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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO Vicente Fox Quesada y la construcción de una candidatura presidencial exitosa Tesis que para obtener el grado de maestra en Ciencia Política presenta: Matilde Yáñez Maldonado Asesora: Dra. Jacqueline Peschard Mariscal Noviembre de 2007 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A Jorge Miguel, por hacerme re-conocer la maravillosa experiencia de la vida. A mi familia, que está y estará siempre conmigo, no importa el tiempo ni el espacio. A mi asesora, Dra. Jacqueline Peschard, por su tiempo y conocimiento compartidos. Al Mtro. Artemio Abarca, al Mtro. Francisco González Ayerdi, al Dr. Francisco Reveles, al Dr. Héctor Zamitiz, por sus valiosas observaciones y disposición para ayudarme a concluir este compromiso, personal y con mi (nuestra) Universidad. A todos ellos, mi agradecimiento sincero. 4 CONTENIDO Pág. Índice ………………………………………………………………………………… 4 Introducción………………………………………………………………………… 8 Capítulo 1. La trayectoria del Partido Acción Nacional y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000…………………… 17 1.1. El PAN: su origen como partido doctrinario en el contexto de la presencia de un partido hegemónico……………………………………………. 17 1.2. La crisis del PAN (1976-1978): hacia el pragmatismo…….…………….. 20 1.3. La radicalización del PAN: la adopción de la resistencia civil (1983- 1988)…..…………………………………………………………………………….. 22 1.4. La rectificación del radicalismo panista: el diálogo con el gobierno y el gradualismo………………………………………………………………………….. 34 1.5. Hacia la “normalización” de las elecciones…………………………………. 40 Capítulo 2. La precampaña adelantada de Vicente Fox……………………. 53 2.1. Adelantar los tiempos…………..……………………………………………. 53 2.2. Modificaciones al Art. 82 constitucional……………………………………… 55 2.3. La carrera política de Vicente Fox……………………………………………. 57 2.4. El “dejar hacer” del PAN………………………………………………………. 59 2.5. Profesionalizar la campaña…..………………………………………………. 62 2.6. Amigos de Fox, A. C. ……………..…........................................................ 67 2.7. Sistema de redes………….…………………………………………………… 74 Capítulo 3. El PAN adopta a Vicente Fox como candidato………………… 79 3.1. El debate previo: grupos y posiciones alrededor de la candidatura del PAN y el dilema “ganar la presidencia, perder el partido”…………….………… 79 3.2. Reforma a los Estatutos del PAN y la nueva modalidad de selección del candidato presidencial……………………………………………………………… 85 3.3. El camino fallido de la alianza PAN-PRD y la alianza establecida entre PAN-PVEM (la Alianza por el Cambio) …………………………………………. 88 Capítulo 4. Campaña electoral, encuestas y triunfo de Vicente Fox: ¿El PAN al poder?.................................................................................................. 100 4.1. Encuentros y desencuentros entre el PAN y Fox………………………….. 101 4.2. Mercadotecnia y encuestas; voto por el cambio y “voto útil”……………… 105 4.3. El 2 de julio: encuestas, PREP, conteos rápidos, resultados y reacciones……………………………………………………………………………. 113 4.4. La integración del gabinete presidencial: ¿el PAN al poder?..................... 117 5 Capítulo 5. El Financiamiento ilícito en la Campaña de Vicente Fox…….. 125 5.1. Aspectos legales en materia de financiamiento electoral…………………. 126 5.2. El financiamiento ilícito en la campaña de Vicente Fox……………………. 128 5.3. El modo de operar………………..……………………………………………. 137 5.4. La madeja se desenreda. Las sanciones……………………………………. 140 5.5. Fin de la investigación de los ilícitos…………………………………………. 142 Conclusiones……………………….………………………………………………. 154 Bibliografía y hemerografía citadas ………………………………….……………. 164 6 SIGNIFICADO DE SIGLAS UTILIZADAS SIGLA SIGNIFICADO ACUDE Acuerdo Nacional por la Democracia ADESE Asamblea Democrática por el Sufragio Efectivo AMDH Academia Mexicana de Derechos Humanos ANCIFEM Asociación Nacional Femenina Mexicana ARDF Asamblea de Representantes del Distrito Federal CCE Consejo Coordinador Empresarial CCI Central Campesina Independiente CEN Comité Ejecutivo Nacional CNBV Comisión Nacional Bancaria y de Valores COCEI Coordinadora Campesina Estudiantil del Istmo COFIPE Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales COPARMEX Confederación Patronal de la República Mexicana DHIAC Desarrollo Humano Integral A. C. DSPPN Democracia Social Partido Político Nacional EZLN Ejército Zapatista de Liberación Nacional FCP Frente Cívico Potosino FDN Frente Democrático Nacional FEP Frente Electoral del Pueblo FEPADE Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales GATT Acuerdo General Sobre Aranceles Aduaneros y Comercio IFE Instituto Federal Electoral LFOPPE Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales MCD Movimiento Ciudadano Democrático MLN Movimiento de Liberación Nacional MRM Movimiento Revolucionario del Magisterio OD Ola por la Democracia PAN Partido Acción Nacional PARM Partido Auténtico de la Revolución Mexicana PAS Partido Alianza Social PCD Partido de Centro Democrático PCM Partido Comunista Mexicano 7 PDM Partido Demócrata Mexicano PDS Partido Democracia Social PEMEX Petróleos Mexicanos PFCRN Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional PGR Procuraduría General de la República PIB Producto Interno Bruto PMS Partido Mexicano Socialista PMT Partido Mexicano de los Trabajadores PNR Partido Nacional Revolucionario PPS Partido Popular Socialista PRD Partido de la Revolución Democrática PREP Programa de Resultados Electorales Preliminares PRI Partido Revolucionario Institucional PRM Partido de la Revolución Mexicana PRS Partido de la Revolución Socialista (Nayarit) PRT Partido Revolucionario de los Trabajadores PSD Partido Social Demócrata PSN Partido de la Sociedad Nacionalista PST Partido Socialista de los Trabajadores PSUM Partido Socialista Unificado de México PT Partido del Trabajo PVEM Partido Verde Ecologista de México TEPJF Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación TLC Tratado de Libre Comercio UECLD Unidad Especializada Contra el Lavado de Dinero INTRODUCCIÓN El triunfo en las elecciones presidenciales en México de un candidato de oposición en las elecciones de 2000, después de 71 años de permanencia del partido que se hizo heredero de la revolución mexicana de 1910, Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1936 y Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946, hace necesario plantearnos cómo fue posible. Este cambio no ocurrió el 2 de julio de 2000, sino que su camino se fue construyendo a lo largo de, por lo menos, dos décadas, producto, entre otros, del: agotamiento del crecimiento económico; agotamientodel PRI y del régimen político; maduración de la sociedad y la ciudadanía que se definió como plural; cambios en el ámbito normativo y de mejoramiento del entramado institucional para atender procesos electorales más competitivos; avance electoral de la oposición en todos los cargos de elección popular, al que sólo faltaba la presidencia de la República. A lo largo de la década de los ochenta, los procesos electorales en México se alejaron de la simple rutina y previsibilidad. En los procesos municipales y, sobre todo, estatales, el grado de conflictividad electoral parecía ir en ascenso lo cual marcó límites al sistema electoral y de partidos que arrojó un saldo deficitario en los procesos democráticos: Falta de credibilidad en los procesos electorales, en las autoridades electorales y, por ende, en las instituciones electorales. Esta situación era indicativa de un potencial caldo de cultivo de la violencia, pero también puso a los partidos políticos como ejes del cambio político, no siempre pacífico, como se desprende la radicalización de ciertos partidos o de fracciones de sus militantes, aún del PAN, que tradicionalmente se apegaba a las reglas. Para la sucesión presidencial en el año 2000, la competencia y competitividad electoral fueron una realidad. Desde 1997, en el PAN se perfiló abiertamente la precandidatura a la presidencia de la República del entonces gobernador de Guanajuato, Vicente Fox. Proveniente de las filas empresariales, carismático y con amplia visión de triunfo, se separó de los métodos tradicionales empleados hasta entonces por su partido y en un marco de profesionalización, innovó como nunca antes en México la sucesión y campaña presidenciales. El Partido Acción Nacional, formado en 1939, dio cobijo a la candidatura de Vicente Fox al que Manuel Clouthier invitó a participar en política partidista en 1987, y que, vertiginosamente, escaló posiciones cada vez más importantes: en 1988 obtuvo una diputación; en 1991, en una polémica elección al gobierno de Guanajuato, no obtuvo el triunfo (pero su oponente, el priísta Ramón Aguirre, tampoco logró tomar posesión como gobernador, conociéndose este oscuro episodio electoral como “concertacesión”); en 1997 por fin ganó la gubernatura de ese estado; previa reforma constitucional que lo habilitó en sus derechos como aspirante presidencial, en 1999 solicitó una licencia como gobernador para buscar la candidatura a la presidencia por el PAN para, finalmente, conseguir el triunfo el Introducción 9 2 de julio de 2000. Todo ello en apenas 13 años. En el año 2000 Vicente Fox hizo una precampaña y campaña sin duda efectivas, alejadas de las estrategias conocidas hasta ese momento. Esta investigación tiene el propósito de analizar el papel que jugaron la Alianza por el Cambio, conformada por los partidos Acción Nacional (PAN) y Verde Ecologista de México (PVEM), la organización Amigos de Fox, A. C. creada ex profeso, las relaciones entre ambas, así como el equipo personal de campaña, en apoyo del candidato que logró su cometido de “sacar al PRI de Los Pinos”. Uno de los mecanismos de innovación de la campaña de Fox fue adelantar los tiempos de la que puede considerarse “pre-precampaña”, y desde 1997 anunció abiertamente sus intenciones de ser candidato presidencial. La estrategia foxista de posicionarse como precandidato, no en contra, pero tampoco atenida a la lógica estatutaria y tradición panista, puso en el tablero de la discusión el dilema planteado por Felipe Calderón Hinojosa, en 1996: “Ganar el gobierno sin perder el partido”. El adelantarse a los tiempos políticos, contra todo pronóstico, logró convertir a Fox en el precandidato “natural” en el PAN y, más tarde, bajo un nuevo esquema de selección, el candidato presidencial de ese partido, sin oponentes. Esto tal vez no tendría nada de extraordinario, sino porque no contaba con el apoyo de los dirigentes y de muchos personajes influyentes del partido, que incluso criticaban la falta de institucionalidad del entonces gobernador de Guanajuato. Lo anterior también fue una poderosa razón para que Fox decidiera crear una agrupación paralela al partido, así como un grupo cercano a él para construir la estrategia de su precandidatura y después candidatura presidencial. Es decir, Fox buscó comprometer el respaldo de un partido, de su partido PAN, sin el cual era imposible lanzar una candidatura, pero que también consideró insuficiente para ganar, por lo que simultáneamente, empezó a tejer una ambiciosa red para captar el apoyo de una parte del electorado no identificado con algún partido político, e inclusive, adverso a ellos. El resultado fue la creación de Amigos de Fox, que al lado (no integrado) al PAN, formaron la mancuerna electoral y financiera (esto último junto con el Fideicomiso para el Desarrollo y la Democracia en México), para una costosa campaña mediática. De igual forma, desde 1998 Fox integró un equipo cercano a él. En busca de profesionalizar su campaña, incluyó el reclutamiento por medio de cazatalentos o head hunters. Este equipo, proveniente de las filas empresariales, como el propio aspirante, utilizó la mercadotecnia como nunca antes lo había hecho un candidato de oposición en México, para construir una imagen atractiva a buena parte del electorado, más que un proyecto alternativo, apuntalada por una amplia estrategia mediática y el monitoreo constante de las preferencias electorales a través de encuestas. Resulta, así, justificado investigar cómo se armó una exitosa estrategia electoral cuyos resultados inmediatos fueron reconocidos y aceptados por todos, Introducción 10 partidos, candidatos, el presidente de la República, los medios de comunicación y también en el extranjero. Al propio tiempo, también es importante dimensionar las novedades de este proceso y sus posibles efectos en el futuro de las precampañas y campañas presidenciales en México. El proceso de la sucesión presidencial en el 2000 fue muy largo, si tomamos en cuenta que inició en 1997 y se prolongó más de tres años después del día de las elecciones, hasta concluir con las sanciones a los partidos de la Alianza por el Cambio en que se conoció cabalmente el modo de operar del financiamiento ilícito a la campaña. En efecto, las investigaciones posteriores a la elección sobre el financiamiento a la campaña del candidato del PRI, Francisco Labastida Ochoa, con el llamado “Pemexgate” y del candidato panista con los Amigos de Fox, derivaron en sonados escándalos políticos en 2002-2003. La diferencia de ambos casos fue sustancial, el primero por el uso indebido de recursos públicos, el segundo, de recursos privados. Al final, se sancionó a los partidos que sostuvieron la candidatura de Fox, PAN y PVEM, no al propio candidato ni a quien representó a Amigos de Fox. La sanción, estrictamente económica, abrió un nuevo debate sobre la responsabilidad de partidos y candidatos, así como de otras organizaciones civiles en actos ilícitos, además de problemas sobre la normatividad del financiamiento. De esta manera, y sin pretender hacer un listado exhaustivo, en el presente trabajo se abordan los siguientes puntos para la construcción de la candidatura exitosa: A partir de la década de los ochenta y el avance de la facción pragmática en Acción Nacional, en un contexto electoral ascendente consolidada por la llegada de empresarios a sus filas, con Vicente Fox se completó el proceso de transición política. Con una precampaña adelantada, lanzada abiertamente en 1997, Fox aprovechó los vacíos de los Estatutos panistas y logró conseguir formalmente su elección como candidato presidencial y, dado el empuje de su precampaña, no hubo siquiera un candidato formal con el cual compitiera; en los hechos el PAN se vio orillado a adoptar esta candidatura. Fox alentó la organización de la sociedad civil para apoyar su candidatura presidencialcon la convicción de que no podría ganar la elección sólo con el PAN, pero tampoco sin el PAN. Organizó un equipo de trabajo para diseñar su estrategia de campaña con especialistas en medios y en mercadotecnia, de manera independiente, desplazando en gran medida a Acción Nacional de la conducción del proceso electoral y de la transición de los gobiernos. Amplió los medios de financiamiento, especialmente privado, para una costosa campaña electoral, a través de organizaciones de la sociedad civil, especialmente Amigos de Fox y del Fideicomiso para el Desarrollo y la Democracia en México, que, aunque resultó cuestionable su actuación, fueron efectivas, imperando el Introducción 11 pragmatismo. Desde 1988 una importante fracción del electorado abrigó esperanzas del triunfo de la oposición. En el contexto de la sucesión presidencial del 2000, una posible alianza de la derecha y la izquierda una vez más hizo que se presentara esa expectativa, fallida al final. En su lugar aparecieron dos alianzas, la Alianza por México encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, y la Alianza por el Cambio, encabezada por Vicente Fox. Esta última, exitosa, constituyó el soporte institucional, político–electoral, en especial el PAN con una trayectoria histórica y estructura consolidadas y en franco avance electoral, además con la imagen continuista y pacifista cuyo capital convenció no ser factor de desestabilización del sistema económico o político, lo que le dio aceptación nacional e internacional, frente a la imagen rupturista del PRD en su trayectoria histórica. A esa alianza se sumó, de manera paralela, Amigos de Fox. Con este esquema, la estrategia de la Alianza por el Cambio-Amigos de Fox fue sumar votos al candidato puntero de la oposición para “Sacar al PRI de los Pinos”. Esto es, Fox hizo un llamado al “voto útil”, por sobre el voto de protesta que dispersaba el voto de la oposición, que también le permitió atraer a votantes no identificados con los partidos que lo registraron. El punto de convergencia entre la Alianza por el Cambio-Amigos de Fox fue el propio candidato, no los partidos, no hubo una alianza formal, ni un proyecto alternativo de gobierno, sino el objetivo pragmático de “sacar al PRI de Los Pinos”. El “cambio”, proyectado como un eslogan, fue una idea vaga y muy general. Prometió mejores salarios y empleos, crecimiento económico sostenido, finanzas públicas sanas, superar la pobreza, prometía atender a los grupos marginados, educación de calidad, ataque frontal a la corrupción, seguridad pública y combate al crimen organizado, un Estado democrático y de derecho y consolidar la transición democrática (entre otras, un presidente ajustado a la Constitución), el desarrollo regional equilibrado, un papel más activo a nivel internacional, y sí, por su alianza con el PVEM, también prometió un gobierno ecologista. Todo ello, enfatizaba, frente al fracaso de los gobiernos priístas. No obstante la falta de precisión y de realismo para tal propuesta, supo atraer al electorado. En la práctica, el esquema de campaña que siguió, en gran medida, significó la supeditación del PAN al candidato, pues las tareas más importantes de la organización de la campaña recayeron en la estructura paralela, Amigos de Fox. Además esta estrategia permitió a Vicente Fox ser identificado como el candidato de la Alianza por el Cambio, no de un partido político, especialmente para quienes se mostraban adversos a una adhesión o identificación partidista, por ello, de nuevo, la importancia de Amigos de Fox; también le permitió cierto deslinde del PAN no sólo durante la campaña presidencial sino, al momento de formar su equipo de gobierno. Introducción 12 El presente trabajo se ha agrupado en cinco capítulos, cuyo contenido a continuación se enuncia: En el capítulo uno, “La trayectoria del Partido Acción Nacional y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000”, se aborda cómo por largas décadas, en que el partido emanado de la revolución se mantuviera en el poder (desde la fundación del Partido Nacional Revolucionario en 1929 y sus posteriores transformaciones como Partido de la Revolución Mexicana en 1938 y Partido Revolucionario Institucional en 1946) y después de vencer a las propias fracciones disidentes de sus filas como el vasconcelismo en 1929, el almazanismo en 1940, el henriquismo en 1952, no hubo propiamente una fuerza partidista de oposición que pudiera vencer la hegemonía de este partido al que se le llamó “oficial”, como si los demás partidos con registro legal no lo fueran. Desde inicios de los años ochenta la oposición, especialmente la panista, fue avanzando sobre todo en el nivel local, aunque también fueron protagonistas otras fuerzas político-electorales. Hacia esos años la sociedad demandó con mayor insistencia procesos electorales limpios y transparentes e hizo que los partidos de oposición tuvieran un papel más destacado, más activo. Para las elecciones de 1988, el candidato que encabezó el Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas, fue parte del grupo que abandonó las filas del PRI. Ese año el PRI retuvo la presidencia en medio de una grave crisis de legitimidad al cuestionarse los resultados, sin embargo, a partir de ese año fue abonándose más la idea de que la transición política no podía dejar de pasar por la pérdida del PRI de la Presidencia de la República, así como de que el PRI no era ya invencible. Sin lugar a dudas, el PRI siguió siendo un partido dominante, pero en el contexto de un cada vez más claro ámbito competitivo en los noventa. En los años ochenta las elecciones empezaron a ser un foco problemático en la agenda nacional y cobraron verdadera importancia. A mediado plazo, la competencia electoral no pudo ya postergarse o bloquearse. En 1989 hizo su aparición una nueva fuerza electoral, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que tuvo como base parte de lo que fue el Frente Democrático Nacional así como el Partido Mexicano Socialista (PMS). El nuevo partido modificó sustancialmente el sistema de partidos en México, centrado ahora por tres partidos: PRI, PAN y PRD. El nuevo contexto político-electoral de partidos más consolidados y competitivos como de un papel más importante de las elecciones se evidenció en presiones y conflictos pre, y sobre todo poselectorales, cada vez más agudos que fueron minando la legitimidad del régimen político. Éste se vio orillado a abrirse cada vez más a la competencia electoral lo cual significó el reconocimiento de mayores triunfos a la oposición, progresivas reformas electorales, así como la creación de instituciones más acordes con el nuevo contexto competitivo. Introducción 13 Los partidos de oposición, por su parte, también redefinieron sus estrategias y su trato con el gobierno. Acción Nacional, a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari se inclinó por la negociación con el mismo y todo parece indicar que esta estrategia le fue benéfica: se convirtió en una verdadera opción electoral, en una opción de gobierno, es decir, en una competencia abierta por el poder, con el predominio de tácticas y estrategias más claramente pragmáticas. El PRD, por su parte, mantuvo una estrategia de oposición sistemática y de confrontación con el gobierno, especialmente con el de Salinas de Gortari. En el PAN, a su vez, habían operado importantes cambios de estrategia que agrupo en cuatro momentos: 1) El origen del PAN en un sistema hegemónico; 2) la crisis de 1975-1976 (la cual se prolongó hasta 1978), y que significó la lucha entre dos concepciones de partido, la doctrinal y la pragmática, venciendo ésta última; 3) el periodo de la desobediencia y resistencia civil, que en el contexto de crisis económica, descontento social y el arribo de un grupo de empresarios al partido, le hicieron radicalizarse y asumir plenamente la lucha por elpoder; y 4) abandono del esquema de la radicalización por la negociación con el gobierno y el gradualismo que le hizo avanzar en términos político-electorales aprovechando, en un primer momento, las necesidades del régimen de tener un interlocutor con la oposición. En el año 2000 Vicente Fox consiguió ganar la elección presidencial mediante una campaña electoral innovadora y cosechando la trayectoria electoral ascendente del PAN. Al final, en un nuevo esquema político y una nueva geografía político- electoral, el país parecía entrar en lo que el presidente Ernesto Zedillo llamó la “normalidad democrática”1. Este contexto y trayectoria de la oposición y del PAN en particular es el tema central de este primer capítulo. En el capítulo dos, “La precampaña adelantada de Vicente Fox”, se aborda la estrategia que realizó para ganar la elección interna como candidato presidencial, primera condición para un hombre que ambicionó y que con una inusitada y aparente premura preparó el camino para conquistar la Presidencia de la República por primera ocasión por un candidato de oposición. La precampaña demostró que no había casi lugar para la improvisación, es decir, hubo un trabajo muy sistemático y planeado. Después de las elecciones presidenciales de 1994 el PAN había recuperado el segundo lugar que tradicionalmente había ocupado en las preferencias electorales y el PRD se había situado en una dimensión quizá más realista de partido en construcción y consolidación y, no como lo afirmaba el eslogan al momento de su fundación, el partido que “nació el 6 de julio”. Pero, las elecciones de 1997 habían dado mayores motivos para tener buenas expectativas de que en el 2000 la oposición por fin podría vencer al PRI, esta vez en la elección presidencial, ya que 1 Que Zedillo dijo asumir como un compromiso al ganar la elección en agosto de 1994, partiendo de una reforma electoral. Introducción 14 esas elecciones también redefinieron el juego electoral después de la holgada victoria del PRD en el Distrito Federal. La incertidumbre electoral fue ganando terreno con el escenario de que en el 2000 el PRI, el PAN o el PRD podrían ganar. ¿Qué cambios o innovaciones notables tuvo la precampaña impuesta por Vicente Fox? ¿Cómo pudo lograrlos? ¿Qué implicaciones tuvo para el proceso del 2000? Estas son preguntas a las que intentaré dar respuesta en este capítulo. Parto de la idea de que el propósito central de la precampaña adelantada tuvo dos objetivos: 1) al margen de los procedimientos estatutarios del PAN, Fox manejó el escenario preelectoral del partido y se posicionó de tal forma como precandidato que descartó de manera contundente a otros probables competidores panistas; 2) al mismo tiempo, Fox inició otros elementos de su estrategia preelectoral que, salvo por el registro formal de la candidatura, en los hechos fue una campaña electoral bien diseñada y orquestada, innovadora y eficaz, que no se sujetó a los límites partidistas. En este segundo punto se abordarán los siguientes elementos: a) modificaciones al Art. 82 constitucional; b) la recuperación del capital político para posicionarse dentro de Acción Nacional y avanzar entre el electorado en general; c) formar un equipo de precampaña dependiente directamente del precandidato, no del Partido, lo cual le permitió un amplio espacio de movilidad para orientar su precampaña y, más tarde, campaña electoral; d) la creación de los Amigos de Fox como organización paralela al PAN, con el objetivo de obtener financiamiento privado y ganar votantes no identificados con el PAN u otros partidos, es decir, ir más allá de los márgenes partidistas, en términos de un movimiento electoral sui generis. En la precampaña Fox supo imponer al PAN las condiciones para elegirlo como su candidato presidencial sin grandes contratiempos y sin una verdadera lucha interna. De su ingreso al partido en 1988 al inicio de su precampaña sólo habían transcurrido nueve años. Siempre tuvo en la mira una carrera ascendente en la política hasta alcanzar el último peldaño: la presidencia de la República. Fox no dudó en conseguirlo y dejó muy poco espacio a la casualidad, buscando siempre la profesionalización de su campaña. En el capítulo tres, “El PAN adopta a Vicente Fox como candidato”, las posibilidades que Fox encarnara para el PAN su candidato idóneo a la Presidencia de la República eran muy lejanas. No era un panista con larga trayectoria militante; frente a un partido para el que aún era importante la doctrina, a él parecían estorbarle, lo mismo que el respeto a los procedimientos y prácticas escritas y no escritas así como las buenas maneras y el empleo de un lenguaje formal; tampoco contaba con un grupo amplio de apoyo interno y sí, por el contrario, con adversarios importantes, como Diego Fernández, Francisco Barrio, por mencionar a dos personajes que llegaron a mencionarse para entrar en la batalla por conseguir la candidatura panista al más alto cargo de elección popular. Introducción 15 Con estos elementos parecía cierto que con Fox, el PAN podría “ganar el gobierno, pero haciendo perder al partido”, como ominosamente adelantaba el entonces aspirante a la presidencia panista, Felipe Calderón. Frente a estos elementos adversos, en cambio, Fox supo erigirse como un líder indiscutible y construyó una estrategia de la que saldría airoso, con ayuda de una trayectoria de dos años de pre-precampaña y de toda una estructura ya sólidamente puesta en marcha, Amigos de Fox, fue el único precandidato registrado de su partido. Aunque los problemas no se habían hecho esperar entre él y la dirigencia partidista su primer objetivo firme hacia la Presidencia, ganar la nominación como candidato del PAN, lo había logrado de una manera asombrosamente cómoda. Este capítulo analiza, previo fracaso de una alianza PAN-PRD, como logró Fox la candidatura de su partido, además de seguir alimentando la organización paralela, Amigos de Fox. En el capítulo cuatro, “Campaña electoral, encuestas y triunfo de Vicente Fox: ¿el PAN al poder?” me propongo abordar aspectos de la relación PAN-Fox a lo largo de la campaña presidencial. Parto del supuesto de que el PAN no condujo la campaña debido a que Vicente Fox supo sobreponerse a la estructura partidista, lo cual le permitió contar con ésta sin mediar un verdadero compromiso común integrado, razón por la cual pudo tener una alta independencia en el diseño de la estrategia de campaña en el que la mercadotecnia fue central. De igual forma, las encuestas alimentaron una campaña mediática no vista antes por parte de un candidato presidencial de oposición. Las encuestas jugaron un papel decisivo en la inclinación de las preferencias electorales a partir del voto útil. Pero no sólo los partidos en general hicieron un amplio uso de las encuestas, sino también otros organismos como los medios de comunicación y, por supuesto, la instancia encargada de la organización del proceso, el Instituto Federal Electoral (IFE), que también organizó conteos rápidos y un Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Estos recursos fueron un inmejorable instrumento para mantenerse en todo momento atento al “pulso” de la ciudadanía y que dibujaron un escenario electoral competitivo en la disputa por la presidencia de la República. Algunas de las encuestas previas a la elección, aunque no la mayoría, adelantaron la victoria del candidato de la Alianza por el Cambio. Después de la elección, al coincidir todas las encuestas y una vez conocidos los resultados iniciales de a quién favorecía el voto, se estrecharon las posibilidades de que los candidatos perdedores no aceptaran su derrota. Esto fue definitivo y hacia las once de la noche del mismo 2 de julio el reconocimiento del triunfo de la Alianza por el Cambio estaba consumado. Presento en este capítulotambién las reacciones inmediatas al conocerse el triunfo del primer candidato de la oposición en 71 años. Volviendo a la relación PAN-Fox, tal como se desarrolló la precampaña, la campaña electoral y el nombramiento del gabinete presidencial, no es ociosa la pregunta de si el PAN había conquistado también el poder, si era Introducción 16 un partido en el gobierno. En el capítulo cinco, “El financiamiento ilícito a la campaña de Vicente Fox”, abordo uno de los temas más controversiales del PAN, ya que sus fundadores y militantes celosos de la independencia de su partido, hasta una fecha muy reciente habían aceptado el financiamiento público. En las elecciones del 2000, aparte del financiamiento público, el financiamiento privado que siempre había sido importante en el PAN fue más decisivo para el despliegue de una intensa campaña mediática de su candidato. No fue sino hasta pasada la elección que pudieron conocerse con detalle los mecanismos del financiamiento paralelo al proporcionado por los partidos de la alianza electoral. Este financiamiento paralelo e ilícito pasó a ser un sonado escándalo conocido como Amigos de Fox que, por los vericuetos legales, no fue sino hasta más de tres años después que pudo resolverse con sanciones a los partidos políticos que sostuvieron la campaña electoral del guanajuatense. El qué, el cómo, el cuándo, el quiénes, el dónde, atravesaron todo el camino del proceso de investigación con otros graves elementos a deslindar en una no del todo aseada transición a la democracia, pero cuyos ilícitos fueron sancionados y se sentaron precedentes para una nueva reforma electoral. CAPÍTULO 1 LA TRAYECTORIA DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL Y EL NUEVO ESCENARIO DE LAS ELECCIONES EN MÉXICO: RUMBO AL 2000 El trayecto para el triunfo de un candidato de la oposición en la presidencia de la República en México fue abonándose especialmente desde inicios de los años ochenta. En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas no fue reconocido como ganador con el Frente Democrático Nacional, pero en el año 2000, Vicente Fox como candidato de la Alianza por el Cambio, integrada por el Partido Acción Nacional y el Partido Verde Ecologista de México, lo consiguió sin escatimar esfuerzos en hacer una campaña innovadora. El camino hacia ese triunfo tiene que ver, entre otros, con los siguientes puntos: el agotamiento del PRI y desde inicios de los años ochenta el avance electoral de la oposición, especialmente la del PAN, aunque también fueron protagonistas otras fuerzas político-electorales; una sociedad civil más participativa y plural, una demanda social y política por procesos electorales más limpios y transparentes que se tradujo en progresivas reformas electorales, en la creación de instituciones diseñadas para tal fin, así como con una reordenación del sistema de partidos. 1.1. El PAN: su origen como partido doctrinario en el contexto de la presencia de un partido hegemónico. El Partido Nacional Revolucionario, nacido en 1929 por la fracción vencedora de la revolución mexicana, fue en gran medida constituido para resolver problemas inmediatos como la propia supervivencia de dicha fracción para su permanencia en el poder. Para ello, centralizó la vida política nacional y se perfeccionó con una estructura de tipo corporativo, reestructurado y renombrado como el Partido de la Revolución Mexicana en 1938. En 1946 se convirtió en el Partido Revolucionario Institucional, conservando la estructura que pese a los altibajos de la modernización política no ha dejado de funcionar hasta la fecha. Este partido se legitimó como el heredero de la revolución mexicana. El PAN fue fundado por Manuel Gómez Morin en 1939. En gran medida nació por contraste al partido del régimen. Es decir, como un partido democrático, frente a un partido antidemocrático y, junto con él, al régimen que lo sostenía; un partido de ciudadanos, frente a un partido de tipo corporativo; un partido defensor de los principios doctrinarios, frente a un partido pragmático, en el que la letra escrita y la acción estaban disociados; un partido de oposición frente a un partido nacido en el poder y con todos los recursos públicos a su alcance; un partido de cuadros, frente a un partido de masas; un partido de clases medias y fundamentalmente urbano, frente a un partido que englobaba en general a trabajadores de la ciudad y del campo1. 1 Según plantea Luis Javier Garrido, el PNR, sin serlo en sus documentos oficiales, de hecho se presentó y actuó como un partido estatal”; el PRM, por su parte, se consolidó como un pilar fundamental del Estado mexicano posrevolucionario y “fue el Estado el que Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 18 El sistema político mexicano tuvo como eje al presidencialismo y junto a él al partido “de la revolución”. La peculiaridad de la “democracia” mexicana es que no obstante el reconocimiento formal de un sistema plural, el PRI no tuvo oponentes reales y ganaba la mayoría de los cargos a nivel federal, estatal y municipal. Este sistema de partidos estuvo formado por el PRI, PAN (1939), Partido Popular Socialista (1948) y Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (1954), mención aparte merece el partido más antiguo del país, el Partido Comunista Mexicano (1919) por sus largos años en la clandestinidad. Este sistema fue denominado hegemónico-pragmático por Giovanni Sartori2 porque se establece un sistema plural de partidos sin una verdadera competencia por el poder, de hecho ni siquiera se contempla la rotación en el poder y más que multipartidismo existe un sistema que el autor llama de dos niveles en el que se tolera y asigna a discreción a los demás partidos una fracción del poder. En ese esquema, hasta la Reforma Política de 1977, el PAN apareció como el único partido independiente de oposición, en tanto que la supervivencia del PPS y el PARM dependía del régimen, por lo que su oposición fue en realidad simulada. Este sistema de partidos no competitivo fue exitoso sin duda en términos de la efectividad de la lógica de conservar el poder, pero no democrático en cuanto a una lucha abierta por el mismo. En ese contexto, el PAN a lo largo de casi 50 años pareció condenado a vivir, salvo triunfos menores, en la oposición. Pero también es de resaltar que sus fundadores lo concibieron como un instrumento para la educación cívica, para la formación de la ciudadanía y, conscientes de la tarea que emprendían, no apostaron a triunfos electorales inmediatos, lo que dio un asidero al partido para su permanencia. El padre fundador del PAN, Manuel Gómez Morin, bien sabía lo infructuoso de la formación de un movimiento coyuntural para enfrentarse a ese poder: su disolución al momento de sufrir una derrota electoral, como había sucedido con el movimiento vasconcelista de 1929 en el cual él participó, por lo transformó al partido”. Luis Javier Garrido, El Partido de la Revolución Institucionalizada. Medio siglo de poder político en México. La formación del nuevo Estado (1928-1945), México, SEP-Siglo XXI, 1986. pp. 221, 382-383. En el mismo sentido se expresa Pablo González Casanova, quien considera que “el poder del PRI es el poder del Estado”, de ahí que los partidos de oposición lucharan contra el Estado. Véase, Pablo González Casanova, El Estado y los partidos políticos en México, México, Ediciones Era, Col. Problemas de México, 4ª edición, 1985. Para el PAN, puede verse, Matilde Yáñez Maldonado, El partido Acción Nacional: de la oposición “leal” a la oposición real, Tesis de licenciatura, FCPyS-UNAM, 1990. sin embargo, el PNR nunca se pretendió único, y por más débiles que fueran los demás partidos de oposición,no puede dejar de aceptase que había, al menos formalmente, cierta pluralidad, por ello se retoma el concepto de sistema de partido hegemónico pragmático, de Sartori. 2 Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos, Tomo 1, Madrid, Alianza Editorial, 1980, pp. 278-279 y 285. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 19 que, por el contrario, se propuso una difícil lucha y a largo plazo, en sus términos, “una brega de eternidad”3. Los fundadores panistas conocían el contexto en el que se moverían: un régimen autoritario y antidemocrático que no pondría en disputa el poder. Pero el PAN tampoco se concibió como un “club” político, por lo que su intención desde su origen fue participar políticamente y no desdeñó su participación electoral para la construcción de una auténtica representación política4 y, no obstante el continuo dilema que se hizo presente en cada ocasión en sus convenciones de participar, o no, en elecciones, siempre ganó la fracción “participacionista”. ¿Cómo se insertó el PAN en el contexto político del país? El PAN había sido altamente funcional al régimen en tanto partido de oposición independiente y, además, como partido de oposición “leal”5 en el sistema de partido hegemónico, aunque ese papel fue cuestionado en algunos momentos de su historia: en 19586 el partido se negó a aceptar los resultados electorales y renunció a ocupar las 6 diputaciones federales que se le habían reconocido, lo cual tuvo repercusiones en 3 Manuel Gómez Morin en su primer informe como presidente del PAN señaló que la acción política no debía ser “como un episodio, sino como un deber permanente […] no como la lucha de un día sino brega de eternidad”, IIª Convención Nacional, 20 de abril de 1940, Manuel Gómez Morin, Diez años de México. Informes del jefe de Acción Nacional, México, Ediciones de Acción Nacional, s/e, 1981, p. 77. 4 Víctor Manuel Reynoso en una interpretación diferente sostiene que el PAN “fue ante todo un partido electoral. Es decir, un partido que puso en el centro de sus objetivos la participación en las elecciones”. Más adelante, señala que: “La idea de un partido únicamente doctrinario o testimonial, preocupado sólo por difundir ideas o dejar testimonio de decencia o virtud política es desde mi punto de vista equivocada, o al menos parcial. Prácticamente desde su inicio, y claramente en el periodo aquí tratado (1955-1963), el PAN trató de ser un partido político, y centrar sus actividades en las propias de una organización de este tipo: participar en elecciones, ganarlas, legislar, gobernar. La participación electoral del panismo fue relativamente activa, aunque ganó muy pocas elecciones […] El panismo de la época [refiriéndose a fines de los años 50] tenía tintes doctrinarios, pero se trataba de una doctrina peculiar, con „bajo nivel de abstracción‟, operacionalizada o aterrizada en instituciones concretas: las que garanticen el sufragio efectivo”. Víctor Manuel Reynoso Angulo, Los dilemas del crecimiento. El Partido Acción Nacional y sus fracciones frente a la vida política mexicana, México, El Colegio de México, tesis de doctorado, 2003, véase especialmente las pp. 11, 97-98 y 116-117. 5 Para el análisis del concepto de oposición leal, véase, Soledad Loaeza, “De la oposición leal a la impaciencia electoral”, en Soledad Loaeza y Rafael Segovia (coordinadores), La vida política mexicana en la crisis, México, El Colegio de México, 1987; Soledad Loaeza, “El Partido Acción Nacional: la oposición leal en México”, en Lorenzo Meyer, et al., Lecturas de política mexicana, México, El Colegio de México, 1ª reimpresión, 1981, pp. 161-193; Matilde Yáñez Maldonado, El Partido Acción Nacional... Op. cit. 6 Las elecciones de 1958 son analizadas detalladamente por Reynoso y califica la posición del PAN como “la mayor radicalidad política en la historia del panismo” que da “lugar a una posición antisistema” y que es un indicador de la “impaciencia electoral” panista. Véase, Víctor Manuel Reynoso Angulo, Los dilemas del crecimiento..., Op. cit., pp. 137-139. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 20 la reforma electoral de 1963 para flexibilizar la participación de los partidos de oposición en la Cámara de Diputados con la figura de los llamados “diputados de partido”, junto con los de mayoría. ¿Por qué los partidos de oposición no crecieron en largas décadas en el país? Los recursos del régimen autoritario fueron muchos: la violencia en última instancia (por ejemplo contra los vasconcelistas 1929, y los almazanistas en 1940); mantener en la ilegalidad a partidos “indeseables”, tanto de izquierda como de derecha como el PCM y el Partido Fuerza Popular (brazo del sinarquismo), respectivamente; la negativa del registro legal, como al Frente Electoral del Pueblo en 1964. Pero también de gran trascendencia fue un respaldo, aun fuera pasivo, a la permanencia y estabilidad del régimen que permitió la rotación de las élites políticas, lo que fue sin duda un gran acierto de los gobiernos posrevolucionarios, ya que siempre hubo expectativas de que estando en la “familia revolucionaria, o en su partido, había posibilidades de participar del poder. Por lo que toca a la parte económica, consiguió un relativo, pero importante crecimiento económico que permitió la transformación social del país, aunque sin acabar con la grave desigualdad social7 que en el discurso oficial se matizó con la promesa de un futuro mejor que sacaría al país del subdesarrollo: la industrialización, el Desarrollo Estabilizador, más tarde, con mayores dificultades, siempre hubo un programa sustituto para renovar la esperanza, el Desarrollo Compartido y la Alianza para la Producción. Así, desde 1976, y de manera más contundente, desde 1982 la legitimidad del régimen no podía basarse más en una promesa del bienestar social que no acababa por llegar. 1.2. La crisis del PAN (1976-1978): hacia el pragmatismo. Un cambio decisivo en la historia panista que lo polarizó y fragmentó como nunca antes fue la crisis interna que tuvo lugar entre 1975-1976, crisis que trascendió al plano nacional al no lanzar candidato presidencial obligando a José López Portillo, candidato del PRI, PPS y PARM, a hacer una campaña electoral sin oposición, que evidenció la ausencia de pluralismo político, de “competencia” electoral, así fuera únicamente en la forma. Esta crisis resultó de la confrontación de dos corrientes y proyectos de partido: la doctrinaria y la pragmática. La primera, basada en la tradición de lazos familiares, de notables, formador de cuadros políticos con una visión doctrinaria y de oposición legalista, es decir, estrictamente apegada a los márgenes legales e institucionales. La segunda, orientó al partido al crecimiento, como aglutinador del descontento y la protesta social y fue portadora de un discurso más desafiante, en un contexto de crisis económica. En el marco del avance de esta última corriente, el PAN ganó en crecimiento, en organización y en orientarse hacia una mayor competencia electoral. También se 7 Luis Medina expone los estudios pioneros de autores que señalaban con claridad este punto. Luis Medina Hacia el nuevo Estado. México 1920-1994, México FCE, tercera reimpresión, 2002, pp. 169-176. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 21 afianzaron liderazgos de nuevo tipo, con actitudes, lenguaje, así como de comportamientos distantes de las viejas buenas costumbres de sus fundadores8. Los saldos inmediatos de esta crisis fueron: 1) la renuncia del entonces presidente panista Efraín González Morfín a 9 meses de haber sido electo (por cierto, en medio de una amplia división interna y que llevó a seis rondas de votaciónen el Consejo Nacional para alcanzar el 65% de los votos necesarios para dicha elección); 2) la imposibilidad de lanzar candidato presidencial en 1976 (no obstante la realización de dos convenciones nacionales, en la segunda de ella después de 7 votaciones en las que ningún candidato alcanzó el 80% estatutario de votos de los convencionistas, aunque el candidato de los pragmáticos, Pablo Emilio Madero, alcanzó casi el 70% de los mismos); 3) la formulación por parte del CEN del PAN de sanciones contra los pragmáticos, bajo la eufemística “invitación” a José Ángel Conchello (expresidente del partido), Pablo Emilio Madero, Bernardo Batiz (exsecretario general del partido) y Alejandro Cañedo (diputado y dirigente regional en Puebla), a abandonar el partido por no menos de dos años, “invitación” que aunque no se acató, mostró lo caldeado de los ánimos; 4) la renuncia de Efraín González Morfín al partido en febrero de 1978, en medio de su rechazo a la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LFOPPE) y de críticas por lo que consideró pérdida de la identidad, doctrinaria y programática del PAN9. Precisamente un elemento indirecto al que contribuyó Acción Nacional después de la elección presidencial de 1976, aunada a la aparición de diversos grupos guerrilleros en el país, fue la Reforma Política de 1977 del gobierno de José López Portillo que condujo a una amnistía política y a la aprobación de la LFOPPE que favoreció el reconocimiento de nuevos partidos políticos (además del PCM, el Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Demócrata Mexicano, primero y más tarde el Partido Revolucionario de los Trabajadores), especialmente de la izquierda que, en términos generales, había sido, en el espectro ideológico, la corriente política más castigada de la escena política nacional (sin considerar al PPS cuyo papel era de afinidad al régimen) y que posibilitó la mayor presencia de los partidos de oposición en la Cámara de Diputados con los diputados de representación proporcional (100 diputaciones, más los de mayoría que llegasen a obtener). El PAN, que en la legislatura anterior (1976-1979) sólo había alcanzado 8 Soledad Loaeza, El Partido Acción Nacional: La larga marcha, 1939-1994. Oposición leal y partido de protesta, México, FCE, 1999, pp. 330-335. 9 Para un análisis de esta crisis puede verse a Carlos Arriola, “La crisis del Partido Acción Nacional (1975-1976), en Foro Internacional, El Colegio de México, Vol. XVII, núm. 4, abril junio, 1977. Este momento fue de gran dramatismo en el interior del PAN al grado de que ha sido la crisis más grave por la que ha pasado. Francisco Reveles la concibió “no sólo como una crisis, sino como una refundación del partido”, Francisco Reveles Vázquez, “La crisis organizativa del Partido Acción Nacional en la década de los sesenta”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, División de Estudios de Posgrado-FCPyS- UNAM, Año XLIII, Núm. 172, abril-junio de 1998, p. 213. Reynoso calificó al saldo de esta crisis como un “empate catastrófico”, Víctor Manuel Reynoso Angulo, Los dilemas del crecimiento..., Op. cit., p. 218. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 22 el tope de 20 diputados; en 1979, obtuvo 43 diputaciones, con el 9.8% de la votación10. 1.3. La radicalización del PAN: la adopción de la resistencia civil (1983-1988). Conforme se agudizó la crisis económica desde la época del gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), los empresarios pasaron “de una actitud defensiva, que buscó preservar sus prerrogativas, a una acción ofensiva que abandonó el planteamiento parcial por uno totalizador sobre el presente y el futuro de la sociedad mexicana”; es decir, formularon un planteamiento de proyecto de país. De ahí la conformación del Consejo Coordinador Empresarial en 197511 y, más tarde, la abierta militancia política de empresarios en el principal partido de oposición, aunque, posteriormente, también abiertamente en el PRI. La efímera utopía de país de primer mundo con la riqueza del “oro negro” entre 1979-1981 vio su fin dramáticamente. La herencia que dejó el gobierno de José López Portillo (1976-1982) marcó una era de insostenible crisis económica acompañada de fuga de capitales, dolarización, inflación, la hipoteca del futuro de México con una desmesurada deuda externa, la firma de compromisos con el Fondo Monetario Internacional que le dictaría en gran medida al nuevo gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) la política económica a seguir. La nacionalización de la banca el 1º de septiembre de 1982 sintetizó la búsqueda de una salida impactante para contrarrestar la errática política económica del sexenio, lo cual logró sólo momentáneamente. Tal contexto propició el avance en la construcción de una oposición más sólida, esto se vio reflejado especialmente en el PAN, el partido de oposición con registro legal más antiguo, y con una tendencia ideológica de derecha, al que empezó a arribar un grupo importante de empresarios que se sintió afectado en sus intereses económicos y se politizó de manera vertiginosa después de la adopción de dicha medida. A la crisis económica se sumó la manifestación de los excesos del régimen, nepotismo, despilfarro, corrupción e impunidad, que evidenciaron su descomposición y motivó el arribo de un grupo de diferente formación y proyecto: los tecnócratas. Miguel de la Madrid hizo su campaña bajo el lema “La renovación moral de la sociedad”. 10 Véase, Diputaciones conquistadas por el PAN por año de elección, en Francisco Reveles Vázquez (coordinador), Partido Acción Nacional: los signos de la institucionalización, México, UNAM-Guernika, 2002, p. 488. 11 Rolando Cordera y Carlos Tello, México: La disputa por la nación. Perspectivas y opciones del desarrollo, México, Siglo XXI, 5ª edición, 1984, p. 64. En esta obra publicada en 1981, se plantea la disputa por la nación en términos de proyecto de país: el proyecto nacionalista surgido de la revolución mexicana y el neoliberal. El dilema empezaría a resolverse con la avanzada del segundo a partir de la llegada de Miguel de la Madrid Hurtado en diciembre de 1982. Con esa opción, llegaron también cambios significativos en el PRI, cuyo mayor impacto fue la salida de la Corriente Democrática y, años más tarde, en 1989, la formación del Partido de la Revolución Democrática. Para la politización de los empresarios y su proyecto de país puede verse el texto de Matilde Luna y Cristina Puga, “Modernización en México: la propuesta empresarial”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, año XXXVIII, Nueva Época, enero –marzo de 1993, Núm. 151, División de Estudios de Posgrado, FCPyS-UNAM, pp. 35-49. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 23 Una vez en la presidencia el nuevo equipo adoptó de inmediato drásticas medidas de ajuste económico estructural que intensificaron la austeridad económica a lo largo de todo el sexenio. Asimismo, dio inicio la construcción de un nuevo modelo económico en el país, de corte neoliberal, con un alto costo social. Los siguientes indicadores muestran la gravedad de las dificultades económicas del país: el PIB creció a una tasa anual en el periodo de 1971-1982 del 6.16%; en 1983-1988 fue del 0.18%; en tanto, la tasa de crecimiento anual de los salarios mínimos reales fue de 3.49% y de -5.51%, respectivamente. La deuda pública externa creció de 59.171.6 millones de dólares en 1980 a 91 753.6 millones de dólares en 1982, y a 125,000.000 en 1988. La inflación pasó de 98.9% en 1982, a 63.7% en 1985, a 105.7% en 1986, a 159.2% en 198712. Acción Nacional fue atractivo no sólo para su fuente primaria de adeptos entre la clase media, sino para los empresarios, o convínculos con ellos, urgidos de adoptar una participación política activa y emergente. Entre ellos, sobresalieron Manuel de Jesús Clouthier, presidente del Consejo Coordinador Empresarial en 1982, que se afilió al PAN en 1984; Francisco Barrio Terrazas, presidente del Centro Empresarial de Ciudad Juárez, Chihuahua, que ingresó en 1983; Ernesto Ruffo, empresario, ingresó en 1983; Vicente Fox Quesada se afilió en 1988. Estos nuevos militantes serían conocidos como neopanistas y, en muy corto tiempo, se convirtieron en candidatos a cargos de elección popular. Esta oleada de empresarios se sumó a los que años atrás habían llegado al PAN, como Emilio Goicochea Luna, quien presidió la Federación de Cámaras Nacionales de Comercio de Sinaloa, la Coparmex y el CCE en el estado, vicepresidente y presidente de la Concanaco e ingresó al PAN en 1970; Fernando Canales Clariond, que presidió la Federación de Cámaras de Comercio de Nuevo León, la vicepresidencia de la Concanaco, fue consejero del Centro Patronal de este estado -perteneciente a la Coparmex- e ingresó al PAN en 1978. Esta fracción ocupó cada vez mayores espacios en la dirección del partido y le dio a éste un nuevo perfil y perspectivas: “El tono de los empresarios politizados era llamativo y efectista, pero tal vez lo más novedoso fuera la confianza en sí mismos –totalmente inusual entre los candidatos panistas tradicionales-, la más completa irreverencia a las formas y, sobre todo, el espacio que las elecciones fueron ganado en la opinión y en la imaginación públicas, que empezaron a considerarlas como la arena donde se dirimía efectivamente la lucha por el poder”13. Los cambios en el PAN fueron propiciados por una doble fuente: Fuera del partido, un electorado cansado del sistema político fincado en el presidencialismo y el PRI, corporativo y antidemocrático. Sin el escenario de un crecimiento económico se 12 Todos estos datos son de José Luis Calva, México, más allá del neoliberalismo. Opciones dentro del cambio global, México, Plaza y Janés, 2ª edición, 2001, pp. 23,30, 104-107, 127-128. 13 Soledad Loaeza, El PAN: la larga marcha…, Op. cit., p. 368. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 24 empujó a la oposición a la búsqueda de un nuevo papel para apuntalar la construcción de un sistema de partidos realmente plural y competitivo. Dentro del partido, la posibilidad de asumir esa demanda y dejar de ser sólo una oposición leal o “una resistencia que apoya”, parafraseando a Jesús Reyes Heroles, ideólogo de la Reforma Política de 1977, es decir, asumirse plenamente como partido político, competitivo en la lucha electoral para obtener mayores cargos de elección popular14, propósito que se fue afirmando con mayor claridad hasta constituirse en un claro objetivo en los años ochenta. También en esos años hizo su aparición una sociedad transformada que empezó cada vez más a mirar al futuro, no al pasado, que junto con el desengaño del crecimiento económico, maduró y se modernizó; sus nuevas demandas y exigencias empezaron a romper los moldes de la sociedad domesticada, formada bajo el régimen autoritario. La ahora sí, sociedad civil empezaría a probar el significado de la autonomía y cambió la apatía política por la participación electoral. El tema de las elecciones cobró carta de presentación como un reclamo por el respeto al voto ciudadano que estalló en 1988 y ya no tuvo marcha atrás. Entre 1983 y 1988, Acción Nacional vivió el auge del neopanismo que conjugó esa politización de los empresarios con el surgimiento de un movimiento anticentrista y democrático, proveniente de manera especial del norte de la República. La carta de la democracia, el respeto al voto y el acceso de la oposición a mayores espacios de representación y de decisión empezaron a tener un constante ascenso, aunque no lineal, desde principios de los ochenta, primero a nivel municipal y estatal y, más tarde, a nivel nacional. Uno de sus mayores beneficiarios electorales de la democratización fue el PAN. El viejo lema maderista del “sufragio efectivo” apareció en el escenario político con fuerza inusitada. Enrique Krauze señala que: La democracia era “un ideal revolucionario relegado por otros fines igualmente válidos pero distintos: el bienestar económico, la justicia social, la afirmación nacionalista, la paz y la estabilidad […] Las sociedades más diversas y las estructuras más autoritarias descubren, sobre todo en momentos de crisis, que el progreso político es un fin en sí mismo”15. 14 Giovanni Sartori señala que la competencia es una categoría fundamental en la estructuración de un sistema de partidos y por ésta se entiende la posibilidad que tienen los partidos de disputar en las elecciones los cargos de elección popular, para lo cual se requiere de condiciones de igualdad para una verdadera contienda electoral. Por competitividad entiende cuando los resultados entre los principales partidos son cercanos y se gana por escaso margen y cualquiera puede ganar. Givanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos, Op. cit., pp. 260-262. 15 Enrique Krauze, La presidencia Imperial. Ascenso y caída del sistema político mexicano (1940-1996), México, Tusquets, 1ª edición en Fábula, 2002, pp. 437-438. De igual forma, este autor planteó la cesión de poder a la sociedad (maderista), más que la integración (cardenista), es decir, la democracia que empezaría por el respeto escrupuloso del voto, que implica la tolerancia a las opiniones ajenas, el ejercicio de la crítica que desplace los dogmas y autocomplacencias, y la pluralidad como fines en sí mismas y la vigilancia atenta y regulada del poder junto a la posibilidad de orientarlo. Pese a su afirmación de Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 25 Junto con la recomposición de las alternativas políticas, que finalmente se consolidaron con tres grandes partidos: además del PRI y PAN, el Partido de la Revolución Democrática (PRD, que se crea en 1989), la exigencia del respeto al voto tenía que ver con múltiples aristas: el establecimiento de procedimientos confiables, el retiro de las manos “oficiales” de la organización de los procesos electorales, la equidad de recursos para las campañas electorales, un padrón confiable, etc. Esto fue así porque el espacio de la lucha electoral de la oposición en esos años estuvo cifrado en gran medida en la denuncia de la falta de imparcialidad y limpieza en los procesos electorales que arrojaban sobre muchos triunfos de candidatos priístas la falta de credibilidad en la ciudadanía. Además de la lucha partidista del PAN, y de otras organizaciones como la Coordinadora Campesina, Estudiantil del Istmo (COCEI) en alianza con el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), así como el Frente Cívico Potosino (FCP), hicieron acto de presencia organismos suprapartidistas y de la sociedad civil que apostaron a centrar su papel en la vigilancia de los procesos electorales, tales como el Foro Nacional por el Sufragio Efectivo formado en 1986 en el que confluyeron PAN, PSUM, Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y el PRT, junto con otras organizaciones para plantearse acciones comunes en la defensa del voto y la democratización política; más tarde, las organizaciones de ciudadanos para la observación se multiplicaron, y aparecieron la Asamblea Democrática por el Sufragio Efectivo (ADESE), el Acuerdo Nacional por la Democracia (ACUDE), la Academia Mexicana de Derechos Humanos (AMDH), el Movimiento Ciudadano Democrático (MCD), la Ola por la Democracia (OD), etc. 16 El quiebre de la hegemonía del PRI en los procesos electorales empezó durante el gobierno de Miguel de la Madrid, no tanto por lo que corresponde en sí mismo al número de los cargos de elecciónpopular obtenidos por la oposición en esos años, sino por el paulatino deterioro y corrosión del sistema electoral y, a la larga, del sistema de partido hegemónico. La competencia electoral fue cada vez más amplia, en los municipios, las diputaciones, las gubernaturas y, más adelante por la Presidencia de la República (véase los cuadros 2 a 6, al final de este capítulo). El avance de la oposición, sin embargo, no fue lineal. La Cámara de Diputados fue un espacio en el que particularmente se reflejó el avance electoral de las distintas fuerzas partidistas y en el cual se mostró que los partidos de oposición dejaron de ser partidos testimoniales y empezaron a “contar” para la toma de decisiones. que “la izquierda no está acostumbrada a la democracia”, finalmente la izquierda se incorporó también a esta demanda y canales de la participación política-electoral democrática. Enrique Krauze, Por una democracia sin adjetivos, México, Joaquín Mortiz, 1986, pp. 13-14, 51 y 69. 16 Véase, Manuel Carrillo Poblano, “El Instituto Federal Electoral fomenta la observación electoral profesional e independiente”, en Derecho y cultura, núm. 11-12, sep-dic, 2003, IIJ-UNAM, pp. 61-68. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 26 Otros indicadores de ese quiebre son: 1) el avance y consolidación de la oposición, en un primer momento panista, al final del sexenio también lo empieza a ser de la izquierda, lo cual rompió el espectro del bipartidismo PRI-PAN inicial de la década de los ochenta; 2) en el imaginario social se afirmó el convencimiento de que el PRI a nivel estatal e incluso federal ya no era invencible; 3) múltiples procesos electorales se vieron enmarcados por conflictos, sobre todo poselectorales y con ello el cuestionamiento de la limpieza de las elecciones y de la credibilidad y legitimidad del sistema; 4) la complejidad en torno a los procesos electorales pasó a un primer plano de la agenda política nacional y dio inicio a un progresivo reformismo electoral que desde entonces, con la LFOPPE, pasando por las reformas de 1996 (cuando el Instituto Federal Electoral cobra realmente autonomía) y otras reformas hasta la actualidad, no han cesado; 5) incapacidad del PRI para reformarse, lo que, en parte, explica la formación y posterior fractura de la Tendencia Democrática; 6) el papel de las elecciones cobró un papel preponderante y, en adelante, movió las acciones y reflexión de diferentes actores: gobierno, partidos, sociedad civil, instituciones electorales, intelectuales, así como de los medios de comunicación. A partir de los años ochenta fue más insistente la demanda de la oposición de arribar a la democracia a través de elecciones limpias y transparentes. En contraparte, las resistencias del régimen a aceptar triunfos de la oposición y de ésta de los obtenidos por el PRI, generaron conflictos17 electorales y, sobre todo, poselectorales. Las elecciones de los ochenta tuvieron un alto potencial de inestabilidad y aún de ingobernabilidad para el país; podemos asemejarla con una olla exprés que en cualquier momento podría rebasar los canales institucionales y desembocar en rupturas violentas del orden político, es decir, en la reaparición del “México bronco”. Fue en ese contexto que se inscribió la resistencia civil a la cual el PAN adoptó como método de lucha frente a lo que consideraba fraude electoral, hasta que paulatinamente se fue abriendo la competencia y el reconocimiento de triunfos a la oposición. Ese nuevo contexto contrastó con el México en el que durante largos 17 El conflicto está definido como una interacción de dos o más sujetos individuales o colectivos caracterizado por la divergencia de objetivos, en presencia de recursos escasos, lo que: “hace a cada una de las partes neutralizar o desviar hacia otros objetivos o impedir la acción de la otra parte, aún si esto comporta inflingir conscientemente un daño o sufrir costos relativamente elevados frente al objetivo que se persigue. En las formas más agudas de conflicto […] el logro de los objetivos de una parte puede realizarse solamente con la eliminación de la contraparte como sujeto activo, o sea quitándole todo poder o incluso todo derecho”. En general se concibe que las consecuencias destructivas (destrucción de recursos, daño en las relaciones ente los sujetos, disgregación de las instituciones), tienden a ser más amplias que las funciones positivas (reforzar la solidaridad interna, impulso al cambio, solución de problemas que habían permanecido estancados, estímulo de nuevas normas) del conflicto. Véase, Luciano Gallino, Diccionario de Sociología, México, Siglo XX 2ª ed., 2001, pp. 205-210. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 27 años las elecciones no tenían la función principal de seleccionar a los gobernantes, aunque se repetían con gran precisión18. Las elecciones a cargos de elección popular, en efecto, pasaron de un ritual sancionador de los candidatos priístas, a la deslegitimación por la falta de credibilidad en los resultados, para finalmente ser el espacio de la disputa efectiva de los mismos. La centralidad de las elecciones cobró tal importancia que se les erigió “en factores clave para la definición del rumbo y hasta la velocidad del cambio político”19 en México. Se dejó atrás el escenario del cómodo recurso a la legitimidad revolucionaria y de crecimiento económico del que habían gozado los gobiernos posrevolucionarios. La sociedad empezó a orientar su atención a los procesos electorales como quizá desde 1940 no lo hacía. Estos generarían expectativas sobre el cambio político. Además, otra novedad fue, señala Leonor Ludlow, que la “actividad partidaria se desplazó de las Cámaras a la arena electoral”20, pero podría hablarse de dos frentes: los formales y los informales (en éstas las protestas en la calle se multiplicaron). En términos generales la lucha electoral se hizo entonces más promisoria. Sin embargo, en ese contexto de deslegitimación del régimen también se generó la idea errónea y simplista de que la democracia significaba la pérdida de elecciones por parte del PRI. En esta nueva fase de búsqueda de mayores triunfos electorales, Acción Nacional se alejó de su tradicional apego a las reglas formales establecidas y adoptó una política de confrontación con el régimen en una actitud ofensiva en la denuncia de 18 Soledad Loaeza se preguntó ¿para qué sirven las elecciones en México?, a lo que respondió: “son fuente legitimadora de la organización del poder, de autoridades y políticas gubernamentales; son instrumento de socialización política y canal de comunicación entre gobernantes y gobernados. Aunque las elecciones no son el verdadero mecanismo de designación de los gobernantes, sirven para seleccionar a un sector del personal político, pero en sentido inverso a como operan en los regímenes democráticos: en lugar de que el proceso transcurra de abajo hacia arriba, funciona de arriba hacia abajo. Los escrutinios también han desempeñado una función estabilizadora, son expresión -si se quiere limitada- de reivindicaciones políticas y válvula de escape de las tensiones sociales [...] La crisis económica actual ha incidido en el prestigio de las instituciones políticas y de sus responsables [...] el barómetro que con más fidelidad ha registrado los desacuerdos entre los gobernantes y los gobernados ha sido las elecciones realizadas entre 1983 y 1984 [...] las elecciones locales recientes se han convertido en puntos deslegitimadores del sistema”. Soledad Loaeza, “El llamado de la urnas ¿Para qué sirven las elecciones en México?”,en Jorge Padua y Alain Vanneph (compiladores), Poder local, poder regional, México, El Colegio de México-CEMCA, 1986, pp. 75-76. 19 Jacqueline Peschard, “El fin del sistema de partido hegemónico”, en Revista Mexicana de Sociología, núm. 2, Abril-mayo, 1993, p. 97. 20 Leonor Ludlow, “El „fenómeno panista‟: rasgos y ritmos (1982-1988), en Carlos Brazdresch, Nisso Bucay, Soledad Loaeza y Nora Lustig (compiladores), México. Auge, crisis y ajuste. I. Los tiempos del cambio, 1992-1998, México, FCE, El Trimestre Económico, núm. 73*, 1992, p. 343. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 28 irregularidades e impugnación de resultados con nuevas tácticas de lucha política, como fue la resistencia civil21. Carlos Castillo Peraza (sucesor de Luis H. Álvarez en la presidencia panista en el periodo 1993-1996) señaló que el Comité Ejecutivo Nacional había presentado a los comités regionales los principios y las tácticas de la resistencia civil para que las asumieran, en la medida en que así lo decidieran, como un método adicional y negó que hubiera “una corriente interna pro- resistencia civil”. Sin embargo, reconoció que a algunos “viejos” o “nuevos” panistas no les gustaba dicha línea política. De igual forma, negó que hubiera contradicción entre formación doctrinal y estas tácticas, ya que las mismas implicaban “un dominio intelectual sobre el propio ser personal que requiere una formación doctrinal” y no eran contradictorias con los principios del partido. A su parecer, en 1988, la apertura de los medios y haber logrado la presencia constante del candidato presidencial en ellos, fue la victoria de la resistencia civil22. Esto significó la radicalización de la actividad política panista y no sólo de su discurso, que, en términos de la época se concibieron como tácticas desestabilizadoras. De alguna forma esta idea contradecía la “paz” social enarbolada por los gobiernos priístas de la cual hicieron gala con el lema de 1985 “PRI: 55 años de paz social”23. Muchas veces la paz social estuvo atada a la del régimen político, más específicamente a la del grupo en el poder; Luis Medina observó que no es que en México hubiera ausencia de conflicto social, sino su aislamiento y control24. La resistencia activa y pacífica, como la llamó el PAN, inició en 1983 y tuvo auge en los comicios de Chihuahua en 1986 hasta las elecciones federales de 1988. Entre las tácticas a las que Acción Nacional recurrió fueron la negativa a pagar impuestos, el sellado de billetes con leyendas antigobierno, la realización de mítines, caravanas motorizadas, ocupación de oficinas públicas, plantones, huelgas de hambre, tomas de palacios municipales, bloqueos carreteros y de pasos fronterizos y paros empresariales. Debido a este estilo de franco reto de los neopanistas con “escasa doctrina” hizo que se les conociera como los “bárbaros 21 La resistencia civil es definida como un método de lucha colectiva basada en la idea básica de que los gobiernos dependen en última instancia de la colaboración, o al menos de la obediencia de la mayoría de la población. Funciona a base de movilizar a la población para que retire ese consenso, y procurar socavar las fuentes de poder del oponente y hacerse con el apoyo de terceras partes. Sus métodos abarcan desde la protesta y la persuasión, la no cooperación social, económica y política, hasta la intervención no violenta. Se subrayan dos aspectos, la acción colectiva y evitar cualquier recurso sistemático a la violencia. La desobediencia civil es un método de no colaboración. Véase, Michael Randle, Resistencia Civil, La ciudadanía ante las arbitrariedades de los gobiernos, Buenos Aires, 1998, p. 25. 22 Francisco Reveles Vázquez, “El debate interno, la resistencia civil y el diálogo con el gobierno según Acción Nacional”, entrevista a Carlos Castillo Peraza, realizada el 31 de mayo de 1989, en Estudios Políticos, núm. 3, nueva época, Vol. 8, FCPyS-UNAM, pp. 69- 71. 23 Enrique Krauze, La presidencia imperial…, Op. cit., p. 443. 24 Luis Medina, Hacia el nuevo Estado, Op. cit. p. 169. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 29 del norte”25. Este tipo de acciones se realizó especialmente en los estados del norte del país, Coahuila, Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora. Por este nuevo perfil, Soledad Loaeza caracterizó al PAN como partido de protesta26. Pero no sólo fue eso, sino también se transformó en un partido con ambición de poder y en una alternativa electoral viable, por lo menos en el norte de la República. Desde 1983 y hasta antes de las elecciones de 1988 el bipartidismo pareció cobrar fuerza en el escenario político nacional. Sin embargo, la sociedad mexicana era más compleja y no se consolidó el binomio PRI-PAN. El contexto político-social volvió a modificarse por los efectos sociales de los sismos en la Ciudad de México en 1985, los cuales hicieron que a un escenario de crisis y austeridad económica, se sumara una sociedad movilizada y organizada, primero para salir de la emergencia y, más tarde, para la defensa de sus intereses y del voto. El PAN tuvo una notable presencia electoral en los años ochenta a nivel estatal, aunque no necesariamente mostró un ascenso lineal en las votaciones. Frente a esta situación emergente en la que no sólo el PAN sino otras organizaciones se hicieron presentes, se hizo evidente la falta de preparación del gobierno de Miguel de la Madrid para lograr una salida satisfactoria al avance de la oposición y se presentaron múltiples conflictos electorales en Sonora, Baja California, Nuevo León, Chihuahua, San Luis Potosí, Coahuila, Sinaloa. Las elecciones en México cambiaron sustancialmente27. San Luis Potosí fue un importante lugar de batallas electorales a través del renovado Frente Cívico Potosino (FCP), liderado por el Dr. Salvador Nava (organización formada a fines de los años cincuenta en su lucha contra los endémicos cacicazgos potosinos de Saturnino Cedillo, Gonzalo N. Santos y Carlos Jongitud Barrios). Este estado y el municipio de Juchitán, Oaxaca, ganado por la coalición COCEI-PSUM (Coalición Obrera, Campesina Estudiantil del Istmo- Partido Socialista Unificado de México) a principios de los años ochenta, fueron considerados “laboratorios” de la transición democrática y de las posibilidades y limitaciones del cambio político en el México moderno. 25 Mireya Cuéllar señala que el término se debe a Fidel Velázquez, Los panistas. Quiénes son, dónde están, qué representan, México, La Jornada ediciones, 2003, p. 235. 26 Respecto a esta nuevo perfil panista Soledad Loaeza, menciona que el PAN “renuncia a toda pretensión de formación política de sus simpatizantes y mira hacia el electorado, y crece dejando atrás el modelo gomezmoriniano de partido de minorías excelentes”. Ver Soledad Loaeza, El PAN: la larga marcha…, Op. cit., p. 335. 27 Para un análisis de las elecciones en los primeros 4 años del gobierno de Miguel de la Madrid, véase, Jacqueline Peschard, “Procesos electorales y sus repercusiones políticas (1982-1987), así como Juan Molinar, “Los procesos electorales: 1983-1987”, ambos en Germán Pérez y Samuel León (coordinadores), 17 ángulos de un sexenio, pp. 169-187 y 189-223, respectivamente. Otro estudio es el de Leonardo Valdés Zurita, “El lugar de las elecciones en el régimen político mexicano: a manera de ubicación”, en Leonardo Valdés Zurita (coordinador), Elecciones y partidos políticos en México, 1993, México, UAM- Iztapalapa, 1995, pp. 19-24. Capítulo 1. La trayectoria del PAN y el nuevo escenario de las elecciones en México: rumbo al 2000 30 Salvador Nava con el FCP, el apoyo del PAN y del Partido Demócrata Mexicano (PDM) ganó en 1982 la alcaldía de San Luis Potosí. El FCP con apoyo del
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