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Violencia y Discriminación - Luisa Rámirez

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ISCRIMINAGIÓN
IOLENCIA
Formas, procosos y altornativas
Guitté Hartog
EDITORIAL
TRILLAS
México, Araentlna, España,
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Prefacio
Este libro. D isc r im in a c ió n y m o l e n o a . F o r m a s , pro ceso s y a lt er n a ­
tivas. escrito por la joven canadiense y mexicana Guitté Hartog, 
doaora en psicología social y ya con años de experiencia en 
enseñanza universitaria en Canadá y México, constituye una es­
pecie de guía resumida de los comportamientos negativos de al­
gunos seres humanos hada los otros, es decir, hacia aquellos que 
son diferentes del común de nosotros o que no corresponden al 
estereotipo que nos hemos creado de nuestro prójimo.
El texto incluye una serie de cuadros para sistematizar esos 
comportamientos, desde los más graves y dañinos (las masacres 
o los genoddios de distintas etnias, clase u orientación religiosa 
o política, como, por ejemplo, el grupo dominante en un país; o 
la matanza de judíos y gitanos en los campos de concentración 
de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, para al­
canzar una r a z a a r ia , considerada como perfecta), pasando por 
las actitudes de tipo intermedio de las personas que saben de la 
existencia de persecuciones o maltratos de ciertos grupos, pero 
que prefieren no intervenir; hasta llegar a los comportamientos 
constructivos y claramente positivos de aquellos que se indignan 
por las injusticias cometidas y tratan de hacer algo para combatir­
las. Sin embargo, la autora sostiene que nadie nace con prejuicios 
o tolerante, sino que todos somos formados por nuestro entorno, 
pero sobre todo por la gente que nos rodea y que influye sobre 
nuestra manera de pensar.
Como ilustración de aquellos cuadros que
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6 Prefacio
m anifestaciones de actitudes y com portam ientos, la autora da 
una serie de ejem plos concretos en cuanto a la variedad de for­
mas que adopta la discrim inación y la violencia, o sus actitudes y 
acciones contrarias en nuestra vida social, agregando a esto una 
diversidad de aportaciones teóricas para entender m ejor la lógica 
de los procesos de socialización de los individuos, ya sea con 
un signo negativo, neutro o positivo. El libro acentúa quiénes 
son los agentes fundamentales de esta socialización (la familia, 
la escuela, los amigos, los m edios de com unicación y el entorno 
general de cada persona) y la importancia que tiene inculcar en 
los niños, desde la más temprana edad, los valores necesarios 
para crear, en su edad adulta, las actitudes que puedan permitir 
una convivencia sana y armoniosa en la sociedad, la cual será la 
suya y la de sus hijos, aun en medio de influencias nefastas, de 
preju icios y d esp recios p or lo s o tro s d esd e u n en torn o lleno 
de tendencias de todo tipo.
Desde una óptica psicosocial, la autora aborda esta problemá­
tica con una visión clara de las preferencias y escogim ientos, que 
deben ser las correctas, para lograr una sociedad y un mundo de 
paz y derechos humanos. La D ec la ra c ió n U n iversal d e los D ere­
ch os H u m an os , aprobada hace más de m edio siglo, nos muestra 
el camino que se ha de seguir a través de la enum eración de una 
serie de principios básicos que deben ser respetados para preser­
var la dignidad humana y las libertades individuales. Después de 
la adopción de esta importante carta han seguido muchos otros 
instrumentos jurídicos internacionales, regionales o nacionales 
para tratar de combatir las actitudes y com portam ientos discri­
minatorios hacia la otredad, ya sea en defensa de los derechos 
de las mujeres, de los niños o los ancianos, de los extranjeros o 
los pueblos indígenas, de las minorías sexuales o de cualquier 
otro grupo de personas que muestra diferencias con un ideal que 
constituye un estereotipo en boga de una sociedad. La realidad 
en el terreno, sin embargo, no parece haber m ejorado mucho, a 
pesar de estos documentos con buenas intenciones para lograr 
un ideal democrático universal.
La Organización de las Naciones Unidas fue concebida para 
preservar la paz, según su Carta de creación, por n osotros , b $ 
p u eb lo s d e la s N acion es U nidas. Su ex secretario general, Xavier
Prefacio 7
Pérez de Cuéllar, dice que desde entonces la ONU se ha conver­
tido en “nosotros, los gobiernos de las Naciones Unidas”, poco 
apto hoy día para resolver problemas, cuya solución no depen­
de de los gobiernos, sino de los pueblos del mundo: minorías 
étnicas, religiosas, pueblos autóctonos o disidentes políticos, es 
decir, los otros. Este distinguido peruano, coordinador del libro 
Nuestra d iversidad creativa (UNESCO, México, 1997), dice: “ha­
bría que empezar a pensar cuáles serían las nuevas modalida­
des que podrían permitir a ese foro mundial convertirse en una 
instancia, más apropiada que ahora, para resolver los conflictos 
actuales entre los pueblos del mundo”. Tendría que poder actuar 
aun en aquellas confrontaciones en donde participan grupos que 
no están en el poder o que no tienen representantes de sus res­
pectivos gobiernos, que son los que tienen sede, voz y voto, en 
organismos como las Naciones Unidas y sus variadas agencias 
especializadas.
En el libro del autor búlgaro Tzvetan Todorov, La Conquista de 
A m érica, el p rob lem a del otro (Siglo XXI, México, 1987), un libro 
fundamental sobre actitudes hacia la otredad, se cita un incidente 
en donde los españoles trataban de hablar en lengua española 
a los indígenas y donde el comentario de uno de los conquista­
dores fue: “por mucho que les gritábamos, los indios no lograban 
comprender y responder”. Concluyó, por consiguiente, que los 
indígenas eran seres irracionales y que simplemente no tenían un 
lenguaje. Hoy día, se sabe que en América Latina los indígenas 
hablan dialectos. Y uno se pregunta entonces: ¿dialectos (o sea 
variantes lingüísticas) de qué lengua? En general no son calificadas 
como “lenguas” indígenas o idiomas, lo cual puede constituir una 
prolongación de esa actitud etnocéntrica de los conquistadores.
De la misma manera, se encuentra con frecuencia lo que se 
podría llamar una actitud etn océn trica o eu rocén trica en la visión 
que se tiene de otros fenómenos culturales. Pienso, por ejemplo, 
en la antigua escritura de los aztecas o de los mayas, en forma de 
glifos, en donde cada glifo representaba una palabra (igual que 
la escritura de los egipcios, con sus jeroglíficos, o de los chinos, 
que no han querido nunca abandonar su tipo de escritura, con 
un signo o símbolo para cada palabra). Estas escrituras suelen 
ser casi siempre consideradas como inferiores (y ño diferentes)
o
a la escritura alfabética, a pesar de las ventajas de una escritura 
de este tipo, sobre todo en un contexto multilingüístico. Una de 
las ventajas de una escritura con un símbolo para cada palabra 
(com o en el caso de nuestras cifras, que son universales, por ser 
independientes de su pronunciación) es la de poder pronunciar 
el signo en cualquier idioma, siendo comprendido por todos.
La misma idea del miedo o rechazo que puede inspirar la 
o tr e d a d (ya sea que se trate de un ser diferente de ti, sea por 
discapacidad, obesidad exagerada, un color de piel diferente del 
de la mayoría de la población, o un hombre homosexual con 
vestuario de mujer o con una voz femenina, una mujer musulma­
na con un velo en una sociedad occidental, una persona con una 
vestimenta o característica diferente del estereotipo en la socie­
dad en que vive) está bien resumida en las palabras simples del 
filósofo francés Jean-Paul Sartre: “El infiemo es los otros . Con 
esto quiere decir que los que son como yo, que se visten y se 
com portan com o el ego, son personas aceptadas, por mantenerse 
conform e a la manera como el hablante siente que deben ser los 
individuos, con quienes le gusta convivir e interactuar, mientras 
que los otros son los que inspiran miedo, rechazo, disgusto y con 
los que no quiero convivir, ni tener en su cercanía y (queen los 
casos de rechazo más agudo) de los que quiere zafarse, aleján­
dolos de él y encerrarlos en ghettos, en reducciones indígenas o 
hasta eliminarlos físicamente, sobre todo si es que tiene el apoyo 
y la ayuda de las autoridades para hacerlo (com o en el caso del 
Estado nazi o cualquier otro Estado que, aún en años recientes, 
han eliminado a personas o grupos diferentes de quienes tienen 
el poder).
D e hecho, uno de los principales objetivos de la Organiza­
ción de las Naciones Unidas, al crearse hace más de medio siglo, 
fue principalmente el de evitar, en el futuro, las guerras entre 
diferentes naciones. Sin embargo, los conflictos que existen en 
el mundo y que han existido en años recientes, ocurren entre 
los Estados miembros de las Naciones Unidas y suelen ser entre 
grupos étnicos diferentes (com o en el caso reciente de Kosovo, 
con una mayoría albanesa en un Estado con el poder en manos 
de los serbios, o bien, en el caso de Ruanda, en donde los hutus, 
teniendo el poder en 1994 mataron a casi un m illón de tutsis, que
Prefacio
P ifa d o 9
ahora están (tn el poder y rep/ímch a los h n íu v ; entre? grupos 
religiosos (c a n ia en Irlanda del Nono, en donde los c a tó l ic a han 
sido reprimido?» dnranfe años por los protcuanies w / h:í;hío<í c a n 
d poder del Reino Unido, en J/mdres;; entre g/upos políticos 
en pugna (com o en d caso de Chile Ixjjo el prxlcr de la dicta­
dura de Pínochel, con mj matanza de loa supuestos adversarios 
m arx is las) o entre cualquier grupo en el poder (<[ue quiere re­
primir, eliminar o perseguir a determ inados grupos; adem ás de 
aquellos que son considerados una amenaza para la estabilidad 
del país o para la continuación del e je r c id a del poder por el gru­
po dominante. O corno es e) caso de los narcotraficantes ahora 
en México.
En pocas páginas y con una gran capacidad de resum en, la 
autora ha logrado concentrar en este libro sus ideas fundam enta­
les acerca de una sociedad de paz y armonía, de aceptación hacía 
los que son diferentes o que piensan de manera distinta de los 
que detentan el poder, y propone una guía de conducta válida 
para com batir todas esas dim ensiones de la no aceptación del 
otro. Ella nos da alternativas para ser usadas por padres, educa­
dores, líderes y formadores de todo tipo, com prom etidos con el 
cambio, con el respeto por los diferentes movimientos ideológi­
cos, que deben buscar a través de sus acciones y sus actitudes, 
nuevas formas de conciencia social. Estas personas, form adoras 
de las nuevas generaciones, deben desarrollar en los niños, los 
jóvenes y en las víctimas de discriminación de todo orden, ha­
bilidades que les permitan desactivar el potencial explosivo de 
las cargas intelectuales y em ocionales negativas a través de un 
nuevo tipo de com unicación que les ayude a evitar el aum ento 
de conflictos y que a su vez les proporcione un sentido más 
constructivo que destructivo para sus futuras acciones en la vida 
y en la sociedad.
Esta obra, a pesar de su brevedad, nos perm ite adquirir un 
conocim iento profundo sobre una problem ática central del mun­
do actual, constituido por nuestra percepción y tratamiento del 
o irá en un universo cada vez más globalizado. Pero es un mundo 
que muestra tendencias, cada vez más fuertes, a un ensimisma­
miento o un repliegue hacia sus propias raíces y a sus iguales, 
a un comunitarismo malsano (el etnodesarrollo) que excluye de
10 Prefacio
esos mismos grupos comunitarios y frecuentem ente discrimina­
dos a todos los demás y a todos los que no forman parte de su 
comunidad. Muchas veces lo hacen a través de manifestaciones 
muy violentas, dirigidas por aquellos otros hacía la sociedad do­
minante (respuestas, por ejemplo, en forma de terrorismo, contra 
injusticias o discriminaciones resentidas, ya sean imaginarias o 
reales). Debido a ello, este libro nos proporciona una fácil, pero 
útil, introducción a un campo de conocim iento hasta ahora in­
suficientemente estudiado y analizado, pero que constituye, en 
toda su simpleza, un instrumento fundam ental para construir un 
futuro mejor para nuestros hijos y para el m undo en el que ten­
drán que vivir.
D r a . B ir g it t a L ean d er
Consultante Internacional para la UNESCO, París.
Profesora Investigadora del D epartam ento de Relaciones
Internacionales y de Ciencias Políticas, 
Universidad de las Am éricas, Puebla, México. 
Centro de Investigación y Estudios Superiores 
en A ntropología Social, México.
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Indice de contenido
Prefacio 5
Introducción 13
Cap. 1. La discriminación y la violencia: cómo se ejercen 15
Sobre la necesidad de hacer avanzar la condición 
humana, 15. Las diferentes formas de violencia, 16.
Cap. 2. Principales términos y procesos psicosociales para
explicar el fenómeno de la discriminación 23
Cap. 3. Grados y formas de repulsión-atracción hacia cier­
tos grupos sociales 29
Cap. 4. Motivos, tipos y criterios de discriminación 33
Cap. 5. Ámbitos donde se fomenta la discriminación y los 
elem entos que la sustentan; estrategias para pre­
venirla utilizando el modelo ecológico de Bronfen- 
brenner 43
Cap. 6. Las ideologías, sus compromisos y sus oposicio­
nes: el am biente político 57
Discriminación latente y lo políticamente correcto,
60 .
11
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12 índ ice de contenido
Cap. 7. Estrategias, a lternativas y m a n e jo d e co n flic to s 63
Estrategias y alternativas, 63. R eso lu ción d e con flic­
tos de m anera creativa y pacífica , 68.
Conclusión 73
Bibliografía 77
índice analítico 79
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ir
h
Introducción
Ninguna niña o niño nace con prejuicios. Pero, poco a poco, 
va a descubrir las diferencias entre personas, a incorporarlas com o 
parle de ciertos grupos, a clasificarlas según su nivel de familia­
ridad y a desarrollar sentimientos de atracción o rechazo hacia 
ellas. Lo cierto es que, tampoco, ninguna niña o niño nace tole­
rante, cuestionando las injusticias sociales y buscando soluciones 
pacíficas a los conflictos que encuentra diariamente.
En este sentido, numerosos procesos interfieren en la cons­
trucción de individuos o sociedades intolerantes. La oportunidad 
de comprender y reflexionar sobre algunos de ellos contribuye a 
identificar mejor algunas de las caras más escondidas de las discri­
minaciones. Con un problema que subyace en nuestras creencias 
y emociones, es difícil luchar. De allí la importancia de descubrir 
la forma en que los procesos psicosociales de discriminación se 
desarrollan a través de diversas experiencias de aprendizaje que 
son fomentadas por el mismo contexto sociocultural donde nos 
desenvolvemos com o individuos.
De manera sencilla, la discriminación se refiere a un trato di­
ferenciado y la violencia a un ejercicio de poder que tiene por 
objetivo delimitar o lastimar al otro. Casi nunca la violencia se 
ejerce de manera indiscriminada o gratuita y casi siempre la dis­
criminación se acompaña de una forma u otra de limitar y oprimir 
al otro. Discriminación y violencia son términos interrelacionados 
que contienen conjuntos de situaciones muy variadas. Por esta 
razón, hablamos con frecuencia de las d iscrim in ac ion es y violen -
14
Introducción
c í a s p a ra e v id e n c ia r la p lu ra lid a d d e s u s m a n ife s ta c io n e s . En otros 
c a s o s s e u tiliz a n d e m a n e r a s in g u la r p a ra r e fe r ir s e a d os grandes 
p r o c e s o s m u lt ifa c é t ic o s e n u n m a r c o g e n e r a l y d e m anera más 
a b s tra c ta .
A tra v é s d e e s te l ib r o s e p r e te n d e a n a liz a r , d e s d e varios en­
fo q u e s te ó r ic o s , la s d ife r e n te s fo r m a s y p r o c e s o s d e discrimina­
c io n e s y v io le n c ia s , c o n e l o b je t iv o d e fo m e n ta r u n a m ejo r com­
p r e n s ió n d e s d e u n e n fo q u e m u lt id is c ip lin a r io . T a n to la psicología 
s o c ia l , c o g n it iv a , d e l d e s a rr o llo , c o m u n ita r ia e in tercu ltu ra l, como 
la s d ife re n te s p e r s p e c t iv a s s o c io ló g ic a s , la s c ie n c ia s d e la comuni­
c a c ió n y d e la e d u c a c ió n c o n t ie n e n a p o r ta c io n e s teó ricas que 
p e rm ite n e n te n d e r la c o m p le jid a d d e l fe n ó m e n o .
El p ro b le m a e s m u ltifa c é tic o y p lu r id ire c c io n a l, as í com o la 
b ú s q u e d a d e a ltern a tiv as. N o e x is te u n a s o la fo rm a d e discrimina­
c ió n , d e v io le n c ia , o u n a s o la m a n e ra d e e je rc e r la , d e justificarla, 
s in o m ú ltip les . S in m e n c io n a r q u e e x is te u n a g ra n variedad de 
g ru p o s q u e s o n b la n c o d e m a ltra to s s o c ia le s , e n d istin to s grados 
y p o r d iv ersas ra z o n e s . L ev an tar lo s o jo s s o b r e lo s o b stá cu lo s que 
fre n a n e l p le n o d e sa rro llo h u m a n o e n n u e s tra s o c ie d a d obliga a 
c o n te m p la r u n h o r iz o n te d e p r im e n te d o n d e n o h a y u n a ú n ica cosa 
q u e h a ce r , s in o u n a m u ltitu d d e a su n to s q u e a te n d e r . N o hay una 
lu ch a q u e s e a m ás im p o rta n te q u e la o tra e n e l p ro y e c to de dig­
n ifica r a la h u m a n id a d y d e lu c h a r c o n tra las in ju stic ia s . El cam ino 
p o r re co rre r e s in m e n so y , p a ra d ó jic a m e n te , n o e x is te u n a , sino un 
a m p lio c o n ju n to d e ru tas, v ías y s e n d e ro s e n tre c ru z a d o s ; u n verda­
d e ro la b e rin to d e p o s ib ilid a d e s p a ra h a c e r a v a n z a r a l hum anism o. 
S in im p o rtar p o r d ó n d e se e m p ie z a o se a b o rd a e l p ro b le m a de las 
d isc r im in a c io n e s , lo q u e h a c e fa lta s o n in ic ia tiv a s p a ra m ejo rar el 
te jid o so c ia l. D e l tra b a jo p s ic o ló g ic o s o b r e s í m ism o , a la intim idad 
fam iliar, al s is tem a e d u ca tiv o , d e sa lu d , a l tra b a jo co m u n ita rio , co n 
lo s m e d io s d e c o m u n ic a c ió n o e n e l á m b ito c ie n tíf ic o , p o lítico o 
e c o n ó m ic o , h ay p o s ib ilid a d e s d e g e n e ra r c a m b io s e n fa v o r d e un 
m e jo r b ie n e s ta r h u m a n o .
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1
La discriminación y la 
violencia; cómo se ejercen
SOBRE LA NECESIDAD DE 
HACER AVANZAR LA 
CONDICIÓN HUMANA
Sonó la alarma cuando se descubrieron las atrocidades come­
tidas en los cam pos de la muerte y explotaron las dos primeras 
bom bas atómicas. Desde estas imágenes impactantes, una gran 
parte de la humanidad fue testigo de su propio potencial auto- 
destructivo. Ante sus ojos se demostró cómo el odio es capaz de 
cam biar el destino de la humanidad de manera peligrosa, a muy 
corto plazo, cuando nada se hace para revertir la situación y pre­
venir lo peor. Se logró establecer un cierto consenso alrededor 
del n u n c a m ás. De esta toma de conciencia se deriva la declara­
ción universal de los derechos humanos y surge, en gran parte, la 
necesidad de construir una cultura de paz, ya que, en el escenario 
de la carrera armamentista, se juzga no sólo la defensa de la digni­
dad hum ana de ciertos grupos vulnerables, sino la sobrevivencia 
misma del planeta y sus habitantes.
Si se trata de conflictos entre las grandes potencias nucleares 
o al interior de las relaciones más íntimas, como la de un padre 
con su hijo, las diferentes formas de ejercer la discriminación o 
la violencia tienen sus costos. De manera general, las discrimina­
ciones hacen retroceder a la humanidad, contaminan las inter-
15
16 Cap. 1. La d iscrim inación y la violenciah ]
relaciones co n d iferentes form as de v io len cias; deshumanizan a í ! 
las víctimas, p ero tam bién dañan a los victim arios, quitándoles su Vi 
dignidad y nobleza. D el au tod esp restig io a la m asacre, pasando' 
por la exclu sión , los co sto s de las d iscrim inaciones son variados. r'\ 
No solam ente lastim an a las p erson as discrim inadas, sino que 
limitan los avances de la hum anidad. C uando en una sociedad 
los derechos de los individuos o de ciertos grupos sociales son 
violados sistem áticam ente y cu an d o una parte de la población , 
no puede desarrollar su p len o p o ten cia l o vive en condiciones 
adversas, se obstaculiza su desarrollo. Se fom enta así, un clima 
de injusticia que fragm enta las identidades sociales y que tiene el 
potencial de incentivar la violencia, ya sea la de grupos que tie­
nen el poder sobre los m ás vulnerables o la violencia de los de 
a b a jo sobre los de a r r ib a para liberarse de la opresión sentida o 
vivida. D e allí la necesidad social de encontrar los mecanismos í*1 
para desarm ar la violencia, incentivando el pacifism o y un clima 
de justicia social. Buscar alternativas al e jercicio de las diferentes 
formas de discrim inaciones obliga a fom entar nuevas formas d e , j 
abarcar los conflictos hum anos qu e perm iten proteger la digni­
dad hum ana y ampliarla.
Lograr abrir las puertas que perm itan que todos los seres hu­
m anos tengan las mismas posibilidades de desarrollar sus poten­
cialidades y de creer en su dignidad, perm itirá que la humanidad 
se enriquezca con las contribuciones que cada uno de sus miem­
bros puede aportar. En otras palabras, cada vez que se desprecia 
el potencial de una persona se priva a la sociedad de un tesoro 
que se quedará enterrado bajo los prejuicios, condenado a no 
existir y que se asfixiará antes de poder em erger. Liberar los ta­
lentos permitirá a la humanidad dar grandes pasos, descubrirse a 
sí misma y ennoblecerse.
LAS DIFERENTES FORMAS 
DE VIOLENCIA
D e la idea de que existen personas que m erecen un trato 
diferente, que no tienen los mismos derechos que los demás, se 
desprenden varias formas de violencia: sim bólica, psicológfe
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Las diferentes formas de violencia 17
sexual, física, económica y legal, que, por lo general, se relacio­
nan. Por ejemplo, las niñas y los niños que son víctimas de la 
prostitución infantil sufren diversas formas de explotación y mal­
trato que deshumanizan su realidad, es decir, que padecen re­
laciones de poder que afectan su integridad a nivel psicológico, 
físico y sexual por ser parte de un grupo vulnerable en el plano 
económico, legal o político.
Se puede hablar de violencia simbólica cuando se denigra a un 
grupo a través de ideas o imágenes reductoras o falsas. Por ejemplo, 
cuando se piensa que no se debe creer lo que dicen las niñas y los 
niños, que las mujeres deberían quedarse en su casa para atender 
a su familia y no tener ninguna ambición profesional, que los hom­
bres son incapaces de controlarse sexualmente o de cuidar bien a 
sus hijos. También, cuando se hace un juicio diferencial para una 
misma realidad; por ejemplo, cuando se considera que las mujeres 
que practican el sexoservicio se denigran, mientras los hombres 
que también lo practican, pero como clientes, sencillamente resuel­
ven una necesidad. O cuando a una candidata a la presidencia de 
un país se le pregunta: “¿Quién va a cuidar de su casa y sus hijos 
si es elegida?”; sin embargo, este tipo de cuestionamiento nunca se 
haría si el candidato es del género masculino. Las barreras que se 
imponen a las personas que desafían un orden simbólico toman 
varias formas, pero no siempre son visibles a primera vista. El techo 
de cristal al cual se enfrentan las mujeres en su ascensión laboral 
tiene que ver con el hecho de que ciertos espacios sólo en aparien­
cia están abiertos para ellas; en realidad las aspirantes a puestos de 
poder o de responsabilidad encuentran una serie de obstáculos, 
como las viejas costumbres, los prejuicios y las reglas implícitas del 
juego que hostilizan el entorno de las mujeres en estos ámbitos.
La falta de sensibilidad ante las necesidades específicas de 
ciertos grupos tam biénpuede tomar la forma de discriminación o 
de violencia sim bólica. Por ejem plo, la falta de rampas de acceso 
para que las personas discapacitadas ingresen a ciertos lugares 
públicos o que no se le permite a un transexual cambiar su do­
cum entación o tarjetas de crédito. La falta de flexibilidad o de 
voluntad para facilitar la integración de ciertas personas es una 
forma de excluirlas sim bólicam ente y tiene implicaciones reales 
en la vida de las personas afectadas.
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18 Cap. 1. La discriminación y la violencia ■
/
La violencia psicológica se puede ejercer de diversas mane­
ras: cuando se ignora a alguien, se trata de evitarlo o se toma una ' 
actitud de rechazo para hacerle sentir que no es importante. Las 
bromas, las descalificaciones constantes y los insultos también i 
son formas de ejercer este tipo de violencia. Intimidar, humillar, ¿ 
abusar del poder, chantajear y limitar la libertad de alguien con- j 
trolando su vestimenta, sus actividades o sus relaciones son otros i 
ejemplos de lo que se considera violencia psicológica. A niñas y 
niños abusados sexualmente se les hace sentir que son personas 
sucias, vergonzantes, que no valen nada y que a nadie le importa 
lo que les sucede.
No respetar la integridad sexual de una persona al hacer uso •’ 
del hostigamiento, de palabras o gestos que denigran u ofendan, ¡ 
de la compra de sus servicios o de una violación, también son i 
maneras de reducir a una persona a objeto sexual, con el fin de 
servir a los propios deseos y necesidades sin preocuparse por la -¡ 
realidad de la otra persona. Por eso se consideran como formas i 
de abuso de poder y violencia, ya que lastiman a las víctimas en .■ 
su intimidad. La demanda sexual masculina genera, como conse­
cuencia, pornografía, turismo sexual, tráfico de mujeres, niñas o 
niños con fines de prostitución.
Las lesiones físicas infligidas a una persona son, generalmen­
te, más visibles que las simbólicas, psicológicas o sexuales. Cuan­
do se pone en peligro la salud de alguien, se le castiga, golpea, 
tortura o hasta asesina, también se está violentando su integridad 
física. Las repercusiones sobre las víctimas van más allá de las 
que son visibles sobre el cuerpo. El miedo, la denigración, la 
impotencia y la frustración se inscriben en la mente de las per­
sonas que sobreviven a los abusos, ya sean físicos, sexuales, psi­
cológicos o simbólicos. Esto afectará su salud mental de distintas 
formas, creando estados depresivos importantes o futuros victi­
marios, de acuerdo con cada caso.
Por violencia física indirecta se entiende un conjunto de prác­
ticas que tienen como objetivo asustar. Pegar en la pared, con­
ducir un vehículo de manera peligrosa, romper platos, lanzar 
objetos o patear lo que se encuentra en el camino, son algunos 
ejemplos característicos de este tipo de violencia.
Los abusos de poder que se relacionan con lo económico fe
Scanned by CamS Can,
Las diferentes formas de violencia 19
man parte tam bién de las diferentes formas de ejercer la violencia 
sobre alguien o un grupo en particular. Mantener a una persona 
en un estado de dependencia económ ica abre la puerta a todas 
las formas de control sobre ella. El hecho de explotar la fuer­
za de trabajo de alguien, de im poner condiciones laborales que 
no respeten su dignidad, de no proporcionar seguridad social o 
mantener a una población en un estado de miseria, son maneras 
de maltratar económ icam ente a las personas vulnerables. El ca­
rácter lucrativo de la explotación sexual de menores ilustra cómo 
el cuerpo se vuelve una mercancía (violencia simbólica), se co­
meten violaciones sexuales, psicológicas y físicas en la víctima, 
por lo que se favorece su explotación.
La violencia legal se ejerce cuando se amenaza o se utiliza el 
poder jurídico para controlar al otro u obtener ciertas ganancias. 
La amenaza de denunciar a alguien por maltratos, para quitarle 
un derecho de visita o la patria potestad; para arruinar el derecho 
de práctica de un ejercicio profesional por cuestiones de ven­
ganza o acusar de difamación al periodista que denuncia públi­
cam ente una injusticia son maneras de perjudicar a una persona 
a través de los procesos legales. Obstaculizar la naturalización 
de las personas extranjeras, no otorgarles permisos de trabajo o 
negar ciertos derechos legales a las parejas hom osexuales son 
formas de ejercer la discriminación a través del sistem a d e ju sti­
c ia . Tam bién es com ún que la gente de escasos recursos, de las 
minorías raciales o las más vulnerables, para poder defender sus 
derechos ante las autoridades, usualmente son tratadas de ma­
nera injusta, frecuentem ente son arrestados o tienen que pagar 
multas más altas y hasta condenas más fuertes que las personas 
que ostentan el poder.
Cuando a ciertos sectores de la población se les niega la posi­
bilidad de cumplir sus necesidades básicas com o comer, educar­
se, trabajar, desplazarse o tener una vida digna, podem os hablar 
de violencia estructural, en donde no es posible identificar un 
agresor de m anera clara. Por tanto, se trata del ejercicio de vio­
lencia indirecta, ya que las consecuencias que viven las víctimas 
no derivan de las intenciones de lastimar a un grupo en parti­
cular, sino que son, más bien, consecuencias secundarias de un 
conjunto de decisiones o de estructuras que producen injusticias
Scanned bv C am S r a n n p r
20 Cap, ), \n discrimina'ión y b
nados grupos no encuenlran trabajo o cu an d o nunca pueden
para sus desplazamientos: no ofrecer horarios o con d icion es de 
trabajo que permitan cuidar de sus hijas o h ijos para continuar 
ejerciendo su profesión. Otro ejem plo es no dotar ropa con me­
didas corporales diferentes de la talla m edia, ya q u e todas son
ramente que las personas discapacitadas n o son b ienvenid as en 
las universidades, que las madres o padres so ltero s n o tienen las 
capacidades o el derecho de ejercer determ inadas p ro fesion es o 
que las personas obesas no deberían existir, p ero las circunstan­
cias indican lo indeseable de su situación.
públicas a personas con discapacidad: no p ro v eer d e espado 
suficiente en los sanitarios, no construir las ram pas necesarias
j
Scanned by CamScanner
21
Cuadro 1.1. Formas de violencia asociadas 
con la discriminación.
F o rm a s d e 
v io len c ia E je m p lo s d e su e je rc ic io
Simbólica • Fomentar ideas o imágenes negativas que humillan, 
degradan o encierran en estereotipos a un grupo de 
personas.
Psicológica • Ignorar a alguien, hacerle sentir menos o sin importancia.
• Insultar, desaprobar sistemáticamente y hacer bromas 
sobre los asuntos que son importantes para una persona.
• Limitar la libertad o las iniciativas de alguien controlando 
sus actividades y comportamientos.
• Chantajear, acusar, amenazar, castigar o abusar del poder.
Sexual • Hostigar, ofender, denigrar y no respetar la integridad 
sexual de una persona.
• Obligar a alguien a tener prácticas sexuales que no desea.
• Violación.
• Usar o comprar el cuerpo de una persona como un objeto 
sexual a su servicio.
Física • Poner en peligro la salud física de una persona, infligir 
castigo corporal.
• Gritar, cachetear, empujar, golpear, torturar y hasta 
asesinar a una persona.
• De manera indirecta: pegar en la pared, azotar la puerta, 
acelerar la velocidad del vehículo con el fin de asustar, 
entre otras.
Económica • Mantener en la miseria a alguien, sin protección social, 
explotarla, no pagarle un salario justo por el trabajo 
cumplido o imponer condiciones laborales que no 
respeten la dignidad humana.
Legal • Recurrir a los procesos jurídicos o amenazar con utilizarlos 
para ejercer el poder sobre otra persona.
• Abusar de los procedimientos jurídicos para legalizar una 
situación u otorgar un derecho.
Estructural • Negar a una población, de manera indirecta, el acceso a 
sus necesidades básicas.
Principales te'rminos y 
procesos psicosociales para explicar 
el fenómeno dela discriminación
Existen varios términos para nombrar los diferentes aspeaos 
y procesos que intervienen en el fenómeno de la discriminación.
No existen prejuicios sin la presencia de estereotipos. Y la cate- 
gorízación social se nutre de las diferentes formas de discrimi­
nación que existen en nuestra sociedad y que son fomentadas a 
través de los prejuicios y de las diferentes formas de segregación 
y exclusión social.
Por estereotipos se entienden las imágenes simplificadas que 
se usan para representar un grupo social. Se caraaerizan por ge­
neralizar, dejando de lado los matices que permiten ubicar a las 
personas de un grupo bajo las mismas caraaerísticas, lo que las 
hace a todas iguales entre ellas. Son creencias que circulan en el 
saber común, que proporcionan teorías ingenuas que permiten te­
ner ideas sobre algo o alguien sin siquiera conocerlo o jamás haber 
estado en contacto con él. Por ejemplo, creer que las personas que 
habitan en África son todas pobres, de piel oscura y bailan como 
dioses o que a ninguna mujer le gusta hacer depone, que a todas 
las mujeres les encanta preocuparse por su apariencia y se quieren 
realizar a través de la maternidad. El problema principal con los 
estereotipos es que pocas veces son cuestionados y encierran a las 
personas bajo ciertos rasgos y de esta manera ponen barreras sim­
bólicas, pero a veces reales, a las personas que no se identifican 
con estos moldes que les imponen a ellas.
24 Cap. 2 . P rinc ipa les té rm inos y procesos psicosociales
Los prejuicios, las actitudes positivas o negativas que se pue­
den tener antes de co n o ce r a algu ien o antes de estar en una 
situación específica . Son p reco n cep tu alizacio n es qu e derivan de 
los estereotipos, que p u ed en influir en el trato qu e se les da a 
ciertas personas y que p u ed en d esem p eñ ar un p ap el importante 
en la toma de ciertas iniciativas o d ecision es. C uando los prejui­
cios son activados, es decir, que se co n cretan y se reflejan en la 
realidad, se puede hablar de discrim inación.
Las consecu encias negativas de la d iscrim inación se convier­
ten en prácticas que fom entan la segregación y la exclusión so­
cial. Esto se da cuando a los grupos socia les considerados como 
m enos im portantes o indeseables se les n iegan las mism as posi­
bilidades de desarrollarse plenam ente o de gozar de los mismos 
derechos que otorgan a los más pod erosos. D e esta manera, a 
través de las leyes, de políticas o de prácticas cotidianas se am­
plían las brechas entre los grupos dom inantes y los vulnerables.
Tradicionalm ente, el estigm a era una m anera de identificar 
a ciertas personas a través de un signo que estaban obligados a 
portar para ser diferenciadas del resto de la población . Por ejem­
plo, las m ujeres que habían com etido adulterio se les obligaba 
a identificarse con la letra A; a los judíos, a portar una banda 
de tejido con la estrella de David; a los esclavos, un tatuaje que 
permitía identificarlos. Por extensión, el co lor de la piel, una dis­
capacidad, el género o la edad pueden conform ar parte de un 
proceso de estigmatización. Es decir, que una vez que las perso­
nas son identificadas socialm ente, no pueden escapar a una con­
dena social, por lo que siem pre se les recuerda su diferencia y 
por consecuencia, tienen que recibir un trato social generalm ente 
desfavorable.
La categorización social retoma varios de los concep tos pre­
viamente explicados. A través de este proceso vem os las diferen­
cias entre nosotros y los demás, es decir, la otredad. Categorizar 
es el esfuerzo de clasificación mental que se hace para poder 
organizar la información que se tiene (o no) sobre la gente, agru­
pando a las personas que se parecen para form ar conjuntos y 
atribuirles un valor. En esta tarea de aproxim ación para ubicar 
a los individuos y jerarquizarlos a través de categorías sociales 
se utilizan los moldes preexistentes, com o los estereotipos y se J
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Principales térm inos y procesos psicosociales 25
co m p leta la in fo rm a c ió n a m p lia n d o rasg os y e lim in an d o d ato s 
q u e n o c o rre s p o n d e n c o n las c la s ifica c io n e s ya esta b lec id a s .
M ás allá d e l fe n ó m e n o d e la d iscrim in ació n , p ro p io d el in d iv i­
duo, para ca ra c te r iz a r lo q u e p e r c ib e d e su realid ad so c ia l y p ara 
p od er a fro n tarla d e m a n e ra p rag m ática en su vida co tid ian a , la 
so cied ad y sus d iv ersas estru ctu ras cu e n ta n c o n to d o u n sistem a 
op erativo q u e fa v o re c e la fra g m e n ta c ió n d e las p o b la c io n e s en 
d iferentes se c to re s . A lg u n as d e estas d iv ision es y d esig u ald ad es 
son rea les. E n e s te c o n te x to d e in te rre la c ió n en tre el ind ividu o 
y su e n to rn o lle n o d e co n tra d ic c io n e s y co n fu sió n , co m o su je to s 
socia les b u sc a m o s in te rp re ta r lo q u e n o s rod ea d e la m an era m ás 
eco n ó m ica p o s ib le co g n itiv a m e n te h ab lan d o . En esta b ú sq u ed a 
de co m o d id ad in te le c tu a l y d e p az e m o cio n a l se lleg an a ju stifi­
car las b arreras s o c ia le s y e l trato d iferen cia l q u e re c ib e n c ierto s 
grupos so c ia le s , c o m o si n a t u r a lm e n t e ex istieran su b ca teg o rías 
de gente.
A través d e la c o g n ic ió n so c ia l se d escrib e el p ro c e so p o r el 
cual un in d iv id u o p e rc ib e , d esco d ifica , in terp reta y re a cc io n a a 
una s itu ació n d e in te ra cc ió n so cia l. C u and o u n a p erso n a tien e 
preju icios so b re c ie rto s g ru p o s so c ia le s o n o c o n o c e b ie n su re a ­
lidad, p u ed e filtrar la in fo rm a ció n q u e so la m en te co rre sp o n d e 
a su id ea p re e s ta b le c id a y rech a z a r o tros d atos im p ortan tes a 
la d e sco d ifica c ió n d e la s itu ació n , p u ed e ta m b ién m alin terp retar 
los h ech o s , d arle o tro s ig n ificad o y re a cc io n a r d e u n a m an era 
no ad ecu ad a . La a p o rta c ió n d e u n a resp u esta ap rop iad a a u n a 
situación so c ia l co n flic tiv a d e p e n d e n o so lam en te d e u n a b u e n a 
in terp retación d e lo su ce d id o , s in o tam b ién d el rep erto rio d e e s ­
trategias y so lu c io n e s d isp o n ib le s para p o d er afrontar la realid ad 
de m anera co n stru ctiv a , s in recu rrir a la v io len cia . D esafo rtu n ad a­
m ente, a v e c e s n o se s a b e re sp o n d e r a la v io len cia m ás q u e c o n 
el uso de la v io le n c ia .
Por re p re se n ta c io n e s so c ia le s se en tien d e u n co n ju n to d e sa ­
beres co m u n es q u e s e e la b o ra n so c ia lm e n te para en ten d er ciertas 
realidades. E stas te o r ía s in g en u a s , e s d ecir, n o to ta lm en te c ie n tí­
ficas, q u e so n u tilizad as e n las in te ra cc io n e s co tid ian as p erm iten , 
generalm ente, p re d e c ir e l co m p o rta m ie n to (M o sco v ici, 2 0 0 2 ). Se 
relacionan c o n la d iscrim in a c ió n cu a n d o , p or e jem p lo , se c re e 
o se p ien sa so c ia lm e n te q u e p erso n a s c o n cierto a sp e c to so n
S can n p H K,,
26 Cap. 2. Principales términos y procesos psicosociales
perversas o deshonestas y que otras que provienen de grupos 
sociales distintos son más confiables o trabajadoras y, por tales 
principios, se rechaza o acepta, se tem e o confía, se ama u odia 
a un grupo determinado. )
A partir de la observación, de la im itación y de ciertas for­
mas de recompensa o de castigo que recibim os aprendem os a 
comportarnos socialmente. El aprendizaje social se refiere a las 
enseñanzas que recibimos de nuestro entorno. D e este último 
podemos aprender a abusar del poder, a ten er conductas vio­
lentas o discriminatorias, pero también a desarrollar habilidades j 
comunicativas para solucionar los conflictos pacíficam ente.
A algunos grupos se les atribuyen las causas d e ciertos pro­
blemas emocionales, sociales, políticos o eco n ó m ico s. Esta atri­
bución sirve de justificación para adoptar prácticas violentas ha­
cia ellos. Es muy común, en los casos de v io len cia intrafamiliar, 
que se culpe a las mujeres de m erecer los m altratos p o r no ser 
sumisas o comprensivas con sus esposos; o, p or el contrario , de 
no tener el valor suficiente para poder dejar una p are ja violenta, 
cuando tienen razones reales para tem er por su p rop ia seguridad, 
por las carencias económ icas o por las dificultades em otivas su­
yas y de sus hijos si toman la decisión de ab an d o n ar e l hogar. A 
los inmigrantes se les responsabiliza por la insegu ridad socia l, el 
terrorismo y el desempleo.
Scanned by CamScanner
Cuadro 2.1. Principales térm inos y procesos 
ps icosoc ia les para exp licar el fenóm eno 
de la d iscrim inación.
27
Estereotipo. Una im agen que genera liza y encierra a todas las personas de un 
mismo grupo bajo c iertos rasgos.
Prejuicio. Una ¡dea p reconceb ida , un ju ic io antes de conocer b ien a una 
persona o a un g rupo socia l. Puede ser pos itivo o negativo, aunque
prejuicios.
Segregación y exclusión social. Leyes, políticas y prácticas que limitan, 
castigan y niegan el acceso a las mismas oportunidades y derechos a 
ciertos grupos de personas.
Estigmatización social. Identificar a algunas personas a partir de un
determinado rasgo que las deja marcadas socialmente y que las condena 
a recibir ciertas formas de maltrato.
Categorización social. Proceso mental que permite agrupar a las personas 
y grupos sociales en ciertos conjuntos sociales y atribuirles un valor 
basado en los estereotipos, prejuicios o representaciones sociales que los 
estigmatiza y permite jerarquizarlos entre ellos.
Cognición social. Proceso mental que permite percibir una situación de
interacción social, seleccionar la información, decodificar e interpretar los 
hechos con el fin de proporcionar una respuesta adecuada a la situación.
Representación social. Saberes comunes o teorías ingenuas que son 
generadas por la sociedad, se utilizan en la vida cotidiana y permiten 
elaborar las categorías sociales, así como predecir las acciones.
Aprendizaje social. Enseñanzas que recibimos a través de nuestro entorno 
social y se refieren a procesos de observación, imitación y conductivismo.
Atribución. Proceso mental por el cual se legitima o explica la causa de un 
problema social a un cierto grupo.
generalmente se invoca la idea de p re ju ic io cuando se devalúa a a lgu ien 
antes de tener una expe rienc ia que perm ita aprec iarlo de manera justa.
Discriminación. Una form a de o to rga r un ju ic io o un trato socia l d ife rente de
las personas bajo c ie rtos crite rios d e d istin c ión com o los este reo tipos y los
Scanned hv r Qtn Q
Grados y jom as de. 
repulsión-atracción hacia
Según el grado d e rep u lsión o de atracción que se tiene ha­
cia algunos grupos, las p ersonas fom entan diferentes formas de 
discrim inación o , al contrario , se involucran en las luchas para 
eliminarlas. D e la actitud d e hostilidad hacia la de identificación 
con estos grupos m ás vu lnerables existe todo un abanico de po­
sibilidades de p o sic io n am ien to qu e va de lo más refractario a lo 
más favorable, p asan d o p or niveles interm edios, más neutros.
El odio constitu ye la form a más negativa y fuerte de repul­
sión hacia ciertos gru p os sociales. Se acom paña de diferentes 
formas de v io len cia q u e van d esde las sim bólicas hasta las reales 
como golpizas o g en o cid io . G eneralm ente, esta repulsión provie­
ne de la acu m u lació n d e frustraciones por parte de los victim a­
rios, qu ienes ju stifican q u e las víctim as m erecen o han buscado 
ser m altratadas, p u es se les cu lpa p or ciertos problem as sociales 
como la pérdida d e la p az socia l, e l increm ento de la inseguridad, 
del crim en org an izad o , e tcétera .
Por sentirse am en azad o o invadido en su propio territorio se 
pueden d esp ertar lo s p e o re s sen tim ientos y tom ar m edidas ex ­
tremas para p ro teg erse d e u n a situ ación incóm oda. La xenofobia 
(miedo a los ex tra n je ro s), la h o m o fo b ia (m ied o a la hom osexua­
lidad) y la m isog in ia (av ersió n a las m ujeres) son ejem plos de 
repulsión q u e n o so n g u iad o s p o r lo racional, sino por una cierta
29
Scanned bv r
dvamtz@live.com
Texto tecleado
3
dvamtz@live.com
Rectángulo
30 Cap. 3. Grados y formas de repulsión-atracción
inseguridad y tem or a perder el control y el poder que se tiene 
sobre la situación.
D espreciar a ciertos grupos o hacerlos sentir inferiores, consti­
tuye una forma bastante sencilla de proteger la identidad, sentirse 
seguro y elevar la autoestim a. Creer que los dem ás valen menos 
o no tienen que beneficiarse de las m ism as oportunidades y de­
rechos, es una m anera de exp resar su repulsión hacia quien es 
diferente, entendido com o m enor a s í m ism o.
Dudar del sufrim iento de los dem ás y cuestionar el daño pro­
vocado por las violaciones a sus d erech os son form as de volverse 
cóm plices de los victim arios o de negar la legitim idad de las de­
m andas de las personas afectadas. Por ejem plo , cuando se p ien ­
s a que las m ujeres buscan ser violadas, qu e si quieren pueden 
evitarlo o defenderse; que los n iños abusados exageran cuando 
reclam an reparación; que se h ace dem asiado ruido con el tema 
de la violencia intrafamiliar; que el analfabetism o o el hambre 
son falsos problem as, etcétera.
No tom ar posición, hacerse a un lado para n o involucrarse 
cuando hay una situación delicada es una form a de indiferencia 
frente a la discrim inación. Cerrar los o jo s y taparse los oídos para 
tratar de no ver y entender lo q u e está pasand o, cuando ciertos 
grupos son discrim inados perm ite el n o com prom iso.
Tolerar las diferencias es acep tar qu e la convivencia humana 
a veces es difícil, por lo qu e es n ecesario esforzarse para poder 
respetar los derechos de los dem ás, vivir en arm onía y n o caer en 
la violencia. Según W ism an (200 7 ), la ex p resió n tolerancia “tiene 
el sentido de p a c ie n c ia caritativa, de s u fr im ie n to d ictado por el 
am or divino ( c a r it a s )”. En este sentido, se trataría de una virtud 
qu e perm ite aguantar las m olestias p rovocad as p o r los demás. 
Ser intolerante es fallar a esta capacidad de co n ten ció n frente a 
lo q u e se considera insoportable. P ero tam bién significa guardar 
una cierta distancia y no sentirse m uy com p rom etid o co n los 
problem as q u e están viviendo los otros. Soportar y n o indignarse 
frente a los abusos com etid os en su en torn o es d eten erse para no 
participar en el cam bio de éstos h acien d o u n esfu erzo para evitar 
q u e em p eoren . . ¿.smm
Scanned by CamScanner
31
Cuadro 3.1. Grados y formas de repulsión-atracción 
hacia ciertos grupos sociales.
F o rm a s D e fin ic ió n
Odio Actitud de rechazo y hostilidad; culpar a un 
grupo social por los problemas que se viven 
en una sociedad; pensar que ciertas personas 
no deben existir y que deben ser maltratadas, 
aisladas, deportadas o exterminadas.
Fobia Tener miedo a la gente que pertenece a otro 
grupo social, sentimiento de invasión o hasta 
de amenaza hacia su integridad personal.
Desprecio Pensar que ciertos grupos valen menos o que 
no son tan importantes como los demás.
— Dudas Minimizar o no otorgar importancia 
a las diferentes formas de violencia o 
discriminación que viven algunos grupos.
0 Indiferencia Desinterés por la situación o las 
reivindicaciones de los grupos discriminados.
+ Tolerancia Aceptar las diferencias o las molestias en la 
convivencia de un grupo diferente del propio, 
pero guardando las distancias.+ + Simpatía Tener una actitud favorable con las causas, 
los valores o propósitos de un grupo.
+ + + Identificación Sentirse parte, comprometido o involucrarse 
con la búsqueda de justicia o dignificación de 
un grupo particular en la sociedad.
Simpatizar co n las id ea s o lo s p ro p ó s ito s d e u n g ru p o d e p er­
sonas significa to m ar p o s ic ió n a su fav or, e s ta r d e a cu erd o c o n sus 
principios, co n lo q u e p r o p o n e n y a p o y a rlo s e n su s d em and as, 
aun cuando n o se e s té d isp u e s to a c o rre r r ie sg o s o a sacrificar una 
parte del b ien estar p e rso n a l p a ra q u e s e le s h ag a justicia.
El p ro ceso d e id e n tif ic a c ió n p e rm ite n o s ó lo to le ra r a l o tro o 
simpatizar co n él, s in o p o n e r s e e n su lu g a r y se n tirse d isp u esto a 
apoyarlo y lu ch ar p a ra q u e p u e d a v iv ir c o n d ig n id ad , s ie n d o res­
petados sus d e re c h o s fu n d a m e n ta le s . A u n q u e u n a re iv in d icació n 
o un cam bio so c ia l n o n o s a fe c ta d ire c ta m e n te c o m o p erso n a , e ! W 
solo hecho d e s a b e r q u e n u e s tra s o c ie d a d p u e d e cam in ar ¿r
• v -<•. vi «rífete
- ÍV
32 Cap. 3. Grados y formas de repulsión-atracción
una mejoría en el respeto de los derechos hum anos puede ser 
visto com o una ventaja suficiente para solidarizarse y unirse a 
una causa social. No se necesita ser m ujer para estar en contra de 
la misoginia, no hace falta ser hom osexual para estar en contra j 
de la homofobia, tam poco hay que ser pobre, analfabeto y enfer­
mo para luchar en favor de un m ejor sistem a de repartición de la 
riqueza, de educación y de salud en nuestro país.
Se necesita ser consciente, capaz de ponerse del lado del otro, 
saber preocuparse por alguien más que p or sí m ism o, conocer , 
la importancia de las coaliciones para generar cam bios sociales 
a favor de una justicia social. En este sentido e l caso de los dere­
chos de las niñas y de los niños ilustra de m anera fundamental 
esta necesidad. En efecto, parece claro qu e n o p od em os dejarles 
a ellos solos la total responsabilidad de asum ir las luchas políti­
cas que se necesitan para asegurar las co n d ic io n es ideales para 
su desarrollo y el respeto de su integridad. H acen falta adultos 
con posición de poder que se com p rom etan co n la causa, que 
estén dispuestos a luchar para que los n iñ o s(as) v ivan en mejores 
condiciones y no sean objetos de ex p lo tació n y d e m altrato. Por 
su falta de peso político y eco n ó m ico , las m in orías y los grupos 
vulnerables son condenados a p ad ecer tod as las form as de dis­
crim inación si nadie se hace portavoz d e e llo s o si la mayoría 
de la población se m antiene ind iferente o h asta có m p lice de los 
maltratos que reciben.
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-■
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Scanned by CamScanner
Motivos, tipos y 
criterios de discriminación
La p erce p c ió n de las diferencias entre los humanos es inevita­
ble. No tod os te n e m o s la misma fortuna, la misma nacionalidad, 
el mismo co lo r de piel ni el mismo género, pero eso no debería 
llevar a la id ea de que algunos son menos dignos que otros y no 
tienen los m ism o s derechos y que no deberían gozar de las mis­
mas op ortu n id ad es. La sociedad, a través de la cultura, las institu­
ciones y su infraestructura, es la que determina en gran medida el 
peso de estas diferencias. Nacer mujer indígena con discapacidad 
y lesbiana no tendría consecuencias negativas en una sociedad 
no m achista, no racista y no homofóbica, con políticas e infraes­
tructuras que permitan a las personas con discapacidad integrarse 
plenam ente a la vida profesional.
C om o ningún otro fenómeno, la pobreza amenaza el ejercicio 
de los d e re ch o s fundamentales y el hecho de vivir como personas 
dignas y valiosas. La dependencia económica vuelve a los indi­
viduos m ás vulnerables frente al abuso de poder y al ejercicio de 
todas las formas de explotación y violencia. Es el caso, por ejem­
plo, de los pueblos indígenas, de la clase obrera, de las mujeres 
y de las personas ancianas, desempleadas, migrantes, con disca- 
pacídad o enfermas. Donde no hay políticas sociales que asegu­
ren una cierta protección y calidad de vida a las personas más 
pobres, las condiciones de vida pueden volverse inhumanas. - y
La mala repartición de la riqueza produceuna sociedad d**Ís§@ /
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3 4 Cap. 4. Motivos, tipos y criterios de discriminación
ta, en donde los estilos de vida difieren de m anera extrem a según 
el poder adquisitivo. Esto fom enta las desigualdades sociales: no 
todos com en, tienen un techo, reciben una ed u cación de calidad 
y servicios de salud; estas diferencias dep end en claram ente del 
nivel socioeconóm ico de la gente.
Según el lugar donde se nace, se puede gozar o carecer de 
ciertos derechos como: pasar una frontera, encontrar trabajo o, 
sencillam ente, ser aceptado en una com unidad. Ser extranjero, 
según el lugar o el contexto, puede abrir o cerrar puertas. Los 
extranjeros pueden no ser bienvenidos por no ser del lugar, des­
pertar un sentido de invasión y ser percibidos com o una amena­
za a la paz social y a la identidad nacional. El criterio del nivel 
socioeconóm ico, com o en casi todos los casos de discriminación, 
puede superar al del lugar de origen. No im porta de dónde viene 
uno si tiene dinero para invertir.
La raza, que se refleja en el color de la piel y el tipo de fiso­
nomía, suele tener una carga social im portante que en la historia 
ha influido, y aún hoy puede influir, de m anera irrem ediable en 
el destino de la gente según las diferentes culturas. Los matices 
del color de la piel hacen variar, todavía, el nivel de aprobación 
social de la gente aunque oficialm ente el racism o está prohibi­
do y castigado por la ley. A la vez, es posible discrim inar a las 
personas del extranjero porque no son del lugar y la gente local 
porque son autóctonos, ya que los dos son identificables por 
sus rasgos físicos. Esto contribuye a que sean categorizados de 
manera positiva o negativa según los criterios utilizados. El con­
cepto de minoría visible en los países occidentales se refiere, en 
términos p o lític a m en te co rrecto s , a las personas susceptibles de 
ser discriminadas por el tono de su piel o su fisonom ía.
El origen étnico refleja un nivel identitario m ás sutil que el de 
la raza, se refiere a las características que com parten un mismo 
pueblo, com o su lengua, sus costum bres y creencias, sus ances­
tros comunes y el territorio de procedencia. El factor étn ico pue­
de ser motivo de orgullo y de unidad al interior de un m ism o clan 
para proteger su identidad, que se puede transform ar en fuerza 
política que defienda sus derechos y preserve su cultura. Pero, 
también, se pueden incentivar rivalidades y luchas de poder en­
tre grupos étnicos diferentes.
Scanned by CamScanner
35
Cuadro 4.1. El racismo hacia lo extranjero 
y lo autóctono.
Hacia las m inorías visib les Hacia la mayoría morena
Hada las personas extranjeras 
consideradas como diferentes.
Hacia la misma gente del país o del 
resto de América Latina, considerada 
como una característica que los 
identifica.
Miedo a perder su identidad nacional, 
su cultura, sus valores y luchas sociales 
para tener una cierta seguridad 
nacional como pueblo frente "a una 
invasión" de inmigrantes y refugiados 
de culturas y valores diferentes, así 
como con necesidades (como la de 
encontrar un trabajo) que fragilizan los 
sistemas sociales y que se identifican 
por su tono de piel diferente.
Autodesprecio y rechazo hacia lo 
indígena y a la pobreza asociada con 
la piel morena y una actitud diferente 
en relación con lo extranjero, 
considerado como más culto y 
exitoso, que se identifica por un tono 
de piel más claro.
.i________________________________________
La sociedad, a través de sus numerosasdisfuncionalidades a 
nivel de cultura, instituciones e infraestructura, impone grandes 
limitaciones a las personas con discapacidad para que tengan 
la oportunidad de desarrollar su pleno potencial y gozar de los 
mismos d erechos qu e los demás. El valor de una persona no 
termina co n una discapacidad cuando se le permite a ésta ac­
ceder a una vida n o r m a l , desarrollar sus talentos y destacar por 
sus cualidades y n o por sus limitaciones. En este sentido, hace 
falta trabajar para qu e se fom ente la idea de que las personas 
con discapacidad n o so n seres inferiores, desfavorecidos o que 
necesitan lástim a. Por lo que considero que, si no se enfrentaran 
con tantas puertas cerradas, se podrían integrar perfectamente a 
la sociedad y contribuir, a través de sus aportaciones, en el pro­
greso de la hum anidad. La norm a establece patrones rígidos en 
lo que d eb ería ser, ten er o poder hacer una persona y percibe 
com o m en os válid os tod a exp resión de la realidad humana que 
sale de los estánd ares.
Al m o m en to e n q u e se identifican los órganos sejniales d f t ^
bebé, sea du rante e l prim er ultrasonido 0 en su 
abren o se c ierran p u ertas para su futuro, N o a© 
recibirá el m ism o trato y n o se tendrán los
Cap. 4. Motivos, tipos y criterios de discriminación
fi
1
t
:
36
él, y eso mucho antes que pueda pronunciar su primera palabra.
Por género se entiende la construcción cultural de la diferencia 
sexual (Lamas, 2007), es decir, todo lo que significa nacer mujer 
u hombre en una sociedad y época dadas. Las implicaciones de 
nacer con un género u otro varían de manera considerable según 
los contextos socioculturales. Cuando se limitan los horizontes 
de una persona o se denigra por ser mujer u hombre, se trata 
de discriminación de género o sexismo. El machismo se refiere a 
un conjunto de actitudes o de ideas que fom entan la superio­
ridad del sexo masculino sobre el fem enino y, a veces, de una 
hombría que se manifiesta a través de una invulnerabilidad física 
y emocional, de una actitud de irresponsabilidad y de domina­
ción hacia las mujeres. Al desprecio u odio expresado hacia las 
mujeres, que puede tomar la forma de brom as pesadas o hasta 
de feminicidio, se llama misoginia. Y su contrario, el odio de las 
mujeres hacia los hombres se define com o misandria.
No se reconoce la diversidad sexual cuando se percibe como 
anormal o hasta perverso todo tipo de m anifestaciones que no 
concuerden perfectamente con el binom io sexual socialmente 
aceptado. Es decir, una persona con un pene, necesariamente tie­
ne que ser hombre, comportarse y vestirse de manera masculina 
(es decir, no com o un ser afem inado), dem ostrando su fuerza y 
virilidad y ser claramente atraído por las mujeres. Por otro lado, si 
se tienen órganos sexuales fem eninos se tiene que ser una mujer, 
que se preocupa por verse fem enina y no marimacha, que ne­
cesita de un hombre para com placerla sexualm ente y ser madre 
para realizarse. Cuando se conciben las relaciones de pareja sólo 
entre una mujer y hombre se trata de una visión heterocéntrica, 
ya que no permite o deslegitima cualquier otra forma de deseo o 
de unión, como la bisexualidad o la hom osexualidad.
A veces se cree que los adultos tienen todos los derechos so­
bre las niñas y los niños, que siempre tienen la razón y pueden 
tomar todas las decisiones en lugar de ellos. Com o si las niñas y 
los niños fueran adultos en formación, es decir, seres incomple­
tos a quienes hay que enseñarles todo. Pocas veces se les brinda | 
la atención que merecen o se toma el tiem po de escucharlos, de 
valorar su palabra, su opinión y su sentir, por tener una actitud '.M 
adultocéntrica.
Scanned by CamScanner
Las p erso n as a n c ia n a s ta m b ié n s u e le n se r d evalu ad as, ya q u e , 
al igual q u e las n iñ a s y lo s n iñ o s , s e le s co n sid era co m o p erso n as 
frágiles, d e p e n d ie n te s y n o ta n c a p a c e s c o m o los q u e están e n 
edad productiva y re p ro d u ctiv a . E n u n a so c ie d a d individualista, 
de consu m o y su p e rfic ia l d o n d e ca d a u n o v ive p ara sí mismo*, 
donde el tiem p o y e l d in e ro e s tá n c o n ta d o s y la Libertad e s una 
condición e se n c ia l d e la fe lic id a d ; la s n iñ a s y lo s n iñ o s, así co m o 
las personas a n c ia n a s , s o n u n a m o le stia , u n e s to rb o y un p eso 
social y e c o n ó m ic o . S in e m b a rg o , e n o tro s is tem a d e c re e n c ia s , 
la niñez, m ás allá d e su c o s to , e s c o n s id e ra d a c o m o u n a riq u eza 
que da sentid o a lo s e s fu e rz o s c o tid ia n o s ; lo q u e d e b e ría o rien tar 
nuestras p riorid ad es p a ra a v a n z a r c o m o so c ie d a d ; y la m ad u rez 
es vista co m o a lg o n atu ra l, q u e v ie n e c o n lo s a ñ o s d e e x p e r ie n c ia 
y que p u ed e b rin d ar se re n id a d .
El culto a la e te rn a ju v e n tu d s e in sc r ib e , ta m b ién , e n esta te n ­
dencia “ag eísta” q u e h a c e d e s p re c ia r lo s s ig n o s c o rp o ra le s q u e 
evidencian esta m ism a a c u m u la c ió n d e e x p e r ie n c ia s y m ad u rez. 
Lo que vu elve d ifícil, p a ra m u c h a g e n te , v e r y v ivir la m ad u rez 
con serenidad. P r in c ip a lm e n te p a ra las m u jeres , p e ro ta m b ién 
para los h o m b res, la ju v e n tu d y la b e lle z a fís ica s o n co n s id e ra d o s 
atributos d ese a b le s , c o m o ca rta s d e p r e s e n ta c ió n q u e a b re n p u er­
tas y brindan o p o rtu n id a d e s d e d e s a rro llo p e rso n a l y d e re la c io ­
nes no só lo se n tim e n ta le s , s in o ta m b ié n p ro fe s io n a le s . E l cu lto a 
la imagen co rp o ra l e s c a d a v e z m á s fu e r te e n u n m u n d o c o m p e ­
titivo y m ultim edia. Las p e r s o n a s q u e n o t ie n e n lo s ra sg o s fís ico s 
que co rresp o n d en a la s c a ra c te r ís t ic a s e s té tic a s e n b o g a (c o m o 
verse delgada y jo v e n ) s o n m á s s u s c e p tib le s d e s e r d esca lifica d a s 
socialm ente y, c o m o c o n s e c u e n c ia , e x p e r im e n ta r p ro b le m a s d e 
autoestima. La “g o r d o fo b ia ”, q u e re f le ja e s ta m e z c la d e m ied o y 
de odio a la o b e s id a d , g e n e r a d iv e rsa s fo rm a s d e d iscrim in ació n 
hacia las p e rso n a s q u e n o t ie n e n u n a fig u ra d e s e a b le e n su c o n ­
texto social. Lo q u e fo m e n ta n u m e r o s o s d e s ó rd e n e s p s ic o ló g ico s 
y alim enticios q u e s o n p o te n c ia lm e n te m o rta le s p ara las p erso n a s 
que los p a d e ce n .
A fortu n ad am en te n o 
las m ism as o p in io n e s , 
hasta sim p atizar c o n u n a j 
nuestras, sin d e s c a lif ic a r la ,
Motivos, tipos y criterios de discriminación 37
o
•f
38 Cap, A . M otivos, tipos y criterios de discriminación
Ir ;t 11 Mil (IImoiuiikíü cugnitlva, c.s cird r, c’tiyncJo rstam íjs confronta­
dos a inhúm enlos (pie apoyan una posición diferente de la que 
tenem os, podem os:
a ) ('am blar nuestra opinión para adoptar el punto de vista 
del otro, ya rpie logró convencernos.
b) Ignorar, rechazar o descalificar los argum entos del otro.
c ) Responder con un argum ento cpie invalide el del otro.
fiero, en las relaciones ínlerpersonales siem pre buscam osfor- 
mas de acuerdos. Cuando en una misma pareja, familia u organi­
zación no logran ponerse de acuerdo sobre algunos principios de 
base, el riesgo de fragmentación es elevado. Por asegurar un cier­
to nivel de cohesión, pero también de libertad para que no re­
sulte asfixiante la adhesión a un colectivo, por un lado se buscan 
lograr acuerdos mínimos de convivencia, de objetivos comunes, 
así com o establecer reglas para no causarse daño mutuamente y, 
por otro, se permiten iniciativasque responden a intereses dife­
rentes (pero que no son contrarios al objetivo com ún), espacios 
de libertad y de creatividad, así com o respeto a las divergencias 
sobre algunos temas.
En un sistema autoritario, el que tiene m ás poder tendrá la 
última palabra y las cosas se harán según su voluntad sin impor­
tar lo que opinen los demás ni las consecu encias sobre ellos. En 
un contexto más democrático, hay lugar para los debates, para la 
disidencia y la diversidad de opinión, aunque la fuerza numérica 
de la mayoría suele im ponerse sobre las m inorías que, a veces, 
ven sus derechos desprotegidos porque no representan los inte­
reses de la mayoría o del grupo más poderoso en una sociedad.
Las cuestiones políticas, por definición, reúnen asuntos de po­
der, procesos de identificación y conceptos ideológicos que re­
percuten en la realidad de las poblaciones. D e allí su gran poten­
cial para incentivar las fricciones interpersonales e intergrupales 
cuando se debaten estos temas.
El principio de la libertad de culto, que tiene com o lema 
que no existe una sola verdad universal, sino diversas formas de 
buscarla, contiene la esencia de lo que se necesita para no caer, 
en el fanatismo, ya sea por cuestiones de creencias ideológicas^
y
•V.
4
Scanned by CamScanner
Motivos, tipos y criterios de discriminación 39
políticas o religiosas. Sin importar cuáles son las convicciones 
sobre el sentido de la vida, de la muerte o del bien y del mal 
que las personas adoptan, todas tienen el derecho de profesarlas 
con libertad, sin imponer a los demás su práctica. Este mismo 
principio de libertad, que respeta la del prójimo, se aplica a los 
debates ideológico-políticos. Un sentido de identificación fuerte 
con una causa, ya sea religiosa, ideológica o política proporciona 
las herramientas y la fuerza para construir un mundo mejor, pero 
el fanatismo puede llevar a la intolerancia, a la hipocresía, a la 
obediencia ciega y hasta a la locura de las guerras.
Las enfermedades contagiosas, principalmente las que pue­
den ser mortales, siempre han causado un cierto terror. A lo 
largo de la historia, por cuestiones de sobrevivencia, se ha bus­
cado frenar las epidemias evitando la propagación de los virus 
a través del contacto humano, además de las medidas higiénicas 
necesarias. Cabe destacar que cuando no se encuentra una solu­
ción medicinal o farmacéutica para prevenir o curar a la gente de 
una enfermedad, el problema se vuelve psicosocial. El día que 
se pueda prevenir el VIH-sida vacunando a los bebés o que las 
personas infectadas puedan curarse con una simple inyección, ya 
no será necesario que se modifiquen las conductas humanas y la 
relación con el otro para protegerse de un posible contagio. El 
cólera o la sífilis, que mataban a grandes cantidades de personas 
en los siglos pasados, gracias a los avances de la medicina, ya no 
representan el mismo peligro y no ponen barreras en las relacio­
nes humanas como antes.
El miedo al contagio tiene un claro impacto en las relaciones 
humanas y puede justificar varios cambios en las conductas. Las 
fronteras entre precaución y discriminación son tenues. Clara­
mente existe un proceso de asociación cuando en una población 
se propaga un virus. Por mucho tiempo se asoció el VIH-sida con 
una enfermedad propia de las personas homosexuales o de los 
pobres de África. En el 2009 pasó lo mismo con el virus AH1N1, 
asociado con el pueblo mexicano a pesar de ser hoy una epit 
mia de nivel mundial.
Existe también un fenómeno de atribud& 
del mal. Las especulaciones generalmen^-b%píUA) ^ 
ta manera, situar geográficamente la fud|
'nr\v\/v J i
1
A
población norteamericana es más factible la hipótesis que #fcfofj 
la cuna del Vil i-sida en eJ continente africano atribuyendo «y 
origen a contactos sexuales entre humanos y simios, Mientra* 
las personas de ese continente ven com o una explicación mi* 
convincente que d VII i-sida sea el fruto de Jas an tin atu rales tafo 
dones homosexuales de las personas blancas de Estados Unido#,
En el caso del virus AH IN I, Fidel Castro, ex p resid en te de Cuba, J¡ 
dijo que era un regalo de México para eJ mundo, y también se dijo 
de las pésimas condiciones de higiene y de cuidado en Jos cerdo* 
por parte de dueños g rin g os en la región de Xalapa, en México, 
Como vemos, más que juntar esfuerzos para adoptar medidas de 
prevención reales o encontrar una solución al problema que re­
presenta una amenaza para todas las naciones, se reavivan cierta* 
enemistades. Más que incentivar el sentimiento de una necesaria 
colaboración, se profundizan ciertas divisiones y rivalidades.
El miedo al contagio puede transformar, de manera radical, 
las relaciones interpersonales. No hay duda de que la aparición 
del VIH-sida a principio de los ochentas ha modificado las prácti­
cas sexuales, en un momento en donde soplaban grandes vientos 
a favor de la libertad sexual y del amor libre. El famoso lema Haz 
e l am or , no la g u erra perdió mucho de su atractivo cuando la 
gente se dio cuenta de que podía morir y hasta matar a sus aman­
tes o contagiar en el proceso de gestación a sus propios hijos con 
una enfermedad atroz, solamente por el hecho de haber tenido 
relaciones sexuales no protegidas.
Con la gripe AHI NI ya se ha enseñado a no demostrar el 
cariño a través del contacto humano. De repente, de un día para 
otro, ya no es posible dar la mano a alguien, dar un abrazo o 
hasta compartir una pluma para firmar un mismo oficio. Antes de 
que se declarara el estado de emergencia sanitaria, si una perso­
na estornudaba en un lugar público la gente le decía un cariñoso 
y simpático ¡salud!\ actualmente, a partir de la alarma, si alguien 
estornuda, despierta angustia ver el desprecio alrededor de él.
Un mismo gesto cambia de significado. Lo que era placentero o 
banal se vuelve peligroso. Las nuevas enfermedades crean nue­
vas representaciones sociales, la información científica y la que 
difunden los medios de comunicación son asimiladas por las per-̂ 
sonas y tienen el efecto de cambiar sus prácticas en la vida ept^
40 Cap, 4 . Motivos, tipos y criterios de díscrímínadáJ
'
.
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Motivos, tipos y c r ite r io s d e d is c r im in a c ió n 41
diana. Frente a esta nueva revelación común que está circulando, 
las personas tienen que tomar posición, y a veces incorporan esta 
nueva información a sus prejuicios, lo que permite la expresión 
de varias formas de violencia y de discriminación hacia otros gru­
pos sociales en situación de vulnerabilidad.
Hablar de cierto grupo social (como de sidosos) por creer que 
son más propensos a ser VIH positivos, asociar a los mexicanos 
a cerdos peligrosos por la gripe AH1N1 son formas de violencia 
simbólica que estigmatiza a ciertos grupos sociales. Pero, proba­
blemente es más grave el trato que reciben las personas que son 
portadoras de un virus o que padecen una enfermedad contagio­
sa. Frecuentemente se olvida que son seres humanos con los 
mismos derechos que los demás y que merecen ser tratados con 
dignidad. Recibir un tratamiento médico apropiado, la informa­
ción adecuada, poder circular libremente, estudiar, trabajar, etc., 
son necesidades de base que generalmente pueden ser cumpli­
das cuando hay voluntad de integrar a las personas enfermas. El 
manejo de información que esclarezca las dudas sobre los riesgos 
reales de contagio y las diferentes maneras de evitarlo logra, ade­
más de respetar los derechos humanos de los individuos afecta­
dos, controlar mejor las epidemias. Promover el uso del condón 
y dar un acceso no discriminatorio a las pruebas de VIH tiene un 
mejor impacto en la prevención de la epidemia que impedir que 
las personas infectadas puedan tener una vida normal.
Cuadro 4.2. Motivos, tipos y criterios
de discriminación.
M o tivo s T ip o s Criterios
Fortuna C lasism o Ser p o b re o de otra clase 
so c ia l, no tener el mismo poder 
adquisitivo .
Lugar de nacim iento 
(nacionalidad)
X enofob ia
N acionalismo
Provenir de otra región o de país 
d ife ren te .
Raza Racism o T en e r rasgos físicos, como el 
co lo r de p ie l y la fisonomía, 
d iferentes.
Etnia Etnicism o H ab lar otro idioma, no provenir 
del m ism o lugar, tener otras 
costum bres y rasgos físicos.
D iscapacidad "N orm alism o" Ten e r una discapacidad física o 
m ental.
Género Sexism o
Machismo
Misoginia
Misandria
Pertenecer al otro sexo.
Orientación y 
diversidad sexual
Heterocentrism o
Homofobia
Pertenecer a una minoría sexual.
Edad Adultocentrism o
Ageism o
Ser dem asiado joven o anciano 
según los criterios sociales 
vigentes.
Nivel de belleza Superficialismo
"G ordofobia"
Tener un cuerpo que no 
corresponde a los estereotipos 
de belleza en boga.
Ideas diferentes Fanatismo 1 
Dogmatismo c
V
Mo com partir las mismas 
opiniones, intereses y puntos de 
dsta.
Ideas políticas Fanatismo ]
c
“ener una adscripción política 
liferente.
Creencias religiosas : anatismo C 
fundamentalísimo c
>eer o practicar una religión 
iferente.
Contagio Miedo a contraer P 
jna enferm edad c<
S í
ei
I c<
rovenir de un grupo 
ansiderado de riesgo,
;r portador de un virus o
nfermo de problem a de salud ..V 
>ntagioso. y
Scanned by CamScanner
5
Ámbitos donde se fom enta la discriminación
-y los elementos cjue la sustentan¡ 
estrategias para prevenirla utilizando 
el m odelo ecológico de
Urie B ronfenbrenner, a través de sus estudios sobre las condi­
ciones im portantes que hay que tomar en cuenta para el desarro­
llo sano de las niñas y de los niños, elaboró un modelo ecológico 
que p erm ite identificar los factores que influyen en el entorno, así 
co m o la com p lejid ad de las interrelaciones que establecen entre 
sí. P o r m e d io d e la adaptación del modelo circular que maneja 
tres n iv eles d e interinfluencias: el microsocial, el mesosocial y el
m acrosocial, se pueden identificar los obstáculos para fomentar 
un am b ien te de socialización no contaminado por la discrimi­
n ació n y la v io lencia . A partir de allí, se generan estrategias que 
bu scan cam b iar las dinámicas actuales para crear una sociedad 
m ás in c lu y en te desd e diversos ámbitos.
A través d e este m odelo se puede observar cómo se desen­
v u elv e el ind iv id u o en una sociedad y cómo esa misma sociedad, 
mediante sus norm as e instituciones, se desenvuelve al interior 
d e u n m ism o individuo. Por ejemplo, el machismo o el racismo 
~stán p r e s e n te s e n u na sociedad mediante los aspectos socio- 
s tó r ic o s q u e la con form an y se trasmiten a través de sus gobier- 
le y e s , n o rm as, m ed ios de comunicación, escuelas, familias 
iiv id uos q u e la com p onen ; y com o persona, a través del 
'o de socialización, se aprende a ser parte de esa sociedad, 
n o podríam os existir sin ella; al igual que el pez necesita
re ido en el mar para sobrevivir. Pero, es importante
44 Cap. 5. Ámbitos donde se fomenta la discriminación
insistir sobre el hecho de que el pez, a pesar de su gran inter­
dependencia, de tener la limitación de no poder elegir las aguas 
donde se va a desempeñar, tampoco es el mar mismo; es una 
entidad propia, que tiene el poder de moverse, de seleccionar 
información, de interpretar la realidad que percibe, de desarrollar 
sus propios esquemas y hasta de tener sus propias aspiraciones.
Figura 5 .1. Modelo ecológico de Urie 
Bronfenbrenner.
S¡P
■* X
Scanned by CamScanner
^mbnos donde se fomenta la discriminación 45
Como individuos captamos los estereotipos y prejuicios que 
circulan en nuestro entorno, para internalizarlos. Por ejemplo, si 
una mujer vive en medio de una sociedad y de una familia que 
sobrevalora la delgadez y la asocia con un mérito, es lógico que 
ella se entera de este hecho y aprende a darle importancia o por 
lo menos se da cuenta de que mucha gente se fija en eso. En 
este sentido, ella queda atrapada en medio de estos criterios de 
valorización social que circulan en su entorno. Puede renunciar 
o hasta rebelarse frente a estos criterios, pero también puede 
aprender a verse a sí misma con los ojos de la sociedad, sentirse 
mal o inferior si no corresponde al ideal en boga. Sucede lo mis­
mo con todos los grupos desvalorizados socialmente, a los cuales 
se les ha negado la posibilidad de vivir con dignidad su diferen­
cia; aprenden a ser acomplejados, a sentirse menos, a ver al otro 
superior a ellos. Y pueden llegar a ser intolerantes con los re­
presentantes de su propio grupo de pertenencia por recordarles 
este rasgo que los pone en situación de inferioridad frente a los 
grupos dominantes. Por ejemplo, cuando una persona indígena 
le dice a otra-. “No te hagas el indio, habla bien”, quiere expresar: 
“compórtate como una persona civilizada, habla castellano y no 
tu dialecto”.
Todas y todos tenemos nuestros propios prejuicios, nuestra 
manera de categorizar a la gente, que a veces hemos heredado 
de nuestro entorno, sin jamás cuestionarlo. Desarrollar el sentido 
crítico hacia su marco de referencia aprendido para evaluar las 
situaciones y juzgar a la gente, permite abrirse al conocimiento, 
a nuevas experiencias y encuentros humanos que pueden deses­
tabilizar las bases mismas de lo que habíamos considerado como 
verdades incuestionables.
Esta apertura a la alteridad, cuando se trata de personas, no 
solamente se sitúa en el plano intelectual, sino también en el 
plano emocional. Existen personas teóricamente tolerantes y no 
violentas, que tienen un pensamiento progresista y a favor de un 
gran humanismo, pero que en la vida real y cotidiana son pro­
fundamente egoístas, incapaces de sacrificar un poco de su bien­
estar personal y de hacer el menor esfuerzo para permitir a otras 
personas ejercer sus derechos. Por ejemplo, a veces la gente se 
molesta al escuchar a otras personas hablar un idioma diferente
ScannpH Ku C ' arv* Q/'rmwQf
46 Cap. 5. Ámbitos donde se fomenta la discriminación
y no entenderlas; no se aguanta el olor del otro; se piensa que 
las niñas y los niños no deberían m olestar a otros adultos que no 
sean sus padres; que las personas ancianas, con discapacidad o 
que piensan de manera diferente estorban y que hacen perder el 
tiempo a los demás. Es muy común que el día que nos molesta 
alguien, por quitarnos algo, por com eter un error o un crimen, 
nos acordamos de su color, de su origen étnico, nos acordamos 
de todo lo que nos diferencia de él. Pero, cuando tenemos un 
sentimiento positivo hacia alguien no nos importan sus diferen­
cias y hasta suelen ser parte de sus encantos, que lo hace espe­
cial a nuestros ojos.
Interesarse en los demás, a veces más que en sí mismo, ser 
capaz de ponerse en el lugar del otro y tener más bondad para 
la humanidad constituyen ingredientes esenciales para desarro­
llar esta generosidad que se necesita para convivir pacíficamente 
con personas diferentes y no caer en actitudes de repulsión hacia 
ciertos grupos. Sin esta capacidad de olvidarse un poco de sí 
mismo para poder cuidar el bienestar de otro ser, ningún bebé 
humano habría sobrevivido en el planeta, menos los que tienen 
una discapacidad. En este sentido, el trabajo personal abarca tan­
to las complejas razones como las em ociones que mantienen las 
formas de discriminación y violencia en nuestra vida diaria.
La familia como institución constituye un verdadero incubador 
de prejuicios. Allí se aprende gran parte de nuestra guía para ca- 
tegorizar a la gente, así como las diferentes formas de violencia. 
Pero también es un lugar donde se puede enseñar la tolerancia a 
la diferencia, así como a resolver los conflictos de manera pacífica 
y heredar la sed por la justicia social. Según las normas y valores 
que se trasmiten en el nicho familiar, las niñas y los niños son ex­
puestos a diferentes formas de influencias que son determinantes 
en su manera de abarcar las realidades sociales. El mismo ambien­
te familiar, su composición, sus características, la presencia o no 
de personas que pertenecen a minorías propician

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