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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO DOCTORADO EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS LA REPRESENTEACIÓN POÉTICA DEL INDÍGENA EN TRES NOVELAS LATINOAMERICANAS: NETZULA DE JOSÉ MARÍA LACUNZA: IRACEMA DE JOSÉ DE ALENCAR y AVES SIN NIDO DE CLORINDA MATTO DE TURNER TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE DOCTOR EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS PRESENTA FRANCISCO LIMA BACA TUTOR PRINCIPAL DOCTOR CARLOS HUAMÁN LÓPEZ CENTRO DE INVESTIGACIONES SOBRE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE MIEMBROS DEL COMITÉ TUTOR DOCTORA MARÍA ROSA PALAZÓN MAYORAL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS DOCTOR JORGE ANTONIO RUEDAS DE LA SERNA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DOCTORA BLANCA JOSEFINA RODRÍGUEZ GAONA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DOCTOR EDUARDO JAIME HUÁRAG ÁLVAREZ DOCTORADO EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS MÉXICO D. F. MARZO 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Índice Introducción………………………………………………………………………………………1 Capítulo I La poética romántica y la representación del indígena como carácter y personaje…………………………………………………………………………………………11 1.1 Romanticismo europeo frente a romanticismo latinoamericano: semejanzas, diferencias y relaciones.………………………………………………………………………………………..11 1.2 La poética clásica y la poética del romanticismo, dos formas de concebir la realidad a partir de la escritura……………………………………………………………………………………20 1.3 La poética del cristianismo en dos autores clave para definir el carácter del indígena: Chateaubriand y Víctor Hugo.…………………………………………………………………...26 1.4 El “Prefacio a Cromwell” y El genio del cristianismo: dos modelos estéticos para concebir personajes literarios en el romanticismo ………………………………………………………...31 1.5 Netzula y su tiempo: el indígena mexicano como personaje y carácter romántico ……………………………………………………………………………………………………38 1.6 La poética romántica de José María Lacunza……………………………………………….46 1.7 Netzula, la concepción poética y romántica del indígena mexicano……………………….51 1.8 El padre de familia como carácter romántico de Netzula…………………………………..52 1.9 El guerrero como carácter romántico en Netzula…………………………………………...56 1. 10 La madre y la doncella, personajes femeninos de la novela Netzula…………………….58 1. 11 Los personajes indígenas; bosquejos de José María Lacunza……………………………..62 Capítulo II Iracema de José de Alencar: la configuración del personaje indígena en la literatura brasileña………………………………………………………………………………………….66 2.1 Iracema y su tiempo: el indígena brasileño como personaje y carácter romántico ……………………………………………………………………………………………………67 2.2 La concepción poética de José de Alencar ………………………………………………….74 2.3 Los personajes indígenas y la poética Alencariana: una representación del indígena brasileño. ……………………………………………………………………………………………………79 2.4 Ente, criatura y personaje: la configuración poética del indígena en la novela Iracema…………………………………………………………………………………………..83 2. 5 Los personajes indígenas en Iracema………………………………………………………88 2.6 Los personajes masculinos indígenas: sacerdotes y guerreros en la novela Iracema…………………………………………………………………………………………..90 2.7 El personaje indígena femenino en Iracema: doncella, guerrera y sacerdotisa………………………………………………………………………………………..95 2.8 El personaje indígena femenino en Iracema: amante, esposa y madre…………………….97 Capítulo III Aves sin nido de Clorinda Matto de Turner: el tránsito entre el bosquejo, la pintura y la fotografía………………………………………………………………………………………..103 3.1 Aves sin nido y su tiempo: el indígena como personaje social de la novela peruana …………………………………………………………………………………………………..104 3.2 Aves sin nido, la novela como fotografía, la historia como espejo de la civilización …………………………………………………………………………………………………..115 3.3 La concepción retórica y poética de Clorinda Matto de Turner …………………………………………………………………………………………………..117 3.4 La historia como espejo de la literatura en la obra de Clorinda Matto de Turner …………………………………………………………………………………………………..120 3.5 La configuración del personaje indígena en la novela Aves sin nido……………………………………………………………………………………………..126 Capítulo IV Puntos de encuentros históricos en México, Brasil y Perú en el siglo XIX: el apóstol, la virgen y el indio en América...................................................................................................................141 4.1 Netzula e Iracema: el personaje indígena en la novela histórica………………………….150 4.2 Netzula: el esbozo de la historia y del indígena…………………………………………….154 4.3 José de Alencar: historia, arqueología y estética en Iracema……………………………..161 4.4 Clorinda Matto de Turner: el indígena de Aves sin nido, romanticismo, realismo y naturalismo, la complejidad del indígena peruano…………………………………………….177 4.5 Netzula, Iracema, Aves sin nido: el indígena en la representación literaria; más allá de la novela indianista………………………………………………………………………………..194 Conclusión……………………………………………………………………………………...201 Bibliografía……………………………………………………………………………………..209 Anexo Imágenes y textos transcritos en la Biblioteca Nacional de Perú……………………………..232 Imágenes sobre la comercialización de la cámara fotográfica en el Perú en El Perú Ilustrado………………………………………………………………………………………...262 Agradecimientos: Enumerar a las personas que, de manera casual, fortuita o proverbial, llegan a nuestra vida, implica una responsabilidad en donde la memoria hace un eco constante, presente, revelando nuestro devenir en el espacio y en el tiempo en que nos encontramos, por ello, y, en profundo agradecimiento, primero quiero dedicar este trabajo a Genaro Francisco Lima Jiménez y a María Inés Baca Martínez, mis padres, quienes son la simiente de mis actos, de mi disciplina y empeño, sin ellos, todo este trabajo no hubiese sido posible. De igual forma, y en el mismo tenor de la enumeración donde la memoria hace su presencia: a mi hermana Araceli Lima Baca, de quien, como alguna vez escribí, estoy seguro que será mejor que sus hermanos que tanto le amamos, y, como parte de la presente enumeración a Alfonso Lima Baca y a su familia, pues siempre será bien recibido, tanto él como su esposa y sus hijos en la casa de mis padres. Mi tía Araceli Baca también ha sido parte indisoluble de mis proyectos, de las conversaciones que hemos tenido, ya sea en un café o en su casa, donde siempre hay un espacio para brindar su conocimiento, y a Gonzalo Cabrera, su esposo, quien ahora le hace compañía y está presente en nuestras charlas y en el apoyo a quienes hemos viajado a otras regiones. En los viajes a dos países, conocí personas que me enseñaron, ya sea en las caminatas o en las conversaciones en sus ciudades, lo que representa el espíritu profundo de un pueblo, de una sociedad en donde el devenir de los acontecimientos origina identidades, propuestas, temores, desilusiones, deseos, luchas en donde, como señala José María Arguedas, todas las sangres se funden. En Perú quiero agradecer a Geraldine Salazar, Xiomara, Carlos, Fiorella y Valentino, el haberme hecho parte de su familia, el espacio donde, en muchos momentos, dediqué horas de estudio, conversacionesy conocimiento que incluyó una plática o una cena familiar en Noche Buena. También, en ese país, conocí a Alfredo Lazarte “Lowi”, Armando Alzamora, Edgar Saavedra, Edwin Johel Ángulo y David Garland, noctámbulos errantes de la Universidad Federico Villarreal, quienes me mostraron la complejidad narrativa de su país, su constante lucha contra la desesperanza intelectual y cultural, en un lugar donde los proyectos literarios, parecen sobrevivir en medio de la incertidumbre. A la par, con ellos, llegaron a mi vida Víctor Vimos y Gabriela Falconi, quienes me abrieron el espacio de su casa y su corazón, hermanos ecuatorianos que un día caminaron conmigo por las calles de la ciudad de México, paso a paso y golpe a golpe en una ciudad que, al igual que Lima, se nutre de contradicciones. El conocimiento de las instituciones en Perú, me llevó a conocer al espléndido grupo de trabajo del Instituto Raúl Porras Barrenechea, lugar en donde: Rocío Hilario, Jullisa del Pilar Falla Aguirre, Míriam Denisse Flores Bobadilla, Sara Liendo Casquino, Esteban Martínez, Joaquín Sánchez Vásquez y Pedro Manuel Vargas Aspíllaga, me brindaron la amplia y soberbia selección bibliográfica de la literatura y la historia peruana, a ellos debo, de forma fundamental, el conocimiento de muchas fuentes que se encuentran citadas en mi investigación, y que, a la fecha, llevo conmigo. De forma especial y particular, también este trabajo lo quiero dedicar a dos mujeres que, en el breve lapso de tiempo de conocerlas, me mostraron solidaridad, cariño y apoyo, la primera es Sandra Enciso González, quien con su mirada poética puede captar espacios donde la belleza se aúna a la crueldad o a la desolación; y Alicia Janet Camacho Cribillero, humanamente solidaria, brillantemente talentosa en un mundo pragmático, donde su amistad es la más grande bendición. En Brasil, la última estancia de mi trabajo, conocí la concepción dialéctica del político: Igor Figueiredo, y del intelectual, Caio Padilha, ambos hermanos de aspiraciones, deseos, anhelos, virtudes, pasiones que se funden en el poder que sólo Brasil puede generar. Con ellos, la imagen de la sonrisa leve, del andar constante y apasionado, llegaron Lais Lima y Luísa Dezopi, intelectuales de discusiones adversas y enamoramiento profundo, a ellas, va dedicado este proyecto. De la misma forma, con Julio Lopes y Adriana Reis, descubrí el valor de una amistad, donde la religión se conjuga con la eticidad, la conducta y el amor, ejemplo de una vida que quisiera compartir en un futuro. Y, un espacio especial merece mi querida Jhenifer Silva, su hijo Otto y Elizeu Franca, pues al llegar a Brasil, el primer espacio donde recliné mi cabeza, después de un viaje agotador, fue el hogar de una “moradia” universitaria, perteneciente a una mamá que lucha día a día, entre el amor constante a su hijo, a las letras y a su compañero y amigo, solidario ejemplo de un hombre comprometido. A todos los mencionados, van dedicadas estas palabras, estas letras que funden la pasión y el amor por aquello que se hace día a día. Francisco Lima Baca 1 Introducción El concepto de “transculturación”, acuñado en la obra de Fernando Ortiz, Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar, fija con claridad la correspondencia entre dos naturalezas: la americana y la europea. Este enlace que, en el caso de la tesis del autor se da entre el tabaco, de origen americano; el azúcar, de origen asiático y usanza europea, transformará los usos y las costumbres de dos cosmovisiones distintas. La comunicación entre dos concepciones de vida, que hace mudar los elementos cotidianos, a su vez nos permite entender las ideas de Ángel Rama respecto al concepto “transculturación”1. Al reflexionar sobre el estudio que desarrolla Fernando Ortiz, Ángel Rama, coincide en señalar que, así como se da este proceso de intercambio y transformación de los usos y las costumbres respecto a dos especies como es el caso del tabaco y del azúcar, de igual forma, en la literatura se presenta un proceso semejante, en el cual, la obra literaria recibe alteraciones y cambios que, si bien pueden tener un origen, como es el caso de la influencia directa de la literatura europea, de la misma forma la literatura latinoamericana vive una mudanza que la relaciona con la raíz que le dio un principio, pero que a su vez se desmarca de la misma por nacer en un contexto social, histórico y político diferente. 1 Ángel Rama, Transculturación narrativa en América Latina, México, Siglo XXI Editores, crítica literaria, 2004. 2 La génesis de la cual surge la literatura latinoamericana en el siglo XIX, nos permite entender en el presente estudio lo siguiente: la forma en que el indígena2 fue configurado en tres dimensiones históricas, sociales y políticas distintas: México, Brasil y Perú, por lo cual, son pertinentes las siguientes preguntas: ¿Cuál fue la razón o el motivo para elegir este tema de análisis? ¿Por qué razón dimensionar tres cosmovisiones distintas? ¿Cuál fue el método a seguir para desarrollar la presente investigación? Al haber hecho referencia a las obras de Fernando Ortiz y de Ángel Rama podemos señalar que, en el caso del indígena como personaje literario, se concibe y conforma una poética respecto al mismo con una simiente europea, en donde los preceptos de una poesía y de una nueva concepción respecto al cristianismo, influyen en la forma en que los personajes son configurados en la narración. Esta construcción ficcional no se limitará al hecho de seguir un molde, o los preceptos de un modelo, el cual, si bien va a funcionar como una manera de interpretar la realidad a partir de la ficción literaria, a su vez, abrirá las puertas para que los escritores latinoamericanos desarrollen su propia visión y concepción poética, gestada en la influencia directa europea, pero trascendida con un proyecto literario que busca sobrepasar su propio origen y gestación. El indígena, en este sentido, será un elemento de punto y contacto, de transformación estética y narrativa, de proyecto identitario en el que, no obstante en muchos aspectos, el indígena real es olvidado por los autores, a su vez le dará a la literatura una primera expresión que define la complejidad poética en cada país. 2 La palabra indígena, de acuerdo con la definición del Diccionario de la Real Academia Española, se define como: “Originario del país que se trata”. En lo que respecta al Dicionário da Lingua Portuguesa Aurélio, indígena se refiere a “Relativo a índio, ou aos índios em gral”. Por ello, en lo que respecta al presente trabajo, la palabra indígena será utilizada para hacer referencia al personaje de las novelas a analizar. 3 Sin embargo, cada dimensión de tiempo y espacio, pondrá al indígena como una proyección diferente tanto en ámbitos estéticos como sociales, pues, los personajes representados en las novelas tendrán configuraciones distintas que nos permitan entender su complejidad narrativa. Las obras analizadas en el presente estudio son: La novela mexicana Netzula (1837), de José María Lacunza, narra la historia de Netzula, joven doncella hija de Ixtlou (padre) y Octai (madre) y hermana de Utali joven guerrero que pelea en el campo de batalla en el periodo de los “últimos días de Moctezuma”. El desarrollo de la narración describe la relación de obediencia y fidelidad por parte del personaje Netzula ante sus padres y Oxfeler, capitán que comanda el ejército de “las Américas” y compañero de armas de Utali. La historia de amor entre Netzula y Oxfeler, representa la imposibilidad del amor entre ambos personajes, pues, cuando se interpreta el encuentro entre Ogaule e Ixtlou, ellos, sin consentimiento de Netzula, deciden que se case con el hijo de Ogaule: Oxfeler.Cuando le hacen saber esto a Netzula, la doncella decide aceptar el ofrecimiento de ambos, con obediencia y respeto, pero, conforme se desarrolla la trama, conoce a un joven guerrero “cubierto de oro” del cual se enamora pese a haber dado su consentimiento para casarse con Oxfeler. Esto genera un conflicto en el personaje de Netzula, ya que debe obediencia a su padre, pero, su amor, pertenece al guerrero desconocido que incluso, en un momento culmen, le ha salvado la vida y la honra ante el encuentro de unos soldados españoles, por lo cual, la doncella decide consagrarse a las sacerdotisas del sol y vivir con ellas. 4 El desenlace de la novela se da con la batalla final entre españoles y el “ejército de las Américas”, terminando con la derrota de los mismos, la muerte de los ancianos al ver a sus hijos sin vida y el descubrimiento, por parte de Netzula, de que aquel guerrero desconocido del cual estaba enamorada era el mismo Oxfeler. Por su parte la novela brasileña Iracema (1865) de José de Alencar explica la relación amorosa entre Iracema, indígena de la tribu Tabajara y Martim, joven guerrero y colonizador portugués. La historia entre ambos narra el proceso de amor, la fidelidad así como la transformación de Iracema al conocer a Martim, amarlo, entregarse a él y dejar su cultura en pos del ser amado. En dicho tránsito, la guerra entre culturas distintas: los Tabajaras y los Pitiguaras, pone en juego la lealtad, así como el devenir del personaje Iracema, quien, al seguir a Martim y abandonar a su familia, y por ende, a su cultura, evoluciona de guerrera y sacerdotisa, a amante, esposa y madre con el amor que siente hacia Martím. Iracema en su faceta de madre, conjuga el amor, así como la melancolía en torno a la figura de Martím, pues, tras abandonar a su familia, defender Martim de sus enemigos, e incluso, traicionar a su pueblo, es abandonada por Martim para ir a la guerra al lado de Poti, amigo e aliado del portugués. Martim y Poti tienen que partir a la guerra en contra de los franceses y, ante la ausencia de los mismos, Caubi, hermano de Iracema, la visita, anunciándole la nostalgia de su pueblo por su partida. El dolor descrito en el personaje de Iracema, en la narración, la hace perder la leche de sus senos, por lo cual, tiene que ofrecer su pecho a los “filhotes de Irara” para amamantar a Moacir, el hijo de Martim e Iracema. 5 Como parte final de la novela, además de detallarse la muerte de Iracema a la llegada de Martim, se presenta al lector el retorno de Martim a Ceará, cuatro años después de su partida, y con la misma, la fundación de una ciudad, la conversión de Poti al cristianismo y la lucha de ambos contra los holandeses. La tercera novela a analizar, Aves sin nido (1889), se desarrolla en un pueblo denominado Killac, lugar al que llega Lucía y Fernando Marín, joven familia que representa el mundo criollo, culto y ejemplar, que conoce a la familia indígena Yupanqui: Marcela y Juan, los esposos; y Margarita y Rosalía, las hijas de dicho matrimonio. El encuentro, entre el mundo criollo, limeño y el mundo serrano, se da a partir del conocimiento de ambas familias, así como de las iniquidades que se viven en el contexto cultural andino, en donde, las autoridades, representadas por el cura, Pascual Vargas y el gobernador, Sebastián Pancorbo, explotan a los indígenas y se apropian de sus tierras a partir de argumentaciones “legales”. Frente a dicha situación, la familia de los “avecindados” o criollos recién llegados al poblado de Killac, deciden ayudar a la familia Yupanqui, desencadenando con ello el asesinato de Juan y Marcela, y por ello, el desamparo de Margarita y Rosalía, quienes son adoptadas por el joven matrimonio limeño. Dentro del mismo argumento de la obra, se describe la historia de Petronila y su hijo Manuel, joven abogado que está por concluir sus estudios en la capital y que se enamora de Margarita con el consentimiento previo de los esposos Marín. 6 La segunda parte de la novela narra las acciones de un personaje, con el cual, se define la triada que domina al indio, que será el juez de paz Hilarión Verdejo, quien entrará como parte de los nuevos acontecimientos que forman parte de la descripción. En la trama se descubre, por una parte el amor de Manuel por Margarita, a la par que las decisiones de los esposos Marín, quienes buscan alejarse del pueblo con sus ahijadas e iniciar una vida nueva, pues, por los acontecimientos descritos en la novela, saben que es lo mejor para el futuro de ellas. Manuel, a diferencia de ellos, decide quedarse por el compromiso moral con su madre y para defender a Pancorbo, pese a que reconoce en el mismo a uno de los culpables de la asonada contra los esposos Marín. Tras varios sucesos, entre los cuales se da la acusación de Pancorbo por la asonada referida, se presenta la descripción del accidente de tren en el que viajan los esposos Marín con destino a la metrópoli y, al pasar esto, Manuel va en busca de Margarita y, al pedirle su mano, Lucía pone al descubierto el hecho de que ambos, es decir, tanto Margarita como Manuel, estaban imposibilitados para llevar a cabo dicha relación pues, Margarita y Manuel eran producto de una violación, en la que el Obispo Pedro Miranda estaba implicado, con lo cual, se cierra la obra con la frase: “cuyos sollozos acompañaban el dolor de aquellas aves sin nido”. En la descripción de cada obra, las fechas de publicación marcan horizontes distintos de interpretación ficcional del personaje indígena, esto, en el transcurso de la investigación nos permite entender tanto la apropiación estética de corrientes literarias, transculturadas en nacientes naciones latinoamericanas, como la correlación histórica y política que el personaje tiene, pese a las diferencias estéticas y a los periodos políticos e históricos disímiles. 7 Por ello la construcción de una poética en cada obra, y en particular, en cada personaje nos permitió entender que si bien hay una concepción sobre la novela indianista, la misma no alcanza las dimensiones complejas de una poética que cada autor construye de forma consciente con respecto a su obra. Por ejemplo, en el caso mexicano, José María Lacunza, de forma insipiente concibe sus ideas respecto a la naturaleza, los sentimientos, la historia, así como la función de la literatura. A diferencia de él, José de Alencar elabora todo un proyecto literario, complejizando a su personaje indígena desde ámbitos históricos - arqueológicos; y, Clorinda Matto de Turner, conjuga en sus personajes una dimensión social y estética que abre las puertas, o el primer atisbo de un sujeto social moderno en el indígena.Todo ello vinculado, en primera instancia, con la primera simiente de una poética europea, y posteriormente, en este proceso de transculturación, con una poética latinoamericana, propia, en donde el tránsito histórico deviene en la ejemplificación de un personaje indígena transmutado en bosquejo, pintura y fotografía. Ahora bien, para desarrollar dicha investigación, en el caso mexicano, se consultaron obras facsimilares e históricas que abren el primer trasminar de un personaje y su historia, totalmente envuelto en una poética romántica, hermanada con los preceptos de Chateaubriand y Víctor Hugo, pero, a su vez, concertando el primer ápice de una literatura nacional. En distinción con lo que respecta al caso mexicano, la novela brasileña requirío del conocimiento de fuentes documentales estudiadas en la Biblioteca del Instituto de Estudos da Linguagem (IEL) de la Universidade Estadual de Campinas, así como de la Biblioteca Brasiliana Guita e José Mindlin de la Universidade de São Paulo, de la misma forma, la 8 perspectiva crítica de los estudiosos brasileños respecto a la literatura del siglo XIX dio el punto de encuentro y toque con una realidad cercana, en cuantoa composición geográfica continental, y lejana en cuanto al proceso histórico, cultural y léxico. En lo que respecta la obra peruana, la consulta de textos en el Instituto Raúl Porras Barrenechea, el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar y en la Biblioteca Nacional de Perú, permitieron entender que, las dimensiones culturales entre: sierra, costa y selva, se dan hasta en el proceso de las ediciones consultadas, pues la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cuzco publicó a mediados de los años cuarenta nobles ediciones de las obras de Clorinda Matto de Turner que a la fecha no se han reeditado, lo cual, fue confirmado en la consulta de las ediciones especiales hemerográficas de la espléndida Biblioteca Nacional de Perú. Con la investigación, la consulta y la transcripción, en el caso peruano, de los documentos referidos, se construyó una poética, y con ella, las diferentes perspectivas del indígena en tanto personaje literario, el cual, si bien tiene dimensiones estéticas, léxicas e históricas diferentes, a su vez, posee puntos de encuentro, incluso entre los autores que se debatieron para definir la relación entre México, Brasil y Perú en los siglos XVIII y XIX, en donde el indígena es el tema, el pretexto, el punto para construir y concebir un proyecto de identitario en el que linde la exclusión del sujeto histórico presente, pero que a su vez abre la dimensión de una literatura nacional, y el primer punto de encuentro de un sujeto social, en el caso peruano. 9 Este trabajo de investigación se divide de la siguiente forma: El primer capítulo titulado: “La poética romántica y la representación del indígena como caracter y personaje” es un análisis sobre las diferencias, entre el romanticismo europeo y el latinoamericano. Dicha diferenciación, nos permite entender los procesos, así como las formas, en las cuales el romanticismo latinoamericano concibió su propia propuesta poética, la cual, si bien no se desvinculó de una “raíz estética”, por definir de una forma al romanticismo, sí concibió una forma distinta de representar la realidad latinoamericana. En el caso del capítulo primero se desarrolla un análisis sobre la novela Netzula y la forma en que el indígena fue configurado desde la concepción del autor José María Lacunza. El capítulo titulado: “Iracema de José de Alencar: la configuración del personaje indígena en la literatura brasileña” define la forma en que José de Alencar desarrolló su propuesta estética y narrativa en torno al indígena como personaje literario. Dicha presentación por parte del autor, a su vez, permite establecer esta relación entre una raíz romántica europea, y una nueva propuesta respecto al denominado romanticismo latinoamericano, en el cual, el indígena se va conformando como un personaje mucho más complejo y profundo a partir de un proyecto estético y político por parte del autor. En “Aves sin nido de Clorinda Matto de Turner: el tránsito entre el bosquejo, la pintura y la fotografía” podemos entender un análisis y un devenir sobre la forma en que el indígena, en tanto personaje, ha sido formado dentro de los cánones del romanticismo, así como en las nuevas propuestas y corrientes estéticas, entre las cuales, el naturalismo forma parte esencial de las mismas. En lo que respecta al caso del personaje indígena peruano de Clorinda Matto de Turner, el personaje muestra una complejidad mucho mayor respecto a 10 las novelas de José María Lacunza y de José de Alencar, el cual, incluso, dentro de los cánones narrativos de la autora, puede formar parte de una concepción fotográfica de la realidad, la cual, siempre está en relación con lo que el autor propone y construye en su obra literaria. El cuarto capítulo titulado: “Puntos de encuentros históricos en México, Brasil y Perú en el siglo XIX: el apóstol, la virgen y el indio en América.” es la suma comparativa entre tres dimensiones narrativas distintas: México, Brasil y Perú en el siglo XIX. En el mismo se presentan los puntos de contacto entre los tres países, para mostrar la forma en que el indígena fue dimensionado desde una perspectiva histórica, política y estética. Analizando diversas fuentes, así como la perspectiva de autores como Ignacio Ramírez, Fray Servando Teresa de Mier y Francisco Javier Clavijero, podemos entender estos puntos de encuentro y de comparación respecto al personaje literario. 11 Capítulo I La poética romántica y la representación del indígena como caracter y personaje El linde y la diferenciación entre el romanticismo europeo y el latinoamericano, permitirá entender este proceso de transculturación referido anteriormente, para, de esta forma, comprender como una concepción poética, a su vez, configura la complejidad de un personaje desde ámbitos políticos e históricos distintos. Por ello, en el presente capítulo, al comparar las distintas concepciones románticas, así como poéticas, abrirá la pauta para conocer la forma en que un escritor, desde su propio horizonte, le dio a sus personajes una forma, un sentido y una representación a partir de su realidad social e histórica. 1.1 Romanticismo europeo frente a romanticismo latinoamericano: semejanzas, diferencias y relaciones. Agnes Heller, al hacer una reflexión sobre Lessing en su artículo: “Ilustración contra fundamentalismo: el caso Lessing”, establece una crítica profunda hacia lo que puede ser entendido como una “racionalidad instrumental” frente a la idea sobre la libertad humana: “La verdadera idea de la libertad consiste en liberarse completamente de la racionalidad finalista en el ámbito de las relaciones humanas, sin excluir su forma sutil de fe en la inmortalidad personal, a la que sigue siendo inherente una relación medios-fines.”3 Esta libertad, definida según la autora, como algo trascendente en la obra de Lessing, refiere un 3 Ágnes Heller, “Ilustración contra fundamentalismo: el caso Lessing”, en Ágnes Heller, Crítica de la Ilustración. Las antinomias morales de la razón, Barcelona, Ediciones Península, Historia, Ciencia, Sociedad, 191, 1984, p. 7. 12 aspecto importante del romanticismo europeo: su crítica hacia la racionalidad instrumental, la exaltación de la libertad y la trascendencia del individuo, a través del arte y la filosofía. El arte y la filosofía, las diversas concepciones e ideas respecto a la libertad, así como a la trascendencia del hombre en tanto ser social y político, también, se vinculan y se contraponen con lo que ya se ha señalado como una “razón instrumental”. Max Horkheimer y Theodor W. Adorno4, desarrollan una crítica puntual respecto a la Ilustración en tanto periodo histórico y político, debido a que el mismo, en palabras de los autores: “[…] era el desencantamiento del mundo. Pretendía disolver los mitos y derrocar la imaginación mediante la ciencia.”5 El control racional, la instrumentación de la misma, definen, de acuerdo a las ideas de los autores citados, el dominio de la naturaleza, en contraposición con la tradición griega, ya que, la Ilustración, en tanto ideología, es totalitaria. Los mitos que se interpretan en el contexto de la cultura griega y latina, en lo que respecta a la Ilustración, son usados como un dominio que el hombre tiene frente a la naturaleza, para con ello, construir una civilización, un mundo moderno, regido por leyes que establezcan un parangón entre el ciudadano y el Estado. De igual forma la técnica, el desarrollo de la industria, de la cientificidad, dan control al hombre a través de su razón y de su dominio sobre la naturaleza para concebir la civilización. A diferencia de Horkheimer y Adorno, Isaiah Berlin6 precisa lo siguiente. En principio que el cristianismo, con el romanticismo europeo como modelo ideológico, establece losprincipios de un bien universal a partir del orden social que define a una 4 Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos, España, Editorial Trotta, Colección Estructuras y Procesos, Serie Filosofía, 2006. 5 Ibid., p. 59. 6 Isaiah Berlin, Las raíces del romanticismo. Conferencia A. W. Mellon en Bellas Artes 1965, España, Taurus, Pensamiento, 2000. 13 familia. Esto quiere decir, de acuerdo al autor, que el cristianismo es reinterpretado como la suma de un bien universal, en el que la familia establece los primeros vínculos afectivos y sociales, no a partir de leyes, sino a partir del amor en tanto modelo de conducta moral y civil. El amor, al ser un bien universal en el contexto romántico, desarrolla una crítica respecto a la ideología de la Ilustración, pues, se opone a una instrumentación de carácter racional para delimitar la libertad y la trascendencia del hombre a partir de sus actos y de su espíritu. Isaiah Berlin, al referirse a los poetas románticos, determina: “Los valores a los que les asignaban mayor importancia eran la integridad, la sinceridad, la propensión a sacrificar la vida propia por alguna iluminación interior, el empeño en un ideal por el que sería válido sacrificarlo todo, vivir y también morir.”7 Este sacrificar la vida en pos de un valor más alto, marca al romanticismo europeo como una nueva forma de interpretar la realidad social y política, como una nueva perspectiva respecto a la libertad y al “deber ser” del hombre en el mundo. Podríamos argumentar, a partir de las reflexiones anteriores, que, uno de los principales elementos que esclarecen al romanticismo europeo, es esa conjunción entre conceptos y categorías universales en relación con un sentido filosófico profundo, pues, en el análisis de Isaiah Berlin, así como entran los principios bíblicos y religiosos, de igual forma la presencia de Kant al hablar de la libertad y el “deber ser”, se hace presente como parte de ese sistema de interpretación que elucida al hombre, o, al artista romántico frente al mundo. 7 Ibid., pp. 27 – 28. 14 Por su parte, Alfredo de Paz8, distingue un aspecto importante del romanticismo europeo: la contraposición entre el intelecto y la razón, con la intuición, la imaginación y la percepción sensible9, con lo cual, se concreta la oposición señalada por Adorno y Horkheimer entre la instrumentalidad racional de la Ilustración en oposición al Romanticismo: Los herederos de la Ilustración alemana distinguían entre «razón» e «intelecto» y ponían el acento en las propiedades de la intuición, de la imaginación y de la percepción sensible. El azar conquistó sus derechos con la atracción del juego, de la lotería o directamente con la concepción de un matrimonio que se pretendía basado en el amor concebido como «flechazos». La naturaleza se convierte en un refugio consolador y se buscan armoniosas correspondencias entre sus fenómenos y los estados de ánimo del ser humano, e incluso la conformación de las posiciones religiosas.10 Si bien el autor hace una referencia puntual con respecto al romanticismo alemán, su reflexión nos permite entender que dicha concepción artística y filosófica, tiene ciertas características generales, que lo especifican como un acontecimiento ideológico y político y de renovación. Al igual que los autores citados Paul Van Tieghem refiere un aspecto importante en el romanticismo: su relación con la Revolución francesa y el cambio que se da respecto a la condición humana y al nacionalismo como proyecto político: Algunas tendencias del romanticismo, aquellas que se forjaron un ideal a base de un pasado medieval y católico, eran animadas por las concepciones reaccionarias de la época; otras, liberales y populares, se sentían acicateadas por la corriente opuesta que iba filtrándose subterránea y que brotará con ímpetu a partir de 1830 en diversos países; otras principalmente nacionales y patrióticas, se ven empujadas 8 Alfredo de Paz, La Revolución Romántica. Poéticas, estéticas, ideologías, España, Metropolis, Editorial Tecnos, Alianza Editorial, 2003. 9 Ibid., p 39. 10 Ibid., p 39. 15 por las modificaciones logradas o reclamadas dentro del mapa político de Europa.11 Es decir que, así como se da una corriente de pensamiento romántico, donde la libertad se contrapone a una racionalidad instrumental concebida con la Ilustración, de la misma forma, la exaltación de valores cívicos, la concepción de un bien de carácter universal, cristiano en muchos de los casos, precisa otra idea en el romanticismo europeo, el cual, establece esta relación entre el arte como forma de trascendencia del hombre, asi como marca una nueva capacidad política, que busca, en esencia, el bien de un ciudadano frente a un joven estado moderno. Las ideas de nación y de nacionalismo forman parte indisoluble de lo que en América Latina va a definir al romanticismo como movimiento estético, ideológico y político. Eric Hobsbawm12, respecto a lo que hasta el momento ha señalado, desarrolla una idea sobre el concepto de nación y de territorio, ya que el autor distingue de forma clara y precisa la relación entre: política, gobierno, territorio y ciudadano: “El significado primario de «nación», el significado que con mayor frecuencia se aireaba en la literatura, era político. Equiparaba «el pueblo» y el estado al modo de las revoluciones norteamericana y francesa […] La «nación» considerada así era el conjunto de ciudadanos cuya soberanía colectiva los constituía en un estado de expresión política.”13 Estas ideas sobre el concepto de nación y de pueblo, posteriores a la Revolución Francesa, así como a las independencias en las antiguas colonias, son las que establecen un 11 Paul Van Tieghem, La Era Romántica. El Romanticismo en la Literatura Europea, México, Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, Biblioteca de Síntesis Histórica, Serie IV La Evolución de la Humanidad, 1958, p. 91. 12 Eric Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona, Crítica, Grijalbo Mondadori, Libros de Historia, 1997. 13 Ibid., p. 27. 16 nuevo proyecto político y estético en América Latina, en donde el romanticismo tiene un cariz diferente al europeo. El cariz que define al romanticismo latinoamericano, de acuerdo con José Luis Romero, se caracteriza por lo siguiente: “[…] que el proceso de la Emancipación se desata en tierra americana a partir de situaciones locales y desencadena una dinámica propia que no se puede reducir a la que es peculiar de los procesos europeos contemporáneos.”14 Es decir que, así como se da un proceso político distinto en el caso de la emancipación política de los territorios americanos, de igual forma se da un proceso estético diferente, el cual, si bien tiene relación por las influencias artísticas y estéticas de los países europeos; en el caso americano, el romanticismo toma un derrotero distinto en el que la política, la formulación de una identidad y la construcción de un proyecto nacional, cobran una importancia fundamental. Emilio Carilla15 al hacer una reflexión respecto al Romanticismo en Hispanoamérica, establece un vínculo estrecho entre el proceso político y el estético, como parte fundamental de la narrativa y la poesía romántica en las jóvenes naciones latinoamericanas: “Pero es evidente que este llamado – sin exagerar precisiones – no hubiera sido necesario hacerlo en pleno siglo XIX, en pleno hervor del romanticismo […] ya que el escritor estaba inmerso en una atmósfera dentro de la cual no sólo era casi imposible salir, sino que, por el contrario constituía su elemento vital.”16Es decir, si bien, en lo que respecta al romanticismo europeo, se desarrolla una crítica respecto al proceso 14 José Luis Romero, “Prólogo” en, Pensamiento político de la emancipación (1790 – 1825), Vol 1, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1977, p. IX. 15 Emilio Carilla, El Romanticismo en la América Hispánica, Madrid, Gredos, Biblioteca Románica Hispánica, II. Estudios y ensayos, 40, 1975. 16 Ibid., p. 23 17 político de la Ilustración, exaltando el valor espiritual y trascendente del hombre a partir del arte y de la filosofía, en el caso latinoamericano, el escritor, o el poeta romántico, está imbuido en un proyecto político, el cual es el formar un proyecto de estado nuevo, joven, y como lo llama Luis Romero: “patria boba” en donde se dan los inicios de una historia y de una identidad nacional. Este nuevo carácter romántico latinoamericano, establece una relación entrañable con la idea de la conformación de un estado y de una identidad, es decir, y tal como lo señaló Emilio Carilla, el discurso político y la idea de concebir una identidad, forman parte de los procesos estéticos en América Latina, fuera, quizás de ese rubro donde el romanticismo es una contrarrespuesta a las ideas de la Ilustración y a la razón instrumental. Quizás el más claro ejemplo de esto sea la novela: María17 del escritor colombiano Jorge Isaacs, pues, de acuerdo con el análisis de Gustavo Mejía en el prólogo que hace de la obra precisa lo siguiente. En un principio una visión nostálgica del pasado en las haciendas, en las cuales, la naturaleza, el universo social, parecen convivir en una armonía completa. En asociación a ese orden y equilibrio, los héroes románticos, en el caso de la novela referida: la doncella y el mancebo, definen los valores morales, éticos y civiles de una sociedad esclavista: Porque, en efecto, el pathos estético producido por una tal búsqueda de pasado – pathos proveniente del interior de la narración – no es otra cosa que la transposición literaria de la nostalgia del sector de clase latifundista-esclavista, que por 1850 en Colombia sufre un intenso proceso de decadencia, proceso que la familia de Isaacs, y muy especialmente Jorge, vivió con especial intensidad.18 17 María es publicada en el año de 1867, novela en la cual se conjuga el romanticismo con el realismo. Considerados como personajes románticos: María y Efraín, ambos definen ideales y normas de conducta, belleza, eticidad y moral, a partir de la descripción de un enamoramiento entre ambos. Lo cual, no sólo conlleva a una idealización en el enamoramiento, sino también en las conductas sociales. 18 Gustavo Mejía, “Prólogo”, en Jorge Isaacs, María, España, Biblioteca Ayacucho, 1978, p. X. 18 Ese groso ejemplo caracterizado en una novela romántica, marca el vínculo entre poética y política, que es sino del romanticismo latinoamericano, el cual, no se desliga en su totalidad de las concepciones ideológicas y políticas que buscan construir un proyecto de estado. Por su parte Celia Miranda Cárabes desarrolla un balance comparativo entre el romanticismo europeo y el latinoamericano; poniendo énfasis, tanto en biografías de autores como: Lord Byron, Lessing, Víctor Hugo, Coleridge, etc; y marcando, de forma clara y precisa, la creación literaria de un autor como Chateaubriand, quien, con su novela Atala, marca un punto crucial en la narrativa romántica. Este balance, en el que se conjuga la situación social e histórica europea, a su vez establece un punto de comparación con la situación política mexicana: Y aunque algunos escritores revisten su prosa o verso de optimismo, mordacidad o intención revolucionaria y celebran, con gran decoro, la alborada de la tierra nueva, muchos otros militan en bandos opuestos y participan en la contienda armada, dejando con su actuación pública, testimonio de sus recelos y preocupaciones políticas, y con sus escasos textos literarios, recogidos en los periódicos de la época, apuntamientos de sus turbaciones estéticas.19 Si bien la autora habla del contexto político y social mexicano, la cita bien puede servir para entender el ámbito de transición que se da en América Latina, en el cual, el romanticismo, es esta “turbación estética” que conjuga, tanto la creación artística como el discurso político. A su vez, Jorge Ruedas de la Serna desarrolla una reflexión respecto a lo que, en sus inicios, fue concebir un proyecto de estado en el siglo XIX. Para ello, al hablar de un intelectual mexicano llamado Tadeo Ortiz de Ayala y su obra: México considerado como 19 Celia Miranda Cárabes, “Estudio preliminar”, en La novela corta en el primer romanticismo mexicano, México, ed., Celia Miranda Cárabes; con un ensayo de Jorge Ruedas de la Serna, Coordinación de Humanidades, Instituto de Investigaciones Filológicas, Nueva Biblioteca Mexicana, 96, 1998, p. 17. 19 nación independiente20, define la idea de territorio, nación, estado y ciudadano, tomando en consideración al ciudadano moderno en un estado en vías de ser construido al terminar el periodo de independencia. Al igual que la obra citada de Eric Hobsbawm, la reflexión que da Jorge Ruedas de la Serna respecto al romanticismo, deliberando sobre la obra citada de Tadeo Ortiz de Ayala, es que en dicho movimiento estético se da una conjunción indisoluble entre estética y política, pues, el arte, será instrumento de representación de una realidad en vías de reconocimiento. No es casual, por ejemplo, que en la obra de Tadeo Ortiz de Ayala se hable de la necesidad de una educación y de un cultivo de las artes21, para crear modelos ciudadanos y estados modernos, en los cuales, los mismos se integren como una respuesta ya acertada. Estas serán las características que definen dos composiciones poéticas y estéticas hermanadas, y al mismo tiempo, por su contexto histórico, social y político, divididas, pues, si bien, como ya se ha señalado, el romanticismo europeo es una contrarrespuesta a las ideas de la Ilustración, de la misma forma no se desvincula del carácter social y político; y, en el caso latinoamericano, esa misma concepción estética va entrañablemente hermanada a la concepción de un arte individual, propio, incluso, identitario. 20La obra de Tadeo Ortiz de Ayala se publica en el año de 1832, ocho años después de la Constitución de 1824 y del destronamiento de Iturbide. 21 Para Tadeo Ortiz de Ayala El conocimiento de las ciencias y de las artes, establece un parangón civilizatorio y trascendente; ambos marcan la forma y la manera en que el hombre, a partir del conocimiento, puede cambiar el sentido de la historia en favor de una civilidad evolutiva, o en contra, en repliegue de un progreso o desarrollo. 20 1.2 La poética clásica y la poética del romanticismo, dos formas de concebir la realidad a partir de la escritura Después de haber señalado las diferencias y las características sobre el romanticismo latinoamericano y el europeo, es pertinente iniciar con las siguientes preguntas: ¿Qué es la poética?, ¿Qué función cumple en la literatura?, ¿Por qué la poética define la manera de concebir a un personaje literario, en este caso, el indígena, en el siglo XIX? El concepto poética se define como: “Ciencia que se ocupa de la naturaleza y principios de la poesía y en general de la literatura […] ǀǀ Conjunto de principios o de reglas, explícitos o no, que observan un género literario o artístico, una escuela o un autor.”22 A su vez María Victoria Ayuso de Vicente, Consuelo García Gallarín y Sagrario Solano Santos señalan lo siguiente: “Teoría interna de la literatura. […] En él propone como principio esencial del arte la mímesis;[…] En la primera reflexión, sobre la génesis literaria, estudia la tragedia y la epopeya.”23 La poética, por tanto, es entendida como una teoría y un “principio esencial de la mímesis”, dado que se da una representación y una imitación de la realidad a partir de un proceso. En lo que respecta a imitación y representación, los autores citados determinan que la imitación es: “Reproducción más o menos fiel de la realidad […] Para Aristóteles la imitación es válida y los distintos géneros: tragedia, comedia, drama, son modos de imitar y 22Diccionario de la Lengua Española, Madrid, Real Academia Española, 2002, p. 1792. 23 María Victoria Ayuso de Vicente, Consuelo García Gallarín y Sagrario Solano Santos, Diccionario de Términos Literarios, Madrid, Akal, Guía de Lectura, 1990, p. 302. 21 de representar las acciones y los objetos.”24 Y representación: “Acción de representar un texto” lo cual establece una relación con el teatro. Por su parte Demetrio Estébanez Calderón propone: “es el punto de partida de una disciplina cuyo objeto es la elaboración de un sistema de principios […] para describir, clasificar y analizar obras de arte verbal y creaciones literarias.”25 La propuesta de Estébanez Calderón, le da a la poética el carácter y programa de ciencia al citar la obra de Aristóteles: “concepto de poesía y lengua poética; noción, naturaleza, objeto y modos de mímesis poética”26. Ahora bien: imitación y representación, para el autor, tienen las siguientes connotaciones: “Término de origen latino […] que en Teoría de la Literatura se utiliza en una doble acepción: la primera, referida a la formación del estilo (imitación de modelos), y la segunda, a la representación estética de la realidad en las obras de arte.”27; “Término utilizado en la doble acepción de imitar y hacer presente, y que desde Aristóteles se aplica a dos artes fundadas en el procedimiento estético de la ‘mímesis’ la pintura y la creación literaria”28 Es decir la poética en tanto principio de conocimiento, es una ciencia que establece un método para concebir una obra literaria, ya sea poesía, narrativa o dramaturgia, a través de la imitación y la representación de la realidad hecha ficción. Desde el horizonte de las argumentaciones citadas, los conceptos: representación e imitación, nos llevan a deducir, en la poética, no sólo el carácter de una disciplina o ciencia, sino, el modo o la forma que la misma tiene para concebir una imagen de la naturaleza, en 24 Ibid., p. 193. 25 Demetrio Estébanez Calderón, Diccionario de Términos Literarios, Madrid, Alianza Editorial, 2002, p. 858. 26 Ibid., p. 858. 27 Ibid, p. 557. 28 Ibid, p. 957. 22 la que hay un vínculo entrañable con la existencia referida, pero, en donde dicha representación no es una calca o copia de la realidad, pues, en tanto proceso o forma de concebir, se da un método que permite entender la manera en que el mundo, con toda su complejidad puede ser conocido por un escritor o poeta. Por ello, para el presente estudio, esclarecimientos como representación e imitación, serán los puntos nodales que permitan relacionar la forma con la que fue concebido un personaje en toda su complejidad de configuración estética. Aristóteles, en su obra titulada Poética, desarrollará un método para definir las especies, las formas y las maneras en las que el escritor “imita”; y al imitar, exalta el valor de los grandes hombres o las cualidades de aquellos que considera de “baja calidad”: “Mas, puesto que los que imitan, imitan a hombres que actúan, y éstos necesariamente serán esforzados o de baja calidad (los caracteres, en efecto, casi siempre se reducen a éstos solos, pues todos sobresalen, en cuanto al carácter, o por el vicio o por la virtud)”29 La virtud o el vicio a imitar, será el arte poético para recrear dos tipos de caracteres, el de los grandes hombres que forman parte de gestas heroicas; y el de hombres de “baja calidad”, anegados por los vicios, inmorales, serviles, bajo el peso y la presión de la ejemplaridad que se imita de los grandes hombres construidos bajo una poética que los exalte. Así como se representa el caracter de los personajes de “alta” y “baja calidad”, la imitación de los mismos tendrá un vínculo con su operar y su actuar. Para ejemplificar esto, Aristóteles hará referencia a Homero y a Sófocles, ya que, en el caso de ambos autores, en sus personajes, buscan la semejanza de personas esforzadas, que concretan su destino por la 29Aristóteles, Poética, Madrid, Editorial Gredos, Biblioteca Románica Hispánica, IV. Textos, 8, 1999, p. 131. 23 búsqueda de una verdad, y, por ende, los puntualiza como personajes actuantes, ejemplares, definidos por su toma de decisión y por su actuar ante los hechos adversos. El operar de los personajes, los medios con que se les representa y la imitación como un método, son algunos de los aspectos que definen un “arte poética”, es decir, un modo para realizar una interpretación del mundo, una transfiguración del mismo, lo cual, nos permite entender la génesis de dicho arte: a partir del semejar y del aprender: “El imitar, en efecto, es connatural al hombre desde la niñez […] y por imitación adquiere sus primeros conocimientos, y también el que todos disfruten con las obras de imitación. […] Y también es causa de esto que aprender agrada muchísimo […]”30 En el imitar el hombre marca su impronta, su huella del mundo que representa, exalta; y, en dicha ejecución, los altos personajes de valores elevados, se convierten en la transfiguración ficcional de la realidad, en el modelo que representa el gran valor de los hombres como arquetipo de ejemplaridad, de ética, de moralidad, pese a que las pasiones humanas, en los representados, parezca imperar, para transmutar, en el valor preciso y adecuado. Al señalar a la imitación en tanto elemento fundamental de un arte poética, el aprendizaje, será, de acuerdo a los preceptos aristotélicos el esquema a seguir en la representación de una conducta, de baja o de alta envergadura, una forma de entender y diferenciar, lo alto de lo bajo, es decir, el valor más alto, espiritual, trascendente, de la acción más baja, mundana, cotidiana, en donde la condición humana sea el imperante. La imitación que representa, exalta y diferencia el actuar de los hombres de calidad superior e inferior, es el sistema y la forma en que se configura un procedimiento para ser 30Ibid., pp. 135 – 136. 24 referida. En el presente estudio, esto se desarrollará mediante una poética que define el alto valor ante el bajo valor, así como una manera de interpretar la naturaleza. Con lo que hasta el momento se ha expuesto, cabe la siguiente pregunta: ¿Qué relación hay entre las definiciones de la poética aristotélica con las poéticas románticas de Chateubriand y de Víctor Hugo? Arnold Hauser31, a partir del análisis que desarrolla de los diversos procesos artísticos en la historia del hombre, establece la relación entre lo que se puede considerar como una evolución artística, con los distintos métodos con que se desarrolla una representación de la naturaleza. Este sentido evolutivo, social, político, no marca o señala una ruptura entre los distintos procesos con que se define un desarrollo artístico, o un relevo de estéticas, sino un constante “trasminar”32 de ideas, formas y sentidos, en el que un proceso estético, no rompe, de manera total con otro: “Un rasgo característico de la evolución social del siglo XVIII, ya observado por Toqueville es el hecho de que, si bien las fronteras entre los distintos estamentos y clases se acentuaron, la nivelación cultural no se mantuvo, y los hombresque exteriormente deseaban separarse, íntimamente eran cada vez más semejantes,[…]”33 Si bien Arnold Hauser remite al proceso social que diferencia la burguesía naciente del siglo XVIII con “el pueblo” y “la comunidad”, en lo que se refiere a los procesos estéticos, con los cuales se representa la realidad, éstos tienen la misma relación. Es decir, en un principio se puede hablar o pensar, en un rompimiento de lo nuevo en contraposición con lo viejo, o el arte nuevo frente al viejo orden, pero, en la medida en que evoluciona, tanto el proceso social, como el estético, se va conjugando una relación o un trasminar de ideas en los mismos. 31 Hauser, Arnold, Historia social de la literatura y el arte, T. I, Colombia, Editorial Labor S.A., Colección Labor Nueva Serie 18, 1993. 32El Diccionario de la Real Academia Española lo define de la siguiente forma: “Abrir camino por debajo de la tierra […] Penetrar o pasar a través de algo” p. 2217 33 Ibid., p. 159. 25 Para dejar tentativamente cerrada la relación entre la tradición clásica con la romántica, podemos dar a conocer lo siguiente. Al igual que Arnold Hauser, Gilbert Highet desarrollará un estudio amplio y profundo respecto a la manera en que, aquello denominado como una tradición literaria, la cual, hace referencia a la literatura griega y latina, a su vez tiene una concordancia y una reinterpretación a través de distintos procesos de carácter estético: […] la mayor parte de los grandes escritores europeos de la época […] conocían mejor la literatura clásica que sus predecesores, y supieron captar y reproducir con más acierto su significado. […] La verdadera fuerza motora de la época fue una protesta social, política, religiosa, estética y moral. Fue una era de rebelión, y se podría llamar mejor la era revolucionaria que la era romántica. Los cambios que la señalaron en el campo de la literatura eran parte de un campo espiritual más extenso. Los escritores de entonces estaban en rebelión contra todo lo que fuera convención, o prejuicio, o abuso del poder, o limitación de la esfera de la actividad del alma humana.34 El conocimiento de autores clásicos, griegos y romanos, en escritores como Novalis, Holderlin, Goethe, Víctor Hugo, Chateubriand, por señalar algunos casos, establece el claro discernimiento que los autores tenían respecto a la literatura griega y latina, lo cual, a su vez, tiene relación con el compromiso social y político; esto nos permite entender la correspondencia entre lo que se denomina como el arte de la poética, en conjunción con el compromiso social que el autor establece a partir de sus escritos y de sus propuestas estéticas. Si bien Aristóteles, en su Poética, establece los principios y métodos de la imitación, a la par que la representación y diferenciación entre los hombres de baja y alta calidad, en el caso de los escritores románticos, como es el caso de Chateaubriand y Víctor Hugo, dicha concepción tendrá un vínculo con el compromiso social y político, en el cual, 34Gilbert Highet, La tradición clásica. Influencias griegas y romanas en la literatura occidental. T. II, México, Sección de Lengua y Estudios Literarios, Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 104. 26 los caracteres, el discurso y la narración de los hechos tendrán como objetivo, tanto la perfectibilidad estética como el discurso moral, ético, en donde, los caracteres definirán un nuevo sentido de humanismo, universal, y, en algunos casos, cristiano. 1.3 La poética del cristianismo en dos autores clave para definir el carácter del indígena: Chateaubriand y Víctor Hugo. Arnold Hauser y Gilbert Highet, coinciden en un aspecto frente al romanticismo: el renovar el mundo social desde una perspectiva estética, en el que, se da por antonomasia un compromiso ético por parte del escritor. ¿De qué forma se da dicho compromiso a partir de la literatura? Bien, para responder esta pregunta es pertinente definir que, así como se ha señalado un compromiso ético por parte del artista, en este caso, del escritor, de igual forma se da un sentido de renovación. Dicho sentido de renovación tiene que ver con la manera en que, en el caso de los estudios que desarrolla Gilbert Highet, se redefine el arte clásico. El cual establece un nuevo principio que toma como base la cultura o la literatura clásica latina y griega para ser reinterpretada desde otra óptica espacio-temporal. Es decir, si bien se toma la cultura latina como simiente para desarrollar una nueva perspectiva poética, la misma cobra un sentido nuevo, diferente al que le da origen o génesis. En lo que respecta al sentido de una “poética cristiana”, hay que tomar en consideración que en el caso de los autores a analizar: Víctor Hugo35 y Chateaubriand36, el cristianismo, más allá de ser entendido como un dogma ético, moral, político y espiritual, 35Víctor Hugo (1802 – 1885), “El prefacio a Cromwell”, es publicado en el año de 1827, el cual, en la breve descripción que se hace del mismo en la Enciclopedia Universal Ilustrada: “la nueva escuela y […] una verdadera declaración de guerra, a la par que una profesión estético filosófica” p. 613 36Françoise René de Chateaubriand (1768 – 1848), publica la obra El genio del cristianismo en el año de 1802; y de acuerdo con la Enciclopedia Universal Ilustrada, p. 71. Atalá, será el tanteo, o el primer esbozo del libro anteriormente citado. 27 será definido como una renovación del carácter humano a partir de dos aspectos importantes. El primero será el compromiso social que se representa en una poética o en la manera en que el mundo se refiere a partir del arte, en donde el escritor, el creador, configurará caracteres sociales complejos, humanamente complejos, pero al mismo tiempo, modelizados en relación a una conducta, a una moral, a un ethos que simbolize una nueva forma de comportamiento, un nuevo compromiso social. El segundo, se refiere al sentido de universalización de una conducta, de un ethos manifestado de forma ficcional, pero, en el que cabe la posibilidad de definir un nuevo cristianismo, una nueva conducta moral, ética, cívica, política y por ende, una manera diferente de concebir o de construir personajes literarios. Para entender lo señalado con anterioridad, precisaremos que, en el prefacio a la Obra en cinco actos Cromwell, Víctor Hugo definirá las bases de una poética romántica a partir de tres edades en el mundo: “los tiempos primitivos, los tiempos antiguos y los tiempos modernos”. Dichas edades declaran, de acuerdo al análisis de Víctor Hugo, un devenir en la concepción del hombre frente al mundo, y con el mismo, de la poesía y su forma de concebir las edades señaladas: En los tiempos primitivos, cuando el hombre se despierta en un mundo que acaba de nacer, la poesía se despierta con él […] Poco a poco la adolescencia del mundo desaparece. Todas las esferas se agrandan; la familia se convierte en tribu y la tribu se convierte en nación […] El instinto social sucede al instinto nómada. El campo abra paso a la ciudad, la tienda al palacio, el arco al templo […]37 La poesía es un despertar del hombre y de la idea de civilización, un devenir que confiere una relación entre las edades que definen al hombre civilizado con el arte, ya que, a partir del mismo, el hombre se expresa, trasciende y define su posición frente al mundo. 37Víctor Hugo, “Prefacio a Cromwell”, en Obras completas, t. I, España, Aguilar, 2004, pp. 8 – 9. 28 La poesía, de acuerdo con las etapas de lo que podríamos entender como “evolución” en el pensamiento del hombre, a su vez se relaciona de forma inmanente con las estructuras políticas y sociales, dándoles,en el caso de la poesía, el sentido de lo que el hombre expresa y define a partir de las mismas. Por señalar un ejemplo, la poesía exalta el valor de los “Jefes de estado”, en el caso de los patriarcas, para que, a partir de dicha exaltación a sus valores, se norme una conducta, y, mediante esto, “la religión adquiera una forma”38. La religión, entonces, será norma de conducta moral, civil, ética y política, que rija la vida de los hombres que la profesan y que signen sus lineamientos, más, de igual forma, será norma artística, poética y estética, que moldee personajes literarios, criterios de poesía, discursos y estructuras que definan, no sólo el asombro del primer rose de la poesía en el hombre, sino al hombre moderno, social, de estado, regido por un proyecto, podríamos decir, “ciudadano”: La religión espiritualista, que suplanta al paganismo material y exterior, deslizándose en el corazón de la sociedad antigua, la mata […] Esta religión es completa, porque es verdadera; entre el dogma y el culto sella profundamente la moral. Desde luego, como primeras verdades, enseña al hombre que existen dos vidas, una pasajera y otra inmortal.39 Al establecer un principio de moralidad y de eticidad, se van a conformar las “verdades” como absolutos incuestionables, en donde el hombre, en su finitud, se verá, frente a frente, con la trascendencia de sus actos y, con la inmortalidad de los mismos en “otra vida inmortal”, trascendente, más allá de la vida. 38Ibid., p. 9. 39 Ibid., p. 10. 29 La ejemplaridad de los actos humanos, tendrá relación con la ejemplaridad representada en la poesía o en la obra literaria; el héroe, por excelencia, será aquel que conserve el temple y el carácter frente a los enemigos del estado, y por ello, sus actos, trascenderán en el tiempo y en el espacio, convirtiéndose en modelos de conducta, de moral y de eticidad cercana a la ciudadanía señalada, de igual manera, próximo al modelo cristiano que exalta el valor del hombre en las condiciones adversas y de carácter privado; y en la trascendencia del acto, elevando el espíritu humano a la omnipotencia divina: […] el individuo estaba colocado tan bajo, que para que le hirieran los trastornos necesitaba que la adversidad descendiese hasta su familia; de tal modo que él no conocía el infortunio, fuera de los dolores domésticos. Raras veces las desgracias generales del Estado desarreglaban su vida. Pero en cuanto se estableció la sociedad cristiana, trastornó el antiguo continente, removiéndole hasta sus raíces. […] El hombre replegándose en sí mismo al presenciar tan enormes vicisitudes comenzó a compadecer a la humanidad y a comprender las amargas irrisiones de la vida.40 La reciprocidad entre el sentido cotidiano y la trascendencia espiritual, es uno de los aspectos que marcará, lo que Víctor Hugo puntualiza como “la historia del cristianismo” a partir de la poética y de la estética; ambas, unidas con la concepción de lo sublime y lo grotesco. Lo sublime y lo grotesco, en concordancia a una poética y a una estética cristiana, se definen por exaltar los más altos valores humanos, en conjunción, con lo más burdo y brutal en el hombre y en sus actos. Ambas forman parte de la complejidad que determina dichas acciones y, con ello, la representación de los actos de los personajes literarios. El “ennoblecimiento” resuelve dicho arte, es decir, eleva a un grado de sublimidad tanto los valores más altos como lo grotesco y brutal, exalta el valor de la visión que Víctor Hugo denomina como cristiana, ya que a través de ella, no sólo se da un vínculo entre lo social y 40 Ibid., p. 10. 30 lo trascendente, sino abre la posibilidad de crear un arte mucho más complejo en relación a dos categorías que parecen no tocarse: lo sublime y lo grotesco. El cristianismo dirigió la poesía hacia la verdad. Como él, la musa moderna lo verá todo desde un punto de vista más elevado y más vasto; comprenderá que todo en la creación no es humanamente bello, que lo feo existe a su lado, que lo deforme está cerca de lo gracioso, que lo grotesco es el reverso de lo sublime, que el mal se confunde con el bien y la sombra con la luz. La musa moderna preguntará si la razón limitada y relativa del artista debe sobreponerse a la razón infinita y absoluta del creador; si el hombre debe rectificar a Dios […] mezclará en sus creaciones pero sin confundirlas, la sombra y la luz, lo grotesco y lo sublime, el cuerpo y el alma, la bestia y el espíritu; porque el punto de partida de la religión debe ser el punto de partida de la poesía.41 El sublimar lo grotesco y lo divino, el establecer la relación entre lo social y lo trascendente, el vincular la eticidad y la moral con el grado más elevado de ejemplaridad y de trascendencia, son los elementos que se conjugan en una poética romántica, no ajena al cristianismo como modelo de conducta, enmarcada dentro de la complejidad que precisa, en la estética y en la poética, la concepción de la poesía y de la representación de los personajes en tanto concepción de mundo y, configuración de valores morales y éticos. Lo que se denomina como “romántico”, o el “carácter romántico” en el análisis de Víctor Hugo, marca la dialéctica entre lo social y lo espiritual a partir de la religiosidad cristina; a la par que la conjunción entre lo permanente y lo trascendente; será una suma, con la que podremos señalar opuestos que unifican al hombre con aspectos sociales y con la trascendencia espiritual de sus actos en vida, en donde la estética cumplirá con establecer un principio de ejemplaridad moral, ética, social, trascendente, a partir de los principios que 41 Ibid., p. 12. 31 hasta el momento se han definido: “En la época llamada romántica, todo demuestra su alianza íntima y creadora con lo bello.”42. Lo bello, lo sublime, lo grotesco, lo brutal, son las pautas que integran una sola entidad y caracter, un solo cuerpo definido en función con una propuesta estética, en donde, más allá de ser un dogma, el cristianismo, o lo que se considera como “poética del cristianismo” revela complejidades y normas estéticas, concepciones sociales y ejemplares, posiciones frente al mundo e interpretación del mismo; una estética y una poética que conjuga lo permanente con lo trascendente, lo social con lo espiritual, lo humanamente brutal con la ejemplaridad más pura que se representa en los personajes concebidos bajo esta norma estética. 1.4 El “Prefacio a Cromwell” y El genio del cristianismo: dos modelos estéticos para concebir personajes literarios en el romanticismo Los principios de una poética en donde se adoptan las conductas y las normas de los personajes, a partir de una concepción de la realidad, son la base o la estructura esencial de un modo de concebir la realidad en el arte. Por ello, el “Prefacio a Cromwell” es una de las pautas que nos permite entender la complejidad con la cual, el romanticismo en tanto norma de arte, concibió, no sólo una estética, sino una cosmovisión de mundo con base a la reinterpretación histórica de la realidad, a partir de un cristianismo civilizador. Lo que se entiende como un cristianismo civilizador, conjuga tanto las acciones de los personajes como los espacios descritos, en donde, se llevan a cabo las grandes acciones 42 Ibid., p. 16. 32 o los magnos acontecimientos, las epopeyas y las gestas que determinan los actos civilizatorios, por lo cual: “Los personajes hablando u obrando no son los únicos que graban en el espíritu del espectador el sello de los hechos. El sitio en que ha sucedido una catástrofe es un testimonio inseparable y terrible […]”43 Entre el personajey el espacio descrito se va a establecer la unidad de acción, en donde, los personajes establecerán los actos que señalen o marquen la conducta ética y moral que revela el universo social y la trascendencia de los hechos, con el fin de marcar o designar un solo cuerpo que de sentido a una obra, al actuar de los personajes en la misma así como a la ejemplaridad de los actos que se describan en ella. Si bien, el “Prefacio a Cromwell” instituye dichos principios, El genio del cristianismo de Chateaubriand establecerá en su conjunto lo que es una “poética del cristianismo”. Françoise René de Chateaubriand, en el “Prefacio” a la novela Atala va a puntualizar en dos aspectos; el primero es el concebir una epopeya44 en el mundo de las colonias europeas en América, en donde la naturaleza, la descripción de los paisajes y los espacios, serán el escenario pictórico en donde se representen las gestas guerreras y las pasiones de los personajes, ya sean europeos, mestizos o indígenas. El segundo aspecto es la construcción de caracteres definidos; el designio histórico, social y político de un personaje ante las costumbres y ante su posición social, la cual, tendrá un vínculo con: el guerrero, el profeta, el padre, la doncella, la madre, el hijo, en toda una gama de acciones sociales y cristianas. 43 Ibid., p. 21. 44 El Diccionario de Términos Literarios de Demetrio Estébanez Calderón, definirá el concepto “epopeya”, como el “equivalente a un poema épico”, en el cual, “se relatan acciones extraordinarias de héroes (legendarios o históricos) asociados con los orígenes y destino de sus respectivos pueblos.” p. 350. 33 El carácter y el espacio descrito, a su vez, tendrán otro tipo de vínculo, el cual, será determinado como “la costumbre”. La costumbre, o la descripción de las costumbres, puede ser entendido como el marco que puntualice la manera de conducirse y de comportarse de los personajes; por citar un ejemplo, el guerrero poseerá un sentido de valor, honor, y defensa a la patria; el padre, en su posición social, representará el valor de la autoridad: a obedecer, a no cuestionar y a seguir, pensando en una estructura social triangular, jerárquica. Estos ejemplos, descritos de manera breve, nos ayudan a entender la relación entre epopeya, carácter y costumbre, como una estructura compleja de representación estética: Era aún muy joven cuando concebí la idea de hacer la epopeya del hombre de la naturaleza, o sea pintar las costumbres de los salvajes relacionándolas con algún acontecimiento conocido […] Las tribus indias, conspirando por espacio de dos siglos de opresión para dar libertad al Nuevo Mundo, me pareció que ofrecían un asunto casi tan magnífico como la conquista de México.45 Si bien la obra de Chateaubriand: Atala, es, más que una narración; un poema en donde se da el idilio entre dos amantes, resumiendo a la obra de una forma simple, en la misma se establecen la descripción de costumbres de los indígenas americanos, los paisajes con su vegetación exuberante, voluptuosa, en consonancia con el temperamento de los personajes. De igual forma, en la novela, se describen los caracteres del indígena formado en la civilización europea, la amada que habita los bosques y tiene un valor espiritual profundo, humano y religioso; y el sacerdote, el cual, se describe como una especie de representante de un cristianismo primitivo en un mundo inhóspito, bello, brutal y salvaje. Françoise Rene de Chateaubriand al desarrollar en una trilogía dicha epopeya; Atala, René y Los Natchez, serán el signo del mundo salvaje que se enfrenta al civilizado, 45Francoise René de Chateubriand, “Prefacio”, en Novelas románticas francesas. Atalá – René – Las aventuras del último abencerraje, México, Editorial Cumbre, Grandes Novelas de la Literatura Universal, 1968, p. 3. 34 así como la representación estética de un universo natural y pictórico, en donde las pasiones humanas, en consonancia con dicho espacio, revelarán una crítica social y política. En el caso de Los Natchez, Chateaubriand añadirá en el prefacio, lo siguiente: el paso o la transición del poema a la novela concebida como una representación histórica e imaginaria; así como la oposición entre costumbres, es decir, la diferenciación del mundo civilizado frente al salvaje, como punto de encuentro, choque y confrontación de universos. La relación entre caracteres, costumbres y descripciones pictóricas, tiene un sustento más sólido, el cual, se puntualiza en lo que Chateaubriand concreta como “poética del cristianismo”, descrita de manera sucinta en una carta citada en el prólogo de Atala: En mi obra sobre El genio del cristianismo o Las bellezas poéticas y morales de la Religión cristiana, se halla una sección entera consagrada a la poética del cristianismo. Esta sección se divide en tres partes: poesía, bellas artes, literatura. Estas partes llevan como conclusión una cuarta: Armonías de la religión con las escenas de la naturaleza y las pasiones del corazón humano.46 Al hacer referencia a El genio del cristianismo en la carta citada, se hace una breve semblanza de lo que es, en mayor profundidad una “poética cristiana” ¿A qué nos referimos con esto? Una poética cristiana, de acuerdo a los paragones del autor, se puntualiza por lo siguiente: en primer lugar, por el hecho de señalar que: “En toda epopeya los hombres y sus pasiones están destinados a ocupar el primero y más eminente lugar”47, con lo cual, Chateaubriand desarrolla un análisis comparativo entre las obras de Dante, John Milton, en comparación con los textos clásicos griegos y latinos, y los pasajes bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Esta comparación expone, en principio, la epopeya del hombre ante la naturaleza y ante Dios como una narración en donde se conjugan las pasiones humanas 46 Ibid., p. 3. 47Francoise René de Chateubriand, El Genio del Cristianismo. Bellezas de la religión cristiana, Madrid, El Buey Mudo, 2010, p. 173. 35 más sublimes, así como lo que puede ser entendido como una caída o derrota del hombre ante Dios y ante las tentaciones corporales y espirituales. La vida humana, a partir de las obras literarias, se torna una ficción poética que concreta al hombre como ser trascendente o finito, espiritual o mundano, corpóreo, con deseos que van a marcar el curso de su historia y el camino que él mismo se traza ante las pruebas a las que se enfrenta. Para ello, es decir, para darle un mayor peso a la posición del hombre ante los acontecimientos que vive y experimenta, en el Libro segundo, titulado: “Poesía en sus relaciones con los hombres. Caracteres”48 se define el concepto de “caracter”. De acuerdo con Chateaubriand, el carácter expone la huella o impronta de los personajes en las epopeyas o narraciones analizadas; el carácter, es la función social, política y humana del padre, del sacerdote, del profeta, de la madre, del hijo, del esposo, de la esposa, de la doncella, del guerrero; quienes cumplen una función ética, moral, civil en las narraciones. La ficción literaria reproduce en cada uno de ellos, una situación que los instituye como parte de un mundo social, en el cual, las pasiones forman parte de dicha configuración ficcional y poética, en la que se encarna la posición del hombre frente al mundo a partir de sus acciones. Estas, deciden el destino, tanto individual, como colectivo del espacio social que se representa en la epopeya. Toda la gama de los personajes que se exponen como caracteres en la epopeya, tienen un sentido primordial en lo que Chateaubriand resuelve como “la epopeya del hombre en la naturaleza”. El hombre en la naturaleza, el salvaje guerrero, el salvaje civilizado, el salvaje que encuentra
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