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Mecanismos-neurobiologicos-de-la-adiccion-a-los-psicoestimulantes

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Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
 
 
 
 
 
 
 
Mecanismos neurobiológicos de la adicción a los 
psicoestimulantes 
 
 
 T E S I N A 
 QUE PARA OBTENER EL TITULO DE 
 LICENCIADO EN PSICOLOGIA 
 P R E S E N T A 
 Amir Cortes Laguna 
 
 
 
 Director: Dr. Florencio Miranda Herrera 
 Dictaminadores: Dra. Aida Ivonne Barrientos Noriega 
 Dra. Rosa Isela Ruíz García 
 Lic. Jorge Alfonso Rodríguez Gómez 
 Lic. Rogelio León Mendoza 
 
 
 
Los Reyes Iztacala, Edo. de México, 2014 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
ÍNDICE 
 
RESUMEN .............................................................................................................. 2 
INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 3 
CAPÍTULO 1 EPIDEMIOLOGÍA DE LAS ADICCIONES ......................................... 5 
1.1 Adicción .................................................................................................... 5 
1.2 Epidemiología en el mundo ...................................................................... 7 
1.2.1 Epidemiología en México .................................................................... 10 
CAPÍTULO 2 LOS PSICOESTIMULANTES .......................................................... 13 
2.1 Clasificación de los psicoestimulantes ................................................. 13 
2.2 Cocaína ..................................................................................................... 15 
2.3 Anfetaminas y derivados......................................................................... 17 
CAPÍTULO 3 MECANISMO DE LOS PSICOESTIMULANTES ............................. 20 
3.1 El sistema de recompensa del cerebro ................................................ 20 
3.2 Mecanismo de los psicoestimulantes ................................................... 26 
3.2.1 Estructura del DAT ............................................................................... 26 
3.2.2 Mecanismo de acción de los psicoestimulantes (Cocaína, 
anfetamina y sus derivados) ......................................................................... 28 
CAPÍTULO 4 TERAPIAS FARMACOLÓGICAS Y PSICOLÓGICAS EN EL 
COMBATE CONTRA LAS ADICCIONES.............................................................. 30 
4.1 Tratamiento farmacológico ..................................................................... 30 
4.2 Tratamiento psicológico .......................................................................... 35 
CONCLUSIONES .................................................................................................. 42 
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 44 
 
 
RESUMEN 
 
El consumo de drogas adictivas como los psicoestimulantes, el alcohol, la 
nicotina del tabaco, entre otras, producen cambios en el sistema de la recompensa 
del cerebro. Los psicoestimulantes como la cocaína y la anfetamina, incrementan 
los niveles de dopamina en el espacio intracelular del núcleo accumbens, ya sea 
bloqueando o alterando la función del transportador de la recaptura de la 
dopamina (Fernández-Espejo, 2002; Koob & Le Moal, 2006). Por esta razón, es 
necesario que en el proceso terapéutico de la adicción a los psicoestimulantes se 
intervenga directamente en el transportador de la recaptura de la dopamina, estos 
tratamientos se les han denominado como tratamientos farmacológicos 
(Neisewander, Fuchs, Tran-Nguyen, Weber, Coffey & Joyce, 2004, citado por 
Miñarro, 2012; Le Fold, Goldberg & Sokoloff, citado por Miñarro, 2012). Sin 
embargo, no hay que olvidar que en la adicción, además de los mecanismos 
neurobiológicos, existen mecanismos psicosociales, así que además de los 
tratamientos farmacológicos existen tratamientos psicológicos, ambos tipos de 
tratamiento, a pesar de su eficacia aún no son absolutamente efectivos en todos 
los casos. Según los “principios sobre el tratamiento efectivo”, el Instituto Nacional 
sobre el Abuso de Drogas (NIDA) en Estados Unidos, destaca que las terapias 
psicológicas son componentes críticos para el tratamiento efectivo de la adicción, 
mientras que el tratamiento farmacológico es un elemento importante del 
tratamiento para muchos pacientes, especialmente cuando se combina con 
terapias conductuales (NIDA, 1999, citado por Secades-Villa García-Rodríguez, 
Fernandez-Hermida & Carballo, 2007). En este trabajo se resume información 
relacionada con las adicciones a los psicoestimulantes, su prevalencia, 
mecanismos de acción y terapias relacionadas contra la adicción a los 
psicoestimulantes. 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 
DSMIV (1995) la adicción consiste en un grupo de síntomas cognoscitivos, 
comportamentales y fisiológicos que indican que el individuo continúa 
consumiendo la droga o sustancia adictiva, a pesar de la aparición de problemas 
significativos relacionados con ella. Las adicciones a sustancias no son un 
problema nuevo. Sin embargo, sí es un problema que está en aumento constante. 
Según el Informe Mundial sobre las Drogas (2012), se calcula que unos 230 
millones de personas, o el 5% de la población adulta del mundo, consumieron 
alguna droga ilícita por lo menos una vez en 2010. 
 
Es importante notar que en el proceso de adicción están involucrados 
diversos factores psicológicos, sociales, personales, culturales, ambientales y 
genéticos, entre otros. Todos ellos se entrelazan para que una persona se 
acerque por primera vez al consumo de drogas adictivas, pero una vez que se 
consume la droga adictiva, ésta promueve cambios en la neurobiología del 
sistema de la recompensa o placer del cerebro (Guerri, 2012). Estos cambios, 
junto con la sensibilidad del individuo, producen que se cambie de un consumo 
recreativo a un consumo compulsivo. El consumo de drogas adictivas como los 
psicoestimulantes, el alcohol, la nicotina del tabaco, y otras, producen cambios en 
el sistema de la recompensa del cerebro, y estos cambios conducen a procesos 
como la tolerancia y la dependencia, así como al deseo, el síndrome de 
abstinencia y la recaída. El conocimiento de los mecanismos neurobiológicos que 
están involucrados en las propiedades adictivas de las drogas de abuso puede 
promover nuevas formas de tratamiento a la adicción a las drogas de abuso. 
4 
 
 
En este trabajo se tuvo como meta principal, describir los mecanismos 
neurobiológicos que están involucrados en las propiedades adictivas de los 
psicoestimulantes, en específico, la cocaína y las drogas de tipo anfetamínico. 
Debido a que el mecanismo de dichos psicoestimulantes es muy similar, y a que el 
consumo de los psicoestimulantes en los últimos años ha aumentado 
considerablemente (Instituto Nacional de Salud Pública, 2011), ha aumentado 
también el interés por conocer losmecanismos por los cuales estos 
psicoestimulantes producen adicción, con la finalidad de producir una terapia 
apropiada y eficaz. En este sentido, ahora se sabe que los psicoestimulantes, como 
todas las drogas adictivas, estimulan el sistema de recompensa del cerebro (Koob & 
Le Moal, 2006). La anfetamina y la cocaína incrementan indirectamente los niveles 
de dopamina en el espacio intracelular ya sea bloqueando o alterando la función del 
transportador de la recaptura de dopamina (Fernández-Espejo, 2002). 
 
Para cumplir con la meta principal del presente trabajo, la estructura de la 
tesina está diseñada para que primero se describa que es la adicción a las drogas, 
las características de ésta, así como el impacto que tiene en el mundo y en México. 
En seguida, se describirán a los psicoestimulantes y su clasificación, para después 
profundizar específicamente en la cocaína, la anfetamina y sus derivados, así como 
también describiremos los mecanismos neurobiológicos de éstas drogas y cómo se 
ve involucrado el sistema de recompensa del cerebro en la adicción a la cocaína y la 
anfetamina. Finalmente, describiremos algunos tratamientos farmacológicos y 
psicológicos para combatir la adicción a dichos psicoestimulantes. 
 
 
 
 
 
 
 
1 EPIDEMIOLOGÍA DE LAS ADICCIONES 
 
1.1 Adicción 
 
La adicción, también conocida por la Asociación Psiquiátrica Americana como 
farmacodependencia, se define como un grupo de tres o más de síntomas o criterios 
que aparecen en cualquier momento dentro de un mismo período de 12 meses, 
dichos síntomas se mencionan a continuación (DSM IV, 1995): 
 
Tolerancia (Criterio 1) es la necesidad de recurrir a cantidades crecientes de la 
sustancia para alcanzar la intoxicación (o el efecto deseado) o una notable 
disminución de los efectos de la sustancia con su uso continuado a las 
mismas dosis. El grado en el que se desarrolla tolerancia varía ampliamente 
según la sustancia; Los sujetos que consumen grandes dosis de opiáceos y 
estimulantes pueden presentar niveles de tolerancia considerables, hasta 
llegar a niveles que serían letales para una persona que no consumiera la 
sustancia. La tolerancia al alcohol, también puede ser notable, pero con 
frecuencia, no es tan extrema como la tolerancia a las anfetaminas. En el caso 
de la nicotina del tabaco, muchos sujetos fumadores consumen más de 20 
cigarrillos al día, una cantidad que les hubiera producido síntomas de 
toxicidad cuando empezaron a fumar. Los consumidores habituales de 
Cannabis no advierten generalmente la aparición de tolerancia (aunque ésta 
se ha demostrado en estudios con animales y en algunos sujetos humanos). 
 
La abstinencia (Criterio 2a) es un cambio de comportamiento desadaptativo, 
con concomitantes cognoscitivos y fisiológicos, que tiene lugar cuando la 
6 
 
 
concentración en la sangre o los tejidos de una sustancia disminuye en un 
individuo que ha mantenido un consumo prolongado de grandes cantidades 
de esa sustancia. Después de la aparición de los desagradables síntomas de 
abstinencia, el sujeto toma la sustancia a lo largo del día para eliminarlos o 
aliviarlos (Criterio 2b), normalmente desde que se despierta. Los síntomas de 
abstinencia varían mucho según la clase de sustancia. Hay signos fisiológicos 
comunes en la abstinencia del alcohol, los opioides y los sedantes, los 
hipnóticos y los ansiolíticos, los signos y síntomas de la abstinencia de los 
estimulantes como las anfetaminas y la cocaína, así como la nicotina, se 
presentan casi siempre. No se han observado síntomas relevantes de 
abstinencia con el consumo frecuente de alucinógenos. La abstinencia, en el 
caso de la fenciclidina y de las sustancias de acción similar, no se ha descrito 
todavía en seres humanos (aunque se ha demostrado en animales). 
 
Ni la tolerancia ni la abstinencia son condiciones necesarias ni suficientes 
para que exista una farmacodependencia. Algunos sujetos presentan un 
patrón de uso compulsivo sin signos de tolerancia o abstinencia. Por el 
contrario, algunos pacientes posquirúrgicos sin diagnóstico de dependencia 
de opiáceos presentan tolerancia a los opiáceos prescritos y experimentan 
abstinencia sin mostrar signo alguno de uso compulsivo. Según sea el caso, 
se puede especificar con dependencia fisiológica o sin dependencia fisiológica 
para indicar la presencia o ausencia de tolerancia o abstinencia. 
 
Los siguientes aspectos describen el patrón de uso compulsivo de una 
sustancia, característico en la dependencia de sustancias. Puede ocurrir que 
la persona tome la sustancia en cantidades mayores o durante un período de 
tiempo más prolongado de lo originalmente pretendido (Criterio 3). La persona 
puede expresar el deseo persistente de regular o abandonar el consumo de la 
sustancia. En algunos casos habrá un historial previo de numerosos intentos 
7 
 
 
infructuosos de regular o abandonar el consumo de la sustancia (Criterio 4). 
Es posible que la persona dedique mucho tiempo a obtener la sustancia, a 
tomarla y a recuperarse de sus efectos (Criterio 5). En algunos casos de 
farmacodependencia, todas las actividades de la persona giran virtualmente 
en torno a la sustancia. Importantes actividades sociales, laborales o 
recreativas pueden abandonarse o reducirse debido al consumo de la 
sustancia (Criterio 6). La persona puede abandonar las actividades familiares 
o los pasatiempos con tal de consumir la sustancia en privado o estar más 
tiempo con amigos que tomen la sustancia. También puede ocurrir que, a 
pesar de reconocer la implicación de la sustancia en un problema tanto 
psicológico como fisiológico, la persona continúe consumiendo la sustancia 
(Criterio 7). 
 
En compatibilidad con los criterios señalados anteriormente, en la 
investigación básica, la adicción se considera, de acuerdo a Koob & Volkow (2010), 
como un desorden crónico y recurrente que se caracteriza por tres elementos o 
estados principales: a) Compulsión para buscar y consumir la droga, b) pérdida del 
control en el consumo limitado, y c) emergencia de un estado emocional negativo 
cuando no se consume la droga. 
 
1.2 Epidemiología en el mundo 
 
Según el Informe Mundial sobre las Drogas (2012), el volumen de consumo 
mundial de drogas ilícitas se mantuvo estable durante cinco años hasta finales 
de 2010, entre el 3.4% y el 6.6% de la población adulta total (personas de 15 a 64 
años). Sin embargo, entre un 10% y un 13% de los usuarios de drogas siguen siendo 
consumidores problemáticos con fármacodependencia y/o trastornos relacionados 
con el consumo de drogas. Por ejemplo, la prevalencia del VIH es estimada en 
8 
 
 
aproximadamente un 20%, la hepatitis C en 46.7% y la hepatitis B en 14.6% entre los 
usuarios que se inyectan la droga, de esta forma, el consumo de drogas, continúa 
sumándose a la carga mundial de morbilidad; aproximadamente una de cada 100 
muertes de adultos se debe al consumo de drogas ilícitas. Se calcula que en 2010 
hubo entre 99 000 y 253 000 muertes en el mundo como resultado del uso de drogas 
ilícitas, entre 0.5 y el 1.3 por ciento de todas las causas de mortalidad entre las 
personas de 15 a 64 años de edad como se puede ver en la tabla 1 (UNODC, 2012). 
 
Número estimado de muertes relacionadas con drogas y las tasas por millón de 
habitantes de 15 a 64 años 
Región 
Número de usuarios 
de drogas (miles) 
Prevalencia 
(porcentaje) 
Número de 
muertes 
relacionadas con 
drogas 
Tasa de 
mortalidad 
por millones 
África 22 000-72 000 3.8-12.5 13 000-41 700 22.9-73.5 
Norte 
América 
45 000-46 000 14.7-15.1 44 800 147.3 
Sudámerica 10 000-13 000 3.2-4.2 3 800-9 700 12.2-31.1 
Asia 38 000-127 000 1.4-4.6 14 900-133 700 5.4-48.6 
Europa 36 000-37 000 6.4-6.8 19 900 35.8 
Oceanía 3 000-5 000 12.3-20.1 3 000 123 
Global 153 000-300 000 3.4-6.6 99 000-253 000 22.0-55.9 
Tabla 1. Número estimado de muertes relacionadas con drogas enmundo (UNODC, 
2012). 
 
 
En línea con estos datos, los opioides continúan siendo el tipo de droga 
predominante en la demanda de tratamiento en Asia y Europa, y también contribuyen 
notablemente a la demanda de tratamiento en África, América del Norte y Oceanía. 
El tratamiento relacionado con el consumo de cocaína está como una demanda 
principalmente en el continente americano. Mientras que la cannabis es la droga que 
da lugar a la mayor demanda de tratamiento en África. Por otra parte, la demanda de 
9 
 
 
tratamiento relacionada con el consumo de estimulantes de tipo anfetamínico es más 
común en Asia (UNODC, 2012). 
 
A nivel mundial, las dos drogas ilícitas de mayor consumo siguen siendo la 
cannabis (prevalencia anual mundial entre el 2.6% y el 5.0%) y los estimulantes de 
tipo anfetamínico, excluido el “éxtasis” (0.3% a 1.2%) (UNODC, 2012). 
 
El Informe Mundial sobre las Drogas (2012) menciona que aunque las cifras 
globales no están disponibles para el uso no médico de medicamentos recetados 
que no sean opioides, se informa que el uso de estos fármacos, incluyendo 
tranquilizantes y sedantes (tal como la familia de las benzodiazepinas, diazepam, 
flunitrazepam, metacualona y barbitúricos) son más altos que los de otras sustancias 
controladas en algunos grupos de la población y de los países donde se dispone de 
datos. 
 
En cuanto a la producción los datos son relativos y escasos, se ha observado 
que la producción y el cultivo totales de coca se mantienen estables, mientras que la 
producción de opio ha vuelto a alcanzar niveles comparables a los de 2009. La 
prevalencia anual mundial correspondiente a la cocaína y a los opiáceos (opio y 
heroína) se ha mantenido estable, respectivamente entre el 0.3% y el 0.4% y entre el 
0.3% y el 0.5% de la población adulta de 15 a 64 años de edad como se puede ver 
en la tabla 2 (UNODC, 2012). 
 
 
 
 
10 
 
 
 
Prevalencia anual y número de consumidores de drogas ilícitas a nivel mundial, 
2010 
 Prevalencia (%) Número (miles) 
 Baja Alta Baja Alta 
Cannabis 2.6 5.0 119,420 224,490 
Opioides 0.6 0.8 26,380 36,120 
Opiáceos 0.3 0.5 12,980 20,990 
Cocaína 0.3 0.4 13,200 19,510 
Estimulante
s tipo 
anfetamínic
o 
0.3 1.2 14,340 52,540 
Éxtasis 0.2 0.6 10,480 28,120 
Cualquier 
droga ilícita 
3.4 6.6 153,000 300,000 
Tabla 2. Prevalencia anual de consumidores de drogas ilícitas en el mundo (UNODC, 
2012). 
 
1.2.1 Epidemiología en México 
 
En cuanto a México, los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones 
realizada en el 2011 (ENA, 2011), indican que la prevalencia del consumo de 
cualquier droga en la población de entre 12 y 65 años de edad ha aumentado de un 
1.6% observado en 2008 a un 1.8% en este periodo. Al analizar la prevalencia de 
consumo por sexo, se observa una tendencia al incremento en los hombres, que 
pasa de 2.5% a 3.0%. El consumo en las mujeres se mantiene en 0.7%. 
 
Hablando de drogas específicas, la ENA del 2011 reporta que la mariguana 
mantiene la mayor prevalencia de consumo con 1.2%, y con relación al 2008 no 
11 
 
 
hubo un incremento estadísticamente significativo en la población general. Sin 
embargo, sí en los hombres, en ellos, la prevalencia del consumo pasó de 1.7% a 
2.2% (ENA, 2011). La siguiente droga de mayor prevalencia es la cocaína con un 
0.5%, similar al 2008. El consumo de las demás drogas (mariguana, cocaína y sus 
derivados, heroína, metanfetaminas, alucinógenos, inhalables y otras drogas) en el 
2011 está por debajo del 0.2% (ENA, 2011). 
 
Por otra parte, la prevalencia de drogadicción en la población de entre 12 y 65 
años durante el 2011 es del 0.7%, muy similar a la que se tenía en el 2008, siendo 
los hombres los que cuentan con mayor prevalencia al consumo de drogas con 
1.3%, en comparación con las mujeres que tienen el 0.2% (ENA, 2011). 
 
 Tendencia en el consumo de drogas en México 2002-2011 
0
0.2
0.4
0.6
0.8
1
1.2
1.4
1.6
1.8
2
2002
2008
2011
 
Figura 1.Tendencia en el consumo de drogas en la población de 12 a 65 años (ENA, 
2011). 
 
12 
 
 
Como se puede ver, el consumo de otras drogas en general ha venido 
aumentando en los últimos años; siendo el consumo de mariguana, cocaína y de 
drogas de tipo anfetamínico el que se ha mantenido en aumento desde lo reportado 
del año 2002 al 2011 (ENA, 2011). 
 
En línea con lo anterior, en el año 2000 en la ciudad de Tijuana, el 44% de los 
consumidores de drogas mencionan a la metanfetamina como la razón más común 
para la búsqueda de ayuda en centros de tratamiento para consumidores de drogas, 
con un incremento del 30 % (ISESALUD , 2002, citado por Brouwer, Case, Ramos, 
Magis-Rodriguez, Bucardo, Patterson & Strathdee, 2006). Otras clínicas de 
tratamiento en los estados del noroeste , como Ensenada y Mexicali en el estado de 
Baja California, La Paz en el estado de Baja California Sur, y Culiacán en el estado 
de Sinaloa , también citan a la metanfetamina como el problema más común para 
aquellos que buscan tratamiento (Brouwer et al., 2006). 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 LOS PSICOESTIMULANTES 
 
2.1 Clasificación de los psicoestimulantes 
 
Los psicoestimulantes constituyen un amplio grupo de sustancias de diversa 
estructura química que se caracterizan por la capacidad de producir estimulación en 
estructuras funcionales del sistema nervioso y que se expresan por un cuadro de 
estimulación simpática, sola o asociada a otros efectos, generada por una serie de 
interacciones en los neurotransmisores y/o en sus receptores (Kolecki, 2001, citado 
por Luna, 2003). 
 
Hay dos clases principales de psicoestimulantes: los simpaticomiméticos ya 
sean directos o indirectos, como la cocaína y la anfetamina; y los no 
simpaticomiméticos como la cafeína y la nicotina (Koob & Le Moal, 2006). 
 
Los simpaticomiméticos imitan la acción del sistema nervioso simpático 
(imitando la acción periférica de la norepinefrina). Los directos actúan directamente 
como agonistas en los receptores adrenérgicos; los indirectos, imitan esta acción 
actuando sobre los mecanismos neuronales que no impliquen la activación directa de 
los receptores postsinápticos (Koob & Le Moal, 2006; Tripathi, 2008). Los no 
simpaticomiméticos actúan de una forma diferente en conjunto a los mecanismos 
neurofarmacológicos, es decir, que éstos no imitan la acción de la norepinefrina. 
 
La clasificación de los psicoestimulantes se puede observar en la tabla 3. 
 
14 
 
 
Psicoestimulantes 
Simpaticomiméticos 
directos 
Simpaticomiméticos 
indirectos 
No 
simpaticomiméticos 
Isoproterenol Anfetamina Cafeína 
Epinefrina Metanfetamina Nicotina 
Norepinefrina Cocaína Escopolamina 
Fenilefrina Metilfenidato Estricnina 
Fenilpropanolamina Fenmetrazina Pentilenotetrazol 
Apormorfina Pipradol Modafinilo 
 Tiramina 
 Pemolina 
Tabla 3. Clasificación de los psicoestimulantes (Koob & Le Moal, 2006). 
 
Cómo se mencionó anteriormente, este trabajo se enfocó en la cocaína, la 
anfetamina y sus derivados, que son simpaticomiméticos indirectos. Este tipo de 
simpaticomiméticos comparten una estructura molecular común: un anillo de 
benceno con una cadena lateral de etilamina cómo se puede ver en la figura 2 (Koob 
& Le Moal, 2006). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
15 
 
 
Estructuras químicas de simpaticomiméticos indirectos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 2. Estructuras químicas de varios simpaticomiméticos indirectos (Koob & Le 
Moal, 2006). 
 
2.2 Cocaína 
 
La cocaína (benzoilmetilecgonina), es una sustancia alcaloide obtenida de las 
hojas del arbusto Erytroxyloncoca. Comúnmente, se da el nombre de cocaína a las 
sales de la cocaína, (clorhidrato de cocaína y sulfato de cocaína), que son los dos 
productos más puros en el proceso de refinación de la coca (Téllez & Cote, 2005). 
La cocaína tiene las siguientes acciones farmacológicas generales (Platt, 
1997;Lizasoaín, Moro & Lorenzo, 2001, citado por Caballero, 2005): 
16 
 
 
 
 Anestesia local por bloqueo de la transmisión nerviosa. 
 Estimulación del sistema nervioso central. 
 Anorexia e inhibición del sueño por acciones sobre el hipotálamo, sistema 
reticular ascendente y cerebelo. 
 
Como consecuencia de estas acciones farmacológicas la cocaína tiene los 
siguientes efectos clínicos (Platt, 1997, citado por Caballero, 2005); Lizasoaín, et. al., 
2001, citado por Caballero, 2005): 
 
 Vasoconstricción periférica, taquicardia, incremento de la contractilidad 
cardiaca, hipertensión, midriasis, temblor y sudoración, todo ello por acción 
sobre los receptores alfa y beta-adrenérgicos. 
 Incremento de la temperatura por incremento de la actividad física, 
vasoconstricción y alteración directa del centro hipotalámico de control 
térmico. 
 Con dosis bajas se produce incremento del tono vital y de la energía, 
disminución del apetito, insomnio, aumento del rendimiento intelectual y físico, 
hiperactividad motora, verbal e ideatoria, disminución de la fatigabilidad e 
incremento de los placeres en alerta. 
 Tras un consumo moderado, los consumidores no adictos experimentan 
habitualmente un periodo de cansancio y, en ocasiones, disforia y deseo de 
tomar cocaína que dura horas. 
 Con dosis más altas y/o en personas predispuestas pueden aparecer 
alteraciones de la capacidad crítica y discriminativa, ilusiones y/o 
alucinaciones auditivas, táctiles y visuales, estereotipias, bruxismo y 
convulsiones. 
 Activación de las hormonas tiroideas (lo cual da cierta similitud a la 
intoxicación cocaínica con el hipertiroidismo). 
17 
 
 
 
2.3 Anfetaminas y derivados 
 
Las anfetaminas son aminas simpaticomiméticas, de formula química 
estructural semejante a la adrenalina (ver figura 3) (Robledo, 2008). 
 
Estructuras químicas de la adrenalina y la d-anfetamina 
 
 
 
 
 
Figura 3. Estructuras químicas de la adrenalina y la d-anfetamina (Robledo, 2008). 
 
Las dos anfetaminas más utilizadas, de donde derivan las más modernas 
drogas de este grupo son: el sulfato de d-anfetamina o d-fenil-isopropilamina 
(dexedrina) (Ver tabla 4). Desde el punto de vista farmacológico, a medida que un 
compuesto de estructura química semejante a la adrenalina se va apartando de ella 
para aproximarse a las anfetaminas, este va aumentando su actividad estimulante 
del SNC y disminuyendo su actividad sobre la periferia del organismo (sistema 
neurovegetativo) (Robledo, 2008). 
18 
 
 
Principales compuestos derivados de la estructura fenilisopropilamina 
Anorexígenas Entactógenas Alucinógenas 
Anfetamina Metanfetamina DOM 
Fenfluramina MDMA DOI 
Fenproporex MDA STP 
Anfepramona MDEA PMA 
Clobenzorex MBDB 
Tabla 4. Compuestos derivados de la fenilisopropilamina (Robledo, 2008). 
 
Estos derivados también se conocen como “drogas de diseño” o síntesis, 
siendo más de 50 sustancias sintetizadas, y las más extendidas son la MDMA (3,4-
metilendioximetanfetamina), conocida como “éxtasis”, “Adán” y “XTC”; la MDA(3,4-
metilendioxianfetamina), conocida como “droga del amor”; la MDEA (3,4-
metilendioxietanfetamina), conocida como “Eva”, y la DOM (2,5-dimetoxi-4-
metilanfetamina), conocida como “STP” (serenidad, tranquilidad y paz, o 
stopthepolice). A las drogas de síntesis se les atribuyen 2 propiedades: la 
entactógena (sensación de aumento de la propia sensibilidad, autopercepción) y la 
empatógena (sensación de aumento de la comunicación social) (Royo-Isach, 
Magrané, Blancafort y Ferrer, 2004); aunque hay autores que consideran que las 
anfetaminas también tienen propiedad alucinógena (Estañ, Alós & Villar, 1996; 
Esteban 1996, citado por Utrilla, 2000). 
 
En cuanto a los efectos, las anfetaminas producen: 
 Vasoconstricción periférica, resultado de un aumento en la presión arterial 
sistólica y diastólica. 
 Incremento en la frecuencia cardiaca, por acción beta adrenérgica, aunque 
puede disminuir por vía refleja 
 Contrae el músculo radial del iris, dando lugar a midriasis y un aumento de la 
presión intraocular. 
19 
 
 
 El peristaltismo se ve disminuido así como las secreciones. 
 La musculatura bronquial se relaja. 
 Contrae la esfínter de la vejiga. 
 Sensación de alerta. 
 Mejoría del rendimiento intelectual y de ejecución de tareas manuales. 
 Sensación de energía. 
 Disminución del cansancio, del sueño y del hambre. 
 
 
 
3 MECANISMO DE LOS PSICOESTIMULANTES 
 
3.1 El sistema de recompensa del cerebro 
 
Al igual que todas las drogas adictivas, la cocaína y las drogas tipo 
anfetamina, activan el sistema de la recompensa del cerebro (Carlson, 2010; 
Fernández-Espejo, 2002; Koob & Le Moal, 2006). 
 
En 1954, James Olds y su ayudante Peter Milner intentaban averiguar si la 
estimulación eléctrica de la formación reticular en ratas, facilitaría el aprendizaje de 
un laberinto. Después de realizar estimulaciones eléctricas cuando la rata se 
colocaba en una esquina, el animal volvía rápidamente a la misma esquina después 
de una breve salida y aún más breve tras la segunda estimulación eléctrica (Carlson, 
2010). Al notar el comportamiento del animal, abandonaron su proyecto primario y 
comenzaron a desarrollar lo que se conoció como la técnica de la autoestimulación 
eléctrica del cerebro. Entonces implantaron electrodos intracraneales y permitieron a 
las ratas que se auto administraran la corriente por medio de una palanca (Delgado 
& Mora 1998, citado por Gil-Verona, Pastor, de Paz, Barbosa, Macías-Fernández, 
Maniega, Rami-González & Cañizares-Alejos, 2003). 
 
La implantación de electrodos en ciertas zonas del encéfalo y el paso de la 
corriente eléctrica por ellos, produce en el sujeto una gama de sentimientos 
agradables, euforia, placer y satisfacción. Por esto, el sujeto se auto administra 
choques eléctricos con gran frecuencia. Este conjunto de zonas encefálicas 
constituye el denominado sistema de la recompensa o gratificación del cerebro, 
cuyos componentes principales son, básicamente: núcleos septales, amígdala, 
21 
 
 
hipocampo, hipotálamo lateral, además hay que añadir la corteza prefrontal (CPF), la 
entorrinal y el polo temporal. Es importante también el denominado haz medial del 
prosencéfalo, haz caracterizado por su amplio origen y por la gran cantidad de 
lugares donde termina, también están incluidos, y de manera importante, el área 
tegmental ventral (ATV) y el núcleo accumbens (NAcc) (Delgado & Mora 1998, 
citado por Gil-Verona, et al., 2003). 
 
El sistema de recompensa responde a estímulos específicos y naturales 
regulados por neurotransmisores, los cuales permiten que el individuo desarrolle 
conductas aprendidas a hechos placenteros o de desagrado; Las dos principales 
áreas que permiten dicho proceso son El ATV y el NAcc, dónde la primera genera 
proyecciones dopaminérgicas hacia la segunda, esto se conoce como vía de la 
recompensa cerebral mesolímbica, y a su vez dicha vía es la forma más simple de 
proyección dopaminérgica en el sistema de recompensa (ver figura 4) (Belsasso, 
Estañol & Juarez, 2001). La vía mesocorticolímbica que también interviene en el 
reforzamiento, gratificación o placer, se origina asimismo en el ATV, pero proyecta a 
la CPF, la corteza límbica, la amígdala, el NAcc y el hipocampo (Carlson, 2010). 
 
Los mecanismos psicológicos y de conducta ligados a la recompensa son 
necesarios para la supervivencia. Todos los estímulos reforzadores activan el 
sistema de recompensa del cerebro y éstos desempeñan una base importante para 
la alimentación, la reproducción y el aprendizaje. Como se ha mencionado 
anteriormente las drogas adictivas activan este circuito directa o indirectamente de 
forma anormalmente intensa, induciendo el aprendizaje de conductas de consumo 
de droga y reforzando los estímulos que desencadenan dicho consumo (Guerri, 
2012). 
 
 
22 
 
 
La vía mesolímbicay mesocorticolímbica 
 
Figura 4. Vía mesolímbica y vía mesocorticolímbica (Organización Mundial de la 
Salud, 2005). 
 
El sistema de la recompensa del cerebro involucra una serie de sistemas de 
neurotransmisión neuronal, como son el sistema dopaminérgico (DA), el GABAérgico 
(GABA), el glutamatérgico (Glu), el serotorninérgico (5-HT), el de péptidos opioides, 
entre otros (Méndez, 2013; Siegel, 1999; citado por Belssaso, Estañol & Juárez, 
2002; Wise, 1999, citado por Belssaso et al., 2002): 
 
23 
 
 
o La dopamina (DA) es un neurotransmisor derivado del aminoácido tirosina. La 
molécula de la dopamina es la más importante en el sistema de la 
recompensa, tanto así, que se le ha denominado la molécula del placer. Está 
involucrada en el movimiento, el aprendizaje y la motivación. La dopamina 
desempeña un papel crucial en la neurobiología de las dependencias. De esta 
forma, el sistema de la dopamina también ha resultado sumamente implicado 
en las farmacodependencias en general, así como en la dependencia de la 
nicotina y del alcohol. Cómo ya se ha mencionado acerca del sistema de 
recompensa, en el cerebro existen dos proyecciones principales de dopamina; 
una, en la vía mesolímbica, donde los cuerpos neuronales de la DA están 
localizados en el ATV y proyectan al núcleo accumbens o estriado ventral, 
ésta ruta parece activarse directa o indirectamente mediante la mayoría de las 
sustancias psicoactivas, y en estrecha asociación con esta vía se encuentra la 
vía dopaminérgica mesocorticolimbica, que se proyecta del ATV a regiones 
de la corteza y el NAcc; La segunda vía dopaminérgica principal proyecta de 
la sustancia negra al estriado, lo que se conoce en general como ruta 
nigroestriatal (OMS, 2005). 
 
o El ácido gamma-aminobutírico o GABA, es un aminoácido formado a partir del 
aminoácido glutamato, está ampliamente distribuido en el sistema nervioso, y 
es un neurotransmisor inhibitorio que actúa mediante tres subtipos de 
receptores, llamados GABA-A, GABA-B y GABA-C; Los receptores GABA-A 
forman un canal de iones de cloro, la unión de GABA con los receptores 
GABA-A abre este canal, lo que produce una rápida difusión de iones de cloro 
en la célula, hiperpolarizándola y haciéndola menos propensa a iniciar un 
potencial de acción. Los efectos sedantes y ansiolíticos de las 
benzodiazepinas, los barbitúricos y el alcohol se derivan de sus efectos sobre 
el receptor GABA-A. Las medicaciones antiepilépticas también actúan para 
facilitar la función del receptor GABA-A, e inversamente, bloquear los efectos 
de GABA puede producir convulsiones. Los receptores GABA-B son 
receptores acoplados con proteína G, y la unión de GABA con el receptor 
24 
 
 
GABA-B abre un canal de potasio (Costa, 1998, citado por Ayesta, 2002; 
OMS, 2005; Mehta & Ticku, 1999, citados por Ayesta, 2002). 
 
 
o El glutamato es un neurotransmisor aminoácido excitatorio y es que aparece 
en todo el cerebro. Éste se deriva de proteínas en la dieta y es producido 
mediante procesos metabólicos celulares. Las acciones del glutamato están 
mediada por la activación de dos familias de receptores: los ionotrópicos y los 
metabotrópicos, ambos intervienen tanto en los procesos de aprendizaje y de 
memoria, cómo en los efectos conductuales de las drogas de abuso (Luján-
Miras, 2005, citado por Martínez-Raga, Knecht, Ramírez & Szerman, 2009). 
Los receptores ionotrópicos se clasifican en tres subtipos: receptores NMDA 
(N-metil-D-aspartato), receptores AMPA (α-amino3-hydroxi-5-metil-isoxazole-
4-propionato) y receptores kainato. Los receptores ionotrópicos están 
acoplados con canales de sodio, por consiguiente, pueden mediar acciones 
rápidas (de aproximadamente 1 milisegundo), éstos receptores forman un 
canal catiónico facilitando el paso selectivo de iones de sodio, potasio o 
calcio, y así permitiendo la despolarización neuronal (Dingledine, Borges, 
Bowie & Traynelis, 1999, citado por Martínez-Raga et al., 2009); los 
receptores metabotrópicos son un grupo heterogéneo de receptores acoplado 
a la proteína G que modula la excitabilidad cerebral vía mecanismos 
presinápticos, postsinápticos y gliales (Con & Pin, 1997, citado por Martínez-
Raga et al., 2009; Schoepp, 2001, citado por Martínez-Raga et al., 2009). El 
glutamato es importante para el aprendizaje y desempeña un papel esencial 
en el hipocampo. Los alucinógenos, como la fenciclidina (PCP), actúan sobre 
el subtipo NMDA del receptor de glutamato. Se piensa que las rutas de 
glutamato desempeñan un papel importante para modular respuestas 
neuronales a muchas otras sustancias psicoactivas (OMS, 2005). 
 
o La serotonina, 5-hidroxitriptamina o simplemente 5-HT, es una monoamina 
neurotransmisora. Se trata de una indolamina derivada del aminoácido 
25 
 
 
triptófano. Está implicada en la regulación del estado de ánimo, la excitación, 
la impulsividad, la agresión, el apetito y la ansiedad, entre otros procesos. Los 
somas sintetizadores de serotonina se ubican en el cerebro medio en una 
región llamada núcleos del Raphe. Estas neuronas se proyectan hacia 
muchas zonas del encéfalo como la corteza, el hipotálamo y el sistema 
límbico. Existen muchos tipos de receptores de serotonina (5HT1 [A, B, C, Dα, 
Dβ, E y F]; 5HT2, 2F; 5HT3; 5HT4; 5HT5, 5HT6 y 5HT7) (Belssaso et al., 
2002). En el cuerpo hay serotonina en el tracto gastro-intestinal, las plaquetas 
y la médula espinal. La mayoría de los antidepresivos funcionan 
incrementando la acción de la serotonina en el cerebro. La serotonina también 
está involucrada en las acciones primarias de algunas drogas psicoactivas, 
como la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) y el éxtasis, e igualmente en los 
efectos de la cocaína, la anfetamina, el alcohol y la nicotina (OMS, 2005). 
 
 
o Los péptidos opioides endógenos, se agrupan en tres subfamilias: las 
endorfinas, las encefalinas y las dinorfinas. Los péptidos opioides se unen a 
tres tipos de receptores denominados mu (μ), delta (∂) y kappa (k), todos ellos 
con siete segmentos transmembranales y acoplados a proteína G (Florentino, 
2010). Una vez sintetizados, son almacenados en vesículas neuronales y 
pueden ser liberados al espacio intersináptico o hendidura sináptica donde 
actúan como neurotransmisores en respuesta a un estímulo nervioso (García 
& Fontelles, 2009, citado por Florentino, 2010). La fisiología de los péptidos 
opioides se ha relacionado con su proyección a nivel hipofisario e 
hipotalámico en los sistemas neurales involucrados con el dolor, en la 
proliferación celular, en el control cardiovascular, el estrés y en la respuesta 
inmune (Asai, Valdés-Tovar, Matamoros-Trejo & García, 2010, citado por 
Florentino, 2010). 
 
Los sistemas de neurotransmisión señalados arriba, están involucrados 
directa o indirectamente en la modulación del sistema de la recompensa o placer del 
26 
 
 
cerebro, y por lo tanto, también están involucrados en la modulación de los efectos 
conductuales de las drogas de abuso, incluidas la cocaína y las anfetaminas, mejor 
conocidas como drogas psicoestimulantes. Lo que sigue a continuación describe 
cómo los psicoestimulantes estimulan al sistema de la recompensa del cerebro. 
 
3.2 Mecanismo de los psicoestimulantes 
 
El mecanismo general de los psicoestimulantes es aumentar los niveles de DA 
en el NAcc debido a que los psicoestimulantes como la cocaína, la anfetamina y sus 
derivados son agonistas indirectos de la dopamina. Su mecanismo de acción para 
aumentar los niveles de DA es la alteración del funcionamiento del transportador de 
la recaptura de dopamina (DAT) (Fernández-Espejo, 2002; 2006). Por esta razón, 
primero revisaremos la estructura del DAT y después la forma en que la función 
alterada del DAT produce aumento en los niveles de DA en el NAcc. 
 
3.2.1 Estructura del DAT 
 
El DAT pertenece a la familia de proteínas de transportadores que dependen 
de sodio (Na+)y cloro (Cl-), con 12 dominios transmembranales. El DAT se localiza 
en la membrana presináptica de las terminaciones nerviosas del SNC, 
principalmente en las neuronas DAérgicas de la sustancia nigra y el ATV (Bannon, 
Michelhaugh, Wang & Sacchetti, 2001, citado por Gassó, 2008). Los transportadores 
usan el gradiente celular del sodio que se mantiene por la bomba sodio-potasio 
(Na+/K+ATPasa) (Giros & Caron, 1993, citado por Howell & Kimmel, 2008). Dos 
iones de sodio y un ion de cloruro son co-transportadas con cada molécula de la 
monoamina cargada positivamente (Sonders & Amara, 1996, citado por Howell & 
Kimmel, 2008). La acción de la DA en la sinapsis se termina mediante su recaptura 
27 
 
 
en las neuronas presinápticas a través del DAT, lo cual también funciona para 
reciclar la DA neuronal, disminuyendo de este modo la necesidad sintetizar 
nuevamente a la dopamina (ver figura 5) (Uhl, Lin, Metzger & Dar, 1998; Westerink, 
2006, citado por Howell & Kimmel, 2008). El DAT modula la duración de la actividad 
DAérgica extracelular por medio de la recaptura de DA al interior de la neurona, 
dónde será almacenada en las vesículas presinápticas (Tunbridge, Weinberger & 
Harrison 2006, citado por Gassó, 2008). 
 
Esquema de la estructura del transportador de la dopamina 
 
 
Figura 5: Esquema de la estructura del transportador de la dopamina. El DAT es un 
transportador que moviliza la dopamina a través de la membrana celular mediante la 
aceptación de otro movimiento energéticamente favorable de iones de sodio que van 
de alta concentración en el exterior en la célula a baja concentración en su interior. 
La función DAT requiere la unión secuencial y co-transporte de dos iones Na + y uno 
de Cl - con el sustrato dopamina. La fuerza que impulsa al DAT para la receptura de 
28 
 
 
dopamina es el gradiente de concentración de iones generados por la membrana 
plasmática de la bomba sodio-potasio (Torres, Gainetdinov & Caron, 2003). En 
cuanto a la proteina C (PKC), ésta puede modular la velocidad a la que se mueve el 
DAT o provocar la internalización de éste (Pristupa, McConkey, Liu, Man, Lee, Wang 
& Niznik, 1998). 
 
3.2.2 Mecanismo de acción de los psicoestimulantes (Cocaína, anfetamina 
y sus derivados) 
 
La cocaína es un agonista DAérgico indirecto que se une con gran afinidad al 
DAT, la unión de la cocaína al DAT bloquea la recaptura de DA (Moratalla, 2008). 
Esta acción eleva los niveles extracelulares de DA, lo que conduce a un aumento en 
la estimulación de los receptores DAérgicos, si estos se encuentran en el NAcc, el 
efecto es una sensación de gran placer (ver figura 6, A) (Rudnick, 1993; Rudnick & 
Clark, 1997, citado por Howell & Kimmel, 2008). 
 
Por su parte, las drogas tipo anfetamina compiten con la DA para entrar a la 
terminal presináptica a través del DAT (Seiden, Sabol & Ricaurte, 1993, citado por 
Gainetdinov, Sotnikova & Caron, 2002). Una vez adentro de la neurona, la 
anfetamina aumenta la concentración de DA en el interior de la terminal DAérgica, ya 
sea bloqueando el transportador vesicular de DA o por entrar, vía el transportador 
vesicular de DA, al interior de la vesícula, el efecto de permanecer en el interior de la 
vesícula es cambiar su pH, lo que produce la expulsión de las moléculas de DA. 
Cualquiera que sea el mecanismo, el efecto observado es un incremento en la 
concentración citosólica de DA. Al mismo tiempo que se incrementan los niveles de 
DA en el interior de la terminal DAérgica, se invierte la función del DAT y este 
transportador expulsa la DA al espacio extracelular, aumentado los niveles de DA 
que estimulan a los receptores DAérgicos (Sulzer, Chen, Lau, Kristensen, Rayport & 
29 
 
 
Ewing, 1995, citado por Gainetdinov et al., 2002). Por otra parte, la anfetamina 
también es un potente inhibidor de la enzima intracelular de la monoamino oxidasa 
(MAO) y por lo tanto disminuye el metabolismo de las monoaminas (DA) (Seiden, et 
al., 1993, citado por Gainetdinov et al., 2002). Como resultado de estas acciones, la 
anfetamina eleva notablemente las concentraciones extracelulares de DA en el 
cerebro (NAcc) (Gainetdinov & Caron, 2003) (Ver figura 6, B). 
 
Esquema del mecanismo de acción de la cocaína y la anfetamina 
 
A) B) 
Figura 6: Esquema del mecanismo de acción de la cocaína y la anfetamina. En 
ambos casos hay un aumento en la concentración de DA en el NAcc, ocasionando 
una sensación placentera en el individuo (Gainetdinov & Caron, 2003). 
 
 
4 TERAPIAS FARMACOLÓGICAS Y PSICOLÓGICAS EN EL 
COMBATE CONTRA LAS ADICCIONES 
 
4.1 Tratamiento farmacológico 
 
El conocimiento neurobiológico pone en evidencia la importancia que tiene el 
sistema de recompensa del cerebro, y más específicamente, el DAT en el 
mecanismo de adicción a los psicoestimulantes. Por esta razón, es importante que 
en el proceso terapéutico contra la adicción a los psicoestimulantes se modifique 
farmacológicamente la función del DAT (Neisewander et al., 2004, citado por 
Miñarro, 2012; Le Fold et al., citado por Miñarro, 2012). 
 
Se han realizado muchas pruebas con fármacos que actúan sobre los 
receptores de DA, en su mayoría con neurolépticos, antidepresivos tricíclicos y 
antagonistas DAérgicos. Se han usado fármacos que bloquean la recaptura de 
monoaminas, como la desipramina, pero los resultados no han sido convincentes, tal 
vez debido a que este medicamento actúa más sobre la norepinefrina (Herridge & 
Gold, 1988 citado por Belssaso et al., 2002; O’Brien, 1999, citado por Belssaso et al., 
2002). La amantadina tiene uso antiviral y la capacidad de aumentar la liberación de 
DA en las terminales nerviosas DAérgicas, la amantadina ha sido útil para la 
desintoxicación de adictos a la cocaína, aunque su principal inconveniente es la vida 
corta que tiene, por lo tanto las respuestas a largo plazo no son tan efectivas 
(Alterman, Droba, Antelo, Cornish, Sweeney, Parikh & O’Brien, 1992, citado por 
Belssaso et al., 2002). 
 
31 
 
 
Otro fármaco usado es el flupentixol cuyos resultados han sido variables, pues 
su mecanismo de acción bloquea al receptor de DA (D1 y D2), pero no inhibe el 
DAT; sin embargo, reduce la ingesta de la droga así como la tasa de recaída (Soyka 
& De Vry, 2000, citado por Belssaso et al., 2002). La bromocriptina es un agonista de 
los receptores D2 y parece disminuir la avidez y la abstinencia, según estudios 
controlados (Dackis & Gold, 1985; Hubber y Koob, 1990, citado por Belssaso et al., 
2002). El baclofen se ha usado para modular la respuesta GABAérgica, éste estimula 
los receptores GABAB y se ha demostrado una reducción importante en la 
autoadministración de cocaína (Campbell, Lac & Tarrol, 1999; Roberts y Brebner, 
citado por Belssaso et al., 2002). El BP 897 es otro fármaco en investigación, que es 
un agonista parcial de receptores D3, con resultados favorables en cuanto a 
disminuir la conducta de búsqueda de droga en adictos (Pilla, Perachon, Sautel, 
Garrido, Mann, Wermuth, Schwartz, Everitt & Sokoloff, 1999, citado por Belssaso et 
al., 2002). 
 
En línea con lo anterior, se han sintetizado varias clases de inhibidores de la 
recaptura de DA en los pasados 15-20 años y estos han mostrado tener efectos 
comportamentales que difieren de los producidos por estimulantes como la cocaína, 
a pesar de compartir dicha característica de inhibidores (Newman & Kulkarni, 2002, 
citado por Velázquez, 2013); cuyo objetivo principal es actuar como prodroga y que 
sus metabolitos se asemejen a la molécula adictiva pero con poca o nula actividad; 
para que de esta manera, su base de acción lenta y de duración prolongada 
prevenga el abuso de bloqueadores de los transportadores cómo la cocaína o las 
drogas de tipo anfetamínico (Froimowitz, Moussa, Haidar, Jurayj, Georege & 
Gardner, 2000, citado por Belssaso et al., 2002). 
 
Una de las sustancias más estudiadas ha sido el GBR 12909 que a pesarde 
tener algunas características farmacológicas comunes con moléculas 
psicoestimulantes adictivas, presenta efectos preclínicos que sugieren que puede ser 
32 
 
 
efectiva como tratamiento clínico (Velázquez, 2013). El GBR 12909 Posee una 
elevada afinidad por el DAT e inhibe selectivamente la captura de DA mostrando una 
pauta lenta y duradera de acción farmacológica, en comparación con estimulantes 
como la cocaína (Rothman, Grieg, Kim, De Costa, Rice, Carrol & Pert, 1992, citado 
por Velázquez, 2013; Rothman, Mele, Reid, Akunne, Greig, Thurkauf et al., 1991, 
citado por Velázquez, 2013). 
 
Asimismo, se han probado fármacos de acción similar al GBR 12909, cómo el 
RTI-113 (Howell, Czoty, Kuhar & Carroll, 2000, citado por Caballero, 2005) y el GBR 
12935 (Glowa, Wojnickim, Matecka & Rice, 1995, citado por Caballero, 2005) cuyas 
propiedades reforzantes moderadas podrían ser una ventaja en el tratamiento de la 
adicción a psicoestimulantes como la cocaína y la anfetamina. 
 
Sin embargo, algunos estudios han demostrado que no todos las moléculas 
inhibidoras de la recaptura de la DA pueden ser efectivas como potenciales 
tratamientos. Por ejemplo, en el caso del GBR 12935, este puede disminuir la 
autoadministración de cocaína, pero también altera la respuesta hacia el consumo de 
alimento (Glowa, Wojnickim, Matecka & Rice, 1995, citado por Velázquez, 2013). 
 
Estudios realizados con el GBR 12909, confirmaron el consumo y el reinicio 
de la búsqueda de droga después de un periodo de extinción, tanto en ratas como 
en primates no humanos (Roberts, 1993, citado por Velázquez 2013; De Vries, 
Schoffelmeer, Binnekade & Vanderschuren, 1999, citado por Velázquez, 2013; 
Woolverton Hecht, Agoston, Katz & Newman, 2001, citado por Velázques, 2013). 
Con lo anterior, podemos intuir que a pesar de la característica de acción lenta y 
duración prolongada de los inhibidores de la recaptura de la DA mencionados 
anteriormente, cabe la duda de que podría surgir el abuso hacia estos compuestos, 
aunque en estudios pre-eliminares en humanos no confirmaron lo anterior (Sogaard, 
Michalow, Butler, Lund, Laursen, Ingersen, Skrumsage & Rafaelsen, 1990, citado por 
33 
 
 
Velázquez, 2013; Preti, 2000). Adicionalmente, en estos estudios se reportó que 
todas las personas tratadas con GBR 12909, aparecieron efectos cardiovasculares 
que obligaron a la interrupción de la fase I del ensayo clínico (Vocci, Acri, & Elkashef, 
2005, citado por Velázquez). Cabe mencionar que las pruebas con dichos 
compuestos fueron realizadas en ratas y primates no humanos. 
 
En compatibilidad con lo anterior, dada la ausencia de un receptor específico 
para la cocaína se han realizado investigaciones en busca de nuevas estrategias de 
bloqueo periférico con anticuerpos específicos a la cocaína; cuando se une la 
cocaína a un transportador o antígeno proteínico se ha podido inducir una respuesta 
inmune en animales de experimentación (Carrera, Ashley, Zhou, Wirsching, Koob y 
Janda, 2000, citado por Belssaso et al., 2002). Por esta línea, mencionaremos a las 
vacunas antidroga; Los anticuerpos capturan la droga antes de que pueda cruzar la 
barrera sangre/cerebro, impidiendo así la activación de vías del sistema de 
recompensa del cerebro, pero también tienen un efecto adicional farmacocinético de 
almacenamiento ante el rápido tránsito de drogas en el cerebro (Kosten y Owens, 
2005; Orson, Kinsey Singh, Wu, Gardner y Kosten, 2008, citado por Kosten, 
Domingo, Orson y Kinsey, 2013). 
 
El concepto fundamental en la creación de anticuerpos antidroga es crear un 
nuevo compuesto macromolecular que el cuerpo reconocerá como un extraño 
antígeno que requiere una respuesta inmunológica. Las drogas de abuso por sí 
mismas son demasiado pequeñas para obtener dichas respuestas del sistema 
inmunológico de la generación de anticuerpos B y las células blancas T de la sangre, 
así que su presentación a los procesos inmunes debe ser cambiada a través de una 
vacuna conjugada. Una vacuna conjugada químicamente une la droga de abuso a 
una proteína inmunogénica grande, tal como el tétanos o la toxina del cólera (History 
of Vaccine Development, citado por Kosten et al., 2013). 
 
34 
 
 
Las Vacunas Antidrogas son inmunizaciones activas, en donde la 
administración de la vacuna provoca una respuesta inmunológica contra el agente en 
el sujeto, que resulta en la producción de un antígeno/específico, inmunoglobulina G, 
mediada por la respuesta de los anticuerpos (Kosten et al., 2013). 
 
El mecanismo de acción de la vacuna contra la adicción a la cocaína se 
muestra de manera gráfica en la figura 7. 
 
Mecanismo de acción de la vacuna contra la adicción a la cocaína 
 
Figura 7: Mecanismo de acción de la vacuna contra la adicción a la cocaína. La 
vacuna se compone de moléculas de succinil-norcocaína unidos covalentemente a 
una proteína portadora derivada de la toxina B del cólera (rCTB), que está 
suspendida en un adyuvante de aluminio. Esta vacuna puede estimular a las células 
B para producir anticuerpos a la cocaína, así como a rCTB. Cuando la cocaína se 
toma en un momento posterior y entra en el torrente sanguíneo, los anticuerpos se 
unen a la droga y moléculas del compuesto anticuerpo-fármaco de formulario en la 
circulación; estas moléculas son demasiado grandes para cruzar la barrera sangre-
cerebro (Kosten et al., 2013). 
35 
 
 
De acuerdo con los mecanismos de acción de los psicoestimulantes, y la 
consecuente adicción a estos, es necesario un tratamiento farmacológico. Sin 
embargo, en los tratamientos contra las adicciones a los psicoestimulantes, además 
de considerar a los factores neurobiológicos, también es necesario tomar en cuenta 
los factores psicosociales que se relacionen con la adicción. (Miñarro, 2012; NIDA, 
1999, citado por Secades-Villa et al., 2007). 
 
4.2 Tratamiento psicológico 
 
La evidencia empírica demuestra que las conductas de uso y abuso de drogas 
no dependen de un factor aislado, sino que se originan y mantienen por factores de 
naturaleza multidimensional. Así, el denominado modelo bio-psico-social (o bio-
conductual) tiene capacidad de analizar las interacciones entre el ambiente y los 
factores farmacológicos implicados en las conductas de consumo de drogas. Desde 
este punto de vista, el consumo o rechazo de drogas se explica por los efectos de las 
sustancias, los factores contextuales y la vulnerabilidad de la persona implicada 
(Secades-Villa et al., 2007; Gálvez & Guerrero, 2008). Considerando lo mencionado, 
se hace necesario un tratamiento psicológico además del farmacológico. 
 
A propósito de lo anterior, en un estudio destinado a evaluar la efectividad de 
las combinaciones de tratamiento farmacológico con tratamiento psicológico para la 
dependencia alcohólica, pero que aporta resultados interesantes respecto al abuso 
de cocaína (dado que los participantes también presentaban dependencia a ésta), 
los resultados del seguimiento de 3 meses indicaron una mayor proporción de éxito 
en pacientes abstinentes de cocaína en los grupos que recibieron tratamiento 
combinado de disulfiram junto con Terapia cognitivo-conductual (58%) o disulfiram 
más “Terapia de Facilitación de 12 pasos” (52%), en comparación con los grupos a 
los que tuvieron tratamiento de forma aislada (21-30 % de abstinentes de cocaína) 
36 
 
 
(Carroll, Nich, Ball, McCance & Rounsaville, 1998, citado por Díaz-Morán & 
Fernández-Teruel). 
 
Es pertinente mencionar que la eficacia de los programas de tratamiento 
depende en gran parte de la identificación de los factores que han dado lugar al 
desarrollo y mantenimiento de la adicción así como de las repercusiones que ésta 
implica para la persona adicta, es decir que lo primero que hay que hacer en el 
tratamiento es una evaluación (Gálvez & Guerrero, 2008). 
 
Según Secades & Fernandez (2001) la investigación sobre los tratamientos 
psicológicosha sido relativamente fructífera y, al menos, se ha establecido un tipo de 
tratamiento: el Programa de Reforzamiento Comunitario más terapia de incentivo 
(CRA + Vouchers). El objetivo fundamental de este programa es la abstinencia de la 
cocaína. Para esto, las personas deben de llevar a cabo cambios en su estilo de 
vida, en cuatro áreas fundamentales: relaciones familiares, actividades de ocio, 
relaciones sociales y área vocacional. 
 
La estructura y los parámetros del programa son los siguientes. La duración 
es de 24 semanas; en las primeras doce semanas, se ejecutan dos sesiones 
individuales a la semana de sesenta minutos de duración, durante las doce semanas 
restantes, las sesiones se reducen a una a la semana, aunque esto, dependiendo de 
las necesidades del usuario. Los análisis de orina se realizan tres veces por semana 
durante las semanas uno a doce y dos a la semana en la segunda mitad del 
programa. Los componentes de la terapia son varios y el orden o el número de 
sesiones dedicado a cada uno de ellos varía dependiendo de las necesidades del 
usuario (Ver tabla 4) (Secades & Fernández, 2001). El sub-componente de la terapia 
de incentivo es un procedimiento de manejo de contingencias en el que se refuerza 
sistemáticamente la abstinencia. Los puntos son ganados a cambio de resultados 
37 
 
 
negativos en análisis de orina y el número de puntos se incrementa por cada análisis 
negativo consecutivo. Dicho procedimiento también contempla incentivos mayores 
por largos períodos de abstinencia continuada. 
 
Componentes de la CRA + Terapia de incentivo 
Semanas Componentes 
1 Plan de tratamiento/Establecimiento de objetivos 
2 
Análisis funcional/Hábitos de sueño/Asesoramiento en relaciones 
sociales 
3 Análisis funcional/Asesoramiento vocacional 
4 Asesoramiento vocacional/Análisis funcional 
5 
Asesoramiento vocacional/Entrenamiento en rechazo de 
drogas/Prevención o consejo de VIH 
6 
Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de ocio/Entrenamiento 
en HHSS 
7 
Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de ocio/Entrenamiento 
en HHSS 
8 
Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de ocio/Entrenamiento 
en HHSS 
9 Hábitos de sueño/Orientación profesional 
10 
Hábitos de sueño/Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de 
ocio 
11 Entrenamiento en relajación 
12 
Entrenamiento en relajación/Revisión de los progresos del 
tratamiento/Establecimiento de objetivos para las semanas 13-24 
13-24 
Se añaden nuevos componentes o se continúa la terapia en las áreas 
trabajadas durante las primeras semanas 
Tabla 4. Ejemplo de Programa de Reforzamiento Comunitario más terapia de 
incentivo (Secades & Fernández, 2001). 
38 
 
 
En cuanto a las anfetaminas Llopis y Paris (1998, citado por Saíz, González, 
Martínez, Bascarán, Bousoño y Bobes, 2000) mencionan que las posibilidades de 
intervención psicológica serían el resultado de complementar terapias de tipo 
cognitivo con terapias comportamentales (que se asemejaría a la intervención antes 
mencionada para la cocaína), y de acuerdo a los autores se centrarían en los 
siguientes aspectos: 
 
a) Intervención sobre consultantes en fase de consumo. 
-Situar a la sustancia y a sus efectos en el contexto real. 
-Reducir las expectativas del usuario hacia los efectos positivos. 
-Lograr el acercamiento del usuario para favorecer contactos posteriores. 
-Informar sobre políticas de reducción de riesgos. 
b) Intervención sobre consumidores que han experimentado efectos adversos. 
-Situar a la sustancia y a sus efectos en el contexto real. 
-Reducir las expectativas del usuario hacia los efectos positivos. 
-Lograr un cambio en la relación sustancia – estilo de vida. 
-Motivar el cese del consumo. 
c) Intervención sobre familiares. 
-Eliminar actitudes negativas y ambivalentes hacia el consumidor. 
-Reducir las situaciones de conflicto. 
-Disminuir respuestas desproporcionadas de la familia. 
-Enmarcar el problema en su dimensión real. 
-Fomentar la instauración consensuada de normas de convivencia. 
-Lograr apoyo familiar al tratamiento. 
 
Tomando en cuenta las características que abarcan las terapias psicosociales, 
se distinguen diversos factores además del biológico, que intervienen y mantienen la 
adicción. Por mencionar algunos, en los tratamientos se requiere intervenir de ser 
necesario en las relaciones sociales, en los pasatiempos, los hábitos y en las 
39 
 
 
creencias de la persona adicta, características que no están relacionadas 
directamente con el mecanismo neurobiológico del consumo de la droga y que sin 
embargo interviene en el mantenimiento de la adicción a ésta. Es decir que ya sea 
tratamiento farmacológico o psicológico por sí solo no puede ser suficiente. 
 
 
 
CONCLUSIONES 
La drogadicción es uno de los problemas sociales con mayor impacto nivel 
mundial y nacional. En la investigación básica, la adicción se considera como un 
desorden crónico y recurrente que se caracteriza por tres elementos o procesos 
principales: a) compulsión para buscar y consumir la droga, b) pérdida del control en 
el consumo limitado, y c) emergencia de un estado emocional negativo cuando no se 
consume la droga (Koob & Volkow, 2010). Cómo se ha mencionado en este trabajo, 
se calcula que el 5% de la población adulta del mundo, consumieron alguna droga 
ilícita por lo menos una vez en 2010, y que entre un 10% y un 13% de los usuarios 
de drogas son consumidores problemáticos con fármacodependencia y/o trastornos 
relacionados con el consumo de drogas, eso sin mencionar que, se calcula que en 
ese mismo año hubo entre 99.000 y 253.000 muertes en el mundo como resultado 
del uso de drogas ilícitas (Informe Mundial sobre las Drogas, 2012). 
 
Los psicoestimulantes, como la cocaína y las drogas de tipo anfetamínico 
resultan sumamente adictivas debido a que estas drogas elevan los niveles de DA 
por afectar la función del DAT. Como resultado de este cambio en función del DAT, 
la DA continúa estimulando los receptores de DA en el NAcc, lo que produce un 
efecto placentero o gratificante, debido a esto, las personas continúan consumiendo 
los psicoestimulantes y su consumo pasa de forma recreativa a una forma 
compulsiva, hecho que caracteriza al proceso de adicción. 
 
Los tratamientos que existen, farmacológicos o psicológicos, a pesar de 
mostrar eficacia en una forma aislada, aún no son absolutamente efectivos en todos 
los casos. No hay que olvidarse que en la adicción además de los mecanismos 
neurobiológicos, existen mecanismos psicosociales; es decir que aunque las 
características del tratamiento farmacológico tengan efecto sobre el mecanismo 
neurobiológico en el consumo de la droga, no puede ser suficiente para los demás 
 43 
 
 
aspectos que forman parte del comportamiento, ya sean las características 
psicológicas de la persona o su personalidad y el contexto con el que ésta interactúa; 
estas características contribuyen sustancialmente al mantenimiento de la adicción. 
De la misma manera un tratamiento que tan solo abarque lo psicosocial no puede ser 
suficiente dadas las características neurobiológicas de la adicción ya mencionadas. 
 
Entre los denominados “principios sobre el tratamiento efectivo”, el Instituto 
Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) en Estados Unidos, destaca que las 
terapias psicológicas son componentes críticos para el tratamiento efectivo de la 
adicción, mientras que el tratamiento farmacológico es un elemento importante del 
tratamiento para muchos pacientes, especialmente cuando se combina con terapias 
conductuales (NIDA, 1999, citado por Secades-Villa et al., 2007). 
 
En base a lo mencionado en este trabajo y con objetivo de contrarrestar en la 
mayor medida posible el problema de la adicción a los psicoestimulantes, es 
indispensable tomar en cuenta todos los factores involucrados en la adicción y en el 
desarrollo de ésta.Entonces es necesario considerar la condición biopsicosocial del ser humano, 
y en ésta línea la combinación del tratamiento psicológico con el tratamiento 
farmacológico es lo más coherente. De modo paralelo es de suma importancia que 
continúen investigaciones que vinculen ambos tratamientos y de esta forma tener 
mejores herramientas técnicas en la intervención de la adicción a los 
psicoestimulantes. 
 
 
 
 44 
 
 
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	Portada
	Índice
	Resumen
	Introducción
	1. Epidemiología de las Adicciones
	2. Los Psicoestimulantes
	3. Mecanismo de los Psicoestimulantes
	4. Terapias Farmacológicas y Psicológicas en el
Combate Contra las Adicciones
	Conclusiones
	Bibliografía

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