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BREVIARIOS del FoNDO DE CULTURA EcoN.ÓMICA 212 OBJETIVIDAD EN LA INVESTIGACIÓN SOCIAL OBJETIVIDAD EN LA INVESTIGACIÓN SOCIAL por v "\Y:, "'- \ ~ ' GUNNAR MYRDAL V') <t ! (._..) = ~ ¿.;..., o ORGAMZACICN CHP,RAFEO™ ~ . \ l!JiRERIA ESPEClf,L'ZADA EN 0 CIENCli\S ECCNCMICAS l!..J...J 1'I DE ABRIL 219 - T. E. 38298 - 28384 <C<O.IS!Jlll OJEA ~ 11 <t .,,,.,.,,,,. {._,) ¿~ W..J o < CJ L' . .Jl . ~ FONDO DE CULTURA ECONÓMICA(_;) MÉXICO 1 1 li " \1 :¡ 1' 1 i Pr!rnera edición en inglés 1969 Prunera edición en españ~I, 1970 ~mVERSIDf:.B N.~c. DE c~~OBA , IF'AC!.iLTAD DE CIENCIAS ECGtJ· nllCAS BIBLIOTECA ;GNATUR.!i ~ OL Of~ TOPOGRAFlCA __ M-=----- N" DE i/'J.. .3 zzg¿ llBRERí~ .. '-·· . _({1.J~..-1.1)/J. cl:.? PRECJO ___ .-f~- 5". iúo FECH.l'. r::: 1 :~-:: -::::'J "' 3 Í I ~ Tít~lo ~~iginal: Ob¡ectw1ty in Social Research Copyright© 1969 by Gunnar.Myrdal. Traducción de REMIGIO JASSO J D. R: © 1970 FONDO DE CULTURA EcoN' • Avemda de la Univerciidad 975 '1' . 12 OM_ !CA , " ex1co , D. F. l. EL PROBLEMA EL RASGO fundamental de la ciencia social es la búsqueda de la verdad "objetiva". El estudiante tiene fe en su convicción de que la verdad es edificante y que las ilusiones son dañinas, espe- cialmente las oportunistas; busca "realismo", un término que en una de sus acepciones denota una visión "objetiva" de la realidad. Los problemas metodológicos más fundamen- tales que enfrenta el científico social son, por lo tanto, los que se refier~n a lo que es la objetivi- dad y cómo puede el estudiante alcanzarla cuan- do trata de estudiar los hechos y sus relaciones causales. ¿cómo evitar esta concepción prejui- ciada? Más específicamente, cómo puede el estudiante de problemas sociales liberarse de: 1) la poderosa herencia de los escritos del pasado en su campo de investigación, que comúnmente contiene nociones normativas y teleológicas heredadas de generaciones pasadas y fundadas sobre las filosofías morales metafísicas del dere- cho natural y el utilitarismo, de las cuales se han ramificado todas nu'estras teorías sociales y económicas; 2) las influencias de. todo el medio ambiente cultural, social, económico y político de la sociedad en la cual vive y trabaja se gana la vida y su status y, 3) la influencia brotada de su propia personalidad y moldeada no sólo por tra- diciones y ambiente, sino también por su histo- ria, constitución e'inclinaciones individuales. ; 1 i 1 1 ! Ir 11 11¡ j!, i! ! I' ' ' 1 11 ¡I 11 1 1 8 EL PROBLEMA El científico social enfrenta un problema sub- s~cuente: l~ómo puede ser en este sentido obje- tivo y, al mismo tiempo, práctico? lCuál es la r~lación entre el desear entender y el desear cam- biar la sociedad? lCómo puede combinarse la búsqueda del conocimiento verdadero con las valoraciones morales y políticas? lCómo puede la verdad relacionarse con los ideales? En nuestr~ pr<?f esión incluso ahora, hay una falta de conciencia de que, en la búsqueda de la verdad, el estudiante, como todos los seres hu- manos independientemente de lo que tratan de l~grar, e.s influido por la tradición, por su me- dio ambiente y por su personalidad. Más aún hay un tabú irracional contra la discusión de est~ falta de conciencia. Es asombroso que este tabú se~ comúnm:nt~ ~espetado y se deje en la inge- nmdad al c~entifi~o so~ial respecto a lo que hace. De~trurr, esa mge?uidad debe ser el objeto de la soc10logia de la ciencia y de los científicos, la rama menos desarrollada de la ciencia social. 1 Esto es importante, pues estas influencias si no , ' e~tan. contr,o~adas, son capaces de causar prejui- c~os s!stematicos en las investigaciones y condu- cu asi a un conocimiento deficiente y fallo. Incluso si las influencias condicionantes de la investigación se expusieron abiertamente, en tal 1 G.llllil:M Myrdal, Asian Drama, An Inquiry into the Poverty of Nat1ons (New York, Twentieth Century Fund and Pantheon Books) 1968. -!rólogo, Sección 1, pp. 5-8. A menos que se indi- que en contrario, todas las referencias de las páginas subsecueii- tes son de mis propias obras. ' EL PROBLEMA 9 forma que el científico social t~viera una cm~ ciencia más sofisticada sobre sí mismo~ s~s,acti tudes en la búsqueda de la ver~a~, s~bsisti~ia un problem~ ·de la fil?sofí~ ~e la ciencia ?ocial: el de si existen med10s logicos por med10 de los cuales pueda asegurarse más la objetividad de la investigación. Éste es el problema central del presente ensayo. , . . . Como veremos, los medios logicos dispombles para protegemos de las desorient~cioi:es son en general éstos: desarrollar un.a conciencia total de las valoraciones que determman realmente nues- tra investigación teórica y práctica,2 obser_var esas valoraciones desde nuestro punto de vista respecto de la relevancia, significación y factibili- dad en la sociedad estudiada, transformarlos en premisas específicas de valor para .1~ investiga- ción determinar el enfoque y defmrr los con- cept~s en términos de un conjunto de premisas de valor explícitamente asentadas. 2 Estoy usando las palabras "teórico"'( "p~ctico" ~o "polí- tico") con los significados que tienen en filosof1a; el p~er? se refiere al pensamiento en términos de causas y efectos, el ultimo al pensamiento en términos de medios y fines. II. UNA NOTA PERSONAL ESTOS pensamientos no son universalmente acep- t~dos: Por. el contrario, la metodología de la ciencia s~ci~l es en su mayor parte metafísica y seudo objetiva. Por lo tanto, no está totalmente fuera de lugar el señalamiento de la ruta heurís- tica que un estudiante individual recorre para alcanzarlos. Por cierto, hacerlo estaba implícito en la invitación dirigida a mí cuando preparé la conferencia de la cual el texto presente es una versión revisada. Las cuestiones formuladas al comienzo de este ensayo :ne pertu:ban ?' emocionan desde mis pri- mero; i~tentos JU~emles de hacer investigación economica. Lo atribuyo a mi reacción, negativa tanto como positiva, frente al grupo verdadera- mente excepcional de economistas suecos de la generación anterior y superior a la mía, inclu- yendo a Knut Wicksell, David Davidson Gustav Cassel y Eli F. Heckscher quienes corr:binaron habilidades extraordinarias y por supuesto, status en la república académica del mundo con un grado igualmente extraordinario de ing~nui dad respecto a los problemas metodológicos fundamentales ya expuestos. 3 3 He intentado describir el medio ambiente excepcional- mente estimulante para los jóvenes economistas de Suecia des- pués de la primera Guerra Mundial en el postscriptum de mi obra "Value and Social Theory" a Selection of Essays on Methodo- logy, Paul Streeten, editor {New York, Harper Row, Publishers, 10 UNA NOTA PERSONAL 11 Tuvieron sus raíces espirituales en la parte fi- al de la era victoriana, y no sintieron inhibicio- ~es al llegar a conclusiones práctica~ y polític,as definidas en sus investigaciones. Estas, segun creían, expresaban la verdad objetiva: . Estas conclusiones alcanzadas sm premisas específicas y explícitas de. valor,. fueron en general del tipo de las de lazsse~ /aire; en par~~ Wicksell era en esto una excepcion, pero muno después. Como la mayoría .de los economistas de mi generación en su:~ia, tuve' p~ntos de vista diferentes sobre pohtica economica. Para comenzar, teníamos una mentalidad interven- cionista; queríamos, por ejemplo, planear las actividades gubernamentales en tal forma que mitigaran el gran desempleo resu.ltante de la depresión posterior al fin de la primera Guerra Mundial. Teníamos, por lo tanto, que refutar a nuestros mayores. En la medida en que mi interés en la búsqueda de·la verdad era tan fuerte como mi interés per- sonal en la reforma social, sentí una urgencia d: liberar mi pensamiento de. las cadenas de la trad,1- ción dominante. Con el tiempo esto me llevaria hacia problemas metodológicos más amplios q?e los inmediatamenterelevantes a las controversias lnc. 1958; Lmdres, Routledge & Kegan Paul, .1:t~, 1956), pos_- scriptum pp. 237-262, correspondientes a la ed1c1on norteameri- cana. También véase mi obituario a Gustav Cassel, "Gu_stav Cas- sel in Memoriam { I 866-1945 ), reimpreso en el Bulletin o[ the Oxford -University Institute of Statistics. Vol. 25, No. 1 (1963), pp. 1-10; originalmente en Ekonomisk Revy, Vol. 2, núm. 1 de febrero, 1945, pp. 3-13. 12 UNA NOTA PERSONAL existentes en mi tierra natal en esa época: parti- cular. En esos días, el austero filósofo ~eco Ax.el Hagerstrom ejercía una .fuerte influen~1a .de orientación crítica sobre la Juventud academ1ca en Suecia y fortalecía mi actitud crítica a todos los tipos de pens~iento en térm~o~ de los val~ res objetivos. Mi segundo trabajo importante fue planeado originalment~ como u~ breve P:1,11- fleto polémico demostr~tivo ?e mi decepc10n respecto a mis colegas mas antiguos en la P.rof e- sión, por la forma en que llegaron a conclu~10nes de política económica directamente ~e sus mten- tos de conocer los hechos y las relac10nes factua- les. Sin embargo, en vez de ello se convirtió en un análisis de cierta profundidad sobre la forma en que la teoría económica se ramificó de las filosofías metafísicas antes mencionadas, y de la forma en que había retenido ese legado en todas sus diversas ramas y particularmente en sus teo- rías del valor y del bienestar. Por cierto, todavía ahora mahtiene esta herencia. Como crítica de la teoría económica, los pensamientos expresados en ese libro demuestran los esfuerzos sistemáti- cos de los economistas para resolver los proble- . mas prácticos y políticos careciendo de un ele- mento fun~amental y dejando así la puerta 4 The Political Element in the Development of Economic Theory (Cambridge, Haivard University Press, 1965) ~mires, Routledge & Kegan Paul, Ltd. 1953; originalment; _P~blica?o en Estocolmo con el nombre de Vetenskap och politic l national- ekonomin, 1930. UNA NOTA PERSONAL 13 abierta a la arbitrariedad y a los prejuicios. Pien- so que como crítica esos pensamientos son válidos todavía y también relevantes. No han cambiado mucho los hábitos de pensar en los economistas pero a través de la argumentación del libro asomaba la idea de que, si todos los elementos metafísicos fueran cortados radical- mente y no se derivara ninguna conclusión polí- tica, permanecería un cuerpo saludable de teoría económica positiva, independiente en su con- junto de valoraciones. Sería entonces posible de inferir simplemente conclusiones de política eco- nómica agregando un conjunto escogido de premisas de valor establecidas al conocimiento científico de los hechos. Esta creencia implícita de la existencia de un cuerpo de conocimientos científicos adquiridos independientemente de todos los valores, pronto me pareció ser un empirismo ingenuo. "Los he- chos no se organizan a sí mismos en conceptos y teorías sólo porque se observen: en verdad, excepto dentro de la estructura de conceptos y teorías, no hay hechos científicos, sino sólo caos. Hay un elemento a priori ineludible en todo el trabajo científico. Se deben plantear las preguntas antes de obtener las respuestas. Todas las preguntas son expresión de nuestro interés en el mundo. En el fondo, son valoraciones. Las valoraciones están por lo tanto necesariamente involucradas en una situación cuando observa- mos los hechos y llevamos adelante el análisis teórico, y no sólo en la etapa en que extraemos 14 UNA NOTA PERSONAL inferencias políticas de Íos hec.hos .Y, de l~s valo- raciones. Por tanto,5 la contribuc1on primera,ª la discusión del problema de valor en la teona económica se convirtió en sólo una piedra de toque en el desarrollo de n;is p~nsa;n~e?tos acer- ca de la cuestión que considere al m1c10 de este ensayo. :Mis primeros intereses han sido en los problem~s económicos y estaban enfocados en la teona económica de un tipo establecido tal y como se desarrolló dentro de la tradición clásica y neoclá- sica. Los intereses de investigación posteriores, me condujeron más y más allá de esa área limita- da hasta que me acostumbré a pensar en mí mismo como un economista político y después, como un economista institucional. Esto fue en parte resultado del cambio en el tipo de pro~le mas prácticos y teóricos con los que estuve rm- plicado durante mi actividad prácti:a. ~n un nivel más fundamental, estas experiencias de investigación realizar?n ~na . razón más . pro- funda, que se expreso a s1 m1~T?ª en ,una rr~e~ petuosidad creciente por las ~1g~das h~e~s ~1~1- sorias tradicionales entre las d1stmtas d1sc1plmas de la ciencia social, tal y como se habían dt".~ arrollado pragmáticamente para ajustarse a los propósitos de enseñanza y para enfrentar la necesidad de especialización. s The Political Element in the Development of Economic Theory, Prefacio a la edición en inglés, pp. IX-XVI. UNA NOTA PERSONAL 15 El razonamiento causante de esta irrespetuosi- dad fue mi creciente reconocimiento del hecho de que en realidad no hay problemas econó- micos, sociológicos o psicológicos, sino sz"mple- mente problemas y que regularmente son complejos. El solo y único tipo de concepto que es permisible mantener vago, es el sentido de los términos tales como economía, sociología, psi- cología o historia, puesto que ninguna inferencia científica puede depender jamás de sus definicio- nes. Esto, hasta donde sabemos no es siempre reconocido incluso ahora, pero era admitido hace aún menos de 40 años. En esos días, fre- cuentemente se desperdiciaban esfuerzos en encontrar la definición precisa de una u otra de nuestras diversas disciplinas de la ciencia social, en la creencia de que esto era una actividad importante. Tendremos que dominar los complejos proble- mas que existen en la realidad con cualquier herramienta disponible. Esto no se debe tomar como una excusa para el diletantismo, porque es nuestro deber desarrollar nuestras habilidades hasta el más alto grado posible para resolver los problemas científicos que se nos presenten. El estudiante debe tratar de mejorar y adaptar sus habilidades para acomodarse al estudio del problema parti~ular que aborde. No debe con- tentarse a limitarlas con estrechez a una de las disciplinas tradicionales. En mi propia vida profesional, algunas veces me aventuré lejos de lo que es usualmente considerado como 16 UNA NOTA PERSONAL teoría económica, la cual es mi campo de es- tudio original. En la medida en que llevé mi preocupación acerca del problema de metodología y valores, se relacionó ampliamente con la ciencia social en general y no meramente con la economía en la que se originó. Donde quiera que comenzaba a trabajar, este problema levantaba cabeza, como es indicado por prólogos, apéndices, secciones o capítulos completos dedicados a él y a mi mane- ra de abordarlo. 6 Casi podría decir como Mo- handas Gandhi, aun cuando en un sentido muy diferénte que toda mi vida de trabajo ha sido una serie de "experimentos con la verdad". Cuando fui invitado a dar la Wimmer Lecture correspondiente a 1967 en el St. Vincent Col- lege, se me sugirió que debería usar la ocasión para hacer una exposición breve y simplificada de las conclusiones alcanzadas por mí en el pro- blema de tratamiento de las valoraciones en la investigación social. También se me pidió mos- trar el camino por el cual alcancé esas conclu- siones a través de diversas experiencias de inves- 6 Una colección incompleta de ellos, junto con unos cuantos artículos especializados, escritos después de la edición sueca ori- ginal de The Political Element in the Development of Economic Theory (1930), pero antes de Rich Lands and Poor: The Road to World Prosperity, Ruth Nanda Anshen, editor, New York, Har- per and Row Publishers, Inc. (1958) (Publicado en Gran Bretaña como Economic 1heory and Underdeveloped Regions, Londres, Gerald Duckworth & Co. Ltd. 1957; en México por el Fondode Cultura Económica con el título de Teoría económica y regiones subdesarrolladas) y Asian Drama (1968) está contenida en Value in the Social Theory. UNA NOTA PERSONAL 17 tigación. Di la enhorabuena a esta oportunidad y a estas sugerencias. Esta conferencia ha sido ampliada posterior- n;-~nte en forma consid~rable para su publica- c1?n, per? el. ~exto esta todavía muy compri- nudo y simplificado. :rvie dirijo a una audiencia de est~diantes que ?eben encontrar difícil y en c~alqu~er cas~ laborioso juntar las piezas de una filosofia consistente y comprehensiva de la cien- cia social diseminadas en escritos de todo tipo sobre problemas específicos. Cuando sienta la necesidad 'del tratamiento más completo de un punto particular, indicaré dónde puede encon- trarse. La naturaleza de la tarea de proveer una guía a mis propios pensamientos en el curso de los años explica y espero excusará el hecho de haber circunscrito casi exclusivamente las re- ferencias a mis propios escritos. Mi ambición al escribir este pequeño libro fue por tanto producir un texto que puedan utilizar de referencia los estudiantes de ciencias sociales incluyendo los de historia, y quizá también lo~ de derec~o~ teología y filosofía, y que es tan breve y fac1l de entender que no toma más que un mínimo de su valioso tiempo. Mi esperanza, sin embargo, ha sido que cuando menos algunos de mis jóvenes lectores puedan colocarse en el camino de una exploración más profunda del problema, lleguen a poner en duda mucho de lo que está en los libros de texto, y ver entonces nuevos horizontes de investigación. III. VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINIONES PUESTO QUE la ciencia social no es nada más que sentido común altamente sofisticado, debemos comenzar en la forma más útil nuestra investiga- ción, intentando caracterizar la concepción del mundo de la gente común y corriente de nuestra .sociedad, sín excluir a los científicos sociales mismos cuando se forman nociones de las cosas, . fuera de su rama de estudio e incluso tal como veremos, dentro de ella. En nuestro tipo de civilización, la gente en general, no sólo los cien- tíficos sociales, desean ser racionales y tener ra- zones sobre las formas en que conciben la reali- · dad circundante o reaccionan ante ella. 7 Hay dos tipos de concepciones sostenidas por la gente acerca de la realidad: en su forma pura las llamaría "creencias" y "valoraciones". En las "opiniones" de la gente, se mezclan las creencias y valoraciones en una forma que discutiré poste- riormente. Aun cuando no hay una línea dura y definida en los procesos mentales de la gente entre estos dos tipos de concepciones, es de. todas maneras útil para nuestro análisis distin- 7 Lo que se dice aquí y en las siguientes tres secciones es desarrollado más completamente en An American Dilemma. The Negro Problem and lYfodern Democracy (New York, Harper and Row Publishers, Inc. 1944), Introducción, Secciones 1 y 2, pp. XLI-XLVI, y apéndices 1 y 10, pp. 1027-34 y 1136-43 (Value in Social Theory, capítulo 5, pp. 71-86). 18 VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINIONES 19 guir entre ellos, pues su importancia lógica es di- ferente. Uno de estos tipos de concepción es intelectual y cognitivo, el otro emocional y volitivo. 8 Las creencias expresan nuestras ideas acerca de cómo es o fue en verdad la realidad, mientras las valoraciones expresan nuestras ideas acerca de cómo debiera ser o haber sido. Las personas pretenden que su,s cre:ncias se':n conocimientos válidos. En consecuencia, debena ser posible siempre juzgar la corrección de las creencias aplicando el criterio de si son verda- deras o falsas y en el último caso calibrando la extensión y· dirección en que se desvían de la verdad. Otra dimensión es su totalidad re- lativa. De nuevo, aquí pueden ser objetivamente comparadas con el conocimiento más com- 8 Para hacer hincapié en la subjetividad del proceso de valora- ción, deliberadamente usé la palabra "Valoraciones" (Valua- tions) y evité el término valores, que es ta~ p~~ular ~~ tod~ la ciencia social, excepto en el caso de combmac1on d~ prenusas de valor" con la que ciertas valoraciones se han ·defim~o Y hec~o explícitas para el uso de la investi~;ión. El. uso co~un del ter- mino "valores" invita a la confus1on entre valoraciones en el sentido subjetivo, el objeto de estas valoraciones y tam~ié~ la ubicación social total de las valoraciones. El uso del ternuno "valores" especialmente en la literatura sociológica y antropoló- gica, también contiene usualmente una pre~sa oci:lta de _v~or, que un "valor" Eo ips_o_ es _apreciab~e en al_gun sen?d~ ob~:uvo; esto implica un preju1c10 tipo ~e lazssez fazre_ •. El termmo, valo- res" finalmente de la asociacion de algo solido, homogeneo Y estable mientras que en la realidad, las valoraciones son contra- dictor~s y también inestables, particularmente en la sociedad moderna. Véanse también las referencias dadas en las notas de pie de páginas anteriores. 20 VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINIONES prehensivo, y puede determinarse la ubicación de las deficiencias. Por otro lado, las valoracio- nes de una persona, de que la situación social es o fue "justa", "co1Tecta'', '"buena", "desea- ble" o lo opuesto, no se puede juzgar y medir con el mismo criterio objetivo a través de su compara- ción con el conocimiento verdadero y completo. Sin embargo, cuando las valoraciones sosteni- das por un individuo o grupo son, como las creencias, una parte de la realidad que puede ser precisada por la investigación, aun cuando no sin dificultades (véase más abajo, sección 5 ). Una dificultad básica brota del hecho de que las valo- raciones de una persona son usualmente cam- biantes y contradictorias. Detrás del comporta- miento no hay un conjunto homogéneo de valoraciones, sino una masa confusa de inclina- ciones, intereses e ideales en lucha. Algunos de éstos son sostenidos conscientemente y algunos suprimidos por largos intervalos, pero todos obran para mover el comportamiento en sus direcciones particulares_. No hay "actitudes" sólidas y el comporta- . miento normalmente es un compromiso moral. Las valoraciones están por así decirlo, localiza- das en diferentes niveles de la personalidad moral, correspondiendo en lo fundamental a diversos grados de generalidad de los juicios morales. En nuestra civilización, la gente está de acuer- do comúnmente en que como una propos1c1on abstracta, las valoraciones más generales que se VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINIONES _21 consideran válidas en relación a toda la nación o incluso a todos los seres humanos, son moral- mente superiores a las relativas a los individuos o grupos particulares. Esto no es una suposición a priori, sino una generalización fundada en una observación empírica. Todos sabemos que es así. En el curso del vivir, actuar, pensar y hablar diarios, una persona se encontrará enfocando su atención en las valoraciones de un plano de su personalidad moral, dejando en la sombra al mismo tiempo, las valoraciones frecuentemente conflictivas de. otros planos. La base de este enfoque selectivo es de plano oportunista. Somos seres imperfectos, y es más frecuente que las valoraciones superi9res sean empujadas a las sombras en la vida diaria. Se preservan para expresarlas en ocasiones que son más ceremo- niales por su naturaleza, o que en una forma u otra son aisladas de la vida diaria en la cual las valoraciones inferiores predominan con mayor frecuencia. Reduciendo nuestro enfoque, las úl- timas valoraciones son más estrechamente egoís- tas, están más dentro de la naturaleza de los inte- reses o envidias económicos, sociales o sexuales en un lugar y un momento dados y menos uni- versalmente benevolentes y humanos. Una convención sindical nacional, puede, por ejemplo, manifestarse fuertemente contra la dis- cr·iminación, contra los negros en el mercado de trabajo, reflejando valoraciones en el nivel supe- rior (véase infra, Sección VII).Al mismo tiempo, en una ubicación estrecha y local estas valorado- 22 VALORACIONES, CREENCIAS Y OPINlONES nes superiores pueden ser opacadas por valora- ciones del nivel inferior "prejuicios", tal y como frecuentemente se les llama cuando se ven desde el nivel superior; estas valoraciones inferiores se expresan en prácticas discriminatorias. La Democracia es "el gobierno por medio de la discusión", de hecho, otras formas de go- bierno no pueden suprimir en general la discu- sión permanentemente o por un· largo periodo. La discusión política efectiva, nacional o inter- nacional, está basada en la suposición de que existe una amplia aceptación de valoraciones comunes, particularmente en el nivel superior. Un grupo u o.tro de personas se encontrará invo- cando y apelando a las valoraciones en ese nivel, intentando así revelar y suscitar conflictos de valoraciones en otros grupos. , Una dificultad en la determinación de las va- loraciones emana del hecho de que las personas frecuentemente tratan de ocultarse las qua valua- tions, particularmente las operativas en el nivel inferior. Tratan de disfrazar estas valoraciones como creencias sobre la realidad. La gente, en sus opiniones, generalmente subestima las valora- ciones asentando sus posiciones como si fueran simples inferencias lógicas de lo que creen cierto acerca de la realidad. Buscan las "buenas razo- nes" que usualmente no pueden calificar como "razones verdaderas". Sus opiniones llegan a ser entonces lo que nosotros llamamos racio11ali- zacw11es. En este proceso, las valoraciones son ''obje- VALORACIONES, CREENCIAS Y OPLt'\fIONES 23 tivizadas" presentándolas· como creencias, o simples inferencias de creencias, que implican esconder aquéllas, manteniendo por lo tanto su falta de consistencia fuera del alcance de la vista. A través de este proceso las creencias se distor- sionan. La gente logra creer lo que quiere creer, lo que sirve a los "propósitos" del compromiso subyacente de valoración. Un escrutinio cien- tífico de creencias populares, muestra no sólo que están frecuentemente equivocadas, sino tam- bién que son tergiversadas en una forma sistemá- tica. Tam.bién muestra lagunas de igriorancia innecesaria y, por otro lado, una sorprendente avidez por adquirir conocimiento cuando e!i oportuno para la necesidad de racionalizar. Toda ignorancia, como todo conocimiento, tiende por lo tanto a ser oportunista. Todo es- fuerzo educacional encaminado a corregir las creencias distorsionadas en una sociedad, en- cuentra una fuerte resistencia. La gente está interesada en ocultar sus valoraciones y los con- flictos de éstas o quiere cuando menos intentar preservar una apariencia de consistencia y orden en esa esfera. Volveré sobre esto posteriormente. !: ! ' • ... IV. EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS OPORTUNISTAMENTE DISTORSIONADAS PER.l\IÍTASEr-1E ilustrar lo dicho hasta ahora, esco- giendo algu,nos de mis ejemplos de un estudio comprehensivo de la civilización norteamericana observada desde el punto de vista del grupo me- nos privilegiado, los negros. El estudio fue reali- 1 zado hace un cuarto de siglo, pero la tendencia general para creencias a distorsionar con el pro- pósito de racionalizar las valoraciones y el comportamiento está tan presente ahora como lo estaba antes. Por cierto, opera en todo tipo de relaciones sociales, en todas las sociedades y en todos los tiempos. Para comenzar, el deseo de ocultar valoracio- nes en el nivel inferior fue revelado por la reluc- tancia de los blancos sureños a expresar un pronunciamiento claro de su adhesión personal a los patrones prevalecientes de segregación y dis- criminación contra los negros. Con mucha fre- cuencia, las proyectaban como valoraciones de otras personas diciendo que la "opinión pública" estaba contra el cambio o que "las personas de por aquí" no apoyarían eso. Rara vez expresa- rían un aserto franco en primera persona de que ellos mismos piensan que es correcta y deseable la preservación de estos patrones represivos. Un ejemplo del uso selectivo y _por tanto distorsionado del conocimiento disponible es que los sureños blancos cuando se les hizo con- 24 E~EMPLOS DE LAS CREENCloAS DISTORSIONADAS 25 siderar los niveles extremadamente bajos de las escuelas de negros, se refirieron al monto rela- tivamente bajo de impuestos pagado por los negros. De esto inferían que lo que existe de educación de los niños de los negros en ese momento estaba fuertemente subsidiado por la comunidad blanca. 9 L~s negros, por su parte, estaban equipados comunmente con una teoría sofisticada de que la incidencia de los impuestos indirectos sobre la propiedad urbana era transferida a los inquilinos en la forma de altas rentas. Puesto que la clase pobre vivía más frecuentemente en hogares ren- tados, los negros soportaban proporcionalmente una carga fiscal mayor, en tal forma que pagaban completamente y aún más por la educación de sus hijos. En igual forma, los blancos con cierta educa- ción, incluso algunos doctores en medicina tal y como pude observar entonces, se aferraban a ideas poco fundadas y falsas acerca de las carac- terísticas físicas de los negros, por ejemplo, que tenían un olor peculiar, cráneos más gruesos, o penes mayores, cosas que los negros usualmente no creían. Los negros estaban generalmente informados de las pruebas cada vez mayores de que las prue- bas refinadas de inteligencia y de aptitud no con- firmaban la existencia de grandes diferencias 9 En la actualidad es prominente un pensamiento similar entre la mayoría blanca de Sudáfrica, cuando defienden su polí- tica opresiva respecto a la mayoría no blanca. 26 EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONAD~S heredadas entre los blancos y los negros como grupos, aun cuando se podía encontrar ~ncl:iso a blancos educados que se habían mantemdo igno- rantes de ello. En la medida en que nos acercábamos a este momento, y el asunto se ampliaba en importan- cia, se reveló dramáticamente, incluso para las personas de educación o~dinaria, que .1~ gran mayoría de los norteamericanos ,que vivia:i. en circunstáncias confortables, habian adqmndo una laguna mental respecto a la existencia en todo EU de grandes enclaves de personas afecta- das por la pobreza y también por gente~ cultural- mente empobrecidas. Tal y como lo vi, esto fue el comienzo de una catarsis moral e intelectual, significada y en parte causada por una avalancha de estudios estadísticos, libros y artículos, con- ferencias y discursos. A principios de 1964, cond1rjo a que el presidente Lyndon B. Johnson declarara una "guerra incondicional a la pobre- za'' y proclamara la meta de establecer la "Gran Sociedad". Este cambio interrelacionado, tanto de creen- cias como de valoraciones, parece que fue dañado por los efectos morales, políticos y financieros de la guerra de Vietnam y por los disturbios raciales. No quiero proseguir con este asunto en relación al tema de este libro. Sin embargo, sugeriría que un estudio más profundo del desarrollo de las creencias en los diferentes grupos y campos de opinión durante este perio- EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS 27 do dramático revelaría que bajo la presión de los eventos explosivos en estos dos frentes en los años ~ecientes, las valoraciones cambiantes se asociaron con nuevas y grandes distorsiones de creencias sobre los hechos. La tradicional y confortable habilidad de los norteamericanos para vivir felices desligados de los numer?sos y grande~ bolsones de pobreza de su med10, se desarrollo hasta el extremo aun ' cuando no es algo único. Entre los miembros de la sociedad occidental que viven mejor, existe una reluctancia común a conocer las condiciones de vida de los pobres. Cuando era un profesor joven hace más o menos 30 años, tuve que examinar a estudiantes de derecho a quienes exigían tener una barni- zada de conocimientos sobre las condiciones económicas y sociales. En aquel entonceslos estudiantes procedían con más frecuencia que los de ahora, de los estratos de altos ingresos. En aquel tiempo, la mitad de las familias en las ciu- dades suecas vivían en departamentos de sólo dos _cuartos.º menos: Aco~tumbraba a preguntar a mis estudiantes cual creian que era el tamaño p~·omedio de la habitación familiar. Hasta que se dieron cuenta de mi interés en el asunto, y com- probaron con los hechos sus respuestas más o menos eran: "cuatro" o "cinco" cuartos. Hablando en forma más general, la necesidad psicológica de racionalizar las valoraciones que operan en el nivel inferior, dan lugar a lo que he llamado "estereotipos" o "teorías popu- 28 EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS lacheras". Son hechos sociales importantes en cualquier sociedad y pueden estudiarse empírica- mente. Consisten de complejos de creencias, distorsionadas para ajustarse a los valores de nivel inferior a los cuales sirven de tapadera o racionalización. En ef asunto racial ya referido, la raza por sí misma no es socialmente impor- tante. Son las creencias raciales, expresadas en teorías populares, las que son importantes. 10 Lo mismo resulta cierto en diversos grados en otras cuestiones políticas. Las valoraciones dan una carga emocional a las teorías populacheras que están designadas a ocultarlas y justificarlas. Son usualmente expresadas con mucha convicción como si fueran asertos sobre hechos de extra- ordinaria importancia. Escrutinizadas, estas teorías populacheras estereotipadas muestran marañas de creencias sobre la realidad de una falsedad muy burda y que frecuentemente son contradictorias. Escogí mis ejemplos de asuntos internos de una nación. Frecuentemente, las creencias y las teo- rías populacheras referentes a la política exte- rior, en la cual los hechos están más remotos de las experiencias ordinarias de la gente, por ésta y otras razones se desvían aún más del realismo racional y pueden adquirir una carga emocional casi histérica en calidad de apoyo. Durante la era Dulles-McCarthy, el pueblo norteamericano des- 1 O An American Dilemma, cap. 4, Racial Beleifs, pp. 83-112. EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS 29 preocupadam~nte. pas~ po~ la ~erdadera pesadilla de una conspirac10n imagrnana del comunismo ~ontra los Estados Unidos y todo el mundo""""""J lrbre. é=" • "-'-""-IL,,, ~~ta pesadilla, y la idea completamente des( _ _j) qmcrada de que exi~tía un peligro real de que~~ unos cuantos comumstas derrocaran al gobiemO::::~.§= constitucional por, medios violentos en este gran-&::» de Y poderoso pais, se extendió, convirtiéndose,::._;.;;; por ~lgún tierr:po en casi una ideología nacional.(-') 1 Ha .sido, por ,e~emplo, u?.ª causa principal de laf:__)l ! acc10nes p~htrcas y _militares emprendidas po~1=Jl Est~dos _Dmdos en Vietnam desde l 949. Afectó la vida rntelectual de c~si toda la nación y dejó~:_J.l su huella t~nto en la literatura científica comO:::f I ¡ ~? la ensenan_z~ a todos los niveles. Al mismdf,__) iempo, y qmza con mayor amplitud era un~!? t creencia popular entre las masas. ' l' j l Aun cua:ido en menor grado, cubrió todo e(J [ mundo occidental por un periodo. Después de la -· ( se~nda Guerra Mundial, los países europeof,_JdJ \ o.ccide.ntales dependían inicialmente de la ayuda?.~ 1 ! fmanc1era de Estados Unidos y sus políticos 1 ¡; pronto aprendieron que la forma más efectiva de ( ~ hacer gen_erosos a los EU en cuanto a la ayuda~ 1. f era ref_e,nrse al . peligr~ del comunismo. La:,jj t 1 a:e~tac10n de la ideologia norteamericana cons~~'= ; 1 tltUia por tanto un interés oportunista paraf=:J · [ 1 e~los._ Pod,emos v~; también que cuando la ayuda·:-=:-3. B dismmuyo, tamb1en se redujo la ansiedad de los:.· e~~}·· 1 europeos acerca de la amenaza comunista .. e:;, . Cualqu;ec sueco üene rnzones para r~cmdar .. ,~ J í~ -l 30 EJEMPLOS DE LAS CREENCIAS DISTORSIONADAS en la historia de su propio país cómo en los años anteriores a la primera Guerra 1-.Iundial, una ola de miedo y odio fue creada por las. fuerzas con- servadoras contra los rusos. Todo tipo de creen- Cias se diseminaron acerca de lo que los rusos hacían y perseguían en aquel tiempo, y ahora parece que éstas no tuvieron funda,mento real. Afortunadamente, la ola no afecto muy pro- fundamente las masas populares. Hjalmar Bran- ting y otras persoi::~s ubi~ad~s en la izqu_i~rda realizaron una func10n samtarra que carec10 de equivalente en los EU durante el perio~o poste- rior ya mencionado, cuando la mayona de los liberales (confusamente y con rem?rdimie.ntos de conciencia) se refugió en un anticomumsmo ostentoso.U Pero en Suecia al comienzo de la primera Guerra Mundial, infl':1yó decisi~amente la actitud de los estratos sociales supenores en una orientación proalemana. 11 Challenge to Affluence (Nueva York, Pantheon Books, 1963), capítulo 9 particularmente pp. 122 ss. V. SUGER-ENCIAS PARA LA INVESTIGACIÓN DE OPINIONES ANTES DE abandonar el problema de las formas en que las valoraciones influyen a las creencias y ~~s mol~e~n en una . forma oportunista, hac1endolas ut1les a las racionalizaciones apun- ' , tare brevemente un corolario importante para la investigación social. 1 2 Reaccionando frente a la primera escuela de p_sic~logía racionalista, hace tiempo nos impre- s10no mucho el hecho de que la gente no actúa ni piensa racionalmente. Consecuentemente es- tablecimos la tradición de no dividir las opi~io nes de la gente en esos compoqentes relativos a los aspectos cognitivos de los procesos mentales y en los relativos a los aspectos volitivos. En los cuestionarios de encuestas de opinión pública se puede encontrar comúnmente cuestiones con- cerni~i;tes a creencias, a valoraciones casi puras, y opm10nes en las cuales las creencias y las valo- r~ciones están casadas. Todos estos tres tipos es- tan usualmente mezclados sin distinción. Sin embargo, una diferenciación más clara sería de mayor importancia, pues un estudio de las creen- cias de la gente vierte foz no sólo sobre lo que l 2 Véase An American Dilemma, Apéndice 10, pp. 1136-43; y, t:unbién Value in Social Theory, cap. 5, Secciones 4 y 5, paginas 82-88. 31 1 ¡ l ~ ~I 32 INVESTIGACIÓN DE OPINIONES conocen y lo que ignoran sino también sobre la estructura de sus valoraciones. Las creencias de la gente, a diferencia de sus valoraciones, pueden ser directamente juzgadas por el criterio objetivo que consiste en observar si son correctas y completas. Este hecho nos ofrece la clave con la cual analizar científica- mente los patrones de valoraciones internamente inconsistentes y frecuentemente ocultas que existen en las mentes de la gente. La dirección y el grado de desviación de sus creencias del cono- cimiento objetivo y comprehensivo, nos dirá cómo la gente está tratando de escapar· a una confrontación entre las valoraciones sostenidas en el nivel inferior, implícitas en su comporta- miento diario y las valoraciones más generales · que se reconocen como moralmente superiores en nuestra sociedad. Desde este punto de vista, adquiere importan- cia la cuantificación del conocimiento y de la ignorancia de la gente en temas de controversia .. Para este propósito ciertas cuestiones en los estu- dios científicos de la opinión pública debieran purgarse en la medida de lo posible de todas las valoraciones explícitas examinando sólo la con- cepción del entrevistado sobre una parte espe- cial de la realidad. Debiera ser bastante fácil preparar normas estándar y lúcidas acerca de lo que representa el conocimiento objetivo. En los muchos problemas en los cuales somos ignoran- tes o tenemos dudas, la conciencia de nuestras limitaciones constituye conocimiento verdadero. INVESTIGACIÓN DE OPINIONES 33 Para examinar las creencias con el fin de deter- minar su totalidad y encontrar lagunas, deben desarrollarse cierto tipo de escalas graduadas para medirlas. La hipótesis de la cual partimos, es la de quecasi nunca nos enfrentamos a una falta de cono- cimiento al azar. La ignorancia, como el conoci- miento, está conscientemente dirigida por propósitos específicos. Una carga emocional de conflictos de valoración presiona en favor de las racionalizacione·s, creando ceguera mental en algunos puntos, estimulando la necesidad del conocimiento de otros y, en general, causando concepciones de la realidad para desviarse de la verdad en direcciones determinadas. Si el grado de conocimiento e ignorancia y también su localización y carácter concreto se analizaran en esta forma, las valoraciones y sus conflictos podrían registrarse indirecta pero cuantitativamente, así como se mide el calor de las estrellas distantes por la observación de su espectro. La hipótesis que se encuentra detrás de tal investigación es que la ignorancia y el conoci- miento no son simples ni producto del azar, sino oportunistas. Si un programa importante de in- vestigación se llevara a cabo con este propósito, las encuestas de opinión probarían tener una uti- lidad mayor de la que muestran en su papel periodístico presente. Pero, por supuesto, las valoraciones debieran también estudiarse directamente hasta donde fuera posible. Para este propósito debieran selec- :¡ ¡! 34 INVESTIGACIÓN DE OPINIONES donarse otras cuestiones relativas a opiniones que no contienen referencias a la realidad más específica acerca de la cual forma creencias la gente. Las valoraciones son complejas y ordina- riamente conflictivas, y un individuo enfoca su atención en su esfera de valoración en una forma oportunista, y su selección y presentación de valoraciones es probablemente diferente en una. situación experimental que en la vida real. Por lo tanto, el análisis indirecto de las valoraciones, a través del estudio de las desviaciones de creen- cias respecto al conocimiento verdadero y más completo, puede calar más profundamente que el análisis directo. Normalmente un individuo siente una urgente necesidad de arreglar sus valo- raciones en tal forma que puedan presentarse en una forma ordenada y aceptable. En sus creen- cias concernientes a la realidad social, que son • ', conformadas para dar la apariencia de una orga- , ~ nización racional a su moral y su comporta- miento, se revela a sí mismo. Cuando se estudian las valoraciones por cual- quiera de los métodos o una combinación de ellos, es importante observar otra ·distinción: ésta es la existente entre la opinión personal o "privada" y su opinión pública o "política" so- bre la misma cuestión. Éstas no necesariamente coinciden; de hecho, rara vez lo hacen. Estudian- do esta distinción se vierte luz sobre la dicoto- mía de (y usualmente el conflicto entre) valora- ciones de diferentes niveles de generalidad. En el problema negro, por ejemplo, frecuente- INVESTIGACIÓN DE OPINIONES 35 mente hay contradicciones flagrantes entre las valoraciones acerca de cómo la sociedad debiera ser y las valoraciones implícitas de su comporta- miento diario. En el asunto del control natal, cuando menos hasta su reciente actualización en la opinión pública, es fácil probar estadística- mente que un gran número de personas que con- denaban públicamente el control natal y que respaldaban medidas legales para prohibirlo, sin embargo, lo practicaron. ¡' 1 ¡ r .'¡ VI. LAS VALORACIONES TAMBIÉN DEPENDEN DE LAS CREENCIAS HASTAESTEpunto, hemos discuti~o las formas en que las creencias de la gente depei:den de su necesidad de racionalizar sus valorac10nes zr, en particular, su necesidad de ocult.ai: ~os ~~nfhct.os de sus valoraciones. En nuestra civihzac10n rac10- nalista, la gente desea aparentar consistencia en sus opiniones y quieren presentar razon~s de ellas: por lo tanto, enmascaran sus v.alora~10nes y creencias, las cuales er.itonces ~e d~sto:s10nan: Pero también hay una mfluencia e3ercida ~01 las creencias, particularmente por los cambios en las creencias sobre las valoraciones. En su mayo; pai·te, la gente es subjetivame.nte honesta y busca consistencia en sus razonaimen- tos; la gente abiertamente cínica es r~~· a m~nos que toda la socieda~ se vuelva ~1mca. Si .1,as creencias son corregidas, esto e3erce . pres10n sobre la gente para cambiar sus valorac10nes en tal grado que pueden exhibir ante ~11.os y ante los demás lo que sienten que soi: opi:i10nes con- sistentes, las cuales ahora deben mclu:r las ~reei: cias corregidas. Normalmente, tal ªJ:1ste impli- cará un debilitamiento de las valorac10nes en el nivel más bajo y un cambio hacia una mayor conformidad con las de más alto nivel. Por esta razón, una alteración fundamental en la percepción de la realidad frecuentemente .l,lega a una catarsis intelectual y moral en relac1on a 36 LAS VALORACIONES DEPENDEN DE LAS CREENCIAS 37 las creencias y valoraciones. Hemos experimenta- do el comienzo de esa catarsis en Norteamérica, .cuando el asunto de la pobrt::za fue destacado en el último año del difunto presidente John F. Kennedy, y que resultó en la patética declara- ción de una "guerra incondicional a la pobreza" hecha por su sucesor, el presidente J ohnson. En el problema negro, la corrección de algu- nas de las denigrantes creencias populacheras acerca de los negros, las cuales, tal y como apun- té, se estratificaron en teorías populacheras estereotipadas y complejas, debieran cambiar gradual y perceptiblemente las opiniones prejui- ciadas que circundan las valoraciones y los con- flictos de valoraciones. Cuando la persona pre- juiciada puede retener alguna de las creencias denigrantes acerca de los negros sólo a costa de exhibirse como poco instruida frente a los de- más, será difícil mantener sus opiniones prejui- ciadas, incluyendo algunas de sus valoraciones de nivel inferior. Puesto que las primeras cr~~ndas falsas han servido a un propósito y satisfecho una necesi- dad, no debería sorprendemos, sin embargo, que su corrección encuentre resistencia. La gente puede simplemente rehusarse a aceptar la correc- ción de las ideas erróneas y puede, cuando me- nos por un tiempo, adherirse tenazmente a sus fal- sas creencias, en contra de la evidencia de los hechos. O ajustarán sus teorías populacheras es- tereotipadas en tal forma que racionalicen sus va- loraciones, y ya no necesiten más del apoyo de 38 LAS VALORACIONES DEPENDEN DE LAS CREENCIAS una u otra creencia falsa, las cuales en esta forma pueden desecharse. A largo plazo.' el ef ect~ :pi:e- de ser la quiebra de las valorac10nes preJmcia- das cuando menos en parte. Ninguna investigación comprehensiva, siste- mática y concluyente se ha hecho par:i demos- trar cómo la rectificación de las creencias falsas, a través de la educación y de la información ma- siva puede influir las opiniones, las valoraciones sub~acentes y el co~portamie~t~ _resultante. El efecto de la television en la opimon de la gente sobre la guerra de Vietnan: pue~e P:?veemos de un caso de estudio. La mvestigac10n de tales cambios debiera tomar en cuenta el factor tiem- po, puesto que frecuentemente el efecto se ~ace más sustancial en un periodo de tiempo mas o menos largo. . . También se debe considerar la importancia de las diversas organizaciones formales e informales de nuestra sociedad. Algunas de ellas operan para educar a la gente tratando de que acepten creencias más correctas y consecuentemente quitarles sus preju~cios. Otros, sin _embargo, p~ ticularmente al mvel local, mantienen la resis- tencia aI cambio proveyendo al individuo con la seguridad de que no estará solo al aferrarse a sus viejas y prejuiciadas opiniones y comporta- mientos. VII. LA IMPORTANCIA DE LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO Y DE OTRAS INSTITUCIONES FORMALES EN MI LIBRO An American Dilemma, tuve ocasión de demostrar y ejemplificar que por medio de los efectos acumulativos de la causación circular, sería "natural" que los prejuicios de raza se ex- tendieran e intensificaran. 13 Los examiné den- tro de una variante especialde un enigma que ha intrigado a filósofos por miles de años: el proble- ma del bien y el mal. Citando a Thomas Hobbes, quien apuntaba que los hombres más sabios y virtuosos difícil- mente dejarán una huella en la arena del pasado, mientras un imbécil o un criminal pueden in- cendiar todo un pueblo. Por qué, entonces, el mundo no está deteriorándose constante y rá- pidamente en su moral, sino más bien, según esperamos, progresando cuando menos en el curso de largos periodos. Hobbes destacó esta cuestión. Como sabemos, su respuesta era el Estado, Leviatán. Nuestro Estado es diferente del de Hobbes: es democrá- tico. De todas maneras, mi respuesta tiene algo básicamente en común con la hedonista y mate- rialista posisabelina. Por supuesto, el Estado está colectivamente 13 Op. cit.; capítulo 3, Sección 8, pp. 78-80; también véase Value in Social Theory, cap. 8 Secc. 9, pp. 192-94. - 39 ( ¡.' 40 LA IMPORTANCIA DE LAS INSTITUCIONES hecho y controlado por personas, la mayor parte de ellas fuertemente prejuiciadas, bajo la influen- cia de la competencia por empleos y status so- cial, de impulsos sexuales y todo tipo de intere- ses, miedos, celos e inhibiciones estrechas y miopes que forman factores causales del com- portamiento individual y de sus valoraciones implícitas en el más bajo nivel. Pero cuando se piensa y actúa dentro de sus instituciones forma- les, particularmente de las nacionales, la gente permite más rápidamente que sus alt_as valoracio- nes al nivel general se hagan consCientes y ex- tiendan su influencia. La escuela, en toda comunidad, está avocada a tener una poca más de amplitud de criterio que la opinión local. También el sermón en la iglesia. Una asamblea sindical nacional está avocada a decidir ligeramente por encima del prejuicio del miembro medio de ella. La legislación, en gene- ral, será más equitativa que los legisladores mis- mos como individuos en lo particular. Cuando el hombre de la calle actúa a través del orden de las instituciones colectivas a que pertenece y actúa más como un norteamericano, como un cri~tiano y como un humanitario que cuando actúa independientemente. Por lo tanto moldea los controles sociales que incluso lo condicio- narán a él. A través de estas enormes estructuras insti- tucionales, se hace una presión constante so- bre los prejuicios raciales, contrarrestando la LA Th1PORTANCIA DE LAS INSTITUCIONES 41 . tendencia "natural" a su expansión e intensifi- cación. Son las mismas personas que actúan en. las instituciones y que están manifestando prejuicios personales. Pero obedecen diferen- tes valoraciones morales en diferentes planos de la vida. En sus instituciones han invertido más que en sus ideas diarias que van paralelas con su conducta actual real. Han colocado en· ellas sus ideas acerca de cómo debiera ser en verdad el mundo. Los ideales por lo tanto ga- nan fortificaciones de poder e influencia en la sociedad. 14 Esto lo he caracterizado como "una teoría de autocorrección social que se aplica a la sociedad que llamamos democracia". Aparte de sus efec- tos directos sobre la conducta de los ciudadanos la legislación y la adm_inistración siempre tiene~ los efectos indirectos de hacer propaganda en favor de ciertos ideales. Lo mismo resulta cierto para las decisiones, reglamentaciones y declara- ciones de otras instituciones formales. Al adhe- rirse a sus ideales, las instituciones tienen una pertinacia comparable sólo por su considerable flexib~i~ad en una situación local y temporal. En m1 hbro An American Dilemma, la teoría fue aplicada al problema racial americano, pero tiene validez para todos los problemas de la vida social. Un supuesto indispensable es, sin embargo, el 14 Jbid. r,'.• ; r,_, 1 ; 42 LA IMPORTANCIA .DE LAS INSTITUCIONES 1 . . moral frente a la herencia de de que e c1msmo . "liz . ' no ideales en nuestra corriente de c~v1 ac1on domina las institucio_nes de un J?ªl~ como lo ha hecho sobre el asunto racial ;n Afn~a del Sur, y tu ' en un campo mas ampho en Alema-como ac o u 'd . b . el nazismo. En los Estados m os en ma ªJº · ·' d dos asuntos años recientes, la combmac10n e . relacionados la guerra de los norteamenc~os .en . 1, di"sturbios raciales en el mtenor Vietnam y os del país ha reducido indudablemente l~~ normas les en una gran parte de la poblac1on Y. cau- :~::-el aislamiento moral y político del gobierno . y de esa parte del pueblo norte- norteamencano . d 1 americano respecto a casi todo el ~esto e. mun- do En estos casos, el Estado ha sido un ms~ru- . ara elevar las normas morales, smo, mento, no p . por el contrario, para rebajarlas. - VIII. EL PAPEL DE LA CIENCIA SOCIAL LA EDUCACIÓN auspiciada, dirigida y financiada por el Estado y otras instituciones formales pue- de parcialmente y por algún tiempo apoyar las creencias oportunistas y falsas. Esto se revela, por ejemplo, recurriendo a la crítica y la discu- sión del contenido de los libros de texto. Más generalmente y con esta amplia concepción, la educación es una fuerza correctora de estas creencias. Detrás d~ la educación, dando espolea- das a su tendencia a largo plazo hacia el raciona- lismo, está la ciencia social. Como la ciencia en general, la ciencia social apareció primero en forma elemental en los co- mienzos de la historia de todas las civilizaciones. En sus inicios estaba profundamente enclavada en la religión primitiva y a las supersticiones sis- tematizadas. Pero incluso en tiempos muy remo- tos, la inclinación de los estudiantes a aprender de la experiencia y la observación y la considera- ble flexibilidad de las religiones y otras doctrinas implicaron avances hacia creencias menos dis- torsionadas. En la época de la Ilustración, la ciencia social dio grandes pasos para liberarse de todas las influencias distintas a las derivadas de las obser- vaciones de la realidad y del análisis de las ob- servaciones en términos racionales. En esa era gloriosa, la ciencia social también colocó a las 43 í ·l 1 44 EL PAPEL DE LA CIENCIA SOCIAL valoraciones superiores más cerca de las bases de la teoría. Trató incluso de "probar" su veracidad (véase sección XVIII). Aun cuando puede demostrarse que las "pruebas" son espurias, el. solo hecho de que las valoraciones superiores fueran convertidas en supremas era un impor- tante avance, puesto que la responsabilidad con que cargan por distorsionar las creencias no es ni · cercanamente tan grande como la de las valora- ciones inferiores. Desde entonces, el progreso ha sido expedito, en creneral se aceleró. Comencé este ensayo enfa- tiz~~do que el rasgo distintivo de la ciencia so- cial es la búsqueda de la verdad objetiva. Esto lo considero no sólo un precepto moral, sino tam- bién una descripción de su situación factual. ln- duso si alguno comienza a distorsionar opor- tunamente sus concepciones sobre un problema particular, la prosecusión de la investigación social en sí corregirá gradualm.ente estas concep- ciones. Algunas veces he dicho que los hechos patean, pues se manifiestan violentamente. En este sentido, la ciencia social ha demostrado capacidad de corregirse a sí misma. Para mí, uno de los grandes monumentos al espíritu de la búsqueda de Ja verdad en la ciencia social y a su inherente capacidad para dirig1rse en última instancia al conocimiento verdadero, ha sido la historia de la investigación de diferen- cias grupal~s h~red':das de ap~it,udes, esp:cial- mente de mtehgencia. Los ps1cologos, qmenes hace más de medio siglo se dedicaron a medir las EL p APELDE LA CIENCIA SOCIAL 45 diferencias innatas en la inteligencia entre blan- cos y n;gros, hombres y mujeres, ricos y pobres, ~o teman dudas de que tales diferencias exis- tiesen y que fuesen pronunciadas. . Hay mucha verdad en el proverbio bíblico que c~1ce: "e.I qu; .buscare, encontrará"; sin embargo, si un c1entI f1co busca lo que no está 11' 1 ., , , . a I, O encont1ara solo mientraslc>s dat , . os ernp1ncos sean. ,escasos y q:1e. se permita a sí mismo la dis- tors1on de su locr1ca Fn la 111ed1'da 1 . . _. o • , en que os mvestigado~·es apilaban sus observaciones y refi- ~<~ban sus_ mstrumentos de obsen1ación y análi- sis, enc~n~:'.1ron lo que no .estaban buscando y q:1e poi cierto era contrano a sus preconcep- CJoncs; entonces las diferencias desaparecieron o cuando menos no pudieron ser est·tblec1.da . '¡·· · . < s c1en- ll 1camente. -~os estudiantes en el campo de las ciencias s~cialcs se han embebido tanto del espíritu de la l~usqu~cla. ele la verdad, ~~e frecuentemente pare- cen pa:tlcularmente felices cuando arriban a conclus10nes diferentes de las esperadas o su- . P:1e~tas en un principio. Incrementando el cono- cnmento ~'ercl.aclero, y purgando en esta forma l~s creencias lalsas y oportunistas, la ciencia so- c1~I c~loc.a los cimientos de una educación aún ~rn~ electiva: hacer las creencias de la gente más ia~10nales, forza a las valoraciones a mostrarse ab1er.tam:nte, y hacer más difícil retener en sus conciencias las v<:loraciones de .nivel inferior opuestas a las del mvel superior. . La gran tradición en la ciencia social, y partí- .; '' ¡: 1 ,· 46 EL PAPEL DE LA CIENCIA SOCIAL cularmente en la economía ha sido para'los cien- tíficos sociales la de tomar una responsabilidad tanto directa como indirecta en la educación popular. Existe una tendencia reciente hacia el abandono de esta gran tradición con la cual debo comprobar mi inconformidad. A través de gene- raciones, incluso los más grandes estudiosos, y especialmente ellos, se las arreglaron para dispo- ner tiempo de su trabajo científico con el fin de hablar con la gente en términos simples que los - hombres legos pudieron entender. Sin embargo, muchos científicos de nuestros días están comu- nicándose crecientemente sólo entre ellos. Esta tendencia al falso cientificismo, este abandono de nuestra responsabilidad en la formación de la opinión pública, es capaz de reducir la importan- cia de nuestro trabajo encaminado a tornar más racional a la gente. Otra tendencia funciona en la misma direc- ción. Mientras que el expresar los razonamientos tan claros y sucintos como fuera posib1e, consti- tuyó siempre una gran tradición de l~ cienci~ social en décadas recientes la tendencia dom1- ' nante entre los científicos sociales es la de ence- rrarse a sí mismos por medio de una termino- logía innecesariamente e1aborada y extraña, frecuentemente hasta el punto de menoscabar su habilidad para entenderse entre ellos y quiz~ ocasionalmente incluso :Para entenderse a s1 mismos. IX. PREJUICIOS EN LA INVESTIGACIÓN LA ?AP~CIDAD de la ciencia social para corregirse a s1 misma a la cual me referí, no es, sin e~bar go, ur: proceso instantáneo ni completo e inte- . rrump1do. Rara vez ocurre fácilmente o en su totalidad. , Como científkos sociales 'estamos decepcio- nandonos a nosotros mismos si ingenuamente creemos que no somos tan humanos como las personas que nos rodean y que no tendemos a obte.ner en forma oportunista conclusiones que se ajusten a los prejuicios marcadamente simila- res a ,los de otras personas en nuestra sociedad. Apegan~onos a la~ valo:aciones superiores asig- nando impm!ancia primordial a los hechos obs_e~~dos, solo purgamos parcialmente estos preJUICIOS de nuestra mente. Estamo~ ba,Jo la influencia de fa tradición en ~uestras c1enc1as, de la situación cultural y polí- uca de nuestro medio ambiente y d , . e nuestras caractenst1cas particulares. No somos aut, t 1 , . · orna as como as maqumas electrónicas usadas creciente- mente por nosotros para controlar grandes masas de datos. El resultado son los prejuicios sistemáticos en nuestro trabajo, incluso en nuestra proITTamación humana de las máquinas computado~as, si no nos proteg:mos a nosotros mismos por medio de la percepción sociológica de las condiciones en 47 48 PREJUICIOS EN LA INVESTIGACIÓN que vivimos y trabajamos y por medio de los métodos lógicos para purgar los prejuicios que discutiré posteriormente en las secciones XI a XIV. Para ilustrar mi tesis de que el trabajo cien- tífico está avocado a prejuiciarse si toma otro camino distinto al señalado, me referiré a algu- nos de los campos en los que he tenido experien- cia de investigación. Los prejuicios son más fáciles de detectar y espe- cificar cuando ha transcurrido algún tiempo y algunas de las condiciones han cambiado. En mi libro The Political Element in the Development o f Economic Theory, analicé los prejuicios siste- máticos de la teoría económica clásica y neo- clásica. Las filosofías morales metafísicas del derecho natural y del utilitarismo a partir de las cuales se desarrolló la teoría económica, se exhi- bieron ahí como una influencia importante .. .Dentro de esta herencia, el hecho de que la teo- ría económica primero se desarrolló en Inglate- rra, que entonces era el país más rico del mundo, y que en Inglaterra, los estratos más ricos de la sociedad dominaban la ciencia económica, así como todas las demás formas de la alta cultura, determinó, la preferencia por ciertos enfoques y líneas de razonamiento (véase sección XXII).15 Un ejemplo de los prejuicios resultantes de este condicionamiento, es por ejemplo, el hecho de 15 Véase también Teoría ·económica y regiones subdesarra- lladas, Parte II, particularmente cap. 10, pp. 137-49, de la edición.norteamericana. PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 49 que el término "desempleo" no era comúnmente usado hasta finales del siglo XIX, 16 aunque, por supuesto, el desempleo. de hecho era frecuen- temente muy alto. - Cuando estudié el controvertido problema n_egro de No_rtea~éric_17 encontré que los prejui- ~10s en l~ mv_estig_ac!~n eran un problema de rmportancia pnmana. En la extensa discusión de los prejuicios en An American Dilemma se aserta que la literatura científica sobre el proble- ~a es~aba ge?eralmente bastante prejuiciada, en direcc10nes diferentes y grados variables. Encon- t~é que Y.º mismo c_it~ba autores con el propó- sito de ilustrar opimones acerca de diversos aspectos de los problemas, con más frecuencia que hechos documentados y relaciones factuales. En el estudio de los problemas del desarrollo en ~sia ~eri.~ional, que ,fue mi última empresa de mvestigacion, ei;contre que todos los principales conceptos, teonas y modelos han sido prejuicia- dos tanto en los tiempos coloniales 1 8 como · después de la segunda Guerra Mundial. 1 9 Este pensamiento prejuiciado de posguerra, que he . llamado el "enfoque moderno", .está fuertemen- te influido por la diplomacia y por los buenos 16 A. D 17 szan rama. Vol. 2, cap. 21, Sec. 8, pp. 984-89. An American Dilemma, Apéndice 2 Secs 1-3 1035-45; también Value in Social Theory, cap. 7. · ' pp. ~: As?an D~ama, cap. 21, Secs. 6-7, pp. 977-84. • !bid, Prolo~, Secs. 3-6, pp. 10-24, et passim en varios cap1tulos y en los apendices metodológicos, pp. 1839 ss. 50 PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN deseos tal y como se manifiestan en el contexto de la guerra fría. Tales prejuicios sistemáticos son facilitados por la aplicación no crítica de los enfoques científicos por el análisis económico en los países occidentales desarrollados. Incluso la tenriinología comúnmente usada ("mundo li- bre'', "Asia libre", "países en desarrollo") está sistemáticamente prejuiciada. Estos defectos ter- minológicos indican los prejuicios aún más pro- fundos en el enfoque. 2 0 Los prejuicios tienen mayor vigencia en los estudios del Asia Meridional al igual que en los de otras regiones subdesarrolladas, porque las estadísticas y otras informaciones factuales son escasas y débiles. Muchos de los datos presumi- bles sobre "desempleo" y "subempleo" no tie- nen sentido o significan algo c_ompletamente diferente de lo que se supone significan, puesto que han sido recopilados y analizados utilizando. conceptos del "enfoque moderno" que son in- adecuados para las realidadesde esos países, tan diferentes de los países desarrollados. Por tanto, el ensamblaje de las estadísticas y otros núi.teria- les no puede dar una comprobación del enfoque, tal y como una confrontación con los hechos normalmente debiera. Los hechos no se mani- fiestan efectivamente y queda latente la oportu- nidad de un proceso de autocorrección, al cual nos referimos ya en la sección VIII. 20 lbid, Prólogo, Sec. 3, pp. 10-12, y Apéndice 1, •-Diplo- mácy·in Terminology'', pp. 1839-42. PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 51 . Lo~ pr~~uicios sistemáticos que operan en la 1m:est1gac:oi: de los problemas de desarrollo de Asia Mend10nal, se fortalecen con el hecho de que el "enfoque moderno" es oportunista pues satisface los deseos tanto de los radicale~ como., de los conservadores de la región. 21 Es t~b1en oportunista para la gente de los países neos de occidente. Si el "enfoque moderno" fue- ra lógicamente sostenible y adecuado a la realidad los países subdesarrollados de Asia Meridional ; del res~~ del mu?d? nos presentarían problemas de poh tlca economica mas simples y manejables. Los prejui.cios conducen a una falsa percepción ~e. la realid:1-d. y a c?nclusiones fallidas de po- htica econom1ca. Sm mostrar más ejemplos ~~s~acto.s de 1~ prevalencia y carácter de los pre- JUICIOs s1stematlcos en la ciencia social sólo apun~aré q~e menoscaban la capacidad de las c1enc1,'.ls so~1ales para purgar las creencias popula- res d1st?rs10nadas y falsas, capacidad que he caractenzado como el papel central mismo de est~s :i~ncias e? nuestra sociedad. Puesto que los preJuic10s en mvestigación, como las creencias populacheras distorsionadoras de la realidad son ?~o:tunistas y por cierto, la investigación' pre- JUiciada que regularmente se alínea con esas creencias, puede incluso apoyarlas, cuando me- nos parcialmente y por algún tiempo. 2 • 1 !bid, Prólogo, Sección 6, pp. 20-24, et passim a lo largo del libro. 1 ~,. j: ' . ' 1 /1 1 ' 52 PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN La falta de independencia de investigación en las ciencias sociales respecto · a las creencias y valores corrientes de la sociedad circundante es dramáticamente ilustrada por el hecho de que raramente abre camino hacia nuevas perspec- tivas. ·La clave para la reorientación continua de nuestro trabajo ha provenido normalmente. de los intereses políticos que dominan la socie- dad en que vivimos.22 Así por ejemplo, el diluvio de escritos sobre los países subdesarrollados refleja el hecho de que después de la liberación de estos países de la dominación colonial y dentro de contexto gene- ral de la Guerra Fría, los sucesos acaecidos en ellos se han tornado. políticamente importantes también para los países desarrollados. Las condi- ciones económicas y sociales en estos países en el presente no son muy diferentes de lo que eran antes de la desintegración del sistema colonial. Pero en ese tiempo el destino de estas tierras y sus pueblos no se sentía que tuviera una gran importancia política para los países ricos. En la misma forma podemos estar seguros de que el gobierno, las fundaciones, las universi- dades y los estudiosos particulares le darán a la investigación del problema negro. de Norte- américa una prioridad mucho mayor en los años venideros del que se le ha dado en los últimos veinte años, pues la rebelión negra aumentó la importancia política de tal investigación. 22 Ibid, Prólogo, Secs. 2 y 3, pp. 8-12. PREJUICIOS DE LA INVESTIGACIÓN 53 Este condicionamiento político de la direc- ción de nuestro trabajo puede ser simplemente una forma racional de ajustarlo a las necesidades sei;tidas por la sociedad en la que vivimos y tra- bajarnos. No obstante, un científico social puede tener pretexto para desear que, como profesio- nale_s, tuviéramos visión suficiente pará leer lo escrito en la pared: porque nuestras sociedades son toi:ia?as usualmente por sorpresa por los acontec1m1entos, sorprendidas sin preparación forzadas a improvisar. ' El hecho de que el condicionamiento social juegue tal papel decisivo en la preferencia del campo de investigación debiera nacemos más prev~n~dos ~ aprehensivos de ese otro tipo de cond1~10na~1en~?· el de los enfoques escogidos en la mvest1gac1on, que para mí son conceptos mode~os y teorías que usamos y la forma en que selecc10namos y arreglamos nuestras observa- ciones y presentamos los resultados de nuestra investigación. El segundo tipo de condiciona- miento, aun cuando no necesariamente el prime- ro, es el que conduce a los prejuicios. 1 L; (i 11 1¡ 1 ¡ ¡' \ X. EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS POR SIGLOS, la tradición de la ciencia social, ha consistido en ocultar las valoraciones que han determinado el enfoque científico. Así por ejem- plo, en un nivel elemental, el mecanismo de la investigación prejuiciada no difiere del que opera en el pensamiento popular tal y como lo he des- crito en las secciones III y IV. Tal y como anoté la ciencia social no es nunca otra cosa que sen: tido común altamente sofisticado. Los sientífic~s ·sociales como la gente e~ gene- ral, estan en aptltud de ocultar las valorac10nes y los conflictos entre valoraciones asentando sus posiciones como si fueran simples inferencias lógicas derivadas de los hechos. Por tanto •al igual que la gente común y corriente, suprim~n a las valoraciones como tales y dan sólo "razones" y su percepción de la realidad fácilmente se dis- torsiona, esto es se prejuician. Los científicos sociales quieren ser objetivos "apeg~dose a los hechos:'. Se debería aceptar en pnmer lugar, que sujetando las creencias populares ·y las suposiciones científicas a la prue- ba de los hechos, los prejuicios específicos son temporales y desenmascarados una y otra vez. Esto es lo que llamo el proceso de autocorrec- ción en el trabajo científico, el cual ejemplifiqué al referirme a la historia de la investigación sobre las _aptitudes _intelec'?1ales de ,los diversos grupos raciales y sociales (vease seccion VIII). 54 EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS 55 Sin embargo, los prejuicios en la ciencia social no pueden ser borrados simplemente "apegán- dose a los hechos" y refinando los métodos de tratafiliento de los datos estadísticos. Por cierto los datos y el manejo- de los datos son frecuente- mente más susceptibles que el "pensamiento puro" de ser influidos por tendencias encamina- das hacia _los p:eju~~ios. El cao.s de los posibles d~tos de _mves?l?3-c10n no se organiza en pensa- mientos sistematicos por la mera observación. Antes de que pueda existir una concepción, debe t<;>marse un punto de vista, y esto implica valoración. "Sin valoraciones", escribió mi di- funto amigo Louis Wirth, con el que coincidía e.n estos asuntos, "no tenemos interés o sentido de la relevancia o de la significació~ y conse- cuentemente la investigación no tiene objeto". 2 3 Si en sus intentos de ser factuales, los ci~ntíficos no hacen explícito su punto de vista, dejan cam- po a los prejuicios. Ni puede un científico evitar los prejuicios abste- niéndose de llegar a conclusiones prácticas o p_olíticas. La investigación no está mejor prote- gida contra los prejuicios si el científico se re- húsa al arreglo de sus resultados en una forma adecuada a su uso práctico y político. También es evidente que, a pesar de las seguri- dades en contrario, de todas maneras se extraen casi siempre conclusiones prácticas y políticas. 23 En una carta al autor, Septiembre 29 de 1939. - t " ¡1 11 ¡: 1 i¡ )¡ 56 EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS Toda nuestra literatura está permeada de juicios de valor, a pesar de los asert?s preliminares en contrario. Pero estas conclus10nes no son pre- sentadas como inferencias de premisas de valor explícitas, sino más bien, a la v~eja moda, se pro- clama que sdn evidentes a partir de la naturaleza de las cosas, como parte de lo que se pre_senta como datos objetivos. Son frecuentemente ~ntroducidos por lo general recargando la ter~m?~o- "bal " " il b 10" gía. Palabras tales como anee , equ I r , ' ... ""t "o "estable", "normal', ajuste , re ras.o "función" han servido en todi;i.s las ciencias so- ciales como puente entre. el -~nálisis, I?res~¿nible mente objetivo y la prescnpc10n poht1ca. . Los prejuicios no están P?r _lo tanto c,o~f1- nados a las conclusiones practicas y poh tic~s extraídas de la investigación. Están mucho mas profundamente asentados. Son los resultados desafortunados de valoraciones ocultas ~ue se insinúan en la investigación a todos lo~, mv~les, desde su planeación hasta su presentac10n fm~. Como resultado de su encubrimiento no estan debidamente clasificados y por lo tanto pueden mantenerse indefinidos y vagos. La psicología subyacente del preJ~icio es simple, cualquier estudiante como, md!v1duo, y como ciudadano responsable esta mas o men?s . en- marañado en la telaraña de valores confhctivos discutidos por mí en la sección III. Como el 24 An American Dilemma, pp. 1047 ss. EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS 57 lego, el científico está influido por la necesidad psicológica de hacer racionalizaciones. L0 mismo resulta cierto para cualquier eje- cutivo responsable de la investigación de otra gente y del público popular y científico frente al cual actúa el científico y cuyas reacciones tiene razones oportunistas que respetar. El he- cho de que sus compañeros científicos usual- mente estén condicionados en la misma forma refuerza el efecto de las influencias irracionales. Hablando en general podemos observar que los científicos en cualquier condicionamiento insti- tucional y político particular se mueven como rebaños, reservando sus controversias y origina- lidades particulares para los asuntos que no cuestionan el sistema fundamental de prejuicios que comparten. Oponiéndose a la determinación más honesta de parte de todos los concernidos y en primer lugar, de parte de los científicos mismos para te- ner una mentalidad abierta, la necesidad común de racionalización tenderá en esta forma a influir los conceptos, modelos y teorías aplicadas; por lo tanto afectará también la selección de datos relevantes, el registro de observaciones, las inf e- rencias teóricas y prácticas derivadas explícita o implícitamente y la forma de presentación de los resultados de la investigación. Uso el término "enfoque" para todas estas operaciones tomadas en su conjunto. El método de detectar los prejuicios es simple aun cuando algo laborioso. Cuando las premisas ·¡ '··j' r'.t ¡: :¡ '· ¡ 't 58 EL PAPEL DE LAS VALORACIONES OCULTAS de valor no establecidas se mantienen ocultas y en su mayor parte vagas, los resultados pre- sentados contienen fallas lógicas. Cuando las inferencias son confrontadas con las premisas, se encuentra un non sequitur oculto, dejando el razonamiento abierto a la invasión incontrolada de influencias procedentes de la esfera de las valoraciones. Esta inconclusión es un eleme;nto que puede determinarse po: medio del a:iálisis crítico. Mi libro The Political Element in the Development of Economic Theory estaba ~?~ cernido fundamentalmente con ese anáhs1s crítico, demostrando las fallas lógicas de la teo- ría económica. XI. DESCUBRIENDO LAS VALORACIONES ·EN ESTE punto de la argumentación debiera asen- tarse más enfáticamente que la falla en la inves- tigación científica social, tanto contemporánea como de los primeros tiempos, no es su falta de objetividad en el sentido convencional de inde- pendencia de todas las valoraciones. Por el con- trario cada estudio de un problema social, sin importar sus limitaciones eri cuanto a tras- cendencia, debe determinarse por las valora- ciones. Una ciencia social "desinteresada" no ha existido nunca y, por razones lógicas no puede existir jamás. Sin embargo, las premisas de valor que real y necesariamente determinan la investigación en la ciencia ~ocial están generalmente ocultas. El estudiante pued~incluso permanecer inadvertido de ellas. Se dejan implícitas y vagas, dejando la puerta abierta a los prejuicios. La única forma en que podemos bregar por la "objetividad" en el análisis teórico es expo- ner los valores abiertamente, hacerlos conscien- tes, específicos y explícitos y permitirles determinar la investigación teórica. En las fases prácticas de un estudio, las premisas de valor asentadas, junto con los datos, establecidos por el análisis teórico con el uso de las --mismas premisas de valor, deberían por tanto formar las premisas de todas las conclusiones de polí- tica económica. 59 1. -: ¡, •• , •• .1 ,,¡: ¡ ''f , r ·1 ', 1 ! [ ¡ ' 60 DESCUBRIENDO LAS VALORACIONES Estoy argumentando aquí que las premisas de valor debieran ser explícitas en tal forma C\u~ la investigación aspire a ser "objetiva" en el. um~o .d este término tiene en las ciencias senti o que , . · · 1 . 1 p tam.bi· en necesitamos especificar as socia es. ero · d para los más amplios propósit_os de hone.stida . ' claridad, y del arribo a conclus10nes en la rnvesti- gación científica. XII. ESCAPISMO TERMINOLÓGICO ÉsTE ES el lugar apropiado para insertar una breve nota sobre los esfuerzos sistemáticos hechos en la ciencia social convencional para evitar los tér- minos cargados de valores, y sustituirlos por términos sin asociaciones palpables con las va: !oraciones. Puesto que por necesidad lógica, las valoraciones permean toda la investigación del principio al fin, se puede demostrar que han sido vanos estos esfuerzos y que, por cierto se suma- ron a la confusión de pensamiento inherente a todos los intentos de llevar a cabo la investiga- ción sin premisas de valor. Ya muy entrado el siglo XIX e incluso des- pués, los científicos sociales todavía creían que existían valoraciones que podían ser comproba- das objetivamente y eran por tanto similares a otras concepciones de la realidad y que podían ser ciertas o falsas (véanse las secciones XVII y XVIII). El hecho de que nuestro conocimiento de estas valoraciones supuestamente "ciertas" era todavía imperfecto, particularmente en rela-. ción a su conmensurabilidad, no perjudicaban su existencia como parte de la realidad. Escri- biendo en una época tan reciente como la de principios del siglo, Knut Wicksell, uno de los más distinguidos economistas dentro de la tra- dición hedonista y utilitaria, reflexionaba diciendo: "Quizá algún día, los fisiólogos serán capaces 61 -l 1 62 ESCAPISMO TERMINOLÓGICO de aislar y evaluar las diversas necesidades huma- nas de calefacción, alimentación variedad, re- creación, estímulo, ornamento, armonía, y por lo tanto sentar una base racional de la teoría del consumo." Aun cuando científicos sociales de las genera- ciones posteriores rara vez han expresado su fe tan abiertamente como Wicksell, han continuado trabajando bajo el supuesto de que existen valo- res objetivos que en principio pueden conocerse, incluso si hay dificultades para precisarlos. Sin , embargo, desde hace tiempo, por cierto desde tiempo de Bentham, existe una tendencia clara a ocultar esas valoraciones por medio de termino- logía que suene inocente. En la teoría económica el alejamiento de la psicología hedonista, que a su vez era la piedra de toque de la filosofía moral utilitaria, estuvo marcada por el sociólogo y economista italiano Vilfredo Pareto, en su acuñación del término ophilimité como sustituto de "utilidad". Ha existido una proliferación continua de· innova- ciones terminológicas de ese tipo. Toda la mo- derna teoría del bienestar, en la cual se ha gas- tado tanta inteligencia durante los últimos años, está saturada con ese tipo de escapismo. Es un cuerpo de teoría que no contendría nada si no incorporara implícitamente una versión u otra de las viejas y desacreditadas psicologías raciona- listas y filosofías morales utilitarias. Con ellas implícitas, tal y como lo evidencian las conclu- ESCAPISMO TERMINOLÓGICO
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