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04 Forever Pucked - Helena Hunting - Pedro Samuel

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4 
Staff 
Ann Farrow 
 
Julie 
Anna Karol 
Vane Black 
AnnyR 
Jadasa 
Ann Farrow 
Mely08610 
Miry 
Dakya 
Joselin 
Umiangel 
Genevieve 
Gesi 
IsCris 
Mary Warner 
Ma.sol 
DiaNaZ 
Val_17 
Beatrix 
 
Vane Black 
Naaati 
Beatrix 
Julie 
Sahara 
Umiangel 
Jadasa 
Joselin 
Anna Karol 
Daliam
 
Vane Black 
 
Anna Karol 
 
 
5 
Indice 
 
Sinopsis 
Capítulo 1 
Capítulo 2 
Capítulo 3 
Capítulo 4 
Capítulo 5 
Capítulo 6 
Capítulo 7 
Capítulo 8 
Capítulo 9 
Capítulo 10 
Capítulo 11 
Capítulo 12 
Capítulo 13 
Capítulo 14 
Capítulo 15 
Capítulo 16 
Capítulo 17 
Capítulo 18 
Capítulo 19 
Capítulo 20 
Epílogo 
Area 51 
Sobre la Autora 
 
 
6 
Sinopsis 
 
Estar comprometida con Alex Waters, capitán del equipo y el 
jugador NHL mejor pagado de la liga, es increíble. ¿Cómo podría no serlo? 
Además de ser un increíble jugador de hockey, es un romántico 
incurable con un corazón XL y un palo de hockey XXL en sus pantalones. 
Y él sabe cómo usarlo. Increíblemente, orgásmicamente bien. Alex es el 
paquete completo y más. Literalmente. Al igual que su paquete es una 
locura. Material absoluto de poseedor del récord mundial. 
Así que tiene todo el sentido que Violet Hall no pueda esperar para 
clavarlo en el colchón matrimonial y convertirse en la Sra. Violet Waters. 
Es tan romántico. 
Violet está totalmente feliz de fijar una fecha. 
Finalmente. En algún momento. Probablemente antes del próximo 
milenio. O cuando Violet deje de tener urticaria cada vez que alguien 
menciona la boda, y sus madres dejen de conspirar en lugares de tamaño 
estadio. Lo que sea que venga primero. 
Pucked #4 
 
 
 
7 
1 
 
Traducido por Julie 
Corregido por Vane Black 
 
Violet 
 
Hoy es nuestro primer aniversario con Alex, y apesta al pene de un 
burro. Bueno, es uno de nuestros “aniversarios”. A Alex le gusta celebrar 
todos y cada uno de los hitos de nuestra relación porque es así de cursi 
y romántico. También le gusta tener una excusa para comprarme regalos. 
Muchos. Extravagantes. Para mi cumpleaños, me compró un auto. Un 
buen auto. Con asientos con calefacción y todo automático. Los autos 
nuevos dan miedo porque no tienen abolladuras, y necesitan 
mantenimiento. 
De todos modos, estoy divagando. Aniversarios. Este mes 
celebramos nuestro aniversario de la “Primera cita oficial”. A Alex le gusta 
considerar la primera vez que tuvimos sexo como nuestro “verdadero” 
aniversario, pero como apenas nos conocíamos en ese entonces, aparte 
de cómo encajaban nuestros genitales, prefiero adelantar un mes a 
cuando no pensaba con mi castor. Al menos, no por completo. 
Sigue en debate si el día en que me encerró en la sala de 
conferencias de mi trabajo y me obligó a tomar un café con él más tarde 
fue nuestra primera cita oficial. Opto por la noche en que me invitó a 
cenar y terminamos en su casa, follando en su sofá, que es lo que 
celebramos esta noche. Está marcado en nuestro calendario. Incluso hay 
una pegatina con una cara sonriente. Yo declaro a este nuestro segundo 
sexo-aniversario porque es la segunda vez que tuvimos relaciones 
sexuales y porque molesta a Alex. 
Tristemente, es posible que no tengamos la oportunidad de follar 
como si fuera nuestra tercera vez, lo hicimos dos veces esa primera vez 
para aquellos que llevan la cuenta en casa, nuevamente esta noche. Alex 
se encuentra actualmente en un autobús de regreso a Chicago con el 
equipo después de una serie de cuatro partidos lejos de casa. Ha estado 
allí por más de una semana. Una tormenta de nieve sopla hacia el norte 
 
8 
a través del medio oeste, y lo último que supe de él fue que se quedaron 
estancados en algún lugar de descanso, a más de dos horas de casa, y 
eso sin que la nieve los frenara. 
Ya son las tres de la tarde. Si no pueden regresar antes de que 
oscurezca y la tormenta aumente el ritmo, se quedará atrapado en un 
hotel toda la noche. Es posible que podamos tener sexo telefónico, pero 
eso no es lo mismo que abrazar su tronco con mi castor. Entonces, es por 
eso que este aniversario apesta. 
E incluso si llega a casa esta noche, está obligado a tener sexo, lo 
que puede entorpecer el sexo-aniversario. No es que él no funcione. Lo 
hará. Siempre lo hace. Pero no será con el nivel de exuberancia al que me 
he acostumbrado durante el año pasado. Es posible que solo tenga dos 
orgasmos de su parte en lugar de los tres o cuatro que normalmente 
busca. 
Charlene, mi mejor amiga y colega en Stroker and Cobb Financial 
Management, asoma la cabeza en mi cubículo. Parece incorpórea por la 
forma en que el resto de su cuerpo está fuera de la vista. También sonríe 
como si perteneciera a algún tipo de manicomio. 
—¿Qué pasa? —pregunto. 
—Tienes una entrega. 
—¿Qué tipo de entrega? 
A Alex le gusta enviarme obsequios al trabajo. Una vez trajo a un 
chico vestido de castor, que me cantó una canción de amor. Fue 
mortificante. Jimmy, uno de los otros contadores juveniles, lo grabó y lo 
publicó en YouTube. Obviamente lo obligué a quitarlo, pero ya se había 
vuelto viral. 
—Una entrega de Alex. 
Me preparo para la humillación mientras gruñe, moviendo mi 
regalo a la vista. 
No digo nada durante unos largos segundos. Alex exagera con todo. 
Pero también, cuando eres el jugador de la NHL mejor pagado de la liga, 
puedes permitirte el lujo de ser extravagante y muy ridículo. 
—¿No es lo que esperabas? —pregunta Charlene, mordiéndose el 
labio para evitar estallar en carcajadas. 
—¿Qué se supone que tengo que hacer con esto? —Le hago un 
gesto al castor de peluche de un metro veinte con una camiseta de 
hockey. Es casi tan ancho como alto—. Ni siquiera sé si entrará en mi 
auto. 
Tampoco quiero llevarlo por todo el edificio. 
—Estoy segura de que podemos hacer que entre. —Ignoro el 
movimiento de cejas de Charlene. Está haciendo referencia a la polla 
 
9 
monstruosa de mi prometido. Tampoco hablo de un gallo mascota1. Su 
pene es enorme. Me encanta tanto, aunque ponerlo en mi boca es un 
entrenamiento por sí mismo. 
Agarro el castor por las orejas, metiéndolo en mi cubículo para que 
ya no bloquee todo el espacio para caminar entre mi oficina y la que está 
frente a mí. Gracias a Dios, Jimmy no está allí o ya estaría aquí. Debo 
esconder el castor. No tengo que ver la parte posterior de la camiseta para 
saber que tiene el apellido y el número de Alex. Esta es una versión 
gigante del castorcito que Alex me envió cuando me acosaba por primera 
vez. Porquesoy tan increíble en la cama. Y le encanta mis tetas. Y le dije 
que me encantaba su pene. Fue un típico primer encuentro. 
Mi relación con Alex Waters, centro y capitán del equipo de 
Chicago, comenzó como una aventura de una noche. Una mal pensada. 
Me habría encontrado con él después de nuestra noche de pasión ya que 
mi hermanastro, Buck, está en su equipo, pero no lo pensé tanto cuando 
le metí las manos en los pantalones hace un año. 
El castor está sosteniendo una caja en forma de corazón. Lo 
arranco de sus patas mientras Charlene le pone el brazo alrededor y se 
toma una selfie. Abro la tarjeta; por supuesto, es algo relacionado a un 
castor: una pareja de castores de dibujos animados con corazones 
pequeños sobre sus cabezas. Están enamorados, como Alex y yo. 
La abro, esperando la habitual hilaridad de Alex, que es como 
empieza, pero al final estoy a punto de llorar. Es tan dulce: 
 
Violet, 
Hace un año estuviste de acuerdo en ir a tomar un café conmigo, y 
luego tus tetas accedieron a tener una cita de verdad. Viniste a mi vida y 
la pusiste patas arriba de la mejor manera. Nunca miraré los pijamas de 
Spiderman de la misma manera, o los boxers de los comic Marvel. 
Me encanta cada centímetro de ti, todas tus divertidas y 
extravagantes costumbres, todas las cosas ridículas que dices mientras 
duermes, y cuando estás despierta. Tus interminables elogios para la PM 
tampoco hacen daño. 
Sé que no crees en el amor a primera vista, pero creo que algunas 
personas están destinadas a estar juntas. Tal vez nos juntamos por lujuria 
y Tom Fielding, pero permanecimos juntos por amor. 
Eres mía para siempre, 
Alex 
 
Suspiro y sostengo la tarjeta en mi pecho, absorbiendo sus 
palabras en mi corazón. En realidad, no. De hecho, estoy considerando 
la posibilidad de consultar Google para ver si copió esto de un sitio de 
 
1 Cock puede significar pene o gallo. 
 
10 
poemas de amor sentimentales e hizo algunas modificaciones para que 
se nos adapte mejor. Sin embargo, Alex estudió literatura en la 
universidad, así que es posible que se le ocurriera todo esto por su 
cuenta. 
Guardo la búsqueda de Google para más tarde y abro la caja en 
forma de corazón. Espero encontrar chocolate adentro, pero me 
sorprende gratamente descubrir que está lleno de esos caramelos de 
azúcar de arce que tanto me encantan. También hay una bolsa de dulces 
Swedish Fish. 
—Ustedes dos son la pareja más extraña de la faz de la tierra. Lo 
sabes, ¿verdad? 
—Prefiero el término extravagante, pero sí, lo sé. 
Charlene agarra un caramelo de arce antes de que pueda cerrar la 
caja. Cierto, hay muchos. Si tuviera que arriesgarme a adivinar, diría que 
hay cientos de caramelos ahí dentro. Estaré en un coma de azúcar de 
arce al final del día, seguro. No puedo parar una vez que he empezado. 
Agarro mi teléfono del cajón superior de mi escritorio, pero antes 
de que pueda buscar el contacto de Alex, Charlene me lo quita de la 
mano. 
—¿Qué estás haciendo? 
—Debes posar con el castor para que podamos enviarle a Alex una 
foto —dice, como si esto fuera obvio. Lo cual debería serlo. Soy de la 
generación donde todo lo que hacemos se publica en línea para que la 
gente aburrida lo vea. Bienvenido al maravilloso mundo de las malas 
decisiones bien documentadas. 
Muevo el castor. No es fácil ya que es enorme, y mi cubículo es 
pequeño. Pongo mi silla en una esquina y coloco el castor entre mis 
piernas. Lo empujo hacia abajo para que su cabeza esté a la altura de mi 
cintura, y Charlene saca unas cuantas fotos. Luego lo volteamos, 
riéndonos como idiotas mientras arreglo mi falda sobre la cabeza para 
que parezca que el castor se dará un festín con mi castor. 
Hago varias poses diferentes, incluyendo una cara de orgasmo 
falsa, que es el momento exacto en que mi jefe entra en nuestra pequeña 
fiesta. 
—¡Señor Stroker! ¡Oiga, hola! —Alejo el castor de mi entrepierna, 
pero es demasiado tarde. Ya me vio abusándolo sexualmente. 
—Señorita Hoar. —Mira a Charlene, luego a mí—. Señorita Hall. —
Sus brazos están cruzados sobre su pecho, y su expresión es remota. No 
deja ver nada—. Ustedes dos parecen estar trabajando mucho. 
Estamos en tantos problemas. 
—Lo siento mucho, señor Stroker. Alex me envió esto para nuestro 
aniversario… —Le hago un gesto al gigantesco castor—… y Charlene y yo 
pensamos en enviarle una foto para que supiera que lo recibí. No estamos 
 
11 
seguras de si el equipo va a regresar esta noche, debido a la tormenta. —
Muevo mi mano hacia las ventanas. Está nevando como loco. 
No es que eso le impida despedirme. 
—¿Te envió una marmota de peluche para su aniversario? 
—No es una marmota; es un castor —dice Charlene. 
Levanta una ceja. —No estoy seguro de querer una explicación. 
Violet, me gustaría verte en mi oficina. 
—¿Ahora? 
—Ahora, sí. 
Mi estómago da un vuelco, pero me levanto y aliso mi falda 
arrugada, lanzando a Charlene una mirada de terror. Me dice lo siento, 
pero no es su culpa. Hubiera hecho algo igual de estúpido con o sin su 
ayuda. 
Sigo al señor Stroker por el pasillo hacia su oficina. Cierra la puerta 
detrás de mí y gesticula hacia la silla frente a su escritorio. Estoy 
totalmente a punto de ser despedida. Este es el sexo-aniversario más de 
mierda de todos los tiempos. 
—Lo siento mucho, señor Stroker. Estábamos siendo tontas. Sé 
que no fue un comportamiento apropiado para el trabajo. 
Levanta una mano para detenerme. —Violet, ¿viste algunos de los 
videos que Jimmy y Dean muestran en sus presentaciones? Lo que sea 
que hacías con ese castor no se compara en nada con esos dos. 
Sé exactamente de lo que habla. Jimmy y Dean son los otros 
contadores menores en nuestra firma. Son incluso más ridículos que 
Char y yo. La semana pasada colocaron una diapositiva en su 
presentación con dos jugadores de hockey aplastados contra vidrio 
pexiglas con la leyenda “¡Feliz mitad de semana!”. Parecía que había más 
que folleteo2 en la imagen. Y ese es uno de sus más sosos. 
—Aun así, no volverá a suceder. —Me dejo caer en la silla, incapaz 
de ocultar mi alivio. Honestamente, pensé que me iba a decir que 
empacara mis cosas de la oficina. Entonces sería la prometida 
desempleada de un famoso jugador de hockey en lugar de una modesta 
contribuyente financiera para nuestra asociación. 
—Me parece bien. 
El señor Stroker revuelve los archivos en su escritorio. Reconozco 
el que está en la cima como uno que preparé, porque se encuentra en 
una carpeta de color violeta. Alex las compró para mí. Piensa que son 
lindas. 
—Revisé tu archivo de la cuenta Darcy. Creo que has tomado 
algunas decisiones muy sabias en cuanto a los fondos que seleccionaste. 
 
2 Happy hump day, hump se utiliza en esa frase como mitad de semana y como follar. 
 
12 
Las ganancias han sido altas en los últimos dieciocho meses, y has 
equilibrado bien su cartera. 
—Oh. Bueno, gracias. —Esto no es en absoluto para lo que pensé 
que venía aquí. Su alabanza es inesperada. Es un hombre de números, 
como muchos de nosotros en este departamento. Siempre se trata de los 
resultados: ya sea que estemos generando o no dinero para nuestros 
clientes o salvando su trasero de una posible bancarrota. 
Mitch Darcy juega de defensa para Chicago. Lo conocí a través de 
Alex. Una noche después del juego, su esposa se encontraba allí y 
comenzamos a hablar. Me preguntó qué hacía para ganarme la vida, así 
que le dije. Parecía sorprendida de que tenga otro trabajo que no fuera 
estar al servicio del increíble pene de Alex. 
Dos semanas después, la señora Darcy hizo una cita y preguntó 
por mí específicamente. El señor Stroker se arriesgó al permitirme 
elaborar una propuesta para la cuenta. Por supuesto, tuvo que revisarla 
antes de que se pueda implementar algo, pero es una oportunidad que 
no tendría sin todas mis conexiones. Esas, a veces, me hacen impopularen el trabajo. 
—Esto es algo importante, Violet —dice el señor Stroker, chocando 
su bolígrafo contra la carpeta. 
—Sí, señor. 
—Sabes que Darcy renovó su contrato por cinco años más con 
cuatro millones al año. 
—Sí, señor. También tiene promociones con Power Juice y Sports 
Mind por un total de otros dos millones anuales durante los próximos 
tres años. 
—¿Crees que estarás lista para presentar esto a los Darcy la 
próxima semana? 
Me siento derecha. —¿Quiere que lo presente? 
—Su esposa es bastante insistente en que seas tú. 
—Pero nunca antes lo presenté a un cliente así de grande. 
—Has estado manejando la cuenta de Miller durante el año pasado 
sin problemas —argumenta. 
Stroker se está refiriendo a mi hermanastro, Buck, cuyo verdadero 
nombre es Miller. Todos recientemente comenzaron a llamarlo por su 
nombre, pero a mí me cuesta. Todavía no estoy allí. 
Por lo general, las cuentas que manejo son de medio millón o 
menos. La cartera de los Darcy es mucho más significativa. Mucho más 
grande que cualquier cosa que haya tocado, aparte de las cuentas de 
Buck, y siempre hice que el señor Stroker mirara esas cosas antes de 
hacer cualquier tipo de cambio. No quiero ser responsable de arruinar la 
fortuna de Buck. 
 
13 
—Lo manejas muy bien. ¿Por qué no los llamas y organizas una 
reunión para la próxima semana? Estoy disponible la mayoría de las 
mañanas. 
—Bien, excelente. Consultaré su cronograma de juego y veré qué 
funciona mejor. 
—Perfecto. Arréglalo, revisa las notas que hice en PowerPoint, y al 
final de la semana, por ejemplo, el viernes por la tarde, reservaré una 
hora y podrás hacer un ensayo para que te sientas preparada. ¿Cómo 
suena eso? 
—Eso suena increíble, señor Stroker. 
—Dime William, Violet. Puedes dejar la formalidad ahora. 
Me dijo esto antes, pero encuentro su apellido entretenido3. —Por 
supuesto. Bien, William. 
Le da a Randy Balls, otro compañero de equipo de Alex, 
competencia con los nombres sucios. 
—Estupendo. Las tres de la tarde del viernes está disponible para 
mí. Cuando salgas, reserva la sala de conferencias con Edna. —Pasa por 
alto la carpeta y levanta el teléfono, lo que significa que puedo irme. 
Le agradezco y me detengo para arreglar las cosas con su asistente 
en el camino de regreso a mi cubículo. 
Charlene se encuentra sentada en su escritorio, mordiéndose las 
uñas y fingiendo hacer algún tipo de investigación. Cuando me ve, me 
agarra del brazo y me empuja hacia su cubículo. —¿Por qué no estás 
llorando? ¿No te despidieron? 
—No. Stroker no me despidió. 
Charlene suspira con alivio. —Lo siento mucho. Raramente baja 
por aquí. —Es verdad. Los contadores subalternos generalmente solo ven 
al jefe de la sala de conferencias al reunirse el lunes, que fue esta 
mañana—. Nunca volvamos a tomar fotos así mientras estamos en el 
trabajo. 
—De acuerdo. Deberíamos haber esperado hasta llegar a casa. 
Entonces podríamos haber posado al castor sobre la cama para que 
parezca que me está tomando por detrás o sosteniendo mis tetas. 
—Qué buenas ideas. Entonces, ¿qué dijo Stroker? 
—Le presentaré el trabajo a Mitch Darcy y a su esposa la próxima 
semana. 
—¿Tú qué? —Prácticamente chilla, así que cualquiera que esté al 
alcance del oído, que es la mayoría de la oficina, asoma la cabeza por el 
borde de la pared de su cubículo. 
 
3 Stroker: literalmente significa acariciador, en este caso lo toma como masturbador. 
 
14 
—Está bien, todos. Le dije a Charlene que estoy pensando en ser 
vegana. 
Jimmy parece haber regresado de su descanso para el café. Luce 
sospechoso, y con razón, soy la primera en pedir un sánduche de tiras 
con carne y queso cuando ordena comida, pero está hablando por 
teléfono, por lo que vuelve a su llamada. El resto de la oficina está 
acostumbrado a nuestra ridiculez, por lo que reanudan lo que sea que 
estén haciendo, también. 
Bajo mi voz a un susurro. —Voy a tener una presentación. 
—Esa es una gran cuenta —susurra Charlene. 
—Lo sé. 
—Eso es increíble. 
Sé que lo dice en serio, pero reconozco la mirada melancólica en 
sus ojos. Somos unidas, pero todavía estamos compitiendo entre 
nosotras, y con Jimmy y Dean, para un puesto de contable principal 
cuando surja. Tener una presentación ante unos de los clientes más 
grandes me da una ventaja sobre todos los demás. 
La gente que no me quiere en la oficina ahora realmente me odiará. 
 
 
15 
2 
 
Traducido por Anna Karol & Vane Black & AnnyR’ 
Corregido por Naaati 
 
Violet 
 
Recibo un mensaje de Alex al final del día, diciéndome que todavía 
faltan horas para que llegue a casa. Estoy muy decepcionada. Juro que 
no sólo porque no conseguiré tener sexo increíble después de una semana 
con solo Buddy el Castor, mi vibrador súper especial que de verdad 
parece un castor, para encargarse de mis necesidades orgásmicas. Tan 
lindo como es, es un mal reemplazo para la polla de Alex. Y el resto de 
Alex, también. Lo extraño. 
Charlene revisa su teléfono, sonriendo en secreto. Me imagino que 
por los mensajes de su novio, que resulta ser el mejor amigo y compañero 
de equipo de Alex, Darren Westinghouse. 
—¿Cómo se siente Darren acerca de pasar otra noche con Alex? 
Charlene levanta su mirada. —Oh, ya sabes, decepcionado de que 
no llegue a cucharearme esta noche. 
—Mi castor necesita algo para abrazarse, aparte de la polla de 
plástico —refunfuño. 
Charlene me da una palmadita en el hombro. —Has esperado una 
semana. ¿Qué es otro día? 
—Tengo ansiedad de separación de la Polla Monstruosa. 
No entiendo cómo puede verse tan poco afectada por la demora de 
los chicos, pero la relación de Charlene y Darren es un poco extraña, y 
no me refiero a “extraña” como Alex y yo. Darren es un tipo tranquilo y 
reservado, por lo que la atención de los medios que su relación ha 
cosechado, y toda la extraña especulación al respecto, significa que han 
tenido algunos momentos difíciles en el camino. 
Además, Charlene puede ser frívola. Se desenamora tan rápido 
como se enamora. Que hayan estado saliendo constantemente, o de 
 
16 
manera consistente, durante más de medio año es realmente 
sorprendente. 
—¿Por qué no salimos a cenar a alguna parte? Podemos celebrar 
que conseguiste presentar la cuenta de Darcy. 
—No sé si siento ganas de... 
—Podemos dejar tu auto aquí. Conduciré para que puedas tomar 
un trago y te dejaré en casa. 
—¿Qué tal mañana por la mañana? 
—Te recogeré. 
—¿En serio? —Charlene apenas puede llegar a tiempo, así como 
está. 
—Se supone que debe nevar así toda la noche. Si llegamos tarde 
mañana, podemos echarle la culpa a las barredoras —sugiere. 
Miro por la ventana y hacia las calles de abajo. Están cubiertas de 
blanco, y el tráfico es estúpido: la gente toca la bocina, se desliza y frena. 
No me gusta mucho manejar en invierno, y definitivamente no con este 
tipo de tráfico. Charlene es una conductora mucho mejor, no es que 
alguna vez se lo admita. Ahora que no tengo a nadie por quien ir a casa, 
creo que la cena parece una buena opción. 
—Sí. Bien. Tal vez debería llamar a Sunny y Lily para ver si quieren 
unirse a nosotras. Todas podemos estar sin pene juntas. —Sunny es la 
hermana menor de Alex. Está saliendo con Buck. En enero se mudó de 
Guelph a Chicago, que es una linda ciudad pequeña en Ontario, Canadá. 
Ahí es donde ellos crecieron. 
Su casa en Chicago fue comprada por Alex. Ella paga el alquiler, 
pero en lugar de gastarlo en la hipoteca, él coloca el dinero en una cuenta 
de inversiones para ella. Es todo lo que sé sobre esto porque Stroker trata 
directamente con la cuenta de Alex. Lo cual es perfecto. A veces siento 
que Alex quiere que yo lo haga, pero no me siento cómoda con la 
sorprendente cantidad de dinero que gana. Aún no. 
Ver lo bien que cuida a su familia me dice en lo que me meteré 
cuando nos casemos, y algunas veces, eso me pone nerviosa. No quiero 
ser responsable de invertirloy de disfrutarlo. Como dije, al menos no 
todavía. Quiero decir, mi salario anual es menos que el costo del 
automóvil que Alex me compró recientemente. Con efectivo. 
Lily es la mejor amiga de la infancia de Sunny, quien también se 
mudó a Chicago recientemente. Vive con Sunny, y está saliendo con 
Randy “Balls” Ballistic, el mejor amigo de la infancia de Buck y otro 
jugador de hockey de Chicago. Lo llamo Cachondo Saco de Bolas, a veces 
en su cara, a veces a sus espaldas. Es muy conveniente que todas seamos 
putas del hockey. Pasamos mucho tiempo juntas cuando los chicos 
viajan para juegos fuera de casa. 
Saco mi teléfono, lista para enviarle un mensaje a Sunny, pero 
Charlene levanta una mano. —Estoy en ello. Tú guarda tus cosas. 
 
17 
Me encojo de hombros y apago mi computadora, tiro algunos 
archivos a mi bolsa para laptop y agarro mi abrigo. Charlene reaparece 
en mi cubículo, lista para salir. —Sunny sugirió que nos encontremos en 
un restaurante cerca de su lugar ya que ambas ya están en casa. 
Hago una mueca. —No es vegano, ¿verdad? —Sunny no come 
animales o productos de origen animal. No tengo ningún problema con 
esto, pero si no recibo el bastón de carne de Alex esta noche, bien podría 
disfrutar de una hamburguesa o algo repugnante y digno de hinchazón. 
—Lily dice que el restaurante tiene una amplia selección. Además, 
no cree que sea una buena idea que Sunny maneje con este clima. 
Suspiro. —Bien. —Tiene sentido ir por ese camino, y no sólo porque 
llegar al centro de la ciudad llevaría mucho tiempo en este clima para 
Sunny y Lily. Ir a ellas nos pondrá a medio camino de la casa de Alex. Y 
Sunny conduce peor que yo, lo que dice mucho. 
Charlene y yo cargamos mi castor de peluche al elevador. Tenemos 
algunas miradas extrañas, pero la mayoría de la gente de nuestro 
departamento no se inmuta con nosotras ahora. Charlene toma la cola, 
y yo sostengo la cabeza mientras nos deslizamos y pasamos por la acera 
resbaladiza hacia el estacionamiento frente a nuestro edificio. Debimos 
haber estacionado nuestros autos en el estacionamiento subterráneo 
esta mañana, pero no quedaban lugares. Con Alex y Darren lejos, a veces 
hacemos pijamadas y nos quedamos despiertas hasta muy tarde. 
Entonces nos cuesta mucho levantarnos por la mañana. Anoche fue una 
de esas ocasiones. 
Poner el castor en la cajuela del auto de Charlene es una hazaña, 
pero después de empujarlo y golpearlo, lo apiñamos. 
Lleva tres veces más tiempo de lo habitual llegar al vecindario de 
Sunny. El tráfico es terrible. Definitivamente me alegra no haber 
conducido o estaríamos en una zanja. 
Terminamos en un lindo y pequeño lugar que no es sólo para 
personas que no comen carne. Sin embargo, sí tienen una buena 
selección de alimentos sin caras para Sunny. Miro el menú. Incluso con 
el calor a tope en el auto de Charlene, y nuestro lugar acogedor en la 
parte trasera del restaurante, todavía estoy congelada. 
—Tal vez debería pedir la sopa de cebolla francesa y los palitos de 
mozzarella. 
Charlene frunce el ceño. —¿Es realmente una buena idea, Vi? 
¿Cebollas y queso? Es la peor combinación del mundo para ti. 
Estoy triste porque no veré a Alex esta noche. Comer lácteos es la 
forma en que enfrento el estrés y la desilusión. Sin embargo, también me 
inflamará más tarde. Los lácteos ya son difíciles en mi sistema; agrega 
cebollas a la mezcla y me vuelvo letal para cualquiera dentro de un radio 
de tres metros. —Alex no estará en casa para presenciar las 
consecuencias. 
Lily y Sunny intercambian una mirada. 
 
18 
—Sí, pero ¿y si las consecuencias siguen hasta mañana como suele 
pasar? —dice Charlene. 
Reflexiono sobre eso por un momento, antes de aceptar de mala 
gana. —Buen punto. 
Opto por una hamburguesa y papas fritas, mantengo las cebollas, 
pero agrego una copa de vino. No necesito hinchazón por cerveza para 
acompañar la hinchazón por la hamburguesa. 
Sunny sigue revisando su teléfono durante toda la cena, lo que no 
es inusual. Ella y Buck pasan mucho tiempo enviándose mensajes entre 
sí cuando está lejos, y cuando no lo está. Están tan enamorados. Es tan 
dulce como sorprendente. Buck solía ser un gran mujeriego. Como, 
épicamente puto. 
Sunny ha hecho un gran trabajo en domesticarlo. Es como un yeti 
grande, bien arreglado y amante de la diversión cuando se trata de ella. 
Después de que ordenamos, nos instalamos con nuestras bebidas. 
Sólo Lily y yo tenemos bebidas divertidas, ya que Charlene está 
conduciendo y Sunny no bebe. 
—¿Cómo está el nuevo trabajo, Lily? —pregunto. 
Alex ayudó a Lily a conseguir un trabajo enseñando patinaje a los 
niños que buscan convertirse en profesionales del hockey cuando decidió 
mudarse a Chicago. Es una patinadora increíble. Debió ser una 
competidora olímpica, pero el dinero se interpuso en su sueño cuando 
era adolescente. Sin embargo, no parece permitir que eso la frene. 
—¡Asombroso! No me hallaba segura de cómo se sentiría el cambio, 
pero me encanta. Realmente aprecio que Alex me haya recomendado. 
—Alex está feliz de poder ayudar. —Mi prometido es increíblemente 
generoso, especialmente cuando se trata de la familia. Si bien Lily no está 
técnicamente relacionada, creció con la familia Waters, por lo que es 
como una segunda hermana para él—. Supongo que tener acceso 
ilimitado a las bolas de “Balls” tampoco duele, ¿verdad? 
—Dios mío, ella se queda allí casi todas las noches que ellos están 
en casa —dice Sunny. 
Lily se sonroja y baja la mirada. —Él es genial. Conoceré a su madre 
este fin de semana. 
—¿De verdad? ¿Ya? ¡Eso es una locura! —dice Charlene. 
Lily se mete el cabello oscuro detrás de la oreja y mira alrededor de 
la mesa, repentinamente insegura. —¿Lo crees? 
Le doy una patada a Charlene, al menos creo que lo hago, pero 
Sunny es quien se estremece, así que le doy un golpe a Charlene al 
costado de una teta. —No es una locura en absoluto. No todos tienen que 
esperar un año antes de las presentaciones familiares. 
—¿Un año? —Los ojos de Lily se abren. 
 
19 
Lily parece una muñeca de porcelana. Excepto que no es 
espeluznante. Una distinción muy importante. Es hermosa y delgada, 
con ojos almendrados del color del chocolate oscuro y un corte de cabello 
tipo Uma Thurman en Pulp Fiction. Ella y Randy han estado saliendo 
oficialmente por menos de dos meses. Pero han sido inseparables desde 
el verano pasado, así que no es tan irrazonable que ella conozca a su 
madre. 
Charlene ahueca su pecho y me lanza una mirada molesta. —No 
hemos estado saliendo un año. Y mi madre vive en Nueva York, y los 
padres de Darren en Carolina del Sur. No es que podamos pasar a cenar. 
Quiero señalar que los padres de Darren han estado en la ciudad 
en más de una ocasión y ella todavía no ha aprovechado la oportunidad 
para conocerlos, pero no es mi relación, así que mantengo la boca 
cerrada. Por ahora. 
—Creo que es genial que te encuentres con la madre de Randy. ¡Te 
amará! —dice Sunny, redirigiendo la conversación. Representa su 
nombre, irradia positividad y calidez todo el tiempo. También es rubia y 
de ojos azules, piernas interminables y una cara impresionante e 
inocente. 
Lily toma su mojito. —Seguro espero eso. 
—Presenté a Miller a mis padres el día después de conocernos, y 
ellos lo amaron de inmediato. Bueno, hasta que Alex les dijo por qué lo 
cambiaron a Chicago. 
Fue cambiado el año pasado por esta época después de ser 
atrapado en un baño público con la sobrina de su entrenador. La puerta 
estaba abierta. 
Sunny mueve su mano en el aire, luego gira un mechón rubio 
alrededor de su dedo. —Pero lo amaron otra vez, así que eso es todo lo 
que importa. 
Nuestra cena llega y como mi hamburguesa y papas fritas. Pido 
otra copa para celebrar tanto mi sexo-aniversario no cumplido con Alex 
como la presentación que haré la próxima semana. Soy la única que bebe 
como si fuera viernes por la noche, pero Lily probablemente recuerda su 
terribleresaca de la última vez. Y todas tenemos que trabajar mañana. 
No tengo prisa por irme a casa, pero el teléfono de todos las demás 
sigue sonando. Le envío un mensaje de texto a Alex, pero no recibo una 
respuesta. Es decepcionante en un día tan especial. O un día que Alex 
ha construido para ser interpretado como tal. Supuse que habría amor 
verdaderamente épico basado en la ostentación del regalo de esta tarde. 
Desafortunadamente, su último mensaje fue enviado hace varias horas 
diciendo que todavía se encontraban atascados, que su teléfono se 
quedaba sin batería y que no creía llegar a casa esta noche. 
Yo y mi castor estamos tristes. 
Charlene sugiere que nos vayamos, y Sunny y Lily están de acuerdo 
con más entusiasmo de lo necesario, lo que me parece extraño. Todavía 
 
20 
nieva cuando salimos del restaurante, así que puedo ver el punto de 
Charlene sobre llegar a casa. A pesar de que Sunny y Lily viven a dos 
cuadras de distancia, se amontonan en la parte trasera de su auto para 
que podamos llevarlas también. Probablemente lleve tanto tiempo como 
caminar, pero al menos no tienen que lidiar con el frío helado y la nevada. 
Ambas están acurrucadas en sus chaquetas, envían mensajes de 
texto en sus teléfonos y se miran unas a otras mientras veo el perfil de 
Alex en Facebook en busca de signos de vida. No ha publicado nada desde 
esta mañana, y esa fue una actualización cursi sobre cuánto me ama. Es 
dulce, pero me deja aún más decepcionada. 
Charlene se detiene en la casa, manteniéndose a una distancia 
segura de la acera, para que las chicas abran la puerta y no se caigan de 
bruces al banco de nieve de sesenta centímetros. 
—¿No es esa la camioneta de Randy? —pregunto. 
—Oh, eh, um, la dejó aquí durante toda la semana para que yo 
pueda conducirla en lugar de mi auto. Los neumáticos son mucho 
mejores — responde Lily. 
—Guau. ¿Ya te deja conducir su camioneta? —Pasó una eternidad 
antes de que Alex me dejara conducir su automóvil deportivo. Y luego lo 
abollé y me quitó mis privilegios. Ni siquiera las mamadas parecen ser 
capaces de devolverlos. 
Lily se encoge de hombros. —¿Eso es raro? 
—¡Gracias por el aventón, Charlene! ¡Nos vemos pronto, chicas! —
Sunny sale del auto y tira de Lily junto con ella. 
—Adiós. ¡Gracias, Char! Hasta pronto. —Lily se despide con la 
mano y corre por la calle, de la mano con Sunny. 
Me imagino que Charlene y yo volveremos a su casa y pasaremos 
el rato un poco más ya que está cerca. En ocasiones, me quedo en su 
casa cuando Alex y Darren están fuera, porque no siempre me gusta estar 
sola en su gran casa. Me vuelvo loca a pesar de que hay un loco sistema 
de alarma. Pero en lugar de ir hacia la derecha, va a la izquierda, hacia 
la casa de Alex. 
—Podemos ir a tu lugar. Estoy segura de tengo un cambio de ropa 
—sugiero. 
—Estoy un poco cansada. No seré muy divertida. —Charlene 
bosteza, como para demostrar su punto. 
No entiendo por qué todos están actuando de manera extraña esta 
noche. Usualmente ese es mi trabajo. 
El teléfono de Charlene suena, y luego vibra un par de veces más. 
Espera hasta que estamos en un semáforo antes de que revisar. Hago lo 
mismo con el mío, pero Alex no ha enviado ningún mensaje. Él realmente 
no es así. Siempre está en contacto. Tal vez no puede encontrar un 
cargador para su teléfono. 
 
21 
No digo mucho en el viaje. Cuando Charlene se estaciona en el 
camino de entrada de Alex, la luz del porche ilumina la puerta y la corona 
de festividades que aún tengo que desmontar. El camino de entrada fue 
despejado de nieve, así como las escaleras. Si sigue nevando así, los 
chicos de mantenimiento tendrán que dar la vuelta y volver a hacerlo. 
—¿Estás segura de que no te quieres quedar un rato? ¿Podemos 
ver televisión o algo así? ¿Tomar un trago? —Ya estoy un poco mareada; 
uno más ayudará a ponerme a dormir, y posiblemente aleje mi mente de 
mi decepción. 
Puedo fingir que no me gustan todos los obsequios y las excesivas 
celebraciones del sexo-aniversario, pero me he acostumbrado, al igual 
que me estoy acostumbrando al dinero que ingresa a mi cuenta todo el 
tiempo. 
—No debería beber con las carreteras como están. —Charlene hace 
un gesto hacia la blanca pelusa que roza el parabrisas. 
—Podrías quedarte. 
—No tengo una muda de ropa, y todas tus cosas son demasiado 
pequeñas. Excepto en el pecho. —Pone su auto en neutral—. ¿Quieres 
ayuda con tu castor? 
—¿Qué? —Al principio, creo que se refiere a mi verdadero castor, 
pero luego me doy cuenta de que no me está haciendo una proposición—
. Oh. Correcto. No, puedo con él. 
—Está bien. —Me da una sonrisa brillante, seguida de un gran 
bostezo—. ¡Te veo en la mañana! 
Entiendo que nadie más está celebrando su sexo-aniversario, pero 
siento que soy la única que está realmente enojada porque los chicos no 
van a estar en casa esta noche. 
Sacar el castor del baúl es más difícil de lo que esperaba. Está 
bastante abarrotado allí, y el baúl de Charlene es pequeño y apretado, 
casi exactamente como Alex describiría a mi verdadero castor. 
Tiro hasta que se libera, cierro el baúl de Char y la saludo con la 
mano por la ventana trasera. Toca la bocina y se aleja mientras muevo al 
castor para poder ver las escaleras. 
Volver a casa, a una casa vacía, es como torcerse una muñeca 
mientras miras porno: frustrante e insatisfactorio. Estúpida maldita 
tormenta de nieve. 
Subir las escaleras a la puerta de entrada tampoco es tan fácil 
como debería ser. Me tropiezo en el último escalón y me caigo, pero 
afortunadamente el castor actúa como un cojín, evitando que me lastime 
a mí misma. Quito la nieve de la cara de castor y lo arrastro hacia la 
puerta. Perforando el código, me abro camino hacia adentro. La entrada 
frontal está oscura, lo cual es inusual. Las luces se sincronizan por la 
noche, a menos que el sistema no funcione bien. Tal vez sea así. Alex 
tendrá que llamar al tipo que arregla su ridículo sistema de seguridad. 
 
22 
Lanzo el castor al vestíbulo y golpeo algo. No tengo idea de qué, ya que 
no puedo ver mucho. 
Golpeando la pared a mi lado, cierro la puerta, bloqueando al viento 
gélido. Finalmente encuentro el interruptor de la luz y lo enciendo. El 
cuál es el momento exacto en que grito como un hombre con sus nueces 
atrapadas en un tornillo. 
El vestíbulo está lleno de recortes de cartón de Alex. Su publicidad 
de preservativos de tamaño real está en primer plano, seguida de su 
promoción de bebidas deportivas, la de palos de hockey, el anuncio de 
lavado corporal e incluso la del gel que alivia los dolores musculares. 
Todos mis recortes de Alex me están dando la bienvenida a casa, lo cual 
sería genial, excepto que significa que alguien ha estado dentro de la 
casa, reorganizando mi mierda. Eso es aterrador. 
—¡Tengo un arma! —grito. Esto es una mentira total. Ni siquiera 
he sostenido una maldita arma. Alex, que es de Canadá, donde ni 
siquiera creen en las pistolas, ha sostenido un arma pistola, pero yo no. 
Me siento petrificada de que accidentalmente dispararé a alguien, o a mí 
misma, así que no puedo acercarme a una. Alex piensa que es dulce. 
En este momento, desearía haber tenido las pelotas para ir al 
campo de tiro al menos una vez cuando Sidney, mi padrastro, se ofreció 
a llevarme este otoño, porque esto se siente como el comienzo de una 
película de terror realmente mala. Muevo el castor gigante frente a mí, 
como si fuera a protegerme del maldito asesino en serie con un fetiche de 
los recortes de Alex. 
Una figura sale de detrás de uno de los recortes, y grito de nuevo. 
Esta vez es espeluznante. Aparto al castor de mí, derribando el primer 
recorte de cartón de Alex. Sigue un efecto dominó, las versiones 
bidimensionales de mi hombre caen al suelo con un silbido y una serie 
de golpes sordos. Me doy vuelta y comienzo a tirar de la puerta, tratando 
de salir, pero la cerré con llave, por lo que no se abre. Y me estoy volviendoloca. 
—Violet, cariño, soy yo. —La voz de Alex penetra la bruma de mi 
terror. Dejo de intentar escapar y me vuelvo para mirarlo. Ahí está en 3D, 
parado en medio de las versiones caídas de sí mismo. 
—¡Me asustaste muchísimo! —Le lanzo mi bolso. 
Se lanza para atraparlo antes de que pueda golpear el piso. Se 
hallaba a un vergonzoso metro de alcanzarlo. 
—Lo siento. Quería sorprenderte. —Está sonriendo a través de sus 
disculpas, lo que me molesta. 
Lo señalo. —No es gracioso. ¡Casi me das un ataque al corazón! 
Pensé que un psicópata irrumpió en la casa. 
—No quise hacer eso. —Sus manos están levantadas, 
probablemente para asegurarme que no es un holograma, sino de hecho 
mi verdadero prometido, y que realmente lo siente. No estoy segura de 
creerle; todavía tiene un hoyuelo apareciendo. Da pasos tentativos hacia 
 
23 
mí, solo en caso de que decida hacerle kung fu en las pelotas o algo así, 
supongo. 
—Bueno, considérame sorprendida. —Es bueno que no haya 
consumido lácteos o me hubiera cagado en mis malditos pantalones—. 
¿Por qué no me llamaste para avisarme que ibas a estar en casa? 
—No habría sido una gran sorpresa, ¿verdad? 
Repito la cena en mi cabeza: todos los textos que las chicas 
recibían, su entusiasmo por ir a casa a camas sin pollas. 
—¿Cuánto tiempo has estado planeando esto? —Cruzo los brazos 
sobre mi pecho. 
La mirada de Alex se lanza hacia abajo y se queda allí, a pesar del 
hecho de que llevo una enorme chamarra de invierno y mis tetas están 
ocultas. —Solo desde que nos quedamos atrapados en el descanso hoy 
más temprano. Realmente no me encontraba seguro de si íbamos a llegar 
a casa. Luego volvimos a la carretera y decidí sorprenderte. Llegué aquí 
hace media hora. Tuve el tiempo justo para establecer esto. —Hace un 
gesto hacia los caídos Alex, y luego hacia el castor que yace boca abajo 
en el suelo—. Veo que tienes mi regalo. 
Le doy mi ceño de perra. Pasé las últimas tres horas pensando que 
mi castor dormiría solo esta noche. Aún estoy superando eso, así que no 
soy tan buena como debería ser. —Gracias por enviarlo a mi trabajo. 
—¿No te gusta? Las imágenes que me enviaste parecen indicar lo 
contrario. 
Pongo los ojos en blanco. —Es ridículo. 
—Por eso te encanta. —Coloca mi cabello húmedo detrás de mí 
oreja, rozando mi mejilla con dedos cálidos. 
Intento permanecer molesta. —¿Dónde lo vamos a poner? 
—Pensaba que podríamos llevarlo a la cabaña de Chicago. Puede 
ser nuestra mascota. 
Alex tiene dos cabañas. Le gusta comprar propiedades. La cabaña 
de Chicago es tan bonita como su cabaña de Ontario, a solo dos horas de 
distancia, en el lago Geneva, en lugar de un viaje en avión seguido de dos 
horas en automóvil. El castor sería apropiado en la cabaña de Ontario, 
ya que está en Canadá, pero no creo que lo dejen entrar en el avión. La 
cabaña de Chicago no es una mala segunda opción. No es que esto sea 
relevante para nada. 
No he visto a Alex en ocho días. Es nuestro primer sexo-aniversario 
en una cita real, y no esperaba que estuviera aquí esta noche. Aunque 
mi corazón todavía siente que va a explotar de mi pecho por una multitud 
de razones, todo lo que quiero es frotarme contra él como un oso en un 
árbol, o un castor en un tronco. De cualquier manera, debe haber 
frotamiento. Preferiblemente que conduzca a un orgasmo. 
 
24 
Me acerca, envolviéndome en sus brazos, y me hundo en él. Es tan 
cálido, sólido y perfecto. —Me alegra que estés en casa, incluso si casi me 
das un ataque al corazón. 
—Yo también. Te extrañé. —Sus manos se mueven hacia mi 
trasero, y aprieta suavemente. Se inclina para besarme, lo que es cuando 
huelo algo rancio, a cebolla asquerosa. 
Frunzo mis labios y arrugo mi nariz. —Huele como si hubieras 
ligado con una Big Mac. 
Hace una mueca. —Así de mal, ¿eh? 
Está hablando muy cerca, así que, aunque trato de no respirar, 
todavía soy golpeada con otra dosis de asco. Huele a escape de diesel, 
sudor enmascarado con desodorante y comida rápida. 
—¿Qué comiste? ¿Un plato de cebollas crudas? 
—Paramos en un restaurante. Comí una hamburguesa. —Suena 
arrepentido. Nuestras cenas coincidieron. 
Por mucho que lo extrañé, no tendré sexo con él así. Podría haberlo 
hecho hace un año, pero ahora puedo esperar hasta que se duche y se 
cepille los dientes. Probablemente yo debería hacer lo mismo. 
—Vamos a asearnos —sugiero. 
Alex me recoge y me lleva a caballito, de frente, y me traslada 
escaleras arriba. No me molesto en tratar de hacer una conversación; 
Estoy demasiado ocupada besando su cuello, que sabe salado, pero por 
lo demás está bien. Alex ajusta su agarre cuando llegamos al dormitorio 
y empuja la puerta para abrirla. Las velas arrojan un tenue resplandor 
alrededor de la habitación y los pétalos de rosa reales, no falsos basados 
en el olor, cubren el edredón. No es de extrañar que no haya tenido tiempo 
para bañarse. Ha estado organizando una reunión romántica, aparte de 
enloquecerme con el ejército de recortes de cartón, de todos modos. 
Poco sabe que tengo planes propios para nosotros, y todo lo 
importante está abajo, en la sala de estar junto a la chimenea. El resto 
está en la nevera. Sin embargo, está bien. Si no llegamos allí esta noche, 
siempre habrá mañana o un día después. 
Me pone en la cama y se inclina, apoyando la cabeza en mis tetas 
para poder frotar su nariz ahí. Cuando se aleja después de lo que siento 
es demasiado poco tiempo, subo mis piernas alrededor de su cintura. 
Cambia de posición, su barbilla descansa en el valle de mis tetas. 
Su expresión es seria, pero sus ojos revelan su diversión. —No me puedo 
asear si no me dejas ir. 
Pasa una gentil mano por la parte exterior de mi muslo, 
deteniéndose en la parte posterior de mi rodilla, instándome a soltarme. 
Puedo sentir la polla monstruosa. Ya está emocionada por estar cerca de 
mi castor, por lo que soy reacia a dejarlo ir. Sin embargo, Alex tiene un 
punto. 
 
25 
Mi falda está agrupada alrededor de mi cintura, pero estoy usando 
medias opacas, por lo que no puede ver nada importante. Como mi ropa 
interior. No puedo recordar cuáles me puse esta mañana, teniendo un 
poco de prisa. 
Alex se endereza con sus palmas aún enganchadas debajo de mis 
rodillas. Sus manos son ásperas; Puedo escuchar la tela de nylon siendo 
atrapada mientras amasa la parte posterior de mis pantorrillas. Sin 
embargo, no me importa, me está tocando, y ha pasado más de una 
semana, así que estoy bien con la necesidad de comprar medias nuevas. 
Puedo permitirlo. 
Sus ojos se mueven por mi cuerpo, como si estuviera estudiando 
un mapa familiar. Se frota la barba desaliñada. —¿Quieres que me afeite? 
—Por favor. — Mi piel es extremadamente sensible en el invierno. 
No quiero que todo se irrite, de lo contrario, afectará los tiempos sexys 
esta semana. Cada vez que Alex llega a casa después de estar fuera, 
tenemos mucho sexo para compensar las ocasiones perdidas. 
Alex levanta la camisa sobre su cabeza y la deja caer al suelo. 
Nunca me cansaré de mirar su cuerpo duro y caliente. No me atrevo a 
mirar hacia otro lado mientras hace estallar el botón en sus pantalones 
vaqueros y baja la cremallera. Los empuja a sus tobillos y se los quita. 
Entonces los calcetines salen. Presiono mis rodillas mientras desliza sus 
pulgares en la cintura de sus calzoncillos y los arrastra hacia abajo. Es 
como un striptease sin música, excepto por el rápido latido de mi corazón 
y el gemido que suelto accidentalmente. 
Está gloriosamente desnudo y duro. Su erección sobresale 
directamente, mirándome directamente. Tal vez la ducha no es tan 
importante después de todo. Puedo lidiar con el aliento de cebolla y el 
olor de los gases de escape. Me levanto y lo alcanzo, pero da un paso 
atrás. 
Una pequeña sonrisa tira de la esquina de sus gruesos labios. —
Pensé que querías que me limpiara primero. 
—Cambié de opinión. 
—¿Qué tal afeitarme? 
—Afeitarse es para coños. Tráeloaquí. —Hago un gesto para que 
se acerque, pero no se mueve, así que me quito la camisa por encima de 
la cabeza. 
Que es cuando me doy cuenta de que estoy usando un sujetador 
realmente feo. Es viejo, y aunque alguna vez fue blanco, ahora está 
descolorido y grisáceo en las tiras. Incluso hay un agujero en la tela 
satinada sobre mi pecho izquierdo. 
Alex levanta una ceja mientras su enfoque cambia de mi cara a mi 
pecho. —Bonito. 
—¡Iba a cambiarme después del trabajo! —Mi plan inicial era 
vestirme con ropa interior nueva, que compré a principios de la semana 
 
26 
cuando Alex habló de celebrar el próximo sexo-aniversario, antes de tener 
la errónea impresión de que no estaría en casa esta noche. Me apresuro 
a desabrocharlo, pero por supuesto, incluso eso no está en la mejor 
forma, por lo que es más difícil de lo normal. Estoy retorciéndome en la 
cama como una anguila eléctrica. 
Alex se ríe y se dirige al baño, gritándome por encima del hombro—
: Desnúdate y ven a la ducha conmigo. 
Se acerca a la ducha y abre el grifo, ajustando la temperatura. Está 
medio inclinado, dándome una vista fabulosa de su culo perfecto y 
apretado. Su trasero realmente es fantástico, tan musculoso, tan 
increíble para sostenerse cuando me está llevando al orgasmo. 
Alex abre el tocador y saca su kit de afeitar. Podría omitir por 
completo esa parte, y sabe que no me quejaré, pero ahora me está 
torturando. Lo que sea. Dos pueden jugar este juego. 
Me arrodillo en la cama y finjo que lo estoy mirando, lo que por 
supuesto hago. También puedo ver mi reflejo en el espejo, lo que significa 
que también él puede. Ahora que el horrible sujetador se ha ido, me tomo 
mi tiempo para quitarme el resto de la ropa mientras usa la navaja. 
Bajará su barba lo suficiente como para hacer posible afeitarse con una 
navaja. 
Alex me mira mientras arrastro la cremallera de mi falda y la dejo 
caer sobre la cama. Antes de hacer lo mismo con mis medias, saco la 
pretina y echo un vistazo a mis bragas. También son feas y en condiciones 
horribles, así que acelero mi striptease improvisado y las empujo sobre 
mis caderas junto con las medias. 
Gracias a Dios, tuve la previsión de cuidar mi arbusto de castor 
antes de que Alex llegara a casa. Voy al baño. Ni siquiera está prestando 
atención a lo que le está haciendo a su cara. Sigue recorriendo el mismo 
lugar repetidamente mientras observa cómo me acerco. 
La habitación ya se está llenando de vapor. Cuando estoy lo 
suficientemente cerca, presiono mis pechos contra su espalda y lo abrazo 
por detrás. 
Paso mis manos sobre sus abdominales, luego más abajo, más allá 
de su ombligo. Me detengo antes de llegar a su erección masiva, que 
incidentalmente está descansando sobre el tocador con recortes de barba 
salpicados sobre ella. En lugar de agarrar su polla, busco mi cepillo de 
dientes y la pasta de dientes. Si se toma la molestia de refrescarse, yo 
también debería hacerlo. 
Me mira con algo cercano al desprecio, o tal vez es pura lujuria 
animal. De cualquier manera, es una reminiscencia de la apariencia que 
usa cuando está en la banca de castigo. El sexo después de los juegos 
cuando Alex ha recibido una penalización es siempre el mejor. Se irrita 
tanto. Llevo mi cepillo de dientes a la ducha conmigo, limpiando la niebla 
del interior para poder ver a Alex a través del cristal. 
 
27 
Esta noche tiene un humor divertido. No puedo medirlo. Es lento y 
metódico con la rutina de afeitado. Me doy cuenta de que esto tiene un 
propósito. Lo negué cuando entré por la puerta. Puede que no haya tenido 
nada que ver con si lo quería, pero a pesar de todo está ofendido. Mi 
prometido es sensible. 
Una vez que ha terminado de afeitarse, pasa a cepillarse los 
dientes. Luego se enjuaga con enjuague bucal y sigue con una tira fresca 
para el aliento Listerine. Probablemente sea exagerado, pero es cortés de 
esa manera, y el aliento de cebolla es la razón por la que actualmente no 
tenemos sexo. Cuando comienza a asearse solo, decido que ya he tenido 
suficiente espera. 
Me echo un poco de gel de baño en las palmas y las froto, luego lo 
masajeo en mi pecho. 
—¿Alex? —Espero hasta que me mire antes presionar mis tetas 
contra el vidrio—. ¿Estás listo para mí? 
Sus párpados bajan y el tic debajo de su ojo izquierdo me dice lo 
que ya sé: seguro como el infierno que lo está. 
Deja caer la crema de afeitar en el tocador, o al menos intenta 
hacerlo, pero falla y golpea el suelo con un golpe seco. No parece darse 
cuenta cuando abre la puerta de la ducha y entra. Ni siquiera tengo la 
oportunidad de darme la vuelta antes de que se esté presionado contra 
mí. Pasa una mano por mi clavícula y por mi cuello. Girando mi cabeza 
hacia él, besa la comisura de mi boca. 
—¿No tienes nada que decirme hoy? —pregunta en voz baja. 
—Te extrañé. 
—Lo sé. Yo también te extrañé. ¿Algo más? —Roza mi costado con 
su mano libre, y me sacudo cuando pasa rozando el punto sensible. 
—Te amo. 
—También lo sé. —Sus dedos viajan por mi cadera y luego bajan, 
deteniéndose a escasos centímetros mi muy hambriento sexo. 
Está esperando algo, pero no estoy segura de qué. Filtro a través 
de nuestras conversaciones de texto hoy… acepté el castor, y estoy segura 
de que le di las gracias por ello. Entonces me doy cuenta. 
—Feliz sexo-aniversario, Alex. 
Se queda quieto, las yemas de sus dedos enterrándose en mi piel. 
—Aniversario, Violet. Es nuestro aniversario. 
—Pensé que lo celebramos el mes pasado. Además, todos los 
aniversarios que tenemos incluyen sexo, que suena más divertido —
explico. 
—Mmm. Entiendo tu argumento. Pero creo que este es 
particularmente especial ya que acordaste hacer algo más que solo 
dejarme entrar en ti. —Suena un poco herido. 
 
28 
—Feliz aniversario, Alex —murmuro, apaciguándolo. 
Siento su sonrisa en mi mejilla. Porque ha ganado. Estoy de 
acuerdo con eso; al final, ambos ganaremos. Gira mi cabeza para que 
pueda llegar a mi boca. Es un beso suave, cálido y húmedo y mentolado. 
Quiero darme la vuelta para estar frente a frente, pero todavía me tiene 
apretada contra el vidrio. Cuando empujo mi culo, mueve sus caderas 
hacia adelante y su erección se desliza sobre mi piel húmeda. Me ahueca 
con su palma ancha, y gimo, anticipando sus dedos. 
Ahora no me malinterpreten, me masturbo como el resto de la 
población femenina cuando nuestra pareja está fuera de la ciudad, pero 
no es tan gratificante como cuando la persona que amas hace el trabajo 
por ti. 
—Feliz aniversario, bebé. Me alegro de haber llegado a casa para 
celebrar contigo. 
La mano sobre mi coño se mueve hacia arriba en lugar de hacia 
abajo, y empiezo a protestar, pero la lengua de Alex se extiende para 
enredarse con la mía. Agarro su cabello y estiro mi cuello, inclinándome 
hacia él, tratando de acercarme, aunque no haya espacio entre nosotros. 
Palmea uno de mis pechos y gime, bajo y profundo. Jesús. Estamos tan 
jodidamente calientes. Esta primera ronda va a ser rápida y sucia. 
Alex me suelta la barbilla y da un paso atrás así ya no estoy 
presionada contra el cristal. Ahora que tengo espacio para moverme, trato 
de girar, pero aprieta su brazo alrededor de mi cintura. Con los labios 
sobre mi hombro, arrastra su antebrazo por el vidrio, limpiando la niebla. 
La puerta del baño está abierta y el ventilador está encendido, lo 
que permite que escape el vapor y evita que el espejo del tocador se 
oscurezca. A través del cristal con manchas de agua, tengo una vista 
perfecta de Alex, que tantea mi pecho con su boca sobre mi piel. Estoy 
tan contenta de haber usado mis lentes de contacto hoy. 
Es mucho más grande que yo. La cima de mi cabeza apenas llega 
a su barbilla cuando está derecho, y sus hombros son dos veces más 
anchos que los míos. Su presencia debería ser intimidante, pero sé que 
debajo de todo ese maldito músculo es el hombre más dulce, más 
romántico y sensible del planeta. A veces no puedo creerque me las haya 
arreglado para conseguir un buen bombón. 
—¿Quieres que te tome con calma? —pregunta, chupando mi 
cuello. Probablemente va a dejar algunas marcas. No es que importe; 
Llevaré mi cabello suelto, si ese es el caso. 
—No, gracias. Lo opuesto a eso sería bueno ahora mismo. 
Exhala un aliento duro. —Joder, te amo. 
Alex me sostiene contra su pecho con una mano cubriendo mi teta, 
sus dedos separados para que mi pezón se asome entre ellos. Una vez 
más, esto es intencional. Ama mis pechos casi tanto como ama al resto 
de mí. Es poco probable que lo suelte a menos que sea absolutamente 
necesario. 
 
29 
Su otra mano se desliza por mi estómago, y esta vez no se detiene 
hasta que alcanza mi clítoris. Comienza a frotar círculos, gentil pero 
insistente. Me agarro de su nuca por la posibilidad de que mis piernas 
decidan ceder. Cuando estoy jadeando y gimiendo, Alex baja, deslizando 
primero un dedo dentro, luego otro y otro. 
Esto es absolutamente esencial. No importa que hayamos estado 
juntos por un año o que me meta su polla monstruosa regularmente. Alex 
no tiene el tipo de paquete en el que puedo saltar sin ningún tipo de 
preparación. 
Es una aberración. Y por aberración, quiero decir que es enorme. 
Como para material del Libro de los Records Guinness a nivel mundial. No 
estoy exagerando en su nombre, tampoco. Alex y yo utilizamos mucho 
lubricante, aunque sobre todo para el sexo de pechos. Pero esta vez 
estamos en la ducha, y estoy mojada y resbaladiza, así que estamos listos 
para empezar. 
Sin embargo, creo que Alex tiene planes de que me venga antes de 
que entre en mí. Ha pasado más de una semana, así que no me siento 
tan paciente. Mis ojos están pegados a nuestro reflejo en el espejo. La 
ducha se empaña nuevamente, así que deslizo mi palma por la superficie 
lisa para despejarla, y luego alcanzo detrás de mí la polla de Alex. 
Ambos gemimos cuando deslizo la cabeza a lo largo de la grieta de 
mi culo, tratando de no tensarme cuando pasa por mi puerta trasera. 
Alex hace todo tipo de bromas sobre pasar tiempo allí, lo cual es 
imposible. Nunca encajaría en un millón de años. Nunca. No lo creo. 
—Santa… Violet, ¿qué estás…? —Hay un temblor de emoción en 
su voz, como si realmente pensara que podría ofrecerle dejarlo intentarlo. 
Pero luego paso mi Área 51 y lo alineo con la puerta número uno. No 
reacciona más que para doblar los dedos una última vez, y golpear ese 
punto especial, antes de retirarse. 
Sus labios son suaves sobre mi hombro. Su expresión se convierte 
en éxtasis cuando empuja dentro. —Dios, te extrañé mucho. 
—Yo también. Quiero decir, te extrañé. No a mí. 
La primera vez que tenemos sexo después de que ha estado ausente 
es siempre sorprendente, pero la segunda vez suele ser más intensa. No 
estoy segura de que sea el caso esta vez. Nunca he sido muy voyeur, pero 
ser capaz de ver lo que me está sucediendo, mientras está sucediendo, es 
impresionante. 
Aprieto una mano sobre el vidrio y amplío mi postura, dándome 
una mejor vista mientras Alex embiste y retrocede. No es de extrañar que 
los hombres estén centrados en las tetas o el castor, porque esto se ve 
fantástico. También se siente increíble, por lo que los dos combinados 
hacen que la experiencia sea fenomenal. 
Alex pone su mano sobre la mía, obligándome a inclinarme hacia 
adelante. Significa que no puedo ver tanto, pero va más profundo, y 
 
30 
todavía puedo ver su cara y mis tetas están rebotando, por lo que obtiene 
un pulgar arriba. 
—No voy a durar así —advierte Alex. 
—Está bien —gimo. Estoy cerca de todos modos. Me inclino y froto 
el botón del castor. 
—¿Quieres volver a hacerlo después de la ducha? —jadea, 
acelerando. 
Sus ojos se encuentran con los míos en el espejo, así que asiento. 
Su sonrisa es toda hoyuelos y satisfacción masculina primordial. Aparta 
mi mano del camino y toma el control de la fricción. 
No sé cómo puede hacer esto mientras todavía está empujando. Se 
necesita una cantidad increíble de coordinación. Es como cuando se 
supone que debes acariciarte la cabeza y masajearte la barriga al mismo 
tiempo. Son dos acciones muy discordantes, por lo que técnicamente 
debería ser imposible. Pero Alex es súper sorprendente, así que puede 
hacer ambas cosas. 
El cristal se sigue empañando incluso cuando lo limpio, tal vez 
porque estoy jadeando contra él, así que bajo la mirada a la mano de Alex 
moviéndose furiosamente entre mis muslos. Está en una misión para 
hacer que me venga, Dios bendiga su alma generosa. 
La siento entonces, la calidez reveladora que comienza como un 
hormigueo y se convierte en una quemadura. Llega rápido y golpea con 
fuerza. 
Alex es lo suficientemente considerado como para mantener su 
brazo alrededor de mi cintura para evitar que aplaste mi cara contra el 
cristal. Me agarro de todos modos, buscando algún tipo de tracción, 
porque dulce Jesús, todo lo que puedo ver son estrellas y unicornios 
galopantes y borrosos arcoíris. 
—Joder, sí, cariño. Te sientes tan jodidamente bien. 
Alex no usa excesivas blasfemias. En realidad, es bastante educado 
la mayor parte del tiempo, pero parece que pierde esa ventaja civilizada 
cuando tenemos sexo, más específicamente cuando me vengo. Me gusta 
que esté tan entusiasmado con eso. 
Su concentración feroz me dice que se está acercando. Desliza su 
brazo sobre el vidrio para despejar la niebla. 
—No me voy a venir dentro de ti —gruñe. 
—¿Por qué no? 
—Porque todavía quiero comerte el coño. 
—Buena razón. —¿Ves por qué lo amo? Es un planificador. 
Empuja dos veces más y se retira. Bombea su polla, gira a la 
derecha mientras giro y caigo de rodillas. Abro la boca y señalo mis senos, 
dándole opciones. Sus ojos rebotan entre los dos, su indecisión obvia. 
 
31 
Hago la elección por él cuando me inclino hacia adelante, envuelvo mis 
labios alrededor de la cabeza y chupo. 
Alex maldice como un camionero cuando se viene. Trago, porque 
es más educado que escupir. Cuando termina, cae de rodillas y me besa. 
Sin embargo, no invita mucho a la lengua, no es que lo culpe, ya que 
ahora tengo aliento de semen. 
—Es tan bueno estar en casa —dice. 
Estoy de acuerdo. Alex es el mejor lugar del mundo para estar. 
 
 
 
 
32 
3 
 
Traducido por Jadasa, Vane Black & Ann Farrow 
Corregido por Beatrix 
 
Alex 
 
Odio las alarmas. Especialmente cuando he pasado la mitad de la 
noche teniendo sexo. Con mi prometida. 
Violet gime desde debajo de su almohada y golpea la mesita de 
noche, al buscar su teléfono para poder apagarlo. Ruedo sobre ella, lo 
agarro y presiono para silenciarlo. Aparto la almohada del camino, busco 
a través de su cabello hasta que llego a su cuello. Beso su piel tibia por 
dormir, y le digo—: No vayas a trabajar hoy. 
—No puedo no ir a trabajar, Alex. 
—Haré que valga la pena. —Giro mis caderas contra su culo. 
Violet hace un ruido, como si apreciara dónde está mi polla, y lo 
duro que estoy, pero dice—: No puedo. 
—¿Por qué no? —Sueno quejumbroso. No es muy varonil, pero he 
estado sin Violet durante ocho días, y quiero compartir tiempo con ella. 
Hoy, su trabajo lo hace difícil. No me gusta lo difícil. Me gusta obtener lo 
que quiero. 
Violet me da un codazo en las costillas, entonces hago una flexión. 
Ella voltea. Intento poner una rodilla entre sus muslos, pero las mantiene 
juntas. En cambio, me veo obligado a montarla. Mi polla descansa sobre 
su estómago, la cabeza se clava contra su ombligo. 
Pasa sus dedos por mi mandíbula. —Hoy tengo reuniones con 
clientes. Buck necesita que revise algunas cosas para él, y tengo una 
presentación para la que prepararme. 
—¿No puedes reprogramarlas y hacer el resto desde casa? —
Intento sonar menos petulante, y más como si tratara de seducirla con 
la idea. 
 
33 
Exhala por la nariz. —No, no puedo. Además, si me quedo en casa, 
no haré nada. Entonces, tendré que quedarme mañana hasta tarde, lo 
cual no funcionará porquetienes un juego, y quiero ir. 
Suspiro, frustrado. No va a ceder. Ya lo sé. Violet puede ser terca. 
Me encanta esto sobre ella, pero también lo odio, porque significa que no 
cede por mí tanto como yo quisiera. —Simplemente deberías renunciar. 
Aprieta los labios y empuja mi pecho. Cuando no me muevo, lo 
hace más fuerte. —Córrete. 
—Eso es lo que intento hacer, pero no me lo permitirás. —Empujo 
mi pene contra su ombligo otra vez. 
—No estoy bromeando, Alex. Bájate de mí. 
Mierda. Está enojada. Usualmente, mis avances matutinos son 
bienvenidos, incluso cuando ya hemos tenido mucho sexo, y 
especialmente después de que estuve lejos por unos días. 
—Vamos, Violet. Sabes que estoy bromeando. 
Eso es una mentira. No bromeo en absoluto. No necesita trabajar. 
Jamás. Gano más que suficiente dinero para brindarnos a ambos una 
vida cómoda. Y a nuestros hijos. Cuando los tengamos. Eventualmente. 
—¡Mentiroso! Ahora deja que me levante. Necesito ducharme. No 
puedo ir a trabajar oliendo a tu esperma. 
Me doy por vencido y ruedo hacia un lado. 
Arroja a un lado las sábanas y se levanta de la cama. Está desnuda. 
Tan, tan desnuda. Su culo respingón se ve mordible cuando cruza hacia 
el baño y cierra la puerta. Ups. Quizás está por tener su período o algo 
así. Generalmente, no se irrita con facilidad. Bueno, si no puedo 
convencerla de que se quede en casa, al menos puedo disfrutar de sexo 
en la ducha antes de que vaya a trabajar. 
Me levanto y me dirijo al baño. Giro la perilla, empujo y no llego a 
ninguna parte. Lo intento de nuevo, pero la perilla no se mueve. —Nena, 
¿quieres abrirme la puerta? —grito. 
—Estoy en la ducha —grita en respuesta. 
—Oh, sí. Lo entiendo. Pensé que tal vez podría unirme. 
—Lo siento. ¡No puedo oírte sobre el agua! 
Obviamente, puede escucharme bien. Maldición. ¿Qué diablos hice 
mal? Bajo la mirada a mi erección y le doy una palmadita tranquilizadora, 
aunque tengo la mala sensación de que no voy a poder usarla como 
esperaba esta mañana. 
Cuando unos minutos más tarde deja de correr el agua, Violet toma 
duchas rápidas cuando no estoy allí con ella, apoyo mi frente contra la 
puerta y toco. Incesantemente. 
—Hay otros cinco baños en esta casa, Alex. ¡Si necesitas orinar, 
usa uno de ellos! 
 
34 
No digo nada, solo sigo golpeando. 
—Por el amor de Dios —refunfuña desde el otro lado de la puerta. 
Oigo la cerradura girar, así que retrocedo. Abre—. ¿Qué? 
Está cubierta por una toalla. Pero hay escote. —¿Por qué estás 
enojada conmigo? —le digo a sus tetas. 
Chasquea sus dedos en mi cara. Levanto la mirada. Sus mejillas 
están rojas y sus ojos brillan como llamas ardiendo, aunque no con 
lujuria, a pesar de que mi erección la señala, en espera de que la use 
como asa. 
—¿Por qué? —pregunta, incrédula. 
—Sí. ¿Qué hice? 
Levanta sus manos en el aire. —¿Qué hiciste? 
—No sé qué hice enojarte de esta manera, pero lo lamento, sea lo 
que sea. 
—Que ni siquiera lo sepas, es un problema. —Se da vuelta, pero al 
menos no me cierra la puerta. Lo veo como un progreso. 
Repaso los eventos desde que nos despertamos. Quizás mi 
problema fue rodar sobre ella, pero lo hago todo el tiempo. —¿Es porque 
mi pene estaba cerca de tu trasero otra vez? Prometo no intentar entrar 
allí. 
Resopla, abriendo el tocador. —No es un problema anal, Alex. 
Me rasco la nuca. —¿Es porque te pedí que te quedaras en casa 
hoy conmigo? 
—No. —Agarra su cepillo y lo pasa bruscamente a través su cabello, 
se encoge cuando se enreda en un montón de nudos. 
Mierda. Sé lo que hice mal. —Es porque dije que deberías renunciar 
a tu trabajo. No hablaba en serio, Violet. 
Una vez más, estoy mintiendo; pero no quiero que esté enojada. Y 
aún estoy muy duro, entonces sí puedo volver a simpatizarle, podría ser 
capaz de obtener algo de acción antes de que se vaya a trabajar. Estoy 
realmente excitado. 
Violet se da vuelta, su cabello húmedo me golpea el pecho. La 
cabeza de mi pene roza su cadera y empuja contra su estómago a través 
de su toalla. Usa la punta de su cepillo para empujarme hacia atrás, así 
mis partes emocionadas ya no la tocan. —Te das cuenta de que esta es 
la quinta vez en los últimos dos meses que me has dicho que debería 
renunciar a mi trabajo, ¿verdad? 
Sé que he dicho algo al respecto anteriormente, pero no me di 
cuenta de que fueron tantas veces. —Tuviste que trabajar mucho durante 
las vacaciones. 
—No trabajé toda la semana entre Navidad y Año Nuevo. 
 
35 
—Pero mi familia se encontraba aquí, por lo que no tuve mucho 
tiempo a solas contigo como quería. Y has trabajado hasta muy tarde 
desde entonces. Siempre jugamos a ponernos al día después de que 
vuelvo de los juegos fuera, y luego me voy de nuevo. No me gusta. Y estás 
enojada conmigo. 
Violet suspira, su expresión se suaviza. —Me siento frustrada. Mi 
madre y Sidney invirtieron todo ese dinero en mi educación. No quiero 
que se desperdicie. Y me gusta mi trabajo. Un montón. Soy buena en eso. 
—¿Qué pasa cuando tengamos hijos? No querrás trabajar 
entonces, ¿verdad? —Me estremezco por la manera en que he formulado 
esa pregunta y el cambio en la postura de Violet. Se tensa, y no en el 
buen sentido. 
—Espera. Ni siquiera estamos casados todavía; ¿por qué estamos 
hablando de hijos? ¿Y qué pasa con el plural? No hay nada de malo con 
ser hijo único. 
—Podemos hablar de eso más tarde. —Solo puedo imaginar que 
tan grandes serán sus tetas cuando esté embarazada. Estoy tan 
jodidamente excitado por eso: sus tetas, casarnos, que tenga a mis bebés. 
Llevo su mano a mis labios y beso sus nudillos—. No es malo que quiera 
estar contigo tanto como pueda, ¿verdad? 
—Querer pasar tiempo conmigo es diferente a querer que renuncie 
a mi trabajo. 
—Pero si no tienes que preocuparte por un trabajo, nos veremos 
más. No es que no pueda darme el lujo de cuidar de ti. Además, ocupas 
todas esas horas, ¿y para qué? Menos de cien mil al año. 
Aparta su mano de golpe, y presiona sus labios en una delgada 
línea. —Entiendo que ganas mucho más dinero que yo, pero eso no niega 
mi necesidad de tener un propósito más allá de ser tu prometida. Si no 
ganaras millones, mi salario sería realmente bueno. Incluso, genial. 
—Lo lamento. No quise decirlo en esa manera. —Arrastro una 
palma sobre mi rostro—. Es solo que… estoy en casa por menos de una 
semana, y luego de nuevo me tengo que ir, y vas a estar trabajando 
durante los próximos cuatro días. No me deja con mucho. 
Violet ajusta su toalla y apoya su mano sobre mi corazón. —¿Qué 
haría con todo mi tiempo libre si dejo mi trabajo, Alex? 
—Acompañarme a los juegos de fuera. 
—¿En el autobús contigo y el equipo? ¿Voy a volar a todas partes? 
¿Qué hay de las prácticas y sesiones de entrenamiento? ¿Iré también a 
esos, o me voy a sentar en una habitación de hotel? No, espera, pasaré 
todos los días en un spa, recibiendo tratamientos así me veo de veintitrés 
para siempre. 
—Algunas de las otras esposas… 
—No puedo pasar mi tiempo a la espera de que regreses de los 
juegos o de las prácticas. Sé razonable. Esa no es una vida. 
 
36 
Tiene razón. Violet no es el tipo de mujer que disfrutaría de los 
mimos interminables. Lo hará de vez en cuando, pero no es algo a lo que 
pueda ver que quiera acostumbrarse. Tiene suficientes dificultades con 
los pocos grandes que pongo en su cuenta cada mes. 
Esta conversación no está yendo como quiero. Agarro el cepillo que 
aún tiene en la mano y lo meto debajo de mi brazo. Luego tomo su mano 
y juego con su anillo de compromiso. El que le di en agosto. 
Todavía no hemos fijado una fecha. Las bodas estresan a Violet. 
Tiene urticaria cada vez que hablamos sobre eso. Aparentemente, tuvo 
una experiencia terrible con la boda de su madre; era solo una 
adolescente, y aún no la ha superado. He preguntado al respecto, pero es 
vaga con su explicación. 
—No me gusta estar lejos de ti —le digo—. Los juegos fuera son 
difíciles. Te extraño. 
—Yo también teextraño, pero eso no significa que debería 
renunciar a mi trabajo más de lo que deberías renunciar al tuyo. —
Arquea una ceja, como si estuviera esperando que de nuevo hable de 
más. 
Es astronómica la diferencia entre nuestros salarios anuales, pero 
no lo menciono porque no quiero cavar mi propia tumba. Y entiendo, y 
aprecio, su necesidad de un propósito, incluso si estoy siendo un idiota 
egocéntrico al respecto. —Siento que no tengo suficiente tiempo contigo. 
—Nos acostumbraremos a ello. La temporada acabará antes de que 
nos demos cuenta, y luego estarás en casa todo el tiempo y te volveré 
loco. 
—No me volverás loco. 
—No hemos estado viviendo juntos mucho tiempo, Alex. Solo 
espera. 
—¿Quizás cuando mis juegos sean en Chicago podrías ver si 
puedes trabajar desde casa de vez en cuando? ¿Crees que tu jefe 
aceptaría algo así? —La miro. 
—Puedo hablar con él —dice después de un momento. 
—Está bien. —Paso mi nariz a lo largo de su hombro hasta su 
cuello, luego sigo con mis labios. 
—Necesito alistarme para el trabajo —dice suavemente. 
—Te daré un orgasmo rápido. 
—Ya son las siete y media. 
—Seré súper rápido. —Empujo mi erección contra su estómago—. 
No quiero esperar todo el día para deshacerme de esto. 
—Ya estoy tarde, Alex. 
Beso su hombro desnudo, mordisqueando. —Que sea unos pocos 
minutos tarde. 
 
37 
Me detiene antes de que pueda tirar de su toalla. —Esta mañana 
tengo una reunión con un cliente a primera hora. No puedo llegar tarde. 
—Esperarán. 
—No deberían tener que hacerlo. No es profesional. —Nuevamente 
es rápida—. ¿Podemos esperar hasta que llegue a casa esta noche? En 
realidad, no tengo ganas. 
—Está bien. —Me alejo—. Podemos esperar. 
La dejo sola en el baño y me pongo un par de pantalones para 
correr y una camiseta. No pasa mucho tiempo para que mi erección se 
esfume, considerando que mi prometida me rechazó. Violet nunca 
rechaza el sexo. Nunca. Debo de verdad haber presionado sus botones 
esta mañana. 
Intento redimirme haciendo una taza de café. Y tuesto un panecillo 
para ella, untándolo en queso crema sin lactosa para que no tenga que 
irse a trabajar con hambre. 
Esta mañana definitivamente no está yendo según lo planeado. 
Violet se precipita por las escaleras a las ocho y cinco. La encuentro 
en la puerta con su taza de viaje y su panecillo. —¿Qué es esto? 
—Desayuno. Es ese café moka que te gusta y uno de esos panecillos 
tostados franceses con queso crema extra sin lactosa. 
Me abraza y apoya su mejilla en mi pecho. Devuelvo el abrazo lo 
mejor que puedo con las manos llenas. —Gracias. Lamento haberme 
enojado contigo esta mañana. Es solo que mi trabajo es importante para 
mí. Ya me cuidas en muchos niveles. Ya ni siquiera tengo que lavar mi 
propia ropa. Más allá de necesitar un propósito, no quiero perder el 
conjunto de habilidades que he adquirido, porque Dios sabe que me falta 
mucho en el departamento de limpieza. Además, ya tenemos a alguien 
que viene y hace todas esas cosas en las que no soy buena. No tenemos 
hijos, y no haremos ninguno pronto. No creo que pueda pasar todo el día 
actualizando mi perfil de Facebook y usando latas enteras de laca 
Aquanet en mi cabello. 
Se refiere a mi madre con esa última parte. —Creo que usa Aussie. 
—La misma diferencia. 
—Aussie huele un poco mejor. 
Violet me suelta, pone sus manos sobre mis hombros y besa mi 
barbilla. —Le daré a Súper PM un abrazo grande y cálido cuando llegue 
a casa esta noche, ¿está bien? 
—Difícilmente podemos esperar. —Dejo caer mi cabeza para poder 
darle un beso real, con algo de lengua. 
Violet agarra mi camisa, inclinándose hacia atrás mientras sigo 
inclinándome. —Realmente tengo que irme —murmura alrededor de mi 
lengua. 
 
38 
—No te voy a detener. 
Se da cuenta de que estoy en lo cierto. Mis manos están llenas. No 
mantengo nuestras bocas fusionadas, ella lo hace. Me suelta y respira 
largamente. Sonrío, al haber logrado que no esté enojada conmigo más, 
y ahora probablemente esté pensando en sexo. Bien. No puede ocuparse 
de sus necesidades en la oficina de la misma manera que yo en casa. 
Todo el maldito día, si quiero. 
—Te veré esta noche. —Le paso el panecillo y el café y abro la puerta 
que conduce a la cochera. 
Violet se detiene en seco. —Mierda. 
Su auto no está en su lugar. —¿Dejaste el auto en el camino de 
entrada? —A veces hace esto. Violet no es la mejor parqueando. Abolla 
las esquinas o golpea los espejos todo el tiempo. Usualmente conduzco 
cuando estamos juntos, principalmente para no perder la cabeza. 
—Está en el trabajo. Charlene me trajo a casa. 
—Te llevaré. Me da más tiempo contigo. —Beso su mejilla. 
—Eres muy bueno para mí. Te amo. —Luce arrepentida ahora. 
—Quiero cuidarte tanto como me dejes. —Le doy una palmada en 
el culo—. Sube al auto; Me pondré los zapatos. 
Violet agarra las llaves del SUV y vuelvo adentro, espero hasta que 
no pueda verme antes de sonreír. Estoy ganando todo tipo de puntos. Es 
perfecto. Prepararé la cena cuando llegue a casa, y luego ella podrá ser el 
postre. En ese momento, mi comentario sobre que renuncie a su trabajo 
debería estar casi olvidado. 
Violet está en el coche devorándose su panecillo mientras me 
deslizo en el asiento del conductor. Levanta su mano para cubrirse la 
boca. —Esto está tan bueno. 
—Extra cremoso, de la manera que te gusta. —Estiro mi brazo por 
el asiento para poder frotar su nuca mientras salgo de la cochera. Los 
chicos de mantenimiento han vuelto a pasar, por lo que el camino de 
entrada está despejado, pero las calles no están en las mismas 
condiciones. 
—Tan cremoso. Siento que te debo una buena mamada o algo por 
negar a la Súper PM esta mañana. 
—Echa de menos tu boca —le digo, como si mi pene es realmente 
una persona. 
Violet lo nombró, lo viste de vez en cuando, e hizo una escultura de 
plastilina Play-Doh, así que supongo que de alguna manera se define por 
sí mismo. 
—Eso es porque en serio doy asombrosas mamadas. —Da un 
mordisco a su panecillo y el queso crema sale por la comisura de su boca, 
como lo haría el semen si hubiera decidido chuparme en el auto. 
 
39 
—Eso es verdad. —Muevo mi erección en mis pantalones para 
correr, así que sobresale, haciendo una carpa en ellos. La cabeza 
descansa sobre la base del volante, cubierta por una tela gris. 
—Guau, estás realmente entusiasmado por una mamada, ¿eh? 
—Oh, sí. Siempre estoy entusiasmado acerca de tu boca en mi 
polla. 
Violet toma otro bocado de su panecillo, ajena a mi sugerencia. O 
tal vez la ignora. Entonces trato de ser más obvio. Bajo la pretina para 
que mi erección salga, el aire frío hace que mis bolas se tensen. 
Violet baja la mirada. —¿Qué estás haciendo? 
—Dijiste que te sentías mal. Hago que sea más fácil aliviar tu 
conciencia culpable. 
—Usar más de una palabra difícil en una oración no va a hacer que 
te dé una mamada en el auto. 
Le acaricio la nuca. —Me has dado mamadas en el auto antes. 
—Sí, pero eso fue en el verano, y estábamos en carreteras 
secundarias, no en el medio de la ciudad. —Hace un gesto hacia el tráfico 
que nos rodea, que se llena rápidamente mientras discutimos. 
—Las ventanas están teñidas. Nadie puede ver. 
—Los caminos están resbaladizos. No quiero que tu atención se 
divida entre yo subiendo y bajando en tu polla y conducir. Esto no es 
Canadá, Alex. No todos aquí creen en los neumáticos para nieve. Necesito 
que te centres en nuestra seguridad, no en lo cálida y húmeda que está 
mi boca, ni en lo lejos que puedo llevar tu pene por mi garganta. 
—¿Solo por un minuto? —Estoy suplicando en este punto, pero es 
muy descriptiva, puedo imaginar lo bien que se sentirá. 
—No puedo entrar al trabajo con labios de mamada. —Se mete el 
último pedazo del panecillo en la boca, empujándolo hacia un lado por lo 
que una de sus mejillas se hincha, recordándome exactamente cómo se 
ve cuando hace lo que estamos hablando, menos el masticar.

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