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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
MAESTRÍA EN CIENCIAS (Neurobiología) 
INSTITUTO DE NEUROBIOLOGÍA 
 
 
 
 
 
ESTUDIO DEL EFECTO DE LA PROLACTINA SOBRE LA PRODUCCIÓN DE 
INTERLEUCINA-6 EN LA REGENERACIÓN HEPÁTICA 
 
 
 
TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRO EN CIENCIAS (NEUROBIOLOGÍA) 
 
 
 
PRESENTA: 
Ing. Maite Goya Arce 
 
 
 
 
 
TUTORES PRINCIPALES 
Dra. María del Carmen Clapp Jiménez L. 
Instituto de Neurobiología 
Dra. Bibiana Moreno-Carranza 
Instituto de Neurobiología 
COMITÉ TUTOR 
Dr. Mauricio Díaz Muñoz 
Instituto de Neurobiología 
Dra. Teresa Edith Garay Rojas 
Instituto de Neurobiología 
 
 
 
Juriquilla, Querétaro, México. Septiembre 2013 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
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El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
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fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
ii 
 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Instituto de Neurobiología 
 
Los miembros del Comité Tutoral certificamos que la tesis elaborada por: Maite Goya 
Arce, cuyo título es: “Estudio del Efecto de la Prolactina sobre la Producción de 
Interleucina-6 en la Regeneración Hepática” se presenta como uno de los requisitos 
para obtener el grado de Maestría en Ciencias (Neurobiología) y cumple con los 
criterios de originalidad y calidad requeridos por la División de Estudios de Posgrado de 
la Universidad Nacional Autónoma de México. 
 
 
 
Presidente Firma 
 
Dr. Rolando Efrain Hernández Muñoz________________________________________ 
 
Secretario (Tutor) 
 
 Dra. María del Carmen Clapp Jiménez L.____________________________________ 
 
Vocal 
 
Dra. Carmen Yolanda Aceves Velasco_______________________________________ 
 
Suplente 
 
Dra. Teresa Edith Garay Rojas_____________________________________________ 
 
Suplente 
 
Dra. Isabel Méndez Hernández_____________________________________________ 
 
 
 
 
Aprobado por el Comité Académico 
 
 
 
_______________________________ 
 
Dr. Manuel Benigno Aguilar Ramírez 
Coordinador del Programa 
Maestría en Ciencias (Neurobiología) 
iii 
 
 
 
 
 
 
 
 
Este trabajo se realizó en el Departamento de Neurobiología Celular y Molecular del 
Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 
bajo la dirección de la Dra. María del Carmen Clapp Jiménez L. y la Dra. Bibiana 
Moreno Carranza. 
iv 
 
RESUMEN 
 
La interleucina-6 (IL-6) es un importante mediador de la proliferación de los 
hepatocitos, de la homeostasis corporal y la supervivencia después de la hepatectomía 
parcial (HP). Sin embargo, los niveles de IL-6 hepáticos deben ser finamente 
modulados, ya que la falta de IL-6 da lugar a una regeneración retrasada y un aumento 
en la mortalidad, y un exceso de la misma resulta en daño hepático y muerte. La 
prolactina (PRL) aumenta en la circulación después de la HP y promueve la 
regeneración hepática. Dado que la PRL inhibe la expresión de IL-6 inducida por LPS 
en las células de Kupffer, los macrófagos residentes del hígado, estimula la síntesis del 
supresor de la señalización de citocinas-3 (SOCS-3) en el hígado, y que SOCS-3 es 
capaz de mitigar la producción y acción de la IL-6 en este órgano, propusimos como 
hipótesis que la PRL promueve la regeneración hepática tras una resección parcial y la 
supervivencia animal, a través de modular los efectos deletéreos de la IL-6 vía la 
activación de SOCS-3. Por lo que, en este trabajo, se investigó la acción de la 
reducción farmacológica de PRL, así como los efectos de la falta de acción de la misma 
en ratones deficientes del receptor de PRL, sobre la expresión hepática de IL-6 y 
SOCS-3, posterior a la hepatectomía parcial (HP). Encontramos que los ratones 
PRLR-/- presentan una mortalidad incrementada con respecto a los ratones silvestres 
(21/53, 40% vs. 11/47, 23%) entre las 24 y las 48 horas post-PH. Además, los ratones 
PRLR-/- mostraron aumento en los niveles hepáticos del mRNA de IL-6 y de las 
concentraciones circulantes de IL-6 a las 3, 6 y 24 horas post-PH, así como una 
reducción en la expresión de SOCS-3 a las 3 y 6 h post-HP. Consistentemente, 
encontramos en ratas que, la HP incrementa las concentraciones circulantes de PRL y 
que el reducirlos farmacológicamente con bromocriptina aumenta la expresión hepática 
de IL-6 y reduce la de SOCS-3. Estos resultados apoyan la hipótesis del trabajo y 
sugieren que la PRL tiene utilidad clínica potencial para contribuir al aumento de la 
masa hepática después de una lesión, así como a la supervivencia. 
v 
 
SUMMARY 
 
Interleukin-6 (IL-6) is an important mediator of hepatocyte proliferation, body 
homeostasis, and survival after partial hepatectomy (PH). However, IL-6 levels must be 
carefully modulated since a lack of IL-6 results in deficient regeneration and an increase 
in mortality rate, and excessive IL-6 promotes liver injury and death. PRL increases in 
the circulation after PH and promotes liver regeneration. Given that PRL inhibits LPS-
induced expression of IL-6 in Kupffer cells, the liver’s resident macrophages, and 
stimulates the synthesis of the suppressor of cytokine signaling-3 (SOCS-3) in the liver, 
and that SOCS-3 can blunt IL-6 production and action in this organ, we hypothesized 
that PRL promotes liver regeneration through SOCS-3-mediated modulation of the 
detrimental effects of IL-6. Here, we investigated the response of the pharmacological 
reduction of PRL, as well as the effects of its lack of action in PRL receptor-deficient 
mice (PRLR-/-), on hepatic IL-6 and SOCS-3 production after 60% partial hepatectomy 
(PH). Relative to wild-type mice, PRLR-/- mice displayed increased mortality, two days 
after PH (21/53, 40% vs. 11/47, 23%). Also, PRLR-/- mice showed enhanced hepatic IL-
6 mRNA levels and IL-6 circulating levels at 3, 6, and 24 hours after PH, and reduced 
SOCS-3 expression at 3 and 6 hours post-PH. Consistent with these results, we found 
that in rats, PH increases PRL circulating levels and that lowering these levels with 
bromocriptine increases and decreases hepatic IL-6 and SOCS-3 expression, 
respectively. In conclusion, we suggest that PRL promotes liver regeneration via SOCS-
3 inhibition of IL-6 and that this hormone has potential clinical utility for ensuring survival 
and increasing liver mass and injury. 
vi 
 
Agradezco a: 
 
La Dra. Carmen Clapp, 
Por la enorme oportunidad de incorporarme a su equipo de trabajo, así como por su 
asesoría y enseñanzas tan enriquecedoras. 
 
La Dra. Bibiana Moreno Carranza, 
Por la co-dirección de este trabajo, sus aportaciones y enseñanzas, así como por su 
ayuda y apoyo que hicieron posible este trabajo. 
 
Al Dr. Jakob Triebel, 
Por sus valiosísimas contribuciones, disposición y enseñanza. 
 
Al Nut. Fernando López Barrera, 
Por su invaluable ayuda y apoyo, sin el cual, este trabajo no hubiera sido posible. 
 
A la M. en C. María de Lourdes Lemini Arámburo, 
Por su gran apoyo y ayuda en la realización de los radioinmunoensayos. 
 
La Dra. Stéphanie Thebault y al M.C. Gabriel Nava Pinto, 
Por su asesoría y consejos prácticos. 
 
La Dra. Edith Garay Rojas y el Dr. Mauricio Díaz Muñoz, 
Por ser parte de mi Comité Tutoral, por sus enriquecedoras observaciones y su 
disposición a asesorarme.
vii 
 
Agradecimientos Institucionales 
 
Agradezco:Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por la subvención de mi beca (Becaria 
No. 407947) y trabajo de investigación (proyecto 127496). 
 
El apoyo técnico del Nut. Fernando López Barrera y del M.C. Gabriel Nava Pinto. 
 
El asesoramiento de la M.C. Leonor Casanova Rico, responsable de la Unidad de 
Enseñanza. 
 
La labor asistencial de los laboratoristas Daniel Mondragón Huerta y Antonio Prado 
Galán. 
 
El apoyo técnico del MVZ. José Martín García Servín, jefe del Bioterio.
viii 
 
Dedicatoria: 
 
A mi mamá, por ser mi compañera, amiga, consejera y apoyo incondicional en este 
viaje que llamamos vida. 
A mi papá, por tantas grandes enseñanzas de vida, ser un vivo ejemplo de lo que me 
ha enseñado, así como apoyarme y aconsejarme incondicionalmente. 
A mis abuelos, Meche y Aitatxi, por ser mis grandes amigos, compañeros, consejeros, 
oídos, así como alimentarme y llenarme de alegrías, durante este camino. 
A mis abuelos, Chelo y Juan, por su apoyo y amor incondicional, así como tantas 
sonrisas robadas. 
A mis hermanas, Belenchus y Mariah, que son, indudablemente, mi fuente de amor, 
apoyo y alegría más grande. 
A mi tía Ana, mi segunda madre y amiga incondicional; y a Ana y Sergio, mis 
hermanitos. 
A mis amigos: Cris, Denis, Ana P, Adri, Ana, Gaby, Vicky, Steph, Pável, Chavo, y 
Santiago, por acompañarme, aguantarme, escucharme, aconsejarme y alegrarme 
constantemente. 
A Fer, por ser mi cómplice en las largas jornadas de trabajo y madrugadas, sin él, nada 
de esto hubiera sido posible. 
A Gonzalo, por siempre tener la puerta abierta para mí. 
A Lupis, por sus grandes enseñanzas, ayuda y paciencia. ¡Te debo una! 
A Normis, Xaru, Mike, Steph, Mary, David, Yaz, Jakob y Gabriel, por su disposición a 
ayudarme y enseñarme. 
A Aura, Chikis, David, Edna, Elva, Juan Pablo, Lucía, Lupis, Martín, Mary, Normis, 
Nundy y Xaru por acompañarme, apoyarme, alegrarme y alivianarme este camino.
ix 
 
 
 
 
 
“Discovery consists of seeing what everybody has seen and thinking what nobody else 
has thought”. 
-Jonathan Swift 
 
“The ability to simplify means to eliminate the unnecessary so that the necessary may 
speak” 
-Hans Hoffman 
 
“I am not afraid of storms for I am learning how to sail my ship” 
-Louisa May Alcott 
 
“We must face tomorrow, with whatever it may hold, with determination, joy and 
bravery” 
-Zach Helm
x 
 
ÍNDICE 
RESUMEN……………………………………………………………………………..……......iv 
SUMMARY……………………………………………………………………………...............v 
 
Agradecimientos………..………………………………………………………………….....vi 
Dedicatoria……………………..……………………………………………………...……...viii 
I. Introducción……….………..………………………………………………………..….....1 
II. Antecedentes…………………………..…………………………………………………..2 
II.1.- Fase iniciadora de la regeneración hepática…………..………………………......4 
II.1.1- Vías independientes de citocinas………………………..…………………….8 
II.1.2- Vía dependiente de citocinas proinflamatorias………………...…………...11 
II.1.2.1- Células de Kupffer………………………………………………..……...11 
II.1.2.2- Lipopolisacárido (LPS).. ………………………………………………..13 
II.1.2.3- Factor de Necrosis Tumoral-α (TNF-α)….…………………………….14 
II.1.2.4- Interleucina-6 (IL-6)……………………………………..…………..…...16 
II.1.2.5- Supresor de la Señalización de Citocinas 3 (SOCS-3)………….…..22 
II.2 Prolactina (PRL)……………………………………..…………..……………………24 
II.2.1- PRL e inmunomodulación……………………………………..………….…..24 
II.2.2- PRL y el hígado……………………………………..……………………..…..27 
III. Planteamiento del Problema……………………………………..………………..…..29 
IV. HIPÓTESIS……………….…………………..………………………………………..…..30 
IV.1 Objetivos…………...…………………..………………………………………..…..30 
V. MATERIALES Y MÉTODOS……………………………...………………………...…...31 
V.1.- Animales.……………………………………………..………………………...……31 
V.2.- Métodos……………………………………..…………………………………..……31 
V.2.1- Hepatectomía parcial y laparotomía exploratoria…………………......…...31 
V.2.2- Obtención de las muestras……………………………………………...……31 
V.2.3- Determinación de la expresión de IL-6 y SOCS-3…………………...........32 
V.2.3.1 Extracción de RNA…………………............................................……32 
V.2.3.2 Síntesis de DNA complementario (cDNA).…………………...............32 
V.2.3.3 Reacción en Cadena de la Polimerasa en tiempo real (qPCR)……..33 
xi 
 
V.2.4- Determinación de PRL sérica por radioinmunoanálisis (RIA)…….....……33 
V.2.5- Determinación de IL-6 circulante.…….………...................................……34 
V.2.5.1 ELISA.…………………................................................................……34 
V.3.- Análisis Estadístico.…………………..........................................................…...35 
VI. RESULTADOS.…………………..........................................................................…..36 
VI.1 Ratas……………………...…………………...................................................…..36 
VI.1.1 Cuantificación de las concentraciones circulantes de PRL después de la 
HP durante la fase inicial de la regeneración…............................................……36 
VI.1.2 Evaluación de los niveles de mRNA de IL-6 hepáticos después de la HP 
durante la fase inicial de la regeneración.………….……………….................…..37 
VI.1.3 Evaluación de la expresión de SOCS-3 en el hígado después de la HP 
durante la fase inicial de la regeneración.…………………..................................37 
VI.2 Ratones PRLR-/-.………..………….....................................................................39 
VI.2.1 Evaluación de los niveles de mRNA de IL-6 hepáticos después de la HP 
durante la fase inicial de la regeneración.………….……………….................…..39 
VI.2.2 Cuantificación de las concentraciones circulantes de IL-6 después de la 
HP durante la fase inicial de la regeneración.……………..............................…..40 
VI.2.3 Evaluación de la expresión de SOCS-3 en el hígado después de la HP 
durante la fase inicial de la regeneración.………………….............................…..41 
VI.3 Análisis de supervivencia de los ratones PRLR-/- vs. PRLR+/+ después de la 
HP...………………………………………………………….....................................…...42 
VII. DISCUSIÓN.…………………....................................................................................43 
VIII. CONCLUSIÓN…..…………………...........................................................................50 
IX. PERSPECTIVAS…………………..………………………………………………………50 
X. REFERENCIAS.………………............................................................................…..51 
XI. Índice de Figuras.………………….....................................................................…..59 
XII. Índice de Tablas.…………………......................................................................…...59 
 
xii 
 
Lista de Abreviaciones 
ACTH – Hormona adrenocorticotrópica 
AP – Pituitarias Anteriores 
AP-1 – Proteína activadora-1 
APP – Proteína de fase aguda 
APR – Respuesta de fase aguda 
BrdU – Bromodeoxiuridina 
Bromo – Bromocriptina 
C/EBP-β – Proteína potenciadora de la unión a CCAAT-β 
CCl4 – Tetracloruro de carbono 
cDNA – DNA complementario 
CHO – Ovario de hámster chino 
CIS – Proteína SH2 inducible por citocinas 
CL2MDP – Bisfosfonato de diclorometileno 
CypA – Ciclofilina A 
EGF – Factor de crecimiento epidermal (EGF) 
EGFR – Receptor de EGF 
ELISA – Ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas 
EPO – Eritropoyetina 
ERK – Cinasas reguladas por señales extracelulares 
FADD – Dominio de muerte asociado a Fas 
FLICE – Enzima convertidora de IL-1β tipo caspasa-8/FADD 
FLIP – Proteína inhibitoria tipo FLICE, inhibidor de caspasa-8 
G-CSF – Factor estimulante de colonias de granulocitos 
GM-CSF – Factor estimulante de colonias de macrófagos granulocíticos 
gp130 – Glicoproteína 130, receptor a IL-6 
GRB2-SOS – Proteína unida al receptor de factor de crecimiento-2/hijo-de-sevenless 
HB-EGF – EGF de unión a heparina 
HGF – Factor de crecimiento de hepatocitos 
hIL-6 – IL-6 humana recombinante 
HNF – Factor nuclear de hepatocitos 
xiii 
 
HP – Hepatectomía parcial 
hsgp80 – Receptor humano a IL-6 gp80 soluble 
i.p. – Intraperitoneal 
IGF – Factorde crecimiento tipo insulina 
IGFBP-1 – Proteína de unión al factor de crecimiento tipo insulina-1 
IGFBP-1-/- – Ratones knock-out para IGFBP-1 
IL-2 – Interleucina-2 
IL-6 – Interleucina-6 
IL-6-/- – Ratones knock-out para IL-6 
iNOS – Sintasa inducible de óxido nítrico 
JAK1 – Cinasa de Janus 1 
JNK – Cinasa Jun amino-terminal 
LBW – Cociente del peso hepático al peso corporal 
LIF – Factor inhibidor de la leucemia 
LPS – Lipopolisacáridos 
MAPK – Proteínas cinasas activadas por mitógenos 
mRNA – RNA mensajero 
Myd88 – Factor de diferenciación mieloide 88 
NF-IL6 - Factor nuclear IL-6, también conocido como C/EBP-β 
NF-κB – Factor nuclear κB 
NICD – Dominio intracelular de Notch 
NK – Células naturales asesinas 
OM – Oncoestatina M 
PCNA – Antígeno nuclear de células en proliferación 
PI3K – fosfoinositol-3-cinasa 
PKB – Proteína cinasa B 
PRL – Prolactina 
PRLR – Receptor de PRL 
PRLR-/- – Ratones knock-out para el receptor de PRL 
REF-1/APE – proteína antioxidante factor redox-1 (REF-1/APE) 
RIA – Radioinmunoanálisis 
xiv 
 
RT-PCR – Transcripción reversa-reacción en cadena de la polimerasa 
SCF – Factor de células troncales 
SEC – Células endoteliales sinusoidales 
Sham – Cirugía control 
siRNA – RNA de interferencia 
SOCS – Supresores de la señalización de citocinas 
SRBC – Glóbulos rojos de oveja 
STAT-3 – Factor transductor de señal y activador de la transcripción-3 
TACE – Enzima convertidora del TNF 
TGF-α – Factor de crecimiento transformante α 
TGF-β – Factor de crecimiento transformante β 
TKR – Receptores a tirosina-cinasa 
TLR – Receptores “Toll-like” 
TNF- α – Factor de necrosis tumoral α 
TNF-R1-/- – Ratones knock-out para el receptor 1 de TNF- α 
TPO – Trombopoyetina 
uPA – Activador de plasminógeno tipo urokinasa 
VEGF – Factor de crecimiento del endotelio vascular
1 
 
I. Introducción 
El hígado es el órgano que posee la mayor capacidad regenerativa del organismo 
humano (Mayo Clinic, 2013). Sin embargo, esta capacidad, así como la función 
hepática, pueden verse comprometidas en casos de cirrosis avanzada, atresia biliar, 
falla hepática aguda y cáncer hepático (NIDDK, 2010). En estos casos, el trasplante de 
hígado, ya sea de donadores vivos como fallecidos, se presenta como la única 
intervención terapéutica (UNOS, 2011). Según la Red de Trasplantes y Obtención de 
Órganos de los Estados Unidos y el Registro Científico de Receptores de Trasplantes, 
al 8 de mayo del presente año, la lista de espera para trasplante de hígado era de 
15,809 pacientes. Sin embargo, después del trasplante, hay una incidencia de rechazo 
del injerto del 30.6% (SRTR & OPTN, 2011) durante el primer año, con una tasa de 
mortalidad del 14% (OPTN, 2013). En el caso de los donadores vivos, después de la 
resección, alrededor del 10% tienen que ser reingresados al hospital durante el primer 
año después de la cirugía (SRTR & OPTN, 2011). Resulta claro, entonces, que es de 
vital importancia el estudio de los mecanismos que subyacen a la regeneración 
hepática y que el mayor entendimiento de los mismos permitirá aumentar la 
recuperación y supervivencia, tanto de donadores como de receptores, después del 
trasplante hepático. 
El proceso de regeneración hepática comprende dos fases: una primera fase iniciadora 
en la cual los hepatocitos quiescentes son estimulados por citocinas pro-inflamatorias, 
principalmente interleucina-6 (IL-6), a ingresar al ciclo celular; y una segunda fase 
donde ocurre la proliferación de los hepatocitos, de las células endoteliales y de las 
células de los conductos biliares (Fausto, 2000). Sin embargo, los niveles de IL-6 
deben ser finamente regulados, porque la sobre-expresión aguda o crónica de IL-6 
puede inducir una respuesta inflamatoria sostenida capaz de disminuir la supervivencia 
de los animales y el crecimiento hepático (Kusashio et al., 2009; Jin et al., 2006). En 
este sentido, la prolactina (PRL), una hormona adenohipofisiaria que estimula la 
regeneración hepática (Buckley et al., 1985), se ha implicado en la regulación a la baja 
de la expresión de IL-6 en células de Kupffer después de un “shock” hemorrágico y de 
la exposición a lipopolisacáridos (LPS) de origen bacteriano (Zhu et al., 1996). Sin 
2 
 
embargo, se desconoce si esta hormona contribuye a regular negativamente la 
producción y/o señalización de la IL-6 en la regeneración hepática (Campbell et al., 
2001). 
 
En el presente proyecto se estudió el papel de la PRL como posible modulador de la 
producción de IL-6 durante la etapa iniciadora de la regeneración hepática, así como un 
probable mecanismo mediador de este efecto. 
 
II. Antecedentes 
El hígado es un órgano vital que juega un papel central en la homeostasis del 
organismo, ya que es responsable del metabolismo, almacenaje, y redistribución de 
nutrientes, carbohidratos, grasas, vitaminas, además de sintetizar un gran número de 
proteínas en el cuerpo de los mamíferos (Taub, 2004). 
 
El hígado tiene una localización anatómica que se traduce en un suministro de sangre 
proveniente de dos fuentes: la arteria hepática y la vena porta. Esta última conduce al 
hígado todo el retorno venoso proveniente del intestino delgado, estómago, páncreas y 
bazo (Dong et al., 2007, Michalopoulos, 2007). Es debido a esto que el hígado es el 
principal órgano detoxificante del cuerpo, funcionando como una defensa bioquímica 
contra xenobióticos y microorganismos (Michalopoulos, 2007; Taub, 2004). 
 
El principal tipo celular que lleva a cabo estas funciones es la célula parenquimal 
hepática, el hepatocito, que constituye el 80% de las células de este órgano. El otro 
20% está compuesto por células no-parenquimales, las cuales incluyen células 
endoteliales, de Kupffer y de Ito. Las células endoteliales recubren los sinusoides 
hepáticos, o vasos intrahepáticos, proveyendo una gran área para la absorción de 
nutrientes. Las células de Ito se localizan en el área entre los hepatocitos y los 
sinusoides, o espacio de Disse, y dentro de sus funciones se encuentran el almacenaje 
de compuestos liposolubles y la producción de la matriz extracelular. Las células de 
Kupffer son los macrófagos residentes del hígado y su función es esencial para la 
3 
 
fagocitosis de partículas y microorganismos extraños, así como para la producción de 
citocinas y el desarrollo de la respuesta inflamatoria (Taub, 2004). 
 
La gran gama de funciones que desarrolla el hígado, así como su importancia para la 
homeostasis del organismo, se ven resguardados por la enorme capacidad 
regenerativa que éste órgano posee. Durante este proceso, el hígado recupera la masa 
perdida sin poner en riesgo la viabilidad del organismo (Michalopoulos, 2007). Esto se 
debe a que, a pesar de ingresar al ciclo celular para originar nuevas células, los 
hepatocitos retienen su fenotipo diferenciado y compensan la función de las células 
perdidas (Fausto, 1999). 
 
El modelo más común para el estudio de la regeneración hepática es la hepatectomía 
parcial (HP), debido a que la cantidad de masa hepática removida en roedores es 
reproducible (Michalopoulos, 2007; 2010) y, al contrario del modelo de regeneración 
por hepatotoxicidad, la remoción del tejido no se asocia con necrosis masiva (Fausto 
2010). Además, la HP estimula la iniciación inmediata de la regeneración sin 
complicaciones inflamatorias (Michalopoulos, 2010) y los eventos subsecuentes 
ocurren con una alta precisión temporal (Michalopoulos, 2007; 2010). En este modelo, 
generalmente 3 de los 5 lóbulos del hígado (aproximadamente el 70% de la masa 
hepática) se remueven quirúrgicamente sin causarle daño a los 2 lóbulos restantes. Lo 
anterior da lugar a una serie de eventos de forma ordenada, los cuales terminan a los 
5-7 días en roedores (8-15 días en humanos) (Michalopoulos, 2007). 
 
Cabe mencionar que: (1) Los lóbulos restantes aumentan su tamaño hasta compensar 
la masa perdiday es en este momento que termina el proceso regenerativo. Sin 
embargo, estudios sugieren que durante las siguientes semanas se lleva a cabo una 
reorganización lobular lenta, la cual ocasiona que eventualmente la histología hepática 
después de la regeneración se vuelva indistinguible de la original. (2) Este crecimiento 
está dado por la proliferación de todos los hepatocitos remanentes y no involucra, como 
mecanismo principal, el reclutamiento de células troncales (Michalopoulos, 2007; Taub, 
2004). 
4 
 
La regeneración del hígado después de la HP se divide en dos fases, las cuales son 
reguladas a través de mecanismos diferentes. En la primera fase, o fase iniciadora, la 
cual corresponde a las primeras 4 horas post-hepatectomía, los hepatocitos 
quiescentes son inducidos a ingresar al ciclo celular como resultado de la estimulación 
por parte de una gran variedad de factores que incluyen citocinas, prostaglandinas, 
hormonas, especies reactivas de oxígeno y LPS liberados a la circulación portal 
(Fausto, 2000; Strey et al., 2003; White et al., 2000). En la segunda fase de la 
regeneración, los hepatocitos responden principalmente a factores de crecimiento y 
progresan a la etapa G1 del ciclo celular (Fausto, 2000). La inducción de síntesis de 
DNA en las células no parenquimales es posterior a la de los hepatocitos, empezando 
a las 48 horas en las células de Kupffer y las células epiteliales biliares y a las 96 horas 
en las células endoteliales sinusoidales (Taub, 2004). Al final de la fase de síntesis de 
DNA en hepatocitos se puede observar una pequeña onda de apoptosis en los mismos, 
sugiriendo un mecanismo de corrección de posibles excesos en la respuesta 
regenerativa (Michalopoulos, 2007). 
 
El presente trabajo fue acotado a las primeras 24 horas del proceso de regeneración 
hepática. 
 
II.1.- Fase iniciadora de la regeneración hepática 
 
La fase iniciadora de regeneración hepática está dada por una combinación de 
sucesos, tanto físicos como químicos. Estos están relacionados, ya sea directa o 
indirectamente, a eventos preparativos del ingreso de los hepatocitos al ciclo celular, y 
de la orquestación de los ajustes que los hepatocitos necesitan hacer para poder cubrir 
todas las funciones hepáticas metabólicas vitales mientras atraviesan el ciclo celular 
(Fausto, 1999; Michalopolous et al., 2007). 
 
Los primeros eventos son los cambios hemodinámicos que suceden tras la HP. A pesar 
de que la remoción de tres de los lóbulos hepáticos no daña los dos lóbulos restantes, 
hay grandes cambios en los patrones de circulación sanguínea después de la HP. Si 
5 
 
bien, el componente arterial de suministro sanguíneo no cambia, la contribución portal 
por unidad de tejido se triplica, ya que la vena porta continua llevando el flujo completo 
proveniente del intestino delgado, estómago, páncreas y bazo, el cual necesita 
atravesar un lecho capilar cuya sección transversal es ahora matemáticamente un 
tercio de la original (Michalopolous et al., 2007). Lo anterior ocasiona el aumento 
inmediato en la presión portal (Niiya et al., 1999), el cual tiene como consecuencia el 
aumento en la turbulencia del flujo, que resulta, a su vez, en un incremento en el 
esfuerzo cortante. El esfuerzo cortante es una fuerza biomecánica generada por el flujo 
sanguíneo que se define como el arrastre viscoso, ocasionado por flujo sanguíneo 
adyacente, sobre la superficie de las células endoteliales que recubren el interior de los 
vasos sanguíneos. Este esfuerzo cortante depende, principalmente, del radio del vaso 
sanguíneo y del flujo volumétrico de sangre (Abshagen et al., 2012; Sokabe et al., 
2004). Las células endoteliales responden al esfuerzo cortante como una señal, la cual 
se transmite al interior de las células, resultando en respuestas celulares que 
involucran cambios en la morfología, función y expresión génica de la célula, la cual 
puede ser modulada tanto a nivel transcripcional como post-transcripcional (Sokabe et 
al., 2004). 
 
Estas alteraciones en los patrones de flujo vascular son suficientes para disparar 
algunos de los eventos tempranos en la regeneración hepática. Al respecto, uno de los 
primeros cambios bioquímicos observados después de la HP es el incremento en la 
actividad del activador de plasminógeno tipo urokinasa (uPA), el cual está asociado al 
incremento del flujo turbulento (Michalopolous et al., 2007). Sokabe y colaboradores 
(2004) mostraron que el flujo turbulento aumenta significativamente, en células 
endoteliales, la expresión de uPA, la estabilidad de su RNA mensajero (mRNA), así 
como su liberación. Se sabe que uPA juega un papel en la remodelación de la matriz 
extracelular, cuya regulación es un proceso complejo que involucra a metaloproteasas 
e inhibidores de las mismas. La matriz extracelular hepática tiene unidos muchos 
factores de crecimiento. De especial importancia es el factor de crecimiento de 
hepatocitos (HGF), el cual es sintetizado normalmente como un precursor de cadena 
simple, no activo, y secretado a la matriz extracelular, donde permanecerá unido en su 
6 
 
forma de cadena simple. Durante la remodelación de la matriz extracelular, el HGF se 
libera y convierte a su forma heterodimérica activa por uPA (Michalopoulos, 2007; 
Stella et al., 1999). 
 
A su vez, el triplicar la contribución portal por unidad de tejido implica triplicar la 
disponibilidad, por hepatocito, de los factores derivados del intestino y páncreas que 
pueden afectar tanto al proceso regenerativo como a la funcionalidad del hígado, entre 
los cuales se incluyen la insulina, el factor de crecimiento epidermal (EGF), LPS, así 
como nutrientes derivados de los alimentos (Michalopolous et al., 2007; 2010). 
 
En general, la importancia de los eventos hemodinámicos y el cambio en la proporción 
relativa entre el suministro sanguíneo portal y arterial, es uno de los aspectos menos 
entendidos y estudiados dentro de la regeneración hepática. Sin embargo, existe un 
consenso en que los cambios globales hemodinámicos juegan un papel crucial en el 
desencadenamiento de los eventos posteriores (Michalopoulos, 2010). 
 
Dentro de estos eventos, se han identificado más de 100 genes tempranos inmediatos 
que son expresados rápidamente después de la resección de tejido hepático, los 
cuales son activados por factores de transcripción normalmente latentes. Algunos de 
estos genes se elevan de forma transitoria, mientras otros, particularmente aquellos 
relacionados con el crecimiento celular, se elevan a lo largo de la etapa proliferativa 
(Taub, 2004). 
 
Algunos de los factores de transcripción específicos, que se activan dentro de los 
primeros 30-60 min post-hepatectomía (Michalopoulos, 2010), son el factor transductor 
de señal y activador de la transcripción-3 (STAT3), el factor nuclear κB (NF-κB), y la 
proteína activadora 1 (AP-1) (Taub, 2004). De la misma manera, las vías de 
señalización intracelular activadas durante esta fase incluyen las de las proteínas 
cinasas activadas por mitógenos (MAPK), la de las cinasas reguladas por señales 
extracelulares (ERK), la de la cinasa Jun amino-terminal (JNK), y las de varios 
receptores a tirosina-cinasa (TKR) (Taub, 2004). 
7 
 
La activación de estos factores y vías de señalización puede estar mediada por dos 
rutas diferentes: la independiente de citocinas proinflamatorias y la mediada por las 
mismas (Fausto, 1999; Taub, 2004). Sobre esta última ruta se centra el presente 
trabajo. Es de especial relevancia el señalar que ambas rutas convergen en la 
regulación de algunas moléculas involucradas en la transducción de señales, como lo 
son ERK y JNK, algunos factores de transcripción, como AP-1 y la proteína 
potenciadora de la unión a CCAAT-β (C/EBP-β), y otras moléculas, tales como la 
proteína de unión al factor de crecimiento tipo insulina-1 (IGFBP-1). Lo anterior indica la 
redundancia en las señalesque median la regeneración hepática que permite 
especular que la combinación de las mismas permite que la regeneración sea un 
proceso robusto (Taub, 2004). Durante esta fase inicial, la eliminación de cualquiera de 
estas señales, ya sean auxiliares o directas, suele causar un retraso en el proceso 
regenerativo. Sin embargo, el hecho de que la regeneración se complete 
eventualmente es prueba de que no hay una señal única sobre la que recaiga 
enteramente el proceso regenerativo. Esta redundancia de señales permite que, al 
faltar una de ellas, aquellas que comparten su función eventualmente compensen la 
contribución faltante y el proceso regenerativo pueda llevarse a cabo (Michalopoulos, 
2010). 
 
Con frecuencia, se suele asumir que si la regeneración eventualmente se completa, el 
que la ausencia de una señal únicamente retrase la regeneración significa que ésta 
carece de importancia en el proceso. Sin embargo, se ha mostrado que el retraso en la 
regeneración hepática tiene efectos adversos en la vida del animal ya que se asocia 
con la disminución significativa en la tasa de supervivencia, debido a que la rápida 
regeneración es crítica para prevenir la pérdida de función y falla hepática 
(Michalopoulos, 2010). 
 
 
 
 
 
8 
 
II.1.1- Vías independientes de citocinas 
 
A continuación se presenta un resumen de las principales moléculas involucradas en la 
iniciación del proceso regenerativo que actúan a través de vías independientes a las 
citocinas proinflamatorias: 
a) HGF – Es el principal mitógeno hepático. Durante el proceso regenerativo, el 
HGF existente puede ser liberado de la matriz extracelular y activado gracias al 
incremento en la actividad de uPA, o bien, ser sintetizado de novo por las células 
de Ito, principalmente, así como por las células endoteliales (Michalopoulos, 
2007). El HGF liberado y activado por uPA parece ser más importante en 
promover la proliferación de hepatocitos que aquel síntetizado de novo durante 
este proceso, debido a que el “knock-down” de HGF por RNA de interferencia 
(siRNA) previo a la HP, tiene un efecto mínimo en la proliferación de los 
hepatocitos. Lo anterior sugiere que es el HGF existente, el cual no es afectado 
por el silenciamiento, el que juega el papel mayoritario en la regeneración 
(Michalopolous, 2010). El HGF tiene sus efectos a través de la acción sobre su 
TKR, c-Met. Algunas de las vías de señalización activadas por HGF son aquellas 
que involucran a la fosfoinositol-3-cinasa (PI3K), ERK y proteína cinasa B (PKB), 
también conocida como Akt (Taub, 2004). Debido a que el HGF es un mitógeno 
directo para los hepatocitos, que su receptor se activa muy tempranamente y la 
eliminación de este TKR está asociada con una respuesta regenerativa muy 
disminuida o ausente, y a que el HGF, por sí solo, es capaz inducir la mayoría 
de los cambios que ocurren durante la regeneración, se le considera el 
contribuyente más irremplazable del proceso regenerativo (Michalopoulos, 
2007). 
b) Ligandos del receptor de EGF (EGFR). Dichos factores establecen una 
señalización mitogénica a través de unirse e inducir la fosforilación/activación, 
posterior endocitosis y reciclado a la membrana plasmática del EGFR 
(Michalopolous et al., 2007). Algunas de las vías de señalización que activan 
incluyen las de la MAPK, Akt, NF-κB y STAT-3 (SABiosciences, 2012). Sus 
ligandos incluyen al EGF, al factor de crecimiento transformante α (TGF-α), EGF 
9 
 
de unión a heparina (HB-EGF) y la amfiregulina, entre otros (Michalopoulos, 
2007). 
c) Norepinefrina. La concentración de la norepinefrina aumenta rápidamente en el 
plasma durante las primeras 2 horas después de la HP. La activación del 
receptor α-adrenérgico en los hepatocitos incrementa los efectos mitogénicos del 
HGF y EGF y disminuye el efecto inhibitorio del factor de crecimiento 
transformante-β (TGF-β) sobre la proliferación de estas células. Además, la 
norepinefrina aumenta la producción de EGF en la glándula de Brunner, 
localizada en el duodeno (Michalopoulos 2007; 2010). 
d) Serotonina. Después de la HP, la regeneración se ve estimulada por serotonina 
liberada por plaquetas (Lesurtel et al., 2006). Los hepatocitos expresan 
receptores a serotonina y dicha expresión se incrementa después de la HP 
(Lesurtel et al., 2006). Los ratones con trombocitopenia presentan una 
regeneración hepática disminuida, la cual se invierte al tratarlos con serotonina. 
El mismo fenotipo puede ser observado en los ratones knock-out para la 
triptófano-hidroxilasa 1, enzima responsable de la síntesis de la serotonina en el 
intestino delgado. Este fenotipo se invierte al tratarlos con 5-hidroxytriptofano, 
precursor directo de la serotonina (Lesurtel et al., 2006). 
e) Caveolina. Los ratones knock-out para la caveolina presentan una regeneración 
hepática defectuosa (Michalopoulos, 2007). Los hepatocitos en proliferación 
acumulan micro-gotas de grasa en su interior en un proceso dependiente de 
caveolina. Esto provoca un hígado graso transitorio de las 24 a las 72 horas 
post-hepatectomía, el cual se piensa representa una adaptación metabólica para 
que las nuevas células tengan disponible energía y materiales para la 
construcción de nueva membrana celular. 
f) La vía de señalización Jagged/Notch. Al unirse Jagged a Notch, su receptor, se 
da lugar la activación por proteólisis de Notch cuyo dominio intracelular (NICD) 
se escinde y migra al núcleo, donde funge como un factor de transcripción y 
media la expresión de genes relacionados con el ciclo celular como Myc y 
Ciclina D1. NICD migra al núcleo de los hepatocitos 15 min después de la HP, y 
existe una expresión elevada de Jagged y Notch desde las 3 horas hasta los 4 
10 
 
días post-hepatectomía. La eliminación condicional de Notch en todo el cuerpo 
después del nacimiento, resulta en una hiperplasia nodular hepática y 
regeneración hepática defectuosa (Michalopoulos, 2007). 
g) MicroRNAs. Estudios recientes sugieren que microRNAs participan en la 
regulación del proceso de regeneración hepática. Se ha demostrado, por medio 
de microarreglos, que varios microRNAs se encuentran alterados 
significativamente después de la HP, los cuales incluyen algunos descritos 
previamente como moduladores de la proliferación, diferenciación y muerte 
celular (Castro et al., 2010). En particular, se observa un incremento en la 
expresión de miR-21 y una represión en la expresión de miR-378 después de la 
HP (Castro et al., 2010; Riehle et al., 2011). A su vez, se ha observado que los 
animales con un procesamiento deficiente de microRNAs muestran un retraso 
en la transición de la fase G1 a la fase S del ciclo celular después de la HP 
(Riehle et al., 2011). 
h) TGF-β. El TGF-β es un conocido supresor de la regeneración hepática. Su 
expresión se incrementa dentro de las primeras 5 horas post-hepatectomía y se 
mantiene elevada hasta el final del proceso regenerativo (Michalopoulos, 2010). 
El hecho de que el bloqueo de su receptor en ratas normales, no operadas, 
estimule la síntesis de DNA en hepatocitos, sugiere que TGF-β ejerce un efecto 
antagónico tónico en contra de los factores de crecimiento encontrados en la 
matriz extracelular que permite que los hepatocitos permanezcan en un estado 
quiescente. Durante la remodelación de la matriz extracelular, al comienzo de la 
regeneración hepática, el TGF-β es removido del espacio pericelular y liberado a 
la circulación, donde es inactivado por su unión a la α-2-macroglobulina 
(Michalopoulos, 2007; 2010). 
i) Glucosa. Después de la HP tiene lugar una hipoglucemia persistente. Estudios 
recientes han demostrado que los niveles de glucosa post-hepatectomía 
participan como reguladores de la regeneración, ya que la inhibición de la 
hipoglucemia posterior a la HP, mediante la administración de dextrosa al 10%, 
tiene efectos nocivos sobre el proceso regenerativo (Michalopoulos, 2010). 
 
11II.1.2- Vía dependiente de citocinas proinflamatorias 
 
La vía dependiente de citocinas proinflamatorias, sobre la cual se centra este trabajo, 
es probablemente una de las más estudiadas en el proceso de regeneración hepática. 
Brevemente, se ha propuesto que la pérdida importante de tejido hepático tras una falla 
severa aguda o mediante la HP evita la eliminación de cantidades significativas de 
lipopolisacáridos (LPS) provenientes del intestino, lo cual resulta en una endotoxemia 
sistémica que lleva a la activación de las células de Kupffer (Selzner et al., 2003). Dicha 
activación es necesaria para una regeneración hepática óptima ya que promueve la 
producción de las citocinas proinflamatorias implicadas en la misma, principalmente el 
factor de necrosis tumoral-α (TNF-α) y la IL-6 (Dong et al., 2007). El TNF-α parece ser 
responsable de inducir la sobre-expresión de la IL-6, que a su vez, se ha propuesto 
como la responsable de estimular el proceso regenerativo (Böhm et al., 2010) 
principalmente de dos maneras: favoreciendo la transición de G0 a G1 por parte de los 
hepatocitos (Streetz et al., 2000) y activando mecanismos de supervivencia y 
hepatoprotección (Taub, 2004; Wuestefeld et al., 2003). 
 
A continuación se presenta, con más detalle, la contribución específica de cada uno de 
los elementos de esta vía, así como algunos aspectos importantes a tomar en cuenta. 
 
II.1.2.1- Células de Kupffer 
Los macrófagos provienen de monocitos sanguíneos originados a partir de células 
precursoras en médula ósea, los cuales migran a través del torrente sanguíneo para 
ser reclutados por diferentes tejidos del cuerpo, donde se transforman en macrófagos. 
Sin embargo, los macrófagos del hígado fetal se desarrollan antes del inicio de la 
hematopoyesis de la médula ósea. El primer órgano hematopoyético donde se 
desarrollan los macrófagos de los mamíferos es el lumen vascular del saco vitelino, de 
donde migran durante la hematopoyesis, a través del torrente sanguíneo, para 
colonizar el hígado fetal durante la hematopoyesis hepática (Naito et al., 1997). 
 
12 
 
Las células de Kupffer son los macrófagos residentes del hígado. Están involucrados 
en el metabolismo de varios compuestos, las respuestas inmunológicas y las 
reacciones inflamatorias (Naito et al., 1997). Se encuentran en el lumen sinusoidal 
sobre o entre las células endoteliales, aunque algunas pueden también localizarse en 
el espacio de Disse, que es el espacio encontrado entre los sinusoides y los 
hepatocitos (Smedsrød et al., 1994) y son capaces de migrar, dentro del hígado, a los 
sitios de lesión (Naito et al., 1997). Su forma es irregular con múltiples extensiones 
citoplasmáticas y contienen un alto número de lisosomas, fagosomas y vesículas 
secretoras bien desarrolladas (Smedsrød et al., 1994). 
 
Las células de Kupffer del hígado adulto y fetal poseen capacidad proliferativa y tienen 
una vida media de hasta 14 meses, a diferencia de los macrófagos derivados de 
monocitos, los cuales no poseen potencial proliferativo y mueren o desaparecen, en 
condiciones normales, teniendo una vida media de 17.4 horas (Naito et al., 1997; 
Smedsrød et al., 1994). Cabe mencionar que, en ocasiones, las células de Kupffer 
pueden ser reclutadas de progenitores monocíticos de la médula ósea. Esto sucede 
especialmente durante procesos inflamatorios, pero el número de células de Kupffer 
provenientes de monocitos periféricos no suele exceder el 30% de los macrófagos 
residentes del hígado (Naito et al., 1997; Smedsrød et al., 1994). En el contexto de la 
regeneración hepática, donde se induce hiperplasia en la población de células de 
Kupffer, se sabe que éstas se regeneran por proliferación local y no por reclutamiento 
de monocitos (Naito et al., 1997; Smedsrød et al., 1994). 
 
En la regeneración hepática, las células de Kupffer juegan un papel crucial. La 
administración intravenosa de bifosfonato de diclorometileno (CL2MDP) encapsulado 
en liposomas ocasiona la muerte selectiva de los macrófagos residentes del hígado y el 
bazo. Esto ocurre debido a que, después de la fagocitosis de los liposomas por parte 
de los macrófagos, las fosfolipasas lisosomales degradan las membranas liposomales 
y el CL2MDP es liberado dentro de la célula, provocando su muerte por apoptosis (van 
Rooijen et al., 1996). En ratas esplenectomizadas tratadas con liposomas de CL2MDP 
antes de la HP se observa un decremento significativo en la síntesis de DNA 48 horas 
13 
 
post-hepatectomía. A su vez, el peso del hígado remanente a las 96 horas es 
significativamente menor al de las controles. En estos animales se observa un 
decremento en la expresión post-hepatectomía de TNF-α, TGF-β y HGF, así como una 
supresión de la expresión de IL-6 (Meijer et al., 2000). Consistentemente, Takeishi y 
colaboradores (1999) reportaron retraso en la regeneración hepática de ratones 
tratados con estos liposomas, así como una expresión disminuida de HGF. Estos 
resultados indican que las células de Kupffer son las principales responsables de la 
producción de IL-6 en el hígado y que contribuyen de manera importante a la activación 
de la vía dependiente de citocinas proinflamatorias en la iniciación de la regeneración 
hepática. 
 
II.1.2.2- Lipopolisacáridos (LPS) 
La iniciación de la vía dependiente de citocinas proinflamatorias depende, en gran 
manera, de la activación de las células de Kupffer. Anteriormente, se hizo mención del 
doble suministro sanguíneo que tiene el hígado, por parte de la arteria hepática y la 
vena porta. Debido a que ésta última conduce al hígado todo el retorno venoso 
proveniente del intestino delgado, estómago, páncreas y bazo (Dong et al., 2007, 
Michalopoulos, 2007), el hígado está continuamente expuesto a una gran carga de 
antígenos y toxinas, incluyendo a los LPS (Dong et al., 2007). La pérdida importante de 
tejido hepático tras la HP evita la eliminación de cantidades significativas de 
endotoxinas provenientes del intestino, lo cual resulta en una endotoxemia sistémica 
que lleva a la activación de las células de Kupffer (Selzner et al., 2003). 
 
Cornell y colaboradores (1990) mostraron la activación de éstas células al encontrar 
que ratones atímicos BALB/c convencionales, así como eutímicos libres de gérmenes, 
mostraban una reducción significativa en la regeneración hepática después de la HP. 
Además, los ratones resistentes a LPS C3H/HeJ presentan un retraso en la misma y el 
tratamiento con LPS 24 horas antes de la cirugía estimula significativamente la síntesis 
de DNA en hepatocitos en ratones eutímicos convencionales, y no lo hace en animales 
atímicos BALB/c convencionales o en ratones resistentes a LPS C3H/HeJ. 
 
14 
 
La activación de las células de Kupffer por parte de los LPS está mediada por la familia 
de receptores “Toll-like” (TLR)/ILR-1. El principal de estos receptores es el TLR-4, sin 
embargo, dada la redundancia de funciones dentro de esta familia, el componente 
independiente de TLR-4 parece ser suficiente para activar la vía dependiente de 
citocinas proinflamatorias (Vaquero et al., 2011). Esta redundancia puede ser 
confirmada por el hecho de que las cepas de ratones hiporesponsivas a LPS, en las 
cuales alguno de los componentes de esta familia de receptores se encuentra mutado, 
presentan un menor aumento de IL-6 sérica después de la HP (Vaquero et al., 2011). 
 
El factor de diferenciación mieloide 88 (Myd88) es una proteína adaptadora común a 
toda la familia TLR/ILR-1. Los ratones knock-out para Myd88 muestran una supresión 
del aumento sérico de IL-6 después de la HP, así como deficiencia en la activación de 
STAT-3 (Vaquero et al., 2011). 
 
Es importante destacar que otros factores importantes en la activación de las células de 
Kupffer son los miembros del sistema del complemento, C3a y C5a. Los ratones 
deficientes en C3 o C5, después de la HP, muestran una alta mortalidad, dañoparenquimal y una regeneración hepática disminuida. Los ratones deficientes en ambas 
proteínas muestran este fenotipo exacerbado, que se revierte con la reconstitución 
combinada de C3a y C5a. Se sabe que estas proteínas interaccionan con sus 
receptores membranales en las células de Kupffer y estimulan la liberación de TNF-α e 
IL-6, ya que si esta señal es interceptada se suprime la inducción de estas citocinas 
después de la HP, que se asocia con una estimulación atenuada de NF-κB y STAT-3 
(Strey et al., 2003; Taub, 2004). 
 
II.1.2.3- Factor de Necrosis Tumoral-α (TNF-α) 
El TNF-α es una proteína que se sabe tiene una variedad de efectos en múltiples 
células y tejidos. Tales efectos pueden ser mitogénicos o apoptóticos dependiendo la 
vía de señalización que el microambiente concreto permita activar (Michalopoulos, 
2007). Los efectos de TNF-α sobre la regeneración hepática parecen recaer, en gran 
medida, en su capacidad para inducir la activación de NF-κB, la cual es dependiente de 
15 
 
la fosforilación de Akt. Por otra parte, esta activación de Akt se sabe que puede darse 
también a través de c-Met y EGFR. Finalmente, si la activación de NF-κB no ocurre en 
respuesta al TNF-α, éste suscitará una respuesta apoptótica (Michalopoulos, 2007; 
2010). 
 
La primera evidencia del papel de TNF-α en la regeneración hepática se obtuvo al 
tratar a ratones con anticuerpos contra TNF-α una hora antes de realizar la HP. Este 
tratamiento previno significativamente el aumento en la concentración sérica de IL-6 
post-hepatectomía, así como también redujo significativamente el número de 
hepatocitos en proliferación a las 24-72 horas post-HP (Akerman et al., 1992). 
 
Posteriormente se realizaron estudios en ratones knock-out para el receptor 1 de 
TNF-α (TNF-R1-/-). En estos ratones, la síntesis de DNA después de la HP se 
encuentra afectada y la regeneración, aunque eventualmente se completa, sufre un 
retraso significativo. De igual manera, no se observó activación de NF-κB, STAT-3 y la 
unión al DNA de AP-1 disminuyó. Tampoco se observó un incremento en los niveles 
séricos de IL-6 después de la HP. Interesantemente, la inyección de IL-6, 30 min antes 
de la HP, rescata los defectos en la síntesis de DNA y la activación de STAT-3 y AP-1, 
mas no la de NF-κB. Los resultados indican que TNF-α actúa al inicio de la 
regeneración hepática señalizando a través de su receptor TNF-R1, activando STAT3 
de manera IL-6-dependiente (Michalopoulos, 2007, Streetz et al., 2000; Yamada et al., 
1997). Lo anterior apoya la idea de que después de la HP, el aumento inicial en los 
niveles de TNF-α (Iwai et al., 2001) promueve la expresión de IL-6, probablemente a 
través de activar NF-κB en las células de Kupffer (Yamada et al., 1997). 
 
Además de estos efectos, se sabe que TNF-α está involucrado en la inducción de la 
enzima convertidora del TNF (TACE), una proteasa asociada a la membrana que 
controla la activación de TGF-α, que, como se mencionó anteriormente, es capaz de 
activar al EGFR (Michalopoulos, 2007). Además, TNF-α también es capaz de regular, a 
través del NF-κB, a la sintasa inducible de óxido nítrico (iNOS), la cual contribuye a la 
16 
 
protección de los hepatocitos de la apoptosis mediada por TNF-α (Michalopoulos et al. 
2007; 2010). 
 
II.1.2.4- Interleucina-6 (IL-6) 
Un componente clave de la vía dependiente de citocinas proinflamatorias es la IL-6. 
Alrededor del 40% de los genes tempranos inmediatos que se activan durante la 
regeneración hepática están regulados, al menos parcialmente, por IL-6 (Taub, 2004). 
Las concentraciones circulantes de IL-6 se incrementan a las 3 horas, alcanzan su nivel 
máximo a las 6 horas y retornan a sus niveles basales a las 24 horas después de la HP 
(Wuestefeld et al., 2003). Resulta relevante mencionar que, en el 2008, Riehle y 
colaboradores publicaron un curso temporal de IL-6 sérica después de la HP en 
ratones, en donde el pico máximo se observa a las 3 h y no a las 6 h, como reportado 
por Wuestefeld y colaboradores en el 2003. En términos de expresión de mRNA en el 
hígado, el pico de transcripción de la IL-6 ocurre entre las 3 y 4 horas post-
hepatectomía (Meijer et al., 2000; Yamada et al., 1997; Vaquero et al., 2011). 
 
El aumento en la IL-6 induce en los hepatocitos, mediante la glicoproteína 130 (gp130), 
su receptor, la activación de C/EBP-β (también conocido como el factor nuclear IL-6 o 
NF-IL6) y de la cinasa de Janus 1 (JAK1), que a su vez activa a STAT-3 (Streetz et al., 
2000; Taub, 2004). Existen evidencias de que gp130 también es capaz de activar la 
cascada de MAPK y ERK, al reclutar al complejo de la proteína unida al receptor de 
factor de crecimiento-2/hijo-de-sevenless (GRB2-SOS), que a su vez activa a Ras, que 
conduce a la activación de Raf-MEK-ERK (Taub, 2004). La activación de MAPK por 
parte de IL-6 es independiente de STAT-3, ya que los ratones knock-out condicionales 
al hígado de STAT-3 presentan una activación normal de MAPK. No obstante, estos 
ratones sí presentan síntesis de DNA defectuosa después de la HP (Taub, 2004). 
Además, la activación de gp130 juega un papel importante para la progresión normal 
del ciclo celular, ya que en los ratones knock-out para gp130 existe un retardo en la 
expresión de la ciclina-E y la ciclina-A (Taub, 2004; Wuestefeld et al., 2003). 
 
17 
 
Los ratones knock-out para IL-6 (IL-6-/-) presentan un deterioro en la regeneración 
hepática, caracterizado por necrosis y falla hepática, apoptosis, y una reducción en la 
tasa de síntesis de DNA en los hepatocitos, lo que conlleva a la muerte del 40% de los 
animales (Cressman et al., 1996; Taub, 2004; Wuestefeld et al., 2003). 
Consistentemente, tiene lugar la falta de activación de STAT3 y la reducción en la 
expresión del RNA mensajero de AP-1, Myc, ciclina D1 y Bcl-xl (Cressman et al., 1996). 
Notablemente, la administración de IL-6 antes de la HP rescata el fenotipo alterado 
evitando el retraso en la proliferación de los hepatocitos y previniendo el daño hepático 
(Cressman et al., 1996). El factor de células troncales (SCF) también es capaz de 
rescatar el fenotipo presentado por los ratones IL-6-/-. El SCF es capaz de activar a 
STAT-3 de manera independiente a gp130, así como de activar la vía de las MAPK 
(Taub, 2004). 
 
Adicionalmente, los ratones IL-6-/- tienen, basalmente, niveles menores de los factores 
anti-apoptóticos Bcl-2 y Bcl-xl (Kovalovich et al., 2001). Estos ratones son más 
propensos a padecer daño hepatocelular después de sufrir una lesión tóxica aguda 
ocasionada por el tratamiento con tetracloruro de carbono (CCl4) y el tratamiento con 
IL-6 reduce el daño tóxico inducido por CCl4 incluso en ratones silvestres (Taub, 2004). 
Los ratones IL-6-/- también son más susceptibles a la muerte mediada por Fas, 
presentando un aumento en las caspasas 8 y 3, liberación del citocromo c, así como 
una degradación más rápida del inhibidor de caspasa 8, FLIP (Kovalovich et al., 2001). 
 
Estos resultados indican que la IL-6 es de gran importancia para la regeneración 
hepática no solo a través de activar vías de señalización que provocan la progresión 
del ciclo celular, sino que también por medio de inducir una respuesta de adaptación a 
la HP que es requerida para la supervivencia y la hepato-protección (Streetz et al., 
2000; Taub, 2004; Wuestefeld et al., 2003). 
 
La IL-6 puede ejercer su papel hepatoprotector mediante la inducción de reguladores 
anti-caspasas y la reducción del daño oxidativo gracias a la sobrerregulación de la 
proteína antioxidante factor redox-1 (REF-1/APE). Adicionalmente, la IL-6 es capaz de 
18 
 
regular a la alza, in vivo, a IGFBP-1, el cual es uno de los genes que se inducen más 
rápidamente y en mayor cantidad durante la regeneración hepática. IGFBP-1 puede 
modular el ciclo celular a través de la vía del factor de crecimiento tipo insulina (IGF), o 
por mecanismos independientesa IGF, los cuales involucran la activación o supresión 
de la señalización de integrinas. La regeneración hepática en los ratones knock-out 
para IGFBP-1 (IGFBP-1-/-) es defectuosa y está caracterizada por necrosis hepática, 
así como una tasa de síntesis de DNA reducida. Esta respuesta está asociada a una 
activación reducida de MAPK-ERK y de C/EBP-β. Los ratones IGFBP-1-/-, así como los 
ratones knock-out para C/EBP-β, tienen una expresión, tanto reducida como retrasada, 
de las ciclinas de la fase S: ciclina A y ciclina B1 (Taub, 2004). 
 
La fase inicial de la regeneración hepática termina alrededor de 5-6 horas después de 
la HP e implica la regulación a la baja de numerosas señales citocínicas (Campbell et 
al., 2001). Concretamente, los niveles de expresión de IL-6, que, como fue mencionado 
anteriormente, son máximos a las 3-4 horas, regresan a niveles basales a las 24 horas 
(Wuestefeld et al., 2003). La sobre-expresión aguda o crónica de IL-6 lleva a un estado 
continuo de respuesta inflamatoria de fase aguda que resulta nociva (Goss et al., 
1993). 
 
La administración prolongada (5-7 días) y excesiva (40-80ng/ml) de IL-6 murina 
recombinante, por medio de bombas osmóticas de liberación continua en ratones 
silvestres o la inyección de células de ovario de hámster chino (CHO) que expresan IL-
6 en ratones atímicos desnudos sometidos a una HP, tuvo como consecuencia una 
reducción en la síntesis de DNA, y un aumento en la apoptosis acompañado de la 
inducción de Bax, así como fosforilación de Bad. Esto ocasiona un dramático 
incremento en la tasa de mortalidad de hasta casi el 100%. Cabe destacar que la 
administración de IL-6 únicamente durante los primeros 2 días aceleró la recuperación 
de la masa hepática, tanto a las 24, como a las 48 horas (Jin et al., 2006). 
 
Resulta relevante mencionar que en hígados que no fueron sometidos a HP, o algún 
otro tipo de reto, la administración de IL-6, por medio de la inyección de células CHO 
19 
 
que expresan IL-6 en ratones atímicos desnudos, resultó en hepatomegalia e 
hiperplasia de los hepatocitos, dando lugar a hígados 2 veces más grandes que los 
hígados de los ratones tratados con células CHO control, es decir, que no expresaban 
IL-6. Este crecimiento fue asociado a un aumento en la proliferación y un incremento la 
expresión de ciclina D, c-jun, y c-myc. Asimismo, se presentó una mayor activación de 
STAT-3 y de MAPK/ERK2 (Zimmers et al., 2003). 
 
El que un exceso de IL-6 sea perjudicial para la regeneración hepática tras la HP es 
consistente con el hecho de que una inducción excesiva de respuesta de fase aguda 
(APR) tenga efectos deletéreos en este proceso regenerativo dado que la IL-6 es una 
de las principales proteínas involucradas en la inducción de este tipo de respuesta 
inflamatoria (Kusashio et al., 2009). 
 
La APR es una reacción sistémica del organismo a perturbaciones en su homeostasis, 
ya sean locales o sistémicas, causadas por infección, daño, trauma, cirugía, 
crecimiento neoplásico o desordenes inmunológicos (Gruys et al., 2005). Los 
macrófagos residentes y/o los monocitos sanguíneos, son las células más comúnmente 
asociadas a la iniciación de la cascada de eventos de la APR. Los macrófagos, al ser 
activados, liberan un amplio espectro de mediadores, de los cuales, las citocinas 
pertenecientes a las familias de la IL (como la IL-1 y la IL-6) y TNF, parecen tener de 
una importancia trascendente en la iniciación de las reacciones consecuentes 
(Baumann et al., 1994). Estas citocinas activan receptores en diferentes células 
blancos, lo que lleva a una reacción sistémica que resulta en la estimulación de la 
secreción de proteínas de fase aguda (APPs) por los hepatocitos, la activación del eje 
hipotalámico-pituitario-adrenal, la reducción de la secreción de hormona de crecimiento 
y un número de cambios físicos que están clínicamente caracterizados por fiebre, 
anorexia, un balance negativo de nitrógeno y el catabolismo de las células musculares. 
Además, se presentan una serie de cambios tales como: (1) disminución en el 
colesterol unido a lipoproteínas de alta y baja densidad en el plasma sanguíneo, así 
como del número de leucocitos en la sangre, (2) incremento en los valores de la 
hormona adrenocorticotrópica (ACTH) y glucocorticoides, (3) la activación del sistema 
20 
 
del complemento, así como del sistema de coagulación sanguínea, (4) disminución de 
los niveles séricos de calcio, zinc, hierro, vitamina A y de α-tocoferol, y (5) un cambio 
en la concentración plasmática de las APPs (Gruys et al., 2005). 
 
Durante la APR se incrementa la velocidad de síntesis en el hígado para un número de 
inhibidores de proteasas, factores de coagulación y proteínas de transporte plasmático. 
La razón de ser de este aumento en la tasa de síntesis de las proteínas plasmáticas es 
aumentar la protección de las áreas sanas del cuerpo de los procesos relacionados a la 
reparación y remoción del tejido destruido. Al mismo tiempo que se da el fuerte 
aumento en la síntesis de ciertas APPs, llamadas APPs positivas, se puede observar 
un decremento en la tasa de síntesis de otras proteínas plasmáticas, denominadas 
APPs negativas, tales como albumina, transtiretina, y α2-HS-glicoproteína (Milland et 
al., 1990). 
 
Debido a que la iniciación de la APR, así como la iniciación de la regeneración 
hepática, dependen en cierta medida de IL-6, Milland y colaboradores (1990) 
compararon los niveles de mRNA de las APPs en hígados de rata durante la APR con 
aquellos después de la HP. A un grupo de ratas se le realizó la HP mientras que a otro 
grupo se le indujo APR por medio de una inyección subcutánea de aceite de turpentina. 
Los patrones de cambio de los niveles del mRNA para la mayor parte de las APPs 
positivas, tanto en la APR como en la regeneración, aumentaron a la par durante las 
primeras 18 horas. Sin embargo, después de este tiempo, los niveles en los hígados 
hepatectomizados comenzaron a disminuir hacia niveles normales, mientras que la 
expresión continuó aumentando en los hígados en APR. Los patrones de cambio en los 
niveles de mRNA para las APPs negativas fueron similares a los de las positivas. Cabe 
destacar que en 2001, Fulop y colaboradores encontraron el mismo patrón de 
respuesta al medir los niveles de proteína de las APP’s, tanto séricas como hepáticas. 
Es debido a la similitud de estos patrones de cambio que se considera que la HP 
induce una APR transitoria (Fulop et al., 2001), la cual se revierte cuando el hígado 
remanente comienza a ganar peso, lo que sucede alrededor de las 18 horas después 
21 
 
de la hepatectomía. Los niveles de las APPs en este momento son aproximadamente 
el 50% del nivel máximo alcanzado en la APR normal (Milland et al., 1990). 
 
Se considera que la inducción de la APR transitoria es necesaria para la correcta 
regeneración hepática, pero que su modulación resulta de vital importancia. Se ha 
demostrado que la inducción de una APR excesiva en ratas, provocada por una 
inyección subcutánea de aceite de turpentina cada 24 h, comenzando inmediatamente 
después de realizar la HP, causa retraso y disminución significativos en la ganancia de 
peso del hígado en regeneración. Asimismo, la síntesis de DNA después de la HP se 
encuentra significativamente inhibida en estos animales. En las ratas inyectadas con 
aceite de turpentina hay un aumento significativo en la IL-6 sérica, así como en la 
expresión de α-2-macroglobulina en el hígado, post-HP. En estos animales también se 
observa un aumento en la síntesis de proteínas secretoras, las cuales están 
relacionadas con las APP’s. Por último, resulta importante mencionar que en estos 
animales la mortalidad fue mayor al 75% (Kusashio et al., 2009). Lo anterior muestra 
que la inducción de una APR inhibe la regeneración hepática después de la HP. Esto 
sugiere que la síntesis de APP’s, en respuesta a una inflamaciónexacerbada, podría 
anteceder la síntesis de proteínas de replicación, por lo que pareciera que la APR sería 
una respuesta biológica más apropiada para garantizar la supervivencia inmediata. Lo 
expuesto anteriormente pudiera ser una de las razones de la falla hepática presentada 
en pacientes con infección severa después de una HP, la cual está asociada a la 
reducción de la defensa del huésped frente a la misma debido a la disminución del 
número de células de Kupffer después de la reducción de la masa hepática. Por el 
contrario, después de una HP sin complicaciones, la síntesis de las APP’s, así como de 
las proteínas relacionadas con el crecimiento hepático pareciera ser regulada 
coordinadamente con el fin de ajustar este estado para la supervivencia (Kusashio et 
al., 2009). El aumento diferencial en los niveles de IL-6 observado en los diferentes 
grupos de ratas en el experimento de Kusashio y colaboradores (2009) durante el 
periodo de regeneración hepática parece ser determinante para esta regulación. 
La primera evidencia indirecta de esto está constituida por el hecho que, en 
condiciones de enfermedad hepática, donde la capacidad regenerativa se encuentra 
22 
 
disminuida (NIDDK, 2010), los niveles séricos de IL-6 se encuentran aumentados 
(Wuestefeld, 2000). Tomando esto en cuenta, Wuestefeld y colaboradores (2000) 
estudiaron el impacto de la hiperestimulación de IL-6 sobre la proliferación hepática 
después de la HP, utilizando ratones transgénicos que sobreexpresaban el receptor 
gp80 soluble (hsgp80) en hepatocitos. Este es el receptor humano a IL-6, y se ha 
demostrado que su interacción con la IL-6 resulta en un complejo que es capaz de 
interactuar con el gp130 encontrado en las células murinas, independientemente de si 
estas expresan, o no, el gp80. Esto solo se logra si la IL-6 es humana, debido a que la 
IL-6 murina no es capaz de unirse al gp80 (Wuestefeld et al., 2000). Esto resulta 
relevante ya que si se administra IL-6 humana a estos transgénicos, esta sólo afectará 
a los hepatocitos, es decir, no inducirá una respuesta sistémica porque el resto del 
organismo no es capaz de responder a ella. Wuestefeld y colaboradores (2000) sobre-
estimularon a estos ratones transgénicos 3 h antes de realizar la HP con una inyección 
intraperitoneal de IL-6 humana recombinante. Esta sobre-estimulación indujo una 
activación más prolongada y pronunciada de STAT-3, un retraso y una mayor duración 
de la respuesta de ERK, así como un retraso y una disminución en las fases S y G1 
(Wuestefeld et al., 2000). La sobre-estimulación con IL-6 también indujo la expresión 
elevada y prolongada de los inhibidores del ciclo celular p21 y p27 (Wuestefeld et al., 
2000). Lo anterior muestra que, si bien ciertos niveles de IL-6 son necesarios para 
inducir la regeneración después de la HP, niveles elevados de IL-6 pueden retrasar e 
inhibir la proliferación de los hepatocitos (Wuestefeld et al., 2000). 
Esto apoya el que la regulación de la producción de IL-6 es de crucial importancia 
durante la etapa inicial de la regeneración hepática. 
 
II.1.2.5- Supresor de la Señalización de Citocinas 3 (SOCS-3) 
Los supresores de la señalización de citocinas (SOCS) son una familia de proteínas 
citoplasmáticas que juegan un papel importante en la inhibición de los efectos de 
diversas citocinas que actúan a través de la vía de las cinasas de JAK/STAT. Las 
SOCS modulan la producción de estas citocinas, o bien, atenúan, su transducción de 
señales (Riehle et al., 2008). Las proteínas SOCS inhiben componentes de la cascada 
de señalización de citocinas a través de: (a) unirse directamente a los residuos de 
23 
 
tirosina fosforilados de las JAKs formando un complejo de ubiquitinación que dirige su 
degradación proteosomal (Alexander et al., 2004; Riehle et al., 2008); (b) uniéndose a 
las tirosinas fosforiladas del receptor de citocinas y, por ende, compitiendo con los 
sitios de unión de las STATs a dicho receptor; y (c) bloqueando la actividad enzimática 
de JAK mediante la región inhibidora de cinasas presente en SOCS (Nowoslawski et 
al., 2011). Las SOCS pueden también interferir con otras vías de señalización 
activadas por citocinas. Por ejemplo, se conoce que pueden bloquear la actividad de 
NF-κB a través de unirse a su subunidad p65 y promover su ubiquitinación y 
degradación proteosomal (Ryo et al., 2003). 
 
La SOCS-3, uno de los ocho miembros de la familia SOCS, es capaz de regular 
negativamente a la IL-6 en dos niveles distintos; ya sea atenuando su transducción de 
señales al prevenir la fosforilación de tirosinas/activación de STAT-3 (Campbell et al., 
2001), o bien, modulando su producción al reducir la degradación de IκB y la activación 
de NF-κB mediada por TNF-α, y la unión al DNA de NF-κB (Bruun et al., 2009; Rigby et 
al., 2007). Además, la expresión de SOCS-3 ha sido reportada en células de Kupffer y 
otros macrófagos (Bode et al., 1999; Rigby et al., 2007) y es altamente regulada 
durante la regeneración hepática (Campbell et al., 2001; Heinrich et al., 2003; 
Wuestefeld et al., 2003). Al respecto, tanto la expresión de SOCS-3 como la actividad 
de STAT-3 se incrementan tempranamente (3-6 horas) después de la HP (Campbell et 
al., 2001; Vaquero et al. 2011; Wuestefeld et al., 2003). Sin embargo, posteriormente, a 
las 12 horas, coexiste un aumento en SOCS-3 con el bloqueo de la actividad de STAT-
3 (Wuestefeld et al., 2003). Esta coexistencia tardía pudiera tener una relación causal. 
Dado que a las 12 horas los niveles de IL-6 todavía están elevados (Wuestefeld et al., 
2003) y que la actividad de STAT-3 después de la HP depende de IL-6 (Cressman et 
al., 1996), es posible proponer que la disminución en la actividad de STAT3 en 
presencia de IL-6 se debe a estimulación de la producción y/o actividad de SOCS-3 
(Campbell et al., 2001). Al respecto, es de interés que la PRL sea uno de los factores 
capaces de inducir la expresión SOCS-3 (Fujimoto et al., 2003). La inducción de 
SOCS-3 por PRL pudiera ser capaz de interferir con la activación de NF-κB por TNF-α 
24 
 
(Brunn et al., 2009), la cual podría conllevar a un decremento en la síntesis de IL-6 por 
parte de las células de Kupffer. 
 
II.2 Prolactina (PRL) 
La PRL es una de hormona peptídica sintetizada y secretada por los lactotropos de la 
adenohipófisis. Recibió su nombre debido a su habilidad para promover la producción 
de leche durante la lactancia en mamíferos (Freeman et al., 2000). Sin embargo, ahora 
se sabe que la PRL tiene más de 300 funciones biológicas distintas. Dentro de estas 
funciones, se conoce que la PRL regula una gran variedad de procesos relacionados 
con la osmorregulación, el crecimiento y desarrollo, la reproducción, el metabolismo, la 
conducta, y la inmunomodulación (Bole-Feysot et al, 1998). 
 
La PRL realiza sus acciones a través de su receptor, el PRLR, el cual consiste en una 
cadena de un solo paso transmembranal, y pertenece a la clase 1 de la superfamilia de 
receptores de citocinas, la cual incluye a los receptores de diversas interleucinas 
(incluyendo la IL-6), el factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF), el factor 
estimulante de colonias de macrófagos granulocíticos (GM-CSF), el factor inhibidor de 
la leucemia (LIF), la oncoestatina M (OM), la eritropoyetina (EPO), la trombopoyetina 
(TPO), entre otros (Bole-Feysot et al, 1998). 
 
II.2.1- PRL e inmunomodulación 
 
El efecto inmunomodulador de la PRL se describió por primera vez por Berczi y 
colaboradores (1981) al observar que ratas hembras hipofisectomizadas presentaban 
graves deficiencias en la respuesta de anticuerpos primarios y secundarios suscitada 
por los glóbulos rojos de oveja (SRBC). Esta respuesta podía ser restaurada por 
transplantes singénicos de glándulas pituitarias colocadas bajo la cápsula renal o por 
tratamiento con PRL (Berczi et al., 1981), lo cual proporcionó evidencia de que lashormonas secretadas por la adenohipófisis tienen el potencial para regular las 
respuestas inmunes. Posteriormente, Bernton y colaboradores (1988), encontraron que 
25 
 
al inhibir la secreción adenohipofisiaria de PRL en ratones, por medio del tratamiento 
con bromocriptina, un agonista de los receptores D2 dopaminérgicos, se suprimía la 
activación de macrófagos y la función de los linfocitos T, lo cual podía revertirse al 
tratar a los animales con PRL ovina. 
 
Estudios posteriores han demostrado que la PRL aumenta significativamente la 
citotoxicidad y la síntesis de DNA en células naturales asesinas (NK) en reposo (Matera 
et al., 1990) y es capaz de aumentar el número de progenitores de algunos linajes 
inmunes, incluyendo células T, B y NK (Yu-Lee, 2002). La PRL es también capaz de 
modular la respuesta de las células NK a la interleucina-2 (IL-2) exógena, así como la 
respuesta de las células T y B a mitógenos (Matera et al., 1992). Esta acción 
moduladora puede ser tanto positiva como negativa, dependiendo de la concentración 
de la hormona (Matera et al., 1992). El efecto dosis-dependiente de la PRL sobre la 
respuesta inmune ya se había reportado en 1987, por Spangelo y colaboradores. Ellos 
observaron que la administración de PRL a ratones resultaba en una estimulación 
bifásica de la producción de anticuerpos contra SRBC. A medida que la concentración 
de PRL se incrementaba, la producción de anticuerpos primero aumentaba y luego 
disminuía. Sin embargo, si se disminuían los niveles séricos de PRL al tratar con 
bromocriptina, se atenuaba la respuesta inmune (Spangelo et al., 1987). La misma 
respuesta se observó en linfocitos, donde niveles fisiológicos de PRL resultan tróficos, 
mientras que niveles disminuidos o muy elevados resultan en inmunosupresión (Reber 
et al., 1993). 
 
Consistentemente con estos hallazgos, se ha demostrado la presencia del PRLR en la 
línea celular proveniente de nódulos linfáticos Nb2, en los linfocitos T y B, en linfocitos 
de sangre periférica, en células provenientes del timo y bazo, monocitos, en las células 
NK, y en líneas celulares leucémicas linfoides/mieloides (Gala & Svevach, 1993; 
Matera, 1996; Reber et al., 1993). Asimismo, el PRLR también se encuentra presente 
en macrófagos (Gala & Shevach, 1993) y células de Kupffer (Yokohama et al., 2003). 
 
26 
 
Bajo condiciones de estrés, la PRL parece ser necesaria para contrarrestar los efectos 
negativos de los glucocorticoides y otros mediadores inflamatorios o inmunes para 
mantener la homeostasis (Yu-Lee, 2002). Se ha mostrado in vitro el efecto protector de 
la PRL en la prevención de la apoptosis de linfocitos inducida por glucocorticoides (Yu-
Lee, 2002). Asimismo, en varias enfermedades, la PRL antagoniza los efectos 
inmunosupresores del TGF-β, TNF-α, o corticoesterona, y, por tanto, puede promover 
la recuperación del sistema hematopoyético (Yu-Lee, 2002). La PRL es también capaz 
de mejorar las funciones de macrófagos y esplenocitos después de una infección o 
trauma-hemorragia (Zhu et al., 1996; 1997). 
 
La PRL es también capaz de modular la acción de citocinas importantes para la 
respuesta inmune. Se sabe que la PRL inhibe la expresión génica de IL-6 en tejidos 
reproductivos femeninos y de hueso y puede regular a la baja la expresión del gp130 
(Yu-Lee, 2002). A su vez, es capaz de inhibir la función de IL-6 en múltiples niveles, 
incluyendo bloquear la expresión de IL-6 y su receptor gp130, así como antagonizar su 
potencial de señalización (Yu-Lee, 2002). 
 
Como se mencionó anteriormente, la familia de proteínas SOCS modulan la producción 
de citocinas, o bien, atenúan su transducción de señales, incluyendo a la IL-6 (Riehle et 
al., 2008). La PRL es uno de los factores capaces de inducir la expresión de varios 
miembros de esta familia (Fujimoto et al., 2003). La PRL aumenta la expresión de 
SOCS-3 en leucocitos mononucleares de sangre periférica, induce la expresión de la 
proteína SH2 inducible por citocinas (CIS) y potencia la síntesis de mRNA de SOCS-2 
en células de médula ósea y granulocitos (Dogusan et al., 2000). Adicionalmente, la 
PRL inhibe la producción de IL-6 inducida por LPS en células de Kupffer en cultivo (Zhu 
et al., 1996) e induce la expresión de SOCS-3 en el hígado de ratón (Fujimoto et al., 
2003; Greenhalgh et al., 2001; Pezet et al., 1999). 
 
Al intentar comprender las acciones de la PRL sobre el sistema inmune, es importante 
tener en cuenta que ésta puede tener efectos estimulantes o atenuantes dependiendo 
27 
 
de sus niveles, el tipo celular, el tejido, y el estado fisiológico del órgano (Reber, 1993; 
Yu-Lee, 2002). 
 
II.2.2- PRL y el hígado 
 
El hígado es un órgano blanco de la PRL, de hecho, es el tejido con mayor contenido 
de receptores de PRL (Nagano et al., 1995). Se sabe que las concentraciones 
circulantes de PRL aumentan en condiciones de crecimiento hepático, tanto fisiológico 
como patológico: en neonatos (Guyda & Friesen,1973), en hembras gestantes y 
lactantes (Ben-Johnathan et al, 2008), en pacientes con cirrosis (Mukherjee et al., 
1991), y en roedores después de la HP (Buckley et al., 1991). Los hepatocitos son 
células de larga vida y rara vez se dividen en condiciones normales, excepto poco 
después del nacimiento y en asociación a los eventos reproductivos femeninos. En 
roedores, la replicación de los hepatocitos llega a un máximo durante las primeras 2 
semanas de vida (Fausto et al., 1995), se duplica durante el embarazo (Dai et al., 
2011), y continua aumentando a través de lactancia (Kennedy et al., 1958). 
 
Desde hace casi 30 años, se propuso a la PRL como un agente mitogénico y promotor 
de tumores en el hígado de ratas adultas (Buckley et al., 1985). Se ha reportado que la 
administración de PRL estimula la síntesis de DNA en el hígado y aumenta el cociente 
del peso hepático al peso corporal (LBW) (Buckley et al., 1986). Asimismo, el 
tratamiento con PRL previo a la HP, incrementa la unión al DNA de factores de 
transcripción determinantes de la proliferación (AP-1, cJun) y de la diferenciación 
(CEBP, factor nuclear de hepatocitos [HNF]-1, 3 y 4) de los hepatocitos (Olazabal et 
al., 2009). En apoyo al efecto proliferativo, se reportó que la PRL estimula la expresión 
de proteínas involucradas en la progresión del ciclo celular (c-fos, c-jun y c-src) en 
hepatocitos en cultivo (Berlanga et al., 1995). Además, la PRL podría estar estimulando 
el crecimiento del hígado al inducir angiogénesis. La PRL estimula la proliferación de 
células endoteliales en varios órganos a través de la estimulación directa de las 
mismas, pero, también, indirectamente a través de la inducción de la síntesis del factor 
de crecimiento del epitelio vascular (VEGF), y del factor de crecimiento de fibroblastos-
28 
 
2, en células no endoteliales, (Clapp et al., 2009). La PRL también promueve la 
expresión de VEGF en el hígado en regeneración (Olazabal et al., 2009). 
 
Estudios del laboratorio han mostrado que la PRL estimula el crecimiento del hígado en 
condiciones normales. Ratas con una hiperprolactinemia inducida al implantar 
glándulas pituitarias anteriores (AP) bajo la cápsula renal por 15 días, mostraron 
incremento en la LBW, la proliferación de hepatocitos y células endoteliales 
sinusoidales (SEC), y la expresión hepática del factor de crecimiento del endotelio 
vascular (VEGF). Además, posterior a la HP en las ratas hiperprolactinemicas, el 
proceso de regeneración hepática ocurrió más tempranamente y estuvo acompañado 
del aumento en la proliferación de hepatocitos y SEC, así como de la expresión 
hepática de VEGF, en comparación con ratas no implantadas. Adicionalmente, el 
bloqueo de la hiperprolactinemia con bromocriptina previno el crecimiento hepático 
inducido por el implante, antes y después de la HP. Por otra parte, en apoyo al efecto 
de la PRL sobre el crecimiento y regeneración del hígado, los

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