Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
5 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala Mecanismos neurobiológicos de la adicción a los psicoestimulantes T E S I N A QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADO EN PSICOLOGIA P R E S E N T A Amir Cortes Laguna Director: Dr. Florencio Miranda Herrera Dictaminadores: Dra. Aida Ivonne Barrientos Noriega Dra. Rosa Isela Ruíz García Lic. Jorge Alfonso Rodríguez Gómez Lic. Rogelio León Mendoza Los Reyes Iztacala, Edo. de México, 2014 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ÍNDICE RESUMEN .............................................................................................................. 2 INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 3 CAPÍTULO 1 EPIDEMIOLOGÍA DE LAS ADICCIONES ......................................... 5 1.1 Adicción .................................................................................................... 5 1.2 Epidemiología en el mundo ...................................................................... 7 1.2.1 Epidemiología en México .................................................................... 10 CAPÍTULO 2 LOS PSICOESTIMULANTES .......................................................... 13 2.1 Clasificación de los psicoestimulantes ................................................. 13 2.2 Cocaína ..................................................................................................... 15 2.3 Anfetaminas y derivados......................................................................... 17 CAPÍTULO 3 MECANISMO DE LOS PSICOESTIMULANTES ............................. 20 3.1 El sistema de recompensa del cerebro ................................................ 20 3.2 Mecanismo de los psicoestimulantes ................................................... 26 3.2.1 Estructura del DAT ............................................................................... 26 3.2.2 Mecanismo de acción de los psicoestimulantes (Cocaína, anfetamina y sus derivados) ......................................................................... 28 CAPÍTULO 4 TERAPIAS FARMACOLÓGICAS Y PSICOLÓGICAS EN EL COMBATE CONTRA LAS ADICCIONES.............................................................. 30 4.1 Tratamiento farmacológico ..................................................................... 30 4.2 Tratamiento psicológico .......................................................................... 35 CONCLUSIONES .................................................................................................. 42 BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 44 RESUMEN El consumo de drogas adictivas como los psicoestimulantes, el alcohol, la nicotina del tabaco, entre otras, producen cambios en el sistema de la recompensa del cerebro. Los psicoestimulantes como la cocaína y la anfetamina, incrementan los niveles de dopamina en el espacio intracelular del núcleo accumbens, ya sea bloqueando o alterando la función del transportador de la recaptura de la dopamina (Fernández-Espejo, 2002; Koob & Le Moal, 2006). Por esta razón, es necesario que en el proceso terapéutico de la adicción a los psicoestimulantes se intervenga directamente en el transportador de la recaptura de la dopamina, estos tratamientos se les han denominado como tratamientos farmacológicos (Neisewander, Fuchs, Tran-Nguyen, Weber, Coffey & Joyce, 2004, citado por Miñarro, 2012; Le Fold, Goldberg & Sokoloff, citado por Miñarro, 2012). Sin embargo, no hay que olvidar que en la adicción, además de los mecanismos neurobiológicos, existen mecanismos psicosociales, así que además de los tratamientos farmacológicos existen tratamientos psicológicos, ambos tipos de tratamiento, a pesar de su eficacia aún no son absolutamente efectivos en todos los casos. Según los “principios sobre el tratamiento efectivo”, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) en Estados Unidos, destaca que las terapias psicológicas son componentes críticos para el tratamiento efectivo de la adicción, mientras que el tratamiento farmacológico es un elemento importante del tratamiento para muchos pacientes, especialmente cuando se combina con terapias conductuales (NIDA, 1999, citado por Secades-Villa García-Rodríguez, Fernandez-Hermida & Carballo, 2007). En este trabajo se resume información relacionada con las adicciones a los psicoestimulantes, su prevalencia, mecanismos de acción y terapias relacionadas contra la adicción a los psicoestimulantes. INTRODUCCIÓN Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSMIV (1995) la adicción consiste en un grupo de síntomas cognoscitivos, comportamentales y fisiológicos que indican que el individuo continúa consumiendo la droga o sustancia adictiva, a pesar de la aparición de problemas significativos relacionados con ella. Las adicciones a sustancias no son un problema nuevo. Sin embargo, sí es un problema que está en aumento constante. Según el Informe Mundial sobre las Drogas (2012), se calcula que unos 230 millones de personas, o el 5% de la población adulta del mundo, consumieron alguna droga ilícita por lo menos una vez en 2010. Es importante notar que en el proceso de adicción están involucrados diversos factores psicológicos, sociales, personales, culturales, ambientales y genéticos, entre otros. Todos ellos se entrelazan para que una persona se acerque por primera vez al consumo de drogas adictivas, pero una vez que se consume la droga adictiva, ésta promueve cambios en la neurobiología del sistema de la recompensa o placer del cerebro (Guerri, 2012). Estos cambios, junto con la sensibilidad del individuo, producen que se cambie de un consumo recreativo a un consumo compulsivo. El consumo de drogas adictivas como los psicoestimulantes, el alcohol, la nicotina del tabaco, y otras, producen cambios en el sistema de la recompensa del cerebro, y estos cambios conducen a procesos como la tolerancia y la dependencia, así como al deseo, el síndrome de abstinencia y la recaída. El conocimiento de los mecanismos neurobiológicos que están involucrados en las propiedades adictivas de las drogas de abuso puede promover nuevas formas de tratamiento a la adicción a las drogas de abuso. 4 En este trabajo se tuvo como meta principal, describir los mecanismos neurobiológicos que están involucrados en las propiedades adictivas de los psicoestimulantes, en específico, la cocaína y las drogas de tipo anfetamínico. Debido a que el mecanismo de dichos psicoestimulantes es muy similar, y a que el consumo de los psicoestimulantes en los últimos años ha aumentado considerablemente (Instituto Nacional de Salud Pública, 2011), ha aumentado también el interés por conocer losmecanismos por los cuales estos psicoestimulantes producen adicción, con la finalidad de producir una terapia apropiada y eficaz. En este sentido, ahora se sabe que los psicoestimulantes, como todas las drogas adictivas, estimulan el sistema de recompensa del cerebro (Koob & Le Moal, 2006). La anfetamina y la cocaína incrementan indirectamente los niveles de dopamina en el espacio intracelular ya sea bloqueando o alterando la función del transportador de la recaptura de dopamina (Fernández-Espejo, 2002). Para cumplir con la meta principal del presente trabajo, la estructura de la tesina está diseñada para que primero se describa que es la adicción a las drogas, las características de ésta, así como el impacto que tiene en el mundo y en México. En seguida, se describirán a los psicoestimulantes y su clasificación, para después profundizar específicamente en la cocaína, la anfetamina y sus derivados, así como también describiremos los mecanismos neurobiológicos de éstas drogas y cómo se ve involucrado el sistema de recompensa del cerebro en la adicción a la cocaína y la anfetamina. Finalmente, describiremos algunos tratamientos farmacológicos y psicológicos para combatir la adicción a dichos psicoestimulantes. 1 EPIDEMIOLOGÍA DE LAS ADICCIONES 1.1 Adicción La adicción, también conocida por la Asociación Psiquiátrica Americana como farmacodependencia, se define como un grupo de tres o más de síntomas o criterios que aparecen en cualquier momento dentro de un mismo período de 12 meses, dichos síntomas se mencionan a continuación (DSM IV, 1995): Tolerancia (Criterio 1) es la necesidad de recurrir a cantidades crecientes de la sustancia para alcanzar la intoxicación (o el efecto deseado) o una notable disminución de los efectos de la sustancia con su uso continuado a las mismas dosis. El grado en el que se desarrolla tolerancia varía ampliamente según la sustancia; Los sujetos que consumen grandes dosis de opiáceos y estimulantes pueden presentar niveles de tolerancia considerables, hasta llegar a niveles que serían letales para una persona que no consumiera la sustancia. La tolerancia al alcohol, también puede ser notable, pero con frecuencia, no es tan extrema como la tolerancia a las anfetaminas. En el caso de la nicotina del tabaco, muchos sujetos fumadores consumen más de 20 cigarrillos al día, una cantidad que les hubiera producido síntomas de toxicidad cuando empezaron a fumar. Los consumidores habituales de Cannabis no advierten generalmente la aparición de tolerancia (aunque ésta se ha demostrado en estudios con animales y en algunos sujetos humanos). La abstinencia (Criterio 2a) es un cambio de comportamiento desadaptativo, con concomitantes cognoscitivos y fisiológicos, que tiene lugar cuando la 6 concentración en la sangre o los tejidos de una sustancia disminuye en un individuo que ha mantenido un consumo prolongado de grandes cantidades de esa sustancia. Después de la aparición de los desagradables síntomas de abstinencia, el sujeto toma la sustancia a lo largo del día para eliminarlos o aliviarlos (Criterio 2b), normalmente desde que se despierta. Los síntomas de abstinencia varían mucho según la clase de sustancia. Hay signos fisiológicos comunes en la abstinencia del alcohol, los opioides y los sedantes, los hipnóticos y los ansiolíticos, los signos y síntomas de la abstinencia de los estimulantes como las anfetaminas y la cocaína, así como la nicotina, se presentan casi siempre. No se han observado síntomas relevantes de abstinencia con el consumo frecuente de alucinógenos. La abstinencia, en el caso de la fenciclidina y de las sustancias de acción similar, no se ha descrito todavía en seres humanos (aunque se ha demostrado en animales). Ni la tolerancia ni la abstinencia son condiciones necesarias ni suficientes para que exista una farmacodependencia. Algunos sujetos presentan un patrón de uso compulsivo sin signos de tolerancia o abstinencia. Por el contrario, algunos pacientes posquirúrgicos sin diagnóstico de dependencia de opiáceos presentan tolerancia a los opiáceos prescritos y experimentan abstinencia sin mostrar signo alguno de uso compulsivo. Según sea el caso, se puede especificar con dependencia fisiológica o sin dependencia fisiológica para indicar la presencia o ausencia de tolerancia o abstinencia. Los siguientes aspectos describen el patrón de uso compulsivo de una sustancia, característico en la dependencia de sustancias. Puede ocurrir que la persona tome la sustancia en cantidades mayores o durante un período de tiempo más prolongado de lo originalmente pretendido (Criterio 3). La persona puede expresar el deseo persistente de regular o abandonar el consumo de la sustancia. En algunos casos habrá un historial previo de numerosos intentos 7 infructuosos de regular o abandonar el consumo de la sustancia (Criterio 4). Es posible que la persona dedique mucho tiempo a obtener la sustancia, a tomarla y a recuperarse de sus efectos (Criterio 5). En algunos casos de farmacodependencia, todas las actividades de la persona giran virtualmente en torno a la sustancia. Importantes actividades sociales, laborales o recreativas pueden abandonarse o reducirse debido al consumo de la sustancia (Criterio 6). La persona puede abandonar las actividades familiares o los pasatiempos con tal de consumir la sustancia en privado o estar más tiempo con amigos que tomen la sustancia. También puede ocurrir que, a pesar de reconocer la implicación de la sustancia en un problema tanto psicológico como fisiológico, la persona continúe consumiendo la sustancia (Criterio 7). En compatibilidad con los criterios señalados anteriormente, en la investigación básica, la adicción se considera, de acuerdo a Koob & Volkow (2010), como un desorden crónico y recurrente que se caracteriza por tres elementos o estados principales: a) Compulsión para buscar y consumir la droga, b) pérdida del control en el consumo limitado, y c) emergencia de un estado emocional negativo cuando no se consume la droga. 1.2 Epidemiología en el mundo Según el Informe Mundial sobre las Drogas (2012), el volumen de consumo mundial de drogas ilícitas se mantuvo estable durante cinco años hasta finales de 2010, entre el 3.4% y el 6.6% de la población adulta total (personas de 15 a 64 años). Sin embargo, entre un 10% y un 13% de los usuarios de drogas siguen siendo consumidores problemáticos con fármacodependencia y/o trastornos relacionados con el consumo de drogas. Por ejemplo, la prevalencia del VIH es estimada en 8 aproximadamente un 20%, la hepatitis C en 46.7% y la hepatitis B en 14.6% entre los usuarios que se inyectan la droga, de esta forma, el consumo de drogas, continúa sumándose a la carga mundial de morbilidad; aproximadamente una de cada 100 muertes de adultos se debe al consumo de drogas ilícitas. Se calcula que en 2010 hubo entre 99 000 y 253 000 muertes en el mundo como resultado del uso de drogas ilícitas, entre 0.5 y el 1.3 por ciento de todas las causas de mortalidad entre las personas de 15 a 64 años de edad como se puede ver en la tabla 1 (UNODC, 2012). Número estimado de muertes relacionadas con drogas y las tasas por millón de habitantes de 15 a 64 años Región Número de usuarios de drogas (miles) Prevalencia (porcentaje) Número de muertes relacionadas con drogas Tasa de mortalidad por millones África 22 000-72 000 3.8-12.5 13 000-41 700 22.9-73.5 Norte América 45 000-46 000 14.7-15.1 44 800 147.3 Sudámerica 10 000-13 000 3.2-4.2 3 800-9 700 12.2-31.1 Asia 38 000-127 000 1.4-4.6 14 900-133 700 5.4-48.6 Europa 36 000-37 000 6.4-6.8 19 900 35.8 Oceanía 3 000-5 000 12.3-20.1 3 000 123 Global 153 000-300 000 3.4-6.6 99 000-253 000 22.0-55.9 Tabla 1. Número estimado de muertes relacionadas con drogas enmundo (UNODC, 2012). En línea con estos datos, los opioides continúan siendo el tipo de droga predominante en la demanda de tratamiento en Asia y Europa, y también contribuyen notablemente a la demanda de tratamiento en África, América del Norte y Oceanía. El tratamiento relacionado con el consumo de cocaína está como una demanda principalmente en el continente americano. Mientras que la cannabis es la droga que da lugar a la mayor demanda de tratamiento en África. Por otra parte, la demanda de 9 tratamiento relacionada con el consumo de estimulantes de tipo anfetamínico es más común en Asia (UNODC, 2012). A nivel mundial, las dos drogas ilícitas de mayor consumo siguen siendo la cannabis (prevalencia anual mundial entre el 2.6% y el 5.0%) y los estimulantes de tipo anfetamínico, excluido el “éxtasis” (0.3% a 1.2%) (UNODC, 2012). El Informe Mundial sobre las Drogas (2012) menciona que aunque las cifras globales no están disponibles para el uso no médico de medicamentos recetados que no sean opioides, se informa que el uso de estos fármacos, incluyendo tranquilizantes y sedantes (tal como la familia de las benzodiazepinas, diazepam, flunitrazepam, metacualona y barbitúricos) son más altos que los de otras sustancias controladas en algunos grupos de la población y de los países donde se dispone de datos. En cuanto a la producción los datos son relativos y escasos, se ha observado que la producción y el cultivo totales de coca se mantienen estables, mientras que la producción de opio ha vuelto a alcanzar niveles comparables a los de 2009. La prevalencia anual mundial correspondiente a la cocaína y a los opiáceos (opio y heroína) se ha mantenido estable, respectivamente entre el 0.3% y el 0.4% y entre el 0.3% y el 0.5% de la población adulta de 15 a 64 años de edad como se puede ver en la tabla 2 (UNODC, 2012). 10 Prevalencia anual y número de consumidores de drogas ilícitas a nivel mundial, 2010 Prevalencia (%) Número (miles) Baja Alta Baja Alta Cannabis 2.6 5.0 119,420 224,490 Opioides 0.6 0.8 26,380 36,120 Opiáceos 0.3 0.5 12,980 20,990 Cocaína 0.3 0.4 13,200 19,510 Estimulante s tipo anfetamínic o 0.3 1.2 14,340 52,540 Éxtasis 0.2 0.6 10,480 28,120 Cualquier droga ilícita 3.4 6.6 153,000 300,000 Tabla 2. Prevalencia anual de consumidores de drogas ilícitas en el mundo (UNODC, 2012). 1.2.1 Epidemiología en México En cuanto a México, los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones realizada en el 2011 (ENA, 2011), indican que la prevalencia del consumo de cualquier droga en la población de entre 12 y 65 años de edad ha aumentado de un 1.6% observado en 2008 a un 1.8% en este periodo. Al analizar la prevalencia de consumo por sexo, se observa una tendencia al incremento en los hombres, que pasa de 2.5% a 3.0%. El consumo en las mujeres se mantiene en 0.7%. Hablando de drogas específicas, la ENA del 2011 reporta que la mariguana mantiene la mayor prevalencia de consumo con 1.2%, y con relación al 2008 no 11 hubo un incremento estadísticamente significativo en la población general. Sin embargo, sí en los hombres, en ellos, la prevalencia del consumo pasó de 1.7% a 2.2% (ENA, 2011). La siguiente droga de mayor prevalencia es la cocaína con un 0.5%, similar al 2008. El consumo de las demás drogas (mariguana, cocaína y sus derivados, heroína, metanfetaminas, alucinógenos, inhalables y otras drogas) en el 2011 está por debajo del 0.2% (ENA, 2011). Por otra parte, la prevalencia de drogadicción en la población de entre 12 y 65 años durante el 2011 es del 0.7%, muy similar a la que se tenía en el 2008, siendo los hombres los que cuentan con mayor prevalencia al consumo de drogas con 1.3%, en comparación con las mujeres que tienen el 0.2% (ENA, 2011). Tendencia en el consumo de drogas en México 2002-2011 0 0.2 0.4 0.6 0.8 1 1.2 1.4 1.6 1.8 2 2002 2008 2011 Figura 1.Tendencia en el consumo de drogas en la población de 12 a 65 años (ENA, 2011). 12 Como se puede ver, el consumo de otras drogas en general ha venido aumentando en los últimos años; siendo el consumo de mariguana, cocaína y de drogas de tipo anfetamínico el que se ha mantenido en aumento desde lo reportado del año 2002 al 2011 (ENA, 2011). En línea con lo anterior, en el año 2000 en la ciudad de Tijuana, el 44% de los consumidores de drogas mencionan a la metanfetamina como la razón más común para la búsqueda de ayuda en centros de tratamiento para consumidores de drogas, con un incremento del 30 % (ISESALUD , 2002, citado por Brouwer, Case, Ramos, Magis-Rodriguez, Bucardo, Patterson & Strathdee, 2006). Otras clínicas de tratamiento en los estados del noroeste , como Ensenada y Mexicali en el estado de Baja California, La Paz en el estado de Baja California Sur, y Culiacán en el estado de Sinaloa , también citan a la metanfetamina como el problema más común para aquellos que buscan tratamiento (Brouwer et al., 2006). 2 LOS PSICOESTIMULANTES 2.1 Clasificación de los psicoestimulantes Los psicoestimulantes constituyen un amplio grupo de sustancias de diversa estructura química que se caracterizan por la capacidad de producir estimulación en estructuras funcionales del sistema nervioso y que se expresan por un cuadro de estimulación simpática, sola o asociada a otros efectos, generada por una serie de interacciones en los neurotransmisores y/o en sus receptores (Kolecki, 2001, citado por Luna, 2003). Hay dos clases principales de psicoestimulantes: los simpaticomiméticos ya sean directos o indirectos, como la cocaína y la anfetamina; y los no simpaticomiméticos como la cafeína y la nicotina (Koob & Le Moal, 2006). Los simpaticomiméticos imitan la acción del sistema nervioso simpático (imitando la acción periférica de la norepinefrina). Los directos actúan directamente como agonistas en los receptores adrenérgicos; los indirectos, imitan esta acción actuando sobre los mecanismos neuronales que no impliquen la activación directa de los receptores postsinápticos (Koob & Le Moal, 2006; Tripathi, 2008). Los no simpaticomiméticos actúan de una forma diferente en conjunto a los mecanismos neurofarmacológicos, es decir, que éstos no imitan la acción de la norepinefrina. La clasificación de los psicoestimulantes se puede observar en la tabla 3. 14 Psicoestimulantes Simpaticomiméticos directos Simpaticomiméticos indirectos No simpaticomiméticos Isoproterenol Anfetamina Cafeína Epinefrina Metanfetamina Nicotina Norepinefrina Cocaína Escopolamina Fenilefrina Metilfenidato Estricnina Fenilpropanolamina Fenmetrazina Pentilenotetrazol Apormorfina Pipradol Modafinilo Tiramina Pemolina Tabla 3. Clasificación de los psicoestimulantes (Koob & Le Moal, 2006). Cómo se mencionó anteriormente, este trabajo se enfocó en la cocaína, la anfetamina y sus derivados, que son simpaticomiméticos indirectos. Este tipo de simpaticomiméticos comparten una estructura molecular común: un anillo de benceno con una cadena lateral de etilamina cómo se puede ver en la figura 2 (Koob & Le Moal, 2006). 15 Estructuras químicas de simpaticomiméticos indirectos Figura 2. Estructuras químicas de varios simpaticomiméticos indirectos (Koob & Le Moal, 2006). 2.2 Cocaína La cocaína (benzoilmetilecgonina), es una sustancia alcaloide obtenida de las hojas del arbusto Erytroxyloncoca. Comúnmente, se da el nombre de cocaína a las sales de la cocaína, (clorhidrato de cocaína y sulfato de cocaína), que son los dos productos más puros en el proceso de refinación de la coca (Téllez & Cote, 2005). La cocaína tiene las siguientes acciones farmacológicas generales (Platt, 1997;Lizasoaín, Moro & Lorenzo, 2001, citado por Caballero, 2005): 16 Anestesia local por bloqueo de la transmisión nerviosa. Estimulación del sistema nervioso central. Anorexia e inhibición del sueño por acciones sobre el hipotálamo, sistema reticular ascendente y cerebelo. Como consecuencia de estas acciones farmacológicas la cocaína tiene los siguientes efectos clínicos (Platt, 1997, citado por Caballero, 2005); Lizasoaín, et. al., 2001, citado por Caballero, 2005): Vasoconstricción periférica, taquicardia, incremento de la contractilidad cardiaca, hipertensión, midriasis, temblor y sudoración, todo ello por acción sobre los receptores alfa y beta-adrenérgicos. Incremento de la temperatura por incremento de la actividad física, vasoconstricción y alteración directa del centro hipotalámico de control térmico. Con dosis bajas se produce incremento del tono vital y de la energía, disminución del apetito, insomnio, aumento del rendimiento intelectual y físico, hiperactividad motora, verbal e ideatoria, disminución de la fatigabilidad e incremento de los placeres en alerta. Tras un consumo moderado, los consumidores no adictos experimentan habitualmente un periodo de cansancio y, en ocasiones, disforia y deseo de tomar cocaína que dura horas. Con dosis más altas y/o en personas predispuestas pueden aparecer alteraciones de la capacidad crítica y discriminativa, ilusiones y/o alucinaciones auditivas, táctiles y visuales, estereotipias, bruxismo y convulsiones. Activación de las hormonas tiroideas (lo cual da cierta similitud a la intoxicación cocaínica con el hipertiroidismo). 17 2.3 Anfetaminas y derivados Las anfetaminas son aminas simpaticomiméticas, de formula química estructural semejante a la adrenalina (ver figura 3) (Robledo, 2008). Estructuras químicas de la adrenalina y la d-anfetamina Figura 3. Estructuras químicas de la adrenalina y la d-anfetamina (Robledo, 2008). Las dos anfetaminas más utilizadas, de donde derivan las más modernas drogas de este grupo son: el sulfato de d-anfetamina o d-fenil-isopropilamina (dexedrina) (Ver tabla 4). Desde el punto de vista farmacológico, a medida que un compuesto de estructura química semejante a la adrenalina se va apartando de ella para aproximarse a las anfetaminas, este va aumentando su actividad estimulante del SNC y disminuyendo su actividad sobre la periferia del organismo (sistema neurovegetativo) (Robledo, 2008). 18 Principales compuestos derivados de la estructura fenilisopropilamina Anorexígenas Entactógenas Alucinógenas Anfetamina Metanfetamina DOM Fenfluramina MDMA DOI Fenproporex MDA STP Anfepramona MDEA PMA Clobenzorex MBDB Tabla 4. Compuestos derivados de la fenilisopropilamina (Robledo, 2008). Estos derivados también se conocen como “drogas de diseño” o síntesis, siendo más de 50 sustancias sintetizadas, y las más extendidas son la MDMA (3,4- metilendioximetanfetamina), conocida como “éxtasis”, “Adán” y “XTC”; la MDA(3,4- metilendioxianfetamina), conocida como “droga del amor”; la MDEA (3,4- metilendioxietanfetamina), conocida como “Eva”, y la DOM (2,5-dimetoxi-4- metilanfetamina), conocida como “STP” (serenidad, tranquilidad y paz, o stopthepolice). A las drogas de síntesis se les atribuyen 2 propiedades: la entactógena (sensación de aumento de la propia sensibilidad, autopercepción) y la empatógena (sensación de aumento de la comunicación social) (Royo-Isach, Magrané, Blancafort y Ferrer, 2004); aunque hay autores que consideran que las anfetaminas también tienen propiedad alucinógena (Estañ, Alós & Villar, 1996; Esteban 1996, citado por Utrilla, 2000). En cuanto a los efectos, las anfetaminas producen: Vasoconstricción periférica, resultado de un aumento en la presión arterial sistólica y diastólica. Incremento en la frecuencia cardiaca, por acción beta adrenérgica, aunque puede disminuir por vía refleja Contrae el músculo radial del iris, dando lugar a midriasis y un aumento de la presión intraocular. 19 El peristaltismo se ve disminuido así como las secreciones. La musculatura bronquial se relaja. Contrae la esfínter de la vejiga. Sensación de alerta. Mejoría del rendimiento intelectual y de ejecución de tareas manuales. Sensación de energía. Disminución del cansancio, del sueño y del hambre. 3 MECANISMO DE LOS PSICOESTIMULANTES 3.1 El sistema de recompensa del cerebro Al igual que todas las drogas adictivas, la cocaína y las drogas tipo anfetamina, activan el sistema de la recompensa del cerebro (Carlson, 2010; Fernández-Espejo, 2002; Koob & Le Moal, 2006). En 1954, James Olds y su ayudante Peter Milner intentaban averiguar si la estimulación eléctrica de la formación reticular en ratas, facilitaría el aprendizaje de un laberinto. Después de realizar estimulaciones eléctricas cuando la rata se colocaba en una esquina, el animal volvía rápidamente a la misma esquina después de una breve salida y aún más breve tras la segunda estimulación eléctrica (Carlson, 2010). Al notar el comportamiento del animal, abandonaron su proyecto primario y comenzaron a desarrollar lo que se conoció como la técnica de la autoestimulación eléctrica del cerebro. Entonces implantaron electrodos intracraneales y permitieron a las ratas que se auto administraran la corriente por medio de una palanca (Delgado & Mora 1998, citado por Gil-Verona, Pastor, de Paz, Barbosa, Macías-Fernández, Maniega, Rami-González & Cañizares-Alejos, 2003). La implantación de electrodos en ciertas zonas del encéfalo y el paso de la corriente eléctrica por ellos, produce en el sujeto una gama de sentimientos agradables, euforia, placer y satisfacción. Por esto, el sujeto se auto administra choques eléctricos con gran frecuencia. Este conjunto de zonas encefálicas constituye el denominado sistema de la recompensa o gratificación del cerebro, cuyos componentes principales son, básicamente: núcleos septales, amígdala, 21 hipocampo, hipotálamo lateral, además hay que añadir la corteza prefrontal (CPF), la entorrinal y el polo temporal. Es importante también el denominado haz medial del prosencéfalo, haz caracterizado por su amplio origen y por la gran cantidad de lugares donde termina, también están incluidos, y de manera importante, el área tegmental ventral (ATV) y el núcleo accumbens (NAcc) (Delgado & Mora 1998, citado por Gil-Verona, et al., 2003). El sistema de recompensa responde a estímulos específicos y naturales regulados por neurotransmisores, los cuales permiten que el individuo desarrolle conductas aprendidas a hechos placenteros o de desagrado; Las dos principales áreas que permiten dicho proceso son El ATV y el NAcc, dónde la primera genera proyecciones dopaminérgicas hacia la segunda, esto se conoce como vía de la recompensa cerebral mesolímbica, y a su vez dicha vía es la forma más simple de proyección dopaminérgica en el sistema de recompensa (ver figura 4) (Belsasso, Estañol & Juarez, 2001). La vía mesocorticolímbica que también interviene en el reforzamiento, gratificación o placer, se origina asimismo en el ATV, pero proyecta a la CPF, la corteza límbica, la amígdala, el NAcc y el hipocampo (Carlson, 2010). Los mecanismos psicológicos y de conducta ligados a la recompensa son necesarios para la supervivencia. Todos los estímulos reforzadores activan el sistema de recompensa del cerebro y éstos desempeñan una base importante para la alimentación, la reproducción y el aprendizaje. Como se ha mencionado anteriormente las drogas adictivas activan este circuito directa o indirectamente de forma anormalmente intensa, induciendo el aprendizaje de conductas de consumo de droga y reforzando los estímulos que desencadenan dicho consumo (Guerri, 2012). 22 La vía mesolímbicay mesocorticolímbica Figura 4. Vía mesolímbica y vía mesocorticolímbica (Organización Mundial de la Salud, 2005). El sistema de la recompensa del cerebro involucra una serie de sistemas de neurotransmisión neuronal, como son el sistema dopaminérgico (DA), el GABAérgico (GABA), el glutamatérgico (Glu), el serotorninérgico (5-HT), el de péptidos opioides, entre otros (Méndez, 2013; Siegel, 1999; citado por Belssaso, Estañol & Juárez, 2002; Wise, 1999, citado por Belssaso et al., 2002): 23 o La dopamina (DA) es un neurotransmisor derivado del aminoácido tirosina. La molécula de la dopamina es la más importante en el sistema de la recompensa, tanto así, que se le ha denominado la molécula del placer. Está involucrada en el movimiento, el aprendizaje y la motivación. La dopamina desempeña un papel crucial en la neurobiología de las dependencias. De esta forma, el sistema de la dopamina también ha resultado sumamente implicado en las farmacodependencias en general, así como en la dependencia de la nicotina y del alcohol. Cómo ya se ha mencionado acerca del sistema de recompensa, en el cerebro existen dos proyecciones principales de dopamina; una, en la vía mesolímbica, donde los cuerpos neuronales de la DA están localizados en el ATV y proyectan al núcleo accumbens o estriado ventral, ésta ruta parece activarse directa o indirectamente mediante la mayoría de las sustancias psicoactivas, y en estrecha asociación con esta vía se encuentra la vía dopaminérgica mesocorticolimbica, que se proyecta del ATV a regiones de la corteza y el NAcc; La segunda vía dopaminérgica principal proyecta de la sustancia negra al estriado, lo que se conoce en general como ruta nigroestriatal (OMS, 2005). o El ácido gamma-aminobutírico o GABA, es un aminoácido formado a partir del aminoácido glutamato, está ampliamente distribuido en el sistema nervioso, y es un neurotransmisor inhibitorio que actúa mediante tres subtipos de receptores, llamados GABA-A, GABA-B y GABA-C; Los receptores GABA-A forman un canal de iones de cloro, la unión de GABA con los receptores GABA-A abre este canal, lo que produce una rápida difusión de iones de cloro en la célula, hiperpolarizándola y haciéndola menos propensa a iniciar un potencial de acción. Los efectos sedantes y ansiolíticos de las benzodiazepinas, los barbitúricos y el alcohol se derivan de sus efectos sobre el receptor GABA-A. Las medicaciones antiepilépticas también actúan para facilitar la función del receptor GABA-A, e inversamente, bloquear los efectos de GABA puede producir convulsiones. Los receptores GABA-B son receptores acoplados con proteína G, y la unión de GABA con el receptor 24 GABA-B abre un canal de potasio (Costa, 1998, citado por Ayesta, 2002; OMS, 2005; Mehta & Ticku, 1999, citados por Ayesta, 2002). o El glutamato es un neurotransmisor aminoácido excitatorio y es que aparece en todo el cerebro. Éste se deriva de proteínas en la dieta y es producido mediante procesos metabólicos celulares. Las acciones del glutamato están mediada por la activación de dos familias de receptores: los ionotrópicos y los metabotrópicos, ambos intervienen tanto en los procesos de aprendizaje y de memoria, cómo en los efectos conductuales de las drogas de abuso (Luján- Miras, 2005, citado por Martínez-Raga, Knecht, Ramírez & Szerman, 2009). Los receptores ionotrópicos se clasifican en tres subtipos: receptores NMDA (N-metil-D-aspartato), receptores AMPA (α-amino3-hydroxi-5-metil-isoxazole- 4-propionato) y receptores kainato. Los receptores ionotrópicos están acoplados con canales de sodio, por consiguiente, pueden mediar acciones rápidas (de aproximadamente 1 milisegundo), éstos receptores forman un canal catiónico facilitando el paso selectivo de iones de sodio, potasio o calcio, y así permitiendo la despolarización neuronal (Dingledine, Borges, Bowie & Traynelis, 1999, citado por Martínez-Raga et al., 2009); los receptores metabotrópicos son un grupo heterogéneo de receptores acoplado a la proteína G que modula la excitabilidad cerebral vía mecanismos presinápticos, postsinápticos y gliales (Con & Pin, 1997, citado por Martínez- Raga et al., 2009; Schoepp, 2001, citado por Martínez-Raga et al., 2009). El glutamato es importante para el aprendizaje y desempeña un papel esencial en el hipocampo. Los alucinógenos, como la fenciclidina (PCP), actúan sobre el subtipo NMDA del receptor de glutamato. Se piensa que las rutas de glutamato desempeñan un papel importante para modular respuestas neuronales a muchas otras sustancias psicoactivas (OMS, 2005). o La serotonina, 5-hidroxitriptamina o simplemente 5-HT, es una monoamina neurotransmisora. Se trata de una indolamina derivada del aminoácido 25 triptófano. Está implicada en la regulación del estado de ánimo, la excitación, la impulsividad, la agresión, el apetito y la ansiedad, entre otros procesos. Los somas sintetizadores de serotonina se ubican en el cerebro medio en una región llamada núcleos del Raphe. Estas neuronas se proyectan hacia muchas zonas del encéfalo como la corteza, el hipotálamo y el sistema límbico. Existen muchos tipos de receptores de serotonina (5HT1 [A, B, C, Dα, Dβ, E y F]; 5HT2, 2F; 5HT3; 5HT4; 5HT5, 5HT6 y 5HT7) (Belssaso et al., 2002). En el cuerpo hay serotonina en el tracto gastro-intestinal, las plaquetas y la médula espinal. La mayoría de los antidepresivos funcionan incrementando la acción de la serotonina en el cerebro. La serotonina también está involucrada en las acciones primarias de algunas drogas psicoactivas, como la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) y el éxtasis, e igualmente en los efectos de la cocaína, la anfetamina, el alcohol y la nicotina (OMS, 2005). o Los péptidos opioides endógenos, se agrupan en tres subfamilias: las endorfinas, las encefalinas y las dinorfinas. Los péptidos opioides se unen a tres tipos de receptores denominados mu (μ), delta (∂) y kappa (k), todos ellos con siete segmentos transmembranales y acoplados a proteína G (Florentino, 2010). Una vez sintetizados, son almacenados en vesículas neuronales y pueden ser liberados al espacio intersináptico o hendidura sináptica donde actúan como neurotransmisores en respuesta a un estímulo nervioso (García & Fontelles, 2009, citado por Florentino, 2010). La fisiología de los péptidos opioides se ha relacionado con su proyección a nivel hipofisario e hipotalámico en los sistemas neurales involucrados con el dolor, en la proliferación celular, en el control cardiovascular, el estrés y en la respuesta inmune (Asai, Valdés-Tovar, Matamoros-Trejo & García, 2010, citado por Florentino, 2010). Los sistemas de neurotransmisión señalados arriba, están involucrados directa o indirectamente en la modulación del sistema de la recompensa o placer del 26 cerebro, y por lo tanto, también están involucrados en la modulación de los efectos conductuales de las drogas de abuso, incluidas la cocaína y las anfetaminas, mejor conocidas como drogas psicoestimulantes. Lo que sigue a continuación describe cómo los psicoestimulantes estimulan al sistema de la recompensa del cerebro. 3.2 Mecanismo de los psicoestimulantes El mecanismo general de los psicoestimulantes es aumentar los niveles de DA en el NAcc debido a que los psicoestimulantes como la cocaína, la anfetamina y sus derivados son agonistas indirectos de la dopamina. Su mecanismo de acción para aumentar los niveles de DA es la alteración del funcionamiento del transportador de la recaptura de dopamina (DAT) (Fernández-Espejo, 2002; 2006). Por esta razón, primero revisaremos la estructura del DAT y después la forma en que la función alterada del DAT produce aumento en los niveles de DA en el NAcc. 3.2.1 Estructura del DAT El DAT pertenece a la familia de proteínas de transportadores que dependen de sodio (Na+)y cloro (Cl-), con 12 dominios transmembranales. El DAT se localiza en la membrana presináptica de las terminaciones nerviosas del SNC, principalmente en las neuronas DAérgicas de la sustancia nigra y el ATV (Bannon, Michelhaugh, Wang & Sacchetti, 2001, citado por Gassó, 2008). Los transportadores usan el gradiente celular del sodio que se mantiene por la bomba sodio-potasio (Na+/K+ATPasa) (Giros & Caron, 1993, citado por Howell & Kimmel, 2008). Dos iones de sodio y un ion de cloruro son co-transportadas con cada molécula de la monoamina cargada positivamente (Sonders & Amara, 1996, citado por Howell & Kimmel, 2008). La acción de la DA en la sinapsis se termina mediante su recaptura 27 en las neuronas presinápticas a través del DAT, lo cual también funciona para reciclar la DA neuronal, disminuyendo de este modo la necesidad sintetizar nuevamente a la dopamina (ver figura 5) (Uhl, Lin, Metzger & Dar, 1998; Westerink, 2006, citado por Howell & Kimmel, 2008). El DAT modula la duración de la actividad DAérgica extracelular por medio de la recaptura de DA al interior de la neurona, dónde será almacenada en las vesículas presinápticas (Tunbridge, Weinberger & Harrison 2006, citado por Gassó, 2008). Esquema de la estructura del transportador de la dopamina Figura 5: Esquema de la estructura del transportador de la dopamina. El DAT es un transportador que moviliza la dopamina a través de la membrana celular mediante la aceptación de otro movimiento energéticamente favorable de iones de sodio que van de alta concentración en el exterior en la célula a baja concentración en su interior. La función DAT requiere la unión secuencial y co-transporte de dos iones Na + y uno de Cl - con el sustrato dopamina. La fuerza que impulsa al DAT para la receptura de 28 dopamina es el gradiente de concentración de iones generados por la membrana plasmática de la bomba sodio-potasio (Torres, Gainetdinov & Caron, 2003). En cuanto a la proteina C (PKC), ésta puede modular la velocidad a la que se mueve el DAT o provocar la internalización de éste (Pristupa, McConkey, Liu, Man, Lee, Wang & Niznik, 1998). 3.2.2 Mecanismo de acción de los psicoestimulantes (Cocaína, anfetamina y sus derivados) La cocaína es un agonista DAérgico indirecto que se une con gran afinidad al DAT, la unión de la cocaína al DAT bloquea la recaptura de DA (Moratalla, 2008). Esta acción eleva los niveles extracelulares de DA, lo que conduce a un aumento en la estimulación de los receptores DAérgicos, si estos se encuentran en el NAcc, el efecto es una sensación de gran placer (ver figura 6, A) (Rudnick, 1993; Rudnick & Clark, 1997, citado por Howell & Kimmel, 2008). Por su parte, las drogas tipo anfetamina compiten con la DA para entrar a la terminal presináptica a través del DAT (Seiden, Sabol & Ricaurte, 1993, citado por Gainetdinov, Sotnikova & Caron, 2002). Una vez adentro de la neurona, la anfetamina aumenta la concentración de DA en el interior de la terminal DAérgica, ya sea bloqueando el transportador vesicular de DA o por entrar, vía el transportador vesicular de DA, al interior de la vesícula, el efecto de permanecer en el interior de la vesícula es cambiar su pH, lo que produce la expulsión de las moléculas de DA. Cualquiera que sea el mecanismo, el efecto observado es un incremento en la concentración citosólica de DA. Al mismo tiempo que se incrementan los niveles de DA en el interior de la terminal DAérgica, se invierte la función del DAT y este transportador expulsa la DA al espacio extracelular, aumentado los niveles de DA que estimulan a los receptores DAérgicos (Sulzer, Chen, Lau, Kristensen, Rayport & 29 Ewing, 1995, citado por Gainetdinov et al., 2002). Por otra parte, la anfetamina también es un potente inhibidor de la enzima intracelular de la monoamino oxidasa (MAO) y por lo tanto disminuye el metabolismo de las monoaminas (DA) (Seiden, et al., 1993, citado por Gainetdinov et al., 2002). Como resultado de estas acciones, la anfetamina eleva notablemente las concentraciones extracelulares de DA en el cerebro (NAcc) (Gainetdinov & Caron, 2003) (Ver figura 6, B). Esquema del mecanismo de acción de la cocaína y la anfetamina A) B) Figura 6: Esquema del mecanismo de acción de la cocaína y la anfetamina. En ambos casos hay un aumento en la concentración de DA en el NAcc, ocasionando una sensación placentera en el individuo (Gainetdinov & Caron, 2003). 4 TERAPIAS FARMACOLÓGICAS Y PSICOLÓGICAS EN EL COMBATE CONTRA LAS ADICCIONES 4.1 Tratamiento farmacológico El conocimiento neurobiológico pone en evidencia la importancia que tiene el sistema de recompensa del cerebro, y más específicamente, el DAT en el mecanismo de adicción a los psicoestimulantes. Por esta razón, es importante que en el proceso terapéutico contra la adicción a los psicoestimulantes se modifique farmacológicamente la función del DAT (Neisewander et al., 2004, citado por Miñarro, 2012; Le Fold et al., citado por Miñarro, 2012). Se han realizado muchas pruebas con fármacos que actúan sobre los receptores de DA, en su mayoría con neurolépticos, antidepresivos tricíclicos y antagonistas DAérgicos. Se han usado fármacos que bloquean la recaptura de monoaminas, como la desipramina, pero los resultados no han sido convincentes, tal vez debido a que este medicamento actúa más sobre la norepinefrina (Herridge & Gold, 1988 citado por Belssaso et al., 2002; O’Brien, 1999, citado por Belssaso et al., 2002). La amantadina tiene uso antiviral y la capacidad de aumentar la liberación de DA en las terminales nerviosas DAérgicas, la amantadina ha sido útil para la desintoxicación de adictos a la cocaína, aunque su principal inconveniente es la vida corta que tiene, por lo tanto las respuestas a largo plazo no son tan efectivas (Alterman, Droba, Antelo, Cornish, Sweeney, Parikh & O’Brien, 1992, citado por Belssaso et al., 2002). 31 Otro fármaco usado es el flupentixol cuyos resultados han sido variables, pues su mecanismo de acción bloquea al receptor de DA (D1 y D2), pero no inhibe el DAT; sin embargo, reduce la ingesta de la droga así como la tasa de recaída (Soyka & De Vry, 2000, citado por Belssaso et al., 2002). La bromocriptina es un agonista de los receptores D2 y parece disminuir la avidez y la abstinencia, según estudios controlados (Dackis & Gold, 1985; Hubber y Koob, 1990, citado por Belssaso et al., 2002). El baclofen se ha usado para modular la respuesta GABAérgica, éste estimula los receptores GABAB y se ha demostrado una reducción importante en la autoadministración de cocaína (Campbell, Lac & Tarrol, 1999; Roberts y Brebner, citado por Belssaso et al., 2002). El BP 897 es otro fármaco en investigación, que es un agonista parcial de receptores D3, con resultados favorables en cuanto a disminuir la conducta de búsqueda de droga en adictos (Pilla, Perachon, Sautel, Garrido, Mann, Wermuth, Schwartz, Everitt & Sokoloff, 1999, citado por Belssaso et al., 2002). En línea con lo anterior, se han sintetizado varias clases de inhibidores de la recaptura de DA en los pasados 15-20 años y estos han mostrado tener efectos comportamentales que difieren de los producidos por estimulantes como la cocaína, a pesar de compartir dicha característica de inhibidores (Newman & Kulkarni, 2002, citado por Velázquez, 2013); cuyo objetivo principal es actuar como prodroga y que sus metabolitos se asemejen a la molécula adictiva pero con poca o nula actividad; para que de esta manera, su base de acción lenta y de duración prolongada prevenga el abuso de bloqueadores de los transportadores cómo la cocaína o las drogas de tipo anfetamínico (Froimowitz, Moussa, Haidar, Jurayj, Georege & Gardner, 2000, citado por Belssaso et al., 2002). Una de las sustancias más estudiadas ha sido el GBR 12909 que a pesarde tener algunas características farmacológicas comunes con moléculas psicoestimulantes adictivas, presenta efectos preclínicos que sugieren que puede ser 32 efectiva como tratamiento clínico (Velázquez, 2013). El GBR 12909 Posee una elevada afinidad por el DAT e inhibe selectivamente la captura de DA mostrando una pauta lenta y duradera de acción farmacológica, en comparación con estimulantes como la cocaína (Rothman, Grieg, Kim, De Costa, Rice, Carrol & Pert, 1992, citado por Velázquez, 2013; Rothman, Mele, Reid, Akunne, Greig, Thurkauf et al., 1991, citado por Velázquez, 2013). Asimismo, se han probado fármacos de acción similar al GBR 12909, cómo el RTI-113 (Howell, Czoty, Kuhar & Carroll, 2000, citado por Caballero, 2005) y el GBR 12935 (Glowa, Wojnickim, Matecka & Rice, 1995, citado por Caballero, 2005) cuyas propiedades reforzantes moderadas podrían ser una ventaja en el tratamiento de la adicción a psicoestimulantes como la cocaína y la anfetamina. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que no todos las moléculas inhibidoras de la recaptura de la DA pueden ser efectivas como potenciales tratamientos. Por ejemplo, en el caso del GBR 12935, este puede disminuir la autoadministración de cocaína, pero también altera la respuesta hacia el consumo de alimento (Glowa, Wojnickim, Matecka & Rice, 1995, citado por Velázquez, 2013). Estudios realizados con el GBR 12909, confirmaron el consumo y el reinicio de la búsqueda de droga después de un periodo de extinción, tanto en ratas como en primates no humanos (Roberts, 1993, citado por Velázquez 2013; De Vries, Schoffelmeer, Binnekade & Vanderschuren, 1999, citado por Velázquez, 2013; Woolverton Hecht, Agoston, Katz & Newman, 2001, citado por Velázques, 2013). Con lo anterior, podemos intuir que a pesar de la característica de acción lenta y duración prolongada de los inhibidores de la recaptura de la DA mencionados anteriormente, cabe la duda de que podría surgir el abuso hacia estos compuestos, aunque en estudios pre-eliminares en humanos no confirmaron lo anterior (Sogaard, Michalow, Butler, Lund, Laursen, Ingersen, Skrumsage & Rafaelsen, 1990, citado por 33 Velázquez, 2013; Preti, 2000). Adicionalmente, en estos estudios se reportó que todas las personas tratadas con GBR 12909, aparecieron efectos cardiovasculares que obligaron a la interrupción de la fase I del ensayo clínico (Vocci, Acri, & Elkashef, 2005, citado por Velázquez). Cabe mencionar que las pruebas con dichos compuestos fueron realizadas en ratas y primates no humanos. En compatibilidad con lo anterior, dada la ausencia de un receptor específico para la cocaína se han realizado investigaciones en busca de nuevas estrategias de bloqueo periférico con anticuerpos específicos a la cocaína; cuando se une la cocaína a un transportador o antígeno proteínico se ha podido inducir una respuesta inmune en animales de experimentación (Carrera, Ashley, Zhou, Wirsching, Koob y Janda, 2000, citado por Belssaso et al., 2002). Por esta línea, mencionaremos a las vacunas antidroga; Los anticuerpos capturan la droga antes de que pueda cruzar la barrera sangre/cerebro, impidiendo así la activación de vías del sistema de recompensa del cerebro, pero también tienen un efecto adicional farmacocinético de almacenamiento ante el rápido tránsito de drogas en el cerebro (Kosten y Owens, 2005; Orson, Kinsey Singh, Wu, Gardner y Kosten, 2008, citado por Kosten, Domingo, Orson y Kinsey, 2013). El concepto fundamental en la creación de anticuerpos antidroga es crear un nuevo compuesto macromolecular que el cuerpo reconocerá como un extraño antígeno que requiere una respuesta inmunológica. Las drogas de abuso por sí mismas son demasiado pequeñas para obtener dichas respuestas del sistema inmunológico de la generación de anticuerpos B y las células blancas T de la sangre, así que su presentación a los procesos inmunes debe ser cambiada a través de una vacuna conjugada. Una vacuna conjugada químicamente une la droga de abuso a una proteína inmunogénica grande, tal como el tétanos o la toxina del cólera (History of Vaccine Development, citado por Kosten et al., 2013). 34 Las Vacunas Antidrogas son inmunizaciones activas, en donde la administración de la vacuna provoca una respuesta inmunológica contra el agente en el sujeto, que resulta en la producción de un antígeno/específico, inmunoglobulina G, mediada por la respuesta de los anticuerpos (Kosten et al., 2013). El mecanismo de acción de la vacuna contra la adicción a la cocaína se muestra de manera gráfica en la figura 7. Mecanismo de acción de la vacuna contra la adicción a la cocaína Figura 7: Mecanismo de acción de la vacuna contra la adicción a la cocaína. La vacuna se compone de moléculas de succinil-norcocaína unidos covalentemente a una proteína portadora derivada de la toxina B del cólera (rCTB), que está suspendida en un adyuvante de aluminio. Esta vacuna puede estimular a las células B para producir anticuerpos a la cocaína, así como a rCTB. Cuando la cocaína se toma en un momento posterior y entra en el torrente sanguíneo, los anticuerpos se unen a la droga y moléculas del compuesto anticuerpo-fármaco de formulario en la circulación; estas moléculas son demasiado grandes para cruzar la barrera sangre- cerebro (Kosten et al., 2013). 35 De acuerdo con los mecanismos de acción de los psicoestimulantes, y la consecuente adicción a estos, es necesario un tratamiento farmacológico. Sin embargo, en los tratamientos contra las adicciones a los psicoestimulantes, además de considerar a los factores neurobiológicos, también es necesario tomar en cuenta los factores psicosociales que se relacionen con la adicción. (Miñarro, 2012; NIDA, 1999, citado por Secades-Villa et al., 2007). 4.2 Tratamiento psicológico La evidencia empírica demuestra que las conductas de uso y abuso de drogas no dependen de un factor aislado, sino que se originan y mantienen por factores de naturaleza multidimensional. Así, el denominado modelo bio-psico-social (o bio- conductual) tiene capacidad de analizar las interacciones entre el ambiente y los factores farmacológicos implicados en las conductas de consumo de drogas. Desde este punto de vista, el consumo o rechazo de drogas se explica por los efectos de las sustancias, los factores contextuales y la vulnerabilidad de la persona implicada (Secades-Villa et al., 2007; Gálvez & Guerrero, 2008). Considerando lo mencionado, se hace necesario un tratamiento psicológico además del farmacológico. A propósito de lo anterior, en un estudio destinado a evaluar la efectividad de las combinaciones de tratamiento farmacológico con tratamiento psicológico para la dependencia alcohólica, pero que aporta resultados interesantes respecto al abuso de cocaína (dado que los participantes también presentaban dependencia a ésta), los resultados del seguimiento de 3 meses indicaron una mayor proporción de éxito en pacientes abstinentes de cocaína en los grupos que recibieron tratamiento combinado de disulfiram junto con Terapia cognitivo-conductual (58%) o disulfiram más “Terapia de Facilitación de 12 pasos” (52%), en comparación con los grupos a los que tuvieron tratamiento de forma aislada (21-30 % de abstinentes de cocaína) 36 (Carroll, Nich, Ball, McCance & Rounsaville, 1998, citado por Díaz-Morán & Fernández-Teruel). Es pertinente mencionar que la eficacia de los programas de tratamiento depende en gran parte de la identificación de los factores que han dado lugar al desarrollo y mantenimiento de la adicción así como de las repercusiones que ésta implica para la persona adicta, es decir que lo primero que hay que hacer en el tratamiento es una evaluación (Gálvez & Guerrero, 2008). Según Secades & Fernandez (2001) la investigación sobre los tratamientos psicológicosha sido relativamente fructífera y, al menos, se ha establecido un tipo de tratamiento: el Programa de Reforzamiento Comunitario más terapia de incentivo (CRA + Vouchers). El objetivo fundamental de este programa es la abstinencia de la cocaína. Para esto, las personas deben de llevar a cabo cambios en su estilo de vida, en cuatro áreas fundamentales: relaciones familiares, actividades de ocio, relaciones sociales y área vocacional. La estructura y los parámetros del programa son los siguientes. La duración es de 24 semanas; en las primeras doce semanas, se ejecutan dos sesiones individuales a la semana de sesenta minutos de duración, durante las doce semanas restantes, las sesiones se reducen a una a la semana, aunque esto, dependiendo de las necesidades del usuario. Los análisis de orina se realizan tres veces por semana durante las semanas uno a doce y dos a la semana en la segunda mitad del programa. Los componentes de la terapia son varios y el orden o el número de sesiones dedicado a cada uno de ellos varía dependiendo de las necesidades del usuario (Ver tabla 4) (Secades & Fernández, 2001). El sub-componente de la terapia de incentivo es un procedimiento de manejo de contingencias en el que se refuerza sistemáticamente la abstinencia. Los puntos son ganados a cambio de resultados 37 negativos en análisis de orina y el número de puntos se incrementa por cada análisis negativo consecutivo. Dicho procedimiento también contempla incentivos mayores por largos períodos de abstinencia continuada. Componentes de la CRA + Terapia de incentivo Semanas Componentes 1 Plan de tratamiento/Establecimiento de objetivos 2 Análisis funcional/Hábitos de sueño/Asesoramiento en relaciones sociales 3 Análisis funcional/Asesoramiento vocacional 4 Asesoramiento vocacional/Análisis funcional 5 Asesoramiento vocacional/Entrenamiento en rechazo de drogas/Prevención o consejo de VIH 6 Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de ocio/Entrenamiento en HHSS 7 Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de ocio/Entrenamiento en HHSS 8 Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de ocio/Entrenamiento en HHSS 9 Hábitos de sueño/Orientación profesional 10 Hábitos de sueño/Relaciones sociales/Asesoramiento en actividades de ocio 11 Entrenamiento en relajación 12 Entrenamiento en relajación/Revisión de los progresos del tratamiento/Establecimiento de objetivos para las semanas 13-24 13-24 Se añaden nuevos componentes o se continúa la terapia en las áreas trabajadas durante las primeras semanas Tabla 4. Ejemplo de Programa de Reforzamiento Comunitario más terapia de incentivo (Secades & Fernández, 2001). 38 En cuanto a las anfetaminas Llopis y Paris (1998, citado por Saíz, González, Martínez, Bascarán, Bousoño y Bobes, 2000) mencionan que las posibilidades de intervención psicológica serían el resultado de complementar terapias de tipo cognitivo con terapias comportamentales (que se asemejaría a la intervención antes mencionada para la cocaína), y de acuerdo a los autores se centrarían en los siguientes aspectos: a) Intervención sobre consultantes en fase de consumo. -Situar a la sustancia y a sus efectos en el contexto real. -Reducir las expectativas del usuario hacia los efectos positivos. -Lograr el acercamiento del usuario para favorecer contactos posteriores. -Informar sobre políticas de reducción de riesgos. b) Intervención sobre consumidores que han experimentado efectos adversos. -Situar a la sustancia y a sus efectos en el contexto real. -Reducir las expectativas del usuario hacia los efectos positivos. -Lograr un cambio en la relación sustancia – estilo de vida. -Motivar el cese del consumo. c) Intervención sobre familiares. -Eliminar actitudes negativas y ambivalentes hacia el consumidor. -Reducir las situaciones de conflicto. -Disminuir respuestas desproporcionadas de la familia. -Enmarcar el problema en su dimensión real. -Fomentar la instauración consensuada de normas de convivencia. -Lograr apoyo familiar al tratamiento. Tomando en cuenta las características que abarcan las terapias psicosociales, se distinguen diversos factores además del biológico, que intervienen y mantienen la adicción. Por mencionar algunos, en los tratamientos se requiere intervenir de ser necesario en las relaciones sociales, en los pasatiempos, los hábitos y en las 39 creencias de la persona adicta, características que no están relacionadas directamente con el mecanismo neurobiológico del consumo de la droga y que sin embargo interviene en el mantenimiento de la adicción a ésta. Es decir que ya sea tratamiento farmacológico o psicológico por sí solo no puede ser suficiente. CONCLUSIONES La drogadicción es uno de los problemas sociales con mayor impacto nivel mundial y nacional. En la investigación básica, la adicción se considera como un desorden crónico y recurrente que se caracteriza por tres elementos o procesos principales: a) compulsión para buscar y consumir la droga, b) pérdida del control en el consumo limitado, y c) emergencia de un estado emocional negativo cuando no se consume la droga (Koob & Volkow, 2010). Cómo se ha mencionado en este trabajo, se calcula que el 5% de la población adulta del mundo, consumieron alguna droga ilícita por lo menos una vez en 2010, y que entre un 10% y un 13% de los usuarios de drogas son consumidores problemáticos con fármacodependencia y/o trastornos relacionados con el consumo de drogas, eso sin mencionar que, se calcula que en ese mismo año hubo entre 99.000 y 253.000 muertes en el mundo como resultado del uso de drogas ilícitas (Informe Mundial sobre las Drogas, 2012). Los psicoestimulantes, como la cocaína y las drogas de tipo anfetamínico resultan sumamente adictivas debido a que estas drogas elevan los niveles de DA por afectar la función del DAT. Como resultado de este cambio en función del DAT, la DA continúa estimulando los receptores de DA en el NAcc, lo que produce un efecto placentero o gratificante, debido a esto, las personas continúan consumiendo los psicoestimulantes y su consumo pasa de forma recreativa a una forma compulsiva, hecho que caracteriza al proceso de adicción. Los tratamientos que existen, farmacológicos o psicológicos, a pesar de mostrar eficacia en una forma aislada, aún no son absolutamente efectivos en todos los casos. No hay que olvidarse que en la adicción además de los mecanismos neurobiológicos, existen mecanismos psicosociales; es decir que aunque las características del tratamiento farmacológico tengan efecto sobre el mecanismo neurobiológico en el consumo de la droga, no puede ser suficiente para los demás 43 aspectos que forman parte del comportamiento, ya sean las características psicológicas de la persona o su personalidad y el contexto con el que ésta interactúa; estas características contribuyen sustancialmente al mantenimiento de la adicción. De la misma manera un tratamiento que tan solo abarque lo psicosocial no puede ser suficiente dadas las características neurobiológicas de la adicción ya mencionadas. Entre los denominados “principios sobre el tratamiento efectivo”, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) en Estados Unidos, destaca que las terapias psicológicas son componentes críticos para el tratamiento efectivo de la adicción, mientras que el tratamiento farmacológico es un elemento importante del tratamiento para muchos pacientes, especialmente cuando se combina con terapias conductuales (NIDA, 1999, citado por Secades-Villa et al., 2007). En base a lo mencionado en este trabajo y con objetivo de contrarrestar en la mayor medida posible el problema de la adicción a los psicoestimulantes, es indispensable tomar en cuenta todos los factores involucrados en la adicción y en el desarrollo de ésta.Entonces es necesario considerar la condición biopsicosocial del ser humano, y en ésta línea la combinación del tratamiento psicológico con el tratamiento farmacológico es lo más coherente. De modo paralelo es de suma importancia que continúen investigaciones que vinculen ambos tratamientos y de esta forma tener mejores herramientas técnicas en la intervención de la adicción a los psicoestimulantes. 44 BIBLIOGRAFÍA 1. Asociación Americana de Psiquiatría (1995). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales: DSM IV. Washington, DC: MASSON. 2. Ayesta, F. J. (2002). Bases bioquímicas y neurobiológicas de la adicción al alcohol. Adicciones, 14 (1), 63-78. 3. Belsasso, G., Estañol, B., & Juárez, H. (2001). Los sistemas de recompensa en el cerebro. Revista de Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría, 34 (Es. 94-01), 22- 24. 4. Belsasso, G., Estañol, B., & Juárez, H. (2002). Nuevas estrategias farmacológicas en el tratamiento de las ADICCIONES. México: CONADIC. 5. Brouwer, K. C., Case, P., Ramos, R., Magis-Rodriguez, C., Bucardo, J., Patterson, T.L. & Strathdee, S. A. (2006). Trends in production, trafficking, and consumption of methamphetamine and cocaine in Mexico. Substance Use & Misuse, 41 (5), 707-27. 6. Carlson, N. R. (2010). Fundamentos de la fisiología de la conducta. Madrid: Pearson-UNED. 7. Caballero, L. (2005). Adicción a Cocaína: Neurobiología, Clínica, Diagnóstico y Tratamiento. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo Centro de Publicaciones. 45 8. Díaz-Morán, S. & Fernández-Teruel, A. (2013). Anales de psicología, 29 (1), 56- 65. doi: http://dx.doi.org/10.6018/analesps.29.1.135131 9. Fernández-Espejo, E. (2002). Bases neurobiológicas de la drogadicción. Revista de Neurología, 34 (7), 659-664. 10. Fernández-Espejo, E. (2006). Neurobiología de la adicción a psicoestimulantes. Revista de Neurología, 43 (3), 147- 154. 11. Florentino, E. J. (2010). Péptidos Opioides Endógenos, Dolor y Adicción. BUN Synapsis, 3 (1), 33-39. 12. Gainetdinov, R., Sotnikova, T. & Caron, M. (2002). Monoamine transporter pharmacology and mutant mice. Trends in Pharmacological Sciences, 23 (8), 367-373. doi:10.1016/S0165-6147(02)02044-8 13. Gainetdinov, R. & Caron, M. (2003). Monoamine Transporters: From Genes to Behavior. Annu. Rev. Pharmacol. Toxicol. 43, 261-284. doi: 10.1146/annurev.pharmtox.43.0508 02.112309 14. Gálvez, C. & Guerrero M. (2008). Intervención Psicológica. En Tirado, P. (Ed.), Guía clínica para el tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias estimulantes (pp. 165). Andalucía: Consejería para la Igualdad y Bienestar Social. 46 15. Gassó, P. (2008). Estudio de asociación de polimorfismos en los genes "COMT, MAO-A, MAO-B" y "DAT" con el riesgo de esquizofrenia y de aparición de efectos extrapiramidales en pacientes tratados con antipsicóticos. (Tesis doctoral, Universidad de Barcelona). Recuperado de http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/3 4820 16. Gil-Verona, J. A., Pastor, J. F., de Paz, F., Barbosa, M., Macías-Fernández, J. A., Maniega, M. A., Rami-González, L. & Cañizares-Alejos, S. (2003). Neurobiología de la adicción a las drogas de abuso. Revista de Neurología, 36 (4), 361-365. 18. Guerri, C. (2012). Bioquímica de las adicciones. SEBBM Dossier Científico, 172, 4-7. 19. Howell, L. L. & Kimmel, H. L. (2008). Monoamine transporters and psychostimulant addiction. Biochemical Pharmacology, 75, 196-217. doi:10.1016/j.bcp.2007.08.003 20. INSP. Encuesta Nacional de Adicciones 2011. Tlalpan, Distrito Federal: México. Recuperado de http://www.conadic.salud.gob.mx/pdfs/ENA_2011_DROGAS_ILICITAS_.pdf 21. Koob, G. F. & Le Moal, M. (2006). Neurobiology of Addiction. London: Academic Press. 47 22. Koob, G. F. & Volkow, N. D. (2010). Neurocircuitry of Addiction Neuropsycho- pharmacology, 35 (1), 217-238. doi: 10.1038/npp.2009.110 23. Kosten, T., Domingo, C., Orson, F. & Kinsey, B. (2013). Vaccines against stimulants: Cocaine and Methamphetamine. British Journal of Clinical Pharmacology, doi:10.1111/bcp.12115 24. Luna, A. (2003). Aproximación toxicológica a los psicoestimulantes utilizados con fines recreativos. Adicciones, 15 (2), 97-109. 25. Martínez-Raga, J., Knetch, C., Ramírez, N. & Szerman, N. (2009). Sistemas de neurotransmisión glutamatérgica y adicción a la cocaína. Progresos en el tratamiento farmacológico. Revista de psiquiatría del Uruguay, 73 (1), 63-72. 26. Méndez, M. (2013). Participación de los sistemas endógenos de péptidos opioides en los mecanismos de reforzamiento y dependencia al alcohol. Salud Mental, 36 (3), 211-218. 27. Miñarro, J. (2012). Cocaína. SEBBM Dossier Científico, 172, 8-12. 28. Moratalla, R. (2008). Neurobiología de la cocaína. Trastornos Adictivos, 10 (3), 143-150. 29. Organización Mundial de la Salud (2005). Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas. Washington, D.C: Organización Panaméricana de la Salud. 48 30. Pristupa Z. B., McConkey F., Liu F., Man, H. Y., Lee, F. J. S., Wang, Y. T. & Niznik, H. B. (1998). Protein kinase-mediated bidirectional trafficking and functional regulation of the human dopamine transporter. Synapse 30 (1): 79– 87. doi:10.1002/(SICI)1098-2396(199809)30:1<79::AID-SYN10>3.0.CO;2-K 31. Robledo, P. (2008). Las Anfetaminas. Trastornos Adictivos, 10 (3), 166-174. 32. Royo-Isach, J., Magrané, M., Blancafort, F. & Ferrer, J. (2004). Drogas de síntesis: del uso al policonsumo. Algunos riesgos asociados y una propuesta de intervención terapéutica. Aten Primaria, 33 (4), 209-213. 33. Secades Villa, R. y Fernández Hermida, J.R. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para la drogadicción: nicotina, alcohol, cocaína y heroína. Psicothema, 13 (3), 365-380. 34. Secades-Villa, R., García-Rodríguez, O., Fernández-Hermida, J.R. y Carballo, J.L. (2007). Fundamentos psicológicos del tratamiento de las drogodependencias. Papeles del Psicólogo, 28 (1), 29-40. 35. Téllez, J. & Cote, M. (2005). Efectos Toxicológicos y Neuropsiquiátricos Producidos por Consumo de Cocaína. Revista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, 25 (1), 10-26. 37. Torres, G.E., Gainetdinov, R. R., & Caron, M. G. (2003). Plasma membrane monoamine transporters: structure, regulation and function. Nat. Rev. Neurosci. 4 (1): 13–25. doi:10.1038/nrn1008 49 38. Tripathi, K. D. (2008). Farmacología en odontología: fundamentos. Buenos Aires: Médica Panamericana. 39. UNODC. Informe Mundial sobre las Drogas 2012. Viena, Austria: Naciones Unidas. Recuperado de http://www.unodc.org/documents/data-and- analysis/WDR2012/WDR_ 2012_Spanish_web.pdf 40. Utrilla, P. (2000). Aspectos farmacológicos de las anfetaminas. Ars Pharmaceutica, 41 (1), 67-77. Portada Índice Resumen Introducción 1. Epidemiología de las Adicciones 2. Los Psicoestimulantes 3. Mecanismo de los Psicoestimulantes 4. Terapias Farmacológicas y Psicológicas en el Combate Contra las Adicciones Conclusiones Bibliografía
Compartir