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Diego-de-Cuentas-pintor-de-entresiglos-en-la-Nueva-Galicia-1654-1744

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE 
 FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS 
DIEGO DE CUENTAS, 
PINTOR DE ENTRESIGLOS EN LA NUEVA GALICIA 
(1654 – 1744) 
Ensayo de investigación que para optar por el grado de 
Maestra en Historia del Arte 
presenta 
María Laura Flores Barba 
Dirección: 
 Mtro. Rogelio Ruiz Gomar 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS 
Comité Asesor: 
 Dra. Nelly Sigaut 
EL COLEGIO DE MICHOACÁN 
 Mtra. Elsa Arroyo Lemus 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS 
MÉXICO, D.F., DICIEMBRE DE 2013 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
A mis alumnos de la ECRO 
AGRADECIMIENTOS
Una tesis, a pesar de lo que pudiera parecer, nunca es un trabajo individual ni solitario, sino 
resultado de un esfuerzo conjunto tanto de personas como de instituciones. En ese sentido, 
agradezco en primer lugar, a la UNAM por la beca otorgada gracias a la cual me fue posible 
vivir en la Ciudad de México durante la duración del programa y viajar a Zacatecas para 
estudiar la obra del pintor; al Museo Regional de Guadalajara y al de Guadalupe, Zacatecas, 
por permitirme el acercamiento a las obras y a sus documentos; a la Arquidiócesis de 
Guadalajara y su archivo, al Archivo General de la Nación, al Archivo Histórico del Estado 
de Jalisco y, finalmente, a la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, donde 
he podido compartir pero, sobre todo, ordenar mis pensamientos gracias a (y a pesar de) 
mis alumnos. 
Muchas personas que me rodearon fueron decisivas para que comenzara y, sobre todo, 
terminara este proceso, por lo que agradezco al Mtro. Rogelio Ruiz Gomar, mi director de 
tesis, por confiar en mi trabajo, por sus lecturas minuciosas de todas las versiones de este 
texto y por compartir sus conocimientos generosamente; a Elsa Arroyo por acercarme a ese 
mundo de lo material que era desconocido para mí antes de su clase y con el que ahora 
convivo casi todos los días en la ECRO y, claro, por invitarme a colaborar con el equipo del 
Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte del IIE (Sandra Zetina, Eumelia Hernández y 
Tatiana Falcón a quienes también agradezco mucho) en el proyecto del MUNAL que fue mi 
primer acercamiento científico a una pintura; a Nelly Sigaut, por acompañarme 
pacientemente desde hace varios años, por enseñarme tanto aunque nunca he sido su 
alumna en un salón de clases y por su generosidad al compartir conmigo no solo sus 
conocimientos, sino incluso sus hallazgos documentales, contactos, e información útil para 
mi trabajo. 
Gracias a Nelly me puse en contacto con Faviola Castillo, estudiante del doctorado en El 
Colegio de Michoacán, con quien fui a estudiar las pinturas de Diego de Cuentas en 
Zacatecas. Junto con Faviola, agradezco también a sus amigos que nos acompañaron en 
aquel viaje: Óscar Edilberto Santana, estudiante del doctorado en la Universidad Autónoma 
de Zacatecas y a su esposa, María Guadalupe Ríos, estudiante de la maestría también de la 
misma universidad. El intercambio de ideas, opiniones y experiencias con ellos fue uno de 
los primeros impulsos que recibió esta tesis. 
De este viaje surgieron varias inquietudes que pude intercambiar con Mirta Insaurralde 
Caballero, profesora investigadora del Laboratorio de Análisis y Diagnóstico del 
Patrimonio de El Colegio de Michoacán, a quien agradezco no solo por su opinión 
profesional, sino por su invaluable amistad. Junto con ella organizamos un grupo de 
discusión interdisciplinario con otros restauradores y un colega historiador: Óscar García, 
gracias a quien pensé y repensé mis hipótesis y conclusiones porque ninguno de mis 
argumentos le convencía (ni le convencerán), pero que aun así me compartió 
desinteresadamente muchas de las fotografías que ilustran este trabajo; Alejandro Meza 
Orozco, mi cómplice de tesis y ahora amigo entrañable, a quien le estaré eternamente 
agradecida por compartir conmigo su trabajo, inquietudes, dudas, certezas y opiniones 
sobre Diego de Cuentas y la vida en general; y Cristóbal Durán Moncada, con quien 
también pasé tardes enteras discutiendo y comparando puntos de vista. 
Finalmente, agradezco también a Mónica Pulido, a quien reencontré en el posgrado y quien 
también me compartió generosamente su conocimiento; a mis compañeras de la maestría 
con quienes armamos un improvisado seminario de tesis: Fabiola Hernández, Constanza 
Ontiveros, Denisee Bustamante y Yunuen Maldonado; y a mis amigos, familia y, por 
supuesto, a Alberto. 
Contenido 
INTRODUCCIÓN 7 
1. EL ESCENARIO 10 
2. EL PERSONAJE 13 
3. EL TRABAJO 25 
4. LA CRÍTICA 30 
5. LAS OBRAS 34 
6. REFLEXIONES FINALES 52 
BIBLIOGRAFÍA 55 
ANEXOS 61 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 7 
Introducción 
El proyecto con el que apliqué a la maestría se enfocaba en la relación entre el aprendiz y el 
maestro y cómo se transmitían las prácticas en un obrador en la Nueva España del siglo 
XVIII. Me interesaba rastrear, técnica y formalmente, lo que del maestro pasaba al aprendiz
y lo que posteriormente el aprendiz transformaba en su propia práctica. Decidí tomar como 
estudio de caso a Manuel Montes y Diego de Cuentas porque se puede comprobar 
documentalmente que el segundo fue maestro del primero y porque de éste no se había 
escrito nada aún. Pensaba, para ello, elegir obras firmadas “Diego de Cuentas” porque 
estaba consciente de que existía un gran obrador detrás de las obras atribuidas a este pintor, 
pero la desigualdad entre las obras nos obligaron a mi comité asesor y a mí, a modificar el 
rumbo del proyecto y definir, primero, la manera de pintar de Diego de Cuentas antes que 
intentar compararla con la de sus aprendices o pintores cercanos a su círculo. 
Así, comencé a rastrear todas las obras firmadas o atribuidas de las que tenía noticia con la 
intención de acercarme a ellas y estudiarlas minuciosamente. Esta empresa resultó ser más 
difícil de lo que me suponía, porque muchas obras han cambiado de lugar, algunas son 
prácticamente inaccesibles y otras han desaparecido. También descubrí que las noticias del 
pintor eran muchísimas pero había que ponerlas en orden para que pudieran decir algo 
concreto. 
Al observar las pinturas y contrastar con los documentos, me pareció cada vez más difícil 
decidir y explicar en qué consistía exactamente la manera de pintar de Diego de Cuentas, 
porque me di cuenta de que no podía separarlo de su obrador. Aunque sí tenemos obras 
firmadas expresamente “Diego de Cuentas”, no tenemos las firmadas por “Diego de 
Cuentas hijo” o “Juan Antonio Cuentas”, únicamente una firmada “Francisco Xavier 
Cuentas” y muchísimas únicamente con el apellido, lo que imposibilita saber cuántas y 
cuáles manos participaron en cada una de las obras. 
Definir en qué consiste la manera de pintar de Diego de Cuentas (y su obrador), así como 
continuar con la búsqueda documental que nos dé pistas sobre sus viajes y relaciones, son 
el primer paso para comprender cómo se desarrolló la pintura en particular en Guadalajara, 
pero también cómo se relacionaba con la de la Ciudad de México y, en este caso en 
específico, con la de Valladolid, Michoacán. 
En particular, para la Nueva Galicia, aún no contamos con monografías ni estudios más 
ampliosque nos ayuden a relacionar a pintores entre sí o incluso valorar en tiempo y 
espacio a los que se han identificado. Por lo tanto, ubicar la obra de Diego de Cuentas en 
una tradición o escuela (ya sea tapatía o michoacana) es una tarea que, a la fecha, resulta 
casi imposible de realizar por el estado del arte en que se encuentra la pintura novogalaica y 
también porque todavía no tenemos mucha claridad en cuanto al tránsito de los artistas, las 
imágenes (e incluso los materiales y técnicas) de una ciudad a otra. Las escasas noticias que 
se han encontrado sobre pintores anteriores a él en Guadalajara, así como las pocas obras 
que quedan y que son accesibles dificultan la labor de estudiar no solo casos de pintores 
8 Introducción
específicos sino de historiar sobre cierta tradición o escuela. El nivel que existe en el 
estudio de la pintura en provincias es tan bajo que aún vamos a tientas en la definición y 
propuesta de nuevas escuelas y descubrimiento de nuevos pintores y sus técnicas.1 En este 
sentido, deberíamos preguntarnos cómo se relaciona la pintura de Diego de Cuentas con la 
de los pintores que lo rodearon, primero en la capital del país, después en Valladolid de 
Michoacán y finalmente en Guadalajara, en la Nueva Galicia, sin olvidar las influencias 
europeas, por supuesto. En este trabajo intenté establecer lo primero pero, sobre todo, 
ubicar a Cuentas en un espacio y momento dados. 
Al principio de este trabajo supuse que debería intentar relacionar a Cuentas con los 
pintores de Guadalajara de finales del XVII y principios del XVIII, pero ahora se demuestra 
que es necesario comenzar a tejer las relaciones de este pintor (y su obrador) con la escuela 
michoacana primero. Seguramente cuando Cuentas llegó a Guadalajara en 1705, conoció el 
trabajo de Francisco de León, quien ya había muerto para ese entonces (en mayo de 1700) y 
algo de su obra pudo haber influido en el michoacano. En mi opinión, De León es el pintor 
más importante del siglo XVII en la ciudad, si no es que en toda la región. Su trabajo se 
inscribe dentro de la escuela de los Juárez, y de Antonio Rodríguez en particular. 
Actualmente, una cédula del Museo de Arte Sacro de Guadalajara asegura que De León 
llegó a la ciudad en el séquito del obispo Palafox y, aunque quizás las varias 
correspondencias de obra entre León y Borgraf -el pintor flamenco que se estableció en 
Puebla- podrían confirmar esta hipótesis, aún no se ha establecido con certeza cómo y 
cuándo llegó a la ciudad y, hasta la fecha, no se ha presentado ningún documento que lo 
pruebe. 
De los contemporáneos a Cuentas trabajando en Guadalajara tampoco sabemos mucho. Se 
había considerado que De León había vivido hasta las primeras tres décadas del siglo 
XVIII, volviéndolo su contemporáneo, pero hoy sabemos que no es así.2 Recientemente se 
expuso en el Museo de la Ciudad de Guadalajara una obra de Joaquín de Estevez,3 quien 
probablemente se pudiera relacionar con Diego de Estevez, un niño de 13 años que entró 
como aprendiz al obrador de De León a finales del siglo XVII. Si se tratara de su hijo, 
podríamos considerar dentro de la nómina de pintores tapatíos contemporáneos a Cuentas a 
Diego y Joaquín de Estevez pero hasta la fecha no he encontrado más noticias 
documentales ni obra. 
Los Enríquez, Antonio y Nicolás, de quienes aún no tenemos claras las noticias que se han 
encontrado, también formarían parte del grupo de pintores trabajando a la par del obrador 
de los Cuentas,4 junto con Manuel Montes, Lorenzo Ángel Martínez, Manuel Reynoso5 y, 
1 En el caso de Michoacán, por ejemplo, la Dra. Nelly Sigaut dirige el Seminario de Estudios de Pintura en el 
Occidente de México dedicado precisamente a esta labor de análisis, caracterización y estudio de la pintura 
producida entre los siglos XVI y XVIII en lo que fuera Valladolid y sus alrededores 
2 El trabajo que realicé sobre Francisco de León apunta a que existen dos pintores del mismo nombre, uno 
que vivió y murió en Guadalajara en 1700 y el otro que trabajaba en la década de los 20 del siglo XVIII en la 
Ciudad de México. De ahí la confusión en la historiografía sobre dicho pintor. 
3 Un San Miguel Arcángel de colección particular. 
4 Con obras en Santa María de Gracia, Museo Regional de Guadalajara, Museo de Arte Sacro, Parroquia del 
Real de Resurrección en Real Alto, sacristía de San Juan de Dios y las telas que representaban las Cuatro 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 9 
quizás, Pedro López Calderón, de quien se tienen ya dos obras firmadas en la región6 
aunque, al parecer, trabajó primero en Oaxaca y después en la Ciudad de México.7 Sin 
embargo, todavía hace falta poner en orden las noticias de los primeros y recuperar las 
obras que hay en la ciudad. 
El presente trabajo está dividido en seis apartados conforme a los temas que se tocan. El 
primero, titulado “El escenario” es un breve panorama de la Guadalajara que conocieron 
Diego de Cuentas y sus descendientes. Dentro de este estudio del contexto histórico de este 
grupo de pintores, quedaría pendiente considerar el de la ciudad de Valladolid, ya que una 
buena parte de la vida de Cuentas transcurrió en esa ciudad. Sin embargo, dicho contexto 
no se estudia en este trabajo por razones de extensión. En el segundo apartado, titulado “El 
personaje”, analizo lo dicho por otros autores sobre la vida del pintor, además de que doy 
noticia de los documentos hallados hasta ahora que se relacionan tanto con Diego de 
Cuentas como con su familia. El tercero, al que le pongo por título “El trabajo” tiene por 
objetivo explicar la situación de los gremios y relacionarla con el propio trabajo del pintor. 
En “La crítica”, tomo lo dicho sobre otros autores sobre la manera de pintar de Cuentas. 
Este apartado da pie a tratar sobre “Las obras”, donde explico sus características, noticias 
que tengo de ellas, estado de conservación y todos aquellos datos que me fue posible 
encontrar con respecto a lo material. 
Estrictamente hablando, este ensayo no trata únicamente de Diego de Cuentas, ya que el 
trabajo en su taller no se puede desligar de sus descendientes y demás oficiales. Sin 
embargo, decidí usar este título porque él es el actor principal y quien desencadena la 
historia. 
Parte de la metodología incluyó la elaboración de una ficha técnica construida a partir de la 
que usan los estudiantes de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, 
ECRO para registrar y analizar la obra que trabajan y de la desarrollada por el Laboratorio 
de Diagnóstico de Obras de Arte del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Si 
bien no incluyo datos de ellas o aspectos materiales más a profundidad o quizás no se ve 
reflejado mucho de este trabajo en la redacción final de la tesis, su elaboración, llenado y 
análisis fue fundamental para entender lo que estaba viendo y para que pudiera tomar en 
cuenta la historia material de las pinturas, así como entender, al mismo tiempo, cómo 
trabajaba un pintor o un obrador en el periodo del que me ocupo. 
Estaciones que Antonio Enríquez realizó para la celebración de la jura de Fernando VI. 
5 Lo menciona Mota Padilla junto con Diego de Cuentas, como se verá más adelante. 
6 En Guadalajara hay un San Joaquín en el Museo de Arte Sacro y una Virgen del Rosario en proceso de 
restauración en la ECRO. Ver Rogelio Barba Jiménez et al., “El restaurador como detective: el caso de la 
Virgen del Rosario de Pedro López Calderón” Memorias del IX Foro Académico de la ECRO, noviembre 
2012, texto en línea: http://www.ecro.edu.mx/pdf/pdf_memorias/maria_castaneda.pdf 
7 Comunicación personal de Rogelio Ruiz Gomar. 
10 1. El escenario
1. El escenario
Una de las menciones más antiguas con referencia a Diego de Cuentas es la que hace 
Matías de la Mota Padilla en su Historia del Reino de la Nueva Galicia, escrita en 1742.8 A 
pesar de que no aporta muchos datos, resulta ser una noticia muy valiosa que nos permiteintroducirnos simultáneamente en el tema del pintor y en el de su contexto histórico y 
cultural con respecto a su trabajo en la ciudad de Guadalajara. 
Cuando el historiador describe el templo y convento de Santa Mónica, menciona una 
imagen que se veneraba en ese lugar y que fue encontrada en una de las minas de la región 
pertenecientes a Nicolás Sedano. Se trataba de la “Virgen de Guadalupe” pintada sobre una 
“piedra de metal” de una sesma (13.9 cm), la cual describe a detalle: 
con túnica color de rosa, manto azul, corona abierta; la luna á los pies, nubes y 
resplandores en la circunferencia, querubines que la circundan; tiene el manto 
sobre la cabeza y en todo semejante a Nuestra Señora de Guadalupe de México, y 
se diferencia en tener un niño en la siniestra mano y otro de cuerpo entero con 
ademan de abrazarse del niño Dios, y otro niño como que se abraza del cuerpo de 
la Señora, quien parece le coge poniéndole la mano derecha sobre la cabeza9 
Alrededor de 1717, cuenta, la piedra se le entregó al padre Feliciano Pimentel, [fig. 1] 
quien la depositó en el recién fundado convento de agustinas recoletas,10 donde permaneció 
al menos hasta 1742, ya que asegura que ese año se guardó en una vidriera guarnecida de 
plata que pagó el Lic. Diego José Cervantes, cura de Lagos.11 Agrega Mota Padilla que él 
mismo le pidió a los pintores Diego de Cuentas y Manuel Reynoso12 “por certificarme de si 
otros veian lo que yo” hacer copias de esta imagen pero además, asemejándose un poco a lo 
que después harían Miguel Cabrera, José de Ibarra y otros pintores con el lienzo 
guadalupano, adelanta un juicio sobre la naturaleza divina de la imagen en la piedra basado 
en la opinión de los “expertos”. Mota dice: 
tiene de circunstancia que de cerca no se ve sino metal, mas en distancia de una 
vara y media se registra su perfeccion; tres pintores se han puesto a dibujarla, y 
todos contestan (por lo que no se duda), han lavado la piedra, y no se descubre que 
8 Matías Ángel López de la Mota Padilla, Historia del reino de la Nueva Galicia en la América Septentrional, 
México, INAH, Universidad de Guadalajara, IJAH; Colección histórica de obras facsimilares, núm. 3, 1973. 
Edición facsimilar publicada en México: Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1870. 
9 Ibid., p. 443. El subrayado es mío y la ortografía es la del documento original. Es importante anotar que, 
más que una Guadalupana, la imagen descrita por Mota Padilla parece una representación de La Caridad. 
10 El convento se fundó en 1720, aunque desde varios años antes se había intentado su establecimiento. 
11 Fundó el convento de capuchinas en esa ciudad, en 1743. 
12 Orendáin menciona que no se sabe nada de la vida de este pintor, pero que existe un óleo de San Antonio 
de Padua en la colección de Ray Borges en Santa Bárbara, California. Leopoldo Orendáin, Pintura: siglos 
XVI, XVII y XVIII, Guadalajara, Jalisco en el arte, 1960, p. 19. 
Figura 1 
Retrato del venerable Padre don Feliciano Pimentel en la Catedral de Guadalajara (Héctor Antonio 
Martínez lo ubica en el diezmo) Óleo sobre tela, 212 x 128 cm. Firmado, según refiere la bibliografía, 
“Didacus a Cuentas F. a 1733”. Imagen publicada en: Leopoldo Orendáin, (1951).
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 11 
mano de artífice alguno la haya pintado13 
Pareciera que el cronista se adelantara a los acontecimientos que comienzan en 1737,14 
cuando los cabildos civil y eclesiástico discuten el patronazgo de la Virgen de Guadalupe 
sobre la Ciudad de México para acabar con el matlazáhuatl, y que culminarían con la 
coronación canónica otorgada por Benedicto XIV en 1754 y la publicación de la Maravilla 
Americana dos años después. La manera en que el historiador relaciona la imagen 
milagrosa novogalaica con la capitalina, y su afán por dejar constancia del hecho –él mismo 
hizo “diligencias para que jurídicamente se testimoniase esta aparición” e incluso presentó 
un memorial al obispo Gómez de Parada- reflejan el espíritu de una ciudad que, a mediados 
del siglo XVIII, ya se sentía capaz de compararse con la capital del virreinato, al menos 
simbólicamente. 
Mota Padilla reflexionaba: 
no discurro otra cosa de prodigio tan singular, sino es que ha querido Nuestra Señora 
comprobar la aparición prodigiosa de Nuestra Señora de Guadalupe, añadiendo el 
tener en sus manos el mayor tesoro, que es su Hijo Santísimo, y el que en dicha 
Señora tenemos los de Guadalaxara toda proteccion: el tiempo dará a conocer lo que 
esta Señora pretende con manifestarse en el modo referido15 
La imagen plasmada en la piedra no significaba la protección única de la Virgen sobre 
Guadalajara, sino que incluía además la de su hijo, a diferencia de la de México. A pesar de 
que la figura descrita no tiene mucho que ver con la virgen de la tilma de Juan Diego mas 
que en la forma de vestir y la luna a los pies, a Mota Padilla lo que le interesaba era hacer la 
relación entre una y otra; demostrar que en su ciudad, además de las cuatro “torres” que la 
protegían16 –la Virgen del Rosario de Poncitlán, la Inmaculada de Lagos, la de la 
Expectación de Zapopan y la de la Asunción de Santa Ana Atlixtac-,17 había una quinta que 
era, ni más ni menos, la que se convertiría en patrona del Nuevo Mundo. 
A pesar del referido memorial que se hizo sobre la imagen y de que ésta se veneraba e 
incluso fue “besada y adorada” por el obispo en turno, su fama no trascendió más allá de 
esta noticia. Quizás ningún milagro se le pudo comprobar, o tal vez la imagen únicamente 
estaba cumpliendo la función de legitimar la fundación del convento de Santa Mónica 
después de tantas negativas que había recibido por parte de las autoridades en Roma.18 Aun 
13 Aunque Mota Padilla dice claramente “tres pintores”, únicamente menciona a Diego de Cuentas y a 
Manuel Reynoso. De la Mota Padilla, Op. Cit., p. 443. 
14 Podría considerarse que el proceso de coronación y jura de la Virgen de Guadalupe comenzó mucho antes, 
pero Jaime Cuadriello se refiere a esta sesión de cabildo como uno de los momentos clave que definieron los 
acontecimientos durante el siglo XVIII. Jaime Cuadriello, “El discurso de la ceremonia de jura: un estatuto 
visual para el reino de Nueva España. El caso del Patronato Guadalupano de 1746”, Tiempos de América: 
Revista de historia, cultura y territorio, número 2, 1998, pp. 3-18. 
15 De la Mota Padilla, Op. Cit., p. 443. 
16 Ibid., pp. 390-391. 
17 Su advocación original era la Asunción, pero en 1776 cambió a la Candelaria. 
18 Cfr. la misma crónica de Mota Padilla y Lucas Alamán, Apéndice al diccionario universal de historia y 
12 1. El escenario
así, su existencia comprueba lo que Thomas Calvo ya había descrito sobre el culto 
temprano a Guadalupe en la región: éste existe, aunque tímido, desde finales del siglo XVII 
gracias a la inmigración de autoridades civiles y eclesiásticas originarias de la Ciudad de 
México que viajan con sus devociones y las implantan en la ciudad.19 
La sutil referencia a Diego de Cuentas, entonces, nos dibuja el perfil de una ciudad en 
crecimiento, consciente de su relación con el centro y deseosa de participar de los grandes 
sucesos en la metrópoli. Lo mismo se refleja en la ceremonia de jura de Fernando VI cinco 
años después, y que el mismo Thomas Calvo inscribe en un periodo de “fiebre narcisista” 
de la ciudad que abarca de 1730 a 1753.20 Es en este periodo que se elaboran los primeros 
planos de Guadalajara que registran las calles, manzanas y lugares más importantes, 
además de que se escribe la Historia... de Mota Padilla,21 se realiza la gran obra de 
conducción de agua por Pedro Buzeta22 y concluye la construcción de los órganos en la 
Catedral.23 Sin embargo, este crecimiento que ya es patente a mediados de siglo, comienza 
desde la primera década con el aumento de la tasa de crecimiento demográfico que van 
Young contabiliza a partir de 1710 y que continúa hasta 1770.24 Quizás también sevea 
reflejado simbólicamente en los sucesos eclesiásticos de la segunda década: la causa de 
canonización del obispo Francisco Gómez de Mendiola en 1714,25 la traslación de 
Zacatecas a Guadalajara del cadáver del obispo Camacho y Ávila en 171526 y, por supuesto, 
la consagración de la Catedral el 22 de julio del año siguiente.27 Será esta ciudad que 
comenzaba a despuntar a la que llegue Diego de Cuentas y en la que se desarrolle la mayor 
parte de su trabajo. 
geografía. Colección de artículos relativos a la República Mexicana; México, imprenta de J. M. Andrade y F. 
Escalante, 1856, pp. 860-862. 
19 Thomas Calvo, Poder, religión y sociedad en la Guadalajara del siglo XVII, México, Centro de Estudios 
Mexicanos y Centroamericanos, Ayuntamiento de Guadalajara, 1992, p. 181. 
20 Thomas Calvo, “La jura de Fernando VI en Guadalajara (1747): de la religión real a la festividad”, Takwá, 
Guadalajara, núm. 8, Otoño 2005, pp. 67-92. 
21 La de Mota Padilla es, hasta la fecha, la más importante obra que trata sobre la ciudad. Existen, empero, 
otras crónicas de la época, pero se refieren a la región de la Nueva Galicia y tienen más bien la intención de 
nombrar y registrar las fundaciones franciscanas: la de Nicolás Antonio de Ornelas Mendoza y Valdivia, 
Crónicas de la provincia de Santiago de Xaliso, escrita entre 1719 y 1722 y la de Francisco Mariano de 
Torres, Crónica de la Sancta Provincia de Xalisco, de 1755. 
22 Dicha obra comenzó en 1732. Carmen Castañeda, “La ciudad de Guadalajara: reglamentos, reformas y 
desarrollo urbano (1790-1800) en Carmen Castañeda (coord.), Vivir en Guadalajara. La ciudad y sus 
funciones, Guadalajara, Ayuntamiento de Guadalajara, 1992, p. 67. 
23 Ver Cristóbal Durán Moncada, La escoleta y capilla de música de la catedral de Guadalajara 1690-1750, 
Tesis, Maestría en Historia de México; Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2010. 
24 Eric van Young, La ciudad y el campo en el México del siglo XVIII. La economía rural de la región de 
Guadalajara, 1675-1820, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 46. 
25 Ver Ignacio Dávila Garibi, Historia de la iglesia en Guadalajara. Tomo tercero. Número 1. Siglo XVIII, 
México D.F., Editorial CVLTVRA, T.G., S.A., 1963, pp. 249-262. 
26 Ibid., pp. 284-288. 
27 Ibid., pp. 288-290. 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 13 
 
 
 
 
2. El personaje 
 
Leopoldo Orendáin, en 1951,28 fue el primer investigador que aportó noticias documentales 
y, de hecho, fue él quien llamó la atención sobre el pasaje de Mota Padilla descrito 
anteriormente. Sabíamos ya, gracias al testamento29 publicado por él, que Diego de Cuentas 
no era originario de Guadalajara, sino de Acámbaro, hoy Guanajuato, pero que en el siglo 
XVII fuera diezmatorio de Valladolid. 
 
El lugar de nacimiento del pintor presenta uno de los primeros problemas con su biografía. 
Para empezar, los libros parroquiales de Acámbaro registran muy pocos españoles y, entre 
1650 y 1670, no se registra a ningún Juan Martínez de Alencaster o María de Sandoval y 
Gamboa, nombres de sus padres que declara en el testamento de 1743. Según la Minuta y 
razón de las doctrinas del obispado de Michoacán, redactada por el obispo Fray Francisco 
de Rivera, para 1631 el pueblo de Acámbaro estaba compuesto de únicamente ocho 
españoles y 2000 indios.30 Para 1698, un informe de tributos para la construcción de la 
Catedral de Valladolid arroja la cifra de alrededor de “1918 feligreses mayores de 7 años”,31 
menos que en el censo anterior y sin destacar la población española. Al principio de este 
trabajo, y debido a estos datos tan elocuentes, llegué a considerar que quizás Cuentas 
hubiera sido mestizo o indio, pero ninguna otra evidencia documental apoya esta hipótesis, 
al contrario, apuntan a que ambos padres eran españoles. Sin embargo, me parece 
importante tener en cuenta el entorno en el que nació y vivió sus primeros años. 
 
El siguiente de los problemas con la biografía es el apellido “Cuentas”, porque según su 
testamento ninguno de sus padres lo llevaba. Se había propuesto, incluso, que fuese un 
seudónimo32 y su firma, Didacus aCuentas en muchas de las obras, se había explicado de 
varias maneras.33 Una de ellas era relacionarla con el apellido de su padre que, según el 
testamento, sería “Alencaster”. Considero, a diferencia de Orendáin, que la “a”, en el caso 
de la firma no hace referencia a su apellido paterno, sino que se trata más bien de una 
preposición latina de ablativo que sustituye al castellano “de”.34 Quizás esta latinización de 
su nombre estaría indicando un afán de ascenso en la escala social y una declaración de 
 
28 Leopoldo Orendáin; “El pintor Diego A. de Cuentas”; Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas; 
México, UNAM/IIE, 1951, vol. V, núm. 19 y Leopoldo Orendáin, (1960). 
29 Archivo Histórico del Estado de Jalisco (en adelante AHEJ) Protocolos de notarios, Alejo de Santa María 
Maraver, Libro 8, 1743, fs. 381v-383. 
30 Alberto Carrillo Cázares, Partidos y padrones del obispado de Michoacán: 1680-1685, Zamora, El 
Colegio de Michoacán, 1996, p. 401. 
31 Ibidem. 
32 Guillermo Ramírez Godoy, Cuatro siglos de pintura jalisciense, Guadalajara, Cámara Nacional de 
Comercio de Guadalajara, 1996, p. 37. 
33 Leopoldo Orendáin, (1951), p. 77. 
34 Cfr. Antonio de la Cruz y Pardo, Instituciones latino-gramaticas o Nuevo methodo por las que todos los 
maestros instruyan en verdadera latinidad, Madrid, Imprenta de Manuel Martín, 1763, p. 194 y Diccionario 
Vox Latín-Español, Barcelona, Vox, 1997. 
14 2. El personaje 
 
intelectualidad por su parte. Gracias a los documentos encontrados hasta ahora, podemos 
afirmar que Cuentas nunca usó el apellido de sus padres, únicamente los menciona en su 
testamento pero no los usa para firmar documentos u obras. 
 
Recientemente, Nelly Sigaut descubrió un documento en el Archivo Histórico Casa de 
Morelos en Morelia, Michoacán.35 Se trata de un pleito que interpuso Diego de Cuentas en 
1696 ante el tribunal de Valladolid con el objetivo de reclamar la parte que le correspondía 
de herencia por la muerte del cura Juan Martínez de Araujo, su padre.36 El proceso 
comenzó a finales de julio de 1696 porque Araujo había muerto a principios de mayo del 
mismo año. Este pleito, sin embargo, no está completo en este expediente y será necesario 
complementarlo con otro para descubrir en qué concluyó la demanda. 
 
Gracias a una pista en el libro de Alberto Carrillo Cázares, La primera historia de La 
Piedad: el Fénix del amor,37 se conoce la existencia de la liquidación de bienes de Martínez 
de Araujo, el documento que le da cierre a la demanda. Carrillo Cázares comparte que “el 
quinto que tocaba al dicho Diego de las Cuentas, por herencia forzosa, fue de 3,284 pesos 3 
tomines y 10 granos”.38 Por la forma en que escribe el párrafo sobre el dinero que se 
repartió, queda claro que el pleito se resolvió a favor de Diego de Cuentas. 
 
A partir de este documento39 se descubre que, efectivamente, la resolución de primera 
instancia fue declarar a Diego de Cuentas como hijo natural de Araujo el 18 de marzo de 
1697 y mandar que se le entregara la herencia correspondiente. Sin embargo, el albacea 
decidió apelar ante el tribunal eclesiástico de la Ciudad de México quien, como segunda 
instancia, confirmó la sentencia a favor de Cuentas el 30 de julio de 1697. De ahí en 
adelante, se presenta el avalúo de los bienes y, finalmente, en 1698 se le entrega el dinero 
correspondiente a Diego de Cuentas. 
 
El principal problema con este caso es que Diego de Cuentas presenta la copia de una fe de 
bautismo del 4 de marzo de 1654 en la que aparece únicamente el nombre de su madrina y 
se menciona que fue “hijo natural de padres desconocidos”.40 Más adelante, al ser 
 
35 Agradezco su generosidad al compartir esta noticia 
36Archivo Histórico Casa de Morelos (en adelante AHCM), Diocesano, Justicia, Procesos Contenciosos, 
Testamentos, Caja 78, exp. 22, 52 fs. Año de 1696. Para esta tesis, sin embargo, se consultó la versión 
digitalizada en Family Search: México, Michoacán, registros parroquiales y diocesanos, 1555-1996, imágenes 
Family Search (https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1-19248-37093-24?cc=1883388&wc=M99L-
BBR:1717898141 : consultado el 11 de agosto de 2013), Información matrimonial y actas diversas 1696-
1699, imágenes 273 a 326. 
37 Alberto Carrillo Cázares, La primera historia de La Piedad:”el Fénix del amor”. Estudio literario e 
histórico con facsímil de la edición original y notas, Michoacán, El Colegio de Michoacán, Foro Cultural 
Piedadense, 1990. 
38 Ibid., p. 159. (el subrayado es mío). 
39 AHCM, Diocesano, Justicia, Procesos Contenciosos, Testamentos, Caja 78, exp. 22, 52 fs. Año de 1696. 
Para esta tesis se consultó la versión digitalizada en Family Search: México, Michoacán, registros 
parroquiales y diocesanos, 1555-1996, imágenes Family Search (https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1-
19248-37093-24?cc=1883388&wc=M99L-BBR:1717898141 : consultado el 11 de agosto de 2013), 
Información matrimonial y actas diversas 1666-1668, 1677, 1684, 1699, imágenes 90 a 174. 
40 México, Michoacán, registros parroquiales y diocesanos, 1555-1996, imágenes Family Search 
(https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1-19248-37093-24?cc=1883388&wc=M99L-BBR:1717898141 : 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 15 
 
 
 
cuestionado sobre por qué nunca usó el apellido de su padre -o sea, Martínez de Araujo- si 
éste lo había reconocido como suyo, Cuentas explica que su madre, María de Seli y 
Cuentas, le ocultó el embarazo a su tío con el que vivía, José de Cuentas; dio a luz en casa 
de su amiga María Ferrel y “expusieron” al niño a la puerta del tío abuelo para “evitar el 
peligro de fama”41 que pudiera traer a sus padres el hecho de haberlo concebido fuera del 
matrimonio. Máxime que un año después, su padre tomaría los hábitos.42 
 
Gracias, entonces, a este documento, se aclaran varias dudas alrededor del personaje. En 
primer lugar, el uso del apellido “Cuentas” que no habíamos podido explicar hasta ahora: lo 
toma de su tío abuelo. En segundo lugar, comprueba la hipótesis de que se formó con algún 
pintor en la Ciudad de México. Él mismo declara que “[a] la edad de nueve o diez años, [...] 
salí de dicho pueblo de Acámbaro con Joseph de las Cuentas mi tío abuelo para la ciudad 
de Mexico donde me apliqué al oficio de pintar”.43 Si consideramos que fue bautizado en 
1654, su viaje debió suceder alrededor de 1664. Estuvo, entonces, en la Ciudad de México 
cerca de cinco años, tiempo que tardaba un aprendiz en convertirse en oficial para luego ser 
examinado por los jueces veedores y adquirir el nombramiento de maestro así como el 
permiso para establecer su tienda y obrador que, en este caso, sería en la década de 1670. 
Sin embargo, antes de 1687 no existen registros para los exámenes de pintura porque no fue 
sino hasta ese año que el gremio pidió que se revisaran las ordenanzas y se estableciera 
dicho requisito, lo que reduce la posibilidad de encontrar una evidencia documental sobre 
sus estudios. 
 
Podemos concluir, a partir de esta información, que el pintor vivió en la Ciudad de México 
de 1663 o 1664 hasta por lo menos 1670, de donde pasó a Valladolid donde se casaría con 
Teresa Patiño en 1684.44 [fig. 2] De su formación aún no se tiene ninguna otra huella 
 
consultado el 11 de agosto de 2013), Información matrimonial y actas diversas 1696-1699, imágenes 273 a 
326, f. 1. Debido a que la relación entre Martínez de Araujo y la madre del pintor se dio antes de que éste 
fuera ordenado sacerdote, a Diego de Cuentas no se le consideró nunca como un hijo “sacrílego”, sino uno 
“natural”. Estas categorías se definieron ya en las Siete Partidas de Alfonso X y tuvieron vigencia hasta el 
siglo XIX. Cfr. Sara Montero Duhalt, “Evolución legislativa en el tratamiento a los hijos extramatrimoniales 
(México independiente)”, en Memoria del III Congreso de Historia del Derecho Mexicano, México, UNAM, 
1983. 
41 México, Michoacán, registros parroquiales y diocesanos, 1555-1996, imágenes Family Search 
(https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1-19248-37093-24?cc=1883388&wc=M99L-BBR:1717898141 : 
consultado el 11 de agosto de 2013), Información matrimonial y actas diversas 1696-1699, imágenes 273 a 
326, f. 12v. 
42 Juan Martínez de Araujo, licenciado en derecho canónico y civil, abogado de la Real Audiencia de México 
y posteriormente presbítero. Contribuyó al establecimiento del culto al señor de La Piedad y, por 
consiguiente, al crecimiento de dicha comunidad. Escribió el Manual de los Santos Sacramentos en tarasco y 
fue párroco en Pungarabato, Tlazazalca y San Miguel el Grande, donde murió en 1696. Ver Carrillo Cázares, 
(1990), pp. 151-160. 
43 México, Michoacán, registros parroquiales y diocesanos, 1555-1996, imágenes Family Search 
(https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1-19248-37093-24?cc=1883388&wc=M99L-BBR:1717898141 : 
consultado el 11 de agosto de 2013), Información matrimonial y actas diversas 1696-1699, imágenes 273 a 
326, f. 12. 
44 Morelia, Michoacán, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: octubre 17, 2011) Matrimonio de Diego de Cuentas y Teresa Patiño, 21 de mayo de 
1684, Sagrario Metropolitano de Morelia, Michoacán, México, Número de film 644851. 
16 2. El personaje 
 
documental, pero los obradores de más renombre que entre 1660 y 1684 operaban en la 
capital del virreinato eran los de Antonio Rodríguez, Juan Sánchez Salmerón, Pedro 
Ramírez y Echave Rioja,45 maestros ya consagrados, mientras que Juan Correa, José 
Rodríguez Carnero y Cristóbal de Villalpando eran los maestros jóvenes. Como se verá más 
adelante, la obra de Cuentas tiene más correspondencia con la de Villalpando o Correa, por 
lo que sospechamos que Cuentas trabajó con alguno de los dos.46 De 1684, año en que se 
casó hasta abril de 1705 -21 años al menos-, residió en Michoacán donde estableció su 
primer obrador y produjo sus primeras obras. De Valladolid se trasladó a Guadalajara, 
donde bautizó al último de sus hijos el once de mayo de ese año.47 
 
Ya en Guadalajara, Cuentas mantuvo una estrecha relación con la orden mercedaria que 
puede advertirse no solo porque su obra más temprana en dicha ciudad es el lienzo 
monumental en la sacristía del templo de la Merced, sino también porque el solar donde 
construyó su casa lo compró de dicha Orden.48 Además, en una de las disposiciones de la 
“memoria secreta” que el pintor le entregó a su albacea cuando redactó su testamento, se 
menciona “un lienzo de medio punto bosquejado que pertenece a el R. P. Presentado Fray 
Sebastián de Victoria, del orden de Ntra. Señora de la Merced, a quien se lo entregué en el 
estado que se halla, y lo que del dicho R. P. he recibido se ha gastado en lo que dejo 
trabajado”,49 lo que indica que los mercedarios no solo poseían de su pincel el lienzo de la 
sacristía, sino seguramente más cuadros. Incluso podríamos pensar que dicha relación pudo 
haber iniciado en Valladolid, ya que su último hijo fue registrado en Guadalajara por un 
padre mercedario en vez de por el cura rector interino Don Pedro de Vidarte y Pardo,50 
encargado de los bautismos; e incluso fuera de la fecha en que se llevaba el registro, ya que 
el anterior es del 13 de mayo y el posterior del 14: 
 
en once de mayo de mil setecientos y cinco, con licencia del Párroco, el Rvdo. 
Padre Fray Francisco Gutiérrez del Orden de Na. Sra. de la Merced, bautizó y puso 
los santos óleos a Miguel Angel español, que nació a catorce de abril, hijo legítimo 
de Diego de las Cuentas y de Teresa Patiño, fueron padrinos Andrés de Lomelín, a 
quien advertí el parentezcoespiritual y obligación de la Doctrina Cristiana y para 
 
45 Salmerón murió en 1697, Antonio Rodríguez en 1691, Pedro Ramírez en 1679 y Echave Rioja en 1682. 
Cfr. Paula Mues Orts, “Los siete colores de la pintura: tratadística y afirmación pública de la dignidad del arte 
en el siglo XVII novohispano” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM/IIE, 2011, vol. 
XXXIII, núm. 99, p. 102. 
46 Esto no necesariamente significa que Cuentas haya sido aprendiz de Correa o de Villalpando, sobre todo si 
consideramos que las primeras obras firmadas por ambos son de 1666 y 1675 respectivamente, lo que 
significaría que entre 1660 y 1670 estos dos pintores todavía estarían trabajando como oficiales. Ver Juana 
Gutiérrez Haces et al., Cristóbal de Villalpando ca. 1649-1714, México, Fomento Cultural Banamex, 1997. 
47 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 24, 2011), Bautismo de Miguel Angel Cuentas Patiño, 11 de mayo de 1705, 
Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Número de film 0038315. 
48 AHEJ, Notarios, Diego de la Sierra y Dueñas, vol. 7, 1717, fs. 408v-410. 
49 Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara (en adelante ARAG), Civil, Caja 62, expediente 4, 
progresivo 795, Proceso de Francisco de Cuentas contra Diego de Cuentas sobre la venta de una casa que 
pertenecia a su abuelo, Diego de Cuentas. 
50 Según se refiere en la portada del libro. Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de 
Family Search en internet (www.familysearch.org: Octubre 24, 2011), Sagrario Metropolitano de Guadalajara, 
Jalisco, México, Número de film 0038315. 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 17 
 
 
 
que conste, yo el cura propietario lo firmé con dicho reverendo Padre. Fr. Francisco 
Gutiérrez, Don Pedro de Vidarte y Pardo51 [fig. 3] 
 
Este último hijo al parecer no sobrevivió, ya que el pintor ni siquiera lo menciona en su 
testamento, a diferencia de los demás hijos que sí nombra: Diego, Juan Antonio, Rosalía y 
Gertrudis. El mayor, Diego de Cuentas Patiño, fue bautizado el 30 de enero de 1685 en 
Valladolid52 [fig. 4]; el segundo, Juan Antonio de Cuentas Patiño, cinco años después el 28 
de junio, en la misma ciudad53 [fig. 5]. El nueve de diciembre de 1693, Teresa Patiño y su 
esposo bautizaron a Nicolás, también en Valladolid54 [fig. 6], pero de él ya no se tienen más 
registros, por lo que se puede suponer que murió al igual que su siguiente hermano, 
Dionisio, quien fue bautizado el 15 de junio, tres años después que el anterior55 [fig. 7]. A 
estos dos hijos le siguieron dos niñas: Mariana Gertrudis bautizada el tres de noviembre de 
169856 [fig. 8] y Josefa Rosalía, el 14 de septiembre de 1701,57 [fig. 9] ambas registradas en 
Valladolid. Por último, el más pequeño que tampoco sobrevivió y que se mencionó arriba, 
Miguel Ángel, bautizado en Guadalajara en 1705. 
 
De estos cuatro hijos que sí sobrevivieron, únicamente Juan Antonio tuvo, a su vez, un hijo 
varón:58 Francisco Xavier Urbano Cuentas Basurto, bautizado el 3 de junio de 1711 en 
Guadalajara59 [fig. 10] y quien, en 1744, presentó una demanda contra su tío, Diego de 
Cuentas Patiño, para vender la casa que les fue heredada.60 Estas noticias, por sí mismas, 
 
51 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 24, 2011), Bautismo de Miguel Angel Cuentas Patiño, 11 de mayo de 1705, 
Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Número de film 0038315. 
52 Morelia, Michoacán, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Diego de Cuentas Patiño, 30 de enero de 1685, 
Sagrario Metropolitano de Morelia, Michoacán, México, Número de film 644689. 
53 Morelia, Michoacán, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Juan Antonio de Cuentas Patiño, 28 de junio de 
1690, Sagrario Metropolitano de Morelia, Michoacán, México, Número de film 644689. 
54 Morelia, Michoacán, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Nicolás de Cuentas Patiño, 9 de diciembre de 1693, 
Sagrario Metropolitano de Morelia, Michoacán, México, Número de film 644689. 
55 Morelia, Michoacán, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 24, 2011), Bautismo de Dionicio de Cuentas Patiño, 15 de junio de 1696, 
Sagrario Metropolitano de Morelia, Michoacán, México, Número de film 644689. 
56 Morelia, Michoacán, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Mariana Gertrudis de Cuentas Patiño, 3 de 
noviembre de 1698, Sagrario Metropolitano de Morelia, Michoacán, México, Número de film 644689. 
57 Morelia, Michoacán, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Josefa Rosalía de Cuentas Patiño, 14 de septiembre 
de 1701, Sagrario Metropolitano de Morelia, Michoacán, México, Número de film 644690. 
58 Tanto las dos hijas como su otro hijo solo tuvieron hijas. 
59 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Francisco Xavier Urbano Cuentas Basurto, 27 de 
mayo de 1711, Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Número de film 38316. 
60 Dicha demanda fue presentada ya en un artículo: María Laura Flores Barba, “El obrador de la familia 
Cuentas en Guadalajara”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas. México, vol. XXXI, núm. 95, 
Otoño 2009, pp. 69-84. 
18 2. El personaje 
 
obligan a preguntarnos hasta dónde llegó la dinastía de pintores iniciada por Diego de 
Cuentas. Sorpresivamente, la bibliografía ya existente ofrece algunas pistas que no se 
habían dado por buenas porque no se tenía en claro el árbol genealógico [fig. 11] de la 
familia. 
 
Una de las primeras referencias la ofrece ya Agustín F. Villa en sus Breves apuntes sobre la 
escuela de pintura en México, impresa en León, Guanajuato, en 1884: 
 
Los únicos pintores que aquí [en Guadalajara] hubo á fines del siglo pasado y 
principios de este, fueron unos apellidados Cuentas, padre é hijo, que casi solo se 
ejercitaban en hacer retratos, y á ellos debemos los de nuestros abuelos, si bien 
bastante parecidos segun la tradicion, el dibujo es pésimo, colorido fatal, y pincel 
grosero. Del segundo de estos pintores poseo cuadros apaisados un poco corregidos 
de aquellos defectos y con el mérito de la composicion que representan las cuatro 
estaciones del año61 
 
A pesar de que no es una crítica muy favorable, la noticia es en sí muy valiosa, ya que 
indica que existe la noción entre los tapatíos de que no únicamente había un pintor con el 
apellido Cuentas, sino que eran al menos dos y, además, padre e hijo. Ya que Villa escribe 
en 1884 y dice expresamente que los Cuentas vivieron a finales del siglo anterior y 
principios del suyo, probablemente los pintores de los que él habla sean el nieto y los 
bisnietos de Diego de Cuentas, es decir, de Francisco Xavier Cuentas Basurto y sus hijos. 
 
En relación a uno de ellos, ofrece una referencia José Ramírez Flores en su obra sobre el 
Real Consulado de Comercio de Guadalajara donde transcribe varios documentos que 
tratan algunos temas relevantes de su formación, funcionamiento y desaparición. Según un 
recibo de julio de 1796, “el maestro D. Manuel Cuentas entregó el retrato de Carlos IV, 
pintura que ejecutó de encargo del Consulado por el precio de $22.00 según convenio 
tenido, recibiendo otros $2.00 más poralgunas reparaciones que le hizo que no fueron por 
culpa de él”.62 Más adelante, en 1804, lo encontramos haciendo el avalúo de los bienes de 
María Timotea de Llamas y firmando como “Manuel Cuentas y Santamaría.”63 
Probablemente, la noticia más importante sobre este pintor sea su intervención en el juicio 
contra el escultor Dionisio Sancho por el nuevo diseño del emblema para la Audiencia que 
propuso en 1817. En dicho pleito se le menciona como profesor de la Academia64 y 
 
61 Agustín F. Villa, Breves apuntes sobre la escuela de pintura en México y algo sobre la escultura, [1884], 
Guadalajara, UNED, 1990, p. 43. (el subrayado es mío). La obra de Villa prácticamente retoma los apuntes de 
Couto pero agrega una sección sobre pintura en Guadalajara en la que asegura que no hubo pintura producida 
en la región, sino que toda venía de la Ciudad de México o de Puebla. Al único que menciona es a Cuentas, 
pero porque tiene obras firmadas por él en su colección particular. 
62 Orendáin ya tenía en cuenta esta noticia de Ramírez Flores y la publicó en Pintura. Siglos XVI... pero no 
pudo relacionar a este Manuel con Diego de Cuentas. José Ramírez Flores, El Real Consulado de Comercio. 
Notas históricas, Guadalajara, Banco refaccionario de Jalisco, 1952, p. 44. 
63 ARAG, Bienes de difuntos, Caja 249, Expediente 8, Progresivo 2741, fs. 4, 14-25v. 
64 Podría tratarse de la Academia de Dibujo del Real Consulado, de quien el mismo Dionisio Sancho fuera 
director durante un periodo. Cfr Arturo Camacho, “Documentos de la Academia de Bellas Artes de 
Guadalajara”, Memoria del Museo Nacional de Arte, México, Museo Nacional de Arte, núm. 8, 2000, pp. 25-
26. 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 19 
 
 
 
defiende el argumento de Sancho sobre que su diseño no es en nada parecido al de las 
monedas de los insurgentes.65 
 
Quizás al segundo de sus hijos se refiriera el Padre José Guadalupe Romero cuando en la 
reedición de los Breves apuntes... de Villa en 1919, se incluyera un manuscrito de Nicolás 
León que completaba datos de los pintores que ya se habían mencionado en la edición 
anterior. En este anexo, el padre Romero hace mención de algunos “jaliscienses célebres” y 
asegura: 
 
Don Ramón Cuentas: nació en Guadalaxara y fue discípulo de Cabrera en México 
en donde vino para aprender el arte de la pintura al lado de tan hábil artista 
permaneciendo a su lado por el espacio de 10 años, volviéndose a Guadalaxara 
donde estableció su obrador. Hizo muchas pinturas para los conventos, quedando un 
magnífico y grande cuadro de Nuestra Señora subiendo a los cielos acompañada de 
muchos grupos de ángeles que existe en la sacristía de la Merced. Esta pintura así 
como las otras que dejó son muy recomendadas por los inteligentes. Murió en 
Guadalaxara66 
 
Siguiendo la línea genealógica de Francisco Xavier Cuentas, tenemos que se casó con 
Rosalía de Santamaría Maraver en 1741,67 [fig. 12] con quien tuvo dos hijas y tres hijos: 
María Josefina Silveria de Cuentas Santamaría,68 Rafael Ramón Brígido de Cuentas 
Santamaría,69 Víctor José de la Santísima Trinidad de Cuentas Santamaría,70 José Manuel 
María de Cuentas Santamaría71 y Agustina Leandra Vicenta de Cuentas Santamaría.72 Si 
José Manuel María nació en 1754, perfectamente pudo haber sido el pintor (de 42 años) que 
 
65 Rafael Diego Fernández Sotelo y Marina Mantilla Trolle (est. y ed.), “Litigio en torno a las reformas del 
tribunal”, La Nueva Galicia en el ocaso del Imperio español, Michoacán, El Colegio de Michoacán/ 
Universidad de Guadalajara, vol. I, 2003 
66 Agustín F. Villa, Breves apuntes sobre la escuela de pintura en México y algo sobre la escultura, México, 
Don Quijote, 1919, p. XC. (Agradezco a Abraham Morales Zea por ayudarme a conseguir este libro) 
67 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Matrimonio de Francisco Xavier Urbano Cuentas Basurto y 
Rosalía de Santamaría Maraver, 5 de octubre de 1741, Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, 
México, Número de film 38355. 
68 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de María Josefina Silveria de Cuentas Maraver, 27 de 
junio de 1742, Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Número de film 38318. 
69 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Rafael Ramón Brígido de Cuentas Maraver, 15 de 
octubre de 1748, Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Número de film 38319. 
70 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 24, 2011), Bautismo de Víctor José de la Santísima Trinidad, 12 de marzo de 
1752, Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Número de film 38319. 
71 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 24, 2011), Bautismo de José Manuel María de Cuentas Maraver, 11 de 
noviembre de 1754, Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Número de film 38320. 
72 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 17, 2011), Bautismo de Agustina Leandra Vicenta de Cuentas Maraver, 1 de 
marzo de 1757, Sagrario Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México, Núm. de film 38320. 
20 2. El personaje 
 
recibía el dinero por el retrato de Carlos IV en 1796. Resulta lógico que Orendáin calificara 
de absurda la afirmación de que el mismo pintor que firmó el lienzo de la Merced haya sido 
el que estudió con Cabrera,73 pero no es tan descabellado pensar que Ramón Brígido 
Cuentas, hijo de Francisco Xavier, sí pudo estudiar con él durante los primeros años de su 
formación (y los últimos del maestro). 
 
Pareciera que en algún momento de la historiografía del arte se perdió la noción de que 
Diego de Cuentas tuvo descendientes pintores, porque los últimos investigadores que 
escriben al respecto no mencionan el hecho. Orendáin, por ejemplo, trató de explicar las 
dos referencias que tenía sobre otros pintores con el mismo apellido, pero nunca tuvo 
evidencia ni documental ni pictórica para comprobarlo. José Guadalupe Zuno, 
probablemente por referencia de Villa, únicamente menciona a Ramón Cuentas (y no a 
Diego).74 Por su parte, Toussaint en su Pintura colonial..., publicó la nómina de pintores de 
los que había encontrado obra. En dicha nómina aparece un Juan Antonio de Cuentas, pero 
no lo sitúa en ningún lugar en particular ni ofrece alguna fecha.75 Héctor Antonio Martínez 
González, al parecer, sí tiene noticia de los hijos o tal vez únicamente de algunos cuadros 
firmados por el nieto, porque cuando se refiere a la galería de obispos dice que el retrato de 
Juan Gómez de Parada es “de excelente factura, de mediados del siglo XVIII. Por su 
solución formal, muy parecida a las de Diego de Cuentas, puede atribuirse a Francisco 
Xavier Cuentas; por su bien cuidado dibujo, a Julián Montes”,76 sin embargo no explica de 
dónde tiene noticia de estos dos últimos pintores. 
 
Suponemos, entonces, que Cuentas se estableció definitivamente en Guadalajara a más 
tardar en 1705 y permaneció allí hasta su muerte el 18 de marzo de 1744.77 [fig. 13] 
Orendáin hace notar que el pintor seguramente viajó en varias ocasiones, ya que entre 1718 
y 1720 no hay ninguna pintura suya firmada en Guadalajara, mientras que en la pinacoteca 
de la Profesa, en la Ciudad de México, se encuentran los Evangelistas firmados en 1720. 
Concluye que “a su taller vinieron a demandarle que pintara a la manera que estaba en boga 
y era tan estimada, e impelido por ese apremio,retornó a la capital para adiestrarse en el 
atrayente estilo”.78 Sin embargo, no podemos concluir que regresó a la capital 
específicamente para “adiestrarse”, así como tampoco tenemos argumentos suficientes para 
ubicar geográficamente al pintor en determinados años. 
 
En 1723, como explica Orendáin, Cuentas hizo el avaluó de los bienes de don Ginés 
Gómez de Valdés, padre del obispo de Guadalajara, Juan Leandro Gómez de Parada. Este 
 
73 Orendáin, (1960), p. 25. 
74 José Guadalupe Zuno, Las artes plásticas en Jalisco. Ensayo crítico-histórico, Guadalajara, Universidad 
de Guadalajara, 1972, p. 19. 
75 Toussaint menciona a Diego de Cuentas cuando habla de la pintura en provincias y a un Juan Antonio de 
Cuentas en su nómina de pintores. Sin embargo, no hace ninguna relación entre ambos ni menciona ninguna 
obra del segundo. Cfr. Manuel Toussaint, Op. Cit., pp. 188 y 237 respectivamente. 
76 Héctor Antonio Martínez González, La Catedral de Guadalajara, Guadalajara, Amate, 1992, p. 107. 
77 Guadalajara, Jalisco, Registros parroquiales, imágenes digitales de Family Search en internet 
(www.familysearch.org: Octubre 24, 2011), Defunción de Diego de Cuentas, 18 de marzo de 1744, Sagrario 
Metropolitano de Guadalajara, Jalisco, México. 
78 Leopoldo Orendáin, (1951), p. 79. 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 21 
 
 
 
documento, al parecer, se encontraba en poder de don Manuel Romero de Terreros, como 
explica Orendáin en una nota al pie. Al parecer el primero le compartió un documento 
titulado “Ginés Gómez de Valdés. Inventario, 9 de diciembre de 1723. 'Diego de Cuentas, 
Maestro de pintor valuó'”.79 En los protocolos del notario Juan García de Argomaniz, en 
Guadalajara, se registró el poder para testar que otorgó Gómez de Valdés a su hijo el 15 de 
mayo de 1723.80 Posteriormente, el Obispo Gómez de Parada y su hermano redactaron el 
testamento ante el mismo notario el 29 de noviembre de 1724.81 Sin embargo, ni el avalúo 
ni el inventario están registrados en estos protocolos, por lo que no sabemos en qué ciudad 
se hicieron y no podemos ubicar geográficamente al pintor a través de ellos. 
 
Podemos, sin embargo, relacionar al pintor con otros avalúos que se encuentran en el 
Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara y que podrían dar constancia de que estuvo en 
la ciudad en esos años. Primero, uno llevado a cabo el 21 de noviembre de 1712 a la muerte 
de Jerónimo de Mercado;82 el segundo de 1713, en el que tasa los bienes de Francisco de 
Alarcón, mercader originario de la Ciudad de México;83 el tercero, de 1719, de los bienes 
del capitán Juan García de Castro;84 y el cuarto, de 1730, de los bienes del Bachiller 
Manuel de Meza Cervantes, clérigo domiciliario del obispado de la Nueva Galicia y 
teniente de cura del Sagrario de la Catedral.85 
 
Los protocolos notariales ofrecen aún un par de pistas más que no se relacionan 
directamente con la actividad del pintor, pero sí con su familia y sus relaciones personales. 
El primero es un poder que extienden Teresa Patiño y su hermana Isabel al hijo de la 
primera, Diego de Cuentas Patiño o Diego de Cuentas “el mozo” como se le llama en el 
documento, para vender la casa en el barrio de San Francisco que heredaron de una tía 
suya, Ana Patiño, en Valladolid.86 El otro es una venta de dos caballerías de tierra en La 
Barca, pero esta vez por parte de Gertrudis de Estrada, esposa de Diego de Cuentas 
Patiño.87 
 
Regresando con Diego de Cuentas, padre, hasta la fecha podemos relacionar con su pincel 
dos obras en Morelia: el retrato de Don Vasco de Quiroga que se encuentra en el Museo 
Regional Michoacano pero que, desafortunadamente, no está fechado, y las puertas de los 
órganos de la catedral de Valladolid, realizadas en 1691.88 Nelly Sigaut también localizó un 
 
79 Ibid., p. 80. 
80 AHEJ, Notarios, Juan García de Argomaniz, vol. 20. 
81 AHEJ, Notarios, Juan García de Argomaniz, vol. 22. 
82 ARAG, Bienes de Difuntos, Caja 256, Expediente 1, Progresivo 2818. 
83 ARAG, Bienes de Difuntos, Caja 13, Expediente 4, Progresivo 180. 
84 ARAG, Bienes de Difuntos, Caja 227, Expediente 26, Progresivo 2467. 
85 ARAG, Bienes de Difuntos, Caja 258, Expediente 6, Progresivo 2838. 
86 En la carta poder se especifica que dicha tía murió en 1680, que testó ante Sebastián de Aragón, y que 
ambas sobrinas reedificaron las casas que les dejó. Gracias a esta noticia podemos comenzar a rastrear 
evidencia documental en Morelia. AHEJ, Notarios, Diego de la Sierra y Dueñas, vol. 7, 1717, fs. 408v-410. 
87 AHEJ, Notarios, Alejo de Santamaría Maraver, vol. 7, 1742, fs. 84-85. 
88 En la "Lista de artesanos de la Catedral de Valladolid de Michoacán, según los documentos de los archivos 
catedralicios" aparece la referencia a Diego de Cuentas el 3 de octubre de 1691. Nelly Sigaut (coord.), La 
catedral de Morelia. Zamora, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 1991, anexos. 
22 2. El personaje 
 
contrato de aprendiz, fechado el 15 de febrero de 1698 (dos años después del pleito sobre la 
herencia) y cuya duración era de cuatro años y medio para enseñarle a Francisco de Zavalla 
los secretos de su arte.89 Sin embargo, habrá que buscar entre las obras sin firma o que aún 
no estén atribuidas con seguridad a otros pintores, para comenzar a añadir obra michoacana 
al catálogo de nuestro pintor. 
 
Nelly Sigaut es de la opinión de que Diego de Cuentas pudo haber trabajado si no en el 
taller de Cristóbal de Villalpando, al menos cerca de él.90 Supone que llegó en el equipo de 
artistas que montó el lienzo monumental de La iglesia militante y triunfante en la sacristía 
de la Catedral de Guadalajara y se estableció allí después de cumplir con el trabajo. Hasta 
hace poco se calculaba que dicho lienzo había llegado a la Catedral alrededor de 1687,91 sin 
embargo, los estudios recientes sobre la Catedral indican que la sacristía fue construida 
entre 1701 y 1706,92 por lo que el lienzo no pudo haber sido montado antes de esos años. 
Estas fechas corresponden perfectamente con la fecha de llegada de Cuentas a la ciudad: 
1705. Desgraciadamente no ha podido localizarse el contrato por medio del cual el cabildo 
encargó la obra a Villalpando,93 pero sí es posible hallar influencias de Villalpando en 
Cuentas, como se verá más adelante. 
 
El pleito entablado por Francisco Xavier Cuentas en contra de su tío ofrece testimonios que 
nos permiten inferir que todos los miembros de la familia vivieron en la misma casa 
construida por el pintor a lo largo de su vida. Lorenzo Ángel Martínez, oficial en el 
obrador, atestigua que “aunque estaban en una misma casa tenía dicho Diego de Cuentas 
[Patiño] su cocina aparte”,94 y asegura que “las hijas de el maestro Diego de las Cuentas las 
mantuvo en su compañía hasta después de casadas y hasta que murió y las mantenía y ellas 
le sirvieron y asistieron hasta que murió manteniéndole en la cama con solicitud y 
diligencia”95 quizás durante muchos años, debido a su longevidad. El único que parece 
haberse separado un poco antes es el nieto, Francisco Xavier Cuentas, ya que desde varios 
años atrás, trabajaba independientemente de su maestro y abuelo, aunque seguía 
colaborando con algunos encargos al obrador: 
 
ya que era oficial Francisco de Cuentas trabajaba de por sí y para sí las pinturas 
sueltas que hacía y mercaba sus colores que solo cuando había alguna obra gruesa 
 
89 Archivo General de Notarías de Morelia (en adelante AGNM), Protocolo, vol. 45, año 1698, f. 87. 
90 Comunicación personal de Nelly Sigaut 
91 Francisco de la Maza la fecha alrededor de 1687, pero en la obra sobre el pintor, lo ubican más bien entre 
1694 y 1696. Cfr. Gutiérrez Haces et al., Op. Cit., p. 100. Sin embargo, habría que considerar que para esas 
fechas Diego de Cuentas ya no estaba en la Ciudad de México, sino en Michoacán.92 Nelly Sigaut, “La sacristía: historia de un espacio relevante” en Arturo Camacho (coord.), La Catedral de 
Guadalajara, su historia y significados, Tomo III, Guadalajara, El Colegio de Jalisco, 2013, p. 229. 
93 Ni los investigadores que realizaron el trabajo sobre Cristóbal de Villalpando ya citado ni la que eso escribe 
encontraron huellas documentales en los libros de cabildo de los años correspondientes. 
94 Testimonio de Lorenzo Ángel Martínez, ARAG, Civil, Caja 62, expediente 4, progresivo 795, Proceso de 
Francisco de Cuentas contra Diego de Cuentas sobre la venta de una casa que pertenecia a su abuelo, Diego 
de Cuentas, f. 17v. 
95 Testimonio de Lorenzo Ángel Martínez, ARAG, Civil, Caja 62, expediente 4, progresivo 795, Proceso de 
Francisco de Cuentas contra Diego de Cuentas sobre la venta de una casa que pertenecia a su abuelo, Diego 
de Cuentas, ff. 18v.-19. 
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 23 
 
 
 
ayudaba en ella a trabajar a su abuelo quien le pagaba alguna cosa aunque no lo que 
correspondía a su trabajo de oficial y que lo mantenía su abuelo de comida96 
 
En 1758, varios años después del pleito, le compró al Lic. Matías de la Mota Padilla un 
solar al oeste del Mesón “que nombran de Fernando.”97 Esta transacción da cuenta no 
únicamente de la independencia que logró este pintor, sino de la red de relaciones que 
fueron capaces de crear y mantener tanto él como su abuelo. Además de estar casado con la 
hija de un importante notario y de mantener contacto estrecho con autoridades de la ciudad, 
Francisco Xavier Cuentas quizás sí se dio el lujo de enviar a su hijo a trabajar al taller de 
Miguel Cabrera en la Ciudad de México, como la noticia de José Guadalupe Romero hace 
sospechar. 
 
Empero, la casa donde Francisco Xavier Cuentas vivió y se formó como pintor se 
encontraba en otra parte de la ciudad. En el artículo publicado en el 2009 hice referencia a 
un documento en el Archivo Histórico de la Arquidiócesis98 que daba cuenta del lugar 
donde se construyó la casa mencionada en el testamento de Diego de Cuentas. Se trata de 
una copia de la compra-venta que los mercedarios y el pintor firmaron ante el notario Diego 
de la Sierra y Dueñas el primero de julio de 1717. Sin embargo, el estado de conservación 
de dicho documento volvía ilegible el párrafo donde se describía la ubicación de la casa, 
pero es posible leerlo de la escritura original ante el notario. El terreno que compró Cuentas 
era 
 
Un cuarto o pedazo de solar que se compone de veinte y nueve varas de oriente a 
poniente y treinta y tres de norte a sur que hace esquina a dos calles: la una de sur a 
norte que viene de la portería del Convento de Carmelitas Descalzas de Señora 
Santa Teresa de esta ciudad a dar a las espaldas del beaterio o reclusión de Santa 
Mónica, por cuya parte dicha calle real en medio linda con casas en esquina 
pertenecientes a Isidro de Matajudíos y la otra calle que viene de oriente a poniente 
de la cerca del convento de religiosas de Santa María de Gracia a dar a las 
adoberas por cuya parte dicha calle real en medio linda con casas y esquina de 
Benito de Silva, vecino de esta ciudad y por los otros dos vientos de oriente y norte 
con corrales y casas de este dicho convento99 
 
Al final de su vida, el pintor había logrado construir en ese solar y a expensas de su trabajo 
una casa compuesta por siete “piezas” en la planta baja: dos salas y tres habitaciones, una 
 
96Testimonio de Lorenzo Ángel Martínez, ARAG, Civil, Caja 62, expediente 4, progresivo 795, Proceso de 
Francisco de Cuentas contra Diego de Cuentas sobre la venta de una casa que pertenecia a su abuelo, Diego 
de Cuentas, ff. 18v. 
97 AHEJ, Notarios, Antonio de Berroa, vol. 1, 1758, ff. 53-55. 
98 La primera vez que consulté dicho documento se encontraba en el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de 
Guadalajara, sección justicia, serie testamentos, 1712-1722, caja 8, expediente 16. Sin embargo, actualmente 
el documento ha cambiado de clasificación a: sección parroquias, serie parroquias urbanas, La Merced, varios 
años, caja 1, expediente Redención de pesos por un solar que los padres mercedarios vendieron al pintor 
Diego de Cuentas. 
99 El subrayado es mío para resaltar las pistas que ayudarán a ubicar la casa. Venta de solar a Diego de 
Cuentas, AHEJ, Notarios, Diego de la Sierra y Dueñas, vol. 7, 1711-1718, f. 406. 
24 2. El personaje
tienda, cocina, zaguán, patio y corral; y un segundo piso que reservó “para su alma” en el 
testamento.100 
Con esto aclarado, es posible ubicar la casa de los Cuentas a partir del plano de las obras de 
agua de Fray Pedro Buzeta diseñado en 1741.101 [fig. 14] Así, la calle que va de Norte a Sur 
saliendo de la portería de Santa Teresa y llegando a las espaldas de Santa Mónica sería la 
actual Zaragoza y no la de Santa Mónica como ya se había sugerido antes;102 mientras que 
la que va de Oriente a Poniente de la cerca de Santa María de Gracia a los corrales de la 
Merced, sería la actual de Independencia y no la de Hidalgo. Así entonces, siguiendo el 
plano puede suponerse que las esquinas de Independencia y Zaragoza son las correctas. 
En dicha esquina todavía existe una casa de dos pisos que data del siglo XVIII. [fig. 15] La 
planta baja se ha seccionado para dar cabida a varios locales comerciales, mientras que la 
planta alta parece ser accesible únicamente para algunos de estos. Por lo pronto, podría 
sugerirse que ésta fuera la casa de los pintores Cuentas, dejando abierta la pregunta para 
una posterior investigación. 
Orendáin también consigna el dato, recogido de la tradición oral pero que aún no se ha 
comprobado documentalmente,103 de que el pintor tenía su obrador en una pieza accesoria 
al convento de San Agustín. Esta noticia, sin embargo, podría más bien estar haciendo 
referencia a la pintura que existe en su sacristía y que, por tratarse de una obra monumental 
parecida a la que existe en la Merced, muy probablemente estableció ahí un taller temporal 
para terminar el montaje. De esta pintura y de su atribución se tratará más adelante. 
100 Aunque el pintor no especifica qué quiere que el albacea haga con las piezas de su casa que reserva para 
su alma, podemos suponer que obtendría algún dinero de ellas que el albacea luego emplearía para misas. 
Copia notariada de la memoria secreta que Diego de Cuentas le entregó a su albacea. ARAG, Civil, Caja 62, 
expediente 4, progresivo 795, Proceso de Francisco de Cuentas contra Diego de Cuentas sobre la venta de 
una casa que pertenecía a su abuelo, Diego de Cuentas, fs. 26 -26v. 
101 Archivo General de Indias (en adelante AGI), MP-MEXICO,138. En 1745 se mandó hacer una copia del 
mismo plano y es la que se usa para ilustrar esta parte de la tesis, ya que el dibujo es mucho más claro. AGI, 
MP-MEXICO, 153. 
102 Tomás de Híjar, “Tricentenario del mural del templo de la Merced”, Semanario arquidiocesano de 
Guadalajara. Órgano de formación e información católica, año IX, núm. 658, sección Cultural, 13 de 
septiembre 2009. Versión en línea http://www.semanario.com.mx/ps/2009/09/valiosa-obra-artistica-cumple-
300-anos-el-mural-de-la-sacristia-del-templo-de-la-merced/ y más recientemente, Guillermo Ramírez Godoy, 
Diego de Cuentas. El pintor barroco de Guadalajara, Guadalajara, Benemérita Sociedad de Geografía y 
Estadística de Jalisco, Promoción Cultural de Jalisco, A.C., 2010, pp. 36-38. 
103 Él aclara que el dato se lo compartió oralmente Ixca Farías. Leopoldo Orendáin, (1951), p. 78. 
Figura 2
Matrimonio de Diego de Cuentas y Teresa Patiño en Valladolid, 1684. Testigos: Don Luis de Salas, 
Juan Muñoz Xijón, Pedro Ortiz “y otros muchos españoles”. Imagen tomada de FamilySearch.org
Figura 3
Fojas en las que se registra el nacimiento de Miguel Ángel Cuentas Patiño en Guadalajara, 1705. 
Imagen tomada de FamilySearch.org
Figura 4
Bautizo de Diego de Cuentas Patiño, Valladolid, 1685. Padrino:Don Joseph Pescador, racionero de la 
Catedral. Imagen tomada de FamilySearch.org
Figura 5
Bautizo de Juan Antonio de Cuentas Patiño, Valladolid, 1690. Padrino: Bartolomé Espino. Imagen 
tomada de FamilySearch.org
Figura 6
Bautizo de Nicolás de Cuentas Patiño, Valladolid, 1693. Padrinos: Luis de Amarilla y Juana López de 
[ilegible]. Imagen tomada de FamilySearch.org
Figura 7
Bautizo de Dionisio Manuel de Cuentas Patiño, Valladolid, 1696. Padrino: Lic. Don Álvaro de 
Contreras y Garnica, Arcediano de la Catedral. Imagen tomada de FamilySearch.org
Figura 8
Bautizo de Mariana Gertrudis de Cuentas Patiño, Valladolid, 1698. Padrinos: Nicolás de Zaballa 
Zanturse y Juana Rosa de Morales. Imagen tomada de FamilySearch.org
Figura 9
Bautizo de Josefa Rosalía de Cuentas Patiño, Valladolid, 1701. Madrina: Doña Águeda de Paz, mujer 
legítima del Capitán Blas de Acosta. Imagen tomada de FamilySearch.org
Figura 10
Bautizo de Francisco Xavier Urbano de Cuentas Basurto, Guadalajara, 1711. Padrinos: Juan Núñez de 
Haro y Doña Ana Núñez de Aro. Imagen tomada de FamilySearch.org
Agustina de la Torre
María Candelaria de Herrera
Juan Manuel Reyes Luis Gutiérrez de Herrera
Diego de Cuentas Patiño
n. 30 enero 1685 Morelia, Mich.
María Agustina Felipa Cuentas Estrada
n. 2 junio 1735 Guadalajara, Jal.
Juan Martínez de Araujo
(en el testamento se nombra “Alencaster”) Gertrudis de Estrada
Diego de Cuentas y Araujo
n. 1654 Acámbaro, Gto.
matrim. 21 mayo 1684 Morelia, Mich.
m. 18 marzo 1744 Guadalajara, Jal.
María de Seli y Cuentas
(en el testamento se nombra “Sandoval y Gamboa”)
Juan Antonio de Cuentas Patiño
n. 28 junio 1690 Morelia, Mich.
matrim. 1 Guadalajara, Jal. 
matrim. 2 Aguascalientes, Ags.
m. 24 marzo 1742 Aguascalientes, Ags.
Teresa Patiño Francisco Xavier Urbano Cuentas Basurto
n. 3 junio 1711 Guadalajara, Jal.
matrim. 5 octubre 1741 Guadalajara, Jal.
Petrona Basurto
m. 7 marzo 1715
María Josefa Silveria de Cuentas Santamaría
n. 27 junio 1742 Guadalajara, Jal.
Rosalía Antonia de Santamaría Maraver
Rafael Ramón Brígido Cuentas Santamaría
n. 15 octubre 1748 Guadalajara, Jal.
Víctor José de la Santísima Trinidad de Cuentas Santamaría
n. 12 marzo 1752 Guadalajara, Jal.
Nicolás de Cuentas Patiño
n. 9 diciembre 1693 Morelia, Mich.
José Manuel María de Cuentas Santamaría
n. 11 noviembre 1754, Guadalajara, Jal.
1er matrim. 25 mayo 1777, 2do matrim. 26 diciembre 1801
Dionisio de Cuentas Patiño
n. 15 junio 1696 Morelia, Mich.
Faustina López
Mariana Gertrudis de Cuentas Patiño
n. 3 noviembre 1698 Morelia, Mich.
María Catarina Guadalupe Aguiar Cuentas
n. 30 septiembre 1731 Guadalajara, Jal.
Agustina Leandra Vicenta de Cuentas Santamaría
n. 1 marzo 1757 Guadalajara, Jal.
Juan Antonio Aguiar Salcedo
n. 15 marzo 1696 Guadalajara, Jal.
Josefa Rosalía de Cuentas Patiño
n. 14 septiembre 1701 Morelia, Mich.
María Josefa Reyes de Cuentas
n. 9 febrero 1729 Guadalajara, Jal.
matrim. 19 marzo 1765 Guadalajara, Jal.
Miguel Ángel de Cuentas Patiño
n. 11 mayo 1705 Guadalajara, Jal.
Ana María de los Reyes y Cuentas
matrim. 15 agosto 1748 Guadalajara, Jal.
Bernardo Galindo
Figura 12
Matrimonio de Francisco Xavier Cuentas Basurto con Doña Rosalía de Santamaría Maraver, 
Guadalajara, 1741. Testigos: Don Alejo de Santamaría y Don Agapito Ángel. Imagen tomada de 
FamilySearch.org
Figura 13
Defunción de Diego de Cuentas, Guadalajara, 1744. Albacea: Don Lorenzo Buitrago. Imagen tomada 
de FamilySearch.org
Figura 14
Copia del plano de Pedro Buzeta de 1741 para las obras de conducción de agua, 1745. En amarillo se 
muestra la esquina donde pudo haber estado la casa de Diego de cuentas [Fragmento]. Imagen tomada 
de Archivo General de Indias, MP-MEXICO, 138
Figura 15
Casa del siglo XVIII ubicada en la esquina de las calles Independencia y Zaragoza en Guadalajara. 
Fotografía de la autora, 2013.
María Laura Flores Barba 
Diego de Cuentas, pintor de entresiglos en la Nueva Galicia (1654-1744) 25 
 
 
 
 
3. El trabajo 
 
Regresemos un poco a la referencia de Villa, donde habla de las pinturas de las cuatro 
estaciones que poseía, y tomemos esa noticia como pretexto para volver un poco en el 
tiempo: a la jura de Fernando VI en 1747, citada anteriormente. Según la descripción que 
hace el escribano Manuel de Mena del festejo, la plaza mayor de la ciudad se adornó con un 
redondel hecho de lienzos representando diferentes motivos: 
 
en cada costado de la plaza -a los que se les llamó cuartel- se colocaron lienzos con 
pinturas al temple representando las estaciones del año y los cuatro continentes, así 
como poemas alusivos. Cada lienzo medía quince varas de largo (12.57 metros) por 
cinco de ancho (4.19 metros) y estaban colocados a una altura mayor a diez varas 
(8.38 metros)104 
 
Además de estas pinturas, al centro de la plaza se construyó un obelisco de base 
cuadrangular de cuatro varas (3.77 metros) por treinta varas (25.14 metros) de altura, que se 
sostenía por columnas que arrancaban de la fuente –recién inaugurada en 1745105- y en 
cuyas caras se pintaron las insignias de los gremios de la ciudad: pintores, herreros, 
tejedores, zapateros, tocineros, coheteros, veleros, cereros, lecheros, carroceros, 
carpinteros, sastres, plateros, silleros, curtidores, barberos, sombrereros y doradores.106 
 
El documento que describe la jura es muy esclarecedor en cuanto a cuáles eran los gremios 
que funcionaban en la ciudad a mediados del siglo XVIII. Aunque sí se menciona a los 
pintores, entre todos los demás oficios, el de sastres es el más grande y el que parece dirigir 
toda la ceremonia. Thomas Calvo ya había apuntado que, desde el siglo XVII, la cantidad 
de sastres establecidos en Guadalajara era impresionante y el comercio de hilos y telas 
revestía una importancia notable.107 En la jura, por ejemplo, “dispusieron una compañía de 
cinquenta hombres que en dos meses quedaron con el continuo exercicio tan diestros que 
recrearon a los que lo entendían con una formación como de soldados veteranos todos tan 
uniformes que parecía ser uno solo el vestido multiplicado en el número de Maestros de 
que se componía el cuerpo”.108 Los plateros, por su parte, construyeron un carro 
 
104 José de Jesús Olmedo González, “Fuentes y temas para el estudio de la historia regional: los autos de las 
juras” en Celina Becerra (coord.), Los occidentes de México (siglos XVI-XIX): el archivo, instrumento y vida 
de la investigación histórica, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1997, p. 527. 
105 Thomas Calvo, (2005), p. 75. 
106 José de Jesús Olmedo González, Op. Cit., pp. 532-533 y José de Jesús Olmedo González, Artesanos 
tapatíos. La organización gremial en Guadalajara durante la Colonia, Guadalajara, Universidad de 
Guadalajara, INAH, 2002, pp. 67-68. 
107 Thomas Calvo, Guadalajara y su región en el siglo XVII. Población y economía, Guadalajara, Centro de 
Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Ayuntamiento de Guadalajara, 1992, p. 369. 
108 ARAG, Civil, Caja 148, expediente 9, progresivo 1639, Testimonio de la relacion de la jura celebrada en 
esta capital por la exaltacion al trono de S.M. el Sor. Dn. Fernando Sexto, 1791, f. 11v. 
26 3. El trabajo 
 
alegórico,109 mientras que los cereros se lucieron con el juego de luces e “incendios”.110 
 
Para los lienzos que conformaban el obelisco y simbolizaban los poemas escritos por el 
jesuita Francisco Garrancia, así como para los que rodeaban la plaza principal y 
representaban las cuatro estaciones, se contrató al pintor Antonio Enríquez, “nuestro 
Henriques”,111 como lo llama el autor del testimonio. En cambio, para los tableros donde se 
representaban las villas de la Nueva Galicia como si fueran astros, se contrató el “arrogante 
pincel del Maestro Montes”,112 aprendiz de Diego de Cuentas y oficial en su taller durante 
varios años. 
 
De Manuel Montes se conocen varios retratos, Orendáin afirma que “entre 1727 y 1759 
Manuel Montes laboró para los conventos tapatíos, fue especialista

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