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VI UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA LA ESPOSA DE MILITAR: UN ESTUDIO SOBRE SU IDENTIDAD T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A AIDÉ MARISSA GONZÁLEZ TRUJANO DIRECTORA: MTRA. PATRICIA PAZ DE BUEN RODRÍGUEZ REVISORA: MTRA. LUCÍA MAGDALENA MARTÍNEZ FLORES SINODALES: MTRA. MARGARITA MOLINA AVILÉS LIC. BLANCA ESTELA REGUERO REZA MTRA. KARINA BEATRIZ TORRES MALDONADO Ciudad Universitaria, Cd. Mx. 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. VII AGRADECIMIENTOS A la Universidad Nacional Autónoma de México: Con la cual estoy profundamente agradecida, a ella le debo quien soy el día hoy. A mis profesores: De manera especial a dos mujeres que fueron esenciales en la materialización de este sueño que se volvió realidad. Blanca Reguero, gracias por haber sido la primera persona en creer en este proyecto, de todo corazón sin su apoyo y sus consejos esta idea se hubiera quedado en el archivo. Patricia Paz por acompañarme en este proceso con paciencia y cariño. A ustedes Maestras: Karina Torres y Lucía Flores, por ser dos pilares fundamentales en mi formación académica e inspiración profesional. Gracias, por acompañarme en la materialización de un deseo, cuya mayor ambición es participar en la lucha por la equidad de género y dejar un legado. A todas aquellas mujeres: Que han cambiado las condiciones históricas de vida de todas las demás; debido a ellas y a su contribución, el día de hoy gozo en libertad de poder sentirme plena y orgullosa de ser mujer. VIII A los hombres: Que comprenden que la equidad de género es una cuestión de hombres y mujeres. A mis hijas, Giselle y María Fernanda: Que son mi inspiración y razón de seguir adelante día a día, con la convicción de dejar un mundo mejor para ellas. A Misael: Por compartir conmigo momentos de amor verdadero, por estar en los ratos difíciles e inspirarme a comprobar que no hay sueños imposibles. A mis padres y hermanos: A cada uno de ellos quienes con su personalidad y ejemplo enriquecen mi vida. A María del Carmen, Eleazar, Eva, Alejandro, Ramón, Adrián, Rafael, Claudia, Misael, Giselle y María Fernanda: A ustedes con todo mi amor. IX ÍNDICE RESUMEN ................................................................................................... VI INTRODUCCIÓN........................................................................................ VIII CAPÍTULO I. LA IDENTIDAD DE LA ESPOSA DE MILITAR 1.1 La identidad desde la cultura ................................................................... 1 1.2 Estudios de género e identidad ............................................................. 10 1.3 La identidad de la mujer mexicana desde la perspectiva de los Estudios de género ............................................................................... 12 1.3.1 La identidad de la mujer mexicana en la historia ......................... 13 1.3.2 La identidad de la mujer en su rol de esposa ............................... 21 1.4 La identidad de la esposa de militar ...................................................... 25 1.4.1 La mujer en la familia militar mexicana ........................................ 26 1.4.2 Historia: Adelitas y soldaderas ..................................................... 32 1.4.3 Actualidad .................................................................................... 33 CAPÍTULO II. CONSTRUCCIÓN DE UN EJÉRCITO NACIONAL 2.1 Fuerzas Armadas de México ................................................................. 36 2.2 Antecedentes históricos ........................................................................ 42 2.2.1 Ejército Mexicano ......................................................................... 43 2.2.2 Fuerza Aérea Mexicana ............................................................... 45 2.3 Estructura jerárquica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos ............... 47 2.4 Incorporación de la mujer ...................................................................... 49 2.5 Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas de México (ISSFAM) .............................................................................................. 50 X CAPÍTULO III. MÉTODO 3.1 Planteamiento del problema .................................................................. 52 3.2 Objetivos ............................................................................................... 54 3.3 Estrategia de recolección de información .............................................. 55 3.3.1 Acceso al campo .......................................................................... 55 3.3.2 Técnicas ....................................................................................... 57 3.4 Instrumentos .......................................................................................... 58 3.5 Participantes y escenarios ...................................................................... 58 3.6 Procedimiento........................................................................................ 61 3.7 Consideraciones éticas ......................................................................... 65 CAPÍTULO IV. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN 4.1 Análisis de la información ..................................................................... 66 4.1.1 Categorías de análisis .................................................................. 67 4.1.2 Sistematización de la información ................................................ 68 4.2 Discusión ............................................................................................... 84 4.3 Informe final ........................................................................................... 88 REFERENCIAS ............................................................................................ 99 APÉNDICES .............................................................................................. 104 VI RESUMEN El presente estudio persiguió como objetivo principal el conocer la identidad de la esposa de militar. Se conformó por dos partes fundamentales: una documental y otra de campo. El marco teórico estuvo constituido por las aportaciones de Giménez (2005 y 2010), quien señala que la identidad es un proceso social indisociable de la cultura. De acuerdo con lo cual, la identidad esencia no existe, sino que nace de procesos relacionales y situacionales, en los que se interioriza un conjunto de repertorios culturales y a partir de ello, los actores sociales individuales o colectivos se distinguen de los demás. Se llevó a cabo una revisión teórica sobre las contribuciones hechas en el campo de los estudios de género (Burín y Meler, 1998; Lagarde 2005 y Lamas, 2007). Lo cual permitió un análisis de la posición de las mujeres en diversas sociedades humanas y a la comprensión del comportamiento de las mismasen un contexto dado; ya que esta postura sostiene que los atributos que por género son impuestos a las mujeres favorecen condiciones concretas de vida, las cuales conforman el espacio dónde se crea su identidad. Desde este enfoque se analizó la identidad de la mujer mexicana en la historia; en especial de los siglos XX y XXI (Alegría, 1974; De la Paz, en Lamas (comp.), 2007; Muñíz (en Galeana (comp.), 1992); y Sefchovich, 1999). Finalmente, se incluyó un apartado que consideró el origen del Ejército y la Fuerza aérea para conocer el contexto histórico en el que surge la familia militar, y dar paso al análisis de su condición actual. La segunda parte estuvo constituida por un estudio de tipo cualitativo que tuvo como propósito conocer la forma de vida y rasgos culturales de un grupo de esposas de miliares a partir de la interacción directa con sus miembros durante un periodo determinado (diez meses). Fueron empleadas las técnicas de observación participante y entrevista semiestructurada - de acuerdo a Ito y Vargas (2005); VII Martínez (2008); y Monje (2011) -, las cuales permitieron recabar información detallada a través del trabajo de campo. La aproximación tuvo lugar en dos sedes del “Voluntariado” (uno ubicado dentro de una Unidad Habitacional Militar y otro dentro de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea); así como en otros lugares en donde tuvieron lugar las interacciones sociales del grupo estudiado (la palapa de la Unidad Habitacional Militar, en la palapa de la Base Aérea, restaurantes y casas o departamentos). La información que se obtuvo revela que las familias militares se ven sometidas a procesos y circunstancias derivadas de la profesión militar que las diferencia de las familias civiles. Su estilo de vida se conforma de un universo simbólico de rituales, hábitos, costumbres, normas y valores característicos y exclusivos del medio militar. En conclusión, las esposas de militares como grupo social, manifiestan patrones singulares estructurados y contextualizados en un estilo de vida, el cual conforma el universo simbólico que caracteriza su identidad cultural colectiva; lo que las hace similares entre si y diferentes de otros grupos sociales. Se observaron formas de organización social y desempeño de roles - especialmente vinculados a la familia -, que mantienen una relación estrecha con la nombrada cultura patriarcal. VIII INTRODUCCIÓN El feminismo ha sido desde el siglo XX una de las corrientes ideológicas más influyentes en los cambios de mentalidad occidental respecto a los roles tradicionales asignados a las mujeres, lo cual ha tenido sus efectos directos en la dinámica familiar, social, política y cultural. Ha favorecido la transición a una época más democrática e igualitaria de derechos y deberes entre hombres y mujeres. No obstante, siguen persistiendo condiciones históricas de hegemonía patriarcal; formas que legitiman y fomentan la opresión hacia las mujeres. Desde creencias religiosas y culturales hasta el control directo que ejercen algunas instituciones como la familia y la educación sobre su comportamiento e incluso su subjetividad. Algunas mujeres asumen la opresión como si fuera algo natural y reproducen formas de vida que justifican su permanencia en un segundo plano ante el padre o la pareja. Buscan su lugar en el orden establecido y conforman formas de vida acordes. La esposa de militar podría ser un ejemplo de ello. Dado que las exigencias del medio militar, tales como el cumplimiento de órdenes en un entorno regido por jerarquías y disciplina, y el deber estar a disposición de desplazamientos de manera inmediata y repentina por periodos indefinidos, implica un estilo de vida de entrega al cual se debe ajustar tanto el militar en activo como los miembros de su familia, y de manera importante la esposa. Es ésta quién vive los cambios constantes de residencia, largas ausencias de la pareja y la responsabilidad del hogar durante las mismas. Así mismo, tiene que adecuar su comportamiento a la normatividad disciplinaria establecida en el medio, tal como el cumplimiento a los reglamentos dentro de instalaciones militares y el acatamiento a las jerarquías. Las cuales conforman una estratificación social determinada por los grados que trascienden y determinan las IX relaciones sociales al interior de la comunidad militar a pesar de que el grado no lo ostenten ellas sino sus parejas. Dado que la identidad es el parámetro de los actores sociales a partir del cual es posible la interacción social cotidiana (Giménez, 2005), surgen las preguntas ¿Cómo es la identidad de la esposa de militar?, ¿Cómo es su estilo de vida?, ¿Cuáles son sus intereses, valores, creencias y convenciones sociales?, ¿Cómo son las interacciones sociales que establece?, ¿Cuáles son las condiciones sociales y culturales en las que se conforma su identidad? No existen antecedentes de investigaciones cuyo objeto de estudio sean las mujeres en el ámbito de la milicia, menos con respecto a las formas organizativas de sus familias, sus valores o su estilo de vida. Sólo se pueden encontrar antecedentes de las esposas de militares en la época de la Revolución Mexicana, pero poca o nula información de la esposa de militar en el México moderno. En este sentido, el presente estudio pretende explorar las condiciones concretas de vida y el espacio actuales donde se crea su identidad. Es decir, el conjunto de convenciones sociales, creencias, valores y el tipo de relaciones que establecen en su vida cotidiana; así como un acercamiento a su realidad social tal y como ellas lo experimentan para conocer la manera en la que interpretan el mundo, cómo se conciben a sí mismas, cuáles son sus motivaciones y expectativas. Como tal, poner de relieve el conjunto de patrones culturales a partir de los cuales se sienten valoradas y ubicadas en el mundo; para de esta manera evidenciar que la condición genérica sigue siendo para algunas mujeres un factor determinante que las coloca socioculturalmente en una posición desde la cual edifican su Yo-misma anteponiendo el deseo del “otro” antes que el suyo propio. Finalmente, de esta manera contribuir a la reflexión sobre la condición de la mujer en el México actual, aportar conocimiento y recrear la posibilidad de transformarla. 1 CAPITULO I. LA IDENTIDAD DE LA ESPOSA DE MILITAR 1.1 La identidad desde la cultura En este apartado se presentan las premisas principales de La cultura como identidad y la identidad como cultura de Gilberto Giménez (2005) como postura teórica que permita exponer un marco de elementos y su posterior análisis; para de esta manera poder obtener y comprender los elementos de la identidad social desde este punto de vista: La identidad no es un concepto abstracto sino un parámetro de los actores sociales a partir del cual es posible la interacción social cotidiana. “Nuestra identidad sólo puede consistir en la apropiación distintiva de ciertos repertorios culturales que se encuentran en nuestro entorno social, en nuestro grupo o en nuestra sociedad” (p. 1). En la cultura se crea, reproduce y trasfiere conocimiento propio del sentido común que sirve de marcos de percepción, interpretación de la realidad y también como guías del comportamiento y prácticas de los agentes sociales. Por lo tanto, la identidad es el conjunto de repertorios culturales interiorizados a través de los cuales los actores sociales individuales o colectivos demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás actores en una situación dada históricamente. “Las identidades se construyen de determinados repertorios culturales considerados simultáneamente como diferenciadores (hacia afuera) y definidores de la propia unidad y especificidad (hacia adentro). Es decir,la identidad no es más que la cultura interiorizada por los sujetos, considerada 2 bajo el ángulo de su función diferenciadora y contrastiva en relación con otros sujetos. En este sentido representa el conjunto de los rasgos compartidos dentro de un grupo y presumiblemente no compartidos (o no enteramente compartidos) fuera del mismo” (p. 5). Se puede conocer una identidad dada a partir de la identificación de los rasgos culturales distintivos de un grupo social, los cuales son repertorios de significados compartidos y relativamente duraderos que muestran la apropiación e interiorización al menos parcial del complejo simbólico- cultural que funge como emblema de esa colectividad. Esta postura teórica destaca la diferencia entre identidad personal e identidad colectiva. La primera es un conjunto conformado por círculos de pertenencia social. Es un proceso de apropiación del repertorio cultural de un grupo, en donde adquiere sentido de pertenencia, asume un rol y comparte el núcleo simbólico y cultural. En la escala individual, la identidad puede ser definida como un proceso subjetivo y frecuentemente auto-reflexivo por el que los sujetos individuales definen sus diferencias con respecto a otros sujetos mediante la auto- asignación de un repertorio de atributos culturales generalmente valorizados y relativamente estables en el tiempo ( p. 10). La identidad colectiva por su parte, carece de autoconciencia y psicología propia. Implica definir en forma interactiva y compartida las orientaciones de acción del grupo, ya que los sujetos viven de acuerdo a los valores culturales del mismo y llevan a cabo ritos en una forma de inversión afectiva. Al igual que la identidad personal, posee fronteras que la distinguen de otros grupos en un contexto determinado y requiere del reconocimiento para existir socialmente. Este tipo de identidad está conformado por entidades relacionales constituidas por individuos vinculados entre sí por un común sentimiento de 3 pertenencia, lo que implica compartir un núcleo de símbolos y representaciones sociales y especialmente una orientación a la acción. De acuerdo a esta postura el locus propio de la identidad es la relación. Por lo que sugiere el autor estudiarla de manera contextual. No es observable, sólo se le puede conocer a través de la narrativa de los actores. Sólo hay identidad en y para actores sociales, puesto que son ellos los que seleccionan de manera distintiva determinados rasgos culturales. Por su parte Martínez (2002), sostiene que la identidad no pertenece al mundo físico y estable, más bien, se encuentra en el sentido común que moldea las relaciones sociales entre las personas, especialmente a través del lenguaje y actos significantes. Por lo que, más que una identidad surgida desde el interior de uno, existen expresiones de identidad que coordinan las relaciones sociales de maneras específicas en cada intercambio. La identidad no es necesariamente algo visible, ni se remite a cualidades físicamente observables o institucionalmente asignadas, es algo que puede ser visto con el lenguaje; está en el mundo de la palabra y del significado, por tanto, ocupa un mundo de relaciones sociales que incluso no es un mundo de uniones de personas con mentes individuales en un contexto espacio- temporal específico, sino uno de entendimiento público que se encuentra no en los individuos sino entre ellos (p. 116). Así mismo, Fernández (2004) indica que la cultura es la forma de pensar y de sentir, de entender el mundo, es el proceso de darle sentido a la vida. Y ello sólo es posible de ser creado en el ámbito social a través de la comunicación, entendida ésta no sólo como el proceso de transmitir significados a través de palabras, sino de poner en común a través de los actos, de las omisiones, y hasta de los objetos mismos que son creados y usados en un contexto determinado. 4 De lo anterior se obtiene el siguiente esquema, el cual será utilizado posteriormente con fines de análisis e identificación de los elementos de la identidad del grupo estudiado: La identidad consiste en la apropiación distintiva de ciertos repertorios culturales que se encuentran en nuestro entorno social, en nuestro grupo o en nuestra sociedad. Se construye a partir de materiales culturales. Entendida la cultura en términos de una concepción simbólica (hechos simbólicos). Es decir, pautas de significados inherentes a las prácticas sociales. Son marcos de percepción, interpretación de la realidad, guías del comportamiento y prácticas de los agentes sociales. Es una constelación de rasgos culturales distintivos. Es la interiorización de la cultura en forma específica, distintiva y contrastiva por los actores sociales en relación con otros actores. El complejo simbólico cultural de una colectividad. Son significados compartidos, relativamente duraderos. Por una parte los significados culturales se objetivan en forma de artefactos o comportamientos observables, llamados también “formas culturales”: obras de arte, ritos, danzas. Y por otra parte se interiorizan en forma de “habitus”, esquemas cognitivos o representaciones sociales. Simbolismo objetivado “Formas interiorizadas” o “incorporadas” de la cultura Existe una relación dialéctica e indisociable entre ambas forma de internalización de la cultura por los actores sociales Esquema obtenido de la información presentada en La cultura como identidad y la identidad como cultura (Giménez, 2005). 5 De esta manera tenemos que, la identidad es el resultado de la “interiorización” e “incorporación” de la cultura a través de un proceso vivencial de situaciones comunes que proporcionan esquemas cognitivos o “habitus”. Es expresada en forma de hechos simbólicos inherentes a las prácticas sociales, materializados en una constelación de rasgos culturales distintivos (formas culturales: artefactos y comportamientos observables), compartidos y relativamente estables en el tiempo. Destaca las la existencia de atributos de pertenencia social e identidad colectiva, las relaciones como locus propio de la identidad de manera contextual y el complejo simbólico cultural que caracteriza y define al grupo. Los rasgos culturales distintivos propician un estilo de vida observable a partir de la existencia de hábitos, costumbres, creencias, actitudes y valores; a su vez los hechos simbólicos expresados mediante la interacción social dan cuenta de las dinámicas establecidas a partir de la existencia de determinados roles sociales y protocolos de organización. Identidad Se adquiere a través de Esquemas cognitivos o “habitus Se expresa en forma de Hechos simbólicos inherentes a las prácticas sociales Se materializa en una Constelación de rasgos culturales distintivos Las relaciones como “locus” propio de la identidad Roles sociales Protocolos sociales Artefactos Comportamientos observables Estilo de vida Hábitos Costumbres Creencias Actitudes Valores Complejo simbólico cultural 6 Por lo tanto en esta investigación se utilizaran también las siguientes definiciones: Actitud: Disposición relativamente constante para responder de ciertas maneras particulares a las situaciones del mundo por el residuo de experiencia pasada que de algún modo guía, orienta o influye de una u otra forma en el comportamiento. En el ámbito de la psicología social se diferencian actitudes verbales o de comportamiento, permanentes o transitorias, conformes o no con el grupo de pertenencia (Galimberti, 2002, p. 12). Complejo simbólico cultural: Se refiere al “repertorio cultural” o “constelación de rasgos culturales distintivos” que se encuentra en elentorno social, en los grupos o en la sociedad (Giménez, 2005, p. 1). Costumbres: Conjunto de modelos de comportamiento que regulan la conducta social de los individuos dentro de una cultura o de un grupo étnico. En una época la costumbre estaba vinculada sustancialmente a la tradición y se transmitía de una generación a otra, conservando un carácter de uniformidad y de continuidad en el tiempo (Galimberti, 2002, p. 260). Creencias: Son sistemas socializados de conceptos e ideas que organizan la percepción de partes del mundo o de su totalidad en el que vive la sociedad de referencia. Pueden contener componentes míticos (cifrados sobre todo en las relaciones de parentesco utilizadas para enlazar los fenómenos cósmicos) o religiosos, pero también creencias no míticas sino “racionalizadas” sin que por ello sean verdaderas (García, 2018, p. 296). Cultura: Es la organización social del sentido, interiorizado de modo relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivado en “formas simbólicas”, 7 todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados (Giménez, 2005, p. 5). El conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridas por el hombre en cuanto miembro de la sociedad. Estilo de vida: Contextos de interacción estables constituidos en forma de <mundos familiares> de la vida ordinaria. “Juntamente con su trasfondo de representaciones sociales compartidas, de tradiciones culturales, expectativas recíprocas, saberes compartidos y esquemas comunes (de percepción, interpretación y de evaluación), (Izzo, 1985 citado en Giménez, 2010, p. 10). Hábitos: Se refiere a los comportamientos que se repiten con cierta regularidad y que se desarrollan sin que la persona tenga que razonar, es la facilidad para hacer una cosa, que se adquiere con la práctica (Nuñez, 2006, p. 37). Habitus: Es el conjunto de esquemas generativos a partir de los cuales los sujetos perciben el mundo y actúan en él. Estos esquemas generativos están socialmente estructurados: han sido conformados a lo largo de la historia de cada sujeto y suponen la interiorización de la estructura social, del campo concreto de relaciones sociales en el que el agente social se ha conformado como tal. Pero al mismo tiempo son estructurantes: son las estructuras a partir de las cuales se producen los pensamientos, percepciones y acciones del agente: “El habitus se define como un sistema de disposiciones durables y trasferibles – estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes- que integran todas las experiencias pasadas y funciona en cada momento como matriz estructurante de las percepciones, las apreciaciones y las acciones de los agentes cara a 8 una coyuntura o acontecimiento y que él contribuye a producir” (Bourdieu, 1972, p. 178). Interacción social: En la teoría de la comunicación se entiende por interacción un tipo de actividad comunicativa realizada por uno o más participantes que se influyen mutuamente, en un intercambio de acciones y reacciones verbales y no verbales (Centro Virtual Cervantes, 2018). Pertenencia social: “Implica la inclusión de la personalidad individual en una colectividad hacia la cual se experimenta un sentimiento de lealtad. Esta inclusión se realiza generalmente mediante la asunción de algún rol dentro de la colectividad; pero sobretodo mediante la apropiación e interiorización al menos parcial del complejo simbólico-cultural que funge como emblema de la colectividad” (Giménez, 2010, p.7). Prácticas sociales: Los modos de comportamiento, los usos y costumbres, el vestido, la alimentación, la vivienda, los objetos y artefactos, la organización del tiempo y el espacio en ciclos festivos, etc. (Giménez, 2005, p. 68). Protocolo social: Es un conjunto de conductas, reglas, normas sociales y tradiciones mediante las cuales deben organizarse los diferentes actos, eventos, celebraciones no sólo en el medio oficial ya establecido, sino también en el social, laboral, académico, político, cultural, deportivo, policial y militar (www.ecured.cu). Rasgo cultural: La unidad cultural más pequeña. Los rasgos culturales pueden dividirse en pertenecientes a la cultura material, o pertenecientes a la cultura no material. En el primer caso se refieren a cosas tales como un arco, una vasija, un cesto, una pipa, etc. En el segundo caso, se refieren a las acciones, creencias o ideas, tales como 9 dar la mano, saludar, besar, rezar, aplaudir, etc. (Herder Editorial, 2018). Representación social: “Siempre socialmente contextualizadas e internamente estructuradas, sirven como marcos de percepción y de interpretación de la realidad, y también como guías de los comportamientos y prácticas de los agentes sociales” (Giménez, 2010, p. 8). Roles sociales: Es la representación que tienen los agentes (individuos o grupos) de su posición (distintiva) en el espacio social, y de su relación con otros agentes (individuos o grupos) que ocupan la misma posición o posiciones diferenciadas en el mismo espacio (Giménez, 2010, p. 14). Valores: Determinaciones sociales de los objetos del mundo circundante, que ponen de manifiesto su significación positiva o negativa para el hombre y la sociedad (bien y mal, bello y feo, que se contienen en los fenómenos de la vida social y la naturaleza). Exteriormente, los valores constituyen las propiedades del objeto o fenómeno, pero no le están dados por la naturaleza, no le son innatos en virtud de la estructura interna del objeto por sí mismo, sino porque este último está incorporado a la esfera del ser social del hombre y se ha convertido en vehículo de las relaciones sociales concretas (Frolov, 1984, p. 439). 10 A partir del presente apartado este capítulo tiene como objetivo exponer ideas y reflexiones sobre la condición de género; así como eventos históricos que han contribuido a la transformación de la situación de la mujer en la sociedad, y de manera específica en el caso mexicano. Para finalmente obtener un contexto histórico que permita tener una visión amplia sobre las condiciones en las que se construye la identidad de la esposa de militar, dado que podemos encontrar elementos que nos den cuenta de ello desde su circunstancia de ser mujer, ser mexicana y ser esposa. 1.2 Estudios de género e identidad Gomariz (1992 citado en Burín y Meler, 1998) plantea que las reflexiones sobre género son todas aquellas que se han hecho a lo largo de la historia del pensamiento humano acerca de las consecuencias sociales y subjetivas que tiene pertenecer a uno u otro sexo. Se puede hablar de forma amplia de los Estudios de género para referirse al segmento de la producción de conocimientos que se han ocupado de este ámbito de la experiencia humana: las significaciones atribuidas al hecho de ser varón o ser mujer en cada cultura y en cada sujeto (p. 19). Los estudios de género aportan un análisis de la posición de las mujeres en diversas sociedades humanas y contribuyen a la comprensión del comportamiento de las mismas en un contexto dado y por lo tanto de su identidad tomando en cuenta un conjunto de circunstancias, cualidades y características esenciales que las definen como seres sociales y culturales. Los roles que se asignan a mujeres y hombres (mujer-madre: ama de casa, responsable de las tareas asociadas a la reproducción social familiar; 11 hombre-padre: proveedor, cabeza familiar) junto con las identidades subjetivas, cumplen un papel importante en la determinación de las relaciones de género; este sistema de género es trasmitido, aprendido y reforzado a través de un proceso de socialización (Venegas,Cervera y Sbhattacharjea 2006, citado en Fuentes, 2009, p. 48). Burín (1998) señala que la subjetividad - la cual está íntimamente relacionada con la identidad e implica desde los modos de pensar, sentir y comportarse de ambos géneros -, más que ser algo natural inherente al ser humano proviene de construcciones sociales asignadas de manera diferenciada a hombres y a mujeres. “Por medio de tal asignación, a partir de estadios muy tempranos en la vida de cada infante humano, unas y otros incorporan ciertas pautas de configuración psíquica y social que dan origen a la feminidad y la masculinidad” (p. 20). Desde esta postura el género es una construcción social a partir de la cual tanto a hombres como a mujeres se les han atribuido cualidades y atributos simbólicos, sociales, políticos, económicos, jurídicos y culturales a partir de los cuales se ha dado históricamente una valoración distinta a las habilidades y comportamientos tanto femeninos como masculinos. El género se define como la red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, valores, conductas y actividades que diferencian a mujeres y a hombres. Tal diferenciación es producto de un largo proceso histórico de construcción social, que no sólo produce diferencias entre los géneros femenino y masculino, sino que, a la vez, estas diferencias implican desigualdades y jerarquías entre ambos. (…) Esas oposiciones y jerarquías no son naturales sino que han sido construidas mediante un largo proceso histórico-social (Burín, 2008, p. 20). 12 Bourdieu (2000) señala que la diferencia sexual entre hombres y mujeres, más allá de ser una condición física, es utilizada como un principio básico de violencia simbólica en la estructura social, lo que llama “dominación masculina”. Éste es un constructo social que implica formas de opresión que son reproducidas a partir de esquemas de percepción incorporados tanto en hombres como en mujeres, y que son repetidos y reproducidos de forma inadvertida y cotidiana. De acuerdo a esta postura, la asignación preestablecida de roles predetermina a su vez formas concretas de vida, mismas que no son naturales a la esencia humana sino impuestas desde un régimen ideológico. A partir de lo cual está aceptado socialmente que las actividades del hombre estén exclusivamente relacionadas con el trabajo y el sustento de la familia; mientras que las actividades de la mujer sean básicamente la crianza de los hijos y la organización de la vida doméstica. Es así que los atributos que por género son impuestos a la mujer determinan el espacio donde se crea su identidad, conforman su modo de vida desde el tipo de actividades a desempeñar, ocio, costumbres y hábitos, lo que a su vez se manifiesta en su esfera íntima y subjetiva, sus emociones, deseos y aspiraciones. 1.3 La identidad de la mujer mexicana desde la perspectiva de los estudios de género La perspectiva de género contribuye de manera importante al estudio de la identidad de la mujer mexicana. De acuerdo a Lagarde (2005), la identidad femenina se conforma a partir de un conjunto de circunstancias y condiciones dadas histórica y contextualmente, a partir de lo cual cada mujer tiene conciencia de sí y del mundo. 13 Desde la formación social en que nace, vive y muere cada una, las relaciones de producción-reproducción y con ello la clase, el grupo de clase, el tipo de trabajo o de actividad vital, su definición en relación con la maternidad, a la conyugalidad y a la filialidad, su adscripción familiar, así como los niveles de vida y el acceso a los bienes materiales y simbólicos, la etnia, la lengua, la religión, las definiciones políticas, el grupo de edad, las relaciones con las otras mujeres, con los hombres y con el poder (p. 79). 1.3.1 La identidad de la mujer mexicana en la historia De acuerdo a Sefchovich (1999) la identidad de la mujer mexicana, y de los mexicanos en general, tiene sus orígenes en tres entidades históricas diferentes pero vinculadas: las civilizaciones indias, el virreinato de la Nueva España y la nación mexicana. En las dos primeras etapas se mantienen algunos rasgos generales de la mujer mexicana tales como el ser abnegada, disimulada, sometida, religiosa y tradicionalista (Rodríguez, 2004). a) La mujer en la cultura azteca Beyer (1929, citado en Soustelle, 1955) sostiene que en la cultura azteca la mujer estaba consagrada al cuidado del hogar desde el momento de su nacimiento, mientras que el hombre era destinado a ser guerrero. Esta civilización tenía una concepción del mundo y de la vida basada en una idea cósmica, de pertenencia y respeto hacia la madre tierra y a la naturaleza; así como la adoración a deidades a las que rendían culto y bajo los cuales regían sus rituales, costumbres y hábitos. 14 Alegría (1974) destaca que en la tribu las mujeres no tenían mayor participación puesto que era una sociedad patriarcal de señores que gustaban de ejercer su mando y dominio de manera exaltada y sin límites. Algunas mujeres ejercían las profesiones de sacerdotisas, curanderas o parteras. Del resto, algunas eran esposas y otras prostitutas “ambas tenían aspectos comunes, se consideraba de manera muy importante el aparato sexual y reproductor femenino, ya fuera por razón de la maternidad o por la simple sexualidad (…) y ambas propiciaban una actitud de servidumbre” (p. 65). La maternidad fue uno de los valores preponderantes bajo los cuales las mujeres eran educadas en esta sociedad. “El ser madre era uno de los principios y obligaciones más sagrados de la mujer; y la mujer mexicana lo asumía con valor, dignidad y cariño, consciente de su responsabilidad” (Cedillo, 2014, p. 36). Lagarde (2005) sostiene que la concepción que se tiene de la mujer mexicana proviene de un complejo cultural histórico. “La imagen mítica binaria escindida de la mujer mexicana tiene como fuentes a la cultura judeocristiana y a la sociedad capitalista, generadas en un proceso de dominio colonial primero e imperialista después” (p. 31). b) La mujer en la conquista El proceso de la conquista en México fue también un tiempo de reacomodación de razas y clases sociales. “En la base de la pirámide social se encontraban los negros, considerados inferiores junto con los filipinos, por encima se consideraban los indios, y arriba de ellos a los mestizos, en la punta se encontraban los españoles y finalmente por debajo de ellos los criollos” (Chávez, 2014, p. 51). La mujer indígena vivió un proceso de cambios violentos, en donde su identidad original fue agredida; debió hacer frente a las transformaciones que se presentaban en su entorno. Tuvo mayor predominio debido a que las españolas 15 fueron traídas más tarde. Las mestizas y criollas surgieron en las generaciones siguientes (Alegría, 1974). Debido a que en el México colonial predominó el sistema patriarcal las mujeres españolas “estaban jurídicamente subordinadas al hombre; políticamente tenían poca o nula influencia en los círculos que asumían las decisiones administrativas y/o jurídicas. Su medio de acción se reducía a la vida familiar o conventual” (Burgos, 2004, p. 44). Estas mujeres tenían un papel importante en la consolidación del matrimonio y la familia como unidad básica de toda la estructura social. Alegría (1974) señala que a pesar de ser las merecedoras de privilegios, puesto que eran las esposas legales, no podían sentirse plenas a partir de las contradicciones del sistema al que pertenecían. c) La mujer mexicana de los siglos XX y XXI El Siglo XX se caracterizó por un proceso de modernización que traspasó los límites del ámbito laboral, económico y social. Tuvo repercusiones importantes en la vida cotidiana que se reflejaron en la organización y la dinámica de la vida familiar. De la Paz(2007), señala una serie de eventos que paulatinamente contribuyeron de manera indirecta en la modificación de la condición de la mujer en la sociedad mexicana. Entre los que destaca un número importante de muertes por la Revolución que modificó la demografía mexicana, la modernización que implicó cambios en el estilo de vida y de consumo mexicanos, así como un proceso de industrialización que favoreció a la participación de la mujer fuera del hogar, ya que desaparecieron algunas de las actividades artesanales en donde tenía una participación significativa. A principios de ese siglo las condiciones sociodemográficas en las que vivió la mujer en México reflejaron el estado precario de vida y las pocas oportunidades de desarrollo que tuvo: 16 El régimen demográfico de principios de siglo, definido por elevadas tasas de mortalidad general, infantil y materna, una alta fecundidad y, adicionalmente, el alto grado de analfabetismo de la población, tanto femenina como masculina, imponía patrones y dinámicas familiares muy desfavorables para las mujeres. Para ellas la vida se desarrollaba en el marco de una cultura patriarcal fuertemente anclada en una concepción degradada del ser femenino (De la Paz, 2007, p. 80). Por otra parte, la participación femenina durante la Revolución fue compleja. Hay quienes ponen en duda su convicción personal y la claridad de sus objetivos en el movimiento armado. Señalan que: Cuando la soldadera va al campo de lucha, lejos de seguir una causa, lo hace exclusivamente para servir a su soldado, allí le lava la ropa, le hace de comer, le vela el sueño, y a veces hasta le da más hijos a los que suma los que ya tiene; las soldaderas ponen el toque de ambientación familiar en los campos de batalla (Alegría, 1974, p. 132). Sin embargo Jaramillo y Osorio (1998, citados en Tiburcio, 2011) sostienen que las mujeres combatieron en todos los planos a un nivel de luchadoras conscientes y a un nivel igualitario con el hombre, “con el fusil en la mano y las cananas cruzadas al pecho, con la pluma dirigiendo periódicos subversivos o escribiendo proclamas, cartas o artículos en los que explicaban las injusticias o incitaban a la lucha” (p. 95). Tras el advenimiento y conclusión de la Revolución, en el país ocurrieron transformaciones sociales, psicológicas, políticas, económicas y culturales que contribuyeron a la conformación de una identidad cambiante para los mexicanos. A pesar del nivel de desorganización que el movimiento armado dejó como 17 consecuencia en diferentes ámbitos, también implicó un proceso de recuperación y reconstrucción del cual surgió una nueva visión nacional. Alrededor de la década de los cuarenta, inició en México un proceso sin precedente que cambió el panorama de la nación. El proceso de modernización implicó que el país dejara de ser mayoritariamente agrario para dar paso al incremento de la actividad industrial, comercial y de servicios. Lo que a su vez condujo a una mayor concentración urbana y al incremento poblacional, así como a un estilo de vida basado en el consumo. Estos aspectos fueron determinantes en la creación de lo que De la Paz (2007) denomina un ideal del ser femenino: En el país, como en muchos otros, la influencia modernizadora de la visión familiar alcanzó tanto la esfera pública como la privada. En ambas proliferaban acciones centradas en la idealización del papel de madre y ama de casa; acciones como la creciente medicalización de los cuidados materno- infantiles (…), el alud de ideas sobre la denominada “economía doméstica”, así como la divulgación paulatina de los patrones consumistas de la imagen en medios impresos, la radio, el cine, el arte y los contenidos de la educación pública contribuían a este cambio en las percepciones sobre la familia y sus funciones (De la Paz, 2007, p. 87). Por otra parte, se refuerza el concepto de la familia moderna: Muchas mujeres fueron incorporando en sus vidas, vía la influencia de la educación y de los medios de comunicación, la idea de la familia moderna (…). Con ello se desencadenó un proceso de adopción de valores, actitudes y prácticas que favorecía las conductas preventivas en las prácticas reproductivas de las parejas, sobre todo en las mujeres (De la paz, 2007, p. 92). 18 Los medios de comunicación, con sus contenidos, inspiraron un patrón de vida familiar, sobre todo en las ciudades. Ya que en éstas había más facilidades para acceder a las fuentes de información. “Este tipo de programas se reforzaban y recreaban valores sobre los roles familiares, las relaciones de pareja y la prole numerosa, idealizando el confinamiento de la mujer a la casa. (…) La abnegación hacia la familia era un asunto recurrente y el divorcio era considerado como un tema tabú (De la Paz, 2007, p. 103). Esa era la visión de “mujer” que el Estado procuraba mantener y reforzar a través de sus instituciones. Luego de la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se mantenía a un buen número de mujeres (derechohabientes o no) ocupadas en oficios “redituables” para los miembros de la familia (cursos de corte y confección, peluquería, cocina, tejidos y bordados, etc.) y que acentuaban su rol de madres-esposas-amas de casa. Aun cuando la cobertura institucional no era muy grande, se trataba de la visión gubernamental sobre el papel y la misión de las mujeres (De la Paz, 2007, p. 104). Esta concepción de la mujer comenzó a entrar en crisis. A partir de la década de los cincuenta ocurrió una serie de cambios estructurales que propiciaron el mejoramiento de las condiciones de vida de una parte importante de la población principalmente en zonas urbanas y en las clases media y alta. Así mismo, la industrialización trajo consigo una mayor inserción de la mujer al ámbito laboral, en muchos casos no por decisión propia sino por necesidad económica familiar, eso no la exoneró de cumplir con sus labores domésticas y de atención a sus hijos y a su esposo. “Aunque trabajen, aunque estén informadas, 19 aunque viajen y opinen, la familia será siempre su prioridad” (Sefchovich, 1999, p. 27). Una década después surgió una serie de inconformidades sociales que provocaron el desgaste del marco normativo del Estado y abrió paso a la expresión del movimiento feminista. Cobra importancia el movimiento feminista, que al proponer cambios en la condición social de las mujeres cuestionaba pautas instituidas que normaban las relaciones familiares. A mediados de los años setenta, al mismo tiempo que emanaban de la Organización de las Naciones Unidas recomendaciones a los gobiernos para eliminar la discriminación contra las mujeres, el Movimiento Nacional de Mujeres organizaba una serie de reuniones para estudiar y proponer cambios en la legislación mexicana y eliminar aspectos sexistas en los libros de texto gratuitos (Jaivén, 1987, citado en De la Paz, 2007, p. 91). Tuvieron lugar protestas y movimientos sociales que cuestionaban entre otras cosas el carácter patriarcal de la familia. “Los años sesenta y setenta tuvieran la huella de movimientos sociales y culturales producto de un malestar social, pero también – de manera particular – de la transformación de los valores asociados con la familia y la libertad sexual entre las jóvenes generaciones (De la Paz, 2007, p. 104)”. El feminismo implicó un proceso de concientización que otorgó a la mujer mexicana la posibilidad de construir una identidad basada en nuevos conceptos de feminidad. La manifestación de este cambio paulatino de la cosmovisión y de la identidad se evidencia en una verdadera revolución cultural a partir de los aportes novedosos implementados en todos los ámbitos – la ciencia, la academia, la política, las relaciones laborales, el círculo familiar-, el que 20 incidedirectamente en las costumbres, los hábitos y, en general, en las modificaciones de los modos de vida (Muñíz, 1992, p. 178). Muñíz (1992) plantea que el feminismo como corriente produjo un cambio en la concepción del mundo con una visión más crítica, del cual emergió una identidad en trasformación. “Nos habla del paso entre la identidad tradicional, mujer para los otros, y la nueva identidad, mujer para sí” (p. 180). De manera paulatina ocurrieron cambios sociales entre los que destaca la creciente urbanización, la modernización del estilo de vida y el incremento del nivel educativo de un número importante de mujeres; lo que a su vez favoreció cuestionamientos sobre el actuar social, y entre ellos la vida en pareja y la asunción de roles. De la Paz (2007) señala que en 1975 se dieron cambios importantes en materia legal y reformas al Código Civil que regía desde 1932, cuyo objetivo era normar una mayor igualdad de la pareja en el ámbito doméstico. Se modificó la concepción del marido como proveedor único, se estableció autoridad y consideraciones iguales a marido y mujer, se eliminó de la legislación la exclusividad femenina de la carga de la dirección y el cuidado de los trabajos del hogar, y principalmente el derecho a decidir sobre el número y espaciamiento de los hijos. Reformas que se vieron reforzadas por condiciones demográficas de sobrepoblación que incitaron al gobierno a cambiar de una política pro natalista a una de control natal. Además, el nivel educativo que las mujeres fueron adquiriendo implicó cambios en su percepción sobre eventos de la vida cotidiana. Lo que conllevó a un cuestionamiento de la organización social, los roles y tareas asumidas así como la concepción de modos alternativos de vida con respecto a la elección de pareja y el número de hijos a procrear. 21 El surgimiento de fenómenos tan complejos como la autovaloración, la autoestima y el empoderamiento de las personas también se asocia con la educación (…) la cual propicia nuevas prácticas, como la de tomar decisiones que atañen a diversos ámbitos de la vida individual y familiar (De la Paz, 2007, p. 100). Entre los logros más sobresalientes del feminismo se encuentran el reconocimiento de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la educación y el trabajo, el derecho al voto y a ser votada y la maternidad voluntaria (derecho a la educación sexual, uso de anticonceptivos y acceso legal al aborto voluntario). 1.3.2 La identidad de la mujer en su rol de esposa El matrimonio y la familia conforman un marco de referencia de comportamiento para la mujer, tanto para el grupo social al que pertenece como para ella de manera subjetiva. El análisis del entorno familiar permite conocer las formas de organización social que contribuyen a la conformación de su identidad en un momento determinado. Es en la familia, su núcleo social más cercano e íntimo, donde se crean y llevan a cabo las expectativas que se esperan de su existencia. Olguín y Moreno (2014) señalan que la función de la familia es principalmente la construcción y desarrollo de la persona para adquirir su identidad, la integración de la misma a la sociedad y la enseñanza de habilidades sociales. El matrimonio es a su vez el origen social formal de la familia. De acuerdo a Muñiz (1992 citado en Galeana, 1992) esta forma de organización exige, además de la reglamentación de la sexualidad, un estilo particular de conducta, en la 22 medida en que tanto el hombre como la mujer casados deben realizar papeles como el de jefe de familia o el de ama de casa. Estas representaciones son asumidas por los sujetos de tal forma que se vuelven parte de sí y les dan identidad. “Dado que la vida psíquica surge y se desarrolla en un tema vincular que preexiste al nacimiento de cada sujeto, la familia es un objeto de estudio privilegiado para su comprensión” (Burin, 1998, p. 32). Estas formas de ser, estipuladas en la familia y transmitidas generacionalmente implican lo que Lagarde (2005) define como las funciones de madresposa, las cuales refieren a la mujer al ámbito doméstico familiar, como espacio exclusivo en el que lleva a cabo las actividades de cocinar, limpiar, mantener la casa en orden administrativamente y cuidar a los hijos. Destaca que desde esta posición la mujer debe cumplir con la maternidad obligatoria a pesar de no ser dueña de su sexualidad. El papel de madre y esposa implica para la mujer la asunción de tareas que piden anteponer la satisfacción de las necesidades de los demás a las suyas propias; tener que perder, sostener, ceder y postergar aquello que conforma su estilo de vida ideal como sujeto de derechos. En lugar de ello debe aceptar uno que se acomode y sea acorde con el cuidar y vigilar los intereses familiares. Con respecto a la familia existen diversas teorías sobre su origen. Algunas sostienen que hay una relación estrecha entre la organización de la familia y el Estado; puesto que la forma de familiarización mantiene una coherencia importante con la dinámica de la organización social en su conjunto. De acuerdo a Donzelot (1990, citado en Burin y Meler, 1998) desde sus orígenes “la familia pudo haber sido un mecanismo destinado a mantener el orden establecido durante el Antiguo Régimen, ya que la sociedad era autoritaria, patriarcal e inmolista” (p. 53). En El origen de la familia, propiedad privada y Estado (1983) Engels señala con referencia a la obra del antropólogo Lewis Henry Morgan (La sociedad 23 primitiva) que antes de la civilización en la humanidad, existieron el salvajismo y la barbarie. Etapas en las que según Engels (1983) el desarrollo de la familia se dio paralelamente de manera simple y naturista. Es a partir del surgimiento de la cultura del arado y la ganadería que comienza la división sexual del trabajo y la conformación de la familia basada en ello. La posibilidad de tener excedentes de producción y disponer de ellos les generó una economía y la necesidad de mantenerla, lo que a su vez favoreció la creación de valores asociados al matrimonio para resguardar sus bienes. Utilizando la lógica de las relaciones de clase para entender los vínculos entre los géneros, supuso que estos nuevos ricos, una vez comprendido su rol en la reproducción humana habrían utilizado su poder para instaurar la monogamia y la filiación patrilineal, a fin de asegurarse la legitimidad de la descendencia y poder transmitir los bienes que no alcanzaran a consumir a quienes pudieran considerar extensiones de su ser, o sea sus hijos biológicos (Burín, 1998, p. 37). De acuerdo a Godelier (1990, citado en Burín, 1998) la división sexual del trabajo, creada en un principio en función de la mejor supervivencia del grupo, generó diversas formas de opresión y explotación de mujeres y jóvenes por parte de los hombres adultos. Al instaurarse la hegemonía de la descendencia patrilineal y la residencia patrilocal, las mujeres vieron reducidos sus derechos y restringida su sexualidad, y de este modo se inició su subordinación secular, que se extendería hasta la monogamia moderna, caracterizada por la dependencia económica de las esposas, recluidas en el hogar (Burín, 1998, p. 37). El desempeño del rol de esposa ha estado marcado históricamente en diversas sociedades por un estado de sumisión de la mujer ante el hombre y su 24 reclusión al ámbito doméstico. El cual ha sido incluso normativizado en marcos legales, por ejemplo en México: La situación de sumisión y reclusión de las mujeres en el ámbito doméstico se daba en un marco normativo explícitamente sentenciado en el Código Civil de 1932. Ahí se subrayaba la diferenciación de roles otorgando al hombre el papel de proveedor exclusivo y a la mujer el de responsable de la dirección y el cuidado de los trabajosdel hogar. Además, se estipulaba que las mujeres no podían trabajar o desarrollarse profesionalmente contra la voluntad del marido; explícitamente se establecía el derecho del marido a oponerse al trabajo de su cónyuge si dañaba la moral de la familia o la estructura de la misma (De la paz, 2007, p. 85). Rubín (1975 citado en Burín, 1998) consideró que la actual identidad del género es una construcción social; por lo que es posible modificar el patrón de los roles establecidos a partir de una postura crítica, lo que aplica también a la construcción de una nueva identidad femenina. El proceso de creación de la nueva identidad implica una crítica a lo establecido, también conlleva un replanteamiento en las relaciones tradicionales de pareja para modificar aspectos fundamentales como son: la organización del trabajo doméstico, la distribución proporcional del ingreso familiar, el cuidado de los hijos y las relaciones amorosas de los esposos (Muñiz, 1992, pp. 182, 183). 25 1.4 La identidad de la esposa de militar La fricción y el conflicto son elementos constantes en la historia y desarrollo de las agrupaciones humanas. La guerra ha sido un elemento ineludible desde las organizaciones primitivas hasta la actualidad y con ello la conformación de ejércitos. Los cuales de acuerdo a la época y cultura que los alberga adquieren un carácter particular; no obstante, mantienen rasgos comunes. En este sentido, García (2013) señala que: El Estado moderno requiere, para su mantenimiento y preservación “de buenas leyes y buenos ejércitos”, como decía Maquiavelo quien, al reflexionar en torno a la naturaleza de las fuerzas armadas, concluye que estas deben poseer, respecto de la República o el Príncipe al que sirven, disciplina, unión, fidelidad y valor en la batalla (p. 24). El Ejército, entidad presente en diferentes regímenes y culturas, es a su vez una institución que proporciona identidad a sus miembros en el proceso del cumplimiento de sus objetivos. En el caso del Ejército Mexicano, García (2013) señala que sus miembros experimentan un proceso de intervención institucional propio de identidades densas, que involucra estructuras discursivas interpersonales, procesos disciplinares y códigos de lealtad que se articulan con el marco normativo de la institución, los cuales influyen de forma importante en la configuración de la identidad del individuo como militar: Los sujetos así intervenidos interiorizan las representaciones, los valores y símbolos de la institución ocasionando que los registros de la identidad adquiridos en el ejército se densifiquen, de tal manera que en lo sucesivo la pertenencia identitaria de mayor prevalencia estará signada por los patrones establecidos por la institución militar (p. 8). 26 Cuando dice identidades densas se refiere a la existencia de instituciones cuyos sujetos adscritos son objeto de discursos y orientaciones cognitivas específicas que configuran identidades; y una de ellas es la institución militar. Así mismo indica que en el proceso de configuración de la identidad tiene gran relevancia el vínculo entre la formación en la familia y la formación de la institución militar. Si ese es el caso, resulta interesante abordar el punto de vista de la esposa como parte importante de la familia del militar. 1.4.1 La mujer en la familia militar mexicana Las esposas de militares como grupo social, manifiestan patrones singulares estructurados y contextualizados en un estilo de vida, el cual conforma el universo simbólico que caracteriza su identidad cultural colectiva; lo que las hace similares entre si y diferentes de otros grupos sociales. Se observan formas de organización social y desempeño de roles - especialmente vinculados a la familia -, que mantienen una relación íntima con la cultura del patriarcado. La esposa, a partir de su circunstancia de género, comparte una condición social e histórica con mujeres de diversas culturas, la cual es regida por una serie de prácticas, creencias y valores que guían su comportamiento. Su identidad no sólo está estrechamente vinculada a su papel de madre y esposa, sino a una condición de dependencia a los vaivenes de las actividades profesionales de su esposo. Al estar inmersa en una cultura militar debe apegarse a los lineamientos establecidos en un medio estrictamente organizado distinguido por estratos y jerarquías (rangos o grados), lo que implica subordinación y obediencia a determinadas normas. Así mismo es deseable que se conduzca de acuerdo a las expectativas que se tienen de ella como una contraparte; es decir, que mientras su esposo ejercite la oportunidad de desarrollo y despliegue de sus potencialidades profesionales, ella asuma virtudes de acompañamiento. 27 Lo que Giménez (2005) establece como aspectos definitorios de la identidad con el nombre de pautas de significado, son en la cultura militar valores, tales como don de mando, serenidad, compañerismo, abnegación, vocación, constancia, puntualidad, honor, lealtad, disciplina, patriotismo, honradez, sacrificio y entrega; mientras que en el ámbito familiar del militar para la esposa destacan los de ser amorosa, comprensiva, dedicada a su hogar, caritativa, un apoyo moral y emocional. La mística militar está conformada por valores que son inculcados a los militares desde el inicio de la carrera con el objetivo de crear en ellos “la convicción de cumplir con el deber, sin coerción ni forzamiento, ese enaltecimiento para cumplir sin miramientos, sin pensar en nada más” (Castillo, 2009, p. 202). Ser militar es una profesión que demanda una entrega casi total del individuo. Implica enfocar su vida al cumplimiento de encomiendas que requieren enfoque, concentración y dedicación. “Reza un añejo dicho: El hombre se borra bajo el soldado, como prueba de que la condición militar prevalece sobre otras esencias, formas y pensamientos” (Castillo, 2009, p. 64). Por lo que la relación con su familia es definida la mayoría de las veces por la distancia y la ausencia. Los fines entre los que se maneja el trabajo de los militares no sólo implica un riesgo físico, sino también psicológico, por el hecho de ser empleados como sujetos que se introducen a los fines de un determinado proyecto de nación que permeará cada una de sus conductas, donde la libertad para expresar, hacer, pensar o sentir esté comandada por el general a cargo, limitando su independencia y poniendo en riesgo en algunos casos el aislamiento social, cambio de ideología, endurecimiento de carácter por la necesidad de subsistir al medio y alejamiento de sus familias de origen (Mendoza, 2011, p. 8). 28 Aunque la importancia de la familia no es debatible, hay casos de militares que se desvinculan de ella y hay otros que la mantienen cerca en el acontecer de su profesión. Como lo describe Castillo (2009): Habrá otras ideas que le brindarán prioridad a la carrera militar por sobre los intereses familiares, hasta quienes sostienen que la preponderancia de la familia representa lo más sagrado para un soldado y por ende, se sobrepone a las exigencias de la profesión militar (p. 193). La familia es por ende el espacio moral en el que los militares pueden encontrar la motivación para desarrollarse como personas y como profesionales. “Los valores intangibles que proporciona la familia son: la seguridad, la estabilidad, la autoestima, el afecto, el equilibrio emocional, la satisfacción propia o felicidad de sus integrantes” (Castillo, 2009, p. 199). La dinámica de la familia militar se da dentro de un universo simbólico conformado por hábitos, costumbres, normas, valores y construcciones socioculturales que se manifiestan en la interacción entre los miembros de la comunidad. Entre los aspectos que conforman las circunstancias concretasdel ámbito donde surge y se desempeña la mujer en su papel de esposa, destaca la pertenencia a un medio organizado en jerarquías de lo que derivan relaciones de poder que se observan tanto entre militares como en la interacción entre sus esposas. Para el militar implican derechos y deberes; para la familia posibilidades de una posición económica y social. Los valores del medio militar trascienden al lenguaje, se plasman en elementos culturales cotidianos que repercuten en el ámbito familiar del militar tales como actividades para socializar y reforzar la integración al medio (reuniones, festividades patrias, eventos de gala, culturales y deportivos); así como el uso de colores e insignias institucionales en áreas habitacionales. Con respecto al uso de símbolos: 29 El diccionario de la RAE define el símbolo como la representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada. Está claro que en esta definición entran banderas, estandartes, escudos e himnos. (…) Es la asociación de palabras o signos para producir emociones conscientes. Aquí voy a incluir decálogos, mandatos, credos, lemas, ordenanzas y códigos de valores (Muñoz-Grandes, 2015, párr. 2). Por otra parte, el estilo de vida de estas familias es de cambios de residencia constantes. En promedio, en México un militar es removido de plaza y de casa cada tres años. Ese cambio afecta a toda la familia, la cual tiene cambios constantes de vivienda, realiza búsqueda de lugares donde rentar, mudanzas, cambios de escuela para los hijos y viven un constante proceso de readaptación a lugares en ocasiones con escasos servicios o inseguros. Esta condición implica el que al contraer matrimonio las esposas de militares dejan sus familias y lugares de origen para integrarse temporalmente a una comunidad de mujeres que viven las mismas circunstancias y con quienes intercambian tradiciones, hábitos y rituales. “La carrera militar no es simplemente una profesión, sino un estilo de vida que lleva consigo el desarraigo tanto familiar como geográfico. El permanente sacrificio, los cambios de casas, escuelas, amigos son marcas indiscutidas en este modo de vida” (Figueira, 2009, párr. 1). Es una dinámica familiar definida por ausencias largas y sin fecha de regreso de parte del esposo, por lo que la mujer queda al frente de la familia. “La destreza, el entrenamiento de estas mujeres para soportar los avatares de la soledad ante la ausencia prolongada del marido” (Figueira, 2009, párr. 2). Ser esposa, compañera de un soldado mexicano es otra historia, ya que deben resolver cualquier problema al no estar presente el padre de familia la 30 mayor parte del tiempo debido a que se encuentran sirviendo a la sociedad mexicana y a la Patria (Sin autor, laparadadigital.com, marzo-2014, párr. 8). Debido a que la ausencia física del esposo puede no tener fecha de término, algunos hábitos y costumbres - rituales culturales significativos -, no pueden ser llevados a cabo en pareja, tal como celebración de cumpleaños, aniversarios y demás festividades vinculadas a la familia. Cuando eres militar, significa que pones la vida de personas que no conoces, de personas que te critican en el día a día, de personas que incluso desearías que no estuvieras allí, por encima de tu propia vida. Significa dejar a tu familia, a tus hijos recién nacidos, a tu esposa embarazada, significa dejarlos atrás sin saber si vas a volver a verlos, o cuando vas a volver a verlos, porque el deber te llama (Quero, 2016, párr. 5). Estos alejamientos causan en algunas esposas sentimientos de soledad o abandono, puesto que aún en casos de enfermedad o un nacimiento no se puede garantizar la presencia del padre de familia. Algunas esposas así lo expresan en redes sociales, entre las que destacan Esposas, novias y amigas de militares, Esposas de militares mexicanos, ¿Por qué esperar a un militar? y Adelitas esposas de militares en Facebook y otras páginas de internet (APÉNDICE). Se pueden encontrar este tipo de pensamientos: La esposa del Militar, siempre a la sombra. (…) Yo les participo de la soledad de la mujer de un militar, de la tristeza de la mujer de un militar. Cuanta soledad y tristeza al enfrentar a solas las enfermedades de los hijos, cuanta soledad y tristeza para educar a los hijos a solas, cuanta soledad y tristeza de festejar un día del padre con el padre ausente, un día de la madre, un cumpleaños de los hijos, una primera comunión, un nacimiento de un hijo, una navidad, un año nuevo, cuanta soledad y tristeza. Cuantos fines de 31 semana trabajando sin sueldo. Cuanta soledad y tristeza ver que tu hijo no reconoce a su padre por la ausencia del hogar y dolor desgarrador de ver a un hombre que no sabe cómo compensar el tiempo perdido y el hombre fuerte se transforma en un frágil ser humano, y derrama las lágrimas más triste de impotencia, pero siempre esta consiente que el DEBER A LA PATRIA SIEMPRE ESTA PRIMERO (Abstracto de un pensamiento en Facebook, 2012). En los últimos años en México ha aumentado el número de muertes de militares debido a la participación del ejército en la lucha contra el narcotráfico, y con ello la cifra de viudas y niños huérfanos. La SEDENA (Secretaría de la Defensa Nacional) a través de su “Campaña permanente contra el narcotráfico y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos” ha hecho públicos informes en los que sostiene que ha habido 496 militares muertos con relación a sus actividades contra el narcotráfico en las dos últimas administraciones. Durante la gestión del presidente Peña Nieto se han registrado más muertes, las cuales ocurren entre el personal subalterno o también conocido como tropa, ya que es el más expuesto. En la actual administración federal, es el año de 2013, el primero de la gestión del presidente Peña Nieto, en el que más soldados han muerto, según la SEDENA, al registrar a 44 integrantes de la Defensa Nacional, en su mayoría por agresión con armas de fuego. (…) Por nivel de categoría, son los soldados los que más fallecimientos registran. En ese periodo y por el rango han sido 216 soldados caídos, seguidos de 123 cabos, 68 sargentos y 15 subtenientes (Viña y Caña, 2017, párr. 10). 32 1.4.2 Historia: Adelitas y soldaderas La Revolución Mexicana es un momento histórico importante en la conformación de la identidad femenina basada en su participación tanto dentro como fuera de las filas, ya que toda mujer mexicana de aquella época sufrió los estragos del movimiento armado y muchas de ellas lo hicieron directamente en la vida militar. Durante la Revolución Mexicana la idiosincrasia de la mujer mexicana, fuera cual fuera su procedencia, llevó a miles de ellas a sumarse a esta lucha desde diferentes frentes, y pese a que comúnmente se muestra a la mujer revolucionaria como la “Adelita”, fueron muy diversos los orígenes y las clases sociales de las que provenían, pues fue una guerra interna que involucró a todo el país, y a lo largo de diez años ser revolucionaria se convirtió en una forma de vida (Ibarra y Méndez, 2013, p. 190). De acuerdo a Ibarra y Méndez (2013) la incorporación de las mujeres fue de dos naturalezas. Una desde afuera, mujeres que repartían propaganda, distribuían información y conseguían abastecimientos para la causa. La otra, por la necesidad de seguir al esposo o al padre o no tener un hogar ni familia. “Las soldaderas eran parte fundamental de las familias mexicanas que se unieron al ejército revolucionario; ellas daban fuerza al marido y a los hijos, los protegía de las enfermedades, preparaban los alimentos” (Mendoza, 2011, p. 105). Algunas se integraron por necesidad, otras por convicción. También existió la práctica del rapto. Cuando las tropas se encontrabanestacionadas los soldados de diferentes facciones se llevaban a las jóvenes de los pueblos. Otras más se unieron siguiendo a mujeres ya incorporadas al movimiento por haber quedado sin hogar o sin familia y como medio de supervivencia. Los eventos de la vida cotidiana de aquella época ilustran el estilo de vida de la familia militar. Ibarra y Méndez (2013) ofrecen una descripción del estilo de vida en esa época: 33 Cuando las tropas “acantonaban” por largos periodos en una plaza solían rentar un jacal donde podían reorganizarse estableciendo medidas de seguridad con “patrullas de reconocimiento”. Esto deba cierta confianza a los soldados que organizaban el campamento simulando una posición defensiva, lo cual era muy útil si eran atacados, a la vez que les permitía elegir los lugares dónde darle de comer al ganado, instalar las armas colectivas y los servicios de vigilancia inmediata (p. 197). En esta situación, las mujeres se encargaban de las tareas domésticas, como lavar la ropa y cuidar a los hijos. (…) Por su seguridad, las soldaderas que viajaban con las tropas muchas veces iban separadas de los contingentes y no se integraban a la columna de marcha. Hay que tener en cuenta que la mujer se trasladaba con una impedimenta quizá más pesada que la del soldado y que incluía ropa, petate, anafre, trastes, molcajete y en algunos casos menores de edad (pp. 197, 198). Cuando la tropa se desplazaba, las mujeres la acompañaban formando parte de la retaguardia, ya que su simple presencia podía alertar al enemigo entorpeciendo las acciones. (…) Las revolucionarias eran suspicaces y no permitían que mujeres ajenas a su círculo se acercaran, investigaran o simplemente deambularan por áreas cercanas al campamento. En esos casos se convertían en una línea de seguridad (pp. 198, 199). 1.4.3 Actualidad Los miembros de las fuerzas armadas siguen siendo desplazados de manera continua a lo largo y ancho del territorio nacional. Sus familias viven largos periodos de separación y mudanzas frecuentes. A diferencia del siglo pasado los 34 traslados, la ocupación de una vivienda y los servicios de salud y educación están garantizados tanto para el militar como para sus esposas (os) e hijos. Existe el ISSFAM (Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas) como órgano que ampara los derechos de los militares y sus familias. Sus orígenes datan de 1829, año en que se aprobó el Reglamento General de la Gran Casa Nacional de Inválidos. En 1917 quedaron establecidas las garantías en materia de seguridad social en la Constitución. En el presente una de sus encomiendas principales es proporcionar vivienda digna y decorosa al personal militar que no cuente con casa propia. De acuerdo a la Ley del ISSFAM en su Capítulo Cuarto referente a Vivienda y otras prestaciones, el apartado VII señala que una de las obligaciones del Instituto es construir unidades habitacionales en lugares próximos a los campos militares, bases navales o aéreas y cuarteles de las Fuerzas Armadas, para ser ocupadas temporalmente mediante cuotas de recuperación por personal de generales, jefes, oficiales y tropa y sus equivalentes en la Armada de México en servicio activo. El “Voluntariado” El Voluntariado de la Secretaría de la Defensa Nacional es una organización cuyos procedimientos y mecanismo son considerados en esta tesis, debido a que es un centro cuyas actividades contribuyen a la formación de identidad de las esposas de militares debido a que muchas de ellas tienen una participación activa. Es una organización conformada por derechohabientes – especialmente esposas- del personal del Ejército y la Fuerza Aérea. Quienes son invitadas a integrarse con el objeto de conformar un centro de convivencia y capacitación a beneficio de la familia militar. Se llevan a cabo actividades culturales, educativas y capacitación para el trabajo, así como actividades comunitarias. 35 Quien lo preside generalmente es la esposa del Secretario de la Defensa Nacional en las instalaciones de la Ciudad de México. Existe una sede por cada población de familias militares localizadas en unidades habitacionales dirigidas por las esposas de los generales de las bases aéreas y batallones correspondientes, tutelados por la Región Militar. De acuerdo a la página oficial de la SEDENA, la primera referencia histórica que se tiene del Voluntariado data del año 1917 con el nombre de “Patronato de Asistencia en la Comunidad Militar”. Posteriormente cambió sucesivamente de nombre. Es hasta 1985 que la Asamblea General de las Naciones Unidas, estableció el día 5 de diciembre como el Día Internacional del Voluntariado, término que reemplazaría al de patronato. En 1910 se registra con el nombre de “Voluntariado de la Secretaría de la Defensa Nacional A.C”. Atribuciones oficiales: Capacitar a los derechohabientes para el trabajo en actividades productivas. Proporcionar orientación social para fortalecer el vínculo familiar y logar una relación armónica en familia. Impulsar campañas altruistas que mejoren el nivel de vida da la familia militar. Recibir donativos deducibles en los términos de la ley del impuesto sobre la renta. Difundir información relativa al uso y destino que se haya dado a los donativos recibidos. Mantener enlace y coordinación con instancias de gobierno e instituciones similares. . 36 CAPÍTULO II. CONSTRUCCIÓN DE UN EJÉRCITO NACIONAL El espacio simbólico donde se crea la identidad de la familia militar y por ende, de la mujer en su rol de esposa, tiene que ver con el contexto social y fundamentalmente con la cultura. Esto es, en palabras de Edward T. Hall (1990) una forma particular de “organizar la vida, de pensar y de concebir los supuestos fundamentales sobre la familia y el Estado, el sistema económico e incluso el hombre” (p. 36). En este sentido la historia de la creación de las Fuerzas Armadas de México y en especial del Ejército y la Fuerza Aérea enriquecen los puntos de vista sobre las circunstancias del enfoque que ocupa esta investigación. Debido a ello, el presente capítulo tiene como objetivo principal exponer de manera general los antecedentes históricos y la estructura interna de estas instituciones. A partir de la composición del Estado basado en la creación del orden mediante el poder público, ejercido en nombre del interés general y de la integración nacional, la paz interior y con un orden jurídico, surgen las Fuerzas Armadas como un cuerpo institucional estatal que tiene la función legítima y exclusiva de la coacción para la defensa común en contra de las amenazas del exterior. Según el Código de Justicia Militar mexicano (Diario Oficial de la Federación, 2014), artículo 434, el Ejército es: “La Fuerza pública de diversas milicias, armas y cuerpos que sirven a la Nación para la guerra de defensa de su independencia, integridad y decoro y para asegurar el orden constitucional y la paz interior”. De acuerdo a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos establece sus actuales cinco misiones generales: 37 A) Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la Nación. B) Garantizar la seguridad interior. C) Auxiliar a la población en caso de desastre. D) Realizar acciones cívicas y obras sociales, que tiendan al progreso del país. E) En caso de desastres, prestar ayuda, para el mantenimiento del orden, el auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas. 2.1 Fuerzas Armadas de México Las Fuerzas Armadas de México están integradas por tres instituciones militares agrupadas en dos dependencias gubernamentales que son: Secretaría de la Defensa Nacional o Ejército Mexicano
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