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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA “DE LA EDUCACIÓN EVANGELIZADORA, CASTELLANIZADORA Y BILINGÜE A UNA VISIÓN EDUCATIVA DESDE LOS PROPIOS INDÍGENAS” T E S I S Que para Obtener el titulo de LICENCIADO EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A: RICARDO PORRAS DELGADO Directora de Tesis: Dra. Irene Daniela Muriá Vila MÉXICO, DF, 2008. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Dedicatoria: Para los que ya no están, pero están en cada nuevo ciclo: Ricardo, Vicenta, y Hermanos. Para los que están, están: María Antonieta, Leopoldo y Raquel. Para los que están y estarán: María “T”, Abraham y Marco Antonio ÍNDICE INTRODUCCIÓN I CAPÍTULO 1 LOS MEANDROS HISTÓRICOS DE LA EDUCACIÓN PARA LOS INDÍGENAS. 1.1 La Etapa Colonial.......................................................................................................... 1 1.2 El México Independiente............................................................................................... 5 1.3 La Época Revolucionaria............................................................................................... 7 1.4 El Periodo Post Revolucionario.................................................................................... 11 CAPÍTULO 2 TRES POLÍTICAS EDUCATIVAS DEL MÉXICO POST REVOLUCIONARIO. 2.1 Políticas Sociales y Políticas Educativas Hacia las Minorías Étnicas........................... 16 2.2 La Política del Desarrollo de la Comunidad................................................................. 20 2.3 La Política de la Integración Regional.......................................................................... 21 2.4 La Política del Etnodesarrollo...................................................................................... 22 2.5 Política Educativa y Desarrollo Curricular.................................................................. 24 CAPÍTULO 3 REPRESENTACIÓN SOCIAL, EDUCACIÓN BILINGÜE Y CURRICULUM. 3.1 La Psicogénesis de las Representaciones Sociales………............................................ 33 3.2 La Educación Bilingüe Bicultural……………………………….. ............................. 37 3.3 Curriculum y Corrientes Psicológicas……………………………………………....... 49 CAPÍTULO 4 MÉTODO. 4.1. Diseño........................................................................................................................... 58 4.2. Tipo de Estudio.……………….................................................................................... 58 4.3 Participantes.................................................................................................................. 59 4.4. Procedimiento............................................................................................................... 59 CAPÍTULO 5 UNA EXPERIENCIA EXITOSA DE EDUCACIÓN INDÍGENA: EL CASO DE LOS PURHEPECHAS DE LA COMUNIDAD DE SAN ISIDRO, DE LOS REYES, MICHOACÁN. 5.1 Contexto Etnográfico Comunitario.............................................................................. 61 5.2 Indígenas, Socialización Familiar, Etnicidad y Migración. El caso de los Purhépechas.......................................................................................... 75 5.3 Una Experiencia Exitosa de Educación Indígena: San Isidro de los Reyes, Michoacán........................................................................... 82 DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES………………………………………………………… 93 BIBLIOGRAFÍA ANEXOS 1. Mapa del Estado de Michoacán. 2. Fotografía de la Comunidad de San Isidro (Vista Panorámica). 3. Fotografía de San Isidro (Casas y Trojes Típicas). 4. El Albergue Escolar (Cocina). 5. Croquis de la Comunidad de San Isidro. 6. Mapa lingüístico (Contexto y Predominio Lingüístico Regional). 7. Cuento en Lengua Purhépecha (Tumbi Tarheri Ka Uatsi Janikua) 8. Cuento en Español (Traducción del Cuento: El Joven Labrador y la Señorita Lluvia). I INTRODUCCIÓN Se llevó a cabo una investigación de corte etnográfico en donde se identifican, describen, analizan y explican los diversos planteamientos educativos que el Estado ha tenido para los grupos indígenas de éste país. Esos planteamientos deben ser leídos desde las diferentes políticas educativas que el Estado mexicano ha puesto en práctica a lo largo de nuestra historia. Estoy hablando de la etapa colonial, el proceso independiente, la época revolucionaria y el período post-revolucionario. Y si bien en las últimas décadas (Medina, 1998) se ha permitido una relativa participación en el diseño de su educación (Nahmad, 1978, Medina, 1998) no se ha logrado detener el deterioro acelerado o paulatino de sus culturas, lenguas y organización social; ni tampoco elevar su calidad de vida, ni mucho menos fortalecer su proyecto histórico. A pesar de ello en estos últimos años se ha reforzado una propuesta educativa que va más acorde con el planteamiento indígena: la educación bilingüe intercultural. Este tipo de educación existe con mayor presencia en Perú, Bolivia, Ecuador y México; con menor representación en Paraguay, Brasil, Chile y Argentina pero no es una realidad generalizada, normalizada y consolidada, sino que por el contrario, en la mayoría de las casos son proyectos piloto-experimentales aislados (Moya, 1996), que no han logrado penetrar en las instituciones encargadas de atender, desde el estado, a los grupos indígenas. No obstante los últimos cambios políticos-sociales-étnicos de 1994 en Chiapas y en el transcurso del primer lustro del 2000 en Bolivia, Ecuador y Perú, han dado como consecuencia transformaciones profundas en todo el contexto de la educación indígena en México y en el resto de América Latina donde existe fuerte presencia de población indígena. Lo anterior pone de evidencia que la educación en el medio indígena, está determinada por una red de factores estructurales, pragmáticos, teóricos y conceptuales, que hacen que el problema persista, ya que los modelos educativos que se han implementado y operado para la atención de los grupos étnicos, presentan serias deficiencias, tanto en la aplicación de los modelos y metodologías como en los productos o resultados de éstos. A pesar de ello los grupos indígenas, han mantenido los factores económicos, culturales y lingüísticos que les son propios, que los diferencia del grupo mayoritario en lo particular y en lo general. Hasta la fecha, en lo general, siguen manteniendo sus valores culturales, tradiciones y costumbres, que a través de generaciones son transmitidas oralmente al niño por mediación de la familia. En lo particular hasta el momento, hay pocos estudios que expliquen las característicasde desarrollo de los niños indígenas y por ende se obtenga un perfil de lo que es él y las supuestas “etapas” por las que atraviesa. Se tienen, eso sí, descripciones sociológicas y explicaciones antropológicas parciales que dan cuenta sólo de particularidades del niño, la comunidad o el contexto cultural y lingüístico de esos niños y del personal docente indígena. Sabemos que todas las diferencias se deben a la problemática económica y socio-cultural, que afecta a todas las comunidades indígenas e inciden particularmente en el niño. II Por ello, el trabajo se justifica desde el punto de vista teórico-metodológico y práctico porque en el área específica de la educación indígena se ha producido muy poco material teórico- conceptual y metodológico que genere información novedosa sobre este campo. No obstante creo que existe una veta muy rica de abordar en el campo psicosocial; me estoy refiriendo a los estudios de las representaciones sociales La investigación de las representaciones sociales a menudo se focaliza en contenidos específicos de sistemas de conocimiento que caracterizan a grupos sociales y sociedades. El argumento fundamental de las representaciones sociales es que son los contenidos del conocimiento cotidiano los que orientan la conducta social y el pensamiento de las personas en las situaciones de cada día, y que los procesos de pensamiento dependen en gran medida de los contenidos de pensamiento concernidos. Es como si el pensamiento estuviera marcado por las condiciones en que son creados las creencias específicas y los elementos de conocimiento. En cierta forma podemos decir que las condiciones sociales en que vivimos determinan qué pensamos, también cómo pensamos y qué y cómo imaginamos. Esta última, la imaginación cultural, proporciona realidad a los objetos que habitan en el mundo social. La representaciones sociales en este campo se refiere a los objetos que históricamente se han formado, como los procesos de socialización, los roles y papeles asignados, los procesos de enseñanza y de aprendizaje, los sistemas de crianza, la relación con la naturaleza, la cosmovisión del mundo, el papel de los ancianos, los sistemas de valores tradicionales; todo ello desde la posición que los distintos grupos indígenas han tenido desde la colonia hasta el México de la actualidad. Estas representaciones permiten interacciones sociales que no sólo recrean los objetos mismos, sino que definen también a los actores como partes complementarias de los objetos, y proporcionan a los sujetos sociales la impresión de pertenecer a culturas, lenguas y comunidades históricas específicas. También es necesario agregar que contribuirá a profundizar los estudios que refuercen cada vez más añeja disputa teoría- realidad, que en el caso de la educación indígena se concretizan históricamente en el marco teórico en el que se enmarcan los planes y programas educativos para niños indígenas y la realidad cultural y lingüística de estos niños. Y quizás el punto más importante es su justificación social, porque los indígenas de México; 68 grupos étnicos, pertenecientes a 12 familias lingüísticas y 364 variantes dialectales reportados oficialmente por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI, 2007), representan el 10% de la población mexicana a la que se le da escaso apoyo en el ámbito económico, social y educativo. En el aspecto general, el trabajo de tesis hace énfasis en las distintas políticas que el Estado ha implementado para atender a las minorías étnicas, poniendo especial atención en las propuestas educativas y la vinculación o desvinculación de esas políticas con el medio económico, cultural y lingüístico de esos grupos. En el aspecto particular y producto del análisis socio-histórico y educativo, concuerdo con que toda opción y acción educativa, debe de circunscribirse al ámbito cultural y lingüístico en el que se desenvuelven los niños, las personas y los maestros de comunidades indígenas. Cosa que no ha ocurrido, pues como expongo, ha habido un choque constante entre el contexto de los sujetos y los paradigmas educativos implementados para su asimilación e incorporación a la sociedad mayoritaria. III Bajo esta perspectiva, considero que este trabajo no constituye un estudio acabado y con respuestas definitivas a la problemática planteada. Más bien representa un análisis de tipo exploratorio para la comprensión, cada vez más profunda, de la situación educativa para los grupos indígenas. Lo antes mencionado lleva consigo limitaciones de orden teórico y metodológico, no obstante, lo aquí plasmado es un aporte importante para la investigación en el campo del conocimiento social, en particular cuando se trata de estudios de tipo transcultural. Intentando presentar un trabajo que refleje los aspectos teóricos metodológicos subyacentes, esta tesis se estructuró de la siguiente manera: El capítulo uno centra el análisis en el proceso socio-histórico y educativo en el que se han visto inmersos los grupos étnicos de México. Trata de explicar los recovecos de la educación para los grupos indígenas, razón suficiente para realizar un recorrido histórico conceptual. Ese trayecto inicia en la etapa de la Colonia donde se asienta el proceso de evangelización y castellanización de la población indígena con la finalidad de incorporarlos e integrarlos a la sociedad dominante. Con la llegada del México Independiente y producto de las nuevas ideas europeas; como el liberalismo y el pensamiento científico, se trata de terminar con las formas de vida hispánica y se desplaza al pensamiento religioso. Aquí los liberales discuten y plantean sobre el nuevo papel que debían de tener los indios para conformar la nación. No obstante la educación dirigida a este sector de población no constituyó una de sus principales preocupaciones. Es hasta la revolución de 1910 donde se da un proceso de aculturación más acelerado, ya que son incorporados como peones de hacienda o pequeños agricultores y quizá lo más sobresaliente, es que abre un debate sobre qué es más importante, ¿incorporarlos, integrarlos o civilizarlos? Por último, es en el período posrevolucionario donde se reinstaura la institución oficial y rectora de la educación en nuestro país, la Secretaría de Educación Pública, quien se plantea e intenta operar por vez primera una política educativa de Estado. En ella, se reconforman nuevas políticas públicas para los indígenas, destacándose la creación del Departamento de Cultura Indígena, quienes se encargaría de crear escuelas especiales para atender a los indios de todas las regiones del país. Años más tarde se instituyen distintos organismos gubernamentales que intentan dar solución, de corte asistencial, a la problemática indígena. En el capítulo dos se analizan las políticas educativas que han normado la educación para los grupos indígenas de México, desde la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921 hasta nuestros días. Estas políticas las podemos distribuir en dos categorías. Las primeras que tienen una visión relativista de su realidad económica, cultural y lingüística ( política del desarrollo de la comunidad y la política de la integración regional ) y las segundas que pugnan por un desarrollo integral ( política del etnodesarrollo y la de la autonomía regional), la cual toma en consideración su desarrollo histórico cultural, su sentido de pertenencia, su sentido de conciencia de grupo con su respectivos conocimientos, emociones, valores y actitudes, así como el proceso de mestizaje biológico, cultural y IV lingüístico en el contexto de una sociedad pluriétnica y multicultural más amplia. En la parte última de este capítulo, se incluye un apartado que habla de la política educativa actual y el desarrollo curricular. Aquí se mencionan dos modelos pedagógicos: el de castellanización directa, que pone en primer plano el uso del español para concretizarel proceso de aprendizaje en el niño; y el modelo de transición, que pone énfasis en el idioma materno como medio de instrucción en el aula. Pero es el tercer modelo en el que se pone mayor énfasis, estoy refiriéndome al modelo bilingüe bicultural que, utilizando textos escolares en lengua indígena y español favorecería, teóricamente, la formación de un sujeto bilingüe coordinado. Con el propósito de obtener un diagnóstico de lo que está pasando actualmente en la educación indígena, el capítulo tres intenta explicar, en un primer momento, la psicogenesis de las representaciones sociales las cuales permiten explicar las interacciones sociales que no sólo recrean los objetos mismos, sino que definen también a los actores como partes complementarias de los objetos, y proporcionan a los sujetos sociales la impresión de pertenecer a culturas, lenguas y comunidades específicas. Debido a ello, los objetos culturales y lingüísticos en las comunidades indígenas representan ante todo conocimiento declarativo, delimitan los objetos y entidades, estructuran sus características y fijan su significado en los contextos sociales y en la vida cotidiana. Estos son requisito indispensable para cualquier propuesta educativa que venga desde el propio grupo y desde su cosmovisión (como el caso de la propuesta educativa desde los propios indígenas que se esta llevando a cabo en San Isidro de los Reyes, Michoacán, misma que esta incluida en el capítulo 5) del mundo, además de lo que significa enseñar y aprender, tanto al interior de la comunidad como en el espacio áulico. En un segundo momento trato el impacto que la educación bilingüe ha tenido en niños, profesores y comunidades. Ahí explico los sustentos político-ideológicos de la educación bilingüe, así como los contrastantes resultados que se dan en esa realidad,como por ejemplo que : a) la educación en las escuelas del medio indígena es monolingüe en español, b) los profesores bilingües no siempre lo son efectivamente, lo que hace indirectamente que tampoco escriban su lengua c) existe poco o nulo apoyo didáctico en lengua indígena, dando como consecuencia que se usen los mismos programas utilizados por el resto de la población escolar del país, d) una gran cantidad de padres se oponen a que se le de este tipo de educación a sus hijos e) la dificultad de las adaptaciones debido al nivel de desarrollo tecnológico diferenciado: como por ejemplo explicar en lengua indígena las operaciones matemáticas complejas, el proceso de industrialización ó los avances científicos y tecnológicos, por mencionar sólo algunos de los problemas en los que se haya envuelta la interpretación de contenidos científicos en la educación indígena. En la parte final del capítulo se habla de las diferentes corrientes teóricas que han tenido influencia sobre el desarrollo curricular, estoy hablando de la corriente conductista, la psicogenética, la psicoanalítica y la sociocultural, que han impactado y coexistido en el diseño y fundamentacion teórica de los modelos educativos, propuestas pedagógicas, metodologías y materiales didácticos para la población indígena. El capítulo cuatro presenta el método de investigación asentado en esta tesis. Ahí se enfatiza tanto el análisis socio-histórico de la educación para los indígenas, como la perspectiva etnográfica, entendida como un modo de investigar naturalista, basado en la observación y en la descripción contextual del hecho educativo indígena. Aquí, la teoría y el dato empírico se convierten en dos ámbitos inseparables y necesarios para el trabajo investigativo. Se alude también a las características del escenario y a los sujetos participantes. Además se hace V referencia al tipo de instrumentos utilizados para la recolección de datos: diario de campo, entrevistas y audio grabaciones. Este tipo de herramientas se insertan en las perspectivas metodológicas cualitativas, donde el dato se combina con el punto de vista de los observadores externo e interno, lo cual permite percibir y describir desde diferentes posturas el marco social estudiado El capítulo quinto describe, quizá una de las pocas experiencias exitosas de educación realmente indígena: el caso de los purépechas de la comunidad de San Isidro, Michoacán. En la primera parte se plasma un análisis etnográfico comunitario (geográfica, poblacional, económica, religiosa, etc.) sigue con el proceso de socialización familiar y los efectos de la migración en el transcurso de la conformación étnica, finalmente se expone el caso excepcional del proyecto educativo que se esta llevando a cabo en la comunidad. En otro apartado se exponen la discusión y las conclusiones más importantes derivadas de esta investigación, así como algunas reflexiones encontradas en el proceso investigativo que permiten hacer sugerencias para futuras investigaciones en el campo del conocimiento socio- educativo. Finalmente, presento los anexos que complementan esta tesis: un mapa de la división política de los Estados Unidos Mexicanos que señala el Estado de Michoacán y el municipio de los Reyes, fotografías que muestran dos vistas panorámicas, así como algunos aspectos de la vida cotidiana comunitaria, un croquis que nos indica los trazos de las distintas calles y los diferentes lugares que son de importancia para la población de San Isidro. Otros anexos importantes son, ni duda cabe, el mapa lingüístico que muestra el dominio de la lengua P´urhépecha en las comunidades aledañas respecto de la comunidad de estudio, y la trascripción (P´urhépecha) y traducción (español) de un cuento escrito e ilustrado por los niños del 5º de la escuela primaria bilingüe “Miguel Hidalgo”, de la comunidad de San Isidro, de los Reyes, Michoacán. 1 CAPÍTULO 1 LOS MEANDROS HISTÓRICOS DE LA EDUCACIÓN PARA LOS INDÍGENAS. El presente capítulo, tiene la intención de presentar un breve recuento histórico de lo que ha sido la educación para los indígenas en México a lo largo de las diferentes etapas de desarrollo del país. El desconocimiento histórico de la educación en México, nos mantiene alejados de lo que ha sido una de las partes medulares de la educación pública en nuestro país, razón por la cual se considera necesario realizar un recorrido histórico de su desarrollo. 1.1. Etapa Colonial. En México, hablar de educación para los indígenas es hablar de un proceso que no es nuevo, sino que inicia en la etapa de la colonia. Con el paso del tiempo, aquél ha ido sufriendo importantes modificaciones a lo largo de la historia, sin embargo, fueron los misioneros quienes iniciaron el proceso de educar a esa nueva población que, a partir de la llegada de los españoles se convierten en indios. El choque de dos culturas da como consecuencia la necesidad de que el grupo dominante ostente la hegemonía a través de diversas acciones, una de las cuales fue la educación. Es importante enfatizar esto ya que la situación actual, no sólo de México sino de América Latina, será comprensible en la medida en que entendamos que la educación para los indígenas se originó en el siglo XVI con el dominio colonizador de España y Portugal. La educación en este período histórico fue de interés no sólo de los clérigos sino también de quienes no lo eran. Así, por un lado, la educación como instrumento para evangelizar a los indígenas e introducirlos en el mundo espiritual de la fe religiosa, fue objetivo primordial, pero también introducirlos y adaptarlos en la vida urbana, entrenarlos en el trabajo con la base de orden y respeto de la conducta cristiana (Gonzalbo, 1996, p.27). Cuando hacemos referencia a la acción evangelizadora, no únicamente nos aludimos al bautizo y a la enseñanza de los fundamentos teológicos, sino que también frailes y misionerosinvolucraron a los nuevos seguidores en las creencias, hábitos y costumbres que debían ser adoptados en sustitución de las costumbres y creencias antiguas que eran consideradas paganas y hasta diabólicas. “El espectáculo asombroso de una cultura en floración que da soluciones a las necesidades básicas del hombre y las derivadas de su vida social, no conocidas y bien distintas de las habituales en la cultura occidental, sobrepasa la capacidad comprensiva del conquistador y del misionero español. Ambos consideran los magníficos logros como producto evidente del arte maligno de un ser sobrenatural, el demonio, enemigo declarado del género humano. La destrucción de la obra diabólica es el resultado lógico de tal pensamiento y a la tarea de pronta y total demolición se dedican los hombres del hábito y los de la espada con un ahínco de mejor causa. Las civilizaciones indígenas caen asesinadas” (Beltrán, y Pozas, 1973 p.42). 2 En este período, la población de origen indígena disminuyó considerablemente a consecuencia directa o indirecta de la guerra de conquista, por epidemias y enfermedades desconocidas en estos lugares y por los desplazamientos ocurridos por muchos pueblos indios decididos a no someterse al dominio español. Los misioneros reflexionaron acerca de la necesidad de brindar protección física a los indígenas, y de disminuir los malos tratos que se les daba por parte de los militares, con la finalidad de evitar su extinción quienes representaban la fuerza de trabajo, bienestar y porvenir de los colonizadores, tanto así que Enrique Semo nos dice lo siguiente: “En los primeros años de la Colonización se registraron numerosos casos de grupos indígenas que tomaban medidas deliberadas para frenar la reproducción. Las mujeres indias abandonaban sus esposos para casarse con mestizos o españoles y evitar así que sus hijos fueran sujetos al mal trato, el tributo y los servicios forzados que pesaban sobre los indios” (Semo, 1982, pag. 32) En esa etapa, la educación no se desarrolló exactamente con escuelas y maestros, y una de las principales acciones a efectuar por los religiosos y quienes no lo eran, fue la de conocer las lenguas indígenas con la intención de poder enseñar con mayor facilidad el evangelio y las actividades a las que debían dedicarse. Este dominio de las lenguas indígenas fue el argumento principal para determinar quienes serían los responsables de los curatos en determinadas regiones. Enseguida, la acción a desarrollar fue la de enseñar a los indígenas la lengua de los conquistadores. Es necesario apuntar que las acciones educativas que se perfilan en esta época, son dirigidas a generar hombres perfectos de acuerdo con los ideales religiosos de ese periodo histórico. En esta época, se menciona que hubo dos tipos de educación: 1) la de masas o evangelización y 2) la que sería el antecedente directo de la escolarizada, la del hospital – pueblo (de la comunidad u hospitalización). 1) La educación de masas, es la serie de actividades estrictamente religiosas como bautizos, confirmaciones, matrimonios, etc., que se realizaba en capillas abiertas ante el pueblo, con la principal intención de crear adeptos a la religión católica. Este tipo de educación tenía sus esperanzas no tanto en modificar a la población sobreviviente a la guerra de conquista, sino más bien a las generaciones futuras, que nacieron con una nueva creencia. Toda esta actividad la desarrollaban las misiones, auxiliados por indios quienes se encargaban de recolectar limosnas y de ejecutar el culto religioso. 2) La educación del hospital - pueblo creada por Vasco de Quiroga, comprende el desarrollo de la comunidad en forma integral, aprovechando las instituciones sociales creadas en la comunidad, para darles finalidades cristianas (Aguirre, op cit. p.55). Antes de 1536, al poco tiempo de haberse consumado la conquista, se tiene conocimiento de haberse fundado formalmente la primera escuela en Texcoco, y en este año se fundó también el Colegio de Santa Cruz en Santiago Tlatelolco. 3 En estas primeras escuelas, la enseñanza se hace en la lengua materna de los indios, encargándose los frailes de hacer traducciones del latín y español a las lenguas indígenas, un trabajo bastante difícil y a la fecha respetable. Es evidente que el manejo de contenidos en estas escuelas era muy elemental, lo que significaba hablar, leer y escribir en español y en algunos casos en náhuatl, cantar, leer música y evidentemente, el evangelio. Es claro que este tipo de trabajo educativo se encaminaba a preparar a los individuos en formación hacia un modelo de vida con base en los ideales de la cultura española, se les enseñaba oficios algunos de los cuales no existían en estas tierras, además de la enseñanza del evangelio, y aún más, se iniciaron las escuelas que formarían a los indígenas eclesiásticamente, con rango dentro de la estructura de la iglesia, y se dice que esta fue la principal razón de la creación del colegio de Santiago Tlatelolco en 1536 (Caso, 1971:181). En este colegio se formaron traductores, copistas y latinistas quienes proporcionaron gran ayuda a los misioneros en su obra, y se comenta que los estudiantes indígenas en no pocas ocasiones aventajaban a los estudiantes de origen hispano, sin embargo además de producir asombro, también causó indignación, celos y hasta temor, y así lo dice García Icazbalceta: “Ha venido esto en tanto crecimiento que es cosa para admirar ver lo que escriben en latín, cartas, coloquios, y lo que dicen; que habrá ocho días que vino a esta posada un clérigo a decir misa, y me dijo que había ido al colegio a lo ver, é que lo cercaron doscientos estudiantes é que estando platicando con él le hicieron preguntas de la sagrada escritura cerca de la fe, que salió admirado y tapados los oídos, y dijo que aquel era el infierno, y los que estaban en él, discípulos de Satanás” (Aguirre, op cit. p. 63). No todos los españoles y los misioneros estaban conformes con que los indios estudiaran y aprendieran los conocimientos del mundo de aquella época, así el dominico Fray Domingo de Betanzos en carta del 5 de mayo de 1544, dirigida al rey, menciona que los indios no deben estudiar, ya que de ellos no se espera nada bueno, y que si llegasen a estudiar, nadie apoyaría a los indios. Sin embargo, a pesar de estas discriminatorias ideas, fue tal el éxito en la educación de los indios en el Colegio de Tlatelolco, que se dice que éste fue el principal motivo usado para la creación de la Universidad de México. No sólo de Santiago de Tlatelolco se recibieron indios, también de los colegios de Tiripitío y San Nicolás en Michoacán (Navarrete, 1978). La preocupación por parte de los españoles para dar educación a los indígenas, también abarcó a los hijos de los “caciques”, ya que en 1691, el rey de España, aprobó fundar un Colegio Seminario en la ciudad de México, en donde la cuarta parte de las becas se destinarían a los hijos de los caciques, quienes llegarían a ser utilizados como auxiliares de la administración española, lo que les permitiría sobrevivir y mejorar su situación social. La fundación del seminario se aprobó en una cédula real en Madrid, el 17 de septiembre de 1684, y es de llamar la atención que en esta cédula enviada al Virrey Conde de Paredes se hace referencia a otra cédula real del 3 de diciembre de 1671, en la que se habla de la creación del colegio de Valladolid (hoy Morelia), en el que junto con el español se enseñaría la 4 lengua mexicana (náhuatl) con la finalidad de que los indígenas fueran doctrinados con mayor facilidad. Es evidente que la unidad para la fe y el vasallaje al servicio del rey, no era cuestión de discusión, pero en cuanto a las costumbres y tradiciones, las ideas y justificaciones variaban de orden a orden y de persona a persona. Se tenía idea de que los cambios no debían ser bruscos ni repentinos, debíandarse paulatinamente, y convencerlos de que el cambio a la fe católica era lo mejor, también estos cambios estarían sujetos a las variaciones regionales, todo esto para hacerlos cristianos perfectos. De la misma forma, se consideraba que algunas costumbres podían ser respetadas y así mismo los indios podían conservarlas, siempre y cuando éstas no fueran opuestas a las ideas religiosas. La iglesia y el estado también logran controlar las costumbres sexuales de los indígenas, así las “escandalosas costumbres de poligamia” que se daban entre ellos, poco a poco fueron prohibidas, justificando la prohibición en que éstas no estaban bien vistas por los cánones cristianos. De igual forma, la antropofagia y los sacrificios humanos quedaron en desuso al dejar de practicar la religión tradicional que los justificaba. También es necesario mencionar que la embriaguez quedó estrictamente prohibida, sin embargo, se hizo de lado la prohibición, cuando ésta era una actividad bastante lucrativa para las autoridades del gobierno de la colonia. Es indudable que los cambios generados en los indios por parte de los españoles fueron muchos y muy grandes, los mismos españoles, en algunos escritos, calificaron al México prehispánico de ser bárbaro y sangriento, por lo que consideraron que la conquista fue una bendición sobre los indios, y en nombre de Dios se cometieron grandes injusticias. Con el tiempo se impuso la verdadera conquista espiritual. A fines de la Colonia, la imagen y el referente del indio, después de tres siglos de dominio físico y espiritual, había cambiado radicalmente, ahora son: perezosos, estúpidos por naturaleza, sin talento ni creatividad, borrachos, insensibles, sin sentido de responsabilidad (Caso, 1971 p. 200). Con todos los desacuerdos que tengamos respecto de los conceptos que se tenían de los indios al finalizar la Colonia, no dejamos de reconocer que hubo cambios importantes en el desarrollo de lo que se inició específicamente como Educación Indígena, esto es un servicio educativo en muchos casos de manera formal, ya que se hizo en términos escolarizados, en espacios específicos para ello, con personal dedicado a esta actividad, y con una intención concreta: ofrecer conocimiento y desarrollar hábitos, habilidades y destrezas en la población denominada “indios”. Así, tenemos que Aguirre Beltrán resalta algunos elementos característicos de este proceso educativo y los clasifica de la siguiente forma: “a) que la educación extraescolar, con el uso de materiales visuales y auditivos, unidos a la recreación y a la participación activa en representaciones dramatizadas es el método más adecuado para la instrucción del adulto; b) Que la educación de la comunidad para ser eficaz requiere el concebirla como un todo integral en cuyo desarrollo no basta la simple enseñanza de las primeras letras sino principalmente al desenvolvimiento de su agricultura, de su industria, de su comercio, en fin, de su economía y de su sanidad moral y material dentro de la organización coherente de los 5 hospitales – pueblo; c) que los idiomas indios están suficientemente evolucionados para estructurarlos con artes o gramáticas y un alfabeto escrito con símbolos latinos; d) que la enseñanza en lengua indígena es el procedimiento de elección para alfabetizar sólida y rápidamente al pueblo vencido y que el mantenimiento del nivel de instrucción alcanzado requiere la producción de material adicional en lengua vernácula; e) que la alfabetización en la lengua materna facilita la adquisición de uno o varios idiomas extranjeros- castellano y latín – y el dominio de conocimientos abstractos; f) que el maestro no indígena, para inducir con eficiencia el cambio cultural, debe identificarse con la comunidad, con su lengua y sus costumbres; g) que la utilización del alumno como vehículo para transmitir conocimientos se les suministran a dosis fraccionadas y la transmisión se realiza inmediatamente después de recibir la enseñanza; y h) que el indígena, racionalmente considerado, es tan capaz como el no indígena. Su inferioridad no está determinada por su naturaleza biológica sino por el medio social en que le sitúa su condición de vencido” (Aguirre, op cit. p. 209). Esta experiencia, años más tarde, es retomada al término de la Revolución Mexicana, para hacer propuestas educativas que permitan un planteamiento pragmático a la situación de los grupos indígenas de México. 1.2. México Independiente. El período histórico conocido como México Independiente, está caracterizado por la consolidación de la nación que surge en 1821, una vez terminada la guerra de independencia iniciada en 1810; cuya etapa está impregnada del liberalismo, y que no es otra cosa que una doctrina política, económica y social nacida en Europa e implantada en América en la cual se propone la creación de un estado secular. También se caracteriza porque el pensamiento científico desplaza el pensamiento religioso. Debido al desarrollo del liberalismo, se sientan las bases para un nacionalismo que trata de imponer orden y libertad en todo el país. Para imponerse, los liberales debían terminar con las formas tradicionales de vida hispánica, y de rechazar la herencia colonial porque ésta representaba una sociedad dividida en estratos. Muestra de ello es la división social de la época: blancos, indios, criollos, mestizos, negritos, zambos. Situación que los liberales no podían aceptar. Desaparecen los bienes comunales de los indígenas, y con ello, la posibilidad de conservar un gobierno autónomo, lo que incluye no tener maestros y escuelas exclusivas para indígenas, ya que los indios son declarados ciudadanos libres y las escuelas deben dar iguales oportunidades a los indios y a los no indios. Francisco Pimentel propone que, para transformar al indio es indispensable que se olviden de sus costumbres y de su lengua, sólo así podrá formar con el “blanco” una masa homogénea en la que sólo existan “intereses comunes de una sola nación”. De esa manera, se tendría que formar una raza mixta, con indios y blancos, que con el tiempo terminarían siendo una sola raza blanca. Hubo personajes que reflexionaron sobre la importancia de reconocer al indio como un elemento para la conformación de la nación, sin embargo “el indio, como símbolo étnico de la nacionalidad, no despertó interés ni entre los propios indios” (Aguirre, 1976 p. 137). 6 Lucas Alamán (1849) conservador, pensaba el peligro que representaba que los indios recibieran instrucción, pues podían caer en sus manos obras subversivas que alentaran en ellos los ánimos de luchar por inconformidades y rebeldías ancestrales. Durante este periodo histórico la educación dirigida a ese sector específico, no constituyó la principal preocupación del gobierno mexicano. Por lo anterior el problema de la educación para los indios se divide en dos etapas: antes y después de la Reforma (Caso, 1971 p. 246). En ese tiempo hubo acciones concretas en los estados de Chihuahua y Jalisco. Allí se establece legalmente que los indios tendrían admisión en las escuelas primarias, así como el uso de los fondos de los pueblos indígenas, que serían utilizados como recurso para el fomento a la instrucción; como uno de sus principales fines. De entre los indios más destacados, serían seleccionados algunos de ellos para mandarlos a Guadalajara o México con la finalidad de ser entrenados en el sistema lancasteriano, y posteriormente ser reintegrados a sus comunidades y poner en práctica los conocimientos adquiridos. Cabe destacar que aquí se consideró obligatoria la enseñanza hasta para los adultos. En la ciudad de México existía el Colegio de San Gregorio, fundado por los jesuitas y dedicado exclusivamente a la enseñanza de los indios, el cual tenía por misión formar curas indios (Bonfil, 1990 p. 158). Se pensó que éste colegio sostendría alumnos de todos los estados, sinembargo, para 1844, sólo quedarían 32 alumnos quienes contaban con todos los recursos necesarios para sus estudios. Con la llegada del periodo de la Reforma estos colegios desaparecieron. En 1824, se produjo en torno al colegio un importante debate: si los indios eran ciudadanos iguales a los demás, no había razón para que tuvieran un colegio exclusivo, así poco a poco se hicieron cambios y reformas hasta que en 1853, quedó como colegio de agricultura para pobladores no indios. Los ayuntamientos se harían cargo del funcionamiento de los mismos, no obstante ahora había más deficiencias por la falta de recursos. Es en esta época, la política educativa valora la enseñanza del castellano, como principal acción en la educación para los indios, pero ante tal acción surge una contradicción: los indígenas son monolingües en lengua indígena, y los maestro son hablantes del español que desconocen las lenguas indígenas, por tal motivo no se logran concretar los objetivos y las acciones planteados en esa política educativa. Sin embargo, también en este período se hizo resaltar la importancia de la enseñanza de la lengua indígena, en 1884 se nombró a Francisco del Paso y Troncoso profesor de náhuatl en la Escuela Nacional Preparatoria, por orden del entonces director Alfonso Herrera, quien argumento la necesidad de enseñar esta lengua en la institución por dos razones: 1) poder estudiar la lectura indígena, y 2) para civilizar a quienes ignoraban la lengua castellana y, en consecuencia, estaban impedidos de participar en beneficios de la sociedad no indígena. Otra acción que llama la atención, es que el idioma mexicano, se consideró obligatorio en El Colegio San Gregorio, del Seminario de Puebla, y en el reglamento de las haciendas escuelas de la Secretaría de Fomento se incluyó la enseñanza obligatoria de la lengua indígena en el tercer año de la carrera de administración de fincas de campo. 7 La diversidad de lenguas indígenas habladas en esa época, fue considerada como un gran obstáculo para la difusión de la educación. Según Antonio García Cubas, para 1877 el 38% de la población total del país hablaba alguna de las lenguas indígenas del país, (no se tiene el dato de sí García Cubas consideró hablantes bilingües o sólo monolingües); sin embargo, para 1895, la población hablante de lenguas indígenas era de 16% y para 1910 sólo el 12%, datos que nos revelan el incremento en la población hablante del castellano, y la disminución de hablantes monolingües de lenguas indígenas. Para la ideología de la época; la pérdida de las lenguas indígenas era equivalente a estar cerca de lograr la unidad nacional. Esta diversidad lingüística fue tomada en cuenta por personajes como Ignacio Ramírez, quien propuso que debían emplearse las lenguas indígenas en la educación de los indios; sin embargo, opiniones contrarias fueron las que cobraron fuerza y se aplicaron, como la de Francisco Pimentel: “El castellano es, de hecho, el idioma que domina en la República Mexicana, es nuestro idioma oficial, nuestro idioma literario. Las lenguas indígenas de México se consideran como muertas” (Bonfil, 1990 op cit., p. 158). Otro problema que hubo que enfrentar, era el rechazo que los indígenas tenían hacia la escuela, tal es el caso de los indígenas kikapúes, en el Estado de Chihuahua, quienes queman la escuela el mismo día que iba a ser inaugurada. En varios estados de la república, se llevaron a cabo acciones concretas para difundir la enseñanza del castellano, en Chiapas (1882) se elabora un reglamento en el que se ordena que mientras se organiza la escuela central de indígenas, los preceptores exclusivamente enseñarán el castellano hablado, así como la lectura y escritura, además las cuatro operaciones fundamentales de la matemática. Con ello el gobierno del estado consideró que el aprendizaje del castellano era el paso previo para la educación de los distintos grupos indígenas que existían en la región. En el estado de Guerrero, en 1887, el entonces gobernador ordenó establecer escuelas para adultos en varias poblaciones, y se estableció que además de la enseñanza elemental, se enseñara el castellano a los indígenas con la finalidad de evitar los frecuentes abusos de quienes fungían como intérpretes del castellano y la lengua indígena que hablaban. A través de una circular, se ordenaba a los indígenas no hablantes del español, a que asistieran en forma obligatoria dos horas diarias en la noche a la escuela con la finalidad de que aprendieran el español. En 1889, el gobierno de Chihuahua autorizó la fundación de seis escuelas para indígenas las cuales fueron inauguradas dos años después. Y en 1899, el gobierno de San Luis Potosí fundó una escuela exclusiva para niños indígenas en el poblado de San Antonio, perteneciente al municipio de Tancanuitz. 1.3. La Época Revolucionaria. El acontecimiento político–social más importante de nuestro siglo, por sus consecuencias económicas, políticas y sociales ha sido la Revolución Mexicana de 1910. En ésta, los 8 indígenas no son la principal preocupación de los diferentes gobiernos postrevolucionarios, no obstante ya había una mínima “oportunidad” de ser considerados. Y así sucedió. Después da inicio una discusión sobre cómo debía ser más eficaz el aculturarlos, civilizarlos para que dejaran de ser indios e incorporarlos a la nación mexicana. Además, un buen número de ellos se involucran en la lucha armada, lo que permitió se diera un proceso de aculturación más acelerado, ya que como peones en las haciendas o pequeños agricultores, habían sufrido de manera más acentuada la explotación de la economía capitalista. Todo ello abre el espectro de la connotación de indio, pasando de lo racial a lo cultural. La política de Porfirio Díaz (Cosio, 1955) tenía el lema “orden y progreso”, que impuso con base en la represión masiva o selectiva, marginó a las clases explotadas y sólo hizo ligeras concesiones en la política a la pequeña burguesía que le rodeaba. Durante el Porfiriato, México inicia el proceso de industrialización con lo cual se gesta y polarizan las dos grandes y antagónicas clases sociales: burguesía y proletariado. Simultáneamente se introdujo el positivismo, cuyo auge en Europa era indiscutible y que impacta a la gran mayoría de los pensadores de la época, que rechazan toda concepción apriori que se tenga de las cosas así como toda concepción universal y absoluta de aquellas. Todo ello sirvió para que se sustentaron ideas y acciones, como la incorporación del indio a la cultura nacional, dejando atrás los factores raciales y considerando como importantes los culturales: “Los símbolos étnicos de la identidad nacional, afirmaron, carecer de significados reales: el indio que se civiliza se integra a la cultura nacional deja de ser indio y se convierte en blanco y lo mismo sucede con el negro y el amarillo. El símbolo étnico de la identidad nacional no es el blanco, el indio, el negro, ni otras razas cualesquiera sino el hombre civilizado, esto es, el europeo. La sociedad porfiriana pretendía ser blanca y, como es bien sabido, francesa en su cultura. Al indio incivilizado, esto es, al que no compartía las formas de la cultura occidental, no se le tomaba en cuenta como parte integrante de la nación” (Aguirre, 1976 p. 144). Uno de los personajes polémicos de la época que puso en práctica el pensamiento positivista y que enfatiza sobre el desarrollo y fortalecimiento de la educación del país en general y de la educación de los indígenas en lo particular, fue Justo Sierra, quien manifiesta el propósito de crear, a la mayor brevedad, la “escuela rural y ambulante” con la finalidad de incorporar a las masas indígenas y campesinas a la civilización (Monrroy, 1985 p. 15). Debido a ello, se crea la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, pero no cuenta con el apoyo financiero suficiente y que comparado con el presupuesto deotras dependencias de la administración pública, es mucho más bajo. No obstante, aunque se incrementa el número de escuelas en el Distrito Federal, no ocurre lo mismo con las demás escuelas y modalidades en el territorio nacional, ni tampoco se logra plantear una política educativa definida, ni hay planes para instrumentar los acuerdos tomados en congresos respecto a la educación de masas, incluyendo a la indígena. 9 Hacia 1906, el Partido Liberal, dirigido por el grupo de Ricardo Flores Magón, publica y hace resaltar en su programa, la importancia de la educación para el desarrollo de la sociedad, y en especial se hace mención a los indios, el programa propone: “La protección a la raza indígena educada y dignificada podría contribuir poderosamente al fortalecimiento de nuestra nacionalidad” (Monrroy op cit. p. 22). Aún no concluía el proceso revolucionario cuando, el presidente interino León de la Barra, firmó un decreto el 18 de junio de 1911, en el que se autoriza al ejecutivo establecer en toda la república, escuelas rudimentarias para enseñar hablar, leer y escribir en español, y operaciones matemáticas elementales a los individuos considerados de raza indígenas. Una vez alcanzado el triunfo militar, los constituyentes en Querétaro reflexionaron sobre la importancia que tiene el derecho a la educación de forma gratuita, ya que para alcanzar otros logros, es necesario alcanzar primero éste, razón por la que uno de los primeros artículos de la Carta Magna es el referente a la educación. Las escuelas que entraban en el decreto arriba mencionado, recibieron apoyos (similares a los otorgados actualmente a los internados sostenidos por el INI en las comunidades indígenas), ya que a los alumnos que asistieran regularmente a los cursos se les proporcionaría alimentación y vestido, durante los dos años que deberían permanecer en la escuela. Hay que agregar desde el gobierno de Porfirio Díaz ya se habían instrumentado una serie de escuelas con características parecidas: una en Xochimilco y otra en Milpa Alta. Estas escuelas que comparativamente con el sistema educativo de las ciudades, no ofrecían la misma calidad en el servicio educativo, por lo que según Aguirre Beltrán el pueblo les llamó: “escuelas de peor es nada” (Aguirre, 1973 p. 76). Estos centros educativos fueron duramente criticados, ya que su creación no estaba suficientemente argumentada en términos teórico – metodológicos y pedagógicos. Gregorio Torres Quintero, afamado educador de esa época perteneciente a un sector progresista de la educación, se encarga de hacer una apología de estas escuelas planteando la necesidad de renovar los métodos educativos de entonces, entre los cuales la educación indígena es un claro ejemplo de lo que hay que hacer. Alberto J. Pani, (Aguirre, 1973) liberal y positivista, opuesto a los planteamientos educativos de Gregorio Torres Quintero, consideraba que estas escuelas eran peligrosas, ya que para su creación no se tomaron en cuenta tres elementos difíciles de superar: 1. Masa analfabeta y heterogeneidad étnico – lingüística. 2. Insuficiencia presupuestal 3. Defectos técnicos del programa. Para Torres Quintero, la diversidad de pueblos indios y sus costumbres, no era un obstáculo difícil de resolver, así como tampoco lo era la acción educativa. El que niños de diferente color de piel y a veces hasta de ojos, puedan compartir democráticamente su banca en la escuela, permitiría ir eliminando los sentimientos de discriminación racial. 10 Torres Quintero, de manera un tanto utópica, planteaba que la diversidad cultural y lingüística no era un obstáculo para el desarrollo de las actividades educativas o lingüísticas; hoy sabemos que aún dentro de una misma lengua indígena, existen variantes regionales que la hacen parecer una lengua diferente, situación que en aquel tiempo sería difícil percibir y mucho menos tomar en cuenta. Para Pani, de igual forma, el programa se caracteriza por tener una deficiencia técnica consistente en contener una “instrucción elemental muy reducida” (Aguirre, op cit., p. 80). En términos generales esa instrucción elemental reducida, plantean que en lugares tan alejados de los centros urbanos, sin contactos culturales y sin vías de comunicación, los conocimientos (contenidos escolares), no podrían ser aplicados de forma inmediata, y serian conocimientos muertos que no produciría un desarrollo educativo ni material, lo cual crearía descontentos sociales entre los indios quienes podrían ser elementos dispuestos a apoyar a Emiliano Zapata y convertirse en una amenaza para el régimen social. Una vez terminada esta discusión, se elabora el proyecto de decreto, luego pasa el Congreso de Unión para su estudio en donde los legisladores, después de hacerle algunas modificaciones, le imprimen el sello característico de lo que se convertiría en la Escuela Rural Mexicana: “La escuela debe ser para todos – niños y adultos, hombres y mujeres -: la instrucción se dará a cuantos analfabetos concurran a las escuelas, sin distinción de sexos ni edades” (Aguirre, 1973 p. 82). Hay que reconocer que, como consecuencia de instrumentar el decreto, fue necesario contratar personal que fungiera como maestros rurales. Ante la imposibilidad de que los contratados fueran egresados de las escuelas normales, se capacitó a los jóvenes habitantes de los lugares cercanos quienes en muchos casos sólo sabían leer, escribir y matemáticas elementales, con ello se trató de cubrir las plazas docentes necesarias para éste tipo de escuelas. Para ir mejorando cada día el desenvolvimiento pedagógico de estos maestros, se planeó la estrategia de elaborar cursos con duración de 3 a 4 semestres y realizarlos en todo el territorio nacional, los cuales fueron el antecedente inmediato de las famosas “misiones culturales”. Las escuelas que funcionaron bajo estas características fueron pocas, además de que se presentaron inconformidades, como en el Estado de Oaxaca, donde hubo protesta por parte de un diputado, quien señaló que estas escuelas tienen gran pobreza en la formación de su alumnado, y propuso enseñar todos los conocimientos útiles en la vida práctica, conforme a las características regionales. Con el paso del tiempo esas escuelas se convierten en escuelas – taller y escuelas granjas, cuestión que en esa época era bien vista por varios de los educadores más reconocidos, entre ellos Félix Palavicini. Los responsables de la planeación educativa de los primeros gobiernos revolucionarios, se percataron de que los pueblos indígenas, viven en regiones de difícil acceso, por lo que están literalmente aislados en términos geográficos, políticos, sociales y culturales, lo que ha constituido “un lastre para el desarrollo del país”. Durante la administración de Francisco I. Madero, se hacen esfuerzos, pero siempre dentro de los límites permitidos, para que se organice el proyecto denominado la escuela rudimentaria, la cual en términos 11 generales también fracasó, sin que por ello se deje de reconocer el valor de esta acción pionera en el sentido de atender las demandas y necesidades de los pueblos indígenas. Para el gobierno revolucionario, era importante reducir al mínimo el analfabetismo que representaba el 84% de la población total del país (Monrroy, 1985 p. 12). En esa época hubo que iniciar desde el principio; construyendo aulas, fabricando bancas y pizarrones, elaborando planes y programas de estudio de varios niveles educativos, proponiendo métodos. Así como, contratando, preparando y capacitando maestros. De entre los logros más significativos en términos educativos, fue la creación del nivel de secundaria, ya que era el eslabón faltante en el sistema educativo, para así pasar de la educación elemental a la superior. Curiosamente durante la colonia y el Porfiriato hubo preocupación por la educación elemental y superior, sin embargo nunca hubola intención en articular estos distantes niveles educativos. De 1910 a 1917, es el período en que más cruenta fue la lucha armada, la lucha por el poder es fuerte por lo que es comprensible que el avance en términos educativos haya sido muy lento o casi nulo. Es de llamar la atención las acciones contradictorias ejecutadas por Venustiano Carranza, ya que por un lado, alcanza a darse cuenta de la importancia del derecho a la educación, y por otro ordena el cierre de la Secretaría de Educación Pública. Sin embargo, lo más significativo es que a partir de ese momento, las discusiones sobre cómo debe ser la educación en México son continuas. 1.4. El Periodo Post revolucionario. El presidente Carranza, promete difundir la educación por todo el territorio nacional, con la colaboración de la iniciativa privada y siempre apegados a la ley. Tal tipo de acciones pone en peligro el manejo de la educación en general, ya que ésta puede ser nuevamente monopolizada por el clero. En 1921, con Álvaro Obregón en la presidencia de la república, estando el país en una situación más estable, se desarrolla una política educativa en la que se promete llevar la enseñanza a todos los rincones del país, y como primer paso se instaura nuevamente la Secretaría de Educación Pública (SEP), órgano oficial y rector de la educación en nuestro país. Desde este momento, el gobierno federal abordará la problemática educativa a la par con los estados integrantes de la federación, dando la SEP siempre las directrices a seguir. En ese periodo, ya como Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, lo primero que hace como ministro, es enviar al H. Congreso de la Unión, un plan de trabajo, en el cual pretende: salvar a los niños, educar a los jóvenes, redimir a los indios y difundir una cultura generosa y enaltecedora de todos los hombres. Vasconcelos, plantea inundar al país de cultura y sabe que sólo es posible hacerlo con la autorización de la Secretaría de Educación Pública, como instrumento, y como medio, tratará de incorporar a la mayor cantidad de escritores, pintores, educadores afines a las ideas revolucionarias de la época. 12 Una vez ya creado dicho organismo, lo subdivide en tres departamentos: el escolar, el de bibliotecas y el de bellas artes. Sin embargo encontramos cinco, a razón de que la Cámara de Diputados, añadió dos departamentos más: el de cultura Indígena y el de la campaña contra el analfabetismo Afirma Aguirre Beltrán (1987) que José Vasconcelos no estaba conforme con que se agregaran los dos últimos y en específico el número cuatro, la razón es que argumentaba estar a favor de la “incorporación del indio” no de la “asimilación del indio”. En este sentido, el más importante de los tres es el primero, ya que en él se contemplan la creación de escuelas especiales para la atención de los indios en todas las regiones del país; las escuelas rurales se extenderán por todo el territorio y representarán un grado más avanzado que las de indios, el perfeccionamiento y difusión de la escuela primaria, la profusión de las escuelas primarias rurales y técnicas, aún a costa de las universidades federales. Y algo más, la orientación que se le dará a todo el sistema educativo nacional desde primaria hasta la universidad será la de exaltar el nacionalismo. Para 1924, Plutarco Elías Calles ya como presidente, plantea que el país debe dirigirse hacia el bienestar económico y social, por lo que la política educativa deberá estar acorde con lo anterior. Así, tenemos que se tenderá a combatir el analfabetismo y a conseguir el desarrollo cultural de la población rural e indígena, para incorporarlos de lleno a la civilización, conservando los elementos valiosos propios de su cultura para heredarlos a las “civilizaciones modernas”. Castellanizar al indio es uno de los puntos medulares de esta política, homogeneizar el medio de comunicación entre los indios y la población mestiza, y entre los mismos indios. Con esta acción se pretende, a través de la escuela, darles a los indios elementos para la comprensión de los problemas de México, como la de la tierra, organización de los trabajadores, democracia, etc. Para tal efecto, se establecen, a nivel nacional 5,000 escuelas rurales, y se amplía el campo de acción de las llamadas misiones culturales, también se desarrolló otro proyecto: “La Casa del Estudiante Indígena”, como uno de los más importantes intentos de incorporar al indígena a la vida nacional, el cual fracasa por múltiples razones. Este internado empieza a funcionar el 1º de enero de 1926, y deliberadamente se escogió la ciudad de México para establecerla, por sus características cosmopolitas. Su objetivo principal era la de transformar la mentalidad del indio, sus tendencias y sus costumbres, para sumarlos a la vida civilizada y moderna e incorporarlos1 íntegramente a la comunidad social mexicana. (Aguirre, 1973 p. 126). Esta desaparece en 1932, y en su lugar se crean once centros de educación indígena, los cuales funcionan con base en el modelo del internado y en la experiencia adquirida, ahora la diferencia será la de instruir a los indios en su medio de origen para que los alumnos no pierdan el vínculo con su comunidad. Durante el gobierno de Emilio Portes Gil, no hubo cambios significativos en lo que a educación se refiere en general y, en específico para la Educación Indígena, tampoco se dieron propuestas importantes. Con Pascual Ortiz Rubio, durante los primeros meses de su 1 Para José Vasconcelos, la diferencia entre “incorporar” y “asimilar”, consiste en que el primer concepto se les hace partícipes de la cultura nacional en general, en el segundo sólo se les proporciona unos cuantos conocimientos para poder relacionarse con la cultura nacional, sobre todo en términos comerciales (de explotación) sin llegar a ser considerados ciudadanos con igualdad de derechos (Aguirre, op cit 1973, p 87). 13 gobierno no hubo tampoco cambios importantes. Narciso Bassols es nombrado en esa época Secretario de Educación Pública, quien tiene un interés de mejorar las condiciones de vida del indio apoyándose en la educación, él propone hacer una síntesis de los valores positivos indígenas y mestizos para formar una sola raza “mexicana” (Aguirre op cit. p. 34) En 1935, durante el sexenio de Lázaro Cárdenas, hubo cambios muy significativos en la organización gubernamental, que dejaron honda huella en la educación indígena en México. Cárdenas crea varios organismos gubernamentales los cuales se encargarán de tratar distintos asuntos tal es el caso del Consejo Nacional de Educación Superior, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Departamento de Asuntos Indígenas, éste último estará destinado a estudiar los problemas de los indígenas y tratará de darles la solución más adecuada. La creación de dicho departamento, obedece tanto al contexto social que se vivía en ese momento en México, como a la percepción del presidente Cárdenas sobre los grupos indígenas para tratar, desde el Estado, de resolver la añeja problemática de los pueblos indios. Él afirmaba que: Es bien claro que un gobierno caracterizado por el deseo de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, también contemple la mejora de las condiciones de vida y de educación de los indios. Los educadores de la época, en su afán de incorporar al indio a la “sociedad nacional”, se proponen buscar nuevas técnicas y métodos educativos. Así encontramos que Moisés Sáenz en la comunidad tarasca en el estado de Michoacán llamada Carapan, instituyo “La Estación Experimental de Incorporación Indígena”. El mismo Sáenz, tiempo después, comenta que éste fue sólo el bosquejo de un experimento el cual fracasó (en parte), porqué el indio está tan acostumbrado a obedecer órdenes, a hacer las cosas por obligación o por escrito. También está acostumbrado a que haya uncastigo o sanción si no llegase a cumplir, así que cuando él y sus colaboradores llegan a la comunidad a hacer labor de convencimiento, los indígenas simplemente no asisten, no muestran el mínimo interés por mejorar o beneficiarse a través de la educación (2 ). En ese mismo periodo (1940) se realiza el Primer Congreso Indigenista Interamericano en Pátzcuaro, Michoacán. Las conclusiones elaboradas en este evento, impactan de forma contundente tanto el desarrollo de la ciencia social en México, como las acciones gubernamentales de la época, entre lo más importante tenemos: el respeto a la personalidad del indio, su cultura, usos y costumbres, creencia, hábitos, lenguas y expresiones artísticas. Debemos destacar que como resultado del congreso, se crearon en varios de los países participantes, instituciones especializadas en la atención de los pueblos indígenas, estos organismos recibieron el nombre de Institutos Nacionales Indigenistas, además se creó un instituto con la cooperación de todos los países participantes en el congreso, éste con sede en México fue llamado, Instituto Indigenista Interamericano (I.I.I). Sin embargo, la creación del INI, no fue puesto en marcha de forma inmediata, si no que se llevó a cabo ocho años después del congreso, el 10 de noviembre de 1948. Este hecho provoca la desaparición del Departamento de Asuntos Indígenas, lo cual tiene como consecuencias la desaparición de escuelas especiales de atención a pueblos indígenas, bajo el argumento de que éstas “obstaculizan la unidad nacional”. 2 Esta visión ideologizada no ha cambiando hasta nuestros días, puesto que hoy podemos encontrar las mismas opiniones en los responsables que atienden el “problema indígena”. 14 Las acciones indigenistas dependieron del INI, por lo que éste es el encargado de difundir y llevar a cabo obras de mejoramiento de las comunidades indias, entre las cuales está la impartir educación como punto medular, por lo que en coordinación con la SEP, se trabaja conjuntamente en programas considerados de desarrollo integral en los llamados Centros Coordinadores. La creación del INI hace que el Departamento de Asuntos Indígenas desaparezca de la estructura gubernamental, pues no pudo cumplir con las tareas encomendadas de integrar a los indígenas a la sociedad nacional. Sus funciones han sido distribuidas en las diferentes dependencias gubernamentales, las cuales serán coordinadas por el INI, ya que las acciones indigenistas, no son obra y responsabilidad de un instituto, sino de un gobierno. En términos de la política y la acción indigenista, hay que hacer hincapié en que ya no sólo se trabaja para darle prioridad a la educación como medio de integración del indígena, sino que ahora se trabaja en una acción integral, lo que convierte al INI en un órgano especializado en los problemas del indio, capaz de coordinar con otras dependencias gubernamentales las estrategias necesarias para la integración de los grupos étnicos a la sociedad nacional , Alfonso Caso, es el primer director del INI, hasta el 30 de noviembre de 1970, año en que fallece, y es sustituido por Gonzalo Aguirre Beltrán, quien ocupa el cargo hasta 1976, por invitación del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez. Inicialmente, el INI se traza como meta la investigación etnográfica de los pueblos indígenas del país, así como el conocimiento de los problemas socioeconómicos y políticos de los mismos, con la intensión de poder asesorar al gobierno federal en sus políticas poblacionales. En esa época la ciencia social en México, elabora una gran cantidad de estudios regionales los cuales en muchos casos son dirigidos por antropólogos norteamericanos, tales son los casos de Cherán (Ralph L. Beals), y en Tzintzuntzan (George M. Foster). En 1951, se establece el primer Centro Coordinador del INI en los Altos de Chiapas, específicamente en San Cristóbal de las Casas. Aguirre Beltrán (1957) es nombrado Director del Centro Coordinador tzeltal-tzotzil de Chiapas y ahí plantea la instrumentación de programas de desarrollo en materia de: caminos, agricultura, zootecnia, salud, educación y procuraduría agraria. Ha escrito Aguirre Beltrán, que durante su gestión como director de este centro, enfrentó muchos problemas, entre los que destacan que los indígenas eran fuertemente discriminados en San Cristóbal de las Casas, al grado de no permitirles caminar en las aceras; de igual forma un monopolio de productores de alcohol prohibía la producción de éste en las comunidades indígenas, aunque fuera para fines religiosos. El gobernador del estado y las autoridades eclesiásticas al enterarse de que el instituto es el camino para agitar a los indios acusa a Aguirre Beltrán y colaboradores de anarco comunistas peligrosos, lo cual crea un clima muy violento para los integrantes del Instituto así como para el desarrollo de los proyectos comunitarios. Después, Aguirre Beltrán, por encargo de Alfonso Caso, hace un estudio en la “Sierra Tara humara”, con la finalidad de determinar en que lugar se construirá el Centro Coordinador. 15 El lugar escogido fue la comunidad de Guachochi conocido como la capital indígena del estado, por reunir las características de ser una región intercultural, en la que interactúan los indígenas con los mestizos. Teóricamente, explica Aguirre Beltrán, de acuerdo con sus enfoques integrativos y aculturativos (3), que el criterio para erigir un Centro Coordinador, es buscar el centro rector de la región intercultural, lo cual no necesariamente se ubica geográficamente en el interior de la región, en donde los indígenas establecen relaciones comerciales y políticas importantes con otros pueblos indígenas, así como con los mestizos. Esto, junto con la teoría de la transculturación tomada de Eric Wolf, le permite a Aguirre Beltrán crear la Teoría de los Centros Coordinadores, la cual es un modelo de carácter institucional en el que se especifican procedimientos de operación en lugares que él llama regiones de refugio interculturales. También, para entender sus planteamientos teóricos y metodológicos, se hace necesario apuntar el concepto de Centro Coordinador: “Los Centros Coordinadores son organismos gubernamentales, creados mediante decreto presidencial, que tienen bajo su encomienda la implementación de una acción de tipo integral en las regiones interculturales de refugio” (Aguirre, 1973 p. 27). En 1963, Aguirre Beltrán en una asamblea del entonces Consejo Técnico de la Educación (actualmente llamado Consejo Nacional Técnico de la Educación ,CONALTE), el cual fue presidida por el entonces secretario de educación pública Jaime Torres Bodet, presenta una ponencia en la que destaca los resultados que la acción indigenista había tenido entre los pueblos indígenas: la alfabetización en lenguas vernáculas y los principios y métodos de la ciencia social como los instrumentos más adecuados para impulsar el desarrollo de la comunidad en las regiones de refugio indígenas. Para finalizar el capítulo diré que es en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez (1970/1976) donde se maximiza la acción indigenista, y donde se decanta el acto paternalista y populista del estado hacia los grupos indígena. En ese sexenio se planeó fundar diez centros coordinadores anuales, al mismo tiempo que les proporcionarán los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de los pueblos indígenas, así para 1976, se contaba con 70 Centros Coordinadores distribuidos a lo largo del territorio nacional. Se incrementa el presupuesto y se crea en 1978, por decreto presidencial, la Dirección General de Educación Indígenas. Es en este periodo cuando se dispara la contratación de promotores culturales y maestros bilingües, al igual que se construyen carreteras, escuelas, albergues escolares, puestos médicos, cooperativas de consumo y producción, etcétera. Esta expansión cuantitativa pone demanifiesto el punto máximo al que llego la política indigenista / populista de los regímenes emanados de la revolución mexicana. 3 La política de asimilación e integración han sido base de las acciones indigenistas gubernamentales que descansan básicamente en dos instituciones: El Instituto Nacional Indigenista y la Dirección General de Educación Indígena. 16 CAPÍTULO 2 TRES POLÍTICAS EDUCATIVAS DEL MÉXICO POST REVOLUCIONARIO El capítulo dos da continuidad al análisis socio histórico y a las políticas educativas del México post-revolucionario implementadas para los grupos indígenas, lo cual permite al estado tener una visión más clara de los diferentes puentes que se deben de tender para realizar el paso de la castellanización directa y traumática a la de una postura más suave en la que se revalorará la lengua y la cultura indígena, que a su vez sirven de base e instrumento para la apropiación eficiente de una segunda lengua, y que en última instancia es lo que siempre ha estado en juego. 2.1 Políticas Sociales y Políticas Educativas Hacia las Minorías Étnicas La historia post-revolucionaria de nuestro país, vista a través de los diferentes regímenes de gobierno que se han sucedido dentro de este período, muestra la existencia de una estrecha relación entre el conocimiento de la realidad socio cultural y política social del Estado y el proyecto educativo que sustenta el gobierno en turno; entre el tipo de sociedad y hombre que aspira formar y el proyecto cultural que sustenta; entre los recursos que se allega y el gasto empleado en la educación, entre la formación del maestro y la aplicación de planes y programas de estudio nacionales, o específicos, y entre estos últimos y el aprendizaje del niño, indígena o no indígena en la escuela. En otras palabras entre la política educativa, el desarrollo cultural, la elaboración o reforma de planes y programas, y la formación de los sujetos en un proyecto cultural que por lo general, ha desconocido la diversidad y la diferencia. Los preceptos jurídico–políticos en los que formalmente se han apoyado los gobiernos posrevolucionarios en México para impulsar la educación en el ámbito nacional, para todos los mexicanos, han sido los preceptos y máximas constitucionales de laicidad en la enseñanza, gratuidad en el servicio, tendiendo, por ello, a hacer de nuestra sociedad una sociedad homogénea. Y si bien, más recientemente, se ha incluido en el Artículo IV constitucional “el respeto a la lengua y la cultura indígenas”, también se ha incluido el de obligatoriedad, presuponiéndose con ello que existe igualdad de oportunidades educativas para todos los mexicanos. De lo anterior se desprende que la educación escolarizada que los grupos indígenas han recibido, durante el presente siglo, se ha regido por proyectos culturales, sociopolíticos y económicos, concebidos por los sectores dominantes de la sociedad nacional, orientados a lograr su incorporación e integración al sistema que privilegian. Y, si bien, en los últimos lustros, se ha permitido su relativa participación en el diseño de su educación, ésta no ha logrado frenar el deterioro que sufren sus culturas, organización social y lenguas, ni tampoco elevar su calidad de vida ni fortalecer su proyecto histórico. Una vez que las acciones concretas en que se han traducido dichos proyectos tienen en común haber estado orientado, predominantemente, a mantener los tipos de relaciones, de todo tipo, que derivan de los proyectos de los grupos dominantes, y en no superar las condiciones de 17 discriminación, desigualdad económica e injusticia social que han venido padeciendo, desde largo tiempo. Por igual, en lo que toca al aspecto lingüístico, los proyectos y acciones educativas que han sido emprendidos, tampoco han favorecido el desarrollo real de las lenguas indígenas. Por el contrario, sólo han dado lugar a la erosión de las mismas, una vez que derivan de proyectos compensatorios, excluyentes de las lenguas indígenas, como lo muestran los casos de la castellanización directa, la promoción de la lengua indígena como puente para el aprendizaje del español, y la educación indígena bilingüe y bicultural, que en palabras expresadas por Flores Farfán y Moctezuma , a inicios de la década de los ochenta, todavía no había logrado instrumentar satisfactoriamente ni siquiera el objeto de fondo de la castellanización de la población indígena (Flores y Moctezuma, 1982 p .4). Por lo que toca a los proyectos culturales que el Estado ha promovido, durante el presente siglo, para atender a los grupos indígenas del país, encontramos dos versiones del indigenismo: el desarrollo de la comunidad (o corporativista) y el desarrollo regional (o integracionista) y como opción critica de éstos, el etnodesarrollo (participacionista y autogestionario) y las propuestas hechas desde y por los propios indígenas, el enfoque indigenista (o corporativista) y la perspectiva indianista (o emancipacionista). Existen varias clasificaciones y periodizaciones en este sentido. La más común es aquélla que habla de tres políticas educativas dirigidas a los grupos indígenas: la castellanización directa y traumática con estigmatización de la lengua nativa; la aculturación forzosa y violenta, con desprecio del ser indígena y todo lo que se expresa como tal; la castellanización suave, con utilización de la lengua materna como puente para la castellanización, y posterior erradicación de la lengua indígena, y la que revalora la lengua y el lenguaje indígena y la utiliza en la educación como el instrumento idóneo para la construcción de las estructuras mentales y de pensamiento, por un lado y por otro, la apropiación eficiente de la segunda lengua como instrumento de comunicación con la sociedad nacional y continental. Aguirre Beltrán, en su obra Teoría y Práctica de la Educación Indígena (1973), comentando sobre la aplicación de la antropología al desarrollo mexicano, establece una categorización parecida, que incluye el modelo de acción integral comunitario, el modelo de la acción integral regional o ecológico y el modelo de integración estructural–funcionalista de alcance nacional (Aguirre 1973 pp. 205-213). Por su parte Pansza González, discurriendo sobre la relación “Sociedad – Educación – Didáctica”, distingue cuatro modelos educativos: el tradicional, la escuela nueva, la tecnología educativa y la escuela crítica (Pansza, 1986, pp.50-63). Mientras que Amado y Yánez (1987) identifican, para el área andina, siete diferentes modelos en la educación de los pueblos indígenas: el asimilacionista, el integracionista, el pluralista, el de castellanización, el transaccional, el bilingüe y el intercultural bilingüe, que promueve la afirmación del educando en su propio universo social y conceptual y la 18 apropiación selectiva, crítica y reflexiva de elementos culturales de otras sociedades, y viceversa, para la convivencia cultural. Pablo Latapí Sarre sostuvo una conferencia en 1998, vía medios EDUSAT, en la que estableció una categorización de los proyectos educativos que él considera que han cobrado expresión en México en el siglo XX: el proyecto vasconcelista, el proyecto socialista, el proyecto tecnológico, el proyecto de unidad nacional, el proyecto modernizador o neoliberal. En mi opinión, es dentro de este último en el que el Estado abre un espacio para la educación específica de los grupos indígenas con la creación de la Dirección General de Educación Indígena, misma a que se refiere el presente trabajo. (Latapí, teleconferencia, 1998). Los proyectos educativos en los dos primeros enfoques (comunitario y regional) señalados, soslayan el desarrollo de los elementos específicos (la lengua y la cultura) de los grupos indígenas y llevan a la paulatina desaparición de sus lenguas, pérdida de su identidad étnica, a la desintegración de la identidad multicultural del país y, por lo mismo, a la homogeneización
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