias con el fin de deter-
minar su totalidad y encontrar lagunas, deben 
desarrollarse cierto tipo de escalas graduadas 
para medirlas. 
La hipótesis de la cual partimos, es la de quecasi nunca nos enfrentamos a una falta de cono-
cimiento al azar. La ignorancia, como el conoci-
miento, está conscientemente dirigida por 
propósitos específicos. Una carga emocional de 
conflictos de valoración presiona en favor de las 
racionalizacione·s, creando ceguera mental en 
algunos puntos, estimulando la necesidad del 
conocimiento de otros y, en general, causando 
concepciones de la realidad para desviarse de la 
verdad en direcciones determinadas. 
Si el grado de conocimiento e ignorancia y 
también su localización y carácter concreto se 
analizaran en esta forma, las valoraciones y sus 
conflictos podrían registrarse indirecta pero 
cuantitativamente, así como se mide el calor de 
las estrellas distantes por la observación de su 
espectro. La hipótesis que se encuentra detrás de 
tal investigación es que la ignorancia y el conoci-
miento no son simples ni producto del azar, sino 
oportunistas. Si un programa importante de in-
vestigación se llevara a cabo con este propósito, 
las encuestas de opinión probarían tener una uti-
lidad mayor de la que muestran en su papel 
periodístico presente. 
Pero, por supuesto, las valoraciones debieran 
también estudiarse directamente hasta donde 
fuera posible. Para este propósito debieran selec-
:¡ 
¡! 
34 INVESTIGACIÓN DE OPINIONES 
donarse otras cuestiones relativas a opiniones 
que no contienen referencias a la realidad más 
específica acerca de la cual forma creencias la 
gente. Las valoraciones son complejas y ordina-
riamente conflictivas, y un individuo enfoca su 
atención en su esfera de valoración en una forma 
oportunista, y su selección y presentación de 
valoraciones es probablemente diferente en una. 
situación experimental que en la vida real. Por lo 
tanto, el análisis indirecto de las valoraciones, a 
través del estudio de las desviaciones de creen-
cias respecto al conocimiento verdadero y más 
completo, puede calar más profundamente que 
el análisis directo. Normalmente un individuo 
siente una urgente necesidad de arreglar sus valo-
raciones en tal forma que puedan presentarse en 
una forma ordenada y aceptable. En sus creen-
cias concernientes a la realidad social, que son 
• ', conformadas para dar la apariencia de una orga-
, ~ nización racional a su moral y su comporta-
miento, se revela a sí mismo. 
Cuando se estudian las valoraciones por cual-
quiera de los métodos o una combinación de 
ellos, es importante observar otra ·distinción: 
ésta es la existente entre la opinión personal o 
"privada" y su opinión pública o "política" so-
bre la misma cuestión. Éstas no necesariamente 
coinciden; de hecho, rara vez lo hacen. Estudian-
do esta distinción se vierte luz sobre la dicoto-
mía de (y usualmente el conflicto entre) valora-
ciones de diferentes niveles de generalidad. 
En el problema negro, por ejemplo, frecuente-
INVESTIGACIÓN DE OPINIONES 35 
mente hay contradicciones flagrantes entre las 
valoraciones acerca de cómo la sociedad debiera 
ser y las valoraciones implícitas de su comporta-
miento diario. En el asunto del control natal, 
cuando menos hasta su reciente actualización en 
la opinión pública, es fácil probar estadística-
mente que un gran número de personas que con-
denaban públicamente el control natal y que 
respaldaban medidas legales para prohibirlo, sin 
embargo, lo practicaron. 
¡' 
1 ¡ 
r 
.'¡ 
VI. LAS VALORACIONES 
TAMBIÉN DEPENDEN DE LAS CREENCIAS 
HASTAESTEpunto, hemos discuti~o las formas en 
que las creencias de la gente depei:den de su 
necesidad de racionalizar sus valorac10nes zr, en 
particular, su necesidad de ocult.ai: ~os ~~nfhct.os 
de sus valoraciones. En nuestra civihzac10n rac10-
nalista, la gente desea aparentar consistencia en 
sus opiniones y quieren presentar razon~s de 
ellas: por lo tanto, enmascaran sus v.alora~10nes 
y creencias, las cuales er.itonces ~e d~sto:s10nan: 
Pero también hay una mfluencia e3ercida ~01 
las creencias, particularmente por los cambios 
en las creencias sobre las valoraciones. 
En su mayo; pai·te, la gente es subjetivame.nte 
honesta y busca consistencia en sus razonaimen-
tos; la gente abiertamente cínica es r~~· a m~nos 
que toda la socieda~ se vuelva ~1mca. Si .1,as 
creencias son corregidas, esto e3erce . pres10n 
sobre la gente para cambiar sus valorac10nes en 
tal grado que pueden exhibir ante ~11.os y ante 
los demás lo que sienten que soi: opi:i10nes con-
sistentes, las cuales ahora deben mclu:r las ~reei:­
cias corregidas. Normalmente, tal ªJ:1ste impli-
cará un debilitamiento de las valorac10nes en el 
nivel más bajo y un cambio hacia una mayor 
conformidad con las de más alto nivel. 
Por esta razón, una alteración fundamental en 
la percepción de la realidad frecuentemente .l,lega 
a una catarsis intelectual y moral en relac1on a 
36 
LAS VALORACIONES DEPENDEN DE LAS CREENCIAS 37 
las creencias y valoraciones. Hemos experimenta-
do el comienzo de esa catarsis en Norteamérica, 
.cuando el asunto de la pobrt::za fue destacado en 
el último año del difunto presidente John F. 
Kennedy, y que resultó en la patética declara-
ción de una "guerra incondicional a la pobreza" 
hecha por su sucesor, el presidente J ohnson. 
En el problema negro, la corrección de algu-
nas de las denigrantes creencias populacheras 
acerca de los negros, las cuales, tal y como apun-
té, se estratificaron en teorías populacheras 
estereotipadas y complejas, debieran cambiar 
gradual y perceptiblemente las opiniones prejui-
ciadas que circundan las valoraciones y los con-
flictos de valoraciones. Cuando la persona pre-
juiciada puede retener alguna de las creencias 
denigrantes acerca de los negros sólo a costa de 
exhibirse como poco instruida frente a los de-
más, será difícil mantener sus opiniones prejui-
ciadas, incluyendo algunas de sus valoraciones de 
nivel inferior. 
Puesto que las primeras cr~~ndas falsas han 
servido a un propósito y satisfecho una necesi-
dad, no debería sorprendemos, sin embargo, que 
su corrección encuentre resistencia. La gente 
puede simplemente rehusarse a aceptar la correc-
ción de las ideas erróneas y puede, cuando me-
nos por un tiempo, adherirse tenazmente a sus fal-
sas creencias, en contra de la evidencia de los 
hechos. O ajustarán sus teorías populacheras es-
tereotipadas en tal forma que racionalicen sus va-
loraciones, y ya no necesiten más del apoyo de 
38 LAS VALORACIONES DEPENDEN DE LAS CREENCIAS 
una u otra creencia falsa, las cuales en esta forma 
pueden desecharse. A largo plazo.' el ef ect~ :pi:e-
de ser la quiebra de las valorac10nes preJmcia-
das cuando menos en parte. 
Ninguna investigación comprehensiva, siste-
mática y concluyente se ha hecho par:i demos-
trar cómo la rectificación de las creencias falsas, 
a través de la educación y de la información ma-
siva puede influir las opiniones, las valoraciones 
sub~acentes y el co~portamie~t~ _resultante. El 
efecto de la television en la opimon de la gente 
sobre la guerra de Vietnan: pue~e P:?veemos de 
un caso de estudio. La mvestigac10n de tales 
cambios debiera tomar en cuenta el factor tiem-
po, puesto que frecuentemente el efecto se ~ace 
más sustancial en un periodo de tiempo mas o 
menos largo. . . 
También se debe considerar la importancia de 
las diversas organizaciones formales e informales 
de nuestra sociedad. Algunas de ellas operan 
para educar a la gente tratando de que acepten 
creencias más correctas y consecuentemente 
quitarles sus preju~cios. Otros, sin _embargo, p~­
ticularmente al mvel local, mantienen la resis-
tencia aI cambio proveyendo al individuo con la 
seguridad de que no estará solo al aferrarse a sus 
viejas y prejuiciadas opiniones y comporta-
mientos. 
VII. LA IMPORTANCIA DE LAS 
INSTITUCIONES DEL ESTADO Y DE 
OTRAS INSTITUCIONES FORMALES 
EN MI LIBRO An American Dilemma, tuve ocasión 
de demostrar y ejemplificar que por medio de 
los efectos acumulativos de la causación circular, 
sería "natural" que los prejuicios de raza se ex-
tendieran e intensificaran. 13 Los examiné den-
tro de una variante especialde un enigma que ha 
intrigado a filósofos por miles de años: el proble-
ma del bien y el mal. 
Citando a Thomas Hobbes, quien apuntaba 
que los hombres más sabios y virtuosos difícil-
mente dejarán una huella en la arena del pasado, 
mientras un imbécil o un criminal pueden in-
cendiar todo un pueblo. Por qué, entonces, el 
mundo no está deteriorándose constante y rá-
pidamente en su moral, sino más bien, según 
esperamos, progresando cuando menos en el 
curso de largos periodos. 
Hobbes destacó esta cuestión. Como sabemos, 
su respuesta era el Estado, Leviatán. Nuestro 
Estado es diferente del de Hobbes: es democrá-
tico. De todas maneras, mi respuesta tiene algo 
básicamente en común con la hedonista y mate-
rialista posisabelina. 
Por supuesto, el Estado está colectivamente 
13 Op. cit.; capítulo 3, Sección 8, pp. 78-80; también véase 
Value in Social Theory, cap. 8 Secc. 9, pp. 192-94. -
39 
( 
¡.' 
40 LA IMPORTANCIA DE LAS INSTITUCIONES 
hecho y controlado por personas, la mayor parte 
de ellas fuertemente prejuiciadas, bajo la influen-
cia de la competencia por empleos y status so-
cial, de impulsos sexuales y todo tipo de intere-
ses, miedos, celos e inhibiciones estrechas y 
miopes que forman factores causales del com-
portamiento individual y de sus valoraciones 
implícitas en el más bajo nivel. Pero cuando se 
piensa y actúa dentro de sus instituciones forma-
les, particularmente de las nacionales, la gente 
permite más rápidamente que sus alt_as valoracio-
nes al nivel general se hagan consCientes y ex-
tiendan su influencia. 
La escuela, en toda comunidad, está avocada a 
tener una poca más de amplitud de criterio que 
la opinión local. También el sermón en la iglesia. 
Una asamblea sindical nacional está avocada a 
decidir ligeramente por encima del prejuicio del 
miembro medio de ella. La legislación, en gene-
ral, será más equitativa que los legisladores mis-
mos como individuos en lo particular. Cuando 
el hombre de la calle actúa a través del orden de 
las instituciones colectivas a que pertenece y 
actúa más como un norteamericano, como un 
cri~tiano y como un humanitario que cuando 
actúa independientemente. Por lo tanto moldea 
los controles sociales que incluso lo condicio-
narán a él. 
A través de estas enormes estructuras insti-
tucionales, se hace una presión constante so-
bre los prejuicios raciales, contrarrestando la 
LA Th1PORTANCIA DE LAS INSTITUCIONES 41 
. tendencia "natural" a su expansión e intensifi-
cación. Son las mismas personas que actúan 
en. las instituciones y que están manifestando 
prejuicios personales. Pero obedecen diferen-
tes valoraciones morales en diferentes planos 
de la vida. En sus instituciones han invertido 
más que en sus ideas diarias que van paralelas 
con su conducta actual real. Han colocado en· 
ellas sus ideas acerca de cómo debiera ser en 
verdad el mundo. Los ideales por lo tanto ga-
nan fortificaciones de poder e influencia en la 
sociedad. 14 
Esto lo he caracterizado como "una teoría de 
autocorrección social que se aplica a la sociedad 
que llamamos democracia". Aparte de sus efec-
tos directos sobre la conducta de los ciudadanos 
la legislación y la adm_inistración siempre tiene~ 
los efectos indirectos de hacer propaganda en 
favor de ciertos ideales. Lo mismo resulta cierto 
para las decisiones, reglamentaciones y declara-
ciones de otras instituciones formales. Al adhe-
rirse a sus ideales, las instituciones tienen una 
pertinacia comparable sólo por su considerable 
flexib~i~ad en una situación local y temporal. 
En m1 hbro An American Dilemma, la teoría 
fue aplicada al problema racial americano, pero 
tiene validez para todos los problemas de la 
vida social. 
Un supuesto indispensable es, sin embargo, el 
14 Jbid. 
r,'.• 
; 
r,_, 
1 
; 
42 LA IMPORTANCIA .DE LAS INSTITUCIONES 
1 . . moral frente a la herencia de de que e c1msmo . "liz . ' no 
ideales en nuestra corriente de c~v1 ac1on 
domina las institucio_nes de un J?ªl~ como lo ha 
hecho sobre el asunto racial ;n Afn~a del Sur, y 
tu ' en un campo mas ampho en Alema-como ac o u 'd 
. b . el nazismo. En los Estados m os en 
ma ªJº · ·' d dos asuntos años recientes, la combmac10n e . 
relacionados la guerra de los norteamenc~os .en 
. 1, di"sturbios raciales en el mtenor Vietnam y os 
del país ha reducido indudablemente l~~ normas 
les en una gran parte de la poblac1on Y. cau-
:~::-el aislamiento moral y político del gobierno 
. y de esa parte del pueblo norte-
norteamencano . d 1 
americano respecto a casi todo el ~esto e. mun-
do En estos casos, el Estado ha sido un ms~ru-
. ara elevar las normas morales, smo, mento, no p . 
por el contrario, para rebajarlas. -
VIII. EL PAPEL DE LA CIENCIA 
SOCIAL 
LA EDUCACIÓN auspiciada, dirigida y financiada 
por el Estado y otras instituciones formales pue-
de parcialmente y por algún tiempo apoyar las 
creencias oportunistas y falsas. Esto se revela, 
por ejemplo, recurriendo a la crítica y la discu-
sión del contenido de los libros de texto. Más 
generalmente y con esta amplia concepción, la 
educación es una fuerza correctora de estas 
creencias. Detrás d~ la educación, dando espolea-
das a su tendencia a largo plazo hacia el raciona-
lismo, está la ciencia social. 
Como la ciencia en general, la ciencia social 
apareció primero en forma elemental en los co-
mienzos de la historia de todas las civilizaciones. 
En sus inicios estaba profundamente enclavada 
en la religión primitiva y a las supersticiones sis-
tematizadas. Pero incluso en tiempos muy remo-
tos, la inclinación de los estudiantes a aprender 
de la experiencia y la observación y la considera-
ble flexibilidad de las religiones y otras doctrinas 
implicaron avances hacia creencias menos dis-
torsionadas. 
En la época de la Ilustración, la ciencia social 
dio grandes pasos para liberarse de todas las 
influencias distintas a las derivadas de las obser-
vaciones de la realidad y del análisis de las ob-
servaciones en términos racionales. En esa era 
gloriosa, la ciencia social también colocó a las 
43 
í 
·l 
1 
44 EL PAPEL DE LA CIENCIA SOCIAL 
valoraciones superiores más cerca de las bases de 
la teoría. Trató incluso de "probar" su veracidad 
(véase sección XVIII). Aun cuando puede 
demostrarse que las "pruebas" son espurias, el. 
solo hecho de que las valoraciones superiores 
fueran convertidas en supremas era un impor-
tante avance, puesto que la responsabilidad con 
que cargan por distorsionar las creencias no es ni · 
cercanamente tan grande como la de las valora-
ciones inferiores. 
Desde entonces, el progreso ha sido expedito, 
en creneral se aceleró. Comencé este ensayo enfa-
tiz~~do que el rasgo distintivo de la ciencia so-
cial es la búsqueda de la verdad objetiva. Esto lo 
considero no sólo un precepto moral, sino tam-
bién una descripción de su situación factual. ln-
duso si alguno comienza a distorsionar opor-
tunamente sus concepciones sobre un problema 
particular, la prosecusión de la investigación 
social en sí corregirá gradualm.ente estas concep-
ciones. Algunas veces he dicho que los hechos 
patean, pues se manifiestan violentamente. En 
este sentido, la ciencia social ha demostrado 
capacidad de corregirse a sí misma. 
Para mí, uno de los grandes monumentos al 
espíritu de la búsqueda de Ja verdad en la ciencia 
social y a su inherente capacidad para dirig1rse 
en última instancia al conocimiento verdadero, 
ha sido la historia de la investigación de diferen-
cias grupal~s h~red':das de ap~it,udes, esp:cial-
mente de mtehgencia. Los ps1cologos, qmenes 
hace más de medio siglo se dedicaron a medir las 
EL p APELDE LA CIENCIA SOCIAL 45 
diferencias innatas en la inteligencia entre blan-
cos y n;gros, hombres y mujeres, ricos y pobres, 
~o teman dudas de que tales diferencias exis-
tiesen y que fuesen pronunciadas. 
. Hay mucha verdad en el proverbio bíblico que 
c~1ce: "e.I qu; .buscare, encontrará"; sin embargo, 
si un c1entI f1co busca lo que no está 11' 1 ., , , . a I, O 
encont1ara solo mientraslc>s dat , . os ernp1ncos 
sean. ,escasos y q:1e. se permita a sí mismo la dis-
tors1on de su locr1ca Fn la 111ed1'da 1 . . _. o • , en que os 
mvestigado~·es apilaban sus observaciones y refi-
~<~ban sus_ mstrumentos de obsen1ación y análi-
sis, enc~n~:'.1ron lo que no .estaban buscando y 
q:1e poi cierto era contrano a sus preconcep-
CJoncs; entonces las diferencias desaparecieron o 
cuando menos no pudieron ser est·tblec1.da . '¡·· · . < s c1en-
ll 1camente. 
-~os estudiantes en el campo de las ciencias 
s~cialcs se han embebido tanto del espíritu de la 
l~usqu~cla. ele la verdad, ~~e frecuentemente pare-
cen pa:tlcularmente felices cuando arriban a 
conclus10nes diferentes de las esperadas o su-
. P:1e~tas en un principio. Incrementando el cono-
cnmento ~'ercl.aclero, y purgando en esta forma 
l~s creencias lalsas y oportunistas, la ciencia so-
c1~I c~loc.a los cimientos de una educación aún 
~rn~ electiva: hacer las creencias de la gente más 
ia~10nales, forza a las valoraciones a mostrarse 
ab1er.tam:nte, y hacer más difícil retener en sus 
conciencias las v<:loraciones de .nivel inferior 
opuestas a las del mvel superior. . 
La gran tradición en la ciencia social, y partí-
.; 
'' ¡: 
1 ,· 
46 EL PAPEL DE LA CIENCIA SOCIAL 
cularmente en la economía ha sido para'los cien-
tíficos sociales la de tomar una responsabilidad 
tanto directa como indirecta en la educación 
popular. Existe una tendencia reciente hacia el 
abandono de esta gran tradición con la cual debo 
comprobar mi inconformidad. A través de gene-
raciones, incluso los más grandes estudiosos, y 
especialmente ellos, se las arreglaron para dispo-
ner tiempo de su trabajo científico con el fin de 
hablar con la gente en términos simples que los -
hombres legos pudieron entender. Sin embargo, 
muchos científicos de nuestros días están comu-
nicándose crecientemente sólo entre ellos. Esta 
tendencia al falso cientificismo, este abandono 
de nuestra responsabilidad en la formación de la 
opinión pública, es capaz de reducir la importan-
cia de nuestro trabajo encaminado a tornar más 
racional a la gente. 
Otra tendencia funciona en la misma direc-
ción. Mientras que el expresar los razonamientos 
tan claros y sucintos como fuera posib1e, consti-
tuyó siempre una gran tradición de l~ cienci~ 
social en décadas recientes la tendencia dom1-
' nante entre los científicos sociales es la de ence-
rrarse a sí mismos por medio de una termino-
logía innecesariamente e1aborada y extraña, 
frecuentemente hasta el punto de menoscabar su 
habilidad para entenderse entre ellos y quiz~ 
ocasionalmente incluso :Para entenderse a s1 
mismos. 
IX. PREJUICIOS 
EN LA INVESTIGACIÓN 
LA ?AP~CIDAD de la ciencia social para corregirse 
a s1 misma a la cual me referí, no es, sin e~bar­
go, ur: proceso instantáneo ni completo e inte- . 
rrump1do. Rara vez ocurre fácilmente o en su 
totalidad. 
, Como científkos sociales 'estamos decepcio-
nandonos a nosotros mismos si ingenuamente 
creemos que no somos tan humanos como las 
personas que nos rodean y que no tendemos a 
obte.ner en forma oportunista conclusiones que 
se ajusten a los prejuicios marcadamente simila-
res a ,los de otras personas en nuestra sociedad. 
Apegan~onos a la~ valo:aciones superiores asig-
nando impm!ancia primordial a los hechos 
obs_e~~dos, solo purgamos parcialmente estos 
preJUICIOS de nuestra mente. 
Estamo~ ba,Jo la influencia de fa tradición en 
~uestras c1enc1as, de la situación cultural y polí-
uca de nuestro medio ambiente y d , . e nuestras 
caractenst1cas particulares. No somos aut, t 1 , . · orna as 
como as maqumas electrónicas usadas creciente-
mente por nosotros para controlar grandes masas 
de datos. 
El resultado son los prejuicios sistemáticos en 
nuestro trabajo, incluso en nuestra proITTamación 
humana de las máquinas computado~as, si no 
nos proteg:mos a nosotros mismos por medio de 
la percepción sociológica de las condiciones en 
47 
48 PREJUICIOS EN LA INVESTIGACIÓN 
que vivimos y trabajamos y por medio de los 
métodos lógicos para purgar los prejuicios que 
discutiré posteriormente en las secciones XI a 
XIV. Para ilustrar mi tesis de que el trabajo cien-
tífico está avocado a prejuiciarse si toma otro 
camino distinto al señalado, me referiré a algu-
nos de los campos en los que he tenido experien-
cia de investigación. 
Los prejuicios son más fáciles de detectar y espe-
cificar cuando ha transcurrido algún tiempo y 
algunas de las condiciones han cambiado. En mi 
libro The Political Element in the Development 
o f Economic Theory, analicé los prejuicios siste-
máticos de la teoría económica clásica y neo-
clásica. Las filosofías morales metafísicas del 
derecho natural y del utilitarismo a partir de las 
cuales se desarrolló la teoría económica, se exhi-
bieron ahí como una influencia importante .. 
.Dentro de esta herencia, el hecho de que la teo-
ría económica primero se desarrolló en Inglate-
rra, que entonces era el país más rico del mundo, 
y que en Inglaterra, los estratos más ricos de la 
sociedad dominaban la ciencia económica, así 
como todas las demás formas de la alta cultura, 
determinó, la preferencia por ciertos enfoques y 
líneas de razonamiento (véase sección XXII).15 
Un ejemplo de los prejuicios resultantes de este 
condicionamiento, es por ejemplo, el hecho de 
15 Véase también Teoría ·económica y regiones subdesarra-
lladas, Parte II, particularmente cap. 10, pp. 137-49, de la 
edición.norteamericana. 
PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 49 
que el término "desempleo" no era comúnmente 
usado hasta finales del siglo XIX, 16 aunque, por 
supuesto, el desempleo. de hecho era frecuen-
temente muy alto. -
Cuando estudié el controvertido problema 
n_egro de No_rtea~éric_17 encontré que los prejui-
~10s en l~ mv_estig_ac!~n eran un problema de 
rmportancia pnmana. En la extensa discusión 
de los prejuicios en An American Dilemma se 
aserta que la literatura científica sobre el proble-
~a es~aba ge?eralmente bastante prejuiciada, en 
direcc10nes diferentes y grados variables. Encon-
t~é que Y.º mismo c_it~ba autores con el propó-
sito de ilustrar opimones acerca de diversos 
aspectos de los problemas, con más frecuencia 
que hechos documentados y relaciones factuales. 
En el estudio de los problemas del desarrollo en 
~sia ~eri.~ional, que ,fue mi última empresa de 
mvestigacion, ei;contre que todos los principales 
conceptos, teonas y modelos han sido prejuicia-
dos tanto en los tiempos coloniales 1 8 como · 
después de la segunda Guerra Mundial. 1 9 Este 
pensamiento prejuiciado de posguerra, que he . 
llamado el "enfoque moderno", .está fuertemen-
te influido por la diplomacia y por los buenos 
16 A. D 
17 
szan rama. Vol. 2, cap. 21, Sec. 8, pp. 984-89. 
An American Dilemma, Apéndice 2 Secs 1-3 
1035-45; también Value in Social Theory, cap. 7. · ' pp. 
~: As?an D~ama, cap. 21, Secs. 6-7, pp. 977-84. 
• !bid, Prolo~, Secs. 3-6, pp. 10-24, et passim en varios 
cap1tulos y en los apendices metodológicos, pp. 1839 ss. 
50 PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 
deseos tal y como se manifiestan en el contexto 
de la guerra fría. Tales prejuicios sistemáticos 
son facilitados por la aplicación no crítica de los 
enfoques científicos por el análisis económico en 
los países occidentales desarrollados. Incluso la 
tenriinología comúnmente usada ("mundo li-
bre'', "Asia libre", "países en desarrollo") está 
sistemáticamente prejuiciada. Estos defectos ter-
minológicos indican los prejuicios aún más pro-
fundos en el enfoque. 2 0 
Los prejuicios tienen mayor vigencia en los 
estudios del Asia Meridional al igual que en 
los de otras regiones subdesarrolladas, porque las 
estadísticas y otras informaciones factuales son 
escasas y débiles. Muchos de los datos presumi-
bles sobre "desempleo" y "subempleo" no tie-
nen sentido o significan algo c_ompletamente 
diferente de lo que se supone significan, puesto 
que han sido recopilados y analizados utilizando. 
conceptos del "enfoque moderno" que son in-
adecuados para las realidadesde esos países, tan 
diferentes de los países desarrollados. Por tanto, 
el ensamblaje de las estadísticas y otros núi.teria-
les no puede dar una comprobación del enfoque, 
tal y como una confrontación con los hechos 
normalmente debiera. Los hechos no se mani-
fiestan efectivamente y queda latente la oportu-
nidad de un proceso de autocorrección, al cual 
nos referimos ya en la sección VIII. 
20 lbid, Prólogo, Sec. 3, pp. 10-12, y Apéndice 1, •-Diplo-
mácy·in Terminology'', pp. 1839-42. 
PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 51 
. Lo~ pr~~uicios sistemáticos que operan en la 
1m:est1gac:oi: de los problemas de desarrollo de 
Asia Mend10nal, se fortalecen con el hecho 
de que el "enfoque moderno" es oportunista 
pues satisface los deseos tanto de los radicale~ 
como., de los conservadores de la región. 21 Es 
t~b1en oportunista para la gente de los países 
neos de occidente. Si el "enfoque moderno" fue-
ra lógicamente sostenible y adecuado a la realidad 
los países subdesarrollados de Asia Meridional ; 
del res~~ del mu?d? nos presentarían problemas 
de poh tlca economica mas simples y manejables. 
Los prejui.cios conducen a una falsa percepción 
~e. la realid:1-d. y a c?nclusiones fallidas de po-
htica econom1ca. Sm mostrar más ejemplos 
~~s~acto.s de 1~ prevalencia y carácter de los pre-
JUICIOs s1stematlcos en la ciencia social sólo 
apun~aré q~e menoscaban la capacidad de las 
c1enc1,'.ls so~1ales para purgar las creencias popula-
res d1st?rs10nadas y falsas, capacidad que he 
caractenzado como el papel central mismo de 
est~s :i~ncias e? nuestra sociedad. Puesto que los 
preJuic10s en mvestigación, como las creencias 
populacheras distorsionadoras de la realidad son 
?~o:tunistas y por cierto, la investigación' pre-
JUiciada que regularmente se alínea con esas 
creencias, puede incluso apoyarlas, cuando me-
nos parcialmente y por algún tiempo. 
2
•
1 
!bid, Prólogo, Sección 6, pp. 20-24, et passim a lo largo 
del libro. 
1 
~,. 
j: ' . 
' 1 
/1 
1 
' 
52 PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 
La falta de independencia de investigación en 
las ciencias sociales respecto · a las creencias y 
valores corrientes de la sociedad circundante es 
dramáticamente ilustrada por el hecho de que 
raramente abre camino hacia nuevas perspec-
tivas. ·La clave para la reorientación continua de 
nuestro trabajo ha provenido normalmente. 
de los intereses políticos que dominan la socie-
dad en que vivimos.22 
Así por ejemplo, el diluvio de escritos sobre 
los países subdesarrollados refleja el hecho de 
que después de la liberación de estos países de la 
dominación colonial y dentro de contexto gene-
ral de la Guerra Fría, los sucesos acaecidos en 
ellos se han tornado. políticamente importantes 
también para los países desarrollados. Las condi-
ciones económicas y sociales en estos países en 
el presente no son muy diferentes de lo que eran 
antes de la desintegración del sistema colonial. 
Pero en ese tiempo el destino de estas tierras y 
sus pueblos no se sentía que tuviera una gran 
importancia política para los países ricos. 
En la misma forma podemos estar seguros de 
que el gobierno, las fundaciones, las universi-
dades y los estudiosos particulares le darán a la 
investigación del problema negro. de Norte-
américa una prioridad mucho mayor en los años 
venideros del que se le ha dado en los últimos 
veinte años, pues la rebelión negra aumentó la 
importancia política de tal investigación. 
22 Ibid, Prólogo, Secs. 2 y 3, pp. 8-12. 
PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 53 
Este condicionamiento político de la direc-
ción de nuestro trabajo puede ser simplemente 
una forma racional de ajustarlo a las necesidades 
sei;tidas por la sociedad en la que vivimos y tra-
bajarnos. No obstante, un científico social puede 
tener pretexto para desear que, como profesio-
nale_s, tuviéramos visión suficiente pará leer lo 
escrito en la pared: porque nuestras sociedades 
son toi:ia?as usualmente por sorpresa por los 
acontec1m1entos, sorprendidas sin preparación 
forzadas a improvisar. ' 
El hecho de que el condicionamiento social 
juegue tal papel decisivo en la preferencia del 
campo de investigación debiera nacemos más 
prev~n~dos ~ aprehensivos de ese otro tipo de 
cond1~10na~1en~?· el de los enfoques escogidos 
en la mvest1gac1on, que para mí son conceptos 
mode~os y teorías que usamos y la forma en que 
selecc10namos y arreglamos nuestras observa-
ciones y presentamos los resultados de nuestra 
investigación. El segundo tipo de condiciona-
miento, aun cuando no necesariamente el prime-
ro, es el que conduce a los prejuicios. 
1 
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X. EL PAPEL DE LAS VALORACIONES 
OCULTAS 
POR SIGLOS, la tradición de la ciencia social, ha 
consistido en ocultar las valoraciones que han 
determinado el enfoque científico. Así por ejem-
plo, en un nivel elemental, el mecanismo de la 
investigación prejuiciada no difiere del que opera 
en el pensamiento popular tal y como lo he des-
crito en las secciones III y IV. Tal y como anoté 
la ciencia social no es nunca otra cosa que sen: 
tido común altamente sofisticado. 
Los sientífic~s ·sociales como la gente e~ gene-
ral, estan en aptltud de ocultar las valorac10nes y 
los conflictos entre valoraciones asentando sus 
posiciones como si fueran simples inferencias 
lógicas derivadas de los hechos. Por tanto •al 
igual que la gente común y corriente, suprim~n a 
las valoraciones como tales y dan sólo "razones" 
y su percepción de la realidad fácilmente se dis-
torsiona, esto es se prejuician. 
Los científicos sociales quieren ser objetivos 
"apeg~dose a los hechos:'. Se debería aceptar 
en pnmer lugar, que sujetando las creencias 
populares ·y las suposiciones científicas a la prue-
ba de los hechos, los prejuicios específicos son 
temporales y desenmascarados una y otra vez. 
Esto es lo que llamo el proceso de autocorrec-
ción en el trabajo científico, el cual ejemplifiqué 
al referirme a la historia de la investigación sobre 
las _aptitudes _intelec'?1ales de ,los diversos grupos 
raciales y sociales (vease seccion VIII). 
54 
EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS 55 
Sin embargo, los prejuicios en la ciencia social 
no pueden ser borrados simplemente "apegán-
dose a los hechos" y refinando los métodos de 
tratafiliento de los datos estadísticos. Por cierto 
los datos y el manejo- de los datos son frecuente-
mente más susceptibles que el "pensamiento 
puro" de ser influidos por tendencias encamina-
das hacia _los p:eju~~ios. El cao.s de los posibles 
d~tos de _mves?l?3-c10n no se organiza en pensa-
mientos sistematicos por la mera observación. 
Antes de que pueda existir una concepción, 
debe t<;>marse un punto de vista, y esto implica 
valoración. "Sin valoraciones", escribió mi di-
funto amigo Louis Wirth, con el que coincidía 
e.n estos asuntos, "no tenemos interés o sentido 
de la relevancia o de la significació~ y conse-
cuentemente la investigación no tiene objeto". 2 3 
Si en sus intentos de ser factuales, los ci~ntíficos 
no hacen explícito su punto de vista, dejan cam-
po a los prejuicios. 
Ni puede un científico evitar los prejuicios abste-
niéndose de llegar a conclusiones prácticas o 
p_olíticas. La investigación no está mejor prote-
gida contra los prejuicios si el científico se re-
húsa al arreglo de sus resultados en una forma 
adecuada a su uso práctico y político. 
También es evidente que, a pesar de las seguri-
dades en contrario, de todas maneras se extraen 
casi siempre conclusiones prácticas y políticas. 
23 En una carta al autor, Septiembre 29 de 1939. -
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" 
¡1 
11 
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1 
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56 EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS 
Toda nuestra literatura está permeada de juicios 
de valor, a pesar de los asert?s preliminares en 
contrario. Pero estas conclus10nes no son pre-
sentadas como inferencias de premisas de valor 
explícitas, sino más bien, a la v~eja moda, se pro-
clama que sdn evidentes a partir de la naturaleza 
de las cosas, como parte de lo que se pre_senta 
como datos objetivos. Son frecuentemente ~ntro­ducidos por lo general recargando la ter~m?~o-
"bal " " il b 10" gía. Palabras tales como anee , equ I r , ' ... ""t "o "estable", "normal', ajuste , re ras.o 
"función" han servido en todi;i.s las ciencias so-
ciales como puente entre. el -~nálisis, I?res~¿nible­
mente objetivo y la prescnpc10n poht1ca. . 
Los prejuicios no están P?r _lo tanto c,o~f1-
nados a las conclusiones practicas y poh tic~s 
extraídas de la investigación. Están mucho mas 
profundamente asentados. Son los resultados 
desafortunados de valoraciones ocultas ~ue se 
insinúan en la investigación a todos lo~, mv~les, 
desde su planeación hasta su presentac10n fm~. 
Como resultado de su encubrimiento no estan 
debidamente clasificados y por lo tanto pueden 
mantenerse indefinidos y vagos. 
La psicología subyacente del preJ~icio es simple, 
cualquier estudiante como, md!v1duo, y como 
ciudadano responsable esta mas o men?s . en-
marañado en la telaraña de valores confhctivos 
discutidos por mí en la sección III. Como el 
24 An American Dilemma, pp. 1047 ss. 
EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS 57 
lego, el científico está influido por la necesidad 
psicológica de hacer racionalizaciones. 
L0 mismo resulta cierto para cualquier eje-
cutivo responsable de la investigación de otra 
gente y del público popular y científico frente 
al cual actúa el científico y cuyas reacciones 
tiene razones oportunistas que respetar. El he-
cho de que sus compañeros científicos usual-
mente estén condicionados en la misma forma 
refuerza el efecto de las influencias irracionales. 
Hablando en general podemos observar que los 
científicos en cualquier condicionamiento insti-
tucional y político particular se mueven como 
rebaños, reservando sus controversias y origina-
lidades particulares para los asuntos que no 
cuestionan el sistema fundamental de prejuicios 
que comparten. 
Oponiéndose a la determinación más honesta 
de parte de todos los concernidos y en primer 
lugar, de parte de los científicos mismos para te-
ner una mentalidad abierta, la necesidad común 
de racionalización tenderá en esta forma a influir 
los conceptos, modelos y teorías aplicadas; por 
lo tanto afectará también la selección de datos 
relevantes, el registro de observaciones, las inf e-
rencias teóricas y prácticas derivadas explícita o 
implícitamente y la forma de presentación de los 
resultados de la investigación. Uso el término 
"enfoque" para todas estas operaciones tomadas 
en su conjunto. 
El método de detectar los prejuicios es simple 
aun cuando algo laborioso. Cuando las premisas 
·¡ 
'··j' 
r'.t 
¡: 
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'· 
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't 
58 EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS 
de valor no establecidas se mantienen ocultas y 
en su mayor parte vagas, los resultados pre-
sentados contienen fallas lógicas. Cuando las 
inferencias son confrontadas con las premisas, se 
encuentra un non sequitur oculto, dejando el 
razonamiento abierto a la invasión incontrolada 
de influencias procedentes de la esfera de las 
valoraciones. Esta inconclusión es un eleme;nto 
que puede determinarse po: medio del a:iálisis 
crítico. Mi libro The Political Element in the 
Development of Economic Theory estaba ~?~­
cernido fundamentalmente con ese anáhs1s 
crítico, demostrando las fallas lógicas de la teo-
ría económica. 
XI. DESCUBRIENDO LAS VALORACIONES 
·EN ESTE punto de la argumentación debiera asen-
tarse más enfáticamente que la falla en la inves-
tigación científica social, tanto contemporánea 
como de los primeros tiempos, no es su falta de 
objetividad en el sentido convencional de inde-
pendencia de todas las valoraciones. Por el con-
trario cada estudio de un problema social, sin 
importar sus limitaciones eri cuanto a tras-
cendencia, debe determinarse por las valora-
ciones. Una ciencia social "desinteresada" no ha 
existido nunca y, por razones lógicas no puede 
existir jamás. 
Sin embargo, las premisas de valor que real y 
necesariamente determinan la investigación en la 
ciencia ~ocial están generalmente ocultas. El 
estudiante pued~incluso permanecer inadvertido 
de ellas. Se dejan implícitas y vagas, dejando la 
puerta abierta a los prejuicios. 
La única forma en que podemos bregar por 
la "objetividad" en el análisis teórico es expo-
ner los valores abiertamente, hacerlos conscien-
tes, específicos y explícitos y permitirles 
determinar la investigación teórica. En las fases 
prácticas de un estudio, las premisas de valor 
asentadas, junto con los datos, establecidos por 
el análisis teórico con el uso de las --mismas 
premisas de valor, deberían por tanto formar 
las premisas de todas las conclusiones de polí-
tica económica. 
59 
1. -: 
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60 DESCUBRIENDO LAS VALORACIONES 
Estoy argumentando aquí que las premisas de 
valor debieran ser explícitas en tal forma C\u~ la 
investigación aspire a ser "objetiva" en el. um~o 
.d este término tiene en las ciencias senti o que , . · · 1 
. 1 p tam.bi· en necesitamos especificar as socia es. ero · d 
para los más amplios propósit_os de hone.stida . ' 
claridad, y del arribo a conclus10nes en la rnvesti-
gación científica. 
XII. ESCAPISMO TERMINOLÓGICO 
ÉsTE ES el lugar apropiado para insertar una breve 
nota sobre los esfuerzos sistemáticos hechos en 
la ciencia social convencional para evitar los tér-
minos cargados de valores, y sustituirlos por 
términos sin asociaciones palpables con las va: 
!oraciones. Puesto que por necesidad lógica, las 
valoraciones permean toda la investigación del 
principio al fin, se puede demostrar que han sido 
vanos estos esfuerzos y que, por cierto se suma-
ron a la confusión de pensamiento inherente a 
todos los intentos de llevar a cabo la investiga-
ción sin premisas de valor. 
Ya muy entrado el siglo XIX e incluso des-
pués, los científicos sociales todavía creían que 
existían valoraciones que podían ser comproba-
das objetivamente y eran por tanto similares a 
otras concepciones de la realidad y que podían 
ser ciertas o falsas (véanse las secciones XVII y 
XVIII). El hecho de que nuestro conocimiento 
de estas valoraciones supuestamente "ciertas" 
era todavía imperfecto, particularmente en rela-. 
ción a su conmensurabilidad, no perjudicaban 
su existencia como parte de la realidad. Escri-
biendo en una época tan reciente como la de 
principios del siglo, Knut Wicksell, uno de los 
más distinguidos economistas dentro de la tra-
dición hedonista y utilitaria, reflexionaba 
diciendo: 
"Quizá algún día, los fisiólogos serán capaces 
61 
-l 
1 
62 ESCAPISMO TERMINOLÓGICO 
de aislar y evaluar las diversas necesidades huma-
nas de calefacción, alimentación variedad, re-
creación, estímulo, ornamento, armonía, y por 
lo tanto sentar una base racional de la teoría del 
consumo." 
Aun cuando científicos sociales de las genera-
ciones posteriores rara vez han expresado su fe 
tan abiertamente como Wicksell, han continuado 
trabajando bajo el supuesto de que existen valo-
res objetivos que en principio pueden conocerse, 
incluso si hay dificultades para precisarlos. Sin , 
embargo, desde hace tiempo, por cierto desde 
tiempo de Bentham, existe una tendencia clara a 
ocultar esas valoraciones por medio de termino-
logía que suene inocente. 
En la teoría económica el alejamiento de la 
psicología hedonista, que a su vez era la piedra 
de toque de la filosofía moral utilitaria, estuvo 
marcada por el sociólogo y economista italiano 
Vilfredo Pareto, en su acuñación del término 
ophilimité como sustituto de "utilidad". Ha 
existido una proliferación continua de· innova-
ciones terminológicas de ese tipo. Toda la mo-
derna teoría del bienestar, en la cual se ha gas-
tado tanta inteligencia durante los últimos años, 
está saturada con ese tipo de escapismo. Es un 
cuerpo de teoría que no contendría nada si no 
incorporara implícitamente una versión u otra 
de las viejas y desacreditadas psicologías raciona-
listas y filosofías morales utilitarias. Con ellas 
implícitas, tal y como lo evidencian las conclu-
ESCAPISMO TERMINOLÓGICO

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