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Es China la nueva fuerza imperialista en África - Javier Solís

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¿Es China la nueva fuerza imperialista en África?
La reciente e importante cumbre del Foro de Cooperación China-África (FCCA), celebrada
en Pekín a principios de septiembre, ha suscitado algunas acusaciones comunes en la
prensa norteamericana y europea occidental: China es la nueva potencia colonial en África,
China está intentando dominar las tierras y los recursos africanos, África se está enredando
en una trampa de deuda ideada por Pekín, la inversión china en África solo beneficia a
China, y muchas otras.
Este artículo trata sobre estas acusaciones y concluye que estas tienen unos fundamentos
débiles, que China no es una potencia imperialista, que el aumento de las relaciones entre
África y China es de gran beneficio para los africanos, que la ayuda y la inversión chinas
podrían ser el factor clave para romper el ciclo de subdesarrollo y pobreza en África.
¿Qué es el imperialismo?
Si se va a discutir sobre si China es o no imperialista, sería una buena idea ponerse de
acuerdo sobre qué es el imperialismo, ya que es común que esta palabra se use mal.
Basándose en las características del imperialismo descritas en el clásico libro de Lenin “El
imperialismo, fase superior del capitalismo”, muchos concluyen que China es un país
imperialista, pues tiene varias grandes empresas que podrían describirse como monopolios;
tiene bancos muy grandes (de propiedad estatal) con una influencia significativa en la
inversión; y se dedica cada vez más a la "exportación de capital", invirtiendo en operaciones
comerciales en todo el mundo.
Sin embargo, debería ser bastante obvio que ninguna definición de la palabra imperialismo
es útil si no incluye el concepto de dominación. La palabra deriva del latín imperium, que
significa autoridad suprema o imperio. No hay imperialismo sin imperio. Lo que no quiere
decir que el imperialismo ya no exista ahora que la era colonial (en su mayoría) ha
terminado: es perfectamente posible mantener un imperio de facto, por ejemplo,
participando en el dominio de los mercados de otro país.
El analista político Stephen Gowans presenta una definición razonable y concisa de
imperialismo: “El imperialismo es un proceso de dominación guiado por intereses
económicos”.1 Este proceso de dominación se puede caracterizar como “la actividad,
empresa y metodología de construir imperios”. Sin embargo, los imperios “pueden ser
declarados y formales, o no declarados e informales, o ambos. Cualquiera que sea la forma
que adopten, los imperios son estructuras basadas en sistemas de dominación, de un país
o nación sobre otro”. Por ejemplo, Estados Unidos tiene pocas colonias reales, pero sin
duda utiliza su enorme fuerza económica y política para dominar a otros países, con el
objetivo de crear las condiciones adecuadas para que su propia clase capitalista expanda
su capital más rápidamente.
El recientemente fallecido economista egipcio Samir Amin describe cómo “los países en el
centro capitalista dominante” – con lo que se refiere a Estados Unidos, Europa y Japón –
aprovechan “el desarrollo tecnológico, el acceso a los recursos naturales, el sistema
financiero global, la difusión de información, y armas de destrucción masiva” con el fin de
dominar el planeta y evitar el surgimiento de cualquier estado o movimiento que pudiera
impedir esa dominación. La gran acumulación de capital en el corazón imperialista tiene su
contraparte en un 'desarrollo lumpen' en gran parte del resto del mundo: "un crecimiento
vertiginoso de actividades de subsistencia, la llamada esfera informal, también llamada
pauperización asociada con la lógica unilateral de acumulación de capital”.2
Estados Unidos hace todo lo posible para construir un orden económico global que se
adapte a sus propios intereses y, al hacerlo, disminuye activamente la soberanía de otros
países. El ejemplo más extremo, pero lamentablemente no infrecuente, de esto son las
guerras imperialistas: el uso de medios militares para asegurar resultados económicos y
políticos, como se ha visto recientemente en Libia, Irak, Afganistán y Yugoslavia.
Quizás entonces podamos condensar la idea del imperialismo en una relación
fundamentalmente desigual entre países (o bloques de países) en diferentes niveles de
desarrollo, en la que los países más desarrollados usan su poder militar y financiero para
producir resultados que los favorezcan a ellos y perjudiquen a los menos desarrollados.
Si puede probarse que China realiza este tipo de actividad, que busca dominar los
mercados y recursos extranjeros, que usa su creciente fuerza económica para afectar las
decisiones políticas en los países más pobres, que se involucra en guerras (abiertas o
encubiertas) para asegurar sus propios intereses; entonces podría concluirse que China es
un país imperialista y que su compromiso con África es un ejemplo de imperialismo.
Cómo es el imperialismo en África
Llegados a este punto, daremos un breve vistazo a cómo ha sido el imperialismo en África.
Tal vez, al hacerlo, tropecemos con algunas características que también se puedan
encontrar en la relación de China con África en la actualidad.
En su clásico estudio de 1972 “Cómo Europa subdesarrolló África”, el académico y activista
guyanés Walter Rodney lista la relación de Europa con África desde los primeros días de la
trata transatlántica de esclavos hasta la era poscolonial. La historia que se desprende de
ella es de saqueo sistemático y subdesarrollo activo que ayudó al desarrollo en Europa.
Rodney señala que, en el siglo XVI, varias zonas de África se encontraban en un camino de
progreso técnico similar al de Europa occidental, aunque un poco por detrás: “Varios
historiadores de África han señalado que tras estudiar las zonas desarrolladas africanas del
siglo XV y las de Europa en el mismo período, la diferencia entre ambas fue de ningún
modo para el descrédito de África. De hecho, los primeros europeos en llegar a África
occidental y oriental por mar fueron los que dijeron que, en la mayoría de los aspectos, el
desarrollo africano era comparable al que conocían.3
Sin embargo, las potencias europeas pudieron utilizar ciertos avances, sobre todo en las
áreas de construcción naval y fabricación de armas, para establecer una relación comercial
profundamente desigual con África. Esto, junto con la necesidad de encontrar una mano de
obra capaz para las nuevas colonias americanas, sentó las bases para el comercio
transatlántico de esclavos, que se estima que despojó al continente africano de hasta la
mitad de su población. Rodney plantea la pregunta: "¿Cuál habría sido el nivel de desarrollo
de Gran Bretaña si millones de sus habitantes hubieran sido puestos a trabajar como
esclavos fuera de su tierra natal durante cuatro siglos?".
La conversión de África en un fondo de recursos para el capital europeo fue un poderoso
motor del crecimiento capitalista europeo en los siglos XVII, XVIII y XIX. Como escribió
Marx, “el descubrimiento de oro y plata en América, la extirpación, esclavización y sepultura
en minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y saqueo de las Indias
Orientales, la conversión de África en un laberinto comercial para la caza de pieles negras,
fueron el inicio de la era de la producción capitalista”.4
La ocupación colonial de África, que duró desde la década de 1880 hasta la oleada de
liberación de la segunda mitad del siglo XX, sirvió para aumentar significativamente el
sometimiento económico del continente. Impulsada por una represión militar fascista, más
notoria en la colonia belga del Congo, donde el incumplimiento de la cuota de recolección
de caucho por parte de los nativos se castigaba con la muerte, el colonialismo europeo
permitió la explotación más extravagante de la mano de obra y los recursos naturales
africanos, sin ofrecer prácticamente nada entérminos de progreso económico para la
población local.
Los apologistas de los imperios en Gran Bretaña, Francia y Portugal suelen hablar de un
"lado bueno" en sus antiguos imperios; después de todo, ¿no se construyeron ferrocarriles y
escuelas? Sin embargo, la suma total de estas cosas (que de todos modos se construyeron
específicamente para satisfacer las necesidades de los amos coloniales) es
extremadamente pequeña, tanto que “las cifras al final de la primera década desde la
independencia africana en campos como la salud, la vivienda y la educación son a menudo
varias veces superiores a las cifras heredadas por los nuevos gobiernos independientes”.
Como observa Rodney, “sería un acto del fraude más descarado sopesar las míseras
comodidades sociales provistas durante la época colonial contra la explotación, y llegar a la
conclusión de que lo bueno superó a lo malo”.
El colonialismo europeo no contribuyó en nada al desarrollo tecnológico o institucional de
África, porque esto habría creado competencia para el capitalismo europeo e impedido la
más importante tarea de drenar la máxima riqueza posible del continente.
Pero el imperialismo en África no es solo cosa del pasado, no terminó con la independencia
de las antiguas colonias. Como escribe Samir Amin: “Los centros capitalistas dominantes no
buscan extender su poder político a través de la conquista imperial porque pueden, de
hecho, ejercer su dominación a través de medios económicos”.5 Desde la década de 1980,
el principal mecanismo de dominación imperialista en África ha sido el chantaje económico:
organismos internacionales de crédito que obligan a los gobiernos a adherirse a estrategias
económicas nocivas. El ejemplo más notorio (y típico) de esto es el Programa de Ajuste
Estructural (PAE). Los PAE son préstamos del FMI y el Banco Mundial, normalmente en
una situación de crisis (en respuesta a una sequía, por ejemplo), y concedidos con la
condición de que el país receptor implemente un paquete de reformas 'neoliberales',
privatizando industrias clave y recursos, abriendo los mercados a la competencia
internacional y liberalizando los precios.
Los PAE han sido un desastre para África. Se han sacado del dominio público recursos
escasos como el agua y se han puesto en manos privadas globales. Las industrias
nacientes, anteriormente protegidas por los gobiernos que intentaban desarrollar la
fabricación local, han sido diezmadas, los sueños de desarrollo se han desvanecido y
extensas regiones han vuelto a una posición de subordinación en la economía global,
suministrando materias primas sin transformar a un mercado sobre el que no tienen una
influencia significativa.
Esto es el imperialismo, según cualquier definición razonable. Los países occidentales
avanzados, a menudo en connivencia para lograr sus objetivos frente a los países más
pobres, obligan a los estados nominalmente independientes a tomar medidas económicas
diseñadas específicamente para beneficiar a esos mismos países occidentales avanzados.
En la era moderna, así es el subdesarrollo de África. Y los resultados hablan por sí solos:
“después de casi treinta años de usar políticas ‘mejores’ (es decir, de libre mercado), el
ingreso per cápita de África está básicamente al mismo nivel que en 1980”.6
El líder independentista mozambiqueño Samora Machel, presidente desde 1975 hasta su
muerte en 1986 (casi con certeza a manos de los servicios de seguridad sudafricanos del
apartheid), habló amargamente sobre las visiones de los países imperialistas para el África
poscolonial: “Necesitan que África no tenga industria, para que siga proporcionando
materias primas. No tener una industria siderúrgica. Ya que esto sería un lujo para el
africano. Necesitan que África no tenga represas, puentes, fábricas textiles para la ropa.
¿Una fábrica de zapatos? No, el africano no se lo merece. No, eso no es para los
africanos”.7
Varios académicos bien pagados afirman que el imperialismo occidental es cosa del
pasado, que Europa y América del Norte han cambiado sus formas y que África ahora es
tratada como un igual. Si bien es evidentemente falso que el imperialismo occidental es
cosa del pasado (¿no es imperialismo que la OTAN lance una guerra contra Libia,
sumiéndola en un estado de caos y pobreza desesperada, para derrocar a un gobierno que
se había negado sistemáticamente a adherirse a las 'reglas' económicas y políticas?), es
cierto que Europa y América del Norte dependen menos de la explotación de África que
antes. Esto solo demuestra que el imperialismo no puede ser separado de su contexto
histórico. Europa Occidental, América del Norte y Japón han alcanzado un nivel de
productividad y avance tecnológico tal que el saqueo absoluto de otras naciones constituye
solo una parte relativamente pequeña de su actividad económica; sin embargo, llegaron a
este punto en gran parte debido a su implacable opresión de los países menos
desarrollados. Así, la designación de un determinado país como “imperialista” incluye
necesariamente un componente histórico.
Independientemente de estas sutilezas, el imperialismo euro-estadounidense mantiene un
punto de apoyo activo en África en la actualidad, a través de una combinación de chantaje
económico, maniobras políticas, intervención militar y movilización militar.
Una breve cronología del compromiso de China con África
Tras el establecimiento de la República Popular China en 1949, los líderes chinos actuaron
rápidamente para crear lazos de solidaridad entre China y los movimientos de liberación
africanos. China fue uno de los principales partidarios de la guerra de liberación de Argelia y
uno de los primeros partidarios de la lucha sudafricana contra el gobierno de la minoría
blanca. Nelson Mandela cuenta en “Un largo camino hacia la libertad” que animó a Walter
Sisulu, entonces secretario general del Congreso Nacional Africano, a visitar China en 1953
para “discutir con los chinos la posibilidad de suministrarnos armas para la lucha armada”.8
Los vínculos establecidos durante este viaje sentaron las bases para el establecimiento, a
principios de la década de 1960, de un programa de entrenamiento militar chino para el
recién fundado uMkhonto we Sizwe, el brazo armado del CNA. (Un apunte interesante: dos
jefes de estado africanos actualmente en servicio recibieron entrenamiento militar en China
en la década de 1960: el presidente de Eritrea, Isaias Afwerki, y el presidente de Zimbabue,
Emmerson Mnangagwa).
El primer ministro chino, Zhou Enlai, realizó una gira histórica por diez naciones africanas
entre diciembre de 1963 y enero de 1964, durante la cual consolidó la conexión
antiimperialista de China con algunos de los principales estados africanos poscoloniales.
Unos años más tarde, China proporcionó la financiación y los conocimientos para la
construcción del Ferrocarril Tanzam, que recorre 1.860 km desde Dar es Salaam, la
entonces capital y puerto marítimo de Tanzania, hasta el centro de Zambia. Construido con
el propósito principal de fomentar el desarrollo económico y ayudar a Zambia a romper su
dependencia económica de los estados del apartheid de Rhodesia y Sudáfrica, el Tanzam
ha sido descrito como “el primer proyecto de infraestructura concebido a escala
panafricana”.9 Sigue siendo un símbolo duradero de la amistad de China con el África
independiente.
Hasta bien entrada la década de 1980, se construyeron decenas de grandes granjas
estatales en África como parte del programa de ayuda chino, en Tanzania, Zimbabue, Malí,
República del Congo, Guinea y otros lugares. La académica estadounidense Deborah
Brautigam señala que, sin embargo, “durante las décadas de 1970 y 1980, el programa de
ayuda chino cambió para centrarse en granjas de prueba mucho máspequeñas, trabajando
con agricultores locales para enseñar a cultivar arroz y vegetales”.10
En las décadas de 1980 y 1990, en parte como reflejo del cambio de prioridades políticas en
China y en parte como respuesta a los datos que indicaban que muchos de los proyectos
construidos con ayuda ya no funcionaban muy bien (si es que lo hacían), China comenzó a
poner su compromiso con África en un una base más comercial, centrándose en acuerdos
mutuamente beneficiosos y empresas conjuntas. Desde entonces, China se ha convertido
en el mayor socio comercial de África, con un volumen comercial total de 170.000 millones
de dólares en 2017 11, muy por encima de la cifra de 55.000 millones de dólares entre
Estados Unidos y África. 12
Además del comercio, China también proporciona grandes préstamos de bajo costo para
proyectos de infraestructura, con casi 100 mil millones de dólares prestados a los países
africanos por bancos estatales chinos entre los años 2000 y 2015. Un artículo reciente en
The Guardian señala que “alrededor del 40% de los préstamos chinos pagaron proyectos de
energía y otro 30% se dedicó a modernizar la infraestructura de transporte.
Comparativamente, los préstamos eran a tasas de interés bajas y con largos períodos de
pago”. El artículo continúa: “Los proyectos de infraestructura chinos se extienden hasta
Angola y Nigeria, con puertos planificados a lo largo de la costa desde Dakar hasta
Libreville y Lagos. Pekín también ha señalado su apoyo a la propuesta de la Unión Africana
de una red ferroviaria panafricana de alta velocidad”. 13
Desarrollo, no subdesarrollo
“Deberíamos apoyar conjuntamente la búsqueda de un crecimiento africano más fuerte, una
integración e industrialización aceleradas, y ayudar a África a convertirse en un nuevo polo
de crecimiento en la economía mundial”. (Xi Jinping)14.
El punto más importante con respecto al compromiso de China con África es que estimula el
desarrollo en lugar del subdesarrollo. En ese sentido crucial, es profundamente diferente de
la relación que Estados Unidos y las principales potencias europeas han tenido con África.
Los paquetes de ayuda e inversión de China promueven la modernización, los
conocimientos técnicos y la infraestructura de los países receptores. Tal como está, la
fabricación constituye solo el 10 por ciento del valor agregado en África. “Ghana envía
granos de cacao a Suiza, por ejemplo, y luego importa chocolates. Angola exporta petróleo
crudo e importa casi el 80 por ciento de su combustible.”15 Esta es una situación
insostenible que mantiene a África en una posición de servidumbre. La industrialización es
el siguiente paso indispensable, y se basa en la infraestructura, la tecnología y la
transferencia de conocimientos.
Como apunte: incluso si las ambiciones de China fueran esencialmente depredadoras, su
presencia como fuente alternativa de inversión es beneficiosa para las economías africanas.
Ha-joon Chang señala que, en la década de 1990, China se convirtió en un “prestamista e
inversionista importante en algunos países africanos, dándole a estos últimos cierta
influencia en las negociaciones con las instituciones de Bretton Woods y los donantes de
ayuda tradicionales, como Estados Unidos y los países europeos".16
Más allá de eso, la inversión china ha hecho posible una red de infraestructura de rápida
expansión que sustentará el desarrollo económico africano para las generaciones futuras.
Esto incluye ferrocarriles, escuelas, hospitales, carreteras, puertos, fábricas y aeropuertos,
junto con “nuevas carreteras asfaltadas que unen los principales centros regionales,
incluidos los diversos municipios con una conexión adecuada con las grandes ciudades”.17
Por el contrario, poca de la inversión estadounidense/británica en África va hacia las
infraestructuras
En 2017, China financió más de 6200 km de vías férreas y más de 5000 km de carreteras
en África.18 Gracias en gran parte a las finanzas y la experiencia chinas, el año pasado
Etiopía celebró la apertura del primer sistema de trenes subterráneos en el África
subsahariana,19 junto con la primera línea ferroviaria transfronteriza completamente
electrificada de África, el ferrocarril eléctrico Etiopía-Djibouti.20
La falta de electrificación es un problema importante para la mayoría de los países
africanos. Según Deborah Brautigam, “el suministro de electricidad en América Latina es 50
veces mayor, por trabajador rural, que el del África subsahariana”.21 Más de 600 millones
de personas en todo el continente no tienen acceso fiable a la electricidad. Muchos de los
mayores proyectos de inversión chinos en África se centran en la generación de energía; de
hecho, el 40% de todos los préstamos chinos a África el año pasado se destinaron a la
generación y transmisión de energía.22 La mayor parte de esta inversión en energía es en
energía hidroeléctrica y otras tecnologías renovables.23 Por ejemplo, el Eximbank de China
proporciona el 85 % de la financiación para el proyecto de energía hidroeléctrica Mambila
de Nigeria,24 que constituirá la planta de energía más grande del país y ayudará a llevar
electricidad aproximadamente al 40 % de los nigerianos que en la actualidad no tienen
acceso a ella.25 Se anunció hace unos meses que China Eximbank también proporcionaría
la mayor parte de la financiación de 1500 millones de dólares para el proyecto de desarrollo
de energía más grande de la historia de Zimbabue.26
Ngozi Okonjo-Iweala, ministra de finanzas de Nigeria de 2003 a 2006 y de 2011 a 2015,
señala que “China trabajó con nosotros para obtener un paquete equilibrado de asistencia
que ayudó a construir el sistema de tren ligero en Abuja y cuatro nuevas terminales
aeroportuarias en Lagos, Port Harcourt, Kano y Abuja, entre otros proyectos”.27 Reflexiona
sobre las posibilidades de una amplia cooperación entre África y China en el ámbito del
desarrollo sostenible: “Juntos, China y África constituyen un tercio de la población mundial.
El aumento de los lazos entre los dos podría tener un gran impacto positivo para la
economía y el clima del mundo. Las experiencias y los conocimientos de China deberían
contribuir en gran medida a ayudar a los países africanos a desarrollar sus recursos
renovables”.
¿Los bancos estatales chinos hacen estas inversiones por razones puramente altruistas?
Por supuesto que no. “China es pobre en recursos naturales, con la notable excepción de
los minerales raros, y como consecuencia no tiene más remedio que mirar al extranjero.
África, por otro lado, es extremadamente rica en materias primas, y los recientes
descubrimientos de petróleo y gas natural son un añadido más”. 28 Los acuerdos se
negocian caso por caso con las dos partes como socios iguales. Todo esto no tiene nada en
común con la relación histórica de Occidente con África. Como escribe la economista
zambiana Dambisa Moyo, “la motivación para los países receptores no es complicada:
necesitan infraestructura y necesitan financiar proyectos que puedan desencadenar el
crecimiento económico… Esta es la genialidad de la estrategia de China: cada país obtiene
lo que quiere … China, por supuesto, obtiene acceso a los productos básicos, pero los
países receptores obtienen los préstamos para financiar programas de desarrollo de
infraestructura en sus economías, pueden comerciar (creando ingresos para sus
ciudadanos) y obtienen inversiones que pueden ayudar a la creación de empleos".
Muchos países africanos ya se están beneficiando enormemente de sus relaciones con
China. Como dice Martin Jacques: “Hasta ahora, el impacto de China en África ha sido
abrumadoramente positivo. De hecho, vale la pena preguntarse dónde estaría África sin la
participación china… La participación de China ha tenido el efecto de impulsar la
importanciaestratégica de África en la economía mundial”.
China está invirtiendo recursos en la cooperación educativa con países africanos,
superando recientemente a EE. UU. y el Reino Unido para convertirse en el destino número
uno para los estudiantes africanos angloparlantes (y el segundo destino más popular en
general, después de Francia), un aumento espectacular que se explica en gran parte por “la
estrategia específica del gobierno chino en el desarrollo de recursos humanos y educación
en África”.30 En su discurso ante la reciente cumbre de FCCA, Xi Jinping dijo que China
“dará a África 50.000 becas gubernamentales y 50.000 oportunidades de prácticas” en los
próximos tres años.31 Incluso para estudiantes sin becas, China es un destino popular para
los estudiantes africanos, porque su sistema de educación terciaria es más asequible
económicamente que el occidental y cada vez tiene una calidad y un prestigio más
comparables.
China también provee de una sustancial ayuda médica a África, gastando aproximadamente
150 millones de dólares anuales en tratamiento de malaria, respuestas a crisis, suministro
de medicamentos y apoyo para la construcción de hospitales y fábricas farmacéuticas. En
respuesta a la crisis del ébola en 2014, “China envió más de 1000 profesionales médicos a
África occidental, proporcionando 750 millones de RMB (120 millones de dólares) en
ayuda”.32
No interferencia
China no ha recibido pocas críticas por su voluntad de trabajar con estados como Zimbabue
y Sudán, que están sujetos a boicots y sanciones por parte de la "comunidad internacional"
liderada por Estados Unidos. Estas críticas son hipócritas y vacías. China tiene una posición
de no injerencia en los asuntos políticos de otros países. Ya en 1955, el entonces primer
ministro Zhou Enlai esbozó la visión china del desarrollo pacífico y cooperativo en la
histórica Conferencia Afroasiática en Bandung: “Siguiendo los principios de respeto mutuo
por la soberanía y la integridad territorial, la no agresión, la no la injerencia en los asuntos
internos de los demás, la igualdad y el beneficio mutuo, la coexistencia pacífica de países
con diferentes sistemas sociales puede realizarse.”33
Esta posición es obviamente superior al sistema estadounidense o europeo de interferencia
activa, es decir, el imperialismo. China no participa ni patrocina guerras en África; no diseña
golpes de estado, subvierte elecciones ni financia campañas políticas. China no ha
cometido masacres en África, ni controla ningún ejército privado. China no tiene
antecedentes de asesinato de líderes africanos, fomento de movimientos separatistas o
creación de inestabilidad política. No financia asesores cuyo trabajo sea presionar a los
políticos africanos. China no ha exigido un "ajuste estructural" en ninguno de los países en
los que invierte; sin privatización, sin desregulación, sin exigencias de vaciar al gobierno.
China no utiliza la coerción ni el chantaje. Licita por contratos y, a menudo, los gana,
principalmente porque sus precios son justos, sus costos son bajos y la calidad de su
trabajo es alta. En resumen, “China parece totalmente desinteresada en asumir la
responsabilidad soberana y particularmente en dar forma a la infraestructura social y política
de las naciones receptoras”.34
En la reciente cumbre de FCCA, Xi Jinping resumió la estrategia de China para el con África
de la siguiente forma: “El pueblo chino respeta a África, ama a África y apoya a África.
Seguimos una estrategia de "cinco noes" en nuestras relaciones con África: no a la
interferencia en la búsqueda de vías de desarrollo por parte de los países africanos que se
ajusten a sus condiciones nacionales; no a la injerencia en los asuntos internos de los
países africanos; no a la imposición de nuestra voluntad a los países africanos; no a las
ataduras políticas en la ayuda a África; y no a la búsqueda de ganancias políticas egoístas
en la inversión y la financiación de la ayuda a África”.
La estrategia de los “cinco noes” es un rechazo explícito a la estrategia imperialista. En
lugar de criticar a China por su política de no intervención, sería mucho mejor que otros
países siguieran su ejemplo.
Algunas críticas comunes
Las empresas chinas solo contratan a trabajadores chinos
Una crítica repetida a la actividad económica china en África es que las empresas chinas
solo contratan a trabajadores chinos. Esto no es cierto. De hecho, China crea más empleos
en África que cualquier otro inversor.35 Deborah Brautigam, una de las pocas expertas en
China occidental que basa su trabajo en datos reales, escribe que “las encuestas de empleo
en proyectos chinos en África encuentran repetidamente que tres cuartas partes o más de
los trabajadores son locales”.36 Esto es coincide con los hallazgos de Giles Mohan, cuyo
equipo llevó a cabo una extensa investigación sobre el terreno en África occidental.
“Contrariamente a la afirmación dominante de que las empresas chinas que operan en
África tienden a depender de la mano de obra importada de China, en la mayoría de las
ochenta y cinco empresas chinas que estudiamos en Ghana y Nigeria, una proporción
sustancial, y a menudo la mayoría, de la fuerza laboral era africano.”37
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, habló recientemente de la experiencia de
Sudáfrica con las empresas chinas: “Cuando China invierte, envía directores clave, pero la
mayor parte de las personas que hacen el trabajo son sudafricanos”. 38 De manera similar,
el presidente de Namibia, Hage Geingob, declaró anteriormente este año que “ningún país
del mundo ha agregado tanto valor a nuestros productos como lo ha hecho China. China ha
transferido mucha tecnología y creado empleo”.39
Los proyectos que están en su etapa inicial, particularmente en países donde China tiene
poca experiencia, suelen ser atendidos principalmente por empleados chinos, pero el patrón
claramente emergente es que esta proporción se revierte con el tiempo.
China ha atrapado a África en una trampa de deuda
Un artículo reciente de John Pomfret en el Washington Post describe la estrategia de
inversión china como “imperialismo con características chinas” y afirma que “las trampas de
deuda de China en todo el mundo son una marca registrada de sus ambiciones
imperialistas”. 40 Grant Harris, exasesor de Barack Obama en África, escribe que “la deuda
china se ha convertido en la metanfetamina de la financiación de infraestructuras: altamente
adictiva, fácilmente disponible y con efectos negativos a largo plazo que superan con creces
cualquier subida temporal”.41 Rex Tillerson, secretario de Estado de EE. UU. hasta su
sustitución por el aún más agresivo, Mike Pompeo, comentó en marzo que “la estrategia de
China ha llevado a una deuda creciente y pocos empleos, si es que hay alguno, en la
mayoría de los países”.42
Estas alarmistas declaraciones ignoran el detalle importante de que “entre 2000 y 2016, los
préstamos de China solo representaron el 1,8 por ciento de la deuda externa de África, y la
mayoría de ellos se invirtieron en infraestructura”. 43
La inversión normalmente implica cierto nivel de deuda; la pregunta es si los países
africanos están consiguiendo un buen trato. La inversión china es bienvenida en todo el
continente, ya que está dirigida en su inmensa mayoría a proyectos esenciales: desarrollo
de infraestructura, construcción de escuelas, construcción de hospitales, saneamiento del
agua, suministro de electricidad, construcción de fábricas. Como resultado, se están
satisfaciendo las necesidades de los africanos comunes y las deudas normalmente se
pagan de manera sostenible (y negociada de manera justa) utilizando los recursos naturales
de los países anfitriones.
Los préstamos chinos tienden a tener un interés significativamente más bajo que los
equivalentes de las institucionesde Bretton Woods y los principales bancos occidentales;
muchos son sin intereses. Además, ha habido varias rondas de alivio de la deuda, en las
que se han cancelado las deudas de los países africanos más pobres. La reciente cumbre
de FCCA prometió 60 mil millones de dólares en nuevas inversiones, incluidos 15 mil
millones en subvenciones, préstamos sin intereses y préstamos en condiciones favorables,
así como 5 mil millones específicamente para apoyar la importación de productos africanos
a China. Cyril Ramaphosa señaló que “si algunos países africanos no pueden mantenerse
al día con los pagos de su deuda, la deuda será condonada”.44 Bajo ninguna definición
razonable esto es una “trampa de deuda”.
China está acaparando tierras africanas
En los últimos años, numerosos artículos que llenaron portadas han afirmado que China
está enviando a millones de campesinos a África para cultivar alimentos para China.45
China es, aparentemente, un “acaparador de tierras”, una potencia colonial en ascenso. Y,
sin embargo, “nadie ha identificado todavía un pueblo lleno de granjeros chinos en ningún
lugar del continente. Una revisión cuidadosa de los cambios en la política china muestra un
apoyo cada vez mayor a la inversión externa de todo tipo, pero ningún patrón de patrocinio
de la migración de campesinos chinos o financiación de compras de tierras a gran escala en
África. Por último, según la base de datos de comercio de productos básicos de las
Naciones Unidas, es China la que ha estado enviando alimentos a África. Si bien esto
podría (y debería) cambiar, hasta ahora, las únicas exportaciones importantes de alimentos
de África a China han sido las semillas de sésamo y el cacao, producidos por agricultores
africanos”.46
Una amistad mutuamente beneficiosa
Las acusaciones de un imperialismo chino en África, típicamente formuladas por los
apologistas del imperialismo occidental,47 no están respaldadas por hechos. El modelo de
desarrollo de China no se basa ni se ha basado nunca en la explotación colonial. Por el
contrario, China está ansiosa por ver a África emerger como un actor clave en un mundo
multipolar en el que un equilibrio de fuerzas relativamente equilibrado actúa para preservar
la paz y la estabilidad mundiales. Esto explica, por ejemplo, el apoyo entusiasta de China a
la Unión Africana y su compromiso con la agenda de desarrollo de la UA.48 Que el
compromiso de China es algo positivo para África se evidencia por el entusiasmo casi
universal entre los gobiernos africanos (es revelador mencionar que asistieron a la cumbre
del FCCA el doble de jefes de estado africanos que a la reciente reunión de la Asamblea
General de la ONU).49
No es de extrañar que el concepto de multipolaridad no sea apreciado por todos en el
corazón del imperialismo. En particular, la clase dominante estadounidense está luchando
por remediar el fin de su hegemonía indiscutible; de ahí el intento desesperado de "Hacer
que Estados Unidos vuelva a ser grande", lo que realmente significa reafirmar el dominio
global de EE. UU. y bajarle los humos a los chinos. Lo último que las clases dominantes
occidentales quieren ver es una multipolaridad próspera basada en una cooperación
mutuamente beneficiosa entre estados independientes, pasando por alto y tal vez incluso
ignorando el mandato de Washington, Londres y París. Cuando la gente emite calumnias
sobre el colonialismo chino, están alimentando una narrativa que busca mantener el statu
quo imperialista, incluso aunque normalmente tomen la forma de “advertencias
preocupadas”. Estas calumnias deben exponerse.
1.Stephen Gowans, Patriots, Traitors and Empires: The Story of Korea’s Struggle for
Freedom, Baraka Books, 2018 
2.Samir Amin, The Implosion of Contemporary Capitalism, Monthly Review Press,
2013 
3.Walter Rodney, How Europe Underdeveloped Africa, Pambazuka Press, 2012 
4.Karl Marx, Capital: Volume 1 
5.Samir Amin: Global History: A View from the South, Pambazuka Press, 2010 
6.Ha-joon Chang, 23 Things They Don’t Tell You about Capitalism, Bloomsbury,
2010 
7.Invent the Future: The Revolutionary Thought of Samora Machel, 2015 
8.Nelson Mandela, Long Walk to Freedom, Back Bay Books, 1995
9.The Guardian: China in Africa: win-win development, or a new colonialism?, 2018 
10.Deborah Brautigam, Will Africa Feed China?, Oxford University Press, 2015 
11.Ministry of Commerce, People’s Republic of China: Statistics on China-Africa
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12.US Census Bureau: Trade in Goods with Africa 
13.The Guardian, op cit
14.Xi Jinping, The Governance of China, Foreign Languages Press, 2014 
15.Washington Post: Xi Jinping is visiting Africa this week. Here’s why China is such
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16.Ha-joon Chang, Economics: The User’s Guide, Pelican, 2014 
17.The Diplomat: China and Ethiopia, Part 1: The Light Railway System, 2018 
18.SCMP: What to know about China’s ties with Africa, from aid to infrastructure,
2018 
19.CNN: Ethiopia gets the first metro system in sub-Saharan Africa, 2015 
20.BBC News: Ethiopia-Djibouti electric railway line opens, 2016
21.Brautigam, op cit
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28.Martin Jacques, When China Rules the World: The End of the Western World and
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2018 FOCAC Beijing Summit 
32.The Diplomat: China’s Medical Aid in Africa, 2018 
33.Wilson Center Archive: Main Speech by Premier Zhou Enlai at the Plenary
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34.Dambisa Moyo, op cit
35.Xinhua: China becomes top job creator in Africa, expert says, 2017 
36.Washington Post: China in Africa is not ‘neocolonialism.’ Here are the numbers to
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37.Giles Mohan, Ben Lampert, Daphne Chang and May Tan-Mullins: Chinese
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42.QZ: China is pushing Africa into debt, says America’s top diplomat, 2018 
43.China Daily: Investment creates hope, not debt trap, 2018 
44.Ramaphosa, op cit
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46.Brautigam, Will Africa Feed China, op cit
47.Hillary Clinton comes to mind, eg Reuters: Clinton warns against “new
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48.African Union: African Union and China renew commitment to advance
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49.Quartz: Twice as many African presidents made it to China’s Africa summit than
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Traductor: Guillermo
Fuente original: https://invent-the-future.org/2018/10/is-china-the-new-imperialist-
force-in-africa/
https://qz.com/africa/1414004/more-african-presidents-went-to-chinas-africa-forum-than-un-general-assembly/
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https://au.int/en/pressreleases/20180511/african-union-and-china-renew-commitment-advance-multilateral-cooperation
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https://www.reuters.com/article/us-clinton-africa-idUSTRE75A0RI20110611
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https://www.iol.co.za/news/politics/those-who-call-china-colonial-are-jealous-ramaphosa-16895507

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