Logo Studenta

La-esposa-de-militar--un-estudio-sobre-su-identidad

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

VI 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA 
 
LA ESPOSA DE MILITAR: 
UN ESTUDIO SOBRE SU IDENTIDAD 
 
T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
 LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
 
P R E S E N T A 
AIDÉ MARISSA GONZÁLEZ TRUJANO 
 
DIRECTORA: MTRA. PATRICIA PAZ DE BUEN RODRÍGUEZ 
REVISORA: MTRA. LUCÍA MAGDALENA MARTÍNEZ FLORES 
SINODALES: MTRA. MARGARITA MOLINA AVILÉS 
 LIC. BLANCA ESTELA REGUERO REZA 
 MTRA. KARINA BEATRIZ TORRES 
 MALDONADO 
 
 
 
 
 
 Ciudad Universitaria, Cd. Mx. 2018 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 VII 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México: 
Con la cual estoy profundamente agradecida, a ella le debo quien soy el día hoy. 
 
A mis profesores: 
De manera especial a dos mujeres que fueron esenciales en la materialización de 
este sueño que se volvió realidad. Blanca Reguero, gracias por haber sido la 
primera persona en creer en este proyecto, de todo corazón sin su apoyo y sus 
consejos esta idea se hubiera quedado en el archivo. Patricia Paz por 
acompañarme en este proceso con paciencia y cariño. 
 
A ustedes Maestras: 
Karina Torres y Lucía Flores, por ser dos pilares fundamentales en mi formación 
académica e inspiración profesional. Gracias, por acompañarme en la 
materialización de un deseo, cuya mayor ambición es participar en la lucha por la 
equidad de género y dejar un legado. 
 
A todas aquellas mujeres: 
Que han cambiado las condiciones históricas de vida de todas las demás; debido 
a ellas y a su contribución, el día de hoy gozo en libertad de poder sentirme plena 
y orgullosa de ser mujer. 
 
 VIII 
 
A los hombres: 
Que comprenden que la equidad de género es una cuestión de hombres y 
mujeres. 
 
A mis hijas, Giselle y María Fernanda: 
Que son mi inspiración y razón de seguir adelante día a día, con la convicción de 
dejar un mundo mejor para ellas. 
 
A Misael: 
Por compartir conmigo momentos de amor verdadero, por estar en los ratos 
difíciles e inspirarme a comprobar que no hay sueños imposibles. 
 
A mis padres y hermanos: 
A cada uno de ellos quienes con su personalidad y ejemplo enriquecen mi vida. 
 
A María del Carmen, Eleazar, Eva, Alejandro, Ramón, Adrián, Rafael, Claudia, 
Misael, Giselle y María Fernanda: 
A ustedes con todo mi amor. 
 
 
 
 
 IX 
 
ÍNDICE 
 
RESUMEN ................................................................................................... VI 
INTRODUCCIÓN........................................................................................ VIII 
 
CAPÍTULO I. LA IDENTIDAD DE LA ESPOSA DE MILITAR 
1.1 La identidad desde la cultura ................................................................... 1 
1.2 Estudios de género e identidad ............................................................. 10 
1.3 La identidad de la mujer mexicana desde la perspectiva de los 
Estudios de género ............................................................................... 12 
1.3.1 La identidad de la mujer mexicana en la historia ......................... 13 
1.3.2 La identidad de la mujer en su rol de esposa ............................... 21 
1.4 La identidad de la esposa de militar ...................................................... 25 
1.4.1 La mujer en la familia militar mexicana ........................................ 26 
1.4.2 Historia: Adelitas y soldaderas ..................................................... 32 
1.4.3 Actualidad .................................................................................... 33 
 
 
CAPÍTULO II. CONSTRUCCIÓN DE UN EJÉRCITO NACIONAL 
2.1 Fuerzas Armadas de México ................................................................. 36 
2.2 Antecedentes históricos ........................................................................ 42 
2.2.1 Ejército Mexicano ......................................................................... 43 
2.2.2 Fuerza Aérea Mexicana ............................................................... 45 
2.3 Estructura jerárquica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos ............... 47 
2.4 Incorporación de la mujer ...................................................................... 49 
2.5 Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas de México 
(ISSFAM) .............................................................................................. 50 
 X 
 
 
CAPÍTULO III. MÉTODO 
3.1 Planteamiento del problema .................................................................. 52 
3.2 Objetivos ............................................................................................... 54 
3.3 Estrategia de recolección de información .............................................. 55 
3.3.1 Acceso al campo .......................................................................... 55 
3.3.2 Técnicas ....................................................................................... 57 
3.4 Instrumentos .......................................................................................... 58 
3.5 Participantes y escenarios ...................................................................... 58 
3.6 Procedimiento........................................................................................ 61 
3.7 Consideraciones éticas ......................................................................... 65 
 
 
CAPÍTULO IV. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN 
4.1 Análisis de la información ..................................................................... 66 
4.1.1 Categorías de análisis .................................................................. 67 
4.1.2 Sistematización de la información ................................................ 68 
4.2 Discusión ............................................................................................... 84 
4.3 Informe final ........................................................................................... 88 
 
REFERENCIAS ............................................................................................ 99 
APÉNDICES .............................................................................................. 104 
 
 
 
 VI 
 
 RESUMEN 
 
El presente estudio persiguió como objetivo principal el conocer la identidad de la 
esposa de militar. Se conformó por dos partes fundamentales: una documental y 
otra de campo. El marco teórico estuvo constituido por las aportaciones de 
Giménez (2005 y 2010), quien señala que la identidad es un proceso social 
indisociable de la cultura. De acuerdo con lo cual, la identidad esencia no existe, 
sino que nace de procesos relacionales y situacionales, en los que se interioriza 
un conjunto de repertorios culturales y a partir de ello, los actores sociales 
individuales o colectivos se distinguen de los demás. 
Se llevó a cabo una revisión teórica sobre las contribuciones hechas en el 
campo de los estudios de género (Burín y Meler, 1998; Lagarde 2005 y Lamas, 
2007). Lo cual permitió un análisis de la posición de las mujeres en diversas 
sociedades humanas y a la comprensión del comportamiento de las mismasen un 
contexto dado; ya que esta postura sostiene que los atributos que por género son 
impuestos a las mujeres favorecen condiciones concretas de vida, las cuales 
conforman el espacio dónde se crea su identidad. 
Desde este enfoque se analizó la identidad de la mujer mexicana en la 
historia; en especial de los siglos XX y XXI (Alegría, 1974; De la Paz, en Lamas 
(comp.), 2007; Muñíz (en Galeana (comp.), 1992); y Sefchovich, 1999). 
Finalmente, se incluyó un apartado que consideró el origen del Ejército y la Fuerza 
aérea para conocer el contexto histórico en el que surge la familia militar, y dar 
paso al análisis de su condición actual. 
 La segunda parte estuvo constituida por un estudio de tipo cualitativo que 
tuvo como propósito conocer la forma de vida y rasgos culturales de un grupo de 
esposas de miliares a partir de la interacción directa con sus miembros durante un 
periodo determinado (diez meses). Fueron empleadas las técnicas de observación 
participante y entrevista semiestructurada - de acuerdo a Ito y Vargas (2005); 
 VII 
 
Martínez (2008); y Monje (2011) -, las cuales permitieron recabar información 
detallada a través del trabajo de campo. 
 La aproximación tuvo lugar en dos sedes del “Voluntariado” (uno ubicado 
dentro de una Unidad Habitacional Militar y otro dentro de la Universidad del 
Ejército y Fuerza Aérea); así como en otros lugares en donde tuvieron lugar las 
interacciones sociales del grupo estudiado (la palapa de la Unidad Habitacional 
Militar, en la palapa de la Base Aérea, restaurantes y casas o departamentos). 
La información que se obtuvo revela que las familias militares se ven 
sometidas a procesos y circunstancias derivadas de la profesión militar que las 
diferencia de las familias civiles. Su estilo de vida se conforma de un universo 
simbólico de rituales, hábitos, costumbres, normas y valores característicos y 
exclusivos del medio militar. 
En conclusión, las esposas de militares como grupo social, manifiestan 
patrones singulares estructurados y contextualizados en un estilo de vida, el cual 
conforma el universo simbólico que caracteriza su identidad cultural colectiva; lo 
que las hace similares entre si y diferentes de otros grupos sociales. Se 
observaron formas de organización social y desempeño de roles - especialmente 
vinculados a la familia -, que mantienen una relación estrecha con la nombrada 
cultura patriarcal. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 VIII 
 
INTRODUCCIÓN 
 
El feminismo ha sido desde el siglo XX una de las corrientes ideológicas más 
influyentes en los cambios de mentalidad occidental respecto a los roles 
tradicionales asignados a las mujeres, lo cual ha tenido sus efectos directos en la 
dinámica familiar, social, política y cultural. Ha favorecido la transición a una época 
más democrática e igualitaria de derechos y deberes entre hombres y mujeres. 
No obstante, siguen persistiendo condiciones históricas de hegemonía 
patriarcal; formas que legitiman y fomentan la opresión hacia las mujeres. Desde 
creencias religiosas y culturales hasta el control directo que ejercen algunas 
instituciones como la familia y la educación sobre su comportamiento e incluso su 
subjetividad. 
Algunas mujeres asumen la opresión como si fuera algo natural y 
reproducen formas de vida que justifican su permanencia en un segundo plano 
ante el padre o la pareja. Buscan su lugar en el orden establecido y conforman 
formas de vida acordes. 
La esposa de militar podría ser un ejemplo de ello. Dado que las exigencias 
del medio militar, tales como el cumplimiento de órdenes en un entorno regido por 
jerarquías y disciplina, y el deber estar a disposición de desplazamientos de 
manera inmediata y repentina por periodos indefinidos, implica un estilo de vida de 
entrega al cual se debe ajustar tanto el militar en activo como los miembros de su 
familia, y de manera importante la esposa. 
Es ésta quién vive los cambios constantes de residencia, largas ausencias 
de la pareja y la responsabilidad del hogar durante las mismas. Así mismo, tiene 
que adecuar su comportamiento a la normatividad disciplinaria establecida en el 
medio, tal como el cumplimiento a los reglamentos dentro de instalaciones 
militares y el acatamiento a las jerarquías. Las cuales conforman una 
estratificación social determinada por los grados que trascienden y determinan las 
 IX 
 
relaciones sociales al interior de la comunidad militar a pesar de que el grado no lo 
ostenten ellas sino sus parejas. 
Dado que la identidad es el parámetro de los actores sociales a partir del 
cual es posible la interacción social cotidiana (Giménez, 2005), surgen las 
preguntas ¿Cómo es la identidad de la esposa de militar?, ¿Cómo es su estilo de 
vida?, ¿Cuáles son sus intereses, valores, creencias y convenciones sociales?, 
¿Cómo son las interacciones sociales que establece?, ¿Cuáles son las 
condiciones sociales y culturales en las que se conforma su identidad? 
No existen antecedentes de investigaciones cuyo objeto de estudio sean las 
mujeres en el ámbito de la milicia, menos con respecto a las formas organizativas 
de sus familias, sus valores o su estilo de vida. Sólo se pueden encontrar 
antecedentes de las esposas de militares en la época de la Revolución Mexicana, 
pero poca o nula información de la esposa de militar en el México moderno. 
En este sentido, el presente estudio pretende explorar las condiciones 
concretas de vida y el espacio actuales donde se crea su identidad. Es decir, el 
conjunto de convenciones sociales, creencias, valores y el tipo de relaciones que 
establecen en su vida cotidiana; así como un acercamiento a su realidad social tal 
y como ellas lo experimentan para conocer la manera en la que interpretan el 
mundo, cómo se conciben a sí mismas, cuáles son sus motivaciones y 
expectativas. 
Como tal, poner de relieve el conjunto de patrones culturales a partir de los 
cuales se sienten valoradas y ubicadas en el mundo; para de esta manera 
evidenciar que la condición genérica sigue siendo para algunas mujeres un factor 
determinante que las coloca socioculturalmente en una posición desde la cual 
edifican su Yo-misma anteponiendo el deseo del “otro” antes que el suyo propio. 
Finalmente, de esta manera contribuir a la reflexión sobre la condición de la mujer 
en el México actual, aportar conocimiento y recrear la posibilidad de transformarla. 
 1 
 
CAPITULO I. 
LA IDENTIDAD DE LA ESPOSA DE MILITAR 
 
 
1.1 La identidad desde la cultura 
 
En este apartado se presentan las premisas principales de La cultura como 
identidad y la identidad como cultura de Gilberto Giménez (2005) como postura 
teórica que permita exponer un marco de elementos y su posterior análisis; para 
de esta manera poder obtener y comprender los elementos de la identidad social 
desde este punto de vista: 
 La identidad no es un concepto abstracto sino un parámetro de los actores 
sociales a partir del cual es posible la interacción social cotidiana. “Nuestra 
identidad sólo puede consistir en la apropiación distintiva de ciertos 
repertorios culturales que se encuentran en nuestro entorno social, en 
nuestro grupo o en nuestra sociedad” (p. 1). 
 En la cultura se crea, reproduce y trasfiere conocimiento propio del sentido 
común que sirve de marcos de percepción, interpretación de la realidad y 
también como guías del comportamiento y prácticas de los agentes 
sociales. 
 Por lo tanto, la identidad es el conjunto de repertorios culturales 
interiorizados a través de los cuales los actores sociales individuales o 
colectivos demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás actores en 
una situación dada históricamente. 
 “Las identidades se construyen de determinados repertorios culturales 
considerados simultáneamente como diferenciadores (hacia afuera) y 
definidores de la propia unidad y especificidad (hacia adentro). Es decir,la 
identidad no es más que la cultura interiorizada por los sujetos, considerada 
 2 
 
bajo el ángulo de su función diferenciadora y contrastiva en relación con 
otros sujetos. En este sentido representa el conjunto de los rasgos 
compartidos dentro de un grupo y presumiblemente no compartidos (o no 
enteramente compartidos) fuera del mismo” (p. 5). 
 Se puede conocer una identidad dada a partir de la identificación de los 
rasgos culturales distintivos de un grupo social, los cuales son repertorios 
de significados compartidos y relativamente duraderos que muestran la 
apropiación e interiorización al menos parcial del complejo simbólico-
cultural que funge como emblema de esa colectividad. 
 Esta postura teórica destaca la diferencia entre identidad personal e 
identidad colectiva. La primera es un conjunto conformado por círculos de 
pertenencia social. Es un proceso de apropiación del repertorio cultural de 
un grupo, en donde adquiere sentido de pertenencia, asume un rol y 
comparte el núcleo simbólico y cultural. 
 En la escala individual, la identidad puede ser definida como un proceso 
subjetivo y frecuentemente auto-reflexivo por el que los sujetos individuales 
definen sus diferencias con respecto a otros sujetos mediante la auto-
asignación de un repertorio de atributos culturales generalmente 
valorizados y relativamente estables en el tiempo ( p. 10). 
 La identidad colectiva por su parte, carece de autoconciencia y psicología 
propia. Implica definir en forma interactiva y compartida las orientaciones de 
acción del grupo, ya que los sujetos viven de acuerdo a los valores 
culturales del mismo y llevan a cabo ritos en una forma de inversión 
afectiva. Al igual que la identidad personal, posee fronteras que la 
distinguen de otros grupos en un contexto determinado y requiere del 
reconocimiento para existir socialmente. 
 Este tipo de identidad está conformado por entidades relacionales 
constituidas por individuos vinculados entre sí por un común sentimiento de 
 3 
 
pertenencia, lo que implica compartir un núcleo de símbolos y 
representaciones sociales y especialmente una orientación a la acción. 
 De acuerdo a esta postura el locus propio de la identidad es la relación. Por 
lo que sugiere el autor estudiarla de manera contextual. No es observable, 
sólo se le puede conocer a través de la narrativa de los actores. Sólo hay 
identidad en y para actores sociales, puesto que son ellos los que 
seleccionan de manera distintiva determinados rasgos culturales. 
 
Por su parte Martínez (2002), sostiene que la identidad no pertenece al 
mundo físico y estable, más bien, se encuentra en el sentido común que moldea 
las relaciones sociales entre las personas, especialmente a través del lenguaje y 
actos significantes. Por lo que, más que una identidad surgida desde el interior de 
uno, existen expresiones de identidad que coordinan las relaciones sociales de 
maneras específicas en cada intercambio. 
La identidad no es necesariamente algo visible, ni se remite a cualidades 
físicamente observables o institucionalmente asignadas, es algo que puede 
ser visto con el lenguaje; está en el mundo de la palabra y del significado, por 
tanto, ocupa un mundo de relaciones sociales que incluso no es un mundo 
de uniones de personas con mentes individuales en un contexto espacio-
temporal específico, sino uno de entendimiento público que se encuentra no 
en los individuos sino entre ellos (p. 116). 
 
Así mismo, Fernández (2004) indica que la cultura es la forma de pensar y 
de sentir, de entender el mundo, es el proceso de darle sentido a la vida. Y ello 
sólo es posible de ser creado en el ámbito social a través de la comunicación, 
entendida ésta no sólo como el proceso de transmitir significados a través de 
palabras, sino de poner en común a través de los actos, de las omisiones, y hasta 
de los objetos mismos que son creados y usados en un contexto determinado. 
 4 
 
De lo anterior se obtiene el siguiente esquema, el cual será utilizado 
posteriormente con fines de análisis e identificación de los elementos de la 
identidad del grupo estudiado: 
La identidad consiste en la apropiación distintiva de ciertos 
repertorios culturales que se encuentran en nuestro entorno 
social, en nuestro grupo o en nuestra sociedad. 
 
Se construye a partir de materiales 
culturales. 
Entendida la cultura en términos de 
una concepción simbólica (hechos 
simbólicos). Es decir, pautas de 
significados inherentes a las 
prácticas sociales. 
Son marcos de percepción, 
interpretación de la realidad, guías 
del comportamiento y prácticas de 
los agentes sociales. 
 Es una constelación de rasgos 
culturales distintivos. Es la 
interiorización de la cultura en forma 
específica, distintiva y contrastiva 
por los actores sociales en relación 
con otros actores. 
 
El complejo simbólico cultural de 
una colectividad. Son significados 
compartidos, relativamente 
duraderos. 
 
Por una parte los significados 
culturales se objetivan en forma de 
artefactos o comportamientos 
observables, llamados también 
“formas culturales”: obras de arte, 
ritos, danzas. 
 Y por otra parte se interiorizan en 
forma de “habitus”, esquemas 
cognitivos o representaciones sociales. 
 
Simbolismo objetivado “Formas interiorizadas” o 
“incorporadas” de la cultura 
Existe una relación dialéctica e indisociable entre ambas forma de internalización de la 
cultura por los actores sociales 
 
Esquema obtenido de la información presentada en La cultura como identidad y la identidad como 
cultura (Giménez, 2005). 
 5 
 
De esta manera tenemos que, la identidad es el resultado de la 
“interiorización” e “incorporación” de la cultura a través de un proceso vivencial de 
situaciones comunes que proporcionan esquemas cognitivos o “habitus”. Es 
expresada en forma de hechos simbólicos inherentes a las prácticas sociales, 
materializados en una constelación de rasgos culturales distintivos (formas 
culturales: artefactos y comportamientos observables), compartidos y 
relativamente estables en el tiempo. Destaca las la existencia de atributos de 
pertenencia social e identidad colectiva, las relaciones como locus propio de la 
identidad de manera contextual y el complejo simbólico cultural que caracteriza y 
define al grupo. 
Los rasgos culturales distintivos propician un estilo de vida observable a 
partir de la existencia de hábitos, costumbres, creencias, actitudes y valores; a su 
vez los hechos simbólicos expresados mediante la interacción social dan cuenta 
de las dinámicas establecidas a partir de la existencia de determinados roles 
sociales y protocolos de organización. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Identidad 
Se adquiere a 
través de 
Esquemas 
cognitivos o 
“habitus 
Se expresa en 
forma de 
Hechos 
simbólicos 
inherentes a 
las prácticas 
sociales 
Se materializa 
en una 
Constelación 
de rasgos 
culturales 
distintivos 
Las relaciones 
como “locus” 
propio de la 
identidad 
Roles sociales 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Protocolos 
sociales 
Artefactos 
Comportamientos 
observables 
Estilo de vida 
Hábitos 
Costumbres 
Creencias 
Actitudes 
Valores 
Complejo simbólico 
cultural 
 6 
 
Por lo tanto en esta investigación se utilizaran también las siguientes definiciones: 
 Actitud: Disposición relativamente constante para responder de ciertas 
maneras particulares a las situaciones del mundo por el residuo de 
experiencia pasada que de algún modo guía, orienta o influye de una u 
otra forma en el comportamiento. En el ámbito de la psicología social se 
diferencian actitudes verbales o de comportamiento, permanentes o 
transitorias, conformes o no con el grupo de pertenencia (Galimberti, 
2002, p. 12). 
 Complejo simbólico cultural: Se refiere al “repertorio cultural” o 
“constelación de rasgos culturales distintivos” que se encuentra en elentorno social, en los grupos o en la sociedad (Giménez, 2005, p. 1). 
 Costumbres: Conjunto de modelos de comportamiento que regulan la 
conducta social de los individuos dentro de una cultura o de un grupo 
étnico. En una época la costumbre estaba vinculada sustancialmente a 
la tradición y se transmitía de una generación a otra, conservando un 
carácter de uniformidad y de continuidad en el tiempo (Galimberti, 2002, 
p. 260). 
 Creencias: Son sistemas socializados de conceptos e ideas que 
organizan la percepción de partes del mundo o de su totalidad en el que 
vive la sociedad de referencia. Pueden contener componentes míticos 
(cifrados sobre todo en las relaciones de parentesco utilizadas para 
enlazar los fenómenos cósmicos) o religiosos, pero también creencias 
no míticas sino “racionalizadas” sin que por ello sean verdaderas 
(García, 2018, p. 296). 
 Cultura: Es la organización social del sentido, interiorizado de modo 
relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de 
representaciones compartidas, y objetivado en “formas simbólicas”, 
 7 
 
todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente 
estructurados (Giménez, 2005, p. 5). 
El conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las 
costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridas por 
el hombre en cuanto miembro de la sociedad. 
 Estilo de vida: Contextos de interacción estables constituidos en forma 
de <mundos familiares> de la vida ordinaria. “Juntamente con su 
trasfondo de representaciones sociales compartidas, de tradiciones 
culturales, expectativas recíprocas, saberes compartidos y esquemas 
comunes (de percepción, interpretación y de evaluación), (Izzo, 1985 
citado en Giménez, 2010, p. 10). 
 Hábitos: Se refiere a los comportamientos que se repiten con cierta 
regularidad y que se desarrollan sin que la persona tenga que razonar, 
es la facilidad para hacer una cosa, que se adquiere con la práctica 
(Nuñez, 2006, p. 37). 
 Habitus: Es el conjunto de esquemas generativos a partir de los cuales 
los sujetos perciben el mundo y actúan en él. Estos esquemas 
generativos están socialmente estructurados: han sido conformados a 
lo largo de la historia de cada sujeto y suponen la interiorización de la 
estructura social, del campo concreto de relaciones sociales en el que 
el agente social se ha conformado como tal. Pero al mismo tiempo son 
estructurantes: son las estructuras a partir de las cuales se producen 
los pensamientos, percepciones y acciones del agente: 
“El habitus se define como un sistema de disposiciones durables y 
trasferibles – estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como 
estructuras estructurantes- que integran todas las experiencias pasadas 
y funciona en cada momento como matriz estructurante de las 
percepciones, las apreciaciones y las acciones de los agentes cara a 
 8 
 
una coyuntura o acontecimiento y que él contribuye a producir” 
(Bourdieu, 1972, p. 178). 
 Interacción social: En la teoría de la comunicación se entiende por 
interacción un tipo de actividad comunicativa realizada por uno o más 
participantes que se influyen mutuamente, en un intercambio de 
acciones y reacciones verbales y no verbales (Centro Virtual Cervantes, 
2018). 
 Pertenencia social: “Implica la inclusión de la personalidad individual en 
una colectividad hacia la cual se experimenta un sentimiento de lealtad. 
Esta inclusión se realiza generalmente mediante la asunción de algún 
rol dentro de la colectividad; pero sobretodo mediante la apropiación e 
interiorización al menos parcial del complejo simbólico-cultural que 
funge como emblema de la colectividad” (Giménez, 2010, p.7). 
 Prácticas sociales: Los modos de comportamiento, los usos y 
costumbres, el vestido, la alimentación, la vivienda, los objetos y 
artefactos, la organización del tiempo y el espacio en ciclos festivos, 
etc. (Giménez, 2005, p. 68). 
 Protocolo social: Es un conjunto de conductas, reglas, normas sociales 
y tradiciones mediante las cuales deben organizarse los diferentes 
actos, eventos, celebraciones no sólo en el medio oficial ya establecido, 
sino también en el social, laboral, académico, político, cultural, 
deportivo, policial y militar (www.ecured.cu). 
 Rasgo cultural: La unidad cultural más pequeña. Los rasgos culturales 
pueden dividirse en pertenecientes a la cultura material, o 
pertenecientes a la cultura no material. En el primer caso se refieren a 
cosas tales como un arco, una vasija, un cesto, una pipa, etc. En el 
segundo caso, se refieren a las acciones, creencias o ideas, tales como 
 9 
 
dar la mano, saludar, besar, rezar, aplaudir, etc. (Herder Editorial, 
2018). 
 Representación social: “Siempre socialmente contextualizadas e 
internamente estructuradas, sirven como marcos de percepción y de 
interpretación de la realidad, y también como guías de los 
comportamientos y prácticas de los agentes sociales” (Giménez, 2010, 
p. 8). 
 Roles sociales: Es la representación que tienen los agentes (individuos 
o grupos) de su posición (distintiva) en el espacio social, y de su 
relación con otros agentes (individuos o grupos) que ocupan la misma 
posición o posiciones diferenciadas en el mismo espacio (Giménez, 
2010, p. 14). 
 Valores: Determinaciones sociales de los objetos del mundo 
circundante, que ponen de manifiesto su significación positiva o 
negativa para el hombre y la sociedad (bien y mal, bello y feo, que se 
contienen en los fenómenos de la vida social y la naturaleza). 
Exteriormente, los valores constituyen las propiedades del objeto o 
fenómeno, pero no le están dados por la naturaleza, no le son innatos 
en virtud de la estructura interna del objeto por sí mismo, sino porque 
este último está incorporado a la esfera del ser social del hombre y se 
ha convertido en vehículo de las relaciones sociales concretas (Frolov, 
1984, p. 439). 
 
 
 
 
 
 10 
 
A partir del presente apartado este capítulo tiene como objetivo exponer ideas y 
reflexiones sobre la condición de género; así como eventos históricos que han 
contribuido a la transformación de la situación de la mujer en la sociedad, y de 
manera específica en el caso mexicano. Para finalmente obtener un contexto 
histórico que permita tener una visión amplia sobre las condiciones en las que se 
construye la identidad de la esposa de militar, dado que podemos encontrar 
elementos que nos den cuenta de ello desde su circunstancia de ser mujer, ser 
mexicana y ser esposa. 
 
 
1.2 Estudios de género e identidad 
 
Gomariz (1992 citado en Burín y Meler, 1998) plantea que las reflexiones sobre 
género son todas aquellas que se han hecho a lo largo de la historia del 
pensamiento humano acerca de las consecuencias sociales y subjetivas que tiene 
pertenecer a uno u otro sexo. 
Se puede hablar de forma amplia de los Estudios de género para referirse al 
segmento de la producción de conocimientos que se han ocupado de este 
ámbito de la experiencia humana: las significaciones atribuidas al hecho de 
ser varón o ser mujer en cada cultura y en cada sujeto (p. 19). 
 
Los estudios de género aportan un análisis de la posición de las mujeres en 
diversas sociedades humanas y contribuyen a la comprensión del comportamiento 
de las mismas en un contexto dado y por lo tanto de su identidad tomando en 
cuenta un conjunto de circunstancias, cualidades y características esenciales que 
las definen como seres sociales y culturales. 
Los roles que se asignan a mujeres y hombres (mujer-madre: ama de casa, 
responsable de las tareas asociadas a la reproducción social familiar; 
 11 
 
hombre-padre: proveedor, cabeza familiar) junto con las identidades 
subjetivas, cumplen un papel importante en la determinación de las 
relaciones de género; este sistema de género es trasmitido, aprendido y 
reforzado a través de un proceso de socialización (Venegas,Cervera y 
Sbhattacharjea 2006, citado en Fuentes, 2009, p. 48). 
 
Burín (1998) señala que la subjetividad - la cual está íntimamente 
relacionada con la identidad e implica desde los modos de pensar, sentir y 
comportarse de ambos géneros -, más que ser algo natural inherente al ser 
humano proviene de construcciones sociales asignadas de manera diferenciada a 
hombres y a mujeres. “Por medio de tal asignación, a partir de estadios muy 
tempranos en la vida de cada infante humano, unas y otros incorporan ciertas 
pautas de configuración psíquica y social que dan origen a la feminidad y la 
masculinidad” (p. 20). 
Desde esta postura el género es una construcción social a partir de la cual 
tanto a hombres como a mujeres se les han atribuido cualidades y atributos 
simbólicos, sociales, políticos, económicos, jurídicos y culturales a partir de los 
cuales se ha dado históricamente una valoración distinta a las habilidades y 
comportamientos tanto femeninos como masculinos. 
El género se define como la red de creencias, rasgos de personalidad, 
actitudes, valores, conductas y actividades que diferencian a mujeres y a 
hombres. Tal diferenciación es producto de un largo proceso histórico de 
construcción social, que no sólo produce diferencias entre los géneros 
femenino y masculino, sino que, a la vez, estas diferencias implican 
desigualdades y jerarquías entre ambos. (…) Esas oposiciones y jerarquías 
no son naturales sino que han sido construidas mediante un largo proceso 
histórico-social (Burín, 2008, p. 20). 
 
 12 
 
Bourdieu (2000) señala que la diferencia sexual entre hombres y mujeres, 
más allá de ser una condición física, es utilizada como un principio básico de 
violencia simbólica en la estructura social, lo que llama “dominación masculina”. 
Éste es un constructo social que implica formas de opresión que son reproducidas 
a partir de esquemas de percepción incorporados tanto en hombres como en 
mujeres, y que son repetidos y reproducidos de forma inadvertida y cotidiana. 
De acuerdo a esta postura, la asignación preestablecida de roles 
predetermina a su vez formas concretas de vida, mismas que no son naturales a 
la esencia humana sino impuestas desde un régimen ideológico. A partir de lo cual 
está aceptado socialmente que las actividades del hombre estén exclusivamente 
relacionadas con el trabajo y el sustento de la familia; mientras que las actividades 
de la mujer sean básicamente la crianza de los hijos y la organización de la vida 
doméstica. 
Es así que los atributos que por género son impuestos a la mujer 
determinan el espacio donde se crea su identidad, conforman su modo de vida 
desde el tipo de actividades a desempeñar, ocio, costumbres y hábitos, lo que a 
su vez se manifiesta en su esfera íntima y subjetiva, sus emociones, deseos y 
aspiraciones. 
 
1.3 La identidad de la mujer mexicana desde la perspectiva de los estudios 
de género 
 
La perspectiva de género contribuye de manera importante al estudio de la 
identidad de la mujer mexicana. De acuerdo a Lagarde (2005), la identidad 
femenina se conforma a partir de un conjunto de circunstancias y condiciones 
dadas histórica y contextualmente, a partir de lo cual cada mujer tiene conciencia 
de sí y del mundo. 
 13 
 
Desde la formación social en que nace, vive y muere cada una, las 
relaciones de producción-reproducción y con ello la clase, el grupo de clase, 
el tipo de trabajo o de actividad vital, su definición en relación con la 
maternidad, a la conyugalidad y a la filialidad, su adscripción familiar, así 
como los niveles de vida y el acceso a los bienes materiales y simbólicos, la 
etnia, la lengua, la religión, las definiciones políticas, el grupo de edad, las 
relaciones con las otras mujeres, con los hombres y con el poder (p. 79). 
 
 
1.3.1 La identidad de la mujer mexicana en la historia 
 
De acuerdo a Sefchovich (1999) la identidad de la mujer mexicana, y de los 
mexicanos en general, tiene sus orígenes en tres entidades históricas diferentes 
pero vinculadas: las civilizaciones indias, el virreinato de la Nueva España y la 
nación mexicana. En las dos primeras etapas se mantienen algunos rasgos 
generales de la mujer mexicana tales como el ser abnegada, disimulada, 
sometida, religiosa y tradicionalista (Rodríguez, 2004). 
 
a) La mujer en la cultura azteca 
 
Beyer (1929, citado en Soustelle, 1955) sostiene que en la cultura azteca la mujer 
estaba consagrada al cuidado del hogar desde el momento de su nacimiento, 
mientras que el hombre era destinado a ser guerrero. Esta civilización tenía una 
concepción del mundo y de la vida basada en una idea cósmica, de pertenencia y 
respeto hacia la madre tierra y a la naturaleza; así como la adoración a deidades a 
las que rendían culto y bajo los cuales regían sus rituales, costumbres y hábitos. 
 
 14 
 
Alegría (1974) destaca que en la tribu las mujeres no tenían mayor 
participación puesto que era una sociedad patriarcal de señores que gustaban de 
ejercer su mando y dominio de manera exaltada y sin límites. Algunas mujeres 
ejercían las profesiones de sacerdotisas, curanderas o parteras. Del resto, 
algunas eran esposas y otras prostitutas “ambas tenían aspectos comunes, se 
consideraba de manera muy importante el aparato sexual y reproductor femenino, 
ya fuera por razón de la maternidad o por la simple sexualidad (…) y ambas 
propiciaban una actitud de servidumbre” (p. 65). 
La maternidad fue uno de los valores preponderantes bajo los cuales las 
mujeres eran educadas en esta sociedad. “El ser madre era uno de los principios y 
obligaciones más sagrados de la mujer; y la mujer mexicana lo asumía con valor, 
dignidad y cariño, consciente de su responsabilidad” (Cedillo, 2014, p. 36). 
Lagarde (2005) sostiene que la concepción que se tiene de la mujer 
mexicana proviene de un complejo cultural histórico. “La imagen mítica binaria 
escindida de la mujer mexicana tiene como fuentes a la cultura judeocristiana y a 
la sociedad capitalista, generadas en un proceso de dominio colonial primero e 
imperialista después” (p. 31). 
 
b) La mujer en la conquista 
 
El proceso de la conquista en México fue también un tiempo de reacomodación de 
razas y clases sociales. “En la base de la pirámide social se encontraban los 
negros, considerados inferiores junto con los filipinos, por encima se consideraban 
los indios, y arriba de ellos a los mestizos, en la punta se encontraban los 
españoles y finalmente por debajo de ellos los criollos” (Chávez, 2014, p. 51). 
 
La mujer indígena vivió un proceso de cambios violentos, en donde su 
identidad original fue agredida; debió hacer frente a las transformaciones que se 
presentaban en su entorno. Tuvo mayor predominio debido a que las españolas 
 15 
 
fueron traídas más tarde. Las mestizas y criollas surgieron en las generaciones 
siguientes (Alegría, 1974). Debido a que en el México colonial predominó el 
sistema patriarcal las mujeres españolas “estaban jurídicamente subordinadas al 
hombre; políticamente tenían poca o nula influencia en los círculos que asumían 
las decisiones administrativas y/o jurídicas. Su medio de acción se reducía a la 
vida familiar o conventual” (Burgos, 2004, p. 44). 
Estas mujeres tenían un papel importante en la consolidación del matrimonio y 
la familia como unidad básica de toda la estructura social. Alegría (1974) señala 
que a pesar de ser las merecedoras de privilegios, puesto que eran las esposas 
legales, no podían sentirse plenas a partir de las contradicciones del sistema al 
que pertenecían. 
 
c) La mujer mexicana de los siglos XX y XXI 
 
El Siglo XX se caracterizó por un proceso de modernización que traspasó los 
límites del ámbito laboral, económico y social. Tuvo repercusiones importantes en 
la vida cotidiana que se reflejaron en la organización y la dinámica de la vida 
familiar. De la Paz(2007), señala una serie de eventos que paulatinamente 
contribuyeron de manera indirecta en la modificación de la condición de la mujer 
en la sociedad mexicana. 
 Entre los que destaca un número importante de muertes por la Revolución 
que modificó la demografía mexicana, la modernización que implicó cambios en el 
estilo de vida y de consumo mexicanos, así como un proceso de industrialización 
que favoreció a la participación de la mujer fuera del hogar, ya que 
desaparecieron algunas de las actividades artesanales en donde tenía una 
participación significativa. 
A principios de ese siglo las condiciones sociodemográficas en las que vivió 
la mujer en México reflejaron el estado precario de vida y las pocas oportunidades 
de desarrollo que tuvo: 
 16 
 
El régimen demográfico de principios de siglo, definido por elevadas tasas de 
mortalidad general, infantil y materna, una alta fecundidad y, adicionalmente, 
el alto grado de analfabetismo de la población, tanto femenina como 
masculina, imponía patrones y dinámicas familiares muy desfavorables para 
las mujeres. Para ellas la vida se desarrollaba en el marco de una cultura 
patriarcal fuertemente anclada en una concepción degradada del ser 
femenino (De la Paz, 2007, p. 80). 
 
Por otra parte, la participación femenina durante la Revolución fue compleja. 
Hay quienes ponen en duda su convicción personal y la claridad de sus objetivos 
en el movimiento armado. Señalan que: 
Cuando la soldadera va al campo de lucha, lejos de seguir una causa, lo 
hace exclusivamente para servir a su soldado, allí le lava la ropa, le hace de 
comer, le vela el sueño, y a veces hasta le da más hijos a los que suma los 
que ya tiene; las soldaderas ponen el toque de ambientación familiar en los 
campos de batalla (Alegría, 1974, p. 132). 
 
Sin embargo Jaramillo y Osorio (1998, citados en Tiburcio, 2011) sostienen 
que las mujeres combatieron en todos los planos a un nivel de luchadoras 
conscientes y a un nivel igualitario con el hombre, “con el fusil en la mano y las 
cananas cruzadas al pecho, con la pluma dirigiendo periódicos subversivos o 
escribiendo proclamas, cartas o artículos en los que explicaban las injusticias o 
incitaban a la lucha” (p. 95). 
 Tras el advenimiento y conclusión de la Revolución, en el país ocurrieron 
transformaciones sociales, psicológicas, políticas, económicas y culturales que 
contribuyeron a la conformación de una identidad cambiante para los mexicanos. 
A pesar del nivel de desorganización que el movimiento armado dejó como 
 17 
 
consecuencia en diferentes ámbitos, también implicó un proceso de recuperación 
y reconstrucción del cual surgió una nueva visión nacional. 
Alrededor de la década de los cuarenta, inició en México un proceso sin 
precedente que cambió el panorama de la nación. El proceso de modernización 
implicó que el país dejara de ser mayoritariamente agrario para dar paso al 
incremento de la actividad industrial, comercial y de servicios. Lo que a su vez 
condujo a una mayor concentración urbana y al incremento poblacional, así como 
a un estilo de vida basado en el consumo. Estos aspectos fueron determinantes 
en la creación de lo que De la Paz (2007) denomina un ideal del ser femenino: 
En el país, como en muchos otros, la influencia modernizadora de la visión 
familiar alcanzó tanto la esfera pública como la privada. En ambas 
proliferaban acciones centradas en la idealización del papel de madre y ama 
de casa; acciones como la creciente medicalización de los cuidados materno-
infantiles (…), el alud de ideas sobre la denominada “economía doméstica”, 
así como la divulgación paulatina de los patrones consumistas de la imagen 
en medios impresos, la radio, el cine, el arte y los contenidos de la educación 
pública contribuían a este cambio en las percepciones sobre la familia y sus 
funciones (De la Paz, 2007, p. 87). 
 
Por otra parte, se refuerza el concepto de la familia moderna: 
Muchas mujeres fueron incorporando en sus vidas, vía la influencia de la 
educación y de los medios de comunicación, la idea de la familia moderna 
(…). Con ello se desencadenó un proceso de adopción de valores, actitudes 
y prácticas que favorecía las conductas preventivas en las prácticas 
reproductivas de las parejas, sobre todo en las mujeres (De la paz, 2007, p. 
92). 
 
 18 
 
Los medios de comunicación, con sus contenidos, inspiraron un patrón de 
vida familiar, sobre todo en las ciudades. Ya que en éstas había más facilidades 
para acceder a las fuentes de información. 
“Este tipo de programas se reforzaban y recreaban valores sobre los roles 
familiares, las relaciones de pareja y la prole numerosa, idealizando el 
confinamiento de la mujer a la casa. (…) La abnegación hacia la familia era 
un asunto recurrente y el divorcio era considerado como un tema tabú (De la 
Paz, 2007, p. 103). 
 
 Esa era la visión de “mujer” que el Estado procuraba mantener y reforzar a 
través de sus instituciones. 
Luego de la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se 
mantenía a un buen número de mujeres (derechohabientes o no) ocupadas 
en oficios “redituables” para los miembros de la familia (cursos de corte y 
confección, peluquería, cocina, tejidos y bordados, etc.) y que acentuaban su 
rol de madres-esposas-amas de casa. Aun cuando la cobertura institucional 
no era muy grande, se trataba de la visión gubernamental sobre el papel y la 
misión de las mujeres (De la Paz, 2007, p. 104). 
 
Esta concepción de la mujer comenzó a entrar en crisis. A partir de la década 
de los cincuenta ocurrió una serie de cambios estructurales que propiciaron el 
mejoramiento de las condiciones de vida de una parte importante de la población 
principalmente en zonas urbanas y en las clases media y alta. 
Así mismo, la industrialización trajo consigo una mayor inserción de la mujer 
al ámbito laboral, en muchos casos no por decisión propia sino por necesidad 
económica familiar, eso no la exoneró de cumplir con sus labores domésticas y de 
atención a sus hijos y a su esposo. “Aunque trabajen, aunque estén informadas, 
 19 
 
aunque viajen y opinen, la familia será siempre su prioridad” (Sefchovich, 1999, p. 
27). 
Una década después surgió una serie de inconformidades sociales que 
provocaron el desgaste del marco normativo del Estado y abrió paso a la 
expresión del movimiento feminista. 
Cobra importancia el movimiento feminista, que al proponer cambios en la 
condición social de las mujeres cuestionaba pautas instituidas que normaban 
las relaciones familiares. A mediados de los años setenta, al mismo tiempo 
que emanaban de la Organización de las Naciones Unidas recomendaciones 
a los gobiernos para eliminar la discriminación contra las mujeres, el 
Movimiento Nacional de Mujeres organizaba una serie de reuniones para 
estudiar y proponer cambios en la legislación mexicana y eliminar aspectos 
sexistas en los libros de texto gratuitos (Jaivén, 1987, citado en De la Paz, 
2007, p. 91). 
 
 Tuvieron lugar protestas y movimientos sociales que cuestionaban entre 
otras cosas el carácter patriarcal de la familia. “Los años sesenta y setenta 
tuvieran la huella de movimientos sociales y culturales producto de un malestar 
social, pero también – de manera particular – de la transformación de los valores 
asociados con la familia y la libertad sexual entre las jóvenes generaciones (De la 
Paz, 2007, p. 104)”. 
El feminismo implicó un proceso de concientización que otorgó a la mujer 
mexicana la posibilidad de construir una identidad basada en nuevos conceptos de 
feminidad. 
La manifestación de este cambio paulatino de la cosmovisión y de la 
identidad se evidencia en una verdadera revolución cultural a partir de los 
aportes novedosos implementados en todos los ámbitos – la ciencia, la 
academia, la política, las relaciones laborales, el círculo familiar-, el que 
 20 
 
incidedirectamente en las costumbres, los hábitos y, en general, en las 
modificaciones de los modos de vida (Muñíz, 1992, p. 178). 
 
Muñíz (1992) plantea que el feminismo como corriente produjo un cambio en 
la concepción del mundo con una visión más crítica, del cual emergió una 
identidad en trasformación. “Nos habla del paso entre la identidad tradicional, 
mujer para los otros, y la nueva identidad, mujer para sí” (p. 180). 
De manera paulatina ocurrieron cambios sociales entre los que destaca la 
creciente urbanización, la modernización del estilo de vida y el incremento del 
nivel educativo de un número importante de mujeres; lo que a su vez favoreció 
cuestionamientos sobre el actuar social, y entre ellos la vida en pareja y la 
asunción de roles. 
De la Paz (2007) señala que en 1975 se dieron cambios importantes en 
materia legal y reformas al Código Civil que regía desde 1932, cuyo objetivo era 
normar una mayor igualdad de la pareja en el ámbito doméstico. Se modificó la 
concepción del marido como proveedor único, se estableció autoridad y 
consideraciones iguales a marido y mujer, se eliminó de la legislación la 
exclusividad femenina de la carga de la dirección y el cuidado de los trabajos del 
hogar, y principalmente el derecho a decidir sobre el número y espaciamiento de 
los hijos. Reformas que se vieron reforzadas por condiciones demográficas de 
sobrepoblación que incitaron al gobierno a cambiar de una política pro natalista a 
una de control natal. 
Además, el nivel educativo que las mujeres fueron adquiriendo implicó 
cambios en su percepción sobre eventos de la vida cotidiana. Lo que conllevó a un 
cuestionamiento de la organización social, los roles y tareas asumidas así como la 
concepción de modos alternativos de vida con respecto a la elección de pareja y el 
número de hijos a procrear. 
 21 
 
El surgimiento de fenómenos tan complejos como la autovaloración, la 
autoestima y el empoderamiento de las personas también se asocia con la 
educación (…) la cual propicia nuevas prácticas, como la de tomar 
decisiones que atañen a diversos ámbitos de la vida individual y familiar (De 
la Paz, 2007, p. 100). 
 
Entre los logros más sobresalientes del feminismo se encuentran el 
reconocimiento de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la 
educación y el trabajo, el derecho al voto y a ser votada y la maternidad voluntaria 
(derecho a la educación sexual, uso de anticonceptivos y acceso legal al aborto 
voluntario). 
 
1.3.2 La identidad de la mujer en su rol de esposa 
 
El matrimonio y la familia conforman un marco de referencia de comportamiento 
para la mujer, tanto para el grupo social al que pertenece como para ella de 
manera subjetiva. El análisis del entorno familiar permite conocer las formas de 
organización social que contribuyen a la conformación de su identidad en un 
momento determinado. 
 Es en la familia, su núcleo social más cercano e íntimo, donde se crean y 
llevan a cabo las expectativas que se esperan de su existencia. Olguín y Moreno 
(2014) señalan que la función de la familia es principalmente la construcción y 
desarrollo de la persona para adquirir su identidad, la integración de la misma a la 
sociedad y la enseñanza de habilidades sociales. 
El matrimonio es a su vez el origen social formal de la familia. De acuerdo a 
Muñiz (1992 citado en Galeana, 1992) esta forma de organización exige, además 
de la reglamentación de la sexualidad, un estilo particular de conducta, en la 
 22 
 
medida en que tanto el hombre como la mujer casados deben realizar papeles 
como el de jefe de familia o el de ama de casa. 
Estas representaciones son asumidas por los sujetos de tal forma que se 
vuelven parte de sí y les dan identidad. “Dado que la vida psíquica surge y se 
desarrolla en un tema vincular que preexiste al nacimiento de cada sujeto, la 
familia es un objeto de estudio privilegiado para su comprensión” (Burin, 1998, p. 
32). 
 Estas formas de ser, estipuladas en la familia y transmitidas 
generacionalmente implican lo que Lagarde (2005) define como las funciones de 
madresposa, las cuales refieren a la mujer al ámbito doméstico familiar, como 
espacio exclusivo en el que lleva a cabo las actividades de cocinar, limpiar, 
mantener la casa en orden administrativamente y cuidar a los hijos. Destaca que 
desde esta posición la mujer debe cumplir con la maternidad obligatoria a pesar de 
no ser dueña de su sexualidad. 
 El papel de madre y esposa implica para la mujer la asunción de tareas que 
piden anteponer la satisfacción de las necesidades de los demás a las suyas 
propias; tener que perder, sostener, ceder y postergar aquello que conforma su 
estilo de vida ideal como sujeto de derechos. En lugar de ello debe aceptar uno 
que se acomode y sea acorde con el cuidar y vigilar los intereses familiares. 
Con respecto a la familia existen diversas teorías sobre su origen. Algunas 
sostienen que hay una relación estrecha entre la organización de la familia y el 
Estado; puesto que la forma de familiarización mantiene una coherencia 
importante con la dinámica de la organización social en su conjunto. De acuerdo a 
Donzelot (1990, citado en Burin y Meler, 1998) desde sus orígenes “la familia pudo 
haber sido un mecanismo destinado a mantener el orden establecido durante el 
Antiguo Régimen, ya que la sociedad era autoritaria, patriarcal e inmolista” (p. 53). 
En El origen de la familia, propiedad privada y Estado (1983) Engels señala 
con referencia a la obra del antropólogo Lewis Henry Morgan (La sociedad 
 23 
 
primitiva) que antes de la civilización en la humanidad, existieron el salvajismo y la 
barbarie. Etapas en las que según Engels (1983) el desarrollo de la familia se dio 
paralelamente de manera simple y naturista. Es a partir del surgimiento de la 
cultura del arado y la ganadería que comienza la división sexual del trabajo y la 
conformación de la familia basada en ello. La posibilidad de tener excedentes de 
producción y disponer de ellos les generó una economía y la necesidad de 
mantenerla, lo que a su vez favoreció la creación de valores asociados al 
matrimonio para resguardar sus bienes. 
Utilizando la lógica de las relaciones de clase para entender los vínculos 
entre los géneros, supuso que estos nuevos ricos, una vez comprendido su 
rol en la reproducción humana habrían utilizado su poder para instaurar la 
monogamia y la filiación patrilineal, a fin de asegurarse la legitimidad de la 
descendencia y poder transmitir los bienes que no alcanzaran a consumir a 
quienes pudieran considerar extensiones de su ser, o sea sus hijos 
biológicos (Burín, 1998, p. 37). 
 
De acuerdo a Godelier (1990, citado en Burín, 1998) la división sexual del 
trabajo, creada en un principio en función de la mejor supervivencia del grupo, 
generó diversas formas de opresión y explotación de mujeres y jóvenes por parte 
de los hombres adultos. 
Al instaurarse la hegemonía de la descendencia patrilineal y la residencia 
patrilocal, las mujeres vieron reducidos sus derechos y restringida su 
sexualidad, y de este modo se inició su subordinación secular, que se 
extendería hasta la monogamia moderna, caracterizada por la dependencia 
económica de las esposas, recluidas en el hogar (Burín, 1998, p. 37). 
 
El desempeño del rol de esposa ha estado marcado históricamente en 
diversas sociedades por un estado de sumisión de la mujer ante el hombre y su 
 24 
 
reclusión al ámbito doméstico. El cual ha sido incluso normativizado en marcos 
legales, por ejemplo en México: 
La situación de sumisión y reclusión de las mujeres en el ámbito doméstico 
se daba en un marco normativo explícitamente sentenciado en el Código 
Civil de 1932. Ahí se subrayaba la diferenciación de roles otorgando al 
hombre el papel de proveedor exclusivo y a la mujer el de responsable de la 
dirección y el cuidado de los trabajosdel hogar. Además, se estipulaba que 
las mujeres no podían trabajar o desarrollarse profesionalmente contra la 
voluntad del marido; explícitamente se establecía el derecho del marido a 
oponerse al trabajo de su cónyuge si dañaba la moral de la familia o la 
estructura de la misma (De la paz, 2007, p. 85). 
 
Rubín (1975 citado en Burín, 1998) consideró que la actual identidad del 
género es una construcción social; por lo que es posible modificar el patrón de los 
roles establecidos a partir de una postura crítica, lo que aplica también a la 
construcción de una nueva identidad femenina. 
El proceso de creación de la nueva identidad implica una crítica a lo 
establecido, también conlleva un replanteamiento en las relaciones 
tradicionales de pareja para modificar aspectos fundamentales como son: la 
organización del trabajo doméstico, la distribución proporcional del ingreso 
familiar, el cuidado de los hijos y las relaciones amorosas de los esposos 
(Muñiz, 1992, pp. 182, 183). 
 
 
 
 
 25 
 
1.4 La identidad de la esposa de militar 
 
La fricción y el conflicto son elementos constantes en la historia y desarrollo de las 
agrupaciones humanas. La guerra ha sido un elemento ineludible desde las 
organizaciones primitivas hasta la actualidad y con ello la conformación de 
ejércitos. Los cuales de acuerdo a la época y cultura que los alberga adquieren un 
carácter particular; no obstante, mantienen rasgos comunes. En este sentido, 
García (2013) señala que: 
El Estado moderno requiere, para su mantenimiento y preservación “de 
buenas leyes y buenos ejércitos”, como decía Maquiavelo quien, al 
reflexionar en torno a la naturaleza de las fuerzas armadas, concluye que 
estas deben poseer, respecto de la República o el Príncipe al que sirven, 
disciplina, unión, fidelidad y valor en la batalla (p. 24). 
 
El Ejército, entidad presente en diferentes regímenes y culturas, es a su vez 
una institución que proporciona identidad a sus miembros en el proceso del 
cumplimiento de sus objetivos. En el caso del Ejército Mexicano, García (2013) 
señala que sus miembros experimentan un proceso de intervención institucional 
propio de identidades densas, que involucra estructuras discursivas 
interpersonales, procesos disciplinares y códigos de lealtad que se articulan con el 
marco normativo de la institución, los cuales influyen de forma importante en la 
configuración de la identidad del individuo como militar: 
Los sujetos así intervenidos interiorizan las representaciones, los valores y 
símbolos de la institución ocasionando que los registros de la identidad 
adquiridos en el ejército se densifiquen, de tal manera que en lo sucesivo la 
pertenencia identitaria de mayor prevalencia estará signada por los 
patrones establecidos por la institución militar (p. 8). 
 
 26 
 
 Cuando dice identidades densas se refiere a la existencia de instituciones 
cuyos sujetos adscritos son objeto de discursos y orientaciones cognitivas 
específicas que configuran identidades; y una de ellas es la institución militar. Así 
mismo indica que en el proceso de configuración de la identidad tiene gran 
relevancia el vínculo entre la formación en la familia y la formación de la institución 
militar. Si ese es el caso, resulta interesante abordar el punto de vista de la esposa 
como parte importante de la familia del militar. 
 
1.4.1 La mujer en la familia militar mexicana 
 
Las esposas de militares como grupo social, manifiestan patrones singulares 
estructurados y contextualizados en un estilo de vida, el cual conforma el universo 
simbólico que caracteriza su identidad cultural colectiva; lo que las hace similares 
entre si y diferentes de otros grupos sociales. Se observan formas de organización 
social y desempeño de roles - especialmente vinculados a la familia -, que 
mantienen una relación íntima con la cultura del patriarcado. La esposa, a partir de 
su circunstancia de género, comparte una condición social e histórica con mujeres 
de diversas culturas, la cual es regida por una serie de prácticas, creencias y 
valores que guían su comportamiento. 
 
Su identidad no sólo está estrechamente vinculada a su papel de madre y 
esposa, sino a una condición de dependencia a los vaivenes de las actividades 
profesionales de su esposo. Al estar inmersa en una cultura militar debe apegarse 
a los lineamientos establecidos en un medio estrictamente organizado distinguido 
por estratos y jerarquías (rangos o grados), lo que implica subordinación y 
obediencia a determinadas normas. Así mismo es deseable que se conduzca de 
acuerdo a las expectativas que se tienen de ella como una contraparte; es decir, 
que mientras su esposo ejercite la oportunidad de desarrollo y despliegue de sus 
potencialidades profesionales, ella asuma virtudes de acompañamiento. 
 27 
 
Lo que Giménez (2005) establece como aspectos definitorios de la 
identidad con el nombre de pautas de significado, son en la cultura militar valores, 
tales como don de mando, serenidad, compañerismo, abnegación, vocación, 
constancia, puntualidad, honor, lealtad, disciplina, patriotismo, honradez, sacrificio 
y entrega; mientras que en el ámbito familiar del militar para la esposa destacan 
los de ser amorosa, comprensiva, dedicada a su hogar, caritativa, un apoyo moral 
y emocional. 
La mística militar está conformada por valores que son inculcados a los 
militares desde el inicio de la carrera con el objetivo de crear en ellos “la 
convicción de cumplir con el deber, sin coerción ni forzamiento, ese enaltecimiento 
para cumplir sin miramientos, sin pensar en nada más” (Castillo, 2009, p. 202). 
 Ser militar es una profesión que demanda una entrega casi total del 
individuo. Implica enfocar su vida al cumplimiento de encomiendas que requieren 
enfoque, concentración y dedicación. “Reza un añejo dicho: El hombre se borra 
bajo el soldado, como prueba de que la condición militar prevalece sobre otras 
esencias, formas y pensamientos” (Castillo, 2009, p. 64). Por lo que la relación con 
su familia es definida la mayoría de las veces por la distancia y la ausencia. 
Los fines entre los que se maneja el trabajo de los militares no sólo implica 
un riesgo físico, sino también psicológico, por el hecho de ser empleados 
como sujetos que se introducen a los fines de un determinado proyecto de 
nación que permeará cada una de sus conductas, donde la libertad para 
expresar, hacer, pensar o sentir esté comandada por el general a cargo, 
limitando su independencia y poniendo en riesgo en algunos casos el 
aislamiento social, cambio de ideología, endurecimiento de carácter por la 
necesidad de subsistir al medio y alejamiento de sus familias de origen 
(Mendoza, 2011, p. 8). 
 
 28 
 
Aunque la importancia de la familia no es debatible, hay casos de militares 
que se desvinculan de ella y hay otros que la mantienen cerca en el acontecer de 
su profesión. Como lo describe Castillo (2009): 
Habrá otras ideas que le brindarán prioridad a la carrera militar por sobre los 
intereses familiares, hasta quienes sostienen que la preponderancia de la 
familia representa lo más sagrado para un soldado y por ende, se sobrepone 
a las exigencias de la profesión militar (p. 193). 
 
La familia es por ende el espacio moral en el que los militares pueden 
encontrar la motivación para desarrollarse como personas y como profesionales. 
“Los valores intangibles que proporciona la familia son: la seguridad, la estabilidad, 
la autoestima, el afecto, el equilibrio emocional, la satisfacción propia o felicidad de 
sus integrantes” (Castillo, 2009, p. 199). 
La dinámica de la familia militar se da dentro de un universo simbólico 
conformado por hábitos, costumbres, normas, valores y construcciones 
socioculturales que se manifiestan en la interacción entre los miembros de la 
comunidad. Entre los aspectos que conforman las circunstancias concretasdel 
ámbito donde surge y se desempeña la mujer en su papel de esposa, destaca la 
pertenencia a un medio organizado en jerarquías de lo que derivan relaciones de 
poder que se observan tanto entre militares como en la interacción entre sus 
esposas. Para el militar implican derechos y deberes; para la familia posibilidades 
de una posición económica y social. 
Los valores del medio militar trascienden al lenguaje, se plasman en 
elementos culturales cotidianos que repercuten en el ámbito familiar del militar 
tales como actividades para socializar y reforzar la integración al medio 
(reuniones, festividades patrias, eventos de gala, culturales y deportivos); así 
como el uso de colores e insignias institucionales en áreas habitacionales. Con 
respecto al uso de símbolos: 
 29 
 
El diccionario de la RAE define el símbolo como la representación 
sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se 
asocian con esta por una convención socialmente aceptada. Está claro que 
en esta definición entran banderas, estandartes, escudos e himnos. (…) Es 
la asociación de palabras o signos para producir emociones conscientes. 
Aquí voy a incluir decálogos, mandatos, credos, lemas, ordenanzas y 
códigos de valores (Muñoz-Grandes, 2015, párr. 2). 
 
Por otra parte, el estilo de vida de estas familias es de cambios de 
residencia constantes. En promedio, en México un militar es removido de plaza y 
de casa cada tres años. Ese cambio afecta a toda la familia, la cual tiene cambios 
constantes de vivienda, realiza búsqueda de lugares donde rentar, mudanzas, 
cambios de escuela para los hijos y viven un constante proceso de readaptación a 
lugares en ocasiones con escasos servicios o inseguros. 
Esta condición implica el que al contraer matrimonio las esposas de 
militares dejan sus familias y lugares de origen para integrarse temporalmente a 
una comunidad de mujeres que viven las mismas circunstancias y con quienes 
intercambian tradiciones, hábitos y rituales. “La carrera militar no es simplemente 
una profesión, sino un estilo de vida que lleva consigo el desarraigo tanto familiar 
como geográfico. El permanente sacrificio, los cambios de casas, escuelas, 
amigos son marcas indiscutidas en este modo de vida” (Figueira, 2009, párr. 1). 
Es una dinámica familiar definida por ausencias largas y sin fecha de 
regreso de parte del esposo, por lo que la mujer queda al frente de la familia. “La 
destreza, el entrenamiento de estas mujeres para soportar los avatares de la 
soledad ante la ausencia prolongada del marido” (Figueira, 2009, párr. 2). 
Ser esposa, compañera de un soldado mexicano es otra historia, ya que 
deben resolver cualquier problema al no estar presente el padre de familia la 
 30 
 
mayor parte del tiempo debido a que se encuentran sirviendo a la sociedad 
mexicana y a la Patria (Sin autor, laparadadigital.com, marzo-2014, párr. 8). 
 
Debido a que la ausencia física del esposo puede no tener fecha de término, 
algunos hábitos y costumbres - rituales culturales significativos -, no pueden ser 
llevados a cabo en pareja, tal como celebración de cumpleaños, aniversarios y 
demás festividades vinculadas a la familia. 
Cuando eres militar, significa que pones la vida de personas que no conoces, 
de personas que te critican en el día a día, de personas que incluso 
desearías que no estuvieras allí, por encima de tu propia vida. Significa dejar 
a tu familia, a tus hijos recién nacidos, a tu esposa embarazada, significa 
dejarlos atrás sin saber si vas a volver a verlos, o cuando vas a volver a 
verlos, porque el deber te llama (Quero, 2016, párr. 5). 
 
Estos alejamientos causan en algunas esposas sentimientos de soledad o 
abandono, puesto que aún en casos de enfermedad o un nacimiento no se puede 
garantizar la presencia del padre de familia. Algunas esposas así lo expresan en 
redes sociales, entre las que destacan Esposas, novias y amigas de militares, 
Esposas de militares mexicanos, ¿Por qué esperar a un militar? y Adelitas 
esposas de militares en Facebook y otras páginas de internet (APÉNDICE). Se 
pueden encontrar este tipo de pensamientos: 
La esposa del Militar, siempre a la sombra. (…) Yo les participo de la soledad 
de la mujer de un militar, de la tristeza de la mujer de un militar. Cuanta 
soledad y tristeza al enfrentar a solas las enfermedades de los hijos, cuanta 
soledad y tristeza para educar a los hijos a solas, cuanta soledad y tristeza 
de festejar un día del padre con el padre ausente, un día de la madre, un 
cumpleaños de los hijos, una primera comunión, un nacimiento de un hijo, 
una navidad, un año nuevo, cuanta soledad y tristeza. Cuantos fines de 
 31 
 
semana trabajando sin sueldo. Cuanta soledad y tristeza ver que tu hijo no 
reconoce a su padre por la ausencia del hogar y dolor desgarrador de ver a 
un hombre que no sabe cómo compensar el tiempo perdido y el hombre 
fuerte se transforma en un frágil ser humano, y derrama las lágrimas más 
triste de impotencia, pero siempre esta consiente que el DEBER A LA 
PATRIA SIEMPRE ESTA PRIMERO (Abstracto de un pensamiento en 
Facebook, 2012). 
 
En los últimos años en México ha aumentado el número de muertes de 
militares debido a la participación del ejército en la lucha contra el narcotráfico, y 
con ello la cifra de viudas y niños huérfanos. La SEDENA (Secretaría de la 
Defensa Nacional) a través de su “Campaña permanente contra el narcotráfico y la 
Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos” ha hecho públicos informes en los 
que sostiene que ha habido 496 militares muertos con relación a sus actividades 
contra el narcotráfico en las dos últimas administraciones. Durante la gestión del 
presidente Peña Nieto se han registrado más muertes, las cuales ocurren entre el 
personal subalterno o también conocido como tropa, ya que es el más expuesto. 
En la actual administración federal, es el año de 2013, el primero de la 
gestión del presidente Peña Nieto, en el que más soldados han muerto, 
según la SEDENA, al registrar a 44 integrantes de la Defensa Nacional, en 
su mayoría por agresión con armas de fuego. (…) Por nivel de categoría, son 
los soldados los que más fallecimientos registran. En ese periodo y por el 
rango han sido 216 soldados caídos, seguidos de 123 cabos, 68 sargentos y 
15 subtenientes (Viña y Caña, 2017, párr. 10). 
 
 
 
 32 
 
1.4.2 Historia: Adelitas y soldaderas 
 
La Revolución Mexicana es un momento histórico importante en la conformación 
de la identidad femenina basada en su participación tanto dentro como fuera de 
las filas, ya que toda mujer mexicana de aquella época sufrió los estragos del 
movimiento armado y muchas de ellas lo hicieron directamente en la vida militar. 
Durante la Revolución Mexicana la idiosincrasia de la mujer mexicana, fuera 
cual fuera su procedencia, llevó a miles de ellas a sumarse a esta lucha 
desde diferentes frentes, y pese a que comúnmente se muestra a la mujer 
revolucionaria como la “Adelita”, fueron muy diversos los orígenes y las 
clases sociales de las que provenían, pues fue una guerra interna que 
involucró a todo el país, y a lo largo de diez años ser revolucionaria se 
convirtió en una forma de vida (Ibarra y Méndez, 2013, p. 190). 
 
De acuerdo a Ibarra y Méndez (2013) la incorporación de las mujeres fue de 
dos naturalezas. Una desde afuera, mujeres que repartían propaganda, distribuían 
información y conseguían abastecimientos para la causa. La otra, por la necesidad 
de seguir al esposo o al padre o no tener un hogar ni familia. “Las soldaderas 
eran parte fundamental de las familias mexicanas que se unieron al ejército 
revolucionario; ellas daban fuerza al marido y a los hijos, los protegía de las 
enfermedades, preparaban los alimentos” (Mendoza, 2011, p. 105). 
 Algunas se integraron por necesidad, otras por convicción. También existió 
la práctica del rapto. Cuando las tropas se encontrabanestacionadas los soldados 
de diferentes facciones se llevaban a las jóvenes de los pueblos. Otras más se 
unieron siguiendo a mujeres ya incorporadas al movimiento por haber quedado sin 
hogar o sin familia y como medio de supervivencia. Los eventos de la vida 
cotidiana de aquella época ilustran el estilo de vida de la familia militar. Ibarra y 
Méndez (2013) ofrecen una descripción del estilo de vida en esa época: 
 33 
 
Cuando las tropas “acantonaban” por largos periodos en una plaza solían 
rentar un jacal donde podían reorganizarse estableciendo medidas de 
seguridad con “patrullas de reconocimiento”. Esto deba cierta confianza a los 
soldados que organizaban el campamento simulando una posición defensiva, 
lo cual era muy útil si eran atacados, a la vez que les permitía elegir los 
lugares dónde darle de comer al ganado, instalar las armas colectivas y los 
servicios de vigilancia inmediata (p. 197). 
 
En esta situación, las mujeres se encargaban de las tareas domésticas, 
como lavar la ropa y cuidar a los hijos. (…) Por su seguridad, las soldaderas 
que viajaban con las tropas muchas veces iban separadas de los 
contingentes y no se integraban a la columna de marcha. Hay que tener en 
cuenta que la mujer se trasladaba con una impedimenta quizá más pesada 
que la del soldado y que incluía ropa, petate, anafre, trastes, molcajete y en 
algunos casos menores de edad (pp. 197, 198). 
Cuando la tropa se desplazaba, las mujeres la acompañaban formando 
parte de la retaguardia, ya que su simple presencia podía alertar al enemigo 
entorpeciendo las acciones. (…) Las revolucionarias eran suspicaces y no 
permitían que mujeres ajenas a su círculo se acercaran, investigaran o 
simplemente deambularan por áreas cercanas al campamento. En esos 
casos se convertían en una línea de seguridad (pp. 198, 199). 
 
1.4.3 Actualidad 
 
Los miembros de las fuerzas armadas siguen siendo desplazados de manera 
continua a lo largo y ancho del territorio nacional. Sus familias viven largos 
periodos de separación y mudanzas frecuentes. A diferencia del siglo pasado los 
 34 
 
traslados, la ocupación de una vivienda y los servicios de salud y educación están 
garantizados tanto para el militar como para sus esposas (os) e hijos. 
 Existe el ISSFAM (Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas) 
como órgano que ampara los derechos de los militares y sus familias. Sus 
orígenes datan de 1829, año en que se aprobó el Reglamento General de la Gran 
Casa Nacional de Inválidos. En 1917 quedaron establecidas las garantías en 
materia de seguridad social en la Constitución. En el presente una de sus 
encomiendas principales es proporcionar vivienda digna y decorosa al personal 
militar que no cuente con casa propia. 
De acuerdo a la Ley del ISSFAM en su Capítulo Cuarto referente a Vivienda 
y otras prestaciones, el apartado VII señala que una de las obligaciones del 
Instituto es construir unidades habitacionales en lugares próximos a los campos 
militares, bases navales o aéreas y cuarteles de las Fuerzas Armadas, para ser 
ocupadas temporalmente mediante cuotas de recuperación por personal de 
generales, jefes, oficiales y tropa y sus equivalentes en la Armada de México en 
servicio activo. 
 
 
El “Voluntariado” 
 
El Voluntariado de la Secretaría de la Defensa Nacional es una organización 
cuyos procedimientos y mecanismo son considerados en esta tesis, debido a que 
es un centro cuyas actividades contribuyen a la formación de identidad de las 
esposas de militares debido a que muchas de ellas tienen una participación activa. 
 Es una organización conformada por derechohabientes – especialmente 
esposas- del personal del Ejército y la Fuerza Aérea. Quienes son invitadas a 
integrarse con el objeto de conformar un centro de convivencia y capacitación a 
beneficio de la familia militar. Se llevan a cabo actividades culturales, educativas y 
capacitación para el trabajo, así como actividades comunitarias. 
 35 
 
 Quien lo preside generalmente es la esposa del Secretario de la Defensa 
Nacional en las instalaciones de la Ciudad de México. Existe una sede por cada 
población de familias militares localizadas en unidades habitacionales dirigidas por 
las esposas de los generales de las bases aéreas y batallones correspondientes, 
tutelados por la Región Militar. 
De acuerdo a la página oficial de la SEDENA, la primera referencia histórica 
que se tiene del Voluntariado data del año 1917 con el nombre de “Patronato de 
Asistencia en la Comunidad Militar”. Posteriormente cambió sucesivamente de 
nombre. Es hasta 1985 que la Asamblea General de las Naciones Unidas, 
estableció el día 5 de diciembre como el Día Internacional del Voluntariado, 
término que reemplazaría al de patronato. En 1910 se registra con el nombre de 
“Voluntariado de la Secretaría de la Defensa Nacional A.C”. 
Atribuciones oficiales: 
 Capacitar a los derechohabientes para el trabajo en actividades 
productivas. 
 Proporcionar orientación social para fortalecer el vínculo familiar y 
logar una relación armónica en familia. 
 Impulsar campañas altruistas que mejoren el nivel de vida da la 
familia militar. 
 Recibir donativos deducibles en los términos de la ley del impuesto 
sobre la renta. 
 Difundir información relativa al uso y destino que se haya dado a los 
donativos recibidos. 
 Mantener enlace y coordinación con instancias de gobierno e 
instituciones similares. 
 
 . 
 
 
 36 
 
CAPÍTULO II. 
CONSTRUCCIÓN DE UN EJÉRCITO NACIONAL 
 
El espacio simbólico donde se crea la identidad de la familia militar y por ende, de 
la mujer en su rol de esposa, tiene que ver con el contexto social y 
fundamentalmente con la cultura. Esto es, en palabras de Edward T. Hall (1990) 
una forma particular de “organizar la vida, de pensar y de concebir los supuestos 
fundamentales sobre la familia y el Estado, el sistema económico e incluso el 
hombre” (p. 36). 
 En este sentido la historia de la creación de las Fuerzas Armadas de 
México y en especial del Ejército y la Fuerza Aérea enriquecen los puntos de vista 
sobre las circunstancias del enfoque que ocupa esta investigación. Debido a ello, 
el presente capítulo tiene como objetivo principal exponer de manera general los 
antecedentes históricos y la estructura interna de estas instituciones. 
A partir de la composición del Estado basado en la creación del orden 
mediante el poder público, ejercido en nombre del interés general y de la 
integración nacional, la paz interior y con un orden jurídico, surgen las Fuerzas 
Armadas como un cuerpo institucional estatal que tiene la función legítima y 
exclusiva de la coacción para la defensa común en contra de las amenazas del 
exterior. 
 Según el Código de Justicia Militar mexicano (Diario Oficial de la 
Federación, 2014), artículo 434, el Ejército es: “La Fuerza pública de diversas 
milicias, armas y cuerpos que sirven a la Nación para la guerra de defensa de su 
independencia, integridad y decoro y para asegurar el orden constitucional y la paz 
interior”. De acuerdo a lo establecido en la Constitución Política de los Estados 
Unidos Mexicanos, la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos 
establece sus actuales cinco misiones generales: 
 37 
 
A) Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la Nación. 
B) Garantizar la seguridad interior. 
C) Auxiliar a la población en caso de desastre. 
D) Realizar acciones cívicas y obras sociales, que tiendan al progreso del país. 
E) En caso de desastres, prestar ayuda, para el mantenimiento del orden, el 
auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas 
afectadas. 
 
 
2.1 Fuerzas Armadas de México 
 
Las Fuerzas Armadas de México están integradas por tres instituciones militares 
agrupadas en dos dependencias gubernamentales que son: 
 Secretaría de la Defensa Nacional 
o Ejército Mexicano

Continuar navegando