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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA 
 
 
 
ESPECIALIZACIÓN EN ORTODONCIA 
 
 
 
 
“EL ANALISIS DE LOS RASGOS HORIZONTALES DE LA CARA COMO 
DETERMINANTES EN EL DIAGNOSTICO DEL 
TRATAMIENTO DE ORTODONCIA” 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
ESPECIALISTA EN ORTODONCIA 
 
 
 
 
PRESENTAN: 
 
 
Alumnos: C.D. Esp. Sara Lara Chavarría. 
 C.D. Jacquelin Martínez Reyes 
 
Tutor: Mtro. René G. Rivera Notholt. 
Asesor estadístico: M. en C. Haroldo Elorza Pérez Tejada 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
AGRADECIMIENTOS SARA: 
 A Dios que nos brinda la gran oportunidad de la vida, la cual nos permite tener 
grandes oportunidades, y experiencias que nos permiten obtener logros y 
satisfacciones los cuales enriquecen cada uno de nuestros días. 
 
A la memoria de mis maravillosos padres Sara y Ramón que gracias a su cariño, 
formación y educación que me brindaron conservo valores y cualidades, siempre 
estarán en mi corazón. 
 
A mis hermanos Enrique y Ramón por su incondicional amistad, apoyo, cariño y 
momentos increíbles que hemos pasado han sido hasta hoy la mejor familia. 
 
A mi hijita Sara Mariana que es el motor de mi vida, por su sonrisa, su cariño y 
sus desvelos en el estudio esperando a que terminara cada uno de mis trabajos, por tu 
apoyo para poder permitirme un logro más juntas, eres lo mejor que ha sucedido en mi 
vida te amo. 
 
 A todos mis amigos que me han enriquecido con su amistad, cariño, consejos y 
tiempo que hemos compartido juntos en cada una de las etapas de mi vida, gracias por 
su amistad y confianza. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
AGRADECIMIENTOS JACQUELIN 
 
A mis padres por la ayuda incondicional y por inculcar en mí el deseo de 
superación personal y profesional. Mama gracias por ser mi amiga y cómplice en cada 
una de las etapas de mi vida sin ti no estaría donde estoy ahora. Te quiero mami…… 
 
Papa gracias por tus consejos y cariño incondicional y por haberme dado la 
mejor familia. 
 
A mis hermanos y sobrinos los quiero siempre están en mis pensamientos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México, por permitirnos superar como 
profesionistas y seres humanos. 
A la Dra. Rossana Sentíes Castellá, con gran aprecio por el apoyo brindado, sus 
conocimientos y la oportunidad de realizar la especialidad gracias por confiar en 
nosotros y por su amistad. 
 Al C.D. Dr. Eduardo Llamosas Hernández, por su ayuda en la revisión y valiosa 
aportación en esta tesis. 
Al M. en C. Haroldo Elorza Pérez Tejada, por su profesionalismo y apoyo en el 
desarrollo estadístico. 
A los sinodales de esta investigación, por sus comentarios, aportaciones, y por 
su participación revisión expedita de este trabajo. 
 
C.D. Dr. Eduardo Llamosas Hernández. 
C.D. Mtro. Víctor Vázquez Obregón 
C.D. Mtro. Héctor Guzmán Sentíes 
C.D. Esp. Rossana Sentíes Castellá 
 
Al Mtro. René G. Rivera Notholt, le agradecemos su interés, apoyo y 
profesionalismo por la investigación en la Ortodoncia por todos sus conocimientos y 
tiempo que nos brindo con profundo respeto y aprecio. 
A todos nuestros Profesores del Posgrado por toda su aportación de 
conocimientos brindados durante la especialización fue una gran experiencia haber 
tenido la oportunidad de compartir con ustedes. 
A todos nuestros compañeros del posgrado les deseamos lo mejor es su vida 
personal y profesional. 
 
 
 
 
 
4 
 
INDICE 
RESUMEN 5 
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 9 
JUSTIFICACION 9 
MARCO TEORICO 10 
HIPÓTESIS 74 
METODOLOGÍA 74 
CONSIDERACIONES ÉTICAS 77 
RESULTADOS 78 
ANÁLISIS ESTADÍSTICO 78 
INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS 78 
DISCUSIÓN 89 
CONCLUSIONES 90 
BIBLIOGRAFIA 95 
ANEXOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
RESUMEN 
 El estudio incluye el análisis de n: 285 cefalogramas laterales de pacientes 
ortodóncicos, de 3 a 68 años, 122 (42.8%) hombres, 163 (57.2%) mujeres del área de 
Naucalpan, raza típica mestiza mexicana (norte de la ciudad de México). La 
investigación consiste en un estudio piloto de tipo observacional, transversal, analítico, 
descriptivo, asociativo y comparativo. Los análisis de las imágenes y de estadística se 
apoyaron en los programas Power Point®, Microsoft Excel de Office 2007® y SPSS 14.0 
(Statistical Package for the Social Science). El estudio analiza la asociación entre los 
rasgos del genotipo y el fenotipo faciales. El primero incluye las proporciones 
horizontales (Hort) de la rama y sínfisis mandibulares, la base craneal y el Ángulo 
Facial Posterior (Go-Ar-S), obteniendo 49.8% de crecedores neutrales, 33% verticales 
y 17.2% horizontales. El fenotipo considera el Somatotipo Facial de Ricketts (Vert) 
para la determinación de los rasgos verticales, obteniendo: 44.9% dolicofaciales, 30.2% 
mesofaciales y 24.9% braquifaciales. Los resultados devuelven una asociación 
significativa mediante el estudio de ji cuadrada = 27.17 Los coeficientes fi y de 
contingencia de 0.309 y de 0.295 respectivamente, con una significancia estadística de 
0.001. 
El propósito del estudio sugiere que, si bien se espera que el genotipo, Hort (la Postura 
Morfogénetica) puede ser diferente del fenotipo, Vert (el Somatotipo facial), existe un 
grado importante de asociación. 
 
Palabras clave: genotipo, fenotipo, Vert, somatotipo facial, postura morfogenética. 
 
 
 
 
 
6 
 
ABSTRACT 
Study includes the analysis of n: 285 orthodontic lateral cephalograms, ranging 
from 3 to 68 years; 122 (42.8%) male, 163 (53.74%) female, from typical Northern 
Mexico City population. The research consists of an observational, transversal, 
analytical, descriptive, associative and comparative pilot study. Images as well as 
statistical analyses were supported in Power Point ®, Microsoft Office Excel 2007 ® and 
SPSS 14.0 (Statistical Package for the Social Science). The purpose examines 
association between genotype and phenotype facial traits. The first includes horizontal 
proportions (Hort) of: symphysis and mandibular ramus, cranial base, as well as the 
Posterior Facial angle (Go-Ar-S), getting 49.8% of neutral, 33% vertical, and 17.2% of 
horizontal genotypes. Phenotype considers Facial Somatotype of Ricketts (Vert) for 
determination of vertical features, getting: 44.9% dolicofacial, 30.2% mesofacial and 
24.9% brachyfacial. Results show a significant association under Chi2 study = 27.17, fi 
coefficient and contingency 0.309 and 0.295 respectively, and asignificance of 0.001. 
The purpose of the study suggests that; although genotype (Hort) may be different from 
phenotype (Vert), an important statistical association exist. 
 
Keywords: genotype, phenotype, Vert, facial somatotype, morphogenetic posture. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
 
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 
Objetivo general 
 Analizar los rasgos horizontales de la cara de un grupo de pacientes de la clínica 
Naucalpan como determinantes del diagnostico y el plan de tratamiento en ortodoncia. 
Esta propuesta consiste en brindar un recurso mediante una herramienta capaz 
de establecer un diagnóstico de presunción en la determinación de los rasgos 
genéticos, mediante el análisis de la forma en estudios de imagenología convencional 
en ortodoncia. 
 
 
 
JUSTIFICACIÓN 
 Es importante hacer un diagnóstico completo para valorar los rasgos genéticos 
en los pacientes con el objeto de establecer un patrón de respuesta a las 
modificaciones ortodóncicas y ortopédicas de la cara del paciente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8 
 
MARCO TEÓRICO 
El diagnóstico de las enfermedades por medio de la sola observación del aspecto 
de la lesión ha sido a lo largo de la historia humana el anhelo de estudiosos y de 
charlatanes. Asimismo, después de Broadbent durante la primera mitad del siglo XX y 
con el objetivo de establecer un plan de tratamiento con los mejores resultados, la 
obsesión del ortodoncista ha venido a ser la consecución de un diagnóstico acertado 
por medio de la observación y la valoración de los rasgos anatómicos del cráneo del 
sujeto, y principalmente de la maloclusión. Tiempo atrás en 1912, después de unos 30 
años de éxitos y decepciones, Angle1 reconoce que existen factores en algunos 
pacientes que les permiten responder mejor al tratamiento que otros, a esta capacidad 
la describe como “cierto vigor para crecer”. Por primera vez, el Dr. Edward H. Angle 
parece reconocer que no todos los sujetos son capaces de responder por igual al 
mismo tratamiento ortodóncico, ya que algunos pacientes “requieren de una buena 
guía adicional durante el crecimiento para poder acomodar todos los dientes 
dentro de la boca”. En 1929, Angle comisiona a Charles Tweed para continuar con 
sus proyectos tanto de investigación y experimentación clínica, como con la conducción 
de la enseñanza y actualización de la Ortodoncia en la reconocida Asociación que 
fundara en 1901. Pocos años después durante los cuarentas, como todos los 
ortodoncistas lo saben, Tweed presenta una serie de casos sometidos a un 2º 
tratamiento mediante extracciones de premolares. Durante la presentación hace gala de 
un minucioso seguimiento sobre el equilibrio y las notables mejoras, no sólo estéticas, 
sino funcionales. Con el tiempo, y aún con la desaprobación de toda sociedad 
 
 
 
 
 
9 
 
ortodóncica fiel a los principios originales de Angle, el protocolo extraccionista cobra 
gran auge a nivel mundial, donde entonces el problema es ahora la otra cara de la 
moneda: gran parte de los pacientes son sometidos a extracciones de premolares sin 
una auténtica necesidad de ello. Siendo Tweed de algún modo considerado como el 
sucesor del liderazgo en la ortodoncia mundial, se ve obligado a tratar de sentar un 
precedente en la determinación de las auténticas necesidades en la prescripción de las 
extracciones en la corrección de las maloclusiones. Para ello, se vale una vez más del 
ya socorrido análisis de la forma como un determinante diagnostico en la prescripción 
de extracciones de los premolares en determinados casos de ortodoncia: el análisis del 
triángulo de Tweed, que se describe más adelante en este estudio. Durante los 50 se 
publican nuevos análisis, algunos relativamente complicados como es el caso de Björk 
que es adoptado por Jarabak como el modelo a seguir. Con estos últimos autores la 
eficacia en la elección correcta parece llegar a su punto culminante. Después de 
Ricketts, de los 60 a los 80, la descripción del Somatotipo Facial (el Vert), de modo 
conjunto con diversas valoraciones, viene a ser la herramienta favorita en la mayoría de 
las publicaciones relativas al análisis de la forma como determinante diagnóstico de las 
escuelas norteamericanas. 
Mientras que todo este debate tiene lugar en Norteamérica, en Europa desde antes de 
la 2ª Guerra Mundial, los análisis derivados de la forma del cráneo toman caminos un 
tanto diferentes, pero con el mismo objetivo. La mayoría de las versiones europeas 
pasan a la historia sin pena ni gloria, excepto por el análisis de Björk que adquiere la 
nacionalidad norteamericana gracias a Jarabak y que adicionalmente adquiere el 
 
 
 
 
 
10 
 
estatus del Análisis Convencional entre las escuelas europea y americana. Durante los 
años 60 en la Universidad de Estrasburgo en Francia, tienen inicio diversas líneas de 
investigación dirigidas a la fundamentación del análisis morfológico como una 
herramienta de validez científica con base en estudios minuciosos del genotipo. Por 
primera vez, estos experimentos son realizados en cultivos de explantes de hueso 
alveolar humano donde las muestras son obtenidas durante la extracción de dientes por 
motivos de tratamiento ortodóncico. Los primeros resultados se publican a partir de los 
años 80, donde se detallan con preciso rigor científico una serie de contrastes entre las 
diversas muestras. Los valores estadísticos significativos en los resultados, sugieren 
poderosamente la evidencia de diferencias metabólicas notables en el crecimiento óseo 
(tanto en velocidad como en extensión) en las muestras pertenecientes a caras 
verticales (candidatos a extracciones según Björk y la mayoría de los autores), y 
aquellas provenientes de caras horizontales (candidatos a NO extracciones según Björk 
y la mayoría de los autores). En suma, los cultivos provenientes de caras largas 
(crecedores verticales) muestran una capacidad limitada y lenta de crecimiento óseo lo 
cual corresponde con la respuesta baja al tratamiento ortodóncico, razón por la cual 
estos casos se indican para extracciones; los cultivos de hueso alveolar de pacientes 
con cara corta (crecedores horizontales) crecen de modo rápido y extenso 
correspondiendo con una respuesta expedita al estímulo ortodóncico, por lo que se 
recomienda no prescribir extracciones y estimular el crecimiento. ¿Es este último el 
vigor que refería Angle? 
 
 
 
 
 
11 
 
Los estudios franceses fueron abandonados poco a poco debido quizás a una 
educada indiferencia por parte de los seguidores de las escuelas norteamericanas y a la 
falta de interés por parte de las compañías avocadas a la publicación de estudios 
científicos relacionados; no obstante con el inicio del Siglo XXI, nuevas líneas de 
investigación con relación de estos temas vuelven a cobrar interés ahora en América, 
en Universidades como Ann Arbor en Michigan y nuestra Máxima Casa de Estudios. 
El objeto de esta propuesta consiste en brindar un recurso de lanzamiento 
mediante una herramienta capaz de establecer un diagnóstico de presunción en la 
determinación de los rasgos genéticos, mediante el análisis de la forma en estudios de 
imagenología convencional en ortodoncia. El análisis elegido para este estudio se 
remonta a la cefalometría lateral convencional, ya que representa por antonomasia el 
recurso más tradicional y convencional en el armario de los registros típicos señalados 
para el diagnóstico ortodóncico. La observación detallada de los estudios que se han 
venido proponiendo para fines ortodóncicos demuestra que la valoración de los rasgos 
verticales de la cara y cráneo del sujeto, vienen a constituir la herramienta por 
excelencia en la decisión de extracciones. Con base en los estudios citados, el análisis 
que aquí se propone pretende utilizar en cambio la valoración de los rasgos 
horizontales, en especial de la mandíbula, en la determinación de nuevas líneasde 
investigación enfocadas a la interpretación de la biotipología de los rasgos genéticos 
que condicionan el metabolismo del hueso alveolar humano. La utilidad diagnóstica del 
estudio de los rasgos horizontales de la morfología mandibular y craneofacial, ofrece 
una perspectiva adicional de gran utilidad en el ejercicio de la ortodoncia clínica, ya que 
 
 
 
 
 
12 
 
permite calcular de antemano la capacidad individual de respuesta a la mecánica 
ortodóncica con lo cual se pueden prevenir decisiones temporáneas, legales, éticas y 
clínicas incompetentes. 
Desde sus albores en las últimas décadas del siglo XIX, la ortodoncia 
norteamericana clásica se ha enfocado a la corrección de las maloclusiones, sobre 
todo, por medio del movimiento controlado de la dentición hacia una relación oclusal 
deseable1; por otro lado, los protocolos de prevención y tratamiento de las 
maloclusiones desarrollados por las escuelas europeas, a través del control y la 
modificación del crecimiento de las estructuras esqueléticas del complejo craneofacial, 
también ha sido de gran interés. No obstante, ambos enfoques han venido generando 
una gran polémica la cual persiste hasta el presente siglo. 
 
Con respecto a esta dicotomía persiste la siguiente pregunta: ¿Puede la 
ortodoncia norteamericana clásica, a través del aparato constituido por brackets 
y alambres, realmente modificar el crecimiento del complejo esquelético facial? 
 
Como evidencia del reconocimiento, tanto a ortopedistas dentofaciales y a los 
ortodoncistas tradicionales, el nombre de la publicación oficial de la Asociación 
Americana de Ortodoncia fue cambiado en 1986, de American Journal of 
Orthodontics, a American Journal of Orthodontics and Dentofacial Orthopedics. 
 
 
 
 
 
 
13 
 
En los 20 últimos años ha aumentado considerablemente el interés por las 
posibilidades de los aparatos funcionales como herramientas de gran utilidad entre los 
recursos disponibles a los ortodoncistas. 
 
En gran parte, la controversia sobre la eficacia de la ortopedia dentofacial es 
resultado de dos factores: el primer factor gira alrededor de la herencia y el medio 
ambiente en el crecimiento craneofacial; el segundo implica la evolución de aquellos 
conceptos relacionados con los mecanismos del desarrollo y del crecimiento 
esquelético. Combinados ambos factores, conducen a la formulación de una serie de 
teorías enfocadas a la búsqueda de una filosofía conjunta para explicar el crecimiento 
craneofacial. 
 
La tesis primaria se basa en dos discusiones principales: a) la afirmación de que 
las teorías del crecimiento craneofacial propuestas durante el siglo pasado, se basan en 
la naturaleza de la herencia y de los patrones del crecimiento esquelético y 
craneofacial, y; b) es preciso reconocer que ha existido un retraso en la investigación 
genética y la incorporación de nuevos descubrimientos, en cuanto a los conceptos 
relativos a la modificación del crecimiento craneofacial. 
 
En consecuencia, mientras más se conoce la biología molecular del desarrollo, 
llega a ser evidente que casi todos los argumentos relativos al precepto “Innato- 
 
 
 
 
 
14 
 
Adquirido”,1 entre el lego y los profesionales, se basan en una comprensión errónea 
entre la acción del gene y el papel de los factores extrínsecos durante el desarrollo y el 
crecimiento. 
 
Considerando que el genotipo corresponde a los rasgos heredados, y fenotipo 
refiere el resultado de la interacción de éste junto con el medio ambiente: por un lado, la 
afirmación de que un rasgo fenotípico dado es necesariamente heredado, conduce a la 
idea equívoca de que está “genéticamente predeterminado”; no obstante, es verdad 
que la forma y el tamaño finales de una estructura se deben, sobre todo, a la influencia 
del medio ambiente. 
 
Asimismo, de modo provocativo, algunos clínicos consideran que la forma y el 
tamaño de las estructuras se pueden modificar por la alteración de los factores 
ambientales y “funcionales”. Estas filosofías presumen que todo lo que se debe hacer 
es descubrir los factores ambientales-funcionales que controlan el crecimiento, y con 
esto es posible alterar la forma de una manera confiable. 
 
El reconocimiento de la interacción que existe entre la forma y la función, la 
aceptación de la importancia del factor neuromuscular en el tratamiento, la importancia 
que se da a las vías respiratorias dentro de las consideraciones terapéuticas, el 
reconocimiento del papel que tiene la postura de la cabeza y los cambios de los 
 
1 Nature and Nurture: Innato o adquirido es una expresión referente al debate acerca de la importancia 
relativa de las facultades innatas de un individuo contra sus experiencias personales, en ser la causa 
determinante de los rasgos físicos y, o del comportamiento. http://es.wikipedia.org/wiki/Innato_o_adquirido 
 
 
 
 
 
15 
 
patrones dentofaciales son todos factores que pueden inducir un crecimiento muy 
rápido cuando se utilizan aparatos funcionales. 
 
Forma-función 
Uno de los enfoques principales en lo relativo al concepto forma-función, 
pretende explicar los resultados de una función anormal, como es el caso del efecto de 
la parálisis muscular, en la forma esquelética, el aspecto de las inserciones musculares, 
o bien los efectos de la succión del dedo en la inclinación del incisivo. 
 
Evidentemente una función neuromuscular anormal y adaptativa puede dificultar 
la obtención de un patrón dentofacial óptimo. 
 
Sin embargo el principio típico de la forma-función por lo general es 
considerablemente menos efectivo en explicar aquellas pequeñas variaciones (aunque 
clínicamente significativas) presentes durante el desarrollo ontogénico del sujeto; tales 
como aquellas variaciones del crecimiento craneofacial, la forma, y los resultados 
terapéuticos asociados con las causas insuperables de las discrepancias esqueléticas y 
de la maloclusión. 
 
Los resultados de las investigaciones indican igualmente que los aparatos 
funcionales, utilizados en forma correcta, tienen menos efectos iatrogénicos adversos 
potenciales y producen menos absorción ósea, descalcificación, proliferación gingival, 
 
 
 
 
 
16 
 
disfunciones temporomandibulares (DTM) y muescas en las crestas alveolares que los 
aparatos fijos. Aunque la eficacia de los aparatos funcionales no descarta la necesidad 
de los aparatos fijos, si reducen el tiempo de tratamiento de aparatos fijos. 
 
Los aparatos funcionales no son la respuesta a todos los problemas de los 
pacientes ortodóncicos pero quizá representen la mejor propuesta posible a los 
problemas secundarios a determinadas condiciones neuromusculares basales que 
afectan a los patrones de desarrollo de algunos pacientes. 
El empleo de aparatos fijos para conseguir una inclinación, una alineación, una 
rotación, un paralelismo radicular y una torsión correctas sigue teniendo la misma 
vigencia que siempre, pero solo en determinadas condiciones y en su momento 
adecuado. 
 
Factores intrínsecos contra factores extrínsecos 
 
Intrínseco: en este contexto, se utiliza con frecuencia para referirse a los factores 
genéticamente predeterminados dentro de las células así como sus efectos locales en 
los tejidos asociados. 
 
 Extrínseco: se refiere a las influencias sistémicas que tienen lugar en sitios 
remotos de las células y los tejidos, entre estos se pueden considerar el papel de las 
hormonas, así como aquellas influencias procedentes del comportamiento del medio 
 
 
 
 
 
17 
 
ambiente: entre estos se pueden contar la función y la actividad muscular, el esfuerzo 
mecánico, y aun los traumatismos (Dullemeijer, 1974)2. 
 
Paradigmas genómicos y funcionales 
 
En publicaciones previas, las dos dicotomías “innato –adquirido” e “intrínseco-
extrínseco” fueron caracterizados por la participación deun paradigma genómico, y 
de un paradigma funcional dentro de la biología craneofacial respectivamente 
(Carlson, 1985)5. El centro de los argumentos propuestos en este tema es aquella 
premisa que considera que no hay nada en el desarrollo y el crecimiento biológicos que 
no tenga una base genómica. Sin embargo, no significa de ningún modo que todos los 
tejidos biológicos están genéticamente predeterminados y por lo tanto son inmutables 
en su crecimiento y forma. 
 
Todas las células y tejidos biológicos, y con ello el crecimiento y la forma de las 
estructuras morfológicas y todos los complejos poseen cierto grado de plasticidad, en 
alguna de las fases del desarrollo ontogénico durante la cual son capaces de verse 
influenciados en un grado variable, por los factores extrínsecos al genoma. De hecho, 
algunos tejidos, tales como el músculo y el hueso, requieren una interacción ambiental 
significativa por medio de la actividad neural y el esfuerzo mecánico, con el objeto de 
expresar un desarrollo normal. 
 
 
 
 
 
18 
 
La combinación del tratamiento ortopédico, con el ortodóncico, se podrán obtener 
mejores resultados en los pacientes, con un menor riesgo de problemas y una mayor 
estabilidad a largo plazo, una estabilidad que dependerá del equilibrio que se obtenga 
durante el tratamiento entre los dientes, el hueso y el musculo. 
 
Otros estratos como el tejido neuronal las, placas de tejido cartilaginoso, y el 
acomodamiento de los dientes, por ejemplo, se encuentran altamente protegidos de 
influencias ambientales extrínsecas durante la mayor parte del crecimiento y desarrollo. 
 
Proffit (1995)3 ha demostrado que muchos de los patrones musculares 
anormales (en particular aquellos que afectan a la lengua) desaparecen en etapas 
posteriores de la vida; el tratamiento con aparatos funcionales acelera esta transición a 
la normalidad en un momento muy crítico. 
 
Biomecánica ortodóncica 
 
La biomecánica ortodóncica es el estudio de las fuerzas aplicadas y derivadas 
de los tejidos biológicos, tales como el esqueleto facial y los dientes, también la manera 
específica en que son dichas fuerzas aplicadas. En gran parte, la biomecánica 
ortodóncica se refiere a tres áreas relacionadas: 
1) Las propiedades biomecánicas de los biomateriales. 
2) Los recursos técnicos a través de los cuales las fuerzas biomecánicas se desarrollan. 
 
 
 
 
 
19 
 
3) El diseño de los diferentes aparatos para producir fuerzas en las estructuras 
esqueléticas y dentarias de modo predecible. 
 
Biología craneofacial 
 
La biología Craneofacial se define como el estudio del desarrollo, el crecimiento, 
la función del esqueleto craneofacial, la dentición, y las estructuras relacionadas 
(Carlson, 1985)3. Como tal la biología craneofacial se encuentra íntimamente 
relacionada con los mecanismos biológicos y los procesos por medio de los cuales 
las estructuras craneal, facial, y dental se desarrollan, crecen, y se adaptan a los 
factores extrínsecos. Tales factores incluyen las fuerzas ortopédicas y las 
modificaciones en la función orofacial que son aplicadas con la intención de alterar el 
crecimiento y la forma. 
 
Filosofías del tratamiento ortodóncico 
 
A través de la historia, el campo de la ortodoncia ha sido hogar de un gran 
número de teorías del tratamiento, aunque no siempre aceptadas. En casi todos los 
casos, es posible identificar las filosofías ortodóncicas no sólo por los enfoques 
terapéuticos específicos del tratamiento que promueven, sino también por sus autores 
principales. Por ejemplo, los nombres de Angle, Herbst, Begg, Tweed, Andresen, y 
Fränkel se asocian con terapias específicas, así como sistemas y dispositivos 
 
 
 
 
 
20 
 
ortodóncicos representativos de cada filosofía. Cada una se encuentra íntimamente 
asociada con conceptos fundamentales y creencias acerca de: 
1) la naturaleza de los problemas que la ortodoncia debe tratar por ejemplo, la 
maloclusión y la deformidad facial, 
2) las soluciones que se deben buscar (es decir, los estándares del resultado 
previsto y predecible), y 
3) las técnicas más apropiadas para alcanzar estos objetivos. Una característica 
de las filosofías ortodóncicas es que suelen persistir durante períodos prolongados de 
tiempo, aunque normalmente con alguna modificación de los cánones no esenciales 
de cada doctrina. Aunque las filosofías terapéuticas y las técnicas llegan a diferir de 
modo significativo, todas ellas comparten al menos una característica fundamental: 
el fundamento para cada filosofía ortodóncica se basa en opiniones concernientes a 
los mecanismos biológicos del desarrollo y crecimiento del esqueleto craneofacial y la 
dentición. Asimismo se fundamentan en la etiología y la historia natural de las 
maloclusiones y las anormalidades dentofaciales. 
 
Conceptos del crecimiento craneofacial, ortodóncicos y genéticos 
 
Durante la última parte del siglo XIX y el primer tercio o más del siglo XX, la 
comprensión de la investigación científica ha procedido muy lentamente en relación de 
los estándares actuales. El campo de la ortodoncia el cual al final ha provisto un fuerte 
 
 
 
 
 
21 
 
estimulo individual a la investigación craneofacial permaneció siendo intelectualmente 
inmaduro durante esa época. 
 Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX el campo de la biología 
craneofacial ha sido testigo de una serie de cuatro o cinco teorías del crecimiento 
craneofacial, sobre el crecimiento craneofacial relativamente diferentes, así como cierto 
orden secuencial. Cada una de estas teorías pretendió explicar los elementos 
esenciales del crecimiento craneofacial centrándose en un factor particular como el 
responsable principal de los mecanismos que determinan la forma y el desarrollo 
craneofacial. Al mismo tiempo, el campo de la genética emergía de un énfasis en la 
herencia, principalmente con respecto a la transmisión de las unidades genéticas. 
Así como en un énfasis en la acción de los genes y sus productos específicos durante 
los procesos del desarrollo (Raff, 1996)4. 
 
Ortodoncia, raza, y el concepto del tipo facial 
 
Los principios iniciales de la ortodoncia moderna estaban relacionados con los 
conceptos de la belleza y de la forma facial ideal desarrolladas dentro de la civilización 
griega clásica. Estos conceptos se pueden observar en las esculturas clásicas como 
Hermes con el infante Dionisio, ambos esculpidos por Praxiteles en el siglo IV A.C., y 
por el Apolo Belvedere. De hecho este último fue presentado por Angle como el 
prototipo del perfil facial ideal en 1907 (Moyers, 1993)5. Curiosamente en 1936, 
Andresen también propuso este icono con propósitos similares así como detractor de la 
 
 
 
 
 
22 
 
protrusión maxilar. En el siglo XVI, Petrus Camper utilizo una serie de cráneos de 
primates y otras especies para establecer un análisis de la procumbencia facial en la 
vista lateral. El plano y el ángulo de Camper se utilizan en la actualidad con el mismo 
propósito. El concepto de Camper presume una jerarquía evolutiva con base en una 
progresión facial de las especies inferiores (mayor procumbencia bimaxilar), a las 
especies superiores, con menor proyección facial. Con este fundamento Camper 
propone una jerarquía en el orden natural desde los monos, los simios, hasta los 
humanos. Según la visión compartida por los artistas y los científicos, las caras se 
pueden clasificar y categorizar en “tipos.” 
La adición entre los tipos raciales da lugar a una nueva mezcla de rasgos 
tipológico-raciales. De un punto de vista clínico, se acepta la mezcla de rasgos faciales 
heredados entre los padres y los diversos tipos faciales, y tratar la maloclusión y la 
deformidad facial, entendiendo que la forma heredada de lacara no se podría cambiar 
significativamente de ninguna manera. Es dentro de este entorno conceptual que Angle 
comenzó su esfuerzo de desarrollar el aparato ortodóncico perfecto (Moyers, 1990)5 y 
propone el concepto que las “caras y las oclusiones deben llevarse hacia una condición 
de la armonía de acuerdo al tipo” (Angle, 1907)1. De hecho, la clasificación de Angle fue 
establecida específicamente para refinar el concepto de la forma facial definiendo una 
serie de tipos basados en la relación oclusal y relación maxilomandibular estos fueron 
conceptos de gran importancia en los inicios de la ortodoncia. 
 
 
 
 
 
 
23 
 
Los temas relativos a la herencia y la inmutabilidad de la forma facial tanto 
normal como anormal fueron generalmente aceptados por los miembros de la 
comunidad ortodóncica y los primeros biólogos craneofaciales, especialmente en los 
Estados Unidos y la Gran Bretaña. Por ejemplo el ortodoncistas Británico H. Chapman 
(1929) declaro que “Las causas principales de la maloclusión son probablemente 
prenatales, como, la herencia y; las causas posnatales son de importancia secundaria 
aunque tengan consecuencias después de todo” (H. Chapman citado en Brash, 1929)5 
De acuerdo con el reconocido anatomista de la época, Sir Arthur Keith (1924)6: 
“El error que los ortodoncistas han cometido hasta ahora es que han enfocado el 
tratamiento al aumento del tejido óseo predispuesto por la naturaleza, en lugar de 
adaptar la alineación dentaria al espacio existente”. En 19467 Brodie indica que el 
crecimiento facial “No puede ser modificado por el efecto del tratamiento”. Tanto los 
dientes como el proceso alveolar constituyen la única área facial donde se pueden 
inducir y esperar cambios. 
 
Hacia los 50 el campo de la ortodoncia en los Estados Unidos estuvo dominado 
por el concepto de que el desarrollo craneofacial no podía ser alterado de modo 
significativo; más bien el papel principal del ortodoncistas consistía en el tratamiento de 
la maloclusión por medio de la conducción de los dientes hacia una posición en 
armonía con el tipo facial y la armonía facial presente. El fundamento biológico para 
esta filosofía fue: en primer lugar, la idea de que la herencia predeterminaba el tipo y la 
forma facial. Como la forma es el resultado del crecimiento, esta indica que el 
 
 
 
 
 
24 
 
crecimiento facial no se podría afectar por el tratamiento ortodóncico; en segundo 
lugar, se da por entendido que la posición del diente es adaptable en función de la 
biomecánica y los aparatos ortodóncicos apropiados. 
 Por esta razón los ortodoncistas generalmente se enfocaban mas al 
movimiento dentario con el objeto de corregir la maloclusión, ignorando la idea tonta de 
modificar el crecimiento. Paradójicamente en los años 30s, algunos ortodoncistas de 
Europa occidental “adoptaron la Ortopedia Maxilar Funcional de la mandíbula” (Hotz, 
1973; Morrees, 1988)3. 
Los ortodoncistas Europeos reconocen desde hace tiempo la importancia que 
tiene la musculatura perioral en los problemas ortodóncicos. También conocen la 
posibilidad de aplicar fuerzas deformante para eliminar dichos problemas. 
 
Primeros conceptos relacionados con crecimiento óseo, el crecimiento 
craneofacial, y la herencia (entre 1800-1940) 
 
Los estudios de sir John Hunter en el siglo XVIII (1771)3 sobre el crecimiento de 
la maxilares y la erupción dentaria han sido ampliamente acreditados como 
representantes sobre las primeras investigaciones científicas rigurosas del desarrollo 
craneofacial. Después del trabajo de Belchier y de Duhamel, Hunter desarrollo 
experimentos involucrados con tinciones concluyendo que el desarrollo del maxilar y 
de la mandíbula tiene lugar principalmente por efecto de la adición de hueso en las 
zonas posteriores. Estas líneas de investigación experimental se extendieron 
 
 
 
 
 
25 
 
utilizando enfoques similares con los trabajos de Thoma (1848)1 y de Humphrey 
(1864)1 y Brash (1924a, 1924b; 1934) 3 y Scott (1938) 3 entre otros. Los biólogos 
craneofaciales consideran que estas líneas de investigación iniciadas por Hunter, y 
continuadas con el trabajo de otros hasta la primera mitad del siglo XX condujeron 
básicamente a aumentar la comprensión del crecimiento del esqueleto craneofacial; Sin 
embargo un análisis exhaustivo sugiere que la explicación de los procesos del 
desarrollo craneofacial han sido en realidad uno solo, y mas bien han consistido en un 
objetivo secundario. 
La racionalización para comprender las primeras investigaciones extendidas por 
lo menos a lo largo por unos 150 años, se enfocaron principalmente a la naturaleza del 
crecimiento óseo en general así como a nivel intersticial, en comparación de los 
procesos de crecimiento por aposición. Cabe destacar que el esqueleto craneofacial se 
ha utilizado básicamente como un sistema de modelo. Normalmente fallamos en 
darnos cuenta que solo ha sido en los últimos 50 años que se ha aceptado y 
comprendido que el hueso no crece de modo intersticial como cualquier tejido si no que 
crece por agregación aposicional en las superficies. Tan solo en 1946, en una 
conferencia en la 43.a reunión anual de la Asociación Americana de Ortodoncia, 
Sicher8 declaro que a pesar del conocimiento inequívoco de que el hueso crece solo en 
forma aposicional. “Casi cada año se publica algún artículo citando el viejo fantasma 
del crecimiento intersticial del hueso. Es una pena que todavía esto suceda “(1947). 
 
 
 
 
 
 
26 
 
 Con demasiada frecuencia, para tratar las maloclusiones de clase II se recurre a 
aplicar una fuerza extraoral sobre el maxilar superior y a conseguir la expansión maxilar 
(con la ayuda de una fuerza ortopédica). No obstante, son numerosas las 
investigaciones que demuestran que una gran parte del problema reside en la 
mandíbula, que esta insuficientemente desarrollado, posiblemente en una posición 
retruida o ambas cosas. Y la mayor parte del problema corresponde a una relación 
basal sagital incorrecta. 
 
Teoría de la remodelación del desarrollo craneofacial 
 
La importancia de la diferencia entre el crecimiento aposicional e intersticial del 
hueso con respecto a las metas de mucha de la investigación temprana en crecimiento 
craneofacial es que proporciona los fundamentos teóricos para el desarrollo de las 
primeras teorías sobre el desarrollo craneofacial. Como La teoría de la remodelación 
de nuevo, el factor principal que conducía la investigación sobre el crecimiento del 
esqueleto craneofacial no se enfocaba únicamente a esta región; el tema esencial era 
la naturaleza del crecimiento del hueso. Dentro del complejo craneofacial, 
específicamente, la discusión se ha centrado por un lado en la remodelación 
superficial, y por otro lado el supuesto crecimiento intersticial de las suturas óseas. 
 
La base científica para la teoría de remodelación del crecimiento craneofacial es la 
demostración en primer lugar de los siguientes hechos: 
1) El hueso crece solo en forma aposicional en las superficies; 
 
 
 
 
 
27 
 
2) El crecimiento de los maxilares se caracteriza por la deposición del hueso en las 
superficies posteriores del maxilar y de la mandíbula; 
3) El crecimiento de la calota tiene lugar por medio de depósitos de hueso en las 
superficies externas del cráneo y por resorción interna de las placas óseas. De 
acuerdo con estos resultados, la teoría remodeladora postula que todo 
crecimiento óseo craneofacial tiene lugar exclusivamente mediante procesos de 
adición y resorción selectivas de las superficies; las estructuras tales como suturas 
y los cartílagos del esqueleto craneofacial tienen poco o nada de importancia en el 
crecimiento óseo (Murray y Selby, 19309; Moloy 194210; Giblin y Alley, 194211). 
 
La herencia, y el gen 
 
Las principales interrogantes enel campo de la herencia por aquel tiempo derivo 
de tres áreas principales de interés: 
 
1) Aquellos mecanismos a través de los cuales se transmiten los rasgos, 
2) Las unidades responsables de la herencia, y 
3) Sus mecanismos de acción. 
 
El monje austríaco, Gregor Mendel (1822-1884) 12, realiza la investigación con 
respecto a los mecanismos de la herencia y a la transmisión de rasgos. Mendel 
demuestra que los rasgos específicos se transmiten entre las generaciones. Sin 
 
 
 
 
 
28 
 
embargo, las leyes de Mendel de la herencia seguían siendo en esencia desconocidas 
hasta que fueron descubiertas por Hugo De Vries a fines del siglo XIX y reintroducidos 
por Guillermo Bateson en 190013. Es poco después en 1905, que Bateson acuña el 
término “genética” como el nuevo campo de la herencia (Dunn, 1963)14. De las muchas 
ideas con respecto a la sustancia material que lleva el mensaje para el desarrollo de 
rasgos específicos, el concepto de Weismann15 del plasma germinal a finales del siglo 
XIX es quizás en inicio el más influyente. Según esta idea, el citoplasma encontrado en 
las células de gene se compone de ciertos “determinantes” capaces de transmitir los 
rasgos de padres a hijos. El naturalista danés W.L. Johannsen16 utilizo el término “gene” 
para referirse a la unidad presumiblemente hereditaria (E.A. Carlson, 196617). Sin 
embargo, con el descubrimiento de la relación entre los genes y el cromosoma por el 
embriologista T H Morgan en 1910, así como con el primer mapa cromosómico 
propuesto por Sturtevant en 1912, “El gene dejo de ser una unidad abstracta, para 
constituir un segmento del cromosoma” (Bynum y cols. 1981:162)18. La genética de la 
transmisión, con origen en las leyes de Mendel de la herencia, fue aceptada y fue una 
herramienta cuantitativa muy útil para los biólogos evolutivos interesados en los 
procesos de selección (e.g., Haldane 1924, 1927, 1932)19 ; Fisher, 1930; Wright, 
1931.1937, 195120). 
 
El segundo objetivo dentro del nuevo campo de la genética se caracterizo por el 
énfasis en la naturaleza del gene así como en sus mecanismos de acción durante el 
desarrollo. 
 
 
 
 
 
29 
 
Principios de la biología del desarrollo 
 
El reconocimiento de la diferencia fundamental entre la genética de la 
transmisión y la genética de desarrollo comenzó con la publicación del libro clásico de 
Morgan la teoría del gene en 1926. Sin embargo, las herramientas necesarias para 
investigar la naturaleza de la acción del gene no estarían disponibles hasta los inicios 
la biología molecular casi 50 años después (Gilbert, 1991) 4. Morgan dio a conocer en 
su libro Embriología experimental (1927) que “Una de las preguntas más importantes 
para la embriología referente a la actividad de los genes no se puede contestar en la 
actualidad. Si bien, todos los genes se encuentran constantemente activos, o solo 
algunos se activan durante algunas etapas del desarrollo “. (Cotizado en Raff, 1996) 4. 
 
Un gran número de avances significativos durante los años 30 y los 40, pudo 
generar un impacto profundo en los descubrimientos venideros, relacionados con la 
biología molecular del desarrollo. Particularmente, la investigación de Waddington 
(1940, 1962) 3, de Gluecksohn-Schoenheimer (1938, 1940), y de Goldschmidt (1938) 3 
establecieron claramente los vínculos entre la embriología y la genética, llevando más 
allá el avance de la biología del desarrollo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
30 
 
 Las Suturas, el cartílago y la estructura del gen (1940- 1960) 
 Desacuerdo con la teoría remodeladora. 
 
La teoría remodeladora del crecimiento craneofacial acentuó el papel de la 
diferencia entre aposición y de la resorción del hueso para explicar el crecimiento del 
esqueleto craneofacial. Sin embargo, este énfasis se relaciono tanto o más con las 
hipótesis involucradas con la naturaleza del crecimiento óseo, tal como era en lo 
relativo al proceso del crecimiento craneofacial. Al igual que los experimentos 
anteriores sugerían que la agregación de hueso desempeña un papel significativo en 
el crecimiento del esqueleto craneofacial, se tuvo la tendencia a asumir que la 
remodelación ósea jugaba el papel predominante en este rol. Sin embargo, una 
preocupación fundamental a muchos biólogos craneofaciales a mediados del siglo XX 
era el rol de que algunas estructuras únicas (las suturas, la sincondrosis de la base 
craneal, y el del cóndilo mandibular) se involucraban con el crecimiento del desarrollo 
del esqueleto craneofacial. ¿Si estos sitios obvios del crecimiento del hueso no son 
esenciales en el crecimiento craneofacial normal, entonces por qué se encuentran 
presentes? 
 
 
Los años 40: La teoría Sutural (Weinmann y Sicher) 
 
La teoría sutural se identifica más con los trabajos de Weinmann y Sicher, 
famosos anatomistas cuyos libros de texto sobre desarrollo esquelético, estructuras 
óseas (Weinmann y Sicher, 1947) 3, y anatomía bucal (Sicher, 1960) 3 se convirtió en el 
 
 
 
 
 
31 
 
texto habitual en el estudio de la ortopedia y la odontología. De acuerdo con la teoría 
sutural, como las epífisis de huesos largos, el tejido conectivo y las articulaciones 
cartilaginosas del esqueleto constituyen sitios donde el crecimiento primario del 
hueso se encuentra regulado de modo intrínseco. Se pensaba que las suturas se 
consideraban áreas principalmente activas de crecimiento óseo por efecto y debido de 
la arquitectura extremadamente compleja de la región craneofacial. Según esta 
perspectiva, el crecimiento de la bóveda craneal es provocado por el patrón intrínseco 
de la proliferación del crecimiento expansivo, derivado por el tejido conectivo sutural. 
Este ultimo induce una separación de los huesos de la bóveda; “La predominancia del 
tejido sutural en la conducción de la forma del cráneo del adulto…” (Mednick y 
Washburn, 1956). Al igual, la proliferación del tejido conectivo sutural en el sistema de 
la articulación circunmaxilar alrededor del complejo esquelético medio facial, induce el 
crecimiento maxilar a dirigirse hacia abajo y adelante. Respecto a esto “el papel de la 
proliferación sutural del tejido conectivo durante el desarrollo craneal, es idéntico al del 
de la proliferación cartilaginosa en la sincondrosis basal” (Weinmann y Sicher, 1947) 3. 
 
Precisamente al igual que el desarrollo de las placas epifisiarias de un hueso 
largo, y de las sincondrosis de la base craneal son el resultado directo de una 
regulación intrínseca, y de una proliferación genéticamente predeterminada del 
cartílago, es semejante al crecimiento del cartílago mandibular. 
 
 
 
 
 
 
32 
 
La teoría sutural contribuyó a dos de los principales factores más difíciles de resolver 
dentro de la teoría de la remodelación. 
1. Esta coincidía con la creencia de que la remodelación periostica del hueso tenía que 
ser claramente demostrada bajo influencias locales poderosas, por el 
comportamiento, y por el medio ambiente asociado. Con base en este concepto 
parece no quedar demostrado que el crecimiento periostico del hueso se encuentra 
bajo un fuerte control intrínseco y hereditario, aun a la luz del entendimiento de la 
genética de aquella época. 
 
2. La teoría sutural era entonces consistente con el modo de comprender en aquella 
época la importancia de las estructuras cartilaginosas y de las suturas esqueléticas, 
no solo por su relación con el desarrollo de los huesos, sino también por su 
influencia en el desarrollo postnatal del esqueleto. 
 
1950: La Teoría del Septum Nasal (Scott) 
 
Fue tan atractiva como la teoría sutural tanto para los biologistas craneofaciales 
como para los ortodoncistas clínicos, y como la temprana teoría remodeladora, la teoría 
sutural también parecía tener numerosas inconsistencias. Por ejemplo, ha sido claro por 
siglos que una variedad de deformidadescraneofaciales mayores involucrando el 
sistema nervioso central en desarrollo, tales como aquellos casos con anencefalia, por 
un lado, e hidrocefalia, por el otro, tenían efectos mayores en el desarrollo y 
crecimiento de la bóveda craneal. En segundo lugar, se entendía que el desarrollo 
 
 
 
 
 
33 
 
temprano de los huesos de la bóveda craneal y la cara no tienen un precursor 
cartilaginoso directo, a diferencia de todos los huesos largos e incluso los huesos 
planos de cualquier parte en el sistema esquelético. En tercer lugar, una gran fuente de 
discordancia dentro de la biología craneofacial a finales de los años 40’s y principios 
de los 50’s fue la descripción de la histomorfología de la sutura en desarrollo y 
crecimiento. De acuerdo a Weinmann y Sicher (1947), la sutura en crecimiento tiene 
tres capas -un área media de proliferación de tejido conectivo rodeado de dos capas 
osteogénicas adyacentes al hueso- de tal manera, que hace a las suturas rudamente 
equivalentes en su vista a la base de las sincondrosis craneal y a las placas epifisiales 
de crecimiento. Un análisis alterno sobre el desarrollo sutural temprano, propuesto por 
Scott y colaboradores (Scott, 1956; Pritchard et al. 1956) 3 concluyó que las capas 
osteogénicas dentro de las suturas son de hecho una continuidad de la capa 
osteogénica del periostio y la cortical dentro de la bóveda craneal y del periostio de las 
suturas faciales. Como resultado, de acuerdo con estos investigadores, el crecimiento 
sutural debería ser considerado como una forma especializada de crecimiento 
periótico, en lugar de semejarse al desarrollo cartilaginoso. Al final, varios estudios 
fundamentados en tinciones vitales (Baer, 1954) 3 y manipulación quirúrgica (Moss, 
1954, 1957) 3 de las suturas craneales en modelos animales convenientes, sugerían 
claramente que aunque las suturas constituyen sitios importantes del desarrollo del 
crecimiento craneofacial, no desempeñaban un papel determinante en ese 
crecimiento. 
 
 
 
 
 
34 
 
Cada una de estas líneas de evidencia condujo a muchos investigadores a 
cuestionar la validez de la teoría sutural. Al mismo tiempo el distinguido anatomista 
irlandés, James H. Scott, proponía una explicación alterna opcional como la teoría única 
y unificada del crecimiento craneofacial (Scott, 1953, 1954, 1956) 3. De acuerdo a la 
teoría del septum nasal, las suturas se relacionan poco o nada de modo directo con el 
desarrollo del esqueleto craneofacial. Mas bien, las suturas son solo sitios meramente 
adaptativos, secundarios y compensatorios de formación y crecimiento óseo. De 
acuerdo a Scott los elementos primarios esenciales que dirigen el crecimiento 
esquelético craneofacial, son los cartílagos que se encuentran de la base craneal, en 
particular, la extensión anterior del condrocráneo: el cartílago septonasal. 
 
Principalmente a través del análisis histológico descriptivo del humano y otros 
mamíferos Scott concluyo que el septum nasal es más activo e importante para el 
crecimiento prenatal del esqueleto craneofacial así, como posnatal durante el periodo 
juvenil (a los tres o cuatro años de edad en el humano). Durante ese tiempo, el 
crecimiento expansivo anterior-inferior del cartílago septal nasal, el cual está apoyado 
en dirección contraria de la base craneal posterior conduce el tercio medio facial hacia 
abajo y hacia adelante. La sincondrosis de la base craneal, que son semejantes a las 
placas de crecimiento epifisiario, se creía que tenían un efecto más duradero en el 
crecimiento craneofacial, a través de por lo menos los 7 años de edad para las 
sincondrosis esfeno-etmoidales, y hasta la pubertad para las sincondrosis esfeno-
occipitales. En conclusión, Scott enfatizaba que el cartílago de los cóndilos 
 
 
 
 
 
35 
 
mandibulares se comporta de modo similar a los cartílagos de la base craneal y del 
septum nasal, así mismo determinaba de modo directo el crecimiento de la 
mandíbula mediante un empuje de la mandíbula hacia abajo y hacia adelante. 
 
Numerosos estudios descriptivos y experimentales fueron conducidos en los 
1950’s y los 60’s refiriéndose tanto a la teoría sutural como la teoría del septum nasal 
del crecimiento craneofacial. A través de estos estudios, se hizo claro que las suturas 
son, de hecho, sitios secundarios de crecimiento óseo altamente responsables a la 
expansión de las estructuras contenidas del cráneo; así mismo esta respuesta se 
extiende a la manipulación ortopédica y funcional del complejo maxilar en crecimiento. 
 
De manera similar, numerosos estudios experimentales sobre la responsabilidad 
del cartílago septal nasal durante el crecimiento postnatal temprano parecían confirmar 
que el crecimiento normal del cartílago septal nasal es extremadamente importante para 
el crecimiento del hueso maxilar. No obstante está claro que el nivel de sofisticación de 
estos experimentos, relacionados con frecuencia con implantes, y cortes agresivo de 
cartílago septo nasal eran relativamente rudimentarios los cuales más frecuentemente 
involucraban la escisión o de lo contrario una amplia disrupción del cartílago septal. Es 
por esta razón que los efectos profundamente dañinos o desfavorables en detrimento 
en el desarrollo de la cara medio facial, solían estar expuestos al efecto dañino del 
proceso quirúrgico o bien de otros artefactos. (Moss, 1976) 2 
 
 
 
 
 
 
36 
 
Bases estructurales del gene y su acción. 
 
El redescubrimiento de las leyes mendelianas y el reconocimiento en particular 
de la naturaleza de la herencia principios del siglo 20 determino el paso para el análisis 
detallado de la estructura del gene. Como lo comento Hays (1972) 2 “Desde este punto, 
el problema de la herencia involucra a procesos adicionales, y como resultado, la 
química y física emergen para jugar un papel importante en la investigación de la vida. 
Enseguida Waddington y otros claramente establecen la vinculación conceptual de los 
conceptos de embriología y genética alrededor de 1940. El campo del desarrollo 
genético intentó entonces enfocarse a cuestionamientos esenciales de acuerdo con los 
mecanismos específicos relacionados con el momento y el modo de la actividad 
genética. De hecho en una revisión completa de la aparición de la genética desarrollo. 
 
Raff comento que “El sentir de los genetistas de algún modo crucial en la 
biología del desarrollo continua presente, si bien como un tema incomodo y poco 
desarrollado durante la primera mitad del siglo XX. 
 
Los dos mayores descubrimientos en genética durante 1950 facilitaron la 
posibilidad de los genetistas para desarrollar y orientar los cuestionamientos 
relacionados con la acción del gene. El descubrimiento de Watson y Crick en 1953 
relacionado con el arreglo en doble hélix, proporcionando un modelo para entender la 
replicación del gene. Así mismo constituyo también un punto de referencia en el 
 
 
 
 
 
37 
 
desarrollo de técnicas de biología molecular esenciales para la investigación de la 
acción del gene. Un segundo hallazgo, involucra la teoría del operon de Jacob y 
Monod (1963), Proporciona una explicación sobre la regulación de la expresión del 
gene dentro de la célula. 
 
El paradigma de la matriz funcional 
 
El origen de los conceptos basados en predeterminantes genéticos del 
desarrollo craneofacial se remonta a un largo historial en Europa; este enfoque fue 
ampliamente conocido desde las publicaciones de van der Klaauw (1945) 2 y sus 
estudiantes de la escuela Holandesa de morfología. Fue Melvin Moss, un dentista con 
conocimientos de anatomía , quien introduce las creencias no solo de van der Klaus 
sino de otros Europeos a los Estados Unidos, inicialmente en un documento hoy 
considerado como clásico que se publico en la revista oficial de Antropología Físicade los Estados Unidos (Moss y Young,1960) 2. Dos años después Moss publica en New 
vistas in Orthodontics ¿Nuevas perspectivas en ortodoncia? Un nuevo documento 
clásico donde extiende estos conceptos al dominio de la ortodoncia clínica, como una 
nueva teoría del desarrollo craneofacial, denominándola la hipótesis de la matriz 
funcional. (Moss, 1962). Estas dos publicaciones fueron altamente significativas tanto 
para los biólogos craneofaciales como para los ortodoncistas clínicos, durante los 
siguientes 40 años de investigación. De hecho, estos reportes deben ser 
considerados como momentos clave en la historia de la biológica craneofacial, toda 
 
 
 
 
 
38 
 
vez que establecen una dialéctica no solo entre las teorías en competencia, sino 
entre los paradigmas del desarrollo craneofacial (Carlson, 1985,1997) 3. 
 
La hipótesis de la matriz funcional establece que el origen, el crecimiento y el 
mantenimiento de los órganos y tejidos esqueléticos son siempre respuestas 
secundarias, compensatorias y mecánicamente obligatorias a los sucesos y procesos 
temporales y funcionales previos que se producen en los tejidos no esqueléticos, los 
órganos y los espacios funcionales relacionados. 
 
El anterior paradigma genómico enfatizaba el papel de la herencia, y en 
consecuencia de los genes, en el desarrollo del esqueleto craneofacial. Como se 
menciono, el razonamiento de esta elección se basaba en suposiciones 
fundamentales considerando a la herencia como un determinante del desarrollo y la 
forma, como un resultado lógico de las investigaciones científicas durante la primera 
mitad del siglo pasado. Según Moss (1976a, 1976b) 3, los conceptos originales se 
circunscriben como la “triada clásica” del desarrollo craneofacial, afirmando que: 1) 
las suturas, 2) las superficies óseas, y 3) los cartílagos cefálicos son todos centros 
cardinales de crecimiento, capaces de generar fuerzas de expansión tisular que 
controlan y modelan la forma y el desarrollo del esqueleto craneofacial. 
 
El paradigma funcional, que viene a constituir un catalizador en los campos de 
la biología craneofacial y de la ortodoncia como resultado de la hipótesis de la matriz 
 
 
 
 
 
39 
 
funcional, se enfocaba en un concepto en una perspectiva precisamente opuesta; esta 
hacia énfasis en la plasticidad del crecimiento y desarrollo del esqueleto craneofacial. 
Por esta razón, las investigaciones relacionadas con el desarrollo craneofacial, desde la 
perspectiva del paradigma funcional, tendían ha enfocarse al potencial que genera 
influencia sobre el desarrollo y la forma del esqueleto craneofacial. 
 
Desde una perspectiva biológica, las explicaciones y la investigación de la 
percepción del paradigma funcional enfatizaban la interacción epigenética de los 
factores intrínsecos y extrínsecos que producen las variaciones en la forma 
craneofacial. Desde la perspectiva de la ortodoncia clínica la investigación y el 
tratamiento de la apreciación del paradigma funcional, enfatizaba el potencial de 
modificación del desarrollo y la forma craneofacial, resultantes de la utilización de los 
principios de la ortodoncia y la ortopedia dentofacial. Los defensores de las antiguas 
teorías del crecimiento craneofacial y el paradigma genómico dentro del campo de la 
ortodoncia clínica, enfatizaban la inmutabilidad relativa del desarrollo y de la forma 
craneofacial. El tratamiento ortodóncico se enfocaba en el movimiento dentario, la 
corrección de la maloclusión y la compensación de las discrepancias del esqueleto 
maxilomandibular. Una correlación común a este respecto dentro de la ortopedia 
dentofacial es la propuesta del paradigma genómico “como un vaso medio vacío”. Los 
postulantes del paradigma funcional enfatizaban la plasticidad relativa de la forma y el 
desarrollo craneofacial, y se inclinaban mas a considerar la utilización de técnicas de 
 
 
 
 
 
40 
 
ortopédica dentofacial para corregir las deformidades faciales y durante el desarrollo de 
la oclusión. Para estos practicantes, “el vaso estaba medio lleno”. 
 
 
Centros de crecimiento contra sitios de crecimiento 
1960 la hipótesis de la matriz funcional (Moss) 
 
La conceptos fundamentales de la matriz funcional de acuerdo con Moss son 
relativamente simples aunque a primera vista Moss admite que la teoría de la matriz 
funcional parece ir contra la intuición; parece contradecir al sentido común. 
 Fundamentalmente la hipótesis de la matriz funcional además de inducir el 
proceso inicial del desarrollo, la herencia y los genes no juegan un papel significativo 
en el desarrollo general de las estructuras esqueléticas al igual que en el esqueleto 
craneofacial. 
Rechaza que el genoma, de las células esqueletógenas contenga información 
suficiente para regular el tipo, el lugar, la velocidad, la dirección y la duración del 
crecimiento del tejido esquelético. 
Introducida a principios de los 60s en una época donde el énfasis se enfocaba a 
la inmutabilidad relativa del desarrollo craneofacial, así como de la ubicación de centros 
de desarrollo dentro del esqueleto craneofacial, el punto de vista de Moss no era solo 
controversial sino que era sacrílego, . El debate entonces relacionado con la hipótesis 
de la matriz funcional llegaba hacer determinante y de hecho hasta emotivo. Un factor 
que impulso esta polémica se relacionaba con la introducción de una terminología 
 
 
 
 
 
41 
 
desconocida por parte de Moss, con esta pretendía explicar lo que el concebía como 
sus propuestas fundamentales (Carlson, 1985) 3. 
De acuerdo a la hipótesis de la matriz funcional, el esqueleto craneofacial así 
como todas las estructuras a lo largo del cuerpo, inicialmente se desarrolla y crece en 
respuesta a su ambiente epigenética extrínseco. Esta palabra se puede usar en 
términos generales para describir la suma de todos los parámetros biomecánicos, 
bioeléctricos, bioquímicos y biofísicos (a nivel intracelular y extracelular) generados por 
las células, los tejidos, los órganos y los organismos. Como lo expuesto por Moss 
(1972), “los huesos no crecen, los huesos se hacen crecer.” Para entender los 
factores que afectan el crecimiento en el complejo craneofacial, por consiguiente, es 
más apropiado entender tanto el ambiente local como a la resultante esquelética 
estructural en términos de sus componentes funcionales craneales. 
 
Cada componente craneal está constituido por dos elementos: 1) Una matriz 
funcional y 2) Una unidad esquelética. La matriz funcional se refiere a las estructuras 
óseas que soportan a su vez a la matriz funcional y por esta razón son necesarias y o 
permisivas para cada función. Los huesos individuales de acuerdo con términos 
derivados de la anatomía tradicional podrían incluirse dentro de un número de unidades 
esqueléticas relacionadas, del mismo modo en que la unidad esquelética se refiere no 
solo al hueso en si sino a la función que soporta. 
 
 
 
 
 
 
42 
 
Existen dos tipos de matriz funcionales. La matriz perióstica que corresponde al 
ambiente funcional local inmediato, asociado típicamente a los músculos, a los vasos 
sanguíneos, y a los nervios. La matriz capsular se define como los órganos y los 
espacios que ocupan un complejo anatómico más amplio. Dentro del complejo 
craneofacial, las matrices capsulares incluirían los órganos tales como el cerebro y los 
globos oculares, así como espacios reales tales como la nasofaringe y la orofaringe. 
 
 De modo Similar, hay dos categorías de unidades esqueléticas: 1) unidades 
microesqueléticas y 2) unidades macroesqueléticas. Las variaciones funcionales en la 
matriz periostica, como la actividad muscular, se puede expresar de modo local dentro 
de la unidad microesquelética a la tuberosidad y los procesos o rebordes 
correspondientes a las inserciones musculares(p. ej., la línea temporal de la región 
escamosa del hueso parietal, y del proceso de coronoides de la mandíbula). 
 
 El crecimiento de tamaño y la forma de unidades microesqueleticas se asocia 
típicamente con el desarrollo transfigurativo del hueso, esto es la transformación de la 
célula embrionaria a un osteoblasto y luego al osteocito, y a la aposición periostica. El 
cambio en el tamaño y la forma de unidades macroesqueletales, que incluyendo al 
neurocraneo y el complejo maxilomandibular, por ejemplo, es principalmente el 
resultado de la expansión de las matrices capsulares, así como el crecimiento 
desplazante de las estructuras esqueléticas asociadas. Según la hipótesis de la matriz 
funcional, el esqueleto craneofacial no crece de modo primario con el objeto de 
 
 
 
 
 
43 
 
permitir la expansión de los tejidos blandos, de los órganos y de los espacios 
comprendidos en la matriz funcional. Más bien, el desplazamiento de las unidades 
esqueléticas y el crecimiento transformacional del tejido óseo sucede de modo 
secundario y compensatorio al desarrollo de la matriz funcional. También se relaciona 
de modo particular con la expansión de las matrices capsulares, (el cerebro, los ojos, 
los espacios funcionales como las cavidades nasal, oral, y faríngea. 
 Según lo observado por Johnston (1976) 17, “… la hipótesis de la matriz 
funcional estaba por lo menos en el principio, una síntesis heurística [que acentuó] la 
necesidad de considerar la forma y función del complejo craneofacial para entender el 
crecimiento del esqueleto”. 
 
Esto ciertamente fue apropiado para los biólogos craneofaciales interesados en 
los factores funcionales que podían influenciar el crecimiento craneofacial, y era 
especialmente verdad para los biólogos craneofaciales interesados en la evolución del 
complejo craneofacial. Sin embargo, en su forma actual, [la hipótesis de la matriz 
funcional] explica todo y nada: el crecimiento esquelético facial se considera en 
dependencia de la función (o de la necesidad de la función) el funcionamiento de la 
matriz funcional “tejidos blandos, masas encapsuladas, y espacios encapsulados " 
(Johnston, 1976:158) 17. 
Varios miembros de la comunidad de ortodoncia quienes acogieron la hipótesis 
de la matriz funcional tanto como un concepto teórico, así como en términos del 
tratamiento individual de los pacientes. Por ejemplo, entre sus partidarios más 
 
 
 
 
 
44 
 
entusiastas está un redactor editor de la American Journal of Orthodontics, Wayne G. 
Watson (1982), quien declaro que la hipótesis de la matriz funcional proporciona “una 
metáfora conceptual… referente al crecimiento y desarrollo, que impulsa más allá de 
un enfoque, así como al campo de la prevención y la corrección a través de la ciencia.” 
Watson fue quien dijo que la hipótesis de la matriz funcional “… ha revitalizado estudios 
del crecimiento y del desarrollo y ha establecido una lógica en la aplicación de fuerzas 
ortopédicas y la aplicación de fuerzas ortodóncicas así como el tratamiento quirúrgico 
de anomalías craneofaciales.” 
 
Parece obvio que la forma más lógica de relacionar a la hipótesis de la matriz 
funcional con el tratamiento ortodóncico, se remonta al efecto potencial de los tejidos 
blandos en el desarrollo del complejo craneofacial. Pocos miembros de la comunidad 
ortodóncica clínica podrían argumentar que la función de los tejidos blandos como la 
musculatura bucal y masticatoria, por ejemplo, podrían no producir efectos en la forma 
y el desarrollo dentofacial. Las soluciones que la hipótesis de la matriz funcional 
presume proporcionar no solo relacionan a los factores que regulan el crecimiento 
dentofacial normal, sino también a las causas efectivas del desarrollo anormal y, por 
implicación; los efectos del enfoque terapéutico apropiado para corregir el crecimiento 
craneofacial anormal (Moss, 1981, 1997a, 1997b) 3. El ejemplo más claro de esto se 
puede encontrar en el enfoque general de la terapia mediante dispositivos 
funcionales diseñados para “activar ” la musculatura orofacial y masticatoria, así 
 
 
 
 
 
45 
 
como para corregir la función anormal del músculo para “normalizar” el crecimiento 
dentofacial (Andreasen, 1936) 3. 
 
 Durante los años 60 y los años 70 se suscitaron serias discusiones sobre la 
hipótesis de la matriz funcional , en primer lugar porque se consideraba poco ética la 
creencia del paradigma genómico y, como tal, se presentó una forma completamente 
nueva para explicar el crecimiento craneofacial (Carlson, 1985) 3. La mayor parte de la 
crítica de los investigadores se dirigió principalmente en dos sentidos. Primero era 
que el uso de una terminología ambigua parecía ser innecesario, y la creencia de 
presunciones extremadamente simplistas acerca de la “función”; en segundo lugar la 
posición muy extrema asumida por Moss con respecto al papel de los cartílagos 
cefálicos en el crecimiento del esqueleto craneofacial (Johnston, 1976) 17. A este 
respecto, los principios básicos de la hipótesis de la matriz funcional y los argumentos 
consecuentes evocan la controversia clásica de lo “adquirido = heredado”, así como los 
temas relacionados con la “forma-función” y aquello “intrínseco-extrínseco”. 
 
Desde su inicio en los años 60, la hipótesis de la matriz funcional ha sido un 
concepto de desarrollo que garantiza la reconsideración y la revisión de los avances los 
científicos (Moss, 1997a) 3. Esto resulta especialmente verdadero a la luz de 
interpretaciones de avances recientes en biología molecular y genética. Por ejemplo, 
según lo indicado por Moss (1995) 3: 
 
 
 
 
 
46 
 
Desafortunadamente los logros en biología molecular en general y genética 
molecular en particular, a menudo actúan como impedimentos conceptuales a una 
comprensión correcta de: la relaciones de “causa-efecto” exhibidas en todos los 
aspectos del crecimiento y desarrollo craneofacial, normal así como anormal…. De 
modo sucinto, muchos de los investigadores caen en una hipótesis genómica 
reduccionista; es decir, ellos adoptan sin criticar de un modo poco critico… que todos 
los procesos de desarrollo involucrados se encuentran bajo el control genómico directo 
(“genético”). 
Una serie reciente de artículos publicados en el American Journal of 
Orthodontics, bajo el título de la Matriz Funcional Revisada, proporciona un punto de 
vista detallado y comprensivo elaborado recientemente (Moss 1997a-d) 3. Las 
primeras investigaciones de Moss conducentes a la hipótesis de la matriz funcional, 
estaban basados sólidamente fundamentados en morfología experimental, esta ultima 
comprobaba la a la veracidad de la teoría sutural (Moss, 1954, 1957) 3, y de la teoría 
del septum nasal (Moss, 1975) 3. Como es típico en muchos de los documentos 
subsecuentes (Moss 1972, 1982a, 1982b, 1985) 3, sin embargo, los artículos más 
recientes de Moss solo proporcionan una revisión actualizada así como una 
reinterpretación de la hipótesis de la matriz funcional. No obstante, aunque no ofrece 
nueva información, el enfoque de Moss con respecto de la naturaleza de la genética 
moderna y su importancia en la comprensión del desarrollo craneofacial es integral y 
perspicaz , que de algún modo mantienen a la hipótesis de la matriz funcional 
altamente controversial . 
 
 
 
 
 
47 
 
Los años 70: Teoría del Servosistema del desarrollo Craneofacial. 
 
La última de las teorías importantes respecto al desarrollo craneofacial surge 
también en el siglo XX, la teoría del servosistema es desarrollada por Alexander 
Petrovic, un médico especializado en hematología y endocrinología, junto con sus 
colegas en la Universidad de Estrasburgo, Francia. 
 La línea de investigación seguida por Petrovic en el desarrollo de la teoría del 
servosistemase inicia debido a un interés en el desarrollo y el crecimiento del tejido 
conectivo y de los factores hormonales extrínsecos e intrínsecos que afectan al 
cartílago de crecimiento, en particular. Petrovic también fue influenciado por su amigo 
y colega, J.P.Charlier, un ortodoncista clínico de Estrasburgo, así como por muchos 
otros ortodoncistas de Europa y de Norteamérica (Charlier y otros. 1969a, 1969b; 
Graber y otros. 1985) 3. 
 
Consecuentemente, la investigación de Petrovic viene acentuar la naturaleza del 
crecimiento del cartílago en el complejo craneofacial y, en especial, del crecimiento del 
cartílago secundario del cóndilo mandibular. Indudablemente, a principios de los 
años 70, el laboratorio entero de Petrovic de la universidad Louis Pasteur se enfoco 
sobre todo en los factores que influencian el crecimiento de los maxilares, en especial 
del cóndilo mandibular, y del cómo pueden ser influenciados por la ortodoncia y la 
ortopedia. Esta línea de investigación, que se ha extendido durante los últimos 25 
años, ha sido altamente productiva y estimulando a muchos otros investigadores en la 
 
 
 
 
 
48 
 
secuencia de estudios experimentales relacionados con el crecimiento y la adaptación 
de la articulación temporomandibular y del cóndilo. 
 
 A través de experimentos extensos in vitro e in vivo, utilizando a las ratas como 
modelo experimental, Petrovic y sus colaboradores demostraron que el crecimiento del 
cóndilo mandibular es altamente adaptable y responde tanto a los factores sistémicos, 
extrínsecos ,como a los factores biomecánicas y funcionales locales, debido sobre 
todo a la naturaleza del cartílago secundario (Petrovic, 1974, 1984, 1986, 1991; 
Petrovic y Stutzmann, 1977, 1986, 1991; Petrovic y otros. 1975, 1981a, 1981b, 1985a, 
1985b; Stutzmann, 1979; Stutzmann y Petrovic 1979, 1990) 19. Investigación adicional 
de Stutzmann y de Petrovic (1976) condujo a la conclusión de que el crecimiento del 
cartílagos primario del complejo craneofacial, tal como la base craneal y el septum 
nasal, se pueden influenciar significativamente menos, especialmente por causa de 
factores funcionales locales. 
La teoría del servosistema utiliza la nomenclatura cibernética en el desarrollo de 
un modelo ergonómico del desarrollo del complejo craneofacial. 
Por decirlo de un modo simple, la teoría de los servosistemas se caracteriza por 
dos factores principales: 1) el crecimiento del tercio medio facial y de la base craneal 
anterior, que son hormonalmente regulados. Constituyen un sensor que percibe los 
cambios ambientales a través de los contactos de la oclusión, y 2) el efecto de 
regulación limitante del crecimiento del tercio medio facial y su influencia sobre la 
mandíbula. 
 
 
 
 
 
49 
 
Mientras que el crecimiento del cóndilo mandibular y de las suturas puede ser 
afectado de modo directo e indirecto por hormonas sistémicas, el crecimiento de estas 
estructuras es claramente más compensatorio y adaptativo a la presencia de los 
factores extrínsecos, incluyendo la función local así como el crecimiento de otras áreas 
del complejo craneofacial. 
 La teoría de los servosistemas intenta conjugar un gran número de factores 
interrelacionados dentro del desarrollo del complejo craneofacial, incluyendo: El 
cartílago primario, los músculos de la masticación, la lengua, las suturas, las hormonas 
sexuales y de crecimiento , y la propiocepción neuronal entre otros factores. 
Reduciendo hasta el concepto más básico, la teoría de los servosistemas se 
puede resumir como sigue: 
1. El tercio medio de la cara crece hacia abajo y adelante principalmente bajo 
la influencia del cartílago de la base craneal (condrocraneo) y del septum 
nasal. Esta actividad se ve influenciada principalmente por las propiedades 
del tejido intrínseco relacionado, común a todos los cartílagos primarios. Una 
influencia adicional proviene del sistema endocrino extrínseco. De este 
modo el arco dentario superior es conducido hacia una posición ligeramente 
más anterior, lo cual resulta en una discrepancia diminuta entre los arcos 
dentales superior e inferior. Ahora bien es esta discrepancia oclusal el 
componente que Petrovic llama el “comparador,” es decir, el punto de 
referencia de los cambios constantes en la relación del maxilar superior e 
 
 
 
 
 
50 
 
inferior (“el sensor que percibe los cambios ambientales a través de los 
contactos de la oclusión”). 
2. En segundo lugar, los propioceptores incluidos en las regiones periodontal y 
de la articulación temporomandibular perciben la discrepancia oclusal 
activando la contracción de los músculos responsables de la protrusión 
mandibular (M. pterigoideos laterales y los maseteros). 
3. La activación de los músculos que protruyen a la mandíbula actúan 
directamente en el cartílago del cóndilo mandibular e indirectamente a través 
del aporte vascular hacia la articulación temporomandibular estimulando el 
crecimiento. 
Finalmente, el efecto de la función muscular y la respuesta del cartílago condilar 
dependen de modo directo e indirecto de los factores hormonales que actúan sobre el 
cartílago condilar y en la musculatura. El ciclo integrado es activado de modo continuo 
en tanto que el tercio medio facial, junto con el arco dentario superior, continúan su 
crecimiento y maduración, y los factores extrínsecos, hormonales, y funcionales 
apropiados continúan su producción. 
Como fisióendocrinólogo celular experimental, la investigación de Petrovic se 
caracteriza por un enfoque científico riguroso para probar un número de hipótesis 
complejas interrelacionadas. Estas se relacionan con los factores intrínsecos y 
extrínsecos que afectan el crecimiento del cartílago craneofacial. A la luz de estos 
protocolos, Petrovic esencialmente proporciona un enfoque analítico integrado 
utilizando métodos in vivo e in vitro, para examinar y probar la mayoría de los 
 
 
 
 
 
51 
 
mecanismos extrínsecos propuestos por la hipótesis de la matriz funcional, como 
determinantes del crecimiento craneofacial. Adicionalmente la teoría de los 
servosistemas, se fundamento en algunos postulados previos sobre la naturaleza de los 
mecanismos propuestos, confiando así mismo en la descripción e interpretación de los 
resultados. 
La teoría de los servosistemas, como una sola teoría unificadora del 
crecimiento craneofacial, la teoría del servosistema fue la más clara y discutida través 
de los últimos 20 a 25 años, desde principios de los 70 y hasta fechas recientes. A 
diferencia de la hipótesis de la matriz funcional, que precipitó un paradigma que 
cambio la biología craneofacial e, incluso hoy, se basa principalmente en propuestas 
epistemológicas alternas sobre la naturaleza de la “causalidad” para explicar el 
crecimiento craneofacial. La principal característica de la teoría de los servosistemas 
es su confiabilidad en la verificación experimental de hipótesis detalladas. 
El servosistema solo podrá funcionar eficazmente por medio de cambios 
graduales entre las arcadas dentales. 
La teoría del servosistema, representada como un modelo cibernético, describe 
tanto el estado actual de la información disponible como también provee el enfoque 
para apreciar de modo ordenado y comprobar las relaciones. En otras palabras, la 
mayor fuerza de la teoría del servosistema esta en proveer un camino para la 
experimentación futura. 
 
 
 
 
 
 
 
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Evolución en el Desarrollo de la Biología Molecular. 
 
El campo de la biología craneofacial ha experimentado una revolución científica 
involucrada con una modificación de los paradigmas, desde un énfasis conceptual del 
paradigma genómico hasta el paradigma funcional, comenzando en los años 60 y 
extendiéndose bien en los años 80 (Carlson, 1985) 3. De

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