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La evaluación orientada hacia los objetivos - Rose Marquez

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UNIDAD 2
	La evaluación, sus modelos más significativos.
	Lectura Dos
	
	«La evaluación orientada hacia los objetivos:
La tradición Tyleriana »
 
Ralph W. Tyler es generalmente considerado el padre de la evaluación educacional. Existen, posiblemente, dos razones para ello. Primera: propuso, describió y aplicó un método ya desarrollado para la evaluación, algo que nadie había hecho antes. Y segunda: su metodología ha sido tan penetrante como influyente. Destacados estudiosos de la evaluación educacional, como Michael y Metfessel, Provus y Hammond, han llevado más allá el trabajo de Tyler, sin alejarse de su filosofía básica y de su tecnología.
En términos generales, Tyler consideraba que la evaluación debe determinar la congruencia entre trabajo y objetivos. TYLER llegó a esta conclusión tras su trabajo, en los años treinta y principios de los cuarenta, en el Eight-Year Study de la Universidad del Estado de Ohio. Algunos años más tarde (1950) resumió sus concepciones en estas palabras:
El proceso de la evaluación es esencialmente el proceso de determinar hasta qué punto los objetivos han sido actualmente alcanzados mediante los programas de currículos y enseñanza. De cualquier manera, desde el momento en que los objetivos educativos son esencialmente cambios producidos en los seres humanos, es decir, ya que los objetivos alcanzados producen ciertos cambios deseables en los modelos de comportamiento del estudiante, entonces la evaluación es el proceso que determina el nivel alcanzado realmente por esos cambios de comportamiento.
La intención del método tyleriano
En su informe general sobre la evaluación publicado en 1942, Ralph Tyler puso las bases de un estilo evaluativo <<orientado hacia los objetivos>>. Concluyó que las decisiones acerca de los programas debían estar basadas necesariamente en la coincidencia entre los objetivos del programa y sus resultados reales. Si se alcanzaban los objetivos, se tomarían las decisiones en una dirección concreta. Si no se alcanzaban, o sólo se alcanzaban parcialmente, debían tomarse decisiones distintas. La principal recomendación de Tyler era que el profesor, el administrador o el que realizara los currículos debía llegar a emitir juicios racionales acerca de las áreas programáticas que fueran en su dirección.
Procedimiento de diseño evaluativo
La ventaja de la definición de evaluación basada en la congruencia es que procede de una base lógica organizada a partir del desarrollo de un programa. Tyler consideraba que la evaluación debía ser una etapa esencial de este desarrollo. Además, consideraba que debían existir una serie de etapas lógicas que afianzaran el proceso de evaluación real. De acuerdo con Tyler, el procedimiento para evaluar un programa es el siguiente:
1. Establecer las metas u objetivos.
2. Ordenar los objetivos en amplias clasificaciones.
3. Definir los objetivos en términos de comportamiento.
4. Establecer situaciones y condiciones según las cuales puede ser demostrada la consecución de los objetivos.
5. Explicar los propósitos de la estrategia al personal más importante en las situaciones más adecuadas.
6. Escoger o desarrollar las apropiadas medidas técnicas.
7. Recopilar los datos de trabajo (en el caso de los programas educativos, deben referirse al trabajo de los estudiantes).
8. Comparar los datos con los objetivos de comportamiento.
Debe destacarse que la definición de evaluación de Tyler coincide mucho con estas etapas del procedimiento. Si el objetivo de un programa de currículos y enseñanza es producir un cambio en los modelos de comportamiento de los que se benefician de él, entonces es necesario un método que mida el alcance del cambio. Antes de que esto suceda deben ser determinadas con claridad y definidas las <<metas y objetivos>>. Dicho en términos de comportamiento, deben comprobarse los objetivos después de que se hayan establecido las condiciones apropiadas para su comprobación.
Tyler diferenciaba entre metas y objetivos en su estrategia. De sus escritos puede colegirse, de cualquier forma, que las metas de un programa eran ideales por los que había de luchar, mientras que los objetivos eran submetas que podían ser expresadas como entidades mensurables.
Ventajas del método tyleriano
Antes de que Tyler desarrollara su método, la evaluación educacional se había centrado casi exclusivamente en el estudiante. Los logros, o los méritos, se basaban a veces enteramente en valores como tests y, ocasionalmente, en una síntesis de varias valoraciones e impresiones subjetivas. En este método orientado hacia la valoración para descubrir el mérito de un programa, es estudiante era el principal foco de atención. Además, la evaluación se limitaba a aquellas variables que podían ser sometidas a valoración.
El método tyleriano, en teoría, desplazaba su atención hacia otros aspectos del programa, aparte de los estudiantes. En concreto, deben tenerse muy en cuenta el conocimiento de las intenciones del programa, sus metas y sus objetivos de comportamiento, así como los procedimientos necesarios para llevarlo a cabo con éxito. El hecho de que debieran ser definidos los objetivos proporcionaba un punto de referencia para la evaluación y la toma de decisiones. Las definiciones de los objetivos también implicaban criterios para valorar su éxito. Cualquier evidencia válida acerca de los objetivos de comportamiento debía ser concebida como un método válido de evaluación. Nunca estuve especialmente interesado en los métodos que no utilizaban papel-y-lápiz, como la observación, las entrevistas y la valoración de los trabajos manuales y ejercicios de los estudiantes.
Tyler proporcionó medios prácticos para la retroalimentación (término que él introdujo en el lenguaje evaluativo). Así, Tyler veía la evaluación como un proceso recurrente. La evaluación, según él, debía proporcionar un programa personal con información útil que pudiera permitir la reformulación o redefinición de los objetivos. Si se produce la modificación de los objetivos, debe realizarse la revisión correspondiente de los planes evaluativos.
La estrategia de Tyler también permitió que el evaluador con la iniciativa pudiera examinar los datos más relevantes del proceso mediante el cual se desarrollaba el programa. De todas formas, como afirmamos más adelante, este aspecto potencialmente valioso del programa evaluativo nuca fue promulgado por Tyler ni puesto en práctica por sus inmediatos contemporáneos. Lo utilizaron otros, incluido Scriven (evaluación formativa) y Stufflebeam (evaluación del proceso), para resaltar la gran importancia de la evaluación, útil tanto para juzgar el proceso de un programa como sus resultados finales.
Tyler subrayó que un estudio evaluativo no necesariamente debía ser considerado aislado de otros estudios similares. Creía que el valor real de la información derivada de los estudios más tempranos debía ser utilizada para ayudar a definir los objetivos, seleccionar las condiciones apropiadas para que pudieran alcanzarse los objetivos propuestos y ayudar en la interpretación de los resultados que debían valorarse. Consideraba, por lo tanto, que un buen evaluador debía adquirir destreza para utilizar con habilidad los precedentes adecuados a la hora de realizar estudios evaluativos o desarrollar técnicas de valoración.
Como se ha dicho al principio, Tyler puso las bases del primer método sistemático de evaluación. Fue lo que más tarde se convirtió en el método <<dirigido por objetivos>>, para desarrollar y controlar organizaciones o ciertos aspectos de las organizaciones. Uno de los aspectos más importantes de los metodos sistemáticos es su apariencia racional. En educación, concretamente, resultan atrayentes los conceptos derivados de las etapas sistemáticas, como formulación de objetivos retroalimentación, evaluación continua y reciclaje (basado en la modificación de metas u objetivos). Además, el proceso parece ser útil para el profesor que desee tomar decisiones acerca del programa. Rara vez son necesarios los agentes externos, aunque el Eight-YearStudy es una excepción importante.
Utilizaciones del método tyleriano
Tyler previó que su método evaluativo sería utilizado principalmente por profesores y evaluadores de currículos. Tras la aparición de los programas federales en los años sesenta, consideró igualmente que su método podía ser apropiado para evaluadores profesionales.
Aparte la modificación de currículos y la clasificación de objetivos, como se ha subrayado más arriba, el método de Tyler es muy útil en clase. De cualquier manera, depende mucho de la agudeza del profesor que el método sea usado positivamente (la toma de decisiones para el perfeccionamiento de la educación debe continuar siendo la principal utilización de la evaluación, no importa cuál sea el alcance de la discrepancia existente entre los objetivos y los resultados del trabajo).
El método Tyler puede ser útil como guía de aprendizaje para el estudiante. Puede encargarse del diagnóstico y posterior tratamiento de los defectos del proceso de aprendizaje, ya sea individual o por grupos. Puede también permitir que un profesor modifique los objetivos de aprendizaje para satisfacer tanto las posibilidades de ese aprendizaje como las necesidades del estudiante. Debemos destacar que Tyler nuca mencionó el curso en el que se encontraba cada estudiante, ni lo utilizó en su método evaluativo.
Tyler también creía que la evaluación era útil para proporcionar a la dirección de una escuela información acerca de algunos de sus aspectos. En cierto modo, preveía el uso de la evaluación con propósitos administrativos. De cualquier forma, le interesaba más el cambio positivo que podía producirse después de una evaluación que los argumentos que podía proporcionar a los padres y a otros miembros de la comunidad para que los utilizaran contra el personal de la escuela. <<La información derivada de un proceso evaluativo racional puede producir buenos efectos, esto es, un perfeccionamiento de la educación.>>
Algunas limitaciones del método tyleriano
Tyler consideraba que el propósito de una evaluación era proporcionar un informe que dilucidara <<si la planificación de experiencias de aprendizaje servía realmente de guía al profesor para alcanzar los resultados deseados>>. Esto suena a propósito desarrollista o formativo. En realidad, el método tyleriano ha sido utilizado de muchas maneras. Esta es la crítica que más frecuentemente se le hace al modelo.
La evaluación como proceso terminal
Es irónico que un procedimiento que tanto habló de la retroalimentación y de su utilización en la mejora de la educación, haya sido utilizado casi exclusivamente para valorar el logro final. Con su amplia gama de posibilidades, nunca subrayadas por Tyler, el método orientado hacia los objetivos tiende, en la práctica, a convertir la evaluación en un acontecimiento terminal, permitiendo únicamente juicios sobre el producto final. Cualquier proceso de recogida de datos no debe ser necesariamente estéril, puesto que pueden ser utilizados cuando ya se hayan alcanzado las metas. De cualquier manera, se pierde la oportunidad de utilizar estos datos para perfeccionar el programa durante su curso.
Así, el concepto tyleriano de evaluación en términos de coincidencia, que relaciona los resultados con los objetivos, concede una tensión predominante al proceso terminal que proporciona información sólo cuando se ha cumplido el ciclo completo del programa. Existe una pequeña duda acerca del modo en que Tyler conceptualizó su método evolutivo y la manera en que esta conceptualizacion difiere de la práctica, demasiado a menudo en contra de las grandes posibilidades del método tyleriano.
Limitaciones técnicas
Para obtener un grupo operativo de objetivos que luego coincidan con los resultados, el evaluador debe seleccionar, y clarificar, los objetivos apropiados. Más claramente, tampoco deben ser tenidos en cuenta en una evaluación todos los objetivos posibles para un programa. Tyler sugiere, por lo tanto , que se realice un proceso de criba inicial según una <<filosofía y una psicología>> determinadas. Nunca especificó exactamente qué forma debía adoptar este proceso; las ventajas de este método impreciso son obvias. Los intentos realizados por autores posteriores con el fin de interpretar este proceso selectivo sólo han traído más confusión. Quizá sea suficiente decir que esta criba inicial debía exponer los aspectos más importantes de un programa desde puntos de vista como el contenido, el aprendizaje y el desarrollo de una teoría, y que estos aspectos debían ser expresados en términos de rendimiento o comportamiento.
La principal contribución de los evaluadores fue reducir las metas ya seleccionadas a objetivos de comportamiento valorables. Para la estrategia de trabajo tyleriano, los objetivos debían ser establecidos en términos operativos. La habilidad necesaria para realizar esta operación básica (por la que la totalidad de la evaluación podía seguir adelante o desmoronarse) demostró ser excesiva exigencia para algunos profesores. Como resultado, el criterio para la exposición de objetivos acabó siendo la facilidad con la que el informe podría ser utilizado directamente como test. Como consecuencia, los objetivos importantes, particularmente los relacionados con los aspectos menos concretos del programa, como las actitudes que debían adoptarse. Fueron a menudo ignorados.
El rendimiento como último criterio
En su definición de evaluación, Tyler puso un énfasis especial en los objetivos relacionados con el rendimiento, e, invariablemente, con el rendimiento de los estudiantes. Aunque, como hemos afirmado más arriba, el modelo tyleriano dio su promesa teórica de atender tanto a las procedimientos educativos como a los estudiantes, los evaluadores se sintieron obligados a evaluarlo todo atendiendo a los efectos producidos en los estudiantes. Esto ocurriría incluso cuando el objeto real de la evaluación era un diseño para un nuevo edificio o un procedimiento administrativo renovador. Todo tendía a ser contemplado desde el punto de vista de los estudiantes y de sus cambios en el rendimiento (el cual, si era positivo, se llamaba <<logro>>). Así, tomando el ejemplo expuesto anteriormente, la cuestión que debía ser respondida era si la estructura del nuevo edificio, o el procedimiento administrativo, iban a ayudar al éxito del estudiante. El estrecho alcance del método evaluativo técnico basado en la coincidencia centró demasiado la atención en el rendimiento como último criterio.
Tendenciosidad y falta de alcance de sus componentes evaluativos
Algunos criterios consideran que el método tyleriano falla en áreas como la selección de los objetivos más importantes, la evidencia de la tendenciosidad de sus valores en esta selección y las normas básicas por las que las discrepancias entre los objetivos y los resultados del trabajo son valoradas.
Además, pueden surgir pequeñas dudas acerca de que el procedimiento que se centra estrechamente, primero en la clase y luego en el profesor, sea el agente que el estudio verdaderamente necesita. Si la selección de objetivos es demasiado restrictiva, existen pocas oportunidades de que surja un estudio más realista y abierto. La evaluación estaba, en efecto, encerrada en el molde de sus objetivos iniciales. Un resultado probable y desafortunado era que el programa se desarrollara poniendo especial énfasis en los objetivos escogidos , anulando así la creatividad del programa a favor de las demandas evaluativas.
Demasiado a menudo, la elección de los objetivos queda restringida a los objetivos de rendimiento, que son más fáciles de cuantificar y especificar. Importantes actividades que no se definen operacionalmente, como la apreciación, el juicio y la reflexión –más difíciles de cuantificar -, fueron rara vez incluidas como objetivos específicos de la evaluación de un currículo. Era difícil poner a los estudiantes en una situación en la que estas últimas actividades pudieran manifestarse de un modo valorable. Con esta dificultad a la hora de especificar el rendimiento y precisar la cuantificación,dificultad que incluso podía ser imposibilidad, con la poca concreción que podía alcanzarse respecto a estos elementos del programa, la evaluación tendía a convertirse en algo desequilibrado y, por lo tanto, incompleto.

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