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Recompas-recontras-revueltos-y-rearmados--los-desmovilizados-de-Nicaragua--una-historia-viva

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Universidad Nacional Autónoma de México. 
 
 
 
 
 
RECOMPAS, 
RECONTRAS, 
REVUELTOS Y 
REARMADOS. 
 LOS DESMOVILIZADOS DE NICARAGUA: 
UNA HISTORIA VIVA. 
 
 
 
 
Tesis 
Que para optar por el grado de 
Doctora en Estudios Latinoamericanos 
 
 
 
Presenta: 
VERóNICA RUEDA ESTRADA 
 
 
 
 
 
 
 
COMITÉ TUTORAL: DRA. DIANA GUILLÉN RODRÍGUEZ. 
 MTRO. MARIO VÁZQUEZ OLIVERA. 
 DR. SERGIO RAMÍREZ MERCADO. 
 
 
TUTOR DE ESTANCIA DE INVESTIGACION: 
 DR. LUIS ALFREDO LOBATO BLANCO. 
 
 
 
 Ciudad Universitaria 2009. 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
Dedicatoria 
 
 
 
A María Estelí y sus hermanos en Rosita. 
Para que el futuro sea menos duro que su infancia. 
 
 
 
A mis pacientes padres: Consuelo y Fernando. 
 
 
 
A mis queridos hermanos: Carlos y Jairo. 
 
 
 
A la memoria de Gerardo L. Gonsen. 
 
 
 
A la Coordinación del Posgrado 
en Estudios Latinoamericanos 
por incentivar este recorrido. 
 
 
 
A la UNAM por hacerlo posible. 
 
 
 
A todos los excombatientes que tuvieron el valor de hablar, 
que me permitieron contar sus experiencias 
y reconstruir un pedazo de su historia. 
Esto es un homenaje a sus hazañas, 
a sus esfuerzos y sobretodo a sus vidas. 
¡Ustedes son verdaderos héroes! 
 
 
 
 
 
 
 
 
Esta investigación fue posible gracias al: 
Programa de Becas de Estudios de Posgrado, 
Programa de Movilidad Internacional de Estudios de Posgrado y 
Programa de Becas de Fomento a la Graduación. 
de la Dirección General de Estudios de Posgrado de la UNAM. 
Agradecimientos 
 
A Genaro Pérez Merlo con admiración por su maravilloso trabajo, por sacarme de tantas dudas y 
por esas largas jornadas en las carreteras del Norte de Nicaragua. Por supuesto, también a Katty 
Cortez, doña Conchita, Javier Chavarría -la retaguardia de la expedición- y toda la gente de la 
ADRN. 
 
A Raúl Áreas, Elías Noguera -lugarteniente de mi héroe El Zorro-, y a mi nuevo héroe Pedro 
Huerta. Su trabajo y compromiso son un ejemplo a seguir. 
 
A Yelba Arguello, Luis Castillo y toda la gente de la Cooperativa 3 de Marzo que me aceptaron 
como una más y me hicieron una verdadera 4x4. 
 
A Estanislao Bravo por la experiencia en la Cooperativa María Auxiliadora en El Timal. 
 
A Elida Galeano “Comandante Chaparra”, quien a pesar de sus múltiples ocupaciones hizo 
espacios para atenderme. A Enrique Flores y todo el personal de la ARNIG. 
 
Al querido Luis Zapata y Eduardo Vanegas de AVEMISE. Espero que este trabajo refleje un 
poco del gran esfuerzo que hacen por los excombatientes. 
 
Al adorable “Pingüino” y todos los que me dieron su amistad en Rosita. 
 
A David, en deuda por una reunión desastrosa que espero se repita en mejores condiciones. 
 
Al ángel de las segovias, Lourdes Figueroa quien fue contacto, guía y amiga en Ocotal. 
 
Al Doctor Luis Alfredo Lobato Blanco, quien ha sido una persona central para esta tesis, me es 
difícil expresar lo agradecida que estoy por sus orientaciones y enseñanzas ¡Gracias! 
 
A Don Sergio Ramírez Mercado por ayudarme a abrir puertas que parecían selladas. Me siento 
una privilegiada por haber podido contar con su apoyo. 
 
Al Doctor Roberto Cajina por su tiempo y por todo lo que me enseñó. 
 
A la Doctora Jilma Romero por una deuda pendiente. 
 
A Don Alejandro Serrano Caldera por sus valiosos comentarios. 
 
A Don Héctor Lerín Rueda -ex Segundo Secretario de la Embajada de México- y a Doña Martha 
Eliuth Contreras quienes fueron un sol entre nubarrones, jamás olvidare su solidaridad -incluido 
el rescate de Bilwi-, su apoyo y dedicación al cuidarme durante los tiempos duros en Managua 
¡GRACIAS! 
 
Al querido Ilde Herrera, Ana Marina y Mercedes Escorcia por los buenos recuerdos. 
 
A Lisette Robelo y familia por el cariño y la paciencia. 
 
A Mari Carmen Martínez y Julio Escobedo por la amistad constante en todas mis rondas recientes 
por Nicaragua. 
 
A mi familia tica: Elisa Prendas, Lucy Garro y Manuel Sequeira -que además cumplió dos veces 
con su palabra de visitarme en Nicaragua-, por supuesto a Jérico Camino y Luli Borbón. 
A la Doctora Diana Guillen por su paciencia, solidaridad y dedicación en el largo proceso de esta 
tesis. 
 
Al Maestro Mario Vázquez por que siempre ha estado presente. 
 
A los Doctores Enrique Camacho y Juan Monroy por los valiosos comentarios al trabajo. 
 
Al Doctor Guillermo Guajardo, por el ánimo y la solidaridad. 
 
A la Maestra Fracoise Perus por la confianza durante todos estos años de investigación. 
 
Al Doctor Adalberto Santana por el apoyo. 
 
Al Doctor Guillermo Fernández Ampié por su amistad y sus comentarios al trabajo. 
 
A la Doctora Esther Iglesias que me hizo ver las fallas en el trabajo de campo y aportó algunas 
soluciones, le estoy agradecida, aunque dudo que apruebe el resultado final. 
 
Al Doctor Adolfo Becerril Valencia por su amistad. 
 
A mi paisana Violeta Domínguez por alegrarme la vida, por su solidaridad y amistad a través de 
tantas fronteras y tantos años. También a Mathias por mil 570 kilómetros recorridos y por la 
inolvidable estancia en el laboratorio del Doctor Mehl en la Universidad de Arizona. 
 
A los Rueda, los Estrada, los Martínez y los Lerín, saben como los quiero a todos y a cada uno. 
 
A la tía Angelina con los Hernández Barajas que sin ser, son mis orígenes. 
 
A Jose, Doña Josefina, Hermila, Patty y Ross. 
 
A Miriam Mabel Martínez y Rivelino Rueda por su paciencia al ayudarme a hacer legible esto. 
 
A Paula Del Cioppo por recibirme y solidarizarse cuando más lo necesite ¡Gracias! 
 
A Alejandra Corona por ser tan buena amiga. 
 
A Daniel Velhinno Silva y al descubrimiento de la década: Marisol Sánchez. 
 
A Lourdes Fernández de Cordova, Azul Núñez y Michelle Estrada por su apoyo en la 
transcripción y aunque me hicieron sufrir las quiero. 
 
A Rebeca Pierre, Laura Vilches y Eva Alva Bucio que hicieron hasta lo imposible por ayudarme 
a reestablecer el equilibrio perdido. 
 
A Manuel Amil y Héctor Espinoza, por estar ahí, a pesar de los años y la distancia. 
 
A María Fernanda Rueda que es como mi hermana. 
 
A las chicas UNAM: Jimena Mateos y Anel Punzo, como es costumbre. 
 
A Silvia Medina, Juan Ortega, Tona Cisneros, Cinthya y Miguel Estrada, Tere Hurtado, Alán 
Pérez, Elena Garcés, Joselo, José Miguel y Ale por su apoyo, paciencia y solidaridad. 
 
Índice 
 
Introducción o (Re)presentación. 1 
 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución (1979-1990). 13 
1. La década sandinista. 14 
a) Las políticas revolucionarias. 15 
b) Los cambios de la revolución. 20 
2. La defensa de la revolución. 26 
a) El EPS. 27 
b) El MINT. 39 
c) La economía de defensa y la guerra contra Nicaragua. 43 
3. La Contra. 59 
a) Las motivaciones de los comandos. 73 
b) La guerra y los comandos. 80 
 
II. De la desmovilización a los intentos de inserción (1990-1994). 83 
1. Las elecciones y la derrota electoral del FSLN. 85 
a) El nuevo gobierno. 91 
b) Las políticas económicas. 94 
c) La propiedad. 99 
2. La desmovilización de La Contra. 103 
a) Los acuerdos y la desmovilización de la Resistencia Nicaragüense. 105 
b) Los acuerdos y la desmovilización del Frente Sur y de YATAMA. 128 
3. La organización de la desmovilización.133 
a) La entrega del fusil: “veníamos de la montaña a caer en la montaña”. 139 
b) Los programas de inserción: “Como quien echa sal al mar”. 145 
c) Los repatriados, las víctimas de guerra y los discapacitados. 152 
4. La reducción del EPS y la reestructuración del MINT. 157 
a) Los planes de licenciamiento. 169 
b) Dejar la institución: “Sálvese quien pueda”. 179 
5. Entre la inserción, la recampesinización y la democratización 186 
 a) Recampesinado. 189 
 b) Los Polos de Desarrollo y la tierra. 191 
 c) El discurso de la democratización. 199 
 
III. Re…..o la atomización de las fuerzas (1991-1993). 203 
1. Las primeras acciones del Rearme. 210 
 2.- Acciones de Resistencia de la ex Resistencia (Recontra). 223 
 -El Secuestro de la embajada nicaragüense en Costa Rica. 230 
 -El Secuestro de Quilalí y el contra-secuestro en Managua. 232 
3.- La contraparte de origen Sandinista (Recompas). 246 
 -La toma de Estelí por el FROC. 253 
4.- Reivindicaciones comunes (Revueltos). 260 
5.- Frente Norte Nora Astorga “Las Noras” (Remujeres). 267 
6.- Espiral del Reame (Rearmados). 279 
 
IV. Segunda fase de rearme y desmovilización (1994-1999). 287 
1.- Nuevas desmovilizaciones. 295 
2.- YATAMArmas. 298 
3.- Las acciones de los cesanteados del MINT. 305 
4.- La Brigada Especial de Desarme (BED). 311 
5.- El Frente Unido Andrés Castro (FUAC). 337 
6.- El Partido de la Resistencia Nicaragüense (PRN). 348 
 
V. La reconciliación y la reorganización (1999-2008). 359 
1.- Las organizaciones de desmovilizados. 359 
a) Asociación de Discapacitados de la Resistencia Nicaragüense (ADRN). 362 
b) Asociación Resistencia Nicaragüense Israel Galeano (ARNIG). 369 
c) Coordinadora Nacional de Oficiales en Retiro (CNOR). 373 
d) Asociación de Veteranos de Guerra del Ministerio del Interior. 
La Segovia (AVEMISE). 379 
e) Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinosa (AMNLAE). 382 
f) Yapti Tasba Masraka Nanih Aslatanka (YATAMA). 385 
2.- Las expectativas de la desmovilización y el rearme. 389 
3.- La reconciliación. 400 
4.- El futuro de los ex combatientes y su percepción de la inserción. 412 
5.- El Timal y la Comisión de Reconciliación de 2007. 415 
 
Conclusiones. 439 
Bibliografía. 451 
Fuentes Orales (ex combatientes y protagonistas que dan su testimonio). 461 
 
Anexos 
1.- Mapa de las zonas de entrevistas. 473 
2.- Mapa de las zonas de seguridad para la desmovilización y acto de prensa. 474 
3.- Mapa del rearme. 475 
4.- Las Siglas del Rearme. 476 
5.- Cuadro de acuerdos regionales y nacionales de pacificación 480 
6.- Protocolo de Managua sobre el Desarme y Acuerdo para el establecimiento 484 
de los Polos de Desarrollo. 
7.- Glosario. 487 
8.- Regiones de Nicaragua. 489 
Introducción 
__________________________________________________________________________________________________ 
 
1 
Introducción o (Re)presentación. 
Re es la segunda nota de un trabajo planeado a largo plazo. También es la segunda nota de la escala 
musical, que cobra presencia sustancial en mi vida académica al convertirse en la melódica nota de 
largo aliento que nos acompañó, a mí y a mis fuentes, orales y escritas, en las largas sesiones de 
trabajo que constituyeron el proceso de investigación y Redacción. Sin duda, Re tiene relación 
sonora y gramatical, con un prefijo que significa “hacer otra vez” (reaparecer, reconstruir, reabrir), 
intensificar (recargar, renovar, reactivar); de igual manera, significa negación (rechazar) o inversión 
del significado simple (reprobar, rebatir). 
Para los efectos de esta investigación, el prefijo Re adquiere un significado determinante, 
porque representó una idea-fuerza que se sobreponía a una denominación despectiva, la identidad 
colectiva y combativa de un importante sector de la sociedad nicaragüense que fue protagonista de 
los sucesos bélicos que ensangrentaron y dividieron a la nación centroamericana a lo largo de casi 
dos décadas, entre los bandos que “volaron tiros” apoyando al Frente Sandinista de Liberación 
Nacional (FSLN) y los que lucharon en su contra, y que después lucharían hombro a hombro para 
reivindicarse como gremio de excombatientes. 
Re también tiene una reiterada presencia en el marco conceptual que empleo en esta 
investigación: Recompas (excombatientes sandinistas en armas), Recontras (ex contras en armas), 
Revueltos (ex sandinistas y ex contras unidos en las armas) y Rearmados (genérico para designar a 
los grupos en armas con reivindicaciones como excombatientes), así como por su importancia en la 
denominación de los procesos de Reconciliación y Reorganización de los excombatientes y sus 
acciones para Reivindicarse. Todos ellos, procesos fundamentales en la historia contemporánea 
nicaragüense. 
Todo ello adquiere particular relevancia, ya que precisamente el objetivo que guió esta 
investigación fue el de historizar el conflictivo periodo de la posguerra en Nicaragua, un recorrido 
que en esta investigación empieza en los años finales de la década de los ochenta, continúa con el 
proceso de desmovilización, cesantía y retiro al que fueron sometidos los excombatientes y termina 
con las primeras acciones de la Comisión de Reconciliación instaurada por Daniel Ortega en 2007. 
La hipótesis es que los excombatientes así como hicieron la guerra, fueron los constructores de la 
paz, a pesar de que el desarme les fue impuesto. 
También me interesó rescatar sus luchas y reivindicaciones, la historia de las organizaciones 
que crearon durante la época del rearme y como éstas se han transformado hasta convertirse en 
verdaderos baluartes organizativos, y un ejemplo a seguir para la sociedad nicaragüense. Asimismo, 
me propuse entender la conformación de los movimientos conocidos como Recompas, Recontras, 
Revueltos y lo que masivamente se conoce como los Rearmados. 
Introducción 
__________________________________________________________________________________________________ 
 
2 
Además, conocer el proceso por medio del cual los combatientes pasaron de agrupaciones 
castrenses; como la Resistencia Nicaragüense (RN), el Ministerio del Interior (MINT) o el Ejército 
Popular Sandinista (EPS); a otras estructuras de mando con características militares durante el 
rearme, y posteriormente, su paso a organizaciones gremiales mucho más democráticas. También 
busqué un acercamiento a los tres grupos de excombatientes; los desmovilizados de La Contra, los 
cesanteados1 del ex MINT y los retirados del EPS; y su proceso de inserción social, económica y 
política. 
Otros de mis objetivos fueron: considerar a los excombatientes como sujetos activos de los 
procesos históricos de Nicaragua; hacer un balance desde su perspectiva sobre sus luchas por lograr 
el cumplimiento de las promesas emitidas durante el proceso de desmovilización, cesantía y retiro; 
comprender la manera en que rescatan no sólo sus años como efectivos durante el decenio 
sandinista, sino los de las batallas reivindicativas que siguieron, y analizar la manera en que los 
desmovilizados argumentaron y construyeron sus ideologías, demandas, movilizaciones e intereses. 
Los excombatientes se enfrentaron a múltiples retos, los cuales inspiraron las preguntas que 
guiaron esta investigación: ¿Cómo regresar a la vida civil después de una década de guerra? ¿Cómo 
integrarse laboralmente sin capacitación previa? ¿Cómo conformarse en una nueva asociación 
política en época de paz? ¿Cómo aglutinarse en el Frente Sandinista de Liberación Nacional 
(FSLN) como partido de oposición? ¿Cómo reivindicarse en una sociedad cansada de la guerra y la 
violencia? ¿Cómo reconciliarse con el bando opuesto? Cada excombatiente buscó respuestas de 
diferente manera, algunoscomo incondicionales de sus antiguos líderes, otros como disidentes, 
varios rearmándose y otros aglutinándose en asociaciones de excombatientes. 
Cada excombatiente tiene una respuesta a estas interrogantes, lo que hizo necesario buscar su 
testimonio, pues sus historias son significativas en cuanto a lo que nos dicen de su vida, de sus 
compañeros, de sus familias, de un pasado cercano bastante problemático y que ha sido poco 
estudiado desde la perspectiva de éstos sujetos históricos. Me pareció, entonces, prudente 
reconstruir sus luchas sociales desde la perspectiva de los actores inmediatos; es decir, de la base 
social de las mismas y de sus combatientes, hombres y mujeres campesinas, más que de las élites e 
ideologías oficiales que los conducían, aunque estas también fueron incluidas. 
Los objetivos mencionados, así como buscar la respuesta a dichas preguntas fue fundamental 
para conocer de mejor manera la historia contemporánea de Nicaragua, ya que hasta hoy los 
procesos de desmovilización y rearme, resultantes del largo conflicto de los años ochenta y noventa 
del Siglo XX, han sido poco estudiados. Después de 1990, los investigadores sobre la región 
 
1 Cesanteados es el término que se usa en Nicaragua para designar a los excombatientes del MINT que fueron 
dejados cesantes de sus actividades laborales pues la institución los considero únicamente como empleados a 
los que despidió. 
Introducción 
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3 
centroamericana se abocaron, sobre todo, a los procesos de paz en Guatemala y El Salvador, y más 
recientemente a los temas de seguridad y narcotráfico. Los años finales del Siglo XX y principios 
del XXI centroamericano se convirtieron en temas prácticamente olvidados, excepción hecha de los 
estudios relacionados con las migraciones y la violencia de jóvenes pandilleros, mejor conocidos 
como Maras. 
En este trabajo, me he propuesto revalorar el rearme de los excombatientes de Nicaragua 
reconociendo las verdaderas dimensiones que alcanzó mientras estuvo vigente, ya que en su 
momento -y aún ahora- ha sido minimizado, soslayado o, de plano, ignorado por aquellos que, 
desde los respectivos gobiernos, la academia, la investigación social o el periodismo, debieron 
dedicarle la atención que merece. 
Es significativo que la ex presidenta Violeta Barrios dedique en su libro Memorias de mi 
gobierno 1990-1996 (1997) sólo tres cuartillas al que considero, fue el problema social más grande 
de su régimen. En el mismo orden se advierte que, Antonio Lacayo Oyanguren, quien fuera su 
ministro de la presidencia, sólo incluya un capítulo de ocho cuartillas en su trabajo sobre el mismo 
periodo La difícil transición nicaragüense en el gobierno con Doña Violeta (2005). 
La campaña emprendida por el gobierno en los medios de comunicación fue exitosa. Durante 
1990 los negó; en 1991 los llamó “bandas delictivas”, con el incremento de la violencia los 
reconoció y creó la Brigada Especial de Desarme (BED) y posteriormente los nombró rearmados, 
desconociendo sus reivindicaciones como sector de excombatientes y los criminalizó. Entre la 
población sedienta de paz que en un principio apoyó las luchas de los excombatientes, la campaña 
mediática fue exitosa, al grado que varios de los rearmados actualmente niegan o minimizan su 
participación en el último capítulo bélico de la historia de Nicaragua. 
En lo que respecta a la prensa escrita, el rearme de ex combatientes llenó los titulares, 
básicamente los de la nota roja: “Tropelías y reguero de sangre en la zona norte” (END, 10-04-
1994); “Irregulares atacan poblados en todo el país” (END, 23-04-1993) y “Orgía de sangre en el 
Norte” (END, 7-07-1994).2 Por ello, la reconstrucción del periodo del rearme significó el 
seguimiento de las acciones de los principales protagonistas, con el fin de sacarlos del estrato 
delincuencial y “guerrerista” que socialmente se les ha asignado, para ubicarlo en el terreno de los 
principales problemas históricos y sociales del país, y trasladar su estudio a un plano académico, 
serio y bien fundamentado en términos de las fuentes documentales, escritas y verbales, que dan 
aquí soporte a la construcción y tratamiento de éstos como objeto de estudio. 
Efectivamente, muchos grupos de rearmados realizaban actividades meramente delictivas o 
buscaban su beneficio económico, pero me pareció que el considerar sólo estos elementos era tan 
 
2 El Nuevo Diario (END) periódico de circulación nacional en Nicaragua. 
Introducción 
__________________________________________________________________________________________________ 
 
4 
grave como seguir creyendo que los comandos contrarrevolucionarios del periodo sandinista eran 
meros mercenarios al servicio del imperio (aunque innegablemente éste los utilizó). De ahí surgió la 
necesidad de identificar las razones por las que tantos hombres decidieran tomar las armas una y 
otra vez. 
No era un problema menor, la RN había desmovilizado en 1990 a 22 mil 214 combatientes. El 
gobierno de Violeta Chamorro dejo cesantes entre cinco mil y 10 mil miembros del MINT que 
cambiaría su nombre a Ministerio de Gobernación (MIGOB) y el EPS se redujo entre julio de 1990 
y agosto de 1992 de 80 mil a 16 mil efectivos. En términos reales, se trataba de tres ejércitos que 
dejaban las armas y buscaban un acomodo como civiles después de años de lucha interna. 
Eran los combatientes de la revolución y de la contrarrevolución, hombres y mujeres que 
participaron, muchos siendo niños y adolescentes, en las batallas de la guerra intestina que dejó en 
ruinas a la nación centroamericana. La desmovilización, cesantía y retiro significó no sólo dejar las 
armas, sino también regresar a la vida civil, volver a sus comunidades de origen, reencontrar a los 
miembros de la familia que eran sobrevivientes, establecer el duelo por los caídos, reconstruir el 
tejido social y participar en la vida social, económica y política. 
La desmilitarización en Nicaragua se convirtió -para muchos de los excombatientes- en un 
proceso mucho más difícil y complicado que la guerra en sí. Hombres y mujeres valientes que no 
encontraban fácilmente un lugar en la sociedad y mucho menos en una economía en crisis, eran 
expertos en el manejo de armas pero con poca o nula experiencia laboral. 
Regresaban a la vida civil y junto con ellos los desplazados internos; debían convivir con los 
huérfanos, las víctimas de guerra, los familiares de desaparecidos, las madres de caídos sandinistas 
y de La Contra. Un entramado social y familiar que debía ser reconstruido. 
La tierra constituye la reivindicación principal del campesinado, y los excombatientes son 
mayoritariamente trabajadores del campo. A su regreso se encontraban con los refugiados y 
exiliados de Miami y Honduras, que también encontraban que sus tierras -si las habían tenido- 
habían sido confiscadas o estaban tomadas por campesinos que permanecieron en Nicaragua, y 
además existían los demandantes históricos de tierras, el regreso a las comunidades fue un cóctel 
molotov social. 
No tardó mucho en que se dieran los primeros brotes de violencia, desde ajustes de cuentas 
hasta asesinatos selectivos por ambos bandos, para muchos excombatientes la solución fue el 
rearme para garantizar su seguridad, pero funcionó también como forma de presión política. El 
sencillo acceso a las armas y la búsqueda de las reivindicaciones como sector, en combinación con 
hostiles políticas neoliberales, fueron los elementos que provocaron el rearme como válvula de 
escape ante un gobierno que se negó a asumir sus compromisos morales con los excombatientes. 
Introducción 
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5 
 Las luchas popularesen Nicaragua tienen un intrincado nudo de conexiones, que es necesario 
intentar desentrañar para ofrecer una explicación del complejo proceso social nicaragüense, por eso 
para ésta investigación elegí sus últimas expresiones, las menos estudiadas desde la academia y que 
me parecieron las más impactantes por los pocos logros alcanzados. 
Con esta idea en mente, hago una historia de los campesinos que conocemos en la Historia sólo 
por los estallidos de violencia y no por sus reivindicaciones, aquéllos que en los círculos oficiales 
fueron catalogados como “los rearmados”, “los bandoleros sociales” o meros “criminales que no 
conocían otra forma de lucha que la violencia”. Pero, ¿cómo construyen sus experiencias 
combativas y organizativas éstos hombres? Para responder a ello, consideré imprescindible el uso 
de las fuentes orales como una herramienta para reconstruir el periodo y explorarlo. Para lograr un 
acercamiento a los excombatientes, a sus organizaciones, sus luchas, sentimientos, mentalidades y 
costumbres, era necesario navegar a través de sus recuerdos y recuperar esa parte de la memoria que 
puede servir para hacer la historia. Su historia que aún esta viva. 
Son las vivencias de los marginados que se resisten a ser marginados, de ahí la importancia de 
rescatar sus reivindicaciones por medio del uso de una de las herramientas menos utilizadas para 
elaborar y escribir la Historia: las fuentes orales. Esta recuperación de la memoria, así como su 
correlato: el rechazo, la negación y la oportunidad para el olvido, permite encontrar, analizar y 
documentar la manera en que los protagonistas recuerdan, perciben, organizan y dan sentido a los 
hechos y acontecimientos de los que fueron partícipes como testigos, cronistas verbales, cantores, 
poetas, memorialistas, testimoniantes o simples comunicadores. 
El utilizar las experiencias, recuerdos y reconstrucciones de los excombatientes como fuentes 
orales de esta investigación sirve para entender, analizar y profundizar en el complicado proceso por 
el que pasó un sector importante de la sociedad nicaragüense, y para conocer de primera mano a los 
protagonistas del proceso de inserción y reconciliación. Para este fin busqué rescatar del olvido esas 
fuentes tan ricas que permiten conocer de primera mano el proceso de desmovilización, cesantía y 
retiro. Por ellos, los excombatientes son Sujeto y Objeto de estudio que, por momentos, espero que 
se confundan, si bien también podrían verse como historias de vida parceladas, mi intención es 
comprender cómo sus vidas están unidos por la participación y ésta como un eje transversal de 
análisis y a la vez variable principal. 
A pesar de la magnitud e impacto social, económico y político de la desmovilización, cesantía y 
retiro de ex combatientes, la información sobre el tema es escasa y existe aún menos información 
sobre el rearme y el proceso de inserción a la vida civil. De los pocos trabajos encontrados están los 
de la Fundación Arias, básicamente sobre los procesos de paz que culminaron con la 
desmovilización de la Resistencia Nicaragüense. También se encuentran los trabajos de Alejandro 
Introducción 
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6 
Bendaña Desmovilización y reintegración en Centroamérica (1994) y De la desmovilización a la 
colombianización (2001); el de Abelardo Morales Oficios de paz y posguerra en Centroamérica 
(1995), algunas notas periodísticas recopiladas por Internet y los imprescindibles libros de Orlando 
Núñez (et, al.,1992); La guerra y el campesinado en Nicaragua, y de Roberto Cajina (1996) 
Transición Política y reconversión militar en Nicaragua 1990-1995. Las características de estas 
obras es su intención de reconstruir el marco de la post guerra y los procesos de paz, pero sin poner 
énfasis en sus protagonistas. 
Existen algunos trabajos sobre la desmovilización de la RN en Nicaragua, pero el vacío sobre el 
retiro y cesantía del EPS y MINT es profundo. De igual modo, los trabajos existentes fueron 
elaborados desde la política, pero no desde una perspectiva de impacto social y menos utilizando a 
los protagonistas como fuentes orales. Este trabajo pretende llenar el vacío ofreciendo un panorama 
completo del complicado proceso de inserción de los excombatientes de Nicaragua empleando esas 
fuentes, a fin también de conocer las experiencias de estos hombres y mujeres, la manera en que les 
dan significado, y que nos brinda la oportunidad de comprender parte de la historia social reciente 
de Nicaragua 
Esta investigación fue posible gracias a las facilidades que tuve a archivos en cuatro países. En 
Nicaragua: el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de la Universidad 
Centroamericana (IHNCA-UCA); la Biblioteca Salomón de la Selva de la Universidad Nacional 
Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua); la Biblioteca de la Asamblea Nacional (BAN), la 
Biblioteca del Banco Central de Nicaragua (BBC) y la Biblioteca del Ejército de Nicaragua3; en 
Costa Rica: la Biblioteca de la Universidad de Costa Rica y de la Fundación Arias para la Paz y el 
Progreso Humano; en México: la Biblioteca Nacional; y en Estados Unidos: The University of 
Arizona at Tucson Library (LUT) y The Nettie Lee Benson Latin American Colection Library of 
The University of Texas, at Austin (LTA). 
La investigación bibliográfica puede dividirse en cuatro grupos: los trabajos de organizaciones 
internacionales como: CIAV-OEA, ONU, ACNUR y la Fundación Arias; los trabajos de 
organizaciones nicaragüenses como el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CNDH), 
Centro para la Investigación, la Promoción y el Desarrollo Rural y Social (CIPRES) y el Centro de 
Estudios Internacionales (CEI); y, por último, los trabajos académicos sobre Nicaragua y del 
periodo como los de Alejandro Bendaña (1994, 1999 y 2001), Juan Monroy (2001), Roberto Cajina 
(1996), Carlos Vilas (1994), Ángel Saldomando y Elvira Cuadra (2000), Abelardo Morales (1995) y 
Orlando Núñez, et al., (1992), entre otros. 
La búsqueda hemerográfica incluyó la revisión y seguimiento sobre la desmovilización y el 
 
3 Aunque desafortunadamente los archivos sobre el retiro y rearme se encuentran clasificados. 
Introducción 
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7 
rearme en los tres periódicos más importantes de Nicaragua: La Prensa, El Nuevo Diario y 
Barricada desde 1990 hasta 1997; las revistas: Envío, de Universidad Centroamericana y Barricada 
Internacional aproximadamente por el mismo periodo; los documentos de las organizaciones de 
excombatientes con las que se hizo el trabajo de campo, y por último, el seguimiento vía internet, de 
las acciones de los excombatientes de 2006 a 2008. 
La investigación de gabinete fue de vital importancia, ya que dio pauta a la construcción de un 
marco general de la posguerra, además de que metodológicamente sirvió de gran apoyo, porque 
además de ofrecer un contraste de la información obtenida de las fuentes orales, ayudó a clarificar 
los recuerdos de los excombatientes, una vez que al paso de los años y de las reinterpretaciones se 
tienden a confundir algunos nombres y fechas, por lo que se pudo confirmar y/o precisar cierta 
información. 
El trabajo de campo se dividió en tres fases. En un primer momento viajé a finales de 2005 a 
Nicaragua y pude establecer relaciones con algunas de las organizaciones de excombatientes con las 
que trabajaría. En una segunda fase se realizó el grueso de las entrevistas paralelamente a la 
investigación de gabinete durante una estancia de investigación de seis meses (julio a diciembre de 
2006), y la tercera fase se realizó a mediados de 2008, para hacer un seguimiento de las 
organizaciones y los beneficios a los excombatientes con el gobierno encabezado por Daniel 
Ortega.Las razones para hacer el trabajo de campo entre las organizaciones de excombatientes se 
fundamenta, en primer lugar, en el alto porcentaje de la población que participó en la guerra en 
alguno de los bandos; sin embargo oficialmente sólo una parte de esta gente fue desmovilizada, 
cesanteada o retirada de sus puestos militares entre 1990 y 1993 y un número menos significativo se 
rearmó. Con base en ello, la selección de las personas a entrevistar debía ser cuidadosa, ya que 
cubrir el espectro de los tres grupos de excombatientes también era una prioridad en la 
investigación. 
En segundo lugar, las asociaciones de excombatientes tienen generalmente bases de datos y a 
través del conocimiento de sus miembros se podía tener mayor certeza respecto a su participación 
en el conflicto armado, así como confirmar datos como fecha de desmovilización, lugar, situación 
de salud, origen, etc. En tercer lugar, es evidente la importancia que tienen las organizaciones de 
excombatientes, mismas que siguen luchando por su inserción social, económica, política y atención 
médica especializada para sus miembros con discapacidad o secuelas de guerra, lo cual se demostró 
en el transcurso de la investigación. 
El riesgo que corría era basar mi investigación sólo en excombatientes organizados, quienes 
evidentemente no son mayoría, aunque sí son numéricamente significativos. Finalmente decidí 
Introducción 
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8 
correr ese riesgo, pues resultaba más conveniente manejar esa variable. En el camino tuve la suerte 
de encontrarme a excombatientes sin organización a quienes pude entrevistar. Se contactó con al 
menos 10 organizaciones de excombatientes y se decidió trabajar con las siguientes: 
1.- Asociación de Discapacitados de la Resistencia Nicaragüense (ADRN), que aglutina a uno 
de los sectores más marginados de la sociedad nicaragüense y es, al mismo tiempo, uno de los más 
propositivos. 
2.- Asociación Resistencia Nicaragüense Israel Galeano “Comandante Franklin” (ARNIG), que 
reúne a ex contras y ex sandinistas, y que además es de amplia incidencia en los círculos oficiales. 
3.- Coordinadora Nacional de Oficiales en Retiro (CNOR), que representa los intereses de un 
sector considerable de militares retirados, cachorros del Servicio Militar Patriótico y de Reserva y 
con excelentes conexiones políticas con el FSLN. 
4.- Asociación de Veteranos de Guerra del Ministerio del Interior. La Segovia (AVEMISE), una 
organización pequeña, que representa a un sector incluso marginal, pero representativo entre el 
gremio de excombatientes, los cesanteados del ex MINT. 
5.- YATAMA, la organización indígena de los excombatientes, un referente imprescindible 
para entender y conocer a los desmovilizados de las Regiones Atlánticas. 
6.- Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinosa (AMNLAE), que si bien no 
es una organización de excombatientes sí incluye a varias y, sobre todo, me dio la oportunidad de 
contactar al único grupo de mujeres en armas el Frente Norte Nora Astorga. 
Se trató de crear un espectro amplio de excombatientes y no sólo los establecidos en Managua, 
por lo que comencé una serie de viajes al interior de Nicaragua, para conocer y entrevistar a estas 
personas en algunas de las regiones de desarme y rearme: Jinotega (San Sebastián de Yalí); 
Matagalpa, Estelí (La Trinidad), Nueva Segovia (Ocotal y Wiwilí); Madriz (Totogalpa), Chontales 
(Cuapa), la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) (Rosita y Bilwi); y en el asentamiento 
irregular de El Timal, un referente entre los excombatientes y pobres de Nicaragua. 
Un total de 57 entrevistas fueron grabadas, la mayoría se realizaron en las oficinas locales o 
regionales de las asociaciones, otras en sus viviendas, esto a pesar de que algunos de los 
excombatientes se mostraban renuentes a mostrar su precarias condiciones de vida o “como viven 
los pobres de Nicaragua”, algunas más fueron en sus centros de trabajo. 
Una forma de control de las entrevistas y de los datos que me proporcionaban fue lo que nombré 
“bitácora de excombatientes”, en ella registraba el nombre, lugar de origen, de residencia, actividad 
económica, asociación en la que esta organizado, bando de lucha en la década de los años ochenta, 
razón de ingreso a La Contra, al EPS o al MINT y grupo al que perteneció en el rearme. También 
me permitió resaltar la individualidad de los desmovilizados. Esta bitácora, que más bien era un 
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9 
cuadro sinóptico, me permitió cruzar información con el objetivo de confirmar ciertos datos de 
participación de acciones y opiniones sobre sucesos específicos. También me ayudó a descartar 
ciertas entrevistas cuando había inconsistencias entre la información que daban y la que 
proporcionaban las asociaciones u otras fuentes. 
Todas las entrevistas resultaron muy interesantes y podrían conformarse en un trabajo de 
historia de vida de los excombatientes, pero ese no era el objetivo de mi investigación, por ello partí 
de un cuestionario-base dividido en dos grupos: 
1) para excombatientes de la RN. 
2) para excombatientes del EPS y MINT. 
A pesar de la riqueza de sus experiencias combativas y la cantidad de información que 
proporcionaban, me limité a los siguientes temas: sus razones de ingreso a los grupos armados, los 
acuerdos de desmovilización, licenciamiento y retiro, el proceso de desarme, las complicaciones de 
la inserción a la vida civil con sus implicaciones económicas, sociales, políticas, médicas y 
religiosas, el periodo de rearme, las razones personales y grupales para estar organizados, las 
desventajas y beneficios de las organizaciones y sus perspectivas sobre su futuro. 
Por lo general, las entrevistas tuvieron una duración mínima de unos 90 minutos y algunas se 
realizaron en varias de sesiones. Una constante fue que a mis fuentes les costaba mucho trabajo 
hablar sobre cómo fue entregar el arma, la cesantía, el retiro, el volver a la comunidad y 
reencontrarse con la familia, esta última, una situación particularmente difícil para los 
discapacitados. Al mismo tiempo pude comprobar, la gran necesidad que tienen de hablar y que 
mientras más humilde es su condición social más abiertos y dispuestos estaban a hacerlo, 
particularmente difícil fueron algunas entrevistas en las que los excombatientes lloraron al recordar 
la pérdida del esposo, del hijo, las vejaciones sufridas y el momento del “accidente” en que 
recibieron impactos de bala o cuando les fue amputada alguna parte del cuerpo. 
Todas las fuentes tienen nombre y apellido, y sólo en algunos casos no los incluí por razones de 
seguridad, pues proporcionan información delicada y nunca pretendí poner en riesgo a mis 
informantes. 
 Uno de los objetivos fueron las entrevistas con reamados, en el terreno se hizo evidente la 
imagen negativa que se tiene de ellos y que hace que lo nieguen, escondan o minimicen, pues 
muchos de los excombatientes entrevistados que participaron en tomas de tierras, combates con 
otros grupos, cierres de carreteras, o secuestros, no se consideran a sí mismos como rearmados. 
Conforme avanzaba la investigación fui viendo que las luchas reivindicativas de los excombatientes 
iban más allá del rearme, por lo que tal vez debería agregar al título de esta investigación el término 
reorganizados. 
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10 
Se incluyó a excombatientes de YATAMA, aunque sólo se pudieron realizar seis entrevistas, 
debido principalmente al hecho de que desafortunadamente no hablo miskito y no pude localizar 
más miembros que quisieran o pudieran hablar español. Durante el trabajo de campo en la RAAN 
tuve algunos problemas por el manejodel lenguaje, pero las entrevistas fueron lo suficientemente 
ricas como para dar una perspectiva general de lo que sucedió con los indígenas durante la 
desmovilización y el rearme. 
La inserción social y económica es todavía un proceso inconcluso en Nicaragua, por lo tanto 
este estudio debe ser considerado como un aporte que ofrece algunas luces sobre el periodo. La 
desmovilización, cesantía y retiro de excombatientes impactó y seguirá impactando la sociedad 
nicaragüense y la de toda la región, por lo que los hechos deberán ser revisados una y otra vez, 
sumado a diferentes estudios para agregar conceptos más válidos que permitan entender de mejor 
manera el proceso de reconciliación entre los nicaragüenses. Esta investigación pretende ser un 
aporte del proceso que incluye a los tres sectores de excombatientes en la historia reciente de 
Nicaragua, es significativamente una parte del capítulo de la posguerra que permanece abierto. 
Los excombatientes de Nicaragua son damnificados de la pobreza, equiparables a los refugiados 
y desplazados que retornaron después de la guerra. Es grande la riqueza de sus experiencias y 
penoso el grado de olvido al que están expuestos. Sus largos plantones en la Plaza de la República o 
en el Parque Guatemala son vistos por un amplio sector de la sociedad más como parte del 
panorama diario que como una lucha reivindicativa justa. Sus historias, en gran medida inéditas, 
nos dan la oportunidad de acceder a un importante episodio de la historia reciente de Nicaragua: la 
forma en que la vida de éstos individuos fue impactada por 10 años de guerra; la lucha que han 
emprendido y que continúan para poder recuperar sus derechos básicos, así como adquirir también 
los derechos como desmovilizados, la manera en que viven una democracia que aún no los ha 
cobijado del todo, su papel como sujetos sociales vigentes y sus perspectivas. 
Más allá de la veracidad o no de los hechos narrados y recordados por mis fuentes, sus 
impresiones nos acercan a la manera en que los protagonistas se perciben a sí mismos, a las 
instituciones, a la política, a la democracia, a los derechos humanos y a su papel en los procesos en 
los que participaron. Esto último de vital importancia pues como lo manifestó David,4 una de mis 
fuentes miskitas en Bilwi: 
A través de los años estas cosas se nos van olvidando [la desmovilización y el rearme] y no 
nos hemos sentado a escribir un libro, a escribir nuestras memorias, con detalles y 
entrevistas a personas que están vivas, yo creo que sería muy interesante y a lo mejor usted 
 
4 Entrevista realizada el 30 de octubre de 2006 en la ciudad de Bilwi (Puerto Cabezas en español) en la 
Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) por Verónica Rueda Estrada. La primer vez que se cita una 
fuente oral se pondrá a pie de página la fecha y el lugar de su realización, posteriormente sólo se pondrá el 
pseudónimo o apellido de la fuente y el año de su realización, por ejemplo (Entrev. David, 2006). 
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11 
inicia […], porque esto no se debe de perder. Que le sirva en su monografía [tesis] y para 
que otras personas conozcan nuestra realidad y vean que a pesar de una guerra, los 
excombatientes no estamos bien y seguimos en la lucha. (Entrev. David, 2006) 
 
Para transmitir la memoria viva de los excombatientes y reconstruir el periodo de posguerra y 
rearme, ésta investigación se encuentra dividida en cinco capítulos: En el primero se desarrolla el 
gobierno revolucionario y sus políticas, el nacimiento de las fuerzas contrarrevolucionarias y la 
escalada bélica, el papel de las dos súper potencias de la Guerra Fría en el desarrollo de la contienda 
en nicaragüense y su impacto en la sociedad, todo ello como antecedente para entender a los 
hombres y mujeres que tomaron las armas en el conflicto bélico de los años ochenta. 
En el segundo capítulo se estudian las elecciones del 25 de febrero de 1990, las políticas 
neoliberales impulsadas por el gobierno de la señora Barrios, los acuerdos nacionales y regionales 
para la desmovilización de La Contra, la cesantía de los excombatientes del ex MINT y el retiro de 
los oficiales del EPS, así como el proceso de entrega de las armas de los tres grupos, los planes para 
su inserción civil y las irregularidades en su cumplimiento. 
En el tercer capítulo se analizan las condiciones que propiciaron el rearme, los grupos de 
Recontras que inauguran el periodo, los Recompas más importantes y sus acciones, las 
características de los Revueltos y Rearmados, los grupos más significativos y finalmente la escalada 
del conflicto en el Norte de Nicaragua. En el cuarto capítulo se trata lo referente al rearme de 
YATAMA, las acciones de los cesanteados del ex MINT, las respuestas gubernamentales para 
lograr el desarme de los excombatientes en armas, el origen y desarrollo del Frente Unido Andrés 
Castro (FUAC), las Remujeres del Frente Norte Nora Astorga y la organización de La Contra como 
partido político. 
En el apartado final se hace un breve resumen del origen y desarrollo de las organizaciones de 
excombatientes con las que se hizo el trabajo de campo y su futuro como sector. Se analizan y 
desarrollan las expectativas durante la desmovilización y el rearme, sus demandas más urgentes y 
los retos a los que se enfrentan los excombatientes. También se narra la historia del asentamiento 
irregular de El Timal y los trabajos de la Comisión de Reconciliación del gobierno de Daniel Ortega 
para mejorar las condiciones de vida de los excombatientes y se dan las conclusiones de la 
investigación. 
Finalmente, se da la bibliografía y hemerografía utilizadas, se incluye la relación de los 
excombatientes que se constituyeron en fuentes para éste trabajo, así como una breve biografía de 
cada uno. Como anexos, se ha incluido un mapa de las zonas de seguridad para la desmovilización, 
un mapa de las zonas de rearme y otro de las zonas de entrevistas. Además, una lista de las 
principales agrupaciones de rearmados, un cuadro con los principales acuerdos de desmovilización, 
Introducción 
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12 
el texto integro que propició el desarme de la RN y su principal beneficio; los Polos de Desarrollo. 
Finalmente un glosario de siglas usadas. 
Si ésta tesis provoca un debate serio entre los participantes del proceso de pacificación en 
Nicaragua, en la academia y la sociedad nicaragüense consideraré que uno de los objetivos de esta 
investigación se ha cumplido cabalmente. 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución 
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Los sandinistas ganaron la guerra 
con balas tanto como con palabras. 
Tomás Borge, comandante sandinista. 
 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución (1979-1990). 
Para entender la desmovilización de la Resistencia Nicaragüense (RN) ocurrida en 1990, es 
imprescindible comprender los procesos al interior y al exterior de Nicaragua que le dieron origen 
y desarrollo durante la década revolucionaria, así como la organización que los unió. La reducción 
del Ejército Popular Sandinista (EPS) y el cesanteo de los combatientes del ex Ministerio del 
Interior (MINT) sólo es comprensible a la luz de su origen: el levantamiento armado anti somocista, 
la posterior lucha en contra de las fuerzas contrarrevolucionarias y, finalmente, la derrota electoral 
del sandinismo. Por este motivo, el primer capítulo será la reconstrucción del periodo 
revolucionario. El objetivo es conocer los grupos armados que protagonizaron la guerra y que 
fueron desmovilizados durante la alternancia política de 1990. 
El ejército contrarrevolucionario tiene, en buena medida, susantecedentes en la Guardia 
Nacional (GN), una fuerza armada de manufactura norteamericana, cuyos orígenes se remontan a la 
intervención imperialista de 1926-1933, basada en el modelo de las Guardias creadas por los 
Estados Unidos en República Dominicana y Filipinas (Véase Millet, 1977). La institución armada 
quedó bajo el mando del fundador de la dinastía Anastasio Somoza García, quien la heredó a sus 
hijos Luis y Anastasio Somoza Debayle. Durante la larga dictadura hubo una oposición aglutinada 
en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la cual en 1977-1978 sostuvo una 
verdadera guerra en contra del sistema somocista.1 
La lucha anti dinástica tenía una oposición cívica, cuyo máximo líder fue el periodista, dueño y 
director de La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro, quien desde su periódico había hecho severas 
criticas a la dinastía de los Somoza. El 10 de enero de 1978 fue asesinado y aunque la autoría jamás 
fue reivindicada por el régimen,2 no hubo dudas de su participación. El entierro de Chamorro se 
convirtió en un mitin político masivo y en una manifestación contra el sistema somocista. Mientras 
tanto, el dictador fundaba un cuerpo especial dentro de la GN para imponer mayor represión, su 
intención era equilibrar la balanza a su favor. Por ello, en diciembre de 1978 anunció un proyecto de 
fincas que serían asignadas a 32 oficiales de la GN en el departamento de Zelaya, cada una tenía 
una extensión aproximada de 450 hectáreas, estas vastas áreas formaban parte de una repartición 
caprichosa entre militares bajo el disfraz de reforma agraria, que evidentemente beneficiaba a muy 
pocos. 
 
1 El régimen tuvo que ceder en dos ocasiones a las acciones de los guerrilleros. La primera, en diciembre de 
1974 un comando secuestró la casa de José María Castillo Quant, un importante funcionario somocista. En 
1978 otro comando tomó la Asamblea Nacional con resultados semejantes (véase Ramírez, 1999). 
2 En el libro de Somoza y Jack Cox, Nicaragua Betrayed (1980:113), el ex dictador culpa del asesinato del 
periodista a Pedro Ramos, compañero de habitación de Carlos Andrés Pérez en Cuba, sin mencionar que 
Ramos era su socio en la exportadora de sangre Plasmafénesis. 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución 
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14 
Uno de los beneficiarios fue el Teniente Coronel Enrique Bermúdez, conocido como 3-80 por 
su número dentro de la Academia Militar y quien después sería el máximo jefe militar de La Contra 
(véase Herrera, 1980). Estas asignaciones de propiedades tenían como finalidad mantener la alianza 
entre los mandos de la GN y el presidente Somoza. Con este tipo de componendas era difícil pensar 
en la traición de los jefes a su líder; además, el sistema somocista los había hecho beneficiarios, por 
lo que la lucha contra los sandinistas también implicaba su subsistencia como grupo de poder. 
No somos aves para vivir del aire 
No somos peces para vivir del mar 
Somos hombres para vivir de la tierra. 
Bernardino Díaz Ochoa (1929-1971).3 
 
1.- La década sandinista. 
El 17 de julio de 1979 el dictador Anastasio Somoza Debayle abandonó Nicaragua,4 dejó como 
presidente a Francisco Urcuyo Maliaños, quien se negó a dejar el poder y afirmó que debía cumplir 
su periodo presidencial hasta 1980. Las fuerzas políticas y militares de oposición rechazaron la 
propuesta, mientras el gobierno norteamericano se mostró cauteloso, los guerrilleros sandinistas 
tenían el control de varias zonas del país y a nivel internacional la figura de Urcuyo no fue 
reconocida. Finalmente renunció ante la inminente victoria militar del FSLN. 
Previamente, en Costa Rica, se había creado la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional 
(JGRN) que representaba a varios sectores de la oposición somocistas, no forzosamente sandinistas, 
integrada por cinco personalidades: Violeta Barrios, la viuda de periodista opositor Pedro Joaquín 
Chamorro; el empresario Alfonso Robelo quien después formaría parte del directorio 
contrarrevolucionario; el escritor Sergio Ramírez Mercado, a la postre vicepresidente del país; 
Moisés Hassan, representante del ala izquierdista y Daniel Ortega por parte del FSLN. 
La última ofensiva militar sandinista llevaba 44 días, en los cuales las ciudades de León, 
Chinandega, Estelí y Masaya habían sido liberadas. El 19 de julio de 1979, la JGRN y las tropas 
vencedoras, provenientes de todos los frentes guerrilleros llegaron a la capital Managua. El FSLN y 
la JGRN iniciaron un Gobierno de Reconstrucción que tenía como uno de sus objetivos incorporar a 
diversos sectores de la sociedad nicaragüense que habían sido históricamente segregados. A nivel 
económico incluyó: la instalación de un sistema mixto con una amplia reforma agraria, la 
nacionalización de la banca, del sistema financiero, del comercio exterior y de las minas. A nivel 
 
3 Bernardino Díaz Ochoa fue un dirigente campesino asesinado por la GN en 1971. Su viuda Benigna 
Mendiola, es colaboradora histórica del FSLN pues logró aglutinar a los campesinos en la lucha contra 
Somoza y es miembro de AVEMISE. La frase de Bernardino se convirtió en una consigna, después en el lema 
de la Reforma Agraria y de la UNAG. En 1987 el gobierno sandinista creó la Orden Bernardino Díaz Ochoa 
para homenajear a los campesinos o ciudadanos que aportaran beneficios al agro. 
4 Somoza muere en su exilio en Asunción, Paraguay, el 17 de septiembre de 1980, cuando un comando del 
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Argentina, lo emboscó en su auto y le disparó con una bazuca. 
Sobre el tema véase Alegría y Flakoll (1993) y Alejandro Mella (1990). 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución 
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15 
político, la destrucción de los antiguos aparatos represivos del Estado y su sustitución por un nuevo 
ejército y una nueva policía. 
Las políticas económicas del gobierno sandinista también trataban de revertir el proceso 
somocista, así como el impacto negativo que había tenido la lucha anti dictatorial en el sistema 
productivo. Para 1983, la economía nicaragüense tuvo el mayor crecimiento de América Latina 
según la CEPAL, con un cinco por ciento (Núñez, et al.,1992:272),5 debido a que el proyecto 
revolucionario, entre 1979 y 1982, tuvo la oportunidad de emprender un modelo de crecimiento con 
el apoyo de países y organismos internacionales, lo que resultó en cierta estabilidad política y 
económica. Paralelamente, las fuerzas contrarrevolucionarias también crecieron. A partir de 1983 y 
hasta el final del periodo revolucionario, la guerra fue el acompañante permanente del sandinismo. 
¡Dirección Nacional ordene! 
Consigna revolucionaria. 
 
a) Las políticas revolucionarias. 
La revolución sandinista se había propuesto desmantelar la estructura de la dinastía, por lo que 
empezó a reorganizar la sociedad, la economía y la política bajo nuevos estándares. Estos cambios 
fueron vistos popularmente provechosos y necesarios, pero trajeron consigo la desaprobación de 
algunos sectores que veían como sus anteriores prerrogativas eran eliminadas, o por grupos 
campesinos que no estaban de acuerdo con el rumbo que la revolución tomaba. En un país 
eminentemente agrícola como Nicaragua, era evidente que las primeras medidas revolucionarias 
estarían orientadas hacia el campo. 
El problema no era la falta de tierras -es el segundo país más grande de la región: mide 127,644 
kilómetros cuadrados- sino el acomodo de sus habitantes. En 1985 tenía una población de tres 
millones concentrada en un 65 por ciento en la estrecha zona plana y fértil del Pacifico (14 por 
ciento del territorio), el 30 por ciento en las montañas y llanuras de la zona Norte central(26.5 por 
ciento del país) y el cinco por ciento restante habita la zona baja y húmeda del Caribe (el 59.3 por 
ciento del territorio). 
Después de la victoria revolucionaria las propiedades de la familia Somoza y sus allegados 
fueron confiscadas,6 cuando abandonaron Nicaragua, dejaron tras de sí una quinta parte de las 
tierras cultivables sin dueño (Close,2005:44 y Castañeda,1980:41). Para Orlando Núñez, 
especialista en el agro nicaragüense, la reforma agraria empezó “el día de la victoria, los 
campesinos precaristas pasaron a ser dueños de hecho -aunque sin títulos- de las parcelas que 
ocupaban anteriormente, siendo quizás el primer y mayor acto de cesión de tierras durante el 
gobierno revolucionario” (END, 08 -11-2005). 
 
5 Un cinco por ciento de crecimiento que contrasta con el 2.5 de Guatemala, el 1.5 de El Salvador, 0.5 de 
Honduras y Costa Rica (Véase Núñez, et al,1992:272). 
6 Tan sólo en Managua los Somoza poseían 68 fincas rústicas y 139 en la región IV (Wheelock, 1991:10). 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución 
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La expropiación de las propiedades somocistas le permitió al gobierno, en un primer momento, 
disponer de tierras sin afectar a otros ciudadanos. En total fueron confiscadas 1,132,553 manzanas 
(Envío #31, 01-1984),7 que sirvieron para organizar mil 200 Unidades de Producción Estatal 
(UPES) y las primera cooperativas (Barricada Internacional (BI), 07-1991:8).8 En noviembre de 
1979 -en el aniversario de la caída de Carlos Fonseca Amador, máximo ideólogo del FSLN- Tomás 
Borge, uno de los fundadores del Frente, anunció que más del 50 por ciento de la tierra cultivable de 
Nicaragua ya pertenecía al Estado y que sería administrada por el Instituto Nicaragüense de la 
Reforma Agraria (INRA) (Castañeda, 1980:36). El gobierno realizó una serie de decretos que 
fueron asumidos como una victoria campesina. En los seis meses posteriores, se organizaron tres 
mil cooperativas (Envío # 26, 08-1983) a través de la Asociación de Trabajadores del Campo 
(ATC), el sindicato agrícola sandinista. 
En el segundo aniversario de la revolución se anunció el plan de la Reforma Agraria basada en 
un modelo mixto que combinaba un sistema empresarial estatal con cooperativas agrarias, bajo la 
denominación de Área de Propiedad del Pueblo (APP).9 Para Jaime Wheelock, Ministro de la 
Reforma Agraria, “Se trata[ba] de una ley anti oligárquica cuyo objetivo primordial es continuar la 
democratización de la propiedad afectando el latifundio ocioso y mal explotado […] ordena la 
expropiación de fincas ociosas” (1991:10). Esta Ley fue más radical que la anterior y por medio de 
ella, el estado sandinista se convirtió en el mayor empresario agrícola, por otro lado afectaba a 
grandes propietarios, pero también a los medieros10 y generó una enorme contradicción en las 
comunidades campesinas, pues partía de la premisa de que en el campo había dos clases sociales 
antagónicas en pugna: los campesinos explotados y una burguesía explotadora, sin considerar que 
en el área rural existe un entramado de relaciones sociales, económicas y familiares de gran 
complejidad. 
En muchos casos, el propietario no era terrateniente, sino un mediero (no forzosamente 
explotador). Es importante señalar las relaciones entretejidas de padrinazgo, de amistad y de 
parentesco. Así lo explicó Genaro Pérez Merlo,11 ex campesino de San Juan de Río Coco -frontera 
 
7 Los datos no coinciden pues, el ministro de la Reforma Agraria contabilizó un millón 600 mil manzanas 
(Wheelock,1991:10), 467,445 más que las registradas por la Revista Envío, publicación surgida en la década 
de los años ochenta de la Universidad Centroamericana (UCA), que continúa realizando un importante trabajo 
periodístico y de investigación. 
8 Barricada Internacional (en adelante BI) fue un semanario afín al sandinismo que dejo de circular después 
de 1993. 
9 El APP articuló el conjunto de medios de producción colectivo por medio de la nacionalización de tierras y 
propiedades de Somoza y sus allegados, junto con la grande y pequeña explotación agrícola no ligada a los 
intereses de Somoza. 
10 Se le llama popularmente medieros a los propietarios de tierras cuya extensión no se puede considerar un 
latifundio, pero que sobrepasa la pequeña propiedad. 
11 Entrevista realizada el 22 de septiembre de 2006 en Managua por Verónica Rueda Estrada. 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución 
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agrícola de los años setenta,- quien se unió a La Contra en los años ochenta y fue entrevistado para 
esta investigación: 
Mira, hubo el caso […] que llegaba la consigna del Frente de confiscar la propiedad de 
fulano de tal y resulta que era el cuñado del militante del FSLN que tiene que llevar a cabo 
la confiscación ¿Qué hacía? ¿Quitarle la tierra a sus sobrinos por seguir la consigna?….unos 
sí lo hacían, otros renunciaban, pero luego los acusaban de ser un pequeño burgués o de 
contrarrevolucionarios y los perseguían. (Entrev. Pérez, 2006). 
 
Esta fue una de las razones de descontento entre las comunidades campesinas de la región VI 
(departamentos de Matagalpa y Jinotega), que participaron activamente en la lucha sandinista12 y 
que, al triunfo de ésta, se fueron sintiendo incomprendidos y agredidos pues “fueron enviados allí 
muchos cuadros del Pacífico que no supieron entender a este campesinado […] se les comenzó a 
fustigar y se llegó a extremos, como en Pantasma, Yalí, Río Blanco. Por eso la contrarrevolución 
pudo desarrollar su trabajo allí” (Vilas,1994:231). 
Por otra parte, la nueva ley no otorgaba la propiedad de la tierra en forma individual, sino 
colectivamente. Las cooperativas, así como los equipos de trabajo al interior de las empresas 
estatales, funcionaron como formas organizadas de defensa ante los ataques de los grupos 
contrarrevolucionarios que iban cobrando fuerza. Otra respuesta del campesinado y del gobierno a 
las agresiones fueron las Cooperativas de Autodefensa o Cooperativas de Defensa y Producción, en 
las cuales sus miembros estaban armados y organizados de manera que pudieran contener y 
defenderse de los ataques bélicos; la mayoría se establecieron en zonas de difícil acceso, eso facilitó 
la actividad armada de La Contra y las hizo blanco de incursiones. Gran parte de la defensa del 
campo recayó sobre las Cooperativas de Autodefensa (CAD) y las Milicias Populares. En 1984 en 
las zonas de guerra se registraban cerca de 300 CAD que integraban más de ocho mil campesinos 
organizados (Núñez, et al., 1992:334). 
Otra forma de colectivización, pero indirecta, fueron los Asentamientos Campesinos, 
agrupaciones poblacionales de trabajadores del campo que habían sido reubicados para alejarlos de 
las zonas de guerra, abandono que causó un fuerte impacto en la política de desarrollo agropecuario 
y en la fisonomía del escenario rural, que aunado al colapso del ancestral funcionamiento 
económico y social de las comunidades, terminó por desgastar la base social de la revolución en el 
campo.13 Así lo vivió don Cándido,14 un simpatizante sandinista nacido en Boaco, residente de una 
comunidad alejada en El Rama, miembro de las Milicias Populares Sandinistas y combatiente en el 
Batallón de Reserva 90-14: 
 
12 En esta región se encuentran algunos de los sitios más emblemáticos de la lucha antidictatorial del FSLN 
como son: Pancasan y Bocay, en donde se llevaron a cabo las primeras experiencias guerrilleras y Zinica, 
donde murió en combate el máximo ideólogo del FSLN: Carlos Fonseca Amador. 
13 En 1982, 42 comunidades indígenas fueron evacuadas hacía el interior del país, a 60 kilómetrosde la 
frontera con Honduras, para ser instaladas en seis nuevos poblados conocidos como Tasba Pri. 
14 Entrevista realizada el 23 de noviembre de 2006 en El Timal por Verónica Rueda Estrada. 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución 
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[Yo llego a El Rama porque] mi papá era muy pobre, era posante15 y veníamos rodando 
hasta que llegamos ahí como carpinteros, compramos un poco de tierra y lo perdí […] a 
nosotros nos sacaron por la guerra, nos sacaron porque estaba dura la guerra y corrían 
peligro mis hijos chicos, hasta entraron al servicio militar y pues la finca quedaba solita […] 
nosotros operábamos en la zona del Rama y La Contra operaban en esa zona donde estaba 
mi tierra, era la zona dura y ya cuando nos desarmamos, pues ya estaba tomada por esa 
gente ahí y ya no pude reclamar nada y no pude recuperarla cuando el gobierno de doña 
Violeta. (Entrev. Zeledón, 2006). 
 
Los nuevos asentamientos rompían con las tradicionales estructuras del campo, que impactaban 
también entre los simpatizantes del sandinismo. Para el gobierno se trataba de una respuesta militar, 
económica y social de los campesinos residentes en las zonas de guerra, por ello, las autoridades 
hicieron grandes esfuerzos para convertirlos en unidades de producción. Se entregaron tierras y se 
proporcionaron servicios, pero desde el primer momento fueron objeto de hostigamiento por parte 
de las fuerzas contrarrevolucionarias, de esta manera, la defensa territorial se convirtió en una de las 
fuerzas centrales de sus pobladores (Núñez, et al.,1992:333). Para finales de 1984 la población 
desplazada por efecto de la guerra superaba las 150 mil personas, se logró reinstalar al 55 por ciento 
en 159 nuevos asentamientos (Ídem:329).16 Las políticas de reasentamiento agrario provocaron otro 
foco de conflicto en amplias zonas del país, pues las llamadas popularmente relocalizaciones, así 
como los desplazados de guerra tenían necesidades de tierras para sobrevivir, esta situación afectó 
a pequeños y medianos productores, debido a que se les reasignaron tierras en otros lugares o fueron 
compradas sus propiedad (Núñez, et al.,1992:366). 
Los problemas en el campo se intensificaban conforme se implementaban las políticas agrarias. 
En un primer momento hubo una mínima oposición a las políticas de distribución de tierras del 
gobierno porque sólo afectaban a los exiliados (Ley de los Ausentes) o por sus vínculos con la 
dictadura, pero cuando los sandinistas iniciaron las confiscaciones de varios de los grandes y 
medianos propietarios por medio de la Ley de Reforma Agraria, surge una contradicción con la 
oligarquía. Cabe destacar que muchas de estas confiscaciones fueron hechas más por razones 
políticas que como parte de una política agraria; pues se basaban, en muchos casos, en lealtades o 
simpatías a la revolución. Un ejemplo es el Ingenio San Antonio, el más grande del país, y 
propiedad de la prominente familia Pellas (dueños del internacionalmente conocido Ron Flor de 
Caña y distribuidores de vehículos japoneses), Alfredo Pellas, cabeza visible de la familia mantuvo 
un bajo perfil en los primeros años del gobierno revolucionario por lo que pudieron mantener 
prácticamente intacta su propiedad, controlando el 66 por ciento de la producción de azúcar 
 
15 Posante, es la expresión popular que se usa para los campesinos que no poseen tierras de cultivo y las 
alquilan. El pago es usualmente con dinero, aunque se puede pagar con una porción de la cosecha. El término 
también se aplica a los que no tienen una vivienda y que por medio de favores, rentas simbólicas u otros 
acuerdos pueden tener un lugar para vivir. 
16 James Wootten, especialista en defensa del Congreso de Estados Unidos maneja la cifra de 100 mil 
campesinos trasladados de las zonas de guerra a otros asentamientos en 1987 (1996:67). 
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(Castañeda, 1980:38). El ingenio fue confiscado a finales de la década de los ochenta, nuevamente 
por razones políticas. Este ingenio también fue una bandera revolucionaria, ya que era una 
demostración de su economía mixta. 
Por otro lado, los beneficiarios de la reforma agraria sandinista tenían títulos que habían sido 
entregados colectivamente. Esta distribución de tierras no iba de acuerdo a la mentalidad de los 
campesinos, ni de los posantes (los más pobres en la estructura social) quienes aspiraban a que la 
política agraria revolucionaria se aplicara por medio de la división de las grandes propiedades y la 
entrega de parcelas individuales. Estas políticas atentaron contra las aspiraciones de posesión de los 
campesinos. Hasta finales de 1989 la tierra distribuida en la reforma agraria no podía ser dividida, 
vendida o transmitida, hecho que cambio durante la campaña electoral cuando el gobierno 
sandinista decidió hacer reformas a esta Ley (artículo 11, capítulo 3), con la finalidad de permitir la 
venta que había sido uno de los reclamos más sentidos del campesinado que deseaban heredar a sus 
hijos y parientes. En muchos sentidos, esta reforma llegaba demasiado tarde.17 
Durante el periodo 1983-1986 se otorgó una titulación masiva a través del Plan Extraordinario 
de Titulación. El investigador mexicano Juan Monroy, experto en Nicaragua, divide en cuatro 
etapas la Reforma Agraria Sandinista: 
En la primera etapa se dieron las confiscaciones de las propiedades personales de Anastasio 
Somoza y familiares, así como funcionarios de su gobierno, concluyó la misma al 
implementarse la Ley de Reforma Agraria en 1981, el Estado es el dueño de la tierra y se 
convierte en empresario. En el segundo periodo se colectiviza la tierra y culmina con la 
segunda Ley de la Reforma Agraria de 1986. Para la tercera etapa la entrega de tierras se 
hace en forma individualizada en algunas regiones, ante la exigencia de los campesinos de 
tener su parcela, y ante el fracaso de las cooperativas en varias partes del país. La última 
fase se dio en 1990, justo en los meses de transición de poderes entre el gobierno sandinista 
y el de Violeta Barrios. (2001:52). 
 
La Reforma Agraria se transformó paralelamente al desarrollo de la guerra, con la intención de 
“apagar el fuego” que las primeras medidas habían prendido. A pesar de los múltiples problemas 
surgidos en su implementación, el acceso del campesino al crédito mejoró considerablemente. 
Según un estudio del Banco Mundial, “las políticas de reforma agraria iniciadas en 1980 han sido 
exitosas ya que lograron invertir el patrón de tenencia de la tierra de los años setenta, haciéndolo 
uno de los sistemas de tenencia de tierras más equitativos en toda América Latina, en el cual el 75 
por ciento de la tierra de uso agrícola pertenecía a pequeños y medianos productores” 
(ACNUR,1993:17). 
La reorganización de la sociedad y de la economía fue más allá del problema de la tierra, pasó 
por la comercialización y distribución de los productos, principalmente agrícolas. Como parte de la 
 
17 Para Juan Monroy esta reforma correspondió más a contrarrestar las promesas electorales de la UNO que a 
una nueva política agraria. Paradójicamente, posibilitó, en muchos sentidos, la contrarreforma agraria de la 
señora Barrios ya que los propietarios sucumbieron ante las ofertas de los terratenientes que recuperaron sus 
tierras mediante la compra (véase 2001:50-55). 
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política de control y regulación del abasto, en 1979 se promulgó la “Ley de Defensa del 
Consumidor”, a través de la cual, el estado adquirióla capacidad legal de regular los precios de los 
granos, el control de ocho productos de consumo básico y podía castigar -incluso con cárcel- a los 
comerciantes que vendieran por encima de los topes establecidos por las autoridades. 
Posteriormente, se decretó la “Ley de emergencia” y comenzaron las multas y confiscaciones a los 
especuladores, también atacó a comerciantes e intermediarios acostumbrados a regirse por las leyes 
del mercado y no por un tope de precios impuesto por el gobierno. Los productores sentían que no 
tenían libertad de vender a quien ellos acostumbraban o deseaban. 
Con el objetivo de profundizar en estas políticas, entre los años 1979-1982 se creó y fortaleció 
la Empresa Nacional de Alimentos Básico (ENABAS) que pretendía regular la comercialización y 
distribución de los alimentos, actividad que pronto se convirtió en un monopolio del estado. 
ENABAS fue la encargada de fijar los precios, comprar los productos directamente y de 
distribuirlos por todo el país. Dicha empresa fue la respuesta lógica a la premisa de que una vez 
eliminados los intermediarios, los precios serían más accesibles y que al ser distribuidos por el 
gobierno se garantizaba el acceso equitativo de la población. “Para 1983 […] ENABAS llegó a 
captar casi 80 por ciento de la producción comercializable o 50 de la producción total” (Vilas, 
1994:222). 
ENABAS tuvo varios aspectos positivos, como garantizar en tiempos de guerra el abasto de 
arroz, maíz, fríjol y otros productos de la canasta básica, además el pago de los créditos se 
flexibilizaba si la cosecha era vendida al gobierno (Vilas, et al., 1993:139). Los precios de garantía 
le daban una seguridad al productor en su ingreso, desgraciadamente muchas veces el control de 
precios respondía más a políticas económicas que a verdaderas razones de producción o de 
mercado. Por otra parte. el campesino sentía que estas políticas de control eran un esfuerzo de la 
autoridad sandinista de limitarlos y cambiar sus relaciones sociales, ya que estaban acostumbrados 
a escoger a sus clientes y fijar sus precios. 
La situación era que estábamos todos envalentonados. 
Ecosierra, excombatiente de YATAMA. 
 
b) Los cambios de la revolución. 
Durante la década revolucionaria se dio un gran crecimiento de la organización social a través de las 
instituciones gremiales y asociaciones dependientes del FSLN y del gobierno. Se promovió la 
Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinosa (AMNLAE), la Juventud Sandinista 
19 de Julio (JS-19 de Julio), los niños con la organización de los Quinchos y los Comités de 
Defensa Sandinista (CDS). En su inició fue un complejo proceso en el que la sociedad organizada 
I. De la fiesta sandinista a la contrarrevolución 
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iba al encuentro del Estado, al mismo tiempo que éste buscaba acercarse y organizar a la sociedad.18 
Uno de los gremio más importantes fue la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) que se 
convertiría en un sindicato con presencia nacional y de fuerte impacto. 
Entre 1982 y 1983 surgió la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG) 
representante de los pequeños y medianos productores y que sería de gran importancia entre los 
campesinos (actualmente aún mantienen su influencia). La UNAG llegó a tener más de 125 mil 
afiliados; por su parte los CDS llegaron a ser 15 mil con cerca de 600 mil miembros, de los cuales 
300 mil estuvieron integrados y contabilizados en las tareas de Vigilancia Revolucionaria.19 Las 
cooperativas alcanzaron a tener cerca de 60 mil familias, de las cuales 100 mil estuvieron 
organizadas en cooperativas de defensa y producción (Núñez, et al.,1992:238). Por su parte la ATC, 
el sindicato agrícola sandinista, logró organizar en cuatro meses, desde su creación en agosto de 
1979, a 22 mil 346 afiliados. 
La más entusiasta defensora de la revolución fue la JS-19 de Julio, que llegó a tener más de 30 
mil militantes, y cerca de un 73 por ciento se integró a los batallones militares (Núñez, et 
al.,1992:238). A medida que la guerra se profundizaba, parte del trabajo más duro le correspondió a 
la JS-19 de Julio, pues era la encargada de informar al ejército sobre la disponibilidad de futuros 
combatientes y a las familias en caso de deceso. Las actividades de sus líderes fueron duramente 
criticadas pues eran los encargados de reclutar pero pocas veces se reclutaban ellos mismos (Véase 
Sobalvarro, 2005). La juventud sandinista también participó activamente en las Brigadas Populares 
de la Salud, en las jornadas anti-dengue y anti-malaria de 1983, en las cuales participaron alrededor 
de 73 mil brigadistas (Núñez, et al.,1992:238). Para David, indígena miskito, y miembro fundador 
de la organización MISURASATA, las propuestas organizativas del FSLN rompían en muchos 
sentidos con las tradiciones de su pueblo: 
Ellos trajeron importados líderes del Pacífico, trataron de convertirnos de la misma manera 
en que ellos pensaban y que nos organizáramos igual que ellos, eso fue un contraste porque 
nosotros tenemos un concepto de organización indígena milenaria y lo hemos mantenido 
porque estamos arraigados a nuestra tierra y no podíamos perderlo de la noche a la mañana 
porque un gobierno nos diga que tenemos que organizarnos en asociaciones de mujeres, de 
campesinos, en comités de defensa, se trastocaba nuestra cultura. (Entrev. David, 2006). 
 
Esta nueva forma de organización de los indígenas también tuvo costos negativos, así lo afirmó 
Centuriano Knight,20 líder de la comunidad miskita: 
 
18 Sobre la participación popular en el FSLN, el Ministro del Interior Tomás Borge dijo “Un partido que reúna 
a los revolucionarios nicaragüenses voluntariamente […] con ese fin tenemos que crecer y madurar, realizar 
una actividad de reclutamiento que a la vez debe de ser activa y prudente para impedir que a nuestra 
organización lleguen los peores […] negativos o ligados al pasado tenebroso que acabamos de liquidar” 
(1981:45). 
19 Entre las funciones de los CDS estaba organizar a la población en las labores partidistas y vigilar las 
actividades de los vecinos para prevenir acciones contrarrevolucionarias. Los excesos de los CDS fueron 
numerosos y crearon serios conflictos al interior de la población. 
20 Entrevista realizada el 31 de octubre en Bilwi (RAAN) por Verónica Rueda Estrada. 
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Es que antes no había una organización y fue la misma revolución que ayudó a organizar a 
la gente, el involucramiento de estudiantes, universitarios. Las organizaciones tradicionales 
era de ancianos [luego con la revolución] fue de mujeres, ancianos, estudiantes, de todo y 
fue lo culminante y fue efectivo para el movimiento indígena. (Entrev. Knight, 2006). 
 
Si nos atenemos a lo dicho por los entrevistados, parece que hubiera una contradicción, pues 
mientras que para David existía una organización indígena que chocaba con la propuesta sandinista, 
para Centuriano la organización fue promovida por el mismo FSLN. En ambas perspectivas hay una 
dosis de razón. Efectivamente existía una organización indígena, pero era de carácter comunitario, 
mientras que con los sandinistas, la organización se dio más a nivel político y en muchos sentidos, 
de mayor impacto en la vida diaria de los indígenas. 
En 1980 y como una de sus primeras actividades, la JS 19 de Julio participó activamente en el 
Ejército Popular de Alfabetización cuando ayudaron a la organización de La Cruzada Nacional de 
Alfabetización (CNA) junto con el Ministerio de Educación, en la que participaron 52 mil jóvenes. 
La CNA fue quizá la acción más ejemplar de la revolución, su meta: enseñar a leer y escribir a 600 
mil nicaragüenses,

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