Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE PEDAGOGÍA “EL ATENEO DE LA JUVENTUD Y LA ESCUELA NACIONAL DE ALTOS ESTUDIOS” TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN PEDAGOGÍA PRESENTA: GUILLIAN LÓPEZ CANELA ASESOR: DR. FERNANDO CURIEL MÉXICO D.F. 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Mis más sinceros agradecimientos: A mi Maestro Choa Kok Sui A mi madre, Martha Canela Sosa Al Dr. Fernando Curiel por la inspiración A la Mtra. Pilar Martínez y a la Dra. Tere Durán por su invaluable apoyo durante mi paso por la facultad A la Doctora Clara Carpi y a la Mtra. Glenda Cabrera por sus oportunas observaciones A la familia y amigos que de alguna forma se mantuvieron cerca durante este proceso Índice Introducción 1. I. Contexto Histórico 4. II. Semblanza del Ateneo de la juventud 20. III. La Universidad 33. IV. El Ateneo de la Juventud y su relación con la Escuela Nacional de Altos Estudios 45. V. Legado ateneísta 68. A manera de conclusión 78. Fuentes consultadas 83. 1 INTRODUCCIÓN En el presente trabajo se abordará específicamente el tema de El Ateneo de la Juventud en su relación con la Escuela Nacional de Altos Estudios cuyos objetivos principales al momento de su creación en 1910 serán los de perfeccionar los estudios superiores, realizar investigación científica y formar profesores, resaltando que este ambicioso proyecto, persigue el mismo objetivo que impulsó años atrás al grupo de ateneístas a trascender sus pequeños cenáculos; el de crear un espacio para el estudio y la profesionalización de las humanidades, mismo que se logra concretar al sumar esfuerzos en la creación y ocupación de la Subsección de Estudios Literarios (posteriormente Facultad de Filosofía y Letras). Para que lo anterior sucediera, tuvieron que hacerse modificaciones al proyecto inicial adaptándolo a los recursos así como a las circunstancias, dando como resultado el primer plan de estudios de la Escuela. El Ateneo de la Juventud: asociación de jóvenes que en momentos de revolución se ocupó de la cultura, expandiendo los límites del pensamiento de la época. “Significa que una minoría selecta, ávida de salud intelectual y espiritual, se separa de la gran masa estudiantil educada en el positivismo, para respirar una cultura más amplia”. 1 El periodo de gestación de El Ateneo se ubica hacia el año de 1906 en la ciudad de México; a partir de aquí surgirá la Sociedad de Conferencias que poco después se convierte en El Ateneo de la Juventud para finalmente en 1912 reestructurarse en El Ateneo de México antes de su separación en 1914, que si no de manera definitiva, sí crucial para la trayectoria del grupo ya que coincide con la culminación de un ciclo mayor en la historia de México. Partiendo del trabajo de investigación realizado por la doctora Susana Quintanilla que aborda a detalle la conformación del grupo, los lazos que los unieron y las motivaciones que tuvieron los jóvenes en sus primeros años, es decir, durante sus primeras andanzas como colectividad, resultará más sencillo entender esta etapa del ya conformado Ateneo que manifiesta la necesidad de formalizar el trabajo que había venido realizando en años anteriores, así como entender la manera en que se presenta la oportunidad que les brinda la creación de la Escuela Nacional de Altos Estudios para ello, cómo ésta es recibida 1 Conferencias del Ateneo de la Juventud. Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse. Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p. 7. 2 por el grupo y llevada hasta sus límites dentro de las condiciones que para ese momento ofrecía el revolucionado país. Es en esta nueva institución que se sentarán las bases para la futura reconstrucción del mismo. Aunque en este afán se verán involucrados numerosos ateneístas, ya sea como profesores o como administrativos, a la cabeza de los mismos se encuentran: Antonio Caso, Jesús Acevedo, Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes, quienes desde tiempo atrás perfilaron al grupo en dicha dirección. Más adelante, hacia los festejos del centenario, se les une José Vasconcelos que será el encargado de dar continuidad a esta labor. Tomando en cuenta que desde la naciente institución sería posible ampliar considerablemente el radio de influencia del grupo y por supuesto de las humanidades, es factible considerar que la toma de la Universidad se encaminara también a dar un nuevo rumbo a la educación en el país y a la vida nacional en su conjunto. Es por eso que en la Escuela Nacional de Altos Estudios se ve culminada la tarea grupal, ya que es donde conseguirá una verdadera trascendencia al encabezar la formación universitaria que sigue permeando la vida académica y cultural aún en estos días. Esta tarea no fue una labor sencilla en ninguno de sus aspectos debido a las inestables condiciones políticas y sociales en las que se encontraba inmerso el país y a las resistencias que enfrentaba la recién creada Universidad Nacional de México que aún luchaba por construirse al margen del devastado edificio positivista. Los ateneístas, deben enfrentar también las vicisitudes que sobrevienen al interior del grupo que en estos años deja de ser El Ateneo de la Juventud para convertirse en El Ateneo de México y otorga su presidencia al triunfante revolucionario maderista José Vasconcelos, quien contribuye a modificar sustancialmente la actividad del grupo. Desde el punto de vista pedagógico, resulta un tema sumamente rico puesto que al no existir en el país un antecedente en el estudio formal de las humanidades desde la época colonial, la Escuela Nacional de Altos Estudios, a pesar de contar con grandes ideales concebidos en el papel por sus creadores (el Ministro Justo Sierra y Ezequiel A. Chávez así como por parte de los ateneístas quienes disponían de alguna experiencia producto de su práctica como escritores, críticos y conferencistas), dicha Escuela no contaba al momento de su creación con una estructura administrativa ni con planes y programas de estudio. Esta estructura tendrá que formarse día a día en el ejercicio hacia la profesionalización. 3 Es precisamente este proceso lo que constituirá el objeto de estudio del presente trabajo, teniendo como eje las siguientes interrogantes: ¿qué enseñaban?, ¿quién enseñaba?, ¿a quién se enseñaba?, ¿qué grados académicos se otorgaban? Y, sobre todo, en qué medida los ateneístas guiaron o influyeron este proceso de acuerdo a las concepciones que como grupo se habían formado en relación a lo que debería de ser la profesionalización del estudio de las humanidades en una institución universitaria, en contraste con la idea que concibieran inicialmente sus creadores. Para ello es preciso conocer la situación que se vivía en México, especialmenteen la ciudad capital, su vida y su cultura. Mismas que permiten el nacimiento de un grupo tan particular como el del Ateneo así como el de una institución como la Universidad Nacional de México. 4 CAPÍTULO I. CONTEXTO HISTÓRICO. El México revolucionario. El periodo histórico en el que se gesta y prospera El Ateneo de la Juventud, es esencialmente un periodo de transición. Ya durante los últimos años del régimen porfirista, los signos de decadencia resultan evidentes para los corazones inquietos que no disponen de las condiciones para manifestarse y que dejaron sentir su necesidad de cambio en todos los ámbitos nacionales. El porfiriato comprende el periodo que va de 1877 a 1911, durante el cual, Porfirio Díaz ejerció el poder de manera dictatorial apoyado en una enmienda a la constitución que permitía la sucesión de mandatos presidenciales. Durante estos años cumplió con su principal objetivo: pacificar al país, lo que consiguió implantando un orden que permitió alcanzar cierta estabilidad y “progreso”, a la par de una relativa prosperidad que favoreció únicamente a los ricos hacendados y terratenientes así como a los inversionistas extranjeros. Los mayores logros del régimen: mejoras en materia económica que dieron como resultado estabilidad de la moneda nacional frente al dólar, la construcción de las vías ferroviarias que conectaron al país con lo que se dio impulsó al comercio, así como el fortalecimiento de las relaciones internacionales. A este casi perpetuo, pero frágil estado de “paz”, le sobrevino un estancamiento en el resto de la vida nacional. Cabe mencionar que las bases de la Nación que heredaría este régimen fueron erigidas durante el periodo precedente, el de la Reforma. Acerca del porfiriato, José Vasconcelos escribe en “El movimiento intelectual contemporáneo”: La Administración de este déspota enseña a burlar el funcionamiento de las instituciones, nada prepara, nada crea, sólo aprovecha una prosperidad material obtenida a costa de un verdadero remate de las riquezas públicas. En este periodo, la cultura, como el capital y el poder, se encuentra en reducidos grupos, se convierte en prenda de lujo; cosa de ejercer 5 influencia sobre las masas. Lo poco que hay de valor en la época se explica por el impulso del periodo antecedente. 2 En el año de 1908, el periodista James Creelman entrevista al presidente Porfirio Díaz, quien declara estar dispuesto a dejar el poder ya que considera que la clase media es lo suficientemente madura, para elegir libremente y sin uso de violencia a sus gobernantes. Así, en esta entrevista da la bienvenida a cualquier partido de oposición –ignorando las manifestaciones ya existentes- para dar paso a una nueva etapa democrática en el país y afirma que no buscará nuevamente la reelección. “Ella, la clase media, tenía toda la razón o sólo la tenía en parte. La tenía, porque si bien esa clase no era mayoritaria, sí resultó lo suficientemente emprendedora para originar, encauzar y dirigir, no una democracia, sino una revolución”. 3 En respuesta a dicha declaración y a la nueva candidatura del dictador, en octubre del mismo año Francisco I. Madero, hijo de una próspera familia de empresarios en Parras, Coahuila, publica el libro La sucesión presidencial en 1910; posteriormente se postula como candidato presidencial por el Partido Nacional Antirreeleccionista, que él mismo contribuyó a crear, teniendo como lema “Sufragio efectivo, no reelección”, mismo que había usado años atrás Díaz contra Juárez resultando vencido éste en las elecciones. A partir de ahí, Madero emprende la primera campaña política en el país, recorriendo las principales ciudades de la República. No obstante, Porfirio Díaz logra la reelección y el 21 de agosto de 1910 es declarado presidente, Madero intenta negociar con él pero es encarcelado y puesto en libertad unos meses después en San Luis Potosí desde donde redacta con sus colaboradores el Plan de San Luis en el cual, los rebeldes desconocen el resultado de las jornadas electorales y llaman a una insurrección general para el 20 de noviembre del mismo año a las 6 de la tarde. Madero escapa a Texas mientras que a lo largo del territorio Mexicano se levantan en armas varias regiones del país respondiendo a diferentes injusticias y aprovechando la inestabilidad creada; Doroteo Arango (PanchoVilla) y Pascual Orozco en Chihuahua, en 2 José Vasconcelos. “El movimiento intelectual contemporáneo de México” en Conferencias del Ateneo de la Juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p. 127. 3 Álvaro Matute. La Revolución Mexicana, actores, escenarios, acciones, México, Secretaría de Gobernación- Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1993. p. 56. 6 Puebla, Aquiles Serdán (primer mártir de la revolución); Coahuila y Durango, seguidos al cabo de un mes por Emiliano Zapata en Morelos, quien causa eco en Guerrero, Puebla y Michoacán. Para enero de 1911, los hermanos Flores Magón se alzan en Baja California y los hermanos Figueroa en Guerrero. En el mes de abril de 1911, se encuentran levantados grupos revolucionarios en 18 estados del territorio nacional. Para el gobierno de Díaz resulta imposible controlar la situación, Madero nuevamente intenta negociar pero al no ser escuchado, las tropas revolucionarias cercan y toman Ciudad Juárez ahí, Madero es declarado presidente provisional de la República. Ante la creciente ocupación de territorios por los insurgentes, Díaz renuncia a la presidencia el 25 de mayo, quedando Francisco León de la Barra como presidente provisional hasta el 7 de junio; Madero entra a la capital en donde convoca a elecciones para el 1º de octubre de las cuales resulta formalmente electo y asume la presidencia. La posición moderada y conciliadora para con los porfiristas que Madero adopta desalentó a quienes esperaban que la revolución trajera consigo transformaciones radicales. Muchos revolucionarios se sintieron defraudados, entre ellos Emiliano Zapata quien proclama el Plan de Ayala con el que exige la restauración de los derechos agrarios y desconoce a Madero como presidente. Durante los quince meses que duró su gobierno, Madero enfrentó múltiples problemas: rebeliones armadas, huelgas, conspiraciones e intrigas. Entre aquellos que se sublevaron contra su gobierno estuvieron Bernardo Reyes, ministro de guerra durante el porfiriato y Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz. Ambas rebeliones fracasaron y Madero encarceló a los rebeldes, perdonándoles la vida. Se opusieron a este nuevo gobierno senadores, terratenientes y extranjeros quienes se valieron de la prensa de oposición para atacar constantemente al presidente, lo cual influyó de manera decisiva al incitar la desconfianza de la opinión pública en contra del régimen. El maderismo no satisfacía los intereses de los Estados Unidos y durante todo el año de 1912, el presidente William Taft, instigado por su embajador en México Henry Lane Wilson, amenazó y atacó al gobierno de Madero por diferentes medios. Finalmente, el 9 de febrero de 1913, la Escuela Militar de aspirantes de Tlalpan y la tropa del cuartel de Tacubaya se levantaron en armas contra el gobierno. Hasta entonces, la ciudad de México había permanecido lejana al campo de batalla y, por vez primera, conoció la muerte de civiles en sus calles. 7 Una de las primeras maniobras de los sublevados, al mando de los generales porfiristas, fue liberar a Félix Díaz y Bernardo Reyes. Los rebeldes se dirigieron al Palacio Nacional y en uno de los primeros combates “cayó” Reyes. Mientras tanto, el presidenteMadero salió del Castillo de Chapultepec rumbo a Palacio Nacional, escoltado por cadetes del Colegio Militar en compañía de algunos secretarios de estado y amigos (Marcha de la Lealtad). Durante una pausa que hizo frente al Teatro de Bellas Artes, el presidente cometió un error lamentable: nombró comandante militar de la plaza a Victoriano Huerta. Al llegar a Palacio, Madero organizó la defensa, sin embargo, el 17 de febrero sería hecho prisionero junto con el vicepresidente José María Pino Suárez a manos del recién nombrado comandante. El papel del embajador Wilson durante este episodio fue deplorable. Cuando Madero y Pino Suárez fueron aprehendidos, Wilson ofreció a Huerta y a Díaz el edificio de la embajada norteamericana para que llegaran a los acuerdos finales, en lo que se llamó el “Pacto de la Embajada”; en dicho pacto se desconocía al gobierno de Madero y se establecía que Huerta asumiría la presidencia provisional antes de 72 horas. Acto seguido, se presentaron las renuncias del presidente y vicepresidente ante un Congreso reunido en sesión extraordinaria; mismo que nombró presidente a Pedro Lascuráin, ministro de Relaciones Exteriores, quien a su vez renunció y nombró presidente a Victoriano Huerta. Desde su aprehensión, Madero y Pino Suárez permanecieron en el Palacio Nacional esperando en vano un tren que los conduciría al puerto de Veracruz, de donde se embarcarían a Cuba, hacia el exilio. La noche del 22 de febrero Madero y Pino Suárez serían trasladados a la Penitenciaría de Lecumberri; en el trayecto se simuló un ataque y los prisioneros fueron asesinados. La ciudad se levantó con la noticia “Ya mataron a Madero”, y aunque la primera reacción fue de indignación, la mayoría de los habitantes de la capital se alegraron del cese de las hostilidades, se lanzaron jubilosos a las calles, adornaron las fachadas de sus casas y, en unión con la prensa, ensalzaron a los vencedores y condenaron a los caídos. Durante el breve periodo de gobierno de Madero, floreció en el país: … el más importante experimento democrático surgido hasta entonces en México y el ambiente de libertad que logró crear en poco tiempo ayudó a que las masas se movilizaran también por sus demandas. Claro que todo ello contribuyó también a la caída de Madero 8 como es bien sabido, pero no por obra de las masas, sino de los porfiristas mismos, que, aún sin Don Porfirio, habían conservado todas sus posiciones políticas. 4 Aparentemente, la tranquilidad volvió a la ciudad de México. La alta burguesía, integrada por terratenientes, banqueros, comerciantes e industriales, vio el fin de aquellos días de horror con beneplácito, como la mayoría de la gente, y con la confianza en que el nuevo gobierno restablecería las condiciones políticas, sociales y económicas en las que habían prosperado. Sin embargo, pronto verían que este nuevo gobierno no sería como esperaban. El mandato de Huerta se prolongó de febrero de 1913 a julio de 1914 y pretendió establecer una dictadura militar en el país, por lo que comenzó premiando a sus aliados en el golpe de Estado. Dirigió sus esfuerzos a aumentar los efectivos del ejército federal a un tamaño hasta entonces desconocido, desencadenó el terror persiguiendo a los antiguos maderistas y a todos los enemigos de su gobierno, consiguiendo incrementar la lucha revolucionaria. Como parte de su estrategia, buscó militarizar la burocracia, las escuelas y la universidad, desde profesores hasta alumnos, aunque en la práctica no significó más que nuevos uniformes y algo de gimnasia sin prestar mayor atención al contenido propiamente educativo. Durante este periodo traicionó a los “felicistas” a quienes había prometido realizar elecciones presidenciales para entregar la presidencia a Félix Díaz, a cambio de ello, fueron perseguidos hasta el exilio. Este gobierno gozó por tiempo limitado del apoyo del gobierno de los Estados Unidos de América ya que el entrante presidente Woodrow Wilson, le negó su reconocimiento y manifestó una actitud por demás hostil ante el gobierno de Huerta, misma que se dejó ver en los incidentes ocurridos entre este país y México en Tampico, en donde se produjo la captura de los miembros de la tripulación de un buque estadounidense y la invasión estadounidense en el puerto de Veracruz. El 26 de marzo de 1913, el entonces gobernador del estado de Coahuila, don Venustiano Carranza, secundado por un pequeño grupo, se levanta en armas en contra del gobierno usurpador y proclama el Plan de Guadalupe, en dicho documento, se desconoce a Huerta como presidente al tiempo que se retoman los más elevados principios de la 4 Arnaldo Córdoba. La Ideología De la Revolución Mexicana. México, ERA e Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, 1973. p. 22. 9 revolución. Se crea el Ejército Constitucionalista y es nombrado Venustiano Carranza como su jefe máximo. A pocos meses, el “Plan de Guadalupe” fue modificado por el “Pacto de Torreón”, en el cual se concede a Francisco Villa autoridad militar en el norte de México y se añaden reivindicaciones sociales al plan original. La revolución agraria del sur reconoce como jefe supremo a Emiliano Zapata después de que Pascual Orozco traicionara la causa de la revolución al unirse a Huerta. Estos acontecimientos, obligaron a Victoriano Huerta a presentar su dimisión ante el Congreso el 15 de julio de 1914. A pesar de la agitación nacional que reinó durante los años de combate armado, la ciudad de México conserva su vida habitual matizada por los lejanos ecos revolucionarios. Durante este periodo, encontramos una ciudad que se recorre a pie entre horizontes de lagunas próximas y grandes montañas lejanas, con apenas medio millón de habitantes, contando a quienes vivían en los pueblos de Tacubaya, Coyoacán, Mixcoac, San Ángel, Tlalpan y Azcapotzalco. La vida cultural en la urbe, se limitaba a cuatro teatros de primera importancia: el Principal, el Arbeu, el Hidalgo y el Renacimiento así como otros de menor relevancia. En su mayoría, se encontraban consagrados al género dominante que era el teatro lírico (musical): la ópera, la opereta y la zarzuela dejando poco espacio para la exploración de otros géneros teatrales. Las orquestas que existían en México se dedicaban principalmente a trabajar en los teatros líricos lo que, por desgracia, dejaba fuera la música instrumental en su forma sinfónica sin embargo, encontramos la titánica labor de Carlos J. Meneses quien implantó de manera definitiva el género instrumental universal en México, fundando y dirigiendo por diez años la “Orquesta del Conservatorio” cuyo recinto se convertiría en un oasis para la generación del Ateneo. En materia de pintura, predominaba el academicismo exacerbado, sólo capaz de producir “una especie de grandes fotografías a color” sin embargo, la pintura contó también con notables excepciones: el Doctor Atl y Alfredo Ramos Martínez. De acuerdo con el humanista José Rojas Garcidueñas. Éste es el esbozo del ambiente cultural que se vive en la ciudad de México alrededor de 1900. 5 En materia de educación, las ideas que serían ostentadas por el porfiriato, fueron instituidas durante la República Restaurada, a partir de ahí el nuevo régimen favoreció en 5 José Rojas Garcidueñas. El Ateneo de la Juventud y la Revolución, México, Biblioteca del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1979. pp. 14-24 10 gran medida a la educación superior, aunque públicamente la enseñanza elemental figurase como prioritaria. Para dar cuenta de esto: “en 1900 el Estado gastó 121 pesos por habitante en educación superior y tan sólo 7 en la primaria”6 debido principalmente a las necesidades del régimenpara integrarse a la modernidad, requería profesionistas y técnicos preparados. En palabras de Justo Sierra “La enseñanza superior es el ideal; todas las demás no deben considerarse sino preparatorias”. 7 Sin embargo, pese a la prioridad en el presupuesto, no se dejó de lado la costumbre de traer profesionistas de otros países para encargarse de las tareas de modernización, y en el seno del Consejo Superior de Instrucción Pública se trataba de limitar el crecimiento del “proletariado intelectual” debido a que no había suficientes fuentes de empleo y los profesionistas terminaban por trabajar en la burocracia desperdiciando así el dinero que el Estado había invertido en su formación académica. Como es de notarse fue en la capital en donde se vivió de manera más intensa la vida intelectual, cultural y académica del país. Se contaba aquí con las Escuelas Nacionales de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, Superior de Comercio y Administración, de Agricultura y Veterinaria, de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música y Declamación, así como con las escuelas militares y las normales. Dada la poca demanda y la falta de recursos en las entidades con respecto a la educación superior, los estudiantes de provincia tuvieron todas las facilidades para continuar sus estudios superiores en la capital a través de becas que otorgaba la federación y los gobiernos estatales, o bien por sus propias familias. “En 1907 el 55% de todos los estudiantes de las escuelas profesionales estudiaban en la capital”. Sin embargo no podría hablarse de una educación superior a nivel de masas ya que la población que accedía a la misma era una pequeña minoría privilegiada tomando en cuenta que en 1910 el 85% de la población adulta era analfabeta y que tan solo el 0.55% de la población se dedicaba a ejercer alguna profesión. 8 6 Mílada Bazant. Historia de la educación durante el porfiriato, México, El colegio de México, 1993. p. 218. 7 Justo Sierra. La Educación Nacional; artículos, actuaciones y documentos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1948. p. 121. 8 Mílada Bazant. op. cit, p. 220. 11 Un poco de positivismo Como teoría, el positivismo nace en Francia con Augusto Comte, exponente de la burguesía que surge a partir de la Revolución Francesa; su principal preocupación se centró en torno al estudio de la sociedad y el principio de la ciencia positiva. Teniendo como base estos dos ejes Comte elabora una propuesta contrarevolucionaria-conservadora, valiéndose de la razón y la ciencia para establecer un ideal de nuevo orden social estático, en el que los intereses de su clase se verían justificados. De acuerdo con el autor, del estudio empírico de los procesos históricos se revela una ley Universal que denominó “ley de los tres estadios” misma que rige el desarrollo de la humanidad. En su curso de filosofía positiva, afirma que dada la naturaleza de la mente humana, cada una de las ciencias o ramas pasan por tres estadios teoréticos diferentes: el teológico, ficticio-mitológico, el metafísico, especulativo-abstracto y el positivo, científico- empírico. En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo sumamente elemental apelando a una voluntad divina. En el estadio metafísico los fenómenos se explican apelando a categorías filosóficas abstractas. El estadio positivo supone la racionalidad científica, en tanto que el hombre reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a indagar acerca del origen y el destino del universo así como a conocer las causas últimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, mediante el empleo del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas. Toda su atención se centra en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de llegar a realidades sujetas a verificaciones observables y comprobables. Cada uno de estos estadios, afirma Comte, tienen su equivalencia en determinadas tendencias políticas. El estadio teológico en las ideas que sostienen el derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis científico o “sociológico” (término acuñado por Comte) de la organización política. Comnte anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara el método científico para resolver los problemas humanos y para mejorar las condiciones sociales. Para llevar a una sociedad a su estado positivo, de acuerdo con el autor, es necesario establecer: el amor como medio, el orden como base y el progreso como fin. 12 Es ésta la doctrina que se infunde en el México de la Reforma primero, como sustento ideológico del nuevo sistema educativo y posteriormente como sustento de toda una dictadura. Enfrentó a la libertad revolucionaria desordenada contra la libertad ordenada; la igualdad fue opacada por la jerarquía social, los seres humanos no son iguales sino que cada uno tiene un determinado nivel social. Este nivel, no está dado, como se decía en el antiguo orden, por Dios, sino por el trabajo. La diferencia marcada por el trabajo no significaría un desajuste dentro de la sociedad sino al contrario, permitiría aceptar que todas las clases son necesarias, ya que todos tienen obligaciones que cumplir. La sociedad estará formada por los que dirigen y los que son dirigidos. Los que dirigen a la sociedad serán los sabios y filósofos que, dentro del orden, la conducirán a un progreso más alto. 9 El positivismo llegó a México durante el gobierno del presidente Juárez, al término de una cruenta guerra civil: la guerra de Reforma. Durante este periodo se enfrentó el grupo liberal conocido como jacobino en contra del clero; específicamente se opuso a la intervención de éste en la política. Como resultado de la lucha, el poder político pasa a manos del grupo liberal y el poder económico es repartido entre un grupo de nuevos propietarios. Durante el decenio siguiente y hasta el establecimiento del primer periodo presidencial del general Díaz, conocido como la República Restaurada, se desarrolla una compleja etapa de reconstrucción nacional en la cual estos grupos afianzarán los logros obtenidos mediante la lucha, consolidando una nueva clase social a la que Justo Sierra, utilizando el vocablo francés, da el nombre de “burguesía”. Esta naciente clase social se desarrollará durante el proceso de conformación del nuevo Estado que habiendo desplazado al clero asume funciones que antes se encontraban casi en su totalidad, en manos de la iglesia como la salud, la educación, la cultura, etc. 10 Una de las principales tareas de la República Restaurada sería la reorganización del sistema educativo como eje de la reconstrucción nacional, esta importante labor fue encomendada a una comisión integrada por José Díaz Covarrubias, Ignacio Alvarado, Eulalio María Ortega y los positivistas Pedro Contreras Elizalde y Gabino Barreda. En manos de dicha comisión nació la Ley Orgánica de Instrucción Pública que establece de acuerdo con los principios liberales que “… difundir la ilustración en el pueblo [era] el 9 Leopoldo Zea. El Positivismo en México: nacimiento, apogeo y decadencia, Fondo de Cultura Económica. 1968. p.45 10 Ibidem, p. 119. 13 medio más seguro y eficaz de moralizarlo y de establecer de una manera sólida la libertad y el respeto a la Constitución y a las leyes…” 11 Gabino Barreda oriundo del estado de Puebla, fue discípulo directo de Comte y desde el seno de la supracitada comisión logra introducir la ideología de su maestro en la escena mexicana, adaptándola claro, a las condiciones del país. Ellema original del positivismo de amor, orden y progreso fue transformado por el de libertad, orden y progreso, haciendo alusión con la palabra “libertad” a los ideales de los liberales mexicanos de aquella época, al mismo tiempo que buscaba su aceptación. Los reformadores se impresionan con la honradez y la fuerza de aquel personaje, pronto se declaran convencidos, y con la generosidad habitual de quienes siempre vivieron para la abnegación y el sacrificio, renunciaron a lo que les era más caro renunciar, a lo que había sido su aliento y bandera de todas sus luchas: el contrato social, la enciclopedia, el sensualismo filosófico y la revolución misma, y ponen toda la enseñanza secundaria del país en manos del doctor Gabino Barreda. 12 Bajo el amparo de la Ley Orgánica de Instrucción Pública y con una estructura netamente positivista emerge la institución más representativa de la nueva ideología: la Escuela Nacional Preparatoria, que abre sus puertas en 1868 con el mismo Barreda como director su modelo se basa en la clasificación de las ciencias de Comte que establece las cinco siguientes como fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social o sociología. La matemática es vista por este sistema como base de todo conocimiento, lo que será enseñada como principio. Adicional al estudio de estas ciencias propias de la naturaleza, Barreda intercala el estudio de las lenguas vivas dando prioridad al francés seguido del inglés y del alemán, se integra también el estudio del latín; que se ve reducido al aprendizaje de algunas reglas para facilitar los estudios de jurisprudencia y medicina, el griego consistirá casi únicamente en conocer las etimologías relacionadas a los estudios concernientes. Se agrega también el estudio superficial de gramática y literatura española. Estos estudios de carácter enciclopédico tenían que ser cubiertos por el alumno en un periodo de 5 años y estaban ordenados en 34 materias de carácter obligatorio en un estudio 11 Libertad Menéndez. “La formación de los humanistas en la escuela de Altos Estudios”, en Piñera, Ramírez. et al. La educación superior en el proceso histórico de México. t.2 Mexicali, UABC : ANUIES, 2000. p.191. 12 José Vasconcelos. op. cit, p.123. 14 sucesivo, eslabonadas una con otra de tal manera que cada una serviría de base a la siguiente. Los principales objetivos de la Escuela Nacional Preparatoria eran: - Formar alumnos capaces y útiles para la sociedad, infundiéndoles el espíritu del progreso y el conocimiento positivo de los hechos. - Formar alumnos con una educación completa en la cual se abandona la idea de hacer especialistas en una sola materia. - Unificar criterios. Es así como el positivismo poco a poco sustituye la teología por la ciencia social y la metafísica por la moral. La alianza liberal-positiva pretendió resolver mediante la vía educativa los problemas nacionales y llevar al país hacia el progreso implantando el nuevo orden positivista en la conciencia de los mexicanos. “La filosofía barrediana como teoría del conocimiento, como programa para la regeneración moral de la sociedad y como justificación del Estado Nacional tuvo su mayor difusión en la Escuela Preparatoria y fue un factor importante de de la reconciliación al ponerse como tarea fundamental la integración de las demandas de orden y progreso.” 13 El positivismo de Barreda, se enfrentó a fuertes resistencias por parte del sector conservador (principalmente del clero) y posteriormente por parte de los mismos liberales, que ya no se veían identificados con el concepto limitado de “libertad positivista” por encontrarse condicionada a la realidad política y social y porque se valía de la Escuela Nacional Preparatoria para imponer una ideología única limitando la libertad de creencia de los mexicanos. A raíz de estos ataques, el positivismo se vio notablemente reducido y fue gradualmente modificado. Finalmente en 1878, apenas iniciado el régimen de Porfirio Díaz, Gabino Barreda es nombrado ministro en Berlín concediéndosele, al mismo tiempo, licencia indefinida. Así termina la etapa del positivismo comtiano y se inicia una nueva etapa en la Escuela Preparatoria que poco a poco iría constituyéndose en la plataforma que habría de propiciar la recreación de la enseñanza de las disciplinas humanísticas. El positivismo de Gabino Barreda, en palabras de Vasconcelos, “implantó entre nosotros un sistema de pensar distinto del que había prevalecido en los siglos de 13 Mílada Bazant. op. cit, p.159. 15 dominación española y de catolicismo” 14 . En este sentido Barreda ha pasado a la historia no como un pacificador sino como uno de los fundadores de los “tiempos nuevos”, tiempos de la formación de la estructura mental del mexicano por medio del método científico. Este modo de pensar ordenado y disciplinado logró implementarse exitosamente cumpliendo uno de los principales objetivos impuesto a la educación por la Reforma y formulado por Gabino Barreda: educar a un selecto grupo que se ocuparía de dirigir a la nación. Pronto se hará evidente el eficiente papel de esta filosofía en la formación de las élites dirigentes de la oligarquía porfirista que en adelante ostentará la bandera positivista pero no así su filosofía. En un principio, la adaptación que hace Barreda de la filosofía positivista, logra conciliar los intereses del Estado, la nueva burguesía y los liberales jacobinos en torno a la anhelada idea de orden y progreso, sin embargo, una vez alcanzado dicho orden, dicho positivismo dejó de ser útil a los intereses del grupo que ostentaba el poder y fue adoptado y readaptado para servir al nuevo régimen. Una nueva etapa para la vida Nacional comienza con el mandato de Porfirio Díaz, mismo que encontraría en el positivismo ahora representado por el Partido Liberal, el apoyo político y filosófico que necesitaba para perpetuarse en el poder, mientras que el partido de la burguesía encontraría en la figura de Díaz el resguardo de los beneficios obtenidos durante la Reforma. “Los positivistas que alcanzarán los mejores puestos en el Porfirismo serán los que se servirán de la filosofía positiva como de un instrumento al servicio del poder material; serán estos los que harán del positivismo un arma política” 15 El positivismo de Comte, fue sustituido por el de Stuart Mill y Spencer, es decir, el positivismo inglés que buscaba justificar el liberalismo económico. En estas ideas se ponía de manifiesto que la libertad que se deseaba era la libertad para aumentar la riqueza del individuo mientras que la libertad política podía sacrificarse en manos de Díaz; dicha condición sólo beneficiaba a quienes poseían bienes que podían ser acrecentados. Esta fue la adaptación de las ideas positivistas a los intereses de la burguesía representada por “los 14 José Vasconcelos. “Gabino Barreda y las ideas contemporáneas” en Conferencias del Ateneo de la juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p.99. 15 Leopoldo Zea. op. cit, p.147. 16 científicos” como se llamó al grupo de positivistas vinculados con el régimen y cuyo credo había sido reducido a orden político y libertad económica. A principios del siglo XX, ya superada la crisis de los ochenta, la escuela positivista se encuentra nuevamente estable y fortalecida, contaba con un creciente número de seguidores entre los cuales se cuentan destacadas personalidades del ámbito político e intelectual ligado a un grupo de liberales que surge de la primera generación formada en el positivismopero que se separa del ala más ortodoxa. Este grupo aún sostiene la vieja tesis de que es necesario reforzar el orden para obtener la libertad, así como la necesidad de analizar científicamente la situación social de México para implantar en el país un orden de acuerdo con dicha situación. Sin embargo, estos planteamientos de origen positivista fueron modificados al punto de convertirse en el aspecto político del positivismo que se afanó ya no en justificar la estancia de este grupo en el poder sino para perpetuarlo dando razón a que el partido fuera conocido comúnmente y de manera un tanto despectiva como partido de los “científicos” o “cientistas” como los nombraba el pueblo. Estos, si bien, en un primer momento fueron considerados como un grupo de intelectuales dedicados a hacer política, posteriormente al sustituir su credo por el del mercantilismo, las personalidades del grupo fueron retratadas como los businessmen que dominaban los bancos y gran parte de los negocios agrícolas, industriales o mineros del país. Sin embargo, fue tan sólo un pequeño grupo de la burguesía congregado alrededor del ministro de hacienda, el que terminó por acaparar la mayor parte de las riquezas destinadas a esta clase. El partido de los científicos quedó desintegrado y algunos de sus principales integrantes se dedicaron a otro tipo de actividades menos políticas significando la decadencia del partido. Es en este contexto en el cual se forma la nueva generación de jóvenes que cursaba algún nivel de la enseñanza superior hacia el año de 1900 y para quienes resulta muy claro que el positivismo como doctrina pedagógica se encontraba estancado y perdía crédito, lo cual se vio reflejado en la Escuela Preparatoria, en donde, según Alfonso Reyes: La herencia de Barreda se fue secando en los mecanismos de método. Hicieron de la matemática la Summa del saber humano. Al lenguaje de los algoritmos sacrificaron poco a poco la historia natural… la ciencia cultural y en fin, las verdaderas humanidades. No hay nada más pobre que la historia natural, la historia humana o la literatura que se estudiaba en aquella Escuela por los días del Centenario. No alcanzamos ya la vieja guardia, los maestros 17 eminentes de que todavía disfrutó la generación inmediata, o sólo los alcanzamos en sus postrimerías seniles, fatigados y algo automáticos… 16 Esta nueva generación conocida como “la generación del Ateneo” se forjó en la decadencia del sistema positivista misma que no sólo comprendía el ámbito educativo como ya hemos visto sino que por ser la ideología del régimen impregnaba todas las esferas de la vida nacional: la política, la economía, el arte, la vida intelectual, la moral, la economía… todo se encontraba reducido por los estrechos límites del positivismo. La filosofía positivista había dejado de ser una filosofía del progreso para convertirse en una práctica consagrada al estancamiento. Los espíritus más despiertos comenzaron a rechazar esta forma dogmática y desvirtuada del positivismo, comenzaron a recorrer nuevas sendas que los alejaban a grandes pasos de los caminos trazados por esta corriente. Al mismo tiempo “la burguesía mexicana comprendió que era hora de enfrentarse al dictador y en forma especial al grupo que había acaparado la riqueza nacional”. 17 Para este momento, los integrantes de la burguesía habían entendido que no conseguirían del dictador ningún tipo de concesiones políticas y todos los beneficios económicos habían sido repartidos entre un grupo aún más reducido. El ministro Sierra Justo Sierra, miembro original del partido de los científicos y quizá la figura más conocida del mismo debido a su amplitud ideológica e independencia de criterio será el principal eslabón entre las bondades que aún salvaguardaba su generación y el humanismo palpitante en la generación sucesiva. En este sentido el historiador francés Claude Dumas, ve en Sierra al hombre del justo medio, con un gran espíritu de conciliación y síntesis en cuya vida convergieron el positivismo científico y el espiritualismo liberal. Posterior a su rompimiento con el partido liberal, Sierra se dedicó de lleno al que fuera el tema central de su vida: la educación “fiel a la tradición liberal e ilustrada, erigió a 16 Alfonso Reyes. “Pasado Inmediato” en Conferencias del Ateneo de la Juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p.189. 17 Leopoldo Zea. op. cit, p. 432. 18 la educación como columna vertebral del programa de reconstrucción nacional”18 En 1877, acepta una cátedra en la Escuela Preparatoria y en adelante fue apasionado defensor de la misma así como de su programa positivista y en especial de su sistema de organización aunque siempre reprochó la ausencia de la enseñanza de la filosofía en la institución. Ya desde su gestión como magistrado de la Suprema Corte de Justicia había manifestado gran interés por el tema e incluso en 1881 llegó a proponer la reapertura de la Universidad aun cuando existía en el país un marcado rechazo a las Universidades por considerárseles retrógradas y en relación con la arcaica estructura clerical. En 1901 ocupa la recién creada Subsecretaría de Instrucción Pública e inicia su periodo “oficial”; durante su gestión tuvo como objetivo la transformación de la escuela primaria de instructiva a educativa es decir, pretendía “que la escuela fuera un crisol en el que se forjara el alma de la nación” 19 así como organizar los estudios superiores. En 1905 Sierra es nombrado Ministro de Instrucción Pública, durante estos años se acrecentó la distancia entre Sierra y los seguidores más ortodoxos de Barreda al considerar éstos que quebrantaba algunos postulados positivistas, sin embargo los liberales ortodoxos tampoco lo acogieron. Era temido por aquellos grupos con posturas radicales a causa de su espíritu “demasiado” ecléctico y falto de disciplina. “Es un hecho que cuando el dogmatismo positivista se convirtió en un obstáculo para el desarrollo del país Justo Sierra fue de sus más perseverantes impugnadores desde el gabinete de Díaz”. 20 Tomando en cuenta que la educación junto con la red de ferrocarriles fueron los pilares sobre los que reposaba el optimismo oficial se puede entender que Justo Sierra se convirtió en un elemento primordial para el régimen porfirista al cual sirvió, no obstante, “su porfirismo no fue ciego, absoluto, incondicional. Vio en él a un régimen que traería paz, tranquilidad y cierta prosperidad… que le permitió convertir en realidad sus ideas sobre la educación en México.”21 Esta labor culminó con la fundación de la Universidad Nacional en 1910 como parte de los festejos del centenario. 18 Lourdes Alvarado. La polémica en torno a la idea de la universidad en el siglo XIX, México, UNAM, 1994.p.30 19 Claude Dumas. Justo sierra y el México de su tiempo, 2tt. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1986, t.2 p. 223. 20 Josu Landa. La Idea de Universidad de Justo Sierra, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2005. p.12. 21 Claude Dumas. op. cit, p. 517. 19 Su pugna por la Universidad le valió serios distanciamientos de sus eminentes compañeros políticos e intelectuales, fueran estos liberales o positivistas, sin embargo le ganó el reconocimiento e incluso la amistad de la nueva generación: la del Ateneo. Como una muestra de los intereses que los unieron, está la correspondencia entre Pedro Henríquez Hureña y Alfonso Reyes: “si no la fundan, la fundamos” haciendo alusión, desde luego, a la Universidad. A pesar de que dicha fundación obedece sin dudaa la coyuntura político- diplomática en el contexto de las fiestas del centenario, resulta evidente que la apertura de la Universidad Nacional de México, obedece también a la férrea voluntad del Ministro Sierra, que supo encontrar las relaciones, los medios y el tiempo apropiado para manifestar el proyecto al que consagró la mayor parte de su vida. 20 CAPÍTULO II. SEMBLANZA DE EL ATENEO DE LA JUVENTUD. Hacia el año de 1909, se funda en la ciudad de México, El Ateneo de la Juventud con el propósito de trabajar en pro de la cultura intelectual y artística de México. Asociación juvenil que en momentos de revolución se ocupó de la cultura, reuniendo en torno suyo a los más destacados representantes de la juventud en diferentes disciplinas, dándole voz a toda una generación y señalando el rumbo que tomaría la vida cultural de la nación en los próximos años. De acuerdo con la doctora Susana Quintanilla, el grupo nuclear que dará dirección al proyecto corresponde, en una primera etapa, a cuatro amigos: el filósofo Antonio Caso, que en 1905 saluda con un discurso al recién llegado Ministro de Instrucción Pública a nombre de la comunidad estudiantil, el literato Alfonso Reyes, que ya por entonces era conocido como poeta y fue invitado a la redacción de una publicación juvenil por un amigo durante un encuentro casual en uno de sus acostumbrados paseos dominicales, el arquitecto Acevedo y el también literato dominicano Pedro Henríquez Ureña, quién ya contaba con publicaciones propias y cierto aire erudito. Este último llega a la ciudad de México a sus veintiún años en el preciso momento en que la “juventud intelectual” del país se agrupa en la redacción de la revista Savia Moderna, que surge como una extensión de la Revista Moderna de México, que a su vez era una continuación de la Revista Moderna, saga portavoz del modernismo. Herederas todas de la Revista Azul, que en 1984 osaba quebrantar el yugo pseudo clásico que oprimía la cultura de las letras. Al frente de la misma se encontraban Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufoo, como secretario de redacción el joven Luis G. Urbina. 22 Para dar cuenta de la sucesión de eventos que marcaron la vida de la asociación, seguiré el orden de los hechos tal como los recapitulara el ateneísta Alfonso Reyes en su ensayo Pasado Inmediato: “He aquí, brevemente reseñadas, las principales fases de aquel 22 Luis G.Urbina. Poeta, cronista, ensayista, profesor, editor, diplomático. El mayor de edad de entre los miembros de la revuelta cultural que brota de los campus universitario y modernista. Secretario privado de Justo Sierra sirve de puente entre el ministro de Instrucción Pública y los jóvenes. Tomado de Fernando Curiel en El Ateneo de la Juventud (A-Z), p. 183. 21 movimiento que, como lo explica Henríquez Ureña: “no se inspiró en el afán de asaltar puestos educativos, sino en renovar las ideas”. 23 Savia Moderna. Publicación juvenil que nace bajo la dirección del periodista Luis Castillo Ledón y el abogado Alfonso Cravioto quien tras contar en su haber con un pasado revolucionario, por aquellos días, gusta de lucir parte de su herencia en “cazar” jóvenes talentos y persuadirlos para que se unan a la redacción de dicha publicación, misma que tenía su sede en un local que él mismo había arrendado y decorado cuidadosamente en el quinto piso del edificio de La Palestina, uno de los más modernos de la ciudad ubicado en pleno centro sobre la Avenida 5 de mayo. La publicación agrupó a redactores, artistas y fotógrafos, hermanando las letras y las imágenes pero sobre todo, hermanando a la nueva generación de jóvenes debutantes en la esfera de la cultura mexicana. El primer número de la revista aparece en los anaqueles de las librerías de la ciudad hacia el mes de marzo de 1906 con una proclama: “En el umbral” que adelanta al público la diversidad de contenidos y la naturaleza misma de la publicación. Cito íntegro: Al iniciar una labor como la nuestra, amplia de libertad, bella de juventud, y excelsa de arte, huelga toda frase que revele programa, y todo pensamiento sospechoso de sectarismo. Los agrupados en esta revista –humilde de vanidad, pero altiva de fe- aspiramos al desarrollo de la personalidad propia, y gustamos de las obras más que de las doctrinas. Clasicismo, Romanticismo, Modernismo… diferencias odiosas. Monodien las cigarras, trinen las aves y esplendan las auroras. El arte es vasto dentro de él, cabremos todos. Vengan pues, a nosotros, los cultores de la sagrada belleza. La puerta está franca a los bellos sentimientos y a las bellas palabras. Savia nueva y crepitante nos da derecho a vivir. Ideales sincero intensos, nos dan derecho al arte. He aquí explicado por qué somos y a qué venimos. Aristarco atisba. Pero marzo preside nuestro advenimiento, y el hada de la primavera circunda nuestra vida incipiente con su florido presagio… ¡Salud a los artistas! ¡Salud a la prensa! ¡Salud a todos! 24 Queda claro que los redactores de la nueva publicación no tienen planeado limitarse al modernismo a pesar de ser sus orgullosos herederos. A partir de aquí, el contenido de Savia se compone de una rica mezcla de prosa, poesía, fotografía, plástica y teatro presentados en forma de un sumario, la remembranza de algún personaje importante, la 23 Alfonso Reyes. op. cit, p. 200. 24 Confrencias del Ateneo de la Juventud p. 329. 22 sección de autógrafos, la de teatros en la que se habla acerca del género, la de bibliografía en donde los redactores recomiendan algunos libros y “los que se van” sección en donde se comentaba acerca de personajes del arte recién fallecidos. A esta estructura, se agregan intercaladas, algunas notas informativas, y poesía. Los redactores que participan en Savia Moderna y después formarán parte del Ateneo son: Rafael Cabrera, Antonio Caso, Eduardo Collín, Marcelo Dávalos, Nemesio García Naranjo, Ricardo Gómez Robelo, Pedro Henríquez Ureña, Rafael López, Juan Palacios, Manuel de la Parra, Alfonso Reyes, Abel Salazar, Emilio Valenzuela, Rubén Valenti, Miguel Ángel Velásquez y Ángel Zárraga. Entre los artistas; Jorge Enciso, Saturnino Herrán y Diego Rivera. Exposición de pintura. Como marco de su segundo número, la redacción Savia Moderna organiza una exposición de pintura y escultura abierta al público, ésta contó con la presencia mentora de Gerardo Murillo que volvía de Europa con la autoimpuesta misión de promover entre los más jóvenes, nuevos estilos que se alejaran del academicismo de la época, reuniendo para esta ocasión obras de Joaquín Clausell, Gonzalo Argüelles Bringas, Germán Gedovius, Diego Rivera, Jorge Enciso, Francisco de la Torre, los hermanos Garduño (Alberto y Antonio). 25 En consecuencia, el tercer número fue dedicado casi en su totalidad a las artes plásticas. Para el cuarto número, encontramos a Pedro Henríquez Ureña desplegando sus capacidades como secretario de redacción. Originario de Santo Domingo, Puerto Rico, Hureña desembarca en Veracruz procedente de Cuba, alentado por la promesa de un amigo de fundar una revista literaria, sin embargo, no encuentra las condiciones para realizar allí esta labor debido a la casi nula actividad intelectual del puerto que más bien le parece un caserío. Socorrido por el destino, recibe una invitación para partir hacia la capital a donde arriba el 21 de abril de 1906 para ocupar un puesto de redactor en el periódico El Imparcial, ahí conoce a algunos notables hombres de letras, entre ellos a Luis G. Urbina y a Carlos Díaz Dufoo. Casi un mes pasaría el dominicano respirando los aires de la capital antes de irrumpir en casa de don Jesús Valenzuela,director de la Revista Moderna, quien acogía de tarde en tarde al singular grupo de redactores de la más reciente de las modernas, estos convidaron inmediatamente 25 Fernando Curiel. La Revuelta, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1999. p. 85. 23 al recién llegado a visitarlos a la sede de su flamante redacción. Es ahí en donde conocería al joven de diecisiete años Alfonso Reyes quien al evocar el encuentro escribe: … cuando lo encontré por primera vez en la redacción de Savia Moderna, me pareció un ser aparte y así lo era. Su privilegiada memoria para los versos – cosa tan de mi gusto y que desde luego siempre me ha parecido la prenda de la verdadera educación literaria – fue lo que desde luego me atrajo. Poco a poco sentí su gravitación imperiosa, y al fin me le acerqué de por vida. Algo mayor que yo, era mi hermano y a la vez mi maestro. La verdad es que los dos nos íbamos formando juntos, el siempre unos pasos adelante. 26 El encuentro marcaría no solo a los dos jóvenes sino que constituiría el punto de partida de una vida literaria. Una vez cumplida la tarea de reunir a los más francos talentos de la juventud, Alfonso Cravioto parte hacia Europa suspendiendo el financiamiento de la publicación por lo que el número siguiente, el quinto, sería el último en aparecer. Sin embargo, el contubernio era claro y los jóvenes continúan reuniéndose ya sea para celebrar un cumpleaños o el triunfo de alguno de los suyos. En adelante, un grupo de hasta 35 jóvenes se reuniría en el departamento de los hermanos Henríquez Ureña y Castillo Ledón para comentar los temas del momento. Max, poeta y músico, hermano de Pedro se había instalado también en la capital para participar de la efervescente vida cultural. Manifestación en memoria de Gutiérrez Nájera. Un domingo de marzo de 1907 la ciudad recibe noticias de una nueva publicación que pretende llevar el nombre de Revista Azul, tratando de hacer eco a la madre de todas las publicaciones modernistas, no obstante, su director, un reportero de nombre Manuel Caballero, abre fuego contra el “decadentismo- modernismo” en su número prospecto. Pese a que el embate de Caballero no iba dirigido al grupo juvenil, defender el nombre de Gutiérrez Nájera -conocido también como el Duque de Job, fundador de la primera Azul, que había pasado a la historia de México como “el primer revolucionario del arte”- así como para defender las libertades poéticas que de él habían heredado, fue el pretexto del grupo para redactar un manifiesto y salir a tomar las calles: 26 Susana Quintanilla. Nosotros: la juventud del Ateneo de México, México, Tusquets/Fundación T.V Azteca, 2008. p. 44. 24 Somos modernistas, sí, pero en la amplia concepción de ese vocablo, esto es: constantes evolucionadores, enemigos del estancamiento, amantes de todo lo bello, viejo o nuevo y en una palabra, hijos de nuestra época y nuestro siglo. 27 Así se autodefinen, al tiempo que se dan a conocer como la nueva generación que en adelante luchará por defender la belleza en todas sus formas. A este manifiesto, le sigue la convocatoria para una protesta literaria callejera que partiría del jardín Corregidora con un contingente en su mayoría de artistas, estudiantes y algunos curiosos. “Alzamos por las calles la bandera del arte libre” 28 recuerda Reyes. Por la noche, una velada de música y poesía en el teatro Arbeu, es precedida por el subsecretario de Instrucción Pública, Luis G. Urbina y el diputado Jesús Urueta. Todo un éxito. Las confrontaciones literarias se extenderían hacia algunos diarios culminando con la desaparición de la nueva revista. No sucede lo mismo con el grupo de jóvenes, que embriagados por el reconocimiento público continúan con sus tareas. La Sociedad de Conferencias. El arquitecto Acevedo propone organizar una serie de veladas, esta iniciativa toma forma en la Sociedad de Conferencias y Conciertos con el fin de tener “trato directo con el público, para hablar con ellos”29 asumiendo que ya contaban con un público atento a sus ocurrencias juveniles. El primer ciclo de conferencias se organiza en 7 sesiones que tendrán lugar cada dos miércoles en el Casino de Santa María la Ribera, un centro social abierto al público en uno de los barrios burgueses de la ciudad. El programa aparece en El Diario como sigue: Primera conferencia, miércoles 29 de mayo.- < La obra pictórica de Eugene Carriére> por Alfonso Cravioto.- < Scherzo > número 2 de Chopin ejecutado en el piano por Max Henríquez Ureña.- < La Dolora Campoamor > poesía inédita, Nemesio García Naranjo, recitado por su autor. Segunda conferencia, miércoles 12 de junio.- < La influencia de Nietzsche en el pensamiento moderno> por Antonio Caso.- número musical.- Poesía por Rafael López. 27 “Protesta Literaria” en Conferencias del Ateneo de la Juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. p. 336. 28 Alfonso Reyes. op. cit, p. 201. 29 Idem. 25 Tercera conferencia, miércoles 26 de junio.- < Un clásico del SXX > por Pedro Henríquez Ureña.- número musical.- Recitación de una poesía inédita de Luis Castillo Ledón, por la señorita Sofía Camacho. Cuarta Conferencia, miércoles 10 de julio.- < La evolución de la crítica literaria>, por Rubén Valenti.- número musical.- Poesía, por Roberto Argüelles Bringas. Quinta conferencia, miércoles 24 de julio.- Poesía por Abel C Salazar.- <El porvenir de nuestra arquitectura>, por Jesús Acevedo.- número musical.- Poesía, por Eduardo Colín. Sexta conferencia, miércoles 7 de agosto,- Recitación por la señora Guadalupe Vivanco Uhthoff.- < La obra de Edgar Poe >, por Ricardo Gómez Robelo .- Nuúmero musical.- Poesía, por Alfonso Reyes. 30 Este primer ciclo de conferencias, constituye una novedad para la época tanto en la forma de acercarse al público como en los contenidos que se alejan notablemente de los temas promovidos por el positivismo, éstos se presentan al público intercalados con números musicales. En cuanto a la concurrencia, fueron bien recibidos y como era de esperarse, predominaban los estudiantes, entre ellos José Vasconcelos quien figuraba entre los asistentes más asiduos atraído por la amistad de Caso y Eduardo Collin a quienes conoció en la escuela de jurisprudencia. Al poco tiempo Vasconcelos parte a Durango en busca de un empleo como funcionario que le dejara tiempo para sus estudios filosóficos, habiéndose dejado impresionar por su acercamiento a este grupo. Afición a Grecia. Reinó por aquellos días en el grupo una cierta afición a Grecia que según Reyes “era común, si no a todo el grupo, a sus directores.” 31 a aquellas lecturas asistieron Antonio Caso, Alfonso Reyes, Jesús T. Acevedo, Rubén Valenti, Alfonso Cravioto, Ricardo Gómez Robelo y Pedro Henríquez Ureña, quienes a pesar de no haber recibido formación académica alguna sobre los clásicos se congregaron en torno a los autores griegos. Es así como Acevedo propone, nuevamente, una serie de lecturas encaminadas a presentar un segundo ciclo de conferencias sobre temas helénicos y que en su estudio pretendían abarcar “doce cantos épicos, seis tragedias, dos comedias, nueve diálogos, Hesíodo, himnos, odas, idilios y elegías, y otras cosas más con sus correspondientes 30 Susana Quintanilla op.cit, p. 63. 31 Alfonso, Reyes. op.cit, p. 201. 26 comentarios”. 32 Pedro, apodado Sócrates por esos días, se dio a la tarea de adquirir lostextos para el estudio así como a planear minuciosamente el ciclo que no llegó a concretarse debido a que quienes debían participar “preferían ir a los toros o a pasear por el centro de la ciudad”. Sin embargo, el pequeño grupo logró reunirse en algunas ocasiones con este propósito, siendo memorable una velada en el taller del arquitecto Acevedo a la que asistieron por lo menos cuatro de los integrantes de la Sociedad de Conferencias y Conciertos: Caso, Gómez Robelo 33 , Reyes, Hureña y claro está, el anfitrión. Una vez nos citamos para releer en común El banquete, de Platón. Éramos cinco o seis esa noche; nos turnábamos en la lectura cambiándose el lector para el discurso de cada convidado diferente; y cada quien la seguía ansioso, no con el deseo de apresurar la llegada de Alcibíades, como los estudiantes de que habla Aulio Gelio, sino con la esperanza de que le tocaran en suerte las milagrosas palabras de Diótima Matinea […] La lectura acaso duró tres horas; nunca hubo mayor olvido del mundo de la calle, por más que ocurría en un taller de arquitecto, inmediato a la más populosa avenida de la ciudad. 34 Estas reuniones coinciden con la partida de los hermanos Henríquez Ureña del departamento que ocupaban en la calle de Soto luego que Pedro fuera despedido de El Diario y tomara un empleo en la sección de siniestros de la compañía de seguros La Mexicana, razón por la que el joven dominicano se vio obligado a recortar sus gastos así como las amistades que frecuentaban el salón de su antigua vivienda. Por estos días comparte con Alfonso Reyes y Antonio Caso lo que llamaría “Días alcióneos” en alusión al mito griego de Alcione y que de acuerdo con la doctora Susana Quintanilla traslada a los jóvenes a esos días de calma que no conocen las tempestades y que por ello pueden ser “dedicados al cultivo de la amistad, la lectura, las disquisiciones filosóficas, y la experimentación literaria.” 35 Todo esto tiene lugar durante la transición del otoño al 32 A. Reyes/P.Henríquez Ureña, Correspondencia, I. 1907-1914. Edición José Luis Martínez, México, Fondo de Cultura Económica, 1986. p. 74. 33 Ricardo Gómez Robelo, “Rodión”. Abogado, ensayista, traductor, político. Vinculado al Ateneo a lo largo de toda su trayectoria. Antimaderista y colaborador de Huerta como procurador de la República. Al triunfo de la revolución Constitucionalista parte hacia Estados Unidos en donde permanecerá hasta 1921. Tomado de Fernando Curiel. El Ateneo de la Juventud (A – Z) 34 Pedro Henríquez Ureña. “La Cultura de las Humanidades” en Conferencias del Ateneo de la Juventud, Seguido de Anejo documental de Fernando Curiel Defosse, Prólogo, notas y recopilación de apéndices de Juan Hernandez Luna, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 2000., p.157. 35 Susana Quintanilla. op.cit. p.79 27 invierno de 1907, estos días quedarán reseñados por Pedro en la Revista Moderna de México con el título “Días alcióneos”, texto que invariablemente dedica a Caso y Reyes. Manifestación en memoria de Barreda. A finales de 1907, el doctor Vásquez Gómez médico de cabecera de Don Porfirio y miembro de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, hace publicar un folleto en el que retoma la posición católica en contra del proyecto de Barreda, es decir, en contra de la educación positivista y en alusión directa a la Escuela Nacional Preparatoria. Este hecho agita nuevamente a la intelectualidad mexicana sea positivista, modernista, postmodernista… Se fragua un nuevo incidente de orden público en el interior de la Sociedad de Conferencias y esta vez se planea hacerlo a lo grande, se convoca “a los liberales y estudiantes de la República” El programa: comenzaría a primeras horas del día con una ceremonia en el salón de actos de la Escuela Nacional Preparatoria presidida por su director Porfirio Parra y en la que discurren algunos jóvenes oradores, a continuación se dirigen en procesión al teatro Virginia Fábregas en donde se despliega otro contingente de oradores. Al final del día, el Teatro Arbeu, velada en la que se apersonó el presidente Díaz escoltado por el ministro de Hacienda, Limantour y el de Instrucción Pública, Sierra, quien pronuncia como último número, un discurso con el que termina por deponer al positivismo oficial. A lo largo de este homenaje a Barreda se enalteció su memoria y fue reconocida su labor como educador y fundador de la Escuela Preparatoria, como libertador y visionario. En este escenario, se verán agraviados los positivistas recalcitrantes y el clero, que serán, en esta ocasión, el blanco contra el que arremeten los manifestantes. Es de notarse que esta serie de actos amén de realizarse bajo la protección oficial, evidencian la creciente cercanía entre el Ministro Sierra, cuyo positivismo había menguado, y los jóvenes disidentes. Segundo ciclo de conferencias. La del Conservatorio. Una clara muestra de la complicidad surgida entre los integrantes de la Sociedad de Conferencias y Justo Sierra, es que para celebrar el segundo ciclo de conferencias queda a disposición del grupo el auditorio del Conservatorio Nacional que dependía, directamente, de la Secretaría de Instrucción Pública, siendo así, un recinto oficial. Incluso, es probable que este segundo ciclo se organizara para aprovechar los beneficios de esa nueva amistad. Ya que a diferencia de las conferencias que con tanta minucia se habían planeado sobre temas 28 helénicos, este nuevo ciclo parece haber salido con algo de premura dado la aparición de nuevos conferencistas y la clausura prematura del ciclo por incumplimiento del último de ellos. El programa de esta segunda serie en 1908: 1. Primera Conferencia, miércoles 18 de marzo.- <Max Stiner y el individualismo exclusivo> por Antonio Caso. 2. Segunda Conferencia, martes 28 de marzo.- <La influencia de Chopin en la música moderna> por Max Henríquez Ureña. 3. Tecera conferencia, miércoles 1º de abril <Gabriel D´Annunzio> por Genaro Fernández Mac Gregor. 4. Cuarta Conferencia, miércoles 8 de abril <José María de Pereda> por Isidro Fabela. 5. Quinta Conferencia, miércoles 22 de abril <Arte, ciencia y filosofía>, por Rubén Valenti El año de 1909 fue crucial para el país y como bien dijera Pedro Henríquez Hureña, la política en México pronto se hizo muy “absorbente.” Éste, al lado de Reyes, pugnaron porque las labores del Ateneo se mantuviesen siempre al margen de la política. Antonio Caso. Conferencias sobre el positivismo. Esta serie, a pesar de haber sido dictada por Caso en solitario, durante siete viernes consecutivos entre julio y agosto de 1909 en el salón El Generalito de la Escuela Nacional Preparatoria se contempla como un acto de la Sociedad de Conferencias. La serie fue reseñada en La Revista Moderna por Henríquez Hureña quien califica las primeras tres de decepcionantes por tratarse de una presentación histórica del positivismo en lugar de la esperada crítica. Sin embargo, para las cuatro conferencias restantes, Caso opta por abordar al “positivismo independiente” y reivindicarse como orador ante sus compañeros conferencistas alzando su voz para “destruir en un ciclo de conferencias toda la labor positivista de los anteriores 30 años”, en palabras de Vasconcelos. Al respecto, Pedro escribe un segundo artículo para dar noticia de estas últimas conferencias y reconoce a favor del orador la proeza de haber hecho oír la voz de la metafísica en los confines de la Preparatoria. 29 La Sociedad de Conferencias y el grupo que las organizó “constituyen uno de los hechos que fueron prolegómenos de la honda renovación social que un momento después estallaría para dar lugar a una etapa de nuestra historia.” 36 Las actividades de la sociedadde conferencias, en este sentido pueden leerse más que combativas constructivas, ya que en lugar de encauzar sus fuerzas en atacar al sistema que por sí solo estaba llegando a su fin, se dedicaron a ampliar los horizontes de su conciencia y, en su interacción con el público, la de los mexicanos preparando así el terreno para las transformaciones que se aproximaban. El Ateneo de la Juventud. Aquel momento feliz para la juventud mexicana –el momento de la revista Savia Moderna y de la Sociedad de Conferencias- pasó pronto. Con más brío, con mayor solidez, vendría el Ateneo; la edad de ensueño y de inconsciencia había terminado: el Ateneo vivió entre luchas y fue, en el orden de la inteligencia pura, el preludio de la gigantesca transformación que se iniciaba en México. 37 El párrafo anterior, es citado por Rojas Garcidueñas pero las palabras son de un Pedro Henríquez Ureña, que en 1927 evoca el tiempo en que el mismo Caso, tras salir triunfante del ciclo del Generalito, propone a sus compañeros dar nacimiento a una asociación no escolar e independiente del gobierno, un ateneo. La propuesta fue recibida con agrado por un pequeño grupo: Rafael López, Acevedo, Reyes y Henríquez Ureña, y sin mayor preámbulo, el 28 de octubre de 1909 tiene lugar la sesión fundacional: Anoche se fundó, por idea de Caso, un “Ateneo de la Juventud”. Se han escogido 30 socios. Invitamos Caso, Acevedo, Alfonso, Rafael López y yo; concurrieron Carlos González, Luis Castillo, Parrita, Cravioto, Emilio Valenzuela, Juan Palacios, Jenaro Fernández, Fabela, Nacho Bravo Betancourt, Guillermo Novoa, Vasconcelos y Eduardo Pallares; además están invitados Rubén Valenti, Lozano, García Naranjo, Abel Salazar, Roberto Argüelles Bringas, Colín, Xicoy, Marcelino Dávalos, el licenciado César, el manco Escobar y Everisto Ariza. Salimos, presidente, Caso, tesorero Bravo, secretario, yo. Se abrieron tres secciones: Literatura y Artes, Sociales e Historia y Filosofía. 38 36 José Rojas Garcidueñas. op. cit. p. 69. 37 Ibidem, p. 71. 38 Fernando Curiel. La Revuelta… op,cit. p. 230. 30 Tan sólo unos días después, el 3 de noviembre, una pequeña comisión elabora un proyecto de estatutos que resulta en 31 artículos divididos en seis capítulos: I: De la asociación y sus fines; II: De los socios; III: De la directiva; IV: De la comisión resultora; V: De los fondos y su inversión; VI: Disposiciones generales. El propósito principal del Ateneo sería trabajar en pro de la cultura intelectual y artística de México. En cuanto al número de socios, existen diversas discusiones y muy diversas cuentas de entre las cuales el historiador Álvaro Matute, llega a enumerar en las filas ateneístas hasta 69, miembros todos con nombre y apellido representantes de distintas disciplinas. Como bien señala José Rojas Garcidueñas, resulta difícil conocer de manera precisa las actividades del grupo debido a que “su vida fue breve e irregular, como fue agitado y trágico el tiempo en el que existió” y a decir de Reyes, las sesiones públicas del Ateneo se celebraron en su mayoría en el salón de actos de la Escuela de Derecho quincenalmente y a lo largo de varios años. El Ateneo de la Juventud no llegó a contar con un local ni con una publicación propios, a pesar de haber proyectado fundar una revista, sin embargo, al igual que sucediera con el salón, recibió pronto cobijo en la Revista Moderna que saludó a la nueva organización con “gran compañerismo” a sabiendas de que sus integrantes publicaban en ella incluso antes de Savia. Por el momento la organización no precisa de más ya que las sesiones consistían en la lectura en voz alta de textos preparados para la ocasión. En suma, es así como transcurren los primeros meses de vida del Ateneo durante los cuales existe el registro de una velada organizada en honor del historiador y jurista español Rafael Altamira y Crevea, celebrada el 26 de enero de 1910 en la Escuela Nacional Preparatoria, esta sesión fue presidida por el mismo ministro Sierra, el subsecretario Ezequiel A. Chávez y Porfirio Parra, presidente de la preparatoria. 39 Con el entusiasmo renovado por la creación de esta sociedad, los jóvenes retoman sus lecturas íntimas. En esta ocasión, los autores y corrientes que estudia y discute el grupo, van más allá de los clásicos helénicos, en general se sintieron atraídos por los diversos autores que censuraba el positivismo. En ausencia de Acevedo, que parte a Europa poco después de la fundación del Ateneo como parte de una comitiva que estudiaría los proyectos arquitectónicos europeos con miras a construir un museo de artes y un palacio de 39 Susana Quintanilla. op. cit, p. 225. 31 justicia en México, la biblioteca de Antonio Caso y la casa de Alfonso Reyes fueron el escenario de estas reuniones; cuenta de ello, nos da José Vasconcelos en su Ulises Criollo: En la casa de Alfonso Reyes, circundados de libros y estampas célebres, disparatábamos sobre todos los temas del mundo. Preocupados, sin embargo, de poner en orden nuestro divagar y buscando bases distintas de las comtianas, emprendimos la lectura comentada de Kant. No logramos pasar de la Crítica de la razón, pero leímos ésta, párrafo a párrafo, deteniéndonos a veces en un renglón. Luego, como descanso y recreo de la tarea formal leíamos colectivamente El banquete o el Fedro. Llevé yo por primera vez a estas sesiones un doble volumen de diálogos de Yajnavalki, y sermones de Buda en la edición inglesa de Max Müller, por entonces reciente. El poderoso misticismo oriental, nos abría senderos más altos que la ruin especulación científica. El espíritu se ensanchaba en aquella tradición ajena a la nuestra y más vasta que todo el contenido griego. El Discurso del método cartesiano, las obras de Zeller sobre filosofía griega, Windelband, Weber, Fouillée en la moderna, con mucho Schopenhauer y Nietzsche por mi parte y bastante Hegel por la de Caso, tales eran los asuntos de nuestro bisemanal departir. 40 De acuerdo con las investigaciones de la doctora Susana Quintanilla, los asistentes asiduos a estos cenáculos eran Caso, Hureña, Reyes y el nuevo en el grupo, el mismo que rememora, Vasconcelos, quien había regresado de Durango y se integraba inmediatamente al grupo central de la asociación ateneísta. 1910, año del Centenario. El año del centenario fue de grandes festejos en cuyos preparativos se vieron envueltas –desde el año de 1907- todas las secretarías, los gobiernos estatales y municipales así como las embajadas de los 23 países con los que México mantenía relaciones diplomáticas. Como parte de ello, se presentó una antología en dos tomos de la literatura producida en México a lo largo de su primer ciclo de vida independiente. En la dirección del proyecto estaba Justo Sierra, quien delegó las tareas de su ejecución a Luis. G. Urbina quien a su vez contrata como auxiliares a Nicolás Rangel, un conocedor de los acervos de la Biblioteca Nacional y al joven Ureña, lo que le permite renunciar al empleo que sostenía en la compañía de seguros para dedicarse de tiempo completo a este proyecto. No faltó, dentro del amplio programa de los festejos oficiales, la actuación del Ateneo de la Juventud con una serie de seis conferencias. En el programa de estas 40 Idem. 32 conferencias celebradas en la Escuela Nacional de Jurisprudencia destacan, debido a las circunstancias, temas de nacionalismo e iberoamericanismo mismos que serán en adelante, de los principales temas de estudio del grupo acrecentando su interés por dibujar la silueta de una identidad nacional : 1. La filosofía moral de Eugenio M. De Hostos, por Antonio Caso. 2. Los poemas
Compartir