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Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de estudios superiores Acatlán 
 “Reunión” y Che el argentino. Dos 
representaciones de la figura del Che Guevara 
 Seminario taller extracurricular 
Interdiscursividad: cine, literatura e historia; 
y examen profesional 
 Que para obtener título de 
licenciado en comunicación 
 Presenta Marco Daniel Vázquez Sánchez 
Asesor: Dr. Jorge Olvera Vázquez 
Agosto de 2012 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Esto no hubiera podido ser sin el apoyo de mi padre, sin las largas charlas con 
mi madre, y el par de maestros que rompieron las barreras y me indujeron. Y, 
por supuesto, mi perro Jack(y), que me acompañó sobre tantas noches azules. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Índice 
 
 
 
Apunte de llegada (a manera de introducción) 5 
 
El cuento 7 
Cortázar, un ligero acercamiento a su narrativa 8 
El contenido social de su narración 12 
Sentido e interpretación 18 
 
El filme 27 
Soderbergh, un intento por comprender su ética y su estética 28 
Breve acercamiento a la intención del filme y su discurso 33 
 
Distinción entre textos 38 
Sobre la literatura y su potencialidad 39 
Fronteras del cine 48 
En busca de igualdad 55 
 
Apunte de partida (a manera de conclusión) 64 
 
 
 
Fuentes 66 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la selva de símbolos 
 y de signos, 
 el hombre, 
solo, 
 va descifrando. 
 
 
Cristina Peri Rossi 
5 
 
 
 
 
Apunte de llegada 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cuando por fin decidí qué haría en este de trabajo de investigación elegí temas 
que cada vez me parecen más asombrosos, con los que he compartido una 
parte sustancial de mi tiempo; en sus lecturas, en las pláticas con los amigos o 
en algún lugar íntimo de mi pensamiento. 
 El primero, el cuento, esa creación que me transpola a distintos estados, 
que hasta pasado el tiempo lograría identificar de entre los demás, que 
posterior a un largo andar entendería sus magnitudes de que es posible. De 
6 
 
todo ese internamiento en relatos, así como sensaciones diversas en tan corto 
espacio. De aquel que de verdad sales como del amor: añorante o aliviado, 
pero deslumbrado. 
 De aquel que Borges dijera, aunque fuera del libro en general, es el mejor 
invento del hombre como extensión de la memoria, de la imaginación. Quizá 
del tiempo y el espacio. 
 Muestra lo áspero, lo llano, lo irregular en casi un instante. Como en aquella 
“Escritura del dios” no puedes explicarlo porque lo vez todo en un mismo 
momento: al mundo, al universo, a ti, a tu barrio; en un solo instante. 
 Y de él, Cortázar, que me mostraría un sinfín de caminos con relatos de 
cosas que jamás hubiera podido imaginar, con sus intenciones directas o de 
largo elucubramiento, donde en ninguno de ellos pueda decir son sencillos. 
Busca distraer, conmocionar, invocar, transgredir. Pero siempre una ardua 
operación de su intelecto. 
 Que no acabo por leerlo ni comprenderlo todo, de ahí que para mí sea tan 
enigmático en mis vueltas a la lectura. 
 El tercero, Ernesto el Che Guevara, el latinoamericano comprometido con 
toda esa patria de raza mestiza capaz de provocar o inspirar, casi, a 
cualquiera. Que seduce con su mortalidad; que tuvo una idea y no la 
abandonó, ni ella a él. La transformó y reforzó entre sus viajes, sobre la 
motocicleta, entre la jungla y entre las letras. 
 Capaz de diferenciarse en este mundo de homogéneos. Entre estas vueltas 
y matices predispuestos que somos todos. Ante lo que nos dice, todavía, que 
intentar la diferencia es difícil, pero de satisfacción pura. 
 Así lo miraremos todos, de esa forma poética y a la distancia, imaginando 
cómo sería, pero sabedores de nuestra vida un simple proceso. 
 Entonces, el descubrimiento de un cuento, del Che, por Cortázar, con un 
epígrafe que alude a Jack London era ya una invitación, para mí, inmediata. 
Que con Luis, Tinti y el babuino me hizo por instantes ir a donde los barbudos. 
 Pero bueno, este es el resultado de una tarea, para mí, laboriosa, de un 
alargamiento en sumo complicado ante mi carácter circunscrito, con mi 
problema de extensión. En estas largas páginas digo algo que me gustaría 
haber hecho dentro de una corta composición. En el mejor de los casos, si 
fuera posible, un par de cuentos. 
7 
 
 
 
 
El cuento 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8 
 
Cortázar, un ligero acercamiento a su narrativa 
 
 Hay muy poco qué decir sobre escribir cuentos 
 a menos que seas un explicador profesional. Si 
 puedes escribirlos, no tienes que explicarlos. Si no los 
 puedes hacer, ninguna explicitación puede servir 
 E. Hemingway 
 
Los cuentos de Cortázar comprenden, sin duda, ese amplio espectro dentro de 
una narración corta, carente de límites, con principios de ripios que delatan, sin 
nosotros saberlo, ese río de palabras que conforman un todo, donde al llegar a 
su desemboque, sorprendidos entre sus juegos, creemos o dudamos 
comprender esa excelsa serpiente que se muerde la cola. 
 Como quien pela una cebolla, ellector se adentra en complicados laberintos 
que emanan de entre sus textos. Lo que se cuenta y el cómo se cuenta se 
advierte, con ello nos volvemos cómplices para vagar entre sus voces, en esa 
extensa gama de narradores y sus formas y sus variaciones a la vuelta de la 
página exigiendo el cambio de juego. 
 Algunas veces he pensado que si sus textos son laberintos, en esa 
gradación tan divergente de su intelectualidad, algunos -recordando a 
Hemingway donde lo más importante no se cuenta-, acaso son laberintos de 
una sola línea capaces de dejar indicios en su recorrido, con minuciosos 
acertijos en intención de contarnos en ese ensordecedor silencio detrás de las 
palabras la verdadera anécdota. 
 El juego comienza en el título, en el epígrafe, en las tan aparentes nobles 
dedicatorias y continúa en las notas al píe, en sus piletas llenas de caramelos, 
en los hombres sin cabeza, en puertas de realidades alternas, en limpiezas de 
estrellas y planetas, en pesadillas que son y no oníricas, en manos autónomas, 
en agua, en fuego… y todo bajo el pretexto de una narración. 
 Habría que tomar en cuenta que hablar de géneros puros es un tanto 
incierto; más ahora que convergen, se comparten y se mezclan ya sin 
advertirlo. Es habitar territorios oníricos en su aspecto evanescente, tan de 
difícil descripción. 
9 
 
 Eso mismo pasa en el camino del cuento, donde cada uno busca expugnar 
su propio género, redefinirse. Es huidizo, de complicada definición. Y tal vez 
más por ser, en palabras de Quiroga, el más difícil de los géneros literarios. 
 Por ello, no diré que se pueden descifrar mecanismos que rijan la escritura 
de Cortázar, porque no son textos de fórmula, ni están supeditados a una 
determinación. Porque tienen una connotación subjetiva, una naturaleza 
intertextual con lo que creemos llamar realidad y todas sus formas posibles, 
incluidas las que desconocemos e incluso no sospechamos. 
 Pero bueno, su narrativa está cercanamente vinculada al cuento moderno. 
Ese que iniciaran Poe y Chejov. 
 En este aspecto, Edgar Allan Poe determinaría algo fundamental, que él 
mismo nombraría como la unidad de impresión1. Ese punto tan particular como 
importante: la conmoción en el interior. Que debe ser continua pero breve, sin 
elementos decorativos para no perder esa misma unidad. 
 Afirmaría también, que “toda gran excitación es necesariamente efímera”, 
con grandes variaciones de las diversas inflexiones del pensamiento. 
 De manera que la prosa permite una lectura mayor que un poema, pero en 
su trato el único recurso, no del que dispone, sino el que busca trabajar, la 
profundidad. 
 Bajo esta base de estructura estética, donde dentro de ese pequeño 
espacio se reúnen no más de los elementos necesarios para indicar un cierto 
límite jugarán estos aspectos para así crear realidades sin principio ni término, 
una circularidad; a lo que Julio Cortázar llamaría esfericidad. 
 Son, por eso mismo, sus cuentos, mundos perfectamente modelados para 
su existencia propia. Una presencia alucinante como él mismo diría, en 
intención de hacer perder contacto al lector con su mundo, e internarse con uno 
nuevo o distinto. 
 De modo que el cuento acontece en un estado de percepción ajena para el 
lector. Pero esto sólo es posible bajo tres estados que Julio capitularía. 
 Oficio: que crea ese mundo distante con sus elementos posibles. Un 
ambiente. 
 
 
1 Edgar Allan Poe, “La unidad de impresión”, Teoría del cuento I, Lauro Zavala, México 2005, UNAM 
10 
 
 Intensidad: que se logra en medida de quedar lo indispensable y eliminar lo 
prescindible. 
 Tensión: surge de ese estado gradual de acercamiento a lo que se desea 
contar. 
 Y como agregado a esto, que no es poco, la pasión, para no convertirlo 
únicamente en ejercicio estético. Oscar de la Borbolla sentenciaría que sólo 
con ella se logra ese rapto a otra dimensión2. 
 Esa conjunción es la alquimia perfecta para salir del cuento como del amor: 
con alivio o resignación. Pero extasiado. Escribiría el argentino. 
 Ese acto de sublimación no sólo termina con el lector dentro de esos 
laberintos indescifrables, improbables, sino que comienza con el escritor. 
Porque el tema crea en el creador, lo busca. 
 Como una especie de exorcisación. Me atrevería a pensar que esa pérdida 
de contacto, para instar en el ètat second, más que un pleno exorcismo de 
verter la narración es, más bien, un estado de traspolación a lugares distintos 
de nuestra propia percepción. Y se me antoja a la manera de los griegos: el 
amor no existe, pero sí el hombre enamorado; tampoco los ideales, pero sí los 
idealistas, que bajo estos estados elevados del alma que abrían las puertas de 
la divinidad posibilitan lo sublime. 
 
 La gran mayoría de mis cuentos fueron 
escritos al margen de mi voluntad, como si yo no 
fuera más que un médium por el cual pasaba y se 
manifestaba una fuerza ajena3 
 
no por ello dejaba de continuar a esto un trato bajo el conocimiento y dominio 
de su hacer. Pues no trabajaba en un estado alterado por completo, se 
ocupaba de sus técnicas, bajo su rigor. 
 Sus cuentos, a las formas teóricas no indagan ni trasmiten conocimiento, 
pero él mismo afirmaría, que es enseñanza, es adoctrinamiento ideológico, 
pues las cosas fundamentales se transmiten de sangre a sangre, de mano en 
 
2 Oscar de la Borbolla, “Carnalidad del cuento”, Teoría del cuento I, Lauro Zavala, México 2005, UNAM, 
p.379 
3 Julio Cortázar, Último round, vol. 1, México 2009, siglo XXI editores, p. 66 
 
11 
 
mano, de hombre a hombre; cual es la función que se encuentra en la 
literatura4. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 Op,cit, “Algunos aspectos del cuento”, Teoría del cuento I, Lauro Zavala, México 2005, UNAM, p. 316 
 
12 
 
El contenido social de su narración 
 
 Saber que no se escribe para el otro, 
 saber que esas cosas que voy a escribir no me 
 me harán jamás amar a quien amo, saber que 
 la escritura no compensa nada, no sublima 
 nada, que es precisamente ahí donde no 
 estás: tal es el comienzo de la escritura 
 Roland Barthes 
 
El periodista escribe para el olvido. Existe un anhelo mayor, escribir para la 
memoria y el tiempo. Para dar constancia de su paso por el mundo, señalar, 
indignarse y aprender de aquellos a quienes la vida, en algún momento, les ha 
hecho vociferar a la manera de Bukowski: humanidad eres una enferma hija de 
puta. 
 Qué pasa con los noticiosos, con los diarios y panfletos. Se escribe, se 
indigna, se denota y no pasa nada. 
 Si bien son pocos aquellos que su posición y su intelecto les son pretexto 
suficiente para manifestarse y señalar así las formas en que el hombre se hace 
siniestro. Pero es efímero; otro día habrá algo más qué apuntar. Por qué no ser 
congruentes y convertir todo ello en actos. 
 En principio hablo de este país, que es mi realidad, en donde se les rindepleitesía a los buenos escritores, a los <comprometidos> periodistas; y hasta se 
les hace homenaje tras su muerte aunque hayan dejado huella tan sólo en la 
hemeroteca. Sí, los Contemporáneos se hicieron orgánicos y rompieron las 
formas de las Vanguardias, pero no más que para crear en la cultura, en la 
educación, en las instituciones donde tal vez todo comienza. 
 Como otras tantas la literatura posee una ventaja más sobre el periodismo, 
pues es voluntad de escándalo. 
 
 -Ves, todo esto no sirve de nada… 
me paso meses haciendo todas estas mierdas, 
vos escribís libros, esa mujer denuncia 
atrocidades[…] casi llegamos a creer que las 
cosas están cambiando, y entonces te bastan 
13 
 
dos minutos de lectura para comprender de 
nuevo la verdad 
 -Yo también pienso cosas así en el 
momento[…] pero si las aceptara sería como 
mandarles a ellos un telegrama de adhesión[…] 
y pensarás que somos muchos aunque seamos 
tan pocos, y que la disparidad de fuerzas no es ni 
será nunca una razón para callarse5 
 
y entonces me reconforto aunque sean muy pocos, así, al menos él, Julio, 
pueda afirmar: soy un poeta, vivo como escribo. 
 El contenido social en la narrativa de Julio Cortázar es abundante. 
Podríamos comenzar recordando esa creación de un mundo dentro de otro, de 
la conformación de una nueva vida al margen de la otra para intentar la 
supervivencia en “La autopista del sur” (1966). 
 El juego es divertidísimo para cambiar el registro del hecho del que todos 
hemos dado cuenta, y reclamar la aceptación de ciertas cosas en que el 
hombre se adapta y continúa, y la vida y el amor y la muerte… ¿y las 
bicicletas?, qué culpa tienen seres tan inocentes; porque pueden existir chapas 
de bronce en prohibición de su entrada, pero no de los indeseables. “Vietato 
introdurre biciclette” (1962). 
 O podríamos hacer mención de “El río” (1956) y de la posición del hombre 
frente a ella, entre esa larga infamia hacia el alejamiento de un matrimonio. En 
esa ceremonia de creer que tener que dominarla, de no escuchar, de no saber 
si está o resbala al olvido. “Es una lástima tener que mancillarla con el uso. 
Habría que sentarse a contemplarla, a describirla, a cerrar los ojos, a 
evocarla”6. 
 Pero para este momento por lo dicho en el principio de este apartado ya no 
hace falta decir que no es menos importante, pero no se intenta hablar aquí de 
la postura social vista en los cuentos anteriormente revisados. Sino 
adentrarnos en eso que Alberto Paredes denominaría una narrativa 
 
5 Op. cit, “Apocalipsis de Solentiname”, Cuentos completos, vol. 1, México 2008, ed. Alfaguara, p. 362 
6 Rosario Castellanos, “Lección de cocina”, Álbum de familia, México 1988, ed. Joaquín Mortiz, p. 7 
 
14 
 
políticamente comprometida que desemboca en la sublimación bucólico-
humanista. 
 En esa denuncia en forma de desencuentro amoroso en “Las armas 
secretas” (1959) se encuentra, pienso, un puente hacia el paso de la 
constitución narrativa políticamente discrepante. 
 Este relato alberga un trauma de índole sexual, en el que una niña ha 
quedado marcada para no poder recuperarse y extender una tensión gradual 
en el intento de hacerlo. De olvidar. 
 Sucesos que, no por regulares en determinadas circunstancias, 
probablemente por la guerra, se hacen menos atroces, ni desvaloriza sus 
consecuencias. 
 Se sugiere una violación, la pérdida de la inocencia y los interiores en 
cambio de una nueva conciencia que imposibilitan. 
 Bajo esta misma metamorfosis aparece “Recortes de prensa” (1980). En 
esos actos atroces donde llega el momento de ser congruente consigo mismo, 
de no dejar todo en demagogia para las reuniones con los amigos y hacerse 
uno con su pensamiento; de ya no callarlo, sino de actuar. 
 Alberto Paredes deambula por todos los pasajes posibles que Cortázar 
puede proponer, y entre su ética y su estética cree reconocer dos momentos, 
dos cambios graduales en la evocación de sus textos, en sus nuevas formas 
que el narrador argentino adopta, que experimenta. 
 De Bestiario a “El perseguidor” (es decir de 1951 a 1959) hay un gran 
predomino de la fascinación estética. Y del “El perseguidor” a “Reunión”, es 
decir de Las armas secretas a Todos los fuegos el fuego (de 1959 a 1966) una 
manifestación por el conflicto humano mediante una reflexión ética. Con ello la 
crisis misma en una moral comunitaria dentro de esa densidad política que se 
afana por soñar verazmente al hombre nuevo que añora en Rayuela. 
 En una entrevista con Omar Prego, Julio Cortázar afirma que, a pesar de 
pertenecer de joven al partido comunista, su posición política era casi nula. La 
revolución de los barbudos lo haría comprometerse y participar en ciertos 
movimientos. Sería ese himno a la Cuba de Fidel llamado “Reunión” lo que 
delataría y detonaría su compromiso social para no abandonarlo ya. 
15 
 
 Cortázar nació en Bélgica y sus textos fueron bastos. Se educó en 
Argentina, que era su patria, pero dijera en algún momento que si sentía una 
nacionalidad era la de ser latinoamericano. 
 No se quedó en su tierra como Borges o Sabato ante el peronismo. Si así lo 
hubiera hecho quizá de igual forma hubiera sido degradado como el primero a 
inspector de pollos y no jefe de bibliotecas como tanto quería. 
 Tenemos en principio un hombre dedicado a la lectura, que en París 
encontraría refugio y la mejor información, veraz, de la revolución. Además de 
vivirla de cerca. No se dedicó a visitar su cielo ni su infierno, quiso quemar los 
dos cabos y ayudar en su construcción. 
 Se imaginaba burlado, sin información suficiente para esclarecer dudas de 
haberse quedado en la Argentina. [Lo dijera ya Tito Monterroso con La 
exportación de cerebros]7. 
 Yo me imagino a los amigos que recorrían las calles latinoamericanas de la 
dictadura, palideciendo cada vez más sobre sus matices que regularmente se 
observan, cargadas de tensión, de incertidumbre; pero entre ellas hablando 
sobre filosofía, sobre literatura, sobre equidad, sobre justicia. 
 Luego tenemos los crímenes que sucedieran bajo una mirada rígida, 
extenuante, para convertir a los hombres libres en presos políticos. Entonces 
había que correr, huir. 
 La libertad de expresión se convirtió en delito y había que perseguirlos, 
encarcelarlos, torturarlos, a muchos los desaparecieron. Los que tuvieron un 
poco de suerte fueron exiliados o se exiliaron ellos mismos de su patria, a la 
que no podrían ver en un largo tiempo. 
 A “Pesadillas” (1982), “Segunda vez” (1977) y “Ahí pero cómo, dónde” 
(1974) podemos darle lugar en la Argentina, pero también podría se Chile, 
Nicaragua, Uruguay. Y la indignación es la misma8. 
 
7 Augusto Monterroso, “La exportación de cerebros”, México 2009, editorial Era, p. 39 
8 Recuerda de esta forma a la llamada Operación cóndor de mediados de los setenta en Chile, Argentina, 
Brasil, Uruguay y Paraguay. Que su única intención era el asesinato, las desapariciones 
forzosas, ese miedo influido entre la sociedad de manera clandestina por medio del poder, 
entonces terrorismo de estado y cárceles masivas contra personas potencialmente subversivas, 
en pretexto de manifestarse en contra del bienestar del país. 
 Con la toma de poder de Augusto Pinochet comenzaría todo, apoyado por la CIA, por supuesto. 
Sería él quien convocaría por primera vez en reunión de todos los dictadores. Pero tendría su 
16 
 
 Estos tres relatos hablan de ellos, de aquellos a los que no se volvió a ver 
nunca más. Estos textos ocurren como una línea subsecuente por los modos 
diversos en que sucedía. 
 Hay una suerte de engaño en el primero, donde una mujer que no puede 
despertar, querefleja esa desesperación por no saber que pasa con los 
estudiantes. En dónde están, qué destino corren. Mientras que su hermano se 
desaparece largo tiempo sin saber si está metido en algo o lo han atrapado ya; 
tal vez las dos cosas. Además de tener lugar durante el mundial de Argentina 
en 1978. Y cuando ha logrado ella participar de nuevo con el mundo, abre los 
ojos para saberse perseguida mientras que los militares desquebrajan la puerta 
con la detonación de las balas, mientras su hermano yace perdido. 
 “Segunda vez” narra cómo se organizaban, cómo se emboscaba a los 
ciudadanos para darles caza. Cada uno tenía su fecha, su hora, no había prisa 
por interrogarlos, una vez, una segunda para no salir más de entre sus puertas, 
y comentábamos las novedades. No podían saber que los estábamos 
esperando, lo que se dice esperando. 
 El último es una perorata, un largo anhelo por las desapariciones de los que 
se niega y espera estén vivos en otro lugar, salvos. Blandos y llenos de 
agujeros, están ahí, ya no sólo en el sueño ni en la vigilia, sino en sus 
evocaciones. En esa sensación de creerlos alcanzaron la libertad. Los que 
quedaron no pueden desprenderse de ellos, porque sería morir también un 
poco. 
 “Grafitti” (1980) y “Satarsa” (1982). Uno en alguna ciudad, el otro en una 
provincia, ambas sometidas, perseguidos. El primero está cargado de un gran 
romanticismo entre dos que no se conocen, o lo hacen por medio de esos 
trazos marcados en las paredes, los mismos que están prohibidos, esa 
represión llevada a un grado máximo, ridículo. 
 En el segundo, un grupo sobrevive de cazar ratas gigantes, vaya a saber 
cada uno qué representa tan manifiesto horror. La agrupación se ha vuelto 
nómada ante una persecución inevitable, tan imprecisa. Bañado de una 
 
base de operaciones en Paraguay, lugar en que se encontraría el llamado Archivo del terror que 
delata conferencias de inteligencia, espionaje conjunto, intercambio de prisioneros; una 
coordinación cada vez más represiva, más estricta, con menos fundamentos contra los 
adversarios del régimen militar. 
17 
 
impotencia por una niña indefensa, sin una mano a causa de la mordida de uno 
de los roedores. 
 Con el desenlace una petición y una esperanza de resistir, de no renunciar. 
Porque si se pierde ese pequeño resquicio, se pierde todo; y así se escribe 
sobre los muros: a mí también me duele en aquel tiempo de contradicción 
insoportable. 
 Al final advertimos que “Apocalipsis de Solentiname” se escribe en Cuba en 
1976 y con ello tiene la connotación ya, de lucha. De una historia donde no 
pasa mucho porque Nicaragua fue un punto rojo lleno de vejámenes como 
tantos otros. Que se acallan y se mantienen a distancia, como con un 
obturador; pero si se mira detrás de las fachadas, las fotos saltan y dejan de 
ser prados o caballos, son pilas de cuerpos, imágenes de sufrimiento, de todo 
eso que estaba presente, de todo ello que en cualquier momento podía pasarle 
a todos los latinos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
18 
 
Sentido e interpretación 
 
 Me parece una vanidad querer intervenir 
 en un cuento con algo más que el cuento en sí 
 Julio Cortázar 
 
Tomó el fusil para dejar el estetoscopio después de dar cuenta de esa raza 
mestiza que somos todos los latinos, viajó sólo por un continente 
compenetrándose, tal vez sin saberlo entonces, con toda una América que se 
le hincaba cada vez más hondo en el pecho y se unió al gran orador cubano; 
no ya para seguirlo, sino para complementarse, para unirse, para 
comprometerse y hacer una gran revolución por uno de los más preciados 
valores humanos, la libertad. 
 Esta podría ser la premisa central -bajo una mirada muy tenue, rauda y 
hasta irresponsable- del sentido que le propuso a su vida la figura de quien 
intento hablar. 
 Todo suceso está condenado, al instante, a formar parte del pasado, de la 
historia, ante este presente tan etéreo como inasible. Así mismo, la literatura es 
la historia de los mundos posibles, pero que a la manera de El sonido y la furia 
de Faulkner, esa realidad que creemos percibir puede tener tantas versiones 
como números infinitos. 
 Palpamos una redondez, miramos un color crepuscular, y con una 
sensación dulce en el paladar decimos naranja, nos cuenta Borges. Y qué es 
toda este reparo de sensaciones, de momentos, de recuerdos, de actos, de 
frases, sino una construcción de la que intentamos dar cuenta mediante ese 
intermediario que nos relata alguna suerte de realidad, que para entrar en 
acuerdo llamamos lenguaje. Y qué es este relato llamado “Reunión”, sino una 
reconstrucción para traer de nuevo (re) al corazón (cordis) y poder decir músico 
de hombres. 
 Este cuento, me gusta imaginar, es, no sé si el resultado, pero al menos sí 
uno de esos tantos senderos de los que desprendieron los actos del Che 
Guevara, que dieron lugar a tantas teorías, representaciones de cortezas 
abstractas que dieron lugar a este artificio literario, pero que en paralelo, como 
diría Jorge Volpi, tendría que ser vista como una prolongación extrema de ese 
calendario evolutivo. 
19 
 
 Pues la aparición del lenguaje y con él nuestras formas en intento de 
explicar lo percibido como una ventana no antes construida sin él. Creemos 
que dominamos alguna de las formas posibles de la realidad de nuestro 
planeta; que además, toda ficción es emparentada con la tarea tan laboriosa de 
una elucubración teórica que nos invita a preguntarnos por nosotros y, en este 
caso, la llegada de la revolución cubana a la isla, bajo los senderos trazados, 
adentrándonos a su mente para ser orientados por las elucubraciones del 
escritor. 
 Este acontecimiento, desde sus entrañas, toma como miembro al escritor, 
sacudiéndolo de su imagen cuasi apolítica, para dar cuenta de su 
manifestación en acuerdo, porque 
 
 …tendríamos que ser como Luis, no ya 
seguirlo, sino ser como él, dejar atrás 
inapelablemente el odio y la venganza, mirar al 
enemigo como lo mira Luis con una implacable 
magnanimidad que tantas veces a suscitado en mi 
memoria9. 
 
 
También es cierto que la interpretación recae en el lector, que decodifica los 
indicios y los ajusta a su mente en intento por comprender la propuesta de 
Cortázar que en principio se me antoja un cuestionamiento de la condición 
humana, en defensa ante ese acceso a la riqueza ilimitada y falsos valores. 
 El imperialismo reinaba ya, como hasta ahora. Que el relato tome como 
<pretexto> un acto histórico donde la indignación de unos pocos ante su patria 
prostituida por los designios de unos extraños, para hacerle frente a estos e 
intentar reparar un orden que dé sentido y justicia a todos, creo, nos invita a 
preguntarnos por la conciencia humana visto de dos polos opuestos: unos 
empeñados en expandir su reinado ante la parsimonia del mundo, y la 
capitalización, sino hasta creación, de todos los organismos universales en 
<servicio> de la armonía. 
 
9 Julio Cortázar, “Todos los fuegos el fuego”, Cuentos completos, vol. 1México 2008, ed. Alfaguara, p. 
541 
 
20 
 
 Se cuestiona la ambición humana. Y esa interminable búsqueda por llenar 
una insatisfacción ontológica donde, quizá, más es menos en todas esas 
construcciones de necesidades inventadas en el esfuerzo último por olvidoen 
satisfacer el alma, el espíritu. 
 En contraparte, toda tranquilidad con que se acepta el dictamen impuesto. 
América es saqueada por los Estados Unidos, África por Europa, y es una 
historia del hombre, de todos los hombres, tan vieja como el fuego y su disputa 
y su privilegio. Tal vez nos hemos agachado tanto que olvidamos cómo 
levantarnos. 
 Con ello recuerdo el Buen Salvaje, porque matar hombres se dice que es de 
mal gusto (si aceptamos que esos superlativos de bueno y malo no existen), 
pero bajo qué mirada. ¿Ante qué circunstancias? Seguramente la libertad no 
basta para explicarlo todo más allá de ser conseguida, o no. El mundo parece 
incierto pero inquietante, azaroso como indescifrable. Pero el hombre no 
domina el mundo, por más empeñado que esté en ello, y hasta lo crea, las 
circunstancias nos atraviesan y lo único que nos resta es decidir. 
 
 Cada uno de nosotros colabora, de un 
modo u otro en este mundo. Cada uno de 
nosotros quiere que este mundo sea mejor. Y 
si el mundo realmente mejora, eterna 
esperanza; si la patria se salva nosotros seremos 
inmortales en esa salvación, no importa que se 
sepan nuestros nombres o no. Eso es mínimo, lo 
importante es la inmortalidad. Esa inmortalidad 
que se logra en obras, en la memoria que uno 
deja en otros10. 
 
 
 Algunos toman la historia en sus manos y la construyen, otros simplemente la 
padecemos y, acaso evocamos. Pero la inmortalidad prescinde de hombres y 
acontece en actos, en frases; y cada vez que los mencionamos los 
mantenemos vivos. Con cada vez somos esos hombres. 
 
10 Jorge Luis Borges, “La inmortalidad”, Borges oral, Madrid 2008, Alianza editorial, p. 40 
 
21 
 
 Pero esta permanencia en lo fugaz, donde lo único eterno es el instante se 
reconstruye cada vez y nos permite la posibilidad de encontrarnos, de nuevo, 
con eso que es ya distinto; sin embargo, en este caso, el de Ernesto, su ser y 
su parecer del que habla Todorov11 son el mismo, porque a lo que enuncia le 
da base en hechos, no pretende encubrir ni velar nada. Tampoco es que esa 
narración sea plana; es que invita a recordar su trascendencia casi 
inalcanzable a la que Sartre daría mejor forma enunciando que es el único 
hombre en la historia capaz de llevar a cabo, con actos, su excelsa y alta 
filosofía. 
 Este narrador escénico12 nos acerca a la sierra, a la incertidumbre y a la 
metralla, otorgándole forma propia al diario del guerrillero, donde esas dos 
partes (el narrador escénico y las formas del diario) convergen con 
elucubraciones viscerales, con descargas de furia y la incertidumbre del 
acontecer tan sorpresivo como inmediato. Nos hacen posible esa necesidad de 
comunicar, de confidencia, de ser participe y al mismo tiempo de obtener 
ayuda13. De todo aquello de lo que somos objeto cualquiera de nosotros, pues 
cualquier narración es la vía de internamiento en un cerebro distinto; sí, de un 
personaje, pero tan complejo como nosotros mismos. 
 Esto me lleva a declinarme sobre una paradoja, como tantas o todas las que 
conforma una vida: ustedes leen esto que yo mal escribo, donde ambos leímos 
aquel cuento que escribe un argentino, que crea un personaje que se basa en 
la historia de un hombre que busca. Y podría ser así al infinito, porque qué dios 
detrás de dios la trama empieza… 
 El espacio literario no es menos misterioso que el mundo, porque en sí es 
un mundo, ni que cualquiera de las otras faces de esta confusión que es la 
vida, pues su intención no es transmitir el relato, sino exponerlo, instigarnos a 
decodificar las distintas capas con que se descubre, según su actuar, su 
pensar, su evocar. 
 
 
 
11 Tzvetan Todorov, “Las categorías del relato literario”, Análisis estructural de relato, México 2004, 
Ediciones Coyoacán, p. 174 
12 Ibidem, p. 189 
13 Ibidem, p. 172 
22 
 
 Todo debe ser leído e interpretado. Quizá en un primer sentido, este relato, 
nos remite a un orden social, a preguntarnos por el que impera en el contexto 
del cuento, con relación a su margen dentro de lo que dice; a su explotación, 
de lo que intenta contarnos; y de su circularidad como ese eterno retorno 
representado en tantos actos como podamos mencionar, que nos habla de una 
relación tan estrecha del mundo que acontece sin descanso, los hechos. De los 
diversos rumbos que toma éste, las decisiones. Y en esa vuelta al comienzo, 
del principio, no del principio como tal, pero sí a un nuevo comienzo donde toda 
esta conjugación de actos hacen que el río fluya, y ni él ni nosotros seamos ya 
el mismo río, ni nos bañemos en él. 
 Creo distinguir tres momentos, tres pasajes bien demarcados por la 
evolución sucesiva para la construcción del hombre nuevo por los que atravesó 
el Che. 
 “Ya nadie se acuerda cuánto duró, el tiempo lo mediamos por los claros 
entre los pastizales”14 y con ese olvido, no dejar de ser nosotros, sino aceptar el 
acuerdo en que conveníamos, para dejar atrás lo que ya había quedado. 
Parecería decir. 
 Ese momento de transición es el umbral para adentrarse en la selva 
fangosa y agitada por los norteamericanos para intentar recuperar la patria. 
Rescatarla de ese orden de esclavitud a la que había sido sometida. 
 Pero cómo decírselo a ella, en ese instante, aunque pudiera, aunque tuviera 
las palabras. Habría que hacerlo para dejarlo bien en claro, pues la libertad es 
un lugar donde se es libre mientras se lucha por ella. 
 Ese momento de la barca, donde pareciese el tiempo se detiene, hace la 
distinción entre ellos, los otros, que nos hacen a nosotros. 
 Si se luchaba por la libertad, la igualdad, la justicia en busca de una 
identidad construida en comunión, donde hubiese lugar para todos, había que 
derrocar primero a los opresores, dejar de luchar entre esclavos y reconocer al 
amo que fragmentaba con su poder para sublevar a la población y ejercer un 
domino único. 
 
14 Julio Cortázar, “Todos los fuegos el fuego”, Cuentos completos, vol. 1, México 2008, Ed. Alfaguara, p. 
538 
 
23 
 
 “Ni siquiera hacía falta que abriera la boca para decirme yo pienso que tu 
revolución no es más que…” 15 
 Solamente al cruzar en diagonal desde la Sierra Maestra hasta sus años de 
medicina en la Argentina es que era posible reinventarse. 
 Saberse de clase medianamente acomodada y la licencia de médico 
bastaban para tener una vida resuelta y cómoda. Hablar de valores pero sin 
comprometerse, para dedicarse a su literatura y al mate. Pero tal vez, como 
dijera Borges, ningún destino es mejor que otro por largo y complicado que 
sea, que consta en realidad de un solo momento, el momento en que un 
hombre sabe para siempre quién es. 
 No es que un destino sea mejor que otro, pero todo hombre debe aceptar el 
que lleva dentro y por ello no cualquiera es para todos los hombres. 
 Existe un paralelismo entre quienes decidieron hacerse a las armas y exigir 
a cara descubierta, descargar el mensaje de sus ideales con cada detonación 
de fusil. Negándose a pertenecer a las largas filas del sometimiento. 
Alegrándose por hacer la revolución, por intentar hacer la diferencia. 
 También están, representado en la figura de su amigo, los que siguen las 
formas homogéneas de una gran masa, de la demanda, para que tengan un 
trabajo y tener el privilegio de consumir todo eso que no necesitan; con fachada 
de valores descansados en la injusticia. Presos de un sistema de trabajo que ni 
siquiera decidieron aceptar pero así lo hicieron; que de a poco los corroe en 
cabezas sin motivo. 
 “Si seremos capaces de alcanzar la reconciliación con todo lo que haya 
quedado vivo frente a nosotros”16. 
 Nohe entendido jamás el problema del tiempo, menos aun el fugaz 
presente. Alguna vez encontré que el presente consta de dos momentos. Una 
primer parte dividida en los recuerdos del pasado, el presente-pasado. Y la 
evocación del postrero acontecer, el presente-futuro, que aun no sucede, pero 
al imaginarlo le damos forma en el instante mismo, y es entonces cuando 
existe. 
 
15 Ibidem, p. 541 
16 Idem 
 
24 
 
 Pienso que eso sucede. El narrador ha contado ya cómo dejó atrás tantas 
cosas, y sabe que está luchando, pero la rebelión no culmina con ganar la 
guerra. Y si así sucedía, pasar del fusil al escritorio se miraba difícil. Siempre 
es más fácil destruir que construir. 
 El requerimiento de la fuerza y la valentía serían menos importantes. Y 
entonces pasar a la cuestión de edificar, de presentarse de nuevo ante el 
mundo y no convertirse, como funcionarios, en todo aquello contra lo que 
lucharon, que detestaron tanto. Morirse de otra muerte. 
 Estas cavilaciones se dan en solitario, en un diálogo para encontrarse 
consigo mismo. Pero ahí, en ese momento tan íntimo, también están todos. En 
ese deseo de comunicación, de confidencia, de ayuda, de ser parte. Todas 
esas situaciones que nos conforman, que requiere un personaje, un hombre 
 
 aunque sea encender un cigarro, 
despacito; para reconciliarse un poco con la vida. 
Porque en los caminos del humo se puede 
remontar cualquier distancia, diría que se pueden 
creer los propios planes y soñar con la victoria 
sin que parezca un sueño17. 
 
Con cada relación algo se construye, nos demos cuenta o no. Con las 
reflexiones de su acontecer obtiene una idea de la talla de sus ambiciones, de 
lo que se ajusta a ellas, y desecha las que no van con él. Pues nadie pasa por 
un sitio donde al marcharse, nada suyo quede en éste, ni otra porción se vaya 
con él. Y con cada vez se acerca a esa depuración humana que busca, que 
tanto anhela en su corazón. 
 Estas relaciones que Barthes llamaría de acción, por la importancia en los 
cambios del personaje, abre esa trinchera de conjunción con sus compañeros 
para dar cuenta de no ser el único ni el primero a quien la conducta humana ha 
asqueado y confundido. Que existe un pensamiento para llevar hasta las 
últimas consecuencias bajo la misma pasión. 
 
 
17 Ernesto Che Guevara, “La piedra”, Che desde la memoria, Cuba 2004, ed. Ocean sur, p. 236 
 
25 
 
 Esos otros vínculos a las que también Barthes daría nombre, de derivación, 
son muy cercanas, y se pueden confundir con las anteriores. Más que ligeras 
metadiégesis son circunstancias que activan reacciones. 
 Luis desaparece, y con ello los planes se destruyen, y hasta se piensa en no 
poder ya dar constancia al mundo, a la historia, de la indignación que son 
presa. 
 Con el hueco en el estómago, entre la poca comida y las balas que los 
persiguen, la muerte se hace manifiesta y guarda su lugar en estrecha 
compañía. Se deja claro que habría que hacerse responsables de sus actos, de 
pagar la inexperiencia, de sentirse vulnerable el día entero; porque de rendirse 
no se hablaba ni para dejar al último. 
 Con todas estas relaciones existe una reflexión del ser, en intento de 
hacernos dueños de nosotros mismos; de no renunciar a nuestra natura que 
nos pertenece y nos define. Es un cuestionamiento por la ética impuesta en 
ese momento, tan cambiante como se demande. Porque el ser humano carece 
de ella en su nacimiento, pero se construye mediante el entorno. 
 Este cuestionamiento proviene de un intento por darse cuenta crítica de sus 
actos, pero también de su realidad que es entorpecida por la segunda natura, 
la cultura. Aquella que dicta las normas y manifiesta un modo correcto de 
actuar. Que acredita lo que está bien o no. Lo que debe de hacerse, las reglas 
generales que se establecen en cánones para un mejor control, una 
uniformidad de actuar, de pensamiento, de sometimiento. 
 La ética comienza con la obediencia. La raza más baja es la que obedece. 
Dice Platón. 
 Y claro, el punto de partida para toda reflexión ética es la actividad humana, 
como en la revolución cubana es el <deber ser> establecido, lo que se tiene que 
aceptar. 
 Sin embargo estas costumbres o convenciones son efímeras y cambiantes. 
Por eso el narrador juzga, critica y establece algún valor de importancia 
mediante su natura que es inmutable. Manifiesta su indignación en contra de 
esas verdades humanas que son siempre volátiles. Siempre es una palabra 
que no está permitida a los hombres. 
 En ese momento el Che Guevara se vuelve inmoral, por estar fuera de la 
moral mayoritaria. Se hace indeseable por salirse de las filas, y es pretexto 
26 
 
suficiente para mandar las avionetas de reconocimiento a darle caza. Pero 
sigue siendo una lucha entre esclavos; unos que no se dan cuenta, ante otros 
que quieren dejar de serlo. 
 No es un intento por socavar un grupo de rebeldes, es sepultar ideas 
disconformes que en su manifestación provocan más disconformes. Porque 
cuando un hombre actúa y crea se hace humano; se deshace de los velos 
generados por una vida ocupada y contenciosa, que quebrantan nuestras 
pasiones. 
 La muerte sucede a manera de leit motive. Siempre presente, al acecho, 
como cazador esperando el botín de la emboscada. Que cobra doble fuerza 
superpuesto a la figura de Luis; y más bien de su ausencia. 
 Luis es la representación de diversa cosas; es un motivo más que 
indispensable para la figura del relato, sin embargo solo se presenta, en breve 
instante, en un principio y en el final del cuento. 
 A manera de representación del comienzo de la lucha se menciona en la 
barca, para después perderse y ser motivo de constante añoranza. Transmuta 
y se re-presenta en distintas formas; como si fuera el sino de la lucha, de 
Ernesto, de la esperanza misma. 
 Primero es un músico de hombres, que fuera del proscenio, cual 
orquestador ha dado ya las instrucciones, sólo resta reencontrar el sitio 
marcado del encuentro para deshacer los mapas que preceden y partir juntos, 
como esa melodía reparadora (de Mozart) hacia parajes inciertos. 
 Posteriormente se convierte en estrella; y guía. Y es luz y camino y mensaje 
constante. 
 En el final del relato abandona sus formas de desdoblamiento posible (al 
menos en la mente del Che) y se presenta como hombre. Se redime con lo que 
ha quedado y olvidan lo que quedó. Como en un principio todo toma su lugar 
para manifestarse ante el babuino. El babuino que no se le nombra, que no lo 
merece, que se animaliza. 
 Porque quién querría ponerse su cara. Si aceptamos que ese consciente 
onírico manifiesta imágenes sensibles que representan, que configuran 
simbólicamente. Aquí, los valores son casi directos y acontecen hacia un fin 
que evidencia, que dicta y otorga un sentido unitario. 
 Nadie podría ponerse su cara, nadie querría. 
27 
 
 
 
 
El filme 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
28 
 
Soderbergh, un intento por comprender su ética y su estética 
 
 El hombre olvida que es un muerto 
 que conversa con muertos 
 Jorge Luis Borges 
 
El origen de las historias nos viene, en principio, con el lenguaje, con ello la 
apropiación del mundo que creíamos percibir; y dentro de esto, un sinfín de 
sensaciones experimentadas paraguardar en la memoria y querer expresarlas. 
 Su principio está esencialmente ligado al juego, a la forma lúdica de 
transmitir las experiencias, en principio oralmente, de una generación a otra 
que en ese comienzo remite a un mundo nuevo al que se compenetraba, pues 
lo que pasó en el origen natural, puede repetirse en el origen personal. 
 Así, el arte surge en una función esencial de adaptación, de supervivencia, 
de catarsis personal, íntima. Esa idea fantástica que permite explicar cambios 
sin procesos externos. Que a su vez crearon géneros y formas, unidad y 
multiplicidad derivado de la imposibilidad de mostrar tal como son las cosas. Y 
utilizar mitos, relatos, fábulas; analogías, metáforas; textos. 
 Esa infinita urdimbre que es la vida, que se manifiesta más no se delata, 
entre sus juegos a escondidas, de vez en vez; porque la mucha luz, como la 
mucha sombra no deja ver. Quizá lo hemos sospechado siempre e intentamos 
irrumpir entre sus propósitos. Nacemos sin haberlo pedido, quizá sin haber 
pedido nada, dentro de un cuerpo que nos humaniza, que es lo único que nos 
pertenece, pero paradójicamente nos hace imperfectos, condenados a morir 
viejos y cansados. 
 En compensación, ese espacio expuesto nos permite múltiples 
desdoblamientos en un intento de evasión, para dar voz a esas fuerzas adustas 
e intentar acercarnos a la realidad que vorazmente nos elude. Esas creaciones 
simbólicas que tienen una visión implícita de la historia, de su propia historia. 
 Pero el conocimiento es ascendente, sensible, inteligible para la creación de 
la belleza subjetiva en su afán esencial de instruir y dar placer; aun sin saber 
–yo- qué es más importante, la ética o la estética. 
29 
 
 La ética, en su sentido más elemental es la reflexión de la conducta 
humana, de su temperamento natural. Que se ve reflejado como tantos puntos 
de vista existan, o filmes, u obras artísticas. 
 La estética (en las películas, para adentrarnos en lo que me compete) es 
esa forma particular de reflejar lo deseado, mediante su profundidad, en un 
estadio de fondo. De la belleza con que se trata y el sentimiento que de ella 
desprende. 
 El filme se hace con las formas del cuento, con la intriga de predestinación 
que busca, desde el comienzo, mirar hacia el final. Esta hecho para leerse en 
un ejercicio autónomo, en un solo momento conjunto, pero también para 
reconocer las convenciones genéricas a las que alude. 
 Steven Soderbergh es un cineasta que no gusta de pertenecer a algo 
determinado y seguir por esa línea. Tal vez por no limitarse, por no 
encasillarse, más bien experimentar tanto como pueda. Y probablemente, de 
divertirse también. 
 En su nivel más primario, hace cine de fórmula, más de taquilla que de 
contenido. Que gusta de entretener, que no exige pensamientos complejos ni 
reflexivos. Es que no todo es intelectual, a todos nos gusta mirar el fútbol o 
jugar al dominó. Nos gusta el divertimento pleno y sin aparente sentido. Basta 
mirar Ocean´s eleven (2001), Oceans thirteen (2007) o Erin Brockovich (2000). 
 Tendríamos que considerar que se cree que existe un número limitado de 
temas de los que se puede hablar, que se repiten y que todo lo demás deriva 
de ellos, un impalpable polvo de otras eras, de otros lugares ya visitados, que 
se desvanece en nuestras mentes y se postra en lugares distintos. 
 En ese afán de perpetrar con la tradición, de correr con el flujo de ideas tan 
fuertes que encuentran ecos irrepetibles, podemos encontrar juegos de espías, 
de novela negra o policiaca como en The informant (2009) y en thrillers 
consumados de acción como Haywayre (2011). 
 Tal vez de esa manera: si la ética es ese estado de reflexionar sobre la 
conducta humana en sus actos y sus circunstancias, por decirlo de alguna 
forma, ese exterior inmanente que nos envuelve a todos. Del mismo carácter lo 
es esa introspección que nos dejaría de legado Heráclito como el primero en 
intentar verse a sí mismo. Entonces pensar en nosotros, en uno mismo, en el 
ser. 
30 
 
 Quizá toda obra artística es un intento por darle sentido y forma a esa 
reflexión del ser. Pero en este caso, Solaris (2002), lo es en su sentido directo 
con ese yo del que se cuestiona Aristóteles por la esencia, y advirtiera que el 
ser es lo más fácil y al mismo tiempo lo más difícil de elucidar. Que manifiesta 
el énfasis de aquellas ideas que nos han ocurrido en la búsqueda de 
respuestas, de preguntas inherentes, que su carácter de incertidumbre no nos 
satisface. Pues esta, es un remake de Solaris (1972) de Tarkovskiy y a su vez 
una adaptación de la novela de Stanislaw Lem. 
 En esta larga tradición existe una alusión a la ciencia ficción, que a su vez lo 
hace con la novela filosófica, con la otredad. Y manifiesta que lo que me 
acerca, lo que me pone en contacto con el otro mundo, con esa posibilidad de 
conocimiento ontológico es la participación con éste. 
 Entre estos relatos recuerdo El golem de Gustav Meyrink, “El otro” de 
Borges, “Qué tal López” de Cortázar; The Matrix, Blade Runner, 2001 Odisea 
del espacio. Sólo por mencionar algunos. 
 Pero también se arriesga propone y crea realidades paralelas que quieren 
aparentar ser la misma como en Kafka (1991), donde juega a que nada es lo 
que parece ser dentro de esa tragedia irónica que remite a su literatura 
compleja. 
 En esta polivalencia, donde no busca definirse, no quiere hacer tampoco 
cine de autor, o cine de culto. Busca una dualidad de mundos distintos, ya sean 
entre mundos a los que se adentran sus personajes, o esa contraposición de 
clases, de fronteras que se rompen, pero no pierden sus distanciamientos. 
Gusta de dividirlos en colores: azules gélidos y determinantes para las altas 
clases, con ese aspecto de autosuficiencia, de motivos impersonales. Sepias 
para los arrabales, de vivaz interrelación; que se retrotraen entre ambas y 
juega a romperlas. 
 Su cine está hecho para el público, tal vez para todos, y se siente cómodo al 
trabajar con actores que ayudan a generar un gran espectro para su recepción. 
 No es un director de aquellos que se hacen inalcanzables, donde su obra 
sólo puede ser comprendida, acaso, si se sabe de jazz, de filosofía, de arte, de 
francés. Tal vez ahí se humaniza, se siente cerca. 
 No busca adoctrinar, se adapta, se manifiesta. Busca las formas de 
entenderse con un gran público lector. 
31 
 
 La apreciación visual como causal es tanto una cuestión íntima, que 
depende de nuestra capacidad de activar esa virtualidad, decodificar para 
desprender todas esas partes que comprenden y hacen el verdadero valor del 
todo en su conjunto, que de igual forma puede descansar en nuestra particular 
aceptación de cierta belleza. Así como la valorización colectiva, en eso que 
Lauro Zavala llamaría inconsciente cinematográfico, donde la historia del cine 
es larga y creó géneros, cánones y tanto lugares obligados como comunes. 
 En ello se ha creado algo a lo que se le ha dado nombre de convenciones 
genéricas, para reconocer sus alusiones y hasta repeticiones en la diferencia. 
 El compromiso de toda cinta es tanto ético como estético, y por lo dicho en 
los párrafos anteriores, es también un espejo amorfo, que nos pregunta por 
nuestra capacidad intelectual, sensorial. Que impugna en nuestro conocimiento 
del cine. 
 En este sentido, Soderbergh retoma ese largo pasaje de término de la 
humanidad en Contagio (2011), que renace del cercano H1N1, pero de largo 
recorrido en filmes como 28 Weeks later (2002 y 2007) de Danny Boyle, o toda 
la carrera de George Romero y hasta The omega man (1971) y Last man on 
Earth (1964). 
 Este ejercicio espiral es optimista, manifiesta su percepción del compromiso 
humano para recomponer y dar alivio a todos. 
 Yo no sé si este concepto de elucubraciones diáfanas degrandes 
soluciones en miras de todo el mundo puede creerse. No sé si mi imaginación 
acepta esta idea. En el caso natural de estos procesos acepto más el caos 
como reivindicador del orden, como un nuevo orden. 
 Traffic (2000) es su trabajo más venerado, tal vez por ese señalamiento 
social de distintas clases. Por esa simulada moral representada que nos 
muestra los falsos discursos y los falsos héroes. Con una manifestación de ese 
aparente distanciamiento que siempre piensa en el otro mundo de un modo 
nebuloso, para unos deleznable, para otros inalcanzable. Pero Steven 
Soderbergh nos dice todo lo contrario, que las sensaciones son mucho más 
vívidas porque ambos participan como uno. En todo caso nos repite que en ese 
conjunto hay más colores, más tonalidades, hay más formas. Así, todo es más 
concreto, todo es más tangible. 
32 
 
 Pero vuelve, donde gusta de finales complacientes y redime al héroe. Ese 
que nos presenta como mercenario desde la secuencia primera, que atraviesa 
por pruebas con aliados y enemigos. Sólo cerca del final devela la diferencia 
entre el ser y el parecer con que aceptamos toda su travesía como su reto 
supremo18 y convierte su actuar en esa larga evocación que se mira en su 
secuencia final, quizá como una larga petición que extasía con el cúmulo de 
sensaciones. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
18 Lauro Zavala, Elementos del discurso cinematográfico, México 2005, Universidad autónoma 
metropolitana, p. 25 
 
33 
 
Breve acercamiento a la intención del filme y su discurso 
 
 Cada hombre debería darse cuenta, 
 de que todos podemos desaparecer muy 
 rápidamente 
 Charles Bukouski 
 
Estas imágenes, secuencias, me gusta creer, son fracciones que se extrapolan 
y toman más fuerza cuando recuerdan y hacen las veces, en el mismo 
momento, de los pasajes por él descritos, de las cartas enviadas a lectores 
particulares con intenciones universales, y parece comenzar al decir, 
recordando 
 
 Fidel: 
 Me recuerdo en esta hora de 
muchas cosas, de cuando te conocí en casa de 
María Antonia, de cuando me propusiste venir, de 
toda la tensión de los preparativos19 
 
Y de inmediato contrapone dos mundos distintos, tal vez diversos entre sí para 
no querer compaginar con el otro 
 
para que pueda ser, he de ser otro, 
salir de mí, buscarme entre los otros, 
los otros que no son si yo no existo, 
los otros que me dan plena existencia20 
 
mostrar así la Cuba de Batista, los bares, los americanos dándose la vida en el 
Caribe y esa pobreza que siempre es inherente a la riqueza de esa forma en 
que una no puede existir sin la otra. Y las botas, el uniforme de guerrillero como 
si no existiera otro para manifestarse ante el mundo, la barba y el puro para 
romper las formas, los cánones de presentación21. 
 
19 Fidel Castro, Che en la memoria de Fidel Castro, Cuba 2007, ed. Ocean sur, p. 41 
20 Octavio Paz, “Piedra del sol”, Claridad errante, México 2010, ed. Fondo de cultura económica, p. 122 
21Che el argentino; Steven Soderbergh; Belén Atieza; Peter Buchman; Steven Soderbergh como Peter 
Andrews; Wild bunch, Telecinco; Francia, España, EUA; 3’58´´ 
http://www.imdb.com/company/co0024845/
http://www.imdb.com/company/co0058749/
34 
 
 Esta nueva representación juega con los matices, en todo su gama 
resplandecientes en la Sierra con la vida en la naturaleza infinita, inalterable, 
inalcanzable, cómplice. Ciudades americanas ocres, pálidas, de ciudadanos 
molestos, incapaces de percatarse; que manifiestan su ignorancia y 
desapruebo. De tonalidades grises y negras que cuestionan los valores de la 
revolución 
 
 En el sistema capitalista la 
gente vive como en una jaula invisible. Ahí 
aceptan el mito del hombre que triunfa por sus 
propios esfuerzos, pero no comprenden 
que las oportunidades de la mayoría están 
condicionadas por fuerzas que ellos ni siquiera 
pueden ver22 
 
El narrador no toma posición aparentemente, pero es testigo omnipresente y 
señala que el levantamiento es por el hartazgo del saqueo de los Estados 
Unidos que cansados de ello exigen. Pero los revolucionarios no son 
exportables, porque no se quiere y porque no dejan dividendos. En esa nueva 
Cuba que no es de bloques ni de tendencias. Está a favor de la justicia. 
 Qué fin tendrían entonces las fronteras, los límites, sino crear distinciones 
que remiten a nuestras circunstancias inevitables; pero ser revolucionario o 
cubano no era nacer de ese modo, más bien sentirlo, querer ser participe. Era 
cuestión de honor, de valores. 
 A la forma de los filósofos existencialistas; primero existes cuando te 
percatas del mundo y converges con él, después haces tu esencia a través de 
los actos y las decisiones que tomas. De la libertad y la conciencia, esas partes 
del existir con que nacemos, que pueden sepultarse, olvidarse y hacernos 
cómodos. O estar en persistentes complicaciones: decidir. La esencia es 
constante devenir porque no hay esencia universal aunque el mundo parezca 
homogéneo. La finalidad es construir comunidad que lleva al equilibrio, a la 
armonía, a la vida digna. 
 
22 Op. cit; 36´04´´ 
 
35 
 
 Que el cineasta traiga el recuerdo de manera pura y sin mezclas, según sus 
propias experiencias, el efecto de una revolución verdadera que ante sus ojos 
no fuera una fuerza incapaz de ver únicamente la superficie, sino capaz de 
perpetrar en su interior y como si con ello pudiera sumergirse en los secretos 
más delicados de las emociones, de la efervescencia de la voluntad, de una 
lucha por los motivos, me recuerda a esas sociedades precomunistas 
originarias antes de los españoles en sus relaciones de complementariedad, 
donde la individualidad no se ve amenazada, ni amenaza la comunidad; que no 
el individualismo. 
 No existían ni eran hombres, tenían la vivencia de serlo, en un principio 
nosótrico organizativo, de unión, no de uniformidad. Que sólo al cumplir su 
función, su vocación en la vida eran, o más bien se hacían verdaderos, pues 
ello los acercaba a la libertad. 
 Este algo sumado a las fuerzas y al fusil que impulsa al hombre a seguir, a 
luchar, a vencer más allá de, como se dice, el poder armamentista de que se 
goce, o lo precario de un bote para liberar toda una nación. Es el motor que 
viene de aquellos que tienen el valor de escuchar su interior que es libre. Pero 
así como es imposible vencer ese deseo refugiado en un amplio campo de 
fundamentos nuestro personaje manifiesta que es imposible detener al 
imperialismo sin identificar su cabeza: los Estados Unidos de América23. 
 En su intención, el filme, me parece, manifiesta en la figura del Che Guevara 
su sentido de igualdad, de respeto para con todos, de puntualizar cómo 
América Latina tenía que hacerse una, pues ahí estaba su igualdad y el 
momento para tomarla, pues tendría más fuerza si se organizaba y andaban 
juntos. Pero la preocupación era de todos, momentos cumbres para las 
circunstancias futuras, las miradas de opresores y oprimidos estaban postradas 
en ellos. El imperialismo buscaba partir para convencer, el comunismo unir 
para creer. 
 Se hacían y se rompían acuerdos con presionesubicadas en lazos 
mercantiles, económicos. Unos quedarían al margen, contemplativos; otros a 
los que les estaba permitido ser testigos de esas luchas y grandes transiciones, 
cerrarían sus fronteras, o se verían amenazados o quizá no podrían ver lo que 
realmente pasaba. 
 
23 Op. cit, 17´38´´ 
36 
 
 La intención opositora es instigar, molestar, cuestionar ciertas 
decisiones para generar dudas y crear una ruptura, una lucha de poderes entre 
Fidel y Ernesto, de cuestionar si el segundo quedaba relegado o si se le 
asignaban tareas menos importantes, o se le declinaba de su puesto. A lo que 
le daba respuesta: un guerrillero está donde se le necesita, aunque no sea en 
el frente de batalla. 
 Y las imágenes afirman la importancia de las tareas, la unión y el respeto 
que se tenían, el cariño para no únicamente ser camaradas, sino amigos 
entrañables, sin traición, sin dudas entre ellos. 
 
 He vivido días magníficos y 
sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a 
nuestro pueblo en los días luminosos y tristes 
[…] Me enorgullezco también de haberte 
seguido sin vacilaciones identificado con 
tu manera de pensar y de ver y apreciar los 
peligros y los principios24 
 
así como también se cree en la figura de el Che el cerebro de la revolución. Se 
dice que tenía una capacidad estratégica formidable, sus escritos dejan claro 
esos procesos por el que gustaba de tratar bien la palabra. Pero se resta 
protagonismo y advierte que es una cuestión de todos, en medidas iguales. Se 
ve el poder de liderazgo de Fidel Castro manifiesto en los compañeros como el 
líder único de todo el movimiento armado. 
 Existe entre ellos una relación de igualdad, horizontal. De intercambio de 
pareceres, honestos y francos para hacerse responsables de sus errores. 
 Tal vez podría mirarse así, en posiciones verticales, porque estamos 
acostumbrados al mundo de la simulación, en el que lo necesario es lo 
contrario de la libertad. Porque no hay hombre sin espacio cultural, es decir sin 
espacio ni tiempo, que en el transcurso del mismo nacen hombres que dejan 
constancia de su paso, de su empeñoso hacer. Que entienden que nada se va 
ha solucionar de forma natural, y que saben y tienen o se hacen de argumentos 
 
24 Fidel Castro, Che en la memoria de Fidel Castro, Cuba 2007, ed. Ocean sur, p. 41 
 
37 
 
suficientes para actuar e intentarlo. En ese afán, ese grito libertario entienden 
que lo que quieren para sí, lo quieren para los demás: que cada quien sea sí 
mismo. Sin cárceles ni fronteras construidas o simuladas. Pues las acciones 
reflejan el alma del hombre, y el alma su intelecto. 
 En este sentido la intención es vehemente por demostrar cómo “endurecerse 
sin perder la ternura”. Explícitamente manifiesta que a un guerrillero lo motiva 
el sentimiento de amor, amor a la humanidad, a la justicia y a la libertad. No se 
puede pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad25. 
 Aquí regreso a esas memorias a las que me transportan las imágenes de 
sus libros llenos de fotografías que según él desperdiciaban tantos disparos por 
atrapar sus innumerables formas. Aquel donde hace versos a las piedras y da 
cuenta de sus cualidades de fotógrafo, de lector inagotable y viajero 
impenitente. Con esas cartas escritas, desde muy lejos y a toda prisa, a sus 
hijos en un pequeño descanso entre la guerra. Con su incitación a Camilo y a 
Tatico a combatir el imperialismo, y si desaparece –como si esto fuera posible- 
a viajar a la luna. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25 Che el argentino; Steven Soderbergh; Belén Atieza; Peter Buchman; Steven Soderbergh como Peter 
Andrews; Wild bunch, Telecinco; Francia, España, EUA; 48´00´´ 
 
http://www.imdb.com/company/co0024845/
http://www.imdb.com/company/co0058749/
38 
 
 
 
 
Distinción entre textos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
39 
 
Sobre la literatura y su potencialidad 
 
 Bastante habitual en esos sitios donde 
 se considera raro al hombre auténtico 
 Charles Bukowski 
 
Alguna vez escuché que la primer historia se escribió sobre el caparazón de 
una tortuga, pero eso no es ningún principio. Las historias se han contado 
desde que se utiliza el lenguaje. En un principio tal vez de gestos, de 
movimientos corpóreos, de sonidos; de trazos intentados sobre la tierra, en 
piedra, en el aire. 
 Con el lenguaje se le dio sentido a muchas cosas y pudimos encontrarnos 
en un acuerdo que evoluciona, cambia, se recrea de voz en voz; y tal vez 
desde entonces se creó la primer ficción. No me parece realmente relevante 
saber si se intentó un artificio o la reproducción de la realidad, pues acaso 
nuestra realidad es un artificio ya en sí. 
 Con el lenguaje que nos delata y limita para con la mención exacta de 
cualquier cosa, pues el conocimiento directo no existe, porque en nuestro 
principio, probablemente, aun somos tirados por esos dos caballos de los que 
habla Platón, uno negro y otro blanco. Uno maligno y uno benevolente; uno del 
alma, de la sustancia que mira hacia el infinito, el otro, por su parte, etéreo, de 
esa razón corpórea, visceral, que no resiste su finitud. 
 Por eso quizá Borges decía que la primer obra de arte del hombre es el 
sueño, que surge con la vida y no empieza ni termina ahí. Sigue su curso. 
Pero su enunciación nos acerca y no deja de ser nuevo. Sabemos ya que nada 
nuevo es acogedor, presenta resistencias. 
 En este proceso de trasmutación pasamos por la apología, la fábula, la 
parábola. Del Aquiles y la tortuga de Zenón hasta la de Monterroso, de los 
trabajos de Hércules hasta los de Leopoldo, del Cid campeador a Los 
vagabundos del Dharma. Del cuento a la novela, a las minificciones. De las 
síbilas hasta el intertexto. 
 Esas lecturas semióticas de valores y signos que generan dos sentidos con 
su contexto, su desdoblamiento, su percepción, su género. 
40 
 
 Todos estos símbolos lingüísticos de la literatura que funcionan como la 
vida: vela las cosas, no las evidencia, crea dudas. Del apunte fenomenológico 
que habla Milan Kundera 
 
 El arte no es sólo derivado de 
las corrientes filosóficas y teóricas. La novela 
conoce el inconsciente antes que Freud, la 
lucha de clases antes que Marx, 
practica la fenomenología (la búsqueda de la 
esencia de las situaciones humanas) antes que 
los fenomenólogos26 
 
La expresión de la belleza por el arte, por medio de la palabra que poetiza 
circunstancias en vías de explicarlo todo. La protección en contra del olvido del 
ser que crea ideas para ser leídas y estudiadas e intentar partir de puntos 
nuevos. No desde un mismo principio ante esas reducciones del mundo. 
 Abstraemos y mencionamos términos para connotar un amplio espectro 
pues opera en nuestro pensamiento ideas conocidas para la comprensión de 
ese cambio, de esa evolución estética que se canoniza para formar parte de 
algún momento cultural, porque en sí la literatura nace en ella, por ella y para 
ella. 
 Desde una subjetividad en esa amplia visión de sus circunstancias y sus 
decisiones, busca comprenderse, comprenderla. Es circular. Aquí imagino a 
literatura como esa aporía de los números de Zenón, en donde su parte es 
igual al todo. Asícomo los números impares son infinitos, de esa misma forma, 
todos los números. La literatura es la exploración de los mundos posibles que 
aun no conocemos, que intenta hablar del mundo y las realidades a que 
pertenece, que también hablan de ella. 
 Entre todos los sucesos tan inasibles, los románticos dijeran ya que lo que 
pasó ayer hoy ya no existe. Pero la literatura es testimonio de nuestro paso por 
la tierra, nos coloca en lugares diversos, de aquellos que no conocimos y 
 
26 Milan Kundera, El arte de la novela, Barcelona 1994, Tusquets editores, p.43 
 
41 
 
existieron en otro tiempo; además nos transportan a otras visiones, a la de los 
personajes que padecen la narración, de ellos que lo vivieron dentro de sus 
formas para comprender su tiempo. 
 Se rompen fronteras temporales, a los personajes se les da vida y contexto, 
son un ser más. Vivimos en ellos y conocemos los hechos conforme avanzan 
las páginas, nos hacemos ellos, y así, ellos también nos habitan desde el 
primer momento en que acepto, en un primer nivel, ese supuesto pacto de 
ficción. 
 Con todo ese diálogo nos preguntamos si existe la realidad. Ella es lo que 
vivo, lo que experimento, pero eso también está dentro de mí ¿No son esos 
textos parte de mis deformaciones para cada vez conocer más y conocerme 
mejor y entonces decidir mejor. Acaso no todo cambio, todo movimiento todo 
viaje es interior? 
 Si bien es cierto que no vemos a los personajes como en un fotograma, sus 
ideas, sus decisiones y diálogos lo construyen. Hacen que me identifique, o no, 
con él para después tener una imagen mental de los protagonistas, retenerla y 
tal vez recordarla. Por supuesto, parte de toda subjetividad, por eso la chica de 
“Una casa en Santiago” no es la misma para todos, incluso ni para todos los 
pretendientes que forman parte dentro del cuento de Luis Sepúlveda. Existe 
con ello una libertad en su construcción, donde en esa identificación tenemos 
un diálogo con ellos, sus ideas se entrecruzan con las nuestras. Nos 
reconocemos y entonces así experimentamos ser otros, con sus lugares, 
amigos y enemigos que son distintos para nosotros. Cambiamos de parajes. 
 Pero es ahí donde nuestro cerebro comprende que si leer una novela o un 
cuento es habitar otro mundo, entonces es tener un mayor número de 
experiencias, de situaciones tan diversas sin despegarnos de nuestro sillón, 
pero de todas esas aprendemos, porque las hemos hecho nuestras en esas 
lecturas. 
 Puede decirse que se consume por gusto y que es una de las tantas formas 
de entretenimiento para pasar el rato, pero eso sería reducir todo su espectro, 
aquel del que Jorge Volpi dijera que es una porción de nuestra memoria 
compartida. 
 Toda esa constancia del paso de la humanidad. Puedo leer un libro de 
historia en donde encuentre pasajes del Sendero Luminoso del Perú, o un 
42 
 
cuento de Daniel Alarcón, y el segundo me lleva a esas decisiones, a esos 
momentos de manera más latente porque es la construcción de la constancia 
de nuestra especie, de nuestra elección en su sentido más amplio con nuestra 
conciencia, nuestras emociones o dudas 
 
 Si la ficción ensancha nuestra 
idea de nosotros mismos, la ficción literaria, las 
novelas y los cuentos lo hacen de una manera no 
más poderosa, pero sí más profunda que otros 
géneros. No menosprecio a ninguno 
[…] pueden ser tan ricos como una narración en 
prosa, pero sólo una narración en prosa despierta 
en nosotros esa sensación de penetrar en las 
conciencias ajenas de manera directa y 
espontanea –inmediata27 
 
En esa larga intención por demarcar, por apropiar, por restringir y hasta 
aprobar, concebimos las leyes establecidas de la sociedad, en sus distintos 
momentos, como una naturalidad, que olvidamos todas esas posibilidades que 
escapan de nuestro entendimiento, esa libertad de interpretación a la que nos 
invita la literatura, esa que reconstruye la lengua, que la vuelve peligrosa o 
cándida, por eso crea identidad, crea comunidad. 
 Todas esas circunstancias experimentadas en nuestras lecturas, como de 
igual forma las experimentadas por nosotros mismos con la vida, tienen la 
intención misma en su finalidad, la de hacernos mejores lectores de nuestro 
mundo para tomar mejores decisiones, comprender más cabalmente todas 
nuestras implicaciones. 
 Ese internado en ficciones complejas, nos diría Volpi, que habitan 
personajes confusos, profundos y contradictorios, de emociones polivalentes, 
son una de las mejores formas de aprender del mundo, de comprender a los 
demás, a nosotros mismos. A ser humano. En ese carácter de adaptación 
evolutiva que nos hace quienes somos en nuestra forma y fondo. 
 
27 Jorge Volpi, Leer la mente, el cerebro y el arte de la ficción, México 2011, editorial Alfaguara, p. 24 
43 
 
 La literatura no tiene un valor específico, al menos no en su sentido 
comercial. Si algo vale para la vida, no vale, debe servir para la vida. Por ello 
Kafka diría que es el salario que se percibe por servirle al diablo. 
 Gana si aceptamos que, además de ser la historia de un hecho, es también 
la manifestación de un anhelo, de sensaciones profundas, y entonces es 
también, la historia del corazón. 
 Si no lo fuera se volvería un mero ejercicio intelectual, estético, de formas y 
estructuras sin proyecciones. Porque aquel proverbio chino que versa que “la 
inteligencia camina más que el corazón pero no va tal lejos”, es cierto, y todos 
los mundos requieren de todas las formas posibles. 
 No es que confundamos lo cierto con las invenciones, pero “si la ficción es 
una herramienta tan poderosa para explorar la naturaleza –y en especial la 
naturaleza humana-, es porque la ficción también es la realidad”28. 
 El ejercicio en su intención comienza con el escritor, que delata su 
sensibilidad en el estilo, que se pregunta y crea, no sólo por placer, sino de 
igual forma por comprender, por hacer un internamiento, independientemente 
de su relato, siempre hacia adentro. En ese sentido, probablemente escribe 
pues el hombre virtuoso de este mundo es infeliz, porque aspira a otro mundo. 
Proyecta el suyo con el lenguaje, le da forma y lo manifiesta, pero son siempre 
caminos nuevos, y todos los caminos no antes hechos son más angustiantes. 
 Yo no conocí al Che Guevara, tampoco viví en su tiempo. Si no existieran 
los textos (de cualquier tipo) no tendría la idea que tengo de lugares distantes, 
de tiempos remotos y hasta futuros probables. Puedo imaginarme a los 
hombres de las cavernas, tener una vaga idea del pensamiento de Sócrates. 
Recrear, bajo mi capacidad, esos lugares a los que me abre la puerta la 
literatura. 
 El gran campo de “Reunión” comienza antes del cuento. Tenemos los textos 
de historia que hablan de los acontecimientos, a los que se les da fe de 
oficiales. Después existen los de todos aquellos que salieron de la isla, que 
vivieron el corto proceso de la revolución y refugiados en, principalmente, los 
Estados Unidos alzaron su voz; claro, con el apoyo del imperialista ofendido 
tras la perdida de una de sus colonias. Aun hoy existen este tipo de 
 
28 Ibidem, p. 31 
 
44 
 
documentos, tratados bajo la mirada del largo transcurso, ya no inmediato; que 
les contaron de ello, o lo vivieron muy pequeños. 
 Esto genera un amplio campo para crear una idea del hecho. Construimos 
según nuestros pensamientos ese lugar, tal vez también compartimos ciertas 
opiniones, como quizá otras no tanto. 
 En ese primer acto de ubicarnos ahí, hacemos juicios. Trasladamos todo 
ello a nuestra realidad para preguntarnos cómo sucedería ahora; hacemos 
distinciones,

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