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List Arzubide, Armando -Apuntes sobre la prehistoria de la Revolución - (México Sin editorial, 1958) - Verónica Castillo de la Concha

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APUNTES
sobre la prehistoria de la
RE VOL oa o»
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CX)
o
I
•••••
MEXICO
1958
ARMANDO
LIST
ARZUBIDE
APUNTES
sobre la prehistoria de la
REVOLUCION
_/
---------------------------- - -----~
INTRODUCCION
Estos apuntes intentan ser una contribución, aunque modesta, al
estudio de la situación de los trabajadores mexicanos durante la etapa
que precedió a la Revolución de 1910, originada por un profundo des-
equilibrio social, económico y político que parecía detener la trayecto-
ria de las aspiraciones fundamentales de libertad y de justicia de
nuestro pueblo a través de toda su Historia, como país libre y dueño
de su destino.
Los datos que contiene este ensayo, a partir del momento en
que los trabajadores del campo y de la ciudad empiezan a ma-
nifestar sus inquietudes, en la segunda mitad del siglo pasado, han
sido tomados de los periódicos obreros de la época. En el presente
trabaio, sólo se consigna la mínima parte de estos datos, y con ellos se
traza este bosquejo histórico sobre un período del cual poco se sabe.
Tal vez una investigación más rigurosa y detenida, realizada más tarde
en las mismas fuentes de información, podría proporcionar material
suficiente para integrar una monografía (que ya se hace positiva-
mente necesaria), de los episodios populares que precedieron a la Re-
volución. Con sólo dar a conocer íntegros los documentos a que aquí
se alude habría para formar un volumen con información más amplia
y completa.
Por otra parte, para eniuicior determinados acontecimientos histó-
ricos, sobre todo de la era porfiriana, nos hemos concretado a transcri-
bir conceptos de personas de probada solvencia intelectual, contempo-
ráneas de esa época y que, por lo mismo, estuvieron en condiciones de
opinar con mayor conocimiento de causa.
De todas maneras, a pesar de las limitaciones impuestas por las
circunstancias, han sido ordenados estos apuntes con la esperanza de
que sean útiles a la juventud de mi patria, apartándola del confusionis-
mú creado desde años atrás por una propaganda tenaz e insidiosa,
empeñada en desvirtuar la Historia, tratando de hacer aparecer ante
las nuevas generaciones, que la marcha del progreso de México se
detuvo con el advenimiento de la Revolución, cuando los hechos de-
muestran todo lo contrario.
EL AUTOR
5
GENESIS DE LA ESCLAVITUD EN MEXICO
1524
La tierra ha sido siempre para el indio la donadora de todos los
bienes, la madre generosa de la cual proceden las vitales savias que
han dado forma y esplendor a sus culturas, y los mitos innumerables
que le han consagrado, así lo atestiguan.
El ilustre historiador D. Luis González Obregón decía que "Mé-
xico, en el transcurso de poco más de un siglo ha tenido tres grandes
revoluciones que lo han conmovido hondamente. La primera fue pro-
vocada por la iniciación de la Independencia; la segunda originada por
la proclamación del Plan de Ayutla y la tercera tuvo sus raíces en la
proclamación del Plan de San Luis. En las tres, sin embargo, el factor
económico influyó poderosamente. Este factor forma la vértebra de
nuestras diferentes etapas históricas".
Cuando los españoles llegaron a nuestro territorio encontraron
una sociedad basada en una profunda desigualdad económica: la casta
de la nobleza y los siervos a su servicio.
Conquistada la gran Tenochtitlán por Hemán Cortés en 1524, da
a conocer sus ordenanzas que establecían las bases para la explotación
de los nativos: la encomienda: A cada uno de los conquistadores pe-
ninsulares se le concedía una extensión de tierra con los indios que la
trabajaban, en calidad de encomendados, para que le sirvieran, a cam-
bio de que les enseñara la religión católica. El dueño de la encomien-
da o repartimiento explotaba sin misericordia a los naturales, no les
pagaba su trabajo, les arrebataba sus mujeres y sus hijas y los sometía
a las mas crueles tareas en los campos y en las minas.
De la encomienda parte la historia de la esclavitud del trabajo de
los mexicanos que, lo mismo los que servían en los talleres de artesariía
que en los obrajes -primera expresión capitalista-, se hallaban some-
7
tídos a la más despiadada explotación, a pesar de las bien intencionadas
Leyes de Indias que en la práctica carecían de toda vigencia, expedidas
por Carlos V en 1542,para evitar los abusos de las encomiendas.
El Obispo de Míchoacán, D. Manuel Abad y Queipo, manifestaba
en 1560: "Los españoles compondrán un décimo del total de la pobla-
ción y sin embargo, son dueños de toda la propiedad y la riqueza del
Reino. En América no hay graduaciones o medianías, son todos ricos o
miserables, nobles o infames".
Fray Jerónimo de Mendieta escribía en 1562 al Comisario Busta-
mante: "Siendo yo guardián de la ciudad de Tepeaca vino a mí un
indio y díjome: Padre yo he servido de gañán a fulano, español, y aho-
ra vendió a otro su estancia y labor y al que salió de ella yo no le
quedé a deber nada, y al que entra de nuevo tampoco le debo, no le
quiero servir, sino estarme en mi casa con mi mujer y mis hijos y labrar
mis terrezuelas. Un su criado me hace fuerzas que tome dinero para
obligarme que vuelva a servir en aquella labranza. Ayúdame que yo
no quiero quedar allí cautivo. Supe que el criado de aquel labrador era
mozo portugués y enviéle a rogar que se llegase al Monasterio, y ve-
nido, preguntéle si el indio le debía algún dinero a él o a su amo. Res-
pondióme que no debía dinero, mas que debía servicio, porque era
gañán de la hacienda de su amo y que había de trabajar en ella, a lo
cual le repliqué yo que ¿cómo era gañán de la hacienda de su amo, qué
título u obligación tenía? A esto respondió: Que el título era, que el
DUEI'l"ODE AQUELLA HACIENDA LA HABlA VENDIDO A SU
AMO CON TANTOS GAI'l"ANESDE SERVICIO, Y el uno de ellos era
aquel indio. Entonces le preguntp- y dije: Pues los que tienen haciendas
de labor, cuando las venden a otros, ¿también venden los gañanes con
ellas? Si señor dijo él, y los obrajeros y estancieros y ganaderos, y todos
los que tienen semejantes haciendas las venden con los indios que les
sirven en ellas. ¿Cómo es eso, dije yo? esos indios gañanes o mozos que
sirven son esclavos o libres? Sean esclavos o libres, respondió él, ellos
son de la hacienda, y en ella han de servir y este indio es de la de mí
amo ... "
Ya durante la Colonia surgieron los primeros brotes de rebeldía
contra la despiadada servidumbre a que estaban sometidos los nativos.
Las crónicas recogen la rebelión de los negros en Veracruz, acaudilla-
dos por Yanga en 1609, descendientes de los que habían sido importa-
dos como esclavos a la llegada de los conquistadores; y la sublevación
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de los indios en Yucatán, capitaneados por Canek, que recogía el dolor
ancestral de los mayas.
En su Ensayo Político decía Humboldt, después de que recorrió
nuestro país en viaje detenido de estudio y observación en 1792: "Mé-
xico es el país de la desigualdad. En ninguna parte hay una distribu-
ción más triste de la fortuna, de la cultura, del terreno y de la pobla-
ción".
Del seno mismo de los conquistadores surgieron los primeros após-
toles de la redención del indio, como el Padre Las Casas, el Padre
Motolinia, Fray Jerónimo de Mendieta, el Obispo Abad y Queipo, que
con un gran ademán de misericordia trataron de detener las inmensas
injusticias que se cometían con los naturales, obligados a trabajar jor-
nadas inhumanas, sometidos a los más crueles castigos y privados de
todo lo.que había dado origen a su extraordinaria cultura y sus peculia-
res formas de vida.
9
HIDALGO Y MORELOS ANTIESCLAVISTAS
1810
La Guerra de Independencia fue un imperativo de esta situaci6n
y los edictos de Hidalgo no son otra cosa que la expresi6n incontenible
de las ansias populares de libertad. El 6 de diciembre de 1810 procla-
maba Hidalgo que "La esclavitud ha sido abolida so pena de muerte
para los dueños de esclavos, que no les dieren libertad dentro del tér-
mino de diez días ... " y poco después, desde Cuadalajara, da a conocer
uno de sus edictos en estos términos: "Miguel Hidalgo y Costilla, Gene-
ralísimode América: Por el presente mando a los jueces y justicias
del Distrito de esta Capital que inmediatamente procedan a la recau-
daci6n de las rentas vencidas hasta el día, por los arrendatarios de las
tierras pertenecientes a los naturales, para que enterándolas a la Caja
Nacional, se entreguen a los referidos naturales las de cultivo, sin que
para lo sucesivo puedan arrendarse; pues es mi voluntad que su goce
sea únicamente de los naturales de sus respectivos pueblos ... "
Morelos, la espada fulgurante de la Independencia, a su vez decía
en una de sus proclamas: "José María Morelos, Siervo de la Nación y
Generalísimo de las Armas de esta América Septentrional: Deben con-
siderarse como enemigos de la Naci6n y adictos al partido de la tiranía
a todos los ricos, nobles y empleados de primer orden, criollos o ga-
chupines, porque todos estos tienen autorizados sus vicios y pasiones
en el sistema y legislaci6n europea, cuyo plan se reduce en sustancia a
castigar severamente la pobreza y la tontera, es decir, la falta de ta-
lento y de dinero, únicos delitos que conocen los magistrados y jueces
de estos corrompidos tribunales ... " "Deben inutilizarse todas las ha-
ciendas grandes cuyos terrenos laboríos pasen de dos leguas cuando
mucho, porque el beneficio de la agricultura consiste en que muchos se
dediquen a beneficiar con separación un corto terreno que puedan
11
a~tir con su trabajo e industria. Esta es una de las medidas más impor-
tantes, y por tanto deben destruirse todas las obras de presas, acueduc-
tos, caseríos y demás oficinas de los hacendados pudientes, criollos o
gachupines".
De esta manera los paladines de la Independencia encarnaban en
12
... los edictos de Hidalgo no son otra cosa que la
expresión incontenible de las ansias populares de
libertad ..•
aquella hora el pensamiento liberal de nuestro pueblo y levantaban su
encendida demanda por la abolición de los tributos; el derecho a que
el indio trabajara las tierras incultas de los señores; el derecho también
de avecina miento en sus pueblos, y sobre todo, la restitución de sus
tierras para que tuviera una casa y con que alimentarse y dejara de
ser un paria en su propia tierra.
"~ la historia política de México, Hidalgo y Morelos son cum-
bres precursoras; el gobierno insurgente de Guadalajara y los 23
puntos de Chilpancingo fueron normas del genio de Hidalgo y de
Morelos para cimentar la primera ley fundamental del México in-
dependiente. Más que los influjos de la Constitución de Cádiz,
el liberalismo enciclopedista francés, y la cercanía de la guerra de
independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica, los
constituyentes de Chilpancingo-Apatzingán tuvieron presente la
imagen de un México postrado por mil taras.
Al ser proclamada en Apatzingán, en octubre de 1814, nues-
tra primera Constitución política, su artículo 39 consignó la preo-
cupación insigne de Morelos contenida en el punto 12 de su
mensaje genial: el fomento social de la educación. Legislador y
estadista, Morelos es, con Hidalgo, profeta que atisba por encima
del tiempo y uno de los guías permanentes de México".
Las ideas liberales procedían fundamentalmente de aquel gran mo-
vimiento que se gestara en la Edad Media, sobre la libertad política de
los pueblos, y que en el Siglo XVIII fueran plasmadas por los encíclope-
distas: Voltaire, que demandaba la confiscación de las tierras en manos
de la Iglesia; Montesquieu, que en 1748, en su obra El Espíritu de las
Leyes, limita la autoridad de la Monarquía para que participen de ella
los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial; Juan Jacobo Rous-
seau, que en su obra, Discurso sobre el Origen de la Desigualdad entre
los Hombres, afirma que la propiedad privada es la fuente de todos los
trastornos sociales; Locke y Smith, que con sus ideas políticas y econó-
micas, proscribían privilegios que no se fundaran en la razón y en la
justicia. La traducción de estas obras fue conocida en la Nueva España,
proyectando su influencia decisiva, al mismo tiempo que las colonias
inglesas se rebelaban contra la metrópoli, proclamando su Indepen-
dencia el 4 de julio de 1776, adoptando la forma republicana y demo-
crática de los Estados Unidos de América, consagrada en su Constitu-
ción, y con la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789, la Revolución
Francesa proclamaba el régimen republicano, los derechos del hombre
y la soberanía del pueblo. Estos hechos influyeron profundamente en
el ánimo de los caudillos insurgentes.
13
LA INDEPENDENCIA Y LA LIBERTAD POLITICA
1821
Consumada la Independencia, el 27 de septiembre de 1821, des-
pués de que el genio de Morelos la había plasmado en el Primer Con-
greso Mexicano en noviembre de 1813, que expidió la Constitución de
Apatzingán en octubre de 1814, nuestro país asiste por varias décadas
de 1821 a 1855 al enconado duelo entre las ideas progresistas de los
caudillos insurgentes y las ideas conservadoras, que en su tiempo re-
presentó lturbide que con el nombre de Agustín 1, soñó en erigir un
... Morelos, la espada fulgurante de la Independencia ...
15
Imperio, y más tarde Antonio López de Santa Anna que también con
sueños imperiales se hacía llamar "Su Alteza Serenísima".
''Zozobras y vacilaciones hacían claudicar a la naciente repú-
blica; la reacción colonialista esforzábase en frustrar el progreso
del país; oropelesco derrumbábase el imperio de Iturbide, y libe-
rales y yorquinos pugnan por realizar el ideario de Hidalgo y Mo-
relos. El Acta Constitutiva de la Nación Mexicana anticipa los
cimientos de la Constitución Pl'omulgada el 4 de octubre de 1824.
Contendientes beneméritos, Ramos Arizpe y Fray Servando fun-
dirían sus grandezas en el joven profeta liberal Valentín Gómez
Farías, patriarca en la gesta de 1857 y en el Dr. Mora, ideólogo
de la transformación integral de la nación y filósofo del reformismo
liberal ... "
La Constitución de Apatzingán representaba la consolidación de la
libertad política ya que su objeto era, "substraernos para siempre de
la dominación extranjera y sustituir el despotismo de la monarquía
española, por un sistema que reintegrando a la nación el goce de sus
derechos, la condujera a la gloria de su independencia y a la prospe-
ridad de sus ciudadanos"; pero esta libertad política no traía consigo la
libertad de trabajo, ya que quedaba en pie la esclavitud de los asalaria-
dos y la cruel situación de los trabajadores, que Hidalgo y Morelos
habían soñado en abatir.
16
DON VALENTIN GOMEZ FARIAS Y EL DR. MORA
r PRECURSORES DE LA REFORMA
1833
Ya en 1833, el Dr. José María Luis Mora y D. Valentín Gómez
Farías ponen los cimientos de lo que andando el tiempo, habría de cul-
minar en el gran movimiento de la Reforma.
En agosto de 1833, D. Valentín Gómez Farías, como Jefe de la Na-
ción, expedía decretos inspirados en un profundo patriotismo y en una
certera visión de los problemas nacionales de su tiempo, entre ellos
suprimía la coacción de la Iglesia para exigir el pago de diezmos (por
bula de Alejandro VI de 16 de noviembre de 1501 fue concedida a los
reyes la merced de percibir los diezmos de todas las tierras descubier-
tas), dejando a la conciencia de cada quien cubrir su importe; redimía
del enclaustramiento forzoso a monjas y sacerdotes; separaba la Igle-
sia del Estado, fraccionaba los latifundios en beneficio de los indígenas
desposeídos, creaba Institutos de Educación Profesional y, sobre todo,
por Ley del 19 de octubre fundaba la Dirección de Instrucción Pública
por medio de la cual, la Iglesia dejaba de tener el monopolio absoluto
de la enseñanza popular en las escuelas confesionales, consagrando la
libertad de enseñanza para todos a la vez que establecía la Dirección
de Educación Primaria y la Escuela Normal. Lo avanzado de esta doc-
trina postulada por el Partido Liberal, encontró una cerrada oposición
entre las castas privilegiadas, y nuestro país atravesó por diversas etapas
sombrías, sobre todo, la última dictadura santanista, a partir de 1853.
D. Ignacio M. Altamirano describió así esta etapa: "Jamáslas castas oli-
gárquicas que habían luchado desde 1821 para conquistar la supremacía
en el país, habían logrado un triunfo más completo sobre el elemento
17
A.R.~
18
... don Valentín Gómez Farías expedía decretos ins-
pirados en un profundo patriotismo y una certera
visión de los problemas nacionales de su tiempo ...
popular, que jamás se había encontrado tan disperso, tan desarmado,
tan abatido por el desaliento. Sus prohombres de la Capital o de los
Estados habían muerto o se hallaban en las prisiones o en el destierro,
la prensa estaba amordazada y no quedaban más que órganos que que-
maban incienso al Dictador. Las poblaciones, desde las más grandes
hasta las más pequeñas estaban bajo la opresión de un militar. Fue esta
una dictadura grosera y salvaje, sin una sola tendencia generosa, sin
un fin elevado, sin un motivo patriótico. Habría sido tan larga y tan
sangrienta como la atroz dictadura de Rosas en la Argentina, si no le
hubiera puesto coto la revolución popular de Ayutla. Así se hallaba la
Naciór; Mexicana cuando interrumpió este silencio de muerte el grito
redentor de Ayutla, grito que fue una nueva esperanza para el pueblo".
19
AYUTLA, CONTINUIDAD DE LOS POSTULADOS DE LA
INDEPENDENCIA
1854
En marzo de 1854principia el segundo gran sacudimiento popular,
la Revolución de Ayutla, que representa la profesión de fe del pueblo
mexicano en sus tradiciones liberales; pero antes tuvo que sufrir en
1847,.la agresión del naciente imperialismo yanqui, y llorar la mutilación
de Texas por la perfidia y la incapacidad de sus gobernantes conserva-
dores, y poco después le fue arrebatada la mitad de su territorio por
una clase social expansionista, aliada a los renegados mexicanos y rene-
gada asímismo de los principios proclamados por Jefferson.
"La Historia de México desde la Independencia hasta nuestros
días -dice Don Jesús Silva Herzog-, puede dividirse en cuatro par-
tes: la primera, de 1821 a 1855, dolorosa etapa de anarquía, cuartela-
zos, rebeliones y desmembramientos territoriales; la segunda, abarca
de 1856 a 1875, el período trágico y heroico de la Reforma; la tercera
comprende el establecimiento de la paz, todo el gobierno del general
Porfirio Díaz, incluyendo los cuatro años de la presidencia de Manuel
González; y, la última, desde fines de 1910.
La guerra libertaria iniciada por Hidalgo en 1810 y que concluyó
once años más tarde, trajo al pueblo mexicano la independencia polí-
tica de España; las luchas que ensangrentaron el territorio nacional de
1856 a 1867, lo independizaron de la tiranía de la Iglesia Católica, y
la Revolución de 1910 lo emancipó del dominio económico de los gran-
des propietarios territoriales.
Por otra parte, tal vez también puede decirse que la revolución de
Independencia significó la base de la libertad de la alta burguesía;
la revolución de Reforma, la de la clase media y la revolución de 1910,
la del proletariado de las ciudades y de los campos".
21
La Revolución de Ayutla se propuso de inmediato proscribir el
santanismo restableciendo las libertades democráticas que constituían
ya la suprema aspiración de nuestro pueblo, respondiendo así a la invo-
cación de sus mejores hombres: el General D. Juan Alvarez, figura
impoluta de este movimiento y que había sido compañero de armas de
Guerrero y que al d~r su aceptación para acaudillar el "Ejército Restau-
rador de la Libertad" exclamó: "Mi edad bastante avanzada y mis no-
torias enfermedades me exigían el descanso de la vida privada; mas al
llamado de mis conciudadanos he alejado de mí el bienestar particular
y vengo a sacrificarlo todo a la causa sagrada que desde tiempos muy
atrás sirvo con lealtad, porque ella es la de mi patria; ella es la que
nos mandaron defender los nobles mexicanos que nos antecedieron en
la memorable Guerra de Independencia. Me adhiero solemnemente al
movimiento iniciado en Ayutla protestando acatar las reformas que
la Nación estime conveniente hacerle y no dejar las armas de la mano
hasta que, consumado aquel, ya no sea necesaria mi persona y se hallen
al frente del poder público los dignos mandatarios que sean llamados a
ejercerlo por la libre y espontánea voluntad de los mexicanos ... "; D.
Benito Juárez, el esforzado paladín de la Reforma, D. Melchor Ocam-
po, D. Guillermo Prieto, D. Ignacio Altamirano, D. Ponciano Arriaga,
D. Miguel Lerdo de Tejada. Correspondió a estos hombres la tarea de
consignar en la Constitución de 1857 las bases de un nuevo orden so-
cial, la Reforma, que en lo económico, en lo político y en lo jurídico,
recogía los ideales de la Independencia, de acuerdo con la vieja trayec-
toria democrática que en el transcurso de los años ha conformado el
pensamiento y el espíritu de nuestra nación.
"La Constitución de 1857 realizó ideales de la insurgencia de
1810, frustrados en 1821 al advenir en la tricentenaria colonia la
independencia política con exigua reforma social y nula transfor-
mación económica. La Revolución de Ayutla abanderó con hondo
afán renovador, la solución de estos problemas insolutos y al triun-
far convocó el Congreso Constituyente inaugurado el 18 de febrero
de 1856, mismo que, pese al designio de facciones de moderados
y reaccionarios coludidos de adoptar la misma constitución de
1824, logró redactar la que sin duda fue la más progresista de su
época.
Al incorporar a su texto los Derechos Individuales ímprescríp-
tibles, fortalecer el Estado y negar personalidad jurídica a toda
clase de iglesia, sentó las bases del Estado laico y le situó en la
ruta del progreso moderno. El artículo 30. brillantemente exaltado
por el diputado don Manuel Fernando Soto, al declarar libre la
22
enseñanza, aniquiló el anacromco monopolio docente e hízola
patrimonio de toda la sociedad, lo que en tal época constituía me-
dida avanzada".
Pero habrían de venir nuevas penalidades para nuestra Patria, esta
vez por cuenta del ataque de Francia a pretexto de cobrar deudas
absurdas que reclamaban sus nacionales y, mientras tanto, los conser-
vadores mendigaban en las Cortes Europeas, un Príncipe que fuera el
soberano de México. Juárez (que asumió la Presidencia en 1858), con
su fe inconmovible, pudo dar la batalla a unós y a otros después de in-
contables penalidades, sellando para siempre, con el fusilamiento del
Archiduque Maximiliano el 19 de julio de 1867, el destino de nuestra
soberanía.
"México guerreó contra la intervención francesa y el imperio
de Maximiliano no sólo por su independencia, sino por la de Amé-
rica y el triunfo mundial del sistema republicano y democrático,
Juárez fue el paradigma de esa lucha preñada de heroísmo. En la
guerra de 1862-1867,México detiene los siniestros designios de
Napoleón III de sojuzgar América destruyendo la institución re-
publicana.
En el cerro de Las Campanas, en Querétaro, queda rubricada
una lección eterna de probidad cívica y decoro patriótico. Mien-
tras el imperio de Maximiliano, de falso esplendor de zarzuela,
oropel y derroche, despreció la instrucción pública popular, la
República restaurada encuentra en Juárez un propulsor vigoroso
que hace derivar de la Constitución de 1857,una radical reforma y
sólida edificación del sistema educativo, al fundar la Escuela Na-
cional Preparatoria, la secundaria de señoritas, la Biblioteca Nacio-
nal y atender con solicitud el Conservatorio de Música. La ley
de instrucción pública de 2 de diciembre de 1867, es monumen-
to de legislación educativa y consagra a Juárez y a Cabíno Barreda
como geniales políticos de la educación".
"Nadie, como Juárez, amó tanto a Méxicoy difícilmente habrá
otro de sus hijos que le tenga tal devoción a su patria; que se en-
cumbre por sus propios méritos y sus enérgicos esfuerzos y que
en idénticas circunstancias a las que Juárez se encontró, luche sin
temor contra un pasado que parecía eternizarse en el porvenir,
porque el Clero lo había querido así, contra una nación tan pode-
rosa como la Francia y aun contra aquellos hombres a quienes
23
elevó a los más altos puestos para que correspondieran a sus bene-
ficios con la mayorgratitud".
Juárez murió 5 años después, en 1872, cuando había visto nueva-
mente consolidadas las Instituciones Republicanas y después de haber
sido reelecto a la Primera Magistratura en 1871, dando oportunidad
su muerte a que el General Díaz cumpliera sus ambiciones presiden-
ciales, a partir de 1876, con un solo paréntesis, que correspondió al
General Manuel González.
24
LA REFORMA Y LA LIBERTAD DE TRABAJO
1857
La Reforma representaba una reacción necesaria, de contenido li-
beral, que fue plasmada en la Constitución de 1857, con la declaración
de que los derechos del hombre son la base y objeto de las instituciones
sociales; y al consignar la libertad de trabajo, como una propiedad del
trabajador, que es el antecedente de la huelga, intentaba liquidar los
abusos que venían desde la Colonia con las encomiendas y repartimíen-
tos, los servicios forzosos en obrajes y haciendas en provecho de indi-
viduos o castas. A pesar de estos postulados generosos, la esclavitud del
trabajo continuó, así como la explotación despiadada del hombre por el
hombre.
La Reforma, en la práctica, se convirtió fundamentalmente en la
disputa por el predominio económico y político que entonces el Clero
detentaba. La Ley de Desamortización de los Bienes de las Comuni-
dades Religiosas expedida en junio de 1856 con el propósito de poner
nuevamente en circulación cuantiosas riquezas acaparadas por la Igle-
sia, que asfixiaban el progreso económico, trajo como resultado la pre-
ponderancia del régimen semifeudal de la producción, que venía desde
la Colonia y que con la Reforma, se apropió de los latifundios y de las
propiedades urbanas que estaban en manos de la Iglesia, así como de
los bienes comunales de los pueblos. De esta manera la preeminencia
política y económica, ya en las últimas décadas del siglo pasado, al
iniciarse la dictadura porfiriana, pasó de las manos del Clero a las de
los señores semifeudale~ de las haciendas.
La acumulación de sus grandes capitales como resultado de estas
circunstancias, coincidía con las incipientes manifestaciones ímperíalís-
tas del capitalismo europeo y norteamericano, al cual el porfíríato abrió
de par en par las puertas del país propiciando también el desarrollo de
25
26.
... "Nadie como Juárez amó tanto a México y difícilmente habrá otro
de sus hijos que tenga tal devoción a su patria; ... "
los inversionistas nacionales, iniciándose el florecimiento de la produc-
ción industrial en las fábricas de hilados y tejidos, en los ferrocarriles,
en las minas, en la energía eléctrica, como tremenda amenaza a nuestro
artesanado que hasta entonces, y viniendo de épocas lejanas, había
prosperado sin competencia y que, con el fenómeno de la naciente in-
dustrialización, iba a convertirse en asalariado del capitalismo por su
incapacidad de competir a la maquinaria con sus rudimentarias he-
rramientas.
VICISITUDES DEL ARTESANADO. LAS ASOCIACIONES
MUTUALISTAS
A medida que con la Reforma se consolidaba la industrialización,
el artesano, por instinto de conservación busca en el proletariado el
apoyo que necesita para oponer un dique a los avances de la industria
capitalista, operándose entonces el fenómeno de la solidaridad del
artesano con el asalariado para defenderse del enemigo común, dando
origen a lo que fue el embrión del sindicato: las organizaciones mutua-
listas que por primera vez recogían elementales demandas de los tra-
bajadores: reglamentación de la jornada de labores, escala de salarios
y el derecho de huelga.
En el número correspondiente al 31 de agosto de 1874,el periódico
"El Obrero Internacional" que se editaba en esta capital, hace refe-
rencia al más lejano antecedente de las sociedades mutualistas, la "So-
ciedad Particular de Socorros Mutuos", que se fundó en México el5 de
julio de 1853, teniendo su primera reunión en los "Baños del Sol" con-
tando con 12 artesanos. Al cabo de 21 años agrupaba 80 socios con un
capital de $12,000.00.
A partir de la sexta década, se extendieron estas asociaciones mu-
tualistas por toda la República, principalmente entre los obreros del
Valle de México, en Puebla, Querétaro, Zacatecas, Oaxaca, Cuadalaja-
ra, Colima, Monterrey, Tepic, Orizaba, [alapa, Montemorelos, etc.
En el periódico Correo de las Doce (agosto de 1872) se da a cono-
cer una iniciativa de un grupo de maestros para constituir su escalafón,
agrupándose como sociedad mutualista y poder ascender, "en vista de
que tienen asignados sueldos de $8.00 y $10.00 mensuales". Y entre la
nutrida información de los periódicos obreros sobre la formación de
nuevas sociedades, hay notas curiosas, como esta que apareció en El
Cronista de lalapa del 6 de junio de 1873, por la que se ve que tam-
27
bién el mutualismo era tomado a guasa: "En la ciudad de jalapa, a
los veinte días del mes de junio de 1873, reunidas las ciudadanas
tortillera s de esta población con fines mutualistas reasumen su sobera-
nía y decretan: Io.-Desde el 22 del actual nos sujetamos a dar en bene-
ficio público, seis tortillas por medio real, abonando una gordita en
cada peso, propia para enchilar ... Art. 30.-Las personas que quieran
vender nuestras tortillas no podrán dar más de lo estipulado y si para
acreditar sus tranquicholes, dieren de "algo" una bolita de masa para
los pájaros, se les hará volver al orden a golpe de metlapile ... Art. 40.-
Queda prohibido echar tortillas después de las 12 del día y como no
las llevaremos a las casas particulares, las señoritas catrinas al ocurrir
al tortíllaje, se empolvarán convenientemente y nos proponemos elevar
las puertas de nuestros expendios para que no se les atoren los [opos".
28
PRIMER GRAN CIRCULO DE OBREROS LIBRES
1872
El 16 de septiembre de 1872 se constituye el Primer Gran Círcu-
10 de Obreros de México, para unificar las asociaciones mutualistas,
celebrándose sus primeras sesiones en el Círculo de Sombrereros, más
carde en un salón alquilado en las calles de Zaragoza y por último en el
edificio del Círculo Industrial. El licenciado don Sebastián Lerdo de
Tejada, que a la muerte de Juárez había asumido la Presidencia, dis-
-pusoque de sus propios fondos se comprara el mobiliario del Salón
de Sesiones. Antes de dos años, el Círculo de Obreros contaba con
37 sucursales en los principales centros fabriles y ascendían a 8,000
sus asociados, dando a conocer, el 20 de noviembre de 1874, el Re-
glamento de Trabajo para las fábricas del Valle, que habrían de
aplicarse después en los principales centros fabriles. Este Reglamento
es reproducido en el número del 13 de diciembre del mismo año,
del periódico La Comuna y dice así:
"Artículo 10.-Los trabajos deben comenzar desde el momento
en que el día nos proteja con la luz natural, y para cuando el sol
cumpla su carrera y las tinieblas se apoderen de su luz; tiempo seña-
lado en que el obrero debe ir a nutrir su entendimiento con los
conocimientos que deben elevar su situación, en el intervalo que deja
de velar.
Artículo 20.-Es obligación de los obreros de cada fábrica, poner
un establecimiento de enseñanza en distintos ramos, según lo requie-
ran las circunstancias, para que los trabajadores ocurran con puntua-
lidad a recibir las clases nocturnas que nos exige el descubrimiento
de las luces, y el deber que tiene cada uno de educar a su familia,
para el porvenir y buen éxito de nuestra amada patria.
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Artículo 30.-Es deber forzoso de la junta directiva de cada su-
cursal, estimular a todos los trabajadores, primero a que ocurran al
establecimiento de instrucción, todos los que necesiten de ella; se-
gundo, exigir a todos los que tengan más conocimientos, a que ayu-
den al maestro, en sus trabajos para el adelanto y cultivo de los
mismos trabajadores; tercero, prohibir toda alternativa política o reli-
giosa, para evitar el desorden o tal vez una desgracia en el estableci-
miento; cuarto, procurar que exista un fondo para cubrir los gastos
que se originen en su instrucción; quinto, exigir a los trabajadores,
el cumplimiento de las obligaciones que se han impuesto en el tra-
bajo, según la justicia,para que se hagan acreedores a buen trato.
Artículo 40.-Al dirigirse un trabajador a cualquiera de las fábri-
cas en solicitud de trabajo, tiene la forzosa obligación de presentarse
al C. Presidente de la Sociedad, para que en junta general, se haga
una calificación de las cualidades de su persona, según las fracciones
siguientes: la., por medio de un informe que dé la sociedad a que
haya pertenecido, con la nota de buen o mal comportamiento, para
evitar las desgracias que continuamente acontecen; 2a., que se vea
que es útil, para desempeñar el trabajo que solicita; 3a., que desde
el momento en que reciba el trabajo, quede inscrito en el registro
de la sociedad, con la obligación de ser útil a ella; 4a., si el informe
que diere fuera falso, será aprehendido y entregado a las autoridades
más inmediatas, quedando responsable la persona que falsamente ha-
ya acreditado su conducta; si su conducta fuera buena, la mesa direc-
tiva interpondrá su influencia a quien corresponda, para que llegue
a obtener el trabajo".
30
PRIMERAS ASOCIACIONES DE EMPLEADOS DEL GOBIERNO
1875
La Asociación Mutualista de Escritores se forma en marzo de
1875, siendo su Presidente D. Ignado M. Altamirano y D. Francisco
Sosa, como Secretario. El mismo mes se constituye la Primera Asocia-
ción Mutualista de Empleados Públicos. En el periódico El Socialista
del domingo 14 de marzo de 1875, se inserta una nota al respecto
que comienza diciendo: "Al fin se ha despertado entre esta clase de
la sociedad, el deseo de unirse, para formar un cuerpo fuerte que
ponga a estos ciudadanos al abrigo de la miseria. Pero como todo lo
que se proyecta en gran escala, no es posible proponer una idea que
satisfaga todas las aspiraciones, estando muy dividida la opinión en-
tre este numeroso gremio". A continuación la nota hace referencia a
cada uno de los proyectos formulados por los empleados de las diver-
sas dependencias del Ejecutivo. Así por ejemplo, dice que los pro-
yectos de Relaciones, Hacienda y Poder Legislativo coinciden en
gran parte de su articulado y, sobre todo, en que la cuota será con
arreglo al sueldo que disfruta cada empleado. El proyecto de los
empleados de Hacienda es objetado en la parte en que establece
que todos los fondos que se recauden, se pondrán a disposición del
Gobierno como una medida patriótica. La nota del periódico hace
un análisis riguroso de los diversos proyectos de los empleados de
las diversas Secretarías de Estado, todos formulados sobre la base
del mutualismo y la ayuda recíproca, que ponga a sus familias al
amparo de la miseria en el caso de muerte del soda, o que les
permita un ahorro para trabajar por su cuenta, cuando así lo deter-
mine. Termina la nota haciendo un llamado a todas las sociedades
de empleados públicos, "para que constituyan una organización muy
poderosa".
31
Ya se ve como, desde los días en que los trabajadores mexicanos
hacían sus primeras armas para conseguir su emancipación econó-
mica y política, los empleados públicos no se sentían ajenos a este
fenómeno; por el contrario, comprendiendo que su posición de clase
los identificaba con los intereses de los trabajadores, se aprestaron a
sumarse a los contingentes que en aquellos días erguían la bandera
de las reivindicaciones populares.
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PRIMER CONGRESO GENERAL DE OBREROS
SU MANIFIESTO
1876
Ante el florecimiento insospechado del Gran Círculo de Obreros,
se resuelve convocar a un Congreso General, para estudiar los pro-
blemas de los artesanos y de los trabajadores de todo el país. Este
Congreso se instala el 5 de marzo de 1876 y el 17 de abril del
mismo año lanza un manifiesto a las clases trabajadoras donde expo-
ne que: "Fue convocado el Congreso para alcanzar la autonomía, la
exaltación y el progreso de la gran familia obrera".
"El medio principal es la organización federal de las asociacio-
nes de trabajadores, que siendo libres y soberanas para su régimen
interior, tengan una ley común que las ligue a un centro, en todo. lo
relativo a los intereses generales de la gran Confederación".
El manifiesto sigue diciendo: "la emancipación del trabajador
es imposible si consiente en ser siervo de sí mismo por la ignórancia
y por el vicio; si es esclavo del rico por la tasa arbitraria del salario,
por la miseria y por la deuda; si, por último, renuncia con punible
indiferencia a ejercer por la vía legal, ante las autoridades públicas
debidamente constituídas, las facultades constitucionales de imprenta
libre, de asociación y de petición".
"El Congreso se propone romper estas cadenas por los medios
prácticos siguientes: "Primero, la instrucción de los obreros adultos
y la enseñanza y educación obligatoria de los hijos de éstos".
"Segundo, el establecimiento de talleres en los que se proporcío-
ne trabajo al artesano, con independencia del particular y del ca-
pitalista, para ponerlo a cubierto de la miseria, auxiliarlo en sus
enfermedades, ampararlo en todas sus desgracias y alejarlo de la
33
A.R.3
posibilidad de que sea deudor, porque el hambre avasalla muchas
veces el decoro personal".
"Tercero, el empeño eficaz de conseguir que sean en todo tiem-
po, una verdad para el obrero las garantías políticas y sociales, y
que el servicio militar no recaiga exclusivamente en ellos, sino que
se distribuya 'de manera equitativa por medio de una ley especial
entre todos los hijos de la República, ya sean sabios o ignorantes,
ya fueren pobres o ricos".
"Cuarto, el aseguramiento de la más plena libertad en la elec-
ción de los funcionarios públicos; la absoluta autonomía de su con-
ciencia y en su culto; y un sistema de protección ilustrada para la
Industria y para las Artes".
Los capítulos siguientes se refieren a la fijación del tipo del
salario mínimo en todos los Estados de la República; a la creación
de exposiciones industriales de los artesanos donde puedan vender
sus mercancías; a la variación del tipo del jornal, cuando las necesi-
dades del obrero así lo exijan; que el Congreso dedicará atención
preferente al importante asunto de las huelgas, de mejorar las condi-
ciones de la mujer-obrero y "procurará que su programa sea bien
desarrollado y explicado en la Constitución".
El manifiesto del Congreso termina así: "Siguiendo el consejo
de un escritor contemporáneo, el Congreso proclama la felicidad por
la limpieza del corazón y la poesía del sentimiento; predica el amor
a las cosas serias y prácticas; la cultura intelectual y moral, y no
juguemos la suerte del país en discursos y proclamas, de los que
únicamente buscan la habilidad y la elocuencia".
.Hemos querido transcribir la parte medular de este manifiesto
del Primer Congreso General de Obreros, para que se vea con qué
procedimientos tan ingenuos los artesanos y los trabajadores inten-
taban defenderse del desplazamiento para unos y la absorción para
otros, de la industria capitalista que se se hallaba en pleno período
de .consolidación. Con estas medidas proteccionistas "en las que se
proporciona el trabajo al artesano con independencia del capitalista",
demandando "garantías políticas y sociales", "con la limpieza del
corazón y la poesía del sentimiento", nuestros antecesores preten-
dían evadirse de los determinismos históricos que entonces se singu-
Iarízaban por la concentración de los capitales como consecuencia del
acrecentamiento de los latifundios y las primeras manifestaciones del
34
capital imperialista que elegía nuestro suelo para trasplantar su ya
floreciente industria.
Al mediar la séptima década del siglo pasado, la clase trabaja-
dora organizada y el artesanado principian a darse cuenta de la
inutilidad de sus esfuerzos en su lucha contra la industria capita-
lista, y tratan entonces de acogerse a las sociedades cooperativas como
una evolución de las mutualistas, con la esperanza de que con este
sistema consiga quebrantar el poderío del capitalismo. Aparecen
entonces en los periódicos proletarios los primeros artículos que in-
tentan demostrar que las sociedades cooperativas, como sistema de
organización, son más avanzadas que las sociedadesmutualistas.
DECLINACION DEL MUTUALISMO y SU TRANSFORMACION
EN COOPERATIVISMO
El zapatero Fortino Diosdado, en el número del 13 de agosto
de 1876, publica en El Hi;o del Trabaia, un artículo en el que ex-
presa que la vida de los trabajadores es cruel y amarga, pues son
sometidos a jornadas abrumadoras, sin esperanza. Entonces aparece
el principio de asociación como un refugio salvador, .haciéndoles
comprender que sólo unidos y con sentimientos fraternales podrán
ser útiles los unos a los otros, los trabajadores que con desinterés
de apóstoles han divulgado el mutualismo, han derramado incalcula-
bles bienes de los que carecían. Pero el mutualismo ha caminado
entre balbuceos y tropiezos, por ígnorarse su aplicación en el terreno
práctico del socialismo, que asegurará la igualdad de distribución de
los beneficios. Por esto considera más ventajoso el cooperativismo,
cimentado en una distribución equitativa de sus beneficios, que los
redima de la usura y la explotación. Termina su artículo diciendo:
"las asociaciones mutualistas, tarde o temprano tendrán que conver-
tirse en cooperativas".
En octubre de 1876, el sastre J. M. González, expone en El
Hi;o del Trabaio, su criterio de que las Sociedades Mutualistas son
imperfectas porque los capitales que representan se encuentran. es-
tancados, insistiendo en la necesidad de transformarlas hacia el
cooperativismo. El Obrero Juan Laguna atribuye la anemia del movi-
miento obrero en general a que las Sociedades Mutualistas, son
impotentes para cumplir las demandas que se han propuesto, y hace
hincapié en la necesidad de transformarlas hacia el cooperativismo.
35
Los más caracterizados escritores de las ideas sociales de en-
tonces se aplicaron a divulgar el cooperativismo como una nueva
esperanza redentora.
En una gacetilla que aparece el 6 de agosto de 1876, informa El
Hito del Trabaio que los colonos de Buena Vista han inaugurado la
primera Sociedad Cooperativa, bajo las mismas bases que sirvieron a
los tejedores de Rochdale en Inglaterra en 1844. (La Asociación
Amistosa de los Equitativos Trabajadores de Rochdale). "Ojalá que
siempre podamos anunciar progresos como éste que libren de la mi-
seria a muchas familias, encontrando en los efectos de la cooperativa,
más bien pesados que los que venden los invasores y especuladores,
una real defensa del poder de compra de su dinero ... "
Ricardo Velati agrega: "Nuestras justas aspiraciones para lo fu-
turo, deben impulsar a todos los que hoy están asociados, para que
el sistema cooperativo llegue cuanto antes a ser una verdad en nues-
tra patria, con tanta más razón, cuanto que el capital extorsiona ca-
si ya por completo al trabajo, sin que por nuestra parte, tengamos
con qué hacer frente al capitalista, lo cual traerá funestos resultados
para toda la clase trabajadora, no tan sólo de la capital, sino de toda
la nación en general. Esto, por un lado; por el otro, tal vez una guerra
social, pues obligados a trabajar por un mezquino salario, no podre-
mos subvenir a las necesidades del hogar. Indispensable es que pro-
curemos no llegar a tal extremo, cuando nosotros mismos podemos
creamos fondos cuantiosos que nos presenten un capital propio, por
medio de las grandes colectividades, pues según nosotros, el sistema
cooperativo es la tabla de salvación del proletario".
DECLINACION DEL COOPERATIVISMO FRENTE AL
CAPITALISMO QUE SURGE
Se advierte, desde luego, la inquietud y el confusionismo mental
de nuestros artesanos por encontrar un recurso eficaz que oponer al
enemigo común: el capital y la máquina. Pronto la misma desilusión
que tuvieron con el mutualismo, habrían de confrontarla con el coope-
rativismo, en el cual habían puesto sus esperanzas, a través de una
política proteccionista y de concesiones de crédito, para coexistir qui-
méricamente en armonía con el capital y conjurar así los conflictos
con el proletariado que surgía, cada vez más pujante, y al cual no se
aliaba abiertamente por supervivencias ideológicas pequeño burgue-
36
sas. La consolidación de capitalismo, cuando se iniciaba la integración
definitiva de la dictadura porfiriana en 1884, puso fin a las amargas
experiencias del artesanado para dar paso a la lucha abierta y defi-
nida de los capitalistas contra los asalariados.
En teoría, el derecho de huelga aparece consignado por primera
vez, en la Constitución de 1857, al incorporar en su artículo 90. el
derecho de asociación para protegerse de los abusos del capital; y la
lucha es el recurso más eficaz para mejorar las condiciones de trabajo.
"La huelga es el uso del derecho de propiedad protegido por el de-
recho de asociación para evitar la tiranía del capital ... ", escribía don
Guillermo Prieto en agosto de 1875.
La libertad de trabajo dio origen a las primeras huelgas a partir
de 1865, intensificándose 10 años después, cuando en la medida que
avanzaba la industrialización y la proletarización de las masas, se
acentuaba la crueldad para los obreros, que tenían que laborar de
12 a 14 horas diarias, sin descanso dominical, sin asistencia médica,
sin apropiadas condiciones de higiene, para ellos, las mujeres y los
niños, sin pago de salario en efectivo, todo lo cual había creado una
situación peor aún que la que intentaban remediar las Leyes de Indias
de los conquistadores, trescientos años atrás.
LAS PRIMERAS HUELGAS
Las huelgas que tuvieron mayor resonancia en aquella época, fue-
ron la de los mineros de Pachuca, en 1874,que dio por resultado que se
les aumentara a $0.50 diarios el jornal, "con deducción de pólvora, ea-
ñuelas y velas... ", la de "La Fama Montañesa" en Tlalpan, en 1877,
pidiendo que se redujera la jornada a 12 horas diarias, la supresión de
pagos en vales y mercancía, así como servicio médico y medicinas para
enfermedades contraídas en el trabajo; la de los mineros de Pinos Altos,
Chihuahua, en enero de 1881, donde todavía se empleaba el cepo, los
grillos con cadenas en los pies y los azotes, para castigar a los trabaja-
dores. En esta huelga, fueron fusilados los promotores, Juan Valen-
zuela, Ramón Mena, BIas Venegas y Cruz Vaca.
En los periódicos obreros de aquella época, aparecen consignados
multitud de movimientos de protesta de los trabajadores de Puebla,
Querétaro, Sinaloa, Jalisco, en el Valle de México, Oaxaca y otros Esta-
dos, siempre motivados por la inaudita crueldad con que se les trataba,
negándoseles hasta los más rudimentarios derechos humanos.
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En los meses de mayo y septiembre de 1884, el periódico El Hifo
del Trabaio se refiere a huelgas habidas en las fábricas de Puebla, El
Mayorazgo, La Economía y La Trinidad, con motivo de que los obre-
ros son expulsados para ser sustituídos por muchachos "a quienes res-
paldan las mantas a real. .. "; así como porque se intenta rebajarles el
importe de su jornal, en seis centavos en el precio de cada pieza de
manta. Aparece una nota que textualmente dice: "Las fábricas de Pue-
bla continúan en huelga y los trabajadores sufren grandes privaciones.
En la fábrica La Tlaxcalteca, sólo porque treinta obreros se presentaron
a pedir que se les cubrieran salarios ya devengado s, fueron tratados co-
mo bandoleros por los rurales y se los llevaron entre filas de Panzacola
a Zacatelco, por órdenes del jefe político, donde fueron encerrados en
un calabozo". Los trabajadores de Puebla, que en su generalidad se ha-
bían lanzado a la huelga por solidaridad, reciben auxilio económico de
sus hermanos del Valle de México y por fin, en octubre, reanudan sus
labores, después de firmar un pacto con los industriales, que comienza
diciendo: "Las horas de trabajo en el verano serán de 5 de la mañana
a 9 de la noche, contando con media hora para el desayuno y media
hora para la comida. Todos los pagos o anticipas se harán en moneda,
con exclusión de vales o boletos que no tengan valor legal. . . Los se-
ñores propietarios se servirán certificar, cuál ha sido la conducta de sus
obreros durante la huelga ... ". A los trabajadores de La Tlaxcalteca se
les aumenta un centavo por pieza de telares polkos y un centavo tam-bién por pieza de telares ingleses... ".
Como estos casos, hubo multitud en toda la República, que defi-
nían ya con claridad la lucha de clases entre el proletariado y el capita-
lismo en pleno desarrollo.
AUGE DE LAS IDEAS FEMINISTAS Y SOCIALISTAS
Paralelamente con estos movimientos, se intensificaba la difusión
de las ideas socialistas que reflejaban la doctrina y las inquietudes de
los trabajadores europeos y norteamericanos, ejerciendo una poderosa
influencia a través de los periódicos escritos por artesanos.
Las obras de Proudhom, Kropotkín, Máximo Gorki, Bakunine, Juan
Graue, Enrico Malatesta, incluyendo el Manifiesto Comunista de Marx
y Engels, convulsionaban el mundo de fines del siglo pasado.
Las ideas feministas y sufragistas, entonces de moda en Europa,
campeaban en la pluma de Julia Montero, Concepción Jüneno deFla-
38
quer y otras. Juana la Progresista en el número del 22 de mayo de 1876,
de El Hito del Trabaja defiende denodadamente la igualdad de la rnu-
[er, frente a la supuesta superioridad del hombre, que no tiene base
científica, puesto que ambos, fisio16gicamente contienen los mismos
factores, sobre todo de inteligencia. Arremete contra el injusto trato que
se da a las mujeres, por lo cual el hombre tiene siempre preeminencia
en todo: en educaci6n, en oportunidades de trabajo y en trato social, lo
cual las convierte en esclavas. Concluye demandando un lugar para la
mujer en la lucha por el progreso y por la subsistencia "devolvíéndole
con ello la felicidad perdida ... ".
El sastre José María González decía en el peri6dico La Internacio-
nal de julio de 1878: "Vosotros, los que coméis y sois ricos por lo que
robáis al trabajador, pronto estaréis de rodillas implorando misericordia
de los que hoy son vuestras víctimas. Verdugos implacables: pensad
bien lo que hacéis. Estáis coaligados para atormentar y humillar a los
obreros, creyendo que s6is fuertes, y no sabéis que vuestra fuerza es
ilusoria. Miserables: especuláis con el trabajador; el sudor que cae de
su frente amenaza al pan que coméis; y a pesar de eso no lo consideráis
como hermano; ostentáis ricas alhajas, paseáis en elegante carruaje,
tenéis una numerosa servidumbre, os divertís, os reís estrepitosamente,
apuráis el placer, y no os acordáis que una muchedumbre de deshere-
dados se cansa, se fatiga, se muere por proporcionaros todas esas co-
modidades ... Que ¿no oís el eco aterrador de millones de voces de
obreros norteamericanos, que ya no piden pan, sino sangre? que, ¿no
comprendéis que La Internacional ha tenido mejor acogida en América
que en Europa? Sí, La Internacional (no cambiéis de color, ni frunzáis
el ceño), La Internacional que es vuestro juez y que os pide cuentas del
trabajo de los pobres ... Que no te culpen mañana, -exclama, dirigién-
dose al trabajador-, que no te culpen si haciendo a un lado a ese fan-
tasma que se llama gobierno, te gobiernas por tí mismo; que no te cul-
pen mañana si, despreciando a esa meretriz que se llama Justicia, te
haces justicia por tu mano... Si algún día, en vez de fábricas contem-
pláis ruinas, en vez de telares véís cenizas, en vez de riquezas tenéis
miseria, en vez de pisar alfombras, pisáis sangre, no preguntéis por
qué".
Al mismo tiempo que las Sociedades Mutualistas de Artesanos se
iban debilitando porque sus postulados eran ya inoperantes ante la
transformaci6n que se iba efectuando en nuestra sociedad con el cre-
cimiento de la industria, las ideas políticas y sociales que tenían como
39
escenario Europa, llegan hasta nosotros con una resonancia inmediata,
simultáneamente en México y en Estados Unidos. Surgen periódicos
proletarios como La Internacional, La Comuna, El Obrero Internacio-
nal, La Revolución Social y otros, que en su declaración de principios
se orienten ya de manera firme hacia la concepción de las doctrinas de
los ideólogos más relevantes de la Europa de entonces.
El manifiesto del VII Congreso Universal de la Asociación Interna-
cíonal de los Trabajadores, celebrado en Bruselas y dirigido a todas las
Sociedades Obreras, reproducido en los periódicos proletarios de en-
tonces, comienza diciendo:
"Compañeros: En todos los países donde ha estallado la lucha so-
cial entre el capital y el trabajo, el mundo burgués ataca con encarniza-
miento todas las manifestaciones de las clases obreras: la Asociación
Internacional de los Trabajadores es el objeto preferente del odio im-
placable de los hombres de orden; los gobiernos, fieles representantes y
guardianes de los intereses burgueses, han inaugurado contra los obre-
ros socialistas un sistema de persecución digno de los más bárbaros
tiempos. La inmolación del proletariado parisiense en mayo de 1871 y
la deportación en masa de los que sobrevivieron, fueron las señas de
una reacción general en toda Europa. Las leyes de excepción contra
las asociaciones obreras y .La Internacional, el encarcelamiento de los
miembros más activos de estas corporaciones, están a la orden del día
en todos los principales Estados. En España se asesina secretamente
a los obreros miembros de La Internacional".
A continuación hace una amplia exposición de las bases filosóficas
que dier<¡morigen a La Internacional; fundada en septiembre de 1864
en un mitin celebrado en Saint-Martín Hall, al cual asistieron repre-
sentantes de las clases obreras de los países más industriales de Europa.
Da a conocer los estatutos que sirven de norma a la marcha del movi-
miento obrero, enumerándolos así:
"Que la emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los
trabajadores mismos;
Que los esfuerzos de los trabajadores para conquistar su emancipa-
ción no han de tender a constituir nuevos privilegios, sino a establecer
para todos los mismos derechos y los mismos deberes;
"Que la sujeción del trabajador al capital es la fuente de toda es-
clavitud política, moral y material;
: "Que por lo mismo, la emancipación económica de los trabajado-
res es el gran objeto a que debe subordinarse todo movimiento político;
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"Que los esfuerzos hechos hasta ahora han fracasado por falta de
solidaridad entre los obreros de las diferentes profesiones en cada país
y la unión fraternal entre los trabajadores de las diversas regiones;
"Que la emancipación de los trabajadores no es un problema úni-
camente local o nacional; sino que, al contrario, este problema interesa
a todas las naciones civilizadas; estando necesariamente subordinada
su solución al concurso teórico y práctico de las mismas; que el movi-
miento que se está efectuando entre los obreros de los países más in-
dustriales de Europa, al engendrar nuevas esperanzas, da un solemne
aviso para no incurrir en antiguos errores, y aconseja combinar todos
los esfuerzos hasta ahora aislados".
y termina después de hacer la historia de las vicisitudes del movi-
miento obrero en el mundo con este llamado: "Si creéis como nosotros
en la necesidad de una' gran transformación social, no permanezcáis por
más tiempo en una culpable indiferencia; unid vuestros esfuerzos a los
nuestros para generalizar y consolidar las asociaciones y las federacio-
nes obreras; estableced relaciones de solidaridad práctica entre sí, estu-
diar todas las cuestiones sociales y propagar los principios socialistas,
de manera que el pueblo alcance la conciencia de la obra que ha de
realizar; separemos las seducciones burguesas, los consejos del egoísmo,
de la ambición, de la indecisión, de la cobardía; organicémonos para la
acción, según las situaciones especiales de cada nación".
"Por todas partes se acusa a los internacionales de ser perturbado-
res por naturaleza; en todos los países la conducta de la burguesía prue-
ba que no quiere hacer ninguna concesión a los trabajadores; los go-
biernos de todos los grandes Estados organizan implacablemente las
persecuciones contra los socialistas, y crean una situación de donde se
deducirán inevitablemente soluciones violentas.
La reacción burguesa marcha a pasos agigantados y nos aplastará
bien pronto, completamente, si no sabemos servirnos de la sola arma
que nos queda:LA REVOLUCION SOCIAL".
El6 de septiembre de 1884,el periódico El Socialista da a conocer
el manifiesto del Partido Socialista Español a los obreros mexicanos, en
estos términos: "Camaradas: la prueba más concluyente de la perfecta
unidad de miras entre los obreros de ambos mundos, es la solidaridad
que existe en las aspiraciones de los partidos socialistas obreros de
Francia, Alemania, Suiza, Dinamarca, Polonia, Inglaterra, Escocia, Por-
tugal, Bélgica, España y demás países europeos, como los de Argenti-
na, Estados Unidos y México y otros países americanos.
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Vosotros como nosotros, afirmáis que la base sobre que está orga-
nizada la actual sociedad es injusta; vosotros como nosotros, habéis
comprendido que la posesión del poder político en manos de la clase
media y de la burguesía, es el arma más poderosa de que se vale para
impedir el triunfo del proletariado. Habéis comprendido, hermanos de
lucha, cuál es el camino que conduce a la emancipación de los traba-
jadores.
Todos nuestros esfuerzos debemos dirigirlos a arrebatar el poder
de manos de la burguesía, para reunidos bajo la misma bandera, orga-
nicemos la sociedad científicamente, haciendo que cada uno sea dueño
del producto de su trabajo.
Obreros mexicanos: los socialistas españoles tendrán sumo orgullo
de pelear a vuestro lado por el triunfo de la emancipación social. ..
¡Viva la República Obrera Internacional!. .. ¡Vivan los Socialistas de
ambos mundos .. .1".
En el periódico La Internacional aparece una serie de artículos
para demostrar las falacias de la democracia frente a la realidad obje-
tiva de la sociedad burguesa y expone la situación económica y política
de los trabajadores.
En el mismo periódico, Rafael de Zayas Enríquez surge como un
campeón de los ideales socialistas.
Al instalarse el Congreso Obrero Nacional ya mencionado, en ma-
yo de 1876, Rodacanati pronuncia un discurso que es un índice de la
evolución que se había venido operando en la mentalidad del prole-
tariado, por la influencia de los teorizantes socialistas de Europa, en el
que hay pasajes como éste: "Hoy el socialismo es el único capaz de
obrar en sentido favorable y benéfico para obtener la regeneración del
pueblo, asegurándole su porvenir a través de las inmensas vicisitudes
que agitan a la sociedad, cuyo principio está vinculado en esta fórmula
de Saint Simon: A cada quien según su capacidad; a cada capacidad
según sus obras; y de aquí tiene que desprenderse lógicamente esta
otra fórmula complementaria de todo derecho: A cada uno según sus
necesidades y a cada uno según sus fuerzas ... Cosmopolitas de cora-
zón, somos ciudadanos de todos los países; nuestra patria es el mundo
y todos los hombres son nuestros hermanos ... ".
LAS ORGANIZACIONES INDUSTRIALES. IMPRACTICABILIDAD
DEL DERECHO DE HUELGA
La siembra de esta semilla ideológica, las noticias de las activida-
des de los socialistas europeos y de los movimientos huelguísticos de
los ferrocarrileros norteamericanos por mejores salarios, descanso do-
minical, atención médica y menos de 14 horas de trabajo, propiciaron
diez años más tarde, el advenimiento de organismos industriales en
1890 como la Unión de Mecánicos Mexicanos, la Sociedad de Herma-
nos Caldereros, la Orden Suprema de Empleados Ferrocarrileros Me-
xicanos y otras también relacionadas con la industrialización.
Pero las asociaciones obreras y la huelga, durante el largo período
del porfiriato a partir de 1876, resultaban impracticables, como lo ex-
presa el licenciado Lombardo Toledano en estos términos: "Tanto en
el Virreinato como en la vida del México Independiente hasta 1910, el
derecho de asociación, la libertad sindical no existían; por imposibili-
dad histórica primero; por desconocimiento de ella después y, en los
últimos 30 años del régimen de Díaz, por prohibición legal, si no ex-
presa, sí claramente implícita en la legislación basada en la teoría de
la no intervención del Estado en las relaciones humanas, y en el prin-
cipio individualista como objeto de las instituciones sociales.. ".
La abstención del gobierno para intervenir en los conflictos eco-
nómicos traía consigo que en las pugnas de intereses entre los factores
de la producción, se impusiera la autoridad el más poderoso: el índus-
trialo capitalista, soberano en las relaciones de trabajo.
"Los movimientos huelguísticos en el naciente régimen porfirista
no impidieron la industrialización del país que se fomentó con la in-
versión de capitales extranjeros con aparente beneficio de la economía
nacional y sin ningún provecho para la clase trabajadora que no con-
quistó ninguna ventaja durante la dictadura, sino por el contrario, sólo
alcanzó amargura, miseria y dolor... " dice el licenciado Trueba Urbina
en su libro "La Evolución de la Huelga".
43
SEGUNDO CONGRESO Y DECADENCIA DEL
MOVIMIENTO OBRERO
1879
El segundo Congreso Obrero, que se reunió el 20 de diciembre
de 1879efectuando sus juntas en la calle de La Estampa de Jesús Ma-
ría número 14, congregó a los obreros de las fábricas del Valle, de los
pueblos de San Bartolo Naucalpan y Atizapán y las delegaciones del
Gran Círculo de Obreros, con sus respectivos estandartes. El artesano
Carmen Huerta, de los más esforzados paladines, dio la bienvenida a
los delegados, haciendo una exposición del penoso desenvolvimiento
de la clase obrera y su fe en el porvenir. Desde la estatua de Colón,
efectuaron una manifestación que se disolvió frente al Palacio Nacio-
nal, habiéndose evocado con cariño al coronel Santa Fe, entonces pri-
sionero en Santiago Tlaltelolco, y prometiéndose los delegados apren-
der de memoria la Ley del Pueblo (de la cual era autor Santa Fe),
como el Código de las reivindicaciones de la tierra y del trabajo y a la
que habremos de referimos más adelante.
Pero este segundo Congreso Nacional Obrero señala la decadencia
definitiva del movimiento de resistencia de los trabajadores y artesanos
que habían tenido una penosa existencia primero, como ya hemos visto,
en el seno del mutualismo, y después con el cooperativismo, ya que la
política de abstención del general Díaz en los conflictos obreros, en el
fondo no era sino complicidad con el capital que acababa siempre im-
poniéndose su voluntad. •
Con la convicción de su impotencia para enfrentarse con éxito a
los intereses capitalistas, cundió el desaliento de las masas que veían
ya proscritos en la práctica los principios liberales y democráticos de
la Reforma, lo cual se refleja en este comentario que apareció en el
Hijo del Trabajo en mayo de 1876: "Siempre los ricos y los aduladores
45
PROYECTO
DE
LEY DELPUEB1~
POR El C. CORONEL
ALBERTO SANTA FE .
•••••
::M:EXICO.
TIPOGRAFIA COOPERATIVA.
1883
... se evocaba con cariño al coronel Santa Fe, preso
en Santiago Tlaltelolco y se prometían los delegados
aprender de memoria la LEY DEL PUEBLO, corno
el código de las reivindicaciones de la tierra y del
trabajo ..•
46
nos recuerdan que el Respeto al Derecho Ajeno es la Paz, y nosotros
preguntamos, ¿quién respeta nuestros derechos? ¿dónde están nuestros
derechos como ciudadanos? ¿dónde como hombres? pues hasta los de-
rechos naturales nos han quitado ... ".
ESPERANZAS EN LA POLITICA PROTECCIONISTA
Como última esperanza creía el artesanado que iba a poder eludir
esta amenaza por medio de una política proteccionista de crédito. Así
por ejemplo El Socialista informaba en agosto de 1879 del proyecto
para la creación del Banco Mexicano de la Clase Obrera y Jornalera
"que los proteja desde la infancia hasta la decrepitud". Preconizaba
también la concordia y la coexistencia pacífica entre el pobre y el
rico, según se ve en El Hito del Trabaio del lo. de mayo de 1876; ín-
vocaba la instrucción entre las masas "como fuente de su bienestar',
según el mismo periódico del 29 de mayo de 1876 y confiaba en la ac-
titud tutelar del gobierno, para poder subsistir, como lo proyectaba la
Sociedad de Artesanos Sombrereros, según informaba El Hito del Tra-
bato del mismo mes.
NACIMIENTO DEL PROLETARIADO
Mientras las sociedades cooperativasy mutualistas agonizaban pa-
ralelamente con el acelerado desenvolvimiento del capitalismo, surgía
la nueva clase social: el proletariado y se extendían las ideas que sobre
sus derechos se habían popularizado en Europa y en los Estados Uni-
dos. Por primera vez la burguesía de nuestro país se conmovía ante la
aparición de las más avanzadas doctrinas económico sociales.
LA IGLESIA Y LOS OBREROS
La Iglesia, aliada del capital, contribuía a ahondar el desaliento
del pueblo. Los periódicos de la época recogen múltiples quejas de la
injusta intromisión política del Clero, siempre en contra de los traba-
jadores. Así por ejemplo, en El Hito del Trabaio del 30 de mayo de
1880 aparece un artículo firmado por Salvador que es un amargo re-
proche al Obispado de Puebla, donde hay párrafos como éstos: "Hace
pocos días en las fábricas de Puebla sucedió algo que no fue del agrado
47
de determinados individuos y los Benítez, personas no muy queridas
que digamos, anduvieron en las fábricas trabajando por conseguir de
los operarios algo que no conviniera a éstos; nada obtuvieron pero no
se dieron por vencidos y recurrieron al medio, nada prudente por cier-
to, de pedir al señor Obispo de Puebla que visitase la fábrica; el señor
Obispo al hacer su visita, ha predicado la desunión, ha anatematizado
la asociación considerándola peligrosa para el individuo y la sociedad;
ha pretendido convencer a los obreros de que la asociación es el comu-
nismo, La Internacional, la destrucción, el incendio, el asesinato, ter-
minando por decir que "el obrero debe ver a su patrón como a un dios."
El alma se lastima de ver que una persona tan ilustrada y de reconoci-
das virtudes como el señor Obispo confunda el respeto que se debe al
que nos da trabajo, con la adoración a Dios, y creemos que no estuvo
acertado cuando se aventuró a expresarse de un modo tan amargo al
dirigirse a los obreros... Torturar la conciencia y el pensamiento de
los trabajadores, nos parece que es una obra nada caritativa y muy con-
traria a la misión de paz y amor que tienen los representantes de Je-
sucristo en la tierra".
y en el mismo periódico, poco tiempo después, escribía Tácito:
"Sabrán los lectores de La Luz, que existe una especie de acuerdo entre
los propietarios de molinos y fábricas para que cada hombre que se
asome en busca de trabajo, se le responda que sí se le dará, si es un
buen cristiano y que se le conservará ahí si sabe cumplir con los pre-
ceptos de la religión. El infeliz que se encuentra lleno de familia y no
tiene sustento, contesta que hará todo lo que se le mande en cambio
del jornal. En seguida se le acepta como trabajador.
En el próximo sábado se llama a los operarios para que rayen sus
alcances y se les descuenten dos reales correspondientes a la "Sociedad
Católica", un real para un tramo del enverjado de alguna iglesia, un real
para el sostén de "Los Hermanos de la Vela Verde", real y medio para
el Mes de María y real y medio para el Mes de José, medio para la
misa que se reza en la capilla de la finca, medio y cuartilla para la li-
mosna del Santo Sepulcro de Jerusalén, medio real para las necesidades
de la Iglesia y ¡oh asombro! tres reales para estar suscritos a tres perió-
dicos que defienden la religión en esta capital. .. El trabajador recibe
una friolera para sostener a su familia y esa friolera de moneda macha-
cada, lisa y de cobre, la envuelve en los periódicos religiosos y se mar-
cha en pos de sus hijos, llevando el recuerdo amarguísimo de un robo
y de mucha hambre que los feudales le regalan en nombre de la reli-
48
glOn, que se defiende en Puebla con injurias de taberna y frases de
cuartel".
En febrero de 1885, el periódico católico El Reino Guadalupano
informa que el general Díaz se había comprometido con el Clero a
pactar un concordato con el Papa en 1876para restaurar las prerrogati-
Vasde la Iglesia, derogando las Leyes de Reforma a cambio de que lo
ayudara a dar un golpe de Estado a don Sebastíán Lerdo de Tejada,
doce años atrás, lo que no se llevó a efecto debido a la oposición del
licenciado don Manuel Dublán.
LOS POETAS POPULARES
Al impulso de las doctrinas libertarias que se abrían paso en las
mentes de los trabajadores, a fines del siglo pasado, surgía una pléyade
de trovadores anónimos y otros cuyos nombres pueden considerarse
como los precursores de la lírica popular. Reproducimos dos poemas de
esa época:
"EL OBRERO"
Aparece como anónimo -1884-en "El Amigo de la Verdad"
Vedle: camina con su lento paso
de su pobreza y condición contento;
lleva las herramientas en el brazo
con que ha ganado el familiar sustento.
¿Quién es ese hombre de la faz tostada
cubierto con la sucia vestidura,
con camisa obscura y remangada,
y el mandil arrollado a la cintura?
Es el hijo de esa casta valerosa
que, al escuchar de la miseria el grito,
brotó del fondo de la humilde choza
para formar palacios de granito. •
Es el factor viril del adelanto
que en medio del dolor fue alimentado;
aquel que da con su trabajo santo
vida a la industria y oro al potentado.
49
A.R. {
Haciendo a 1,lO lado la virtud ficticia
es, en los actos de su vida honrada,
pigmeo cuando siente una caricia,
titán si lucha por su patria amada.
I
', ,
El que en afanes rudos y prolijos
la sacra fuerza del dolor despliega
en la morada de sus tiernos hijos
y en el taller que con sudor se riega.
Es el obrero; luchador que gime
al soportar del despotismo el peso;
[héroe ignoradol ¡paladín sublime
de su honor, de su patria y del progresol
Azote asolador de los tiranos,
humilde, pero grande en la desgracia,
lleva sobre sus hombros soberanos
la urna de la santa democracia.
Es .Ia furia feroz, cuando bravía
siente en su pecho, desatarse enconos;
para obtener la libertad que ansía
mata tiranos y deshace tronos.
Falange dócil, como el tierno niño,
clase que tiene sangre enardecida:
entrega el corazón cuando hay cariño
y es el terror cuando se siente herido.
Vedle ahí, temerario en los agravios
que hace el vil mandarín en su derecho,
la protesta saliendo de sus labios
el valor palpitante dentro del pecho.
¡Oh crueldad!, sus acciones son extrañas,
ni un laudatorio parabién recibe;
se olvidan su heroísmo y sus hazañas
y ese titán sin ree~mpensa vive.
50
Mas no las necesita. Al redoble
de sus martillos, los veréis ufanos;
templar, con el trabajo, su alma noble
y hacer cadenas para atar tiranos. .
¡Jamás los despreciéis! que es el obrero
el azote tenaz del retroceso
que da fama a los émulos de Creso,
el paladín más grande y más sincero
que ostenta entre sus glorias el progreso.
"NO LE HACE QUE EL BRONCE GIMA"
Anónimo.-"El Anarquista".-1890
Por fin he visto la luz
en la independiente prensa,
y nadita me avergüenza
ir con mi pesada cruz;
de Sonora a Veracruz,
de Yucatán a Colima,
al Gobernante que oprima
he de lanzar la mirada:
que al son de la campanada
¡No le hace que el bronce gima!
No me asustan los mandones,
menos el grupo vendido ...
que por el pueblo oprimido
ya me fajé los calzones.
Yo no tendré pantalones
ni tendré una buena rima,
que ante esta materia prima
que no admite una cuarteada ...
al son de la campanada
¡No le hace que el bronce gima!
-¿Que me habrán de perseguir?,
ya por sabido lo callo,
51
yo por el pueblo batallo
y por él, nada es sufrir.
No crean que he de sucumbir
en esta lid harto honrada;
con mi bandera y mi espada
he de trepar a la cima.
¿Qué importa que el bronce gima
al son de la campanada?
He de azotar al burgués
que no paga y extorsiona;
al señor de la matona
y a todos en esta vez.
¡Oh pueblo!, como me ves
he de darme una paseada,
y extenderé la mirada
por todo lo que haya encima...
¡No le hace que el bronce gima
al son de la campana!
Yo he de decir las verdades
porque ante nada me arredro.
Flotaré como San Pedro
en el mar de Tiberiades,
no importan las tempestades,
que el que a buen palo se arrima,
puede exclamar en la cima
de su idea ya coronada:
al son de la campanada
¡No le hace que el bronce gimal
¡
a
a,
lIa. ,
el
01
.e:
na
et
.u
Ya me lleva la . . . tristeza,
con tanta gente inservible.Hasta parece increíble
que dobleguen su cabeza,
por una mezquina pieza
del pan que a otro no le agrada .
al
\(
.9 52
Gente risible y menguada
que con su orgullo lastima
por más que en los aires gima
¡Al son de la campanada!
. Burgueses y señorones,
ignorantes mandatarios.
Científicos. .. (?), propietarios
y deficientes mandones;
ya me fajé los calzones,
porque la hora se aproxima...
con mi banda y con mi espada ...
Que al son de la campanada
¡No le hace que el bronce gima!
LA BURGUESIA EN EL PODER AFIRMA LA SERVIDUMBRE
DEL TRABAJO
Ya para la década de 1880-1890la política del Gral. Díaz reflejaba
absolutamente el entronizamiento de la burguesía en el poder. Por un
lado, ahogaba por la fuerza a los periódicos socialistas que se hacían
eco de las inquietudes y la angustia de las masas, como "La Voz del
Proletario, La Revolución Social, La Comuna, El Socialista, La Unión
de los Obreros, La Educación Madema, todos los cuales tenían como
denodados escritores como ya hemos visto al sastre José Ma. Gonzá-
lez, al zapatero Fortino Diosdado, a "Andrés del Jornalero", a "Juana
la Progresista" a Concepción Jimeno de Flaquer, a Julia Montero, al
obrero Juan Villarreal, a Plotino Rodacanati, a don Rafael Zayas En-
ríquez, a Jesús Laguna, al Gral. Tiburcio Montiel y a otros más. Por
otra parte, la Dictadura se traducía en los tremendos abusos de los
nuevos señores feudales de las fábricas y las haciendas. Resultaría in-
acabable la reseña de los acontecimientos que consignan los periódi-
cos obreros, de las huelgas y paros de protestas, en las fábricas, así
como las fechas en que los trabajadores se revelaban contra las injus-
ticias y los atropellos en los últimos veinte años del siglo pasado.
El nacimiento del proletariado en nuestro país representa una
etapa positivamente trágica y sombría. Sólo como un ejemplo de los
innumerables casos que se registraron en pleno reinado del porfirismo,
53
54
incluímos la Información que reproduce El Hijo del Trabajo en sep-
tiembre de 1877:
"La fábrica Hércules, la han convertido los señores Rubio, en una
especie de REPUBLICA, porque ellos, y no el gobierno, son los que
allí dictan las leyes, las hacen obedecer, castigan a sus infractores,
juzgan a los delincuentes y criminales, pues hay que advertir que en
el punto donde está situada la fábrica, han mandado los señores Rubio
edificar tantas fincas que ya éstas forman hoy un número de calles, en
cuyas fincas habitan más de la mitad de los operarios de las fábricas,
porque los dueños de ellas les han impuesto horas tan precisas para
entrar a trabajar, que no tendrían tiempo para ir y volver a Queré-
taro, si vivieran allí, no concediéndoseles ni un minuto más de la hora
que se les fija, so pena de que, si no entran, por ejemplo, en punto de
las cinco de la mañana, son despojados irremisiblemente del trabajo,
validos los patrones de la escasez de recursos que Querétaro tiene,
validos de la pobreza que lo oprime, de la miseria que lo desgarra; y
como los operarios, no siendo del trabajo de las fábricas, no tienen otra
industria o profesión de que vivir, porque todo el movimiento que el
Estado tiene es el que aquellas le dan, tienen que resignarse con tan
triste suerte; tienen que vivir, quieran o no, en las estrechas acceso-
rias o casas que los dueños de Hércules han edificado en el mismo
punto con objeto de especular con ellas el trabajo de sus operarios.
"También hay, como es natural, en el mismo paraje en que están
las referidas fábricas, todos cuantos elementos y víveres necesitan los
que allí habitan para vivir. Hay, como si fuere una capital de primer
orden, numerosas tiendas de ropa, infinitas tiendas de abarrotes y bas-
tantes sastrerías, zapaterías, boticas, etc., etc., con el objeto de que·los
trabajadores no vayan a Querétaro a comprar en sus mercados todos
estos artículos; y para más obligárseles a hacerlo así, se les da un sin-
número de vales, especie de papel moneda, sólo para el comercio de
aquellas fábricas; en tal virtud, cuando estos desdichados operarios
reciben su mezquina raya, casi entera vuelve a entrar a la caja de sus
patrones, porque tienen que descontar de ella todos los vales que re-
ciben para surtirse de víveres en las casas de comercio que les han
puesto allí, tienen que descontar la renta de las casas en que viven,
y, en fin, tienen que descontar semanariamente, todo cuanto necesitan
para vivir, cuyo dinero, como ya se dijo, vuelve a la caja de los seño-
res Rubio, pues ellos son los dueños, también, de todas las tiendas y
mercados que existen en aquel punto; y por esta razón, esos operarios,
siempre obligados, porque siempre están endrogados con sus patro-
nes, a trabajarles donde ellos quieren, a la hora que quieren y como
ellos quieren, y los susodichos patrones más y más se enriquecen cada
día, y, en consecuencia, más injustos son, más exigentes y más infames
con los desgraciados trabajadores.
"Para probar hasta la evidencia, que la fábrica Hércules la han
convertido los señores Rubio en una especie de República, como deci-
mos más arriba, existen allí, para vergüenza de casi todos los gobernan-
tes de Querétaro, una numerosa y disciplinada fuerza que sirve no sólo
para el resguardo de la fábrica, sino para guardar el orden en aque-
lla pequeña República; para castigar allí al que falta a su deber, y
conducirlo a inmunda mazmorra, que también tienen a su disposición
los señores Rubio, para encerrar en ella, después de juzgar y senten-
ciar ellos mismos, al infeliz operario".
LA SERVIDUMBRE DEL INDIO
La situación de los campesinos no era mejor que la de los traba-
jadores. Cuando Humboldt visitó México, en 1792, el salario del peón
era de doce y dieciocho centavos diarios, y un siglo después, en 1886,
el señor Bulnes dice al respecto lo siguiente en estudio presentado a
la Secretaría de Agricultura y Fomento:
"El jornal medio en México es de $0.25 por día; en los Estados
Unidos es de $1.50.Para los economistas, el trabajo del jornalero ame-
ricano, valuado en trigo, vale 15 veces más que el trabajo del jornalero
mexicano; valuado en maíz, vale 12 veces más; valuado en mantas,
vale 19 veces más. Tomemos por unidad el consumo del jornalero me-
xicano, aplicando el 75%de su salario a la alimentación y el 25%al ves-
tido, y entonces podremos afirmar que la potencia de adquisición, de
nuestro jornalero, es 14 veces menor que la del jornalero americano,
o lo que es lo mismo, 14 días de trabajo le recompensan a un rnexica-
no con las mercancías que obtiene el americano en un día, pues. hay
que observar que el americano sólo trabaja diez horas diarias; este
cálculo ilumina hasta el fondo de nuestro tenebroso estado social".
Un economista conservador, don Pablo Macedo en su tibia "La
Evolución Mercantil", condena con energía las condiciones en que los
latifundistas tenían sometidos a los indios a fines del siglo pasado. De-
cía que el arraigo del peón en la hacienda se debía a la "Tienda de
Haya", donde tenía que adquirir lo poco que consumía, a precíosque
55
lo condenaban a una deuda írredímíble que se transmitía de padres a
hiíos en incontables generaciones.
El Lic. Orozco en su obra "Legíslacíón y Jurisprudencia sobre Te-
rrenos Baldíos" dice: "Para afrenta de la civilización en México casi no
han cambiado un ápice las condiciones de la propiedad agraria y las
relaciones entre hacendados y operarios en nuestro país. En ninguna
parte como en las grandes posesiones territoriales, se conservan las
ominosas tradiciones de abyecta servidumbre de abajo y la insolente
tiranía.'de arriba. El peón de las haciendas es todavía hoy el continua-
dor predestinado de la esclavitud del indio; es todavía algo como una
pobre bestia de carga destituída de toda ilusión y de toda esperanza.
El hijo recibe en edad temprana las cadenas que llevó su padre, para
legarlas a la vez a sus hijos; La tienda de raya, paga siempre los sa-
larios en despreciables mercancías; y los cuatro pesos y ración, salario
mensual de los trabajadores, se convierten en una serie de apuntes
que el peón no entiende,

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