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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Programa de Especializaciones Médicas Factores que modifican la evolución postoperatoria en pacientes con apendicitis aguda tratados por apendicectomía laparoscópica Tesis Que para optar por el grado de Especialista en Cirugía General Presenta: Silvia Zyanya Alvarez Sánchez Tutor: Dr. Felipe Vega Rivera Hospital Angeles Lomas 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Dedicatoria Dedico este trabajo y toda mi carrera a las personas que desinteresadamente están en mi vida: A Dios, tu propicias que todos mis planes se vayan cumpliendo y te haces notar en mi vida con amor y bendiciones. Haces que cada día sea un milagro cumplido. Mis Abuelos, en quienes siempre he encontrado muestras de amor, apoyo y sabiduría. Tíos y tías, que se han emocionado con mis logros y me han dado su confianza y respeto. Primos y primas, con quienes comparto mis experiencias y quienes confían que haré grandes cosas. Blanca, Genaro, Arturo, Adriana, Marcos, Isabela, Babis y Anilou; la extensión de mi familia. Marycarmen Castro y Berenice Montes, las amigas sin horario, sin motivo; las que siempre están. Julia, la persona que me vio nacer en el mundo quirúrgico, mi madre tabasqueña que siempre está pendiente de mi. Claudia Isidro, el ser más vil del planeta, sin cuya ayuda jamás habría salido viva de algunas batallas. Tere y Paola, el cariño más sincero, las amigas que jamás dejarán de creer en mi. Paulina Guerrero, quien siempre estará conmigo a través del tiempo, la distancia y los hechos. Lucía Magis, una persona brillante que seguro le dará grandes cosas a la ciencia. Rocío Guerrero, quien me escuchó y me ayudó a creer que puedo conquistar al mundo. Memo Mendoza, el número 1! Liz, Ylse, Gaby, Ale y Lucero. Mis cómplices del crimen; por 10 años compartiendo tiempos buenos, malos, difíciles y felices. Lo logramos y vamos por más. Alinna, Alejandra y Etna. Su presencia hizo una diferencia en mi vida; con su amistad llenaron mi corazón de luz y sabiduría. Sin ustedes no habría llegado hasta donde estoy. Elba y Ángel, mis hermanos de corazón; estoy convencida de que allí, como una sombra, están pegados a mi, discretamente, todo el tiempo, en cualquier situación y con todo su cariño. Nimbe y Erú, ustedes son parte de mi motor y mis motivaciones; el saberlos cerca y pendientes me ha dado una seguridad que significa mucho para mi, agradezco que ustedes y todo su cariño siempre vayan a estar conmigo. Mi amor chiquito, mi última gran inspiración y fuerza, desde que supe de ti te espero ansiosa y te amo más cada día. Papi, tu amor es parte de mi ser, tu cargo por mi es parte de mi seguridad y tus oraciones me han hecho fuerte; mis logros y amor también son parte de ti. Mami, me has puesto antes que a ti y por eso, este trabajo también es tuyo, no tengo palabras para expresarte mi amor y agradecimiento pero sin ti no solo no lo habría logrado; ni siquiera me habría atrevido a imaginar que podía hacerlo; si hubo una mente y corazón detrás de este éxito, fuiste tu. 3 Agradecimientos A todos con quienes he compartido o quienes me hayan dado su tiempo, esfuerzo, dedicación y atención, y aquellos de quienes haya tomado parte de su esencia y de sus conocimientos quirúrgicos, profesionales y personales; gracias, siempre serán parte de mi: Mis profesores titulares: Manuel Gómez Palacio, Jorge Muñóz, Alberto Valdes. Mis compañeros residentes: Carlos Altamirano, Juan Pablo Arribas, Marisol Góngora, Omar Cruz, Marimar Álvarez, Ana Ávila, Horacio Mauricio, Roberto Turrent, Eduardo Guerrero, Fernando Mondragón, Federico Íñigo, André Baldin, Fernando Días. Mis maestros: Alfred Burgess, Oscar Cárdenas, Luis Charúa, Eric Cortés, David de León, Ignacio Díaz-Pizarro, Agustín Etchegaray, Francisco Gallegos, Denzil Garteiz, Gustavo García, Manuel García Velasco, Rosario Godínez, Roberto González, Mariano Hernández, Lucía Hernández, María Elena López, Ignacio López Caballero, Eric Mares, David Melgoza, Sergio Nájera, Javier Pérez Aguirre, Federico Pérez, Fernando Pérez Galaz, José Ruano, Fernando Serrano, Vicente Valencia, Vinicio Vargas, Eduardo Vázquez, Felipe Vega, Andoni Vicente, Alejandra Villalobos, Oscar Villazón, Alejandro Weber, Isaac Zaga. A los adscritos y residentes de los inseparables y magníficos servicios de Anestesiología, Terapia Intensiva y Urgencias HAL; sin olvidar a los adscritos y residentes de otros servicio que siempre me han apoyado. A mis internos de todos los hospitales en donde he rotado, en especial a Cinthya, Fish, Noé, Danny, Dafne, Toño, Ximena, Tatiana Departamento de enseñanza y personal administrativo. Personal de enfermería, en especial a los pisos 4º y 6º, quirófano y Urgencias. Doctor Juan Manuel Sánchez: Gracias por inspirarme y por toda la ayuda que me has brindado. Berenice Montes: Nunca entenderás lo que con tu ayuda logré y yo jamás podré darte el crédito que mereces, pero gracias en especial por tus aportaciones a este trabajo. Doctor Felipe Vega: Maestro, asesor y amigo; gracias por ayudarme a convertirme en cirujana, no puedo encontrar la manera de expresar mi admiración y agradecimiento, lo único que se me ocurre decir es GRACIAS TOTALES. 4 Índice Antecedentes 5 o Introducción 5 o Anatomía 5 o Histología 6 o Epidemiología 7 o Patogénesis 7 Manifestaciones clínicas 8 o Historia 8 o Exploración física 9 o Laboratorio 9 o Imagen 10 o Diagnóstico 12 o Diagnósticos diferenciales 17 Tratamiento 21 o Tratamiento quirúrgico 22 o Manejo no operatorio 28 o Apendicectomía de intervalo 28 Complicaciones 29 Consideraciones especiales 30 Justificación 35 Objetivos 35 Hipótesis 35 Diseño 35 Material y Métodos 35 Análisis estadístico 37 Resultados 38 Discusión 47 Conclusiones 53 Bibliografía 55 Anexo de tablas 64 Apéndice 1 Historia de la apéndice y la apendicitis 81 Apéndice 2 Auxiliares del diagnóstico por exploración física 82 5 Antecedentes: Apendicitis Aguda en adultos Introducción La apendicitis aguda es la inflamación del vestigio de la apéndice vermiforme, es una de las causas más comunes de abdomen agudo y una de las indicaciones más frecuentes para cirugía abdominal urgente en todo el mundo (1,2). Se ha sugerido que el del 8 al 10% de la población general requiere de apendicectomía en algún momento de su vida, existiendo mayor incidencia durante la 2a y 3a década (7). Esto hace que sea una de las operaciones más frecuentemente practicadas. Anatomía La apéndice vermiforme se localiza en la base del ciego, cerca de la válvula ileocecal donde convergen las taenia coli del ciego (figura 1) (3.4). Su base de implantación es constante sobre la cara interna o postero-interna del ciego, a 2-3 cm por debajo de la unión ileocecal. Tiene una longitud mediade 6 a 12 cm con un calibre de 0,8 mm La apéndice es un divertículo verdadero del ciego. En contraste con la enfermedad diverticular adquirida, que consiste en la protuberancia de algunas capas de la pared intestinal, la pared apendicular contiene todas las capas de la pared colónica: mucosa, submucosa, muscular (longitudinal y circular), y serosa (5). El orificio apendicular se abre en el ciego. La posición de la base apendicular respecto al ciego es constante. Sin embargo, la punta apendicular puede migrar a las posiciones retrocecal, subcecal, retroileal, postileal y pélvica. Estas variaciones normales pueden complicar el diagnóstico ya que el dolor y los hallazgos del examen clínico reflejan la posición anatómica de la apéndice. Figura 1 Anatomía de la región ileo - cecal http://www.uptodate.com/contents/image?imageKey=SURG%2F64911&topicKey=SURG%2F1386&rank=1%7E150&source=see_link&search=appendicitis 6 Anomalías posicionales del apéndice. a) Retrocecal (25 % de los casos) b) Pélvico (5 %) c) Otras: Mesoceliaco, en embudo. Anomalías de posición del ciego a) Pélvico, más frecuente en la mujer b) Subhepático (5 % en el adulto) Su aporte sanguíneo, la arteria apendicular, es la rama terminal de la arteria ileocólica, cuyo tronco de origen es la arteria mesentérica superior la cual atraviesa la longitud del meso apéndice y termina en la punta del órgano (figura 2) (4). Anomalías numéricas La ausencia completa congénita del apéndice es rarísima, aunque conocida. La duplicación apendicular también es muy rara (0,004 %). Histología La presencia de linfocitos B y T en la mucosa y submucosa de la lámina propia hacen una diferencia histopatológica entre el ciego y la apéndice (5). Estas células crean una pulpa linfática que le da una función inmunológica al incrementar productos linfoides como IgA, y la convierte en parte operativa del sistema de tejidos linfoides asociados al intestino (3). La hiperplasia linfoide puede causar obstrucción de la apéndice y generar apendicitis. El tejido linfoide apendicular se torna atrófico con la edad (6). Figura 1.1 Variantes posicionales de la apéndice cecal Figura 2 Irrigación del colon http://www.uptodate.com/contents/image?imageKey=SURG%2F73756&topicKey=SURG%2F1386&rank=1%7E150&source=see_link&search=appendicitis 7 Epidemiología La apendicitis es la urgencia abdominal más frecuente, con una incidencia en Europa y Estados Unidos de aproximadamente 100 casos por 100.000 habitantes-año. La apendicitis ocurre con mayor frecuencia en la segunda y tercera décadas de la vida. La incidencia aproximada es de 233/100,000 habitantes y es mayor en el grupo de 10 a 19 años, siendo responsable de hasta el 40% de los abdómenes agudos quirúrgicos en este grupo (7). Es mayor la incidencia entre los hombres (relación hombre/mujer 1.4:1), que tienen una incidencia a lo largo de la vida de 8.6% comparado al 6.7% de las mujeres (7). La mortalidad en una enfermedad no complicada es del 0.1%, en la gangrenosa asciende al 0.5% mientras en la perforada llega hasta un 5% y la morbilidad al 10% y está basada principalmente en sus complicaciones. Patogénesis La historia natural de la apendicitis es similar a otros procesos inflamatorios que involucran órganos viscerales huecos. La inflamación inicial de la pared apendicular es seguida de isquemia localizada, perforación y desarrollo de un absceso contenido o peritonitis generalizada. La obstrucción apendicular ha sido propuesta como la causa primaria de apendicitis (3,8-11). La obstrucción es frecuentemente implicada pero no siempre identificada. Un estudio de pacientes con apendicitis demostró que había una presión intraluminal elevada en solo un tercio de los pacientes con apendicitis no perforada (12). La obstrucción apendicular puede estar causada por fecalitos (30-40%) y que se asocia con formas de peor pronóstico, cálculos, hiperplasia linfoide (50-60% de los casos), procesos infecciosos y tumores benignos y malignos (1%). Sin embargo, algunos pacientes con fecalitos tienen apéndice histológicamente normal y la mayoría de los pacientes con apendicitis no tienen fecalito (13.14). Cuando la obstrucción de la apéndice es la causa de apendicitis, la oclusión lleva a un incremento de la presión luminal e intramural, resultando en trombosis y oclusión de los pequeños vasos de la pared apendicular, y estasis del flujo linfático. Mientras la apéndice se congestiona, las fibras nerviosas aferentes viscerales de T8-T10 son estimuladas, llevando a un dolor vago central o periumbilical (8). El dolor bien localizado ocurre después, cuando la inflamación involucra el peritoneo parietal adyacente. El mecanismo de obstrucción luminal varía dependiendo de la edad del paciente. En los jóvenes, se piensa que la hiperplasia linfoide folicular debida a infección es la causa más importante. En pacientes de más edad, la oclusión luminal es más causada por fibrosis, fecalitos o neoplasia (carcinoide, adenocarcinoma y mucocele). En áreas endémicas, los parásitos pueden causar oclusión en cualquier grupo etario. Una vez ocluido, el lumen se llena de moco y se distiende, incrementando la presión luminal e intramural. Esto resulta en trombosis y oclusión de los pequeños vasos de la pared apendicular, y estasis del flujo linfático. Mientras el compromiso vascular y linfático progresa, la pared apendicular se vuelve isquémica y necrótica. El sobre crecimiento bacteriano ocurre en la apéndice enferma. Los organismos aeróbicos predominan en el curso temprano, mientras que la infección mixta es más común en la apendicitis tardía (15). Los organismos comúnmente involucrados en la apendicitis gangrenada y perforada incluyen Escherichia coli, Peptostreptococcus, Bacteroides fragilis, y especies de Pseudomonas 8 (16). Las bacterias intraluminales invaden subsecuentemente la pared apendicular y posteriormente propagan un exudado neutrofílico. El flujo neutrofílico causa una reacción fibropurulenta en la superficie serosa, irritando el peritoneo parietal circundante (6). Esto resulta en la estimulación de nervios somáticos, causando dolor en el sitio de irritación peritoneal (5). Durante las primeras 24 horas posteriores al desarrollo de síntomas, aproximadamente el 90% de los pacientes desarrollan inflamación y quizá necrosis de la apéndice, pero no perforación. El tipo de obstrucción luminal podría ser un predictor de perforación en una apéndice con inflamación aguda. Los fecalitos fueron seis veces más comunes que un verdadero cálculo apendicular, pero los verdaderos cálculos fueron más asociados con apendicitis perforada o absceso peri apendicular (45%) que los fecalitos (19%). Esto puede deberse a la rigidez de un cálculo verdadero, comparada con la mayor suavidad de un fecalito (13). Una vez que la inflamación significativa y la necrosis ocurren, la apéndice se encuentra en riesgo de perforación, lo que lleva a la formación de abscesos localizados o peritonitis difusa. El tiempo de perforación es variable. Un estudio mostró que el 20% de los pacientes desarrollan perforación en menos de 24 horas después del inicio de los síntomas (17). El 65% de los pacientes con apéndices perforadas, tuvieron síntomas por más de 48 horas. Manifestaciones clínicas Historia El dolor abdominal es el síntoma más común, y es reportado en casi todos los casos confirmados de apendicitis (18,19). La presentación clínica de la apendicitis aguda se describe como una constelación de los síntomas clásicos siguientes: Dolor abdominal en cuadrante inferior derecho (fosa iliaca derecha anterior) Anorexia Nausea y vómito En la presentación clásica, el paciente describe el inicio del dolor abdominal como el primer síntoma. El dolor es típicamente peri umbilical con la subsecuente migración al cuadrante inferior derecho mientras la inflamaciónprogresa (18). Aunque se considera un síntoma clásico, el dolor migratorio ocurre solo en 50 a 60% de los pacientes con apendicitis (8,20). Nausea y vómito, si ocurren, usualmente siguen al inicio el dolor. Los síntomas relacionados a la fiebre generalmente ocurren después en el curso de la enfermedad. En muchos pacientes, las características iniciales son atípicas o inespecíficas, y pueden incluir: Indigestión Flatulencia Cambios digestivos Diarrea Malestar general Debido a que los primeros síntomas de la apendicitis son a menudo sutiles, los pacientes y los médicos pueden minimizar su importancia. Los síntomas de apendicitis varían dependiendo de la localización de la punta de la apéndice (figura 1 y 1.1). La localización del dolor puede también ser atípica en pacientes que tienen la punta apendicular en la pelvis, la cual causa irritación debajo del punto de McBurney. Dichos pacientes, a menudo se quejan de frecuencia urinaria, disuria o síntomas rectales como tenesmo y diarrea. http://www.uptodate.com/contents/image?imageKey=SURG%2F64911&topicKey=SURG%2F1386&rank=1%7E150&source=see_link&search=appendicitis 9 Examen Físico Los signos tempranos de apendicitis son a menudo sutiles. Puede haber fiebre leve de 38.3°C. El examen físico puede no revelar nada en los estadios iniciales de la apendicitis ya que los órganos viscerales no están inervados con fibras somáticas de dolor. Sin embargo, mientras la inflamación progresa, el peritoneo parietal se involucra y causa irritación localizada en el cuadrante inferior derecho y puede ser detectado en el examen físico. El examen rectal, a menudo defendido, no ha probado proporcionar información diagnóstica adicional en los casos de apendicitis. En mujeres, la irritación de la zona derecha de anexos puede estar presente en el examen pélvico, y la diferenciación entre irritación de origen pélvico versus apendicular puede ser difícil. Fiebre de alto grado >38.3°C ocurre mientras la inflamación progresa. Los pacientes con apéndice retrocecal pueden no exhibir marcada irritación localizada en el cuadrante inferior derecho, ya que la apéndice no se pone en contacto con el peritoneo parietal anterior (figura 1 y 1.1) (21). Es más probable que el examen rectal y/o pélvico provoque más signos positivos que el examen abdominal. La irritación puede ser más prominente en el examen pélvico y puede ser confundido con irritación de anexos. Muchos hallazgos en el examen físico han sido descritos para facilitar el diagnóstico, la gran variación en su sensibilidad y especificidad sugieren que deben ser utilizados con precaución. No hay hallazgos físicos que por sí solos o en conjunto confirmen el diagnóstico de apendicitis. Los signos más comunes son: Punto de McBurney se describe como el máximo dolor a 1.5 a 2 pulgadas de la espina iliaca anterosuperior en línea recta hacia el ombligo (22). (Sensibilidad 50 a 94%; especificidad 75 a 86% (23-25)). Signo de Rovsing se refiere al dolor en el cuadrante inferior derecho al palpar el cuadrante inferior izquierdo. También se llama irritación indirecta y es indicativo de irritación peritoneal local derecha (26). (Sensibilidad 22 a 68%; especificidad 58 a 96% [24,27-29]). Signo de psoas se asocia a apéndice retrocecal. Se manifiesta con dolor en cuadrante inferior derecho a la extensión pasiva de la cadera derecha. La apéndice inflamada puede localizarse junto al músculo psoas derecho, causando que el paciente acorte el músculo al levantar la rodilla derecha. La extensión pasiva del músculo iliopsoas con la extensión de la cadera causa dolor en cuadrante inferior derecho. (Sensibilidad 13 a 42%; especificidad 79 a 97% (27,30,31)). Signo de obturador asociado a apéndice pélvica. Este examen está basado en el principio de que la apéndice inflamada puede encontrarse contra en musculo obturador interno derecho. Cuando el examinador flexiona la rodilla y cadera del paciente seguido de rotación interna de la cadera del paciente, causa dolor (Sensibilidad 8%; especificidad 94% (30)). No se practica tanto por su baja sensibilidad. Exámenes de laboratorio En la mayoría de los pacientes se aprecia una leucocitosis leve (>10,000 cells/microL) [32]. Aproximadamente el 80% de los pacientes tienen leucocitosis con aumento de bandas y neutrófilos en el examen diferencial (33-35). La sensibilidad y especificidad de una elevación del conteo de células blancas en apendicitis aguda es de 80% y 55% respectivamente. http://www.uptodate.com/contents/image?imageKey=SURG%2F64911&topicKey=SURG%2F1386&rank=1%7E150&source=see_link&search=appendicitis http://www.uptodate.com/contents/acute-appendicitis-in-adults-clinical-manifestations-and-diagnosis/abstract/24,27-29 http://www.uptodate.com/contents/acute-appendicitis-in-adults-clinical-manifestations-and-diagnosis/abstract/32 10 La apendicitis aguda es poco probable en pacientes con conteo de células blancas normal, excepto en el curso temprano de la enfermedad (35-37). En comparación, el conteo de células blancas es mayor en pacientes con apendicitis gangrenosa, necrótica o perforada (38): Aguda − 14,500 ± 7,300 cells/microL Gangrenosa − 17,100 ± 3,900 cells/microL Perforada − 17,900 ± 2,100 cells/microL Elevaciones leves de bilirrubina sérica (bilirrubina total >1.0 mg/dL) han demostrado asociación con perforación con una sensibilidad del 70% y especificidad del 86% (39). Esto se compara favorablemente con una sensibilidad y especificidad de un elevado conteo de células blancas de 80% y 55% respectivamente. Estudios de imagen Hallazgos de tomografía computada Los siguientes hallazgos sugieren apendicitis aguda en una TAC abdominal estándar con contraste (imagen 1) (41-42): Crecimiento del diámetro apendicular >6 mm con lumen ocluido Engrosamiento de la pared apendicular (>2 mm) Cambios en la grasa periapendicular Realce de la pared apendicular Apendicolito (Presente en aproximadamente 25% de los pacientes) Imágen 1 TC simple y contrastada. Se observa apéndice de 21 mm de diámetro, además de: (A) Apendicolito (B) Líquido libre (C) Inflamación apendicular (D) Inflamación appendicular con liquid libre. 11 Hallazgos ultrasonográficos El hallazgo más específico es un diámetro apendicular >6 mm (imagen 2) (8,43,44). Radiografías simples Usualmente nos son de ayuda para establecer un diagnóstico (imagen 3). Sin embargo, los siguientes signos se han asociado con apendicitis aguda: Apendicolito en cuadrante inferior derecho Íleo localizado en cuadrante inferior derecho Borramiento de la sombra del psoas Aire libre (ocasional) Deformidad de la circunferencia del ciego Densidad suave de tejido en cuadrante inferior derecho Resonancia magnética Puede utilizarse para la evaluación de la apendicitis durante el embarazo (imagen 4) (46,46). Una apéndice normal se visualiza como una estructura tubular menor o igual a 6 mm en su diámetro y llena de aire o material de contraste (47). Una apéndice alargada, llena de fluido (>7 mm de diámetro) es considerada anormal; mientras que una apéndice con un diámetro de 6 a 7 mm es un hallazgo inconcluso (47). Imágen 2 Ultrasonido de un paciente con appendicitis (A) Plano longitudinal, (B) Plano transverso. Se observa apéndice no compressible de 20 mm de diámetro. La ecogenicidad de la mucosa y submucosa se ha vuelto discontinua (flechas rojas) y se observa aire luminal con sombra acústica posterior (flechas amarillas). Imágen 3 Radiografía simple de abdomen que muestra un apendicolito. http://www.uptodate.com/contents/image?imageKey=RADIOL%2F83461&topicKey=SURG%2F1386&rank=1%7E150&source=see_link&search=appendicitis http://www.uptodate.com/contents/image?imageKey=OBGYN%2F66666&topicKey=SURG%2F1386&rank=1%7E150&source=see_link&search=appendicitis 12Diagnóstico El diagnóstico de apendicitis aguda es generalmente hecho de la historia clínica y la exploración física; el diagnóstico se complementa con hallazgos de laboratorio e imagen. El paciente que se presenta con dolor abdominal agudo debe someterse a una exploración física que incluya examen rectal. Las mujeres deben tener un examen pélvico. Un examinador experimentado puede hacer el diagnóstico correcto de apendicitis sin estudios de imagen (48). Muchos estudios han encontrado que la precisión clínica para el diagnóstico llega a ser del 75 al 90% (18,30,49,50). Esta precisión depende de la experiencia del examinador (51-56). Cuando un paciente es examinado por alguien con experiencia y se sospecha de apendicitis, se debe proceder a apendicectomía sin más pruebas radiológicas. El diagnóstico de apendicitis aguda puede ser desafiante y retrasarse hasta la perforación en tasas tan altas de hasta el 80% (57,58). Los escenarios clínicos desafiantes incluyen (59): Niños menores de 3 años Adultos mayores de 60 años Mujeres en el segundo trimestre de embarazo, por el desplazamiento apendicular a expensas del útero y los cambios en el examen físico. Ningún criterio o combinación de ellos son predictores precisos de apendicitis, sin embargo, algunas reglas de predicción basadas en combinaciones de signos y síntomas tienen utilidad clínica (3,18,19,40,60-62). Sistemas de score diagnóstico Muchos sistemas de score se han propuesto para estandarizar la correlación de variables clínicas y laboratoriales. El score de Alvarado es el más utilizado como herramienta diagnóstica de apendicitis; se ha modificado muy poco desde su introducción (63,64). La escala modificada de Alvarado asigna una puntuación a cada uno de los siguientes criterios diagnósticos: Imágen 4 IMR de paciente embarazada con apendicitis, se observa saco gestacional (GS) 13 Migración del dolor a fosa iliaca derecha (1 punto) Anorexia (1 punto) Nausea/vómito (1 punto) Hiperestesia en fosa iliaca derecha (2 puntos) Rebote en fosa iliaca derecha (1 punto) Fiebre >37.5°C (1 punto) Leucocitosis (2 puntos) Un score de Alvarado (<5) tiene más utilidad diagnóstica para descartar apendicitis, que un score alto (≥7) para diagnosticar apendicitis. Una revisión sistemática de 42 estudios prospectivos y retrospectivos que incluyeron a más de 8300 pacientes con sospecha de apendicitis y/o dolor en fosa iliaca derecha, un total de 99% de los pacientes con apendicitis aguda tuvieron un score ≥5 (65). Sin embargo, un score alto (≥7) por sí solo, tuvo poca utilidad diagnóstica predictiva y la sensibilidad total fue de 82% con especificidad de 81%. El score fue más preciso en hombres y sobre predijo la probabilidad de apendicitis en todos los grupos de riesgo de mujeres. Una guía de manejo basada en un total de puntos incluye: Un paciente con score de 0 a 3 puede ser considerado con riesgo bajo de apendicitis y debe ser dado de alta con la indicación de reingreso si no hubo mejoría de síntomas, sujeto a circunstancias sociales. Un paciente con score de 4 a 6 debe ser admitido para observación y re-examinación. Si el score permanece igual después de 12 horas, se recomienda la intervención quirúrgica. Un paciente masculino con score de 7 a 9 debe ser sometido a apendicectomía. Paciente femenino no embarazada con score de 7 a 9 debería someterse a laparoscopia diagnóstica, entonces la apendicectomía estaría indicada de acuerdo a los hallazgos intraoperatorios. El manejo de apendicitis en el embarazo se discute por separado. Debido al reto diagnóstico de una apendicitis en mujeres, algunos autores han recomendado la laparoscopia diagnóstica para minimizar el alto índice de falsos negativos sin importar el score (64), mientras otros sugieren el uso de tomografía para apoyar el diagnóstico de pacientes con un diagnóstico dudoso y un score de 4 a 6 (66). Se han descrito muchos otros sistemas de score, pero ninguno de uso típico (67-69). Una revisión sistemática de los scores publicados demostraron sensibilidad diagnóstica de 53 a 99% y especificidad de 30 a 99% (70). Evaluación diagnóstica Imagen – Las modalidades de imagen como tomografía computada (TC) y ultrasonido (USG) son muy utilizados para el apoyo diagnóstico. Aunque algunos estudios sugieren que los estudios de imagen han disminuido la incidencia de apendicetomías no terapéuticas para apendicitis aguda (71,72), muchos cirujanos procederán con exploración quirúrgica, en ausencia de imagen, si hay una fuerte sospecha clínica de apendicitis. Basados en los datos de estudios prospectivos y retrospectivos, los estudios de imagen no mejoran la precisión del diagnóstico para apendicitis aguda; la precisión diagnóstica de un cirujano experimentado es comparable a una CT en la valoración de pacientes con cuadros dudosos de apendicitis aguda (18,49,50,52). Sin embargo, en un estudio retrospectivo, se evidenció que la TC puede cambiar el plan de manejo en 58% de los pacientes (73). Las diferencias en estudios pueden deberse a la diferencia de poblaciones y de la experiencia de cada cirujano. Un estudio prospectivo 14 de 2763 pacientes encontró que la sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo y negativo de las evaluaciones incluyeron (50): Ultrasonido 99.1, 91.7, 96.5, y 97.7 %, respectivamente Tomografía computada 96.4, 95.4, 95.6, y 96.3 %, respectivamente Examen clínico 99.0, 76.1, 88.1, y 97.6 %, respectivamente El diagnóstico por imagen es innecesario cuando el diagnóstico clínico de apendicitis aguda es casi certero para presencia o ausencia de apendicitis. Los estudios de imagen deberían realizarse cuando el diagnóstico no es claro; puede ser útil en niños, ancianos, mujeres en edad reproductiva; con comorbilidades como diabetes, obesidad, inmunocompromiso; que son poblaciones que pueden presentar cuadros atípicos. Tomografía computada – Basados en revisiones retrospectivas, mujeres adultas son hasta el doble de susceptibles que los hombres de tener apendicectomía no terapéutica por apendicitis aguda (72,74,77), y por lo tanto, las mujeres podrían beneficiarse de un escaneo con TC si el diagnóstico no es claro . Un estudio retrospectivo de 1425 pacientes sometidos a apendicectomía encontró que las mujeres adultas evaluadas con TC preoperatoria una incidencia significativamente más baja de apendicectomía no terapéutica comparada con mujeres que no la tuvieron (21 vs 8 pacientes) (72). No hubo diferencias en hombres o niños. Los protocolos preoperatorios de imagen incluyen: TC abdomino-pélvica estándar con contraste IV TC con foco apendicular con contraste rectal TC no contrastada En la mayoría de los escenarios clínicos, si hay evidencia insuficiente se indica una TC con contraste IV, abdomino-pélvica o se debe proceder a cirugía. TC estándar con contraste – Un protocolo usual incluye una TC abdomino-pélvica (16-MDCT o más) con contraste oral e intravenoso. Un número de hallazgos sugieren apendicitis aguda (40-42): Diámetro apendicular alargado >6 mm con lumen ocluido Engrosamiento de pared apendicular (>2 mm) Alteraciones de la grasa peri apendicular Reforzamiento de la pared apendicular Apendicolito (Aprox 25% de pacientes) 15 La sensibilidad y especificidad de la TC con contraste IV para apendicitis aguda está en el rango del 91 a 98% y 75 a 93% respectivamente (18,49,61,73,78-80). El aire intra apendicular o el llenado de contraste en una apéndice aparentemente normal, virtualmente excluye el diagnóstico. Sin embargo, una apéndice no visualizada no excluye apendicitis. Es muy importante recordar esto en pacientes que tuvieron síntomas de corta duración, ya que solo algunos cambios inflamatorios mínimos puedes estar presentes en el cuadrante inferior derecho. Una de la TC es que permite visualizar completamente al abdomen. Un diagnóstico alternativose encuentra hasta en un 15% de los pacientes (73). También sirve para valorar masas abdominales palpables, como un flegmón apendicular o absceso; síntomas más comunes en pacientes con cuadros de larga evolución. Las desventajas de la TC son que puede tomar hasta 2 horas la administración de contraste oral, hay exposición a radiación y contraste IV, con el potencial riesgo de nefropatía inducida por medio de contraste. Deben considerarse en pacientes con bajo nivel económico. TC apendicular – Una TC enfocada al apéndice debe realizarse únicamente con contraste rectal en pequeños cortes de la fosa iliaca derecha. Debido a que el contraste oral no se da, el estudio se puede realizar en 15 minutos. El contraste rectal provee buena visualización de la zona pericecal sin la necesidad de esperar a que el contraste oral alcance la fosa iliaca derecha. En un reporte en el que se utilizó TC apendicular, la sensibilidad de los hallazgos comunes fue la siguiente (40): Cambios en la grasa abdominal del cuadrante inferior derecho (100% sensibilidad) Engrosamiento focal del ciego (69% sensibilidad) Adenopatías (63% sensibilidad) Un estudio reportó de la TC apendicular tuvo 98% de precisión y sensibilidad con contraste rectal limitado a 15 cm de la pelvis, centrada a 3 cm superior a la punta del ciego (19,81). La relevancia de este estudio es cuestionable fuera de grandes centros médicos porque esta técnica requiere personal para administrar el contraste rectal y un radiólogo en el sitio para verificar la posición. Además, es un estudio que solo valora la apéndice, y las imágenes pueden no revelar la presencia de otras patologías abdominales. TC sin contraste – La administración de contraste para imagen añade tiempo, costo y riesgo de una reacción alérgica. Un número de estudios han sugerido que la imagen adecuada puede ser obtenida sin contraste. En varios reportes, la TC sin contraste tuvo una sensibilidad del 88 a 96%, especificidad de 91 a 98%, y precisión diagnóstica de 94 a 97%, con la ventaja además, de que el total de tiempo de estudio fue de 5 a 15 minutos (52,82,83). Las características del examen dependerán del habitus externo del paciente (18). Algunos radiólogos mantienen que si el IMB excede los 25, la TC es menos precisa y hace que el contraste oral sea necesario. Una importante limitación de la TC sin contraste es la disminución de la capacidad de diagnosticar otras patologías abdominales, potencialmente disminuyendo el rol de la examinación en pacientes en quienes el diagnóstico no es certero. La TC sin contraste puede ser útil en pacientes con falla renal o inestabilidad clínica. Sin embargo, para la mayoría de los pacientes donde hay suficiente incertidumbre diagnóstica para indicar una 16 TC para apendicitis, se debe realizar una TC abdomino – pélvica con contraste IV y oral, para decidir tratamiento quirúrgico. Ultrasonido – Ultrasonido (USG) es confiable para confirmar el diagnóstico clínico de apendicitis aguda, pero no es confiable para excluir el diagnóstico (84). La precisión disminuye en pacientes obesos. Al menos 8 hallazgos sonográficos sugestivos de cambios inflamatorios internos de la apéndice se han descrito (8,43,44). El hallazgo más preciso es un diámetro apendicular >6 mm con una sensibilidad, especificidad, valor predictivo negativo y positive del 98% (43,44). En varios reportes, la sensibilidad y especificidad del USG en el diagnóstico de apendicitis fue del 35 a 98% respectivamente (18,52,72,75). Las ventajas del USG comparadas con la TC incluyen: Los resultados se pueden obtener con más eficiencia (dependiente de institución y operador) No hay exposición a la radiación No se requiere el uso de contrastes IV o enterales Las desventajas del ultrasonido, comparado con la tomografía incluyen: Menor precisión diagnóstica Menor oportunidad de revelar diagnósticos alternativos Es operador dependiente Dificultad para realizarse en pacientes obesos o con mucho gas intestinal Costos de imagen – El uso de estudios preoperatorios para el diagnóstico de apendicitis aguda ha incrementado del 32% (de 1995 a 1999) a 95% (del 2001 al 2008) en una institución (72). La justificación de su uso se basa en la asunción de que el uso de TC disminuye las incidencias de apendicitis perforada y de las apendicectomías no terapéuticas (85,86). En dos estudios en los que se analizó el costo de los análisis, uno mostró que el costo de apendicectomía no terapéutica era 16 veces más caro que una TC apendicular, mientras que el otro estudio reportó que la apendicectomía era 22 veces más cara que la TC sin contraste, implicando ahorro de costos si se logra la disminución de las tazas de apendicectomías no terapéuticas (83,87). Sin embargo, en una revisión retrospectiva, muchos pacientes que se sometieron a apendicectomía no terapéutica, tuvieron una TC preoperatoria, y más del 50% de esos pacientes tuvieron interpretaciones que eran positivas o que no podían excluir apendicitis (72). Muchos estudios han fallado en demostrar una reducción significativa en las incidencias institucionales de apendicectomías no terapéuticas a pesar del uso de TC (61,73,74,76,76,88-90). Los resultados de los estudios que incluyeron el análisis de apendicitis perforada son variados. Un estudio mostró una incidencia de perforación apendicular de 9% en pacientes que tuvieron TC de rutina comparados con 25% en pacientes en los que no se utilizó la TC (76). Otros estudios han demostrado una incidencia constante de perforación apendicular a pesar del uso de TC (72,74,90). El análisis de costos para estudios como estos es complicado por el valor de la TC en pacientes en los que se realizó apendicectomía terapéutica; como resultado, el ahorro depende en una reducción absoluta de apendicectomías no terapéuticas (73,91). Adicionalmente, el cálculo de costos depende de variables locales de cada institución y de los cirujanos. 17 Estudios de laboratorio – Tienen un rol de soporte para el diagnóstico de apendicitis. No hay un examen o combinación de ellos que sea un marcador de apendicitis (43,88). Se debe de obtener una biometría hemática completa con diferencial, pero no se puede utilizar para confirmar o excluir el diagnóstico. Una leucocitosis leve, incremento de células blancas totales, bandas y neutrófilos puede estar presente en apendicitis aguda, así como en muchos otros padecimientos abdominales. Una prueba de embarazo se debe realizar en todas las mujeres en edad reproductiva. Aunque una leve elevación de bilirrubina sérica (bilirrubina total >1.0 mg/dL) se ha notado como marcador de apendicitis perforada con sensibilidad de 70% y especificidad de 86% (39), este examen no es discriminatorio y generalmente no es útil en la evaluación de pacientes con sospecha de apendicitis aguda. Laparotomía/laparoscopia exploradora – La incidencia de apendicectomía no terapéutica varía de acuerdo al sexo y edad de los pacientes. En hombres jóvenes y sanos debería ser menor al 10%, mientras que en mujeres jóvenes un 20% es razonable (82,92). No se notó una diferencia en la incidencia de apendicectomías no terapéuticas al comparar apendicectomía por laparoscopia y laparotomía (72). Una incidencia baja de apendicectomías no terapéuticas se ha observado en algunos centros que utilizan la observación intrahospitalaria (93). Diagnósticos diferenciales Apendicitis perforada – Durante las primeras 24 horas después del inicio súbito del dolor abdominal y sus síntomas asociados, aproximadamente el 90% de los pacientes desarrollan inflamación y tal vez necrosis de la apéndice, pero no perforación. Una vez que la inflamación significativa y necrosis ocurren, la apéndice se encuentra en riesgo de perforación, lo que lleva a la formación de abscesos localizados o peritonitis difusa. El tiempo de perforación es variable. Un estudio mostró que 20% de pacientes desarrolló perforación en menos de 24horas después del inicio de los síntomas (17). 65% de los pacientes en quienes se perforó la apéndice, tuvieron síntomas por más de 48 horas. Una apéndice perforada debe considerarse en un paciente cuya temperatura exceda los 39.4°C, la leucocitosis sea mayor a 15,000 cells/microL, y los estudios de imagen revelen una colección en el cuadrante inferior derecho. Diverticulitis cecal – Usualmente ocurre en adultos jóvenes y se presenta con signos y síntomas que pueden ser virtualmente idénticos a aquellos de apendicitis aguda. Este padecimiento ocurre en 1.5% de los pacientes con dolor abdominal en países occidentales, es más común en poblaciones asiáticas (llegando hasta el 75% en algunas poblaciones). Los pacientes con diverticulitis derecha tienden a ser más jóvenes que aquellos con diverticulitis izquierda y muchas veces se diagnostican como apendicitis aguda. La TC con contraste IV y oral es el estudio diagnóstico para pacientes con sospecha de diverticulitis. Diverticulitis de Meckel – Se presenta en una forma similar a la apendicitis aguda. El divertículo de Meckel es un remanente congénito del conducto onfalomesentérico y se localiza en el intestino delgado a 60 – 90 cm de la válvula ileocecal (94,95). Se debe sospechar si no se encuentra una apéndice inflamada durante la apendicectomía. Ileítis aguda – Se debe más comúnmente a una infección auto limitada bacteriana (Yersinia, Campilobacter, Salmonela y otros) y se debe de considerar cuando la diarrea aguda es un síntoma 18 prominente. Otros síntomas de la yersinosis incluyen dolor abdominal, fiebre, nausea y/o vómito. La yersinosis no puede ser claramente distinguida clínicamente de otras causas de diarrea que presentan los mismos síntomas. Sin embargo, la localización del dolor abdominal al cuadrante inferior derecho acompañado de diarrea pueden ser una pista diagnóstica para yersinosis. Durante la cirugía, los hallazgos incluyen inflamación visible alrededor de la apéndice, íleon terminal y ganglios mesentéricos; la apéndice es normal. La yersinia se puede cultivar de la apéndice y los ganglios involucrados. Enfermedad de Crohn – Se puede presentar con síntomas similares a la apendicitis, sobre todo cuando se localiza en el íleon distal. Fatiga, diarrea prolongada con dolor abdominal, pérdida de peso, fiebre, con o sin sangrado intestinal, son los signos y síntomas característicos de la enfermedad. Una exacerbación de la enfermedad de Crohn puede mimetizar un cuadro de apendicitis aguda, siendo indistinguibles en clínica e imagen. Se debe sospechar Crohn en pacientes que tienen dolor persistente después de la cirugía, especialmente si la apéndice es histopatológicamente normal. Absceso tubo-ovárico – Es una masa inflamatoria que involucra la trompa de Falopio, ovario y ocasionalmente otros órganos adyacentes como intestino y vejiga. Estos abscesos son más comunes en mujeres en edad reproductiva y típicamente son consecuencia de una infección del tracto genital superior. Usualmente es una complicación de le enfermedad pélvica inflamatoria. La presentación clásica incluye dolor abdominal agudo, fiebre, escalofrío, descarga vaginal. Sin embargo, la fiebre no está presente en todas las pacientes, algunas reportan solamente febrícula nocturna o escalofrío, y no siempre se presentan de manera aguda. La historia clínica y la TC pueden ayudar al diagnóstico diferencial. Enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) – El dolor en abdomen inferior es el síntoma cardinal de presentación de una mujer con EPI, aunque el carácter del dolor puede ser muy suave. El dolor de inicio reciente que empeora durante el coito o movimiento, puede ser el único síntoma presente de EPI; el inicio del dolor durante o poco después de la menstruación es particularmente sugestivo. En la exploración física solo la mitad de las pacientes con EPI tienen fiebre. La exploración abdominal revela hiperestesia difusa que es mayor en los cuadrantes inferiores, que puede o no ser simétrico, el rebote y la disminución de la peristalsis es común. En el examen pélvico, el hallazgo de descarga endocervical purulenta y/o dolor a la movilización de anexos y cérvix son fuertemente sugestivos de EPI. La historia clínica y la TC ayudan al diagnóstico diferencial. Quiste ovárico roto – La ruptura de un quiste ovárico es común en mujeres en edad reproductiva y se puede asociar con dolor en abdomen inferior, unilateral de inicio súbito. El dolor usualmente inicia durante actividad física intensa y puede estar acompañado de sangrado vaginal ligero debido a la caída de la secreción de hormonas ováricas y el subsecuente desprendimiento endometrial. El sangrado del sitio de ruptura puede resbalar hacia el ovario, lo que puede causar dolor por el estiramiento de la corteza ovárica, o puede fluir hacia la cavidad abdominal, que tiene efecto irritante en el peritoneo. Los fluidos serosos y mucinoso que se liberan tras la ruptura del quiste no son muy irritantes; la paciente puede permanecer asintomática a pesar de la acumulación de grandes cantidades de fluido intraperitoneal. Por otro lado, el derramamiento de material sebáceo posterior a la ruptura de quistes dermoides causa una gran reacción granulomatosa y peritonitis química, que es muy dolorosa. El cuadrante inferior derecho es más comúnmente afectado, posiblemente a que el rectosigmoides protege el ovario izquierdo de los efectos del trauma abdominal. La ruptura de un 19 quiste simple usualmente resulta en una hiperestesia leve a moderada durante la palpación profunda. Si el quiste no se ha colapsado por completo, se puede palpar una masa anexial en el examen bimanual. Del otro lado del espectro, la liberación de material sebáceo o sangre a la cavidad abdominal puede causar peritonitis con rigidez abdominal y rebote. El dolor a la movilización cervical también puede estar presente. La hemorragia intraabdominal puede estar asociada al signo de Cullen (equimosis peri umbilical). La historia clínica y la TC pueden ayudar al diagnóstico diferencial. Mittelschmerz – Se refiere al dolor a la mitad del ciclo de una mujer que ovula, causado por el alargamiento folicular normal previo a la ovulación o al sangrado folicular normal durante la ovulación. Este dolor es típicamente ligero y unilateral; ocurre a la mitad entre periodos menstruales y dura desde unas horas hasta un par de días. Sangre o fluidos se liberan de la ruptura de un folículo ovárico y pueden causar irritación de la pared abdominal. Torsión tubaria y ovárica – La torsión ovárica se refiere al giro del ovario sobre su soporte ligamentario, resultando a menudo en la ineficiencia de su aporte sanguíneo. La torsión tubaria sola es muy infrecuente. El rápido diagnóstico es importante para preservar la función ovárica y prever secuelas adversas. Sin embargo, el diagnóstico puede ser un reto debido a la inespecificidad de los síntomas. El síntoma más común de la torsión ovárica es el inicio súbito de dolor en abdomen inferior, a menudo asociado a episodios de nausea y vómito. La fiebre, aunque es poco común, puede ser un marcador de necrosis, particularmente en el escenario de un incremento de leucocitos. La historia clínica y la TC ayudan al diagnóstico diferencial. Endometriosis – Se define como la presencia de glándulas y estroma endometrial en sitios extrauterinos. Estos implantes ectópicos de endometrio se localizan usualmente en la pelvis, pero pueden ocurrir en cualquier lugar del cuerpo. Los síntomas comunes de endometriosis incluyen dolor pélvico (que usualmente es crónico y a menudo severo durante la menstruación o durante la ovulación), dismenorrea, dispareunia, síntomas cíclicos intestinales y vesicales, sangrado menstrual anormal e infertilidad. A menudo no hay hallazgos anormales en el examen físico, cuando están presentes, el más común es hiperestesia a la palpación del fórnix posterior. El ultrasonido es muy usual para el diagnóstico, carece de adecuada resoluciónpara visualizar adherencias e implantes peritoneales/ováricos superficiales, que son más comunes que los endometriomas. Síndrome de hiperestimulación ovárica – Es una complicación iatrogénica de la terapia de inducción ovulatoria y puede ser acompañada por, o confundida con ruptura quística. Los hallazgos clínicos incluyen eructos, nausea, vómito, diarrea, letargia, dificultad respiratoria y ganancia rápida de peso. El síndrome de hiperestimulación ovárica severa se caracteriza por quistes de ovario grandes, ascitis y en algunos pacientes, efusión pleural y pericárdica, desequilibrio hidroelectrolítico (hiponatremia, hipercalemia), hipovolemia y choque hipovolémico. Una hemoconcentración marcada, incremento de la viscosidad sanguínea, fenómenos trombóticos que incluyen coagulación intravascular diseminada ocurren en los casos más severos. Embarazo ectópico – Tiene síntomas clínicos y hallazgos sonográficos similares a aquellos del quiste ovárico roto. En mujeres con dolor abdominal agudo o sangrado vaginal anormal, una prueba de embarazo positiva sugiere la presencia de embarazo ectópico si un embarazo 20 intrauterino no se visualiza en el ultrasonido. Si se visualiza un embarazo intrauterino, entonces el dolor pélvico y el líquido intraperitoneal pueden deberse a un quiste de ovario roto o a un embarazo heterotópico. Endometriosis aguda – Ocurre después de un parto o rara vez después de un procedimiento intrauterino invasivo. El diagnóstico se basa sobre la presencia de fiebre, sensibilidad uterina creciente, descarga uterina y leucocitosis en un escenario de riesgo. Condiciones urológicas Cólico renal – El dolor es el síntoma más común y varía de leve hasta intenso que llega a requerir analgesia parenteral. El dolor por lo general aumenta y disminuye en severidad, y se desarrolla en paroxismos que están relacionados con el movimiento litos ureterales y al espasmo ureteral asociado. Los paroxismos de intensidad severa usualmente duran de 20 a 60 minutos. El dolor ocurre de forma primaria de obstrucción urinaria con distensión de la cápsula renal. Torsión testicular – Es una urgencia urológica que es más común en neonatos y niños postpuberales, aunque puede ocurrir a cualquier edad. La torsión testicular resulta de una inadecuada fijación del testículo a la túnica vaginalis. Si la fijación en el polo inferior del testis a la túnica vaginalis es insuficiente, laxa o ausente, el testículo se puede torcer sobre el cordón espermático, con el potencial de producir isquemia por reducción de flujo arterial y oclusión de flujo venoso. Epididimitis – Ocurre con más frecuencia en adolescentes mayores, pero también ocurre en niños jóvenes que niegan actividad sexual y es la causa más común de dolor escrotal en adultos en un escenario ambulatorio. Diversos factores pueden predisponer a los niños pos puberales para desarrollar epididimitis subaguda, incluyendo actividad sexual, ejercicio físico intenso, trauma directo. La epididimitis bacteriana en niños prepuberales se asocia a anormalidades estructurales del tracto urinario. En epididimitis infecciosa aguda, la palpación revela induración y edema del epidídimo involucrado con dolor exquisito. Los casos más avanzados a menudo presentan con inflamación y dolor testicular, con eritema testicular e hidrocele reactivo. Torsión de apéndice testicular o de apéndice epididímica – La apéndice testicular es una pequeña estructura vestigial en el aspecto anterosuperior del testículo (un remanente embriológico del sistema de conducto Mulleriano). La apéndice epididímica es un remanente vestigial del conducto Wolffiano que se localiza en la cabeza del epidídimo. La forma pedunculada de estas apéndices las predispone a torcerse, lo que puede producir dolor escrotal que va de leve a severo. La mayoría de los casos ocurren entre los 7 y 14 años y es rara en adultos. Clasificaríamos entonces a los pacientes según grupo de edad y diagnóstico más probable (Cuadro 1): En niños: Adenitis mesentérica, gastroenteritis, invaginación intestinal y neumonía basal derecha. En jóvenes y adolescentes: En ambos sexos la linfadenitis mesentérica y la enfermedad de Crohn, el cólico ureteral derecho y la pielonefritis aguda. Y en mujeres la patología ginecológica (rotura de quiste o folículo ovárico, torsión ovárica, embarazo ectópico, salpingitis aguda y absceso tubovárico, etc.). En adultos mayores o ancianos: ulcus intestinal, colecistitis aguda, isquemia mesentérica, obstrucción intestinal, pancreatitis aguda, diverticulitis, cáncer de ciego, tumor o torsión 21 de ovario derecho. Teniendo entonces los datos anteriormente mencionados podríamos resumirlo mediante la utilización del siguiente cuadro con el cual clasificamos los distintos diagnósticos que tendrían similitud con la apendicitis aguda según su localidad además del sexo y grupo de edad. Tratamiento El objetivo del tratamiento de la apendicitis aguda es el diagnóstico temprano y la pronta intervención quirúrgica. Sin embargo, este objetivo no es fácil de alcanzar ya que muchos pacientes no buscan atención médica temprana y el diagnóstico puede ser complejo (59). Muchos cirujanos utilizan un abordaje agresivo, aceptando un número de apendicectomías negativas, tradicionalmente 15%, aunque los estudios de imagen aparentemente han reducido la incidencia de apendicectomías negativas a menos del 10% (71). Resultados con tratamiento médico – La gran mayoría de pacientes con apendicitis aguda son tratados quirúrgicamente y la apendicetomía sigue siendo el estándar de oro. Como se mencionará en los siguientes estudios aleatorizados, algunos pacientes responden a terapia médica con antibióticos, pero están en un riesgo apreciable de enfermedad recurrente: Un ensayo de 243 pacientes (edad media de 33 años) con apendicitis no complicada documentada por TC fueron aleatoriamente asignados a tratamiento médico con amoxicilina y ácido clavulánico por 8 a 15 días o apendicectomía (96). Entre los pacientes de apendicectomía, 20% tuvieron apendicitis complicada al momento de la cirugía. Así, una TC preoperatoria que muestra apendicitis no complicada no excluye enfermedad complicada. La ocurrencia de peritonitis postoperatoria durante los primeros 30 días de tratamiento fue la variable principal. Los resultados encontrados incluyeron: La peritonitis postoperatoria fue significativamente más frecuente en pacientes tratados solo con amoxicilina y ácido clavulánico comparada con apendicectomía (8 versus 2 pacientes) Catorce pacientes (12%) tratados con antibióticos se sometieron a apendicectomía durante los 30 días de iniciado el tratamiento. Adicionalmente, 30 pacientes se sometieron a apendicectomía durante el año siguiente a la terapia antibiótica, 26 de ellos se confirmó que tuvieron apendicitis aguda. Los ensayos aleatorizados con la alternativa de regímenes de antibióticos podrían identificar un grupo de pacientes que podrían ser adecuados para manejo no operatorio. Una revisión adicional de tres ensayos clínicos aleatorizados que compararon apendicectomía y manejo no operatorio para el manejo de apendicitis aguda no perforada (apendicitis no complicada) con antibióticos, identificaron una incidencia de falla similar con antibióticos solos (97). Se notaron los siguientes hallazgos: Entre los 350 pacientes tratados solo con antibióticos, 112 (32%) tuvieron falla del tratamiento médico y se trataron con apendicectomía. 22 En los 238 pacientes que respondieron a la terapia médica y que no se sometieron a cirugía durante el episodio agudo, los síntomas recurrieron en 38 (16%) durante el primer año, y fueron sometidos a apendicectomía. Los hallazgos histológicos estuvieron disponibles para 35 pacientes e incluyeron flegmón en 25, perforación en 9 y gangrena en 1. De forma global, 58% de la cohorte inicial de pacientes tratados con antibióticos, permanecieron asintomáticos al año de seguimiento.Una revisión retrospectiva que incluyó a 2283 pacientes que se evaluaron con TC por posible apendicitis, 516 (23%) tuvieron evidencia de probable o apendicitis definitiva (98). Trece pacientes (3%) de estos pacientes tuvieron mejoría o resolución del dolor y fueron dados de alta sin cirugía. Cinco de esos trece pacientes se sometieron subsecuentemente a apendicectomía para diagnóstico de apendicitis en una media de 118 días (rango, 5 a 443 días). La evaluación histológica identificó inflamación aguda en 2 especímenes, inflamación crónica en una, e inflamación aguda y crónica en dos. En tres pacientes se encontró perforación. Estos estudios mostraron que hay algunos pacientes con apendicitis aguda que pueden tratarse de forma no operatoria y que no requieren cirugía durante un año. Sin embargo, se prefiere la cirugía en casi todos los pacientes al observar que algunos pacientes tratados medicamente desarrollan apendicitis complicada y tienen un riesgo apreciable de apendicitis recurrente. Además, el manejo no operatorio posee riesgos en algunas poblaciones, incluyendo pacientes ancianos e inmunocomprometidos. Tratamiento quirúrgico Preparación preoperatoria – Pacientes con apendicitis aguda requieren adecuada hidratación con fluidos intravenosos, corrección de anormalidades electrolíticas y antibióticos perioperatorios (113). Se deben monitorizar los signos vitales y el flujo urinario; algunos pacientes deshidratados pueden necesitar una sonda Foley. Sin embargo, una vez que se tomó la decisión de realizar apendicectomía, el paciente debe de ser llevado a quirófano lo antes posible para minimizar el riesgo de perforación. Antibióticos – Los antibióticos profilácticos son importantes para prevenir infecciones de herida y abscesos intra abdominales post operatorios (113). La flora apendicular es como la del colon e incluye aerobios Gram negativos y anaerobios. Los pacientes deben recibir antibióticos profilácticos en un periodo de 60 minutos previos a la incisión inicial (114,115). Apendicitis aguda – En pacientes con apendicitis aguda no perforada, una sola dosis antibiótica preoperatoria para profilaxis por infección de sitio quirúrgico es adecuada. Las guías establecidas por la Carta Médica y el proyecto de mejoramiento de cuidados quirúrgicos sugieren los siguientes esquemas para procedimientos colorrectales: dosis única de cefoxitina (1 a 2 g IV), ampicillina/sulbactam (3 g IV), la combinación de cefazolina (1 a 2 g IV) y metronidazol (500 mg IV), o, en pacientes con alergia a penicilinas y cefalosporinas, dar clindamicina más uno de los siguientes: ciprofloxacino, levofloxacino, gentamicina (116,117). Antibióticos postoperatorios son innecesarios (118). Apendicitis perforada – En pacientes con apendicitis perforada, el régimen antibiótico debe consistir en antibioticoterapia empírica de amplio espectro con actividad contra Gram negativos y anaerobios mientras se obtienen resultados de cultivos (119,120). Como opción inicial, se sugiere monoterapia con inhibidores de beta lactamasa (piperacilina-tazobactam o ticarcilina-clavulanato) o la combinación de una cefalosporina de tercera generación y metronidazol. http://www.uptodate.com/contents/cefoxitin-drug-information?source=see_link http://www.uptodate.com/contents/ampicillin-drug-information?source=see_link http://www.uptodate.com/contents/cefazolin-drug-information?source=see_link 23 Sin importar el régimen empírico inicial, el esquema debe ser revisado una vez que el cultivo y la sensibilidad estén disponibles. La recolección de más de un organismo sugiere infección poli microbiana que puede incluir anaerobios, aún si los anaerobios no se aíslan en el cultivo. En tales circunstancias, la cobertura anaerobia se debe continuar. La terapia combinada de una cefalosporina de segunda o tercera generación o una fluoroquinolona más metronidazol es adecuada para la mayoría de los pacientes. Los antibióticos se deben continuar hasta que no haya evidencia clínica de infección, típicamente de 5 a 7 días (121-123). APENDICECTOMIA LAPAROSCOPICA En los últimos años, la cirugía video-asistida ha revolucionado todas las especialidades quirúrgicas. En 1983, Semm (170) ginecólogo alemán y uno de los padres de la cirugía laparoscópica, describió por primera vez el abordaje laparoscópico para la apendicectomía. Inicialmente fue recibida con gran escepticismo por las sociedades de cirugía (171), considerándola peligrosa para el paciente. Sin embargo, pocos años después, con la generalización de este nuevo abordaje, se produjo un incremento exponencial del número de casos intervenidos de este modo. Así, Pier et al (172) en 1991 presentaron una amplia serie con 625 casos. A principios de los años 90 aparecieron múltiples ensayos clínicos prospectivos aleatorizados que comparaban ambos abordajes, aunque con resultados no siempre coincidentes. En 1992, Attwood et al (173) presentaron el primero con 63 casos, un año después, Kum et al (174) publicaron un trabajo con 137 pacientes. En 1995, Ortega et al (175) ampliaron el tamaño muestral hasta 253; estos y otros múltiples estudios (177- 182) llegaron a la conclusión que el abordaje laparoscópico disminuía la estancia postoperatoria, la infección de la herida quirúrgica y el retorno a las actividades diarias; con lo cual, la consideraron la vía de elección para la realización de la apendicectomía. Por otro lado, empezaron a aparecer detractores fundamentalmente debido al aumento en los costes de este nuevo abordaje. En el año 2002, Sauerland et al (103) realizaron una revisión para la biblioteca Cochrane, en la que revisaron 45 ensayos clínicos que comparaban las 2 vías de abordaje. Según estos autores, la apendicectomía laparoscópica aumentaría 3 veces el riesgo de abscesos intraabominales postoperatorios, fundamentalmente en las formas gangrenosas y perforadas. No obstante, posteriormente a este trabajo, diversos grupos demostraron que cirujanos con experiencia en cirugía laparoscópica y con una técnica quirúrgica adecuada (realizando sistemáticamente lavado y aspirado con suero fisiológico en el fondo de saco de Douglas) se podían igualar las tasas de abscesos intraabdominales en ambos grupos, incluso en apendicitis evolucionadas (183-191). Actualmente, por tanto, las indicaciones para la apendicectomía laparoscópica son controvertidas y no existe consenso sobre ellas, podría ser especialmente útil en pacientes con dudas diagnósticas, obesos y en mujeres en edad fértil. Preparación de paciente – En el abordaje laparoscópico, una sonda orogástrica usualmente se usa para descompresión gástrica. La vejiga puede ser descomprimida indicándole al paciente que orine o con una sonda Foley previo a la cirugía. Posición del paciente – El paciente se coloca en posición supina en la mesa de operaciones con el brazo izquierdo sujetado. El monitor laparoscópico se sitúa a lado derecho del paciente, ya que una vez que se realiza el pneumoperitoneo, el cirujano y el asistente se colocan a la izquierda del paciente. Colocación de Puertos – Se han propuesto varios sitios de colocación de puertos para apendicectomía laparoscópica. Estos métodos comparten el principio de triangulación de los puertos de instrumentación y la apéndice para asegurar adecuada visualización y exposición. En un método, el pneumoperitoneo se obtiene a través de un Puerto de 12 mm peri umbilical, a través 24 del cual se inserta el laparoscopio y se realiza una laparoscopia exploradora. Los otros dos puertos se colocan bajo visión directa: de 5 mm en el cuadrante inferior izquierdo y de 5 mm en la línea supra púbica. Si se utiliza un laparoscopio de 5 mm, se puede insertar a través del trocar del cuadrante inferior derecho y se usa el trocar de 12 mm para el uso de engrapadoras (la mayoría de las engrapadoras requieren un puerto de 12 mm). Cuando la apéndice se localiza en posición retrocecal, se puede lograr una buena triangulación del instrumentalcon un puerto de 12 mm posicionado en la línea media superior. Este puerto permite el acceso adecuado entre el colon derecho y la pared abdominal. Si hay alta sospecha de conversión, todas las incisiones de la línea media se deben realizar de forma vertical para poder incorporarlas fácilmente en una incisión de línea media. Un acceso alternativo es la incisión umbilical por puerto único (124). Se necesitan estudios prospectivos con poblaciones grandes para determinar si existen ventajas clínicas con este abordaje. Movilización y resección - Una vez que se identifica la apéndice, se puede realizar adherenciolisis que existan a estructuras vecinas combinando disección roma y cortante. Si se encuentra una apéndice retrocecal, la división de las fijaciones del peritoneo lateral mejora la visualización. Se debe tener cuidado de no lesionar estructuras peritoneales como el uretero derecho y los vasos iliacos. La arteria apendicular se identifica y se divide entre clips hemostáticos, bisturí ultrasónico, engrapadoras laparoscópicas u otro dispositivo de ligadura de vasos. Se diseca la unión de la apéndice y el ciego y se puede realizar apendicectomía con engrapadora laparoscópica, de esta manera incluso se puede incluir parte del ciego para asegurar que las grapas queden en tejido sano, se pueden utilizar suturas u otros dispositivos de ligadura laparoscópica. Posteriormente se remueve la apéndice a través del puerto umbilical, utilizando de preferencia una bolsa endoscópica para evitar el riesgo de infección de herida. Se debe inspeccionar el campo quirúrgico para realizar hemostasia e irrigar con solución salina si es necesario. Posteriormente los defectos fasciales y las incisiones en piel son cerrados. Abordaje laparoscópico por puerto único. Recientemente y debido a las numerosas ventajas demostradas por la laparoscopia respecto a la cirugía abierta, en gran parte de las intervenciones abdominales, se ha despertado un interés especial por el desarrollo de procedimientos cada vez menos invasivos, entre ellos la cirugía laparoscópica por puerto único. La patología apendicular no ha sido ajena a este impresionante desarrollo y diversos autores han demostrado que se trata de una técnica segura y eficaz para el tratamiento de la apendicitis aguda. Sin embargo, como los propios autores reconocen, es necesaria una alta experiencia en cirugía laparoscópica avanzada y un nuevo aprendizaje en esta vía de abordaje para poder introducir esta nueva técnica con seguridad y sin añadir morbilidad y mortalidad. APENDICECTOMÍA ABIERTA Desde el siglo XVIII, la vía de abordaje para la apendicectomía ha sido la laparotomía de McBurney, con mínimas variaciones hasta la actualidad, de hecho, actualmente, sigue considerándose el abordaje de elección. 25 Incisión — El paciente debe ser reexaminado tras la inducción de la anestesia general, ya que permite la palpación profunda del abdomen. Si se palpa una masa que represente la apéndice inflamada, la incisión se debe localizar sobre dicha masa. Si no se detecta una masa, la incisión se debe realizar sobre el punto de McBurney, un tercio de la distancia de la espina iliaca anterosuperior al ombligo (126). Una incisión curvilínea en un pliegue cutáneo permite un excelente resultado cosmético. Es importante no hacer la incisión muy medial o muy lateral. Una incisión muy medial abre la vaina anterior de los músculos rectos, en lugar de las deseadas de los músculos oblicuos, mientras que una incisión muy lateral puede quedar lateral a la cavidad abdominal. Algunos cirujanos prefieren una incisión transversa, ya que es más fácil de extenderla si se necesita mejorar la exposición (figura 3). Movilización y resección – La disección comienza a través del tejido subcutáneo hacia la fascia del oblicuo externo, la cual se incide lateral a la vaina de los rectos. Utilizando una técnica de separación muscular con disección roma, se separan las fibras de los músculos oblicuos y transversos. El peritoneo se secciona para acceder a la cavidad, cuidando no dañar los intestinos. El cirujano puede localizar la apéndice deslizando un dedo de la región lateral a la medial en el intestino derecho paracólico. Las adherencias entre la apéndice y las estructuras adyacentes generalmente pueden ser liberadas con disección roma; ocasionalmente se requiere de disección cortante. Si la apéndice no se puede identificar por palpación, se puede localizar siguiendo las taenias del colon hasta su origen en la base del ciego. Una vez liberadas las adherencias, se exteriorice la apéndice a través de la incisión. El meso apéndice puede ser tomado con una pinza de Babcock, cuidando no dañar la pared apendicular. La arteria apendicular, que corre a través del mesoapéndice, se divide entre pinzas hemostáticas y se anuda con suturas absorbibles de calibre 3-0 La base apendicular se liga en forma doble con sutura 2-0 absorbible. La apéndice se escisiona con bisturí, y el muñón restante se cauteriza para prevenir un mucocele. Una jareta de sutura no absorbible se coloca en la pared cecal, alrededor de la apéndice, invaginándola con una pinza de Figura 3 Apendicectomía abierta 26 Kelly, el uso de la jareta es debatible (127-131). Posteriormente el lecho quirúrgico es irrigado con solución salina. Existen situaciones especiales en la que la base apendicular se encuentra perforada o a su vez es difícil realizar la sutura de la misma por su desvitalización debido al proceso inflamatorio e infeccioso, en estos casos podríamos asegurar dicha base con 4 técnica, por separado o combinadas. Sutura en bolsa de tabaco realizada alrededor de la base apendicular descrita así por su similitud con su nombre descrito realizado con material absorbible 00 o 000. Sutura en Z o Zetaplastía, como su nombre lo indica realizada en dicha forma entre las taenias del ciego para luego invaginar el muñón apendicular. Sutura en Jareta, la misma realizada en la base apendicular con material absorbible multifilamento poliamida 00 o 000 para invaginar el muñón apendicular y asegurar el mismo. Sutura en Parker kerr. Sutura especial realizada cuando no existe base resistente la misma que corre alto riesgo de dehiscencias al ligarla o más comúnmente usada en la incapacidad de lograr ligadura utilizando pinza hemostática que selle la base se realiza sutura continua entre el tejido y sobre la pinza antes colocada para luego retirar la misma anudando los cabos proximales y distales de dicha sutura y a la misma podríamos reforzarla con un segundo plano regresivo en sutura de Cushing para luego anudar los extremos. Cierre – La incisión se cierra por planos con surgetes de sutura absorbible 2-0, empezando por el peritoneo, seguido por las aponeurosis musculares. Se debe irrigar cada plano. Para mejorar la analgesia y limitar el uso de narcóticos post operatorios, se puede infundir la fascia del oblicuo externo con anestesia local. La fascia de Scarpa se cierra con puntos separados de sutura absorbible 3-0, seguida de puntos subcuticulares o grapas para piel. En apendicitis no perforada, la piel se puede cerrar de forma primaria con pocas posibilidades de infección de herida. Manejo postoperatorio – Con ambos tipos de abordaje, laparoscópico y abierto, la mayoría de los pacientes se dan de alta durante las 24 a 48 horas posteriores a la cirugía. Los pacientes pueden iniciar la vía oral con líquidos en el postoperatorio y progresar a dieta normal de acuerdo a tolerancia. En apendicitis no perforada no se requiere el uso de antibióticos en el postoperatorio. APENDICITIS PERFORADA – El tiempo de progresión de la apendicitis hasta necrosis y perforación varía en cada paciente. Aproximadamente 20% de los pacientes con apendicitis perforada se presenta durante las primeras 24 horas del inicio de los síntomas (17). Aunque la perforación es Figura 4 Apendicectomía: a) ligadura delmesoapéndice b) ligadura del apéndice y jareta c) invaginación de muñón, si la apéndice es retrocecal o retroileal la disección se realiza primero ligando el apéndice y luego en forma retrograda el meso apendicular. 27 una situación de importancia al evaluar pacientes con más de 24 horas de síntomas, la perforación se puede desarrollar más rápidamente y siempre debe ser considerada. Los pacientes con apendicitis perforada pueden tener facies de dolor, tener deshidratación significativa y anormalidades electrolíticas, particularmente si han presentado fiebre y vómito por tiempo prolongado. El dolor usualmente le localiza en el cuadrante inferior derecho si la perforación ha sido sellada por estructuras adyacentes como el omento, o puede ser difuso si la peritonitis generalizada progresa. Pueden ocurrir otras presentaciones inusuales de apendicitis perforada, como la formación de un absceso retroperitoneal secundario a la perforación de una apéndice retrocecal, o la formación de un absceso hepático secundario a la diseminación hematógena de la infección a través del sistema venoso portal. Una fístula entero cutánea puede resultar de un absceso intraperitoneal que fistuliza hacia la piel. La perforación apendicular puede resultar en oclusión del intestino delgado, manifestándose como vómito biliar y obstipación. Fiebres elevadas e ictericia se pueden ver con pileflebitis (trombosis séptica del sistema portal) y puede ser confundida con colangitis. El manejo de la perforación apendicular va a depender de la naturaleza de la perforación. Una perforación libre puede causar diseminación intraperitoneal de pus y materia fecal. Para estos casos es necesaria una laparotomía urgente con apendicectomía e irrigación y drenaje de la cavidad peritoneal. Estos pacientes están muy enfermos y sépticos. El diagnóstico no siempre se aprecia antes de la exploración y es prudente una incisión en línea media. Si el diagnóstico de apendicitis perforada es certero, se puede usar una incisión en el cuadrante inferior derecho. Incisión – La técnica quirúrgica es similar en apendicitis perforadas y no perforadas. En una apendicectomía abierta por perforación, una incisión más grande puede ser necesaria para proveer una adecuada exposición para el drenaje de abscesos, contenido entérico y material purulento. En algunas instancias, una incisión en línea media inferior es preferible a una en el cuadrante inferior derecho. En los dos abordajes, abierto y laparoscópico, el objetivo es remover cualquier material infectado y drenar todos los abscesos. La irrigación copiosa se utiliza para reducir el riesgo de formación de abscesos post operatorios. Una vez que se remueven la apéndice y el material infectado, las capas musculares se cierran por planos. Drenajes – Los drenajes peritoneales no son necesarios ya que no reducen las incidencias de infección o abscesos tras una apendicectomía por apendicitis perforada (132,133). Cierre – Las técnicas de cierre de piel incluyen el cierre primario, cierre parcial laxo y cierre por segunda intensión. Ya que las proporciones de infección de herida van del 30 al 50% con cierre primario de heridas muy contaminadas, muchas veces se prefiere el cierre secundario o terciario (134,135). Sin embargo, un análisis costo – utilidad de heridas contaminadas de apendicitis mostró al cierre primario como el mejor método de manejo desde el punto de vista costo – efectividad (136). Otra técnica de cierre es la de suturas simples interrumpidas o grapas cada 2 cm con empaquetamiento suave en medio. La remoción del empaquetamiento en las siguientes 48 horas a menudo ofrece un excelente resultado cosmético con una aceptable incidencia de infección de heridas. Si hay contaminación fecal extensa, la piel se deja abierta para cerrar por segunda intensión. 28 Manejo postoperatorio – En el postoperatorio, estos pacientes frecuentemente tienen íleo y la dieta solo debe ser progresada conforme la situación clínica lo vaya permitiendo. Los pacientes pueden ser dados de alta una vez que toleren la dieta normal, usualmente en 5 a 7 días. Para reducir costos, un catéter central periférico permite la administración de antibióticos intravenosos de forma extra hospitalaria. Manejo no operatorio – Pacientes que se presentan de 24 a 72 horas después del inicio de los síntomas usualmente se someten a apendicectomía inmediata. En contraste, pacientes que se presentan con una duración más prolongada de los síntomas (más de 5 días) y tienen hallazgos localizados en el cuadrante inferior derecho deben ser tratados inicialmente con antibióticos, líquidos intravenosos y reposo intestinal. Estos pacientes a menudo tienen una masa palpable durante la exploración; una TC puede revelar un flemón o absceso. Afortunadamente, muchos de estos pacientes responderán al manejo no operatorio ya que el proceso apendicular ha sido “sellado”. La cirugía inmediata en pacientes con una duración prolongada de síntomas y formación de flegmón se asocia a mayor morbilidad, debido a la formación de adherencias densas e inflamación. Bajo estas circunstancias, la apendicectomía requiere una disección extensa y puede llevar a lesión de estructuras adyacentes. Complicaciones como absceso postoperatorio o fístula entero cutánea pueden presentarse, necesitando una ileocolectomía o cecostomía. Debido a estas posibles complicaciones, un manejo no operatorio puede ser considerado si el paciente se presenta estable (137-140). Si los estudios de imagen muestran un absceso de cavidad, se puede realizar un drenaje percutáneo o transrectal guiado por TC o USG (140-142). Estudios sugieren que este manejo resulta en menos complicaciones y menor estancia hospitalaria (139,143,144). El drenaje percutáneo, generalmente guiado por TC es un tratamiento temporal para la apendicitis perforada. Los pacientes clínicamente saludables pero con un absceso bien circunscrito, o aquellos muy enfermos para soportar una cirugía, son ideales para someterse a drenaje percutáneo. Esto permite que la inflamación disminuya, algunas veces hasta no necesitar una resección intestinal extendida. El manejo no operatorio incluye antibióticos y líquidos parenterales así como reposo intestinal. Los pacientes deben tener monitorización estrecha hospitalaria. La falla al tratamiento, evidenciada como oclusión intestinal, sepsis o dolor persistente, fiebre, o leucocitosis, requieren apendicectomía inmediata. Si la fiebre, rebote y leucocitosis mejoran, la diete puede ser progresada lentamente, usualmente dentro de tres a cinco días. Los pacientes son dados de alta a casa cuando los parámetros clínicos se normalizan. Apendicectomía de intervalo – Utilizando el manejo no operatorio descrito anteriormente, más del 80% de los pacientes que se presentan con un proceso apendicular “sellado”, pueden ser excluidos de una apendicectomía en el momento de la presentación inicial. Tradicionalmente, una apendicectomía de intervalo se recomienda para estos pacientes, de seis a ocho semanas después del momento de presentación por dos razones (145): Para prevenir la recurrencia de apendicitis (146,147). Para excluir neoplasias (como carcinoide, adenocarcinoma, cistadenoma mucinoso y cistadenocarcinoma) (148,149). Los pacientes ancianos deben tener una colonoscopia o un colon por enema baritado para descartar patología cecal. 29 La necesidad de una apendicectomía de intervalo es discutida, algunos estudios la consideran innecesaria (150,151). En un estudio retrospectivo de 1012 pacientes tratados con manejo no operatorio de apendicitis aguda, 864 pacientes no se sometieron a apendicectomía de intervalo (151). De esos 864 pacientes, 39 (4.5%) requirieron apendicectomía en una media de 4 años. Un meta análisis de 61 estudios observacionales en donde un absceso apendicular o flegmón estaban presentes en 3.8% de los pacientes con apendicitis, encontraron que la cirugía inmediata se asociaba
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