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Modelo-terminologico-para-representar-documentos-sobre-genero-en-Mexico

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
POSGRADO EN BIBLIOTECOLOGÍA Y ESTUDIOS DE LA INFORMACIÓN 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIBLIOTECOLÓGICAS Y DE LA INFORMACIÓN 
MODELO TERMINOLÓGICO PARA REPRESENTAR DOCUMENTOS SOBRE 
GÉNERO EN MÉXICO 
T E S I S 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
DOCTOR(A) EN BIBLIOTECOLOGÍA Y ESTUDIOS DE LA INFORMACION 
 
PRESENTA: 
CAMELIA ROMERO MILLÁN 
 
TUTORA PRINCIPAL 
DRA. CATALINA NAUMIS PEÑA. 
INSTITUTO DE INVESTICACIONES BIBLIOTECOLÓGICAS Y DE LA INFORMACIÓN 
 
MIEMBROS DEL COMITÉ TUTOR 
DR. SALVADOR GORBEA PORTAL. 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIBLIOTECOLÓGICAS Y DE LA INFORMACIÓN 
DR. JUAN VOUTSSAS MÁRQUEZ. 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIBLIOTECOLÓGICAS Y DE LA INFORMACIÓN 
 
México, Cd. Mx., Mayo de 2017 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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DERECHOS RESERVADOS © 
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fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
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Mi reconocimiento y gratitud a quienes, en diferentes etapas de la elaboración del trabajo de 
investigación, me guiaron y apoyaron: 
 
Dra. Catalina Naumis Peña por asumir la tutoría de esta tesis, su sabiduría, asesoría permanente 
y calidez humana fueron vitales en este proceso. 
 
Dr. Salvador Gorbea Portal por su asesoría, paciencia y enseñanzas en el campo de la 
bibliometría, que fueron determinantes en mi trabajo de investigación. 
 
Dr. Juan Voutssás Márquez por su asesoría, recomendaciones y el tiempo dedicado a mi 
investigación. 
 
Dra. Araceli Torres Vargas por sus recomendaciones que me permitieron enriquecer la tesis. 
 
Dra. Patricia Hernández Salazar por la minuciosa revisión y observaciones que me ayudaron a 
mejorar el trabajo de investigación. 
 
 
 
 
Mtra. Micaela Chávez por su apoyo en este proceso de formación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Para Adriana, el motivo en mi vida; por su cariño, alegría, confianza y de quien también he 
aprendido. 
 
 
A la memoria de Benita Millán, quien me compartió enseñanzas y dio fortaleza; a la memoria de 
Raymundo Romero, por sus lecciones. 
 
 
A Lilia por su apoyo y cariño. 
 
 
A mis amigas y amigos de quienes he recibido su afecto, su tiempo y su compañía en todo 
momento; les agradezco su ayuda ilimitada. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Modelo terminológico para representar documentos sobre género en 
México 
CAPÍTULO 1. Introducción 8 
CAPÍTULO 2. Marco de referencia: teórico y conceptual 
2.1.Bases para la construcción de lenguajes controlados 
2.2. Los vocabularios controlados, su relación con la terminología y el 
estudio de las unidades lingüísticas 
2.2.1. Estudio de las unidades lingüísticas 
2.3. Los lenguajes controlados: encabezamientos de materia y tesauros 
2.3.1. Encabezamientos de materia 
2.3.2. Tesauros 
2.3.3. Tendencias en la construcción de encabezamientos de 
materia y tesauros 
2.4. Del feminismo a los Estudios de Género y las bibliotecas 
2.4.1. De la literatura gris a las bibliotecas en México 
2.4.2. La necesidad de organizar las colecciones en Estudios de 
Género en el marco internacional 
2.5. Los vocabularios controlados y los Estudios de Género 
12 
12 
 
14 
16 
17 
19 
22 
24 
 
27 
32 
 
36 
38 
CAPÍTULO 3. Desarrollo del modelo 
3.1. Modelo terminológico 
3.2. Modelo en bibliotecología 
3.3. Herramientas de computación 
Esquema de los elementos teóricos que componen el modelo propuesto 
48 
49 
51 
54 
55 
CAPÍTULO 4. Aplicación del modelo terminológico para la 
identificación de lenguaje especializado en Estudios de Género 
Fase I. Elección del dominio terminológico 
 Fase II. Preparación de los datos 
 Fase III. Fichero de vaciado 
 
56 
57 
63 
68 
5 
 
 Fase IV. Presentación del trabajo 
 Fase V. Términos para integrar a los lenguajes controlados 
Esquema del modelo para extraer la terminología de las obras 
85 
86 
87 
CAPITULO 5. Análisis de resultados 
 5.1. Marginación de los Estudios de Género en los lenguajes controlados 
 5.2. Términos identificados en diversos sectores económicos donde 
participan las mujeres como trabajadoras 
 5.3. Presentación de casos problemáticos 
88 
88 
 
89 
 
93 
CAPÍTULO 6. Conclusiones 
 
95 
 
Referencias de las obras consultadas 106 
Anexo 1. Instituciones de Educación Superior mexicanas que 
incluyen programas de docencia y/o investigación en Estudios de 
Género 
 
121 
Anexo 2. Referencias de las obras analizadas y fichas de 
vaciado 
127 
Anexo 3. Términos extraídos de las obras analizadas que no 
figuran en lenguajes controlados 
297 
 
 
6 
 
Resumen 
En México durante el periodo de 1976 a 1982 los estudios feministas fueron impulsados 
por grupos de estudiantes y profesoras en la academia, quienes comenzaron a desarrollar nuevas 
vetas de investigación; posteriormente los Estudios de Género (EG) derivados del movimiento 
feminista, ayudaron en construir perspectivas de análisis para hacer visibles las obligaciones y 
conductas sociales en la vida cotidiana a partir de los modelos de ser mujer o varón. La inserción 
de los EG en el currículo de las Instituciones de Educación Superior (IES) se hizo extensivo en el 
campo de las ciencias sociales y las humanidades; lo que tuvo repercusiones en las colecciones de 
las bibliotecas y con el paso del tiempo los resultados no se dejaron esperar. Se observó que los 
catálogos de las bibliotecas no proporcionan resultados precisos cuando se buscan temas 
relacionados a los EG, debido a la falta de precisión en su representación. En el proceso de 
indización se utilizan lenguajes controlados (encabezamientos de materia y tesauros), para la 
asignación de temas en la descripción de contenido; se requiere de términos específicos de la 
especialidad y al formar parte de estas herramientas, se dificulta la identificación y consulta de los 
documentos. 
Por lo expuesto anteriormente, el objetivo de la presente investigación es diseñar y aplicar 
un modelo terminológico para rescatar el lenguaje de los EG e incorporar la terminología de la 
especialidad a los lenguajes controlados, que se utilizan en el proceso de indización, a fin de 
enriquecerlos. En la medida en que se erradique el sesgo que existe en los lenguajes controlados 
respecto a los EG se podrá mejorar la representación y recuperación de los documentos. Para el 
diseño del modelo se retoman elementos de la terminología, bibliotecología y el principio de 
garantía literaria en la construcción de lenguajes controlados, para responder a la necesidad de 
anclaje. El corpus analizado se circunscribe a materiales en la vertiente de la participación de la 
mujer en el trabajo asalariado en México. La aplicación del modelo consiste en extraer los términos 
de textos especializados en la materia; identificar los vocablos o las frases terminológicas 
representativas de la especialidad; verificar su presencia en los lenguajes controlados y en caso 
contrario proponerlos como candidatos. 
 
Palabras clave: Estudios de género, Trabajo asalariado de la mujer, Lenguajes controlados, 
Modelo matemático de Zipf, Punto de transición de Goffman, Garantía literaria. 
 
7 
 
Abstract 
In México during the 1976 to 1982 period the feminist studies were encouraged by groups of 
students and professors in the academy, who began to develop new lines of research; afterwardsthe Estudios de Genero (EG) (Gender Studies), generated from the feminist movement, contributed 
to construct analysis perspectives to show the social duties and conducts in the daily life from the 
role of being a woman or a man. The EG insertion in the Higher Education Institutions 
(Instituciones de Educación Superior) (IES) curriculum spread to the Social Sciences and 
Humanities field. This had impact in the collections of the libraries, and the results came as time 
passes. It was noticed that the catalogs from the libraries did not provide precise results when the 
search has to do with subjects related with EG, because of the lack of precision in their 
representation. In the indexing process the controlled languages (subject headings and thesaurus) 
are used to the assignation of subjects to describe the contents. It is necessary to employ specific 
terms from the specialty and as part of these tools, it is difficult to identify and consult the 
documents. 
Because of the previous exposition, the objective of this research is to designs and use a 
terminological model to recover the language of the EG and incorporate the terminology of the 
specialty to the controlled languages that are used in the indexing process in order to improve 
them. To the extent that the bias that exists in the controlled languages of the EG be eradicated, it 
will be possible to improve the representation and the document retrieval. For the design of the 
model, the terminological elements, the bibliotecology and the literary warrant are taken again in 
the construction of controlled languages to meet the needs of anchoring. The analysed corpus is 
circumscribed to material in the aspect of the participation of woman in wage labor in México. 
The implementation of the model consists in extracting the terms of specialized texts in the subject, 
identify the word or the representative terminological phrases of the specialty, verify their presence 
in the controlled languages, and otherwise propose them as candidates. 
Key words: Gender Studies, Women in Wage Labor, Controlled Languages, Zipf Mathematical 
Model, Goffman Transition Point, Literary Warrant 
 
8 
 
CAPÍTULO 1 
INTRODUCCIÓN 
Las ciencias sociales y las humanidades han desarrollado nuevos temas de investigación, 
entre los cuales se pueden mencionar los Estudios de Género (EG), al ser materia de interés en la 
docencia y la investigación, donde se tiene una producción creciente, requiere de la 
retroalimentación a partir de consultar de fuentes de información, producto de: coloquios, 
seminarios, colegios invisibles y los catálogos de las bibliotecas; éstos últimos son un referente 
obligado para conocer las aportaciones en un área del conocimiento, evitar repeticiones y 
contribuir al campo de estudio que se investiga. 
En México ante el interés cada vez más extendido en los EG por la comunidad académica 
en las Instituciones de Educación Superior (IES) y la consolidación de líneas de investigación 
asociadas al tema, se están desarrollando colecciones afines en las bibliotecas. Entre los problemas 
a los que se enfrenta la comunidad interesada, que acude a consultar los catálogos de las bibliotecas 
para conocer la producción académica, son los escasos de resultados específicos y la abundancia 
en temas genéricos. Una de las principales causas es que los temas por los cuales se encuentran 
indizados los documentos, no representan con precisión, su contenido; la terminología 
especializada en EG incorporada a los lenguajes controlados (encabezamientos de materia y 
tesauros) es limitada. 
La organización del conocimiento a partir de la indización de los temas que se hace en las 
bibliotecas, enfrenta un problema a causa del “vacío terminológico” se reduce a descripciones 
generales el contenido de los documentos (López-Huertas y Torres Ramírez, 2005); la 
consecuencia de la imprecisión en las descripciones de contenido son los escasos resultados, que 
ofrecen un panorama sesgado de la producción bibliográfica en el campo de estudio. Ante lo 
expuesto anteriormente cabe preguntarse ¿En qué medida hay una ausencia o presencia del 
lenguaje de EG en los lenguajes controlados? ¿Se tienen las herramientas adecuadas para vincular 
los temas con los documentos y facilitar su consulta? 
Para responder a un problema que se acrecienta, como resultado de la investigación se 
propone diseñar un modelo para extraer términos a un corpus de documentos e identificar la 
terminología propia de los EG, en las publicaciones académicas seleccionadas, que no forma parte 
9 
 
en los lenguajes de indización; posteriormente verificar los resultados con los lenguajes 
controlados y finalmente mostrar el lenguaje especializado que permitan contribuir en su 
enriquecimiento. En la investigación se plantean los objetivos siguientes: 
Objetivo general: 
Diseñar un modelo terminológico para extraer los términos, que representen documentos 
especializados en Estudios de Género, y hacer recuperable la producción académica en el tema 
que ha engrosado las colecciones de las bibliotecas universitarias. 
Objetivos específicos: 
 Aplicar el modelo terminológico a un corpus integrado por publicaciones enfocadas en el 
tema de mujeres trabajadoras mexicanas, que existen en las bibliotecas de Instituciones de 
Educación Superior en México. 
 Identificar los términos significativos que no figuran en los lenguajes controlados y 
proponerlos como elementos de anclaje en los lenguajes de indización. 
 Probar la eficacia del modelo para identificar los términos que representen los contenidos 
Ante la problemática de las limitaciones en los lenguajes controlados se plantea la siguiente 
hipótesis: 
Hipótesis 
El creciente interés en la investigación y la producción académica en EG aumentan la 
necesidad de recuperación bibliográfica orientada al tema, que coadyuva a retroalimentar estudios 
futuros; mientras que, ante la falta de terminología asociada a los EG en los lenguajes controlados, 
la obtención de los resultados en los catálogos de las bibliotecas resulta limitada. 
El enriquecimiento de los lenguajes controlados respecto al tema exige diseñar un modelo 
terminológico para identificar el lenguaje ausente de la especialidad y proponer términos, con la 
finalidad de incorporarlos a los lenguajes de indización, de forma constante. 
La incorporación de nuevos términos permitirá hacer visible la producción sobre el tema, 
al mitigar el sesgo como resultado de los contenidos no representados. 
 
 
10 
 
Metodología 
El diseño de un modelo conlleva diferentes etapas y condiciones que permitan obtener los 
mismos resultados, tantas veces como quiera repetirse; es decir los pasos a seguir para su 
aplicación en condiciones semejantes podrán garantizar los resultados para los que fue diseñado. 
En la presente investigación se retoma el enfoque cuantitativo al reconocer la contribución de la 
metría de los estudios de la información, es una vía objetiva para identificar los términos en la 
literatura de cualquier disciplina. El diseño del modelo propuesto, es resultado de combinar 
elementos de la metodología terminológica para llevar a cabo un trabajo sistemático monolingüe, 
aplicado por Cabré (1993) y la metodología bibliotecológica para diseñar los modelos utilizados 
para medir, analizar, interpretar y regular de fenómenos y procesos como lo menciona Gorbea 
(2005b). Como parte del estudio métrico de la información se utilizará el modelo matemático de 
Zipf y se precisará la región de términos relevantes a partir del cálculo del Punto de Transición de 
Goffman. 
En el diseño de un modelo es indispensable la utilización de software en el procesamiento 
ágil y puntual en la obtención de frecuencias de las palabras en los textos, para lograr este propósito 
fueron seleccionados programas de cómputo que ofrecieran los resultados esperados. Con la 
propuesta del modelo se busca contribuiren el enriquecimiento de los lenguajes controlados e 
incorporar vocabulario, propio de la cultura de quien lo emite, para la indización y retomarlo como 
punto de acceso (Naumis-Peña, 2012). En su aplicación se menciona como se utilizaron los 
programas de cómputo. 
 
Estructura 
La investigación está integrada por seis capítulos y tres anexos; en el primer capítulo se 
presentan los objetivos planteados en la investigación y la hipótesis que se busca demostrar. El 
segundo capítulo se compone del marco de referencia teórico y conceptual, se mencionan los 
antecedentes y las bases para la construcción de vocabularios controlados y la inclusión de los 
temas relacionados con los EG, se explica cómo se retoma la teoría general de la terminología en 
bibliotecología para la normalización y univocidad de los lenguajes controlados; además se 
presenta un panorama de las formas en que se ha solventado, hasta el momento, la ausencia de 
terminología en EG frente la necesidad de organizar las colecciones. En el tercero se presentan los 
componentes para el diseño del modelo, las fases retomadas del modelo terminológico, los 
11 
 
modelos matemáticos en bibliotecología aplicados y los programas de cómputo utilizados. En el 
cuarto capítulo se aplica el modelo diseñado a los 110 documentos que integran el corpus; los 
catálogos de las IES que fueron consultados se encuentran en el anexo 1 y las referencias 
bibliográficas que integran el corpus se encuentra en el anexo 2 acompañadas de las fichas de 
vaciado. En el capítulo cinco se analizan los resultados obtenidos; en el anexo 3 se incluyen los 
términos de los textos que no se encuentran los lenguajes controlados analizados. En el capítulo 
seis se encuentran las conclusiones que permiten comprobar la hipótesis planteada y a partir de 
evaluar la aplicación del modelo, se hacen recomendaciones. Se propone replicar el modelo para 
analizar obras en otros temas que se están estudiando y revelan el mismo fenómeno debido a que 
los lenguajes controlados adolecen de terminología especializada en algunos temas como: las 
etnias, el racismo ambiental y la homosexualidad, entre otros. 
 
12 
 
CAPÍTULO 2 
Marco de referencia: teórico y conceptual 
2.1.Bases para la construcción de los vocabularios controlados 
Las bases para construir vocabularios controlados tienen sus antecedentes en el catálogo de la 
Biblioteca Bodleiana de Oxford publicado en 1620, el cual fue elaborado para tener información 
de las obras que conformaban su colección y se convirtió en una herramienta para recuperar 
información temática a partir de las palabras del título (Spedalieri, 2006). 
Charles Ammi Cutter (1837-1903) en su obra publicada en 1876 Rules for a Printed Dictionary 
Catalogue mencionó que el tema abordado en un libro es un punto de acceso para localizarlo, de 
ahí la necesidad de asignar temas específicos; además enunció las reglas para la construcción de 
un catálogo, mismas que continúan vigentes (Lancaster, 2002; Gil-Leiva, 2008; Keyser, 2012). 
Wyndham Hulme en su obra Principles of Book Classification publicado en 1950 planteó las bases 
de la garantía literaria y expuso que la validación de un encabezamiento se da a partir de comprobar 
su existencia en los libros de la especialidad y no a partir de esquemas filosóficos o teóricos 
(Lancaster, 2002). 
Mooers, Taube, Luhn, y Salton a partir de retomar las aportaciones de Cutter y Hulme hicieron 
propuestas desde la informática y la estadística para evaluar y facilitar la recuperación de las 
palabras en los textos, fueron las contribuciones de lo que hoy conocemos como indización 
automatizada, a continuación, se mencionan las aportaciones que hicieron al respecto 
bibliotecarios e ingenieros en computación (Chu, 2007; Maniez, 1993): 
 1950 Calvin Mooers (1919-1994) estadounidense y doctor en programación informática 
acuñó el término de information retrieval en su escrito titulado Information Retrieval 
Viewed as Temporal Signalling el cual fue presentado en el International Congress of 
Matematicians en 1950. Sostenía que, para el diseño de los sistemas de recuperación de 
información, se debería pedir la guía de los usuarios, de esta manera no tendrían 
complicaciones en el uso. Su programa Zatocoding lo comercializó en 1947 y consistía en 
tarjetas codificadas con números aleatorios que representaban los términos de indización; 
fue uno de los pioneros en el campo de la representación y recuperación de la información 
(Henderson, 1996). 
13 
 
 1952 Mortimer Taube (1910-1965) bibliotecario y Albert Thompson (1907-1957) químico, 
ambos estadounidenses, presentaron en un documento titulado The Coordinate Indexing of 
Scientific Fields una iniciativa que consistió en seleccionar términos individuales de un 
documento original para representar diferentes facetas de su contenido. Posteriormente en 
el libro Information Storage and retrieval theory, systems, and devices publicado en 1958 
y escrito por Taube en coautoría con Wooster mencionaron que la utilización de la 
computadora para recuperar la terminología, es una forma rigurosa de seleccionar el 
lenguaje y de aprovechar la rapidez en el procesamiento de los datos que facilita la 
tecnología (Browson, y Fry, 1957; Vickery, 1959). Era un nuevo enfoque para indizar y 
recuperar los documentos denominado coordinate indexing. 
 1953 Hans Peter Luhn (1896-1964) ingeniero alemán quien trabajó para IBM, revolucionó 
la recuperación de información debido a que aplicó la estadística para identificar las 
palabras recurrentes en los textos y de ahí creó el Key Words in Context (KWIC). Demostró 
un método para incorporar los perfiles de interés de los usuarios a partir de palabras clave, 
las cuales nombró como action points es lo que se conoció posteriormente como 
Diseminación Selectiva de Información (Furth, 1993). 
 1968 Gerard Salton (1927-1995) fue otro norteamericano especialista en informática 
creador del sistema System for Manipulation and Retrieval Text (SMART) su contribución 
consistió en separar las palabras relevantes del título y el resumen de una muestra de 
documentos; es decir palabras de lenguaje libre y determinó el valor de las palabras en 
función del número de apariciones en el documento, lo que fue denominado como 
indización automática selectiva; los resultados también facilitaban la identificación de 
núcleos semánticos alrededor de los cuales se relacionaban las palabras de temas afines. 
Entre sus libros se encuentran A Theory of indexing en el cual recoge las técnicas de 
indización automatizadas, los métodos de recuperación de información y las técnicas de 
construcción de tesauros (Crouch and McGill, 1996). 
 
Las contribuciones de Mooers, Taube, Luhn, y Salton continúan vigentes, los lenguajes 
controlados se construyen bajo el principio de lo que se denomina garantía literaria, y se mejoraron 
con las aportaciones de Zipf y Goffman. Para la retroalimentación de los lenguajes controlados se 
retoma el lenguaje especializado de cualquier área de la ciencia, y es justificable su incorporación 
14 
 
siempre y cuando se tenga una frecuencia relevante de uso en la literatura, es un reflejo del 
conocimiento. En bibliotecología para obtener el especializado se utilizan los glosarios, 
diccionarios y las palabras de la especialidad que los autores acuñan día con día; además se apoya 
en la Teoría General de la Terminología que tiene como objetivo normalizar el uso de las palabras 
en un área de la ciencia o la técnica. 
Además de obtener el lenguaje especializado para construir lenguajes controlados se requiere 
de normas; la Norma para la Construcción y Mantenimiento del Tesauro Monolingüe, ISO 2788 
(International Organization for Standarization, 1986), desarrollada en Estados Unidos, indica que 
a partir de la evaluación del número de ocurrencias y la depuración de los sinónimos se distinguen 
los términos preferentes delos no preferentes (Barité-Roqueta, 2007). Entre los años 2011 y 2013 
se emitió la nueva Norma ISO 25964 Information and documentation Thesauri and 
interoperability with other vocabularies (partes 1 y 2) (International Organization for 
Standarization, 2001, 2013). En el siguiente apartado se explica a detalle la relación entre 
terminología y bibliotecología para la construcción de lenguajes controlados. 
En la presente investigación se obtendrán los términos de uso de los autores, para verificar si 
forman parte de los lenguajes controlados. 
 
2.2.Los vocabularios controlados, su relación con la terminología y el estudio de las unidades 
lingüísticas. 
La comunidad científica de un área de estudio es la productora natural de los términos 
(Cabré, 2000, Lara y Ham, 1979); en la práctica esto se confirma a partir del ejercicio de arbitraje, 
un trabajo que se lleva a cabo en la evaluación de los artículos que forman parte de las revistas 
especializadas, el cual refuerza y consolida el uso de la lengua especializada, además de validar e 
incorporar nuevas palabras de acuerdo con el avance de la ciencia (Barité-Roqueta, 2007). En este 
sentido, en bibliotecología, el principio de garantía literaria y el uso del lenguaje de los autores en 
su producción, garantiza los mayores niveles de relevancia, porque se limita al uso de las palabras 
clave (Svenonious, 2003); es una vía indispensable para la detección y extracción de las unidades 
terminológicas tanto de orden general como las que pertenecen a disciplinas especializadas, es una 
forma de conocer el alcance de la materia, y el contexto de uso; cada unidad terminológica es la 
expresión de un campo de la ciencia, representa conocimiento especializado y es la vía de 
comunicación (Cabré 2000; Naumis-Peña, 2007) 
15 
 
Hay autores que definen los lenguajes de especialidad como “subconjuntos pragmáticos 
del lenguaje general y por lo tanto entienden que existe una confluencia de parte de las 
características del lenguaje general y otra parte de características propias” (Sager, Dungworth y 
McDonald 1980, Pitch y Draskau, 1985, citados por Edo-Marzá, 2012). 
Para entender mejor el significado del lenguaje de especialidad se citan los elementos 
destacados por Cabré (1993, p. 135). 
a) Se trata de conjuntos especializados, ya sea por la temática, por la comunidad que 
los usa y su posición en la comunicación entre sus integrantes; 
b) las unidades terminológicas son un conjunto que tiene características 
interrelacionadas, no son elementos aislados; 
c) mantienen la función comunicativa como predominante, por encima de otras 
funciones complementarias. 
 
En bibliotecología el lenguaje especializado del discurso científico se utiliza con el objetivo 
de representar los contenidos de los documentos de manera unívoca; y la Teoría General de la 
Terminología (TGT) de Wüster (2003) aporta en la normalización de los términos, nociones y 
denominaciones propias de una rama de la ciencia; sostiene que la estandarización permite la 
comunicación en contextos especializados (Torres, 1998). En la misma dirección también retoma 
la teoría de la relevancia, que permite conocer y delimitar los alcances del significado de los 
hablantes y de esta forma justificar los modelos de representación del conocimiento; se parte de 
que no toda la información es relevante y no todos los contextos son adecuados para destacar 
información e incluso se reconoce que el uso de los descriptores en las bases de datos ayudan a 
poner en relieve los resultados de interés para los usuarios (Reyes y Solares, 2006). 
Otro elemento común entre terminología y bibliotecología es la trasformación de la lengua a 
partir de las interacciones sociales, en ambas disciplinas se sostiene que hay una dinámica entre 
los generadores de los términos, que son los expertos de un área del conocimiento y los usuarios 
en general, el eje de esta dinámica es la transmisión del conocimiento especializado (Gallardo y 
Gómez, 2006). A continuación, se hace una recapitulación de las aportaciones que continúan 
aplicándose en el estudio de las unidades lingüísticas para la construcción de lenguajes 
controlados. 
 
16 
 
2.2.1. Estudio de las unidades lingüísticas 
Mientras que en terminología hay cuestionamientos y propuestas respecto a la normalización 
e interpretación de los términos, en bibliotecología se reconoce que la extracción de palabras se 
hace a partir de corpus, Vivaldi y Rodríguez mencionan que “la gran mayoría de los términos son 
unidades nominales, ya sean simples o complejas” (p. 441, 2004). La identificación de términos 
en un texto y su normalización es lo que contribuye en la descripción de un documento y en 
consecuencia en su recuperación por medio de los catálogos. Desde 1950 hasta 1968 Mooers, 
Taube, Luhn y Salton hicieron aportaciones a partir de la informática, para extraer las palabras de 
los textos y por medio de la TGT se normalizaron los lenguajes de indización, lo que permitió la 
recuperación de la información en los catálogos. La indización automatizada ha retomado las 
aportaciones antes mencionadas para llegar a la obtención de términos o frases terminológicas que 
cumplan la función de anclaje, la combinación de ambas es lo que garantiza mejores resultados; 
Para comprender el sentido de las unidades lingüísticas, es necesario mencionar que la 
lexicografía está centrada en el estudio de las palabras de la lengua en general, es un componente 
de la oración que tiene significado, y en terminología “…se identifican segmentos de una realidad 
profesional especializada de forma unívoca” (Cabré, 2000, p. 27), son representaciones de una 
especialidad. La terminología “se dirige a denominar los conceptos propios de una determinada 
materia” (Cabré, 2000, p. 27), rescata las unidades lingüísticas con significado en una especialidad, 
aunque no lo defina, en los glosarios es donde se definen términos de una especialidad. A 
continuación, se puntualizan algunos conceptos que están ligados a las unidades lingüísticas 
utilizadas de manera frecuente en la investigación: 
Definición 
De acuerdo con Arntz, sirve “para establecer una relación lo más inequívoca posible entre 
conceptos y denominaciones. Delimitan un concepto al colocarlo en relación con otros (ya 
conocidos o definidos)”. (1995, p. 87). En tanto que Monterde Rey menciona que es la 
“Determinación de un concepto por medios lingüísticos” (1998, p. 148). 
Concepto 
El concepto es un elemento del pensamiento, “los conceptos son medios de clasificación 
mental, no existen en la realidad, son utilizados (para entender) y, por consiguiente, también para 
comunicarse” (Wüster, 2003, p. 39). Para Cabré (1993) el concepto es un elemento del 
17 
 
pensamiento que representa un objeto individual, material o inmaterial. Consta de características 
comunes a un grupo de objetos individuales. Los conceptos no existen en la realidad son 
abstracciones de los humanos respecto a los objetos. 
La lengua es la que hace inteligibles los conceptos que cada quien elabora (tanto para él mismo, como 
para los demás), pues su validez y su operatividad no se cristalizan mientras no se los contrasta con la 
experiencia común, si no los significa con signos, que los alumbran y los ponen en cuestión (Lara 2001, p. 
188). 
La definición de Lara (2001) corresponde al uso del concepto en Bibliotecología, el nombre 
de los objetos no se da en contextos aislados de la vida social, la lengua de la comunidad que rodea 
al individuo puede o debe tener algún papel en la formación de los esquemas de conocimiento. En 
consecuencia, según la teoría terminológica, la designación de un objeto no se da nada más por 
medio del término, sino que constituye el instrumento comunitario, mediante el cual se delimita el 
conocimiento de algo y se confirma. (Naumis-Peña, 2007). 
Término 
El término en sentido estricto es el que se aplica exclusivamente enun campo de la ciencia. 
(Cardero, 2009). Lo que caracteriza al término, en palabras de Lerat (1997), es la relación 
biunívoca entre una palabra o un grupo de palabras y una definición especializada. Por ejemplo 
“subjetividad femenina” es un término, pero no designa nada material, representa un concepto. El 
término de uso general es el que puede ser utilizado en distintas áreas de conocimiento, por ejemplo 
“políticas públicas”. 
Palabra clave 
Las palabras clave son expresiones del lenguaje natural y para efectos de representación 
del contenido de un documento, se extraen del título y/o el resumen o son asignadas por los autores 
y tienen la misma forma en que aparecen en el texto (Naumis-Peña, 2007). 
En el siguiente apartado se detalla la construcción de los vocabularios controlados y su 
funcionamiento. 
 
2.3. Los lenguajes controlados: encabezamientos de materia y tesauros 
En bibliotecología la indización está definida como la actividad que consiste en representar el 
contenido de un documento o de una consulta en forma analítica (Slype, 1991; Naumis-Peña, 2007; 
18 
 
Maniez, 1993). Para llevar a cabo el proceso de análisis de contenido del documento y decidir los 
términos adecuados para su representación se utilizan los lenguajes controlados, son las 
herramientas idóneas para la organización y recuperación de información; se dividen en dos 
categorías: la primera son los precoordinados que son los sistemas de clasificación y 
encabezamientos de materia; la segunda son los postcoordinados listas de palabras clave y 
tesauros. La extracción y acopio de los términos para la construcción de lenguajes controlados se 
efectúa en forma automática, en textos especializados (Naumis-Peña, 2007); un criterio adicional 
que menciona Lancaster (2002) es la autoridad del usuario, esto significa que el término se debe 
incorporar al lenguaje controlado siempre que sea de su interés, lo cual se asocia con el nivel de 
especificidad en el vocabulario y el lenguaje libre de los autores. 
En terminología y en bibliotecología se busca la univocidad de la comunicación profesional y 
la transferencia de conocimientos (Cabré, 2000), por lo que la construcción de los lenguajes 
controlados se sustentó en la TGT, como se había mencionado, a pesar de su estrechez. En 
bibliotecología se ha tenido la necesidad de rescatar términos locales para hacer una representación 
más fidedigna de la realidad, sin dejar de lado la especificidad que amerita la materia (Cabré, 
2002). 
Naumis-Peña (2012) también señala que en México se ha trabajado poco en las listas de 
encabezamientos de materia. Las traducciones de los encabezamientos no son producto de un 
consenso de los términos utilizados en el contexto mexicano y en consecuencia no representan la 
realidad de nuestro país; se invalida la terminología local por buscar la normalización. Es necesario 
incorporar lenguaje especializado de disciplinas o culturas que se consideran marginales, se trata 
de fenómenos que atañen a la sociedad y que la están transformando, por lo que no pueden 
silenciarse en la generalidad; en México un ejemplo son los matrimonios entre homosexuales. 
Construir los lenguajes controlados utilizados en bibliotecología es un trabajo que requiere del 
estudio, organización e incorporación de nuevos términos emanados de diversas áreas de las 
ciencias. Los bibliotecólogos dedicados a este trabajo parten de “que su profesión no sólo supone 
técnicas, exige también cultura lingüística” (Lerat citado por Naumis-Peña, p. 88, 2007); esto se 
debe a que hacen una reflexión teórica sobre cada término candidato, consideran el aspecto del uso 
y representatividad entre los documentos de la disciplina, es un trabajo que se sustenta en la 
lingüística y la terminología. Los términos se conciben como unidades de conocimiento y pasan 
por un proceso de normalización para validarse como descriptores o encabezamientos de materia 
19 
 
(Lancaster, 2002). La normalización tiene dos propósitos: primero llegar a unidades 
terminológicas de comunicación universales de las ciencias, sin ambigüedades, se reducen a 
formas unívocas y representan el contenido de un documento; el segundo es evitar la dispersión y 
organizar las colecciones de las bibliotecas de acuerdo a los temas que tratan (Cabré, 2002). 
En la norma ISO 5963-1985 Information and documentation Methods for examining 
documents, determining their subjects and selecting indexing terms (International Organization 
for Standarization, 1985) se menciona que el proceso de indización se lleva a cabo en tres fases; 
la primera es examinar el documento para distinguir su contenido; la segunda identificar y 
seleccionar los conceptos del contenido y; la tercera seleccionar los términos adecuados de los 
lenguajes controlados, para su representación; en otras palabras es la traducción o codificación a 
un vocabulario controlado, para representar su contenido en los registros bibliográficos. 
En la cultura escrita los neologismos acuñados desde los EG, son términos utilizados 
cotidianamente por autores que han contribuido en el crecimiento del campo de estudio; la 
propuesta de la construcción del modelo terminológico busca identificar expresiones nuevas, para 
proponer en los lenguajes controlados a fin de enriquecer las diversas áreas del conocimiento, 
permitir su comprensión semántica y facilitar su representación. Esto redundaría en la obtención 
de resultados más precisos en las búsquedas. Cada día se agregan nuevos documentos a las 
colecciones de las bibliotecas de las IES y la forma idónea de llegar a ellos es representarlos en 
los catálogos por medio del trabajo de indización. En la presente investigación se analizan los 
equivalentes en español de los encabezamientos de materia de la biblioteca del congreso y dos 
tesauros en español especializados en mujeres y género. Los cuales se utilizaron como referencia 
en los resultados de los términos obtenidos del corpus; por consiguiente, se explican sus 
características en el siguiente apartado. 
 
2.3.1. Encabezamientos de materia 
Los encabezamientos de materia tienen sus orígenes en 1898 se construyeron a partir de la 
garantía literaria y como resultado del catálogo diccionario de la Biblioteca del Congreso, para 
concluir en los conocidos Library of Congress Subject Headings (LCSH) la primera lista de 
encabezamientos se publicó entre 1909 y 1914; en la actualidad es una herramienta reconocida en 
el ámbito bibliotecológico alrededor del mundo (Salta, Cravero y Saloj, 2005, Keyser, 2012). Los 
encabezamientos de materia son un lenguaje normalizado que tiene como finalidad describir el 
20 
 
contenido temático de los documentos, son puntos de acceso en el catálogo para su identificación 
y consulta. Se dividen en categorías: los temáticos representan la materia que trata el documento; 
los de forma describen su arreglo como las enciclopedias o el soporte como los archivos 
audiovisuales, entre otros; los de nombres propios citan personas o entidades. Otra de las 
categorías que los componen son las subdivisiones cronológicas que representan periodos 
históricos y las categorías de uso libre que se aplican de acuerdo con grupos étnicos y tipo de 
documentos por mencionar algunos (Salta, Carvero y Saloj, 2005). Su ordenamiento es alfabético 
palabra por palabra, se caracterizan por su alcance enciclopédico y la precoordinación; ésta se 
refiere a la combinación de las frases o palabras previamente ordenadas en una secuencia y son 
estructuradas por el personal de catalogación; la construcción de las frases está limitada al uso de 
la terminología normalizada que se encuentra en los encabezamientos (Lancaster, 2002). Cuando 
las personas hacen búsquedas por tema, los resultados son exclusivamente de los documentos que 
hayan sido descritos con el lenguaje controlado. Hoy en día con el uso de los catálogos 
automatizados ya se pueden hacer combinaciones:para el caso de las monografías las 
combinaciones se hacen con palabras del título y los lenguajes controlados; para el caso de los 
artículos de publicaciones periódicas con palabras del título y las palabras clave que señalan los 
autores o del resumen, con este tipo de combinaciones se obtiene un número más amplio de 
resultados que responden al interés de quien busca. 
Entre los diferentes encabezamientos desarrollados además del LCSH se encuentra 
Bilindex (Cabello-Argandoña, R y Cabello, A.A., 2001) el equivalente de los LCSH en idioma 
español, se ha difundido en países de América Latina y España, tiene las mismas características de 
construcción. Otra iniciativa que se hizo a partir de LCSH es el catálogo bilingüe de autoridades 
en el que reúnen las contribuciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España); 
la Biblioteca Nacional de España; además participa la Biblioteca Pública de Queens Borough 
(Nueva York) y la Biblioteca Pública de San Francisco (California). El proyecto tiene el propósito 
de hacer un trabajo colaborativo y apoyar a las bibliotecas de habla hispana; recibe aportaciones 
del National Endowment for the Humanities (Kreyche, 2007). 
Entre los encabezamientos de materia especializados se encuentra el Medical Subject 
Headings (MeSH) el cual se publicó por la National Library of Medicine de Estados Unidos en 
1954 bajo el título de Subject Heading Authority. En español su equivalente son los Descriptores 
de Ciencias de la Salud (DeCS) (Biblioteca Regional de Medicina, 2015) un vocabulario trilingüe 
21 
 
(español, inglés y portugués) que fue desarrollado a partir del MeSH en 1967 por el Centro 
Latinoamericano y del Caribe de información en Ciencias de la Salud. Su gran aportación ha sido 
incorporar nuevas categorías de descriptores y contribuir en la indización de la literatura científica 
y técnica de la región centrada en salud y medio ambiente. 
En México la Guía de Encabezamientos de Materia para los Catálogos Diccionarios se 
publicó en 1934 y fue elaborada por Juana Manrique de Lara, las fuentes a partir de las cuales hizo 
la traducción y adaptación fueron List of Subject Headings for Use Dictionary Catalogs de la 
American Library Association publicada en 1911 y la List of Subject Headings for Small Libraries 
de Minnie Earl Sears y Subject Headings Used in the Dictionary Catalogs of the Library of 
Congress ambas publicadas en 1928 (Gross, 2008). La Lista de encabezamientos de materia: 
elaborada en el departamento de Catalogación de la Biblioteca Nacional de México aportación 
de Gloria Escamilla se publicó por primera vez en 1967 y la segunda edición en 1978 (Morales 
Campos, 2001). En la primera edición se integraron los encabezamientos reunidos a partir de la 
reorganización de los fondos de la Biblioteca Nacional en 1961y que podrían servir para otras 
bibliotecas debido a la riqueza de los mismos y por haberse constituido a partir de obras en español. 
Entre la obras que se consultaron para su construcción se encuentran: National Library of 
Medicine, Lista de Encabezamientos para Bibliotecas de Rovira Beltrán y Jorge Aguayo, Library 
of Congress Subject Cataloging Division, List of Subject Headings for Small Libraries de Minnie 
Earl Sears, Lista de Encabezamientos de Materia de la Universidad Nacional Autónoma de México 
entre otras obras (Escamilla, 1978). 
En español otra herramienta utilizada en bibliotecas de América Latina (incluido México) 
es la Lista de Encabezamientos de Materia (LEMB), es de tipo enciclopédico para la descripción 
universal del conocimiento, fue elaborada por la Unión Panamericana en 1957, revisada y 
publicada en 1985 por el Instituto Colombiano para el Fomento a la Educación Superior, 
auspiciado por la Organización de Estados Americanos (OEA); entre las fuentes consultadas para 
su composición y normalización se encuentran los LCSH, tesauros especializados y diccionarios; 
tiene un arreglo alfabético palabra por palabra; además participaron especialistas en las diferentes 
áreas de las ciencias. Su objetivo es aportar a la indización en español y proporcionar un 
concentrado de términos utilizados en las bibliotecas de los países de habla hispana de América 
Latina, la tercera edición se publicó en 1998. Entre sus políticas se menciona que debe ser utilizada 
como mínimo en una de las bibliotecas participantes (Cardona de Gil, 1998). En el equipo de 
22 
 
trabajo además de especialistas de la OEA se tiene la participación de representantes de países 
como Costa Rica, México, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Honduras, Panamá, 
Paraguay, Nicaragua, Uruguay y Venezuela (Arias, 1998). 
Los encabezamientos de materia han sido criticados no sólo por su contenido, sino también 
por su estructura de precoordinación, Beacher Wiggins (2007) director de adquisiciones de Library 
of Congress preparó un informe en el que puso a discusión la precoordinación frente a la 
postcoordinación y los costos que implica; además mencionó que la precoordinación en la 
actualidad representa una dificultad de aprendizaje para el personal de catalogación, en la 
construcción de encabezamientos y que los usuarios finales no comprenden la lógica de su 
ordenamiento. En el informe se refirió a la flexibilidad de la postcoordinación por lo que se puede 
seguir utilizando la herramienta, pero señaló la necesidad de cambios y el diseño de instrumentos 
que apoyen al personal de catalogación. Se han incorporado actualizaciones y enriquecido los 
encabezamientos de materia utilizados en español, no obstante, en los resultados de los 
documentos analizados en la investigación se observa la falta de terminología en materia de EG. 
 
2.3.2. Tesauros 
El término tesauro en relación con la recuperación de la información se aplicó en 1957, los 
primeros que se publicaron fueron: Chemical Engineering Thesaurus publicado en 1961 por el 
American Institute of Chemical Engineers, posteriormente el Thesaurus of Astia Descriptors en 
1962 por el US. Defense Documentation Center, y en 1967 el Thesaurus of Engineering and 
Scientific Terms publicado por US: Department of Defense. (García-Marco, 2008). Se 
construyeron con la finalidad de representar el contenido de los documentos por medio de un 
lenguaje normalizado, de manera que la persona que consulta sea conducida a nombrar con un solo 
término los documentos que tratan el mismo tema y se reduzca la dispersión. Es un lenguaje 
controlado utilizado en la indización que permite hacer búsquedas en bases de datos bibliográficas 
como los catálogos de biblioteca; tiene estructura jerárquica, a partir de la cual se establecen las 
relaciones entre los términos (Gil Urdiciain, 1998; Naumis-Peña, 2007). 
Los tesauros funcionan al igual que los encabezamientos de materia, como puntos de 
acceso en el catálogo para la recuperación de las colecciones en las bibliotecas por medio de los 
catálogos; por lo regular cubren temas específicos, esto significa que son resultado de la 
compilación de lenguaje especializado (López-Huertas, 1999). Los términos que aparecen con 
23 
 
mayor frecuencia en un documento son los mejores candidatos a descriptores para integrar a un 
tesauro, por tener anclaje en el contenido; es decir tienen la garantía literaria, una de sus 
características es la postcoordinación, esto significa que se pueden hacer búsquedas a partir de 
combinar términos que no fueron enlazados previamente, a diferencia de los encabezamientos de 
materia. La unidad terminológica del tesauro es el descriptor “un término normalizado y 
relacionado dentro de un contexto lingüístico, en el marco de un tesauro, se describe y representa 
un determinado contenido de los documentos para integrarse a un sistema de información” 
(Naumis-Peña, 2000, p. 111) se usan para representar, sin ambigüedad, los contenidos en los 
documentos. 
Los descriptores están estructurados a partir de tres relacionesbásicas; las relaciones de 
equivalencia, las relaciones jerárquicas y las relaciones asociativas, todas relacionadas entre sí. 
Actualmente, a partir del 2011, la construcción y mantenimiento de tesauros se rigen por la norma 
ISO 25964-1 y 25964-2. Le precedieron la norma ISO 2788-1986 y la ISO 5964 que fueron 
integradas en la nueva normatividad. En las relaciones jerárquicas se hace visible la organización, 
se distinguen los términos genéricos y los específicos o subordinados; las relaciones de 
equivalencia permiten validar los términos autorizados a partir de identificar los descriptores o 
términos preferentes; los llamados términos no preferentes son los sinónimos que no deben 
utilizarse, para evitar dispersión en la descripción de los contenidos y como consecuencia la falta 
de precisión en los resultados de las búsquedas. Por último, las relaciones asociativas son las que 
pueden establecerse entre dos descriptores que son de un mismo universo temático. 
Actualmente hay argumentos en contra de la indización al considerar que el lenguaje libre 
está estrechamente ligado con el vocabulario de los usuarios; sin embargo, los problemas en las 
búsquedas se presentan cuando se generan confusiones, entre los términos y las palabras que no 
expresan temas. Los descriptores pueden ser palabras o frases, pero siempre tienen el objetivo de 
representar el contenido de un documento (Naumis-Peña, 2007). De acuerdo con Slype (1991) y 
Maniez (1993) el uso del lenguaje libre incrementa el número de materiales recuperados, pero 
disminuye la precisión en los temas, porque genera mayor dispersión en los resultados de las 
búsquedas y menor satisfacción para quien tiene interés en buscar un documento; esto se debe a 
que en el lenguaje libre existe la polisemia, en consecuencia una palabra puede expresar varios 
significados y para evitar confusiones se codifica el lenguaje natural con el lenguaje controlado 
para buscar la biunivocidad porque cumple dos condiciones: 
24 
 
a) cada término denomina un solo objeto; 
b) cada objeto es designado por un término (Maniez, 1993, p. 194); 
Para continuar se mencionan las tendencias que con respecto a las posiciones citadas. 
 
2.3.3. Tendencias en la construcción de encabezamientos de materia y tesauros 
La bibliotecología retoma los principios de la TGT para la normalización y conformación de 
los lenguajes controlados, además se auxilia de los sistemas de computación para garantizar una 
comunicación biunívoca entre autores y lectores. Por lo que se refiere a la terminología en los años 
noventa Cabré, Freixa, Lorente y Tebé (1998) mencionan que autores como Rey, Gambier, Gaudin, 
Sager, Temmerman, Slodzian desde la lingüística, aportaron nuevos enfoques a raíz del 
cuestionamiento de la eficacia de la TGT. Se parte de reconocer que la lengua registra cambios, 
como resultado de las interacciones sociales y por tanto el núcleo normativo se rebasa debido a 
que no se representaba el valor y la diversidad tanto de las lenguas, como de los temas 
especializados. 
Como resultado de las objeciones, se consideró que existía la necesidad de recuperar las 
expresiones culturales; entre las nuevas aportaciones se encuentra la corriente enunciada por el 
francés Boulanger quien publicó en el Dictionnaire de linguistique et des sciences du langage en 
1994 el término Socioterminología; su apuesta fue poner en relieve la desigualdad que existe en el 
trato de las lenguas; otra postura fue la Teoría Sociocognitiva de la Terminología (TST) de Rita 
Temmerman, quien plantea la necesidad de “…estudiar las condiciones históricas y sociológicas 
de los términos en el ámbito comunicativo de la información textual, en lugar de aceptar 
ciegamente la normalización de los mismos” (Bauder, 2007, p. 33). Temmerman (2000) sostiene 
que la TGT desarrolló principios y métodos para una descripción sincrónica del lenguaje; es decir 
que no atiende los cambios históricos ni sociales reflejados, la TST se construye del potencial de 
la interacción entre el mundo, el lenguaje y la mente humana. 
La Teoría Comunicativa de la Terminología (TCT) de Teresa Cabré sostiene que los términos 
son “…unidades de conocimiento, de lengua y de comunicación” (Bauder, 2007, p. 35), ella parte 
de que el término tiene diferentes facetas por lo que formuló un modelo de representación que le 
denominó la Teoría de las Puertas (TP) una respuesta a partir de la cual se busca un tratamiento 
multidimensional de los términos, se concibe a las unidades terminológicas como poliédricas; es 
decir que se definen a partir de tres puertas o componentes: cognitivo (como unidades de la 
25 
 
percepción de la realidad), lingüístico (como unidades del discurso) y social (unidades que 
divulgan conocimiento especializado) (Cabré, 2000, 2009; Sager, 1993). En éste trabajo de 
investigación se consideran las aportaciones de Temmerman y Cabré respecto a la necesidad de 
abrir el horizonte de la terminología con un enfoque social que permite ubicar los términos en su 
contexto y plasmar las interacciones sociales de la lengua en los lenguajes controlados, por lo que 
se fundamenta en la TCT y en la TST para la recuperación de lenguaje en EG. La diferencia 
consiste en considerar la terminología como medio de comunicación con los usuarios no sólo de 
representación, ya lo mencionaba Naumis-Peña (2012), se trata de valorar el contexto, así como la 
formación social y cultural tanto de quienes escriben como de quienes leen; porque se considera 
que el texto es el reflejo de la forma real que se hace del lenguaje por parte de los hablantes. 
Cabré (2000) señala que de acuerdo a una concepción posmoderna del lenguaje, el trabajo de 
normalización se aplica para un ordenamiento óptimo, el cual tiene ventajas y desventajas. La 
ventaja es la incorporación de nuevo lenguaje unificado para favorecer la comunicación al crear 
un lenguaje común; la desventaja es que la uniformidad se transforma en una implantación 
progresiva que sacrifica la variedad. Al concebir que el lenguaje es una expresión cultural, la 
uniformidad se interpreta como una imposición, al considerarla como una interferencia para el 
desarrollo de las lenguas locales, que son expresiones culturales acalladas. 
La terminología de los EG no se ha incorporado en los lenguajes controlados y ante este sesgo 
es necesario retomar la TCT y la TST, para dar cabida a nuevos términos que son parte del lenguaje 
de la especialidad, que expresan cambios sociales en las relaciones entre los géneros y que aún se 
encuentran al margen de los lenguajes controlados. Existe una producción bibliográfica que no es 
visible en los catálogos a pesar de engrosar las colecciones en las bibliotecas; esto se debe a la 
postura de una normalización que ha incorporado vocabulario de la especialidad, parcial y 
lentamente, a pesar de los avances en la investigación respecto al tema. 
En la nueva tendencia del sociocognitivismo se defiende el uso de términos de indización en 
la cultura propia de la comunidad; la bibliotecología en 1977 ya comenzaba a reconocerla como 
un método contemporáneo (Hjorland, 2002, p. 257-270 citado por Naumis-Peña, 2012; Capurro, 
2010). Por otro lado, también en el campo de la bibliotecología, Moreiro destaca que en la 
postmodernidad “se prefiere destacar la función comunicativa de la lengua, desplazando la 
intensidad puesta, hasta ahora, en el carácter representativo” (Moreiro, 2004, p.29 citado por 
Naumis-Peña, 2012). A fines del siglo pasado y comienzos del actual en el nuevo modelo de la 
26 
 
Terminología Sociocognitiva, Rita Temmerman lo utiliza para describir los aspectos flexibles, que 
hacen la variedad de definiciones de un término, los nombra como unidades de comprensión, y los 
relaciona con el nivel de especialización del emisor y receptor del mensaje; además se reconoce la 
polisemia y la sinonimia que ya había adquirido lugar en la TCT. 
La terminologíajuega un papel relevante para transmitir información y como parte de la lengua 
también se apropia y porta valores culturales, el uso de la propia lengua en la ciencia y la tecnología 
también imprime características de las condiciones de vida de quien los emite. “Los escenarios de 
comunicación especializada forman parte del conjunto de los contextos de comunicación de las 
sociedades, y por ello una lengua que desee para sí misma un uso normal en intensidad y extensión, 
necesita terminología disponible para los usos especializados de sus hablantes, en tanto que 
profesionales y especialistas en temas y sectores concretos.” (Cabré, 2010, p. 7 citado por Naumis-
Peña, 2012) 
La tendencia es retomar el lenguaje natural utilizado por los usuarios para definir los puntos 
de acceso y tener mayor flexibilidad en la descripción de los contenidos; otro elemento son los 
idiomas en que se generan los contenidos que se indizan; son los principales cambios en las nuevas 
normas para la construcción de lenguajes controlados. La Norma ISO 25964-1 se publicó en 2011 
para sustituir las Normas 2788:1986 y 5964:1985 que son las Directrices para el establecimiento 
y desarrollo de tesauros monolingües y multiligües; en ésta se asume la asignación temática basada 
en la interoperabilidad de los diferentes vocabularios que se incorporan para indizar y recuperar 
información; la interoperabilidad no es sólo entre los vocabularios, sino también entre idiomas 
porque se asume la transmisión del conocimiento en los diferentes medios culturales. En la primera 
parte de la Norma 25964-1, a diferencia de la anterior, se reconoce lo apremiante de los 
lineamientos para la elaboración de un tesauro y el uso del lenguaje multilingüe; el contenido 
abarca desarrollo y mantenimiento de tesauro, así como los formatos y protocolos para el 
intercambio de información. Es aplicable a los recursos de información de cualquier soporte sean 
textos, archivos de sonido, imágenes fijas o en movimiento, objetos físicos o multimedia; los 
cuales forman parte de portales, bases de datos bibliográficas, museos o colecciones multimedia. 
La segunda parte de la Norma ISO 25962-2 se publicó en 2013 con el objetivo de fomentar la 
recuperación de información en la red, aun cuando se utilicen diversos vocabularios para la 
indización tales como encabezamientos de materia, listas de autoridad de nombre y ontologías, 
27 
 
entre los que se incluyen lenguajes libres (Soler y Gil Leiva, 2010). El objetivo de recuperar los 
documentos indizados con múltiples vocabularios, ya sean normalizados o no a pesar de que 
tengan diferentes estructuras; es integrar los lenguajes de distintos vocabularios utilizados en la 
indización, para responder de manera más eficiente a la función que tienen como instrumentos de 
recuperación de la información y organización del conocimiento. La norma incluye un modelo 
para unificar el lenguaje de manera que se puedan programar los sistemas para el intercambio de 
datos de forma automatizada; se trata de habilitar una expresión formulada con el uso de una 
unidad lingüística de manera que se pueda suplir con otra expresión que se haya asignado de otros 
lenguajes controlados (García-Marco, 2014). En caso de que cada uno de los conceptos del 
vocabulario “A” corresponda al vocabulario “B” el modelo permitirá hacer el intercambio e 
identificar y representar el concepto en cada uno de ellos con términos equivalentes. Con la 
interoperatividad entre los diferentes lenguajes se busca ampliar el abanico de opciones para el 
acceso de los documentos sin tener exclusividad de respuesta al mediar un sólo lenguaje 
controlado; se tendrán estándares abiertos bajo el principio de funcionalidad, de manera que los 
usuarios obtendrán más y mejores resultados (Voutssás-Márquez, 2009). 
El elemento fundamental en este caso es tener el vocabulario de la especialidad para aplicar el 
modelo de vinculación directa como se menciona en la norma; justo es lo que no se tiene y es lo 
que busca aportar el modelo propuesto. ¿A qué se debe la necesidad de incorporar lenguaje de EG 
en los lenguajes controlados? Es una pregunta que se responderá para comprender cómo han 
permeado los EG en las ciencias sociales y las humanidades y la necesidad del vocabulario 
especializado para la indización. 
 
2.4. Del feminismo a los Estudios de Género y las bibliotecas 
¿Cómo llegaron los EG a la academia? El feminismo tuvo sus orígenes en el periodo de la 
ilustración y la idea del sujeto universal, lógico y racional del siglo XVIII; fue una lucha contra el 
sexismo, la concepción androcéntrica del mundo, buscó eliminar las relaciones de poder que se 
sostienen en jerarquías y desigualdades a partir de las diferencias sexuales (Sánchez, 2001). En el 
siglo XIX el feminismo se manifiesta por el sufragio y la lucha por los derechos civiles como el 
trabajo, la educación, el voto, el divorcio y la autonomía, entre otros. En 1919 las inglesas, como 
ciudadanas, exigieron su derecho al voto, al trabajo y al estudio; desde diversos frentes las mujeres 
28 
 
tomaron la posición de protagonistas y asumieron una participación activa en una sociedad, donde 
los cambios exigían una intervención colectiva; en Francia y otros países del mundo, como 
México. A partir de los movimientos sociales en 1968 hubo una etapa que se caracterizó por la 
presencia de sectores de población considerados minorías, sus demandas cambiaron la búsqueda 
de igualdad, para reorientar el camino por el derecho a la diferencia, había un reclamo por tener 
las mismas oportunidades que los varones y la reivindicación de su identidad como mujeres con 
diferencias y derechos. (Barquet, 2002). En el momento en que se reconoció la presencia de los 
estudios feministas en las instituciones de educación superior, las mujeres hicieron un estudio 
sistemático de la condición social en que vivían, lo que permitió hacer un análisis en diferentes 
ámbitos; como el simbólico, asociado a las representaciones culturales; las instituciones sociales 
como la familia, lugar de opresión de la mujer; el mercado de trabajo, con la división sexual del 
trabajo; la educación; la asignación de la sexualidad y el régimen gubernamental. 
Scott (2008) menciona que a partir de sostener una relación de poder entre varones y 
mujeres a lo largo de la historia han prevalecido las condiciones de inequidad, donde las mujeres 
han sido subordinadas. Lamas (1986, p. 190) sostiene que “la categoría de género permite delimitar 
con mayor claridad y precisión, cómo la diferencia cobra dimensión en la desigualdad.” De ahí 
que los EG se concibieron como una aportación al movimiento feminista que contribuyó en la 
construcción de nuevas perspectivas de análisis para descubrir el entramado social que adjudica 
obligaciones y conductas sociales de la vida cotidiana a partir de modelos de ser mujer o ser varón 
a los ojos de la sociedad, lo que hizo evidente el uso de las atribuciones diferenciadas dadas a los 
cuerpos de cada sexo, es una aportación para explicar el patriarcado (Pérez Duarte, 2002); la 
construcción social de género es un sistema de jerarquías que descubre la desigualdad ante lo que 
supone como “natural” para el varón o la mujer, y que cambia en cada cultura y cada momento 
histórico, es un sistema de poder (Gomáriz 1992) . 
En la actualidad con el enfoque de género se ha creado un “segmento de la producción de 
conocimientos que se ha ocupado de ese ámbito de la experiencia humana” (Gomáriz, 1992, p. 2) 
y ha avanzado en forma transversal en el análisis del entramado social, además de articular con 
factores como la edad, el estado civil, la educación, la etnia, la clase social, orientación y/o 
preferencia sexual. La presencia de los EG en la academia extendió el alcance de las 
investigaciones en las ciencias sociales y las humanidades (economía, antropología y literatura, 
entre otras disciplinas); se ve a lasmujeres en relación al otro, a su contraparte. Desde la 
29 
 
construcción social de género las mujeres que perciben un salario por su trabajo se enfrentan a los 
estereotipos respecto a su comportamiento no sólo en la familia, también en el ámbito del trabajo; 
con esta visión más completa, en relación a lo que explica las relaciones de poder entre varones y 
mujeres, es que se desarrolla esta investigación y se retoma el término Estudios de Género (EG) y 
no Estudios feministas o Feminismo. 
Quienes se interesaban en investigar los EG se enfrentaron a problemas recurrentes como 
la discriminación y la violencia de género en diferentes ámbitos, pero este campo de estudio se 
consolidó en universidades de varios países como Brasil, Argentina, Puerto Rico, Estados Unidos, 
Inglaterra, Francia, Italia, y México entre otros. Para alcanzar esta posición se tuvo que avanzar 
por cuatro etapas: 
 la constitución de los EG como un campo de estudio en la academia 
 su inserción en las principales disciplinas 
 el esfuerzo por generar el interés curricular donde se incorporó la diversidad y 
 un avance por la globalización e internacionalización de los mismos. 
En la década de 1980 se hizo visible la consolidación de los EG en la academia estadounidense 
(Roulet y Santa Cruz, 1994) en tanto que en América Latina y el Caribe los primeros países que 
comenzaban a impulsar programas de investigación fueron México y Brasil. Los resultados se 
reflejaron en publicaciones, coloquios y seminarios; donde se fomentaba la discusión para resolver 
las diversas problemáticas a las cuales se enfrentaban. Posteriormente se abrieron espacios en 
universidades de países como Puerto Rico, Argentina, Costa Rica; Colombia, Venezuela y 
Uruguay. En la década de 1990 se inició la apertura de especialidades, maestrías y diplomados en 
México, Perú, Chile, Bolivia y Argentina. Como resultado de la presencia en varios países se creó 
el comité de Estudios de Género en las Américas, que hoy tiene el nombre de Gender and Feminist 
Studies una sección de la Latin American Studies Association (LASA), que promueve la 
construcción de redes de trabajo entre Estados Unidos y los países de América Latina (Montecino, 
1996; Rico, 1997). 
En México el movimiento estudiantil de 1968 en el que participaron las mujeres, fue uno de 
los elementos que contribuyó al surgimiento del movimiento feminista en el ámbito de la 
educación superior, el otro fue la influencia del feminismo estadounidense (Humm, 2001). Las 
mujeres se organizaron en grupos interesados tanto en la participación política como en la 
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construcción de una conciencia feminista; los grupos relacionados con la participación política 
fueron Mujeres en Acción Solidaria (MAS), Movimiento de Liberación de la Mujer (MLM) y el 
Movimiento Nacional de Mujeres (MNM) creado en 1973. Al reunirse en pequeños grupos y 
compartir sus experiencias personales, las mujeres, coincidieron en reivindicar la afirmación de 
que “lo personal es político” debido a que sus condiciones individuales de sometimiento se debían 
a variables macrosociales (Serret, 2000). 
El acontecimiento que contribuyó en atender de manera institucional las diferencias sociales 
de género fue la primera Conferencia Mundial de la Mujer (1975), que se llevó a cabo en nuestro 
país por la Organización de las Naciones Unidas (Conferencia Mundial del Año Internacional de 
la Mujer 1975 México, D.F. 1975), al ser parte de los países integrantes de ONU y sede de la 
Conferencia el gobierno mexicano asumió el compromiso de impulsar políticas dirigidas a 
mujeres, para cerrar la brecha de inequidad entre los géneros y dio a conocer el Plan de Acción 
Mundial del Primer Decenio para la Mujer (1975-1985) en el cual se comprometía a resolver esa 
problemática. En el mismo año, como resultado de la Conferencia se creó el Instituto Internacional 
de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer 
(International Research and Training Institute for the Advanced o Women INSTRAW, por sus 
siglas en inglés); además se proclamó por las Naciones Unidas el Decenio de la Mujer de 1975 a 
1985 (Naciones Unidas, 2015). 
Los estudios feministas fueron impulsados por grupos de estudiantes y profesoras en las 
universidades, tomaron fuerza, en mayo de 1972 por la frecuencia de radio de la Universidad 
Nacional Autónoma de México (UNAM) se iniciaron las transmisiones del programa “Foro de la 
Mujer” en el que participaba Alaíde Foppa, escritora guatemalteca que trabajó durante su exilio en 
México; fue integrante del grupo de mujeres que fundaron en 1975 la revista fem. (Annunziata, 
2000; Ludec, 2006), además impartía la cátedra de “Sociología de las minorías.” Posterior a la 
desaparición de Alaíde Foppa, en una entrevista telefónica con Carmen Marín una de sus alumnas 
(octubre 18, 2016) menciona que, se retomaron los objetivos de la cátedra y la continuaron bajo el 
nombre de “Sociología de la Mujer” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. La apertura 
de cursos en torno a la condición de vida de las mujeres permitió llevar a las aulas este tipo de 
temas e incorporarlos en el esquema curricular; se invitó a las estudiantes a realizar sus tesis e 
iniciar la transformación de los estudios de las mujeres en una nueva disciplina para generar 
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conocimiento. Barbieri (2002) menciona que la ruptura epistemológica permitió dar cabida a la 
construcción de la categoría género. 
En México debido al interés por la investigación en el tema se establecieron formalmente 
programas de estudio en diversas IES, a continuación se mencionan las de mayor trayectoria: 
 El Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM) fundado en 1985, hoy 
forma parte del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, actualmente 
ofrece la Maestría en Estudios de Género y un Curso de Verano, además de tener un fondo 
editorial propio (Urrutia, 2002b; Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer, 
2015); 
 El Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM fundado en 1992, 
por unanimidad del Consejo Universitario en diciembre de 2016 cambió a la categoría 
Centro de Investigaciones y Estudios en Género (Dirección General de Comunicación 
Social, 2016). En la entidad académica se imparten dos diplomados, uno cada año, el 
Diplomado de Diversidad Sexual desde el año 2000 y el Diplomado de Relaciones de 
Género desde el 2002, es un espacio académico con 25 años de historia y un fondo editorial 
propio, ha publicado investigaciones y traducciones; 
 Área Poder, Identidad y Mujer del Departamento de Política y Cultura de la División de 
Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad 
Xochimilco se creó en 1984 y actualmente ofrece la Maestría en Estudios de la Mujer 
(2005), desde hace 18 años. Cuenta con un centro de documentación que inició sus 
actividades en 2005 (Maestría en Estudios de la Mujer, 2005); 
 El Centro de Estudios de Género en la Universidad de Guadalajara, Jalisco se fundó en 
1994, desarrolla investigación y publica La Ventana. Revista de Estudios de Género 
 El Programa Universitario de Género en la Universidad de Colima creado en 1994, 
desarrolla investigación y un programa de formación académica, publica la revista 
GénEros desde 1993. 
Para conocer a detalle los programas académicos y líneas de investigación asociadas al tema 
se puede consultar el Anexo 1, donde se enuncian las instituciones educativas por estado de la 
república y los temas de investigación que desarrollan. Los esfuerzos de profesoras por impulsar 
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los EG en la academia y la creación de programas o centros de estudio fue lo que exigió incorporar 
en las bibliotecas de las IES mexicanas, colecciones afines al tema, ya sea publicaciones de 
universidades, de editoriales comerciales nacionales o importadas. Se trataba de retroalimentarla 
investigación y la docencia, para lo cual se requería de fuentes teóricas para continuar sus 
investigaciones, en el siguiente apartado se detalla el desarrollo de las colecciones y la creación de 
centros de documentación o bibliotecas especializadas. 
 
2.4.1. De la literatura gris a las bibliotecas en México 
Tener registro de lo que se escribe es una necesidad para conocer los antecedentes históricos; 
los grupos de mujeres y el incremento de sus publicaciones exigieron espacio y organización de 
las colecciones, lo que impulsó a crear centros de documentación o bibliotecas. En los grupos de 
mujeres se concentraba lo que se denomina literatura gris, son documentos mecanografiados (hojas 
engrapadas, folletos o carpetas) que se repartían de mano en mano en las reuniones; se escribían y 
distribuían para explicar las causas de subordinación y opresión de las mujeres e invitarlas a 
participar en acciones que contribuyeran a erradicar la discriminación de género, y atender a 
quienes eran víctimas de violencia sexual. El primer centro de documentación en México es el que 
formó CIDHAL (Comunicación e Intercambio para el Desarrollo Humano en América Latina, 
A.C) organización no gubernamental fundada en 1969, instalada en Cuernavaca, Morelos. 
La variedad de trabajos escritos por profesoras, estudiantes y mujeres militantes feministas se 
incrementaba y desde entonces no se ha detenido, las aportaciones provienen de distintos campos 
de las ciencias, principalmente las ciencias sociales y las humanidades (Blázquez, 2008). Durante 
el periodo de 1976 a 1982 hubo un auge del feminismo, en esa primera etapa; se publicaron algunas 
revistas para difundir sus ideas e impulsar cambios en la sociedad, a partir de construir una 
conciencia feminista (Cano, 1996); por ejemplo Cihuatl comenzó a publicarse en 1975 como 
medio informativo de la Coalición de Mujeres Feministas; La Revuelta resultado del colectivo “La 
Revuelta” mantuvo su publicación en el periodo de septiembre de 1976 a 1983 (Millán, 2009) y 
fem. (se transcribe como figura en la portada de la revista, con minúscula y punto) que tuvo una 
duración de 29 años de 1976 a 2005, fue considerada “una grieta de libertad” (Arizpe, 2002, p. 
67). La revista fem. se ofreció a la venta con dos objetivos; el primero difundir los resultados de 
los estudios de las condiciones de vida de las mujeres menos favorecidas en México y América 
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Latina; el segundo dar a conocer las aportaciones de las mujeres a la ciencia, la educación, la 
política, la literatura y el arte. (Fem: publicación feminista, 1976, Ludec 2006). 
En 1986 un grupo de feministas convocadas por Marta Lamas presentaron el proyecto de un 
suplemento semanal en el periódico La Jornada, titulado Doble jornada el cual quedó bajo la 
dirección de Sara Lovera; en 1990 se publicó el primer número de la revista Debate feminista bajo 
la dirección de Marta Lamas (Millán, 2009), a esta publicación se sumaron algunas autoras que 
anteriormente habían colaborado en la revista fem. En las universidades de Colima y Guadalajara 
publicaron revistas especializadas que se nombraban portavoz de los EG; en 1992 la Asociación 
Colimense de Universitarias presentó el primer número de la revista GénEros, con el objetivo de 
“dar cabida e invitar a la reflexión conjunta y formar con esta revista un encuentro de congéneres” 
(GénEros, 1993, p. 2). En 1995 un grupo de académicas de la Universidad de Guadalajara publicó, 
La Ventana. Revista de Estudios de Género, en el primer número se incluyeron los textos leídos 
durante la inauguración del Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara, que 
se llevó a cabo el 7 de octubre de 1994 (Palomar, 1995). Entre las revistas digitales se encuentran 
La manzana: revista internacional de estudios sobre masculinidades, una publicación digital 
auspiciada por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSyH) de la Benemérita 
Universidad Autónoma de Puebla, publicó su primer número en enero de 2006 (Rivera, 2006), y 
la Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género del Programa Interdisciplinario de Estudios de 
la Mujer de El Colegio de México, también digital, cuyo primer número se presentó en enero de 
2015 (Tinat, 2015). 
Cabe mencionar que la difusión de los grupos de mujeres no sólo se hizo por medio de revistas 
impulsadas por grupos de feministas militantes o académicas, también hubo participación en 
revistas de ciencias sociales, entre las cuales se puede citar, la Revista Mexicana de Sociología 
(fundada en 1939) la cual publicó en 1977 una reseña del libro de Claudie Broyelle La mitad del 
cielo. El movimiento de liberación de las mujeres en China (Tovar Ramírez, 1977), y la revista de 
Estudios Sociológicos (fundada en 1983) donde Claudio Stern y Rodolfo Corona publicaron en 
1985 el artículo Efectos de la migración rural-urbana sobre las composiciones por edad y sexo de 
la población: el caso de México en el cual ya se menciona, que las mujeres migrantes se dedicaban 
al trabajo doméstico (Stern y Corona, 1985). En relación a los libros las universidades y los centros 
de investigación facilitaron su difusión por medio de sus casas editoriales, algunas tesis llegaron a 
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publicarse como libros, además de abrir la posibilidad de hacer coediciones con editoriales 
comerciales como: Planeta, Siglo XXI y Porrúa, entre otras. 
En 1986 se hizo un recuento en México del impacto que habían tenido en la academia de lo 
que se llamaban “estudios feministas”, para esa fecha ya existían 17 bibliotecas en el Distrito 
Federal especializadas en el tema (Bustos, 1989), en 1999 se reportó el incremento en un 53% de 
los programas y centros de estudios de la mujer (Cardaci, Goldsmith y Parada-Ampudia, 2002). 
Hoy en día instituciones gubernamentales como el Instituto Nacional de las Mujeres y el Instituto 
de las Mujeres del Distrito Federal; organismos de ONU, como ONU Mujeres (lo que antes se 
llamaba Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM)) y el Fondo de 
Población de las Naciones Unidas (UNFPA), por mencionar algunos, tienen centro de 
documentación, donde albergan publicaciones relacionadas con el tema. Los centros de 
documentación y pequeñas bibliotecas fueron las alternativas para responder a las demandas de 
información de especialistas, investigadores y personal de la administración pública que buscaban 
conocer fuentes para explicar los compromisos adquiridos tanto de otros gobiernos, como de 
organismos internacionales. 
De 1992 a 1998 la organización CIDHAL tuvo una actividad intensa en palabras de Ana 
Sánchez, quien fue, coordinadora del Centro de Documentación (CENDOC) de CIDHAL “…llegó 
Amalia García, bibliotecónoma, tratando de organizar la parte de automatización del CENDOC, y 
con la idea de diseñar una clasificación especial para el tema de mujeres, que con el análisis de los 
documentos cada vez crecía más y no se le veía el fin” (Sánchez, 2009); a la llegada de Leopoldina 
Rendón al CENDOC impulsó la organización de la colección a partir del Sistema de Clasificación 
Decimal de Dewey (DDC), además se creó la Red Internacional de Centros de Documentación en 
Salud, con financiamiento de la Fundación McArthur. Como integrante de la Red CIDHAL 
organizó un encuentro que se llevó a cabo “…en el estado de Morelos, llegaron de distintos puntos 
del país; hubo un intercambio de experiencias respecto a la representación androcéntrica del 
conocimiento en el ordenamiento y clasificación de los materiales en sus organismos; en particular 
se discutieron las limitaciones del uso de encabezamientos de materia; el Centro de documentación 
del PIEM compartió su experiencia respecto al uso del sistema de Clasificación Decimal, 
encabezamientos de materia y tesauros” (Entrevista con Carmen Marín, octubre de 2016). 
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Durante los años de 1994-1995 se organizaron cursos de capacitación para otros CENDOC

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