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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
COLEGIO DE PEDAGOGÍA 
 
“EL ATENEO DE LA JUVENTUD Y LA ESCUELA NACIONAL 
DE ALTOS ESTUDIOS” 
 
TESIS 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADA EN PEDAGOGÍA 
PRESENTA: 
GUILLIAN LÓPEZ CANELA 
ASESOR: 
DR. FERNANDO CURIEL 
 
MÉXICO D.F. 2012 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Mis más sinceros agradecimientos: 
 
 
A mi Maestro Choa Kok Sui 
 
A mi madre, Martha Canela Sosa 
 
Al Dr. Fernando Curiel por la inspiración 
 
A la Mtra. Pilar Martínez y a la Dra. Tere Durán 
 por su invaluable apoyo durante mi paso por la facultad 
 
A la Doctora Clara Carpi y a la Mtra. Glenda Cabrera 
por sus oportunas observaciones 
 
A la familia y amigos que de alguna forma se mantuvieron 
cerca durante este proceso 
 
 
 
Índice 
 
Introducción 1. 
 
 I. Contexto Histórico 4. 
 
 II. Semblanza del Ateneo de la juventud 20. 
 
 III. La Universidad 33. 
 
IV. El Ateneo de la Juventud y su relación con la Escuela 
 Nacional de Altos Estudios 45. 
 
 V. Legado ateneísta 68. 
 
 A manera de conclusión 78. 
 
 Fuentes consultadas 83. 
1 
 
 INTRODUCCIÓN 
 
En el presente trabajo se abordará específicamente el tema de El Ateneo de la Juventud en 
su relación con la Escuela Nacional de Altos Estudios cuyos objetivos principales al 
momento de su creación en 1910 serán los de perfeccionar los estudios superiores, realizar 
investigación científica y formar profesores, resaltando que este ambicioso proyecto, 
persigue el mismo objetivo que impulsó años atrás al grupo de ateneístas a trascender sus 
pequeños cenáculos; el de crear un espacio para el estudio y la profesionalización de las 
humanidades, mismo que se logra concretar al sumar esfuerzos en la creación y ocupación 
de la Subsección de Estudios Literarios (posteriormente Facultad de Filosofía y Letras). 
Para que lo anterior sucediera, tuvieron que hacerse modificaciones al proyecto inicial 
adaptándolo a los recursos así como a las circunstancias, dando como resultado el primer 
plan de estudios de la Escuela. 
 El Ateneo de la Juventud: asociación de jóvenes que en momentos de revolución se 
ocupó de la cultura, expandiendo los límites del pensamiento de la época. “Significa que 
una minoría selecta, ávida de salud intelectual y espiritual, se separa de la gran masa 
estudiantil educada en el positivismo, para respirar una cultura más amplia”. 1 El periodo de 
gestación de El Ateneo se ubica hacia el año de 1906 en la ciudad de México; a partir de 
aquí surgirá la Sociedad de Conferencias que poco después se convierte en El Ateneo de la 
Juventud para finalmente en 1912 reestructurarse en El Ateneo de México antes de su 
separación en 1914, que si no de manera definitiva, sí crucial para la trayectoria del grupo 
ya que coincide con la culminación de un ciclo mayor en la historia de México. 
Partiendo del trabajo de investigación realizado por la doctora Susana Quintanilla 
que aborda a detalle la conformación del grupo, los lazos que los unieron y las 
motivaciones que tuvieron los jóvenes en sus primeros años, es decir, durante sus primeras 
andanzas como colectividad, resultará más sencillo entender esta etapa del ya conformado 
Ateneo que manifiesta la necesidad de formalizar el trabajo que había venido realizando en 
años anteriores, así como entender la manera en que se presenta la oportunidad que les 
brinda la creación de la Escuela Nacional de Altos Estudios para ello, cómo ésta es recibida 
 
1
 Conferencias del Ateneo de la Juventud. Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse. 
Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México, Universidad Nacional 
Autónoma de México, 2000. p. 7. 
2 
 
por el grupo y llevada hasta sus límites dentro de las condiciones que para ese momento 
ofrecía el revolucionado país. Es en esta nueva institución que se sentarán las bases para la 
futura reconstrucción del mismo. 
Aunque en este afán se verán involucrados numerosos ateneístas, ya sea como 
profesores o como administrativos, a la cabeza de los mismos se encuentran: Antonio Caso, 
Jesús Acevedo, Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes, quienes desde tiempo atrás 
perfilaron al grupo en dicha dirección. Más adelante, hacia los festejos del centenario, se les 
une José Vasconcelos que será el encargado de dar continuidad a esta labor. Tomando en 
cuenta que desde la naciente institución sería posible ampliar considerablemente el radio de 
influencia del grupo y por supuesto de las humanidades, es factible considerar que la toma 
de la Universidad se encaminara también a dar un nuevo rumbo a la educación en el país y 
a la vida nacional en su conjunto. Es por eso que en la Escuela Nacional de Altos Estudios 
se ve culminada la tarea grupal, ya que es donde conseguirá una verdadera trascendencia al 
encabezar la formación universitaria que sigue permeando la vida académica y cultural aún 
en estos días. 
Esta tarea no fue una labor sencilla en ninguno de sus aspectos debido a las 
inestables condiciones políticas y sociales en las que se encontraba inmerso el país y a las 
resistencias que enfrentaba la recién creada Universidad Nacional de México que aún 
luchaba por construirse al margen del devastado edificio positivista. Los ateneístas, deben 
enfrentar también las vicisitudes que sobrevienen al interior del grupo que en estos años 
deja de ser El Ateneo de la Juventud para convertirse en El Ateneo de México y otorga su 
presidencia al triunfante revolucionario maderista José Vasconcelos, quien contribuye a 
modificar sustancialmente la actividad del grupo. 
Desde el punto de vista pedagógico, resulta un tema sumamente rico puesto que al 
no existir en el país un antecedente en el estudio formal de las humanidades desde la época 
colonial, la Escuela Nacional de Altos Estudios, a pesar de contar con grandes ideales 
concebidos en el papel por sus creadores (el Ministro Justo Sierra y Ezequiel A. Chávez así 
como por parte de los ateneístas quienes disponían de alguna experiencia producto de su 
práctica como escritores, críticos y conferencistas), dicha Escuela no contaba al momento 
de su creación con una estructura administrativa ni con planes y programas de estudio. Esta 
estructura tendrá que formarse día a día en el ejercicio hacia la profesionalización. 
3 
 
Es precisamente este proceso lo que constituirá el objeto de estudio del presente 
trabajo, teniendo como eje las siguientes interrogantes: ¿qué enseñaban?, ¿quién enseñaba?, 
¿a quién se enseñaba?, ¿qué grados académicos se otorgaban? Y, sobre todo, en qué 
medida los ateneístas guiaron o influyeron este proceso de acuerdo a las concepciones que 
como grupo se habían formado en relación a lo que debería de ser la profesionalización del 
estudio de las humanidades en una institución universitaria, en contraste con la idea que 
concibieran inicialmente sus creadores. 
Para ello es preciso conocer la situación que se vivía en México, especialmenteen la 
ciudad capital, su vida y su cultura. Mismas que permiten el nacimiento de un grupo tan 
particular como el del Ateneo así como el de una institución como la Universidad Nacional 
de México. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
CAPÍTULO I. 
CONTEXTO HISTÓRICO. 
 
El México revolucionario. 
 
El periodo histórico en el que se gesta y prospera El Ateneo de la Juventud, es 
esencialmente un periodo de transición. Ya durante los últimos años del régimen porfirista, 
los signos de decadencia resultan evidentes para los corazones inquietos que no disponen 
de las condiciones para manifestarse y que dejaron sentir su necesidad de cambio en todos 
los ámbitos nacionales. 
El porfiriato comprende el periodo que va de 1877 a 1911, durante el cual, Porfirio 
Díaz ejerció el poder de manera dictatorial apoyado en una enmienda a la constitución que 
permitía la sucesión de mandatos presidenciales. Durante estos años cumplió con su 
principal objetivo: pacificar al país, lo que consiguió implantando un orden que permitió 
alcanzar cierta estabilidad y “progreso”, a la par de una relativa prosperidad que favoreció 
únicamente a los ricos hacendados y terratenientes así como a los inversionistas 
extranjeros. Los mayores logros del régimen: mejoras en materia económica que dieron 
como resultado estabilidad de la moneda nacional frente al dólar, la construcción de las vías 
ferroviarias que conectaron al país con lo que se dio impulsó al comercio, así como el 
fortalecimiento de las relaciones internacionales. A este casi perpetuo, pero frágil estado de 
“paz”, le sobrevino un estancamiento en el resto de la vida nacional. Cabe mencionar que 
las bases de la Nación que heredaría este régimen fueron erigidas durante el periodo 
precedente, el de la Reforma. 
Acerca del porfiriato, José Vasconcelos escribe en “El movimiento intelectual 
contemporáneo”: 
La Administración de este déspota enseña a burlar el funcionamiento de las instituciones, 
nada prepara, nada crea, sólo aprovecha una prosperidad material obtenida a costa de un 
verdadero remate de las riquezas públicas. En este periodo, la cultura, como el capital y el 
poder, se encuentra en reducidos grupos, se convierte en prenda de lujo; cosa de ejercer 
5 
 
influencia sobre las masas. Lo poco que hay de valor en la época se explica por el impulso 
del periodo antecedente.
2
 
 
En el año de 1908, el periodista James Creelman entrevista al presidente Porfirio 
Díaz, quien declara estar dispuesto a dejar el poder ya que considera que la clase media es 
lo suficientemente madura, para elegir libremente y sin uso de violencia a sus gobernantes. 
Así, en esta entrevista da la bienvenida a cualquier partido de oposición –ignorando las 
manifestaciones ya existentes- para dar paso a una nueva etapa democrática en el país y 
afirma que no buscará nuevamente la reelección. “Ella, la clase media, tenía toda la razón o 
sólo la tenía en parte. La tenía, porque si bien esa clase no era mayoritaria, sí resultó lo 
suficientemente emprendedora para originar, encauzar y dirigir, no una democracia, sino 
una revolución”.
3
 
En respuesta a dicha declaración y a la nueva candidatura del dictador, en octubre 
del mismo año Francisco I. Madero, hijo de una próspera familia de empresarios en Parras, 
Coahuila, publica el libro La sucesión presidencial en 1910; posteriormente se postula 
como candidato presidencial por el Partido Nacional Antirreeleccionista, que él mismo 
contribuyó a crear, teniendo como lema “Sufragio efectivo, no reelección”, mismo que 
había usado años atrás Díaz contra Juárez resultando vencido éste en las elecciones. A 
partir de ahí, Madero emprende la primera campaña política en el país, recorriendo las 
principales ciudades de la República. No obstante, Porfirio Díaz logra la reelección y el 21 
de agosto de 1910 es declarado presidente, Madero intenta negociar con él pero es 
encarcelado y puesto en libertad unos meses después en San Luis Potosí desde donde 
redacta con sus colaboradores el Plan de San Luis en el cual, los rebeldes desconocen el 
resultado de las jornadas electorales y llaman a una insurrección general para el 20 de 
noviembre del mismo año a las 6 de la tarde. 
Madero escapa a Texas mientras que a lo largo del territorio Mexicano se levantan 
en armas varias regiones del país respondiendo a diferentes injusticias y aprovechando la 
inestabilidad creada; Doroteo Arango (PanchoVilla) y Pascual Orozco en Chihuahua, en 
 
2
 José Vasconcelos. “El movimiento intelectual contemporáneo de México” en Conferencias del Ateneo de la 
Juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de 
apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p. 127. 
3
 Álvaro Matute. La Revolución Mexicana, actores, escenarios, acciones, México, Secretaría de Gobernación-
Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1993. p. 56. 
6 
 
Puebla, Aquiles Serdán (primer mártir de la revolución); Coahuila y Durango, seguidos al 
cabo de un mes por Emiliano Zapata en Morelos, quien causa eco en Guerrero, Puebla y 
Michoacán. Para enero de 1911, los hermanos Flores Magón se alzan en Baja California y 
los hermanos Figueroa en Guerrero. En el mes de abril de 1911, se encuentran levantados 
grupos revolucionarios en 18 estados del territorio nacional. 
Para el gobierno de Díaz resulta imposible controlar la situación, Madero 
nuevamente intenta negociar pero al no ser escuchado, las tropas revolucionarias cercan y 
toman Ciudad Juárez ahí, Madero es declarado presidente provisional de la República. Ante 
la creciente ocupación de territorios por los insurgentes, Díaz renuncia a la presidencia el 
25 de mayo, quedando Francisco León de la Barra como presidente provisional hasta el 7 
de junio; Madero entra a la capital en donde convoca a elecciones para el 1º de octubre de 
las cuales resulta formalmente electo y asume la presidencia. 
La posición moderada y conciliadora para con los porfiristas que Madero adopta 
desalentó a quienes esperaban que la revolución trajera consigo transformaciones radicales. 
Muchos revolucionarios se sintieron defraudados, entre ellos Emiliano Zapata quien 
proclama el Plan de Ayala con el que exige la restauración de los derechos agrarios y 
desconoce a Madero como presidente. Durante los quince meses que duró su gobierno, 
Madero enfrentó múltiples problemas: rebeliones armadas, huelgas, conspiraciones e 
intrigas. Entre aquellos que se sublevaron contra su gobierno estuvieron Bernardo Reyes, 
ministro de guerra durante el porfiriato y Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz. Ambas 
rebeliones fracasaron y Madero encarceló a los rebeldes, perdonándoles la vida. 
Se opusieron a este nuevo gobierno senadores, terratenientes y extranjeros quienes 
se valieron de la prensa de oposición para atacar constantemente al presidente, lo cual 
influyó de manera decisiva al incitar la desconfianza de la opinión pública en contra del 
régimen. El maderismo no satisfacía los intereses de los Estados Unidos y durante todo el 
año de 1912, el presidente William Taft, instigado por su embajador en México Henry 
Lane Wilson, amenazó y atacó al gobierno de Madero por diferentes medios. Finalmente, el 
9 de febrero de 1913, la Escuela Militar de aspirantes de Tlalpan y la tropa del cuartel de 
Tacubaya se levantaron en armas contra el gobierno. Hasta entonces, la ciudad de México 
había permanecido lejana al campo de batalla y, por vez primera, conoció la muerte de 
civiles en sus calles. 
7 
 
Una de las primeras maniobras de los sublevados, al mando de los generales 
porfiristas, fue liberar a Félix Díaz y Bernardo Reyes. Los rebeldes se dirigieron al Palacio 
Nacional y en uno de los primeros combates “cayó” Reyes. Mientras tanto, el presidenteMadero salió del Castillo de Chapultepec rumbo a Palacio Nacional, escoltado por cadetes 
del Colegio Militar en compañía de algunos secretarios de estado y amigos (Marcha de la 
Lealtad). Durante una pausa que hizo frente al Teatro de Bellas Artes, el presidente cometió 
un error lamentable: nombró comandante militar de la plaza a Victoriano Huerta. Al llegar 
a Palacio, Madero organizó la defensa, sin embargo, el 17 de febrero sería hecho prisionero 
junto con el vicepresidente José María Pino Suárez a manos del recién nombrado 
comandante. 
El papel del embajador Wilson durante este episodio fue deplorable. Cuando 
Madero y Pino Suárez fueron aprehendidos, Wilson ofreció a Huerta y a Díaz el edificio de 
la embajada norteamericana para que llegaran a los acuerdos finales, en lo que se llamó el 
“Pacto de la Embajada”; en dicho pacto se desconocía al gobierno de Madero y se 
establecía que Huerta asumiría la presidencia provisional antes de 72 horas. Acto seguido, 
se presentaron las renuncias del presidente y vicepresidente ante un Congreso reunido en 
sesión extraordinaria; mismo que nombró presidente a Pedro Lascuráin, ministro de 
Relaciones Exteriores, quien a su vez renunció y nombró presidente a Victoriano Huerta. 
Desde su aprehensión, Madero y Pino Suárez permanecieron en el Palacio Nacional 
esperando en vano un tren que los conduciría al puerto de Veracruz, de donde se 
embarcarían a Cuba, hacia el exilio. La noche del 22 de febrero Madero y Pino Suárez 
serían trasladados a la Penitenciaría de Lecumberri; en el trayecto se simuló un ataque y los 
prisioneros fueron asesinados. La ciudad se levantó con la noticia “Ya mataron a Madero”, 
y aunque la primera reacción fue de indignación, la mayoría de los habitantes de la capital 
se alegraron del cese de las hostilidades, se lanzaron jubilosos a las calles, adornaron las 
fachadas de sus casas y, en unión con la prensa, ensalzaron a los vencedores y condenaron a 
los caídos. 
Durante el breve periodo de gobierno de Madero, floreció en el país: 
 
… el más importante experimento democrático surgido hasta entonces en México y el 
ambiente de libertad que logró crear en poco tiempo ayudó a que las masas se movilizaran 
también por sus demandas. Claro que todo ello contribuyó también a la caída de Madero 
8 
 
como es bien sabido, pero no por obra de las masas, sino de los porfiristas mismos, que, aún 
sin Don Porfirio, habían conservado todas sus posiciones políticas. 
4
 
 
Aparentemente, la tranquilidad volvió a la ciudad de México. La alta burguesía, 
integrada por terratenientes, banqueros, comerciantes e industriales, vio el fin de aquellos 
días de horror con beneplácito, como la mayoría de la gente, y con la confianza en que el 
nuevo gobierno restablecería las condiciones políticas, sociales y económicas en las que 
habían prosperado. Sin embargo, pronto verían que este nuevo gobierno no sería como 
esperaban. 
El mandato de Huerta se prolongó de febrero de 1913 a julio de 1914 y pretendió 
establecer una dictadura militar en el país, por lo que comenzó premiando a sus aliados en 
el golpe de Estado. Dirigió sus esfuerzos a aumentar los efectivos del ejército federal a un 
tamaño hasta entonces desconocido, desencadenó el terror persiguiendo a los antiguos 
maderistas y a todos los enemigos de su gobierno, consiguiendo incrementar la lucha 
revolucionaria. Como parte de su estrategia, buscó militarizar la burocracia, las escuelas y 
la universidad, desde profesores hasta alumnos, aunque en la práctica no significó más que 
nuevos uniformes y algo de gimnasia sin prestar mayor atención al contenido propiamente 
educativo. 
Durante este periodo traicionó a los “felicistas” a quienes había prometido realizar 
elecciones presidenciales para entregar la presidencia a Félix Díaz, a cambio de ello, fueron 
perseguidos hasta el exilio. Este gobierno gozó por tiempo limitado del apoyo del gobierno 
de los Estados Unidos de América ya que el entrante presidente Woodrow Wilson, le negó 
su reconocimiento y manifestó una actitud por demás hostil ante el gobierno de Huerta, 
misma que se dejó ver en los incidentes ocurridos entre este país y México en Tampico, en 
donde se produjo la captura de los miembros de la tripulación de un buque estadounidense 
y la invasión estadounidense en el puerto de Veracruz. 
El 26 de marzo de 1913, el entonces gobernador del estado de Coahuila, don 
Venustiano Carranza, secundado por un pequeño grupo, se levanta en armas en contra del 
gobierno usurpador y proclama el Plan de Guadalupe, en dicho documento, se desconoce a 
Huerta como presidente al tiempo que se retoman los más elevados principios de la 
 
4
 Arnaldo Córdoba. La Ideología De la Revolución Mexicana. México, ERA e Instituto de Investigaciones 
Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, 1973. p. 22. 
9 
 
revolución. Se crea el Ejército Constitucionalista y es nombrado Venustiano Carranza como 
su jefe máximo. A pocos meses, el “Plan de Guadalupe” fue modificado por el “Pacto de 
Torreón”, en el cual se concede a Francisco Villa autoridad militar en el norte de México y 
se añaden reivindicaciones sociales al plan original. La revolución agraria del sur reconoce 
como jefe supremo a Emiliano Zapata después de que Pascual Orozco traicionara la causa 
de la revolución al unirse a Huerta. Estos acontecimientos, obligaron a Victoriano Huerta a 
presentar su dimisión ante el Congreso el 15 de julio de 1914. 
A pesar de la agitación nacional que reinó durante los años de combate armado, la ciudad 
de México conserva su vida habitual matizada por los lejanos ecos revolucionarios. Durante 
este periodo, encontramos una ciudad que se recorre a pie entre horizontes de lagunas 
próximas y grandes montañas lejanas, con apenas medio millón de habitantes, contando a 
quienes vivían en los pueblos de Tacubaya, Coyoacán, Mixcoac, San Ángel, Tlalpan y 
Azcapotzalco. 
La vida cultural en la urbe, se limitaba a cuatro teatros de primera importancia: el 
Principal, el Arbeu, el Hidalgo y el Renacimiento así como otros de menor relevancia. En 
su mayoría, se encontraban consagrados al género dominante que era el teatro lírico 
(musical): la ópera, la opereta y la zarzuela dejando poco espacio para la exploración de 
otros géneros teatrales. Las orquestas que existían en México se dedicaban principalmente a 
trabajar en los teatros líricos lo que, por desgracia, dejaba fuera la música instrumental en 
su forma sinfónica sin embargo, encontramos la titánica labor de Carlos J. Meneses quien 
implantó de manera definitiva el género instrumental universal en México, fundando y 
dirigiendo por diez años la “Orquesta del Conservatorio” cuyo recinto se convertiría en un 
oasis para la generación del Ateneo. En materia de pintura, predominaba el academicismo 
exacerbado, sólo capaz de producir “una especie de grandes fotografías a color” sin 
embargo, la pintura contó también con notables excepciones: el Doctor Atl y Alfredo 
Ramos Martínez. De acuerdo con el humanista José Rojas Garcidueñas. Éste es el esbozo 
del ambiente cultural que se vive en la ciudad de México alrededor de 1900.
5
 
En materia de educación, las ideas que serían ostentadas por el porfiriato, fueron 
instituidas durante la República Restaurada, a partir de ahí el nuevo régimen favoreció en 
 
5
 José Rojas Garcidueñas. El Ateneo de la Juventud y la Revolución, México, Biblioteca del Instituto 
Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1979. pp. 14-24 
10 
 
gran medida a la educación superior, aunque públicamente la enseñanza elemental figurase 
como prioritaria. Para dar cuenta de esto: “en 1900 el Estado gastó 121 pesos por habitante 
en educación superior y tan sólo 7 en la primaria”6 debido principalmente a las necesidades 
del régimenpara integrarse a la modernidad, requería profesionistas y técnicos preparados. 
En palabras de Justo Sierra “La enseñanza superior es el ideal; todas las demás no deben 
considerarse sino preparatorias”. 7 Sin embargo, pese a la prioridad en el presupuesto, no 
se dejó de lado la costumbre de traer profesionistas de otros países para encargarse de las 
tareas de modernización, y en el seno del Consejo Superior de Instrucción Pública se 
trataba de limitar el crecimiento del “proletariado intelectual” debido a que no había 
suficientes fuentes de empleo y los profesionistas terminaban por trabajar en la burocracia 
desperdiciando así el dinero que el Estado había invertido en su formación académica. 
Como es de notarse fue en la capital en donde se vivió de manera más intensa la 
vida intelectual, cultural y académica del país. Se contaba aquí con las Escuelas Nacionales 
de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, Superior de Comercio y Administración, de 
Agricultura y Veterinaria, de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música y 
Declamación, así como con las escuelas militares y las normales. 
Dada la poca demanda y la falta de recursos en las entidades con respecto a la 
educación superior, los estudiantes de provincia tuvieron todas las facilidades para 
continuar sus estudios superiores en la capital a través de becas que otorgaba la federación 
y los gobiernos estatales, o bien por sus propias familias. “En 1907 el 55% de todos los 
estudiantes de las escuelas profesionales estudiaban en la capital”. Sin embargo no podría 
hablarse de una educación superior a nivel de masas ya que la población que accedía a la 
misma era una pequeña minoría privilegiada tomando en cuenta que en 1910 el 85% de la 
población adulta era analfabeta y que tan solo el 0.55% de la población se dedicaba a 
ejercer alguna profesión.
 8
 
 
 
 
 
6
 Mílada Bazant. Historia de la educación durante el porfiriato, México, El colegio de México, 1993. p. 218. 
7
 Justo Sierra. La Educación Nacional; artículos, actuaciones y documentos, México, Universidad Nacional 
Autónoma de México, 1948. p. 121. 
8
 Mílada Bazant. op. cit, p. 220. 
11 
 
Un poco de positivismo 
 
Como teoría, el positivismo nace en Francia con Augusto Comte, exponente de la burguesía 
que surge a partir de la Revolución Francesa; su principal preocupación se centró en torno 
al estudio de la sociedad y el principio de la ciencia positiva. Teniendo como base estos dos 
ejes Comte elabora una propuesta contrarevolucionaria-conservadora, valiéndose de la 
razón y la ciencia para establecer un ideal de nuevo orden social estático, en el que los 
intereses de su clase se verían justificados. 
De acuerdo con el autor, del estudio empírico de los procesos históricos se revela 
una ley Universal que denominó “ley de los tres estadios” misma que rige el desarrollo de 
la humanidad. En su curso de filosofía positiva, afirma que dada la naturaleza de la mente 
humana, cada una de las ciencias o ramas pasan por tres estadios teoréticos diferentes: el 
teológico, ficticio-mitológico, el metafísico, especulativo-abstracto y el positivo, científico-
empírico. En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo sumamente 
elemental apelando a una voluntad divina. En el estadio metafísico los fenómenos se 
explican apelando a categorías filosóficas abstractas. El estadio positivo supone la 
racionalidad científica, en tanto que el hombre reconociendo la imposibilidad de obtener 
nociones absolutas, renuncia a indagar acerca del origen y el destino del universo así como 
a conocer las causas últimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, 
mediante el empleo del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas. Toda su 
atención se centra en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de llegar 
a realidades sujetas a verificaciones observables y comprobables. 
Cada uno de estos estadios, afirma Comte, tienen su equivalencia en determinadas 
tendencias políticas. El estadio teológico en las ideas que sostienen el derecho divino de los 
reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la 
igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el 
análisis científico o “sociológico” (término acuñado por Comte) de la organización política. 
Comnte anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara 
el método científico para resolver los problemas humanos y para mejorar las condiciones 
sociales. Para llevar a una sociedad a su estado positivo, de acuerdo con el autor, es 
necesario establecer: el amor como medio, el orden como base y el progreso como fin. 
12 
 
Es ésta la doctrina que se infunde en el México de la Reforma primero, como 
sustento ideológico del nuevo sistema educativo y posteriormente como sustento de toda 
una dictadura. 
 
Enfrentó a la libertad revolucionaria desordenada contra la libertad ordenada; la igualdad fue 
opacada por la jerarquía social, los seres humanos no son iguales sino que cada uno tiene un 
determinado nivel social. Este nivel, no está dado, como se decía en el antiguo orden, por Dios, sino 
por el trabajo. La diferencia marcada por el trabajo no significaría un desajuste dentro de la sociedad 
sino al contrario, permitiría aceptar que todas las clases son necesarias, ya que todos tienen 
obligaciones que cumplir. La sociedad estará formada por los que dirigen y los que son dirigidos. 
Los que dirigen a la sociedad serán los sabios y filósofos que, dentro del orden, la conducirán a un 
progreso más alto. 
9
 
 
El positivismo llegó a México durante el gobierno del presidente Juárez, al término 
de una cruenta guerra civil: la guerra de Reforma. Durante este periodo se enfrentó el grupo 
liberal conocido como jacobino en contra del clero; específicamente se opuso a la 
intervención de éste en la política. Como resultado de la lucha, el poder político pasa a 
manos del grupo liberal y el poder económico es repartido entre un grupo de nuevos 
propietarios. Durante el decenio siguiente y hasta el establecimiento del primer periodo 
presidencial del general Díaz, conocido como la República Restaurada, se desarrolla una 
compleja etapa de reconstrucción nacional en la cual estos grupos afianzarán los logros 
obtenidos mediante la lucha, consolidando una nueva clase social a la que Justo Sierra, 
utilizando el vocablo francés, da el nombre de “burguesía”. Esta naciente clase social se 
desarrollará durante el proceso de conformación del nuevo Estado que habiendo desplazado 
al clero asume funciones que antes se encontraban casi en su totalidad, en manos de la 
iglesia como la salud, la educación, la cultura, etc. 
10
 
Una de las principales tareas de la República Restaurada sería la reorganización del 
sistema educativo como eje de la reconstrucción nacional, esta importante labor fue 
encomendada a una comisión integrada por José Díaz Covarrubias, Ignacio Alvarado, 
Eulalio María Ortega y los positivistas Pedro Contreras Elizalde y Gabino Barreda. En 
manos de dicha comisión nació la Ley Orgánica de Instrucción Pública que establece de 
acuerdo con los principios liberales que “… difundir la ilustración en el pueblo [era] el 
 
9
 Leopoldo Zea. El Positivismo en México: nacimiento, apogeo y decadencia, Fondo de Cultura Económica. 
1968. p.45 
10
 Ibidem, p. 119. 
13 
 
medio más seguro y eficaz de moralizarlo y de establecer de una manera sólida la libertad y 
el respeto a la Constitución y a las leyes…” 
11
 
Gabino Barreda oriundo del estado de Puebla, fue discípulo directo de Comte y 
desde el seno de la supracitada comisión logra introducir la ideología de su maestro en la 
escena mexicana, adaptándola claro, a las condiciones del país. Ellema original del 
positivismo de amor, orden y progreso fue transformado por el de libertad, orden y 
progreso, haciendo alusión con la palabra “libertad” a los ideales de los liberales mexicanos 
de aquella época, al mismo tiempo que buscaba su aceptación. 
 
Los reformadores se impresionan con la honradez y la fuerza de aquel personaje, pronto se 
declaran convencidos, y con la generosidad habitual de quienes siempre vivieron para la 
abnegación y el sacrificio, renunciaron a lo que les era más caro renunciar, a lo que había 
sido su aliento y bandera de todas sus luchas: el contrato social, la enciclopedia, el 
sensualismo filosófico y la revolución misma, y ponen toda la enseñanza secundaria del 
país en manos del doctor Gabino Barreda. 
12
 
 
Bajo el amparo de la Ley Orgánica de Instrucción Pública y con una estructura 
netamente positivista emerge la institución más representativa de la nueva ideología: la 
Escuela Nacional Preparatoria, que abre sus puertas en 1868 con el mismo Barreda como 
director su modelo se basa en la clasificación de las ciencias de Comte que establece las 
cinco siguientes como fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social 
o sociología. La matemática es vista por este sistema como base de todo conocimiento, lo 
que será enseñada como principio. Adicional al estudio de estas ciencias propias de la 
naturaleza, Barreda intercala el estudio de las lenguas vivas dando prioridad al francés 
seguido del inglés y del alemán, se integra también el estudio del latín; que se ve reducido 
al aprendizaje de algunas reglas para facilitar los estudios de jurisprudencia y medicina, el 
griego consistirá casi únicamente en conocer las etimologías relacionadas a los estudios 
concernientes. Se agrega también el estudio superficial de gramática y literatura española. 
Estos estudios de carácter enciclopédico tenían que ser cubiertos por el alumno en un 
periodo de 5 años y estaban ordenados en 34 materias de carácter obligatorio en un estudio 
 
11
 Libertad Menéndez. “La formación de los humanistas en la escuela de Altos Estudios”, en Piñera, Ramírez. 
et al. La educación superior en el proceso histórico de México. t.2 Mexicali, UABC : ANUIES, 2000. p.191. 
12
 José Vasconcelos. op. cit, p.123. 
14 
 
sucesivo, eslabonadas una con otra de tal manera que cada una serviría de base a la 
siguiente. Los principales objetivos de la Escuela Nacional Preparatoria eran: 
- Formar alumnos capaces y útiles para la sociedad, infundiéndoles el espíritu del 
progreso y el conocimiento positivo de los hechos. 
- Formar alumnos con una educación completa en la cual se abandona la idea de 
hacer especialistas en una sola materia. 
- Unificar criterios. 
 Es así como el positivismo poco a poco sustituye la teología por la ciencia social 
y la metafísica por la moral. La alianza liberal-positiva pretendió resolver mediante la vía 
educativa los problemas nacionales y llevar al país hacia el progreso implantando el nuevo 
orden positivista en la conciencia de los mexicanos. “La filosofía barrediana como teoría 
del conocimiento, como programa para la regeneración moral de la sociedad y como 
justificación del Estado Nacional tuvo su mayor difusión en la Escuela Preparatoria y fue 
un factor importante de de la reconciliación al ponerse como tarea fundamental la 
integración de las demandas de orden y progreso.” 
13
 
El positivismo de Barreda, se enfrentó a fuertes resistencias por parte del sector 
conservador (principalmente del clero) y posteriormente por parte de los mismos liberales, 
que ya no se veían identificados con el concepto limitado de “libertad positivista” por 
encontrarse condicionada a la realidad política y social y porque se valía de la Escuela 
Nacional Preparatoria para imponer una ideología única limitando la libertad de creencia de 
los mexicanos. A raíz de estos ataques, el positivismo se vio notablemente reducido y fue 
gradualmente modificado. Finalmente en 1878, apenas iniciado el régimen de Porfirio Díaz, 
Gabino Barreda es nombrado ministro en Berlín concediéndosele, al mismo tiempo, 
licencia indefinida. Así termina la etapa del positivismo comtiano y se inicia una nueva 
etapa en la Escuela Preparatoria que poco a poco iría constituyéndose en la plataforma que 
habría de propiciar la recreación de la enseñanza de las disciplinas humanísticas. 
El positivismo de Gabino Barreda, en palabras de Vasconcelos, “implantó entre 
nosotros un sistema de pensar distinto del que había prevalecido en los siglos de 
 
13
 Mílada Bazant. op. cit, p.159. 
15 
 
dominación española y de catolicismo”
14
. En este sentido Barreda ha pasado a la historia 
no como un pacificador sino como uno de los fundadores de los “tiempos nuevos”, tiempos 
de la formación de la estructura mental del mexicano por medio del método científico. 
Este modo de pensar ordenado y disciplinado logró implementarse exitosamente 
cumpliendo uno de los principales objetivos impuesto a la educación por la Reforma y 
formulado por Gabino Barreda: educar a un selecto grupo que se ocuparía de dirigir a la 
nación. Pronto se hará evidente el eficiente papel de esta filosofía en la formación de las 
élites dirigentes de la oligarquía porfirista que en adelante ostentará la bandera positivista 
pero no así su filosofía. 
En un principio, la adaptación que hace Barreda de la filosofía positivista, logra 
conciliar los intereses del Estado, la nueva burguesía y los liberales jacobinos en torno a la 
anhelada idea de orden y progreso, sin embargo, una vez alcanzado dicho orden, dicho 
positivismo dejó de ser útil a los intereses del grupo que ostentaba el poder y fue adoptado 
y readaptado para servir al nuevo régimen. 
Una nueva etapa para la vida Nacional comienza con el mandato de Porfirio Díaz, 
mismo que encontraría en el positivismo ahora representado por el Partido Liberal, el apoyo 
político y filosófico que necesitaba para perpetuarse en el poder, mientras que el partido de 
la burguesía encontraría en la figura de Díaz el resguardo de los beneficios obtenidos 
durante la Reforma. “Los positivistas que alcanzarán los mejores puestos en el Porfirismo 
serán los que se servirán de la filosofía positiva como de un instrumento al servicio del 
poder material; serán estos los que harán del positivismo un arma política” 
15
 
El positivismo de Comte, fue sustituido por el de Stuart Mill y Spencer, es decir, el 
positivismo inglés que buscaba justificar el liberalismo económico. En estas ideas se ponía 
de manifiesto que la libertad que se deseaba era la libertad para aumentar la riqueza del 
individuo mientras que la libertad política podía sacrificarse en manos de Díaz; dicha 
condición sólo beneficiaba a quienes poseían bienes que podían ser acrecentados. Esta fue 
la adaptación de las ideas positivistas a los intereses de la burguesía representada por “los 
 
14
 José Vasconcelos. “Gabino Barreda y las ideas contemporáneas” en Conferencias del Ateneo de la 
juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de 
apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p.99. 
15
 Leopoldo Zea. op. cit, p.147. 
16 
 
científicos” como se llamó al grupo de positivistas vinculados con el régimen y cuyo credo 
había sido reducido a orden político y libertad económica. 
A principios del siglo XX, ya superada la crisis de los ochenta, la escuela positivista 
se encuentra nuevamente estable y fortalecida, contaba con un creciente número de 
seguidores entre los cuales se cuentan destacadas personalidades del ámbito político e 
intelectual ligado a un grupo de liberales que surge de la primera generación formada en el 
positivismopero que se separa del ala más ortodoxa. Este grupo aún sostiene la vieja tesis 
de que es necesario reforzar el orden para obtener la libertad, así como la necesidad de 
analizar científicamente la situación social de México para implantar en el país un orden de 
acuerdo con dicha situación. Sin embargo, estos planteamientos de origen positivista fueron 
modificados al punto de convertirse en el aspecto político del positivismo que se afanó ya 
no en justificar la estancia de este grupo en el poder sino para perpetuarlo dando razón a 
que el partido fuera conocido comúnmente y de manera un tanto despectiva como partido 
de los “científicos” o “cientistas” como los nombraba el pueblo. Estos, si bien, en un primer 
momento fueron considerados como un grupo de intelectuales dedicados a hacer política, 
posteriormente al sustituir su credo por el del mercantilismo, las personalidades del grupo 
fueron retratadas como los businessmen que dominaban los bancos y gran parte de los 
negocios agrícolas, industriales o mineros del país. 
Sin embargo, fue tan sólo un pequeño grupo de la burguesía congregado alrededor 
del ministro de hacienda, el que terminó por acaparar la mayor parte de las riquezas 
destinadas a esta clase. El partido de los científicos quedó desintegrado y algunos de sus 
principales integrantes se dedicaron a otro tipo de actividades menos políticas significando 
la decadencia del partido. 
Es en este contexto en el cual se forma la nueva generación de jóvenes que cursaba 
algún nivel de la enseñanza superior hacia el año de 1900 y para quienes resulta muy claro 
que el positivismo como doctrina pedagógica se encontraba estancado y perdía crédito, lo 
cual se vio reflejado en la Escuela Preparatoria, en donde, según Alfonso Reyes: 
 
La herencia de Barreda se fue secando en los mecanismos de método. Hicieron de la 
matemática la Summa del saber humano. Al lenguaje de los algoritmos sacrificaron poco a 
poco la historia natural… la ciencia cultural y en fin, las verdaderas humanidades. No hay 
nada más pobre que la historia natural, la historia humana o la literatura que se estudiaba en 
aquella Escuela por los días del Centenario. No alcanzamos ya la vieja guardia, los maestros 
17 
 
eminentes de que todavía disfrutó la generación inmediata, o sólo los alcanzamos en sus 
postrimerías seniles, fatigados y algo automáticos… 
16
 
 
Esta nueva generación conocida como “la generación del Ateneo” se forjó en la 
decadencia del sistema positivista misma que no sólo comprendía el ámbito educativo 
como ya hemos visto sino que por ser la ideología del régimen impregnaba todas las esferas 
de la vida nacional: la política, la economía, el arte, la vida intelectual, la moral, la 
economía… todo se encontraba reducido por los estrechos límites del positivismo. La 
filosofía positivista había dejado de ser una filosofía del progreso para convertirse en una 
práctica consagrada al estancamiento. Los espíritus más despiertos comenzaron a rechazar 
esta forma dogmática y desvirtuada del positivismo, comenzaron a recorrer nuevas sendas 
que los alejaban a grandes pasos de los caminos trazados por esta corriente. 
Al mismo tiempo “la burguesía mexicana comprendió que era hora de enfrentarse al 
dictador y en forma especial al grupo que había acaparado la riqueza nacional”.
17
 Para este 
momento, los integrantes de la burguesía habían entendido que no conseguirían del dictador 
ningún tipo de concesiones políticas y todos los beneficios económicos habían sido 
repartidos entre un grupo aún más reducido. 
 
El ministro Sierra 
 
Justo Sierra, miembro original del partido de los científicos y quizá la figura más conocida 
del mismo debido a su amplitud ideológica e independencia de criterio será el principal 
eslabón entre las bondades que aún salvaguardaba su generación y el humanismo palpitante 
en la generación sucesiva. En este sentido el historiador francés Claude Dumas, ve en 
Sierra al hombre del justo medio, con un gran espíritu de conciliación y síntesis en cuya 
vida convergieron el positivismo científico y el espiritualismo liberal. 
Posterior a su rompimiento con el partido liberal, Sierra se dedicó de lleno al que 
fuera el tema central de su vida: la educación “fiel a la tradición liberal e ilustrada, erigió a 
 
16
 Alfonso Reyes. “Pasado Inmediato” en Conferencias del Ateneo de la Juventud, Seguido de Anejo 
documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, 
México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p.189. 
17
 Leopoldo Zea. op. cit, p. 432. 
18 
 
la educación como columna vertebral del programa de reconstrucción nacional”18 En 1877, 
acepta una cátedra en la Escuela Preparatoria y en adelante fue apasionado defensor de la 
misma así como de su programa positivista y en especial de su sistema de organización 
aunque siempre reprochó la ausencia de la enseñanza de la filosofía en la institución. Ya 
desde su gestión como magistrado de la Suprema Corte de Justicia había manifestado gran 
interés por el tema e incluso en 1881 llegó a proponer la reapertura de la Universidad aun 
cuando existía en el país un marcado rechazo a las Universidades por considerárseles 
retrógradas y en relación con la arcaica estructura clerical. En 1901 ocupa la recién creada 
Subsecretaría de Instrucción Pública e inicia su periodo “oficial”; durante su gestión tuvo 
como objetivo la transformación de la escuela primaria de instructiva a educativa es decir, 
pretendía “que la escuela fuera un crisol en el que se forjara el alma de la nación”
19
 así 
como organizar los estudios superiores. En 1905 Sierra es nombrado Ministro de 
Instrucción Pública, durante estos años se acrecentó la distancia entre Sierra y los 
seguidores más ortodoxos de Barreda al considerar éstos que quebrantaba algunos 
postulados positivistas, sin embargo los liberales ortodoxos tampoco lo acogieron. Era 
temido por aquellos grupos con posturas radicales a causa de su espíritu “demasiado” 
ecléctico y falto de disciplina. “Es un hecho que cuando el dogmatismo positivista se 
convirtió en un obstáculo para el desarrollo del país Justo Sierra fue de sus más 
perseverantes impugnadores desde el gabinete de Díaz”. 20 
Tomando en cuenta que la educación junto con la red de ferrocarriles fueron los 
pilares sobre los que reposaba el optimismo oficial se puede entender que Justo Sierra se 
convirtió en un elemento primordial para el régimen porfirista al cual sirvió, no obstante, 
“su porfirismo no fue ciego, absoluto, incondicional. Vio en él a un régimen que traería 
paz, tranquilidad y cierta prosperidad… que le permitió convertir en realidad sus ideas 
sobre la educación en México.”21 Esta labor culminó con la fundación de la Universidad 
Nacional en 1910 como parte de los festejos del centenario. 
 
18
 Lourdes Alvarado. La polémica en torno a la idea de la universidad en el siglo XIX, México, UNAM, 
1994.p.30 
19
 Claude Dumas. Justo sierra y el México de su tiempo, 2tt. México, Universidad Nacional Autónoma de 
México, 1986, t.2 p. 223. 
20
 Josu Landa. La Idea de Universidad de Justo Sierra, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 
Facultad de Filosofía y Letras, 2005. p.12. 
21
 Claude Dumas. op. cit, p. 517. 
19 
 
Su pugna por la Universidad le valió serios distanciamientos de sus eminentes 
compañeros políticos e intelectuales, fueran estos liberales o positivistas, sin embargo le 
ganó el reconocimiento e incluso la amistad de la nueva generación: la del Ateneo. Como 
una muestra de los intereses que los unieron, está la correspondencia entre Pedro Henríquez 
Hureña y Alfonso Reyes: “si no la fundan, la fundamos” haciendo alusión, desde luego, a la 
Universidad. 
A pesar de que dicha fundación obedece sin dudaa la coyuntura político- 
diplomática en el contexto de las fiestas del centenario, resulta evidente que la apertura de 
la Universidad Nacional de México, obedece también a la férrea voluntad del Ministro 
Sierra, que supo encontrar las relaciones, los medios y el tiempo apropiado para manifestar 
el proyecto al que consagró la mayor parte de su vida. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20 
 
CAPÍTULO II. 
SEMBLANZA DE EL ATENEO DE LA JUVENTUD. 
 
Hacia el año de 1909, se funda en la ciudad de México, El Ateneo de la Juventud con el 
propósito de trabajar en pro de la cultura intelectual y artística de México. Asociación 
juvenil que en momentos de revolución se ocupó de la cultura, reuniendo en torno suyo a 
los más destacados representantes de la juventud en diferentes disciplinas, dándole voz a 
toda una generación y señalando el rumbo que tomaría la vida cultural de la nación en los 
próximos años. 
De acuerdo con la doctora Susana Quintanilla, el grupo nuclear que dará dirección 
al proyecto corresponde, en una primera etapa, a cuatro amigos: el filósofo Antonio Caso, 
que en 1905 saluda con un discurso al recién llegado Ministro de Instrucción Pública a 
nombre de la comunidad estudiantil, el literato Alfonso Reyes, que ya por entonces era 
conocido como poeta y fue invitado a la redacción de una publicación juvenil por un amigo 
durante un encuentro casual en uno de sus acostumbrados paseos dominicales, el arquitecto 
Acevedo y el también literato dominicano Pedro Henríquez Ureña, quién ya contaba con 
publicaciones propias y cierto aire erudito. Este último llega a la ciudad de México a sus 
veintiún años en el preciso momento en que la “juventud intelectual” del país se agrupa en 
la redacción de la revista Savia Moderna, que surge como una extensión de la Revista 
Moderna de México, que a su vez era una continuación de la Revista Moderna, saga 
portavoz del modernismo. Herederas todas de la Revista Azul, que en 1984 osaba 
quebrantar el yugo pseudo clásico que oprimía la cultura de las letras. Al frente de la misma 
se encontraban Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufoo, como secretario de 
redacción el joven Luis G. Urbina.
22
 
Para dar cuenta de la sucesión de eventos que marcaron la vida de la asociación, 
seguiré el orden de los hechos tal como los recapitulara el ateneísta Alfonso Reyes en su 
ensayo Pasado Inmediato: “He aquí, brevemente reseñadas, las principales fases de aquel 
 
22
 Luis G.Urbina. Poeta, cronista, ensayista, profesor, editor, diplomático. El mayor de edad de entre los 
miembros de la revuelta cultural que brota de los campus universitario y modernista. Secretario privado de 
Justo Sierra sirve de puente entre el ministro de Instrucción Pública y los jóvenes. Tomado de Fernando 
Curiel en El Ateneo de la Juventud (A-Z), p. 183. 
21 
 
movimiento que, como lo explica Henríquez Ureña: “no se inspiró en el afán de asaltar 
puestos educativos, sino en renovar las ideas”.
23
 
 
Savia Moderna. Publicación juvenil que nace bajo la dirección del periodista Luis Castillo 
Ledón y el abogado Alfonso Cravioto quien tras contar en su haber con un pasado 
revolucionario, por aquellos días, gusta de lucir parte de su herencia en “cazar” jóvenes 
talentos y persuadirlos para que se unan a la redacción de dicha publicación, misma que 
tenía su sede en un local que él mismo había arrendado y decorado cuidadosamente en el 
quinto piso del edificio de La Palestina, uno de los más modernos de la ciudad ubicado en 
pleno centro sobre la Avenida 5 de mayo. La publicación agrupó a redactores, artistas y 
fotógrafos, hermanando las letras y las imágenes pero sobre todo, hermanando a la nueva 
generación de jóvenes debutantes en la esfera de la cultura mexicana. 
El primer número de la revista aparece en los anaqueles de las librerías de la ciudad 
hacia el mes de marzo de 1906 con una proclama: “En el umbral” que adelanta al público la 
diversidad de contenidos y la naturaleza misma de la publicación. Cito íntegro: 
 
Al iniciar una labor como la nuestra, amplia de libertad, bella de juventud, y excelsa de arte, 
huelga toda frase que revele programa, y todo pensamiento sospechoso de sectarismo. 
 Los agrupados en esta revista –humilde de vanidad, pero altiva de fe- aspiramos al 
desarrollo de la personalidad propia, y gustamos de las obras más que de las doctrinas. 
 Clasicismo, Romanticismo, Modernismo… diferencias odiosas. Monodien las cigarras, 
trinen las aves y esplendan las auroras. El arte es vasto dentro de él, cabremos todos. 
 Vengan pues, a nosotros, los cultores de la sagrada belleza. La puerta está franca a los 
bellos sentimientos y a las bellas palabras. 
 Savia nueva y crepitante nos da derecho a vivir. Ideales sincero intensos, nos dan derecho 
al arte. He aquí explicado por qué somos y a qué venimos. 
 Aristarco atisba. Pero marzo preside nuestro advenimiento, y el hada de la primavera 
circunda nuestra vida incipiente con su florido presagio… 
 ¡Salud a los artistas! ¡Salud a la prensa! ¡Salud a todos! 
24
 
 
Queda claro que los redactores de la nueva publicación no tienen planeado limitarse 
al modernismo a pesar de ser sus orgullosos herederos. A partir de aquí, el contenido de 
Savia se compone de una rica mezcla de prosa, poesía, fotografía, plástica y teatro 
presentados en forma de un sumario, la remembranza de algún personaje importante, la 
 
23
 Alfonso Reyes. op. cit, p. 200. 
24
 Confrencias del Ateneo de la Juventud p. 329. 
22 
 
sección de autógrafos, la de teatros en la que se habla acerca del género, la de bibliografía 
en donde los redactores recomiendan algunos libros y “los que se van” sección en donde se 
comentaba acerca de personajes del arte recién fallecidos. A esta estructura, se agregan 
intercaladas, algunas notas informativas, y poesía. Los redactores que participan en Savia 
Moderna y después formarán parte del Ateneo son: Rafael Cabrera, Antonio Caso, Eduardo 
Collín, Marcelo Dávalos, Nemesio García Naranjo, Ricardo Gómez Robelo, Pedro 
Henríquez Ureña, Rafael López, Juan Palacios, Manuel de la Parra, Alfonso Reyes, Abel 
Salazar, Emilio Valenzuela, Rubén Valenti, Miguel Ángel Velásquez y Ángel Zárraga. 
Entre los artistas; Jorge Enciso, Saturnino Herrán y Diego Rivera. 
 
Exposición de pintura. Como marco de su segundo número, la redacción Savia Moderna 
organiza una exposición de pintura y escultura abierta al público, ésta contó con la 
presencia mentora de Gerardo Murillo que volvía de Europa con la autoimpuesta misión de 
promover entre los más jóvenes, nuevos estilos que se alejaran del academicismo de la 
época, reuniendo para esta ocasión obras de Joaquín Clausell, Gonzalo Argüelles Bringas, 
Germán Gedovius, Diego Rivera, Jorge Enciso, Francisco de la Torre, los hermanos 
Garduño (Alberto y Antonio).
25
 En consecuencia, el tercer número fue dedicado casi en su 
totalidad a las artes plásticas. Para el cuarto número, encontramos a Pedro Henríquez Ureña 
desplegando sus capacidades como secretario de redacción. 
 Originario de Santo Domingo, Puerto Rico, Hureña desembarca en Veracruz 
procedente de Cuba, alentado por la promesa de un amigo de fundar una revista literaria, 
sin embargo, no encuentra las condiciones para realizar allí esta labor debido a la casi nula 
actividad intelectual del puerto que más bien le parece un caserío. Socorrido por el destino, 
recibe una invitación para partir hacia la capital a donde arriba el 21 de abril de 1906 para 
ocupar un puesto de redactor en el periódico El Imparcial, ahí conoce a algunos notables 
hombres de letras, entre ellos a Luis G. Urbina y a Carlos Díaz Dufoo. Casi un mes pasaría 
el dominicano respirando los aires de la capital antes de irrumpir en casa de don Jesús 
Valenzuela,director de la Revista Moderna, quien acogía de tarde en tarde al singular 
grupo de redactores de la más reciente de las modernas, estos convidaron inmediatamente 
 
25
 Fernando Curiel. La Revuelta, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de 
Investigaciones Filológicas, 1999. p. 85. 
23 
 
al recién llegado a visitarlos a la sede de su flamante redacción. Es ahí en donde conocería 
al joven de diecisiete años Alfonso Reyes quien al evocar el encuentro escribe: 
 
… cuando lo encontré por primera vez en la redacción de Savia Moderna, me pareció un ser aparte y 
así lo era. Su privilegiada memoria para los versos – cosa tan de mi gusto y que desde luego siempre 
me ha parecido la prenda de la verdadera educación literaria – fue lo que desde luego me atrajo. Poco 
a poco sentí su gravitación imperiosa, y al fin me le acerqué de por vida. Algo mayor que yo, era mi 
hermano y a la vez mi maestro. La verdad es que los dos nos íbamos formando juntos, el siempre 
unos pasos adelante. 
26
 
 
El encuentro marcaría no solo a los dos jóvenes sino que constituiría el punto de 
partida de una vida literaria. Una vez cumplida la tarea de reunir a los más francos talentos 
de la juventud, Alfonso Cravioto parte hacia Europa suspendiendo el financiamiento de la 
publicación por lo que el número siguiente, el quinto, sería el último en aparecer. Sin 
embargo, el contubernio era claro y los jóvenes continúan reuniéndose ya sea para celebrar 
un cumpleaños o el triunfo de alguno de los suyos. En adelante, un grupo de hasta 35 
jóvenes se reuniría en el departamento de los hermanos Henríquez Ureña y Castillo Ledón 
para comentar los temas del momento. Max, poeta y músico, hermano de Pedro se había 
instalado también en la capital para participar de la efervescente vida cultural. 
 
Manifestación en memoria de Gutiérrez Nájera. Un domingo de marzo de 1907 la ciudad 
recibe noticias de una nueva publicación que pretende llevar el nombre de Revista Azul, 
tratando de hacer eco a la madre de todas las publicaciones modernistas, no obstante, su 
director, un reportero de nombre Manuel Caballero, abre fuego contra el “decadentismo-
modernismo” en su número prospecto. 
Pese a que el embate de Caballero no iba dirigido al grupo juvenil, defender el 
nombre de Gutiérrez Nájera -conocido también como el Duque de Job, fundador de la 
primera Azul, que había pasado a la historia de México como “el primer revolucionario del 
arte”- así como para defender las libertades poéticas que de él habían heredado, fue el 
pretexto del grupo para redactar un manifiesto y salir a tomar las calles: 
 
 
26
 Susana Quintanilla. Nosotros: la juventud del Ateneo de México, México, Tusquets/Fundación T.V Azteca, 
2008. p. 44. 
24 
 
Somos modernistas, sí, pero en la amplia concepción de ese vocablo, esto es: constantes 
evolucionadores, enemigos del estancamiento, amantes de todo lo bello, viejo o nuevo y en 
una palabra, hijos de nuestra época y nuestro siglo.
27
 
 
Así se autodefinen, al tiempo que se dan a conocer como la nueva generación que 
en adelante luchará por defender la belleza en todas sus formas. 
A este manifiesto, le sigue la convocatoria para una protesta literaria callejera que 
partiría del jardín Corregidora con un contingente en su mayoría de artistas, estudiantes y 
algunos curiosos. “Alzamos por las calles la bandera del arte libre”
28
 recuerda Reyes. Por 
la noche, una velada de música y poesía en el teatro Arbeu, es precedida por el 
subsecretario de Instrucción Pública, Luis G. Urbina y el diputado Jesús Urueta. Todo un 
éxito. Las confrontaciones literarias se extenderían hacia algunos diarios culminando con la 
desaparición de la nueva revista. No sucede lo mismo con el grupo de jóvenes, que 
embriagados por el reconocimiento público continúan con sus tareas. 
 
La Sociedad de Conferencias. El arquitecto Acevedo propone organizar una serie de 
veladas, esta iniciativa toma forma en la Sociedad de Conferencias y Conciertos con el fin 
de tener “trato directo con el público, para hablar con ellos”29 asumiendo que ya contaban 
con un público atento a sus ocurrencias juveniles. El primer ciclo de conferencias se 
organiza en 7 sesiones que tendrán lugar cada dos miércoles en el Casino de Santa María la 
Ribera, un centro social abierto al público en uno de los barrios burgueses de la ciudad. El 
programa aparece en El Diario como sigue: 
Primera conferencia, miércoles 29 de mayo.- < La obra pictórica de Eugene 
Carriére> por Alfonso Cravioto.- < Scherzo > número 2 de Chopin ejecutado en el piano 
por Max Henríquez Ureña.- < La Dolora Campoamor > poesía inédita, Nemesio García 
Naranjo, recitado por su autor. 
 
Segunda conferencia, miércoles 12 de junio.- < La influencia de Nietzsche en el 
pensamiento moderno> por Antonio Caso.- número musical.- Poesía por Rafael López. 
 
 
27
 “Protesta Literaria” en Conferencias del Ateneo de la Juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando 
Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad 
Nacional Autónoma de México, 2000. p. 336. 
28
 Alfonso Reyes. op. cit, p. 201. 
29
 Idem. 
25 
 
Tercera conferencia, miércoles 26 de junio.- < Un clásico del SXX > por Pedro 
Henríquez Ureña.- número musical.- Recitación de una poesía inédita de Luis Castillo 
Ledón, por la señorita Sofía Camacho. 
 
Cuarta Conferencia, miércoles 10 de julio.- < La evolución de la crítica literaria>, 
por Rubén Valenti.- número musical.- Poesía, por Roberto Argüelles Bringas. 
 
Quinta conferencia, miércoles 24 de julio.- Poesía por Abel C Salazar.- <El 
porvenir de nuestra arquitectura>, por Jesús Acevedo.- número musical.- Poesía, por 
Eduardo Colín. 
 
Sexta conferencia, miércoles 7 de agosto,- Recitación por la señora Guadalupe 
Vivanco Uhthoff.- < La obra de Edgar Poe >, por Ricardo Gómez Robelo .- Nuúmero 
musical.- Poesía, por Alfonso Reyes. 
30
 
 
Este primer ciclo de conferencias, constituye una novedad para la época tanto en la 
forma de acercarse al público como en los contenidos que se alejan notablemente de los 
temas promovidos por el positivismo, éstos se presentan al público intercalados con 
números musicales. En cuanto a la concurrencia, fueron bien recibidos y como era de 
esperarse, predominaban los estudiantes, entre ellos José Vasconcelos quien figuraba entre 
los asistentes más asiduos atraído por la amistad de Caso y Eduardo Collin a quienes 
conoció en la escuela de jurisprudencia. Al poco tiempo Vasconcelos parte a Durango en 
busca de un empleo como funcionario que le dejara tiempo para sus estudios filosóficos, 
habiéndose dejado impresionar por su acercamiento a este grupo. 
 
Afición a Grecia. Reinó por aquellos días en el grupo una cierta afición a Grecia que según 
Reyes “era común, si no a todo el grupo, a sus directores.”
31
 a aquellas lecturas asistieron 
Antonio Caso, Alfonso Reyes, Jesús T. Acevedo, Rubén Valenti, Alfonso Cravioto, 
Ricardo Gómez Robelo y Pedro Henríquez Ureña, quienes a pesar de no haber recibido 
formación académica alguna sobre los clásicos se congregaron en torno a los autores 
griegos. Es así como Acevedo propone, nuevamente, una serie de lecturas encaminadas a 
presentar un segundo ciclo de conferencias sobre temas helénicos y que en su estudio 
pretendían abarcar “doce cantos épicos, seis tragedias, dos comedias, nueve diálogos, 
Hesíodo, himnos, odas, idilios y elegías, y otras cosas más con sus correspondientes 
 
30
 Susana Quintanilla op.cit, p. 63. 
31
 Alfonso, Reyes. op.cit, p. 201. 
26 
 
comentarios”. 
32
 Pedro, apodado Sócrates por esos días, se dio a la tarea de adquirir lostextos para el estudio así como a planear minuciosamente el ciclo que no llegó a 
concretarse debido a que quienes debían participar “preferían ir a los toros o a pasear por el 
centro de la ciudad”. Sin embargo, el pequeño grupo logró reunirse en algunas ocasiones 
con este propósito, siendo memorable una velada en el taller del arquitecto Acevedo a la 
que asistieron por lo menos cuatro de los integrantes de la Sociedad de Conferencias y 
Conciertos: Caso, Gómez Robelo
33
, Reyes, Hureña y claro está, el anfitrión. 
 
Una vez nos citamos para releer en común El banquete, de Platón. Éramos cinco o seis esa 
noche; nos turnábamos en la lectura cambiándose el lector para el discurso de cada 
convidado diferente; y cada quien la seguía ansioso, no con el deseo de apresurar la llegada 
de Alcibíades, como los estudiantes de que habla Aulio Gelio, sino con la esperanza de que 
le tocaran en suerte las milagrosas palabras de Diótima Matinea […] La lectura acaso duró 
tres horas; nunca hubo mayor olvido del mundo de la calle, por más que ocurría en un taller 
de arquitecto, inmediato a la más populosa avenida de la ciudad. 
34
 
 
Estas reuniones coinciden con la partida de los hermanos Henríquez Ureña del 
departamento que ocupaban en la calle de Soto luego que Pedro fuera despedido de El 
Diario y tomara un empleo en la sección de siniestros de la compañía de seguros La 
Mexicana, razón por la que el joven dominicano se vio obligado a recortar sus gastos así 
como las amistades que frecuentaban el salón de su antigua vivienda. Por estos días 
comparte con Alfonso Reyes y Antonio Caso lo que llamaría “Días alcióneos” en alusión al 
mito griego de Alcione y que de acuerdo con la doctora Susana Quintanilla traslada a los 
jóvenes a esos días de calma que no conocen las tempestades y que por ello pueden ser 
“dedicados al cultivo de la amistad, la lectura, las disquisiciones filosóficas, y la 
experimentación literaria.”
35
 Todo esto tiene lugar durante la transición del otoño al 
 
32
 A. Reyes/P.Henríquez Ureña, Correspondencia, I. 1907-1914. Edición José Luis Martínez, México, Fondo 
de Cultura Económica, 1986. p. 74. 
33
 Ricardo Gómez Robelo, “Rodión”. Abogado, ensayista, traductor, político. Vinculado al Ateneo a lo largo 
de toda su trayectoria. Antimaderista y colaborador de Huerta como procurador de la República. Al triunfo de 
la revolución Constitucionalista parte hacia Estados Unidos en donde permanecerá hasta 1921. Tomado de 
Fernando Curiel. El Ateneo de la Juventud (A – Z) 
34
 Pedro Henríquez Ureña. “La Cultura de las Humanidades” en Conferencias del Ateneo de la Juventud, 
Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de 
Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000., p.157. 
35
 Susana Quintanilla. op.cit. p.79 
27 
 
invierno de 1907, estos días quedarán reseñados por Pedro en la Revista Moderna de 
México con el título “Días alcióneos”, texto que invariablemente dedica a Caso y Reyes. 
Manifestación en memoria de Barreda. A finales de 1907, el doctor Vásquez Gómez 
médico de cabecera de Don Porfirio y miembro de la Comisión de Educación de la Cámara 
de Diputados, hace publicar un folleto en el que retoma la posición católica en contra del 
proyecto de Barreda, es decir, en contra de la educación positivista y en alusión directa a la 
Escuela Nacional Preparatoria. Este hecho agita nuevamente a la intelectualidad mexicana 
sea positivista, modernista, postmodernista… 
Se fragua un nuevo incidente de orden público en el interior de la Sociedad de 
Conferencias y esta vez se planea hacerlo a lo grande, se convoca “a los liberales y 
estudiantes de la República” El programa: comenzaría a primeras horas del día con una 
ceremonia en el salón de actos de la Escuela Nacional Preparatoria presidida por su 
director Porfirio Parra y en la que discurren algunos jóvenes oradores, a continuación se 
dirigen en procesión al teatro Virginia Fábregas en donde se despliega otro contingente de 
oradores. Al final del día, el Teatro Arbeu, velada en la que se apersonó el presidente Díaz 
escoltado por el ministro de Hacienda, Limantour y el de Instrucción Pública, Sierra, quien 
pronuncia como último número, un discurso con el que termina por deponer al positivismo 
oficial. A lo largo de este homenaje a Barreda se enalteció su memoria y fue reconocida su 
labor como educador y fundador de la Escuela Preparatoria, como libertador y visionario. 
En este escenario, se verán agraviados los positivistas recalcitrantes y el clero, que serán, en 
esta ocasión, el blanco contra el que arremeten los manifestantes. Es de notarse que esta 
serie de actos amén de realizarse bajo la protección oficial, evidencian la creciente cercanía 
entre el Ministro Sierra, cuyo positivismo había menguado, y los jóvenes disidentes. 
 
Segundo ciclo de conferencias. La del Conservatorio. Una clara muestra de la 
complicidad surgida entre los integrantes de la Sociedad de Conferencias y Justo Sierra, es 
que para celebrar el segundo ciclo de conferencias queda a disposición del grupo el 
auditorio del Conservatorio Nacional que dependía, directamente, de la Secretaría de 
Instrucción Pública, siendo así, un recinto oficial. Incluso, es probable que este segundo 
ciclo se organizara para aprovechar los beneficios de esa nueva amistad. Ya que a 
diferencia de las conferencias que con tanta minucia se habían planeado sobre temas 
28 
 
helénicos, este nuevo ciclo parece haber salido con algo de premura dado la aparición de 
nuevos conferencistas y la clausura prematura del ciclo por incumplimiento del último de 
ellos. 
 
 El programa de esta segunda serie en 1908: 
 
1. Primera Conferencia, miércoles 18 de marzo.- <Max Stiner y el individualismo 
exclusivo> por Antonio Caso. 
 
2. Segunda Conferencia, martes 28 de marzo.- <La influencia de Chopin en la música 
moderna> por Max Henríquez Ureña. 
 
3. Tecera conferencia, miércoles 1º de abril <Gabriel D´Annunzio> por Genaro Fernández 
Mac Gregor. 
 
 4. Cuarta Conferencia, miércoles 8 de abril <José María de Pereda> por Isidro Fabela. 
 
 5. Quinta Conferencia, miércoles 22 de abril <Arte, ciencia y filosofía>, por Rubén Valenti 
 
El año de 1909 fue crucial para el país y como bien dijera Pedro Henríquez Hureña, 
la política en México pronto se hizo muy “absorbente.” Éste, al lado de Reyes, pugnaron 
porque las labores del Ateneo se mantuviesen siempre al margen de la política. 
 
Antonio Caso. Conferencias sobre el positivismo. Esta serie, a pesar de haber sido dictada 
por Caso en solitario, durante siete viernes consecutivos entre julio y agosto de 1909 en el 
salón El Generalito de la Escuela Nacional Preparatoria se contempla como un acto de la 
Sociedad de Conferencias. La serie fue reseñada en La Revista Moderna por Henríquez 
Hureña quien califica las primeras tres de decepcionantes por tratarse de una presentación 
histórica del positivismo en lugar de la esperada crítica. Sin embargo, para las cuatro 
conferencias restantes, Caso opta por abordar al “positivismo independiente” y 
reivindicarse como orador ante sus compañeros conferencistas alzando su voz para 
“destruir en un ciclo de conferencias toda la labor positivista de los anteriores 30 años”, en 
palabras de Vasconcelos. Al respecto, Pedro escribe un segundo artículo para dar noticia 
de estas últimas conferencias y reconoce a favor del orador la proeza de haber hecho oír la 
voz de la metafísica en los confines de la Preparatoria. 
29 
 
La Sociedad de Conferencias y el grupo que las organizó “constituyen uno de los 
hechos que fueron prolegómenos de la honda renovación social que un momento después 
estallaría para dar lugar a una etapa de nuestra historia.”
36
 Las actividades de la sociedadde 
conferencias, en este sentido pueden leerse más que combativas constructivas, ya que en 
lugar de encauzar sus fuerzas en atacar al sistema que por sí solo estaba llegando a su fin, 
se dedicaron a ampliar los horizontes de su conciencia y, en su interacción con el público, 
la de los mexicanos preparando así el terreno para las transformaciones que se 
aproximaban. 
 
El Ateneo de la Juventud. 
 
Aquel momento feliz para la juventud mexicana –el momento de la revista Savia Moderna y 
de la Sociedad de Conferencias- pasó pronto. Con más brío, con mayor solidez, vendría el 
Ateneo; la edad de ensueño y de inconsciencia había terminado: el Ateneo vivió entre 
luchas y fue, en el orden de la inteligencia pura, el preludio de la gigantesca transformación 
que se iniciaba en México. 
37
 
 
El párrafo anterior, es citado por Rojas Garcidueñas pero las palabras son de un 
Pedro Henríquez Ureña, que en 1927 evoca el tiempo en que el mismo Caso, tras salir 
triunfante del ciclo del Generalito, propone a sus compañeros dar nacimiento a una 
asociación no escolar e independiente del gobierno, un ateneo. La propuesta fue recibida 
con agrado por un pequeño grupo: Rafael López, Acevedo, Reyes y Henríquez Ureña, y 
sin mayor preámbulo, el 28 de octubre de 1909 tiene lugar la sesión fundacional: 
 
Anoche se fundó, por idea de Caso, un “Ateneo de la Juventud”. Se han escogido 30 socios. 
Invitamos Caso, Acevedo, Alfonso, Rafael López y yo; concurrieron Carlos González, Luis 
Castillo, Parrita, Cravioto, Emilio Valenzuela, Juan Palacios, Jenaro Fernández, Fabela, 
Nacho Bravo Betancourt, Guillermo Novoa, Vasconcelos y Eduardo Pallares; además están 
invitados Rubén Valenti, Lozano, García Naranjo, Abel Salazar, Roberto Argüelles 
Bringas, Colín, Xicoy, Marcelino Dávalos, el licenciado César, el manco Escobar y 
Everisto Ariza. Salimos, presidente, Caso, tesorero Bravo, secretario, yo. Se abrieron tres 
secciones: Literatura y Artes, Sociales e Historia y Filosofía.
38
 
 
 
36
 José Rojas Garcidueñas. op. cit. p. 69. 
37
 Ibidem, p. 71. 
38
 Fernando Curiel. La Revuelta… op,cit. p. 230. 
30 
 
Tan sólo unos días después, el 3 de noviembre, una pequeña comisión elabora un 
proyecto de estatutos que resulta en 31 artículos divididos en seis capítulos: I: De la 
asociación y sus fines; II: De los socios; III: De la directiva; IV: De la comisión resultora; 
V: De los fondos y su inversión; VI: Disposiciones generales. El propósito principal del 
Ateneo sería trabajar en pro de la cultura intelectual y artística de México. En cuanto al 
número de socios, existen diversas discusiones y muy diversas cuentas de entre las cuales el 
historiador Álvaro Matute, llega a enumerar en las filas ateneístas hasta 69, miembros todos 
con nombre y apellido representantes de distintas disciplinas. 
Como bien señala José Rojas Garcidueñas, resulta difícil conocer de manera precisa 
las actividades del grupo debido a que “su vida fue breve e irregular, como fue agitado y 
trágico el tiempo en el que existió” y a decir de Reyes, las sesiones públicas del Ateneo se 
celebraron en su mayoría en el salón de actos de la Escuela de Derecho quincenalmente y a 
lo largo de varios años. El Ateneo de la Juventud no llegó a contar con un local ni con una 
publicación propios, a pesar de haber proyectado fundar una revista, sin embargo, al igual 
que sucediera con el salón, recibió pronto cobijo en la Revista Moderna que saludó a la 
nueva organización con “gran compañerismo” a sabiendas de que sus integrantes 
publicaban en ella incluso antes de Savia. Por el momento la organización no precisa de 
más ya que las sesiones consistían en la lectura en voz alta de textos preparados para la 
ocasión. 
En suma, es así como transcurren los primeros meses de vida del Ateneo durante los 
cuales existe el registro de una velada organizada en honor del historiador y jurista español 
Rafael Altamira y Crevea, celebrada el 26 de enero de 1910 en la Escuela Nacional 
Preparatoria, esta sesión fue presidida por el mismo ministro Sierra, el subsecretario 
Ezequiel A. Chávez y Porfirio Parra, presidente de la preparatoria.
39
 
Con el entusiasmo renovado por la creación de esta sociedad, los jóvenes retoman 
sus lecturas íntimas. En esta ocasión, los autores y corrientes que estudia y discute el grupo, 
van más allá de los clásicos helénicos, en general se sintieron atraídos por los diversos 
autores que censuraba el positivismo. En ausencia de Acevedo, que parte a Europa poco 
después de la fundación del Ateneo como parte de una comitiva que estudiaría los 
proyectos arquitectónicos europeos con miras a construir un museo de artes y un palacio de 
 
39
 Susana Quintanilla. op. cit, p. 225. 
31 
 
justicia en México, la biblioteca de Antonio Caso y la casa de Alfonso Reyes fueron el 
escenario de estas reuniones; cuenta de ello, nos da José Vasconcelos en su Ulises Criollo: 
 
En la casa de Alfonso Reyes, circundados de libros y estampas célebres, disparatábamos 
sobre todos los temas del mundo. Preocupados, sin embargo, de poner en orden nuestro 
divagar y buscando bases distintas de las comtianas, emprendimos la lectura comentada de 
Kant. No logramos pasar de la Crítica de la razón, pero leímos ésta, párrafo a párrafo, 
deteniéndonos a veces en un renglón. Luego, como descanso y recreo de la tarea formal 
leíamos colectivamente El banquete o el Fedro. Llevé yo por primera vez a estas sesiones 
un doble volumen de diálogos de Yajnavalki, y sermones de Buda en la edición inglesa de 
Max Müller, por entonces reciente. El poderoso misticismo oriental, nos abría senderos más 
altos que la ruin especulación científica. El espíritu se ensanchaba en aquella tradición ajena 
a la nuestra y más vasta que todo el contenido griego. El Discurso del método cartesiano, 
las obras de Zeller sobre filosofía griega, Windelband, Weber, Fouillée en la moderna, con 
mucho Schopenhauer y Nietzsche por mi parte y bastante Hegel por la de Caso, tales eran 
los asuntos de nuestro bisemanal departir. 
40
 
 
De acuerdo con las investigaciones de la doctora Susana Quintanilla, los asistentes 
asiduos a estos cenáculos eran Caso, Hureña, Reyes y el nuevo en el grupo, el mismo que 
rememora, Vasconcelos, quien había regresado de Durango y se integraba inmediatamente 
al grupo central de la asociación ateneísta. 
 
1910, año del Centenario. El año del centenario fue de grandes festejos en cuyos 
preparativos se vieron envueltas –desde el año de 1907- todas las secretarías, los gobiernos 
estatales y municipales así como las embajadas de los 23 países con los que México 
mantenía relaciones diplomáticas. Como parte de ello, se presentó una antología en dos 
tomos de la literatura producida en México a lo largo de su primer ciclo de vida 
independiente. En la dirección del proyecto estaba Justo Sierra, quien delegó las tareas de 
su ejecución a Luis. G. Urbina quien a su vez contrata como auxiliares a Nicolás Rangel, un 
conocedor de los acervos de la Biblioteca Nacional y al joven Ureña, lo que le permite 
renunciar al empleo que sostenía en la compañía de seguros para dedicarse de tiempo 
completo a este proyecto. 
No faltó, dentro del amplio programa de los festejos oficiales, la actuación del 
Ateneo de la Juventud con una serie de seis conferencias. En el programa de estas 
 
40
 Idem. 
32 
 
conferencias celebradas en la Escuela Nacional de Jurisprudencia destacan, debido a las 
circunstancias, temas de nacionalismo e iberoamericanismo mismos que serán en adelante, 
de los principales temas de estudio del grupo acrecentando su interés por dibujar la silueta 
de una identidad nacional : 
 
1. La filosofía moral de Eugenio M. De Hostos, por Antonio Caso. 
2. Los poemas

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