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FACULTAD DE MEDICINA TERAPIA NUTRICIA EN EL EMBARAZO T E S I S QUE PARA OBTENER EL TITULO DE ESPECIALISTA EN: NUTRIOLOGIA CLINICA PRESENTA: DRA. ANA LUZ DEL CARMEN REYES RAMIREZ TUTOR: DR. JOSE ANTONIO FONSECA LAZCANO 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. DEDICADA: A MI FAMILIA Y A LOS PACIENTES Terapia Nutricia en el Embarazo. CONTENIDO 1 NUTRICION EN EL EMBARAZO 1.1 Evaluación integral 1.1.1 Ganancia de peso durante el embarazo 1.1.1.1 Recomendaciones según adecuación del peso. 1.1.2 Requerimientos energéticos. 1.1.3 Recomendaciones de proteína. 1.1.4 Recomendaciones de hidratos de carbono. 1.1.5 Recomendaciones de grasa. 1.1.6 Vitaminas durante el embarazo 1.1.6.1 Acido fólico y folatos. 1.1.6.2 Vitamina B6. 1.1.6.3 Vitamina C. 1.1.6.4 Tiamina. 1.1.6.5 Vitamina B2. 1.1.6.6 Niacina. 1.1.6.7 Acido pantoténico. 1.1.6.8 Biotina. 1.1.6.9 Vitamina B12. 1.1.6.10 Vitamina A. 1.1.6.11 Vitamina D. 1.1.6.12 Vitamina E. 1.1.6.13 Vitamina K. 1.1.7 Minerales durante el embarazo. 1.1.7.1 Calcio. 1.1.7.2 Fósforo. 1.1.7.3 Zinc. 1.1.7.4 Hierro. 1.1.7.5 Magnesio. 1.1.7.6 Sodio. 1.1.7.7 Yodo. 1.1.7.8 Selenio. 1.1.7.9 Flúor. 1.1.7.10 Cobre. 1.1.8 Uso de suplementos de vitaminas y Minerales. 1.1.9 Fibra Dietética. 1.1.10 Consumo de agua durante el embarazo. 1.1.11 Actividad física. 1.1.12 Molestias comunes relacionadas con la nutrición. 1.1.12.1 Náusea y vómito. 1.1.12.2 Estreñimiento. 1.1.12.3 Acidez y reflujo. 2 ALIMENTACION EN CONDICIONES ESPECIALES 2.1 Anemia. 2.2 Infección por HIV/SIDA y embarazo. 2.2.1 Alteraciones metabólicas y nutricionales. 2.2.2 Mecanismo de desnutrición. 2.2.3 Ganancia de peso para la mujer embarazada con HIV. 2.2.4 Micronutrimentos 2.2.4.1 Vitamina A. 2.2.4.2 Folatos y hierro. 2.2.4.3 Uso de multivitamínicos. 2.2.5 Terapia antirretroviral. 2.2.6 Recomendaciones para manejo de síntomas secundarios. 2.2.7 Evaluación nutricional. 2.3 Enfermedad Valvular Cardiaca. 2.3.1 Calorías y proteínas. 2.3.2 Sodio. 2.3.3 Líquidos. 2.4 Infección de vías urinarias. 2.5 Déficit neurológico. 2.6 Alteraciones tiroideas. 2.6.1 Hipotiroidismo materno. 2.6.2 Hipertiroidismo materno. 2.7 Alergia alimentaria. 2.8 Alteraciones Hepáticas. 2.8.1 Hiperémesis gravídica. 2.8.2 Colestásis Intrahepática del Embarazo. 2.8.3 Preeclamsia/Síndrome de HELLP. 2.8.4 Hígado graso agudo del embarazo. 2.9 Enfermedad gástrica. 2.9.1 Reflujo gastroesofágico. 2.9.2 Ulcera péptica. 2.10 Nutrición Materna con dos productos. Nutrición en el Embarazo. El aspecto nutricional durante el embarazo es una parte fundamental para lograr gestaciones con adecuada evolución y recién nacidos sanos, la evaluación nutricional debería integrarse al control prenatal para en lo mejor posible ayudar a la mujer durante esta etapa crítica a cubrir todas las necesidades nutrimentales extras que le exigen los cambios fisiológicos a los que se ve sometido su cuerpo. Idealmente cada mujer debería entrevistarse con su médico para tener una evaluación pregestacional tanto física y nutricional. El principal objetivo del personal de cuidados obstétricos y nutricionales debe ser colectar suficiente información para evaluar el estado nutricional de la mujer embarazada e identificar factores de riesgo para la gestación. Dentro de los antecedentes obstétricos debe indagarse sobre: número total de embarazos, complicaciones durante los embarazos, nacimientos con peso bajo al nacer (menos de 2500 gramos) o productos pequeños para la edad gestacional, productos muertos (≥20 semanas), abortos (≤20 semanas), muertes neonatales. Debe incluir también patrones de peso previos, peso total ganado durante las gestaciones previas, historia de náusea de difícil control, vómito o hiperémesis asociada al embarazo, antecedente de diabetes gestacional y antecedente de uso de anticonceptivos. En los antecedentes patológicos de la mujer debe indagarse sobre la presencia de padecimientos crónicos como alteraciones en la absorción algún nutrimento específico o el metabolismo, infecciones, diabetes mellitus, fenilcetonuria, hipertensión, enfermedad renal y trastornos de la alimentación como anorexia y bulimia. Factores de riesgo en el estilo de vida como tabaquismo, consumo de cafeína, antecedente de uso de drogas, alcoholismo se deben identificar. Además del uso de técnicas de medicina alternativa que tienen dudosa seguridad en el embarazo. El nivel social y económico, prácticas religiosas (restricciones alimenticias, ayunos), disponibilidad de comida y habilidad para prepararlas, el entorno laboral de la madre dentro y fuera del hogar todas estas prácticas pueden influenciar de una u otra forma las prácticas dietéticas de la mujer. Evaluación Integral. La evaluación nutricional de la mujer antes o durante el embarazo incluye componentes clínicos, dietéticos y de laboratorio. El componente físico abarca la evaluación del peso para la estatura calculando el índice de masa corporal (IMC). El IMC es utilizado para evaluar el estado del peso y se debe explicar a la paciente para ayudarla a conseguir los objetivos de la ganancia de peso durante el embarazo. Cuando sea posible es ideal contar con un peso antes de la gestación. La evaluación de laboratorio relacionada con el estado nutricional de la mujer embarazada debe realizarse al inicio del embarazo y durante el transcurso de la gestación para identificar alteraciones como anemia, diabetes gestacional a las 24 o 28 semanas. En caso de niveles bajos de ferritina y Volumen Corpuscular Medio bajos debe evaluarse las reservas de hierro. (1) Ganancia de peso durante el embarazo: Una gestación sana es sin patología física o psicológica en la madre o en el feto y resulta en el nacimiento de un bebé saludable. La ganancia ponderal debe apoyar los productos de la concepción (feto, placenta y líquido amniótico) y la acreción materna de tejidos (expansión de volumen sanguíneo y del líquido extracelular, glándulas uterinas y mamarias y depósitos maternos de grasa). Las recomendaciones para la ganancia ponderal durante la gestación deben individualizarse de acuerdo con el índice de masa corporal pregestacional (IMC, kg/m2), para mejorar los resultados del embarazo, evitar retención excesiva postparto del peso materno y la reducción del riesgo de enfermedades crónicas tardías en el niño. Las recomendaciones del Instituto de Medicina de 1990 han sido por más de 25 años las más utilizadas. (2). Cuadro 1.1.1-1 La ganancia de peso también se puede determinar en función del peso pregestacional y del peso que se va obteniendo conforme avanza la gestación. Pero en ocasiones no se cuenta con el peso previo al embarazo, por lo que se puede hacer una estimación del peso pregestacional de acuerdo a la estatura y después se realizará el cálculo en base a la recomendación de peso aumentado acorde con la edad gestacional. De la suma obtenida se realiza el porcentaje de peso que presenta la paciente <90%: bajo peso, 91- 115%: pesoadecuado y >115%: sobrepeso. Cuadro 1.1.1-2 Recomendaciones según adecuación del peso La ganancia de peso durante el embarazo es un indicador clave del bienestar materno y fetal a nivel nutricio. El bajo peso (porcentaje peso<90% del esperado) sugiere la presencia de algún factor sobre todo infeccioso, se debe investigar intencionalmente infecciones genitourinarias que suelen ser asintomáticas. La evaluación en el consumo de alimentos a fin de detectar si la dieta es insuficiente, indagar sobre actividad física que pueda llegar a ser excesiva. Cuando se identifique una mujer con peso bajo se deberá promover que alcance un adecuado porcentaje de peso gestacional a fin de evitar el riesgo de bajo peso en el recién nacido o de prematurez. En caso de sobrepeso (>115% del peso esperado) evaluar si la dieta es excesiva, la actividad física insuficiente o si existe una combinación de ambas. Es frecuente que en casos de sobrepeso la mujer desarrolle alteraciones del metabolismo de la glucosa o incluso diabetes gestacional, también existe el riesgo de desarrollar enfermedad hipertensiva del embarazo. Cuando hay sobrepeso pregestacional se debe alentar a que se conserve su carril de ganancia, es decir si presenta un 116% de peso pregestacional y gestacional se deberá procurar que conserve ese porcentaje de peso toda la gestación pero se debe tomar en cuenta que en ningún caso se deberá de restringir la ganancia de peso. En caso de un peso normal. Las mujeres que presentan un peso pregestacional y peso gestacional entre 90 y 115% se sugiere una evaluación periódica a fin de evitar que se desvíen de la ganancia esperada de peso. (3) De forma general los incrementos nutricionales más importantes son para proteínas en un 30%, ácido fólico en un 200%, calcio y fosforo en un 50%, magnesio en un 15% hierro al menos cubrir el 100% de las necesidades (0). Por lo tanto es vital que una mujer embarazada no solo consuma una cantidad extra de energía o calorías sino que esa energía provenga de alimentos con alta calidad o de alimentos con alta densidad nutricional para lo que se requiere de ciertas modificaciones en la dieta y en los hábitos de alimentación. La distribución de los macronutrimentos no debe diferir de lo que se espera para una dieta normal. Las modificaciones en la distribución deben de ajustarse a las necesidades terapéuticas conforme se desarrolla la gestación (diabetes gestacional por ejemplo). Requerimientos energéticos. La mujer embarazada debe de consumir una variedad de alimentos, para cubrir las necesidades de nutrimentos y alcanzar la ganancia ponderal recomendada. De acuerdo con las Referencias Dietarías de Consumo las necesidades de energía no son más altas que los Requerimientos Estimados de Energía para mujeres no embarazadas durante el primer trimestre, es hasta el segundo y tercer trimestres que los incrementos en las necesidades energéticas son relevantes. El costo energético del incremento de masa ha sido derivado de la grasa total (3.7 kilogramos) y de la ganancia de proteína asumida que son (925 gramos) en una mujer embarazada bien alimentada y con un peso normal. Asumiendo que la ganancia de un gramo de grasa y proteína cuesta respectivamente 9.25 y 5.65 kilocalorías respectivamente, el total de costo total de energía por la acreción de tejido es de 39,862 kilocalorías (180/kilocalorías por día). Los requerimientos de energía durante la gestación pueden medirse a través del Gasto Energético Total (GET), utilizando el método de agua doblemente marcada. Esté método cuenta el gasto energético basal y la energía gastada en el efecto térmico de los alimentos así como en la actividad física. Las mediciones longitudinales de GET de una mujer embarazada normal indican un cambio medio de 8 kilocalorías por semana de gestación. Así el gasto energético estimado para la gestación como el impuesto por el Institute of Medicine es derivado de la suma del GET de una mujer no embarazada más el cambio medio en el GET de 8 kilocalorías por semana gestacional más la deposición de energía durante la gestación de 180 kilocalorías por día. Ya que el incremento en la energía y la ganancia ponderal son pequeños durante el primer trimestre los incrementos de energía se sugiere que se realicen durante los últimos dos trimestres, 340 kilocalorías en el segundo y de 452 kilocalorías en el tercero (4). Se necesitan más investigaciones para establecer los requerimientos de energía en mujeres con dos o más fetos. También es importante recordar que las recomendaciones mencionadas están en relación solo con la gestación y que al evaluar a una mujer embarazada deben tomarse en cuenta otros factores que podría modificar las necesidades energéticas (infección, trauma, cirugía por ejemplo). Recomendaciones de proteína. Durante el embarazo la mujer embarazada sintetiza entre 925 a 950 gramos de proteínas para hacer frente a la transformación de sus tejidos que incluyen recambio y eliminación de proteína en el feto, útero, volumen materno expandido, glándulas mamarias y el músculo esquelético y para el crecimiento y desarrollo del feto, fenómenos que son más relevantes a partir del segundo trimestre que durante el primer trimestre y antes de la gestación. Aproximadamente 8.5 gramos de proteína son requeridos para apoyar el pico de crecimiento fetal. Asumiendo un 70% de eficiencia de utilización la RDA de proteína es 10% gramos adicionales o un total de 60 gramos por día. (5) La madre y el feto deponen aproximadamente 1 kilogramo de proteínas durante la gestación, aunque el grado de depósito no sea constante. Las necesidades de proteína extra es de 1.3, 6.1 y 10.7 gramos/día durante cada uno de los tres trimestres de la gestación (6). El feto gana aproximadamente 30 gramos al día durante el tercer trimestre por lo que se debe asegurar el aporte para llegar a un nacimiento a término y con un peso adecuado. Recomendaciones de Hidratos de Carbono. El combustible por excelencia para el feto son los hidratos de carbono. Los niveles de glucosa sanguínea materna deben encontrarse entre los 90 y 120 mg/dl. El requerimiento promedio estimado es entre los 135 y 175 gramos al día. Este requerimiento es la cantidad recomendada para proveer suficientes calorías por parte de hidratos de carbono en la dieta y para prevenir cetosis y mantener un apropiado nivel de glucosa sérico durante el embarazo. Aunque no se han establecido recomendaciones específicas para la composición de la dieta de las mujeres embarazadas, la ADA (American Dietetic Association) afirma que el porcentaje de hidratos de carbono depende de los hábitos alimenticios individuales y el comportamiento de la glucosa en sangre y los objetivos terapéuticos. (7). El metabolismo de éstos debe vigilarse estrechamente durante la gestación. Para fines prácticos la sugerencia es iniciar con una distribución entre 55 y 65% para hidratos de carbono. En caso de mujeres con diabetes gestacional una distribución de 40 a 45% de hidratos es adecuada. Recomendaciones de Grasas. La grasa es la mayor fuente de energía y facilita la absorción de vitaminas liposolubles y de carotenoides. No se han establecido recomendaciones para el porcentaje de grasa, pero debe de tomarse en cuenta que según los objetivos terapéuticos se debe ajustar el porcentaje de grasa, recomendaciones actuales sugieren que no rebasen más del 40% del total de calorías y que de preferencia sean en su mayor proporción grasas mono insaturadas y poli insaturadas. Existe tendencia a ingerir menor cantidad de grasa durante la gestación, no existen datos sobre los beneficios de tal medida, lo que sí es que parece ser que durante el embarazo existe un incremento en el requerimiento de vitaminas liposolubles y de ácidos grasos poli insaturados. Actualmente es aceptado que los ácidosgrasos poli insaturados de cadena larga (AGPCL) derivados de la dieta y depósitos grasos maternos tienen un papel importante en el crecimiento y desarrollo del feto. El ácido docosahexaenoico (DHA) y araquidónico (AA) son los AGPCL que juegan un papel estructural importante en el desarrollo del cerebro fetal. DHA también se encuentra e nivel de la retina, los AA, ácido linolénico y eicosapentaenoico (EPA) son precursores de prostaglandinas, prostaciclinas y tromboxanos (8). Existe una aceleración en el crecimiento cerebral fetal a partir del tercer trimestre del embarazo y durante los primeros meses postnatales, con un aumento en el contenido cerebral de AA y de DHA. La capacidad de elongación y desaturación del ácido ɑ-linolénico a DHA es inadecuada en el feto y en el recién nacido por lo que el estado materno de los AGPCL durante el embarazo es crítico para el estado de los AGPCL en el recién nacido, por lo que incluirlos en la alimentación materna es importante (9). El Instituto de medicina estableció como recomendación para los ácidos grasos poli insaturados n-6 una ingesta adecuada de 13g/día y para los ácidos grasos poli insaturados n-3 de 1.4 gramos al día. Aun es controversial la suplementación materna con estos elementos y es recomendable que se obtengan a través de fuentes naturales (7). Se puede obtener ácido ɑ-linolénico de origen vegetal a través del consumo de linaza, nueces, aceite de soya y oliva. EPA y DHA se encuentra en pescados grasos como trucha, sardina, salmón y atún. Vitaminas durante el embarazo. Acido Fólico y folatos: El ácido pteroilmonoglutámico o ácido fólico es la unión de la pteridina y el ácido paraaminobenzoico (PABA) conjugado con un número variable de moléculas de ácido glutámico; el término folatos se aplica a cualquiera de los 150 compuestos del pteroilglutamato e incluye igualmente sus formas reducidas (10). Los folatos interfieren metabólicamente como coenzimas que auxilian en el transporte de fragmentos de carbono individuales de una molécula a otra en el metabolismo de los aminoácidos y de los ácidos nucleicos, son de gran importancia para la síntesis de pirimidinas, purinas y por lo tanto para el ácido desoxirribonucleico (ADN) y ácido ribonucleico (RNA), aminoácidos y neurotransmisores, el aporte adecuado de este nutrimento es importante para el crecimiento y multiplicación celular óptimos durante el embarazo.(6) Una de las manifestaciones de la deficiencia de folatos es la presencia de defectos del tubo neural (DTN) que incluyen a la anencefalia, el mielomeningocele, el meningocele y la craneorraquisquisis también los niveles bajos de folatos se han asociado a muerte fetal, abortos de repetición, alteraciones en la duración de la gestación y estado clínico del feto al momento del nacimiento. Los DTN se deben a defectos en el metabolismo de la homocisteína, secundarios al déficit de folatos en un subgrupo de la población genéticamente predeterminado. Puesto que éstos defectos se forman dentro de las primeras 4 semanas de gestación es recomendable una suplementación previa a la concepción lo que podría cubrir las necesidades en una mujer deficiente, por lo que se sugiere que inicie 4 semanas antes, con una dosis de 400 ϻg/día (microgramos/día) se puede disminuir hasta en un 70% la incidencia de productos con DTN (11). Cuando el aporte materno es inadecuado el folato sérico y eritrocítico de la madre disminuyen lo que resulta en cambios megaloblásticos de los eritrocitos dando lugar también a anemia (12). El ácido fólico presente en los suplementos que se consume junto con los alimentos tiene una biodisponibilidad del 85% y el folato dietético del 50%, se ha establecido que la unidad especial es el equivalente de folato dietético que es la suma de la cantidad de folato que proviene de los alimentos más la cantidad de ácido fólico que es consumido a partir de los suplementos o alimentos adicionados. De acuerdo a esto se ha establecido como IDR (Ingestión Diaria Recomendada) para la mujer embarazada 750ϻg/día. (13). Vitamina B6 La forma de coenzima de la vitamina B6 está involucrada en el metabolismo de los aminoácidos, glucógeno y bases esfingoides. Es un cofactor importante en varias funciones del sistema nervioso central. Como coenzima, la vitamina B6 cataliza el primer paso en la síntesis del heme y está involucrada en la vía de la transulfuración de la homocisteína a cisteína. Los niveles de B6 séricos maternos disminuyen durante la gestación, y los niveles del feto durante el segundo y tercer trimestre son más elevados que los de la madre, lo que sugiere un secuestro fetal (14). El déficit experimental en animales puede provocar la disminución en el número de neuronas, incremento en la incidencia de picnosis (retracción del núcleo por condensación de la cromatina) neuronal y la reducción del número de dendritas y de la densidad sináptica a nivel fetal (6). Durante la gestación se acumulan 25 mg de vitamina B6 en el feto y la placenta lo que representa 0.1mg/día a lo largo de la gestación. Se estima un aumento en las necesidades durante el embarazo de 0.25 mg/día de piridoxina, en especial durante el segundo y tercer trimestre del embarazo por lo que la IDR para las mujeres embarazadas desde los 14 a los 50 años es de 1.9 mg/día de vitamina B6. (15) Vitamina C. El ácido ascórbico es un potente reductor biológico reversible y provee de equivalentes reductores para un gran número de reacciones químicas que involucran al hierro y al cobre. Es por esto que tiene una gran importancia como cofactor, complemento enzimático, cosubstrato o como un potente antioxidante en una gran variedad de reacciones de diversos procesos metabólicos. Dentro de sus acciones provee de electrones para reducir el oxígeno molecular, esto también estabiliza un gran número de compuestos como la vitamina E, el ácido lipoico, el ácido dihidrolipoico y el glutatión haciendo que participe en una red de generación y regeneración de antioxidantes endógenos. (16) Otra de las funciones importantes incluye la síntesis de carnitina que requiere de ácido ascórbico como cofactor, la cual involucra el transporte de ácidos grasos de cadena larga a través de la membrana mitocondrial, también es cofactor de las hidroxilasas responsables de la hidroxilación de la prolina y lisina para la formación y estabilización de la triple hélice del colágeno, la falla en este paso resulta en una alteración en la cicatrización de las heridas y deficiente función en la función de los fibroblastos y osteoblastos. Lo que es interesante ya que se ha asociado los niveles bajos de vitamina C leucocitaria materna con ruptura prematura de membranas (17) (18). La recomendación nutrimental promedio se ha establecido e 100 mg, con un coeficiente de variación de 19.4% por lo que finalmente la IDR se establece en 138 mg/día para la mujer gestante. (19). Tiamina. El pirofosfato de tiamina funciona como coenzima junto con el Mg 2+ para la transferencia de grupos aldehídos, se encarga de la descarboxilación oxidativa de los ɑ-ceto-ácidos (piruvato, ɑ-cetoglutarato y los ɑ-ceto- ácidos de cadena ramificada) y la reacción de transcetolasa. También está implicada en la neurotransmisión (utilización y recambio de acetil colina, síntesis de catecolaminas, captación y metabolismo de la serotonina) y de la conducción nerviosa (control de la conductancia del sodio en la membrana de los axones) entre otros procesos fisiológicos (20). Tiene una absorción muy buena, cuando el aporte dietético es bajo lo hace a través de un transportador específico que se encuentra en el yeyuno e íleon, mientras que en altas concentraciones lo hace por difusión facilitada. Se introduce a las células para ser fosforilada. Su deficiencia conduce a una variedad de formas de Beriberi y de Encefalopatía deWernicke (Síndrome de Wernicke- Korsakoff). La mayor causa de deficiencia materna de tiamina en varias partes de mundo continúa siendo el consumo de una dieta a base de arroz pulido junto con alimentos que contienen tiaminasas o compuestos antitiamina (té, café, crustáceos, pescado crudo). Los altos requerimientos de tiamina durante el tercer trimestre de embarazo se deben al alto secuestro que hay entre el feto y la placenta (21). Otras causas de deficiencia materna de tiamina es consumo de alcohol, enfermedad gastrointestinal, hiperémesis gravídica, Infección por HIV, SIDA. La deficiencia durante el embarazo conduce a retardo en el crecimiento intrauterino, con falta de mielinización a nivel del sistema nervioso central fetal (22). Las recomendaciones de Tiamina son de 0.5 mg por cada 1000 calorías ingeridas. Por lo tanto la recomendación habitual para una mujer es de 1 mg/día a la que se añaden 0.4 mg/día durante la gestación para cerrar la IDR en 1.4 mg/día. La tiamina es ampliamente encontrada en los alimentos pero es abundante en muy pocos como el cerdo, granos y semillas, leguminosas; el germen es rico en tiamina (23). Vitamina B2 La deficiencia de riboflavina puede ocurrir junto con deficiencia de otras vitaminas hidrosolubles, en una dieta carente de riboflavina o por ingesta elevada de alimentos antiriboflavina (galactoflavina). El síndrome de deficiencia de riboflavina está caracterizado por ardor traqueal, hiperemia y edema de la faringe, membranas en mucosa oral, queilosis y estomatitis, glositis, dermatitis seborreica, anemia normocitica normocromica. La IDR de riboflavina en mujeres no embarazadas es de 0.9 mg/día, para el embarazo se considera un requerimiento adicional de 0.3 mg/día de acuerdo con el crecimiento de los compartimientos materno y fetal y a un pequeño incremento en la utilización de energía, lo que se apoya que durante el embarazo la excreción urinaria se reduce durante el embarazo y una aparición más frecuente de signos clínicos de deficiencia en mujeres embarazadas con bajos consumos (menos de 0.8 mg/día) que en mujeres no embarazadas. Realizando el incremento se obtiene una cifra promedio de 1.4 mg/día sin hacer ajustes para la edad (grupos etarios de 14 a 50 años). (24). Niacina La niacina es un componente de las enzimas NAD (Niacin adenin dinucleotido) y NADP (Niacin adenin dinucleotido fosfato), que se encuentran presentes en todas las células y son responsables de todas las funciones de oxidación y reducción que tienen lugar en la degradación de hidratos de carbono, proteínas y las grasas por lo que juegan un importante papel en la producción de energía. No existen estudios que muestren un cambio en el requerimiento de niacina durante el embarazo. Para derivar la ingestión diaria recomendada se consideró que las necesidades de niacina se incrementan en 3 mg/día durante la gestación. Para cubrir la utilización de energía y el crecimiento de los compartimientos materno y fetal con especial interés en el segundo y tercer trimestre de la gestación. Haciendo el ajuste la ingestión diaria recomendada es de 15 mg/día de equivalentes de niacina. (25). Las bacterias intestinales pueden sintetizar cierta cantidad de niacina pero es insuficiente para cubrir las necesidades en este contexto. La deficiencia de niacina causa Pelagra que se caracteriza por dermatitis, diarrea y demencia, en etapas avanzadas se presenta además alucinaciones, desorientación y delirio. Acido Pantoténico: La deficiencia de ácido pantoténico es rara en los seres humanos. No existe estudios que indiquen las estimaciones sugeridas, las recomendaciones derivan de algunos estudios sobre ingestión promedio en adultos en Estados Unidos. La Comisión Europea de Salud recomienda ingerir 4 a 7 mg/día para prevenir deficiencias en el embarazo (26). Biotina Actúa como un componente de enzimas específicas con múltiples subunidades que catalizan reacciones de carboxilación. Los niveles plasmáticos fetales de Biotina son 3 a 17 veces mayores durante la gestación principalmente durante el segundo y tercer trimestre, en comparación con los niveles maternos. Hecho que se encuentra relacionado con un transporte activo desde la madre al feto. Evidencias indican que al menos de un tercio de las mujeres embarazadas desarrollan una deficiencia no severa de biotina la cual no manifiesta ninguna alteración en el feto. En algunos mamíferos los niveles comparables de deficiencia causan una gran variedad de malformaciones. (27). En México no existen datos de ingestión habitual de biotina en parte a que es difícil encontrar casos de deficiencia. Se sugiere para el embarazo el consumo de 35 ϻg/día. (28). Vitamina B12. La cobalamina materna se transporta a favor del feto, es por lo que la gestante tiene niveles bajos de cobalamina especialmente en el tercer trimestre. La deficiencia de vitamina B12 da como consecuencia cambios de tipo macrocítico a nivel de los hematíes. Las manifestaciones neurológicas principalmente son representadas por las mielopatías y las neuropatías. La mielopatía se caracteriza por perdida de la mielina causando degeneración axonal y gliosis posteriormente afecta las columnas laterales de la medula que da lugar a una degeneración aguda, los síntomas son simétricos e inician en los pies con disminución de las sensaciones de vibración y posición para después tener un comportamiento ascendente hacia los miembros torácicos. En mujeres con un adecuado estado de vitamina B12 el feto acumula entre 0.1 y 0.2 ϻg/día de cobalamina, por lo que se agrega 0.2 ϻg/día al requerimiento nutrimental promedio de la mujer no embarazada dejándolo en 2.2 ϻg/día, junto con el coeficiente de variación del 10% se cierra la IDS en 2.6 ϻg/día. (29) Vitamina A La vitamina A se refiere a un grupo conocido de retinoides, con varios grados de actividad de vitamina A. El componente predominante es el retinol. La vitamina A puede ser sintetizada de forma endógena por los precursores carotenoides (30). La vitamina A es imprescindible para el crecimiento, diferenciación celular y el desarrollo normal del feto, esta presenta en la retina formando parte de los pigmentos que se encuentran en los conos y bastones. La deficiencia de esta vitamina durante el embarazo se relaciona con nacimiento pre termino, retraso en el crecimiento intrauterino y menor peso al nacer. A pesar de su importancia, puede ser tóxica si se ingiere en cantidades excesivas e incluso puede llegar a ser teratogénica cuando se ingiere poco antes de la concepción o durante las fases iniciales de la gestación, debido a que se ha demostrado que la administración de dosis altas de retinoides a animales de experimentación producían teratogenicidad explicada por la capacidad del ácido retinoico para participar en la expresión génica y a que en un estudio de casos y testigos, las mujeres embarazadas que recibieron dosis mayores de 3000 mg ER/día tuvieron un riesgo de teratogénesis mayor. (31). Pobres niveles de vitamina A maternos también se han asociado con mayor susceptibilidad de infección por HIV en grupos de riesgo. (32). El nivel peligroso de consumo de vitamina A es muy probable que varíe de una mujer a otra. Sin embargo debe causar preocupación cuando la ingesta diaria de esta vitamina (a través de suplementos principalmente) excede el nivel superior tolerable que se ha determinado en 3000 ϻg/día. (33). Las principales manifestaciones de toxicidad por vitamina A involucran alteraciones en la células cefálicas de la cresta neural, lo que implica una serie de malformaciones cráneo faciales y alteraciones del sistema nervioso central, timo y corazón, pero no incluye DTN (6). La IDS para mujeres embarazadas es de 770 ϻg/día. (34). Vitamina D. La vitamina D ha sido apreciada por sus efectos positivos en el balance decalcio durante la gestación, involucra la homeostasis mineral y la formación adecuada del hueso. Esta vitamina y sus metabolitos cruzan la placenta y aparecen en el feto en las mismas concentraciones que los niveles séricos maternos. Datos recientes sugieren que mejora la función inmune y el desarrollo cerebral. La evidencia sugiere también que niveles bajos de vitamina D durante la gestación predisponen a preeclamsia, que forma parte de las enfermedades hipertensivas inducidas por el embarazo y representa uno de los factores de mayor riesgo de morbilidad y mortalidad- materno-infantil además de que se acompaña también de alteraciones en el metabolismo de la vitamina D (35). La deficiencia de vitamina D durante el embarazo se ha asociado a hipocalcemia neonatal e hipoplasia del esmalte dental en el recién nacido. También se puede ver afectada la mineralización a nivel del esqueleto fetal (36). Las necesidades fetales de calcio se cubren por el aumento en la absorción intestinal de este nutrimento en el compartimento materno a consecuencia del incremento de la síntesis renal y placentaria de calcitriol razón por la cual la recomendación de 5 ϻg/día de vitamina D para mujeres no embarazadas se mantiene durante el embarazo. (37). Una ingesta excesiva de vitamina D durante el embarazo puede causar hipercalcemia fetal que puede conducir a retraso en el crecimiento fetal, estenosis aórtica y depósitos de calcio en el cerebro y en otros órganos. (6). Vitamina E. La vitamina e tiene una función importante como parte del sistema antioxidante intracelular, previene la propagación de radicales libres (38) previene la oxidación de ácidos grasos insaturados, neutraliza los radicales libres y previene la oxidación de los lípidos dentro de las membranas, evitando la fase de propagación, actúa en la estabilidad física de la membranas celulares junto con los fosfolípidos, promueve la eritropoyesis normal y la estabilidad de los eritrocitos, inhibe la actividad de la proteín cinasa C, inhibe agregación plaquetaria y modula respuesta inmunitaria. (39). La deficiencia de vitamina E en humanos es rara y no está ligada a alteraciones en la fertilidad y malformaciones. La IDR se mantiene en 12 y 15 mg de ɑ-tocoferol al día (39). En animales de experimentación se ha asociado la deficiencia de vitamina E con abortos espontáneos, productos de bajo peso y con retraso en el crecimiento intrauterino, sobre todo si se asocia con tabaquismo (6). Vitamina K. Las recomendaciones para la ingestión diaria sugerida para la vitamina K son las mismas que para la mujer no embarazada de 14 a 18 años de 75 ϻg/día el grupo de 19 a 50 años de 90 ϻg/día. (40). El clásico ejemplo de deficiencia de vitamina K en el humano es la enfermedad hemorrágica del recién nacido o deficiencia temprana de vitamina K, que ocurre durante la primera semana de vida extrauterina en neonatos aparentemente sanos. La baja transferencia placentaria de vitamina K, la presencia de un intestino estéril y el bajo contenido de vitamina K en la leche materna parecen ser los factores que contribuyen a la aparición de la enfermedad (41). En México según la Norma Oficial Mexicana (NOM-007-SSA2-1993) para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio y del recién nacido se debe administrar 1 mg de vitamina K al recién nacido en la sala de partos (42). Otras alteraciones fetales que se han reportado por deficiencia de vitamina K materna incluyen hipoplasia maxilofacial y parece ser que mayor incidencia de abortos espontáneos cuando sucede en el primer trimestre. Esta deficiencia suele ser secundaria a una mala absorción de lípidos, uso de drogas antiepilépticas, antibioticoterapia prolongada, alimentación parenteral prolongada sin una adecuada suplementación de vitamina K, uso de anticoagulantes cumarínicos. En todas estas situaciones se recomienda una suplementación con vitamina K al menos durante el primer trimestre y el noveno mes del embarazo. En especial en pacientes que reciben anticoagulantes se debería preferir el uso de heparina en vez de cumarínicos durante estos periodos de alto riesgo. (43). Minerales durante el embarazo: Calcio. Durante el embarazo se lleva un incremento progresivo en la retención de calcio. Los cambios hormonales obligan a un recambio elevado a nivel óseo, disminución de la resorción ósea y un incremento en la absorción intestinal. Se acumulan 30 g de calcio durante el último trimestre a razón de 200-250 mg/día. (6) La mineralización fetal requiere diariamente de 160 mg de calcio entre las semanas 20 y 30, y de 230 a 260 mg en las últimas semanas del embarazo. Las necesidades fetales de calcio se cubren por el aumento de absorción intestinal materna, a consecuencia del aumento de síntesis renal y placentaria de calcitriol. De acuerdo a la regulación de las hormonas calciotrópicas la IDR para mujeres menores de 18 años son de 1300 mg al día y para las mujeres entre los 19 y 50 años son de 1000 mg son suficientes para cubrir las demandas por el embarazo. (44) Para la mujer joven, cuyos huesos continúan incrementando su densidad ósea hasta aproximadamente los 25 años de edad, el embarazo tiene el riesgo de llevar a una desmineralización ósea materna lo que puede conducir a osteoporosis. (1) La suplementación de calcio de 1 a 2 g/día durante la gestación se ha asociado con una reducción del riesgo de desarrollar trastornos hipertensivos del embarazo incluyendo hipertensión inducida por la gestación, preeclampsia y eclampsia. (6)(1). Fósforo. Se sugiere que el aporte de fósforo sea 1:1 con el calcio. No hay evidencia que aumenten los requerimientos durante la gestación por lo que se sugiere que se utilicé la IDR para la mujer de acuerdo a su edad. Para mujeres menores de 18 años es de 1250 mg/día y para mujeres de 19 a 50 años 700 mg/día. (44) Zinc Los cambios en el estado nutricional del zinc, y sobre todo su deficiencia, afectan el sistema endocrino e inmunitario de varias maneras. El zinc es importante para la función reproductiva femenina y resulta necesario para el proceso normal de ovulación y fertilización por lo que es importante incluso vigilar un adecuado aporte antes de la concepción. La deficiencia de este oligoelemento durante el embarazo se acompaña de un aumento en la morbilidad materna, toxemia relacionada con el embarazo, aborto espontáneo, gestación prolongada o prematuridad, ruptura prematura de membranas, trabajo de parto inefectivo, hemorragia por atonía uterina, aumento en el riesgo de malformaciones fetales y retardo en el crecimiento intrauterino, efectos que pueden explicarse por sus diferentes procesos sobre el metabolismo de los esteroides sexuales y junto con el de las prostaglandinas (6). Los niveles plasmáticos de Zinc normalmente descienden durante la gestación entre las semanas 14 y 35, sin suplementación, y aún con ella desciende por efecto del aumento de la volemia, por las demandas fetales o por disminución de la albúmina sérica que se fija al zinc. Los contraceptivo orales también disminuyen los niveles de zinc por lo que debe tomarse en cuenta este dato (45). La recomendación actual es mantener los niveles de zinc séricos alrededor de los 50 ϻg/100 ml o más elevados. La IDR para mujeres embarazadas es de 14 mg/día (46). Hierro. La deficiencia de hierro durante el embarazo ha sido asociada a aumento en el riesgo de muerte materna y fetal, parto pre término, productos de bajo peso y consecuencias negativas para el desarrollo cerebral del neonato (1). El feto parece acumular hierro a partir del primero trimestre de gestación pero lo hace de manera más notoria a partir del segundo y tercer trimestres. El feto parece tener prioridad para acumular el hierro materno de modo que se considera que la gran mayoría de los bebés están protegidos deuna deficiencia de hierro durante los primeros meses de vida extrauterina y esta protección puede faltar en casos de una madre muy deficiente. El bebé pre término es más vulnerable a una deficiencia temprana. (47) Las necesidades de hierro aumentan durante el embarazo, aunque cese la menstruación y se incremente la absorción intestinal de este mineral, los requerimientos de hierro en la dieta incluyen pérdidas basales, eliminación en los tejidos fetales y maternos y expansión de la hemoglobina. Las pérdidas basales se calcularon en 250 mg al día por arriba de los 280 días de embarazo. Aproximadamente 315 mg de hierro se depositan en los tejidos placentarios y fetales y 500 mg en la hemoglobina expandida. De acuerdo a la variabilidad individual y a una deficiencia en la absorción del 25%, la RDA se determino en 27 mg /día. (3)(48). Debido a la interferencia en la absorción de otros minerales traza durante la suplementación con hierro es importante que se administren 15 mg extras de Zinc y 2 mg de Cobre. (49) Debe evitarse cantidades excesivas de hierro ya que han sido implicadas en la patogénesis de preeclamsia, diabetes gestacional y aumento de estrés oxidativo (16). La capacidad de reducción del hierro puede ser la base de su potencial tóxico resultado de la reacción de Haber-Weiss-Fenton que conduce a la generación de un radical hidroxilo subsecuente a la formación de superóxido siguiendo a la reducción de un electrón del dioxígeno por el hierro en estado ferroso. El radical hidroxilo puede atacar proteínas, ácidos nucleicos y carbohidratos, además de iniciar la peroxidación de lípidos a nivel de membranas celulares. (50). Magnesio. La RDA para el Magnesio durante la gestación es de 350 a 400 mg, 40 mg más que una mujer no embarazada. EL feto a término acumula 1 gramo de magnesio durante la gestación. El Instituto de Medicina reporta que la suplementación materna con Magnesio reduce la incidencia de preeclampsia y retardo en el crecimiento intrauterino. (36)(51). Sodio La restricción de sodio o el uso de diuréticos en una mujer embarazada con edema no se recomiendan. En animales de experimentación la restricción rigurosa de sodio condujo a alteraciones del sistema renina angiotensina aldosterona resultando en intoxicación acuosa, necrosis de tejido renal y adrenal. Siempre la moderación en el consumo de sal es aconsejable por lo que se sugiere un consumo entre 2 y 3 gramos al día. (36). Yodo. El yodo es un componente indispensable de las hormonas tiroideas tiroxina y triyodotironina, las cuales regulan procesos enzimáticos y metabólicos necesarios. La deficiencia de yodo demora el crecimiento y el desarrollo, y produce retraso mental, hipotiroidismo, bocio y cretinismo. El bocio es la primera manifestación clínica de la deficiencia de yodo en el embarazo. La tiroglobina y la hormona estimulante de tiroides también aumentan. También la deficiencia de yodo en la gestante puede causar abortos, cretinismo, disminución de la función cerebral además de comprometer el desarrollo fetal. El tratamiento de yodo durante el primer trimestre puede prevenir los efectos neurológicos en el feto. Una suplementación más tardía puede mejorar el crecimiento y desarrollo cerebral pero nunca llegar a normalizar su función. (6). La ADA recomienda 220 ϻg/día de yodo durante la gestación (2). Selenio La falta de selenio en el organismo conlleva a alteraciones en el metabolismo principalmente del glutatión. La deficiencia aislada y primaria de selenio es rara en el ser humano y se relaciona con alimentación parenteral prolongada. El estudio de Zachara y colaboradores informó que el contenido de selenio del recién nacido a término es de 4.92 ϻg/g de peso seco; considerando que el peso seco es de 10% de peso corporal y que en México el peso promedio de los recién nacidos es de 3100 gramos, se tendría que el contenido de selenio del recién nacido es de 1525 ϻg. Si esta cantidad se distribuye durante los 9 meses de gestación se tendría que cubrir una demanda de selenio que cubriría las necesidades fetales y es de 5.6 ϻg/día de acuerdo a la desviación estándar del contenido fetal de selenio es de 11.38 por lo que para cubrir las demandas adicionales de selenio de 97% de las gestantes se tendría una recomendación de 7 ϻg adicionales de selenio por día, estableciendo así la IDR en 55 ϻg/día durante el embarazo (52). Flúor. El flúor está presente en muchos alimentos, en el agua y en bebidas industrializadas; además, la mayoría de los productos dentífricos están adicionados con fluoruros y contribuyen a la ingesta total del nutrimento. Es un nutrimento forma parte integral del tejido óseo y dental, su presencia disminuye la solubilidad de otras sales. El papel de flúor en el desarrollo prenatal es controversial. El desarrollo del la primera dentición inicia hacia las semanas 10 y 12 de gestación, desde el sexto al noveno mes los primeros cuatro molares permanentes y 8 de los incisivos permanentes se están formando. Así los 32 dientes se desarrollan durante la gestación. La controversia radica en que clase de fluoruro atraviesa la barrera placentaria y su valor in útero en el desarrollo de los dientes permanentes resistentes a la caries, por lo que no se encuentra razón para la suplementación de fluoruros durante la gestación por la que la IDS permanece sin cambios. Para los grupos de mujeres de 14 a 50 años la IDS es de 2.45 mg/día. (36). Cobre. La función del cobre a nivel bioquímico es catalítica, forma parte de varias metaloenzimas que tienen acción de oxidasas en la reducción del oxígeno molecular (aminooxidasas, diaminaoxidasa, monoaminoxidasa, lisiloxidasa, ferroxidasas, citocromo C oxidasa, la superóxido dismutasa utiliza dos átomos de cobre par la conversión del anión superóxido a agua y oxígeno está enzima se encuentra en el citosol y tiene un papel importante en como defensa en contra del daño oxidativo de los radiales superóxido lo cuales pueden elevar la producción de otras especies de oxígeno. (53). Las consecuencias de la deficiencia de cobre incluyen defectos en el tejido conectivo que pueden producir problemas esqueléticos, vasculares y de anemia (por deficiente utilización del hierro), además del sistema nervioso y probablemente del sistema inmune. La deficiencia de cobre es rara y se presenta en condiciones muy específicas en niños prematuros alimentados con leche de vaca, alimentación parenteral prolongada, periodos de recuperación de un cuadro de desnutrición o de diarrea severa. Para la mujer embarazada se estableció la IDR en 1000 ϻg/día (36)(54). La dieta de la embarazada usualmente es limítrofe en cobre, aunque no se ha determinado si esta falta de aporte de cobre es teratogénica en humanos, en animales de experimentación se ha encontrado que puede producir anormalidades esqueléticas, fracturas, deformidades espinales, ataxia neonatal, despigmentación de cabello y la lana, alteraciones cardiacas. (55). Uso de suplementos de Vitaminas y Minerales. El uso rutinario de suplementos con vitaminas y minerales en una mujer que demuestra una adecuada ganancia ponderal no es obligatorio. Aunque la mayoría de los médicos consideran que es necesaria puesto que muchas mujeres no consumen suficiente número de raciones para cubrir los requerimientos. El uso de suplementos debe ser valorado por el médico y por un nutriólogo y debe ser aconsejada ante las situaciones de: productos múltiples, periodo corto entre una gestación y otra (menos de tres meses), tabaquismo, alcoholismo, uso de forma crónica de medicamentos, antecedente de uso de drogas, en casos severos de náusea y vómito, antecedentes de desordenes de la alimentación (anorexia y bulimia), adolescencia, restricciones alimentarias (vegetarianismo), alergias o intolerancias alimentarias, enfermedades crónicas, antecedentesde productos con bajo peso u otras complicaciones que puedan alterar el estado nutricional de la embarazada (1). Fibra Dietética: No se han realizado recomendaciones en torno al aporte de fibra. Aunque el incremento en el consumo de comidas altas en fibra, como vegetales, granos enteros y frutas es recomendable para la prevención y tratamiento del estreñimiento, además de consumir siempre un adecuado aporte de agua durante la gestación (1). La Asociación Americana de Dietética recomienda para un adulto sano el consumo de 20 a 35 gramos diarios de fibra. También tenemos que tomar en cuenta que el aumento de fibra puede aumentar el contenido de algunos de sus componentes como fitatos que pueden tener efectos adversos en la absorción de algunos micronutrimentos especialmente minerales y también se pueden acompañar de otros efectos adversos como distensión abdominal por lo que se debe vigilar la cantidad de fibra dentro de la dieta y evaluar la presencia de estos síntomas (56). Consumo de Agua durante el embarazo: El volumen sanguíneo aumenta cerca de un 50% durante la gestación, así como también los líquidos tisulares considerando que la presión arterial disminuye durante hacia el segundo trimestre. Esto es resultado de la vasodilatación del sistema venoso y aumento de su capacitancia por lo que la mujer embarazada requiere de mayor cantidad de líquido a fin de conservar la presión sanguínea y la irrigación hacia órganos vitales. La recomendación general es el consumo de al menos 1920 mililitros al día (2). Actividad Física: Se entiende por actividad física cualquier movimiento del cuerpo que aumenta el gasto de energía sobre el nivel de reposo. El ejercicio es una sub categoría de él y se le define como una actividad física planeada, estructurada, repetitiva y propositiva. Por lo que el patrón de actividad física de una persona incluye las labores ocupacionales y las deportivas (57). Existe evidencia de que la mujer embarazada que concibe mientras realiza de forma habitual actividad física tiene 50% menos el riesgo de desarrollar diabetes gestacional y 40% menos riesgo de preeclampsia. La embarazada debe ser evaluada para identificar condiciones médicas u obstétricas que requiera de la limitación o imposibilidad de realizar algún tipo de actividad. El realizar actividad física en exceso más un inadecuado aporte energético puede conducir a una ganancia de peso materna subóptima y pobre crecimiento fetal. La principal preocupación es el relación a la redistribución del riego sanguíneo y los efectos del transporte placentario de oxígeno, dióxido de carbono y nutrientes a través de la placenta. (36) Cada deporte debe ser evaluado por los riesgos potenciales, principalmente los relacionados a trauma abdominal. (3). Molestias comunes relacionadas con la nutrición. Náusea y vómito Estos dos problemas pueden afectar al 50% de las embarazadas durante el primer trimestre de la gestación, principalmente durante la mañana, los cuales se van limitando hacia el fin del mismo trimestre. En algunos casos los cuadros pueden ser más intensos y prolongados lo que puede llevar a la paciente a la deshidratación, desequilibrio hidroelectrolítico, pérdida o falta de ganancia de peso y acidosis. (58). A continuación se enlista una serie de recomendaciones para manejar los cuadros de náusea y vómito: 1.-Fraccionar los tiempos de comida, comer raciones pequeñas lentamente y frecuentemente. 2.-Evitar olores fuertes en los alimentos o durante la preparación de éstos. Ventilar el área de cocina. 3.-Tomar líquidos entre las comidas y no junto con los alimentos. 4.-Evitar alimentos irritante (uso de varios condimentos, pimienta, cafeína, alimentos grasos, productos a base de tomate). 5.-Dejar pasar al menos una hora después de cenar para ir a dormir. 6.-Realizar caminatas ligeras después de comer siempre y cuando no exista contraindicación para la actividad física. 7.-Vestir ropas no ajustadas. (1). Estreñimiento: Se sugiere aumentar el consumo de fibra a través de alimentos como leguminosas, cereales con fibra, granos enteros, frutas y vegetales. El líquido también es importante aumentar en la ingesta ya que durante el embarazo existe un incremento en la absorción de líquido a través del intestino grueso junto con enlentecimiento de los movimientos intestinales secundarios a la relajación del musculo liso por efecto hormonal. La actividad aeróbica de bajo impacto puede ayudar (caminata, natación). Dosis excesivas de hierro pueden causar estreñimiento. Acidez y reflujo: Son resultados de los cambios hormonales y la disminución de la motilidad intestinal. Ver recomendaciones para náusea y vómito, también pueden ayudar. Alimentación dentro de condiciones especiales. Anemia: La presencia de anemia en la gestación se asocia con mayor susceptibilidad a infecciones y dificultad para la realización de ejercicio físico (58).De acuerdo con el Centro para el Control de Enfermedades (por sus siglas en inglés CDC), se debe realizar la detección de anemia antes del embarazo, así como durante el primero, segundo y tercer trimestres en pacientes de alto riesgo. Niveles de Hemoglobina menores de 11g/dl o hematocrito menos de 33% en el primero y tercer trimestre son diagnósticos de anemia así como niveles de ferritina menos de 30 ϻgr/l. Los niveles de hemoglobina menos de 10.5 g/dl o hematocrito menos de 32% en el segundo trimestre son diagnóstico de anemia. (1). La dieta habitual no cubre más allá de los 10 mg/día de hierro, por lo que es recomendado que toda mujer embarazada aun cuando este consumiendo una dieta balanceada tome 27 mg de hierro elemental diario dividido en varias dosis durante el segundo y tercer trimestres, cuando las necesidades fetales se han incrementado. Para el tratamiento de la anemia por deficiencia de hierro es recomendable administrar de 60 a 120 mg de hierro elemental dividido en dos o varias dosis a lo largo del día. El uso de suplementos con más de 56 mg de hierro elemental por dosis, interfiere con la absorción de zinc y deben ser evitadas. Cuando se ha retornado a niveles óptimos de hemoglobina se debe retornar a la dosis de 30 mg en dosis divididas a lo largo del día. (36). Junto con el uso de suplementos se debe asesorar a la paciente el incluir dentro de la dieta alimentos que contengan hierro (hierro heme, alimentos de origen animal), alimentos que promuevan su absorción (con ácido ascórbico) y pobre en factores que la inhiban (fitatos por ejemplo, dietas con alto contenido de fibra). Otras causas de anemia de origen nutricional es la deficiencia de Folatos y Vitamina B12, anemia megaloblástica. Aunque la deficiencia de B12 es rara, debe de tomarse en cuenta en grupos de riesgo como los vegetarianos verdaderos. Las manifestaciones entre anemia por deficiencia de folatos y vitamina B12 son indistinguibles ambas están involucradas en la síntesis de ADN dando lugar a anemia megaloblástica. La embarazada debe además de recibir suplementación, requiere de asesoría para elegir alimentos ricos en ácido fólico y enriquecidos con ácido fólico. En cuanto al aporte de vitamina B12 se debe promover el consumo de alimentos de origen animal carne, huevo, pescado, leche y huevo. En caso de sufrir alguna condición que evite la absorción de vitamina B12 hay que considerar cubrir el requerimiento vía intramuscular (59) Infección con HIV/SIDA y embarazo: La nutrición de una mujer infectada por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (por sus siglas en inglés HIV) tiene una gran influencia en su salud y en la salud de producto. El manejo nutricional de estas pacientes es uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el equipo de salud tanto médico y nutricional (60). Estas pacientes tienen mayores metas que alcanzar que las mujeres no infectadas. Durantela gestación los nutrimentos son transmitidos preferentemente hacia el feto, así mismo la infección por HIV causa depleción de algunos nutrimentos, aumento en su utilización y además cuadros de malabsorción, finalmente el gasto energético total también se ve aumentado por efecto de la infección. (61). El peso resulta afectado ya sea por que se presenta perdida involuntaria o porque la ganancia es sub óptima, esto debido al aumento de gasto energético, baja ingesta producida por anorexia, infecciones secundarias, medicamentos y malabsorción, manifestándose en el feto con retardo en el crecimiento intrauterino, muerte fetal, productos de bajo peso al nacer y partos pre término. Alteraciones metabólicas y nutricionales: La depleción nutricional se atribuye a trastornos metabólicos (hipermetabolismo, intolerancia a la glucosa, incremento de la lipolisis, hipertriglicéridemia y cambios específicos en el metabolismo de la hormona tiroidea) que ocurren en presencia principalmente de estrés. Las deficiencias de vitaminas (folatos, complejo B, C, E), de minerales (zinc, selenio, hierro y cobre) son necesarios para el sistema inmunológico y ocurren con frecuencia en estos pacientes. Otra alteración importante es la intolerancia a los hidratos de carbono, al parecer relacionado con el tratamiento a base de inhibidores de las proteasas que promueven síntesis de factor de Necrosis Tumoral por parte de los linfocitos lo que puede producir hiperglucemia. (62). Mecanismos de desnutrición: La pérdida grave de peso en pacientes con HIV puede presentarse como consecuencia de: reducción en la ingestión (anorexia secundaria a citocinas), interacción medicamento-nutrimento (los medicamentos antirretrovirales, antibióticos, antimicóticos, antiparasitarios, inmunomoduladores), malabsorción (suele ocurrir por parásitos, bacterias y virus, atrofia de vellosidades intestinales). La malnutrición además puede incrementar los efectos de la infección por HIV, y esto porque el sistema inmunológico ya está comprometido, de hecho los efectos celulares de la desnutrición son similares a los producidos por la infección por HIV que incluye disminución del recuento de linfocitos CD4, respuesta anormal de las células B, lo que se llego a conocer como “síndrome de inmunodeficiencia adquirida de tipo nutricional” (63). Ganancia de peso para la mujer embarazada con infección por HIV. Los lineamientos para la ganancia ponderal en la mujer embarazada infectada por HIV son los mismos que para las mujeres no infectadas (3). Basándose en el peso pregestacional. Es recomendable que para una mujer con un peso pregestacional adecuado para la talla o un IMC de 19.8-26 kg/m2, gane aproximadamente 1.6 kilogramos durante el primer trimestre. Y posteriormente gane 500 gramos por semana durante el segundo y tercer trimestres. En caso de un IMC por debajo de 19.8 kg/m2 se debe alentar a tener ganancias mayores a los 2.250 kilogramos durante el primer trimestre, y durante el resto de la gestación a tener ganancias mayores a las recomendadas (más de 500 gramos a la semana) (61). Más recomendaciones actuales sugieren aumentar un 10% a partir de las necesidades energéticas basales en etapas asintomáticas, y aumentar del 20 al 30% en fases sintomáticas (fase en donde inician síntomas pero no se desarrolla Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, SIDA). Los síntomas incluyen candidiasis oral, gingivitis, diarrea prolongada, pérdida de peso, fiebre persistente, infecciones bacterianas pulmonares. Cuadro 2.2.3-3 La pobre ganancia de peso en parte puede ser causa por la falta de aporte energético-proteíco al feto, el mecanismo exacto no se conoce. La pérdida de peso durante el embarazo parece ser a expensas de tejidos maternos por lo que es un indicador de desgaste materno durante el curso de la enfermedad. El desgaste, que se define como la pérdida involuntaria de peso, es uno de las características de la infección por HIV. Este estado parece ser una respuesta adaptativa a un estado inflamatorio crónico generalizado caracterizado por la presencia de citocinas proinflamatorias (Factor de necrosis tumoral, interferones, interleucinas). Estas citocinas conducen a la inflamación de los tejidos placentarios lo que puede conducir a aumento en la susceptibilidad placentaria a la infección y replicación viral además de pérdida de la integridad en la barrera placentaria favoreciendo la transmisión vertical de virus. (64). Las necesidades de proteína no difieren en cuanto a la mujer embarazada no infectada pero debe considerarse que en etapas de estrés o en etapas sintomáticas los requerimientos pueden aumentar. La absorción de grasas en la infección por HIV está alterada. La distribución para grasas usualmente va del 25 al 30% en el requerimiento energético total. Es recomendable que se usen triglicéridos de cadena media ya que son mejor absorbidos, sin necesidad de enzimas pancreáticas, que los triglicéridos de cadena larga. Se puede utilizar el aceite como suplemento en las comidas o también existen fórmulas que los contienen. Micronutrimentos: Vitamina A La deficiencia de vitamina A durante la gestación puede dar lugar a retardo en el crecimiento intrauterino. A pesar de esto el aporte excesivo puede llegar a ser teratogénico. Tres estudios clínicos realizados en Malawi, Sudáfrica y Tanzania donde mujeres infectadas con VIH recibieron 10000 UI de vitamina A y placebo (Malawi), suplementos de vitamina A preformada con betacarotenos y suplementos de vitamina A preformada con betacaroteno y/o multivitamínicos (pero sin vitamina A) respectivamente. Contrario a las hipótesis se encontró que las mujeres que recibieron vitamina A presentaron un incremento del 38% de riesgo de transmisión vertical del virus, aumento de la replicación viral a nivel del tracto genital inferior. Por otra parte el uso de multivitamínicos (sin vitamina A) resultó en una disminución del 40% el riesgo de pérdida fetal, bajo peso al nacer y prematurez extrema así como mejoría en la ganancia de peso materno. (65). Por lo que la suplementación de vitamina A no es recomendable durante la gestación en mujeres infectadas por HIV. Folatos y Hierro: Las recomendaciones actuales para mujeres embarazadas incluyen la administración de suplementos de ácido fólico de 400 microgramos, y de hierro de 60 mg de hierro elemental durante los primeros 6 meses de la gestación para prevenir la anemia. (65). La anemia durante el embarazo se asocia a complicaciones como bajo peso al nacer, parto pre término y aumento de la mortalidad perinatal (61). Existe preocupación con respecto a la suplementación con hierro en mujeres embarazadas HIV positivas. La sobrecarga de hierro puede ser dañina para algunos individuos infectados. El hierro adicional provee de suplemento para la replicación viral además de que el estado del hierro juega un papel importante en el desarrollo de infecciones oportunistas. (66) Uso de multivitamínicos: Las mujeres embarazadas HIV positivas deben ser alentadas a obtener sus necesidades nutricionales a través de una dieta balanceada. A la actualidad no hay recomendaciones de RDAs disponibles para la mujer embarazada con HIV. Un multivitamínico prenatal o la suplementación de micronutrientes parece ser benéfico, de fácil acceso y de bajo costo para mejorar la salud materna y neonatal. La suplementación es sugerida iniciar tiempo antes del embarazo y debería continuar al menos durante los primeros tres meses de gestación. (67). Terapia antirretroviral: Los lineamientos generales para el uso de la terapia antirretroviral para el beneficio de la salud materna son los mismos que para la mujer no embarazada. En adición hay recomendaciones generales para el uso de drogas para evitar la transmisión perinatal de HIV incluso en mujeres en quienes de otra manerano sería indicado el tratamiento. Se deben tomar en cuenta la toxicidad y los riesgos maternos así como los síntomas que causa el uso de dicha terapia. (68). A continuación se presenta una tabla donde se registran los antirretrovirales más utilizados así como sus efectos secundarios, interacción con los alimentos y recomendaciones nutricionales. Cuadro 2.2.5-4 Recomendaciones para el manejo de los síntomas secundarios. Durante el curso de la enfermedad la paciente puede estar asintomática. Pero como ya se menciono anteriormente parte del deterioro nutricional del paciente y la imposibilidad para lograr ganancias ponderales adecuadas se debe a la presencia de estos datos. Cuadro 2.2.6-5 Evaluación Nutricional: La evaluación nutricional debe realizarse en la primera consulta prenatal así como en las consultas subsecuentes para identificar de forma temprana problemas que se relacionen con alteraciones del estado nutricio, así como hacer las recomendaciones apropiadas de acuerdo a la etapa que este cursando la paciente. Se debe apoyar en los diversos métodos de evaluación, se debe tener al alcance la historia clínica de la paciente o en su defecto realizarla, para reconocer los factores de riesgo para el embarazo (antecedentes de diabetes, hipertensión etc.). La encuesta dietética da idea de la alimentación de la paciente, preferencias, aversiones y patrones de alimentación así como la identificación de síntomas relacionados a la enfermedad (náusea, vómito etc.), aspectos étnicos y culturales de la alimentación. Importante incluir una exploración física detallada a fin de detectar la presencia y gravedad de signos y síntomas asociados a cuadros carenciales, ésta debe incluir mediciones antropométricas (peso, estatura, perímetros en caso de la mujer embarazada se debe tomar el fondo uterino que es un indicador en obstetricia utilizado para determinar crecimiento fetal y calcular la edad gestacional cuando se desconoce la fecha de última menstruación, tiene un valor predictivo sobre el peso del recién nacido, y junto con la evaluación de ganancia de peso materna se logra evaluar el estado nutricio de la madre y del feto). Las evaluaciones bioquímicas incluyen albúmina sérica, transferrina, hematocrito, creatinina, nitrógeno ureico, perfil de lípidos y determinación de micronutrimentos (69). El listado de medicamentos de la paciente se debe evaluar a fin de reconocer posibles interacciones medicamento-nutrimento. Enfermedad Valvular Cardiaca La población de mujeres embarazadas con enfermedad valvular cardiaca representa un grupo único de paciente con un alto riesgo de desenlaces adversos durante la gestación. Los cambios hemodinámicos que ocurren durante el embarazo pueden imitar los síntomas de una falla cardíaca aguda. Estas pacientes requieren de una evaluación médica previa antes de la concepción (70). El embarazo también está asociado con un estado de hipercoagulabilidad causado por un descenso en la actividad de la proteína S, estasis e hipertensión venosa. La experiencia clínica ha demostrado que existen condiciones clínicas en las cuales los cambios fisiológicos sucedidos con la gestación pueden ser bien o poco tolerados. Muchas pacientes con enfermedad valvular cardiaca pueden ser exitosamente manejadas a través de toda la gestación, durante la labor y después con medidas médicas conservadoras. Algunas medidas sencillas como reposo en cama y evitar la posición supina no debe de pasarse por alto. Siempre que sea posible pacientes con lesiones valvulares sintomáticas o lesiones valvulares severas deben recibir asesoría en cuanto a la concepción y embarazo. (71). A continuación se presenta un cuadro que indica las patologías con alto y bajo riesgo para el embarazo. Cuadro 2.3-6 El nutriólogo debe formar parte de un grupo multidisciplinario (obstetra, cardiólogo, enfermera, etc.). La evaluación nutricional puede ayudar a prevenir la progresión y mejorar el manejo de la enfermedad. Uno de los primeros pasos es determinar el peso. El balance alterado de líquidos puede alterarlo. El peso debe tomarse antes y después de comer a la misma hora se debe lograr determinar el peso seco (sin edema). Se sugiere llevar un registro de los pesos y determinar los días que se ha aumentado más de 500 gramos. Calorías y proteína. El consumo calórico diario debe ser adecuado para promover la ganancia ponderal. Sin embargo para tolerar el anabolismo, actuales recomendaciones son estimar en gasto calórico a 1.5 veces el gasto energético basal. (1). Sodio: Incluso los pacientes asintomáticos y sin edema pueden retener sodio y agua sin consumen una dieta alta en sodio. El grado en que el sodio retiene líquidos es individual de cada paciente. No hay consenso en cuanto debe restringirse el sodio, ni para restricción en mujeres embarazadas, por lo que la restricción severa no es recomendable. Para pacientes con falla cardiaca se ha sugerido un consumo de 1200 a 2400 mg al día. (72). Líquidos: La falla cardiaca asociada con hiponatremia dilucional puede requerir de restricción de líquidos entre 1500 y 2000 ml /día. Esta restricción debe llevarse en un medio hospitalario. Se debe evitar la depleción brusca de volumen para evitar la hipoperfusión uteroplacentaria. Los diuréticos pueden ser empleados en casos de congestión pulmonar, en caso de usarse vigilar niveles de potasio y sugerir alimentos que lo contengan. (71). Las recomendaciones dietarías pueden ser de ayuda para tratar a los pacientes con enfermedad cardiaca. Se deben dar recomendaciones sobre nutrición, estilo de vida y estado inflamatorio. Aquellos factores que son proinflamatorios (aumenta proteína C reactiva) deben ser evitados por ejemplo: azúcares, grasas saturadas, alcohol, tabaco. Las grasas trans encontradas en los aceites parcialmente hidrogenados (margarina por ejemplo) deberían ser evitadas. Los factores que son antiinflamatorios (reducen proteína C reactiva) pueden ser recomendados por ejemplo aceite de pescado, aceite de oliva, frutas y vegetales, huevo, jugo de uva. (73) Infección de vías urinarias: La infección bacteriana más frecuente durante el embarazo es la que compromete la infección de vías urinarias. Todas la mujeres embarazadas deben ser evaluadas con un examen de orina para descartar la presencia de bacteriuria asintomática. La predisposición de infección urinaria durante la gestación resulta de la disminución del tono ureteral, disminución de la peristalsis ureteral y la temporal incompetencia de las válvulas vesicoureterales (74). Existe aumento en la incidencia de bajo peso al nacer, parto pretermino y muerte neonatal en mujeres embarazadas que sufren de infección urinaria. Las infecciones urinarias son de tipo ascendente, de bacterias que colonizan el intestino grueso, se ha propuesto que cambios en los hábitos de alimentación pueden afectar esa flora involucrada. Algunos estudios han demostrado que el consumo de productos lácteos fermentados ricos en pro bióticos reduce la incidencia de infección de vías urinarias a través de la modificación de la flora del intestino grueso. (75) Existe evidencia que soporta el uso de arándanos en la prevención de infecciones del tracto urinario por su alto contenido de antocianinas. Una revisión sistematizada de la base de datos Cochrane investigó el uso de arándanos para la prevención de infecciones del tracto urinario y concluyo que el jugo de arándano puede prevenir la infección. No hay evidencia directa sobre la seguridad o el daño a la madre o al feto por el consumo de arándanos durante la gestación. En una encuesta de 400 mujeres no se registraron efectos adversos por el consumo, pero no existen recomendaciones en relación a la cantidad que se debe consumir (76). Déficit neurológico. El déficit neurológico puede ocurrir con resultado de una lesióntraumática cerebral, un accidente vascular cerebral o una infección. O también puede suceder como resultado de una enfermedad crónica o un proceso degenerativo. El reconocimiento temprano de signos y síntomas de disfunción neurológica es primordial para la implementación de una adecuada terapéutica nutricional. Tanto en las alteraciones agudas y crónicas el apoyo nutricional requiere de la evaluación previa de la mecánica de deglución y de la función de los nervios craneales que inervan los músculos que actúan en la masticación. Los aspectos a evaluar son los siguientes: Proceso de masticación: evaluar el estado dental, las alteraciones para masticar pueden requerir de cambios en la consistencia de los alimentos. Demencia. Los cambios mentales cambian el consumo de alimentos y líquidos por la reducción del estado cognitivo. La inhabilidad para toser puede conducir a la aspiración y producir complicaciones como neumonía que empeoran el pronóstico de los pacientes. Los pacientes con depresión neurológica pueden ser incapaces de comunicarse por lo que es difícil de optimizar el consumo de alimentos vía oral. En casos que la paciente sea incapaz de masticar y deglutir se sugerirá el inicio de alimentación a través una sonda naso enteral y cubrir las necesidades a través de una fórmula polimérica estándar (77). Aunque la necesidad de nutrición artificial en una mujer embarazada es relativamente rara, se debe tomar en consideración la nutrición tanto de la madre como del producto. El objetivo principal es obtener ganancias ponderales similares a las encontradas en mujeres alimentadas de forma fisiológica. (78). Alteraciones Tiroideas: Muchas pruebas de función tiroidea de alteran durante el embarazo, debido al incremento inducido por los estrógenos, de la globulina fijadora de tiroxina. Hipotiroidismo materno: Es frecuente que las mujeres con hipotiroidismo tratado de a luz a recién nacidos normales. En cambio si el hipotiroidismo materno no se controla puede incrementar la incidencia de hipertensión materna, preeclamsia, anemia, hemorragia postparto, disfunción ventricular, abortos espontáneos, muerte fetal, bajo peso al nacer y desarrollo cerebral anormal. Debido a que la terapia con levo tiroxina es segura durante el embarazo, la reposición hormonal debe hacerse incluso en casos de hipotiroidismo leve. Es recomendable que se evalúe la función tiroidea, a través de la medición de niveles séricos de TSH antes de la gestación o durante el primer trimestre de embarazo. El seguimiento hormonal de la paciente debe hacerse al menos en cada trimestre. Hipertiroidismo materno: El hipertiroidismo es el segunda más frecuente alteración endocrinológica en el embarazo (después de la diabetes). Signos de hipertiroidismo como taquicardia, sensación de quemadura y fatiga pueden ser parte de una gestación normal y una ganancia inapropiada de peso puede ser la única pista. Por lo que el bordaje de una embarazada con poca ganancia de peso debe evaluarse la función tiroidea. El tratamiento de elección son los medicamentos anti tiroideos, preferentemente propiltiouracilo. Aun así los medicamentos atraviesan la barrera placentaria y pueden afectar al feto en caso de sobre tratamiento, el objetivo es llevar a la mujer a los límites normales superiores de la función tiroidea. Mientras sucede la normalización de la función tiroidea es recomendable valorar la implementación de un plan de alimentación hipercalórico (79). Alergia alimentaria: La eliminación total del alérgeno es el único tratamiento para la alergia alimentaria. A diferencias de los alérgenos, algunos alimentos que provocan reacciones adversas no de tipo inmunológico pueden ser ingeridos en pequeñas cantidades. La paciente necesita sugerencias para sustituir esos alimentos en la preparación de su plan de alimentación y para elegir opciones nutricionalmente adecuadas. (80). La adecuación nutricional debe ser monitorizada los objetivos son obtener una ganancia ponderal adecuada. Hay cierta preocupación de la madre, cuando presenta un cuadro de alergia alimentaria ya corroborado, con el desarrollo de un posible alergia en el recién nacido. El feto puede presentar una respuesta inmunológica a los alimentos y a otros alérgenos. Produciendo ocasionalmente Inmunoglobulina E (IgE) específica a alimentos y frecuentemente una respuesta de las células T a las proteínas de la leche y el huevo. Estas respuestas son fenómenos inmunológicamente normales y no deben ser relacionados con el desarrollo de alergia alimentaria. Intentos en prevenir la alergia a la leche de vaca y al huevo en los infantes, han llevado a restringir el consumo de huevo y leche en el tercer trimestre de embarazo, técnicas que fueron fallidas en lo que concierne al desarrollo de cualquier enfermedad de tipo atópico desde el nacimiento a los 5 años y lo único que se obtuvo fue reducción de la ganancia ponderal materna en este último trimestre. Por lo que no existe justificación para la eliminación de ciertos alimentos como huevo, leche, pescado (81). La única excepción es la restricción de cacahuate; estudios epidemiológicos sugieren que la ingestión de cacahuates durante el embarazo puede aumentar el riesgo de desarrollar alergia al cacahuate. El cacahuate no es un alimento esencial por lo que la Academia Americana de Pediatría sugiere evitar este alimento para la prevención del desarrollo de una posible alergia en el infante. (81). Alteraciones Hepáticas: Las enfermedades hepáticas durante el embarazo pueden englobarse en tres grupos. Las que se desarrollan durante el establecimiento de la gestación, el otro grupo son las que coinciden con el embarazo y el embarazo que sucede en el contexto de las enfermedades crónicas. Cuadro 2.8-7 Hiperémesis gravídica: Es caracterizada por náusea y vómitos intratables usualmente se resuelven entre las semanas 16-18. Usualmente en el embarazo existe náusea y vómito que afecta entre el 50 y 90% en etapas tempranas. La definición de hiperémesis gravídica es vómito persistente acompañado de pérdida del 5% de peso pregestacional con cetonuria no relacionada a otras causas. La sintomatología puede ir desde moderada a severa. Las pacientes pueden presentar deshidratación, alteraciones hidroelectrolíticas y alcalosis metabólica, importantes deficiencias nutricionales como deficiencia de tiamina y desarrollar Encefalopatía de Wernicke. 50% de las pacientes desarrolla alteraciones hepáticas (elevación de aminotrasferasas) que se correlacionan con la gravedad de vómito. Las cuales se resuelven una vez controlado el cuadro. El tratamiento es sintomático. La paciente con cuadros de deshidratación requiere hospitalización para la reposición de líquidos y electrolitos. El manejo nutricional requiere inicialmente de un plan de alimentación fraccionado en pequeñas comidas frecuentes y bajas en grasas. Los líquidos pueden tolerarse adecuadamente y es preferible que se consuman fuera de las comidas. La alimentación enteral o parenteral debe iniciarse en pacientes que no pueden mantener el peso adecuado a causa del vómito a pesar de las medidas implementadas. Las pacientes con vómito prolongado deben recibir suplementos de tiamina. En caso de alimentación enteral la recomendación es el uso de sondas nasoenterales de pequeño calibre 8 french que son menos molestas otra opción es la implementación de una yeyunostomía. El uso de una formula polimérica estándar para cubrir los requerimientos calóricos es adecuada. (82). En caso de no tolerar la vía enteral se sugerirá la parenteral. Las estrategias para la utilización de la alimentación parenteral durante el embarazo son como siguen: 1.-Durante el primer trimestre ajustar e individualizar el régimen nutricional de acuerdo al peso pregestacional. 2.-Durante el segundo trimestre
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