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Estructuras y abordajes en psicoterapias · psicoanalíticas . Héctor Juan Fiorini . M Nueva Visión Héctor Juan Fiorini Estructuras y abordajes en psicoterapias psicoanalíticas ' Daniel A. Castillo S. PsimlCllY Cllnica • Pslcoterallil V 11.271.693 / FPV N'l7.340. Ediciones Nueva Visión Buenos Aires Fiorini, Héctor Juan Estructuras y abordajes en psicoterapias psicoanalíticas - 1 ª ed., 7ª reimp.- Buenos Aires: Nueva Visión, 2008. 240 p.; 19x13 cm. (Psicología Contemporánea) l.S.B.N. 978-950-602-286-0 1. Terapias psicoanalíticas. l. Título CDD 150.195 I.S.B.N.: 978-950c602-286-0 Toda reproducción total o parcial de esta obra por cualquier sistema -incluyendo el fotocopiado- que no haya sido expresamente autorizada por el editor constituye una infracción a los derechos del autor y será reprimida con penas de hasta seis años de prisión (art. 62 de la ley 11. 723 y art. 172 del Código Penal). © 1993 por Ediciones Nueva Visión SAIC. Tucumán 3748, (Cl189AA V) Buenos Aires, República Argentina. Queda hecho el depósito que marca la ley 11. 723. Impreso en la Argentina/ Printed in Argentina INTRODUCCION Este libro expone una línea de investigaciones clínicas en el campo de las psicoterapias de orientación psicoanalítica. Contiene varios estudios cuya unidad y diversidad intentaremos ubicar en esta introducción. En primer lugar cabe señalar que estos estudios amplían y profundizan etapas previas d�,, nuestras investigaciones. En un primer volumen de trabajos 1 expusimos un conjunto de parámetros y criterios técnicos propios de las psicoterapi as dinámicas, cuya eficacia instrumental resultaba sólidamente fundada en registros y evaluaciones de varios equipos de trabajo de nuestro país y de otros centros preventivos"/ asistenciales de Europa y de Estados Unidos. Ese primer volumen expuso un conjunto teórico técnico. Un segundo estudio2 nos permitió profundizar en propuestas acerca del vínculo paciente-terapeuta, otorgándole una eficac i a instrumental particular en l a medida en que e l mismo pueda resultar capaz de dar lugar a la creatividad del paciente y del terapeuta. El principio de creatividad se nos presentó entonces como el más amplio principio regulador de los procesos de cambio en psicoterapias, bajo el cual deben ser colocadas las aplicaciones de la regla de abstinencia, el criterio técnico de neutralidad, las consideraciones dinámicas sobre la frustración en la transferencia. Una vez constituido en sus alcances generales ese cuerpo de lineamientos técnicos, nuestra investigación ha intentado explorar las condiciones de aplicabilidad de esos recursos según la estruc tura de personalidad del paciente en tratamiento. Esa búsqueda 7 está sistematizada, para l as estructuras neurót icas de personalidad, y sus condiciones diferenciales de abordaje, en la primera parte de este volumen. Cotejando observaciones panorámicas y microscó picas de procesos terapéut icos desarrollados con 145 pacientes de personalidad neurótica predominante (fóbica, histérica. obsesiva) hemos ido registrando las condiCiones de abordaje y l as secuencias que cada una de esas estructuras de personal idad establece: La teoría general del proceso que podemos sostener sobre l a base de estos estudios propone considerar que cada fase d e los procesos de cambio que enfreryta cada t i po de personal idad presen ta como primordial ciert a tarea. El proceso de elaboración apunta a producir cierto movimiento, cierta apertura en el n ivel de la est ructura en cuestión, como condición para el avance de ese proceso hacia una fase subsiguiente. Desde ya. nuestros estudios de esos procesos no agotan todos sus movim ientos ni los elementos dinámicos interv inientes desde cada psicopatología involucrada. Nuestros est udios destacan sólo aquel los aspectos de esas est ructuras de personal idad que se recortan con part icular ni t idez y cuya progresión se nos m uestra en la práct ica clínica como e ficaz para consol idar e lectos de cambio psicológico profundo. Creemos que en térm inos metodológicos nuest ra indagación se ubica en un nivel renomenol6gico, nivel que Octave Mannoni. en La otra escena3 destacaba como mediador para l igar de modo fecundo l a teoría y la organización de una práctica clínica. La primera pa11e. entonces, al est udi ar variaciones del proceso según la personalidad del paciente, recorta aquellas variables que caracterizan a esa estructura de personal idad. Este recorte nos perm i t e ahondar s u s var iab les , pero i m port a s u brayar metodológicamente los problemas cl ínicos que introduce esa del imi tación. La segunda parte se propone ampli ar el conjunto de variables en consideración, profundizar aspectos de la sobredetem1 inación que es propia de los e fectos psíquicos que indagamos (síntomas, conflictos act ivados, defensas). En primer téml ino consideramos * Esa ci fra Je pacientes observados rc,pondc a registros. estudios y discusiones clínicas de los úl t imos doce aiios Je nuestra práctica clínica y docente. 8 las variables múl t iples que podemos categorizar como di ferentes niveles del diagnóstico. A continuación estudiamos los fenómenos de interrelación ent re esas variables4 que pcm1i ten defini r un concepto de "situación". Concebido como el espacio dinámico donde numerosas interrelaciones potencian sus efectos, el concep to ele si tuación const i tuye un objeto part icular cuyo abordaje es decisivo en numerosas experiencias clín icas. Mostramos allí en un caso clínico cuántas modal idades de m anejo técnico pueden con verger a lo largo ele l as múl t iples dimensiones que configuran l a s i tuación d e ese paciente. La tercera parte de este l ibro ahonda otras direcciones que juzgamos de importancia teórica y a la vez técnica. Comprende una indagaci6n de un nivel inconsciente de las funciones yoicas comprometidas en el conocimiento y el manejo eficaz de lo real. Destacamos la part icipación ele ese nivel yoico inconsciente en la estruct uración de numerosas s i tuaciones de conllicio (aquel las en la que uno ele los polos conllict ivos está asentado en dimensiones de conocim iento, intentos de dominio, tendencias adaptat ivas y creat ivas , movimientos evolut ivos). El estudio siguiente investiga tocio un ámbito de fenómenos psíqu icos: aquellos vinculados con la creat ividad en cuanto condidl?n universal del sujeto humano. Se postula un sistema especial ele funciones y procesamientos que t ienen e fectos creadores. El reconocim iento ele este sistema. ele su accionar en '"'iveles inconscientes y preconscientes, es esencial para interpretar un nivel part icular ele ansieclacles, defensas, con tl ictos. A nuestro juicio la consideración ele estos dinamismos creadores es esencial en nuest ra interpretación clínica, nos pem1ite ampl iar el registro de los s istemas involucrados en l a conducta del paciente y en la nuest ra. Una y otra vez nos ha resonado una tesis de Peris: "la neurosis es un estancamiento de la creat iviclacl".5 La m isma fue indagada por Lowen en sus estudios bioenergéticos. 6 Nuest ro enfoque intenta arrojar luz sobre algunos aspectos psicodinámicos de nivel inconsciente comprendidos en fenóme nos de gran complejidad, como son aquellos que interrelacionan lo neurótico con lo creador y sus fracasos. Estas tres partes no son separables en nuestro t rabajo clínico. Con un paciente nos importa considerar a la vez variables ele su est ructura de personal idad, otras que son propias de su si tuac ión, 9 I� otras que derivan de movimientos profundos de procesos cognitivos y creativos activados de modo singular en esa persona. Cada sesión podrá ir recorriendo, en distintos momentos, cada uno de los enfoques que en este l ibro, por razones de investigación y de exposición, hemos debido colocar en un orden de sucesión. La posibil idad de art icular estos enfoques, de detectar sus entrelazamientosdinámicos, exige del terapeuta un constante trabajo creador. A esa capacidad del terapeuta, de enfrentar con juntos de notable complejidad, y de hacerlo, como pudo hacerlo Freud, sin esquemas reduccionistas, atento ala riqueza de la escena clínica, dirigimos el conjunto de estos estudios. En los últimos cinco años· nuestra investigación se ha visto estim ulada por el fecundo intercambio realizado con docentes y colegas integrantes del Centro de Estudios en Psicoterapias, institución que dirijo en Buenos Aires desde su fundación. Varios materiales clínicos, observaciones e ideas teóricas que integran distintos capítulos de este l ibro han sido aportados en grupos de discusión, ateneos clínicos y jornadas de este Centro de Estudios. Los 300 profesionales que han participado en 1 983 de nuestra labor científica y docente constituyen para nosotros una notable presencia que respalda y alienta el espíritu de estas investiga ciones. Creo necesario transcribir aquí la orientación general que otorgamos a nuestra actividad docente y científica en la institu ción, ya que la misma explicita el enfoque básico que recorre cada una de nuestras indagaciones: 10 La tarea científica que anima nuestra orientación asienta en varias direcciones pecul iares. a) Una búsqueda exhaustiva centrada en los m ateriales y datos de la experiencia clín ica emergente del empleo de diversas modali dades terapéuticas. b) Una indagación teórica que tiene su eje en el psicoanálisis, con un i nterés abierto a la producción de las principales corrientes desarrolladas a partir de la obra de Freud. c) La consideración atenta de producciones teóricas y técnicas, de otras corrientes (comunicacional, gestáltica, dinámica de grupos, psicología evolutiva, i ndagaciones corporales y psicodramáticas) intentando su confrontación -convergencias, oposiciones, pun tos de articulación- con las orientaciones psicoanal íticas y con el universo de las prácticas clínicas. d) La apertura a hipótesis y modelos provenientes del pensam ien to antropológico, sociológico, pedagógico y materiales emergen tes de ámbitos de procesos creativos. e) La convicción profunda de que sólo el diálogo más amplio -entre diferentes producciones teóricas, entre distintas investi gaciones clínicas, y entre docentes y alumnos- puede dar lugar a una más rigurosa comprensión del objetivo de estudio propio de las disciplinas involucradas en l a tarea clínica.7 Comparto actualmente la tarea docente del Centro de Estudios en Psicoterapias con Humberto Gobbi, Nilda Guerschman, Celia Mauri. Pedro Menéndez, Ana María Femández y María Elena García Novarini. Esta orientación dada a nuestra tarea profesional ha sido tam bién impulsada en reuniones de trabajo con colegas del interior del país (en especial de Rosario y de Mendoza, estos últimos nucleados en el Centro de Estudios en Psicoterapias Dinámicas) así como en el fecundo intercambio con profesionales de Brasil, en especial de Porto Alegre, con quienes llevo ya siete años de labor docente (en la Cátedra de Psiquiatría y el Instituto de Psiquiatría Comprensiva dirigidos por Manoel Albuquerque, en el Curso de Especialización de Psicoterapias para Psicólogos que coordina Isaac Sprinz, ambas Cátedras pertenecientes a la PUC-RS, Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul, así como en el Núcleo de Estudios en Psicoterapias que di rigen Inubia Duarte Andrade y Kenia Ballvé Behr, y en otros prestigiosos centros profesionales de Rio Grande do Sul). He recibido también aportes y sugerencias críticas de colegas de España, coordinados por Amoldo Liberman y Edgardo Gili , integrantes del Centro de Psicología y Desarrollo Humanístico de Majadahonda, Madrid, con quienes tuve el placer de discutir en julio de 1 983 parte de los trabajos que jntegran este volumen. Todos estos núcleos de trabajo científico, que suman en la actualidad más de 600 profesionales, nos respaldan y acompañan en direcciones de la teoría y de la práctica clínica que estos estudios 11 intentan profundizar. Para todos ellos nuestro más hondo recono cimiento. Por últ imo, en varios capítulos se habla del paciente, y se mencionan, para la labor del terapeuta, cri terios técnicos. Es oportuno recordar, como lo h izo Jung en su momento. que no hay "técnicas" que aseguren intervenciones saludables y fecundas, dado que el instrumento es siempre el operador, el hombre, presente con todas sus dimensiones en la s i tuación clín ica. Para preveni mos contra los riesgos de una confianza excesiva, no crítica. en los poderes de l as "técnicas", qu iero subrayar el contrapunto que un periodista norteamericano, David Young, sostenía en diálogo con Norman Mailcr: así como el arte. a menudo, es " incoherentemente cierto" la c iencia result a. en mu chos aspectos. "coherentemente incierta". Para nosotros, hablar de técnicas, de métodos, es señalar cam inos posibles. organizaciones racionales de los recursos, pero el terapeuta es convocado personalmente siempre a crear. Esto supone comprometerse en profundidad con las búsquedas del paciente, a colocar sus propias búsquedas en resonancia con las del ot ro. evitando quedar encerrado en las ident i ficaciones contrat rans fcrenciales. y dando lugar en cambio al amplio espacio de las ident i ficaciones creadoras. El terapeuta está hem1:1nado con el paciente en una universal búsqueda de sent idos, de más hondos sent idos para la experiencia v ivida en cuanto reveladora de poten c ias que la neurosis captura, y que la indagación terapéutica intenta conjugar para impulsar esas potencias en las d irecc iones de un proceso original l iberador. Bibliografía 1. Fl<lRINI, Héctor Juan, Teoría y téc:nic:a de psicoterapia. R ui.:nos A iri.:s, N ui.:va Yisióti, 6a. cd. , 1 982. 2. -, ''Rcpdición y dif1:rencia: propu<.:stas del paciente y d<.:l tcrapi.:uta para el desarrollo del proceso", en F101HNI, H. y l'i:YRU, G., /\¡)(Ir/es teúric:o clí11ic:o.1· c•11 psic:oterapias, Ruenos Aires, Nueva V isión, 1978. 3. M ANN0'.'11, Octave, La otra esc:ena. Clm·es de In i111agi11ario. Ruenos Aires, Amorrortu, 1973. 12 4. GEOo, John y GoLDBERG, Arnold, Modelos de la m_enlt'. Buenos Aires. Am0frorh,1, 1980. 5. PEKLS, Frede,rick, S11�>ños y t•.xisJt•ncic;. Taapia gesJcíltica, Sa¡lliago de CJ1ilc, Cuatro Vientos, 1974. · . 6. Low.EN. Alexaode.r. /Jioenergética, México, Diana. 1979. 7. CENTKO DE ESTUDIOS EN PSICOTEKAPIAS, Progr.o.maciún an.ual, Buenos Aires, 1983. 13 PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION Afirmamos en esta edición ampliada la vigenci a de una línea de investigaciones clínicas y técnicas cuya propuesta es comprender que las vías de acceso al paciente, las modalidades estratégicas y técnicas capaces de llevar adelante el proceso terapéutico depen den de condiciones establecidas por la estructura psicopatológica predominante, las que incluyen modos de vincularse y de comuni car que establecen un amplio espectro de variantes. En esta edición extendemos lo indagado anteriormente para las neurosis, al inclui r nuevos capítulos de estudios sistemáticos realizados sobre psicopatología y abórdajes de los trastornos del narcisismo. Incorporamos en este voumen una actualización de nuestra fundamentación epistemológica para una clínica de psicoterapias psicoanalíticas, donde p¡ocuramos abarcar fenómenos propios de conjuntos heterogéneos (como los que configuran individuo, grupo, institución en articulaciones múltiples) en los que se trata de comprender singulares efectos de configuración, a la vez que intensidades, ritmos y proporciones, en fenómenos que la tradi ción psicoanalítica identificó inicialmente por categorías de con tenido, es decir, cualidades. Estamos entonces consolidando una orientación donde las grandes categorías teóricas, los modelos freudianos, deben ir al encuentro de la singularidad de cada consulta y allí encontrar su alcance y su límite, su capacidad comprensiva ysu propio cuestionamiento, la conciencia de su no-saber. Situación creadora, crítica y autocrítica de la teoría y de sus 15 prácticas, que nos importa destacar como constituyente esencial, decisivo para Ja clinica psicoanalítica. Dimensión creadora de la clínica que comenzamos a buscar en sus fundnmcntos teóricos posibles, precisamente. en un capítulo de este volumen ("Creatividad: dinamismos fundantes de un sistema ... "'). Desde entonces. nuestros estudios sobre la creativi dad han ido creciendo hasta hacer necesario destinarles un volu men aparte, cuya prep . aracíón nos ocupa actualmente. Hemos tenido ocasión, ·en los últimos años. de realizar un ·constante intercambio con Asociaciones Psicoanalíticas y con lnst'ituciones de Salud Mental de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y provincia de Buenos Aires., en el ámbito nacional, así como con coleg'ios de Psicólogos y Cátedras Universitarias de Santiago de Chile. Montevideo. Porto Alegre. San Pablo, Rfo de Janeiro, Barcelona, San Sebastián, Segovia, Sevilla, Madrid y Nueva York (Instituto de Psicoanálisis). La discusión sostenida en estos colo quios y senünarios nos ha permitido revisar, confrontar y conso lidar Jos alcances de .nuestras líneas de trabajo. Destacaré asimismo el intercambio que sostenemos con estu diantes y colegas de la Facultad de Psicología de la Universidad <le Buenos Aires, desde la -cátedra de uClínica Psicológica y Psicoterapias'" en ·la que me acompaña un valioso equipo de colaboradores docentes. Subm yo a�1uín1i rccoil0cimfonto, para la ela:horació-n de nuestra pmduoci-ón científica. po·r los aportes 1que de modo pcnuanente realizan direclrivos, docentes y graduados en nuestro Centro <le Estudios en Psicoterapias, tic Buenos Aires, 'instiludón que nutre sin cesar .nuestras investigacfones. Deseo expresar finahnente mi .agradecimiento a nuestro maes tro, Dr. Mauricio Goldenber.g, 'inspirado oteador, con su Servído de Psioopatologfa del P.o'Hcliíilico de Lanús. ·de una ensefianza que no ha deja(4o de dar :tinnos. Su ejemplo y sus icllcas csrán presentes en cada uno de nues·troslt1rélb'ajos. La figura del maestro hacreddo con los afios, cobran-do llJi'ra cnom1e -dimensión por su oiigina1 lucidez y extraordinaria ,generosidad. DIRECCIONES TEORICAS Y EPISTEMOLOGICAS ACTUALES PARA LA CLINICA PSICOANALITICA * *Clase de int roducción para .. Clínica Psicológica y Psicoterapias ... Facultad de .Psicologí:t, lJniven;dail ele íluC'nos Aires . · Nuestra materia, "Clínica psicológica y psicoterapias", alude al campo de las prácticas clínicas, es una materia donde vamos a hablar de prácticas psicoterapéuticas. Hace tiempo un colega dijo: "por favor seamos prácticos, tengamos una buena teoría". De modo tal que conectarse con el universo de las prácticas en salud mental requiere ver con qué teorías uno se aproxima a esas prácticas, con qué c ncepción de las relaciones entre teoría y prác ticas uno se mané ja, y entonces resulta que para manejarse adecua damente en el terreno de las prácticas es necesario tener claros criterios de orden epistemológico. Sin una epistemológía más o menos definida las prácticas clínicas son prácticas a ciegas. Se reducen a un nivel de 'empiria. Con esta inquietud, quiero desarrollar criterios epistemológicos con los cuales trabajar en la clínica. La primera cuestión podría plantearse así:¿ Unidad o diversidad de la experiencia clínica? La experiencia clínica, ¿es una o es muchas? ¿Es una o es múltiple? Nosotros trabajamos una línea en la que creemos que la expe riencia de la clínica no es una. Creemos claramente que la experien cia de la clínica es la experiencia de una diversidad, es decir que tenemos múltiples direcciones y múltiples dimensiones de la clí nica. El tema de la unidad o diversidad es un teina de la epis temología. Voy a hacer alusión en esta exposición a autores que se ocupan del modo de pensar al ser humano, el modo de pensar en las ciencias humanas y, entre otros temas, piensan si podemos 19 unificar o tenemos que diversificar en nuestro pensamiento sobre el hombre y las ciencias humanas. Por eso destacamos autores como Foucault, Delcuze, Sartre, Feyerabcn, Umbcrto Eco, Eugenio Trías (filósofo espafiol actual), José Ferrater Mora y cierro la lista con Albert Camus filósofo que. en uno de sus trabajos importantes, El mito de Sísifo se ocupó de pensar en esta cuestión de si la práctica es una, si las teorías son unificablcs o bien comportan el espacio de lo diverso. Les quiero leer un pasaje de Camus al respecto. Dice así: El espíritu que trata de comprender l.a realidad no puede conside� rarsc satisfecho salvo si la reduce a términos de pensamiento. Si el pensamiento descubriese en los espejos c.ambiaotes de Jos fenómenos relaciones eternas que los pud.icscn resumir y resumirse a sí mismas en un principio único, se podría hablar de una dicha del espíritu. Esta nostalgia de unidad, este apetito de .absoluto ilustra un movimiento esencial del drama humano, pero que es.ta nost;1lgia sea un hecho no significa que dcha ser satisfecha. Pero si alinn;unos, nos dice Camus; la realidad del uno . . cualquiera que sea. c.aemos en la contradicción de.que unespíritu capaz de esa unificación cstnb1ece ya con e1 resto del uníverso su propia diferencia. y afirma así ur1 principio de diversidad: "Todo scm:dcna en la müdad<le aquclla nostalgia pero ai primer movimiento el mundo se agricta en infinidad de trozos. E11 psicología .como .en Jógica hay vcrdadccs. no hay verdad". Husserl y los fcnorncnólogos restiJuyeo al mundo su diversidad. Pensar no es ya uníficar, es v.0Jvcn1 ;rpr.cnder a ·estar atento para hacer de cada imagen, de cada idea. un Jugar diferente, Se abre.una proliferación de los fenómenos, caminos 4uc Jlcv�lll {I Jodas tas ciencias o a ninguna. Las experiencias se recortan en un desierto que no hay que abandonar. Esencialmente este prohlcma nos preocupa porque en el trabajo teórico. en el debate teórico que tenemo� también en la faculitad muchas veces está la tentación de contar,con un.a 1coría única, con una 1eoría que unifique. Y este tema del uno, que Camus refiere ca Pam1énicles, efectivamente a las fil(}sofías ¡prc�'Ocráticas. aparece también tratado ,en la obra de Lacan como la nostalgia de crear 20 alguna experiencia ele unidad que configure algún t ipo de absoluto. Lacan también habló de la castración en tém1 inos de la imposibi l idad de acceder al uno, la imposibi l idad de lograr un uno, una unidad estable en los vínculos. en la relación con el mundo. De modo tal que, de algún modo, asumir una diversidad, diversidad de fenómenos en l a clínica, en lugar de pretender una mít ica unidad, es un modo de asumir l a castración. Todas las fonnas de omnipotencia aparecen pretendiendo cerrar algún uno. Y el t rabajo ele la castración remi te siempre a asumir algo que decía B achelard: que al l í donde parece reinar un concepto. cuando profundizamos siempre están en v igencia por lo menos dos. Un ejemplo ele esto: en la c l ínica psicoanalít ica y en l a teoría psicoanal ít ica se ha hecho mucha insistencia en los fenómenos de repetición, pero l a categoría de repet ición no encuentra su lugar claro en la c l ínica hasta que no tenemos el juego de un par de conceptos. Y el concepto de repet ic ión sólo se va a entender si se recorta sobre la posibi l idad de que esté en vigencia el concepto de di ferencia. Si no podemos jugar con lo heterogéneo de los concep tos (repet ición vs. diferencia) sino solo un universo de l a repct .i c i6n, eso no existe en l a c l ínica, existe más vale en l a mente que quiere encontrar un solo t ipo de fen<ímenos que unifiquen su clínica. Del m ismo modo l es d iría que se ha t rabajado en la técnica psicoanalít ica, más de una vez, con el concepto de ausencia del anal ista. Pero s i nosotros uni ficáramos la c l ínica en tomo al concepto de ausencia estaríamos haciendo algúnt i po de s impl i fi cación. porque el concepto de ausencia va a requeri r, para tener alguna vigencia clín ica, de algún juego con su heterogéneo, que es el concepto de presencia del analista en la c l ínica. De modo que vamos a tener un mundo diverso: presencia-ausencia, ausencia presencia. No vamos a tener ni el primado único de la repet ición ni el primado único de la ausencia, sino que vamos a tener juegos complejos de interacciones ent re repet ici6n y di ferencia, así cn;1w entre presencia y ausencia. Por ot ra parte nosotros en la c l ínica tenemos una diversidad de si tuaciones ele consulta. Las s i tuaciones de consulta no configuran un mundo homogéneo, todo lo contrario, abren un espectro m úl t iple de condiciones de consulta. Tenemos una diversidad de t ipo 2 1 de personalidad en los pacientes que nos consultan de modo tal que lo que nosotros vamos a operar como nuestra práctica de la entrevista con un paciente neurótico, digamos un paciente fóbico, no forma una sola clínica homogénea al respecto de cómo vamos a actuaren la entrevista con un paciente borderline descompensado. Nuestros instrumentos van a ser diferentes, nuestra manera de manejar la presencia o la ausencia van a ser diferentes, el modo de nuestra intervención (cuán pasivos o cuán activos podamos ser) van a ser modos diferentes. Entre ese paciente fóbico, neurótico, que nos consulta, que en una serie de áreas de su vida está relativamente adaptado al mundo que lo circunda, lo cual no quiere decir perfecta ni armónicamente adaptado, pero que tiene concien cia de tiempo y espacio, por ejemplo, con ese paciente no vamos a tener instrumentos idénticos a los que vamos a usar con una persona que llega desorientada en tiempo y espacio, que llega con un pensamiento psicótico, y esto hace a clínicas diversas. Clínicas diversas que en términos psicoanalíticos, remiten a una obra fundante que es la obra de Freud. Pero esa obra de Freud tampoco es una, voy a citar referencias de Pontalis. Después de que Pontalis publicó con Laplanche el Diccionario de psicoanálisis se le hizo una entrevista que fue publicada en Buenos Aires, en la Revista Argentina de Psicología, en la cual le preguntan: "después de haber revisado la obra de Freud, como usted la ha revisado en detalle junto con Laplanche, ¿usted diría que coPfigura una teoría?" Pontalis dice: "en modo alguno, se trata de un conjunto de teorías con desiguales grados de desarrollo, con diferentes niveles en el interior de esa obra y no podríamos decir que es una obra unificable por el hecho de que responde a un mismo autor." De hecho este tema se ha planteado en la literatura también. El hecho de que un solo autor finne diversos trabajos o diversas obras de ficción no le confiere a esa producción una unidad estricta, ¡;orque un autor es varios autores. B ueno, si la obra de Freud no es única, homogénea, sino que es diversa, contiene múltiples direcciones de desarrollo, tiene múlti ples zonas en desarrollo, además, menos podría ser una la práctica clínica que se va a basar en esa obra, que va a estar siempre 22 buscando la manera de apoyarse en esa obra fundadora y en los desarrollos que la han continuado. ¿Por qué hablar de diversidad? G ran parte de nuestra psicopatología piensa cualidades de fenómenos, y entonces pode mos decir "he aquí el fenómeno de la.: angustia" o "he aquí el pensam iento confusional" o bien "he aquí una conducta persecutoria". Pero si yo digo angustia, pensamiento confusional, o conducta persecutoria, defino cualidades de conducta, cualida des que puedo observar y puedo fundamentar en la clínica. Pero la clínica no se hace sólo de cualidades, se hace también de intensi dades, es decir, e l factor cuantitativo es tan importante para la vida de la gente como el factor cualitativo. De modo que si decimos angustia vamos a preguntar "cuánta angustia, con qué intensidad, con qué frecuencia". Si decimos pensamiento confusional vamos a averiguar en la clínica cuántas veces, con qué extensión, con qué preponderancia. Y vamos a hacer preguntas no sólo sobre la cualidad de esos fenómenos sino también sobre la temporalidad de esos fenómenos. No sólo vamos a preguntar por la angustia sino cuándo emerge, en qué condiciones aparece, cuándo reaparece, es decir qué ritmo tiene y nos hacemos preguntas por ritmos, a veces por ciclos o por periodicidades. De modo tal que yo ya estoy en un espacio diverso, pero no sólo porque los fenómenos son diversos sino porque las categorías que tengo para analizar los fenómenos ya son diversas, porque uso cualidad de conductas, uso intensidad de conductas y uso tempo ralidad de conductas. Con lo cual ya todo eso no se piensa como uno, se piensa como múltiples parámetros que me van a permitir acercarme al fenómeno clínico. En este sentido de la clínica que no es una, sino diversa, es que nosotros orientamos el programa de la materia. Ese programa habla de un campo de psicoterapias, en plural. Cada vez que yo escucho la palabra psicoterapia o psicoanálisis, en general me produce un estado de zozobra, porque no sé cómo se pretendería generalizar esto que es diverso. Si alguien dice la psicoterpia, en singular, no sabremos bien qué tipo de diseño técnico y para qué experiencia clínica está utilizando sus formulaciones. 23 \1 Con ese criterio es que nosotros damos en el programa l íneas de terapias de insight y l as contraponemos con psicoterapias de continencia. ¿Por qué presentamos dos tipos de terapias? Porque queremos mostrar esa diversidad, queremos mostrar que hay situaciones cl ínicas donde se impone un trabajo de continen cia, que en ese momento no va a apuntar al insight, aunque sí pue de apuntar a un insight en un momento siguiente. Del mismo modo, nosotros no hablamos de diagnóstico, habla mos de niveles del diagnóstico en el programa. Porque decimos que el diagnóstico es plural , que el diagnóstico se hace en una trama de múltiples niveles del diagnóstico, y esto lo mostramos todo el tiempo en casos clínicos. Del mismo modo, cuando hablamos de focalizar terapias. hablamos en plural, de modalidades de la focalización. No hay una sola manera de focal izar en terapias, hay más de una. Por último, cuando hablamos en el programa de procesos terapéuticos también hablamos en plural, porque no hay un proce so, no hay un pensamiento de un proceso que me pennita abarcar todos los juegos y los despliegues de la cl ínica, tengo que pensar el proceso con categorías diversas. Hay más de un tipo de procesos de cambio. Y hay.más de un tipo de efectos de cambio en la cl ínica. Desde luego esta situación de diversidad puede. al estudiante, complicarle su tarea. porque cuando está estudiando, ya aprender dctenninado concepto es trabajoso. No estamos en contra de que el alumno aprenda ciertos conceptos en singular. creo que es su primer cscal6n aprender ciertos conceptos en cuanto singular. o en cuanto individual. El problema no está ahí, el problema es que el alumno sepa que ahí no tcnninó su búsqueda, y que ahí no tem1inó su clínica. o que ahí no tem1inó su teoría. Porque no hay duela de que para hacerse cargo de los ni veles de complejidad que introduce la clínica es necesario ir subiendo por escalones. y a veces habrá una etapa donde yo dcha estudiar los fenómenos de la repetición como si fueran únicos. Tendré que concentrarme y recortar esos fcn<')menos como si fueran únicos. Pero yo tengo que saber cuando estoy estudiando los fenómenos de repetición que ahí no se acaba el mundo del paciente. Si sé que ahí no se acaba ya me estaré preparando para estudiar después otros conceptos. Si no lo sé estaré convencido ele que 24 cuando tennine de estudiar la repetición ya tengo en mis manos un am1a, un poder. Esto es muy peligroso en ciencias. siempre es peligroso. ¿Qué ocurre entonces? Nosotros planteamos una clínica que, en esa diversidad, avanza con un doble frente de preguntas. Doblefrente que es: el de la pregunta sobre la práctica, que es una pregunta sobre la intervención clínica, dél porqué de su oportuni dad y el para qué de sus efectos. pregunta sobre la práctica; y una correlativa pregunta sobre la teoría que se podría poner en juego ahí. Un doble frente porque la teoría con la que trabajamos, y la práctica con la que trabajamos, en principio no se unifican, están siempre en interjuegos. Nunca se sintetizan de un modo annónico. De modo que suponer que "con esta teoría perfectamente aplicada en esta práctica enteramente coherente. lograremos efectos cla ros", es un ideal. No hay tal clínica. Esa clínica es mítica, puede existir en los deseos de mucha gente, pero si esa gente nos muestra su material clínico, allí no vamos a encontrar esa clínica. Si realmente existiera una clínica donde la teoría se une annónicamente con la práctica, y la práctica produce efectos enteramente claros, podría tratarse de un sistema robótica al que el paciente no se acomoda bien. ¡,Qué ocurre? Acá está el problema del teoricismo como un problema que aparece con frecuencia. Me acuerdo de algunos alumnos que en el último examen, decían así: "nosotros sabemos mucha teoría. pero cuando vamos a bajar a la práctica ... ". Entonces me quedé pensando en esta idea de bajar a la práctica. Y o creo que esa relación espacial está mal planteada. Creo que en todo caso, si hubiera un desnivel, habría que subir a la práctica, porque una vez aprendido cierto nivel de complejidad en la teoría, la práctica nos va a presentar un universo más complejo. un universo de articula ciones entre lecturas teóricas. De modo que yo diría. si hay un desnivel va a haber que subir a Ja práctica. desde teorías que están en un plano de generalización y tienen que esforzarse por acceder al nivel de una singularización. El problema del teoricismo, de todas maneras. es un gran problema en todas las universidades, no sólo en esta facultad, es un viejo problema en las disciplinas en general. y en psicoanálisis hay 25 siempre tentación de desvíos teoricistas. Había la historia de un psicoanalista kleiniano, en Buenos Aires, que nos daría una pauta de qué quiere decir teoricismo. Este psicoanalista estaba totalmen te fascinado con la teoría kleiniana del psiquismo, con muchas referencias al pecho y a la etapa oral (esto ocurría en el Hospital Borda, y en el Borda había un paciente esquizofrénico catatónico que estuvo un año sin hablar) . Un día llega al hospital y ve que hay un montón de gente alrededor del paciente catatónico. Dice: "¿Qué pasó?". "Habló", le contestan. Entonces dice: "¿Ha dicho leche?". "No". " ¡Qué lástima!" exclama, y pega un puñetazo muy decepcionado. A mí me parece que esto i lustra la problemática del teoricismo. El odio que le produce a uno cuando la práctica no cierra exacta mente la teoría. Uno trata de que cierre, pero el paciente no está obligado a decir "leche". Y las teorías se hacen así m ás di fíciles de elaborar. Feyerabend es un epistemólogo actual que tiene un trabajo in teresante que se llama "Tratado contra el método". "Tratado contra el método" es una dirección que varios epistemólogos y filósofos han tomado en Europa, que es hacerse cargo de que estan10s en una etapa teórica de fin de las grandes síntesis. Fin de las grandes síntesis que obliga a volver a revisar las condiciones de particula ridad en las cuales pensamos, condiciones singulares y particula res en las que podemos ejercer teoría. En este "Tratado contra el método" dice algo: "Tengamos en cuenta que ninguna teoría abarca todos los hechos del dominio a que se refiere". El mismo asunto lo va a plantear Umberto Eco, que por eso lo he citado acá también, en un libro que se llama La estructura ausente. Introducción a la semiótica. Les voy a leer lo de Eco, porque aclara un poco más por qué es que una teoría no puede abarcar el dominio de los hechos, sino que intenta abarcarlo, pero siempre se le escapa. Umberto Eco lo plantea en términos l ingüísticos, en términos semióticos, pero el problema es el mismo. Dice Eco, terminando su estudio: 26 Si se enfrenta a los sistemas semióticos cerrados con procesos que responden a un modelo abierto, aparece un elemento extrasemiótico que es la circunstancia [que es lo que nosotros planteamos en el programa con el concepto de situación] contexto real, externo, no contexto formal del mensaje que comprende ideologías y circuns tancias de com unicación. No todas las circunstancias se resuelven en signo, hay un margen ú ltimo de la circunstancia en el que ésta se sustrae al torbel lino de los códigos y de los mensajes y se escapa. La circunstancia irrumpe para estorbar la vida de los signos y se presenta como residuo sin resolver, como un complejo de factores biológicos, sociales y económicos que se modelan como marco de toda relación comunicativa, como una realidad que flexiona y modela los movimientos no autónomos de los procesos de signi ficación. La vida de los signos es frági l sometida a la corrosión de las denotaciones y las connotaciones bajo la presión de circunstan cias que modifican la potencia sign ificativa original. Necesitamos de esos sistemas de signos que son las teorías; las circunstancias desbordan siempre a esos sistemas de signos. Esto es inherente al procedimiento mismo de las ciencias que es siempre i r iluminando sus límites. El modelo de trabajo científico no es so lamente iluminar el centro de una escena, sino aclarar dónde están los l ímites de lo que abarca y de lo que no abarca. De modo que yo diría que en esto que está planteando Eco, la imposibilidad de que un sistema de signos termine de abarcar todas las circunstancias a las que se quiere aplicar, en esto radica la vida de las ciencias, en esto radica el pensamiento en cuanto vivo. Si el pensamiento no tiene esa dinámica, ese pensamiento envejece, se queda demasiado quieto, demasiado sat�fecho narcisísticamente, porque ha ilumi nado un centro pero ha perdido conciencia de límite. Sobre esta relación entre teoría y práctica, me interesaba comen tarles un análisis del problema realizado entre Foucault y Deleuze. En un diálogo que ellos sostienen hace unos años sobre los i ntelectuales y el poder, llegan a esta conclusión: "toda teoría llega a un punto de detención que se levanta frente a ella como un muro infranqueable. Ese muro tendrá que ser atravesado, perforado, por cierto tipo de práctica". Ahí se habla de un interjuego entre teorías y prácticas que nos interesa mucho en la clínica, porque la clínica es el lugar donde nos tenemos que dar cuenta de hasta dónde nos llega la teoría, hasta dónde da y dónde ya no da. Porque ahí donde la teoría no da, es probable, y éste es el diálogo de Deleuze y Foucault, es probable que tenga que aparecer una práctica, que haya que inventar una práctica para movilizar el límite de la teoría. lt. 27 De modo tal que esta visión a mí me resulta mucho más rica que la de Althusser, en su momento. La visión de Althusser y algunos otros teóricos franceses suponía que en realidad la práctica es nada más que aquello que una teoría pem1ite ver, de modo tal que para Althusser la práctica era un momento teórico. Esta es una visión limitada del fenómeno, y una visión que tennina limitando y empobreciendo la ciencia, porque la práctica no es sólo el lugar donde uno I ce con la teoría que tiene, además tiene que saber que va a tener que encontrarse con eso que Eco l lama "no expresable todavía en signos", con eso oscuro que se escapa. La conciencia de que algo oscuro se me escapa en la práctica es lo que me va a pennitir revisar pem1anentemente mi teoría. Si yo no tengo esa conciencia quedo capturado en la teoría, pero esa teoría es un falo omnipotente. es decir, es un mito. Un mito que se cava la propia fosa. porque si la teoría no tiene conciencia de límite y conciencia de cambio interno. esa teoría no va a ir muy lejos. Justamente hoy el tema dela ciencia es cómo se trabaja en los l ímites. cómo se elabora y se crea en los l ímites. He mencionado a Eugenio Trías. filósofo español que hace un par de años publicó un libro que se l lam a La avemura filosófica. Este libro está centrado en el problema del l ímite. sobre la import ancia de comprender que es en los límites entre diferentes tipos de objetos, y en los límites entre diferentes ciencias, al l í donde el pensamiento puede seguir creando. E s decir. e l l ímite como objeto de est udio actual en la filoso fía. es el espacio donde se ponen en marcha dinámicas de creación. ¿Por qué? Porque todas las dinámicas de creación emergen en el choque de elementos heterogéneos. En un mundo homogéneo lentamente la creación se detiene. Nosotros vamos a hablar de procesos creadores. porque (y esta es una orientaci6n central en nuestro enfoque) creemos que sin una clara concepción de procesos creadores, procesos creadores en el paciente. procesos creadores en el analista, y procesos creadores en el interjuego de ellos en cada terapia, sin una concepción de procesos creadores hay una clínica estática, hay una clínica dete nida. Nosot ros creemos que dinamizar la clínica. en gran medida, es 28 comprender los procesos creadores que se juegan en cada escena cl ínica. Desci frarlos (porque en gran medida son inconscientes, inconscientes para el paciente. inconscientes para el ana lista e inconscientes para la propia interacción), nombrarlos. t raba jar en su registro de modo constante, es parte esencial del proceso. De paso. podríamos deci r que invest igar la dinámica incons ciente de procesos creadores nos coloca en el centro de una bús queda actual que es fu11damental , que es : hablar de inconsciente no es hoy hablar solamente de ese inconsciente que muy profunda mente investigó Freud en tomo a psicopatología de la v ida coti diana, el chiste. los sueños y el síntoma, sin.o que éste es un inconsciente de gnm importancia cl ínica, pero no es el único. El primero que comprendió esto fue Freud, en un trabajo de 1 923, que es "El yo y el ello". A esa altura se da cuenta ele que hay un incons ciente del yo, lo cual le hace replantearse el alcance de la noción ele inconsciente que él había fomrnlado en la primera t6pica. Efectivamente, en el año 1923 Freud estaba fomrnlando su segunda tópica del aparato psíquico donde interactuaban como sistemas el yo, el ello, el superyó, l o real y éstos interactuaban como inconscientes, lo cual abría una investigaci6n que Freud vio claramente en ese momento: lo inconsciente no definía a un sólo sist ema. sino que aparecía como una cualidad de múl t i ples siste mas. Uno de los sistemas donde nosotros creemos que hay que poner el énfasis para comprender la clínica, es entender un incons ciente de procesos creadores. Inconsciente de procesos creadores que no anula ni deja de l ado a ese inconsciente de la repet ición que Freud invest igó con suma claridad por ejemplo en las neurosis. Sino que m ás vale nuestra clínica se presenta como un interjuego com plejo, dialéct ico. entre inconscientes: un inconsciente de la repet ición. un inconsciente creador de diferencias. Allí es donde nos vamos a plantear la cl ínica. El tema es el siguiente, retomo ahora algunas ideas sobre único, uno o diverso, unidad o diversidad, y después vamos a hablar ele clínica. A nosot ros se nos plantea en la clínica t ratar de ver y entender pacientes concretos, no pacientes abst ractos. Pero, ¿qué quiere decir concreto? Yo voy a tomar el concepto ele concreto que uti l izó Marx para replantear su relación con la fenomenología ele la historia de Hegel . Hegel presenta una v isión de la historia donde él encuentra una causa eficiente para los procesos históricos, 29 que llama "espíritu absoluto". Y Marx se enfrenta �on esa visión de la historia, y dice: ésta es una visión abstracta, es abstracta porque busca un cierto tipo de determinantes y los cree rigiendo absolutamente el fenómeno en estudio. El concepto de causa eficiente es que hay un tipo de agente determinante, de una determinada calidad, que da lugar a un universo de efectos. Entonces Marx dice que esta filosofía de Hegel es abstracta, que para pensar la historia concreta tenemos que multiplicar nuestra lectura sobre los determinantes. Entonces aparece ahí un contrapunto ya claro en Marx, que es así: simplifico, abstraigo, recorto un tipo de determinaciones, produzco un objeto teórico abstracto -multiplico los ejes de referencia, comprendo que hay una serie de determinaciones entrecruzadas potenciándose, y entonces produzco un objeto teó rico concreto. Escuchen: objeto teórico concreto, porque claro, no salimos del ámbito de la teoría. Pero si yo voy multiplicando m is ejes de referencia para comprender dónde está puesta la vida de la persona (siempre hay más de un eje de referencia, no se trata sólo del deseo, no se trata sólo de la neurosis), entonces estoy aspirando a producir ese concreto. ¿Logro abarcar enteramente la vida de esa persona? Seguramente no, estoy intentando aproximarme. Segura mente no la abarcaré, pero trataré de aproximarme con el mayor rigor, con la mayor amplitud posible. En el año '30 en Francia, aparece un filósofo que no llegué a incluir, que es George Politzer. Politzer revisa el psicoanálisis de la época en Francia y dice: "éste es un psicoanálisis abstracto", porque "no me habla de la gente, me habla de la fijación, de la regresión, de la libido y del Edipo". Yo aspiro, dice Politzer en el año '30, a que haya una lectura de una psicología concreta, es decir "una psicología que me muestre a la gente viviendo, a la gente trabajando, a la gente respirando, y desde luego, en esa gente que está viva, entrarán la fijación, la regresión, la libido, el Edipo, pero entrarán de modos singulares". Yo tendré que descubrir las mane ras singulares en que cada persona vive su regresión, su fijación, su libido, su Edipo. El problema que aparece acá es un problema filosófico amplio que está en juego en todas las ciencias, sostenido por la pregunta: ¿cómo podemos generalizar, hasta dónde podemos generalizar, y dónde tenemos que particularizar? 30 En uno de sus trabajos Gilles Deleuze dice así: "En la actualidad nos toca investigar articulaciones de superficie". ¿Qué son las articulaciones de superficie? Son las maneras en que dinámicas profundas del individuo, del grupo, de la institución y del país se abrochan en un momento dado y producen un efecto (por ejemplo, síntoma fóbico). ¿Por qué? Porque esto es lo que ocurre en un tiempo y un lugar determinado, esto no ocurre ni ayer ni mafíana, esto ocurre hoy. En esa superficie del tiempo hoy, y en este espacio que agrupó a la gente en facultad, allí vamos a tener que detectar articulaciones en los límites. Ese es un pensamiento de conjuntos. Deleuze dice: lo oculto, Jas dinámicas de profundidad se revelan por esos "efectos de superficie". Lo que abre la revisión de las relaciones entre teoría y prácticas es un horizonte diferente, y es importante que para el estudio de una teoría ese horizonte esté trazado desde sus comienzos. Es el horizonte de una perspectiva crítica del discurso teórico, una conciencia de que toda teoría debe tener problematizada su capa cidad de dar respuestas y jerarquizada su capacidad de renovar las propias preguntas. Recordemos con Deleuze: "Lo verdadero sólo se presenta al saber a través de las problematizaciones; y éstas surgen a partir de prácticas, prácticas de ver y prácticas de decir". Lo que sostenemos, entonces, frente a los absolutos siempre supuestos posibles en las formas de todo discurso dogmático, es una Epistemología (i,e Pensamiento Crítico. El criticismo en filosofía abrió un tercer camino, en esa clásica polaridad de dogmatismos y eclecticismos. No estamos obligados a caer en una ortodoxia ni en las l imitaciones del eclecticismo. Es posible operar con un pensamiento crítico.(Línea de varios autores italianos, Cario Viano, Massimo Cacciari, creemos que Umberto Eco en sus últimos l ibros.) La consideración de "srruACIONEs" va más allá de una amplia ción de los objetos en estudio : supone el empleo de otras modali dades de pensamiento. Ferrater Mora, en Modos de hacer filosofía, destacó dos modos de razón, la razón "analítica", y la razón "integradora". La razón analítica, de tendencia generalizadora, sistem atizante, opera me diante procedimientos lingüísticos-reductivos. La razón integradora de tendencia particularizante, procede mediante construcción de 3 1 conjuntos y emplea modelos de historización para esos conjuntos. La primera esquematiza ciertos hechos construyendo m odelos de objetos en los cuales explica comportamientos que se repiten. Generaliza "razones parciales", insistentes segmentos de relacio nes causales. Opera reducción por dos vías: general izar semejan zas, y definir cierto hecho o ley como el esencial. En la razón integradora, pensamiento contex_Juantc, se constru yen conjuntos en los que cada problema t iende a rami ficarse, a descomponerse en varios. Hay una temporalización y di versificación de hechos en tales conjuntos. Pensamiento pluralista (no una esencia sino varias entrecruzadas en sus leyes y efectos), leyes diversas son reconocidas en su mutua i rreductibilidad, se genera l iza una especie de ley de diversificación. se reconocen no sólo semejanzas de comportamientos sino d i ferencias (Wittgenstein: "enseñar es mostrar di ferencias"). Me da la impresión que todo versus entre estos dos modos de razón podría sostener el equívoco de suponerlos en el m ismo plano lógico, lo cual es posible pero no for1.oso. El estudio que recorta objetos y el que los art icula pueden, en parte, responder a registros de di fcrente orden de complejidad. llya Prigogine en Elogio de la complejidad señal a así que el problema esl á en comprender 32 cosas que carnhian (diferencias) en un mundo que también muestra el no cambio (repetici6n de comportamientos). Una ciencia que anal i1.a todo en fragmentos, en pe4ucfías porciones, que procede separando. aislando objetos, no puede dar cuenta de círdcnes de com plejidad. Complejidad indica pluralidad, diversidad de modos de funciona miento. Ha habido un modelo prestigiado en ciencias (que el físico Bohm por ejemplo propuso para pensar el universo) que es creer que hay una informacicín preexistente, oculta, una trama inicial que se despliega sin novedad. de modo que ocurre Jo que ya estaba inscripto en esa trama inicial . Hoy ta les ideas no s e sostienen: s e hace evidente que hay sistemas inestables. bifurcaciones: nada queda atrapado en una trama previa. Hay dirección del t iempo. irreversibilidades. no mera permanencia de lo trazado en los orígenes. Una prohlemát ica abordada en direcciones similares es conside rada por Umherto Eco en La estructura ause11te. lntroducció11 a la semiótica quien ha dist inguido un pensamiento que aísla estructu ms de un pensamiento "serial". El pensamiento serial registra la disposición composit iva de las series, su variabil idad posicional, donde no se suponen consti tu idos "todos" sino conjuntos sólo temporariamente uni ficados. Tales conjuntos (con cuyo modelo proponemos pensar las "situaciones" de la clínica) retienen en sí lo heterogéneo, lo no abarcahle de las series, ya que éstas contienen l íneas de fuga, v ías de desplazam iento que t raspasan los l ímites de cada configura ción. Para el pensamiento serial el l ím i te es de configuración, pc11eneciente a un diseño de esa configuración. El pensam iento serial se abre a las potencial idades de pensa miento creador: una mult iplicidad de elementos (seriales, no aislados, no recort ados) dan lugar al di_seño de una diversidad de configuraciones. Los efectos son de configuración, no de esencias aislables. Así, como en otro capítulo destacaremos el pensam iento serial en Cervantes, aquí merece que recordemos el de Borges en su cuento "La m uerte y la brújula": En el segundo piso ... la casa le pareció infinita y creciente. La casa no es tan grande, pensó. La agrandan la penumhra, la simetría, los espejos. los muchos años. mi desconocimiento, la soledad. Las series producen su efecto de composición por convergen cias ( resonancias múlt iples en puntos de anudamiento propios ele la red si t uacional), un efecto ele casa abrumadoramente enonne, monst ruosa. Punto crít ico que como sugi rió Piera Aulagnier debe comprenderse en el cruce ele un acontecer y un fantasma. Pensam iento serial que también encontramos, una y otra vez, en Gil les Delcuze. Así en su trabajo La filosofía de Frmu;ois Cluítclet donde destaca que Chiltelet dijo de sí: "he tenido una educación hurguesa. he siclo inl1uido por Hegel , he viv ido una de esas épocas de la historia que enfenn an a cualquier alma un poco sensible . . . ". :n Tres hechos diferentes, dice Deleuze, un conjunto plural, desplegamiento de algo que no es lo "vivido" subjetivo que puede aislar singularidades, ni el concepto que las ahoga en lo universal, suponiéndolas simples momentos de una esencia, sino la operación que produce una configuración, la más consistente posible para esas singularidades. En tal campo de singularidades se efectúan operaciones que establecen para las mismas el diseño de una configuración, acto de desplegamiento que traza relaciones de unos a otros puntos, los conectan y hacen converger en tornos. Eugenio Trías, a quien citamos antes, ha mostrado en sus últimas obras (La aventura filosófica y Lógica del límite), que "la filosofía actual apunta a indagar al ser en los límites, el límite como objeto. Lo que el límite une y escinde, deslinda, son siempre obje tos heterogéneos". Allí se sustenta la diversidad que sólo puede ser configurada por un pensamiento serial. En el límite "se da cita la diferencia", lugar de concordancia en disparidad. En este punto destaca la posi ción de Heráclito que pudo pensar "un lugar donde se cita en su diferencia lo dispar". También los trabajos más recientes de Castoriadis insisten en la perspectiva de un modelo heterogéneo de instancias y espacios psíquicos. "Cada instancia del psiquismo arma su propio m undo en oposición al m undo de las otras". Castoriadis desarrolla una concepción de pluralidades, conjun tos a pensar según un modelo de "lógica de magmas" que no admiten la reducción a un solo tipo de lógica. Tal modelo de magmas señala condiciones particulares para pensar relaciones entre orden y desorden. El orden y el desorden en mezclas siempre inevitables aparecen como categorías centrales en estudios de Georges Balandier: la inexorable coexistencia de caos y orden, de desorden en el orden, hace imperioso reconocer que toda propuesta de discurso científi co dotada de intención ordenadora encontrará en lo esencial de su objeto resto no ordenable, azar y desorden, que hacen subsistir en ese objeto toda clase de enigmas. Para Castoriadis el psiquismo aparece con un modo de ser de 34 magma estratificado, descomponible en láminas o niveles, algu nos de los cuales responden a un orden relativamente determina ble y fo nnalizable en relaciones de sentido, mientras que otras capas y el conjunto de ellas en consecuencia, mantienen desorden, creatividad radical, márgenes de lo enigmático imprevisible que resisten a toda formalización. El psiquismo resulta así, por sus po tenciales de desorganización y reorganización creadoras, un activo generador de enigmas. Estos modelos resultan esenciales para sostener una clínica abierta en sus fines y en sus intervenciones. Bibliografía B ALANDIER, Georges, El desorden. la teoría del caos y las ciencias sociales, B arcelona, Gedisa, 1 990. CASTORIADIS, Cornelius, El psicoanálisis, proyecto y elucidación, Buenos Aires, Nueva Visión, 1992. ÜELEUZE, Gilles, la philosophie de Franqois Chéitclet, Paris, Minuit, 1988. Eco,Umberto, la estructura ausente. Introducción a la semiótica. Barcelona, Lumen, 1986. FERRATER MORA, José, Modos de hacer filosofía, Barcelona, Criterio, 1985. PROGOGINE, llya, Elogio de la complejidad, Madrid, Revista de Occidente, 1989. TRIAS, Eugenio, la aventurafilosófica, Madrid, Mondadori, 1988. -, lógica del límite, B arcelona, Destino, 199 1 . -J 35 EL ABORDAJE CLINICO DE LAS ESTRUCTURAS NEUROTICAS EN PSICOTERAPIAS ESTRUCTURAS PSICO PATOLOGICAS Y SU ABORDAJE EN PSICOTERAPI AS: EL PROCESO EN LAS ESTRUCTURAS FOBICAS* En esta comunicación me interesa transmitir ideas y experiencias clínicas que hacen a una concepción estratégica para el abordaje en psicoterapias de diferentes estructuras de personalidad. Esta con cepción destaca, yo destaco, la necesidad de adecuar los recursos y las actitudes del terapeu ta a las condiciones particulares que presentan para el desarrollo del proceso diferentes estilos de personalidad que concurren a la consulta. Creo que esta dirección de investigación fue inaugurada por Freud, sobre todo en dos trabajos donde hace referencia a proble mas técnicos. Un trabajo de 1 9 10 que fue la intervención en un congreso de psicoanálisis, en Nuremberg, que se llama "El porve nir de la terapia analítica" y, más explícitamente, en otro trabajo de 1 9 1 8 (del congreso de B udapest) que se llama "Los caminos de la psicoterapia psicoanalítica", donde Freud plantea muchos de los problemas que actualmente estamos investigando, que personal mente y con un equipo grande de colaboradores venimos investi gando en los últimos años, porque creemos que son problemas enteramente abiertos, nada resueltos todavía. El pasaje de Freud que quiero mencionarles, para ubicar el espíritu de esta línea de investigaciones, señala en "Los caminos de la psicoterapia psicoanalítica" lo siguiente: El descubrimiento de que las distintas formas patológicas que * El contenido de este capítulo fue presentado como conferencia especial en e l IV Congreso Argentino de Psicología, Rosario, 1 6 de octubre de 1980. 39 tratamos no pueden ser curadas todas con la m isma técnica, nos h a impuesto otra especie totalmente distinta d e actividad. Sería prematuro tratar ya aquí detalladamente de esta cuest ión, pero sí puedo haceros ver, en dos ejemplos, en qué medida surge aquí una nueva modalidad activa de n uestros métodos. Nuestra técnica se ha desarrollado en el tratamiento de la hi steria y permanece aún orientada hacia esa afección. Pero las fobias nos obligan ya a salirnos de nuestra conducta habitual. No conseguiremos jamás dominar una fobia si esperamos que el análisis llegue a mover al enfermo a abandonarla, pues no aportará entonces n unca el an:llisis el material indispensable para conseguir una explicación convincente de la m isma. Por tanto. habremos de seguir otro camino. Tomemos como ejemplo la agorafobia en sus dos grados, leve y grave. El enfermo de agorafobia leve siente miedo de ir solo por la calle, pero no ha renunciado a hacerlo. El enfermo grave se protege ya contra la angustia. ren unciando en absoluto a salir solo. Con estos últimos no alcanzaremos jamás resultado positivo alg uno si antes no conseguimos resolverlos. por medio del influjo analítico, a conducirse como los primeros. esto es, a salir solos a la calle. aunque durante tales tentativas hayan de luchar penosa mente con la angustia. Así pues, hemos de tender antes a m itigar la fobia, y una vez conseguido esto mediante nuestra intervención activa, el en fermo se hace ya con aquellas ocurrencias y recuerdos que permiten la solución de la fobia. La actitud expectante pasiva parece aun menos indicada en los casos graves de actos obsesivos, los cuales tienden. en general . a un proceso curativo ··asintótico", a una duración indefinida del tratam iento. surgiendo en el los, para el an:ílisis. el peligro de extraer a luz infinidad de cosas sin provocar modificación alguna del estado patológico. Muchos autores siguieron luego estas l íneas ele indagación tanto en psicoterapias individuales como grupales. En nuestro país debemos dest acar los trabajos de David Libennan con su énfas is en l a comprensión del est i lo propio de cada t i po ele personal idad y en la necesidad de encontrar el terapeuta un estilo complemen tario. Las diferencias entre esos t ipos de personalidad y los proble mas de abordaje técnico que plantean, pueden ser consideradas desde una perspect iva ampl ia como inherentes a diversos t ipos de 40 estructura psicodinámica profunda, a diferentes fonnas de organi zación caracterológica y a distintos estilos de comunicación. Para ampliar un poco más el problema que quiero introducir aquí: cuando hablamos de una organización psicodinámica pro funda creo que estamos hablando de posiciones con respecto al proceso edípico, desarrollo del proceso de identi ficaciones, angus tias y defensas. Pero ese mm1clo, el ele esa organización psicodinámica profun da, se encama en una organización caracterológica y en un modo efe comunicación. Se encama, se expresa a través de, y se mantiene por la existencia ele una organización caracterológica y de un estilo ele comunicación. Una organización caracterológica quiere decir: fomrns estables automáticas de regulación ele esas angustias, ele esos conflictos de nivel profundo, que funcionan como sistemas de homeostasi s reiterada. automática, para e l m anejo de esos conflictos propios de la estructura profunda. Y desde esas fom1as de organizaciones de carácter estable, se instalan modalidades de comunicación, que hacen a modalidades ele emisión y recepción de mensajes y modal idades semánticas, como referencia a ciertos temas que insistentemente cada estructura tiene como "sus" temas. los temas de su propi a fantasmática que son los temas a los que vuelve reiteradamente. Lo que ocurre es que esa estructura profunda. entonces. está funcionando a través tlel carácter y del modo de comunicarse el paciente; pero justamente esas pautas del carácter y modos de comunicación son los que se nos presentan en el trabajo clínico en cada momento de cada sesión. Y son esos problemas los que aparecen primero. como problemas a abordar de alguna manera eficaz. De este modo los problemas de abordaje y eficacia pasan por analizar cuáles son las formas de funcionamiento caracterológico y comunicacional en las que se expresan las estructuras projimdas. Es a part ir de ahí que se abren numerosos problemas técnicos, a mi juicio totalmente abiertos a una invest igación que tenemos por delante y de la que ya llevamos real izados tramos. creo que bastante impm1antes. Di ría desde ese ángulo, y entendiendo lo que la estructura de 4 1 carácter mantiene en cada paciente, la homeostasis que regula, que en el proceso terapéutico no se avanza atacando defensas, ni barriendo defensas; se avanza a través de vías, de desfiladeros que esas defensas nos dejan abiertos. Encontrar las vías y las maneras de transitar esas vías, eso, es enfrentar los problemas de las técnicas terapéuticas. El abordaje estratégico, decía en el resumen, de cada personalidad, requiere tomar en consideración los obstáculos y las vías de acceso ofreci das por esos diversos parámetros. Para ilustrar estas cuestiones de orden general, quiero mencio nar en esta conferencia los problemas y recursos que pueden movilizarse en el tratamiento de pacientes predominantemente fóbicos. El interés de trabajar sobre esas estructuras, estaba ya señalado en el párrafo que les cité de Freud, era porque "ya las fobias", decía Freud, replanteaban la técnica. Además, creo que nuestro interés en estas estructuras está l igado a la gran frecuencia de consultas alrededor de patologías fóbicas. Todo terapeuta recibe, seguran1ente, más de un paciente fóbico y posiblemente más pacientes fóbicos que con otras patologías. Las consultas son habitualmente por problemas de eficacialaboral, por problemas de decisión vocacional, por dificultades sexuales o de relación de pareja. Lo cierto es que tenemos que vemos continuamente enfrentados entonces, con una patología para la cual ya la llamada "técnica clásica" no servía en 1 918. Por otro lado, para referirme a estas patologías fóbicas que puedo ir generalizando los datos de una experiencia clínica bastan te amplia. Personalmente he trabajado a lo largo de varios años con catorce pacientes predominantemente fóbicos. He trabajado exhaustivamente con ellos. Algunos de estos pacientes han term i nado ya sus tratamientos y los resultados de esos tratamientos han sido para mí muy importantes como para poder reflexionar qué hice, cuánto hicimos con los pacientes en esos tratamientos, qué permitieron poner en marcha procesos muy ricos. Algunos de esos pacientes fóbicos están actualmente en tratan1 iento conmigo y estoy constantemente tratando de indagar cuántos y cuáles son los problemas para el abordaje especial de esa estructura. 42 Desde luego no estoy sólo centrado en esta estructura, sino que este plan de investigación que estoy tratando de transm itirles está buscando la manera de sistematizar los elementos que hacen al abordaje técnico de estructuras histéricas, estructuras obsesivas, estructuras borderline, patologías narcisistas. En una segunda etapa, más adelante, tendremos que abordar con la misma línea las estructuras perversas, psicóticas y psicosomáticas, que también suponen numerosos problemas técnicos diferenciales. Además, con un equipo amplio de colaboradores estamos tra bajando en otros numerosos casos, a los que sigo de cerca en supervisiones, en ateneos clínicos, en grupos de trabajo, y la muestra de pacientes f6bicos con la que puedo ampliar estas general izaciones está en este momento en cincuenta pacientes. Es desde esta experienci a de cincuenta pacientes que les voy a i r transmitiendo los puntos que más pueden interesamos para los fines de esta comunicación. Me parece posible pensar el proceso terapéutico que se desen vuelve con pacientes f6bicos como el despliegue progresivo de varias fases; cada fase presenta ciertas tareas como posibles y necesarias con cierto grado de prioridad, pone en juego con mayor intensidad, ciertos confüctos y activa correlativamente problemá ticas transferenciales particulares. Para formular un primer panorama general paso a plantear a continuación las fases en el orden de sucesión en que el proceso suele desplegarlas.'La sucesión de esas fases se me presenta como el despliegue de un sistema telescópico. Cada fase emerge de la precedente, a la cual no suprime. Las tareas se van encadenando, se van agregando, se superponen; ansiedades y conflictos del comienzo mantienen su vigencia pero va variando su intensidad, la frecuencia y el sentido, en función de tareas de fases siguientes. l . Primero menciono estas fases en términos globales y después trato de entrar en detalles. Se me presenta una primera fase de trabajo que es la fase de creación del vínculo terapéutico, es decir la fase de especificar condiciones de contrato, objetivos, encuadre, para la puesta en marcha del proceso. Para todas estas tareas los pacientes f6bicos plantean condiciones especiales al mostrar desde el comienzo una gran ambivalencia con respecto a aceptar un 43 contrato. comprometer cierta duración del proceso y cierta fre cuencia de sesiones. El problema es muy amplio para esta primera fase del trabajo. El problema es que el paciente y el terapeuta parten desde ópticas muy diferentes acerca de lo que es necesario y de lo que es posible, y desde esas diferentes ópticas esta fase inicial requiere trabajar hasta elaborar delicadamente zonas de tran sacción entre lo que es posible y lo que es necesario, zonas en l as que tendrán que estar en juego todas las divergencias de ópticas iniciales y desde l as cuales los puntos de desacuerdo puedan comenzar a ser objeto de un trabajo compartido. 2. La segunda fase del proceso se me presenta como la fase de relevar detalladamente l a situación de interacción donde el pacien te fóbico está incluido, y en las que relata vivir habitualmente con emergencia de ansiedades. En ese relevamiento se trata de realizar progresivamente un reconocimiento de pautas vinculares. las pautas que hacen a esta organización del carácter. al estilo de comunicación. El trabajo en esta segunda fase del proceso es abordar l a problemática del paciente a través d e situaciones de interacción. Esta parece ser una vía singulam1ente accesible para el trabajo del paciente, dacio que l as defensas disociativas y proyectivas de las fobias, tienden a configurar un espacio intennedio en el cual l o interno y lo externo están constantemente e n relaciones ambiguas. La ambigüedad de ese espacio aparece en las fobias como una condición de tolerancia para aproximarse y contactar con sus propias pautas. Diría que en una etapa inicial del proceso es probable que para el paciente fóbico sea más tolerable hablar de su relación con los otros y hablar ele los otros, pero en ese hablar ele los otros no están en juego sólo los elementos disociativos y proyectivos. Además creo que es el camino que un paciente fóbico tiene para empezar a incorporar modelos que después le servirán para pensarse él. En muchas situaciones en sesión el paciente fóbico sigue bien Ja idea de lo que le estará pasando a t al persona ele su entorno y la sigue con interés y puede ir incorporando al l í todo un aprendizaje acerca de vínculos y mecanismos internos, pero está diciendo con 44 ese modo de aproximación: "Todavía no me animo a pensar que todo eso t ambién me pasa a m í". En esa fase yo no tengo apuro por convencerlo de que todo eso también le pasa a é l , creo que tendrá que ser el paciente el que l legue en un momento dado de su proceso de m aduración a interesarse por saber si eso t ambién le pasa a é l . El trabajo sobre estas situaciones de interacción pem1ite esbozar modos de co nexión entre dinamismos del paciente y pautas y esti los de otros, para é l sign ificativos. Creo que en esta fase nuestro trabajo se real iza en una zona de entrecruzamiento, entrecruzam iento entre una ópt ica de psicología grupal y una ópt ica de psicología individual, de mecanismos int rapsíqu icos. Es en esta intersección donde creo que el paciente fóbico puede instalar con nosot ros una relación de t rabajo que puede i r avan zando. 3. Hablo de una tercera fase del proceso cuando se ha logrado i r creando progresivamente. i r del imitando u n espacio interno como reconocim iento ele una real i dad psíquica indiv idual. Ese es un largo proceso. Cuando hablo de progresiva clclimita cicín, quiero destacar que nosotros, por nuestra fomiación, por nuest ro oficio. concebimos ya (y no nos ha siclo m uy fáci l asum i rla), la noción ele una realidad psíqu ica individual ; el pacien te fóbico no la t iene y !ampoco cst á en condiciones de asum i rla, por lo tanto t iene que l legar a aprehenderla y, fundamentalmente, a tolerarla. Esa real idad psíquica es una de l as zonas pel i grosas , amenazantes. del universo fóbico. La cuest ión estriba, en la segunda rase, para l legar a la tercera, en i r aproximando al paciente, en ir const ruyendo condiciones para aceptar y reconocer esa zona temida que es la ele su psiquismo. En esa progresiva del i m i tación de ese espacio i nterno va tomando intensidad la posibil idad de investigar el universo descante del paciente, lo que podemos l lamar conllictos profundos. Esa puede ser una etapa de elaboraciones profundas en cuanto a la manera de plantearse los conflictos, que antes eran planteados más en términos interaccionales. Ciertos confl ictos básicos en 45 términos de progresión-regresión y sus correlatos profundos como conflictos de identificaciones y conflictos en las posiciones del Edipo (en relación con castracióny posiciones fálicas) se hacen trabajables en esta tercéra etapa. En esta etapa es posible profundizar sobre las funciones de los objetos fobígenos y de los objetos protectores en la estructura propia de ese paciente. Esta elaboración permite entrar a discriminar fantasmas de castración y las experiencias actuales que evocan a esos fantasmas y que parecen "realizarlos". 4. Hay una cuarta etapa en esta visión del proceso (que desde luego admite también otras puntuaciones de etapas) . Yo ubico esta etapa como aquella en la cual, como resultado de todo ese proceso de trabajo profundo, emerge la angustia en el paciente fóbico con una intensidad y con una calidad nuevas. Porque la angustia emerge a partir de un proceso en el que el paciente ha ido debilitando sus defensas. Esto en función de que ha ido aprendiendo algo fundamental: que sus defensas fóbicas estaban instaladas para defenderlo de amenazas de castración, pero en la práctica y todos los días de su vida, sus defensas fóbicas eran la ejecución de sus verdaderas castraciones. En el momento en que ese paciente ha podido interiorizar con suficiente insight esta perspectiva, en ese momento el paciente asume que sus defensas son sus enemigas, que las defensas que parecieran protegerlo, en realidad son las maneras de funcionar que lo condenan. En ese momento la emergencia de la angustia es muy fuerte, pero es el momento en el cual el paciente está en condiciones de empezar a adquirirpautas distintas de funcionamiento y a despren derse de sus viejas pautas defensivas, disociativas y evitativas. En esa etapa creo que se abre la posibilidad de que el paciente vaya aceptando que sólo con ciertas experiencias de desprendi miento (que empiezan por ese desprendimiento de las propias pautas defensivas), sólo con esas experiencias de castración es posible empezar a hacerse cargo, a adquirir efectivas potencialida des, efectivas potencialidades con valor evolutivo. 46 Si esto avanza en esa dirección y se consolida, es posible iniciar un trabajo de terminación. s. Este trabajo de terminación de tratamiento replantea y reactiva todos los conflictos de todas las fases que mencioné y da lugar a nuevas síntesis, da lugar a nuevas reconstrucciones. Ese trabajo estará destinado seguramente a continuar el curso de un autoanálisis interminable. Antes de ahondar en cada una de estas fases quisiera volver a la idea general de la conferencia, la idea general que se ejemplifica sólo a través de esta problemática fóbica y su tratamiento. Quisiera plantearlo así: Permitamos en nuestra tarea que cada estructura de personali dad nos revele cuáles son sus caminos, los caminos para u n proceso de elaboración y reestructuración profunda de sí misma. No le impongamos al paciente la violencia, no sólo la violencia de interpretación, como lo acentuaba un texto de Piera Aulagnier, sino la violencia de los prejuicios técnicos acerca de lo que supuestamente de modo universal tiene que ayudar a un paciente y de lo que supuestamente también, de modo universal, no puede "ayudarlo" en su proceso. Permitamos que cada estructura, que cada paciente en consecuen cia, nos enseñe a ayudarlo. Intentemos abrir una amplia investiga ción en ese punto todds los días, con cada paciente, acerca de cuál es la manera en que podremos ayudarlo, que seguramente no es una manera universal ya reglada y fijada por nadie. Freud mismo esta ba viendo este problema en 1 9 1 O y en 1 9 1 8, con mucha claridad. Desde ese ángulo yo creo que es interesante investigar qué factores, cuántas razones y de qué tipos, han llevado a muchos grupos de trabajo profesional, rei teradamente, a suponer que había que consti tuir una técnica única para todo tipo de trastornos. "La técnica", una especie de configuración mítica, que defini ría idealmente las terapias correctas y las incorrectas. Digo un mito referido a una técnica fija y universalizable, porque en la práctica muchos de los autores que pretenden susten tar "la técnica" en singular, con sus pacientes no pueden sostener la, Y eso creo que por un feliz respeto al sentido de realidad. 47 Creo que la fantasía de que const i tuyendo una técnica única se fundaría un t rabajo cl ínico riguroso, esa fantasía, hoy, no se sost iene. Creo que hay suficientes elementos para pensar todo lo contra rio estrictamente y es que "la técnica" así l lamada, en singular, no guarda rigurosa relación con ninguno de los problemas cl ínicos planteados por la diversidad de est ructuras psicopatológicas. Creo que en ese sent ido las apariencias engañan y que si supone que una técnica, por ser planteada como una y muy pautada, es rigurosa. eso es sólo u11a apariencia de rigor. Yo creo que el rigor estriba en i nvestigar la diversidad de condiciones cl ínicas en las cuales nuestro trabajo se pueda hacer eficaz y que el rigor está en inst rumentar al servicio del proceso todos los recursos que esa est ructura permita y adm ita. Esta apertura que estoy planteando, este cuestionamiellfo total de la idea de una técnica fija y u11iversal ¿signi fica entonces que todo vale?, ¿que hay lugar para una especie de espontaneidad caótica? Todo lo contrario. Creo que nos compromete a invest igar muchísimo más, seriamente, l as condiciones de empico de cacla inst rumento técnico en cada momento de cada proceso y en cada sesión. Para poder seguir hablando ele los problemas ejempl i ficados en el caso ele la est ructura fóbica voy a i r haciendo referencia a aspectos psicopatológicos y a sus problemas técnicos. No voy a hacer una exposición psicopatológica global de la estructura fóbica porque eso me insumi ría tocio el tiempo de la conferencia. Supongo en l os colegas un conocimiento general de los psi codinamismos ele la est ructura fóbica. Y además remito a los colegas para el conocim iento de esa visión psicodi námica global a numerosos t rabajos de psicopatología, ele autores que a mí me han permit ido esclarecer muchos aspectos de est a est ructura. Diría que tal vez debamos tomar como t rabajo fundante el historial clínico de Freud sobre el caso Juanito: " Anál isis ele la fobi a de un nifio de cinco años". Luego qu iero mencionarles t rabajos de orientaci6n kleiniana, como los de Hanna Segal sobre las ansiedades persecutori as y los mecanismos disociativos y proyect ivos en las fobias; t rabajos argent inos como los de Dav id Libennan sobre ps icodinam ismos 48 en las fobias y sus correlativos aspectos comunicacionales; los trabajos ele Mom sobre aspectos caracterológicos en las fobias, especialmente en lo referido a las regulaciones de l as distancias en Jos vínculos y en la relac ión t ransferenci al y los t rabajos de l a orientación est ructuralista. e n particular el trabajo d e Lacan sobre el historial clínico de Freud, que t ranscribió Pontal is y que fue publicado en la Revista /mago de Buenos Aires: "Las relaciones de objeto y las estructuras freudianas". Creo que es un t rabajo que pem1 i te profundizar ricamente los problemas edípicos en las fobias y su fantasmát ica, que el h istorial clínico de Freud estaba revelando con una notable sagacidad. En la primera fase del vínculo. en la fase de const itución de l a relación terapéut ica, ¿qué problemas se nos plantean? Allí mencio né ya varios, quiero especi ficarlos. Nos encont ramos con un paciente que como resultado de todo un proceso edípico intensamente confl ict ivo con ambas figuras parentales. se encuentra tanto con amenazas de encierro (que remi ten a ansiedades claustrof6hicas), como con amenazas de abandono (que rem iten a ansiedades agorafóbicas). Todo ese m undo con ll ict ivo se nos instala en la relación terapéutica desde la primera consulta y nosotros somos. clescle ese momento, t anto objetos protectores como objetos pel igrosos. Todo ese conllicto toma en el paciente la fonna ele una ambigüedad de comienzo, una ambigüedad con respecto a con ciencia
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