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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA LOS DIOSES TOTÉMICOS DE LA SOCIEDAD SECULARIZADA. FORMAS ALTERNATIVAS A LA RELIGIÓN EN LA MODERNIDAD T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A MA. DEL ROCÍO RIVERA DE LA GARZA DIRECTOR: MTRO. JUAN CARLOS HUIDOBRO MÁRQUEZ REVISORA: DRA. NORMA PATRICIA CORRES AYALA SINODALES: DR. PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB LIC. BLANCA ESTELA REGUERO REZA DR. CARLOS ARTURO ROJAS ROSALES CIUDAD UNIVERSITARIA, CD.MX., 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos Agradezco en primera instancia a la Universidad Nacional Autónoma de México por haberme dado la oportunidad de hacer un recorrido de cuatro años llenos de aprendizaje. No solamente aprendí lo correspondiente a mi carrera, sino que tuve la oportunidad de pertenecer a la mejor universidad, de poder asistir a sus instalaciones que para mí han sido una segunda casa y que además son hermosas, de conocer personas que formarán parte de mi vida para siempre y de las cuales he aprendido demasiado. Entre esas personas quisiera nombrar para agradecer a todos los profesores que formaron parte de mi desarrollo como psicóloga, pero especialmente al Mtro. Juan Carlos Huidobro Márquez que ha sido muy paciente no solo en el proceso de titulación sino a lo largo de los semestres en los que fue mi profesor, aprendí muchísimo de él y es por eso que lo elegí como mi guía en el desarrollo de este trabajo final. También quiero agradecer a la Dra. Patricia Corres Ayala, no solo por su acompañamiento en este proceso, sino también porque gracias a esto descubrí la gran persona que es. Paty, agradezco tu amistad y los momentos buenos y malos que hemos compartido a lo largo de estos años, gracias por la paciencia, la escucha y los consejos. Gracias también al Dr. Carlos Rojas porque siempre tuvo la disposición de guiarme en el desarrollo de esta tesis, aunque no era su obligación lo hacía con mucho gusto y, por supuesto, con la genialidad que siempre lo caracteriza. Quiero, además de agradecer, dedicar esta tesis a mi familia, a mi madre María Elena de la Garza que es mi mayor apoyo, gracias por nunca dejarme sola, por quererme tanto y por hacerme la persona que soy hoy, todo lo que soy te lo debo a ti. A mi padre Rigoberto Rivera que siempre está ahí para apoyarme y a mi bella hermana Ameyalli Rivera, que ha sido mi confidente, mi amiga, mi mayor crítica. Gracias por ser mi hermana, gracias por tus consejos, por tus detalles, por ser (aunque no lo creas) un ejemplo de fortaleza, de talento y de cariño para mí. También quiero dedicar este trabajo a mis tíos que quiero tanto, mi tío Miguel Ángel de la Garza y Guadalupe Bravo. Siempre han sido un ejemplo de vida para mí, como personas, como profesionistas, como familia, siempre llenos de buenos consejos, palabras de aliento y amor. A lo largo de mi vida, aunque a la distancia siempre han sido un gran apoyo en muchos aspectos para mí, mi madre y mi hermana. Gracias. Gracias a mi compañero de vida, Jesús Bernal, que en estos últimos meses se ha convertido en mi mayor apoyo, mi mayor alegría y mi mayor motor. Gracias por creer en mí, por estar aquí y por lo que viene, este proceso no hubiera sido tan gratificante sin tu presencia y apoyo. Por último quiero dedicar esta tesis y agradecer a mis amigos. Ellos, a lo largo de estos casi diez años lejos de casa han sido mi segunda familia. Quisiera nombrar a todos pero en especial y por el papel que ha tenido a lo largo de esta carrera quiero mencionar a Adriana Cortés. Adri, en estos años de amistad he aprendido más de ti de lo que te imaginas, me has alentado a lograr cosas que no creía lograr, a creer en mí y también a pasar momentos increíbles contigo. Gracias por siempre apoyarme, por siempre estar ahí en los buenos y malos momentos, espero haberte dado en este tiempo aunque sea un poco de todo lo que tú me has dado, hermana elegida. Índice General Resumen…………………………………………………………………………… 1 Introducción……………………………………………………………………….. 2 CAPÍTULO I. Sociedad mecánica y sociedad orgánica……………………….. 5 Concepto de sociedad…………………………………………………………… 5 Evolución del concepto “Sociedad”……………………………………….... 6 La División del Trabajo Social ……………………………………………….... 14 Antecedentes teóricos……………………………………………………….. 14 Función de la División del Trabajo Social………………………………….. 15 Proceso de la División Social del Trabajo…………………………………... 17 Sociedad mecánica……………………………………………………….. 17 Sociedad orgánica……………………………………………………….. 20 Paso de la sociedad mecánica a la sociedad orgánica……………………….. 26 Ejemplos de esta transición…………………………………………………….. 26 Causas de esta transición…………………………………………..…….. 29 CAPÍTULO II. Desencantamiento del mundo………………………………….... 33 Representaciones colectivas y hechos sociales………………………………….. 33 La religión: definición, características, dimensiones y funciones……………….. 35 La religión y las representaciones colectivas…………………………………. 42 Lo sagrado, lo profano y el ideal de sociedad………………………………… 45 Desencantamiento del mundo……………………………………………………. 51 CAPÍTULO III. Ciencia como alternativa a la religión…………………………. 63 La modernidad, sus fundamentos filosóficos y su legado……………………….. 63 Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo…………………….. 71 La ciencia: sus rasgos generales y su filosofía…………………………………... 73 Dioses totémicos de la ciencia: sus rasgos religiosos……………………………. 87 La ciencia como institución…………………………………………………... 87 La ciencia como ideología……………………………………………………. 91 CAPÍTULO IV. El sentido de la ciencia en la modernidad. Una comparación entre religión y ciencia……………………………………………………………… 97 Reflexiones: ¿Hacia dónde va la ciencia?..………………………………………… 113 Referencias..................................................................................................................... 115 Lista de Figuras Figura 1. Influencias teóricas en Émile Durkheim…...……………………………….. 14 Figura 2. Transición de una sociedad mecánica a una sociedad orgánica y su reflejo en el derecho-moral…………………….………………………………….. 26 Figura 3. La Idea del Mana en Relación con lo Sagrado y lo Profano.………… 39 y 101 Figura 4. Hipóstasis de la Sociedad……..………………………………………… 43 Figura 5. División entre lo Sagrado y lo profano………………………..………… 47 Figura 6. Avance hacia el Ideal Social…………………………...………………... 50 y 104 Figura 7. Intereses y fines en la racionalización cultural…..…………………..... 54 y 106 Figura 8. Reflejo de la Racionalización en el Sistema Religioso y Fragmentación de la Conciencia Colectiva………………………………………………………… 58 Figura 9. Ciencia positivista y fenomenología…………………………………….. 77 Figura 10. Enfrentamiento entre forma tradicional de legitimacióny la acción instrumental y estratégica como paso de una sociedad tradicional a una moderna…………………………………………………………..………………… 94 Figura 11. Separación de lo real y lo metafísico en la ciencia…..………………. 103 Figura 12. Unión hipostática en la ciencia……………………………………….. 104 Figura 13. Avance de la ciencia hacia su ideal social…………………………… 105 1 Resumen A partir del surgimiento de la modernidad (que parte del pensamiento ilustrado) y como consecuencia de esta, surgen otras instituciones sociales que se separan de la religión como alternativas a diversas funciones que esta desarrollaba: como cosmovisión, como regulador social, fuente de arte y de conocimiento. Las principales instituciones que surgen como ramas de la religión y como alternativas a esta son el arte, el derecho/moral y la ciencia (que será el eje central de este trabajo de investigación). Estas nuevas esferas de conocimiento secularizadas mantienen formas, rasgos y elementos religiosos. De ahí la pregunta fundamental de la presente investigación: ¿Cuáles son los dioses totémicos de la sociedad secularizada? La cual pretende dar pie al desarrollo de un análisis de la forma religiosa que aún conserva la ciencia, los elementos que la fundan y le dan sustento, sus funciones dentro de la sociedad y una reflexión acerca de esto. Para tales fines se ha utilizado el trabajo teórico de Émile Durkheim y Max Weber principalmente. Palabras clave: ciencia, secularización, religión, sagrado, profano, modernidad. 2 Introducción En nuestra vida cotidiana somos partícipes, pertenecemos o convivimos con diversas instituciones que cumplen con funciones políticas, educativas, científicas, artísticas, entre otras. La función fundamental de cada una de ellas las aleja de la religión, arrebatándole a esta el monopolio tales instituciones en sí y de las funciones que ahora estas desarrollan de forma independiente, como lo son: servir como cosmovisión, medio de regulación social, arte, historia, educación, fuente de conocimiento, participación política, etcétera. Así, se proclaman en ausencia de toda forma religiosa, de dioses, de mitos y ritos que puedan poner en entredicho su carácter secularizado o “laico”, como más comúnmente se le llama. El concepto de secularización, según Moncada (2012), puede entenderse de tres maneras: la primera tiene que ver con la acción gubernamental de expropiar las propiedades pertenecientes a la Iglesia y el rechazo de participación de la administración pública en la actividad eclesiástica. La segunda definición indica la renuncia voluntaria a la actividad religiosa de cualquiera que haya sido partícipe o haya estado adscrito a alguna congregación religiosa. La tercera definición deriva de la teoría sociológica, que señala a la secularización como producto de una evolución cultural e histórica de la sociedad, en un proceso mediante el cual pasó de ser una sociedad agrícola a convertirse en una industrializada. Esta última es en la que se basará la presente investigación, utilizando los conceptos de sociedad y solidaridad mecánicas y sociedad y solidaridad orgánicas de Émile Durkheim (2001). Estos conceptos permiten comprender el proceso de desencantamiento del mundo, concepto clave, acuñado por Max Weber (1979), como rasgo característico de la sociedad moderna occidental y las implicaciones que este tiene en ella: racionalización, desacralización, individualismo y falta de sentido ante el mundo. El concepto de solidaridad describe la forma de funcionamiento de las sociedades, el tipo de lazos que permite la unión de sus miembros, basados en un sentimiento de unidad que se dirige hacia un bien común, guiados por los objetivos específicos de un ideal de sociedad que cada una persigue. Al definir los conceptos de sociedad mecánica y orgánica, se explica también el tipo de solidaridad que a cada una corresponde. 3 Así pues, la sociedad mecánica se caracteriza por una escasa o casi nula división del trabajo, por lo tanto, es escasamente compleja; entre el individuo y la sociedad global no hay interposición de grupos secundarios, son sociedades homogéneas, por lo que todos tienen tareas prácticamente iguales y esto crea un escaso sentido de interdependencia; no hay distinción entre lo “público” y lo “privado”; las creencias y sentimientos de sus miembros se rigen por completo por una conciencia colectiva. En cambio, la sociedad orgánica, como su nombre lo indica, está formada por distintos órganos con funciones bien diferenciadas. Sus elementos están coordinados y subordinados unos a otros en torno a un órgano central. Debido a sus funciones bien diferenciadas y cada vez más especializadas, es posible la distinción entre lo individual y lo colectivo y se da a su vez un sentido de interdependencia (Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). El aumento del volumen material y moral, la reducción del espacio físico y la división del trabajo social dieron origen al surgimiento de la sociedad orgánica. El paso de la sociedad mecánica a la orgánica en y por la modernidad, mediante la división del trabajo social y la diferenciación social, propició la multiplicación de roles y funciones sociales, el predominio de la clase profesional cada vez más especializada. Las nuevas formas de vida en la modernidad, dieron paso a nuevas formas de explicar el mundo. De ser una conciencia colectiva que sólo reconocía semejanzas, pasa a una donde se aprecian solamente las diferencias, el predominio de la individualidad sobre la colectividad y el culto al ser humano se hacen presentes, mientras la ausencia de lo sagrado se convierte en el rasgo principal de la sociedad. Con base en lo anterior se puede declarar que el concepto de secularización refleja algo más que la ausencia de religiosidad en la sociedad moderna, orgánica e industrializada; indica la ausencia de lo sagrado reflejada en las instituciones y en el surgimiento de una nueva conciencia colectiva, producto de la división social del trabajo. Sin embargo, como da a entender Weber (1979), en La ciencia como vocación, hay una necesidad no solamente de darle una explicación al mundo y nuestra presencia en él, sino también de darle un sentido a esa existencia, cosa que sólo se logra mediante la apreciación y vivencia de lo sagrado, lo místico del mundo y de la vida social, sentido que aparentemente no le dan las instituciones de las sociedades orgánicas, modernas, a partir del desencantamiento del mundo. 4 No obstante, al ser tales instituciones antes mencionadas producto de la religión, han arrastrado con ciertos rasgos que, de hecho, podrían poner en tela de juicio su carácter secularizado y podrían dar paso a un mejor entendimiento de la sociedad moderna occidental y el funcionamiento de esta (Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). Esta investigación pretende, así, definir qué hay de sagrado aún en dichas instituciones/funciones al haberse separado de la religión, aunque en esta investigación solamente se desarrollará un análisis con respecto a la ciencia. Igualmente se busca definir cuáles son sus dioses totémicos (no necesariamente reificados en una figura humana), que mediante un proceso de unión hipostática (en la que participan diversos ritos, mitos, tótems, normatividad e ideología) reflejan, surgen de y están enraizados en la realidad y la acción de dichas instituciones. En el primer capítulo se aborda el concepto de sociedad y su evolución, continuando con la teoría de la División del Trabajo Social de Émile Durkheim. En el capítulo II comienza por explicar qué son las representaciones colectivas y los hechos sociales; continúa con una descripción de la religión en cuanto a sus elementos y rasgos generales y esenciales y, por último, entra de lleno al concepto de “desencantamiento del mundo” acuñado por Max Weber. En el capítuloIII se aborda el tema de la ciencia, comenzando por las ideas que la fundamentan originadas en el proyecto de modernidad; después se desarrollan definiciones y enfoques con respecto a la práctica científica desarrollados desde la filosofía de la ciencia, para concluir con un análisis de la ciencia como institución y como ideología. El capítulo IV desarrolla una discusión con respecto a la pregunta de investigación, es decir, realiza un análisis de comparación entre la religión y la ciencia, la forma religiosa que aún conserva la ciencia, los elementos que la fundan y le dan sustento, sus funciones dentro de la sociedad y una reflexión final con respecto a esto. 5 CAPÍTULO I. Sociedad mecánica y sociedad orgánica Para hablar de religión y de todos los elementos y procesos que a esta pertenecen es preciso comenzar a hablar de su sustrato y materia prima: la sociedad, la que a su vez se sostiene y reafirma su realidad echando mano de la religión. Para entender este concepto es preciso ubicarlo en un contexto histórico y social específico, mostrar su evolución hasta llegar a la definición que es útil para el presente trabajo de investigación: la de Durkheim y Weber, principalmente. El trabajo teórico de estos dos autores será la columna vertebral de este documento. Por lo tanto, el presente capítulo inicia con una recapitulación del concepto “sociedad”, la noción de lo social y cómo acercarse a este objeto de estudio desde el siglo XVII con el movimiento ilustrado, pasando por el siglo XIX con los aportes de Augusto Comte y su influencia en Émile Durkheim, hasta llegar al siglo XX mencionando también la presencia de la sociología en Gran Bretaña y Estados Unidos para mostrar la continua evolución de este concepto hasta nuestros días. Se explican las diversas influencias entre autores especialmente en Alemania durante el siglo XIX, así como las similitudes y diferencias entre sus teorías. En un siguiente apartado se abarca la teoría durkheimiana de una forma más extensa, definiendo los conceptos de “sociedad mecánica”, “sociedad orgánica” y el paso de una a otra, tocando otros conceptos pertinentes para la explicación de este proceso. Concepto de sociedad Así pues, el concepto de sociedad ha sido definido desde muchas perspectivas teóricas dentro de las ciencias sociales, de ahí que las definiciones sean divergentes entre sí. Regularmente el concepto "sociedad" se utiliza de un modo general para luego centrarse en los fenómenos específicos que se forman dentro de esta y que se vuelven el objeto real del análisis que, después, se generaliza y permite eliminar un poco de la vaguedad de este concepto (Fichter, 1971; Mayhew, 1977). El uso más simple y general del término sociedad hace referencia solamente al hecho de asociación humana. De ella se derivan definiciones mucho más amplias que incluyen todo 6 tipo de relaciones que se dan entre los hombres (Chinoy, 1990), lo que significa que cualquier definición será incompleta y reducirá la complejidad que implica la sociedad. Sin embargo, existen varios elementos en los cuales estas diversas definiciones coinciden. Por ejemplo, que una sociedad consiste en una población (entendida como una unidad demográfica) (Fichter, 1971; Mayhew, 1977): Relativamente independiente o autosuficiente (estos son los elementos más comunes). Tiene organización interna, territorialidad y cultura distintiva (lenguaje, consenso en valores y normas, patrones de comportamiento similares). Reclutamiento de sus miembros mediante la reproducción sexual. Más allá de las definiciones existentes de este concepto, hay algunas categorías que se encuentran entre las sociedades de todo el mundo. Por ejemplo, el estatus, los roles, dispersión, estructura, relaciones y funciones. La existencia de estas categorías es lo que permite el desarrollo de la ciencia social como tal (Fichter, 1971). Las diferencias entre las definiciones radican en el énfasis que cada disciplina o autor pone en uno o varios de estos elementos (Chinoy, 1990). No obstante, cualquier definición precisa y completa de sociedad debe cumplir con los requisitos de definir las unidades y límites de la sociedad, después describir el tipo y naturaleza de los lazos que unen a los miembros de esta y por último explicar cómo estos lazos influyen en los procesos sociales que ocurren dentro (Mayhew, 1977). Evolución del concepto "Sociedad" Se comenzará por mencionar la visión del concepto “sociedad” a partir del siglo XVII, en el que el movimiento ilustrado (impulsado por la idea del poder de la razón, capaz de construir un mundo mejor, disipando las supersticiones, la tiranía y la ignorancia) buscó desarrollar explicaciones seculares a sus sistemas sociales y políticos (Mayhew, 1977). El 7 desarrollo del estudio sociológico comenzó como una reacción a la Ilustración, y la idea central era que así como el mundo físico se rige por leyes naturales, el mundo social también debería estar regido por leyes. También los movimientos conservadores en esta época hicieron sus aportes al concepto de sociedad, argumentando que el individuo no debía ser la unidad de análisis sino la sociedad, la cual consideraban que estaba formada por elementos interrelacionados e interdependientes; aunado a que a la vez que surge la noción de sociedad también surge la noción de individuo. Por lo tanto, estaban en contra de modificaciones en esta, ya que cualquier cambio en alguna de sus instituciones, roles o estructuras provocaría un desequilibrio en el resto de la sociedad y sus individuos. Además de esto, daban gran importancia a aspectos no racionales de la sociedad como el ritual, la tradición o el culto (Ritzer, 1993). En el siglo XVII también, el utilitarismo surge en Inglaterra como un movimiento filosófico que fue clave para la teoría sociológica. Comenzando como una filosofía que marcaba pautas para la acción individual con base en sus consecuencias se desarrolló más tarde en un nivel social tomando en cuenta la interacción de los individuos y abriendo paso al concepto de “sistema social”. Así pues, esta corriente filosófica parte primeramente del concepto de razón y, por consecuencia, de la reducción analítica a las partes fundamentales de un todo que después debe ser reconstruido por deducción con base en las leyes que gobiernan a dichas partes. En este caso en la sociedad la parte es el individuo, cuya ley que lo gobierna es la razón y le permite alcanzar los fines que él ha elegido. Al tener metas meramente individuales surge el concepto de “guerra de todos contra todos” en el pensamiento de Hobbes, a partir de la cual el individuo desarrolla un “contrato social” al ceder estos derechos naturales para perseguir fines individualistas (“pasiones”) al Estado que procura el bien común. Locke en cambio, partía de la idea de que los individuos ante la escasez de medios para lograr sus fines, en vez de destruirse mutuamente, desarrollan una relación de interdependencia mediante la división del trabajo y el intercambio (Durkheim, 2001; Mayhew, 1977; Urmson y Parsons, 1977). En resumen, el concepto utilitarista de la sociedad se encontraba en una constante tensión entre una concepción elementarista y holista de esta y siempre con una visión teleológica. En esta misma lógica se hace una separación de la Iglesia y el Estado, de las 8 funciones que cada una cumple y así se hace una distinción entre la “sociedad religiosa” y la “sociedad civil”, siempre siguiendo los fines de un orden social más amplio (Mayhew, 1977; Urmson y Parsons, 1977). Ya la idea holística y organísmica de la sociedad alcanzó su auge a finales del siglo XVIII, en especial en el periodo posterior a la Revolución Francesa. Las ideas romanticistas de la época dieron paso a una visión de la sociedad como un todo integrado, comoun organismo que estaba cargado de la sabiduría práctica de la convención y la tradición (Mayhew, 1977). La visión romanticista de la sociedad se puede definir como “…una realidad substante e independiente de los seres humanos que la integran, tratando de explicarla como un alma colectiva de naturaleza psicológica” (Recaséns, 1972, p.12). El carácter organísmico de la sociedad en esta corriente de pensamiento llevaba implícita la idea de interdependencia de las funciones sociales, aumentando el elemento de la tradición cultural como parte esencial para su funcionamiento. Esta idea fue desarrollada principalmente por Augusto Comte a principios del siglo XIX, para quien la sociedad era un organismo colectivo que responde a una ley fisiológica de desarrollo progresivo, en donde los órganos societales son las instituciones, principalmente la familia, la religión, la educación y el ámbito político-económico (Mattelart y Mattelart, 1997; Ritzer, 1993; Tardel, 1990). Este carácter de interdependencia y una vida colectiva organizada, según el autor, no dependían del mero consenso, sino que adiciona precisamente el elemento institucional como factor y rasgo clave de la sociedad para simbolizar, enseñar y hacer cumplir las ideas y normas morales de carácter cultural surgidas en ella (Mayhew, 1977; Tardel, 1990). Estas ideas eran características de otra rama del pensamiento romántico: el “idealismo”, que se dice libre de toda metafísica pero que a pesar de esto intenta armonizar (sin resultados satisfactorios) la moral religiosa con los ideales liberales de la época (Revuelta en Comte, 1981; Tardel, 1990). Este idealismo que enfatiza la peculiaridad cultural de las sociedades o el “espíritu interior” (Geist), que se refleja en sus tradiciones e instituciones, da más importancia a la mente y los productos mentales que al mundo material (Ritzer, 1993). Esta noción idealista es adoptada pero modificada por Marx y da pie a la concepción económica de la sociedad (Mayhew, 1977) influenciado por la dialéctica hegeliana y el materialismo de Feuerbach (Ritzer, 1993). Marx rompe en algún momento con el idealismo del concepto de 9 sociedad, pues para él lo que realmente construye a la sociedad son las relaciones que se dan dentro de ella (especialmente las relaciones económicas), no las concepciones filosóficas que sirven para describirla, como el concepto de Geist en Hegel y rompiendo así también con el materialismo feuerbachiano (Mayhew, 1977). Marx toma el elemento de la interdependencia del utilitarismo, haciendo énfasis en que el problema fundamental del ser humano es el satisfacer sus necesidades materiales, por lo que debe mantener una relación de cooperación con otros (o la explotación de unos sobre otros), específicamente relaciones de producción que forman estructuras económicas siempre variables pero en las que generalmente surgen dos fenómenos: la división de clases y la explotación de una clase por otra (aunque esto no sucede en todas las sociedades, sino más específicamente en las sociedades capitalistas). Estos dos fenómenos por sí solos no garantizan la estabilidad de la estructura económica (infraestructura), por lo que surgen instituciones o “aparatos coactivos” (supraestructura) que sostienen dicho orden, por ejemplo el Estado, el derecho, la religión, ideología, etcétera (Mayhew, 1977; Lizárraga, 2013). Por otro lado, y también en Alemania, Ferdinand Tönnies desarrolla dos conceptos clave para la sociología alemana: la dicotomía Gemeinschaft-Gesellschaft. Gemeinschaft se traduce como “comunidad”, en la que los hombres están unidos por lazos orgánicos y sentimientos comunes, es anterior cualquier distinción de vida común y en ella se experimenta la “vida real”, auténtica y duradera. En cambio, la Gesellschaft es traducida como “sociedad”, en la que los individuos se unen por lazos artificiales motivados por un interés individual que transita por una vida pasajera y artificial y es antecedida por la “época” de la comunidad (Álvaro, 2010). Émile Durkheim en Francia adopta muchos de los aportes teóricos de Comte, Marx y Tönnies dentro de la sociología alemana. Concibe a la sociedad como una “realidad sui generis”, en donde la conciencia colectiva es la que da origen a la institución del contrato social, de un orden normativo institucionalizado, que no podía surgir de los intereses de las partes contratantes; además incluye esa idea de interdependencia mediante la división del trabajo social y los conceptos de solidaridad mecánica y orgánica desarrollados a partir de la gran influencia que Augusto Comte tuvo en su teoría sociológica (Durkheim, 1997; Grondona, 2010). 10 La concepción durkheimiana de la sociedad como una entidad sui generis, en la que la sociedad es un todo diferente a cada una de sus partes y de la suma de sus miembros individuales, permitió a la sociología tener su lugar como disciplina independiente de la psicología, economía o ciencia política, pues a los fenómenos que surgen dentro de esa entidad debía dárseles un tratamiento diferente a los fenómenos individuales, es decir, se les debe considerar y observar como cosas y explicar lo social mediante lo social (Durkheim, 1997; Grondona, 2010). A estos fenómenos les llamó “hechos sociales”, los cuales son un conjunto de fuerzas externas y coercitivas que se mantiene externa al Estado y es más inclusiva que el orden económico. Pueden ser interacciones sociales que se congregan momentáneamente en un ritual dando como fruto símbolos y objetos sagrados o interacciones constantes que se convierten en instituciones, generando una realidad nueva en la que la unidad de análisis o el objeto de estudio no puede ser el individuo (Rodríguez- Zúñiga en Durkheim, 2001; Ritzer, 1993; Grondona, 2010). La interacción entre los miembros como entes morales resulta en relaciones de interdependencia y la creación de representaciones colectivas de su realidad y normas que la regulan. Todo esto, a su vez, regula el orden económico utilitario y la acción de los miembros aun sin ser formas cristalizadas de normatividad, como las reglas jurídicas, morales o dogmas religiosos. Esto es lo que se conoce como corrientes sociales (Durkheim, 1997). Durkheim logra aterrizar, concretar y ejemplificar teorías sociales que influyeron en sus obras y en toda su construcción teórica, especialmente en la División del Trabajo Social. Se ve evidentemente influenciado por filosofías de la Ilustración pasando desde el tradicionalismo religioso hasta el racionalismo secular. Se ve influenciado también por la perspectiva de Saint Simon acerca del incremento de la organización dentro de las sociedades industriales, por las teorías económicas clásicas acerca del significado de la división del trabajo, recibe la influencia de los juristas alemanes con respecto al carácter cultural del derecho, de Maine acerca de las sociedades progresivas, de Wundt y el romanticismo alemán acerca del proceso histórico como consecuencia de la individualidad desde un estadio primitivo, entre otros (Lukes, 1984). El pensamiento de Durkheim abarca perspectivas teóricas del siglo XVIII y XIX (Lukes, 1984) en los que dos movimientos forjaron el mundo moderno que conocemos, 11 especialmente en Occidente, el mundo moderno que explica Durkheim: La Revolución Industrial y la Revolución Francesa. Toda esta evolución teórica no hubiera sido posible sin tener una definición clara del objeto de estudio (lo social y la sociedad) y, por lo tanto, el alcance y terreno (siempre inmersos en un contexto histórico y cultural) de las ciencias sociales. Contemporáneo y casi coetáneo de Durkheim, Max Weber (1964) apunta a las relaciones sociales entre los individuos como el origen de un orden social. Cuando estas relaciones tienen una orientación racional se crea una Gesellschaft y cuando adoptan actitudes de solidaridadcomunitaria forman una Gemeinschaft. La influencia de Kant sobre el pensamiento weberiano lo convierte en una visión más estática y multicausal, a diferencia del pensamiento marxista influenciado por Hegel y su visión más dinámica de la sociedad basada en conflictos y contradicciones y provocados por el factor económico. Weber se centra en el proceso de racionalización de la sociedad (entendiendo a la racionalización como el establecimiento de un orden, un orden que puede no ser aplicado o puede no funcionar en cualquier otra sociedad) percibiendo a la burocracia como el ejemplo de racionalización por excelencia (Ritzer, 1993; González-García, 1988). Influenciado por el mismo Weber, Kant y Dilthey entre otros, Simmel identifica al nivel social en la influencia mutua entre los individuos por medio de la interacción, dando como resultado ese ente llamado sociedad (Simmel en Wilkis y Berger, 2005) Precursor del interaccionismo simbólico cristalizado en la Escuela de Chicago, llegó a dominar la sociología norteamericana en los años veinte y treinta. Se centraba en las formas de interacción y los tipos de interactores en la vida social, desarrollando pequeños ensayos sobre fenómenos a pequeña escala, a diferencia de Weber y Marx que su nivel de análisis se enfocaba en fenómenos de mayor tamaño. Toma al concepto de cultura como el tema más general de su obra. Considera que la cultura es un todo que domina al individuo y reduce su significancia dentro de la sociedad (Ritzer, 1993). En Europa, además de Francia y Alemania, la sociología también tuvo auge en Gran Bretaña. Aquí se dejaron a un lado las especulaciones teóricas y se dio total importancia a la recaudación de datos, a los hechos y centrándose en los individuos para obtener una descripción colectiva de la sociedad. Veían en el individuo la causa de todos los males 12 sociales. Fueron gran influencia para Comte (en cuanto a la aplicación del positivismo en el estudio de la sociedad) y para el surgimiento de las ideas evolucionistas darwinianas aplicadas al ámbito social que se ven reflejadas sobre todo en Herbert Spencer, quien ofrece una teoría de evolución de las sociedades que van de las militares a las sociedades industriales, la aplicación del concepto de adaptación y el proceso de selección natural en un nivel social y también adopta la visión organísmica de la sociedad inspirándose en la biología (Ritzer, 1993; Mayhew, 1977). La teoría evolucionista afirma que a medida que las sociedades aumentan en escala y complejidad los conflictos entre grupos pequeños que no se pueden regular cobran menor importancia que los conflictos generales de esta. Adopta la noción ecológica de la teoría del conflicto, ya que afirma que al estabilizarse estas relaciones con el medio ambiente y las demás sociedades surgen nuevas formas de organización, pero que solamente una forma de organización flexible y capaz de adaptarse al medio puede liberar la capacidad de innovación y creatividad. A su vez, algunos pensadores afirman que la ruptura con las antiguas formas de organización propicia también una ruptura de integración, cohesión, coherencia y significado de la vida social (Espina, 2005). En Estados Unidos principalmente Cooley y Mead agregan el elemento de lo simbólico en la interacción individual y su papel en la regulación de la acción individual, llamándolo interacción simbólica. A medida que el ser humano se comunica de manera simbólica adquiere una personalidad social, adoptando las perspectivas que los demás tienen sobre sí mismo y sus actos dentro de la sociedad, asumiendo roles sociales que constituyen la conexión entre individuo y sociedad. La sociedad también es concebida ya no como un ente o una realidad diferente, sino como un proceso desarrollado por la interacción de los individuos. Esto implica que las unidades de estas relaciones no sean las personas, sino actividades (Mead, 1993; Cabaña y Lamo, 1978). Otras teorías más actuales con respecto a la sociedad incluyen la idea de esta como un sistema, como sistemas que se solapan y también la teoría del conflicto, entre otras. Un sistema se define como “un objeto complejo cuyas partes o componentes se relacionan con al menos algún otro componente y son interdependientes (Bunge, 2005) La visión de la sociedad como sistema define a esta como un conjunto organizado de individuos y actividades o fuerzas sociales interdependientes, las cuales están destinadas a 13 mantener el equilibrio en las relaciones de las unidades de este sistema y la persistencia y autosuficiencia de este (Levy, 1952). La teoría del conflicto surge de la unión entre el marxismo y la sociología, como una alternativa al funcionalismo estructural. Esta teoría afirma que los hombres deben competir por obtener los recursos de la vida, una idea equiparada a la noción de “escasez” y “guerra de todos contra todos” de Hobbes, pero sustituyendo la lucha individual por lucha entre grupos o sociedades. Cuando el conflicto se resuelve se puede afirmar que ha surgido una sociedad estructurada, pues para que esto suceda se necesita haber desarrollado un complejo de costumbres, normas, convenciones e instituciones que sirvan como mediadores para dicho conflicto y posteriores, pero surgen como reacción a las condiciones impuestas por el medio ambiente y no de un espíritu cultural o un contrato social. Es por esto que la teoría del conflicto tiene un carácter ecológico, pues toma en cuenta el medio ambiente y las fuerzas naturales con respecto a la relación del grupo (como organismo) con estas (Ritzer, 1993; García-Germán, 2008). La concepción de la sociedad como sistemas que se solapan implica que la acción de los miembros de esta se distribuyen entre diversos tipos de sistemas de interacción que son parcialmente independientes y tienen sus unidades, límites y mecanismos propios, por ejemplo, el económico, el político, educativo o religioso (Mayhew, 1977). Aún quedan pendientes muchas actualizaciones teóricas con respecto al objeto de estudio de la sociología, concepto en constante evolución tanto como lo es la sociedad misma. Este apartado concluye con un esquema que refleja la influencia teórica presente en el trabajo de Émile Durkheim, cuyo trabajo realizado con respecto a la división del trabajo social corresponde a la continuación del presente capítulo. 14 La División del Trabajo Social Antecedentes teóricos Para el desarrollo de su obra Durkheim tomó en cuenta tres perspectivas teóricas en especial: las de Comte, Spencer y Tönnies (Ver Figura 1). Los tres manejaron la tesis de la división social del trabajo, y junto con esto la pregunta de ¿Cómo es que las sociedades industriales se mantienen unidas a pesar de este incesante proceso? Figura 1. Influencias teóricas en Émile Durkheim Comte únicamente resuelve que es gracias a la especialización, pero por otro lado, afirma que esta a su vez era causante de la extensión y complicación cada vez más grande del organismo social ahogando el espíritu de conjunto. Esta incongruencia la soluciona afirmando que el Estado es la única fuerza que unifica a la sociedad (Lukes, 1984). TEORÍA SOCIOLÓGICA DE DURKHEIM POSITIVISMO Y ESTRUCTURALISMO MARXISMO ECONOMÍA CLÁSICA SOCIALISMO ROMÁNTICO 1800 1850 1900 Saint Simon Comte DURKHEIM Spencer Hegel Marx, Engels JURISTAS ALEMANES Tönnies SOCIOLOGÍA ALEMANA 15 Por su parte Spencer afirma que la sociedades industriales se mantienen unidas de forma natural debido a los intereses individuales que no dependen de un consenso ni creencias o normas compartidas y que la regulación estatal rompía con tal equilibrio en vez de mantenerlo (Lukes, 1984). Tönnies desarrolla los conceptos de Gemeinschaft y Gesellschaft, lo análogo a la sociedad militar e industrial de Spencer respectivamente. Explicael paso de una a la otra afirmando que en las primeras el contrato reemplazaba al status de la segunda, se imponían los intereses individuales, las creencias tradicionales se sustituían por la libertad del pensamiento, la propiedad común por la propiedad individual y crecían y evolucionaban los movimientos económicos. También toma al Estado como regulador y unificador de esos intereses individuales, pero destinado a desintegrarse tarde o temprano ya que no respalda un interés común (Lukes, 1984). Función de la División del Trabajo Social La perspectiva durkheimiana argumenta que la característica principal de nuestras sociedades (occidentales, modernas, capitalistas) es que la fuente de vida social y solidaridad es el proceso de diferenciación social (Durkheim, 2001; Lukes, 1984): la división social del trabajo cada vez más marcada, la proliferación de roles y funciones sociales, la estructura social cada vez más compleja y la influencia sobresaliente del grupo profesional sobre el resto de los sistemas de diferenciación social conocidos (linaje, territorio, religión, entre otros). Durkheim toma la división del trabajo social como un fenómeno social a partir del cual desarrolla un análisis de su efecto en la configuración social en la modernidad (Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). Aunque la división del trabajo se hace mucho más evidente en el sistema económico, ya que se le ha dado más hincapié debido a que se ve en este la base del progreso, este fenómeno se hace presente en otros sistemas, como el político, el arte, la ciencia, entre otros (Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). También es preciso aclarar que este proceso inició mucho antes del siglo XVIII, sin embargo, a finales de este siglo es que se toma conciencia de ello debido a los movimientos intelectuales, sociales y económicos que se dieron desde finales del siglo XVII y que marcaron el comienzo del mundo moderno y donde el fenómeno 16 de la división del trabajo se hace mucho más presente, en especial en las sociedades occidentales. Se puede decir que la ley de división del trabajo puede aplicarse a los organismos tanto como a las sociedades, pues un organismo puede ocupar un lugar más elevado en la escala animal en cuanto sus funciones son más especializadas. Esto permitiría llevar el inicio de la división del trabajo hasta los orígenes de la vida misma (Durkheim, 2001). Ahora bien, ¿Por qué surge la división del trabajo? Adoptar solamente la idea de que existe desde los orígenes de la vida misma y sigue presente es admitir que ha sido un proceso tan inútil como un órgano vestigial, es por eso que se hace ineludible la idea de que este fenómeno ha tenido y tiene una función. Según Durkheim, hay dos vías para el estudio científico de lo social: las funciones y las estructuras. Él afirma que es necesario enfocarse en las funciones al estudiar lo social, ya que en las sociedades las estructuras son flexibles y las formas de la vida social son secundarias y derivadas de tales funciones (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). La división del trabajo es la fuente de la civilización, pues incrementa la fuerza productiva y habilidades del trabajador al tiempo que es imprescindible para el desarrollo intelectual y material de las sociedades (específicamente industriales). Mas si esa fuera su única función no serviría para nada en su desarrollo moral, aun cuando el desarrollo intelectual (científico) en ciertos casos pueda verse como obligatorio-moral. La función de la división del trabajo es llevar a un orden social mediante una solidaridad basada en la diferenciación de funciones y roles, llevando a una moral sui generis debido a que esa diferenciación de roles se hacen complementarios llevando a una solidaridad basada en la interdependencia. Es decir, con dicha especialización de funciones, cada miembro de la sociedad cuenta con un conocimiento no generalizado pero sí profundo en un área de conocimiento que otro miembro de la sociedad no tiene. Tal función permite que ese miembro se vuelva necesario para otro que depende de él a medida que requiere de su conocimiento para resolver algún problema específico relacionado con dicho saber especializado (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). La solidaridad [entendida como un fenómeno completamente moral, los lazos que unen a los individuos de una sociedad determinada (Durkheim, 2001)], como todo hecho social, 17 debe ser estudiada mediante lo social, es decir, por medio de sus efectos palpables, pues es algo tan indefinido que es casi imposible llegar a ella directamente (Durkheim, 1997). Proceso de la División Social del Trabajo Sociedad mecánica Dentro de una sociedad existen un conjunto de creencias y sentimientos con respecto a su entorno, a sus relaciones, su existencia y la existencia de lo que los rodea y, sobre todo con respecto a ellos mismos como sociedad que son comunes a los miembros de dicha sociedad. Constituye un sistema definido y que tiene una vida propia, trasciende al individuo y su paso por dicha sociedad, une generaciones y hace de la sociedad una realidad distinta. A esto se llama conciencia colectiva o común. Una representación es una fuerza que impacta tanto a nivel individual como a nivel colectivo, es una creencia o un sentimiento experimentado por cada miembro de una sociedad, ideas, conceptos o categorías que se adicionan y se refuerzan unas a otras. Esa representación es más fuerte que cada una de esas ideas tomadas de forma aislada y, por lo tanto, si una fuerza contraria se opone a esta representación se responderá con esa misma fuerza por parte del ofendido, que en este caso es la sociedad entera. No se debe confundir lo colectivo con lo social, pues en las sociedades superiores esta constituye solamente una parte muy delimitada, además de que lo colectivo es aquello que se impone a la conciencia individual; lo social es creado por el sujeto social, tiene que ver con el significado y función de dichas creencias, ideas o conceptos (Durkheim, 2001; Grondona, 2010). A medida que se tiene una noción de lo social, también se desarrolla la idea de individuo. Durkheim identifica cuatro áreas de especialización que considera las más productivas: la psicología social, la ciencia de la moral, el derecho (penal y no penal) y el estudio de los fenómenos económicos (Lukes, 1984). Para explicar la estructura de las sociedades mecánicas, orgánicas y el paso de una a la otra, Durkheim toma como su mayor representación, explicación y reflejo de ellas al derecho, aunque no deja de lado a las demás áreas en ningún punto de su obra. 18 Así pues, afirma que un acto no lastima la conciencia colectiva porque sea un acto criminal, sino que una acción se considera un crimen porque trasgrede la conciencia colectiva. La principal función en las sociedades mecánicas es hacer respetar las creencias, las tradiciones y prácticas colectivas, porque ellas son la encarnación de la colectividad y cualquier daño causado a estos elementos es un daño causado a la sociedad misma (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Partiendo de esta perspectiva, una de sus principales características del crimen es que tiene como consecuencia una pena. En las sociedades premodernas la pena está basada en el empleo de la venganza privada, es decir, sin un órgano intermedio que estableciera la pena y, por lo tanto, tienen un carácter difuso, pues se sabe que el acto cometido es un delito, sin embargo, la pena que debe ligarse a este no está definida (Durkheim, 2001). Este tipo de sociedades están compuestas por agregados elementales llamados clanes, los cuales tienen una naturaleza casi familiar (Lukes, 1984). En estas sociedades premodernas la religión y la tradición engloba todo: las creencias que a ella pertenecen, la moral que de ella se desprende, el derecho por el cual se aplica, la organización política y hastalo que ahora nombramos ciencia (Durkheim, 2001; Grondona, 2010). Aquí el derecho penal es esencialmente religioso, pero sirve a intereses sociales. Las ofensas cometidas dentro de estas sociedades son castigadas por los dioses y, a su vez, toda ofensa contra los dioses es una ofensa contra la sociedad. Los delitos más fuertemente castigados y los más numerosos en las sociedades “inferiores” son aquellos cometidos contra la religión, las costumbres y contra la autoridad, porque estos elementos son la misma encarnación y materia prima de dicha sociedad, mientras que las acciones cometidas contra el individuo (como el robo o el homicidio) no eran castigados e incluso en ocasiones eran glorificados. Así, cuando se reclama el castigo de un crimen la idea de expiación está concedida a algún poder superior a nosotros, es algo consagrado que sentimos fuera y por encima de nosotros que puede tener una representación de una idea, antepasados o una divinidad. El grado de disociación entre el elemento jurídico y el elemento religioso dentro de una sociedad (y por lo tanto, el decremento de la preponderancia del derecho penal sobre el restitutivo) es uno de los mayores signos de su desenvolvimiento y evolución en comparación con las sociedades premodernas (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 19 Pero el crimen no solamente tiene como consecuencia la pena y la prevención de nuevos delitos, sino que a su vez legitima, mantiene intacta y refuerza la cohesión social y lo que para ella es importante en aquello llamado conciencia colectiva; de lo contrario, si se niega esa conciencia común, significaría la aceptación de ciertos delitos que reflejarían el aflojamiento de dicha solidaridad y el tejido social (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). “El crimen, pues, aproxima a las conciencias honradas y las concentra” (Durkheim, 2001, p.160). El derecho penal entonces, simboliza una especie de solidaridad: en estas sociedades no hay una distinción entre lo público y lo privado, que se refleja en la imposición de la pena basada en la venganza personal; son masas sociales homogéneas, pues existe una cohesión social que se deriva de un consenso entre las conciencias particulares hacia una forma de pensar y actuar común de la sociedad; la sociedad busca que sus individuos sean semejantes porque es la condición de su unión, lo que tiene un impacto tanto individual (en la formación de la personalidad) como social, aunque estas dos condiciones se hallan ligadas una a la otra y es aquí donde surge esa realidad sui generis basada en semejanzas. El tipo de solidaridad que le corresponde es la mecánica, que no sólo permite el agregado general e indefinido de individuos a un grupo, sino que permite que los movimientos de y dentro de esta sociedad sean armónicos, pues como sus móviles son los mismos en todas partes producen los mismos efectos, como en la expresión del derecho represivo. La solidaridad mecánica o derivada de las semejanzas se encuentra en su máxima expresión cuando la conciencia colectiva abarca nuestra conciencia total o individual y coincide en todos los puntos con ella, es decir, cuando la individualidad es nula, tan nula como la división del trabajo. Hay más semejanzas entre los individuos mientras más premodernas son dichas sociedades. Se le llama solidaridad mecánica por analogía con la cohesión que une a los elementos de los cuerpos inanimados, elementos que son iguales entre sí, a diferencia de los cuerpos animados cuyo funcionamiento depende de la diferenciación de funciones e interdependencia entre ellos (Lukes, 1984). Los lazos que unen a la sociedad dentro de la solidaridad mecánica serán más fuertes (Durkheim, 2001; Lukes, 1984): 20 1) Cuando el volumen de la conciencia colectiva sea mayor que el volumen de la conciencia individual. 2) Cuanto más vivaz y fuerte sea la intensidad de esta conciencia colectiva. 3) Cuanto más definidas sean las prácticas y creencias y haya menos lugar para divergencias individuales: de lo contrario debe intervenir la reflexión individual para resolver los casos particulares. Las sociedades mecánicas o segmentarias son pues, una solidaridad sui generis que se basa en semejanzas, une directamente al individuo con la sociedad sin instituciones que medien dicha relación y proviene de una conciencia común a todos los individuos que la conforman. Es una masa homogénea desprovista de una forma definida, de individualidad y organización, con un volumen y densidad social muy bajo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Esto se podría considerar como el origen de todos los demás tipos sociales. Sociedad orgánica Siguiendo con el derecho como explicación de la estructura y funcionamiento de las sociedades tanto mecánicas como orgánicas, podemos decir que a estas últimas el tipo de pena que le corresponde es la restitutiva, es decir, aquella cuyo fin es solamente volver las cosas a su estado inicial hasta donde esto sea posible. Esto refleja el hecho de que las reglas a que este tipo de pena corresponde se encuentran en la conciencia colectiva en un estado muy débil y presente en la opinión focalizada de regiones restringidas de la sociedad. Los estados de conciencia son fuertes tanto como sean permanentes. La infracción de las reglas, hablando del derecho restitutivo, que se encuentran dentro de esta conciencia colectiva afecta solamente a partes muy específicas de dicha sociedad, por lo cual sólo genera una reacción moderada y no punitiva (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Este tipo de derecho comprende al derecho civil, comercial, procesal, administrativo y constitucional, sin tomar en cuenta por lo tanto al derecho penal (Lukes, 1984). Hasta el siglo XVI la pena y su aplicación se dejaba en manos del juez. Aunque no se le permitía inventar penas diferentes a las que ya se habían aplicado sí podía crear figuras de delito, por lo que hasta este entonces tanto el acto criminal como la pena tenían un carácter difuso. Sin embargo, se puede hablar ya de una sociedad organizada, pues entre el agraviado 21 (la sociedad) y el infractor ya se encuentra un cuerpo constituido, un órgano definido que media entre estas dos partes y establece la pena. Este proceso de organización y diferenciación permitió que el derecho restitutivo creara organismos cada vez más especializados, derivando en códigos o cuerpos de normas también especializadas que dictan los castigos muy bien definidos que corresponden a crímenes igualmente definidos. Es decir, las penas se hallan predeterminadas para cada clase de delitos (Durkheim, 2001). Este tipo de derecho, a pesar de ubicarse en un nivel privado (no entre el individuo y la sociedad, sino entre partes limitadas y especializadas de esta que se relacionan entre sí) no es un interés solamente entre particulares, pues promueve de igual manera la cohesión social. Es un engranaje esencial del mecanismo llamado sociedad y es ella misma la que comunica ese poder para instituir el derecho restitutivo como acción colectiva necesaria, siendo representada por órganos especiales que median entre esa sociedad y los particulares en conflicto: “Todo el derecho es público porque todo el derecho es social” (Durkheim, 2001, p. 181). Dentro del derecho restitutivo podemos encontrar relaciones que se limitan a la abstención de ciertas acciones (solidaridad negativa) para evitar dañar al otro, relaciones que pueden ser entre cosas y personas (derecho real) o entre particulares (derecho civil) y aquellas que promueven la cooperación e integración (solidaridad positiva). Estas pueden darse entre el individuo directamente con la sociedad sin necesidad de un intermediario o en donde el individuo depende de la sociedad y de las partes que la componen. Las reglas que corresponden a la solidaridad negativa forman un sistema cuya función no pretende ligar las diferentes partes de la sociedad sino diferenciarlas,evitar choques entre ellas y que cada movimiento que se realice sea armónico para así preservar la cohesión social (aunque ahora esté basada en diferencias). En conclusión, la solidaridad negativa sólo puede existir en presencia de aquella de naturaleza positiva. Por más diferenciada que esté esta sociedad, para garantizar el derecho del otro, aún en un ámbito privado, es necesario que se sientan atraídos unos a otros y a una misma sociedad de la cual forman parte. La base de la cooperación y su expresión jurídica por excelencia es el contrato. Este es el símbolo del intercambio, el mejor ejemplo de institución social entendida como el modelo 22 general de normas que guían el comportamiento dentro de las relaciones sociales. Las obligaciones que surgen de esta convención son recíprocas, el compromiso que adquiere una parte surge del compromiso adquirido por la otra o por un servicio ya prestado por esta (Reiss, 1977). La cooperación y todo lo resultante ya mencionado dentro de la solidaridad negativa no sería posible sin la división del trabajo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Cuando los hombres llegan a unirse por medio de un contrato (siempre voluntariamente), es por consecuencia de la división del trabajo, ya que tienen necesidad unos de otros y para que esta relación de cooperación sea armónica no basta con que se sienta esta dependencia, sino que se establezcan las condiciones (derechos y obligaciones) para dicha relación cooperativa para que sea duradera, teniendo en cuenta la situación actual y previniendo posibles circunstancias futuras (Durkheim, 2001). Por otro lado, hay reglas procedentes únicamente de las costumbres que no están escritas en ningún código, obligaciones profesionales meramente morales igual de estrictas que aquellas e igual de diversificadas (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). La división del trabajo puede ser simple o de primer grado cuando la cooperación surge si una tarea común es dividida en tareas similares, o división del trabajo compuesto cuando las tareas son de diferente naturaleza, lo que es la especialización como tal. Esta especialización, por lo tanto, también aplica a los organismos que se encargan de mediar en la aplicación de estos contratos y las obligaciones y derechos que a estos corresponden. La solidaridad positiva, como ya se había mencionado, se da ya sea entre el individuo directamente con la sociedad sin necesidad de un intermediario o en donde el individuo depende de la sociedad y de las partes que la componen. El primer caso puede describirse como un conjunto más o menos organizado de creencias y sentimientos que están presentes en todos los miembros del grupo, es decir de un tipo colectivo. Estas tendencias comunes deben sobrepasar en número e intensidad a las que se poseen de forma individual para que este tipo de solidaridad se vea fortalecida, es decir, esta solidaridad se desarrolla en razón inversa a la personalidad. En el segundo caso la sociedad es un sistema de funciones especiales y distintas que se encargan de unir relaciones específicas. Este tipo de solidaridad es producida por la división del trabajo y, en ella, la conciencia colectiva debe 23 dejar al descubierto una porción de la conciencia individual para que esta cumpla las funciones especiales que ella no puede llevar a cabo. Esto da como resultado una dependencia cada vez más fuerte hacia la sociedad misma cuanto más dividido está el trabajo, un tipo de cohesión basada en las diferencias (Durkheim, 2001; Lukes, 1984; Grondona, 2010). Estas diferencias nunca llegan a establecerse de forma individual, por ejemplo en la comunidad médica las tareas desarrolladas por sus miembros son prácticamente las mismas, pero estas semejanzas ejercen menos presión que la solidaridad basada en semejanzas o mecánica en donde la sociedad entera respaldaba el deber ser y hacer de su conciencia colectiva. Esta diferenciación de funciones permite que la sociedad se mueva con unidad, ya que cada movimiento realizado por cada una de sus partes se da de forma armónica sin que su función choque con la de otro elemento. Sin embargo, si un elemento falla o se ve afectado, afecta a los demás elementos y su función, es un sistema. Esto es análogo al funcionamiento de un organismo, en donde cada parte funciona de manera autónoma con base en su fisionomía especial, pero permitiendo el funcionamiento de dicho organismo como una unidad. De ahí que se le llame solidaridad orgánica (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). En estas sociedades orgánicas existen estados más indefinidos y débiles de la conciencia colectiva, característica que no impide ejercer su presión en la sociedad y sus miembros por medio de la costumbre, tradiciones y creencias comunes. Sin embargo, dicha presión no implica una acción penal fuerte ante una infracción de las normas establecidas consensualmente y aún así contribuyen a la cohesión social y no afectan al proceso de división del trabajo. Esto se debe a que mientras los lazos que unen al individuo a la sociedad y sus partes son más numerosos estos son también más débiles, la conciencia colectiva difusa y es por esto que la transgresión a alguna de sus normas es débilmente castigada o no es castigada en lo absoluto. Los únicos sentimientos colectivos que se han visto fortalecidos son los que respectan al individuo, el individuo se vuelve objeto de una clase de religión (Durkheim, 2001; Lukes, 1984), es por eso que, por ejemplo, un homicidio sigue siendo fuertemente castigado en las sociedades orgánicas. Sin embargo, la interdependencia que se genera debido a la diversificación y especialización de funciones hace que la solidaridad orgánica sea más fuerte que la mecánica, pues como en esta última las funciones entre los individuos son iguales se puede prescindir sin problemas de cualquiera sin que esto afecte el 24 funcionamiento total de estas sociedades, al igual que se puede agregar a un extranjero fácilmente siempre y cuando siga tal funcionamiento (Durkheim, 2001). La sociedad orgánica, por lo tanto, es aquella que está constituida por un sistema de órganos diferenciados, con funciones especiales y cada uno de ellos, a su vez, está formado por partes diferenciadas. Estos órganos se encuentran coordinados y subordinados unos a otros alrededor de un órgano central que los modera a la vez que depende de ellos. Este tipo de sociedad es tan diferente a la mecánica que no puede desarrollarse si aquella no va desapareciendo. La agrupación o pertenencia en este tipo de sociedades no se da ya por relaciones de descendencia, sino dependiendo de la función que fungen dentro de estas y dentro de cada uno de sus órganos. El medio natural de los individuos que a ella pertenecen es ahora el medio profesional. Ahora los segmentos o grupos de segmentos que se unen por afinidades pasan a ser los órganos de esta sociedad, poseen su vida particular, son pequeñas sociedades dentro de esta y tiene sus órganos reguladores propios, poseen comunidad de sentimientos y creencias al interior e incluso puede compararse a la corporación o grupos profesionales con el grupo familiar, debido a sus semejanzas con el tipo de solidaridad mecánica aun “dentro” de la solidaridad orgánica, aunque siempre dependen del órgano regulador: el Estado que les hace saber que son parte de un todo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984; Grondona, 2010). A su vez, el Estado está regulado por un conjunto de normas que determinan sus funciones y relaciones y las de los órganos que se hallan subordinados a este, sus relaciones unos con otros, con el propio Estado y con las funciones indefinidas de la sociedad. La acción social de este órgano es meramente positiva, cooperativa. Poco a poco funciones que se hallaban difusas se concentran y esto hace que las tareas del órgano central sean cada vez más diversas y numerosas, sustituyendo a los órganos localeso absorbiéndolos cuando estos se debilitan o tienen funciones iguales a la de este. A la vez, las relaciones internacionales o diplomáticas crecen cada vez más y la función reguladora del Estado entre las demás naciones también crece. Crece y se centraliza el mecanismo militar también de manera constante. Se convierte en una sociedad organizada y es más evolucionada reflejándose en el aumento volumen de funciones que el Estado adquiere. 25 Esto, a su vez, implica que hay entre los diferentes segmentos tal dependencia que si uno de estos se ve afectado afecta al resto. Además, si estos segmentos pequeños son absorbidos por uno más grande, lo que afecte a este afecta a más porción de la sociedad, se vuelve un problema público. Otra consecuencia de la división del trabajo en las sociedades orgánicas es que esta provoca una mayor concentración de la masa social, por lo que hay mayor contacto entre sus partes y, por lo tanto, un mayor contagio. Para todas estas posibles repercusiones el órgano central y sus subordinados deben encontrarse ramificados y conectados en todas direcciones en cuanto al conjunto de reglas jurídicas que determinen las relaciones entre estas, ya sean benéficas o perjudiciales. A medida que la división del trabajo se desarrolla cada vez más las funciones especializadas que de esta resultan ven un aumento de su actividad, pues debido a que dependen unas de otras, es decir aumenta la solidaridad basada en sus diferencias, si una reduce su actividad o falla en esta afecta a todas las demás. El aumento de la actividad de una función se da mediante el contragolpe del aumento de la actividad de otra y, así sucesivamente, se encuentran en relación más recurrentemente: aumenta la solidaridad. Pero estos contragolpes no son producidos de forma indefinida, en algún momento se establece un nuevo equilibrio. Este equilibrio se ve nuevamente afectado cuando el número de individuos aumenta el volumen social, aumenta dentro de cada profesión también, la competencia aumenta y es necesario especializarse nuevamente, el esfuerzo se hace cada vez más grande para lograr el equilibrio deseado. En el siguiente esquema se reflejan los dos tipos de sociedad y la solidaridad que a cada una corresponde, vistos como un proceso de transición de la sociedad mecánica a la orgánica. Se incluye la solidaridad negativa y positiva dentro de la sociedad orgánica y el tipo de derecho que a cada una corresponden (Figura 2). 26 Figura 2. Transición de una sociedad mecánica a una sociedad orgánica y su reflejo en el derecho-moral Paso de la sociedad mecánica a la sociedad orgánica Ejemplos de esta transición Según Durkheim (2001), un reflejo claro del paso de una sociedad mecánica a una orgánica es que ciertos crímenes que se colocaban en el ámbito público pasan a ser privados, por lo cual la sociedad en general pierde interés en ellos y poco a poco salen de la parte Derecho Cooperativo Sociedad Mecánica Orgánica Solidaridad mecánica Solidaridad positiva Solidaridad negativa Derecho real Derecho civil Derecho penal, represivo Semejanzas (órganos) Diferencia s Semejanzas Solidaridad orgánica Derecho Restitutivo Privado, personal, venganza Organismos especializados / ESTADO / Moral profesional Aumento de volumen y densidad / Menor vigilancia 27 central de la conciencia común. Este proceso se ha hecho evidente a medida que las sociedades se han vuelto más civilizadas y sus organismos especializados se encargan de esos casos particulares evitando que la sociedad completa reprima dichos actos. Por ejemplo, los delitos relacionados con aspectos sexuales: en el Pentateuco se castigan fuertemente actos como el matrimonio con un esclavo (Levítico) o la corrupción de la novia antes del matrimonio (Deuteronomio) entre muchos otros, sin embargo, ya en el derecho ateniense se castigan con menor fuerza y son menos numerosos estos delitos, entre los cuales se encuentra el incesto y el proxenetismo. Otra prueba del paso de una sociedad a la otra de acuerdo con este autor se refleja en el derecho penal en el que los crímenes religiosos han desaparecido totalmente, pues las creencias y sentimientos ligados a la religión han dejado de tener importancia en los estados fuertes y definidos de la conciencia colectiva. Por ejemplo, en Roma las funciones políticas estaban ligadas a las funciones religiosas (eran la misma cosa), pero esto no era sino por conveniencia: solamente se imponía castigo cuando las infracciones a las funciones religiosas afectaban indirectamente a las funciones políticas, es decir, al final las funciones religiosas estaban subordinadas a las funciones políticas. Ya en el cristianismo la blasfemia y la herejía constituyen los únicos delitos contra la religión, pues el libre pensamiento se desarrolló gracias a que esta religión se basa en artículos de fe amplios y generales más que en creencias particulares y prácticas funcionales. Nótese que en la Edad Media aparece la escolástica de donde se derivan muchas otras expresiones disidentes que cada vez adquirieron más fuerza, expulsando así los crímenes religiosos del derecho penal y de la fuerza de la conciencia colectiva casi por completo. Otro reflejo del paso de la sociedad mecánica a la orgánica relacionado con lo religioso es que en las sociedades premodernas la religión era fuente de regulación económica, social, jurídica, fuente de ciencia e incluso arte. Poco a poco esas funciones se fueron independizando de la religión en donde la idea de Dios cada vez se hizo más débil junto con la conciencia colectiva, sin que esto signifique que esté en camino a su desaparición, sino solamente funcionando de una manera distinta, dejando más paso a la individualidad y al desenvolvimiento del estado laico (el inicio del liberalismo). Un ejemplo de esta transición es el matrimonio, que en las sociedades premodernas y hasta el fin del imperio Romano era 28 un asunto meramente privado, hasta que el cristianismo y la autoridad religiosa de la Iglesia se convirtió en el organismo público encargado de crear el lazo jurídico del matrimonio. Después la autoridad civil sustituyó dicha función de la Iglesia debido a que, como anteriormente se mencionó, el surgimiento del órgano central regulador de las funciones que se hallaban difusas en la sociedad (el Estado) y que poco a poco se concentraron, haciendo que las tareas del órgano central fueran cada vez más diversas y numerosas, convirtiéndose en una sociedad organizada y es más evolucionada y superior, reflejándose esto en el aumento volumen de funciones que el Estado adquiere (Durkheim, 2001; Beriain, 1990). Haciendo un recuento de los diferentes tipos de agrupaciones a lo largo de este proceso, la evolución estas parte de la horda, pasando por los clanes. Los clanes al pertenecer a un estado de agrupación mayor forman parte de una sociedad segmentaria y estos segmentos ya no se definen por pertenencia familiar, sino por demarcaciones territoriales. En este punto el clan deja de tener conciencia de sí mas que como un grupo de individuos que habitan el mismo territorio y a esto se le denomina aldea, que a su vez forma parte de otro grupo más extenso, llamados centurias, círculos o distritos, que agrupados forman condados, provincias o departamentos, que forman la sociedad propiamente dicha. Sin embargo, esta segmentación permite aún que la solidaridad mecánica persista hasta en las sociedades más elevadas, pues en cada provincia, condado o división territorial tienen usos y costumbres específicas (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Continuando con esa evolución, incluso la organización segmentada tiende a desaparecer a medida que la organización profesional se desenvuelve. La ciudad es el mejor ejemplo de ello: en ella se encuentran todas las funciones de lascuales se sostiene y sostiene a los segmentos alrededor de ella (centralización). El medio profesional ya no corresponde a la agrupación territorial, pero tampoco a la familiar. Este resultado no es producto de nuestras sociedades más actuales (y en específico, las occidentales), sino que ha sido un proceso ininterrumpido, tan antiguo como el inicio de la sociedad misma. Para que la sociedad mecánica vaya poco a poco debilitándose, es preciso que la vida social decrezca o que otro tipo de solidaridad se vaya poco a poco instalando en lugar de esta. Como la primera cada vez más deja de tener acción sobre la mayoría de los fenómenos sociales es de esperarse que la solidaridad orgánica adquiera cada vez más fuerza. En las sociedades orgánicas la 29 conciencia colectiva ha fortificado más la importancia que se le da al individuo que a los sentimientos colectivos. Para esto tuvo que haber un acto de emancipación ante el yugo de la presión de la conciencia colectiva, para que el volumen y peso de una sobre otra se haya invertido. Ejemplo de un paso para ello se da cuando los individuos ceden el poder del grupo y su conciencia colectiva a quien lo representa. Los jefes, entonces son las primeras figuras individuales que se separan de la masa social. Desde entonces se le da el poder para producir novedades dentro de esta e incluso invalidar las usanzas colectivas y el equilibrio se rompe. Esto es resultado únicamente de la división del trabajo social (Durkheim, 2001; Lukes 1984). Causas de esta transición Una de las causas a las que Durkheim (2001) atribuye la división del trabajo y la persecución de dicha evolución de las sociedades superiores es la búsqueda de la felicidad. Debido a que con la división del trabajo hay más producción (científica, artística, industrial) se deduce que el hombre tiene necesidad de dichas cosas y, por lo tanto, ante tal aumento de esta producción se permite tener más acceso a ellas, más felicidad. Sin embargo, el poder de felicidad es muy limitado e incluso puede sobrepasar un umbral en donde dicho placer se convierta en dolor. Es decir, un individuo con un capital pequeño no puede aumentar su capital en tales proporciones para que su cambio de condición sea perceptible sin que los costos sean demasiado altos. Si así fuera, la división del trabajo y las ganancias que esto produciría habrían llegado a su límite máximo hace mucho y con ello la civilización resultante. Por otro lado, la civilización trae consigo mucha variedad pero mayor uniformidad en las actividades, pues impone un trabajo monótono y constante. La búsqueda de la felicidad individual ha sido el único motor del progreso (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Las causas, por lo tanto, se encuentran en variaciones del medio social, es decir, “mecánicamente”, independientemente de la voluntad individual de los hombres (Lukes, 1984). La división del trabajo es posible siempre y cuando las sociedades segmentadas vayan desapareciendo y esto se debe a que surge una aproximación entre individuos que antes se encontraban separados y, por lo tanto, ahora, se intercambian movimientos entre esas partes del agregado social que antes no se daban. La vida social se generaliza en vez de verse 30 concentrada en muchos pequeños focos semejantes, las relaciones sociales se multiplican y se hacen más variadas y por consiguiente las funciones de los individuos también se diversifican para poder sobrevivir unos a otros. A este elemento se le llama densidad, moral o dinámica (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). El aumento de dicha densidad o la condensación creciente de las sociedades a lo largo de la historia se ha dado de tres maneras, según Durkheim (2001): 1) El esparcimiento de las sociedades inferiores fue siempre sobre territorios amplísimos con relación a su población, mientras en las sociedades superiores la población se concentra cada vez más con relación al territorio que habitan. Esto tiene que ver con el paso de la vida nómada a la sedentaria por causa de la agricultura. 2) El surgimiento de las ciudades y su crecimiento es otro reflejo de ello. Surgen de la necesidad de los individuos de mantenerse unidos lo más estrechamente posible y por la inmigración. No pueden extenderse las ciudades sin que aumente entonces su densidad. 3) Para llenar los huecos existentes entre los segmentos sociales se desarrollan cada vez más en número y rapidez las vías de comunicación y transmisión, aumentando con ellas la densidad. Estas vías son más numerosas y perfeccionadas en cuanto es más elevada la sociedad que las desarrolla. Pero el aumento de la densidad no sería posible sin el aumento del volumen social. Así pues, tanto el aumento del volumen como la densidad tienen la misma influencia sobre el desenvolvimiento de la división del trabajo: aceleran este proceso. Es condición que aun contando con una alta densidad los individuos tengan una relación muy íntima para poder reaccionar los unos sobre los otros, que exista cooperación ante el concurso de sobrevivencia dentro de un espacio dado y, por lo tanto, las relaciones entre estos se diversifiquen. No es tanto que estas dos condiciones permitan el desenvolvimiento de la división del trabajo, sino que les es necesaria (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 31 Cuando una comunidad se extiende a lo largo de un territorio la variedad de condiciones de este (condiciones exteriores) influye en la diversificación de funciones de esta población mas no la determina, ya que una misma tarea a su vez se ve ramificada se especializa cada vez más, para esto hace falta que se organicen y esto no depende del medio exterior (Durkheim, 2001). La causa es que al aumentar el volumen y la densidad social la lucha por la vida es más difícil. La diversificación de funciones permite que cada una persiga objetos diferentes, los individuos no deben competir entre sí por ellos, los especialistas profesionales pueden prestar sus servicios paralelamente porque son diferentes. Los individuos que cumplen con funciones iguales indudablemente entablan una competencia ardua, ante la cual alguno debe transformarse, especializarse para sobrevivir. Este es el motor del progreso, mas no es posible el surgimiento de una nueva especialidad si esta no responde a una necesidad social. Como la sociedad aumenta en volumen y densidad las necesidades son más numerosas la lucha se hace más encarnizada, debe aumentar la producción de recursos y esto sólo es posible mediante la división del trabajo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Ante esta separación de funciones no basta con que los individuos se encuentren en relación constante y pertenezcan a una sociedad preexistente, sino que entre ellos debe existir lazos morales, sus relaciones deben estar reglamentadas por un órgano que medie el conflicto de intereses individuales y que procure la permanencia de un cierto tipo de solidaridad dentro de este nuevo tipo de sociedad (Durkheim, 2001). Otra de las respuestas al desarrollo de la división del trabajo social se halla en la constante indeterminación de la conciencia colectiva, la secularización y el apogeo de la ciencia (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Ejemplo de ello es que la religión se ha visto dividida: en las sociedades premodernas esta englobaba todas las funciones representativas de la sociedad (Lukes, 1984; Beriain, 1990; Durkheim, 2001), las cuales poco a poco se disociaron a partir de la aparición de la filosofía, pero esto no hubiese sucedido si la conciencia común no hubiera cedido. El tótem, por ejemplo, se ve desligado de su carácter sagrado, la divinidad se separa de las cosas por lo cual pierde la cualidad de ser concreta, tangible, accesible. Ejemplo de esto es el cristianismo que separa por completo el reino de Dios del espacio terrenal. Este proceso implica una inclinación de mayor independencia de 32 los individuos
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