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Vicente-Fox-Quesada-y-la-construccion-de-una-candidatura-presidencial-exitosa

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
 
 
 
 
Vicente Fox Quesada y la construcción de una 
candidatura presidencial exitosa 
 
 
 
 
 
Tesis que para obtener el grado de maestra en Ciencia Política 
presenta: Matilde Yáñez Maldonado 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Asesora: Dra. Jacqueline Peschard Mariscal 
 
 
 
Noviembre de 2007 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A Jorge Miguel, por hacerme re-conocer la maravillosa 
experiencia de la vida. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi familia, que está y estará siempre conmigo, no importa el 
tiempo ni el espacio. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi asesora, Dra. Jacqueline Peschard, por su tiempo y 
conocimiento compartidos. 
 
 
 
 
 
Al Mtro. Artemio Abarca, al Mtro. Francisco González Ayerdi, al 
Dr. Francisco Reveles, al Dr. Héctor Zamitiz, por sus valiosas 
observaciones y disposición para ayudarme a concluir este 
compromiso, personal y con mi (nuestra) Universidad. 
 
 
 
 
 
 
A todos ellos, mi agradecimiento sincero. 
 
 4 
CONTENIDO 
 
 Pág. 
Índice ………………………………………………………………………………… 4 
 
Introducción………………………………………………………………………… 8 
 
 
Capítulo 1. La trayectoria del Partido Acción Nacional y el nuevo 
escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000…………………… 
 
17 
1.1. El PAN: su origen como partido doctrinario en el contexto de la 
presencia de un partido hegemónico……………………………………………. 
 
17 
1.2. La crisis del PAN (1976-1978): hacia el pragmatismo…….…………….. 20 
1.3. La radicalización del PAN: la adopción de la resistencia civil (1983-
1988)…..…………………………………………………………………………….. 
 
22 
1.4. La rectificación del radicalismo panista: el diálogo con el gobierno y el 
gradualismo………………………………………………………………………….. 
 
34 
1.5. Hacia la “normalización” de las elecciones…………………………………. 40 
 
 
Capítulo 2. La precampaña adelantada de Vicente Fox……………………. 53 
2.1. Adelantar los tiempos…………..……………………………………………. 53 
2.2. Modificaciones al Art. 82 constitucional……………………………………… 55 
2.3. La carrera política de Vicente Fox……………………………………………. 57 
2.4. El “dejar hacer” del PAN………………………………………………………. 59 
2.5. Profesionalizar la campaña…..………………………………………………. 62 
2.6. Amigos de Fox, A. C. ……………..…........................................................ 67 
2.7. Sistema de redes………….…………………………………………………… 74 
 
 
Capítulo 3. El PAN adopta a Vicente Fox como candidato………………… 79 
3.1. El debate previo: grupos y posiciones alrededor de la candidatura del 
PAN y el dilema “ganar la presidencia, perder el partido”…………….………… 
 
79 
3.2. Reforma a los Estatutos del PAN y la nueva modalidad de selección del 
candidato presidencial……………………………………………………………… 
 
85 
3.3. El camino fallido de la alianza PAN-PRD y la alianza establecida entre 
PAN-PVEM (la Alianza por el Cambio) …………………………………………. 
 
88 
 
 
Capítulo 4. Campaña electoral, encuestas y triunfo de Vicente Fox: ¿El 
PAN al poder?.................................................................................................. 
 
100 
4.1. Encuentros y desencuentros entre el PAN y Fox………………………….. 101 
4.2. Mercadotecnia y encuestas; voto por el cambio y “voto útil”……………… 105 
4.3. El 2 de julio: encuestas, PREP, conteos rápidos, resultados y 
reacciones……………………………………………………………………………. 
 
113 
4.4. La integración del gabinete presidencial: ¿el PAN al poder?..................... 117 
 
 5 
Capítulo 5. El Financiamiento ilícito en la Campaña de Vicente Fox…….. 125 
5.1. Aspectos legales en materia de financiamiento electoral…………………. 126 
5.2. El financiamiento ilícito en la campaña de Vicente Fox……………………. 128 
5.3. El modo de operar………………..……………………………………………. 137 
5.4. La madeja se desenreda. Las sanciones……………………………………. 140 
5.5. Fin de la investigación de los ilícitos…………………………………………. 142 
 
Conclusiones……………………….………………………………………………. 
 
154 
 
Bibliografía y hemerografía citadas ………………………………….……………. 
 
164 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 6 
SIGNIFICADO DE SIGLAS UTILIZADAS 
 
SIGLA SIGNIFICADO 
ACUDE Acuerdo Nacional por la Democracia 
ADESE Asamblea Democrática por el Sufragio Efectivo 
AMDH Academia Mexicana de Derechos Humanos 
ANCIFEM Asociación Nacional Femenina Mexicana 
ARDF Asamblea de Representantes del Distrito Federal 
CCE Consejo Coordinador Empresarial 
CCI Central Campesina Independiente 
CEN Comité Ejecutivo Nacional 
CNBV Comisión Nacional Bancaria y de Valores 
COCEI Coordinadora Campesina Estudiantil del Istmo 
COFIPE Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales 
COPARMEX Confederación Patronal de la República Mexicana 
DHIAC Desarrollo Humano Integral A. C. 
DSPPN Democracia Social Partido Político Nacional 
EZLN Ejército Zapatista de Liberación Nacional 
FCP Frente Cívico Potosino 
FDN Frente Democrático Nacional 
FEP Frente Electoral del Pueblo 
FEPADE Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales 
GATT Acuerdo General Sobre Aranceles Aduaneros y Comercio 
IFE Instituto Federal Electoral 
LFOPPE Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales 
MCD Movimiento Ciudadano Democrático 
MLN Movimiento de Liberación Nacional 
MRM Movimiento Revolucionario del Magisterio 
OD Ola por la Democracia 
PAN Partido Acción Nacional 
PARM Partido Auténtico de la Revolución Mexicana 
PAS Partido Alianza Social 
PCD Partido de Centro Democrático 
PCM Partido Comunista Mexicano 
 7 
PDM Partido Demócrata Mexicano 
PDS Partido Democracia Social 
PEMEX Petróleos Mexicanos 
PFCRN Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional 
PGR Procuraduría General de la República 
PIB Producto Interno Bruto 
PMS Partido Mexicano Socialista 
PMT Partido Mexicano de los Trabajadores 
PNR Partido Nacional Revolucionario 
PPS Partido Popular Socialista 
PRD Partido de la Revolución Democrática 
PREP Programa de Resultados Electorales Preliminares 
PRI Partido Revolucionario Institucional 
PRM Partido de la Revolución Mexicana 
PRS Partido de la Revolución Socialista (Nayarit) 
PRT Partido Revolucionario de los Trabajadores 
PSD Partido Social Demócrata 
PSN Partido de la Sociedad Nacionalista 
PST Partido Socialista de los Trabajadores 
PSUM Partido Socialista Unificado de México 
PT Partido del Trabajo 
PVEM Partido Verde Ecologista de México 
TEPJF Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación 
TLC Tratado de Libre Comercio 
UECLD Unidad Especializada Contra el Lavado de Dinero 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
El triunfo en las elecciones presidenciales en México de un candidato de oposición 
en las elecciones de 2000, después de 71 años de permanencia del partido que se 
hizo heredero de la revolución mexicana de 1910, Partido Nacional Revolucionario 
(PNR) en 1929, Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1936 y Partido 
Revolucionario Institucional (PRI) en 1946, hace necesario plantearnos cómo fue 
posible. Este cambio no ocurrió el 2 de julio de 2000, sino que su camino se fue 
construyendo a lo largo de, por lo menos, dos décadas, producto, entre otros, del: 
agotamiento del crecimiento económico; agotamientodel PRI y del régimen 
político; maduración de la sociedad y la ciudadanía que se definió como plural; 
cambios en el ámbito normativo y de mejoramiento del entramado institucional 
para atender procesos electorales más competitivos; avance electoral de la 
oposición en todos los cargos de elección popular, al que sólo faltaba la 
presidencia de la República. 
 
A lo largo de la década de los ochenta, los procesos electorales en México se 
alejaron de la simple rutina y previsibilidad. En los procesos municipales y, sobre 
todo, estatales, el grado de conflictividad electoral parecía ir en ascenso lo cual 
marcó límites al sistema electoral y de partidos que arrojó un saldo deficitario en 
los procesos democráticos: Falta de credibilidad en los procesos electorales, en 
las autoridades electorales y, por ende, en las instituciones electorales. Esta 
situación era indicativa de un potencial caldo de cultivo de la violencia, pero 
también puso a los partidos políticos como ejes del cambio político, no siempre 
pacífico, como se desprende la radicalización de ciertos partidos o de fracciones 
de sus militantes, aún del PAN, que tradicionalmente se apegaba a las reglas. 
 
Para la sucesión presidencial en el año 2000, la competencia y competitividad 
electoral fueron una realidad. Desde 1997, en el PAN se perfiló abiertamente la 
precandidatura a la presidencia de la República del entonces gobernador de 
Guanajuato, Vicente Fox. Proveniente de las filas empresariales, carismático y con 
amplia visión de triunfo, se separó de los métodos tradicionales empleados hasta 
entonces por su partido y en un marco de profesionalización, innovó como nunca 
antes en México la sucesión y campaña presidenciales. 
 
El Partido Acción Nacional, formado en 1939, dio cobijo a la candidatura de 
Vicente Fox al que Manuel Clouthier invitó a participar en política partidista en 
1987, y que, vertiginosamente, escaló posiciones cada vez más importantes: en 
1988 obtuvo una diputación; en 1991, en una polémica elección al gobierno de 
Guanajuato, no obtuvo el triunfo (pero su oponente, el priísta Ramón Aguirre, 
tampoco logró tomar posesión como gobernador, conociéndose este oscuro 
episodio electoral como “concertacesión”); en 1997 por fin ganó la gubernatura de 
ese estado; previa reforma constitucional que lo habilitó en sus derechos como 
aspirante presidencial, en 1999 solicitó una licencia como gobernador para buscar 
la candidatura a la presidencia por el PAN para, finalmente, conseguir el triunfo el 
Introducción 
 
9 
 
 
 
 
 
 
2 de julio de 2000. Todo ello en apenas 13 años. En el año 2000 Vicente Fox hizo 
una precampaña y campaña sin duda efectivas, alejadas de las estrategias 
conocidas hasta ese momento. Esta investigación tiene el propósito de analizar el 
papel que jugaron la Alianza por el Cambio, conformada por los partidos Acción 
Nacional (PAN) y Verde Ecologista de México (PVEM), la organización Amigos de 
Fox, A. C. creada ex profeso, las relaciones entre ambas, así como el equipo 
personal de campaña, en apoyo del candidato que logró su cometido de “sacar al 
PRI de Los Pinos”. 
 
Uno de los mecanismos de innovación de la campaña de Fox fue adelantar los 
tiempos de la que puede considerarse “pre-precampaña”, y desde 1997 anunció 
abiertamente sus intenciones de ser candidato presidencial. La estrategia foxista 
de posicionarse como precandidato, no en contra, pero tampoco atenida a la 
lógica estatutaria y tradición panista, puso en el tablero de la discusión el dilema 
planteado por Felipe Calderón Hinojosa, en 1996: “Ganar el gobierno sin perder el 
partido”. 
 
El adelantarse a los tiempos políticos, contra todo pronóstico, logró convertir a Fox 
en el precandidato “natural” en el PAN y, más tarde, bajo un nuevo esquema de 
selección, el candidato presidencial de ese partido, sin oponentes. Esto tal vez no 
tendría nada de extraordinario, sino porque no contaba con el apoyo de los 
dirigentes y de muchos personajes influyentes del partido, que incluso criticaban la 
falta de institucionalidad del entonces gobernador de Guanajuato. Lo anterior 
también fue una poderosa razón para que Fox decidiera crear una agrupación 
paralela al partido, así como un grupo cercano a él para construir la estrategia de 
su precandidatura y después candidatura presidencial. 
 
Es decir, Fox buscó comprometer el respaldo de un partido, de su partido PAN, sin 
el cual era imposible lanzar una candidatura, pero que también consideró 
insuficiente para ganar, por lo que simultáneamente, empezó a tejer una 
ambiciosa red para captar el apoyo de una parte del electorado no identificado con 
algún partido político, e inclusive, adverso a ellos. El resultado fue la creación de 
Amigos de Fox, que al lado (no integrado) al PAN, formaron la mancuerna 
electoral y financiera (esto último junto con el Fideicomiso para el Desarrollo y la 
Democracia en México), para una costosa campaña mediática. 
 
De igual forma, desde 1998 Fox integró un equipo cercano a él. En busca de 
profesionalizar su campaña, incluyó el reclutamiento por medio de cazatalentos o 
head hunters. Este equipo, proveniente de las filas empresariales, como el propio 
aspirante, utilizó la mercadotecnia como nunca antes lo había hecho un candidato 
de oposición en México, para construir una imagen atractiva a buena parte del 
electorado, más que un proyecto alternativo, apuntalada por una amplia estrategia 
mediática y el monitoreo constante de las preferencias electorales a través de 
encuestas. Resulta, así, justificado investigar cómo se armó una exitosa estrategia 
electoral cuyos resultados inmediatos fueron reconocidos y aceptados por todos, 
Introducción 
 
10 
 
 
 
 
 
 
partidos, candidatos, el presidente de la República, los medios de comunicación y 
también en el extranjero. Al propio tiempo, también es importante dimensionar las 
novedades de este proceso y sus posibles efectos en el futuro de las 
precampañas y campañas presidenciales en México. 
 
El proceso de la sucesión presidencial en el 2000 fue muy largo, si tomamos en 
cuenta que inició en 1997 y se prolongó más de tres años después del día de las 
elecciones, hasta concluir con las sanciones a los partidos de la Alianza por el 
Cambio en que se conoció cabalmente el modo de operar del financiamiento ilícito 
a la campaña. En efecto, las investigaciones posteriores a la elección sobre el 
financiamiento a la campaña del candidato del PRI, Francisco Labastida Ochoa, 
con el llamado “Pemexgate” y del candidato panista con los Amigos de Fox, 
derivaron en sonados escándalos políticos en 2002-2003. 
 
La diferencia de ambos casos fue sustancial, el primero por el uso indebido de 
recursos públicos, el segundo, de recursos privados. Al final, se sancionó a los 
partidos que sostuvieron la candidatura de Fox, PAN y PVEM, no al propio 
candidato ni a quien representó a Amigos de Fox. La sanción, estrictamente 
económica, abrió un nuevo debate sobre la responsabilidad de partidos y 
candidatos, así como de otras organizaciones civiles en actos ilícitos, además de 
problemas sobre la normatividad del financiamiento. 
 
De esta manera, y sin pretender hacer un listado exhaustivo, en el presente 
trabajo se abordan los siguientes puntos para la construcción de la candidatura 
exitosa: 
 
A partir de la década de los ochenta y el avance de la facción pragmática en 
Acción Nacional, en un contexto electoral ascendente consolidada por la llegada 
de empresarios a sus filas, con Vicente Fox se completó el proceso de transición 
política. Con una precampaña adelantada, lanzada abiertamente en 1997, Fox 
aprovechó los vacíos de los Estatutos panistas y logró conseguir formalmente su 
elección como candidato presidencial y, dado el empuje de su precampaña, no 
hubo siquiera un candidato formal con el cual compitiera; en los hechos el PAN se 
vio orillado a adoptar esta candidatura. 
 
Fox alentó la organización de la sociedad civil para apoyar su candidatura 
presidencialcon la convicción de que no podría ganar la elección sólo con el PAN, 
pero tampoco sin el PAN. Organizó un equipo de trabajo para diseñar su 
estrategia de campaña con especialistas en medios y en mercadotecnia, de 
manera independiente, desplazando en gran medida a Acción Nacional de la 
conducción del proceso electoral y de la transición de los gobiernos. Amplió los 
medios de financiamiento, especialmente privado, para una costosa campaña 
electoral, a través de organizaciones de la sociedad civil, especialmente Amigos 
de Fox y del Fideicomiso para el Desarrollo y la Democracia en México, que, 
aunque resultó cuestionable su actuación, fueron efectivas, imperando el 
Introducción 
 
11 
 
 
 
 
 
 
pragmatismo. 
 
Desde 1988 una importante fracción del electorado abrigó esperanzas del triunfo 
de la oposición. En el contexto de la sucesión presidencial del 2000, una posible 
alianza de la derecha y la izquierda una vez más hizo que se presentara esa 
expectativa, fallida al final. En su lugar aparecieron dos alianzas, la Alianza por 
México encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, y la Alianza por el Cambio, 
encabezada por Vicente Fox. Esta última, exitosa, constituyó el soporte 
institucional, político–electoral, en especial el PAN con una trayectoria histórica y 
estructura consolidadas y en franco avance electoral, además con la imagen 
continuista y pacifista cuyo capital convenció no ser factor de desestabilización del 
sistema económico o político, lo que le dio aceptación nacional e internacional, 
frente a la imagen rupturista del PRD en su trayectoria histórica. 
 
A esa alianza se sumó, de manera paralela, Amigos de Fox. Con este esquema, la 
estrategia de la Alianza por el Cambio-Amigos de Fox fue sumar votos al 
candidato puntero de la oposición para “Sacar al PRI de los Pinos”. Esto es, Fox 
hizo un llamado al “voto útil”, por sobre el voto de protesta que dispersaba el voto 
de la oposición, que también le permitió atraer a votantes no identificados con los 
partidos que lo registraron. El punto de convergencia entre la Alianza por el 
Cambio-Amigos de Fox fue el propio candidato, no los partidos, no hubo una 
alianza formal, ni un proyecto alternativo de gobierno, sino el objetivo pragmático 
de “sacar al PRI de Los Pinos”. 
 
El “cambio”, proyectado como un eslogan, fue una idea vaga y muy general. 
Prometió mejores salarios y empleos, crecimiento económico sostenido, finanzas 
públicas sanas, superar la pobreza, prometía atender a los grupos marginados, 
educación de calidad, ataque frontal a la corrupción, seguridad pública y combate 
al crimen organizado, un Estado democrático y de derecho y consolidar la 
transición democrática (entre otras, un presidente ajustado a la Constitución), el 
desarrollo regional equilibrado, un papel más activo a nivel internacional, y sí, por 
su alianza con el PVEM, también prometió un gobierno ecologista. Todo ello, 
enfatizaba, frente al fracaso de los gobiernos priístas. No obstante la falta de 
precisión y de realismo para tal propuesta, supo atraer al electorado. 
 
En la práctica, el esquema de campaña que siguió, en gran medida, significó la 
supeditación del PAN al candidato, pues las tareas más importantes de la 
organización de la campaña recayeron en la estructura paralela, Amigos de Fox. 
Además esta estrategia permitió a Vicente Fox ser identificado como el candidato 
de la Alianza por el Cambio, no de un partido político, especialmente para quienes 
se mostraban adversos a una adhesión o identificación partidista, por ello, de 
nuevo, la importancia de Amigos de Fox; también le permitió cierto deslinde del 
PAN no sólo durante la campaña presidencial sino, al momento de formar su 
equipo de gobierno. 
 
Introducción 
 
12 
 
 
 
 
 
 
El presente trabajo se ha agrupado en cinco capítulos, cuyo contenido a 
continuación se enuncia: 
 
En el capítulo uno, “La trayectoria del Partido Acción Nacional y el nuevo 
escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000”, se aborda cómo por 
largas décadas, en que el partido emanado de la revolución se mantuviera en el 
poder (desde la fundación del Partido Nacional Revolucionario en 1929 y sus 
posteriores transformaciones como Partido de la Revolución Mexicana en 1938 y 
Partido Revolucionario Institucional en 1946) y después de vencer a las propias 
fracciones disidentes de sus filas como el vasconcelismo en 1929, el almazanismo 
en 1940, el henriquismo en 1952, no hubo propiamente una fuerza partidista de 
oposición que pudiera vencer la hegemonía de este partido al que se le llamó 
“oficial”, como si los demás partidos con registro legal no lo fueran. 
 
Desde inicios de los años ochenta la oposición, especialmente la panista, fue 
avanzando sobre todo en el nivel local, aunque también fueron protagonistas otras 
fuerzas político-electorales. Hacia esos años la sociedad demandó con mayor 
insistencia procesos electorales limpios y transparentes e hizo que los partidos de 
oposición tuvieran un papel más destacado, más activo. Para las elecciones de 
1988, el candidato que encabezó el Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc 
Cárdenas, fue parte del grupo que abandonó las filas del PRI. Ese año el PRI 
retuvo la presidencia en medio de una grave crisis de legitimidad al cuestionarse 
los resultados, sin embargo, a partir de ese año fue abonándose más la idea de 
que la transición política no podía dejar de pasar por la pérdida del PRI de la 
Presidencia de la República, así como de que el PRI no era ya invencible. Sin 
lugar a dudas, el PRI siguió siendo un partido dominante, pero en el contexto de 
un cada vez más claro ámbito competitivo en los noventa. 
 
En los años ochenta las elecciones empezaron a ser un foco problemático en la 
agenda nacional y cobraron verdadera importancia. A mediado plazo, la 
competencia electoral no pudo ya postergarse o bloquearse. En 1989 hizo su 
aparición una nueva fuerza electoral, el Partido de la Revolución Democrática 
(PRD) que tuvo como base parte de lo que fue el Frente Democrático Nacional así 
como el Partido Mexicano Socialista (PMS). El nuevo partido modificó 
sustancialmente el sistema de partidos en México, centrado ahora por tres 
partidos: PRI, PAN y PRD. 
 
El nuevo contexto político-electoral de partidos más consolidados y competitivos 
como de un papel más importante de las elecciones se evidenció en presiones y 
conflictos pre, y sobre todo poselectorales, cada vez más agudos que fueron 
minando la legitimidad del régimen político. Éste se vio orillado a abrirse cada vez 
más a la competencia electoral lo cual significó el reconocimiento de mayores 
triunfos a la oposición, progresivas reformas electorales, así como la creación de 
instituciones más acordes con el nuevo contexto competitivo. 
 
Introducción 
 
13 
 
 
 
 
 
 
Los partidos de oposición, por su parte, también redefinieron sus estrategias y su 
trato con el gobierno. Acción Nacional, a partir del gobierno de Carlos Salinas de 
Gortari se inclinó por la negociación con el mismo y todo parece indicar que esta 
estrategia le fue benéfica: se convirtió en una verdadera opción electoral, en una 
opción de gobierno, es decir, en una competencia abierta por el poder, con el 
predominio de tácticas y estrategias más claramente pragmáticas. El PRD, por su 
parte, mantuvo una estrategia de oposición sistemática y de confrontación con el 
gobierno, especialmente con el de Salinas de Gortari. 
 
En el PAN, a su vez, habían operado importantes cambios de estrategia que 
agrupo en cuatro momentos: 1) El origen del PAN en un sistema hegemónico; 2) 
la crisis de 1975-1976 (la cual se prolongó hasta 1978), y que significó la lucha 
entre dos concepciones de partido, la doctrinal y la pragmática, venciendo ésta 
última; 3) el periodo de la desobediencia y resistencia civil, que en el contexto de 
crisis económica, descontento social y el arribo de un grupo de empresarios al 
partido, le hicieron radicalizarse y asumir plenamente la lucha por elpoder; y 4) 
abandono del esquema de la radicalización por la negociación con el gobierno y el 
gradualismo que le hizo avanzar en términos político-electorales aprovechando, en 
un primer momento, las necesidades del régimen de tener un interlocutor con la 
oposición. 
 
En el año 2000 Vicente Fox consiguió ganar la elección presidencial mediante una 
campaña electoral innovadora y cosechando la trayectoria electoral ascendente 
del PAN. Al final, en un nuevo esquema político y una nueva geografía político-
electoral, el país parecía entrar en lo que el presidente Ernesto Zedillo llamó la 
“normalidad democrática”1. Este contexto y trayectoria de la oposición y del PAN 
en particular es el tema central de este primer capítulo. 
 
En el capítulo dos, “La precampaña adelantada de Vicente Fox”, se aborda la 
estrategia que realizó para ganar la elección interna como candidato presidencial, 
primera condición para un hombre que ambicionó y que con una inusitada y 
aparente premura preparó el camino para conquistar la Presidencia de la 
República por primera ocasión por un candidato de oposición. La precampaña 
demostró que no había casi lugar para la improvisación, es decir, hubo un trabajo 
muy sistemático y planeado. 
 
Después de las elecciones presidenciales de 1994 el PAN había recuperado el 
segundo lugar que tradicionalmente había ocupado en las preferencias electorales 
y el PRD se había situado en una dimensión quizá más realista de partido en 
construcción y consolidación y, no como lo afirmaba el eslogan al momento de su 
fundación, el partido que “nació el 6 de julio”. Pero, las elecciones de 1997 habían 
dado mayores motivos para tener buenas expectativas de que en el 2000 la 
oposición por fin podría vencer al PRI, esta vez en la elección presidencial, ya que 
 
1 Que Zedillo dijo asumir como un compromiso al ganar la elección en agosto de 1994, partiendo 
de una reforma electoral. 
Introducción 
 
14 
 
 
 
 
 
 
esas elecciones también redefinieron el juego electoral después de la holgada 
victoria del PRD en el Distrito Federal. La incertidumbre electoral fue ganando 
terreno con el escenario de que en el 2000 el PRI, el PAN o el PRD podrían 
ganar. 
 
¿Qué cambios o innovaciones notables tuvo la precampaña impuesta por Vicente 
Fox? ¿Cómo pudo lograrlos? ¿Qué implicaciones tuvo para el proceso del 2000? 
Estas son preguntas a las que intentaré dar respuesta en este capítulo. Parto de la 
idea de que el propósito central de la precampaña adelantada tuvo dos objetivos: 
1) al margen de los procedimientos estatutarios del PAN, Fox manejó el escenario 
preelectoral del partido y se posicionó de tal forma como precandidato que 
descartó de manera contundente a otros probables competidores panistas; 2) al 
mismo tiempo, Fox inició otros elementos de su estrategia preelectoral que, salvo 
por el registro formal de la candidatura, en los hechos fue una campaña electoral 
bien diseñada y orquestada, innovadora y eficaz, que no se sujetó a los límites 
partidistas. 
 
En este segundo punto se abordarán los siguientes elementos: a) modificaciones 
al Art. 82 constitucional; b) la recuperación del capital político para posicionarse 
dentro de Acción Nacional y avanzar entre el electorado en general; c) formar un 
equipo de precampaña dependiente directamente del precandidato, no del Partido, 
lo cual le permitió un amplio espacio de movilidad para orientar su precampaña y, 
más tarde, campaña electoral; d) la creación de los Amigos de Fox como 
organización paralela al PAN, con el objetivo de obtener financiamiento privado y 
ganar votantes no identificados con el PAN u otros partidos, es decir, ir más allá 
de los márgenes partidistas, en términos de un movimiento electoral sui generis. 
 
En la precampaña Fox supo imponer al PAN las condiciones para elegirlo como su 
candidato presidencial sin grandes contratiempos y sin una verdadera lucha 
interna. De su ingreso al partido en 1988 al inicio de su precampaña sólo habían 
transcurrido nueve años. Siempre tuvo en la mira una carrera ascendente en la 
política hasta alcanzar el último peldaño: la presidencia de la República. Fox no 
dudó en conseguirlo y dejó muy poco espacio a la casualidad, buscando siempre 
la profesionalización de su campaña. 
 
En el capítulo tres, “El PAN adopta a Vicente Fox como candidato”, las 
posibilidades que Fox encarnara para el PAN su candidato idóneo a la Presidencia 
de la República eran muy lejanas. No era un panista con larga trayectoria 
militante; frente a un partido para el que aún era importante la doctrina, a él 
parecían estorbarle, lo mismo que el respeto a los procedimientos y prácticas 
escritas y no escritas así como las buenas maneras y el empleo de un lenguaje 
formal; tampoco contaba con un grupo amplio de apoyo interno y sí, por el 
contrario, con adversarios importantes, como Diego Fernández, Francisco Barrio, 
por mencionar a dos personajes que llegaron a mencionarse para entrar en la 
batalla por conseguir la candidatura panista al más alto cargo de elección popular. 
Introducción 
 
15 
 
 
 
 
 
 
 
Con estos elementos parecía cierto que con Fox, el PAN podría “ganar el 
gobierno, pero haciendo perder al partido”, como ominosamente adelantaba el 
entonces aspirante a la presidencia panista, Felipe Calderón. Frente a estos 
elementos adversos, en cambio, Fox supo erigirse como un líder indiscutible y 
construyó una estrategia de la que saldría airoso, con ayuda de una trayectoria de 
dos años de pre-precampaña y de toda una estructura ya sólidamente puesta en 
marcha, Amigos de Fox, fue el único precandidato registrado de su partido. 
Aunque los problemas no se habían hecho esperar entre él y la dirigencia 
partidista su primer objetivo firme hacia la Presidencia, ganar la nominación como 
candidato del PAN, lo había logrado de una manera asombrosamente cómoda. 
Este capítulo analiza, previo fracaso de una alianza PAN-PRD, como logró Fox la 
candidatura de su partido, además de seguir alimentando la organización paralela, 
Amigos de Fox. 
 
En el capítulo cuatro, “Campaña electoral, encuestas y triunfo de Vicente Fox: ¿el 
PAN al poder?” me propongo abordar aspectos de la relación PAN-Fox a lo largo 
de la campaña presidencial. Parto del supuesto de que el PAN no condujo la 
campaña debido a que Vicente Fox supo sobreponerse a la estructura partidista, 
lo cual le permitió contar con ésta sin mediar un verdadero compromiso común 
integrado, razón por la cual pudo tener una alta independencia en el diseño de la 
estrategia de campaña en el que la mercadotecnia fue central. 
 
De igual forma, las encuestas alimentaron una campaña mediática no vista antes 
por parte de un candidato presidencial de oposición. Las encuestas jugaron un 
papel decisivo en la inclinación de las preferencias electorales a partir del voto útil. 
Pero no sólo los partidos en general hicieron un amplio uso de las encuestas, sino 
también otros organismos como los medios de comunicación y, por supuesto, la 
instancia encargada de la organización del proceso, el Instituto Federal Electoral 
(IFE), que también organizó conteos rápidos y un Programa de Resultados 
Electorales Preliminares (PREP). Estos recursos fueron un inmejorable 
instrumento para mantenerse en todo momento atento al “pulso” de la ciudadanía 
y que dibujaron un escenario electoral competitivo en la disputa por la presidencia 
de la República. Algunas de las encuestas previas a la elección, aunque no la 
mayoría, adelantaron la victoria del candidato de la Alianza por el Cambio. 
 
Después de la elección, al coincidir todas las encuestas y una vez conocidos los 
resultados iniciales de a quién favorecía el voto, se estrecharon las posibilidades 
de que los candidatos perdedores no aceptaran su derrota. Esto fue definitivo y 
hacia las once de la noche del mismo 2 de julio el reconocimiento del triunfo de la 
Alianza por el Cambio estaba consumado. Presento en este capítulotambién las 
reacciones inmediatas al conocerse el triunfo del primer candidato de la oposición 
en 71 años. Volviendo a la relación PAN-Fox, tal como se desarrolló la 
precampaña, la campaña electoral y el nombramiento del gabinete presidencial, 
no es ociosa la pregunta de si el PAN había conquistado también el poder, si era 
Introducción 
 
16 
 
 
 
 
 
 
un partido en el gobierno. 
 
En el capítulo cinco, “El financiamiento ilícito a la campaña de Vicente Fox”, 
abordo uno de los temas más controversiales del PAN, ya que sus fundadores y 
militantes celosos de la independencia de su partido, hasta una fecha muy 
reciente habían aceptado el financiamiento público. En las elecciones del 2000, 
aparte del financiamiento público, el financiamiento privado que siempre había 
sido importante en el PAN fue más decisivo para el despliegue de una intensa 
campaña mediática de su candidato. 
 
No fue sino hasta pasada la elección que pudieron conocerse con detalle los 
mecanismos del financiamiento paralelo al proporcionado por los partidos de la 
alianza electoral. Este financiamiento paralelo e ilícito pasó a ser un sonado 
escándalo conocido como Amigos de Fox que, por los vericuetos legales, no fue 
sino hasta más de tres años después que pudo resolverse con sanciones a los 
partidos políticos que sostuvieron la campaña electoral del guanajuatense. El qué, 
el cómo, el cuándo, el quiénes, el dónde, atravesaron todo el camino del proceso 
de investigación con otros graves elementos a deslindar en una no del todo 
aseada transición a la democracia, pero cuyos ilícitos fueron sancionados y se 
sentaron precedentes para una nueva reforma electoral. 
 
 
CAPÍTULO 1 
LA TRAYECTORIA DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL 
Y EL NUEVO ESCENARIO DE LAS ELECCIONES EN MÉXICO: 
RUMBO AL 2000 
 
El trayecto para el triunfo de un candidato de la oposición en la presidencia de la 
República en México fue abonándose especialmente desde inicios de los años 
ochenta. En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas no fue reconocido como ganador con el 
Frente Democrático Nacional, pero en el año 2000, Vicente Fox como candidato 
de la Alianza por el Cambio, integrada por el Partido Acción Nacional y el Partido 
Verde Ecologista de México, lo consiguió sin escatimar esfuerzos en hacer una 
campaña innovadora. 
 
El camino hacia ese triunfo tiene que ver, entre otros, con los siguientes puntos: el 
agotamiento del PRI y desde inicios de los años ochenta el avance electoral de la 
oposición, especialmente la del PAN, aunque también fueron protagonistas otras 
fuerzas político-electorales; una sociedad civil más participativa y plural, una 
demanda social y política por procesos electorales más limpios y transparentes 
que se tradujo en progresivas reformas electorales, en la creación de instituciones 
diseñadas para tal fin, así como con una reordenación del sistema de partidos. 
 
1.1. El PAN: su origen como partido doctrinario en el contexto de la 
presencia de un partido hegemónico. 
El Partido Nacional Revolucionario, nacido en 1929 por la fracción vencedora de la 
revolución mexicana, fue en gran medida constituido para resolver problemas 
inmediatos como la propia supervivencia de dicha fracción para su permanencia 
en el poder. Para ello, centralizó la vida política nacional y se perfeccionó con una 
estructura de tipo corporativo, reestructurado y renombrado como el Partido de la 
Revolución Mexicana en 1938. En 1946 se convirtió en el Partido Revolucionario 
Institucional, conservando la estructura que pese a los altibajos de la 
modernización política no ha dejado de funcionar hasta la fecha. Este partido se 
legitimó como el heredero de la revolución mexicana. 
 
El PAN fue fundado por Manuel Gómez Morin en 1939. En gran medida nació por 
contraste al partido del régimen. Es decir, como un partido democrático, frente a 
un partido antidemocrático y, junto con él, al régimen que lo sostenía; un partido 
de ciudadanos, frente a un partido de tipo corporativo; un partido defensor de los 
principios doctrinarios, frente a un partido pragmático, en el que la letra escrita y la 
acción estaban disociados; un partido de oposición frente a un partido nacido en el 
poder y con todos los recursos públicos a su alcance; un partido de cuadros, frente 
a un partido de masas; un partido de clases medias y fundamentalmente urbano, 
frente a un partido que englobaba en general a trabajadores de la ciudad y del 
campo1. 
 
1 Según plantea Luis Javier Garrido, el PNR, sin serlo en sus documentos oficiales, de 
hecho se presentó y actuó como un partido estatal”; el PRM, por su parte, se consolidó 
como un pilar fundamental del Estado mexicano posrevolucionario y “fue el Estado el que 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 18 
El sistema político mexicano tuvo como eje al presidencialismo y junto a él al 
partido “de la revolución”. La peculiaridad de la “democracia” mexicana es que no 
obstante el reconocimiento formal de un sistema plural, el PRI no tuvo oponentes 
reales y ganaba la mayoría de los cargos a nivel federal, estatal y municipal. Este 
sistema de partidos estuvo formado por el PRI, PAN (1939), Partido Popular 
Socialista (1948) y Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (1954), mención 
aparte merece el partido más antiguo del país, el Partido Comunista Mexicano 
(1919) por sus largos años en la clandestinidad. 
 
Este sistema fue denominado hegemónico-pragmático por Giovanni Sartori2 
porque se establece un sistema plural de partidos sin una verdadera competencia 
por el poder, de hecho ni siquiera se contempla la rotación en el poder y más que 
multipartidismo existe un sistema que el autor llama de dos niveles en el que se 
tolera y asigna a discreción a los demás partidos una fracción del poder. En ese 
esquema, hasta la Reforma Política de 1977, el PAN apareció como el único 
partido independiente de oposición, en tanto que la supervivencia del PPS y el 
PARM dependía del régimen, por lo que su oposición fue en realidad simulada. 
Este sistema de partidos no competitivo fue exitoso sin duda en términos de la 
efectividad de la lógica de conservar el poder, pero no democrático en cuanto a 
una lucha abierta por el mismo. 
 
En ese contexto, el PAN a lo largo de casi 50 años pareció condenado a vivir, 
salvo triunfos menores, en la oposición. Pero también es de resaltar que sus 
fundadores lo concibieron como un instrumento para la educación cívica, para la 
formación de la ciudadanía y, conscientes de la tarea que emprendían, no 
apostaron a triunfos electorales inmediatos, lo que dio un asidero al partido para 
su permanencia. El padre fundador del PAN, Manuel Gómez Morin, bien sabía lo 
infructuoso de la formación de un movimiento coyuntural para enfrentarse a ese 
poder: su disolución al momento de sufrir una derrota electoral, como había 
sucedido con el movimiento vasconcelista de 1929 en el cual él participó, por lo 
 
transformó al partido”. Luis Javier Garrido, El Partido de la Revolución Institucionalizada. 
Medio siglo de poder político en México. La formación del nuevo Estado (1928-1945), 
México, SEP-Siglo XXI, 1986. pp. 221, 382-383. En el mismo sentido se expresa Pablo 
González Casanova, quien considera que “el poder del PRI es el poder del Estado”, de 
ahí que los partidos de oposición lucharan contra el Estado. Véase, Pablo González 
Casanova, El Estado y los partidos políticos en México, México, Ediciones Era, Col. 
Problemas de México, 4ª edición, 1985. Para el PAN, puede verse, Matilde Yáñez 
Maldonado, El partido Acción Nacional: de la oposición “leal” a la oposición real, Tesis de 
licenciatura, FCPyS-UNAM, 1990. sin embargo, el PNR nunca se pretendió único, y por 
más débiles que fueran los demás partidos de oposición,no puede dejar de aceptase que 
había, al menos formalmente, cierta pluralidad, por ello se retoma el concepto de sistema 
de partido hegemónico pragmático, de Sartori. 
2 Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos, Tomo 1, Madrid, Alianza Editorial, 
1980, pp. 278-279 y 285. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 19 
que, por el contrario, se propuso una difícil lucha y a largo plazo, en sus términos, 
“una brega de eternidad”3. 
 
Los fundadores panistas conocían el contexto en el que se moverían: un régimen 
autoritario y antidemocrático que no pondría en disputa el poder. Pero el PAN 
tampoco se concibió como un “club” político, por lo que su intención desde su 
origen fue participar políticamente y no desdeñó su participación electoral para la 
construcción de una auténtica representación política4 y, no obstante el continuo 
dilema que se hizo presente en cada ocasión en sus convenciones de participar, o 
no, en elecciones, siempre ganó la fracción “participacionista”. 
 
¿Cómo se insertó el PAN en el contexto político del país? El PAN había sido 
altamente funcional al régimen en tanto partido de oposición independiente y, 
además, como partido de oposición “leal”5 en el sistema de partido hegemónico, 
aunque ese papel fue cuestionado en algunos momentos de su historia: en 19586 
el partido se negó a aceptar los resultados electorales y renunció a ocupar las 6 
diputaciones federales que se le habían reconocido, lo cual tuvo repercusiones en 
 
3 Manuel Gómez Morin en su primer informe como presidente del PAN señaló que la 
acción política no debía ser “como un episodio, sino como un deber permanente […] no 
como la lucha de un día sino brega de eternidad”, IIª Convención Nacional, 20 de abril de 
1940, Manuel Gómez Morin, Diez años de México. Informes del jefe de Acción Nacional, 
México, Ediciones de Acción Nacional, s/e, 1981, p. 77. 
4 Víctor Manuel Reynoso en una interpretación diferente sostiene que el PAN “fue ante 
todo un partido electoral. Es decir, un partido que puso en el centro de sus objetivos la 
participación en las elecciones”. Más adelante, señala que: “La idea de un partido 
únicamente doctrinario o testimonial, preocupado sólo por difundir ideas o dejar testimonio 
de decencia o virtud política es desde mi punto de vista equivocada, o al menos parcial. 
Prácticamente desde su inicio, y claramente en el periodo aquí tratado (1955-1963), el 
PAN trató de ser un partido político, y centrar sus actividades en las propias de una 
organización de este tipo: participar en elecciones, ganarlas, legislar, gobernar. La 
participación electoral del panismo fue relativamente activa, aunque ganó muy pocas 
elecciones […] El panismo de la época [refiriéndose a fines de los años 50] tenía tintes 
doctrinarios, pero se trataba de una doctrina peculiar, con „bajo nivel de abstracción‟, 
operacionalizada o aterrizada en instituciones concretas: las que garanticen el sufragio 
efectivo”. Víctor Manuel Reynoso Angulo, Los dilemas del crecimiento. El Partido Acción 
Nacional y sus fracciones frente a la vida política mexicana, México, El Colegio de México, 
tesis de doctorado, 2003, véase especialmente las pp. 11, 97-98 y 116-117. 
5 Para el análisis del concepto de oposición leal, véase, Soledad Loaeza, “De la oposición 
leal a la impaciencia electoral”, en Soledad Loaeza y Rafael Segovia (coordinadores), La 
vida política mexicana en la crisis, México, El Colegio de México, 1987; Soledad Loaeza, 
“El Partido Acción Nacional: la oposición leal en México”, en Lorenzo Meyer, et al., 
Lecturas de política mexicana, México, El Colegio de México, 1ª reimpresión, 1981, pp. 
161-193; Matilde Yáñez Maldonado, El Partido Acción Nacional... Op. cit. 
6 Las elecciones de 1958 son analizadas detalladamente por Reynoso y califica la 
posición del PAN como “la mayor radicalidad política en la historia del panismo” que da 
“lugar a una posición antisistema” y que es un indicador de la “impaciencia electoral” 
panista. Véase, Víctor Manuel Reynoso Angulo, Los dilemas del crecimiento..., Op. cit., 
pp. 137-139. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 20 
la reforma electoral de 1963 para flexibilizar la participación de los partidos de 
oposición en la Cámara de Diputados con la figura de los llamados “diputados de 
partido”, junto con los de mayoría. 
 
¿Por qué los partidos de oposición no crecieron en largas décadas en el país? Los 
recursos del régimen autoritario fueron muchos: la violencia en última instancia 
(por ejemplo contra los vasconcelistas 1929, y los almazanistas en 1940); 
mantener en la ilegalidad a partidos “indeseables”, tanto de izquierda como de 
derecha como el PCM y el Partido Fuerza Popular (brazo del sinarquismo), 
respectivamente; la negativa del registro legal, como al Frente Electoral del Pueblo 
en 1964. Pero también de gran trascendencia fue un respaldo, aun fuera pasivo, a 
la permanencia y estabilidad del régimen que permitió la rotación de las élites 
políticas, lo que fue sin duda un gran acierto de los gobiernos posrevolucionarios, 
ya que siempre hubo expectativas de que estando en la “familia revolucionaria, o 
en su partido, había posibilidades de participar del poder. 
 
Por lo que toca a la parte económica, consiguió un relativo, pero importante 
crecimiento económico que permitió la transformación social del país, aunque sin 
acabar con la grave desigualdad social7 que en el discurso oficial se matizó con la 
promesa de un futuro mejor que sacaría al país del subdesarrollo: la 
industrialización, el Desarrollo Estabilizador, más tarde, con mayores dificultades, 
siempre hubo un programa sustituto para renovar la esperanza, el Desarrollo 
Compartido y la Alianza para la Producción. Así, desde 1976, y de manera más 
contundente, desde 1982 la legitimidad del régimen no podía basarse más en una 
promesa del bienestar social que no acababa por llegar. 
 
1.2. La crisis del PAN (1976-1978): hacia el pragmatismo. 
Un cambio decisivo en la historia panista que lo polarizó y fragmentó como nunca 
antes fue la crisis interna que tuvo lugar entre 1975-1976, crisis que trascendió al 
plano nacional al no lanzar candidato presidencial obligando a José López Portillo, 
candidato del PRI, PPS y PARM, a hacer una campaña electoral sin oposición, 
que evidenció la ausencia de pluralismo político, de “competencia” electoral, así 
fuera únicamente en la forma. Esta crisis resultó de la confrontación de dos 
corrientes y proyectos de partido: la doctrinaria y la pragmática. La primera, 
basada en la tradición de lazos familiares, de notables, formador de cuadros 
políticos con una visión doctrinaria y de oposición legalista, es decir, estrictamente 
apegada a los márgenes legales e institucionales. La segunda, orientó al partido al 
crecimiento, como aglutinador del descontento y la protesta social y fue portadora 
de un discurso más desafiante, en un contexto de crisis económica. 
 
En el marco del avance de esta última corriente, el PAN ganó en crecimiento, en 
organización y en orientarse hacia una mayor competencia electoral. También se 
 
7 Luis Medina expone los estudios pioneros de autores que señalaban con claridad este 
punto. Luis Medina Hacia el nuevo Estado. México 1920-1994, México FCE, tercera 
reimpresión, 2002, pp. 169-176. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 21 
afianzaron liderazgos de nuevo tipo, con actitudes, lenguaje, así como de 
comportamientos distantes de las viejas buenas costumbres de sus fundadores8. 
 
Los saldos inmediatos de esta crisis fueron: 1) la renuncia del entonces presidente 
panista Efraín González Morfín a 9 meses de haber sido electo (por cierto, en 
medio de una amplia división interna y que llevó a seis rondas de votaciónen el 
Consejo Nacional para alcanzar el 65% de los votos necesarios para dicha 
elección); 2) la imposibilidad de lanzar candidato presidencial en 1976 (no 
obstante la realización de dos convenciones nacionales, en la segunda de ella 
después de 7 votaciones en las que ningún candidato alcanzó el 80% estatutario 
de votos de los convencionistas, aunque el candidato de los pragmáticos, Pablo 
Emilio Madero, alcanzó casi el 70% de los mismos); 3) la formulación por parte del 
CEN del PAN de sanciones contra los pragmáticos, bajo la eufemística “invitación” 
a José Ángel Conchello (expresidente del partido), Pablo Emilio Madero, Bernardo 
Batiz (exsecretario general del partido) y Alejandro Cañedo (diputado y dirigente 
regional en Puebla), a abandonar el partido por no menos de dos años, “invitación” 
que aunque no se acató, mostró lo caldeado de los ánimos; 4) la renuncia de 
Efraín González Morfín al partido en febrero de 1978, en medio de su rechazo a la 
Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LFOPPE) y de 
críticas por lo que consideró pérdida de la identidad, doctrinaria y programática del 
PAN9. 
 
Precisamente un elemento indirecto al que contribuyó Acción Nacional después de 
la elección presidencial de 1976, aunada a la aparición de diversos grupos 
guerrilleros en el país, fue la Reforma Política de 1977 del gobierno de José López 
Portillo que condujo a una amnistía política y a la aprobación de la LFOPPE que 
favoreció el reconocimiento de nuevos partidos políticos (además del PCM, el 
Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Demócrata Mexicano, primero y 
más tarde el Partido Revolucionario de los Trabajadores), especialmente de la 
izquierda que, en términos generales, había sido, en el espectro ideológico, la 
corriente política más castigada de la escena política nacional (sin considerar al 
PPS cuyo papel era de afinidad al régimen) y que posibilitó la mayor presencia de 
los partidos de oposición en la Cámara de Diputados con los diputados de 
representación proporcional (100 diputaciones, más los de mayoría que llegasen a 
obtener). El PAN, que en la legislatura anterior (1976-1979) sólo había alcanzado 
 
8 Soledad Loaeza, El Partido Acción Nacional: La larga marcha, 1939-1994. Oposición leal 
y partido de protesta, México, FCE, 1999, pp. 330-335. 
9 Para un análisis de esta crisis puede verse a Carlos Arriola, “La crisis del Partido Acción 
Nacional (1975-1976), en Foro Internacional, El Colegio de México, Vol. XVII, núm. 4, abril 
junio, 1977. Este momento fue de gran dramatismo en el interior del PAN al grado de que 
ha sido la crisis más grave por la que ha pasado. Francisco Reveles la concibió “no sólo 
como una crisis, sino como una refundación del partido”, Francisco Reveles Vázquez, “La 
crisis organizativa del Partido Acción Nacional en la década de los sesenta”, en Revista 
Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, División de Estudios de Posgrado-FCPyS-
UNAM, Año XLIII, Núm. 172, abril-junio de 1998, p. 213. Reynoso calificó al saldo de esta 
crisis como un “empate catastrófico”, Víctor Manuel Reynoso Angulo, Los dilemas del 
crecimiento..., Op. cit., p. 218. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 22 
el tope de 20 diputados; en 1979, obtuvo 43 diputaciones, con el 9.8% de la 
votación10. 
 
1.3. La radicalización del PAN: la adopción de la resistencia civil (1983-1988). 
Conforme se agudizó la crisis económica desde la época del gobierno de Luis 
Echeverría Álvarez (1970-1976), los empresarios pasaron “de una actitud 
defensiva, que buscó preservar sus prerrogativas, a una acción ofensiva que 
abandonó el planteamiento parcial por uno totalizador sobre el presente y el futuro 
de la sociedad mexicana”; es decir, formularon un planteamiento de proyecto de 
país. De ahí la conformación del Consejo Coordinador Empresarial en 197511 y, 
más tarde, la abierta militancia política de empresarios en el principal partido de 
oposición, aunque, posteriormente, también abiertamente en el PRI. La efímera 
utopía de país de primer mundo con la riqueza del “oro negro” entre 1979-1981 vio 
su fin dramáticamente. La herencia que dejó el gobierno de José López Portillo 
(1976-1982) marcó una era de insostenible crisis económica acompañada de fuga 
de capitales, dolarización, inflación, la hipoteca del futuro de México con una 
desmesurada deuda externa, la firma de compromisos con el Fondo Monetario 
Internacional que le dictaría en gran medida al nuevo gobierno de Miguel de la 
Madrid Hurtado (1982-1988) la política económica a seguir. 
 
La nacionalización de la banca el 1º de septiembre de 1982 sintetizó la búsqueda 
de una salida impactante para contrarrestar la errática política económica del 
sexenio, lo cual logró sólo momentáneamente. Tal contexto propició el avance en 
la construcción de una oposición más sólida, esto se vio reflejado especialmente 
en el PAN, el partido de oposición con registro legal más antiguo, y con una 
tendencia ideológica de derecha, al que empezó a arribar un grupo importante de 
empresarios que se sintió afectado en sus intereses económicos y se politizó de 
manera vertiginosa después de la adopción de dicha medida. A la crisis 
económica se sumó la manifestación de los excesos del régimen, nepotismo, 
despilfarro, corrupción e impunidad, que evidenciaron su descomposición y motivó 
el arribo de un grupo de diferente formación y proyecto: los tecnócratas. Miguel de 
la Madrid hizo su campaña bajo el lema “La renovación moral de la sociedad”. 
 
10 Véase, Diputaciones conquistadas por el PAN por año de elección, en Francisco 
Reveles Vázquez (coordinador), Partido Acción Nacional: los signos de la 
institucionalización, México, UNAM-Guernika, 2002, p. 488. 
11 Rolando Cordera y Carlos Tello, México: La disputa por la nación. Perspectivas y 
opciones del desarrollo, México, Siglo XXI, 5ª edición, 1984, p. 64. En esta obra publicada 
en 1981, se plantea la disputa por la nación en términos de proyecto de país: el proyecto 
nacionalista surgido de la revolución mexicana y el neoliberal. El dilema empezaría a 
resolverse con la avanzada del segundo a partir de la llegada de Miguel de la Madrid 
Hurtado en diciembre de 1982. Con esa opción, llegaron también cambios significativos 
en el PRI, cuyo mayor impacto fue la salida de la Corriente Democrática y, años más 
tarde, en 1989, la formación del Partido de la Revolución Democrática. Para la politización 
de los empresarios y su proyecto de país puede verse el texto de Matilde Luna y Cristina 
Puga, “Modernización en México: la propuesta empresarial”, en Revista Mexicana de 
Ciencias Políticas y Sociales, año XXXVIII, Nueva Época, enero –marzo de 1993, Núm. 
151, División de Estudios de Posgrado, FCPyS-UNAM, pp. 35-49. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 23 
 
Una vez en la presidencia el nuevo equipo adoptó de inmediato drásticas medidas 
de ajuste económico estructural que intensificaron la austeridad económica a lo 
largo de todo el sexenio. Asimismo, dio inicio la construcción de un nuevo modelo 
económico en el país, de corte neoliberal, con un alto costo social. Los siguientes 
indicadores muestran la gravedad de las dificultades económicas del país: el PIB 
creció a una tasa anual en el periodo de 1971-1982 del 6.16%; en 1983-1988 fue 
del 0.18%; en tanto, la tasa de crecimiento anual de los salarios mínimos reales 
fue de 3.49% y de -5.51%, respectivamente. La deuda pública externa creció de 
59.171.6 millones de dólares en 1980 a 91 753.6 millones de dólares en 1982, y a 
125,000.000 en 1988. La inflación pasó de 98.9% en 1982, a 63.7% en 1985, a 
105.7% en 1986, a 159.2% en 198712. 
 
Acción Nacional fue atractivo no sólo para su fuente primaria de adeptos entre la 
clase media, sino para los empresarios, o convínculos con ellos, urgidos de 
adoptar una participación política activa y emergente. Entre ellos, sobresalieron 
Manuel de Jesús Clouthier, presidente del Consejo Coordinador Empresarial en 
1982, que se afilió al PAN en 1984; Francisco Barrio Terrazas, presidente del 
Centro Empresarial de Ciudad Juárez, Chihuahua, que ingresó en 1983; Ernesto 
Ruffo, empresario, ingresó en 1983; Vicente Fox Quesada se afilió en 1988. Estos 
nuevos militantes serían conocidos como neopanistas y, en muy corto tiempo, se 
convirtieron en candidatos a cargos de elección popular. Esta oleada de 
empresarios se sumó a los que años atrás habían llegado al PAN, como Emilio 
Goicochea Luna, quien presidió la Federación de Cámaras Nacionales de 
Comercio de Sinaloa, la Coparmex y el CCE en el estado, vicepresidente y 
presidente de la Concanaco e ingresó al PAN en 1970; Fernando Canales 
Clariond, que presidió la Federación de Cámaras de Comercio de Nuevo León, la 
vicepresidencia de la Concanaco, fue consejero del Centro Patronal de este 
estado -perteneciente a la Coparmex- e ingresó al PAN en 1978. 
 
Esta fracción ocupó cada vez mayores espacios en la dirección del partido y le dio 
a éste un nuevo perfil y perspectivas: 
“El tono de los empresarios politizados era llamativo y efectista, pero tal vez 
lo más novedoso fuera la confianza en sí mismos –totalmente inusual entre 
los candidatos panistas tradicionales-, la más completa irreverencia a las 
formas y, sobre todo, el espacio que las elecciones fueron ganado en la 
opinión y en la imaginación públicas, que empezaron a considerarlas como 
la arena donde se dirimía efectivamente la lucha por el poder”13. 
 
Los cambios en el PAN fueron propiciados por una doble fuente: Fuera del partido, 
un electorado cansado del sistema político fincado en el presidencialismo y el PRI, 
corporativo y antidemocrático. Sin el escenario de un crecimiento económico se 
 
12 Todos estos datos son de José Luis Calva, México, más allá del neoliberalismo. 
Opciones dentro del cambio global, México, Plaza y Janés, 2ª edición, 2001, pp. 23,30, 
104-107, 127-128. 
13 Soledad Loaeza, El PAN: la larga marcha…, Op. cit., p. 368. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 24 
empujó a la oposición a la búsqueda de un nuevo papel para apuntalar la 
construcción de un sistema de partidos realmente plural y competitivo. Dentro del 
partido, la posibilidad de asumir esa demanda y dejar de ser sólo una oposición 
leal o “una resistencia que apoya”, parafraseando a Jesús Reyes Heroles, 
ideólogo de la Reforma Política de 1977, es decir, asumirse plenamente como 
partido político, competitivo en la lucha electoral para obtener mayores cargos de 
elección popular14, propósito que se fue afirmando con mayor claridad hasta 
constituirse en un claro objetivo en los años ochenta. 
 
También en esos años hizo su aparición una sociedad transformada que empezó 
cada vez más a mirar al futuro, no al pasado, que junto con el desengaño del 
crecimiento económico, maduró y se modernizó; sus nuevas demandas y 
exigencias empezaron a romper los moldes de la sociedad domesticada, formada 
bajo el régimen autoritario. La ahora sí, sociedad civil empezaría a probar el 
significado de la autonomía y cambió la apatía política por la participación 
electoral. El tema de las elecciones cobró carta de presentación como un reclamo 
por el respeto al voto ciudadano que estalló en 1988 y ya no tuvo marcha atrás. 
 
Entre 1983 y 1988, Acción Nacional vivió el auge del neopanismo que conjugó esa 
politización de los empresarios con el surgimiento de un movimiento anticentrista y 
democrático, proveniente de manera especial del norte de la República. La carta 
de la democracia, el respeto al voto y el acceso de la oposición a mayores 
espacios de representación y de decisión empezaron a tener un constante 
ascenso, aunque no lineal, desde principios de los ochenta, primero a nivel 
municipal y estatal y, más tarde, a nivel nacional. Uno de sus mayores 
beneficiarios electorales de la democratización fue el PAN. El viejo lema maderista 
del “sufragio efectivo” apareció en el escenario político con fuerza inusitada. 
Enrique Krauze señala que: 
La democracia era “un ideal revolucionario relegado por otros fines 
igualmente válidos pero distintos: el bienestar económico, la justicia social, 
la afirmación nacionalista, la paz y la estabilidad […] Las sociedades más 
diversas y las estructuras más autoritarias descubren, sobre todo en 
momentos de crisis, que el progreso político es un fin en sí mismo”15. 
 
14 Giovanni Sartori señala que la competencia es una categoría fundamental en la 
estructuración de un sistema de partidos y por ésta se entiende la posibilidad que tienen 
los partidos de disputar en las elecciones los cargos de elección popular, para lo cual se 
requiere de condiciones de igualdad para una verdadera contienda electoral. Por 
competitividad entiende cuando los resultados entre los principales partidos son cercanos 
y se gana por escaso margen y cualquiera puede ganar. Givanni Sartori, Partidos y 
sistemas de partidos, Op. cit., pp. 260-262. 
15 Enrique Krauze, La presidencia Imperial. Ascenso y caída del sistema político mexicano 
(1940-1996), México, Tusquets, 1ª edición en Fábula, 2002, pp. 437-438. De igual forma, 
este autor planteó la cesión de poder a la sociedad (maderista), más que la integración 
(cardenista), es decir, la democracia que empezaría por el respeto escrupuloso del voto, 
que implica la tolerancia a las opiniones ajenas, el ejercicio de la crítica que desplace los 
dogmas y autocomplacencias, y la pluralidad como fines en sí mismas y la vigilancia 
atenta y regulada del poder junto a la posibilidad de orientarlo. Pese a su afirmación de 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 25 
 
Junto con la recomposición de las alternativas políticas, que finalmente se 
consolidaron con tres grandes partidos: además del PRI y PAN, el Partido de la 
Revolución Democrática (PRD, que se crea en 1989), la exigencia del respeto al 
voto tenía que ver con múltiples aristas: el establecimiento de procedimientos 
confiables, el retiro de las manos “oficiales” de la organización de los procesos 
electorales, la equidad de recursos para las campañas electorales, un padrón 
confiable, etc. Esto fue así porque el espacio de la lucha electoral de la oposición 
en esos años estuvo cifrado en gran medida en la denuncia de la falta de 
imparcialidad y limpieza en los procesos electorales que arrojaban sobre muchos 
triunfos de candidatos priístas la falta de credibilidad en la ciudadanía. 
 
Además de la lucha partidista del PAN, y de otras organizaciones como la 
Coordinadora Campesina, Estudiantil del Istmo (COCEI) en alianza con el Partido 
Socialista Unificado de México (PSUM), así como el Frente Cívico Potosino (FCP), 
hicieron acto de presencia organismos suprapartidistas y de la sociedad civil que 
apostaron a centrar su papel en la vigilancia de los procesos electorales, tales 
como el Foro Nacional por el Sufragio Efectivo formado en 1986 en el que 
confluyeron PAN, PSUM, Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y el PRT, 
junto con otras organizaciones para plantearse acciones comunes en la defensa 
del voto y la democratización política; más tarde, las organizaciones de 
ciudadanos para la observación se multiplicaron, y aparecieron la Asamblea 
Democrática por el Sufragio Efectivo (ADESE), el Acuerdo Nacional por la 
Democracia (ACUDE), la Academia Mexicana de Derechos Humanos (AMDH), el 
Movimiento Ciudadano Democrático (MCD), la Ola por la Democracia (OD), etc. 16 
 
El quiebre de la hegemonía del PRI en los procesos electorales empezó durante el 
gobierno de Miguel de la Madrid, no tanto por lo que corresponde en sí mismo al 
número de los cargos de elecciónpopular obtenidos por la oposición en esos 
años, sino por el paulatino deterioro y corrosión del sistema electoral y, a la larga, 
del sistema de partido hegemónico. La competencia electoral fue cada vez más 
amplia, en los municipios, las diputaciones, las gubernaturas y, más adelante por 
la Presidencia de la República (véase los cuadros 2 a 6, al final de este capítulo). 
El avance de la oposición, sin embargo, no fue lineal. La Cámara de Diputados fue 
un espacio en el que particularmente se reflejó el avance electoral de las distintas 
fuerzas partidistas y en el cual se mostró que los partidos de oposición dejaron de 
ser partidos testimoniales y empezaron a “contar” para la toma de decisiones. 
 
 
que “la izquierda no está acostumbrada a la democracia”, finalmente la izquierda se 
incorporó también a esta demanda y canales de la participación política-electoral 
democrática. Enrique Krauze, Por una democracia sin adjetivos, México, Joaquín Mortiz, 
1986, pp. 13-14, 51 y 69. 
16 Véase, Manuel Carrillo Poblano, “El Instituto Federal Electoral fomenta la observación 
electoral profesional e independiente”, en Derecho y cultura, núm. 11-12, sep-dic, 2003, 
IIJ-UNAM, pp. 61-68. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 26 
Otros indicadores de ese quiebre son: 1) el avance y consolidación de la 
oposición, en un primer momento panista, al final del sexenio también lo empieza 
a ser de la izquierda, lo cual rompió el espectro del bipartidismo PRI-PAN inicial de 
la década de los ochenta; 2) en el imaginario social se afirmó el convencimiento de 
que el PRI a nivel estatal e incluso federal ya no era invencible; 3) múltiples 
procesos electorales se vieron enmarcados por conflictos, sobre todo 
poselectorales y con ello el cuestionamiento de la limpieza de las elecciones y de 
la credibilidad y legitimidad del sistema; 4) la complejidad en torno a los procesos 
electorales pasó a un primer plano de la agenda política nacional y dio inicio a un 
progresivo reformismo electoral que desde entonces, con la LFOPPE, pasando 
por las reformas de 1996 (cuando el Instituto Federal Electoral cobra realmente 
autonomía) y otras reformas hasta la actualidad, no han cesado; 5) incapacidad 
del PRI para reformarse, lo que, en parte, explica la formación y posterior fractura 
de la Tendencia Democrática; 6) el papel de las elecciones cobró un papel 
preponderante y, en adelante, movió las acciones y reflexión de diferentes actores: 
gobierno, partidos, sociedad civil, instituciones electorales, intelectuales, así como 
de los medios de comunicación. 
 
A partir de los años ochenta fue más insistente la demanda de la oposición de 
arribar a la democracia a través de elecciones limpias y transparentes. En 
contraparte, las resistencias del régimen a aceptar triunfos de la oposición y de 
ésta de los obtenidos por el PRI, generaron conflictos17 electorales y, sobre todo, 
poselectorales. Las elecciones de los ochenta tuvieron un alto potencial de 
inestabilidad y aún de ingobernabilidad para el país; podemos asemejarla con una 
olla exprés que en cualquier momento podría rebasar los canales institucionales y 
desembocar en rupturas violentas del orden político, es decir, en la reaparición del 
“México bronco”. 
 
Fue en ese contexto que se inscribió la resistencia civil a la cual el PAN adoptó 
como método de lucha frente a lo que consideraba fraude electoral, hasta que 
paulatinamente se fue abriendo la competencia y el reconocimiento de triunfos a la 
oposición. Ese nuevo contexto contrastó con el México en el que durante largos 
 
17 El conflicto está definido como una interacción de dos o más sujetos individuales o 
colectivos caracterizado por la divergencia de objetivos, en presencia de recursos 
escasos, lo que: “hace a cada una de las partes neutralizar o desviar hacia otros objetivos 
o impedir la acción de la otra parte, aún si esto comporta inflingir conscientemente un 
daño o sufrir costos relativamente elevados frente al objetivo que se persigue. En las 
formas más agudas de conflicto […] el logro de los objetivos de una parte puede 
realizarse solamente con la eliminación de la contraparte como sujeto activo, o sea 
quitándole todo poder o incluso todo derecho”. En general se concibe que las 
consecuencias destructivas (destrucción de recursos, daño en las relaciones ente los 
sujetos, disgregación de las instituciones), tienden a ser más amplias que las funciones 
positivas (reforzar la solidaridad interna, impulso al cambio, solución de problemas que 
habían permanecido estancados, estímulo de nuevas normas) del conflicto. Véase, 
Luciano Gallino, Diccionario de Sociología, México, Siglo XX 2ª ed., 2001, pp. 205-210. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 27 
años las elecciones no tenían la función principal de seleccionar a los 
gobernantes, aunque se repetían con gran precisión18. 
 
Las elecciones a cargos de elección popular, en efecto, pasaron de un ritual 
sancionador de los candidatos priístas, a la deslegitimación por la falta de 
credibilidad en los resultados, para finalmente ser el espacio de la disputa efectiva 
de los mismos. La centralidad de las elecciones cobró tal importancia que se les 
erigió “en factores clave para la definición del rumbo y hasta la velocidad del 
cambio político”19 en México. Se dejó atrás el escenario del cómodo recurso a la 
legitimidad revolucionaria y de crecimiento económico del que habían gozado los 
gobiernos posrevolucionarios. 
 
La sociedad empezó a orientar su atención a los procesos electorales como quizá 
desde 1940 no lo hacía. Estos generarían expectativas sobre el cambio político. 
Además, otra novedad fue, señala Leonor Ludlow, que la “actividad partidaria se 
desplazó de las Cámaras a la arena electoral”20, pero podría hablarse de dos 
frentes: los formales y los informales (en éstas las protestas en la calle se 
multiplicaron). En términos generales la lucha electoral se hizo entonces más 
promisoria. Sin embargo, en ese contexto de deslegitimación del régimen también 
se generó la idea errónea y simplista de que la democracia significaba la pérdida 
de elecciones por parte del PRI. 
 
En esta nueva fase de búsqueda de mayores triunfos electorales, Acción Nacional 
se alejó de su tradicional apego a las reglas formales establecidas y adoptó una 
política de confrontación con el régimen en una actitud ofensiva en la denuncia de 
 
18 Soledad Loaeza se preguntó ¿para qué sirven las elecciones en México?, a lo que 
respondió: “son fuente legitimadora de la organización del poder, de autoridades y 
políticas gubernamentales; son instrumento de socialización política y canal de 
comunicación entre gobernantes y gobernados. Aunque las elecciones no son el 
verdadero mecanismo de designación de los gobernantes, sirven para seleccionar a un 
sector del personal político, pero en sentido inverso a como operan en los regímenes 
democráticos: en lugar de que el proceso transcurra de abajo hacia arriba, funciona de 
arriba hacia abajo. Los escrutinios también han desempeñado una función estabilizadora, 
son expresión -si se quiere limitada- de reivindicaciones políticas y válvula de escape de 
las tensiones sociales [...] La crisis económica actual ha incidido en el prestigio de las 
instituciones políticas y de sus responsables [...] el barómetro que con más fidelidad ha 
registrado los desacuerdos entre los gobernantes y los gobernados ha sido las elecciones 
realizadas entre 1983 y 1984 [...] las elecciones locales recientes se han convertido en 
puntos deslegitimadores del sistema”. Soledad Loaeza, “El llamado de la urnas ¿Para qué 
sirven las elecciones en México?”,en Jorge Padua y Alain Vanneph (compiladores), 
Poder local, poder regional, México, El Colegio de México-CEMCA, 1986, pp. 75-76. 
19 Jacqueline Peschard, “El fin del sistema de partido hegemónico”, en Revista Mexicana 
de Sociología, núm. 2, Abril-mayo, 1993, p. 97. 
20 Leonor Ludlow, “El „fenómeno panista‟: rasgos y ritmos (1982-1988), en Carlos 
Brazdresch, Nisso Bucay, Soledad Loaeza y Nora Lustig (compiladores), México. Auge, 
crisis y ajuste. I. Los tiempos del cambio, 1992-1998, México, FCE, El Trimestre 
Económico, núm. 73*, 1992, p. 343. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
 28 
irregularidades e impugnación de resultados con nuevas tácticas de lucha política, 
como fue la resistencia civil21. Carlos Castillo Peraza (sucesor de Luis H. Álvarez 
en la presidencia panista en el periodo 1993-1996) señaló que el Comité Ejecutivo 
Nacional había presentado a los comités regionales los principios y las tácticas de 
la resistencia civil para que las asumieran, en la medida en que así lo decidieran, 
como un método adicional y negó que hubiera “una corriente interna pro-
resistencia civil”. Sin embargo, reconoció que a algunos “viejos” o “nuevos” 
panistas no les gustaba dicha línea política. De igual forma, negó que hubiera 
contradicción entre formación doctrinal y estas tácticas, ya que las mismas 
implicaban “un dominio intelectual sobre el propio ser personal que requiere una 
formación doctrinal” y no eran contradictorias con los principios del partido. A su 
parecer, en 1988, la apertura de los medios y haber logrado la presencia 
constante del candidato presidencial en ellos, fue la victoria de la resistencia civil22. 
 
Esto significó la radicalización de la actividad política panista y no sólo de su 
discurso, que, en términos de la época se concibieron como tácticas 
desestabilizadoras. De alguna forma esta idea contradecía la “paz” social 
enarbolada por los gobiernos priístas de la cual hicieron gala con el lema de 1985 
“PRI: 55 años de paz social”23. Muchas veces la paz social estuvo atada a la del 
régimen político, más específicamente a la del grupo en el poder; Luis Medina 
observó que no es que en México hubiera ausencia de conflicto social, sino su 
aislamiento y control24. 
 
La resistencia activa y pacífica, como la llamó el PAN, inició en 1983 y tuvo auge 
en los comicios de Chihuahua en 1986 hasta las elecciones federales de 1988. 
Entre las tácticas a las que Acción Nacional recurrió fueron la negativa a pagar 
impuestos, el sellado de billetes con leyendas antigobierno, la realización de 
mítines, caravanas motorizadas, ocupación de oficinas públicas, plantones, 
huelgas de hambre, tomas de palacios municipales, bloqueos carreteros y de 
pasos fronterizos y paros empresariales. Debido a este estilo de franco reto de los 
neopanistas con “escasa doctrina” hizo que se les conociera como los “bárbaros 
 
21 La resistencia civil es definida como un método de lucha colectiva basada en la idea 
básica de que los gobiernos dependen en última instancia de la colaboración, o al menos 
de la obediencia de la mayoría de la población. Funciona a base de movilizar a la 
población para que retire ese consenso, y procurar socavar las fuentes de poder del 
oponente y hacerse con el apoyo de terceras partes. Sus métodos abarcan desde la 
protesta y la persuasión, la no cooperación social, económica y política, hasta la 
intervención no violenta. Se subrayan dos aspectos, la acción colectiva y evitar cualquier 
recurso sistemático a la violencia. La desobediencia civil es un método de no 
colaboración. Véase, Michael Randle, Resistencia Civil, La ciudadanía ante las 
arbitrariedades de los gobiernos, Buenos Aires, 1998, p. 25. 
22 Francisco Reveles Vázquez, “El debate interno, la resistencia civil y el diálogo con el 
gobierno según Acción Nacional”, entrevista a Carlos Castillo Peraza, realizada el 31 de 
mayo de 1989, en Estudios Políticos, núm. 3, nueva época, Vol. 8, FCPyS-UNAM, pp. 69-
71. 
23 Enrique Krauze, La presidencia imperial…, Op. cit., p. 443. 
24 Luis Medina, Hacia el nuevo Estado, Op. cit. p. 169. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
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del norte”25. Este tipo de acciones se realizó especialmente en los estados del 
norte del país, Coahuila, Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora. 
 
Por este nuevo perfil, Soledad Loaeza caracterizó al PAN como partido de 
protesta26. Pero no sólo fue eso, sino también se transformó en un partido con 
ambición de poder y en una alternativa electoral viable, por lo menos en el norte 
de la República. Desde 1983 y hasta antes de las elecciones de 1988 el 
bipartidismo pareció cobrar fuerza en el escenario político nacional. Sin embargo, 
la sociedad mexicana era más compleja y no se consolidó el binomio PRI-PAN. El 
contexto político-social volvió a modificarse por los efectos sociales de los sismos 
en la Ciudad de México en 1985, los cuales hicieron que a un escenario de crisis y 
austeridad económica, se sumara una sociedad movilizada y organizada, primero 
para salir de la emergencia y, más tarde, para la defensa de sus intereses y del 
voto. 
 
El PAN tuvo una notable presencia electoral en los años ochenta a nivel estatal, 
aunque no necesariamente mostró un ascenso lineal en las votaciones. Frente a 
esta situación emergente en la que no sólo el PAN sino otras organizaciones se 
hicieron presentes, se hizo evidente la falta de preparación del gobierno de Miguel 
de la Madrid para lograr una salida satisfactoria al avance de la oposición y se 
presentaron múltiples conflictos electorales en Sonora, Baja California, Nuevo 
León, Chihuahua, San Luis Potosí, Coahuila, Sinaloa. Las elecciones en México 
cambiaron sustancialmente27. 
 
San Luis Potosí fue un importante lugar de batallas electorales a través del 
renovado Frente Cívico Potosino (FCP), liderado por el Dr. Salvador Nava 
(organización formada a fines de los años cincuenta en su lucha contra los 
endémicos cacicazgos potosinos de Saturnino Cedillo, Gonzalo N. Santos y Carlos 
Jongitud Barrios). Este estado y el municipio de Juchitán, Oaxaca, ganado por la 
coalición COCEI-PSUM (Coalición Obrera, Campesina Estudiantil del Istmo-
Partido Socialista Unificado de México) a principios de los años ochenta, fueron 
considerados “laboratorios” de la transición democrática y de las posibilidades y 
limitaciones del cambio político en el México moderno. 
 
25 Mireya Cuéllar señala que el término se debe a Fidel Velázquez, Los panistas. Quiénes 
son, dónde están, qué representan, México, La Jornada ediciones, 2003, p. 235. 
26 Respecto a esta nuevo perfil panista Soledad Loaeza, menciona que el PAN “renuncia 
a toda pretensión de formación política de sus simpatizantes y mira hacia el electorado, y 
crece dejando atrás el modelo gomezmoriniano de partido de minorías excelentes”. Ver 
Soledad Loaeza, El PAN: la larga marcha…, Op. cit., p. 335. 
27 Para un análisis de las elecciones en los primeros 4 años del gobierno de Miguel de la 
Madrid, véase, Jacqueline Peschard, “Procesos electorales y sus repercusiones políticas 
(1982-1987), así como Juan Molinar, “Los procesos electorales: 1983-1987”, ambos en 
Germán Pérez y Samuel León (coordinadores), 17 ángulos de un sexenio, pp. 169-187 y 
189-223, respectivamente. Otro estudio es el de Leonardo Valdés Zurita, “El lugar de las 
elecciones en el régimen político mexicano: a manera de ubicación”, en Leonardo Valdés 
Zurita (coordinador), Elecciones y partidos políticos en México, 1993, México, UAM-
Iztapalapa, 1995, pp. 19-24. 
Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 
 
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Salvador Nava con el FCP, el apoyo del PAN y del Partido Demócrata Mexicano 
(PDM) ganó en 1982 la alcaldía de San Luis Potosí. El FCP con apoyo del

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