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CIRUGÍA DE MICHANS Pedro Ferraina - Alejandro Oria CIRUGÍA DE MICHANS Editorial El Ateneo 617 Ferratna, Pedro H'.R Cirugía de Michans / Pedro Fcrraimi y Alejandro Oria 5a. «t., Ja. reimpresión - Buenos Aires: Hl .Ateneo, 2U02. 1077 p.; 28 X 2Ü crr.. LS UN 350-02-0371-5 I. Título II. Oria Alejandro - 1. Cirugía Publicado per Editorial Hl Arenco con el título de Patología quirúrgica en 1960, 1987, 1989 y 1994 (1°, 2', Jl y 4a edición). r.íte libro está especialmente destinado a los estudian- tes de America Latina y se publica dentro del Programa Ampliado de Libros de Texto v Materiales de Instruc- ción (PAI.TKX) de la Organización Panamericana de la Salud, r>rganisrri> internación a i constituido por los paí- ses de las Américas, para la promoción de la salud de sus habitantes. Se deja constancia cloque este programa está siendo ejecutado con la cooperación financiera del Banco inte ['americano de Desarrollo. Queda hecho el depósito que no establece ninguna ley Quinta edición, modificada por Editorial 007. © 2008, NO COMERCIALIZABLE! Tirada de 1 ejemplar Versión electrónica única Provincia de Buenos Aires. Enero de 2008 PEDRO FERRAÍNA Profesor Titular de Cirugía. Jefe de la División Cirugía Gastroenterológica del Hospital de Clínicas "José de San Martín". Director de la Carrera de Médicos Especialistas en Cirugía Digestiva, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. ALEJANDRO ORIA Profesor Titular de Cirugía. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires. Colaboradores E d u a r d o A C A S T K L L O . Docente de la Cátedra de Cirugía Torácica. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Médico del Departamento de Cirugía. Hospital de Niños "'Ricar- do Gutiérrez". Buenos Aires. Sergio E, A L E J A N D R E . Profesor Auxiliar de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad de] Salvador. Miembro de la Unidad Docenle Hospitalaria "Prof. Dr. Luis Gücincs", Facultad de Me- dicina. Universidad de Buenos Aires. Hugo S. ALUME. Profesor 'ulular de Cirugía. Facultad de Me- dicina, Universidad del Salvador. Jefe del Departamento de Ciru- gía. Hospital General de Agudos "Enrique Tormí", Buenos Aires. J u a n E.ÁLVAREZ R O D R Í G U E Z . Docente Autorizado de Ci- rugía. Facultad de Medicina, Universidad de Rueños Aire.s. Jefe de Unidad de Cirugía General, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich". Buenos Aires. Néstor O. AMATO, Docente Aclseiipto de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la División Cirugía General, a cargo del Sector Coloproctología. Hospital General de Agudos "Cosme Argerich''. Buenos Aires. Osear C. ANDRÍANI . Docente Adscriplo de Cirugía. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Direcíor Asociado de la Unidad de Hepatología, Cirugía Hepatobiliar y Trasplante Hepático. Fundación Favaloro. Buenos Aires. Carlos j . AROZAMliNA. Jefe de Trabajos Prácticos del Depar- tamento de Cirugía, Hospital de Clínicas "José de San Martín". Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Eduardo lí. ARRIBALZAGA. Docente Autorizado de Cirugía y Médico de la División Cirugía Torácica. Hospital de Clínicas "José de San Martín" Buenos Aires. Facultad de Medicina, Universidad de M a r í a del C a r m e n B A C Q U E . Médica del Programa de Trasplantes. Hospital de Clínicas "José de San Martín". Facul- tad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Directora del Í.N.C.U.C.A-I. Adolfo E. B A D A L O J S L Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad del Salvador. Jefe de la Sección Ciru- gía Esofágica, Departamento de Cirugía, Hospital General de Agudos "Ignacio Pirovano", Buenos Aires, Claudio B A R R E D O . Profesor TiLular de Cirugía, Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires, Jefe de Cirugía Gene- ral, Hospital General de Agudos "José M. Penma", Buenos Aires, For tuna to BENAIM. Ex Profesor Regular Adjunto de Cirugía. Profesor Consulto, Universidad del Salvador. Ex Director del Hos- pital de Quemados, Buenos Aires. Mar io L. HENATI. Medico del Departamento de Cirugía. Hos- pital Italiano, Buenos Aires. E d g a r d o T. L. B E R N A R D E L L O . Profesor Titular de Cirugía. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del Departamento de Cirugía. I lospilal General de Agudos "Parmcnio Pinero", Buenos Aires. Enr ique M. BEVERAGGJ. Ex Profesor Titular de Cirugía, Fa- cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del De- parlamento de Cirugía General, Hospital Italiano. Buenos Aires. R ica rdo BIANCHL Medico de la División Cirugía, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires, Osear L. BILENCA. Jefe de la División Cirugía General. Hos- pital General de Agudos "Juan A. Fernández", Buenos Aires. Luis A. R. BOERR. Jefe del Departamento de Medicina. Hospi- tal de Gastrocnterología "Dr. Carlos Bonorino Udaondo", Bue- nos Aires. Fernando A. HONADF.O LASSALLE. Subjefe del Departamen- to de Cirugía y Jefe del Sector Coloproctología, Hospital Italia- no, Buenos Aires. Francisco C. B O N O F I G L Í O . Medico del Servicio de Anes- tesiología y Coordinador de Anestesia en Trasplante Hepático y Pulmonar, Hospital Italiano, Buenos Aires. Carlos G. del ROSCO. Profesor Adjunto de Medicina Interna, Hospital de (Tínicas "José de San Martín", Facultad de Medici- na, Universidad de Buenos Aires. Aldo B R A C C O . Profesor adjunto tle Cirugía y Jefe de la Divi- VIII COLABORADORES sióti Cirugía \"afiliar. Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires, Eduardu BLMASCHNY. Profesor Adjunto de Cirugía, Facul- tad de Medicina. Universidad de Buenos Aires, Jefe de Cirugía General, Ilo.-pttal Israelita "E/rufi", Buenos Aires. .Juan C. Ji. CAFASSO. Jefe del Departamento de Cirugía, Hos- pital Privado del Sur, Bahía Blanca. Juan M. CAMPANA. Profesor Adjunto de Cirugía. Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Jefe de la División Ci- rugía. Hospiti! General de Agudos "Parmenio Pinero", Buenos Aires. Enrique S, CARUSO. Profesor Titular de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del Servicio de Ci- rugía Torácica. Hospilal Italiano, Buenos Aires, Carlos A. CASALNUOVO. Jefe de la División Urgencias y Médico de la División Cirugía Gastroentcrológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universi- dad de Buenos Aires. Demetrio CAVADAS. Médico del Departamento de Cirugía Ge- neral. Sector Cirugía Gastrocsoíágica, Hospital Italiano, Buenos Aires Oreste L. CERASO. Miembro Fundador de la International Association íor the Study of Pain (1ASP) y de la Asociación Ar- gentina para el Estudio del Dolor, Capítulo de la ÍASP Mario R. CHKRJOVSKY. Director de la Escuela de Medicina, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Hebrea Argentina "Bar lian". Luis CHIAPPETTA PORRAS. Docente Autorizado de Ciru- gía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe de Unidad de Cirugía, Hospital General de Agudos "Cosme Argcrieh", Buenos Aires. Dardo M. ,T. CHIESA. Profesor Adjunto de! Curso Superior de Cirugía Digestiva, Universidad Católica Argentina, Buenos Ai- res. Conrado R. CIMINO. Profesor Adjunto de Cirugía. Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Jefe de Unidad de Ciru- gía, Hospital General de Agudos "Juan A. Fernández", Buenos Aires. Jorge L. CORBELLE (h.). Docente Autorizado de Cirugía, Fa- cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la División Cirugía, Hospital General de Agudos "Carlos G. Du- rand". Buenos Aires. Daniel E. CORREA, Ex Jefe de Cirugía, Hospital Provincial "Dr. Castro R en don". Neuquén. Enr ique COVIAN. Docente Autorizado de Cirugía, Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. H. Pablo CURUTCHET. Profesor Titular de Cirugía y Medico del Departamento de Cirugía, Hospilal de Clínicas"José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Edua rdo F. DANGUISK. Docente Aulonzado de Cirugía. Mé- dico ce la División Cirugía Gastroenlcrológica, Hospital de Clí- nicas "José ele San Martín". Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jorge R. DARUICH. Jefe de la Sección Hepalología, División Ga.st.ro en I ero logia. Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Juan A. DE PAULA. Médico del Servicio de Gastruenterolo- gía, Hospital Italiano, Buenos Aires. Ex Director del Instituto de Gastroenterología "Dr, Jorge Pérez Comparte", Buenos Aires. Daniel L, DEHONIS. Docente Autorizado de Cirugía. Médico de la División Cirugía Oncológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Ai- res. Horacio DELLA TORRE. Jefe del Servicio de Cirugía. Hospi- lal "Antonio A. Cetrángolo", Vicente López, provincia de Bue- nos Aires. Julio DIEZ. Profesor adjunto de Cirugía y Medico de la Divi- sión Cirugía Gastroentcrológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. F^duardo J. DONNELLY. Jefe del Servicio de Coloproctología, Hospital Británico, Buenos Aires. Ermencgildo A. ENRICE Profesor Titular de la Cátedra de Flebulogía y Einíulogía, Universidad Católica Argentina, Bue- nos Aires. Consultor del Servicio de Flebología y Líníología, Hospital Militar Central "Cosme Argericlí', Buenos Aires Hu¡»o ESTEVA. Profesor Asociado de Cirugía Torácica. Jefe de la División Cirugía Torácica y Jefe del Equipo de Trasplantes de pulmón, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Jorge E. FALCO. Jefe de Trabajos Prácticos de Cirugía y Médi- co de la División Cirugía Oncológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Alberto R. FERRERES. Docente Adscnpto de Cirugía. Médico del Departamento de Cirugía, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del Servicio de Cirugía, Hospital "Dr, Carlos A. Boccalandro", provincia de Buenos Aires. Guillermo A. FLAHERTY. Docente Adscnpto de Cirugía y Subdirector de la especialidad de Cirugía Plástica. Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina. Universi- dad de Buenos Aires. Be rna rdo FRIDER. Jefe de la División Clínica Médica, Hospi- tal General de Agudos "Cosme Argeríeh", Buenos Aires. MiguelA. R. GALMES. Docente Adscripto de Cirugía y Jefe de Trabajos Prácticos de la Carrera de Especialista en Cirugía Torácica, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico del Departamento de Cirugía, Hospital General de Agu- dos "Carlos G, Durand", Buenos Aires. Hugo A. GARCÍA. Docente Adscripto de Cirugía, Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Médico del Servicio de Emergencias, Hospital General de Agudos "Carlos G, Durand" y Hospital Policial "Churruca-Visca", Buenos Aires. Javier L. GARDELLA. Jete de Trabajos Prácticos de Netiro- eirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Mar iano CTIME-NEZ. Docente AutorÍ7¿ulo de Cirugía y Medico de la División Cirugía Gastrocnterológica, Sección Cirugía http://Ga.st.ro COLABORADORES IX Percutánea, Hospital de Clínicas "'José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Cesar A, G N O C C H I . Jefe de la Unidad de Internación del De- partamento de Medicina, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Miguel A. G O M E Z f . Ex Profesor Titular de Cirugía, Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Ex Jefe de la Divi- sión Cirugía. Hospital General de Agudos "Parmenio Pinero", Buenos Aires. Osear GONZÁLEZ AGUILAR. Profesor Titular de Cirugía, Fa- cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del De- parlamento de Cirugía, Hospital Municipal de Oncología "María Curie". Buenos Aires. Carlos C.ONZALKZ DEL SOLAR. Médico del Servicio de Gastroenterología, Hospital Británico, Buenos Aires. Luis GRAMÁTICA. Profesor Titular de Cirugía, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba. Adoll'o G R A Z I A N O . Jefe del Departamento de Cirugía, Hospi- tal de Gastroenterología "Dr. Carlos Bonorino Udaondo", Bue- nos Aires. Jorge A. GUASCH. Docente Autorizado de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la Escue- la Municipal de Cirugía Cardiovascular, Hospital Genera). de- Agudos "Cosme Argerich". Buenos Aires. Jorge O. GUERRISI . Jefe de Ci rugía Plástica y Reparadora, Hos- pital General de Agudos "Cosme Argerich". Buenos Aires. Luis V. G U T I É R R E Z . Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Jefe de Cirugía. Hospi- lal General de Agudos "José M. Ramos Mcjía", Buenos Aires. Néstor HERNÁNDEZ, Docenie Adscripto de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico del Servicio de Cirugía General y Secretario del Comité de Docencia e Inves- tigación, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Bue- nos Aires. Elias HURTADO H O Y O . Profesor Titular de Cirugía. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Jefe del Departamento de Cirugía, Hospital General de Agudos "Carlos G. Durand", Buenos Aires. Osear C. I M V E N T A R / A . Jefe de Trasplante Hepático. Hospi- tal de Pediatría "Prof. Dr. Juan P. Garrahan" y Hospital Genera de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires. Claudio IRÍBARREN. Docente Autorizado de Cirugía, Facul- tad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Medico del Ser- vicio de Cirugía, Hospital Británico, Buenos Aires, Alfredo J. K A M I N K E R . Médico Hematólogo a cargo de la Sec- ción Hemoslasia y Trombosis, División Hematología, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Univer- sidad de Buenos Aires. Ricardo LA MURA. Medico de la División de Cirugía Vascular y Subjefe del Programa de Trasplantes, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Roberto A. LIVINGSTON. Docente de Cirugía. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Medico del Departamen- to de Cirugía, Hospital General de Agudos "Juan A. Fernández", Buenos Aires. Carlos LOVESIO. Director del Departamento de Medicina In- tensiva, Sanatorio Parque. Rosario. Luis F. LOVISCKK. Profesor Asociado de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad del Salvador. Médico de la Sección Ciru- gía Esofágica, Hospital General de Agudos "Ignacio Pirovano", Buenos Aires. Jorge M. M E R E L L O LARDIES. Médico de la División Ciru- gía Gastroenterológica, Sección Cirugía Laparoscópica, Hospi- tal de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina. Uni- versidad de Buenos Aires. N o r b e r t o A. M E Z Z A D R I . Medico de la División Cirugía Oncológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Vicente MITIDIKRI. Jefe de Trabajos Prácticos de Anatomía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Manuel R. M O N T E S I N O S . Docente Autorizado de Cirugía. Médico de la División Cirugía Oncológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Eduardo I). NAPOLL Médico del Servicio de Cirugía General, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires. Ricardo A. NAVARRO. Jefe de la Sección Cirugía Torácica, Departamento de Cirugía, y Jefe del Programa de Trasplante Pulmonar. Hospital Privado. Córdoba. Jorge L. NAZAR. Jefe de la Sección Cirugía Torácica. Centro de Estudios Médicos c Investigaciones Clínicas (CE.V1IQ, Bue- nos Aires. Cirujano Torácico del Instituto de Investigaciones Médicas "Alfredo Lañan", Buenos Aires. Jorge A. NE1RA. Encargado Docente de Trauma Hospital Ge- neral de Agudos "Juan A, Fernández", Buenos Aires. Carlos O C A M P O . Docente Adscripto de Cirugía, Facultadde Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico del Departamen- to de Cirugía, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires Guillermo O J E A QUINTANA. Vlédico del Departa memo de Cirugía, Sector Coloproctología. Hospital Italiano, Buenos Ai- res. Alberto M. PALADINO, Docenie Autorizado de Cirugía, Fa- cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe de Lni- dad de Cirugía, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires. Carlos M, PALADINO. Docente Autorizado de Cirugía, Facul- tad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la Lindad de Cirugía Vascular, Escuela Municipal de Cirugía Vascular, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Bue- nos Aires. Eduardo F. PATARO. Jefe del Servicio de Cirugía, Hospital "Pre- sidente Perón", Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Hernán ,'f. PAVLOVSKY. Académico Emérito de Cirugía. Miem- bro Titular de la Asociación Argentina de Cirugía. Maestro de la Medicina, 1994. X COLABORADORES Santiago G. PERERA. Ex Profesor Titular de Cirugía, Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Mario PERMA.N. Jefe del Servicio de Terapia Intensiva, Hospi- tal Italiano, ríñenos Aires. Guillermo E. P F ü N D . Docente Adscripto de Anatomía y Ciru- gía Vascular v Médico de la División Cirugía Vascular del Depar- tamento de Cirugía y del Equipo de Trasplante Renal, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina. Univer- sidad de Buenos Aires. Juan J. P O D E R O S O . Profesor Adjunto de Medicina y Coordi- nador del Laboratorio de Metabolismo del Oxígeno, Hospital de Ciir-.icis "José de San Martín", Facultad de Medicina. Universi- dad de Huertos Aires. Luis G. POI1ESTA. Director de la Unidad de He-patología y Tras- plante Hepático, Fundación Favaloro. Buenos Aires. Moisés R O S E M B E R G . Jefe de Cirugía, Hospital Nacional de Rehabilitación Respiratoria "María Ferrer", Buenos Aires. Eduardo N. SAAD. ProfesorTitulni de Cirugía, Facultad de Me- dicina. Universidad de Buenos Aires. Profesor Titular de Ciru- ¿ÍEL Facultad de Medicina. Universidad del Salvador. Jefe del Ser- vicio de Cirugía General y Torácica, Hospital Francés, Buenos Aires Carlos T. S A M P E R E . Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Director de la Escuela Municipal de Cirugía Cardiovascular, Hospital "Cosme Argench", Buenos Aires Carlos F. S A N C I N E T O . Docente Adscripto de Ortopedia y Traumatología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico del Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hos- pital Italiano, Buenos Aires. Héctor SANTANGELO. Profesor Consulto de Cirugía, Univer- sidad de Buenos Aires. Consultor de Cirugía. Hospital Naval, Buenos Aires. Edttardo de SANTIBAÑES. Profesor Adjunto de Cirugía, Fa- cilitad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del Equi- rc de Trasplante Hepático, Hospital Italiano, Buenos Aires. Rubén SJANO Q U I R O S . Ex Profesor Titular de Cirugía, Facul- :r..i de Medicina, Universidad de Buenos Aires Roberto SIMKTN. Docenle Autorizado de Cirugía, Facultad de . '-_-ir. . . . Universidad de Buenos Aires. Enr ique A. SIVORL Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe de) Servicio de Ci- rugía, Hospital Italiano. Buenos Aires. Jorge A. S IVORL Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Director del Hospital Italiano, Buenos Aires. Carlos H. SPE CT O R. Profesor Regular Adjunto de Cirugía, Facultad de Medic;na. Universidad de Buenos Aires. Jefe de Ci- rugía Torácica, Instituto de Oncología "Ángel H. Roffo", Buenos Aires. Néstnr C S P I Z Z A M I G L I O . Especialista en Ciiugía Torácica. Médico del Departamento de Cirugía. Hospital General de Agu- dos "Carlos G. Durand", Buenos Aires. Francisco SUAREZ A N Z O R E N A . Docente Adscripto de Ciru- gía y Médico de la División Cirugía Gastroenterológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Univer- sidad de Buenos Aires. Margar i ta I. TELENTA. Jefa del Servicio de Anatomía Patoló- gica, Hospital Italiano, Buenos Aires, Jorge C. 'VRAINIM. Jefe de Cirugía Cardiovascular y Director de la Unidad Docente Hospital "Presidente Perón". Avellaneda Subjefe de Cirugía Cardiovascular, Hospital Privado Antártida, Buenos Aires. Carlos A. VACCAR.O. Médico del Departamento de Cirugía. Sección Coloproctologfa, Hospital Italiano, Buenos Aires. Osear VARAONA, Jefe del Servicio de Ortopedia y Trauma- tología, Hospital "l-rof. Dr. Mariano Castex", San Martín, pro- vincia de Buenos Aires. Bartolomé VASSALLO. Cirujano torácico y Jefe, de Trasplante Pulmonar. Hospital Italiano, Buenos Aires. Ramón A. VIVAS. Jefe del Servicio de Cirugía Torácica, Hospi- tales del Milagro. Arenales y San Bernardo, Salta. Patricio ZAEFFERE1R. Médico de la División Cirugía Vascular. Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medici- na, Universidad de Buenos Aires. Cirujano Vascular, Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC), Buenos Aires. Hugo ZANDALAZINI . Médico de la División Cirugía, Hospi- tal General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires. En 1960, Juan Ramón Michans —Pro fe sor Ti tu lar de la Universidad de Buenos Aires, Jefe de Cirugía, Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina y Presidente de la Academ ia Argentina de Cirugía y de la Asoci ación Argentina de Cirugía— cul mina- ba con su tratado de Patología Quirúrgica, uno de los grandes anhelos de su vida. Había conseguido reunir a destacados cirujanos y patólogos argentinos, que, según decía en su prefacio, "son para el estudiante los maestros de hoy y los mentores de mañana". lisa primera edición, diagramada al estilo de los clásicos tratados europeos, fue libro de texto en el pregrado de numerosas universidades de habla hispana y órgano de consulta para los jóvenes egresados. En la década del 601a cirugía general había tenido tantos cambios que Juan R, Michans, ya retirado de la actividad hospitalaria, decidió rehacer la obra. Me convocó entonces a su casa de la calle Paraná. En la biblioteca, donde pasara largas horas compaginando los manuscritos, rodeado por el cariño de Graciela Rocatagliata de Michans y de sus hijas, se empeñó en esa tarea Su hi ja Gcorgina lo ayudó entonces con el mismo entusiasmo con el que ahora cooperó en la preparación de esta edición. Cuando redactamos el que en ese momento era el nuevo capítulo de enfermedad ulcerosa gastroduodenal. se descartaron muchos conocimientos aceptados durante más de 50 años. introduciendo conceptos actualizados de fisiopatología. Parecía que no iba a haber cam- bios cercanos, pero, como se comprobará en la Sección VI de esta edición, parte de lo que era moderno ya ha sido también desechado o reemplazado. La segunda y la tercera edición tuvieron el mismo éxito. Michans y la Editorial "El Ateneo" nuevamente habían cumplido sus anhelos. Después, con la muerte de su compa- ñera de 40 años y la de su hija Mercedes, en plena juventud, se fue apagando la vida del maestro. Tuve la tristeza, en julio de 1984, de acompañarlo en sus últimas horas. Murió serenamente, dejando entre los cirujanos argentinos un "espíritu guía"' para que sus es- fuerzos al gestar y modificar el "Tratado de Cirugía" continuaran presentes en las nuevas generaciones. En 1987. bajo la dirección del doctor Jorge E. Corbelle, se publicó la cuarta edición. Ahora sale ala luz la dirigida por Pedro Ferraina y Alejandro Oria, ambos profesores de 1 a Universidad de Buenos Aires y jefes de cirugía, con quienes he tenido el placer de trabajar en distintas etapas de nuestra carrera universitaria. Son dos exponentes de la verdadera medicina académica, que convocaron a colaborar a más de cien clínicos y cirujanos ar- gentinos dedicados a la educación médica, con alto nivel didáctico y loable vocación de servicio. Alo largo de nueve secciones, en forma clara, con modernos esquemas y un coordina-do estilo literario, se abarcan los grandes aspectos de la cirugía general. Es la que se aprende en el pregado, son los temas para el ingreso a las residencias médicas, pero tam- bién son las consultas diarias en la medicina asistencia! para cirujanos, para clínicos y para lodos los profesionales de la salud que quieran incursionar en el campo quirúrgico. XII PROLOGO Escribir el prólogo de esta nueva edición es para mí un destacado honor, y además, la satisfacción de sentir que el espíritu de Michans sigue vi vo y el orgullo de ver a esta nueva generación de cirujanos tomar el relevo de las antorchas, que dieron brillo a las escuelas medicas argentinas. (done by 007) Prefacio de los autores Dirigir una nueva edición de la Cirugía de Juan R. Michans tiene para nosotros un significado muy especial. En primer lugar es un gran honor ya que ningún otro texto quirúrgico argentino ha alcanzado tanto prestigio. En segundo lugar implica el compro- miso de reeditar, con toda la jerarquía que merece, una obra a la cual siempre hemos recordado con respeto y cariño. Quienes como estudiantes aprendimos cirugía en este libro, no hemos olvidado la claridad y homogeneidad de su estilo, así como la ilustrativa sencillez de las figuras. Reproducir estas cualidades en una nueva edición, con más de 100 coautores, es también un desafío. Desde la edición original mucho ha cambiado la cirugía y especialmente el rol del cirujano. A éste se le exigen hoy cada vez más conocimientos clínicos en la patología que opera, sobre lodo en sus aspectos preoperatorios y postoperatorios. Para ello debe actua- lizarse continuamente en el manejo del enfermo crítico, un campo en el que se han produ- cido extraordinarios avances, sobre todo en los aspectos moleculares de la respuesta inflamatoria a la injuria, la anestesia y reanimación, el control de las infecciones y el soporte nutricional. También el cirujano debe ser hoy competente en los nuevos métodos por imágenes, al menos en la medida suficiente como para efectuar ecografías intraope- ratorias, diagnósticos de urgencia en trauma e incluso procedimientos percutáncos guia- dos. En cuanto a su tradicional y específico terreno de acción —la técnica operatoria— no sólo debe poseer una formación cabal en los procedimientos quirúrgicos convencionales, sino que también debe incorporar nuevas habilidades en técnicas videoendoscópicas. Como consecuencia inevitable, la cirugía se ha fragmentado progresivamente en especialidades que le permiten al cirujano, en un campo más reducido, afrontar tales exi- gencias. En este sentido, ya desde hace tiempo la gran mayoría de los procedimientos en cirugía cardiovascular central, cirugía pediátrica y cirugía plástica no pertenecen a la ci- rugía general. En cambio, competen a ella especialidades como la cirugía torácica, la cirugía vascular periférica, el trasplante de órganos, la cirugía del trauma y la oncología quirúrgica. Sin estas especialidades la formación del cirujano general sería imperfecta, y de la misma manera, ningún especialista en ellas puede prescindir de una formación com- pleta en cirugía general. Por último, las incursiones recientes de cirujanos generales en estudios de investigación sobre biología genética y biología molecular permiten avizorar nuevas áreas de cspccialización, aunque también con firmes raíces en la cirugía general. Esta nueva edición de la Cirugía de Michans ha sido concebida a partir de los pro- gramas de enseñanza de la cirugía general vigentes en los centros hospitalarios de Buenos Aires. Hemos buscado el equilibrio entre las necesidades del estudiante universitario, el médico residente y el cirujano general que necesita actualizarse. Debido al paso del tiem- po, casi nada queda del texto original; sin embargo, creemos haber rescatado el espíritu de la obra de Michans, cual es que autores reconocidos por su experiencia y calidad docente desarrollen cada lema en forma clara, lógica y concisa. XIV PREFACIO DE LOS AUTORES Nuestro agradecimiento a todos los autores y en particular a los profesores H. Pablo Curutchct y Tulio Samperc, quienes coordinaron respectivamente las secciones de Cabe- za y Cuello y Sistema Vascular Periférico. Estamos especialmente reconocidos al señor Enrique Lohrmann, al profesor Carlos Perrero y al doctor Carlos Galli Mainini por sus valiosos consejos y excelente trabajo editorial, complementado por laencomiable labor del cuerpo de correctores. Las ilustraciones fueron realizadas por el señor Esteban Mas, a quien agradecemos el esfuerzo y la dedicación para interpretar los dibujos originales de los autores. Al inicio de la obra tuvimos que lamentar el fallecimiento repentino del profesor Miguel Ange! Gómez, quien debía acompañarnos como codirector. Su desaparición, en la etapa más productiva de la vida, es una pérdida sensible para la cirugía argentina. Pedro Ferraina Alejandro Oria (muchas gracias por este excelen- te libro!) XV Indice SECCIÓN I. PARTE GENERAL 1. Respuesta a la injuria 1 Juan J. Poderoso 2. Desequilibrios hidroelectrolíticos , 19 Carlos Lovesio 3. Shock 48 Carlos G. del Bosco 4. Infección en cirugía , , 60 Eduardo F. Dan guise 5. Soporte nutricional del paciente quirúrgico 84 Mario Perman 6. Hemostasia y trombosis en cirugía 99 Alfredo .1. Kaminker 7. Anestesiología 112 Francisco C. Bonofiglio 8. Dolor en cirugía .. , 132 Oreste L. Ceraso 9. Heridas y cicatrización. 143 Guillermo A. Flaherty 10. Bioseguridad 148 Juan C. R. Cqfasso 11. Principios de oncología quirúrgica 155 H. Pablo Cumtchet 12. Aspectos medicolegales de la práctica quirúrgica 180 Alberto R. Ferreres SECCIÓN II. TRAUMA 13. Atención inicial del paciente traumatizado 185 Jorge A. Neira y Miguel A. Gómez http://booksmedicos.org XVI ÍNDICE 14. Trauma encéfalocrancano 190 Javier L Gardella 15. Trauma maxilofacial. 194 Jorge O. Guerrisi 16. Trauma torácico , 201 Horacio Dalla Torre 17. Trauma abdominal 209 Sergio E. Alejandre, 18. Trauma pelviano , 228 Carlos F. Sanártelo 19. Trauma de los miembros .......... 233 Osear Varaona 20. Quemaduras ..... 236 Fortunato Benaim SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO 21. Tiroides y paratiroides 244 Manuel R. Montesinos 22. Glándulas salivales 258 Osear González Aguilar 23. Quistes y fístulas congénitas, tumores inflamatorios y neuplasias extraglandulares primitivas del cuello 262 Daniel L. Debams 24. Tumores malignos del tracto aerodigestivo superior 265 Narberto A. Mezzadri SECCIÓN IV. MAMA 25. Embriología, anatomía, fisiología y semiología general de la mama. Enfermedades benignas 281 Elídanlo T. L. Bernardeiltt 26. Cáncer de mama 292 Fd'ardo T, L, Bernardeiln SECCIÓN V. TÓRAX 27. Anatomía del tórax. Toracotomías 300 Migue!A. Galmét y Néstor C. Spizzamiglio 28. Pared torácica 309 Eduardo Acastelio, Bartolomé Vassallo y Eduardo F. Potaro 29. Tráquea 318 Moisés Rosembi'rg 30. Pleura 322 Mario Cherjovsky, Jorge L. Nazar, Enrique- S. Caruso, Elias Hurtado Hoyo y Eduardo N. Saad http://booksmedicos.org INDICE XVII 31. Pulmón 345 Horacio A. Delta Torre, Carlos H, Spectoi; Hugo 5. Alume, Ramón A. Vivas, Elias Huruuío Hoyo y Eduardo B. Ambalzaga 32. Mediastino 371 Miguel A.-Calmes y Eduardo B. Arribalzaga 33. Diafragma 378 Juan M. Campana. Ricardo Bianchiy Ricardo A. Navarro 34. Esófago 385 Enrique II. Covián, Adolfo E. Badaloni. Héctor D, Satuángelo, Ricardo Bianchi, Enrique A. Sívon, Margarita 1. Te lenta y Eduardo D. Napoli SECCIÓN VI. ABDOMEN 35. Pared abdominal. Hernias y eventraciones 417 Jorge M. Merelio Lardies y Eduardo D. Napoli 36. Peritoneo. Anatomía y fisiología. Infecciones. Tumores 451) Eduardo Bumaschny y Daniel E. Correa 37. Hígado . 477 Osear C. Andriani, Jorge R. Daruirh. Juan E. Alvarez Rodrigue?., Francisco Suárez Anzorena. Daniel E. Correa, Osear C. ímvencarza, Pedro Ferraina, Luis C. Podt'stá v Eduardo de Santibáñes 38. Vías biliares 556 Pedro Ferraina. BernardoFrider, Julio Diez,, Carlos F. González del Solar, Mariano /'.'. Giménez, Hugo Zandalazini, Luis Chiappetta Porras, Alejandro Oria, Santiago C. Perera. Hugo A. García y Jorge A. Sívori 39. Páncreas 643 Alejandro Oria, Pedro Ferraina. Luis Gramática y Carlos Ocatnpo 40. Bazo 696 Jorge L. Corbelle (h.¡ y Daniel E. Correa 41. Estómago y duodeno . , 705 Carlos J. Arozamena. Luis V. Gutiérrez., Jorge L. Corbelle (ftj, Conrado R. Cimino. Alberto M. Paladino, Enrique. M- Beveraggi, Demetrio Cavadas, Margarita 1. Telentay Carlos A Casalnuovo 42. Intestino delgado 760 Vicente Milidieri, Juan A. De Paula, Osear L. BHenea, Adolfo Graziano, Luix A. R. Boerr, Néstor Hernández, Roberto A. Livingston, Alejandro Oria, Jorge C. Trainini y Eduardo F. Danguise 43. Apéndice cecal 806 Carlos O campo 44. Colon y recto 816 Vicente Milidieri. Juan A De Paula, Claudio Barreda, Adolfo Graziano. Fernando Bonadeo Lassalle, NésíorO. Amato. Eduardo J. Donnellv, Néstor Hernández, Mario L Benati y Guillermo M. Ojea Quintana 45. Ano 878 Vicente Mitidieri, Claudio Iribarren, Mario L. Benait y Carlos A. Vaccaro http://booksmedicos.org XVIII ÍNDICE 47. Abdomen agudo médico 904 César A. Gnocelú 48. Retroperitoneo , 910 Hernán .}. Pavlovsb,' y H. Pablo Curutchct SECCIÓN VII. SISTEMA VASCULAR PERIFÉRICO 49. Arterias 930 Carlos M. Paladino, Rubén Sumo Quirós, Carlos T. Sampere Jorge A. Guaxch, Aldo Braceo y Futrido Züefferer 50. Venas 974 Roberto Sitnkin 51. Linfáticos 987 Ennenegildo A. Enrici SECCIÓN VIII. TEJIDOS BLANDOS 52. Tumores de la piel , 1004 Jorge E. Falco 53. Melanoma 1009 Jorge E. Falco 54. Sarcomas de partes blandas 1017 Jorge E. Falco SECCIÓN IX. TRASPLANTE DE ÓRGANOS 55. lnmunobiología del rechazo 1023 María de! Carmen Bacqué 56. Procuración de órganos para trasplante 1030 Guillermo E. Pfund 57. Trasplante renal 1035 Aldo Braceo 58. Trasplante de hígado 1040 Eduardo de Santibáñes 59. Trasplante de pulmón 1049 Hugo Esteva 61. Trasplante de páncreas 1053 Ricardo La Mura Indice alfabético 1061 http://booksmedicos.org Juan J. Poderoso INTRODUCCIÓN La injuria o lesión producida por traumatismos o agresio- nes físicas y biológicas despierta una cadena de efectos sistémicos, metabólicos e inmunológicos. La cirugía en sí mis- ma une a sus propiedades curativas el inconveniente de seccionar, manipular, alterar e inclusive lesionar tejidos. El uso de materiales inertes no biológicos como prótesis favore- ce respuestas celulares y tisulares inespecíficas y la penetra- ción de otros agentes hostiles como bacterias y virus. Por otro lado, el contexto en que se desarrollan los proce- dimientos quirúrgicos implica en buena medida una injuria previa importante, ya por infección, como ocurre en la perfo- ración de una viscera hueca, ya por trauma físico, como se observa en el aplastamiento muscular, o por efecto de armas de fuego, o de productos tisulares liberados, como en la pancreatitis aguda. Hace ya muchos años Francis Moore describió con admi- rable precisión los cambios del medio interno, electrolíticos, del balance acuoso y del pH que acompañan a la cirugía. El conocimiento más preciso del metabolismo hidroelectrolítico salvó muchas vidas, aunque, paradójicamente, j_a administra- ción desmesurada de agua y sodio se asoció con la aparición de trastornos pulmonares como el síndrome de dificultad res- piratoria del adulto (SDRA). El conocimiento de estos temas es hoy día más amplio y adecuado, pero todavía no se han identificado todos los efectores de la respuesta sistémica a la injuria, por lo cual la morbimortalidad sigue siendo muy alta. Las principales causas del inicio de una respuesta a la in- juria son: 1. Sepsis sistémica por bacterias, parásitos, hongos o vi- rus. 2. Traumatismos graves o con daño muscular. 3. Cirugía mayor. 4. Pancreatitis aguda. 5. Quemaduras. 6. Quimioterapia antitumoral con interferón y/o citoquinas. La prevalencia de la sepsis continúa su aumento sostenido en los últimos años en el medio hospitalario, y constituye la principal causa de muerte en el enfermo crítico. En Estados Unidos, el número de pacientes afectados se estima en 400.000 por año, a pesar de la utilización de complejos -y extremada- mente caros- procedimientos de sostén vital y antibióticos. La tasa de mortalidad por sepsis se aproximó en ese país al 37 % en el período 1979-1987 (Increase in National Hospital Survey Rates for Septicemia, 1989) y aumentó a 60-90 % en los que desarrollaron shock séptico (Parrillo JE, 1993). Del mismo modo, los traumatismos se han incrementado, en espe- cial por accidentes. El número de accidentes de tránsito es par- ticularmente alto en nuestro medio; en 1994 hubo alrededor de 8000 muertos por accidentes viales en la Argentina, frente a un número similar en los Estados Unidos, pero con una po- blación 10 veces mayor. El común denominador de la sepsis, el trauma, la cirugía y las quemaduras es que, con diferentes modalidades, conducen a una respuesta inflamatoria generalizada de efectos nocivos sobre la estructura y la función de órganos y sistemas. El si- guiente punto es describir y definir esta respuesta; muchas de sus características todavía permanecen oscuras, lo cual justi- fica que no podamos controlar su intensidad y, por lo tanto, su potencialidad letal. Grados o estadios en la respuesta a la injuria Los grados o estadios en la respuesta a la injuria han sido establecidos en el Consenso del Colegio Americano de Pato- logía Torácica y de la Sociedad Americana de Medicina Críti- ca en 1991 (American College of Chest Physicians, 1992). En particular, estos estadios toman como modelo la sepsis sistémica, pero se hacen extensivos a las otras causas descriptas. En figura 1-1 se observa que distintos agentes biológicos (bac- terias, virus, etc.) conducen a una infección y luego, del mis- mo modo que otros agresores como el trauma, llevan a un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS). El síndrome séptico es pues el SIRS asociado o desencadenado por bacterias u otros agentes patógenos. La progresión del SIRS conduce al daño tisular, que es el eje del síndrome de disfunción orgánica múltiple (MODS), el cual a su vez casi siempre cul- mina en shock o déficit de perfusión tisular con hipotensión y gran mortalidad. En el caso de la sepsis, algunos aceptan la sepsis severa como escalón previo al MODS. Estos grados establecidos por el Consenso tienen el méri- to de proporcionar criterios evolutivos y también el de desli- gar a los cuadros de la noxa inicial. En efecto, el ingreso de bacterias al torrente sanguíneo desencadena una serie de pro- cesos que pueden proseguir en forma independiente (a veces inexorablemente) de la presencia o no de aquéllas, una vez que han sido depuradas de la circulación sanguínea. La sim- plificación que significa separar causas de respuesta a la inju- ria en infecciosas y no infecciosas puede ser cuestionada. Por ejemplo, el intestino puede ser alterado por la malnutrición, la proliferación de la microflora y el daño isquémico producido en un traumatismo severo. El resultado puede ser la pérdida de la barrera protectora intestinal y la traslocación bacteriana o de endotoxinas y el desarrollo de injuria sistémica. Así, mu- http://booksmedicos.org 2 SECCIÓN I. PARTE GENERAL chas situaciones terminan en realidad siendo mixtas (Cena FB, 1987). Del mismo modo en la pancreatitis aguda experimental por doble ligadura duodenal en la rata, Peralta y colaborado- res (1996) han confirmado que la sobreinfección bacteriana y los hemocultivos positivos son la regla, lo cual se correlaciona con la mayor infección bacteriana en la pancreatitis en el ser humano. Definiciones Respuesta inflamatoria sistémica. El síndrome de respues- ta inflamatoria sistémica (SIRS) ha sido definido como la res- puesta inflamatoria o el proceso inflamatorio desencadenado por las diferentes causas ya mencionadas (infección, trauma,quemadura, pancreatitis, etc.). El SIRS incluye por lo menos la presencia de más de una de las siguientes manifestaciones clínicas: 1. Temperatura corporal mayor de 38°C o menor de 36°C. 2. Frecuencia cardíaca mayor de 90 latidos por minuto. 3. Taquipnea, con una frecuencia respiratoria mayor de 20 respiraciones por minuto o hiperventilación, expresada por una PaC02 menor de 32 mmHg. 4. Un recuento de glóbulos blancos mayor de 12.000 célu- las/mm3 o menor de 4000 células/mm3, o la presencia de más de 10 % de neutrófilos inmaduros o "en banda", en ausencia de neutropenia inducida por quimioterapia antineoplásica. El SIRS es la expresión clínica de la presencia de citoquinas circulantes. Sepsis. Cuando el SIRS es provocado por una infección bacteriana, fúngica, parasitaria o viral, el cuadro recibe en par- ticular la denominación de sepsis. En estos casos, el especia- lista, cirujano o experto en medicina crítica debe saber que la respuesta definida como SIRS puede asociarse con la presen- cia del agente causal en la sangre o desarrollarse después que éste ha desaparecido de la circulación. Ello significa que el diagnóstico de SIRS, y de la sepsis en particular, no requiere de hemocultivos positivos o no debe excluirse por hemocultivos negativos. La racionalidad de este hecho se apreciará más ade- lante cuando se describa el mecanismo de la inducción de la respuesta inflamatoria. El término infección queda limitado a cualquier respuesta inflamatoria local que indique la presencia de microorganismos patógenos en tejidos del huésped que deben estar exentos de ellos; bacteriemia (o en forma equivalente, fungemia, viremia, etc.) es la confirmación de la presencia de los microorganismos en la sangre. Síndrome de disfunción orgánica múltiple (MODS). La progresión de la respuesta a la injuria determina una situación evolutiva con variaciones continuas caracterizada por la inca- pacidad de los órganos vitales para mantener su homeostasis o su función normal, es decir, por el síndrome de disfunción or- gánica múltiple o MODS. El MODS incluye anormalidades en la función pulmonar, hepática, cardíaca, cerebral y renal. Las alteraciones son variables en cuanto a su intensidad y simultaneidad. El MODS puede asimismo ocurrir en forma inmediatamente posterior al efecto de la noxa (MODS prima- rio), porque la causa del darlo es ejercida de manera directa sobre un órgano específico (por ejemplo, contusión pulmonar, hemopericardio o daño renal por hemolisis), o puede ser se- cundario, como una consecuencia de la respuesta del huésped a un proceso que evoluciona continuamente, en forma inde- pendiente de las causas que le dieron origen. En este caso, las alteraciones de los órganos son el producto de la progresión de la respuesta inflamatoria en sus efectos celulares y vasculares, y son una medida de la inexorabilidad de algunos mecanismos patogénicos no obstante las estrategias terapéuti- cas, y un índice de severidad y de pronóstico reservado. En efecto, la presencia del MODS es el principal factor relacio- nado con la mayor mortalidad posterior de la sepsis y con el desarrollo de shock. Los criterios de evaluación del MODS incluyen medicio- nes específicas para cada órgano: Pa02, relación PA02/Pa02 y gradiente arterioalveolar de 02 para la función pulmonar; bilirrubina y alteraciones en la concentración de protrombina y factor V de la coagulación para la función hepática; índice cardíaco, presión pulmonar de enclavamiento y diferencia A-V de 02 para la función cardíaca; urea plasmática y urinaria y relación U/P de sodio para la función renal, etcétera. Sepsis severa y shock. En el contexto de las referencias de la Conferencia del Comité de Consenso, el término septicemia es confuso y debe ser desterrado de la práctica. En este momento sepsis severa se define como la conjunción de la presencia de sepsis asociada a MODS. El estado de shock se caracteriza por la incapacidad de mantener la tensión arterial y la perfusión tisular, y la definición de shock séptico es ob- via: shock asociado a sepsis severa. Las consideraciones par- ticulares del estado de shock son tratadas en el capítulo 3. Si el paciente ha tenido uno o más de los siguientes crite- rios en un período de 24 horas, se considera que en ese día ha presentado disfunción orgánica (Knaus WA, 1989): *Disfunción cardiovascular (presencia de uno o más de los siguientes criterios): *Frecuencia cardíaca < 54/min *Presión arterial media < 49 mmHg (presión sistólica < 60 mmHg) *Aparición de taquicardia ventricular o fibrilación ventricular *pH sérico < 7,24 con una PaC02 < 49 mmHg http://booksmedicos.org 1. RESPUESTA A LA INJURIA 3 Disfunción respiratoria: *Frecuencia respiratoria < 5 o > 49/min *PaC02 > 50 mmHg *D A-a 02 > 350 mmHg (D A-a 02= (713 x Fi02) - PaC02 - Pa02) *Dependiente de respirador o CPAP en el segundo día de disfunción orgánica Disfunción renal: *Flujo de orina < 479 ml/24 hs o < 159 ml/8 horas *BUN sérico > 100 mg % (> 36 micromoles/II) *Creatinina sérica > 3,5 mg % (> 310 micromoles/I) Disfunción hematológica: *Recuento de glóbulos blancos < 1000/mm3 *Recuento de plaquetas < 20.000/mm3 *Hematócrito < 20 % Disfunción neurológica: *Puntuación en la Escala de coma de Glasgow < 6 (en au- sencia de sedación) Escala de coma de Glasgow: Suma de la mejor respuesta de apertura ocular, verbal y motora, de acuerdo con el siguiente esquema de pun- tuación: Ocular: Apertura: espontánea (4); al estímulo sonoro (3); al estímu- lo doloroso (2); ausente (1). Motora: Obedece orden verbal (6); respuesta a estímulos dolorosos: localiza el dolor (5); retiro (4); rigidez de decorticación (flexión) (3); rigidez de descerebración (extensión) (2); au- sente (1). Verbal: Orientado (5); confuso (4); incoherente (3); sonidos ininte- ligibles (2); ausente (1). Mecanismos patogénicos en la respuesta inflamatoria a la injuria Los mecanismos patogénicos en el desarrollo de la res- puesta inflamatoria han sido estudiados en forma exhaustiva en la sepsis (a la cual se tomará como modelo de respuesta mefabólica a la injuria), y comprenden: 1. Activación del sistema inmunológico específico e inespecífico. 2. Producción de radicales libres del oxígeno y del nitrógeno. 3. Activación endotelial y de los neutrófilos. Activación del sistema inmunológico: la cascada inflamatoria El primer elemento implicado en la génesis de la sepsis lo constituyen las toxinas bacterianas. La sepsis puede ser pro- ducida tanto por microorganismos gramnegativos como grampositivos, y en menor proporción por otros agentes bio- lógicos, mediante la liberación de factores mediadores inflamatorios por parte de las células del huésped. La severi- dad del cuadro no depende del agente etiológico. Endotoxinas y exotoxinas. Uno de los causantes posibles del inicio de la cascada inflamatoria séptica (y no séptica, re- cuérdese la traslocación bacteriana en la isquemia intestinal) es la endotoxina, un lipopolisacárido (LPS) componente de la parte externa de la membrana bacteriana formada por una se- rie asociada de moléculas (fig. 1-2). Las endotoxinas se hallan constituidas por tres regiones distintas: el lípido A, un núcleo polisacárido y cadenas laterales polisacáridas llama'das antígeno O. El lípido A es un fosfolípido compuesto por una columna vertebral del disacárido glucosamina con un amplio número de ácidos grasos de cadena larga unidos por uniones de tipo amida o éster. El lípido A se une al antígeno O por medio del núcleo polisacárido que actúa a manera de puente (fig. 1-3). Este nú- cleo polisacárido contiene una molécula de 8 carbonos (2-ceto- 3-desoxioctonato) distintiva de la molécula LPS y que es vir- tualmente idéntica en todas las especies bacterianas. La varia- ción antigénica entre los distintos lipopolisacáridos de las di- ferentes cepas bacterianas se debe a variaciones de los antígenos O. El lípido A, por el contrario, es una parte de lamolécula altamente conservada que parece ser invariable (Fink MP, 1993;Giroir BP, 1993). Los seres humanos son exquisita- mente sensibles al lipopolisacárido y se requieren sólo unos pocos microgramos / kilogramo de peso para iniciar un estado de shock. Existen varias líneas de evidencias que sostienen el papel patogénico del LPS en la sepsis por gramnegativos: En voluntarios normales la administración endovenosa de mínimas cantidades de endotoxina genera muchas de las ca- racterísticas clínicas de la sepsis (fiebre, leucocitosis, linfopenia, caída de la fracción de eyección del ventrículo iz- quierdo, caída de la resistencia vascular periférica, hipercortisolemia) (Suffredini AF, 1989). 1. Los niveles de endotoxina están elevados en pacientes con sepsis, y los pacientes con shock séptico con endotoxemia tienen mayor probabilidad de desarrollar fallas orgánicas (Danner RL, 1991) y STRA (Parsons PE, 1989). 2. En pacientes hospitalizados con fiebre, la presencia de endotoxina circulante es un marcador predictivo del desarro- llo de sepsis de alta sensibilidad y especificidad (Van Deventer SJH, 1988). Cuando se inicia la sepsis por gramnegativos, el huésped no sólo está expuesto al LPS unido a la pared bacteriana, sino también a la endotoxina libre que se genera durante el proceso de replicación y crecimiento bacterianos y a la que se libera durante el tratamiento con antibióticos como resultado de la disrupción de las membranas bacterianas (Sheenep JL, 1988). La endotoxina libre prácticamente no genera efectos sobre el huésped; sus acciones se producen después de unirse por me- dio del lípido A a una glucoproteína plasmática de alta afini- dad, llamada proteína ligadora de lipopolisacáridos (PLL). Esta se halla normalmente presente en el suero en bajas concentra- ciones, pero su concentración se centuplica durante la respuesta http://booksmedicos.org 4 SECCIÓN I. PARTE GENERAL Membrana externa bacteriana Núcleo polisacárido Lípido A Antígeno O Fig. 1-3. Unión del lípido A al antígeno O. de fase aguda. La PLL opsoniza partículas con LPS y bacte- rias gramnegativas mediante la adhesión a neutrófilos y célu- las del sistema reticuloendotelial (Schumman RR, 1990). Esta adhesión se halla mediada por una glucoproteína de membra- na llamada CD14. Resumiendo, PLL es capaz de adherirse por un lado al LPS (que es parte de la pared bacteriana) y por otro a CD14, que está presente en neutrófilos y células del sistema reticuloendotelial. CD14 se encuentra ligada a gluco- fosfatidilinositol y estrechamente asociada a otra proteína con actividad fosforilante. Este mecanismo puede ser el responsa- ble de la transducción de la señal generada por el complejo (bacteria con)-LPS-PLL-CD 14 y la subsecuente amplificación de la respuesta inflamatoria (Wright SD, 1990; Stefanova I, 1991), expresada como la liberación de un conjunto de citoquinas, fundamentalmente TNF e IL-1 (fig. 1-4). Después de la sefial generada por la interacción del com- plejo LPS-PLL con el receptor de membrana CD14, los macrófagos y monocitos incrementan la biosíntesis y secreción de TNF en un factor de 10.000 (Giroir BP, 1993), juntamente con un incremento en la liberación de IL-1 (Cannon GC, 1990). El TNF y la IL-1 son las citoquinas responsables de la mayor parte de las manifestaciones clínicas de la sepsis. En los últimos años se han descripto otras citoquinas producidas por macrófagos y linfocitos con efectos diversos. El aumento de IL-1 se asocia a un aumento de IL-6 (Sironi M, 1989) que actúa en forma sinérgica con la primera; otras citoquinas, como IL-10, tienen un efecto inhibitorio sobre la respuesta inflamatoria (De Waal Malefyt R, 1991; FiorentinoDF, 1991). El TNF es producido primariamente por monocitos y macrófagos, si bien existen datos en modelos animales que demuestran que el riñon, el páncreas, el pulmón, el corazón, el bazo y el útero pueden ser fuentes importantes de TNF duran- te la endotoxemia in vivo (Giroir BP, 1992). Una vez liberado, el TNF y la IL-1 pueden actuar localmente dentro de su micromedio ambiente, o ser liberados a la circulación, donde se unen a proteínas transportadoras o bien a receptores extracelulares solubles. Estos receptores son secretados por las células (por ejemplo, células endoteliales y neutrófilos) durante la respuesta inflamatoria aguda (Natanson C, 1994). La unión a proteínas transportadoras y a receptores circulan- tes puede incrementar la vida media del TNF e IL-1, proteger a las citoquinas de la degradación por proteasas activadas y modificar la interacción de las citoquinas con los receptores celulares (Natanson C, 1994). La acción de IL-1 puede ser modulada por el antagonista del receptor de IL-1 (IL- 1ra), una citoquina de fase aguda estructuralmente similar a IL-1, capaz de interactuar con su receptor y de inhibir competitivamente el efecto de aquél sobre su célula blanco, ya que carece de actividad agonista sobre el receptor (Dinarello CA, 1993 a), y por inhibidores específicos (Dinarello CA, 1993 b). http://booksmedicos.org 1. RESPUESTA A LA INJURIA 5 El TNF e IL-1 generan una gran variedad de respuestas en el huésped, entre ellas fiebre (Dinarello CA, 1986), sueño, co- lapso hemodinámico (Okusawa S, 1988), inducción de sínte- sis hepática de reactantes de fase aguda, aumento de la expre- sión de los genes de la superóxido-dismutasa y ciclooxigenasa, inducción de la síntesis de citoquinas antiinflamatorias como IL-4, IL-6, IL-10, IL-lra, factor de transformación de creci- miento b, inducción de la síntesis de factor activador de plaquetas (PAF), activación de la coagulación (Van der Poli, 1990), leucopenia (Van der Poli, 1992; Perlmutter DH, 1986; Dinarello CA, 1991; Dejana E, 1987), anorexia, artralgias, mialgias generalizadas y cefaleas (Smith JW II, 1992). Tam- bién tienen efecto sobre los neutrófilos, activándolos (priming) de manera tal que incrementan su producción de enzimas y especies reactivas del oxígeno, tales como peróxido de hidró- geno, anión superóxido y óxido nítrico (NO). El máximo efecto de priming sobre la producción de NO ocurre cuando se aso- cian LPS, citoquinas y otro efector de la acción de éstas como el interferón gamma (Carreras MC, 1994). Asimismo, TNF e IL-1 promueven paralelamente la expresión de un grupo de glucóproteínas de superficie en las células endoteliales, las que también actúan como moléculas de adhesión, y comprenden a las selectinas E (llamada también ELAM-1, endothelial leukocyte adhesión molecule-l) y P, a las moléculas de adhe- sión intercelular 1 y 2 (ICAM 1 y 2) y a la molécula de adhe- sión de células vasculares 1 (VCAM-1). De esta manera, las citoquinas favorecen la adhesión de los neutrófilos activados a las células del endotelio, después de lo cual se produce la migración de aquéllos hacia el intersticio tisular (Curzen NP, 1994). Al mismo tiempo, existen evidencias de que TNF e IL- 1 inducen a la óxido mtrico-sintetasa en células musculares lisas vasculares (Busse R, 1990), lo cual llevaría a una mayor producción de NO y a la vasodilatación progresiva caracterís- tica del síndrome séptico. Los niveles de TNF tienen valor predictivo para la probabilidad de shock en presencia de sepsis (Marks JB, 1990) y para la morbimortalidad en pacientes con shock séptico (Calandra T, 1990). El inicio de la cascada sép- lica puede asociarse también a infecciones por grampositivos. Ciertas cepas de Staphylococcus aureus producen exotoxinas específicas cuyo efecto final es inducir la liberación de TNF e IL-1 (Ikejima T, 1988). El síndrome de shock tóxico estreptocócico tiene probablemente una fisiopatogenia simi- lar (Hachett SP, 1992). En la actualidad, la endotoxina de los gérmenes gramnegativos sería capaz de iniciar la cascada de activación inmunológica en el 30-50 % de los casos de sepsis asociada a estos gérmenes (Bone RC, Increase in National discharge survey rates for septicemia 1990). Por el contrario, la incidencia de sepsispor grampositivos puede aumentar en el futuro a causa de la extrema variabilidad antigénica de es- tos gérmenes y de las exotoxinas que producen, y porque pue- den favorecer la aparición de endotoxemia en forma secunda- ria (véase Traslocación bacteriana) (Bone RC, 1994). Producción de radicales libres del oxígeno Los radicales libres del oxígeno son sustancias muy reactivas e inestables que poseen un electrón no apareado y son capaces de mantener cadenas de propagación que finali- zan en la lipoperoxidación de membranas, en la formación de hidroxibases en el ADN y en la peroxidación de aminoácidos y proteínas. El más difundido es el anión superóxido (02) que se produce cuando el 02 reacciona directamente con un elec- trón, según la reacción: 0 2 + e- -> 0 2 En presencia de metales como Fe2+, el 02 puede aceptar otro electrón y transformarse en peróxido de hidrogéno o s + 0 2 - - > H202 El peróxido de hidrógeno no es en realidad un radical li- bre, pero se trata de un compuesto muy reactivo con gran po- der de oxidación y que puede reaccionar nuevamente con O2 para formar hidroxilo y H20: H202 + 02 -> OH - + H20 En la propagación, el grupo hidroxilo es capaz de reaccio- nar con lípidos y formar lipoperóxidos: OH- + R-H -> ROO El efecto de oxidación de las dobles ligaduras por radica- les hidroxilo modifica la fluidez de las membranas y afecta su funcionamiento. La producción de radicales libres ocurre en tres procesos metabólicos: la activación de los neutrófilos, el metabolismo mitocondrial y la conversión de hipoxantina en xantina y áci- do úrico. La activación de los neutrófilos por productos bacterianos como péptidos o derivados del complemento cau- sa la liberación de Oj a través del sistema de la NADPH- oxidasa. Este sistema está constituido por FMN, FAD, citocromo b y NADPH. En esencia, parte de la enzima se ha- lla en la membrana, y después de la estimulación se le acoplan péptidos citosólicos que migran a la membrana y se integran en la enzima ahora activa. La activación de la traslocación de estos péptidos es desencadenada por su fosforilación. Las enzimas fosforilantes o quinasas son activadas por productos intracelulares dentro del proceso de transducción de señales iniciado por derivados bacterianos o complemento en la mem- brana. Las mitocondrias producen anión superóxido cuando el flujo normal de electrones desde la primera enzima de la ca- dena de transporte de electrones, la NADH-deshidrogenasa, y el aceptor final, el oxígeno, se interrumpe a nivel de la ubiquinona, un intermediario ubicado en la parte media del ciclo, y los electrones son transferidos en forma directa al oxí- geno. La interrupción de la cadena mitocondrial se hace fácil- mente con sustancias no fisiológicas como la antimicina, pero no se conocen con certeza los bloqueadores fisiológicos. Dado que casi todos los tejidos tienen mitocondrias, éste es el meca- nismo más general de producción de radicales libres. Recien- temente hemos propuesto que el óxido nítrico puede producir efectos similares. La xantina-oxidasa produce ácido úrico y O2, pero sólo en algunos tejidos como el intestino y el hígado, y no en otros como el corazón. Por último, el anión superóxido puede reaccionar con el • NO espontáneamente, para formar un potente y agresivo oxidante, el peroxinitrito: 0'2+ NO->ONOO- El peroxinitrito puede nitrar aminoácidos y proteínas y afectar la función de enzimas, como la misma superóxido- dismutasa y las de las membranas mitocondriales. Los efectos tóxicos de los radicales libres son antagonizados por mecanismos enzimáticos y no enzimáticos. Entre los primeros se hallan la superóxido-dismutasa, que dismuta al 02 en H202; la catalasa, que convierte al H202 en H20 y 02 , y la glutatión peroxidasa, que oxida al glutatión en presencia de H202. El glutatión, la vitamina E y la vitamina C son antioxidantes no enzimáticos. Radicales libres, respuesta inflamatoria y sepsis. 1. Neutrófilos. Los neutrófilos y macrófagos pueden ser acti- vados por factores del complemento como C3 activado y C5 activado, por péptidos bacterianos y por anticuerpos. En la http://booksmedicos.org 6 SECCIÓN I. PARTE GENERAL sepsis, el aumento de citoquinas circulantes (fundamentalmente IL-1 y TNF) lleva a los neutrófilos a un estado de activación, con mayor producción de enzimas lisosómicas (elastasa, lactoferrina, lisozima, mieloperoxidasa, colagenasa, etc.) (Malech HL. 1987) e incremento del burst respiratorio, que lleva a mayor producción de radicales libres. El anión superóxido es convertido a peróxido de hidrógeno, y en pre- sencia de oligometales como el hierro, a radicales hidroxilo. La mieloperoxidasa puede interactuar con los derivados del superóxido para formar ácido hipocloroso y cloro libre (Malech HL, 1987; Clark RA, 1990; BabiorBM, 1988). El H202 y sus productos generados en el neutrófilo, las cloraminas, tienen un gran poder bactericida y parasiticida. Sin embargo, estos productos son capaces de producir injuria grave al endotelio vascular (Bone RC, 1992), y las significativas cantidades de radicales libres formadas por grandes cantidades de neutrófilos pueden causar daño tisular. Existen evidencias claras de que la injuria pulmonar agu- da (Bersten A, 1989) y la disfunción hepática (Doi F, 1993) que ocurren en el curso de la sepsis están mediadas al menos parcialmente por la acción de los neutrófilos. Los neutrófilos circulantes en los pacientes con síndrome de MODS se han encontrado activados, pero más a menudo presentan una dis- minución marcada de su actividad, tal vez "quemada" en el proceso inflamatorio o inhibida por el mismo proceso (Carre- ras MC, 1994). La inhibición puede representar defectos de expresión de receptores específicos. Este efecto es opuesto al que ejerce el TNF alfa que preactiva (priming) a los neutrófilos para que respondan en forma más acentuada al estímulo inflamatorio. Es probable que se trate de mecanismos distin- tos en diferentes estadios; en el SIRS, proliferación neutrófila y preactivación, y en el MODS, disminución de la actividad. 2. Radicales libres, mitocondrias y sepsis. En nuestro me- dio hemos demostrado que, en modelos experimentales de sepsis y de pancreatitis, la respuesta inflamatoria conlleva un aumento de radicales libres del oxígeno medido en diferentes tejidos, como músculo esquelético, hígado y páncreas. El efecto puede observarse en modelos de inoculación bacteriana por peritonitis experimental o tras la administración de endotoxina. En el caso particular del músculo esquelético, el aumento de radicales libres se produce en la mitocondria y se observa un significativo deterioro de la función mitocondrial presumible- mente ligado a lipoperoxidación. Es posible que el mismo efec- to de aumento de producción de radicales libres se deba a la actividad mitocondrial en el hígado, pero por el contrario las mitocondrias no aparecen alteradas o aun se observan hiperactivas, probablemente por la mayor concentración de defensas antioxidantes que el órgano tiene, como glutatión y vitamina E o alfa-tocoferol. 3. Radicales libres y sepsis clínica. Existen numerosas evi- dencias acerca de un aumento de radicales libres circulantes en la sepsis clínica. Keen y colaboradores (Keen RR, 1991) han confirmado un aumento de lipoperóxidos en la sangre venosa pulmonar de pacientes con foco séptico en ese órgano. Otros estudios demostraron una marcada disminución de los niveles circulantes de vitamina E. La disminución de la superóxido-dismutasa y de la catalasa en la sangre de pacientes proclives a desarrollar el síndrome de dificultad respiratoria del adulto ha sido considerada como un marcador de esta situación. Oxido nítrico. Desde 1989 se sabe que el factor de relaja- ción endotelial o EDRF es el óxido nítrico (*NO). El punto significa que el óxido nítrico también tiene un electrón desapareado y, por lo tanto, que es un radical libre, en este caso del N .'El óxido nítrico es producido por diferentes tejidos. El endotelio es capaz de liberar óxido nítrico y actuar sobre los vasos sanguíneos para mantener un tono vasodilatador per- manente. Esta acción ha sido confirmada en vasos arteriales tan diferentes como las arterias basilar y umbilical. El efecto vasodilatador se ejerce por la difusión del «NO hacia la capa muscular arterial o arteriolar, donde el radical activa a la guanilato-ciclasa que convierte el GMP en GMP cíclico. Este ejerce un efecto vasodilatador al retornar el Ca2+ a los depósi- tos intracelulares o al producirse cierto eflujo del catión. La guanilato-ciclasa es una hemoproteína, y el efecto del óxido nítrico se produce al unirse al Fe2+ de aquélla (fig. 1-5). El «NO es producido igualmente por células vinculadas http://booksmedicos.org 1. RESPUESTA A LA INJURIA 7 con la inmunidad inespecífica, como neutrófilos y macrófagos. En nuestro medio hemos confirmado que los neutrófilos libe- ran «NO en el mismo momento que liberan superóxido, y que ambos reaccionan para formar peroxinitrito. El *NO tiene ac- tividad parasiticida como se ha demostrado en su acción con- tra Trypanosoma cruzi o Leishmania. Asimismo, el «NO actúa como cotransmisor sináptico en el sistema nervioso central, estimulando las vías excitatorias glutamatérgicas; entre otras funciones, se ha vinculado su efec- to a la olfacción y a la memoria-aprendizaje. El óxido nítrico es sintetizado a partir del aminoácido arginina por un complejo enzimático que posee FAD, FMN, citocromo b y NADPH: óxido nítrico-sintetasa o NOS, de acuerdo con la reacción: L-Arg + NADPH + 02 -» L-citrulina + NADP + + «NO Existen diferentes tipos o isoformas de NOS que se deno- minan según el tejido adonde se hallaron en forma predomi- nante. La NOS tipo I o neuronal y la NOS tipo III o endotelial son constitutivas (cNOS), o sea que liberan en forma continua pulsos de «NO en respuesta a diferentes estímulos, en general Ca2+; el Ca2+ ingresa al endotelio o a la terminal sináptica por estímulos como agentes vasodilatadores (bradicinina, acetilcolina) y el glutamato unido a receptores NMDA, res- pectivamente. Se debe destacar que los nitrovasodilatadores se convierten en «NO en el organismo. La NOS tipo II representa una forma no constitutiva e inducible (iNOS) y no dependiente de Ca2+; esto significa que sólo se expresa cuando es genéticamente inducida ante la pre- sencia de inductores como el alfa-TNF, el interferón gamma y la IL-1, además del LPS. El efecto inductor se expresa en células macrofágicas, en neutrófilos, en el endotelio y en células de la microglia, así como también en el hígado y el miocardio. Desde hace algunos años se ha relacionado la respuesta inflamatoria o séptica con una enorme producción de óxido nítrico. Se confirmó un aumento de los metabolitos del óxido nítrico, nitritos y nitratos en la sangre de pacientes con sepsis y del óxido nítrico espirado en la dificultad respiratoria del adulto. La administración de análogos de la L-arginina, como la nitroarginina y la N-monometil-L arginina o NMMA, corri- gió el efecto vasodilatador del shock séptico en casos selec- cionados. Ciertos efectos de la dexametasona, droga contro- vertida en el tratamiento del shock, se deben a su capacidad para inhibir la producción de iNOS. En otros casos, se ha pro- puesto un mecanismo protector para el óxido nítrico en la sepsis, por ejemplo, de la función hepática. Activación endotelial y de los neutrófilos Los estudios animales sugieren que la liberación de endotoxina y de TNF así como de las interleuquinas 1, 6 y 8 y el factor de activación plaquetario o PAF pueden activar a los neutrófilos en la producción de radicales libres del oxígeno y también en la inducción de iNOS. Las citoquinas aumentan entonces la liberación de anión superóxido y óxido nítrico, pero también de elastasa, con daño endotelial. Asimismo, au- mentan la expresión de proteínas como las integrinas, que pro- mueven la adhesión de los neutrófilos al endotelio en forma complementaria con los receptores de adhesión endoteliales. Un ejemplo de integrina es el complejo CD11/CD18, que, es- timulado por TNF, es esencial para la migración tisular de los neutrófilos. De este modo, los neutrófilos son rápidamente secuestrados en tejidos como los pulmones poco después del comienzo de la sepsis, tanto en el ser humano como en mode- los animales. El aumento de la permeabilidad capilar resul- tante favorece el edema tisular (rico en neutrófilos) y la ruptu- ra de la barrera endotelial con pérdidas de proteína hacia el intersticio. La liberación de interleuquinas por estímulo de endotoxina-TNF se realiza en primer lugar en los macrófagos, aunque luego se incrementa su producción por el endotelio y los mismos neutrófilos. La activación de la cascada del com- plemento por endotoxina y TNF aumenta la activación de los neutrófilos. La activación plaquetaria contribuye a la libera- ción de agentes vasoactivos como tromboxano A2 y leuco- trienos que provocan vasoconstricción, y por el contrario, el •NO, que en bajas concentraciones tiene un efecto inhibidor de la adhesión de los neutrófilos al endotelio y de la agregación plaquetaria, puede promover vasodilatación segmentaria, y al reaccionar con grandes cantidades de radicales libres del oxí- geno, producir peroxinitrito, que aumenta mucho más el daño endotelial y de las membranas celulares. El endotelio, considerado hasta hace poco como una sim- http://booksmedicos.org 8 SECCIÓN I. PARTE GENERAL pie capa de células escamosas de revestimiento, es aceptado hoy como un órgano dinámico y complejo con múltiples fun- ciones. Las células endoteliales liberan anticoagulantes y antitrombóticos como trombomodulina y activador tisular del plasminógeno (TPA) que aumenta la producción de plasmina. Ya se ha mencionado la liberación de «NO, a la que debe unir- se la de prostaciclina, ambos potentes vasodilatadores y anti trombóticos. En respuesta a la liberación de citoquinas en el proceso inflamatorio, el endotelio expresa un grupo de glicoproteínas de adhesión llamadas selectinas. En el proceso de adherencia de neutrófilos al endotelio se hallan implicadas dos selectinas, E-selectina y P-selectina. La E-selectina se expresa en presen- cia de TNF e ILl y la P-selectina, en cambio, es estimulada por histamina y trombina. Otras moléculas que favorecen la adhesión de neutrófilos al endotelio son VCAM-1 (vascular cell adhesión molecule), inducida por TNF e ICAM-1 (intercellular adhesión molecule). De acuerdo con lo expresado en el punto correspondiente, el endotelio libera óxido nítrico, en particular a través de la iNOS estimulada por TNF e ILl, que también aumentan la polución endotelial de radicales libres del oxígeno. Tres horas después de la iniciación de la endotoxemia, la producción de •NO es masiva, y esto aumenta progresivamente la vasodilatación y facilita la hipotensión arterial. Sin embargo, el endotelio también libera factores constrictores como las endotelinas (ET), pequeños péptidos con gran poder vasoconstrictor. La ET1 es producida por la entrada de Ca2+ al endotelio, lo cual significa que su liberación es producida por el mismo estímulo que activa la cNOS. La liberación de endotelinas inducida por ILl y TNF ha sido confirmada en modelos animales y en el shock séptico en el ser humano. La liberación simultánea de agentes vasodilatadores como el «NO y de vasoconstrictores como ET puede parecer paradójico, más aún si se considera que tienen efectos antagónicos sobre su producción. En realidad, es probable que cada uno antagonice ¡a acción del otro, aunque algunos efectos -como inhibir la agregación plaquetaria- son comunes. El daño endotelial, la microtrombosis, la vasodilatación y vasoconstricción y el daño tisuiar serían una función de todos ellos. Efectos metabólicos de la respuesta inflamatoria La respuesta inflamatoria genera diferentes efectos metabólicos generalesy específicos en cada tejido. Efectos sobre el consumo de oxígeno Desde la clásica descripción de Danek y colaboradores, se ha propuesto que la sepsis tiene un patrón de variación del consumo de oxígeno característico. En tanto que en condicio- nes normales la disminución del oxígeno disponible no altera el consumo de oxígeno total (alrededor de 250 ml/min) hasta que la disponibilidad de 02 es crítica (alrededor de 300 mi/ min/m2; normal 1000 ml/min/m2), en la sepsis, toda vez que disminuye la disponibilidad, disminuye el consumo. Esto im- plica una relación lineal entre el aporte y el consumo de O . Esa relación lineal no se circunscribe a la sepsis y ha sido ob- servada en otras respuestas inflamatorias como la pancreatitis. Este principio tiene importancia porque ha dado lugar a conductas terapéuticas diferentes: unas propugnan aumentar el volumen minuto cardíaco y la disponibilidad de 02 para mantener la mayor utilización del 02; otros autores, sobre ba- ses clínicas, no creen necesario aquello, y aún más, algunos no aceptan la linealidad de la relación en esta situación. Las mitocondrias, que consumen más del 90 % del oxíge- no, fueron implicadas en el daño séptico. Desde hace muchos años, Mela y colaboradores han insistido en el desacoplamiento de la fosforilación oxidativa y en la disminución del consumo de 02 mitocondrial en la endotoxemia y bacteriemia experi- mentales. Nosotros hemos observado hechos análogos tanto en el hombre como en el animal de experimentación. La coinciden- cia de un daño mitocondrial con disminución de la diferencia arteriovenosa de oxígeno descripta en la sepsis sugiere un efec- to de "shunt" o cortocircuito arteriovenoso funcional, al no poder captar los tejidos todo el oxígeno ofrecido. Si se brinda un mayor aporte de oxígeno, el consumo puede aumentar por- que, al estar parcialmente desacopladas, las mitocondrias res- piran más, aunque inefectivamente. Como luego se hallaron modelos en que las mitocondrias hepáticas no estaban desacopladas y en cambio mostraban mayor captación de oxígeno, hemos pensado que la relación lineal entre aporte y captación de 02 puede deberse a que las mitocondrias hiperactivas pueden consumir más oxígeno, siem- pre que el flujo y el aporte sean aumentados, estando el flujo disminuido por microtrombosis y vasodilatación. Que las mitocondrias respiren más, no significa que el tejido se en- cuentre indemne; de hecho, el hígado está en general muy da- ñado en la sepsis. La linealidad de la relación aporte-consumo de O, es un índice de mal pronóstico en los pacientes críticos de terapia intensiva. El aumento del aporte para llevarlos a un consumo óptimo parece agravar la situación y la mortalidad. Esto hace suponer que la enorme producción de radicales libres del oxí- geno y de peroxinitrito por la reacción con el «NO, liberado masivamente, ha dañado a las mitocondrias, y que al forzar un mayor flujo, el consumo más elevado de oxígeno, en esta si- tuación, agrava el daño. Efectos sobre el metabolismo intermedio (done by 007) La alteración del metabolismo intermedio es muy signifi- cativa. Se ha descripto resistencia periférica a la insulina que justifica la hiperglucemia que suele acompañar el estado sép- tico; en algunos casos y en las sepsis agudas suele observarse, en cambio, hipoglucemia, probablemente relacionada con una gran liberación de insulina. La hiperglucemia tiende a ser man- tenida por el aumento de catecolaminas y cortisol circulantes. http://booksmedicos.org 1. RESPUESTA A LA INJURIA En correspondencia, la gluconeogénesis se halla aumentada a expensas de un intenso catabolismo muscular. La "fusión" de las masas musculares es un hecho clínico característico de la sepsis, y el nivel plasmático de aminoácidos esenciales para la estructura de proteínas, como valina, leucina e isoleucina, está muy aumentado. Los ácidos grasos circulantes aumentan y se eleva la producción de triglicéridos; por el contrario, la sínte- sis hepática de colesterol aparece disminuida. La falla multiorgánica. Los elementos del MODS Daño pulmonar y sepsis. El pulmón es afectado prácti- camente en todos los casos de sepsis en forma ligera o mode- rada (injuria pulmonar aguda) a grave (síndrome de dificultad respiratoria del adulto). Los hechos fisiopatológicos que ex- plican el daño pulmonar se vinculan con un aumento de la permeabilidad endotelial inducido por la interacción entre granulocitos y plaquetas unidos al endotelio y la liberación de radicales libres del oxígeno y probablemente otros mediado- res como óxido nítrico. El aumento de la permeabilidad endotelial lleva a edema alveolar e intersticial y a pérdida del surfactante con colapso alveolar y alteraciones de la relación ventilación-perfusión, aumento de la admisión venosa pulmo- nar e hipoxemia progresiva con grados variables de hiperten- sión pulmonar asociada. La muerte de los pacientes sépticos muchas veces ocurre por insuficiencia respiratoria; consecuen- temente, la mortalidad del síndrome de dificultad respiratoria del adulto de causa séptica es mayor del 50 %. Daño miocárdico y sepsis. El corazón es sensible a los efectos de las sepsis. Sin embargo, desde hace algunos años se ha observado que las anomalías de la función cardíaca depen- den de la situación previa del órgano. En los pacientes de ma- yor edad con daño cardíaco previo, los efectos de la bacteriemia, aun en el período de SIRS, son deletéreos y pue- den conducir rápidamente al estado de shock. En los enfermos más jóvenes, sin daño cardíaco previo, el compromiso del co- razón no impide cierto grado de compensación hemodinámica, como taquicardia y aumento del volumen minuto cardíaco, in- clusive con aumentos de la contractilidad miocárdica en los primeros estadios. Los minuciosos estudios de Parrillo y cola- boradores han permitido apreciar cambios en las propiedades diastólicas del miocardio. Así, los pacientes con mejor pro- nóstico tienden a exhibir mayor "compliance" diastólica y di- latación miocárdica que aquellos en quienes el corazón per- manece de tamaño normal aunque relativamente más rígido y sin duda con limitaciones para utilizar el mecanismo de Starling. Efectos de la sepsis sobre el hígado y la traslocación bacteriana. El hígado sufre cambios coincidentes con altera- ciones en la síntesis de factores de la coagulación, como fac- tores II y V, disminución de la síntesis de albúmina, trastornos en la conjugación y excreción de la bilirrubina y colestasis con injuria y necrosis hepáticas. En parte, el daño hepático puede adscribirse a un aumento de radicales libres del oxíge- no vinculado a una activación mitocondrial y al estímulo de las células de Kupffer, que son macrófagos fijos sensibles al efecto de las citoquinas como el alfa-TNF. Recientemente, ha ganado terreno la teoría de la traslocación bacteriana intesti- nal. Normalmente, el intestino posee defensas inmunológicas celulares e inmunoglobulinas que impiden el paso de bacte- rias hacia la vena porta y el hígado. Sin embargo, aun en con- diciones normales, una pequeña cantidad de bacterias puede superar la defensa intestinal. La teoría de la traslocación bacteriana sugiere que cualquier cambio en la barrera intesti- nal producido por la misma sepsis o por hemorragia, pancrea- titis o traumatismo permite que bacterias y endotoxinas pue- dan alcanzar el hígado por vía sanguínea y linfática y estimu- lar la producción de citoquinas y radicales libres del oxígeno por las células de Kupffer y de inducir iNOS en ellas y en los hepatocitos. Según algunos autores, como Buhar y colabora- dores, la excesiva producción de *NO es benéfica y protectora para los hepatocitos, aunque otros efectos, como un aumento en el catabolismo proteico, han sido relacionados con el «NO. El compromiso hepático es relativamente más tardío que el pulmonar, lo cual puede vincularse con la mayor concentra- ción de defensas antioxidantes, como glutatión en el hígado. Otros efectos
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