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La-discusion-historiografica-en-torno-a-la-Liga-Comunista-23-de-Septiembre

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1 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
COLEGIO DE HISTORIA 
 
 
“LA DISCUSIÓN HISTORIOGRÁFICA EN TORNO A LA LIGA 
COMUNISTA 23 DE SEPTIEMBRE” 
 
 
TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
LICENCIADO EN HISTORIA 
 
 
 
PRESENTA 
DIEGO RAY DANNEMILLER BATRES 
 
 
 
 
 
ASESOR: 
DR. MARIO VIRGILIO SANTIAGO JIMÉNEZ 
 
 
CIUDAD DE MÉXICO, 2019 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 2 
A mis abuelos, normalistas, comunistas de antaño y profesores de miles 
 
 
 
 
 
A mi madre y a mi padre, guerreros de la palabra y la imagen 
 
 
 
 
 
A mis amigxs, que llevan más de un mundo nuevo en sus corazones 
 
 
 
 
 
A quienes han sido arrebatados de la tierra en sus inagotables esfuerzos por demoler la 
barbarie 
 
 
 
 
 
A los combatientes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, y a quienes la han 
rescatado de la infamia, de las sombras, del silencio, del olvido 
 
 
 
 
 
A todos los desaparecidos 
 
 3 
Agradecimientos 
 
Esta tesis, como cualquier otra, es producto tanto del esfuerzo colectivo como del 
trabajo personal. Mucha gente me asistió y ayudó, directa o indirectamente, a lo 
largo de los años que tomó su realización -y desde antes. Ni este ni ningún otro 
acomodo de palabras aterrizará plenamente lo mucho que su apoyo y solidaridad 
me han conmovido y afectado -en el buen sentido-. Sin embargo, sirvan los 
siguientes párrafos para expresarles mi profundo agradecimiento. 
 
A mi madre, Viétnika, y a mi padre, Keith, por procurar que nunca nos faltara nada. 
Por haber creído en mí y haberme apoyado anímica y materialmente en 
prácticamente todo lo que me he propuesto; desde la música a la historia. Su 
inconmensurable amor me ha levantado, sostenido y formado a lo largo de los 
años. Como les he dicho antes, corrí con toda la suerte del mundo al haber sido 
su hijo. 
 
A mi asesor, Mario Virgilio Santiago Jiménez quien, además de subsanar más de 
una de mis deficiencias escolares o académicas y de mostrar una paciencia 
inquebrantable a lo largo de los años que duró mi proceso de titulación, encaminó, 
criticó y comentó mi trabajo de maneras siempre imaginativas y que me 
impulsaban a dar lo mejor de mí. 
 
A los integrantes del sínodo, la Dra. Denisse Cejudo Ramos, el Dr. César Valdez 
Chávez, el Dr. Ricardo Ledesma Alonso y el Dr. Andreu Espasa de la Fuente, sin 
cuyas agudas observaciones e incisivas críticas este trabajo no habría llegado a 
su versión final. 
 
A los profesores que marcaron mi paso por la carrera de Historia en la Facultad 
de Filosofía y Letras de la UNAM. A Denisse Cejudo, en cuya clase leí por vez 
primera sobre Los Enfermos y descubrí mi interés y afinidad por la izquierda 
radical -de raigambre estudiantil, o no- de las décadas de los años 60 y 70. A 
 4 
Rosalina Ríos Zúñiga, por habernos inculcado el hábito de la crítica requerido para 
contrarrestar el ubicuo totalitarismo de vacua palabrería que inunda el mundo. Y 
a Cristian Rosas, a pesar de su carácter. 
 
A los amigos que hice a lo largo de la carrera. A Mónica, Berenice, Aurelio, Juan, 
Fanny, Ingrid, Charles, Sebastián, Jesús, Axel, El Chino y Vero. Me alegra haber 
pasado tiempo a su lado, haberles visto crecer y haber compartido más o menos 
dichas y pesares con más o menos cervezas de por medio. 
 
A todo el estimado y fino equipo de trabajo del M68, que levantó una exposición 
en medio año a pesar de tener la incompetencia de más de una persona en su 
contra. A Paco, Motte, Emir, Uriel, Uriel, Ray, Karla, Ivonne, Dulce y Fernando. 
También a Chinto, por haber velado por nuestro trabajo y sugerir nuevas formas 
de leer el 2 de octubre. 
 
A mis patrones de ayer y hoy, a pesar de lo insufrible que es el trabajo enajenado. 
A Nacho, Ruth, Marco y más recientemente Carlos, quienes me han enseñado a 
cocinar para decenas y redactar para cientos. 
 
A mi familia, que siempre ha promovido y propiciado mi politización -a pesar de 
los profundamente dispares puntos de vista que enarbolamos hoy en día-. Y sobre 
todo a Valentina, Rock y Sandino, quienes me albergaron y alimentaron en más 
de una ocasión desde que me mudé. 
 
A Ilya, Alan y el resto del club vespertino. Por ser una de las llamas del futuro. 
 
A Alina, Mara, Dani, Mohammed y Alec, quienes me salvaron de sumirme en el 
invierno anímico y estacional. 
 
A Himena, Cecilia, Rebeca, Mónica, Ingrid, Ilse, Emilio, Mercy, quienes tuvieron 
el valor de bajar la guardia y compartirse conmigo. 
 5 
A mis amigos, Donnovan, Alejandro y Pacho, tan cerca de Stalin y tan lejos del 
comunismo. De las pocas personas con quienes siempre he disfrutado el genuino 
placer de la discusión. Espero que nos sigamos encontrado a lo largo de nuestras 
vidas. 
 
A Estremo, por conocernos cuando existía Yugoslavia y seguirnos frecuentando. 
Por haber salido voluntariamente del mismo putrefacto caldo de cultivo 
clasemediero que resultó ser el LFM; por siempre mantenernos al tanto de qué 
ocurre al norte de Siria. 
 
Al Mau, por una amistad que debió haber empezado años antes y no al cierre de 
la carrera; por las mejores diatribas conjuntas contra el liberalismo; por 
confrontarme y ser de las pocas amistades que conocen el valor de la crítica. Eres 
una inspiración constante y confío en que serás tan gran historiador como has 
sido amigo. 
 
A Fernanda, por haber estado siempre ahí, desde el primer día en que me 
abordaste a pesar de mi perpetuo ceño fruncido; por todas las horas, las 
anécdotas, las risas y lágrimas que hemos compartido. Siempre estaremos ahí 
para lx otrx. 
 
A Emilio, por las décadas de amistad; por la confianza y el afecto que me sigues 
teniendo a pesar de mis errores, mi desidia y mis desaciertos. Te quiero. 
 
A Shakti, por más viajes, bosques, lagos y Colt 45 en algún futuro cercano. 
 
A Uomo Caslingo, a Dushan, Mateo, Jonathan, Felipe y Vera. Por haberme 
mostrado que la magia existe. 
 
A Jero y Emi, por ser mis hermanos, 
 
 6 
A Trilce, por ser mi mejor amiga. 
 
A Valeria, por todo todo todo todo todo todo todo el amor: desde aquí o desde allá, 
en vivo o a la distancia, con tristezas o alegrías de por medio, atravesado por el 
tedio laboral o la pesadumbre escolar, entrecortado por la internet o humedecido 
de besos. Te amo. 
 
Y, finalmente, al Programa UNAM-PAPIIT IN404416 “La historia contemporánea 
y del tiempo presente en México. Problemas teórico-metodológicos e 
historiográficos”, gracias al cual se llevó a cabo esta investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 7 
“No importa; los revolucionarios vamos adelante. El abismo no nos 
detiene: el agua es más bella despeñándose. Si morimos, moriremos 
como soles: despidiendo luz” 
 
Ricardo Flores Magón 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 8 
ÍNDICE 
ÍNDICE……………………………………………………………………………. I 
INTRODUCCIÓN…………………………………………………..……………. 10 
Presentación………………………………………………………..……. 10 
Justificación………………………………………………………..…….. 15 
Estado de la cuestión, problema, hipótesis y objetivos…………. 18 
Marco teórico-metodológico.…………………………………………. 26 
 Estructura…………………………………..…………………………….. 
 Límites……………………………………………………………………..32 
33 
I. UN PREÁMBULO PERTINENTE. EL ESTIGMA DISCURSIVO DE 
GUSTAVO HIRALES: “INEXISTENCIA HISTÓRICA”, NEGACIÓN 
POLÍTICA E IRRACIONALIDAD EN TORNO A LA LIGA COMUNISTA 23 
DE SEPTIEMBRE……………..…………………………..………….………… 
 
 
 
36 
I.1 “Inexistencia histórica” y negación política de la Liga .……... 38 
I.2 Los componentes de la locura.………………...…………………. 46 
 Reflexiones finales……………………………………………………… 50 
II. REIVINDICACIÓN HISTÓRICA Y CONSTRUCCIÓN DE UN 
REFERENTE POLIFACÉTICO………………………………………............. 
 
56 
II.1 La Liga como referente teórico e intelectual………..…….…… 
II.1.1 Benjamín Palacios Hernández: una Liga intelectual, 
“teoricista” y antimilitarista………………………………….. 
57 
 
57 
II.1.2 Christian García Martínez: teoría y “razón militar” 
en la LC23S……………………………………………………… 
 
63 
II.2 La Liga como referente político…………………………………… 73 
II.2.1 Mauricio Abraham Laguna Berber: la Liga como 
organización marxista-leninista……………………………... 
 
73 
II.2.2 Daniela Tarhuni Navarro: la Liga como 
organización político-propagandística y como 
componente de un pasado inacabado……………………… 
 
 
81 
II.2.3 Hacia una refutación compleja del carácter político 
de la LC23S …………………………………………..…………. 
 Observaciones finales………………………………………………….. 
 
89 
103 
III. LAS DEBACLES DE LA LIGA. ENTRE LOS FRACASOS INTERNOS 
Y LAS DERROTAS EXTERNAS……………………………………………… 
 
107 
III.1 El fracaso interno: militarismo, violencia ascendente y 
separación popular………………………………………….................. 
 
107 
III.1.1 María Cristina Támariz Estrada: advertencias 
contextuales, repetición histórica y la debacle 
militarista………………….…………………………………….. 
 
 
107 
 9 
III.1.2 Reyes Martínez Torrijos: ‘errores’, fracaso interno 
y violencia ascendente en la Liga Comunista 23 de 
Septiembre…………………………………………………….... 
 
 
120 
III.1.3 Alberto López Limón: el menosprecio popular de 
la LC23S………………………………………………………….. 
 
136 
III.2 La derrota externa……………………………………….…………. 144 
III.2.1 Rodolfo Gamiño Muñoz: la prensa como aliada 
estatal y agente contrainsurgente……….....……………….. 
 
144 
III.3 Hacia una explicación compuesta de la debacle...................... 156 
III.3.1 Lucio Rangel Hernández. La LC23S: una 
federación guerrillera disgregada entre el aislamiento y 
la contrainsurgencia……….……………………………......... 
 
 
156 
Observaciones finales……………………………………...…………... 174 
IV. ANTECEDENTES DISÍMILES Y REFUTACIONES ORIGINALES: 
LOS PROCESOS DE RADICALIZACIÓN PREVIOS A LA 
LC23S…………………………………………………………………………….. 
 
 
179 
IV.1 Rodolfo Gamiño Muñoz. Identidad, politización y represión: 
una refutación de la violencia original………….…………………… 
 
180 
IV. 2 Familia y radicalización: hacia una refutación del estigma 
oficial sobre combatientes en Alicia de los Ríos…………………… 
 
190 
IV.3 Ana Lucía Álvarez Gutiérrez y la preeminencia de las ideas: 
el proceso de radicalización de Ignacio Salas Obregón como 
ejemplo de las modificaciones del catolicismo nacional e 
internacional……………………………………………………………… 
 
 
 
212 
Observaciones finales………………………………………………….. 227 
CONCLUSIONES………………………………………………………………. 232 
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………….……… 253 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 10 
Introducción 
Presentación 
La Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S) fue una organización político-militar 
clandestina de izquierda revolucionaria creada en marzo de 1973 y que operó, 
principalmente, durante la década de los años 70. 1 Una amplia gama de 
agrupaciones, distribuidas en distintas regiones del país, confluyó en su 
fundación.2 
 Al inicio de la década de los años 70, antes de fusionarse bajo las siglas de 
la LC23S, algunos de los grupos referidos al pie de página intentaron consolidar 
una suerte de confederación político-militar. Entre estos grupos figuraron, sobre 
todo, Los Procesos, liderados por el joven coahuilense Raúl Ramos Zavala y el 
Grupo N, con Diego Lucero a la cabeza. Sin embargo, los esfuerzos de 
consolidación sufrieron un fuerte revés tras los asesinatos de ambos a inicios de 
1972. A partir de ese momento,3 un joven oriundo de Aguascalientes llamado 
 
1 Como veremos en esta tesis, la periodicidad de la organización varía de acuerdo a los autores y 
a las historias que han sido escritas sobre ella. Dependiendo de los autores y de sus respectivos 
enfoques e interpretaciones, los finales de la Liga han sido ubicados en 1974, 1976, 1979 y 1981. 
2 La mayor parte de la historiografía especializada ha coincidido en ubicar las siguientes 
organizaciones como fundadoras de la LC23S: el grupo conocido como Los Procesos, distribuido 
principalmente en el Distrito Federal y en Monterrey, Nuevo León, compuesto por militantes 
escindidos de las Juventudes Comunistas; la sección radicalizada de la Federación de Estudiantes 
Universitarios de Sinaloa (FEUS), apodada Los Enfermos; una sección del Frente Estudiantil 
Revolucionario (FER), organización emanada de las mutaciones políticas e identitarias de la 
pandilla conocida como Los Vikingos, afincados en Guadalajara, Jalisco; el Grupo N, apodado 
Los Guajiros por Lucio Cabañas e integrado, principalmente, por alumnos de la Universidad 
Autónoma de Chihuahua y por estudiantes chihuahuenses establecidos en el Distrito Federal; Los 
Lacandones, comando armado capitalino conformado por jóvenes otrora insertos en las brigadas 
del movimiento estudiantil de 1968; el MAR-23S, rearticulación del Movimiento 23 de Septiembre 
—fundado a imagen y semejanza del Grupo Popular Guerrillero (GPG)— y del Movimiento de 
Acción Revolucionaria (MAR), establecido a finales de la década de los años 60 y cuyos 
integrantes recibieron entrenamiento militar en Corea del Norte; los Macías, grupo de corte 
espartaquista conocido, entre otras cosas, por sus fallidos intentos al instalar un foco guerrillero 
en la sierra duranguense; y algunos elementos formados en las filas de organizaciones católicas 
y obras jesuitas como el Movimiento Estudiantil Profesional (MEP) y la Acción Popular, 
respectivamente. 
3 Periodo denominado el Invierno Gris de la guerrilla por ciertos autores, ya que, además de las 
dos ejecuciones, la misteriosa —por decir lo menos— muerte de Genaro Vázquez se registró en 
tales meses. Con su muerte vino la desintegración de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria 
(ACNR), una de las organizaciones político militares de izquierda revolucionaria y clandestina 
activas en ese momento. 
 11 
Ignacio Salas Obregón, apodado “Oseas”, 4 tomó las riendas del intento de 
coordinación.5 
 La fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre ocurrió en 
Guadalajara, Jalisco, el 15 de marzo de 1973. Según testimonios de 
excombatientes y una amplia porción de la historiografía especializada en el tema, 
la junta fundacional duró dos semanas, al cabo de las cuales se produjo el 
Manifiesto al proletariado. Cuestiones fundamentales del movimiento 
revolucionario, el pilar ideológico, teórico, estratégico y político de la 
organización.6 
 Una vez conformada, la organización llevó a cabo múltiples acciones de 
diversa índole, desde el fallido intento de secuestro al patriarca empresarial 
regiomontano, Eugenio Garza Sada, hasta el ‘Asalto al Cielo’, una suerte de 
ensayo insurreccional llevado a cabo en Culiacán, Sinaloa, durante el cual varios 
militantes de Los Enfermos, la sección regional de la LC23S, movilizaron 
estudiantes y coordinaron la destrucción de propiedad privada.7 Meses después 
de su fundación, la Liga comenzó a editar, imprimir y distribuir Madera. Periódico 
clandestino, el principal medio por el cual procuraron vincularse con distintos 
sectores del proletariado y el estudiantado mexicano. Esta publicación fue 
 
4 Quien fuera ex-estudiante del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey 
(ITESM), ex-dirigente nacional del Movimiento EstudiantilProfesional (MEP), ex-miembro de la 
obra jesuita Acción Popular, y colega de Ramos Zavala. 
5 A lo largo de 1972 y durante los primeros meses del año siguiente, tanto Salas Obregón como 
algunos de los grupos enlistados —particularmente el FER—, redactaron y discutieron cuatro 
documentos —enumerados I, II, III, y III bis y posteriormente conocidos como los Maderas Viejos— 
con miras a la consolidación de un solo grupo armado de la izquierda clandestina y revolucionaria. 
Algunos autores han precisado que otros documentos fueron discutidos y consultados durante la 
etapa “formativa” de lo que sería la Liga. Entre estos textos figuran A la luz de esta historia de 
batallas, escrito por Manuel Gámez Rascón, militante del M-23 de Septiembre y uno de los cuadros 
más destacados de la organización. 
6 Varios autores han precisado que este texto, también conocido simplemente como el Cuestiones 
se creó a partir de la conjunción de los Maderas Viejos. 
7 Durante el intento de secuestro, efectuado en los primeros meses de vida de la Liga, los militantes 
encargados del operativo asesinaron por error a Garza Sada; de ahí lo fallido del intento. Poco 
tiempo después, secuestraron al cónsul británico honorario en Guadalajara, Anthony Duncan 
Williams y al industrial Fernando Aranguren, de los cuales sólo sobrevivió el primero. 
 12 
divulgada desde enero de 1974 hasta julio de 1981, fechas en las cuales fueron 
editados su primer y último número, respectivamente.8 
 Sin considerar la edición y distribución del periódico Madera, los 
acontecimientos recién mencionados y referidos al pie de página —el Asalto al 
Cielo y los secuestros de miembros prominentes de la burguesía nacional— 
suelen ser nombrados las “acciones espectaculares” de la Liga.9 
La estructura inicial de la LC23S consistía en una Coordinadora Nacional 
integrada por los representantes de las distintas organizaciones que la 
conformaron, con Salas Obregón como coordinador general. En el siguiente 
escalafón jerárquico se encontraban un Buró de Dirección o Buró Político —
considerado el órgano ejecutivo de la Liga—, y un Comité Militar, responsables de 
coordinar las acciones de los Comités Coordinadores Político-Militares 
diseminados en distintas partes de la república.10 A su vez, los distintos comités 
regionales se encargaron de organizar —de manera compartimentada— las 
labores de múltiples brigadas. Los militantes de éstas últimas fueron quienes 
llevaron a cabo prácticamente todas las acciones de la Liga.11 
 La Coordinadora Nacional se reunió en tres ocasiones entre la fundación 
de la organización y la desaparición forzada de Ignacio Salas Obregón, el 26 de 
 
8 Como veremos en los capítulos que integran esta tesis, varios autores han establecido que el 
Madera constituyó la columna vertebral de la Liga. 
9 Este término también engloba otros operativos como la fuga de combatientes del penal de 
Oblatos, en Guadalajara, Jalisco, en enero de 1976, y el intento de secuestro de Margarita López 
Portillo, hermana del ex-presidente José López Portillo, en agosto del mismo año. Otras de dichas 
‘acciones espectaculares’ fueron el asalto a la sucursal Coapa, Distrito Federal, del Banco de 
Comercio, en abril de 1975; el secuestro de Socorro Soberón Chávez, hija del rector de la UNAM, 
Guillermo Soberón Acevedo, en abril de 1976; el secuestro de Nadine Chaval Carase, hija del 
embajador de Bélgica en México, en mayo del mismo año; y el secuestro del presidente del 
Consejo de Administración de la Cervecería Modelo, Antonio Fernández Rodríguez, en marzo de 
1977. 
10 El Comité Noroeste (Sinaloa, Sonora, Chihuahua y parte de Durango), el Comité Noreste (Nuevo 
León, Coahuila y Tamaulipas), el Occidente (Jalisco, Michoacán y Guanajuato), el Comité Sur 
(Guerrero, Oaxaca Tabasco y parte de Veracruz), y el Comité del Valle de México, también 
conocido como la Brigada Roja (Distrito Federal, Estado de México, Hidalgo y Puebla). Vid Lucio 
Rangel Hernández, La Liga Comunista 23 de Septiembre 1973-1981. Historia de la organización 
y sus militantes, tesis para obtener el grado de doctor en Historia, Universidad Michoacana de San 
Nicolás de Hidalgo, p. 121 
11 Además de las acciones mencionadas en páginas previas, las brigadas condujeron 
expropiaciones, labores de edición y distribución del Madera, hicieron pintas, procuraron coordinar 
a la Liga con otros sectores sociales, efectuaron secuestros, etc. 
 13 
abril de 1974.12 Inmediatamente después sobrevino un periodo de escisiones, 
rectificaciones y deslindes,13 seguido, a su vez, por un proceso de reorganización 
interna coordinado desde la Brigada Roja, comandada por David Jiménez 
Sarmiento. En esta etapa, la LC23S fue reestructurada a partir de los Comités de 
Prensa o de Redacción del Periódico Madera como órganos de dirección, tanto 
nacionales como regionales. Esta estructura se mantuvo hasta inicios de la 
década de los años 80, cuando se publicó su último número. 
 A pesar de las variaciones estructurales de la organización, una gran parte 
de la historiografía especializada reconoce los siguientes liderazgos: Ignacio 
Salas Obregón (marzo de 1973 a abril de 1974), David Jiménez Sarmiento 
(1974/1975 a agosto de 1976) y Miguel Ángel Barraza García (1976 a 1981). 
Tanto el primero de estos como decenas de militantes de base y cuadros 
destacados de la Liga fueron desaparecidos por elementos de corporaciones 
policiacas de diversa índole (notoriamente la Dirección Federal de Seguridad) o 
por miembros del ejército.14 Los pocos militantes que no fueron desaparecidos o 
asesinados —como ocurrió con Jiménez Sarmiento y Barraza García—, fueron 
encarcelados y sometidos a cruentas torturas.15 
 Desde el segundo lustro de la década de los 70 hasta hoy en día, una 
considerable cantidad de autores ha escrito en torno a la LC23S desde 
perspectivas disímiles y, en su mayoría, encontradas. Los primeros choques 
 
12 Durante el último de estos encuentros, celebrado en febrero de dicho año, se acordó suplir la 
estructura recién descrita por una Comisión Nacional que centralizara las funciones, con el propio 
Salas Obregón a la cabeza. 
13 Nombrado por varios autores y excombatientes como el “Periodo Gris” y cuya duración suele 
establecerse entre uno y dos años. 
14 Según Roberto González Villarreal, Historia de la desaparición. Nacimiento de una tecnología 
represiva, México, Terracota, 2012, pp. 313 y, sobre todo, a decir del Anexo que incluyó al cierre 
de su libro, consistente en un listado de los detenidos-desaparecidos en México entre 1968-2000 
elaborado con base en la lista generada por el Comité Eureka, entre 1974 y 1986 fueron 
desaparecidos 135 combatientes de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Algunos de los casos 
de desaparición forzada más conocidos de militantes de la Liga son los de Jesús Piedra Ibarra, 
detenido-desaparecido el 18 de abril de 1975, el de Alicia de los Ríos Merino, detenida-
desaparecida el 6 de enero de 1978 y el los de los hermanos Tecla Parra, detenidos-
desaparecidos entre abril y mayo del mismo año. 
15 Algunos de los supervivientes conspicuos que han escrito y discutido públicamente sobre su 
militancia son Gustavo Hirales Morán, Mario Álvaro Cartagena López, Jaime Laguna Berber, 
Bertha Lilia Gutiérrez Campos, Antonio Orozco Michel, Armando Rentería Castillo, Benjamín 
Palacios Hernández y José Luis Moreno Borbolla. 
 14 
pueden detectarse en las discusiones entre combatientes y excombatientes 
libradas entre 1976 y 1980.16 El siguiente decenio registró los primeros textos 
periodísticos producidos fuera de la clandestinidad que versaron sobre el 
desarrollo de la Liga y de otras tantas organizaciones político-militares,17 así 
como la primacía de interpretaciones provenientes de la izquierda reformista o 
institucional, encarnadas en personalidades como Mario Menéndez Rodríguez,Gilberto Guevara Niebla y Arnoldo Martínez Verdugo.18 
 No fue sino hasta la década de los años 90 —y particularmente a partir de 
su segundo lustro— que se comenzó a registrar lo que varios autores han 
denominado un boom historiográfico y testimonial en torno a la LC23S y al tema 
de las organizaciones político-militares de las décadas de los años 60 y 70. Como 
han detallado los autores contemplados en el estado de la cuestión de esta tesis, 
una de las principales características de este boom ha sido el desplazamiento del 
lugar de producción o enunciación discursiva hacia la academia. Es decir, a 
diferencia de décadas previas, tanto los años 90 como los primeros años del siglo 
XXI, han visto el surgimiento de una historiografía académica o profesional, 
especializada en las organizaciones político-militares y, en particular, en la Liga 
Comunista 23 de Septiembre. 
Algunos de los trabajos académicos que han abastecido este boom 
historiográfico en años recientes son La Liga Comunista 23 de Septiembre. 
Orígenes y fundación, de Benjamín Palacios Hernández (1996), La prensa 
clandestina en México. Caso del periódico Madera 1973-1981, de Mauricio 
Abraham Laguna Berber (1997), Origen de un grupo guerrillero en Guadalajara, 
la Liga Comunista 23 de Septiembre (1964-1973) de Rodolfo Gamiño Muñoz 
(2005), Operación 23 de Septiembre. Auge y exterminio de la guerrilla urbana en 
la Ciudad de México, de María Cristina Támariz Estrada (2006), José de Jesús, 
 
16 En las cuales participaron los excombatientes presos en el penal de Topo Chico, Monterrey, 
Nuevo León, conocidos como los rectificadores, y otros ex militantes y excombatientes tanto de la 
Liga como de otra organizaciones, como Héctor Escamilla Lira, José Luis Rhi Sausi y Jorge A. 
Sánchez Hirales. 
17 Vid Gustavo Hirales Morán, “La guerra secreta. 1970-1978”, en Nexos, junio 1982 
18 Vid Sergio Arturo Sánchez Parra, “La guerrilla en México: un intento de balance historiográfico”, 
en Clío, Nueva Época, vol. 6, núm. 35, pp. 125-127 
 15 
Luis Miguel y Salvador Corral García: goodbye american way of life, nos vamos a 
la guerrilla, de Alicia de los Ríos (2010), La Liga Comunista 23 de Septiembre 
1973-1981. Historia de la organización y sus militantes de Lucio Rangel 
Hernández (2011), La Liga Comunista 23 de Septiembre. Cuatro décadas a 
debate. Historia, testimonio, memoria y literatura coordinado por Yllich Escamilla 
Santiago, Rigoberto Reyes Sánchez, Fabián Campos Hernández y Rodolfo 
Gamiño Muñoz (2014), Terrorismo, prensa clandestina y comunismo consejista 
en la Liga Comunista 23 de septiembre 1973-1981, de José Escamilla Rodríguez 
(2016) y Análisis de los Manuales Militares de la Liga Comunista 23 de 
Septiembre: “Algunas experiencias sobre la táctica y la técnica militar” de Christian 
Ricardo García Martínez (2017).19 
 Esta tesis propone hacer del boom historiográfico recién mencionado un 
objeto de estudio. Plantea examinar las distintas historias y reportajes 
especializados que se han escrito sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre, para 
así perfilar y caracterizar la discusión que se ha suscitado en torno a ella desde la 
academia. 
 
Justificación 
A riesgo de hacer una generalización arbitraria, el análisis y la crítica 
historiográfica en México han abordado superficialmente la escritura de la historia 
contemporánea. Entre los títulos relativamente recientes y más conocidos de 
análisis historiográfico o “historias de las historias” en México nos topamos con 
estudios de carácter general o centrados en fenómenos acaecidos durante la 
primera mitad del siglo pasado. 20 Los escasos análisis historiográficos sobre 
acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX han estudiado, con singular 
 
19 Las fichas completas aparecen a lo largo del trabajo y en la bibliografía. 
20 Basten los siguientes ejemplos: Enrique Florescano, Historia de las historias de la nación 
mexicana, México, Taurus, 2004, 530 pp. y Álvaro Matute, Pensamiento historiográfico mexicano 
del siglo XX: la desintegración del positivismo, México, UNAM-IIH, 1999, 478 pp., al igual que 
Álvaro Matute, Aproximaciones a la historiografía de la Revolución Mexicana, México, UNAM-IIH, 
2005 187 pp. 
 16 
primacía, el movimiento estudiantil de 1968.21 
 En lo que respecta a la producción académica sobre las organizaciones 
político-militares de la izquierda clandestina y revolucionaria, proliferan estudios 
monográficos “de primer nivel” —elaborados con fuentes directas— por encima 
de los de corte analítico o bien, “de segundo nivel”. 
 Identifiqué seis trabajos de esta índole: dos expositivos —historias de las 
historias de las guerrillas en México, centradas principalmente en las diferencias 
y semejanzas estilísticas o temáticas de los textos estudiados—, y tres analítico-
interpretativos.22 Ninguno de ellos está articulado en la forma y sobre los temas 
aquí propuestos: el estudio de las historias o los análisis académicos dedicados 
exclusivamente a la Liga Comunista 23 de Septiembre, la identificación y 
caracterización de las tendencias interpretativas que las permean y la 
comparación entre éstas últimas como componentes de una discusión 
historiográfica compleja. 
 Esta tesis pretende no sólo insertarse en los trabajos “de segundo 
nivel” sobre las guerrillas, sino discutir con la producción historiográfica mexicana 
en general. Es un estudio pertinente no sólo porque busca expandir y profundizar 
un área de estudio escuetamente frecuentada, sino porque sugiere hacerlo de una 
manera distinta a como ha sido hecho hasta la fecha. 
 Antes de continuar con el estado de la cuestión, el problema, la hipótesis y 
los objetivos de esta tesis, es pertinente justificar una de sus especificidades: la 
inclusión de textos de periodismo de investigación y de sociología política; es 
decir, de textos no estrictamente historiográficos. Cuatro argumentos respaldan la 
incorporación de dichos textos a este análisis: dos cuantitativos y dos cualitativos.
 En cuestiones cuantitativas, mencionemos primeramente que los textos 
periodísticos y sociológicos representan menos de una cuarta parte del total de 
 
21 Vid Héctor Jiménez Guzmán, El 68 y sus rutas de interpretación: una crítica historiográfica, tesis 
para obtener el grado de maestro en Historiografía de México, México, Universidad Autónoma 
Metropolitana Azcapotzalco, 2011, pp. 240 
22 Algunos lectores habrán detectado el uso de “guerrilla” como sinónimo de “organización político-
militar” en la oración referida. Si bien hay una discusión velada a este respecto que abordaré 
rápidamente en las conclusiones de esta tesis —sobre los usos de “organización político-militar”, 
“guerrilla”, “organización de izquierda clandestina y revolucionaria” y “movimiento armado 
socialista”— en las siguientes páginas utilizaré las primeras dos como términos equiparables. 
 17 
escritos aquí estudiados. Es decir, la mayor parte del cuerpo bibliográfico aquí 
analizado corresponde a la historiografía especializada. Sin embargo, esta 
primacía cuantitativa es ambivalente. Si, por una parte, podemos aseverar que 
existe la cantidad necesaria de historiografía especializada sobre la Liga para 
proponer un ejercicio como este, por la otra debemos indicar que dicha cantidad 
no es suficiente como para desestimar las narraciones y los análisis producidos 
desde otras disciplinas -el periodismo y la sociología política-. El caso contrario -
la posibilidad de conducir un análisis centrado única y exclusivamente en la 
historiografía académica- ha ocurrido con la Revolución Mexicana o el ya 
mencionado movimiento estudiantil de 1968, temas sobre los cuales se ha escrito 
considerablemente más que la LC23S. 
 Los argumentos cualitativos versan en tornoa la referencialidad de los 
textos no historiográficos y a su dimensión histórica. En primer lugar, los textos 
producidos desde el periodismo y la sociología política han sido rescatados y 
referidos -sea para retomar los datos ahí ofrecidos o para criticar sus argumentos- 
por la historiografía especializada. Es decir, ningún tipo de barrera o de muro 
divisorio ha sido trazado desde la historiografía profesional con respecto a estas 
disciplinas y sus textos representativos. 
 En segundo lugar, mencionemos rápidamente que, a pesar de inscribirse 
en el periodismo o la sociología política, estas tesis contienen cierta dimensión 
histórica. Es decir, fueron pensadas y escritas a partir de un posicionamiento -
implícito, en la mayoría de los casos- sobre qué es la historia y cómo investigar el 
pasado. Como veremos en páginas venideras, la dimensión histórica que 
predomina en estos trabajos no historiográficos -y sobre todo en los periodísticos- 
es semejante a la de ciertas tendencias positivistas que consideran el trabajo 
historiográfico como el “descubrimiento” -archivístico- de “la verdad” y que, por 
ende, elude la crítica heurística.23 
 
23 Los trabajos periodísticos analizados en esta tesis se basaron predominantemente en informes 
policiales producidos por la Dirección Federal de Seguridad. Curiosamente, y como también 
sugeriremos más adelante, estos textos sobresalen por haber tomado la “violencia” de los ex 
militantes de la Liga como piedra angular para narrar la historia de la organización. 
 18 
Estado de la cuestión, problema, hipótesis y objetivos 
Uno de los primeros escritos académicos que propuso hacer un recuento de los 
textos dedicados a las guerrillas u organizaciones político-militares mexicanas fue 
la “Revisión teórica sobre la historiografía de la guerrilla mexicana (1965-1998)” 
de Arturo Alonzo Padilla, incluido en Movimientos armados en México, siglo XX. 
El principal logro de este texto fue identificar, situar temporalmente y vincular 
contextualmente cuatro formas de historiar ciertas organizaciones de esta índole 
en México. 24 Además de este acierto, Padilla sugirió que los trabajos 
monográficos a futuro debían centrarse en los vínculos entre las guerrillas y el 
entorno social general y específico de su tiempo.25 A pesar de que este texto 
cumplió con sus objetivos, es un compendio —no un análisis— breve. Es un 
listado acompañado de comentarios críticos en los que el formato sobresale como 
principal criterio para discriminar los textos seleccionados.26 
 Otro de los referentes que debe ser mencionado es “La guerrilla en México: 
un intento de balance historiográfico” de Sergio Arturo Sánchez Parra, estudioso 
del grupo estudiantil/guerrillero sinaloense Los Enfermos. Tal como hiciera 
Padilla, este autor propuso tres conjuntos ordenados por tiempo y formato: la 
crítica teórica a la guerrilla durante la década de los setenta; la producción 
bibliográfica, hemerográfica o testimonial, “menos cargada de valoraciones 
subjetivas”, 27 durante la década de los ochenta; y los estudios académicos 
redactados a partir de la década de los noventa o el ya referido boom 
historiográfico. 
 Si bien el texto cumple con los objetivos propuestos, tampoco presenta un 
análisis o un ejercicio comparativo de ningún tipo. Es decir, identifica similitudes y 
diferencias tanto en el estilo como en las observaciones vertidas por determinados 
 
24 Las denuncias testimoniales (66-75), Derrota de la guerrilla, historiografía del balance y recuento 
(75-80), Análisis sociológico en el fenómeno guerrillero, y La historiografía de la memoria y la 
novela. 
25 Es decir, trazar los lazos entre las organizaciones clandestinas y los movimientos sociales, las 
formas de acción del Estado —represión-negociación—, los cambios en las condiciones 
económicas, etc. 
26 Su ordenamiento fue hecho con base en cómo fueron escritos: historiografía de la memoria, 
testimonios de ex combatientes, o análisis sociológico. 
27 Sánchez Parra, op. cit. p. 122 
 19 
autores.28 De igual manera comenta —casi siempre limitado a un párrafo por 
libro— lo que cada autor nos permite conocer sobre determinado fenómeno. Este 
artículo es, pues, un conjunto de resúmenes de cierta bibliografía —que 
trasciende la historiografía profesional— sobre la guerrilla.29 
 En años recientes, han surgido más trabajos analítico-interpretativos 
centrados en distintos aspectos de la producción historiográfica en torno a las 
organizaciones político-militares del México -y de América Latina- de la segunda 
mitad del siglo XX. Un ejemplo es “Causas y motivos de la guerrilla 
contemporánea en la historiografía mexicana de la segunda mitad del siglo XX”, 
artículo escrito por Azucena Citlalli Jaso Galván para los Anales del XI Encuentro 
Internacional de la Asociación Nacional de Investigadores y Profesores de las 
Américas (ANPHLAC por sus siglas en portugués). 
 Como bien lo indica su título, el texto recorre algunas de las principales 
propuestas causales que han sido utilizadas para interpretar e historiar los inicios 
de la lucha armada contemporánea en México. Entre estas propuestas 
interpretativas figuran aquellas que distinguen las causas de las guerrillas rural y 
urbana; las que ubican al movimiento estudiantil de 1968 como detonante del 
movimiento armado socialista; las lecturas que han resaltado la influencia 
ideológica extranjera; y algunos análisis estructurales centrados en explicar los 
levantamientos de las décadas de los años 70 a partir de ciertos procesos de 
pauperización de la clase media mexicana. 30 Si bien este es un trabajo 
sumamente sugerente, su enfoque es considerablemente amplio -contempla 
todas las organizaciones político-militares- y su objeto de estudio es más bien 
específico -la causalidad-. 
 
28 Las críticas lanzadas contra las organizaciones de la izquierda clandestina durante la década 
de los 70 por Gustavo Hirales y José Woldenberg, por poner un ejemplo 
29 Sánchez Parra no identificó ni comparó corrientes interpretativas; analizó únicamente ciertos 
libros (sin establecer un criterio previo sobre porqué sí comentar la estructura o la narración de 
éstos y por qué no hacerlo en otros) e incluyó ciertas obras que han estudiado a las guerrillas en 
tanto tema secundario, subsumido al decurso de otra historia —como Sergio Aguayo, La charola, 
México, Grijalbo, 2001, 413 pp., o Barry Carr, La izquierda mexicana a través del siglo XX, México, 
Era, 1996, 423 pp. 
30 Azucena Citlalli Jaso Galván, “Causas y motivos de la guerrilla contemporánea en la 
historiografía mexicana de la segunda mitad del siglo XX”, en Anais do XI Encontro Internacional 
da ANPHLAC, Rio de Janeiro, ANPHLAC, 2014 
 20 
 Otro de los trabajos analíticos recientes es “Análisis de la producción 
historiográfica en torno a la llamada guerra sucia mexicana”, elaborado por Adela 
Cedillo y Fernando Herrera Calderón. Este texto es semejante a las propuestas 
de Padilla y Sánchez Parra en tanto traza tres periodos de producción 
historiográfica, testimonial, periodística, ensayística, etc., a saber: “Censura y 
lucha ideológica (1964-1979)”, “Los primeros estudios académicos, novelas y 
testimonios (1979-1994)”, “La proliferación del testimonio y el boom de la 
investigación académica” y “La historiografía de la ‘guerra sucia’ en los Estados 
Unidos”. 
 Como podrá advertir el lector, la periodización y división por formatos es 
bastante semejante a la sugerida por los dos autores previamente mencionados. 
Sin embargo, recordemos que este análisis versa sobre la historiografía en torno 
a la Guerra Sucia y no sobre las organizaciones político-militares en sí. En este 
sentido, los autores identificaron varios sub-temas historiográficos que integranel 
conjunto temático de la Guerra Sucia: “las trayectorias de las organizaciones 
político-militares; la contrainsurgencia; la historia oral sobre el terror de Estado; 
las microhistorias regionales del conflicto; el papel de la mujer; la cuestión étnica 
y el surgimiento de la lucha por los derechos humanos”.31 
 De igual manera, es pertinente señalar rápidamente una parte de la tesis 
doctoral presentada por Arturo Alonzo Padilla durante 2015 en la Universidad de 
Santiago de Compostela, titulada Historiografía, memoria e historia de la guerrilla 
mexicana (1967-1982), en particular la segunda parte de su trabajo, titulada 
“Historiografía Latinoamericana sobre la guerrilla (1960-1982)”. Si bien Padilla 
cubrió una amplia gama de temas -no sólo en esta parte, sino a lo largo de su 
tesis- señalemos que rescató las siguientes tendencias y paradigmas 
historiográficos a partir de los cuales ha sido abordada la guerrilla latinoamericana: 
positivismo, Escuela de Annales, marxismo, enfoques posmodernos y Nueva 
 
31 Adela Cedillo y Fernando Herrera Calderón, “Análisis de la producción historiográfica en torno a 
la llamada guerra sucia mexicana”, en El Estudio de las Luchas Revolucionarias en América Latina 
(1959-1996): Estado de la Cuestión, eds. Martín López Ávalos, Verónica Oikión, y Eduardo Rey 
Tristán, Zamora, El Colegio de Michoacán y Universidad de Santiago de Compostela, 2014, p. 
263-288 
 21 
Historiografía. Si bien retomaremos esta propuesta dentro de un par de páginas, 
señalemos rápidamente que el enfoque analítico que propone adolece de las 
mismas carencias que la mayoría de los trabajos previos: enfoques generales 
(este último cubre no sólo las organizaciones político-militares del México 
contemporáneo, sino “la guerrilla de América Latina”), no centrados en la 
historiografía de la LC23S. 
 Finalmente, y a diferencia de los textos recién mencionados, Adela Cedillo 
también presentó en La Liga Comunista 23 de septiembre: cuatro décadas a 
debate un capítulo dedicado a los distintos discursos —militar, periodístico, 
testimonial e historiográfico— producidos sobre la Liga Comunista 23 de 
Septiembre. 
Si bien este texto, titulado “Violencia, memoria y tabú en torno a la Liga 
Comunista 23 de Septiembre”, no tuvo por objetivo ser un análisis general, que 
abarcara una amplia parte de la producción historiográfica sobre todas las 
organizaciones político-militares en México, sí rompió con los autores antes 
comentados y propuso nuevas miradas sobre ellas —particularmente sobre la 
Liga. Cedillo no presentó ni una secuencia cronológica marcada por diferencias 
estilísticas o de formato entre diversos textos ni resúmenes de estos. Identificó 
tanto tendencias interpretativas generales en las obras que analizó,32 como una 
metanarrativa a la cual se subsumieron estas (lo que denominó, apoyada en otros 
académicos, el relato de la pax priista). De igual manera, propuso interpretar el 
siglo XX mexicano desde la violencia política (sea a manera de técnica represiva-
gubernamental o como resistencia ante esta). 
La propuesta interpretativa esbozada por la autora, la metodología 
empleada y el entrelazamiento del boom historiográfico con el resto de la 
producción discursiva sobre la Liga, hacen de su trabajo uno de los pilares de este 
 
32 Criminalización de la prensa y el ejército, reprobación casi moral desde la izquierda reformista y 
desde ciertos ex combatientes y problematización académica. Es pertinente señalar que la autora 
no utilizó las diferencias estilísticas entre estos tres conjuntos como criterio para distinguir o 
discriminar los textos que los integran. Para Cedillo, lo relevante fue señalar qué se hizo desde 
cada uno de estos lugares de enunciación (reprobar, criminalizar o problematizar). 
 22 
texto. En mayor o menor medida, esta tesis propone ampliar un camino abierto 
por Cedillo. 
Considerando los aciertos y carencias de los textos recién mencionados, la 
pregunta central de este trabajo es: ¿cuáles son las tendencias interpretativas que 
conforman la discusión historiográfica en torno a la Liga Comunista 23 de 
Septiembre desde la academia? De esta pregunta se desprenden, a su vez, las 
siguientes preguntas secundarias: ¿cómo se han relacionado dichas tendencias 
interpretativas entre sí? ¿qué lectura diacrónica —si es que alguna— puede 
esbozarse sobre la historiografía académica producida en torno a la Liga 
Comunista 23 de Septiembre? ¿qué críticas pueden ser formuladas frente a la 
historiografía profesional producida sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre? 
¿qué sugerencias y propuestas de estudio puede formularse? ¿Qué vínculos —si 
es que existen— persisten entre quienes han producido esta historiografía 
profesional y los excombatientes de la Liga Comunista 23 de Septiembre? 
 Como hipótesis central propongo que tres tendencias interpretativas 
integran la discusión historiográfica que se ha suscitado en torno a la Liga 
Comunista 23 de Septiembre desde la academia: la historiografía reivindicativa, 
la historiografía de la debacle y la historiografía de la radicalización. 
La primera ha estudiado a la Liga para reivindicarla y proponerla como un 
referente en la historia contemporánea de México. Esta tendencia interpretativa 
está compuesta, a su vez, por dos núcleos: uno que ha hecho énfasis en la 
producción teórica de la LC23S y en las capacidades intelectuales de sus 
combatientes; y otro enfocado en sus aspectos políticos y organizativos. Los 
textos que componen esta tendencia interpretativa han entendido a la Liga como 
un hecho, un acontecimiento o un proceso cuyo lugar en la historia 
contemporánea de México debe ser defendido. 
La segunda tendencia interpretativa se ha concentrado en historiar a la 
organización a partir de una pregunta crucial: ¿por qué fracasó o fue derrotada la 
Liga Comunista 23 de Septiembre? Las respuestas formuladas pueden ser 
ubicadas en tres áreas: causas internas, externas y mixtas. En las internas figuran 
la caída de la organización en tendencias militaristas y en una debacle de 
 23 
violencia, las pugnas internas y el “alejamiento” de la Liga ante otros sectores 
sociales. En las extremas opera, sobre todo, el uso estatal de la prensa como 
agente contrainsurgente. El único texto que ha sugerido una explicación mixta 
balanceó los golpes asestados por el Estado con los “errores” teórico-estratégicos 
cometidos por la organización, siendo la “lucha contra el oportunismo” el principal 
de estos. 
La tercera tendencia interpretativa se ha enfocado en los procesos de 
radicalización sociopolítica que resultaron en la integración de organizaciones o 
sujetos específicos a la LC23S. Este conjunto de textos abordó de manera 
indirecta a la Liga: no como una pieza del pasado a defender o una debacle 
incierta a desentrañar, sino como un resultado cuyas raíces deben ser rastreadas. 
Esta tendencia interpretativa está integrada por tres componentes: la 
radicalización colectiva, ‘familiar’ y personal. Como veremos, estos textos han 
enfatizado en la causalidad y en aquello que detona y arrastra los procesos de 
radicalización. Las causas sugeridas por estos textos pueden ser subdivididas en 
los siguientes rubros: politización, quiebre de valores familiares y reflexión. 
Como hipótesis secundarias propongo situar dos niveles de discusión 
mediante los cuales se han vinculado las tendencias interpretativas recién 
enlistadas: externo e interno. En el ámbito externo, estas tendencias 
interpretativas han discutido con el discurso oficial y sus expresiones 
testimoniales, empecinados en negar, estigmatizar, banalizar, criminalizar, 
despolitizar, desideologizar y descontextualizar a la Liga Comunista 23 de 
Septiembre. Si bien en esta tesis no nos centraremos en las manifestaciones 
propiamente oficialesde dicho discurso —la prensa, los textos castrenses y las 
declaraciones presidenciales o de otros funcionarios públicos— sí retomaremos, 
a manera de preámbulo, el análisis de dos textos de Gustavo Hirales mediante los 
cuales intentó argumentar la “inexistencia histórica” de la organización, así como 
su supuesta irracionalidad. Todos los textos analizados en esta tesis —a 
excepción de los partícipes de la interpretación del fracaso interno— pretendieron 
refutar, directa o indirectamente, las consideraciones de Gustavo Hirales en torno 
a la LC23S. 
 24 
 En el ámbito interno —es decir, entre las distintas tendencias 
mencionadas— la discusión historiográfica se rige a partir de la confrontación de 
intereses: aquellos textos que historiaron y analizaron a la Liga para restituirla en 
el decurso de la historia contemporánea; aquellos que la historiaron y narraron en 
función de su fracaso o derrota; y aquellos que la estudiaron para detectar las 
raíces que la nutrieron y que confluyeron en ella. Como veremos en las 
conclusiones, además de las diferencias entre las distintas tendencias 
interpretativas, se ha suscitado una discusión específica en torno a los 
antecedentes de la organización. 
 A diferencia de otros trabajos —notoriamente El 68 y sus rutas de 
interpretación: una crítica historiográfica— organizados de manera lineal, esta 
tesis fue organizada acrónicamente. Sin embargo, utilizaremos las conclusiones 
para profundizar en algunas lecturas diacrónicas posibles. Es pertinente 
establecer, por ahora, las siguientes relaciones temporales. 
 La historiografía reivindicativa detonó el boom historiográfico en torno a la 
LC23S en el segundo lustro de la década de los 90. Los textos producidos en tales 
años son los únicos que contienen repetidas referencias a otras organizaciones 
político-militares de la época —específicamente al Ejército Zapatista de Liberación 
Nacional y al Ejército Popular del Pueblo—. La historiografía de la debacle, en la 
cual impera el énfasis en la violencia ejercida por la Liga —y no contra ella— fue 
producida, en su entereza, a lo largo del sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), 
uno de los periodos más cruentos y sangrientos en la historia reciente del país. 
Los textos periodísticos analizados en esta tesis fueron generados relativamente 
poco tiempo después de la filtración y publicación de las distintas versiones del 
Informe histórico presentado a la sociedad mexicana, generado por la Fiscalía 
Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado (Femospp).33 
 Las críticas que he esbozado son de dos tipos. Por una parte, las críticas 
específicas, sobre cada una de las tendencias interpretativas mencionadas. Por 
 
33 El borrador de dicho informe fue publicado por el National Security Archive el 26 de febrero de 
2006. Vid: https://nsarchive2.gwu.edu//NSAEBB/NSAEBB180/index2.htm consultado el 
28/09/2018 
 25 
la otra, las críticas globales, perfiladas sobre la totalidad de la producción 
académica en torno a la LC23S. En el caso de la historiografía reivindicativa, 
sugiero que gran parte del análisis ha sido construido en torno a la “importancia”, 
supuesta categoría que ha ido acompañada de un concepto sumamente limitado 
de “lo político”. En cuanto a la historiografía de la debacle, propongo que los 
análisis han sido guiados subrepticiamente por la necesidad de argumentar que 
la LC23S estuvo “aislada”, “separada” o “divorciada” tanto de la realidad, como de 
la sociedad y de las labores netamente “políticas”. Este supuesto aislamiento —
o, en su defecto, la cercanía que la Liga pudo haber tenido con otros sectores 
sociales–, no ha sido estudiado a profundidad. Finalmente, planteo que la principal 
deficiencia de la historiografía de la radicalización está vinculada a la escasa 
claridad conceptual que identifica los procesos de “politización” y de 
“radicalización”, o que equipara este último con la “transición al clandestinaje”. 
 En las conclusiones también mencionaré rápidamente algunas sugerencias 
y propuestas de estudio vinculadas, primordialmente, a la necesidad de elaborar 
historias de la LC23S que se enfoquen en lo que he denominado los aspectos 
materiales de la radicalización, del clandestinaje y de la represión-persecución. 
Finalmente, haré un par de observaciones respecto a los nexos entre 
excombatientes de la Liga y los autores de los textos analizados a lo largo de esta 
tesis. 
 El objetivo central de este trabajo consiste en identificar, caracterizar y 
comparar las tendencias interpretativas en la historiografía profesional sobre la 
Liga Comunista 23 de Septiembre. De este objetivo central se desprenden los 
siguientes objetivos secundarios. Establecer criterios con base en los cuales 
puedan agruparse e identificarse tendencias interpretativas. Plantear formas de 
relación o interacción tanto internas como externas de las tendencias 
interpretativas identificadas. Sugerir lecturas diacrónicas de las tendencias 
interpretativas que permitan vincular los textos que las integran al momento en 
que fueron producidos. Proponer críticas generales y específicas de las 
tendencias interpretativas identificadas. Sugerir enfoques y temas omitidos por las 
 26 
tendencias señaladas. Identificar posibles vínculos entre los autores de los textos 
analizados y excombatientes de la organización. 
 
Marco teórico-metodológico 
Propongo resolver los problemas antes planteados a partir del uso de una serie 
de conceptos entrelazados, como también del trabajo de distintos historiadores o 
teóricos de la historia. Los conceptos propuestos para este análisis son: interés, 
tendencia interpretativa y discusión historiográfica. 
 El interés, entendido en abstracto como aquello para lo cual se hace algo, 
es el pilar sobre el que he estructurado este trabajo. En este caso específico, 
entiendo el interés historiográfico, sociológico o periodístico como aquello para lo 
cual se escribe sobre el pasado desde la academia. Es decir, en términos 
sumamente esquemáticos, preguntarnos “¿para qué se escribió esta historia?” al 
momento de analizar uno de los textos aquí contemplados. Tal pregunta toma 
distancia de las interrogantes que guiaron las tesis de los autores aquí estudiados. 
Si estos se condujeron por dudas como ¿qué ocurrió con la Liga? ¿cuáles fueron 
los hechos y procesos de la Liga?, mi análisis lleva en su núcleo las siguientes 
interrogantes: ¿qué se ha hecho, historiográficamente, con la Liga? ¿para qué han 
sido usadas las construcciones predominantemente historiográficas de la Liga?
 Acercarnos a un texto con estas preguntas nos permite estudiarlo en 
función del interés que rigió su elaboración. Huelga decirlo, pero parto del 
entendido de que todo texto —y, sobre todo, aquellos que versan sobre el 
pasado— es escrito para satisfacer un interés específico. Por mencionar algunos 
de los ejemplos que aparecerán en páginas venideras, se escribe una historia de 
la Liga en la que se resaltan algunos de sus componentes teóricos para así 
satisfacer intereses de diversa índole, como pueden ser: refutar las 
caracterizaciones oficiales y establecerla como referente de la producción teórica 
marxista para así reivindicar su lugar en la historia contemporánea de México. O, 
por mencionar el espectro opuesto de la discusión, se escribe una historia de la 
Liga en la que se enfatizan las acciones “militares” para así satisfacer un interés 
primordial: ubicar la “violencia” ejercida por la organización como la principal razón 
 27 
de su fracaso. 
 Esta serie de intereses netamente académicos y preocupados, ante todo, 
por la construcción del pasado, pueden entrecruzarse, a su vez, con determinados 
intereses políticos. Como veremos en el preámbulo de este trabajo, el caso de 
Gustavo Hirales ilustra con claridad este encuentro. Un exmilitante que escribióun ensayo histórico sobre la Liga para, paradójicamente, negar la historia de la 
organización y así preparar el camino de su reintegración o reincorporación 
personal a la izquierda reformista. 
 En el ámbito de la historiografía académica o profesional es pertinente 
anotar que el interés difiere de los objetivos explícitos de una tesis o un texto, ya 
que estos están subsumidos a los primeros: se fijan ciertas metas —
pretendidamente objetivas y científicas— para así satisfacer determinados 
intereses. Un objetivo explícito puede ser “narrar la historia de la LC23S y formular 
una periodización al respecto”, mientras que el interés que lo rige puede ser 
reivindicar, estigmatizar, problematizar o refutar tal o cual aspecto de la 
organización. 
 La conjunción de intereses historiográficos similares configura lo que en 
este trabajo he denominado una “tendencia interpretativa”. Es decir, todos los 
autores pertenecientes a alguna de las tendencias aquí propuestas comparten 
intereses similares con respecto a la construcción de la historia de la LC23S. De 
tal suerte, los autores que he agrupado al interior de la tendencia reivindicativa 
comparten el interés por posicionar a la organización en la historia contemporánea 
de México, sea por su producción teórica, por las cualidades intelectuales de sus 
militantes, por su anti-dogmatismo y flexibilidad ideológico-estratégica, etc. 
Mientras que los autores agrupados en la historiografía de la debacle guardan el 
común interés por entender, narrar y explicar la historia de la Liga a partir de su 
derrota, por mencionar dos ejemplos contrapuestos. 
 Es pertinente anotar que, a diferencia de “línea”, o “escuela”, “tendencia 
interpretativa” figuró como el término indicado para referir estos conjuntos ya que 
 28 
denota una propensión.34 Es decir, refleja una inclinación específica -usualmente 
construida a partir de las filias o fobias de los autores- con respecto a la Liga y la 
forma en que, consideran, debe narrarse su historia. A su vez, esto implica que, a 
diferencia de “escuela” o “línea”, una tendencia interpretativa no enarbola un 
programa o una serie de lineamientos investigativos, políticos o ideológicos 
explícitos. El surgimiento de una escuela de pensamiento en torno, no sólo a la 
Liga Comunista 23 de Septiembre, sino a la totalidad de las organizaciones 
político militares del México contemporáneo aún está por verse.35 . 
 Finalmente, el entrecruce, la oposición, la compenetración, el choque, la 
negación, la refutación, la omisión, y distintas formas de interacción entre las 
distintas tendencias interpretativas configura lo que he denominado “discusión 
historiográfica”. Podrá parecer una minucia semántica, pero es menester 
detenernos una vez más para detallar por qué utilizamos “discusión” en lugar de 
“diálogo” o “debate” historiográfico. 
 En primer lugar, señalemos que “diálogo” tiende a ser separado de los dos 
conceptos restantes. Sus explicaciones suelen ubicarlo como un intercambio sin 
fines u objetivos de por medio. En este sentido es un ejercicio semejante al juego, 
ya que la actividad es su propio fin: se juega por jugar como se dialoga por el 
simple hecho de dialogar. 
Sin embargo, no hay consenso en torno a “debate” y “discusión”.36 Algunas 
perspectivas se han enfocado en diferenciarlos de la siguiente manera. El debate 
es visto como un ejercicio racional, basado en juicios, con miras al entendimiento, 
mientras que la discusión es eminentemente emocional, basada en prejuicios, 
 
34 La sugerencia de utilizar “tendencia” en lugar de los conceptos anteriores me fue compartida 
por el Dr. Mario Virgilio Santiago Jiménez. De igual manera, fue gracias a las pláticas que 
mantuvimos que discernimos la especificidad de una tendencia como propensión o conjunto 
propenso a determinada praxis. 
35 Esto considerando la existencia del Centro de Investigaciones Históricas sobre los Movimientos 
Armados (CIHMA) y el Centro de Documentación de los Movimientos Armados. Si bien ambos han 
propiciado y facilitado, de maneras y en momentos distintos, la investigación en torno a las 
organizaciones político-militares, no fungen o fungieron como “escuelas” o “líneas” interpretativas 
sobre éstas. En fechas recientes, pareciera que el grupo de estudio conformado en torno al Archivo 
del Periódico Madera se está decantando como una posible escuela interpretativa en torno a la 
LC23S. 
36 Esta ausencia de consenso es aún más notoria en análisis historiográficos y textos de teoría de 
la historia en los cuales se entremezclan ambos términos. 
 29 
enfocada en la imposición. Otros enfoques han optado por distinguirlos de manera 
medianamente opuesta: el debate como un intercambio de ideas y argumentos, 
condicionado por una lógica interna consistente en triunfar sobre determinados 
adversarios y el convencimiento. De ahí su dependencia en artificios retóricos y 
sofismas, mientras que la discusión es vista como cierto tipo de construcción 
colectiva del conocimiento. 
Este trabajo parte de la noción recién mencionada de “debate”: un 
intercambio de ideas y argumentos regido por la lógica de imponerse sobre 
distintos adversarios y convencer a una audiencia dada mediante el uso de 
artificios retóricos y sofismas. Sin embargo, se sirve de una noción distinta de 
discusión, al considerar que lo que la integra no es un intercambio de sofismas o 
artificios retóricos sino la interacción, el choque o la compenetración de intereses 
al igual que de convicciones y posiciones ético-ideológicas. En este sentido, la 
discusión historiográfica en torno a la LC23S puede ser entendida como un campo 
en el cual algunas tendencias interpretativas han fluido y se han mantenido a lo 
largo del tiempo, o bien han perecido al cabo de ciertos años o han aparecido y 
desaparecido intermitentemente. 
 Antes de detallar el tipo de análisis historiográfico aquí planteado y los 
autores sobre los cuales me basé para desarrollar dicha propuesta es menester 
hacer una última observación. Recordemos someramente los lineamientos a partir 
de los cuales fueron escritos los análisis referidos en el estado de la cuestión. 
Tanto el primer artículo de Padilla como el de Sánchez Parra fueron articulados 
en torno a la forma o el estilo, por una parte, y el tiempo, por la otra. Respondieron 
a las preguntas de ¿cómo? y ¿cuándo? se ha escrito sobre las organizaciones 
político-militares del México contemporáneo. Por su parte, el escrito conjunto de 
Cedillo y Herrera Calderón fue construido a partir de una reflexión temática y 
temporal sobre la Guerra Sucia: ¿qué? y ¿cuándo? se ha escrito sobre dicho 
tema. Por su parte, el artículo de Jaso Galván se centró en una categoría 
específica de los estudios historiográficos -el por qué de las guerrillas-. Mientras 
que la sección mencionada de la tesis doctoral de Padilla cubrió los paradigmas 
 30 
teóricos desde los cuales se ha partido para el estudio de las guerrillas 
latinoamericanas -¿desde dónde?-. 
 Este trabajo pretende distanciarse de los anteriores no sólo por las 
herramientas analíticas propuestas anteriormente, sino por las categorías 
resultantes. No son estilísticas, temáticas, teóricas o específicamente causales, 
sino, como se sugirió al abordar la cuestión de la “discusión”, de corte ético-
ideológico. Esto se debe a que, como veremos más adelante, los intereses 
historiográficos y políticos en función de los cuáles se han producido distintas 
historias de la Liga están íntimamente vinculados con coordenadas éticas -¿qué 
debo hacer, en tanto historiador, al momento de historiar a la Liga?- y con 
posicionamientos ideológicos ¿en función de qué marco ideológico he de 
interpretar y leer lo hecho por la Liga?. 
 Todos los historiadores, exmilitantes y periodistas contemplados en este 
trabajo han abordado a la Liga desdeposicionamientos ético-ideológicos 
específicos, íntimamente vinculados con los intereses que persiguieron al historiar 
la organización. La convergencia de estos intereses ha dado lugar a diversas 
tendencias interpretativas, mientras que el encuentro, el choque o el entrecruce 
de éstas últimas ha producido la discusión historiográfica en torno a la LC23S. 
Además de la propuesta teórico-conceptual recién detallada, propongo 
resolver los problemas antes planteados mediante el análisis historiográfico. 
Retomaré los trabajos de Michel de Certeau, Edmundo O’Gorman y Enzo 
Traverso para construir una base teórica que me permita realizar y justificar este 
análisis. 
La propuesta de De Certeau me es útil por su argumentación en torno a la 
producción/creación de la historia. Este autor resaltó una suerte de materialidad 
de la disciplina histórica. Propuso que para comprender ésta última debíamos 
pensarla como una práctica/operación a partir de la cual el historiador articula 
tanto el lugar desde el cual enuncia —la institución, si es que alguna, en la que se 
posicionó y el funcionamiento de ésta última—, como los procedimientos de que 
dispone y el texto que produce. 
 31 
Esta operación historiográfica no consiste en la creación ex nihilo del 
pasado, sino en —a partir de la delimitación de un campo de estudio de lo real 
pasado basado en ciertas fuentes y en un modelo que detalla el tratamiento de 
estas fuentes— probar el límite de dicho modelo en lo real pasado para después 
organizar su sentido.37 
Por su parte, me apoyaré en las observaciones que Edmundo O’Gorman 
hizo sobre la constitución del hecho histórico y la atribución de intencionalidad. 
Recordemos brevemente que, para el historiador, es dicha atribución de 
intencionalidad, y “no la intencionalidad misma […] lo que genera o constituye al 
hecho histórico”.38 Y es en esa medida que el conocimiento de tales hechos 
corresponde, más bien, al conocimiento de la operación por la cual se les dotó de 
intencionalidad. Estas observaciones sobre la intencionalidad están íntimamente 
vinculadas a los párrafos previos dedicados a la cuestión del interés que rige la 
producción de textos periodísticos, sociológicos o historiográficos. 
Finalmente, para responder a una pregunta semejante a la que detonó las 
observaciones metodológicas de De Certeau —¿cómo se escribe la historia?—, 
Traverso propone, además de la indispensable presencia de fuentes, algo que 
denomina la demanda social de conocimiento. Con esta categoría, Traverso se 
refiere a qué es lo que debe ser historiado y qué no: “El trabajo de escritura de la 
historia se hace en simbiosis permanente con esa solicitación que sale de la 
sociedad civil, que es una demanda social de conocimiento”.39 
Lo expuesto hasta aquí puede ser relacionado con las categorías sugeridas 
para llevar a cabo el análisis historiográfico: tanto el lugar de la producción de la 
historia como la demanda social de conocimiento se relacionan con las categorías 
 
37 O, como indicó el propio De Certeau: “Cambia el significado de la investigación: de un sentido 
revelado por la realidad observada, pasa al análisis de opciones o de organizaciones de sentidos 
implicados por operaciones interpretativas” Michel de Certeau, La escritura de la historia, México, 
Universidad Iberoamericana, 1994, p. 45 
38 Edmundo O’Gorman, Ensayos de filosofía de la historia. Selección y presentación de Álvaro 
Matute, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, p. 45 Tal y como De Certeau 
enfatizó cierta materialidad de la disciplina histórica, O’Gorman “secularizó” o “humanizó”, de 
alguna forma, la configuración de sentido en tal disciplina: un acontecimiento es histórico debido 
a que “su sentido como tal no está más allá de nosotros; nosotros se lo concedemos”. Vid p. 47 
39 Enzo Traverso, “Historiografía y memoria: interpretar el siglo XX”, en Aletheia, vol. 1, núm. 2, 
mayo 2011, p. 5 
 32 
de autor y contexto con que analizaré e interpretaré las obras. La operación 
historiográfica en tanto práctica sustentada en procedimientos específicos se 
relaciona con la categoría de fuentes que emplearé —análisis heurístico. Y 
finalmente, la historia en tanto texto producido se vincula al análisis formal de la 
obra, compuesto por las siguientes sub-categorías analíticas: argumento central 
de la obra, ideas secundarias de ésta y conceptos empleados. 
 
Estructura 
Esta tesis está estructurada en cuatro capítulos. El primero es un preámbulo en 
torno a los trabajos de Gustavo Hirales. El segundo capítulo, dedicado a la 
tendencia interpretativa que he denominado “historiografía reivindicativa” está 
dividido en dos secciones: la Liga como referente teórico y la Liga como referente 
político. El tercer capítulo, enfocado en la tendencia interpretativa que he 
caracterizado como la “historiografía de la debacle”, está seccionado en tres 
apartados: el fracaso interno, la derrota externa, y la explicación compuesta de la 
debacle Finalmente, el cuarto capítulo está dedicado a los procesos de 
radicalización previos a la conformación de la Liga, 
 Todos los capítulos contienen una introducción que pretende dar un 
panorama breve y general sobre los temas y textos que serán atendidos, al igual 
que conclusiones particulares con las cuales se pretende resaltar la información 
vertida en ellos. Los textos de cada capítulo están ordenados cronológicamente. 
Cada apartado está organizado de la siguiente manera: presentación del 
autor o la autora —referida como nota al pie—,40 presentación la tesis o artículo 
—título, estructura, preguntas guía, hipótesis, objetivos—, propuesta del interés 
rector, análisis de los principales argumentos del texto, recopilación de las ideas 
secundarias o de los conceptos sobresalientes, señalamiento de las fuentes 
empleadas y, en caso de que lo requiera, una breve crítica. 
 
 
40 En algunos casos, estas presentaciones son particularmente extensas. Procuré ampliarlas 
cuando los autores formaron parte de la Liga o están relacionados directa o indirectamente a 
alguno de sus excombatientes. 
 33 
Límites 
Para concluir esta introducción, es importante señalar que no se obtuvieron 
algunos trabajos, cuyo análisis sin duda habría enriquecido los resultados aquí 
ofrecidos.41 De igual manera, tampoco se analizaron trabajos colectivos en los 
cuales se estudió parcial o totalmente a la LC23S.42 
 En cuanto a la interpretación, esta tesis no buscó estudiar o comparar los 
testimonios de otros excombatientes de la LC23S con respecto a la producción 
académica o especializada. Si bien precisé razones específicas para incluir los 
trabajos de Gustavo Hirales en este estudio —su amplio uso por parte de la 
mayoría de las tesis aquí reunidas y la diseminación de su propuesta interpretativa 
a raíz de su privilegiada posición mediática y gubernamental—, es evidente que 
el trabajo analítico-interpretativo habría sido mucho más prolífico de haber incluido 
y cotejado los testimonios de otros excombatientes de la organización. Por otra 
parte, este trabajo también habría sido mucho más completo de haber incluido un 
análisis comparativo con la historiografía especializada producida en torno a otras 
organizaciones político-militares, notoriamente el Partido de los Pobres, otra de 
las agrupaciones sobre la cual se ha escrito extensamente. 
 Dos impresiones pueden desprenderse durante la lectura de esta tesis: que 
los argumentos presentados son sumamente repetitivos y que la escala quirúrgica 
 
41 La guerrilla y la lucha social en Sinaloa: 1972-1974, tesis de maestría en historia regional por la 
Universidad Autónoma de Sinaloa en Culiacán, presentada por Sergio Arturo Sánchez Parra en 
200 y La guerrilla en Sinaloa. Sus formas desociabilidad y usos del espacio público: 1972-1978, 
tesis de doctorado en Ciencias Sociales por el mismo autor, presentada en el Centro Universitario 
de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara en 2009. De 
igual manera Católicos en la guerrilla mexicana de los setenta. El caso de la Liga Comunista 23 
de Septiembre, tesis para optar por el grado de licenciado en historia, presentada por Fortino 
Domínguez Rueda en 2006 en la Universidad de Guadalajara. Como también La guerrilla en 
México, 1970-1976. El caso de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC-23), tesis para optar por 
el grado de maestra en Ciencias Sociales, presentada por Leticia Carrasco en 1999 por parte de 
la Universidad de Guadalajara. 
42 Estos trabajos son: Oikión Solano Verónica y Marta Eugenia García Ugarte [eds.], Movimientos 
armados en México, siglo XX, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2006, 3 volúmenes , Cedillo 
Adela y Fernando Herrera Calderón [eds.], Challenging authoritarianism in Mexico: revolutionary 
struggles and the dirty war. 1964-1982, New York, Routledge, 2012, 232 pp Escamilla Santiago 
Yllich, Rodolfo Gamiño Muñoz, Rigoberto Reyes Sánchez, Fabián Campos Hernández [coord.] La 
Liga Comunista 23 de Septiembre. Cuatro décadas a debate: historia, memoria, testimonio, 
literatura, México, Universidad Nacional Autónoma de México y Universidad Autónoma de 
Tlaxcala, 2014, 550 pp. 
 
 34 
y detallista del análisis desprende un dejo formalista -centrado únicamente en la 
forma de los argumentos y pocas veces en su contenido-. La repetición de los 
argumentos puede ser medianamente justificada de dos maneras: una particular 
y una general. 
 En términos particulares, bástenos decir que haber analizado textos no 
historiográficos con herramientas propias del análisis historiográfico puede dar 
esta impresión de repetitividad. Abordar reportajes o textos de sociología política 
a partir del análisis historiográfico requirió de una insistencia particular mediante 
la cual procuré extraer las dimensiones históricas de dichos textos. Los lectores 
establecerán si dicha extracción fue lograda o no. 
 En términos generales la repetición de algunos argumentos y el detalle del 
análisis pueden ser justificados en contraposición con el estado de la cuestión. 
Recordemos que la mayor parte de estos trabajos son recorridos sumamente 
generales de varias organizaciones político-militares. Esta tesis pretende 
contrarrestar esta inclinación y, en el intento, generar alguna suerte de equilibrio: 
un trabajo específico y detallado sobre la historiografía de una sola organización. 
 Llevar a cabo un análisis con los lineamientos detallados en los apartados 
anteriores -el interés, la tendencia como conglomerado de intereses semejantes, 
la discusión como campo de encuentro y choque de tendencias, y la filtración de 
componentes ético-ideológicos en todos estos niveles- también conlleva límites 
específicos. La sobreinterpretación, entendida como la búsqueda permanente de 
un ‘motivo’ ulterior que llevó a la producción de los textos, es una de tales 
limitantes. El énfasis en los intereses que rigen los textos también puede 
oscurecer ciertos aspectos de las discusiones fácticas en torno a la Liga -saber si 
la organización efectivamente hizo tal o cual cosa-. 
 También es menester detallar que los posicionamientos ético-ideológicos 
ante la Liga en tanto objeto de estudio no se limitan a los estudios directos o de 
primer nivel, sino que se extienden a análisis historiográficos como este. Bástenos 
precisar por el momento la afinidad entre el autor y la Liga.43 
 
43 Sobre todo, las acciones desarrolladas y las estrategias planteadas a lo largo de 1973 e inicios 
de 1974. Esta afinidad no se extiende al contenido ideológico de la LC23S. 
 35 
Antes de iniciar es menester reiterar que los textos aquí incluidos no son lo 
único que se ha escrito sobre la Liga. Esta organización ha sido abordada desde 
el ensayo, el periodismo, el recuento testimonial, el manifiesto, el alegato de 
defensa, la historiografía no académica; en fin, desde una miríada de formatos 
discursivos. Sin embargo, analizar a detalle la producción profesional en torno a 
ella quizás pueda contribuir a esclarecer varios problemas acuciantes del presente 
que giran en torno a la violencia, sus usos políticos y la forma en cómo la 
entendemos e historiamos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 36 
Capítulo I. Un preámbulo pertinente. El estigma discursivo de 
Gustavo Hirales: “inexistencia histórica”, negación política e 
irracionalidad en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre 
 
Gustavo Hirales Morán es uno de los pocos fundadores de la Liga Comunista 23 
de Septiembre que sigue vivo. Además de participar fugazmente en la 
organización —de su fundación en marzo de 1973 hasta ser detenido en agosto 
del mismo año— y de haber sido encarcelado durante siete años debido a sus 
actividades militantes, Hirales ha escrito y publicado ampliamente y en diversos 
formatos sobre una extensa gama de cuestiones políticas e históricas. Sin 
embargo, sólo dos de sus libros y una entrevista plantean la historia, el análisis o 
la reflexión en torno a la Liga como tema principal. 
El primero de estos libros es una compilación de cartas y ensayos 
elaborados durante 1976. Fue publicado el año siguiente bajo el nombre de La 
Liga Comunista 23 de Septiembre. Orígenes y Naufragio. El segundo es Memoria 
de la guerra de los justos, un testimonio novelado sobre sus años como activista 
y combatiente de la izquierda clandestina, editado y distribuido por editorial Cal y 
Arena en 1996. 
En las siguientes páginas presentaré algunos pasajes de la vida de 
Gustavo Hirales, analizaré los dos textos referidos y concluiré con una serie de 
reflexiones finales en torno a su uso por parte de la historiografía académica. Para 
cumplir con este objetivo —y no caer en la sobre-interpretación— intercalé los 
fragmentos de recuento biográfico con los de análisis textual. Con esto busco 
arrojar luz sobre quién fue Gustavo Hirales al momento de emitir sus distintas 
opiniones, tesis, caracterizaciones y juicios sobre la organización que fundó. 
Como bien indica su título, en esta sección pretendo argumentar que las 
interpretaciones de Gustavo Hirales sobre la historia de Liga Comunista 23 de 
Septiembre pueden ser caracterizadas como un “estigma discursivo”. El ex 
militante ha configurado este discurso mediante textos que, a pesar de haber sido 
 37 
producidos en momentos distintos, desembocan en la negación, descalificación o 
condena de la LC23S desde frentes: histórico y político.44 
Antes de proseguir es pertinente hacer una aclaración. Ninguno de los 
textos que el ex guerrillero ha escrito sobre la Liga es historiografía académica o 
especializada. Como mencioné, sus escritos seleccionados para esta tesis orbitan 
entre el ensayo y el testimonio novelado. ¿Por qué, entonces, es necesario 
incluirlos en este análisis? Sostengo que Gustavo Hirales es el único 
excombatiente de la Liga que ha escrito y opinado sobre la organización desde 
una posición privilegiada y mediáticamente visible. 
Por una parte, ha divulgado sus textos a través de casas editoriales de 
amplio tiraje y ha colaborado en columnas de análisis y opinión en diversas 
publicaciones.45 Por la otra, sus posicionamientos políticos y su vida laboral han 
sido tema de polémica y discusión periodística en medios de distribución nacional, 
como La Jornada. Finalmente, escribió y distribuyó sus dos obras sobre la Liga en 
momentos en que la discusión historiográfica46 —y, sobre todo, académica— en 
torno a ella se encontraba en estado larvario. 
A riesgo de profundizar más adelante, digamos por el momento que sus 
vínculos editoriales, su presencia y visibilidad mediática, la polémica pública que 
ha girado

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