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2 Carrobles, J y Buela, G (1997) Técnicas psicofisiológicas Manual de evaluación psicológica Madrid Siglo XXI - Maleno Baez

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MÓDULO 0614 - METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 1 
 
 
UNIDAD IV. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA MEDICIÓN PSICOFISIOLÓGICA 
 
 
 
 
 
L e c t u r a 1 
Carboles, J. y Buela, G. (1997). En G. Buela y J. 
Sierra (dirs.). Manual de Evaluación 
Psicológica. Madrid: Siglo XXI. (Cáp. 
18). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INDICE 
 
 
TÉCNICAS PSICOFISIOLÓGICAS...............................................2 
El registro de las variables psicofisiológicas..............................3 
Sistemas clasificator1os de las variables psicofisiológicas .......5 
UU NN II DD AA DD II VV .. 
 
FF UU NN DD AA MM EE NN TT OO SS TT EE ÓÓ RR II CC OO SS YY 
PP RR ÁÁ CC TT II CC OO SS DD EE LL AA 
MM EE DD II CC II ÓÓ NN 
PP SS II CC OO FF II SS II OO LL ÓÓ GG II CC AA 
 
Variables del sistema somático..............................................6 
Actividad electromiográfica (EMG) .....................................6 
Actividad electrooculográfica..............................................6 
Actividad respiratoria ..........................................................7 
Variables del sistema nervioso autónomo .............................7 
Actividad cardiovascular.....................................................7 
Tasa cardiaca.....................................................................8 
Presión sanguínea..............................................................8 
Flujo sanguíneo..................................................................9 
Temperatura corporal .........................................................9 
Actividad sexual: pletismografía de pene y vagina...........10 
Actividad electrodérmica ..................................................10 
Actividad pupilográfica......................................................12 
Actividad gastrointestinal..................................................12 
Actividad salivar................................................................12 
Actividad de sudoración ...................................................13 
Actividad del sistema nervioso central .............................13 
Actividad cerebral espontánea .........................................13 
Actividad cerebral evocada ..............................................14 
111.4. Actividad del sistema endocrino y bioquímico.......16 
Registros psicofisiológicos en situaciones naturales: 
telemetría y aparatos de registro portátil..............................16 
Algunos conceptos y problemas relacionados con la 
evaluación de variables Psicofisiológicas ............................17 
Principales artefactos en los registros psicofisiológicos...18 
Artefactos ambientales y de registro ................................18 
Artefactos debidos a la instrumentación...........................19 
Artefactos procedentes del organismo .............................19 
Artefactos debidos a la ritmicidad temporal de las variables 
psicofisiológicas................................................................19 
 
 
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Artefactos de interpretación ............................................. 19 
Fiabilidad y validez de las medidas psicofisiológicas....... 20 
Los registros psicofisiológicos en evaluación conductual.... 20 
Relación entre las medidas psicofisiológicas y otras 
modalidades de respuesta ............................................... 20 
El registro de respuestas psicofisiológicas en el diseño y 
evaluación del tratamiento conductual ............................. 22 
La evaluación indirecta de las variables psicofisiológicas23 
La observación................................................................. 23 
El autorregistro................................................................. 23 
Autoinformes .................................................................... 24 
Los registros psicofisiológicos en el tratamiento conductual: 
el biofeedback...................................................................... 24 
El proceso de biofeedback............................................... 25 
Tipos de biofeedback ....................................................... 25 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
TTÉÉCCNNIICCAASS PPSSIICCOOFFIISSIIOOLLÓÓGGIICCAASS 
 
La relación entre la conducta humana y su base biológica, 
y paralelamente el acercamiento entre las ciencias biológicas y 
las ciencias de la conducta, constituye desde hace años uno de 
los principales centros de interés dentro del mundo científico, 
como lo prueba el hecho de la proliferación de nuevas disciplinas, 
con denominaciones tan elocuentes como "Sociobiología", 
"Antropología biológica", "Sociología médica", "Psicobiología", 
"Psiquiatría biológica", "Medicina conductual", "Psicofisiología 
humana", "Psicofisiología clínica", "Psicofisiología cognitiva", etc. 
Este interés, evidentemente, no es casual, sino que responde 
sencillamente al importante cambio al que estamos asistiendo en 
el modo de pensar respecto a la relación entre la conducta y la 
biología (o entre la Psicología y la Biología), cambio que algunos 
autores (como Schwartz, 1978) calificaron de auténtica 
revolución, en el propio sentido planteado por Kuhn (1962), para 
indicar el extraordinario intento que actualmente se está reali-
zando para integrar las clásicas y caducas teorías dicotómicas de 
mente-conducta, cerebro-cuerpo, y ello tanto en relación con la 
salud como con la enfermedad. 
Esta evolución fue especialmente notable en la Psicología 
clínica, dónde el interés entre los psicólogos clínicos por la 
utilización de procedimientos psicofisiológicos, tanto en 
evaluación como en intervenciones terapéuticas, ha crecido 
notablemente, fenómeno que queda claramente reflejado en los 
dos principales campos de desarrollo actual de la Psicología 
clínica, el de la evaluación conductual, y el de la terapia de 
conducta, y dentro de ésta el importante campo del biofeedback 
o retroalimentación biológica. 
No hay una única definición de la Psicofisiología, pues 
ésta es definida en función del método, o del procedimiento de 
registro utilizado, o de los mecanismos que sirven de base a los 
procesos registrados. No obstante, existe cierto grado de 
acuerdo en definir la Psicofisiología como el estudio de la 
relación entre factores psicofisiológicos y factores psicológicos o 
conductuales (Kallman y Fcuerstein, 1977; I Iaynes, 1978; 
Carretié e Iglesias, 1995). Dentro de la Psicofisiología, como 
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campo general de estudio de estas relaciones, cobra una 
importancia fundamental la evaluación o cuantificación de los 
factores fisiológicos o biológicos intervinientes en tanto que re-
lacionados con las otras variables psicológicas o conductuales, y 
entre las que podrán establecerse, finalmente, criterios de 
dependencia mutua que sirvan al propósito de su contrastabilidad 
y validación recíproca. 
Ciertamente, una de las funciones principales de la 
Psicología es la de proporcionar medidas objetivas en las que 
apoyar las funciones psicológicas, y a esta característica se 
puede atribuir el importante auge que la evaluación de procesos 
fisiológicos está experimentando en la Psicología clínica en los 
últimos años. En el área de la evaluación conductual, el registro 
de procesos fisiológicos experimentó en los últimos años un gran 
avance motivado por la cada vez más sólida posición de la teoría 
que afirma la existencia de tres sistemas o componentes 
diferentes de respuesta (cognitivo, motor y fisiológico) con los 
que el individuo reacciona ante cada situación estimular concreta 
(Lang, 1968, 1971, 1977).Dentro de esta concepción, y 
especialmente alentada por el auge de la evaluación conductual, 
los registros psicofisiológicos cobran cada día un mayor interés 
como parte del quehacer del psicólogo, tanto como elemento de 
evaluación como de intervención terapéutica. En la actualidad, en 
España existe un número considerable de publicaciones sobre 
técnicas psicofisiologicas, entre las que hay que resaltar los libros 
de Buela-Casal y Navarro (1990), Carretié e Iglesias (1995), 
Martínez-Selva (1995) y Vila (1996). A nivel internacional, existen 
diversas revistas específicas, entre las que hay que destacar 
Psychophysiology, International Journal of Psychophysiology, 
Biofeedback and Self Regulations, que sin duda son buena 
muestra del actual interés y aplicaciones de estas técnicas. 
El registro de las variables psicofisiológicas 
 
El proceso de registro de las variables psicofisiológicas, 
aunque variable en nivel de complejidad de acuerdo con las 
características físicas de la variable de que se trate, sigue, en 
general, unos principios y fases comunes, que pueden 
sintetizarse en las siguientes: 
1. Detección 
2. Transformación o transducción 
3. Amplificación 
4. Registro 
5. Conversión 
 
En la primera de estas fases, tiene lugar la detección o 
captación de la señal o actividad procedente del organismo por 
medio de las sondas o sensores adecuados, en-cargados de 
transmitir la señal al instrumento que habrá de procesar la 
misma.. 
En la fase siguiente, la señal captada es transformada o 
transducida, en caso necesario, a señales eléctricas por medio 
de los transductores apropiados. Sin embargo, no es necesario 
transformar todas las señales psicofisiológicas, pues de los tres 
tipos básicos en que suelen dividirse éstas, uno de ellos adopta 
la forma directa de un potencial eléctrico al ser registrada en la 
periferia del organismo, merced al proceso previo de traducción 
que ha tenido lugar internamente en el mismo a través del pro-
ceso metabólico, al convertir los procesos físicos o químicos 
subyacentes en potenciales eléctricos. Esta señal, por tanto, sólo 
ha de ser captada y conducida directamente desde los electrodos 
detectores hasta el sistema de amplificación. A este tipo de 
fenómenos psicofisiológicos pertenece la actividad eléctrica 
generada directa-mente por cl corazón, la musculatura estriada 
periférica, el estómago, la piel o el propio cerebro. 
Un segundo tipo de fenómeno psicofisiológico lo 
constituyen los fenómenos bioeléctricos transformados o 
translucidos que, sin ser una actividad eléctrica directa de un 
órgano o de un tejido, constituyen propiedades eléctricas de los 
mismos que pueden ser medidas de forma indirecta. Ejemplos de 
fenómenos bioeléctricos transformados son la resistencia 
eléctrica de la piel, la impedancia eléctrica de la piel, o el 
pletismograma, reoencefalograma y neumograma de impedancia. 
Un tercer y último tipo de fenómeno psicofisiológico son 
los fenómenos biológicos físicos, o propiedades físicas o 
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mecánicas de los mismos, y que como tales pueden ser 
cuantificados o analizados por los mismos métodos utilizados por 
las ciencias físicas. Dentro de este tipo de fenómenos, que han 
de ser igualmente translucidos de forma diversa, se cuentan la 
temperatura corporal, la presión sanguínea o el movimiento, 
entre otros. 
La fase tercera de amplificación de la señal es la fase más 
importante en el proceso de registro de variables fisiológicas. El 
proceso de amplificación se lleva a cabo normalmente en dos 
etapas, o a través de dos tipos básicos de amplificadores: el 
preamplificador y el amplificador. En la primera de estas etapas, 
la de preamplificación, tiene lugar el incremento del nivel de la 
baja señal de entrada procedente del organismo procurando la 
mínima distorsión de la misma. El preamplíficador opera sobre 
los dos parámetros básicos de toda función fisiológica, la 
magnitud y la frecuencia, regulando, por un lado, el grado de 
amplificación o de ganancia de la señal a través de los controles 
de sensibilidad con que normalmente van equiparados, y 
modulando, por otro, el espectro de frecuencias de la señal de 
entrada, filtrando las frecuencias que no alcancen o que 
sobrepasen (bajas o altas frecuencias) el nivel de frecuencia en 
el que el preamplifícador opera, según su diseño, con un máximo 
de eficacia. Otra característica importante del preamplificador es 
el acoplamiento o conexión al mismo de la señal, y que 
determina el tipo de respuesta que recibe. Este acoplamiento de 
entrada puede ser directo, permitiendo entonces la entrada y 
amplificación de señales de frecuencia muy bajas, como las 
señales unidireccionales de la corriente continua (CC); o, por el 
contrario, el acoplamiento puede realizarse a través de un 
condensador, en cuyo caso la frecuencia de respuesta no 
desciende hasta la de corriente continua, siendo filtrados estos 
componentes de la señal, y permitiéndose sólo el 
paso de los componentes bídireccionales de elevada frecuencia. 
El acoplamiento de entrada del amplificador es un factor 
fundamental a tener en cuenta en el registro de 
toda respuesta, pues en uno u otro caso puede cambiar el 
significado de la misma. Algunas respuestas fisiológicas, como la 
electrodérmica, participan de ambos componentes: lentos o 
tónicos (CC), y rápidos o fásicos (CA), que pueden ser 
registrados a través de los mismos electrodos. En estos casos, el 
amplificador suele estar equipa„ecial de interruptor electrónico o 
electromecánico que permite amplificador de CC a otro de CA. 
La cuarta fase en el proceso de registro de variables 
psicofisiológicas la constituye la fase de registro propiamente 
dicha, en la cual tiene lugar la reconversión, a través del 
transductor de salida, de la señal eléctrica previamente 
amplificada en otra señal de modalidad distinta para que pueda 
ser registrada de forma observa normalmente gráfica, a través de 
un oscilógrafo o aparatos similares, con una pluma móvil que 
traza la señal sobre una lámina de papel que se desplaza a una 
velocidad constante (registrador x-t). Este gráfico así registrado 
de forma permanente permite el análisis posterior de la señal. 
Normalmente, el proceso de registro de respuestas 
psicofisiológicas incluye última fase, estrechamente vinculada a 
la anterior, de conversión de la señal grafica registrada en otras 
formas que faciliten el análisis posterior de la misma. Entre las 
principales transformaciones a que habitualmente se somete la 
señal, están la integración de la misma en conjuntos temporales 
de la señal individual y la conversión de la misma de forma 
gráfica análoga a la respuesta fisiológica registrada (continua) 
forma digital (discontinua), a través de un convertidor analógico-
digital para facilitar su análisis posterior estadístico o 
computarizado. 
Los avances tecnológicos alcanzados en los últimos años 
han permitido facilitar el registro de las variables psicofisiológicas 
mediante el sistema computarizado cual es utilizado en la 
actualidad tanto a nivel clínico como de investigación. Este 
sistema de registro está basado en el empleo de una 
computadora como dispositivo de salida del polígrafo. El uso de 
un microcomputador en los registros psicofisiologicos exige 
previamente la transformación de la señal analógica procedente 
del polígrafo en una señal digital comprensible al computador. 
Por ello, es necesario conectar un interfaz o conversor analógico-
digital entre el polígrafo y el microcomputador, éste a su vez 
puede incluir como posibles salidas una impresora o cinta 
magnética 
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Sistemas clasificator1os de las variables 
psicofisiológicas 
 
Existen diversas clasificaciones para agrupar las variables 
psicofisiológícas, sin embargo, los criterios más utilizados para 
clasificar han sido las característico de la señal y los sistemas 
biológicos en los que se agrupan las variables. Según el primer 
criterio, el de la naturaleza de las respuestas fisiológicas 
registradas, autores como Brown (1972) clasifican éstas en las 
tres categorías de señales bioeléctricas directas fenómenos 
biocléctricos transducidos y fenómenos biológicos físicos que 
necesitan igualmente ser tansducidos. Aunque nosotros, por las 
razones que expondremos posteriormente, no seguiremos en 
nuestra descripción de las variables esta clasificación, vamos, no 
obstante, a incluirla (véase el cuadro 18.1) por lo que de 
clarificador pueda tener respecto a la indicación de la naturaleza 
de cada variable. Una ventaja indiscutible, por otro lado, de este 
tipo de clasificación es el agrupamiento que ofrece de las señales 
en función de los instrumentos utilizados para medirlas, lo que 
permite una mejor compresión de la función y utilización de los 
mismos 
 
 
 
La definición tradicional de la Psicofisiología, en función 
del método o procedimiento de registro utilizado, además de 
apartarse de la esencia y objetivos propios de la Psicofisiología, 
marcando diferencias entre los dos componentes que la integran, 
Psicología y Fisiología, en lugar de aproximarlos, no aporta 
tampoco ningún elemento a la clarificación del principal objetivo 
de la Psicofisiología, el de la determinación de los mecanismos o 
procesos fisiológicos básicos subyacentes al conjunto integrado 
de componentes que la forman, sean éstos conductuales, 
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fisiológicos, cognitivos o neurológicos (Schwartz, 1978). Por 
tanto, al elaborar una clasificación de las respuestas 
psicofisiológicas, es preferible seguir el criterio que hace 
referencia a los sistemas biológicos que sirven de base a tales 
respuestas. Varios autores han utilizado un sistema de 
agrupación de este tipo, aunque no con demasiada sistemati-
zación, al intentar describir estas respuestas. No incluimos aquí 
estos diferentes esquemas por su escasa relevancia y por lo 
inapropiado de tal planteamiento, limitándonos simplemente a 
reseñar un esquema elaborado por nosotros, que viene a ser una 
síntesis de los diferentes esquemas propuestos, y que responde 
básicamente al criterio antes mencionado de referir las distintas 
variables psicofisiológicas al sistema biológico del que dependen. 
El esquema clasificatorio propuesto puede verse en el cuadro 
18.2. 
Variables del sistema somático 
En este apartado se incluyen aquellas variables en las 
que el sistema muscular esquelético es el principal sistema 
biológico implicado, como en el caso de la actividad EMG y EOG, 
o su intervención es especialmente notable, como ocurre con la 
respiración. Estas variables son susceptibles, en gran parte, de 
control voluntario por parte del sujeto a través de la inervación 
directa del sistema muscular periférico por el sistema nervioso 
central. 
Actividad electromiográfica (EMG) 
 
Entre las señales incluidas en esta categoría, tenemos, en 
primer lugar, la señal electromiográfica o electromiograma, cuya 
abreviatura es EMG. Ésta consiste en el registro de la actividad 
eléctrica asociada con la contracción muscular o, más 
específicamente, que precede a la contracción muscular, 
procedente de los potenciales de acción generados por las 
unidades motoras. La forma típica de registro utilizada en 
Psicofisiología es a través del registro bipolar con electrodos de 
superficie que detectan simultáneamente la actividad de múltiples 
unidades motoras, dependiendo la amplitud y la frecuencia del 
registro electromiográfico (EMG) del número de unida-des 
motoras activadas. Para más detalle véase Carretié e Iglesias 
(1995). 
La actividad muscular corporal también es influida por 
factores emocionales y motivacionales, y por tanto su medida 
puede servir igualmente como evaluación del nivel de relajación o 
activación de un sujeto. La zona de registro normalmente elegida 
en estos casos suele ser el músculo frontal. Otras actividades 
musculares, como el temblor muscular de algunas zonas como 
los dedos, o las variaciones rítmicas de pequeña amplitud son, 
asimismo, de gran interés como medida de la actividad motora 
(ucase el capítulo de Tryon en este mismo libro). 
Actividad electrooculográfica 
 
La principal variable incluida en esta categoría son los 
movimientos oculares, entre los que se distinguen las fijaciones y 
los cambios de fijación en la visión de un objeto, el seguimiento 
de un punto móvil y la rotación de los ojos hacia arriba durante el 
parpadeo. 
Entre los métodos utilizados para medir los movimientos 
oculares cabe resaltar, entre las técnicas no eléctricas, el registro 
a través de una pequeña luz reflejada por la córnea 
(oftalmógrafo), obtenido modernamente por medio de su 
proyección en una pantalla de televisión, y el método 
fotoeléctrico, consistente en el registro por medio de una 
fotocélula de los cambios en la luz infrarroja reflejada por un 
punto enfocado en la unión del iris y la esclerótica. El método 
eléctrico, conocido con el nombre de electrooculografía (EOG), 
está basado en la existencia de una diferencia de potencial 
mantenida entre la parte anterior y posterior del ojo (el potencial 
córneo-retiniano); este potencial varía con los movimientos del 
ojo y los cambios pueden ser detectados y convertidos en 
movimientos horizontales y verticales por medio de electrodos 
colocados alrededor de las órbitas del ojo. El registro de los 
movimientos oculares no sólo está relacionado con fenómenos 
psicológicos propios de la vigilia, sino que también es uno de los 
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registros clave para realizar el análisis del sueño, conocido como 
registro polisomnográfico. Para más información véase Buela-
Casal y Navarro (1990), y Bucla-Casal y Sierra (1994a). 
Actividad respiratoria 
 
La respiración está compuesta fundamentalmente por dos 
parámetros: el volumen de la respiración y la tasa respiratoria, 
combinados en ocasiones para obtener el volumen de aire 
inspirado por minuto. La función respiratoria, aunque pertenece al 
sistema somático, está controlada por el sistema nervioso central 
a través de la médula y de núcleos del tronco del encéfalo, 
siendo igualmente alterada por los estados emocionales. 
En cuanto a los principales procedimientos de medida 
más interesantes para el psicofisiólogo (todos los cuales 
requieren, dada la naturaleza física del fenómeno respiratorio, 
algún tipo de transformación o transducción) están, en primer 
lugar, las técnicas clásicas de medida de los cambios de volumen 
en las zonas intercostal y abdominal (neumografía) a través de 
un cinturón de goma en forma de fuelle, que transmite 
neumáticamente los movimientos del pecho a una pluma que 
registra los cambios en un papel. Esta misma técnica se utiliza 
actualmente sustituyendo el sistema neumático por un 
transductor lineal hecho de un tubo delgado en forma de anillo 
flexible y relleno de mercurio que se coloca rodeando el 
diafragma. Otro procedimiento bastante sencillo de utilizar 
consiste en derivar una medida respiratoria a través de la 
transformación (por medio de los transductores apropiados: 
termistores o termopares) de las variaciones de temperatura que 
tienen lugar en el aire durante cl proceso de inspiración-
espiración, para lo cual se coloca un termistor en el interior de los 
orificios respiratorios.Actualmente, también se utilizan, para 
obtener medidas respiratorias, métodos eléctricos como la 
pletismografía de impedancia a través de electrodos fijados en el 
pecho que registran los cambios en la impedancia eléctrica del 
tórax producida por la ventilación pulmonar. En ocasiones se 
combina el registro de la respiracion nasal y la abdominal, como 
es por ejemplo el caso del diagnóstico de algunos trastornos 
respiratorios durante el sueño. 
Variables del sistema nervioso autónomo 
El sistema nervioso autónomo, también denominado 
sistema neurovegetativo, con-trola la actividad de las glándulas y 
vísceras que componen el medio interno del organismo a través 
de las dos ramas o subsistemas en que se encuentra dividido, el 
sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. 
Ambos sistemas son considerados de forma algo elemental y 
esquemática como desempeñando funciones antagónicas: de 
activación y movilización de energía en el caso del sistema 
simpático, y de inhibición y conservación de energía en el del 
sistema parasimpático. Ambos sistemas, por otro lado, utilizan, 
en su comunicación con las vísceras, un neurotransmisor 
diferente, noradrenalina en el caso del sistema simpático y 
acetilcolina en el del parasimpático, lo que hace que también se 
designe a ambos sistemas con los nombres de sistema 
adrenérgico y sistema colinérgico, respectivamente. 
Normalmente, las distintas vísceras son inervadas por fibras 
procedentes de ambos sistemas que regulan su actividad, 
adecuándola a las demandas de cada situación, a excepción de 
las glándulas sudoríparas y el sistema vascular periférico, que 
sólo parecen estar inervadas por el sistema simpático. 
Actividad cardiovascular 
 
El sistema cardiovascular está formado por el corazón, los 
vasos sanguíneos y el tejido linfático. A través de los vasos 
sanguíneos tiene lugar la aportación de oxígeno a los diferentes 
tejidos y la eliminación de los productos de desecho de órganos y 
tejidos por medio de la sangre que circula por ellos impulsada por 
el corazón, que actúa como una bomba. La función 
cardiovascular puede ser evaluada a través de diferentes 
parámetros. Para la psicofisiología, las medidas más relevantes 
son la tasa cardíaca, la presión sanguínea y el flujo sanguíneo: 
volumen sanguíneo, pulso del volumen sanguíneo y velocidad de 
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tránsito del pulso sanguíneo (véase Carretié e Iglesias, 1995, 
para más detalle). 
Tasa cardiaca 
 
La primera variable a considerar entre las que componen 
el sistema cardiovascular es la tasa cardiaca, una de las medidas 
autonómicas más utilizadas en psicofisiología. Para la obtención 
de esta respuesta se utilizan, fundamentalmente, dos métodos di-
ferentes: la electrocardiografía y la pletismografía de pulso. 
La electrocardiografía, designada indistintamente de 
forma abreviada como EKG o ECG, está basada en la detección 
directa de los cambios en los potenciales de acción eléctricos 
que acompañan la actividad del corazón. La tasa cardiaca se 
obtiene contando los ciclos de respuesta cardiaca 
(sístolediástole), apoyándose normalmente en las grandes 
espigas asociadas con la contracción ventricular y prescindiendo 
del resto de la información facilitada por la forma de la onda del 
ECG, de gran utilidad en la patología cardiaca. Por esta razón, en 
psicofisiología no es especialmente importante el lugar de 
colocación de los electrodos, prefiriéndose la elección de las 
extremidades más distantes entre sí, como el registro brazo 
derecho-pierna izquierda, que produce las espigas ventriculares 
mayores. Los electrodos para el registro de ECG suelen ser de 
gran superficie (unos 10 cm2), de forma curva para adaptarse a 
las extremidades y fabricados en plata o acero inoxidable. Los 
aparatos para el registro de la respuesta ECG van equipados, 
normalmente, de contadores automáticos que convierte la señal 
ECG en un voltaje proporcional a la tasa cardiaca. 
La pletismografía de pulso, el otro método de la tasa 
cardiaca, consiste, por el contrario, en la detección indirecta de 
los cambios de volumen que tiene lugar con cada latido del 
corazón en los órganos periféricos. Estos cambios de volumen 
pueden detectarse tanto mecánica como fotoeléctricamente. La 
detección mecánica tiene lugar a través de calibradores elásticos 
en forma de anillo y construidos con un pequeño tubo de silicona 
relleno de mercurio, que al colocarse alrededor de la yema de un 
dedo transforma los cambios en la longitud de la circunferencia 
del calibrador en variaciones de resistencia de la columna de 
mercurio contenida en el calibrador al paso de una pequeña 
corriente que circula por ella. Como la contracción de los vasos 
sanguíneos periféricos es producida simpáticamente, los 
incrementos en volumen del dedo, y paralelamente en la 
resistencia del calibrador, son indicativos de una enorme 
activación simpática. En la detección fotoeléctrica una pequeña 
luz ilumina la zona de la piel que se va a utilizar en la medición, 
normalmente la yema del dedo o el lóbulo de la oreja, al tiempo 
que una célula fotoconductora detecta los cambios producidos en 
la densidad óptica del tejido, bien por medio de la transmisión de 
la luz a través del dedo o de la oreja, o bien a través de la 
reflexión de la misma por el tejido. 
Presión sanguínea 
 
La presión sanguínea depende de varios factores, de los 
cuales los más importantes son la fuerza o la frecuencia de las 
contracciones del corazón y la elasticidad de los vasos 
sanguíneos. La eyección de sangre producida por el corazón al 
contraerse da lugar a una elevación en el nivel de presión dentro 
del sistema arterial (presión sistólica), sobreimpuesta a un 
determinado nivel de presión medio mínimo (presión diastólica), 
mantenido dentro del sistema por la elasticidad del mismo, que 
hace que se almacene parte de la energía movilizada en cada 
ciclo cardíaco. La diferencia entre los dos tipos de presión se 
denomina presión de pulso. 
La presión sanguínea puede medirse directamente, a 
través de la inserción de un transductor de presión en forma de 
cánula dentro de la arteria, como se realiza en la evaluación de 
pacientes cardíacos, pero por las dificultades y riesgos que 
entraña no es muy aconsejable su uso en psicofisiología, 
recurriéndose en este caso a medidas indirectas que no suponen 
traspasar la barrera corporal. Entre estas medidas indirectas, el 
procedimiento más comúnmente utilizado es el clásico 
esfigmomanómetro, consistente en un manguito de goma inflable 
unido por medio de un tubo flexible a un manómetro de mercurio. 
El manguito se coloca alrededor del antebrazo y es inflado por 
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medio de una bomba manual por encima de la presión sistólica, 
interrumpiendo la circulación sanguínea por la arteria branquial. 
La presión del manguito se reduce entonces lenta y 
gradualmente abriendo una válvula que deja salir el aire con-
tenido en el manguito, al tiempo que se aplica un estetoscopio 
sobre la arteria braquial por debajo del manguito en la parte 
interior del codo, hasta oír unos sonidos característicos (sonidos 
Korotkoff) producidos por el paso de la sangre a través de la 
arteria. La presión indicada por el manómetro, en el momento en 
que empiezan a oírse los sonidos, es la presión sistólica 
(aproximadamente, de unos 120 mm de mercurio). La presión 
diastólica viene indicada por un ensordecimiento brusco del soni-
do, al continuar desinflando lentamente el manguito (unos 80 mm 
de mercurio, aproximadamente). 
Actualmente se dispone de métodos automáticos para la 
obtención de la presión,consistente en un dispositivo que infla y 
desinfla el manguito a intervalos regulares, al tiempo que un 
micrófono de contacto (normalmente de tipo piezoeléctrico) de-
tecta los sonidos Korotkoff y los transfiere a un aparato de 
registro. Otro procedimiento automático de registro, utilizado 
también como dispositivo de biofeedback, consiste en el ajuste 
de la presión del manguito hasta un punto intermedio entre la 
presión sistólica y la diastólica, para la detección del 50% de los 
sonidos Korotkoff. 
Flujo sanguíneo 
 
La medida del flujo sanguíneo representa la afluencia o 
circulación de sangre a través de un determinado tejido 
producida por las contracciones del corazón. Bajo los efectos de 
estados emocionales tiene lugar una redistribución del flujo 
sanguíneo, con una menor afluencia de sangre al tejido periférico 
de la piel y un incremento en el volumen de sangre que afluye a 
los músculos. En relación con el flujo sanguíneo que afluye a un 
determinado miembro, se distinguen dos tipos diferentes de 
medida: el volumen de sangre (VS) y el pulso del volumen de 
sangre (Pvs). El volumen de sangre se refiere a la cantidad total 
de sangre contenida en el tejido, mientras que la medida del 
volumen del pulso, o pulso del volumen de sangre, representa los 
cambios en la afluencia de sangre a un miembro por efecto de 
las contracciones cardíacas. El volumen de sangre se considera 
el componente tónico y el pulso del volumen de sangre el 
componente fásico de la respuesta vasomotora. Otro parámetro 
del flujo sanguíneo es la velocidad de tránsito del pulso 
sanguíneo, que consiste en la detección del tiempo que tarda el 
pulso sanguíneo en pasar por dos puntos del cuerpo, así, al 
relacionarlo con la distancia entre los puntos se obtiene la 
velocidad del pulso. 
En cuanto a los procedimientos utilizados para medir 
estas variables en psicofisiología, los más frecuentes son los 
métodos pletismográficos, sean éstos por medio del clásico 
calibrador de mercurio (pletismografía de Girth) o a través del 
procedimiento fotoeléctrico de la fotopletismografía, métodos que 
ya fueron descritos anteriormente. Otro procedimiento bastante 
versátil de obtención de estas medidas es a través del método de 
la impedancia eléctrica, basado en las variaciones en la 
impenciencia producidas por los cambios de volumen cuando se 
expone el tejido a una corriente alterna de alta frecuencia. Una 
aplicación de este mismo método es la reoencefalografía, 
consistente en la medida del flujo sanguíneo cerebral por medio 
de la pletismografía de impedancia de radio-frecuencia. Por 
ultimo, otro método, adapta-do para ser utilizado en 
psicofisiología como medida de la tasa de flujo sanguíneo, es el 
de los transductores ultrasónicos que utilizan el efecto Doppler. 
Temperatura corporal 
 
La temperatura de la piel, que está regulada 
principalmente por el sistema vascular periférico, puede ser 
medida igualmente de forma directa por medio del empleo de un 
termómetro o, indirectamente, caso más frecuente en 
psicofisiología, a través del empleo de transductores, como el 
termistor o el termopar, que convierten la temperatura en señal 
eléctrica. La temperatura de la piel se ha utilizado, asimismo, 
como una medida indirecta del flujo sanguíneo, aunque no 
resulta fácil en este caso la interpretación de los resultados. 
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MÓDULO 0614- METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 10 
 
Es importante tener en cuenta que el nivel basal de la 
temperatura corporal varía en función de la zona donde se 
registre. Así, mientras la temperatura axilar oscila en torno a los 
36,5 grados centígrados, la temperatura periférica registrada 
sobre la primera falange de los dedos oscila entre los 26-31 
grados centígrados. 
Actividad sexual: pletismografía de pene y vagina 
 
La erección del pene, en el caso del hombre, y la 
tumefacción de la vulva y vagina, en el de la mujer, denotan 
excitación sexual en ambos sexos y pueden ser medidas a través 
de los procedimientos pletismográficos ya descritos. 
La técnica utilizada en el registro de la respuesta genital 
masculina se denomina pletismografía del pene; dicha técnica 
evalúa la respuesta de erección a partir de la medida de la 
circunferencia del pene. En la actualidad, se utilizan dos 
procedimientos diferentes: la técnica de Barlow (Barlow y cols., 
1970) y la técnica de Bancroft (Bancroft, Jones y Pulían, 1966). 
En la primera se mide la circunferencia del pene por medio de un 
calibrador electromecánico formado por dos muelles en forma de 
arco unidos por dos sensores mecánicos; la técnica de Bancroft 
consiste en un calibrador de mercurio introducido en un tubo de 
silicona o plástico que registra los cambios en el pene a partir de 
los cambios paralelos producidos en la resistencia eléctrica del 
hilo de mercurio al variar su diámetro y su longitud (Carrobles y 
Sanz, 1991; Sierra, 1996). 
En el registro de la respuesta genital femenina se pueden 
utilizar tres metodologías diferentes: métodos basados en la 
vasoconstricción genital, registro de la temperatura vaginal y 
medida de la tensión del músculo pubococcígeo. Para la medida 
de la vasocongestión vaginal se emplean técnicas fotornétricas: 
se proyecta una luz sobre las paredes vaginales, captando el 
reflejo de la misma por medio de una célula fotodetectora; los 
diferentes grados de vasocongestión de las paredes vaginales se 
relacionan con cambios en la luz reflejada. El fotómetro vaginal 
suele ir montado sobre un tampón de plástico (Carrobles, 1990). 
Otra técnica que se utiliza es cl registro de los cambios 
volumétricos del clítoris por medio de células fotoeléctricas o de 
galgas extensiométricas (Cáceres, 1990). Para la evaluación de 
los cambios de temperatura vaginal se puede utilizar un 
diafragma con dos microtermistores que se fijan a las pa-redes 
laterales de la vagina, un termistor clitoral o un sistema de 
detección de la temperatura de los labios menores (Carrobles, 
1990). Por último, otra técnica de la evaluación de la excitación 
femenina es la medida de la tensión del músculo pubococcígeo 
que rodea la entrada vaginal mediante un sensor 
electromiográfico (Carrobles, 1990). Para una mayor información 
sobre la evaluación psicofisiológica de la sexualidada humana 
puede consultarse Cáceres (1990). 
Actividad electrodérmica 
 
La expresión actividad electrodérmica (AED) designa, de 
manera general, las manifestaciones eléctricas de la piel, sin 
tener en cuenta el procedimiento electrodérmico utilizado, ni si se 
trata de nivel basal o de respuesta. La técnica de registro de la 
actividad electrodérmica se denomina electrodermografía (EDG). 
Anteriormente se utilizaba la expresión registro psicogalvánico, 
pero su uso es inapropiado pues no todos los parámetros 
electrodérmicos son registrados con corriente continua. 
El registro de la actividad electrodérmica es una de las 
medidas más utilizadas en Psicofisiología, especialmente la 
resistencia eléctrica de la piel. Estas medidas parecen reflejar 
principalmente, aunque no con exclusividad, la actividad de las 
glándulas sudoríparas y son consideradas medidas 
fundamentalmente del sistema nervioso simpático. Es importante 
resaltar que la actividad electrodérmica no es un índice de la 
sudoración, como en algún tiempo se pensó, sino la actividad 
presecretora de las glándulas sudoríparas. 
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Existen métodos directos para estimar la actividad de las 
glándulas sudoríparas, basados en distintos procedimientos de 
recuento de las glándulas activas segregando sudor en un 
momento determinado; sin embargo, por las desventajas que 
entrañan éstos, son más utilizadoslos métodos eléctricos 
indirectos, que probablemente sean indicadores psicofisiológicos 
más sensibles y reflejen mejor distintos fenómenos psicológicos. 
Recientemente Freixa i Baqué (1993) ha propuesto una 
nueva clasificación y nomenclatura de la actividad 
electrodérmica; ésta se recoge en los cuadros 18.3 y 18.4. 
La clasificación más general de los métodos de obtención 
de las respuestas electrodérmicas es la que hace referencia a la 
fuente de procedencia de la corriente eléctrica que sirve de base 
al registro de las respuestas, y que pueden tener lugar, de modo 
natural, en forma de potencial bioeléctrico en el propio organismo 
(método endosomático), o representar cambios en la resistencia 
o conductancia de la piel al paso de una pequeña corriente 
eléctrica aplicada externamente (método exosomático). Por tanto, 
las medidas de resistencia y conductancia son obtenidas por 
medio del método exosomático, mientras que las medidas de 
potencial lo son por el endosomático. En el método exosomático 
se puede utilizar corriente continua, obteniendo así la resistencia 
dérmica (RD) y la conductancia dérmica (CD); o se puede utilizar 
corriente alterna, denominándose entonces estos componentes 
como impedancia dérmica (ZD) y admitancia dérmica (AD). En el 
cuadro 18.4 se recogen los distintos tipos de procedimientos 
utilizados, el origen eléctrico de la señal y las unidades de 
medida. 
Las variables electrodérmicas son, asimismo, divididas en 
medidas tónicas y fásicas, refiriéndose en el primer caso a los 
niveles básicos de resistencia o conductancia y de potencial de la 
piel, y en el segundo a los cambios bruscos o graduales 
producidos en esos niveles como efecto de la presentación de 
determinados estímulos. 
En la medida de las variables electrodérmicas pueden 
utilizarse, a su vez, dos procedimientos diferentes: el método de 
la corriente constante y el método del voltaje constante. En el 
primer método, y siguiendo la ley de Ohm (v=IR), se mantiene 
constante la intensidad de la corriente (I), y se registra el voltaje 
que pasa a través del organismo que funciona como una 
resistencia. Utilizando este método, la medida que se obtiene es 
la resistencia de la piel. En el segundo método, el voltaje se 
mantiene constante, registrándose la corriente que fluye a través 
de la resistencia (t=v/R). Este segundo método es el apropiado 
para obtener la medida de la conductancia de la piel. En general, 
puede decirse que la conductancia es mejor método de medida 
que la resistencia, ofreciendo las ventajas de proporcionar una 
medida lineal y directa de la actividad de las glándulas 
sudoríparas y una representación visual más apropiada en el 
registro poligráfico. El registro de la resistencia ofrece, por su 
parte, ven-tajas que pueden hacerle aconsejable en ocasiones, 
como el requerir una menor amplificación. En cualquier caso, las 
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medidas de resistencia pueden transformarse recíprocamente en 
medidas de conductancia por medio de un procedimiento mate-
mático. En cuanto a la significación psicológica puede decirse 
que el incremento dei nivel basal de resistencia o impedancia se 
asocia con un decremento en el nivel de ansiedad del sujeto; 
mientras que, por el contrario, el incremento del nivel basal de 
conductancia o admitancia se relaciona con un incremento del 
nivel de ansiedad. Por ello, la actividad electrodérmica ha sido 
considerada como una de las mejores medidas en los 
procedimientos clásicos de la "detección de mentiras" 
Todas las medidas exosomáticas, tanto tónicas como 
fásicas (NPD, NRD, NCI), NZD, NAD, RPD, RRD, RCD, RZD, 
RAD), pueden obtenerse a través de los mismos electrodos, por 
medio del empleo de sistemas independientes de acoplamiento 
del amplificador, utilizando un acoplamiento CC de mayor 
frecuencia para los cambios lentos de nivel de resistencia, y un 
acoplamiento CA de baja frecuencia para los cambios rápidos de 
la respuesta de resistencia de la piel. 
Para el análisis de los niveles basales de potencial, 
resistencia (impedancia) o conductancia (admitancia), es 
suficiente con registrar el valor de cada parámetro en un mo-
mento dado. Sin embargo, para el análisis de las respuestas de 
estos componentes es necesario tener en cuenta diversos 
parámetros tales como amplitud, amplitud relativa, latencia, 
frecuencia, morfología, etc. Para más información véase Freixa i 
Baqué (1993). 
 
Actividad pupilográfica 
 
Las variaciones en el tamaño de la pupila también han 
sido utilizadas como una medida de activación emocional. Las 
actuales técnicas de medida de esta respuesta se dividen 
básicamente en dos métodos: los que utilizan técnicas 
fotográficas, con películas sensibles a la luz o por medio de 
sistemas de rayos ultravioletas o infrarrojos, para fotografiar el 
ojo, y los que utilizan la técnica fotoeléctrica a través de un haz 
de ravos infrarrojos dirigido al ojo y controlado electrónicamente 
para examinarlo. 
Actividad gastrointestinal 
 
La actividad gastrointestinal es sensible a los cambios 
emocionales, y como tal es igualmente una medida utilizada en 
psicofisiología. Dos son las principales medidas de la actividad 
gastrointestinal empleadas: la motilidad gástrica y la acidez 
estomacal o nivel del pH del estómago. 
A las técnicas clásicas del tubo gástrico introducido en el 
sujeto para aspirar el contenido del estómago, del mismo tubo 
con un balón hinchable en un extremo para medir la presión 
intragástrica, han sucedido recientemente técnicas más sofisti-
cadas, como la radio-telemetría, para obtener medidas cíe la 
presión, del contenido del ácido y del pI-I estomacal a través de 
una radiosonda del tamaño de una píldora que el sujeto puede 
tragar, y que a través de los apropiados transductores convierte 
las medidas en señales eléctricas. Otros procedimientos de 
medida de la actividad gastrointestinal están basados en el 
registro directo de la actividad eléctrica (EMG) del estómago a 
través de electrodos externos colocados sobre el abdomen, 
obteniéndose así el trazado típico denominado 
electrogastrograma (EGG). Para más información véase Simón 
(1996). 
 
 
Actividad salivar 
 
Los tres pares de glándulas salivares existentes (las 
parótidas, las submaxilares y las submandibulares) son inervadas 
de forma compleja tanto por fibras simpáticas como 
parasimpáticas. Los métodos de obtención de esta respuesta van 
desde el empleo de las clásicas torundas dentales, que después 
de empapadas en saliva pueden ser pesadas para obtener la 
medida de la saliva segregada, hasta las distintas técnicas de 
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succión directa de la saliva y el correspondiente cálculo de la 
cantidad segregada. 
 
Actividad de sudoración 
 
El sudor es un fenómeno que tiene su base en el sistema 
neurohormonal, por lo cual es susceptible de múltiples efectos. 
Así, puede ser afectado por los centros hipotalámicos, la 
irrigación sanguínea cutánea y factores psicológicos relacionados 
con la ansiedad. Por tanto, a pesar de no ser una medida 
utilizada habitualmente en Psicofisiología, sin duda, puede tener 
cierto interés. Existen pocos instrumentos para registrar esta 
variable; no obstante, el más conocido es la "cámara de Roy", 
que consiste en una pequeña cámara que permite medir el 
cambio de resistencia de un elemento sensible a la humedad del 
aire contenido en la cámara. Dicha cámara se fija a la piel y el 
aire seco circula con un caudal que permite mantener constante 
el nivel de humedad elegido. Así, cualquier cambio en la 
sudoración modifica el nivel y éste es restablecido mediante un 
servomecanismoque actúa sobre el flujo de aire. Por tanto, las 
variaciones del caudal de aire que circula son indicativas de los 
cambios en el nivel de sudoración. 
 
 
Actividad del sistema nervioso central 
Actividad cerebral espontánea 
 
La actividad eléctrica del cerebro puede ser registrada a 
través de las técnicas electroencefalográficas (EEG) que 
detectan los potenciales eléctricos producidos por las neuronas 
corticales durante su actividad, y tanto los potenciales de base 
(cc) como las variaciones de potencial (CA). 
La señal resultante de un registro electroencefalográfico 
puede definirse primordialmente por su irregularidad, pues en 
realidad resulta muy difícil encontrar algún patrón regular en su 
morfología. 
El electroencefalograma (EEG) es obtenido a través de 
electrodos externos fija-dos al cuero cabelludo, representando, 
por ello, una medida un tanto rudimentaria de la actividad de un 
gran número de neuronas corticales, e incluso subcorticales, 
situadas en la zona próxima a la situación del electrodo. El lugar 
de colocación de los electrodos está establecido a nivel 
internacional, por un sistema que se conoce como «sistema 
internacional 10-20» y que básicamente distribuye la colocación 
de los di-versos electrodos en una especie de matriz. 
En Psicofisiología sólo interesa normalmente el registro de 
las variaciones en 1.1 diferencia de potencial entre dos puntos de 
la superficie del cerebro, por lo que la técnica de medida utilizada 
es fundamentalmente en CA. 
El registro EEG es una onda compleja, variable, difícil de 
describir y analizan. Una primera clasificación de la actividad 
EEG es en términos de frecuencia de la onda obtenida. De 
acuerdo con este criterio, el utilizado en el análisis visual del 
EEG, se distinguen básicamente cuatro bandas de frecuencia 
denominadas beta, alfa, theta (o zeta) y delta. El ritmo beta tiene 
una frecuencia entre 13 y 30 Hz por segundo y una amplitud de 
hasta 20 microvoltios (pV), siendo característica de los estados 
de alerta. La frecuencia alfa oscila entre los 8 y 12 Hz y en una 
amplitud de entre 25 y 100 pV, asociándose al estado de 
relajación. El ritmo theta tiene una frecuencia de 4 a 7 Hz y una 
amplitud superior a 20 pV, constituyendo en los adultos un ritmo 
propio de los estados de relajación profunda o somnolencia. En 
la frecuencia delta se incluyen las ondas de menos de 4 Hz, 
siendo el ritmo propio de los estados de sueño profundo. Aunque 
existe cierto acuerdo respecto a los estados subjetivos que 
hemos mencionado asociados a cada banda de frecuencias, el 
tema no está exento de controversias, pues, en realidad, los 
ritmos no aparecen de forma pura, sino entremezclados, 
predominando alguno de ellos, en función de cada estado de 
activación-somnolencia y del lugar de situación de los electrodos. 
Por ejemplo, en la zona frontal predomina el ritmo beta, mientras 
que en la zona occipital es más fácil registrar el ritmo alfa. 
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Además de los cuatro ritmos básicos que acabamos de 
describir, cabe mencionar otros dos tipos de ritmos; la frecuencia 
gamma utilizada para describir todo tipo de onda por encima de 
los 35 Hz, y el ritmo sensoriomotor, que aunque su frecuencia 
(12-14 Hz) se aproxima al ritmo alfa, su localización en la corteza 
sensomotora es claramente distinta. 
Algunos autores establecen la distinción entre los 
términos "frecuencias alfa" y "ritmo alfa", reservando este último 
término para la onda de idéntica frecuencia (8-1211z) registrada 
de forma dominante en el área occipital de un sujeto cuando per-
manece con los ojos cerrados. No obstante, esta clasificación de 
ritmos cerebrales por su frecuencia y amplitud, es algo arbitraria y 
ha sido establecida de forma bastante artificial, pues en realidad 
podríamos también hablar de un único ritmo cerebral cuya 
frecuencia oscila entre 0,5-35 Hz. 
De una forma muy general, se puede afirmar que en la 
actividad eléctrica cerebral hay una relación inversa entre 
frecuencia y amplitud, pues cuanto menor es la frecuencia, mayor 
suele ser la amplitud. Así, podría decirse que un elevado estado 
de alerta se caracteriza por ritmos de alta frecuencia y baja 
amplitud, mientras que el sueño profundo se caracteriza por 
ritmos de muy baja frecuencia y elevada amplitud. Para una 
descripción más detallada, véase Buela-Casal y Navarro (1990), 
y Buela-Casal y Sierra (1994a). 
Al método de análisis visual de los registros EEG que 
acabamos de describir, se añaden actualmente otros métodos de 
análisis automáticos a través de filtros, integradores, o de análisis 
matemáticos por computadora del registro EEG. Del mismo 
modo, también se han desarrollado métodos espacio-temporales 
o toposcópicos que, a través del análisis en computadora, 
proporciona un cuadro gráfico del campo potencial del cerebro de 
un sujeto; esta técnica se conoce con el nombre de mapas 
cerebrales. Recientemente se están aplicando técnicas de 
inteligencia artificial para el análisis automático del registro 
electroencefalográfico. 
Actividad cerebral evocada 
 
El cerebro está en permanente actividad, 
independientemente de cualquier tipo de estimulación externa, 
este tipo de actividad es lo que se conoce como "espontánea" o 
"de fondo". Sin embargo, el cerebro también responde de una 
forma concreta a los estímulos externos, pero dichas respuestas 
no son observables en el registro EEG debido a que el trazado 
correspondiente con la respuesta concreta a un estímulo queda 
enmascarado por la actividad cerebral espontánea. Por tanto, ha 
sido necesario desarrollar técnicas para detectar las respuestas 
EEG de corta duración ante estímulos concretos sensoriales 
(auditivos, visuales o táctiles) que proporcionan una información 
adicional a los cambios relativamente lentos obtenidos a través 
del registro de los trazados EEG normalizados. Estas respuestas 
son denominadas respuestas medias evocadas o potenciales 
evocados promediados (PEP). 
Los PEP son unas respuestas sobreimpuestas a la 
actividad EEG de base, que es preciso eliminar, producidas por 
la presentación repetida de un mismo estímulo. Las respuestas 
sucesivas al estímulo son sumadas y promediadas para obtener 
la onda característica de estas respuestas y filtrar la actividad 
EEG de fondo. Esto se consigue debido a que la actividad 
cerebral espontánea oscila entre componentes positivos y 
negativos, manteniendo una relación constante entre negativos y 
positivos, mientras que la respuesta concreta del cerebro a un 
estímulo concreto, tiene un trazado con una morfología 
característica, que se repite sistemáticamente a cada 
presentación del estímulo. Esto permite que al promediar los 
registros EEG captados durante la presentación repetida de un 
estímulo, la actividad espontánea desaparezca y se obtiene así el 
trazado "limpio" de la respuesta del cerebro a dicho estímulo. 
Las respuestas evocadas pueden, a su vez, dividirse en 
respuestas específicas v respuestas inespecíficas. Las 
respuestas específicas son respuestas de baja latencia (inferior a 
50 milisegundos) que tienen lugar en el área cortical de 
proyección primaria de cada estímulo sensorial específico 
utilizado, mientras que las respuestas inespecíficas, de mayor 
interés en Psicofisiología por su relación con variables psicológi-
cas, como la atención o el estado de alerta o expectación, son 
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respuestas de mayor latencia y registradas en distintas zonas de 
la corteza cerebral. Para más información véase Buela-Casal y 
Navarro (1989). 
Un fenómeno relacionado con las respuestas evocadas es 
la "variación negativacontingente" (CNV) u "onda de 
expectación", como también es denominada, y que consiste en 
un cambio lento de potencial negativo, obtenido entre dos 
estímulos, uno de ellos utilizado como señal, en una tarea de 
tiempos de reacción y después cíe presentarse apareados 
ambos estímulos cierto número de veces. Los cambios EEG, 
registrados principalmente en la región frontal, han de ser, 
asimismo, promediados para cuantificarlos y eliminar la actividad 
EEG de fondo. 
Para el registro de los potenciales evocados promediados 
hay que tener en cuenta, que si bien el cerebro siempre emite la 
misma respuesta a un estímulo concreto, hay di-versos factores 
que pueden afectar a los parámetros y/o a la morfología del 
trazado del potencial evocado. Entre éstos, hay que resaltar las 
características físicas del estímulo, el significado que el estímulo 
pueda tener para el sujeto, si es un estímulo esperado o 
inesperado, la situación estimular previa a la presentación del 
estímulo, etcétera. 
A diferencia de la actividad cerebral espontánea, en la 
cual la frecuencia era el principal parámetro para su análisis, en 
los PEP la frecuencia carece de sentido, pues lo que interesa es 
el análisis cuantitativo y morfológico de un único trazado. Así, los 
parámetros utilizados en el análisis de los PEP son la latencia, la 
secuencia, la polaridad y la amplitud. 
La polaridad hace referencia al signo positivo o negativo 
de los componentes, utilizándose las letras mayúsculas P y N 
para designar las oscilaciones positivas y negativas, 
respectivamente. La polaridad de los registros se invierte en 
estos trazados, de forma que los componentes ascendentes son 
negativos y los descendentes positivos. Se ha observado que 
cuando se realizan registros intracraneales de potenciales 
evocados, al introducir lentamente el electrodo explorador en la 
corteza, se puede observar que la onda positiva de la respuesta 
primaria que se produce inmediata-mente después de la 
presentación del estímulo, se va debilitando, cambiando su 
polaridad hasta el punto de que en el nivel de las capas III y IV el 
electrodo explorado registra un potencial negativo. 
 
 
 
La latencia alude al período de tiempo transcurrido desde 
el momento en que se produce el estímulo hasta que se produce 
el pico de la oscilación. Según este parámetro de latencia, los 
componentes se identifican en función del tiempo de aparición, 
en relación a la presentación del estímulo, expresándose con un 
subíndice en milisegundos (por ejemplo, P,50, N3 0,...). 
La secuencia identifica a los componentes por orden de 
aparición; este orden suele identificarse con letras o números 
latinos, siendo este sistema el más utilizado (por ejemplo, N,, N,, 
Pa, Pb,...). La amplitud (voltaje) se expresa en microvoltios. 
Cuando se considera desde la línea base se denomina voltaje de 
pico, mientras que si se considera la amplitud total de la señal, es 
decir, la diferencia entre dos puntas consecutivas de distinta fase, 
tenemos el voltaje pico a pico. 
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Actualmente no existe un sistema estándar para designar 
los componentes de los potenciales evocados. Aunque todos los 
autores coinciden en la necesidad de definir el parámetro 
polaridad, no ocurre lo mismo con la latencia y la secuencia. 
Algunos autores defienden que el criterio de latencia es más 
preciso que el de secuencia, ya que si se utiliza sólo este 
segundo parámetro, no se dispone de información sobre cl 
momento cn que aparece cada componente, en relación a la 
presentación del estímulo. Nosotros consideramos que un 
sistema mixto de los dos anteriores sería el más adecuado, pues 
recogería información sobre la polaridad, la secuencia y la laten-
cia. En resumen, consistiría en denominar a un componente con 
una letra mayúscula según la polaridad, a continuación un 
número latino que indica el orden de aparición y seguido de un 
subíndice entre paréntesis que indica la latencia en milisegundos 
(por ejemplo, P3(350)). 
111.4. Actividad del sistema endocrino y bioquímico 
 
En Psicofisiología, cada día cobra más énfasis la atención 
prestada a los factores endocrinos y bioquímicos como parte de 
una consideración integrada del organismo como un todo que la 
caracteriza. En el área de la Psiconeuroendocrinología y de la 
Bioquímica cerebral, por otro lado, están teniendo lugar 
importantes progresos tendentes a desvelar la función de las 
diferentes hormonas y neurotransmisores y su relación con los 
distintos procesos conductuales, tanto en el organismo normal 
como en el afectado por una diversidad de trastornos. No 
podemos entrar aquí, por límites de espacio, en la consideración 
de estos factores, sin embargo, a modo de ejemplo puede verse 
en Buela-Casal y Navarro (1990) la aplicacion de estas técnicas 
al estudio del sueño. 
Registros psicofisiológicos en situaciones naturales: telemetría y aparatos de 
registro portátil 
Una de las principales limitaciones de la evaluación 
psicofisiológica es la necesidad de que ésta se realice en una 
situación de laboratorio, manteniendo a los sujetos en una 
posición de inmovilidad, con el fin de evitar los posibles 
artefactos. Esta limitación es, en buena medida, responsable de 
la dificultad de establecer relaciones entre las medidas 
fisiológicas y las demás modalidades de respuesta, 
especialmente con las conductas motoras, sobre las que apenas 
existen estudios relacionándolas (véase el capítulo de Tryoñ en 
este libro). 
La conveniencia del registro de estas respuestas 
fisiológicas en situaciones naturales de la vida real resulta obvia, 
y a la consecución de este objetivo se han dedicado amplios 
esfuerzos que ya han empezado a dar sus frutos. Entre las 
soluciones parciales aportadas al tema podemos hablar del 
biofeedback, de la telemetría y de los registros portátiles de 
frecuencia modulada. 
Dentro de la considerable investigación que se ha 
realizando en el área del biofeedback, e indudablemente 
impulsada por ella, ha sido posible el desarrollo de 
bioamplificadores de pequeño tamaño que han permitido reducir 
considerablemente el volumen de los aparatos de registro. Ello 
ha hecho posible, junto con el abarata-miento de sus costes, el 
que los departamentos de Psicología puedan disponer, por un 
lado, de un mayor número de aparatos de este tipo y, por otro, el 
que los mismos puedan ser utilizados en situaciones algo 
diferentes del laboratorio, como el despacho del terapeuta o la 
propia casa del paciente, con cierta facilidad y sin demasiadas 
alteraciones. Equipos portátiles de biofeedback han sido 
utilizados, igualmente, en la identificación de estímulos 
estresantes en situaciones naturales. 
El otro campo que citábamos, ya con cierta historia en 
Psicofisiología, es el de la "telemetría" o "radio-telemetría". Entre 
las aplicaciones de la telemetría en la Psicología clínica, 
destacan cuatro de tipo general: 
1. Registro de funciones psicofisiológicas no asequibles por 
métodos normales de registro 
2. Registro en situaciones naturales 
3. Modificación de problemas de conducta 
4. Entrenamiento profesional de psicólogos 
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Vamos a hacer algún comentario a los dos primeros tipos 
de aplicaciones por su importancia en el tema de la evaluación 
psicofisiológica que aquí estamos considerando la primera 
aplicación se refiere al registro de funciones psicofisiológicas no 
asequibles directamente con las técnicas poligráficas normales, 
como puede ser el caso del registro directo de la actividad, la 
presión o la temperatura ele ciertas vísceras in-ternas, como el 
estómago o el intestino,a través de endorradiosondas o 
transmisores ingeribles (radio pills). 
En cuanto a la segunda aplicación, y más importante, 
hace referencia al uso más genuino de las técnicas telemétricas, 
el cíe obtener registros psicofisiológicos de sujetos no limitados 
en su actividad o que se desenvuelven en su medio natural. Esta 
posibilidad, por otra parte, es de una importancia fundamental, 
pues permite resolver algunas de las más importantes 
limitaciones que afectan a la Psicofisiología, como son, por un 
lado, la obtención de registros en sujetos que por su condición 
patológica no se prestan a una evaluación en condiciones de 
inmovilidad como los niños hiperactivos, los psicóticos o los 
pacientes con lesiones cerebrales, y, por otro lado, el poder 
comparar las respuestas psicofisiológicas con las demás 
modalidades de res-puesta, objetivo primordial de la 
Psicofisiología, al permitir obtener registros más prolongados y en 
situaciones naturales, lo cual, sin duda, aumenta 
considerablemente su validez ecológica. 
La telemetría, no obstante, presenta aún serios problemas 
que podemos al me-nos enumerar. Entre estos problemas se 
encuentra el radio de transmisión de la señal, aún limitado y muy 
dependiente de las condiciones físicas, atmosféricas y geo-
gráficas del medio, e, igualmente, las múltiples causas de 
interferencia en la recepción de la señal, procedentes de las 
variadas fuentes de emisión de ondas eléctricas presentes en el 
medio en que tiene lugar el registro. Un problema también 
importante es el de que algunas respuestas requieren para un 
registro una tecnología especialmente compleja, lo que no las 
hace demasiado recomendables, por el momento, para esta 
modalidad de registro. Sin embargo, muchas respuestas son ya 
en la actualidad susceptibles de un registro telemétrico, entre las 
que se cuentan la presión sanguínea, la tasa de pulso, la tasa 
cardiaca, la resistencia eléctrica de la piel y la tasa respiratoria y 
la actividad cerebral. Un último problema, igualmente importante, 
puede constituir-lo la perturbación, más o menos grande, que la 
artificialidad de la situación de registro siga suponiendo para el 
sujeto. 
En la solución de estos problemas se ha trabajado en los 
últimos años. Así, de forma considerable y gradualmente se han 
ido aportando soluciones a los mismos. En esta línea se 
encuentran los aparatos portátiles de registro de frecuencia 
modulada que, en lugar de transmitir la señal, la almacenan en 
una pequeña grabadora de cinta magnética, con lo que se evitan 
los problemas de transmisión e interferencias. En algunos de 
estos equipos se han prescindido incluso de los pequeños cables 
que unen los electrodos y la unidad de registro, con lo que se 
facilita la fijación y ocultación de los mismos. Estos aparatos 
permiten hoy el registro simultáneo de hasta tres o más 
respuestas, y gozan de autonomías de veinticuatro horas y hasta 
de una semana en las unidades en que los registros se 
almacenan en memoria en lugar de hacerlo en cinta magnética. 
 
 
 
Algunos conceptos y problemas relacionados con la evaluación de variables 
Psicofisiológicas 
Una de las principales aplicaciones de las técnicas 
psicofisiológicas es la de servir de soporte empírico en la 
evaluación de las demás formas de conducta, motoras, 
cognitivas, afectivas, e igualmente la posibilidad de definir de 
forma igualmente objetiva los diferentes trastornos postulados 
desde la investigación clínica. Sin embargo, en la satisfacción de 
estos objetivos, la Psicofisiología se enfrenta con serios 
problemas que afectan tanto a la evaluación en sí de las 
variables fisiológicas como a algunos de los conceptos en que se 
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apoya la Psicofisiología, y que están aún siendo objeto de 
discusión. 
En cuanto al primero de estos problemas, el de la 
evaluación de las variables psicofisiológicas, su consideración 
nos enfrenta con la dificultad de establecer en toda situación 
experimental relaciones paran)étricas claras y precisas entre 
estas respuestas y las condiciones estimulares con las que 
pretendemos establecer su posible relación, por lo sensible de 
las medidas psicofisiológicas a diferentes tipos de estímulos. A 
este problema, designado generalmente con el nombre de 
"artefactos" de medida, le dedicaremos atención en primer lugar 
en este apartado. El otro problema, el de los conceptos y 
principios en que se apoya la Psicofisiología, merece asimismo, 
por su importancia, una consideración especial. A algunos de 
estos conceptos y problemas dedicaremos cierta atención en 
este apartado, con objeto de adoptar cierta perspectiva en la 
consideración de los datos proporcionados por la Psicofisiología. 
Entre los conceptos y características que serán considerados 
están los de activación, emoción, homeostasis y balance 
autonómico, estrés, síndrome general de adaptación, respuestas 
de orientación, habituación y adaptación, la ley de los valores 
iniciales, patrón de respuesta y especificidad de respuesta, 
fraccionamiento de respuestas y biofeedback. 
 
Principales artefactos en los registros psicofisiológicos 
 
El problema principal en la obtención de registros 
psicofisiológicos estriba en la posibilidad de atribuir de forma 
directa los cambios observados en las diferentes variables 
psicofisiológicas a los estímulos a los que son expuestos los 
sujetos. El establecimiento de este tipo de relaciones 
paramétricas entre los estímulos y las respuestas 
psicofisiológicas presenta, ciertamente, importantes dificultades, 
derivadas del hecho de que las variables psicofisiológicas son 
sensibles a múltiples factores que pueden alterar su nivel de 
actividad. A este conjunto de factores ajenos a la estimulación, 
cuya relación con las respuestas fisiológicas queremos medir y 
que pueden alterar los registros psicofisiológicos, se denomina 
genéricamente con el nombre de artefactos, siendo sumamente 
importante el poder descartar éstos de cualquier protocolo clínico 
o de investigación psicofisiológica. 
Los artefactos pueden clasificarse, atendiendo a su fuente 
de procedencia, en cinco categorías principales: 
 
• Artefactos ambientales y de registro 
• Artefactos debidos a la instrumentación 
• Artefactos procedentes del organismo 
• Artefactos debidos a la ritmicidad temporal de las variables 
psicofisiológicas 
• Artefactos de interpretación 
Artefactos ambientales y de registro 
 
La primera de estas categorías, los artefactos ambientales 
y de registro, se refiere a las condiciones físicas del medio en el 
que son obtenidos los registros psicofisiológicos. Estas 
condiciones han de mantenerse constantes, pues su variación 
puede alterar sensiblemente los registros, especialmente los de 
mayor ganancia (EEG, EMG). Entre estos estímulos ambientales 
hay que destacar el ruido, la luz, la temperatura ambiental, la 
humedad, los olores, la estimulación táctil y la hora del día en la 
que se realizan los registros. Sin embargo, el principal artefacto 
ambiental lo constituyen los campos eléctricos variables que 
pueden afectar a la sala de medidas procedentes de la red eléc-
trica, de luces fluorescentes o de los mismos equipos 
electromecánicos de programación. Estas interferencias 
eléctricas pueden eliminarse, bien derivando al propio sujeto 
experimental a tierra, o bien aislando eléctricamente la sala de 
experimentación, convirtiéndola en una cámara farádica a través 
de una malla metálica introducida en las paredes, suelo y techo 
de la habitación. También es imprescindible que la red eléctrica 
de la sala donde se realizan los registros tenga una adecuada 
conexion de tierra. 
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Artefactos debidos a la instrumentación 
 
Los artefactos debidos a la instrumentación se refieren 
fundamentalmente al tipo y calidad de los electrodos y pasta o 
gel conductor utilizados, así como también a su adecuada 
colocación. 
Los electrodos, al estar en contacto con una solución 
salina (bien sea la piel o la sustancia conductora), alteran su 
polaridad produciendo artefactos en el registro. Por ello, cuando 
se trate de registros prolongados se recomienda utilizar 
electrodos de oro o en su defecto de plata clorurada. 
La pasta o gel conductor debe ser el adecuado según la 
duración del registro y el tipo de variable psicofisiológica 
registrada. Así, en registros prolongados (por ejemplo, los 
registros polisomnográficos) se debe utilizar una pasta 
conductora lo suficientemente densa para que no sea absorbida 
por la piel, como ocurriría en el caso de utilizar un gel conductor 
muy acuoso. También es importante utilizar la cantidad exacta de 
gel o pasta conductora, lo cual está en función del tamaño, tipo y 
morfología del electrodo. 
La colocación adecuada de los electrodos se refiere tanto 
a la situación anatómica adecuada, según esté especificado en 
las normas internacionales, como a la adecuada fijación bien por 
anillos adhesivos, cintas de velero, elementos elásticos, o el 
clásico sistema del colodión. Por último, no hay que olvidar que 
es imprescindible una preparación adecuada del lugar donde 
será colocado el electrodo, para lo cual se recomienda su 
limpieza con un algodón humedecido en alcohol o acetona. 
Artefactos procedentes del organismo 
 
En cuanto a los artefactos procedentes del organismo, la 
fuente fundamental de los mismos suele ser el movimiento 
producido por el sujeto durante la situación de registro. Estos 
artefactos por movimientos suelen producir alteraciones en la 
zona de contacto entre el sujeto y los electrodos, suficientes para 
afectar el registro, y la mejor forma de evitarlos es mantener al 
sujeto inmóvil en una posición cómoda y relajada. Una forma 
indirecta de controlar estos artefactos es la de observar al sujeto 
durante la situación de medida anotando los movimientos 
habidos en el mismo papel de registro poligráfico mediante la 
correspondiente pluma indicadora de que normalmente van 
provistos los aparatos de registro. No obstante, el problema del 
movimiento ha dejado de ser un hándicap en Psicofisiología con 
el desarrollo de las modernas técnicas telemétricas que permiten 
obtener registros del sujeto en interacción con el medio. Otro 
artefacto importante es el efecto que los distintos sistemas 
psicofisiológicos puede tener sobre el sistema que está siendo 
registrado; para evitar este artefacto hay que utilizar un adecuado 
protocolo experimental. 
Artefactos debidos a la ritmicidad temporal de las variables psicofisiológicas 
 
Todas las variables psicofisiológicas están sujetas a una 
influencia de la ritmicidad temporal. Fundamentalmente los ritmos 
circadianos y ultradianos son los que tienen un mayor efecto 
sobre los niveles basales y las respuestas de las distintas varia-
bles psicofisiológicas. Así, el ritmo circadiano determina que cada 
variable tenga un mínimo (nadir) y un máximo (acrofase) en cada 
período de 24 horas, con oscilaciones ascendentes y/o 
descendentes a lo largo del día. Por otra parte, estas 
oscilaciones circadianas pueden estar modificadas por un ritmo 
ultradiano (de mayor frecuencia) que se superpone a las 
variaciones circadianas (para más información véase Buela-
Casal y Sierra, 19946). Por ello, es fundamental que en los 
registros psicofisiológicos se controle la hora del día en la que se 
realizan. 
Artefactos de interpretación 
 
La última categoría de artefactos, la concerniente a 
problemas de interpretación, se refiere a un tipo distinto de 
variables relacionado con los diferentes principios y ca-
racterísticas, teóricos y empíricos, que afectan a los registros 
psicofisiológicos, limitando su utilidad y su interpretación, y que 
han de ser tenidos en cuenta al evaluar estas medidas en su 
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relación con determinadas situaciones estimulares. Estos arte-
factos de interpretación entrañan una mayor importancia, por ser 
mucho más numerosos y más difíciles de descartar que los 
anteriores. Entre los principales conceptos y problemas a 
considerar aquí, hay que resaltar el concepto de activación, el 
concepto de homeostasis y balance autonómico, la respuesta de 
orientación, el concepto de habituación y adaptación, la ley de los 
valores iniciales, el concepto de emoción, el patrón de respuesta 
y la especificidad de la respuesta y el concepto del frac-
cionamiento de la respuesta. Una descripción detallada de estos 
conceptos puede verse en Carrobles (1987). 
Fiabilidad y validez de las medidas psicofisiológicas 
 
La fiabilidad y la validez de las medidas psicofisiológicas 
no han sido aún definitiva-mente establecidas, y puede afirmarse 
que principalmente por deficiencias en los criterios tradicionales 
empleados. 
Por un lado, se ha observado un escaso nivel de fiabilidad 
entre las diferentes res-puestas fisiológicas respecto de las 
correlaciones entre sujetos propias de los estudios de grupo, 
procedimiento éste al parecer no el más apropiado, a la vista de 
los abundantes datos existentes avalando el concepto de 
estereotipia de respuesta o patrón específico individual de 
respuesta. Efectivamente, estos datos confirman que el modo 
más apropiado de medir la fiabilidad de las respuestas 
fisiológicas es a través de la obtención de medidas repetidas en 
un mismo sujeto y ante las mismas situaciones experimentales. 
No obstante, dejando de lado el clásico concepto de fiabilidad, 
cuya aplicación no sería muy adecuada en este tipo de variables, 
podría afirmarse que las medidas psicofisiológicas tienen una 
fiabilidad total en cuanto miden variables físicas, susceptibles de 
calibrarse de una forma exacta. 
En la evaluación de la validez se encuentran, asimismo, 
importantes dificultades. Los resultados obtenidos en el pasado 
al intentar establecer la validez de las medidas psicofisiológicas 
correlacionándolas con pruebas psicométricas, no se han 
mostrado muy clarificadores. Las bajas correlaciones obtenidas 
en general en estos casos pueden ser debidas tanto a los propios 
problemas de fiabilidad y validez que afectan a estas pruebas 
como a problemas inherentes a la propia artificialidad de la 
situación de prueba, dado que las variables psicofisiológicas 
parecen estar determinadas situacionalmente y relacionadas con 
acontecimientos ambientales psicobiológicamente relevantes. 
Por tanto, es un problema más del criterio que de la propia 
medida. 
Para determinar la validez parecen más apropiados otros 
procedimientos. Estos han de consistir fundamentalmente en la 
obtención de medidas psicofisiológicas concurrentes con otras 
medidas más precisas y objetivas, como las conductas motoras 
manifiestas, posibilidad que empieza a vislumbrase con los 
progresos que están teniendo lugar en el campo de los registros 
telemétricos. Por otra parte, si hablamos específicamente de la 
validez de las medidas, al igual que en el caso de la fiabilidad, al 
tratarse de medidas físicas (por ejemplo, actividad eléctrica) no 
hay ningún problema de validez, y por tanto, según esto 
podríamos hablar de una validez total, otra cosa diferente sería la 
validez de la significación psicológica que pueda tener cada 
variable psicofisiológica. 
 
 
 
 
Los registros psicofisiológicos en evaluación conductual 
Relación entre las medidas psicofisiológicas y otras modalidades de respuesta 
 
La relación entre las distintas modalidades de respuesta 
se incluye dentro del problema del fraccionamiento o 
desincronización de respuestas pues la baja correlación entre

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