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29 de agosto de 2005 | 9ECOLOGÍA Nivia Cervantes El árbol de hule ubicado en el cruce de Cubilete y 12 de diciembre recobra im- portancia al simbolizar el desacuerdo de la sociedad con la autoridad jalisciense por el tratamiento que reciben las áreas verdes. El jefe del Laboratorio de protección forestal, de la Universidad de Guadalajara, José María Chávez Anaya, indica que la falta de planeación urbana genera este tipo de problemas. “Los ciudadanos están tomando como símbolo de protesta ante las autoridades ese árbol. El valor que adquiere es el de todos los macizos que han sido derribados y que ya no queremos que sigan derribando”. El arquitecto Juan Ángel Demerutis, ex presidente de la academia del medio ambi- ente, del Centro Universitario de Arte, Ar- quitectura y Diseño (CUAAD), coincide en que este hule en particular encarna ahora la conciencia ambientalista de los ciudada- nos: “es símbolo de la relación que quiere establecer la sociedad con sus autoridades, de participar en la toma de decisiones que tienen que ver con la modificación de su entorno urbano”. Incluso estima que técnicamente el derribo del hule no afectaría, aun cuando sea un árbol longevo y frondoso. “Pudiera sacrificarse, porque es solo un hule”. Los árboles y otras plantas fabrican su propio alimento a partir del bióxido de carbono, que encuentran en la at- mósfera, el agua, la luz solar y en una pequeña cantidad de elementos del suelo. En ese proceso liberan el oxígeno que respiramos. Cada día, en cada acre, producen oxígeno suficiente para 18 personas. Además, remueven los contaminantes gaseosos del aire, absorbiéndolos a través de los poros en la superficie de sus hojas. Partículas como polvo, cenizas y polen, que pueden dañar los pulmones humanos, son atrapadas y filtradas por las hojas, los tallos y las ramas, y luego lavadas por la lluvia. El árbol de la discordia El árbol de hule está ubicado en el cruce de Cubilete y 12 de diciembre FOTO: ABEL HERNÁNDEZ | GACETA UNIVERSITARIA Cortarlo modificaría la temperatura de la zona hasta en 11 grados centígrados, y la humedad relativa disminuiría hasta en un cinco por ciento, señaló investigador de la UdeG. Ficus elasticus es el nombre científico del árbol del hule, según indica la enciclopedia Flora or- namental española (tomo II). Nativo de Australia, pertenece a la fa- milia de las moraceas y el género abarca alrededor de mil especies distribuidas en las regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. Su nombre proviene de ficus-i, palabra latina para designar a la higuera común. En general sus maderas son blandas y poco duraderas, por lo que su valor es escaso y siempre local. Las hojas de algunas especies sirven como forraje para el ganado y el látex de muchas posee propiedades y usos medicinales. La importancia actual de los ficus reside en su uso como plantas ornamentales, tanto de in- terior, cultivadas en maceta, como para jardín. Se recomienda sembrar estos árboles en parques y jardines donde no haya una infraes- tructura próxima, ya que su sistema radicular es bastante extenso, lo cual puede ocasionar daños como levantamiento de banquetas o deteriorar aljibes y calles. A juicio del maestro Chávez Anaya, y a reser- va de efectuar los estudios pertinentes, el ficus elasticus de avenida 12 de diciembre y Cubilete tiene no más de 55 años (el promedio de vida de estos árboles llega hasta los 80 o 90 años). Cor- tarlo modificaría la temperatura de la zona hasta en 11 grados centígrados y la humedad relativa disminuiría hasta en un cinco por ciento. Extracción de caucho para fabricación de látex El estudio “Áreas verdes de la zona metropolitana de Guadalajara”, elabora- do por el maestro Chávez Anaya, revela que la inadecuada planeación de áreas verdes, así como de la selección de espe- cies, genera daños a la infraestructura urbana: banquetas, drenaje, cableado. De hecho, la mala elección de las especies Árbol de plástico sembradas en la urbe obliga a eliminar arbolado. El arquitecto Juan Ángel Demerutis estima que por lo regular se apela a la adquisición de una conciencia social, pero cuando surgen situaciones como esta, los menos preparados para enfren- tar la conciencia ciudadana son las auto- ridades. El municipio de Guadalajara ha urbanizado casi la totalidad de su superficie, con una población de un millón 647 mil 720 habitantes al año 2000, lo que representa el 26.08 por ciento de los jaliscienses. Su crecimiento urbano ha venido de lento a rápido en las últimas décadas, lo cual ha ocasionado problemas que van desde perjuicios a la salud humana hasta pérdidas sociales y económicas, así como daños al ecosistema de la ciudad. La Organización Mundial de la Salud recomienda nueve metros cuadrados de espacio verde por habitante, y que todos los residentes vivan cerca de un espacio abierto con área verde a una distancia de no más de 15 minutos a pie. El déficit de áreas verdes en Guadala- jara asciende a ocho millones 565 mil 065 metros cuadrados, a lo que se suma una distribución deficiente en varias partes de la ciudad.■
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