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1 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de estudios superiores Acatlán “Reunión” y Che el argentino. Dos representaciones de la figura del Che Guevara Seminario taller extracurricular Interdiscursividad: cine, literatura e historia; y examen profesional Que para obtener título de licenciado en comunicación Presenta Marco Daniel Vázquez Sánchez Asesor: Dr. Jorge Olvera Vázquez Agosto de 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Esto no hubiera podido ser sin el apoyo de mi padre, sin las largas charlas con mi madre, y el par de maestros que rompieron las barreras y me indujeron. Y, por supuesto, mi perro Jack(y), que me acompañó sobre tantas noches azules. 3 Índice Apunte de llegada (a manera de introducción) 5 El cuento 7 Cortázar, un ligero acercamiento a su narrativa 8 El contenido social de su narración 12 Sentido e interpretación 18 El filme 27 Soderbergh, un intento por comprender su ética y su estética 28 Breve acercamiento a la intención del filme y su discurso 33 Distinción entre textos 38 Sobre la literatura y su potencialidad 39 Fronteras del cine 48 En busca de igualdad 55 Apunte de partida (a manera de conclusión) 64 Fuentes 66 4 En la selva de símbolos y de signos, el hombre, solo, va descifrando. Cristina Peri Rossi 5 Apunte de llegada Cuando por fin decidí qué haría en este de trabajo de investigación elegí temas que cada vez me parecen más asombrosos, con los que he compartido una parte sustancial de mi tiempo; en sus lecturas, en las pláticas con los amigos o en algún lugar íntimo de mi pensamiento. El primero, el cuento, esa creación que me transpola a distintos estados, que hasta pasado el tiempo lograría identificar de entre los demás, que posterior a un largo andar entendería sus magnitudes de que es posible. De 6 todo ese internamiento en relatos, así como sensaciones diversas en tan corto espacio. De aquel que de verdad sales como del amor: añorante o aliviado, pero deslumbrado. De aquel que Borges dijera, aunque fuera del libro en general, es el mejor invento del hombre como extensión de la memoria, de la imaginación. Quizá del tiempo y el espacio. Muestra lo áspero, lo llano, lo irregular en casi un instante. Como en aquella “Escritura del dios” no puedes explicarlo porque lo vez todo en un mismo momento: al mundo, al universo, a ti, a tu barrio; en un solo instante. Y de él, Cortázar, que me mostraría un sinfín de caminos con relatos de cosas que jamás hubiera podido imaginar, con sus intenciones directas o de largo elucubramiento, donde en ninguno de ellos pueda decir son sencillos. Busca distraer, conmocionar, invocar, transgredir. Pero siempre una ardua operación de su intelecto. Que no acabo por leerlo ni comprenderlo todo, de ahí que para mí sea tan enigmático en mis vueltas a la lectura. El tercero, Ernesto el Che Guevara, el latinoamericano comprometido con toda esa patria de raza mestiza capaz de provocar o inspirar, casi, a cualquiera. Que seduce con su mortalidad; que tuvo una idea y no la abandonó, ni ella a él. La transformó y reforzó entre sus viajes, sobre la motocicleta, entre la jungla y entre las letras. Capaz de diferenciarse en este mundo de homogéneos. Entre estas vueltas y matices predispuestos que somos todos. Ante lo que nos dice, todavía, que intentar la diferencia es difícil, pero de satisfacción pura. Así lo miraremos todos, de esa forma poética y a la distancia, imaginando cómo sería, pero sabedores de nuestra vida un simple proceso. Entonces, el descubrimiento de un cuento, del Che, por Cortázar, con un epígrafe que alude a Jack London era ya una invitación, para mí, inmediata. Que con Luis, Tinti y el babuino me hizo por instantes ir a donde los barbudos. Pero bueno, este es el resultado de una tarea, para mí, laboriosa, de un alargamiento en sumo complicado ante mi carácter circunscrito, con mi problema de extensión. En estas largas páginas digo algo que me gustaría haber hecho dentro de una corta composición. En el mejor de los casos, si fuera posible, un par de cuentos. 7 El cuento 8 Cortázar, un ligero acercamiento a su narrativa Hay muy poco qué decir sobre escribir cuentos a menos que seas un explicador profesional. Si puedes escribirlos, no tienes que explicarlos. Si no los puedes hacer, ninguna explicitación puede servir E. Hemingway Los cuentos de Cortázar comprenden, sin duda, ese amplio espectro dentro de una narración corta, carente de límites, con principios de ripios que delatan, sin nosotros saberlo, ese río de palabras que conforman un todo, donde al llegar a su desemboque, sorprendidos entre sus juegos, creemos o dudamos comprender esa excelsa serpiente que se muerde la cola. Como quien pela una cebolla, ellector se adentra en complicados laberintos que emanan de entre sus textos. Lo que se cuenta y el cómo se cuenta se advierte, con ello nos volvemos cómplices para vagar entre sus voces, en esa extensa gama de narradores y sus formas y sus variaciones a la vuelta de la página exigiendo el cambio de juego. Algunas veces he pensado que si sus textos son laberintos, en esa gradación tan divergente de su intelectualidad, algunos -recordando a Hemingway donde lo más importante no se cuenta-, acaso son laberintos de una sola línea capaces de dejar indicios en su recorrido, con minuciosos acertijos en intención de contarnos en ese ensordecedor silencio detrás de las palabras la verdadera anécdota. El juego comienza en el título, en el epígrafe, en las tan aparentes nobles dedicatorias y continúa en las notas al píe, en sus piletas llenas de caramelos, en los hombres sin cabeza, en puertas de realidades alternas, en limpiezas de estrellas y planetas, en pesadillas que son y no oníricas, en manos autónomas, en agua, en fuego… y todo bajo el pretexto de una narración. Habría que tomar en cuenta que hablar de géneros puros es un tanto incierto; más ahora que convergen, se comparten y se mezclan ya sin advertirlo. Es habitar territorios oníricos en su aspecto evanescente, tan de difícil descripción. 9 Eso mismo pasa en el camino del cuento, donde cada uno busca expugnar su propio género, redefinirse. Es huidizo, de complicada definición. Y tal vez más por ser, en palabras de Quiroga, el más difícil de los géneros literarios. Por ello, no diré que se pueden descifrar mecanismos que rijan la escritura de Cortázar, porque no son textos de fórmula, ni están supeditados a una determinación. Porque tienen una connotación subjetiva, una naturaleza intertextual con lo que creemos llamar realidad y todas sus formas posibles, incluidas las que desconocemos e incluso no sospechamos. Pero bueno, su narrativa está cercanamente vinculada al cuento moderno. Ese que iniciaran Poe y Chejov. En este aspecto, Edgar Allan Poe determinaría algo fundamental, que él mismo nombraría como la unidad de impresión1. Ese punto tan particular como importante: la conmoción en el interior. Que debe ser continua pero breve, sin elementos decorativos para no perder esa misma unidad. Afirmaría también, que “toda gran excitación es necesariamente efímera”, con grandes variaciones de las diversas inflexiones del pensamiento. De manera que la prosa permite una lectura mayor que un poema, pero en su trato el único recurso, no del que dispone, sino el que busca trabajar, la profundidad. Bajo esta base de estructura estética, donde dentro de ese pequeño espacio se reúnen no más de los elementos necesarios para indicar un cierto límite jugarán estos aspectos para así crear realidades sin principio ni término, una circularidad; a lo que Julio Cortázar llamaría esfericidad. Son, por eso mismo, sus cuentos, mundos perfectamente modelados para su existencia propia. Una presencia alucinante como él mismo diría, en intención de hacer perder contacto al lector con su mundo, e internarse con uno nuevo o distinto. De modo que el cuento acontece en un estado de percepción ajena para el lector. Pero esto sólo es posible bajo tres estados que Julio capitularía. Oficio: que crea ese mundo distante con sus elementos posibles. Un ambiente. 1 Edgar Allan Poe, “La unidad de impresión”, Teoría del cuento I, Lauro Zavala, México 2005, UNAM 10 Intensidad: que se logra en medida de quedar lo indispensable y eliminar lo prescindible. Tensión: surge de ese estado gradual de acercamiento a lo que se desea contar. Y como agregado a esto, que no es poco, la pasión, para no convertirlo únicamente en ejercicio estético. Oscar de la Borbolla sentenciaría que sólo con ella se logra ese rapto a otra dimensión2. Esa conjunción es la alquimia perfecta para salir del cuento como del amor: con alivio o resignación. Pero extasiado. Escribiría el argentino. Ese acto de sublimación no sólo termina con el lector dentro de esos laberintos indescifrables, improbables, sino que comienza con el escritor. Porque el tema crea en el creador, lo busca. Como una especie de exorcisación. Me atrevería a pensar que esa pérdida de contacto, para instar en el ètat second, más que un pleno exorcismo de verter la narración es, más bien, un estado de traspolación a lugares distintos de nuestra propia percepción. Y se me antoja a la manera de los griegos: el amor no existe, pero sí el hombre enamorado; tampoco los ideales, pero sí los idealistas, que bajo estos estados elevados del alma que abrían las puertas de la divinidad posibilitan lo sublime. La gran mayoría de mis cuentos fueron escritos al margen de mi voluntad, como si yo no fuera más que un médium por el cual pasaba y se manifestaba una fuerza ajena3 no por ello dejaba de continuar a esto un trato bajo el conocimiento y dominio de su hacer. Pues no trabajaba en un estado alterado por completo, se ocupaba de sus técnicas, bajo su rigor. Sus cuentos, a las formas teóricas no indagan ni trasmiten conocimiento, pero él mismo afirmaría, que es enseñanza, es adoctrinamiento ideológico, pues las cosas fundamentales se transmiten de sangre a sangre, de mano en 2 Oscar de la Borbolla, “Carnalidad del cuento”, Teoría del cuento I, Lauro Zavala, México 2005, UNAM, p.379 3 Julio Cortázar, Último round, vol. 1, México 2009, siglo XXI editores, p. 66 11 mano, de hombre a hombre; cual es la función que se encuentra en la literatura4. 4 Op,cit, “Algunos aspectos del cuento”, Teoría del cuento I, Lauro Zavala, México 2005, UNAM, p. 316 12 El contenido social de su narración Saber que no se escribe para el otro, saber que esas cosas que voy a escribir no me me harán jamás amar a quien amo, saber que la escritura no compensa nada, no sublima nada, que es precisamente ahí donde no estás: tal es el comienzo de la escritura Roland Barthes El periodista escribe para el olvido. Existe un anhelo mayor, escribir para la memoria y el tiempo. Para dar constancia de su paso por el mundo, señalar, indignarse y aprender de aquellos a quienes la vida, en algún momento, les ha hecho vociferar a la manera de Bukowski: humanidad eres una enferma hija de puta. Qué pasa con los noticiosos, con los diarios y panfletos. Se escribe, se indigna, se denota y no pasa nada. Si bien son pocos aquellos que su posición y su intelecto les son pretexto suficiente para manifestarse y señalar así las formas en que el hombre se hace siniestro. Pero es efímero; otro día habrá algo más qué apuntar. Por qué no ser congruentes y convertir todo ello en actos. En principio hablo de este país, que es mi realidad, en donde se les rindepleitesía a los buenos escritores, a los <comprometidos> periodistas; y hasta se les hace homenaje tras su muerte aunque hayan dejado huella tan sólo en la hemeroteca. Sí, los Contemporáneos se hicieron orgánicos y rompieron las formas de las Vanguardias, pero no más que para crear en la cultura, en la educación, en las instituciones donde tal vez todo comienza. Como otras tantas la literatura posee una ventaja más sobre el periodismo, pues es voluntad de escándalo. -Ves, todo esto no sirve de nada… me paso meses haciendo todas estas mierdas, vos escribís libros, esa mujer denuncia atrocidades[…] casi llegamos a creer que las cosas están cambiando, y entonces te bastan 13 dos minutos de lectura para comprender de nuevo la verdad -Yo también pienso cosas así en el momento[…] pero si las aceptara sería como mandarles a ellos un telegrama de adhesión[…] y pensarás que somos muchos aunque seamos tan pocos, y que la disparidad de fuerzas no es ni será nunca una razón para callarse5 y entonces me reconforto aunque sean muy pocos, así, al menos él, Julio, pueda afirmar: soy un poeta, vivo como escribo. El contenido social en la narrativa de Julio Cortázar es abundante. Podríamos comenzar recordando esa creación de un mundo dentro de otro, de la conformación de una nueva vida al margen de la otra para intentar la supervivencia en “La autopista del sur” (1966). El juego es divertidísimo para cambiar el registro del hecho del que todos hemos dado cuenta, y reclamar la aceptación de ciertas cosas en que el hombre se adapta y continúa, y la vida y el amor y la muerte… ¿y las bicicletas?, qué culpa tienen seres tan inocentes; porque pueden existir chapas de bronce en prohibición de su entrada, pero no de los indeseables. “Vietato introdurre biciclette” (1962). O podríamos hacer mención de “El río” (1956) y de la posición del hombre frente a ella, entre esa larga infamia hacia el alejamiento de un matrimonio. En esa ceremonia de creer que tener que dominarla, de no escuchar, de no saber si está o resbala al olvido. “Es una lástima tener que mancillarla con el uso. Habría que sentarse a contemplarla, a describirla, a cerrar los ojos, a evocarla”6. Pero para este momento por lo dicho en el principio de este apartado ya no hace falta decir que no es menos importante, pero no se intenta hablar aquí de la postura social vista en los cuentos anteriormente revisados. Sino adentrarnos en eso que Alberto Paredes denominaría una narrativa 5 Op. cit, “Apocalipsis de Solentiname”, Cuentos completos, vol. 1, México 2008, ed. Alfaguara, p. 362 6 Rosario Castellanos, “Lección de cocina”, Álbum de familia, México 1988, ed. Joaquín Mortiz, p. 7 14 políticamente comprometida que desemboca en la sublimación bucólico- humanista. En esa denuncia en forma de desencuentro amoroso en “Las armas secretas” (1959) se encuentra, pienso, un puente hacia el paso de la constitución narrativa políticamente discrepante. Este relato alberga un trauma de índole sexual, en el que una niña ha quedado marcada para no poder recuperarse y extender una tensión gradual en el intento de hacerlo. De olvidar. Sucesos que, no por regulares en determinadas circunstancias, probablemente por la guerra, se hacen menos atroces, ni desvaloriza sus consecuencias. Se sugiere una violación, la pérdida de la inocencia y los interiores en cambio de una nueva conciencia que imposibilitan. Bajo esta misma metamorfosis aparece “Recortes de prensa” (1980). En esos actos atroces donde llega el momento de ser congruente consigo mismo, de no dejar todo en demagogia para las reuniones con los amigos y hacerse uno con su pensamiento; de ya no callarlo, sino de actuar. Alberto Paredes deambula por todos los pasajes posibles que Cortázar puede proponer, y entre su ética y su estética cree reconocer dos momentos, dos cambios graduales en la evocación de sus textos, en sus nuevas formas que el narrador argentino adopta, que experimenta. De Bestiario a “El perseguidor” (es decir de 1951 a 1959) hay un gran predomino de la fascinación estética. Y del “El perseguidor” a “Reunión”, es decir de Las armas secretas a Todos los fuegos el fuego (de 1959 a 1966) una manifestación por el conflicto humano mediante una reflexión ética. Con ello la crisis misma en una moral comunitaria dentro de esa densidad política que se afana por soñar verazmente al hombre nuevo que añora en Rayuela. En una entrevista con Omar Prego, Julio Cortázar afirma que, a pesar de pertenecer de joven al partido comunista, su posición política era casi nula. La revolución de los barbudos lo haría comprometerse y participar en ciertos movimientos. Sería ese himno a la Cuba de Fidel llamado “Reunión” lo que delataría y detonaría su compromiso social para no abandonarlo ya. 15 Cortázar nació en Bélgica y sus textos fueron bastos. Se educó en Argentina, que era su patria, pero dijera en algún momento que si sentía una nacionalidad era la de ser latinoamericano. No se quedó en su tierra como Borges o Sabato ante el peronismo. Si así lo hubiera hecho quizá de igual forma hubiera sido degradado como el primero a inspector de pollos y no jefe de bibliotecas como tanto quería. Tenemos en principio un hombre dedicado a la lectura, que en París encontraría refugio y la mejor información, veraz, de la revolución. Además de vivirla de cerca. No se dedicó a visitar su cielo ni su infierno, quiso quemar los dos cabos y ayudar en su construcción. Se imaginaba burlado, sin información suficiente para esclarecer dudas de haberse quedado en la Argentina. [Lo dijera ya Tito Monterroso con La exportación de cerebros]7. Yo me imagino a los amigos que recorrían las calles latinoamericanas de la dictadura, palideciendo cada vez más sobre sus matices que regularmente se observan, cargadas de tensión, de incertidumbre; pero entre ellas hablando sobre filosofía, sobre literatura, sobre equidad, sobre justicia. Luego tenemos los crímenes que sucedieran bajo una mirada rígida, extenuante, para convertir a los hombres libres en presos políticos. Entonces había que correr, huir. La libertad de expresión se convirtió en delito y había que perseguirlos, encarcelarlos, torturarlos, a muchos los desaparecieron. Los que tuvieron un poco de suerte fueron exiliados o se exiliaron ellos mismos de su patria, a la que no podrían ver en un largo tiempo. A “Pesadillas” (1982), “Segunda vez” (1977) y “Ahí pero cómo, dónde” (1974) podemos darle lugar en la Argentina, pero también podría se Chile, Nicaragua, Uruguay. Y la indignación es la misma8. 7 Augusto Monterroso, “La exportación de cerebros”, México 2009, editorial Era, p. 39 8 Recuerda de esta forma a la llamada Operación cóndor de mediados de los setenta en Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Que su única intención era el asesinato, las desapariciones forzosas, ese miedo influido entre la sociedad de manera clandestina por medio del poder, entonces terrorismo de estado y cárceles masivas contra personas potencialmente subversivas, en pretexto de manifestarse en contra del bienestar del país. Con la toma de poder de Augusto Pinochet comenzaría todo, apoyado por la CIA, por supuesto. Sería él quien convocaría por primera vez en reunión de todos los dictadores. Pero tendría su 16 Estos tres relatos hablan de ellos, de aquellos a los que no se volvió a ver nunca más. Estos textos ocurren como una línea subsecuente por los modos diversos en que sucedía. Hay una suerte de engaño en el primero, donde una mujer que no puede despertar, querefleja esa desesperación por no saber que pasa con los estudiantes. En dónde están, qué destino corren. Mientras que su hermano se desaparece largo tiempo sin saber si está metido en algo o lo han atrapado ya; tal vez las dos cosas. Además de tener lugar durante el mundial de Argentina en 1978. Y cuando ha logrado ella participar de nuevo con el mundo, abre los ojos para saberse perseguida mientras que los militares desquebrajan la puerta con la detonación de las balas, mientras su hermano yace perdido. “Segunda vez” narra cómo se organizaban, cómo se emboscaba a los ciudadanos para darles caza. Cada uno tenía su fecha, su hora, no había prisa por interrogarlos, una vez, una segunda para no salir más de entre sus puertas, y comentábamos las novedades. No podían saber que los estábamos esperando, lo que se dice esperando. El último es una perorata, un largo anhelo por las desapariciones de los que se niega y espera estén vivos en otro lugar, salvos. Blandos y llenos de agujeros, están ahí, ya no sólo en el sueño ni en la vigilia, sino en sus evocaciones. En esa sensación de creerlos alcanzaron la libertad. Los que quedaron no pueden desprenderse de ellos, porque sería morir también un poco. “Grafitti” (1980) y “Satarsa” (1982). Uno en alguna ciudad, el otro en una provincia, ambas sometidas, perseguidos. El primero está cargado de un gran romanticismo entre dos que no se conocen, o lo hacen por medio de esos trazos marcados en las paredes, los mismos que están prohibidos, esa represión llevada a un grado máximo, ridículo. En el segundo, un grupo sobrevive de cazar ratas gigantes, vaya a saber cada uno qué representa tan manifiesto horror. La agrupación se ha vuelto nómada ante una persecución inevitable, tan imprecisa. Bañado de una base de operaciones en Paraguay, lugar en que se encontraría el llamado Archivo del terror que delata conferencias de inteligencia, espionaje conjunto, intercambio de prisioneros; una coordinación cada vez más represiva, más estricta, con menos fundamentos contra los adversarios del régimen militar. 17 impotencia por una niña indefensa, sin una mano a causa de la mordida de uno de los roedores. Con el desenlace una petición y una esperanza de resistir, de no renunciar. Porque si se pierde ese pequeño resquicio, se pierde todo; y así se escribe sobre los muros: a mí también me duele en aquel tiempo de contradicción insoportable. Al final advertimos que “Apocalipsis de Solentiname” se escribe en Cuba en 1976 y con ello tiene la connotación ya, de lucha. De una historia donde no pasa mucho porque Nicaragua fue un punto rojo lleno de vejámenes como tantos otros. Que se acallan y se mantienen a distancia, como con un obturador; pero si se mira detrás de las fachadas, las fotos saltan y dejan de ser prados o caballos, son pilas de cuerpos, imágenes de sufrimiento, de todo eso que estaba presente, de todo ello que en cualquier momento podía pasarle a todos los latinos. 18 Sentido e interpretación Me parece una vanidad querer intervenir en un cuento con algo más que el cuento en sí Julio Cortázar Tomó el fusil para dejar el estetoscopio después de dar cuenta de esa raza mestiza que somos todos los latinos, viajó sólo por un continente compenetrándose, tal vez sin saberlo entonces, con toda una América que se le hincaba cada vez más hondo en el pecho y se unió al gran orador cubano; no ya para seguirlo, sino para complementarse, para unirse, para comprometerse y hacer una gran revolución por uno de los más preciados valores humanos, la libertad. Esta podría ser la premisa central -bajo una mirada muy tenue, rauda y hasta irresponsable- del sentido que le propuso a su vida la figura de quien intento hablar. Todo suceso está condenado, al instante, a formar parte del pasado, de la historia, ante este presente tan etéreo como inasible. Así mismo, la literatura es la historia de los mundos posibles, pero que a la manera de El sonido y la furia de Faulkner, esa realidad que creemos percibir puede tener tantas versiones como números infinitos. Palpamos una redondez, miramos un color crepuscular, y con una sensación dulce en el paladar decimos naranja, nos cuenta Borges. Y qué es toda este reparo de sensaciones, de momentos, de recuerdos, de actos, de frases, sino una construcción de la que intentamos dar cuenta mediante ese intermediario que nos relata alguna suerte de realidad, que para entrar en acuerdo llamamos lenguaje. Y qué es este relato llamado “Reunión”, sino una reconstrucción para traer de nuevo (re) al corazón (cordis) y poder decir músico de hombres. Este cuento, me gusta imaginar, es, no sé si el resultado, pero al menos sí uno de esos tantos senderos de los que desprendieron los actos del Che Guevara, que dieron lugar a tantas teorías, representaciones de cortezas abstractas que dieron lugar a este artificio literario, pero que en paralelo, como diría Jorge Volpi, tendría que ser vista como una prolongación extrema de ese calendario evolutivo. 19 Pues la aparición del lenguaje y con él nuestras formas en intento de explicar lo percibido como una ventana no antes construida sin él. Creemos que dominamos alguna de las formas posibles de la realidad de nuestro planeta; que además, toda ficción es emparentada con la tarea tan laboriosa de una elucubración teórica que nos invita a preguntarnos por nosotros y, en este caso, la llegada de la revolución cubana a la isla, bajo los senderos trazados, adentrándonos a su mente para ser orientados por las elucubraciones del escritor. Este acontecimiento, desde sus entrañas, toma como miembro al escritor, sacudiéndolo de su imagen cuasi apolítica, para dar cuenta de su manifestación en acuerdo, porque …tendríamos que ser como Luis, no ya seguirlo, sino ser como él, dejar atrás inapelablemente el odio y la venganza, mirar al enemigo como lo mira Luis con una implacable magnanimidad que tantas veces a suscitado en mi memoria9. También es cierto que la interpretación recae en el lector, que decodifica los indicios y los ajusta a su mente en intento por comprender la propuesta de Cortázar que en principio se me antoja un cuestionamiento de la condición humana, en defensa ante ese acceso a la riqueza ilimitada y falsos valores. El imperialismo reinaba ya, como hasta ahora. Que el relato tome como <pretexto> un acto histórico donde la indignación de unos pocos ante su patria prostituida por los designios de unos extraños, para hacerle frente a estos e intentar reparar un orden que dé sentido y justicia a todos, creo, nos invita a preguntarnos por la conciencia humana visto de dos polos opuestos: unos empeñados en expandir su reinado ante la parsimonia del mundo, y la capitalización, sino hasta creación, de todos los organismos universales en <servicio> de la armonía. 9 Julio Cortázar, “Todos los fuegos el fuego”, Cuentos completos, vol. 1México 2008, ed. Alfaguara, p. 541 20 Se cuestiona la ambición humana. Y esa interminable búsqueda por llenar una insatisfacción ontológica donde, quizá, más es menos en todas esas construcciones de necesidades inventadas en el esfuerzo último por olvidoen satisfacer el alma, el espíritu. En contraparte, toda tranquilidad con que se acepta el dictamen impuesto. América es saqueada por los Estados Unidos, África por Europa, y es una historia del hombre, de todos los hombres, tan vieja como el fuego y su disputa y su privilegio. Tal vez nos hemos agachado tanto que olvidamos cómo levantarnos. Con ello recuerdo el Buen Salvaje, porque matar hombres se dice que es de mal gusto (si aceptamos que esos superlativos de bueno y malo no existen), pero bajo qué mirada. ¿Ante qué circunstancias? Seguramente la libertad no basta para explicarlo todo más allá de ser conseguida, o no. El mundo parece incierto pero inquietante, azaroso como indescifrable. Pero el hombre no domina el mundo, por más empeñado que esté en ello, y hasta lo crea, las circunstancias nos atraviesan y lo único que nos resta es decidir. Cada uno de nosotros colabora, de un modo u otro en este mundo. Cada uno de nosotros quiere que este mundo sea mejor. Y si el mundo realmente mejora, eterna esperanza; si la patria se salva nosotros seremos inmortales en esa salvación, no importa que se sepan nuestros nombres o no. Eso es mínimo, lo importante es la inmortalidad. Esa inmortalidad que se logra en obras, en la memoria que uno deja en otros10. Algunos toman la historia en sus manos y la construyen, otros simplemente la padecemos y, acaso evocamos. Pero la inmortalidad prescinde de hombres y acontece en actos, en frases; y cada vez que los mencionamos los mantenemos vivos. Con cada vez somos esos hombres. 10 Jorge Luis Borges, “La inmortalidad”, Borges oral, Madrid 2008, Alianza editorial, p. 40 21 Pero esta permanencia en lo fugaz, donde lo único eterno es el instante se reconstruye cada vez y nos permite la posibilidad de encontrarnos, de nuevo, con eso que es ya distinto; sin embargo, en este caso, el de Ernesto, su ser y su parecer del que habla Todorov11 son el mismo, porque a lo que enuncia le da base en hechos, no pretende encubrir ni velar nada. Tampoco es que esa narración sea plana; es que invita a recordar su trascendencia casi inalcanzable a la que Sartre daría mejor forma enunciando que es el único hombre en la historia capaz de llevar a cabo, con actos, su excelsa y alta filosofía. Este narrador escénico12 nos acerca a la sierra, a la incertidumbre y a la metralla, otorgándole forma propia al diario del guerrillero, donde esas dos partes (el narrador escénico y las formas del diario) convergen con elucubraciones viscerales, con descargas de furia y la incertidumbre del acontecer tan sorpresivo como inmediato. Nos hacen posible esa necesidad de comunicar, de confidencia, de ser participe y al mismo tiempo de obtener ayuda13. De todo aquello de lo que somos objeto cualquiera de nosotros, pues cualquier narración es la vía de internamiento en un cerebro distinto; sí, de un personaje, pero tan complejo como nosotros mismos. Esto me lleva a declinarme sobre una paradoja, como tantas o todas las que conforma una vida: ustedes leen esto que yo mal escribo, donde ambos leímos aquel cuento que escribe un argentino, que crea un personaje que se basa en la historia de un hombre que busca. Y podría ser así al infinito, porque qué dios detrás de dios la trama empieza… El espacio literario no es menos misterioso que el mundo, porque en sí es un mundo, ni que cualquiera de las otras faces de esta confusión que es la vida, pues su intención no es transmitir el relato, sino exponerlo, instigarnos a decodificar las distintas capas con que se descubre, según su actuar, su pensar, su evocar. 11 Tzvetan Todorov, “Las categorías del relato literario”, Análisis estructural de relato, México 2004, Ediciones Coyoacán, p. 174 12 Ibidem, p. 189 13 Ibidem, p. 172 22 Todo debe ser leído e interpretado. Quizá en un primer sentido, este relato, nos remite a un orden social, a preguntarnos por el que impera en el contexto del cuento, con relación a su margen dentro de lo que dice; a su explotación, de lo que intenta contarnos; y de su circularidad como ese eterno retorno representado en tantos actos como podamos mencionar, que nos habla de una relación tan estrecha del mundo que acontece sin descanso, los hechos. De los diversos rumbos que toma éste, las decisiones. Y en esa vuelta al comienzo, del principio, no del principio como tal, pero sí a un nuevo comienzo donde toda esta conjugación de actos hacen que el río fluya, y ni él ni nosotros seamos ya el mismo río, ni nos bañemos en él. Creo distinguir tres momentos, tres pasajes bien demarcados por la evolución sucesiva para la construcción del hombre nuevo por los que atravesó el Che. “Ya nadie se acuerda cuánto duró, el tiempo lo mediamos por los claros entre los pastizales”14 y con ese olvido, no dejar de ser nosotros, sino aceptar el acuerdo en que conveníamos, para dejar atrás lo que ya había quedado. Parecería decir. Ese momento de transición es el umbral para adentrarse en la selva fangosa y agitada por los norteamericanos para intentar recuperar la patria. Rescatarla de ese orden de esclavitud a la que había sido sometida. Pero cómo decírselo a ella, en ese instante, aunque pudiera, aunque tuviera las palabras. Habría que hacerlo para dejarlo bien en claro, pues la libertad es un lugar donde se es libre mientras se lucha por ella. Ese momento de la barca, donde pareciese el tiempo se detiene, hace la distinción entre ellos, los otros, que nos hacen a nosotros. Si se luchaba por la libertad, la igualdad, la justicia en busca de una identidad construida en comunión, donde hubiese lugar para todos, había que derrocar primero a los opresores, dejar de luchar entre esclavos y reconocer al amo que fragmentaba con su poder para sublevar a la población y ejercer un domino único. 14 Julio Cortázar, “Todos los fuegos el fuego”, Cuentos completos, vol. 1, México 2008, Ed. Alfaguara, p. 538 23 “Ni siquiera hacía falta que abriera la boca para decirme yo pienso que tu revolución no es más que…” 15 Solamente al cruzar en diagonal desde la Sierra Maestra hasta sus años de medicina en la Argentina es que era posible reinventarse. Saberse de clase medianamente acomodada y la licencia de médico bastaban para tener una vida resuelta y cómoda. Hablar de valores pero sin comprometerse, para dedicarse a su literatura y al mate. Pero tal vez, como dijera Borges, ningún destino es mejor que otro por largo y complicado que sea, que consta en realidad de un solo momento, el momento en que un hombre sabe para siempre quién es. No es que un destino sea mejor que otro, pero todo hombre debe aceptar el que lleva dentro y por ello no cualquiera es para todos los hombres. Existe un paralelismo entre quienes decidieron hacerse a las armas y exigir a cara descubierta, descargar el mensaje de sus ideales con cada detonación de fusil. Negándose a pertenecer a las largas filas del sometimiento. Alegrándose por hacer la revolución, por intentar hacer la diferencia. También están, representado en la figura de su amigo, los que siguen las formas homogéneas de una gran masa, de la demanda, para que tengan un trabajo y tener el privilegio de consumir todo eso que no necesitan; con fachada de valores descansados en la injusticia. Presos de un sistema de trabajo que ni siquiera decidieron aceptar pero así lo hicieron; que de a poco los corroe en cabezas sin motivo. “Si seremos capaces de alcanzar la reconciliación con todo lo que haya quedado vivo frente a nosotros”16. Nohe entendido jamás el problema del tiempo, menos aun el fugaz presente. Alguna vez encontré que el presente consta de dos momentos. Una primer parte dividida en los recuerdos del pasado, el presente-pasado. Y la evocación del postrero acontecer, el presente-futuro, que aun no sucede, pero al imaginarlo le damos forma en el instante mismo, y es entonces cuando existe. 15 Ibidem, p. 541 16 Idem 24 Pienso que eso sucede. El narrador ha contado ya cómo dejó atrás tantas cosas, y sabe que está luchando, pero la rebelión no culmina con ganar la guerra. Y si así sucedía, pasar del fusil al escritorio se miraba difícil. Siempre es más fácil destruir que construir. El requerimiento de la fuerza y la valentía serían menos importantes. Y entonces pasar a la cuestión de edificar, de presentarse de nuevo ante el mundo y no convertirse, como funcionarios, en todo aquello contra lo que lucharon, que detestaron tanto. Morirse de otra muerte. Estas cavilaciones se dan en solitario, en un diálogo para encontrarse consigo mismo. Pero ahí, en ese momento tan íntimo, también están todos. En ese deseo de comunicación, de confidencia, de ayuda, de ser parte. Todas esas situaciones que nos conforman, que requiere un personaje, un hombre aunque sea encender un cigarro, despacito; para reconciliarse un poco con la vida. Porque en los caminos del humo se puede remontar cualquier distancia, diría que se pueden creer los propios planes y soñar con la victoria sin que parezca un sueño17. Con cada relación algo se construye, nos demos cuenta o no. Con las reflexiones de su acontecer obtiene una idea de la talla de sus ambiciones, de lo que se ajusta a ellas, y desecha las que no van con él. Pues nadie pasa por un sitio donde al marcharse, nada suyo quede en éste, ni otra porción se vaya con él. Y con cada vez se acerca a esa depuración humana que busca, que tanto anhela en su corazón. Estas relaciones que Barthes llamaría de acción, por la importancia en los cambios del personaje, abre esa trinchera de conjunción con sus compañeros para dar cuenta de no ser el único ni el primero a quien la conducta humana ha asqueado y confundido. Que existe un pensamiento para llevar hasta las últimas consecuencias bajo la misma pasión. 17 Ernesto Che Guevara, “La piedra”, Che desde la memoria, Cuba 2004, ed. Ocean sur, p. 236 25 Esos otros vínculos a las que también Barthes daría nombre, de derivación, son muy cercanas, y se pueden confundir con las anteriores. Más que ligeras metadiégesis son circunstancias que activan reacciones. Luis desaparece, y con ello los planes se destruyen, y hasta se piensa en no poder ya dar constancia al mundo, a la historia, de la indignación que son presa. Con el hueco en el estómago, entre la poca comida y las balas que los persiguen, la muerte se hace manifiesta y guarda su lugar en estrecha compañía. Se deja claro que habría que hacerse responsables de sus actos, de pagar la inexperiencia, de sentirse vulnerable el día entero; porque de rendirse no se hablaba ni para dejar al último. Con todas estas relaciones existe una reflexión del ser, en intento de hacernos dueños de nosotros mismos; de no renunciar a nuestra natura que nos pertenece y nos define. Es un cuestionamiento por la ética impuesta en ese momento, tan cambiante como se demande. Porque el ser humano carece de ella en su nacimiento, pero se construye mediante el entorno. Este cuestionamiento proviene de un intento por darse cuenta crítica de sus actos, pero también de su realidad que es entorpecida por la segunda natura, la cultura. Aquella que dicta las normas y manifiesta un modo correcto de actuar. Que acredita lo que está bien o no. Lo que debe de hacerse, las reglas generales que se establecen en cánones para un mejor control, una uniformidad de actuar, de pensamiento, de sometimiento. La ética comienza con la obediencia. La raza más baja es la que obedece. Dice Platón. Y claro, el punto de partida para toda reflexión ética es la actividad humana, como en la revolución cubana es el <deber ser> establecido, lo que se tiene que aceptar. Sin embargo estas costumbres o convenciones son efímeras y cambiantes. Por eso el narrador juzga, critica y establece algún valor de importancia mediante su natura que es inmutable. Manifiesta su indignación en contra de esas verdades humanas que son siempre volátiles. Siempre es una palabra que no está permitida a los hombres. En ese momento el Che Guevara se vuelve inmoral, por estar fuera de la moral mayoritaria. Se hace indeseable por salirse de las filas, y es pretexto 26 suficiente para mandar las avionetas de reconocimiento a darle caza. Pero sigue siendo una lucha entre esclavos; unos que no se dan cuenta, ante otros que quieren dejar de serlo. No es un intento por socavar un grupo de rebeldes, es sepultar ideas disconformes que en su manifestación provocan más disconformes. Porque cuando un hombre actúa y crea se hace humano; se deshace de los velos generados por una vida ocupada y contenciosa, que quebrantan nuestras pasiones. La muerte sucede a manera de leit motive. Siempre presente, al acecho, como cazador esperando el botín de la emboscada. Que cobra doble fuerza superpuesto a la figura de Luis; y más bien de su ausencia. Luis es la representación de diversa cosas; es un motivo más que indispensable para la figura del relato, sin embargo solo se presenta, en breve instante, en un principio y en el final del cuento. A manera de representación del comienzo de la lucha se menciona en la barca, para después perderse y ser motivo de constante añoranza. Transmuta y se re-presenta en distintas formas; como si fuera el sino de la lucha, de Ernesto, de la esperanza misma. Primero es un músico de hombres, que fuera del proscenio, cual orquestador ha dado ya las instrucciones, sólo resta reencontrar el sitio marcado del encuentro para deshacer los mapas que preceden y partir juntos, como esa melodía reparadora (de Mozart) hacia parajes inciertos. Posteriormente se convierte en estrella; y guía. Y es luz y camino y mensaje constante. En el final del relato abandona sus formas de desdoblamiento posible (al menos en la mente del Che) y se presenta como hombre. Se redime con lo que ha quedado y olvidan lo que quedó. Como en un principio todo toma su lugar para manifestarse ante el babuino. El babuino que no se le nombra, que no lo merece, que se animaliza. Porque quién querría ponerse su cara. Si aceptamos que ese consciente onírico manifiesta imágenes sensibles que representan, que configuran simbólicamente. Aquí, los valores son casi directos y acontecen hacia un fin que evidencia, que dicta y otorga un sentido unitario. Nadie podría ponerse su cara, nadie querría. 27 El filme 28 Soderbergh, un intento por comprender su ética y su estética El hombre olvida que es un muerto que conversa con muertos Jorge Luis Borges El origen de las historias nos viene, en principio, con el lenguaje, con ello la apropiación del mundo que creíamos percibir; y dentro de esto, un sinfín de sensaciones experimentadas paraguardar en la memoria y querer expresarlas. Su principio está esencialmente ligado al juego, a la forma lúdica de transmitir las experiencias, en principio oralmente, de una generación a otra que en ese comienzo remite a un mundo nuevo al que se compenetraba, pues lo que pasó en el origen natural, puede repetirse en el origen personal. Así, el arte surge en una función esencial de adaptación, de supervivencia, de catarsis personal, íntima. Esa idea fantástica que permite explicar cambios sin procesos externos. Que a su vez crearon géneros y formas, unidad y multiplicidad derivado de la imposibilidad de mostrar tal como son las cosas. Y utilizar mitos, relatos, fábulas; analogías, metáforas; textos. Esa infinita urdimbre que es la vida, que se manifiesta más no se delata, entre sus juegos a escondidas, de vez en vez; porque la mucha luz, como la mucha sombra no deja ver. Quizá lo hemos sospechado siempre e intentamos irrumpir entre sus propósitos. Nacemos sin haberlo pedido, quizá sin haber pedido nada, dentro de un cuerpo que nos humaniza, que es lo único que nos pertenece, pero paradójicamente nos hace imperfectos, condenados a morir viejos y cansados. En compensación, ese espacio expuesto nos permite múltiples desdoblamientos en un intento de evasión, para dar voz a esas fuerzas adustas e intentar acercarnos a la realidad que vorazmente nos elude. Esas creaciones simbólicas que tienen una visión implícita de la historia, de su propia historia. Pero el conocimiento es ascendente, sensible, inteligible para la creación de la belleza subjetiva en su afán esencial de instruir y dar placer; aun sin saber –yo- qué es más importante, la ética o la estética. 29 La ética, en su sentido más elemental es la reflexión de la conducta humana, de su temperamento natural. Que se ve reflejado como tantos puntos de vista existan, o filmes, u obras artísticas. La estética (en las películas, para adentrarnos en lo que me compete) es esa forma particular de reflejar lo deseado, mediante su profundidad, en un estadio de fondo. De la belleza con que se trata y el sentimiento que de ella desprende. El filme se hace con las formas del cuento, con la intriga de predestinación que busca, desde el comienzo, mirar hacia el final. Esta hecho para leerse en un ejercicio autónomo, en un solo momento conjunto, pero también para reconocer las convenciones genéricas a las que alude. Steven Soderbergh es un cineasta que no gusta de pertenecer a algo determinado y seguir por esa línea. Tal vez por no limitarse, por no encasillarse, más bien experimentar tanto como pueda. Y probablemente, de divertirse también. En su nivel más primario, hace cine de fórmula, más de taquilla que de contenido. Que gusta de entretener, que no exige pensamientos complejos ni reflexivos. Es que no todo es intelectual, a todos nos gusta mirar el fútbol o jugar al dominó. Nos gusta el divertimento pleno y sin aparente sentido. Basta mirar Ocean´s eleven (2001), Oceans thirteen (2007) o Erin Brockovich (2000). Tendríamos que considerar que se cree que existe un número limitado de temas de los que se puede hablar, que se repiten y que todo lo demás deriva de ellos, un impalpable polvo de otras eras, de otros lugares ya visitados, que se desvanece en nuestras mentes y se postra en lugares distintos. En ese afán de perpetrar con la tradición, de correr con el flujo de ideas tan fuertes que encuentran ecos irrepetibles, podemos encontrar juegos de espías, de novela negra o policiaca como en The informant (2009) y en thrillers consumados de acción como Haywayre (2011). Tal vez de esa manera: si la ética es ese estado de reflexionar sobre la conducta humana en sus actos y sus circunstancias, por decirlo de alguna forma, ese exterior inmanente que nos envuelve a todos. Del mismo carácter lo es esa introspección que nos dejaría de legado Heráclito como el primero en intentar verse a sí mismo. Entonces pensar en nosotros, en uno mismo, en el ser. 30 Quizá toda obra artística es un intento por darle sentido y forma a esa reflexión del ser. Pero en este caso, Solaris (2002), lo es en su sentido directo con ese yo del que se cuestiona Aristóteles por la esencia, y advirtiera que el ser es lo más fácil y al mismo tiempo lo más difícil de elucidar. Que manifiesta el énfasis de aquellas ideas que nos han ocurrido en la búsqueda de respuestas, de preguntas inherentes, que su carácter de incertidumbre no nos satisface. Pues esta, es un remake de Solaris (1972) de Tarkovskiy y a su vez una adaptación de la novela de Stanislaw Lem. En esta larga tradición existe una alusión a la ciencia ficción, que a su vez lo hace con la novela filosófica, con la otredad. Y manifiesta que lo que me acerca, lo que me pone en contacto con el otro mundo, con esa posibilidad de conocimiento ontológico es la participación con éste. Entre estos relatos recuerdo El golem de Gustav Meyrink, “El otro” de Borges, “Qué tal López” de Cortázar; The Matrix, Blade Runner, 2001 Odisea del espacio. Sólo por mencionar algunos. Pero también se arriesga propone y crea realidades paralelas que quieren aparentar ser la misma como en Kafka (1991), donde juega a que nada es lo que parece ser dentro de esa tragedia irónica que remite a su literatura compleja. En esta polivalencia, donde no busca definirse, no quiere hacer tampoco cine de autor, o cine de culto. Busca una dualidad de mundos distintos, ya sean entre mundos a los que se adentran sus personajes, o esa contraposición de clases, de fronteras que se rompen, pero no pierden sus distanciamientos. Gusta de dividirlos en colores: azules gélidos y determinantes para las altas clases, con ese aspecto de autosuficiencia, de motivos impersonales. Sepias para los arrabales, de vivaz interrelación; que se retrotraen entre ambas y juega a romperlas. Su cine está hecho para el público, tal vez para todos, y se siente cómodo al trabajar con actores que ayudan a generar un gran espectro para su recepción. No es un director de aquellos que se hacen inalcanzables, donde su obra sólo puede ser comprendida, acaso, si se sabe de jazz, de filosofía, de arte, de francés. Tal vez ahí se humaniza, se siente cerca. No busca adoctrinar, se adapta, se manifiesta. Busca las formas de entenderse con un gran público lector. 31 La apreciación visual como causal es tanto una cuestión íntima, que depende de nuestra capacidad de activar esa virtualidad, decodificar para desprender todas esas partes que comprenden y hacen el verdadero valor del todo en su conjunto, que de igual forma puede descansar en nuestra particular aceptación de cierta belleza. Así como la valorización colectiva, en eso que Lauro Zavala llamaría inconsciente cinematográfico, donde la historia del cine es larga y creó géneros, cánones y tanto lugares obligados como comunes. En ello se ha creado algo a lo que se le ha dado nombre de convenciones genéricas, para reconocer sus alusiones y hasta repeticiones en la diferencia. El compromiso de toda cinta es tanto ético como estético, y por lo dicho en los párrafos anteriores, es también un espejo amorfo, que nos pregunta por nuestra capacidad intelectual, sensorial. Que impugna en nuestro conocimiento del cine. En este sentido, Soderbergh retoma ese largo pasaje de término de la humanidad en Contagio (2011), que renace del cercano H1N1, pero de largo recorrido en filmes como 28 Weeks later (2002 y 2007) de Danny Boyle, o toda la carrera de George Romero y hasta The omega man (1971) y Last man on Earth (1964). Este ejercicio espiral es optimista, manifiesta su percepción del compromiso humano para recomponer y dar alivio a todos. Yo no sé si este concepto de elucubraciones diáfanas degrandes soluciones en miras de todo el mundo puede creerse. No sé si mi imaginación acepta esta idea. En el caso natural de estos procesos acepto más el caos como reivindicador del orden, como un nuevo orden. Traffic (2000) es su trabajo más venerado, tal vez por ese señalamiento social de distintas clases. Por esa simulada moral representada que nos muestra los falsos discursos y los falsos héroes. Con una manifestación de ese aparente distanciamiento que siempre piensa en el otro mundo de un modo nebuloso, para unos deleznable, para otros inalcanzable. Pero Steven Soderbergh nos dice todo lo contrario, que las sensaciones son mucho más vívidas porque ambos participan como uno. En todo caso nos repite que en ese conjunto hay más colores, más tonalidades, hay más formas. Así, todo es más concreto, todo es más tangible. 32 Pero vuelve, donde gusta de finales complacientes y redime al héroe. Ese que nos presenta como mercenario desde la secuencia primera, que atraviesa por pruebas con aliados y enemigos. Sólo cerca del final devela la diferencia entre el ser y el parecer con que aceptamos toda su travesía como su reto supremo18 y convierte su actuar en esa larga evocación que se mira en su secuencia final, quizá como una larga petición que extasía con el cúmulo de sensaciones. 18 Lauro Zavala, Elementos del discurso cinematográfico, México 2005, Universidad autónoma metropolitana, p. 25 33 Breve acercamiento a la intención del filme y su discurso Cada hombre debería darse cuenta, de que todos podemos desaparecer muy rápidamente Charles Bukouski Estas imágenes, secuencias, me gusta creer, son fracciones que se extrapolan y toman más fuerza cuando recuerdan y hacen las veces, en el mismo momento, de los pasajes por él descritos, de las cartas enviadas a lectores particulares con intenciones universales, y parece comenzar al decir, recordando Fidel: Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos19 Y de inmediato contrapone dos mundos distintos, tal vez diversos entre sí para no querer compaginar con el otro para que pueda ser, he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia20 mostrar así la Cuba de Batista, los bares, los americanos dándose la vida en el Caribe y esa pobreza que siempre es inherente a la riqueza de esa forma en que una no puede existir sin la otra. Y las botas, el uniforme de guerrillero como si no existiera otro para manifestarse ante el mundo, la barba y el puro para romper las formas, los cánones de presentación21. 19 Fidel Castro, Che en la memoria de Fidel Castro, Cuba 2007, ed. Ocean sur, p. 41 20 Octavio Paz, “Piedra del sol”, Claridad errante, México 2010, ed. Fondo de cultura económica, p. 122 21Che el argentino; Steven Soderbergh; Belén Atieza; Peter Buchman; Steven Soderbergh como Peter Andrews; Wild bunch, Telecinco; Francia, España, EUA; 3’58´´ http://www.imdb.com/company/co0024845/ http://www.imdb.com/company/co0058749/ 34 Esta nueva representación juega con los matices, en todo su gama resplandecientes en la Sierra con la vida en la naturaleza infinita, inalterable, inalcanzable, cómplice. Ciudades americanas ocres, pálidas, de ciudadanos molestos, incapaces de percatarse; que manifiestan su ignorancia y desapruebo. De tonalidades grises y negras que cuestionan los valores de la revolución En el sistema capitalista la gente vive como en una jaula invisible. Ahí aceptan el mito del hombre que triunfa por sus propios esfuerzos, pero no comprenden que las oportunidades de la mayoría están condicionadas por fuerzas que ellos ni siquiera pueden ver22 El narrador no toma posición aparentemente, pero es testigo omnipresente y señala que el levantamiento es por el hartazgo del saqueo de los Estados Unidos que cansados de ello exigen. Pero los revolucionarios no son exportables, porque no se quiere y porque no dejan dividendos. En esa nueva Cuba que no es de bloques ni de tendencias. Está a favor de la justicia. Qué fin tendrían entonces las fronteras, los límites, sino crear distinciones que remiten a nuestras circunstancias inevitables; pero ser revolucionario o cubano no era nacer de ese modo, más bien sentirlo, querer ser participe. Era cuestión de honor, de valores. A la forma de los filósofos existencialistas; primero existes cuando te percatas del mundo y converges con él, después haces tu esencia a través de los actos y las decisiones que tomas. De la libertad y la conciencia, esas partes del existir con que nacemos, que pueden sepultarse, olvidarse y hacernos cómodos. O estar en persistentes complicaciones: decidir. La esencia es constante devenir porque no hay esencia universal aunque el mundo parezca homogéneo. La finalidad es construir comunidad que lleva al equilibrio, a la armonía, a la vida digna. 22 Op. cit; 36´04´´ 35 Que el cineasta traiga el recuerdo de manera pura y sin mezclas, según sus propias experiencias, el efecto de una revolución verdadera que ante sus ojos no fuera una fuerza incapaz de ver únicamente la superficie, sino capaz de perpetrar en su interior y como si con ello pudiera sumergirse en los secretos más delicados de las emociones, de la efervescencia de la voluntad, de una lucha por los motivos, me recuerda a esas sociedades precomunistas originarias antes de los españoles en sus relaciones de complementariedad, donde la individualidad no se ve amenazada, ni amenaza la comunidad; que no el individualismo. No existían ni eran hombres, tenían la vivencia de serlo, en un principio nosótrico organizativo, de unión, no de uniformidad. Que sólo al cumplir su función, su vocación en la vida eran, o más bien se hacían verdaderos, pues ello los acercaba a la libertad. Este algo sumado a las fuerzas y al fusil que impulsa al hombre a seguir, a luchar, a vencer más allá de, como se dice, el poder armamentista de que se goce, o lo precario de un bote para liberar toda una nación. Es el motor que viene de aquellos que tienen el valor de escuchar su interior que es libre. Pero así como es imposible vencer ese deseo refugiado en un amplio campo de fundamentos nuestro personaje manifiesta que es imposible detener al imperialismo sin identificar su cabeza: los Estados Unidos de América23. En su intención, el filme, me parece, manifiesta en la figura del Che Guevara su sentido de igualdad, de respeto para con todos, de puntualizar cómo América Latina tenía que hacerse una, pues ahí estaba su igualdad y el momento para tomarla, pues tendría más fuerza si se organizaba y andaban juntos. Pero la preocupación era de todos, momentos cumbres para las circunstancias futuras, las miradas de opresores y oprimidos estaban postradas en ellos. El imperialismo buscaba partir para convencer, el comunismo unir para creer. Se hacían y se rompían acuerdos con presionesubicadas en lazos mercantiles, económicos. Unos quedarían al margen, contemplativos; otros a los que les estaba permitido ser testigos de esas luchas y grandes transiciones, cerrarían sus fronteras, o se verían amenazados o quizá no podrían ver lo que realmente pasaba. 23 Op. cit, 17´38´´ 36 La intención opositora es instigar, molestar, cuestionar ciertas decisiones para generar dudas y crear una ruptura, una lucha de poderes entre Fidel y Ernesto, de cuestionar si el segundo quedaba relegado o si se le asignaban tareas menos importantes, o se le declinaba de su puesto. A lo que le daba respuesta: un guerrillero está donde se le necesita, aunque no sea en el frente de batalla. Y las imágenes afirman la importancia de las tareas, la unión y el respeto que se tenían, el cariño para no únicamente ser camaradas, sino amigos entrañables, sin traición, sin dudas entre ellos. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes […] Me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios24 así como también se cree en la figura de el Che el cerebro de la revolución. Se dice que tenía una capacidad estratégica formidable, sus escritos dejan claro esos procesos por el que gustaba de tratar bien la palabra. Pero se resta protagonismo y advierte que es una cuestión de todos, en medidas iguales. Se ve el poder de liderazgo de Fidel Castro manifiesto en los compañeros como el líder único de todo el movimiento armado. Existe entre ellos una relación de igualdad, horizontal. De intercambio de pareceres, honestos y francos para hacerse responsables de sus errores. Tal vez podría mirarse así, en posiciones verticales, porque estamos acostumbrados al mundo de la simulación, en el que lo necesario es lo contrario de la libertad. Porque no hay hombre sin espacio cultural, es decir sin espacio ni tiempo, que en el transcurso del mismo nacen hombres que dejan constancia de su paso, de su empeñoso hacer. Que entienden que nada se va ha solucionar de forma natural, y que saben y tienen o se hacen de argumentos 24 Fidel Castro, Che en la memoria de Fidel Castro, Cuba 2007, ed. Ocean sur, p. 41 37 suficientes para actuar e intentarlo. En ese afán, ese grito libertario entienden que lo que quieren para sí, lo quieren para los demás: que cada quien sea sí mismo. Sin cárceles ni fronteras construidas o simuladas. Pues las acciones reflejan el alma del hombre, y el alma su intelecto. En este sentido la intención es vehemente por demostrar cómo “endurecerse sin perder la ternura”. Explícitamente manifiesta que a un guerrillero lo motiva el sentimiento de amor, amor a la humanidad, a la justicia y a la libertad. No se puede pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad25. Aquí regreso a esas memorias a las que me transportan las imágenes de sus libros llenos de fotografías que según él desperdiciaban tantos disparos por atrapar sus innumerables formas. Aquel donde hace versos a las piedras y da cuenta de sus cualidades de fotógrafo, de lector inagotable y viajero impenitente. Con esas cartas escritas, desde muy lejos y a toda prisa, a sus hijos en un pequeño descanso entre la guerra. Con su incitación a Camilo y a Tatico a combatir el imperialismo, y si desaparece –como si esto fuera posible- a viajar a la luna. 25 Che el argentino; Steven Soderbergh; Belén Atieza; Peter Buchman; Steven Soderbergh como Peter Andrews; Wild bunch, Telecinco; Francia, España, EUA; 48´00´´ http://www.imdb.com/company/co0024845/ http://www.imdb.com/company/co0058749/ 38 Distinción entre textos 39 Sobre la literatura y su potencialidad Bastante habitual en esos sitios donde se considera raro al hombre auténtico Charles Bukowski Alguna vez escuché que la primer historia se escribió sobre el caparazón de una tortuga, pero eso no es ningún principio. Las historias se han contado desde que se utiliza el lenguaje. En un principio tal vez de gestos, de movimientos corpóreos, de sonidos; de trazos intentados sobre la tierra, en piedra, en el aire. Con el lenguaje se le dio sentido a muchas cosas y pudimos encontrarnos en un acuerdo que evoluciona, cambia, se recrea de voz en voz; y tal vez desde entonces se creó la primer ficción. No me parece realmente relevante saber si se intentó un artificio o la reproducción de la realidad, pues acaso nuestra realidad es un artificio ya en sí. Con el lenguaje que nos delata y limita para con la mención exacta de cualquier cosa, pues el conocimiento directo no existe, porque en nuestro principio, probablemente, aun somos tirados por esos dos caballos de los que habla Platón, uno negro y otro blanco. Uno maligno y uno benevolente; uno del alma, de la sustancia que mira hacia el infinito, el otro, por su parte, etéreo, de esa razón corpórea, visceral, que no resiste su finitud. Por eso quizá Borges decía que la primer obra de arte del hombre es el sueño, que surge con la vida y no empieza ni termina ahí. Sigue su curso. Pero su enunciación nos acerca y no deja de ser nuevo. Sabemos ya que nada nuevo es acogedor, presenta resistencias. En este proceso de trasmutación pasamos por la apología, la fábula, la parábola. Del Aquiles y la tortuga de Zenón hasta la de Monterroso, de los trabajos de Hércules hasta los de Leopoldo, del Cid campeador a Los vagabundos del Dharma. Del cuento a la novela, a las minificciones. De las síbilas hasta el intertexto. Esas lecturas semióticas de valores y signos que generan dos sentidos con su contexto, su desdoblamiento, su percepción, su género. 40 Todos estos símbolos lingüísticos de la literatura que funcionan como la vida: vela las cosas, no las evidencia, crea dudas. Del apunte fenomenológico que habla Milan Kundera El arte no es sólo derivado de las corrientes filosóficas y teóricas. La novela conoce el inconsciente antes que Freud, la lucha de clases antes que Marx, practica la fenomenología (la búsqueda de la esencia de las situaciones humanas) antes que los fenomenólogos26 La expresión de la belleza por el arte, por medio de la palabra que poetiza circunstancias en vías de explicarlo todo. La protección en contra del olvido del ser que crea ideas para ser leídas y estudiadas e intentar partir de puntos nuevos. No desde un mismo principio ante esas reducciones del mundo. Abstraemos y mencionamos términos para connotar un amplio espectro pues opera en nuestro pensamiento ideas conocidas para la comprensión de ese cambio, de esa evolución estética que se canoniza para formar parte de algún momento cultural, porque en sí la literatura nace en ella, por ella y para ella. Desde una subjetividad en esa amplia visión de sus circunstancias y sus decisiones, busca comprenderse, comprenderla. Es circular. Aquí imagino a literatura como esa aporía de los números de Zenón, en donde su parte es igual al todo. Asícomo los números impares son infinitos, de esa misma forma, todos los números. La literatura es la exploración de los mundos posibles que aun no conocemos, que intenta hablar del mundo y las realidades a que pertenece, que también hablan de ella. Entre todos los sucesos tan inasibles, los románticos dijeran ya que lo que pasó ayer hoy ya no existe. Pero la literatura es testimonio de nuestro paso por la tierra, nos coloca en lugares diversos, de aquellos que no conocimos y 26 Milan Kundera, El arte de la novela, Barcelona 1994, Tusquets editores, p.43 41 existieron en otro tiempo; además nos transportan a otras visiones, a la de los personajes que padecen la narración, de ellos que lo vivieron dentro de sus formas para comprender su tiempo. Se rompen fronteras temporales, a los personajes se les da vida y contexto, son un ser más. Vivimos en ellos y conocemos los hechos conforme avanzan las páginas, nos hacemos ellos, y así, ellos también nos habitan desde el primer momento en que acepto, en un primer nivel, ese supuesto pacto de ficción. Con todo ese diálogo nos preguntamos si existe la realidad. Ella es lo que vivo, lo que experimento, pero eso también está dentro de mí ¿No son esos textos parte de mis deformaciones para cada vez conocer más y conocerme mejor y entonces decidir mejor. Acaso no todo cambio, todo movimiento todo viaje es interior? Si bien es cierto que no vemos a los personajes como en un fotograma, sus ideas, sus decisiones y diálogos lo construyen. Hacen que me identifique, o no, con él para después tener una imagen mental de los protagonistas, retenerla y tal vez recordarla. Por supuesto, parte de toda subjetividad, por eso la chica de “Una casa en Santiago” no es la misma para todos, incluso ni para todos los pretendientes que forman parte dentro del cuento de Luis Sepúlveda. Existe con ello una libertad en su construcción, donde en esa identificación tenemos un diálogo con ellos, sus ideas se entrecruzan con las nuestras. Nos reconocemos y entonces así experimentamos ser otros, con sus lugares, amigos y enemigos que son distintos para nosotros. Cambiamos de parajes. Pero es ahí donde nuestro cerebro comprende que si leer una novela o un cuento es habitar otro mundo, entonces es tener un mayor número de experiencias, de situaciones tan diversas sin despegarnos de nuestro sillón, pero de todas esas aprendemos, porque las hemos hecho nuestras en esas lecturas. Puede decirse que se consume por gusto y que es una de las tantas formas de entretenimiento para pasar el rato, pero eso sería reducir todo su espectro, aquel del que Jorge Volpi dijera que es una porción de nuestra memoria compartida. Toda esa constancia del paso de la humanidad. Puedo leer un libro de historia en donde encuentre pasajes del Sendero Luminoso del Perú, o un 42 cuento de Daniel Alarcón, y el segundo me lleva a esas decisiones, a esos momentos de manera más latente porque es la construcción de la constancia de nuestra especie, de nuestra elección en su sentido más amplio con nuestra conciencia, nuestras emociones o dudas Si la ficción ensancha nuestra idea de nosotros mismos, la ficción literaria, las novelas y los cuentos lo hacen de una manera no más poderosa, pero sí más profunda que otros géneros. No menosprecio a ninguno […] pueden ser tan ricos como una narración en prosa, pero sólo una narración en prosa despierta en nosotros esa sensación de penetrar en las conciencias ajenas de manera directa y espontanea –inmediata27 En esa larga intención por demarcar, por apropiar, por restringir y hasta aprobar, concebimos las leyes establecidas de la sociedad, en sus distintos momentos, como una naturalidad, que olvidamos todas esas posibilidades que escapan de nuestro entendimiento, esa libertad de interpretación a la que nos invita la literatura, esa que reconstruye la lengua, que la vuelve peligrosa o cándida, por eso crea identidad, crea comunidad. Todas esas circunstancias experimentadas en nuestras lecturas, como de igual forma las experimentadas por nosotros mismos con la vida, tienen la intención misma en su finalidad, la de hacernos mejores lectores de nuestro mundo para tomar mejores decisiones, comprender más cabalmente todas nuestras implicaciones. Ese internado en ficciones complejas, nos diría Volpi, que habitan personajes confusos, profundos y contradictorios, de emociones polivalentes, son una de las mejores formas de aprender del mundo, de comprender a los demás, a nosotros mismos. A ser humano. En ese carácter de adaptación evolutiva que nos hace quienes somos en nuestra forma y fondo. 27 Jorge Volpi, Leer la mente, el cerebro y el arte de la ficción, México 2011, editorial Alfaguara, p. 24 43 La literatura no tiene un valor específico, al menos no en su sentido comercial. Si algo vale para la vida, no vale, debe servir para la vida. Por ello Kafka diría que es el salario que se percibe por servirle al diablo. Gana si aceptamos que, además de ser la historia de un hecho, es también la manifestación de un anhelo, de sensaciones profundas, y entonces es también, la historia del corazón. Si no lo fuera se volvería un mero ejercicio intelectual, estético, de formas y estructuras sin proyecciones. Porque aquel proverbio chino que versa que “la inteligencia camina más que el corazón pero no va tal lejos”, es cierto, y todos los mundos requieren de todas las formas posibles. No es que confundamos lo cierto con las invenciones, pero “si la ficción es una herramienta tan poderosa para explorar la naturaleza –y en especial la naturaleza humana-, es porque la ficción también es la realidad”28. El ejercicio en su intención comienza con el escritor, que delata su sensibilidad en el estilo, que se pregunta y crea, no sólo por placer, sino de igual forma por comprender, por hacer un internamiento, independientemente de su relato, siempre hacia adentro. En ese sentido, probablemente escribe pues el hombre virtuoso de este mundo es infeliz, porque aspira a otro mundo. Proyecta el suyo con el lenguaje, le da forma y lo manifiesta, pero son siempre caminos nuevos, y todos los caminos no antes hechos son más angustiantes. Yo no conocí al Che Guevara, tampoco viví en su tiempo. Si no existieran los textos (de cualquier tipo) no tendría la idea que tengo de lugares distantes, de tiempos remotos y hasta futuros probables. Puedo imaginarme a los hombres de las cavernas, tener una vaga idea del pensamiento de Sócrates. Recrear, bajo mi capacidad, esos lugares a los que me abre la puerta la literatura. El gran campo de “Reunión” comienza antes del cuento. Tenemos los textos de historia que hablan de los acontecimientos, a los que se les da fe de oficiales. Después existen los de todos aquellos que salieron de la isla, que vivieron el corto proceso de la revolución y refugiados en, principalmente, los Estados Unidos alzaron su voz; claro, con el apoyo del imperialista ofendido tras la perdida de una de sus colonias. Aun hoy existen este tipo de 28 Ibidem, p. 31 44 documentos, tratados bajo la mirada del largo transcurso, ya no inmediato; que les contaron de ello, o lo vivieron muy pequeños. Esto genera un amplio campo para crear una idea del hecho. Construimos según nuestros pensamientos ese lugar, tal vez también compartimos ciertas opiniones, como quizá otras no tanto. En ese primer acto de ubicarnos ahí, hacemos juicios. Trasladamos todo ello a nuestra realidad para preguntarnos cómo sucedería ahora; hacemos distinciones,
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