Logo Studenta

Los-dioses-totemicos-de-la-sociedad-secularizada--formas-alternativas-a-la-religion-en-la-modernidad

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
LOS DIOSES TOTÉMICOS DE LA SOCIEDAD SECULARIZADA. 
FORMAS ALTERNATIVAS A LA RELIGIÓN EN LA 
MODERNIDAD 
 
T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
 
P R E S E N T A 
MA. DEL ROCÍO RIVERA DE LA GARZA 
 
DIRECTOR: 
MTRO. JUAN CARLOS HUIDOBRO MÁRQUEZ 
REVISORA: 
DRA. NORMA PATRICIA CORRES AYALA 
SINODALES: 
 DR. PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB 
 LIC. BLANCA ESTELA REGUERO REZA 
 DR. CARLOS ARTURO ROJAS ROSALES 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CD.MX., 2017 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
Agradezco en primera instancia a la Universidad Nacional Autónoma de México por 
haberme dado la oportunidad de hacer un recorrido de cuatro años llenos de aprendizaje. No 
solamente aprendí lo correspondiente a mi carrera, sino que tuve la oportunidad de 
pertenecer a la mejor universidad, de poder asistir a sus instalaciones que para mí han sido 
una segunda casa y que además son hermosas, de conocer personas que formarán parte de mi 
vida para siempre y de las cuales he aprendido demasiado. 
 Entre esas personas quisiera nombrar para agradecer a todos los profesores que 
formaron parte de mi desarrollo como psicóloga, pero especialmente al Mtro. Juan Carlos 
Huidobro Márquez que ha sido muy paciente no solo en el proceso de titulación sino a lo 
largo de los semestres en los que fue mi profesor, aprendí muchísimo de él y es por eso que 
lo elegí como mi guía en el desarrollo de este trabajo final. También quiero agradecer a la 
Dra. Patricia Corres Ayala, no solo por su acompañamiento en este proceso, sino también 
porque gracias a esto descubrí la gran persona que es. Paty, agradezco tu amistad y los 
momentos buenos y malos que hemos compartido a lo largo de estos años, gracias por la 
paciencia, la escucha y los consejos. 
 Gracias también al Dr. Carlos Rojas porque siempre tuvo la disposición de guiarme 
en el desarrollo de esta tesis, aunque no era su obligación lo hacía con mucho gusto y, por 
supuesto, con la genialidad que siempre lo caracteriza. 
 Quiero, además de agradecer, dedicar esta tesis a mi familia, a mi madre María Elena 
de la Garza que es mi mayor apoyo, gracias por nunca dejarme sola, por quererme tanto y 
por hacerme la persona que soy hoy, todo lo que soy te lo debo a ti. A mi padre Rigoberto 
Rivera que siempre está ahí para apoyarme y a mi bella hermana Ameyalli Rivera, que ha 
sido mi confidente, mi amiga, mi mayor crítica. Gracias por ser mi hermana, gracias por tus 
consejos, por tus detalles, por ser (aunque no lo creas) un ejemplo de fortaleza, de talento y 
de cariño para mí. 
 También quiero dedicar este trabajo a mis tíos que quiero tanto, mi tío Miguel Ángel 
de la Garza y Guadalupe Bravo. Siempre han sido un ejemplo de vida para mí, como 
 
 
personas, como profesionistas, como familia, siempre llenos de buenos consejos, palabras de 
aliento y amor. A lo largo de mi vida, aunque a la distancia siempre han sido un gran apoyo 
en muchos aspectos para mí, mi madre y mi hermana. Gracias. 
 Gracias a mi compañero de vida, Jesús Bernal, que en estos últimos meses se ha 
convertido en mi mayor apoyo, mi mayor alegría y mi mayor motor. Gracias por creer en mí, 
por estar aquí y por lo que viene, este proceso no hubiera sido tan gratificante sin tu 
presencia y apoyo. 
 Por último quiero dedicar esta tesis y agradecer a mis amigos. Ellos, a lo largo de 
estos casi diez años lejos de casa han sido mi segunda familia. Quisiera nombrar a todos pero 
en especial y por el papel que ha tenido a lo largo de esta carrera quiero mencionar a Adriana 
Cortés. Adri, en estos años de amistad he aprendido más de ti de lo que te imaginas, me has 
alentado a lograr cosas que no creía lograr, a creer en mí y también a pasar momentos 
increíbles contigo. Gracias por siempre apoyarme, por siempre estar ahí en los buenos y 
malos momentos, espero haberte dado en este tiempo aunque sea un poco de todo lo que tú 
me has dado, hermana elegida. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Índice General 
 
Resumen…………………………………………………………………………… 1 
Introducción……………………………………………………………………….. 2 
CAPÍTULO I. Sociedad mecánica y sociedad orgánica……………………….. 5 
 
 Concepto de sociedad…………………………………………………………… 
 
5 
 Evolución del concepto “Sociedad”……………………………………….... 6 
 La División del Trabajo Social ……………………………………………….... 14 
 Antecedentes teóricos……………………………………………………….. 14 
 Función de la División del Trabajo Social………………………………….. 15 
 Proceso de la División Social del Trabajo…………………………………... 17 
 Sociedad mecánica……………………………………………………….. 17 
 Sociedad orgánica……………………………………………………….. 20 
 Paso de la sociedad mecánica a la sociedad orgánica……………………….. 26 
 Ejemplos de esta transición…………………………………………………….. 26 
 Causas de esta transición…………………………………………..…….. 29 
CAPÍTULO II. Desencantamiento del mundo………………………………….... 33 
 Representaciones colectivas y hechos sociales………………………………….. 33 
 La religión: definición, características, dimensiones y funciones……………….. 35 
 La religión y las representaciones colectivas…………………………………. 42 
 Lo sagrado, lo profano y el ideal de sociedad………………………………… 45 
 Desencantamiento del mundo……………………………………………………. 51 
CAPÍTULO III. Ciencia como alternativa a la religión…………………………. 63 
 
 La modernidad, sus fundamentos filosóficos y su legado……………………….. 
 
63 
 
 
 
 Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo…………………….. 
 
71 
 La ciencia: sus rasgos generales y su filosofía…………………………………... 73 
 Dioses totémicos de la ciencia: sus rasgos religiosos……………………………. 87 
 La ciencia como institución…………………………………………………... 87 
 La ciencia como ideología……………………………………………………. 91 
CAPÍTULO IV. El sentido de la ciencia en la modernidad. Una comparación 
entre religión y ciencia……………………………………………………………… 
 
97 
 
 
Reflexiones: ¿Hacia dónde va la ciencia?..………………………………………… 
 
113 
 
Referencias..................................................................................................................... 
 
115 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Lista de Figuras 
 
Figura 1. Influencias teóricas en Émile Durkheim…...……………………………….. 14 
Figura 2. Transición de una sociedad mecánica a una sociedad orgánica y su 
reflejo en el derecho-moral…………………….………………………………….. 
 
26 
Figura 3. La Idea del Mana en Relación con lo Sagrado y lo Profano.………… 39 y 101 
Figura 4. Hipóstasis de la Sociedad……..………………………………………… 43 
Figura 5. División entre lo Sagrado y lo profano………………………..………… 47 
Figura 6. Avance hacia el Ideal Social…………………………...………………... 50 y 104 
Figura 7. Intereses y fines en la racionalización cultural…..…………………..... 54 y 106 
Figura 8. Reflejo de la Racionalización en el Sistema Religioso y Fragmentación 
de la Conciencia Colectiva………………………………………………………… 58 
Figura 9. Ciencia positivista y fenomenología…………………………………….. 77 
Figura 10. Enfrentamiento entre forma tradicional de legitimacióny la acción 
instrumental y estratégica como paso de una sociedad tradicional a una 
moderna…………………………………………………………..………………… 
 
 
 
94 
Figura 11. Separación de lo real y lo metafísico en la ciencia…..………………. 103 
Figura 12. Unión hipostática en la ciencia……………………………………….. 104 
Figura 13. Avance de la ciencia hacia su ideal social…………………………… 
 
105 
 
 
 
1 
 
 
Resumen 
A partir del surgimiento de la modernidad (que parte del pensamiento ilustrado) y como 
consecuencia de esta, surgen otras instituciones sociales que se separan de la religión como 
alternativas a diversas funciones que esta desarrollaba: como cosmovisión, como regulador 
social, fuente de arte y de conocimiento. Las principales instituciones que surgen como 
ramas de la religión y como alternativas a esta son el arte, el derecho/moral y la ciencia (que 
será el eje central de este trabajo de investigación). Estas nuevas esferas de conocimiento 
secularizadas mantienen formas, rasgos y elementos religiosos. De ahí la pregunta 
fundamental de la presente investigación: ¿Cuáles son los dioses totémicos de la sociedad 
secularizada? La cual pretende dar pie al desarrollo de un análisis de la forma religiosa que 
aún conserva la ciencia, los elementos que la fundan y le dan sustento, sus funciones dentro 
de la sociedad y una reflexión acerca de esto. Para tales fines se ha utilizado el trabajo 
teórico de Émile Durkheim y Max Weber principalmente. 
 
Palabras clave: ciencia, secularización, religión, sagrado, profano, modernidad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
 
Introducción 
En nuestra vida cotidiana somos partícipes, pertenecemos o convivimos con diversas 
instituciones que cumplen con funciones políticas, educativas, científicas, artísticas, entre 
otras. La función fundamental de cada una de ellas las aleja de la religión, arrebatándole a 
esta el monopolio tales instituciones en sí y de las funciones que ahora estas desarrollan de 
forma independiente, como lo son: servir como cosmovisión, medio de regulación social, 
arte, historia, educación, fuente de conocimiento, participación política, etcétera. Así, se 
proclaman en ausencia de toda forma religiosa, de dioses, de mitos y ritos que puedan poner 
en entredicho su carácter secularizado o “laico”, como más comúnmente se le llama. 
 El concepto de secularización, según Moncada (2012), puede entenderse de tres 
maneras: la primera tiene que ver con la acción gubernamental de expropiar las propiedades 
pertenecientes a la Iglesia y el rechazo de participación de la administración pública en la 
actividad eclesiástica. La segunda definición indica la renuncia voluntaria a la actividad 
religiosa de cualquiera que haya sido partícipe o haya estado adscrito a alguna congregación 
religiosa. La tercera definición deriva de la teoría sociológica, que señala a la secularización 
como producto de una evolución cultural e histórica de la sociedad, en un proceso mediante 
el cual pasó de ser una sociedad agrícola a convertirse en una industrializada. Esta última es 
en la que se basará la presente investigación, utilizando los conceptos de sociedad y 
solidaridad mecánicas y sociedad y solidaridad orgánicas de Émile Durkheim (2001). 
Estos conceptos permiten comprender el proceso de desencantamiento del mundo, 
concepto clave, acuñado por Max Weber (1979), como rasgo característico de la sociedad 
moderna occidental y las implicaciones que este tiene en ella: racionalización, 
desacralización, individualismo y falta de sentido ante el mundo. 
El concepto de solidaridad describe la forma de funcionamiento de las sociedades, el 
tipo de lazos que permite la unión de sus miembros, basados en un sentimiento de unidad que 
se dirige hacia un bien común, guiados por los objetivos específicos de un ideal de sociedad 
que cada una persigue. Al definir los conceptos de sociedad mecánica y orgánica, se explica 
también el tipo de solidaridad que a cada una corresponde. 
3 
 
Así pues, la sociedad mecánica se caracteriza por una escasa o casi nula división del 
trabajo, por lo tanto, es escasamente compleja; entre el individuo y la sociedad global no hay 
interposición de grupos secundarios, son sociedades homogéneas, por lo que todos tienen 
tareas prácticamente iguales y esto crea un escaso sentido de interdependencia; no hay 
distinción entre lo “público” y lo “privado”; las creencias y sentimientos de sus miembros se 
rigen por completo por una conciencia colectiva. En cambio, la sociedad orgánica, como su 
nombre lo indica, está formada por distintos órganos con funciones bien diferenciadas. Sus 
elementos están coordinados y subordinados unos a otros en torno a un órgano central. 
Debido a sus funciones bien diferenciadas y cada vez más especializadas, es posible la 
distinción entre lo individual y lo colectivo y se da a su vez un sentido de interdependencia 
(Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). 
El aumento del volumen material y moral, la reducción del espacio físico y la división 
del trabajo social dieron origen al surgimiento de la sociedad orgánica. El paso de la 
sociedad mecánica a la orgánica en y por la modernidad, mediante la división del trabajo 
social y la diferenciación social, propició la multiplicación de roles y funciones sociales, el 
predominio de la clase profesional cada vez más especializada. Las nuevas formas de vida en 
la modernidad, dieron paso a nuevas formas de explicar el mundo. De ser una conciencia 
colectiva que sólo reconocía semejanzas, pasa a una donde se aprecian solamente las 
diferencias, el predominio de la individualidad sobre la colectividad y el culto al ser humano 
se hacen presentes, mientras la ausencia de lo sagrado se convierte en el rasgo principal de la 
sociedad. 
 Con base en lo anterior se puede declarar que el concepto de secularización refleja 
algo más que la ausencia de religiosidad en la sociedad moderna, orgánica e industrializada; 
indica la ausencia de lo sagrado reflejada en las instituciones y en el surgimiento de una 
nueva conciencia colectiva, producto de la división social del trabajo. Sin embargo, como da 
a entender Weber (1979), en La ciencia como vocación, hay una necesidad no solamente de 
darle una explicación al mundo y nuestra presencia en él, sino también de darle un sentido a 
esa existencia, cosa que sólo se logra mediante la apreciación y vivencia de lo sagrado, lo 
místico del mundo y de la vida social, sentido que aparentemente no le dan las instituciones 
de las sociedades orgánicas, modernas, a partir del desencantamiento del mundo. 
4 
 
No obstante, al ser tales instituciones antes mencionadas producto de la religión, han 
arrastrado con ciertos rasgos que, de hecho, podrían poner en tela de juicio su carácter 
secularizado y podrían dar paso a un mejor entendimiento de la sociedad moderna occidental 
y el funcionamiento de esta (Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). 
 Esta investigación pretende, así, definir qué hay de sagrado aún en dichas 
instituciones/funciones al haberse separado de la religión, aunque en esta investigación 
solamente se desarrollará un análisis con respecto a la ciencia. Igualmente se busca definir 
cuáles son sus dioses totémicos (no necesariamente reificados en una figura humana), que 
mediante un proceso de unión hipostática (en la que participan diversos ritos, mitos, tótems, 
normatividad e ideología) reflejan, surgen de y están enraizados en la realidad y la acción de 
dichas instituciones. 
 En el primer capítulo se aborda el concepto de sociedad y su evolución, continuando 
con la teoría de la División del Trabajo Social de Émile Durkheim. En el capítulo II 
comienza por explicar qué son las representaciones colectivas y los hechos sociales; continúa 
con una descripción de la religión en cuanto a sus elementos y rasgos generales y esenciales 
y, por último, entra de lleno al concepto de “desencantamiento del mundo” acuñado por Max 
Weber. En el capítuloIII se aborda el tema de la ciencia, comenzando por las ideas que la 
fundamentan originadas en el proyecto de modernidad; después se desarrollan definiciones y 
enfoques con respecto a la práctica científica desarrollados desde la filosofía de la ciencia, 
para concluir con un análisis de la ciencia como institución y como ideología. El capítulo IV 
desarrolla una discusión con respecto a la pregunta de investigación, es decir, realiza un 
análisis de comparación entre la religión y la ciencia, la forma religiosa que aún conserva la 
ciencia, los elementos que la fundan y le dan sustento, sus funciones dentro de la sociedad y 
una reflexión final con respecto a esto. 
 
 
 
 
5 
 
CAPÍTULO I. Sociedad mecánica y sociedad orgánica 
 Para hablar de religión y de todos los elementos y procesos que a esta pertenecen es 
preciso comenzar a hablar de su sustrato y materia prima: la sociedad, la que a su vez se 
sostiene y reafirma su realidad echando mano de la religión. 
 Para entender este concepto es preciso ubicarlo en un contexto histórico y social 
específico, mostrar su evolución hasta llegar a la definición que es útil para el presente 
trabajo de investigación: la de Durkheim y Weber, principalmente. El trabajo teórico de estos 
dos autores será la columna vertebral de este documento. 
 Por lo tanto, el presente capítulo inicia con una recapitulación del concepto 
“sociedad”, la noción de lo social y cómo acercarse a este objeto de estudio desde el siglo 
XVII con el movimiento ilustrado, pasando por el siglo XIX con los aportes de Augusto 
Comte y su influencia en Émile Durkheim, hasta llegar al siglo XX mencionando también la 
presencia de la sociología en Gran Bretaña y Estados Unidos para mostrar la continua 
evolución de este concepto hasta nuestros días. Se explican las diversas influencias entre 
autores especialmente en Alemania durante el siglo XIX, así como las similitudes y 
diferencias entre sus teorías. En un siguiente apartado se abarca la teoría durkheimiana de 
una forma más extensa, definiendo los conceptos de “sociedad mecánica”, “sociedad 
orgánica” y el paso de una a otra, tocando otros conceptos pertinentes para la explicación de 
este proceso. 
Concepto de sociedad 
 Así pues, el concepto de sociedad ha sido definido desde muchas perspectivas 
teóricas dentro de las ciencias sociales, de ahí que las definiciones sean divergentes entre sí. 
Regularmente el concepto "sociedad" se utiliza de un modo general para luego centrarse en 
los fenómenos específicos que se forman dentro de esta y que se vuelven el objeto real del 
análisis que, después, se generaliza y permite eliminar un poco de la vaguedad de este 
concepto (Fichter, 1971; Mayhew, 1977). 
 El uso más simple y general del término sociedad hace referencia solamente al hecho 
de asociación humana. De ella se derivan definiciones mucho más amplias que incluyen todo 
6 
 
tipo de relaciones que se dan entre los hombres (Chinoy, 1990), lo que significa que 
cualquier definición será incompleta y reducirá la complejidad que implica la sociedad. 
Sin embargo, existen varios elementos en los cuales estas diversas definiciones 
coinciden. Por ejemplo, que una sociedad consiste en una población (entendida como una 
unidad demográfica) (Fichter, 1971; Mayhew, 1977): 
 Relativamente independiente o autosuficiente (estos son los elementos más 
comunes). 
 Tiene organización interna, territorialidad y cultura distintiva (lenguaje, consenso en 
valores y normas, patrones de comportamiento similares). 
 Reclutamiento de sus miembros mediante la reproducción sexual. 
 
 Más allá de las definiciones existentes de este concepto, hay algunas categorías que se 
encuentran entre las sociedades de todo el mundo. Por ejemplo, el estatus, los roles, 
dispersión, estructura, relaciones y funciones. La existencia de estas categorías es lo que 
permite el desarrollo de la ciencia social como tal (Fichter, 1971). 
Las diferencias entre las definiciones radican en el énfasis que cada disciplina o autor 
pone en uno o varios de estos elementos (Chinoy, 1990). No obstante, cualquier definición 
precisa y completa de sociedad debe cumplir con los requisitos de definir las unidades y 
límites de la sociedad, después describir el tipo y naturaleza de los lazos que unen a los 
miembros de esta y por último explicar cómo estos lazos influyen en los procesos sociales 
que ocurren dentro (Mayhew, 1977). 
 
Evolución del concepto "Sociedad" 
Se comenzará por mencionar la visión del concepto “sociedad” a partir del siglo XVII, en 
el que el movimiento ilustrado (impulsado por la idea del poder de la razón, capaz de 
construir un mundo mejor, disipando las supersticiones, la tiranía y la ignorancia) buscó 
desarrollar explicaciones seculares a sus sistemas sociales y políticos (Mayhew, 1977). El 
7 
 
desarrollo del estudio sociológico comenzó como una reacción a la Ilustración, y la idea 
central era que así como el mundo físico se rige por leyes naturales, el mundo social también 
debería estar regido por leyes. También los movimientos conservadores en esta época 
hicieron sus aportes al concepto de sociedad, argumentando que el individuo no debía ser la 
unidad de análisis sino la sociedad, la cual consideraban que estaba formada por elementos 
interrelacionados e interdependientes; aunado a que a la vez que surge la noción de sociedad 
también surge la noción de individuo. Por lo tanto, estaban en contra de modificaciones en 
esta, ya que cualquier cambio en alguna de sus instituciones, roles o estructuras provocaría 
un desequilibrio en el resto de la sociedad y sus individuos. Además de esto, daban gran 
importancia a aspectos no racionales de la sociedad como el ritual, la tradición o el culto 
(Ritzer, 1993). 
En el siglo XVII también, el utilitarismo surge en Inglaterra como un movimiento 
filosófico que fue clave para la teoría sociológica. Comenzando como una filosofía que 
marcaba pautas para la acción individual con base en sus consecuencias se desarrolló más 
tarde en un nivel social tomando en cuenta la interacción de los individuos y abriendo paso al 
concepto de “sistema social”. Así pues, esta corriente filosófica parte primeramente del 
concepto de razón y, por consecuencia, de la reducción analítica a las partes fundamentales 
de un todo que después debe ser reconstruido por deducción con base en las leyes que 
gobiernan a dichas partes. En este caso en la sociedad la parte es el individuo, cuya ley que 
lo gobierna es la razón y le permite alcanzar los fines que él ha elegido. Al tener metas 
meramente individuales surge el concepto de “guerra de todos contra todos” en el 
pensamiento de Hobbes, a partir de la cual el individuo desarrolla un “contrato social” al 
ceder estos derechos naturales para perseguir fines individualistas (“pasiones”) al Estado que 
procura el bien común. Locke en cambio, partía de la idea de que los individuos ante la 
escasez de medios para lograr sus fines, en vez de destruirse mutuamente, desarrollan una 
relación de interdependencia mediante la división del trabajo y el intercambio (Durkheim, 
2001; Mayhew, 1977; Urmson y Parsons, 1977). 
 En resumen, el concepto utilitarista de la sociedad se encontraba en una constante 
tensión entre una concepción elementarista y holista de esta y siempre con una visión 
teleológica. En esta misma lógica se hace una separación de la Iglesia y el Estado, de las 
8 
 
funciones que cada una cumple y así se hace una distinción entre la “sociedad religiosa” y la 
“sociedad civil”, siempre siguiendo los fines de un orden social más amplio (Mayhew, 1977; 
Urmson y Parsons, 1977). 
Ya la idea holística y organísmica de la sociedad alcanzó su auge a finales del siglo 
XVIII, en especial en el periodo posterior a la Revolución Francesa. Las ideas romanticistas 
de la época dieron paso a una visión de la sociedad como un todo integrado, comoun 
organismo que estaba cargado de la sabiduría práctica de la convención y la tradición 
(Mayhew, 1977). La visión romanticista de la sociedad se puede definir como “…una 
realidad substante e independiente de los seres humanos que la integran, tratando de 
explicarla como un alma colectiva de naturaleza psicológica” (Recaséns, 1972, p.12). 
El carácter organísmico de la sociedad en esta corriente de pensamiento llevaba implícita 
la idea de interdependencia de las funciones sociales, aumentando el elemento de la tradición 
cultural como parte esencial para su funcionamiento. Esta idea fue desarrollada 
principalmente por Augusto Comte a principios del siglo XIX, para quien la sociedad era un 
organismo colectivo que responde a una ley fisiológica de desarrollo progresivo, en donde 
los órganos societales son las instituciones, principalmente la familia, la religión, la 
educación y el ámbito político-económico (Mattelart y Mattelart, 1997; Ritzer, 1993; Tardel, 
1990). Este carácter de interdependencia y una vida colectiva organizada, según el autor, no 
dependían del mero consenso, sino que adiciona precisamente el elemento institucional como 
factor y rasgo clave de la sociedad para simbolizar, enseñar y hacer cumplir las ideas y 
normas morales de carácter cultural surgidas en ella (Mayhew, 1977; Tardel, 1990). 
Estas ideas eran características de otra rama del pensamiento romántico: el “idealismo”, 
que se dice libre de toda metafísica pero que a pesar de esto intenta armonizar (sin resultados 
satisfactorios) la moral religiosa con los ideales liberales de la época (Revuelta en Comte, 
1981; Tardel, 1990). Este idealismo que enfatiza la peculiaridad cultural de las sociedades o 
el “espíritu interior” (Geist), que se refleja en sus tradiciones e instituciones, da más 
importancia a la mente y los productos mentales que al mundo material (Ritzer, 1993). Esta 
noción idealista es adoptada pero modificada por Marx y da pie a la concepción económica 
de la sociedad (Mayhew, 1977) influenciado por la dialéctica hegeliana y el materialismo de 
Feuerbach (Ritzer, 1993). Marx rompe en algún momento con el idealismo del concepto de 
9 
 
sociedad, pues para él lo que realmente construye a la sociedad son las relaciones que se dan 
dentro de ella (especialmente las relaciones económicas), no las concepciones filosóficas que 
sirven para describirla, como el concepto de Geist en Hegel y rompiendo así también con el 
materialismo feuerbachiano (Mayhew, 1977). 
Marx toma el elemento de la interdependencia del utilitarismo, haciendo énfasis en que el 
problema fundamental del ser humano es el satisfacer sus necesidades materiales, por lo que 
debe mantener una relación de cooperación con otros (o la explotación de unos sobre otros), 
específicamente relaciones de producción que forman estructuras económicas siempre 
variables pero en las que generalmente surgen dos fenómenos: la división de clases y la 
explotación de una clase por otra (aunque esto no sucede en todas las sociedades, sino más 
específicamente en las sociedades capitalistas). Estos dos fenómenos por sí solos no 
garantizan la estabilidad de la estructura económica (infraestructura), por lo que surgen 
instituciones o “aparatos coactivos” (supraestructura) que sostienen dicho orden, por ejemplo 
el Estado, el derecho, la religión, ideología, etcétera (Mayhew, 1977; Lizárraga, 2013). 
Por otro lado, y también en Alemania, Ferdinand Tönnies desarrolla dos conceptos clave 
para la sociología alemana: la dicotomía Gemeinschaft-Gesellschaft. Gemeinschaft se 
traduce como “comunidad”, en la que los hombres están unidos por lazos orgánicos y 
sentimientos comunes, es anterior cualquier distinción de vida común y en ella se 
experimenta la “vida real”, auténtica y duradera. En cambio, la Gesellschaft es traducida 
como “sociedad”, en la que los individuos se unen por lazos artificiales motivados por un 
interés individual que transita por una vida pasajera y artificial y es antecedida por la “época” 
de la comunidad (Álvaro, 2010). 
Émile Durkheim en Francia adopta muchos de los aportes teóricos de Comte, Marx y 
Tönnies dentro de la sociología alemana. Concibe a la sociedad como una “realidad sui 
generis”, en donde la conciencia colectiva es la que da origen a la institución del contrato 
social, de un orden normativo institucionalizado, que no podía surgir de los intereses de las 
partes contratantes; además incluye esa idea de interdependencia mediante la división del 
trabajo social y los conceptos de solidaridad mecánica y orgánica desarrollados a partir de la 
gran influencia que Augusto Comte tuvo en su teoría sociológica (Durkheim, 1997; 
Grondona, 2010). 
10 
 
La concepción durkheimiana de la sociedad como una entidad sui generis, en la que la 
sociedad es un todo diferente a cada una de sus partes y de la suma de sus miembros 
individuales, permitió a la sociología tener su lugar como disciplina independiente de la 
psicología, economía o ciencia política, pues a los fenómenos que surgen dentro de esa 
entidad debía dárseles un tratamiento diferente a los fenómenos individuales, es decir, se les 
debe considerar y observar como cosas y explicar lo social mediante lo social (Durkheim, 
1997; Grondona, 2010). A estos fenómenos les llamó “hechos sociales”, los cuales son un 
conjunto de fuerzas externas y coercitivas que se mantiene externa al Estado y es más 
inclusiva que el orden económico. Pueden ser interacciones sociales que se congregan 
momentáneamente en un ritual dando como fruto símbolos y objetos sagrados o 
interacciones constantes que se convierten en instituciones, generando una realidad nueva en 
la que la unidad de análisis o el objeto de estudio no puede ser el individuo (Rodríguez-
Zúñiga en Durkheim, 2001; Ritzer, 1993; Grondona, 2010). La interacción entre los 
miembros como entes morales resulta en relaciones de interdependencia y la creación de 
representaciones colectivas de su realidad y normas que la regulan. Todo esto, a su vez, 
regula el orden económico utilitario y la acción de los miembros aun sin ser formas 
cristalizadas de normatividad, como las reglas jurídicas, morales o dogmas religiosos. Esto es 
lo que se conoce como corrientes sociales (Durkheim, 1997). 
Durkheim logra aterrizar, concretar y ejemplificar teorías sociales que influyeron en sus 
obras y en toda su construcción teórica, especialmente en la División del Trabajo Social. Se 
ve evidentemente influenciado por filosofías de la Ilustración pasando desde el 
tradicionalismo religioso hasta el racionalismo secular. Se ve influenciado también por la 
perspectiva de Saint Simon acerca del incremento de la organización dentro de las 
sociedades industriales, por las teorías económicas clásicas acerca del significado de la 
división del trabajo, recibe la influencia de los juristas alemanes con respecto al carácter 
cultural del derecho, de Maine acerca de las sociedades progresivas, de Wundt y el 
romanticismo alemán acerca del proceso histórico como consecuencia de la individualidad 
desde un estadio primitivo, entre otros (Lukes, 1984). 
El pensamiento de Durkheim abarca perspectivas teóricas del siglo XVIII y XIX (Lukes, 
1984) en los que dos movimientos forjaron el mundo moderno que conocemos, 
11 
 
especialmente en Occidente, el mundo moderno que explica Durkheim: La Revolución 
Industrial y la Revolución Francesa. Toda esta evolución teórica no hubiera sido posible sin 
tener una definición clara del objeto de estudio (lo social y la sociedad) y, por lo tanto, el 
alcance y terreno (siempre inmersos en un contexto histórico y cultural) de las ciencias 
sociales. 
Contemporáneo y casi coetáneo de Durkheim, Max Weber (1964) apunta a las relaciones 
sociales entre los individuos como el origen de un orden social. Cuando estas relaciones 
tienen una orientación racional se crea una Gesellschaft y cuando adoptan actitudes de 
solidaridadcomunitaria forman una Gemeinschaft. La influencia de Kant sobre el 
pensamiento weberiano lo convierte en una visión más estática y multicausal, a diferencia 
del pensamiento marxista influenciado por Hegel y su visión más dinámica de la sociedad 
basada en conflictos y contradicciones y provocados por el factor económico. Weber se 
centra en el proceso de racionalización de la sociedad (entendiendo a la racionalización como 
el establecimiento de un orden, un orden que puede no ser aplicado o puede no funcionar en 
cualquier otra sociedad) percibiendo a la burocracia como el ejemplo de racionalización por 
excelencia (Ritzer, 1993; González-García, 1988). 
Influenciado por el mismo Weber, Kant y Dilthey entre otros, Simmel identifica al nivel 
social en la influencia mutua entre los individuos por medio de la interacción, dando como 
resultado ese ente llamado sociedad (Simmel en Wilkis y Berger, 2005) Precursor del 
interaccionismo simbólico cristalizado en la Escuela de Chicago, llegó a dominar la 
sociología norteamericana en los años veinte y treinta. Se centraba en las formas de 
interacción y los tipos de interactores en la vida social, desarrollando pequeños ensayos 
sobre fenómenos a pequeña escala, a diferencia de Weber y Marx que su nivel de análisis se 
enfocaba en fenómenos de mayor tamaño. Toma al concepto de cultura como el tema más 
general de su obra. Considera que la cultura es un todo que domina al individuo y reduce su 
significancia dentro de la sociedad (Ritzer, 1993). 
En Europa, además de Francia y Alemania, la sociología también tuvo auge en Gran 
Bretaña. Aquí se dejaron a un lado las especulaciones teóricas y se dio total importancia a la 
recaudación de datos, a los hechos y centrándose en los individuos para obtener una 
descripción colectiva de la sociedad. Veían en el individuo la causa de todos los males 
12 
 
sociales. Fueron gran influencia para Comte (en cuanto a la aplicación del positivismo en el 
estudio de la sociedad) y para el surgimiento de las ideas evolucionistas darwinianas 
aplicadas al ámbito social que se ven reflejadas sobre todo en Herbert Spencer, quien ofrece 
una teoría de evolución de las sociedades que van de las militares a las sociedades 
industriales, la aplicación del concepto de adaptación y el proceso de selección natural en un 
nivel social y también adopta la visión organísmica de la sociedad inspirándose en la 
biología (Ritzer, 1993; Mayhew, 1977). La teoría evolucionista afirma que a medida que las 
sociedades aumentan en escala y complejidad los conflictos entre grupos pequeños que no se 
pueden regular cobran menor importancia que los conflictos generales de esta. Adopta la 
noción ecológica de la teoría del conflicto, ya que afirma que al estabilizarse estas relaciones 
con el medio ambiente y las demás sociedades surgen nuevas formas de organización, pero 
que solamente una forma de organización flexible y capaz de adaptarse al medio puede 
liberar la capacidad de innovación y creatividad. A su vez, algunos pensadores afirman que 
la ruptura con las antiguas formas de organización propicia también una ruptura de 
integración, cohesión, coherencia y significado de la vida social (Espina, 2005). 
En Estados Unidos principalmente Cooley y Mead agregan el elemento de lo simbólico 
en la interacción individual y su papel en la regulación de la acción individual, llamándolo 
interacción simbólica. A medida que el ser humano se comunica de manera simbólica 
adquiere una personalidad social, adoptando las perspectivas que los demás tienen sobre sí 
mismo y sus actos dentro de la sociedad, asumiendo roles sociales que constituyen la 
conexión entre individuo y sociedad. La sociedad también es concebida ya no como un ente 
o una realidad diferente, sino como un proceso desarrollado por la interacción de los 
individuos. Esto implica que las unidades de estas relaciones no sean las personas, sino 
actividades (Mead, 1993; Cabaña y Lamo, 1978). 
Otras teorías más actuales con respecto a la sociedad incluyen la idea de esta como un 
sistema, como sistemas que se solapan y también la teoría del conflicto, entre otras. Un 
sistema se define como “un objeto complejo cuyas partes o componentes se relacionan con al 
menos algún otro componente y son interdependientes (Bunge, 2005) 
La visión de la sociedad como sistema define a esta como un conjunto organizado de 
individuos y actividades o fuerzas sociales interdependientes, las cuales están destinadas a 
13 
 
mantener el equilibrio en las relaciones de las unidades de este sistema y la persistencia y 
autosuficiencia de este (Levy, 1952). 
La teoría del conflicto surge de la unión entre el marxismo y la sociología, como una 
alternativa al funcionalismo estructural. Esta teoría afirma que los hombres deben competir 
por obtener los recursos de la vida, una idea equiparada a la noción de “escasez” y “guerra de 
todos contra todos” de Hobbes, pero sustituyendo la lucha individual por lucha entre grupos 
o sociedades. 
 Cuando el conflicto se resuelve se puede afirmar que ha surgido una sociedad 
estructurada, pues para que esto suceda se necesita haber desarrollado un complejo de 
costumbres, normas, convenciones e instituciones que sirvan como mediadores para dicho 
conflicto y posteriores, pero surgen como reacción a las condiciones impuestas por el medio 
ambiente y no de un espíritu cultural o un contrato social. Es por esto que la teoría del 
conflicto tiene un carácter ecológico, pues toma en cuenta el medio ambiente y las fuerzas 
naturales con respecto a la relación del grupo (como organismo) con estas (Ritzer, 1993; 
García-Germán, 2008). 
La concepción de la sociedad como sistemas que se solapan implica que la acción de los 
miembros de esta se distribuyen entre diversos tipos de sistemas de interacción que son 
parcialmente independientes y tienen sus unidades, límites y mecanismos propios, por 
ejemplo, el económico, el político, educativo o religioso (Mayhew, 1977). 
Aún quedan pendientes muchas actualizaciones teóricas con respecto al objeto de estudio 
de la sociología, concepto en constante evolución tanto como lo es la sociedad misma. 
Este apartado concluye con un esquema que refleja la influencia teórica presente en el 
trabajo de Émile Durkheim, cuyo trabajo realizado con respecto a la división del trabajo 
social corresponde a la continuación del presente capítulo. 
 
 
 
14 
 
La División del Trabajo Social 
Antecedentes teóricos 
Para el desarrollo de su obra Durkheim tomó en cuenta tres perspectivas teóricas en 
especial: las de Comte, Spencer y Tönnies (Ver Figura 1). Los tres manejaron la tesis de la 
división social del trabajo, y junto con esto la pregunta de ¿Cómo es que las sociedades 
industriales se mantienen unidas a pesar de este incesante proceso? 
 
 
Figura 1. Influencias teóricas en Émile Durkheim 
 
Comte únicamente resuelve que es gracias a la especialización, pero por otro lado, afirma 
que esta a su vez era causante de la extensión y complicación cada vez más grande del 
organismo social ahogando el espíritu de conjunto. Esta incongruencia la soluciona 
afirmando que el Estado es la única fuerza que unifica a la sociedad (Lukes, 1984). 
TEORÍA SOCIOLÓGICA DE DURKHEIM 
POSITIVISMO Y 
ESTRUCTURALISMO MARXISMO 
ECONOMÍA 
CLÁSICA 
SOCIALISMO 
ROMÁNTICO 1800 
 
 
 
1850 
 
 
1900 
Saint Simon 
Comte 
DURKHEIM 
Spencer 
Hegel 
Marx, 
Engels 
JURISTAS ALEMANES 
Tönnies 
SOCIOLOGÍA 
ALEMANA 
15 
 
Por su parte Spencer afirma que la sociedades industriales se mantienen unidas de forma 
natural debido a los intereses individuales que no dependen de un consenso ni creencias o 
normas compartidas y que la regulación estatal rompía con tal equilibrio en vez de 
mantenerlo (Lukes, 1984). 
Tönnies desarrolla los conceptos de Gemeinschaft y Gesellschaft, lo análogo a la 
sociedad militar e industrial de Spencer respectivamente. Explicael paso de una a la otra 
afirmando que en las primeras el contrato reemplazaba al status de la segunda, se imponían 
los intereses individuales, las creencias tradicionales se sustituían por la libertad del 
pensamiento, la propiedad común por la propiedad individual y crecían y evolucionaban los 
movimientos económicos. También toma al Estado como regulador y unificador de esos 
intereses individuales, pero destinado a desintegrarse tarde o temprano ya que no respalda un 
interés común (Lukes, 1984). 
Función de la División del Trabajo Social 
La perspectiva durkheimiana argumenta que la característica principal de nuestras 
sociedades (occidentales, modernas, capitalistas) es que la fuente de vida social y solidaridad 
es el proceso de diferenciación social (Durkheim, 2001; Lukes, 1984): la división social del 
trabajo cada vez más marcada, la proliferación de roles y funciones sociales, la estructura 
social cada vez más compleja y la influencia sobresaliente del grupo profesional sobre el 
resto de los sistemas de diferenciación social conocidos (linaje, territorio, religión, entre 
otros). Durkheim toma la división del trabajo social como un fenómeno social a partir del 
cual desarrolla un análisis de su efecto en la configuración social en la modernidad 
(Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). 
 Aunque la división del trabajo se hace mucho más evidente en el sistema económico, ya 
que se le ha dado más hincapié debido a que se ve en este la base del progreso, este 
fenómeno se hace presente en otros sistemas, como el político, el arte, la ciencia, entre otros 
(Rodríguez-Zúñiga en Durkheim, 2001). También es preciso aclarar que este proceso inició 
mucho antes del siglo XVIII, sin embargo, a finales de este siglo es que se toma conciencia 
de ello debido a los movimientos intelectuales, sociales y económicos que se dieron desde 
finales del siglo XVII y que marcaron el comienzo del mundo moderno y donde el fenómeno 
16 
 
de la división del trabajo se hace mucho más presente, en especial en las sociedades 
occidentales. Se puede decir que la ley de división del trabajo puede aplicarse a los 
organismos tanto como a las sociedades, pues un organismo puede ocupar un lugar más 
elevado en la escala animal en cuanto sus funciones son más especializadas. Esto permitiría 
llevar el inicio de la división del trabajo hasta los orígenes de la vida misma (Durkheim, 
2001). 
Ahora bien, ¿Por qué surge la división del trabajo? Adoptar solamente la idea de que 
existe desde los orígenes de la vida misma y sigue presente es admitir que ha sido un proceso 
tan inútil como un órgano vestigial, es por eso que se hace ineludible la idea de que este 
fenómeno ha tenido y tiene una función. Según Durkheim, hay dos vías para el estudio 
científico de lo social: las funciones y las estructuras. Él afirma que es necesario enfocarse en 
las funciones al estudiar lo social, ya que en las sociedades las estructuras son flexibles y las 
formas de la vida social son secundarias y derivadas de tales funciones (Durkheim, 2001; 
Lukes, 1984). 
La división del trabajo es la fuente de la civilización, pues incrementa la fuerza 
productiva y habilidades del trabajador al tiempo que es imprescindible para el desarrollo 
intelectual y material de las sociedades (específicamente industriales). Mas si esa fuera su 
única función no serviría para nada en su desarrollo moral, aun cuando el desarrollo 
intelectual (científico) en ciertos casos pueda verse como obligatorio-moral. La función de la 
división del trabajo es llevar a un orden social mediante una solidaridad basada en la 
diferenciación de funciones y roles, llevando a una moral sui generis debido a que esa 
diferenciación de roles se hacen complementarios llevando a una solidaridad basada en la 
interdependencia. Es decir, con dicha especialización de funciones, cada miembro de la 
sociedad cuenta con un conocimiento no generalizado pero sí profundo en un área de 
conocimiento que otro miembro de la sociedad no tiene. Tal función permite que ese 
miembro se vuelva necesario para otro que depende de él a medida que requiere de su 
conocimiento para resolver algún problema específico relacionado con dicho saber 
especializado (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
 La solidaridad [entendida como un fenómeno completamente moral, los lazos que unen 
a los individuos de una sociedad determinada (Durkheim, 2001)], como todo hecho social, 
17 
 
debe ser estudiada mediante lo social, es decir, por medio de sus efectos palpables, pues es 
algo tan indefinido que es casi imposible llegar a ella directamente (Durkheim, 1997). 
 
 Proceso de la División Social del Trabajo 
 Sociedad mecánica 
 Dentro de una sociedad existen un conjunto de creencias y sentimientos con respecto a 
su entorno, a sus relaciones, su existencia y la existencia de lo que los rodea y, sobre todo 
con respecto a ellos mismos como sociedad que son comunes a los miembros de dicha 
sociedad. Constituye un sistema definido y que tiene una vida propia, trasciende al individuo 
y su paso por dicha sociedad, une generaciones y hace de la sociedad una realidad distinta. A 
esto se llama conciencia colectiva o común. Una representación es una fuerza que impacta 
tanto a nivel individual como a nivel colectivo, es una creencia o un sentimiento 
experimentado por cada miembro de una sociedad, ideas, conceptos o categorías que se 
adicionan y se refuerzan unas a otras. Esa representación es más fuerte que cada una de esas 
ideas tomadas de forma aislada y, por lo tanto, si una fuerza contraria se opone a esta 
representación se responderá con esa misma fuerza por parte del ofendido, que en este caso 
es la sociedad entera. No se debe confundir lo colectivo con lo social, pues en las sociedades 
superiores esta constituye solamente una parte muy delimitada, además de que lo colectivo 
es aquello que se impone a la conciencia individual; lo social es creado por el sujeto social, 
tiene que ver con el significado y función de dichas creencias, ideas o conceptos (Durkheim, 
2001; Grondona, 2010). A medida que se tiene una noción de lo social, también se desarrolla 
la idea de individuo. 
Durkheim identifica cuatro áreas de especialización que considera las más productivas: la 
psicología social, la ciencia de la moral, el derecho (penal y no penal) y el estudio de los 
fenómenos económicos (Lukes, 1984). Para explicar la estructura de las sociedades 
mecánicas, orgánicas y el paso de una a la otra, Durkheim toma como su mayor 
representación, explicación y reflejo de ellas al derecho, aunque no deja de lado a las demás 
áreas en ningún punto de su obra. 
18 
 
Así pues, afirma que un acto no lastima la conciencia colectiva porque sea un acto 
criminal, sino que una acción se considera un crimen porque trasgrede la conciencia 
colectiva. La principal función en las sociedades mecánicas es hacer respetar las creencias, 
las tradiciones y prácticas colectivas, porque ellas son la encarnación de la colectividad y 
cualquier daño causado a estos elementos es un daño causado a la sociedad misma 
(Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
Partiendo de esta perspectiva, una de sus principales características del crimen es que 
tiene como consecuencia una pena. En las sociedades premodernas la pena está basada en el 
empleo de la venganza privada, es decir, sin un órgano intermedio que estableciera la pena y, 
por lo tanto, tienen un carácter difuso, pues se sabe que el acto cometido es un delito, sin 
embargo, la pena que debe ligarse a este no está definida (Durkheim, 2001). 
Este tipo de sociedades están compuestas por agregados elementales llamados clanes, los 
cuales tienen una naturaleza casi familiar (Lukes, 1984). En estas sociedades premodernas la 
religión y la tradición engloba todo: las creencias que a ella pertenecen, la moral que de ella 
se desprende, el derecho por el cual se aplica, la organización política y hastalo que ahora 
nombramos ciencia (Durkheim, 2001; Grondona, 2010). Aquí el derecho penal es 
esencialmente religioso, pero sirve a intereses sociales. Las ofensas cometidas dentro de 
estas sociedades son castigadas por los dioses y, a su vez, toda ofensa contra los dioses es 
una ofensa contra la sociedad. Los delitos más fuertemente castigados y los más numerosos 
en las sociedades “inferiores” son aquellos cometidos contra la religión, las costumbres y 
contra la autoridad, porque estos elementos son la misma encarnación y materia prima de 
dicha sociedad, mientras que las acciones cometidas contra el individuo (como el robo o el 
homicidio) no eran castigados e incluso en ocasiones eran glorificados. Así, cuando se 
reclama el castigo de un crimen la idea de expiación está concedida a algún poder superior a 
nosotros, es algo consagrado que sentimos fuera y por encima de nosotros que puede tener 
una representación de una idea, antepasados o una divinidad. El grado de disociación entre el 
elemento jurídico y el elemento religioso dentro de una sociedad (y por lo tanto, el 
decremento de la preponderancia del derecho penal sobre el restitutivo) es uno de los 
mayores signos de su desenvolvimiento y evolución en comparación con las sociedades 
premodernas (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
19 
 
Pero el crimen no solamente tiene como consecuencia la pena y la prevención de nuevos 
delitos, sino que a su vez legitima, mantiene intacta y refuerza la cohesión social y lo que 
para ella es importante en aquello llamado conciencia colectiva; de lo contrario, si se niega 
esa conciencia común, significaría la aceptación de ciertos delitos que reflejarían el 
aflojamiento de dicha solidaridad y el tejido social (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). “El 
crimen, pues, aproxima a las conciencias honradas y las concentra” (Durkheim, 2001, 
p.160). 
El derecho penal entonces, simboliza una especie de solidaridad: en estas sociedades no 
hay una distinción entre lo público y lo privado, que se refleja en la imposición de la pena 
basada en la venganza personal; son masas sociales homogéneas, pues existe una cohesión 
social que se deriva de un consenso entre las conciencias particulares hacia una forma de 
pensar y actuar común de la sociedad; la sociedad busca que sus individuos sean semejantes 
porque es la condición de su unión, lo que tiene un impacto tanto individual (en la formación 
de la personalidad) como social, aunque estas dos condiciones se hallan ligadas una a la otra 
y es aquí donde surge esa realidad sui generis basada en semejanzas. 
El tipo de solidaridad que le corresponde es la mecánica, que no sólo permite el 
agregado general e indefinido de individuos a un grupo, sino que permite que los 
movimientos de y dentro de esta sociedad sean armónicos, pues como sus móviles son los 
mismos en todas partes producen los mismos efectos, como en la expresión del derecho 
represivo. La solidaridad mecánica o derivada de las semejanzas se encuentra en su máxima 
expresión cuando la conciencia colectiva abarca nuestra conciencia total o individual y 
coincide en todos los puntos con ella, es decir, cuando la individualidad es nula, tan nula 
como la división del trabajo. Hay más semejanzas entre los individuos mientras más 
premodernas son dichas sociedades. Se le llama solidaridad mecánica por analogía con la 
cohesión que une a los elementos de los cuerpos inanimados, elementos que son iguales entre 
sí, a diferencia de los cuerpos animados cuyo funcionamiento depende de la diferenciación 
de funciones e interdependencia entre ellos (Lukes, 1984). 
Los lazos que unen a la sociedad dentro de la solidaridad mecánica serán más fuertes 
(Durkheim, 2001; Lukes, 1984): 
20 
 
1) Cuando el volumen de la conciencia colectiva sea mayor que el volumen de la 
conciencia individual. 
2) Cuanto más vivaz y fuerte sea la intensidad de esta conciencia colectiva. 
3) Cuanto más definidas sean las prácticas y creencias y haya menos lugar para 
divergencias individuales: de lo contrario debe intervenir la reflexión individual para 
resolver los casos particulares. 
Las sociedades mecánicas o segmentarias son pues, una solidaridad sui generis que se 
basa en semejanzas, une directamente al individuo con la sociedad sin instituciones que 
medien dicha relación y proviene de una conciencia común a todos los individuos que la 
conforman. Es una masa homogénea desprovista de una forma definida, de individualidad y 
organización, con un volumen y densidad social muy bajo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
Esto se podría considerar como el origen de todos los demás tipos sociales. 
Sociedad orgánica 
Siguiendo con el derecho como explicación de la estructura y funcionamiento de las 
sociedades tanto mecánicas como orgánicas, podemos decir que a estas últimas el tipo de 
pena que le corresponde es la restitutiva, es decir, aquella cuyo fin es solamente volver las 
cosas a su estado inicial hasta donde esto sea posible. Esto refleja el hecho de que las reglas a 
que este tipo de pena corresponde se encuentran en la conciencia colectiva en un estado muy 
débil y presente en la opinión focalizada de regiones restringidas de la sociedad. Los estados 
de conciencia son fuertes tanto como sean permanentes. La infracción de las reglas, hablando 
del derecho restitutivo, que se encuentran dentro de esta conciencia colectiva afecta 
solamente a partes muy específicas de dicha sociedad, por lo cual sólo genera una reacción 
moderada y no punitiva (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Este tipo de derecho comprende al 
derecho civil, comercial, procesal, administrativo y constitucional, sin tomar en cuenta por lo 
tanto al derecho penal (Lukes, 1984). 
Hasta el siglo XVI la pena y su aplicación se dejaba en manos del juez. Aunque no se le 
permitía inventar penas diferentes a las que ya se habían aplicado sí podía crear figuras de 
delito, por lo que hasta este entonces tanto el acto criminal como la pena tenían un carácter 
difuso. Sin embargo, se puede hablar ya de una sociedad organizada, pues entre el agraviado 
21 
 
(la sociedad) y el infractor ya se encuentra un cuerpo constituido, un órgano definido que 
media entre estas dos partes y establece la pena. Este proceso de organización y 
diferenciación permitió que el derecho restitutivo creara organismos cada vez más 
especializados, derivando en códigos o cuerpos de normas también especializadas que dictan 
los castigos muy bien definidos que corresponden a crímenes igualmente definidos. Es decir, 
las penas se hallan predeterminadas para cada clase de delitos (Durkheim, 2001). 
Este tipo de derecho, a pesar de ubicarse en un nivel privado (no entre el individuo y la 
sociedad, sino entre partes limitadas y especializadas de esta que se relacionan entre sí) no es 
un interés solamente entre particulares, pues promueve de igual manera la cohesión social. 
Es un engranaje esencial del mecanismo llamado sociedad y es ella misma la que comunica 
ese poder para instituir el derecho restitutivo como acción colectiva necesaria, siendo 
representada por órganos especiales que median entre esa sociedad y los particulares en 
conflicto: “Todo el derecho es público porque todo el derecho es social” (Durkheim, 2001, 
p. 181). 
Dentro del derecho restitutivo podemos encontrar relaciones que se limitan a la 
abstención de ciertas acciones (solidaridad negativa) para evitar dañar al otro, relaciones que 
pueden ser entre cosas y personas (derecho real) o entre particulares (derecho civil) y 
aquellas que promueven la cooperación e integración (solidaridad positiva). Estas pueden 
darse entre el individuo directamente con la sociedad sin necesidad de un intermediario o en 
donde el individuo depende de la sociedad y de las partes que la componen. 
Las reglas que corresponden a la solidaridad negativa forman un sistema cuya función no 
pretende ligar las diferentes partes de la sociedad sino diferenciarlas,evitar choques entre 
ellas y que cada movimiento que se realice sea armónico para así preservar la cohesión social 
(aunque ahora esté basada en diferencias). En conclusión, la solidaridad negativa sólo puede 
existir en presencia de aquella de naturaleza positiva. Por más diferenciada que esté esta 
sociedad, para garantizar el derecho del otro, aún en un ámbito privado, es necesario que se 
sientan atraídos unos a otros y a una misma sociedad de la cual forman parte. 
La base de la cooperación y su expresión jurídica por excelencia es el contrato. Este es el 
símbolo del intercambio, el mejor ejemplo de institución social entendida como el modelo 
22 
 
general de normas que guían el comportamiento dentro de las relaciones sociales. Las 
obligaciones que surgen de esta convención son recíprocas, el compromiso que adquiere una 
parte surge del compromiso adquirido por la otra o por un servicio ya prestado por esta 
(Reiss, 1977). La cooperación y todo lo resultante ya mencionado dentro de la solidaridad 
negativa no sería posible sin la división del trabajo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
Cuando los hombres llegan a unirse por medio de un contrato (siempre voluntariamente), 
es por consecuencia de la división del trabajo, ya que tienen necesidad unos de otros y para 
que esta relación de cooperación sea armónica no basta con que se sienta esta dependencia, 
sino que se establezcan las condiciones (derechos y obligaciones) para dicha relación 
cooperativa para que sea duradera, teniendo en cuenta la situación actual y previniendo 
posibles circunstancias futuras (Durkheim, 2001). 
Por otro lado, hay reglas procedentes únicamente de las costumbres que no están escritas 
en ningún código, obligaciones profesionales meramente morales igual de estrictas que 
aquellas e igual de diversificadas (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
La división del trabajo puede ser simple o de primer grado cuando la cooperación surge 
si una tarea común es dividida en tareas similares, o división del trabajo compuesto cuando 
las tareas son de diferente naturaleza, lo que es la especialización como tal. Esta 
especialización, por lo tanto, también aplica a los organismos que se encargan de mediar en 
la aplicación de estos contratos y las obligaciones y derechos que a estos corresponden. 
La solidaridad positiva, como ya se había mencionado, se da ya sea entre el individuo 
directamente con la sociedad sin necesidad de un intermediario o en donde el individuo 
depende de la sociedad y de las partes que la componen. El primer caso puede describirse 
como un conjunto más o menos organizado de creencias y sentimientos que están presentes 
en todos los miembros del grupo, es decir de un tipo colectivo. Estas tendencias comunes 
deben sobrepasar en número e intensidad a las que se poseen de forma individual para que 
este tipo de solidaridad se vea fortalecida, es decir, esta solidaridad se desarrolla en razón 
inversa a la personalidad. En el segundo caso la sociedad es un sistema de funciones 
especiales y distintas que se encargan de unir relaciones específicas. Este tipo de 
solidaridad es producida por la división del trabajo y, en ella, la conciencia colectiva debe 
23 
 
dejar al descubierto una porción de la conciencia individual para que esta cumpla las 
funciones especiales que ella no puede llevar a cabo. Esto da como resultado una 
dependencia cada vez más fuerte hacia la sociedad misma cuanto más dividido está el 
trabajo, un tipo de cohesión basada en las diferencias (Durkheim, 2001; Lukes, 1984; 
Grondona, 2010). Estas diferencias nunca llegan a establecerse de forma individual, por 
ejemplo en la comunidad médica las tareas desarrolladas por sus miembros son 
prácticamente las mismas, pero estas semejanzas ejercen menos presión que la solidaridad 
basada en semejanzas o mecánica en donde la sociedad entera respaldaba el deber ser y hacer 
de su conciencia colectiva. Esta diferenciación de funciones permite que la sociedad se 
mueva con unidad, ya que cada movimiento realizado por cada una de sus partes se da de 
forma armónica sin que su función choque con la de otro elemento. Sin embargo, si un 
elemento falla o se ve afectado, afecta a los demás elementos y su función, es un sistema. 
Esto es análogo al funcionamiento de un organismo, en donde cada parte funciona de manera 
autónoma con base en su fisionomía especial, pero permitiendo el funcionamiento de dicho 
organismo como una unidad. De ahí que se le llame solidaridad orgánica (Durkheim, 2001; 
Lukes, 1984). 
En estas sociedades orgánicas existen estados más indefinidos y débiles de la conciencia 
colectiva, característica que no impide ejercer su presión en la sociedad y sus miembros por 
medio de la costumbre, tradiciones y creencias comunes. Sin embargo, dicha presión no 
implica una acción penal fuerte ante una infracción de las normas establecidas 
consensualmente y aún así contribuyen a la cohesión social y no afectan al proceso de 
división del trabajo. Esto se debe a que mientras los lazos que unen al individuo a la sociedad 
y sus partes son más numerosos estos son también más débiles, la conciencia colectiva difusa 
y es por esto que la transgresión a alguna de sus normas es débilmente castigada o no es 
castigada en lo absoluto. Los únicos sentimientos colectivos que se han visto fortalecidos son 
los que respectan al individuo, el individuo se vuelve objeto de una clase de religión 
(Durkheim, 2001; Lukes, 1984), es por eso que, por ejemplo, un homicidio sigue siendo 
fuertemente castigado en las sociedades orgánicas. Sin embargo, la interdependencia que se 
genera debido a la diversificación y especialización de funciones hace que la solidaridad 
orgánica sea más fuerte que la mecánica, pues como en esta última las funciones entre los 
individuos son iguales se puede prescindir sin problemas de cualquiera sin que esto afecte el 
24 
 
funcionamiento total de estas sociedades, al igual que se puede agregar a un extranjero 
fácilmente siempre y cuando siga tal funcionamiento (Durkheim, 2001). 
La sociedad orgánica, por lo tanto, es aquella que está constituida por un sistema de 
órganos diferenciados, con funciones especiales y cada uno de ellos, a su vez, está formado 
por partes diferenciadas. Estos órganos se encuentran coordinados y subordinados unos a 
otros alrededor de un órgano central que los modera a la vez que depende de ellos. Este tipo 
de sociedad es tan diferente a la mecánica que no puede desarrollarse si aquella no va 
desapareciendo. 
La agrupación o pertenencia en este tipo de sociedades no se da ya por relaciones de 
descendencia, sino dependiendo de la función que fungen dentro de estas y dentro de cada 
uno de sus órganos. El medio natural de los individuos que a ella pertenecen es ahora el 
medio profesional. Ahora los segmentos o grupos de segmentos que se unen por afinidades 
pasan a ser los órganos de esta sociedad, poseen su vida particular, son pequeñas sociedades 
dentro de esta y tiene sus órganos reguladores propios, poseen comunidad de sentimientos y 
creencias al interior e incluso puede compararse a la corporación o grupos profesionales con 
el grupo familiar, debido a sus semejanzas con el tipo de solidaridad mecánica aun “dentro” 
de la solidaridad orgánica, aunque siempre dependen del órgano regulador: el Estado que les 
hace saber que son parte de un todo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984; Grondona, 2010). 
A su vez, el Estado está regulado por un conjunto de normas que determinan sus 
funciones y relaciones y las de los órganos que se hallan subordinados a este, sus relaciones 
unos con otros, con el propio Estado y con las funciones indefinidas de la sociedad. La 
acción social de este órgano es meramente positiva, cooperativa. Poco a poco funciones que 
se hallaban difusas se concentran y esto hace que las tareas del órgano central sean cada vez 
más diversas y numerosas, sustituyendo a los órganos localeso absorbiéndolos cuando estos 
se debilitan o tienen funciones iguales a la de este. A la vez, las relaciones internacionales o 
diplomáticas crecen cada vez más y la función reguladora del Estado entre las demás 
naciones también crece. Crece y se centraliza el mecanismo militar también de manera 
constante. Se convierte en una sociedad organizada y es más evolucionada reflejándose en 
el aumento volumen de funciones que el Estado adquiere. 
25 
 
Esto, a su vez, implica que hay entre los diferentes segmentos tal dependencia que si uno 
de estos se ve afectado afecta al resto. Además, si estos segmentos pequeños son absorbidos 
por uno más grande, lo que afecte a este afecta a más porción de la sociedad, se vuelve un 
problema público. Otra consecuencia de la división del trabajo en las sociedades orgánicas es 
que esta provoca una mayor concentración de la masa social, por lo que hay mayor contacto 
entre sus partes y, por lo tanto, un mayor contagio. Para todas estas posibles repercusiones el 
órgano central y sus subordinados deben encontrarse ramificados y conectados en todas 
direcciones en cuanto al conjunto de reglas jurídicas que determinen las relaciones entre 
estas, ya sean benéficas o perjudiciales. 
 A medida que la división del trabajo se desarrolla cada vez más las funciones 
especializadas que de esta resultan ven un aumento de su actividad, pues debido a que 
dependen unas de otras, es decir aumenta la solidaridad basada en sus diferencias, si una 
reduce su actividad o falla en esta afecta a todas las demás. El aumento de la actividad de una 
función se da mediante el contragolpe del aumento de la actividad de otra y, así 
sucesivamente, se encuentran en relación más recurrentemente: aumenta la solidaridad. Pero 
estos contragolpes no son producidos de forma indefinida, en algún momento se establece un 
nuevo equilibrio. Este equilibrio se ve nuevamente afectado cuando el número de individuos 
aumenta el volumen social, aumenta dentro de cada profesión también, la competencia 
aumenta y es necesario especializarse nuevamente, el esfuerzo se hace cada vez más grande 
para lograr el equilibrio deseado. 
En el siguiente esquema se reflejan los dos tipos de sociedad y la solidaridad que a cada 
una corresponde, vistos como un proceso de transición de la sociedad mecánica a la 
orgánica. Se incluye la solidaridad negativa y positiva dentro de la sociedad orgánica y el 
tipo de derecho que a cada una corresponden (Figura 2). 
26 
 
 
 
Figura 2. Transición de una sociedad mecánica a una sociedad orgánica y su reflejo en 
el derecho-moral 
 
Paso de la sociedad mecánica a la sociedad orgánica 
Ejemplos de esta transición 
Según Durkheim (2001), un reflejo claro del paso de una sociedad mecánica a una 
orgánica es que ciertos crímenes que se colocaban en el ámbito público pasan a ser privados, 
por lo cual la sociedad en general pierde interés en ellos y poco a poco salen de la parte 
Derecho 
Cooperativo 
Sociedad 
Mecánica 
Orgánica 
Solidaridad 
mecánica 
Solidaridad 
positiva 
Solidaridad 
negativa 
Derecho 
real 
Derecho 
civil 
Derecho 
penal, 
represivo 
Semejanzas 
(órganos) 
Diferencia
s 
Semejanzas 
Solidaridad 
orgánica 
Derecho 
Restitutivo 
Privado, 
personal, 
venganza 
Organismos 
especializados 
/ ESTADO / 
Moral 
profesional 
Aumento de volumen y 
densidad / Menor 
vigilancia 
27 
 
central de la conciencia común. Este proceso se ha hecho evidente a medida que las 
sociedades se han vuelto más civilizadas y sus organismos especializados se encargan de 
esos casos particulares evitando que la sociedad completa reprima dichos actos. Por ejemplo, 
los delitos relacionados con aspectos sexuales: en el Pentateuco se castigan fuertemente actos 
como el matrimonio con un esclavo (Levítico) o la corrupción de la novia antes del 
matrimonio (Deuteronomio) entre muchos otros, sin embargo, ya en el derecho ateniense se 
castigan con menor fuerza y son menos numerosos estos delitos, entre los cuales se encuentra 
el incesto y el proxenetismo. 
Otra prueba del paso de una sociedad a la otra de acuerdo con este autor se refleja en el 
derecho penal en el que los crímenes religiosos han desaparecido totalmente, pues las 
creencias y sentimientos ligados a la religión han dejado de tener importancia en los estados 
fuertes y definidos de la conciencia colectiva. Por ejemplo, en Roma las funciones políticas 
estaban ligadas a las funciones religiosas (eran la misma cosa), pero esto no era sino por 
conveniencia: solamente se imponía castigo cuando las infracciones a las funciones 
religiosas afectaban indirectamente a las funciones políticas, es decir, al final las funciones 
religiosas estaban subordinadas a las funciones políticas. Ya en el cristianismo la blasfemia y 
la herejía constituyen los únicos delitos contra la religión, pues el libre pensamiento se 
desarrolló gracias a que esta religión se basa en artículos de fe amplios y generales más que 
en creencias particulares y prácticas funcionales. Nótese que en la Edad Media aparece la 
escolástica de donde se derivan muchas otras expresiones disidentes que cada vez 
adquirieron más fuerza, expulsando así los crímenes religiosos del derecho penal y de la 
fuerza de la conciencia colectiva casi por completo. 
Otro reflejo del paso de la sociedad mecánica a la orgánica relacionado con lo religioso 
es que en las sociedades premodernas la religión era fuente de regulación económica, social, 
jurídica, fuente de ciencia e incluso arte. Poco a poco esas funciones se fueron 
independizando de la religión en donde la idea de Dios cada vez se hizo más débil junto con 
la conciencia colectiva, sin que esto signifique que esté en camino a su desaparición, sino 
solamente funcionando de una manera distinta, dejando más paso a la individualidad y al 
desenvolvimiento del estado laico (el inicio del liberalismo). Un ejemplo de esta transición 
es el matrimonio, que en las sociedades premodernas y hasta el fin del imperio Romano era 
28 
 
un asunto meramente privado, hasta que el cristianismo y la autoridad religiosa de la Iglesia 
se convirtió en el organismo público encargado de crear el lazo jurídico del matrimonio. 
Después la autoridad civil sustituyó dicha función de la Iglesia debido a que, como 
anteriormente se mencionó, el surgimiento del órgano central regulador de las funciones que 
se hallaban difusas en la sociedad (el Estado) y que poco a poco se concentraron, haciendo 
que las tareas del órgano central fueran cada vez más diversas y numerosas, convirtiéndose 
en una sociedad organizada y es más evolucionada y superior, reflejándose esto en el 
aumento volumen de funciones que el Estado adquiere (Durkheim, 2001; Beriain, 1990). 
Haciendo un recuento de los diferentes tipos de agrupaciones a lo largo de este proceso, 
la evolución estas parte de la horda, pasando por los clanes. Los clanes al pertenecer a un 
estado de agrupación mayor forman parte de una sociedad segmentaria y estos segmentos ya 
no se definen por pertenencia familiar, sino por demarcaciones territoriales. En este punto el 
clan deja de tener conciencia de sí mas que como un grupo de individuos que habitan el 
mismo territorio y a esto se le denomina aldea, que a su vez forma parte de otro grupo más 
extenso, llamados centurias, círculos o distritos, que agrupados forman condados, provincias 
o departamentos, que forman la sociedad propiamente dicha. Sin embargo, esta 
segmentación permite aún que la solidaridad mecánica persista hasta en las sociedades más 
elevadas, pues en cada provincia, condado o división territorial tienen usos y costumbres 
específicas (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
Continuando con esa evolución, incluso la organización segmentada tiende a desaparecer 
a medida que la organización profesional se desenvuelve. La ciudad es el mejor ejemplo de 
ello: en ella se encuentran todas las funciones de lascuales se sostiene y sostiene a los 
segmentos alrededor de ella (centralización). El medio profesional ya no corresponde a la 
agrupación territorial, pero tampoco a la familiar. Este resultado no es producto de nuestras 
sociedades más actuales (y en específico, las occidentales), sino que ha sido un proceso 
ininterrumpido, tan antiguo como el inicio de la sociedad misma. Para que la sociedad 
mecánica vaya poco a poco debilitándose, es preciso que la vida social decrezca o que otro 
tipo de solidaridad se vaya poco a poco instalando en lugar de esta. Como la primera cada 
vez más deja de tener acción sobre la mayoría de los fenómenos sociales es de esperarse que 
la solidaridad orgánica adquiera cada vez más fuerza. En las sociedades orgánicas la 
29 
 
conciencia colectiva ha fortificado más la importancia que se le da al individuo que a los 
sentimientos colectivos. Para esto tuvo que haber un acto de emancipación ante el yugo de la 
presión de la conciencia colectiva, para que el volumen y peso de una sobre otra se haya 
invertido. Ejemplo de un paso para ello se da cuando los individuos ceden el poder del grupo 
y su conciencia colectiva a quien lo representa. Los jefes, entonces son las primeras figuras 
individuales que se separan de la masa social. Desde entonces se le da el poder para producir 
novedades dentro de esta e incluso invalidar las usanzas colectivas y el equilibrio se rompe. 
Esto es resultado únicamente de la división del trabajo social (Durkheim, 2001; Lukes 1984). 
Causas de esta transición 
Una de las causas a las que Durkheim (2001) atribuye la división del trabajo y la 
persecución de dicha evolución de las sociedades superiores es la búsqueda de la felicidad. 
Debido a que con la división del trabajo hay más producción (científica, artística, 
industrial) se deduce que el hombre tiene necesidad de dichas cosas y, por lo tanto, ante tal 
aumento de esta producción se permite tener más acceso a ellas, más felicidad. Sin embargo, 
el poder de felicidad es muy limitado e incluso puede sobrepasar un umbral en donde dicho 
placer se convierta en dolor. Es decir, un individuo con un capital pequeño no puede 
aumentar su capital en tales proporciones para que su cambio de condición sea perceptible 
sin que los costos sean demasiado altos. Si así fuera, la división del trabajo y las ganancias 
que esto produciría habrían llegado a su límite máximo hace mucho y con ello la civilización 
resultante. Por otro lado, la civilización trae consigo mucha variedad pero mayor 
uniformidad en las actividades, pues impone un trabajo monótono y constante. La búsqueda 
de la felicidad individual ha sido el único motor del progreso (Durkheim, 2001; Lukes, 
1984). 
Las causas, por lo tanto, se encuentran en variaciones del medio social, es decir, 
“mecánicamente”, independientemente de la voluntad individual de los hombres (Lukes, 
1984). La división del trabajo es posible siempre y cuando las sociedades segmentadas vayan 
desapareciendo y esto se debe a que surge una aproximación entre individuos que antes se 
encontraban separados y, por lo tanto, ahora, se intercambian movimientos entre esas partes 
del agregado social que antes no se daban. La vida social se generaliza en vez de verse 
30 
 
concentrada en muchos pequeños focos semejantes, las relaciones sociales se multiplican y 
se hacen más variadas y por consiguiente las funciones de los individuos también se 
diversifican para poder sobrevivir unos a otros. A este elemento se le llama densidad, moral 
o dinámica (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
El aumento de dicha densidad o la condensación creciente de las sociedades a lo largo de 
la historia se ha dado de tres maneras, según Durkheim (2001): 
1) El esparcimiento de las sociedades inferiores fue siempre sobre territorios 
amplísimos con relación a su población, mientras en las sociedades superiores la 
población se concentra cada vez más con relación al territorio que habitan. Esto 
tiene que ver con el paso de la vida nómada a la sedentaria por causa de la 
agricultura. 
2) El surgimiento de las ciudades y su crecimiento es otro reflejo de ello. Surgen de 
la necesidad de los individuos de mantenerse unidos lo más estrechamente posible 
y por la inmigración. No pueden extenderse las ciudades sin que aumente 
entonces su densidad. 
3) Para llenar los huecos existentes entre los segmentos sociales se desarrollan cada 
vez más en número y rapidez las vías de comunicación y transmisión, 
aumentando con ellas la densidad. Estas vías son más numerosas y 
perfeccionadas en cuanto es más elevada la sociedad que las desarrolla. 
 
Pero el aumento de la densidad no sería posible sin el aumento del volumen social. Así 
pues, tanto el aumento del volumen como la densidad tienen la misma influencia sobre el 
desenvolvimiento de la división del trabajo: aceleran este proceso. Es condición que aun 
contando con una alta densidad los individuos tengan una relación muy íntima para poder 
reaccionar los unos sobre los otros, que exista cooperación ante el concurso de sobrevivencia 
dentro de un espacio dado y, por lo tanto, las relaciones entre estos se diversifiquen. No es 
tanto que estas dos condiciones permitan el desenvolvimiento de la división del trabajo, sino 
que les es necesaria (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
31 
 
 Cuando una comunidad se extiende a lo largo de un territorio la variedad de 
condiciones de este (condiciones exteriores) influye en la diversificación de funciones de 
esta población mas no la determina, ya que una misma tarea a su vez se ve ramificada se 
especializa cada vez más, para esto hace falta que se organicen y esto no depende del medio 
exterior (Durkheim, 2001). 
 La causa es que al aumentar el volumen y la densidad social la lucha por la vida es 
más difícil. La diversificación de funciones permite que cada una persiga objetos diferentes, 
los individuos no deben competir entre sí por ellos, los especialistas profesionales pueden 
prestar sus servicios paralelamente porque son diferentes. Los individuos que cumplen con 
funciones iguales indudablemente entablan una competencia ardua, ante la cual alguno debe 
transformarse, especializarse para sobrevivir. Este es el motor del progreso, mas no es 
posible el surgimiento de una nueva especialidad si esta no responde a una necesidad social. 
Como la sociedad aumenta en volumen y densidad las necesidades son más numerosas la 
lucha se hace más encarnizada, debe aumentar la producción de recursos y esto sólo es 
posible mediante la división del trabajo (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). 
 Ante esta separación de funciones no basta con que los individuos se encuentren en 
relación constante y pertenezcan a una sociedad preexistente, sino que entre ellos debe existir 
lazos morales, sus relaciones deben estar reglamentadas por un órgano que medie el conflicto 
de intereses individuales y que procure la permanencia de un cierto tipo de solidaridad dentro 
de este nuevo tipo de sociedad (Durkheim, 2001). 
 Otra de las respuestas al desarrollo de la división del trabajo social se halla en la 
constante indeterminación de la conciencia colectiva, la secularización y el apogeo de la 
ciencia (Durkheim, 2001; Lukes, 1984). Ejemplo de ello es que la religión se ha visto 
dividida: en las sociedades premodernas esta englobaba todas las funciones representativas 
de la sociedad (Lukes, 1984; Beriain, 1990; Durkheim, 2001), las cuales poco a poco se 
disociaron a partir de la aparición de la filosofía, pero esto no hubiese sucedido si la 
conciencia común no hubiera cedido. El tótem, por ejemplo, se ve desligado de su carácter 
sagrado, la divinidad se separa de las cosas por lo cual pierde la cualidad de ser concreta, 
tangible, accesible. Ejemplo de esto es el cristianismo que separa por completo el reino de 
Dios del espacio terrenal. Este proceso implica una inclinación de mayor independencia de 
32 
 
los individuos

Continuar navegando