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! ! UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO ESPECIALIDAD DE GINECOLOGIA Y OBSTETRICIA !! HOSPITAL GENERAL Y CON ESPECIALIDADES “JUAN MARIA DE SALVATIERRA” LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR ! ! ! TESINA Diagnóstico del síndrome de ovario poliquístico. ! ! ! Alumna de Especialidad: Georgina Carranza Escalera Asesor de Tesina: Gustavo Jorge Farías Noyola ! ! ! La Paz, Baja California Sur, México 2015 ! ! ! �1 Margarita Texto escrito a máquina FACULTAD DE MEDICINA Margarita Texto escrito a máquina UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ! ! HOSPITAL GENERAL Y CON ESPECIALIDADES “JUAN MARIA DE SALVATIERRA” LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR ! AUTORIDADES ! ! ! ! ________________________________ Gustavo Jorge Farías Noyola Jefe del Departamento de Enseñanza e Investigación ! ! ! ! ! ___________________________________ Carlos Arriola Isaís Tutor del curso de Especialidad Médica en Ginecología y Obstetricia ! ! ! �2 ! ! ! ! ! �3 ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! A los pacientes, sin ellos, esto no sería posible. A mis padres y hermanas, que con ellos, todo me es posible. ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! �4 ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! �5 ! ! Agradecimientos ! ! A mi madre y a mi padre que durante toda mi vida, han sabido orientarme y que con su ejemplo, he tenido claro lo que soy, a donde quiero dirigirme y hacia donde no quiero hacerlo. ! ! A mis hermanas por regalarme alegría, cuando mas la he necesitado y por su apoyo incondicional. ! ! A Marco, por avivar en mi, el gusto de continuar aprendiendo y enseñarme que también de conocimiento vive el hombre. ! ! A mi maestro Gustavo Farías, por regalarme siempre una sonrisa y una enseñanza. ! ! Al maestro Carlos Arriola por llevar el aprendizaje más allá de la Ginecología y la Obstetricia. ! ! Y en general a cualquier persona que haya colaborado, directa o indirectamente, a la realización de este trabajo. ! ! ! �6 ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! �7 ABREVIATURAS ACOS: Anticonceptivos orales ACTH: Hormona adrenocorticotrófica AES: Androgen Excess Society AGLs: Ácidos grasos libres ATP-III: Adult Treatment Panel-III CEPT: Proteína transferidora de ésteres de colesterol Composite-ISI: Índice de sensibilidad insulínica compuesto DHEA-S: Sulfato de dehidroepiandrosterona DM: Diabetes mellitus FSH: Hormona folículo estimulante GH: Hormona de crecimiento GnRH: Hormona liberadora de gonadotrofinas HDL: Lipoproteínas de alta densidad HOMA: Homeostasis Model Assessment HTA: Hipertensión arterial IAM: Infarto agudo de miocardio ICAM-1: Molécula de adhesión intercelular-1 ICC: Índice cintura-cadera IDF: Internacional Diabetes Federation IGFBP: Proteina transportadora de factores de crecimiento similares a la insulina IGF-I: Factor de crecimiento similar a la insulina tipo I IGF-II: Factor de crecimiento similar a la insulina tipo II IL-18: Interleuquina-18 IL-6: Interleuquina-6 IMC: Índice de masa corporal IRS: Sustrato del receptor de insulina JNC-7: Joint National Commitee-7 LDL: Liproproteína de baja densidad LH: Hormona luteinizante LPH: Lipasa hepática LPL: Lipoprotein-lipasa MAPA: Monitorización ambulatoria de la presión arterial NHP: Perfil de Salud de Nottingham NICHD: National Institute of Child Health and Human Development NO: Óxido nítrico OMS: Organización Mundial de la Salud PAI-1: Inhibidor de la activación del plasminógeno tipo 1 PCOSQ: Polycystic Ovary Syndrome Questionnaire PCR : Proteína C reactiva PPAR−γ: Receptor activado por el proliferador de peroxisomas tipo γ PTH: Parathormona QUICKI: Quantitative Insulin-Sensitivity Check Index RI: Resistencia insulínica RNAm: Ácido ribonucleico mensajero SEEDO: Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad SHBG: Globulina transportadora de hormonas sexuales SOG: Sobrecarga oral de glucosa SOP: Síndrome del ovario poliquístico SRA: Sistema renina-angiotensina TGS: Triglicéridos �8 TNF-α: Factor de necrosis tumoral-α sTNFR2: Receptor soluble tipo 2 del TNF-α tPA: Activador tisular del plasminógeno VCAM-1: Molécula de adhesión vascular-1 ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! �9 ÍNDICE ! I. INTRODUCCIÓN 12 1. SINDROME DE OVARIO POLIQUISTICO 12 1.1. Definición y Prevalencia 12 1.2. Etiología 16 1.3. Fisiopatología 20 1.3.1. Alteraciones ováricas. 1.3.2. Alteraciones suprarrenales. 1.3.3. Alteraciones de la secreción de gonadotropinas. 1.3.4. Alteraciones en el eje somatotrofo 1.4. Manifestaciones clínicas. 28 1.5. Diagnóstico. 31 1.6. Tratamiento. 33 1.6.1. Dieta y modificaciones en el estilo de vida 1.6.2. Fármacos sensibilizadores a la insulina. 1.6.3. Anticonceptivos orales. 1.6.4. Tratamientos alternativos. 2. PAPEL DE LA RESISTENCIA INSULINICA EN EL SINDROME DEL OVARIO POLIQUISTICO. 42 2.1. Definición y métodos de determinación de la resistencia insulínica. 42 2.2. Etiopatogenia de la resistencia insulínica en el síndrome de ovario 45 poliquístico’ 2.3. Alteraciones hormonales derivadas de la resistencia insulínica. 50 2.3.1. Insulina y ovario. 2.3.2. Insulina y gonadotrofinas 2.3.3.Insulina e hígado. 2.3.4. Insulina y suprarrenal. �10 2.4. Alteraciones metabólicas asociadas a la resistencia insulínica. 54 ! II. JUSTIFICACION. 56 III. OBJETIVOS. 57 IV. MATERIAL Y METODOS. 58 1. DISEÑO DEL ESTUDIO. 58 1.1. Criterios para la valoración de los estudios de esta revision. 58 1.1.1. Diseño 1.2. Tipos de Participantes. 59 1.2.1. Criterios de Selección. 1.2.2. Criterios de inclusión. 1.2.3. Criterios de exclusión. 1.3. Estrategia de búsqueda para la identificación de los estudios. 60 1.3.1. Método de búsqueda. 1.4. Métodos de la revisión. 62 1.4.1. Selección de estudios para su inclusión. 1.4.2. Evaluación de la calidad. 1.4.3. Método empleado. 1.5. Características de las revisiones sistemáticas y artículos 63 seleccionados. 1.6. Métodos utilizados para la recogida de datos. 63 1.7. Principales resultados a alcanzar. 64 1.8. Consideraciones éticas. 64 ! V. RESULTADOS. 64 1. Evaluación inicial para la detección de anovulación, hiperandrogenismo y poliquistosisovárica. 64 ! �11 - Comparación de criterios de Rotterdam, National Institutes Health (NIH), Androgen Excess Society 2006 (AES). 64 2. Algoritmo diagnostico de Síndrome de Ovario Poliquístico según criterios de Rotterdam 2003. 70 VI. DISCUSION. 71 VII. CONCLUSION. 72 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS. 73 ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! �12 I. INTRODUCCION. ! 1. SÍNDROME DEL OVARIO POLIQUÍSTICO 1.1. Definición y prevalencia. La primera descripción del síndrome del ovario poliquístico (SOP) fue realizada por Stein y Leventhal en el año 1935, en la que presentaban a un grupo de pacientes caracterizado por la asociación clínica de amenorrea, hirsutismo y obesidad. 1 Desde un punto de vista anatomopatológico, los ovarios de estas pacientes presentaban una morfología poliquística y se caracterizaban por la existencia de hiperplasia tecal y del estroma, junto a múltiples folículos atrésicos subcapsulares. Desde esta primera definición, el concepto de este síndrome ha sufrido diversas variaciones a lo largo de la historia, debido fundamentalmente al avance en las técnicas de determinación hormonal y de imagen. Así, con posterioridad, se requería para el diagnóstico la elevación plasmática de la hormona luteinizante (LH) y del cociente LH/ FSH, siendo años más tarde necesaria la visualización mediante ecografía de múltiples quistes ováricos. 2 (Figuras 1 y 2) Durante los últimos años, no ha existido unanimidad en relación al concepto del SOP. En la mayoría de los países han sido empleados los criterios establecidos en el año 1990 en la reunión del National Institute of Child Health and Human Developement (NICHD). 3 Según estos criterios, el diagnóstico de SOP viene definido por la existencia de hiperandrogenismo clínico y/o bioquímico, oligo-ovulación, y por la exclusión de otras patologías como la hiperplasia suprarrenal congénita no clásica, hiperprolactinemia, síndrome de Cushing y los tumores productores de andrógenos. La existencia de �13 hiperandrogenismo clínico queda definida por la existencia en la exploración física de hirsutismo, acné o alopecia de patrón androgénico. La expresión clínica más habitual de la oligo-ovulación es la existencia de oligomenorrea, es decir, la presencia de menos de 9 ciclos menstruales al año o la aparición de ciclos menstruales cada 36 o más días. La amenorrea también puede ser una manifestación clínica de las pacientes con anovulación, y se define por la ausencia de menstruación durante al menos 3 meses consecutivos. ! Figuras 1 y 2: Imagen macroscópica y ecográfica de la poliquistosis ovarica. Adaptado de la referencia (2) �14 ! La diferencia fundamental este esta definición con las anteriores, reside en excluir como criterios diagnósticos la existencia de elevación de LH y la imagen ecográfica de poliquistosis ovárica. Las razones que propiciaron esta modificación fueron, por un lado, la característica secreción pulsátil que presenta la LH y que puede conducir a la existencia de concentraciones normales de esta hormona con frecuencia, y por otro, a que la imagen de poliquistosis ovárica es un hallazgo que aparece en otras patologías que cursan con hiperandrogenismo clínico o bioquímico, e incluso en mujeres con menstruaciones regulares. 4 Sin embargo, estos criterios han sido revisados y modificados de forma reciente. 5 En el consenso celebrado en Rotterdam en el año 2003, la principal diferencia establecida consistió en la inclusión de nuevo de la poliquistosis ovárica, definida por la presencia de 12 ó más folículos en cada ovario de entre 2 y 9 mm de diámetro y/o la existencia de un volumen ovárico aumentado (mayor de 10 mL), como uno de los criterios diagnósticos. A finales del año 2006, la Androgen Excess Society (AES) 6 ha definido unos nuevos criterios, según los cuales para el diagnóstico del SOP es precisa la existencia de hiperandrogenismo, definido por la presencia de hirsutismo y/o hiperandrogenemia, junto con disfunción ovulatoria, definida por la existencia de oligo- ovulación y/u ovarios poliquísticos, y la exclusión de patologías secundarias. (Tabla 1) �15 Tabla 1: Criterios diagnósticos del Síndrome del Ovario Poliquístico.! ! Según los criterios del NICHD y AES, los puntos 1 y 2 deben estar presentes para el diagnóstico del SOP. Los criterios de Rotterdam requieren la presencia de 2 de los 3 puntos individuales. En todos los criterios es preciso descartar etiologías secundarias. Uno de los motivos para incidir en la importancia de la obtención de unos criterios universales que definan al SOP se basa en el hecho de que se trata, probablemente, de la endocrinopatía más frecuente en mujeres en edad fértil. En los estudios epidemiológicos realizados hasta la fecha, siendo el más representativo el desarrollado en la Comunidad de Madrid, se ha estimado una prevalencia de SOP en la población general del 6,5 %. 7 Este resultado es concordante con otros estudios realizados en Grecia y Estados Unidos, en donde se ha apreciado una prevalencia del 6,8 y 6,6 %, respectivamente. 8,9 �16 Sin embargo, la prevalencia del SOP puede verse influida por las poblaciones sujetas a estudio, debido a la influencia de distintos factores en la etiología del síndrome. Así, en una población como la de los indios Pima, en donde existe una gran predisposición genética a la aparición de diabetes mellitus y obesidad, la prevalencia de SOP alcanza el 21 %, y en mujeres con diabetes mellitus tipo 1, que reciben tratamiento con dosis suprafisiológicas de insulina, se estima en el 18,8 %. 10 ! 1.2. Etiología Aunque la etiología exacta del SOP permanece sin aclarar, existen datos que orientan hacia una predisposición genética del mismo. Los estudios dirigidos a encontrar los genes relacionados con su etiología presentan la dificultad inicial ya mencionada, de no haber existido un consenso unánime sobre el diagnóstico, lo que conlleva una probable heterogeneidad en los grupos estudiados. Además, en estos estudios se añade otro inconveniente como es la ausencia de presentación del SOP en hombres. La sospecha de la predisposición genética como origen del síndrome se basa en la frecuente agregación familiar que presenta el SOP, el hiperandrogenismo y las alteraciones metabólicas acompañantes. Así, inicialmente se planteó la posibilidad de una transmisión autosómica dominante, al encontrar en los familiares de primer grado de pacientes con SOP una incidencia aumentada de oligomenorrea en las mujeres, y un aumento de alopecia en los varones. Estudios posteriores han demostrado en familiares de primer grado de estas pacientes, un aumento de prevalencia tanto de oligomenorrea, como de signos de hiperandrogenismo e infertilidad. 11 Además, esta agregación familiar no sólo se limita al hiperandrogenismo y sus manifestaciones clínicas, sino también a las alteraciones metabólicas frecuentemente encontradas en las pacientes con SOP. Así, la �17 diabetes mellitus, la resistencia insulínica y las alteraciones en el metabolismo lipídico, parecen ser más frecuentes en sus familiares de primer grado. 12,13 Sin embargo, además de la predisposición genética, es posible que los factores ambientales puedan jugar un papel importante en la etiología del síndrome. Una de las teorías actuales establece la posibilidad de que determinados daños durante la gestación produzcan un retraso en el crecimiento intrauterino, dando lugar a un recién nacido con bajo peso para la edad gestacional. Estos niños presentarían una predisposición en el futuro de presentar resistencia insulínica, alteraciones del metabolismo hidrocarbonado, hiperandrogenismo y SOP. Esa susceptibilidad individual se pondría de manifiesto con factores externos, como unaalimentación rica en grasas saturadas y pobre en hidratos de carbono, la adquisición de hábitos de vida sedentarios, y la existencia de obesidad. 14 (Figura 3). Aunque esta teoría resulta muy llamativa, y existen estudios que relacionan el bajo peso al nacer con un desarrollo en el futuro de pubarquia precoz, resistencia insulínica, e hiperandrogenismo ovárico y suprarrenal funcional, algunos autores no encuentran dicha asociación. 15,16 �18 ! Figura 3: Relación entre factores ambientales y genéticos en la patogenia del síndrome del ovario poliquístico. Adaptado de la referencia (14) ! ! Por otro lado, la frecuente asociación entre el hiperandrogenismo y la resistencia a la insulina ha conllevado la aparición de la teoría de la existencia de genes que producirían la denominada ventaja de supervivencia. 17 Estas variantes genéticas son compartidas en muchas ocasiones en enfermedades como la diabetes mellitus, obesidad �19 y SOP. En esta teoría se postula que el metabolismo humano puede estar adaptado genéticamente a las condiciones que han predominado durante años, es decir, la realización de actividad física de forma frecuente, ingesta de dietas ricas en hidratos de carbono y proteínas y pobre en grasas, y largos periodos de escasa ingesta alimentaria. La existencia de resistencia insulínica y el hiperinsulinismo consiguiente, produciría efectos beneficiosos como un mayor aporte de glucosa al cerebro, una mayor retención de sal y agua y un aumento del tono simpático que conduciría a un incremento de la presión arterial. El aumento de factores que favorecen la coagulación y disminuyen la fibrinolisis favorecidos por el hiperinsulinismo, evitaría un sangrado excesivo en caso de heridas. Por su parte, la obesidad ejercería un papel protector contra los periodos de hambre, y al incrementar la producción de citoquinas inflamatorias, contra la infección. El hiperandrogenismo produciría una infertilidad relativa en las mujeres, con un descenso en la tasa de nacimientos, favoreciendo a su vez la supervivencia materno- infantil. (Figura 4) Sin embargo, estos mecanismos que a lo largo de la evolución han sido protectores, en la sociedades occidentales actuales en las que no existe limitación en la alimentación, se ha incrementado la expectativa de vida, se consumen dietas ricas en grasas y el estilo de vida es sedentario, pueden desencadenar una mayor prevalencia de enfermedades como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipemia, SOP, y en definitiva, arterioesclerosis y enfermedades cardiovasculares. En resumen, a pesar de la búsqueda de genes candidatos que justifiquen la aparición del síndrome, la opinión más aceptada en el momento actual es que nos encontramos ante una entidad con herencia compleja, de carácter poligénico e influida por distintos factores ambientales que, en conjunto, favorecerían la aparición del síndrome con posterioridad. �20 ! Figura 4: Teoría de los genes ahorradores y su relación con el síndrome del ovario poliquístico. Adaptado de la referencia (17) ! 1.3. Fisiopatología Las pacientes con SOP presentan una serie de alteraciones hormonales y metabólicas que condicionan las manifestaciones clínicas del síndrome. Estas alteraciones no afectan a un único eje hormonal, sino que se encuentran involucradas distintas glándulas. La resistencia insulínica, una de las características más significativas �21 en la fisiopatología de este síndrome, será expuesta de forma detallada en otro apartado debido a su relevancia clínica. 1.3.1. Alteraciones ováricas El defecto primordial que presentan las pacientes con SOP es el aumento de la secreción de andrógenos por las células tecales del ovario. 18 Estas células se encuentran reguladas fundamentalmente por la LH que estimula la secreción androgénica, aunque otras hormonas como la insulina y los factores de crecimiento similares a la insulina (IGFs), podrían presentar acciones metabólicas sobre las mismas, al existir en el ovario receptores para ambas hormonas. La esteroidogénesis, tanto la de origen ovárico como la producida en la suprarrenal, es un proceso complejo en el que intervienen distintas enzimas. (Figura 5) Dado que en la etiología del síndrome los factores genéticos desempeñan un papel fundamental, han sido estudiadas posibles alteraciones en los genes que codifican dichas enzimas. Hasta el momento, diversos estudios dirigidos a encontrar alteraciones en los genes que codifican distintas enzimas involucradas en la esteroidogénesis, como el citocromo CYP17, que presenta actividad 17-α hidroxilasa y 17,20 desmolasa, el CYP11A, la 3-β- hidroxiesteroide deshidrogenasa y la proteína reguladora de la esteroidogénesis (StAR), no han podido demostrar anomalías significativas. 17 Aunque de una manera indirecta, ya se había objetivado que las células tecales de pacientes con SOP presentaban una respuesta exagerada ante estímulos como la hormona liberadora de gonadotrofinas (GnRH) o sus análogos mediante la demostración de un aumento en la síntesis de 17-OH progesterona, 19 el trabajo más riguroso que ha �22 conseguido demostrar un exceso de secreción androgénica por parte de las células tecales del ovario ha sido el desarrollado por Nelson y cols. 18 En este estudio se confirmó que estas células presentan una hiperexpresión de enzimas como la enzima de escisión de la cadena lateral de colesterol, CYP17, 3 β −hidroxiesteroide deshidrogenasa, pero no de la proteína StAR, cuya consecuencia clínica sería un aumento en la síntesis de andrógenos. La relevancia de este estudio reside en la metodología aplicada, ya que fue realizado en células tecales tanto de pacientes con SOP como de mujeres sanas, tras varios pases de cultivo, confirmando así un trastorno primario de estas células no dependiente de otros estímulos extraováricos. 18. ! ! ! �23 ! ! Figura 5: Enzimas involucradas en la esteroidogénesis. 1: Enzima de escisión de la cadena lateral del colesterol; 2: 17 α-hidroxilasa; 3: 17,20 desmolasa; 4: 3 β- hidroxiesteroide deshidrogenasa; 5: 21-hidroxilasa; 6: Aromatasa; 7: 11 β-hidroxilasa; 8: 18-hidroxiesteroide deshidrogenasa y aldosterona sintetasa; 9: 17-hidroxiesteroide oxidorreductasa; 10: sulfoquinasa! ! ! ! �24 1.3.2. Alteraciones suprarrenales Aunque el ovario es la principal glándula secretora de andrógenos en la mujer, las glándulas suprarrenales también contribuyen a sus concentraciones plasmáticas. Así, el principal andrógeno secretado, que es sintetizado en la zona reticular y se emplea como marcador de la secrec ión androgén ica suprar rena l , es e l su l fa to de dehidroepiandrosterona (DHEA-S). Así, en un 20-30 % de las mujeres con SOP han sido encontrados niveles plasmáticos aumentados de DHEA-S. 20 El macanismo exacto por el que se produce dicha elevación permanece sin aclarar, aunque han sido relacionados tanto factores propios de la suprarrenal como externos. 21 La secreción androgénica suprarrenal ante su estímulo más potente, la hormona adrenocorticotrofina (ACTH), presenta una variabilidad individual importante, observando diferencias muy significativas de esa respuesta en individuos sanos. 22 Esta variabilidad en la respuesta fisiológica ante el estímulo con ACTH no aparece en la secreción de cortisol, cuya secreción entre distintos sujetos es mucho más homogénea. También ha sido demostrada la existencia de una heterogeneidad en las concentraciones de DHEA-S en función de la edad. Con estos datos, sería razonable plantear la posibilidad de que las mujeres con SOP presentaran una predisposición genética que desembocara en una mayor síntesis de andrógenos suprarrenales. De hecho, en un estudio realizado en hermanos de pacientes afectas del síndrome, se apreció un aumento en las cifras plasmáticas de este andrógeno. 23 �25 Entre los factores externos relacionados conla elevación de DHEA-S encontraríamos a los andrógenos ováricos y la insulina, cuyas acciones serán detalladas con posterioridad. En relación a los andrógenos ováricos, es conocido que la supresión de la esteroidogénesis ovárica mediante la administración prolongada de análogos de GnRH disminuye los niveles de DHEA-S en un 20-25 %, aunque sin llegar a normalizarlos. 24 Por otro lado, las pacientes con SOP suelen asociar con frecuencia obesidad, con una distribución abdominal de la grasa, presentando un fenotipo similar al observado en las pacientes con síndrome de Cushing. Este hecho ha motivado el estudio de posibles alteraciones en la secreción de cortisol que podrían formar parte de la fisiopatología del síndrome. En un estudio realizado por Rodin y cols. 25 ha sido sugerida la existencia de un aumento en la actividad del enzima 11 β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2, que cataliza la formación de cortisona a partir de cortisol. Este incremento en la actividad conllevaría un hipotético descenso en los niveles de cortisol, con la consiguiente respuesta compensadora de la ACTH que incrementaría su secreción, y por lo tanto, produciría también un mayor estímulo para la secreción de andrógenos suprarrenales. Sin embargo, estudios posteriores no han confirmado estos resultados, por lo que el papel fisiopatológico del metabolismo del cortisol en el SOP permanece aún sin aclarar. 26 En resumen, la secreción androgénica suprarrenal parece estar aumentada en las pacientes con SOP, probablemente originada tanto por una predisposición genética, como por la acción de factores extrínsecos como los andrógenos ováricos y la insulina. ! ! �26 ! 1.3.3. Alteraciones en la secreción de gonadotrofinas Inicialmente se consideró que la causa del aumento de producción de andrógenos ováricos era debida exclusivamente a una alteración en la secreción de LH, hormona responsable de estimular la secreción androgénica por parte de las células tecales, incluyendo su elevación plasmática como criterio fundamental para del diagnóstico del síndrome. De hecho, las pacientes con SOP presentan alteraciones en la secreción de LH, que consisten en un aumento en el número y en la amplitud de sus pulsos de liberación. 27 Sin embargo, estas anomalías en su secreción podrían deberse a alteraciones primarias en la liberación de la GnRH hipotalámica. Esta hormona, cuando presenta un aumento en sus pulsos de liberación favorece la transcripción y síntesis de LH, y por el contrario, una disminución en los mismos genera una mayor síntesis de FSH. 28 A pesar de los estudios realizados hasta el momento, no se ha podido dilucidar si el aumento en los pulsos de liberación de la GnRH es producida por una anormalidad intrínseca de esta hormona, o por una disminución de la retroalimentación negativa que ejercen hormonas periféricas, en especial la progesterona, cuya disminución plasmática en estas pacientes es un hallazgo frecuente debido a la existencia de ciclos menstruales anovulatorios. Por último, señalar que en relación a las alteraciones en la concentración plasmática y en la liberación de la FSH, no se han apreciado anomalías de interés. ! ! ! �27 1.3.4. Alteraciones en el eje somatotrofo Debido a que las primeras manifestaciones clínicas del SOP comienzan en la etapa peripuberal, otro mecanismo fisiopatológico que se ha intentado relacionar con este síndrome es el de la hormona de crecimiento (GH) y los factores de crecimiento similares a la insulina (IGFs). La GH es una hormona hipofisaria de secreción pulsátil, que actúa fundamentalmente a nivel hepático estimulando la síntesis de los IGFs, que son las hormonas que desencadenan los efectos biológicos. Estos IGFs, son transportados por el plasma por medio de las proteínas transportadoras de factores de crecimiento similares a la insulina (IGFBP). Las acciones biológicas son mediadas por la fracción libre no unida a estas proteínas. 29 La acción fundamental de los IGFs a nivel ovárico y suprarrenal consiste en el aumento de la esteroidogénesis y secreción androgénica, fundamentalmente mediadas a través de su unión con el receptor tipo 1. En los estudios realizados hasta la fecha, los resultados han sido contradictorios. En la mayoría de los trabajos, las concentraciones de GH son similares a los de la población sana, aunque se aprecian alteraciones en sus pulsos de secreción dependiendo de la existencia o no de obesidad, y por lo tanto, fundamentalmente derivadas de las acciones de la insulina. 27 También ha sido demostrada una disminución de las concentraciones de las IGFBP, tanto del tipo 1 como del 3, que conllevaría un aumento de biodisponibilidad de los IGFs, y por lo tanto, un incremento en sus acciones biológicas. 30 �28 Por lo tanto, aunque cabe plantear la posibilidad de la existencia de alteraciones en este eje y una posible relación con la fisiopatología del SOP, el papel desempeñado por este eje hormonal permanece aún sin dilucidar. ! 1.4. Manifestaciones clínicas Las manifestaciones clínicas del SOP comienzan a aparecer de forma característica en la etapa peripuberal, aunque ha sido descrito que la existencia de pubarquia prematura, definida como la aparición de vello púbico en niñas menores de 8 años, podría predisponer a padecer SOP tras la pubertad, y ser por lo tanto la primera manifestación cronológica del síndrome. 31 Estos síntomas derivan tanto del hiperandrogenismo como de la resistencia insulínica que presentan estas pacientes. Las alteraciones menstruales, en forma de oligo o amenorrea, suelen ser las manifestaciones clínicas más frecuentes, y son consecuencia de la existencia de ciclos anovulatorios en estas pacientes. La polimenorrea, definida como la existencia de ciclos menstruales en un periodo de tiempo inferior a 26 días, no es una manifestación habitual, pero que en ese caso obligaría a descartar existencia de hiperplasia de endometrio mediante biopsia endometrial. En la mayoría de las ocasiones, la siguiente manifestación clínica en aparecer es el hirsutismo, que está presente en aproximadamente el 60-80 % de las pacientes. 32 El hirsutismo se define por la existencia de pelo terminal en zonas corporales dependientes de andrógenos, y aunque existen distintos métodos para su cuantificación subjetiva, la �29 más extendida es la escala de Ferriman-Gallwey modificada, 33 considerándose patológico una puntuación superior a 7. (Figura 6) Otros signos de hiperandrogenismo menos frecuentes que los anteriores serían la alopecia de patrón masculino (de predominio frontoparietal), y el acné, cuando aparece más allá de la segunda década de la vida. Sin embargo, signos de virilización grave como la clitoromegalia y el incremento de la masa muscular y los de desfeminización, como la atrofia mamaria, son excepcionales en el SOP, y obligarían a descartar la existencia de un tumor productor de andrógenos. Otra manifestación clínica derivada del hiperandrogenismo y de los ciclos anovulatorios resultantes es la existencia de infertilidad. 34 Además parece que estas pacientes presentan un mayor riesgo de aborto espontáneo durante el primer trimestre de embarazo, aunque su origen no está aclarado. 35 La existencia de oligoovulación, que impide la secreción lútea de progesterona y por tanto la inhibición de la proliferación endometrial que ejerce dicha hormona, junto a la frecuente coexistencia de obesidad en un 50-75%, que favorece la conversión de andrógenos a estrógenos, conlleva que las pacientes con SOP presenten un riesgo de presentar cáncer de endometrio superior al de la población general. 36 Una posible asociación con el cáncer de mama y ovario no ha podido ser demostrada hasta el momento. En cuanto a las manifestaciones metabólicas, la existencia de obesidad (IMC >30) es uno de los signos físicos más relevantes,apreciándose en más del 50 - 75 % de las pacientes. 37 La obesidad de estas pacientes presenta una distribución central de la �30 grasa, que desemboca en el empeoramiento o aparición de resistencia insulínica, manifestación esta última característica del SOP. Como consecuencia de la resistencia insulínica y de la obesidad, manifestaciones clínicas asociadas como las alteraciones en el metabolismo hidrocarbonado, dislipemias e hipertensión arterial son frecuentes en este síndrome. Otra entidad que presenta una mayor incidencia en estas mujeres es el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). Aunque su etiología en el SOP no sea conocida, parece que el mayor predictor para su desarrollo es la resistencia insulínica, más que la propia obesidad o los niveles de andrógenos circulantes. 38 " " ! Figura 6: Valoración del grado de hirsutismo mediante la escala de Ferriman- Gallwey modificada. Adaptado de referencia (33) ! Es importante señalar que las manifestaciones clínicas de las pacientes con SOP, no sólo quedan limitadas a la aparición de determinados síntomas o signos físicos. Estas pacientes presentan también alteraciones psicológicas y emocionales, que en la mayoría de las ocasiones son subestimadas, y que vienen derivadas de la aparición de síntomas derivados del hiperandrogenismo y la infertilidad. No hay que olvidar que los síntomas del SOP, como el hirsutismo, acné y el mayor riesgo de infertilidad, comienzan a manifestarse en la etapa peripuberal, aumentando en intensidad de forma progresiva. De hecho, ya �31 han sido descritas en estas pacientes una disminución en la calidad de vida, bienestar psicosocial y satisfacción sexual en relación a mujeres sanas. 39 Para concluir, se debe incidir en el hecho de que la prevalencia de las distintas manifestaciones clínicas del SOP varía en función del área geográfica y de la etnia de las pacientes estudiadas. Así, las pacientes con SOP en España presentan un menor grado de obesidad que las estadounidenses, y las pacientes asiáticas un menor grado de hirsutismo y obesidad. En México es mayor el porcentaje de obesidad e hirsutismo en comparación con España y Estados Unidos siento 75% en ambos casos. 7,40 ! 1.5. Diagnóstico El diagnóstico del SOP es fundamentalmente clínico, aunque para su confirmación sea preciso el descartar otras patologías que asemejan sus manifestaciones clínicas, como la hiperprolactinemia, la hiperplasia suprarrenal congénita en su forma no clásica, y los tumores secretores de andrógenos. Uno de los requisitos fundamentales para su diagnóstico es la presencia de oligo- ovulación. Para confirmar dicha alteración, es necesaria la determinación de progesterona sérica entre el día 19 y 21 del ciclo menstrual, considerándose patológica una concentración inferior a 4 ng/mL. Otra manera de llegar a confirmar la oligoovulación, consistiría en confirmar la ausencia de elevación de la temperatura corporal central de aproximádamente 0.3 oC que se produce en los 2 días posteriores a la ovulación, y se mantiene hasta la siguiente menstruación. �32 Aunque la existencia de hiperandrogenismo clínico en la exploración física, es decir, la presencia de hirsutismo o acné, sean suficientes para confirmar el diagnóstico, es conveniente la realización de un perfil hormonal. Esta evaluación debe ser realizada en la fase folicular precoz, entre el 3-8o día del ciclo menstrual, incluyendo en la misma la determinación de andrógenos como la testosterona total, androstendiona, DHEA-S y de la globulina transportadora de hormonas sexuales (SHBG). No es recomendable la medición directa de la testosterona libre salvo si se dispone de técnicas exactas, ya que su determinación con los métodos habitualmente empleados en la práctica clínica (radioinmunoensayo directo), resulta imprecisa. Es preferible calcular la concentración de testosterona libre de una forma indirecta, a partir de las concentraciones de testosterona total y globulina transportadora de hormonas sexuales (SHBG). 41 También es necesario descartar distintas patologías para confirmar el diagnóstico de SOP. Para la hiperprolactinemia es suficiente con su determinación basal, aunque no ocurre de igual forma con los tumores secretores de andrógenos. Aunque clásicamente, una elevación importante en las cifras plasmáticas de andrógenos obligaba a descartar su presencia mediante técnicas de imagen, parece más sugerente de esta patología la existencia de un cuadro clínico de aparición brusca o rápidamente progresivo, acompañado de signos de virilización y/o desfeminización. 42 La hiperplasia suprarrenal congénita en su forma no clásica por déficit de 21- hidroxilasa es una patología que cursa con alteraciones menstruales y síntomas de hiperandrogenismo al igual que el SOP, y cuyo diagnóstico se realiza con la determinación de la 17-OH-progesterona en fase folicular. En caso de presentar una concentración superior a 2 ng/mL, como norma general, es precisa la realización de un test de estimulación con ACTH para confirmar o descartar el diagnóstico. 43 Sin embargo, en un �33 estudio realizado recientemente en población española, se ha observado que el valor de corte más apropiado para el despistaje de esta enfermedad es 1,72 ng/dL, presentando una sensibilidad y especificidad del 100 % y 88,6 %, respectivamente, con un valor del área bajo la curva ROC de 0,97. 44 Finalmente señalar, que con las modificaciones introducidas en los últimos consensos sobre el SOP, sería precisa la realización de una ecografía, a ser posible transvaginal, para demostrar la existencia de una imagen compatible con morfología ovárica poliquística. 5 ! 1.6. Tratamiento Dado que las manifestaciones clínicas que acompañan al SOP son variadas y que en la etiopatogenia del síndrome influyen varios factores, las medidas terapéuticas deben ser realizadas desde un abordaje global, incluyendo un tratamiento dietético con modificaciones en el estilo de vida, así como una terapia farmacológica, siendo los más habitualmente empleados, los anticonceptivos orales (ACOS) y los sensibilizadores a la acción de la insulina. ! 1.6.1. Dieta y modificaciones en el estilo de vida La mayoría de las pacientes con SOP presentan cierto grado de sobrepeso u obesidad, siendo este exceso de peso el mayor responsable de la existencia de resistencia insulínica, hiperinsulinismo y de sus consecuencias clínicas. Por este motivo, �34 una dieta hipocalórica encaminada a la pérdida mantenida de peso debe ser uno de los tratamientos indispensables en las pacientes con SOP que asocian exceso ponderal. Existen multitud de estudios encaminados a valorar las modificaciones en los parámetros bioquímicos y clínicos en estas mujeres tras la pérdida de peso con la realización de dietas hipocalóricas. Así, se ha confirmado una mejoría tanto en el perfil hormonal y lipídico, con un aumento en la sensibilidad a la insulina, una disminución en los niveles de andrógenos circulantes y un aumento de la SHBG, como en las manifestaciones clínicas, apareciendo una regularización de los ciclos menstruales, un aumento en el número de ciclos ovulatorios y de la tasa de fertilidad. 45 De hecho, la pérdida de peso ha demostrado una disminución en la actividad del citocromo CYP17, enzima relacionada la síntesis de andrógenos en el ovario, 46 obteniendo como resultado una mejora tanto de parámetros bioquímicos y psicológicos en estas pacientes. 47 En estos estudios, los efectos obtenidos se producen en un corto periodo de tiempo y las dietas empleadas son hipocalóricas, con la distribución habitualmente recomendada de los principios inmediatos, es decir, un 55-60 % de las calorías totales ingeridas en forma de hidratos de carbono, un 15 % de proteínas, un 30 % de grasas, evitando el consumo de ácidos grasos saturados, y fomentando un aumento en el consumode fibra. 48 Aunque en la actualidad están siendo aplicadas distintas dietas encaminadas a la pérdida de peso con una distribución diferente en los principios inmediatos, el único trabajo realizado hasta el momento en pacientes con SOP a las que se les administraba una dieta hiperproteica (30 % de la ingesta calórica en forma de proteínas), no ha producido ningún beneficio clínico añadido. 49 �35 Es importante señalar, que la mayor dificultad del tratamiento del sobrepeso u obesidad es el mantenimiento a largo plazo de la pérdida de peso. Para la obtención de este objetivo es fundamental el apoyo y asentamiento de las modificaciones del estilo de vida. De hecho, en un estudio realizado en pacientes con SOP en los que el tratamiento se encontraba dirigido a los cambios en el estilo de vida, con una mínima pérdida ponderal del 2-5 % del peso, se observó la restauración de los ciclos ovulatorios y un aumento de la tasa de embarazos. 50 Hasta la fecha, los beneficios alcanzados sólo con la realización de ejercicio físico no han sido casi evaluados, y en el único realizado hasta el momento se observó una disminución subjetiva del acné y una regularización de los ciclos menstruales. 45 Aunque las modificaciones del estilo de vida y la pérdida de peso constituyan un papel prioritario en el tratamiento de las pacientes con SOP obesas, es razonable plantear que incluso las pacientes con normopeso puedan experimentar beneficios. Esto es debido, a que en este último grupo de pacientes también puede existir resistencia insulínica así como un aumento de grasa visceral en relación a pacientes delgadas sanas. Además, la realización diaria de ejercicio físico ha demostrado un aumento de la captación de glucosa en tejidos periféricos, una mayor sensibilidad a la insulina en el músculo estriado, ayundando a la vez al mantenimiento del peso corporal. 47 ! 1.6.2. Fármacos sensibilizadores a la insulina Durante los últimos años, los fármacos que actúan aumentando la sensibilidad a la insulina, y por lo tanto disminuyendo la hiperinsulinemia, han sido propuestos como un �36 posible tratamiento para las pacientes con SOP. La razón fundamental es el papel determinante que desarrolla la resistencia insulínica en la patogenia del SOP, y la existencia de resistencia insulínica en casi todas las pacientes obesas y en casi la mitad de las delgadas. Los fármacos más empleados son la metformina y las tiazolidinedionas. ! a) Metformina La metformina, fármaco perteneciente al grupo de las biguanidas, cuya principal indicación es el tratamiento de los pacientes con diabetes tipo 2, es el más conocido y empleado en el SOP. Es considerado como un fármaco sensibilizador a la insulina, dado que disminuye las concentraciones de glucosa sin aumentar la secreción de insulina. Este efecto es obtenido al disminuir la producción de glucosa hepática, la glucogenolisis, y al aumentar la captación de glucosa en el músculo estriado y en el tejido adiposo, disminuyendo la absorción de glucosa en el intestino. 51 Existen múltiples estudios que han valorado la eficacia de la metformina en pacientes con SOP y sus beneficios tanto en parámetros bioquímicos como en las manifestaciones clínicas. Así, ha demostrado ser eficaz a la hora de disminuir los niveles de insulina, glucosa y andrógenos, produciendo también un aumento de la SHBG. 52 En relación a las manifestaciones clínicas, se ha apreciado una regularización de los ciclos menstruales, dato que indica de manera indirecta la restauración de ciclos ovulatorios, existiendo resultados contradictorios en cuanto a la mejora del hirsutimo. 53 Los beneficios del tratamiento con metformina también afectan a la función reproductiva. Su administración en estas pacientes ha sido relacionada con un aumento �37 de la ovulación inducida con clomifeno, un incremento de la tasa de embarazos, tanto espontáneos como los obtenidos por técnicas de fecundación, e incluso parece disminuir la incidencia de abortos espontáneos durante el primer trimestre. 54 También se ha planteado la posibilidad de que con la combinación del tratamiento dietético con metformina se podrían obtener beneficios adicionales, resultados que han sido confirmados en el único estudio realizado hasta el momento. 55 Por estas razones, la metformina puede ser considerada como un agente terapéutico en mujeres con SOP, especialmente en el grupo de pacientes que asocien obesidad, y en aquellas con deseo genésico. b) Tiazolidinedionas Las tiazolidinedionas constituyen un grupo farmacológico que actúan como ligandos selectivos de los receptores activados por el proliferador de peroxisomas tipo γ (PPAR−γ). Estos receptores se expresan fundamentalmente en el tejido adiposo, y en menor medida, en las células β−pancreáticas, macrófagos y endotelio vascular. Estos fármacos producen un aumento en la sensibilidad insulínica especialmente por sus acciones en el tejido adiposo, al aumentar la diferenciación de adipocitos e incrementar la captación de ácidos grasos libres, y de este modo facilitar la acción de la insulina en otros órganos como el hígado y el músculo estriado, aumentando por tanto la captación de glucosa. 56 En la mayoría de los estudios llevados a cabo con estos fármacos en mujeres con SOP se empleó la troglitazona, fármaco que fue retirado hace años debido a su hepatotoxicidad. El tratamiento con este fármaco se acompañaba en estas pacientes con �38 una disminución en las concentraciones de insulina, glucosa y andrógenos, elevación de la SHBG, disminución del hirsutismo, restauración de ciclos ovulatorios y una mayor respuesta a la inducción de la ovulación con clomifeno. 54 En la actualidad, disponemos para el uso terapéutico de la rosiglitazona y la pioglitazona. Como el mecanismo de actuación es similar a la troglitazona, y aunque los estudios encaminados a demostrar sus efectos en las pacientes con SOP son escasos, los beneficios que se obtienen son similares. 57,58 En relación a sus acciones en endotelio y tejido adiposo, los estudios centrados en la respuesta inflamatoria y endotelial son abundantes, y se ha podido apreciar que el tratamiento con estos fármacos disminuye los niveles del inhibidor de la activación del plasminógeno tipo-1 (PAI-1) y que se mejora la vasodilatación dependiente de endotelio. 54 Sin embargo, a diferencia de la metformina, las tiazolidinedionas presentan efectos teratogénicos. En cuanto al tratamiento combinado con metformina, en los 2 estudios realizados hasta el momento no se ha apreciado una mejoría significativa que permita recomendar esta asociación. Como conclusión, el tratamiento con este grupo farmacológico quedaría limitado a aquellas pacientes con SOP y resistencia insulínica, especialmente las que presenten obesidad, en caso de contraindicación o intolerancia con metformina. 1.6.3. Anticonceptivos orales Estos fármacos han sido los más empleados hasta el momento en el tratamiento del SOP. Dentro de este grupo, se prefieren aquellos que presentan en su composición un �39 progestágeno sin actividad androgénica o con actividad antiandrogénica. La mayor experiencia deriva de los estudios en los que se ha empleado una combinación de etinilestradiol y acetato de ciproterona. Su mecanismo de actuación consiste en la supresión de secreción de LH, inhibiendo la producción de andrógenos ováricos, y en la estimulación de la síntesis de SHBG a nivel hepático. Las mejorías clínicas y analíticas observadas en las pacientes con SOP durante su empleo consisten en una disminución de los andrógenos circulantes, aumento de la SHBG, disminución del hirsutismo y la regularización de los ciclos menstruales. 59 Este último aspecto conllevaría una disminución del riesgo de cáncer de endometrio al evitar el desarrollo de hiperplasia endometrial. Dados los efectos secundariosde estos fármacos en población sana, podrían existir algunas consecuencias negativas derivadas de su empleo como son las alteraciones en el perfil lipídico y un empeoramiento de la resistencia insulínica. Sin embargo, existen resultados contradictorios al respecto, encontrando incluso una mejoría en ambos parámetros o una ausencia de efectos beneficiosos en las pacientes con SOP. 60 De hecho, en un ensayo clínico realizado en pacientes con SOP, que recibieron tratamiento con etinilestradiol más acetato de ciproterona o metformina, se apreció en las pacientes del primer grupo una mejoría del perfil lipídico que consistía en un aumento de la apolipoproteína A-I y HDL-colesterol, sin disminuir la sensibilidad a la insulina, aunque se objetivó un leve incremento en las cifras de presión arterial. 59 El tratamiento combinado con metformina no aporta beneficios en relación a la resistencia insulínica, por lo que no existen suficientes evidencias para recomendar su asociación. �40 De cualquier modo, parece que el tratamiento con ACOS es el de primera elección para disminuir la clínica derivada del hiperandrogenismo en aquellas pacientes sin deseo de gestación. 1.6.4. Otros tratamientos. Aunque los fármacos mencionados con anterioridad son los más utilizados en la práctica clínica habitual, existen otras alternativas terapeúticas. a) Antiandrógenos El empleo de este grupo farmacológico ha sido dirigido hacia la mejora de las manifestaciones clínicas del hiperandrogenismo, en especial, del hirsutismo. El acetato de ciproterona es un inhibidor competitivo de la unión de la testosterona al receptor androgénico. Su mayor eficacia la presenta en la mejora del hirsutismo y se puede administrar en combinación con ACOS en casos de hirsutismo grave. La flutamida es un potente antiandrógeno no esteroideo que ha demostrado eficacia en el tratamiento del hirsutismo. Además, estudios realizados con este fármaco en pacientes con SOP en monoterapia, ha demostrado la mejoría tanto del perfil androgénico como de la sensibilidad a la insulina. De hecho, en un estudio se sugieren efectos metabólicos aditivos beneficiosos, al administrarlo en combinación con la metformina. Sin embargo, al presentar como efecto secundario la hepatotoxicidad y al ser un fármaco potencialmente teratogénico, no parece recomendable su empleo de forma rutinaria. La espironolactona, fármaco empleado habitualmente en Estados Unidos, actúa como un antagonista de la aldosterona, presentando además actividad antiandrogénica al administrarse en altas dosis. Su efecto secundario más habitual es el sangrado vaginal �41 secundario a sus propiedades progestágenas. Al presentar también efectos teratogénicos, su empleo sólo estaría indicado en combinación con los ACOS. El finasteride, inhibidor de la enzima 5-alfa reductasa tipo 2, que cataliza la formación de dihidrotestosterona, ha presentado una eficacia similar a los anteriores. 61 b) D-chiro inositol Este fármaco actúa como mediador celular de las acciones de la insulina, favoreciendo el metabolismo oxidativo y no oxidativo de la glucosa. En pacientes con diabetes mellitus tipo 2 se ha apreciado una disminución en la excreción urinaria del mismo y ha sido relacionado con la existencia de resistencia insulínica. Los efectos que se han observado tras su administración en mujeres con SOP, consisten en un aumento de la sensibilidad insulínica, una disminución de los andrógenos circulantes y una regularización de los ciclos menstruales. 62 A pesar de este resultado, los estudios con este fármaco son muy escasos y no se recomienda su empleo de forma habitual. c) Eflornitina Este fármaco es empleado como tratamiento tópico del hirsutismo facial, independientemente de la etiología del mismo. Actúa sobre el enzima ornitina decarboxilasa, inhibiendo el crecimiento del pelo. Precisa del mantenimiento del tratamiento de forma indefinida, y no suele ser empleado al preferirse técnicas depilatorias definitivas como la electrolisis. 63 d) Glucocorticoides �42 Algunas de las pacientes con SOP sólo presentan elevación de andrógenos suprarrenales. El único empleo justificado de estos fármacos sería en aquellas mujeres que no experimentan una mejoría clínica y analítica con el tratamiento con ACOS. 63 e) Análogos de somatostatina La somatostatina es una hormona que entre sus múltiples acciones biológicas, disminuye la respuesta de LH a GnRH e inhibe la secreción de GH y de insulina. La administración de análogos de somatostatina en mujeres con SOP ha demostrado un aumento de la sensibilidad insulínica, una disminución de la IGF-1 y andrógenos circulantes, así como un aumento de los ciclos ovulatorios. 64 Sin embargo, dado el coste del tratamiento prolongado y la existencia de otros tratamientos eficaces y bien tolerados, no se recomienda su empleo en este grupo de pacientes. f) Agonistas de la GnRH Estos fármacos, administrados de forma crónica, suprimen la liberación de gonadotrofinas, y secundariamente, la secreción de andrógenos y estrógenos por el ovario. Sin embargo, producen síntomas derivados del hipoestrogenismo, por lo que en caso de ser administrados, deben ser empleados junto a los ACOS, por lo que no es un tratamiento de primera línea en estas pacientes. 65 ! 2. PAPEL DE LA RESISTENCIA INSULÍNICA EN EL SÍNDROME DEL OVARIO POLIQUÍSTICO 2.1. Definición y métodos de determinación de la resistencia insulínica �43 La resistencia insulínica se puede definir como la existencia de una respuesta disminuida de los órganos y tejidos diana a las acciones de la insulina. Como consecuencia de su existencia, se desarrolla un mecanismo compensador consistente en el aumento de secreción de insulina por las células β pancreáticas, es decir, se produce una situación de hiperinsulinismo, para mantener la glucemia dentro de la normalidad. La importancia actual del diagnóstico de la resistencia insulínica reside en que su aparición ha sido relacionada con la existencia de una serie de alteraciones metabólicas que conducen a un mayor riesgo cardiovascular. Entre las alteraciones metabólicas más significativas, se encuentran la diabetes mellitus, dislipemia e hipertensión arterial. En los últimos años, numerosos estudios han relacionado la existencia de resistencia insulínica con otras anomalías que están involucradas con los fenónemos arterioscleróticos, como la trombogénesis, la disfunción endotelial y la inflamación crónica. Todas estas alteraciones metabólicas asociadas a la resistencia insulínica, constituirían el denominado síndrome metabólico. 66 Hasta el momento se han intentado desarrollar distintos métodos de cuantificación de la resistencia insulínica. El método considerado como “patrón oro” es el denominado “clamp” euglucémico hiperinsulinémico. 67 Este método se realiza mediante una perfusión intravenosa contínua de insulina con la que se mantienen concentraciones de la misma superiores a las fisiológicas en una situación de ayuno, administrándose al mismo tiempo glucosa para mantener unos niveles de glucemia previamente fijados. Posteriormente se realizan mediciones de glucemia de forma repetida, de tal forma que si se aprecia una disminución de glucemia plasmática se incrementa la infusión de glucosa hasta alcanzar de nuevo niveles estables. De esta forma, cuanto mayor cantidad de glucosa se deba administrar al individuo, mayor sensibilidad a la insulina presentará y viceversa. Con este �44 método, si empleamos glucosa marcada con un trazador, es posible cuantificar de forma independiente la sensibilidad insulínica a nivel hepático y en tejidos periféricos, fundamentalmente el músculo estriado. Sin embargo, esta técnica es compleja en su metodología y requiere de personal experimentado en su realización, con lo que su empleo queda reservado para estudios experimentales.Otro método para determinar la sensibilidad insulínica es el denominado Modelo Mínimo de Bergman. 68 En este caso, se realiza una sobrecarga intravenosa de glucosa, y se obtienen múltiples muestras de glucosa e insulina durante un periodo de tiempo de 3 horas. La concordancia con el clamp es imperfecta, y presenta el incoveniente de una disminución de su precisión en personas diabéticas, por lo que su uso no ha sido extendido en la práctica clínica. El método más empleado en la actualidad por su sencillez, es el Homeostasis Model Assessment (HOMA). 69 Se basa en modelos matemáticos, y para su cálculo es suficiente con la determinación basal de glucosa e insulina plasmáticas. Ha demostrado una correlación aceptable con el método de referencia, pero su mayor crítica reside en que este modelo asume que la sensibilidad hepática y de tejidos periféricos es equivalente, hecho que no sucede en la realidad. Derivado de éste, surgió posteriormente el denominado “Quantitative Insulin-Sensitivity Check Index” (QUICKI), que no aporta ninguna ventaja en relación al anterior. 70 Para poder aplicar en la práctica clínica habitual un método sencillo de estimación de la RI, se postuló el empleo del cociente glucosa/insulina. Aunque ha demostrado una buena correlación en mujeres con SOP obesas, su escasa fiabilidad en mujeres con �45 normopeso hace que su utilización para cuantificar la RI en estas pacientes sea poco recomendable. 71 En los últimos años, se han intentado aplicar distintos métodos de cuantificación de la sensibilidad insulínica a partir de la realización de una sobrecarga oral de glucosa (SOG). Entre estos, el que ha demostrado una mejor correlación con el clamp (r = 0,73), ha sido el propuesto por Matsuda y cols., denominado índice de sensibilidad insulínica compuesto (composite-ISI). Para su cálculo se emplean las concentraciones de glucosa e insulina basales y a los 30, 60, 90 y 120 minutos de la SOG. 72 Por otro lado, para determinar de manera indirecta la existencia de RI , también se han intentado relacionar distintas variables antropométricas y parámetros bioquímicos. Así, se han intentado relacionar el aumento del índice de masa corporal (IMC), índice cintura-cadera (ICC), perímetro abdominal, concentraciones plasmáticas de triglicéridos, y la disminución de lipoproteínas de alta densidad (HDL) y de la SHBG. Cuando coexisten en un mismo paciente estas alteraciones, la probabilidad de que ese individuo presente resistencia insulínica son muy elevadas. Como conclusión, existen múltiples métodos para cuantificar la sensibilidad a la insulina, siendo el más exacto demasiado complejo en su realización e impracticable para la aplicación en estudios epidemiológicos, prefiriéndose para este tipo de estudios el HOMA y composite-ISI. 2.2. Etiopatogenia de la resistencia insulínica en el síndrome del ovario poliquístico La resistencia insulínica parece desempeñar un papel determinante en la etiopatogenia del SOP. Su prevalencia en este síndrome, estimada mediante HOMA, es �46 del 64 %. 73 Sin embargo, su existencia puede verse notablemente incrementada por la coexistencia de obesidad. El exceso de grasa, fundamentalmente cuando existe una disposición visceral de la misma, se encuentra íntimamente relacionada con la aparición de RI, de tal forma que la práctica totalidad de las pacientes con SOP obesas la presentan en mayor o menor medida. 74 Un estudio demostrativo de la existencia de RI en estas pacientes, fue el realizado por Dunaif y cols., 75 en el que se determinó la sensibilidad insulínica a través del “clamp” euglucémico hiperinsulinémico en un grupo de pacientes obesas y delgadas con SOP, en relación a un grupo de mujeres sanas. En los resultados se apreció una mayor RI en las pacientes obesas, pero también en el grupo de pacientes delgadas en relación a las controles. Este dato demuestra que la existencia de RI es potenciada por la obesidad, pero independiente de ésta y de la composición corporal. Sin embargo, aunque en la mayoría de los estudios realizados en Norteamérica las pacientes delgadas con SOP presentan RI, no en todos los estudios europeos se confirman estos resultados. Este hecho podría estar justificado por la diferente población estudiada, ya que factores étnicos, genéticos y nutricionales pueden influir en el desarrollo de la misma. 76 Con posterioridad, diversos estudios han sido dirigidos a encontrar las alteraciones responsables que desencadenan la RI, con especial énfasis en las anomalías en el receptor de insulina, en la unión insulina-receptor y a nivel post-receptor. El receptor de insulina es un heterotetrámero compuestos por 2 dímeros α y β, unidos por 2 puentes disulfuro. La subunidad α presenta una localización extracelular y contiene el lugar de unión al ligando, mientras que la subunidad-β en su región citoplásmica presenta una proteína con actividad tirosinquinasa, siendo codificadas cada �47 una de las subunidades por genes distintos. Esta proteína es activada por la fosforilación de residuos de tirosina, mediados por la unión de la insulina al receptor. (Figura 7) ! " " " " " ! Figura 7: Estructura y mecanismo de acción del receptor de insulina. Reproducido de referencia (77) Esta activación produciría a su vez la fosforilación de residuos de tirosina de los sustratos del receptor de insulina tipos 1 y 2 (IRS-1 y 2), que uniéndose a distintas moléculas inducirían las distintas señales de transducción, desencadenando una serie de reacciones en cascada que finalizarán con la aparición de los distintos efectos biológicos de la insulina. 77 (Figura 8) Estas diferentes vías metabólicas presentan una importancia relevante, ya que si bien las pacientes con SOP presentan RI en órganos como el hígado, grasa y músculo estriado, no presentan anomalías en su acción en otros de especial importancia en la patogenia del síndrome, como ovario, hipófisis y suprarrenal, y por lo tanto podría justificar la distinta respuesta de estos órganos ante la acción de la insulina. Hasta el momento, los estudios dirigidos a encontrar alteraciones genéticas en el receptor de insulina en estas pacientes no han apreciado anomalías significativas. Tampoco ha podido demostrarse alteraciones en la unión de la insulina al receptor, �48 aunque se han encontrado una disminución en el número de receptores en los adipocitos de estas pacientes. En la actualidad, se cree que el defecto fundamental que presentan estas pacientes se encuentra en la señalización post-receptor. Inicialmente se postuló que en el 50 % de las mujeres con SOP, la resistencia insulínica era debida a la fosforilación de los residuos de serina del receptor, que secundariamente, producirían una inhibición de la actividad tirosinquinasa con la consiguiente disminución de sus efectos biológicos. 78 Además, esta fosforilación estimularía la actividad del enzima CYP17, que aumentaría la síntesis de andrógenos. Sin embargo, este mecanismo no justificaría la existencia de RI en el restante 50 % de las pacientes, y en estudios posteriores no se han logrado confirmar dichos resultados.! ! ! ! ! ! ! Figura 8: Efectos biológicos de la insulina en función de las distintas vías de transducción tras su unión al receptor. Reproducido de referencia (77). �49 ! ! ! Otra alteración encontrada en estas pacientes es una disminución de los transportadores de glucosa GLUT4 en adipocitos, que indicarían también la existencia de un defecto a nivel post receptor. Sobre este aspecto también podría colaborar la diferencia en la expresión de genes en el tejido adiposo visceral observado en mujeres obesas con o sin SOP. 79 Además, otro mecanismo candidato a desencadenar una disminución en la sensibilidad insulínica es el propio hiperandrogenismo característico de estas pacientes. El papel que ejercenlos andrógenos a este respecto resulta controvertido. Es conocida la capacidad de la testosterona de desarrollar resistencia insulínica en el músculo estriado debido a un aumento de fibras musculares tipo 2, que son menos sensibles a la insulina. Sin embargo, tratamientos que consiguen normalizar los niveles de andrógenos, como el tratamiento prolongado con agonistas de la GnRH o incluso la anexectomía bilateral, no consiguen normalizar la sensibilidad a la insulina. 80,81 Por otro lado, los andrógenos podrían relacionarse con la etiopatogenia de la resistencia insulínica al actuar como un factor favorecedor para el acúmulo de grasa abdominal. Así, el exceso androgénico durante la vida fetal y la infancia parece determinar el desarrollo de obesidad de predominio abdominal y de sus comorbilidades metabólicas asociadas posteriormente en la vida adulta. 74 Además de estos posibles mecanismos que generan RI, existen factores ambientales que podrían inducir su desarrollo. Entre estos, la obesidad desempeñaría un papel fundamental. Es bien conocido que la obesidad, en especial cuando presenta una distribución visceral, genera la aparición de resistencia insulínica. Aunque los mecanismos �50 patogénicos no estén del todo aclarados, su aparición parece relacionada con los ácidos grasos libres (AGLs) y con el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). En situaciones de obesidad visceral se produce un aumento en la liberación de AGLs, que alcanzan el hígado a través del flujo portal disminuyendo la extracción hepática de glucosa, incrementando la síntesis de lipoproteínas y estimulando la neoglucogénesis. 82 Por su parte, el TNF-α, cuyos niveles se encuentran elevados también en la obesidad, produce una fosforilación de los residuos de serina del IRS-1, que conlleva una disminución de su actividad tirosinquinasa, produciendo una alteración en las reacciones en cascada que desencadenan los efectos biológicos de la insulina. 83 Para concluir, los mecanismos exactos por los que se produce la resistencia insulínica en el SOP no son del todo bien conocidos, aunque existen indicios de la existencia de cierta predisposición genética y la influencia de factores ambientales, que justificarían dicha asociación. 2.3. Alteraciones hormonales derivadas de la resistencia insulínica Independientemente del mecanismo por el que se origine la resistencia insulínica, se produce una respuesta compensadora pancreática que consiste en la aparición de hiperinsulinismo. La insulina no sólo presenta efectos biológicos en el metabolismo de los carbohidratos, proteínas y grasas, sino que también afecta a distintas glándulas, motivo por el que podría influir en la patogenia del SOP. 2.3.1. Insulina y ovario Aunque inicialmente se pensó que la insulina realizaba sus acciones en el ovario a través de su unión con los receptores para los IGFs, posteriormente se confirmó la existencia de receptores propios tanto en las células tecales como de la granulosa. 78 �51 Estudios in vitro han demostrado que la insulina podría ser considerada como una “co-gonadotrofina” al facilitar las acciones de la LH. Entre sus acciones destacan la estimulación de la proliferación de células tecales, el estímulo de la secreción de andrógenos estimulada por la LH, el aumento de la actividad del citocromo CYP17, y el aumento del número de receptores de LH y del IGF-1. 29 Además, la insulina podría presentar también acciones sobre las células de la granulosa, aumentando la sensibilidad de estas células a la FSH, que conllevaría un incremento en el número y crecimiento de folículos y del volumen ovárico, hallazgos, por otro lado, muy característicos de las mujeres que presentan SOP. 84,85 La administración de insulina intravenosa en los estudios in vivo no ha demostrado de forma inequívoca producir una elevación de los niveles plasmáticos de andrógenos, aunque esta posibilidad se confirma de una manera indirecta con los tratamientos encaminados a aumentar la sensibilidad insulínica, que al disminuir las cifras de insulina, inducen una disminución de los niveles plasmáticos de andrógenos. 29 2.3.2. Insulina y gonadotrofinas Las acciones de la insulina sobre la hipófisis resultan más controvertidas. Aunque estudios in vitro realizados en ratas han demostrado que la insulina induce un aumento de la liberación de LH y FSH basal y estimulada por GnRH, en los estudios in vivo se observa una correlación inversa entre los niveles de insulina y la secreción de LH. Así, en el estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha, en el que se comparó la secreción de LH en pacientes obesas y delgadas con SOP comparadas con un grupo control pareadas por peso se encontraron datos llamativos. Las pacientes con SOP delgadas presentaron un aumento en el número y amplitud de los pulsos de secreción de LH en relación a las �52 mujeres sanas delgadas, mientras que las pacientes con SOP obesas únicamente presentaban un aumento en el número de pulsos en relación a las mujeres sanas obesas pero de menor amplitud, sugiriendo que las diferencias observadas podrían deberse a la existencia de una mayor resistencia insulínica e hiperinsulinismo en este subgrupo de pacientes. 27 Por otro lado, al administrar fármacos que disminuyen la resistencia insulínica se aprecia una disminución de los niveles de LH, y de la respuesta de ésta ante el estímulo de GnRH, 76 por lo que el papel que pueda ejercer la insulina sobre estas hormonas permanece aún por aclarar. 2.3.3. Insulina e hígado La insulina presenta unas acciones relevantes a nivel hepático, influyendo en la síntesis de proteínas transportadoras de distintas hormonas. Existen estudios tanto in vivo como in vitro que han demostrado que la insulina inhibe la síntesis de la SHBG en los hepatocitos y que sus niveles plasmáticos se correlacionan inversamente con los de esta hormona, produciéndose una elevación en sus cifras al disminuir la resistencia insulínica con la administración de tratamiento farmacológico. 86 La relevancia de estos efectos reside en que esta proteína transporta principalmente a los andrógenos, fundamentalmente a la testosterona, con lo que una disminución de sus niveles supondría la existencia de una mayor proporción de andrógenos libres y por lo tanto, una mayor actividad biológica. De igual manera, se ha demostrado que la insulina induce una disminución de la síntesis hepática de IGFBP-1, con el consiguiente aumento de la biodisponibilidad de la �53 IGF-1. 87 Esta hormona, a través de sus propios receptores, es capaz de estimular la secreción androgénica ovárica, así como la secreción basal y estimulada de LH. 2.3.4. Insulina y suprarrenal Hasta el momento, han sido valoradas las acciones de la insulina sobre distintas enzimas de la esteroidogénesis, habiéndose demostrado que la insulina incrementa los niveles de RNAm de la CYP17 en cultivos celulares suprarrenales. 88 Además, la infusión de insulina aumenta la respuesta de la 17-hidroxilasa ante el estímulo con ACTH, apreciándose una respuesta contraria al administrar fármacos sensibilizadores a la insulina. 89 (Tabla 2)! Tabla 2: Mecanismos de actuación de la insulina que favorecen el desarrollo de hiperandrogenismo. (Adaptado referencia 89) ! ! ! ! �54 2.4. Alteraciones metabólicas asociadas a la resistencia insulínica La existencia de resistencia insulínica también se encuentra asociada a la aparición de distintas patologías metabólicas que se relacionan con la aparición de un mayor riesgo cardiovascular. Una de las asociaciones de mayor relevancia clínica se produce con la diabetes mellitus, siendo la RI el principal factor causal. La disminución de las acciones biológicas de insulina produce una serie de efectos metabólicos consistentes en un aumento de neoglucogénesis hepática, una disminución de la captación periféricade glucosa y la ausencia de la inhibición de la lipólisis, favoreciendo la aparición de la hiperglucemia. Con el tiempo, el hiperinsulinismo compensador sería insuficiente para mantener niveles de glucemia dentro de la normalidad, produciéndose una alteración en la secreción de insulina por las células β pancreáticas. A su vez, la hiperglucemia mantenida produce una serie de consecuencias conocidas con el término de glucotoxicidad, y que consisten en una disminución de la secreción de insulina, una disminución de la unión de la insulina a su receptor en el músculo y tejido adiposo, y probablemente, a nivel post-receptor, favoreciendo la fosforilación del IRS-1 e inhibición de la translocación de los GLUT-4. 90 La HTA constituye una de las asociaciones de la RI que presenta una mayor evidencia de relacionarse con la aparición de eventos cardiovasculares. Existen estudios que han demostrado que los niveles aumentados de insulina predicen la aparición de HTA en sujetos delgados, así como la existencia de correlación directa entre las cifras de PA durante 24 horas determinadas mediante la monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA) y la RI. 91 Los mecanismos involucrados con esta asociación derivan del hiperinsulismo, que induce un aumento de la reabsorción de sodio en el túbulo proximal �55 renal y un aumento de la reactividad vascular, tanto por la activación del sistema nervioso simpático, como por un aumento de las fibras musculares lisas de la pared arterial. 92 Los pacientes con RI suelen presentar alteraciones en el metabolismo lipídico. Así, las alteraciones en las lipoproteínas más frecuentemente observadas son la disminución de las HDL y la elevación de los triglicéridos (TGs). Además, aunque sus niveles plasmáticos suelen encontrarse en el rango de la normalidad, las lipoproteínas de baja densidad (LDL) presentan un perfil más aterogénico al ser partículas más pequeñas y densas, debido a presentar un aumento en su concentración de triglicéridos y un aumento de la apoproteína B. 93 Además, la resistencia insulínica parece relacionada con la aparición de fenómenos trombóticos, íntimamente relacionados con la aparición de eventos cardiovasculares. Así, parece existir una relación entre la RI y el aumento de los niveles de fibrinógeno y del PAI-1, siendo éste último el responsable de disminuir la capacidad fibrinolítica al inhibir al activador tisular del plasminógeno (tPA). 94 En relación a la disfunción endotelial, la existencia de hiperinsulinismo se ha asociado a una disminución de la síntesis de óxido nítrico (NO) derivado de endotelio y una elevación de la endotelina-1. Las consecuencias clínicas serían un aumento de la proliferación de células musculares lisas, con el consiguiente aumento de las resistencias vasculares, una disminución de la fibrinolisis, y un aumento de la adhesión de monocitos a las células endoteliales. 95 �56 Por último, señalar que se ha encontrado en diversos estudios una relación directa entre la existencia de RI y los niveles de ácido úrico, conocido factor de riesgo cardiovascular. 96 Como se ha podido apreciar, el papel de la resistencia insulínica en el SOP no sólo se limita a producir una serie de alteraciones en la secreción hormonal que favorezcan la aparición del síndrome, sino que está intimamente relacionada con distintas anomalías metabólicas que, en definitiva, parecen determinar la existencia de un mayor riesgo cardiovascular en estas pacientes. ! II. JUSTIFICACION El ovario se confirma con la glandula endocrina mas versatil y compleja dentro del concierto de la regulacion hormonal. Su identificacion como autentico marcapasos de la atividad menstrual no hace mas que confirmar su papel de regulador de los distintos agentes que hacen posible la concepción, pero al mismo tiempo, su dotación cuantitativa en ovocitos determina la ventana de fertilidad de cada mujer. En la postmenopausia, mantiene su capacidad de secreción de precursores que será uno de los determinantes cualitativos de la esperanza de vida de la mujer. La heterogeneidad de las diferentes formas de presentación y probablemente de la participación de mas de un elemento etiologico en su desarrollo nos lleva al interés de crear un algoritmo diagnostico para este padecimiento, que termine con los posibles tratamiento disponibles. ! ! ! ! �57 www.apple.es III. OBJETIVOS. 1. Establecer el valor patológico de la hiperinsulinemia con resultado de la resistencia a la insulina en el síndrome de ovario poliquístico. La resistencia a la insulina está claramente asociada al sindrome de ovario poliquistico, así como el aumento del riesgo de desarrollo de diabetes mellitus tipo II. La insulina actúa por medio de su receptor y en alta concentración a través del receptor del IGF-1 para estimular la síntesis de esteroides. Las alteraciones del gen de la insulina y del gen del receptor de la insulina, así como las del sustrato del receptor (IRS-1 y 2), se han implicado en la patogenia del síndrome de ovario poliquistico. Estudios iniciales realizados en pacientes con síndrome de ovario poliquistico y resistencia a la insulina grave identificaron una mutación del dominio tirosincinasa del receptor de la insulina y polimorfismos del gen de la insulina, se han asociado a la patogenia del síndrome de ovario poliquistico, los describen como factores predisponentes para hiperinsulinismo y a las alteraciones de la ovulación asociadas, así mismo la hormona Luteinizante, junto con el hiperinsulinismo, tiene un papel determinando en la producción tecal de androgenos, se han descrito polimorfismos en el gen de la subunidad b de la LH, responsables de variantes estructurales de la LH, pero con la misma frecuencia en mujeres con síndrome de ovario poliquistico y en persona sanas. 2. Estructurar un método de estudio para establecer claramente el seguimiento de las pacientes con sospecha de ovario poliquístico a base de algoritmo diagnostico. Los métodos de evaluación y diagnóstico del síndrome de ovarios poliquísticos han estado sujetos a constantes modificaciones y sobre todo, han sido objeto de controversia que se han plasmado asimismo en divergencias en cuanto a las formas de actuar. Inicialmente Stein Leventhal lo definieron de forma clara limitando a una serie de signos y síntomas (oesidad, hirsutismo, infertilidad por anovulación y ovarios de mayor tamaño). �58 Sin embargo posteriormente se aprecio que algunos de estos síntomas que se creían universales solo se presentaban en algunas ocasiones, siendo quizás el ejemplo mas característico el de la obesidad. Asi mismo, conforme se conseguían avances en las diferentes técnicas de laboratorio o de imagen, así como en los conocimientos de la fisiopatologia de este complejo síndrome, se iban incorporando nuevas herramientas de diagnosticos. Si bien la visualización directa de los ovarios junto a su biopsia fue la primera prueba utilizada, han ido adquiriendo protagonismo, sucesivamente la determinación de las gonadotropinas y el calculo de cociente, los metabolitos androgenicos en la sangre periférica, la ecografia y, mas recientemente, el estudio del grado de resistencia periférica a la insulina (RI). Una consideración que hay que tener en cuenta es que no existe ningún carácter clínico o analítico al que podamos otorgarle al apelativo de sine qua non. Por ello, ante la falta de un patron de oro, resulta dificil establecer un grado de jerarquía entre las diferentes pruebas en la cadena diagnostica, lo que ha condicionado que, dependiendo del momento y del lugar, se utilizaran una u otros métodos para definir que paciente podia catalogarse como un sindrome de ovario poliquístico. ! IV. MATERIAL Y METODOS. Criterios para la valoración de los estudios de esta revisión. Diseño. Se han incluido estudios controlados aleatorios
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