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Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
QUE PARA OBTENER EL TITULO DE 
P R E S E N T A 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Dictaminadores: 
Los Reyes Iztacala, Edo. de México, Junio 2011 
Especificaciones prácticas de la 
Intervención Interconductual en el 
Contexto Clínico: Implicaciones en 
la práctica clínica y en la enseñanza 
T E S I S 
L I C E N C I A D A EN P S I C O L O G I A 
Susana Velasco Gómez 
Director: Mtro. 
Lic. 
Dra. 
Juan Antonio Vargas Bustos 
Cinthia Zaira Vega Valero 
Marco Vinicio Velasco del Valle 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
DEDICATORIAS 
 
 
A todas las personas que me apoyaron, a las que fueron mi sustento, a quienes 
han creído en mí todo este tiempo, y a quienes han hecho posible este trabajo: 
 
A mis padres por su apoyo y guía. 
 
A mis hermanos, por su cariño siempre. 
 
A mis buenos profesores por su dedicación y empeño. 
 
Al maestro Juan Antonio Vargas Bustos, de quien he aprendido mucho. 
 
A mis asesores por su enseñanza y apoyo. 
 
A los usuarios del servicio de psicología clínica. 
 
A mis amigos, a todos ellos que me acompañaron en mi crecimiento. 
 
Pero sobre todo a Aquél por quien soy y en quien todo lo puedo. 
AGRADECIMIENTOS 
 
 
Agradezco infinitamente a mi Dios por darme la vida, una vida plena en él y 
llena de bendiciones que hoy se refleja en mis logros, alcanzados por y para él. 
Le doy gracias porque siempre me sostuvo y no me dejó caer a pesar de todas 
las pruebas. 
 
Le doy gracias por la vida de mis padres que siempre me han apoyado y han 
sabido hacer de mí una persona de éxito; por la vida de mis hermanos, que me 
han acompañado en mi crecimiento personal y que a pesar las circunstancias 
adversas están conmigo. 
 
Gracias a Dios porque me ha permitido conocer gente incomparable que ha 
compartido conmigo su conocimiento y su valiosa experiencia, y de quienes he 
aprendido todo lo que sé, gracias por las vidas de todos ellos. 
 
Gracias por la vida de todos mis compañeros, de quienes también he 
aprendido y a quienes bendigo infinitamente. Gracias porque me ha provisto de 
grandes amigos que me han apoyado y me han demostrado su amistad sincera 
en todo momento. 
 
Gracias a mi Dios porque tengo suficientes motivos para agradecerle y la vida 
no me alcanzaría para hacerlo pues ni a él ni a todas esas personas valiosas 
para mí les podría expresar con palabras toda mi gratitud. 
 
Dios los bendiga a todos ellos. 
 
 
ÍNDICE 
 
 
Resumen………………………………………………………………………………………………………... 5 
Introducción……………………………………………………………………………………………………. 6 
Capítulo 1 Historia de la psicología ……………………………………………………………………….. 10 
1.1. Antecedentes filosóficos………………………………………………………………………………….. 10 
1.1.1. Animismo griego……………………………………………………………………………………….... 10 
1.1.2. Edad media …………………………………………………………………………………………….. 13 
1.1.3. Edad moderna y renacimiento……………………………………………………………………….... 15 
1.2. Desarrollo de la psicología científica……………………………………………………....................... 19 
1.2.1. Estudio del sistema nervioso…………………………………………………………………………... 20 
1.2.2. Reflexología……………………………………………………………………………………………... 21 
1.2.3. Medición de capacidades……………………………………………………………………………… 23 
1.2.4. Otros aportes……………………………………………………………………………………………. 24 
1.3. Psicología conductual……………………………………………………………………………………. 26 
1.3.1. Conductismo y neoconductismo……………………………………………………………………… 26 
1.3.2. La psicología interconductual…………………………………………………………………………. 29 
1.3.2.1. Modelo de campo interconductual………………………………………………………… 29 
1.3.2.2. Taxonomía funcional de la conducta……………………………………………………… 32 
Capítulo 2 Historia de la psicología clínica………………………………………………………………. 35 
2.1. Evaluación y diagnóstico…………………………………………………………………………………. 36 
2.1.1. Principios teóricos………………………………………………………………………………………. 36 
2.1.2. Metodología……………………………………………………………………………………………… 39 
2.2. Tratamiento………………………………………………………………………………………………… 41 
2.2.1. Inicios…………………………………………………………………………………………………….. 41 
2.2.2. Diversificación…………………………………………………………………………………………… 43 
2.2.3. Actualidad………………………………………………………………………………………………... 44 
2.3. Investigación………………………………………………………………………………………………. 46 
2.3.1. Comparación entre grupos…………………………………………………………………………….. 46 
2.3.2. Estudios de caso único………………………………………………………………………………… 48 
2.4. Enseñanza…………………………………………………………………………………………………. 51 
2.4.1. Inicios…………………………………………………………………………………………………….. 51 
2.4.2. Programas de posgrado………………………………………………………………………………... 53 
2.4.3. Actualidad………………………………………………………………………………………………... 55 
2.5. Psicología clínica conductual…………………………………………………………………………….. 57 
2.5.1. Terapia conductual……………………………………………………………………………………… 57 
2.5.2. Terapias cognitivo-conductuales……………………………………………………………………… 60 
2.5.3. Terapias conductuales de tercera generación………………………………………………………. 65 
2.5.4. Aproximaciones interconductuales……………………………………………………………………. 67 
Capítulo 3 La intervención interconductual en el contexto clínico (IICC)………………………….. 70 
3.1. Psicología interconductual……………………………………………………………………………….. 70 
3.1.1. Modelo de campo interconductual…………………………………………………………………….. 72 
3.1.1.1. Segmento interconductual………………………………………………………………….. 72 
3.1.1.2. Función estímulo-respuesta………………………………………………………………… 74 
3.1.1.3. Medio de contacto…………………………………………………………………………… 76 
3.1.1.4. Factores disposicionales……………………………………………………………………. 79 
3.1.2. Taxonomía funcional de la conducta…………………………………………………………………. 80 
3.1.2.1. Tipos de mediación………………………………………………………………………….. 82 
3.2. Tecnología psicológica…………………………………………………………………………………… 85 
3.2.1. Intervención interconductual en el contexto clínico (IICC)…………………………………………. 86 
3.2.1.1. Procedimiento de intervención interconductual (II)………………………………………. 86 
3.2.1.2. Procedimientos de apoyo técnico………………………………………………………….. 89 
3.2.1.3. Ejemplo de caso……………………………………………………………………………… 90 
Conclusiones…………………………………………………………………………………………………... 100 
Bibliografía……………………………………………………………………………………………………... 108 
Anexos…………………………………………………………………………………………………………... 116 
 
RESUMEN 
 
 
 
 
Se realiza una revisión histórica del desarrollo de la psicología, 
especialmente el área clínica y se analizan los conceptos teóricos y las 
premisas metodológicas de la psicología interconductual de tal manera que 
se posibilite la exposición detallada del procedimiento de Intervención 
Interconductual en el Contexto Clínico, presentando esta como una 
propuesta tecnológica para el análisis, al evaluación, la regulación y la 
probabilización de la conducta en el área clínica; así mismo se exponen sus 
componentes, desde el esquema del procedimiento hasta los apoyos 
técnicos, de manera que constituya una guía de intervención. Por último, se 
discuten las implicaciones de este trabajo tanto para los profesionales como 
para los estudiantes en el área clínica. 
INTRODUCCIÓN 
 
 
A lo largo de la historia, la psicología se ha ido consolidando como una ciencia, 
a través de la modificación de sus métodos, sus principios teóricos y sus 
formas de proceder al momento de estudiar, explicary resolver problemas 
derivados de lo que se ha llamado lo psicológico. Esta continua transformación 
ha dado como resultado la forma de proceder de la ciencia psicológica en la 
actualidad. Del mismo, modo, los avances en áreas específicas han permitido 
el desarrollo de herramientas aplicables a la solución de problemas particulares 
en diversos ámbitos donde se requiere de la acción del psicólogo. 
 
Una de las áreas de la psicología con mayor crecimiento a lo largo de la 
historia es la clínica, cuyo origen es situado comúnmente en el siglo XIX, 
derivado de los cambios en cuanto al pensamiento social y científico, el cual 
abrió la posibilidad de estudiar con métodos novedosos la conducta humana, 
así como la aplicación de procedimientos sofisticados para la resolución de 
problemas específicos tales como la llamada “enfermedad mental” (Reisman 
1976). 
 
A pesar de sus avances, la psicología cínica no fue definida sino hasta que 
alcanzó cierto grado de madurez (durante el siglo XX) y, aún así, hoy en día 
existen definiciones que generan dificultades tanto teóricas como 
metodológicas y profesionales; tal es el caso de la definición que ofrece 
Reisman (1976), la cual dice que la psicología clínica es “la rama de la 
psicología dedicada a la búsqueda y aplicación de principios psicológicos y 
técnicas que contribuyen al entendimiento de los individuos y que pueden ser 
empleados para promover su funcionamiento efectivo”; las dificultades 
planteadas por esta definición se refieren a que, por un lado, promueven el 
respeto a la individualidad y por el otro conllevan una noción de normalidad que 
genera contradicción. 
 
 
 7 
 
Dadas estas dificultades, el presente trabajo retoma la definición propuesta por 
Vargas (2006b p. 34), la cual señala que la psicología clínica es: 
 
El área tecnológica de la psicología encargada de intervenir en el 
contexto definido socialmente como clínico, centrándose en lo que 
el usuario, persona o grupo de referencia señalan como dificultad 
(originada por una valoración en función de un criterio normativo), 
mediante el análisis, evaluación, regulación y probabilización de la 
conducta. 
 
A pesar de las discrepancias, para la psicología clínica hasta nuestros días, la 
prioridad ha sido encontrar un procedimiento que, además de ajustarse teórica 
y metodológicamente a la postura del psicólogo, sea eficaz y certera a la hora 
de resolver las dificultades expresadas por los usuarios en el consultorio 
psicológico, para lo cual ha surgido gran cantidad de material que pretende dar 
respuesta a las demandas planteadas en esta área específica. 
 
La metateoría psicológica interconductual derivada de los trabajos de Kantor y 
Ribes, entre otros, ha dado como resultado un cuerpo de conocimiento sólido, 
así como una metodología completa y libre de ambigüedades y descripciones 
procedentes de otras disciplinas que permite su aplicación a diferentes niveles 
y en diferentes contextos dentro de la psicología aplicada y en el desarrollo de 
tecnología psicológica. Sin embargo, por tratarse de una postura relativamente 
nueva y de poca difusión en comparación con otras teorías dominantes del 
ámbito académico y de la investigación, existe aún poca investigación en torno 
a la aplicación de este procedimiento y, menos aún en cuanto al desarrollo de 
nuevas tecnologías. 
 
Las herramientas de la psicología interconductual han aportado un 
procedimiento eficaz para la psicología clínica: la Intervención Interconductual 
en el Contexto Clínico (IICC), tal como lo demuestra el estudio de Vargas 
(2008); sin embargo, este procedimiento aún no es muy conocido y la 
validación teórica que posee pudiera hacer difícil su aceptación como una 
 8 
 
forma de intervenir viable, desde el punto de vista interconductual y separada 
de otros métodos de cambio. 
 
Es por ello que en el presente trabajo se tiene por objetivo sustentar la IICC 
como procedimiento científicamente aplicable a la práctica de la psicología 
clínica, basándose en los elementos teóricos procedentes de la psicología 
interconductual y en un estudio de caso único donde se empleen todos esos 
elementos de manera empírica. Por otro lado, este trabajo pretende dar como 
resultado una descripción minuciosa de los elementos del análisis de casos por 
medio del IICC, de tal suerte que sirva como herramienta de apoyo a la 
práctica, tanto a nivel profesional, en psicología clínica, como a nivel 
pedagógico, como herramienta de apoyo a la enseñanza en la psicología 
clínica. 
 
Kantor (1990) señala que hay que ubicar los problemas conceptuales de la 
psicología en el marco de su desenvolvimiento histórico; por ello, se realizará 
una revisión teórica acerca de los antecedentes de la psicología 
interconductual, enmarcándola en el desarrollo de la psicología científica y 
recalcando los aspectos más importantes de su cuerpo teórico y su sustento 
metodológico. Del mismo modo se realizará una revisión acerca del desarrollo 
de los procedimientos, técnicas e investigación relacionados con la psicología 
clínica, y la relación de esta con la psicología en general; además, se pondrá 
especial atención en los aspectos relacionados con la investigación y la 
enseñanza dentro del área clínica. 
 
Finalmente, se revisarán los aspectos fundamentales que conforman la 
Intervención interconductual en el Contexto Clínico (IICC), como parte del 
desarrollo tecnológico de la psicología clínica. Aunado al análisis del material 
teórico, se realizará una breve aproximación al análisis de un caso clínico que 
permita ejemplificar el procedimiento de la IICC en cada uno de sus pasos y 
elementos, así como ejemplificar las categorías de análisis de casos que 
pudieran hacer más accesible el procedimiento en la enseñanza del modelo 
para los estudiantes de psicología clínica. 
 
 9 
 
Para concluir se enfatizarán las ventajas del empleo del procedimiento de 
intervención interconductual como una herramenta técnológica en el área 
clínica, así como las ventajas que representa su empleo en el proceso de 
entrenamiento de los alumnos del área de psicología clínica, específicamente 
desde la perspectiva interconductual. Del mismo modo, se discuten posibles 
puntos de cambio y mejora del procedimiento de modo que permita su mejor 
manejo, principalmente en el proceso de enseñanza. 
 
Adicionalmente se presentan los procedimientos de apoyo técnico diseñados 
por Vargas (2006b) para sustentar el trabajo completo de la IICC. 
Capítulo 1 HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA 
 
 
1.1. Antecedentes filosóficos 
 
 
1.1.1. Animismo griego 
 
 
El origen de la psicología se remonta, de manera formal, a los siglos XVIII y 
XIX, pues es entonces cuando los avances de la ciencia y las condiciones 
políticas y sociales permiten el inicio de su desarrollo formal y científico, 
independientemente de la filosofía y otras disciplinas, a las cuales había estado 
ligada en las etapas tempranas de su desarrollo. A partir de entonces, la 
generación de investigaciones y el empleo de nuevos procedimientos 
específicos ha hecho posible que la psicología, paulatinamente, se conforme 
como una ciencia independiente, con un objeto de estudio definido, 
metodología, cuerpo teórico y tecnología que le permiten dar explicaciones 
válidas para un sin número de fenómenos (Kantor, 1980; Santamaría, 2002). 
 
Es por ello que en este primer capítulo se realiza un recorrido histórico de los 
momentos más importantes de la historia de la psicología como ciencia y de los 
postulados, tanto filosóficos como científicos, que han contribuido a su 
desarrollo. En particular, se hará énfasis en el desarrollo de las corrientes 
conductuales de la psicología, mismo que deriva en el surgimiento y desarrollo 
de la psicología interconductual, la cual se revisará de manera detallada en otro 
capítulo. 
 
Al igual que todas las disciplinas científicas existentesen la actualidad, la 
psicología tiene sus orígenes en la filosofía, a cuyos principios permaneció 
ligada durante gran parte de su desarrollo. Así, los inicios de la psicología, 
dentro de la filosofía se encuentran en las explicaciones animistas acerca de la 
naturaleza humana, las cuales han estado presentes a lo largo de toda la 
 11 
 
historia de la humanidad y han ido cambiando en la medida en que el 
pensamiento y la civilización se han desarrollado (Kantor, 1990; Mueller, 1980). 
Por tal motivo, se realizará un recorrido histórico acerca de las diferentes 
concepciones animistas desde los griegos hasta la Edad Moderna, de tal modo 
que permita comprender su gran influencia en el desarrollo de la psicología. 
 
Los griegos, en los periodos tempranos de su civilización, concebían el alma 
como un ente semejante al cuerpo que era exhalado en el momento de la 
muerte y partía hacia el Hades. Tal concepción fue representada en sus 
grabados, como una mariposa o insecto alado, y en obras literarias como la 
Odisea. Posteriormente, derivada del misticismo y de los cultos hacia Dionisio, 
surge la idea de que el alma tenía un carácter divino, superior al del cuerpo, y 
se encontraba atrapado en él; para liberarse había de esperar la muerte o 
renunciar a la vida mezquina y entregarse espiritualmente para retornar a la 
unidad del dios (Kantor, 1990; Mueller, 1980). 
 
Más adelante, en la misma civilización griega, encontramos a grandes 
pensadores que aportaron su propio punto de vista con respecto al alma y su 
vinculación con la vida humana (Mueller, 1980). Tal es el caso de Sócrates, 
para quien el alma poseía, además del principio de movimiento vital, cualidades 
racionales y morales que deben ser desarrolladas para que pueda dominar por 
completo el cuerpo que habita. Así, el comportamiento del hombre debe 
encaminarse a hacer el bien para aspirar al pleno desarrollo del alma. 
 
El pensamiento de Platón tiene su base ontológica en las ideas de Sócrates, lo 
que hace que sus ideas sean consideradas como una metapsicología, basada 
también en la existencia de un alma que anima al cuerpo (Mueller, 1980; 
Santamaría, 2002). Para Platón (2006), el alma es semejante al cuerpo, pero 
invisible e inmortal, y ambas entidades están unidas durante la vida del 
hombre. Platón considera que el fin de la existencia, la llegada a la verdad, 
puede obtenerse a través del conocimiento que proporciona el alma y su 
voluntad, pues si se llega a entregar a la voluntad y el conocimiento del cuerpo 
esto llevará al hombre a la perdición. 
 
 12 
 
Platón, en su diálogo Filebo, expone la división del alma en tres dominios: 
razón, apetito y espíritu, y en la metáfora del auriga se explica la interacción de 
los componentes: el auriga corresponde al componente racional (encamina la 
vida por intereses racionalistas), uno de los dos caballos que conduce es el 
componente afectivo (orienta la vida por motivos subjetivos y emotivos) y el 
otro el componente apetitivo (orienta la vida para alcanzar el placer al máximo y 
no se preocupa por lo racional). Con esta división de las características del 
alma, Platón explica también la relación de esta con el cuerpo y sitúa cada una 
en un punto específico de este: el “principio divino” en la cabeza, la razón entre 
el cuello y el diafragma, y los apetitos entre el diafragma y el ombligo (Lozano, 
2006; Mueller, 1980). 
 
En este mismo periodo encontramos a Aristóteles, cuya obra acerca del 
hombre se mantiene en la línea naturalista de todo su corpus de conocimiento 
y es por ello que su pensamiento se vuelve representativo de lo que Kantor 
(1980) señala como el origen de la psicología como ciencia naturalista. Para 
Aristóteles, el alma es el origen de las funciones de todos los seres vivos, lo 
cual los diferencia de los no vivos, es la esencia, forma y entidad de los 
animales, regula y asegura la armonía de las funciones vitales; por ello es 
considerada “la entelequia primera de un cuerpo que en potencia tiene vida” 
(Aristóteles, 1978 p. 49; Mueller, 1980). 
 
Para Aristóteles, el alma está compuesta por tres dimensiones, la vegetativa, la 
sensible y la intelectiva. La parte vegetativa del alma se refiere a las funciones 
más básicas para la vida, es decir, a las funciones biológicas. En el caso de la 
parte intelectiva se habla de los procesos de pensamiento y cuestiones que hoy 
en día son llamadas cognitivas. Por último, la parte sensible es la que le 
permite al ser humano conocer el mundo a través de los sentidos (Aristóteles, 
1978; Lozano, 2006). 
 
A pesar de las diferencias entre estos tres autores, ellos coinciden en que estas 
cualidades se encuentran en el alma humana y de esta depende la forma en 
que el hombre se comporta y se relaciona con su entorno. Las diferencias entre 
los individuos se deben precisamente a las diferencias en la forma en que el 
 13 
 
alma se conduce o a la mala educación, como lo señalan Sócrates y Platón 
(Kantor, 1990; Mueller, 1980). 
 
Una explicación diferente acerca de la naturaleza del alma fue dada por 
Epicuro y sus discípulos, quienes consideraban que el alma estaba sujeta a los 
principios de la naturaleza, compuesta por los mismos elementos que el cuerpo 
pero “más sutiles” y, esto implicaba el funcionamiento de todo a partir del 
movimiento de los átomos, esparcidos por todo el cuerpo para garantizar el 
funcionamiento integral del ser. (Mueller, 1980 p. 79). 
 
Como se dijo anteriormente, estas concepciones tuvieron gran peso, a tal 
grado que fueron retomadas en diferentes épocas, agregando o sustituyendo 
componentes para generar explicaciones diferentes acerca del alma y de la 
naturaleza humana en general; de estos cambios en la concepción del alma 
iremos hablando en lo posterior. 
 
 
1.1.2. Edad media 
 
 
Con el surgimiento de Alejandría y la decadencia del imperio griego, el mundo 
experimentó un cambio radical de pensamiento, con el cual “la investigación y 
las comprobaciones rigurosas” perdieron importancia, dando paso a un periodo 
de fe y espiritualidad exaltadas, donde las explicaciones acerca del mundo y 
del porvenir humano se construían en función de la relación del hombre con 
Dios; por consiguiente, el pensamiento cristiano se erigió como la postura 
religiosa y filosófica dominante durante el periodo conocido como Edad Media; 
esto fue lo que hizo que “la ciencia” se limitara a dar explicaciones divinas 
acerca de lo ya creado (Kantor, 1990; Mueller, 1980). 
 
En esta época surge, en oposición al misticismo imperante, el pensamiento de 
Plotonio, conocido como neoplatonismo, el cual marca el retorno a la razón, y a 
la trascendencia del alma a través de ella. En este periodo también destacan 
autores como Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, quienes retoman gran 
 14 
 
parte de los planteamientos griegos y realizan sus propias interpretaciones de 
ellos, en el contexto del pensamiento cristiano y manteniendo la línea de 
explicación animista acerca de la naturaleza humana. 
 
La psicología de Agustín de Hipona es una psicología encaminada a dar 
explicación acerca del hombre, en relación a Dios. Ejemplo claro de ello es la 
obra La ciudad de Dios, donde Agustín de Hipona retoma las obras de 
pensadores como Sócrates, Epícteto, Platón y Aristóteles para discutir la 
naturaleza del hombre y su relación con la naturaleza de Dios y lo divino en 
general. Para Agustín de Hipona, el alma no es el fin último de la existencia 
humana, contrario al pensamiento imperante en la Grecia antigua; sin embargo, 
tiene una gran importancia pues es a través de ella, su naturaleza y cualidades 
(específicamente de la virtud) que el hombre se acerca a Dios, fin de la 
existencia humana (De Hipona, 2004; Mueller, 1980). 
 
Para Agustín de Hipona, el alma es de carácter superior al cuerpo, es divina y 
está ligada a él para conferirle la vida; no posee corporalidad, porlo que adopta 
la forma del cuerpo que anima; sin embargo, contrario al cuerpo, el alma es 
inmortal, argumento que se basa en que a) es el sujeto de la ciencia, es eterna 
e inmutable; b) el alma y la razón son inseparables e idénticas y c) el alma no 
puede convertirse en cuerpo y, por tanto, no perece (De Hipona, 2004). 
 
Por último, Agustín de Hipona hace una distinción entre los grados del alma y 
afirma que, en primer grado, el alma es el principio vital que mantiene la 
unidad, armonía, y proporción de crecimiento y generación; en segundo grado, 
podemos dar cuenta del surgimiento del alma con el surgimiento de la vida 
sensitiva (cuyas funciones son divididas retomando el pensamiento de 
Aristóteles); el tercer grado lo constituye el alma racional (de la cual también 
hace una división por niveles), propia del hombre y por medio de la cual se 
puede acceder a la salvación (Kantor, 1990; Mueller, 1980). 
 
La obra de Tomás de Aquino es también una obra representativa del 
pensamiento medieval, permeado por las ideas religiosas, y también de la 
tendencia a retomar las obras clásicas dándoles un giro tal que se vuelvan 
 15 
 
representativas del pensamiento cristiano. Para Tomás de Aquino (2006) el ser 
humano es un ser compuesto por diferentes aspectos, que posee un ente, una 
esencia, una naturaleza en la que se conjuntan diferentes accidentes y una 
corporalidad que lo hacen ser. Retomando las ideas cristinas dice que el 
hombre es hombre en la medida en que se acerca al ser de Dios (inclinación 
innata hacia Dios), aunque no del todo debido a los accidentes que se 
constituyen dentro de su existencia. 
 
También para este autor, el alma es la que regula la conducta y la vida de 
todos los seres, es inmortal e indivisible. Al igual que Agustín de Hipona, 
Tomás de Aquino retoma la idea de Aristóteles acerca de las funciones del 
alma que le permiten relacionarse con el mundo exterior y adquirir el 
conocimiento de él y afirma, contrario a Platón, que el alma no puede conocer 
si no es a través del cuerpo. Además, agrega la idea de dos tipos de sentidos 
por los que el ser humano puede sentir: los interiores (del alma) y los exteriores 
(de los sentidos) (Kantor, 1990). 
 
 
1.1.3. Edad Moderna y Renacimiento 
 
 
Luego de la edad media y de la exaltación de las cuestiones divinas y 
religiosas, llega un periodo en la historia de la humanidad donde se retoma el 
interés por la ciencia, el método y la investigación objetiva. Este periodo es 
conocido como renacimiento y trajo consigo grandes avances en todos los 
ámbitos de la ciencia, además de que marca el inicio de la Edad Moderna. 
Obras de pensadores como Bacon, Maquiavelo, Tomas Moro, Juan Luis Vives, 
Galileo, Copérnico y Pascal contribuyeron a este cambio del pensamiento, 
donde se abandona el misticismo y la espiritualidad para situar a la ciencia y el 
conocimiento en el estudio de la naturaleza y del hombre. 
 
Uno de los pensadores más representativos de esta época es René Descartes, 
quien realizó grandes aportes al ámbito científico; el principal de ellos se 
encuentra en su obra Discurso del método (Descartes, 2008), donde realiza 
 16 
 
una exposición detallada del proceso a través del cual descubrió las 
inconsistencias de la ciencia en todas sus áreas y de la poca solidez y 
veracidad de los datos que de ellas emanaban. A partir de ello, y aplicando las 
reglas básicas del álgebra y la aritmética, y tomando como punto de partida el 
silogismo, Descartes plantea un método de estudio común a todas las ciencias, 
claro, objetivo y que permitiera estudiar, comprender y explicar los fenómenos y 
procesos del mundo, así como los relacionados con el ser humano 
(Santamaría, 2002). 
 
En el terreno de la psicología, Descartes realiza grandes aportaciones, de las 
cuales destacan la definición del alma como objeto de estudio de la psicología 
y la diferenciación de esta con respecto a otras ciencias cuyos objetos de 
estudio se relacionan con componentes del alma (Descartes, 2008). Otro 
aporte notable es la idea de que los fenómenos fisiológicos pueden ser 
estudiados por métodos mecánicos, lo que sentó las bases del estudio del 
“arco reflejo” (Kantor, 1990). 
 
Para explicar la naturaleza del hombre, Descartes divide su existencia en dos 
partes: el cuerpo y el alma, opuestos entre sí, pero relacionados de tal modo 
que se complementan. Al alma le corresponde la razón, voluntad y la 
conciencia del cuerpo, por lo que sin ella el ser no podría existir; por otro lado, 
el cuerpo ejerce su influencia hacia el alma por medio de sus movimientos, es 
decir, sus pasiones. A partir de esta idea dualista, la relación cuerpo-alma se 
volvió esencial para la filosofía y la psicología, y de ello surgen trabajos como 
los de Hobbes, Locke, Berkeley y Hume (Descartes, 2000, 2008; Kantor, 1990; 
Santamaría, 2002). 
 
Thomas Hobbes hace un amplio estudio acerca de la naturaleza humana, la 
cual define como “la suma de sus facultades y poderes naturales” (Hobbes, 
1987 p. 127); a su vez, afirma que dichas facultades se dividen en las propias 
del cuerpo y las de la mente. Con base en las ideas de Descartes, sostiene que 
el contenido de la mente estaba compuesto solo de experiencias sensibles y es 
a partir de esta idea que se forman el empirismo y la teoría asociacionista 
(Kantor, 1990). 
 17 
 
Spinoza (2001) habla acerca del alma, de su relación con el cuerpo, la 
voluntad, las pasiones y las virtudes, y discute el problema de la división 
cuerpo-mente: contrario a la propuesta cartesiana, Spinoza plantea dicha 
relación como un absurdo, en la medida en que cuerpo y mente dependen 
mutuamente para subsistir y percibir el mundo; además, el alma está unida al 
cuerpo porque es el reflejo de este y posee los componentes racionales, 
intelectivos y pasionales (Spinoza, 1980; Roque, 2008). 
 
Para Hume, es a partir de la comprensión de la naturaleza humana que se 
llega a conocer la manera en que opera la naturaleza en general, más aún, de 
no ser porque el hombre y su ciencia están constituidos de una cierta manera, 
no sería posible conocer nada más. Entre los temas tratados por Hume acerca 
de la naturaleza humana se encuentran la memoria y los procesos 
imaginativos, la senso-percepción, la religión, la vida después de la muerte, el 
razonamiento, las emociones y el temperamento, el poder y las bases de las 
formaciones sociales, la voluntad y el deber, la justicia, la propiedad, el 
gobierno, etc. (Hume, 2001). 
 
Hume criticó el empirismo y resaltó el papel de las ideas en la adquisición del 
conocimiento; derivado de esto formuló 3 leyes para la asociación (de ideas, 
principalmente), que facilitaría la adquisición de conocimiento diferente al 
aportado por la experiencia. Hume pone énfasis en el papel de la noción de 
causa-efecto, contenido en la tercera ley de asociación y presente en la vida 
humana, misma que posteriormente sería retomada por la reflexología y el 
conductismo en sus inicios (Hume, 2001; Kantor, 1990, Santamaría, 2002). 
 
En 1690, Locke publicó su Ensayo sobre el entendimiento humano, donde 
desarrolla su propuesta acerca de la adquisición del conocimiento y los 
procesos implicados en ello. Locke señala que las ideas deben ser el objeto de 
estudio de la ciencia del pensamiento humano, pues son su unidad, y rechaza 
el innatismo de las ideas y afirma que estas son producto de la experiencia, de 
la senso-percepción y la reflexión; además, agrega que el conocimiento puede 
ser transmitido por medio del lenguaje, cuya unidad es la palabra (Kantor, 
1990; Locke, 1956). 
 18 
 
Por su parte, Berkeley (1981) se centró en la adquisición del conocimiento y la 
naturaleza de las ideas, las cuales pueden provenir de diferentes fuentes 
(percepción, imaginación, etc.) y pueden conducir al conocimiento del mundo; 
sin embargo, aclara que las ideas de origen abstracto no llevan hacia unconocimiento sólido. Entre las aportaciones principales de Berkeley se 
encuentra el "nuevo principio clave", que consistía en “negar a la materia como 
tal y afirmar que la mente es la realidad inmediata” y las teorías de la 
percepción espacial-visual y del significado. De los trabajos de Locke y 
Berkeley se deriva la tendencia al empirismo (Kantor, 1990; Santamaría, 2002). 
 
En 1830, Comte publica el primer volumen de Curso de filosofía positiva, donde 
presenta los fundamentos para el desarrollo, comprensión y enseñanza de una 
ciencia basada en los principios de la astronomía y que explicara todos los 
fenómenos de la naturaleza, incluyendo al hombre. Así, propone que dicha 
ciencia abandone las especulaciones, sistematice el conocimiento acumulado, 
de manera que todas las ciencias se entrelacen y generen una filosofía 
auténtica y una ciencia de la humanidad (Comte, 2000; Kantor, 1990). 
 
Como se pudo observar, la concepción dualista del ser humano tuvo un peso 
significativo en el pensamiento y el estudio del hombre; sin embargo, las 
explicaciones derivadas de dicha concepción no fueron suficientes para dar 
cuenta de los fenómenos humanos complejos, razón por la cual se hizo 
necesaria la búsqueda tanto de un “nuevo” objeto de estudio de la psicología, 
como de un procedimiento científico que permitiera hallar explicaciones 
concretas, claras y convincentes. Por esta razón es que se hacen importantes 
los aportes de Descartes (2008) y Comte (2000), en cuanto al desarrollo de la 
metodología científica adecuada para abordar todos y cada uno de los 
fenómenos de la naturaleza y, específicamente, en el caso de la psicología 
permitió la especificación de su objeto de estudio y de su metodología. 
 
 
 19 
 
1.2. Desarrollo de la psicología científica 
 
 
En el siglo XIX, se inician y desarrollan movimientos intelectuales, económicos 
y políticos de gran peso que sirven de marco para la generación de cambios 
sociales, económicos y científicos. Como parte de estos movimientos, el 
pensamiento de Locke fue introducido a Francia en la época en que surge la 
Enciclopedia y, en otros países, fueron de vital importancia los aportes de 
Voltaire y Rousseau. Los avances en el desarrollo del pensamiento científico 
llevan a todas las disciplinas a la búsqueda de procedimientos y la formulación 
de leyes acerca de la naturaleza, derivadas del punto de vista empirista-
mecanicista predominante en ese periodo (Kantor, 1990; Reisman, 1976). 
 
Derivado de este punto de vista, Mill (1974) presenta en su Sistema de lógica 
las características más importantes de la lógica, entendida como la ciencia y el 
arte del razonamiento y el conocimiento humano, mismos que dejan ver la 
manera de proceder de las ciencias, sus errores, aciertos y modificaciones que 
deben hacerse para llegar al conocimiento de la verdad y darles el carácter 
experimental que requieren; plantea también el procedimiento por el cual se 
pude descubrir la concordancia entre una causa y un efecto, por lo que su 
trabajo constituye un antecedente directo de los métodos de investigación en 
psicología (Reisman, 1976; Santamaría, 2002). 
 
El problema mente-cuerpo siguió teniendo gran importancia, y es por ello que 
diferentes autores como Offray de la Mettrie, Holoway y Lewes postularon 
teorías acerca de él. Derivados de esta concepción surgieron múltiples trabajos 
cuyo objetivo principal era situar las funciones psíquicas en el cuerpo, entre los 
que destacaron trabajos como los de Hartley, Helmholtz, Spurzhueim, Müller, 
Flourens y Broca; como consecuencia, el desarrollo de la psicología se torna 
hacia las explicaciones físicas y biologisistas, además de la gran influencia en 
todo el ámbito científico que tuvo el surgimiento de la teoría de la evolución de 
las especies por selección natural de Charles Darwin (Kantor, 1990; 
Santamaría, 2002, Reisman, 1976; Vargas, 2006a). 
 
 20 
 
El principal aporte de Darwin a la psicología es que sitúa al hombre dentro del 
rango de los demás animales, es decir, que era susceptible de ser estudiado 
por los mismos métodos que las demás criaturas. Otro aporte fue realizado con 
la publicación de su obra La expresión de las emociones en el hombre y los 
animales en 1872, en la cual generaliza los principios de su teoría evolutiva a 
las emociones, planteando que estas surgieron en los animales como una 
cualidad que les permitía sobrevivir, su expresión era primitiva en un inicio y a 
través de la historia se ha ido modificando hasta llegar a ser como las 
conocemos hoy en día, y tal refinamiento es el resultado del proceso adaptativo 
que permite al hombre sobrevivir (Kantor, 1990; Oatley, 2004; Reisman, 1976; 
Santamaría, 2002). 
 
 
1.2.1. Estudio del sistema nervioso 
 
 
A pesar de que en la Edad Media se habían realizado estudios con el fin de 
conocer el sistema nervioso y el cerebro, no es sino hasta finales del siglo XIX 
cuando se logra tener los suficientes antecedentes para realizar la mayor parte 
de los descubrimientos básicos de las neurociencias actuales. El interés por el 
sistema nervioso en esta época era tal que Wundt plantea, en 1874, el trabajo 
complementario de la fisiología y la psicología para comprender el 
comportamiento humano; además, en 1876 Bain funda la primera revista de 
psicología, Mind, con el objetivo de dar a conocer los principales avances en el 
campo de la psicología fisiológica (Reisman, 1976; Santamaría, 2002; Wundt, 
1904). 
 
Los trabajos de Weber y Fetchner son de vital importancia tanto para la 
psicofisiología como para la psicología en general dadas sus características 
innovadoras en cuestión de metodología (estadística descriptiva) y de 
temáticas estudiadas (sensibilidad, derivados de la formulación de la ley de 
Weber-Fetchner), y porque constituyen un antecedente directo de los trabajos 
de Wundt (Barlow & Hersey, 1984; Kantor, 1990; Santamaría, 2002). 
 
 21 
 
El desarrollo científico alcanzado hasta ese momento hace necesaria la 
creación de espacios de investigación experimental que permitan poner a 
prueba los principios formulados y estudiar nuevos fenómenos. El esfuerzo 
más importante en este sentido, es la fundación en 1879 del primer laboratorio 
de psicología experimental en Leipzig, dirigido por Wundt y cuya existencia 
marca el inicio formal del desarrollo de la psicología científica. Otro aporte de 
este tipo fue realizado por James, quien funda en Harvard su “cuarto para 
experimentos de demostración” (Barlow & Hersey, 1984; Kantor, 1990; 
Reisman, 1976; Santamaría, 2002). 
 
La mayoría de las investigaciones del laboratorio de Leipzig perfeccionaron los 
estudios anteriores de Fetchner y Helmholtz sobre la sensación, la percepción 
y la transmisión del sistema nervioso; además, Wundt realizó estudios acerca 
de procesos superiores como el aprendizaje, el pensamiento y el lenguaje, 
fenómenos que no eran susceptibles, según él, de ser estudiados por el 
método experimental. Otro aporte importante fue el desarrollo del método de 
introspección, el cual consistía en enseñarle al individuo a describir las 
experiencias sensoriales con un lenguaje objetivo. Como respuesta a los 
trabajos de Wundt, Ebbinghaus (1885; citado en Barlow & Hersey, 1984) 
demostró que los procesos superiores pueden ser estudiados por el método 
experimental, estudiando el proceso de memoria mediante las silabas sin 
sentido; además, planteó la curva de retención para describir sus hallazgos 
(Barlow & Hersey, 1984; Kantor, 1990; Reisman, 1976; Santamaría, 2002). 
 
 
1.2.2. Reflexología 
 
 
A la par de este desarrollo de la psicología en Estados Unidos, en la Europa 
oriental, se iba desarrollando la investigación en reflexología, cuyas figuras 
representativas fueron Sechenov, Bechterev y Pavlov y cuyos trabajos tendrían 
gran influencia para la psicología del aprendizaje y la psicofisiología. 
 
 22 
 
Sechenovconcibe al ser humano como una unidad, en contraposición al 
dualismo cuerpo-mente predominante en esa época y que, según él, desvían la 
atención e impiden el avance del conocimiento. En toda su obra, 
particularmente en Reflejos del cerebro, publicada en 1863, le otorga un papel 
primordial a los reflejos en la vida de todos los seres vivos y del hombre en 
particular e incluso plantea a los procesos superiores como reflejos producto de 
la acción exterior. Es por dicha concepción del ser humano que Sechenov 
propone en 1970 que los problemas de la psicología deben ser estudiados por 
el fisiólogo, por medio del estudio de los reflejos y de manera experimental 
(Lomov, 1989; Kantor, 1990; Rozo, 2007). 
 
Como parte de esta tendencia por estudiar los reflejos, Bechterev funda en 
1885 el primer laboratorio de psicología experimental en Rusia, donde realizó 
sus investigaciones acerca de la naturaleza humana; en ellas proponía el 
estudio completo del ser humano mediante la implementación del método 
experimental y con la colaboración multidisciplinaria de la biología, la fisiología, 
la medicina, la pedagogía, etc. (Lomov, 1989). 
 
Con sus estudios acerca de las secreciones gástricas en perros y las ideas 
asociacionistas, Pavlov desarrolla el procedimiento de reflejos condicionados, 
que definió como “conexiones temporales del sistema nervioso creadas de 
manera experimental”, los cuales son complementarios a los reflejos 
incondicionados (innatos) en el proceso adaptativo de los organismos. Dicho 
procedimiento hizo posible establecer una relación entre lo psicológico y lo 
fisiológico mediante un sustrato nervioso, y así pudo dar cuenta de muchos 
procesos psicológicos que no habían sido explicados anteriormente; además, 
sirvió de base para el estudio de fenómenos como el aprendizaje, la memoria y 
las respuestas motoras (Kantor, 1990; Rojas y Eguibar, 2001). 
 
 
 23 
 
1.2.3. Medición de capacidades 
 
 
A pesar de que Platón ya había planteado la idea de medir las capacidades 
humanas, no es sino a mediados del siglo XIX cuando surge el interés por 
realizar investigaciones para efectuarlo, así como para la elaboración de 
sistemas estadísticos que permitieran una comparación más precisa. 
 
En este campo fueron de vital importancia los trabajos de Galton, quien se 
interesó por medir las capacidades humanas de la población británica y a partir 
de los datos obtenidos realizó un análisis estadístico empleando el método de 
Gauss y Laplace. Las conclusiones de dicho trabajo se encuentran asentadas 
en Hereditary genious: English men of science, publicado en 1869. Otros de los 
frutos de las investigaciones de Galton son el estudio de las huellas dactilares 
(lo cual tuvo gran repercusión en áreas como la criminalística), el uso 
rudimentario del coeficiente de correlación, la cinta de cotizaciones, el método 
de cuestionario, el uso de la asociación libre y de métodos estadísticos en la 
investigación, etc. (Reisman, 1976; Santamaría, 2002). 
 
En 1888, Cattel funda el tercer laboratorio psicológico en Estados Unidos y 
para 1890 publica un artículo titulado Test mentales y medición, donde se 
emplea por primera vez el término “test mental” e inicia sus investigaciones 
para crear una batería de 10 pruebas que permitieran medir las capacidades y 
aptitudes humanas. Dichas investigaciones tuvieron grandes repercusiones en 
otras áreas, de las cuales destaca la educación, pues permitió la medición e 
identificación de capacidades subnormales y la posibilidad de adaptar los 
modelos educativos (Reisman, 1976). 
 
Entre los trabajos más destacados de finales de siglo en materia de evaluación 
se encuentra el desarrollo de la escala de inteligencia de Binet-Simon en 1905 
y la revisión hecha por Terman, donde se introduce el término de CI como 
medida de la inteligencia. Esta tendencia a la medición de capacidades hizo 
que la psicología se tornara hacia la generación de métodos de evaluación 
cada vez más sofisticados que, por un lado frenaron la generación de principios 
 24 
 
teóricos y, por otro, permitieron mayor rigor y sistematización en cuanto al 
análisis de los datos obtenidos de las investigaciones, así como en el proceder 
de la psicología como ciencia (Barlow & Hersey, 1984; Santamaría, 2002). 
 
 
1.2.4. Otros aportes 
 
 
Además de los adelantos en materia de investigación, hubo acontecimientos a 
nivel teórico y profesional que contribuyeron enormemente al desarrollo de la 
psicología durante los siglos XIX y XX, y que fueron complementarios a los 
avances en cuestión de metodología que ya hemos revisado. 
 
En 1890, James publica Principios de psicología, obra que plantea a la 
psicología como la ciencia de la vida mental y entiende a la mente o la 
conciencia como un continuo indivisible y único en cada individuo. James 
plantea la existencia del yo, dividido en tres componentes: físico, social y 
espiritual; en este último se encuentran las facultades como la conciencia y la 
moral. Los principios planteados por James son un antecedente medular para 
la formulación de teorías y sistemas psicológicos como la psicología Gestalt, la 
teoría del self y la personalidad, la teoría de roles y la psicología del ego; 
además, le da gran importancia al estudio de los procesos inconscientes e 
instintivos, que serían retomados posteriormente por Pierre Janet y otros 
(Phares & Trull 1999; Reisman, 1976). 
 
A finales del siglo XIX surge en Europa el movimiento psicoanalítico, liderado 
por Sigmund Freud, con sus ideas acerca del inconsciente, la sexualidad y los 
instintos como reguladores del comportamiento humano. Sin embargo, no fue 
sino hasta 1900 que se inició el verdadero crecimiento de esta corriente, con la 
participación de grandes personalidades como Adler, Jung y Rank, quienes 
posteriormente se separarían de las ideas de Freud para formar escuelas 
psicoanalíticas desapegadas de la concepción de la sexualidad dominante en 
la obra de Freud. Entre las obras representativas de este movimiento se 
encuentran: Estudios sobre la histeria (publicada en 1895) y La interpretación 
 25 
 
de los sueños del año 1900 (Kantor, 1990; Phares & Trull 1999; Reisman, 
1976; Vargas, 2006c). 
 
Aunado al crecimiento de la psicología como disciplina se hizo necesaria la 
creación de una institución que regulara la investigación y los procesos 
relacionados con la ciencia psicológica. Así, surge la American Psychological 
Asossiation en 1892, integrada por un cuerpo directivo de 7 personas, entre las 
que se encontraba Catell, y otros 24 miembros de diversas profesiones como 
filósofos y educadores. Además de este crecimiento como profesión, se inicia 
en el siglo XX la diversificación de la psicología por el nacimiento de grandes 
corrientes que pretender dar explicación al acontecer psicológico, entre ellas 
destacan la corriente gestaltista, la cognitiva, la histórico-cultural, la humanista 
y la psicología conductual (Santamaría, 2002; Phares & Trull, 1999; Reisman, 
1976; Vargas, 2006). 
 
A pesar de los grandes avances, la psicología no había alcanzado aún a 
cumplir los objetivos de cientificidad planteados desde tiempo atrás; más aún, 
muchas de las explicaciones no alcanzaban a dar cuenta de muchos 
fenómenos psicológicos importantes y las herramientas derivadas de ellos eran 
insuficientes para abordarlos. Muchas de las corrientes surgidas en ese 
momento perdían el rigor al centrarse en el estudio de fenómenos 
inobservables, abstractos o poco específicos y es por ello que se hace 
necesario el surgimiento de una nueva corriente filosófica, científica y 
metodológica que permita a la psicología avanzar cada vez más por el camino 
de la ciencia y no de la especulación. 
 
 
 26 
 
1.3. Psicología conductual 
 
 
1.3.1. Conductismo y neoconductismo 
 
 
El conductismo nace como respuesta y crítica a las corrientes psicológicas 
surgidasdurante los siglos XVIII y XIX, las cuales se centraban en el estudio de 
fenómenos no observables, por lo cual carecían de valor científico. El 
surgimiento del conductismo inicia con los trabajos de Watson y a partir de 
ellos grandes psicólogos se adhieren a esta corriente y, posteriormente, 
divergen hacia diferentes perspectivas conductuales; sin embargo, todas ellas 
tienen un objetivo en común que es liberar a la psicología de su carácter 
especulativo y hacer de ella una disciplina objetiva y meramente científica 
(Kantor, 1990; Yela, 1996). 
 
En 1913 Watson publica La Psicología como un conductista la ve, obra que 
para muchos autores marca el origen formal del conductismo, como filosofía, 
cuerpo teórico y metodológico de la ciencia psicológica, así como un conjunto 
ideológico y de valores que rige el modo de proceder de todo aquel que se 
adhiera a dicha corriente (Hurtado, 2006; Kantor, 1990; Skinner, 1987). 
 
El principal objetivo del conductismo de Watson era hacer de la psicología una 
ciencia objetiva y demostrar que puede ser empleada para beneficio de la 
sociedad, es por ello que define al objeto de estudio de la psicología como “la 
averiguación de datos y leyes tales que, dado el estímulo, la psicología pueda 
predecir cuál será la respuesta; o dada la respuesta, pueda especificar la 
naturaleza del estímulo efectivo”. Con base en el determinismo y en su idea 
acerca de la dualidad constitutiva del hombre (mente-conducta observable), 
Watson plantea un procedimiento riguroso, basado en el método hipotético-
deductivo que descarta la existencia de elementos no observables del ser 
humano y se centra en lo observable para dar explicaciones a lo psicológico 
(Gonzáles, 1993; Phares & Trull, 1999; Skinner, 1979; Yela, 1996). 
 
 27 
 
La metodología watsoniana y su rigor objetivo no dejan cabida a las 
explicaciones acerca de la mente e incluso, Watson rechaza la existencia de 
ella; por el contrario, se centra en el estudio de los reflejos condicionados, 
situados en el esquema estímulo-respuesta y dando como resultado estudios 
importantes como el del condicionamiento de miedos, la conducta sexual y 
afectiva, el pensamiento y la memoria, entre otros (Gonzáles, 1993; Phares & 
Trull, 1999; Yela, 1996). 
 
Thorndike inició sus estudios junto con Watson y posteriormente se dedicó a la 
investigación acerca del la inteligencia animal. A partir de la utilización de 
“cajas problema”, Thorndike llegó a formular la teoría del “aprendizaje por 
ensayo y error”, como fue denominado por Morgan, y a especificar los procesos 
de asociación presentes en el placer y el displacer, así como su relación con la 
conducta, de lo cual concluye que: “todo aquello que conduce a consecuencias 
satisfactorias para el organismo, tiende a repetirse y que todo aquello que 
conduce a consecuencias no satisfactorias, tiende a no repetirse”; además, 
añade que el aprendizaje se genera como reacción a eventos y situaciones 
determinadas (Kantor, 1990; Sogarte, 1986). 
 
En 1925, como producto del crecimiento de la corriente conductista, Weiss 
presenta una serie de postulados cuyo objetivo era generar un sistema riguroso 
de pensamiento y acción que rigiera el quehacer de los científicos conductistas. 
Dicho sistema se componía de 10 postulados basados en el lenguaje de las 
matemáticas y la física los cuales determinaban la manera en que se debía 
realizar el análisis de los elementos conductuales y las bases científicas en las 
que se debía apoyar tanto la explicación como la metodología (Kantor, 1990). 
 
En 1930, Hull retoma la obra de Pavlov y estudia los reflejos condicionados por 
medio del método hipotético-deductivo, así como la postulación y 
comprobación empírica de hipótesis. La principal diferencia entre el trabajo de 
Pavlov y el de Hull radica en que este último considera a los reflejos desde un 
punto de vista evolucionista-darwiniano y afirma que el organismo se comporta 
de cierta manera pues esto le permite liberar sus pulsiones y sobrevivir. Otro 
aporte de Hull es la idea de que, para controlar la conducta, es necesario 
 28 
 
modificar estímulos y respuestas específicos, idea perfeccionada 
posteriormente por Skinner (Herrnstein, 1977; Kantor, 1990; Yela, 1996). 
 
A partir de 1932, Tolman comienza a formular su teoría de conductismo 
intencional (la conducta es intencionada y dirigida por un animal activo), 
influenciada por los principios de Watson y de la Gestalt. La mayoría de los 
trabajos de Tolman se centraron en procesos de pensamiento y aprendizaje y 
fueron realizados con ratas, mediante el procedimiento de reflejos 
condicionados; además, su trabajo descansa en un conjunto de hipótesis 
organizadas en diagramas, mapas cognitivos y explicaciones verbales, 
comprobadas cualitativamente (Kantor, 1990; Skinner, 1979; Sogarte, 1986; 
Yela, 1996). 
 
Skinner retomó los trabajos de Pavlov, Watson y Thorndike para postular su 
propuesta teórico-metodológica y explicar la conducta. Como fruto de este 
trabajo, en 1938 publica La conducta de los organismos. En dicha obra, 
Skinner define la conducta como “aquella parte del funcionamiento de un 
organismo que consiste en actuar o en relacionarse con el mundo exterior” y 
añade que debe entenderse como “el movimiento de un organismo o de sus 
partes dentro de un marco de referencia suministrado por el mismo organismo 
o por varios objetos externos o campos de fuerza” (Kantor, 1990; Pérez-
Acosta, Guerrero y López, 2002; Skinner, 1979). 
 
Entre los principales aportes de Skinner encontramos la diferenciación que 
hace entre conducta respondiente y operante, definiendo estas últimas como 
conductas que “operan” sobre el medio ambiente y de alguna manera lo 
cambian, el moldeamiento de las conductas operantes, el empleo de 
programas de reforzamiento y el desarrollo del concepto de contingencia, a la 
cual define como las condiciones bajo las cuales se da el reforzamiento, que 
pueden disponerse en un laboratorio de acuerdo a un programa deliberado y 
que en la vida diaria ocurren de manera más casual (Kantor, 1990; Skinner, 
1979). 
 
 29 
 
La obra de Skinner abarca diversos fenómenos como el aprendizaje y la 
educación, la conducta verbal, las consecuencias del uso de drogas y procesos 
llamados cognitivos, tales como la memoria, la atención, la generalización y la 
abstracción, además del planteamiento de una sociedad utópica regida por los 
principios del conductismo (contenidos en la novela Walden II), entre otros 
(Kantor, 1990; Skinner, 1979; 1981). 
 
El conductismo como filosofía de la ciencia del comportamiento hizo grandes 
aportes al desarrollo científico de la psicología en diferentes; sin embargo, los 
avances en su evolución y sus aportaciones no han hecho del conductismo una 
filosofía de la ciencia ni una ciencia del comportamiento lo suficientemente 
efectiva como para mantenerse vigente o, más aún, para garantizar un análisis 
meramente científico de los fenómenos psicológicos y es por ello que se le 
tacha de ser reduccionista, dejar pasar muchos de los fenómenos que se 
encuentran dentro del campo de estudio de la psicología y por deshumanizar a 
las personas en su afán de conseguir objetividad rigurosa (Skinner, 1987; Yela, 
1996). 
 
Las deficiencias en cuanto a diversos aspectos de su filosofía, metodología, 
construcciones teóricas y principios metodológicos han hecho necesaria la 
búsqueda de nuevas formas de proceder en el terreno de la ciencia psicología 
y de tal necesidad surgen nuevas propuestas científicas entre las que se 
encuentra la psicología interconductual, la cual revisaremos a continuación. 
 
 
1.3.2. La psicología interconductual 
 
 
1.3.2.1. Modelo de campo interconductual 
 
 
Paralelamente a las corrientes psicológicas surgidas durante el siglo XX nace 
la psicología interconductual, cuyo máximo representante es J. R. Kantor. A 
partir de la publicaciónen 1958 de Psicología interconductual, donde Kantor 
 30 
 
plantea los postulados teóricos y metodológicos de la psicología y su objeto de 
estudio, así como el modo de abordaje de este, se inicia el desarrollo de la 
psicología interconductual y con ello un nuevo abordaje meramente científico 
de los fenómenos psicológicos (Vargas, 2006a). 
 
La teoría interconductual comparte con los modelos conductuales el objetivo de 
hacer de la psicología una disciplina rigurosamente fundamentada que 
garantice su cientificidad; sin embargo, ambas concepciones difieren en la 
manera en que manejan los fenómenos “no psicológicos” involucrados con lo 
psicológico y en cuanto al modo de pensamiento con que se rigen sus 
investigaciones, entre otros aspectos (Kantor, 1990). Estas diferencias hacen 
que el conductismo se quede atrás y el interconductismo avance hacia la 
cientificidad de la psicología: “en vista de que la hipótesis interconductual se ha 
formulado para sobreponerse a los errores e insuficiencias de las primeras 
construcciones, la psicología interconductual toma su lugar en la sucesión 
histórica de los sistemas psicológicos” (Kantor, 1980 p. 16). 
 
El trabajo de Kantor es la base de la psicología interconductual, a partir de la 
cual se han realizado un sin número de investigaciones con el fin de extender y 
validar el empleo de esta metateoría en las áreas empíricas de la psicología. 
Dicho trabajo se sustenta en la construcción en psicología de un modelo de 
campo, el cual implica la noción de que todos los eventos son resultado de 
“interacciones complejas de numerosos factores en situaciones específicas” 
(Kantor, 1990; Vargas, 2006a). 
 
De ello deriva la definición de la interconducta como objeto de estudio de lo 
psicológico, entendida esta como la relación entre el organismo y los elementos 
del ambiente (Ribes y López, 1985), de tal modo que: 
 
Existen dos factores primarios en todos los eventos psicológicos; 
existe una respuesta y una reacción estimulante, y estos dos 
factores siempre operan en un campo de eventos complejos que se 
ha desarrollado con el intercomportamiento del organismo y: a) el 
 31 
 
simple ambiente biológico, y b) las cosas y eventos complejos de la 
evolución cultural (Kantor, 1980 p. 19). 
 
Siendo así, se define a los campos psicológicos como “los loci de la 
interconducta de funciones de estímulo y de respuesta, basados en un continuo 
de contactos sucesivos entre los organismos y los objetos de estímulo” (Kantor, 
1990 p. 586). Aunado al o anterior, se explica el fenómeno psicológico con la 
siguiente fórmula: 
 
EP = C(k, ef, rf, hi, dt, md) 
 
donde C significa que le campo consiste en todo el sistema de 
factores en interacción, k simboliza la singularidad de los segmentos 
de conducta o campos interconductuales; ef, el acto o función de 
estímulo y rf, el del organismo; hi el hecho de que la interacción 
presente se basa en contactos previos del organismo y de los 
objetos en condiciones especificadas… el símbolo dt atrae la 
atención sobre los factores disposicionales que facilitan u obstruyen 
el que se produzca una interacción particular y… md simboliza los 
medios que hacen posible las interacciones de los organismos 
(Kantor, 1990 p. 587). 
 
La metateoría de Kantor resultó atractiva por la propuesta científica que 
manejaba y sus implicaciones; por ello, muchos autores se adhirieron al equipo 
de colaboradores de Kantor y esto da como resultado final una metateoría 
cuyos fundamentos están bien diferenciados de lo que es el conductismo, que 
no requiere de referentes ni biológicos ni sociales para explicar la conducta del 
hombre, pero que a la vez reconoce su importancia y, sobre todo, una teoría 
psicológica aplicable a diferentes ámbitos y que permite explicar los fenómenos 
psicológicos sin distinciones (Vargas, 2006a). 
 
 
 32 
 
1.3.2.2. Taxonomía funcional de la conducta 
 
 
Una de las obras más importantes en torno a la psicología interconductual 
después de Kantor es la de Emilio Ribes y sus colaboradores, quienes 
formularon a partir de las categorías funcionales planteadas por Kantor y 
adhiriendo elementos teóricos y metodológicos de otros autores como Bijou y 
Schoenfeld, la taxonomía funcional de la conducta (constituida, de manera 
general, por un objeto de estudio de la psicología, elementos epistemológicos 
que guían el estudio de lo psicológico y elementos lógicos conceptuales para 
designar cada elemento constituyente de lo psicológico) (Vargas, 2006a). 
 
Como una ciencia del comportamiento, la psicología interconductual debe 
identificar “las condiciones históricas, situacionales y paramétricas de los 
factores que participan en medios particulares de organización de las 
interacciones entre organismo y ambiente” (Ribes y López, 1985); dicho de otro 
modo, deben especificar las características de los diferentes niveles en que 
pudiera presentarse la interacción. 
 
De lo anterior se deriva el objetivo de la teoría de la conducta que, desde el 
punto de vista de Ribes y López (1985), es el de proporcionar una taxonomía 
funcional de la conducta que “delimite y clasifique los diversos niveles 
funcionales de interacción como formas cualitativamente distintas de 
organización de la conducta”; es decir, crear un lenguaje psicológico que supla 
a los términos mentalistas y vagos del lenguaje común o de otras disciplinas. 
 
Para hacer posible la taxonomía de la conducta, es necesario tener en cuenta 
los términos de morfología (propiedades organísmicas, fisicoquímicas y 
convencionales de la interacción), desligamiento funcional (diferenciación entre 
niveles de interacción) y competencias (clases morfológico-funcionales 
específicas de interacción), las cuales generan una comprensión mayor de las 
interacciones y sus diferentes niveles (Ribes y López, 1985). 
 
 33 
 
Como producto final se obtiene una taxonomía de las funciones estímulo-
respuesta acorde con la mediación entre los elementos del contexto y la 
función estímulo-respuesta; es decir, la complejidad de la función estará 
determinada por la medida en que los elementos contextuales y la función 
estímulo-respuesta se relacionen de manera directa o mediada por otros 
elementos. Así, la taxonomía funcional de la conducta abarca 4 niveles de 
mediación que son, en orden creciente de complejidad, la mediación 
contextual, suplementaria, selectora, sustitutiva referencial y sustitutiva no 
referencial (Ribes y López, 1985). 
 
Entre las ventajas de la construcción de la taxonomía funcional de la conducta 
y de su empleo en modelos explicativos y de cambio conductual se encuentran 
1) la identificación de diferentes niveles de complejidad en las formas de 
interacción; 2) la comprensión de dichos niveles de organización conductual en 
estados evolutivos terminales, 3) existencia de criterios funcionales y 
paramétricos para identificar los factores ambientales y organísmicos 
implicados en cada nivel de interacción y 4) la separación entre los psicológico 
y lo biológico, reconociendo la importancia de este último en cada nivel de 
interacción (Ribes, Ibáñez y Pozo, 1986). 
 
Se puede observar, a lo largo del recorrido histórico realizado, que los avances 
de la psicología, a pesar de ser diversos e incluir los aportes tanto de otras 
disciplinas como de pensamientos diferentes en torno a lo psicológico, siempre 
han estado dirigidos al desarrollo de una disciplina científica bien cimentada y 
que permita tanto la investigación como el desarrollo de métodos aplicados y 
avances tecnológicos para la aproximación certera a los fenómenos y 
problemas derivados de lo psicológico. 
 
En este camino hacia la cientificidad, hemos visto como el objeto de estudio de 
lo psicológico ha cambiado y se ha diversificado de tal modo que ha permitido 
la incursión en diferentes ámbitos a través de diferentes perspectivas que 
enriquecena la disciplina en general; sin embargo, esta misma diversidad es 
laque ha puesto a prueba el objetivo de cientificidad pues en muchas ocasiones 
 34 
 
se ha incurrido en retrocesos o ambigüedades, debido a la falta de consenso 
acerca de lo que es el objeto de estudio de la psicología. 
 
Dentro de las alternativas científicas, podemos ver las ventajas que representa 
la psicología interconductual, principalmente al ver lo psicológico como un 
campo de interacción, donde todos y cada uno de los elementos que lo 
conforman tiene su importancia para la presencia de la conducta tal y como se 
presenta en un momento dado; así, se puede entender que la psicología 
interconductual puede abarcar un sinfín de fenómenos sin necesidad de recurrir 
a otros métodos y modelos explicativos y eliminando la ambigüedad de 
términos no psicológicos. 
 
Es por ello que en el presente trabajo, se retoman los postulados teóricos y 
metodológicos de la psicología inteconductual para cumplir los objetivos 
planteados inicialmente y discutir las implicaciones del mismo. 
Capítulo 2 HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA 
 
 
En el capítulo anterior se revisó de manera general el desarrollo de la 
psicología como una disciplina científica; sin embargo, existen puntos 
específicos donde la psicología ha crecido mayormente, como en el caso de la 
psicología clínica, cuya relación con otras áreas de la psicología y de otras 
ciencias le ha permitido una mejor compresión de los problemas psicológicos y 
alteraciones de la conducta; particularmente, han sido de gran importancia los 
aportes de los siglos XIX y XX, razón por la cual diversos autores ubican sus 
orígenes en este periodo (Bootzin, 2007; Phares & Trull 1999; Reisman, 1976; 
Vargas, 2006c). 
 
Sin embargo, los orígenes de la psicología clínica se remontan a las épocas 
más antiguas, desde el momento en que se comienzan a dar explicaciones y 
tratamientos, a categorizar la conducta y a establecer criterios de normalidad-
anormalidad, bien-mal, etcétera (Butcher, Mineka & Hooley, 2007; Vargas, 
2006c). Tal como lo dice Ribes (1982 p. 102): 
 
La historia de la locura y la historia de la salud, son la historia 
de las ideologías y la concepción del individuo y su práctica social 
con respecto a la religión, el sexo, la familia, la propiedad, la justicia 
y las demás representaciones de las relaciones sociales 
constitutivas de una formación histórica. 
 
Se puede comprender que, al igual que la psicología general, el concepto de 
psicología clínica y su objeto ha cambiado a lo largo de la historia y que 
actualmente la labor psicológica en esta área se esclarece en la medida en que 
se conoce y comprende su desarrollo histórico. 
 
El presente capítulo tiene como objetivo describir de manera general el 
desarrollo de la psicología clínica, así como los avances científicos que la han 
impulsado y la han constituido tal como se conoce actualmente; también, se 
 36 
 
pretende enfatizar el desarrollo de la psicología clínica conductual y 
específicamente de la psicología clínica interconductual. Es por ello que se 
divide la historia de la psicología clínica en sus principales áreas: diagnóstico, 
tratamiento e investigación, además de revisar elementos particulares de la 
investigación y enseñanza dentro de la misma. De modo que este capítulo no 
resulte redundante, se evitará dar mayores detalles de acontecimientos citados 
en el capítulo anterior. 
 
 
2.1. Evaluación y diagnóstico 
 
 
2.1.1. Principios teóricos 
 
 
Como ya se ha mencionado, la psicología clínica y su desarrollo están ligados 
a los avances teóricos, metodológicos y tecnológicos de la psicología general; 
en el caso particular del diagnóstico clínico, los avances se han dado en 
estrecha relación con los métodos estadísticos, así como en la formulación de 
modelos teóricos que dan explicación al origen y características de cada 
problema planteado en el consultorio, razón por la cual esta sección analiza 
ambos aspectos. 
 
Durante el siglo XIX, los avances acerca de la enfermedad mental eran obra de 
psiquiatras y neurólogos entre los que destacan Kraepelin, Charcot, Janet y 
Bernheim quienes buscaban, por un lado, una explicación del origen de las 
enfermedades mentales y, por otro, métodos de clasificación de todas las 
enfermedades mentales. A finales del mismo siglo cobra importancia el 
movimiento psicoanalítico ya que proporciona herramientas para el diagnóstico 
clínico, empleando términos psicológicos que involucran procesos conscientes 
e inconscientes que dan cuenta no solo de las enfermedades mentales y sus 
causas, sino que definen igualmente los rasgos de la “personalidad normal”, lo 
que hace de esta teoría una propuesta novedosa de contraste entre ambos 
 37 
 
estados (Butcher, Mineka & Hooley, 2007; Perrrés, 1989; Pomerantz, 2008; 
Reisman, 1976). 
 
A lo largo del siglo XX podemos encontrar grandes aportes teóricos a la 
psicología clínica como el de Adler, quien partir de 1911 trabaja en una 
propuesta psicoanalítica que pone énfasis en la agresión como fuerza vital para 
luego formular una visión de la psique donde tienen gran importancia los 
sentimientos de inferioridad y los mecanismos de compensación; del mismo 
modo, en 1919 Jung da a conocer su trabajo, el cual se caracteriza por la 
conceptualización de la libido como una energía vital general y no meramente 
sexual, considerar los sueños como una herramienta de cambio y solución de 
conflictos, restar importancia al pasado y adherir el concepto de inconsciente 
colectivo a la estructura psíquica (Reisman, 1976). 
 
Para finales de los años 20, Adler ya había establecido su propia escuela, con 
un cuerpo teórico y de tratamiento independiente del psicoanálisis al cual llamó 
“Psicología individual” que tenía como propósito: “comprender el misterio de la 
vida creativa que se expresa en el deseo de desarrollar, luchar, alcanzar, e 
incluso para compensar defectos en una dirección, luchando por el éxito en 
otro” (Reisman, 1976 p. 145). También a finales de esta década cobro 
importancia el punto de vista de la Psicología Gestalt, basada en las 
investigaciones de Lewis, la cual sostiene que: 
 
 El comportamiento de un individuo es una función tanto de su 
tensión como de su percepción inmediata de sí mismo y su entorno. 
Las actividades de la persona tienden hacia el restablecimiento del 
equilibrio, o la liberación y la satisfacción de su tensión. En la 
búsqueda de obtener esta restauración, su medio ambiente puede 
ser percibido como que tiene atracciones y repulsiones, metas y 
obstáculos… (Reisman, 1976 p. 153). 
 
La década de los 30 estuvo marcada por un amplio desarrollo teórico, 
proveniente en su mayoría de la corriente psicoanalítica. En este periodo 
destacan trabajos como El psicoanálisis de los niños de Melanie Klein, 
 38 
 
publicado en 1932; El yo y los mecanismos de defensa de Anna Freud, 
publicado en 1937 y La personalidad neurótica de nuestro tiempo de Horney, 
publicado en 1937 (Kazdin, 1989; Reisman, 1976). 
 
A principios de la década de los 40 el psicoanálisis atravesó por una 
reestructuración teórica llevada a cabo tanto por miembros de la sociedad 
psicoanalítica como por otros personajes que veían fallas en las concepciones 
de Freud; destacan los trabajos de Anna Freud sobre el desarrollo psíquico 
infantil y los de Fenichel acerca de lo social. También en esa década surgen 
nuevas aproximaciones al estudio del hombre centradas en aspectos 
fenomenológicos, como los de Fromm y Sullivan, y otras más allegadas a la 
lógica matemática como la teoría de campo de Lewin (Fernández y Puente, 
2009; Phares & Trull, 1999; Reisman, 1976). 
 
La década de los 50 también fue muy fructífera pues se hicieron diversos 
aportes a la explicación de la enfermedad metal, particularmente de la 
esquizofrenia tanto de niños como de adultos. También en este periodo,con 
antecedentes en los estudios de Watson y Pavlov, surge el movimiento 
conductista y se generan también grandes contribuciones; por ejemplo, en 
1950 Dollar y Miller publican Personalidad y psicoterapia, donde exponen la 
utilidad de la psicología del aprendizaje en el tratamiento de la conducta en 
general, agregando elementos sociales y culturales; en 1953 Skinner describe 
los principios del condicionamiento operante; en 1954 Rotter publica la teoría 
del aprendizaje social y en 1958 Wolpe presenta el método de 
desensibilización sistemática (Balbuena, 2005; Phares & Trull 1999; Reisman, 
1976; Vargas, 2006c). 
 
Para la década de los 60 el psicoanálisis había perdido fuerza frente a otras 
posturas como el humanismo y el conductismo, las cuales eran mayormente 
aceptadas por avocarse al “aquí y ahora” de la persona y establecer 
dificultades concretas dentro del tratamiento. En este periodo cobra importancia 
el trabajo de Piaget, luego de casi 40 años de investigaciones acerca del 
desarrollo infantil y procesos como el pensamiento verbal, la inteligencia, el 
pensamiento racional y de epistemología genética en general, otro aporte 
 39 
 
importante es el de Szasz, quien publica en 1960 su obra El mito de la 
enfermedad mental, donde sostenía que la mayoría de los desordenes 
mentales se debe a “problemas en la vida” (Hernández, 1998; Reisman, 1976 
p. 378). 
 
 
2.1.2. Metodología 
 
 
Los avances teóricos de la psicología también generaron avances en cuanto a 
los métodos y herramientas de evaluación y diagnóstico que se empleaban en 
la labor clínica. La aplicación de test psicológicos fue la primera actividad 
profesional de los psicólogos clínicos; el surgimiento de estos instrumentos 
desde 1882 y a lo largo del siglo XIX tomó gran importancia en la medida en 
que proporcionaron parámetros de comparación entre “lo normal y lo anormal”, 
mismos que fueron empleados para diagnosticar dificultades tanto en el ámbito 
clínico como en el educativo, así como distinguir entre los grados de afectación 
de ciertos padecimientos y medir los resultados de nuevos métodos de 
intervención (Bootzin, 2007; Barlow & Hersey, 1984; Phares & Trull 1999; 
Pomerantz, 2008; Santamaría, 2002; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). 
 
Para principios del siglo XX las ideas acerca de la enfermedad mental estaban 
divididas en dos grupos: aquellos que creían en una causa meramente 
fisiológica y los que creían en causas psicológicas; Meyer afirmaba que 
ninguno de los dos puntos de vista generaba evaluaciones y diagnósticos 
completos acerca de la situación mental de las personas pues se ignoraban 
elementos de vital importancia desde cualquiera de ellos y es por esto que en 
1904 estableció una entrevista a domicilio para los parientes de enfermos 
mentales, de tal manera que todos estuvieran involucrados de algún modo en 
la recolección de información, la evaluación y el tratamiento institucional 
(Reisman, 1976). 
 
 40 
 
Durante todo el siglo XX fueron tema recurrente las evaluaciones en el terreno 
de la inteligencia, y, con el fin de extenderlas a otros ámbitos, durante las 
década de 1910 y 1920 se comienzan a hacer numerosos trabajos de medición 
en el terreno de la personalidad; como ejemplo se pueden citar el Test de 
Voluntad-temperamento de Downey, el Inventario de Psiconeurosis u hoja de 
datos personales de Woodwoth, el test de manchas de tinta de Rorschach y los 
test de introversión-extroversión de Marston; otra innovación en el terreno de la 
evaluación fue la de Harthshorne y May, quienes implementaron situaciones de 
la vida real para el estudio de conductas infantiles (Pomerantz, 2008; Reisman, 
1976). 
 
La década de los 30 estuvo llena de aportes novedoso como los de Appel, 
quien en 1930 comenzó a pedirle a los niños dibujar diferentes elementos y 
comentarlos para evaluarlos, los de Lowenfeld, que en 1931 presenta su 
Prueba de Mosaico y los de Schwartz, que en 1932 le pedía a los niños que 
describieran cuadros donde niños estaban en diferentes situaciones sociales; 
también la medición paramétrica tuvo avances notables, por ejemplo, en 1935 
Morgan y Murray presentaron el Test de Apercepción Temática y en 1936 se 
validó su uso, en 1937 Beck publicó un manual de la prueba de Rorschard y en 
1938 aparece el Test Bender-Gestalt para la evaluación de la maduración en la 
coordinación viso-motora (Phares & Trull 1999; Pomerantz, 2008; Reisman, 
1976; Vargas, 2006c). 
 
Se puede observar que el uso de test psicológicos era muy popular; sin 
embargo, esto no impidió el desarrollo de otras herramientas para diagnosticar 
enfermedades mentales, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de 
Trastornos Mentales (DSM), publicado en 1952 con el fin de obtener 
definiciones consensuadas y precisas de la etiología y los síntomas de los 
trastornos mentales más comunes y así evaluar y diagnosticar a todos los 
pacientes (Phares & Trull 1999; Pomerantz, 2008; Reisman, 1976; Vargas, 
2006c). 
 
En la década de los 60 continúo el desarrollo de los test psicológicos y, en 
medio de este crecimiento, los conductistas urgían a volver a los 
 41 
 
procedimientos ya establecidos para la observación y evaluación de la 
conducta tangible de las personas en ambientes naturales. En el terreno 
psicoanalítico surge también como una propuesta independiente del modelo 
médico el esquema diagnóstico de Anna Freud; además, en 1968 la American 
Psychiatric Association presentó una nueva nomenclatura para desordenes y 
enfermedades mentales: el DSM-II (Pomerantz, 2008; Reisman, 1976). 
 
En 1980 aparece el DSM-III, que difería de las anteriores ediciones en cuanto a 
la especificidad de sus criterios diagnósticos y en el empleo de un sistema 
multiaxial de evaluación. Para 1994 aparece el DSM-IV, que incluía las 
características de pensamientos, sentimientos y conductas para el diagnóstico 
de 368 desordenes de conducta (Ídem). 
 
Cabe mencionar que tanto los principios teóricos como los procedimientos 
diagnósticos aquí presentados no son los únicos, sino que forman parte de la 
enorme gama de métodos existentes hoy en día, mismos que responden tanto 
a la perspectiva teórica desde la cual se aborde la dificultad, como de las 
características específicas del paciente o usuario. 
 
 
2.2. Tratamiento 
 
 
2.2.1. Inicios 
 
 
El tratamiento en psicología clínica estuvo ligado durante mucho tiempo a la 
psiquiatría y a la neurología; más aún, muchas prácticas en torno a la 
enfermedad mental estuvieron dominados por las creencias alrededor de ella, 
mismas que mantuvieron estancado el desarrollo científico en este ámbito, tal 
es el caso de Hipócrates, que sugiere que las enfermedades mentales se 
deben al exceso de sangre en el cerebro o a una lesión, o de las creencias 
cristianas que afirmaban que la locura era producto de una posesión 
demoníaca o de un castigo divino; a raíz de estas explicaciones, se generaron 
 42 
 
“tratamientos” tales como exorcismos, torturas y procedimientos físicos para 
eliminar “sustancias nocivas para el enfermo” (Butcher, Mineka & Hooley, 2007; 
Mueller, 1980; Pomerantz, 2008; Reisman, 1976; Vargas, 2006c). 
 
Según Butcher, Mineka & Hooley (2007) desde el siglo XVI, los manicomios 
ofrecían una serie de tratamientos para los “locos” que carecían de validez, sin 
contar que los internos eran víctimas de pésimos tratos. Reisman (1976, p. 10) 
ofrece un ejemplo del tratamiento que recibían los enfermos mentales a finales 
del siglo XVIII: 
 
En “Old Bedlam” (Hospital de Santa María de Belén) en 
Inglaterra, un médico que visitaba una vez al año prescribía el 
siguiente tratamiento: sangrado de todos los pacientes en Abril, 
purgas y vómitos para todos los pacientes que sobrevivieran en 
Mayo y, una vez más, sangrado para todos los pacientes en 
Octubre. En instituciones privadas más pequeñas, donde la atención 
médica era generalmente más esporádica,

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