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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN SECRETARÍA DE SALUD HOSPITAL DE LA MUJER “INCIDENCIA, FACTORES DE RIESGO Y MODALIDADES DE TRATAMIENTO DE LA OSTEOPOROSIS POSTMENOPÁUSICA EN EL HOSPITAL DE LA MUJER” TESIS QUE PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESPECIALISTA EN GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA PRESENTA LA: DRA. ISOL MARTÍNEZ CRUZ Asesor: DR. CELSO DIÓGENES RAMÍREZ PALACIOS MÉXICO, D.F., JUNIO DE 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN SECRETARÍA DE SALUD HOSPITAL DE LA MUJER “INCIDENCIA, FACTORES DE RIESGO Y MODALIDADES DE TRATAMIENTO DE LA OSTEOPOROSIS POSTMENOPÁUSICA EN EL HOSPITAL DE LA MUJER” TESIS QUE PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESPECIALISTA EN GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA PRESENTA LA: DRA. ISOL MARTÍNEZ CRUZ Asesor: DR. CELSO DIÓGENES RAMÍREZ PALACIOS 3 _____________________________________ DR. CELSO DIÓGENES RAMÍREZ PALACIOS ASESOR DE TESIS ________________________ DR ESTEBAN GARCÍA RODRÍGUEZ PROFESOR TITULAR DEL CURSO ______________________________________ DRA MARIA DE LOURDES MARTÍNEZ ZÚÑIGA SUBDIRECTORA DE ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN 4 ÍNDICE Resumen ……………………………………………………………… 6 Marco teórico ……………………………………………………………… 54 Antecedentes ……………………………………………………………… 55 Justificación …………………………………………………………….. 56 Objetivos …………………………………………………………….. 57 Hipótesis ..…………………………………………………………… 57 Material y métodos ……………………………………………………………… 58 Resultados ……………………………………………………………… 61 Discusión ……………………………………………………………… 68 Conclusiones ………………………….……………………………………. 70 Bibliografía ………………………….……………………………………. 72 5 A mis padres, por su amor, apoyo y por estar siempre conmigo. Los amo. Al Hospital de la Mujer por la enseñanza. A mis maestros. 6 RESUMEN La osteoporosis es una grave condición de salud reconocida internacionalmente en países industrializados donde su repercusión se ha comparado con las enfermedades crónicas. Se ha reportado que la osteoporosis y sus fracturas por fragilidad relacionadas tienen un mayor efecto en la calidad de vida de los pacientes y mayores costos sociales que los cánceres de mama y de próstata. México está enfrentando una transición epidemiológica con un número creciente de ancianos y un aumento en la esperanza de vida. Aunque en países industrializados y desarrollados este proceso de envejecimiento tardó casi dos siglos en producirse, en México está ocurriendo muy rápidamente. La esperanza de vida al nacer ha aumentado en promedio casi 39 años durante las últimas siete décadas (de 36.2 a 75 años). La población de 50 años y más es actualmente de 19 millones y aumentará a 55 millones para el 2050. Para entonces la esperanza de vida promedio en México será de 82 años. A partir de un par de décadas atrás, muchos estudios epidemiológicos en todo el mundo han demostrado que esta enfermedad y sus consecuencias representan una pesada carga para los sistemas de salud, debido a los altos costos y los recursos necesarios para el cuidado de los pacientes que sufren de ella. De acuerdo con datos reciente de la CONAPO (Consejo Mexicano de Población), la población de 60 años y más en la actualidad es de 8.5 millones y este número aumentará a 33.5 millones para el 2050. Con estos cambios en la demografía se puede esperar tener una epidemia de fracturas en el futuro próximo. La prevalencia de fracturas vertebrales en la población de 50 años de edad se reportó de 19.5% para las mujeres y 9.6% para los hombres. Con base en estos datos, los Institutos Nacionales de Salud en México han reconocido a la osteoporosis y sus fracturas como un problema de salud pública. Es imprescindible determinar cuáles son los esquemas de tratamiento que reportan mejores resultados para el manejo de esta enfermedad y así disminuir costos económicos y mejora en la calidad de vida de los pacientes. Como se observa en los resultados del presente estudio, las modalidades de tratamiento más prescritas a nuestras pacientes son similares a las utilizadas según los reportes bibliográficos, los bifosfonatos complementados con vitamina D y calcio representan una buena opción a nuestras usuaria, con resultados favorables observados en los controles densitométricos de las mismas, sin embargo también encontramos que existe un desapego al tratamiento en las usuarias, de causas posiblemente multifactorial; cabe mencionar que la demanda al servicio de climaterio es amplia, lo que conlleva a seguimientos médicos espaciados, que puede ser causa de la deserción o abandono de tratamiento que se encontró en la revisión. 7 MARCO TEÓRICO Epidemiología La osteoporosis es la causa más común de fracturas, afectando al 20% de las mujeres postmenopáusicas en EE.UU. El riesgo de por vida de sufrir una fractura a partir de los 50 años es de 40% para las mujeres y de 13% para los hombres, debido a la osteoporosis. La prevalencia de la osteoporosis se incrementa desde 6% a los 50 años de edad a 50% después de los 80 años. Se estima que 50% de las mujeres y 20% de los hombres de 50 años de edad podrían tener una fractura relacionada con la osteoporosis (1). En revisiones epidemiológicas en España se encontró que afecta a un 35% de las mujeres mayores de 50 años y que este porcentaje que se eleva a un 52% en las mujeres mayores de 70 años (2). En México en el año 2009, 17% de la población total tenía 50 años y más, y se espera que alcance 37% para el año 2050. El 17% de mujeres mexicanas y 9% de hombres mexicanos de 50 años y más tienen osteoporosis en la columna lumbar; 16% de las mujeres mexicanas y 6% de hombres mexicanos tienen osteoporosis en la cadera. Una de cada 12 mujeres mexicanas y uno de cada 20 hombres mexicanos de más de 50 años sufrirán fractura de cadera. El número total de casos de fractura de cadera fue de 21,000 en el año 2005, y se espera que alcance 110,055 en el año 2050, que significaría un aumento de 431% (3). En el año 2006, se reportaron costos directos de más de 97 millones de dólares por fractura de cadera; la estimación para el año 2025 varía de 213 a más de 466 millones de dólares y de 555 a 4,088 millones de dólares para el año 2050 (4). Definición No es sorprendente que en la literatura antigua se describieran numerosas enfermedades, excepto la osteoporosis, debido probablemente a que las mujeres no vivían más de 30 a 40 años. En el siglo V algunos autores hicieron las primeras descripciones de la osteoporosis al observar que las mujeres se fracturaban más que los hombres. Osteoporosis significa literalmente “hueso poroso”. La primera definición se atribuyóa Füller Albright, quien se refirió a ella como “poco hueso en el hueso”; 8 más tarde se refirió a ella en términos de fractura, sugiriendo que la presencia o ausencia de fractura determinaría si había osteoporosis. Recientemente se definió como una enfermedad esquelética caracterizada por baja masa ósea, deterioro de la micro arquitectura y riesgo aumentado de fractura. En 1994 un comité de expertos de la OMS definió la osteoporosis en términos de t-score, sugiriendo que desde el punto de vista clínico práctico se podría separar a la población en 1) sujetos normales, 2) sujetos osteopénicos, 3) pacientes con osteoporosis y 4) pacientes con osteoporosis establecida. El t-score es un valor que compara cuán desviada (DE) de la media (x) se encuentra la Densidad Mineral Ósea (DMO) de una persona en particular, en comparación con la DMO de una mujer adulta normal y un joven. Es importante recordar que la DMO se calculó en columna lumbar, el cuello del fémur y el radio distal en mujeres jóvenes y de raza blanca. Aunque la OMS ha utilizado valores de densitometría de rayos X de doble energía (DEXA) para su definición, también se puede utilizar la tomografía axial computarizada (TAC) considerando que existe osteoporosis cuando el contenido mineral óseo (CMO) es menor en 10mg/cm3 en la mujer y 134mg/cm3 en el hombre (5). Factores de riesgo Un factor de riesgo de osteoporosis puede definirse como aquella variable, estado o condición asociado con un mayor riesgo de padecer la enfermedad y, sobre todo, de una de sus consecuencias determinantes: la fractura (8). La probabilidad individual de padecer una fractura osteoporótica está condicionada por múltiples factores. De hecho, cada localización específica de fractura tiene un perfil de factores de riesgo determinado. Generalmente no actúan de forma aislada, sino que es la combinación de varios de ellos lo que aumenta significativamente el riesgo de fractura y puede ser útil para seleccionar a individuos a los que realizar una densitometría ósea e incluso para decidir el inicio del tratamiento farmacológico (7). Por medio de estudios epidemiológicos se han identificado múltiples marcadores y factores de riesgo que conllevan a una mayor probabilidad de desarrollar osteoporosis. Tienen baja sensibilidad y especificad pero han de ser tomados en 9 cuenta para poder abordad adecuadamente la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Se ha intentado desarrollar métodos para identificar los factores de riesgo de baja masa ósea y medir el carácter predictivo de osteoporosis de cada factor para facilitar la sospecha diagnóstica; sin embargo no se dispone de ningún cuestionario validado para uso clínico. Se sabe que los factores de mayor peso específico son: menopausia de 10 años, antecedente de fractura previa, historia familiar de osteoporosis y la edad (8). Menopausia Se supone que es la condición de riesgo más importante para la enfermedad. En el mundo occidental se mantiene la edad media de presentación de la menopausia a los 49 años, mientras que la esperanza de vida ha aumentado hasta los 80 años. Esto condiciona que la mujer pase más de una tercera parte de su vida en menopausia. La privación de estrógenos supone una falta de freno a la acción de los osteoclastos y esto conduce a una pérdida acelerada y desproporcionada de hueso trabecular. Esta acción junto con el hecho de que el pico de masa ósea en la mujer es más precoz y de menor cuantía que en el varón, explica en gran medida, que la osteoporosis sea más frecuente en el sexo femenino. El riesgo es mayor cuanto más precoz es la edad de la menopausia, y más intenso cuando la deprivación hormonal es más brusca, como en la menopausia quirúrgica (8). Edad Es un factor de riesgo independiente para desarrollar osteoporosis, pero está intensamente relacionado con la menopausia en la mujer. En el hombre la edad es un factor de riesgo más específico y de hecho, en edades por encima de 75 años tiende a igualarse la proporción mujer/hombre con osteoporosis, que pasa a ser 2:1 cuando, en edades más jóvenes, esta proporción es de 8:1. Con la edad se producen múltiples condicionantes fisiopatológicos: menor actividad osteoblástica, menor absorción intestinal de calcio, defectos nutricionales, carencia de vitamina D, baja exposición solar y sedentarismo, entre otros. Además la edad no solo influye a través del descenso fisiológico del capital óseo a partir del pico de masa juvenil sino que, es un factor de riesgo independiente de la masa ósea para que se produzca fracturas (6). Genética Aunque la osteoporosis es más frecuente en hijas de madres osteoporóticas, no se ha podido establecer un patrón de transmisión genética específico de la enfermedad. La influencia de la carga genética parece evidente en lo referente al pico de masa ósea alcanzando en las décadas de la vida. Por el contrario, este factor parece menos importante en la pérdida de la masa ósea alcanzado en las 10 primeras décadas de la vida, luego de alcanzado el pico máximo de densidad mineral ósea, donde los factores adquiridos tienen mucha más importancia, y esto es más marcado cuanta más edad tiene el paciente (8.) Masa corporal Las pacientes con un IMC baja (<19kg/m2) tienen menor DMO. Esto parece estar en relación, por una parte, con menor efecto osteoblástico debido a una menor carga mecánica sobre el hueso y, por otra, con un menor freno de la actividad osteoclástica derivado de la menor producción de estrona por falta de panículo adiposo (9). Densidad Mineral Ósea La DMO es la variable aislada que mejor predice el riesgo de fractura osteoporótica en la mujer posmenopáusica. El riesgo de fractura aumenta aproximadamente al doble por cada desviación estándar de disminución de la DMO medida por DEXA. Este riesgo varía en función de la técnica empleada, de la localización y del tipo de fractura. En el caso de la fractura vertebral, el riesgo aumenta 1,8 veces por cada desviación estándar de disminución de la DMO en el cuello femoral (8). Fractura osteoporótica previa Independientemente del valor de la DMO medido por DEXA, la presencia de una fractura previa por fragilidad aumenta el riesgo de nuevas fracturas entre 1,5 y 9,5 veces, dependiendo de la edad, el número de fracturas previas y su localización. Así, el riesgo de fractura de cadera se duplica en caso de una fractura previa (de cadera, vertebral o de antebrazo). De forma global y para cualquier localización, el riesgo de fractura de un individuo con una fractura osteoporótica previa, es de 2,2 veces mayor que la de un individuo sin dicho antecedente (7). La presencia de múltiples fracturas previas incrementa aún más el riesgo de fractura subsiguiente. Independientemente del valor de DMO, el riesgo de fractura osteoporótica es 12 veces mayor en presencia de dos o más fracturas vertebrales previas (7). Estilos de vida Es fundamental para conservar la masa ósea, engloba aspectos que tiene que ver con la dieta, los hábitos tóxicos y la actividad física. Factores que influyen con poco peso específico cada uno, pero de forma persistente a lo largo de la vida y potencializándose entre sí (9). 11 Ingesta de calcio La ingesta de calcio en la dieta es necesaria para un metabolismo óseo normal. Durante la etapa de desarrollo del esqueleto condiciona el pico máximo de masa ósea. El adulto sano con ingesta inadecuada de calcio tiene incrementada la pérdida de masa ósea. Estudios poblacionales han demostrado menor número de fracturas en áreas geográficas con mayor ingesta de calcio. La ingesta de calcio recomendada depende de la edad y circunstancias individuales (embarazo, lactancia, crecimiento, menopausia); oscila alrededor de 1,000 a 1,200 mg/día (8). Vitamina D Junto con la parathormona (PTH), la vitamina D es uno de los factores más importantes en la homeostasis fosfocálcica. Las necesidades están entre 400 y800 UI diarias, así como exposición moderada a la luz solar. Solo es necesaria suplementarla en situaciones deficitarias: ancianos aislados, latitudes con poca incidencia de luz solar, cuadros de mala absorción grasa. Tanto las dietas hiperprotéicas, como las dietas vegetarianas muy estrictas se asocian con osteopenia (9). Tabaco Diversos estudios epidemiológicos han objetivado una relación entre el consumo de cigarrillos y una menor DMO, una mayor incidencia de fractura vertebral y de cadera que, además, son recurrentes y precisan más tiempo para su curación. Se habla de un efecto tóxico directo del tabaco, disminuyendo la actividad osteoblástica del hueso. También se sabe que disminuye la absorción intestinal de calcio. El mecanismo patogénico más importante es su efecto antiestrogénico (8). Alcohol Es el tóxico más perjudicial. El consumo crónico de alcohol tiene efecto directo depresor sobre la actividad del osteoblasto y se asocia con alteraciones del metabolismo mineral óseo del calcio, fósforo y magnesio; altera el metabolismo de la vitamina D; provoca alteraciones endócrinas y nutricionales, mayor frecuencias de caídas que condiciona un incremento importante en el riesgo de fracturas (9). Ejercicio físico Tiene un papel importante en el crecimiento y remodelación del hueso, a lo que también contribuye la presión y tensión muscular. El hábito sedentario y todas las situaciones que conllevan inmovilización, supone la ausencia de estos estímulos y condicionan la posibilidad de desarrollar o agravar una osteoporosis (9). 12 Corticoides El uso de corticoides supone un sustancial riesgo para futuras fracturas, y este riesgo es en gran parte independiente de la DMO. El riesgo relativo (RR) para fractura vertebral es de 5,2 con dosis >7,5 mg de prednisona por día o equivalentes, mientras que con dosis menores a ese valor umbral el RR es <5. Sin embargo, dosis tan bajas como 2,5 mg de prednisona aumentan el RR cuando los sujetos tratados se comparan con una población que no recibe glucocorticoides. El aumento del RR es dependiente de la dosis y del tiempo de administración, y disminuye progresivamente cuanto más tiempo pasa desde la interrupción del glucocorticoide, aunque los pacientes que han tomado corticoides alguna vez siempre tienen un aumento del RR cuando se comparan con aquellos que nunca los han recibido (8). Cafeína Se considera factor de riesgo porque aumenta la excreción de calcio en orina. Los resultados de los estudios son contradictorios; se considera que se requeriría un consumo excesivo de café (más de 5 tazas al día) para llegar a disminuir la masa ósea (8). Medicamentos Heparina, fármacos anticonvulsivantes, tiroxina, y diuréticos de asa disminuyen la masa ósea. Las tiazidas tienen un efecto contrario, conservan masa ósea (8). Factores de riesgo de caídas. Son factores que se asocian principalmente con la fractura de cadera y se han descrito entre otros los siguientes: • Defectos visuales y alteraciones neuromusculares • Inestabilidad o alteración del equilibrio en la exploración física. • IMC bajo (<19 kg/m2). • Antecedente de caída reciente (en el último año). • Deterioro cognitivo o demencia. • Uso de sedantes. • Enfermedades o condiciones asociadas con riesgo de caídas como enfermedad de Parkinson, alcoholismo y vértigo, entre otros. Clasificación Debido a las múltiples causas de la osteoporosis, existen diversas formas de clasificarla, basadas en diferentes criterios: edad de inicio (juvenil, adulto joven, presenil y senil), origen (idiopática o secundaria) o extensión (localizada o generalizada). Riggs clasifica la osteoporosis en tipo I y II, para lo cual se basa en 13 aspectos descriptivos como edad de presentación, sexo, velocidad del daño, etc. (Tabla 1). Sin embargo, para fines de tratamiento y seguimiento se clasifica como primaria o secundaria (9). Se considera una osteoporosis como primaria, cuando se ha descartado toda una serie de procesos que pueden causarla, salvo los fisiológicos, como lo son menopausia y envejecimiento. Tabla 1. Clasificación de Riggs de la osteoporosis Tipo de osteoporosis Tipo I Tipo II Relación hombre/mujer Edad de inicio (años) Patogenia Tipo de hueso afectado Tipo de fractura Velocidad de pérdida ósea Función paratiroidea Causa principal 6:1 50 Deficiencia estrogénica Trabecular Fractura vertebral Acelerada Aumentada Menopausia y factores de riesgo 2:1 Más de 75 Deficiencia de Calcio-vitamina D Trabecular y cortical Fractura de cadera No acelerada Disminuida Factores relacionados con la edad y Efectos tardíos de la deficiencia estrogénica Osteoporosis secundaria Se clasifica en este grupo aquellos casos de osteoporosis que son una consecuencia o bien una manifestación acompañante de otras enfermedades o su tratamiento, por lo que estas enfermedades se convierten en un factor de riesgo (Tabla 2). La importancia de identificarlas adecuadamente radica en que esto permite llevar una terapia etiológica. La epidemiología de la osteoporosis secundaria es, en gran parte desconocida, y va desde 20-50%, siendo la causa más frecuente en mujeres osteoporóticas, el uso de corticoides (9). 14 Tabla 2. Causas secundarias de pérdida ósea Digestivas Hepatopatías crónicas Gastrectomía total Absorción deficiente Endócrinas Hiperparatiroidismo primario Hipercortisolismo Síndrome de Cushing Hiperparatiroidismo Diabetes mellitus I Hipercalciuria Deficiencia de vitamina D Genéticas Síndrome de Turner Síndrome de Klinelfelter Síndrome de Marfan Osteogénesis imperfecta Medicamentos Consumo de glucocorticoides (más de tres meses) Dosis excesiva de tiroxina Fenitoína Heparina Citotóxicos Otras Mieloma múltiple Leucemia y linfoma Enfermedad renal crónica Artritis reumatoide Fisiopatología Remodelación ósea El esqueleto es un órgano de soporte, y en cuanto tal está expuesto a los procesos de deterioro que sufren todas las estructuras que tienen que resistir cargas mecánicas. El hueso es un órgano vivo, con capacidad para renovarse, y por tanto mantener sus condiciones de resistencia. Esta renovación tiene lugar de forma permanente, y ha recibido el nombre de “remodelación ósea”; la velocidad con que se lleva cabo se conoce como “recambio” o “turn-over” óseo. La unidad de remodelación ósea consiste en un conjunto de células encargadas de destruir pequeñas porciones de hueso, que son posteriormente sustituidas por hueso nuevo. Estas células son de diversos tipos, pero dos de ellas son las protagonistas principales del proceso: los osteoclastos (encargados de destruir el hueso), y los osteoblastos (encargados de formarlo). Intervienen otras 15 células,como linfocitos, macrófagos, células endoteliales, neuronas, etc. El volumen de hueso renovado por cada unidad es de unos 0,025 mm3, y la tasa de renovación anual del esqueleto es de aproximadamente un 10% (25-30% el hueso trabecular y 3-4% el hueso cortical). En el esqueleto, en un momento determinado, hay más de un millón de unidades activas. Dichas unidades están desacompasadas: unas se encuentran en fase inicial, otras en fase final, y otras en distintas fases intermedias. Existe una asimetría temporal entre la intervención de los osteoclastos y la de los osteoblastos. Los primeros desarrollan su tarea destructiva en unas 2-3 semanas, mientras que los segundos tardan 4-5 meses en remplazar el hueso destruido. Entre la actuación de ambos tipos celulares hay una fase intermedia que se denomina “de inversión”, y que dura unas 2 semanas. En ella unas células de origen no bien determinado, aunque probablemente de linaje osteoblástico, limpian la superficie ósea producto de la resorción, preparándola para la fase formativa.La organización espacial de las unidades de remodelación varía según asienten en el hueso cortical o en el trabecular. En el primer caso los osteoclastos actúan en el seno del hueso, desplazándose longitudinalmente a medida que desarrollan su actividad resortiva, dando como resultado una cavidad tuneliforme. Tras los osteoclastos avanzan los osteoblastos, cerrando dicha cavidad. Lo hacen formando capas óseas cilíndricas y concéntricas, dispuestas desde las paredes de la cavidad al centro de la misma. El resultado es la llamada “osteona” o unidad estructural ósea, que en el caso del hueso cortical se conoce también con el nombre de “sistema de Havers” (Figura 1). | Figura 1. Disposición del sistema de Haver’s (Rainz, 2006) 16 En el hueso trabecular los osteoclastos actúan en la superficie ósea, y no se mueven de manera longitudinal, sino en un zig-zag errático, en que la célula vuelve a pasar por donde ya había actuado previamente. El resultado final de su actuación es una oquedad con una morfología que recuerda la de una laguna. Los osteoblastos la rellenan también por capas de la profundidad a la superficie. La cavidad, una vez rellena, tiene al corte un aspecto de semiluna. Dicha semiluna constituye la unidad estructural ósea u osteona del hueso trabecular (algunos autores se refieren a ellas como “hemiosteonas”, al comparar este aspecto en semiluna con el aspecto cilíndrico de las láminas del sistema de Havers). La superficie endóstica también puede presentar unidades de remodelación de estas características (Figura 2). Figura 2. Microfotografia electrónica hueso trabecular (Riancho, 2004) El proceso de remodelación, junto a la función primordial de permitir al esqueleto mantener sus características de órgano de soporte, interviene en otros fenómenos biológicos. Permite modificar la forma del hueso para adaptarse a los cambios de las necesidades mecánicas, interviene en la regulación de la calcemia. Tiene importancia en el mantenimiento de las células madres hematopoyéticas, alojadas en la médula ósea junto a la superficie trabecular y se ha señalado su intervención en la homeostasis del equilibrio ácido-base (10). Alteración de las unidades de remodelación en la osteoporosis La osteoporosis es una disfunción de la unidad de remodelación ósea. Dicha disfunción se debe fundamentalmente a dos tipos de alteraciones. La primera consiste en el establecimiento de lo que conocemos como “balance negativo”; la segunda en un aumento del número de unidades de remodelación, que da lugar a lo que se designa como “aumento del recambio óseo” 17 a. Balance negativo En el adulto joven la cantidad de hueso que forman los osteoblastos en cada unidad de remodelación ósea es igual a la que han destruido previamente los osteoclastos. Esta situación se conoce como “balance cero”. Sin embargo, alrededor de los 40 años, o tal vez algo antes, la cantidad de hueso formada por los osteoblastos comienza a ser algo menor que la destruida por los osteoclastos. Esta situación se describe como de “balance negativo”. El número de unidades funcionantes en el esqueleto habitualmente es superior a un millón, lo cual significa que a partir de dicha edad existen más de un millón de puntos en que se está perdiendo masa ósea. El resultado es la disminución de la cantidad total de la misma. Dependiendo de la masa ósea inicial, de la cuantía del balance negativo, y del tiempo durante el cual ha estado presente dicha pérdida puede dar lugar a los valores de masa ósea que calificamos de osteoporóticos. El balance negativo es una condición sine que non para el desarrollo de osteoporosis (10). El balance negativo que se desarrolla con la edad se debe fundamentalmente a una disminución de la formación ósea, relacionada probablemente tanto con un descenso en el número de osteoblastos (por disminución de sus precursores, disminución de su diferenciación y disminución de su supervivencia) como en su actividad individual. Ello, al menos en parte, se debe a que también desciende en el microambiente óseo la concentración de factores estimuladores de estas células (probablemente proteínas Wnt), lo que se ha atribuido al aumento de radicales ROS en el envejecimiento (10). También contribuye al balance negativo un aumento de la resorción ósea, debido a un incremento de la actividad osteoclástica. Dicho aumento se puede traducir, en un mayor recorrido de los osteoclastos, hasta el punto de que la trabécula puede perforarse. Este aumento en la actividad de los osteoclastos se acompaña de la formación de un mayor número de unidades de remodelación ósea, lo que da lugar al fenómeno que conocemos como “aumento del recambio”. Frente a la disminución de la actividad de los osteoblastos propia de la edad, el aumento de la actividad de los osteoclastos tiene relación con la disminución de los estrógenos. La falta de estas hormonas también inhibe la actividad formativa por favorecer la apoptosis de los osteoblastos, que intensifica el balance negativo (10). b. Aumento del recambio óseo El aumento del número de unidades de remodelación cuando éstas se encuentran en balance negativo supone un aumento del número de puntos del esqueleto en que se pierde masa ósea, y por tanto una aceleración de dicha pérdida. De hecho, aunque el balance negativo sea un factor indispensable para que se desarrolle 18 pérdida de masa ósea, el factor que habitualmente es responsable de la mayor cantidad de masa ósea perdida es el aumento del recambio. Las formas de osteoporosis en que este factor juega el papel primordial se conocen como “osteoporosis de recambio alto”. El ejemplo más característico de aumento del recambio lo constituye la menopausia, con la depleción de estrógenos que conlleva. A él se debe la aceleración de la pérdida de masa ósea que sigue a la misma, y en definitiva es el mecanismo responsable de la llamada “osteoporosis postmenopáusica”. En edades tardías de la vida puede darse también un aumento del recambio, que suele atribuirse a un aumento de PTH en relación con una disminución de la función renal y de la dotación en vitamina D. Existen formas de osteoporosis menos frecuentes, en que el recambio no está aumentado, como por ejemplo la osteoporosis idiopática del varón (11). Parathormona (PTH) La hormona aumenta, por una parte, el número de osteoblastos y, por otra, su actividad. Ello en parte es un fenómeno indirecto, mediado por los osteoclastos, y simplemente representa las consecuencias del fenómeno de acoplamiento, con una mayor producción por estas células de factores estimuladores de los osteoblastos. Pero, al margen de ello, la PTH ejerce un efecto directo, a través de diversos mecanismos. Aumenta el número de osteoblastos estimulando su diferenciación e inhibiendo su apoptosis. Tal vez aumente también la proliferación de sus precursores, aunque este efecto está discutido. Por otra parte, estimula la actividad de los osteoblastos maduros. De ambos efectos, aumento de número y aumento de actividad de los osteoblastos, el primero parece ser el más importante, a juzgar por los estudios histomorfométricos (mayor aumento de la superficie de mineralización que de la velocidad de aposición mineral). La disminución de la apoptosis parece menos importante en el hueso perióstico que en el trabecular. La actuación de la PTH sobre los osteoblastos tienen lugar a través del receptor PTHR1, y sus efectos anabólicos están principalmente mediados por la vía cAMP-PKA (12). Los resultados finales de la acción de la PTH sobre el osteoblasto parecen muy diversos, e implican agentes de distinta naturaleza. Factores estimuladores de los osteoblastos, para lo que éstos tienen receptores específicos, antagonistas de dichos ligandos, determinados receptores, diversas vías de señalización y factores de transcripción. Entre los factores estimuladores de los osteoblastos se han descrito algunas proteínas Wnt, la BMP2, los IGFs, el FGF2,el TGFβ, que actuarían de forma autocrina o paracrina, e incluso el 1,25(OH)2D, que tras ser sintetizado en el riñón bajo el estímulo de la PTH, lo haría de forma endocrina. En algún momento se ha dado una especial importancia al IGF, al proponer que en su ausencia la PTH no tiene efecto anabolizante. Entre los factores reguladores de 19 dichos ligandos debe mencionarse la esclerostina, sustancia producida por los osteocitos con efecto inhibidor de la acción de las proteínas Wnt por unirse a su receptor en el componente LRP5. La secreción de esclerostina por los osteocitos es frenada por la PTH. La PTH también suprime también otros antagonistas de la vía Wnt, como el DKK1 y la SFRP-1. Como receptores que pueden ser modulados por la PTH se han señalado el EGFR, cuyo ligando a estos efectos sería la anfiregulina, el RAGE, fundamentalmente en el hueso esponjoso del fémur proximal, y el sistema de las efrinas en los osteoblastos. Los agentes intracelulares (elementos de las vías de señalización y factores de transcripción) que se han implicado en el efecto anabólico de la PTH son también numerosos: runx2, osterix, ATF4, estimulados por la hormona, o la proteína Bad, de efecto proapoptótico, y que es inactivada por la PTH. La apoptosis es un factor crítico en la determinación del número de osteoblastos (12) En resumen, la PTH desarrolla su efecto formador de hueso estimulando a los osteoblastos a través de múltiples mecanismos. Puede hablarse con propiedad de “efectos pleiotrópicos de la PTH”. Sin embargo, no conocemos bien los detalles de los mismos ni hasta que punto dichos mecanismos pueden ser vicariantes, o si son indispensables, constituyendo puntos de regulación fundamental. La ausencia de algunos bloquea el efecto formador de hueso de la PTH, pero no ocurre lo mismo con otros. Por otra parte, parece que el efecto de estos diversos mecanismos varía de unos lugares del esqueleto a otros (13, 14). Papel de las hormonas y mediadores bioquímicos en la osteoporosis La edad y la menopausia ocasionan una serie de cambios en la producción de distintas hormonas, entre las que están aquellas que regulan el metabolismo del calcio, las hormonas sexuales y los factores de crecimiento. 1. Hormonas reguladoras de calcio Elevaciones discretas de la hormona paratiroidea (PTH) o alteraciones de la función de la vitamina D, pueden contribuir en la patogénesis de la osteoporosis. Disminución de la ingesta de calcio o vitamina D y disminución de la exposición solar, pueden ocasionar cierto grado de hiperparatiroidismo secundario, que puede tener importancia en la pérdida de hueso relacionada a la vejez y las fracturas de cadera (15). La calcitonina inhibe la resorción ósea y su disminución puede contribuir a la fisiopatología de la osteoporosis. Estudios recientes han apoyado poco la contribución de esta hormona en la fisiopatología de esta entidad (15). 20 2. Hormonas Sexuales a. Estrógenos El papel de los estrógenos es crucial en la fisiopatología de la osteoporosis en mujeres posmenopáusicas (16). La disminución de la actividad estrogénica genera una caída rápida de masa ósea. Esta pérdida de masa ósea tiene inicialmente una fase rápida que con el tiempo se hace más lenta. Sin embargo, se sabe que aquellas mujeres mayores de 70 años, que continúan produciendo cantidades pequeñas de estrógenos, tienen menos riesgo de fracturas, que aquellas que no producen ninguna cantidad de estrógenos. Asimismo, la administración de estrógenos disminuye el proceso de resorción ósea, aun 25 a 30 años después de la menopausia (16) (figura 3). Existen múltiples evidencias que señalan el papel de diversas citoquinas y factores de crecimiento en la fisiopatología de la osteoporosis asociada a deficiencia de estrógenos. Se ha demostrado efecto de los estrógenos sobre la apoptosis o muerte celular programada de los osteoclastos y sobre la producción del TGF en osteoblastos mediada por estrógenos (17); el TNF incrementa el reclutamiento de osteoclastos y su producción se incrementa después de la ovariectomía en animales de experimentación (18). La deficiencia estrogénica estimula la resorción ósea por incremento en la producción de prostaglandinas, incremento en la producción de interleucinas (IL)-6 e IL-1 (18). La deficiencia estrogénica tiene importancia crucial no solo en las mujeres, pues recientemente se ha demostrado que en la pérdida de masa ósea observada en hombres tiene más importancia que la misma testosterona (19). Al mismo tiempo, se ha demostrado osteoporosis en hombres con defectos en el gen que codifica el receptor estrogénico o en casos de deficiencia de aromatasa, que convierte la testosterona en estrógeno. También se ha demostrado que existe una correlación entre las concentraciones de estrógenos y la masa ósea en hombres viejos (19). b. Andrógenos La deficiencia androgénica produce pérdida de masa ósea con incremento del recambio óseo. Igualmente, los andrógenos estimulan la formación ósea. Esta es la razón por la cual en el hombre la deficiencia de esta hormona representa una de las principales causas de osteoporosis (20). c. Progesterona Las células óseas poseen receptores para progesterona, pero existe poca evidencia de que esta hormona afecte el proceso de remodelado óseo in vivo (20). 21 Figura 3. El estrógeno evita la activación de cel T en parte por directamente embotamiento de receptores antígenicos y en parte a través de la inhibición de la producción de IL-7 e IFN-γ. Este efecto se amplifica por la regulación a la alza de la supresión de IL-7 El TGF-β. El resultado neto de estas acciones es una disminución en el número de las células T TNF-productora. Los niveles de TNF embotadas disminuyen RANKL inducida por la formación de osteoclastos, en última instancia, la prevención de la pérdida de hueso. (Weitzman, 2006) 3. Hormonas tiroideas Las hormonas tiroideas incrementan tanto la formación como la resorción ósea. Como resultado de esto los pacientes con hipertiroidismo o aquellos tratados con exceso de hormona tiroidea, pueden desarrollar un cuadro de alto recambio óseo. Sin embargo, no existe evidencia de que la hormona tiroidea esté involucrada en la fisiopatología de la osteoporosis primaria (21). 4. Glucocorticoides El uso de glucocorticoides exógenos o el exceso de glucocorticoides endógenos, como el observado en el Síndrome de Cushing, es una causa importante de osteoporosis (22). No obstante, difiere de la osteoporosis primaria en que la anormalidad más importante es una inhibición de la formación ósea, debida a una disminución de la actividad e incremento de la apoptosis de los osteoblastos (23). El aumento de la resorción ósea ocurre básicamente por disminución de la absorción intestinal de calcio y desarrollo de hiperparatiroidismo secundario. El 22 exceso de glucocorticoides también puede estar involucrado en la osteoporosis observada en la depresión, el alcoholismo y la anorexia nerviosa (23). 5. Citoquinas locales y prostaglandinas en la fisiopatología de la osteoporosis La estructura y el remodelado óseo están determinados por factores locales inducidos por elementos adyacentes o por las mismas células óseas. Estos incluyen a las citoquinas, los prostanoides y factores de crecimiento (24). Muchas citoquinas influyen en la función ósea, como ya se mencionó en el papel de los estrógenos en la fisiopatología de la osteoporosis. La mayor parte de los datos se han obtenido de animales de experimentación sometidos a ovariectomía, aunque existen algunos datos limitados en humanos. Así se ha demostrado el papel de la IL-1, IL-6, IL-7, IL-4, IL-13 y TNF. De igual forma, las prostaglandinas pueden tener un papel importante, pues durante situaciones de excesiva producción de estas substancias existe un incremento en la resorción ósea (24). 6. Otros factores locales involucrados en la fisiopatología de la osteoporosis Existen otros factoreslocales pudieran estar involucrados en la fisiopatología de la osteoporosis como el factor de crecimiento dependiente de la insulina (IGF) y la, proteína morfogenética del hueso TGF. Asimismo, el péptido relacionado a la PTH (PTHrP) tiene importancia en la regulación del desarrollo tanto del hueso como del cartílago (24). Avances en el conocimiento de la interacción osteoblástica/osteoclástica El proceso de remodelación ósea se inicia con la activación de células de la línea osteoblástica. La activación también parece depender de los osteocitos, los osteoblastos en reposo y preosteoblastos ubicados en la medula ósea. La manera como esta activación ocurre se está comenzando a reconocer. Aparentemente, estas células expresan un Factor Diferenciador del Osteoclasto, idéntico a los factores que producen las células dendríticas del sistema nervioso central para “ponerse de acuerdo entre ellas”, denominado Trance (factor de necrosis tumoral relacionado a la activación inducida por citoquinas) (25). El Trance interactúa con un receptor ubicado en los precursores de los osteoclastos denominado Rank (receptor activador de la NF-Kappa-b). La interacción Trance/Rank resulta en la activación, migración, diferenciación y fusión de las células hematopoyéticas de la línea osteoclástica para iniciar la activación del osteoclasto. En casos donde se requiere una inhibición de la actividad osteoclástica se produce otra sustancia denominada Osteoprotegerina que compite por el mismo receptor del Trance en las células precursoras de osteoclastos (25, 27). 23 Figura 4. Los estrógenos incrementan los niveles de OPG, además suprimen la síntesis de interleucinas frenando así la diferenciación de los pro osteoclastos. Con los osteoclastos ya activados favoreciendo su apoptosis. El incremento de la resorción ósea debería ser limitado por los osteoblastos sin embargo, ante la deficiencia de estrógenos se aumenta la apoptosis de estas células (Weitzman 2006) Métodos diagnósticos En primer lugar, deben identificarse los factores de riesgo de sufrir osteoporosis, lo cual ayuda a identificar las causas que podrían contribuir a la génesis de la osteoporosis o establecer las recomendaciones pertinentes. Un aspecto importante para todos los pacientes es el seguimientos de su estatura, que debe cuantificarse anualmente; si hay una disminución de altura de tres cm o más, se justifica realizar estudios radiológicos más extensos, ya que indica la probabilidad de padecer fracturas vertebrales asintomáticas. También debe tenerse un seguimiento del índice de masa corporal, poner especial atención a las mujeres con un meso menor de 57.7 kg (8). 24 La radiología ósea detecta osteopenia cuando la pérdida de la masa ósea supera 30%, por lo que no es una técnica válida para el diagnóstico oportuno de la enfermedad, ni para valorar la magnitud de la pérdida (9). Existen varias técnicas disponibles para la evaluación de la masa ósea (Tabla 3). La absorciometría de energía dual de rayos X es ampliamente utilizada debido a su capacidad para evaluar la masa ósea tanto a nivel axial como periférico, su alta reproducibilidad, y las dosis muy bajas de radiación asociada con la medición. La principal aplicación de este método es la medición cuantitativa de la densidad de los depósitos minerales de los huesos, que condicionan sus propiedades mecánicas (8). Técnicas de medición Bajo la denominación de densitometría ósea se incluyen varias técnicas que permiten de forma incruenta el cálculo preciso y fiable de la masa ósea. En su mayoría, estas técnicas se basan en el uso de los rayos X, pero también se utilizan los ultrasonidos. Desde un punto de vista operativo, estas técnicas pueden ser clasificadas en dos tipos: a) las que pueden medir la DMO en cualquier región del esqueleto (o incluso en el esqueleto completo), con aplicación al análisis de la composición corporal, lo que se conoce como densitometría central o axial, y b) aquellas que miden la masa ósea en una única región ósea, y localizada en el esqueleto periférico (extremidades), que son los métodos de densitometría periférica. La densitometría central aventaja a la densitometría periférica en cuanto al rendimiento diagnóstico, debido a su capacidad para explorar las regiones de mayor interés clínico (28). Tabla 3. Métodos de medición in vivo del contenido mineral óseo a) Contenido mineral del cuerpo entero: Absorcimetría radiológica de doble energía (DXA) b) Contenido mineral en regiones específicas: Fotodensitometría radiográfica Absorciometría radiológica de doble energía (DXA) Ultrasonido (QUS) Tomografía computarizada - Columna - Antebrazo 25 Fundamentos físicos El propósito de estos métodos es medir cuantitativamente los depósitos minerales en el hueso asumiendo que éstos mantienen una composición química constante. La técnica de densitometría ósea más difundida es la absorciometría radiológica de doble energía (DXA). Esta técnica se basa en los trabajos de Cameron y Sorensen en 1963, que usaron una fuente emisora de radiación gamma de una única energía. La limitación principal de las fuentes monoenergéticas es la presencia de cantidades importantes de tejidos blandos, como se da en la columna, tronco, cadera o esqueleto completo. Esta limitación se resolvió con el uso de la doble energía, ya que permite la corrección de la variación del grosor de los tejidos blandos. El paso siguiente fue la sustitución de las fuentes emisoras isotópicas por generadores de rayos X, lo que dio lugar a la absorciometría de doble energía (DXA), como la conocemos actualmente. La explicación básica de cómo funcionan este tipo de sistemas consiste en que el haz de radiación de baja energía cede parte de esta energía al interaccionar con la materia que atraviesa; dicho de otra forma, el haz de radiación experimenta una atenuación, que depende de la energía de los rayos, de la naturaleza (número atómico) de los componentes que atraviesan y del grosor del material (8). Unidades de medición Los resultados de las mediciones con DXA se suelen ofrecer en forma de valores absolutos y relativos. En los resultados absolutos, el contenido mineral (CMO) o masa ósea se ofrece en gramos (g) o miligramos (mg) equivalentes de hidroxiapatita, si bien la forma de g/cm2 es la más difundida cuando se mide la DMO, ya que traslada el contenido mineral en el área proyectada en dos dimensiones por el hueso que es explorado (8). Comparación con valores de referencia Se utiliza la puntuación T y la puntuación Z. La puntuación T (T-score o índice T) supone la comparación de la medición obtenida respecto al valor medio máximo que se alcanza en el momento de mayor madurez del esqueleto (pico de masa ósea). Los valores de la población de referencia muestran una dispersión natural, de la que se toma su magnitud mediante la determinación de la desviación estándar (DE). La puntuación T es la diferencia en número de DE con respecto al valor del pico de masa ósea. 26 La puntuación T permite, de acuerdo a los criterios diagnósticos aceptados (OMS): 1. Afirmar o descartar la presencia de la enfermedad, en este caso osteopenia u osteoporosis; 2. Graduar la severidad de la desmineralización analizando el riesgo de fractura regional y general, pero 3. La puntuación T no sirve para la monitorización de los pacientes. La puntuación Z (Z-score o índice Z) es la comparación con respecto al valor medio de la población de similar sexo y edad que el paciente. De forma análoga, se utiliza como unidad la desviación estándar del pico de masa ósea de la población de referencia. Una alteración de la puntuación Z (por debajo de –1 DE) obliga al diagnóstico diferencial de la causa de la desmineralización. También se utiliza como elemento diagnóstico en la población infantil o adolescente, que aún no ha alcanzado la madurez de su esqueleto (8). La mayor calidaden la capacidad de predicción de fracturas por la densitometría se obtiene cuando las mediciones se efectúan en la misma región que se desea evaluar. La importancia clínica de las fracturas de columna y fémur proximal, y el hecho de disponer de una mayor proporción de hueso trabecular, convierten a estas regiones en las preferidas para el diagnóstico de osteoporosis (29). Los sectores del esqueleto que habitualmente son considerados como “patrón oro” en el diagnóstico de osteoporosis son la columna lumbar y el tercio proximal del fémur. Columna lumbar La región de interés preferida por su mayor reproducibilidad es aquella que abarca las cuatro primeras vértebras (L1 a L4) en la proyección postero-anterior. Ocasionalmente pueden darse condiciones que afecten a los resultados como los aplastamientos o acuñamientos vertebrales, osteoartritis, escoliosis, artefactos de origen quirúrgico. Una exploración de columna puede estimarse como válida si se pueden utilizar al menos dos vértebras (8). Tercio proximal del fémur Los programas de análisis permiten la posibilidad de ofrecer las mediciones en varias subregiones (cuello del fémur, trocánter, triángulo de Ward) o globalmente (área total). El triángulo de Ward es la región de menor precisión y, además probablemente requiera un umbral diagnóstico de osteoporosis distinto del T ≥ 2,5 porque, utilizando este criterio, la prevalencia de la enfermedad excede al riesgo de fractura de cadera a lo largo de la vida, e incluso al de todas las fracturas 27 osteoporóticas combinadas. Hoy se aconseja también prescindir del trocánter. Por ello, el diagnóstico se establecerá a expensas de la presencia de un valor patológico en cualquiera de las otras dos regiones: cuello de fémur o área total (8). Antebrazo Esta región debe ser medida cuando la cadera y la columna no pueden ser medidas con exactitud. La medición del antebrazo está indicada en el hiperparatiroidismo primario, ya que esta enfermedad tiende afectar más al hueso cortical que al trabecular (8). Interpretación de los resultados Densidad ósea y riesgo de fractura: El riesgo relativo de fractura aumenta de 1,5 a 2,5 veces por cada disminución de una desviación estándar en la DMO con respecto a controles de la misma edad. En 1994, la Organización Mundial de la Salud publicó un informe en el que se recomendaba el uso de la siguiente clasificación de la población en cuatro categorías, mediante los resultados de la puntuación T (8): • Normal: cuando la puntuación T sea superior a -1 DE. • Osteopenia: puntuación T entre -1 DE y -2,5 DE. • Osteoporosis: puntuación T igual o inferior a -2,5 DE. • Osteoporosis establecida (severa): puntuación T igual o inferior a -2,5 DE más presencia de fractura por fragilidad. ¿Quiénes deben hacerse la prueba? La decisión de realizar la evaluación de la densidad ósea debe estar basada en el perfil de una persona, del riesgo de fractura y la evaluación de la salud del esqueleto. De acuerdo con las recomendaciones de US Preventive Task Force de servicio para las mujeres posmenopáusicas. La NOF recomienda hacer pruebas de todas las mujeres mayores de 65 años y hombres de 70 años o más, no se recomienda en niños o adolescentes y no está indicada de rutina en hombres jóvenes sanos y mujeres premenopáusicas. Las siguientes son indicaciones para realizar la prueba de densidad mineral ósea (30). 28 1. Las mujeres mayores de 65 años y hombres mayores de 70 años o más, independientemente de factores de riesgo clínicos. 2. Las mujeres posmenopáusicas más jóvenes y los hombres de 50 a 69 sobre los cuales se tiene interés en función de su perfil clínico y factores de riesgo. 3. Las mujeres en la transición a la menopausia, si hay un factor de riesgo específico relacionado con mayor riesgo de fracturas, como el bajo peso corporal, fractura previa por traumatismo de bajo o medicamentos de alto riesgo. 4. Los adultos que tienen una fractura después de 50 años de edad. 5. Los adultos con una enfermedad (por ejemplo, artritis reumatoide) o tomar un medicamento (por ejemplo, los glucocorticoides en una dosis diaria ≥ 5 mg de prednisona o su equivalente de ≥ tres meses) se asocia con una masa ósea baja o pérdida de masa ósea. 6. Cualquier persona que está considerando para el tratamiento farmacológico para la osteoporosis. 7. Cualquier persona está recibiendo tratamiento para la osteoporosis, para monitorear el efecto del tratamiento. 8. Cualquier persona que no reciben tratamiento en el cual la evidencia de la pérdida de hueso conduciría a tratamiento. 9. Las mujeres posmenopáusicas que interrumpen los estrógenos deben ser considerados para pruebas de densidad ósea. 10. Las mujeres con deficiencia de estrógeno en situación de riesgo clínico para la osteoporosis. 11. Las personas con anomalías vertebrales. 12. Las personas que reciben o tienen previsto recibir, a largo plazo la terapia con glucocorticoides en una dosis diaria ≥ 5 mg de prednisona o su equivalente de ≥ tres meses. 13. Las personas con hiperparatiroidismo primario. 14. Monitoreo para evaluar la respuesta o la eficacia de un tratamiento de la osteoporosis fármaco aprobado. Monitorización con densitometría Una de las principales utilidades de la densitometría ósea es el seguimiento de los cambios en el contenido mineral de una región ósea, para valorar la eficacia de los tratamientos específicos. Cuando se valoran los cambios mediante densitometría ósea, la diferencia de DMO encontrada entre dos densitometrías debe exceder el mínimo cambio significativo. Este mínimo cambio significativo se puede calcular, con una significación del 95%, multiplicando el coeficiente de variación (error de precisión para el equipo de medición) por el factor 2,77. En el 29 caso de disponer de un error de precisión del 1%, el mínimo cambio significativo debe ser superior a 2,77 (8). En los pacientes que no reciben tratamiento, es importante conocer si existen pérdidas de masa ósea y su cuantía. En cambio, en aquellos que sí reciben una terapia específica, el objetivo de las mediciones seriadas con densitometría es detectar los pacientes que mantienen una pérdida significativa a pesar de la misma. Utilizando la DXA, la mejor región ósea para monitorización es la columna lumbar en proyección postero-anterior. El área total del fémur debe utilizarse cuando los resultados de la columna sean técnicamente inválidos. A excepción de los pacientes que pueden padecer una pérdida ósea rápida (tratamiento con glucocorticoides) el intervalo entre mediciones debe ser, como mínimo, de 1 año. Las mediciones de sectores del esqueleto periférico no deben ser utilizadas para el control de cambios óseos (8). Otras técnicas densitométricas Absorcimetría fotónica simple. Fue la primera técnica densitométrica que se desarrolló. Con esta técnica, un fotón procedente de una fuente radioactiva atraviesa el hueso periférico, el densitómetro mide la atenuación del haz de rayos X al pasar por el tejido. Dado que solo se utiliza un fotón, no se puede separar la atenuación producida por el tejido óseo de la producida por los tejidos blandos. Por ello solo se puede usar en lugares como calcáneo o radio, donde casi todo el tejido atravesado es hueso. Actualmente en desuso (31). Absorciometría fotónica dual (DPA). Esta técnica utiliza dos fotones distintos procedentes de un radioisótopo. El densitómetro es capaz de diferenciar la atenuación del hueso de la de los tejidos blandos. Se puede utilizar tanto en hueso periférico (antebrazo) como axial (cadera y columna) (31). Ultrasonido y ultrasonografía cualitativa. El ultrasonido es una onda mecánica, acústica, que transmite frecuencias no audibles por el ser humano en rangos que superan los 20 Khz y que permite apreciar propiedades mecánicas del hueso como la atenuación y la velocidad con que el sonido atraviesa dicho tejido. El hecho de quepueda predecir el riesgo de fractura en un individuo, independientemente de su masa ósea, sugiere que genera información acerca de la estructura anisotrópica y tridimensional del hueso. 30 El US no mide la masa ósea. Los parámetros que mide el US son la atenuación o BUA (broadband ultrasound attenuation) y la velocidad del sonido a través del hueso o SOS (speed of sound). El BUA es el producto de la absorción de energía durante paso a través de las trabéculas, lo cual se mide en decibeles en relación con la frecuencia con que ocurre ese gasto, medido en Mhz. Este parámetro es el que más correlaciona con la presencia de fracturas y su información aporta datos sobre la densidad ósea y la cantidad, estructura y orientación trabecular (32). El SOS indica la velocidad con que el sonido puede atravesar el hueso, medido en número de metros por segundo y su resultado depende más de la elasticidad y densidad ósea que de la orientación trabecular (32). Algunos autores defienden que los ultrasonidos podrían ser un indicador de calidad ósea frente a la DEXA, que mediría la cantidad ósea. Aunque existen diversos sistemas (en seco/de inmersión; de transductores fijos/de barrido), siempre se necesitan aplicar sobre sectores anatómicos accesibles, periféricos, con poco tejido blando circundante. Inicialmente se desarrollaron sistemas de medición sobre rótula pero, actualmente prácticamente sólo se utilizan en calcáneo, falanges y tibia (32). Los sistemas que utilizan SOS y BUA en el calcáneo incorporan el llamado índice de calidad (QUI o Stiffness). Aventajan a la densitometría periférica por no suponer exposición radiológica, tratarse de equipos económicamente más accesibles y porque han demostrado capacidad en la predicción del riesgo de fracturas similar a la determinación de masa ósea con un riesgo relativo de 1,62 (1,46–1,80) respecto a la fractura de cadera con resultado predictor independiente de la propia masa ósea (33). Para utilización de QUS como método diagnóstico no se pueden utilizar los mismos criterios que con DXA. Tomando como base los criterios epidemiológicos y de correlación con la DXA axial, el punto de corte a partir del cual es más probable el diagnóstico de osteoporosis se sitúa en un T-score entre –1,5 y –1,8. Como método de cribado en mujeres posmenopáusicas mayores de 65 años unos valores de DMO estimada en calcáneo por QUS de –2,5 T o menos aseguraría el diagnóstico de osteoporosis en columna lumbar o cadera por DXA, mientras que valores por encima de – 0,05 T excluirían dicho diagnóstico, pero el 77,9% de la población de dicha edad precisaría la realización de DXA axial para asignar un diagnóstico correcto (33). 31 Marcadores de resorción ósea El tejido óseo está sometido a un proceso metabólico de formación y resorción denominado remodelado óseo, que se inicia con la activación de la resorción ósea por el osteoclasto y le sigue la formación ósea llevada a cabo por el osteoblasto. En condiciones normales el remodelado óseo tiene lugar de forma sincronizada en determinadas localizaciones del esqueleto, denominadas unidades de remodelado óseo, y está regulado por factores mecánicos y humorales. El impacto del remodelado sobre el hueso está determinado por el índice del remodelado, que depende del número total de unidades activas en el esqueleto (normalmente un millón) y por el balance del remodelado, que depende de la cantidad relativa de hueso formado y reabsorbido en cada unidad. El remodelado óseo puede valorarse de forma directa mediante histomorfometría a partir de la biopsia ósea o bien, de forma indirecta, mediante la determinación de una serie de constituyentes de la sangre y la orina, denominados marcadores bioquímicos del remodelado óseo, que son enzimas u otras proteínas secretadas por los osteoblastos o los osteoclastos, o bien son productos que se originan durante la formación o la degradación del colágeno tipo 1, la principal proteína que forma la matriz orgánica del hueso (34). Los marcadores relacionados con los osteoblastos se denominan marcadores de formación y se determinan en sangre. Los marcadores de resorción, relacionados con los osteoclastos, en su mayoría se determinan en la orina (Tabla 4). Tabla 4. Marcadores bioquímicos de formación y resorción ósea Marcadores de formación ósea en suero: Fosfatasa alcalina total (FAT). Isoenzima ósea de la fosfatasa alcalina (FAO). Osteocalcina. Propéptido carboxiterminal del procolágeno I (PICP). Propéptido aminoterminal del procolágeno I (PINP). Marcadores de resorción ósea en suero/plasma: Piridinolina (Pir) y deoxipiridinolina (Dpir), totales o libres. Telopéptido carboxiterminal del colágeno I con puentes de piridinolina (ICTP). Telopéptido aminoterminal del colágeno I con puentes de piridinolina (NTX). Telopéptido carboxiterminal de la cadena alfa 1 del colágeno I (ß-Cross- Laps, CTX). Fosfatasa ácida resistente al tartrato (FART). Marcadores de resorción ósea en orina: Cociente calcio/creatinina. Hidroxiprolina. Glicósidos de hidroxilisina. Telopéptido aminoterminal del colágeno I con puentes de piridinolina (NTX). Telopéptido carboxiterminal de la cadena alfa 1 del colágeno I (ß-Cross- Laps, CTX). 32 La cantidad de masa ósea depende del balance entre estas actividades. Las mediciones bioquímicas del remodelado óseo junto con otras informaciones clínicas pueden ser de utilidad al evaluar pacientes en riesgo de osteoporosis. Los marcadores de remodelado óseo son también el mejor medio actualmente disponible para determinar con rapidez la adherencia al tratamiento de osteoporosis (8). Marcadores bioquímicos de resorción ósea La mayoría de los marcadores bioquímicos de resorción ósea pueden ser medidos en la orina, aunque algunos de ellos pueden medirse en sangre. La mayoría de los marcadores son resultado de la destrucción de la colágena tipo-l, que es uno de los componentes principales de la matriz y que alcanza cerca de 90% del contenido orgánico del hueso (34). Fosfatasa ácida resistente a tartrato. Considerada como único marcador que evalúa de forma directa la actividad del osteoclasto. Poco recomendada ya que existen varias isoformas. Hidroxiprolina e Hidroxilisina. Este par de elementos se forma intracelularmente durante la fase postranslacional de síntesis de colágeno. Entre 12 a 14% del contenido aminoácido del colágeno se encuentra constituido por hidroxiprolina. Aproximadamente el 90% se libera durante la degradación del colágeno óseo y se metaboliza en el hígado y se excreta en la orina. Se considera poco específica como marcador de recambio óseo, ya que puede existir liberación de ésta por otros tejidos, y modificarse con la dieta. Tiene dos formas glucosiladas: glucosil- hidroxilisina y galactosil-hidroxilina, siendo ésta última más específica para el hueso (34). Enlaces cruzados de hidroxipiridinolina. La piridinolina y desoxipiridinolina son derivados de la 3-hidroxipiridolina, formada durante la maduración extracelular de las fibras de colágeno; se consideran un puente que da estabilidad a la estructura del colágeno. La piridinolina puede liberarse del cartílago, el hueso y ligamentos y vasos sanguíneos, mientras que la desoxipiridinolina se encuentra exclusivamente en el hueso. Las mediciones en el suero y en la orina de desoxipiridinolina se consideran el reflejo de degradación del colágeno óseo (34). Enlaces telopéptidos. Son de dos tipos, carboxiterminal o aminoterminal, y son fragmentos que se liberan durante la actividad de los osteoclastos, por lo que se consideran los marcadores más específicos sobre la destrucción de colágeno. Su determinación se realiza en la orina. Su principal utilidad es para valorar la respuesta y el apego al tratamiento de los pacientes (34). 33 Marcadores bioquímicos de formación ósea Péptidos de colágeno tipo I. Sintetizados en el hueso y secretados a la matriz como propéptidosde cadena única. El análisis se realiza mediante anticuerpos policlonales. Debido a que los fragmentos carboxiterminal y aminoterminal se generan a partir del colágeno recién sintetizado, se considera que los propéptidos son mediciones cuantitativas de la producción de colágeno tipo I (9). Fosfatasa alcalina. Más del 95% de la fosfatasa alcalina procede de células hepáticas y osteoblastos. Su cuantificación se utiliza como índice bioquímico en el diagnóstico y seguimiento de enfermedades hepáticas y padecimientos óseos, por lo que se considera un buen marcador de formación ósea. Su sensibilidad y especificidad disminuyen en enfermedades hepáticas. Su elevación puede ocurrir en los pacientes con osteoporosis, cuando hay fracturas y con enfermedades que cursan con osteoporosis como hipotiroidismo e hiperparatiroidismo (9). Osteocalcina. El osteoblasto produce osteocalcina, considerada una proteína específica ósea, dependiente de la vitamina K y fijadora de calcio. Su acción metabólica consiste en regular la homeostasis del calcio; inhibe la precipitación de fosfato y calcio, lo que evita la excesiva mineralización ósea. Sus concentraciones varían durante el día con picos más altos en la noche. Puede encontrarse disminuida en hipoparatiroidismo, en ingesta de corticoides y aumentados en hiperparatiroidismo y enfermedad de Paget (2). Aunque en teoría todos los marcadores podrían ser útiles para el seguimiento de la enfermedad, actualmente se considera que los más aconsejables para la monitorización del tratamiento son: • Entre los marcadores de resorción, NTX o CTX en orina y CTX sérico para monitorizar el tratamiento con bisfosfonatos, y los mismos marcadores o también la Dpir libre en orina para monitorizar el tratamiento hormonal. • Entre los marcadores de formación, la FAO, la osteocalcina y el PINP. Utilidad de los marcadores del remodelado óseo en la osteoporosis La utilidad de la determinación de los marcadores bioquímicos en la práctica clínica es todavía un tema controvertido. Sus principales aplicaciones teóricas se han enfocado a la valoración y tratamiento de la osteoporosis postmenopáusica. Predicción de la pérdida de masa ósea Algunos estudios han mostrado un aumento de la pérdida de masa ósea a largo plazo en mujeres postmenopáusicas que presentan un aumento basal de los 34 marcadores “sensibles” como la osteocalcina, PINP, CTX y NTX. Sin embargo, estos resultados se basan en estudios poblacionales y su valor es limitado para identificar las “perdedoras rápidas” de masa ósea a nivel individual (8). Predicción del riesgo de desarrollar fracturas Varios estudios han demostrado que el aumento de la concentración de los marcadores de remodelado óseo, especialmente los de resorción, puede ser un factor de riesgo, independientemente de la masa ósea, para desarrollar fracturas. Así, se ha señalado que el aumento de la excreción urinaria de CTX y/o Dpir libres estaba asociado a un aumento del riesgo de fractura del fémur. Además, cuando la determinación del marcador se asociaba a la medición de la densidad mineral ósea, aumentaba la capacidad predictiva para identificar a la población con riesgo para desarrollar fracturas por fragilidad (8). Predicción de la respuesta al tratamiento Los marcadores del remodelado óseo parecen ser especialmente útiles en la estimación de la respuesta al tratamiento. En el caso de los marcadores de resorción, el cambio suele ser ya evidente al cabo de 1-3 meses de iniciar el tratamiento; el cambio en los marcadores de formación suele ser más tardío, a los 3-6 meses. La disminución del valor del marcador que se observa con el tratamiento suele ser del 10-80 %, dependiendo del tipo de tratamiento y del marcador utilizado. Así, el tratamiento con bisfosfonatos, como el alendronato o el risedronato, se asocia a una disminución del orden del 40 % en los marcadores de formación y del 70-80 % en los de resorción (8). Otro aspecto a considerar es que la magnitud del cambio en el valor del marcador inducido por el tratamiento antirresortivo puede predecir el cambio en la densidad mineral ósea a largo plazo. Así, se ha observado que las mujeres que presentan una disminución más marcada de NTX a los 6 meses de iniciar el tratamiento hormonal son las que tienen un mayor aumento de la densidad mineral ósea al año. Otros estudios han mostrado resultados similares con otros marcadores, como la FAO y Dpir libres. El tratamiento con bisfosfonatos se asocia a cambios similares, aunque de mayor magnitud, habiéndose descrito que la disminución del marcador por debajo de un determinado punto de corte (< 40 % para el NTX y < 20 % para la osteocalcina) tras 6 meses de tratamiento con alendronato se asocia a una probabilidad del 92 % de presentar una respuesta positiva de la masa ósea a los 2 años de tratamiento. Incluso, algunos datos indican que la disminución del valor del marcador (> 60 % para el CTX y > 40 % para el NTX) a los 3-6 meses del inicio del tratamiento con risedronato se relaciona con la disminución del riesgo de fractura vertebral a los 3 años de tratamiento (8). 35 Escalas de riesgo de osteoporosis. FRAX La Universidad de Sheffield, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha liberado una escala para el cálculo del riesgo absoluto de fractura osteoporótica en los siguientes 10 años (FRAX®) basado en factores de riesgo predictivos y ajustado por la tasa de fracturas osteoporóticas de diferentes países (Tabla 5). Además ese cálculo puede hacerse sin conocer el valor de DMO y con una serie de datos clínicos (35). Tabla 5. Variables incluídas en la escala FRAX® 36 El riesgo absoluto de fractura nos indica la probabilidad de presentar una fractura en un periodo de tiempo determinado. La Nacional Osteoporosis Foundation considera que un riesgo de fractura mayor del 20% justifica iniciar un tratamiento. En Canada se considera que un riesgo de fractura global superior al 20% es alto, entre el 10 y 20% es medio y por debajo del 10% es bajo (35). Tratamiento de la osteoporosis El tratamiento de la osteoporosis tiene por objetivo primario reducir la incidencia de fracturas osteoporóticas. Las decisiones terapéuticas se basan en un balance entre los beneficios y los riesgos, que deben ser ponderados en cada caso en particular. Se recomienda iniciar tratamiento en mujeres posmenopáusicas y hombres de 50 años o más que presenten: • Fractura de cadera (clínica o morfométricamente). • Otra fractura anterior y osteopenia (en cuello femoral, cadera o columna). • T-score igual o inferior a -2.5 en cuello femoral o columna vertebral después de una evaluación apropiada para excluir las causas secundarias. • Osteopenia en cuello femoral, cadera o columna vertebral asociada a causas secundarias y alto riesgo de fractura (como el uso de glocorticoides o inmovilización total). • Osteopenia y una probabilidad ≥ 3% a 10 años de una fractura de cadera o una probabilidad ≥ 20% a 10 años de fractura relacionada con la osteoporosis basado en el FRAX. Calcio y Vitamina D. Los ensayos clínicos controlados han demostrado que la combinación de suplementos de calcio y vitamina D puede reducir el riesgo de fractura. Se recomienda una ingesta adecuada de calcio en la dieta (por lo menos 1,200 mg por día, incluyendo los suplementos si es necesario). La ingesta adecuada de calcio durante toda la vida es necesaria para la adquisición de masa ósea máxima y mantenimiento de la misma. El esqueleto contiene 99% de las reservas de calcio del cuerpo y cuando el suministro exógeno es inadecuado el tejido óseo se reabsorbe para mantener el calcio sérico en un nivel constante. Se debe cuidar de no dar un aporte excesivo pues ello no aumentará el beneficio y puede incrementar el riesgo de desarrollar cálculos renales o enfermedad cardiovascular (36). La vitamina D desempeña un papel importante en la absorción de calcio, lasalud ósea, el rendimiento muscular, el equilibrio y el riesgo de caídas. La NOF recomienda una ingesta de 800 a 1,000 unidades internacionales (UI) de vitamina 37 D por día para adultos mayores de 50 años o más. El límite máximo seguro de ingesta de vitamina D para la población adulta en general se fijó en 2,000 UI por día, en años previos pero la evidencia reciente indica que un mayor consumo es seguro y que algunos pacientes de edad avanzada necesitan por lo menos esta cantidad para mantener niveles óptimos (30). Bisfosfonatos Los bisfosfonatos (BP) son los fármacos más prescritos y considerados de primera línea en el tratamiento de la osteoporosis. Son análogos de los pirofosfatos. Los mecanismos de acción de los más antiguos y menos potentes, como el etidronato y el clodronato, significa su captación por los osteoclastos y conversión en análogos tóxicos de ATP. Los más potentes actúan inhibiendo la farnesildifosfato (FPP)-sintasa, una enzima de la vía de síntesis de colesterol a partir del mevalonato. Estos BP que contienen nitrógeno (N-BP), suprimen indirectamente el proceso de geranil-geranilación de las proteínas, lo que a su vez inhibe la actividad osteoclástica (37). Los cuatro bisfosfonatos de administración clínica actual difieren en la fuerza de fijación al hueso. El orden de importancia de la afinidad de fijación es zoledronato mayor que alendronato mayor que ibandronato mayor que risedronato. Los bisfosfonatos de mayor afinidad se fijan ávidamente a la superficie ósea pero se difunden a través del hueso más lentamente y tienen menos acceso a la red de osteocitos. Los agentes de menor afinidad se distribuyen más ampliamente a través del hueso y también tienen un tiempo más corto de permanencia en el hueso si se interrumpe el tratamiento. Clínicamente esto explicaría las diferencias en la velocidad de inicio del efecto antifractura y si existe un efecto en fracturas en sitios distintos a las vértebras (38). Acciones intracelulares. En la actualidad se acepta que los BP inhiben la resorción de hueso por sus efectos en el interior de los osteoclastos. Entre las formas de captación de los BP por los osteoclastos se han señalado la transcitosis (paso de los fragmentos de hueso resorbidos al interior de los osteoclastos en las vesículas) y la pinocitosis. Una vez en el interior de los osteoclastos, son las cadenas R2 las que determinan la potencia y eficacia del fármaco; se ha sugerido que actúan a través de su metabolización a análogos del ATP, que llevaría a inducir apoptosis por inhibición de la función mitocondrial. La activación de unas proteasas caspasas parece ser importante en la inducción de la apoptosis (37). Los bisfosfonatos reducen la resorción ósea osteoclástica. El resultado neto es una disminución rápida y sustancial de los marcadores de recambio óseo que es dependiente de la dosis y del compuesto, con un efecto máximo en tres a seis meses que, con el tratamiento continuo, se mantiene en un nuevo estado estable durante 10 años (38). Pueden ser administrados por vía intravenosa u oral. 38 Cuando se administran por vía oral deben tomarse después de un ayuno prolongado (generalmente a primera hora de la mañana), sólo con agua, y seguidos de 30-60 minutos sin administrar nada más por vía oral para permitir la absorción adecuada. En condiciones ideales se absorbe menos de 1% de una dosis administrada por vía oral; tomar un bisfosfonato con alimentos bloqueará completamente su absorción. No hay metabolismo sistémico. La vida media plasmática es corta. Cincuenta por ciento de la dosis absorbida se fija a las superficies óseas, más ávidamente en sitios de remodelación activa. La capacidad esquelética es amplia y los sitios de fijación son prácticamente insaturables. Más o menos 50% que no se fija al hueso se excreta rápidamente por los riñones. En el ambiente de ácido y enzimas debajo de un osteoclasto activo, los bisfosfonatos se liberan desde el hueso y entran en el osteoclasto causando pérdida de la función de resorción y acelerando la apoptosis. También puede haber algún efecto en los osteocitos. Los bisfosfonatos, en particular alendronato y risedronato, son los únicos agentes no hormonales que han demostrado reducir tanto las fracturas vertebrales como las periféricas (38). Efectos secundarios. Los bisfosfonatos provocan síntomas gastrointestinales superiores activos, o retraso en el vaciamiento esofágico (estenosis, acalasia o dismotilidad severa). Hasta un tercio de los pacientes que reciben su primera dosis IV o su dosis oral mensual de bisfosfonatos que contienen nitrógeno experimentan reacciones de fase aguda (fiebre, mialgias, linfopenia, etc.). Puede ocurrir toxicidad renal por lo que no se recomienda su administración a pacientes con depuración de creatinina menor de 30-35 mL/min. Con la administración parenteral rápida de bisfosfonatos puede ocurrir hipocalcemia. Osteonecrosis mandibular. Fue definida en 2007 por el grupo de trabajo de la Sociedad Americana de Investigación Ósea y Mineral (ASBMR) como un área de hueso expuesto en la región maxilofacial que no cicatriza dentro de las ocho semanas siguientes a la identificación realizada por un profesional de la salud en un paciente que estuvo recibiendo o estuvo expuesto a bisfosfonatos y que no ha tenido terapia con radiación en la región craneofacial. Los datos epidemiológicos sugieren una incidencia de osteonecrosis de la mandíbula en usuarios de bisfosfonatos orales que varía de 1:10,000 (de Australia e Israel) a 1:250,000 (de Alemania) a 1:160,000 en todo el mundo. No se ha establecido una relación causal entre la administración de bisfosfonatos y la osteonecrosis de la mandíbula, pero parece probable por los siguientes mecanismos: supresión excesiva del recambio óseo, desequilibrio entre osteoblastos y osteoclastos que resulta en un hueso excesivamente denso (osteopetrosis), inhibición de la función de las células T, inhibición de la angiogénesis, crecimiento óseo excesivo que bloquea el flujo a 39 través de la arteria sublingual o los canales vasculares, y muerte de la membrana mucosa que recubre el hueso debido a la acumulación de bisfosfonato en el hueso de la mandíbula (8). Fibrilación auricular: La preocupación en relación con la fibrilación auricular y la administración de bisfosfonatos surgió de los datos del estudio básico HORIZON de Fracturas que utilizó ácido zoledrónico, en el que un número mayor de pacientes en el grupo con ácido zoledrónico tuvo fibrilación auricular como evento adverso serio (1.3%) en comparación con el grupo placebo (0.5%). La información disponible no revela una asociación consistente y la evidencia general no apoya una relación causal. No hay un mecanismo convincente que explique este efecto, que parece ser independiente de la dosis y la duración del tratamiento (39). Cáncer de esófago. La irritación esofágica ha sido una preocupación para los pacientes que reciben bisfosfonatos orales. La justificación teórica de una posible asociación entre cáncer de esófago y administración de bisfosfonatos deriva del hecho de que esta clase de medicamentos puede causar esofagitis erosiva, y las biopsias esofágicas de pacientes en tratamiento con alendronato han revelado material cristalino similar a dicho fármaco, así como anormalidades persistentes en la mucosa. Se necesitan estudios adicionales que examinen el riesgo potencial de carcinogenicidad, pues los datos actuales no apoyan una asociación causal entre los bisfosfonatos orales y el carcinoma de esófago (40). Dolor musculoesquelético. Esto puede ocurrir en cualquier momento después del inicio de la terapia con bisfosfonatos. Aunque los síntomas se aliviaron rápidamente en algunos pacientes después de la interrupción del fármaco, la mayoría de los pacientes experimentan un alivio gradual o incompleto de los síntomas. El mecanismo de este efecto adverso no se conoce y no existe evidencia que
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