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Extraccion-quirurgica-de-cateter-peridural-retenido--reporte-de-caso-y-revision-de-la-literatura

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE MEDICINA 
 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
 
INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL 
DELEGACIÓN SUR DEL DISTRITO FEDERAL 
UMAE HOSPITAL DE ESPECIALIDADES CMN SIGLO XXI 
 
 
 
 
 
EXTRACCIÓN QUIRÚRGICA DE CATÉTER PERIDURAL RETENIDO. 
REPORTE DE CASO Y REVISIÓN DE LA LITERATURA 
 
 
TESIS QUE PRESENTA: 
 
DRA. MARÍA ALEJANDRA ESQUEDA ARRIAGA 
 
PARA OBTENER EL DIPLOMA DE LA ESPECIALIDAD EN 
ANESTESIOLOGÍA 
 
ASESOR: DR. JOAQUÍN ANTONIO GUZMÁN SÁNCHEZ 
 
 
 
 
 
MEXICO, DF. AGOSTO 2009. 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
DRA. DIANA G. MENEZ DIAZ 
 
JEFE DE LA DIVISIÓN DE EDUCACIÓN EN SALUD 
UMAE HOSPITAL DE ESPECIALIDADES CMN SIGLO XXI 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
DR. ANTONIO CASTELLANOS OLIVARES 
 
JEFE DEL SERVICIO DE ANESTESIOLOGÍA 
UMAE HOSPITAL DE ESPECIALIDADES “DR. BERNARDO 
SEPÚLVEDA GUTIÉRREZ CMN XXI” 
PROFESOR TITULAR DEL CURSO UNIVERSITARIO 
DE ESPECIALIZACIÓN EN ANESTESIOLOGÍA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
DR. JOAQUÍN ANTONIO GUZMÁN SÁNCHEZ 
 
ASESOR DE TESIS 
MÉDICO ANESTESIÓLOGO DEL HOSPITAL DE 
ESPECIALIDADES CMN SIGLO XXI 
 
INDICE 
 
 
 
RESUMEN 1 
 
 
INTRODUCCIÓN 2 
 
JUSTIFICACIÓN 5 
 
DEFINICIÓN DEL PROBLEMA 6 
 
OBJETIVOS 7 
 
METODOLOGÍA 8 
 
RESULTADOS 10 
 
DISCUSIÓN 16 
 
CONCLUSIONES 20 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 21 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
RESUMEN 
 
Antecedentes y objetivos: La anestesia peridural se utiliza desde 1885, sin embargo no 
es sino hasta 1949 cuando se utiliza la técnica para bloqueo continuo introduciendo catéteres al 
espacio epidural. Las complicaciones relacionadas con el uso de catéteres peridurales incluyendo 
el anudamiento del mismo son raras, con una incidencia estimada de 0.0015%, siendo en nuestro 
medio este tipo de reportes por demás raros. La relevancia del presente estudio consistió en 
describir un caso de atrapamiento de catéter peridural cuando se intentó su retiro e ilustrar el 
manejo que recibió en un hospital de segundo nivel, además de revisar casos semejantes 
reportados en la literatura, así como las decisiones terapeúticas más adecuadas en estos casos de 
acuerdo a la experiencia internacional. 
Métodos: estudio observacional, retrospectivo, longitudinal y descriptivo: revisión de casos; 
se incluyeron pacientes que fueron sometidos para cirugía y colocado bloqueo peridural además 
de haber tenido retención de catéter peridural, en el período del 1 de febrero al 31 de mayo 2009 
en el Hospital Rural de Oportunidades en Tuxpan, Mich. Se utilizaron medidas de resumen 
además de porcentajes, para describir características de los casos de la literatura. 
Resultados: se describe un caso de paciente masculino de 19 años, diagnóstico 
criptorquidia postraumática, ASA 1, programado electivamente para orquiectomía izquierda. Al 
término de la cirugía presenta retención de catéter peridural, después de varios intentos para su 
extracción. No presentó déficit neurológico, sin embargo por la continuidad del catéter peridural 
desde el espacio epidural hasta la piel se decide laminectomía para su retiro. 
Conclusiones: Aún y cuando se trate de extraer un catéter epidural retenido bajo los 
estándares establecidos y sin ejercer demasiada fuerza de tracción, la posibilidad de ruptura, 
desgarro o retención de un fragmento son potencialmente posibles. Ocasionalmente como el caso 
descrito puede estar indicada su extracción a través de una laminectomía. 
Palabras clave: técnicas anestésicas, complicaciones, catéter peridural anudado, 
laminectomía. 
 
 
 2
INTRODUCCIÓN 
 
La analgesia epidural fue utilizada por Corning en 1885, Sicard y Cathelin la dieron 
a conocer mediante el abordaje caudal en 1901. Las amplias perspectivas actuales de la 
analgesia epidural no existirían sin la técnica del catéter para bloqueo continuo que inició 
el Dr. Martínez Curbelo, quien en 1949 introduce la anestesia epidural lumbar contínua 
con un catéter ureteral por la aguja de Touhy. En la actualidad, la inserción de catéteres 
plásticos dentro del espacio epidural cobra gran importancia para el manejo anestésico y 
control del dolor postoperatorio. A principios de 1940 aparecieron una gran variedad de 
materiales que incluía polietileno, cloruro de polivinilo, nylon y politetrafluoroetileno (teflón). 
El catéter ideal debe tener un diámetro extremo que permita su paso dentro de una aguja 
epidural, con paredes suficientemente gruesas para que no se doble durante la colocación 
del apósito o con los movimientos del paciente, ser biológicamente inertes, con marcas 
que indiquen la longitud que se introduce a través de la aguja y radiopaco, con el fin de 
poder comprobar su posición y el manejo a seguir dependiendo de su localización del 
fragmento distal del catéter (1). 
La anestesia peridural o epidural es una técnica anestésica ampliamente utilizada, 
la cual consiste en el bloqueo neural de segmentos torácicos, lumbares y/o sacros. Según 
la indicación, se administran anestésicos locales en el espacio epidural en inyección única 
o preferentemente mediante la colocación de un catéter. Sin embargo la inserción de 
catéteres plásticos dentro del espacio epidural implica el riesgo potencial de producir 
trauma directo (perforaciones subdurales, durales, hematomas epidurales, 
neumoencéfalo, canulación intravascular), infecciones como meningitis, abscesos 
extradurales o bien la malposición del catéter incluyendo el anudamiento del mismo, que 
puede ser responsable de complicaciones neurológicas ya sean inmediatas, mediatas o 
 
 3
tardías (2). El anudamiento de los catéteres peridurales ha sido reportado como una 
complicación muy rara, siendo simple o doble nudo, con una incidencia estimada de 
0.0015 % (3). Se han descrito en pacientes postparto sin referir consecuencias 
neurológicas (déficit motor o sensorial), sin embargo en nuestro medio estos reportes han 
sido por demás escasos. La formación de nudos parece estar relacionado con la longitud 
de catéter que se introduce al espacio peridural, a una longitud mayor de 4cm aparecerán 
con facilidad lazos que resultarán en la formación de nudos durante las maniobras de 
extracción (3). Varias técnicas o recomendaciones se han descrito para facilitar la remoción 
de un catéter peridural atrapado para prevenir desgarros o rupturas: 1) la fuerza de 
tracción que se requiere para remover un catéter debe ser mínima, gentil, firme y 
sostenida para disminuir el tamaño del nudo y facilitar su liberación sin que se rompa 2) 
revisar el bisel de la aguja y el catéter antes de su inserción, 3) no avanzar el catéter más 
de 5 cm dentro del espacio epidural, 4) retirar aguja de Tuohy y catéter epidural al mismo 
tiempo(1,4-13). Cuando el catéter no se puede remover después de usar una mínima 
tracción, existen ciertas maniobras para facilitar su extracción como son: 1) máxima flexión 
de la espalda, 2) rotación de la columna, 3) colocar en la posición en la que se insertó el 
catéter, posición que proporciona menor tensión para su retiro, 4) posición de sentado con 
las piernas extendidas o arrodillarse con las manos abajo y la espalda flexionada. Boey y 
Carrie determinaron que la fuerza requerida para remover los catéteres periduraleses 2.5 
veces más en la posición de sentado que en la de decúbito lateral, 5) llenar el catéter con 
inyección rápida de solución salina, 6) anestesia general con relajación muscular y sí las 
sugerencias anteriores son fallidas, se recomienda 7) remoción quirúrgica (1,6,8). 
Blackshear RH (1) y colaboradores probaron la resistencia a la tracción y elongación de 
catéteres epidurales de diversos calibres (19G y 20G) y materiales (nylon, teflón y 
poliuretano) y determinaron la fuerza necesaria para su fragmentación. Concluyeron que al 
 
 4
aumentar el calibre, la fragilidad para el rompimiento disminuye. La elongación fue mínima 
para los catéteres de teflón y de calibre 20G, la resistencia a la tracción está en rango de 
2.72 a 3.62 kg, estos catéteres resisten más la tracción (1.7kg) que los microcatéteres 
espinales (0.46-0.52kg) (1). Si aún con mínima tracción hay resistencia y se presenta 
elongación del catéter y/o dolor o parestesias, los esfuerzos para su retiro deben de ser 
suspendidos y consultar al servicio de neurocirugía, previa evaluación radiológica 
incluyendo tomografía computarizada y/o resonancia magnética contrastada, las cuales 
pueden ser muy útiles para determinar la posición del catéter (8-10). Si se demuestra el 
anudamiento del catéter debe ser explicado al paciente y ante la imposibilidad de retirarlo 
decidir la extracción quirúrgica (4,11), ya que al existir continuidad del catéter desde el 
espacio peridural hasta la piel hay riesgo potencial de infección hacia el espacio epidural 
(3). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
JUSTIFICACIÓN 
 
La inserción del catéter en el espacio peridural es ampliamente utilizado en 
anestesiología tanto para anestesia quirúrgica como para el control del dolor 
postoperatorio, debido a que ofrece múltiples ventajas para los pacientes como 
disminución en la tasa de complicaciones y costos cuando se le compara con la anestesia 
general. Sin embargo no está exento de complicaciones de diferente etiopatogenia y 
diferentes grados de afección al paciente. 
La relevancia del presente estudio consistió en describir un caso de una 
complicación muy poco frecuente como lo es el anudamiento y atrapamiento de catéter 
peridural cuando se intentó su retiro, en un paciente de 19 años de edad, sano, el cual se 
le programó de forma electiva para orquiectomía izquierda por diagnóstico de criptorquidia 
postraumática, así como la revisión de casos similares reportados en la literatura 
describiendo la conducta terapeútica que se siguió en este caso y la recomendada en la 
literatura. Los comentarios podrán enriquecer la toma de decisiones en casos como el 
presente. Después de investigar la literatura nacional con las palabras clave: técnicas 
anestésicas, anestesia regional, catéter peridural, complicaciones, únicamente se reportó 
un caso similar. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 7
 
6 
 
DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA 
 
Las complicaciones anestésicas por bloqueo peridural pueden clasificarse de 
acuerdo al orígen en: infecciosas, vasculares, nerviosas y traumáticas. El espectro 
sindromático es muy variable desde zonas localizadas de hipoestesia hasta grandes 
lesiones neurológicas como la paraplegia. Pueden ser reversibles si se realiza el 
diagnóstico temprano y se tratan oportunamente. Las lesiones desencadenadas por el 
catéter peridural son de muy baja frecuencia, el anudamiento ha sido reportado como una 
complicación muy rara teniendo una incidencia estimada de 0.0015%; existe la 
problemática de cómo manejar adecuada y exitosamente la retención, rasgadura o ruptura 
de un catéter peridural o intratecal, además de ser poco común sigue siendo, hoy en día, 
en extremo preocupante para el anestesiólogo. 
En el presente proyecto se describirá un caso de anudamiento y atrapamiento de 
catéter peridural aunque sin manifestaciones neurológicas, fue necesario retirarlo a través 
de una laminectomía lumbar a nivel de L2-L3 ya que por la continuidad del catéter del 
espacio peridural a la piel existe el riesgo potencial de infección. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 6
 
OBJETIVOS 
 
1.-Describir un caso de atrapamiento del catéter peridural en un paciente 
masculino, sano de 19 años. 
2.-Describir e ilustrar el manejo que recibió en un hospital de 2º nivel, 
3.-Revisar casos semejantes reportados en la literatura. 
4.-Discutir el diagnóstico y las decisiones terapeúticas más adecuadas en estos 
casos de acuerdo a la experiencia internacional. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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METODOLOGÍA 
 
1.-Diseño del estudio: observacional, retrospectivo, longitudinal y descriptivo: 
revisión de casos. 
2.-Universo de trabajo: pacientes sometidos a diversos tipos de cirugía, con 
bloqueo peridural del 1 de febrero al 31 de mayo 2009 en el Hospital Rural de 
Oportunidades en Tuxpan, Mich. 
3.- Variables 
Edad 
Sexo 
Bloqueo peridural continuo 
Catéter peridural retenido 
Alteraciones neurológicas en extremidades inferiores 
Laminectomía 
4.-Selección de la muestra 
4.1 Tamaño de la muestra. De los pacientes manejados con bloqueo peridural 
continuo para diferentes tipos de cirugía se identificaron los casos clínicos. Por el tipo de 
diseño, no fue necesario el cálculo del tamaño de muestra. Se incluyeron aquellos 
pacientes que fueron sometidos para cirugía con bloqueo peridural continuo, con retención 
de catéter peridural. Se excluyeron pacientes embarazadas, y los no sometidos a retiro 
quirúrgico del catéter peridural. Se eliminaron aquellos pacientes con expedientes 
incompletos. 
 
 
 
 
 9
 
5.-Procedimientos 
5.1 Revisión de expedientes de los pacientes sometidos a diferentes tipos de 
cirugía con bloqueo peridural continuo del 1 de febrero al 31 de mayo 2009 en el Hospital 
Rural de Oportunidades en Tuxpan, Mich., para identificar complicaciones. 
5.2 De los expedientes de pacientes que presentaron como complicación de la 
anestesia peridural, retención de catéter peridural, se realizó resumen clínico. 
5.3 Se realizó seguimiento del paciente e interconsulta a neurocirugía. 
5.4 Se valoró su evolución clínica desde que se detectó la complicación, durante la 
laminectomía y hasta su egreso hospitalario. 
 
10 
 
RESULTADOS 
 
Se presenta un caso clínico de paciente masculino sano de 19 años de edad al 
cual se le programa de forma electiva para orquiectomía izquierda por diagnóstico de 
criptorquidia postraumática. Ocupación jornalero, sin antecedentes patológicos de 
importancia, este caso se presentó en un Hospital Rural de Oportunidades, Tuxpan, Mich. 
A la exploración física se le encontró en buenas condiciones generales con signos vitales 
TA 120/80, FC 80x´, FR 18x´, Temp 36oC, Talla 1.60 mts, peso 52kg (IMC=20). Presentó 
exámenes preoperatorios dentro de parámetros normales. Se clasifica como ASA 1 y se 
decide bloqueo peridural lumbar a nivel del espacio intervertebral 2 y 3 (L2-L3). Previa 
asepsia y antisepsia e infiltración local con lidocaína al 1%, se introduce aguja de Tuohy 
No. 17 hasta ligamento amarillo identificando espacio peridural con técnica de pérdida de 
la resistencia (Pitking 14) y a través de la aguja de Tuohy previa dosis de prueba con 
lidocaína 2% con epinefrina 60mg, se introduce catéter peridural en dirección cefálica 10 
cm sin encontrar resistencia a su paso dejando 4 cm dentro del espacio peridural, 
procediéndose a completar la dosis a través del mismo con Lidocaína 2% con epinefrina 
110 mg más lidocaína 2% 110 mg, alcalinizadas con bicarbonato de sodio 1mEq. Posterior 
a latencia de 10 minutos, se verifica difusión del anestésico hasta T7 brindándose una 
analgesia satisfactoria con un bloqueo motor Bromage ++. Se realizó la cirugía 
programada la cual duró aproximadamente una hora sin eventualidades, al término se 
decide extracción del catéter y envío del paciente a la sala de recuperación. 
Se posiciona al paciente en decúbitolateral izquierdo y al traccionar el catéter 
después de haber sido retirado 4cm se nota firme resistencia a su salida. Se recoloca al 
paciente en decúbito lateral izquierda con hiperflexión de la columna lumbar (misma 
posición adoptada durante la introducción) y se intenta nuevamente su extracción, 
 
 11 
encontrando mayor resistencia a su salida. Al presentarse ligero estiramiento y 
deformidad del mismo, se decide suspender las maniobras de tracción por el momento. 
Treinta minutos después y permaneciendo en la misma posición se aplica tensión continua 
con peso de un kilogramo sin lograr la extracción. Es de mencionar que durante las 
maniobras descritas el paciente nunca refirió ni parestesias, dolor o déficit motor en 
miembros inferiores. 
Después de haber realizado las maniobras habituales para su extracción sin 
conseguirlo, se decide su traslado a una unidad de segundo nivel de atención médica. No 
obstante el paciente no fue admitido en otro centro hospitalario, permaneciendo en nuestra 
unidad por tres días más hasta que se planea su retiro mediante cirugía. Mientras tanto se 
procede a la administración de antibiótico sistémico (cefotaxima 1gr c/12hrs por tres días), 
hospitalización, cuidados generales y vigilancia estrecha. No se pudieron tomar placas 
radiológicas de apoyo ya que no se contaba con el recurso en nuestra unidad. 
Setenta y dos horas después se lleva a cabo procedimiento quirúrgico para retiro de 
catéter peridural en el Hospital Rural de Oportunidades. No se evidenció déficit 
neurológico a nivel de extremidades inferiores y sólo refería dolor en sitio de herida 
quirúrgica el cual fue mitigado con analgésicos comunes. Se realiza laminectomía a nivel 
lumbar 2 y 3 para extracción del catéter. El manejo anestésico en esta ocasión se lleva a 
cabo mediante anestesia general balanceada a base de isofluorano (0.5-2.0 vol%), fentanil 
200mcg dosis total con una tasa de infusión de fentanil de 2 mcg/kg/hr y 02 al 100%. Con 
monitoreo no invasivo y con ventilación manual controlada en circuito circular semicerrado, 
se llevó a cabo la cirugía proyectada sin complicaciones. 
 
 
 
 
 12 
 
Técnica quirúrgica 
Colocando al paciente en decúbito ventral y posterior a incisión quirúrgica de 8 
centímetros a nivel lumbar 2 y 3 (Fig. 1), se diseca por planos y se identifica musculatura 
paravertebral derecha. Se incide hasta las apófisis transversas visualizando el trayecto del 
catéter y se procede a hacer foramen en ligamento amarillo resecando una porción 
pequeña de lámina extrayendo satisfactoriamente el catéter epidural (Fig.2). Cabe 
mencionar que encontramos el catéter fuertemente anudado en su extremo proximal a 3.5 
cm de la punta; se verifica la integridad del mismo y se procede a suturar por planos hasta 
piel, dando por finalizada la cirugía (Fig.3). 
El paciente egresa al día siguiente de su última operación en buenas condiciones 
generales, deambulando, sin alteraciones neurológicas ni déficit motor a nivel de 
extremidades inferiores. Seis meses después de la cirugía el paciente se encuentra 
asintomático y en buenas condiciones generales. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 16 
 
 
DISCUSIÓN 
 
La anestesia epidural es hoy en día la de mayor aplicación cuando se realiza 
cirugía de extremidades inferiores, genitales, periné y abdomen bajo. El gran éxito de esta 
técnica se debe sin duda, a la introducción de catéteres epidurales e intratecales que 
permiten administrar con seguridad anestésicos locales y opioides controlando 
adecuadamente la calidad, difusión y duración de la anestesia. No obstante y a pesar de 
que éstas técnicas son ampliamente socorridas, pocos son los reportes en la literatura 
médica que nos indiquen complicaciones relacionadas con la extracción o retención de 
fragmentos de catéteres a esos niveles (12,13). 
La problemática de cómo manejar adecuada y exitosamente la retención, rasgadura 
o ruptura de un catéter epidural o intratecal, además de ser poco común, sigue siendo en 
extremo preocupante para el anestesiólogo hoy en día. Se han descrito muchas causas 
por las cuales un catéter epidural se puede rasgar, romper o anudar en el proceso de su 
colocación o retiro, estas son: 1) el uso excesivo en la fuerza ejercida para retirar un 
catéter atrapado o hecho nudo entre las apófisis espinosas de las vértebras, 2) el corte o 
sección del mismo por la punta de la aguja al intentar retirarlo a través de la aguja de 
Tuohy, 3) desgarros del catéter por lengüetas en el bisel de la aguja, 4) corte o sección 
total del catéter al avanzar la aguja sobre éste ya colocado, 5) debilidad del catéter por 
imperfecciones en la manufactura, 6) introducción exagerada del catéter en los espacios 
epidural o espinal (> 5 o 7 cm) daño directo sobre el catéter (anudamiento o sección, al 
lesionar el catéter contra los cuerpos vertebrales) entre otros (1,10,11,12). 
 
 
 17 
Algunos autores entre ellos Gough y Jongleux han reportado anudamientos, 
dobladuras y atrapamiento de catéteres, los cuales subsecuentemente han dificultado su 
extracción (12,13). La mayoría de ellos recomiendan manejo conservador e incluso la no 
extracción del fragmento retenido en su situación epidural o intratecal, a menos que se 
presente sintomatología o signología que sugiera radiculopatía, situación manifiesta de 
dolor o molestia lumbar y riesgo potencial de infección. Otros autores recomiendan 
extracción quirúrgica del fragmento mediante incisiones pequeñas, cuando existe 
evidencia de retención del mismo muy cercano a la piel o superficialmente en tejido 
subcutáneo. Este no fue el caso en nuestro paciente, ya que si bien nunca nos refirió dolor 
importante o incluso neuropatía, la problemática permanecía debido a la existencia de 
continuidad directa hacia el exterior por el extremo proximal de dicho catéter, ya que 
aunque deformado y elongado por la presión ejercida al tratar de retirarlo, se mantenía 
fuera de la piel constituyendo sin duda, una vía de contaminación para el sistema nervioso 
central. 
Otra medida recomendada para facilitar la extracción de catéteres retenidos es la 
introducción de solución salina a través del mismo con el fin de mantener un diámetro 
interno constante, turgente y lubricado que permita deslizarse con mayor facilidad. Esta 
maniobra en nuestro caso, fue imposible de implementar, ya que el catéter sufría una 
deformidad lo suficientemente extrema para impedir inyectar solución salina en su interior. 
Si bien es cierto que se ha identificado claramente una relación estrecha de mayor 
incidencia de producir anudamientos o malrotaciones en la dirección del catéter cuando se 
introducen mayores longitudes en el espacio epidural o espinal (1), en nuestro caso, esto 
no sucedió ya que la colocación del catéter se estimó en 4 cm dentro del espacio epidural 
e incluso su adecuada permeabilidad se evidenció con la consecución de un nivel de 
difusión óptimo (T-7) del bloqueo sensitivo y una analgesia satisfactoria durante toda la 
 
 18 
cirugía. La ausencia de incidente o accidente durante la instalación del bloqueo epidural, la 
introducción del catéter con absoluta atingencia así como el desarrollo de un período 
transanestésico estable y sin eventualidades, nunca nos hizo pensar en un desenlace 
adverso como el que se presenta. 
No obstante de que son mucho más fáciles de localizar radiológicamente los 
catéteres epidurales radio-opacos, paradójicamente tienen menor fuerza tensil que los 
catéteres estándares radio-lúcidos y son más propensos a fracturarse. No tenemos 
explicación de la preferencia para utilizar catéteres radio-opacos en la práctica diaria, 
quizá la única justificaciónsea la identificación fácil segmentos del catéter después de 
haberse roto. De hecho aún los fragmentos radio-opacos pueden ser imposibles de 
localizar radiológicamente por la superposición de estructuras vecinas radio-opacas. 
La localización ultrasonográfica de un catéter rasgado es poco relevante, sin 
embargo, la xeroradiografía, la tomografìa computarizada y la resonancia magnética son 
de valor incuestionable. Pero aún y cuando estos elementos se encuentran disponibles 
únicamente en los grandes hospitales, la realidad es que en la gran mayoría de los 
hospitales de nuestro país y mucho menos en el medio rural, contamos con ellos. 
Debemos aclarar que aunque se implementaron todas las medidas sugeridas en la 
literatura para retirar éxitosamente el catéter epidural, éstas fueron infructuosas y dado 
que el caso se presentó en un hospital rural, no se contaba ni con medios de diagnóstico 
complementarios ni con personal quirúrgico entrenado para realizar una laminectomía 
liberadora del catéter. Por ello y ante la negativa de ser aceptado en un centro hospitalario 
de segundo nivel de atención médica no fue posible trasladarlo, haciéndose necesario 
esperar 72 horas más hasta que acudiera un médico especializado que resolviera 
satisfactoriamente la situación. Mientras tanto fue menester iniciar antibioticoterapia 
 
 19 
parenteral, vigilancia estrecha, reposo absoluto y cobertura estéril de la porción distal del 
catéter retenido y fuera de la piel. 
El haber decidido esperar y no intentar extraer con mayor fuerza el catéter con 
riesgo de ruptura al interior, tomó mayor crédito cuando se identificó quirúrgicamente un 
nudo verdadero, apretado y firmemente atrapado entre las láminas de los cuerpos 
vertebrales lumbares 2 y 3, a 3.5 cm de la punta del mismo que únicamente por este 
medio pudo ser liberado (Figs. 3 y 4). Las condiciones adversas en las que se suscitó el 
evento obligaron a tomar esta decisión extrema. 
Este caso sin duda refleja las condiciones de atención que prevalecen en la 
mayoría de los centros hospitalarios de salud rurales en nuestro país. Por ello 
consideramos importante su reporte, con las dificultades que se sortearon para poder 
resolverlo satisfactoriamente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20 
 
CONCLUSIONES 
 
Aún cuando se trate de extraer un catéter epidural retenido bajo los estándares 
establecidos y sin ejercer demasiada fuerza de tracción, la posibilidad de ruptura, desgarro 
o retención de un fragmento son potencialmente posibles. Únicamente en una pequeña 
incidencia de los casos y de acuerdo a los riesgos, es prudente intentar extraer la porción 
retenida por vía quirúrgica. 
 
21 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
 
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