Logo Studenta

Utilidad-pronostica-del-antgeno-carcinoembrionario-en-el-cancer-colorrectal

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

I	
 
 
 
 
 
	
	
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNÓMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE MEDICINA 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO “DR. EDUARDO LICEAGA” 
 
“UTILIDAD PRONÓSTICA DEL ANTÍGENO 
CARCINOEMBRIONARIO EN EL CÁNCER COLORRECTAL” 
 
TESIS DE POSGRADO PARA OBTENER EL TITULO DE 
ESPECIALISTA EN COLOPROCTOLOGÍA 
 
PRESENTA 
DR. AGUSTIN GÜEMES QUINTO 
 
ASESOR DE TESIS 
DR. BILLY JIMÉNEZ BOBADILLA 
 
CIUDAD DE MÉXICO, 30 DE OCTUBRE DE 2019. 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
	 II	
AUTORIZACION	DE	TESIS	
	
	
	
	
____________________________________	
Dr.	Billy	Jiménez	Bobadilla	
Profesor	Titular	del	Curso	Coloproctología,	UNAM	
Jefe	de	Servicio	de	Coloproctología	
Hospital	General	de	México	“Dr.	Eduardo	Liceaga”	
	
	
	
	
	
_________________________________________	
Dr.	Billy	Jiménez	Bobadilla		
Tutor	de	Tesis		
Médico	Adscrito	al	Servicio	de	Coloproctología	
Hospital	General	de	México	“Dr.	Eduardo	Liceaga”	
	
	
	
	
_____________________________________	
Dr.	Agustín	Güemes	Quinto		
Autor	
Médico	Residente	Curso	Universitario	en	Coloproctología,	UNAM		
Hospital	General	de	México	“Dr.	Eduardo	Liceaga”	
	
	
	 III	
AGRADECIMIENTOS 
 
A mis padres y hermana por su apoyo incondicional 
 
A Paty por su apoyo, paciencia y por acompañarme siempre 
 
A todos mis compañeros 
 
A mis asesores, el Dr. Billy Jiménez Bobadilla por darme la oportunidad de continuar 
preparándome, y al Dr. Juan Antonio Villanueva Herrero por la enseñanza, paciencia 
y dedicación para culminar con este trabajo. 
 
A todos mis maestros, quienes contribuyeron de distinta forma enmi aprendizaje: 
Dra. Rosa Martha Osorio Hernández, Dra. Teresita Navarrete Cruces, Dr. Carlos 
Cosme Reyes, Dr. Luis Enrique Bolaños Badillo, Dr. Luis Charúa Guindic, Dr. Abel 
Jalife Montaño, Dr. Hamze Bandeh Moghadam y Dr. Antonio Martínez Martínez. 
 
 
	
 
	 IV	
ÍNDICE 
Siglas, acrónimos y abreviaturas 1 
Índice de tablas 2 
Resumen 3 
1. Antecedentes 4 
2. Planteamiento del Problema 37 
3. Justificación 38 
4. Objetivos 39 
5. Metodología 40 
6. Aspectos éticos y de bioseguridad 46 
7. Resultados 47 
8. Discusión 56 
9. Conclusión 60 
10. Referencias Bibliográficas 62 
11. Anexos 68 	 
	
	 1	
SIGLAS, ACRÓNIMOS Y ABREVIATURAS* 
Siglas Descripción 
ACE 
ADN 
ARN 
AJCC 
CA 19-9 
CCR 
EEI 
ETM 
RAB 
RAP 
TNM 
Antígeno carcinoembrionario 
Ácido desoxirribonucléico 
Ácido ribonucléico 
American Joint Comittee on Cancer 
Antígeno carbohidrato 19-9 
Cáncer colorrectal 
Enfermedad inflamatoria intestinal 
Excisión total del mesorrecto 
Resección anterior baja 
Resección abdominoperineal 
Tumor, Nodo (ganglio), Metéstasis 
 
* Se describen las abreviaturas más utilizadas en el presente trabajo. La descripción de 
las abreviaturas que no se encuentran en la lista anterior, estarán referenciadas en el 
texto. 
 
 
 
 
	
	 2	
ÍNDICE DE TABLAS 
Tabla Descripción Página 
Tabla 1 
Tabla 2 
Tabla 3 
Tabla 4 
Tabla 5 
Tabla 6 
Tabla 7 
Tabla 8 
Tabla 9 
 Tabla 10 
Tabla 11 
Tabla 12 
Tabla 13 
Tabla 14 
Tabla 15 
Tabla 16 
Tabla 17 
Tabla 18 
Tabla 19 
Tabla 20 
Clasificación de Dukes modificada 
Clasificación TNM de la AJCC para cáncer de colon 
Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de colon 
Clasificación TNM de la AJCC para cáncer de recto 
Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de recto 
Factores que afectan la concentración de ACE en suero 
Condiciones no neoplásicas que producen elevación del ACE 
Comparación entre los sistemas de estadificación para CCR 
Estudios que evalúan el ACE en pacientes con riesgo bajo 
Monitoreo del ACE de forma rutinaria 
Procedimientos quirúrgicos realizados en pacientes con CCR 
Localización tumoral por grupo de estudio 
Grado de diferenciación histológica tumoral por grupo 
Estadio TNM. Infiltración Local 
Estadio TNM. Infiltración Locorregional 
Estadio TNM. Infiltración Locorregional (Dicotómica) 
Estadio TNM. Diseminación a distancia 
Estadio TNM. Diseminación a distancia (Dicotómica) 
Distribución de pacientes con CCR según etapa clínica 
Distribución de pacientes con CCR según tamaño tumoral 
11 
12 
13 
14 
16 
25 
27 
30 
30 
35 
47 
48 
49 
50 
51 
52 
53 
53 
54 
55 
 
 
 
	
	 3	
RESUMEN 
Introducción. 
El cáncer colorrectal es la tercer neoplasia más frecuente en el mundo por lo que la 
detección temprana y el tratamiento oportuno ofrecen una supervivencia elevada y 
ofrecen un pronóstico favorable. El uso del antígeno carcinembrionario como marcador de 
seguimiento en los pacientes tratados por cáncer de colon y recto ha mostrado ser útil 
para la detección de enfermedad recurrente. Está por determinarse el valor pronóstico de 
este marcador en los pacientes posoperados de resección oncológica. 
Pacientes y Métodos. 
Se realizó un estudio retrospectivo de 122 pacientes con cáncer colorrectal entre 2013 y 
2018. Se asignaron dos grupos: Grupo 1 con medicion de ACE preoperatorio <5 ng/ml 
con 66 pacientes; y Grupo 2 con medición de ACE preoperatorio >5 ng/ml con 56 
pacientes. Se compararon ambos grupos mediante prueba de Chi cuadrada, con un valor 
de P estadísticamente significativa < 0.05. 
Resultados. 
En la evaluación de la infiltración locorregional (N), hay predominio de N0 en el Grupo 1 
con 60.6%; y predominio de N2 en el Grupo 2 con 42.8%. Los resultados muestran 
significancia estadística (p=0.00014). La infiltración locorregional (N) de forma dicotómica, 
muestra predominio de N negativo en el Grupo 1 con 40 casos (60.6%) y en el grupo 2 
existe predominio de N positivo en 40 casos (71.4%) (p=0.00079). Se compraron también 
ambos grupos por etapa clínica: hubo un predominio discreto de pacientes con etapa 
clínica II en el grupo 1 (33%) y un predominio de la etapa III en el Grupo 2 (42.8%) 
(p=0.006). En cuanto al tamaño tumoral, en el Grupo 1 predominan los tumores mayores 
a 5 cm en 66.6% (44). El Grupo 2 presentó tumores mayores a 5 cm en 89.2% de los 
casos (50). 
Conclusiones. 
La presencia de un valor elevado de ACE preoperatorio mayor a 5 ng/ml aumenta la 
probablidad de presentar ganglios positivos y un mayor número de estos en los pacientes 
con diagnóstico de CCR, lo que a su vez condiciona una etapa clínica más avanzada. 
Existe también una tendencia a presentar tumores de mayor tamaño sin existir correlación 
con la presencia de metástasis a distancia. Los hallazgos se correlacionan con un 
pronóstico poco favorable para los pacientes. 
Palabras clave. 
Cáncer colorrectal, antígeno carcinoembrionario, Clasificación TNM. 
	
	 4	
1. ANTECEDENTES 
EL CÁNCER COLORRECTAL 
A pesar de los avances médicos actuales y de unmejor acceso a los servicios de salud, 
se siguen presentando numerosos nuevos casos de todo tipo cáncer en el mundo. En las 
últimas décadas, la mortalidad por cáncer se ha incrementado aproximadamente un 40% 
y se espera que aumente a 60% en los siguientes 15 años. Las principales causas de 
muerte por cáncer también se han modificado debido a la incidencia de ciertas 
enfermedades, programas de detección más efectivos y mejoría en los tratamientos. 
Actualmente el cáncer colorrectal (CCR) se ha vuelto un padecimiento frecuente en las 
naciones occidentales y es la causa de cerca del 10% de las muertes relacionadas a 
cáner. Las principales causas del incremento de los casos son el aumento de la edad de 
la población, cambios en los hábitos alimenticios, tabaquismo, sedentarismo y obesidad, 
entre otros [1]. 
La principal opción de tratamiento para los pacientes con diagnóstico de CCR es la 
cirugía, tanto para tratar la enfermedad primaria como para reseccar metástasis 
hepáticas o pulmonares según sea el caso; se ofrece también radioterapia en el cáncer de 
recto y algunas formas de metástasis; y quimoterapia neoadyuvante y de forma paliativa. 
A pesar de las mejoras implementadas en el tratamiento, no ha habido un incremento 
significativo en la supervivencia a largo plazo. La enfermedad es detectada cada vez más 
frecuente en pacientes jóvenes, sin embargo esto puede ser consecuencia de los 
programas de detección implementados en la actualidad [2]. El pronóstico de la 
enfermedad está ampliamente relacionado con la etapa clínica al momento del 
diagnóstico, con una supervivencia a 5 años del 90% en etapas tempranas, y de menos 
del 10% en etapas avanzadas [3]. 
	
	 5	
Los estudios de detección, como se ha mencionado, son y serán el factor de mayor 
impacto para determinar la incidencia y mortalidad por cáncer colorrectal en los siguientes 
años. Es un hecho que es necesario optimizar la forma en que dichos estudios se 
realizan, como captar una mayor población y realizar mejoras en los estudios no invasivos 
(por ejemplo, pruebas fecales de ADN) como alternativas al estándar de oro actual, la 
colonoscopia. 
Epidemiología 
El CCR es el tercer tipo de cáncer más común en ambos sexos y corresponde al 9.7% de 
todos los tipos de cáncer. Más de la mitad de los casos ocurren en las zonas más 
industrializadas del planeta. La mayoría de los casos diagnosticados son en pacientes de 
mayores de 50 años de edad; 75% de los casos de cáncer de recto y 80% de los casos 
de cáncer de colon se diagnostican en pacientes mayores de 60 años [4]. 
La incidencia varía en todas las regiones del mundo. Es mayor en Australia y Nueva 
Zelanda, mientras que es mucho menor en el oeste de África. La incidencia para 
Latinoamérica y el Caribe corresponde a 11.7 por cada 100, 000 habitantes. Las 
variaciones se asocian a los distintos niveles socioeconómicos entre cada región. En el 
año 2013 se reportaron 771, 000 muertes asociadas a cáncer colorrectal en todo el 
mundo. El rango de muerte estandarizado para la edad es distinto en cada país y refleja la 
incidencia de la enfermedad. Es más alto para los hombres (10 por cada 100,000) que 
para las mujeres (6.9 por cada 100, 000). La mortalidad también depende de la 
distribución de la población al momento del diagnostico y depende de los programas de 
detección disponibles por los servicios de salud en cada país. La mortalidad por CCR se 
ha incrementado en un 57% entre 1990 y 2013 a nivel mundial, sin embargo, desde los 
años 80, en los casos específicos de Europa, Norteamérica y Asia, la mortalidad ha 
	
	 6	
disminuido, probablemente debido al mayor uso de la colonoscopia que ha mejorado la 
detección y tratamiento de lesiones tempranas [5]. 
Factores de riesgo 
Tanto factores genéticos como ambientales juegan un rol importante en la etiología del 
CCR. La mayoría de los casos son esporádicos; aproximadamente ¾ partes de los 
pacientes son negativos para antecedentes familiares. En los países occidentales, el 
riesgo de padecer CCR es del 3 a 5% en toda la vida. El riesgo se duplica en aquellos con 
antecedentes familiares en primer grado que hayan sido diagnosticado entre los 50 y 70 
años de edad; el riesgo de triplica si la edad de diagnóstico de un familiar en primer grado 
fue menor a los 50 años de edad. El riesgo aumenta todavía más si existen varios 
miembros afectados en la familia. La historia familiar positiva confiere un riesgo del 15 al 
20% para padecer CCR en toda la vida. Por supuesto, existe un grupo de pacientes 
afectado por ciertos tipos de cáncer hereditario, aproximadamente un 5 a 10% de los 
casos. El más común de estos síndromes, el síndrome de Lynch, está ocasionado por una 
mutación en los genes reparadores del ADN. Otros síndromes hereditarios son la 
poliposis adenomatosa familiar, poliposis asociada a mutación del gen MUTYH (mutY 
ADN glucosilasa), síndrome de Peutz-Jeghers, poliposis serrada y poliposis juvenil. Todos 
estos con diferentes porcentajes de riesgo para el desarrollo de CCR [6] 
La colitis crónica asociada a enfermedad inflamatoria intestinal (EII) se asocia también 
con un riesgo aumentado de CCR. El riesgo aumenta conforme la duración de la 
enfermedad. El cáncer relacionado a EII es unicamente del 1% en los países 
occidentales. El tratamiento antiinflamatorio actual y la vigilancia endoscópica, la cual 
debe iniciar entre los 6 y 10 años posteriores al diagnóstico, han logrado que la incidencia 
de cáncer haya disminuido en los últimos años [7]. 
	
	 7	
Existen numerosos factores ambientales modificables que influyen en el desarrollo del 
CCR. El riesgo se ve aumentado por el tabaquismo, la ingesta de alcohol y el aumento de 
peso. Por cada incremento de unidad de índice de masa corporal, el riesgo de CCR 
aumenta 2-3%. Los pacientes con diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 también 
presentan un riesgo aumentado. El consumo de carne roja y alimentos procesados 
aumenta el riesgo de cáncer un estimado de 1.16 partes por 100 g de ingesta al día. Al 
contrario, el consumo de leche, granos enteros, frutas y vegetales, así como el consumo 
de calcio, fibra y vitamida D, disminuyen el riesgo. La actividad física diaria y la ingesta de 
dosis bajas de aspirina también se han asociado con una disminución del riesgo de CCR. 
Numerosos estudios han estimado que entre 16-71% de los casos de CCR 
diagnosticados en Europa y Estados Unidos son atribuibles a factores relacionados con el 
estilo de vida [5]. La variedad de factores involucrados en la carcinogénesis se ve 
reflejada en la heterogenicidad del CCR, lo que ha despertado el interés en la 
investigación de esta relación entre factores ambientales y genéticos y ha ofrecido 
resultados alentadores para el tratamiento de la enfermedad en el futuro [2, 8]. 
Desarrollo del cáncer 
Los factores ambientales y genéticos que están implicados en el desarrollo del cáncer 
actúan al promover conductas específicas que facilitan la formación de cáncer en las 
células epiteliales del colon y recto. Una de las vias de acción es la acumulación 
progresiva de alteraciones genéticas y epigenéticas que activan oncogenes y desactivan 
a los genes supresores tumorales. El “término epigenético” fue introducido en 1942 por 
Waddingtone y engloba alteraciones hereditarias y reversibles en la expresión fenotípica 
del genoma, que alteran la expresión genética sin afectar la secuencia primaria del ADN 
[9]. La pérdida de la estabilidad genomica/epigenomica se ha observado en la mayoría de 
las lesiones neoplásicas tempranas en el colon y recto (por ejemplo criptas aberrantes, 
	
	 8	
adenomas y pólipos serrados), y este es el evento molecular central y fisiopatológico que 
inicia y forma el CCR. La pérdida de la estabilidad genómica y epigenómica acelera la 
acumulación de mutaciones y alteraciones epigenéticas en los genes supresores y 
oncogenes, que conducen a la transformaciónmaligna de las células epiteliales en un tipo 
de célula de conducta agresiva y maligna. Los estudios más recientes muestran que la 
transformación ocurre de forma habitual en las células madre ubicadas en las criptas, y 
esto es escencial para la formación y mantenimiento del tumor [10, 11]. 
En el modelo clásico de la formación del cáncer colorrectal, la gran mayoría de los 
tumores provienen de un pólipo formado a partir de una cripta aberrante, el cual 
evoluciona a un adenoma primario (menor a 1 cm de tamaño con una histología tubular o 
tubulovellosa). El adenoma progresa a un adenoma avanzado (mayor a 1 cm de tamaño 
y/o de histología vellosa) antes de convertirse en cáncer. El proceso resulta de la 
acumulación de mutaciones, el cual toma aproximadamente 10 a 15 años en completarse, 
pero puede verse acelerado en ciertas circunstancias, como en el síndrome de Lynch. La 
biología molecular de los pólipos es heterogénea, ya que algunos adenomas progresan a 
cáncer (10% de los pólipos) y otros no. 
El CCR puede originarse también de otros tipos de pólipos, los llamados pólipos serrados 
sésiles (PSS), que representan el 5 a 10% de todos los pólipos. Estos provienen de un 
orígen molecular e histológico distinto a los adenomas tubulares y se clasifican en pólipos 
hiperplásicos, adenomas sesiles serrados y adenomas serrados tradicionales. Estos 
tienen la capacidad de transformarse en cáncer partiendo desde un pólipo hiperplásico 
que se convierte en pólipo serrado sésil y finalmente en adenocarcinoma. 
 
	
	 9	
Se ha propuesto un sistema de clasificación del CCR de acuerdo a su origen molecular, el 
cual consiste en cuatro subgrupos: Hipermutable/inestable microsatelital (Hip-IMS), 
hipermutable/estable microsatelital (Hip-EMS), estable microsatelital o de inestabilidad 
cromosómica (IC) y fenotipo metilador isla CpG (FMIC). La frecuencia de ciertas 
mutaciones es muy variable. Algunas mutaciones, como las del gen APC, implicado en la 
poliposis adenomatosa familiar, y el gen miembro 4 SMAD (SMAD4) son comunes en los 
cuatro subgrupos, pero otras se restringen a un solo subgrupo, como las del gen BRAF en 
el cáncer de tipo FMIC [12]. 
En el CCR existe una evidente heterogenicidad en las mutaciones de tumores 
específicos, sin embargo parece haber mutaciones asociadas en algunos grupos (por 
ejemplo, genes involucrados en una cierta vía de señelazación). Las alteraciones más 
comunes observadas son las de los genes APC, CTNNB1, KRAS, BRAF, SMAD 4, 
TGFBR2, TP53, PIK3CA, ARID1A, SRY, SOX9, FAM123B y ERBB2. Esto promueve la 
tumorogenesis al perturbar vías de señalización clave, o al afectar genes que regulan la 
conducta central celular, como la reparación del ADN y proliferación. El CCR se inicia 
frecuentemente al presentarse alteraciones en la vía de señalización Wnt, con lo que las 
células tumorales progresan al haber una regulación alterada de otras vías de 
señalización. 
Además de las mutaciones genéticas, existen alteraciones epigenéticas que ocurren en 
los pólipos y tumores que parecen relacionarse con las mutaciones para conducir la 
progresión de pólipo a cáncer. La metilación del ADN afecta las zonas ricas en CpG (Islas 
CpG), las cuales se localizan a menudo en la region 5’ de los genes y resulta en una 
detención de la transcripción y cambios en la estructura de la cromatina. Las 
modificaciones en la metilación del ADN pueden ocasionar dos eventos: La 
hipermetilación de las islas CpG que pueden desactivar los genes supresores, y la 
	
	 10	
hipermetilación repetitiva conduce a inestabilidad genómica o a la activación de 
oncogenes [13]. 
La frecuencia con la que se presentan estas alteraciones moleculares es variable y 
depende de la localización del tumor en el tubo digestivo (colon o recto). Hay dos teorías 
propuestas, una en la que las alteraciones se ven afectadas dependiendo de si el tumor 
es proximal o distal; y otra en la que se presenta un modelo continuo del tubo digestivo. 
En ambos casos se propone que el microambiente tumoral modula la forma en la que las 
mutaciones afectan la formación y progresión del cáncer. Con esto podemos concluir que 
el desarrollo del CCR es resultado de la acumulación de alteraciones en los genes que 
conducen a la formación de un tumor dentro un ambiente rico en factores promotores 
tumorales; por ello muchos estudios actuales se han enfocado en determinar el rol de la 
microbiota intestinal en el desarrollo del CCR [8]. 
Diagnóstico y detección 
Se puede relacionar al CCR con un sinnúmero de signos y síntomas, incluyendo sangre 
en heces, cambios en los hábitos intestinales y dolor abdominal. Otros síntomas son 
fatiga, síntomas relacionados a anemia y pérdida de peso. A partir de la introducción de 
los estudios de detección ha sido posible identificar la presencia de CCR en un estado 
preclínico. En los pacientes sintomáticos, la colonoscopia es el método de preferencia. 
Para la detección temprana se usan otro tipo de estudios que preceden a la colonoscopia 
si estos resultan ser positivos [14]. 
Estadificación 
Existen muchos factores que afectan el pronóstico del CCR, pero probablemnte el más 
importante sea el estadio clínico. El grado de invasión de la pared del intestino, la 
extensión a ganglios y las metástasis a distancia son factores que afectan el pronóstico. 
	
	 11	
Se han utilizado tres sistemas para clasificar el estadio del CCR: El sistema Dukes, el 
sistema Astle-Coller y el sistema TNM [15]. 
La estadificación para el cáncer colorrectal se basa fundamentalmente en los hallazgos 
anatómicos como lo describió en un principio el patólogo británico Cuthbert Dukes en 
1932. La clasificación de Dukes es una forma simplificada de la extensión tumoral por 
planos anatómicos (Tabla 1). Esta clasificación fue modificada posteriormente por Astler y 
Coller en 1954, y en 1957, el Comité Conjunto Americano de Cáncer (AJCC por sus siglas 
en inglés) adoptó el sistema de clasificación tumor-ganglio(nodo)-metástasis, o TNM; el 
cual ha probado ser hasta hoy el sistema más adecuado para la estadificación del cáncer 
(Tablas 2, 3, 4 y 5) [16, 17, 18]. 
 
Tabla 1. Clasificación de Dukes modificada. 
Estadio Características 
A Tumor limitado a la mucosa 
B1 Tumoir limitado a la muscular propia 
B2 Tumor invade la muscular propia y la serosa 
C1 El se ha extendido a 1-4 ganglios regionales 
C2 El tumor se ha extendido a más de 4 ganglios 
regionales. 
D Presencia de metástasis a distancia 
 
 
	
	 12	
Tabla 2. Clasificación de la AJCC 8 para cáncer de colon. Definición de T, N y M. 
 Tumor primario (T) 
TX El tumor primario no puede ser valorado 
T0 Sin evidencia de tumor primario 
Tis Carcinoma in situ; carcinoma intramucoso (compromiso de la lámina propia sin 
extensión a la muscular de la mucosa). 
T1 El tumor invade la submucosa ( a través de la muscular de la mucosa pero sin 
afectar la muscular propia). 
T2 El tumor invade la muscular propia. 
T3 El tumor invade a través de la muscular propia hacia los tejidos pericolorrectales 
T4 
 
 T4a 
 
 
 T4b 
El tumor invade el peritoneo visceral o invade o se adhiere a los órganos o 
estructuras adyacentes. 
El tumor invade a través del peritoneo visceral (incluyendo perforación intestinal e 
invasión continua del tumor a través de zonas de inflamación hacia la superficie del 
peritoneo visceral). 
El tumor invde directamente o se adhiere a órganos o estructuras adyacentes. 
 
 Ganglios o nódulos linfáticos regionales (N) 
NX Los ganglios linfáticos regionales no pueden ser valorados. 
N0 Sin evidencia de ganglios línfaticos regionales 
N1 
 
 
 N1a 
 N1b 
 N1c 
Uno a tres ganglios linfáticos regionales son positivos (tumor en ganglio linfático que 
mide >0.2 mm), o hay presencia de depósitos tumorales y todos los ganglios 
linfáticos regionales identificables son negativos. 
Un ganglio linfático regional es positivo.Dos o tres ganglios linfáticos regionales son positivos. 
No hay ganglios linfáticos regionales positivos, pero hay depósitos tumorales en la 
subserosa, mesenterio y tejidos pericólicos no peritonizados o tjido 
perirrectal/mesorrectal. 
N2 Cuatro o más ganglios linfáticos regionales son positivos. 
	
	 13	
 N2a 
 N2b 
Cuatro a seis ganglios linfáticos regionales son positivos. 
Siete o más ganglios linfáticos regionales son positivos. 
 
 
 Metástasis a distancia (M) 
M0 No se observan metástasis a distancia por estudios de imagen; no hay evidencia de 
tumor en sitios distantes u órganos. 
M1 
 
 M1a 
 M1b 
 M1c 
Metástasis a uno o más sitios distantes u órganos o prescencia de metástasis 
peritoneales. 
Métastasis a un sitio u órgano sin metástasis peritoneales. 
Metástasis a dos o más sitios u órganos sin metástasis peritoneales. 
Metástasis a la superficie peritoneal sola o junto a otro sitio u órgano. 
 
 
Tabla 3. Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de colon. 
Estadio T N M 
0 Tis N0 M0 
I T1-T2 N0 M0 
IIA T3 N0 M0 
IIB T4a N0 M0 
IIC T4b N0 M0 
IIIA T1-T2 
T1 
N1/N1c 
N2a 
M0 
M0 
IIIB T3-T4a 
T2-T3 
T1-T2 
N1/N1c 
N2a 
N2b 
M0 
M0 
M0 
	
	 14	
IIIC T4a 
T3-T4a 
T4b 
N2a 
N2b 
N1-N2 
M0 
M0 
M0 
IVA Cualquier T Cualquier N M1a 
IVB Cualquier T Cualquier N M1b 
IVC Cualquier T Cualquier N M1c 
 
Tabla 4. Clasificación de la AJCC 8 para cáncer de recto. Definición de T, N y M 
 Tumor primario (T) 
TX El tumor primario no puede ser valorado 
T0 Sin evidencia de tumor primario 
Tis Carcinoma in situ; carcinoma intramucoso (compromiso de la lámina propia sin 
extensión a la muscular de la mucosa). 
T1 El tumor invade la submucosa ( a través de la muscular de la mucosa pero sin 
afectar la muscular propia). 
T2 El tumor invade la muscular propia. 
T3 El tumor invade a través de la muscular propia hacia los tejidos pericolorrectales 
T4 
 
 T4a 
 
 
 T4b 
El tumor invade el peritoneo visceral o invade o se adhiere a los órganos o 
estructuras adyacentes. 
El tumor invade a través del peritoneo visceral (incluyendo perforación intestinal e 
invasión continua del tumor a través de zonas de inflamación hacia la superficie del 
peritoneo visceral). 
El tumor invde directamente o se adhiere a órganos o estructuras adyacentes. 
 
 
 
 
	
	 15	
 Ganglios o nódulos linfáticos regionales (N) 
NX Los ganglios linfáticos regionales no pueden ser valorados. 
N0 Sin evidencia de ganglios línfaticos regionales 
N1 
 
 
 N1a 
 N1b 
 N1c 
Uno a tres ganglios linfáticos regionales son positivos (tumor en ganglio linfático que 
mide >0.2 mm), o hay presencia de depósitos tumorales y todos los ganglios 
linfáticos regionales identificables son negativos. 
Un ganglio linfático regional es positivo. 
Dos o tres ganglios linfáticos regionales son positivos. 
No hay ganglios linfáticos regionales positivos, pero hay depósitos tumorales en la 
subserosa, mesenterio y tejidos pericólicos no peritonizados o tjido 
perirrectal/mesorrectal. 
N2 
 N2a 
 N2b 
Cuatro o más ganglios linfáticos regionales son positivos. 
Cuatro a seis ganglios linfáticos regionales son positivos. 
Siete o más ganglios linfáticos regionales son positivos. 
 
 
 Metástasis a distancia (M) 
M0 No se observan metástasis a distancia por estudios de imagen; no hay evidencia de 
tumor en sitios distantes u órganos. 
M1 
 
 M1a 
 M1b 
 M1c 
Metástasis a uno o más sitios distantes u órganos o prescencia de metástasis 
peritoneales. 
Métastasis a un sitio u órgano sin metástasis peritoneales. 
Metástasis a dos o más sitios u órganos sin metástasis peritoneales. 
Metástasis a la superficie peritoneal sola o junto a otro sitio u órgano. 
 
 
 
 
 
	
	 16	
Tabla 5. Estadio anatómico/Grupos pronósticos cáncer de recto. 
Estadio T N M 
0 Tis N0 M0 
I T1-T2 N0 M0 
IIA T3 N0 M0 
IIB T4a N0 M0 
IIC T4b N0 M0 
IIIA T1-T2 
T1 
N1/N1c 
N2a 
M0 
M0 
IIIB T3-T4a 
T2-T3 
T1-T2 
N1/N1c 
N2a 
N2b 
M0 
M0 
M0 
IIIC T4a 
T3-T4a 
T4b 
N2a 
N2b 
N1-N2 
M0 
M0 
M0 
IVA Cualquier T Cualquier N M1a 
IVB Cualquier T Cualquier N M1b 
IVC Cualquier T Cualquier N M1c 
 
Grado histológico 
El grado histológico es un factor pronóstico independiente del estadio y es determinado 
por los grados de diferenciación del tumor. Mientras que la mayoría clasifican el cáncer en 
cuatro grados, las características histológicas pueden variar según el observador. La 
AJCC recomienda un sistema de dos grados para reportar el cáncer colorrectal: bajo 
grado (bien diferenciado y moderadamente diferenciado) y alto grado (poco diferenciado y 
	
	 17	
no diferenciado). Existen tmbién variantes histológicas como el adenocarcinoma mucinoso 
y adenocarcinoma en células en anillo de sello, los cuales también pueden presentar 
modificaciones en el pronóstico, pues estos suelen ser más agresivos [19]. 
 
Manejo 
El cáncer de colon y el cáncer de recto son abordados de diferente forma. Los registros 
de varios países muestran grandes diferencias en el pronóstico para el cáncer colorrectal 
después del tratamiento, aunque en los últimos años se ha observado cierta mejoría [3]. 
La cirugía es el tratamiento curativo principal para los pacientes con enfermedad no 
metastásica. Sin embargo, los resultados dependen ampliamente de la calidad de la 
cirugía, la estadificación adecuada y la selección del tratamiento. Debe ponerse especial 
atención a los márgenes circunferenciales de la lesión al momento de ser resecada. En 
casos más avanzados de cáncer rectal la terapia neoadyuvante puede reducir la carga 
tumoral y ocasionalmente el estadio tumoral, lo que permite optimizar la resección 
quirúrgica. Al considerar a un paciente para cirugía deben evaluarse factores como la 
edad, estado físico del paciente, etapa clínica, tipo de cirugía a realizar y expectativas de 
la misma. En cuanto a los adultos mayores las complicaciones postoperatorias inmediatas 
son frecuentes y existen alternativas en el manejo que deben evaluarse de forma 
particular para ofrecer una mejor calidad de vida y pronóstico [20]. 
Antes de la cirugía es importante obtener información de las características del resto del 
colon para descartar la presencia de un tumor sincrónico, que puede presentarse hasta en 
un 4% de los pacientes. Es importante buscar metástasis mediante estudios de imagen y 
obtener una muestra para antígeno carcinembrionario (ACE) preoperatorio como base 
para la vigilancia posterior. Aquellos pacientes con cáncer rectal deberán contar con 
	
	 18	
resonancia magnética de pelvis para valoar extensión a mesorrecto y determinar el 
estadio T. Esta información es necesaria en pacientes con estadios T avanzados que son 
candidatos a quimio-radioterapia. 
En el cáncer de colon la resección via laparoscópica ha mostrado resultados oncológicos 
similares a la cirugía abierta, con menor morbilidad y menor tiempo estancia hospitalaria 
[21, 22, 23]. El abordaje quirúrgico para el cáncer de recto es muy variado y depende del 
estadio tumoral. Para los estadios tempranos (T1N0) la microcirugía transanal 
endoscópica (TEM por sus siglas en inglés) es una excelente opción con resultados 
oncológicos satisfactorios, sin embargo presenta altos índices de recurrencia local cuando 
la pieza se reseca de forma incompleta o presenta una estadificación inadecuada. 
La excisión total de mesorrecto (ETM) es el estándar de oro para los abordajes 
transabdominales con excelentes resultados oncológicos y adecuada calidad de vida del 
paciente [24]. Se caracteriza por una resección en bloque del mesorrecto con disección a 
través de la fascia mesorrectal. En los pacientes con tumores no favorables, la ETM se 
recomienda solo posterior a terapia neoadyuvante para evitar recurrencias. La cirugía 
radical que se realiza con mayor frecuenciaes la resección anterior baja (RAB), que está 
indicada para tumores del rescto superior. Se resecan de 4 a 5 cm desde el borde 
tumoral utilizando la ETM, seguida de anastomosis. La resección abdominoperineal (RAP) 
con ETM está reservada para los pacientes en los que hay infiltración tumoral del canal 
anal o el músculo elevador del ano, cuando el tumor se encuentra a menos de 1 cm del 
márgen anal o bien, cuando la resección completa del tumor resultará en incontinencia 
para el paciente. Mediante un abordaje abdominal y otro perineal, la RAP consiste en 
resecar en bloque el sigmoides, recto y ano, así como el mesenterio y mesorrecto, 
seguido de colostomía permanente. La resección laparoscópica y asistida por robot ha 
evolucionado en los útlimos años y es una opción cuando se utiliza por un cirujano 
	
	 19	
experto. Estos procedimientos han mostrado menos complicaciones y mejores 
indicadores de calidad de vida, comparado con la cirugía abierta, aunque todavía con 
costos elevados en ciertas áreas [25]. 
La radioterapia o quimio-radioterapia puede ofrecerse en estadios T3 desfavorables de 
cáncer de recto (invasión a grasa mesorrectal mayor a 5 mm o invasión de 2 mm en la 
fascia mesorrectal). Lo mismo ocurre para los tumores T4 con ganglios positivos. 
Posterior al tratamiento se recomienda realizar colonoscopia o resonancia magnética para 
restadificar nuevamente y evaluar el tratamiento quirúrgico más adecuado. Existen casos 
en donde la respuesta a la quimo-radioterapia es completa, sin embargo aún existe 
controversia en determinar si estos pacientes requieren de cirugía o no [26, 27]. 
Existen diferentes esquemas de quimioterapia para el tratamiento neoadyuvante y 
adyuvante del CCR. Por lo general no está indicada la terapia neoadyuvante para el 
cáncer de colon. Sin embargo, para el cáncer de recto está indicada en estadios 
intermedios y avanzados de la enfermedad para reducir la recurrencia local. Se puede 
administrar como un ciclo corto de radioterapia preoperatoria o bien como quimio-
radioterapia con 5-fluorouracilo o capecitabine [28]. 
El rango de curación para cáncer de colon T3, T4a, T4b y N0M0, utilizando cirugía 
únicamente, suele ser elevado y solo un 5% de los pacientes se benefician de terapia 
adyuvante. Las guías actuales, sin emabrgo, recomiendan el uso de adyuvancia, sobre 
todo si se trata de casos de alto riesgo, usando una combinación de 5-fluorouracilo más 
oxaliplatino. En el cáncer de recto se utiliza quimio-radioterapia cuando el paciente no 
recibe terapia neoadyuvante y presenta factores de riesgo. Por lo general se usa una 
fluoropirimidina [5]. 
	
	 20	
El tratamiento para la enfermedad metastásica ha incrementado la sobrevida de los 
pacientes en las últimas décadas. Esto puede atribuirse al uso de nuevos 
quimioterapéuticos (oxaliplatino, irinotecan), la introducción de terapias dirigidas 
(anticuerpos monoclonales, proteínas de fusión) [29] y la inclusión de resección quirúrgica 
para lesiones metastásicas (pulmonares y hepáticas) [30]. La decisión de resecar un 
tumor primario en enfermedad con estadio IV obedece a distintos factores, incluyendo los 
síntomas del paciente y la posibilidad de resección de metástasis [31]. 
El desarrollo en conjunto de todas estas opciones de manejo en el futuro permitiran 
individualizar el tratamiento y prolongar la vida de los pacientes. El mayor impacto en la 
disminución de la incidencia y la mortalidad se verá en el desarrollo de nuevas 
herramientas para la detección oportuna del CCR, así como en la creación de elementos 
que nos ayuden a determinar cuáles pacientes presentan más riesgo o peor pronóstico 
una vez que han sido diagnosticados. 
 
MARCADORES TUMORALES 
Desde la segunda mitad del siglo XX, al contar con un mayor conocimiento de la biología 
del cáncer, se hizo evidente la necesidad de desarrollar pruebas que permitieran realizar 
un diagnóstico eficaz, barato y accesible para neoplasias ocultas, así como para 
determinar el pronóstico, tratamiento y seguimiento del paciente. Como resultado de esto 
aparecieron los llamados marcadores tumorales o biomarcadores de cáncer. La medición 
de marcadores tumorales en el laboratorio clínico es un área de estudio en expansión y 
cada vez se utilizan de forma más frecuente en el manejo de distintas enfermedades, no 
solo del cáncer [32]. 
	
	 21	
El marcador tumoral o biomarcador se define como una molécula, una sustancia o un 
proceso que se altera de forma cualitativa o cuantitativa, como resultado de una condición 
precancerosa o un cáncer, el cual es detectable mediante una prueba de laboratorio en 
sangre, en líquidos orgánicos o en tejidos. La naturaleza de dicho marcador puede ser 
variable, desde ácidos nucléicos, ADN o ARN, proteínas, péptidos o bien, el resultado de 
procesos como la apoptosis, la angiogénesis y la proliferación celular. 
Los marcadores tumorales son una herramienta que permite dar respuesta a una serie de 
interrogantes que el médico se hace frente a un paciente con un probable diagnóstico o 
diagnóstico conocido de cáncer. Esta prueba debería arrojar otros datos importantes, 
tales como, la correlación con el tamaño tumoral, la agresividad, progresión o regresión 
del tumor, y que en la práctica sea fácil de reproducir y ser accesible, es decir, tener una 
adecuada relación costo-beneficio. 
La historia de los marcadores tumorales se remonta al siglo XIX, cuando Henry Bence-
Jones encontró una proteína que se precipitaba en la orina acidificada de un paciente con 
mieloma múltiple; a esta proteína posteriormente la llamó, ni más ni menos que proteína 
de Bence-Jones, el primer marcador tumoral y que todavía se utiliza en la clínica hoy en 
día. Entre los años 1928 y 1963 se describieron numerosas hormonas, enzimas y otras 
proteínas que se ven alteradas en el suero sanguíneo durante el curso de una 
enfermedad maligna. A finales de la década de 1930 fue descubierta la fosfatasa ácida, 
útil marcador en el cáncer de próstata, que se utilizó hasta que fue descubierto el 
antígeno prostático específico. En 1963 fue descubierta la alfafetoproteína, marcador de 
hepatocarcinoma, y en 1965 el antígeno carcinoembrionario, marcador importante en las 
neoplasias colorrectales y gastrointestinales que todavía se utiliza en la actualidad. Con el 
advenimiento del radioinmunoanálisis, el descubrimiento de los anticuerpos 
monoclonales, oncogenes y genes supresores, se abrió un nuevo campo de investigación 
	
	 22	
en el desarrollo de nuevos marcadores para el diagnóstico y seguimiento de otros tipos de 
neoplasias. 
 
ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO 
El antígeno carcinoembrionario (ACE) fue descrito inicialmente por Gold y Freedman en el 
año 1965 cuando identificaron una proteína que estaba presente tanto en el colon fetal 
como en los pacientes con ciertos tipos de cáncer, particularmente de tipo epitelial, como 
en el cáncer colorrectal (CCR) [33], y que aparentemente se encontraba ausente en el 
adulto sano. Debido a que el antígeno era solamente detectable en el tejido embrionario y 
el tejido cancerígeno, fue bautizado con el nombre con el que se conoce actualmente. 
Posteriormente se encontró que el ACE , o al menos una molécula similar al ACE, se 
encontraba presente también en algunos tejidos sanos, sin embargo las concentraciones 
en tumores malignos era mucho mayor [34]. 
En uno de los primeros reportes del ACE en suero, Thomson y colaboradores encontraron 
una elevación de las concentraciones en 35 de 36 pacientes con cáncer colorrectal. En 
contraste, no se encontraron valores normales en sujetos sanos, mujeres embarazadas, 
pacientes con cáncer de origen no gastrointestinal, o pacientes con alguna enfermedad 
gastrointestinal benigna. Diferentes estudios han mostrado variaciones en los niveles de 
ACE en pacientes con tumores gastrontestinales, no siempre existe una relación directa. 
Hace más de 50 años, cuandose identificó el ACE por primera vez, se pensó que sería el 
marcador específico y sensible para la detección de cáncer, particularmente el 
gastrointestinal. Con el paso del tiempo estas suposiciones fueron descartadas, pero el 
ACE continúa siendo una proteína de utilidad clínica relevante [33, 35]. 
 
	
	 23	
ESTRUCTURA Y FUNCIÓN BIOLÓGICA DEL ACE 
Según la secuencia genética del ACE, se clasifica a este como miembro de la familia de 
las inmunoglobulinas y se conforma de una gran variedad de glucoproteínas altamente 
glucosiladas. La familia del ACE se divide en dos grupos, las moléculas de adhesión 
relacionadas al ACE (CEACAM por sus siglas en inglés) y las glucoproteinas específicas 
del embarazo (GEE). En los seres humanos, basado en el análisis filogenético actual, la 
familia del ACE consta de 35 genes, de los que 21 son codificadores de proteínas, 
ordenados de forma continua en el cromosoma 19 en la región 19q13.2-19q13.4 [36]. El 
ACE es una glucoproteína compuesta de 60% de carbohidratos y un peso molecular entre 
180 y 220 kDaltons; muestra una marcada heterogenicidad que puede deberse a 
variaciones en la cadena lateral de carbohidratos, entre los cuales se identifican manosa, 
galactosa, N-acetilglucosamina, fucosa y ácido siálico [37]. 
Como ya se ha mencionado, el ACE es un miembro de la superfamilia de las 
inmunoglobulinas. Se encuentran dos tipos de dominio de inmunoglobulina: un dominio N-
terminal de 108 aminoácidos homólogos al dominio variable de inmunoglobulinas (IgV-
like) y seis dominios homólogos al dominio constante de inmunoglobulinas del tipo C-2 
(IgC2-like). El ACE se une a la membrana celular por un anclaje glucosil-fosfatidilinositol y 
probablemente se libera en su forma soluble por una fosfolipasa C o fosfolipasa D [38]. 
La similitud del ACE con ciertas proteinas relacionadas a inmunoglobulina, como el ICAM-
1 o ICAM-2, inicialmente sugería que el ACE podría actuar como una molécula de 
adhesión. En estudios in vitro, el ACE ha mostrado ser capaz formar enlaces homofílicos 
(unión ACE-ACE) y heterofílicos (ACE-moléculas diferentes a ACE). El cáncer invasor y 
metástasis presentan alteraciones en la adhesión celular, por lo que se pensó que el ACE 
tenía un rol en este proceso. Hostetter y colaboradores mostraron que al transferir células 
de tumores colorrectales en ratones sanos, el número de metástasis hepáticas 
	
	 24	
aumentaba de un 2 a 48% al inyectarse ACE [39]. Aún así, no hay evidencia directa de 
que el ACE intervenga en la diseminación del cáncer. A pesar de que los estudios in vitro 
muestran la intervención del ACE en la adhesión celular, es dificil determinar el papel que 
tiene este en los enterocitos maduros en el colon sano. Se ha observado que en el colon 
sano, el ACE se une a ciertas cepas de E. coli. Según Thompson y colaboradores, esta 
unión facilita la colonización bacteriana del intestino. Hammarstrom, por otro lado, 
propone que el ACE cumple con una función protectora en el colon al atrapar 
microorganismos infecciosos [36, 38]. 
Miembros de la familia del ACE están implicados en diversas funciones fisiológicas y 
patológicas. Por ejemplo, las CEACAMs juegan un papel vital durante el desarrollo 
embrionario en donde la adhesión célula-célula es necesaria para la integración celular y 
formación de órganos funcionales. Miembros del grupo CEACAM funcionan también como 
receptores de numerosos patógenos virales y bacterianos, como el virus de hepatitis 
murina, H. influenzae, N. meningitidis y N. gonorrheae, los cuales se unen a las proteínas 
CEACAM por medio del dominio N-terminal tipo IgV. Las GEEs son proteínas producidas 
por las células del trofoblasto, y que se cree regulan las interacciones materno-fetales 
durante el embarazo. De forma particular, el ACE juega un rol importante en la 
carcinogénesis. Las CEACAMs de forma constante se sobreexpresan en varios tipos de 
malignidad y se asocian frecuentemente a un pobre pronóstico y disminución en la 
supervivencia del paciente. Estas propiedades otorgan a las CEACAMS su valor como 
biomarcador en cáncer, usado de forma amplia en el diagnóstico, pronóstico y monitoreo 
del cáncer colorrectal y otros tipos de cáncer [36]. 
La localización inmunocitoquímica del ACE ha sido estudiada en una variedad de tejidos 
colorrectales benignos, premalignos y malignos, otros carcinomas gastrointestinales y 
tumores extra intestinales. Las variaciones parecen provenir de diferencias en las 
	
	 25	
propiedades de unión de los antígenos anti-ACE utilizados. Los estudios han mostrado la 
presencia de ACE en el glucocalix de la superficie de las células epiteliales en la mucosa 
del colon sano, al igual que en la mucosa distante y adyacente a carcinomas infiltrantes. 
Se ha demostrado este mismo patrón en los pólipos [40]. 
 
FACTORES QUE AFECTAN LA CONCENTRACIÓN DE ANTÍGENO 
CARCINOEMBRIONARIO SÉRICO EN PACIENTES CON CÁNCER COLORRECTAL 
Gebauer y colaboradores estudiaron la concentración de ACE en suero y tejidos malignos 
de 41 pacientes con CCR. No hubo correlación entre la concentración de ACE en el tejido 
y la etapa de la enfermedad, supervivencia libre de enfermedad y supervivencia global. 
Tampoco hubo una correlación entre la concentración sérica y en tejidos. Sin embargo, si 
hubo un correlación entre el nivel sérico y la etapa de la enfermedad y la supervivencia. 
Duffy definió seis factores que afectan la concentración de ACE en pacientes con CCR 
(Tabla 6). Se ha visto también una mayor producción de ACE por parte de células 
aneuploides que por las diploides en los tejidos tumorales [37]. 
Tabla 6. Factores que afectan la concentración de ACE en suero. 
Estadio tumoral 
Grado de diferenciación tumoral 
Enfermedad hepática 
Oclusión intestinal 
Tabaquismo 
Sitio de orígen del tumor 
Ploidia 
	
	 26	
Estadio tumoral 
Tal como la mayoría de los marcadores tumorales, la concentración de ACE aumenta al 
presentarse un estadio de la enfermedad más avanzado. Así, en un estudio inicial la 
proporción de pacientes con ACE elevado (> 2.5 ng/ml) fue la siguiente: Estadio A de 
Dukes, 28%; Dukes B, 45%; Dukes C 75%; y Dukes D, 84%. Al usar un punto de corte de 
5 ng/ml, los autores encontraron que la proporción de pacientes con ACE elevado fue de 
3%, 25%, 45%, y 65% para los estadios de Dukes A, B, C y D, respectivamente [41]. 
 Grado de diferenciación tumoral 
Varios estudios han mostrado que los tumores colorrectales bien diferenciados producen 
una mayor cantidad de ACE por gramo de proteina que los pobremente diferenciados. Por 
ejemplo, en un estudio reciente se observó que las concentraciones promedio de ACE en 
neoplasias colorrectales bien diferenciadas, moderadamente diferenciadas y poco 
diferenciadas fueron de 18, 5.5 y 2.2 microgramos por gramo de proteína, 
respectivamente. De forma similar, las concentraciones séricas de ACE suelen ser 
mayores en los tumores bien diferenciados. La falta de diferenciación puede explicar por 
que el cáncer colorrectal en estadios avanzados puede presentarse sin elevación del ACE 
[42]. 
Enfermedad hepática 
El hígado es el principal sitio de metabolismo del ACE. Al principio es captado por las 
células de Kupffer que modifican el ACE removiendo los residuos de ácido siálico. 
Posteriormente las células del parénquima hepático absorben el ACE modificado y este 
es degradado. Algunas enfermedades hepáticas benignas disminuyen la capacidad de 
captación de ACE, lo que puede provocar un aumento en los niveles séricos [43]. 
	
	 27	
Sitio del tumor dentro del colon 
Pacientes con tumores de colon izquierdo generalmente presentan una mayor 
concentración de ACE que aquellos pacientes con tumores en el colon derecho. 
Presencia o ausencia de oclusión intestinal 
Sugarbaker demostró que la oclusión intestinal en sí puede ocasionar elevación en la 
concentración de ACE en pacientes con cáncer colorrectal. La sola descompresiónprovoca que la concentración disminuya [41]. 
Tabaquismo 
El ser fumador, aparentemente aumenta al doble la concentración sérica de ACE. En un 
estudio de 700 pacientes voluntarios sanos la concentración de ACE fue de 6.2 y 3.4 
ng/ml para los fumadores y no fumadores repectivamente. Fukuda reportó resultados 
similares en un estudio de 467 pacientes [44] (Tabla 7). 
 
Tabla 7. Condiciones no neoplásicas que producen elevación del ACE 
Enfermedades hepáticas Colelitiasis 
Cirrosis alcohólica 
Hepatitis crónica activa 
Absceso hepático 
Ictericia obstructiva 
Enfermedades gastrointestinales Gastritis 
Úlcera péptica 
Pancreatitis 
Diverticulitis 
Enfermedad inflamatoria intestinal 
	
	 28	
 
EL ACE COMO MARCADOR DE CÁNCER COLORRECTAL 
Detección 
En los estudios de detección para cáncer colorrectal el objetivo es identificar la 
enfermadad en estadios A o B de Dukes (TNM I o II), es decir, en etapas tempranas o 
antes de que la enfermedad se manifieste. Utilizando un límite normal de 2.5 ng/ml, 
Fletcher calculó una sensibilidad para el ACE en 36% y especificidad el 87% en los 
estadios A y B de Dukes. Estos hallazgos, combinados con la prevalencia de la 
enfermedad en poblaciones no seleccionadas, hacen que el valor predictivo positivo del 
ACE disminuya y le resta valor cuando se aplica en pacientes sanos. Debido a esto es 
necesario continuar realizando estudios de sangre ocuta en heces y colonoscopia para 
busqueda de cáncer colorrectal [33, 45] 
Diagnóstico 
La baja sensibilidad y especificidad del ACE como prueba de detección también limita su 
uso en el diagnóstico, sobre todo en la enfermedad temprana. Los rangos de sensibilidad 
van del 30 al 80% con un punto de cohorte de 2.5 ng/ml, dependiendo del estadio. 
Fletcher apunta que la sensibilidad en los paciente sisntomáticos suele ser más elevada 
que en los pacientes asintomáticos debidos a que se relacionan más con enfermedad 
avanzada. En cuanto a la especificidad, el ACE se puede elevar en la mayoría de los tipos 
de adenocarcinoma y en varias condiciones benignas. Frecuentemente, aquellas 
Otras enfermedades Tabaquismo 
Falla renal 
Enfermedad fibroquística mamaria 
Cistitis granulomatosa 
	
	 29	
enfermedades benignas con elevación del ACE deben ser estudiadas para descartar 
cáncer. Sin embargo, las enfermedades benignas raramente elevan el ACE por arriba de 
10 ng/ml. Los pacientes sintomáticos y con un ACE cinco veces por arriba del límite 
superior, tienen altas posibilidades de padecer cáncer. Se requieren estudios 
complementarios para definir el diagnóstico correcto [33] 
Pronóstico 
La clasificación de Dukes, en su forma original o en alguna de sus modificaciones (Tabla 
8) ha sido por muchos años el estándar de oro para establecer el pronóstico de nuevos 
casos de cáncer colorrectal, sin embargo la clasificación TNM es la que se ha 
estandarizado en los últimos años. Para que un nuevo factor pronóstico sea útil debe 
proveer información que sea independiente de los sistemas de estadiaje ya conocidos; ser 
un indicador más fuerte del pronóstico del paciente, que los sistemas conocidos; o bien, 
proveer información pronóstica dentro de los subgrupos de los sistemas existentes. 
Además son necesarios más estudios sobre factores pronósticos en la categoría de 
Dukes B (Estadio II o negativo para ganglios). Aproximadamente el 40 a 50% de los 
pacientes de este subgrupo presentan enfermedad agresiva y es posible que se 
beneficien de recibir quimioterapia neoadyuvante [46]. Además, numerosos estudios 
muestran que la quimioterapia neoadyuvante mejora la supervivencia de los pacientes 
con cáncer de colon en la categoria C de Dukes (III); la efectividad de la terapia 
neoadyuvante en la categoria B aún no está bien establecida. Antes de ofrecer 
quimioterapia neoadyuvante a todos los pacientes en estadio B, sería de mayor utilidad 
utilizar un marcador capaz de diferenciar entre los pacientes con enfermedad de mayor 
agresividad con aquellos que no la tienen. 
 
 
	
	 30	
Tabla 8. Comparación entre los sistemas de estadificación para CCR. 
Dukes AJCC 
A I Tumor que invade la submucosa o muscular propia 
B II Tumor que invade a través de la muscular propia 
C III Invasión tumoral a ganglios linfáticos regionales 
D IV Metástasis a distancia 
 
 
Múltiples estudios han mostrado que los pacientes con altas concentraciones 
preoperatorias de ACE tienen peor pronóstico que aquellos con bajas concentraciones del 
marcador. En al menos siete reportes diferentes se comparó el impacto del marcador en 
pacientes con un estadio negativo para ganglios (Dukes B/II). En cinco de estos, 
incluyendo los dos únicos estudios prospectivos, se encontró que las concentraciones 
elevadas de ACE conducían a un peor pronóstico. En los estudios restantes no se 
encontró ninguna relación (Tabla 9). El ACE puede ser útil para identificar a aquellos 
pacientes con enfermedad agresiva y que potencialmente serían candidatos a recibir 
quimioterapia neoadyuvante. Sin embargo los reportes antes comentados no muestran un 
beneficio de usar quimioterapia neoadyuvante basado unicamente en la concentración de 
ACE. 
 
Tabla 9. Estudios que evalúan el ACE preoperatorio como un marcador pronóstico en 
pacientes con riesgo bajo (Dukes B o negativo a ganglios). 
Autor # pacientes P Tipo de estudio 
Wanebo 50 <0.02 Retrospectivo 
Blake 30 <0.001 Retrospectivo 
Moertel 162 No significativa Retrospectivo 
	
	 31	
Chu 126 0.03 Retrospectivo 
Carpelan-Holmstrom 100 No significativa Retrospectivo 
Harrison 572 0.001 Prospectivo 
Carriquiry 57 0.03 Prospectivo 
 
 
Un grupo de expertos del Colegio Americano de Patólogos clasificó al ACE sérico 
preoperatorio como un marcador pronóstico de categoria I para cáncer colorrectal. Los 
factores de categoría I incluyen aquellos que “definitivamente han probado ser de 
relevancia pronóstica, basado en la evidencia de numerosos estudios publicados con 
validez estadística y que se usan de forma general en el manejo de los pacientes”. Aún 
así, hay pocos trabajos de investigación respecto al valor de ACE postoperatorio, la 
evidencia disponible sugiere que las altas concentraciones son iguales a un peor 
pronóstico. Después de una resección exitosa, la concentración elevada de ACE debería 
volver a la normalidad en las siguientes 4 a 6 semanas. Cuando no hay disminución del 
ACE a las 6 semanas frecuentemente se asocia con recurrencia temprana de la 
enfermedad [47]. En aquellos pacientes con diagnóstico de cáncer de recto localmente 
avanzado que presentaron un ACE elevado (>6 ng/ml), y que presentan disminución de 
este hasta valores normales tras recibir quimio-radioterapia, puede predecir una respuesta 
con supervivencia similar a los pacientes que inicialmente presentaron niveles normales 
de ACE; no así en aquellos en los que no hay cambios en el nivel de ACE [48]. 
El ACE puede también proveer de información pronóstica de pacientes que desarrollan 
metástasis hepáticas para seguimiento en pacientes sometidos a resección del tumor 
primario colorrectal. El hígado es el principal sitio de metástasis (alrededor del 60%). 
Aproximadamente el 25% de estos pacientes son candidatos a resección hepática y la 
	
	 32	
supervivencia a 5 años de pacientes sometidos a cirugía es del 21 a 48%. La resección 
hepática es la más exitosa y quizá la única forma de tratamiento curativa para cáncer 
colorrectal metastásico. Desafortunadamente el 50 a 80% de los pacientes que se 
somenten a resección hepática desarrollan recurrencia de la enfermedad. Cromheecke y 
colaboradores encontraron que altas concentraciones de ACE preoperatorio revelaron un 
mal pronóstico en 8 de 11 estudios revisados. Las concentraciones elevadas de ACE uno 
a tres meses posteriores a la resección hepática también se correlacionan con un mal 
pronóstico [49]. 
Ueda y colaboradores encontraron que el aumento de ACE en sangre venosade 
pacientes con CCR era un predictor de micrometasis en hígado, pero sin correlacionarse 
con los hallazgos clinicopatológicos. En otro estudio conducido por Ishida se infromó que 
la elevación de ACE en líquido biliar era predictiva para la presencia de metástasis 
hepáticas con un 75% de sensibilidad y 85% de especificidad. Kutun en un estudio de 60 
pacieentes identificó hallazgos similares [50]. 
Además del ACE, se ha utilizado también el marcador CA 19-9, ya que está bien 
documentada su elevación sérica en numerosas neoplasias gastrointestinales, sobre todo 
en cáncer de páncreas. El CA 19-9 es también una glucoproteína de alto peso molecular 
que se ha utilizado para monitorear el CCR cuando no se observan elevaciones del ACE. 
Zhang y colaboradores reportaron que el monitoreo del CA 19-9 junto con el ACE puede 
incrementar la sensibilidad en el diagnóstico de CCR, sin embargo no se recomienda su 
uso como marcador de forma aislada [51, 52, 53]. 
VIGILANCIA EN EL PACIENTE CON DIAGNOSTICO DE CÁNCER COLORRECTAL 
El objetivo del monitoreo del ACE después de una resección curativa del CCR es detectar 
la enfermedad recurrente en un estadio temprano y tratable. A pesar de que varios 
	
	 33	
estudios han validado esta premisa, la mayoría contienen pocos pacientes estudiados y 
son retrospectivos. A pesar de las limitantes en el uso del ACE para seguimiento de los 
pacientes se han obtenido datos muy importantes: 1. Las mediciones longitudinales de 
ACE pueden detectar cáncer con una sensibilidad del 80% y especificidad del 70%; 2. La 
determinación seriada de ACE es más útil para detectar metástasis hepáticas 
(sensibilidad del 94% y especificidad del 96% según Arnoud y colaboradores); 3. Se ha 
reportado baja sensibilidad del ACE para la detección de recurrencia locoregional (60%). 
Pietra y colaboradores demostraron que el ACE, aún así, es superior a la colonoscopia, 
tomografía y ultrasonido para detectar recurrencia locoregional; 4. El monitoreo del ACE 
puede detectar recurrencia del cáncer en un tiempo promedio de 5 meses; 5. El ACE es el 
indicador más frecuente de recurrencia en pacientes asintomáticos; 6. El ACE parece ser 
la mejor prueba costo-beneficio para la detección de un potencial cáncer recurrente 
curable [54]. 
De acuerdo a los datos comentados podemos afirmar que el ACE actualmente es la 
herramienta costo-beneficio más adecuada y sensible para el diagnóstico de la 
enfermedad recurrente en pacientes previamente diagnosticados con CCR. El siguiente 
punto es demostrar si los resultados obtenidos justifican el uso del ACE de forma rutinaria 
en pacientes que se someten a resección curativa de cáncer colorrectal. Para poder 
comprobarlo sería necesario llevar a cabo grandes estudios aleatorizados y documentar 
los resultados del tratamiento, calidad de vida y costo del cuidado del paciente con y sin 
monitoreo del ACE. Se han realizado varios estudios pequeños aleatorizados y no 
aleatorizados que han concluído que: la supervivencia a 5 años fue 1.16 veces más alta 
en pacientes que se sometieron a seguimiento intensivo de ACE comparado con el 
control; más del doble de las reintervenciones curativas para cáncer recurrente fueron 
realizadas en los pacientes de seguimiento intensivo; los pacientes de seguimiento 
	
	 34	
intensivo tuvieron una supervivencia 3.6 veces mayor que los del grupo control; se 
obtuvieron resultados similares de un metaanalisis de 14 estudios de cohorte comparando 
el seguimiento intensivo con el seguimiento mínimo o nulo. Este metaanálisis también 
concluyó que el seguimiento intensivo permite el diagnóstico de un mayor número de 
casos de enfermedad recurrente resecable y conduce a un mejor pronóstico del paciente. 
Bruinvles y colaboradores hace referencia a un metanálisis, donde el seguimiento 
intensivo mostró un incremento en la supervivencia a 5 años del 5% comparado con 
aquellos que no tuvieron un seguimiento similar [37]. 
El valor del ACE depende principalmente en que tanto mejora el pronóstico del paciente 
como resultado de la detección primaria. Como se mencionó antes, la resección de 
metástasis hepáticas de forma aislada proveé un incremento en la supervivencia y 
probablmente sea la única terapia efectiva para el cáncer de colon metastásico. Debido a 
esto, se recomienda el monitoreo regular del ACE en los pacientes que serán sometidos a 
resección hepática por enfermedad recurrente. En estos casos se deberá realizar toma 
del ACE cada 2 a 3 meses durante dos años. La toma de ACE se realizará en los estadios 
II (Dukes B) y III (Dukes C). Los pacientes con un estadio menor quedan descartados 
debido a que la probabilidad de desarrollar enfermedad recurrente es más baja [55]. 
Se debe hacer notar entonces que 50% de los pacientes con diagnóstico de CCR 
desarrollaran metástasis hepáticas, 25% de ellos son candidatos a resección y 25% de 
estos tienen un beneficio en la supervivencia a 5 años. Ballantyne y Modlin calcularon que 
solo un 3% de los pacientes con cáncer colorrectal se benefician de la resección hepática. 
En cuanto a los costos, se ha concluido que el beneficio de realizar un monitoreo del ACE 
es mínimo y de costo elevado, pero resulta ser más barato realizar un seguimiento 
mediante estudios de endoscoipa o de imagen [56]. 
 
	
	 35	
MONITOREO DEL ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO EN ENFERMEDAD 
AVANZADA 
Ya que el ACE se eleva hasta en un 80% de los pacientes que presentan enfermedad 
metastásica, este sirve como un potencial marcador para valorar la respuesta a la 
quimioterapia. Se ha demostrado que los pacientes con disminución del ACE durante el 
tratamiento presentan mejor pronóstico que aquellos que no lo presentan. Al contrtario, 
cuando hay un incrementeo en el nivel de ACE se traduce en una progresión de la 
enfermedad. Es importante mencionar también que el tratamiento con fluorouracilo puede 
ocasionar una elevación transitoria del ACE, el cual disminuye una vez termina el 
tratamiento (Tabla 10) [37]. 
 
Tabla10. Monitoreo del ACE de forma rutinaria. 
1. La elevación de ACE detecta enfermedad resecable de forma más temprana que otros estudios 
de detección. 
2. Las metástasis hepáticas solitarias resecables tienen un porcentaje de supervivencia a 2 años 
de más del 50%. Se recomienda el monitoreo de ACE en pacientes físicamente competentes para 
someterse a resección hepática. 
3. Para obtener un beneficio en el mointoreo del ACE, este debe de medirse cada 2-3 meses. Este 
beneficio disminuye después de 2 años. 
4. Un estudio clínico adecuado del monitoreo del ACE para determinar la supervivencia tanto en la 
enfermedad temprana, como en la enfermedad avanzada, requerirá de varios años y la inclusión 
de miles de pacientes de diferentes características socioculturales. 
5. La práctica estándar en diferentes regiones es la de monitorear el ACE de forma periódica. 
 
	
	 36	
De acuerdo a las guías de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO por sus 
siglas en inglés) para el monitoreo oncológico del cáncer colorrectal, estas recomiendan 
de forma amplía el monitoreo del ACE debido al riesgo de recurrencia. Se sugiere la 
vigilancia durante los primeros 2 a 4 años, cuando el riesgo de recurrencia es alto. El ACE 
debe ser medido cada 3 a 6 meses durante los primeros 2 años, ya que el 80% de las 
recurrencias se presentan en este intervalo de tiempo [57]. 
 
PERSPECTIVA DEL MONITOREO DEL ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO EN EL 
FUTURO 
Los pacientes con CCR en cualquier estadio se pueden beneficiar del monitoreo tras 
llevar a cabo un tratamiento con intento curativo. El objetivo de la vigilancia es detectar 
enfermedad recurrente en un estado temprano, asintomático y tratable. Todavía es 
necesario un estudio prospectivo grande, aleatorizado que pruebe los efectos del 
monitoreo del ACE en la supervivencia global, la calidad de vida y el costo del tratamiento 
para los pacientes. Existe aúncontroversia en el beneficio de utilizar el ACE como un 
marcador para evaluar la respuesta al tratamiento en estadios avanzados de la 
enfermedad, ya sea posterior a metastasectomía o en el uso de quimioterapia paliativa. 
De lo que si hay certeza es que con el advenimiento de nuevos tratamientos para el 
cáncer de colon y recto, mientras estan en desarrollo otro tipo de marcadores, el ACE 
ocupará un papel preponderante en el monitoreo de los efectos de dichas terapias. 
 
 
 
	
	 37	
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 
El cáncer colorrectal (CCR) actualmente representa un problema de salud pública 
importante que requiere de un diagnóstico oportuno para ofrecer al paciente la posibilidad 
de realizar un tratamiento curativo. Actualmente no existe un marcador o prueba 
diagnóstica estándar que nos permita evaluar la severidad o el curso de la enfermedad de 
forma precisa. En la actualidad la medición del antígeno carcinoembrionario (ACE) 
permite hacer un seguimiento de la enfermedad para evaluar la recurrencia o enfermedad 
metastásica. 
 La medición del ACE en pacientes con diagnóstico de cáncer colorrectal puede ofrecer 
otros datos respecto a la evolución de la enfermedad, por lo que es importante el 
monitoreo al diagnóstico y postoperatorio para determinar su valor pronóstico. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
	 38	
3. JUSTIFICACIÓN 
El ACE es un biomarcador utilizado de forma rutinaria para dar seguimiento a los 
pacientes tratados por CCR. Su utilidad está comprobada en la evaluación de recurrencia 
de la enfermedad y seguimiento del tratamiento paliativo en la enfermedad avanzada. 
Existen estudios que sugieren que la elevación inicial del ACE puede predecir un mayor 
riesgo de presentar metástasis. Actualmente no se han realizado en México estudios que 
muestren la correlación de un ACE elevado con una etapa clínica avanzada y por ende, 
un peor pronóstico para el paciente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
	 39	
4. OBJETIVOS 
4.1 Objetivo General 
- Determinar la utilidad pronóstica del ACE en pacientes con CCR en estadio 
avanzado posoperados de resección oncológica. 
 4.1 Objetivos Específicos 
- Determinar si existe correlación entre un pronóstico pobre en pacientes con 
diagnóstico de CCR posoperados de resección oncológica que presentan cifras elevadas 
de ACE en el preoperatorio. 
- Determinar si existen factores independientes que contribuyan a empeorar el 
pronóstico de los pacientes con diagnóstico de CCR y que presentan cifras elevadas de 
ACE. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
	 40	
5. METODOLOGÍA 
5.1. Diseño del estudio 
Estudio retrospectivo, observacional y analítico. 
5.2. Población de estudio 
Se incluyeron 122 pacientes tratados con diagnóstico de CCR atendidos en el Servicio de 
Coloproctología del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” y que fueron 
sometidos a una resección oncológica en el periodo comprendido del año 2013 al 2018. 
Criterios de inclusión 
Se incluyeron pacientes con diagnóstico de CCR por histopatología y que fueron 
sometidos a una resección oncológica, mayores de 18 años y de ambos géneros, que 
fueron atendidos en el Servicio de Coloproctología del Hospital General de México “Dr. 
Eduardo Liceaga”. Todos los pacientes deberían tener un protocolo preoperatorio 
completo: historia clínica completa, tomografía de tres regiones (tórax, abdomen y pelvis) 
y/o resonancia magnética de pelvis y ACE. 
Criterios de exclusión 
Se excluyeron aquellos casos en los que en el expediente clínico no contaran con alguna 
de las variables mencionadas previamente, pacientes con antecedente de enfermedad 
hematológica o padecimiento neoplásico diferente, diagnóstico de enfermedad recurrente 
actual o en manejo actual con quimioterapia o radioterapia. 
 
 
	
	 41	
5.3. Procedimiento 
- Una vez seleccionados los casos se recabó la información de los expedientes clínicos 
sobre las características demográficas, clínicas y bioquímicas de cada paciente (edad, 
sexo, localización del tumor, cirugía realizada, características histopatológicas, estadio 
TNM y valor de ACE preoperatorio). 
- Los pacientes se clasificaron en dos grupos: el primero con pacientes con ACE 
registrado <5 ng/ml y otro con ACE >5 ng/ml. 
- Los datos se recolectaban en una hoja de recolección de datos (Anexo 1), 
posteriormente eran incluidos a una base de datos electrónica para su posterior análisis 
con el paquete estadístico SPSS versión 25. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
	 42	
5.4. Operacionalización de las variables 
Variable Definición 
Operacional 
Tipo Variable Unidad de Medición 
Edad Tiempo 
transcurrido a 
partir del 
nacimiento del 
individuo, se 
describirá en 
años. 
Cuantitativa 
Discreta 
Años 
Sexo Se definirá como 
masculino o 
femenino según 
características 
fenotípicas. 
Cualitativa Nominal Masculino / Femenino 
Antígeno 
Carcinoembrionario 
(ACE) 
Glicoproteína que 
se produce 
durante el 
desarrollo fetal y 
usualmente no es 
detectable en la 
sangre de las 
personas sanas 
adultas. 
Contribuye de 
forma útil en un 
contexto clínico 
adecuado al 
manejo del 
paciente con 
diagnóstico 
establecido de 
cáncer colorrectal, 
pues 
efectivamente 
aquellos pacientes 
con un CEA sérico 
preoperatorio 
>5ng/ml presentan 
un peor 
pronóstico, 
independientemen
te del estadio 
tumoral. 
Asímismo, 
también es útil en 
el seguimiento, ya 
que un CEA 
elevado que no se 
normaliza tras la 
Cualitativa 
Dicotómica 
Se dividirá a los pacientes 
estudiados en dos grupos: 
Aquellos con un ACE mayor 
a 5ng/ml y los que presenten 
un ACE menor a 5ng/ml. 
	
	 43	
resección 
quirúrgica implica 
la presencia de 
enfermedad 
residual, y un 
aumento del 
mismo tras la 
cirugía denota 
recurrencia 
tumoral1. Al 
margen de estos 
hechos es 
necesario y crucial 
tomar conciencia 
de las limitaciones 
de la elevación del 
CEA en particular 
y de los 
marcadores 
tumorales en 
general. 
Diagnóstico 
Histopatológico 
Diagnóstico 
emitido posterior 
al análisis de toma 
de biopsia 
Cualitativa Nominal Se describirá el diagnóstico 
emitido por el servicio de 
anatomía patológica. Se 
anotará la estirpe celular del 
tumor. Bajo este cuadro se 
describe la clasificación 
histológica del cáncer del 
colon. 
Grado de 
Diferenciación 
Histológica 
Diferenciación 
histológica 
reportada por el 
patólogo al 
realizar el análisis 
de la biopsia. 
Cualitativa Nominal Indiferenciado 
Bien Diferenciado 
Moderadamente 
Diferenciado 
Pobremente Diferenciado 
Tamaño tumoral Se refiere al 
tamaño del tumor 
(en cms) en la 
pieza quirúrgica 
Cuantitativa 
Discreta 
Se anotará el tamaño 
tumoral en centímetros 
	
	 44	
 
 
 
 
 
 
Clasificación TNM Sistema utilizado 
por American Joint 
Committe on 
Cancer (AJCC) 
para determinar la 
invasión tumoral 
en las capas del 
intestino y órganos 
adyacentes (T), 
invasión a 
cadenas 
ganglionares 
locales (N) y/o 
actividad 
neoplásica en 
órgano (s) distante 
(s) (M). 
Cualitativa Ordinal Se anotará según se 
describe la clasificación TNM 
descrita en este protocolo en 
la sección marco teórico. 
Estadio Clínico Describe la 
extensión de la 
enfermedad, a 
través de este 
método es posible 
elegir la opción 
terapéutica 
indicada en cada 
paciente y predice 
su supervivencia. 
 
Cualitativa Ordinal Se anotará según se 
describe la clasificación TNM 
descrita en este protocolo en 
la sección marco teórico. 
Cirugía realizada Se refiere al 
procedimiento 
quirúrgico 
realizado como 
parte del 
tratamiento del 
cáncer colorrectal. 
Cualitativa Nominal Resección anterior baja, 
Resección anterior ultrabaja 
Exceresis total de mesorrecr 
 Resecciónabdominoperineal, 
	
	 45	
5.5. Análisis estadístico 
Organización de datos 
Los datos se recopilaron en una hoja de Excel, para su manejo rápido y adecuada 
organización de los datos, posteriormente, se importaron para su análisis al paquete 
estadístico SPSS versión 25. 
 
Análisis de la información 
Se empleó estadística descriptiva para el análisis de datos. Se utilizaron medias y 
desviación estándar para las variables cuantitativas, mientras que las variables 
cualitativas se presentaron en frecuencias y porcentajes. Las variables estudidadas 
(cualitativas) se compararon con la prueba de Chi Cuadrada (comparación de dos 
grupos). 
El valor de p se consideró estadísticamente significativo cuando fue menor de 0.05. 
Los datos fueron procesados mediante el paquete estadístico SPSS versión 25. 
 
 
 
 
 
 
	
	 46	
6. ASPECTOS ÉTICOS Y DE BIOSEGURIDAD 
Los aspectos científicos, éticos, administrativos, jurídicos y financieros de nuestro estudio 
siempre estuvieron apegados a las leyes, reglamentos y las normas vigentes del Hospital 
General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, así como a los Principios de la Declaración de 
Helsinki y con La ley General de Salud, Título Segundo. De los Aspectos Éticos de la 
Investigación en Seres Humanos. Capítulo I. Disposiciones Comunes. Artículo 13 y 14. 
Esta investigación se consideró como riesgo mínimo de acuerdo al artículo 17 y en 
cumplimiento con los aspectos mencionados con el Artículo 21 de la Ley General de 
Salud. 
La información recabada para este estudio fue tomada directamente del expediente 
clínico correspondiente a cada paciente bajo los acuerdos de confidencialidad 
correspondientes. 
En ningún momento se hizo ni hará mal uso de la información recabada ni se utilizó o 
utilizará para fines distintos a los contenidos en este proyecto de investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
	 47	
7. RESULTADOS 
En el periodo comprendido del año 2013 a 2018 se logró integrar una muestra inicial de 
220 casos de pacientes con CCR atendidos en el Servicio de Coloproctología del Hospital 
General de México “Dr. Eduardo Liceaga”. De estos, se sometieron a cirugía resectiva 
214 pacientes. El procedimiento quirúrgico que se llevó a cabo con mayor frecuencia fue 
la hemicolectomía derecha en 20.5%, seguida de la escisión total de mesorrecto (ETM) 
con 15.8% (Tabla 11). 
Tabla 11. Procedimientos quirúrgicos realizados en pacientes con CCR. 
Procedimiento Número Porcentaje (%) 
Toma de biopsia 30 14 
Colostomia 8 3.7 
Ileostomia 6 2.8 
Hemicolectomia derecha 44 20.5 
Hemicolectomia izquierda 20 9.3 
Resección anterior baja 26 12.1 
Excisión total de 
mesorrecto 
34 15.8 
Resección 
abdominoperineal 
12 5.6 
Colectomia total 6 2.8 
Excenteración pélvica 10 4.6 
Proctocolectomia 2 0.9 
Hemicolectomia derecha 
+ hepatectomia parcial 
2 0.9 
Sigmoidectomia 14 6.5 
Total 214 100 
	
	 48	
De la población descrita, al aplicar los criterios de inclusión, se tomaron en consideración 
122 pacientes para el análisis subsecuente. 
La edad promedio fue de 60.8 años y la distribución por género fue de 60 hombres 
(49.1%) y 62 mujeres (50.9%). 66 pacientes (54%) se asignaron al Grupo 1, con ACE 
preoperatorio <5 ng/ml y 56 pacientes (46%) se asignaron al Grupo 2, con ACE 
preoperatorio > 5ng/ml. 
La localización tumoral en cada caso se distribuyó de la siguiente forma: en 54 casos se 
encontró el tumor a nivel de colon (44.2%), 14 en colon derecho y 40 en colon izquierdo; y 
en 68 casos (55.7%) el tumor se encontró a nivel de recto. Para el Grupo 1 
correspondieron 39 casos de cáncer de recto (59%) y 27 casos de cáncer de colon 
(40.9%); para el Grupo 2 fueron 29 casos de cáncer de recto (51.7%) y 27 casos de 
cáncer de colon (48.2%) (p=0.530) [Tabla 12]. 
 
Tabla 12. Localización tumoral por grupo de estudio. 
Sitio Grupo 1 (ACE <5) Grupo 2 (ACE >5) Total 
Recto 39 (59) 29 (51.7) 68 (55.7) 
Colon 
Izquierdo 
Derecho 
 27 (40.9) 
18 (27.2) 
9 (13.6) 
27 (48.2) 
22 (39.2) 
5 (8.9) 
54 (44.2) 
Total 66 56 
 
El tipo histológico predominante fue el adenocarcinoma moderadamente diferenciado 
(77%) en ambos grupos. En cuanto a la distribución entre grupos, de igual forma 
predominan los tumores moderadamente diferenciados, 54 (81.8%) casos para el Grupo 1 
	
	 49	
y 40 (71.4%) para el Grupo 2. El carcinoma de tipo mucinoso predominó en el Grupo 1 
con 6% (4 casos), sin ser estadísticamente significativo (p=0.411) [Tabla 13, Gráfico 1]. 
 
Tabla 13. Grado de diferenciación histológica tumoral por grupo. 
Grado Grupo 1 (ACE<5) Grupo 2 (ACE>5) 
Bien diferenciado 3 (4.5) 7 (12.5) 
Moderadamente 
diferenciado 
54 (81.8) 40 (71.4) 
Poco diferenciado 4 (6) 6 (10.7) 
Mucinoso 4 (6) 2 (3.5) 
Células en anillo de sello 1 (1.5) 1 (1.7) 
Total 66 56 
 
 
Gráfico 1. Diferencias entre grupos según el grado de diferenciación histológica 
tumoral. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
	 50	
En cuanto a la clasificación TNM, en ambos grupos predominó el estadio T4: 39.3% para 
el Grupo 1, y 42.8% para el Grupo 2 (p=0.108) [Tabla 14, Gráfico 2]. 
Tabla 14. Estadio TNM. Infiltración Local. 
Estadio Grupo 1 Grupo 2 
T1 2 (3) 4 (7.1) 
T2 18 (27.2) 6 (10.7) 
T3 20 (30.3) 22 (39.2) 
T4 26 (39.3) 24 (42.8) 
Total 66 56 
 
 
 
 
Gráfico 2. Diferencias entre grupos según el grado de infiltración local. 
 
 
2	
18	
20	
26	
0	
5	
10	
15	
20	
25	
30	
T1	 T2	 T3	 T4	
Grupo	1	
Grupo	2	
	
	 51	
Al realizar una evaluación de la infiltración locorregional (N), hubo predominio de N0 en el 
Grupo 1 con 60.6%; y predominio de N2 en el Grupo 2 con 42.8%. Dichos resultados 
muestran significancia estadística (p=0.00014) [Tabla 15, Gráfico 3). 
 
Tabla 15. Estadio TNM. Infiltración Locorregional. 
Estadio Grupo 1 Grupo 2 
N0 40 (60.6) 16 (28.5) 
N1 18 (27.2) 16 (28.5) 
N2 8 (12.1) 24 (42.8) 
Total 66 56 
 
 
Gráfico 3. Diferencias entre grupos según el grado de infiltración locorregional. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Al analizar la infiltración locorregional (N) de forma dicotómica, N positivo o N negativo, 
hay predominio de N negativo en el Grupo 1 con 40 casos (60.6%) y en el grupo 2 existe 
40	
18	
8	
16	 16	
24	
0	
5	
10	
15	
20	
25	
30	
35	
40	
45	
N0	 N1	 N2	
Grupo	1	
Grupo	2	
	
	 52	
predominio de N positivo en 40 casos (71.4%), siendo este resultado estadísticamente 
significativo (p=0.00079) [Tabla 16, Gráfico 4]. 
 
Tabla 16. Estadio TNM. Infiltración Locorregional (Dicotómica) 
Estadio Grupo 1 Grupo 2 
N negativo 40 (60.6) 16 (28.5) 
N positivo 26 (39.3) 40 (71.4) 
Total 66 56 
 
Gráfico 4. Diferencias entre grupos según el grado de infiltración locorregional 
(Dicotómica). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De igual forma se analizó la diseminación a distancia (M); en ambos grupos predomina el 
estadio M0, siendo 84.8% (56 casos) en el Grupo 1 y 71.4% (40) en el Grupo 2. El 
porcentaje de pacientes con metástasis en el Grupo 1 fue de 15% (10 pacientes) y en el 
Grupo 2 de 28.5% (16 pacientes). Sin significancia estadística (p=0.71). [Tabla 17]. La 
comparación del estadio M de forma dicotómica tampoco mostró significancia estadística 
[Tabla 18, Gráfico 5]. 
0	
5	
10	
15	
20	
25	
30	
35	
40	
45	
Grupo	1	 Grupo	2	
N	negativo	
N	positivo	
	
	 53	
Tabla 17. Estadio TNM. Diseminación a distancia. 
Estadio Grupo 1 Grupo 2 
M0 56 (84.8) 40 (71.4) 
M1 6 (9.0) 12 (21.4) 
M2 4 (6.0) 4 (7.1) 
Total 66 56 
 
Tabla 18. Estadio TNM. Diseminación a distancia (Dicotómica). 
Estadio Grupo 1 Grupo 2 
M negativo 56 (84.8) 40 (71.4) 
M positivo 10 (15.1) 16 (28.5) 
Total 66 56 
 
Gráfico 5. Diferencias entre grupos según diseminación a distancia (Dicotómica). 
 
 
Se compraron también ambos grupos por etapa clínica: hubo un predominio discreto de 
pacientes con etapa clínica II en el grupo 1 (33%)

Otros materiales