Logo Studenta

Los-jovenes-en-Mexico--aproximacion-a-su-heterogeneidad

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
 
 FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y 
SOCIALES 
 
 
LOS JÓVENES EN MÉXICO. 
APROXIMACIÓN A SU HETEROGENEIDAD. 
 
 
 
 
 
 
 
TT E S I S 
 
 
 QUE PRESENTA: 
 Delia Rosario Chimal Jiménez 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE : 
 Licenciado en Sociología 
 
 
 
 
 
 
 
DIRECTOR DE TESIS: 
Doctor Víctor Manuel Durand Ponte 
 
 
 
 
Ciudad Universitaria, CD. MX. Octubre 2016. 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
INDICE 
 
 
 
INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 5 
 
CAPÍTULO 1. VERTIENTES DE ESTUDIO SOBRE LA JUVENTUD: LA 
JUVENTUD CONCEPTUALIZADA DESDE LAS CIENCIAS SOCIALES. ........... 11 
1.1 Emergencia del sujeto juvenil. Construcción socio-histórica de la juventud ..... 15 
1.2 Estudios sobre juventud desde las ciencias sociales. La juventud mirada desde 
distintas disciplinas ................................................................................................ 18 
 1.2.1 Vertiente antropológica .............................................................................. 19 
 1.2.2 Vertiente psicológica .................................................................................. 22 
 1.2.3 La sociología y los estudios sobre juventud ............................................... 25 
 1.2.4 La demografía ............................................................................................ 30 
1.3 La edad como parámetro de estudio de la juventud: Una visión crítica ........... 33 
Conclusiones .......................................................................................................... 38 
 
 
CAPÍTULO 2. ESTRUCTURA Y DINÁMICA DEMOGRÁFICA ............................. 40 
2.1) Estructura demográfica de los jóvenes en México .......................................... 42 
 2.1.1) Los jóvenes en México: ¿Cuántos son? ................................................... 43 
 2.1.2) Mortalidad ................................................................................................. 49 
 2.1.3) Migración .................................................................................................. 55 
 2.1.4) Situación conyugal .................................................................................... 60 
 2.1.5) Natalidad ................................................................................................... 64 
Conclusiones .......................................................................................................... 68 
 
 
CAPÍTULO 3. LOS JÓVENES Y LAS INSTITUCIONES SOCIALES ................... 72 
3.1) ¿Qué hacen los jóvenes? Primera aproximación a su clasificación: los cuatro 
grupos .................................................................................................................... 75 
 3.1.1) Estudiantes ............................................................................................... 82 
 3.1.2) Jóvenes que estudian y trabajan .............................................................. 87 
 3.1.3) Trabajadores ............................................................................................. 89 
 3.1.4) Los NINI .................................................................................................... 93 
3 
 
Conclusiones ........................................................................................................ 108 
 
 
CAPÍTULO 4. ESCOLARIDAD Y EMPLEO DE LOS JÓVENES EN MÉXICO. LA 
RELACIÓN ENTRE LA ESCOLARIDAD Y EL INGRESO .................................. 112 
4.1 Escolaridad .................................................................................................... 113 
 4.1.2 Divisiones por grupos de edad ................................................................. 119 
4.2 Empleo y jóvenes. ¿A qué se dedican? ......................................................... 125 
4.3 Ingreso ........................................................................................................... 140 
Conclusiones ........................................................................................................ 154 
 
 
CONCLUSIONES GENERALES ......................................................................... 157 
 
Bibliografía ......................................................................................................... 166 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
 
 
 Agradezco al Dr. Víctor Manuel Ponte por aceptarme para realizar el trabajo bajo 
su dirección y por todo el apoyo que me brindó siendo el mejor referente de lo que 
implica realizar una investigación con compromiso y excelencia. 
 
Así también, al Mtro. Carlos Bravo por tener confianza en mi trabajo y, al Consejo 
Nacional de la Ciencia y la Tecnología (CONACYT) por darme el apoyo 
económico que permitió desarrollara la presente tesis. 
 
Dedico este trabajo a mi familia correspondiendo un poco a lo inmenso que me 
han brindado. A mis papás y a mi hermanito por hacerme más fuerte. A mis tías y 
tíos que siempre me acompañan. 
 
A todas las personas y seres que aportaron al desarrollo de este trabajo. A Erick 
García por su comprensión y apoyo; a Alejandra Pérez por siempre motivarme; a 
Zeus que me acompañó en la redacción de cada una de estas páginas. 
 
Especialmente, con todo mi amor y respeto, a mis abuelos, por ser mi mayor 
inspiración, por siempre confiar en mí y por todo su cariño. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Los jóvenes han sido conceptualizados en tantas maneras como formas de vivir 
este periodo. Se les ha mirado desde sus conductas, su apariencia y la relación 
que tienen estos con las distintas instituciones sociales. Estos cuantiosos y muy 
diferentes enfoques en los que se ha observado a los jóvenes, han aglomerado a 
la juventud en pequeños grupos dentro de los que no todos tienen cabida. 
Dados los muy diversos significados que se le han dado a este grupo, según el 
campo que se dedique a su estudio, en el Capítulo 1 “Vertientes de estudio de la 
juventud: La juventud conceptualizada desde las ciencias sociales”, se dará un 
resumen de las distintas vertientes que los han estudiado y se justificará la utilidad 
de privilegiar, para el caso de este trabajo, el estudio de la juventud por rango de 
edad. 
Se rescatan los distintos enfoques que han estudiado a la juventud con el objetivo 
de observar que a partir de cada uno de estos se privilegia algún aspecto o 
característica de este grupo. Entre las distintas vertientes existe una serie de 
cuestionamientos, el debate sobre cuál característica se debe priorizar y, por tanto, 
desde que perspectiva se debe mirar a este grupo; no obstante, este no es el 
objetivo de mi trabajo. Comprendo que todas las vertientes tienen algo que aportar 
al análisis de la juventud, sin embargo, mi aportación se centra en el estudio de 
ciertas condiciones demográficas, delimitando a este grupo a partir de un rango de 
edad, y de su relación con las instituciones sociales (escuela y trabajo) para 
mostrar su diversidad interna. En estesentido, el presente texto comprende a la 
juventud como un gran conjunto de personas, altamente diferenciadas entre sí, 
que por condiciones sociales y demográficas, experimentan de distinta forma este 
periodo. 
Para el presente texto, se toma el corte de 15 a 29 años para considerar a un 
mexicano como joven centrando el estudio en el año 2010, exhibiendo que en su 
interior el grupo muestra características diferentes que merecen un trato 
6 
 
sociológico más preciso. En efecto, la aproximación a este grupo por un corte de 
edad, en un momento y en un territorio específico, en México, me permitirá 
mostrar su heterogeneidad interna. 
Esta diversidad es probable que fuera distinta antes y es posible se modifique al 
paso del tiempo por una nueva relación con las instituciones sociales, no obstante, 
el presente trabajo realiza una propuesta de estudio a la juventud donde se le 
observa como un grupo general constatando que es diverso internamente a través 
del análisis de las relaciones que presenta con determinadas instituciones sociales 
y de sus características demográficas. 
De esta forma, me aproximo a la juventud a partir del estudio de distintos eventos 
sociales y demográficos entendiéndolos como un grupo que tiene múltiples 
características, es decir, como un conjunto de personas que no vive este periodo 
de la misma forma ni se relaciona de la misma manera con las instituciones 
sociales, exponiendo que este momento en el ciclo de vida delimitado por un corte 
de edad, no representa una realidad única para todos los jóvenes. La riqueza de 
este trabajo se centra en realizar un análisis de las diversas situaciones sociales y 
demográficas tan diferentes en las que los jóvenes se encuentran desarrollando 
estudios un poco más precisos sobre diferentes casos procurando aproximarnos a 
la pluralidad de su realidad. 
Para analizar las condiciones demográficas, educativas y sociales que tienen 
influencia sobre la forma de vivir y terminar este periodo, cuales lo tornan en un 
grupo que tiene una gran diferenciación interna, se desarrollan tres capítulos más 
procurando exponer las situaciones con las que los jóvenes mexicanos deben de 
convivir, que tienen distinto impacto en su vida según el rango de edad y el sexo al 
que pertenezcan, principalmente. 
El Capítulo 2: “Estructura y dinámica demográfica”, habla sobre la estructura y 
dinámica demográfica de la población joven en México: su número, edad, sexo, 
migración, situación conyugal y mortalidad; indagando, especialmente, a través de 
las diferencias por sexos y grupos de edad a razón de mostrar que cada uno de 
7 
 
estos cortes tiene un comportamiento distinto que nos permitirá comenzar a 
mostrar la heterogeneidad de la juventud en México 
Señalo que la juventud tiene distintos modos de presentarse, y esto, como 
mencioné en párrafos anteriores, lo analizo a través de la relación que tienen los 
jóvenes con las instituciones sociales. La relación con la familia, la escuela y el 
trabajo, fundamentalmente, cuales presentan una juventud que no es 
experimentada de la misma forma por todos los integrantes de este grupo. 
En el Capítulo 3: “Los jóvenes y las instituciones sociales”, se estudian las 
variables de educación y empleo de forma conjunta en una esquematización 
general a modo de mostrar las muy diversas realidades de los jóvenes en México 
haciendo una inferencia de la temporalidad en la que realizan ciertos eventos 
transición (salida de la escuela, entrada al trabajo, formación de una familia-unión 
conyugal) y distinciones entre sexos. Los cuatro cortes considerados: jóvenes que 
sólo estudian, jóvenes que sólo trabajan, jóvenes que estudian y trabajan y, 
jóvenes NINI (que Ni estudian Ni trabajan), proveen distintos perfiles de jóvenes en 
tanto edad y sexo. Se reflejan diversas etapas en las trayectorias juveniles que nos 
permiten ver que este periodo tiene término de muy distinta forma para hombres y 
mujeres. 
Tan diversos como los modos de abordar a la juventud han sido las 
interpretaciones de término de este periodo pero, en general, las diferentes 
corrientes de estudio coinciden en que esta etapa tiene su fin en cuanto los sujetos 
se incorporan a roles característicos de la vida adulta, cuando cubren con 
transiciones específicas (salen del hogar paterno, forman una familia, obtienen su 
primer empleo) o logran ser independientes. Tomando la interpretación de Minor 
Mora y Orlandina de Oliveira (2009, 267): “La transición a la etapa adulta refiere a 
un proceso de emancipación individual mediante el cual las personas adquieren 
mayor autonomía y ejercen control sobre sus vidas; una parte sustantiva de este 
proceso de crecimiento de individualización implica asumir nuevas 
responsabilidades en el seno doméstico, en la comunidad y frente al conjunto de 
instituciones sociales”. Aunque, estos eventos llegarán en distintos momentos a 
8 
 
partir de las condiciones de vida de cada uno de los jóvenes cuales marcarán el 
tiempo en el que terminen su trayectoria, pensando que esta tiene fin en cuanto se 
incorporan a prácticas características de la vida adulta a través de los diversos 
eventos transición. Es decir, el fin de este periodo no puede ser pensado como 
válido por igual para todos los sujetos, no se experimentará en un mismo momento 
ni forma y que, pensando a la juventud como grupo, lo conforman altamente 
heterogéneo. 
Los estudios sobre el grupo juvenil basados en tribus urbanas o sobre prácticas 
(los jóvenes como estudiantes, los jóvenes como sujetos rebeldes, los jóvenes 
como individuos en formación) analizan la situación de los jóvenes en tanto 
reunión de sujetos con características semejantes, sin embargo, estas condiciones 
serán diferenciadas puesto que no se presentarán muy probablemente en otro 
territorio y en jóvenes de condiciones económicas diferentes, no serán los mismos 
entre los jóvenes varones y las mujeres jóvenes, ni se presentarán de igual 
manera si se tienen 15 o 25 años. 
Las condiciones económicas, la llegada y salida de las diversas instituciones 
sociales harán visibles los distintos caminos de reproducción de diferencias entre 
los jóvenes que a su vez de moldear sus trayectorias construyen una imagen de lo 
que significa, en conjunto, ser joven en México. La trayectoria ideal es un camino 
con el que muy pocos se pueden identificar, principalmente porque no todos 
transitan por todas las instituciones. 
En un análisis del vínculo de los jóvenes con las instituciones podremos ver que 
este diferirá principalmente por su sexo y edad. Los jóvenes se relacionarán de 
manera diferenciada y tendrán un vínculo probable con las instituciones a partir de 
su rango de edad y sexo, si es un joven hombre o mujer principalmente. En el 
cruce de las variables demográficas y estructurales se introducirán variaciones 
importantes en la forma en que los jóvenes vivirán este periodo. 
El elaborar un análisis de este grupo en un momento preciso no me permite 
conocer cómo es que las relaciones de los jóvenes con las instituciones sociales 
9 
 
se han ido modificando, no obstante, hace posible retratar de forma general que en 
un espacio y momento determinado los integrantes de este conjunto presentaron 
características diferentes, con perfiles que se inclinan a ciertas condiciones. 
Constato que los jóvenes son diversos, revelando su complejidad. 
Como ya se mencionó, el sexo es un eje fundamental en la esquematización. En la 
relación de las jóvenes con las instituciones sociales, especialmente con la familia, 
las mujeres presentan perfiles definidos y muy distintos a los de los varones puesto 
que estas, por ejemplo, tienden a mantenerse por un periodo más largo dentro del 
hogar y/o a dedicarse a las tareas domésticas en mayor proporción que los 
varones. Es decir, la forma de transitar por la juventud de una mujer joven será 
distinta a la de un varón joven.La relación del sujeto de este grupo con las 
instituciones se dará de forma diferente especialmente a partir del sexo al que el 
joven pertenezca. 
Los distintos eventos transición, entendidos como: fases dentro del ciclo de vida de 
los jóvenes que les dotan de autonomía y por medio de los cuales adoptan nuevas 
responsabilidades que los construyen como sujetos adultos, nos dejarán inferir la 
temporalidad en que los jóvenes mexicanos experimentan estas transformaciones 
en la relación que presentan con las instituciones sociales. 
Finalmente, en el capítulo 4: “Escolaridad y empleo de los jóvenes en México. La 
relación entre la escolaridad y el ingreso”, se estudia a detalle la condición escolar 
y laboral de los jóvenes en México. Aquí se observa que los empleos a los que se 
integran los y las jóvenes son diferentes, así también, el grado educativo 
alcanzado a pesar de existir, aparentemente, una igualdad de oportunidades para 
ingresar y permanecer en esta institución tanto para hombres como para mujeres. 
Se consideran los eventos transición como puntos de análisis y ruptura en tanto 
adquisición de nuevos roles y obligaciones que constituyen al joven como adulto. 
Por último, la situación de ingreso, de la población económicamente activa joven 
nos permitirá acercarnos a las condiciones laborales que experimentan los 
jóvenes. 
10 
 
Los jóvenes constituyen un grupo altamente complejo puesto que este es un 
periodo dentro del ciclo de vida en el que se experimenta la relación con las 
instituciones sociales de una forma muy intensa, en contraste a lo que se vive en la 
niñez y la vejez. Durante este periodo se origina un proceso de búsqueda de 
autonomía, se inserta de forma temporal o definitiva al mercado laboral, se tienen 
hijos o inicia la vida en pareja, se abandona la escuela, etcétera. Se observa la 
situación social, la estructura, dentro de la cual los jóvenes emanan una alta 
diferenciación en función a variables como: edad, sexo, origen, escolaridad, 
condición de actividad, ubicación territorial, etcétera. (Pérez,2010:38). 
Estas condiciones limitan las posibilidades de acceso a las trayectorias ideales 
(esta entendida como un paso de la familia-escuela-trabajo-familia), observadas 
desde la demografía, que, como ya se había manifestado, han estado en un 
continuo de modificación. No se habla de elecciones, sino de la diversidad de 
posibles condiciones sociales a las que los jóvenes se enfrentan para construir sus 
trayectorias, de la diversidad presente en este grupo. Si bien es evidente que 
existen desigualdades, este trabajo constatará esas diferencias haciendo una 
descripción de ellas en un momento preciso. 
Los datos considerados, fundamentalmente, serán tomados de las bases de datos 
del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en tres cortes de edad 
básicos: 15 a 19 años, 20 a 24 años y 25 a 29 años. 
Si bien la edad es utilizada primordialmente como frontera estadística en el estudio 
de la juventud, un análisis basado en esta puede brindarnos información útil 
contemplando a este grupo en general y, a su vez apreciar causalidades que 
desde otras disciplinas no podrían ser observadas. 
En cada capítulo se desarrollan conclusiones breves sobre los temas tratados y al 
término del trabajo se da una conclusión general donde se incluye una breve 
esquematización de todos los datos estudiados. 
 
11 
 
CAPÍTULO 1. 
VERTIENTES DE ESTUDIO SOBRE LA JUVENTUD: LA JUVENTUD 
CONCEPTUALIZADA DESDE LAS CIENCIAS SOCIALES 
Existe una gran diversidad de atributos que le han sido dados a la juventud: 
rebeldía, libertad, expresión, esperanza; pero también, apatía o desinterés. Estas 
características le han sido otorgadas a este grupo en momentos históricos y bajo 
condiciones económicas, sociales y culturales diferentes. Cada sociedad le ha 
dado diversos marcos de significación a la juventud a partir de sus contextos y 
estructuras; la juventud como construcción socio-histórica, ha sido interpretada en 
un proceso de continua transformación. 
Las transformaciones en las instituciones, en las estructuras y relaciones sociales 
han propiciado el reconocimiento del grupo joven. La juventud como una categoría 
social, no es una noción que haya existido siempre a pesar de que desde una 
perspectiva tradicional se le suela considerar como una condición presente en 
todos los tiempos y lugares. 
Los enfoques mediante los cuales la juventud ha sido explicada fueron construidos 
bajo la mirada de diversas instituciones como la Iglesia, el Estado, la familia, los 
medios de comunicación, la academia, etcétera (Alpizar,2003:3). En este capítulo 
se procurará mostrar cuales han sido las vertientes que desde la academia han 
fungido como base en el estudio de este grupo y, así mismo se realizará un breve 
recorrido por las principales aproximaciones teóricas explicando la conveniencia de 
abordar este tema desde una clasificación por edad. 
Se parte del entendido de que la edad es estructuralmente una condicionante de la 
juventud y, al mismo tiempo es una construcción social debido a que sus límites y 
su forma de interpretación han variado de acuerdo a los tiempos y sociedades en 
las que los jóvenes han sido estudiados. Existirán diferentes consensos que 
aglomerarán a los sujetos dentro de los conceptos (en este caso los jóvenes), sin 
12 
 
embargo, estos límites siempre se encontrarán en continua tensión por la 
influencia de diversas variables, mismas que en el presente trabajo se abordarán. 
Considero adecuado nombrar cual ha sido el desarrollo de la juventud a partir de 
una base socio-histórica debido a que desde las distintas fases de desarrollo de la 
juventud podemos observar los diversos patrones de caracterización de este 
grupo. Mediante un primer esquema descriptivo sobre el caso juvenil a través de la 
historia se explicarán cuáles han sido las principales instituciones responsables de 
su emergencia, se definirá a la “juventud fuera de ella”1 (MØrch, 1996:79). Dicho 
de otra manera, se considera necesario estudiar la historia social de los jóvenes 
puesto que esta no puede ser separada de los contextos y de las instituciones que 
la produjeron (Pérez, 2009:29). 
A pesar de que no se realizará un estudio detallado sobre la presencia de este 
grupo a través de la historia, sí se bosquejarán cortes que permitan observar la 
relevancia que adquieren las transformaciones dentro de la familia, la escuela y el 
trabajo como instituciones fundamentales ligadas al estudio de la juventud. 
También, se mencionarán las principales perspectivas de estudio que desde las 
diversas disciplinas han abordado al fenómeno juvenil en las ciencias sociales 
analizando, en general, las características principales de las que se han valido 
para realizar sus interpretaciones. 
Finalmente, se analizará la utilidad de abordar al grupo juvenil desde una 
clasificación por edad, no considerando este corte como un periodo universal 
existente en todas las sociedades, sino como una delimitación que depende de 
diversas condiciones, como una construcción social. Así mismo, se explicará que 
los jóvenes no representan un grupo homogéneo sino que son un grupo altamente 
diverso. 
 
1Sven MØrch (1996, p. 79-80) habla sobre la diferenciación entre los estudios históricos y los estudios socio-históricos de la 
juventud. En el primer caso, dentro de los estudios históricos la juventud será observada como una linealidad dentro del 
ciclo de vida que resultaría identificable en el estudio de las sociedades, sin embargo, esta tesis puede ser fácilmente 
negada al observar que hay casos en donde no existe equivalente lingüístico para el grupo juvenil, un ejemplo el caso de 
los idiomas medievales. Los estudios socio-históricos sobre juventud, por otro lado, refieren a la búsqueda de una 
categoría social dentro de las sociedadesen función a su desarrollo histórico cruzando su estudio con un análisis sobre 
contextos, no reproducen la idea de universalidad e identifican las condiciones que caracterizaron dentro de cierto periodo 
a este grupo; no se nombrará su existencia, sino su conceptualización. 
13 
 
Una de las principales condiciones que logra crear la ilusión de homogeneidad en 
los jóvenes es la atribución de estereotipos, cual torna invisibles a sujetos que 
pertenecen a este grupo pero que no se encuentran dentro de los estándares de 
apariencia o actuar atribuidos a este periodo. Por ejemplo, una concepción 
constante sobre lo juvenil se ha centrado en la observación de estos como 
estudiantes y, en cierto momento, como jóvenes varones y urbanos, condiciones 
en las que se depositaba el significado del “ser joven” (Reguillo, 2010:9). Es decir, 
la manera en la que se ha observado el fenómeno juvenil ha emanado de su 
percepción como sujetos diferentes clasificados por actitudes, hábitos, el uso que 
hacen de los espacios o por su condición de género, en especial. 
La concepción clásica de la juventud (basada fundamentalmente en la observación 
de las condiciones culturales y biológicas) ha formado en buena medida la imagen 
de lo que significa ser joven, sin embargo, la juventud como una categoría social 
ha sido construida en un proceso más complejo. Los sitios en los que se 
desarrollan los jóvenes -la escuela, la familia, el trabajo- han sido instituciones 
fundamentales para la transformación de este grupo, configurando sus trayectorias 
y la forma en la que se desenvuelven, no connotando a una forma única. 
Los jóvenes se desarrollan sobre una desigualdad estructural y una diversidad 
cultural que los condiciona a ser distintos, a desarrollar de diversas maneras sus 
trayectorias, a contar de distintas formas sus historias de vida y a sentirse dentro o 
excluidos según los sucesos a los que se deban enfrentar, además de estar 
condicionados por los capitales con los que cuenten. Un ejemplo de lo anterior, los 
jóvenes indígenas quienes fueron invisibilizados durante mucho tiempo 
considerándolos en el mejor de los casos en su tránsito hacia la urbanización2. 
Rossana Reguillo (2010: 396) indica que en el plano estructural las desigualdades 
entre los jóvenes mexicanos se conciben a partir de las palabras: alternativas y 
acceso. Las oportunidades para incorporarse o no a una ruta biográfica que tenga 
 
2 Lourdes C. Pacheco Ladrón Guevara (Reguillo, 2010: 127-140), explica que los jóvenes indígenas en México no fueron 
visibilizados como tales sino como miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En la década de los 
noventa los jóvenes indígenas comenzaron a ser estudiados a partir de los nuevos procesos que eran generados en el 
territorio no urbano, los estudios sobre ruralidad. 
14 
 
acceso a los espacios y a las instituciones (escolares, familiares, de salud, trabajo) 
crea un panorama de diferenciación de este grupo. Los capitales sociales3 con los 
que cuenten estos sujetos favorecerán o truncarán los patrones de inserción a los 
que se quiera o deba incluir el joven, generando una diversidad en las condiciones, 
apariencias y sentidos que los sujetos atribuyen a esta etapa. 
En palabras de Feixa (2003:13), cada individuo pone en movimiento su reloj de 
arena4 a partir de una serie de condiciones sociales de partida rígidas, 
determinadas por su origen: la edad, el sexo, el rango, el linaje y el lugar de 
nacimiento y residencia (aunque los granos de arena sean de distinto color, 
cuando se mezclan parecen idénticos). Estas marcas se transmiten a partir de tres 
grandes instancias sociales (la familia, la comunidad y las estructuras de poder), 
que median en las relaciones más o menos conflictivas entre la cultura parental 
(las formas de vida y valores vigentes en el medio social de origen) y la cultura 
hegemónica (las formas de vida y valores propuestos como modelos dominantes 
en aquellas sociedades en las que se establece un acceso desigual al poder y a 
los recursos. Las características propias de cada sujeto, las facilidades y 
dificultades a las que se enfrentará dentro de sus trayectorias serán marcadas por 
su contexto social en un primer momento. 
Los jóvenes representan un grupo altamente heterogéneo, respondiendo a 
diversas representaciones de lo que significa ser joven. Sus intereses y capitales 
los colocan en un gran abanico de posibilidades de desarrollo de sus trayectorias. 
La diversidad de formas de vivir el periodo juvenil representan un espacio en el 
que se entremezclan las diferencias producto de las estructuras sociales 
(desigualdades) y la praxis de los jóvenes, diferenciando a los jóvenes no 
solamente frente a otros grupos, sino entre ellos mismos (Pérez, 2010:37-39). 
 
 
3 Rossana Reguillo (2010, 397), indica que son tres los tipos de capital elusivo para la mayoría de los jóvenes en el país: a) 
El capital cognitivo-escolar y de destrezas, valorable en términos de mercados y de redes; b) El capital social, cuyo valor 
estriba en su potencial para solventar las carencias del individuo, sustentado en la flexibilidad y pertenencia en términos de 
mercado; y c) El capital político, cuya importancia radica en la posibilidad de intercambiar posición por reconocimiento 
simbólico. 
4 C. Feixa (2013), ocupa la analogía del reloj de arena para explicar cómo es que al paso de las diversas generaciones y, a 
través del tiempo, los jóvenes han desarrollado su trayectoria y cuales han sido las condiciones que han tenido que sortear. 
15 
 
1.1) Emergencia del sujeto juvenil. Construcción socio-histórica de la 
juventud 
La juventud, como una categoría social, está relacionada especialmente con la 
transformación de tres instituciones sociales: la familia, la escuela y el trabajo, las 
cuales han generado la emergencia de este grupo (Pérez, 2009: 29). Fue el 
cambio en las condiciones dentro de estas instituciones lo que condicionó su 
emergencia y a su vez, fungió como circunstancia indispensable en su 
transformación. 
Durante la época preindustrial la unidad familiar ejercía fundamentalmente como 
unidad productiva en donde los miembros trabajaban por el bienestar colectivo, 
situación que fue transformada con el capitalismo que rompe esa articulación de 
producción-reproducción-consumo y vuelve en unidad económica básica al 
individuo (Pérez, 2009: 30). La aparición de lo juvenil surge paralelamente de lo 
industrial bajo el significado de trabajador y asalariado. 
La institución familiar del periodo preindustrial concentraba el poder de las 
decisiones y las organizaciones sobre el pater familiae, sobre el jefe de familia, 
quien regulaba las uniones, los aprendizajes y proyectos futuros. A medida que 
avanza el modo de producción capitalista se da una paulatina separación de los 
infantes y jóvenes de la familia; la especialización de los espacios y los tiempos, 
ocurrida con la formalización del sistema educativo, por ejemplo, provocó que se 
separaran los espacios y los horarios de la vida doméstica, causando fuertes 
repercusiones sobre los niños y jóvenes. Anterior a esto, el taller o la granja 
familiar conjuntaban en un mismo espacio las diferentes actividades, además de 
que en ambos espacios se contaba con una misma autoridad. De la disciplina 
ejercida por el padre o el dueño de la granja en algunos casos, se pasa a la 
convivencia con un profesional en la enseñanza, un maestro (Pérez, 2009: 29-31). 
La escuela como un espacio especializado para la formación de los sujetos fue 
uno de los escenarios primordiales donde se podían observar las diferencias de 
clase, aunque el análisis por estratos sociales también puede ser visible frente a 
16 
 
otras instituciones como es la familia5. Es posible ubicar que dentro de las 
sociedades de EuropaOccidental la juventud emerge como resultado de los 
cambios sociales característicos del capitalismo temprano, apareciendo primero 
una juventud burguesa -siglo XVIII- que más tarde cruza con todos los demás 
estratos sociales (MØrch, 1996:80). 
La prolongación de la niñez y la necesidad de preparar a los sujetos, fueron dos 
características fundamentales que fomentaron la aparición del sujeto joven: “La 
escuela se dirige de manera específica a la juventud y esta representa una 
extensión de la infancia” (Brito, 2002: 49). La demanda de mayor calificación social 
se convirtió en uno de los principales detonantes de la juventud como una 
categoría social, mirando en este caso a la juventud como un campo de formación 
para el futuro y de inserción a la estructura social. 
MØrch (1996: 99), explica la influencia de las modificaciones históricas de las 
instituciones sobre la juventud y menciona que: 
“La juventud es una consecuencia del factor productivo, ampliamente expresado en la 
demanda social de calificación impuesta sobre el individuo, así como la privatización 
de la familia y la separación de los niños de la vida del adulto. El periodo de juventud 
denota un tiempo de transición de la esfera privada a la vida de adulto. Tanto las 
demandas de la calificación como la familia son prerrequisitos necesarios para el 
periodo de juventud, y se forman principalmente en sistema escolar. Ambas, en sus 
manifestaciones concretas determinan el periodo de juventud y la forma concreta que 
este periodo asume en las diferentes clases sociales...”. 
La juventud surge basada en el cambio social, en relación a la producción y a los 
cambios en la esfera privada a la pública. Es conveniente mencionar que por un 
largo periodo las mujeres no fueron afectadas por estos cambios, dado que al 
permanecer dentro de la familia, no experimentaron estas transformaciones. 
 
5 Sven MØrch (1996: 85-86), señala que durante los siglos XIII y XIV se evidencia una atención especial a los infantes en 
los estratos más altos de la sociedad, mientras que los infantes de las clases bajas solo eran dejados a su suerte y en 
cuanto eran capaces debían comenzar a integrarse al mundo de los adultos. La edad se presenta aquí como un estadio 
biográfico restringido por las condiciones sociales, puesto que, mientras que los niños de las clases altas podían disfrutar 
de un periodo de preparación, los hijos de las familias de clase baja debían ocupar su fuerza productiva para retribuir al 
hogar. El espacio familiar aparece hasta el siglo XVII, cuando se comienza a brindar una atención más amplia al desarrollo 
de la niñez y se origina una asociación entre el desarrollo de la familia y la escuela, siendo solo posible en las clases altas. 
17 
 
La concepción y significados generados en torno a la juventud, estarán marcados 
por la historicidad propia de contextos específicos que los producen y reproducen. 
Pérez, J; Valdez, M. y Suárez, M. (2008: 10), alude a la anterior afirmación y 
propone estudiar a la juventud como un sector de la población o grupo (s) con 
características propias según los espacios sociales donde se encuentra, que se va 
modificando y diversificando históricamente como producto de las 
transformaciones de la misma sociedad y sus instituciones. 
Esta visión, está basada en el precepto de que la historia social de los jóvenes no 
puede ser separada de la historia de los contextos y de las instituciones que la 
produjeron, correlación que ha evolucionado rápidamente. M.M. Collingnon Goribar 
y Z. Rodríguez Morales (2010:311), resumen las transformaciones ocurridas en la 
relación entre los jóvenes y las instituciones sociales englobándolas en tres 
regímenes que clasifican de forma cronológica: 1) La vida de las personas es 
realizada en una trayectoria de tránsito de una institución a otra (de la familia de 
origen a la escuela, al trabajo, a la seguridad social, a la familia propia, etcétera). 
Si se sigue el camino trazado el futuro está asegurado y existe un cambio 
generacional continuo; 2) El proceso de adelgazamiento del Estado y la 
flexibilización del trabajo y la crisis en las familias, fracturaron lo sistémico. Las 
figuras exitosas pasaron a ser prototipos a los que se podía llegar mediante 
méritos personales; 3) En el tercer periodo, los jóvenes se quedaron solos, la 
política neoliberal dejó en manos del mercado amplios sectores de la vida social e 
instaló una ideología que premia el éxito dejando a los jóvenes en la incertidumbre. 
Estas transformaciones posibilitaron la comprensión de la juventud vista desde 
marcos condicionados sobre estructuras sociales. 
Las rupturas y transformaciones dentro de las instituciones que han experimentado 
los jóvenes pueden darnos un parámetro de representación de este grupo en 
relación a su condición y delimitación a través del tiempo. El grupo que podemos 
identificar como joven ahora no es el mismo que podríamos ubicar dentro del 
periodo preindustrial, los márgenes de edad varían según la sociedad y tiempo que 
se observe. 
18 
 
1.2) Estudios sobre juventud desde las ciencias sociales. La juventud 
mirada desde distintas disciplinas. 
En los textos clásicos de las ciencias sociales la juventud no ha tenido un lugar 
central dentro de las discusiones, sino más bien, se ha vuelto visible ante sus 
manifestaciones o actitudes de crítica a las instituciones6. Clásicos de la sociología 
como: Marx, Durkheim y Weber, realizaron pocas alusiones a la diferenciación de 
este grupo en relación con otros (niños, adultos, etc.). Emilie Durkheim (1911) 
logra ser más preciso y analiza a la educación desde una perspectiva 
generacional, indicando a la educación como una acción que procurará que los 
jóvenes y niños aprendan y dejen su ser egoísta generando un ser capaz de llevar 
una vida social y moral; este postulado está ligado al enfoque de la socialización, 
cual marcará durante mucho tiempo las teorías sobre lo juvenil (Pérez, 2008:11-
12). 
A Juan Jacobo Rousseau se le atribuye la concepción moderna del concepto de 
juventud debido a que en su texto Emilio o, De la educación (1762), cual logra 
plasmar una distinción entre la niñez y la etapa adulta - la adolescencia - (Pérez, 
2008: 99). Su texto se vuelve popular y una de las principales influencias dentro de 
la psicología, la pedagogía, lo social y los estudios sobre cultura. 
Previo a la utilización del concepto “juventud” se identificaron ciertas condiciones 
que permitieron diferenciar a los integrantes de este grupo de otros (de los niños, 
adultos, ancianos) estos casos fueron citados y estudiados por autores que 
trabajaron especialmente desde la psicología y la pedagogía. Ambas ramas, se 
apropiaron de la temática a partir del estudio de los ciclos de vida, considerando a 
este periodo como una etapa por la cual necesariamente se debía transitar y que 
representaba un periodo de preparación para la vida adulta. En el caso de la 
corriente pedagógica, la perspectiva generacional fue una constante pues se 
 
6 A partir de los años 60, con la emergencia de las culturas juveniles en España, los estudios académicos en relación al 
fenómeno juvenil se pusieron en relación a los discursos ideológicos y mediáticos construidos en torno al “problema de la 
juventud” (Feixa, 2004: 23). Los discursos dominantes se realizaron alrededor de las tendencias y movimientos que en ese 
momento transformaban a la sociedad. 
19 
 
consideraba al adulto como un sujeto que depositaría conocimientos en los 
jóvenes. 
Para la década de 1920, surgieron los primeros estudios sistemáticos que 
abordaban en específico el tema de la juventud, generados principalmente por el 
campo de la antropología y, en segundo lugar, realizando estudios sobre 
problemáticas más amplias - sociológicos urbanos- la Escuela de Chicago (Pérez, 
2008:12).Los antropólogos fueron quienes por primera ocasión comenzaron a 
preguntarse por situaciones que anteriormente parecían naturales o, simplemente 
se daban por hechas. Este grupo comenzó a poner especial atención sobre los 
distintos ciclos de desarrollo de los sujetos y en las diferencias conductuales 
existentes según los diversos universos culturales. 
1.2.1) Vertiente antropológica 
Desde la antropología se comenzaron a plantear cuestionamientos sobre las 
condiciones de la vida de los sujetos que anteriormente eran consideradas como 
naturales o que sencillamente se daban por hechas; uno de sus principales 
planteamientos refería a atribuir un inherente componente cultural a las 
condiciones de vida de los individuos observados. El culturalismo estadounidense, 
encauzado por Franz Boas, denotó el interés por estudiar la influencia de los 
contextos culturales en los temas de edad (Pérez, 2008:13). Desde estos estudios 
se comenzó a poner atención sobre la relación entre la edad biológica y las 
condiciones sociales que vivenciaban los sujetos. 
Ruth Benedict (2008: 35), resume el quehacer antropológico de la siguiente 
manera: 
“El papel del antropólogo no es el de preguntarse por los hechos de la naturaleza, 
sino insistir en la interposición de un término medio entre ´naturaleza´ y 
´comportamiento humano´, su papel es analizar este término para documentar los 
postulados contextuales hechos por el hombre de la naturaleza, e insistir que no 
deben leerse para ninguna otra cultura como si fuera la naturaleza misma. Aunque es 
un hecho original que el niño se vuelva en hombre, la manera en que la transición se 
20 
 
efectúa varía de una sociedad a otra, y ninguno de estos puentes culturales 
específicos debe verse como un camino ´natural´ hacia la madurez”. 
Esta autora realiza una propuesta en la que establece que entre la naturaleza y el 
comportamiento de los sujetos existe una serie de mediaciones que son 
influenciadas por la cultura en la que el individuo esté inmerso, dentro de las 
cuales surgen contrastes y diferenciaciones que construyen el papel de los 
individuos en la sociedad (Pérez, 2008: 13). Aquí se observó a los jóvenes en 
relación con los adultos identificando que existían diversos patrones de relaciones 
siendo común la de ubicar al joven en una situación de no responsabilidad y 
sumisión. 
Los antropólogos, a su vez, también notaron que cada sociedad articulaba sus 
propios valores en torno a la superación de la infancia, interpretando a los diversos 
actos como ritos de paso (Montesinos, 2007:15). La edad, el sexo, las 
características en los ciclos de vida y los eventos transición que marcaban la 
llegada a la etapa adulta, fueron algunos de los principales asuntos que fueron 
estudiados y a los que se les atribuyó un inherente componente cultural. Así 
mismo, se dio particular atención a la inclusión de los sujetos en la sociedad, 
observando su quehacer diferido según la edad, el tiempo y el espacio. 
El análisis del contexto social fue retomado dentro de los enfoques clásicos de 
estudio sobre los grupos juveniles, el de la construcción cultural y como grupo 
socio-históricamente construido. Las culturas juveniles connotan la manera en que 
las experiencias sociales de los jóvenes son expresadas colectivamente mediante 
la construcción de estilos de vida distintivos, localizándose fundamentalmente en el 
tiempo libre o en espacios intersticiales de la vida institucional; igualmente, pueden 
analizarse desde dos perspectivas: en el plano de las condiciones sociales 
(provenientes de las identidades generacionales: género, clase, etnia, territorio) o, 
en el plano de las imágenes culturales (observados en estilos más o menos 
concretos). Las contraculturas juveniles, las subculturas juveniles y las tribus 
urbanas son algunos de los términos utilizados para explicar las variantes dentro 
de las expresiones juveniles. Su expresión más visible se difundió en España 
21 
 
durante la etapa de transición democrática, manifestación bautizada con el nombre 
de tribus urbanas (Feixa, 2004:9). Más especialmente, la cultura referirá aquí a la 
manera en la que los distintos grupos sociales desarrollan diversos patrones de 
vida –trayectorias- y dan forma expresiva a su vida material y social (Clarke, 2008: 
272-273). La construcción socio-histórica de los jóvenes como grupo fue 
especialmente elaborada bajo la crítica a la suposición de que la juventud existía 
en todas las sociedades y se trataba, por lo tanto, de un fenómeno universal. 
La antropología expone que conforme a los diversos espacios vayan cambiando, el 
proceso de crecer y envejecer estará condicionado y sujeto a definiciones 
culturales; sin embargo, a pesar de que el significado de las edades, de las 
actividades y de la distribución de roles sociales sea diferente de sociedad a 
sociedad, todas realizan una distinción entre los diversos grupos (Eisenstadt, 2008: 
195); en el caso de la visión socio-cultural, se genera un análisis sobre los grupos 
referido a las imágenes culturales y sobre las representaciones sociales que estos 
producen, uno de los casos las culturas juveniles o las tribus urbanas. Las 
condiciones estructurales serán el último punto a considerar dentro de la visión 
socio-cultural, generando los datos necesarios para comprender las posibilidades 
de acción de los sujetos. 
Rossana Reguillo define a la juventud como: “una categoría construida 
culturalmente , no se trata de una ´esencia´ y, en tal sentido, la mutabilidad de los 
criterios que fijan los límites y los comportamientos de lo juvenil, está 
necesariamente vinculada a los contextos socio-históricos, producto de las 
relaciones de fuerza en una determinada sociedad” (Reguillo, 2003: 103). Esta 
definición no se limita a condiciones biológicas y considera que según las distintas 
etapas históricas, la segmentación por grupos de edad será diferente; valora la 
importancia de los discursos y las prácticas sociales que inferirán en la 
construcción de este grupo. Para esta autora, en el enfoque socio-cultural la 
juventud es un estado y no una etapa de transición. 
Abundan los estudios sobre identidades, bandas, tribus o culturas juveniles que 
fomentan la inclusión de los jóvenes segmentados en grupos en donde se busca 
22 
 
encontrar su naturaleza en función a las características en su actuar o su relación 
(generalmente diferente) con la sociedad. Los chavos banda, los cholos, los 
hipsters, las lolitas, los graffiteros, darks, emos, y un sin fin de nombramientos que 
son atribuidos a grupos dentro de los jóvenes, son delimitados por características 
como la vestimenta, los gustos musicales, los espacios de esparcimiento, el uso y 
modificación de su cuerpo, etcétera. 
En estos estudios, se aborda a los jóvenes como si se desarrollaran dentro de 
espacios antagónicos. Se observa a este grupo como si no tuviese un continuo 
tránsito dentro de las diversas instituciones y solamente estuvieran recluidos a los 
eventos sociales, las convenciones, los conciertos, su vestimenta, etcétera. 
(Reguillo, 2003:5). 
1.2.2) Vertiente psicológica 
La psicología ha partido de una clasificación por edades para categorizar a 
aquellos que pertenecen a este grupo, es decir, se toma como joven a todo aquel 
que se encuentra dentro de cierto periodo del ciclo de vida (entre la niñez y la 
etapa adulta). Esta clasificación emanó del discurso de diversos autores que 
consideraron conveniente tal tipificación, dejando de lado los condicionamientos 
culturales y sociales por los que los jóvenes transitaban. 
En 1904, Stanley Hall publica su trabajo nombrado La adolescencia: su psicología 
y sus relaciones con la fisiología, antropología, sociología, sexo, crimen, religión y 
educación; texto en el cual explica las inestabilidades y los peligros que se 
manifiestan en la etapa a la que el autor nombró adolescencia. A partir deahí la 
adolescencia fue ampliamente popularizada en todos los sectores tornándose 
como una palabra de uso común, categorizando a aquellos que pasaban por la 
pubertad pero que aún no eran adultos (Keniston,2008:249). Este autor, 
conceptualizó a los jóvenes como sujetos que carecían de formación, como una 
etapa de moratoria social que debía ser cumplida y terminada en esta fase y, por lo 
tanto, aparecía en todos los ciclos de vida de las personas. 
23 
 
La visión sobre la universalidad de la juventud fue principalmente nutrida por esta 
vertiente, puesto que desde esta mirada los jóvenes fueron aglomerados sobre 
específicos grupos de edad presentes en todos los tiempos y lugares (MØrch, 
1996:78). Dentro de sus principales críticas se encuentra la de observar a este 
grupo desde la inestabilidad y los trastornos (la rebeldía, por ejemplo); en este 
caso, la conceptualización de adolescencia es referida a las manifestaciones de 
ciertas características en su comportamiento y/o asociada a cambios corporales. 
Desde esta disciplina, la juventud será considerada como una etapa universal en el 
desarrollo mental de los sujetos y dejará de lado las características sociales y 
culturales dentro de las cuales los sujetos se desarrollan. Esta visión ha tenido 
gran impacto sobre el imaginario social considerando a los jóvenes como un grupo 
dependiente, dentro de una etapa de crisis o como un problema. Así también, 
marca expectativas definidas sobre la superación de esta etapa, generalmente 
basándose en roles tradicionales o sobre una diferenciación por género. 
La psicología se ha valido principalmente de la realización de cortes por edades 
para realizar una clasificación de las etapas humanas de la vida y, a su vez, ha 
contemplado ciertos parámetros que marcarán el término de este periodo y darán 
paso a su llegada a la etapa adulta, considerando a este como un momento de 
transición. Las transiciones juveniles toman como referencia eventos que son 
tradicionalmente característicos de los sujetos adultos y que en cierta medida 
aplican a la totalidad de los integrantes del grupo social al que se desee ingresar. 
Las transiciones juveniles pueden tomar como punto de referencia el término del 
periodo escolar, el abandono del hogar paterno, la obtención de un empleo, el 
nacimiento del primer hijo, contraer matrimonio, etcétera. 
Más concretamente, la transición a la vida adulta es un proceso de emancipación 
individual mediante el cual los sujetos adquieren autonomía y ejercen control sobre 
sus vidas, lo cual es expresado en sus posibilidades de elegir y de actuar según 
sus propios criterios. Así también parte del proceso de individualización 
corresponderá a la toma de responsabilidades frente al conjunto de instituciones 
sociales (Mora, M. y Oliveira, O., 2009: 267). Un segundo momento dentro de la 
24 
 
vertiente de las transiciones juveniles corresponderá a la facilidad que tienen los 
sujetos para incorporarse o sortear las dificultades de ingreso, su capacidad de 
agencia. 
Desde esta visión la juventud suele ser comprendida en virtud a un status, 
adquirido mediante la adecuación de los individuos a determinadas actividades 
socialmente definidas; por esta razón podríamos mirar sujetos cronológicamente 
jóvenes pero que no desarrollan su juventud (Alpízar, 2003: 6); aquí, este grupo es 
observado básicamente mediante estereotipos conductuales o de imagen 
fortaleciendo la estigmatización de la gente joven tanto en forma negativa como 
positiva. Estos patrones suelen ubicar a los jóvenes en visiones estandarizadas 
que refieren a determinados modelos de “ser joven”. Se es joven en cuanto se 
cumplan los supuestos establecidos en cuanto a vestimenta, actuar, convivencia, 
etcétera; en la mayoría de las ocasiones englobando a los que no se encuentren 
dentro de esta clasificación en la anormalidad, la rebeldía y la violencia. 
Esta concepción adultocéntrica genera formas específicas de desigualdad que 
vulneran a los jóvenes. Es común que los espacios de convivencia y recreación en 
los que este grupo se desarrolla sean estigmatizados por la atribución de ciertas 
prácticas: uso de drogas, el libertinaje, consumo de bebidas alcohólicas, etc. Es 
innegable la existencia una serie de valoraciones que criminalizan al joven 
comparando su “medida” frente al patrón de lo que se “debe ser”, 
estigmatizándolos por su apariencia, el uso de su cuerpo (tatuajes, perforaciones), 
sus ropas (si es hippie, cholo, reggaetonero) o su lenguaje, por mencionar algunas 
características. Estas diferenciaciones generan que este grupo sea vulnerable 
entre si y frente a otros, los jóvenes no pueden transitar por todos los espacios. 
Existe toda una serie de políticas que criminalizan a los jóvenes y favorecen la 
violación de sus derechos humanos y civiles; esta situación se expresa desde el 
magistrado, el agente, el policía o el cadenero que les impide entrar al antro 
(Reguillo, 2010: 318). Sin embargo, como ya se ha mencionado, este tipo de 
violaciones no solamente son cometidas por las instituciones políticas, familiares o 
escolares que refuerzan ciertos rasgos distintivos a este grupo, sino que, se 
25 
 
cometen desde sus mismos pares ante la representaciones sociales generadas a 
su alrededor. Los medios de comunicación son una de las principales influencias a 
las anteriores concepciones, representando al joven como aquel que es 
estudiante, va a fiestas, tiene convivencia con sus amigos o tiene cierto aspecto 
físico; se les atribuyen adjetivos y prácticas por las cuales los jóvenes procuran 
transitar, pero por las que muchos están imposibilitados. 
1.2.3) La sociología y los estudios sobre juventud 
Los primeros estudios sobre juventud desde la sociología fueron realizados a partir 
de la sociología urbana, por La Escuela de Chicago. Estos estudios se centraron 
en la investigación empírica sobre la expansión urbana del centro de Chicago y las 
problemáticas que esta trajo consigo7. Se realizaron estudios sobre bandas 
juveniles, acerca de las pandillas que crecían en las zonas industriales y algunos 
otros referidos a la relación que existía con los grupos étnicos (Pérez, 2008: 15). 
Jóvenes investigadores se distribuyeron por los barrios de Chicago para recoger la 
mayor cantidad posible de datos sobre la composición social de la ciudad, sobre la 
interacción entre los grupos, sus formas de vida y su territorio utilizando como 
método principal la observación participativa y las entrevistas cualitativas; entre los 
supuestos fundamentales de estos investigadores se encontraba el de considerar 
que la apariencia extravagante y las actividades delictivas de este grupo eran 
causados por la anomia proliferante en ciertas regiones de la ciudad, marcadas por 
la desorganización social y la desaparición de los sistemas tradicionales. Es decir, 
la desviación juvenil no era generada por un fenómeno patológico, sino por un 
determinado contexto social que ellos consideraban preciso analizar (Feixa, 1994: 
141). 
Emilie Durkheim, ya para el año 1911, analizaba a los jóvenes desde un parámetro 
educativo en relación a la perspectiva generacional y, definía a la educación como 
la acción de los adultos sobre los jóvenes. La educación, para este autor, consistía 
en la socialización metódica de la generación joven, teniendo como objetivo 
 
7 Estos estudios pretendían observar la organización de la ciudad en función de sus normas y contextos, se tenía el fin de 
identificar cual era la formación socio-cultural de la vida urbana; indicaban que la ciencia social tenía una influencia sobre 
las condiciones y cambios de la sociedad. 
26 
 
principal que los jóvenes dejaran su ser egoísta y generaran un ser capaz de llevar 
una vida moral y social (Pérez, 2008: 12). 
Desde las diversas vertientes, algo frecuente fue considerar a la juventud comouna fase de la vida bajo el enfoque de la socialización, planteamiento que fue 
realizado tanto por la teoría de las generaciones como por el funcionalismo (Pérez, 
2008: 16). La teoría de las generaciones fue articulada básicamente bajo el 
fundamento de que el concepto generación representaba un corte más o menos 
preciso entre sujetos con la misma contemporaneidad, y que a su vez construían 
una lógica lineal en la vida humana. Así pues, la socialización refería aquí como 
función primera a la integración social de los sujetos cual sería lograda mediante la 
adopción de normas y valores que formarían parte de la personalidad básica de 
cada uno de los individuos. 
Dentro de las explicaciones clásicas de la socialización, hallo dos principales: la 
primera explicación se atribuye a Talcott Parsons quien desarrolla a mediados de 
los años 50´s una teoría sobre la socialización y señala que conforme más 
precozmente sean inculcados los niños de las normas y valores requeridos, 
aumentarían las posibilidades de integración de los sujetos dentro del sistema y 
también las probabilidades de éxito en su adaptación individual. En este caso, la 
socialización finaliza con la resolución de una segunda crisis: la de la 
adolescencia; una vez que esta etapa es superada el joven pasa a ser miembro 
adulto de la sociedad y, por lo tanto adquiere un carácter universalista; la segunda 
es realizada por Robert Merton quien a la idea de la socialización suma la 
socialización anticipatoria cual apunta al proceso mediante el que un sujeto 
aprende e interioriza los valores de aquel grupo al que aspira pertenecer 
(Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 49-50). 
María Luz Morán y Jorge Benedicto (2002:50) delimitan tres ideas fundamentales 
que conforman la teoría de la socialización desde el enfoque funcionalista: a) se 
plantea la concepción de la formación del niño según un modelo del aprendizaje o 
un esquema de condicionamiento que implican la asimilación precoz e 
inconsciente de esquemas corporales y actitudes culturales que determinan sus 
27 
 
conductas futuras; b) una interpretación desde el psicoanálisis que hace hincapié 
en las experiencias de la primera infancia y en las disciplinas de base impuestas 
por la cultura del grupo social de origen; y, c) una definición de la cultura 
(considerada como un todo) a la cual se le concede una enorme eficacia sobre los 
individuos, hasta el punto de afirmar que es ella quien modela a los sujetos de 
forma general e inconsciente. 
Piaget, construye una definición sociológica sobre el concepto de socialización, en 
la cual procura superar las oposiciones entre la sociología y la psicología. Para 
este autor la socialización es una construcción activa e interactiva en un proceso 
marcado por el desarrollo autónomo de la noción de justicia y por la sustitución de 
las reglas de consentimiento por las de cooperación: “La socialización es, así, un 
proceso de construcción colectiva de las conductas sociales que incluye tres 
aspectos complementarios: primero, un aspecto cognitivo que representa la 
estructura de la conducta y se traduce en reglas; en segundo lugar, un aspecto 
afectivo que representa la energía de la conducta y se expresa mediante valores; 
y, finalmente, un aspecto expresivo que representa los significados y las conductas 
que se simbolizan en signos” (Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 51). Este autor 
coincide con Parsons en seguir dándole un especial valor a la socialización en la 
niñez, la infancia; el fin de este periodo se dará con el término de la formación del 
sujeto, lo que le permitirá incluirse a una actividad profesional. Sin embargo, esta 
característica puede ser fácilmente negada al observar las transiciones juveniles 
en las sociedades contemporáneas, un ejemplo habitual, el desempleo. 
En un análisis sobre los efectos de la socialización en los jóvenes podemos 
observar que la prolongación de la permanencia en el hogar de origen, el retraso 
de la independencia, el retraso de la formación de una familia, etcétera; muestra 
nuevos modelos e interpretaciones de los conceptos anteriormente usados 
(independencia, autonomía), sobre las funciones de las instituciones y los ritmos 
de la socialización (Serrano, 2002: 103). Dubet (Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 
57-58), hace referencia a este fenómeno y explica una diferenciación dentro del 
grupo no solamente definida como el producto de la trayectoria social de las 
28 
 
generaciones, sino que desarrolla un nuevo enfoque sociológico en torno al 
concepto de experiencia social, noción con la cual pretende designar las conductas 
individuales y colectivas dominadas por la falta de homogeneidad de sus principios 
constitutivos. 
Este autor, marca tres características que definen la heterogeneidad del mundo 
social contemporáneo: 1) la heterogeneidad de los principios culturales y sociales 
que organizan las conductas. La identidad social ya no es un “ser”, algo natural y 
dado, sino un trabajo que tienen que llevar a cabo los propios sujetos, dedicados a 
construir la unidad a partir de los diferentes elementos de la vida social y de la 
multiplicidad de las orientaciones. En contra de lo postulado por las teorías 
clásicas de la socialización, los roles, las posiciones sociales y las culturas ya no 
bastan para definir los elementos estables de la acción; 2) La heterogeneidad 
social se caracteriza por la distancia subjetiva que establecen los individuos con el 
sistema social, una acción que no significa una ausencia total de socialización. La 
distancia proviene de la heterogeneidad de las lógicas de acción que se cruzan en 
la experiencia social, la cual es vivida como un problema por parte de los sujetos; 
3) La construcción de la experiencia colectiva reemplaza la noción de alienación 
(Benedicto, J. y Morán, L., 2002: 57). Los anteriores razonamientos indican la 
pérdida de unidad del mundo social, siendo una característica esencial de la 
modernidad. 
Si en un primer momento, desde la sociología clásica (Parsons o Durkheim, por 
ejemplo), se apoyaba la concepción de la acción social entendida como la 
ejecución de normas y valores institucionalizados e interiorizados en los sujetos, 
Dubet logra dar un giro y propone una conceptualización de la acción social que se 
apoya en la experiencia. El concepto de experiencia social refiere a las evidencias 
ante las que se encuentran los científicos sociales que encuentran conductas 
sociales que no parecen poder ser reducidas a la aceptación de normas o de 
códigos interiorizados –como establecía la visión funcionalista o la antropología-, 
tampoco a una serie de decisiones o elecciones estratégicas -postuladas por las 
teorías de la elección racional-. En resumidas cuentas: “las conductas sociales 
29 
 
están organizadas por principios estables, es cierto, pero hay que admitir que 
éstos son heterogéneos. De aquí que las acciones de los sujetos necesariamente 
combinen diferentes lógicas de acción que remiten a distintas lógicas del sistema 
social. Además, la combinación de las lógicas de acción que organizan la 
experiencia de los sujetos carece de un centro puesto que no reposan sobre 
ninguna lógica única o fundamental (Benedicto y Morán, 2002)”. 
Las conductas de los sujetos son construidas sobre una carencia de 
homogeneidad, los principios culturales y sociales que condicionan sus conductas 
ya no son algo natural, sino que estas generan una multiplicidad de orientaciones. 
En oposición a lo postulado por las teorías clásicas de la socialización, las 
posiciones sociales, culturas y roles ya no bastan para explicar los elementos 
presentes dentro de la acción social. Además, esta misma heterogeneidad es 
caracterizada por la distancia que gozan o sufren los sujetos con el sistema social, 
separación proveniente de las diferencias dentro de las lógicas de acción y 
experiencia social vividas por los sujetos (Benedicto,J. y Morán, L., 2002: 57-58). 
La acción social, la de los jóvenes, no es ya una ejecución directa de normas y 
valores institucionalizados; se rompe la idea de la linealidad de los ritos de paso 
establecidos desde la antropología o, el estudio de los eventos transición desde la 
psicología. La socialización vista como una transición hacia el trabajo u observada 
como una etapa de preparación para la vida adulta que a su vez asegurará una 
inclusión y secuencia de las formas de vida de los sujetos, representa ya una 
forma de estudio poco útil para reflejar la diversidad dentro del grupo juvenil; la 
toma de decisiones estratégica se torna una herramienta inexistente virando a la 
necesidad de una búsqueda de elecciones condicionadas. 
Las trayectorias de los jóvenes muestran construcciones sociales variables, con 
representaciones y posibilidades de acción diversas. Pierre Bourdieu (1994: 82) 
haciendo referencia al concepto de trayectoria, menciona: 
“Los acontecimientos biográficos se definen como inversiones a plazo y 
desplazamientos en el espacio social, es decir, con mayor precisión, en los diferentes 
30 
 
estados sucesivos de la estructura de la distribución de las diferentes especies de 
capital que están en juego en el campo considerado. El sentido de los movimientos 
que llevan de una posición a otra (de un editor a otro, de una revista a otra, de un 
obispado a otro, etc.) se define, a todas luces, en la relación objetiva mediante el 
sentido en el momento considerado de estas posiciones dentro de un espacio 
orientado. Lo que significa que sólo cabe comprender una trayectoria […] a condición 
de haber elaborado previamente los estados sucesivos del campo en el que ésta se 
ha desarrollado […]”. 
La observación de las trayectorias, de nueva cuenta niega la linealidad e igualdad 
dentro de las transiciones significando un punto importante para conocer la 
heterogeneidad presente en este grupo. 
1.2.4) La demografía 
El análisis de la juventud como un dato sociodemográfico fue una perspectiva que 
permeó los estudios desarrollados en la segunda mitad del siglo XX (Alpízar, 
2003:7). Principalmente, los estudios sobre juventud a partir de rangos delimitados 
de edad han permitido la realización de informes, estados del arte y encuestas 
nacionales (Pérez, 2006:145); estos trabajos han procurado arrojar información 
sobre las condiciones sociales de este grupo. En el caso de las encuestas 
nacionales, por ejemplo, se obtiene información general sobre la edad, el sexo, el 
origen social, la escolaridad, la condición de actividad, etcétera. Estas 
investigaciones hablan de la diversidad de formas de vivir el periodo juvenil, donde 
se entremezclan las diferencias producto de las estructuras sociales y de la praxis 
juvenil, generando diferencias en relación a los otros grupos, pero también en 
relación a una desigualdad interna (Pérez, 2010:37-39). La perspectiva socio-
demográfica de estudio de la juventud, suele estudiar las conexiones presentes 
entre los procesos de transición a la etapa adulta y las características de este 
grupo en cierto espacio y tiempo. Así también, basa fundamentalmente un estudio 
segmentado en grupos etarios, concepto que representa al número de personas 
que se encuentran en determinado grupo quinquenal, diferidos generalmente por 
sexo y que se encuentran en cierto espacio geográfico (INEGI). 
31 
 
A pesar de que no existe un consenso sobre los términos en los que se debe 
realizar una definición etaria de la juventud, diversas organizaciones se han 
esforzado en desarrollar una delimitación que logre abarcar la totalidad de este 
grupo, basándose en diferentes características de la población; un ejemplo de la 
delimitación de los jóvenes según rangos de edad se encuentra en la 
reglamentación laboral. Los lineamientos de la Organización Internacional del 
Trabajo (OIT) determinan como jóvenes a aquellos que se encuentran entre los 15 
y los 24 años de edad, considerando como infantes a los menores de 15 años de 
edad que es el límite inferior establecido para la admisión a un empleo (Horbath, 
2004:201). Esta clasificación observa principalmente la vulnerabilidad de los 
jóvenes ubicándolos como una transición de la niñez a la etapa adulta dentro del 
ciclo de vida, en especial, se toma del análisis de la transición al trabajo como 
problema fundamental y condicionante del desarrollo integral de esta población y, 
como un desafía político. 
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), menciona que los jóvenes 
representan el conjunto de la población entre 15 y 24 años de edad. La 
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura 
(UNESCO) se toma el corte de edad de la ONU y entiende a los jóvenes como un 
grupo heterogéneo que se encuentra en constante evolución ya que, la experiencia 
de ser joven varía mucho según las regiones del planeta que se observen. La 
Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), toma también el corte de la 
ONU y concibe a este periodo como una fase de transición entre la niñez y la 
adultez, considerando igualmente a este como un periodo por el cual las personas 
transitan para volverse sujetos autónomos (IMJUVE, 2008: 4). 
En México, tanto el Instituto de la Juventud del DF (INJUVE), como el Instituto 
Mexicano de la Juventud (IMJUVE), establecen como jóvenes a todos aquellos 
que se encuentren entre los 12 a los 29 años de edad. Estas instituciones 
proporcionan estudios que enmarcan las condiciones por las que la población 
juvenil transita: sexualidad, actividad laboral, relaciones sociales y salud, son 
algunas de sus variables. 
32 
 
El instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por otro lado, considera 
como jóvenes a los sujetos que se encuentren dentro del rango de 15 a 29 años de 
edad. Esta apreciación surge de la representación, que en términos numéricos, 
tiene este grupo en la población. Se considera que la juventud es un periodo por el 
cual el joven se incorpora al mercado laboral, inicia su vida en pareja, forma su 
propia familia, etcétera; de esta manera, se contemplan a los jóvenes en medida 
de los retos que en términos poblacionales y en la política pública este grupo 
representa. 
Y finalmente, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) estima como jóvenes a 
todos aquellos que se encuentren entre los 15 y los 24 años de edad. Se 
contempla a los jóvenes en cuanto a su transición demográfica sobre la estructura 
por edad de la población dando principal atención al desarrollo de los individuos en 
esta etapa y al peso histórico que representa en el escenario demográfico, sobre 
sus condiciones de vida. 
Dentro de estas organizaciones e instituciones, los jóvenes son estudiados como 
sujetos transformadores de la sociedad, ya sea desde la dinámica demográfica o 
mediante situaciones más específicas como preferencias, comportamientos, nivel 
educativo, etcétera; considerando a estas variables como muestras de los cambios 
ocurridos y fijando que, mediante su análisis, se tendrá la oportunidad de influir en 
su desarrollo. Los procesos de transición demográfica, el análisis de los niveles de 
fecundidad y mortalidad, el desempeño en el campo laboral, las características de 
los hogares, entre otras, son algunas de las variables a considerar en sus análisis. 
Uno de los temas principales que han ocupado el estudio de la demografía y 
también de las políticas sociales, ha sido el de las transformaciones etarias 
producidas en el mundo entero, mostrándose un proceso de envejecimiento 
acelerado en regiones europeas a paralelo con lo que ya acontece en América 
Latina. En este caso, México ya se encuentra dentro de una fase de transición 
avanzada donde, a pesar de observar un decremento del número de sujetos 
dentro de las edades juveniles, en los próximos años se seguirá incrementando el 
número absoluto de este grupo (Pérez, 2010: 55).De esta manera, se convierte en 
33 
 
una preocupación fundamental el bono demográfico como grupo potencial a 
encontrarse en una edad económicamente productiva, sobre todo en el caso de los 
jóvenes. 
Una de las principales críticas a esta perspectiva de estudio radica en que los 
jóvenes desde esta disciplina se convierten en un grupo homogéneo, integrado por 
todas las personas que coinciden en un grupo de edad definido por cortes que en 
algunos casos resultan arbitrarios o en otros responden a intereses de control 
poblacional o de inserción productiva (Alpízar, 2003:7). 
Este método de estudio es tradicionalmente criticado desde la vertiente cultural 
que clasifica a los jóvenes según actitudes recluyéndolos a pequeños grupos que 
parecieran no estar conectados entre sí; sin embargo, este tipo de estudios 
además de permitirnos observar una evidencia numérica de los sujetos que 
conforman este grupo y arrojar datos sobre el reto que implica para una sociedad 
su comportamiento y, siguiendo la crítica a las teorías de la socialización, ante la 
idea de que los roles y posiciones sociales variables presentes dentro de este 
grupo ya no bastan para explicar la acción de estos sujetos, el análisis de los 
jóvenes desde una clasificación por edad se muestra como una alternativa viable 
para observar su heterogeneidad visibilizando sus condiciones y realidades. 
1.3) La edad como parámetro de estudio de la juventud: Una visión crítica. 
Una de las principales aproximaciones al grupo juvenil viene de pensar en ellos 
como un grupo delimitado por su condición de edad, ya sea desde una 
configuración común (haciéndolos visibles mediante sus prácticas, vestimentas, lo 
representado de ellos a través de los medios de comunicación, los espacios en los 
que se reúnen, etcétera) o, en los mejores caso, a través de los parámetros 
planteados por las instituciones. Estos parámetros suelen ser construidos 
arbitrariamente y su estandarización es una tarea compleja a configurar pues las 
fronteras que logran conjuntar a este grupo varían a virtud de lo que se desee 
observar o de las transformaciones que se observen dentro de la sociedad. En 
34 
 
algunos casos, como en el de las encuestas, la información recabada sobre este 
grupo se muestra sin mayor análisis. 
Como se ha procurado plantear, la juventud surge de una construcción que no es 
arbitraria sino que está vinculada a un cruce de variables dentro de su 
configuración; la construcción socio-historia, las representaciones sociales que se 
tienen sobre este grupo y la misma forma en la que los jóvenes se ven entre sí, 
son algunas de las partes que construyen la imagen de los jóvenes. 
La construcción de grupos de edad en una sociedad no depende solamente de la 
duración máxima de la vida de la población, sino que también contempla lo 
socialmente determinado para que un sujeto pueda ser considerado viejo; es decir, 
se realiza una configuración sobre la longevidad que no solamente implica dividir a 
la sociedad en grupos de edad y si considerando determinadas valoraciones para 
realizar esos cortes (Reguillo, 2010:53). 
Entre algunas de estas valoraciones, se ha explicado que las transformaciones 
dentro de las instituciones sociales, las estructuras y las relaciones sociales 
pueden ser características que delimitan a los jóvenes dentro de un específico 
grupo de edad en las sociedades. 
La juventud mirada desde un parámetro de edad, impondrá sus límites de acuerdo 
a los tiempos y sociedades en las que los jóvenes sean estudiados. Estos límites 
se encontrarán en continua modificación, el rango de edad jamás es el mismo 
dentro de las diversas interpretaciones, pero es esta configuración inicial la que 
permite que los rangos no difieran en gran medida sino que se logre contemplar a 
este grupo con un corte relativamente semejante. 
La antropología fue la primera disciplina en cuestionar el parámetro de edad dentro 
de los estudios sobre juventud, considerando que dentro de la edad biológica y las 
condiciones sociales existía un puente mediado por la cultura en la que el individuo 
estaba inmerso y que condicionaría su tránsito por las edades siendo en ocasiones 
un concepto inexistente. Los ritos de paso marcaban los límites de este periodo y 
35 
 
su entrada a la etapa adulta, los jóvenes terminaban de transitar por este lapso en 
el tiempo de vida en cuanto cubrieran con los actos propios de la vida adulta. 
En sus estudios sobre culturas juveniles denotan las características físicas, la 
construcción de estilos o las expresiones juveniles, para realizar estudios en los 
cuales recluirán a los jóvenes a medida en que desarrollen determinados patrones 
de vida, pareciendo que la normalidad o la presencia de los jóvenes que no son 
partidarios de alguna tribu urbana no tiene una representación útil o no son dignos 
de análisis. Las condiciones estructurales son uno de los últimos parámetros de 
análisis, en este caso, para esta disciplina. No se observa su tránsito dentro de los 
diferentes espacios sociales, sino que se les recluye en sus características físicas, 
de vestimenta, de ocio, etcétera. 
La antropología, por otra parte, aporta al estudio de la juventud una distinción 
temporal y espacial sobre los grupos jóvenes, así como la variación en el 
significado de las edades y de las actividades realizadas según cada sociedad y 
tiempo. La visión socio-cultural asume la aparición de imágenes culturales y 
representaciones sociales específicas dentro del grupo juvenil y, a pesar de que 
estas representaciones casi nunca son aplicables a la totalidad del grupo, puesto 
que, se basan en la interpretación común o de lo que se puede observar, de lo que 
se construye sobre la juventud y de lo que los jóvenes interpretan del mundo, ven 
a los jóvenes como un grupo diverso. 
La psicología ha sido una de las principales influencias al considerar a los jóvenes 
como un fenómeno universal. Una de las limitaciones desde esta perspectiva 
refiere a lo inconveniente en sus clasificaciones por edad, dado que sus visiones 
permanecen fijas en la manifestación de conductas o estilos de grupos limitados, 
considerando a los grupos estudiados como prototipos generales y aplicables a 
toda la población en la que se encuentran. La inestabilidad y los trastornos son un 
común dentro de sus conceptualizaciones, sumando a lo anterior la concepción de 
linealidad como resultado lógico del paso por el ciclo de vida. 
36 
 
Los cortes por edades desde la perspectiva psicológica consideran a la juventud 
como un proceso de transición, categorizando a este estado como una condición 
social de subordinación dentro de la cual se marcarán expectativas para la 
superación de esta etapa, condición a la que además se le sumará la diferencia 
según el género al que pertenezca el sujeto, especialmente, como parámetro de 
diferenciación. 
Algo común dentro de esta disciplina es considerar a los jóvenes a partir de la 
manifestación de determinados status o comportamientos, característica que en 
cierto momento y en algunas sociedades, podría definir a un individuo como joven 
a los cuarenta años. A partir de esta visión, los sujetos no desarrollan su juventud 
si es que no se encuentran incorporados en actividades socialmente definidas 
como propias de la juventud; patrones de vestimenta, comportamiento, de lenguaje 
o el uso de ciertos espacios podrían alejar a los sujetos que no sean identificados 
con las anteriores características de la clasificación a pesar de encontrarse dentro 
del mismo rango de edad. 
El enfoque de las transiciones, observado como un periodo de inserción a la vida 
adulta, ha sufrido grandes modificaciones en el último par de décadas. Los 
patrones de inserción a la vida adulta se han modificado, los periodos de moratoria 
se han prolongado, las funciones de la familia ya no fungen solamente en torno al 
papel de la reproducción