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Estudio-mitocritico-y-psicoanalitico-en-Der-Sandmann-de-ETA-Hoffmann

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Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Filosofía y Letras 
 
Estudio mitocrítico y psicoanalítico en 
Der Sandmann 
de 
E. T. A. Hoffmann 
Tesis que para obtener el título de 
Licenciado en Lengua y Literaturas Modernas 
(Letras Alemanas) 
presenta 
Alejandro Cayetano Anaya Rosas 
 
Asesora de tesis: Doctora Paciencia Ontañon 
 
Ciudad de México, 2007 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
A la máxima casa de estudios de este país, la UNAM, y sus profesores; en 
especial a la doctora Paciencia Ontañon, el doctor Sergio Sánchez Loyola, 
el doctor Herwig Weber, la doctora Renata von Hanffstengel y el doctor Carl 
Böhne por compartir todos sus conocimientos. 
A las licenciadas Josefina Pacheco Vázquez y Geishel Curiel Martínez por 
aceptar ser lectoras de mi tesis. 
A Iván Llano, por encausar mi investigación. 
Al poeta Hernán Lavín Cerda por su locura. 
A Eugenia Falfán por todo. 
A Alfonso, Antonio, Lorenzo, Salvador, Guillermina, Dolores, Guadalupe, 
Olimpia, Isabel y demás vasta familia por el aliento que siempre me brindan. 
A mi padre, Alfonso Anaya, por su incondicional apoyo. 
Y, sobre todo, a la persona que siempre va a mi lado, mi madre Paula 
Rosas, por tanto apoyo y amor. 
 
 
P. D. Como diría el poeta: 
“gracias a todos y no se venguen tantos olvidados”. 
 
 
 
 
 
 
 
Tabla de contenido 
 
 
 
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3 
Capítulo 1. La figura arquetípica del Hombre de Arena y el cruce del 
umbral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 
1.1 La función que cumple el Hombre de Arena dentro de 
Der Sandmann. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .22 
1.2 El cruce del umbral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .32 
Capítulo 2. Psicoanálisis e introversión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43 
 2.1 Teoría sexual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 
 2.2 Represión y neurosis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 
 2.2.1 Los dos principios del suceder psíquico. . . . . . . . . . . . . . . . .49 
 2.3 Introversión, primer paso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 
Capítulo 3. Valoración de Nathanael. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .58 
 3.1 Primeros síntomas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .58 
 3.2 Tendencia al placer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 
 3.3 Complejo de castración. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69 
 3.4 Trastornos y esquizofrenia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 
Conclusión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .82 
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .86 
 
 
Introducción 
Una de las grandes pasiones del ser humano es el mar. Los individuos 
se acercan a éste con admiración y, a veces, con vehemencia. En 
momentos lo contemplan como la cosa más melancólica que existe sobre 
la tierra y le otorgan adjetivos como amargo. Esta extensa masa de agua 
ha sido en innombrables ocasiones surtidor de inspiración para todo tipo 
de artistas. Sin embargo, es un hecho innegable que la mayoría de las 
personas que a él se abocan, lo hacen para contemplar sus 
deslumbrantes tonalidades de color azul, para escuchar su poderoso 
bramido, para jugar con él y observar las diferentes efigies que las 
espumosas olas forman en su irremediable camino hacia la orilla, hacia 
tierra firme: 
 
Feroces leones. 
Furiosos caballos. 
Mas si son de espuma, 
¿quién podrá domarlos?1 
 
Aunque en menor cantidad, también hay individuos que se han 
aventurado a investigar acerca de lo existente en el interior de los 
océanos. Estas personas, que se sienten atraídas por los enigmas que 
entraña el profundo mar, saben que la tarea que pudieran llevar a cabo 
 
1 Rafael Alberti, Antología poética, Barcelona, Óptima, 2000, p. 160. 
 3
en el interior de éste es tanto fecunda como peligrosa; empero, el simple 
hecho de saber que tal cantidad de agua encierra dentro de sí infinitos 
misterios, es lo que mueve a estos individuos a ejecutar tales trabajos. 
Algo similar ocurre en la literatura. Hay quien lee por placer, quien 
se acerca a determinada obra y disfruta del contenido manifiesto del 
texto sin tomar en cuenta aspectos como, por ejemplo, el contexto 
histórico de un libro. Pero también hay estudiosos de la literatura que 
lejos de ver las obras literarias como puro entretenimiento, se dan a la 
tarea de analizar a profundidad dichos materiales. Ellos saben que cada 
obra encierra dentro de sí algo a lo cual se le puede atribuir un 
significado especial y, de esta manera, las obras literarias toman otro 
tinte ante los ojos de estas personas y de quienes leemos sus trabajos. 
Por dar un ejemplo, Claudio Magris, estudioso de la literatura austriaca, 
pone de manifiesto el hecho de que la obra de Joseph Roth, “sin recurrir 
a burdas relaciones entre los acontecimientos históricos y los casos 
psicológicos”,2 más que simples narraciones bien formadas, vendría a 
ser la “epopeya”3 de la disolución de un imperio en decadencia, del 
imperio austrohúngaro. Entonces, la percepción de la obra de Roth 
cambia ante la mirada de nosotros, y en una novela como 
Radetzkymarsch no nos sería difícil encontrar la alegoría de la 
Mitteleuropa de la primera mitad del siglo veinte. 
 
2 Claudio Magris, El mito habsbúrgico en la literatura austriaca moderna, México, UNAM, 1998, 
p. 409. 
3 Ibidem, p. 412. 
 4
Pero esto es tan sólo un ejemplo de aproximación un tanto somera 
a los textos literarios; ya que existen infinidad de tipos de análisis que 
pueden hacer que nuestra percepción, con respecto a una obra, cambie. 
De entrada me pregunto qué pasaría si lejos de analizar 
estructuralmente o por contexto histórico o sociológico, optáramos por 
saber qué es lo que ocurre en la mente de Mirko Czentovic, o del Doctor 
B., personajes de la Schachspielnovel de Stefan Zweig; o por qué el 
señor Gustl, protagonista de Leutnant Gustl de Arthur Schnitzler, piensa 
de tal o cual manera; y qué tal si nuestra intención es encontrar la raíz de 
los problemas psicológicos de Nathanael, figura principal de Der 
Sandmann. 
Por principio de cuentas, los textos antes citados tienen algo en 
común: los autores juegan con la mente de los personajes. Y es un 
hecho que si nuestra intención es analizar una obra literaria, tomando la 
vertiente que nos lleva hacia el escudriño de lo que es el aparato 
psíquico, tenemos que dejar por un momento de mirar, al igual que un 
investigador submarino, la perspectiva superficial y sumergirnos enla 
búsqueda de respuestas que nos den un panorama distinto al que 
podemos encontrar a simple vista. La tarea tampoco es fácil, más aun si 
versados de la literatura y de la psicología creen que este tipo de trabajos 
carecen de un sustento que les otorgue validez. 
Sin embargo, no podemos hacer a un lado el hecho de que cada 
obra literaria posee variadas formas de interpretación y que “la mayoría 
 5
de los textos narrativos […], tienen un contenido manifiesto y un 
contenido latente que los hace susceptibles de una interpretación 
psicoanalítica y mitocrítica”.4 Es por eso que decidí inquirir en la mente 
de Nathanael, ya que, a mi modo de ver las cosas, este personaje 
literario podría representar un prototipo de trastorno mental dentro de las 
obras narrativas, y es el psicoanálisis el encargado de estudiar tales 
fenómenos; así que las teorías freudianas serán las encargadas de 
propugnar los resultados que de este trabajo deriven. 
Creo, pues, que Der Sandmann es un texto rico en demasía en lo 
concerniente a la psicocrítica y la mitocrítica; es decir que, debido al 
contenido manifiesto de esta narración, podemos apoyarnos en las 
teorías freudianas para hallar, en su contenido latente, una interpretación 
válida desde este enfoque. 
Ahora bien, el presente trabajo no sólo tiene como sustento teórico 
al psicoanálisis freudiano, ya que, como el título lo sugiere, éste también 
es un estudio de tipo mitocrítico. Es por eso que las teorías del 
psicoanalista suizo Carl Gustav Jung, con respecto al inconsciente 
colectivo, de igual manera están presentes como soporte teórico en este 
trabajo, apoyadas con un material fundamental en tal campo: El héroe de 
las mil caras de Joseph Campbell. 
 
4 Iván Llano Alcántara, Elviaje en Lejos de Veracruz: psicoanálisis y mitocrítica. Tesis de 
licenciatura, Universidad Nacional Autónoma de México, 2006, p. 7. 
 6
Para continuar, me es menester aportar información un poco más 
detallada acerca del marco teórico que utilicé en este estudio, así como 
también de la estructura del mismo. 
La presente tesis consta de tres capítulos. En el primero de éstos 
analizo la obra basándome en el psicoanálisis del mito o mitocrítica, el 
cual sugiere que entre algunos tipos de narraciones, mitos, leyendas o 
cuentos existe cierto tipo de afinidad; ya que todos los seres humanos 
tenemos en común, dentro de nuestro aparato psíquico, lo que Jung 
denominó inconsciente colectivo; es decir que, la relación existente entre 
las antiguas civilizaciones y las presentes es innata. Todas las personas 
nacemos con ciertos contenidos y modos de comportamiento arraigados 
en el inconsciente colectivo y estos contenidos son nombrados 
arquetipos. “En otras palabras –el inconsciente colectivo-, es idéntico a sí 
mismo en todos los hombres y constituye así un fundamento anímico de 
naturaleza suprapersonal existente en todo hombre”.5 
Dicho vínculo entre mitos, leyendas y narraciones es expuesto y 
ejemplificado por Joseph Campbell en El héroe de las mil caras, texto 
que, como lo he mencionado, utilicé en el primer capítulo de esta tesis 
para hallar una relación entre el Hombre de Arena y otras figuras 
narrativas, y así poder adjudicarle el título de arquetipo. La misma obra 
de Campbell me sirvió para estudiar el comportamiento del personaje 
central de Der Sandmann ante el Hombre de Arena y poder comprobar, 
debido a la conducta de éste, que sus actitudes son contenidos del 
 
5 Carl Gustav Jung, Arquetipos e inconsciente colectivo, Barcelona, Paidós, 1988, p. 10. 
 7
inconsciente que se repiten en otros personajes o narraciones –
arquetipos-, tanto antiguas como presentes, principalmente en la figura 
del héroe. 
En el segundo capítulo proporciono, de entrada, el marco teórico 
de los temas del psicoanálisis en los cuales me apoyé para realizar mi 
trabajo. Las teorías freudianas empleadas para dicho estudio son las 
referentes a la teoría sexual, los dos principios del suceder psíquico y el 
complejo de Edipo, las cuales elaboró Sigmund Freud. De igual forma, 
esta parte es el preámbulo de la evaluación del estado mental de 
Nathanael, la cual se realiza de forma detallada en el siguiente capítulo. 
Tal proemio se lleva a cabo con la introversión de nuestro personaje. 
En el tercero y último capítulo, intento demostrar cómo los 
comportamientos del personaje principal de Der Sandmann lo conducen 
a una sórdida muerte. Empleo el psicoanálisis para escudriñar en la 
mente de Nathanael, y con él procuro exponer las patologías que acosan 
a esta figura, debido al complejo de castración que se desarrolla en él a 
temprana edad y a que el principio de la realidad no llega a sustituir de 
forma afortunada al principio del placer. Concluyo este trabajo 
exponiendo los trastornos que aquejan a Nathanael y cómo tales efectos 
van evolucionando hasta desencadenar en la enfermedad o neurosis que 
éste experimenta ya al final de la obra de E. T. A. Hoffmann. 
Es un hecho que tal tipo de estudio encontrará cierta disensión en 
el campo de las letras y la psicología; empero, a mi modo de ver las 
 8
cosas, tal comportamiento sería despojar un poco de la riqueza que 
atesoran todos los textos literarios. Así que, el propósito esencial de este 
trabajo es exteriorizar una interpretación de la obra de E. T. A. Hoffmann, 
Der Sandmann, que bien pudiese ser válida y que quizá le otorgue otro 
significado a dicho texto. 
 
E. T. A. Hoffmann nace el 24 de enero de 1776 en la Prusia 
Oriental. Sus padres fueron Christop Ludwig Hoffmann y Louse Albertine 
Doerfer. Ernst Theodor Wilhelm Hoffmann es el tercero y último hijo de 
esta pareja, la cual se separa siendo éste todavía un niño. Debido a tal 
suceso Ernst Theodor vive en casa de su abuela materna. La muerte de 
su madre y, poco después, la de la abuela, dejan al pequeño bajo la 
tutela de sus tíos, los cuales le procuran una buena educación. E. T. A. 
Hoffmann estudió derecho en la Universidad de Königsberg; sin 
embargo, abandona esta profesión para dedicarse a la música, como 
compositor y crítico. Su amor por este tipo de arte, en especial por el 
compositor y músico austriaco Wolfgang Amadeus Mozart, lo llevan a 
cambiar su tercer nombre, Wilhelm, por el de Amadeus. Hoffmann es un 
hombre de naturaleza polifacética -pintor, caricaturista, músico-, pero es 
conocido por su obra literaria, la cual es un reino de naturalezas diversas 
y alucinantes, más que por sus otras actividades. 
Algunos acontecimientos en la vida de este hombre, por ejemplo el 
alcoholismo del padre, hacen que Hoffman se percate de que el mundo 
 9
es una galería cubierta con múltiples figuras, y que éstas pueden posarse 
e identificarse, al igual que sus personajes, con todo aquello que por lo 
general aterra a la gente: la locura, el fracaso, la monstruosidad, la 
noche. 
Entre sus escritos más importantes se encuentran Die Elixiere des 
Teufels -Los elíxires del diablo, 1816-, Nussknacker und Mausekönig – 
El cascanueces y el rey de los ratones, 1816-, Der Sandmann –El 
hombre de Arena, 1817-, Die Bergwerke zu Falun -Las minas de Falun, 
1819-, Lebensansichten des Katers Murr -Opiniones sobre la vida del 
gato Murr, 1819/1821-, Die Serapions-Brüder -Los hermanos Serapio, 
1821-, 
E. T. A. Hoffmann, quien es considerado uno de los escritores más 
importantes dentro del Romantik –Romanticismo-, muere en Berlín el 25 
de junio de 1822 a causa de una terrible enfermedad. 
Hoffmann, el pintor, el músico, el escritor, el que adoptó el nombre 
de Amadeus en homenaje a Mozart, se mira fijamente en un espejo 
cóncavo y no ve nada más a estos entes que son él mismo; también 
observa al alcohólico, al loco, al inconforme; y, al percatarse de esta 
multiplicidad de seres, se estremece y huye despavorido. Pero no puede 
escapar del todo, susfantasmas no lo dejan dormir; y, a modo de 
exorcismo, escribe para liberarse de la razón y alzar su voz en pro de la 
libertad del espíritu, sea cual sea su naturaleza. 
 
 10
 
 
Capítulo 1. La figura arquetípica del Hombre de Arena y 
el cruce del umbral 
 
 
 
Los sueños [...] no deben apartarnos de la vida, 
sino enseñárnosla por dentro 
Luis García Montero. 
 
Cuando el ser humano duerme se traslada de la realidad consciente al 
mundo onírico. Este último es el encargado de mostrarnos imágenes o 
acontecimientos que, por lo general, escapan a nuestra comprensión. 
Sin embargo, no podemos dudar de su existencia y menos aun 
menospreciar sus significados. 
Lo vorágine del mundo actual nos ha conducido hacia una 
displicencia frente a los sucesos que se llevan a cabo en nuestras 
mentes mientras dormimos. Al despertar, abandonamos aquella tierra de 
imágenes alucinantes o incomprensibles; al mismo tiempo que también 
dejamos a un lado el interés por dicha materia: los sueños. Empero, no 
podemos pasar por alto el hecho de que, de una forma u otra, los 
eventos oníricos tienen una gran influencia en nuestras vidas, aunque su 
espacio esté en el inconsciente. 
Los tiempos modernos nos han arrebatado poco a poco el derecho 
de hacer reflexiones profundas. Las máquinas sustituyen al hombre en 
las tareas pesadas y los medios de comunicación esparcen, por lo 
 12
general, información e historias superfluas; con las cuales las personas 
se entretienen sin la necesidad de hacer trabajar su mente en demasía. 
Pero el inconsciente yace allí, en el interior de cada individuo, se 
refleja en algunos de sus comportamientos, es parte de la personalidad 
de cada cual y es el psicoanálisis el encargado de mirar hacia ese campo 
de los sueños, del inconsciente, e interpretarlo. 
No podemos llegar hasta este punto sin que algunas interrogantes 
surjan, por ejemplo, y en primer lugar: ¿Qué es el sueño? Terry Eagleton, 
con respecto al psicoanálisis, dice lo siguiente: 
 
Los sueños constituyen el “camino real” que conduce al inconsciente. 
Los sueños nos permiten echar un vistazo privilegiado a su 
funcionamiento. Para Freud los sueños son esencialmente realizaciones 
simbólicas de los deseos inconscientes; adoptan un molde simbólico 
porque si sus materiales se expresaran directamente podrían ser tan 
impresionantes y perturbadores que nos despertarían. Para que 
podamos gozar de un poco de sueño, el inconsciente caritativamente 
oculta, suaviza y deforma sus significados, con lo cual nuestros sueños 
se convierten en textos simbólicos que deben ser descifrados.1
 
 Más adelante el mismo autor apunta que “los sueños proporcionan 
la principal –no la única- vía de acceso al inconsciente”.2 
 
1 Terry Eagleton, Introducción a la teoría literaria, México, Fondo de Cultura Económica, 1988, 
pp. 188-189. 
2 Ibidem, p. 189. 
 13
Sin duda, es esta materia onírica, por llamarla de algún modo, la 
que vive más allá de todo lo inminente. Cada imagen, cada visión que 
percibimos cuando soñamos, es un misterioso habitante del inconsciente 
y es esta palabra la que sembraría la siguiente duda: ¿Qué es, en sí, el 
inconsciente? 
Volviendo a Terry Eagleton, y de acuerdo con el resumen que 
realiza sobre la doctrina freudiana en su Introducción a la teoría literaria, 
el inconsciente “es a la vez lugar y no-lugar, completamente indiferente 
ante la realidad, que desconoce la lógica, la negación, la casualidad y la 
contradicción, por estar irrestrictamente entregado al juego de los 
impulsos del instinto y a la búsqueda del placer”.3 Sin embargo, cabría 
destacar que el autor se refiere únicamente a la teoría freudiana, la cual 
describe al inconsciente como algo que es único en cada individuo, como 
algo personal; no nos habla de aquella otra masa informe que existe, 
quizá, en una parte más insondable que el inconsciente personal, y de la 
cual Carl Gustav Jung se ocupa : 
 
En Freud, el inconsciente, aunque aparece ya –al menos 
metafóricamente- como sujeto actuante, no es sino el lugar de reunión 
de esos contenidos olvidados y reprimidos, y sólo a causa de éstos tiene 
una significación práctica. De acuerdo con ese enfoque, es por lo tanto 
de naturaleza exclusivamente personal, aunque el mismo Freud había 
visto ya el carácter arcaico-mitológico de lo inconsciente. 
 
3 Ibidem, p. 188. 
 14
 Un estrato en cierta medida superficial de lo inconsciente es, sin 
duda, personal. Lo llamamos inconsciente personal. Pero ese estrato 
descansa sobre otro más profundo que no se origina en la experiencia y 
la adquisición personal, sino que es innato: lo llamado inconsciente 
colectivo.4
 
Es sin duda este inconsciente colectivo una característica que nos 
relaciona con los demás individuos; y al decir esto me refiero no sólo a 
un tiempo sincrónico: es un hecho que ese sustrato que compartimos los 
seres humanos, data de tiempos muy remotos. 
Fueron nuestros antepasados primigenios los encargados de 
enfrentarse a los sucesos naturales de una forma más indefensa. Tales 
eventos podían llegar a ser de una naturaleza tan violenta, que el ser 
humano cargaba a cuestas un profundo temor hacia dichos fenómenos, a 
la par que buscaba una respuesta a las dudas que surgían en su mente. 
Las incógnitas y los misterios que poco a poco fue arraigando dentro de 
su conciencia, se volvían cada vez más insoportables; es por eso que, a 
falta de conocimientos científicos, el hombre primitivo comenzó a 
interpretar tales fenómenos como manifestaciones divinas, o de seres 
fantásticos; incluso le dio vida a cosas que por naturaleza carecen de 
ésta: animó lo inanimado, creando una especie de prosopopeya. 
Es en esta interpretación que le da el hombre a los fenómenos 
naturales, donde nace el mito; el cual puede ir sufriendo cambios en el 
 
4 Carl Gustav Jung, op. cit., pp. 9-10. 
 15
transcurso del tiempo hasta desembocar en lo que conocemos hoy como 
leyenda. Según V. García de Diego, “el mito, mientras lo es, es una 
creencia; para los que la tienen, cierta, y para nosotros, supersticiosa o 
imaginativa. Y que cuando el relato simbólico o dramático va haciendo 
fijar la atención en sí mismo, atenuando o borrando el recuerdo de lo que 
simboliza, se hace leyenda”.5 Hay ciertas características que encierra 
este concepto, dichos rasgos distinguen a la leyenda de otros géneros 
como el cuento, la fábula o el mismo mito. Hablemos, por ejemplo, del 
cuento, el cual, por lo general, es un género que lleva dentro de sí un 
componente maravilloso, y su lugar de acción en ocasiones no está 
localizado. Los personajes, muchas veces, suelen responder a un 
concepto infantil del mundo y, al contrario de la fábula, algunos cargan 
una indiferencia moral,6 aunque siendo más rigurosos podemos ver que 
muchos cuentos guardan cierta connotación moral. El mito, por otro lado, 
versa sobre “los dioses y los seres divinos, combates de héroes y 
descensos a los infiernos, elementos contenidos en relatos conocidos y 
que, sin embargo, no excluyen la continuación de otra creación más 
avanzada.”7
Ya hemos hablado, pues, del inconsciente colectivo, nombre que el 
discípulo de Freud, Carl Gustav Jung, le da a la parte más recóndita de la 
mente, y que compartimos todos los seres humanos; la cual se ha 
 
5 Antología de leyendas de la literatura universal, Tomo I, Barcelona, Labor, 1958, p. 8. 
6 Ibidem, p. 9. 
7 Carl Gustav Jung y Karl Kerényi, Introducción a la esencia de la mitología, Madrid, Siruela, 
2004, p. 17. 
 16
heredado desde tiempos inmemoriales ya que su origen, según él, está 
en la experiencia vital de nuestros ancestros; pero no se ha abordado el 
punto de que este inconsciente colectivo trae consigo representaciones,las cuales se manifiestan a lo largo de la historia, de las más diversas 
formas y se transmiten en las leyendas o mitos, de forma oral o escrita, 
de generación en generación. Estas representaciones, imágenes o 
comportamientos también aparecen en individuos que, al parecer, 
carecen de conocimientos de tal índole “y que ni siquiera podían haberlos 
adquirido de modo indirecto, a través de ideas religiosas que tal vez 
conocieran, ni de figuras del lenguaje coloquial.”8 El nombre que Carl 
Gustav Jung le da a estas imágenes innatas y comunes en todos los 
seres humanos es el de arquetipos: 
 
En el individuo los arquetipos aparecen como manifestaciones 
involuntarias de procesos inconscientes, cuya existencia y cuyo sentido 
sólo pueden deducirse del modo indirecto [...] El arquetipo no resulta de 
hechos físicos sino que describe cómo vive el alma el hecho físico, y 
esa alma procede muchas veces tan autocráticamente que niega la 
realidad tangible y afirma cosas perfectamente contrarias a la realidad.9 
 
Es aquí donde cabe relacionar el mito con los sueños; pues, al 
dormir, nuestro inconsciente revela imágenes arquetípicas, al mismo 
tiempo que con este acto se restablece al equilibrio psicológico, ya que 
 
8 Ibidem, p. 97. 
9 Ibidem, pp. 98-99. 
 17
los sueños funcionan “como válvulas de escape del inconsciente [...]. Los 
sueños infantiles, por ejemplo, se asemejan en sus contenidos a las 
narraciones antiguas, dado que los temores, angustias y fantasías de los 
niños son similares a las experimentadas por nuestros antepasados, 
debido al precoz estado de su aparato psíquico.”10
Hablando en una forma más concreta de los arquetipos, podríamos 
mencionar que éstos tienen su origen primigenio en el hecho de que 
nuestros antecesores personificaban los sucesos de la naturaleza. Los 
arquetipos se transmiten en las leyendas, los mitos y los cuentos de 
hadas, y los podemos encontrar representados, tanto en las formas 
artísticas más diversas, como en los sueños. También cabe mencionar 
que cuando el ser humano necesita resolver algunos de los problemas 
vitales que se le presentan, y carece de estrategias propias para llevarlas 
a conclusión afortunada, los arquetipos funcionan como patrones de 
conducta, es decir, ayudan al hombre a encontrar una respuesta. 
La manera en que nuestros antepasados otorgaban un significado a 
los sucesos desconocidos para ellos no la podemos especificar, se 
pierde en una sombría antigüedad; de la misma forma que tampoco 
podemos aclarar el cómo y el por qué de las imágenes arquetípicas que 
se le presentan al ser humano. Es un hecho que estas imágenes tienen 
variaciones tanto en distintas épocas como en diversos lugares del 
mundo. Empero, no cabe duda de que el ser humano nace con patrones 
de conducta heredados por sus padres, o de manera genética, y que 
 
10 Iván Llano Alcántara, op. cit., p. 76. 
 18
ellos a su vez también los heredaron, sin saber a ciencia cierta de donde 
provienen. Dichos patrones los encontramos en diversas manifestaciones 
o conductas como, por ejemplo, el miedo a la oscuridad en las culturas 
donde la noche o el invierno no son tan largos, el miedo a los sucesos 
desconocidos, el miedo a seres que nos pueden causar daño al caer la 
noche: ”Nada tenemos que decir de la soledad, del silencio y de la 
oscuridad, salvo que éstos son realmente los factores con los cuales se 
vincula la angustia infantil, jamás extinguida totalmente en la mayoría de 
los seres”.11 Estas manifestaciones están dispersas por gran parte del 
mundo y de las más diversas formas. Por dar un ejemplo, y también para 
hacer un paralelismo con el cuento que nos atañe, citaré una obra de 
Manuel Gutiérrez Nájera (1858-1895): En Rip-Rip, cuento escrito en 
México en la segunda mitad del siglo XIX, el protagonista duerme dentro 
de una cueva; sin embargo, el tiempo que transcurre en su persona, no 
es el mismo que el percibido por los demás individuos. Al retornar este 
personaje a casa, descubre que su mujer ahora es pareja de Juan el del 
molino y que su hija no lo reconoce pues en Rip, el tiempo ha pasado 
vertiginosamente y sus facciones ahora son senectas. Sin embargo, lo 
que nos incumbe para el presente trabajo es la reacción que su propia 
hija tiene al observar a su padre: “¡Qué feo, mamá! ¡Qué miedo! ¡Es 
como el coco!”.12 Nos encontramos, pues, con una imagen o 
representación: el Coco. Éste ser irreal cumple la función de atemorizar a 
 
11 Sigmund Freud, Lo siniestro, Buenos Aires, López Crespo, 1976, p. 65. 
12 Manuel Gutiérrez Nájera, “Rip-Rip” en Cuentos y cuaresmas del duque Job, México, Porrúa, 
1963, p. 74. 
 19
los niños. El Coco es un ser que también cumple la misión de que, sí los 
niños no van a la cama temprano, los raptará. Pero no es este 
desconocido ser el único que lleva a cabo tal cometido. Personajes 
semejantes los podemos encontrar en otras culturas y en otros tiempos, 
como, por ejemplo, el Sandmann en Alemania, el cual aunque su 
carácter tradicional es el de un personaje bondadoso, con Hoffmann 
adquiere una postura maligna,13 la cual más adelante se explicará y se 
analizará. Llegando a este punto, cabe justificar la relación que hago 
entre el Sandmann y el Coco. Ambos son personajes desconocidos 
físicamente (aunque se les den representaciones como, por ejemplo, el 
de un duende con un costal de arena, en sí ninguna persona les ha visto 
nunca) y los individuos más susceptibles a la posible presencia de 
cualquiera de estos dos seres, son los niños. Menciono esto porque 
podría pensarse que no existe relación alguna entre ambos seres, debido 
a la naturaleza de cada uno. Sin embargo, la siguiente cita puede servir 
de sustento a la analogía que llevo a cabo: 
 
Examinando material mitológico verdadera y propiamente dicho, o 
folklórico (especialmente materiales de literatura oral o popular), con 
independencia de la distinción entre mito y fábula, notamos la constante 
presencia de imágenes afines [...]: motivos que se repiten en las diferentes 
formas en que venimos a conocer cada caso, manteniéndose éstos a 
veces formalmente inalterados y otras veces con modificaciones relativas a 
 
13 Hoffmann juega con esta primera imagen y, al igual que muchos escritores del Romantik, la 
transforma. De esto existen variados ejemplos, por citar uno nombraré la desmitificación del 
héroe por antonomasia, Aquiles, en la Penthesilea de Heinrich von Kleist. 
 20
la aparente naturaleza de los personajes y al proceso de la acción [...]. 
Sólo examinando de vez en cuando cada conexión entre dos imágenes y 
evitando el sacar conclusiones sobre la naturaleza de una determinada 
imagen a partir de la confrontación de las varias conexiones en que tal 
imagen figura, es posible captar el valor de las conexiones arquetípicas.14
 
Una vez establecido un paralelismo entre dos personajes de 
distintas culturas, como lo son el Coco y el Sandmann (hombre de 
arena), sólo nos restaría agregarles el valor de representaciones 
arquetípicas, ya que su estado físico nos es desconocido (dichos 
personajes los hemos heredado de generación en generación sin 
preguntar cuál es el origen de los mismos), a pesar de que éstos se 
manifiestan, en tal caso, infundiendo temor a los pequeños (seres 
vulnerables, los niños, por naturaleza) o incitándolos a hacer algo como 
el ir a la cama para dormir; y también “se presentan [...] como 
personalidades actuantes en los sueños y fantasías.”15
Esta figura del Sandmann será puesta bajo la lupa de las teorías 
jungianas, con respecto al inconsciente colectivo y los arquetipos, en el 
siguiente apartado. 
 
 
1.1 La función que cumple el Hombre de Arena dentro 
de Der Sandmann14 Jesi Furio, Mito, Barcelona, Labor, pp. 119-122. 
15 Carl Gustav Jung, op. cit., p. 44. 
 21
No nos deben parecer extrañas las similitudes que localicemos entre las 
narraciones antiguas y las contemporáneas. Las estructuras narrativas 
van cambiando, al mismo tiempo de que van surgiendo nuevas corrientes 
literarias y otros temas inéditos aparecen conforme la historia sigue su 
curso. Sin embargo, personajes que encontramos en cuentos actuales 
tienen sus raíces en las tradiciones propias de nuestros ancestros. 
Personajes como héroes, brujas, dragones o monstruos misteriosos, los 
vemos en narraciones como el Beowulf o en los cuentos que los 
hermanos Grimm recopilaron; y no nos sería muy difícil encontrar 
semejanzas entre estos seres y otros de la mitología clásica o de la 
misma narrativa contemporánea, como el héroe que emprende un viaje 
con una misión determinada. Estas personalidades viven dentro de 
leyendas, sagas, cuentos; habitan lugares desconocidos, geografías 
fantásticas; y, por supuesto, tienen una función determinada dentro de su 
existencia. Nuestros ancestros nos los transmiten por medio de 
narraciones imaginarias y, probablemente, nosotros los relataremos a las 
generaciones venideras. 
Uno de esos seres es el Sandmann, figura conocida en Alemania y 
que desempeña la función de invitar a dormir a los niños (en México su 
símil podría ser el Mago de los Sueños). Este personaje, “es un 
inofensivo gnomo que viene a echar arena a los ojos de los niños cuando 
ellos están cansados, facilitándoles así que se duerman rápidamente. 
Cuando se les entrecierran los ojos, la mamá dice que ya es tiempo de 
 22
irse a dormir, porque está por llegar Das Sandmännchen”;16 -esta última 
palabra es el diminutivo de Sandmann (Hombre de Arena), lo cual nos da 
otra prueba del carácter inofensivo de dicho personaje-. Sí bien esta 
enigmática figura no podría ser causa alguna de temor en los niños; ya 
que éste los ayuda a dormir (incluso sé de la existencia de un programa 
de televisión en Alemania, donde este personaje, el Sandmann, divierte a 
los pequeños antes de invitarlos a que duerman), en el texto que nos 
ocupa, esta figura toma dimensiones aterradoras; su configuración 
arquetípica ya no ofrece protección ni ayuda; por lo contrario, se 
transforma en algo amenazador. Esto podría deberse a que, según Jung, 
todos los arquetipos tienen un aspecto positivo y uno negativo17 y en este 
caso la persona que se dio a la tarea de cambiar el aspecto positivo de 
tal personaje, o que percibió lo negativo fue Hoffmann. 
Entrando de lleno en el texto que nos concierne; Nathanael, el 
protagonista, que tan sólo es un niño, pasa las tardes conviviendo con 
sus padres; empero, al momento en que el reloj marca las nueve de la 
noche, la madre de éste cambia su semblante, adoptando su rostro un 
rictus de tristeza y manda a Nathanael y a su hermana a la cama con la 
advertencia de que el Hombre de Arena llegará: 
 
An solchen Abenden war die Mutter sehr traurig und kaum schlug die 
Uhr neun, so sprach sie: „Nun Kinder! – zu Bette! Zu Bette! Der 
 
16 Marcela Hortensia Bañuelas Cervantes, Análisis de problemas y fallas de la traducción del 
alemán al español de El Hombre de Arena de E. T. A. Hoffmann. Tesis de licenciatura, 
Universidad Nacional Autónoma de México, 1992, p. 6. 
17 Cfr. Carl Gustav Jung, op. cit., p. 44. 
 23
Sandmann kommt, ich merke es schon. „ Wirklichn hörte ich dann 
jedesmal etwas schweren langsamen Tritts die Treppe heraufpoltern; 
das mußte der Sandmann sein.18
 
En la cita anterior, plasmo los primeros momentos en que el 
protagonista tiene contacto con la figura del Sandmann; que, si bien en 
un comienzo no inspira terror a Nathanael, sí produce cierta curiosidad 
en la mente del pequeño. En esta parte del cuento se utiliza la imagen de 
este ser como una amenaza real para que los niños no permanezcan en 
la habitación de trabajo del padre y se dirijan a la cama. Tan real es el 
peligro que percibe nuestro personaje, que incluso escucha los pasos del 
Hombre de Arena subir por la escalera. 
Sin duda la corta edad de Nathanael es un factor importante para 
que la figura arquetípica haga de las suyas en él; ya que, según Jung, 
“los arquetipos [...] se encuentran en cada individuo y ejercen su acción 
más intensa, es decir, hacen la realidad más antropomorfa, allí donde la 
conciencia es más limitada o más débil y donde la fantasía puede por lo 
tanto dominar los datos del mundo exterior.”19
La mente vulnerable de Nathanael recibe con incertidumbre la 
noticia del arribo del Hombre de Arena, y la parte consciente de su mente 
 
18 Todas las citas en alemán se tomaron de E. T. A. Hoffmann, “Der Sandmann” en 
projektgutenberg.de, 5 de septiembre del 2007, 
http://gutenberg.spiegel.de/?id=5&xid=604&kapitel=1#gb_found “Aquellas noches, mi madre 
se ponía triste y, cuando el reloj daba las nueve, nos decía “¡Niños, a la cama, a la 
cama, que viene el hombre de la arena!”. Apenas pronunciaba estas palabras, oía yo 
en la escalera el ruido de unos pasos pesados: debería de ser el hombre de la arena”. 
Todas las citas fueron tomadas de la traducción de Carmen Bravo-Villasante en E. T. A. 
Hoffmann, Cuentos, I, Madrid, Alianza, 2002, p. 58-59. 
19 Carl Gustav Jung, op. cit., p. 63. 
 24
va creando, poco a poco, no sólo una inseguridad en él, sino que ésta va 
desarrollando un temor, un miedo; debido a que tal personaje le es 
desconocido (físicamente). He aquí donde comienza lo sombrío y donde 
vemos reflejado el hecho de que casi todo lo desconocido causa temor; 
(estos tres conceptos –sombrío, desconocido y temor- se pueden resumir 
en uno solo: das Unheimliche) al tiempo de que también podemos 
percatarnos de que Nathanael, ya que es tan sólo un niño, carece de las 
herramientas psicológicas para darle una respuesta coherente al hecho 
de que tal vez existe un Hombre de Arena, o al hecho de que escucha 
sus pasos subir por la escalera. 
El aparato psíquico de Nathanael, el cual, por ser éste un niño, no 
se encuentra tan evolucionado, se podría comparar con el grado de 
avance que ha alcanzado el aparato psíquico del hombre primitivo, ya 
que nuestros ancestros no contaban, como los niños, con herramientas 
científicas u objetivas para darle una explicación a sucesos naturales; de 
ahí la afirmación que el protagonista hace al escuchar las pisadas sobre 
los peldaños de la escalera: “das mußte der Sandmann sein.“20 El 
pequeño no intuye que los pasos que él escucha pueden ser los de 
cualquier persona y no los de un ser fantástico. 
La respuesta que Nathanael le otorga a sus dudas con respecto al 
Hombre de Arena no la encuentra en sus experiencias vitales 
individuales, ya que carece en gran suma de éstas. Es, entonces, el 
inconsciente el encargado de afirmar la existencia de aquel ser, claro 
 
20 “debería de ser el hombre de la arena” E. T. A. Hoffmann, op. cit., p. 59. 
 25
está, avalado por la madre, la cual es la autoridad y utiliza esta postura 
para atemorizar al niño. La parte más profunda de la mente del 
protagonista confiere las imágenes aterradoras que poco a poco va 
percibiendo la parte consciente de éste; ya que en este lugar se 
encuentran arraigados los símbolos o las figuras arquetípicas que 
nuestros ancestros daban a los sucesos desconocidos. La amenaza de 
la llegada del Hombre de Arena es un suceso que pone en estado de 
alerta al protagonista; tal acto estimula su imaginación y eleva los niveles 
de energía que Nathanael tiene, y es esta energía la causante de que los 
contenidos inconscientes salgan a flote: 
 
Resulta entonces posible que lo inconsciente albergue contenidos que 
posean una tensión energética tan grande que en otras circunstancias 
debieran ser perceptibles para el yo. Enla mayoría de los casos no son 
contenidos reprimidos sino contenidos que todavía no han llegado a la 
conciencia, es decir, contenidos subjetivamente realizados como, por 
ejemplo, los demonios y dioses de los primitivos [...]. Este estado no es 
patológico ni tampoco es algo extraño, sino que es el estado normal 
primitivo.21
 
Otras palabras que de la misma manera justifican la transmutación 
de un contenido consciente a uno inconsciente y que, al igual que la 
anterior cita, son expuestas por Carl Gustav Jung, son las siguientes: “los 
contenidos de consciencia caen por debajo del umbral y se vuelven 
 
21 Carl Gustav Jung, op. cit., p. 120. 
 26
inconscientes debido a una pérdida de energía y [...] los procesos 
inconscientes se vuelven conscientes por un acrecentamiento de 
energía”.22
Ahora bien, la tranquilidad de Nathanael ha sido alterada. La 
amenaza de la llegada del Hombre de Arena es real, esto lo aprecia en el 
rostro de la madre, incluso él mismo percibe sus pasos por la escalera. El 
pequeño busca una respuesta a sus dudas. Pregunta a su madre sobre 
este misterioso ser y ella le responde que tal personaje no existe. Sin 
embargo, tal explicación no lo convence y, movido por la curiosidad, 
decide preguntarle a otra persona, a la anciana que cuidaba de su 
hermana. Empero, la respuesta que esta alte Frau le brinda al niño, 
contrasta bruscamente con la respuesta de su madre: 
 
“Ei Thanelchen”, erwiderte diese, “weißt du das noch nicht? Das ist ein 
böser Mann, der kommt zu den Kindern, wenn sie nicht zu Bett gehen 
wollen und wirft ihnen Händevoll Sand in die Augen, daß sie blutig zum 
Kompf herausspringen, die wirft er dann in den Sack und trägt sie in den 
Halbmond zur Atzung für seine Kinderchen; die sitzen dort im Nest und 
haben Krummen Schnäbel, wie die Eulen, damit picken sie der unartigen 
Menschenkindlein Augen auf“.23 
 
 
22 Ibidem, p. 119. 
23 “¡Ah, Thanelchen! –me contestó-. ¿No le conoces? Es un hombre muy malo, que 
viene en busca de los niños cuando se niegan a acostarse y les arroja puñados de 
arena a los ojos, los encierra en un saco y se los lleva a la luna para que sirvan de 
alimento a sus hijitos; éstos tienen, así como los mochuelos, picos ganchudos, y con 
ellos devoran los ojos de los niños que no son obedientes.” E. T. A. Hoffmann, Op. cit., 
p. 59. 
 27
Estas últimas palabras son el detonante de la angustia de 
Nathanael. La imagen terrorífica del Sandmann escapa de lo más 
recóndito de la psique del pequeño y emerge caracterizando las más 
espeluznantes formas. La explicación de la vieja hizo que el inconsciente 
del pequeño arrojara, hacia la parte consciente del mismo, una serie de 
íconos que vivían ocultos bajo el subsuelo de la mente del chico; ya que 
en esta parte habitan “fuerzas psicológicas inconvenientes o reprimidas 
que no hemos pensado o que no nos hemos atrevido a integrar a 
nuestras vidas [...]. Pero por otra parte, una palabra casual, el olor de un 
paisaje [...] o la mirada de un ojo pueden tocar un resorte mágico y 
entonces empiezan a aparecer en la conciencia mensajeros 
peligrosos”:24
 
Der Sandmann hatte mich auf die Bahn des Wunderbaren, Abenteuerlichen 
gebracht, das so schon leicht im kindlichen Gemüt sich einnistet. Nichts 
war mir lieber, als schauerliche Geschichten von Kobolten, Hexen, 
Däumlingen usw. zu hören oder zu lesen; aber obenan stand immer der 
Sandmann, den ich in den seltsamsten, abscheulichsten Gestalten überall 
auf Tische, Schränke und Wände mit Kreide, Kohle, hinzeichnete.25
 
 
24 Joseph Campbell, El héroe de las mil caras, México, Fondo de Cultura Económica, 1972, p. 
15. 
25 “El hombre de la arena me conducía a la esfera de lo maravilloso, de lo fantástico, 
idea que tan fácilmente germina en el cerebro de los niños. Nada me agradaba tanto 
como oír o leer cuentos de espíritus, de hechiceros y de duendes; pero, a todo esto, se 
anteponía el hombre de la arena, cuya imagen dibujaba yo con yeso o carbón en las 
mesas, en los armarios y en las paredes, representándolo bajo las figuras más 
extrañas y horribles”. E. T. A. Hoffmann, op cit., p. 60. 
 
 28
Se ha transgredido la frontera entre lo real y lo fantástico, entre el 
mundo de lo imaginario y lo material, la imagen arquetípica ha sido 
liberada del inconsciente del pequeño y, una vez que ésta ha hecho acto 
de presencia en la vida de Nathanael, le será muy difícil a éste último 
poder escapar de ella. Nathanael crece, pero el relato de la anciana 
sigue vigente en él. Comprende que un ser de tal naturaleza no puede 
existir, empero, el terror que siente al recordar a esta figura es fuera de lo 
común. 
Lo siniestro no desaparece conforme pasa el tiempo, ya que la 
persona desconocida sigue visitando la casa de Nathanael, sube las 
escaleras y éste, al escucharlo, vuelve a sentir pánico: 
 
Schon alt genug war ich geworden, um einzusehen, daß das mit dem 
Sandmann und seinem Kindernest im Halbmonde, so wie es mir die 
Wartefrau erzählt hatte, wohl nicht ganz seine Richtigkeit haben könne; 
indessen blieb mir der Sandmann ein fürchterliches Gespenst, und Grauen 
–Entsetzen ergriff mich, wenn ich ihn nicht allein die Treppe 
heraufkommen, sondern auch meines Vaters Stubentür heftig aufreißen 
und hineintreten hörte.26
 
Ahora bien, para seguir analizando al Hombre de Arena bajo la lupa 
del psicoanálisis del mito o mitocrítica, es conveniente hacer las 
 
26 “Ya mayor, yo comprendía muy bien que el cuento de la anciana sobre el hombre de 
la arena y sus hijos en la luna podía no ser verdad; sin embargo, este personaje 
seguía siendo para mí un fantasma terrible, y me espantaba cuando le oía subir la 
escalera, abrir bruscamente la puerta del gabinete de mi padre y cerrarla después”. 
Ibidem, pp. 59-60 
 
 29
similitudes correspondientes; me refiero a que no podemos afirmar que el 
Hombre de Arena es una representación arquetípica, si no lo 
demostramos con ciertos paralelismos y con una base teórica. Para 
dicha tarea me basaré en la obra de Joseph Campbell, El héroe de las 
mil caras, la cual saca a la luz ciertas características que encierran los 
mitos, las leyendas, las tradiciones populares y los rituales. Tales 
peculiaridades llegan a tener cierta semejanza en distintas partes del 
mundo, así como también en distintas épocas. Por las características 
antes mencionadas, esto vendría a ser, como ya lo he mencionado, lo 
que Jung denomina inconsciente colectivo. Sin embargo, la obra de 
Campbell alude más a lo religioso, por eso no puedo dejar de mencionar 
que muchos cuentos tienen connotaciones mito-paganas. 
Creo, pues, conveniente hacer este paréntesis justamente en esta 
parte del trabajo, ya que lo subsecuente en el relato necesita, para su 
respectivo análisis, no sólo un sustento teórico, sino también la 
comparación con otros textos, para así poder afirmar que el Hombre de 
Arena posee un carácter arquetípico. Aclarada la parte referente al 
material en el cual me apoyo para el presente trabajo, volvamos al texto 
que nos ocupa. 
 
 
 
 
 
 30
1.2 El cruce del umbral 
Una parte importante dentro de Der Sandmann, es el hecho de que 
Nathanael rebasa la línea de lo ordinario. Con esto me refiero a que 
cualquier otra persona no sería capaz de enfrentarse al siniestro ser que 
representa el Hombre de Arena. Las personas comunes viven tranquilas 
bajo la protección que les brinda el estar alejados de lo desconocido, el 
hombre ordinario vive feliz bajo la protección de la misma sociedad y los 
niños se sienten protegidos bajo el abrigo de la madre; en fin, “la persona 
común está no sólo contenta sino orgullosa de permanecer dentro de los 
límites indicados y las creencias populares constituyen la razón de temer 
tantoel primer paso dentro de lo inexplorado”.27 Pero él no es una 
persona común. El pequeño Nathanael sigue los pasos de un héroe, 
aunque lejos esté de serlo, al enfrentarse a lo desconocido. Movido por 
la curiosidad el chico, que cuenta con tan sólo diez años, rebasará el 
umbral de lo siniestro, aunque las consecuencias sean, como lo vemos al 
final del relato, funestas: 
 
Als ich zehn Jahre alt geworden, wies mich die Mutter aus der 
Kinderstube in ein Kämmerchen, das auf dem Korridor unfern von meines 
Vaters Zimmer lag. Noch immer mußten wir uns, wenn auf den Schlag 
neun Uhr sich jener Unbekannte im Hause hören ließ, schnell entfernen. 
In meinem Kämmerchen vernahm ich, wie er bei dem Vater hineintrat und 
balddarauf war es mir dann, als verbreite sich im Hause ein feiner 
 
27 Joseph Campbell, op. cit., p. 77. 
 31
seltsam riechender Dampf. Immer höher mit der Neugierde wuchs der 
Mut, auf irgend eine Weise des Sandmanns Bekanntschaft zu machen. 
Oft schlich ich schnell aus dem Kämmerchen auf den Korridor, wenn die 
Mutter vorübergegangen, aber nichts konnte ich erlauschen, denn immer 
war der Sandmann schon zu Türe hinein, wenn ich den Platz erreicht 
hatte, wo er mich sichtbar werden mußte.28
 
Nathanael, como lo he indicado, se arma de valor y decide encarar 
la presencia del Hombre de Arena. Al momento de tomar él esta 
decisión, y para el presente trabajo, no podemos seguir observando a 
Nathanael tan sólo como un pequeño, ya que ante nosotros aparece un 
personaje clásico tanto en las literaturas, como en los mitos y las 
leyendas: el héroe. 
Así como las mitologías populares y las religiones, los cuentos 
también poseen dentro de sí a esta singular figura (este es un argumento 
que nos ayuda en el símil entre el mito y los cuentos de hadas). Una de 
las particularidades principales de este personaje –el héroe- es el valor; 
característica que adopta el pequeño Nathanael. Es justo en este 
instante, en cuanto Nathanael decide encarar al Hombre de Arena, 
 
28 “Cuando tuve diez años, mi madre me retiró de la habitación de los niños y me 
instaló en un cuartito que comunicaba con un corredor, cerca del gabinete de mi 
padre. Todavía entonces sabíamos que debíamos acostarnos cuando, al dar la nueve, 
oyésemos pasos del desconocido. Desde mi habitación le oía entrar en la de mi padre, 
y poco después me parecía percibir un olor extraño. Con la curiosidad se despertó en 
mí el valor suficiente para trabar conocimiento con el hombre de la arena; muchas 
veces me deslizaba con la mayor ligereza desde mi cuarto al corredor, cuando mi 
madre se había alejado, pero sin lograr descubrir nada, pues el hombre misterioso 
había entrado siempre, cuando yo llegaba al sitio donde hubiera podido verle pasar”. 
E. T. A. Hoffmann, op. cit., p. 60. 
 
 32
cuando el niño adquiere el rol principal dentro de la obra. La decisión que 
ha tomado lo aleja de la gente ordinaria. Comparemos ahora la figura de 
Nathanael con otro personaje para observar un lugar común dentro de 
ciertas narraciones, cabe aclarar que esta característica no es propia de 
cuentos, también la podemos encontrar en mitos y leyendas. En El 
muchacho que nunca tembló de los hermanos Grimm, el protagonista 
adquiere el papel principal hasta que hace lo que las otras personas no 
se atreven a hacer, en este caso su hermano mayor; el cual, aunque más 
listo que el pequeño, no se atreve a afrontar la oscuridad, ni a 
aventurarse en lugares alejados: 
 
Érase un padre que tenía dos hijos; uno era muy listo y agudo, y aprendía 
cuando le enseñaban. Pero el más pequeño era muy bobo, no podía 
aprender nada y parecía no tener imaginación [...]. 
 Le pidieran lo que le pidieran, el mayor estaba siempre dispuesto a 
hacerlo. Pero cuando su padre le mandaba a buscar algo por la noche a 
un sitio que estuviese oscuro o fuese apartado, él le contestaba: 
 -No me mandéis allí, padre; sólo pasar por ese sitio me hace 
temblar.29
 
Si bien el hermano pequeño desconoce tanto el valor, como el 
miedo, al ser éste la única persona capaz de enfrentar los sucesos 
terroríficos, como el pasar solo la noche con siete ahorcados;30 viene a 
 
29 Jacob y Wilhelm Grimm, “El muchacho que nunca tembló” en Cuentos de Grimm, México, 
Porrúa, 1971, p. 30. 
30 Ibidem, p. 31. 
 33
convertirse en el objeto de atención de dicho texto, en el cual se relega al 
hermano mayor por su falta de valentía. Es entonces que Nathanael, al 
igual que el protagonista de El muchacho que nunca tembló, es una 
persona fuera de lo común. Por un lado la ignorancia de este muchacho 
que no tiembla, porque no conoce el miedo, hace que éste traspase la 
línea divisoria de lo normal, de lo seguro, del lugar común; y por otro, es 
la curiosidad del pequeño Nathanael, la causante de que éste adquiera 
valor y también se aventure a rebasar los límites de lo ordinario. Es 
entonces cuando podemos darles el sustantivo de héroes a ambos 
personajes para así poder seguir con el trabajo en torno a la mitocrítica 
en Der Sandmann. 
Para seguir con el tema del personaje que adopta una posición de 
héroe, tomaré otro cuento de los hermanos Grimm como ejemplo: Juan 
de Hierro. En dicho texto, es un bosque el lugar que retiene a la gente: 
una vez que los cazadores se adentran en este sitio, ya no se les vuelve 
a ver jamás; es por eso que nadie se atreve a introducirse en este 
misterioso bosque. Sin embargo, un valiente cazador extranjero es el que 
osa penetrar en tal lugar: “–Esa selva no es segura y temo que, si os 
aventuráis en ella, os quedéis dentro, igual que los otros. Contestó el 
cazador: -Señor, tomo la responsabilidad de mi riesgo. Y no temo a 
nada.”31 Esta última acción del cazador extranjero es la causante de que 
los hechos den un giro de su transcurso normal a una historia fantástica. 
Y, aunque el cazador es la figura destinada a rebasar el umbral de lo 
 
31 “Juan de Hierro” en Ibidem, p. 195. 
 34
acostumbrado, de la seguridad, no es está ruptura de lo común la que le 
da el vuelco principal al cuento; es, más bien, cuando el hijo del rey se 
atreve a abrir la celda donde se encuentra un “Hombre de la Selva”, el 
cual fue llevado hasta ese reinado por el valiente cazador extranjero 
desde el misterioso bosque. 
Hasta este momento nos hemos topado con una similitud en las 
tres historias mencionadas -El muchacho que nunca tembló, Juan de 
Hierro y Der Sandmann-. La semejanza a la cual me refiero es definida 
por Joseph Campbell como el cruce del primer umbral. 32 Este escritor 
dice en El héroe de las mil caras, que “las regiones de lo desconocido 
(desiertos, selvas, mares profundos, tierras extrañas, etc.) son libre 
campo para la proyección de los contenidos inconscientes”.33 Es 
entonces que surge la figura protagónica para irrumpir tales lugares, para 
rebasar el umbral de lo seguro. Es un hecho también que las mitologías, 
las leyendas e, inclusive, las religiones instalan seres fantásticos, 
peligrosos, desconocidos, engañosos, etcétera, dentro de los lugares 
más alejados de los sitios donde habita la mayoría de las personas. Cada 
zona desierta, intransitable u oscura es, por lo regular, el hogar de algún 
personaje fuera de lo común. Al exterior de los sitios ordinarios no 
sabemos lo que podemos encontrar, y las mitologías están repletas de 
este tipo de historias. Tomaré un ejemplo que cita el mismo Campbell en 
El héroe de las mil caras, y que proviene de las tradiciones orientales, 
 
32 Joseph Campbell, op. cit., p. 77. 
33 Ibidem, p. 78. 
 35
donde existe también tanto el lugar desconocido e inseguro, como el 
personaje que tiene el valor para adentrarse a tal región: 
 
...se puso en el caminoque llevaba a la ciudad de su padre, el rey. 
Avanzó hasta que llegó a cierto bosque. La gente que vivía en la entrada 
del bosque trató de advertirle.”Señor príncipe, no entréis en este bosque 
–le dijeron-, aquí vive un ogro llamado Cabello Pegajoso; mata a todos 
los hombres que ve.” 
 Pero el príncipe era confiado y valeroso como un león de melena. 
Entró en el bosque y cuando llegó al centro el ogro se le apareció. El 
ogro había aumentado su estatura a la altura de una palmera; se había 
creado una cabeza tan grande como una casa de verano con un pináculo 
en forma de campana, unos ojos como cestos de limosna, dos colmillos 
como bulbos o capullos gigantes; un pico de halcón; la barriga estaba 
llena de ronchas y las manos y los pies eran verde oscuro.34
 
Continuando con el trabajo, cabe recordar el sustantivo que le he 
otorgado a Nathanael en esta parte del cuento, el de héroe. También he 
mencionado que, movido por la curiosidad, el pequeño Nathanael se 
arma de valor para encarar al Hombre de Arena. Lo que sigue es aclarar 
el sitio en donde convergen estas historias, ese lugar común en los 
mitos, las leyendas y los cuentos. 
Cuando Nathanael, llevado por el impulso de su curiosidad, decide 
esconderse en la habitación de su padre, que es donde entra el 
 
34 Ibidem, p. 84. 
 36
misterioso ser, para saber de una vez por todas quién es ese Hombre de 
Arena; toma la decisión de rebasar la línea de la seguridad y penetrar en 
lo ignoto. En el caso de Der Sandmann no es un bosque el lugar 
inhóspito, ni una cueva, ni un mar profundo; el territorio en el que nuestro 
protagonista se adentra para enfrentar lo desconocido o lo peligroso es 
tan sólo el cuarto del padre. 
Éste es el sitio que cumple la función de ser la parte impenetrable. 
De hecho, el pequeño tiene que esconderse para acceder a él, ya que el 
acceso al mismo es prohibido por los propios padres al mandar al niño a 
la cama. Sin embargo, adentrarse en estas desconocidas regiones es 
transgredir las reglas que rigen el orden del mundo, al tiempo que 
enfrentar fuerzas desconocidas. También significa toparse con un 
“guardián” y “es mejor no sacar al guardián de los límites establecidos. Y, 
sin embargo; sólo atravesando esos límites, provocando el otro aspecto 
de la misma fuerza, o sea el destructor, pasa el individuo, ya sea vivo o 
muerto, a una nueva zona de experiencia”35 
El niño entra en la habitación del padre como el héroe penetra en 
un misterioso bosque o en una oscura cueva. Nathanael pasa de lo 
ordinario a la aventura y “la aventura es siempre y en todas partes un 
pasar más allá del velo de lo conocido a lo desconocido; las fuerzas que 
cuidan las fronteras son peligrosas; tratar con ellas es arriesgado, pero el 
peligro desaparece para aquel que es capaz y valeroso”.36 Empero, el 
 
35 Ibidem, p. 81. 
36 Loc. cit. 
 37
valor de Nathanael no es mayor a su curiosidad, ya que, una vez situado 
en el cuarto del padre, el temor hace presa de él: 
 
Leise –leise öffnete ich des Vaters Stubentür. Er saß, wie gewöhnlich, 
stumm und starr den Rücken der Türe zugekehrt, er bemerkte mich nicht, 
schnell war ich hinein und hinter der Gardine, die einem gleich neben der 
Türe stehenden offnen Schrank, worin meines Vaters Kleider hingen, 
vorgezogen war. –Näher - immer näher dröhnten die Tritte – es hustete 
und scharrte und brummte seltsam draußen. Das Herz bebte mir von 
Angst und Erwartung. –Dicht, dicht vor der Türe ein scharfer Tritt – ein 
heftiger Schlag auf die Klinke, die Tür springt rasselnd auf! – Mit Gewalt 
mich ermannend gucke ich behutsam hervor.37
 
El chico ha cruzado el umbral y ha desafiado a las fuerzas de lo 
ignoto, se ha convertido en el héroe antes mencionado, ya que se ha 
arriesgado a una aventura sin la protección paterna. Pero el valor lo ha 
abandonado y tendrá que afrontar las consecuencias, debido a que 
“aunque los terrores retroceden ante una genuina preparación 
psicológica, el aventurero demasiado temerario que se atreve más allá 
de su profundidad puede ser vergonzosamente deshecho”;38 y es esto lo 
que le sucede al chico. Al observar por fin al Hombre de Arena, 
 
37 “Entonces abrí suavemente... suavemente la puerta del gabinete de mi padre. 
Estaba sentado como de costumbre, silencioso e inmóvil, de espaldas a la pureta, y no 
me vio. Un momento después me oculté en un armario destinado a colgar ropa, que 
sólo se cubría con una cortinilla. Los pasos se aproximaban... cada vez más cerca... la 
campanilla resonó con estrépito. El corazón me palpitaba de temor y ansiedad... Junto 
a la puerta se oyen los pasos... y la puerta se abre bruscamente. No sin hacer un 
esfuerzo; me atrevo a entreabrir la cortina con precaución”. E. T. A. Hoffmann, op. cit., p. 
61. 
38 Joseph Campbell, Op. cit., pp. 82-83. 
 38
Nathanael sufre un gran impacto, ya que este personaje no es otro que 
Coppelius, un viejo conocido de la familia. Empero, el mismo Coppelius 
viene a ser aun más terrorífico que el propio Hombre de Arena que 
habitaba la mente de Nathanael, y el estar frente a esta horrible figura 
hará estragos en la mente del pequeño, a tal grado, que Nathanael 
nunca podrá liberarse de todo lo aterrador que para él representa 
Coppelius: 
 
Der Sandmann steht mitten in der Stube vor meinem Vater, der helle 
Schein der Lichter brennt ihm ins Gesicht! – Der Sandmann, der 
fürchterliche Sandmann ist der alte Advokat Coppelius, der manchmal bei 
uns zu Mittage ißt! 
Aber die gräßlichste Gastalt hätte mir nicht tieferes Entsetzen erregen 
können, als eben dieser Coppelius.39
 
Hemos visto hasta este momento todo lo que representa el Hombre 
de Arena. Este personaje es aquel ser que habita lugares recónditos o 
inexplorables, y adentrarse a tales sitios, es toparse con esta figura. El 
arquetipo de la figura desconocida, del misterioso ser de fuerzas 
sobrenaturales está esparcido alrededor del mundo y de las más 
diversas formas. Este Hombre de Arena, bien puede ser el dragón de las 
leyendas de caballeros, aquel que vive en las profundidades de una 
 
39 “El hombre de la arena está delante de mi padre y la luz de los candelabros se 
proyecta en su rostro... Aquel ser terrible que tanto me espantaba es el viejo abogado 
Coppelius, que come algunas veces en casa. La figura más abominable no me hubiera 
causado tanto horror como la suya”. E. T. A. Hoffmann, op. cit., p. 61. 
 
 39
cueva, la cual ninguna persona se atreve a visitar por temor a 
encontrarse con esa bestia que, aunque quizá nunca ha sido vista, es 
capaz de destruir a los más osados. La historia se repite de diferentes 
formas; bien puede ser un valiente guerrero el que enfrenta los terrores 
que pudiese encontrar en un recóndito bosque, o bien puede ser la figura 
de un profeta que parte hacia profundos e inhóspitos desiertos, aun 
sabiendo que allí puede toparse con la serpiente que representa el diablo 
o el mal. 
Lo que debe de quedar claro, y de lo cual ya he explicado algo, es 
que los arquetipos no son, en sí, los acontecimientos físicos, son más 
bien las actitudes que las personas toman ante algunos sucesos;40 en 
este caso la forma en que Nathanael se comporta ante el hecho de que 
el Hombre de Arena visite su casa. 
Para concluir esta parte del trabajo, hay que tomar en cuenta que 
seguramente hay quien piensa que el pequeño Nathanael lejos está de 
compararse con la figura del héroe, que es tan sólo un enfermo mental y 
que sería un grave error calificar sus actitudes como conductas heroicas. 
Sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que éste es un 
estudio de tipo psicoanalítico –psicoanálisis del mito o mitocrítica- donde 
en los personajes o hechos analizados y comparados con otras figuras,las semejanzas quizá no existan a simple vista; empero, podemos, y sin 
forzar el análisis, hallar dicha equivalencia en el contenido latente del 
texto; así que antes de cerrarnos a toda posibilidad de interpretación que 
 
40 Cfr. Jung y Kerényi, op. cit., pp. 98-99. 
 40
nos ofrezca la obra, tengamos en mente que en verdad nunca sabremos 
lo que el autor quiso decir y esa incógnita existirá por siempre; es por 
eso, entre otras cosa, que la literatura es tan rica e infinita. 
 
 41
 
 
 
 
 
Capítulo 2. Psicoanálisis e introversión 
 
Hoy en día la crítica literaria nos ofrece un amplio horizonte por el cual 
podemos acercarnos a los textos. El psicoanálisis forma parte de este 
confín de métodos de aproximación a la literatura; y no sólo eso, 
mediante un estudio psicoanalítico podemos darle a la obra puesta bajo 
la lupa, una interpretación que bien puede ser válida. 
En este capítulo realizo un estudio de tipo psicoanalítico a 
Nathanael, personaje principal de Der Sandmann. No me cabe la menor 
duda de que esta clase de análisis lejos está de complacer a una gran 
parte de gente que se dedica, tanto a la literatura, como a la psicología. 
Sin embargo, investigaciones similares se han producido en abundancia; 
así que este trabajo lejos de ser innovador, se suma a un cúmulo de 
estudios ya antes elaborados. 
Comenzaré poniendo en énfasis el objetivo principal de un estudio 
psicoanalítico, y para esto recurriré a palabras de Terry Eagleton: “El 
psicoanálisis, además de ser una teoría sobre la mente humana, es un 
método para curar a quienes se considera mentalmente enfermos o 
perturbados”.1 
 
1 Terry Eagleton, Introducción a la teoría literaria, México, Fondo de Cultura Económica, 1988, 
p.191. 
 43
Si bien la finalidad de este trabajo no es curar a ningún personaje –
cosa que además sería imposible-, sí intentaré dar un diagnóstico de 
acuerdo al psicoanálisis de Nathanael, figura central en Der Sandmann. 
Cabe mencionar que este tipo de trabajos tienen su margen de error; sin 
embargo, el escudriñar en la mente o aparato psíquico de cualquier 
persona –personaje, autor, paciente- basándonos en las teorías 
psicoanalíticas, siempre arrojará resultados inexactos. Pero si 
observamos los estadios mentales que presenta el personaje que nos 
ocupa y seguimos los cambios del mismo, podemos darnos cuenta de 
que el método psicoanalítico nos facilitará el camino hacia el resultado o 
valoración que arroje esta investigación. 
Antes de iniciar el trabajo, y para llegar a la interpretación del 
mismo, me es menester aportar información acerca del marco teórico 
que utilicé en esta investigación: el psicoanálisis. 
 
 
 
 
 44
2.1 Teoría sexual 
Una hipótesis importante dentro de las teorías freudianas, es que el 
adulto es el resultado de un complejo proceso que da inicio en la 
infancia. Es bien sabido que para Freud el origen de las perturbaciones o 
enfermedades mentales (neurosis, psicosis) que un adulto pudiese tener, 
lo podemos hallar en la infancia del mismo: 
 
La investigación psicoanalítica se ha visto obligada a dirigir también 
su atención sobre la vida sexual infantil, pues los recuerdos y 
asociaciones que surgen en la imaginación de los enfermos durante 
el análisis de sus síntomas alcanzan siempre hasta sus primeros 
años infantiles. Todas las hipótesis que hemos formulado sobre este 
hecho concreto han sido confirmadas, punto por punto, en la 
observación directa de sujetos infantiles.2
 
Según Freud, los seres humanos desde que nacen tienen una vida 
sexual; sin embargo, al principio ésta presenta una total incoherencia 
debido a que sus tendencias a buscar el placer son parciales o 
independientes; digamos, pues, que “la sexualidad infantil, considerada 
en conjunto, no presenta ni centralización ni organización, pues todas las 
tendencias parciales gozan de iguales derechos y cada una busca el 
 
2 Sigmund Freud, “Teoría sexual” en Introducción al psicoanálisis, Madrid, Alianza, 2002, p. 
354. 
 45
goce por su propia cuenta”.3 En este punto nos topamos con las fases 
que el padre del psicoanálisis atribuye a la sexualidad del infante. 
En primer lugar está la fase oral, que es cuando el pequeño 
encuentra la fruición por medio de la boca; así pues, la primera fuente de 
placer para el infante vendría a ser el pecho materno, pasando después 
esta función a otros objetos como el chupón o el mismo dedo del 
pequeño. En la siguiente etapa, la zona erógena del infante es el ano, ya 
que el niño experimenta placer al defecar. Sin embargo, el sujeto 
aprende también “una nueva forma de dominio y manipulación de los 
deseos de los demás mediante la expulsión (“concesión”) o la retención 
del excremento.”4 Después está la etapa donde la zona encargada de 
recibir el placer son los genitales. Empero, para continuar con la 
descripción de la teoría psicoanalítica, creo conveniente retroceder un 
poco. 
Situémonos, pues, en la etapa donde el niño obtiene el placer por 
medio del pecho materno, ya que es éste el primer objeto que le brinda 
satisfacción al pequeño. Pero el goce que experimenta no sólo se debe a 
que obtiene el alimento para subsistir, sino también a que su boca es una 
zona erógena receptora de placer. 
Así pues, podemos ver que la madre ocupa desde entonces un 
lugar primordial en la vida del sujeto, para después llegar a ser, como 
Freud lo denomina en su Teoría sexual, el “primer objeto de amor”: 
 
3 Ibidem, p. 369. 
4 Terry Eagleton, op. cit., p. 184. 
 46
 
Este objeto, si no es ya el seno materno, es, sin embargo, siempre la 
madre. Decimos, pues, de ésta que es el primer objeto de amor. 
Hablamos, sobre todo, de amor cuando las tendencias psíquicas del 
deseo sexual pasan a ocupar el primer plano, mientras que las 
exigencias corporales o sexuales, que forman la base de este 
instinto, se hallan reprimidas o momentáneamente olvidadas.5
 
Una vez que el pequeño tiene a la madre como un objeto de amor, 
se establece el llamado complejo de Edipo, el cual hace alusión a la 
tragedia escrita por Sófocles, donde se narra que el destino, dictado por 
un oráculo, de Edipo, hijo de Layo y Yocasta, es matar a su padre y 
desposar a su madre.6 
Este complejo no es otra cosa que el deseo incestuoso que el niño 
siente para con la madre, poniendo como rival al propio padre. Veamos 
lo que Sigmund Freud dice al respecto: 
 
Vemos fácilmente que el pequeño ser quiere tener a la madre para sí 
solo, que la presencia del padre le contraría, que se enfarruña 
cuando el mismo da a la madre muestras de ternura y que no 
esconde su satisfacción cuando su progenitor se halla ausente o 
parte de viaje. A veces, llega incluso a expresar de viva voz sus 
sentimientos y promete a la madre casarse con ella.7
 
5 Sigmund Freud, op. cit., pp. 376-377. 
6 Véase Sófocles, “Edipo Rey” en Tragedias completas, México, Letras universales, 1988, pp. 
177-238. 
7 Sigmund Freud, op. cit., p. 380. 
 47
 
Sin duda el infante abandona este deseo incestuoso, 
transfiriéndolo a otro objeto de naturaleza no incestuosa y 
reconciliándose con el padre. Empero, existe la posibilidad de que la 
conclusión no sea tan afortunada, tanto psicológica como socialmente, y 
es entonces cuando el individuo entra en una etapa de conflicto interno, 
por llamarla de algún modo, y se desarrolla en él una neurosis. “En este 
sentido es como el complejo de Edipo puede ser considerado como el 
nódulo de las neurosis”.8 Sin embargo, para adentrarnos en el tema de 
las neurosis, es necesario hablar de las represiones, así como también 
de los dos principios del suceder psíquico, lo cual realizo en el siguiente 
apartado.2.2 Represión y neurosis 
Es bien sabido que para subsistir el ser humano se ha visto en la 
necesidad de trabajar. Imaginemos una sociedad donde el trabajo no 
existiese. Seguramente las personas carecerían de elementos 
indispensables para sobrevivir, esto por un lado. Por el otro, cada 
individuo actuaría conforme se le antojase y buscaría saciar sus 
necesidades de una forma que perjudicaría a otros sujetos; por lo tanto, 
también su integridad estaría en peligro. En conclusión, sería una 
comunidad en caos, la cual no podría durar demasiado tiempo. Es por 
 
8 Ibidem, p. 385. 
 48
eso que el ser humano tiene que reprimir ciertas tentaciones o impulsos y 
así formar parte de una sociedad en armonía. 
Cada individuo, para encajar en la sociedad, tiene que postergar 
ciertos placeres o en ocasiones eliminarlos, de lo contrario sería juzgado 
y castigado. Es así como se van formando las civilizaciones, por medio 
de leyes que rigen el comportamiento de sus integrantes; los cuales, 
llegan a convencerse de que si se pospone un deseo inmediato, el placer 
que después se alcance será mayor. 
Pero, ¿cómo es posible que los individuos alcancen este tipo de 
conductas? o, formulando la pregunta de una forma más acertada, 
¿cómo se lleva a cabo este tipo de represión en las personas para así 
acoplarse a la vida en sociedad? Los dos principios del suceder psíquico 
nos darán la respuesta. 
 
 
2.2.1 Los dos principios del suceder psíquico 
Una de las peculiaridades del ser humano es la vulnerabilidad que 
ostentamos al nacer. Estudios científicos nos han revelado la naturaleza 
prematura que poseemos una vez que abandonamos el vientre materno;9 
es por eso que para asegurar la existencia, los humanos al nacer 
dependemos de personas de mayor edad, las cuales nos procuran los 
cuidados necesarios. Tal estadio, tanto físico como psíquico, hace que 
 
9 Véase, por ejemplo, T. Berry Brazelton y Stanley I. Greenspan, Las necesidades básicas de la 
infancia, Barcelona, Graó, 2005, ó C. Henry Kempe (et al.), “El recién nacido” en Diagnóstico y 
tratamientos pediátricos, México, El manual moderno, 1983, pp. 40-93. , 
 49
los pequeños se habitúen a la obtención casi inmediata de todo lo 
necesario para sobrevivir. 
Empero, al mismo tiempo que el individuo obtiene estos recursos 
vitales, se percata que ciertas actividades pueden llegar a ser 
placenteras; por ejemplo, el mamar leche del pecho materno. Es 
entonces cuando el infante se da a la tarea de satisfacer la necesidad de 
obtener esas sensaciones placenteras que experimenta; lo comunica, a 
su manera, y vive para ello. Podríamos decir entonces que el niño se 
encuentra regido bajo el principio del placer, ya que debido a su precario 
estadio psíquico, el pequeño lo único que busca obtener es placer. 
Sin embargo, conforme el individuo crece, se da cuenta de que no 
puede seguir sometido únicamente a la búsqueda de fruición, ya que de 
continuar regido éste bajo el principio del placer, tendría que afrontar las 
consecuencias con la sociedad en que vive, las cuales serían, 
seguramente, un castigo o la exclusión de la misma. Debido a esto, las 
personas tenemos que reprimir la tendencia al placer inmediato y 
asegurar el bienestar propio y el de las personas que nos rodean. La 
sustitución que se lleva a cabo en nosotros es gradual y tal reemplazo 
nos aleja de nuestro mundo de fantasías y deseos para instalarnos el la 
realidad exterior. Es así que se sustituye el principio del placer por el 
principio de la realidad: “La sustitución del principio del placer por el 
 50
principio de la realidad […] no se desarrolla en realidad de una vez, ni 
tampoco simultáneamente en toda la línea”.10
Empero, el placer está allí y con la ausencia de éste la vida, quizá, 
no tendría sentido. Es por eso que la modificación que se realiza en el 
aparato psíquico con la sustitución del principio del placer por el de la 
realidad, no elimina del todo la tendencia hacia lo placentero. Las 
palabras de Sigmund Freud nos lo explican mejor: 
 
Así como el yo sometido al principio del placer no puede hacer más 
que desear, laborar por la adquisición del placer y eludir al displacer, 
el yo regido por el principio de la realidad no necesita hacer más que 
tender a lo útil y asegurarse contra todo posible daño. En realidad, la 
sustitución del principio del placer por el principio de la realidad no 
significa una exclusión del principio del placer, sino tan sólo un 
afianzamiento del mismo. Se renuncia a un placer momentáneo, de 
consecuencias inseguras, pero tan sólo para alcanzar por el nuevo 
camino un placer ulterior y seguro.11
 
Pero el reemplazo de principios no siempre tiene éxito y, en estos 
casos, las consecuencias son graves. En ocasiones la represión que una 
persona ejerce hacia su tendencia al placer es tan grande, que en su 
aparato psíquico se suscita un conflicto entre la realidad exterior y su 
propensión a la fruición. Sin embargo, debemos de tener claro que esa 
 
10 Sigmund Freud, “Los dos principios del suceder psíquico” en El yo y el ello y otros escritos 
de metapsicología, Madrid, Alianza, 2004, p. 142. 
11 Ibidem, p. 143. 
 51
búsqueda de placer está instalada en un tiempo pasado –fijación-, 
cuando tal tendencia no era reprimida. Es entonces que la disputa entre 
la realidad externa y la fijación llevan al sujeto a buscar una forma de 
sustituir el placer buscado y reprimido y surge una neurosis: “Sabemos 
ya que el neurótico se halla ligado a un determinado periodo de su vida 
pretérita durante el cual no se hallaba su libido privado de satisfacción y 
se sentía, por tanto, feliz”.12 Por ende, “los hombres enferman de 
neurosis cuando ven denegada la posibilidad de satisfacer su libido […], 
siendo los síntomas un sustitutivo de la satisfacción denegada”.13
Una de las causas que hacen que un individuo cambie del principio 
del placer al principio de la realidad es que éste en ocasiones se ve 
amenazado por la castración. Esto se debe a que el niño, en un estado 
de curiosidad sexual infantil, se percata de que la persona de sexo 
opuesto no posee el mismo órgano genital que él y no lo concibe. Es 
entonces que las amenazas de castración, que por lo general las lleva a 
cabo el padre, adquieren un tinte verídico. Tales intimidaciones son 
realizadas cuando el niño es sorprendido tocándose los genitales o, en 
ocasiones, cuando éste descubre a un adulto en el acto sexual. Cuando 
el niño ve en esta amenaza un peligro real, “cae de esta manera bajo el 
dominio de aquello que nosotros llamamos complejo de castración, cuya 
constitución influirá sobre su carácter si continua poseyendo una salud 
 
12 Sigmund Freud, “Teoría sexual” en Introducción al psicoanálisis, Madrid, Alianza, 2002, p. 
417. 
13 Ibidem, p. 393. 
 52
normal, sobre sus neurosis si las contrae y sobre sus resistencias cuando 
es sometido a un tratamiento psicoanalítico”.14
 
 
2.3 Introversión, primer paso 
En adelante llevaré a cabo el estudio de tipo psicoanalítico en la persona 
de Nathanael. Los resultados que el presente análisis arroje estarán 
sustentados con las teorías freudianas, las cuales he expuesto 
anteriormente. Es importante recalcar esto, ya que en algunas personas 
este trabajo puede causar desacuerdos o resquemor. 
Para comenzar, recordemos que la obra en cuestión se inicia de 
una forma epistolar, donde el protagonista narra a su amigo Lothar el 
funesto impacto que le causó la visita de un vendedor de barómetros a 
su casa, para ofrecerle mercancía.15 Sin embargo, tal acontecimiento o, 
dicho de otra manera, tal impresión, tiene su origen en la infancia de 
Nathanael, la cual también es referida en la misma carta, debido a que 
éste reconoce

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