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Facultad de Estudios Superiores Iztacala QUE PARA OBTENER EL TITULO DE P R E S E N T A Universidad Nacional Autónoma de México Dictaminadores: Los Reyes Iztacala, Edo. de México, Junio 2011 Especificaciones prácticas de la Intervención Interconductual en el Contexto Clínico: Implicaciones en la práctica clínica y en la enseñanza T E S I S L I C E N C I A D A EN P S I C O L O G I A Susana Velasco Gómez Director: Mtro. Lic. Dra. Juan Antonio Vargas Bustos Cinthia Zaira Vega Valero Marco Vinicio Velasco del Valle UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. DEDICATORIAS A todas las personas que me apoyaron, a las que fueron mi sustento, a quienes han creído en mí todo este tiempo, y a quienes han hecho posible este trabajo: A mis padres por su apoyo y guía. A mis hermanos, por su cariño siempre. A mis buenos profesores por su dedicación y empeño. Al maestro Juan Antonio Vargas Bustos, de quien he aprendido mucho. A mis asesores por su enseñanza y apoyo. A los usuarios del servicio de psicología clínica. A mis amigos, a todos ellos que me acompañaron en mi crecimiento. Pero sobre todo a Aquél por quien soy y en quien todo lo puedo. AGRADECIMIENTOS Agradezco infinitamente a mi Dios por darme la vida, una vida plena en él y llena de bendiciones que hoy se refleja en mis logros, alcanzados por y para él. Le doy gracias porque siempre me sostuvo y no me dejó caer a pesar de todas las pruebas. Le doy gracias por la vida de mis padres que siempre me han apoyado y han sabido hacer de mí una persona de éxito; por la vida de mis hermanos, que me han acompañado en mi crecimiento personal y que a pesar las circunstancias adversas están conmigo. Gracias a Dios porque me ha permitido conocer gente incomparable que ha compartido conmigo su conocimiento y su valiosa experiencia, y de quienes he aprendido todo lo que sé, gracias por las vidas de todos ellos. Gracias por la vida de todos mis compañeros, de quienes también he aprendido y a quienes bendigo infinitamente. Gracias porque me ha provisto de grandes amigos que me han apoyado y me han demostrado su amistad sincera en todo momento. Gracias a mi Dios porque tengo suficientes motivos para agradecerle y la vida no me alcanzaría para hacerlo pues ni a él ni a todas esas personas valiosas para mí les podría expresar con palabras toda mi gratitud. Dios los bendiga a todos ellos. ÍNDICE Resumen………………………………………………………………………………………………………... 5 Introducción……………………………………………………………………………………………………. 6 Capítulo 1 Historia de la psicología ……………………………………………………………………….. 10 1.1. Antecedentes filosóficos………………………………………………………………………………….. 10 1.1.1. Animismo griego……………………………………………………………………………………….... 10 1.1.2. Edad media …………………………………………………………………………………………….. 13 1.1.3. Edad moderna y renacimiento……………………………………………………………………….... 15 1.2. Desarrollo de la psicología científica……………………………………………………....................... 19 1.2.1. Estudio del sistema nervioso…………………………………………………………………………... 20 1.2.2. Reflexología……………………………………………………………………………………………... 21 1.2.3. Medición de capacidades……………………………………………………………………………… 23 1.2.4. Otros aportes……………………………………………………………………………………………. 24 1.3. Psicología conductual……………………………………………………………………………………. 26 1.3.1. Conductismo y neoconductismo……………………………………………………………………… 26 1.3.2. La psicología interconductual…………………………………………………………………………. 29 1.3.2.1. Modelo de campo interconductual………………………………………………………… 29 1.3.2.2. Taxonomía funcional de la conducta……………………………………………………… 32 Capítulo 2 Historia de la psicología clínica………………………………………………………………. 35 2.1. Evaluación y diagnóstico…………………………………………………………………………………. 36 2.1.1. Principios teóricos………………………………………………………………………………………. 36 2.1.2. Metodología……………………………………………………………………………………………… 39 2.2. Tratamiento………………………………………………………………………………………………… 41 2.2.1. Inicios…………………………………………………………………………………………………….. 41 2.2.2. Diversificación…………………………………………………………………………………………… 43 2.2.3. Actualidad………………………………………………………………………………………………... 44 2.3. Investigación………………………………………………………………………………………………. 46 2.3.1. Comparación entre grupos…………………………………………………………………………….. 46 2.3.2. Estudios de caso único………………………………………………………………………………… 48 2.4. Enseñanza…………………………………………………………………………………………………. 51 2.4.1. Inicios…………………………………………………………………………………………………….. 51 2.4.2. Programas de posgrado………………………………………………………………………………... 53 2.4.3. Actualidad………………………………………………………………………………………………... 55 2.5. Psicología clínica conductual…………………………………………………………………………….. 57 2.5.1. Terapia conductual……………………………………………………………………………………… 57 2.5.2. Terapias cognitivo-conductuales……………………………………………………………………… 60 2.5.3. Terapias conductuales de tercera generación………………………………………………………. 65 2.5.4. Aproximaciones interconductuales……………………………………………………………………. 67 Capítulo 3 La intervención interconductual en el contexto clínico (IICC)………………………….. 70 3.1. Psicología interconductual……………………………………………………………………………….. 70 3.1.1. Modelo de campo interconductual…………………………………………………………………….. 72 3.1.1.1. Segmento interconductual………………………………………………………………….. 72 3.1.1.2. Función estímulo-respuesta………………………………………………………………… 74 3.1.1.3. Medio de contacto…………………………………………………………………………… 76 3.1.1.4. Factores disposicionales……………………………………………………………………. 79 3.1.2. Taxonomía funcional de la conducta…………………………………………………………………. 80 3.1.2.1. Tipos de mediación………………………………………………………………………….. 82 3.2. Tecnología psicológica…………………………………………………………………………………… 85 3.2.1. Intervención interconductual en el contexto clínico (IICC)…………………………………………. 86 3.2.1.1. Procedimiento de intervención interconductual (II)………………………………………. 86 3.2.1.2. Procedimientos de apoyo técnico………………………………………………………….. 89 3.2.1.3. Ejemplo de caso……………………………………………………………………………… 90 Conclusiones…………………………………………………………………………………………………... 100 Bibliografía……………………………………………………………………………………………………... 108 Anexos…………………………………………………………………………………………………………... 116 RESUMEN Se realiza una revisión histórica del desarrollo de la psicología, especialmente el área clínica y se analizan los conceptos teóricos y las premisas metodológicas de la psicología interconductual de tal manera que se posibilite la exposición detallada del procedimiento de Intervención Interconductual en el Contexto Clínico, presentando esta como una propuesta tecnológica para el análisis, al evaluación, la regulación y la probabilización de la conducta en el área clínica; así mismo se exponen sus componentes, desde el esquema del procedimiento hasta los apoyos técnicos, de manera que constituya una guía de intervención. Por último, se discuten las implicaciones de este trabajo tanto para los profesionales como para los estudiantes en el área clínica. INTRODUCCIÓN A lo largo de la historia, la psicología se ha ido consolidando como una ciencia, a través de la modificación de sus métodos, sus principios teóricos y sus formas de proceder al momento de estudiar, explicary resolver problemas derivados de lo que se ha llamado lo psicológico. Esta continua transformación ha dado como resultado la forma de proceder de la ciencia psicológica en la actualidad. Del mismo, modo, los avances en áreas específicas han permitido el desarrollo de herramientas aplicables a la solución de problemas particulares en diversos ámbitos donde se requiere de la acción del psicólogo. Una de las áreas de la psicología con mayor crecimiento a lo largo de la historia es la clínica, cuyo origen es situado comúnmente en el siglo XIX, derivado de los cambios en cuanto al pensamiento social y científico, el cual abrió la posibilidad de estudiar con métodos novedosos la conducta humana, así como la aplicación de procedimientos sofisticados para la resolución de problemas específicos tales como la llamada “enfermedad mental” (Reisman 1976). A pesar de sus avances, la psicología cínica no fue definida sino hasta que alcanzó cierto grado de madurez (durante el siglo XX) y, aún así, hoy en día existen definiciones que generan dificultades tanto teóricas como metodológicas y profesionales; tal es el caso de la definición que ofrece Reisman (1976), la cual dice que la psicología clínica es “la rama de la psicología dedicada a la búsqueda y aplicación de principios psicológicos y técnicas que contribuyen al entendimiento de los individuos y que pueden ser empleados para promover su funcionamiento efectivo”; las dificultades planteadas por esta definición se refieren a que, por un lado, promueven el respeto a la individualidad y por el otro conllevan una noción de normalidad que genera contradicción. 7 Dadas estas dificultades, el presente trabajo retoma la definición propuesta por Vargas (2006b p. 34), la cual señala que la psicología clínica es: El área tecnológica de la psicología encargada de intervenir en el contexto definido socialmente como clínico, centrándose en lo que el usuario, persona o grupo de referencia señalan como dificultad (originada por una valoración en función de un criterio normativo), mediante el análisis, evaluación, regulación y probabilización de la conducta. A pesar de las discrepancias, para la psicología clínica hasta nuestros días, la prioridad ha sido encontrar un procedimiento que, además de ajustarse teórica y metodológicamente a la postura del psicólogo, sea eficaz y certera a la hora de resolver las dificultades expresadas por los usuarios en el consultorio psicológico, para lo cual ha surgido gran cantidad de material que pretende dar respuesta a las demandas planteadas en esta área específica. La metateoría psicológica interconductual derivada de los trabajos de Kantor y Ribes, entre otros, ha dado como resultado un cuerpo de conocimiento sólido, así como una metodología completa y libre de ambigüedades y descripciones procedentes de otras disciplinas que permite su aplicación a diferentes niveles y en diferentes contextos dentro de la psicología aplicada y en el desarrollo de tecnología psicológica. Sin embargo, por tratarse de una postura relativamente nueva y de poca difusión en comparación con otras teorías dominantes del ámbito académico y de la investigación, existe aún poca investigación en torno a la aplicación de este procedimiento y, menos aún en cuanto al desarrollo de nuevas tecnologías. Las herramientas de la psicología interconductual han aportado un procedimiento eficaz para la psicología clínica: la Intervención Interconductual en el Contexto Clínico (IICC), tal como lo demuestra el estudio de Vargas (2008); sin embargo, este procedimiento aún no es muy conocido y la validación teórica que posee pudiera hacer difícil su aceptación como una 8 forma de intervenir viable, desde el punto de vista interconductual y separada de otros métodos de cambio. Es por ello que en el presente trabajo se tiene por objetivo sustentar la IICC como procedimiento científicamente aplicable a la práctica de la psicología clínica, basándose en los elementos teóricos procedentes de la psicología interconductual y en un estudio de caso único donde se empleen todos esos elementos de manera empírica. Por otro lado, este trabajo pretende dar como resultado una descripción minuciosa de los elementos del análisis de casos por medio del IICC, de tal suerte que sirva como herramienta de apoyo a la práctica, tanto a nivel profesional, en psicología clínica, como a nivel pedagógico, como herramienta de apoyo a la enseñanza en la psicología clínica. Kantor (1990) señala que hay que ubicar los problemas conceptuales de la psicología en el marco de su desenvolvimiento histórico; por ello, se realizará una revisión teórica acerca de los antecedentes de la psicología interconductual, enmarcándola en el desarrollo de la psicología científica y recalcando los aspectos más importantes de su cuerpo teórico y su sustento metodológico. Del mismo modo se realizará una revisión acerca del desarrollo de los procedimientos, técnicas e investigación relacionados con la psicología clínica, y la relación de esta con la psicología en general; además, se pondrá especial atención en los aspectos relacionados con la investigación y la enseñanza dentro del área clínica. Finalmente, se revisarán los aspectos fundamentales que conforman la Intervención interconductual en el Contexto Clínico (IICC), como parte del desarrollo tecnológico de la psicología clínica. Aunado al análisis del material teórico, se realizará una breve aproximación al análisis de un caso clínico que permita ejemplificar el procedimiento de la IICC en cada uno de sus pasos y elementos, así como ejemplificar las categorías de análisis de casos que pudieran hacer más accesible el procedimiento en la enseñanza del modelo para los estudiantes de psicología clínica. 9 Para concluir se enfatizarán las ventajas del empleo del procedimiento de intervención interconductual como una herramenta técnológica en el área clínica, así como las ventajas que representa su empleo en el proceso de entrenamiento de los alumnos del área de psicología clínica, específicamente desde la perspectiva interconductual. Del mismo modo, se discuten posibles puntos de cambio y mejora del procedimiento de modo que permita su mejor manejo, principalmente en el proceso de enseñanza. Adicionalmente se presentan los procedimientos de apoyo técnico diseñados por Vargas (2006b) para sustentar el trabajo completo de la IICC. Capítulo 1 HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA 1.1. Antecedentes filosóficos 1.1.1. Animismo griego El origen de la psicología se remonta, de manera formal, a los siglos XVIII y XIX, pues es entonces cuando los avances de la ciencia y las condiciones políticas y sociales permiten el inicio de su desarrollo formal y científico, independientemente de la filosofía y otras disciplinas, a las cuales había estado ligada en las etapas tempranas de su desarrollo. A partir de entonces, la generación de investigaciones y el empleo de nuevos procedimientos específicos ha hecho posible que la psicología, paulatinamente, se conforme como una ciencia independiente, con un objeto de estudio definido, metodología, cuerpo teórico y tecnología que le permiten dar explicaciones válidas para un sin número de fenómenos (Kantor, 1980; Santamaría, 2002). Es por ello que en este primer capítulo se realiza un recorrido histórico de los momentos más importantes de la historia de la psicología como ciencia y de los postulados, tanto filosóficos como científicos, que han contribuido a su desarrollo. En particular, se hará énfasis en el desarrollo de las corrientes conductuales de la psicología, mismo que deriva en el surgimiento y desarrollo de la psicología interconductual, la cual se revisará de manera detallada en otro capítulo. Al igual que todas las disciplinas científicas existentesen la actualidad, la psicología tiene sus orígenes en la filosofía, a cuyos principios permaneció ligada durante gran parte de su desarrollo. Así, los inicios de la psicología, dentro de la filosofía se encuentran en las explicaciones animistas acerca de la naturaleza humana, las cuales han estado presentes a lo largo de toda la 11 historia de la humanidad y han ido cambiando en la medida en que el pensamiento y la civilización se han desarrollado (Kantor, 1990; Mueller, 1980). Por tal motivo, se realizará un recorrido histórico acerca de las diferentes concepciones animistas desde los griegos hasta la Edad Moderna, de tal modo que permita comprender su gran influencia en el desarrollo de la psicología. Los griegos, en los periodos tempranos de su civilización, concebían el alma como un ente semejante al cuerpo que era exhalado en el momento de la muerte y partía hacia el Hades. Tal concepción fue representada en sus grabados, como una mariposa o insecto alado, y en obras literarias como la Odisea. Posteriormente, derivada del misticismo y de los cultos hacia Dionisio, surge la idea de que el alma tenía un carácter divino, superior al del cuerpo, y se encontraba atrapado en él; para liberarse había de esperar la muerte o renunciar a la vida mezquina y entregarse espiritualmente para retornar a la unidad del dios (Kantor, 1990; Mueller, 1980). Más adelante, en la misma civilización griega, encontramos a grandes pensadores que aportaron su propio punto de vista con respecto al alma y su vinculación con la vida humana (Mueller, 1980). Tal es el caso de Sócrates, para quien el alma poseía, además del principio de movimiento vital, cualidades racionales y morales que deben ser desarrolladas para que pueda dominar por completo el cuerpo que habita. Así, el comportamiento del hombre debe encaminarse a hacer el bien para aspirar al pleno desarrollo del alma. El pensamiento de Platón tiene su base ontológica en las ideas de Sócrates, lo que hace que sus ideas sean consideradas como una metapsicología, basada también en la existencia de un alma que anima al cuerpo (Mueller, 1980; Santamaría, 2002). Para Platón (2006), el alma es semejante al cuerpo, pero invisible e inmortal, y ambas entidades están unidas durante la vida del hombre. Platón considera que el fin de la existencia, la llegada a la verdad, puede obtenerse a través del conocimiento que proporciona el alma y su voluntad, pues si se llega a entregar a la voluntad y el conocimiento del cuerpo esto llevará al hombre a la perdición. 12 Platón, en su diálogo Filebo, expone la división del alma en tres dominios: razón, apetito y espíritu, y en la metáfora del auriga se explica la interacción de los componentes: el auriga corresponde al componente racional (encamina la vida por intereses racionalistas), uno de los dos caballos que conduce es el componente afectivo (orienta la vida por motivos subjetivos y emotivos) y el otro el componente apetitivo (orienta la vida para alcanzar el placer al máximo y no se preocupa por lo racional). Con esta división de las características del alma, Platón explica también la relación de esta con el cuerpo y sitúa cada una en un punto específico de este: el “principio divino” en la cabeza, la razón entre el cuello y el diafragma, y los apetitos entre el diafragma y el ombligo (Lozano, 2006; Mueller, 1980). En este mismo periodo encontramos a Aristóteles, cuya obra acerca del hombre se mantiene en la línea naturalista de todo su corpus de conocimiento y es por ello que su pensamiento se vuelve representativo de lo que Kantor (1980) señala como el origen de la psicología como ciencia naturalista. Para Aristóteles, el alma es el origen de las funciones de todos los seres vivos, lo cual los diferencia de los no vivos, es la esencia, forma y entidad de los animales, regula y asegura la armonía de las funciones vitales; por ello es considerada “la entelequia primera de un cuerpo que en potencia tiene vida” (Aristóteles, 1978 p. 49; Mueller, 1980). Para Aristóteles, el alma está compuesta por tres dimensiones, la vegetativa, la sensible y la intelectiva. La parte vegetativa del alma se refiere a las funciones más básicas para la vida, es decir, a las funciones biológicas. En el caso de la parte intelectiva se habla de los procesos de pensamiento y cuestiones que hoy en día son llamadas cognitivas. Por último, la parte sensible es la que le permite al ser humano conocer el mundo a través de los sentidos (Aristóteles, 1978; Lozano, 2006). A pesar de las diferencias entre estos tres autores, ellos coinciden en que estas cualidades se encuentran en el alma humana y de esta depende la forma en que el hombre se comporta y se relaciona con su entorno. Las diferencias entre los individuos se deben precisamente a las diferencias en la forma en que el 13 alma se conduce o a la mala educación, como lo señalan Sócrates y Platón (Kantor, 1990; Mueller, 1980). Una explicación diferente acerca de la naturaleza del alma fue dada por Epicuro y sus discípulos, quienes consideraban que el alma estaba sujeta a los principios de la naturaleza, compuesta por los mismos elementos que el cuerpo pero “más sutiles” y, esto implicaba el funcionamiento de todo a partir del movimiento de los átomos, esparcidos por todo el cuerpo para garantizar el funcionamiento integral del ser. (Mueller, 1980 p. 79). Como se dijo anteriormente, estas concepciones tuvieron gran peso, a tal grado que fueron retomadas en diferentes épocas, agregando o sustituyendo componentes para generar explicaciones diferentes acerca del alma y de la naturaleza humana en general; de estos cambios en la concepción del alma iremos hablando en lo posterior. 1.1.2. Edad media Con el surgimiento de Alejandría y la decadencia del imperio griego, el mundo experimentó un cambio radical de pensamiento, con el cual “la investigación y las comprobaciones rigurosas” perdieron importancia, dando paso a un periodo de fe y espiritualidad exaltadas, donde las explicaciones acerca del mundo y del porvenir humano se construían en función de la relación del hombre con Dios; por consiguiente, el pensamiento cristiano se erigió como la postura religiosa y filosófica dominante durante el periodo conocido como Edad Media; esto fue lo que hizo que “la ciencia” se limitara a dar explicaciones divinas acerca de lo ya creado (Kantor, 1990; Mueller, 1980). En esta época surge, en oposición al misticismo imperante, el pensamiento de Plotonio, conocido como neoplatonismo, el cual marca el retorno a la razón, y a la trascendencia del alma a través de ella. En este periodo también destacan autores como Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, quienes retoman gran 14 parte de los planteamientos griegos y realizan sus propias interpretaciones de ellos, en el contexto del pensamiento cristiano y manteniendo la línea de explicación animista acerca de la naturaleza humana. La psicología de Agustín de Hipona es una psicología encaminada a dar explicación acerca del hombre, en relación a Dios. Ejemplo claro de ello es la obra La ciudad de Dios, donde Agustín de Hipona retoma las obras de pensadores como Sócrates, Epícteto, Platón y Aristóteles para discutir la naturaleza del hombre y su relación con la naturaleza de Dios y lo divino en general. Para Agustín de Hipona, el alma no es el fin último de la existencia humana, contrario al pensamiento imperante en la Grecia antigua; sin embargo, tiene una gran importancia pues es a través de ella, su naturaleza y cualidades (específicamente de la virtud) que el hombre se acerca a Dios, fin de la existencia humana (De Hipona, 2004; Mueller, 1980). Para Agustín de Hipona, el alma es de carácter superior al cuerpo, es divina y está ligada a él para conferirle la vida; no posee corporalidad, porlo que adopta la forma del cuerpo que anima; sin embargo, contrario al cuerpo, el alma es inmortal, argumento que se basa en que a) es el sujeto de la ciencia, es eterna e inmutable; b) el alma y la razón son inseparables e idénticas y c) el alma no puede convertirse en cuerpo y, por tanto, no perece (De Hipona, 2004). Por último, Agustín de Hipona hace una distinción entre los grados del alma y afirma que, en primer grado, el alma es el principio vital que mantiene la unidad, armonía, y proporción de crecimiento y generación; en segundo grado, podemos dar cuenta del surgimiento del alma con el surgimiento de la vida sensitiva (cuyas funciones son divididas retomando el pensamiento de Aristóteles); el tercer grado lo constituye el alma racional (de la cual también hace una división por niveles), propia del hombre y por medio de la cual se puede acceder a la salvación (Kantor, 1990; Mueller, 1980). La obra de Tomás de Aquino es también una obra representativa del pensamiento medieval, permeado por las ideas religiosas, y también de la tendencia a retomar las obras clásicas dándoles un giro tal que se vuelvan 15 representativas del pensamiento cristiano. Para Tomás de Aquino (2006) el ser humano es un ser compuesto por diferentes aspectos, que posee un ente, una esencia, una naturaleza en la que se conjuntan diferentes accidentes y una corporalidad que lo hacen ser. Retomando las ideas cristinas dice que el hombre es hombre en la medida en que se acerca al ser de Dios (inclinación innata hacia Dios), aunque no del todo debido a los accidentes que se constituyen dentro de su existencia. También para este autor, el alma es la que regula la conducta y la vida de todos los seres, es inmortal e indivisible. Al igual que Agustín de Hipona, Tomás de Aquino retoma la idea de Aristóteles acerca de las funciones del alma que le permiten relacionarse con el mundo exterior y adquirir el conocimiento de él y afirma, contrario a Platón, que el alma no puede conocer si no es a través del cuerpo. Además, agrega la idea de dos tipos de sentidos por los que el ser humano puede sentir: los interiores (del alma) y los exteriores (de los sentidos) (Kantor, 1990). 1.1.3. Edad Moderna y Renacimiento Luego de la edad media y de la exaltación de las cuestiones divinas y religiosas, llega un periodo en la historia de la humanidad donde se retoma el interés por la ciencia, el método y la investigación objetiva. Este periodo es conocido como renacimiento y trajo consigo grandes avances en todos los ámbitos de la ciencia, además de que marca el inicio de la Edad Moderna. Obras de pensadores como Bacon, Maquiavelo, Tomas Moro, Juan Luis Vives, Galileo, Copérnico y Pascal contribuyeron a este cambio del pensamiento, donde se abandona el misticismo y la espiritualidad para situar a la ciencia y el conocimiento en el estudio de la naturaleza y del hombre. Uno de los pensadores más representativos de esta época es René Descartes, quien realizó grandes aportes al ámbito científico; el principal de ellos se encuentra en su obra Discurso del método (Descartes, 2008), donde realiza 16 una exposición detallada del proceso a través del cual descubrió las inconsistencias de la ciencia en todas sus áreas y de la poca solidez y veracidad de los datos que de ellas emanaban. A partir de ello, y aplicando las reglas básicas del álgebra y la aritmética, y tomando como punto de partida el silogismo, Descartes plantea un método de estudio común a todas las ciencias, claro, objetivo y que permitiera estudiar, comprender y explicar los fenómenos y procesos del mundo, así como los relacionados con el ser humano (Santamaría, 2002). En el terreno de la psicología, Descartes realiza grandes aportaciones, de las cuales destacan la definición del alma como objeto de estudio de la psicología y la diferenciación de esta con respecto a otras ciencias cuyos objetos de estudio se relacionan con componentes del alma (Descartes, 2008). Otro aporte notable es la idea de que los fenómenos fisiológicos pueden ser estudiados por métodos mecánicos, lo que sentó las bases del estudio del “arco reflejo” (Kantor, 1990). Para explicar la naturaleza del hombre, Descartes divide su existencia en dos partes: el cuerpo y el alma, opuestos entre sí, pero relacionados de tal modo que se complementan. Al alma le corresponde la razón, voluntad y la conciencia del cuerpo, por lo que sin ella el ser no podría existir; por otro lado, el cuerpo ejerce su influencia hacia el alma por medio de sus movimientos, es decir, sus pasiones. A partir de esta idea dualista, la relación cuerpo-alma se volvió esencial para la filosofía y la psicología, y de ello surgen trabajos como los de Hobbes, Locke, Berkeley y Hume (Descartes, 2000, 2008; Kantor, 1990; Santamaría, 2002). Thomas Hobbes hace un amplio estudio acerca de la naturaleza humana, la cual define como “la suma de sus facultades y poderes naturales” (Hobbes, 1987 p. 127); a su vez, afirma que dichas facultades se dividen en las propias del cuerpo y las de la mente. Con base en las ideas de Descartes, sostiene que el contenido de la mente estaba compuesto solo de experiencias sensibles y es a partir de esta idea que se forman el empirismo y la teoría asociacionista (Kantor, 1990). 17 Spinoza (2001) habla acerca del alma, de su relación con el cuerpo, la voluntad, las pasiones y las virtudes, y discute el problema de la división cuerpo-mente: contrario a la propuesta cartesiana, Spinoza plantea dicha relación como un absurdo, en la medida en que cuerpo y mente dependen mutuamente para subsistir y percibir el mundo; además, el alma está unida al cuerpo porque es el reflejo de este y posee los componentes racionales, intelectivos y pasionales (Spinoza, 1980; Roque, 2008). Para Hume, es a partir de la comprensión de la naturaleza humana que se llega a conocer la manera en que opera la naturaleza en general, más aún, de no ser porque el hombre y su ciencia están constituidos de una cierta manera, no sería posible conocer nada más. Entre los temas tratados por Hume acerca de la naturaleza humana se encuentran la memoria y los procesos imaginativos, la senso-percepción, la religión, la vida después de la muerte, el razonamiento, las emociones y el temperamento, el poder y las bases de las formaciones sociales, la voluntad y el deber, la justicia, la propiedad, el gobierno, etc. (Hume, 2001). Hume criticó el empirismo y resaltó el papel de las ideas en la adquisición del conocimiento; derivado de esto formuló 3 leyes para la asociación (de ideas, principalmente), que facilitaría la adquisición de conocimiento diferente al aportado por la experiencia. Hume pone énfasis en el papel de la noción de causa-efecto, contenido en la tercera ley de asociación y presente en la vida humana, misma que posteriormente sería retomada por la reflexología y el conductismo en sus inicios (Hume, 2001; Kantor, 1990, Santamaría, 2002). En 1690, Locke publicó su Ensayo sobre el entendimiento humano, donde desarrolla su propuesta acerca de la adquisición del conocimiento y los procesos implicados en ello. Locke señala que las ideas deben ser el objeto de estudio de la ciencia del pensamiento humano, pues son su unidad, y rechaza el innatismo de las ideas y afirma que estas son producto de la experiencia, de la senso-percepción y la reflexión; además, agrega que el conocimiento puede ser transmitido por medio del lenguaje, cuya unidad es la palabra (Kantor, 1990; Locke, 1956). 18 Por su parte, Berkeley (1981) se centró en la adquisición del conocimiento y la naturaleza de las ideas, las cuales pueden provenir de diferentes fuentes (percepción, imaginación, etc.) y pueden conducir al conocimiento del mundo; sin embargo, aclara que las ideas de origen abstracto no llevan hacia unconocimiento sólido. Entre las aportaciones principales de Berkeley se encuentra el "nuevo principio clave", que consistía en “negar a la materia como tal y afirmar que la mente es la realidad inmediata” y las teorías de la percepción espacial-visual y del significado. De los trabajos de Locke y Berkeley se deriva la tendencia al empirismo (Kantor, 1990; Santamaría, 2002). En 1830, Comte publica el primer volumen de Curso de filosofía positiva, donde presenta los fundamentos para el desarrollo, comprensión y enseñanza de una ciencia basada en los principios de la astronomía y que explicara todos los fenómenos de la naturaleza, incluyendo al hombre. Así, propone que dicha ciencia abandone las especulaciones, sistematice el conocimiento acumulado, de manera que todas las ciencias se entrelacen y generen una filosofía auténtica y una ciencia de la humanidad (Comte, 2000; Kantor, 1990). Como se pudo observar, la concepción dualista del ser humano tuvo un peso significativo en el pensamiento y el estudio del hombre; sin embargo, las explicaciones derivadas de dicha concepción no fueron suficientes para dar cuenta de los fenómenos humanos complejos, razón por la cual se hizo necesaria la búsqueda tanto de un “nuevo” objeto de estudio de la psicología, como de un procedimiento científico que permitiera hallar explicaciones concretas, claras y convincentes. Por esta razón es que se hacen importantes los aportes de Descartes (2008) y Comte (2000), en cuanto al desarrollo de la metodología científica adecuada para abordar todos y cada uno de los fenómenos de la naturaleza y, específicamente, en el caso de la psicología permitió la especificación de su objeto de estudio y de su metodología. 19 1.2. Desarrollo de la psicología científica En el siglo XIX, se inician y desarrollan movimientos intelectuales, económicos y políticos de gran peso que sirven de marco para la generación de cambios sociales, económicos y científicos. Como parte de estos movimientos, el pensamiento de Locke fue introducido a Francia en la época en que surge la Enciclopedia y, en otros países, fueron de vital importancia los aportes de Voltaire y Rousseau. Los avances en el desarrollo del pensamiento científico llevan a todas las disciplinas a la búsqueda de procedimientos y la formulación de leyes acerca de la naturaleza, derivadas del punto de vista empirista- mecanicista predominante en ese periodo (Kantor, 1990; Reisman, 1976). Derivado de este punto de vista, Mill (1974) presenta en su Sistema de lógica las características más importantes de la lógica, entendida como la ciencia y el arte del razonamiento y el conocimiento humano, mismos que dejan ver la manera de proceder de las ciencias, sus errores, aciertos y modificaciones que deben hacerse para llegar al conocimiento de la verdad y darles el carácter experimental que requieren; plantea también el procedimiento por el cual se pude descubrir la concordancia entre una causa y un efecto, por lo que su trabajo constituye un antecedente directo de los métodos de investigación en psicología (Reisman, 1976; Santamaría, 2002). El problema mente-cuerpo siguió teniendo gran importancia, y es por ello que diferentes autores como Offray de la Mettrie, Holoway y Lewes postularon teorías acerca de él. Derivados de esta concepción surgieron múltiples trabajos cuyo objetivo principal era situar las funciones psíquicas en el cuerpo, entre los que destacaron trabajos como los de Hartley, Helmholtz, Spurzhueim, Müller, Flourens y Broca; como consecuencia, el desarrollo de la psicología se torna hacia las explicaciones físicas y biologisistas, además de la gran influencia en todo el ámbito científico que tuvo el surgimiento de la teoría de la evolución de las especies por selección natural de Charles Darwin (Kantor, 1990; Santamaría, 2002, Reisman, 1976; Vargas, 2006a). 20 El principal aporte de Darwin a la psicología es que sitúa al hombre dentro del rango de los demás animales, es decir, que era susceptible de ser estudiado por los mismos métodos que las demás criaturas. Otro aporte fue realizado con la publicación de su obra La expresión de las emociones en el hombre y los animales en 1872, en la cual generaliza los principios de su teoría evolutiva a las emociones, planteando que estas surgieron en los animales como una cualidad que les permitía sobrevivir, su expresión era primitiva en un inicio y a través de la historia se ha ido modificando hasta llegar a ser como las conocemos hoy en día, y tal refinamiento es el resultado del proceso adaptativo que permite al hombre sobrevivir (Kantor, 1990; Oatley, 2004; Reisman, 1976; Santamaría, 2002). 1.2.1. Estudio del sistema nervioso A pesar de que en la Edad Media se habían realizado estudios con el fin de conocer el sistema nervioso y el cerebro, no es sino hasta finales del siglo XIX cuando se logra tener los suficientes antecedentes para realizar la mayor parte de los descubrimientos básicos de las neurociencias actuales. El interés por el sistema nervioso en esta época era tal que Wundt plantea, en 1874, el trabajo complementario de la fisiología y la psicología para comprender el comportamiento humano; además, en 1876 Bain funda la primera revista de psicología, Mind, con el objetivo de dar a conocer los principales avances en el campo de la psicología fisiológica (Reisman, 1976; Santamaría, 2002; Wundt, 1904). Los trabajos de Weber y Fetchner son de vital importancia tanto para la psicofisiología como para la psicología en general dadas sus características innovadoras en cuestión de metodología (estadística descriptiva) y de temáticas estudiadas (sensibilidad, derivados de la formulación de la ley de Weber-Fetchner), y porque constituyen un antecedente directo de los trabajos de Wundt (Barlow & Hersey, 1984; Kantor, 1990; Santamaría, 2002). 21 El desarrollo científico alcanzado hasta ese momento hace necesaria la creación de espacios de investigación experimental que permitan poner a prueba los principios formulados y estudiar nuevos fenómenos. El esfuerzo más importante en este sentido, es la fundación en 1879 del primer laboratorio de psicología experimental en Leipzig, dirigido por Wundt y cuya existencia marca el inicio formal del desarrollo de la psicología científica. Otro aporte de este tipo fue realizado por James, quien funda en Harvard su “cuarto para experimentos de demostración” (Barlow & Hersey, 1984; Kantor, 1990; Reisman, 1976; Santamaría, 2002). La mayoría de las investigaciones del laboratorio de Leipzig perfeccionaron los estudios anteriores de Fetchner y Helmholtz sobre la sensación, la percepción y la transmisión del sistema nervioso; además, Wundt realizó estudios acerca de procesos superiores como el aprendizaje, el pensamiento y el lenguaje, fenómenos que no eran susceptibles, según él, de ser estudiados por el método experimental. Otro aporte importante fue el desarrollo del método de introspección, el cual consistía en enseñarle al individuo a describir las experiencias sensoriales con un lenguaje objetivo. Como respuesta a los trabajos de Wundt, Ebbinghaus (1885; citado en Barlow & Hersey, 1984) demostró que los procesos superiores pueden ser estudiados por el método experimental, estudiando el proceso de memoria mediante las silabas sin sentido; además, planteó la curva de retención para describir sus hallazgos (Barlow & Hersey, 1984; Kantor, 1990; Reisman, 1976; Santamaría, 2002). 1.2.2. Reflexología A la par de este desarrollo de la psicología en Estados Unidos, en la Europa oriental, se iba desarrollando la investigación en reflexología, cuyas figuras representativas fueron Sechenov, Bechterev y Pavlov y cuyos trabajos tendrían gran influencia para la psicología del aprendizaje y la psicofisiología. 22 Sechenovconcibe al ser humano como una unidad, en contraposición al dualismo cuerpo-mente predominante en esa época y que, según él, desvían la atención e impiden el avance del conocimiento. En toda su obra, particularmente en Reflejos del cerebro, publicada en 1863, le otorga un papel primordial a los reflejos en la vida de todos los seres vivos y del hombre en particular e incluso plantea a los procesos superiores como reflejos producto de la acción exterior. Es por dicha concepción del ser humano que Sechenov propone en 1970 que los problemas de la psicología deben ser estudiados por el fisiólogo, por medio del estudio de los reflejos y de manera experimental (Lomov, 1989; Kantor, 1990; Rozo, 2007). Como parte de esta tendencia por estudiar los reflejos, Bechterev funda en 1885 el primer laboratorio de psicología experimental en Rusia, donde realizó sus investigaciones acerca de la naturaleza humana; en ellas proponía el estudio completo del ser humano mediante la implementación del método experimental y con la colaboración multidisciplinaria de la biología, la fisiología, la medicina, la pedagogía, etc. (Lomov, 1989). Con sus estudios acerca de las secreciones gástricas en perros y las ideas asociacionistas, Pavlov desarrolla el procedimiento de reflejos condicionados, que definió como “conexiones temporales del sistema nervioso creadas de manera experimental”, los cuales son complementarios a los reflejos incondicionados (innatos) en el proceso adaptativo de los organismos. Dicho procedimiento hizo posible establecer una relación entre lo psicológico y lo fisiológico mediante un sustrato nervioso, y así pudo dar cuenta de muchos procesos psicológicos que no habían sido explicados anteriormente; además, sirvió de base para el estudio de fenómenos como el aprendizaje, la memoria y las respuestas motoras (Kantor, 1990; Rojas y Eguibar, 2001). 23 1.2.3. Medición de capacidades A pesar de que Platón ya había planteado la idea de medir las capacidades humanas, no es sino a mediados del siglo XIX cuando surge el interés por realizar investigaciones para efectuarlo, así como para la elaboración de sistemas estadísticos que permitieran una comparación más precisa. En este campo fueron de vital importancia los trabajos de Galton, quien se interesó por medir las capacidades humanas de la población británica y a partir de los datos obtenidos realizó un análisis estadístico empleando el método de Gauss y Laplace. Las conclusiones de dicho trabajo se encuentran asentadas en Hereditary genious: English men of science, publicado en 1869. Otros de los frutos de las investigaciones de Galton son el estudio de las huellas dactilares (lo cual tuvo gran repercusión en áreas como la criminalística), el uso rudimentario del coeficiente de correlación, la cinta de cotizaciones, el método de cuestionario, el uso de la asociación libre y de métodos estadísticos en la investigación, etc. (Reisman, 1976; Santamaría, 2002). En 1888, Cattel funda el tercer laboratorio psicológico en Estados Unidos y para 1890 publica un artículo titulado Test mentales y medición, donde se emplea por primera vez el término “test mental” e inicia sus investigaciones para crear una batería de 10 pruebas que permitieran medir las capacidades y aptitudes humanas. Dichas investigaciones tuvieron grandes repercusiones en otras áreas, de las cuales destaca la educación, pues permitió la medición e identificación de capacidades subnormales y la posibilidad de adaptar los modelos educativos (Reisman, 1976). Entre los trabajos más destacados de finales de siglo en materia de evaluación se encuentra el desarrollo de la escala de inteligencia de Binet-Simon en 1905 y la revisión hecha por Terman, donde se introduce el término de CI como medida de la inteligencia. Esta tendencia a la medición de capacidades hizo que la psicología se tornara hacia la generación de métodos de evaluación cada vez más sofisticados que, por un lado frenaron la generación de principios 24 teóricos y, por otro, permitieron mayor rigor y sistematización en cuanto al análisis de los datos obtenidos de las investigaciones, así como en el proceder de la psicología como ciencia (Barlow & Hersey, 1984; Santamaría, 2002). 1.2.4. Otros aportes Además de los adelantos en materia de investigación, hubo acontecimientos a nivel teórico y profesional que contribuyeron enormemente al desarrollo de la psicología durante los siglos XIX y XX, y que fueron complementarios a los avances en cuestión de metodología que ya hemos revisado. En 1890, James publica Principios de psicología, obra que plantea a la psicología como la ciencia de la vida mental y entiende a la mente o la conciencia como un continuo indivisible y único en cada individuo. James plantea la existencia del yo, dividido en tres componentes: físico, social y espiritual; en este último se encuentran las facultades como la conciencia y la moral. Los principios planteados por James son un antecedente medular para la formulación de teorías y sistemas psicológicos como la psicología Gestalt, la teoría del self y la personalidad, la teoría de roles y la psicología del ego; además, le da gran importancia al estudio de los procesos inconscientes e instintivos, que serían retomados posteriormente por Pierre Janet y otros (Phares & Trull 1999; Reisman, 1976). A finales del siglo XIX surge en Europa el movimiento psicoanalítico, liderado por Sigmund Freud, con sus ideas acerca del inconsciente, la sexualidad y los instintos como reguladores del comportamiento humano. Sin embargo, no fue sino hasta 1900 que se inició el verdadero crecimiento de esta corriente, con la participación de grandes personalidades como Adler, Jung y Rank, quienes posteriormente se separarían de las ideas de Freud para formar escuelas psicoanalíticas desapegadas de la concepción de la sexualidad dominante en la obra de Freud. Entre las obras representativas de este movimiento se encuentran: Estudios sobre la histeria (publicada en 1895) y La interpretación 25 de los sueños del año 1900 (Kantor, 1990; Phares & Trull 1999; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). Aunado al crecimiento de la psicología como disciplina se hizo necesaria la creación de una institución que regulara la investigación y los procesos relacionados con la ciencia psicológica. Así, surge la American Psychological Asossiation en 1892, integrada por un cuerpo directivo de 7 personas, entre las que se encontraba Catell, y otros 24 miembros de diversas profesiones como filósofos y educadores. Además de este crecimiento como profesión, se inicia en el siglo XX la diversificación de la psicología por el nacimiento de grandes corrientes que pretender dar explicación al acontecer psicológico, entre ellas destacan la corriente gestaltista, la cognitiva, la histórico-cultural, la humanista y la psicología conductual (Santamaría, 2002; Phares & Trull, 1999; Reisman, 1976; Vargas, 2006). A pesar de los grandes avances, la psicología no había alcanzado aún a cumplir los objetivos de cientificidad planteados desde tiempo atrás; más aún, muchas de las explicaciones no alcanzaban a dar cuenta de muchos fenómenos psicológicos importantes y las herramientas derivadas de ellos eran insuficientes para abordarlos. Muchas de las corrientes surgidas en ese momento perdían el rigor al centrarse en el estudio de fenómenos inobservables, abstractos o poco específicos y es por ello que se hace necesario el surgimiento de una nueva corriente filosófica, científica y metodológica que permita a la psicología avanzar cada vez más por el camino de la ciencia y no de la especulación. 26 1.3. Psicología conductual 1.3.1. Conductismo y neoconductismo El conductismo nace como respuesta y crítica a las corrientes psicológicas surgidasdurante los siglos XVIII y XIX, las cuales se centraban en el estudio de fenómenos no observables, por lo cual carecían de valor científico. El surgimiento del conductismo inicia con los trabajos de Watson y a partir de ellos grandes psicólogos se adhieren a esta corriente y, posteriormente, divergen hacia diferentes perspectivas conductuales; sin embargo, todas ellas tienen un objetivo en común que es liberar a la psicología de su carácter especulativo y hacer de ella una disciplina objetiva y meramente científica (Kantor, 1990; Yela, 1996). En 1913 Watson publica La Psicología como un conductista la ve, obra que para muchos autores marca el origen formal del conductismo, como filosofía, cuerpo teórico y metodológico de la ciencia psicológica, así como un conjunto ideológico y de valores que rige el modo de proceder de todo aquel que se adhiera a dicha corriente (Hurtado, 2006; Kantor, 1990; Skinner, 1987). El principal objetivo del conductismo de Watson era hacer de la psicología una ciencia objetiva y demostrar que puede ser empleada para beneficio de la sociedad, es por ello que define al objeto de estudio de la psicología como “la averiguación de datos y leyes tales que, dado el estímulo, la psicología pueda predecir cuál será la respuesta; o dada la respuesta, pueda especificar la naturaleza del estímulo efectivo”. Con base en el determinismo y en su idea acerca de la dualidad constitutiva del hombre (mente-conducta observable), Watson plantea un procedimiento riguroso, basado en el método hipotético- deductivo que descarta la existencia de elementos no observables del ser humano y se centra en lo observable para dar explicaciones a lo psicológico (Gonzáles, 1993; Phares & Trull, 1999; Skinner, 1979; Yela, 1996). 27 La metodología watsoniana y su rigor objetivo no dejan cabida a las explicaciones acerca de la mente e incluso, Watson rechaza la existencia de ella; por el contrario, se centra en el estudio de los reflejos condicionados, situados en el esquema estímulo-respuesta y dando como resultado estudios importantes como el del condicionamiento de miedos, la conducta sexual y afectiva, el pensamiento y la memoria, entre otros (Gonzáles, 1993; Phares & Trull, 1999; Yela, 1996). Thorndike inició sus estudios junto con Watson y posteriormente se dedicó a la investigación acerca del la inteligencia animal. A partir de la utilización de “cajas problema”, Thorndike llegó a formular la teoría del “aprendizaje por ensayo y error”, como fue denominado por Morgan, y a especificar los procesos de asociación presentes en el placer y el displacer, así como su relación con la conducta, de lo cual concluye que: “todo aquello que conduce a consecuencias satisfactorias para el organismo, tiende a repetirse y que todo aquello que conduce a consecuencias no satisfactorias, tiende a no repetirse”; además, añade que el aprendizaje se genera como reacción a eventos y situaciones determinadas (Kantor, 1990; Sogarte, 1986). En 1925, como producto del crecimiento de la corriente conductista, Weiss presenta una serie de postulados cuyo objetivo era generar un sistema riguroso de pensamiento y acción que rigiera el quehacer de los científicos conductistas. Dicho sistema se componía de 10 postulados basados en el lenguaje de las matemáticas y la física los cuales determinaban la manera en que se debía realizar el análisis de los elementos conductuales y las bases científicas en las que se debía apoyar tanto la explicación como la metodología (Kantor, 1990). En 1930, Hull retoma la obra de Pavlov y estudia los reflejos condicionados por medio del método hipotético-deductivo, así como la postulación y comprobación empírica de hipótesis. La principal diferencia entre el trabajo de Pavlov y el de Hull radica en que este último considera a los reflejos desde un punto de vista evolucionista-darwiniano y afirma que el organismo se comporta de cierta manera pues esto le permite liberar sus pulsiones y sobrevivir. Otro aporte de Hull es la idea de que, para controlar la conducta, es necesario 28 modificar estímulos y respuestas específicos, idea perfeccionada posteriormente por Skinner (Herrnstein, 1977; Kantor, 1990; Yela, 1996). A partir de 1932, Tolman comienza a formular su teoría de conductismo intencional (la conducta es intencionada y dirigida por un animal activo), influenciada por los principios de Watson y de la Gestalt. La mayoría de los trabajos de Tolman se centraron en procesos de pensamiento y aprendizaje y fueron realizados con ratas, mediante el procedimiento de reflejos condicionados; además, su trabajo descansa en un conjunto de hipótesis organizadas en diagramas, mapas cognitivos y explicaciones verbales, comprobadas cualitativamente (Kantor, 1990; Skinner, 1979; Sogarte, 1986; Yela, 1996). Skinner retomó los trabajos de Pavlov, Watson y Thorndike para postular su propuesta teórico-metodológica y explicar la conducta. Como fruto de este trabajo, en 1938 publica La conducta de los organismos. En dicha obra, Skinner define la conducta como “aquella parte del funcionamiento de un organismo que consiste en actuar o en relacionarse con el mundo exterior” y añade que debe entenderse como “el movimiento de un organismo o de sus partes dentro de un marco de referencia suministrado por el mismo organismo o por varios objetos externos o campos de fuerza” (Kantor, 1990; Pérez- Acosta, Guerrero y López, 2002; Skinner, 1979). Entre los principales aportes de Skinner encontramos la diferenciación que hace entre conducta respondiente y operante, definiendo estas últimas como conductas que “operan” sobre el medio ambiente y de alguna manera lo cambian, el moldeamiento de las conductas operantes, el empleo de programas de reforzamiento y el desarrollo del concepto de contingencia, a la cual define como las condiciones bajo las cuales se da el reforzamiento, que pueden disponerse en un laboratorio de acuerdo a un programa deliberado y que en la vida diaria ocurren de manera más casual (Kantor, 1990; Skinner, 1979). 29 La obra de Skinner abarca diversos fenómenos como el aprendizaje y la educación, la conducta verbal, las consecuencias del uso de drogas y procesos llamados cognitivos, tales como la memoria, la atención, la generalización y la abstracción, además del planteamiento de una sociedad utópica regida por los principios del conductismo (contenidos en la novela Walden II), entre otros (Kantor, 1990; Skinner, 1979; 1981). El conductismo como filosofía de la ciencia del comportamiento hizo grandes aportes al desarrollo científico de la psicología en diferentes; sin embargo, los avances en su evolución y sus aportaciones no han hecho del conductismo una filosofía de la ciencia ni una ciencia del comportamiento lo suficientemente efectiva como para mantenerse vigente o, más aún, para garantizar un análisis meramente científico de los fenómenos psicológicos y es por ello que se le tacha de ser reduccionista, dejar pasar muchos de los fenómenos que se encuentran dentro del campo de estudio de la psicología y por deshumanizar a las personas en su afán de conseguir objetividad rigurosa (Skinner, 1987; Yela, 1996). Las deficiencias en cuanto a diversos aspectos de su filosofía, metodología, construcciones teóricas y principios metodológicos han hecho necesaria la búsqueda de nuevas formas de proceder en el terreno de la ciencia psicología y de tal necesidad surgen nuevas propuestas científicas entre las que se encuentra la psicología interconductual, la cual revisaremos a continuación. 1.3.2. La psicología interconductual 1.3.2.1. Modelo de campo interconductual Paralelamente a las corrientes psicológicas surgidas durante el siglo XX nace la psicología interconductual, cuyo máximo representante es J. R. Kantor. A partir de la publicaciónen 1958 de Psicología interconductual, donde Kantor 30 plantea los postulados teóricos y metodológicos de la psicología y su objeto de estudio, así como el modo de abordaje de este, se inicia el desarrollo de la psicología interconductual y con ello un nuevo abordaje meramente científico de los fenómenos psicológicos (Vargas, 2006a). La teoría interconductual comparte con los modelos conductuales el objetivo de hacer de la psicología una disciplina rigurosamente fundamentada que garantice su cientificidad; sin embargo, ambas concepciones difieren en la manera en que manejan los fenómenos “no psicológicos” involucrados con lo psicológico y en cuanto al modo de pensamiento con que se rigen sus investigaciones, entre otros aspectos (Kantor, 1990). Estas diferencias hacen que el conductismo se quede atrás y el interconductismo avance hacia la cientificidad de la psicología: “en vista de que la hipótesis interconductual se ha formulado para sobreponerse a los errores e insuficiencias de las primeras construcciones, la psicología interconductual toma su lugar en la sucesión histórica de los sistemas psicológicos” (Kantor, 1980 p. 16). El trabajo de Kantor es la base de la psicología interconductual, a partir de la cual se han realizado un sin número de investigaciones con el fin de extender y validar el empleo de esta metateoría en las áreas empíricas de la psicología. Dicho trabajo se sustenta en la construcción en psicología de un modelo de campo, el cual implica la noción de que todos los eventos son resultado de “interacciones complejas de numerosos factores en situaciones específicas” (Kantor, 1990; Vargas, 2006a). De ello deriva la definición de la interconducta como objeto de estudio de lo psicológico, entendida esta como la relación entre el organismo y los elementos del ambiente (Ribes y López, 1985), de tal modo que: Existen dos factores primarios en todos los eventos psicológicos; existe una respuesta y una reacción estimulante, y estos dos factores siempre operan en un campo de eventos complejos que se ha desarrollado con el intercomportamiento del organismo y: a) el 31 simple ambiente biológico, y b) las cosas y eventos complejos de la evolución cultural (Kantor, 1980 p. 19). Siendo así, se define a los campos psicológicos como “los loci de la interconducta de funciones de estímulo y de respuesta, basados en un continuo de contactos sucesivos entre los organismos y los objetos de estímulo” (Kantor, 1990 p. 586). Aunado al o anterior, se explica el fenómeno psicológico con la siguiente fórmula: EP = C(k, ef, rf, hi, dt, md) donde C significa que le campo consiste en todo el sistema de factores en interacción, k simboliza la singularidad de los segmentos de conducta o campos interconductuales; ef, el acto o función de estímulo y rf, el del organismo; hi el hecho de que la interacción presente se basa en contactos previos del organismo y de los objetos en condiciones especificadas… el símbolo dt atrae la atención sobre los factores disposicionales que facilitan u obstruyen el que se produzca una interacción particular y… md simboliza los medios que hacen posible las interacciones de los organismos (Kantor, 1990 p. 587). La metateoría de Kantor resultó atractiva por la propuesta científica que manejaba y sus implicaciones; por ello, muchos autores se adhirieron al equipo de colaboradores de Kantor y esto da como resultado final una metateoría cuyos fundamentos están bien diferenciados de lo que es el conductismo, que no requiere de referentes ni biológicos ni sociales para explicar la conducta del hombre, pero que a la vez reconoce su importancia y, sobre todo, una teoría psicológica aplicable a diferentes ámbitos y que permite explicar los fenómenos psicológicos sin distinciones (Vargas, 2006a). 32 1.3.2.2. Taxonomía funcional de la conducta Una de las obras más importantes en torno a la psicología interconductual después de Kantor es la de Emilio Ribes y sus colaboradores, quienes formularon a partir de las categorías funcionales planteadas por Kantor y adhiriendo elementos teóricos y metodológicos de otros autores como Bijou y Schoenfeld, la taxonomía funcional de la conducta (constituida, de manera general, por un objeto de estudio de la psicología, elementos epistemológicos que guían el estudio de lo psicológico y elementos lógicos conceptuales para designar cada elemento constituyente de lo psicológico) (Vargas, 2006a). Como una ciencia del comportamiento, la psicología interconductual debe identificar “las condiciones históricas, situacionales y paramétricas de los factores que participan en medios particulares de organización de las interacciones entre organismo y ambiente” (Ribes y López, 1985); dicho de otro modo, deben especificar las características de los diferentes niveles en que pudiera presentarse la interacción. De lo anterior se deriva el objetivo de la teoría de la conducta que, desde el punto de vista de Ribes y López (1985), es el de proporcionar una taxonomía funcional de la conducta que “delimite y clasifique los diversos niveles funcionales de interacción como formas cualitativamente distintas de organización de la conducta”; es decir, crear un lenguaje psicológico que supla a los términos mentalistas y vagos del lenguaje común o de otras disciplinas. Para hacer posible la taxonomía de la conducta, es necesario tener en cuenta los términos de morfología (propiedades organísmicas, fisicoquímicas y convencionales de la interacción), desligamiento funcional (diferenciación entre niveles de interacción) y competencias (clases morfológico-funcionales específicas de interacción), las cuales generan una comprensión mayor de las interacciones y sus diferentes niveles (Ribes y López, 1985). 33 Como producto final se obtiene una taxonomía de las funciones estímulo- respuesta acorde con la mediación entre los elementos del contexto y la función estímulo-respuesta; es decir, la complejidad de la función estará determinada por la medida en que los elementos contextuales y la función estímulo-respuesta se relacionen de manera directa o mediada por otros elementos. Así, la taxonomía funcional de la conducta abarca 4 niveles de mediación que son, en orden creciente de complejidad, la mediación contextual, suplementaria, selectora, sustitutiva referencial y sustitutiva no referencial (Ribes y López, 1985). Entre las ventajas de la construcción de la taxonomía funcional de la conducta y de su empleo en modelos explicativos y de cambio conductual se encuentran 1) la identificación de diferentes niveles de complejidad en las formas de interacción; 2) la comprensión de dichos niveles de organización conductual en estados evolutivos terminales, 3) existencia de criterios funcionales y paramétricos para identificar los factores ambientales y organísmicos implicados en cada nivel de interacción y 4) la separación entre los psicológico y lo biológico, reconociendo la importancia de este último en cada nivel de interacción (Ribes, Ibáñez y Pozo, 1986). Se puede observar, a lo largo del recorrido histórico realizado, que los avances de la psicología, a pesar de ser diversos e incluir los aportes tanto de otras disciplinas como de pensamientos diferentes en torno a lo psicológico, siempre han estado dirigidos al desarrollo de una disciplina científica bien cimentada y que permita tanto la investigación como el desarrollo de métodos aplicados y avances tecnológicos para la aproximación certera a los fenómenos y problemas derivados de lo psicológico. En este camino hacia la cientificidad, hemos visto como el objeto de estudio de lo psicológico ha cambiado y se ha diversificado de tal modo que ha permitido la incursión en diferentes ámbitos a través de diferentes perspectivas que enriquecena la disciplina en general; sin embargo, esta misma diversidad es laque ha puesto a prueba el objetivo de cientificidad pues en muchas ocasiones 34 se ha incurrido en retrocesos o ambigüedades, debido a la falta de consenso acerca de lo que es el objeto de estudio de la psicología. Dentro de las alternativas científicas, podemos ver las ventajas que representa la psicología interconductual, principalmente al ver lo psicológico como un campo de interacción, donde todos y cada uno de los elementos que lo conforman tiene su importancia para la presencia de la conducta tal y como se presenta en un momento dado; así, se puede entender que la psicología interconductual puede abarcar un sinfín de fenómenos sin necesidad de recurrir a otros métodos y modelos explicativos y eliminando la ambigüedad de términos no psicológicos. Es por ello que en el presente trabajo, se retoman los postulados teóricos y metodológicos de la psicología inteconductual para cumplir los objetivos planteados inicialmente y discutir las implicaciones del mismo. Capítulo 2 HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA En el capítulo anterior se revisó de manera general el desarrollo de la psicología como una disciplina científica; sin embargo, existen puntos específicos donde la psicología ha crecido mayormente, como en el caso de la psicología clínica, cuya relación con otras áreas de la psicología y de otras ciencias le ha permitido una mejor compresión de los problemas psicológicos y alteraciones de la conducta; particularmente, han sido de gran importancia los aportes de los siglos XIX y XX, razón por la cual diversos autores ubican sus orígenes en este periodo (Bootzin, 2007; Phares & Trull 1999; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). Sin embargo, los orígenes de la psicología clínica se remontan a las épocas más antiguas, desde el momento en que se comienzan a dar explicaciones y tratamientos, a categorizar la conducta y a establecer criterios de normalidad- anormalidad, bien-mal, etcétera (Butcher, Mineka & Hooley, 2007; Vargas, 2006c). Tal como lo dice Ribes (1982 p. 102): La historia de la locura y la historia de la salud, son la historia de las ideologías y la concepción del individuo y su práctica social con respecto a la religión, el sexo, la familia, la propiedad, la justicia y las demás representaciones de las relaciones sociales constitutivas de una formación histórica. Se puede comprender que, al igual que la psicología general, el concepto de psicología clínica y su objeto ha cambiado a lo largo de la historia y que actualmente la labor psicológica en esta área se esclarece en la medida en que se conoce y comprende su desarrollo histórico. El presente capítulo tiene como objetivo describir de manera general el desarrollo de la psicología clínica, así como los avances científicos que la han impulsado y la han constituido tal como se conoce actualmente; también, se 36 pretende enfatizar el desarrollo de la psicología clínica conductual y específicamente de la psicología clínica interconductual. Es por ello que se divide la historia de la psicología clínica en sus principales áreas: diagnóstico, tratamiento e investigación, además de revisar elementos particulares de la investigación y enseñanza dentro de la misma. De modo que este capítulo no resulte redundante, se evitará dar mayores detalles de acontecimientos citados en el capítulo anterior. 2.1. Evaluación y diagnóstico 2.1.1. Principios teóricos Como ya se ha mencionado, la psicología clínica y su desarrollo están ligados a los avances teóricos, metodológicos y tecnológicos de la psicología general; en el caso particular del diagnóstico clínico, los avances se han dado en estrecha relación con los métodos estadísticos, así como en la formulación de modelos teóricos que dan explicación al origen y características de cada problema planteado en el consultorio, razón por la cual esta sección analiza ambos aspectos. Durante el siglo XIX, los avances acerca de la enfermedad mental eran obra de psiquiatras y neurólogos entre los que destacan Kraepelin, Charcot, Janet y Bernheim quienes buscaban, por un lado, una explicación del origen de las enfermedades mentales y, por otro, métodos de clasificación de todas las enfermedades mentales. A finales del mismo siglo cobra importancia el movimiento psicoanalítico ya que proporciona herramientas para el diagnóstico clínico, empleando términos psicológicos que involucran procesos conscientes e inconscientes que dan cuenta no solo de las enfermedades mentales y sus causas, sino que definen igualmente los rasgos de la “personalidad normal”, lo que hace de esta teoría una propuesta novedosa de contraste entre ambos 37 estados (Butcher, Mineka & Hooley, 2007; Perrrés, 1989; Pomerantz, 2008; Reisman, 1976). A lo largo del siglo XX podemos encontrar grandes aportes teóricos a la psicología clínica como el de Adler, quien partir de 1911 trabaja en una propuesta psicoanalítica que pone énfasis en la agresión como fuerza vital para luego formular una visión de la psique donde tienen gran importancia los sentimientos de inferioridad y los mecanismos de compensación; del mismo modo, en 1919 Jung da a conocer su trabajo, el cual se caracteriza por la conceptualización de la libido como una energía vital general y no meramente sexual, considerar los sueños como una herramienta de cambio y solución de conflictos, restar importancia al pasado y adherir el concepto de inconsciente colectivo a la estructura psíquica (Reisman, 1976). Para finales de los años 20, Adler ya había establecido su propia escuela, con un cuerpo teórico y de tratamiento independiente del psicoanálisis al cual llamó “Psicología individual” que tenía como propósito: “comprender el misterio de la vida creativa que se expresa en el deseo de desarrollar, luchar, alcanzar, e incluso para compensar defectos en una dirección, luchando por el éxito en otro” (Reisman, 1976 p. 145). También a finales de esta década cobro importancia el punto de vista de la Psicología Gestalt, basada en las investigaciones de Lewis, la cual sostiene que: El comportamiento de un individuo es una función tanto de su tensión como de su percepción inmediata de sí mismo y su entorno. Las actividades de la persona tienden hacia el restablecimiento del equilibrio, o la liberación y la satisfacción de su tensión. En la búsqueda de obtener esta restauración, su medio ambiente puede ser percibido como que tiene atracciones y repulsiones, metas y obstáculos… (Reisman, 1976 p. 153). La década de los 30 estuvo marcada por un amplio desarrollo teórico, proveniente en su mayoría de la corriente psicoanalítica. En este periodo destacan trabajos como El psicoanálisis de los niños de Melanie Klein, 38 publicado en 1932; El yo y los mecanismos de defensa de Anna Freud, publicado en 1937 y La personalidad neurótica de nuestro tiempo de Horney, publicado en 1937 (Kazdin, 1989; Reisman, 1976). A principios de la década de los 40 el psicoanálisis atravesó por una reestructuración teórica llevada a cabo tanto por miembros de la sociedad psicoanalítica como por otros personajes que veían fallas en las concepciones de Freud; destacan los trabajos de Anna Freud sobre el desarrollo psíquico infantil y los de Fenichel acerca de lo social. También en esa década surgen nuevas aproximaciones al estudio del hombre centradas en aspectos fenomenológicos, como los de Fromm y Sullivan, y otras más allegadas a la lógica matemática como la teoría de campo de Lewin (Fernández y Puente, 2009; Phares & Trull, 1999; Reisman, 1976). La década de los 50 también fue muy fructífera pues se hicieron diversos aportes a la explicación de la enfermedad metal, particularmente de la esquizofrenia tanto de niños como de adultos. También en este periodo,con antecedentes en los estudios de Watson y Pavlov, surge el movimiento conductista y se generan también grandes contribuciones; por ejemplo, en 1950 Dollar y Miller publican Personalidad y psicoterapia, donde exponen la utilidad de la psicología del aprendizaje en el tratamiento de la conducta en general, agregando elementos sociales y culturales; en 1953 Skinner describe los principios del condicionamiento operante; en 1954 Rotter publica la teoría del aprendizaje social y en 1958 Wolpe presenta el método de desensibilización sistemática (Balbuena, 2005; Phares & Trull 1999; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). Para la década de los 60 el psicoanálisis había perdido fuerza frente a otras posturas como el humanismo y el conductismo, las cuales eran mayormente aceptadas por avocarse al “aquí y ahora” de la persona y establecer dificultades concretas dentro del tratamiento. En este periodo cobra importancia el trabajo de Piaget, luego de casi 40 años de investigaciones acerca del desarrollo infantil y procesos como el pensamiento verbal, la inteligencia, el pensamiento racional y de epistemología genética en general, otro aporte 39 importante es el de Szasz, quien publica en 1960 su obra El mito de la enfermedad mental, donde sostenía que la mayoría de los desordenes mentales se debe a “problemas en la vida” (Hernández, 1998; Reisman, 1976 p. 378). 2.1.2. Metodología Los avances teóricos de la psicología también generaron avances en cuanto a los métodos y herramientas de evaluación y diagnóstico que se empleaban en la labor clínica. La aplicación de test psicológicos fue la primera actividad profesional de los psicólogos clínicos; el surgimiento de estos instrumentos desde 1882 y a lo largo del siglo XIX tomó gran importancia en la medida en que proporcionaron parámetros de comparación entre “lo normal y lo anormal”, mismos que fueron empleados para diagnosticar dificultades tanto en el ámbito clínico como en el educativo, así como distinguir entre los grados de afectación de ciertos padecimientos y medir los resultados de nuevos métodos de intervención (Bootzin, 2007; Barlow & Hersey, 1984; Phares & Trull 1999; Pomerantz, 2008; Santamaría, 2002; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). Para principios del siglo XX las ideas acerca de la enfermedad mental estaban divididas en dos grupos: aquellos que creían en una causa meramente fisiológica y los que creían en causas psicológicas; Meyer afirmaba que ninguno de los dos puntos de vista generaba evaluaciones y diagnósticos completos acerca de la situación mental de las personas pues se ignoraban elementos de vital importancia desde cualquiera de ellos y es por esto que en 1904 estableció una entrevista a domicilio para los parientes de enfermos mentales, de tal manera que todos estuvieran involucrados de algún modo en la recolección de información, la evaluación y el tratamiento institucional (Reisman, 1976). 40 Durante todo el siglo XX fueron tema recurrente las evaluaciones en el terreno de la inteligencia, y, con el fin de extenderlas a otros ámbitos, durante las década de 1910 y 1920 se comienzan a hacer numerosos trabajos de medición en el terreno de la personalidad; como ejemplo se pueden citar el Test de Voluntad-temperamento de Downey, el Inventario de Psiconeurosis u hoja de datos personales de Woodwoth, el test de manchas de tinta de Rorschach y los test de introversión-extroversión de Marston; otra innovación en el terreno de la evaluación fue la de Harthshorne y May, quienes implementaron situaciones de la vida real para el estudio de conductas infantiles (Pomerantz, 2008; Reisman, 1976). La década de los 30 estuvo llena de aportes novedoso como los de Appel, quien en 1930 comenzó a pedirle a los niños dibujar diferentes elementos y comentarlos para evaluarlos, los de Lowenfeld, que en 1931 presenta su Prueba de Mosaico y los de Schwartz, que en 1932 le pedía a los niños que describieran cuadros donde niños estaban en diferentes situaciones sociales; también la medición paramétrica tuvo avances notables, por ejemplo, en 1935 Morgan y Murray presentaron el Test de Apercepción Temática y en 1936 se validó su uso, en 1937 Beck publicó un manual de la prueba de Rorschard y en 1938 aparece el Test Bender-Gestalt para la evaluación de la maduración en la coordinación viso-motora (Phares & Trull 1999; Pomerantz, 2008; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). Se puede observar que el uso de test psicológicos era muy popular; sin embargo, esto no impidió el desarrollo de otras herramientas para diagnosticar enfermedades mentales, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM), publicado en 1952 con el fin de obtener definiciones consensuadas y precisas de la etiología y los síntomas de los trastornos mentales más comunes y así evaluar y diagnosticar a todos los pacientes (Phares & Trull 1999; Pomerantz, 2008; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). En la década de los 60 continúo el desarrollo de los test psicológicos y, en medio de este crecimiento, los conductistas urgían a volver a los 41 procedimientos ya establecidos para la observación y evaluación de la conducta tangible de las personas en ambientes naturales. En el terreno psicoanalítico surge también como una propuesta independiente del modelo médico el esquema diagnóstico de Anna Freud; además, en 1968 la American Psychiatric Association presentó una nueva nomenclatura para desordenes y enfermedades mentales: el DSM-II (Pomerantz, 2008; Reisman, 1976). En 1980 aparece el DSM-III, que difería de las anteriores ediciones en cuanto a la especificidad de sus criterios diagnósticos y en el empleo de un sistema multiaxial de evaluación. Para 1994 aparece el DSM-IV, que incluía las características de pensamientos, sentimientos y conductas para el diagnóstico de 368 desordenes de conducta (Ídem). Cabe mencionar que tanto los principios teóricos como los procedimientos diagnósticos aquí presentados no son los únicos, sino que forman parte de la enorme gama de métodos existentes hoy en día, mismos que responden tanto a la perspectiva teórica desde la cual se aborde la dificultad, como de las características específicas del paciente o usuario. 2.2. Tratamiento 2.2.1. Inicios El tratamiento en psicología clínica estuvo ligado durante mucho tiempo a la psiquiatría y a la neurología; más aún, muchas prácticas en torno a la enfermedad mental estuvieron dominados por las creencias alrededor de ella, mismas que mantuvieron estancado el desarrollo científico en este ámbito, tal es el caso de Hipócrates, que sugiere que las enfermedades mentales se deben al exceso de sangre en el cerebro o a una lesión, o de las creencias cristianas que afirmaban que la locura era producto de una posesión demoníaca o de un castigo divino; a raíz de estas explicaciones, se generaron 42 “tratamientos” tales como exorcismos, torturas y procedimientos físicos para eliminar “sustancias nocivas para el enfermo” (Butcher, Mineka & Hooley, 2007; Mueller, 1980; Pomerantz, 2008; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). Según Butcher, Mineka & Hooley (2007) desde el siglo XVI, los manicomios ofrecían una serie de tratamientos para los “locos” que carecían de validez, sin contar que los internos eran víctimas de pésimos tratos. Reisman (1976, p. 10) ofrece un ejemplo del tratamiento que recibían los enfermos mentales a finales del siglo XVIII: En “Old Bedlam” (Hospital de Santa María de Belén) en Inglaterra, un médico que visitaba una vez al año prescribía el siguiente tratamiento: sangrado de todos los pacientes en Abril, purgas y vómitos para todos los pacientes que sobrevivieran en Mayo y, una vez más, sangrado para todos los pacientes en Octubre. En instituciones privadas más pequeñas, donde la atención médica era generalmente más esporádica,
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