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MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD L e c t u r a 1 Ballester, A., R. (1997) Introducción a la psicología de la salud. Valencia: Promolibro. Cap. 4, pp. 207-241. LA FORMACIÓN Y EL EJERCICIO PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD .........................................................2 1. LA FORMACIÓN DE LOS PSICÓLOGOS DE LA SALUD .....2 1.1 Directrices respecto a las exigencias y los itinerarios posibles de formación .............................................................2 1.2. Instituciones responsables de la formación .....................7 1.3. La formación del psicólogo de la salud en España..........8 2. EL EJERCICIO PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD........................................................................................9 2.1. Funciones y puestos de trabajo de los psicólogos de la salud........................................................................................9 2.2. Habilidades profesionales técnicas y de carácter social deseables en el psicólogo de la salud ..................................12 2.3. Aspectos éticos en la actividad profesional y en la investigación .........................................................................14 LL AA FF OO RR MM AA CC II ÓÓ NN YY EE LL EE JJ EE RR CC II CC II OO PP RR OO FF EE SS II OO NN AA LL DD EE LL PP SS II CC ÓÓ LL OO GG OO DD EE LL AA SS AA LL UU DD UU NN II DD AA DD II II II .. MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD LLAA FFOORRMMAACCIIÓÓNN YY EELL EEJJEERRCCIICCIIOO PPRROOFFEESSIIOONNAALL DDEELL PPSSIICCÓÓLLOOGGOO DDEE LLAA SSAALLUUDD En este capítulo se van a abordar dos cuestiones fundamentales para la disciplina que nos ocupa, a saber, la formación que deberían recibir los psicólogos de la salud que, a su vez, es la responsable de la calidad de los futuros psicólogos; y los aspectos relacionados con su ejercicio profesional, del que depende el prestigio de la disciplina y su implantación en nuestra sociedad, incluyendo en este apartado las funciones que deberían desempeñar, los ámbitos de actuación en los que pueden realizar su trabajo, las habilidades que deberían poseer, y finalmente, los aspectos éticos más relevantes implicados en su trabajo. 1. LA FORMACIÓN DE LOS PSICÓLOGOS DE LA SALUD Dentro de este epígrafe dedicado a la formación de los psicólogos de la salud, se abordará en primer lugar, las directrices derivadas de la Arden House Conference respecto a las exigencias y los posibles itinerarios de formación, así como las opiniones que, a este respecto, tienen los autores de mayor relevancia en este campo; en segundo lugar, se tratarán las distintas instituciones que podrían proporcionar tal formación, con las ventajas e inconvenientes asociadas a cada una de ellas; y finalmente, el estado actual de la formación en Psicología de la Salud en nuestro país. 1.1 Directrices respecto a las exigencias y los itinerarios posibles de formación El primer programa de formación en psicología de la salud fue creado en 1975 en la Universidad de California en San Francisco. La importancia de plantearse la formación adecuada que deberían recibir los psicólogos de la salud, una de las primeras cuestiones que debe plantearse cualquier disciplina en su nacimiento, ya fue expresada por Adler, Cohen y Stone (1979) en el primer manual sobre psicología de la salud, como lo reflejan sus propias palabras: “Puesto que en el pasado no han existido programas de educación formal en Psicología de la Salud todos los que actualmente funcionan en el campo provienen de alguna de las especializaciones preexistentes. Ahora, sin embargo, es importan te considerar el tipo de formación que es apropiada para los que serán la siguiente generación de psicólogos de la salud” (pág. 583). Además, estos autores ya dieron algunas ideas sobre cómo pensaban que debería ser esta formación, ideas que después aparecerían recogidas Arden House Conference: “Si cada uno de los campos de la Psicología es relevante para la Psicología de la Salud, entonces necesitamos una formación que adapte las teorías y los métodos de esos campos a los requerimientos del trabajo en el sistema de salud. La formación postdoctoral puede ser la más apropiada como un medio de preparar a los psicólogos ya formados en una especialización a utilizar sus habilidades en áreas relacionadas con la salud. Los departamentos universitarios pueden facilitar los esfuerzos de los estudiantes que deseen llevar a cabo su trabajo de investigación sobre un problema de salud, preparándose así para una carrera en el sistema de salud y pueden ofrecer cursos y seminarios centrados en aspectos relacionados con la salud.” (pág. 584). También Olbrisch y Sechrest (1979) recomendaron que las personas interesadas en seguir la carrera profesional de psicología de la salud deberían recibir cursos relacionados con los contenidos básicos de todas las áreas de la psicología, además de algunos de especialización en el campo de la salud. Olbrisch, Kurtz y Matarazzo (1981) aconsejaban la implantación de programas formales de “residencia” en centros sanitarios, programas que fueran específicos para psicólogos de la salud y no incardinados dentro de programas destinados a la formación en otras áreas como psicología clínica, que era lo más habitual. De hecho, en una revisión de Belar, Wilson y llugues (1982) se identificó en los Estados Unidos 42 programas que ofrecían formación predoctoral en psicología de la salud, de los cuales, sólo 6 eran programas específicos, y el 70% eran programas en los que la psicología de la salud se enseñaban en el marco de la formación en otras áreas, como psicología social, escolar o clínica. El primer programa especializado en psicología de la salud fue el programa aplicado en el Centro Médico de Palo Alto (Matarazzo y Carmody, 1983). En estos momentos, son 46 los programas centrados en psicología de la salud (Belar y Deardorff, 1995). Swan, Piccione y Anderson (1980) protagonizaron uno de los primeros intentos de trazar sugerencias específicas respecto a la formación de los psicólogos de la salud. Sus ideas incluían los siguientes aspectos: 1. Formación en un programa de doctorado aplicado en psicología, que incluya conocimientos de evaluación e intervención comportamental, así como principios científicos generales acerca de la conducta humana 2. Epidemiología 3. Anatomía, fisiología y Psicofisiología MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD 4. Farmacología, especialmente en las áreas del tratamiento del dolor y del estrés 5. Intervenciones médico-quirúrgicas ante distintas enfermedades 6. Instrumentación en el área de registro de datos psicofisiológicos y técnicas de evaluación 7. Tratamientos especializados como biofeedback e hipnosis, entre otros 8. Aspectos clínicos generales respecto a los pacientes médicos, y 9. Neuropsicología En mayo de 1983, un grupo formado por más de 50 líderes en Psicología de la Salud se reunieron en la Arden House en Harriman, Nueva York para discutir acerca de la formación estándar que deberían recibir en el futuro los psicólogos de la salud. Los participantes en esta reunión, conocida formal mente como la National Working Conference on Education and Training in Health Psychology trataron dos grandes cuestiones (Boll, 1987): La primera era la naturaleza del programa general en psicología que deberían recibir los psicólogos de la salud. La segunda era si éstos deberían o no formarse para poder prestar serviciossanitarios. En caso afirmativo, si deberían establecer dos itinerarios formativos, uno para los que fuesen a prestar servicios sanitarios y otro para los investigadores y docentes o profesores (Sheridan y Choca, 1991; Brannon y Feist, 1992). Con respecto a la primera cuestión, los participantes acordaron que los psicólogos de la salud deberían recibir un cuerpo sólido de formación general en áreas tales como últimos avances en la investigación y diseños experimentales; metodología y análisis estadísticos; bases biológicas, cognitivas y sociales de la conducta; y diferencias individuales. En definitiva, por lo que se refiere a la primera cuestión planteada, en la Conferencia se acordó que los programas que tomaran por nombre “Psicología de la salud” deberían incluir conocimientos estandarizados sobre psicología general (Boll, 1987). Con respecto a la segunda cuestión, los participantes mostraban mayores divergencias de opinión. Algunos consideraban que no todos los psicólogos de la salud tenían por qué ser profesionales sanitarios, por lo que todos los estudiantes no necesitaban ser formados para prestar este tipo de servicios (Elliott, 1983). Otros participantes, sin embargo, defendían la idea de que los psicólogos de la salud necesitan un fuerte bagaje clínico y se basaban en el modelo del científico/profesional surgido a partir de la Conferencia de Boulder celebrada el año 1949. Más tarde, Istvan y Hatton (1987) examinaron con detalle los programas de formación existentes hasta el momento, encontrando que cerca de la mitad consideraban que era necesaria la formación clínica para crear psicólogos que pudieran prestar servicios profesionales. Los autores del informe sugerían la idea de que los psicólogos de la salud necesitan recibir una formación que los capacite para ejercer como profesionales sanitarios, debido al fuerte incremento de empleo en los hospitales, facultades de medicina y facultades de ciencias sociales. En esta reunión, además, se trató una ligera discrepancia acerca de si los psicólogos de la salud necesitaban ser formados, al menos, hasta el grado de doctores. Esta polémica ya había sido señalada por Adler, Cohen y Stone (1979) unos años antes, junto a un posicionamiento muy claro: “Algunos psicólogos dudan de la deseabilidad de dirigir programas de doctorado de psicólogos en contextos médicos... Expresan su preocupación acerca del número escaso de facultades de Psicología... Con respecto al número de psicólogos disponibles, hay suficientes psicólogos presentes en muchas facultades de Medicina para permitir el desarrollo de programas en Psicología de la Salud.” (pág. 584-585). En la Conferencia, algunos expertos consideraban que, si los estudios de doctorado estaban pensados con el fin de preparar a los estudiantes para seguir un proceso continuado de autoformación, entonces una formación postdoctoral “formal” podía resultar innecesaria. Además, como señala Bishop (1994), algunos participantes en la conferencia temían que prolongar excesivamente la formación de los psicólogos de la salud, los colocaba en una situación de inferioridad en el mercado laboral. Sin embargo, la mayoría recomendaron formación postdoctoral, que incluyese al menos, dos años de formación especializada en psicología de la salud, después de una licenciatura o graduación en psicología general (Belar, 1987; Matarazzo, 1987a). Según los participantes en la Conferencia, esta formación debería ser necesaria para poder obtener la licencia para ejercer como profesional sanitario, idea que también es apoyada por algunos autores europeos (Jansen, Methorst y Kerkhof, 1990), pero que todavía aparece poco reflejada en la práctica en estos países, en los que la tendencia es a realizar un máster aplicado al finalizar la licenciatura, como se aprecia en la revisión realizada por Methorst, Jansen y Kerkhof (1990) sobre el panorama internacional en la formación del psicólogo de la salud. Matarazzo (1987a) y Shendan (1988) defendían el doctorado en psicología general enfocándolo hacia la psicología de la salud, que incluyese un año predoctoral de residencia. Después, esta formación pc Resaltado MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD sería seguida por una residencia postdoctoral de dos años centrada en el desarrollo profesional con una orientación más bien amplia respecto a los servicios sanitarios, justificando esta orientación por los diferentes tipos de pacientes que se puede atender en un hospital general. Además se preocuparon en matizar que estos dos años no deberían considerarse como un extra deseable, sino como un componente esencial para ejercer profesionalmente con licencia en este ámbito (Sheridan y cols., 1988). Matarazzo recomendaba que cada estudiante en formación debería trabajar profesionalmente con distintos tutores o supervisores, tanto psicólogos como médicos, con el fin de adquirir una experiencia semejante a lo que se iba a encontrar en su futuro profesional. Estos supervisores de la formación de los psicólogos deberían reunir algunas características que recientemente han sido señaladas por Belar y Deardorff (1995): 1. Competencias especiales en psicología clínica de la salud 2. Sensibilidad respecto a los aspectos éticos en la supervisión 3. Claridad y especificación del modelo de supervisión que se va a seguir con sus metas y metodología 4. Disponibilidad respecto al estudiante supervisado 5. Perspectiva y conocimiento del campo de la psicología clínica de la salud 6. Conocimiento del sistema sanitario 7. Afiliación a grupos profesionales adecuados Finalmente, a pesar de la predicción de que los puestos de trabajo para los psicólogos de la salud iban a aumentar rápidamente en los Estados Unidos, y probablemente en muchos otros países, casi todos los expertos en el campo sugerían que el tiempo de formación no debía acortarse y que el nivel debía mantenerse alto. Los psicólogos de la salud que hubieran recibido una formación doctoral en el modelo del científico/profesional y además, hubieran realizado dos años de residencia adicionales serían capaces de desempeñar trabajos muy variados relacionados con el campo de la salud (Brannon y Feist, 1992). Según Miller (1987), los dos aspectos del modelo del científico- profesional (Conferencia de Bouder, 1949) son especialmente importantes para la Psicología de la Salud, especialmente en sus primeras fases de rápido desarrollo. Como el autor ya afirmara anteriormente (Miller, 1983): “Existe una interacción recíproca y simbiótica entre el laboratorio y la clínica. La clínica sugiere y plantea nuevos y significativos problemas para su investigación en el laboratorio, y ésta produce nuevos conocimientos que proporcionan la base para aplicaciones clínicas innovadoras. Los profesionales necesitan una profunda comprensión de las técnicas y procedimientos de investigación para ser capaces de evaluar críticamente los resultados de los estudios publicados en la literatura, con el fin de aprovecharse de los buenos trabajos y no dejarse guiar por los trabajos inadecuados. Los clínicos han descubierto que la formación en investigación es muy valiosa también para conseguir introducirse en los nuevos centros médicos convirtiéndose en asesores para sus colegas médicos. Esta formación también es útil en el desarrollo y evaluación de nuevos procedimientos. La recogida sistemática de datos clínicos por parte del profesional puede ayudarle a evaluar sus propias técnicas y refinar su habilidad. En mayor escala, los estudios cooperativos de costes-eficacia pueden convencer a los administradores, que están cada vez más presionados para frenar la rápida escalada en gastos médicos, de que les interesa pagar por los servicios de un clínico con formación comportamental” (Miller, 1987, pág.5-6). Finalmente, concluyeMiller (1987): “La formación en investigación de los psicólogos ha sido, y continuará siéndolo, una de las mayores fuerzas a la hora de abrir nuevas áreas de aplicaciones. Pero, además de asegurar nuevas ideas acerca de problemas significativos que surgen del contacto con el fenómeno clínico, el psicólogo cuyo interés primario se centra en la investigación necesita a menudo algunas de las habilidades y la sensibilidad del clínico con el fin de tratar eficazmente a las personas en un centro médico” (pág.6). Además, parece interesante y pertinente la reflexión de este autor, de que con la multitud de cosas que es deseable conocer, existe un peligro considerable de diseñar un curriculum para los psicólogos de la salud que sea tan amplio como superficial. Según Miller (1987), se puede esperar que los licenciados formados en psicología de la salud tengan por delante una carrera profesional de al menos 30 o 40 años. Dado que en ese tiempo, lo más probable es que se produzcan cambios importantes y que resulta difícil anticipar qué tipo de cambios se producirán, los estudiantes de psicología de la salud tendrán que estar preparados para continuar aprendiendo de su propia disciplina y de otras MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD relacionadas en las próximas décadas. Para conseguirlo, el autor da algunos consejos muy concretos: - Transmitir a los estudiantes confianza en el aprendizaje por sí mismos sin la presencia de un profesor - Que los estudiantes dominen la lectura y escritura en lengua inglesa, así como conocimientos en matemáticas, biología, ciencias sociales y psicología a ser posibles aprendidos en relación con el ámbito de la salud - Que los estudiantes tengan una comprensión global de cómo la ciencia se desarrolla y progresa - Que aprendan a juzgar la calidad de una investigación con ejemplos de investigaciones en las que se cometieron errores - Que tengan a su disposición artículos originales de la literatura que ilustren cómo una explicación comúnmente aceptada puede ser rebatida - Que conozcan y dispongan de estudios de caso que reflejen la correcta e incorrecta aplicación del conocimiento y técnicas psicológicas a casos prácticos - Que los profesores intenten individualizar al máximo la formación teniendo en cuenta las capacidades e intereses de los distintos alumnos. En resumen, la formación ideal de los psicólogos de la salud surgida de la Arden House Conference, consiste en un primer nivel predoctoral en el que el estudiante adquiere una buena base en psicología general y metodología de investigación complementada con algunos cursos o asignaturas especializados en psicología de la salud, en los que los estudiantes tienen la oportunidad de aplicar los principios generales de la psicología a aspectos relacionados con el sistema de salud y de adquirir habilidades de evaluación e intervención en este tipo de problemas. Seguidamente, se recomiendan experiencias de “aprendizaje” o prácticas en las que los estudiantes puedan aplicar lo que han aprendido a problemas prácticos, lo cual puede llevarse a cabo a través de residencias en instituciones que presten servicios sanitarios con supervisión de otros psicólogos que trabajen en el centro. Se prevé que puedan existir dos itinerarios de formación distintos para los estudiantes interesados en ejercer su profesión como investigadores básicamente y los que están interesados en la clínica atendiendo pacientes. La experiencia de las prácticas tendría un contenido acorde con tales intereses. Para los primeros, se trataría de diseñar, dirigir, publicar investigaciones y realizar proyectos de investigación con el fin de obtener becas o financiación para sus proyectos. Para los segundos, se trataría más bien de hacer que se enfrentaran al mayor número de situaciones clínicas posible. Finalmente, y en tercer lugar, los participantes a la Conferencia en general defendieron la necesidad de profundizar todavía más en la formación, a través de dos años de estudios postdoctorales, también con la posibilidad de proseguir en los dos diferentes itinerarios de formación comenta dos anteriormente. En cuanto a los contenidos, en la Conferencia de Arden House se acordó que la formación de los psicólogos de la salud debería incluir los siguientes aspectos (Stone, 1983, pág. 15-17): 1. Ofrecer dos grandes opciones de formación: científica y profesional 2 Las instituciones responsables de la formación deberán tener los suficientes recursos para asegurarse de que los estudiantes reciben una formación global no limitada a una única metodología ni orientación teórica 3 Experiencias y contenidos que enfaticen el papel de diversas características (culturales, étnicas, de género, estilo de vida, edad, etc.) tanto en los profesionales como en los usuarios del sistema de salud 4 Combinación de teoría y práctica incluida la participación en alguna investigación bajo la dirección de un supervisor 5. Énfasis en la metodología de investigación, incluyendo métodos bioestadísticos, además de los habitualmente usados en psicología 6. Entrenamiento de habilidades para la colaboración con otros profesionales 7. Énfasis en el impacto del psicólogo de la salud en los pacientes, las familias, la institución sanitaria... 8. Instrucción en aspectos profesionales, éticos y legales. 9. Instrucción sobre la organización del sistema sanitario y la administración sanitaria 10. Entrenamiento en habilidades de evaluación e intervención 11. Para los psicólogos de la salud que se dedicarán a tareas clínicas, una residencia de al menos un año de duración en un programa interdisciplinar llevado a cabo en un centro sanitario, con énfasis tanto en aspectos psicológicos como médicos MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD 12. Los supervisores deberían ser preferentemente psicólogos de la salud con una formación adecuada que les permita la práctica profesional de la psicología de la salud y ser un modelo de profesional científico-aplicado. A pesar o además de todo ello, sería conveniente que se dotara a los alumnos a lo largo de este proceso con las habilidades necesarias para seguir autoformándose en el futuro, con el fin de, así, poder ir adaptándose a las demandas cambiantes de la sociedad respecto a nuestra disciplina. Finalmente, desde mi punto de vista, creo que una formación óptima de futuros psicólogos de la salud debe incluir e integrar tanto aspectos que pueden resultar más teóricos desde una primera aproximación como aspectos más aplicados que pueden dar sus frutos en el buen ejercicio profesional. Estos aspectos más aplicados, además de incluir los conocimientos acerca de los principales problemas de salud tratados y de las principales técnicas terapéuticas, están referidos al dominio de las habilidades necesarias para aplicar estas técnicas haciendo especial énfasis en la necesidad de adaptarlas a las características de quien o quienes las reciben. También, se trata, dentro de estos aspectos más aplicados, de que el estudiante se forme (no sólo se informe y mucho menos se deforme) en las principales actitudes que resultan aconsejables si no imprescindibles para el buen ejercicio profesional, entre las que cabe destacar las siguientes: - Afán investigador y espíritu crítico. Teniendo en cuenta que el profesional debe estar en un proceso de continuo reciclaje, tan importante como los conocimientos que el estudiante adquiera en relación con la Psicología de la Salud lo es el interés y la motivación por seguir formándose y por investigar en el campo o área en que vaya especializándose con el tiempo. Empatía. Como ya defendió Rogers, la empatía constituye una de las actitudesclínicas básicas que se traduce en el interés y la capacidad por ponerse en el lugar del paciente o cliente, intentando colocarse en su mismo campo fenomenológico. La empatía se convierte en una actitud aconsejable, necesaria y ética no sólo cuando el psicólogo se enfrenta a los distintos tipos de pacientes que pueden necesitar un apoyo psicológico (sobre todo en aquellas enfermedades, como el SIDA, que generan rechazo entre la población y suelen ir acompañadas de un fuerte sentimiento de soledad), sino también cuando el psicólogo entra en contacto con “posibles futuros pacientes” en los programas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, con el fin de entender las razones que les lleva a mantener determinadas conductas relacionadas con la salud. - Flexibilidad, para aplicar las distintas técnicas a los grupos diana en educación para la salud o a los pacientes en el tratamiento psicológico ante determinadas enfermedades teniendo siempre en cuenta las características personales o del grupo y las circunstancias que concurren. El fin último es evitar a toda costa la actuación automatizada del psicólogo como un mero aplicador rígido de “recetas”, al estilo de una máquina de coca-colas. En educación para la salud y también en la clínica, en muchas ocasiones el psicólogo debe saber reajustar su estrategia en apenas unos segundos. - Tolerancia. La tolerancia debería ser una actitud de uso obligado para todo ciudadano, ya que su contraria, la intolerancia es una de las armas más peligrosas en la convivencia. Sin embargo, en un psicólogo que va a trabajar con personas que se sienten rechazadas, cuando el estigma social es más o menos real, ya estemos hablando de un drogodependiente, de una prostituta o de una persona con SIDA, esta actitud se hace imprescindible y también la transmisión de esta tolerancia en cuantos actos educativos participe, siempre que le sea posible - Actitud de trabajo abierta y de colaboración con otros profesionales de la salud: médicos, personal de enfermería... La actitud de colaboración con otros profesionales, acorde con el modelo biopsicosocial, también implica cierta tolerancia, pero esta vez no hacia los pacientes, sino también hacia los propios colegas. Si tenemos en cuenta que el psicólogo de la salud ejerce su profesión en una institución sanitaria donde los médicos, como consecuencia de su presencia ancestral como figuras legitimadas socialmente para sanar a la población, tienen el mayor estatus, el psicólogo, que resulta una figura relativamente nueva, debe aprender a ser tolerante respecto a algunas actitudes de prepotencia médica, lo que no implica que abandone una actitud beligerante en cuanto a la inmersión progresiva del psicólogo en nuestro sistema de salud. Asimismo, la actitud de tolerancia hacia otros profesionales, debe ir acompañada del dominio progresivo de algunos conocimientos y términos de mayor relevancia para hacer posible la colaboración imprescindible en el ámbito sanitario. Obviamente, el psicólogo de la salud no tiene la obligación de ser un especialista en medicina. Tampoco el médico tiene porqué especializarse en psicología, pc Resaltado MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD pero, junto con Cott (1986) parto de la idea de que para comenzar a operacionalizar el modelo biopsicosocial es necesario que los distintos profesionales de la salud creemos un vocabulario común con el que comunicamos, y tengamos una idea general de en qué consiste el trabajo de los otros profesionales. No hace falta decir lo conveniente que sería que esta misma sensibilidad se extendiera por las Facultades de Medicina. - Reconocimiento y aceptación de los propios límites. Para finalizar esta exposición de las actitudes que considero deseables en un psicólogo de la salud, y que por lo tanto, deberían ser tenidas en cuenta a la hora de planificar la formación de los futuros profesionales, me parece que una de las más importantes es el reconocimiento y aceptación de los propios límites, dado que la psicología de la salud, por su objeto de trabajo puede enfrentar fácilmente a los profesionales a situaciones, como el tratamiento de personas con enfermedades infecciosas, de personas que se mueven dentro de un ambiente absolutamente marginal, que han cometido algún tipo de delito como es el caso de las agresiones sexuales, o simplemente el caso de los enfermos termina les, a las que, por una diversidad de motivos, el profesional puede no sentirse capaz de ayudar con la mayor eficacia. Ante estas situaciones, al psicólogo de la salud y en general, al psicólogo, le honra el reconocer sus limitaciones y saber derivar un determinado caso a otro colega. 1.2. Instituciones responsables de la formación Otra cuestión relevante es cuáles serían los lugares o instituciones ideales para la formación de los psicólogos de la salud. El autor de este libro con cuerda con Singer (1987) en que, dado que no existe un único modelo de formación que incluya completamente todo lo que cualquier psicólogo de la salud debería conocer, debido a la amplia gama de actividades que éstos pueden desempeñar, tampoco necesariamente existe una única institución que sea mejor que las demás para formar a todos los psicólogos de la salud que la sociedad precisa. Sin duda, existe una gran diversidad de instituciones que pueden hacerse responsables de esta formación, cada una de las cuales cuenta con sus ventajas y desventajas. Kaplan, Sallis y Patterson (1993) señalan como las principales instituciones en que un psicólogo de la salud puede recibir su formación, los departamentos universitarios, las facultades de Medicina y las facultades de Salud Pública. Así, la formación en los departamentos universitarios (Rodin y Freedman, 1987), la más habitual por el momento, tiene las ventajas de: - Reforzar la identificación y la participación de la psicología de la salud en la psicología como disciplina, haciendo comprender su naturaleza intradisciplinar - Facilitar el contacto con otros departamentos de interés como los de sociología, etc. - Enfatizar, quizás mejor que en ninguna otra institución, la investigación básica y la actividad académica, que son puntales muy importantes para una futura psicología de la salud - La existencia de una financiación estable para los programas, y - La movilidad que permite entre los distintos departamentos. A cambio, también existen desventajas como: - La “compartimentalización” o “departamentalización” de los conocimientos - La tendencia a seguir pedagogías conservadoras - Su ubicación en ocasiones lejos de instituciones sanitarias, y - La dependencia o falta de autonomía que provoca no poder autofinanciarse y tenerlo que hacer a través de órganos de gobierno o entidades privadas. La formación en centros académicos médicos (Levin y Swencionis, 1987) compuestos por una facultad de medicina, su hospital u hospitales universitarios y en ocasiones, otros hospitales afiliados, tiene grandes ventajas relacionadas sobre todo con: - La posibilidad que brinda al estudiante de aprender el vocabulario médico - Asimilar los elementos de su cultura en la propia identidad profesional al compartir las clases con estudiantes de medicina - Permitir el aprendizaje del mundo sanitario a través de una residencia - Ofrecer una amplia variedad de oportunidades para investigar y para colaborar con otros profesionales, y - La facilidad para conseguir ayudas económicas, por ejemplo, de labora torios que financien trabajos de investigación. MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD Sin embargo, el ritmo de trabajo en un centro sanitario y la presión asistencial lleva en ocasiones a algunos aspectosnegativos para la formación del psicólogo de la salud, como por ejemplo: - La rapidez y urgencia del trabajo - El recibir presiones para atender pacientes y casos para los que todavía no se está suficientemente formado, y - La falta de atención a la investigación básica por las intensas demandas en la aplicación de los conocimientos, que puede convertir al estudiante en un técnico más que en un psicólogo de la salud, por lo cual, sería conveniente que el estudiante mantuviera algún contacto formativo con un centro académico. Finalmente, la formación del psicólogo de la salud puede ser llevada a cabo en Escuelas de Salud Pública (Matthews y Siegel, 1987) donde los estudiantes pueden beneficiarse especialmente de: - La comprensión de la historia de la investigación e intervención en gran des problemas de salud que han azotado a la humanidad - Su acercamiento orientado al problema - El énfasis en la prevención - Un modelo de intervención centrado en el cambio ambiental - La consideración como unidad de análisis del grupo, la comunidad o la población - Su acercamiento interdisciplinar, y - Las excelentes oportunidades para investigar. Todo ello, a través de una formación que incluye aspectos de epidemiología, bioestadística, ciencias de la salud ambiental y ocupacional, nutrición, servicios de salud, ciencias comportamentales y educación para la salud, y salud familiar y de la población. 1.3. La formación del psicólogo de la salud en España En nuestro país y a nivel de estado todavía no disponemos de un programa oficial de la especialidad de psicología de la salud. Otros profesionales de la salud, como los médicos o los farmacéuticos vienen formándose en España como especialistas desde comienzos de 1970 mediante un sistema estatal homologado, el sistema de Internos Residentes (Reig, 1989). Durante el gobierno de la UCD se planteó y se aceptó un programa a nivel estatal para psicólogos internos residentes (PIR) realizándose esta primera y única convocatoria en 1977. Más tarde, en noviembre de 1981 se presentó un proyecto de ley de regulación de la formación de los psicólogos por parte del grupo socialista que se encontraba en la oposición, pero no llegó a concretarse en ley. Mientras tanto, las comunidades autónomas han intentado suplir esta ausencia de programas de especialización, como es el caso de Asturias donde la Consejería de Sanidad ha realizado varias convocatorias para cubrir el Programa de Formación en Salud Mental para postgraduados en psicología; o el caso de Andalucía, Comunidad en la que se aprobó en 1986 la creación del programa de Formación Postgraduada para psicólogos para la salud mental. Más tarde se han llevado a cabo programas en casi todas las comunidades autónomas, como el País Vasco, Cantabria, Castilla-León, Cataluña... La duración de estos programas suele ser de dos años, tras los cuales se obtiene un diploma de capacitación, que no obstante no es reconocido por el Ministerio de Educación y Ciencia como titulación de especialista. Sus contenidos suelen tener un objetivo prioritario, el de la formación de psicólogos clínicos en la red de salud mental pública. Desde hace muy pocos años, se dispone de un programa de formación postgraduada de especialistas en psicología clínica y un sistema PIR (Psicólogos Internos Residentes) que diseña las bases de la formación de estos profesionales. Por tanto, la vía de especialización que se apoya en la actualidad para el ejercicio profesional de la psicología de la salud es a través de la especialidad en psicología clínica y no de la psicología de la salud por sí misma, si bien en la definición que se hace de la primera se incluyen gran parte de los aspectos que hoy consideramos propios de la psicología de la salud (Reig, 1989). El programa PIR cuenta con un temario general común para todo el Estado Español. Los contenidos teóricos generales se engloban en los siguientes temas: 1) Psicología clínica: conceptos generales, concepciones teóricas y modelos de atención en salud mental; 2) Psicodiagnóstico y Evaluación psicológica en salud mental; 3) Psicoterapias y técnicas de intervención psicológica (individual, grupal, pareja y familia); 4) Técnicas de intervención psicosocial, institucional y comunitaria; 5) Psicopatología infanto-juvenil, de adultos y tercera edad; 6) Evaluación de programas y servicios de salud mental, y; 7) Psicología clínica legal y aspectos jurídico-normativos en salud mental. El programa práctico se apoya en rotaciones por distintos dispositivos asistenciales de la red pública, entre los cuales se encuentran unidades de salud mental, hospital de día, centros de planificación familiar,... pc Resaltado MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD Paralelamente, se está intentando reformar el Estatuto del Personal Sanitario del Instituto Nacional de la Salud. En esta reforma se prevé que el psicólogo sea considerado, junto con otros profesionales, personal facultativo y sanitario. No obstante, parece que existen una serie de inconvenientes por parte del Colegio Oficial de Médicos para que este proyecto se apruebe en estos momentos (Reig, 1989). A nivel universitario, hay que decir que pocos departamentos universitaríos españoles han establecido programas para formar a estudiantes en Psicología de la Salud (Rodríguez-Marín, 1991). Aunque es probable que la situación cambie en el futuro con la plena implantación de los nuevos planes de estudio de las diferentes universidades, hasta hace poco no había ninguna enseñanza de psicología de la salud a nivel pregraduado. Sin embargo, a nivel de postgrado han proliferado los cursos de Psicología de la Salud. Por un lado los denominados cursos máster y, por otro lado, cursos de postgrado sin esta denominación en muchas universidades como las de Granada, Madrid, Santiago de Compostela y UNED. También en algunas universidades existen programas de doctorado en Psicología de la Salud como la de Alicante, Granada, La Laguna y la Universidad Autónoma de Madrid. En otras universidades como la de Valencia también ha existido un curso de estas características en períodos anteriores. Aunque el objetivo de los cursos de doctorado es básicamente la dotación de las habilidades básicas para investigar en lo que se denomina la “suficiencia investigadora”, cada vez se pone mayor énfasis en su relevancia para una posible práctica profesional (Rodríguez-Marín, 1991). Su estructura es común: dos años para cursar un total de 320 horas tras las cuales hay que realizar una tesis doctoral. Los contenidos suelen coincidir en una primera parte que contiene aspectos metodológicos, experimentales y bases biológicas, cognitivas, afectivas y sociales de las conductas de salud... y una segunda parte con asignaturas acerca de temas más específicos relacionados con la Psicología de la Salud. Además, como es lógico, cada programa enfatiza unos temas y no otros relacionados con los intereses del departamento que los lleva a cabo. Para finalizar hay que recordar que la formación en Psicología de la Salud no sólo se debería dirigir a profesionales de la Psicología, sino también a otros profesionales de la Salud como médicos, enfermeros y trabajadores sociales. 2. EL EJERCICIO PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD Si la Psicología de la Salud es una disciplina científica, también es una profesión, y parece importante resaltar ambos hechos, así como los aspectos relacionados con el estado actual de la psicología de la salud en tanto que ciencia y en tanto que práctica aplicada. Precisamente una de las características que definen la psicología de la salud es el gran crecimiento que ha experimentado desde su constitución, evidenciado no sólo por el número de investigaciones que los psicólogos han llevado a cabo en torno a los temas relacionados conla salud, sino también, por el aumento en el número de psicólogos que trabajan en los centros sanitarios. Concretamente, respecto a este segundo aspecto, hay que decir que en el monográfico de Octubre de 1990 del APA Monitor, más de 70 anuncios buscaban psicólogos para trabajar en centros de salud, frente a los 27 que Altman y Cahn (1987) encontraron como media mensual en 1982-1983 (Brannon y Feist, 1992). De los 70, quince incluían en la descripción de la persona necesitada el término “psicólogo de la salud” y los otros describían un centro o un trabajo que sugería un puesto relacionado con la salud, incluyendo facultades de medicina y universidades, investigación postdoctoral, residencias predoctorales y empleo en hospitales, clínicas, práctica privada, organizaciones de promoción de la salud y clínicas del dolor. En el presente epígrafe se abordan las cuestiones más importantes relacionadas con la profesión de la psicología de la salud: en primer lugar, las funciones y puestos de trabajo de los psicólogos de la salud; en segundo lugar, las habilidades y el estilo profesional deseables en el psicólogo de la salud; y finalmente, los aspectos éticos más relevantes que deben impregnar su quehacer profesional. 2.1. Funciones y puestos de trabajo de los psicólogos de la salud El objetivo de que los participantes a la Conferencia de Arden House propusieran una formación que combinara la formación científica y las habilidades clínicas en la evaluación y la terapia, era que los psicólogos de la salud pudieran ocuparse de trabajos necesarios y existentes en las distintas instituciones sanitarias: hospitales, clínicas, organizaciones para la promoción de la salud y clínicas privadas (Tulkin, 1987). Ya desde hace bastante tiempo los psicólogos clínicos han aportado sus conocimientos y sus habilidades prácticas al tratamiento y evaluación de pacientes en consultas privadas, clínicas y hospitales especializándose en los trastornos mentales. Sin embargo, su trabajo en hospitales con pc Resaltado MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD pacientes aquejados de enfermedades orgánicas es relativamente reciente. Y también lo es el tener que introducirse en la dinámica de colaboración de los equipos multidisciplinares que son la base de la asistencia sanitaria moderna (Tulkin, 1987). Una de las primeras declaraciones sobre las actividades propias de los psicólogos de la salud se puede encontrar en el capítulo de Adier, Cohen y Stone (1979) en el que al hablar de la formación de los psicólogos de la salud se afirma: “Tales programas en Psicología de la Salud formarían a los estudiantes para llevar a cabo todas las principales actividades en las que los psicólogos se compro meten: investigación básica y desarrollo de la teoría; enseñanza de conocimientos y teoría en cursos introductorios y prácticos en Psicología; asesoramiento e investigación aplicada con gente y organizaciones... y la aplicación directa de habilidades psicológicas a los problemas individuales de los pacientes.” (pp 584). Para estos autores, las cuatro grandes actividades en las que se espera que los psicólogos de la salud se impliquen son: la investigación, la enseñanza, el asesoramiento a otros profesionales y la provisión de servicios directos a los pacientes. Los lugares donde probablemente encontrarán empleo son: las facultades de Medicina, de Psicología, hospitales y clínicas, organizaciones de mantenimiento de la salud, centros asesores y práctica privada (Adler, Cohen y Stone, 1979). A nivel general y de modo introductorio, hay que decir que las funciones de los psicólogos de la salud vienen ya dadas en la propia definición de la disciplina, según la cual, éstos se ocuparían de: - La investigación acerca de los correlatos etiológicos de la salud y la enfermedad - La promoción de la salud y la prevención de la enfermedad - La formación y el ejercicio profesional - La intervención psicológica en la enfermedad, y - La mejora de las políticas de salud Kaplan, Sallis y Patterson (1993) en su manual clasifican las funciones de los psicólogos de la salud en: la asistencia a los pacientes, el trabajo comunitario y la enseñanza. Por lo que respecta a la actuación de los psicólogos de la salud en los centros sanitarios, según Tulkin (1987), por el momento, el modo de acceder como tales a la mayoría de estos centros es a través de los servicios que podemos ofrecer como psicólogos clínicos. En la medida en que las contribuciones de la psicología de la salud se perfilen más claramente, los psicólogos de la salud obtendrán un mayor reconocimiento y credibilidad y se establecerán descripciones específicas para el trabajo de estos profesionales así como procedimientos para obtener sus credenciales. Mientras tanto, Tulkin (1987) clasifica los servicios prestados por los psicólogos de la salud que trabajaban en clínicas y hospitales en varias categorías: 1) Proporcionar alternativas al tratamiento farmacológico, como por ejemplo, el biofeedback como alternativa a los analgésicos para los pacientes con cefaleas 2) Asistencia primaria a los pacientes con enfermedades físicas que responden favorablemente a los tratamientos psicológicos, como por ejemplo, el dolor crónico y algunos problemas gastrointestinales 3) Servicios relacionados con la psicología clínica tradicional, incluyen do el tratamiento psicológico auxiliar de pacientes hospitalizados 4) Ayudar a los enfermos hospitalizados a afrontar problemas y procedimientos médicos o a pacientes crónicos a adaptarse a su enfermedad 5) Ayudar a incrementar la adherencia de los pacientes a sus tratamientos médicos. Belar y Deardorff (1995) enumeran algunas de las actividades propias del psicólogo clínico de la salud: 1. Evaluación de candidatos para la implantación de prótesis de pene, fecundación in vitro, transplantes de órganos. 2. Desensibilización de los miedos producidos por tratamientos médicos y dentales, incluido la anestesia, el parto o procedimientos de resonancia magnética. 3. Tratamiento para incrementar el afrontamiento del dolor. 4. Intervenciones para controlar los síntomas tales como el vómito en la quimioterapia, el rascado en la neurodermatitis o la diarrea en el síndrome del colon irritable. 5. Grupos de apoyo para las enfermedades crónicas, rehabilitación cardiaca, pacientes seropositivos o familias de enfermos terminales. pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD 6. Entrenamiento para superar handicaps físicos después de un trauma, reentrenamiento cognitivo después de un infarto... 7. Programas de cambio conductual para los factores de riesgo tales como fumar, peso excesivo y estrés. 8. Tratamiento de problemas de los equipos médicos tales como el burnout, problemas de comunicación y conflictos de role. 9. Programas de desarrollo de la adherencia de los pacientes. 10. Consultas para desarrollar programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo y tratamiento del estrés ocupacional. 11. Desarrollo de servicios psicosociales para pacientes oncológicos 12. Evaluaciones neuropsicológicas para el establecimiento de línea base, diagnóstico y planificación del tratamiento. Además, Tulkin (1987) denuncia y alerta de la existencia de una serie de barreras institucionales para la práctica de la psicología de la salud en los centros sanitario, que resume en los siguientes puntos: 1) El psicólogo de la salud pretende ocupar un campo y atender unos problemas, que aunque son reconocidos en su existencia por parte de los administradores sanitarios, dejan entrever las deficiencias del trabajo del personal médico, que al ocuparpuestos de poder en un sistema basado en el modelo de enfermedad, tenderá a resistirse a nuestra entrada en el campo de la salud 2) La derivación de casos a los psicólogos de la salud puede cambiar dramáticamente el papel de los médicos como “dispensadores de curación”, lo que puede afectar seriamente el autoconcepto de la profesión médica 3) Para poder ser eficaces, los psicólogos de la salud deberían formar parte de la estructura del sistema sanitario, no sólo físicamente trabajando en los centros médicos, sino colaborando con idéntico estatus al de los médicos en equipos multidisciplinares 4) Los psicólogos de la salud precisan conocer los valores que se mantienen en el ámbito sanitario, y ser muy cautos ya que, por ahora, somos huéspedes en un sistema sanitario dirigido por otros profesionales 5) Con la entrada en el sistema sanitario, nos introducimos en un ambiente laboral del que forman parte distintas profesiones: médicos, enfermeros, asistentes sociales..., la única concesión que no es posible hacer es que la psicología de la salud pierda su estatus como profesión autónoma. Tulkin (1987) también habla en su trabajo de los servicios de los psicólogos de la salud relacionados con la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad y afirma en relación con estos psicólogos, que pueden ser fácilmente contratados por organizaciones que tengan por meta la promoción de la salud, programas de prevención en la escuela o programas de bienestar en el lugar de trabajo. Finalmente, este autor se refiere a la investigación defendiendo la idea de que los psicólogos de la salud deben tener algún conocimiento en bioquímica y fisiología con el fin de poder contribuir en la investigación biomédica básica, como integrantes de equipos de investigación. Las aportaciones de la psicología de la salud al conocimiento de la influencia entre las variables médicas y psicológicas deben provenir de la: Investigación básica de laboratorio (Schneiderman, 1987), para la que resulta necesario el bagaje obtenido en la formación como psicólogo en general, pero además es necesario complementar esa formación con información acerca de las ciencias biomédicas, epidemiología, medicina comportamental y bases fisiológicas de la salud y la enfermedad. Investigación básica de campo (Adier, Taylor y Wortman, 1987), lo que capacita al investigador a aportar un apoyo teórico a algunos de los problemas más frecuentes de investigación con los que se encuentra un psicólogo de la salud y a refinar las bases teóricas a la luz del feedback proporcionado por el ambiente natural en el que se desarrollan las conductas, e Investigación aplicada para la que Singer (1987) recomienda una formación compuesta por: 1) metodología general; 2) contenidos centrales para la psicología de la salud; 3) información acerca de las instituciones y organizaciones sanitarias; y 4) habilidades para la prestación de servicios psicológicas. Además de estas actividades y ámbitos de trabajo, el psicólogo de la salud también tiene otros campos de actuación potencial en: - El lugar de trabajo (Follick, Abrams, Pinto y Fowler, 1987), considerado un lugar en el que los programas de promoción de salud pueden ser aplicados idóneamente por su accesibilidad a un amplio segmento de la población - Su actuación a nivel comunitario, desde una perspectiva ecológica (Trickett, 1987) MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD - En el ámbito de la salud pública (Faden, 1987) por lo que respecta a la evaluación e intervención en los estilos de vida, los riesgos para la salud y la distribución de recursos, y La política sanitaria (DeLeon y VandenBos, 1987), que incluye las leyes, normativas, directrices, estrategias, prioridades y metas relacionadas con la provisión de servicios sanitarios, la dirección de la investigación relacionada con la salud, y la formación de profesionales para los organismos locales, autonómicos, nacionales e internacionales, cuerpos legislativos, fundaciones, asociaciones y otros grupos privados y públicos. Finalmente, como un dato importante relacionado con las actividades que los psicólogos de la salud ya han estado llevando a cabo en los Estados Unidos en la década de los 80, la División 38 de la APA, cuenta con dos informes básicamente. Un estudio, realizado en 1983 por Altman y Cahn (1987) encontró que el 28% de la División estaba empleado en las Universidades, el 25% en centros médicos y el 20% en la práctica privada. El segundo, llevado a cabo por Houston (1988), mostraba que el 55% de los que respondieron a las encuestas, trabajaban en centros educativos. Los sujetos que contestaron en el estudio de Altman y Cahn (1987) afirmaron dedicar el 25% de su tiempo de trabajo a hacer terapia, el 15% en la investigación, el 10% en cuestiones administrativas, el 9% en la docencia y el 9% en labores diagnósticas. Los resultados del estudio de Houston (1988) enfatizaban más su trabajo clínico, con aproximadamente el 50% de los que trabajaban en centros educativos y el 95% de los que desempeñaban su actividad laboral en centros sanitarios. Resumiendo, se puede decir que los psicólogos de la salud que trabajan en centros educativos suelen combinar la enseñanza y la investigación. Los que lo hacen en centros médicos pueden enseñar a estudiantes de medicina, dirigir investigaciones, llevar a cabo actividades clínicas o alguna combinación de estas actividades. Y finalmente, los que ejercen en centros sanitarios suelen dedicar prácticamente la mayor parte de su tiempo en labores diagnósticas y de terapia, y más bien poco en enseñanza e investigación (Brannon y Feist, 1992). 2.2. Habilidades profesionales técnicas y de carácter social deseables en el psicólogo de la salud Dentro de las habilidades profesionales aconsejables para el psicólogo de la salud, habría que distinguir entre las habilidades de tipo técnico necesarias para llevar a cabo algunas de las actividades asignadas a estos profesionales, y habilidades de tipo social, aconsejables teniendo en cuenta el contexto en que se desarrolla su trabajo. Por lo que respecta a las habilidades técnicas, según Tulkin (1987), en general, el psicólogo de la salud debería recibir formación en: - Conocimientos médicos acerca de trastornos específicos y del sistema sanitario - Conocimiento de psicología básica y de cuestiones relevantes de personalidad y psicopatología relacionadas con la salud - Conocimiento de acercamientos biopsicosociales a la evaluación y la intervención - Experiencia real en la prestación de servicios sanitarios como parte de un equipo interdisciplinar, y - Comprensión de los métodos de investigación para una evaluación continua de la eficacia de los servicios prestados. Respecto a las habilidades que serían más útiles para el psicólogo de la salud en el ejercicio de su profesión, Tulkin (1987) enfatiza las: - Técnicas de tratamiento breve - Intervenciones cognitivo-comportamentales - Terapia de grupo - Habilidades para hacer intervención en crisis y, - Conocimientos y habilidades para realizar evaluaciones comportamentales y neuropsicológicas. Además, tanto Tulkin (1987) como Weiss (1987) proponen que es necesario que los psicólogos de la salud que trabajen en centros sanitarios aprendan a formar parte de los equipos médicos, ya que el asesoramiento a médicos y personal de enfermería constituye una parte importante de su trabajo. En general, casi todos los participantes de la División 38 de la APA consideran que los psicólogos de la salud deben conocer al menos la terminología médica para poderse introducir eficazmente en unos centros que hasta ahora han sido dominio de los médicos, para poder comunicarse con ellos, y de este modo ser cada vez más aceptados en hospitales y clínicas. También, como se ha indicado anteriormente,Tulkin (1987) enfatiza la necesidad de que los psicólogos de la salud tengan conocimientos sobre bioquímica, fisiología y metodología de investigación con el fin de poder contribuir en la investigación biomédica básica, como integrantes de equipos de investigación. pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD Más recientemente Belar y Deardorff (1995) han destacado la enorme heterogeneidad de las actividades en evaluación, intervención y asesoramiento. Tanto es así que ningún psicólogo clínico de la salud es un experto en todas las áreas posibles de su profesión, debido a la diversidad y al volumen de información que engloba esta disciplina. Para estos autores, los psicólogos clínicos de la salud utilizan todo el rango de técnicas diagnósticas y terapéuticas de que se dispone en Psicología Profesional. Sus orientaciones teóricas incluyen pero no se limitan a la psicodinámica, comportamental, sistémica, existencial y acercamientos derivados del aprendizaje social. Y sus áreas de competencia deberían ser, al menos, seis de las siguientes: 1. Terapias de relajación 2. Psicoterapia individual breve 3. Terapia de grupo 4. Terapia familiar 5. Habilidades de asesoramiento 6. Habilidades de coordinación 7. Evaluación de poblaciones específicas de pacientes 8. Evaluación neuropsicológica 9. Técnicas de modificación de conducta 10 Biofeedback 11. Hipnosis 12. Habilidades para la promoción de la salud 13. Habilidades para el desarrollo de grandes programas de tratamiento 14. Habilidades para incrementar la motivación y adherencia Sin embargo, además del dominio de una serie de técnicas necesarias para llevar a cabo la actividad encomendada a los psicólogos de la salud, también habría que destacar la necesidad de que los psicólogos de la salud que va a trabajar en el contexto médico cuenten con una serie de habilidades profesionales de carácter social que facilitarán su integración en un contexto dominado por los profesionales médicos desde hace muchos siglos. Pérez (1993), basándose en los consejos de Belar, Deardorff y Kelly (1987) y Belar y Deardorff (1995) divide estas habilidades en, por un lado, las características personales del psicólogo y, por otro lado, su estilo profesional. Por lo que respecta a las características personales que podrían hacerse cómplices del éxito profesional cabría destacar las de: 1. Tolerancia a la frustración. En general la práctica de la Psicología de la Salud es poco reforzante para el entusiasmo que se invierte en ella si se tiene en cuenta que el psicólogo debe introducirse en un ambiente en el que la figura del médico es dominante. 2. Aceptación de la dependencia. Sobre todo en los primeros tiempos de interacción con el sistema sanitario el psicólogo de la salud tendrá que asumir ciertas dependencias de otras profesiones que llevan tiempo trabajando en el contexto sanitario: médicos, personal de enfermería,... 3. Funcionamiento flexible. El psicólogo de la salud tiene que integrar diversos tipos de datos (biológicos, psicológicos y sociales) sin contar con una teoría unificada de la conducta que permita englobar todos esos datos. En este sentido tendrá que ser flexible en la medida en que tenga que operar con modelos locales, dependiendo de cada caso. Además, el psicólogo de la salud tiene que convivir con modelos médicos que a veces pueden parecer intimidantes por ser presentados de forma más precisa de lo que realmente son, a pesar de que los médicos no se priven de criticar la inexactitud de los modelos psicológicos. 4. Acostumbrarse a la enfermedad. Debido al entorno en que se lleva a cabo su trabajo, el psicólogo de la salud debe acostumbrarse a convivir con pacientes de todo tipo, desde condiciones poco graves hasta situaciones terminales, procedimientos médicos aversivos, etc. 5. Simpatía. Es muy importante tanto por lo que respecta al rapport con los pacientes, como por la relación con otros profesionales que suelen ver a los psicólogos y psiquiatras como personas raras y excéntricas, que el psicólogo de la salud sea activo, asertivo, abierto, agradable, práctico, con sentido común, cooperativo, sensible, comunicativo y reforzante. En lo que respecta al estilo profesional cabría hacer dos categorías: el estilo aconsejable en relación a los profesionales, y el estilo aconsejable en relación a los pacientes. Respecto a la relación con los profesionales, los autores aconsejan: 1. Ser concreto, práctico y breve en la información, especialmente dada la fama que tienen los psiquiatras de ser personas poco prácticas y pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado pc Resaltado MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD dadas a informaciones demasiado generales acerca de los motivos de la gente basa das en teorías de dudosa validez. 2. Aceptar los límites del propio conocimiento. El psicólogo debe evitar la imagen de un experto general en la conducta humana para lo que puede contribuir el pedir ayuda e información cuando sea apropiado, por ejemplo, al médico que remite el paciente. 3. Evitar el fanatismo profesional. A pesar de que resulta positivo el entusiasmo en la propia profesión, hay que evitar mostrar a los médicos que nuestras técnicas constituyen una panacea. 4. Cuidar el ego de los médicos. 5. Estar dispuesto a defender al paciente. No obstante lo dicho anterior mente y dada la posición intermedia del psicólogo, a veces éste tendrá que tomar parte activa en la defensa del paciente ante el sistema sanitario y ante clínicos en particular. En la relación con los pacientes sería aconsejable: 1. Evitar la mimetización con el médico. 2. Tratar de establecer una relación amigable, basada en el contacto personal, la comunicación abierta y la comprensión de los modelos explicativos del paciente. 3. Intentar no psicologizar los síntomas, ya que para muchos pacientes que se encuentran en una institución sanitaria resulta muy amenazante simplemente la sospecha de que se padece un trastorno mental. Más bien habría que enfocar el tema al paciente desde el punto de vista de la posibilidad de que exista algún factor psicológico que esté interfiriendo en su tratamiento o curación. 4. Ser razonablemente optimista, esto es, es importante alentar la esperanza en los pacientes sometidos a condiciones críticas, aunque también lo es ofrecerles una visión realista de su situación y de la mejoría que pueden alcanzar a través de la intervención psicológica. En definitiva, se trataría de que el psicólogo de la salud, en su ejercicio profesional fuese capaz de aplicar una serie de habilidades técnicas que son indispensables para llevar a cabo las funciones que le son propias, pero además, que su estilo profesional o sus habilidades profesionales de tipo social, le ayuden a incardinarse, adaptarse y ser aceptado en un contexto tradicional mente dominado por los médicos, que pueden ver en la incorporación de los psicólogos al sistema sanitario, una amenaza para su prestigio y su poder. 2.3. Aspectos éticos en la actividad profesional y en la investigación En ausencia de una ética natural, de unas normas que guíen nuestro comportamiento que nos vengan dadas innatamente desde instancias superiores, el ser humano no tiene más remedio que plantearse y decidir cuáles son los límites que él mismo se impone a su comportamiento. A pesar de que, desde siempre, las distintas sociedades y culturas han creado sistemas de normas acordadas o aceptadas por el grupo para hacer posible la convivencia, creo que podemos decir que uno de los mayores logros de la humanidad ha sido el progreso en la creación de códigoscada vez más respetuosos con la libertad y la integridad de los seres humanos. Un ejemplo de estos códigos, a un nivel universal, es la Declaración de los Derechos Humanos. Otro ejemplo de código, que se refiere a un ámbito mucho más restringido, son los códigos deontológicos profesionales. Concretando en lo que se refiere a nuestra disciplina, creo que el comportamiento ético constituye una parte consustancial de la propia práctica del psicólogo de la salud, y en general, de cualquier psicólogo y profesional sanitario. Con esto se quiere decir que la ética no constituye un adorno deseable a la actividad profesional e investigadora, sino que, ninguna actividad profesional, es realmente “profesional” si de forma intrínseca, no lleva incorpora da la dimensión ética. Y esto todavía es más cierto, si cabe, cuando estamos hablando de disciplinas y actividades “clínicas”, es decir, basadas en la idea de ayudar a otras personas con el fin de aliviar su sufrimiento. Lo cierto es que cada vez son más frecuentes las denuncias de pacientes a sus psicólogos, como resultado de la interacción del propio comportamiento de los últimos y de una mayor conciencia en la población sobre los derechos de los usuarios del sistema sanitario. Los principales motivos de estas denuncias en los Estados Unidos durante el año 1991 fueron las siguientes (Belar y Deardorff, 1995): conducta sexual inadecuada del terapeuta (19% de las quejas, 50% del dinero gastado en indemnizaciones); tratamiento incorrecto (15% de las quejas, 13% del dinero en indemnizaciones; evaluación (11% de las quejas, 5% de las indemnizaciones; quebranto de la confidencialidad (7% de las quejas, 3% de los gastos en indemnizaciones); diagnóstico incorrecto (6% de quejas, 6% de gasto); y consecuencias relacionadas con el suicidio (6% de quejas, 11% de gastos en indemnizaciones). MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD Tanto en la investigación como en la práctica de la profesión, los psicólogos americanos han estado interesados desde hace tiempo por el tema de la ética profesional. Concretamente, a principios de los años 50 se llevó a cabo un estudio empírico con el fin de desarrollar el primer código deontológico formal. El trabajo dio como resultado la redacción de un conjunto de normas que adoptó oficialmente la APA y se publicó por vez primera en 1953. En España, en el 1 Congreso del Colegio Oficial de Psicólogos celebrado en Madrid en 1984, la Junta de Gobierno se comprometió a elaborar un código deontológico para los profesionales de la psicología. Tras varios años de trabajo, se aprobó el actual Código en marzo de 1993 (Moro, 1996). Por lo que respecta concretamente a los psicólogos de la salud, el hecho de que éstos se ocupen de personas enfermas que se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad, entre otros factores, respecto a los errores o comportamiento médico, significa que deben ser especialmente sensibles respecto a un nuevo abanico de problemas éticos y legales. En el conocidísimo libro de Stone y cols. (1987), Swencionis y Hall (1987) comentan los problemas o cuestiones éticas más relevantes para el psicólogo de la salud en torno a los diez principios fundamentales que conformaban anteriormente el Código Deontológico de la APA: responsabilidad, competencia, estándares morales y legales, declaraciones públicas, confidencialidad, bienestar del consumidor, relaciones profesionales, técnicas de evaluación, investigación con seres humanos y cuidado y uso de los animales. Este Código fue revisado en un proceso que duró desde 1986 hasta 1992, año en que se publicaron los “Principios Éticos de los Psicólogos y Código de Conducta” por parte de la APA. De los seis principios éticos incluidos en esta revisión, Belar y Deardorff (1995) comentan en su libro las cuestiones a destacar en torno a cinco de ellos, que recogerían los problemas más frecuentes para los psicólogos de la salud, así como la guía ante esas situaciones conflictivas. Según Belar y Deardorff (1995), la práctica de la Psicología Clínica de la Salud, debido al tipo de pacientes y a las instituciones en que se lleva a cabo comporta aspectos éticos únicos. Eso no significa que no sean aplicables los principios éticos y el código de conducta aprobado por los colegios profesionales de psicólogos. Estos principios deben ser conocidos y aplicados, pero además el psicólogo de la salud debe ser especialmente sensible a los problemas más frecuentes con que se puede encontrar en su trabajo. El estudio más reciente acerca del tipo y la frecuencia de los problemas éticos que se suelen dar en la práctica de la Psicología de la Salud es el realizado por Pope y Vetter (1992) con los psicólogos pertenecientes a la APA. A partir de este estudio se comprobó que los tipos más frecuentes de incidentes éticos en los Estados Unidos giraban en torno a los siguientes aspectos: Confidencialidad (18% de los incidentes), relaciones ambiguas, diádicas o conflictivas (17%), recursos y métodos de pago (14%), instituciones académicas: enseñanza y formación (8%), psicología forense (5%), intervenciones cuestionables o perjudiciales (3%), competencia (3%), aspectos médicos (1%) y grabación del tratamiento (1%). Belar y Deardorff (1995) comentan las principales cuestiones éticas que debe tener en cuenta el psicólogo de la salud en su práctica asistencial, siguiendo el esquema de los siguientes principios éticos básicos incluidos en el código deontológico aceptado por la APA: a) competencia, b) integridad, c) responsabilidad profesional y científica, d) respeto por la dignidad y los derechos de las personas y e) preocupación por el bienestar de los demás. Más adelante, se comentará algunos principios a tener en cuenta, cuando consideramos la ética en la investigación. a) Competencia Respecto a la competencia, estos autores consideran como aspectos relevantes para el psicólogo clínico de la salud su deber de mostrar la competencia adquirida a partir de su formación, el reconocimiento de los límites de la propia competencia, mantener actualizados los propios conocimientos, competencia para trabajar con personas de diferentes backgrounds, para usar métodos de evaluación y tratamiento apropiados, para aplicar pruebas psicológicas computerizadas y para reconocer los problemas personales que pueden interferir con la práctica. Por lo que se refiere al primer aspecto, ya se ha comentado cuáles son las directrices surgidas de la conferencia de la Arden House celebrada en 1983 respecto a la formación de los psicólogos de la salud. Por lo tanto, un psicólogo no debería identificarse como psicólogo de la salud de no ser que cumpliera todos los requisitos señalados por los participantes en esta conferencia. En cuanto al reconocimiento de las limitaciones en la propia competencia, los autores remarcan que este aspecto es especialmente necesario en los casos de pacientes con trastornos psicológicos en los MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD que el psicólogo debe conocer las distintas alternativas terapéuticas tanto psicológicas como médicas disponibles para ese tipo de problemas. Por otra parte, dado que como ya se ha señalado, el ámbito de intervención de los psicólogos de la salud es tan amplio, es prácticamente seguro que estos profesionales se encontrarán en multitud de ocasiones ante la necesidad de derivar a un paciente por la falta de habilidades para tratarlo, o cuanto menos de recabar información de otros profesionales con el fin de saber abordar el caso. La actualización de los conocimientos, por su parte, es básica en un campo que está evolucionando tan rápidamente como lo está haciendo la Psicología de la Salud. Algunasformas de asegurarse en esta línea son acudir a congresos, charlas, conferencias, pertenecer a organizaciones profesionales o suscribirse a revistas de Psicología de la Salud. Como indican los autores se ha dicho que la vida media de los conocimientos adquiridos a lo largo de la licenciatura en lo que se refiere a la Psicología es de cerca de 10 años. Cuan do hablamos de la Psicología de la Salud este plazo puede ser mucho menor debido al alto nivel y al rápido desarrollo de la investigación y la actividad clínica en este campo. Por lo que respecta al trabajo con personas de diferentes bagajes socioculturales, todos los psicólogos deben ser conscientes de que las diferencias de edad, género, raza, etnia, país de procedencia, religión, orientación sexual, incapacidad, idioma o estatus socioeconómico afecta de una forma muy significativa a su trabajo. Si todas estas variables tienen que ser tomadas en cuenta por cualquier psicólogo, quizás para los psicólogos de la salud todavía son más importantes ya que probablemente estos profesionales trabajen con poblaciones en las cuales estas diferencias estén más marcadas que en las poblaciones propias de los psicólogos clínicos tradicionales que atienden problemas de salud mental. Además, la comprensión de los modelos explicativos acerca de la salud es básica para una intervención efectiva no sólo cuando hablamos de grupos de diferente bagaje cultural sino también entre las personas que, influidas por sus circunstancias, su historia o incluso su propio trabajo tienen una concepción muy particular de las causas de las enfermedades y el modo de tratarlas. En este sentido, existen muchas concepciones erróneas por parte de los pacientes que a menudo se hacen evidentes en la práctica médica y psicológica. Por ejemplo, en lo que respecta a las ideas acerca de los tratamientos médicos es frecuente encontrar personas que consideran que si una píldora es buena, dos o más serán mucho mejor; que si los síntomas han desaparecido, las pastillas ya no son necesarias; y que si se prolonga el uso de una medicación acaba generándose una dependencia de la misma. Kleinman y cols (1977) sugieren los siguientes consejos para incorporar el modelo de creencias de un paciente en la práctica sanitaria: 1) elicitar el modelo de creencias del paciente con preguntas sencillas; 2) formular el modelo del médico en términos comprensibles para el paciente; 3) comparar abiertamente los modelos para identificar las contradicciones; y 4) ayudar al médico y al paciente a participar en una negociación respecto a los modelos relacionados con el tratamiento. En lo que concierne a la evaluación psicológica con pacientes médicos, el psicólogo clínico de la salud debe intentar utilizar los baremos, en caso de que existan, extraídos a partir de muestras médicas, por los sesgos que se pudieran derivar de la práctica contraria; ser consciente de la existencia de diferencias en la interpretación de un test cuando se ha aplicado a un población de pacientes con enfermedades físicas en comparación con las poblaciones psiquiátricas; comprender el riesgo que entraña el uso de los resultados de los tests por parte de profesionales sanitarios que no sean psicólogos; cuidar mucho el lenguaje utilizado en la interpretación de los tests, que debe ser muy claro para evitar la mala interpretación por parte de otros profesionales; y, finalmente, velar por los aspectos relacionados con el derecho del paciente a ser informado de los resultados del test. Dentro de esta enumeración, es muy importante enfatizar, sobre todo, la importancia que tiene utilizar un lenguaje muy claro y muy concreto en la interpretación de los resultados de las pruebas psicológicas ya que en manos de profesionales no psicólogos pueden llevar al grave error de pensar que los problemas psicológicos de un paciente explican por completo sus síntomas físicos; y no hay que olvidar que las personas con ese tipo de problemas psicológicos enferman al menos tanto como las que no los tienen. Lo mismo ocurre en el sentido contrario. El psicólogo de la salud debe conocer los síntomas psicológicos que se derivan de un cuadro médico con el fin de no incurrir en un diagnóstico erróneo que lleve a un tratamiento erróneo y por ende, a una práctica profesional poco ética. Por lo que respecta al uso de pruebas psicológicas computerizadas, el psicólogo de la salud debe estar muy alerta avisando al personal médico de los peligros que se derivan de la escasa comprensión de los resultados cuando no son enmarcados por una explicación dada por el psicólogo. Además, existen datos (Cummings, 1985) que demuestran que el número de diagnósticos erróneos realizados por los médicos MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD UNIDAD III. LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DE LA SALUD aumenta significativamente en proporción con la cantidad de información de la evaluación psicológica interpretada por ellos mismos. Finalmente, dentro del principio de la competencia, el reconocimiento de que los problemas personales pueden interferir con la práctica clínica es fundamental para el psicólogo de la salud. Belar y Deardorff (1995) recogen a este respecto, los siguientes deberes por parte del profesional: a) Los psicólogos deben darse cuenta de que sus problemas personales y sus conflictos pueden interferir con su eficacia. De acuerdo con esto, deben abstenerse de llevar a cabo una actividad cuando saben que sus problemas personales probablemente les llevarán a dañar al paciente, cliente, colega, estudiante, participante en una investigación u otras personas con las que tenga una relación científica o profesional. b) Además los psicólogos tienen la obligación de estar alerta y buscar asistencia ante los primeros signos de que padecen problemas personales, con el fin de prevenir lo más posible una actuación inadecuada. c) Cuando los psicólogos sean conscientes de que sus problemas persona les interfieren en su actividad profesional deben tomar medidas apropiadas tales como buscar asistencia profesional y determinar si deberían limitar, suspender o concluir su actividad profesional. Además, el psicólogo de la salud puede tener una tendencia a negar el impacto de su propio trabajo, que en ocasiones puede ser bastante aversivo como en el caso de las unidades de enfermos terminales, en su bienestar emocional y tratar con el estrés de una forma destructiva. Por ejemplo, Pope, Tabachnick y Keith-Spiegel (1987) encontraron que muchos psicólogos bebían alcohol en ocasiones e incluso, un 5.9% reconocían hacer sesiones de terapia mientras se encontraban bajo su influencia. En el mismo estudio, el 59.6% de los sujetos reconocían trabajar menos eficazmente cuando se sentían mal. Por otra parte, investigaciones recientes (Skorupa y Agresti, 1993) sugieren que las creencias del profesional acerca de si es ético o no ejercer en un estado de burnout influyen en los pasos que sigue el profesional cuando se da cuenta de que padece problemas personales, como por ejemplo, disminuir el número de visitas semanales, etc. El problema es que en los lugares en los que los psicólogos de la salud suelen ejercer su profesión resulta bastante fácil seguir ejerciendo aunque no se esté en condiciones debido a la difusión de la responsabilidad. b) Integridad La cuestión de la integridad se refiere a aspectos tales como la imposición de valores propios al paciente, el anuncio de los servicios prestados, la clarificación de roles, la evitación de relaciones diádicas potencialmente perjudiciales y el atender pacientes que están siendo atendidos por otros profesionales. Respecto al primer aspecto, la imposición de valores sobre el paciente, especialmente importante en el ámbito de la promoción de la salud, el psicólogo de la salud debe tener buen cuidado de no imponer criterios rígidos sobre las conductas saludables
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