Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA, DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO HOSPITAL JUÁREZ DE MÉXICO CORRELACIÓN DEL MECANISMO DE TRAUMA EN FRACTURAS MAXILOFACIALES Y LESIONES ASOCIADAS EVALUADAS POR TOMOGRAFÍA COMPUTADA. Tesis, para obtener el título de la especialidad en IMAGENOLOGÍA DIAGNÓSTICA Y TERAPÉUTICA. Presentado por: M.C. GABRIELA VILLANUEVA HURTADO. No. De cuenta: 301837154 DR. RAÚL MAURICIO SÁNCHEZ CONDE. Asesor de tesis. DR. GUSTAVO ADOLFO CASIAN CASTELLANOS. Titular del curso y Jefe del Servicio de Radiología e Imagen del Hospital Juárez de México. México, Distrito Federal, Julio 2014. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 ______________________________________ Gabriela Villanueva Hurtado Médico Tesista Radiología e Imagen Hospital Juárez de México _______________________________________ Dr. Raúl Mauricio Sánchez Conde Asesor de tesis Médico Adscrito en Radiología e Imagen Hospital Juárez de México ________________________________________ Dr. Gustavo Adolfo Casian Castellanos Profesor Titular Jefe del Servicio de Radiología e Imagen Hospital Juárez de México _________________________________________ Dr. Carlos Viveros Contreras Jefe de la División de Enseñanza Hospital Juárez de México _________________________________________ Dr. Pelayo Vilar Puig Jefe de la División de Estudios de Posgrado Facultad de Medicina Universidad Nacional Autónoma de México 3 A G R A D E C I M I E N T O S A mis padres, Francisco y Leticia, por su apoyo, consejos, sabiduría y amor incondicional. Son mi fuerza, los amo profundamente. A mis hermanas, Sandra y Brenda, por ser motores de felicidad en mi vida. Son mis tesoros. A mis profesores, porque con sus conocimientos y dedicación, han ido alimentado mi amor por la Radiología, Drs. Gustavo Casian, Raúl Sánchez, José Rocha, Ricardo Balcazar, Enrique Granados, Beatriz Álvarez, Ada Flores, María Elena Chávez, Marco Yañez, Agustín Rodríguez, todos y cada uno de ustedes me forjaron como especialista. A mis compañeros, por su hermosa compañía, amistad y apoyo en momentos difíciles; quienes terminan conmigo, Drs. Hilda Hernández, Guillermo Cruz, Jorge Aguilar; los que ya se fueron y me dejaron sus enseñanzas, Ignacio Adame, Selene Mares, Augusto Bravo, Estrella Álvarez; y los que siguen en el camino a cumplir su sueño como yo el día de hoy, Luis Riascos, Selene García, Roberto Pérez, Ismael Rodríguez, Karina Montes, Gloria Salinas, Hugo Vacca, Susana Nápoles, Laura Rosas, Pedro Ramos, Luis Velasco, Bruno Sariñana, Fabián Mancera, Alejandro Toro, Eduardo Martínez, Alejandra Miranda, y a David Galeana, quien a pesar de las dificultades, sé que saldrá adelante. Todos son mis hermanitos del hospital. A mis profesores de rotación, quienes aún sin conocerme, amablemente aceptaron ser parte de mi formación, con paciencia y capacidad. Me llevo cada una de sus enseñanzas, Drs. Raymundo Guzmán, Sergio Fernández Tapia, Julio Nisttahuz Serrate, Victoria Rebollo Hurtado, Alejandra Ocejo Martínez, María de Guadalupe Gómez Pérez. … a mí misma, por no darme por vencida. A Dios, por cuidar siempre de mí y mi familia, y permitirme disfrutar de este momento. 4 Í N D I C E Página Portada 1 Agradecimientos 3 Índice 4 Resumen 5 Título 6 Marco Teórico 7 Planteamiento del Problema 31 Justificación de la Investigación 32 Objetivos de la Investigación 33 Tipo de Estudio y Diseño de la Investigación 34 Material y Métodos 35 Definición de Variables 36 Recolección de Datos 37 Análisis de Datos 42 Conclusiones 51 Bibliografía 52 5 R E S U M E N Antecedentes. Los traumatismos maxilofaciales representan una causa común de consulta en los servicios de Urgencia, y su incidencia va en aumento debido a diferentes cuestiones culturales y sociales, tales como violencia urbana, aumento en el número de los accidentes viales, e incluso actividades deportivas de alto riesgo. También es un motivo de interconsulta en pacientes hospitalizados, que por diversas situaciones, principalmente caídas, presentan trauma durante su estancia intrahospitalaria. La evaluación por imagen y el conocimiento de los mecanismos de producción del trauma, son elementos fundamentales para el diagnóstico e incluso para descartar lesiones asociadas con los diferentes mecanismos y poder establecer la mejor alternativa terapéutica para éstos pacientes. Material y Métodos. La presenta investigación fue realizada en el Servicio de Imagenología Diagnóstica y Terapéutica del Hospital Juárez de México, en el área de Tomografia Computada, en el período comprendido entre el 01 de mayo del 2013 al 30 de abril del 2014, utilizando los registros del área de Tomografía y haciendo revisión del expediente clínico para documentar edad, mecanismo del trauma, diagnóstico y tratamiento de los pacientes. Para la obtención y procesamiento de imágenes tipo DICOM se realizaron reconstrucciones multiplanares y en 3D, así como servidor PACS para su almacenamiento. Resultados. Se realizaron 141 tomografías computadas en pacientes adultos con el diagnóstico de traumatismo maxilofacial y 112 presentaron fracturas, siendo el servicio de Urgencias Adultos el que refierió al mayor número de pacientes. Del total, se identificaron 84 hombres y 28 mujeres, los rangos de edad variaron desde los 18 hasta los 93 años, el 33.92% se encontraron en el intervalo de los 18-25 años, 21.42% de 26-35, 19.64% de 36-45, 12.5% de 46-55, 7.14% de 56-65, 1.78% de 65-75 y 3.57% fueron mayores de 75 años de edad. Los tipos de fractura predominantes fueron las de complejo nasal, en forma aislada o acompañante con otras fracturas, con 78 pacientes (69.64%). La etiología más común fueron las agresiones, con hasta 84 pacientes, que representa un 75% de toda la muestra.Las agresiones se consideraron como contusiones con objetos o por contacto (puñetazos, patadas, codazos), con objetos representaron el 51.2% y las segundas el 48.80%.Los tipos de fractura predominantes fueron las de complejo nasal, en forma aislada o acompañante con otras fracturas, con 78 pacientes (69.64%). En cuanto a la etiología del trauma, las causas más comunes fueron las agresiones con 84 pacientes (75%), las caídas en 9 (8.03%) y las precipitaciones en 4 (3.57%). Las lesiones más frecuentemente asociadas al trauma maxilofacial fueron hemoseno (25.97%), enfisema y edema de tejidos blandos (17.53%), contusiones hemorrágicas (7.79%) y el edema cerebral (7.79%) 6 T Í T U L O “CORRELACIÓN DEL MECANISMO DE TRAUMA EN FRACTURAS MAXILOFACIALES Y LESIONES ASOCIADAS EVALUADAS POR TOMOGRAFÍA COMPUTADA.” (PACIENTES ADULTOS DEL HOSPITAL JUÁREZ DE MÉXICO, PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE MAYO DEL 2013 AL 30 DE ABRIL DEL 2014). 7 M A R C O T E Ó R I C O En México existen escasos informes epidemiológicossobre fracturas faciales, como el de Castillo y Rodríguez (24), y pocas publicaciones internacionales sobre la relación de las características del trauma como valor predictivo de trauma mayor y evolución de los pacientes, como el de Boyle (25) o Lerner (26) y múltiples referencias bibliográficas, pero igualmente pocas publicaciones con enfoque de las lesiones asociadas o secundarias, al mecanismo de trauma maxilofacial. El Hospital Juárez de México, a pesar de no ser una institución dedicada al trauma, tiene un elevado número de consultas por traumatismos diversos, donde cerca del 75% son craneoencefálicos y maxilofaciales, documentando en el período que comprende este trabajo 512 casos de traumatismo craneofacial, de los cuales se hizo la selección de 141 pacientes que presentaron fractura maxilofacial. A) Características generales Definimos como trauma al daño que sufren los tejidos y órganos por acción de una energía que puede actuar en forma aguda o crónica y que se puede clasificar en mecánico, eléctrico, térmico, químico o resultante de la falta de calor u oxígeno, siendo el mecánico el objeto del presente estudio (1, 3, 14). Con excepción de los ocasionados por desaceleración, en todos los casos de trauma mecánico, el traumatismo es causado por la transferencia de energía de un objeto en movimiento hacia los tejidos en estado de reposo. El cuerpo humano absorbe usualmente esta energía, ya sea por elasticidad de los tejidos blandos o por la rigidez de su estructura ósea, así, cuando la intensidad de la fuerza aplicada excede la capacidad de los tejidos para adaptarse o resistir, se produce el traumatismo. En este tipo de trauma, la intensidad de la energía aplicada sigue la ley física de la energía cinética, según ella, la energía es directamente proporcional a la masa del agente o arma, directamente proporcional al cuadrado de la velocidad del impacto e inversamente proporcional al doble de la aceleración de la gravedad. Esto se expresa en la fórmula siguiente: Fórmula de energía cinética. donde m es la masa del agente, v su velocidad y g la aceleración de la gravedad. Por estar al cuadrado, el factor velocidad es el más importante en la producción de lesiones por agentes que actúan mediante energía mecánica. El ejemplo más sencillo acerca de la velocidad como factor de daño mayor es el efecto del proyectil de arma de fuego, que lanzado con la mano contra la cabeza de otra persona, a lo sumo causará una contusión, sin embargo, ese mismo proyectil colocado en un arma respectiva y disparado contra la misma región, podrá causar una lesión mortal (14). Clasificación El trauma puede ser clasificado de múltiples maneras, según las diferentes bibliografías y su enfoque, unas pueden dividirlo en abierto o cerrado, otras en contundente o penetrante, etc., sin embargo, son los mecanismos de producción del trauma los que nos darán información sobre las posibles lesiones directas e indirectas que se han producido. El mecanismo de producción del trauma hace referencia a la forma en que se infringe el daño en un tejido, siendo las más comunes por: 8 a) Cavitación: cuando un objeto golpea un cuerpo, las partículas de tejido son desalojadas de su posición y chocan con otras partículas de tejido, formando una cavidad, la cual puede ser temporal (trauma cerrado) o permanente. En el trauma penetrante existen ambos. b) Sobrepresión: cuando una cavidad es comprimida de manera más rápida que el tejido que la rodea, entonces las paredes de la cavidad estallan, por ejemplo, en los accidentes frontales de vehículos automotores con ruptura secundaria del diafragma. c) Desgarro: ocurre cuando una parte del cuerpo continúa moviéndose luego de que una estructura a la cual está atado, para de moverse. d) Compresión: existe aplastamiento de los tejidos, por ejemplo al golpearlos con un martillo. e) Explosión: tiene tres componentes, lesión primaria, secundaria y terciaria, la primaria se debe a las quemaduras por la explosión y su onda expansiva, la secundaria se debe a los objetos que vuelan durante la explosión (esquirlas) y la terciaria, la que sufre la víctima al ser golpeada contra otra superficie durante la explosión, todo lo anterior, puede verse en el trauma penetrante por arma de fuego (3). Accidente frontal de vehículo automotor con mecanismos de cavitación, sobrepresión y compresión. Según su energía, los traumatismos también pueden ser clasificados como de baja y alta energía, los primeros determinan fracturas simples, menor desplazamiento, disyunciones y escaso compromiso de las partes blandas, y los segundos, fracturas complejas, con mayor desplazamiento, conminución, extensión y en ocasiones importante compromiso de partes blandas. Las fracturas son el resultado de una sobrecarga mecánica, que en una fracción de segundo supera la resistencia ósea y determina su disrupción (1). Gurdjia distingue las fracturas craneoencefálicas y maxilofaciales, desde un punto de vista morfológico y en relación al mecanismo de trauma en (14): a) Lineal de la bóveda o base, la cual constituye hasta el 70% de las fracturas del cráneo, y consiste en una línea recta o curva de fractura en la convexidad o en la base. b) Basilar, con frecuentes complicaciones tales como apertura de senos paranasales, salida de LCR, fractura de oído interno, estallido del contenido orbitario y contusiones intraparenquimatosas. 9 c) Deprimida, se produce por alta energía cinética pero baja velocidad sobre el cráneo o la cara, esto puede originar un fragmento óseo que se hunde, dándole un aspecto estrellado. Los instrumentos que la producen son pesados, como un bate de beisbol, un ladrillo, un martillo, etc. d) Conminuta y múltiple, aquella en que el hueso o parte del mismo, es reducido a fragmentos o esquirlas. También es producida por un impacto de alta energía a baja velocidad y lo distintivo en ella es que generalmente, se debe a repetidos golpes con un mismo instrumento y es frecuente el daño al parénquima cerebral. e) Diastásica, la línea de fractura condiciona separación de una o más suturas craneales. Se produce especialmente en niños. f) Exprimida, es poco frecuente, se caracteriza por ser masiva, con fragmentación del cráneo y deformación del contorno de la bóveda, órbitas y senos paranasales. Es producida por proyectiles y explosiones. En ocasiones, si la energía cinética se disipa externamente, el encéfalo no sufre daño. g) De contragolpe, se observa comúnmente en la porción orbitaria del hueso frontal. Contusiones Las contusiones son traumatismos producidos por cuerpos romos, y son habituales en el trauma craneofacial. Hay contusiones simples, las más comunes asociadas al trauma maxilofacial sin fractura; y las complejas por mordedura, aplastamiento, caída, precipitación, por objetos en el cráneo y por desprendimiento. Todas éstas, con excepción de la mordedura, se asocian a fracturas. Caídas y precipitaciones Las caídas y precipitaciones, tienen una importante incidencia en el traumatismo craneofacial. En ambos casos, se trata de contusiones ocasionadas por el desplome de una persona, que se denomina caída cuando ocurre en el mismo plano de sustentación, y precipitación si se produce en uno que se encuentre por debajo del plano de sustentación. En la primera, las lesiones son esencialmente focales, y en la precipitación, la energía se transmite a todo el cuerpo (2,3, 14). Atropellamiento En el caso del atropellamiento por vehículo automotor, se presentan diversas fases: la de choque, la de caída, la de arrastre y la de aplastamiento. Las lesiones craneoencefálicas y maxilofaciales moderadas se producen comúnmente en las fases de choque y caída, y las lesiones más severas, pero menos comunes, en la fase de aplastamiento (14). Fase de choque en atropellamiento. 10 Fase de caída en atropellamiento. Heridas por arma defuego Las características de las heridas producidas por armas de fuego, están condicionadas a la distancia y velocidad del disparo, el calibre del proyectil y el tejido donde impacte. La balística ha establecido que al atravesar el cuerpo, el proyectil imparte la energía cinética en dirección radiada y produce una cavidad temporal (como fue explicado en los mecanismos del trauma), considerablemente más grande que su propio diámetro. Este fenómeno es importante para determinar las dimensiones de la herida, por ejemplo, en el caso de las balas de pistola comunes, la cavidad suele ser demasiado pequeña para que se convierta en un factor lesivo importante, sin embargo, en las de pistolas de gran calibre, se pueden originar cavidades de hasta 15 a 25 cm de diámetro. El potencial lesivo de una bala en movimiento depende de la masa y la velocidad, así una bala más lenta y pesada, comprime más tejido, pero genera menos cavitación temporal, en cambio una bala liviana y con mayor velocidad consumirá gran parte de su potencial lesivo en producir cavitación temporal, y causará una herida más grave. Los tejidos menos elásticos, como el encéfalo, hígado o bazo, con agua como el corazón, vejiga y tracto digestivo y densos como el hueso, pueden sufrir graves daños; por el contrario, tejidos de menor densidad o con aire, como el pulmón o los senos paranasales y más elásticos como el músculo, sufrirán menos daño, e incluso pueden llegar a amortiguar el impacto (14). Heridas por arma blanca Las heridas ocasionadas por arma blanca, se pueden dividir en incisas, contusocortantes, punzocortantes y punzantes, siendo las más comunes a nivel craneoencefálico y maxilofacial las contusocortantes y menos comunes las punzocortantes. Las heridas contusocortantes, constan de bordes, que se continúan por paredes, las cuales se unen en un fondo, los bordes son lineales y a menudo equimóticos por el golpe del arma, cuyo peso es descargado sobre la piel y puede seguir hacia el hueso, ocasionando fracturas y daño a órganos. Las armas que originan estas heridas actúan por el impacto de su peso y el deslizamiento de su filo, como los machetes con su hoja metálica larga o las hachas con su mango largo de madera, que confieren a quien las blande, la ventaja de la distancia, convirtiéndolas en armas de agresión. B) Trauma maxilofacial El trauma maxilofacial es aquél que compromete tanto partes blandas como óseas y órganos de la región facial y que, en el caso de los pacientes politraumatizados, ocurre hasta en un 10% (1). 11 El macizo facial El cráneo puede ser dividido en tres principales estructuras óseas: la bóveda craneana, la base del cráneo y el esqueleto facial. El encéfalo se encuentra protegido por la bóveda y descansa sobre la base del cráneo, que a su vez, constituye el paso de múltiples estructuras vasculares y nerviosas a través de sus forámenes, todo lo anterior constituyendo el llamado “neurocráneo”; por otra parte, el esqueleto facial que está conectado con los anteriores, es también dividido en tercios: superior, medio e inferior, constituyendo el “viscerocráneo” (2). Desde el punto de vista anatómico, se determinan 5 regiones en el macizo facial (7): a) Región nasal, que comprende los huesos nasales y lacrimales, apófisis frontal del maxilar superior, tabique nasal y celdillas etmoidales. b) Región orbitaria, formada por el maxilar superior, hueso zigomático y frontal, que forman la parte externa; el lacrimal, palatino, etmoides y esfenoides que forman la parte interna. c) Región zigomática, compuesta por la apófisis zigomática del frontal, el hueso zigomático y la apófisis zigomátiza del maxilar superior. d) Región maxilar, formada por la arcada dentaria superior y el paladar duro. e) Región mandibular, que comprende el maxilar inferior y la articulación temporomandibular, constituyendo la única porción móvil del esqueleto facial. El esqueleto facial puede ser conceptualizado en el marco del trauma como una estructura con “vigas” y “pilares”: cuatro transversos y cuatro pares verticales. Éstos representan áreas donde el hueso tiene mayor grosor para el soporte de las unidades funcionales de la cara (músculos, ojos, oclusión dentaria y vía aérea), mantenerlas en óptima relación y definir junto con los tejidos blandos, la forma de la cara (4). Sistema de pilares y vigas del esqueleto facial. 12 Se ha descrito que éstos soportes absorben y distribuyen una considerable cantidad de energía al recibir el impacto del trauma, sin embargo, los mismos huesos pueden ser fácilmente fracturables por fuerzas triviales dirigidas en otras direcciones, asimismo, de manera individual, cada hueso tiene una tolerancia al trauma (2). Resistencia de los huesos faciales al trauma. Las vigas y pilares son elementos que permitirán la reconstrucción del esqueleto y fijar las osteosíntesis. La reducción y estabilización de éstos, son la garantía de una mejor recuperación de los volúmenes de la cara (1). El abordaje Los puntos más importantes relacionados con el trauma maxilofacial son: a) El manejo de la vía aérea: pacientes con trauma severo tienen riesgo de obstrucción de la vía aérea superior, si hay coágulos, dientes, fragmentos óseos, edema o aspiración de fluidos. b) Control de la hemorragia: en el traumatismo maxilofacial es poco frecuente, cuando se presenta generalmente es por lesiones masivas en el cuero cabelludo o heridas penetrantes, o en fracturas del tercio medio, que producen sangrados desde fuentes menos accesibles (arterias oftálmicas, maxilar, faríngea ascendente). c) Lesiones traumáticas asociadas: como lesión de columna cervical (4%), traumatismo craneoencefálico (50%), lesión ocular (29%) e incluso ceguera (6%). Por lo anterior, en la anamnesis se deberá incluir, de ser posible, el mecanismo lesional y tiempo de evolución. Tipos de fracturas maxilofaciales a) Fracturas del seno frontal: Este tipo requieren de 2 a 3 veces más energía para producirse que en los senos maxilares, se asocian con frecuencia a otras lesiones craneomaxilofaciales e incluso, corporales. Pueden encontrarse fracturas de la pared anterior, que requieren tratamiento quirúrgico si están desplazadas en 2-3 cm porque producirán defecto estético; fracturas de pared posterior, que siempre requieren cirugía para tratar la lesión intracraneana y fracturas de pared inferior, en las que si el drenaje es inadecuado, se asocia con múltiples complicaciones. b) Fractura nasal y nasoseptal: Las más frecuentes, y según sea la magnitud, dirección y ubicación de las fuerzas, se afectan los huesos propios nasales, apófisis ascendente del maxilar y el septum. Sólo el 50% de estas fracturas requerirán tratamiento y un 15% tiene lesión septal, siendo ésta la indicación principal de TC en caso de trauma nasoseptal. 13 c) Fractura orbitaria: El mecanismo es el de una fuerza que produce aumento brusco de la presión infraorbitaria, esto afecta las paredes más débiles, que son el piso y la pared medial. Las de la porción anterior pueden ser palpables, las de la porción media pueden asociarse con alteraciones en la posición del globo ocular y las de la porción posterior, con déficit de la agudeza visual, reflejo pupilar y movilidad oculopalpebral. Se pueden clasificar en blow-out, blow-in y blow-up. d) Fractura naso-órbito-etmoidal: Fractura centrofacial que involucra hueso etmoides (lámina perpendicular, papirácea y cribiforme), nasales propios y apófisis ascendentes de maxilares. Es la zona de la cara con menor resistencia a fuerzas de fractura. e) Fractura cigomática: Las más frecuentes después de las nasales. El complejo cigomático- maxilar tiene funciones tanto estéticas como funcionales. En este tipo de fracturas, las radiografías aún son de utilidad, siendo las de Waters, Hirtz y malar oblicua las que permiten diagnóstico e incluso control del tratamiento.f) Fractura maxilar: Es donde se identifican las fracturas de Le Fort, las cuales es raro verlas en forma aislada. Se distinguen Le Fort I, II y III. El tratamiento en la tipo I se enfoca a lograr una reducción adecuada, en las tipo II y III se agrega la reconstrucción del marco facial. g) Fractura dentoalveolar: Pueden clasificarse en dislocación dentaria, fractura de corona y fractura radicular (raíz), su diagnóstico se basa en la clínica y la imagen. El tratamiento de las fracturas de corona con exposición de pulpa requieren tratamiento urgente; las extrusiones, luxaciones y subluxaciones requieren reposicionar el diente, las intrusiones sólo requieren observación. h) Fractura mandibular: La mandíbula se comporta como un hueso largo, corticoesponjoso, donde se insertan músculos fuertes con elevada carga funcional. Al producirse una fractura, los mismos músculos movilizan los fragmentos, determinando una zona de tensión, una neutra y una de presión. i) Fractura panfacial: Aquellas que comprometen dos o los tres tercios faciales, según las diferentes bibliografías. Se generan por grandes energías y son conminutas. El manejo de estos pacientes tendrá múltiples abordajes, reducciones de los fragmentos, estabilización con fijación interna, así como reconstrucción con injertos en las áreas multifragmentadas. Estas fracturas por lo general, se acompañan de otras lesiones y se observan en pacientes graves. La biomecánica del trauma La naturaleza precisa del daño en la región maxilofacial está determinada por el grado de fuerza del impacto y la resistencia que ofrecen los huesos craneofaciales. Las fuerzas aplicadas al esqueleto facial pueden tiene dirección anteroposterior, superior, inferior y lateral (2). Las fracturas del cráneo raramente se extienden hacia la cara, pero en viceversa es frecuente. Los hueso nasales son los más frágiles del macizo facial, con niveles de tolerancia para fractura en el rango de 25-75 lbs, la maxilar de 140-445 lbs, arco zigomático de 208-475 lbs, el cuerpo zigomático de 200-450 lbs y el hueso frontal de 800-1600 lbs. La mandíbula es mucho más sensible a impactos laterales que frontales, debido a su configuración anatómica semicircular, y es precisamente por esta compleja geometría que tiene diferentes niveles de tolerancia para cada una de sus áreas, y se eleva en proporción al tamaño y área mandibular, por ejemplo, fracturas que involucran un solo cóndilo, se asocian con niveles de 425 lbs, en ambos cóndilos de 535-550 lbs y de la sínfisis de hasta 850-925 lbs. (2,3,9). Las lesiones faciales frecuentemente van acompañadas de lesión del parénquima cerebral, por lo que el impacto por aceleración es particularmente riesgoso. Nahum refiere que las lesiones pueden ser 14 completamente predecibles, en relación con algunas variables: 1) Fuerza y dirección de la colisión, 2) geometría de interfase del impacto (forma y textura de las superficies opuestas), 3) características de absorción de energía de las superficies opuestas y 4) uso de atenuantes, por ejemplo, los cinturones de seguridad (9,14). En un ejemplo, si recordamos que la fuerza del impacto puede derivarse de la ecuación F = ma (Fuerza = masa x aceleración), en el que la masa del cráneo es de 15 libras y la aceleración es de 80 gramos (fácilmente obtenidos en una colisión a 30 metros por hora), entonces la fuerza que recibirá la cara será de 1200 libras, lo que excede el límite en la mayoría de los huesos faciales; ahora, de acuerdo a la geometría de la cara, las áreas que protruyen serán las más susceptibles, tales son los huesos nasales, los rebordes orbitarios, los huesos malares y la sínfisis mandibular; mientras la fractura ocurre, hay absorción de energía por éstas áreas, con lo cual se intentará proteger el encéfalo de una desaceleración violenta, además de que el área frontal es de las más resistentes al trauma (2,9,14). La tolerancia de los componentes del macizo facial, al ser establecidas, permiten predecir la probabilidad de lesión directa o asociada, si se conoce la fuerza y el mecanismo del impacto, así como los probables factores atenuantes, todo ello conocido como variables de colisión (2). Ejemplo de variables de colisión en un accidente automovilístico, con y sin cinturón de seguridad como atenuante del impacto. 15 Lesiones asociadas al trauma maxilofacial Las lesiones resultantes en el trauma maxilofacial, dependiendo el mecanismo y la severidad del mismo, generalmente no se limitan al macizo facial, sino que pueden extenderse a otras regiones, de las cuales, el encéfalo es la más vulnerable. Los impactos en la región maxilofacial pueden derivar en lesiones craneoencefálicas, pudiendo dividirse primordialmente en 4 grupos: a) Fracturas frontales abiertas con heridas penetrantes y grados variables de lesión cerebral. b) Fracturas complejas internas, a nivel de la fosa craneal anterior. c) Lesiones cerebrales cerradas, resultantes del impacto por aceleración-desaceleración. d) Complicaciones secundarias: 1. Hemorragia intracraneal (Contusiones hemorrágicas, subaracnoidea). 2. Edema cerebral y herniaciones. 3. Hipoxia e isquemia cerebral. 4. Fístulas de líquido cefalorraquídeo. 5. Infecciones intracraneales. 6. Fístula carótido cavernosa. 7. Epilepsia postraumática. Gennarelli y Thibault identificaron que la gran mayoría de las lesiones craneoencefálicas y del macizo facial se producen básicamente por dos mecanismos: contacto y aceleración. Las lesiones de contacto requieren que la cabeza o la cara golpeen o sean golpeadas sin que haya desplazamiento de la cabeza por el impacto, en cambio, las lesiones por aceleración resultan de un movimiento brusco de la cabeza (27). Como consecuencia, los hematomas epidurales o subdurales, se relacionan con lesiones por impacto con fractura craneal y deformación del mismo; las hemorragias intraparenquimatosas se asocian con extensas contusiones corticales, el hematoma subdural puede ocurrir tanto en lesiones de contacto como de aceleración y la lesión axonal difusa se relaciona directamente con lesiones por aceleración (2). En el caso particular del trauma facial, Lee et al., determinaron que, cuando las fracturas ocurren, el esqueleto facial absorbe parte del impacto y funciona como amortiguador contra los efectos hacia el cerebro, esto por la disposición triplanar de los huesos faciales en los planos horizontal, sagital y coronal (28). Según el área facial afectada, Banks determinó la probabilidad de lesión cerebral asociada, así un impacto directo en el área frontal, podrá derivar en contusiones hemorrágicas cerebrales, un impacto a nivel centrofacial absorberá gran parte del impacto, condicionando importante lesión de los huesos y las partes blandas, incluso con importante hemorragia, pero con menores probabilidades de daño cerebral, y en el tercio inferior, si la mandíbula recibe todo el impacto, se reduce el efecto amortiguador y el impacto podría propagarse a la base del cráneo, esto explica el porqué algunas lesiones mandibulares menores, se asocian con daño cerebral sorpresivamente alto (29). 16 Dirección de las fuerzas en la lesión por aceleración, que resultan en desplazamiento posterior y anterior de los hemisferios. En la segunda, con daño al cuerpo calloso, en el caso del daño axonal difuso. C) Diagnóstico por imagen Los tercios faciales (superior, medio e inferior) vistos en una reconstrucción tomográfica en 3D. La evaluación por imagen debe ser completa y bien dirigida, puesto que permitirá confirmar el diagnóstico, buscar lesiones asociadas que se sospechen, planificar el tratamiento y posteriormente evaluar los resultados del mismo, sin olvidar todas las implicancias médico-legales. La Tomografía Computada (TAC) es la modalidad de elección para la evaluación del trauma maxilofacial, porque ayuda a identificar y a caracterizar acertadamentelas fracturas y complicaciones asociadas, contribuyendo a disminuir los tiempos de manejo y favorecer la planeación quirúrgica. La TAC evalúa claramente el sistema de vigas y pilares, lo que dará valiosa información al cirujano, sobre todo en las fracturas complejas (23). 17 El protocolo establecido de TAC para los pacientes con diagnóstico de traumatismo maxilofacial incluye cortes axiales finos (de entre 1-2 mm, en el caso de las órbitas 8) con ventana ósea, reconstrucciones multiplanares en planos sagital y coronal, así como en tercera dimensión; además, de ser necesario, se deben realizar cortes con ventana de parénquima cerebral y aplicación de medio de contraste. La resonancia magnética es poco útil en este tipo de traumas como primer método de imagen, estando su aplicación más enfocada en el estudio de la articulación temporo-mandibular, órbitas y encéfalo (1, 16, 13). Imágenes del protocolo en TAC para pacientes con trauma facial. En este caso, las diferentes proyecciones revelaron fractura de la pared y piso orbitarios, sutura zigomáticofrontal y del arco zigomático. Existen centros hospitalarios que carecen de TAC, por lo que en estos lugares, la radiografía simple aún tiene una gran relevancia como herramienta de valoración inicial o en pacientes candidatos a ser trasladados a otra institución. Sin embargo, se ha demostrado que la radiografía simple es limitada en el diagnóstico del trauma facial, además de que el posicionamiento para las diferentes proyecciones es difícil e incluso peligroso, sobre todo en el paciente politraumatizado (22). 18 Fractura del piso orbitario diagnosticada en una radiografía simple en proyección Waters. Correlación entre la radiografía simple y la reconstrucción tomográfica en 3D de un paciente sin evidencia de lesión. Evaluación de lesiones por TAC Siendo la nariz la proyección facial más prominente, es altamente vulnerable al trauma y en consecuencia, alrededor del 50% de todas las fracturas faciales, serán la de la nariz. Si bien un perfilograma puede ser de utilidad en el diagnóstico de las fracturas de la pirámide nasal, ante la sospecha de lesión del septum nasal, se deberá realizar estudio de TAC, la cual permitirá evaluar uni o bilateralidad, grado de desplazamiento, conminución, desviación septal y extensión del daño a los tejidos blandos. 19 Fractura nasal bilateral con desplazamiento. En el caso de las fracturas naso-orbito-etmoidales, representando por la confluencia de la nariz, órbita, maxila y cráneo, deberá realizarse TAC puesto que múltiples estructuras de gran importancia residen en esta región, incluyendo los nervios olfatorios, el complejo lacrimal y vasos etmoidales, entre otros (22). Estas lesiones en particular, deben ser atendidas de manera urgente, puesto que se asocian con marcada deformidad y limitación funcional. Asmismo, están comúnmente asociadas con las fracturas Le Fort II y III, demostrando en diversos estudios que hasta un 65% de los pacientes con fracturas de esta región, se asociaban con estos tipos de fracturas faciales complejas. Fracturas conminutas de la región naso-orbito-etmoidal. Los senos frontales tienen una gran variabilidad, tanto en anatomía como en volumen, 10% de las personas tienen seno unilateral, 5% un seno rudimentario y 4% no tienen. La pared anterior es gruesa y tolera altos impactos, en tanto que la posterior es delgada y relativamente frágil. Se afectan primordialmente por impacto directo y constituyen del 5-12% de todas las fracturas del macizo facial. Debido a la alta fuerza que se requiere para fracturarlos, 75% de los pacientes presentarán lesión significativa, incluyendo shock, daño cerebral, coma y otras fracturas faciales asociadas. 1/3 se limitan a la tabla anterior, mientras que 2/3 involucran la pared posterior. Las complicaciones pueden ir desde 20 mucoceles por el sistema de drenaje de los senos frontales, hasta abscesos cerebrales, meningitis y encefalitis (22). Fracturas de senos frontales en diferentes pacientes. En A) existe afección de ambas paredes con neumoencéfalo, en B) sólo hay afección de la pared anterior y C) muestra cranealización del seno frontal con fijación anterior. Otra de las ventajas de la TAC se aprecia en el trauma ocular, por la capacidad de la misma para valorar la órbita y su contenido, resaltando su utilidad para identificar cuerpos extraños intraoculares, y aunque el efecto Hounsfield generado por los cuerpos metálicos puede ser una limitante, diversas aplicaciones e incluso la Tomografía Espiral Multicorte, son alternativas que ayudan a disminuir este artefacto de imagen (21). 21 Corte axial de Tomografía Espiral Multicorte, donde se aprecia objeto extraño metálico, penetrante intraocular izquierdo. Las fracturas llamadas “blow-in” resultan de la aplicación de un impacto de alta energía hacia el hueso frontal y consiste en fractura y depresión del techo orbitario dentro de la órbita, son las que más freceuntemente se asocian con daño del globo ocular, las “blow-up” involucran desplazamiento del techo orbitario con aumento en el volumen orbitario y son altamente indicativas de daño intracraneal, y las “blow-out” ocurren típicamento cuando un objeto de mayor tamaño que la circunferencia de la órbita ejerce presión y fractura el piso orbitario, la pared medial o ambos. 22 Diferentes fracturas orbitarias, de izquierda a derecha, arriba hacia abajo, fractura “blow-out, fractura “blow-in” bilateral y fractura “blow-up” Las fracturas del complejo zigomático-malar o “trípode”, son las segundas fracturas aisladas más comunes del macizo facial y generalmente son resultado de un golpe directo en alguna de las hemicaras. Las principales líneas de fractura involucran a los tres procesos del hueso malas (orbitario, zigomático y maxilar). Los datos clínicos más frecuentes son depresión de la mejilla, parestesia del nervio infraorbital, atrapamiento del globo ocular (si hay afección del piso orbitario) y trismus, cuando la fractura comprime el tendón temporalis (19). La posición sobresaliente del zigomático, lo hace muy vulnerable al trauma, sin embargo no requieren cirugía a menos que el hundimiento condicione una importante deformidad facial o haya afección muscular severa que impida el cierre de la mandíbula. En esta situación, la TAC es determinante para el diagnóstico, ya que en esta zona el gran edema de los tejidos blandos puede impedir la valoración quirúrgica (22). Fractura deprimida del arco zigomático, que impacta el proceso coronoides de la mandíbula. 23 En las fracturas maxilares, hay tres patrones clásicos, ampliamenta conocidos como las fracturas del complejo Le Fort: I, II y III, que por definición son fracturas en las que la maxila se “desprende” del resto del cráneo vía fractura de las láminas pterigoideas (18, 22). Patrones de fracturas tipo Le Fort. I representada con línea recta, II con línea punteada y III el trazo transverso. Todas se extienden posterior a la fractura de la lámina pterigoidea (círculo). La fractura Le Fort I es resultante de un impacto horizontal directo en la maxila, que crea maloclusión con fragmento libre flotante, lo que provoca una fractura a través de la maxila, que pasa por arriba de las raíces dentarias, cruza el piso de los senos maxilares y el septum nasal inferior, con extensión a los platillos pterigoideos. Fractura Le Fort I. 24 La fractura Le Fort II es causada por un impacto centrofacial directo, que separa la región nasal del resto del cráneo, es una fractura piramidal que cruza las suturas zigomáticomaxilares en forma bilateral, fractura el piso orbitario medialmente y atraviesa el puente nasal. Fractura Le Fort II. La disyunción craneofacial completa representa el Le Fort III, que en muchas ocasiones, puede ir acompañada de otro tipo de fracturas tipo LeFort debido al gran impacto que se requiere para que se presenten. 25 Múltiples fracturas centrofaciales: Le Fort I bilateral (óvalos), Le Fort II izquierda (triángulo) y Le Fort III bilateral (rectángulo) La fracturas tipo Le Fort, generalmente condicionan importante daño a las vigas y pilares del macizo facial, con afección funcional y estética significativa, por lo que el tratamiento es quirúrgico. Finalmente, las fracturas mandibulares representan una larga proporción de fracturas, y son típicas en las lesiones por asalto. Se pueden clasificar de acuerdo a su localización (sínfisis, parasínfisis, cuerpo, ángulo, rama, coronoides, subcondílea y condílea) y al menos 50% de ellas están asociadas con una segunda fractura. La principal indicación de la TAC es la afección en el mecanismo de oclusión mandibular, donde el tratamiento es prioritario (22). Fractura mandibular en paciente masculino, tras un asalto. La flecha larga indica la fractura condílea y la corta la fractura parasinfisiaria. 26 D) Mecanismo de trauma y lesiones asociadas a las fracturas maxilofaciales El trauma maxilofacial es, claramente, común. El conocimiento de los tipos de fracturas faciales es crucial para hacer más efectiva y eficiente la comunicación entre el médico tratante y el radiólogo. Asimismo, el conocimiento del mecanismo del trauma, puede darnos un panorama de las posibles fracturas que el paciente puede tener y de ellas, conocer las lesiones que pueden estar asociadas, sobre todo aquellas que ponen en riesgo la vida del paciente. Fracturas nasales Los golpes frontales directos sobre el dorso nasal producen fracturas de la parte más delgada de los huesos nasales, y en los casos de mayor intensidad, causan fracturas nasoetmoidales. Por otra parte, los golpes laterales son los responsables de la mayor parte de las fracturas nasales que condicionan hundimiento de un solo hueso nasal con dislocación de fragmentos y fracturas conminutas. En la exploración, la ausencia de epistaxis nos debe hacer dudar el diagnóstico de fractura nasal, pues es un signo presente en casi todos los pacientes. El edema irá en progresión y puede dificultar la revisión, la cual deberá hacerse con rinoscopio en búsqueda de fractura o desviación septal, más común en los impactos laterales, de ellos, los más leves causarán fractura en la parte más caudal del septum, a lo largo de su unión con el vómer, generando fracturas-dislocaciones; los más intensos producen fractura del septo cartilaginoso en forma de U con el extremo abierto de la U hacia adelante (31). Se señala que la TAC no puede utilizarse como una modalidad de diagnóstico para confirmar fracturas nasales, por lo que seconsidera que las indicaciones de su realización incluyen sospecha de fractura del septum, salida de líquido cefalorraquídeo, fracturas nasales expuestas, movimientos oculares anormales y politraumatismo craneofacial. También se deberá considerar que al menos el 30% de los pacientes presentan desviación septal previa al trauma (30). Entre las lesiones asociadas, el paciente con lesión nasal aguda, principalmente causada por accidente automovilístico, pueden presentar otras fracturas faciales por la intensidad del impacto, así como lesiones cervicales. Las fracturas expuestas tienen una mayor incidencia de infección, por lo que los estudios de imagen podrán utilizarse para determinar el grado de lesión de los tejidos blandos y extensión del enfisema. Las causas más comunes de este tipo de fracturas son accidentes automovilísticos, agresiones (puño en las lesiones sobre el dorso y con objetos en lesiones laterales), y lesiones deportivas (balonazos, principalmente). 27 Esquema de las suturas nasales y su correlación en el perfilograma de un paciente con fractura nasal. Fractura desplazada de la pirámide nasal (flecha grande), sutura naso-frontal normal (punta de flecha grande), sutura nasomaxilar (flechas pequeñas) y ranuras del nervio nasociliar (puntas de flecha pequeñas). Fracturas nasoetmoidales Generalmente, éstas requerirán un mayor impacto que las fracturas puras de la pirámide nasal. Las fracturas que acompañan de manera más frecuente a las nasoetmoidales son a nivel del piso orbitario, trípode zigomático y maxilar, en el caso de las primeras, pueden clasificarse como fracturas naso- orbito-etmoidales (NOE). Los mecanismos de lesión más comunes por lo que se producen estas fracturas son asaltos, en primer lugar, seguido de accidentes automovilísticos, golpe directo no intencionado con algún objeto a alta velocidad, proyectil por arma de fuego y caídas en bicicleta (32). Cuando hay asociación con fracturas del trípode zigomático, es más común el daño severo a los tejidos blandos y complicaciones como infecciones post tratamiento (32, 22). Por otra parte, las lesiones asociadas a este tipo de fracturas y que pueden hacernos sospechar la extensión de la misma, son bloqueo del sistema lacrimal, enoftalmos, ptosis y telecanto traumático. En general, las fracturas naso-orbito-etmoidales, sobre todo si están asociadas a fracturas del trípode zigomático, son resultado de un impacto de gran energía (32), sin embargo el área de contención centrofacial, por ser altamente neumatizada, se asocia más con lesiones secundarias locales, que con aquellas que se extienden al parénquima cerebral. Fracturas de senos frontales Requieren alta energía y son comunes en los pacientes politraumatizados. La etiología más frecuente, son los accidentes automovilísticos por impacto directo, agresiones con arma blanca u objetos contundentes, precipitaciones, estallidos y caídas. Las fracturas con afección de la pared anterior únicamente, son las más comunes, seguido de fracturas que involucran ambas paredes unilateral y 28 finalmente, de ambos senos, en el mismo orden, será el grado de impacto que requieren para presentarse (22). Estas fracturas están fuertemente relacionadas con lesiones asociadas al parénquima cerebral, de las cuales las más comunes son el neumoencéfalo, contusiones hemorrágicas, hematomas y hemorragia subaracnoidea, por lo que tan solo con el conocimiento del mecanismo de trauma y a pesar de que el paciente no muestre alteraciones neurológicas, la principal indicación de la TAC será descartar lesiones cerebrales (22, 32). Al igual que los senos paranasales centrofaciales, la neumatización de los senos frontales amortiguarán parte del impacto, sin embargo, por las variaciones anatómicas descritas, éstos pueden estar escasamente neumatizados. Fracturas mandibulares La energía de impacto que se requiere para ocasionar fractura, dependerá del área mandibular donde éste sea recibido. Las etiologías más comunes son, en primer lugar agresiones con golpes directos por puños, seguido de objetos contundentes, accidentes automovilísticos, caídas, actividades deportivas y accidentes laborales (34). El agente puede ocasionar la fracturas por mecanismo directo (produciéndose la fractura en el sitio del traumatismo) o indirecto (muy frecuente la fractura condílea en traumatismos sinfisiarios) 35. Los cóndilos de la mandíbula son más susceptibles a lesiones por aplastamiento (34). La TAC es sensible para detectar estas fracturas en un porcentaje cercano al 100%, las radiografías en alrededor del 86%, sin embargo, la TAC frecuentemente es insuficiente para la evaluación de las estructuras dentales, por lo que otro estudio radiográfico, la ortopantografía, suele ser necesaria (22). En la anamnesis, es importante preguntar al paciente si tiene terceros molares o “muelas del juicio” ya que, es un factor de riesgo para el desarrollo de fracturas mandibulares después de un traumatismo directo, hasta en un 85% (34). Las indicaciones principales de la TAC en estas lesiones son la valoración de los cóndilos y daño en el mecanismo de oclusión, así como la planeación quirúrgica. Curiosamente,existen estudios en los que se demostró que hasta el 69% de las fracturas en la región maxilofacial en campesinos y trabajadores del medio rural, están asociadas con la interacción con animales, más específicamente por patadas de caballo (36). Sobre todo en el caso de las fracturas mandibulares, la información acerca del mecanismo de la lesión, puede sugerir un patrón específico de fractura y aportar al cirujano datos acerca de posibles lesiones concomitantes (37). Las lesiones asociadas con estas fracturas en forma aislada, tienden a ser más locales, como afección del mecanismo de oclusión y las fracturas alveolares, siendo ésta última un importante factor de riesgo para el desarrollo de infecciones o abscesos (22). Por las salientes óseas que presenta la región, es común la laceración de los tejidos blandos (34). 29 Sitios de presentación de fracturas mandibulares. Fracturas maxilares Es el grupo más heterogéneo de fracturas, además de que la gran mayoría son complejas y están asociadas con pacientes politraumatizados. La clasificación de Le Fort se basa en los puntos débiles del maxilar, esta clasificación sigue vigente en nuestros días por ser descriptiva, aunque muchas de las fracturas, por su complejidad, rebasan sus límites. La mayor parte de estas fracturas ocurren por traumatismo directo al esqueleto facial, a los largo de sus apoyos verticales (38). Dada su complejidad, el mecanismo más común es el accidente automovilístico, representando en estudios hasta el 50% de los casos, en la fase de caída en atropellamientos, precipitaciones y agresiones con múltiples impactos en último lugar, y las lesiones asociadas, dado el grado del impacto, pueden variar desde edema cerebral, contusiones hasta hemorragia subaracnoidea (22, 38). Estas fracturas están altamente asociadas con defectos de función, expresión y estética facial. La TAC es el método de elección ante la sospecha de una fractura de tipo Le Fort, puesto que son comunes las lesiones encefálicas asociadas y se requerirá para la planeación quirúrgica. Fracturas orbitarias Este grupo de fracturas en forma aislada, generalmente no ponen en riesgo la vida del paciente, sin embargo, el globo ocular es un órgano altamente susceptible a los cambios de presión intraorbitarios, además de que la pérdida de su función conlleva importantes repercusiones sociales, laborales y emocionales para el paciente. El mecanismo de lesión más común se produce cuando el reborde orbitario es golpeado por un objeto, de mayor circunferencia que las dimensiones óseas de la porción anterior de la órbita. El objeto traumatizante puede ser pasivo o activo, dependiendo si la persona al momento del impacto, estaba o no en movimiento, por ejemplo, un puñetazo, se considera activo. Generalmente los objetos activos tienen un mayor potencial de lesión. Los siete huesos que forman la órbita, pueden fracturarse como consecuencia de mecanismos de alta o baja velocidad, los de baja velocidad que se producen en peleas, asaltos o actividades deportivas producen fracturas más leves y poco compromiso de las estructuras intraorbitarias, a diferencia de los de alta velocidad, como los accidentes de tránsito o precipitaciones (40). 30 E) Secuelas del trauma facial Una importante causa de defectos funcionales y estéticos faciales es el trauma. Los huesos más afectados son los huesos propios de la nariz, seguido de los orbitarios, y el manejo rápido y apropiado de estos pacientes puede prevenir la pérdida de funciones, presencia de complicaciones y secuelas (20). Sin embargo, el trauma facial frecuentemente deriva en trauma craneoencefálico, por lo que la oportuna detección de lesiones asociadas es imperativa, ya que las secuelas neurológicas pueden ser muy superiores a las faciales. El clínico debe anticiparse, mediante la correcta exploración y anamnesis del paciente, a las probables secuelas que puedan presentarse tras el trauma, y con el apoyo del radiólogo, quien deberá realizar un adecuado estudio, confirmando o descartando diagnósticos. Asimismo la TAC será la herramienta diagnóstica de control para los pacientes con traumatismo maxilofacial posterior al tratamiento quirúrgico. Reconstrucción tomográfica en 3D, donde se observa megaórbita izquierda, ausencia de paredes anteriores de los senos frontales y maxilar izquierdo, como secuelas de trauma. En la exploración, el paciente presentaba deterioro de los movimientos faciales. 31 P L A N T E A M I E N T O D E L P R O B L E M A El trauma craneoencefálico (TCE) y maxilofacial (TMF), ya sea como entidades aisladas o simultáneas, son motivos de consulta cada vez más comunes en Centros de Salud, servicios de Urgencias e incluso en pacientes que, internados por otras patologías, sufren esta situación durante su estancia intrahospitalaria, por lo mismo, un correcto abordaje diagnóstico y medidas iniciales, deben ser llevadas a cabo tanto por médicos generales como especialistas. La información más importante y que debe registrarse en este tipo de eventos, debe incluir el estado general del paciente, el mecanismo de lesión, existencia de otras lesiones y el estado de la vía aérea, además de sus antecedentes personales patológicos, siempre que sea posible. El desconocimiento de alguno de estos datos puede conllevar a diversas dificultades, e incluso errores, en el manejo integral del paciente. El mecanismo del trauma se encuentra en relación directa con la gravedad y las lesiones producidas, por lo que si el paciente está en condiciones o tiene acompañantes que hayan presenciado el evento y pueden describirlo, éste debe ser registrado con detalle. Sin embargo, esta información generalmente es infravalorada o se encuentra incompleta. Asimismo, se debe tomar en cuenta que, aunque están en íntima relación, el TCE y el TMF son entidades diferentes y no deben ser englobadas en un solo diagnóstico, que erróneamente suele referirse únicamente como traumatismo craneoencefálico. Esto último adquiere especial importancia al momento de solicitar estudios de imagen, ya que tanto las proyecciones radiológicas, como los protocolos de Tomografía Computada (TC), son diferentes para cada patología. La TC es el método de imagen de elección para el paciente con trauma en general, por lo que al Médico Radiólogo se le debe proporcionar un adecuado resumen clínico e impresión diagnóstica, para así, junto con el médico tratante, determinar el estudio o serie de estudios más convenientes para el paciente, evitando así estudios incompletos o innecesarios. El mecanismo y cinemática del trauma son motivo de diversas investigaciones, tanto como un probable factor pronóstico para las lesiones observadas en los estudios de imagen, como para el desarrollo de nuevos métodos de seguridad, como es el caso de las bolsas de aire en los vehículos automotores. Se evaluaron los tipos de fracturas, estructuras óseas más comúnmente afectadas, mecanismo de lesión, hallazgos asociados al trauma, así como las edades y evolución de los pacientes. 32 J U S T I F I C A C I Ó N D E L A I N V E S T I G A C I Ó N El conocimiento del mecanismo de trauma maxilofacial con fractura, es de vital importancia para determinar e incluso predecir las lesiones asociadas al mismo, primero, ya que generalmente las fracturas no se presentan de forma aislada, sino que frecuentemente van acompañadas de lesiones que pueden ser de mayor gravedad que la misma fractura, que incluso pueden poner en riesgo la vida del paciente, y segundo, por las complicaciones tanto funcionales como estéticas de una fractura mal evaluada. La Tomografía Computada (TC) es el estudio de imagen de elección para el trauma craneofacial, sin embargo éste deberá ser bien dirigido para obtener el máximo provecho del mismo. Tanto el clínico como el radiólogo deben trabajaren conjunto para realizar una adecuada valoración por imagen del paciente, ya que con los datos que proporcione el clínico, el radiólogo deberá enfocar el estudio, extenderlo cuanto sea posible, hacer las reconstrucciones necesarias e incluso, recomendar estudios de imagen adicionales. En el servicio de Radiodiagnóstico de nuestro hospital, se solicita, siempre que sea posible obtenerlo, el resumen clínico de los pacientes con trauma maxilofacial, que incluye mecanismo de trauma y escala de Glasgow, para determinar cómo se realizará el estudio de TC y las regiones que deberá abarcar (cráneo, macizo facial, columna cervical), así como la realización de otros estudios de imagen que se requiera, por ejemplo, Ultrasonido FAST o toma de proyecciones radiográficas simples, con el fin de evitar tiempo y costos en estudios de imagen innecesarios, así como la movilización constante de estos pacientes por tener que realizar estudios adicionales que no se efectuaron en su momento. 33 O B J E T I V O S D E L A I N V E S T I G A C I Ó N OBJETIVOS GENERALES Corroborar, de acuerdo a lo descrito en la bibliografía, la relación entre el tipo y morfología de las fracturas maxilofaciales, así como las lesiones asociadas evaluadas en Tomografía Computada, con su mecanismo de trauma. OBJETIVOS PARTICULARES Determinar si en las fracturas maxilofaciales, el conocimiento del mecanismo del trauma tiene valor pronóstico en las lesiones asociadas, halladas en el estudio de Tomografía Computada. Determinar las causas más comunes del traumatismo maxilofacial con fractura en nuestro medio. Determinar la incidencia por grupo de edad y sexo. 34 T I P O D E E S T U D I O Y D I S E Ñ O D E L A I N V E S T I G A C I Ó N TIPO DE ESTUDIO Estudio no experimental, transversal, retrospectivo y descriptivo. DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN Universo poblacional: Se realizaron 141 tomografías a pacientes adultos con el diagnóstico de traumatismo maxilofacial, de las cuales 112 tuvieron fractura maxilofacial. CRITERIOS DE SELECCIÓN DE MUESTRA Criterios de Inclusión: Pacientes con traumatismo maxilofacial con presencia de fractura (s). Criterios de No Inclusión: Pacientes que por alta voluntaria o no autorización del estudio, no hayan acudido a la realización del mismo. Criterios de Exclusión: Pacientes pediátricos, con cambios postquirúrgicos maxilofaciales o craneoencefálicos previos al trauma. Criterios de Eliminación: Pacientes con estudio dentro de parámetros normales, con traumatismo craneoencefálico puro, traumatismo maxilofacial sin fractura y pacientes cuyo número de expediente no coincida con el registro o su nombre. 35 M A T E R I A L Y M É T O D O S La investigación fue realizada en el Servicio de Radiología e Imagen del Hospital Juárez de México, área de Tomografía Computada, en el período comprendido entre el 01 de mayo del 2013 al 15 de abril del 2014, utilizando los registros del área de Tomografía y haciendo revisión del expediente clínico para documentar edad, mecanismo del trauma y diagnóstico de los pacientes. En algunos casos, se solicitaron detalles del mecanismo al Servicio de Urgencias o al paciente al llegar a Tomografía para estudio de control posterior al tratamiento, en caso de no encontrar los datos en el expediente. El Tomógrafo del área es un modelo Light Speed TM de General Electric R, de 16 canales, con conexión a estación de trabajo con interfaz Advantage Workstation Volume Share 2 y Seno Advantage 2.1 con monitor dual, ambos cuentan con sistema operativo NVIDIA, además del programa de visualización multiplanar y volumétrica Volume Viewer de General Electric para manejo de las imágenes y reconstrucciones. Se procesaron imágenes en formato DICOM (Digital Imaging and Communication in Medicine), utilizando la estación de trabajo en Tomografía para las reconstrucciones multiplanares y en 3D; servidor PACS (Picture Archiving and Communication System), dispositivos USB para su almacenamiento y el programa de diseño Adobe Photoshop para su edición (contraste, brillo y recorte de los nombres de los pacientes). 36 D E F I N I C I Ó N D E V A R I A B L E S VARIABLES DEPENDIENTES Fracturas maxilofaciales. Lesiones secundarias al trauma. VARIABLES INDEPENDIENTES Edad. Sexo. Mecanismo del trauma. 37 R E C O L E C C I Ó N D E D A T O S Se recopiló expediente (no mostrado), edad, sexo, mecanismo de lesión, tipo de fractura y otras lesiones encontradas. (Tabla 1). En el caso de las agresiones con objetos, se consideró “Objeto Contundente No Especificado” (OCNE) cuando el paciente refiere recordar el impacto directo, pero no recuerda exactamente el tipo de objeto con el que fue agredido y “Desconoce” cuando perdió el conocimiento antes lograr observar a su agresor, fue atacado por la espalda o no recuerda claramente el suceso. “Caída” se considera desde el propio plano de sustentación y “Precipitación” desde una altura mayor, especificando el sitio. El tipo de fractura se enfoca a las encontradas en el macizo facial, si hubo fracturas craneales, se registrarán en “Otras Lesiones”. Abreviaturas y Siglas CTS – Contusiones HSA – Hemorragia Subaracnoidea TB – Tejidos Blandos OCNE – Objeto Contundente no Especificado HPAF – Herida por Proyectil de Arma de Fuego HP – Herida Penetrante BIL – Bilateral FX – Fractura Tabla 1. Base de Datos NO. SEXO EDAD TIPO DE FRACTURA ETIOLOGÍA OTRAS LESIONES 1 M 27 FRONTAL ORBITARIA AGRESIÓN IMPACTO: TUBO METALICO CTS. HEMORRAGICAS NEUMOENCÉFALO EDEMA CEREBRAL HSA FISHER IV HERNIA SUBFALCINA 2 M 43 NASOETMOIDAL AGRESIÓN PUÑETAZO NEUMOENCÉFALO 3 M 18 ORBITARIA MAXILAR AGRESIÓN IMPACTO: BATE DE BEISBOL HEMOSENO ENFISEMA DE TB 4 M 23 NASAL AGRESIÓN PUÑETAZO 5 M 42 NASAL CIGOMÁTICA AGRESIÓN PUÑETAZOS HEMATOMA DE TB 6 F 47 NASOETMOIDAL CIGOMÁTICA AGRESIÓN IMPACTO: OCNE HEMOSENO 7 M 24 NASAL GOLPE INCIDENTAL IMPACTO: OCNE 8 M 21 MANDIBULAR BIL. FRONTAL IZQ. AGRESIÓN IMPACTO: OCNE HEMOSENO CTS. HEMORRÁGICA HEMATOMA SUBDURAL 9 M 18 NASOSEPTAL MAXILAR IZQ. DENTOALVEOLAR AGRESIÓN PUÑETAZOS HEMOSENO 10 M 24 ORBITARIA NASAL PRECIPITACION BICICLETA CTS. HEMORRÁGICA HEMATOMAS DE TB 11 F 26 NASOSEPTAL MAXILAR IZQ. AGRESION PUÑETAZOS HEMOSENO 12 F 22 MANDIBULAR DENTOALVEOLAR AGRESIÓN IMPACTO: OCNE 38 13 M 21 MAXILAR DER. CIGOMÁTICA AGRESIÓN DESCONOCE ENFISEMA DE TB. 14 M 21 FRONTAL NASOETMOIDAL ORBITARIA AGRESION PUÑETAZOS 15 M 53 NASOSEPTAL CAÍDA IMPACTO: BORDE DE UNA MESA EDEMA DE TB. 16 M 28 NASOSEPTAL AGRESION PUÑETAZOS IMPACTO: BOTELLA EDEMA DE TB. FX HUESO TEMPORAL 17 F 36 NASOETMOIDAL MAXILAR IZQ. AGRESIÓN HPAF HEMOSENO ENFISEMA DE TB. 18 F 52 NASOETMOIDAL MAXILAR IZQ. PRECIPITACIÓN ESCALERAS HEMOSENO ENFISEMA DE TB. 19 M 52 FRONTAL NASOSEPTAL AGRESIÓN PUÑETAZO ENFISEMA DE TB. 20 F 78 CIGOMÁTICA NASOSEPTAL MAXILAR ORBITARIA MAXILAR BIL. AGRESIÓN IMPACTO: OCNE HP: NAVAJA HEMOSENO ENFISEMA DE TB. LACERACIÓN DE TB. 21 M 22 NASAL AGRESIÓN IMPACTO: BOTELLA EDEMA TB. CELULITIS 22 M 26 NASOSEPTAL AGRESION PUÑETAZOS EDEMA PALPEBRAL 23 M PANFACIAL AGRESIÓN DESCONOCE FX BASE DE CRÁNEO NEUMOENCÉFALO HEMATOMAS DE TB. CTS. HEMORRÁGICAS HEMOSENO HEMOTÍMPANO EDEMA CEREBRAL HERNIA SUBFALCINA 24 M 20 NASAL AGRESION PUÑETAZO 25 M 25 FRONTAL ORBITARIA AGRESIÓN IMPACTO: OCNE HSA FISHER IV EDEMA CEREBRAL NEUMOENCÉFALO 26 M 60 NASOSEPTAL AGRESION IMPACTO: TUBO METÁLICO HEMOSENO LACERACIÓNDE TB. 27 M 60 NASOETMOIDAL ATROPELLAMIENTO FX MASTOIDEA CTS. HEMORRÁGICAS HEMOSENO HEMOTÍMPANO 28 M 24 PANFACIAL AGRESIÓN DESCONOCE EDEMA CEREBRAL HSA FISHER IV CTS. HEMORRÁGICAS HERNIA SUBFALCINA 29 M 18 NASAL AGRESION PUÑETAZO 30 M 24 ORBITARIA NASOETMOIDAL PRECIPITACIÓN BICICLETA HEMOSENO HEMATOMA PALPEBRAL 31 M 27 NASAL AGRESION PUÑETAZO EDEMA DE TB. 32 M 18 NASAL AGRESIÓN IMPACTO: OBJETO DE CRISTAL 33 F 24 NASAL AGRESION PUÑETAZOS PATADAS HEMATOMAS SUBGALEALES 34 M 31 FRONTAL NASOETMOIDAL AGRESION IMPACTO: TUBO METÁLICO NEUMOENCÉFALO HEMOSENO HEMATOMA PALPEBRAL 35 M 32 CIGOMÁTICA ORBITARIA MAXILAR DERECHA AGRESIÓN IMPACTO: BOTELLA HEMOSENO EDEMA DE TB. 36 M 53 NASAL AGRESIÓN PATADAS IMPACTO: BATE DE BEISBOL FX PARIETOTEMPORAL FX MASTOIDEA HEMOSENO HSA FISHER IV 39 37 F 34 NASAL AGRESION PUÑETAZOS IMPACTO: CONTRA EL SUELO HEMATOMAS SUBGALEALES HEMOSENO 38 M 39 NASOSEPTAL MAXILAR DER. AGRESION PATADAS IMPACTO: OCNE HEMATOMA SUBDURAL HERNIA SUBFALCINA Y UNCAL EDEMA CEREBRAL 39 M 38 NASAL GOLPE INCIDENTAL IMPACTO: BARDA DE CONCRETO EDEMA DE TB. 40 M 45 CIGOMÁTICA MAXILAR IZQ PRECIPITACIÓN ESCALERAS HEMOSENO 41 M 36 NASAL DENTOALVEOLAR AGRESIÓN PATADAS PUÑETAZOS HEMOSENO HSA FISHER II 42 M 18 CIGOMÁTICA MAXILAR AGRESIÓN IMPACTO: PALO DE MADERA HEMOSENO PROPTOSIS OCULAR ENFISEMA Y EDEMA DE TB. 43 M 45 NASAL CAIDA IMPACTO: DIRECTO AL SUELO HSA FISHER I EDEMA CEREBRAL 44 M 27 NASAL AGRESIÓN PUÑETAZO 45 F 27 NASOETMOIDAL AGRESION: IMPACTO: OCNE HEMOSENO ENFISEMA DE TB. 46 M 46 NASAL CHOQUE AUTOMOVILÍSTICO (COPILOTO) HEMATOMA PALPEBRAL LUXACIÓN ROTATORIA ATLANTOAXOIDEA 47 M 26 NASAL AGRESIÓN PUÑETAZO 48 M 46 COMPLEJO LE FORT II FRONTAL AGRESIÓN PATADAS IMPACTO: PIEDRA HEMATOMA EPIDURAL HSA FISHER III EDEMA CEREBRAL NEUMOENCÉFALO 49 F 25 NASAL MAXILAR DER. AGRESIÓN PUÑETAZOS 50 F 59 NASOSEPTAL AGRESION IMPACTO: BOTELLA HEMOSENO 51 M 21 MAXILAR AGRESION PUÑETAZO HEMOSENO 52 M 57 PANFACIAL AGRESION IMPACTO: MARTILLO CTS. HEMORRÁGICA HSA NEUMOENCÉFALO HEMOSENO EDEMA CEREBRAL 53 M 58 PANFACIAL AGRESION PATADAS HEMATOMA SUBGALEAL HEMOSENO 54 M 38 NASAL AGRESION PUÑETAZO 55 F 51 MAXILAR CIGOMÁTICA CAIDA IMPACTO: BORDE DE ESCALON 56 M 42 NASAL GOLPE INCIDENTAL IMPACTO: OCNE ACCIDENTE LABORAL 57 M 33 MANDIBULAR PUÑETAZO PRÁCTICA DEPORTIVA LUXACION ARTICULACION TEMPOROMANDIBULAR IZQ. EDEMA CEREBRAL 58 M 51 NASAL AGRESIÓN IMPACTO: OCNE 59 M 25 ORBITARIA NASOETMOIDAL MAXILAR AGRESIÓN IMPACTO: OCNE PROPTOSIS OCULAR HEMOSENO 60 M 27 FRONTAL NASOSEPTAL CHOQUE AUTOMOVILISTICO CONDUCTOR HSA HEMATOMA SUBGALEAL ESGUINCE CERVICAL 61 M 30 NASAL AGRESION PUÑETAZO 62 M 40 NASAL AGRESION IMPACTO: TUBO PVC EDEMA DE TB HEMATOMA DE TB 63 M 19 ORBITARIA EXPLOSION FUEGO ARTIFICIAL (COHETE) HEMORRAGIA INTROCULAR HEMOSENO 40 64 M 19 NASAL MAXILAR AGRESION PUÑETAZOS CODAZO 65 F 26 NASOETMOIDAL MAXILAR AGRESION IMPACTO: PIEDRA ENFISEMA SUBCUTÁNEO HEMOSENO 66 F 44 NASAL AGRESION IMPACTO: TUBO METÁLICO CTS. HEMORRAGICA 67 F 93 ORBITARIA CAIDA IMPACTO: BORDE DE SILLA EDEMA PALPEBRAL HEMOSENO 68 F 27 NASAL AGRESIÓN PUÑETAZO HEMATOMA DE TB 69 M 28 NASAL GOLPE INCIDENTAL IMPACTO: OCNE ACCIDENTE LABORAL 70 F 90 NASAL CAIDA IMPACTO: DIRECTO AL SUELO 71 M 22 NASAL AGRESION PUÑETAZO 72 M 64 FRONTAL ORBITARIA MAXILAR AGRESION IMPACTO: BATE DE BEISBOL HEMATOMAS SUBGALEALES HEMATOMA EPIDURAL EDEMA PALPEBRAL HEMOSENO 73 M 23 NASAL AGRESION PUÑETAZOS EDEMA PALPEBRAL 74 M 41 MAXILAR NASAL CIGOMATICA AGRESION IMPACTO: TUBO METÁLICO HEMOSENO 75 M 53 NASOETMOIDAL DESCONOCE HEMOSENO EDEMA PALPEBRAL 76 F 31 CIGOMÁTICA MAXILAR GOLPE INCIDENTAL IMPACTO: OCNE ACCIDENTE LABORAL EDEMA Y ENFISEMA DE TB HEMOSENO 77 M 32 NASAL FRONTAL CAIDA IMPACTO: BORDE DE MESA 78 M 84 CIGOMÁTICA MAXILAR NASOETMOIDAL ORBITARIA CAIDA PISO HÚMEDO IMPACTO: DIRECTO AL SUELO EDEMA DE TB HSA CTS. HEMORRÁGICA 79 F 37 CIGOMÁTICA NASAL AGRESION PUÑETAZOS EDEMA FACIAL HEMATOMA SUBGALEAL 80 M 39 ORBITARIA GOLPE INCIDENTAL IMPACTO: TAPÓN DE OLLA EXPRESS HEMATOMA INTRAORBITARIO 81 M 32 MAXILAR CIGOMÁTICA ORBITARIA NASOETMOIDAL AGRESIÓN IMPACTO: TUBO DE PVC HEMOSENO 82 M 38 NASAL AGRESION PUÑETAZOS PATADAS HEMATOMA SUBGALEAL HEMATOMA DE TB 83 M 40 ORBITARIA AGRESIÓN IMPACTO: OCNE 84 M 44 NASOSEPTAL AGRESIÓN PUÑETAZOS 85 M 55 NASOSEPTAL AGRESION PUÑETAZOS 86 M 62 FRONTAL CIGOMÁTICA ORBITARIA MAXILAR CAIDA IMPACTO: DIRECTO AL SUELO HEMATOMA SUBDURAL HEMOSENO FX MASTOIDEA 87 F 20 ORBITARIA CIGOMÁTICA MAXILAR AGRESION PATADAS IMPACTO: TUBO METÁLICO CTS. HEMORRÁGICA EDEMA CEREBRAL EDEMA DE TB ENFISEMA SUBCUTÁNEO NEUMOENCÉFALO TRAUMA OCULAR SEVERO 88 M 41 NASOETMOIDAL MAXILAR GOLPE INCIDENTAL ACCIDENTE LABORAL IMPACTO: MATERIAL DE 41 CONSTRUCCION 89 M 56 FRONTAL ORBITARIA MANDIBULAR NASAL ATROPELLAMIENTO CTS. HEMORRÁGICA 90 M 49 NASAL AGRESION PUÑETAZOS 91 M 21 NASOSEPTAL AGRESION PUÑETAZOS EDEMA DE TB 92 M 18 MAXILAR MANDIBULAR CIGOMÁTICA AGRESIÓN IMPACTO: MÚLTIPLES IMPACTOS CONTRA BARRA METÁLICA FX TEMPOROPARIETAL CTS. HEMORRÁGICAS 93 M 23 FRONTAL MAXILAR NASOETMOIDAL AGRESION IMPACTO: TUBO DE PVC HEMOSENO NEUMOENCEFALO 94 M 38 ORBITARIA NASOETMOIDAL AGRESION IMPACTO: PALO DE MADERA NEUMOENCÉFALO EDEMA FACIAL HEMOSENO RUPTURA DEL MUSCULO RECTO MEDIAL 95 M 18 MANDIBULAR MAXILAR DENTOALVEOLAR AGRESION HPAF EDEMA DE TB HEMOSENO 96 M 36 NASAL AGRESION PUÑETAZOS 97 M 23 NASAL ORBITARIA AGRESION PUÑETAZOS PATADAS HEMOSENO EDEMA DE TB 98 F 21 ORBITARIA AGRESION IMPACTO: TUBO METÁLICO HEMOSENO 99 M 18 CIGOMÁTICA AGRESION IMPACTO: PIEDRA EDEMA DE TB ENFISEMA Y EDEMA DE TB HEMATOMA SUBGALEAL 100 F 21 FRONTAL ORBITARIA NASAL AGRESION IMPACTO: OCNE 101 M 90 NASAL AGRESION PUÑETAZOS 102 F 18 NASOETMOIDAL AGRESION PUÑETAZOS 103 M 30 MAXILAR CIGOMÁTICA NASOETMOIDAL AGRESION PUÑETAZOS PATADAS HEMATOMA SUBDURAL 104 F 35 ORBITARIA NASOETMOIDAL AGRESION PUÑETAZOS EDEMA DE TB HEMOSENO 105 M 18 MANDIBULAR PUÑETAZO PRACTICA DEPORTIVA EDEMA CEREBRAL 106 M 24 ORBITARIA AGRESION PUÑETAZO EDEMA DE TB 107 F 39 NASAL AGRESION PUÑETAZO 108 M 29 ORBITARIA AGRESIÓN IMPACTO: OCNE EDEMA PALPEBRAL 109 F 47 NASAL AGRESION PUÑETAZOS PATADAS EDEMA Y ENFISEMA DE TB 110 F 21 MANDIBULAR AGRESIÓN IMPACTO: TUBO METÁLICO LACERACION DE TB EDEMA CEREBRAL 111 F 31 NASOSEPTAL AGRESION PUÑETAZOS 112 M 19 NASOETMOIDAL CAIDA IMPACTO: DIRECTO AL SUELO EDEMA DE TB HEMATOMA DE TB 42 A N Á L I S I S D E D A T O S En el periodo comprendido del 01 de mayo del 2013 al 15 de abril del 2014, se realizaron 534 tomografías computadas en pacientes adultos con el diagnóstico de traumatismo cráneofacial de las cuales, 141 correspondieron con trauma maxilofacial y 112 presentaron fracturas, siendo el servicio de Urgencias Adultos el que refierió al mayor número de pacientes. Del total, se identificaron 84 hombres y 28 mujeres, los rangos de edad variaron desde los 18 hasta los 93 años, el 33.92% se encontraron en el intervalo de los 18-25 años, 21.42% de 26-35, 19.64% de 36-45, 12.5% de 46-55, 7.14% de 56- 65, 1.78% de 65-75 y 3.57% fueron mayores de 75 años de edad. (Tablas 2 y 3) Número de pacientes Sexo % 84 Masculino 75 28 Femenino 25 Tabla 2. Número de pacientes por sexo. Intervalo (años) Número de pacientes % 18-25 38 33.92 26-35 24 21.42 36-45 22 19.64 46-55 14 12.5 56-65 8 7.14 66-75 2 1.78 >75 4 3.57 TOTAL 112 99.97% Tabla 3. Intervalos de edad. TIPOS DEFRACTURA Los tipos de fractura predominantes fueron las de complejo nasal, en forma aislada o acompañante con otras fracturas, con 78 pacientes (69.64%). En cuanto a la etiología del trauma, la causa más común fueron las agresiones con 84 pacientes (75%). (Tablas 4 y 5). Tipo de fractura Número de pacientes % Complejo nasal Nasal Nasoetmoidal Nasoseptal 78 43 21 14 44.06 24.29 11.86 7.90 Orbitaria 26 14.68 Cigomática 18 10.16 Maxilar 29 16.38 Mandibular 8 4.51 Frontal 14 7.90% Dentoalveolar 4 2.25 Complejas o Panfaciales 4 - Tabla 4. Tipos de fracturas. Las fracturas panfaciales o complejas no se registraron en porcentaje, por tener más de 4 tipos de fracturas diferentes. 43 ETIOLOGÍA Y MECANISMO DEL TRAUMATISMO Se consideraron las caídas, agresiones, golpes incidentales, incluyendo accidente laboral (excepto uno, en que el objeto contundente precipitó sobre el paciente) y de práctica deportiva, como mecanismos de alta energía con baja velocidad y a las precipitaciones, heridas por arma de fuego, atropellamiento, choque automovilístico y explosión, como mecanismos de alta energía y alta velocidad. La etiología más común fueron las agresiones, con hasta 84 pacientes, que representa un 75% de toda la muestra. (Tabla 5). Uno de los pacientes no dio detalles del trauma, refiriendo que no recordaba con precisión lo sucedido, ya que padecía crisis convulsivas de larga evolución y había presentado un evento previo al trauma. Las agresiones se consideraron como contusiones con objetos o por contacto (puñetazos, patadas, codazos), con objetos representaron el 51.2% y las segundas el 48.80%, en 12 de los casos de contusión por objeto, el paciente no recordaba con claridad el objeto con el que había sido agredido. Los objetos mencionados fueron, tubo o barra metálica en 9 casos, bate de beisbol en 3, piedra en 3, botella en 4, tubo de plástico rígido o PVC en 3, martillo en 1, palo de madera en 1, objeto de cristal en 1, e impacto contra el suelo en 1. En 6 de las caídas, el impacto fue directo contra el suelo, en las otras 3, hubo un objeto interpuesto con el que se dio el impacto; las precipitaciones fueron desde bicicleta en movimiento y escaleras. Los accidentes automovilísticos fueron eventos aislados, en uno el paciente era el conductor y en el otro, ocupaba el asiento del copiloto. Las heridas por arma de fuego, se acompañaron de contusiones toracoabdominales y en ambos casos, el sitio de impacto fue lateral, con depósitos de esquirlas a nivel de los senos maxilares y cavidad oral. El paciente con atropellamiento, presentaba contusiones abdominales, además de los hallazgos maxilofaciales. Etiología Número de pacientes % Agresiones 84 75.00 Caídas 9 8.03 Precipitaciones 4 3.57 Accidente Automovilístico 2 1.78 Herida por Arma de Fuego 2 1.78 Golpes Incidentales Accidente Laboral 6 3 5.35 Práctica Deportiva 2 1.78 Atropellamiento 1 0.89 Explosión 1 0.89 Desconoce 1 0.89 TOTAL 112 99.96% Tabla 5. Etiología del trauma. EL MECANISMO, FRACTURAS Y LESIONES ASOCIADAS Haciendo el análisis de la bibliografía, se refiere que las fracturas nasales generalmente se producen por impactos directos en el dorso, y en los casos de mayor intensidad, pueden ser nasoetmoidales y los golpes laterales ocasionan dislocación y conminución. Y las lesiones asociadas, sobre todo en los accidentes automovilísticos, incluye otras fracturas faciales, extensión al hueso frontal o cervicales. En nuestra muestra, de todas las fracturas nasales y nasoseptales, 34 (59.64%) de ellas fueron 44 ocasionadas por agresiones por contacto (sin objetos) y 14 (66.66%) de las nasoetmoidales, fueron ocasionadas por impactos de mayor intensidad (objetos, caídas, precipitaciones, herida por arma de fuego). Los dos pacientes con trauma por choque automovilístico, presentaron, además de fractura del complejo nasal, lesiones cervicales. Se refiere que las fracturas nasoetmoidales se acompañan frecuentemente de fracturas orbitarias, del trípode cigomático y pared del seno maxilar; en la muestra, de todas las fracturas nasoetmoidales, se registraron 14 (66.66%) asociadas con orbitarias, cigomáticas y maxilares. Las fracturas del hueso y senos frontales, se menciona que requieren generalmente de un impacto de alta energía, ya sea con objetos, en precipitaciones, caídas y estallidos/explosiones, y que están fuertemente relacionadas con daño al parénquima cerebral. En nuestros pacientes, se registraron 14 fracturas frontales, de las cuales 12 (85.71%) fueron ocasionadas por impactos de alta energía y 2 (14.28%) por contusiones sin objetos (puñetazos); de las primeras, 9 (75%) condicionaron daño al parénquima cerebral y de las segundas, ninguna tuvo daño cerebral. Las fracturas mandibulares, al igual que las frontales, requieren alta energía para producirse. Su morfología semicircular y el área que abarca, condiciona que si la mandíbula recibe todo la energía de un impacto, éste se puede propagar a la base del cráneo y ocasionar fractura del mismo o daño cerebral. Nuestra muestra no tuvo un alto número de fracturas mandibulares, sin embargo, de las presentadas, 3 fueron aisladas y el 100% tuvo afección al parénquima cerebral (edema). El área centrofacial está altamente neumatizada, y esta condición ayuda a amortiguar los impactos y la complicación más común es el hemoseno, sin embargo, cuando están relacionados con contusiones múltiples, con objetos o trauma centrofacial complejo, el riesgo de daño al parénquima cerebral aumenta. De lo observado, las fracturas del seno maxilar, se asociaron a hemoseno y fracturas del complejo nasoetmoidal en un 62% y en fracturas del maxilar asociadas con cigomáticas, orbitarias en el caso de las fracturas centrofaciales complejas (panfaciales), a daño encefálico en un 24.13%. Finalmente, en el grupo de las fracturas orbitarias, se refiere que cuando ocurren de manera aislada, generalmente no hay lesiones que pongan en riesgo la vida del paciente, a menos que sean del componente frontal orbitario, en todos los casos de trauma orbitario aislado, el rescate del órgano de la visión, es prioritaria. De las fracturas orbitarias evaluadas, 7 (26.92%) se asociaron con daño cerebral por fractura del techo orbitario/hueso frontal, de todas 11 (42.30%) fueron ocasionadas con objetos contundentes y de los 4 traumas aislados en la región ocular, en 3 (75%) hubo lesión únicamente en el contenido orbitario y tejidos blandos palpebrales. De las lesiones que se asociaron a las diferentes fracturas, el hemoseno fue la más común, con 40 pacientes (26.49%). (Tabla 6). Lesión Número de pacientes % Hematoma subgaleal 8 5.19 Hematoma epidural/subdural 6 3.89 Hemorragia Subaracnoidea 10 6.49 Contusión(es) Hemorrágica(s) 12 7.79 Neumoencéfalo 10 6.49 Fractura craneal 7 4.54 Edema Cerebral 12 7.79 Herniación cerebral 4 2.59 Hemoseno 40 25.97 45 Enfisema/Edema de Tejidos Blandos 27 17.53 Hematoma de Tejidos Blandos 9 5.84 Hemotímpano 2 1.29 Laceración de Tejidos Blandos 3 1.98 Hematoma Intraorbitario 1 0.64 Luxación Atlantoaxoidea 1 0.64 Proptosis ocular 2 1.29 Tabla 6. Lesiones asociadas al trauma. 46 IMÁGENES REPRESENTATIVAS Paciente No. 30 – Imágenes de Tomografía Computada en reconstrucción coronal y en 3D con filtro en plano axial, donde se aprecia fractura del piso orbitario derecho (blow-out). Etiología: Precipitación. Fracturas asociadas: Nasoetmoidal. No hubo fractura frontal ni daño al parénquima cerebral 47 Paciente No. 20 – Imágenes de Tomografía Computada en reconstrucción 3D y corte axial, donde se observan múltiples fracturas del macizo facial del lado derecho, las cuales se asocian con edema y enfisema de tejidos blandos, así
Compartir