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I UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNÓMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO “DR. EDUARDO LICEAGA” “UTILIDAD PRONÓSTICA DEL ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO EN EL CÁNCER COLORRECTAL” TESIS DE POSGRADO PARA OBTENER EL TITULO DE ESPECIALISTA EN COLOPROCTOLOGÍA PRESENTA DR. AGUSTIN GÜEMES QUINTO ASESOR DE TESIS DR. BILLY JIMÉNEZ BOBADILLA CIUDAD DE MÉXICO, 30 DE OCTUBRE DE 2019. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. II AUTORIZACION DE TESIS ____________________________________ Dr. Billy Jiménez Bobadilla Profesor Titular del Curso Coloproctología, UNAM Jefe de Servicio de Coloproctología Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” _________________________________________ Dr. Billy Jiménez Bobadilla Tutor de Tesis Médico Adscrito al Servicio de Coloproctología Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” _____________________________________ Dr. Agustín Güemes Quinto Autor Médico Residente Curso Universitario en Coloproctología, UNAM Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” III AGRADECIMIENTOS A mis padres y hermana por su apoyo incondicional A Paty por su apoyo, paciencia y por acompañarme siempre A todos mis compañeros A mis asesores, el Dr. Billy Jiménez Bobadilla por darme la oportunidad de continuar preparándome, y al Dr. Juan Antonio Villanueva Herrero por la enseñanza, paciencia y dedicación para culminar con este trabajo. A todos mis maestros, quienes contribuyeron de distinta forma enmi aprendizaje: Dra. Rosa Martha Osorio Hernández, Dra. Teresita Navarrete Cruces, Dr. Carlos Cosme Reyes, Dr. Luis Enrique Bolaños Badillo, Dr. Luis Charúa Guindic, Dr. Abel Jalife Montaño, Dr. Hamze Bandeh Moghadam y Dr. Antonio Martínez Martínez. IV ÍNDICE Siglas, acrónimos y abreviaturas 1 Índice de tablas 2 Resumen 3 1. Antecedentes 4 2. Planteamiento del Problema 37 3. Justificación 38 4. Objetivos 39 5. Metodología 40 6. Aspectos éticos y de bioseguridad 46 7. Resultados 47 8. Discusión 56 9. Conclusión 60 10. Referencias Bibliográficas 62 11. Anexos 68 1 SIGLAS, ACRÓNIMOS Y ABREVIATURAS* Siglas Descripción ACE ADN ARN AJCC CA 19-9 CCR EEI ETM RAB RAP TNM Antígeno carcinoembrionario Ácido desoxirribonucléico Ácido ribonucléico American Joint Comittee on Cancer Antígeno carbohidrato 19-9 Cáncer colorrectal Enfermedad inflamatoria intestinal Excisión total del mesorrecto Resección anterior baja Resección abdominoperineal Tumor, Nodo (ganglio), Metéstasis * Se describen las abreviaturas más utilizadas en el presente trabajo. La descripción de las abreviaturas que no se encuentran en la lista anterior, estarán referenciadas en el texto. 2 ÍNDICE DE TABLAS Tabla Descripción Página Tabla 1 Tabla 2 Tabla 3 Tabla 4 Tabla 5 Tabla 6 Tabla 7 Tabla 8 Tabla 9 Tabla 10 Tabla 11 Tabla 12 Tabla 13 Tabla 14 Tabla 15 Tabla 16 Tabla 17 Tabla 18 Tabla 19 Tabla 20 Clasificación de Dukes modificada Clasificación TNM de la AJCC para cáncer de colon Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de colon Clasificación TNM de la AJCC para cáncer de recto Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de recto Factores que afectan la concentración de ACE en suero Condiciones no neoplásicas que producen elevación del ACE Comparación entre los sistemas de estadificación para CCR Estudios que evalúan el ACE en pacientes con riesgo bajo Monitoreo del ACE de forma rutinaria Procedimientos quirúrgicos realizados en pacientes con CCR Localización tumoral por grupo de estudio Grado de diferenciación histológica tumoral por grupo Estadio TNM. Infiltración Local Estadio TNM. Infiltración Locorregional Estadio TNM. Infiltración Locorregional (Dicotómica) Estadio TNM. Diseminación a distancia Estadio TNM. Diseminación a distancia (Dicotómica) Distribución de pacientes con CCR según etapa clínica Distribución de pacientes con CCR según tamaño tumoral 11 12 13 14 16 25 27 30 30 35 47 48 49 50 51 52 53 53 54 55 3 RESUMEN Introducción. El cáncer colorrectal es la tercer neoplasia más frecuente en el mundo por lo que la detección temprana y el tratamiento oportuno ofrecen una supervivencia elevada y ofrecen un pronóstico favorable. El uso del antígeno carcinembrionario como marcador de seguimiento en los pacientes tratados por cáncer de colon y recto ha mostrado ser útil para la detección de enfermedad recurrente. Está por determinarse el valor pronóstico de este marcador en los pacientes posoperados de resección oncológica. Pacientes y Métodos. Se realizó un estudio retrospectivo de 122 pacientes con cáncer colorrectal entre 2013 y 2018. Se asignaron dos grupos: Grupo 1 con medicion de ACE preoperatorio <5 ng/ml con 66 pacientes; y Grupo 2 con medición de ACE preoperatorio >5 ng/ml con 56 pacientes. Se compararon ambos grupos mediante prueba de Chi cuadrada, con un valor de P estadísticamente significativa < 0.05. Resultados. En la evaluación de la infiltración locorregional (N), hay predominio de N0 en el Grupo 1 con 60.6%; y predominio de N2 en el Grupo 2 con 42.8%. Los resultados muestran significancia estadística (p=0.00014). La infiltración locorregional (N) de forma dicotómica, muestra predominio de N negativo en el Grupo 1 con 40 casos (60.6%) y en el grupo 2 existe predominio de N positivo en 40 casos (71.4%) (p=0.00079). Se compraron también ambos grupos por etapa clínica: hubo un predominio discreto de pacientes con etapa clínica II en el grupo 1 (33%) y un predominio de la etapa III en el Grupo 2 (42.8%) (p=0.006). En cuanto al tamaño tumoral, en el Grupo 1 predominan los tumores mayores a 5 cm en 66.6% (44). El Grupo 2 presentó tumores mayores a 5 cm en 89.2% de los casos (50). Conclusiones. La presencia de un valor elevado de ACE preoperatorio mayor a 5 ng/ml aumenta la probablidad de presentar ganglios positivos y un mayor número de estos en los pacientes con diagnóstico de CCR, lo que a su vez condiciona una etapa clínica más avanzada. Existe también una tendencia a presentar tumores de mayor tamaño sin existir correlación con la presencia de metástasis a distancia. Los hallazgos se correlacionan con un pronóstico poco favorable para los pacientes. Palabras clave. Cáncer colorrectal, antígeno carcinoembrionario, Clasificación TNM. 4 1. ANTECEDENTES EL CÁNCER COLORRECTAL A pesar de los avances médicos actuales y de unmejor acceso a los servicios de salud, se siguen presentando numerosos nuevos casos de todo tipo cáncer en el mundo. En las últimas décadas, la mortalidad por cáncer se ha incrementado aproximadamente un 40% y se espera que aumente a 60% en los siguientes 15 años. Las principales causas de muerte por cáncer también se han modificado debido a la incidencia de ciertas enfermedades, programas de detección más efectivos y mejoría en los tratamientos. Actualmente el cáncer colorrectal (CCR) se ha vuelto un padecimiento frecuente en las naciones occidentales y es la causa de cerca del 10% de las muertes relacionadas a cáner. Las principales causas del incremento de los casos son el aumento de la edad de la población, cambios en los hábitos alimenticios, tabaquismo, sedentarismo y obesidad, entre otros [1]. La principal opción de tratamiento para los pacientes con diagnóstico de CCR es la cirugía, tanto para tratar la enfermedad primaria como para reseccar metástasis hepáticas o pulmonares según sea el caso; se ofrece también radioterapia en el cáncer de recto y algunas formas de metástasis; y quimoterapia neoadyuvante y de forma paliativa. A pesar de las mejoras implementadas en el tratamiento, no ha habido un incremento significativo en la supervivencia a largo plazo. La enfermedad es detectada cada vez más frecuente en pacientes jóvenes, sin embargo esto puede ser consecuencia de los programas de detección implementados en la actualidad [2]. El pronóstico de la enfermedad está ampliamente relacionado con la etapa clínica al momento del diagnóstico, con una supervivencia a 5 años del 90% en etapas tempranas, y de menos del 10% en etapas avanzadas [3]. 5 Los estudios de detección, como se ha mencionado, son y serán el factor de mayor impacto para determinar la incidencia y mortalidad por cáncer colorrectal en los siguientes años. Es un hecho que es necesario optimizar la forma en que dichos estudios se realizan, como captar una mayor población y realizar mejoras en los estudios no invasivos (por ejemplo, pruebas fecales de ADN) como alternativas al estándar de oro actual, la colonoscopia. Epidemiología El CCR es el tercer tipo de cáncer más común en ambos sexos y corresponde al 9.7% de todos los tipos de cáncer. Más de la mitad de los casos ocurren en las zonas más industrializadas del planeta. La mayoría de los casos diagnosticados son en pacientes de mayores de 50 años de edad; 75% de los casos de cáncer de recto y 80% de los casos de cáncer de colon se diagnostican en pacientes mayores de 60 años [4]. La incidencia varía en todas las regiones del mundo. Es mayor en Australia y Nueva Zelanda, mientras que es mucho menor en el oeste de África. La incidencia para Latinoamérica y el Caribe corresponde a 11.7 por cada 100, 000 habitantes. Las variaciones se asocian a los distintos niveles socioeconómicos entre cada región. En el año 2013 se reportaron 771, 000 muertes asociadas a cáncer colorrectal en todo el mundo. El rango de muerte estandarizado para la edad es distinto en cada país y refleja la incidencia de la enfermedad. Es más alto para los hombres (10 por cada 100,000) que para las mujeres (6.9 por cada 100, 000). La mortalidad también depende de la distribución de la población al momento del diagnostico y depende de los programas de detección disponibles por los servicios de salud en cada país. La mortalidad por CCR se ha incrementado en un 57% entre 1990 y 2013 a nivel mundial, sin embargo, desde los años 80, en los casos específicos de Europa, Norteamérica y Asia, la mortalidad ha 6 disminuido, probablemente debido al mayor uso de la colonoscopia que ha mejorado la detección y tratamiento de lesiones tempranas [5]. Factores de riesgo Tanto factores genéticos como ambientales juegan un rol importante en la etiología del CCR. La mayoría de los casos son esporádicos; aproximadamente ¾ partes de los pacientes son negativos para antecedentes familiares. En los países occidentales, el riesgo de padecer CCR es del 3 a 5% en toda la vida. El riesgo se duplica en aquellos con antecedentes familiares en primer grado que hayan sido diagnosticado entre los 50 y 70 años de edad; el riesgo de triplica si la edad de diagnóstico de un familiar en primer grado fue menor a los 50 años de edad. El riesgo aumenta todavía más si existen varios miembros afectados en la familia. La historia familiar positiva confiere un riesgo del 15 al 20% para padecer CCR en toda la vida. Por supuesto, existe un grupo de pacientes afectado por ciertos tipos de cáncer hereditario, aproximadamente un 5 a 10% de los casos. El más común de estos síndromes, el síndrome de Lynch, está ocasionado por una mutación en los genes reparadores del ADN. Otros síndromes hereditarios son la poliposis adenomatosa familiar, poliposis asociada a mutación del gen MUTYH (mutY ADN glucosilasa), síndrome de Peutz-Jeghers, poliposis serrada y poliposis juvenil. Todos estos con diferentes porcentajes de riesgo para el desarrollo de CCR [6] La colitis crónica asociada a enfermedad inflamatoria intestinal (EII) se asocia también con un riesgo aumentado de CCR. El riesgo aumenta conforme la duración de la enfermedad. El cáncer relacionado a EII es unicamente del 1% en los países occidentales. El tratamiento antiinflamatorio actual y la vigilancia endoscópica, la cual debe iniciar entre los 6 y 10 años posteriores al diagnóstico, han logrado que la incidencia de cáncer haya disminuido en los últimos años [7]. 7 Existen numerosos factores ambientales modificables que influyen en el desarrollo del CCR. El riesgo se ve aumentado por el tabaquismo, la ingesta de alcohol y el aumento de peso. Por cada incremento de unidad de índice de masa corporal, el riesgo de CCR aumenta 2-3%. Los pacientes con diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 también presentan un riesgo aumentado. El consumo de carne roja y alimentos procesados aumenta el riesgo de cáncer un estimado de 1.16 partes por 100 g de ingesta al día. Al contrario, el consumo de leche, granos enteros, frutas y vegetales, así como el consumo de calcio, fibra y vitamida D, disminuyen el riesgo. La actividad física diaria y la ingesta de dosis bajas de aspirina también se han asociado con una disminución del riesgo de CCR. Numerosos estudios han estimado que entre 16-71% de los casos de CCR diagnosticados en Europa y Estados Unidos son atribuibles a factores relacionados con el estilo de vida [5]. La variedad de factores involucrados en la carcinogénesis se ve reflejada en la heterogenicidad del CCR, lo que ha despertado el interés en la investigación de esta relación entre factores ambientales y genéticos y ha ofrecido resultados alentadores para el tratamiento de la enfermedad en el futuro [2, 8]. Desarrollo del cáncer Los factores ambientales y genéticos que están implicados en el desarrollo del cáncer actúan al promover conductas específicas que facilitan la formación de cáncer en las células epiteliales del colon y recto. Una de las vias de acción es la acumulación progresiva de alteraciones genéticas y epigenéticas que activan oncogenes y desactivan a los genes supresores tumorales. El “término epigenético” fue introducido en 1942 por Waddingtone y engloba alteraciones hereditarias y reversibles en la expresión fenotípica del genoma, que alteran la expresión genética sin afectar la secuencia primaria del ADN [9]. La pérdida de la estabilidad genomica/epigenomica se ha observado en la mayoría de las lesiones neoplásicas tempranas en el colon y recto (por ejemplo criptas aberrantes, 8 adenomas y pólipos serrados), y este es el evento molecular central y fisiopatológico que inicia y forma el CCR. La pérdida de la estabilidad genómica y epigenómica acelera la acumulación de mutaciones y alteraciones epigenéticas en los genes supresores y oncogenes, que conducen a la transformaciónmaligna de las células epiteliales en un tipo de célula de conducta agresiva y maligna. Los estudios más recientes muestran que la transformación ocurre de forma habitual en las células madre ubicadas en las criptas, y esto es escencial para la formación y mantenimiento del tumor [10, 11]. En el modelo clásico de la formación del cáncer colorrectal, la gran mayoría de los tumores provienen de un pólipo formado a partir de una cripta aberrante, el cual evoluciona a un adenoma primario (menor a 1 cm de tamaño con una histología tubular o tubulovellosa). El adenoma progresa a un adenoma avanzado (mayor a 1 cm de tamaño y/o de histología vellosa) antes de convertirse en cáncer. El proceso resulta de la acumulación de mutaciones, el cual toma aproximadamente 10 a 15 años en completarse, pero puede verse acelerado en ciertas circunstancias, como en el síndrome de Lynch. La biología molecular de los pólipos es heterogénea, ya que algunos adenomas progresan a cáncer (10% de los pólipos) y otros no. El CCR puede originarse también de otros tipos de pólipos, los llamados pólipos serrados sésiles (PSS), que representan el 5 a 10% de todos los pólipos. Estos provienen de un orígen molecular e histológico distinto a los adenomas tubulares y se clasifican en pólipos hiperplásicos, adenomas sesiles serrados y adenomas serrados tradicionales. Estos tienen la capacidad de transformarse en cáncer partiendo desde un pólipo hiperplásico que se convierte en pólipo serrado sésil y finalmente en adenocarcinoma. 9 Se ha propuesto un sistema de clasificación del CCR de acuerdo a su origen molecular, el cual consiste en cuatro subgrupos: Hipermutable/inestable microsatelital (Hip-IMS), hipermutable/estable microsatelital (Hip-EMS), estable microsatelital o de inestabilidad cromosómica (IC) y fenotipo metilador isla CpG (FMIC). La frecuencia de ciertas mutaciones es muy variable. Algunas mutaciones, como las del gen APC, implicado en la poliposis adenomatosa familiar, y el gen miembro 4 SMAD (SMAD4) son comunes en los cuatro subgrupos, pero otras se restringen a un solo subgrupo, como las del gen BRAF en el cáncer de tipo FMIC [12]. En el CCR existe una evidente heterogenicidad en las mutaciones de tumores específicos, sin embargo parece haber mutaciones asociadas en algunos grupos (por ejemplo, genes involucrados en una cierta vía de señelazación). Las alteraciones más comunes observadas son las de los genes APC, CTNNB1, KRAS, BRAF, SMAD 4, TGFBR2, TP53, PIK3CA, ARID1A, SRY, SOX9, FAM123B y ERBB2. Esto promueve la tumorogenesis al perturbar vías de señalización clave, o al afectar genes que regulan la conducta central celular, como la reparación del ADN y proliferación. El CCR se inicia frecuentemente al presentarse alteraciones en la vía de señalización Wnt, con lo que las células tumorales progresan al haber una regulación alterada de otras vías de señalización. Además de las mutaciones genéticas, existen alteraciones epigenéticas que ocurren en los pólipos y tumores que parecen relacionarse con las mutaciones para conducir la progresión de pólipo a cáncer. La metilación del ADN afecta las zonas ricas en CpG (Islas CpG), las cuales se localizan a menudo en la region 5’ de los genes y resulta en una detención de la transcripción y cambios en la estructura de la cromatina. Las modificaciones en la metilación del ADN pueden ocasionar dos eventos: La hipermetilación de las islas CpG que pueden desactivar los genes supresores, y la 10 hipermetilación repetitiva conduce a inestabilidad genómica o a la activación de oncogenes [13]. La frecuencia con la que se presentan estas alteraciones moleculares es variable y depende de la localización del tumor en el tubo digestivo (colon o recto). Hay dos teorías propuestas, una en la que las alteraciones se ven afectadas dependiendo de si el tumor es proximal o distal; y otra en la que se presenta un modelo continuo del tubo digestivo. En ambos casos se propone que el microambiente tumoral modula la forma en la que las mutaciones afectan la formación y progresión del cáncer. Con esto podemos concluir que el desarrollo del CCR es resultado de la acumulación de alteraciones en los genes que conducen a la formación de un tumor dentro un ambiente rico en factores promotores tumorales; por ello muchos estudios actuales se han enfocado en determinar el rol de la microbiota intestinal en el desarrollo del CCR [8]. Diagnóstico y detección Se puede relacionar al CCR con un sinnúmero de signos y síntomas, incluyendo sangre en heces, cambios en los hábitos intestinales y dolor abdominal. Otros síntomas son fatiga, síntomas relacionados a anemia y pérdida de peso. A partir de la introducción de los estudios de detección ha sido posible identificar la presencia de CCR en un estado preclínico. En los pacientes sintomáticos, la colonoscopia es el método de preferencia. Para la detección temprana se usan otro tipo de estudios que preceden a la colonoscopia si estos resultan ser positivos [14]. Estadificación Existen muchos factores que afectan el pronóstico del CCR, pero probablemnte el más importante sea el estadio clínico. El grado de invasión de la pared del intestino, la extensión a ganglios y las metástasis a distancia son factores que afectan el pronóstico. 11 Se han utilizado tres sistemas para clasificar el estadio del CCR: El sistema Dukes, el sistema Astle-Coller y el sistema TNM [15]. La estadificación para el cáncer colorrectal se basa fundamentalmente en los hallazgos anatómicos como lo describió en un principio el patólogo británico Cuthbert Dukes en 1932. La clasificación de Dukes es una forma simplificada de la extensión tumoral por planos anatómicos (Tabla 1). Esta clasificación fue modificada posteriormente por Astler y Coller en 1954, y en 1957, el Comité Conjunto Americano de Cáncer (AJCC por sus siglas en inglés) adoptó el sistema de clasificación tumor-ganglio(nodo)-metástasis, o TNM; el cual ha probado ser hasta hoy el sistema más adecuado para la estadificación del cáncer (Tablas 2, 3, 4 y 5) [16, 17, 18]. Tabla 1. Clasificación de Dukes modificada. Estadio Características A Tumor limitado a la mucosa B1 Tumoir limitado a la muscular propia B2 Tumor invade la muscular propia y la serosa C1 El se ha extendido a 1-4 ganglios regionales C2 El tumor se ha extendido a más de 4 ganglios regionales. D Presencia de metástasis a distancia 12 Tabla 2. Clasificación de la AJCC 8 para cáncer de colon. Definición de T, N y M. Tumor primario (T) TX El tumor primario no puede ser valorado T0 Sin evidencia de tumor primario Tis Carcinoma in situ; carcinoma intramucoso (compromiso de la lámina propia sin extensión a la muscular de la mucosa). T1 El tumor invade la submucosa ( a través de la muscular de la mucosa pero sin afectar la muscular propia). T2 El tumor invade la muscular propia. T3 El tumor invade a través de la muscular propia hacia los tejidos pericolorrectales T4 T4a T4b El tumor invade el peritoneo visceral o invade o se adhiere a los órganos o estructuras adyacentes. El tumor invade a través del peritoneo visceral (incluyendo perforación intestinal e invasión continua del tumor a través de zonas de inflamación hacia la superficie del peritoneo visceral). El tumor invde directamente o se adhiere a órganos o estructuras adyacentes. Ganglios o nódulos linfáticos regionales (N) NX Los ganglios linfáticos regionales no pueden ser valorados. N0 Sin evidencia de ganglios línfaticos regionales N1 N1a N1b N1c Uno a tres ganglios linfáticos regionales son positivos (tumor en ganglio linfático que mide >0.2 mm), o hay presencia de depósitos tumorales y todos los ganglios linfáticos regionales identificables son negativos. Un ganglio linfático regional es positivo.Dos o tres ganglios linfáticos regionales son positivos. No hay ganglios linfáticos regionales positivos, pero hay depósitos tumorales en la subserosa, mesenterio y tejidos pericólicos no peritonizados o tjido perirrectal/mesorrectal. N2 Cuatro o más ganglios linfáticos regionales son positivos. 13 N2a N2b Cuatro a seis ganglios linfáticos regionales son positivos. Siete o más ganglios linfáticos regionales son positivos. Metástasis a distancia (M) M0 No se observan metástasis a distancia por estudios de imagen; no hay evidencia de tumor en sitios distantes u órganos. M1 M1a M1b M1c Metástasis a uno o más sitios distantes u órganos o prescencia de metástasis peritoneales. Métastasis a un sitio u órgano sin metástasis peritoneales. Metástasis a dos o más sitios u órganos sin metástasis peritoneales. Metástasis a la superficie peritoneal sola o junto a otro sitio u órgano. Tabla 3. Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de colon. Estadio T N M 0 Tis N0 M0 I T1-T2 N0 M0 IIA T3 N0 M0 IIB T4a N0 M0 IIC T4b N0 M0 IIIA T1-T2 T1 N1/N1c N2a M0 M0 IIIB T3-T4a T2-T3 T1-T2 N1/N1c N2a N2b M0 M0 M0 14 IIIC T4a T3-T4a T4b N2a N2b N1-N2 M0 M0 M0 IVA Cualquier T Cualquier N M1a IVB Cualquier T Cualquier N M1b IVC Cualquier T Cualquier N M1c Tabla 4. Clasificación de la AJCC 8 para cáncer de recto. Definición de T, N y M Tumor primario (T) TX El tumor primario no puede ser valorado T0 Sin evidencia de tumor primario Tis Carcinoma in situ; carcinoma intramucoso (compromiso de la lámina propia sin extensión a la muscular de la mucosa). T1 El tumor invade la submucosa ( a través de la muscular de la mucosa pero sin afectar la muscular propia). T2 El tumor invade la muscular propia. T3 El tumor invade a través de la muscular propia hacia los tejidos pericolorrectales T4 T4a T4b El tumor invade el peritoneo visceral o invade o se adhiere a los órganos o estructuras adyacentes. El tumor invade a través del peritoneo visceral (incluyendo perforación intestinal e invasión continua del tumor a través de zonas de inflamación hacia la superficie del peritoneo visceral). El tumor invde directamente o se adhiere a órganos o estructuras adyacentes. 15 Ganglios o nódulos linfáticos regionales (N) NX Los ganglios linfáticos regionales no pueden ser valorados. N0 Sin evidencia de ganglios línfaticos regionales N1 N1a N1b N1c Uno a tres ganglios linfáticos regionales son positivos (tumor en ganglio linfático que mide >0.2 mm), o hay presencia de depósitos tumorales y todos los ganglios linfáticos regionales identificables son negativos. Un ganglio linfático regional es positivo. Dos o tres ganglios linfáticos regionales son positivos. No hay ganglios linfáticos regionales positivos, pero hay depósitos tumorales en la subserosa, mesenterio y tejidos pericólicos no peritonizados o tjido perirrectal/mesorrectal. N2 N2a N2b Cuatro o más ganglios linfáticos regionales son positivos. Cuatro a seis ganglios linfáticos regionales son positivos. Siete o más ganglios linfáticos regionales son positivos. Metástasis a distancia (M) M0 No se observan metástasis a distancia por estudios de imagen; no hay evidencia de tumor en sitios distantes u órganos. M1 M1a M1b M1c Metástasis a uno o más sitios distantes u órganos o prescencia de metástasis peritoneales. Métastasis a un sitio u órgano sin metástasis peritoneales. Metástasis a dos o más sitios u órganos sin metástasis peritoneales. Metástasis a la superficie peritoneal sola o junto a otro sitio u órgano. 16 Tabla 5. Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de recto. Estadio T N M 0 Tis N0 M0 I T1-T2 N0 M0 IIA T3 N0 M0 IIB T4a N0 M0 IIC T4b N0 M0 IIIA T1-T2 T1 N1/N1c N2a M0 M0 IIIB T3-T4a T2-T3 T1-T2 N1/N1c N2a N2b M0 M0 M0 IIIC T4a T3-T4a T4b N2a N2b N1-N2 M0 M0 M0 IVA Cualquier T Cualquier N M1a IVB Cualquier T Cualquier N M1b IVC Cualquier T Cualquier N M1c Grado histológico El grado histológico es un factor pronóstico independiente del estadio y es determinado por los grados de diferenciación del tumor. Mientras que la mayoría clasifican el cáncer en cuatro grados, las características histológicas pueden variar según el observador. La AJCC recomienda un sistema de dos grados para reportar el cáncer colorrectal: bajo grado (bien diferenciado y moderadamente diferenciado) y alto grado (poco diferenciado y 17 no diferenciado). Existen tmbién variantes histológicas como el adenocarcinoma mucinoso y adenocarcinoma en células en anillo de sello, los cuales también pueden presentar modificaciones en el pronóstico, pues estos suelen ser más agresivos [19]. Manejo El cáncer de colon y el cáncer de recto son abordados de diferente forma. Los registros de varios países muestran grandes diferencias en el pronóstico para el cáncer colorrectal después del tratamiento, aunque en los últimos años se ha observado cierta mejoría [3]. La cirugía es el tratamiento curativo principal para los pacientes con enfermedad no metastásica. Sin embargo, los resultados dependen ampliamente de la calidad de la cirugía, la estadificación adecuada y la selección del tratamiento. Debe ponerse especial atención a los márgenes circunferenciales de la lesión al momento de ser resecada. En casos más avanzados de cáncer rectal la terapia neoadyuvante puede reducir la carga tumoral y ocasionalmente el estadio tumoral, lo que permite optimizar la resección quirúrgica. Al considerar a un paciente para cirugía deben evaluarse factores como la edad, estado físico del paciente, etapa clínica, tipo de cirugía a realizar y expectativas de la misma. En cuanto a los adultos mayores las complicaciones postoperatorias inmediatas son frecuentes y existen alternativas en el manejo que deben evaluarse de forma particular para ofrecer una mejor calidad de vida y pronóstico [20]. Antes de la cirugía es importante obtener información de las características del resto del colon para descartar la presencia de un tumor sincrónico, que puede presentarse hasta en un 4% de los pacientes. Es importante buscar metástasis mediante estudios de imagen y obtener una muestra para antígeno carcinembrionario (ACE) preoperatorio como base para la vigilancia posterior. Aquellos pacientes con cáncer rectal deberán contar con 18 resonancia magnética de pelvis para valoar extensión a mesorrecto y determinar el estadio T. Esta información es necesaria en pacientes con estadios T avanzados que son candidatos a quimio-radioterapia. En el cáncer de colon la resección via laparoscópica ha mostrado resultados oncológicos similares a la cirugía abierta, con menor morbilidad y menor tiempo estancia hospitalaria [21, 22, 23]. El abordaje quirúrgico para el cáncer de recto es muy variado y depende del estadio tumoral. Para los estadios tempranos (T1N0) la microcirugía transanal endoscópica (TEM por sus siglas en inglés) es una excelente opción con resultados oncológicos satisfactorios, sin embargo presenta altos índices de recurrencia local cuando la pieza se reseca de forma incompleta o presenta una estadificación inadecuada. La excisión total de mesorrecto (ETM) es el estándar de oro para los abordajes transabdominales con excelentes resultados oncológicos y adecuada calidad de vida del paciente [24]. Se caracteriza por una resección en bloque del mesorrecto con disección a través de la fascia mesorrectal. En los pacientes con tumores no favorables, la ETM se recomienda solo posterior a terapia neoadyuvante para evitar recurrencias. La cirugía radical que se realiza con mayor frecuenciaes la resección anterior baja (RAB), que está indicada para tumores del rescto superior. Se resecan de 4 a 5 cm desde el borde tumoral utilizando la ETM, seguida de anastomosis. La resección abdominoperineal (RAP) con ETM está reservada para los pacientes en los que hay infiltración tumoral del canal anal o el músculo elevador del ano, cuando el tumor se encuentra a menos de 1 cm del márgen anal o bien, cuando la resección completa del tumor resultará en incontinencia para el paciente. Mediante un abordaje abdominal y otro perineal, la RAP consiste en resecar en bloque el sigmoides, recto y ano, así como el mesenterio y mesorrecto, seguido de colostomía permanente. La resección laparoscópica y asistida por robot ha evolucionado en los útlimos años y es una opción cuando se utiliza por un cirujano 19 experto. Estos procedimientos han mostrado menos complicaciones y mejores indicadores de calidad de vida, comparado con la cirugía abierta, aunque todavía con costos elevados en ciertas áreas [25]. La radioterapia o quimio-radioterapia puede ofrecerse en estadios T3 desfavorables de cáncer de recto (invasión a grasa mesorrectal mayor a 5 mm o invasión de 2 mm en la fascia mesorrectal). Lo mismo ocurre para los tumores T4 con ganglios positivos. Posterior al tratamiento se recomienda realizar colonoscopia o resonancia magnética para restadificar nuevamente y evaluar el tratamiento quirúrgico más adecuado. Existen casos en donde la respuesta a la quimo-radioterapia es completa, sin embargo aún existe controversia en determinar si estos pacientes requieren de cirugía o no [26, 27]. Existen diferentes esquemas de quimioterapia para el tratamiento neoadyuvante y adyuvante del CCR. Por lo general no está indicada la terapia neoadyuvante para el cáncer de colon. Sin embargo, para el cáncer de recto está indicada en estadios intermedios y avanzados de la enfermedad para reducir la recurrencia local. Se puede administrar como un ciclo corto de radioterapia preoperatoria o bien como quimio- radioterapia con 5-fluorouracilo o capecitabine [28]. El rango de curación para cáncer de colon T3, T4a, T4b y N0M0, utilizando cirugía únicamente, suele ser elevado y solo un 5% de los pacientes se benefician de terapia adyuvante. Las guías actuales, sin emabrgo, recomiendan el uso de adyuvancia, sobre todo si se trata de casos de alto riesgo, usando una combinación de 5-fluorouracilo más oxaliplatino. En el cáncer de recto se utiliza quimio-radioterapia cuando el paciente no recibe terapia neoadyuvante y presenta factores de riesgo. Por lo general se usa una fluoropirimidina [5]. 20 El tratamiento para la enfermedad metastásica ha incrementado la sobrevida de los pacientes en las últimas décadas. Esto puede atribuirse al uso de nuevos quimioterapéuticos (oxaliplatino, irinotecan), la introducción de terapias dirigidas (anticuerpos monoclonales, proteínas de fusión) [29] y la inclusión de resección quirúrgica para lesiones metastásicas (pulmonares y hepáticas) [30]. La decisión de resecar un tumor primario en enfermedad con estadio IV obedece a distintos factores, incluyendo los síntomas del paciente y la posibilidad de resección de metástasis [31]. El desarrollo en conjunto de todas estas opciones de manejo en el futuro permitiran individualizar el tratamiento y prolongar la vida de los pacientes. El mayor impacto en la disminución de la incidencia y la mortalidad se verá en el desarrollo de nuevas herramientas para la detección oportuna del CCR, así como en la creación de elementos que nos ayuden a determinar cuáles pacientes presentan más riesgo o peor pronóstico una vez que han sido diagnosticados. MARCADORES TUMORALES Desde la segunda mitad del siglo XX, al contar con un mayor conocimiento de la biología del cáncer, se hizo evidente la necesidad de desarrollar pruebas que permitieran realizar un diagnóstico eficaz, barato y accesible para neoplasias ocultas, así como para determinar el pronóstico, tratamiento y seguimiento del paciente. Como resultado de esto aparecieron los llamados marcadores tumorales o biomarcadores de cáncer. La medición de marcadores tumorales en el laboratorio clínico es un área de estudio en expansión y cada vez se utilizan de forma más frecuente en el manejo de distintas enfermedades, no solo del cáncer [32]. 21 El marcador tumoral o biomarcador se define como una molécula, una sustancia o un proceso que se altera de forma cualitativa o cuantitativa, como resultado de una condición precancerosa o un cáncer, el cual es detectable mediante una prueba de laboratorio en sangre, en líquidos orgánicos o en tejidos. La naturaleza de dicho marcador puede ser variable, desde ácidos nucléicos, ADN o ARN, proteínas, péptidos o bien, el resultado de procesos como la apoptosis, la angiogénesis y la proliferación celular. Los marcadores tumorales son una herramienta que permite dar respuesta a una serie de interrogantes que el médico se hace frente a un paciente con un probable diagnóstico o diagnóstico conocido de cáncer. Esta prueba debería arrojar otros datos importantes, tales como, la correlación con el tamaño tumoral, la agresividad, progresión o regresión del tumor, y que en la práctica sea fácil de reproducir y ser accesible, es decir, tener una adecuada relación costo-beneficio. La historia de los marcadores tumorales se remonta al siglo XIX, cuando Henry Bence- Jones encontró una proteína que se precipitaba en la orina acidificada de un paciente con mieloma múltiple; a esta proteína posteriormente la llamó, ni más ni menos que proteína de Bence-Jones, el primer marcador tumoral y que todavía se utiliza en la clínica hoy en día. Entre los años 1928 y 1963 se describieron numerosas hormonas, enzimas y otras proteínas que se ven alteradas en el suero sanguíneo durante el curso de una enfermedad maligna. A finales de la década de 1930 fue descubierta la fosfatasa ácida, útil marcador en el cáncer de próstata, que se utilizó hasta que fue descubierto el antígeno prostático específico. En 1963 fue descubierta la alfafetoproteína, marcador de hepatocarcinoma, y en 1965 el antígeno carcinoembrionario, marcador importante en las neoplasias colorrectales y gastrointestinales que todavía se utiliza en la actualidad. Con el advenimiento del radioinmunoanálisis, el descubrimiento de los anticuerpos monoclonales, oncogenes y genes supresores, se abrió un nuevo campo de investigación 22 en el desarrollo de nuevos marcadores para el diagnóstico y seguimiento de otros tipos de neoplasias. ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO El antígeno carcinoembrionario (ACE) fue descrito inicialmente por Gold y Freedman en el año 1965 cuando identificaron una proteína que estaba presente tanto en el colon fetal como en los pacientes con ciertos tipos de cáncer, particularmente de tipo epitelial, como en el cáncer colorrectal (CCR) [33], y que aparentemente se encontraba ausente en el adulto sano. Debido a que el antígeno era solamente detectable en el tejido embrionario y el tejido cancerígeno, fue bautizado con el nombre con el que se conoce actualmente. Posteriormente se encontró que el ACE , o al menos una molécula similar al ACE, se encontraba presente también en algunos tejidos sanos, sin embargo las concentraciones en tumores malignos era mucho mayor [34]. En uno de los primeros reportes del ACE en suero, Thomson y colaboradores encontraron una elevación de las concentraciones en 35 de 36 pacientes con cáncer colorrectal. En contraste, no se encontraron valores normales en sujetos sanos, mujeres embarazadas, pacientes con cáncer de origen no gastrointestinal, o pacientes con alguna enfermedad gastrointestinal benigna. Diferentes estudios han mostrado variaciones en los niveles de ACE en pacientes con tumores gastrontestinales, no siempre existe una relación directa. Hace más de 50 años, cuandose identificó el ACE por primera vez, se pensó que sería el marcador específico y sensible para la detección de cáncer, particularmente el gastrointestinal. Con el paso del tiempo estas suposiciones fueron descartadas, pero el ACE continúa siendo una proteína de utilidad clínica relevante [33, 35]. 23 ESTRUCTURA Y FUNCIÓN BIOLÓGICA DEL ACE Según la secuencia genética del ACE, se clasifica a este como miembro de la familia de las inmunoglobulinas y se conforma de una gran variedad de glucoproteínas altamente glucosiladas. La familia del ACE se divide en dos grupos, las moléculas de adhesión relacionadas al ACE (CEACAM por sus siglas en inglés) y las glucoproteinas específicas del embarazo (GEE). En los seres humanos, basado en el análisis filogenético actual, la familia del ACE consta de 35 genes, de los que 21 son codificadores de proteínas, ordenados de forma continua en el cromosoma 19 en la región 19q13.2-19q13.4 [36]. El ACE es una glucoproteína compuesta de 60% de carbohidratos y un peso molecular entre 180 y 220 kDaltons; muestra una marcada heterogenicidad que puede deberse a variaciones en la cadena lateral de carbohidratos, entre los cuales se identifican manosa, galactosa, N-acetilglucosamina, fucosa y ácido siálico [37]. Como ya se ha mencionado, el ACE es un miembro de la superfamilia de las inmunoglobulinas. Se encuentran dos tipos de dominio de inmunoglobulina: un dominio N- terminal de 108 aminoácidos homólogos al dominio variable de inmunoglobulinas (IgV- like) y seis dominios homólogos al dominio constante de inmunoglobulinas del tipo C-2 (IgC2-like). El ACE se une a la membrana celular por un anclaje glucosil-fosfatidilinositol y probablemente se libera en su forma soluble por una fosfolipasa C o fosfolipasa D [38]. La similitud del ACE con ciertas proteinas relacionadas a inmunoglobulina, como el ICAM- 1 o ICAM-2, inicialmente sugería que el ACE podría actuar como una molécula de adhesión. En estudios in vitro, el ACE ha mostrado ser capaz formar enlaces homofílicos (unión ACE-ACE) y heterofílicos (ACE-moléculas diferentes a ACE). El cáncer invasor y metástasis presentan alteraciones en la adhesión celular, por lo que se pensó que el ACE tenía un rol en este proceso. Hostetter y colaboradores mostraron que al transferir células de tumores colorrectales en ratones sanos, el número de metástasis hepáticas 24 aumentaba de un 2 a 48% al inyectarse ACE [39]. Aún así, no hay evidencia directa de que el ACE intervenga en la diseminación del cáncer. A pesar de que los estudios in vitro muestran la intervención del ACE en la adhesión celular, es dificil determinar el papel que tiene este en los enterocitos maduros en el colon sano. Se ha observado que en el colon sano, el ACE se une a ciertas cepas de E. coli. Según Thompson y colaboradores, esta unión facilita la colonización bacteriana del intestino. Hammarstrom, por otro lado, propone que el ACE cumple con una función protectora en el colon al atrapar microorganismos infecciosos [36, 38]. Miembros de la familia del ACE están implicados en diversas funciones fisiológicas y patológicas. Por ejemplo, las CEACAMs juegan un papel vital durante el desarrollo embrionario en donde la adhesión célula-célula es necesaria para la integración celular y formación de órganos funcionales. Miembros del grupo CEACAM funcionan también como receptores de numerosos patógenos virales y bacterianos, como el virus de hepatitis murina, H. influenzae, N. meningitidis y N. gonorrheae, los cuales se unen a las proteínas CEACAM por medio del dominio N-terminal tipo IgV. Las GEEs son proteínas producidas por las células del trofoblasto, y que se cree regulan las interacciones materno-fetales durante el embarazo. De forma particular, el ACE juega un rol importante en la carcinogénesis. Las CEACAMs de forma constante se sobreexpresan en varios tipos de malignidad y se asocian frecuentemente a un pobre pronóstico y disminución en la supervivencia del paciente. Estas propiedades otorgan a las CEACAMS su valor como biomarcador en cáncer, usado de forma amplia en el diagnóstico, pronóstico y monitoreo del cáncer colorrectal y otros tipos de cáncer [36]. La localización inmunocitoquímica del ACE ha sido estudiada en una variedad de tejidos colorrectales benignos, premalignos y malignos, otros carcinomas gastrointestinales y tumores extra intestinales. Las variaciones parecen provenir de diferencias en las 25 propiedades de unión de los antígenos anti-ACE utilizados. Los estudios han mostrado la presencia de ACE en el glucocalix de la superficie de las células epiteliales en la mucosa del colon sano, al igual que en la mucosa distante y adyacente a carcinomas infiltrantes. Se ha demostrado este mismo patrón en los pólipos [40]. FACTORES QUE AFECTAN LA CONCENTRACIÓN DE ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO SÉRICO EN PACIENTES CON CÁNCER COLORRECTAL Gebauer y colaboradores estudiaron la concentración de ACE en suero y tejidos malignos de 41 pacientes con CCR. No hubo correlación entre la concentración de ACE en el tejido y la etapa de la enfermedad, supervivencia libre de enfermedad y supervivencia global. Tampoco hubo una correlación entre la concentración sérica y en tejidos. Sin embargo, si hubo un correlación entre el nivel sérico y la etapa de la enfermedad y la supervivencia. Duffy definió seis factores que afectan la concentración de ACE en pacientes con CCR (Tabla 6). Se ha visto también una mayor producción de ACE por parte de células aneuploides que por las diploides en los tejidos tumorales [37]. Tabla 6. Factores que afectan la concentración de ACE en suero. Estadio tumoral Grado de diferenciación tumoral Enfermedad hepática Oclusión intestinal Tabaquismo Sitio de orígen del tumor Ploidia 26 Estadio tumoral Tal como la mayoría de los marcadores tumorales, la concentración de ACE aumenta al presentarse un estadio de la enfermedad más avanzado. Así, en un estudio inicial la proporción de pacientes con ACE elevado (> 2.5 ng/ml) fue la siguiente: Estadio A de Dukes, 28%; Dukes B, 45%; Dukes C 75%; y Dukes D, 84%. Al usar un punto de corte de 5 ng/ml, los autores encontraron que la proporción de pacientes con ACE elevado fue de 3%, 25%, 45%, y 65% para los estadios de Dukes A, B, C y D, respectivamente [41]. Grado de diferenciación tumoral Varios estudios han mostrado que los tumores colorrectales bien diferenciados producen una mayor cantidad de ACE por gramo de proteina que los pobremente diferenciados. Por ejemplo, en un estudio reciente se observó que las concentraciones promedio de ACE en neoplasias colorrectales bien diferenciadas, moderadamente diferenciadas y poco diferenciadas fueron de 18, 5.5 y 2.2 microgramos por gramo de proteína, respectivamente. De forma similar, las concentraciones séricas de ACE suelen ser mayores en los tumores bien diferenciados. La falta de diferenciación puede explicar por que el cáncer colorrectal en estadios avanzados puede presentarse sin elevación del ACE [42]. Enfermedad hepática El hígado es el principal sitio de metabolismo del ACE. Al principio es captado por las células de Kupffer que modifican el ACE removiendo los residuos de ácido siálico. Posteriormente las células del parénquima hepático absorben el ACE modificado y este es degradado. Algunas enfermedades hepáticas benignas disminuyen la capacidad de captación de ACE, lo que puede provocar un aumento en los niveles séricos [43]. 27 Sitio del tumor dentro del colon Pacientes con tumores de colon izquierdo generalmente presentan una mayor concentración de ACE que aquellos pacientes con tumores en el colon derecho. Presencia o ausencia de oclusión intestinal Sugarbaker demostró que la oclusión intestinal en sí puede ocasionar elevación en la concentración de ACE en pacientes con cáncer colorrectal. La sola descompresiónprovoca que la concentración disminuya [41]. Tabaquismo El ser fumador, aparentemente aumenta al doble la concentración sérica de ACE. En un estudio de 700 pacientes voluntarios sanos la concentración de ACE fue de 6.2 y 3.4 ng/ml para los fumadores y no fumadores repectivamente. Fukuda reportó resultados similares en un estudio de 467 pacientes [44] (Tabla 7). Tabla 7. Condiciones no neoplásicas que producen elevación del ACE Enfermedades hepáticas Colelitiasis Cirrosis alcohólica Hepatitis crónica activa Absceso hepático Ictericia obstructiva Enfermedades gastrointestinales Gastritis Úlcera péptica Pancreatitis Diverticulitis Enfermedad inflamatoria intestinal 28 EL ACE COMO MARCADOR DE CÁNCER COLORRECTAL Detección En los estudios de detección para cáncer colorrectal el objetivo es identificar la enfermadad en estadios A o B de Dukes (TNM I o II), es decir, en etapas tempranas o antes de que la enfermedad se manifieste. Utilizando un límite normal de 2.5 ng/ml, Fletcher calculó una sensibilidad para el ACE en 36% y especificidad el 87% en los estadios A y B de Dukes. Estos hallazgos, combinados con la prevalencia de la enfermedad en poblaciones no seleccionadas, hacen que el valor predictivo positivo del ACE disminuya y le resta valor cuando se aplica en pacientes sanos. Debido a esto es necesario continuar realizando estudios de sangre ocuta en heces y colonoscopia para busqueda de cáncer colorrectal [33, 45] Diagnóstico La baja sensibilidad y especificidad del ACE como prueba de detección también limita su uso en el diagnóstico, sobre todo en la enfermedad temprana. Los rangos de sensibilidad van del 30 al 80% con un punto de cohorte de 2.5 ng/ml, dependiendo del estadio. Fletcher apunta que la sensibilidad en los paciente sisntomáticos suele ser más elevada que en los pacientes asintomáticos debidos a que se relacionan más con enfermedad avanzada. En cuanto a la especificidad, el ACE se puede elevar en la mayoría de los tipos de adenocarcinoma y en varias condiciones benignas. Frecuentemente, aquellas Otras enfermedades Tabaquismo Falla renal Enfermedad fibroquística mamaria Cistitis granulomatosa 29 enfermedades benignas con elevación del ACE deben ser estudiadas para descartar cáncer. Sin embargo, las enfermedades benignas raramente elevan el ACE por arriba de 10 ng/ml. Los pacientes sintomáticos y con un ACE cinco veces por arriba del límite superior, tienen altas posibilidades de padecer cáncer. Se requieren estudios complementarios para definir el diagnóstico correcto [33] Pronóstico La clasificación de Dukes, en su forma original o en alguna de sus modificaciones (Tabla 8) ha sido por muchos años el estándar de oro para establecer el pronóstico de nuevos casos de cáncer colorrectal, sin embargo la clasificación TNM es la que se ha estandarizado en los últimos años. Para que un nuevo factor pronóstico sea útil debe proveer información que sea independiente de los sistemas de estadiaje ya conocidos; ser un indicador más fuerte del pronóstico del paciente, que los sistemas conocidos; o bien, proveer información pronóstica dentro de los subgrupos de los sistemas existentes. Además son necesarios más estudios sobre factores pronósticos en la categoría de Dukes B (Estadio II o negativo para ganglios). Aproximadamente el 40 a 50% de los pacientes de este subgrupo presentan enfermedad agresiva y es posible que se beneficien de recibir quimioterapia neoadyuvante [46]. Además, numerosos estudios muestran que la quimioterapia neoadyuvante mejora la supervivencia de los pacientes con cáncer de colon en la categoria C de Dukes (III); la efectividad de la terapia neoadyuvante en la categoria B aún no está bien establecida. Antes de ofrecer quimioterapia neoadyuvante a todos los pacientes en estadio B, sería de mayor utilidad utilizar un marcador capaz de diferenciar entre los pacientes con enfermedad de mayor agresividad con aquellos que no la tienen. 30 Tabla 8. Comparación entre los sistemas de estadificación para CCR. Dukes AJCC A I Tumor que invade la submucosa o muscular propia B II Tumor que invade a través de la muscular propia C III Invasión tumoral a ganglios linfáticos regionales D IV Metástasis a distancia Múltiples estudios han mostrado que los pacientes con altas concentraciones preoperatorias de ACE tienen peor pronóstico que aquellos con bajas concentraciones del marcador. En al menos siete reportes diferentes se comparó el impacto del marcador en pacientes con un estadio negativo para ganglios (Dukes B/II). En cinco de estos, incluyendo los dos únicos estudios prospectivos, se encontró que las concentraciones elevadas de ACE conducían a un peor pronóstico. En los estudios restantes no se encontró ninguna relación (Tabla 9). El ACE puede ser útil para identificar a aquellos pacientes con enfermedad agresiva y que potencialmente serían candidatos a recibir quimioterapia neoadyuvante. Sin embargo los reportes antes comentados no muestran un beneficio de usar quimioterapia neoadyuvante basado unicamente en la concentración de ACE. Tabla 9. Estudios que evalúan el ACE preoperatorio como un marcador pronóstico en pacientes con riesgo bajo (Dukes B o negativo a ganglios). Autor # pacientes P Tipo de estudio Wanebo 50 <0.02 Retrospectivo Blake 30 <0.001 Retrospectivo Moertel 162 No significativa Retrospectivo 31 Chu 126 0.03 Retrospectivo Carpelan-Holmstrom 100 No significativa Retrospectivo Harrison 572 0.001 Prospectivo Carriquiry 57 0.03 Prospectivo Un grupo de expertos del Colegio Americano de Patólogos clasificó al ACE sérico preoperatorio como un marcador pronóstico de categoria I para cáncer colorrectal. Los factores de categoría I incluyen aquellos que “definitivamente han probado ser de relevancia pronóstica, basado en la evidencia de numerosos estudios publicados con validez estadística y que se usan de forma general en el manejo de los pacientes”. Aún así, hay pocos trabajos de investigación respecto al valor de ACE postoperatorio, la evidencia disponible sugiere que las altas concentraciones son iguales a un peor pronóstico. Después de una resección exitosa, la concentración elevada de ACE debería volver a la normalidad en las siguientes 4 a 6 semanas. Cuando no hay disminución del ACE a las 6 semanas frecuentemente se asocia con recurrencia temprana de la enfermedad [47]. En aquellos pacientes con diagnóstico de cáncer de recto localmente avanzado que presentaron un ACE elevado (>6 ng/ml), y que presentan disminución de este hasta valores normales tras recibir quimio-radioterapia, puede predecir una respuesta con supervivencia similar a los pacientes que inicialmente presentaron niveles normales de ACE; no así en aquellos en los que no hay cambios en el nivel de ACE [48]. El ACE puede también proveer de información pronóstica de pacientes que desarrollan metástasis hepáticas para seguimiento en pacientes sometidos a resección del tumor primario colorrectal. El hígado es el principal sitio de metástasis (alrededor del 60%). Aproximadamente el 25% de estos pacientes son candidatos a resección hepática y la 32 supervivencia a 5 años de pacientes sometidos a cirugía es del 21 a 48%. La resección hepática es la más exitosa y quizá la única forma de tratamiento curativa para cáncer colorrectal metastásico. Desafortunadamente el 50 a 80% de los pacientes que se somenten a resección hepática desarrollan recurrencia de la enfermedad. Cromheecke y colaboradores encontraron que altas concentraciones de ACE preoperatorio revelaron un mal pronóstico en 8 de 11 estudios revisados. Las concentraciones elevadas de ACE uno a tres meses posteriores a la resección hepática también se correlacionan con un mal pronóstico [49]. Ueda y colaboradores encontraron que el aumento de ACE en sangre venosade pacientes con CCR era un predictor de micrometasis en hígado, pero sin correlacionarse con los hallazgos clinicopatológicos. En otro estudio conducido por Ishida se infromó que la elevación de ACE en líquido biliar era predictiva para la presencia de metástasis hepáticas con un 75% de sensibilidad y 85% de especificidad. Kutun en un estudio de 60 pacieentes identificó hallazgos similares [50]. Además del ACE, se ha utilizado también el marcador CA 19-9, ya que está bien documentada su elevación sérica en numerosas neoplasias gastrointestinales, sobre todo en cáncer de páncreas. El CA 19-9 es también una glucoproteína de alto peso molecular que se ha utilizado para monitorear el CCR cuando no se observan elevaciones del ACE. Zhang y colaboradores reportaron que el monitoreo del CA 19-9 junto con el ACE puede incrementar la sensibilidad en el diagnóstico de CCR, sin embargo no se recomienda su uso como marcador de forma aislada [51, 52, 53]. VIGILANCIA EN EL PACIENTE CON DIAGNOSTICO DE CÁNCER COLORRECTAL El objetivo del monitoreo del ACE después de una resección curativa del CCR es detectar la enfermedad recurrente en un estadio temprano y tratable. A pesar de que varios 33 estudios han validado esta premisa, la mayoría contienen pocos pacientes estudiados y son retrospectivos. A pesar de las limitantes en el uso del ACE para seguimiento de los pacientes se han obtenido datos muy importantes: 1. Las mediciones longitudinales de ACE pueden detectar cáncer con una sensibilidad del 80% y especificidad del 70%; 2. La determinación seriada de ACE es más útil para detectar metástasis hepáticas (sensibilidad del 94% y especificidad del 96% según Arnoud y colaboradores); 3. Se ha reportado baja sensibilidad del ACE para la detección de recurrencia locoregional (60%). Pietra y colaboradores demostraron que el ACE, aún así, es superior a la colonoscopia, tomografía y ultrasonido para detectar recurrencia locoregional; 4. El monitoreo del ACE puede detectar recurrencia del cáncer en un tiempo promedio de 5 meses; 5. El ACE es el indicador más frecuente de recurrencia en pacientes asintomáticos; 6. El ACE parece ser la mejor prueba costo-beneficio para la detección de un potencial cáncer recurrente curable [54]. De acuerdo a los datos comentados podemos afirmar que el ACE actualmente es la herramienta costo-beneficio más adecuada y sensible para el diagnóstico de la enfermedad recurrente en pacientes previamente diagnosticados con CCR. El siguiente punto es demostrar si los resultados obtenidos justifican el uso del ACE de forma rutinaria en pacientes que se someten a resección curativa de cáncer colorrectal. Para poder comprobarlo sería necesario llevar a cabo grandes estudios aleatorizados y documentar los resultados del tratamiento, calidad de vida y costo del cuidado del paciente con y sin monitoreo del ACE. Se han realizado varios estudios pequeños aleatorizados y no aleatorizados que han concluído que: la supervivencia a 5 años fue 1.16 veces más alta en pacientes que se sometieron a seguimiento intensivo de ACE comparado con el control; más del doble de las reintervenciones curativas para cáncer recurrente fueron realizadas en los pacientes de seguimiento intensivo; los pacientes de seguimiento 34 intensivo tuvieron una supervivencia 3.6 veces mayor que los del grupo control; se obtuvieron resultados similares de un metaanalisis de 14 estudios de cohorte comparando el seguimiento intensivo con el seguimiento mínimo o nulo. Este metaanálisis también concluyó que el seguimiento intensivo permite el diagnóstico de un mayor número de casos de enfermedad recurrente resecable y conduce a un mejor pronóstico del paciente. Bruinvles y colaboradores hace referencia a un metanálisis, donde el seguimiento intensivo mostró un incremento en la supervivencia a 5 años del 5% comparado con aquellos que no tuvieron un seguimiento similar [37]. El valor del ACE depende principalmente en que tanto mejora el pronóstico del paciente como resultado de la detección primaria. Como se mencionó antes, la resección de metástasis hepáticas de forma aislada proveé un incremento en la supervivencia y probablmente sea la única terapia efectiva para el cáncer de colon metastásico. Debido a esto, se recomienda el monitoreo regular del ACE en los pacientes que serán sometidos a resección hepática por enfermedad recurrente. En estos casos se deberá realizar toma del ACE cada 2 a 3 meses durante dos años. La toma de ACE se realizará en los estadios II (Dukes B) y III (Dukes C). Los pacientes con un estadio menor quedan descartados debido a que la probabilidad de desarrollar enfermedad recurrente es más baja [55]. Se debe hacer notar entonces que 50% de los pacientes con diagnóstico de CCR desarrollaran metástasis hepáticas, 25% de ellos son candidatos a resección y 25% de estos tienen un beneficio en la supervivencia a 5 años. Ballantyne y Modlin calcularon que solo un 3% de los pacientes con cáncer colorrectal se benefician de la resección hepática. En cuanto a los costos, se ha concluido que el beneficio de realizar un monitoreo del ACE es mínimo y de costo elevado, pero resulta ser más barato realizar un seguimiento mediante estudios de endoscoipa o de imagen [56]. 35 MONITOREO DEL ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO EN ENFERMEDAD AVANZADA Ya que el ACE se eleva hasta en un 80% de los pacientes que presentan enfermedad metastásica, este sirve como un potencial marcador para valorar la respuesta a la quimioterapia. Se ha demostrado que los pacientes con disminución del ACE durante el tratamiento presentan mejor pronóstico que aquellos que no lo presentan. Al contrtario, cuando hay un incrementeo en el nivel de ACE se traduce en una progresión de la enfermedad. Es importante mencionar también que el tratamiento con fluorouracilo puede ocasionar una elevación transitoria del ACE, el cual disminuye una vez termina el tratamiento (Tabla 10) [37]. Tabla10. Monitoreo del ACE de forma rutinaria. 1. La elevación de ACE detecta enfermedad resecable de forma más temprana que otros estudios de detección. 2. Las metástasis hepáticas solitarias resecables tienen un porcentaje de supervivencia a 2 años de más del 50%. Se recomienda el monitoreo de ACE en pacientes físicamente competentes para someterse a resección hepática. 3. Para obtener un beneficio en el mointoreo del ACE, este debe de medirse cada 2-3 meses. Este beneficio disminuye después de 2 años. 4. Un estudio clínico adecuado del monitoreo del ACE para determinar la supervivencia tanto en la enfermedad temprana, como en la enfermedad avanzada, requerirá de varios años y la inclusión de miles de pacientes de diferentes características socioculturales. 5. La práctica estándar en diferentes regiones es la de monitorear el ACE de forma periódica. 36 De acuerdo a las guías de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO por sus siglas en inglés) para el monitoreo oncológico del cáncer colorrectal, estas recomiendan de forma amplía el monitoreo del ACE debido al riesgo de recurrencia. Se sugiere la vigilancia durante los primeros 2 a 4 años, cuando el riesgo de recurrencia es alto. El ACE debe ser medido cada 3 a 6 meses durante los primeros 2 años, ya que el 80% de las recurrencias se presentan en este intervalo de tiempo [57]. PERSPECTIVA DEL MONITOREO DEL ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO EN EL FUTURO Los pacientes con CCR en cualquier estadio se pueden beneficiar del monitoreo tras llevar a cabo un tratamiento con intento curativo. El objetivo de la vigilancia es detectar enfermedad recurrente en un estado temprano, asintomático y tratable. Todavía es necesario un estudio prospectivo grande, aleatorizado que pruebe los efectos del monitoreo del ACE en la supervivencia global, la calidad de vida y el costo del tratamiento para los pacientes. Existe aúncontroversia en el beneficio de utilizar el ACE como un marcador para evaluar la respuesta al tratamiento en estadios avanzados de la enfermedad, ya sea posterior a metastasectomía o en el uso de quimioterapia paliativa. De lo que si hay certeza es que con el advenimiento de nuevos tratamientos para el cáncer de colon y recto, mientras estan en desarrollo otro tipo de marcadores, el ACE ocupará un papel preponderante en el monitoreo de los efectos de dichas terapias. 37 2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA El cáncer colorrectal (CCR) actualmente representa un problema de salud pública importante que requiere de un diagnóstico oportuno para ofrecer al paciente la posibilidad de realizar un tratamiento curativo. Actualmente no existe un marcador o prueba diagnóstica estándar que nos permita evaluar la severidad o el curso de la enfermedad de forma precisa. En la actualidad la medición del antígeno carcinoembrionario (ACE) permite hacer un seguimiento de la enfermedad para evaluar la recurrencia o enfermedad metastásica. La medición del ACE en pacientes con diagnóstico de cáncer colorrectal puede ofrecer otros datos respecto a la evolución de la enfermedad, por lo que es importante el monitoreo al diagnóstico y postoperatorio para determinar su valor pronóstico. 38 3. JUSTIFICACIÓN El ACE es un biomarcador utilizado de forma rutinaria para dar seguimiento a los pacientes tratados por CCR. Su utilidad está comprobada en la evaluación de recurrencia de la enfermedad y seguimiento del tratamiento paliativo en la enfermedad avanzada. Existen estudios que sugieren que la elevación inicial del ACE puede predecir un mayor riesgo de presentar metástasis. Actualmente no se han realizado en México estudios que muestren la correlación de un ACE elevado con una etapa clínica avanzada y por ende, un peor pronóstico para el paciente. 39 4. OBJETIVOS 4.1 Objetivo General - Determinar la utilidad pronóstica del ACE en pacientes con CCR en estadio avanzado posoperados de resección oncológica. 4.1 Objetivos Específicos - Determinar si existe correlación entre un pronóstico pobre en pacientes con diagnóstico de CCR posoperados de resección oncológica que presentan cifras elevadas de ACE en el preoperatorio. - Determinar si existen factores independientes que contribuyan a empeorar el pronóstico de los pacientes con diagnóstico de CCR y que presentan cifras elevadas de ACE. 40 5. METODOLOGÍA 5.1. Diseño del estudio Estudio retrospectivo, observacional y analítico. 5.2. Población de estudio Se incluyeron 122 pacientes tratados con diagnóstico de CCR atendidos en el Servicio de Coloproctología del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” y que fueron sometidos a una resección oncológica en el periodo comprendido del año 2013 al 2018. Criterios de inclusión Se incluyeron pacientes con diagnóstico de CCR por histopatología y que fueron sometidos a una resección oncológica, mayores de 18 años y de ambos géneros, que fueron atendidos en el Servicio de Coloproctología del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”. Todos los pacientes deberían tener un protocolo preoperatorio completo: historia clínica completa, tomografía de tres regiones (tórax, abdomen y pelvis) y/o resonancia magnética de pelvis y ACE. Criterios de exclusión Se excluyeron aquellos casos en los que en el expediente clínico no contaran con alguna de las variables mencionadas previamente, pacientes con antecedente de enfermedad hematológica o padecimiento neoplásico diferente, diagnóstico de enfermedad recurrente actual o en manejo actual con quimioterapia o radioterapia. 41 5.3. Procedimiento - Una vez seleccionados los casos se recabó la información de los expedientes clínicos sobre las características demográficas, clínicas y bioquímicas de cada paciente (edad, sexo, localización del tumor, cirugía realizada, características histopatológicas, estadio TNM y valor de ACE preoperatorio). - Los pacientes se clasificaron en dos grupos: el primero con pacientes con ACE registrado <5 ng/ml y otro con ACE >5 ng/ml. - Los datos se recolectaban en una hoja de recolección de datos (Anexo 1), posteriormente eran incluidos a una base de datos electrónica para su posterior análisis con el paquete estadístico SPSS versión 25. 42 5.4. Operacionalización de las variables Variable Definición Operacional Tipo Variable Unidad de Medición Edad Tiempo transcurrido a partir del nacimiento del individuo, se describirá en años. Cuantitativa Discreta Años Sexo Se definirá como masculino o femenino según características fenotípicas. Cualitativa Nominal Masculino / Femenino Antígeno Carcinoembrionario (ACE) Glicoproteína que se produce durante el desarrollo fetal y usualmente no es detectable en la sangre de las personas sanas adultas. Contribuye de forma útil en un contexto clínico adecuado al manejo del paciente con diagnóstico establecido de cáncer colorrectal, pues efectivamente aquellos pacientes con un CEA sérico preoperatorio >5ng/ml presentan un peor pronóstico, independientemen te del estadio tumoral. Asímismo, también es útil en el seguimiento, ya que un CEA elevado que no se normaliza tras la Cualitativa Dicotómica Se dividirá a los pacientes estudiados en dos grupos: Aquellos con un ACE mayor a 5ng/ml y los que presenten un ACE menor a 5ng/ml. 43 resección quirúrgica implica la presencia de enfermedad residual, y un aumento del mismo tras la cirugía denota recurrencia tumoral1. Al margen de estos hechos es necesario y crucial tomar conciencia de las limitaciones de la elevación del CEA en particular y de los marcadores tumorales en general. Diagnóstico Histopatológico Diagnóstico emitido posterior al análisis de toma de biopsia Cualitativa Nominal Se describirá el diagnóstico emitido por el servicio de anatomía patológica. Se anotará la estirpe celular del tumor. Bajo este cuadro se describe la clasificación histológica del cáncer del colon. Grado de Diferenciación Histológica Diferenciación histológica reportada por el patólogo al realizar el análisis de la biopsia. Cualitativa Nominal Indiferenciado Bien Diferenciado Moderadamente Diferenciado Pobremente Diferenciado Tamaño tumoral Se refiere al tamaño del tumor (en cms) en la pieza quirúrgica Cuantitativa Discreta Se anotará el tamaño tumoral en centímetros 44 Clasificación TNM Sistema utilizado por American Joint Committe on Cancer (AJCC) para determinar la invasión tumoral en las capas del intestino y órganos adyacentes (T), invasión a cadenas ganglionares locales (N) y/o actividad neoplásica en órgano (s) distante (s) (M). Cualitativa Ordinal Se anotará según se describe la clasificación TNM descrita en este protocolo en la sección marco teórico. Estadio Clínico Describe la extensión de la enfermedad, a través de este método es posible elegir la opción terapéutica indicada en cada paciente y predice su supervivencia. Cualitativa Ordinal Se anotará según se describe la clasificación TNM descrita en este protocolo en la sección marco teórico. Cirugía realizada Se refiere al procedimiento quirúrgico realizado como parte del tratamiento del cáncer colorrectal. Cualitativa Nominal Resección anterior baja, Resección anterior ultrabaja Exceresis total de mesorrecr Resecciónabdominoperineal, 45 5.5. Análisis estadístico Organización de datos Los datos se recopilaron en una hoja de Excel, para su manejo rápido y adecuada organización de los datos, posteriormente, se importaron para su análisis al paquete estadístico SPSS versión 25. Análisis de la información Se empleó estadística descriptiva para el análisis de datos. Se utilizaron medias y desviación estándar para las variables cuantitativas, mientras que las variables cualitativas se presentaron en frecuencias y porcentajes. Las variables estudidadas (cualitativas) se compararon con la prueba de Chi Cuadrada (comparación de dos grupos). El valor de p se consideró estadísticamente significativo cuando fue menor de 0.05. Los datos fueron procesados mediante el paquete estadístico SPSS versión 25. 46 6. ASPECTOS ÉTICOS Y DE BIOSEGURIDAD Los aspectos científicos, éticos, administrativos, jurídicos y financieros de nuestro estudio siempre estuvieron apegados a las leyes, reglamentos y las normas vigentes del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, así como a los Principios de la Declaración de Helsinki y con La ley General de Salud, Título Segundo. De los Aspectos Éticos de la Investigación en Seres Humanos. Capítulo I. Disposiciones Comunes. Artículo 13 y 14. Esta investigación se consideró como riesgo mínimo de acuerdo al artículo 17 y en cumplimiento con los aspectos mencionados con el Artículo 21 de la Ley General de Salud. La información recabada para este estudio fue tomada directamente del expediente clínico correspondiente a cada paciente bajo los acuerdos de confidencialidad correspondientes. En ningún momento se hizo ni hará mal uso de la información recabada ni se utilizó o utilizará para fines distintos a los contenidos en este proyecto de investigación. 47 7. RESULTADOS En el periodo comprendido del año 2013 a 2018 se logró integrar una muestra inicial de 220 casos de pacientes con CCR atendidos en el Servicio de Coloproctología del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”. De estos, se sometieron a cirugía resectiva 214 pacientes. El procedimiento quirúrgico que se llevó a cabo con mayor frecuencia fue la hemicolectomía derecha en 20.5%, seguida de la escisión total de mesorrecto (ETM) con 15.8% (Tabla 11). Tabla 11. Procedimientos quirúrgicos realizados en pacientes con CCR. Procedimiento Número Porcentaje (%) Toma de biopsia 30 14 Colostomia 8 3.7 Ileostomia 6 2.8 Hemicolectomia derecha 44 20.5 Hemicolectomia izquierda 20 9.3 Resección anterior baja 26 12.1 Excisión total de mesorrecto 34 15.8 Resección abdominoperineal 12 5.6 Colectomia total 6 2.8 Excenteración pélvica 10 4.6 Proctocolectomia 2 0.9 Hemicolectomia derecha + hepatectomia parcial 2 0.9 Sigmoidectomia 14 6.5 Total 214 100 48 De la población descrita, al aplicar los criterios de inclusión, se tomaron en consideración 122 pacientes para el análisis subsecuente. La edad promedio fue de 60.8 años y la distribución por género fue de 60 hombres (49.1%) y 62 mujeres (50.9%). 66 pacientes (54%) se asignaron al Grupo 1, con ACE preoperatorio <5 ng/ml y 56 pacientes (46%) se asignaron al Grupo 2, con ACE preoperatorio > 5ng/ml. La localización tumoral en cada caso se distribuyó de la siguiente forma: en 54 casos se encontró el tumor a nivel de colon (44.2%), 14 en colon derecho y 40 en colon izquierdo; y en 68 casos (55.7%) el tumor se encontró a nivel de recto. Para el Grupo 1 correspondieron 39 casos de cáncer de recto (59%) y 27 casos de cáncer de colon (40.9%); para el Grupo 2 fueron 29 casos de cáncer de recto (51.7%) y 27 casos de cáncer de colon (48.2%) (p=0.530) [Tabla 12]. Tabla 12. Localización tumoral por grupo de estudio. Sitio Grupo 1 (ACE <5) Grupo 2 (ACE >5) Total Recto 39 (59) 29 (51.7) 68 (55.7) Colon Izquierdo Derecho 27 (40.9) 18 (27.2) 9 (13.6) 27 (48.2) 22 (39.2) 5 (8.9) 54 (44.2) Total 66 56 El tipo histológico predominante fue el adenocarcinoma moderadamente diferenciado (77%) en ambos grupos. En cuanto a la distribución entre grupos, de igual forma predominan los tumores moderadamente diferenciados, 54 (81.8%) casos para el Grupo 1 49 y 40 (71.4%) para el Grupo 2. El carcinoma de tipo mucinoso predominó en el Grupo 1 con 6% (4 casos), sin ser estadísticamente significativo (p=0.411) [Tabla 13, Gráfico 1]. Tabla 13. Grado de diferenciación histológica tumoral por grupo. Grado Grupo 1 (ACE<5) Grupo 2 (ACE>5) Bien diferenciado 3 (4.5) 7 (12.5) Moderadamente diferenciado 54 (81.8) 40 (71.4) Poco diferenciado 4 (6) 6 (10.7) Mucinoso 4 (6) 2 (3.5) Células en anillo de sello 1 (1.5) 1 (1.7) Total 66 56 Gráfico 1. Diferencias entre grupos según el grado de diferenciación histológica tumoral. 50 En cuanto a la clasificación TNM, en ambos grupos predominó el estadio T4: 39.3% para el Grupo 1, y 42.8% para el Grupo 2 (p=0.108) [Tabla 14, Gráfico 2]. Tabla 14. Estadio TNM. Infiltración Local. Estadio Grupo 1 Grupo 2 T1 2 (3) 4 (7.1) T2 18 (27.2) 6 (10.7) T3 20 (30.3) 22 (39.2) T4 26 (39.3) 24 (42.8) Total 66 56 Gráfico 2. Diferencias entre grupos según el grado de infiltración local. 2 18 20 26 0 5 10 15 20 25 30 T1 T2 T3 T4 Grupo 1 Grupo 2 51 Al realizar una evaluación de la infiltración locorregional (N), hubo predominio de N0 en el Grupo 1 con 60.6%; y predominio de N2 en el Grupo 2 con 42.8%. Dichos resultados muestran significancia estadística (p=0.00014) [Tabla 15, Gráfico 3). Tabla 15. Estadio TNM. Infiltración Locorregional. Estadio Grupo 1 Grupo 2 N0 40 (60.6) 16 (28.5) N1 18 (27.2) 16 (28.5) N2 8 (12.1) 24 (42.8) Total 66 56 Gráfico 3. Diferencias entre grupos según el grado de infiltración locorregional. Al analizar la infiltración locorregional (N) de forma dicotómica, N positivo o N negativo, hay predominio de N negativo en el Grupo 1 con 40 casos (60.6%) y en el grupo 2 existe 40 18 8 16 16 24 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 N0 N1 N2 Grupo 1 Grupo 2 52 predominio de N positivo en 40 casos (71.4%), siendo este resultado estadísticamente significativo (p=0.00079) [Tabla 16, Gráfico 4]. Tabla 16. Estadio TNM. Infiltración Locorregional (Dicotómica) Estadio Grupo 1 Grupo 2 N negativo 40 (60.6) 16 (28.5) N positivo 26 (39.3) 40 (71.4) Total 66 56 Gráfico 4. Diferencias entre grupos según el grado de infiltración locorregional (Dicotómica). De igual forma se analizó la diseminación a distancia (M); en ambos grupos predomina el estadio M0, siendo 84.8% (56 casos) en el Grupo 1 y 71.4% (40) en el Grupo 2. El porcentaje de pacientes con metástasis en el Grupo 1 fue de 15% (10 pacientes) y en el Grupo 2 de 28.5% (16 pacientes). Sin significancia estadística (p=0.71). [Tabla 17]. La comparación del estadio M de forma dicotómica tampoco mostró significancia estadística [Tabla 18, Gráfico 5]. 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 Grupo 1 Grupo 2 N negativo N positivo 53 Tabla 17. Estadio TNM. Diseminación a distancia. Estadio Grupo 1 Grupo 2 M0 56 (84.8) 40 (71.4) M1 6 (9.0) 12 (21.4) M2 4 (6.0) 4 (7.1) Total 66 56 Tabla 18. Estadio TNM. Diseminación a distancia (Dicotómica). Estadio Grupo 1 Grupo 2 M negativo 56 (84.8) 40 (71.4) M positivo 10 (15.1) 16 (28.5) Total 66 56 Gráfico 5. Diferencias entre grupos según diseminación a distancia (Dicotómica). Se compraron también ambos grupos por etapa clínica: hubo un predominio discreto de pacientes con etapa clínica II en el grupo 1 (33%)
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