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Asimetria-de-la-expresion-facial--diferencias-entre-el-movimiento-facial-emocional-y-no-emocional

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA
Facultad de Psicología
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
Directora de proyecto:
Dra. María Dolores Rodríguez Ortiz
México D. F. 2008
DE MÉXICO
PARA OBTENER EL TITULO DE:
ELIZABETH MANDUJANO BAEZA
P R E S E N T A
ASIMETRÍA DE LA EXPRESIÓN FACIAL: DIFERENCIAS
ENTRE EL MOVIMIENTO FACIAL EMOCIONAL Y NO
EMOCIONAL
Neevia docConverter 5.1
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 1 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
 
 
A mi directora de tesis, 
DRA. MA. DOLORES RODRIGUEZ ORTIZ 
Por su gran dedicación, interés y ejemplo 
 
 
 
A mis sinodales, 
MTRO. ALFONSO SALGADO BENITEZ 
MTRA. VERONICA MA. DEL C. ALCALA HERRERA 
LIC. IRMA ZALDIVAR MARTINEZ 
LIC. MAURA JAZMIN RAMIREZ FLORES 
Por sus valiosas aportaciones, tiempo y esfuerzo 
 
 
A la LIC. LOURDES LIZARRAGA MOCTEZUMA 
Por todo el apoyo técnico, académico y personal 
 
 
 
A mis seres queridos 
A quienes debo todos mis logros 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 2 
ÍNDICE DE CONTENIDOS 
 
Capítulo I: Introducción………………………………………………………………...7 
 
Resumen…………………………………………………………………………………...8 
Introducción……………………………………………………………………………......8 
Marco teórico……………………………………………………………………………..10 
 Expresión facial emocional…………………………………………………….......15 
 Filogenia y ontogenia de la expresión facial emocional………………………...20 
 Metodología para el estudio de la expresión facial emocional…………….......24 
 Tipos de expresión facial emocional: voluntaria y espontánea………………...25 
 Las emociones básicas……………………………………………………………..28 
 Lateralización Cerebral……………………………………………………………..33 
 Lateralización y asimetría de la expresión facial………………………………...34 
 Lateralización y asimetría de la expresión emocional facial……………….......35 
 Lateralización y asimetría de la expresión facial no emocional………….…….38 
 Variables que influyen en la asimetría de la expresión facial…………….........39 
 Objetivos de la investigación actual sobre asimetría de la expresión facial ….40 
 Conclusiones………………………………………………………………………...43 
Justificación………………………………………………………………………………45 
 
Capítulo II: Método……………………………………………………………………..48 
 
Objetivos………………………………………………………………………………….49 
Hipótesis………………………………………………………………………………….49 
Diseño experimental………………………………………………………………….....50 
Tipo de estudio…………………………………………………………………………...50 
Participantes……………………………………………………………………………...50 
Escenario………………………………………………………………………………....51 
Instrumentos………………………………………………………………………….…..51 
Aparatos…………………………………………………………………………………..51 
Materiales…………………………………………………………………………………53 
Procedimiento…………………………………………………………………………….53 
 
Capítulo III: Resultados………………………………………………………………..59 
 
Índice de asimetría facial………………………………………………………………..63 
Análisis realizados con los grupos de asimetría izquierda y asimetría derecha.....67 
Análisis dividiendo la cara en cuadrantes……………………………………………..72 
 
Capítulo IV: Discusión…………………………………………………………………77 
 
Implicaciones teóricas…………………………………………………………………...78 
 Diferencia entre el movimiento facial emocional y no emocional………......78 
 Asimetría del movimiento facial………………………………………………...79 
 Diferencias entre el movimiento facial voluntario y espontáneo…………....80 
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 3 
 Teorías sobre lateralización de la expresión facial emocional……………...82 
 Diferencias encontradas para la expresión de enojo………………………...85 
 Variables que influyen en la asimetría de la expresión facial emocional…..86 
Implicaciones metodológicas…………………………………………………………...87 
Implicaciones clínicas……………………………………………………………………89 
Conclusiones generales…………………………………………………………………92 
 
Referencias………………………………………………………………………………97 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 4 
LISTA DE TABLAS Y FIGURAS 
 
Figura 1: Lóbulo límbico…………………………………………………………………12 
Figura 2: Estructuras subcorticales del sistema límbico…………………………….14 
Figura 3: Inervación del nervio trigémino……………………………………………...17 
Figura 4: Divisiones del nervio facial…………………………………………………..18 
Figura 5: Músculos de la expresión facial……………………………………………..20 
Figura 6: Disección de los músculos de la expresión facial………………………...20 
Figura 7: Expresión facial de sorpresa………………………………………………...29 
Figura 8: Expresión facial de alegría…………………………………………………..29 
Figura 9: Expresión facial de miedo……………………………………………………30 
Figura 10: Expresión facial de enojo…………………………………………………..31 
Figura 11: Expresión facial de disgusto……………………………………………….32 
Figura 12: Expresión facial de tristeza………………………………………………...33 
Figura 13: Ejemplo de trazo EMG osciloscópico……………………………………..52 
Figura 14: Ejemplo de trazo EMG procesado………………………………………...52 
Figura 15: Colocación de electrodos…………………………………………………..54 
Figura 16: Ejemplos de registros EMG……………………………………………......57 
Figura 17: Tipos de actividad EMG…………………………………………………….58 
Tabla 1: Registros seleccionados para la realización de las bases tipo 2………...60 
Tabla 2: Influencia del tipo de estimulación y de la hemicara sobre la actividad 
EMG……………………………………………………………………………………….61 
 
Tabla 3: Estadísticos descriptivos de la actividad EMG para cada 
subgrupo………………………………………………………………………………….61 
 
Tabla 4: Comparación entre la actividad EMG promedio de ambas hemicaras para 
cada una de las láminas………………………………………………………………...62 
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 5 
Tabla 5: Comparación entre la actividad EMG máxima de ambas hemicaras para 
cada una de las láminas………………………………………………………………...63 
 
Tabla 6: Comparación entre la actividad EMG mínima de ambas hemicaras para 
cada una de las láminas………………………………………………………………...63 
 
Tabla 7: Diferencias significativas en el IAF en relación al tipo de estimulación 
utilizado……………………………………………………………………………………64 
 
Tabla 8: Diferencias significativas en el IAF en relación al tipo de estimulación y el 
movimiento realizado……………………………………………………...…………….65 
 
Tabla 9: Coeficientes de correlación entre la DEH, el IAF y la actividad 
EMG……………………………………………………………….................................67 
 
Tabla 10: Correlación entre la DEH, el IAF y la actividad EMG para los 
movimientos evocados con estimulación emocional y no emocional…………….67 
 
Tabla 11: Número de lecturas incluidas en los grupos de asimetría izquierda y 
asimetría derecha………………………………………………………………………..68 
 
Tabla 12: Influencia del tipo de estimulación y de la hemicara sobre la actividad 
EMG para cada grupo de asimetría……………………………………………...........69 
 
Tabla 13: Estadísticos descriptivos de la actividad EMG para cada subgrupo de 
asimetría derecha………………………………………………………………………..69 
 
Tabla 14: Estadísticos descriptivos de la actividad EMG para cada subgrupo de 
asimetría izquierda……..………………………………………………………………..70 
 
Tabla 15: Comparación entre la actividad EMG promedio de ambas hemicaras en 
cada una de las láminas para los grupos de asimetría izquierda y derecha……...71 
 
Tabla 16: Comparación entre la actividad EMG máxima de ambas hemicaras en 
cada una de las láminas para los grupos de asimetría izquierda y derecha……...71 
 
Tabla 17: Comparación entre la actividad EMG mínima de ambas hemicaras en 
cada una de las láminas para los grupos de asimetría izquierda y derecha……...72 
 
Tabla 18: Influencia del tipo de estimulación y del cuadrante de la cara sobre la 
actividad EMG……………………………………………………………………...........73Tabla 19: Estadísticos descriptivos de la actividad EMG para cada 
subgrupo…………………………………………………………………………………73 
 
Tabla 20: Comparación de la actividad EMG promedio de cada cuadrante para 
todas las subfases…..…………………………………………………………………...75 
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 6 
 
Tabla 21: Comparación de la actividad EMG máxima de cada cuadrante para 
todas las subfases…...…………………………………………………………………..75 
 
Tabla 22: Comparación de la actividad EMG mínima de cada cuadrante para todas 
las subfases…...…………………………………………..……………………………..76 
 
Tabla 23: Movimientos y variables recomendadas para la rehabilitación de cada 
cuadrante de la cara……………………………………………………………………..92 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 7 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO I 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 8 
ASIMETRÍA de la EXPRESIÓN FACIAL: Diferencias Entre el 
Movimiento Facial Emocional y No Emocional 
Elizabeth Mandujano Baeza 
Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México 
 
RESUMEN 
Diversos autores han encontrado una asimetría en la expresión facial tanto de tipo 
emocional como no emocional. El electromiograma (EMG) resulta ser un método 
no invasivo, válido, viable y con alta resolución temporal para el estudio de la 
asimetría de la expresión facial. El presente estudio tuvo como objetivo observar si 
la actividad electromiográfica de los músculos de las hemicaras izquierda y 
derecha difiere significativamente, tanto cuando los movimientos son evocados 
mediante estimulación con una connotación emocional como cuando se evocan 
por medio de instrucciones emocionalmente neutrales. Participaron 30 hombres 
mexicanos, adultos, diestros, sanos y con una escolaridad mínima de secundaria. 
Se registró la actividad electromiográfica promedio, máxima y mínima de cuatro 
grupos musculares para ambos lados de la cara (cigomáticos, palpebrales, 
superciliares-frontales, Orbicular-Triangular de los labios) mientras los 
participantes posaron cuatro expresiones faciales emocionales (alegría, tristeza, 
enojo, miedo) y seis expresiones faciales sin connotación emocional (elevar las 
comisuras de la boca, elevar las cejas, fruncir el ceño, bajar las comisuras de la 
boca, apretar los labios y apretar los ojos sin cerrarlos). Se realizaron diferentes 
análisis estadísticos para determinar la existencia de diferencias significativas 
entre ambas hemicaras para cada uno de los movimientos faciales realizados, 
tanto en su actividad EMG como en su índice de asimetría facial (IAF). Los análisis 
revelaron una asimetría no significativa izquierda independiente al tipo de 
estimulación utilizado para evocar el movimiento facial. La utilización del IAF como 
variable independiente permitió el análisis comparativo de la estimulación 
emocional y no emocional, revelando diferencias significativas entre ambos tipos 
de estimulación. En general, se observó un mayor IAF promedio para los 
movimientos no emocionales. Asimismo, se observó una correlación positiva 
significativa entre la actividad EMG y el IAF, lo que querría decir que a mayor 
magnitud del movimiento facial, mayor es la asimetría facial. El estudio propone la 
división de la cara en cuadrantes en lugar de hemicaras debido a las diferencias 
en la innervación de las porciones inferiores y superiores del rostro. Las 
comparaciones entre los cuatro cuadrantes revelaron diferencias significativas en 
la actividad EMG, siendo el cuadrante inferior-izquierdo el que mostró mayor 
actividad EMG. Se observaron resultados distintos dependiendo del tipo de 
actividad EMG que fue analizada, planteándose la posibilidad de que las 
diferencias observadas en la literatura científica se deban en parte a diferencias en 
las definiciones operacionales de las variables experimentales. Los resultados 
obtenidos nos llevan a plantear la posibilidad de que la asimetría facial dependa 
del tipo de movimiento que se realice, siendo diferentes los movimientos posados 
y espontáneos. 
PALABRAS CLAVE Asimetría, Expresión Facial Emocional, Expresión Facial no 
Emocional, Electromiograma. 
 
INTRODUCCIÓN 
El presente estudio se refiere al tema de la asimetría del movimiento facial, 
definida como el grado de compromiso muscular presente en una hemicara 
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 9 
respecto a la otra; esta asimetría ha sido encontrada tanto en acciones faciales 
emocionales como en acciones faciales no emocionales. La investigación sobre 
asimetría facial de la expresión emocional ha permitido inferir acciones de control 
diferencial de los hemisferios izquierdo y derecho sobre el fenómeno emocional, 
proponiéndose de esta forma diferentes modelos sobre lateralización cerebral del 
control emocional. 
El interés principal de este estudio fue investigar la asimetría del movimiento facial, 
tanto emocional como no emocional. Otros de los intereses para realizar esta 
investigación son: hacer inferencias sobre la forma en que el sistema nervioso 
controla el movimiento facial, así como observar las diferencias existentes entre el 
movimiento facial emocional y no emocional; utilizar una técnica electrofisiológica 
en el estudio del movimiento facial con el objetivo de obtener datos válidos y 
replicables; a partir de los resultados del estudio, elegir la estimulación más 
adecuada para evocar el movimiento facial dentro de los programas de 
rehabilitación de pacientes con parálisis facial. 
Esta investigación, realizada dentro del marco de la psicología fisiológica, es de 
tipo experimental de un solo grupo, con un diseño factorial 2x2. Se utilizó el 
electromiograma para obtener un registro electrofisiológico del movimiento facial, 
el cual fue evocado con estímulos con y sin connotación emocional. El estudio se 
realizó con hombres mexicanos diestros, entre 18 y 60 años de edad, sanos y con 
una escolaridad mínima de secundaria, seleccionados mediante muestreo 
incidental. 
El objetivo general de esta investigación fue observar si los movimientos de los 
músculos faciales del lado izquierdo diferían significativamente de los del derecho 
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 10 
cuando éstos fueron evocados por estimulación con una connotación emocional o 
por instrucciones emocionalmente neutrales. 
En el presente capítulo, se incluye el marco teórico y las justificaciones de esta 
investigación. 
En el capítulo II, se presenta el método utilizado en este estudio, incluyendo las 
hipótesis y los objetivos de la investigación, el diseño experimental, los 
participantes, el escenario en donde fue realizado el experimento, los 
instrumentos, aparatos y materiales utilizados y el procedimiento que se llevó a 
cabo. 
En el capítulo III se exponen los análisis estadísticos realizados y los resultados 
obtenidos a partir de ellos. 
Por último, en el capítulo IV, se discuten las implicaciones teóricas, metodológicas 
y clínicas de estos resultados, así como las conclusiones generales del 
experimento. 
MARCO TEÓRICO 
La emoción es un “estado interno que no es posible observar o medir de manera 
directa. El complejo de las emociones incluye varios componentes: subjetivos, 
fisiológicos y conductuales objetivos. Los primeros se refieren a los sentimientos 
afectivos y al pensamiento; los conductuales, por otra parte, se manifiestan por 
expresiones faciales, gestos y acciones corporales, congénitas y aprendidas; 
mientras que los fisiológicos aluden a los cambios somáticos, viscerales y 
endócrinos. Cada uno de estos componentes, que ocurre de manera simultánea y 
concomitante con los otros, varía en intensidad de acuerdo con las diferentes 
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 11 
emociones y se halla fuertemente influido por la experiencia (factor cognoscitivo) y 
el medio social” (Escobar y Silva, 2002; en Escobar y Aguilar, 2002). 
Diversas estructuras cerebrales, tanto subcorticales como corticales, participan 
indiscutiblemente en la génesisde las emociones; en diversas investigaciones, 
incluyéndose varios estudios de neuroimagen, se han relacionado diferentes 
componentes de las conductas emocionales con estructuras límbicas y 
paralímbicas, regiones subcorticales, así como regiones mediales, dorsolaterales y 
orbitofrontales (Fossati et al, 2003). 
El término de “lóbulo límbico” fue acuñado por Paul Broca para designar una parte 
de las regiones medial y basal de los hemisferios cerebrales, las cuales forman un 
anillo de corteza cerebral que rodea a las estructuras diencefálicas. En la 
descripción de Broca, el lóbulo límbico incluía la circunvolución del cíngulo, la 
circunvolución del hipocampo y la corteza retroesplenial. Posteriormente, el 
concepto de lóbulo límbico se amplió, denominándose sistema límbico, al incluir 
también el tubérculo olfatorio, rudimento hipocámpico, formación hipocámpica, 
corteza prepiriforme, uncus, giro subcalloso, circunvolución del cíngulo, corteza 
retroesplenial, el complejo amigdalino, los núcleos septales, el núcleo caudado, 
ciertas áreas y núcleos del hipotálamo, del tálamo y la formación reticular 
mesencefálica. 
Constituyendo áreas heteromodales de recepción de información sensorial, las 
áreas asociativas del lóbulo temporal forman parte de los circuitos que permiten 
integrar las funciones sensoriales y generar los estados emocionales 
correspondientes. 
 
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 12 
Figura 1: Lóbulo límbico 
 
Figura 1: vista medial que muestra la corteza prefrontal límbica y el 
lóbulo límbico. (Adaptación de Kandel et al, 1991) 
 
Los estudios clínicos y experimentales relacionan a la formación hipocámpica con 
el aprendizaje y la memoria. Estas observaciones no dejan lugar a duda de que la 
formación hipocámpica, como receptora de la convergencia sensorial de áreas 
asociativas heteromodales, constituye el vínculo para el desencadenamiento de 
emociones relacionadas con componentes somáticos, viscerales y endocrinos, 
gracias a sus conexiones con otras estructuras límbicas que incluyen al 
hipotálamo, tálamo, corteza prefrontal, circunvolución del cíngulo, corteza 
retroesplenial y sus vías descendentes al tallo cerebral. 
La estimulación experimental de la región del cíngulo, por su parte, produce 
respuestas somáticas motoras y autónomas. Recientemente, por medio de los 
estudios de neuroimagen, específicamente las imágenes por resonancia 
magnética funcional (fRMI), se ha demostrado que la parte denominada corteza 
retroesplenial de la circunvolución del cíngulo se activa con intensidad cuando los 
sujetos recuerdan emociones pasadas o se les presentan estímulos emocionales 
relevantes. 
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 13 
La amígdala, o complejo amigdalino, tiene un papel fundamental en el 
procesamiento emocional. Evidencia considerable tanto en humanos como en 
animales indica que la amígdala interviene entre las regiones implicadas con la 
expresión somática de la emoción y las áreas neocorticales involucradas con el 
sentimiento consciente, especialmente para el miedo. Muchas de las expresiones 
autonómicas de los estados emocionales son controladas por la amígdala a través 
de sus conexiones al hipotálamo y al sistema nervioso autónomo. La influencia de 
la amígdala sobre el sentimiento consciente está mediada por sus proyecciones al 
giro cingulado y a la corteza prefrontal. 
El hipotálamo participa en la regulación de la expresión fisiológica de la emoción 
mediante su acción sobre el sistema nervioso autónomo, modulando los circuitos 
reflejos viscerales que están básicamente organizados a nivel del tallo cerebral. 
Tomando en cuenta su papel integrador de diversos estímulos para asegurar 
respuestas autónomas y somáticas coherentes y apropiadas, puede sugerirse que 
el hipotálamo coordina la expresión periférica de los estados emocionales. 
Las áreas 9 a 15 de Brodmann se consideran áreas prefrontales, las cuales se 
pueden subdividir en subregiones funcionales múltiples. Se considera que están 
compuestas por dos regiones principales: 1) la corteza pre-frontal, propiamente 
dicha, localizada sobre la superficie dorsolateral del lóbulo frontal; y 2) la corteza 
orbitofrontal localizada sobre la superficie medial y ventral del cerebro. 
Los mecanismos corticales proveen formas para explicar cómo es que la memoria 
y la imaginación pueden evocar sentimientos emocionales y permitir el uso de 
información emocional en el procesamiento cognitivo general. Asimismo, explican 
cómo el pensamiento consciente puede suprimir respuestas emocionales reflejas 
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 14 
(Kandel et al, 1991). Algunos investigadores han reportado que la corteza medial 
prefrontal y el cíngulo anterior tienen un papel específico en el procesamiento 
cognitivo de los estímulos emocionales (Fossati et al, 2003). La corteza 
orbitofrontal es parte de la corteza de asociación límbica, se conecta de manera 
directa con la amígdala y por ende se halla principalmente relacionada con la 
conducta emocional. Se cree que la corteza frontal ventromedial provee la fuente 
de control cognitivo de las respuestas emocionales, sin embargo, todavía se 
entiende relativamente poco sobre el rol del cerebro anterior en los estados 
emocionales complejos (Kandel et al, 1991). 
Figura 2: Estructuras subcorticales del sistema límbico 
 
 
Figura 2: Interconexiones de estructuras subcorticales del sistema 
límbico (Adaptado de Kandel et al, 1991). 
 
Otras estructuras subcorticales también han sido relacionadas con la producción 
de la expresión emocional. Por ejemplo, Davidson y Kelman (1939; en Wild et al, 
2003) sugirieron que el estriado y el globo pálido estaban involucrados en la 
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 15 
producción de reacciones afectivas. Brown (1967; en Wild et al, 2003) postuló que 
la sustancia gris central mesencefálica ejerce un efecto modulador de todas las 
expresiones (respiración, expresión facial y vocalización) vía el tracto anulo-olivar 
hacia el cerebelo. 
Es importante entender que cada una de las estructuras descritas anteriormente 
funciona de manera integrada con todos los demás componentes estructurales del 
sistema límbico, siendo el resultado de estas interconexiones la expresión 
emocional. Es posible, por tanto, suponer que las manifestaciones conductuales y 
emocionales anómalas puedan desarrollarse como resultado de la interrupción de 
estos circuitos neuronales, o bien en la alteración funcional aunque exista buena 
preservación de la integridad estructural (Para más información acerca de la 
neuroanatomía de la emoción, consultar Kandel et al, 1991; para una revisión 
breve, consultar Escobar y Silva, 2002). 
Expresión Facial Emocional 
Podemos definir a la expresión facial emocional como aquél componente 
conductual de la emoción que consiste en el conjunto de movimientos de la 
musculatura facial, modificación de la temperatura de la cara y cambios en la 
actividad de las glándulas de la piel del rostro, cuyas funciones incluyen la 
facilitación de la comunicación de los estados afectivos, la regulación de la 
conducta de otros hacia el que expresa, la promoción de las interacciones sociales 
y el favorecimiento de la conducta prosocial. Las expresiones faciales emocionales 
son, por tanto, mensajes no verbales de comunicación, que también pueden ser 
motivadas socialmente, y no forzosamente por la experiencia emocional. 
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La expresión facial puede indicar fina y específicamente estados emocionales 
internos (Padberg et al, 2001; Sackeim et al, 1978). La importancia de la expresión 
facial en la investigación sobre la teoría emocional es que, más que otra 
modalidad de respuesta, los patrones musculares en la expresión facial pueden 
ser mapeados con mucho cuidado y objetividad (Lazarus, 1991). La evidencia 
sólida en este tema se desprende de los trabajos de Ekman e Izard, quienes han 
registrado el movimiento de la caradurante acciones y desarrollado varios 
métodos para codificar la acción facial. Al inferir que la cara retrata la emoción 
humana, es posible utilizar estos patrones de expresión como una fuerte clave de 
la presencia de estados emocionales y examinar con fidelidad los cambios de 
momento a momento (Lazarus, 1991). 
Mediante sus aferencias provenientes del sistema límbico, el tallo cerebral es el 
encargado del control facial de la expresión emocional ya que en él se encuentran 
los núcleos de los nervios periféricos encargados de la sensibilidad y la motricidad 
de la cara. La formación reticular del tallo cerebral contiene redes neuronales que 
coordinan reflejos y patrones motores estereotipados simples mediados por los 
nervios craneales (Kandel et al, 1991). Estas respuestas motoras simples pueden 
ser contenidas dentro de conductas más complejas bajo el control voluntario del 
cerebro anterior (Kandel et al, 1991). 
En particular, dos pares craneales están involucrados en el control de la expresión 
facial emocional: el nervio trigémino (par craneal V), cuya función es la sensación 
cutánea y propioceptiva de la piel y los músculos de la cara; y el nervio facial (VII), 
el cual inerva los músculos de la expresión facial. 
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 17 
El nervio trigémino (V) es un nervio mixto. Su rama motora inerva los músculos de 
la masticación y algunos músculos del paladar (Kandel et al, 1991). Su rama 
sensorial pasa por el ganglio trigeminal, localizado en la base del cráneo a la mitad 
de la fosa craneal media, adyacente a la silla turca. Tres ramas emergen del 
ganglio trigeminal (Kandel et al, 1991). La división oftálmica (V1) inerva las 
estructuras de la órbita, la nariz, la frente, las meninges y los vasos sanguíneos de 
las fosas intracraneales anterior y media. La división maxilar (V2) provee 
sensación a la piel de las mejillas y a la porción superior de la cavidad oral. La 
división mandibular (V3) suple sensación a la piel de la mandíbula, el área superior 
a la oreja y la parte baja de la cavidad oral, incluyendo a la lengua. El nervio 
trigémino comunica los movimientos precisos de la musculatura facial al cerebro 
(Reeve, 1994), proveyendo así retroalimentación a la corteza cerebral sobre los 
movimientos voluntarios de la cara. 
Figura 3: Inervación del Nervio trigémino 
 
Figura 3: Esquema que muestra las regiones inervadas 
por las ramas oftálmica (en naranja), maxilar (en 
rosa) y mandibular (en morado) del trigémino 
(Adaptado de Kandel et al, 1991). 
 
 
 
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Figura 4: Divisiones del nervio facial 
 
Figura 4: Divisiones del nervio facial. En la imagen se muestra la 
rama superior con sus divisiones temporal (A) y cigomática 
(B), así como las divisiones bucal (C), mandibular (D) y 
cervical (E) de la rama inferior del facial. (Adaptado de Platzer 
y Kahle, 2003). 
 
El nervio facial (VII) también es un nervio mixto. Éste nervio abandona el tallo 
cerebral en el ángulo cerebelopontino. Su ganglio sensorial, el geniculado, está 
localizado cerca del oído medio, después del cual las prolongaciones sensoriales 
se separan de las motoras para inervar la piel del meato auditivo, el tímpano y los 
dos tercios anteriores de la lengua (Kandel et al, 1991). El núcleo motor facial se 
sitúa caudalmente del núcleo motor del trigémino, a nivel del puente caudal, y 
contiene las neuronas motoras de los músculos de la expresión facial (Kandel et 
al, 1991). El nervio facial se ramifica en dos divisiones principales (Reeve, 1994). 
La división superior del nervio facial se proyecta en la cara superior (temporal) y 
central (cigomática). La parte inferior se proyecta en la parte superior de la boca 
(bucal), la barbilla y la parte inferior de la boca (mandibular) y la mandíbula 
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 19 
(cervical). La información descendente a la formación reticular que medía la 
expresión facial emocional es bilateral, por lo que las expresiones faciales pueden 
ser controladas por cualquier hemisferio cerebral (Kandel et al, 1991). 
 “Las descripciones de las expresiones faciales dependen de los músculos que las 
producen” (Ekman y Friesen, 1978; en Reeve, 1994). Bastan ocho músculos 
faciales para diferenciar las emociones fundamentales. En la sección superior de 
la cara (los ojos y la frente) hay tres músculos principales: el frontal (frontalis), el 
superciliar (corrugator supercili), y el palpebral (orbicularis oculi o palpebrarum) 
(Reeve, 1994). El frontal es el músculo que permite arrugar la frente y elevar las 
cejas; cubre la frente y tiene fibras que van desde la parte superior de la frente 
hasta el hueso nasal. Los superciliares están debajo de la ceja y su contracción 
permite fruncir el ceño. El palpebral es el músculo circular que rodea cada ojo, 
permitiendo tensar los ojos y parpadear. La sección central de la cara tiene dos 
músculos principales: el cigomático (zygomaticus major) y el nasalis (Reeve, 
1994). El cigomático es el músculo que se extiende desde las esquinas de la boca 
hasta el pómulo el cual estira las esquinas de la boca hacia arriba. El nasalis 
arruga la nariz haciendo que aparezcan pliegues horizontales sobre ella. 
Finalmente la sección inferior de la cara tiene tres músculos principales: el 
triangular de los labios (depresor anguli oris o triangularis menti), el orbicular de la 
boca (orbicularis ori) y el quadratus labii inferioris (Reeve, 1994). El triangular de 
los labios hace que las esquinas de la boca vayan hacia abajo. El orbicular de la 
boca es el músculo circular y complejo que rodea los labios. El músculo quadratus 
labii inferioris estira las esquinas de la boca hacia afuera, es decir, lateralmente. 
 
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Figura 5: Músculos de la expresión facial 
 
Figura 5: músculos de la expresión facial. En la figura se 
ilustran seis de los ocho músculos necesarios para 
diferenciar las emociones fundamentales: el 
frontalis, el corrugator supercili y el ocularis oculi en 
la sección superior de la cara, el nasalis en la 
sección central y el triangularis menti en la sección 
inferior (Adaptado de www.calentamientoglobal-
siloblogspot.com). 
 
 
Figura 6: Disección de los músculos de la expresión facial 
 
Figura 6: Disección de cuatro de los ocho músculos necesarios para 
diferenciar las emociones fundamentales; se pueden apreciar el 
músculo frontalis, el orbicularis oculi, el zigomaticus major y el 
depresor anguli oris (Tomado de Root y Stephens, 2003). 
 
Filogenia y Ontogenia de la Expresión Facial Emocional 
En su libro “La Expresión de las Emociones en el Hombre y los Animales”, Charles 
Darwin (1872; en Wild et al, 2003) subraya la importancia evolutiva de la expresión 
facial emocional, abriendo las puertas a la posibilidad de que su base neurológica 
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tenga un origen antiguo, siendo común para especies muy antiguas así como a 
animales filogenéticamente recientes. 
Diversos investigadores argumentan que el patrón de especialización hemisférica 
para las conductas de aproximación y alejamiento puede ser encontrada en casi 
todos los vertebrados (Davidson, 1992), incluso en formas muy primitivas como los 
peces y los anfibios (Nicholls et al, 2004). 
Pese a no ser tan complejas y variadas como en los humanos, se han observado 
asimetrías tanto neuroanatómicas como conductuales en otros animales (Hauser, 
1993; Gazzaniga, 2000). Se han detectado patrones de asimetría para la 
comunicación, así como una dominancia del hemisferio derecho en el control de la 
expresión emocional en ratas y pollos (Hauser, 1993). Estas similitudes con 
especies más avanzadas, incluyendo a los primates, cuestionan hasta dónde los 
patrones de asimetría se deben a una evolución convergente o si la diferenciación 
hemisférica del cerebro es evolutivamente antigua, común a casi todos los 
vertebrados (Hauser, 1993). 
Las zonas anteriores corticales sonregiones que han mostrado un dramático 
crecimiento en tamaño relativo a través de la filogenia en comparación con otras 
regiones del cerebro (Davidson, 1992). Su importancia en la producción del 
proceso emocional parece indiscutible cuando se toman en cuenta los 
descubrimientos de su participación en la capacidad de primates superiores de 
representar las acciones de otros. Estos circuitos cerebrales pudieran ser la 
semilla de la capacidad humana de la teoría de la mente (Gazzaniga, 2000). 
La evidencia en simios de un control del hemisferio derecho en la producción de la 
emoción facial, junto con las observaciones del control del hemisferio izquierdo 
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para la percepción de señales vocales típicas de una especie sugieren que los 
primates, tanto humanos como no humanos, muestran los mismos patrones de 
diferenciación hemisférica para la comunicación (Hauser, 1993). Existe evidencia 
considerable de que en monos y chimpancés (Indersmitten y Gur, 2003; Hauser, 
1993) las emociones son expresadas más intensamente en la hemicara izquierda. 
La expresión de emociones con valencia positiva parece tener un origen 
filogenético reciente. Además de los humanos, solamente los chimpancés y 
bonobos parecen utilizar expresiones faciales que están asociadas claramente con 
emociones positivas y una tendencia a la aproximación (Hauser, 1993; Wild et al, 
2003). 
Una diferencia fundamental entre el sistema visual de los monos y de los humanos 
es que la comisura anterior en los monos transfiere información visual de todo tipo, 
mientras que en humanos no parece transferir nada visual. Esto implicaría un 
control más bilateralizado del procesamiento emocional en primates no humanos. 
De todas formas, reportes experimentales han demostrado que no existen 
diferencias importantes inter-especies en estadios tempranos del sistema visual 
(Gazzaniga, 2000). 
Al igual que en la filogenia, el estudio ontogenético del fenómeno emocional, 
particularmente de la expresión facial emocional, muestra que la conducta 
emocional tiene un origen evolutivo remoto. El desarrollo del comportamiento 
emocional comienza en la etapa prenatal y culmina en la etapa adulta del ser 
humano. 
Durante la vida fetal temprana, se establecen las asimetrías faciales y cerebrales 
(Hennessy et al, 2006). Al momento del nacimiento, el tallo cerebral ya es capaz 
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de organizar virtualmente el repertorio conductual completo del recién nacido 
(Kandel et al, 1991). Fox y Davidson (1986; en Davidson, 1992), mediante un 
estudio realizado en neonatos, determinaron que la asimetría frontal emocional 
está presente desde el nacimiento. 
Aunque reducida, la investigación sobre el sustrato neuronal del desarrollo afectivo 
durante el primer año de vida ha arrojado evidencia del desarrollo de la expresión 
emocional durante este periodo (Davidson y Fox, 1982). En los humanos, la 
sonrisa responsiva generalmente se desarrolla en las primeras 5 semanas de vida 
extrauterina. La risa emerge después, alrededor del cuarto mes (Wild et al, 2003). 
A partir de los 5 meses de vida, es posible inducir la sonrisa social y las 
expresiones de gusto y sorpresa ante una variedad de situaciones y estímulos. Se 
sabe que entre los 7 y los 9 meses de edad, el bebé exhibe una variedad de 
afectos positivos y negativos en respuesta a muchas situaciones específicas. 
Alrededor de los 7 meses, los bebés pueden discriminar entre una amplia gama de 
expresiones faciales. A través de una variedad de culturas y condiciones 
educativas, las protestas del bebé ante la separación del cuidador primario se 
incrementan entre los 7 y los 9 meses de edad. A los 9 meses, los bebés 
muestran precaución y ansiedad ante el lado profundo de un barranco visual o al 
acercamiento de un extraño en ausencia del cuidador primario. A los 10 meses, 
los bebés son capaces tanto de discriminar como de expresar emociones 
negativas y positivas, por lo que suponen exhibir una asimetría frontal cerebral 
idéntica a la observada en adultos (Para más información, consultar Davidson y 
Fox, 1982). 
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Diversos estudios electroencefalográficos han encontrado una asimetría frontal 
para el procesamiento emocional a los diez meses (Pickens et al, 2001; Davidson 
y Fox, 1982), uno a dos años (Pickens et al, 2001), dos años y medio de edad 
(Davidson, 1992), edad preescolar y cuatro años de edad (Pickens et al, 2001). 
Metodología para el estudio de la Expresión Facial Emocional 
La expresión facial emocional ha sido investigada en una variedad de sujetos, 
incluyendo participantes sanos, pacientes neurológicos o con trastornos 
psiquiátricos, personas de diferentes etnias, niños, etc. 
Los métodos utilizados para obtener un registro de la expresión facial de la 
emoción son muy diversos. Algunos de estos, consisten en herramientas de alta 
tecnología cuya función es obtener medidas objetivas de la expresión facial 
emocional. Algunos ejemplos son el software de análisis de la expresión facial en 
tercera dimensión con alta resolución espacial y temporal (Padberg et al, 2001), el 
“Buscador de Rangos Fisionómicos en Tercera Dimensión (FIORE; Yoshino et al, 
2000; en Nicholls et al, 2004)” y el “Escaneo láser de superficie tridimensional de 
asimetría y forma facial (Hennessy et al, 2006)”. 
Otros procedimientos para estudiar la expresión facial emocional incluyen la 
evaluación por parte de observadores calificados de videos o fotografías de los 
rostros de los sujetos mientras ellos expresan una emoción, el autorreporte de la 
intensidad con la que una expresión fue posada, el análisis cuadro por cuadro de 
videograbaciones de los sujetos mientras expresan espontáneamente una 
emoción y el registro electromiográfico (EMG) de los músculos de la expresión 
facial. 
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Un procedimiento comúnmente utilizado en el estudio de la expresión facial 
emocional es la evaluación de quimeras visuales de rostros humanos, realizadas 
mediante la unión de una fotografía de una hemicara con su inverso en el espejo 
por la línea media. Variantes de este procedimiento incluyen la calificación de 
retratos fotográficos de modelos cuya mejilla está ligeramente girada hacia un lado 
y fotografías tridimensionales rotadas 35º a partir de la línea media del rostro. 
Varias consideraciones importantes aplican en la elección de métodos para 
estudiar la actividad biológica que sustenta la emoción. Un método ideal debe 
tener una alta resolución temporal, contar con la posibilidad de registrar la 
actividad electrofisiológica de forma simultánea a las manifestaciones biológicas y 
conductuales de la emoción y registrarlos durante intervalos largos. Asimismo, 
debe guardar los datos obtenidos en una forma que permita extracciones 
posteriores de épocas de duración variable. Por último, el método seleccionado 
debe ser relativamente no invasivo. Otra consideración importante en la 
investigación en la emoción es que cuando dos o más emociones son comparadas 
en sus efectos, las intensidades de la emoción provocada deben ser comparables 
(Davidson, 1992). 
La evidencia de la lateralización de la expresión emocional proviene de diversas 
fuentes metodológicas, en lugar de la réplica de resultados, lo que lleva a la 
necesidad de procedimientos de inducción y técnicas de asesoramiento válidas y 
viables (Nicholls et al, 2004). 
Tipos de Expresión Facial Emocional: Voluntaria y Espontánea 
A través de la literatura, se ha hecho una distinción entre los estudios que 
examinan la expresión voluntaria o “pose” contra la expresión emocional 
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espontánea. Debido a la complejidad que implica evocar las expresiones 
espontáneamente en un contexto experimental, la expresión pose ha sido 
mayormente utilizada (Sackeim et al, 1978; Mandal et al, 2001). De hecho, dada 
cualquier situaciónsocial, las emociones puras y desinhibidas son rara vez 
expresadas facialmente (Mandal et al, 2001). 
Dentro de la investigación, se han observado diferencias entre estos dos tipos de 
expresión facial. Algunos estudios demuestran que la intensidad con la que una 
expresión es juzgada es significativamente mayor cuando es evocada, en 
comparación a cuando es posada, aunque siempre es mayor en la hemicara 
izquierda, salvo para la expresión de ira, la cual muestra mayor intensidad en la 
hemicara derecha (Indersmitten y Gur, 2003). Por su parte, utilizando 
electromiografía, Schwartz y sus colaboradores (1979; en Demaree et al, 2005) 
encontraron que las expresiones pose, contrarias a las espontáneas, mostraron 
contracciones más fuertes del lado izquierdo sin importar el tipo de afecto. 
A pesar de estas discrepancias, en una revisión de 49 experimentos realizada por 
Borod y sus colegas (1997; en Demaree et al, 2005) no se encontraron diferencias 
significativas entre la distribución asimétrica de la cara para las condiciones 
espontánea y pose. 
Se ha propuesto que las expresiones voluntarias y espontáneas reflejan orígenes 
y vías neuroanatómicas diferentes (Borod et al, 1986). Se presume que la 
expresión emocional voluntaria está controlada por estructuras corticales 
anteriores (Demaree et al, 2005; Yecker et al, 1999), particularmente la corteza 
prefrontal (Padberg et al, 2001), mientras que la expresión facial espontánea 
parece estar controlada por múltiples estructuras subcorticales (Demaree et al, 
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2005), aunque algunos investigadores han implicado a la corteza en la expresión 
facial espontánea, por ejemplo, Damasio y Maurer (1978; en Demaree et al, 2005). 
Wild y sus colegas (2003) postulan que la expresión genuina, emocionalmente 
motivada, no está normalmente generada en la corteza motora, pero sí es 
controlada por la inhibición cortical frontal. 
La parálisis de las expresiones faciales voluntarias puede presentarse mientras 
que las expresiones faciales motivadas emocionalmente permanecen intactas. 
Esta condición ha sido llamada el “síndrome Foix-Chavany-Marie”, “síndrome 
opercular anterior” o “parálisis facial volitiva”. La situación contraria también es 
posible: una parálisis de los músculos faciales controlados emocionalmente puede 
ocurrir mientras que la expresión facial controlada voluntariamente permanece 
intacta, como en la parálisis emocional facial y en la amimia. 
Las lesiones típicas que producen la parálisis facial volitiva están localizadas en 
áreas premotoras o a lo largo de los tractos motores corticobulbares. Por su parte, 
los pacientes con amimia tienen lesiones en la porción reticular del puente, justo 
abajo del núcleo facial, mientras que los pacientes con parálisis emocional tienen 
lesiones más profundas, localizadas generalmente en el tálamo y las estructuras 
estriadas (Para más información consultar Wild et al, 2003). 
La diferencia elemental entre los métodos de estudio para ambos tipos de 
expresión facial emocional consiste en el tipo de estimulación empleada para 
generarlas. Mientras la expresión emocional pose puede evocarse mediante una 
instrucción verbal o la imitación de un rostro expresivo, la expresión facial 
espontánea es conseguida solamente mediante estímulos que provocan una 
respuesta emocional en los sujetos, o la medición de la expresión facial en 
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intervalos de tiempo en donde el sujeto está experimentando una emoción 
determinada, como el humor, la depresión, la ansiedad, el enojo, etc. 
Las Emociones Básicas 
La visión de que las expresiones faciales emocionales de todas las culturas son 
reconocidas internacionalmente, a pesar de que la asociación entre la emoción 
facial y el nombre de la emoción puede variar con la cultura, ha sido muy aceptada 
(Mandal et al, 2001). La teoría neurocultural de la emoción de Ekman (1972; en 
Mandal et al, 2001) postula que las expresiones faciales son desempeñadas por 
un “programa innato de afecto facial”, pero pueden estar enmascaradas, 
intensificadas o neutralizadas para acoplarse a las normas compartidas en 
determinada cultura. Datos trans-culturales (Sackeim et al, 1978) indican que por 
lo menos 6 emociones distintas pueden ser fácilmente reconocidas en el rostro 
humano: alegría, sorpresa, miedo, tristeza, enojo y disgusto. 
La sorpresa es la más breve de las emociones, probablemente porque suele ser 
seguida por otra emoción. Su significado funcional es el de preparar al organismo 
para afrontar de forma selectiva los acontecimientos repentinos e inesperados y 
sus consecuencias (Reeve, 1994). 
Los movimientos faciales asociados con la expresión de sorpresa incluyen la 
frente arrugada, los ojos muy abiertos y la mandíbula caída (Reeve, 1994), por lo 
que los músculos implicados son el frontalis, el orbicularis oculi y la relajación de 
los maseteros. 
 
 
 
 
 
 
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Figura 7: Expresión facial de sorpresa 
 
Figura 7: Expresión facial de sorpresa; la frente está arrugada, 
los ojos muy abiertos y la mandíbula caída (Tomado de 
www.visionholistica.com). 
 
 
La alegría es una emoción positiva derivada de una sensación de satisfacción, 
triunfo (Reeve, 1994) o humor. Pese a que la alegría es notoria por devenir de 
diferentes situaciones en diferentes individuos, parece tener solamente una simple 
y común motivación de origen, que es la obtención de lo que se desea. La 
tendencia de acción de la felicidad es de aproximación (Lazarus, 1991). 
Duchenne (1962; en Davidson, 1992) sugirió que la emoción de felicidad franca 
está acompañada por actividad simultánea de los zigomáticos mayores y los 
músculos palpebrales, mientras que las sonrisas no asociadas a un sentimiento de 
felicidad son acompañadas solamente con la actividad en zigomáticos. 
 
 
Figura 8: Expresión facial de alegría 
 
Figura 8: Expresión facial de alegría; existe actividad simultánea 
de los zigomáticos mayores y los palpebrales (Tomada 
de Morris et al, 1998). 
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El miedo se activa por la percepción de una amenaza de daño o peligro (Reeve, 
1994; Lazarus, 1991). Es una emoción cuya tendencia de acción es el escape o la 
evitación (Lazarus, 1991). 
De acuerdo a los estudios de Darwin, los movimientos faciales que componen la 
expresión de miedo son: la elevación y contracción de las cejas, los párpados 
superior e inferior elevados, los labios en tensión y, en ocasiones, la boca abierta 
(Chóliz, 1995), por lo que los músculos implicados en esta expresión son el frontal, 
el superciliar, el palpebral, el orbicular de la boca y, a veces, la relajación de los 
maceteros. 
Figura 9: Expresión facial de miedo 
 
Figura 9: Expresión facial de miedo; las cejas están elevadas y 
contraídas, los párpados superior e inferior elevados y la 
boca abierta con los labios en tensión (Tomada de Morris 
et al, 1998). 
 
A pesar de que el enojo es frecuentemente inhibido por razones personales y 
sociales, parece indiscutible que la tendencia de acción innata del enojo es el 
ataque al agente que puede ser culpado por la ofensa (Lazarus, 1991). 
Lazarus (1991) propone que los componentes esenciales del patrón de activación 
del enojo son: relevancia e incongruencia con la meta, el involucramiento del sí 
mismo para preservar o reforzar la estima e identidad propia o social, la posibilidad 
de culpar a alguien o algo por acciones dañinas que pudieron ser controladas, la 
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facilitación de situaciones que favorezcan el ataque y la expectativa futura positiva 
sobre la respuesta medioambiental al ataque. 
Los movimientos de la cara relacionados al enojo incluyen la ceja bajada, la 
puesta en tensión de los párpados, tensión en las mejillas y el cierre firme de los 
labios, por lo que los movimientos subyacentes de la musculatura facial son la 
depresión de los superciliares,la constricción de los palpebrales y constricción del 
orbicular de la boca (Reeve, 1994). 
Figura 10: Expresión facial de enojo 
 
Figura 10: expresión facial de enojo; las cejas están hacia abajo, los 
párpados y las mejillas en tensión y los labios firmemente 
cerrados (Imagen tomada de Kornreich et al, 2002). 
 
El disgusto es una emoción que, desde una perspectiva evolucionista, está 
basada en el asco, el cual surge cuando el organismo ha sido confrontado con 
aquello que es repulsivo, pero que no puede ser evitado como un resultado de una 
estrategia anticipatoria (Lazarus, 1991). La tendencia de acción del disgusto es la 
nausea y el fuerte impulso de rechazar o evitar la sustancia o idea ofensiva 
(Lazarus, 1991). 
Los movimientos que componen la expresión de disgusto son: la elevación, 
generalmente asimétrica del labio superior, arrugar la nariz y las áreas cercanas al 
labio superior, arrugar la frente y la elevación de las mejillas arrugando los 
párpados inferiores (Chóliz, 1995), por lo que los músculos implicados en la 
expresión facial del disgusto son el palpebral, el nasalis y el frontal. 
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Figura 11: Expresión facial de disgusto 
 
Figura 11: Expresión facial de disgusto; el labio superior se 
encuentra asimétricamente elevado, la nariz está 
arrugada, la frente ligeramente arrugada y las mejillas 
elevadas (Imagen adaptada de Kohler et al, 2003). 
 
 
El principal motivador de la tristeza es el sentido de indefensión ante la 
restauración de una pérdida irrevocable. Los principales componentes del patrón 
de apreciación de la tristeza incluyen la relevancia e incongruencia con la meta, la 
pérdida de cualquier tipo de involucramiento del sí mismo (como estima, valor 
moral, ideal del yo, creencias, ideas, personas, metas de vida, etc.) y la falta de 
culpa de uno mismo o de otros. No parece existir una tendencia de acción clara 
para la tristeza, excepto por la inactividad, el alejamiento y el retraimiento 
(Lazarus, 1991). 
Los movimientos implicados en la expresión facial de la tristeza son: la depresión 
de los ángulos inferiores de los ojos, la elevación de la parte interior y depresión 
de la esquina exterior de las cejas (cejas en forma de triángulo), y el descenso de 
las comisuras de los labios (Chóliz, 1995; Ekman y Yamey, 2004). Los músculos 
implicados en estos movimientos son el palpebral, el superciliar, el frontal y el 
triangular de los labios. 
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Figura 12: Expresión facial de tristeza 
 
Figura 12: Expresión facial de tristeza; puede observarse 
depresión de los ángulos inferiores de los ojos, 
elevación de la parte interior y depresión de la esquina 
exterior de las cejas y descenso de las comisuras de 
los labios (Adaptado de Kohler et al, 2003). 
 
Lateralización Cerebral 
La lateralización cerebral consiste en el desarrollo diferencial entre ambos lados 
del encéfalo, que permite una especialización funcional de cada uno de los 
hemisferios cerebrales. 
Los métodos que se han utilizado para estudiar la lateralización cerebral también 
son diversos, y consisten en la comparación de la ejecución de los hemisferios 
cerebrales para una tarea determinada. Esto es posible mediante diferentes 
procedimientos, como la estimulación a un solo campo visual o auditivo, la 
evaluación de pacientes con daño cerebral unilateral o callosotomizados, la 
anestesia a un hemisferio cerebral, la estimulación eléctrica de una región cortical 
determinada, la extracción quirúrgica de una zona localizada de la corteza, la 
estimulación magnética transcranial (rTMS) y las técnicas de electrofisiología o 
neuroimagen, como son el electroencefalograma (EEG), los potenciales 
relacionados a eventos, la fRMI y la tomografía de emisión de positrones (PET). 
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Las diferencias neuroanatómicas entre los hemisferios cerebrales han sido 
asociadas con diferencias en la producción y la percepción del comportamiento 
(Hauser, 1993). Mientras el hemisferio izquierdo ha sido relacionado con el 
lenguaje, el pensamiento analítico y el procesamiento de detalles locales de un 
estímulo (Gazzaniga, 2000; Indersmiten y Gur, 2003), el hemisferio derecho ha 
sido postulado como el encargado del razonamiento visuo-espacial (Gazzaniga, 
2000; Hauser, 1993), el procesamiento global, sintético u holístico (Indersmiten y 
Gur, 2003), la percepción emocional, el reconocimiento de caras (Hauser, 1993) y 
la orientación atencional (Gazzaniga, 2000). La investigación en pacientes con 
cerebro dividido ha demostrado una limitación marcada del hemisferio izquierdo en 
funciones perceptivas y una limitación más prominente del hemisferio derecho 
para las funciones cognitivas (Gazzaniga, 2000), aunque existen excepciones 
como el proceso atencional. El hemisferio izquierdo es deficiente en la habilidad 
de procesar información emocional (Pickens et al, 2001). 
Lateralización y asimetría de la expresión facial 
La asimetría facial se ha definido como el grado de compromiso muscular 
presente en una hemicara respecto a la otra (Borod y Koff, 1990; en Rodríguez et 
al, 2002). Esta asimetría se ha encontrado tanto en acciones faciales emocionales 
como en acciones faciales no emocionales (Rodríguez et al, 2002). 
Evidencia anecdótica y experimental ha sugerido que los lados izquierdo y 
derecho de la cara son fisonómicamente asimétricos (Mandal et al, 2001). Wolff 
(1943; en Indersmitten y Gur, 2003) propuso que el lado izquierdo de la cara es 
percibido como más parecido a la cara completa que el lado derecho, lo cual ha 
sido comprobado en estudios con caras quimeras (Sackeim et al, 1978). Este 
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autor (1993; en Mandal et al, 2001) también propuso que el lado derecho de la 
cara humana ofrece señales socialmente apropiadas, mientras que el lado 
izquierdo muestra sentimientos personalizados ocultos. 
Lateralización y asimetría de la expresión emocional facial 
Se han propuesto distintos modelos acerca de la lateralización cerebral en el 
control emocional, como son el modelo del hemisferio derecho (Borod, 1992; en 
Yecker et al, 1999), el modelo de valencia (Davidson, 1984; en Yecker et al, 1999), 
el modelo de acercamiento-alejamiento o dirección motórica (Schnierla, 1959; en 
Yecker et al, 1999) y el modelo del sistema de inhibición-activación de la conducta. 
La hipótesis del hemisferio derecho postula que éste hemisferio está especializado 
para la percepción, expresión y experiencia emocional, sin importar su valencia 
(Borod et al, 1986; Davidson, 1992; Demaree et al, 2005; Mandal et al, 2001; 
Indersmitten y Gur, 2003; Nicholls et al, 2004; Yecker et al, 1999). 
Numerosa evidencia experimental sustenta la hipótesis de que el hemisferio 
derecho es el encargado de la expresión facial emocional y que la hemicara 
izquierda tiende a ser más expresiva que la derecha (Asthana y Mandal, 1998; 
Borod et al, 1986; Demaree et al, 2005; Hauser, 1993; Indersmitten y Gur, 2003; 
Mandal et al, 2001; Nicholls et al, 2004; Sackeim et al, 1978; Skinner y Mullen, 
1991; Yecker et al, 1999). 
Por su parte, la hipótesis de valencia postula que el hemisferio derecho está 
especializado en emociones negativas, mientras que el hemisferio izquierdo en 
emociones positivas (Asthana y Mandal, 1998; Borod et al, 1986; Demaree et al, 
2005; Nicholls et al, 2004; Padberg et al, 2001; Yecker et al, 1999). Una variante 
de la hipótesis de valencia afirma que existe una especialización diferencial para la 
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experiencia de la emoción como función de la valencia, mientras que el 
procesamiento perceptual es una función cerebral derecha. En relación, esta 
variante indica que las regiones anteriores izquierda y derecha están 
especializadas para la expresión y experiencia de las valencias positiva y negativa 
respectivamente, mientras las zonas posteriores derechas parietal,temporal y 
occipital son dominantes para la percepción de la emoción (Demaree et al, 2005). 
Evidencia experimental sustancial apoya la hipótesis de valencia, encontrando que 
las expresiones tienden a ser más fuertes del lado izquierdo de la cara para las 
emociones negativas (Borod et al, 1986; Demaree et al, 2005; Mandal et al, 2001; 
Nicholls et al, 2004; Skinner y Mullen, 1991) y más fuertes en la hemicara derecha 
para las emociones positivas (Indersmitten y Gur, 2003; Mandal et al, 2001), 
afirmando el control hemisférico izquierdo para emociones con valencia positiva 
(Borod et al, 1986; Padberg et al, 2001). 
La hipótesis de valencia, ha sido contenida dentro del modelo de aproximación-
alejamiento del procesamiento emocional (también llamada “modelo de dirección 
motórica”), que postula que las emociones asociadas a conductas de 
aproximación y de alejamiento son procesadas por las regiones cerebrales 
anteriores izquierda y derecha respectivamente (Davidson, 1992; Davidson y Fox, 
1982; Demaree et al, 2005; Nicholls et al, 2004; Yecker et al, 1999). Pese a los 
datos recolectados durante momentos de dirección motivacional (el deseo de 
acercarse a una recompensa y de escapar a un castigo) que apoyan la hipótesis 
de aproximación-alejamiento, la distinción entre los dos modelos parece ser 
teórica en su naturaleza (Davidson, 1995; en Demaree et al, 2005). 
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Diferentes investigadores han encontrado una mayor expresividad de la hemicara 
izquierda para las emociones relacionadas al alejamiento y de la hemicara 
derecha para las emociones relacionadas a la aproximación (Davidson, 1992; 
Demaree et al, 2005; Yecker et al, 1999). 
Datos más recientes sugieren que la actividad frontal izquierda y derecha puede 
reflejar la fuerza de los sistemas de activación (BAS) e inhibición (BIS) 
comportamental (Gray, 1981, 1982, 1987, 1990, 1994; Gray et al, 1997; citados en 
Demaree et al, 2005). En parte, los datos obtenidos con EEG frontal han sido 
comparados a autorreportes de BIS y BAS porque a) la propensión a tener 
emociones de aproximación está asociada con una alta activación BAS y b) los 
desórdenes afectivos asociados con asimetría frontal han sido asociados de muy 
diferentes formas a los sistemas BIS y BAS. 
Se han determinado dos vías anatómicas sustentando los sistemas 
motivacionales/emocionales BIS y BAS. El BAS parece activar la conducta en 
respuesta a estímulos condicionados reforzantes y en situaciones de evasión al 
castigo. La investigación en animales sugiere que el BAS está mediado 
mayoritariamente por vías dopaminérgicas que emanan del área tegmental ventral 
hasta el núcleo accumbens y el estriado ventral. El BIS, por el contrario, inhibe la 
conducta en respuesta a estímulos novedosos, innatamente temidos o 
condicionados aversivamente. El BIS parece estar controlado por vías 
serotoninérgicas, desde los núcleos del rafe hasta los sistemas septo-
hipocampales. 
En individuos sanos, se ha cuantificado la fuerza de lateralización BAS y BIS 
mediante el EEG. Específicamente, las personas con puntajes altos en BAS tienen 
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una activación izquierda frontal incrementada, mientras que los individuos con 
puntajes altos en BIS tienen una mayor activación frontal derecha. Es importante 
notar que el modelo BIS/BAS es esencialmente idéntico al de aproximación-
alejamiento, pero que se enfoca en rasgos emocionales relativamente estables, en 
lugar de estados de ánimo variables (Para más información sobre los modelos 
teóricos sobre asimetría facial, se recomienda la revisión de Demaree et al, 2005). 
Lateralización y Asimetría de la Expresión Facial No Emocional 
La mayoría de las investigaciones sobre asimetría facial y lateralización cerebral 
se han enfocado principalmente en la expresión facial emocional con objeto de 
estudiar el papel del hemisferio derecho en la emoción. Sin embargo, existe muy 
poca información sobre la asimetría facial en acciones faciales deliberadas no 
emocionales (Rodríguez et al, 2002). 
Hager y Ekman (1985; en Rodríguez et al, 2002), al comparar expresiones 
emocionales voluntarias y acciones faciales básicas, encontraron más asimetría 
en estas últimas, presentándose mayor compromiso muscular de la hemicara 
izquierda para las acciones de fruncir el ceño y sonreír, y en la hemicara derecha 
para las acciones de elevar las cejas, fruncir la nariz y bajar la comisura de los 
labios. 
En las acciones faciales no emocionales se ha mostrado, tanto por medio de 
videos como por registros EMG, que en los sujetos normales, al hablar, existe una 
asimetría ocasionada por una mayor actividad en la zona de la boca en la 
hemicara derecha, interpretándose como un mayor control del hemisferio izquierdo 
en esta conducta. Además, existe evidencia clínica que muestra que la lesión del 
hemisferio izquierdo es responsable del síndrome de dispraxia bucofacial, en el 
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que los pacientes son incapaces de ejecutar movimientos faciales complejos o 
significativos, a pesar de que no presentan ninguna debilidad músculo-facial, lo 
cual demuestra la superioridad del hemisferio izquierdo en tareas que requieren 
una organización motora compleja (Rodríguez et al, 2002). 
Rodríguez y sus colegas (2002) encontraron que la actividad EMG durante las 
acciones faciales deliberadas no emocionales es más pronunciada en la hemicara 
derecha. 
Algunos autores consideran que, mientras ambos hemisferios pueden generar 
expresiones faciales espontáneas, solamente el hemisferio dominante izquierdo 
puede generar expresiones faciales voluntarias (Gazzaniga, 2000), lo cual implica 
que el movimiento deliberado no emocional es predominantemente una función 
del hemisferio izquierdo (Rodríguez et al, 2002). 
Variables que Influyen en la asimetría de la expresión facial 
A pesar de que el lado izquierdo de la cara parece más expresivo que el derecho, 
se ha observado que el tipo de emoción que es posada tiene un efecto 
significativo en la intensidad de la expresión facial (Mandal et al, 2001; Nicholls et 
al, 2004; Sackeim et al, 1978). 
Las diferencias en la anatomía externa de la cara, como las arrugas, influyen 
también en la percepción de la emocionalidad (Nicholls et al, 2004). 
Las diferencias de género parecen ser una variable importante en la expresión 
facial, ya que los sexos difieren en morfología cerebral, forma facial y habilidades 
cognitivas (Hennessy et al, 2006). Sin importar la valencia o el tipo de la emoción, 
el sexo de quien la expresa ha sido considerado como una variable importante que 
puede influir el patrón de la asimetría facial (Asthana y Mandal, 1998; Mandal et al, 
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2001; Rodríguez et al, 2002). De forma opuesta a esta evidencia, Sackeim y sus 
colegas (1978) no encontraron un efecto significativo del sexo sobre asimetría 
facial. 
Las diferencias interculturales parecen ser una variable influyente sobre la 
intensidad con la que una expresión facial es juzgada (Indersmitten y Gur, 2003; 
Mandal et al, 2001). 
Otra variable que parece influir en la asimetría facial es la edad (Yecker et al, 
1999). Sin embargo, dado que la forma y el tamaño de la cara se estabiliza 
después de la adolescencia y los cambios posteriores en la adultez se deben a 
movimientos del tejido suave, la exclusión de sujetos mayores a los 60 años 
elimina la posibilidad de efectos relacionados a cualquier influencia involutiva o de 
la senectud (Hennessy et al, 2006). 
La forma de presentación del estímulo parece influenciar también en la intensidad 
con la que una expresión es posada. Yecker y sus colaboradores (1999) 
encontraron que las expresiones inducidas por imitación visual son producidas 
más intensamente que aquellas provocadas por orden verbal para las expresiones 
de alegría, sorpresa placentera, miedo, ira y disgusto, lo cual es consistente conhallazgos previos en la literatura clínica. 
Objetivos de la investigación actual sobre asimetría de la expresión facial 
El actual cuerpo de conocimiento acerca del fenómeno emocional desprende de 
un amplio número de experimentos científicos cuyos resultados han derivado en la 
creación de modelos explicativos de este fenómeno. La mayoría de estos estudios 
se han enfocado en el planteamiento y prueba de hipótesis, por lo que sus 
objetivos persiguen aportaciones de naturaleza teórica. Son muchos los 
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experimentos realizados con el objetivo de demostrar la existencia de asimetrías 
en la expresión (Borod et al, 1986; Hauser, 1993; Hennessy et al, 2006; 
Indersmitten y Gur, 2003; Nicholls et al, 2004; Sackheim et al, 1978; Skinner y 
Mullen, 1991; Yecker et al, 1999), percepción (Borod et al, 1986; Davidson y Fox, 
1982; Indersmitten y Gur, 2003; Nicholls et al, 2004) y experiencia emocional 
(Jones y Fox, 1992), así como en el movimiento facial deliberado no emocional 
(Rodriguez et al, 2002). Otras investigaciones se enfocan en la búsqueda de las 
regiones y las vías anatómicas responsables del control de la expresión (Padberg 
et al, 2001; Root y Stephens, 2003; Wild et al, 2003), el procesamiento (Fossatti et 
al, 2003; Morris et al, 2001) y la experiencia emocional (Wild et al, 2003). Algunos 
estudios se enfocan en la investigación de la ontogenia (Davidson y Fox, 1982; 
Pickens et al, 2001) y filogenia (Hauser, 1993) del fenómeno emocional. Muchos 
otros se realizan para encontrar datos que sustenten los modelos del hemisferio 
derecho (Yecker et al, 1999), de valencia (Asthana y Mandal, 1998; Borod et al, 
1986; Fossati et al, 2003; Nicholls et al, 2004) y de aproximación/alejamiento 
(Pickens et al, 2001) de lateralización y asimetría de la expresión facial emocional, 
tanto en participantes sanos como en pacientes psiquiátricos (Yecker et al, 1999). 
También, se han realizado experimentos para observar la influencia de múltiples 
variables sobre la asimetría facial, como el género (Asthana y Mandal, 1998; 
Mandal et al, 2001), las variaciones culturales (Mandal et al, 2001), la experiencia 
emocional y el tipo de emoción experimentada (Skinner y Mullen, 1991), el grado 
en que una expresión es espontánea o posada (Borod et al, 1986; Skinner y 
Mullen, 1991; Wild et al, 2003) o la forma de presentación del estímulo (por 
ejemplo, visual o verbal; Yecker et al, 1999). Otros estudios han investigado la 
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relación entre la lateralización hemisférica, la forma y la asimetría facial con 
diferentes fenómenos, como las habilidades cognitivas (Hennessy et al, 2006) o el 
estilo de personalidad (Jones y Fox, 1992). Una forma diferente de realizar 
investigación con un fin teórico, son las revisiones de la literatura experimental 
acerca de la asimetría cerebral del procesamiento emocional (Davidson, 1992; 
Demaree et al, 2005; Gazzaniga, 2000) y la expresión facial emocional (Skinner y 
Mullen, 1991). 
Un número menor de experimentos persigue un fin metodológico, proponiendo 
nuevas técnicas para el estudio de la asimetría facial (Hennessy et al, 2006; 
Indersmitten y Gur, 2003; Nicholls et al, 2004; Padberg et al, 2001), o bien, 
mejorando las técnicas y procedimientos antes utilizados (por ejemplo, Rodríguez 
et al, 2000). 
Pocos son los estudios realizados con una justificación clínica. La mayoría de 
estos experimentos, buscan investigar las discapacidades en la expresión y 
percepción emocional en pacientes psiquiátricos y neurológicos, o bien, la relación 
entre estas limitaciones y otros trastornos, como la depresión mayor, la manía, la 
agresión, el alcoholismo y la esquizofrenia (por ejemplo, Kolher et al, 2003; 
Korneich et al, 2002). Sin embargo, son muy pocos los estudios que se enfocan en 
la aplicación del conocimiento acerca fenómeno emocional en la búsqueda de 
nuevas técnicas de rehabilitación de pacientes con enfermedades de la expresión 
facial, por ejemplo, la parálisis facial de Bell. 
 
 
 
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Conclusiones 
 La emoción es un estado interno complejo que incluye componentes 
subjetivos, fisiológicos y conductuales, los cuales pueden ser influidos por la 
experiencia y el medio social. 
 Diversas estructuras cerebrales, tanto subcorticales como corticales, participan 
en la génisis de las emociones. Estas estructuras están interconectadas, por lo 
que su funcionamiento es integral. 
 Mediante sus aferencias provenientes del sistema límbico, el tallo cerebral es 
el encargado del control facial de la expresión emocional. En particular, dos 
pares craneales están involucrados en el control de la expresión facial 
emocional: el nervio trigémino, cuya función es la sensación de los músculos 
de la cara, y el nervio facial, cuya rama motora inerva los músculos de la 
expresión facial. 
 Las descripciones de las expresiones faciales dependen de los músculos que 
las producen. Bastan ocho músculos faciales para diferenciar las emociones 
fundamentales: frontal, superciliar, palpebral, cigomático, nasalis, triangular de 
los labios, orbicular de la boca y quadratus labii inferioris. 
 Tanto el estudio filogenético como el ontogenético del fenómeno emocional, 
particularmente de la expresión facial emocional, muestra que la conducta 
emocional tiene un origen evolutivo remoto, siendo común para especies muy 
primitivas así como a animales filogenéticamente avanzados; el desarrollo del 
comportamiento emocional comienza en la etapa prenatal y culmina en la edad 
adulta del ser humano. 
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 La evidencia de la lateralización de la expresión emocional proviene de 
diversas fuentes metodológicas en lugar de la réplica de resultados, lo que 
lleva a la necesidad de procedimientos de inducción y técnicas de 
asesoramiento válidas y viables. 
 A través de la literatura, se ha hecho una distinción entre los estudios que 
examinan la expresión voluntaria y la espontánea. Debido a la complejidad que 
implica evocar las expresiones espontáneamente en un contexto experimental, 
la expresión voluntaria ha sido mayormente utilizada. Se ha propuesto que 
ambos tipos de expresión reflejan orígenes y vías neuroanatómicas diferentes. 
 La teoría neurocultural de la emoción de Ekman postula que las expresiones 
faciales son desempeñadas por un programa innato, pero que pueden ser 
influenciadas por aspectos culturales. Existen seis emociones básicas: alegría, 
sorpresa, miedo, tristeza, enojo y disgusto. 
 Se han propuesto distintos modelos acerca de la lateralización cerebral en el 
control emocional, como son el modelo del hemisferio derecho, el modelo de 
valencia, el modelo de dirección motórica y el modelo BIS-BAS. 
 Existe muy poca información acerca de la asimetría de la expresión facial no 
emocional. La investigación ha mostrado que la actividad electromiográfica 
durante las acciones faciales deliberadas no emocionales es más pronunciada 
en la hemicara derecha. 
 Dentro de las variables que influyen en la asimetría de la expresión facial 
podemos distinguir las siguientes: el tipo de emoción, las diferencias en la 
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anatomía externa de la cara, el género, la edad, las diferencias interculturales y 
la forma de presentación del estímulo con que se evoca la emoción. 
 La mayoría de las investigaciones sobre el fenómeno emocional persiguen un 
objetivo teórico o metodológico. Existe la necesidad de realizar experimentos 
que se enfoquen a la aplicación del conocimiento sobre este campo en la 
rehabilitación de pacientes con incapacidades en el movimiento facial, tanto 
emocional como no emocional. 
JUSTIFICACIÓN 
Debido a la diversidad de resultados observados en la literatura experimental 
sobre la asimetría facial, la necesidad de aportar datos objetivos que sustenten los 
modelos teóricos propuestos sobre el controlhemisférico de la expresión facial 
emocional y la relativa falta de información experimental sobre la asimetría del 
movimiento facial no emocional, es relevante la tarea de aportar datos objetivos 
que sustenten la hipótesis de que los movimientos faciales implicados en la 
expresión emocional son asimétricos e investigar objetivamente si los movimientos 
faciales difieren significativamente cuando son dirigidos hacia expresar una 
emoción que cuando no lo son, permitiendo complementar la información sobre la 
neuroanatomofisiología de la comunicación emocional y apoyar por medio de 
datos electrofisiológicos los modelos teóricos propuestos sobre la lateralización 
cerebral de la expresión emocional. Asimismo, resulta importante establecer el 
papel de la influencia cultural en la asimetría de la expresión facial emocional, ya 
que esto pone de manifiesto la capacidad de las personas de expresar mejor 
determinadas emociones. 
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Debido a la falta de consenso metodológico para determinar la presencia de 
asimetría en la expresión facial no emocional, los datos aportados por las diversas 
investigaciones no son plausibles de comparación, por lo tanto es necesario 
proponer diseños que permitan la obtención de resultados replicables mediante la 
utilización del electromiógrafo, técnica no invasiva, válida y viable, con alta 
resolución temporal, que permite el registro simultáneo de la actividad 
electrofisiológica y conductual y que abre la posibilidad de extraer registros de 
duración variable, desde intervalos muy breves, menores a segundos, hasta muy 
largos, como varios minutos. La implementación del primer diseño, permite la 
evaluación simultánea de dos variables (hemicara y tipo de estimulación) sobre la 
actividad EMG de los músculos faciales. Mientras en investigaciones previas se ha 
utilizado el electromiograma para evaluar la asimetría de movimientos faciales 
evocados tanto con estímulos emocionales como con estímulos emocionalmente 
neutrales, en ninguna de ellas, hasta el actual conocimiento de la autora, se ha 
comparado el efecto de ambos tipos de estimulación sobre la asimetría facial en 
los mismos participantes; posiblemente, esto se deba a que los investigadores se 
han interesado en los efectos de uno u otro tipo de estimulación sobre la asimetría 
facial, mas no en las diferencias existentes al utilizar ambos tipos de estimulación 
para evocar el movimiento facial. 
El segundo diseño permitiría realizar comparaciones entre ambos tipos de 
estimulación dividiendo la cara en cuadrantes, método que probablemente no se 
ha llevado a cabo en estudios previos porque se ha postulado que la asimetría 
facial depende de los músculos inferiores de la cara, los cuales están inervados 
contralateralmente, contrario a los músculos superiores que están inervados de 
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forma bilateral (Nicholls et al, 2004; Indersmitten y Gur, 2003; Yecker et al, 1999; 
Sackeim et al, 1978; Gazzaniga, 2000). 
Por último, los resultados del actual estudio permitirán aplicar el conocimiento 
teórico sobre la asimetría del movimiento facial en el campo clínico, principalmente 
en la intervención terapéutica en pacientes con parálisis facial, quienes se 
beneficiarán al incluir estímulos emocionales para evocar el movimiento de los 
músculos de la cara dentro de programas de rehabilitación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CAPÍTULO II 
 
 
 
MÉTODO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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MÉTODO 
 
Objetivos 
El objetivo general de esta investigación fue observar si los movimientos de los 
músculos faciales del lado izquierdo diferían significativamente de los del derecho 
cuando éstos fueron evocados por estimulación con una connotación emocional o 
por instrucciones emocionalmente neutrales. Los objetivos específicos fueron: 
1. Observar las diferencias en la actividad electromiográfica de los músculos 
de la expresión facial en función del lado de la cara y del tipo de 
estimulación utilizada para evocarlo. 
2. Comparar la actividad EMG de ambas hemicaras obtenida al realizar 
diversos movimientos a fin de observar si la asimetría del movimiento facial 
varía en función de la expresión que es posada. 
3. Realizar comparaciones pertinentes a fin de observar si existen diferencias 
en la asimetría facial de los movimientos faciales emocionales y los no 
emocionales. 
4. Observar la influencia del tipo de estimulación y del cuadrante de la cara 
sobre la actividad EMG de los músculos faciales. 
Hipótesis 
La metodología propuesta a continuación para la realización de este trabajo 
empírico está basada en las siguientes hipótesis: 
1. La actividad EMG de la hemicara izquierda es mayor que la de la hemicara 
derecha sin importar si el movimiento facial realizado es de tipo emocional o 
no emocional. 
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2. Sin importar cuál sea la expresión específica que es posada, la actividad 
EMG es mayor para la hemicara izquierda que para la derecha; 
alternativamente, en caso de que exista una actividad EMG mayor para la 
hemicara derecha para algunas de estas expresiones, esto puede ser 
explicado a partir de sus características, como valencia, dirección motórica, 
etc. 
3. El movimiento facial emocional es más asimétrico que el movimiento facial 
no emocional. 
4. La actividad EMG de los cuadrantes izquierdos es mayor que la de los 
derechos, siendo mayor la diferencia para los cuadrantes inferiores que 
para los superiores. 
Diseño experimental 
La presente investigación es de tipo experimental de un solo grupo, con un diseño 
factorial 2x2. 
Tipo de estudio 
El presente estudio es de tipo experimental, no aleatorio. 
Participantes 
Debido a que el género ha sido considerado como una variable importante que 
puede influir en el patrón de la asimetría facial (Asthana y Mandal, 1998; Mandal et 
al, 2001; Rodríguez et al, 2002), participaron en el estudio 30 hombres diestros 
nacidos en México, entre los 18 y los 60 años de edad, con una escolaridad 
mínima de secundaria. El tipo de muestreo fue no aleatorio, incidental. Los 
criterios de exclusión fueron los siguientes: 
1. Que el candidato escribiera con la mano izquierda o con ambas manos. 
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2. Que el voluntario presentara uno de los siguientes trastornos psiquiátricos: 
episodio depresivo mayor, trastorno distímico, riesgo de suicidio, episodio 
maníaco o hipomaníaco, trastorno de angustia, agorafobia, fobia social, 
trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático, 
dependencia de alcohol, dependencia o abuso de sustancias, trastornos 
psicóticos, trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos, anorexia 
nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno 
antisocial de la personalidad. 
3. Que el participante tuviera antecedentes de epilepsia, daño cerebral o 
parálisis facial. 
4. Que el participante estudiara o se dedicara a la actuación. 
Escenario 
El experimento se llevó a cabo en el Laboratorio de Parálisis Facial de la Facultad 
de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, en una habitación 
de 1.30 x 2.10m, ventilada, con buena iluminación, a temperatura ambiente y sin 
distractores, cuya puerta permaneció cerrada a fin de evitar distractores externos. 
Instrumentos 
Mini-International Neuropsychiatric Interview (M.I.N.I.) (Sheenan et al, 1998). 
Versión en español por Ferrando, L. y sus colaboradores (2000). No 
adaptado para población mexicana. 
Aparatos 
Electromiógrafo de 8 canales Physiotech 4000 System (Noromed, 1993: Seattle). 
El rango de sensibilidad del electromiógrafo es de 15 a 400 microvolts (μV) y filtra 
frecuencias menores a 15 Hertz y mayores a 400 Hertz. Software Physiotech 4000 
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Diagnostic

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