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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA SECRETARIA DE SALUD INSTITUTO NACIONAL DE REHABILITACIÓN Luis Guillermo Ibarra Ibarra PREVALENCIA E IDENTIFICACIÓN DE BARRERAS PARA LA VACUNACIÓN EN PACIENTES CON ARTRITIS REUMATOIDE EN UN HOSPITAL DE TERCER NIVEL DE LA CIUDAD DE MÉXICO T E S I S PARA OBTENER EL DIPLOMA DE MÉDICO ESPECIALISTA EN: REUMATOLOGÍA P R E S E N T A: ANDREA SOFÍA CEPEDA PÉREZ PROFESOR TITULAR ROLANDO ESPINOSA MORALES ASESOR CARLOS ALBERTO LOZADA PÉREZ Ciudad Universitaria, CDMX Febrero 2020 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 ÍNDICE: 1. Agradecimientos………………………………………………………...3 2. Introducción………………………………………………………………4 3. Marco teórico ………………………………………….…………………7 4. Planteamiento del problema………………………………………….19 5. Objetivo…………………………………………………………………..19 6. Hipótesis………………………………………………………………....19 7. Material y métodos……………………………………………………..19 8. Resultados…………………………………………………………….…21 9. Discusión………………………………………………………………...27 10. Conclusiones……………………………………………………………32 11. Apéndice I: Encuesta………………………………………………….34 12. Bibliografía………………………………………………………………35 3 AGRADECIMIENTOS A mis maestros de reumatología Dr. Rolando Espinosa Morales y Dr. Carlos Alberto Lozada Pérez, a mi padre y madre que siempre han estado a mi lado en este largo camino de la medicina y por supuesto a todos los pacientes que han puesto en mis manos su salud y confiado en mí. Gracias por todo. 4 INTRODUCCIÓN Se estima que los pacientes con artritis reumatoide (AR), presentan un riesgo de dos a cuatro veces mayor de desarrollar infecciones que la población general1,2. Las infecciones más comunes son las del tracto respiratorio, seguidas de las infecciones en piel y las articulares3. La razón del incremento de la incidencia y prevalencia de infecciones en los pacientes con AR se debe a diversos factores. La enfermedad conlleva por sí misma disfunción inmunológica, se ha encontrado que, en pacientes con AR así como en otras enfermedades reumatológicas, el envejecimiento del sistema inmunológico está acelerado4, los linfocitos T pierden su marcador CD28 y sufren acortamiento, daño telomérico y daño en los sistemas de reparación del ADN con una producción excesiva de citocinas5. Estudios previos, han encontrado mayores tasas de infección en pacientes con actividad moderada-alta de la enfermedad comparado con los sujetos con baja actividad. En un estudio de Au y cols se encontró que por cada incremento de 0.6 U en el índice de actividad por DAS 28, el riesgo de infecciones graves incrementó 1.3 veces6,7. Las comorbilidades que puede tener el paciente o manifestaciones extraarticulares de la enfermedad (como la neumopatía intersticial asociada a AR) son otro factor que inmunocompromete aún más a los pacientes. Dexter y cols. reportaron en un estudio epidemiológico realizado en el Reino Unido entre el 2010 y el 2011, que los pacientes con comorbilidades tienen 10 veces más riesgo de mortalidad por influenza comparados con la población general8. Aunado a esto, los pacientes tienen mayor riesgo de sufrir daño articular que los lleve a la discapacidad e inmovilidad, aumentando el riesgo de infecciones y por 5 supuesto el tratamiento que incluye utilización de fármacos modificadores de la enfermedad (FARME), inmunosupresores, fármacos biológicos y corticoesteroides9. Sabemos que los fármacos anti-TNF juegan un papel importante en el tratamiento de la AR. El TNF α tiene un papel muy importante en la defensa contra la invasión bacteriana y viral mediante el reclutamiento y activación de macrófagos así como el inicio de la respuesta inmune innata en los sitios de infección, particularmente cuando se trata de infecciones intracelulares2. Por este motivo no es de sorprender que las infecciones graves formen parte de los efectos adversos de pacientes tratados con fármacos biológicos para el manejo de AR. Prácticamente todos los medicamentos biológicos modificadores de la enfermedad incluyendo adalimumab, certolizumab pegol, etanercept, golimumab, infliximab, anakinra, tocilizumab, abatacept y rituximab, fueron estudiados en un meta-análisis que encontró que el riesgo de infecciones oportunistas es mayor comparado con placebo o FARME convencionales y corresponden a un exceso de 1.7 por cada 1000 pacientes tratados10. En el caso del tofacitinib, inhibidor de JAK cinasa, un análisis de las complicaciones infecciosas y mortalidad en estudios fase II, fase III y de extensión a largo plazo, se encontró que la tasa de infección seria asociada a éste fue de 3.09/100 pacientes al año, manteniéndose a lo largo del tiempo y que el riesgo incrementa cuando se asocia a conteos linfocitarios <0.5 x 103 /mm3, similar a lo observado en pacientes con los agentes biológicos utilizados de forma habitual en el manejo de la AR11. Así mismo, varios estudios han encontrado incremento en la infección por virus de varicela zóster (VVZ). En 2014 Kourbeti y cols. reportaron 42 casos de infecciones relacionadas con el herpesvirus de los cuales 31 se encontraban bajo tratamiento con fármacos biológicos, siendo la mayoría infecciones por VVZ. Por este motivo, es recomendable que los pacientes en los que se contemple tratamiento con anti TNF u otros biológicos cuenten con la vacuna contra virus herpes zóster (HZ) previo al inicio del mismo10. 6 En el caso específico del tofacitinib, se registraron tasas de infección de 4.39 eventos por 100 pacientes/año a dosis de 5 mg dos veces al día y 4.23 por 100 pacientes/año a dosis de 10 mg dos veces al día. En la extensión a largo plazo se encontró mayor incidencia de HZ en aquellos pacientes mayores de 65 años y población asiática11. Más recientemente, se publicó un estudio de la vida real que comparó el riesgo de desarrollar infección por herpes zóster en pacientes con tofacitinib comparado con otros biológicos (anti-TNF, acatacept, rituximab y tocilizumab), los autores encontraron un incremento del doble de la incidencia de infección por herpes zóster en los pacientes tratados con tofacitinib12. Esto probablemente se deba a que la respuesta antiviral requiere de IFN tipo I y II, cuyos receptores requieren de la vía JAK1 que, al ser inhibida, aumentan la susceptibilidad del individuo a la infección11. 7 MARCO TEÓRICO EPIDEMIOLOGÍA En 2014, se publicó un estudio internacional dirigido por Dougados y cols. donde se evaluó la prevalencia de comorbilidades y del monitoreo en pacientes con AR en 17 países de 5 continentes (Francia, Venezuela, Hungría, España, Reino Unido, Argentina, Alemania, Egipto, Marruecos, Japón, Taiwan, Uruguay, Italia, Escocia, Corea, Holanda y Estados Unidos). Hablando particularmente de los hallazgos en el tema de enfermedades infecciosas, se encontró que durante el año del estudio, la vacuna de influenza la habían recibido sólo 938 (25.3%) de los pacientes y la de neumococo la habían recibido en los últimos 5 años sólo 636 pacientes, es decir el17.2% de la población analizada. Los pacientes que cumplían con ambas vacunas al corriente, de acuerdo a las recomendaciones alcanzaban tan solo el 10.3% de la población13. Hablando de la enfermedad por neumococo, en una cohorte retrospectiva realizada en pacientes hospitalizados entre 1963 y 1998, se encontró que la infección por neumococo tenía una tasa de incidencia 2 veces mayor comparado con la población general, además de que estos pacientes tienen mayor riesgo de mortalidad por la infección14. De igual manera, el estudio de Wotton y cols. reportó un riesgo incrementado de 2.47 veces de presentar enfermedad neumocóccica invasiva3. Posteriormente, en el año 2014, estos hallazgos fueron confirmados por la cohorte retrospectiva del departamento de epidemiología en Boston, donde se identificó que las tasas de neumonía en personas con AR, lupus eritematoso sistémico y enfermedad de Crohn de 18-49 años, de 50-64 años y mayores de 65 años fueron de 4.4 (95% intervalo de confianza (IC) 3.8-5.2), 4.3 (95% IC 3.8-4.7), 4 (95% IC 3.6-4.4) de veces las tasas comparadas con población sana, respectivamente. Así mismo, también se identificó a los usuarios crónicos de esteroide para los cuales el riesgo fue de 2.7 (95% IC de 2.1-3.5) para pacientes de 18-49 años, de 2.4 (95% IC 2.1-3.5) de 50-64 años y de 1.9 (95% IC de 1.5-2.4) mas veces que las tasas de población sana. 8 De igual manera, se evaluaron las tasas de enfermedad neumocóccica invasiva en estos mismos grupos de pacientes, el cual fue, para AR, lupus eritematoso sistémico y enfermedad de Crohn en 18-49 años 7.1, en el grupo de 50-64 años 4.7 y en el grupo mayor de 65 años de 4. Para los usuarios crónicos de esteroide los riesgos fueron de 6.2, 2.2 y 1.8 para los grupos de 18-49 años, 50-64 años y mas de 65 años, respectivamente15. En el caso de la enfermedad por influenza, una cohorte retrospectiva realizada entre 2000 y 2007 en Estados Unidos, concluyó que la incidencia de influenza fue mayor en pacientes con AR comparadas con los controles y que el existía un incremento de 2.75 veces de presentar complicaciones secundarias a la infección, independientemente del tratamiento utilizado (FARMEs o biológico) y de manera más importante en mujeres16. La infección por HZ se asocia a factores de riesgo conocidos como son edad avanzada e inmunosupresión, estos pacientes son más propensos a sufrir reactivaciones, lo que incrementa la morbimortalidad secundaria a infecciones y neuralgia postherpética17. El riesgo anual de HZ en la población general es de aproximadamente 3 casos por 1000 habitantes al año e incrementa con la edad. En pacientes con AR se ha demostrado que la incidencia aumenta a 13-15 casos por cada 1000 habitantes independientemente del tratamiento recibido, con un incremento de casi 2 a 5 veces comparado con individuos sin AR. En el caso de los pacientes con tratamiento, el riesgo absoluto de desarrollo de herpes zoster es de 1.19 por cada 100 pacientes en anti –TNF y de 0.93 por cada 100 pacientes en terapia con FARME convencional17. Más aún, el riesgo de hospitalización por HZ o VVZ en pacientes con enfermedades reumatológicas inflamatorias que se encuentran bajo tratamiento con anti TNF es también mayor comparado con la población general17. Por todo lo anterior queda clara la importancia de la medicina preventiva en estos pacientes a través de la vacunación oportuna en esta población de riesgo. 9 EFICACIA, SEGURIDAD Y RECOMENDACIONES ACTUALES SOBRE VACUNACIÓN EN ARTRITIS REUMATOIDE Existen recomendaciones para la inmunización activa de pacientes con inmunidad alterada para la prevención de enfermedades infecciosas que cuentan con vacuna, existen diferentes guías emitidas por la Infectous Diseases Society of America (IDSA) en el 201318 las recomendaciones actualizadas por la European League Against Rheumatism (EULAR) en el 201619, las de la American College of Rheumatology (ACR) en el 201520 y la del Colegio Mexicano de Reumatología del 201421. De manera general en pacientes con AR se recomienda la vacuna contra influenza, neumococo en todos los pacientes y herpes zoster en pacientes mayores de 50 años de manera absoluta. Las recomendaciones de vacunación contra virus de papiloma humano (VPH) son las mismas que en la población general y para el virus de hepatitis B (VHB) se debe aplicar la vacuna antes de cualquier tratamiento si el paciente tiene factores de riesgo para contraer la enfermedad: uso de drogas intravenosas, múltiples parejas sexuales en los últimos 6 meses o personal de la salud20,22,23. Vacunación contra Influenza La vacuna contra influenza está disponible en México en presentación intramuscular como virus inactivos en forma trivalente (2 cepas A y 1 B) y cuadrivalente (2 cepas A y 2 cepas B). También existe una forma intranasal como virus vivos atenuados no disponible en nuestro país. En el 2014, la vacuna intramuscular inactivada fue aprobada por la FDA para adultos entre 18 y 64 años de edad. El ACIP (Advisory Committee on Immunization Practices), en el 2016 publicó que eficacia y efectividad de la vacuna depende de muchos factores, incluyendo la edad e inmunocompetencia del receptor de la misma24. 10 EFICACIA: El tratamiento con biológicos y su influencia en la respuesta humoral a la vacuna de la influenza en pacientes con AR ha sido estudiado. En el caso de los anti-TNF, la mayor parte de los estudios realizados han encontrado que la inmunogenicidad de la vacuna contra influenza es adecuada en los pacientes que los reciben23,25,26,27. En el caso de pacientes en tratamiento con abatacept en combinación con FARMEs convencionales ha demostrado una disminución en la respuesta humoral a la vacuna28. El rituximab sí ha demostrado disminuir la inmunogenicidad de la vacuna de influenza si ésta es aplicada durante el tratamiento, y se necesitan al menos 6 meses de distancia entre la aplicación del fármaco y la vacuna para que exista un buena respuesta a la misma29. Mori y cols., realizaron un estudio en el 2012 en que concluyeron que el tratamiento con tocilizumab no obstaculiza la respuesta a anticuerpos en la vacuna de influenza en pacientes con AR, logrando una respuesta humoral en efectiva mientras el paciente recibe tocilizumab en combinación con metotrexato o solo30. La mayoría de los FARMEs, a excepción del metotrexato, parecen no afectar la inmunogenicidad de la vacuna contra influenza. En el caso del metotrexato, se ha visto que, si bien los pacientes no alcanzan títulos altos de anticuerpos posterior a la vacuna, la mayoría de los pacientes vacunados alcanzan títulos adecuados para la prevención de la infección por influenza22,24,31,32. Para tofacitinib, un estudio que evaluó la inmunogenicidad de la vacuna trivalente de influenza demostró que la respuesta de anticuerpos fue similar entre los pacientes que recibieron tofacitinib y los que recibieron placebo, tanto en pacientes que iniciaron el tratamiento como en los que se aplicó la vacuna posterior a 2 semanas de suspensión del fármaco23. 11 RECOMENDACIÓN: La recomendación actual es la aplicación anual de la vacuna intramuscular de virus inactivos en todos los pacientes con AR18,19,20,23,24, los pacientes mayores de 65 años deben recibir la vacuna trivalente inactivada de dosis alta (que contiene 60 mcg de hemaglutinina por cepa, comparado con 15 mcg de hemaglutinina por cepa que contiene la vacuna estándar) de acuerdo a las recomendaciones del ACIP24 de preferencia antes del inicio de la inmunosupresión, con al menos dos semanas de anticipación18. En el caso de rituximab, se debe administrar la vacuna antes del inicio del tratamiento o esperar el mayor tiempo posible después de la administración del fármaco sin pasar la temporada de influenza23. Vacunación contra neumococoLa vacuna de neumococo se administra en forma conjugada o de polisacáridos intramuscularmente. EFICACIA: La mayoría de los estudios que han estudiado la inmunogenicidad de la vacuna de neumococo en pacientes con de la terapia anti-TNF concluyen que ésta no se ve afectada por el tratamiento22. Una cohorte publicada en el 2013 cuyo objetivo fue investigar el impacto del tratamiento con rituximab, abatacept y tocilizumab en la respuesta serológica posterior a la vacuna 7-valente conjugada de neumococo en pacientes con AR establecida concluyó que el tratamiento con los primeros dos se asociaba a disminución importante de la respuesta antigénica, en mayor magnitud en los pacientes con rituximab. Si la vacuna es administrada durante el tratamiento con tocilizumab, el fármaco no obstaculiza la respuesta serológica en estos pacientes, sin embargo, la respuesta puede también ser insuficiente, por lo que concluye que la vacuna debe ser administrada antes del inicio de estos fármacos33. Otro estudio de Mori y cols., señaló que el tratamiento con tocilizumab no compromete la inmunogenicidad de PPSV-23 en pacientes con AR, pero que las respuestas serológicas pueden estar disminuidas cuando se administra la vacuna en pacientes en tratamiento conjugado con tocilizumab y metotrexato30. 12 RECOMENDACIÓN: En el caso de la vacuna de neumococo, la recomendación es la aplicación de la vacuna a todos los pacientes con AR. En pacientes que no hayan recibido la vacuna previamente se aplica la PCV-13 (Vacuna 13-valente conjugada), que se considera más inmunogénica, seguida de la aplicación de la PPSV-23 (Vacuna 23-valente de polisacáridos) 8 semanas después de la primera aplicación. Si el paciente es menor de 65 años de edad en la primera dosis, se debe repetir una dosis de la PPSV-23 a los 5 años. Si la primera dosis fue aplicada posterior a los 65 años de edad, el paciente no requiere de aplicación de refuerzo. Todos los pacientes deben de recibir una dosis final de la PPSV-23 después de los 65 años de edad. Si el paciente ha sido vacunado previamente con la PPSV-23, se debe aplicar una dosis de PCV-13 al menos 1 año después de haber recibido la PPSV-23 y continuar con las recomendaciones de refuerzos previamente descritas. Es importante mencionar que la vacuna PCV-13, sólo se administra una vez en la vida y que la PPSV-23 debe administrarse con al menos 5 años de distancia entre cada dosis18,19,20,23. La vacuna de neumococo se recomienda antes del inicio de cualquier tratamiento para AR, ya que la evidencia ha demostrado que la inmunogenicidad de la vacuna se ve disminuida por rituximab, tofacitinib y metotrexato23. Vacunación contra herpes zóster Existen dos vacunas de herpes zóster, una que se administra de forma habitual vía subcutánea en forma de virus vivos atenuados provenientes de la cepa OKA/Merck de virus varicela zóster (Zostavax). La otra, recientemente aprobada, que aún no se encuentra en el mercado en México es la recombinante (Shingrix), ésta es una vacuna que se aplica en dos dosis intramusculares con 2 a 6 meses de separación entre cada dosis y su indicación es en población general a partir de los 50 años, ésta aún no figura en las guías de pacientes con AR por ser mas reciente. 13 EFICACIA Y SEGURIDAD: Zostavax: Los datos clínicos acerca de la efectividad de la vacuna contra herpes zóster (Zostavax) en la población con AR es aún dispersa. La vacuna fue liberada posterior a un estudio realizado en Estados Unidos que demostró una disminución del 51% en la incidencia de herpes zóster entre los participantes así como una disminución del 66% en la neuralgia postherpética. Sin embargo, a la fecha no se han realizado estudios similares en pacientes con AR34. En el caso de esta vacuna hay consideraciones con respecto a la seguridad por tratarse de una vacuna de virus vivos atenuados y encontrarse contraindicada durante el tratamiento con inmunosupresión fuerte como con el uso de biológico, sin embargo, en estudios observacionales de pacientes que han recibido la vacuna de manera inadvertida en el contexto de tratamiento con biológicos no se han presentado complicaciones infecciosas35. En cuanto a la seguridad en general de la vacuna, un estudio realizado por Zhang y cols., evaluó la asociación entre la vacunación para HZ y el riesgo de desarrollo de la enfermedad en pacientes con enfermedades autoinmunes. Este estudio concluyó que la vacuna de HZ no se asocia a incremento del riesgo de infección y disminuye la incidencia de la misma posterior a una media de dos años de seguimiento36. Shingrix: La seguridad reportada en ensayos clínicos, ocurrieron en una tasa similar comparado con placebo (aproximadamente 2% a los 30 días post-vacunación). En dos ensayos clínicos, que involucraron 29,305 pacientes, un paciente presentó linfadenitis y y otro fiebre >39ºC, con una tasa de efectos adversos <0.01% para ambos ensayos. Asimismo, se reporta una adecuada tolerancia, las reacciones más comunes posterior a su administración son locales siendo dolor (78%), eritema (38%) y edema (26%) las mas frecuentes sobretodo en mayores de 69 años. En la mayoría de los ensayos clínicos, los pacientes completaron las dos dosis en mas del 95% de los casos. 14 Tiene una eficacia reportada mayor que la de la vacuna de virus vivos, se reporta una capacidad para prevención de herpes zóster en 96% de las personas entre 50 y 59 años, 97% de las personas entre 60 a 69 años y 91% para los pacientes mayores de 70 años por al menos 3 años. En cuanto a la prevención de la neuralgia psotherpética, esta es del 91% para pacientes entre 50 y 69 años de edad y 89% para los pacientes mayores de 70 años. La duración de la inmunidad de la vacuna es desconocida, pero su eficacia a 3 años es mucho mayor que la de la vacuna de virus vivos, la cual disminuye en 3 años y dura por aproximadamente 5 años37. No existen datos aún acerca del efecto de la vacuna en pacientes con artritis reumatoide, sin embargo se presume que, al igual que en la población general es una vacuna más segura y con mayor eficacia. RECOMENDACIÓN: El Colegio Americano de Reumatología y la IDSA la recomienda en los pacientes con AR mayores de 50 años de edad, que aún no inician tratamiento, de preferencia 4 semanas antes del inicio de tratamiento inmunosupresor18,20. Los pacientes con AR en tratamiento inmunosupresor a dosis bajas, de acuerdo a los límites establecidos por la CDC pueden recibir la vacuna con seguridad, basada en opinión de expertos, ya que a la fecha no hay estudios que comprueben estas aseveraciones, esto significa18,20,23,38: i. Tratamiento con metotrexato a dosis menores de 0.4mg/kg/semana ó 25 mg/semana y/o FARME convencional. ii. Dosis bajas a moderadas de glucocorticoide, lo que significa <20 mg/día de prednisona o su equivalente. iii. Inyección intra-articular, en bursas o tendinosa de corticoesteroides iv. Azatioprina a dosis <3mg/kg/día Si el paciente recibe dosis mayores a éstas o se encuentra en tratamiento con anti TNF, biológicos o tofacitinib, la recomendación es la de administrar la vacuna 2 a 4 semanas antes del inicio del biológico o tofacitinib, o al menos 1 mes posterior a la 15 interrupción del mismo (o más tiempo dependiendo de la vida media del biológico)18,20,23,38. Para la vacuna recombinante no existen aún recomendaciones para los pacientes con AR, sin embargo, por su composición probablemente se podrá aplicar con mayor libertad como es el caso de la vacuna de influenza y neumococo. En el esquema de vacunación del adulto del 2019 del CDC, se comenta que la vacuna recomendada para el paciente inmunocomprometido ya es la recombinante, siendo aplicada en personas mayores de 50 años, 2 dosis con separación de 2 a 6 meses entre cada dosis, sin importar si el paciente yaha tenido cuadros previos de herpes zóster o si recibió previamente la vacuna de virus vivos atenuados39. Otras vacunas: La vacuna de hepatitis B toma importancia en el contexto de pacientes con AR, ya que al iniciar manejo con biológicos se corre el riesgo de reactivación de la enfermedad en aquellos pacientes infectados, es por esto que se recomienda la realización de serología en todos los pacientes previo al inicio de estos medicamentos, si son negativos, deben ser vacunados si presentan factores de riesgo para contraer la enfermedad. La vacuna del virus de papiloma humano se recomienda en todos los pacientes de igual manera que en la población general, es decir a todos los niños y niñas a los 11-12 años de edad. Todas las mujeres no vacunadas entre los 13 y 26 años de edad. Todos los hombres no vacunados entre los 13 y 21 años y se extiende hasta los 26 años en hombres inmunocomprometidos. Finalmente, la vacuna de fiebre amarilla se recomienda solo en pacientes inmunocompetentes que viajarán o viven en zonas endémicas por ser de virus vivos atenuados24. 16 COBERTURA DE VACUNACIÓN ACTUAL EN EL MUNDO EN PACIENTES CON ARTRITIS REUMATOIDE La guía de práctica clínica de vacunación en el huésped inmunocomprometido emitida por la IDSA en el 2013, señala que la vacunación de estos pacientes es responsabilidad tanto del especialista a cargo de ellos, en este caso el reumatólogo, así como de los médicos de atención primaria quienes en conjunto deben asegurar que las vacunas sean administradas de forma apropiada tanto al paciente, como en su caso a las personas que conviven con él18. El apego actual a las recomendaciones de vacunación en México en los pacientes con artritis reumatoide, fue evaluada mediante una encuesta que se realizó a 122 reumatólogos mexicanos, el estudio demostró que solo el 50% recomendaba a sus pacientes la vacunación contra influenza, el 36% recomendaba la vacunación contra neumococo y el 69% respondió que no recomendaban la vacunación contra el virus del herpes zóster40. Este estudio demostró que no existe un adecuado conocimiento acerca del tema de vacunación en los pacientes con artritis reumatoide por parte de los reumatólogos mexicanos, ni hay un adecuado conocimiento acerca de la eficacia y seguridad de la aplicación de las vacunas en los pacientes que se encuentran en tratamiento con FARME convencional y biológico. En este mismo estudio, el 81% de los encuestados respondió que la responsabilidad de la actualización de los esquemas de vacunación en el paciente con artritis reumatoide era del reumatólogo. Entre las razones por las que los médicos encuestados respondieron que no recomendaban la vacunación de forma rutinaria figuraron el que le daban prioridad a otros aspectos de la consulta o que no había tiempo suficiente para abordar este tema en la consulta. Al abordar el tema sobre el por qué consideraron que sus pacientes no aceptaban la vacunación, el 33% respondió que era por miedo a los posibles efectos adversos de la misma, el 52% que se debía a falta de información y el 14% que se debía al costo de la vacuna40. Por otro lado, los datos a nivel mundial no difieren mucho de lo encontrado en el estudio mexicano, en Irlanda en el 2009, que evaluó a los reumatólogos mediante un cuestionario demostró que el 57% (25/44) consideraba que la responsabilidad 17 de la actualización del esquema de vacunación era del médico general. Únicamente dos de los encuestados respondieron que la responsabilidad de la actualización del esquema era del propio paciente1 En 2011 McCarthy y cols., buscaron las tasas de vacunación de influenza, neumococo y varicela en pacientes con artritis inflamatoria, realizando un cuestionario a 100 pacientes. En el estudio se encontró que 58 pacientes no habían sido vacunados en el último año contra influenza, sólo 19 pacientes habían recibido la vacuna de varicela en alguna ocasión. El uso de anti-TNF no resultó predictor de vacunación (p=0.46), pero la presencia de otras comorbilidades sí predijo la presencia de vacunación contra neumococo (p=0.003) y de influenza (p=0.03). 19 pacientes no tenían historia de infección por varicela y no se les habían checado los títulos de ésta previo al tratamiento. El estudio concluyó que las tasas de inmunización en pacientes con terapia inmunosupresora eran bajos en esta población irlandesa41. En el Reino Unido también se ha evaluado el apego a las recomendaciones de vacunación en donde, en una cohorte retrospectiva reciente se concluyó que uno de cada cinco pacientes no recibieron la vacuna contra influenza y uno de cada dos pacientes no recibieron la vacuna de neumococo en los últimos cinco años42. Otro estudio reciente, realizado en Alemania, que estimó las tasas de vacunación en 331 pacientes con AR basado en sus documentos de vacunación, encontró tasas de vacunación de 33% para neumococo y 53% para influenza43. Adicionalmente, como parte del seguimiento que se realizó a la cohorte internacional de COMORA en el 2015, se publicó la tasa de cobertura de vacunación de los pacientes con AR para influenza y neumococo. En este estudio se encontró que a pesar de las recomendaciones actuales de vacunación la cobertura era baja con variaciones grandes entre los 17 países. Para la vacuna de neumococo la cobertura fue en promedio de 17.2%, con variaciones desde 0% en Morocco a 56.5% en Francia y 25.3%, la cobertura de vacunación contra influenza fue variable desde menos del 1% en Morocco y Egipto hasta una cobertura de 66.2% en Japón. Los factores que influían en la vacunación de las personas en los países con mayor prevalencia de vacunación eran la edad avanzada, baja actividad 18 de la enfermedad, nivel educacional alto, tratamiento con biológicos, ausencia de tratamiento con corticoesteroide y presencia de comorbilidades44. Con los resultados de esta cohorte internacional, se demostró una vez más que a pesar de las recomendaciones existentes de vacunación de influenza y neumococo, la prevalencia de aplicación de estas vacunas en pacientes con AR es baja, por lo que es necesario reforzar y encontrar medidas que mejoren la disposición y el apego a la inmunización y el apego por parte de los pacientes, así como el conocimiento por parte de los médicos sobre las indicaciones de vacunación, seguridad y eficacia de éstas en pacientes con AR. En el caso particular de la vacuna de herpes zóster, Perry y cols. comentan en su artículo sobre vacunación en AR que en un estudio observacional se detectó que de 19,326 pacientes con AR mayores de 50 años de edad, solo 206 (1%) recibieron la vacuna. Además, en la cohorte de beneficiarios de Medicare, se identificó que sólo el 3.3% de los pacientes con AR mayores de 60 años fueron vacunados. Esto sugiere que a pesar de la evidencia y recomendaciones probablemente los médicos no se sientan seguros administrando la vacuna por ser de virus vivos atenuados o que existe falta de conocimiento acerca de la recomendación que existe en torno a su aplicación en estos pacientes45. 19 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Existe evidencia sobre el incremento de susceptibilidad mayor a padecer enfermedades infecciosas en pacientes con AR, de las cuales la infección por S. pneumoniae, influenza e infección por herpes zóster, son prevenibles por vacunación. El costo-beneficio de la vacunación en este grupo poblacional vulnerable es adecuado, con un buen perfil de seguridad. A pesar de esto, la prevalencia de vacunación en pacientes con artritis reumatoide en el mundo es baja. OBJETIVO Investigar la prevalencia de vacunación contra influenza, neumococo y virus herpes zóster en pacientes con AR atendidos en el departamento de reumatología en un hospital de tercer nivel en la Ciudad de México, así como evaluar las posiblesbarreras reportadas por los pacientes para la aplicación de vacunas. HIPÓTESIS La cobertura actual de vacunación contra influenza, neumococo y virus herpes zóster en los pacientes con AR es baja en México independientemente del tipo de tratamiento recibido, ya sea FARME convencional o biológico, así como la información general sobre vacunación en este grupo de pacientes. MATERIAL Y MÉTODOS Se realizó un estudio transversal, por medio de una encuesta (APÉNDICE 1) que fue realizada entre marzo y julio 2019, a todo paciente con AR mayor de 18 años que llevara seguimiento en el departamento de reumatología del Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra (INR LGII) en el día de su consulta de control habitual. Con el fin de obtener una muestra adecuada y real de pacientes con AR no hubo restricción en cuanto a tipo de tratamiento, comorbilidades o manifestaciones extraarticulares de la enfermedad. 20 Todos los datos presentados fueron obtenidos de las respuestas que los pacientes plasmaron en la encuesta escrita que se les proporcionó el día de su consulta, no se realizaron mediciones de anticuerpos. Se realizó un análisis aparte de los pacientes que se vacunaron contra virus de herpes zóster (>50 años), por el tipo de recomendación de esta vacuna Criterios de inclusión: 1. Paciente con AR según criterios ACR, con al menos 2 consultas en el Instituto Nacional de Rehabilitación 2. Recibir tratamiento con FARME convencional, biológico o molécula pequeña 3. Edad >18 años Criterios de exclusión: 1. No desear participar en el estudio. Todos los pacientes recibieron información sobre la vacunación de influenza, neumococo y virus herpes zóster al finalizar la encuesta. Análisis estadístico: Se realizó estadística descriptiva, analizando la distribución de las diferentes variables continuas mediante el test de normalidad de Shapiro-Wilk encontrando variables con distribución no Normal, por lo cual utilizamos mediana y rango intercuartil como medidas de resumen para dichas variables. La comparación entre grupos se hizo mediante las pruebas no paramétricas de Wilcoxon o Kruskal-Wallis, dependiendo del número de grupos a comparar. Adicionalmente se utilizaron tablas de contingencia de 2 x 2 para evaluar las variables categóricas. Finalmente, se evaluó con un análisis de correlación la asociación entre el nivel socioeconómico y el número de vacunas aplicadas, mediante el estadístico de prueba Tau de Kendall. Se estableció el nivel de significancia con un α=0.05. Los datos fueron analizados mediante el programa STATA 12.0. 21 RESULTADOS Se obtuvieron 151 encuestas de los pacientes con AR que acudieron a consulta entre marzo y julio del 2019 y que aceptaron participar en el estudio. Los participantes fueron de predominio del sexo femenino con un total de 133 participantes (88.07%) y con una mediana de edad de 57.76 años (rango intercuartil [iqr] de 18), siendo la población mayor de 50 años de edad el 74.83% (n=113). El tiempo de diagnóstico de la enfermedad fue de 13.37 años (iqr=14). En cuanto a la terapéutica empleada para el tratamiento de la enfermedad, un 80.13% (n=121) estaban en tratamiento actual con metotrexato y en menor proporción en tratamiento con otros FARME, solo 1.99% con adalimumab (n=3) y 6% eran usuarios actuales de dosis bajas-moderadas de prednisona (n=9). En cuanto a la serología de los pacientes un 76.82% (n=116) contaban con factor reumatoide positivo documentado en el expediente y 46.36% anti péptido cíclico citrulinado positivo y documentado en el expediente. De los 151 pacientes, el 28.48% (n=43) eran fumadores activos o tenían antecedente de hábito tabáquico. La mediana de la dosis de FARME recibida por los pacientes que tomaban metotrexato fue de 15.07mg (iqr=2.5), cloroquina 150mg, hidroxicloroquina 204.44 mg, sulfasalazina 1.86 g (iqr=0.5), leflunomida 19.67 mg. Encontramos que el 59.6% de nuestra población (n=90) tenía una escolaridad de analfabetismo a básica y el 40.4% (n=61) tenía un grado educativo de preparatoria a posgrado. En el análisis de nivel socioeconómico se dividieron en bajo, medio y alto de acuerdo a la clasificación dada por el servicio de trabajo social del INR LGII, registrado en el expediente. Se clasificaron al 76.16% de los pacientes con un nivel bajo (n=115) y un 23.84% a un nivel medio (n=36). Ningún paciente se pudo categorizar en un nivel socioeconómico alto. Las comorbilidades de nuestra población fue en su mayoría hipertensión arterial sistémica con un 26.49% (n=40), en segundo lugar diabetes mellitus con un 14.57% (n=22) de los pacientes, neumopatías no especificadas en 2.65 (n=)4 y enfermedad renal crónica en 1.32% (n=2). (Tabla 1) 22 Vacuna de influenza En cuanto a la vacuna de influenza, se preguntó a los pacientes si la habían recibido en el periodo de 2018/2019, a lo cual 61 (40.4%) respondió que sí. Vacuna de neumococo En cuanto a la vacuna de neumococo, 11 pacientes (7.28%) respondió que la habían recibido en el 2018/2019. En el caso de esta vacuna, el refuerzo se reaplica con un lapso de mínimo 5 años por lo que posteriormente se preguntó a los pacientes si la habían recibido en los 5 años previos, a lo que 30 pacientes (19.87%) respondieron que sí, lo que incrementó la cobertura para esta vacuna en total a 27.15% (n=41). Vacuna de herpes zóster Se preguntó solo a los pacientes mayores de 50 años (n=113), si habían recibido la vacuna a los que solamente 1 paciente contestó que sí, representando al 0.88% de la población mayor de 50 años. Vacuna de tétanos y hepatitis B Adicionalmente, 24 pacientes (15.89%), respondieron que habían recibido la vacuna de tétanos en los últimos 5 años y 4 (2.65%), respondieron haber recibido la vacuna de hepatitis B en los últimos 5 años. No se documentaron datos de otro tipo de vacunas, dado que ningún paciente reportó haberlas recibido. (Imagen 1) 23 Tabla 1: Características basales de la población Variable Mediana (iqr) Edad 57.7 (18) Edad media de duración de la enfermedad en años 13.37 (14) Sexo femenino N(%) 133 (88.08%) Pacientes mayores de 50 años 113 (74.83%) Mujeres 104 Hombres 9 FR positivo 116(76.82%) CCP positivo 70(46.36%) Tabaquismo 43(28.48%) SDAI Mediana (iqr) 5.06 (5.89) Tratamiento actual con FARME Metotrexato Cloroquina Hidroxicloroquina Sulfasalazina Leflunomida Biológico (adalimumab) Glucocorticoide 121 (80.13%) 3 (2%) 28 (18.54%) 75 (49.67%) 50 (33.1%) 3 (1.99%) 9 (6%) Dosis diaria de tratamiento actual con FARME Metotrexato Cloroquina Hidroxicloroquina Sulfasalazina Leflunomida 15.07 mg (2.15) 150 mg 204.44mg 1.86g (+-0.63) 19.67mg Escolaridad Analfabeto a secundaria Preparatoria a posgrado N(%) 90 (59.6%) 61 (40.4%) Nivel socioeconómico Bajo Medio *no hubo ningún paciente de nivel alto 115 (76.16%) 36 (23.84%) Comorbilidades Diabetes Mellitus Hipertensión arterial sistémica Enfermedad renal crónica Neumopatía no especificada 22 (14.57%) 40 (26.49%) 2 (1.32%) 4 (2.65%) 24 Complicaciones De los 151 pacientes, 7 (4.64%), comentaron haber estado hospitalizados con diagnóstico de neumonía en los últimos 5 años y, 21 pacientes (13.91%) reportaron haber padecido previamente un cuadro de infección por virus herpes zóster. Barreras para la vacunación En cuanto a las barreras reportadas por los pacientes para la vacunación, 143 de los 151 pacientes encuestados (94.7%), respondió que no había recibido información acerca de las vacunas por parte de su médico. Adicionalmente, el 7.28% (n=11) respondió que su médico le había dicho que no se vacunara, el 19.86% (n=30), reportó tener miedo a los efectos adversos de la vacunación. El 16.55% (n=25), dijo no saber dónde encontrar las vacunas y el 10.59%(n=16) respondió que no creía necesaria la aplicación de vacunas. (Imagen 2) Imagen 1: Cobertura de vacunación para cada vacuna 0 10 20 30 40 50 Pacientes vacunados (%) Cobertura de vacunación Virus Herpes Zóster Hepatitis Tétanos Neumococo Influenza 25 Imagen 2: Barreras identificadas para la vacunación Al hacer el análisis de los factores que intervenían en la aplicación de las diferentes vacunas, encontramos que el tiempo de diagnóstico en años de AR fue menor entre los que se habían vacunado contra neumococo (8.72 años) comparado con los que no lo habían realizado (13.74 años), p=0.03. Posteriormente, al realizar la prueba de Kruskall-Wallis, para evaluar el número de vacunas que se aplicaron los pacientes y su relación con el tiempo de diagnóstico de la enfermedad, encontramos que aquellos que se aplicaron 3 o más vacunas, tenían un tiempo medio de diagnóstico de 4 años comparado con los que habían recibido 2 o menos vacunas quienes tenían un mayor tiempo de diagnóstico (p=0.02). 0 20 40 60 80 100 Barrera identificada (%) Barreras identificadas para la vacunación No cree necesarias las vacunas No sabe dónde encontrar las vacunas Miedo a efectos adversos Contraindicado por el médico Médico no informó 26 En cuanto al nivel socioeconómico y la asociación que pudiera existir con el número de vacunas aplicadas, con la prueba de Tau de Kendall se encontró una asociación lineal entre el número de vacunas y el nivel socioeconómico: a menor nivel socioeconómico, mayor número de vacunas (p=0.04). Así mismo, para la escolaridad, los pacientes fueron divididos en dos grupos, aquellos pacientes con nivel de estudios desde analfabeto, primaria y secundaria; y aquellos pacientes con nivel de estudios desde preparatoria, universidad y hasta posgrado. Para esta variable se encontró que los pacientes con un nivel menor de estudios se vacunaron más que aquellos con mayor escolaridad (p=0.04). (Imagen 3) Imagen 3: Relación escolaridad y número de vacunas aplicadas 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Escolaridad Baja Escolaridad Alta Relación escolaridad y número de vacunas aplicadas 0 1 2 3 4 27 DISCUSIÓN Como ya se habló previamente, es muy importante entender que todo paciente con artritis reumatoide se encuentra en un estado importante de inmunosupresión, motivo por el cual existen guías internacionales que respaldan la importancia de la vacunación en este grupo de pacientes, las cuales a su vez indican con precisión incluso las recomendaciones de qué hacer de acuerdo al fármaco que el pacientes se encuentre recibiendo, ya sea con un fármaco modificador de la enfermedad convencional, biológico o glucocorticoide. A pesar de esto, en México y en el mundo las tasas de vacunación y de recomendación por parte de los reumatólogos continúan siendo bajas, las cuales alcanzan apenas el 50% en cuanto a la vacunación de influenza y el 36% para la vacunación de neumococo, según el estudio mexicano publicado en el 201940. Existen estudios previos en otros países reportan una baja prevalencia de vacunación en pacientes, sin embargo a la fecha no hay estudios en nuestro país que muestren nuestra situación actual en este grupo vulnerable de pacientes. El estudio realizado en nuestra población de pacientes fue en un grupo en el que la media de edad fue de 57.7 años, de los cuales el 74.83% eran mayores de 50 años y, por lo tanto, tendrían indicación para la aplicación de todas las vacunas, es decir, al menos influenza, neumococo y virus herpes zóster, sin embargo como se refleja en los resultados obtenidos esta cifra no es ni siquiera cercana a lo que debería. Como es de esperar por la epidemiología de la enfermedad, la mayor parte de los encuestados fueron del sexo femenino. La duración media en años fue de 13.37 años, lo cual es de relevancia debido a que son pacientes que llevan un control de larga evolución por lo que en algún momento se esperaría que hubieran recibido consejería acerca de la vacunación. La vacunación recomendada por las guías cubre principalmente enfermedades del tracto respiratorio que son prevenibles, es decir la infección por el virus de la influenza y la enfermedad neumocóccica no invasiva e invasiva. En nuestro estudio, además del factor de riesgo para presentar este tipo de infecciones, como es la AR, encontramos una prevalencia de tabaquismo del 28.48%, de diabetes mellitus del 28 14.57%, de enfermedad renal crónica de 1.32% y de neumopatías crónicas del 2.65%, sin embargo no se encontró asociación estadística entre la presencia de comorbilidades y complicaciones infecciosas. De los 151 pacientes encuestados, el 4.64%, es decir 7 pacientes habían estado hospitalizados por presentar cuadros de neumonía tan solo en los últimos 5 años. Si se compara este dato con el de la población general, según un estudio publicado por Uematsu y colaboradores en el 2017, que buscó los predictores de neumonía en población adulta sana en 55,842 pacientes, encontró una prevalencia de 1.7%, es decir 921 hospitalizaciones por neumonía, de igual forma, en 5 años46. En cuanto al herpes zóster, un estudio publicado en 2016 que se llevó a cabo en el condado de Olmsted, Minnesota reportó que la incidencia ha incrementado mas de 4 veces en las últimas 6 décadas en pacientes mayores de 60 años de edad y en población de 50 a 59 años de edad el incremento es de casi 3 veces. Ellos encontraron 8017 casos de herpes zóster durante el seguimiento de 1945 a 2007, de los cuales 6.6% eran pacientes inmunocomprometidos47. En nuestro estudio la prevalencia reportada por los pacientes fue del 13.91% (n=21). Sabemos por estudios previos, que una razón importante por la que esta vacuna no se aplica es por desconocimiento acerca de su indicación así como de miedo a su aplicación por tratarse de una vacuna de virus vivos atenuados, sin embargo, al haber mayor disponibilidad de la vacuna recombinante de herpes zóster, probablemente se logre una mayor cobertura por la mejor eficacia y perfil de seguridad de la misma. En cuanto al porcentaje de población vacunada para las diferentes vacunas, encontramos una cobertura de vacunación menor a la reportada por reumatólogos mexicanos40. Para el caso de la vacuna de influenza encontramos una cobertura de vacunación en el último año del 40.4%, es decir que el 59.6% de los pacientes no recibieron la vacuna ese año, estos datos son muy similares a los reportados por McCarthy en 2011, en los que el 58% de su población no había recibido la vacuna en el último año41. La cobertura encontrada en nuestro estudio fue menor a la reportada en el estudio alemán de Krasselt en el 201643 que fue del 53% y mayor a 29 la reportada en la cohorte COMORA que fue del 25.3% en promedio a nivel internacional13. Así también para la cobertura de neumococo que en nuestro estudio fue del 27.15%, al compararla con datos previos, el estudio irlandés41, reportó una cobertura del 19% y fue menor comparado con Alemania en el que se reportó una cobertura del 33%, pero fue también mayor a la reportada en promedio a nivel internacional en COMORA que fue del 17.2%. Para la cobertura de herpes zóster, ésta fue igualmente similar a la reportada en la literatura por Perry y cols45, es decir menor del 1%, de los 113 pacientes que tenían indicación para la aplicación de la vacuna, solo 1 la había recibido. En el caso particular de las barreras identificadas es de destacar que el 94.7% de los pacientes reportaron que nunca han recibido información por parte de su médico acerca de la vacunación, este dato es importante tomarlo en cuenta ya que probablemente la forma de realizar la recomendación no ha sido efectiva al momento puesto que en las encuestas realizadas a reumatólogos mexicanos el 50.82% reportaron querecomendaban rutinariamente la vacunación contra influenza y el 36% la de neumococo. Hablando de la barrera más comúnmente encontrada para la vacunación fue el miedo de los pacientes a los efectos adversos de la misma en el 19.86%. En nuestro estudio, llama la atención que al realizar la correlación con el nivel socioeconómico y la escolaridad de los pacientes, encontramos que a menor escolaridad y nivel socioeconómico, los pacientes tenían una mayor cobertura de vacunación, datos que difieren de los reportados previamente en la literatura por Broderick, este estudio danés encontró una mayor cobertura a mayor edad y nivel educativo. En este estudio no se analizó el nivel socioeconómico de los pacientes48. Si analizamos la razón por la que se encontró este hallazgo, es importante colocarnos en el contexto sociocultural de México, donde la mayor parte de las mujeres de nivel educativo y socioeconómico bajo son amas de casa, por lo que probablemente tienen mayor acceso y disponibilidad de tiempo para acudir a servicios médicos, sin embargo un paciente con una mayor escolaridad y nivel socioeconómico del sexo femenino suele tener una mayor carga de obligaciones 30 que no le dificultan acudir a los servicios de salud o medicina preventiva de forma regular. Esta reflexión se enfoca en el sexo femenino, debido a las características principales de la población de estudio. No obstante, estos datos podrían tener un sesgo del tipo de muestra, debido a que los pacientes que más se atienden en nuestro medio son de nivel socioeconómico bajo (76.16%) así como de un nivel de escolaridad bajo, ninguno de los pacientes tenía educación de posgrado así como ninguno se pudo categorizar en un nivel socioeconómico alto. Las razones que se mencionan en el estudio danés como las más comunes para no vacunarse fueron el miedo a los efectos adversos, falta de información y recomendación así como la percepción de buena salud. En nuestro estudio la razón más común de no haberse vacunado fue el miedo a los efectos adversos en un 19.86% de los pacientes, seguido de la falta de información sobre dónde encontrar las vacunas en 16.55% y por no creer necesarias las vacunas en un 10.59%, que podría ser similar a la percepción de buena salud. En el trabajo de Broderick48, se realizó una intervención que consistió en la impartición de sesiones educativas a los reumatólogos para que obtuvieran los conocimientos acerca de las recomendaciones de vacunación en AR. Si se quiere modificar e incrementar las coberturas de vacunación en los pacientes, este tipo de sesiones educativas para los médicos son muy importantes debido a que como se ha expuesto ampliamente, la falta de recomendación de la vacunación es por el desconocimiento en general que existe en torno a este tema. Una vez que todo el personal de salud que trata a los pacientes con AR cuente con los conocimiento necesarios es de esperar que las tasas de vacunación incrementen, y esto hablando no solamente de los reumatólogos sino desde los médicos que trabajan en el primer nivel de atención médica que, en nuestro país son los primeros en tener contacto con los pacientes y muchas veces los únicos que llevan el control de los mismos en zonas marginadas. En enero 2019, Gosselin y colaboradores realizaron una revisión sistémica49, para evaluar la eficacia de las intervenciones para mejorar las tasas de vacunación en pacientes con AR. La mayoría de las intervenciones que se han utilizado son enfocadas al médico mediante sesiones educativas, alertas de práctica clínica y 31 recordatorios personalizados por correo electrónico así como técnicas como retroalimentación, monitoreo y autorregulación, con estas estrategias se logró un incremento de las tasas de vacunación en una media de 16.6% (+- 15.4%). 32 CONCLUSIONES Nuestro estudio es una fuente de evidencia más de que no existe una adecuada cobertura de vacunación en los pacientes con AR a pesar de que existen evidencia y recomendaciones claras acerca de esta intervención. La situación actual en México, no es muy distinta a los datos encontrados en otros países, por lo que las estrategias deben llevarse a cabo a nivel internacional incluyéndose en guías de práctica clínica y estrategias de mejora de la atención médica, no solo dirigidas a los médicos, sino también realizando intervenciones educativas para los pacientes y organizando campañas de vacunación dirigidas específicamente a los pacientes con AR y otras enfermedades reumatológicas. Debemos tomar en cuenta que en México, los profesionales de la salud que tienen a su cargo la vacunación suelen ser los médicos generales, por lo que las estrategias de educación médica continua deben ir dirigidas tanto a reumatólogos como a médicos de primer contacto. Posiblemente el énfasis en la cobertura de vacunación tampoco sea el óptimo debido a que en nuestro medio la mayor parte de la población no tiene acceso a fármacos biológicos, en los que las farmacéuticas muchas veces cuentan con paquetes que incluyen vacunación y se ofrece a los pacientes previo al inicio del tratamiento. Los médicos de primer contacto y reumatólogos deben estar enterados de las fechas en las que se realizan las campañas de vacunación para poder enviar a sus pacientes a los centros de medicina preventiva correspondientes, ya que una de las barreras identificadas para la vacunación fue que los pacientes no sabían dónde podían encontrar las vacunas. No debemos olvidar que el principal motivo por el que los pacientes no se vacunan es porque no han recibido información así como el miedo a los efectos adversos de las vacunas, los médicos deben estar al tanto de los efectos adversos mas comunes de cada tipo de vacuna para así poder dar una información adecuada y poder responder ante las inquietudes del paciente, explicándole que tendrá un mayor beneficio con la aplicación de la vacuna ante el riesgo de presentar una infección complicada. También, al dar al paciente información adecuada acerca de su 33 enfermedad y el déficit inmunitario que conlleva, le será más fácil comprender por qué tiene una mayor necesidad de aplicación de vacunas comparado con personas sanas de su mismo grupo de edad, principalmente tratándose de pacientes jóvenes que la mayoría de las veces son los que menos están al tanto de las recomendaciones de vacunación. El recordatorio personalizado por correo electrónico a los médicos puede ser una buena estrategia a implementar y es fácil de realizar, sin embargo este tipo de correos deben ser breves y no caer en el tipo de correos que a la larga pueden ser ignorados por el cansancio de la repetición. Otra intervención que puede ayudar es la organización de campañas de vacunación directamente enfocadas a los pacientes que se atienden en la especialidad de reumatología, con previa indicación de las vacunas faltantes por parte del médico en un carnet de vacunación que se proporcione a cada paciente con AR. Es muy importante continuar con la difusión de la vacuna de herpes zóster, la cual tiene la menor cobertura en la población y su omisión puede dar lugar a secuelas incapacitantes, recordando que la vacuna recombinante tiene un mucho mejor perfil de seguridad y eficacia y que es necesaria la actualización de las guías actuales de vacunación en pacientes inmunosuprimidos para así poder incluirla y dar difusión sobre la misma al personal de la salud desde el médico general hasta el reumatólogo. 34 APÉNDICE I: ENCUESTA 1. ¿Tiene cartilla nacional de vacunación? SÍ___ NO___ 2. ¿Recibió la vacuna de influenza en el año 2018-2019? SI___ NO___ 3. ¿Recibió la vacuna de neumococo en el año 2018-2019? SI___ NO___ 4. ¿Recibió la vacuna de neumococoen algún momento en los últimos 5 años? SI___ NO___ 5. ¿Recuerda haber estado hospitalizado por neumonía o infección de vías respiratorias grave en los últimos 5 años? SI___ NO___ 6. ¿Recuerda haber recibido alguna vacuna en los últimos 5 años? (APARTE DE INFLUENZA O NEUMOCOCO) SI___ NO___ Si su respuesta fue sí, indique cuál: _____________ 7. Sí es usted mayor de 50 años de edad, ¿recuerda haber recibido la vacuna de Herpes Zóster? SI___ NO___ 8. ¿Ha padecido alguna ocasión de herpes zóster (llagas o ampollas en la piel con irritación, ardor y dolor)? SI___ NO___ 9. ¿Ha recibido información por parte de su médico sobre las vacunas que un paciente con artritis reumatoide debe aplicarse? SI___ NO___ 10. ¿Cuál o cuáles son la razones por las que no se ha vacunado? (Puede seleccionar más de una opción) Mi médico me dijo que no lo hiciera Me dan miedo los efectos adversos No sé dónde encontrar las vacunas No creo que las vacunas sean necesarias para mí Ninguna de las anteriores 35 BIBLIOGRAFÍA 1. McCarthy E, Azeez M, Fitzpatrick F and Donnelly S. Knowledge, Attitudes, and Clinical Practice of Rheumatologists in Vaccination of the At-Risk Rheumatology Patient Population. 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