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La existencia del conocimiento humano de Jesucristo DIPLOMADO DE TEOLOGÍA Naturalezas • Cristo tiene dos naturalezas perfectas también posee dos modos de conocer, uno infinito y divino -común a toda la Trinidad-, y otro humano. • La afirmación de un conocimiento humano en Cristo es patente en todo el Nuevo Testamento. Iglesia • La Iglesia, siguiendo la revelación divina, ha defendido siempre la integridad de la naturaleza humana de Cristo, que tiene un alma racional y una inteligencia humana. • Esta inteligencia humana no puede estar privada de la actividad que le es propia: el conocer por sí misma; de lo contrario sería vana e imperfecta. CV II El Hijo de Dios «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre» (GS, 22). Alcance • Como es lógico, los Evangelios no distinguen los diversos modos de conocimiento, aunque sugieran algunas cosas. • El Magisterio de la Iglesia, aunque ha definido la existencia de un conocimiento humano en Cristo, no ha determinado la especie y el alcance de esos diversos modos de conocer. El conocimiento experimental o adquirido de Jesucristo Por conocimiento adquirido se designan aquellos conocimientos que el hombre alcanza por sus propias fuerzas partiendo de los sentidos y de la experiencia. El intelecto humano, apoyándose en los datos de la experiencia sensible, tiene la capacidad de conocer lo que son las cosas, no solo sus apariencias, y conocer sus causas, sus relaciones con otras, etc. Crecer • Este es el modo de conocimiento del que habla san Lucas de Jesús niño: «crecía en sabiduría, edad y gracia» (Lc 2, 52). • Jesús adquiría aquellos conocimientos de forma semejante a los demás hombres: con sus experiencias y con la aplicación de la mente a esas vivencias, y contando también con los conocimientos de los demás, preguntándoles (cf. Mc 6, 38), empezando por las enseñanzas que recibiría de María y de José. Realismo • Aceptar la existencia de este conocimiento adquirido en Cristo -y, por tanto, progresivo-, es consecuencia del realismo con que se acepta la encarnación del Verbo. • Este conocimiento adquirido tendría un alcance limitado, pues su inteligencia humana se desenvolvía en las concretas condiciones históricas de su existencia, y su experiencia era limitada en el espacio y en el tiempo. Cristo tuvo también el conocimiento de los bienaventurados Visión beatífica Se llama visión beatífica al conocimiento íntimo e inmediato de Dios que es propio de los bienaventurados del cielo, y que les hace semejantes a Él porque lo ven «tal cual es» (1 Jn 3, 2), claramente «cara a cara» (1 Cor 13, 12), y en su luz ven la luz (cf. Sal 35/36, 10). Nuevo Testamento La afirmación de la existencia de esta forma de conocimiento en Cristo durante su vida terrena se fundamenta en aquellos textos del NT en los que se dice que Él ve a Dios: «Nadie ha visto al Padre, sino aquel que procede de Dios, ese ha visto al Padre» (Jn 6, 46). Nuevo Testamento Jesús se presenta como testigo de lo que ve en Dios; por ejemplo cuando dice: «Aquel que me ha enviado es veraz y yo enseño al mundo lo que le he oído [...] Yo digo lo que veo en el Padre» (Jn 8, 26.38). Fe Jesús no tenía fe, en el sentido de adhesión a lo que no se ve y que aceptamos por la autoridad de quien nos lo dice: tenía el conocimiento de la visión inmediata de Dios. Magisterio • Cristo con la visión bienaventurada conocía no solo la divinidad sino también todas las cosas, ya que todas tienen relación con su misión en la tierra, pues Él ha sido constituido en Redentor de todos. • El Magisterio de la Iglesia alguna vez ha dicho que es cierta la sentencia que establece que Jesús «desde el principio lo conoció todo en el Verbo, lo pasado, lo presente y lo futuro» ¿Tuvo Cristo también un conocimiento infuso o profético? • Conocimiento infuso es aquel que no se adquiere por el trabajo de la razón, sino que proviene directamente de Dios por la comunicación de algunas ideas a la mente humana. • No hay que confundirlo con el de visión beatífica por la que se ve inmediatamente a Dios en sí mismo. Un ejemplo de ciencia infusa es el conocimiento profético. ¿Cómo podría Jesucristo adquirir y progresar en conocimientos por ciencia adquirida, si ya lo sabía todo por ciencia de visión? Tenemos que sostener que Jesús durante su vida terrena era bienaventurado por un lado, y por eso gozaba de visión y posesión de la divinidad, y por otro lado, en otro aspecto, todavía no había alcanzado esa bienaventuranza perfecta, era viator o peregrino hacia la gloria, y por eso podía progresar en los conocimientos y merecer. Conocimientos • Los teólogos han afirmado que se trata de dos conocimientos situados a niveles distintos y de características diversas, de modo que un conocimiento no impedía el otro. • Como dos faros que iluminan la misma carretera, la iluminación de cada uno no se opone a la del otro. Verdad • Jesucristo está «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14); en Él «están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia» (Col 2, 3). • De ahí que la Tradición de la Iglesia haya insistido en la plenitud de conocimiento en Cristo que excluye todo error e ignorancia. En Cristo no se da el error Distingamos Error es considerar falso lo que es verdadero o viceversa Ignorancia es desconocer algo que debería conocerse: es, pues, la carencia de una perfección debida La nesciencia es desconocer algo que no tiene por qué saberse Errores La crítica histórica, el protestantismo liberal y el modernismo, han sostenido que Jesús padeció error en cuanto a la fecha del fin del mundo y en cuanto a la naturaleza de su mesianismo. Verdad • La existencia de un error en Cristo implicaría que no es Dios y que no es la Verdad. • El error iría contra su misión de maestro de todos los hombres. • La mayor parte de los teólogos afirma que «pertenece a la fe» no solo que Cristo no se equivocó, sino que era infalible; que era imposible que errase. Cristo no tuvo ignorancia Fin del mundo • La mayoría de los Padres afirmó que Cristo no ignoraba cuándo llegaría el fin del mundo, sino que no quería, ni debía, revelarlo. • Catecismo de la Iglesia Católica dice: «Lo que reconoce ignorar en este campo (cf. Mc 13, 32), declara en otro lugar no tener misión de revelarlo (cf. Hch 1, 7)» (CEC, 474). ¿Cristo tenía conciencia de ser el Hijo de Dios? Conciencia La Escritura nos muestra que esa conciencia de Jesús acerca de ser el Hijo de Dios fue siempre rectilínea y clara, desde sus primeras palabras cuando tenía doce años: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» (Lc 2, 49). La unidad psicológica de Cristo: el «Yo» de Cristo Otro foco de atención de algunos teólogos del siglo XX ha sido si en Cristo hay un único «yo» (considerado como centro de la autoconciencia o de la personalidad psicológica), o hay un «yo» humano distinto del «yo» propio del Hijo de Dios. El Yo • En los Evangelios nunca aparece un yo humano de Jesús y otro yo del Hijo de Dios: nunca se siente y se muestra como un hombre distinto del Hijo de Dios. • Por el contrario, en la Escritura aparece un único «yo», que expresa su unidad psicológica, que se sigue de la unidad ontológica de su persona: Él es y se sabe un solo sujeto, el Hijo de Dios eterno que es también hombre. Textos • «Yo soy» utilizada por Jesús, que recuerda la respuesta dada por Dios a Moisés: «Yo soy el que soy [...] Así responderás a los hijos de Israel: ‘Yo soy’ me manda a vosotros» (Ex 3, 14) • «Si no creyereis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados» (Jn 8, 24) • «Cuando levantéis en alto al Hijodel hombre, entonces conoceréis que Yo soy» (Jn 8, 28)
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