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Influencia y representaciones de la Revolución Cubana en el movimiento 
estudiantil de 1968 en México. (Una mirada retrospectiva). 
 
 
 
 
 
Virginia Marisol Escobedo Aguirre. 
 
 
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Índice. 
 
Introducción. P. 3. 
 
Capítulo 1. La Revolución Cubana y sus aportaciones ideológico-teóricos. 
1.1 Gestación y desarrollo de la Revolución Cubana. 12. 
1.2 Postulados ideológico-teóricos de la Revolución Cubana. 24. 
 
Capítulo 2. El impacto de la Revolución Cubana en América Latina y México. 
2.1 La influencia de la Revolución Cubana en América Latina. 33. 
2.2 La Revolución Cubana y los gobiernos mexicanos. 45. 
2.3 La Revolución Cubana y los grupos del Partido Comunista Mexicano. 55. 
 
Capítulo 3. El movimiento estudiantil de 1968 en México. 
3.1 Los años 1960 y los movimientos estudiantiles de 1968 en el mundo. 60. 
3.2 El ambiente previo al movimiento estudiantil mexicano de 1968. 66. 
3.3 El movimiento estudiantil mexicano de 1968. 68. 
 3.3.1 Antecedentes políticos de los actores sociales del movimiento estudiantil. 73. 
 3.3.2 Los sectores sociales del movimiento estudiantil mexicano de 1968. 79. 
 
Capitulo 4. Influencia y representaciones de la Revolución Cubana en los 
 actores sociales del movimiento estudiantil. 87. 
4.1 Representaciones de la Revolución Cubana en la fotografía. 103. 
 
Capitulo 5. La “Conjura”: la Revolución Cubana vista desde el gobierno mexicano. 123. 
5.1 La fotografía en la “Teoría de la Conjura”. 132. 
 
Conclusión. 140. 
 
Fuentes 146. 
 
 
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Introducción. 
 
 
El tiempo no está fuera de nosotros, ni 
es algo que pasa frente a nuestros ojos 
como las manecillas del reloj: nosotros 
somos el tiempo y no son los años sino 
nosotros los que pasamos. (Octavio 
Paz, El arco y la lira. El poema, la 
revelación poética, poesía e historia.) 
 
Durante todo el siglo XX en México se vivieron diversos acontecimientos y procesos de 
oposición a la política estatal que fueron violentamente reprimidos. Sin embargo, en la 
década de 1960, a nivel mundial, se comenzó a gestar una nueva forma de disidencia: “La 
clase media era cada vez más cosmopolita, y sus jóvenes armonizaron con la rebelión 
cultural que cundió en Occidente tras la gazmoñería de los años cincuenta.”
1
 En este 
sentido, México no fue la excepción. 
 Así, el movimiento estudiantil de 1968 se puede pensar como uno de los 
cuestionamientos más fuertes al Estado mexicano
2
, frente a la rígida posición 
gubernamental, que dejaba pocos canales para la participación política, desatándose así el 
repudio a la administración priísta. Aunque el movimiento haya comenzado con la 
“pacificación de disturbios” causados por los alumnos de la Preparatoria 1,
3
 en el transcurso 
otros sectores de la población unieron sus protestas a la de los estudiantes, en busca de una 
apertura política. 
 
1 Julia Preston, Samuel Dillon, El despertar de México, episodios de una búsqueda de la democracia, Océano, 
México, 2002, p. 34. 
2 Cabe mencionar que con anterioridad se habían desarrollado movimientos importantes como el de los 
ferrocarrileros y el movimiento médico; sin embargo, considero que la movilización estudiantil tuvo un 
espectro mayor socialmente que anteriores manifestaciones y sus demandas tenían fuertes controversias 
respecto a la política gubernamental, al grado de desear desarticular algunos órganos de gobierno 
(principalmente el aparato represivo del Estado) es por ello que lo considero como uno de los enfrentamientos 
ante el Estado más significativos. 
3 Quiero aclarar que si bien el movimiento estudiantil formalmente inicia el 22 de julio con el enfrentamiento 
entre los alumnos de las Vocacionales 2 y 5 (del IPN) y los estudiantes de la preparatoria “Isaac Ochoterena” 
(incorporada a la UNAM), es a partir de la intromisión de la fuerza policial en la Preparatoria 1 cuando el 
movimiento estudiantil toma el carácter de protesta anti-autoritaria y comienza a cohesionarse. 
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 Este fenómeno tuvo influencias importantes, entre las que cabe destacar la 
Revolución Cubana, que fue uno de los movimientos armados más significativos en 
Latinoamérica en el siglo XX, pues logró la toma del poder, continuando en él a 50 años de 
su triunfo. Durante el mandato de Fidel Castro, la Revolución adquirió otros matices; sin 
embargo, aún antes de los cambios estructurales en la isla, ocasionó una ruptura en los 
modelos políticos concebidos hasta el momento. 
Especialmente para América Latina (ya que era una referencia política e ideológica 
muy importante, y más inmediata que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas 
URSS), la Revolución Cubana ha representado un baluarte político, y en muchos sentidos 
lo sigue siendo. Las aportaciones teóricas que llegaban de la nación caribeña fueron 
reconocidas en distintos países de Latinoamérica, representando una revolución ideológica 
en diferentes aristas, brindando a su vez, la posibilidad de un cambio en el derrocamiento 
del sistema largamente aceptado, a pesar de la presión ejercida por Estados Unidos en el 
continente. 
En México, país históricamente cercano a Cuba, todos los sucesos acontecidos en la 
isla eran seguidos con detenimiento, encontrando así muchos simpatizantes de la causa 
revolucionaria. No se puede negar la enorme influencia de personajes como el “Che” 
Guevara, cuyo rostro es totalmente perceptible en las manifestaciones del movimiento 
estudiantil, como también la presencia de la figura de Fidel Castro, ambos junto con los 
ideales de una sociedad más igualitaria, justa y democrática socialmente, ideales que en la 
actualidad siguen siendo el centro de los reclamos para algunos sectores sociales. 
Me parece que en lo recién expuesto se encuentran muchos de los motivos 
intelectuales por los cuales decidí emprender la “excavación” histórica del tema. Si bien en 
un principio la problemática que más me entusiasmaba era la memoria en Cuba (respecto a 
cómo y qué se recuerda de laRevolución Cubana), poco a poco comprendí que era un 
trabajo que no es posible realizar para una tesis de licenciatura debido al arduo trabajo que 
requiere, ya que la lejanía del objeto de estudio (pues significaba viajar a Cuba), aunado a 
los costos que de esto se desprenderían y a la posible falta de acceso a las fuentes, 
imposibilitaron en gran medida la tarea.
4
 Sin embargo, no me desprendí del todo de esta 
 
4 Esto no quiere decir que el tema sea desechado, sino que requiere de otras condiciones académicas y 
económicas para ser realizado. 
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preocupación, y comencé a pensar cómo había influido la Revolución Cubana en nuestro 
país y fue así que llegué al 68 mexicano. 
Quiero dilucidar que el 68 tampoco fue una mera casualidad, es una cuestión que 
rondaba mi cabeza desde años atrás, pero al que no había tenido un acercamiento profundo. 
Mientras más investigaba sobre el proceso, me daba cuenta de que lo conocía muy poco, lo 
cual me procuró una necesidad de vislumbrar un “pedacito” de lo que había sido el 
movimiento estudiantil. Desprendido de este punto, creo que el problema más grande que 
enfrenté fue el recorte del tema de la tesis original, ya que si bien deseaba abarcar el 
análisis de las memorias sociales de los actores participantes del 68 y hacer una 
investigación “historizando” las memorias, al final tuve que acotar el contenido y centrarme 
únicamente en la historia de la influencia de la Revolución Cubana en el movimiento 
estudiantil de 1968, junto con las representaciones de ésta que se mostraron en el fenómeno 
del 68 en México. 
Para poder continuar con el análisis de estos temas, creo conveniente hacer algunas 
menciones respecto a las posiciones teóricas del siguiente trabajo. En nuestra época se han 
planteado interrogantes nuevas ocasionadas por la complejidad de los fenómenos histórico-
sociales, ya que el desbordamiento de información, por la rapidez con la cual ésta circula 
debido a los medios de comunicación y a las telecomunicaciones, ocasiona una suerte de 
“tiempo rápido” que altera nuestra percepción del pasado, alejándolo velozmente.
5
 Por lo 
tanto, las disciplinas sociales, entre éstas la historia, se plantean cuestiones respecto a cómo 
analizar este mundo de información acelerada, produciendo conocimiento crítico, buscando 
reconstruir e interpretar el pasado de forma objetiva. Dentro de este marco podemos ver la 
tarea de la historia del tiempo presente.
6
 
La historia del tiempo presente elige, como su nombre ya lo indica, el presente, 
entendido éste como una construcción social, el cual se estructura en grupos de edades, de 
generaciones que presuponen también interacciones entre sí mismas. Al respecto Julio 
Aróstegui establece que 
“un determinado presente histórico queda definido también por el curso de la existencia 
de una generación de hombres. Una generación tiene su presente propio, que no queda 
 
5 Para más información ver Josefina Cuesta Bustillo, Historia del presente, Madrid, EUDEMA, 1993; 
François Hartog, “Órdenes del tiempo, regímenes de historicidad”, Historia y Grafía, UIA, núm. 21, 2003, 
pp. 73- 101. 
6 Ver Josefina Cuesta Bustillo, Op .cit. 
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definido, sin embargo, sino en interacción constante con las otras generaciones 
coexistentes. Es justamente el hecho de esa coexistencia, sea cual sea el signo que 
adquiera –conflicto o cooperación, reconocimiento o rechazo, solidaridad o ignorancia 
mutua-, definido desde la experiencia de la generación central”.
7
 
 
Si bien las generaciones son un fenómeno biológico, también lo son social, cultural 
y políticamente, las cuales no se definen por fechas exactas sino por zonas de fechas, esto 
proporciona la característica de coetaneidad a quienes se encuentran inmersos en estos 
grupos. Hay que aclarar que el flujo generacional es continuo, seres humanos nacen 
mientras otros mueren, dando así un fenómeno de sucesión entre éstos, por lo cual pueden 
vislumbrarse tres tipos generacionales: la generación sucesora –la más joven-; la 
generación media
8
 –aquella que se encuentra en la madurez biológica y social-; y la 
generación antecesora –la de mayor edad. De esto desprendemos que durante algún lapso 
de tiempo existe una convivencia entre las tres generaciones distintas y es precisamente la 
coexistencia de estas tres generaciones (en continuo flujo) a lo que llamamos presente 
histórico.
9
 En este sentido, el lapso de vida de una generación es el periodo comprehensivo 
de una historia del tiempo presente; así lo coetáneo se refiere a la temporalidad en “la que 
se agrupan quienes viven una misma historia”,
10
 los cuales bien pueden pertenecer a la 
generación media, predecesora o sucesora. Es decir, la historia de al menos una de las 
generaciones vivas que vivieron un acontecimiento histórico. De lo anterior se desprende 
que esta forma de análisis histórico plantea una diacronía e interacción entre los tiempos 
pasado-presente-futuro. 
 
7 Julio Aróstegui, La historia vivida. Sobre la historia del presente, Madrid, Alianza Editorial, 2004, p. 110. 
8 Julio Aróstegui plantea esta generación como activa, sin embargo, este adjetivo no me parece el más 
adecuado debido a que las otras dos generaciones también pueden tomar parte “activa” en la vida política y 
social, como precisamente ocurre con los actores sociales estudiantiles de 1968, los cuales en su mayoría eran 
jóvenes y pertenecían en aquel año a la generación sucesora. No hay que olvidar que es la generación 
sucesora aquella que critica, rompe y discute con el pasado y con el presente. En este punto podemos hablar 
de una fuerte interacción generacional (a mi parecer de confrontación) entre la generación sucesora –
estudiantes- y la generación media –representado por los “adultos” y el gobierno. 
9 La pertenencia a una determinada generación, no sólo obedece a patrones biológicos, sino también a su 
entelequia, es decir, su forma de concebir e interpretar al mundo, por lo cual seres humanos de la misma edad 
biológica pueden “pertenecer” a generaciones distintas, según su “posición” social particular, ver Julio 
Aróstegui, Op. cit.; Reinhart Koselleck, Futuro pasado: Para una semántica de los tiempos históricos, 
Paidos, Barcelona, 1993. 
10 Julio Aróstegui, Op. cit., p. 126. 
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Tomando lo anterior en cuenta, no debemos entender la historia del tiempo presente 
como el estudio de una época concisa, determinada e inmóvil, sino lo contrario, su carácter 
coetáneo le da dinamismo y movilidad en el periodo cronológico, centrándose en la 
temporalidad de la existencia de los actores sociales a los cuales investiga. Por ello mismo, 
esta historia analiza procesos abiertos que aún no han acabado, lo inmediato, abriendo así la 
problemática en las relaciones entre pasado-presente y las expectativas futuras, pero todo 
ello desde el presente, es decir que “la historia es el pasado visto desde el presente con una 
mirada hacia el futuro: esclarecer el presente por el pasado, el pasado por el presente”.
11
 
Antes de continuar creo necesario desentrañar un punto que se refiere al debate en 
torno a la historia del tiempo presente, pues muchos de los historiadores más ortodoxos 
opinan que esta rama histórica carece de objetividad debido a que es una historia “caliente”, 
sin embargo, creo que es importante aclarar que la cercanía temporal entre el historiador y 
su objeto de estudio no debe suponer una mayor subjetividad que aquella que se presenta en 
cualquier investigación de las ciencias sociales ni en la disciplina histórica al estudiar un 
periodo de tiempo más alejado o “frío”, pues “si bien el historiador debe practicar una 
distancia crítica frente a su objeto de estudio, jamás será neutro frente a él –sea cualsea la 
distancia que lo separe”.
12
 
En lo que se refiere a la metodología de la historia del tiempo presente, hay que 
hacer algunas precisiones. Debido a que el objeto de estudio se encuentra en el presente 
histórico, los historiadores tenemos la oportunidad de contar con nuevas fuentes, además de 
las habituales en este tipo de investigación y de la bibliografía existente. Sin embargo, ello 
a su vez acarrea algunos conflictos, como la gran cantidad de fuentes en el presente (prensa, 
entrevistas, estadísticas, memorias, fotografías, películas, documentales, Internet, etc.), por 
ende, la selección y crítica de éstas debe ser ardua,
13
 pues las fuentes son “los rastros 
visibles de un pasado que no se podrá recrear, son las huellas de hechos históricos que 
 
11
 Eugenia Allier, Apropiarse del pasado, disputar el presente. Una historia de las luchas memoriales por el 
pasado reciente en Uruguay, 1985-2008., México, Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM. Para 
aparecer en 2009, p. 7. 
12 Ibíd., p. 9. 
13 Hay que tomar en cuenta que si bien aparentemente hay mucha información, ésta puede no ser viable para 
el trabajo del investigador, o también puede presentarse un problema de unilateridad en las fuentes (como sólo 
contar con aquellas que son “oficiales”), por lo cual contar con alternativas como los archivos orales que 
representan un gran banco de datos. Ver Eugenia Allier, “Sara y Simón o la reconstrucción del pasado: el 
problema de la verdad en la escritura de la historia del tiempo presente”, Cuicuilco Revista de la Escuela 
Nacional de Antropología e Historia, 11 (30), enero-abril, 2004, pp. 9-45, pp. 28-32. 
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pudieron haber tenido lugar. El historiador deberá trabajarlas, criticarlas y compararlas para 
saber si están hablando de hechos veraces, de los que posteriormente sólo podremos hacer 
una narración”.
14
 En este orden de ideas, podemos estimar la presencia de un diálogo entre 
este tipo de historia con el conjunto de las ramas de las ciencias sociales, por supuesto, sin 
que la tarea entre ellas se confunda. 
Me parece pertinente aclarar antes de comenzar a desmembrar la forma en que los 
documentos fueron trabajados en esta investigación, que los primeros tres capítulos no son 
en sí originales, ya que no parten del análisis de fuentes primarias como en los dos últimos 
capítulos, sino que utilicé fuentes secundarias, retomando así algunos puntos escritos por 
otros autores. Principalmente en el primer capítulo se debió en gran parte a las dificultades 
que se presentan al abordar algún tema de un país extranjero, entre ellas el no hallarnos del 
todo relacionados con su entorno histórico y socio-cultural, por lo cual la revisión histórica 
que hice de la Revolución Cubana respondió a fines meramente personales, pues considero 
que me fue de utilidad para develar espacios oscuros que tenía al respecto y poder, de esta 
forma, hacer un mejor estudio de la influencia cubana en el movimiento estudiantil. 
Entre la documentación escrita, hacer uso de la rama “oficial”, es decir de 
documentos que se desprenden de sectores gubernamentales, puede enriquecer la 
investigación y en el caso del siguiente trabajo, la utilización de este tipo de fuente me 
permitió plasmar una visión más completa del significado que tuvo la Revolución Cubana 
en el movimiento estudiantil mexicano. En el caso específico del siguiente trabajo, manejé 
información proveniente del Archivo General de la Nación, archivos de la Dirección 
Federal de Seguridad, así como también el texto Parte de Guerra. Tlatelolco 1968 de Julio 
Scherer y Carlos Monsiváis (en donde figuran documentos del general Marcelino García 
Barragán) y declaraciones que estaban plasmadas en los periódicos oficialistas de la época. 
Las fuentes hemerográficas son otro acervo sumamente rico en información, la 
prensa durante el 68 tuvo una participación fundamental, tanto para conocer los 
acontecimientos como para observar las posturas gubernamentales o a favor del 
movimiento que reproducían algunos de ellos. De entre ellas trabajé (aunque algunas no 
son fuentes primarias ya que eran editoriales) para el tema de la Revolución Cubana 
algunas ediciones del periódico Granma y Juventud rebelde; para las cuestiones referentes 
 
14 Ibíd., p. 31. 
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al movimiento estudiantil, primordialmente ocupé el periódico La Jornada, la revista 
Proceso y otros artículos de revistas especializadas. 
 Otro punto importante al respecto de las fuentes de la historia del tiempo presente 
es la presencia de testigos que permite la utilización de archivos orales, desde recoger y 
elaborar fuentes y archivos propios, hasta poder consultar aquellos que ya se encuentren 
elaborados, que facilitan información para completar fondos escasos o inexistentes, 
dándoles voz a aquellos grupos que carecen del poder para hacerlo,
15
 abriendo los medios a 
su vez para el estudio de las memorias en el proceso de obtener y construir datos sobre el 
pasado.
16
 Esta forma de acercamiento al tema tiene resultados muy fructíferos, ya que se 
abre todo un abanico de visiones sobre los mismos hechos, que a la vez permiten rescatar 
datos que durante mucho tiempo se mantuvieron ocultos (por la censura o presión 
gubernamental) y también integrar aquellas que fueron posteriores al acontecimiento. Sin 
embargo, cabe aclarar que todos los documentos deben pasar por una crítica y comparación 
para ser verificados, de los cuales las fuentes orales no son la excepción. 
Al respecto deseo hacer una aclaración, en lo que corresponde a esta investigación, 
yo no realicé ningún tipo de entrevista, sin embargo pude retomar la voz de algunos de los 
integrantes del Consejo Nacional de Huelga (CNH) por medio de textos que ellos mismos 
han escrito a lo largo de este tiempo, o a través de las entrevistas que ya muchos otros 
investigadores habían efectuado, ya sea en periódicos, revistas o documentales. En mi 
trabajo preferí no utilizar entrevistas directas, pues conseguir citas con muchos de estos 
personajes resultaba una tarea difícil para este proyecto, por lo cual decidí agilizarla 
ocupando los testimonios que de ellos ya se tenían. Asimismo existe un valioso acervo 
documental en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (UNAM), el Memorial del 68, 
que cuenta con 57 videos testimoniales de los actores sociales que participaron en 1968. 
Estas entrevistas fueron realizadas por Álvaro Vázquez Mantecón (bajo la producción de 
Sergio Raúl Arroyo) hace un par de años, lo cual es muy significativo porque podemos 
acercarnos a la visión más actual de aquellos que participaron en movimiento estudiantil.
17
 
 
15 Philippe Joutard, Esas voces que nos llegan del pasado, México, FCE, 1999. 
16 Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, Siglo XXI, Madrid, 2002, p. 63. 
17 Cabe aclarar que las posiciones de estos actores pudieron haber sufrido cambios a lo largo de estos 40 años 
y algunos de sus planteamientos hechos hoy en día pueden estar matizados por esas circunstancias, por ende, 
como lo mencioné, es fundamental el proceso de crítica de las fuentes. 
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Además, las interrogantes que el entrevistador realizó arrojaron información fundamental 
para fortalecer algunos puntos de esta investigación. 
Por último debo mencionar los documentos icónicos, es decir, las imágenes, que 
fuera de su calidad estética, pueden aportarnos datos únicos, obteniendo de ellas múltiples 
lecturas, mensajes y representaciones, pero también éstas exigen un método de análisis 
adecuado.
18
 Entre esta clasificación encontramos al cine, a la fotografía, los carteles, etc. 
Para este trabajo dediqué apartados especiales al análisis de algunas fotografías, las cuales 
fueron tomadas de la Colección ManuelGutiérrez Paredes del Archivo Histórico de la 
UNAM, por la intención de las fotografías y por la extensión que le dieron al tema 
“subversivo”, pues esa serie de imágenes pertenecían a la Secretaría de Gobernación, y fue 
hasta años después que tales reproducciones fueron donadas a la Universidad. 
 Para continuar, deseo ahora plantear las hipótesis y preguntas que guiaron la 
presente investigación. Mi hipótesis principal se centra en que la Revolución Cubana se 
constituyó como un estandarte ideológico influyendo dentro del movimiento estudiantil de 
1968, lo cual queda demostrado en las distintas representaciones que de ésta se hallaron a lo 
largo de ese año. Entre las preguntas que quise responder en la investigación que 
apuntalaban mi hipótesis primera era: ¿Podemos afirmar que la Revolución Cubana tuvo 
una influencia teórico-ideológica en el movimiento estudiantil del 68? Y de ser así, ¿cómo 
influyó dentro del Consejo Nacional de Huelga? Creo que estas preguntas, que serán 
respondidas con mayor detenimiento a lo largo de las siguientes páginas, fueron de suma 
importancia para lograr esclarecer una parte del movimiento estudiantil de 1968 en México. 
Pues como sabemos, el movimiento armado cubano no tenía ni una década de su triunfo 
cuando comenzaron las “oleadas” de revuelta juvenil,
19
 y como ya lo mencioné, fue un 
baluarte importante que rompió con muchos de los razonamientos respecto a trasformar la 
realidad de aquellos años, varios de los jóvenes se hallaban inmersos en lecturas al respecto 
y otros más se veían como los siguientes revolucionarios.
20
 
 Otras preguntas que deseaba esclarecer eran: ¿Cuáles fueron las formas de 
representación de la Revolución Cubana en el movimiento estudiantil?, y ¿cómo influyó la 
 
18 Esta clasificación de las fuentes la retomo de Josefina Cuesta Bustillo, Op. cit., pp. 63-76. 
19 Si bien la Revolución Cubana influyó, aún antes de su triunfo, de diversas formas en México (como se verá 
brevemente en el capítulo 2 en los apartados 2.2 y 2.3), para efectos del tema de esta investigación, sólo me 
centraré en la influencia de ésta en el movimiento estudiantil mexicano de 1968. 
20 Julia Preston, Samuel Dillon, Op. cit. 
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Revolución Cubana el discurso gubernamental mexicano? Por lo tanto deseo demostrar el 
impacto de la Revolución Cubana en el movimiento del 68 en México y cómo ésta actuó 
como un rasgo identitario de los actores políticos. Identificar para ello los contrastes en los 
diferentes tipos de discurso, como el del gobierno y el del estudiantado, que sobre la 
Revolución Cubana se desarrollaron durante el movimiento estudiantil. 
 Para concluir esta introducción, abordaré brevemente el contenido capitular del 
siguiente texto. La investigación se encuentra dividida en cinco capítulos principales, en 
cada uno de ellos se desmenuza una porción del texto completo. El primero “La Revolución 
Cubana y su legado”, comprende la información básica de lo ocurrido en Cuba desde los 
años anteriores a la Revolución a su triunfo e inmediatas modificaciones hasta antes del año 
de 1963. El segundo, “El impacto de la Revolución Cubana en América Latina y México”, 
plantea la forma en la que la noticia de la Revolución Cubana impacta en América Latina, 
incluyendo a México durante el periodo delimitado en el capítulo anterior. 
Es a partir de el tercer capítulo que entramos de lleno en el análisis del proceso 
estudiantil, “El movimiento estudiantil de 1968 en México”, continuando con el cuarto 
“Influencia y representaciones de la Revolución Cubana en los actores sociales del 
movimiento estudiantil” y finalizando con el quinto “La „Conjura‟: la Revolución Cubana 
vista desde el gobierno mexicano”. Dentro de estos tres capítulos se analiza ya desde los 
antecedentes al movimiento estudiantil de México en 1968, junto con la influencia de la 
Revolución Cubana al interior de éste; a las representaciones en textos y fotografías del 
movimiento armado caribeño y concluyendo con la “visión” gubernamental sobre la 
influencia del proceso cubano en las manifestaciones sociales juveniles mexicanas. 
Por último quiero agradecer al Archivo Histórico de la UNAM por su colaboración 
y permiso para la reproducción de las fotografías y, principalmente, a Nora Rabotnikof y al 
proyecto “Memoria y política: de la discusión teórica a una aproximación al estudio de 
la memoria política en México” (CONACYT CB-2005-01-49295) y a CONACYT por 
haberme otorgado la oportunidad de mejorar con su apoyo financiero mi investigación. 
Un agradecimiento especial a Eugenia Allier por su paciencia al dirigirme esta tesis, 
además de sus valiosos consejos y correcciones. Gracias. 
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Capítulo 1. La Revolución Cubana y sus aportaciones ideológico-teóricos. 
 
 
 1.1 Gestación y desarrollo de la Revolución Cubana. 
 
Para poder hablar sobre el movimiento revolucionario en Cuba es necesario remontarnos 
unos cuantos años atrás, a fin de comprender los factores de la sociedad cubana que 
propiciaron el alzamiento armado. Hay que tener en cuenta que la Revolución Cubana no 
fue un acontecimiento que se gestó en pocos años, fue resultado de siglos de colonialismo y 
dependencia, ya sea a la metrópoli española o a Estados Unidos de América (EUA). Cuba 
constituyó históricamente un prototipo de sociedad dependiente. Reunió todos los rasgos de 
dominación dependiente externa que podían experimentar las entidades caribeñas y 
latinoamericanas.
1
 
 Sin embargo, en las siguientes páginas, me centraré en analizar poco más de los 
quince años anteriores al triunfo de la insurrección armada, justo cuando fue promulgada la 
Constitución de 1940 (de corte liberal), mismo año en el que Fulgencio Batista llegó por 
primera vez a la presidencia de la República Cubana y el movimiento obrero se organizaba 
en torno a la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC). Es importante mencionar la 
crisis económica y social que golpeaba a la isla, debido a que ésta fue un factor de peso que 
acentuó la oposición al gobierno, “después de la edad de oro que representaron los tres 
primeros decenios del siglo XX, se inicia un periodo en el que el capitalismo dependiente 
pierde su dinamismo y comienza a manifestar una clara decadencia”
2
. 
 Ahora bien, para obtener una mejor visión sobre la Revolución Cubana, es oportuno 
hacer una estructuración puntual del movimiento, según el carácter o fase que haya 
adquirido, pues hubo momentos mucho más pasivos que otros, momentos en que la lucha 
 
1 Después de su independencia frustrada en 1898 (ya que fue una colonia española desde 1510 y semicolonia 
estadounidense de 1898 a 1958) Cuba atravesó por diversos gobiernos supuestamente “democráticos”, pues 
para “suplantar las ilusiones democráticas existentes en otros países los imperialistas y sus cómplices 
instauraron una clara alternancia de gobiernos conservadores y liberales, de modo que cada cual llamaba a 
una mentida reparación de las fechorías del otro. [...] Parecía que el destino de Cuba era oscilar entre peores y 
pésimos representantes de la situación semicolonial, bendecidos por la mano de los imperialistas y sus 
avispados amanuenses de la Casa Blanca y el Departamento de Estado”. Julio Le Riverend, “Cuba: del 
semicolonialismo al socialismo (1933-1975)” en Pablo González Casanova, América latina: Historia de 
medio siglo, Siglo XXI Editores, México, 1990, pp. 39-86, p. 49. 
2 Gérard Pierre- Charles, Génesis de la Revolución Cubana, Siglo XXI Editores, México, 2002, p. 63. 
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es más ideológica que física, así resulta necesario identificar todas estas etapas para no 
restar el mérito o la importancia que cada una de ellas jugó en el proceso en su conjunto. Es 
por ello, que he segmentado el tema a desarrollar en: 
1. Fase Organizativa.Esta abarca los años constitutivos del movimiento justo cuando 
germinó y se plantearon algunos de sus primeros objetivos.
3
 
2. Fase Insurreccional Inicial. En ella se desarrolló el primer levantamiento armado. 
3. Fase Insurreccional Media. Este periodo tuvo la característica de ser mucho más 
revolucionario “ideológicamente” que en acciones armadas directas, 
comprendiendo los años de cárcel de los “moncadistas” y su exilio. 
4. Fase Insurreccional Final. Fue la última etapa de la insurrección armada 
internamente, comenzó con el arribo del Granma y concluyó con el triunfo del 
movimiento el 1° de enero de 1959. 
5. Fase Revolucionaria-Reformista. En esta etapa se acentuó la “luchas de clases” (en 
términos marxistas) dentro de la sociedad cubana, y se definieron los cambios 
estructurales que se desarrollarían a lo largo de los años la Revolución Cubana, 
siendo la antesala de la Revolución Socialista. 
6. Fase Revolución Socialista. Como el título lo dice, en este periodo se definió el 
camino que seguiría la Revolución Cubana. Se decretó su carácter socialista y con 
ello las transformaciones del sistema largamente aceptado.
4
 
 
 Una de las organizaciones políticas más fuertes que se hallaba en oposición del 
gobierno imperante
5
, era el Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo (Partido Ortodoxo), 
partido compuesto por la pequeña burguesía primordialmente con aspiraciones 
democrático-nacionalistas y antiimperialistas y presidido por Eduardo Chibás. Tal 
organización contaba con un programa de radio, la “Hora Ortodoxa”, en el cual se 
denunciaba la corrupción y la injerencia extranjera en el país. Chibás se disparó en el 
programa de radio al aire el 5 de agosto de 1951, en lo que se llamó “el último aldabonazo”, 
 
3 Más adelante se explicará con mayor detenimiento cada una de las etapas aquí enumeradas. 
4 La periodización aquí expuesta es de mi autoría. 
5 A partir de las elecciones de 1944 subió al poder el Partido Revolucionario Cubano (“auténtico”), en el cual 
se concentraron las ilusiones democráticas y nacionalistas de varios sectores de la población, sin embargo, al 
paso de los años los niveles de corrupción y represión sobrepasaron los de los gobiernos anteriores, 
ocasionando una gran desilusión de los sectores que antes lo habían apoyado. Ver Julio Le Riverend, Op. cit., 
p. 52. 
Neevia docConverter 5.1
pues había prometido conseguir las pruebas de corrupción del gobierno, que no obtuvo, y 
como una salida “moral” decidió suicidarse. Entre los estudiantes que fueron influenciados 
por el dirigente del partido se encontraba Fidel Castro, pues “Es en la Universidad donde 
Fidel Castro, hijo de un terrateniente y futuro líder de la revolución cubana, llega a adquirir 
una conciencia revolucionaria”.
6
 
 Batista dio el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952, con el apoyo del ejército y de 
EUA, aprovechando el descontento que existía en el pueblo cubano. Es aquí cuando inició 
la primera etapa de la lucha revolucionaria; la “fase Organizativa”, pues el ascenso de 
Batista al poder generó que el movimiento estudiantil se volviera aún más importante en el 
ala opositora. Con este acontecimiento se inició la lucha para alcanzar la liberación 
nacional y social, pues “la dictadura sólo sirvió para enconar conflictos, pero sobre todo 
para demostrar que el camino de las reformas era imposible”.
7
 
Ante la muerte de Chibás, Fidel Castro tomó la dirigencia del sector estudiantil que 
se hallaba en el Partido Ortodoxo. Mientras el Partido del Pueblo Cubano cayó en una gran 
descomposición, dividiéndose en varias tendencias. El grupo de jóvenes ortodoxos con 
Fidel a la cabeza empezó a preparar el asalto al cuartel Moncada como única forma de 
tomar el poder en las nuevas condiciones creadas por la dictadura batistiana, misma que no 
era una lucha antisistémica en un inicio. Así, Fidel Castro aclaraba que 
“Dos cosas saltan a la vista. En primer lugar la dictadura que oprime a la nación no es un 
poder constitucional, sino inconstitucional; se engendró contra la Constitución, por 
encima de la Constitución, violando la Constitución legítima de la república. 
Constitución legítima es aquella que emana directamente del pueblo soberano”
8
. 
 
 En este primer periodo de la lucha revolucionaria, en su germinación, la disposición 
social aún era pasiva, aunque no estuviera totalmente de acuerdo con el golpe, no estaba 
tampoco dispuesta a pelear abiertamente contra él. En este tiempo la economía del país 
entró en un deterioro pronunciado, las concesiones a empresas estadounidenses se 
otorgaron con abundancia, y se fortalecieron los monopolios eléctrico y telefónico, los 
 
6 Marta Harnecker, La estrategia política de Fidel, México, Editorial Nuestro Tiempo, 1986, p. 11. 
7 Julio Le Riverend, Op. cit., p. 53. 
8 Fidel Castro, La historia me absolverá, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1983, p. 14. 
Neevia docConverter 5.1
medios de comunicación se concentraron en manos de la clase dominante y en compañías 
extranjeras, al tiempo que la práctica latifundista siguió operando. 
 Cabe destacar que la Revolución Cubana tuvo procesos armados de gran 
envergadura como antecedentes, mismos que después fueron retomados por el movimiento 
encabezado por Fidel Castro: 
“a) La guerra de independencia iniciada en 1868, que culmina en 1898 creando una 
tradición de combate, que se mantendrá viva durante el periodo posterior y el 
advenimiento de la república; b) La revolución de 1930-33, en que el proletariado como 
clase empezó a fraguarse en una lucha difícil, que incidió en la radicalización de la 
conciencia social del pueblo cubano.”
9
 
 
 Como ya hemos mencionado, los estudiantes eran el sector opositor al régimen más 
dinámico, su sede era la Universidad de La Habana. José Martí fue el principal estandarte 
estudiantil, por lo cual en su centenario hicieron múltiples homenajes (enero de 1953), 
apareciendo un nuevo grupo llamado “Generación del Centenario”, conformado en la 
dirigencia por Abel Santamaría y Fidel Castro. Con este suceso se inició la segunda fase, la 
“Insurreccional Inicial”. 
Este grupo fue el que efectuó las acciones del 26 de julio de 1953, que tenían como 
propósito tomar de manera sorpresiva el cuartel Moncada, apoderarse de las armas y 
entregarlas a la población, para que así comenzara la insurrección general desde Santiago 
de Cuba y luego se extendiera al resto del país. Sin embargo la operación fracasó. La 
mayoría de los participantes del asalto fueron cruelmente torturados, muchos otros 
asesinados y desaparecidos; poco después la noticia se esparció por toda la población, 
misma que a través de la presión social evitó que los sobrevivientes que quedaban fueran 
ejecutados también. “A pesar del fracaso de la empresa, el acontecimiento se toma como 
punto de partida y bandera del movimiento insurreccional consecuente, ya que abre la 
brecha a través de la cual se unifican las diversas disidencias al régimen dictatorial de 
Batista”,
10
 pues “El asesinato de varias decenas de jóvenes, la generalización de la 
represión, la actitud denunciadora de los acusados por el asalto en el juicio que se les hizo, 
 
9 Gérard Pierre-Charles, Op. cit., pp. 77-78. 
10 Juan Rafael Reynaga Mejía, La Revolución cubana en México a través de la revista Política: construcción 
imaginaria de un discurso para América Latina, UAEM-UNAM, México, 2007, p. 25. 
Neevia docConverter 5.1
la conversión de los acusados en acusadores [...], todo propició la simpatía nacional en 
torno a esos jóvenes que realizaron lo que nadie había logrado o concebido desde 1868 y 
1895”.
11
 
 El 16 de octubre del mismo año, se llevó a cabo el famoso juicio a Fidel Castro, que 
tiempo después sería conocido como La historia me absolverá. El texto contiene lasbases 
teóricas, el programa estratégico-táctico y los objetivos del alzamiento insurreccional. El 
documento abordaba: 
“El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, 
el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del 
pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubiera encaminado 
resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la 
democracia política”
12
, 
 
estableciéndose a partir de ello las primeras leyes y medidas que un gobierno 
revolucionario debería establecer. Es imperante aclarar, que el “programa Moncada” no era 
un programa socialista, sino democrático-nacionalista, que respondía a las contradicciones 
económicas y sociales de la realidad cubana. En este sentido Fidel Castro declara: 
“Nosotros ni pensábamos en la URSS ni nada de eso, eso vino después. Lo que creíamos 
era que la soberanía existía, era un derecho real y respetado después de dos guerras de 
independencia que costaron cincuenta mil muertos. Creíamos eso, y creímos que se 
respetaría nuestro derecho de hacer una revolución que no era todavía socialista, pero era 
la antesala de una revolución socialista”.
13
 
 
 Es en este periodo cuando se inició la tercera etapa, la fase “Insurreccional Media”, 
la cual, si bien no se destacó por su papel altamente activo, sí sobresale por una preparación 
más organizada y más madura de los planes revolucionarios. Ahora la estrategia se centraba 
en llegar a la opinión pública por medio de propaganda, difundiendo el papel jugado por los 
moncadistas y el programa revolucionario. 
 Al mismo tiempo, Batista convocó a elecciones el 1 de noviembre de 1954, quien al 
final quedó como único candidato y ganó las elecciones. Sin embargo como parte de su 
 
11 Julio Le Riverend, Op. cit., p. 54. 
12 Fidel Castro, Op. cit., p. 36. 
13 Ignacio Ramonet, Fidel Castro, biografía a dos voces, Debate, México, 2006, p.155. 
Neevia docConverter 5.1
campaña electoral y debido a las protestas populares, el candidato hizo un mínimo de 
concesiones, entre ellas la liberación de los aprisionados por el asalto de julio de 1953. No 
obstante los jóvenes revolucionarios continuaron con sus esfuerzos intentando demostrar a 
la opinión pública que no había otra salida para derrocar a Batista más que el levantamiento 
armado. 
 Todo ello planteó que el movimiento de los moncadistas deseaba trabajar con 
diferentes sectores de la sociedad: desde el campesinado hasta la pequeña burguesía más 
radical, pero manteniendo el control centralizado en la Dirección Nacional
14
. El objetivo de 
la organización se centraba en la liberación nacional y social, utilizando la insurrección 
armada y después la huelga general revolucionaria. 
 Debido al hostigamiento y a la persecución de los revolucionarios, a pesar de la 
amnistía, la dirigencia del Movimiento Revolucionario 26 de julio (MR 26-7) tuvo que 
exiliarse temporalmente para reorganizar la lucha armada, y el lugar escogido fue México. 
Paralelamente al entrenamiento los exiliados difundieron las ideas revolucionarias y sus 
objetivos, denunciando la situación cubana. Durante este tiempo, comenzaron su 
entrenamiento físico y militar para la guerra de guerrillas para adiestrarse en la lucha que se 
desataría en la Sierra Maestra. Otro de los puntos importantes del exilio de los 
revolucionarios cubanos fue la integración de Ernesto Guevara al movimiento, toda vez que 
durante el desarrollo de la Revolución este personaje tendría una aportación muy 
significativa en el campo ideológico. Es pertinente destacar que este periodo “comprende 
sucesos fundamentales, tanto para el desarrollo posterior de la revolución en Cuba como 
para el establecimiento de las „redes de solidaridad‟ que, a partir de ese momento, se 
tienden entre los revolucionarios cubanos y diversos partidarios de su lucha en México”.
15
 
 Fidel Castro desde México mantenía contacto con otras organizaciones opositoras al 
régimen de Batista, como: el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular 
(PSP), pugnando así por una política de unidad. El primero era un movimiento estudiantil 
(anteriormente FEU), que comenzó poco a poco a adquirir fuerza en su lucha contra el 
 
14 Para más información ver: Zoraida Enrique O‟Farrill, “Preparación del reinicio de la lucha armada entre 
1953 y 1956”, en Nicolás Garófalo Fernández, Historia de la Revolución Cubana, La Habana, Editorial 
Pueblo y Educación, 1994, pp. 110-126, pp. 113-114. 
15 Juan Rafael Reynaga Mejía, Op. cit., pp. 25-26. 
Neevia docConverter 5.1
gobierno; estaban a favor de la lucha armada, primordialmente urbana; su estrategia era 
reunir todas las organizaciones estudiantiles e incorporar a los obreros también. 
 Con el desembarco del Granma el 2 de diciembre de 1956 al sur de la provincia de 
Oriente en Cuba (Playa las Coloradas, Niquero), comenzó la cuarta fase, la “Insurreccional 
Final”, la cual marcó el inicio de la actuación del Ejército Rebelde. Tres días después de su 
regreso tuvieron el primer enfrentamiento con el ejército regular, del cual no salieron 
victoriosos, 20 de ellos lograron huir e internarse en la Sierra Maestra. Ahí comenzaron la 
nueva etapa de lucha, donde recibieron la ayuda de campesinos para reorganizarse. 
Paulatinamente se incorporó el campesinado y los obreros agrícolas en la lucha 
revolucionaria, así la moral de combate fue en ascenso, por lo cual el gobierno tuvo que 
reconocer la existencia de la guerrilla. Mientras tanto, 
“La lucha en las ciudades constituyó un significativo papel como cimiento de apoyo a la 
guerrilla, porque abarcó diversos matices, tales como: la organización de grupos de 
acción y sabotaje; la propaganda y acopio del material bélico, alimentos; la recaudación 
financiera y otros recursos.”
16
 
 
 Para esta fase de la Revolución, muchos sectores conservadores moderados y 
acomodados del país se hallaban a favor del movimiento, pues creían ver realizadas sus 
aspiraciones personales con el triunfo del levantamiento armado. Sus planes se hicieron 
notorios en las tentativas de acuerdo en la “Reunión de Miami”, en la cual se anunciaba la 
formación de la Junta de Liberación Nacional, como una dirigencia con objetivos más 
conservadores que los del MR 26-7, por lo mismo no contó con el apoyo del movimiento 
insurreccional liderado por Fidel Castro, ni con el del PSP
17
. 
 Se convocó a la primera huelga general el 9 de abril de 1958 por parte del MR 26-7, 
sin embargo, no tuvo el éxito esperado, ya que no hubo un buen método de convocatoria, es 
decir no contó con la coordinación necesaria, y las fuerzas revolucionarias no se 
encontraban lo suficientemente fuertes aún. El 3 de mayo se dio una reunión en los Altos de 
Mompié, en este momento se nombró a Fidel Castro Secretario General y Comandante en 
 
16 Paula Rodríguez Serrano, “Desarrollo de la lucha revolucionaria, desde el desembarco del Granma hasta las 
acciones victoriosas de 1957”, en Nicolás Garófalo Fernández, Historia de la Revolución Cubana, La 
Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1994,pp. 127-138, p. 131. 
17 Ibíd., p. 135. 
Neevia docConverter 5.1
Jefe de todas las fuerzas revolucionarias, lo cual dio un carácter altamente centralizado al 
movimiento en torno a la figura de Fidel Castro. 
 Con el fracaso de la huelga general, el gobierno de Batista decidió poner en marcha 
el plan de Fase Final, con el asesoramiento militar estadounidense el gobierno cubano envió 
tropas a la Sierra Maestra, junto con la infantería, la marina y la aviación. 
 Pronto se extendió la lucha a todo el país, abriéndose nuevos frentes de guerra. En 
los espacios liberados se implementaron programas de educación, salud y reforma agraria. 
Seunieron organizaciones como el Congreso Campesino en Armas y el Frente Obrero 
Nacional Unido. Fidel Castro llamó a la batalla final para los últimos días de diciembre de 
1958, entrando así en el periodo final de la fase insurreccional de la Revolución Cubana. 
Ya había unidad y cohesión de las fuerzas políticas. Al mismo ritmo que la Revolución 
triunfaba, EUA presionaba a otros países para intentar contener el movimiento. Pese a ello, 
Batista huyó de Cuba el 1° de enero de 1959, aunque los militares trataron de dar un nuevo 
golpe de estado formando una Junta Cívico-Militar con el apoyo de EUA. 
En respuesta Fidel Castro convocó a Huelga General para evitar el golpe, y en esta 
ocasión la huelga cumplió con las expectativas (de lograr un paro a nivel nacional), con una 
duración del 2 al 4 de enero. Poco después Fidel Castro entró a La Habana (8 de enero) 
luego de un recorrido por Santiago de Cuba. 
 Con la entrada de Fidel Castro en La Habana comenzó la fase “Revolucionaria-
Reformista”, la etapa del “Gobierno Revolucionario”. Los objetivos primordiales tras la 
caída del régimen batistiano fueron la independencia nacional y la liberación social. Así 
empezó la etapa “reformista-popular” caracterizada por la reforma agraria y las 
nacionalizaciones, pues planteaban que sólo así lograrían obtener la independencia 
económica y política del país. Contrario a esto, los sectores más conservadores del 
movimiento, las clases más acomodadas, pugnaban por limitar los objetivos del nuevo 
gobierno, debido al gran temor que despertaron las transformaciones radicales y el temor de 
perder el “status-quo”. 
 Uno de los primeros pasos del gobierno revolucionario, y de los más importantes sin 
duda, fue la desaparición del aparato burocrático-militar del Estado junto con la aplicación 
de la justicia revolucionaria, es decir que el “Gobierno revolucionario” aunado a la 
población tomarían parte activa en juicios a la anterior administración. Otra medida 
Neevia docConverter 5.1
inmediata que tomó el nuevo gobierno fue la disolución del Poder Legislativo, y la creación 
del Consejo de Ministros que ocuparía ese lugar compuesto de las más diversas clases 
sociales. Para llevar a efecto los planes del Consejo de Ministros, fue necesario crear el 
Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados que se encargó, en primer lugar de 
incautar todos los bienes de políticos, funcionarios y empresarios, que por medio de 
prácticas corruptas habían adquirido durante el régimen dictatorial. Posteriormente el 
Ministerio se enfocó en la recuperación de centrales azucareros, empresas constructoras, 
tierras latifundistas, empresas de transporte, aunque todavía no con un carácter socialista. 
 En febrero de 1959 debido a las presiones sociales, renunció el Primer Ministro José 
Urrutia, y ocupó el cargo Fidel Castro, quien de inmediato anunció su programa de 
gobierno, comenzando con la Ley de bienes malversados, que iniciaba con una ola de 
confiscaciones. Las “clases burguesas”
18
 se vieron terriblemente afectadas con las medidas 
impulsadas, y ello precipitó su salida del Consejo siendo reemplazados por figuras que 
habían participado en el alzamiento armado. 
 La segunda ley, una de las más importantes en este periodo, fue la ley de Reforma 
Agraria, promulgada el 17 de mayo de 1959 (aunque su realización se prolongó hasta el 
siguiente año), ésta “reestructuró la propiedad agraria, abatió el latifundio con puño firme, 
entregó el usufructo de la tierra al que la trabajara, fundó cooperativas y Granjas del 
Pueblo”,
19
por ende esta medida afectó directamente a las empresas estadounidenses. 
Con la ayuda del Gobierno Revolucionario, a través del Instituto Nacional de 
Reforma Agraria (INRA), se realizaron movilizaciones que apoyaban las campañas de 
alfabetización, vivienda, carreteras y vías de comunicación, entre otras cosas; con ello se 
intentaba la erradicación del subdesarrollo y la dependencia de la economía cubana.
20
 Estas 
medidas ocasionaron un proceso de debilitamiento de la burguesía. 
 Con las disposiciones revolucionarias puestas en práctica, el enfrentamiento con el 
gobierno de EUA (específicamente con la administración Dwight D. Eisenhower) y con los 
sectores cubanos afectados por éstas, se hizo más directo. Pronto comenzaron a utilizar 
 
18 Entendiéndose por “clases burguesas” aquellas que pertenecían a capas socio-económicas altas debido a la 
posesión de los medios de producción, o en su defecto a las diferentes relaciones entabladas alrededor de 
éstas. 
19 Antonio Núñez Jiménez, En marcha con Fidel. 1961, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1998, p. 9. 
20 Muchos autores plantean que al terminar con la dependencia hacia EUA hubo únicamente una transición a 
la dependencia con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) después de la Revolución Cubana. 
Neevia docConverter 5.1
campañas de desprestigio, manipulando la premisa anticomunista como justificación a sus 
planes desestabilizadores, y las represalias económicas como la rebaja de las cuotas 
azucareras, desatándose la aparición de bandas contrarrevolucionarias auspiciadas por el 
gobierno estadounidense, y en este mismo matiz la acción más contundente de EUA fue la 
fallida intervención en Bahía de Cochinos. Esta serie de acontecimientos dieron lugar a una 
polarización aguda de las clases sociales. Pronto se rompieron las relaciones diplomáticas 
con el gobierno de Washington, y la presión de éste en la Organización de los Estados 
Americanos (OEA) permitió el aislamiento político-económico de Cuba a nivel hemisférico 
mediante su expulsión del organismo, situación que fue secundada por el resto de los países 
latinoamericanos, excepto México. 
 Tras las agresiones, principalmente de origen extranjero, se crearon en octubre de 
1959 las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) con el fin de defender los cambios 
realizados por el Gobierno Revolucionario. Las organizaciones de base fueron creadas a lo 
largo de los dos primeros años del triunfo de la Revolución, entre ellas cabe mencionar a 
los Comités de Defensa de la Revolución (CDR): 
“Los CDR constituyen la organización de masas más original y genuina después del 1º de 
enero de 1959; significan un aporte de la Revolución Cubana al movimiento 
revolucionario mundial. Su objetivo fundamental fue y sigue siendo la vigilancia 
revolucionaria, convirtiéndose en el mejor auxiliar de los órganos de la Seguridad del 
Estado... Posteriormente se le asignaron otras tareas relacionadas con la educación, la 
salud pública, el ahorro y el trabajo voluntario, entre otras.”
21
 
 
Como ya lo mencionábamos, con las amenazas externas a la nación el movimiento 
revolucionario se radicalizó, y en la segunda mitad del año de 1960 se profundizó el 
proceso de nacionalizaciones, las cuales se llevaron acabo por la vía de la expropiación con 
compensación económica de empresas y bienes de ciudadanos estadounidenses en la isla. 
 Con este proceso la burguesía nacional por su visible debilidad y dependencia al 
capital de procedencia estadounidense, poco a poco quedó fuera de la conformación del 
Gobierno Revolucionario, ya que desde finales de 1959 muchos empresarios cubanos en 
 
21 Margarita Lamas Gonzáles, Lourdes Zardón Castellanos, “La etapa democrática, popular, agraria y 
antiimperialista de la Revolución y el cumplimiento del Programa Moncada”, en Nicolás Garófalo Fernández, 
Historia de la Revolución Cubana, La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1994, pp. 149-179, p. 167. 
Neevia docConverter 5.1
represalia a las medidas tomadas por el nuevo gobierno, paralizaron la producción y los 
servicios, atacando a su vez a los trabajadores; cuando sus establecimientos fueron 
intervenidos y la administración pasó a manos de los obreros, estos empresarios salían del 
país con la esperanzade que el gobierno fidelista fuera prontamente derrocado; “muchos se 
fueron sin más y arrastraron tras de sí a técnicos y especialistas en un absurdo esfuerzo por 
crear un colapso de la producción. De ese modo continuaban pasando a poder de la nación 
numerosas empresas”,
22
 abriendo así el paso a lo que se llamó la “socialización de los 
medios de producción”. 
 A la par, en este mismo año se da inicio a las relaciones comerciales y diplomáticas 
que la isla mantuvo con la URSS, lo cual ahondó la crisis con el gobierno estadounidense, 
quien paralizó totalmente la compra de la cuota azucarera y además prohibió las 
exportaciones estadounidenses a la isla (a excepción de alimentos y medicinas). Así el 3 de 
enero de 1961, EUA rompió relaciones diplomáticas con la isla. 
 Con todo lo expuesto en las últimas líneas, culminó la fase del Gobierno 
Revolucionario-Reformista, e inició la sexta fase, la de carácter socialista. Situación que se 
manifestó el 16 de abril de 1961 cuando la Revolución Reformista-Nacionalista cambió por 
la Revolución Socialista, en respuesta al ataque aéreo del 15 de abril que destruyó varios 
aviones y produjo múltiples víctimas en Cuba. Es decir que lo expuesto hasta el momento 
es la antesala a lo que después se definiría a sí mismo como movimiento socialista. 
 El 17 de abril, la Brigada de Asalto 2506, conformada por opositores batistianos al 
gobierno castrista, invadió Bahía de Cochinos con el apoyo de la Agencia Central de 
Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés). El ataque fue repelido y aplastado en dos días, 
otorgando uno de los triunfos más rememorados de la isla. Esta invasión trajo no pocas 
muestras de solidaridad alrededor del mundo, lo cual fue palpable en México como se verá 
más adelante. 
 A partir de la declaración de Cuba como socialista comenzó una nueva etapa, no 
sólo para los cubanos, sino para el resto del orbe pues 
“Si bien en la actualidad se sabe que la amenaza expansionista de la Unión Soviética fue 
una exageración y el desarrollo de las actuales investigaciones se plantea fuera de la 
clásica división bipolar del mundo, la competencia propagandística entre los modelos de 
 
22 Julio Le Riverend, Op. cit., p.62. 
Neevia docConverter 5.1
desarrollo capitalista y socialista, representado por el conflicto EE.UU.-URSS, posibilitó, 
a partir de sus dimensiones simbólicas, la aplicación de modelos políticos y culturales 
dentro de las respectivas zonas de influencia. Basta señalar, como caso concreto la 
Doctrina de Seguridad Nacional norteamericana, la cual definió por primera vez que „la 
Guerra Fría es, en realidad, una guerra real en la cual está en juego la supervivencia del 
mundo libre‟”.
23
 
 
 
23 Juan Rafael Reynaga Mejía, Op. cit., p. 23. 
Neevia docConverter 5.1
1.2 Postulados ideológico-teóricos de la Revolución Cubana. 
 
Para comenzar a hablar del tema es necesario hacer unas cuantas aclaraciones, que en lo 
personal, me parecen de suma importancia para concebir en una dimensión real lo que 
significó ideológicamente la Revolución Cubana en tal país. Cualquier revolución no sólo 
significa un cambio político, sino que es un cambio en su totalidad, en todos los diferentes 
niveles, se revolucionan así otras áreas, todo el conjunto social también, lo que llevó al 
cambio ideológico; pues 
“Enfocar las revoluciones solamente desde el prisma político olvida, no obstante, tres 
elementos importantes: una revolución es un proceso de subversión de la totalidad social; 
el sujeto político difiere en su apropiación del sujeto real; y por último, impide precisar la 
traducción emocional y mítica del cambio, y el modo en que este cataliza la conducta del 
insurgente protagonista.”
24
 
 
 Ya que: 
“El problema del mantenimiento del proyecto socialista no es sólo un problema 
académico, es también un problema práctico, pues nos atañe directamente en nuestra 
perspectiva de vida, es por ello que se entremezclan el debate académico y el accionar 
político, que a nuestro juicio ambos se complementan.”
25
 
 
 La “imagen de mundo” devela el grado de asimilación teórica que el partícipe del 
cambio tiene de la realidad, junto con la apropiación cotidiana y mítica de los procesos que 
vive, convirtiéndose así en tres diferentes tipos de pensamiento, pero que se cohesionan en 
el mundo imaginario, dando así coherencia a la visión móvil y dinámica de los primeros 
años de la Revolución; ya que 
“Al retomar lo mejor de la historia y tradición del país e insertarse en las insatisfechas 
expectativas de la nación, la joven revolución cubana genera una imago mundi que 
puede, gracias a la traducción mítica, trascender la finitud de los anhelos cumplidos y 
asimilar e incluso exigir la continuación del proceso.”
26
 
 
24 María del Pilar Díaz Castañón, Ideología y Revolución: Cuba, 1959-1962, Editorial de Ciencias Sociales, 
La Habana, 2004, p. 4. 
25 José Bell Lara, Cambios mundiales y perspectivas: Revolución Cubana, La Habana, Editorial de Ciencias 
Sociales, 1999, p. 4. 
26 María del Pilar Díaz Castañón, Op. cit., p. 8. 
Neevia docConverter 5.1
 
Cuando hablamos de la imagen del mundo que tiene el sujeto revolucionario, 
retomamos la concepción de Díaz Castañón, quien señala que el punto se encuentra en 
observar cómo el sujeto ve la realidad pasada y visualiza, a su vez, el mundo a crear. Hay 
que aclarar que el actor social no tiene clarificado todo el panorama. En el caso de la 
Revolución Cubana no se tenía un mapa perfectamente trazado, hubo constantes 
modificaciones tratando de resolver las imperfecciones que no habían meditado con 
anterioridad, muchos problemas y sus resoluciones se gestaron al calor de la lucha, no 
antes, recordemos en este sentido que Fidel Castro primero perteneció al Partido Ortodoxo, 
con una visión y un programa aún no socialistas. Por tal cuestión la asunción mítica de la 
realidad revolucionaria, permite digerir con más facilidad los abruptos cambios por parte 
del sujeto.
27
 
 El sostenimiento de la Revolución Cubana tuvo en gran parte como base el cambio 
ideológico poblacional, ya que para lograr la transformación de la realidad, es imperativo 
que el sujeto revolucionario se transforme a sí mismo,
28
 y aún después de la toma del poder 
(como lo aborda Gramsci respecto a la transformación de su protagonista antes, durante y 
después del cambio), exigiendo la participación de todos, propiciando el surgimiento de una 
sociabilidad nueva e identificando los principales quehaceres de todos, asumiéndolos como 
responsabilidades. El acceso igualitario a los servicios sociales: salud, seguridad social, 
educación, vivienda, etc., promovieron la solidaridad que es una característica social muy 
importante, la participación vecinal (contra el individualismo) –ruptura con la ideología y la 
reproducción de ésta en la realidad del modo capitalista- construcción de calles y escuelas, 
reparación de viviendas, movilizaciones de trabajo voluntario. Las organizaciones de masas 
hacen tareas de beneficio social, como campañas de vacunación, donación de sangre, 
recolección de materia prima (zafra), etc., es decir ayuda en la liberación nacional de otros 
países como en África (envío de médicos) y al respecto la Organización Latinoamericana 
de Solidaridad (OLAS) jugó un papel importante.
29
Pensar si está bien aquí. 
 
27 Ibíd., pp.65-69. 
28 Esta tesis ha sido desarrollada en distintos textos de Karl Marx, ver por ejemplo Manifiesto del Partido 
Comunista, Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, el “Prólogo” a la Contribución a la Crítica de la 
Economía Política. 
29 En el Capitulo 2 se abordará más claramente el rol desempeñado por esta organización y su importancia 
para América Latina. 
Neevia docConverter5.1
Existió (y aún existe) una retórica socializante de justicia social en Cuba, presente 
como ideología y práctica desde la independencia. Esos determinados valores conforman a 
la sociedad cubana formándose en sí una cultura revolucionaria. Un ejemplo claro de ello 
es el ideario martiano y la conocida frase: “con todos y para el bien de todos”,
30
 retomado 
por el Partido Revolucionario Cubano y por la Revolución del 30. 
Otro claro momento en que tal ideología se hallaba plasmada ya en la historia de 
Cuba, es el imaginario que el Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, planteaba para hacer 
posible una remodelación social: 
“La ortodoxia tenía en su <imaginario> político una remodelación del conjunto social 
(proyecto impugnador y rupturista), uno de cuyos ejes era la justicia social con fuertes 
componentes moralizadores, y también tenía la apelación a la independencia 
económica
31
. El símbolo de este partido era una escoba, en alusión a la necesidad de 
barrer con los depredadores del erario público y su lema <Vergüenza contra dinero>.”
32
 
 
Las cosas no se quedaron en promesas, al consumarse el triunfo de la Revolución 
Cubana, rápidamente (en verdad muy rápido en comparación de otros procesos en el 
mundo) se convirtieron en hechos, ocasionando un gran viraje en la imagen que se tenía del 
mundo, así la población se llenaba de esperanzas y posibilidades. De esta manera el pueblo 
al sentirse parte de la Revolución, adquiría un grado muy alto de compromiso y 
responsabilidad social, convirtiendo en héroe a cualquier ciudadano cubano. 
La apropiación de la Revolución Cubana por la población se hizo posible gracias a 
la aplicación de las medidas sociales: 
“En esa dialéctica, en la cual el desarrollo de la propia revolución radicaliza a las masas, 
y las ideas revolucionarias se convierten en patrimonio de la mayor parte del pueblo, 
estas asumen el socialismo como su proyecto. Esto no fue un proceso pasivo, sino un 
difícil proyecto de lucha contra la ideología burguesa y los elementos que la propiciaban 
en el pueblo (analfabetismo, ignorancia, prejuicios), su ejército político, las clases 
reaccionarias y su aliado interno y externo: el imperialismo.”
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30 José Bell Lara, Op. cit., p. 18. 
31 Si bien no se planteaba en esta etapa la ruptura con el modelo capitalista, sí se concebía la ruptura de la 
dependencia con EUA principalmente, la ruptura de la dominación. 
32 Ibíd., p. 19. 
33 Ibíd., p. 21. 
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La participación de la población provocó que ésta se apropiara de la Revolución, los 
propios cubanos también eran (son) críticos de la Revolución, aceptan los aciertos y los 
errores de ésta: “Junto con el sentido de nación y la solución de problemas sociales, la 
Revolución ha propiciado un clima moral de solidaridad social, en el que las realizaciones 
materiales y sociales de la Revolución son el resultado de un sujeto actuante y participante: 
los cubanos, el pueblo.”
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 Además de los cambios palpables hechos por el Gobierno Revolucionario, la 
importancia de los discursos pronunciados, tanto por Fidel Castro como por Ernesto 
Guevara, no son desdeñables; al contrario, jugaron un papel muy importante en la creación 
de la conciencia social como sujeto revolucionario. Las asambleas permitían un diálogo 
constante con la población, las consultas se realizaban a través de este medio, por lo cual la 
integración popular se incrementó en el ámbito real e ideológico: 
“¡Ah!, en el seno de nuestro pueblo existía extraordinaria fuerza, pero no lo sabíamos, o 
no nos habían dejado reunirlas y organizarlas. Y por eso, las minorías y preparadas 
pudieron más, con la ayuda de los intereses foráneos, de lo que había podido nuestro 
pueblo, con la tremenda fuerza que encerraba en su seno.”
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Todo ello se acompañó de un proceso pedagógico de la sociedad, pues con la 
aparición de escuelas y la fuerte campaña de alfabetización se fue logrando el objetivo poco 
a poco. No hay que dejar de lado la importancia de la Universidad como una institución que 
promovió la efervescencia intelectual, necesaria para concretar teóricamente los diversos 
proyectos que se gestaron en esta etapa. Con el paso del tiempo, el pueblo cubano comenzó 
a tener conciencia de su situación, de sus condiciones materiales de vida y dando tal paso, 
se convirtió en actor político: “De este modo, el sujeto económico se torna 
automáticamente en sujeto político, vale decir, portador de una ideología con la que se 
identifica por expresar sus condiciones materiales de vida.”
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La situación en Cuba resultaba muy complicada en los ámbitos económico y social, 
sobre todo por la dependencia extrema al comercio exterior, primordialmente de EUA. 
 
34Ibíd., p. 26. 
35 Fidel Castro, Osvaldo Dorticós, Raúl Roa, “Vencen los que tienen la razón y saben luchar por ella”, 
Discurso pronunciado por Fidel Castro el 1 de mayo de 1960 en conmemoración del Día Internacional de los 
Trabajadores, en Así se derrotó al imperialismo, Siglo XXI Editores, México, 1978, pp. 3-28, p. 6. 
36 María del Pilar Díaz Castañón, Op. cit., p. 27. 
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Tales problemas venían desde mucho tiempo atrás (desde su “independencia” de España), 
sin embargo se acentuaron y canalizaron en el régimen de Batista. Por tales motivos la 
Revolución tomó un carácter anti-imperialista: 
“Dentro de ese régimen, dominado por el imperialismo yanqui, Cuba no podía resolver 
ninguno de sus problemas básicos: no podía acabar con su atraso económico, con el 
monocultivo [de caña], con el desempleo crónico, con el hambre y la miseria de amplios 
sectores obreros y campesinos, con el analfabetismo y la falta de derechos democráticos y 
libertades verdaderas para el pueblo.”
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A partir de las primeras reformas, ya tomado el poder se perfiló el carácter 
socialista: 
“Al cumplir las tareas históricas del anti-imperialismo (liberación nacional) como del 
anti-latifundismo (reforma agraria) la Revolución ya daba pasos hacia el Socialismo, 
confirmando la previsión teórica de viejo establecida de que en Cuba no era posible una 
lucha anti-imperialista seria no una reforma agraria verdadera si se temía al socialismo, si 
no se avanzaba hacia el socialismo.”
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Con el paso del tiempo se adquirió la conciencia socialista como tal, se develó la 
necesidad de transformaciones de fondo, pues 
“En el curso de la larga y sangrienta lucha contra la tiranía la mayoría del pueblo se hizo 
consciente de la idea de que no bastaba derrocar a ésta, que no bastaban los cambios 
políticos, que hacían falta también los cambios económicos y sociales, la destrucción del 
régimen de sometimiento al imperialismo y de la estructura económica semicolonial, 
latifundista capitalista en que se asienta.”
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La lucha antiimperialista también actuó como un factor propulsor del socialismo en 
Cuba: “La lucha antiimperialista fue una escuela política práctica de afirmación de la 
nacionalidad y de radicalización ideológica, que llevaría a la asunción del socialismo como 
ideología popular masiva.”
40
 
 
37 Blas Roca, Los fundamentos del socialismo en Cuba, Ediciones Populares, La Habana, 1961, p.141. 
38 Ibíd., p. 142. 
39 Ibíd., p. 143. 
40 José Bell Lara, Op. cit., p. 22. 
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Siguiendo el orden de ideas, durante los primeros años de la Revolución Cubana, la 
definición de los grupos que no se hallaban de acuerdo con los cambios revolucionarios, 
aquellos que gestaron la “contrarrevolución”, fueron más fácilmente asimilados que los sí 
revolucionarios. Pues tales estereotipos son proporcionales a los cambios realizados 
principalmente en los primeros años del Gobierno Revolucionario, ya que una parte de los 
contrarrevolucionarios se identificaron desde un principioclaramente por su rechazo a la 
caída del Régimen de Batista, y paulatinamente se unieron los sectores afectados con las 
reformas del nuevo gobierno. Sin embargo, los “revolucionarios” tardaron un poco más en 
definirse, precisamente por la turbulencia del periodo, pero con los continuos ataques a la 
Revolución, y la formación de los CDR, junto con otros factores, ya para 1962 gran parte 
de los habitantes se reconocen como “revolucionarios”.
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La campaña mediática en contra de la Revolución Cubana, promovida por EUA, 
con miras a desarticular el movimiento desde adentro, definió también las aspiraciones de 
cada grupo social, “Es particularmente tenaz la campaña ideológica, el combate de la 
propaganda, para aislar y dividir a las fuerzas revolucionarias, para desviar o detener la 
revolución e introducir la vacilación y duda en sus filas.”
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 La consolidación de la 
diferencia sea externa o interna, como los “contra”, reafirman progresivamente la identidad: 
 “<Si la Revolución es socialista, pónganme en la lista>, rezaba un temprano estribillo 
con el que el pueblo respondía a las acusaciones que la reacción divulgaba en su 
pretensión de utilizar los prejuicios anticomunistas para aislarlo de la obra revolucionaria. 
Este sencillo verso era una definición política en ese momento, pero adelantaba la 
transformación ideológica del ciudadano espectador en protagonista de la obra 
revolucionaria, y lo extraordinario de este cambio es que se realizó en medio de 
condiciones muy adversas”.
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 Es precisamente el lenguaje, pues éste es uno de los indicadores más efectivos del 
triunfo de la subversión, el que transmite el pensamiento de lo cotidiano, y la repetición de 
tal, da sentido a las costumbres y hábitos, pues la traducción lingüística es la que contribuye 
a la transmisión de tales rutinas y tales rutinas comienzan a formar una identidad específica 
en los grupos, misma que tiene toda una carga histórica que les brinda legitimidad tanto al 
 
41 Para más información ver Blas Roca, Op. cit. 
42 Ibíd., p. 149. 
43 Elvira Díaz Vallina, “Prólogo” en Díaz Castañón, María del Pilar, Op. cit., pp. IX-XVII, p. XIII. 
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interior como al exterior de tales grupos. Dentro de la transformación ideológica, como es 
de esperarse, la escala valorativa de la sociedad también cambió sus posiciones, 
transportándose a un nuevo tipo de relaciones sociales, situación que puede verse 
claramente en el lenguaje, pues se transitó del “señor” al “compañero”, transformación que 
no fue sencilla ni inmediata. 
De esta manera, el grupo dominante proyecta un estereotipo a imitar, que en el caso 
cubano no es precisamente desde el Estado donde surge tal proyección, sino de la sociedad 
civil que es el refugio de las tradiciones, valores, costumbres, etc. Es preciso mencionar que 
después del triunfo en Playa Girón, la leyenda que representa la Revolución se hace 
cotidiana, abriendo el paso a una nueva fase de “normalidad revolucionaria”, pues la 
mayoría de los objetivos están ya totalmente definidos, y parece ofrecer al sujeto 
revolucionario metas concretas, ingresando a una etapa nueva de sociabilidad. 
De este modo, “Un proceso revolucionario trastorna necesariamente el mundo 
valorativo del sujeto, propiciando su cambio progresivo y constituyendo un nuevo 
estereotipo que comenzará a erigirse en un regulador de la normatividad espiritual de una 
época. Y desde luego, sobreviven viejos valores que se resisten al cambio”.
44
 En el proceso 
de imitación del estereotipo, se hace un vínculo entre los diversos grupos sociales que a 
partir de ello se reconocen. 
 Es común que en las revoluciones –también ocurre con muchos otros procesos 
históricos, sin embargo no tiene sentido mencionarlos porque no son de la competencia de 
este trabajo- la mitificación sea un fenómeno muy recurrente, pues son susceptibles a ella 
por la vorágine de acontecimientos y rupturas –con la anterior tradición- que ocurren en el 
seno de la lucha. Uno de los ejemplos más comunes es resaltar al líder triunfante que en 
Cuba adquirió un matiz distinto, pues se concentró en una identificación de Martí con Fidel 
Castro, de alguna manera se le concibió como el continuador de la lucha que había 
comenzado Martí, adquiriendo de esa manera los rasgos míticos del autor de Nuestra 
América, “La identificación Martí-Fidel se desplegará progresivamente, pero ya está fijada 
desde la lucha insurreccional, y se hace evidente en todos los medios de comunicación de la 
época desde el triunfo mismo”
45
. 
 
44 María del Pilar Díaz Castañón, Op. cit..., p. 83. 
45 Ibíd., p. 74, 
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No debemos olvidar que la concepción martiana estuvo presente desde antes de la 
toma del Cuartel Moncada, y se hizo evidente en la declaración de Fidel Castro en La 
historia me absolverá. Muchas de las ocasiones donde el héroe es ensalzado, tienen que ver 
con la transposición de las expectativas nacionales a un individuo, es decir que el héroe se 
vuelve la encarnación de éstas. 
Lo anterior no quiere decir que sólo el fenómeno mítico llevó a la unidad nacional y 
al triunfo de la Revolución, no fueron los discursos los únicos elementos a consideración en 
el proceso; no, el aspecto ideológico se encontraba fuertemente aparejado con los hechos 
reales. De esta manera se legitimaba el movimiento 
“Evidentemente, para el sujeto real tales alquimias verbales no tuvieron mucho sentido, 
pero el apelativo adquiriría significado ante los cambios en la vida cotidiana (rebaja del 
precio de las medicinas, de los alquileres, etc.), como en la recurrente legitimación 
histórica de los ideales de justicia social.”
46
 
 
La credibilidad de un proyecto depende de poder cumplir el mayor número de 
expectativas, sin embargo tal cuestión no es fácil, pues cada grupo social tiene distintas. Por 
ende no es de sorprendernos que se presentara una redefinición constante de la Revolución 
Cubana en sus primeros años, pues se buscaba aglutinar el mayor número de demandas 
posibles y dar solución a las más urgentes creando así un equilibrio de éstas. La unidad de 
todas las fuerzas de oposición bajo el liderazgo de Fidel Castro, permitió crear un bloque 
suficientemente fuerte para lograr todas las transformaciones necesarias. 
 Por último creo pertinente hacer una aclaración, pues desde los primeros años de la 
Revolución a la actualidad, se han gestado nuevas preocupaciones al interior de aquel país 
en torno al proceso que estuvieron y están viviendo, pues la Revolución que triunfó en 1959 
no se congeló en aquel enero, sino que es una transformación continua. A lo largo de este 
tiempo también se han conformado grupos disidentes, de los cuales algunos se convirtieron 
en organizaciones terroristas como la Fundación Nacional Cubana Americana (FNCA)
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 y 
Alfa 66
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 que anteriormente se hallaban activos. Ahora hay pequeñas concentraciones que, 
financiados por EUA, su acción se centra en transportar cubanos a ese país. Otra parte de 
 
46 Ibíd., p. 78. 
47 La Demajagua en http://www.lademajagua.co.cu/fnca.htm. Consultado 2 de marzo de 2009. 
48 Habana en línea en http://www.habanaenlinea.cu/volveran/documentos/alfa66.html. Consultado 2 de 
marzo de 2009. 
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http://www.lademajagua.co.cu/fnca.htm
los detractores de Fidel Castro emigró a EUA, mientras que otros aún continúan dentro de 
la isla, pero ambas, a su vez, plantean otra serie de debates sobre el significado del gobierno 
socialista.
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La cuestión “Cuba” es uno de los temas más controversiales, hay estudios y 
opiniones apasionadas tanto a favor como en contra. Entre las principales críticas que han 
realizado algunos autores se encuentran: la personalización del poder en la figura de Fidel 
Castro; la violación

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