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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES LOS JÓVENES EN MÉXICO. APROXIMACIÓN A SU HETEROGENEIDAD. TT E S I S QUE PRESENTA: Delia Rosario Chimal Jiménez QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE : Licenciado en Sociología DIRECTOR DE TESIS: Doctor Víctor Manuel Durand Ponte Ciudad Universitaria, CD. MX. Octubre 2016. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 INDICE INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 5 CAPÍTULO 1. VERTIENTES DE ESTUDIO SOBRE LA JUVENTUD: LA JUVENTUD CONCEPTUALIZADA DESDE LAS CIENCIAS SOCIALES. ........... 11 1.1 Emergencia del sujeto juvenil. Construcción socio-histórica de la juventud ..... 15 1.2 Estudios sobre juventud desde las ciencias sociales. La juventud mirada desde distintas disciplinas ................................................................................................ 18 1.2.1 Vertiente antropológica .............................................................................. 19 1.2.2 Vertiente psicológica .................................................................................. 22 1.2.3 La sociología y los estudios sobre juventud ............................................... 25 1.2.4 La demografía ............................................................................................ 30 1.3 La edad como parámetro de estudio de la juventud: Una visión crítica ........... 33 Conclusiones .......................................................................................................... 38 CAPÍTULO 2. ESTRUCTURA Y DINÁMICA DEMOGRÁFICA ............................. 40 2.1) Estructura demográfica de los jóvenes en México .......................................... 42 2.1.1) Los jóvenes en México: ¿Cuántos son? ................................................... 43 2.1.2) Mortalidad ................................................................................................. 49 2.1.3) Migración .................................................................................................. 55 2.1.4) Situación conyugal .................................................................................... 60 2.1.5) Natalidad ................................................................................................... 64 Conclusiones .......................................................................................................... 68 CAPÍTULO 3. LOS JÓVENES Y LAS INSTITUCIONES SOCIALES ................... 72 3.1) ¿Qué hacen los jóvenes? Primera aproximación a su clasificación: los cuatro grupos .................................................................................................................... 75 3.1.1) Estudiantes ............................................................................................... 82 3.1.2) Jóvenes que estudian y trabajan .............................................................. 87 3.1.3) Trabajadores ............................................................................................. 89 3.1.4) Los NINI .................................................................................................... 93 3 Conclusiones ........................................................................................................ 108 CAPÍTULO 4. ESCOLARIDAD Y EMPLEO DE LOS JÓVENES EN MÉXICO. LA RELACIÓN ENTRE LA ESCOLARIDAD Y EL INGRESO .................................. 112 4.1 Escolaridad .................................................................................................... 113 4.1.2 Divisiones por grupos de edad ................................................................. 119 4.2 Empleo y jóvenes. ¿A qué se dedican? ......................................................... 125 4.3 Ingreso ........................................................................................................... 140 Conclusiones ........................................................................................................ 154 CONCLUSIONES GENERALES ......................................................................... 157 Bibliografía ......................................................................................................... 166 4 Agradezco al Dr. Víctor Manuel Ponte por aceptarme para realizar el trabajo bajo su dirección y por todo el apoyo que me brindó siendo el mejor referente de lo que implica realizar una investigación con compromiso y excelencia. Así también, al Mtro. Carlos Bravo por tener confianza en mi trabajo y, al Consejo Nacional de la Ciencia y la Tecnología (CONACYT) por darme el apoyo económico que permitió desarrollara la presente tesis. Dedico este trabajo a mi familia correspondiendo un poco a lo inmenso que me han brindado. A mis papás y a mi hermanito por hacerme más fuerte. A mis tías y tíos que siempre me acompañan. A todas las personas y seres que aportaron al desarrollo de este trabajo. A Erick García por su comprensión y apoyo; a Alejandra Pérez por siempre motivarme; a Zeus que me acompañó en la redacción de cada una de estas páginas. Especialmente, con todo mi amor y respeto, a mis abuelos, por ser mi mayor inspiración, por siempre confiar en mí y por todo su cariño. 5 INTRODUCCIÓN Los jóvenes han sido conceptualizados en tantas maneras como formas de vivir este periodo. Se les ha mirado desde sus conductas, su apariencia y la relación que tienen estos con las distintas instituciones sociales. Estos cuantiosos y muy diferentes enfoques en los que se ha observado a los jóvenes, han aglomerado a la juventud en pequeños grupos dentro de los que no todos tienen cabida. Dados los muy diversos significados que se le han dado a este grupo, según el campo que se dedique a su estudio, en el Capítulo 1 “Vertientes de estudio de la juventud: La juventud conceptualizada desde las ciencias sociales”, se dará un resumen de las distintas vertientes que los han estudiado y se justificará la utilidad de privilegiar, para el caso de este trabajo, el estudio de la juventud por rango de edad. Se rescatan los distintos enfoques que han estudiado a la juventud con el objetivo de observar que a partir de cada uno de estos se privilegia algún aspecto o característica de este grupo. Entre las distintas vertientes existe una serie de cuestionamientos, el debate sobre cuál característica se debe priorizar y, por tanto, desde que perspectiva se debe mirar a este grupo; no obstante, este no es el objetivo de mi trabajo. Comprendo que todas las vertientes tienen algo que aportar al análisis de la juventud, sin embargo, mi aportación se centra en el estudio de ciertas condiciones demográficas, delimitando a este grupo a partir de un rango de edad, y de su relación con las instituciones sociales (escuela y trabajo) para mostrar su diversidad interna. En estesentido, el presente texto comprende a la juventud como un gran conjunto de personas, altamente diferenciadas entre sí, que por condiciones sociales y demográficas, experimentan de distinta forma este periodo. Para el presente texto, se toma el corte de 15 a 29 años para considerar a un mexicano como joven centrando el estudio en el año 2010, exhibiendo que en su interior el grupo muestra características diferentes que merecen un trato 6 sociológico más preciso. En efecto, la aproximación a este grupo por un corte de edad, en un momento y en un territorio específico, en México, me permitirá mostrar su heterogeneidad interna. Esta diversidad es probable que fuera distinta antes y es posible se modifique al paso del tiempo por una nueva relación con las instituciones sociales, no obstante, el presente trabajo realiza una propuesta de estudio a la juventud donde se le observa como un grupo general constatando que es diverso internamente a través del análisis de las relaciones que presenta con determinadas instituciones sociales y de sus características demográficas. De esta forma, me aproximo a la juventud a partir del estudio de distintos eventos sociales y demográficos entendiéndolos como un grupo que tiene múltiples características, es decir, como un conjunto de personas que no vive este periodo de la misma forma ni se relaciona de la misma manera con las instituciones sociales, exponiendo que este momento en el ciclo de vida delimitado por un corte de edad, no representa una realidad única para todos los jóvenes. La riqueza de este trabajo se centra en realizar un análisis de las diversas situaciones sociales y demográficas tan diferentes en las que los jóvenes se encuentran desarrollando estudios un poco más precisos sobre diferentes casos procurando aproximarnos a la pluralidad de su realidad. Para analizar las condiciones demográficas, educativas y sociales que tienen influencia sobre la forma de vivir y terminar este periodo, cuales lo tornan en un grupo que tiene una gran diferenciación interna, se desarrollan tres capítulos más procurando exponer las situaciones con las que los jóvenes mexicanos deben de convivir, que tienen distinto impacto en su vida según el rango de edad y el sexo al que pertenezcan, principalmente. El Capítulo 2: “Estructura y dinámica demográfica”, habla sobre la estructura y dinámica demográfica de la población joven en México: su número, edad, sexo, migración, situación conyugal y mortalidad; indagando, especialmente, a través de las diferencias por sexos y grupos de edad a razón de mostrar que cada uno de 7 estos cortes tiene un comportamiento distinto que nos permitirá comenzar a mostrar la heterogeneidad de la juventud en México Señalo que la juventud tiene distintos modos de presentarse, y esto, como mencioné en párrafos anteriores, lo analizo a través de la relación que tienen los jóvenes con las instituciones sociales. La relación con la familia, la escuela y el trabajo, fundamentalmente, cuales presentan una juventud que no es experimentada de la misma forma por todos los integrantes de este grupo. En el Capítulo 3: “Los jóvenes y las instituciones sociales”, se estudian las variables de educación y empleo de forma conjunta en una esquematización general a modo de mostrar las muy diversas realidades de los jóvenes en México haciendo una inferencia de la temporalidad en la que realizan ciertos eventos transición (salida de la escuela, entrada al trabajo, formación de una familia-unión conyugal) y distinciones entre sexos. Los cuatro cortes considerados: jóvenes que sólo estudian, jóvenes que sólo trabajan, jóvenes que estudian y trabajan y, jóvenes NINI (que Ni estudian Ni trabajan), proveen distintos perfiles de jóvenes en tanto edad y sexo. Se reflejan diversas etapas en las trayectorias juveniles que nos permiten ver que este periodo tiene término de muy distinta forma para hombres y mujeres. Tan diversos como los modos de abordar a la juventud han sido las interpretaciones de término de este periodo pero, en general, las diferentes corrientes de estudio coinciden en que esta etapa tiene su fin en cuanto los sujetos se incorporan a roles característicos de la vida adulta, cuando cubren con transiciones específicas (salen del hogar paterno, forman una familia, obtienen su primer empleo) o logran ser independientes. Tomando la interpretación de Minor Mora y Orlandina de Oliveira (2009, 267): “La transición a la etapa adulta refiere a un proceso de emancipación individual mediante el cual las personas adquieren mayor autonomía y ejercen control sobre sus vidas; una parte sustantiva de este proceso de crecimiento de individualización implica asumir nuevas responsabilidades en el seno doméstico, en la comunidad y frente al conjunto de instituciones sociales”. Aunque, estos eventos llegarán en distintos momentos a 8 partir de las condiciones de vida de cada uno de los jóvenes cuales marcarán el tiempo en el que terminen su trayectoria, pensando que esta tiene fin en cuanto se incorporan a prácticas características de la vida adulta a través de los diversos eventos transición. Es decir, el fin de este periodo no puede ser pensado como válido por igual para todos los sujetos, no se experimentará en un mismo momento ni forma y que, pensando a la juventud como grupo, lo conforman altamente heterogéneo. Los estudios sobre el grupo juvenil basados en tribus urbanas o sobre prácticas (los jóvenes como estudiantes, los jóvenes como sujetos rebeldes, los jóvenes como individuos en formación) analizan la situación de los jóvenes en tanto reunión de sujetos con características semejantes, sin embargo, estas condiciones serán diferenciadas puesto que no se presentarán muy probablemente en otro territorio y en jóvenes de condiciones económicas diferentes, no serán los mismos entre los jóvenes varones y las mujeres jóvenes, ni se presentarán de igual manera si se tienen 15 o 25 años. Las condiciones económicas, la llegada y salida de las diversas instituciones sociales harán visibles los distintos caminos de reproducción de diferencias entre los jóvenes que a su vez de moldear sus trayectorias construyen una imagen de lo que significa, en conjunto, ser joven en México. La trayectoria ideal es un camino con el que muy pocos se pueden identificar, principalmente porque no todos transitan por todas las instituciones. En un análisis del vínculo de los jóvenes con las instituciones podremos ver que este diferirá principalmente por su sexo y edad. Los jóvenes se relacionarán de manera diferenciada y tendrán un vínculo probable con las instituciones a partir de su rango de edad y sexo, si es un joven hombre o mujer principalmente. En el cruce de las variables demográficas y estructurales se introducirán variaciones importantes en la forma en que los jóvenes vivirán este periodo. El elaborar un análisis de este grupo en un momento preciso no me permite conocer cómo es que las relaciones de los jóvenes con las instituciones sociales 9 se han ido modificando, no obstante, hace posible retratar de forma general que en un espacio y momento determinado los integrantes de este conjunto presentaron características diferentes, con perfiles que se inclinan a ciertas condiciones. Constato que los jóvenes son diversos, revelando su complejidad. Como ya se mencionó, el sexo es un eje fundamental en la esquematización. En la relación de las jóvenes con las instituciones sociales, especialmente con la familia, las mujeres presentan perfiles definidos y muy distintos a los de los varones puesto que estas, por ejemplo, tienden a mantenerse por un periodo más largo dentro del hogar y/o a dedicarse a las tareas domésticas en mayor proporción que los varones. Es decir, la forma de transitar por la juventud de una mujer joven será distinta a la de un varón joven.La relación del sujeto de este grupo con las instituciones se dará de forma diferente especialmente a partir del sexo al que el joven pertenezca. Los distintos eventos transición, entendidos como: fases dentro del ciclo de vida de los jóvenes que les dotan de autonomía y por medio de los cuales adoptan nuevas responsabilidades que los construyen como sujetos adultos, nos dejarán inferir la temporalidad en que los jóvenes mexicanos experimentan estas transformaciones en la relación que presentan con las instituciones sociales. Finalmente, en el capítulo 4: “Escolaridad y empleo de los jóvenes en México. La relación entre la escolaridad y el ingreso”, se estudia a detalle la condición escolar y laboral de los jóvenes en México. Aquí se observa que los empleos a los que se integran los y las jóvenes son diferentes, así también, el grado educativo alcanzado a pesar de existir, aparentemente, una igualdad de oportunidades para ingresar y permanecer en esta institución tanto para hombres como para mujeres. Se consideran los eventos transición como puntos de análisis y ruptura en tanto adquisición de nuevos roles y obligaciones que constituyen al joven como adulto. Por último, la situación de ingreso, de la población económicamente activa joven nos permitirá acercarnos a las condiciones laborales que experimentan los jóvenes. 10 Los jóvenes constituyen un grupo altamente complejo puesto que este es un periodo dentro del ciclo de vida en el que se experimenta la relación con las instituciones sociales de una forma muy intensa, en contraste a lo que se vive en la niñez y la vejez. Durante este periodo se origina un proceso de búsqueda de autonomía, se inserta de forma temporal o definitiva al mercado laboral, se tienen hijos o inicia la vida en pareja, se abandona la escuela, etcétera. Se observa la situación social, la estructura, dentro de la cual los jóvenes emanan una alta diferenciación en función a variables como: edad, sexo, origen, escolaridad, condición de actividad, ubicación territorial, etcétera. (Pérez,2010:38). Estas condiciones limitan las posibilidades de acceso a las trayectorias ideales (esta entendida como un paso de la familia-escuela-trabajo-familia), observadas desde la demografía, que, como ya se había manifestado, han estado en un continuo de modificación. No se habla de elecciones, sino de la diversidad de posibles condiciones sociales a las que los jóvenes se enfrentan para construir sus trayectorias, de la diversidad presente en este grupo. Si bien es evidente que existen desigualdades, este trabajo constatará esas diferencias haciendo una descripción de ellas en un momento preciso. Los datos considerados, fundamentalmente, serán tomados de las bases de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en tres cortes de edad básicos: 15 a 19 años, 20 a 24 años y 25 a 29 años. Si bien la edad es utilizada primordialmente como frontera estadística en el estudio de la juventud, un análisis basado en esta puede brindarnos información útil contemplando a este grupo en general y, a su vez apreciar causalidades que desde otras disciplinas no podrían ser observadas. En cada capítulo se desarrollan conclusiones breves sobre los temas tratados y al término del trabajo se da una conclusión general donde se incluye una breve esquematización de todos los datos estudiados. 11 CAPÍTULO 1. VERTIENTES DE ESTUDIO SOBRE LA JUVENTUD: LA JUVENTUD CONCEPTUALIZADA DESDE LAS CIENCIAS SOCIALES Existe una gran diversidad de atributos que le han sido dados a la juventud: rebeldía, libertad, expresión, esperanza; pero también, apatía o desinterés. Estas características le han sido otorgadas a este grupo en momentos históricos y bajo condiciones económicas, sociales y culturales diferentes. Cada sociedad le ha dado diversos marcos de significación a la juventud a partir de sus contextos y estructuras; la juventud como construcción socio-histórica, ha sido interpretada en un proceso de continua transformación. Las transformaciones en las instituciones, en las estructuras y relaciones sociales han propiciado el reconocimiento del grupo joven. La juventud como una categoría social, no es una noción que haya existido siempre a pesar de que desde una perspectiva tradicional se le suela considerar como una condición presente en todos los tiempos y lugares. Los enfoques mediante los cuales la juventud ha sido explicada fueron construidos bajo la mirada de diversas instituciones como la Iglesia, el Estado, la familia, los medios de comunicación, la academia, etcétera (Alpizar,2003:3). En este capítulo se procurará mostrar cuales han sido las vertientes que desde la academia han fungido como base en el estudio de este grupo y, así mismo se realizará un breve recorrido por las principales aproximaciones teóricas explicando la conveniencia de abordar este tema desde una clasificación por edad. Se parte del entendido de que la edad es estructuralmente una condicionante de la juventud y, al mismo tiempo es una construcción social debido a que sus límites y su forma de interpretación han variado de acuerdo a los tiempos y sociedades en las que los jóvenes han sido estudiados. Existirán diferentes consensos que aglomerarán a los sujetos dentro de los conceptos (en este caso los jóvenes), sin 12 embargo, estos límites siempre se encontrarán en continua tensión por la influencia de diversas variables, mismas que en el presente trabajo se abordarán. Considero adecuado nombrar cual ha sido el desarrollo de la juventud a partir de una base socio-histórica debido a que desde las distintas fases de desarrollo de la juventud podemos observar los diversos patrones de caracterización de este grupo. Mediante un primer esquema descriptivo sobre el caso juvenil a través de la historia se explicarán cuáles han sido las principales instituciones responsables de su emergencia, se definirá a la “juventud fuera de ella”1 (MØrch, 1996:79). Dicho de otra manera, se considera necesario estudiar la historia social de los jóvenes puesto que esta no puede ser separada de los contextos y de las instituciones que la produjeron (Pérez, 2009:29). A pesar de que no se realizará un estudio detallado sobre la presencia de este grupo a través de la historia, sí se bosquejarán cortes que permitan observar la relevancia que adquieren las transformaciones dentro de la familia, la escuela y el trabajo como instituciones fundamentales ligadas al estudio de la juventud. También, se mencionarán las principales perspectivas de estudio que desde las diversas disciplinas han abordado al fenómeno juvenil en las ciencias sociales analizando, en general, las características principales de las que se han valido para realizar sus interpretaciones. Finalmente, se analizará la utilidad de abordar al grupo juvenil desde una clasificación por edad, no considerando este corte como un periodo universal existente en todas las sociedades, sino como una delimitación que depende de diversas condiciones, como una construcción social. Así mismo, se explicará que los jóvenes no representan un grupo homogéneo sino que son un grupo altamente diverso. 1Sven MØrch (1996, p. 79-80) habla sobre la diferenciación entre los estudios históricos y los estudios socio-históricos de la juventud. En el primer caso, dentro de los estudios históricos la juventud será observada como una linealidad dentro del ciclo de vida que resultaría identificable en el estudio de las sociedades, sin embargo, esta tesis puede ser fácilmente negada al observar que hay casos en donde no existe equivalente lingüístico para el grupo juvenil, un ejemplo el caso de los idiomas medievales. Los estudios socio-históricos sobre juventud, por otro lado, refieren a la búsqueda de una categoría social dentro de las sociedadesen función a su desarrollo histórico cruzando su estudio con un análisis sobre contextos, no reproducen la idea de universalidad e identifican las condiciones que caracterizaron dentro de cierto periodo a este grupo; no se nombrará su existencia, sino su conceptualización. 13 Una de las principales condiciones que logra crear la ilusión de homogeneidad en los jóvenes es la atribución de estereotipos, cual torna invisibles a sujetos que pertenecen a este grupo pero que no se encuentran dentro de los estándares de apariencia o actuar atribuidos a este periodo. Por ejemplo, una concepción constante sobre lo juvenil se ha centrado en la observación de estos como estudiantes y, en cierto momento, como jóvenes varones y urbanos, condiciones en las que se depositaba el significado del “ser joven” (Reguillo, 2010:9). Es decir, la manera en la que se ha observado el fenómeno juvenil ha emanado de su percepción como sujetos diferentes clasificados por actitudes, hábitos, el uso que hacen de los espacios o por su condición de género, en especial. La concepción clásica de la juventud (basada fundamentalmente en la observación de las condiciones culturales y biológicas) ha formado en buena medida la imagen de lo que significa ser joven, sin embargo, la juventud como una categoría social ha sido construida en un proceso más complejo. Los sitios en los que se desarrollan los jóvenes -la escuela, la familia, el trabajo- han sido instituciones fundamentales para la transformación de este grupo, configurando sus trayectorias y la forma en la que se desenvuelven, no connotando a una forma única. Los jóvenes se desarrollan sobre una desigualdad estructural y una diversidad cultural que los condiciona a ser distintos, a desarrollar de diversas maneras sus trayectorias, a contar de distintas formas sus historias de vida y a sentirse dentro o excluidos según los sucesos a los que se deban enfrentar, además de estar condicionados por los capitales con los que cuenten. Un ejemplo de lo anterior, los jóvenes indígenas quienes fueron invisibilizados durante mucho tiempo considerándolos en el mejor de los casos en su tránsito hacia la urbanización2. Rossana Reguillo (2010: 396) indica que en el plano estructural las desigualdades entre los jóvenes mexicanos se conciben a partir de las palabras: alternativas y acceso. Las oportunidades para incorporarse o no a una ruta biográfica que tenga 2 Lourdes C. Pacheco Ladrón Guevara (Reguillo, 2010: 127-140), explica que los jóvenes indígenas en México no fueron visibilizados como tales sino como miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En la década de los noventa los jóvenes indígenas comenzaron a ser estudiados a partir de los nuevos procesos que eran generados en el territorio no urbano, los estudios sobre ruralidad. 14 acceso a los espacios y a las instituciones (escolares, familiares, de salud, trabajo) crea un panorama de diferenciación de este grupo. Los capitales sociales3 con los que cuenten estos sujetos favorecerán o truncarán los patrones de inserción a los que se quiera o deba incluir el joven, generando una diversidad en las condiciones, apariencias y sentidos que los sujetos atribuyen a esta etapa. En palabras de Feixa (2003:13), cada individuo pone en movimiento su reloj de arena4 a partir de una serie de condiciones sociales de partida rígidas, determinadas por su origen: la edad, el sexo, el rango, el linaje y el lugar de nacimiento y residencia (aunque los granos de arena sean de distinto color, cuando se mezclan parecen idénticos). Estas marcas se transmiten a partir de tres grandes instancias sociales (la familia, la comunidad y las estructuras de poder), que median en las relaciones más o menos conflictivas entre la cultura parental (las formas de vida y valores vigentes en el medio social de origen) y la cultura hegemónica (las formas de vida y valores propuestos como modelos dominantes en aquellas sociedades en las que se establece un acceso desigual al poder y a los recursos. Las características propias de cada sujeto, las facilidades y dificultades a las que se enfrentará dentro de sus trayectorias serán marcadas por su contexto social en un primer momento. Los jóvenes representan un grupo altamente heterogéneo, respondiendo a diversas representaciones de lo que significa ser joven. Sus intereses y capitales los colocan en un gran abanico de posibilidades de desarrollo de sus trayectorias. La diversidad de formas de vivir el periodo juvenil representan un espacio en el que se entremezclan las diferencias producto de las estructuras sociales (desigualdades) y la praxis de los jóvenes, diferenciando a los jóvenes no solamente frente a otros grupos, sino entre ellos mismos (Pérez, 2010:37-39). 3 Rossana Reguillo (2010, 397), indica que son tres los tipos de capital elusivo para la mayoría de los jóvenes en el país: a) El capital cognitivo-escolar y de destrezas, valorable en términos de mercados y de redes; b) El capital social, cuyo valor estriba en su potencial para solventar las carencias del individuo, sustentado en la flexibilidad y pertenencia en términos de mercado; y c) El capital político, cuya importancia radica en la posibilidad de intercambiar posición por reconocimiento simbólico. 4 C. Feixa (2013), ocupa la analogía del reloj de arena para explicar cómo es que al paso de las diversas generaciones y, a través del tiempo, los jóvenes han desarrollado su trayectoria y cuales han sido las condiciones que han tenido que sortear. 15 1.1) Emergencia del sujeto juvenil. Construcción socio-histórica de la juventud La juventud, como una categoría social, está relacionada especialmente con la transformación de tres instituciones sociales: la familia, la escuela y el trabajo, las cuales han generado la emergencia de este grupo (Pérez, 2009: 29). Fue el cambio en las condiciones dentro de estas instituciones lo que condicionó su emergencia y a su vez, fungió como circunstancia indispensable en su transformación. Durante la época preindustrial la unidad familiar ejercía fundamentalmente como unidad productiva en donde los miembros trabajaban por el bienestar colectivo, situación que fue transformada con el capitalismo que rompe esa articulación de producción-reproducción-consumo y vuelve en unidad económica básica al individuo (Pérez, 2009: 30). La aparición de lo juvenil surge paralelamente de lo industrial bajo el significado de trabajador y asalariado. La institución familiar del periodo preindustrial concentraba el poder de las decisiones y las organizaciones sobre el pater familiae, sobre el jefe de familia, quien regulaba las uniones, los aprendizajes y proyectos futuros. A medida que avanza el modo de producción capitalista se da una paulatina separación de los infantes y jóvenes de la familia; la especialización de los espacios y los tiempos, ocurrida con la formalización del sistema educativo, por ejemplo, provocó que se separaran los espacios y los horarios de la vida doméstica, causando fuertes repercusiones sobre los niños y jóvenes. Anterior a esto, el taller o la granja familiar conjuntaban en un mismo espacio las diferentes actividades, además de que en ambos espacios se contaba con una misma autoridad. De la disciplina ejercida por el padre o el dueño de la granja en algunos casos, se pasa a la convivencia con un profesional en la enseñanza, un maestro (Pérez, 2009: 29-31). La escuela como un espacio especializado para la formación de los sujetos fue uno de los escenarios primordiales donde se podían observar las diferencias de clase, aunque el análisis por estratos sociales también puede ser visible frente a 16 otras instituciones como es la familia5. Es posible ubicar que dentro de las sociedades de EuropaOccidental la juventud emerge como resultado de los cambios sociales característicos del capitalismo temprano, apareciendo primero una juventud burguesa -siglo XVIII- que más tarde cruza con todos los demás estratos sociales (MØrch, 1996:80). La prolongación de la niñez y la necesidad de preparar a los sujetos, fueron dos características fundamentales que fomentaron la aparición del sujeto joven: “La escuela se dirige de manera específica a la juventud y esta representa una extensión de la infancia” (Brito, 2002: 49). La demanda de mayor calificación social se convirtió en uno de los principales detonantes de la juventud como una categoría social, mirando en este caso a la juventud como un campo de formación para el futuro y de inserción a la estructura social. MØrch (1996: 99), explica la influencia de las modificaciones históricas de las instituciones sobre la juventud y menciona que: “La juventud es una consecuencia del factor productivo, ampliamente expresado en la demanda social de calificación impuesta sobre el individuo, así como la privatización de la familia y la separación de los niños de la vida del adulto. El periodo de juventud denota un tiempo de transición de la esfera privada a la vida de adulto. Tanto las demandas de la calificación como la familia son prerrequisitos necesarios para el periodo de juventud, y se forman principalmente en sistema escolar. Ambas, en sus manifestaciones concretas determinan el periodo de juventud y la forma concreta que este periodo asume en las diferentes clases sociales...”. La juventud surge basada en el cambio social, en relación a la producción y a los cambios en la esfera privada a la pública. Es conveniente mencionar que por un largo periodo las mujeres no fueron afectadas por estos cambios, dado que al permanecer dentro de la familia, no experimentaron estas transformaciones. 5 Sven MØrch (1996: 85-86), señala que durante los siglos XIII y XIV se evidencia una atención especial a los infantes en los estratos más altos de la sociedad, mientras que los infantes de las clases bajas solo eran dejados a su suerte y en cuanto eran capaces debían comenzar a integrarse al mundo de los adultos. La edad se presenta aquí como un estadio biográfico restringido por las condiciones sociales, puesto que, mientras que los niños de las clases altas podían disfrutar de un periodo de preparación, los hijos de las familias de clase baja debían ocupar su fuerza productiva para retribuir al hogar. El espacio familiar aparece hasta el siglo XVII, cuando se comienza a brindar una atención más amplia al desarrollo de la niñez y se origina una asociación entre el desarrollo de la familia y la escuela, siendo solo posible en las clases altas. 17 La concepción y significados generados en torno a la juventud, estarán marcados por la historicidad propia de contextos específicos que los producen y reproducen. Pérez, J; Valdez, M. y Suárez, M. (2008: 10), alude a la anterior afirmación y propone estudiar a la juventud como un sector de la población o grupo (s) con características propias según los espacios sociales donde se encuentra, que se va modificando y diversificando históricamente como producto de las transformaciones de la misma sociedad y sus instituciones. Esta visión, está basada en el precepto de que la historia social de los jóvenes no puede ser separada de la historia de los contextos y de las instituciones que la produjeron, correlación que ha evolucionado rápidamente. M.M. Collingnon Goribar y Z. Rodríguez Morales (2010:311), resumen las transformaciones ocurridas en la relación entre los jóvenes y las instituciones sociales englobándolas en tres regímenes que clasifican de forma cronológica: 1) La vida de las personas es realizada en una trayectoria de tránsito de una institución a otra (de la familia de origen a la escuela, al trabajo, a la seguridad social, a la familia propia, etcétera). Si se sigue el camino trazado el futuro está asegurado y existe un cambio generacional continuo; 2) El proceso de adelgazamiento del Estado y la flexibilización del trabajo y la crisis en las familias, fracturaron lo sistémico. Las figuras exitosas pasaron a ser prototipos a los que se podía llegar mediante méritos personales; 3) En el tercer periodo, los jóvenes se quedaron solos, la política neoliberal dejó en manos del mercado amplios sectores de la vida social e instaló una ideología que premia el éxito dejando a los jóvenes en la incertidumbre. Estas transformaciones posibilitaron la comprensión de la juventud vista desde marcos condicionados sobre estructuras sociales. Las rupturas y transformaciones dentro de las instituciones que han experimentado los jóvenes pueden darnos un parámetro de representación de este grupo en relación a su condición y delimitación a través del tiempo. El grupo que podemos identificar como joven ahora no es el mismo que podríamos ubicar dentro del periodo preindustrial, los márgenes de edad varían según la sociedad y tiempo que se observe. 18 1.2) Estudios sobre juventud desde las ciencias sociales. La juventud mirada desde distintas disciplinas. En los textos clásicos de las ciencias sociales la juventud no ha tenido un lugar central dentro de las discusiones, sino más bien, se ha vuelto visible ante sus manifestaciones o actitudes de crítica a las instituciones6. Clásicos de la sociología como: Marx, Durkheim y Weber, realizaron pocas alusiones a la diferenciación de este grupo en relación con otros (niños, adultos, etc.). Emilie Durkheim (1911) logra ser más preciso y analiza a la educación desde una perspectiva generacional, indicando a la educación como una acción que procurará que los jóvenes y niños aprendan y dejen su ser egoísta generando un ser capaz de llevar una vida social y moral; este postulado está ligado al enfoque de la socialización, cual marcará durante mucho tiempo las teorías sobre lo juvenil (Pérez, 2008:11- 12). A Juan Jacobo Rousseau se le atribuye la concepción moderna del concepto de juventud debido a que en su texto Emilio o, De la educación (1762), cual logra plasmar una distinción entre la niñez y la etapa adulta - la adolescencia - (Pérez, 2008: 99). Su texto se vuelve popular y una de las principales influencias dentro de la psicología, la pedagogía, lo social y los estudios sobre cultura. Previo a la utilización del concepto “juventud” se identificaron ciertas condiciones que permitieron diferenciar a los integrantes de este grupo de otros (de los niños, adultos, ancianos) estos casos fueron citados y estudiados por autores que trabajaron especialmente desde la psicología y la pedagogía. Ambas ramas, se apropiaron de la temática a partir del estudio de los ciclos de vida, considerando a este periodo como una etapa por la cual necesariamente se debía transitar y que representaba un periodo de preparación para la vida adulta. En el caso de la corriente pedagógica, la perspectiva generacional fue una constante pues se 6 A partir de los años 60, con la emergencia de las culturas juveniles en España, los estudios académicos en relación al fenómeno juvenil se pusieron en relación a los discursos ideológicos y mediáticos construidos en torno al “problema de la juventud” (Feixa, 2004: 23). Los discursos dominantes se realizaron alrededor de las tendencias y movimientos que en ese momento transformaban a la sociedad. 19 consideraba al adulto como un sujeto que depositaría conocimientos en los jóvenes. Para la década de 1920, surgieron los primeros estudios sistemáticos que abordaban en específico el tema de la juventud, generados principalmente por el campo de la antropología y, en segundo lugar, realizando estudios sobre problemáticas más amplias - sociológicos urbanos- la Escuela de Chicago (Pérez, 2008:12).Los antropólogos fueron quienes por primera ocasión comenzaron a preguntarse por situaciones que anteriormente parecían naturales o, simplemente se daban por hechas. Este grupo comenzó a poner especial atención sobre los distintos ciclos de desarrollo de los sujetos y en las diferencias conductuales existentes según los diversos universos culturales. 1.2.1) Vertiente antropológica Desde la antropología se comenzaron a plantear cuestionamientos sobre las condiciones de la vida de los sujetos que anteriormente eran consideradas como naturales o que sencillamente se daban por hechas; uno de sus principales planteamientos refería a atribuir un inherente componente cultural a las condiciones de vida de los individuos observados. El culturalismo estadounidense, encauzado por Franz Boas, denotó el interés por estudiar la influencia de los contextos culturales en los temas de edad (Pérez, 2008:13). Desde estos estudios se comenzó a poner atención sobre la relación entre la edad biológica y las condiciones sociales que vivenciaban los sujetos. Ruth Benedict (2008: 35), resume el quehacer antropológico de la siguiente manera: “El papel del antropólogo no es el de preguntarse por los hechos de la naturaleza, sino insistir en la interposición de un término medio entre ´naturaleza´ y ´comportamiento humano´, su papel es analizar este término para documentar los postulados contextuales hechos por el hombre de la naturaleza, e insistir que no deben leerse para ninguna otra cultura como si fuera la naturaleza misma. Aunque es un hecho original que el niño se vuelva en hombre, la manera en que la transición se 20 efectúa varía de una sociedad a otra, y ninguno de estos puentes culturales específicos debe verse como un camino ´natural´ hacia la madurez”. Esta autora realiza una propuesta en la que establece que entre la naturaleza y el comportamiento de los sujetos existe una serie de mediaciones que son influenciadas por la cultura en la que el individuo esté inmerso, dentro de las cuales surgen contrastes y diferenciaciones que construyen el papel de los individuos en la sociedad (Pérez, 2008: 13). Aquí se observó a los jóvenes en relación con los adultos identificando que existían diversos patrones de relaciones siendo común la de ubicar al joven en una situación de no responsabilidad y sumisión. Los antropólogos, a su vez, también notaron que cada sociedad articulaba sus propios valores en torno a la superación de la infancia, interpretando a los diversos actos como ritos de paso (Montesinos, 2007:15). La edad, el sexo, las características en los ciclos de vida y los eventos transición que marcaban la llegada a la etapa adulta, fueron algunos de los principales asuntos que fueron estudiados y a los que se les atribuyó un inherente componente cultural. Así mismo, se dio particular atención a la inclusión de los sujetos en la sociedad, observando su quehacer diferido según la edad, el tiempo y el espacio. El análisis del contexto social fue retomado dentro de los enfoques clásicos de estudio sobre los grupos juveniles, el de la construcción cultural y como grupo socio-históricamente construido. Las culturas juveniles connotan la manera en que las experiencias sociales de los jóvenes son expresadas colectivamente mediante la construcción de estilos de vida distintivos, localizándose fundamentalmente en el tiempo libre o en espacios intersticiales de la vida institucional; igualmente, pueden analizarse desde dos perspectivas: en el plano de las condiciones sociales (provenientes de las identidades generacionales: género, clase, etnia, territorio) o, en el plano de las imágenes culturales (observados en estilos más o menos concretos). Las contraculturas juveniles, las subculturas juveniles y las tribus urbanas son algunos de los términos utilizados para explicar las variantes dentro de las expresiones juveniles. Su expresión más visible se difundió en España 21 durante la etapa de transición democrática, manifestación bautizada con el nombre de tribus urbanas (Feixa, 2004:9). Más especialmente, la cultura referirá aquí a la manera en la que los distintos grupos sociales desarrollan diversos patrones de vida –trayectorias- y dan forma expresiva a su vida material y social (Clarke, 2008: 272-273). La construcción socio-histórica de los jóvenes como grupo fue especialmente elaborada bajo la crítica a la suposición de que la juventud existía en todas las sociedades y se trataba, por lo tanto, de un fenómeno universal. La antropología expone que conforme a los diversos espacios vayan cambiando, el proceso de crecer y envejecer estará condicionado y sujeto a definiciones culturales; sin embargo, a pesar de que el significado de las edades, de las actividades y de la distribución de roles sociales sea diferente de sociedad a sociedad, todas realizan una distinción entre los diversos grupos (Eisenstadt, 2008: 195); en el caso de la visión socio-cultural, se genera un análisis sobre los grupos referido a las imágenes culturales y sobre las representaciones sociales que estos producen, uno de los casos las culturas juveniles o las tribus urbanas. Las condiciones estructurales serán el último punto a considerar dentro de la visión socio-cultural, generando los datos necesarios para comprender las posibilidades de acción de los sujetos. Rossana Reguillo define a la juventud como: “una categoría construida culturalmente , no se trata de una ´esencia´ y, en tal sentido, la mutabilidad de los criterios que fijan los límites y los comportamientos de lo juvenil, está necesariamente vinculada a los contextos socio-históricos, producto de las relaciones de fuerza en una determinada sociedad” (Reguillo, 2003: 103). Esta definición no se limita a condiciones biológicas y considera que según las distintas etapas históricas, la segmentación por grupos de edad será diferente; valora la importancia de los discursos y las prácticas sociales que inferirán en la construcción de este grupo. Para esta autora, en el enfoque socio-cultural la juventud es un estado y no una etapa de transición. Abundan los estudios sobre identidades, bandas, tribus o culturas juveniles que fomentan la inclusión de los jóvenes segmentados en grupos en donde se busca 22 encontrar su naturaleza en función a las características en su actuar o su relación (generalmente diferente) con la sociedad. Los chavos banda, los cholos, los hipsters, las lolitas, los graffiteros, darks, emos, y un sin fin de nombramientos que son atribuidos a grupos dentro de los jóvenes, son delimitados por características como la vestimenta, los gustos musicales, los espacios de esparcimiento, el uso y modificación de su cuerpo, etcétera. En estos estudios, se aborda a los jóvenes como si se desarrollaran dentro de espacios antagónicos. Se observa a este grupo como si no tuviese un continuo tránsito dentro de las diversas instituciones y solamente estuvieran recluidos a los eventos sociales, las convenciones, los conciertos, su vestimenta, etcétera. (Reguillo, 2003:5). 1.2.2) Vertiente psicológica La psicología ha partido de una clasificación por edades para categorizar a aquellos que pertenecen a este grupo, es decir, se toma como joven a todo aquel que se encuentra dentro de cierto periodo del ciclo de vida (entre la niñez y la etapa adulta). Esta clasificación emanó del discurso de diversos autores que consideraron conveniente tal tipificación, dejando de lado los condicionamientos culturales y sociales por los que los jóvenes transitaban. En 1904, Stanley Hall publica su trabajo nombrado La adolescencia: su psicología y sus relaciones con la fisiología, antropología, sociología, sexo, crimen, religión y educación; texto en el cual explica las inestabilidades y los peligros que se manifiestan en la etapa a la que el autor nombró adolescencia. A partir deahí la adolescencia fue ampliamente popularizada en todos los sectores tornándose como una palabra de uso común, categorizando a aquellos que pasaban por la pubertad pero que aún no eran adultos (Keniston,2008:249). Este autor, conceptualizó a los jóvenes como sujetos que carecían de formación, como una etapa de moratoria social que debía ser cumplida y terminada en esta fase y, por lo tanto, aparecía en todos los ciclos de vida de las personas. 23 La visión sobre la universalidad de la juventud fue principalmente nutrida por esta vertiente, puesto que desde esta mirada los jóvenes fueron aglomerados sobre específicos grupos de edad presentes en todos los tiempos y lugares (MØrch, 1996:78). Dentro de sus principales críticas se encuentra la de observar a este grupo desde la inestabilidad y los trastornos (la rebeldía, por ejemplo); en este caso, la conceptualización de adolescencia es referida a las manifestaciones de ciertas características en su comportamiento y/o asociada a cambios corporales. Desde esta disciplina, la juventud será considerada como una etapa universal en el desarrollo mental de los sujetos y dejará de lado las características sociales y culturales dentro de las cuales los sujetos se desarrollan. Esta visión ha tenido gran impacto sobre el imaginario social considerando a los jóvenes como un grupo dependiente, dentro de una etapa de crisis o como un problema. Así también, marca expectativas definidas sobre la superación de esta etapa, generalmente basándose en roles tradicionales o sobre una diferenciación por género. La psicología se ha valido principalmente de la realización de cortes por edades para realizar una clasificación de las etapas humanas de la vida y, a su vez, ha contemplado ciertos parámetros que marcarán el término de este periodo y darán paso a su llegada a la etapa adulta, considerando a este como un momento de transición. Las transiciones juveniles toman como referencia eventos que son tradicionalmente característicos de los sujetos adultos y que en cierta medida aplican a la totalidad de los integrantes del grupo social al que se desee ingresar. Las transiciones juveniles pueden tomar como punto de referencia el término del periodo escolar, el abandono del hogar paterno, la obtención de un empleo, el nacimiento del primer hijo, contraer matrimonio, etcétera. Más concretamente, la transición a la vida adulta es un proceso de emancipación individual mediante el cual los sujetos adquieren autonomía y ejercen control sobre sus vidas, lo cual es expresado en sus posibilidades de elegir y de actuar según sus propios criterios. Así también parte del proceso de individualización corresponderá a la toma de responsabilidades frente al conjunto de instituciones sociales (Mora, M. y Oliveira, O., 2009: 267). Un segundo momento dentro de la 24 vertiente de las transiciones juveniles corresponderá a la facilidad que tienen los sujetos para incorporarse o sortear las dificultades de ingreso, su capacidad de agencia. Desde esta visión la juventud suele ser comprendida en virtud a un status, adquirido mediante la adecuación de los individuos a determinadas actividades socialmente definidas; por esta razón podríamos mirar sujetos cronológicamente jóvenes pero que no desarrollan su juventud (Alpízar, 2003: 6); aquí, este grupo es observado básicamente mediante estereotipos conductuales o de imagen fortaleciendo la estigmatización de la gente joven tanto en forma negativa como positiva. Estos patrones suelen ubicar a los jóvenes en visiones estandarizadas que refieren a determinados modelos de “ser joven”. Se es joven en cuanto se cumplan los supuestos establecidos en cuanto a vestimenta, actuar, convivencia, etcétera; en la mayoría de las ocasiones englobando a los que no se encuentren dentro de esta clasificación en la anormalidad, la rebeldía y la violencia. Esta concepción adultocéntrica genera formas específicas de desigualdad que vulneran a los jóvenes. Es común que los espacios de convivencia y recreación en los que este grupo se desarrolla sean estigmatizados por la atribución de ciertas prácticas: uso de drogas, el libertinaje, consumo de bebidas alcohólicas, etc. Es innegable la existencia una serie de valoraciones que criminalizan al joven comparando su “medida” frente al patrón de lo que se “debe ser”, estigmatizándolos por su apariencia, el uso de su cuerpo (tatuajes, perforaciones), sus ropas (si es hippie, cholo, reggaetonero) o su lenguaje, por mencionar algunas características. Estas diferenciaciones generan que este grupo sea vulnerable entre si y frente a otros, los jóvenes no pueden transitar por todos los espacios. Existe toda una serie de políticas que criminalizan a los jóvenes y favorecen la violación de sus derechos humanos y civiles; esta situación se expresa desde el magistrado, el agente, el policía o el cadenero que les impide entrar al antro (Reguillo, 2010: 318). Sin embargo, como ya se ha mencionado, este tipo de violaciones no solamente son cometidas por las instituciones políticas, familiares o escolares que refuerzan ciertos rasgos distintivos a este grupo, sino que, se 25 cometen desde sus mismos pares ante la representaciones sociales generadas a su alrededor. Los medios de comunicación son una de las principales influencias a las anteriores concepciones, representando al joven como aquel que es estudiante, va a fiestas, tiene convivencia con sus amigos o tiene cierto aspecto físico; se les atribuyen adjetivos y prácticas por las cuales los jóvenes procuran transitar, pero por las que muchos están imposibilitados. 1.2.3) La sociología y los estudios sobre juventud Los primeros estudios sobre juventud desde la sociología fueron realizados a partir de la sociología urbana, por La Escuela de Chicago. Estos estudios se centraron en la investigación empírica sobre la expansión urbana del centro de Chicago y las problemáticas que esta trajo consigo7. Se realizaron estudios sobre bandas juveniles, acerca de las pandillas que crecían en las zonas industriales y algunos otros referidos a la relación que existía con los grupos étnicos (Pérez, 2008: 15). Jóvenes investigadores se distribuyeron por los barrios de Chicago para recoger la mayor cantidad posible de datos sobre la composición social de la ciudad, sobre la interacción entre los grupos, sus formas de vida y su territorio utilizando como método principal la observación participativa y las entrevistas cualitativas; entre los supuestos fundamentales de estos investigadores se encontraba el de considerar que la apariencia extravagante y las actividades delictivas de este grupo eran causados por la anomia proliferante en ciertas regiones de la ciudad, marcadas por la desorganización social y la desaparición de los sistemas tradicionales. Es decir, la desviación juvenil no era generada por un fenómeno patológico, sino por un determinado contexto social que ellos consideraban preciso analizar (Feixa, 1994: 141). Emilie Durkheim, ya para el año 1911, analizaba a los jóvenes desde un parámetro educativo en relación a la perspectiva generacional y, definía a la educación como la acción de los adultos sobre los jóvenes. La educación, para este autor, consistía en la socialización metódica de la generación joven, teniendo como objetivo 7 Estos estudios pretendían observar la organización de la ciudad en función de sus normas y contextos, se tenía el fin de identificar cual era la formación socio-cultural de la vida urbana; indicaban que la ciencia social tenía una influencia sobre las condiciones y cambios de la sociedad. 26 principal que los jóvenes dejaran su ser egoísta y generaran un ser capaz de llevar una vida moral y social (Pérez, 2008: 12). Desde las diversas vertientes, algo frecuente fue considerar a la juventud comouna fase de la vida bajo el enfoque de la socialización, planteamiento que fue realizado tanto por la teoría de las generaciones como por el funcionalismo (Pérez, 2008: 16). La teoría de las generaciones fue articulada básicamente bajo el fundamento de que el concepto generación representaba un corte más o menos preciso entre sujetos con la misma contemporaneidad, y que a su vez construían una lógica lineal en la vida humana. Así pues, la socialización refería aquí como función primera a la integración social de los sujetos cual sería lograda mediante la adopción de normas y valores que formarían parte de la personalidad básica de cada uno de los individuos. Dentro de las explicaciones clásicas de la socialización, hallo dos principales: la primera explicación se atribuye a Talcott Parsons quien desarrolla a mediados de los años 50´s una teoría sobre la socialización y señala que conforme más precozmente sean inculcados los niños de las normas y valores requeridos, aumentarían las posibilidades de integración de los sujetos dentro del sistema y también las probabilidades de éxito en su adaptación individual. En este caso, la socialización finaliza con la resolución de una segunda crisis: la de la adolescencia; una vez que esta etapa es superada el joven pasa a ser miembro adulto de la sociedad y, por lo tanto adquiere un carácter universalista; la segunda es realizada por Robert Merton quien a la idea de la socialización suma la socialización anticipatoria cual apunta al proceso mediante el que un sujeto aprende e interioriza los valores de aquel grupo al que aspira pertenecer (Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 49-50). María Luz Morán y Jorge Benedicto (2002:50) delimitan tres ideas fundamentales que conforman la teoría de la socialización desde el enfoque funcionalista: a) se plantea la concepción de la formación del niño según un modelo del aprendizaje o un esquema de condicionamiento que implican la asimilación precoz e inconsciente de esquemas corporales y actitudes culturales que determinan sus 27 conductas futuras; b) una interpretación desde el psicoanálisis que hace hincapié en las experiencias de la primera infancia y en las disciplinas de base impuestas por la cultura del grupo social de origen; y, c) una definición de la cultura (considerada como un todo) a la cual se le concede una enorme eficacia sobre los individuos, hasta el punto de afirmar que es ella quien modela a los sujetos de forma general e inconsciente. Piaget, construye una definición sociológica sobre el concepto de socialización, en la cual procura superar las oposiciones entre la sociología y la psicología. Para este autor la socialización es una construcción activa e interactiva en un proceso marcado por el desarrollo autónomo de la noción de justicia y por la sustitución de las reglas de consentimiento por las de cooperación: “La socialización es, así, un proceso de construcción colectiva de las conductas sociales que incluye tres aspectos complementarios: primero, un aspecto cognitivo que representa la estructura de la conducta y se traduce en reglas; en segundo lugar, un aspecto afectivo que representa la energía de la conducta y se expresa mediante valores; y, finalmente, un aspecto expresivo que representa los significados y las conductas que se simbolizan en signos” (Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 51). Este autor coincide con Parsons en seguir dándole un especial valor a la socialización en la niñez, la infancia; el fin de este periodo se dará con el término de la formación del sujeto, lo que le permitirá incluirse a una actividad profesional. Sin embargo, esta característica puede ser fácilmente negada al observar las transiciones juveniles en las sociedades contemporáneas, un ejemplo habitual, el desempleo. En un análisis sobre los efectos de la socialización en los jóvenes podemos observar que la prolongación de la permanencia en el hogar de origen, el retraso de la independencia, el retraso de la formación de una familia, etcétera; muestra nuevos modelos e interpretaciones de los conceptos anteriormente usados (independencia, autonomía), sobre las funciones de las instituciones y los ritmos de la socialización (Serrano, 2002: 103). Dubet (Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 57-58), hace referencia a este fenómeno y explica una diferenciación dentro del grupo no solamente definida como el producto de la trayectoria social de las 28 generaciones, sino que desarrolla un nuevo enfoque sociológico en torno al concepto de experiencia social, noción con la cual pretende designar las conductas individuales y colectivas dominadas por la falta de homogeneidad de sus principios constitutivos. Este autor, marca tres características que definen la heterogeneidad del mundo social contemporáneo: 1) la heterogeneidad de los principios culturales y sociales que organizan las conductas. La identidad social ya no es un “ser”, algo natural y dado, sino un trabajo que tienen que llevar a cabo los propios sujetos, dedicados a construir la unidad a partir de los diferentes elementos de la vida social y de la multiplicidad de las orientaciones. En contra de lo postulado por las teorías clásicas de la socialización, los roles, las posiciones sociales y las culturas ya no bastan para definir los elementos estables de la acción; 2) La heterogeneidad social se caracteriza por la distancia subjetiva que establecen los individuos con el sistema social, una acción que no significa una ausencia total de socialización. La distancia proviene de la heterogeneidad de las lógicas de acción que se cruzan en la experiencia social, la cual es vivida como un problema por parte de los sujetos; 3) La construcción de la experiencia colectiva reemplaza la noción de alienación (Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 57). Los anteriores razonamientos indican la pérdida de unidad del mundo social, siendo una característica esencial de la modernidad. Si en un primer momento, desde la sociología clásica (Parsons o Durkheim, por ejemplo), se apoyaba la concepción de la acción social entendida como la ejecución de normas y valores institucionalizados e interiorizados en los sujetos, Dubet logra dar un giro y propone una conceptualización de la acción social que se apoya en la experiencia. El concepto de experiencia social refiere a las evidencias ante las que se encuentran los científicos sociales que encuentran conductas sociales que no parecen poder ser reducidas a la aceptación de normas o de códigos interiorizados –como establecía la visión funcionalista o la antropología-, tampoco a una serie de decisiones o elecciones estratégicas -postuladas por las teorías de la elección racional-. En resumidas cuentas: “las conductas sociales 29 están organizadas por principios estables, es cierto, pero hay que admitir que éstos son heterogéneos. De aquí que las acciones de los sujetos necesariamente combinen diferentes lógicas de acción que remiten a distintas lógicas del sistema social. Además, la combinación de las lógicas de acción que organizan la experiencia de los sujetos carece de un centro puesto que no reposan sobre ninguna lógica única o fundamental (Benedicto y Morán, 2002)”. Las conductas de los sujetos son construidas sobre una carencia de homogeneidad, los principios culturales y sociales que condicionan sus conductas ya no son algo natural, sino que estas generan una multiplicidad de orientaciones. En oposición a lo postulado por las teorías clásicas de la socialización, las posiciones sociales, culturas y roles ya no bastan para explicar los elementos presentes dentro de la acción social. Además, esta misma heterogeneidad es caracterizada por la distancia que gozan o sufren los sujetos con el sistema social, separación proveniente de las diferencias dentro de las lógicas de acción y experiencia social vividas por los sujetos (Benedicto,J. y Morán, L., 2002: 57-58). La acción social, la de los jóvenes, no es ya una ejecución directa de normas y valores institucionalizados; se rompe la idea de la linealidad de los ritos de paso establecidos desde la antropología o, el estudio de los eventos transición desde la psicología. La socialización vista como una transición hacia el trabajo u observada como una etapa de preparación para la vida adulta que a su vez asegurará una inclusión y secuencia de las formas de vida de los sujetos, representa ya una forma de estudio poco útil para reflejar la diversidad dentro del grupo juvenil; la toma de decisiones estratégica se torna una herramienta inexistente virando a la necesidad de una búsqueda de elecciones condicionadas. Las trayectorias de los jóvenes muestran construcciones sociales variables, con representaciones y posibilidades de acción diversas. Pierre Bourdieu (1994: 82) haciendo referencia al concepto de trayectoria, menciona: “Los acontecimientos biográficos se definen como inversiones a plazo y desplazamientos en el espacio social, es decir, con mayor precisión, en los diferentes 30 estados sucesivos de la estructura de la distribución de las diferentes especies de capital que están en juego en el campo considerado. El sentido de los movimientos que llevan de una posición a otra (de un editor a otro, de una revista a otra, de un obispado a otro, etc.) se define, a todas luces, en la relación objetiva mediante el sentido en el momento considerado de estas posiciones dentro de un espacio orientado. Lo que significa que sólo cabe comprender una trayectoria […] a condición de haber elaborado previamente los estados sucesivos del campo en el que ésta se ha desarrollado […]”. La observación de las trayectorias, de nueva cuenta niega la linealidad e igualdad dentro de las transiciones significando un punto importante para conocer la heterogeneidad presente en este grupo. 1.2.4) La demografía El análisis de la juventud como un dato sociodemográfico fue una perspectiva que permeó los estudios desarrollados en la segunda mitad del siglo XX (Alpízar, 2003:7). Principalmente, los estudios sobre juventud a partir de rangos delimitados de edad han permitido la realización de informes, estados del arte y encuestas nacionales (Pérez, 2006:145); estos trabajos han procurado arrojar información sobre las condiciones sociales de este grupo. En el caso de las encuestas nacionales, por ejemplo, se obtiene información general sobre la edad, el sexo, el origen social, la escolaridad, la condición de actividad, etcétera. Estas investigaciones hablan de la diversidad de formas de vivir el periodo juvenil, donde se entremezclan las diferencias producto de las estructuras sociales y de la praxis juvenil, generando diferencias en relación a los otros grupos, pero también en relación a una desigualdad interna (Pérez, 2010:37-39). La perspectiva socio- demográfica de estudio de la juventud, suele estudiar las conexiones presentes entre los procesos de transición a la etapa adulta y las características de este grupo en cierto espacio y tiempo. Así también, basa fundamentalmente un estudio segmentado en grupos etarios, concepto que representa al número de personas que se encuentran en determinado grupo quinquenal, diferidos generalmente por sexo y que se encuentran en cierto espacio geográfico (INEGI). 31 A pesar de que no existe un consenso sobre los términos en los que se debe realizar una definición etaria de la juventud, diversas organizaciones se han esforzado en desarrollar una delimitación que logre abarcar la totalidad de este grupo, basándose en diferentes características de la población; un ejemplo de la delimitación de los jóvenes según rangos de edad se encuentra en la reglamentación laboral. Los lineamientos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) determinan como jóvenes a aquellos que se encuentran entre los 15 y los 24 años de edad, considerando como infantes a los menores de 15 años de edad que es el límite inferior establecido para la admisión a un empleo (Horbath, 2004:201). Esta clasificación observa principalmente la vulnerabilidad de los jóvenes ubicándolos como una transición de la niñez a la etapa adulta dentro del ciclo de vida, en especial, se toma del análisis de la transición al trabajo como problema fundamental y condicionante del desarrollo integral de esta población y, como un desafía político. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), menciona que los jóvenes representan el conjunto de la población entre 15 y 24 años de edad. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se toma el corte de edad de la ONU y entiende a los jóvenes como un grupo heterogéneo que se encuentra en constante evolución ya que, la experiencia de ser joven varía mucho según las regiones del planeta que se observen. La Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), toma también el corte de la ONU y concibe a este periodo como una fase de transición entre la niñez y la adultez, considerando igualmente a este como un periodo por el cual las personas transitan para volverse sujetos autónomos (IMJUVE, 2008: 4). En México, tanto el Instituto de la Juventud del DF (INJUVE), como el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE), establecen como jóvenes a todos aquellos que se encuentren entre los 12 a los 29 años de edad. Estas instituciones proporcionan estudios que enmarcan las condiciones por las que la población juvenil transita: sexualidad, actividad laboral, relaciones sociales y salud, son algunas de sus variables. 32 El instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por otro lado, considera como jóvenes a los sujetos que se encuentren dentro del rango de 15 a 29 años de edad. Esta apreciación surge de la representación, que en términos numéricos, tiene este grupo en la población. Se considera que la juventud es un periodo por el cual el joven se incorpora al mercado laboral, inicia su vida en pareja, forma su propia familia, etcétera; de esta manera, se contemplan a los jóvenes en medida de los retos que en términos poblacionales y en la política pública este grupo representa. Y finalmente, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) estima como jóvenes a todos aquellos que se encuentren entre los 15 y los 24 años de edad. Se contempla a los jóvenes en cuanto a su transición demográfica sobre la estructura por edad de la población dando principal atención al desarrollo de los individuos en esta etapa y al peso histórico que representa en el escenario demográfico, sobre sus condiciones de vida. Dentro de estas organizaciones e instituciones, los jóvenes son estudiados como sujetos transformadores de la sociedad, ya sea desde la dinámica demográfica o mediante situaciones más específicas como preferencias, comportamientos, nivel educativo, etcétera; considerando a estas variables como muestras de los cambios ocurridos y fijando que, mediante su análisis, se tendrá la oportunidad de influir en su desarrollo. Los procesos de transición demográfica, el análisis de los niveles de fecundidad y mortalidad, el desempeño en el campo laboral, las características de los hogares, entre otras, son algunas de las variables a considerar en sus análisis. Uno de los temas principales que han ocupado el estudio de la demografía y también de las políticas sociales, ha sido el de las transformaciones etarias producidas en el mundo entero, mostrándose un proceso de envejecimiento acelerado en regiones europeas a paralelo con lo que ya acontece en América Latina. En este caso, México ya se encuentra dentro de una fase de transición avanzada donde, a pesar de observar un decremento del número de sujetos dentro de las edades juveniles, en los próximos años se seguirá incrementando el número absoluto de este grupo (Pérez, 2010: 55).De esta manera, se convierte en 33 una preocupación fundamental el bono demográfico como grupo potencial a encontrarse en una edad económicamente productiva, sobre todo en el caso de los jóvenes. Una de las principales críticas a esta perspectiva de estudio radica en que los jóvenes desde esta disciplina se convierten en un grupo homogéneo, integrado por todas las personas que coinciden en un grupo de edad definido por cortes que en algunos casos resultan arbitrarios o en otros responden a intereses de control poblacional o de inserción productiva (Alpízar, 2003:7). Este método de estudio es tradicionalmente criticado desde la vertiente cultural que clasifica a los jóvenes según actitudes recluyéndolos a pequeños grupos que parecieran no estar conectados entre sí; sin embargo, este tipo de estudios además de permitirnos observar una evidencia numérica de los sujetos que conforman este grupo y arrojar datos sobre el reto que implica para una sociedad su comportamiento y, siguiendo la crítica a las teorías de la socialización, ante la idea de que los roles y posiciones sociales variables presentes dentro de este grupo ya no bastan para explicar la acción de estos sujetos, el análisis de los jóvenes desde una clasificación por edad se muestra como una alternativa viable para observar su heterogeneidad visibilizando sus condiciones y realidades. 1.3) La edad como parámetro de estudio de la juventud: Una visión crítica. Una de las principales aproximaciones al grupo juvenil viene de pensar en ellos como un grupo delimitado por su condición de edad, ya sea desde una configuración común (haciéndolos visibles mediante sus prácticas, vestimentas, lo representado de ellos a través de los medios de comunicación, los espacios en los que se reúnen, etcétera) o, en los mejores caso, a través de los parámetros planteados por las instituciones. Estos parámetros suelen ser construidos arbitrariamente y su estandarización es una tarea compleja a configurar pues las fronteras que logran conjuntar a este grupo varían a virtud de lo que se desee observar o de las transformaciones que se observen dentro de la sociedad. En 34 algunos casos, como en el de las encuestas, la información recabada sobre este grupo se muestra sin mayor análisis. Como se ha procurado plantear, la juventud surge de una construcción que no es arbitraria sino que está vinculada a un cruce de variables dentro de su configuración; la construcción socio-historia, las representaciones sociales que se tienen sobre este grupo y la misma forma en la que los jóvenes se ven entre sí, son algunas de las partes que construyen la imagen de los jóvenes. La construcción de grupos de edad en una sociedad no depende solamente de la duración máxima de la vida de la población, sino que también contempla lo socialmente determinado para que un sujeto pueda ser considerado viejo; es decir, se realiza una configuración sobre la longevidad que no solamente implica dividir a la sociedad en grupos de edad y si considerando determinadas valoraciones para realizar esos cortes (Reguillo, 2010:53). Entre algunas de estas valoraciones, se ha explicado que las transformaciones dentro de las instituciones sociales, las estructuras y las relaciones sociales pueden ser características que delimitan a los jóvenes dentro de un específico grupo de edad en las sociedades. La juventud mirada desde un parámetro de edad, impondrá sus límites de acuerdo a los tiempos y sociedades en las que los jóvenes sean estudiados. Estos límites se encontrarán en continua modificación, el rango de edad jamás es el mismo dentro de las diversas interpretaciones, pero es esta configuración inicial la que permite que los rangos no difieran en gran medida sino que se logre contemplar a este grupo con un corte relativamente semejante. La antropología fue la primera disciplina en cuestionar el parámetro de edad dentro de los estudios sobre juventud, considerando que dentro de la edad biológica y las condiciones sociales existía un puente mediado por la cultura en la que el individuo estaba inmerso y que condicionaría su tránsito por las edades siendo en ocasiones un concepto inexistente. Los ritos de paso marcaban los límites de este periodo y 35 su entrada a la etapa adulta, los jóvenes terminaban de transitar por este lapso en el tiempo de vida en cuanto cubrieran con los actos propios de la vida adulta. En sus estudios sobre culturas juveniles denotan las características físicas, la construcción de estilos o las expresiones juveniles, para realizar estudios en los cuales recluirán a los jóvenes a medida en que desarrollen determinados patrones de vida, pareciendo que la normalidad o la presencia de los jóvenes que no son partidarios de alguna tribu urbana no tiene una representación útil o no son dignos de análisis. Las condiciones estructurales son uno de los últimos parámetros de análisis, en este caso, para esta disciplina. No se observa su tránsito dentro de los diferentes espacios sociales, sino que se les recluye en sus características físicas, de vestimenta, de ocio, etcétera. La antropología, por otra parte, aporta al estudio de la juventud una distinción temporal y espacial sobre los grupos jóvenes, así como la variación en el significado de las edades y de las actividades realizadas según cada sociedad y tiempo. La visión socio-cultural asume la aparición de imágenes culturales y representaciones sociales específicas dentro del grupo juvenil y, a pesar de que estas representaciones casi nunca son aplicables a la totalidad del grupo, puesto que, se basan en la interpretación común o de lo que se puede observar, de lo que se construye sobre la juventud y de lo que los jóvenes interpretan del mundo, ven a los jóvenes como un grupo diverso. La psicología ha sido una de las principales influencias al considerar a los jóvenes como un fenómeno universal. Una de las limitaciones desde esta perspectiva refiere a lo inconveniente en sus clasificaciones por edad, dado que sus visiones permanecen fijas en la manifestación de conductas o estilos de grupos limitados, considerando a los grupos estudiados como prototipos generales y aplicables a toda la población en la que se encuentran. La inestabilidad y los trastornos son un común dentro de sus conceptualizaciones, sumando a lo anterior la concepción de linealidad como resultado lógico del paso por el ciclo de vida. 36 Los cortes por edades desde la perspectiva psicológica consideran a la juventud como un proceso de transición, categorizando a este estado como una condición social de subordinación dentro de la cual se marcarán expectativas para la superación de esta etapa, condición a la que además se le sumará la diferencia según el género al que pertenezca el sujeto, especialmente, como parámetro de diferenciación. Algo común dentro de esta disciplina es considerar a los jóvenes a partir de la manifestación de determinados status o comportamientos, característica que en cierto momento y en algunas sociedades, podría definir a un individuo como joven a los cuarenta años. A partir de esta visión, los sujetos no desarrollan su juventud si es que no se encuentran incorporados en actividades socialmente definidas como propias de la juventud; patrones de vestimenta, comportamiento, de lenguaje o el uso de ciertos espacios podrían alejar a los sujetos que no sean identificados con las anteriores características de la clasificación a pesar de encontrarse dentro del mismo rango de edad. El enfoque de las transiciones, observado como un periodo de inserción a la vida adulta, ha sufrido grandes modificaciones en el último par de décadas. Los patrones de inserción a la vida adulta se han modificado, los periodos de moratoria se han prolongado, las funciones de la familia ya no fungen solamente en torno al papel de la reproducción