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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTONOMA D E MEXICO 
 
FACULTAD DE DERECHO 
 
 
 
 
 
 
“EL MENOR SUJETO DE VIOLENCIA EN 
LA FAMILIA Y LA PROTECCIÓN DE SUS 
DERECHOS EN LA LEGISLACIÓN 
MEXICANA” 
 
 
 
 
 
 
 
T E S I S 
PARA OPTAR POR EL TITULO DE 
L I C E N C I A D O E N D E R E C H O 
QUE PRESENTA 
DULCE MARÍA GONZÁLEZ LORANCA 
 
 ASESOR: 
DR. LORENZO CORDOVA VIANELLO 
 
 
 
 
 CIUDAD UNIVERSITARIA 2008 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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A DIOS: 
Por haberme dado los elementos 
necesarios para alcanzar esta 
meta tan trascendental. 
 
 
 
A MI MADRE: 
Por su enorme amor, apoyo 
y ayuda incondicionales. 
Por su ejemplo de lucha para salir 
avante de las adversidades. 
 
 
 
A MI PADRE: 
Por su valioso y amoroso empeño 
en señalarme la importancia de 
lograr este objetivo. 
 
 
 
A UN GRAN AMIGO Y COMPAÑERO: 
Por el apoyo y fortaleza brindados, 
que en todo momento dieron cuenta 
de un inmenso amor y respeto. 
 
 
 
A MIS HERMANOS: 
Por estar conmigo en los momentos 
hermosos y difíciles de la vida. 
 
 
 
A MIS AMIGAS: 
Por su amistad, y constante 
apoyo en todo tiempo. 
 
 
 
A MI ASESOR: 
Por su tiempo y paciencia, así como por 
sus críticas constructivas y respetuosas, 
porque me ayudaron a darme cuenta de 
errores, y así, estar en posibilidad de mejorar. 
 
EL MENOR SUJETO DE VIOLENCIA EN LA FAMILIA Y LA PROTECCIÓN DE 
SUS DERECHOS EN LA LEGISLACIÓN MEXICANA. 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
CAPÍTULO I Marco teórico conceptual. 
1.1. Definiciones sobre el menor de edad………………………………...…5 
1.2. La familia………………………………………………………………….24 
1.2.1. El núcleo de la sociedad……………………………………...…32 
1.2.2. Como agente socializador………………………………………34 
1.3. Violencia familiar…………………………………………………………38 
1.4. El Estado como ente protector del niño…………………………….…43 
 
 
CAPÍTULO II Etiología y modalidades de la violencia familiar en menores. 
2.1. Causas y factores desencadenantes………….………………………49 
2.2. Tipos de violencia hacia los menores…….…………………………...54 
2.2.1. Maltrato físico…………………………………………………….54 
2.2.2. Maltrato sexual…………………………………………………...58 
2.2.3. Maltrato psicológico……………………………………………...62 
2.2.4. Abandono……………………………………………….………...66 
 
 
CAPÍTULO III Marco Jurídico nacional de protección al menor. 
3.1. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos…………….73 
3.2. Códigos, Leyes y otras disposiciones………………………………….77 
 
 
CAPÍTULO IV Marco Jurídico internacional de protección al menor. 
4.1. Instrumentos Universales……………………………………………...118 
4.2. Instrumentos Regionales………………………………………………127 
 
 
CAPÍTULO V Balance de los mecanismos de protección al menor 
sujeto de violencia. 
5.1. La autoridad frente al menor violentado……………………………..139 
5.2. Instituciones y entidades civiles de protección al menor 
sujeto de violencia………………………………………………………155 
5.3. Situación del problema hoy en México……………………………….161 
5.4. Propuestas de solución..........…………………………………………173 
 
 
CONCLUSIONES………………………………………………………………………181 
 
BIBLIOGRAFÍA...........……...…………………………………………………………187 
 1
INTRODUCCIÓN 
En la actualidad se vive en una constante inseguridad debido a la violencia que se 
presenta en diversos ámbitos: la sociedad, la calle, el trabajo. Así, todas las 
personas somos vulnerables a ser víctimas de la delincuencia. Pero, en teoría, 
existe un lugar seguro, en el que las personas se sienten resguardadas, tranquilas 
y rodeadas de afecto: la familia. Se trata de un grupo, cuyos miembros mayores 
transmiten conocimientos, valores y costumbres a los miembros más jóvenes, o en 
otras palabras, cumple la función de iniciar el proceso de socialización de los 
niños. Esa labor la debe cumplir teniendo como base relaciones sanas cimentadas 
en el respeto y el amor. 
 
Sin embargo, la familia tampoco escapa de la violencia que se da en muchos 
círculos de la sociedad. Sus integrantes, como todo ser humano, están bajo la 
influencia de sus propias historias de vida, enfermedades y trastornos 
psicológicos, así como por diversos elementos que se encuentran en el ambiente 
social y que los rodean. Estos factores pueden provocar que el equilibrio y la 
armonía familiar se rompan, y entonces se presente falta de comunicación, de 
respeto, de conocimiento entre los mismos integrantes y desunión, hasta llegar 
eventualmente a la violencia. 
 
Además, es necesario reconocer que dentro de la familia hay miembros más 
vulnerables que otros, tal es el caso de los niños, las mujeres y las personas de la 
tercera edad y, a su vez, dentro de este grupo se considera que los niños son los 
sujetos que corren más riesgos. Así, aunque parezca difícil de imaginar, muchas 
 2
veces los agresores de los niños son sus propios padres u otros familiares, las 
personas de las que menos se esperaría tal conducta. Cabe mencionar que el 
maltrato infantil no es un problema nuevo, es un fenómeno que se presenta de 
tiempo atrás, pero es recientemente que se le reconoce como verdadero problema 
social, que al paso del tiempo tiene también consecuencias negativas para toda la 
sociedad. Del mismo modo, también en la actualidad se acepta la existencia de 
derechos particulares, diferentes de aquellos de los que ya detentan como 
cualquier otro ser humano, a favor de los niños. Derechos cuyo propósito es 
proteger una de las etapas de desarrollo del ser humano que más cuidados y 
atenciones especiales requiere y, cuyas necesidades son diferentes a las de los 
adultos, tratando de evitar en la medida de lo posible abusos en su contra. 
 
Derivado de lo anterior y al estar conciente de las consecuencias negativas que la 
violencia implica para la niñez y a la larga para la sociedad en su conjunto, surgió 
el interés en el presente tema, en el que se abordarán, en primera instancia, en el 
capítulo I, los conceptos más importantes que se manejarán a lo largo del mismo, 
como es el caso del niño; la familia, vista como el núcleo de la sociedad y como 
principal agente socializador; la violencia familiar y, la función del Estado en su 
carácter de protector del niño. Lo que en algunos casos se hará desde distintos 
enfoques. 
 
En el capítulo II, se establecerán los motivos que dan origen al maltrato infantil, 
diferenciando entre causas y factores que pueden llegar a desencadenar un 
evento de violencia. También se abordará en este capítulo los tipos de violencia 
 3
que se pueden presentar contra los niños, como son el físico, sexual, psicológico y 
el abandono. Se abordarán los conceptos de cada uno de ellos, los actos que los 
constituyen, las características que hacen de algunos niños aún más vulnerables, 
y las consecuencias. Dentro del maltrato físico se abordará el “síndrome de 
Munchausen en niños”, un tipo poco conocido de maltrato, pero tan grave que 
puede llegar a ocasionar la muerte. 
 
Los capítulos III y IV tratarán lo relativo a la Legislación que en materia de 
protección y derechos de la infancia existe. 
 
En el capítulo III se analizarán específicamente los ordenamientos jurídicos del 
país. Se iniciará con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en 
la que se hace una revisión de las reformas del artículo 4º en relación con el 
presente tema. Otro documentoa considerar, es la Ley reglamentaria de este 
mencionado artículo Constitucional, la Ley para la Protección de los Derechos de 
Niñas, Niños y Adolescentes. Ordenamiento de aplicación en todo el país, que 
sienta las bases sobre las que debe actuar toda autoridad al encontrarse frente a 
cualquier situación en que esté involucrado un menor. También se analizarán las 
leyes de las Entidades Federativas que se refieren al tema de la protección y 
defensa de los derechos de los niños, así como la violencia familiar. Especificando 
en algunos casos definición de conceptos, derechos y obligaciones de los niños, 
procedimientos para prevenir y atender la violencia familiar y sanciones. Al final de 
este capítulo se hará mención de ciertas disposiciones que si bien no proceden del 
 4
poder legislativo, sirven de base para las actuaciones de la autoridad en materia 
de niños. 
 
El capítulo IV se refiere a los instrumentos internacionales, en el que 
primeramente se analizan aquellos suscritos por los países y, posteriormente 
aquellos instrumentos que rigen solamente en una determinada región del mundo 
o continente. Algunos de estos ordenamientos, manejan el tema de los derechos 
humanos en general, en los que obviamente se incluyen los niños, pero también 
hay otros dirigidos expresamente a la protección de la infancia y sus derechos. 
 
Finalmente, en el capítulo V se hace una evaluación de los procedimientos y 
actuaciones de algunas entidades que en el Estado atienden la problemática de la 
violencia familiar y el maltrato hacia los niños. Pero también se considera la 
intervención que tiene la sociedad, misma que, a través de organizaciones civiles, 
participa en su prevención, atención, solución y erradicación. De tal forma que, 
una vez analizadas las acciones que llevan a cabo instituciones de gobierno y 
organismos civiles y, en comparación con la magnitud del problema que se refleja 
en los índices tan altos de maltrato, se arriba a que tales instancias no son 
suficientes para atender el problema que nos atañe. Por lo que resulta apremiante 
trabajar en una política pública que de forma integral proporcione atención a 
diversos conflictos sociales que inciden en las relaciones familiares, pero siempre 
con miras a lograr la erradicación de la violencia familiar y del maltrato infantil. 
 
 
 
 5
CAPÍTULO I 
MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL 
 
1.1. DEFINICIONES SOBRE EL MENOR DE EDAD 
 
La primera tarea de esta investigación es el definir al niño. Primero, porque al 
considerar el concepto que se tenga de él, la calidad que se le de, la posición que 
ocupe dentro de una familia y de su sociedad, y la naturaleza que se le asigne, 
dependerá en gran medida el trato que se le de. 
 
Segundo, porque es necesario limitar a qué personas se les considera como tales, 
sólo estos seres humanos detentarán aquellos derechos de los que se ocupa este 
trabajo, aún y cuando, tales prerrogativas se harán extensivas a individuos que ya 
no son considerados biológicamente como niños, pero que están en la transición 
de convertirse en adultos (adolescencia, etapa en la que al igual que la niñez 
requiere de gran protección, por todo lo que ésta implica), por lo que en base a 
ese hecho y porque así la legislación lo establece, en ésta investigación se les 
equipara a niños hasta que cumplan los 18 años. 
 
Para comprender el concepto de “niño”, resulta básica su definición. Sin embargo, 
es necesario distinguirlo a partir de los distintos puntos de vista con los que se 
aborda dicha temática. Por ésta razón se inicia con la definición lingüística que 
proporcionan algunos diccionarios. 
 
 
 
 6
A) DEFINICIÓN LINGÜÍSTICA. 
El Diccionario de la Lengua Española, define al niño como el “que tiene pocos 
años, que está en la niñez”1, lo cual da una idea vaga de lo que el “niño” es en 
cuanto tal, pero ni por asomo, vista su ambigüedad, arroja una luz para la presente 
investigación. 
 
El diccionario de sociología acota que el niño es “persona inmadura. Propiamente 
comprende la vida humana desde el nacimiento hasta la adolescencia...”2, y la 
Enciclopedia Universal describe que el niño es el “que se haya en la niñez. Por 
extensión el que tiene pocos años y poca experiencia”3. 
 
B) DEFINICIÓN HISTÓRICA 
Es trascendente limitar a quien se le considera niño y lo que implica, de esto 
depende el trato que se le da a esa categoría de sujetos. De acuerdo con Philippe 
Ariés, no fue sino aproximadamente hasta el siglo XVIII, que hubo un concepto de 
niñez. Y, en los siglos anteriores, aunque con variaciones a lo largo del tiempo y 
aunque prevalecía la idea de que eran amados, también eran considerados, como 
una etapa necesaria por la que tenía que pasar cualquier individuo para llegar a la 
adultez (etapa realmente importante); o bien, como un juguete que entretenía y 
distraía a los adultos de sus ocupaciones diarias; o como un elemento de 
presunción del status socioeconómico, los utilizaban como espejo en el que se 
refleja la capacidad económica de la familia, al gastar fuertes cantidades de dinero 
 
1 Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, 22ª ed., Edit. Milenio, tomo 7, España, 2001, pag. 1072. 
2 PRATT FAIRCHILD, Henry (Edit.), Diccionario de Sociología, 1ª ed., 12ª reimp., FCE, México, 1987, pag. 300. 
3 Enciclopedia Univesal Ilustrada Europea Americana, Edit. Espasa-Calpe, T. XXXVIII, Madrid, , 1989. pag. 685. 
 7
en su ropa, diversión, educación, empleados a su servicio; o también como una 
molestia o desgracia; o como incluso seres malos repletos de “pecado original”.4 
 
Esas ideas en el pasado eran prevalecientes; hoy, sin embargo, esporádicamente 
siguen presentándose algunas de ellas. Tal vez la que se presenta con menor 
frecuencia es aquella que ve a los niños como el fruto del “pecado original” y, ello 
solo ocurre entre familias con un gran dogmatismo religioso. En efecto, todavía 
una gran cantidad de padres aún no tiene conciencia de que los niños son 
personas que requieren les sean cubiertas necesidades especiales y diferentes a 
las de los adultos. Debe comprenderse que son seres individuales y no una copia 
de sus “adultos” progenitores o un motivo de presunción del propio estatus 
económico-social, y tal vez sea este uno de los motivos que influyen en la 
generación de violencia en su contra. 
 
En la literatura sobre el tema existen fuentes primarias, como diarios y 
autobiografías, de cuya lectura se desprende la existencia de un punto de vista 
diverso, que reflejan un buen trato hacia los menores y la debida consideración a 
la etapa de vida en que se encuentran. Sin embargo, también es importante 
aclarar que muchos de los juicios de valor que se desprenden de ellos eran 
parciales y subjetivos, reflejan sobre todo la visión de una clase social específica: 
la clase media o alta. 
 
 
4 Cfr. POLLOCK, Linda A., Los niños olvidados. Relaciones entre padres e hijos de 1500 a 1900, 1ª ed., 3ª reimp., FCE, 
México, 2004, pág. 15-27. 
 8
Resulta interesante señalar cómo eran vistos los niños de los siglos XVI al XIX, a 
partir de lo descrito en diarios y autobiografías de personas que vivieron en 
aquella época, gente que como ya se mencionó pertenecía a un nivel sociocultural 
medio o alto. 
 
Según Linda Pollock, de acuerdo a estos diarios y biografías, desde el siglo XVI 
hubo un concepto de “niñez”, lo cual significa que desde entonces se les concebía 
con características diferentes a las de los adultos, menciona que eran vistos como 
organismos que pasan por un periodo de desarrollo, que se entregan a los juegos, 
que necesitan cuidado y protección, que requieren guía (por medio de la 
educación y la disciplina), y que hay que ayudar pecuniariamente.5 El hecho de 
que son organismos que pasan por un periodo de desarrollo, es muy vago, pero 
que puedese justifica por el tiempo de que se trataba, actualmente se sabe que el 
ser humano durante toda su vida se encuentra en desarrollo, y no únicamente 
durante el momento de transición de la infancia a la adultez. Se está de acuerdo 
en que los menores se “entregan” al juego, no obstante, se duda que se haya visto 
con la misma importancia que se le da hoy en día, en que el juego puede ser un 
vehículo para el aprendizaje, una herramienta para que los especialistas en 
psicología y otras materias afines descubran situaciones que vive un menor y no 
expresa con palabras, o bien, un derecho que establece la legislación nacional e 
internacional. En lo referente a que necesitan cuidado y protección, obviamente 
también se está de acuerdo, con la aclaración de que antaño se protegía al niño 
sobretodo de cuestiones físicas como enfermedades o accidentes, pero era poco 
 
5 POLLOCK, Op. Cit., pág. 120. 
 9
tomado en cuenta su estado emocional, al no existir en ese entonces los llamados 
“Síndrome de Niño Maltratado”6 o de “Deprivación”7, o bien la depresión infantil8, 
conceptos realmente modernos. 
 
Por lo que hace a que los niños requieren de una guía, se considera correcto. En 
efecto, requieren una orientación que se da a través de la educación y la 
disciplina, además de tener como marco el respeto y el amor, y evitar so pretexto 
de ésta, castigos o malos tratos. En este sentido, también es necesario el ejemplo, 
medio por el cual se logra esa enseñanza; y sin éste, aprendizaje sería difícil de 
lograr en un menor. 
 
Por otro lado, a pesar de ser obvio que la manutención de un niño requiere de una 
economía que pueda cubrir los gastos mínimos indispensables para sus 
necesidades, es fundamental lograr que la gente haga conciencia totalmente de tal 
realidad; pero aún así, no se cree prudente que tal situación tenga que ser 
consignada en un concepto de niño. 
 
 
6 El SNM es el término médico utilizado para conceptualizar al fenómeno del maltrato a los niños. 
7 La deprivación es el término utilizado también en la medicina para referirse al descuido y falta de atención en la 
educación de los niños, cuando las personas responsables de cubrir sus necesidades básicas, no lo hacen. Existen dos tipos 
de “Deprivación”; la “social” y la “emocional”. La “social” se refiere a la negligencia en la atención general, o cuestiones 
como no proporcionar alimentos o atención médica; mientras que lo “emocional” se refiere al rechazo, negación de afecto, 
indiferencia o infundir temor en el niño. Sobre este punto véase de manera especial el capítulo II de esta tesis. LOREDO 
ABDALÁ, Arturo, Maltrato al menor, Edit. McGraw-Hill, México, 1994, págs. 53 y 54. 
8 Se considera depresión infantil al trastorno básico del estado de ánimo que puede ser triste o irritable, con pérdida del 
interés en todas o casi todas las actividades, de etiología variable, de la que se puede inferir elementos genéticos, 
biológicos, ambientales, sociales, familiares y de la personalidad. Concepto manejado por ARELLANO PENAGOS, 
Mario y col., Crisis en la infancia y la adolescencia, 1ª ed., Confederación Nacional de Pediatría de México, A.C., 
México, 2000, pág. 205. 
 10
Los diarios y biografías del siglo XVII9 muestran que los padres eran concientes de 
las capacidades de sus hijos, de lo que podían o no comprender de acuerdo a la 
edad que tuvieran, de lo que se desprende que sí los consideraban diferentes a 
los adultos. Sin embargo, también es cierto que guardaban expectativas poco 
realistas acerca de ellos, por lo que a partir de la idiosincrasia de la gente de esa 
época, se deduce que si tales expectativas eran cumplidas por los menores, los 
padres se sentían orgullosos y dichosos, pero si el niño no las acataba, 
posiblemente era rechazado y visto simplemente como un niño desobediente y 
malcriado, sin siquiera imaginarse y mucho menos investigar si lo que se esperaba 
de él era acorde a su edad, a sus habilidades, o a sus gustos. Otra situación 
interesante de ese siglo y que afortunadamente no se presentó en un alto 
porcentaje10, es el hecho de que algunos, en específico los puritanos, 
consideraban a sus hijos como seres pecaminosos; esa era una situación, a su 
juicio, que debían comprender los niños, les hacían ver que el ser humano es 
pecaminoso por naturaleza y que esa es la realidad innegable, lo que 
posiblemente colocaba a los niños en una situación en la que surgían sentimientos 
de culpa, rechazo y desagrado hacía sí mismos, lo que condicionaba a su vez una 
baja autoestima, que no tan sólo no era tratada, sino que ni siquiera era 
identificada como lo es en la actualidad. 
 
En el libro de Linda A. Pollock11, se señala que en el siglo XVIII los padres se 
sentían molestos debido al mucho tiempo y cuidados que necesitan los niños, a la 
 
9 POLLOCK, Op. Cit., pág. 121-126 
10 De acuerdo con Linda A. Pollock, Op. Cit., solo 3 autores mencionan esta situación, lo que corresponde al 7% de los 
diarios analizados por ella del siglo XVII. 
11 POLLOCK, Op. Cit., págs. 126-130. 
 11
impaciencia y desesperación que les producían, así como la angustia que les 
provocaba el darse cuenta de los gastos económicos que implica su atención. Es 
preciso comentar que todas estas situaciones son obvias durante la crianza de un 
infante, quien requiere de cuidados, tiempo, paciencia, disponibilidad y una 
situación económica, que no necesariamente de opulencia, pero si suficiente para 
sufragar sus necesidades, pero en aquella época los hijos no eran planeados ni 
existía la posibilidad de que las parejas pudieran decidir el tenerlos o no, ni el 
momento, ni el espaciamiento, ni el número de éstos, simplemente era natural que 
al casarse la consecuencia incuestionable era su “llegada”. De lo anterior se 
puede encontrar la explicación, no justificación, de los sentimientos encontrados 
que los menores provocaban en algunos padres. Cabe señalar, sin embargo, que 
aunque se sentían molestos o desesperados por causa de sus hijos, también 
experimentaban alegrías y satisfacciones, lo que se diferencia con lo sucedido en 
el siglo anterior respecto al pensamiento puritano, cambio que probablemente se 
debió a que en este siglo XVIII se difunden las ideas de Rousseau y de Locke12. 
 
Durante el siglo XIX continuaron los sentimientos encontrados acerca de los niños, 
a los que se veía con alegría y afecto, pero a la vez como fuentes de molestias y 
descontento debido a las altas demandas de atenciones que requieren. 
 
 
12 Ello en virtud de que Rousseau consideraba a los niños como seres buenos por naturaleza. Mientras que Locke en su 
Ensayo sobre el Gobierno Civil, expone su idea de que Dios confirió al hombre sentimientos de amor hacia sus hijos, 
derivado de lo cual pone en duda el hecho de que los padres los traten con extrema dureza, como se puede observar de 
este fragmento de la obra mencionada: “…Dios infundió en lo elemental de la naturaleza humana tal ternura hacia la 
prole, que poco temor debe abrigarse de que los padres usaren de su poder con excesivo rigor; el exceso se produce 
raras veces por el lado de la severidad, pues la pujante inclinación de la naturaleza al otro lado se inclina”. Ensayo 
sobre el Gobierno Civil, 4ª ed., Porrúa, México, 2005, pág. 39. 
 12
Cabe señalar que la ambivalencia de sentimientos de algunos padres hacia sus 
descendientes que se comenzó a observar a partir del siglo XVIII y continúo en el 
siglo XIX, no es privativa de estos siglos. No es extraño que actualmente algunos 
padres puedan llegar a desesperarse con las conductas de sus hijos, pero esto no 
significa que a consecuencia del enojo deba desencadenarse una agresión hacia 
el menor. 
 
C) DEFINICIÓN PSICOLÓGICA 
Por su parte, la psicología refiere queel ser humano a lo largo de su ciclo vital 
pasa por distintos periodos; cada uno de los cuales se caracteriza por diferentes 
elementos o circunstancias en las áreas del desarrollo físico, cognoscitivo y 
psicosocial, así como edades en las que estos periodos se ubican; dos de estos 
momentos son la niñez y la adolescencia. La primera de las cuales se divide en 
“Infancia y Primeros Pasos”, que es considerada del nacimiento a los tres años; en 
“Niñez Temprana”, que abarca de los tres a los seis años; en “niñez intermedia”, 
que se refiere de los seis a los once años; y el momento de la adolescencia que es 
contemplado de los once a los veinte años13. No obstante lo anterior, la división en 
tales periodos es aproximada y no tajante ni definitiva, ya que más bien la niñez es 
considerada como una construcción social, una idea que la generalidad de los 
individuos, en una determinada sociedad y momento, se forma en torno de a quien 
debe ser considerado como niño o adolescente. Desde este punto de vista es muy 
difícil determinar el momento exacto en que un niño deja de ser considerado como 
tal para convertirse en un adolescente, o bien, éste en adulto; ya que tal “etiqueta” 
 
13 PAPALIA, Diane E., et. al., Desarrollo Humano, 9ª ed., McGraw-Hill, México, 2005, pags. 12 y 13. 
 13
depende de la percepción que la mayoría de los miembros de esa sociedad 
tengan de los periodos en que se divide la vida del ser humano. A lo anterior, es 
debido agregar que los momentos en que se estima deben ocurrir determinados 
cambios, sobre todo de tipo psicosocial y de maduración, pueden verse afectados 
y no aparecer cuando se esperan, debido a factores externos, o bien a que cada 
individuo tiene su propio “reloj biológico”. 
 
D) DEFINICIÓN FILOSÓFICA 
Desde el punto de vista filosófico, encontramos múltiples ideas en torno a cuál 
debe ser la definición de niño. Hipócrates fue el primero en hacer un “catálogo” de 
las edades del ser humano, de acuerdo al entonces número mágico siete. Dicha 
clasificación ubica al bebé de los cero a los siete años de edad, al niño de los siete 
a los catorce y al adolescente de los catorce a los veintiún años de edad.14 
 
Aristóteles no atribuía importancia a la infancia por sí sola, únicamente en tanto la 
consideraba como proyecto de hombre. Se manifestó acerca de la forma que creía 
más apropiada en cuanto a su educación, pero no con la idea de buscar el 
bienestar del niño, sino únicamente en tanto esa educación fuera útil al futuro 
adulto, muestra de ello son dos señalamientos que hizo, uno de los cuales se 
refiere a recomendar que los niños mientras más pequeños se acostumbraran al 
frío, mejor, pero no con la idea de resguardar su integridad física, sino para que se 
habituaran a las inclemencias del tiempo a que se podrían enfrentar durante el 
 
14 Cfr. OCHAÍTA, Esperanza, Hacia una teoría de las necesidades infantiles y adolescentes. Necesidades y Derechos en el 
marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, 1ª ed., McGraw-Hill, Madrid, 2004, pag. 19 
y 20. 
 14
servicio militar; otra situación muestra de ello es el hecho de estimar la 
conveniencia de una Ley que prohibiera educar y criar a un niño deforme, a 
alguien que muy probablemente no tendría una vida adulta plena15 
 
Por su parte, Galeno también distinguió las diferentes etapas de la vida del ser 
humano, pero a diferencia de Hipócrates, no realizó la clasificación sólo a partir del 
elemento tiempo, trató de atribuir características a cada una de ellas, relacionó 
con determinados elementos cósmicos cuyas características resultaran afines con 
el temperamento definitorio de las diversas etapas, claro que actualmente esta 
forma de describir las edades resulta inoperante y arcaica, pero al fin y al cabo fue 
el primer intento de describir las características de las edades.16 
 
En la modernidad, Hobbes considera que la relación adulto-niño, era una relación 
de superior a inferior, lo que se desprende de la lectura del capítulo “Del 
Lenguaje”, de uno de sus libros más conocidos, el Leviatán, al señalar que uno de 
los vicios más comunes del hombre, en el uso del lenguaje, es el de agraviarse 
con palabras los unos a los otros “…a menos que nuestro interlocutor sea uno a 
quien nosotros estamos obligados a dirigir; en tal caso ello no implica agravio, sino 
correctivo y enmienda”17, no obstante que era consciente de lo erróneo que es 
ofenderse con palabras, justificaba que esto sucediera cuando se trataba de 
personas respecto de las cuales se tiene la obligación de dirigir, como es 
obviamente el caso de los niños. 
 
15 DELGADO, Buenaventura, Historia de la Infancia, 2ª ed., Edit. Ariel, Barcelona, 2000, pags. 31 y 32 
16 OCHAÍTA, Op. Cit., pág. 20. 
17 HOBBES, Thomas, Leviatán o la materia, forma y poder de una República, Eclesiastica y Civil, FCE, México, 2004, 
pág. 24. 
 15
 
John Locke “consideraba al infante como una ‘página en blanco’ en la que los 
padres y los maestros podían ‘escribir’ para crear el tipo de persona que 
deseaban”18. Jean Jacques Rousseau, “consideraba a los niños como ‘nobles 
salvajes’, que nacen buenos y se corrompen únicamente a causa de un ambiente 
represivo”19; además tiene el acierto de considerar que los niños no deben ser 
vistos como adultos “pequeños”, sino por el contrario, como seres humanos con 
características especiales y diferentes a las de los adultos, además de señalar la 
importancia de que los niños vivan su infancia y lo poco correcto que sería el tratar 
de evitar que pasen por este periodo de la vida20. Siendo de esta manera 
Rousseau uno de los autores que pone mayor atención a la situación del niño, lo 
que se refleja en su obra acerca de la pedagogía, el Emilio. 
 
Para Rousseau el hombre es bueno por naturaleza, para Kant la bondad no se 
presenta de esta manera, para él el hombre en sus primeros años ni es bueno ni 
es malo, sino más bien tiene “gérmenes para el bien“, o bien, “semillas de bondad” 
que deben ser estimulados, y tendencias malas que deben ser cambiadas a través 
de la educación y la disciplina, para así lograr un hombre (adulto) cabal.21 
Conceptos que son presentados en una pequeña obra titulada La Pedagogía de 
Kant, que contiene sus explicaciones acerca de pedagogía, recopiladas por su 
discípulo Friedrich Theodor Rink. 
 
 
18 PAPALIA, Op. Cit., pag. 6 
19 Idem. 
20 DELGADO, Op. Cit., pag. 143. 
21 Ibidem, pags. 144-147. 
 16
En el caso de Marx y de acuerdo a su ideología, el niño se considera como un 
futuro obrero productivo, y mientras más rápido creciera y por consiguiente 
pudiera llevar a cabo el mayor trabajo posible, mejor. Esta productividad de 
acuerdo a su pensamiento debería corresponder de los nueve a los doce años en 
dos horas diarias de trabajo, de los trece a los quince años de cuatro horas diarias 
y a los dieciséis y diecisiete años de seis horas diarias22. Se infiere que muchos de 
los niños de esa época en Alemania no tenían una infancia como actualmente se 
concibe, desde muy jóvenes ingresaban a las filas de trabajo y dejaban la niñez 
rápidamente, debido a que la pobreza en la mayoría de los hogares era tan grave 
que aún y cuando el sueldo de los niños era en extremo bajo, era necesario para 
las familias. 
 
De acuerdo a Émile Durkheim, los individuos se constituyen por dos partes, una 
de las cuales se refiere al interior, todo aquello que únicamente concierne a uno 
mismo, y la otra se refiere a lo que los grupos a los que se pertenece expresan, 
esta segunda parte es la que permite considerar a los individuos seres sociales. 
Sin embargo, establece Durkheim, un nuevo ser humano, un niño, no nace con 
esta característica, sino al contrario, es un ser asocial y egoístaque requiere de 
educación para conseguir llevar una vida en sociedad.23 
 
 
22 DELGADO, Op. Cit., pags. 186 y 187. 
23 DURKHEIM, Émile, Educación y Sociología, Ediciones Coyoacán, México, 2001, págs. 8 y 9. 
 17
Por su parte, y más recientemente, Fernando Savater, en su libro “El valor de 
educar”24, señala que el niño es un ser incompleto que nace efectivamente 
“humano”, pero sólo desde el punto de vista biológico, en realidad debe aprender 
los atributos que le darán tal característica desde el punto de vista moral, lo que 
conseguirá solamente a través de su propio esfuerzo y de la relación que tenga 
con otros individuos que le rodean, quienes le enseñarán la forma de vida de la 
cultura a la que pertenece. 
 
E) DEFINICIÓN JURÍDICA 
Por su parte, los doctrinarios del derecho en general no definen lo que es el niño. 
Sin embargo, Osorio y Nieto25 señala que el niño es la “persona humana que se 
encuentra en el período de la vida comprendido entre el nacimiento y el principio 
de la pubertad”. Hasta aquí ese concepto no aporta nada más. No obstante, el 
mismo autor abunda al señalar que el nacimiento es “el momento en que el sujeto 
es total o parcialmente expulsado del claustro materno“ y, por pubertad, “ el estado 
de la persona – varón o mujer – en que da principio la capacidad de procrear “26, la 
niñez inicia con el nacimiento y termina con la iniciación de la pubertad, lo que 
ocurre en general hacia los diez o doce años. Creemos que eso es absurdo, si 
bien es cierto que desde el punto de vista biológico se convierten en seres 
capaces de reproducirse, característica inherente a un adulto, esto no implica que 
deriven, por ese sólo hecho, en uno de ellos. 
 
24 SAVATER, Fernando, El valor de educar, Edit. Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América, México, 
1997, pag. 26-29. 
25 OSORIO Y NIETO, César Augusto, El niño maltratado, Edit. Trillas, México, 1993, pag. 11. 
26 Idem. 
 
 
 18
Cabe señalar que sólo se menciona la anterior definición desde el presente punto 
de vista, en razón de la escasez e insuficiencia por parte de la teoría jurídica en lo 
que se refiere a la definición de “niño”. También se hace notar la falta de atención 
que al presente tema se le ha dado por parte de los teóricos del derecho 
mexicano, la mayor parte de la información encontrada es extranjera, sobre todo 
española y argentina. 
 
F) DEFINICIÓN LEGAL NACIONAL 
Ahora se aborda y compara el concepto “niño” o “menor”, pero desde el punto de 
vista de la normatividad nacional e internacional, haciéndose notar el hecho de 
que toda la legislación establece el momento en que este periodo de vida termina, 
pero muy pocas refieren el momento en que ésta inicia. Cabe comentar que a 
pesar de que en nuestro país la mayoría de edad se establece al cumplir los 
dieciocho años de edad, existen dos Entidades en las que la Ley de Derechos de 
los niños señala que para efectos de las mismas, se estima una edad anterior para 
considerarlos como niños. 
 
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en sus artículos 4º y 
123, apartado A, fracciones II y III, se aboca a señalar algunos de los derechos del 
niño, pero no menciona una definición de éste. La Ley para la Protección de los 
Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes señala en su artículo 2º, de forma un 
tanto confusa, que “para los efectos de esta ley, son niñas y niños las personas de 
hasta 12 años incompletos, y adolescentes los que tienen entre 12 años cumplidos 
y 18 años incumplidos”; con lo cual se adopta el criterio vertido por Osorio y Nieto, 
 19
aunque sin señalar a partir de cuando se es niño, de lo que se puede deducir que 
deja abierta la posibilidad de proteger al menor desde el mismo momento de su 
concepción. 
 
Ahora se analizarán las definiciones de niño en la legislación Estatal, para lo cual 
es preciso aclarar que en el presente apartado únicamente se hace mención del 
nombre de las Leyes y, será en el Capítulo III, específicamente en el apartado 3.2. 
donde además de mencionarlas se señalará cuándo y dónde fueron publicadas, 
ello en virtud de que ese capítulo específicamente se refiere al análisis de la 
Legislación Nacional. Otra situación importante a resaltar es que estas leyes 
claramente señalan que las definiciones establecidas en ellas, deben ser tomadas 
sólo para efectos de las mismas. 
 
La mayor parte de las legislaciones27 que sobre los niños existen en los Estados 
del país, dividen la minoría de edad en dos etapas: niñez y adolescencia, 
diferencia que es posible observar al momento mismo de leer los títulos de dichas 
Leyes, estableciendo la diferencia a través de la edad. Establece que las niñas y 
niños son las personas o seres humanos, aunque la mayoría señala “personas”, 
 
27 Ley sobre los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de San Luis Potosí; Ley de los Derechos de la Niñez 
y la Adolescencia del Estado de Campeche; Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes 
en el Estado de Hidalgo; Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de 
Quintana Roo; Ley de Protección de los Derechos, de las Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Nayarit; Ley para la 
Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Sinaloa; Ley de Protección de los Derechos de 
los Niños, Niñas y Adolescentes para el Estado de Oaxaca; Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y 
Adolescentes del Estado de Tabasco; Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, los Niños y Adolescentes en el 
Estado de Durango; Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños, y Adolescentes del Estado de México; 
Ley para la Protección de la Niñez y la Adolescencia del Estado de Aguascalientes; Ley para la Protección de los 
Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para el Estado de Sonora; Ley para la Protección de los Derechos y Deberes de 
las Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Coahuila; Ley de los Derechos de las Niñas, los Niños y Adolescentes en el 
Estado de Jalisco y; Ley de Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes para el Estado de Nuevo 
León. 
 20
que tienen hasta o menos de doce años de edad, como se manifestó, sin 
especificar el momento en que empieza a considerar a estas personas como 
niños; y que la adolescencia inicia a partir de los doce años y hasta o menos de 
los dieciocho años de edad. Se cree correcto realizar esta separación en niñez y 
adolescencia, de esta forma se aprecia que hay conciencia acerca de las 
diferentes etapas que se presentan en la vida de un ser humano que la ley ha 
denominado minoría de edad y, que por consiguiente, en cada una de estas 
etapas necesitan ser cubiertas diferentes tipos de necesidades. 
 
Se da el caso de otras Leyes28 que como su mismo nombre lo señala, únicamente 
hacen referencia al concepto de niño y no a la adolescencia como en los casos 
anteriores y, estas Leyes establecen que se trata de todo ser humano 
(exceptuando la Ley respectiva de Veracruz, que señala “persona” en lugar de “ser 
humano”), menor de dieciocho años de edad. En este caso tampoco dispone en 
qué momento inicia la niñez. Dentro de este rubro también se pueden mencionar 
los ordenamientos de Chihuahua y Yucatán29, los cuales aún y cuando 
textualmente no establecen lo que debe entenderse por “niño”, sí señalan que 
serán tutelados los derechos de las personas menores de dieciocho años de edad. 
La Ley de Protección y Defensa de los Derechos de las Personas Menores de 
dieciocho años de edad y la Familia en el Estado de Baja California señala, como 
su mismo nombre lo dice, y siendo totalmente redundante, que una persona 
 
28 Ley de los Derechos de las Niñasy los Niños en el Distrito Federal; Ley de Asistencia Social y Protección de Niños y 
Niñas del Estado de Veracruz; Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas y los Niños del Estado de Tlaxcala; 
Ley de los Derechos del Niño en el Estado de Zacatecas y; Ley de los Derechos de las Niñas y Niños del Estado de Baja 
California Sur. 
29 El Código para la Protección y Defensa del Menor de Chihuahua y; la Ley para la Protección de la Familia del 
Estado de Yucatán. 
 21
menor de dieciocho años de edad es todo ser humano menor de dieciocho años 
de edad. 
 
Los ordenamientos respectivos de Chiapas, Morelos y Colima30 tienen una 
peculiaridad en común: sí establecen el momento a partir del cual se le considera 
a un ser humano como “niño” o “menor”. En Chiapas, el concepto de “menor” se 
divide en dos acepciones, primeramente habla de niñas y niños, a los que 
contempla desde recién nacidos hasta antes de cumplir los doce años de edad y, 
posteriormente menciona a los adolescentes, como aquellos que tienen más de 
doce años y que no han cumplido los dieciocho años de edad. En Morelos se 
señala que menor de edad es todo ser humano desde el momento en que nace 
hasta antes de cumplir los dieciocho años de edad. La excepción no sólo de estas 
Leyes de protección de los derechos de los niños, sino de las de todo el país, es la 
del Estado de Colima, ésta ubica al niño como tal a partir de su concepción y 
hasta antes de cumplir los doce años de edad y, al adolescente a partir de los 
doce y hasta los dieciocho años de edad. Con respecto a esta situación, no se 
estima atinado el considerar a un niño desde el momento de la concepción, ya que 
aún no tiene las características físicas y psicológicas para conceptualizarlo como 
un ser humano que se encuentra en la etapa de la vida denominada niñez. Antes 
del nacimiento se trata del producto de la concepción que recibe diferentes 
nombres de acuerdo al momento de desarrollo en que se encuentre el embarazo, 
tal como son huevo o cigoto, embrión y feto, pero no se trata de un niño. Cabe 
 
30 Código de Atención a la Familia y Grupos Vulnerables para el Estado Libre y Soberano de Chiapas; Ley para el 
Desarrollo y Protección del Menor en el Estado de Morelos y; Ley de los Derechos y Deberes de las Niñas, los Niños y 
los Adolescentes del Estado de Colima. 
 22
hacer la aclaración de que aún y cuando no se esté de acuerdo con la aseveración 
sostenida por la Ley en comento, esto no implica que no se piense que ese ser 
producto de la concepción no deba recibir protección y cuidados. Pero en todo 
caso son de otro tipo frente a los “derechos de los niños”.31 
 
Las Leyes de los Estados de Michoacán y Tamaulipas32 contemplan al niño o niña 
como el ser humano menor de dieciséis años de edad, nuevamente sin especificar 
cuando inicia. 
 
La Ley para la Protección y Desarrollo de los Menores en el Estado de Guerrero 
no señala específicamente lo que debe entenderse como “niño”, pero del mismo 
nombre de la Ley se deriva que hace referencia a los menores de dieciocho años 
de edad y, aunque no señala en que momento es posible considerar a un ser 
como “niño”, o mejor dicho “menor”, para estar acorde con la Ley, sí contempla la 
protección del ser concebido no nacido. Por otro lado, cuando se comentó la 
definición psicológica de “niño”, se señaló que la niñez se divide en varias etapas, 
cada una de las cuales con características propias y diferentes. Comentario que 
se realiza en atención a que, aunque no coinciden con el mismo rango de edades, 
esta Ley también hace tal separación, y establece que el recién nacido es el 
menor hasta el año de edad; la primera infancia corresponde del año a los cuatro 
 
31 Aunado a lo anterior, al señalar que el niño es tal a partir de la concepción, esta Ley pierde de vista dos situaciones. La 
Ley sustantiva penal “permite” el aborto en casos especiales, situaciones en las que se impide el nacimiento del “niño”, 
transgrediendo así su privilegio más importante establecido en la Ley en comento: el derecho a la vida. Lo cual lleva a que 
dichas Leyes se excluyen mutuamente. Por otro lado, como se verá en el capítulo III del presente trabajo, este 
ordenamiento señala determinados deberes a cargo de los niños, la pregunta sería cómo un ser no nacido va a cumplir con 
las obligaciones que se le atribuyen. Cayendo así en un extremismo absurdo. 
32 Ley de los Derechos de las Niñas y Niños del Estado de Michoacán de Ocampo y la Ley de los Derechos de las Niñas y 
Niños en el Estado de Tamaulipas. 
 23
años, la segunda infancia abarca de los cuatro a los seis años de edad, la tercera 
infancia se refiere al rango de edad de los siete a los doce años y, la adolescencia 
de los doce a los dieciocho años de edad 
 
Ahora bien, se considera que en todos los casos en los que las distintas leyes no 
establecen el momento en que se inicia la calidad de “niño”, debe entenderse que 
comienza al momento en que el ser producto de la concepción nace, y no antes. 
La Ley General de Salud, apoyando lo anterior, conceptualiza a este ser producto 
de la concepción, y tomando como base la etapa en que se encuentra el 
embarazo, le asigna dos nombres, pero ninguno lo denomina como “niño” o 
“menor”. El artículo 314, fracciones VIII y IX de esta Ley, establece los conceptos 
de embrión y feto, respectivamente. El primero de los cuales hace referencia a que 
se trata del “producto de la concepción a partir de ésta, y hasta el término de la 
duodécima semana gestacional”, y el segundo, contempla como feto “al producto 
de la concepción a partir de la decimotercera semana de edad gestacional, hasta 
la expulsión del seno materno”. Como se advierte, este cuerpo legal de aplicación 
en toda la República Mexicana, tal y como lo establece su artículo 1º, no considera 
que el ser concebido sea un “niño”, sino que se trata primero de un embrión y, 
posteriormente, de un feto, un niño será tal a partir de la expulsión del seno 
materno. 
 
G) DEFINICIÓN LEGAL INTERNACIONAL 
En el ámbito internacional, la Convención sobre los Derechos del Niño señala en 
su artículo 1° que “ ... se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho 
 24
años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado 
antes la mayoría de edad.”. Por su parte, el artículo 2 de la Carta Africana de los 
Derechos y el Bienestar del Niño, también establece que se conceptualiza como 
niño, al ser humano menor de dieciocho años. Los demás instrumentos 
internacionales que se revisarán en el capítulo IV no abordan el tema de la 
definición de niño. 
 
Ahora bien, una vez analizado todo lo anterior, se es de la idea de que 
efectivamente un niño desde el punto de vista biológico, debe ser considerado 
como tal hasta el momento del inicio de la pubertad, a partir de este momento es 
un adolescente, sin embargo, para efectos del presente trabajo, y en atención a 
que tanto la legislación nacional como la internacional, refiriéndonos en específico 
a la Convención sobre los Derechos del Niño, así lo establecen, se estima como 
niño o menor de edad a los seres humanos menores de 18 años de edad y, a 
partir de su nacimiento. Antes de este momento, como se comentó, es un embrión 
o feto, producto de la concepción incapaz de ejercer derechos tales como de 
educación, esparcimiento, profesar una religión, libertad de expresión o reunión, y 
menos de cumplir con obligaciones, lo que resulta ilógico. 
 
1.2. LA FAMILIA. 
La familia es el núcleo social por excelencia33. Definir el concepto “familia” en el 
presente trabajo es de suma importancia, muchos de los temas a tratar están en 
extrema relación con ella. La primera definición a revisar es la que proporciona la 
 
33 GUTIÉRREZ Y GONZÁLEZ, Ernesto, Derecho civil para la familia,1ª ed., Porrúa, México, 2004, pág. 135 
 25
Real Academia Española, la cual considera a la familia como el “grupo de 
personas emparentadas entre sí que viven juntas”, pero también señala que se 
trata de un “conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un 
linaje”34. Como se puede observar, esta definición es muy sencilla, en general sólo 
hace referencia a las personas que se encuentran relacionadas en virtud del 
parentesco y, además, la primera también señala que ese conjunto de personas 
con parentesco deben vivir juntas, respecto a lo cual nos referiremos más 
adelante. 
 
Ahora bien, a través del tiempo, el concepto de familia se ha ido renovado para 
ubicarse dentro de la realidad del momento, debe ajustarse a los cambios sociales 
y económicos que la afectan, además también se debe tomar en cuenta el tipo de 
sociedad a la que pertenece una familia en específico. De lo anterior se da cuenta 
con lo señalado por Lewis H. Morgan35, al señalar que “La familia es el elemento 
activo; nunca permanece estacionaria, sino que pasa de una forma inferior a una 
forma superior a medida que la sociedad evoluciona de un grado más bajo a otro 
más alto.” 
 
De tal manera los autores alemanes Theodor Kipp y Martin Wolff explicaron a la 
familia como “el conjunto de personas ligadas por el matrimonio o el parentesco”36, 
lo que a todas luces, en la actualidad, resulta demasiado simple y anticuada, se 
 
34 Real Academia Española, Op. Cit., tomo 5, pág. 703. 
35 MORGAN, Lewis, H., cit. por Federico Engels en El origen de la familia. La propiedad privada y el Estado, Edit. 
Mexicanos Unidos, México, 2006, pág. 33. Investigador cuyos estudios sobre la “vida familiar” de algunas tribus 
indígenas de América del Norte y de otros lugares durante el siglo XIX, apoyan las ideas expuestas por Engels en la obra 
mencionada. 
36 KIPP, Theodor y Martin Wolf, Tratado de Derecho Civil, Vol. I Derecho de Familia, pag. 2, No. 2 
 26
limita a establecer que la familia tiene solamente como origen el matrimonio o el 
parentesco, recordando que en aquella época la ley no reconocía al concubinato 
como una figura de derecho. 
 
Muy similar es el caso de la definición proporcionada por Planiol y Ripert al señalar 
que la familia es “el conjunto de personas que están unidas por el matrimonio o 
por la filiación y también excepcionalmente, por la adopción.”37 Como se observa, 
ésta es muy similar a la proporcionada por los autores alemanes señalados, 
también contempla únicamente al matrimonio y al parentesco como fuentes de la 
familia sin mencionar al concubinato, e incluso al hacer mención de la adopción, 
indica que de forma excepcional. 
 
Tal vez en el otro extremo se encuentra la definición de Ernesto Gutiérrez y 
González al señalar que la familia es... 
“el conjunto de personas naturales, físicas o humanas, integradas a 
través de un contrato de matrimonio de dos de ellas, o integradas 
por la apariencia o posesión de estado de casados, o por lazos de 
parentesco por consanguinidad, afinidad o civil, que habitan en una 
misma casa, la cual constituye el domicilio familiar, y tengan por ley, 
o por acuerdo, unidad en la administración del hogar familiar”38 
 
Muy al contrario de las definiciones ya revisadas, ésta parece un tanto “minuciosa” 
y repetitiva, se piensa que no es necesario señalar que se trata de “...un conjunto 
de personas naturales, físicas o humanas...”, sería suficiente y perfectamente 
entendible si sólo se hiciera mención de personas físicas, si lo que se desea es 
 
37 PLANIOL, Marcel y Georges RIPERT, Tratado Elemental de Derecho Civil. Introducción, Familia y Matrimonio, trad. 
de la 12ª ed. Francesa, Edit. José M. Cajica, Puebla, México, pág. 281. 
38 GUTIÉRREZ Y GONZÁLEZ, Op. Cit,, pág. 140 y 141. 
 27
hacer la diferencia con las personas morales. Siguiendo este orden de ideas, 
tampoco se está de acuerdo con que en la noción de familia sea necesario que 
estas personas vivan en un mismo lugar, el autor en comento explica que esto se 
debe a que para que se den lazos de unión y solidaridad entre los miembros de 
una familia es necesaria la convivencia diaria bajo el mismo techo, sin embargo 
esto no es considerado correcto, se cree que con la simple convivencia diaria, con 
el verse día a día, no se dará una familia armoniosa y unidad familiar, para lograr 
esto se requiere que cada uno de los integrantes de la familia se dirija y conduzca 
hacia los otros miembros de la misma con amor, respeto y tolerancia; además no 
se cree que sea correcto descartar a una familia como tal por el hecho de que 
alguno de sus integrantes por cuestiones, por ejemplo de estudio o trabajo, viva en 
un lugar distinto de la residencia familiar. 
 
Con lo que definitivamente está de acuerdo la autora del presente, es que este 
autor sí contempla al concubinato como una figura a través de la cual puede surgir 
una familia, muy al contrario de ser considerada como tal, esta unión era 
totalmente rechazada e incluso, sobretodo la mujer y los hijos, eran objeto de 
agresiones derivadas de los prejuicio existentes, mismos que eran reforzados por 
la Ley al contemplar disposiciones que fortalecían la discriminación hacia estas 
parejas y sus hijos. 
 
Con lo que también se está de acuerdo la autora del presente es en lo referente a 
que haya dentro de la familia lo que Gutiérrez y González llama “unidad en la 
administración del hogar familiar”, definitivamente es necesario que exista una o 
 28
dos personas que guíen y dirijan el curso de la familia y den educación y 
formación a los descendientes, estas personas generalmente son los 
ascendientes, la madre, el padre o ambos, quienes deben tener los mismos 
derechos y obligaciones dentro del núcleo familiar; en muchas ocasiones es 
necesario el apoyo de otros familiares: abuelos o tíos. Si ésta o estas personas 
guía no existen o no ejercen correctamente su rol, se presenta el peligro de que la 
familia se desintegre. Lo anterior porque cada integrante tomará decisiones y se 
conducirá de forma independiente sin tomar en cuenta las necesidades y 
requerimientos de su familia en conjunto. Cabe mencionar que con esto no se está 
sugiriendo por ningún motivo el hecho de que cada miembro no pueda actuar 
libremente, sin embargo, lo debe hacer contemplando el daño o beneficio que con 
sus actos puede provocar a la familia. Eso quiere decir que todos los miembros de 
una familia están vinculados –o deberían estarlo- por una obligación de 
responsabilidades en la realización de sus actos. De otra manera el nexo primario 
de la familia, en vez de proteger a sus integrantes, se convertiría en fuente de 
conflicto. 
 
Además, guiada por cónyuges o concubinos, éstos deben prestarse ayuda mutua, 
disfrutar de autoridad y consideraciones iguales, además de que ambos deben 
aportar económicamente al sostenimiento del hogar, no implicando esto último que 
quien aporte mayor ingreso será quien tenga mayor autoridad o respeto. 
Hasta el momento se han analizado sólo definiciones con tinte jurídico, sin 
embargo partiendo de la idea de que la familia es el elemento del que depende en 
 29
gran medida que una sociedad marche correctamente, se hace imperiosa la 
necesidad de analizarla también desde el punto de vista sociológico. 
 
El ser humano no puede vivir de forma aislada, primero y sencillamente porque no 
se encuentra sólo en el planeta, desde Aristóteles se define al ser humano como 
un zoon politikón, como un ser, por naturaleza, social. No le es posible salir a la 
calle sin encontrarse con alguien, lo cual implica que siempre se encuentra dentro 
de un grupo humano, sin embargo no todas ellas a las que se pertenezca son de 
vital importancia para el presente tema. Un conjunto humano de categoría o clase 
a la que pertenecen algunos individuos por virtudsolamente de determinadas 
semejanzas que los colocan en la misma “clasificación”, no interesa para los 
efectos del presente trabajo; ni tampoco lo hace aquella a la que pertenecen los 
individuos únicamente por el hecho de encontrarse aglomerados o juntos en un 
mismo espacio; pero caso diferente es la llamada pluralidad de interacción, que 
como su nombre lo dice, en esta se encuentran los individuos que mantienen 
relaciones y nexos recíprocos.39 
 
De todo lo anterior se concluye que nuestro interés, en este momento, debe 
enfocarse en la pluralidad de interacción, es ésta la que da lugar a la familia, 
misma que se define como un grupo social, y se conforma por “un número de 
 
39 RECASENS SICHES, Luis, Tratado General de Sociología, 27ª ed.Porrúa, México, 1999, pags. 418, 419 y 420. 
 30
personas que sienten una identidad común e interactúan de manera regular y 
estructurada, con base en normas y metas compartidas.”40 
 
Ahora bien, por otro lado, la familia también es una institución social, un conjunto 
estable y perdurable de normas y valores, estatus y roles, y grupos y 
organizaciones con una estructura para la conducta en un área particular de la 
vida social.41 
 
De los párrafos anteriores se deriva el hecho de que al ubicar a la familia como 
grupo social, se hace referencia a su parte objetiva, el elemento que lo constituye 
es el humano, o sea, los seres humanos que lo conforman, independientemente 
de las características que posteriormente se les atribuyan a estas personas en la 
definición y; por el contrario, al ubicarla como institución social se hace referencia 
a su parte subjetiva, a las reglas, formas y modos de conducirse de las personas. 
Es claro que en toda sociedad siempre existirá la familia, sin embargo, ésta diferirá 
de una sociedad a otra, dependiendo, como se verá en párrafos posteriores, del 
tipo de estructura que tenga. 
 
Ahora bien, todo lo analizado en el presente apartado hasta el momento sirve de 
base para concluir con una definición, que a nuestro parecer, es atinada, y se trata 
de la proporcionada por Gelles y Levine, la cual señala que “la familia es un grupo 
e institución social, con una estructura identificable basada en posiciones (los que 
 
40 GELLES, Richard J. y Ann Levine, Sociología con aplicaciones en países de habla hispana, 6ª ed., McGraw-Hill, 
México, 2004, pag. 221. 
41 Ibid., pag. 188. 
 31
ganan el pan, crían al niño, toman decisiones, educan) e interacción entre las 
personas que ocupan esas posiciones.42” 
 
La familia es un grupo social e incluso ahondando más, se trata de un grupo 
primario, las relaciones e interacción entre sus miembros son más estrechas y 
personales; es una institución social porque en cada familia hay reglas y valores o 
principios que se aplican dentro de ella. Ahora bien, se considera que tiene una 
estructura identificable porque cada grupo social denominado familia cuenta con 
una determinada disposición de los “elementos” o individuos que lo conforman, 
dependiendo de que se trate de una familia nuclear, la formada por la pareja y sus 
hijos; extensa, constituida por la pareja, sus hijos y otros familiares; poligama, o 
sea, la conformada por una mujer y más de un hombre (poliandria), o por un 
hombre y más de una mujer (poliginia); o bien por grupos; por mencionar sólo 
algunas de las estructuras familiares más representativas que existen y han 
existido en el mundo43, sin dejar de tomar en consideración que día a día, la 
familia se va transformando tanto en lo concerniente a los miembros que la 
integran como en los principios con los que se rige, actualmente, por tomar un 
ejemplo, en algunos países44 se encuentra legislado el matrimonio entre personas 
del mismo sexo, lo que da origen a una nueva estructura de familia que hasta 
hace todavía poco tiempo no hubiera sido posible ni siquiera imaginar. 
 
 
42 GELLES y LEVINE, Op. Cit., pág. 423 
43 MORGAN, Op. Cit., págs. 34 y 38. 
44 Holanda, Bélgica, Canadá, España y Sudáfrica. En el Distrito Federal, se cuenta con la sociedad de convivencia; misma 
que se refiere al acto jurídico bilateral que se constituye, cuando dos personas físicas de diferente o del mismo sexo, 
mayores de edad y con capacidad jurídica plena, establecen un hogar común, con voluntad de permanencia y de ayuda 
mutua. 
 32
Cada uno de los miembros que integran una estructura familiar detentan un 
estatus, cada uno de ellos tiene una determinada posición dentro de ese núcleo 
familiar, así se puede mencionar el estatus de madre, padre o hijo, de quienes, 
dependiendo del tipo de estructura familiar y sociedad a la que pertenezcan, se 
esperará un determinado comportamiento o rol.45 
 
Finalmente, es necesario que haya interacción entre las personas que tienen esas 
posiciones, lo cual reafirma y remite al inicio de este estudio, y se refiere a que si 
la familia es un grupo social, entonces necesariamente deberá haber convivencia 
y relación entre sus miembros, como uno de los presupuestos de existencia de 
éste. 
 
1.2.1. EL NÚCLEO DE LA SOCIEDAD 
Resulta común el señalar que la familia es la parte medular de la sociedad. Los 
seres humanos que la integran se educan y aprenden a socializar gracias a la 
convivencia con los otros, la primera “convivencia” generalmente se presenta 
dentro de la familia, se da entre los miembros que la constituyen, y habitualmente 
son los miembros de las generaciones más antiguas los que educan y enseñan a 
los más jóvenes; de lo que se desprende que depende del tipo de enseñanzas y 
educación que reciba el niño, será la conducta que éste reflejará de adulto al 
encontrarse y desenvolverse dentro de la sociedad a la que pertenece. Por lo 
tanto, una familia que proporcione valores y principios a sus miembros dará la 
 
45 GELLES Y LEVINE, Op. Cit., pág. 175; a manera de ejemplo señalan que de los niños se esperan conductas tales como 
necesitar educación, obedecer a sus padres, asistir a la escuela y, gusto por los juegos y juguetes. Y de los padres se espera 
que cuiden, atiendan y en general que satisfagan las necesidades de sus hijos. 
 33
pauta para que las instituciones sociales, jurídicas y políticas de un Estado se 
desarrollen como es debido46 
 
Confirmando así que la familia es el núcleo de la sociedad, es en ella donde el 
carácter se forja y se aprenden pautas de conducta bajo las cuales se conducirá la 
persona en la sociedad a la que pertenece. 
 
Es necesario definir a la sociedad, la cual, según Joseph H. Fichter 47 “es un gran 
número de seres humanos que obran conjuntamente para satisfacer sus 
necesidades sociales y que comparten una cultura común”. 
 
Las necesidades sociales mencionadas, la renovación de miembros, el 
aprendizaje, la producción y distribución de bienes y servicios, el orden y 
seguridad, la religiosa y espiritual, y la de descanso y diversión; y los grupos 
sociales que conforman la familia, la escuela, la fábrica, la policía, la religión y el 
esparcimiento, mencionados de forma general, son los que cubren tales 
necesidades. Ahora bien, como tales grupos a su vez están formados de 
individuos, los mismos que son miembros de esa sociedad, son ellos mismos 
quienes de forma recíproca cubren sus necesidades sociales, es entonces posible 
observar la interrelación social e interdependencia que se presenta en las 
sociedades, mientras un individuo cubre a otro su necesidad de seguridad, puede 
que éste satisfaga al primero su necesidad de aprendizaje; por lo que de allí se 
 
46 GUTIÉRREZ Y GONZÁLEZ, Op. Cit., pag. 135. 
47 FICHTER, Joseph H., Sociología, 9ª ed., Edit. Herder, Barcelona, España, 1974, pag. 154. 
 34
desprende lo señalado por Anthony Giddens“una sociedad es un sistema de 
interrelaciones que vincula a los individuos”.48 
 
Otra característica que se desprende de la definición descrita es lo referente a 
“compartir una cultura común”, lo cual significa que los miembros de una sociedad 
tienen un contexto común en el cual se desenvuelven, lo que logra mayores 
posibilidades de cooperación y comunicación entre ellos. Esta cultura común se 
refiere a que sus creencias, ideas y valores generales, así como sus pautas de 
conducta son preponderantemente los mismos, lo que lleva nuevamente a la 
familia, al ser ésta la que los inculca y enseñanza. 
 
1.2.2. COMO AGENTE SOCIALIZADOR 
Es interesante reflexionar en que las personas no nacemos conociendo cual debe 
ser el comportamiento humano, aquel que nos hace diferentes (aparte de la 
estructura fisiológica y la capacidad de razonar), de los demás seres del reino 
animal, sino que es algo aprendido a través del tiempo, mediante la socialización. 
Misma que se define como el “proceso a cuyo través los nacidos en una sociedad 
se convierten en miembros efectivos de la misma, desarrollando sus 
potencialidades como seres sociales, e incorporándose las formas y los 
contenidos propios de un sistema cultural”49, y a través de la asimilación de 
actitudes, valores y costumbres de esa sociedad.50 Como se puede observar, la 
primera parte corresponde a una definición más desde el punto de vista 
 
48 GIDDENS, Anthony, Sociología, 4ª ed., Edit. Alianza, Madrid, 2004, pag. 51. 
49 MARTÍN LÓPEZ, Enrique, Familia y sociedad, una introducción a la sociología de la familia, 1ª ed., Ediciones Rialp, , 
Madrid, 2000, pág. 168. 
50 HOFFMAN, Lois, et. al., Psicología del desarrollo hoy, Vol. I, 6ª ed., McGraw Hill, Madrid, 1995, pág. 210. 
 35
sociológico, mientras que la segunda a una de tipo psicológico, y sin embargo 
ambas complementándose mutuamente. En efecto, una de las finalidades de la 
socialización es lograr que los individuos “encajen”, convivan y tengan un 
comportamiento de acuerdo a los parámetros generales que señala la misma 
sociedad, lo cual se obtiene mediante la enseñanza de sus actitudes, creencias, 
valores, costumbres, normas, roles sociales y cultura, que la integran. 
 
La familia es el agente socializador por excelencia, lo cual se desprende del hecho 
de que es en la infancia cuando se aprenden las pautas básicas de 
comportamiento que son los cimientos de posteriores aprendizajes y, 
normalmente, cuando se está en tal periodo de la vida, el individuo se encuentra 
inmerso únicamente en el grupo social de la familia, posteriormente se involucra 
on otros grupos o agentes de socialización, pero el primero, en circunstancias 
usuales, es la familia. Se define al agente socializador como el “individuo, grupo u 
organización que influye en el comportamiento de una persona y el sentido de la 
persona, ya sea para premiar o castigar el comportamiento, que proporciona 
instrucciones en reglas y roles sociales, o simplemente sirven como un modelo”.51 
 
La importancia de la socialización radica en que de ésta depende en gran parte el 
buen desarrollo de las capacidades humanas básicas, aunque los genes dan la 
capacidad de caminar, razonar, hablar, relacionarse de formas distintivamente 
humanas, para el desarrollo de tales habilidades es necesaria la ayuda que de 
forma inconciente la mayoría de las veces se da a través de la convivencia diaria 
 
51 GELLES y LEVINE, Op. Cit., pag. 138. 
 36
con las personas. Además no sólo se desarrollarán tales capacidades, sino 
también los modos de llevarlas a cabo, como la forma de caminar, el lenguaje que 
se utiliza, o bien, la manera de dirigirse y conducirse con los demás. De tal forma 
que si a un niño se le niega la posibilidad de tener un proceso de socialización, las 
consecuencias en su vida serían muy negativas y difíciles de reparar.52 
 
La familia, y específicamente los padres u otras personas que cumplan con ese 
rol, llevan a cabo la socialización a través de varias formas: 
1) Al proporcionar amor y cuidados. Cuando las personas responsables del 
niño lo atienden con amor, lo ayudan a desarrollar su confianza básica, la 
cual es de suma importancia, que es el antecedente para que el niño forme 
su autonconcepto y su autoestima; además también aprende a entablar 
relaciones emocionales y lo prepara para futuras socializaciones.53 
2) Como figuras de identificación. En un momento de la infancia los niños 
tienden a identificarse con el padre del mismo sexo que ellos, copian sus 
acciones e interiorizan así sus valores; generalmente en este proceso los 
padres no están concientes de que los niños los imitan, motivo por el que 
resulta muy peligroso, sin darse cuenta están dando enseñanzas a sus 
hijos a través del ejemplo, un poderoso método pedagógico.54 
 
52 GELLES y LEVINE, Op. Cit., pág. 132 y 133, ponen de manifiesto las consecuencias negativas que acarrea la falta de 
socialización en un menor, al abordar la historia de vida de Genie. Esta niña desde que nació hasta la edad de 13 años, fue 
confinada a un cuarto del que nunca salía, era amarrada en una silla o metida en una bolsa para dormir, impidiendo así su 
desplazamiento. No veía a nadie, y cuando intentaba hacer algún ruido era golpeada. Cuando Genie salió de este encierro, 
su edad cronológica no correspondía con la que aparentaba, pues su aspecto era de una niña más pequeña, no era capaz de 
realizar actividades básicas como bañarse, vestirse o hablar, trataba a las personas como objetos extraños: las analizaba 
con la vista y con el tacto, no entendía los límites entre “ella” y “los demás”, por lo que no era conciente de sí misma y no 
tenía un autoconcepto. 
53 HOFFMAN, Op. Cit, pág. 211. 
54 Ibidem. 
 37
3) Como agentes activos. Los padres también llevan a cabo conductas 
encaminadas a este fin específico, como es el caso de aplicar el sistema de 
castigo y recompensa a conductas del niño que se deseen suprimir o 
incentivar, o proporcionar instrucciones.55 
4) Como proveedores de experiencias. El entorno en el que viven los padres, 
tanto por lo que hace a lugares, personas y circunstancias, es el mismo en 
el que se encuentran inmersos sus hijos, “controlando” de esta manera el 
tipo de experiencias que los niños tienen, a partir de las cuales se hacen 
una idea de la naturaleza de la realidad, o mejor dicho de la naturaleza de 
su realidad, ofreciéndoles, dependiendo del entorno de que se trate, ciertas 
experiencias, y reteniendo otras.56 
5) Como constructores del autoconcepto. Los padres suelen percibir al niño de 
determinada forma y tratarlos conforme a esa percepción, situación con la 
que se debe ser cuidadoso, el niño acepta las cualidades que sus padres le 
atribuyen, y luego se comporta acorde a las “etiquetas” que le fueron 
conferidas como si éstas fueran infalibles. Así, si se confieren cualidades 
positivas, es más posible conseguir en el niño un correcto autoconcepto, 
que a su vez se verá reflejado en una alta autoestima, pero si por el 
contrario se le atribuyen al niño cualidades negativas, se colocaría en tela 
de juicio el concepto que tendrá de sí mismo y, por consiguiente, su 
autoestima.57 
 
55 Ibidem. 
56 Idem, pág. 212. 
57 Ibidem, pág. 213. 
 38
En este momento, y una vez analizado lo anterior, es posible visualizar porque la 
familia es el elemento fundamental en el desarrollo de una correcta socialización 
de los menores, proceso en el cual, por lo menos los primeros años de vida, 
ningún otro grupo puede sustituirla 
 
1.3. VIOLENCIA FAMILIAR 
El definir la violencia familiar, tema sobre el cual existe una amplísima 
bibliografía58, dentro de ella específicamente el maltrato infantil, es de suma 
importancia, derivado de su definición se podráconfirmar o descartar su efectiva 
presencia dentro de un núcleo familiar, y a partir de ello tomar las medidas 
necesarias en el caso concreto, sin embargo, a pesar de lo trascendental que esto 
resulta, como incluso los diferentes autores lo hacen patente, no existe 
 
58 Entre la que podemos encontrar: ARELLANO PENAGOS, Mario y col., Crisis en la infancia y la Adolescencia, 
Confederación Nacional de Pediatría de México, A.C., México, 2000; ARRUABARRENA, María Ignacia y Joaquín de 
Paúl, Maltrato a los niños en la infancia, 6ª ed., Ediciones Pirámide, Madrid, 2001; AZAOLA, Elena, Infancia robada. 
Niñas y niños víctimas de explotación sexual en México, DIF, UNICEF, CIESAS, 2000; CADOCHE, Sara Noemí 
(direc.), Violencia familiar, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires, 2002; CHÁVEZ ASENCIO, Manuel F., La 
violencia intrafamiliar en la Legislación Mexicana, Porrúa, México, 2000; FANLO, Isabel (comp.), Derechos de los niños. 
Una contribución teórica, Edit. Fontamara, México, 2004; FERNANDEZ, Eduardo Daniel, De los malos tratos en la niñez 
y otras crueldades, Edit. Lumen Humanitas, Buenos Aires, 2002; GIBERTI, Eva, Incesto paterno filial, una visión 
multidisciplinaria, perspectivas históricas, psicológicas, jurídicas y forenses, Edit. Universidad, Argentina, 1998; 
GONZÁLEZ ASCENCIO, Gerardo et. al., El maltrato y el abuso sexual a menores: una aproximación a estos fenómenos 
en México, UAM-Azcapotzalco, UNICEF, COVAC, México, 1993; GROSMAN, Cecilia P. (direc.), Los derechos del 
niño en la familia. Discurso y realidad, Edit. Universidad, Argentina, 1998; GROSMAN, Cecilia P., Maltrato al menor. El 
lado oculto de la escena familiar, Edit. Universidad, Argentina, 1992; JIMÉNEZ GARCÍA, Joel Francisco, Derechos de 
los niños, 2ª ed., Cámara de Diputados, UNAM, México, 2001; LAMBERTI, Silvio (comp.), Violencia familiar y abuso 
sexual, Edit. Universidad, Argentina, 1998; LOREDO ABDALÁ, Arturo, Maltrato al menor, McGraw-Hill, México, 
1994; MAHER, Meter, El abuso contra los niños, Edit. Grijalbo, México, 1990; OSORIO Y NIETO, César Augusto, El 
niño maltratado, Edit. Trillas, 1993, México; PÉREZ CONTRERAS, María de Montserrat, Derechos de los padres y de 
los hijos, 2ª ed., Cámara de Diputados, UNAM, México, 2001; PERRONE, Reynaldo, Violencia y abusos ssexuales en la 
familia, un abordaje sistémico y comunicacional, Edit. Paidos, Argentina, 1997; PRIMERO RIVAS, Luis Eduardo 
(coord.), El maltrato a los niños y sus repercusiones educativas: un enfoque multidisciplinario, vol. 1, FICOMI, UNICEF, 
Dirección de Protección Social del Departamento del Distrito Federal, CNDH, México, 1992; RAMÍREZ HERNÁNDEZ, 
Felipe Antonio, Violencia Masculina en el Hogar, Edit. Pax, Colombia, 2002; RODRÍGUEZ TORRENTE, Jesús, El 
menor y la familia: conflictos e implicaciones, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 1998; RUIZ CARBONELL, 
Ricardo, La violencia familiar y los derechos humanos, CNDH, México, 2003; SANZ, Diana, Violencia y abuso en la 
familia, Edit. Lumen Humanitas, Argentina, 1999; TREJO MARTÍNEZ, Adriana, Prevención de la violencia 
intrafamiliar, 2ª ed., Porrúa, México, 2003. 
 39
uniformidad en las diferentes definiciones, lo que dificulta identificar las situaciones 
de maltrato. 
 
Dos de las cuestiones importantes a analizar se refieren, la primera, a ubicar cual 
es el límite entre lo que debe considerarse como maltrato y aquello que no lo es, y 
la otra es respecto a que si se deben tomar en cuenta los aspectos culturales y 
costumbres para valorar esta situación. Para resolver tal conflicto sería necesario 
tener en cuenta la perspectiva evolutiva, pensar en la edad del niño para 
determinar si un comportamiento debe tenerse por maltrato, así por ejemplo, es 
obvio que dejar a un niño de meses de edad sólo, se podría calificar como omisión 
de cuidados, a diferencia de si se trata de un niño de doce años. 
 
Otro punto a reflexionar es sobre la vulnerabilidad del niño, en general, todos los 
niños son vulnerables con respecto a los adultos, pero pudiera ser que al tener 
una enfermedad, una discapacidad o por alguna otra circunstancia, su grado de 
vulnerabilidad con respecto a otros niños de su misma edad, sea todavía mayor y, 
entonces una conducta que para un niño sano pudiera no ser maltratante, para 
otro enfermo pudiera sí serlo; y una última cuestión a reflexionar sería la existencia 
de un daño potencial, en muchas ocasiones las agresiones físicas o sexuales no 
dejan huella física y mucho menos la violencia emocional, no obstante lo cual sí 
hay violencia, no logrando así en ocasiones encuadrar la conducta al maltrato, por 
lo que debe hacerse una predicción de las probabilidades de que en un futuro 
haya violencia, predicción que se haría a partir de la observación de las 
 40
circunstancias que rodean el caso, como son la frecuencia y la intencionalidad59, 
así si constantemente el niño presenta lesiones, se pondrían en tela de juicio 
versiones de los familiares del tipo de “se cayó de una escalera”. Ahora bien, 
desde el punto de vista jurídico, es difícil, por un lado, que se acredite una 
conducta cuando no hay huellas visibles del maltrato y, por otro, tampoco se va a 
sancionar una conducta que jurídicamente no ha sucedido, aún y cuando se 
presuma que de acuerdo a las probabilidades, a la lógica y a la observación 
directa del caso sí hay maltrato infantil y puede seguir dándose. De lo anterior 
resulta que si lamentablemente desde el punto de vista de la ley no hay conducta 
que sancionar, se debe dar un seguimiento multidisciplinario al asunto para 
prevenir posibles futuros actos de violencia. 
 
Las situaciones de violencia familiar y, por ende, de maltrato infantil, no son algo 
nuevo, han existido desde tiempos remotos, pero anteriormente no era catalogado 
como tal, fue hasta apenas el siglo pasado que empezó a ponerse al descubierto 
tal situación y entonces los investigadores de las diversas materias relacionadas 
con este tema comenzaron a poner más atención al problema, específicamente en 
1962 C. H. Kempe y sus colaboradores publicaron un trabajo en el que se concibió 
el término síndrome de niño golpeado (battered child syndrome), al que definió 
como “el uso de la fuerza física en forma intencional, no accidental, dirigida a herir, 
lesionar o destruir a un niño, ejercido por parte de un padre o de otra persona 
 
59 ARRUABARRENA, María Ignacia y Joaquín de Paúl, Maltrato a los niños en la infancia, 6ª ed., Ediciones Pirámide, 
Madrid, 2001, pag. 23-26. 
 41
responsable del cuidado del menor”60. Cabe hacer notar que esta definición hace 
referencia únicamente a la violencia física, lo anterior en virtud seguramente de 
tratarse de los primeros estudios realizados en este tema y ser las agresiones 
físicas las más obvias de observarse. También se hace el señalamiento de que tal 
uso de la fuerza debe ser intencional, descartando así los actos que aunque 
encuadren en toda la descripción, sean accidentales, con lo cual no se estaría de 
acuerdo si se conceptualiza al maltrato desde el punto de vista del niño, en tal 
caso, sea por lo que fuere la conducta del agresor, accidental o intencional, el 
resultado para el niño es el mismo: un maltrato. 
 
Por lo que hace a nuestra Legislación, en el Capitulo III de este trabajo se 
comentará, lo que en el presente tema, señala la Legislación de las Entidades 
Federativas. 
 
Por lo que respecta al Distrito Federal, el artículo 323-Quater del Código Civil 
explica que: 
“por violencia familiar se considera el uso de la fuerza física o 
moral, así como la omisión grave que se ejerce contra un 
miembro de la familia por otro integrante de la misma, que atente 
contra su integridad física, psíquica o ambas, 
independientemente del lugar en que se lleve a cabo y que pueda 
producir o no lesiones” 
 
 y, el artículo 323-Quintus señala que 
“también se considera

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